¡Concurso Señorita Lagarto! [Libre][Cerrado]

Miré como la bruja me guiñaba un ojo al pasar. Si no fuera por la nariz rota, en ese momento me hubiera planteado seguirla mientras la miraba por detrás... Pero en ese momento simplemente me ajusté como pude, y agradecí en silencio el comentario del virrey con una pequeña inclinación de cabeza antes de declarar:

- No negaría un poco de ayuda con esto. Pero me valdrá con un poco de calmante para mitigar el dolor. Imagino que la famosa casa de drogas me dará lo que necesito... Aun tengo un concurso que ganar, Virrey. No es algo que este dispuesto a perderme.

Me gire con intenciones de aprovisionarme lo suficiente como para estar feliz el resto de la mañana, pero me giré un ultimo segundo mientras caminaba hacia atrás.

- Kaladar, por cierto. - Le dije sonriente al Virrey, que pareció hacer un gesto con ambas manos hacia su espalda. - Podéis llamarme Kaladar.

Sin decir nada más, me fui a la tienda de drogas.
Al parecer, el espectáculo con la bruja había dejado claro que el virrey tenia intenciones de tratarme, por lo que me dieron un sedante básico a base de hierbas que me pusieron en la parte superior del paladar. Sabia a rallos, pero pasados unos minutos pude notar como cumplía su propósito: El dolor de la nariz mitigaba. El aspecto era igual de feo.
Dando un suspiro mientras me miraba en un charco de orín de la ciudad la cara, me encamine hacía la tarima, donde la enana de antes estaba llamando a los participantes por sus nombres. Parecía que aun quedaban en concurso unas cuantas personas. No tenia mucha idea de que iba a ir la cosa, pero procure ponerme en dirección completamente opuesta a donde estaba llamándonos la enana. Busque de mientras con la vista a los jueces, que en esta ocasión parecía que solo subía a la zona del jurado el Virrey. "Seguramente se haya desmayado..." Pensé para mi sobre la bruja.

Tras una breve introducción de esa parte del concurso, se nos explico a todos que nos harían unas preguntas para conocer nuestra opinión sincera. Trate de guardarme la sonrisa que crecía en mi interior ante lo ridícula de la situación. Cerca de la mitad de esa linea que habíamos formado en la tarima, parecía que el hombre de las sillas había conseguido una improvisada muleta y estaba, sin duda ninguna, aun dispuesto a dar por culo en ese concurso.

- ¿Que opinas de la reciente guerra que tubo lugar en la capital con los vampiros, concursante? - Preguntó la enana al primero.

Era el hombre que se había hecho pasar por dos géneros a la vez. El concursante pareció dudar un segundo, pero luego declaro, bastante seguro:

- Creo que las guerras son importantes. Son cosas que pasan y que cambian. Siempre que sea con un buen objetivo, las guerras son buenas.

La gente del publico lo miró dudosa. Hubo un grito en mitad del silencio que dijo algo así como "mi hermano murió, hijo de puta". La presentadora parpadeo un par de veces antes de pasar al siguiente concursante, con una pregunta distinta. Cerré los ojos y pensé. Aquí no habría otra que tratar de engatusar al publico con palabras bonitas y sin trucos. Tocaría improvisar. Esperé a que llegara mi turno tratando de pensar en algo ingenioso.

Levante una ceja con una sonrisa al oír la respuesta de la susodicha Betty. Como mínimo, había sido inesperada.  Tanto que tuve que reírme un poco y me desconcerté cuando vino a verme la enana, ya acabando la parte que consistía esa extraña prueba de respuestas a valorar por el único y extraño jurado que era ese misterioso hombre.
Finjí mantener la calma  mientras le sonreía a Brenda.

- Y con este llegamos al ultimo de los participantes de la prueba... El maestre de ceremonias y brujo, Kaldrimor!

Hubo una pequeña ovación a la que correspondí con una breve y pequeña reverencia que, al mirar al virrey, alargue y exagere de forma mucho más visual. La forma de vitoreare fue reduciéndose y Brenda aprovecho para hablar de forma alta y clara, sobreponiéndose al murmullo que quedaba de fondo.

- Bien, Kaldrimor... ¡Has llegado a la segunda ronda del concurso, y vas a dar fin a esta misma! - Hizo una pausa que yo aprendí para cambiar el peso de una pierna a la otra.

Si bien estaba algo nervioso porque no sabia bien por donde me habría salido ese extraño Virrey, siempre tenia la oportunidad de improvisar, como siempre hacia con ese tipo de situaciones. Asi que respire hondo y me preparé para esa pregunta:

- ¿Cuales son tus mayores virtudes y defectos?

Tome en consideración la pregunta. Quien la formulaba. A quien iba dirigida y que posibles significados tendría cada respuesta. Mire con la cabeza gacha al virrey, que aun que no podía distinguirlo con claridad, supe que tenia una sonrisa en su rostro en ese momento.
Tras meditarlo un instante decidí.

- Seria el ser capaz de mirar a alguien a la cara y mentir. Es mi maldición y bendición a la par.

Todo el publico calló para tratar de entender.

- Como por ejemplo... - Me giré hacia el resto de concursantes en el escenario. Con una sonrisa y un aplauso, empece a animarles. - Sois sin duda lo mejor de este concurso. Os felicito, porque vais a ganar.

Me volteé hacia el publico ante la extraña mirada de Brenda mientras, con duda en sus ojos, el publico empezaba a aplaudir confuso. Los concursantes se miraron entre si, y trazaron una extraña reverencia o saludo a falta de saber que hacer. Sin más, aun con mi ferrea sonrisa, me acerque al borde del escenario y hice un gesto bastante expresivo de "Basta". El publico se detuvo. Luego me giré hacia ellos.

- ¿Veis? De verdad os habéis pensado capaces de ganar cuando no tenéis posibilidad ninguna.

Reinó el silencio. Yo me giré explicitamente hacia el Virrey.

- Quien va a ganar este concurso seré yo, que sin duda, lo hare mejor que ningún otro participante.

Mientras volvía a mi sitio, todavía con la sonrisa en el rostro, note varias cosas. La primera, que el publico estaba expectante de que haría después. La segunda, era que sin lugar a dudas, me había enemistado con todos los participantes.

Brenda me miro mientras volvía a mi sitio. Yo le guiñe un ojo.

- Esa es mi mayor virtud y defecto.

Tras tal declaración de supremacía por mi parte, estaba claro que me había ganado enemigos... Y por suerte para mi, quizá tambien habia ganado un aliado.
Cuando el concurso finalizó de forma oficial, el mismo Matthew vino a declarar el vencedor... Ergo, moua.

- ¡Hermosa gente de Ciudad Lagarto! Primero y principal quiero agradecerles a todos el haber venido hoy al Primer Concurso de Señorita Lagarto, todo esto no podría haber sido posible sin ustedes ¡Aplausos!

Hubo un breve momento de aplausos. Se fue apagando tenuemente ante la poderosa mirada del Virrey.

- Pero además hay que darle un especial reconocimiento a todos los participantes, a quienes están y a quienes dejaron sus vidas en este escenario. Bien, no dilatemos más el asunto. El ganador del concurso es… ¡¡¡El Maestro de Ceremonia Kaldrimor!!!

Sonrei sin ningun tipo de reparo y me dirigi junto con el señor Owens. A paso decidido, mientras tomaba un poco de "polvo mágico" y lo arrojaba encima del publico con otra sonrisa. Hice una reverencia al llegar a su lado y espere pacientemente a que Brenda me colocara una modesta y ridicula corona que me ajuste en la cabeza mientras le guiñaba el ojo a la chica mellada del primer truco.

-Anda, dile unas palabras al público, Mi Querida Señorita Lagarto - Dijo Matt mientras se acercaba y me daba un beso en la mejilla junto con un abrazo. - Luego revisa tu bolsillo.

Sin más, se alejo. Yo enarque una ceja mientras, me giraba hacia el publico.

- Seré breve: Esto ha sido un gran concurso en el que he conocido a encantadoras personas... Espero que hayáis disfrutado del espectáculo y que la ciudad siga tan viva como hasta ahora. Un placer. Un gusto... En especial a ti, mi bella ayudante. - Con ese ultimo comentario le guiñe un ojo a la mellada de nuevo, que esta vez se sonrojo un poco mientras sonreía. - Gracias y hasta la próxima.

Me dirigí entonces a la parte de atrás para notar como, evidentemente, tenia una nota en el bolsillo. Al leerla, sonreí mientras me quitaba el sombrero y lo arrojaba a un charco de orín mientras hacia camino hacia el palacio. Tenia una cita con un virrey.

- Y mi padre diciendo que nunca llegaría a nada...