Un avistamiento que nos lleva a algo familiar [Privado]

El dolor era intenso, se acentuaba cada vez que intentaba hacer un movimiento extendido con mi brazo, o aplicar fuerza para mover algo, y solo se calmaba cuando dejaba mi brazo en reposo, siendo ayudado por una venda que iba alrededor de mi cuello para dar soporte. No sabría explicar cómo era el dolor, pero se sentía como si un animal de cabeza dura, como un bisonte, se hubiera molestado contigo y hubiera cargado contra ti para darte un cabezaso, y para más remate, la única idea que se hubiera ocurrido hubiera sido intentar detener el impacto con tu hombro izquierdo.

… no es que tuviera experiencia en eso…

- La herida ya no se abre, pero se siente como algo me hubiera pegado fuerte – ejem… – y no hubiera quedado evidencia de moretón.

Habían pasado algunos días de aquel incidente en donde Zöe había sido capturada, y fuimos con Sango a su rescate. O esa fue la impresión que le dimos, que con el caos en las que se dieron las cosas, casi todos los roles se repartieron equitativamente entre todos. Solo después de que dejaramos el pueblo donde pasamos la noche es que la paz vino gradualmente mientras viajabamos al norte.

Como era de esperar, Zöe seguía siendo no muy comunicativa mientras viajamos. A veces hablaba cuando le preguntaba datos sobre la flora, la fauna, o sobre curiosidades varias. Aunque los datos que me daba sobre las hojas de té eran formidables, en realidad le consultaba sobre esas cosas para que hablara un poco más conmigo. Y si lo pensaba en retrospectiva, era algo patético. Pero al final del día, solo podía alegrarme por las batallas que ganaba. Y creo que no se daba cuenta, aunque a veces intentaba entablar comunicación conmigo de forma algo extraña, como si estuviera al tanto de que los humanos y seres distintos a ella necesitaban la comunicación social dentro de sus vidas, pero desconociendo cómo funcionaba. Se le notaba porque siempre que lo intentaba lo hacía con una sonrisa que no le iba muy natural.

Así fueron los días, hasta que llegamos cerca del enorme lago Heimdal. Lo vi en un momento en mis viajes con Wood, pero no nos detuvimos mucho a apreciarlo, debido a que muchas tribus licántropos hacían de este su territorio. Pero con la plaga y la guerra, lentamente muchas de esas tribus se marcharon a zonas más vírgenes y lejanas de tantas desgracias. Eso no quitaba que fuera menos riesgoso, puesto que caminos así terminaban siendo ideales para ladrones y bestias ajenas al lugar.

Y con la llegada de la noche, las cosas siempre tendían a empeorar.

- Necesitaremos encontrar un lugar relativamente seguro para acampar – aunque sabía que Zöe era de las que esquivaban el sueño, podía ocurrir que un ataque que nos sobrepasara en números nos dejara vulnerables, o una de esas ordenes de actualización de su cabeza podía dejarla a merced como la vez pasada - ¿Te parece bien si me transformo en Dragón y hago un reconocimiento de la zona?

Casi en mi cabeza podía escuchar el regaño de Zöe que, aunque fuera con esa voz neutral de siempre, se sentía como si fuera una esposa regañando a su esposo por darle mal ejemplo a sus hijos sobre botar la basura en la calle.

- Si, sé que mi brazo no está al 100%… osea, el hombro – me corregí. Se me cruzaron las palabras ahí, no se por qué – Pero la herida se encuentra cerrada, y por transformarme no se abrirá – dolería como si un Yak te pegara con sus patas traseras en la panza, pero iba a omitir esa información – y necesitamos saber si hay un lugar seguro en donde podamos pasar la noche.

Sabría que me daría con una tabla si no fuera Bio, pero la verdad es que eso pasa cuando se me cruza una idea que, para mi, es necesaria llevarla a cabo: lo termino haciendo de todas formas para, luego, disculparme con la persona de manera repetida, como si hubiera hecho algo muy ofensivo. Y para después darme cuenta que no era la gran cosa, y que me estaba disculpando por la nada.

- …

Los cielos del lago eran de un color naranja que cubría todo como un manto que parecía llegar hasta donde alcanzaba la vista. Desde el cielo se podía ver mejor el lago y su extensión, la cuál todavía no me permitía ver hasta el otro lado del mismo. Uno que otro barco que se dedicaba a la pesca iba de vuelta a la orilla, probablemente de alguna casa cercana o muelle donde las familias del lugar salían a zarpar. Cuando pensaba en ello, recordaba lo raro que era encontrar pescados en el mercado de Dundarak. No es que fueran escasos en si, sino que los precios que usualmente cobraban por traerlos, ya fuera de pueblos pequeños o de los grandes barcos de Lunargenta, no hacía que muchos quisieran comprarlos en comparación a, por ejemplo, carne de bisonte, conejo, brambo, o lo que encontrabas en las estepas. Solo recuerdo haber lamido uno, y fue tanto el asco que me dio que me impresiona que no hubiera sentido rechazo a cuando Wood me invitaba a comerlos cuando estabamos de viaje.

En mi lomo se encontraban las tres pequeñas criaturas de Zöe. Todavía no me aprendía los nombres, sé que uno se llamaba Sebastián y otro Hataq. La pequeñita era… Ah, era Amar. Mientras que el más violento hacía como que disparaba desde donde estaba, además de hacer como que lanzaba cosas desde arriba, la pequeña Amar me abrazaba del cuello y miraba la puesta del sol como si fuera algo maravilloso. Aunque dejé en mi lomo a Seba, tuve que llevarlo en mis manos cuando casi se cae por estar bailando. Continuó moviendose, en todo caso, ese tipo de detalles no parecía hacerlo detenerse.

A veces me preguntaba qué le había enseñado Zöe…

Después de sobrevolar el lago y el bosque alrededor, encontré una zona que parecía ideal para acampar. Parecía ser un punto de reunión entre viajeros, ya que habían rastros de que alguien había acampado ahí hace mucho, y no parecía haber arbustos que atrajeran osos u otros animales. Decidí volver con Zöe, descendiendo un poco lejos de ella para que el viento no la botara al suelo, aunque eso no evitaba que sus ropas se movieran de manera incontrolable por todos lados. Menos mal que no ocupaba vestidos, sería bastante vergonzoso supongo… aunque ella no era de esas.

Los pequeños se bajaron de encima mío para volver con su creadora, mientras que también me acercaba a Zöe con mi forma de dragón. No me quise transformar de vuelta, porque… me dolía el hombro de manera bestial, y si volvía a mi forma humana, se iba a poner peor por ser el mismo dolor pero en una zona muscular comprimida. Así que me acerqué a ella, y le hice un gesto con mi otro brazo para que, si podía, me hiciera un masaje en la zona afectada. La herida permanecía cerrada, y no parecía haber riesgo de que se abriera, sobre todo si aguantó el estrés del vuelo…


… pero me dolía tanto. Como me arrepiento de haber hecho eso…

Me acosté en el suelo, como un perro que estaba cansado, y me dejé llevar por las manos de Zöe. Ya podía sentir el regaño que me vendría, pero estaba dispuesta a aguantarlo si ponía sus manos encima de mi.

Mi falta de habilidad para la comunicación se hacía aún más evidente cuando tenía que estar largos trayectos acompañada de un orgánico. A la vez, ellos eran muy diferentes entre sí en relación a esa actividad, algunos se mantenían tan silenciosos como yo, otros hablaban por sí mismos, sin necesidad de que les contestara. Y otros eran como Siria, quien buscaba algún tipo de respuesta de mi parte.

Aunque ella no lo supiera, gran parte de mi sistema estaba trabajando en un intento por poder sostener una conversación amena y eficiente con ella. Aun con todo el esfuerzo que me conllevaba, parecía que los resultados eran positivos, Siria se mostraba en líneas generales de buen humor, y eso era bueno.

-La herida esta sanando correctamente ¿Si? Es una buena noticia – Le sonreí – Ahora es importante que no realices movimientos bruscos o te involucres en situaciones que pudieran ocasionarte algún daño – Claramente no podía obligar a la dragona a que me hiciera caso, pero intentaba que entendiera que mis concejos estaban fundados en argumentos sólidos y pronósticos reales.

Con la proximidad de la noche nuevamente estábamos ante la complicación de buscar un sitio donde acampar. [ANALIZANDO] la zona en la que nos encontrábamos tenía varios lugares que podríamos usar. Pero Siria tenía otra idea, cuando escuche su propuesta de dar una vuelta transformada en dragón mi primera acción fue negar con la cabeza.

-No es buena idea, será doloroso y puede dañar el tejido interno ¿Correcto? – Incline la cabeza mientras analizaba los motivos que daba Siria, era cierto que necesitábamos ver el lugar – Prefiero ser yo la que de una vuelta mientras tu descansas – De todos modos la dragona insistió y yo no podía hacer nada para detenerla – De acuerdo, esperare aquí a que regreses –

Me senté exactamente en el sitio donde estaba, vi a Siria transformarse [ANALIZANDO] podía notar los gestos de dolor en su rostro aún cuando había pasado ya a su otra forma, esperaba que estuviera bien. La vi levantar vuelo y no me moví de mi sitio, con la mirada perdida en el paisaje espere a que volviera.

Cuando regreso me puse de pie, el viento agito mi cabello y mis ropas, entrecerré los ojos para que la tierra no me cegara y me acerque a Siria. No era necesario que hablara para que me diera cuenta que el dolor había aumentado, camine alrededor de ella hasta situarme junto al hombro herido, la cicatriz seguía allí y no había señales de sangrado, pero la falta de uso de los músculos seguro le estaba produciendo un gran dolor.

-Debería haber hecho que estiraras los músculos durante algunos minutos antes de iniciar el vuelo, lo siento – Había sido un descuido por mi parte, confíe en la capacidad de evaluación de su propio cuerpo de Siria y ahora estaba pagando las consecuencias - Resiste, tengo unas horas que podrían ayudarte – Saque unas Hojas del Rey y las aplaste para que salga su jugo, luego lo apoyé en donde estaba la cicatriz y masajee con mucho cuidado – Si te duele házmelo saber ¿Si? No sé cómo es la anatomía de los dragones – Ni su resistencia, pero si Siria decidía continuar en esa forma debía tener sus motivos.

El muchacho correteó con esfuerzo por la orilla del lago, sus carcajadas ahogando el chapoteo de sus pies en el agua. Había llegado allí al inicio del atardecer y ahora, tras un buen rato de juegos, el Sol parecía hundirse en medio del lago tiñendo las aguas de tonos rojizos, púrpuras y azules. Gwynn se detuvo para apreciar la inmensidad uniforme que se extendía en el horizonte reflejando las nubes en lo alto, como un desdoblamiento del cielo mismo.

El espectáculo le recordaba a la Laguna Astral, un pequeño cuerpo de agua frecuentado por su clan durante los rituales de la Luna. Los enormes árboles de la Arboleda y su exuberante vegetación protegían el espacio completamente del viento, permitiendo que la oscura, perfecta superficie de la laguna reflejase en la noche con absoluto detalle el cielo nocturno, como si se tratase de una ventana al firmamento.

El licántropo contuvo el aliento imaginando el inmenso lago reflejando la Noche entera cuando las últimas luces del día se apagasen. Cerrando los ojos lanzó un aullido agudo hacia las brasas moribundas del Sol sobre el horizonte. Su voz humana no podía viajar en el aire como lo hacía en su piel de lobo, pero poco importaba. Este era un aullido dedicado a los espíritus y los dioses. Ellos siempre podrían oírle.

Cuando abrió los ojos una sombra en el cielo cobrizo le obligó a elevar la mirada esperando ver un águila buscando peces, una garza o un cisne, quizás. Gwynn ahogó un grito. Allí, en lo alto, una criatura como ninguna surcaba el cielo con alas sin plumas. El pequeño tardó un momento en asociar la aparición con las historias que había oído sobre los pueblos en el Norte, gente que compartía un Regalo similar al suyo.

“Un dragón...” murmuró estirando una mano hacia la criatura como si pudiese tocarla en el cielo con sus dedos.

El eco de un grito desesperado resonó en las piedras de la orilla retornando la atención del muchacho a la tierra. No podía ver la fuente desde la pequeña bahía donde se encontraba. ¿Quizás algo al Norte? Gwynn dejó el agua y echó a andar tan rápido como los guijarros y gastadas ramas le permitían a sus pies.

No tardó en encontrar el origen del grito; junto a un brazo de roca que se perdía en el lago una mujer se arrastraba como una serpiente moribunda sobre las piedras empapadas a escasos pasos de distancia de una barcaza.

El muchacho se acuclilló medio oculto entre las rocas y observó a la mujer con atención. Parecía ser joven, pese a su cabello cano, y se movía con la elegancia de un lagarto cojo. ¿Una humana intoxicada por alguna de sus bebidas, quizás? Gwynn se acercó sigilosamente un puñado de pasos. Sólo entonces reparó en las ataduras en las manos y pies de la joven. El muchacho oteó las cercanías. Sus ojos en esta piel poco podían ver en la penumbra, pero si había humanos cerca seguro llevarían algún tipo de luz. Al fin y al cabo, pocas cosas les aterraban como la oscuridad en el bosque.

“¿Estś bien?” preguntó acercándose cautelosamente. Gwynn observó las ataduras con cuidado. Correas. No podría cortarlas fácilmente con sus colmillos en su piel de lobo.

“Espera, te ayudaré. ¡No te muevas, volveré en seguida!” exclamó echando a correr hacia los árboles sin esperar respuesta. En la penumbra encontrar una piedra de sílex probó ser una verdadero desafío por lo que se conformó una pequeña piedra de cuarzo que partió usando un trozo de granito.

“¡Lo siento!” exclamó al volver junto a la joven. “No te muevas...”

Las correas mojadas probaron ser un digno adversario y para cuando logró cortarlas sus dedos se sentían adoloridos y entumecidos.

“¿Qué haces aquí?” preguntó el pequeño licántropo arrojando la piedra a las aguas oscuras del lago. "¿Puedes moverte? Ah, yo soy Gwynn. Um, ¿tú?"

Si hubiera dependido de mi corazón, y del tiempo, me hubiera quedado ahí quieta durante horas, acostada en el suelo mientras Zöe hacía lo suyo. No porque me doliera en si, sino porque con lo que me había echado, lentamente el dolor podía volver a contenerse y a ser más que soportable. Se sentía bien, de hecho, como cuando uno se lesionaba cuando corría y se caía, y cuando mamá hacía esos masajes que hacían espantar el dolor y la zona comenzaba a relajarse y a sentirse bien.

Zöe me dio una explicación, que era algo que la cabeza liberaba cuando nos hacíamos heridas o cuando nos dañabamos el cuerpo. ¿Como que se llamaba? ¿Miformina? ¿Endormina? No recuerdo bien, pero sonaba complicado y difícil de entender, pero me imaginé que era algo como magia que hacía el cuerpo para evitar que el dolor volviera loca a la gente.

Cuando el dolor pudo ser controlado, como que le di a entender a Zöe que iba a levantarme, tomando una de mis ropas en el proceso, lo que era señal de que iba a transformarme de vuelta a mi forma humana.

- Lo siento Zöe, creo que yo tampoco entiendo bien de la fiso… fisinio… del cuerpo de los dragones – siempre me costaba decir la palabra Fisonomía, aunque creo que Leveru también me corregía de que esa no era la palabra correcta – Creo que necesitaremos que Leveru nos eduque un día de estos.

No habían muchas personas a nuestro alrededor, y considerando que Zöe no era alguien que le importase el físico, no sentía tanta vergüenza de que me viera algo desnuda después de transformarme de vuelta. Osea, creo que si no fuera por las reglas de etiqueta, muchos Bios como ella caminarían como los Dioses Dragones nos trajeron a este mundo.

Ahora que lo pensaba… ¿acaso Zöe estaba mejor dotada que yo en el departamento de curvas? Osea, no es que estuviera celosa, para nada, pero… me daba la impresión de que, como decíamos en la estepa, tenía mejor “cuero” que yo. Hasta mi papá giraba la mirada cuando Zöe pasaba a su lado, bajando su mirada hacia sus caderas. Y no solo eso, su cintura era delgada y, si no fuera por el peso que usualmente tenía, diría que daba la impresión de frágil. Y su delantera era… ¿como decirlo? ¿Han tenido un conocido que, cuando se dedica a dibujar a una mujer, o a esculpir la figura femenina, a veces se da el lujo de hacerlas como quiere? ¿Con más busto, más delgada de cintura, con muslos más fuertes, con espalda más esbelta, con rostro más joven, de pelo más largo?

Me quedé pensando en si quienes la hicieron Bio se aprovecharon para modificar su cuerpo a algo que a ellos les gustara más.

Por cierto, todas estas cosas las sabía porque abrazaba mucho a Zöe cuando todavía viviamos en la estepa, ¿está bien? Nada de sacar conclusiones rápidas.

- Encontré un punto más adelante, a algunos metros del… - iba a decir noreste, pero ya sabía lo que pasaba cada vez que daba indicaciones, como cuando estaba con Wood - … por allá, creo. Estaba a algunos metros del lago, pero era un lugar donde había indicios de que muchos viajeros hacen sus fogatas ahí para pasar la noche.

Estaba a medio vestir, con unos pantalones de tela y blusa que ocupaba bajo mis usuales ropajes del norte, para evitar que la tela irritara mi piel y para que, en momentos de intenso calor, pudiera sacarmelas sin estar semi-desnuda por todo Aerandir. Estuve a punto de vestirme, cuando me detuve y… bueno, me entró curiosidad por saber más de Zöe.

- Zöe, una consulta – le dije, interrumpiendo lo que estaba haciendo – Ehm… como decirlo, esto… pues… - aunque no sabía exactamente cómo comenzar - … ¿sabes si tú… ese cuerpo… pues… originalmente eras así antes de ser una Bio, o…? - cuando estuve a punto de hacer esa pregunta, no pude evitar mirar mis propios atributos, lo que me hizo sentir como si mirara hacia un abismo oscuro, lleno de desesperanza y vacío espiritual - ¿… o los que te crearon te cambiaron la figura del cuerpo? No me refiero a las partes metálicas, digo… por ejemplo, el ancho de tu cadera, o cintura, o pechos…

… ¡¿Por qué le estaba preguntando eso?! Osea, no era una pregunta con malicia ni nada parecido, es que… no sé, ¿por qué estaba pensando en esas cosas justo ese día? En realidad, no era algo que conversara con mis otras amigas, o familia en realidad, porque no muchas veces teníamos la oportunidad de vernos las figuras. Ya saben, por eso de sobrevivir el frío del norte y todo eso, pero cuando me daba cuenta, no es que tuviera muchos modelos como Zöe. Quizás por eso Sango estaba sonrojado con ella la otra vez. Y estaba Wood, aunque siendo justos, cuando dormíamos juntas, normalmente ella estaba en su forma de lobo, por lo que el tiempo para discutir sobre ello no ocurría muchas veces.

Pero ahora que lo pensaba, las caderas de Wood y las de Zöe…

¡Ahg! ¡¿Estás pensando en cosas raras de nuevo?!

¡Tonta Leveru que me dio una novela romántica entre mujeres cuando le pedí que me diera algo para aprender a leer con Wood! ¡Tonta Sirena que me robó mi primer beso y comenzó a seguirme, alagando mi cuerpo! ¡Tonta Siria que no deja de pensar en cosas tontas! ¡Tontas y tontas!

Oculté mi rostro en un árbol, agachada, sonrojada y queriendo que el Dragón de Tierra me tragara. A veces pensaba en si pedir eso era pedir demasiada misericordia al ridículo que hacía todos los días.

Los masajes parecían ser efectivos, los músculos que hasta hace un momento se sentían rígidos ahora estaban relajados, y la tensión en el cuerpo de la dragona parecía haberse disipado. Me aparté cuando hizo un gesto para levantarse y espere en silencio a que se transformara en humana.

Baje la mirada hacía mis acompañantes, estaban dando saltos, completamente excitados luego de haber dado una vuelta en dragón, no tenía manera de detenerlos a menos que los apagara. Me agache e intenté agarrarlos, pero comenzaron a correr alrededor mío [ANALIZANDO] ¿Desde cuándo eran tan insubordinados?

-Bien, entonces iremos en esa dirección ¿Si? – Me rendí con los robots, tendría que dejar que se agotaran sus energías – Deberías terminar de vestirte por si algún otro orgánico aparece – Mire en la dirección que Siria había señalado [ANALIZANDO] sería cuestión de caminar unos minutos, no tendríamos ninguna dificultad. Cuando la dragona dijo mi nombre volví a mirarla - ¿Mmm?

Incline la cabeza sin entender muy bien el motivo de la pregunta, mire mi cuerpo y luego volví a Siria. [BUSCANDO ARCHIVOS] [ARCHIVO ENCONTRADO]

-Según los archivos que aún conserva mi sistema, las medidas de mi cuerpo no variaron de modo significativo. Si bien retiraron varios de mis órganos, ese espacio fue ocupado por otro tipo de piezas por lo que al final la medida general termina siendo la misma – Mi sistema intentaba llegar a alguna conclusión utilizando los datos a los que tenía acceso – Las características de mi figura deben tener una relación directa con mi maternidad, las caderas de las hembras nunca vuelven a ser del mismo tamaño una vez que dan a luz. Lo mismo sucede con los pechos, luego de la lactancia terminan teniendo otra forma – Iba señalando las partes del cuerpo mientras hablaba – Pero solo puedo suponer todo esto, ya que no tengo datos en mi sistema sobre cómo era mi vida antes de la intervención ¿He respondido a tus dudas adecuadamente?-

La mujer estaba agachada y contra un árbol, era un comportamiento inusual, me acerqué y apoye una mano en su espalda.

-¿Te sientes mal? ¿Regreso el dolor de la herida? – Cada vez parecía más apremiante el encontrar un sitio donde detenernos, quizás la dragona estaba sufriendo una desmejora generalizada y yo no lo había notado – Vamos, tenemos que llegar al claro que mencionaste, entonces podré evaluar si tienes algo más serio ¿Si? –

Mis acompañantes se adelantaron, salieron corriendo en la dirección señalada, yo preferí ayudar a Siria, agarrándola del brazo y andando de modo más pausado para que no se tuviera que esforzar. Debido a esto, tardamos un poco más en llegar al sitio donde íbamos a acampar, tal como la dragona había dicho habían restos de una fogata y varios troncos acomodados para ser utilizados como asientos.

-Vayan en busca de leña – Les dije a SEPA-IV, AMA y ATAC, asintieron y salieron corriendo hasta perderse en la espesura.

El muchacho se acuclilló junto a la mujer. Feith era bastante rara. No era sólo el inusual color de su cabello el cual le recordaba su propio pelaje, pero que para un humano joven era extremadamente común. Era su actitud, la forma en que sonreía o reía. Gwynn no pudo dejar de preguntarse si se encontraba realmente bien.

“¡Si fueses una bestia malvada no te hubiese ayudado!” rió el pequeño con plena seguridad. Su risa se detuvo abruptamente y su boca pronunció una ´o´ silenciosa. ¿Humanos? ¿No lo era ella?

“Ah, ¡tú también eres una loba!” exclamó señalándole con un dedo. Por alguna razón no lo había pensado, pero ahora, en retrospectiva, decidió que la mujer no podría sino haber sido un licántropo.

“No deberías haber ido allí donde viven los vampiros. He oído que cuando tienen hambre no pesan nada, ¡como una pluma! Y flotan en el viento para saltar sobre ti y chupar tu sangre, y entonces se hacen pesados y no puedes escapar,” advirtió bajando la voz como si se tratase de un secreto, o como si la mera mención de las criaturas pudiese convocarlas de la oscuridad misma.

El muchacho negó con la cabeza frente a la oferta de la capa.

“Estoy bien así. Si tengo frío siempre puedo cambiar de piel,” dijo encogiéndose de hombros. “Por ahora sí estoy sólo. Mi clan vive en el bosque grande, en el centro,” añadió apuntando vagamente hacia donde estaría la Arboleda Central. No podía estar seguro. Había correteado buena parte de la tarde sin prestar mucha atención al Sol. Las estrellas podrían decirle con certeza pero estaba más interesado en la loba frente a él.

Feith frunció el ceño y el muchacho se irgió en su sitio. Él también lo había oído; el murmullo de ramas y un golpe sordo en la madera. Gwynn vio el movimiento en la penumbra y avanzó algunos pasos para ocultarse tras una roca. No podía ver bien qué sucedía entre la vegetación, pero por un momento creyó ver una criatura menuda y de cuerpo extraño, en destello rojo que pareció brillar bajo la luna.

“Feith, ¡creo que son hadas!” dijo el muchacho dedicándole a la mujer una sonrisa amplia y echó a andar con pasos veloces hacia los árboles.

A medida que se acercaba pudo oír claramente el sonido de madera y metal, el murmullo de hojas y pasos pequeños y veloces. Finalmente encontró la fuente; un trío de criaturas coloridas y de graciosa figura afanadas en recolectar ramas y trozos de madera muerta, inspeccionándolas con eficiente cuidado.

El muchacho se acercó poco a poco, un paso ligero a la vez. Cuando estuvo a un par de saltos de distancia uno de los pequeños duendes reparó en su presencia lanzando un peculiar silbido y echando a correr hacia el niño con cómicos pasos rígidos.

“¡Espera! ¡No quiería interrumpir!” exclamó Gwynn en la lengua de su pueblo, la lengua que él creía compartían todas los seres mágicos del bosque. La criatura se detuvo frente a él moviéndose rítmicamente en algo que bien podría haber sido un baile. Uno de sus diminutos compañeros había decidido unirse a la carrera y Gwynn lanzó un grito y carcajadas de puro deleite cuando saltó hacia atrás para evitar que la criatura se acercase demasiado.

“¡Feith, mira!” gritó señalando con ambos brazos vehementemente los pequeños personajes. Tras algunos minutos de curiosidad los autómotas reanudaron su labor y, cargados ya de ramas y trozos de madera, marcharon en una línea hacia el interior del bosque.

“¡Tenemos que seguirles!” exclamó el muchacho sonriendo de oreja a oreja. “Quizá nos lleven a su montículo.”

La culpa la tiene la sirena. Desde hoy se firma el acta, se almacena en la biblioteca mental y se repasará cada vez que comience a sentirme rara cada vez que quiero hacer una pregunta genuina e importante. Porque, detrás de todo eso, eso era lo que quería preguntar sin sentirme rara internamente, sin tartamudear ni que mi cara se vuelva colorada. Desde que me había robado mi primer beso, el beso que tenía guardado para aquella persona por la que sentía cosas, aclaro, lentamente me invadían pensamientos inseguros, y que no podía evitar hilar con cosas que antes yo no hacía.

¿O será que con su beso me había puesto una maldición sin saberlo? Hay muchas historias sobre las sirenas que terminaban mal, o en mitos que perpetuaban un temor hacia ellas. Claro, uno terminaba desechandolos en un grado menor porque existen muchos mitos de mentira en estas tierras, incluyendo muchos que trataban sobre dragones, y era algo injusto para algunas razas perpetuar esas mentiras. Así que no le prestaba tanta atención a estas, pero ahora que lo pensaba, ¿será que el beso que me dio me hace pensar indirectamente en ella? ¿Qué las cosas sobre sexualidad que pensaba antes fueron modificadas?

¿Y si lentamente comenzaba a sentir cosas hacia las mujeres?

¿Y si no podía evitar que me gustara sentir esas cosas?

Estos pensamientos no me llevaban a ningún lado. Y creo que era mucho más de lo que podía aguantar, y hasta prefería por momentos el golpear mi hombro herido, por si el dolor se tomaba mi cabeza y me hacía olvidar por algunos segundos todas estas cosas.

- Afortunadamente no me regresó el dolor – le dije mientras me levantaba gracias a su ayuda – Creo que necesito vacaciones para quitarme de la cabeza al… gunas…

Esperen… un… solo… momento…

Regresemos en la conversación un momento. Omitamos eso de los archivos, y dejemos para después el tema de lo que le sacaron de su interior para meter cosas de metal en su cuerpo. Acaba de decir algo que creo que me lo imaginé, ya sea por el cansancio, el dolor, o porque ya alcancé un grado de enfermedad mental gracias a la sirena.

- Zöe… - intenté entender lo que me había dicho, así como intentar que las palabras me salieran de la boca, y es que era una proeza no tartamudear - … c-corrígeme si me equivoco, ¿pero me dijiste que tuviste un cambio gracias a… que diste a luz?

… oh, cielo sagrado creado por los Dioses Dragones. ¿De verdad había sido mamá? Entre más lo pensaba, más atónita me dejaba. No importaba cuántas veces me lo confirmara, podía preguntarle 37 veces y recibir 37 veces la misma respuesta, pero me costaba asimilar que había sido una mamá.

- … ¿tienes memorias de ello? Me refiero…

No sabía qué preguntarle, ni cómo. Cuando lo pensaba, no sabía mucho de ella, ni le había preguntado cosas en el pasado. Al principio, cuando estuvo en las estepas con las pocas personas de la zona, usualmente se la veía venir e ir por ahí, arreglar algunas cosas, crear otras, y no nos preguntábamos mucho sobre ella. Creo que porque pensabamos que era lo más fácil: no parecía que Zöe se fuera a encariñar con nosotros, ella nos veía como un objeto, así como nosotros también, aunque de una forma distinta. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Bueno, nadie esperaba que me llenara de betún en mi forma dragón.

- Ahora que lo pienso, no hemos hablado mucho sobre nosotras. O más bien, específicamente sobre ti – le comenté mientras me sentaba en el lugar donde los viajeros anteriores destinaron para la fogata. Preferí esta vez esperar a que los robots volvieran con la madera, y portarme bien de ahora en adelante, así que no haría nada que Zöe me prohibiera hacer. Bueno, “prohibiera” – Lo de que fueras mamá antes de ser una Bio me sorprende, no sabía que había sido así – y era difícil de imaginar una “mamá Zöe” en mi mente. Osea, si ya le costaba manejar y controlar a los robots, y se le descontrolaban bailando... – ¿Hay cosas de por si que tú recuerdes? ¿O todo es controlado por esos… “archivos” que tienes en tu cabeza?

Creo que aquella noche podía darse, además de descansar, de saber algunas cosas al fin de Zöe. Cosas que no me había dado por preguntar, pero ahora que habíamos pasado más tiempo fuera de las estepas, creo que el calor de los humanos y elfos hacía que las cosas fluyeran de forma distinta en la cabeza de la gente. Ahora creo que podía entender por qué eran tan raros.

- Perdona si suena rara mi curiosidad - me excusé antes de continuar preguntando - Es algo... ¿como explicarlo? Pues, culturalmente en este mundo se da eso de que, si te cae bien una persona, quieres pasar tiempo conociéndola.

A veces no sabía si tenía que explicar las cosas. Zöe nunca nos comentaba si las cosas les parecían raras, y se quedaban con pensamientos que le decían estos... "archivos", fueran quienes fueran.

Ayude a que Siria se acomode [ANALIZANDO] ella aseguraba que no sentía dolor, pero la tonalidad de su piel parecía haber pasado a un matiz más pálido, y era evidente que necesitaba apoyarse en mi para poder caminar. Una vez que llegamos al claro y se sentó, me acerque a ella e hice una serie de inspecciones rápidas para asegurarme que no iba a perder el conocimiento.

Levante un dedo e hice que lo siguiera de un lado a otro, prestando especial atención a sus pupilas.

-Es correcto – Respondí a su primer pregunta, agarré su muñeca y apoye el dedo índice y medio para revisar su pulso [ANALIZANDO] estaba acelerado – No, no poseo memoria alguna sobre los acontecimientos ocurridos durante mi existencia como humana – Solté su muñeca y apoyé la mano sobre su frente – Sin embargo, encontré información cuando fui a visitar con Dag Thorlák el sitio donde nací – No parecía tener fiebre, sin embargo podía notar que su temperatura era algunos grados menor a lo habitual – No demasiada, solo una… mmm… unos datos que yo misma había escrito antes de la operación – No tenía manera de explicarle lo que era una filmación.

[ANALIZANDO] en base a los datos obtenidos podía suponer que lo que aquejaba a Siria no era ninguna enfermedad, probablemente fuera algo a nivel emocional. La dragona parecía sentir curiosidad por mi pasado, quizás si respondía a sus dudas podría relajarse y sentirse mejor.

-Yo tampoco contaba con esa información hasta hace unos meses – Cuando más tiempo había pasado con Siria es durante mi estancia con los dragones en el norte, en ese momento mi base de datos era mucho más limitada que la actual – Si es sobre mi vida como humana no tengo recuerdo alguno, aunque… - [ANALIZANDO] [ERROR] medite sobre ello durante algunos segundos, mi sistema no podía ayudarme en esto, por lo que prescindí de sus funciones – Puedo percibir de… alguna manera, cuando estoy realizando una acción que ya he hecho antes, incluso aunque no lo recuerde – Miro mis manos y luego a la dragona nuevamente – Olores, movimientos, sensaciones, pero sin un contexto o una explicación ¿Tiene eso algún sentido para ti?

Para mi sistema no lo tenía, solo lograba comprender aquello que existía y lo que no existía, pero esas “sensaciones” intermedias que me invadían cada vez con mayor frecuencia eran algo que se salía de los parámetros.

-Puedo responder a todas tus dudas ¿Correcto? Comprendo que los orgánicos necesitan de información para poder entender mejor a los demás seres y a las cosas que los rodean – Me senté cruzada de piernas frente a Siria y esperé a que realizara aquellas preguntas que le parecían pertinentes – Aunque mis respuestas solo podrán abarcar aquellos temas que mi sistema permita, lo siento –

No podía inventar datos inexistentes, mentir no era una capacidad que pudiera imitarse.

Era extraño que mis tres acompañantes no hubiesen regresado aún con la madera, ellos no tenían demasiada fuerza, por lo que esperaba que realizaran varios viajes yendo y trayendo leña. Escucho un gran movimiento de plantas [ANALIZANDO] es extraño, no deberían estar haciendo tanto ruido unos robots tan pequeños.

El muchacho asintió con la cabeza pero no recogió rama alguna del suelo.

“No te preocupes, también soy muy rápido sobre dos piernas,” aseguró Gwynn orgulloso, confundiendo despreocupadamente agilidad con velocidad. Lo cierto era que andar haciendo uso de sus pies humanos le obligaba a emplear un paso suave y atento, especialmente en la oscuridad cuando sus ojos azules eran incapaces de discernir completamente el terreno frente a él. La diferencia podía resultar limitante, pero le daba oportunidad de observar el mundo a su alrededor detenidamente.

El rojo en el cielo había desaparecido ya completamente, reemplazado por un espectral manto azul sobre el cual despertaban las primeras estrellas. Las aves habían callado en las copas de los árboles dando paso al murmullo de insectos y pequeños animales que habitaban el sotobosque. Gwynn siguió con la mirada algunos de los sonidos imaginando la manera en que los percibirían sus orejas lupinas, pero su atención retornaba una y otra vez hacia la curiosa procesión de diminutos y coloridos personajes. La luz nocturna les iluminaba de vez en cuando y los ojos del licántropo, ya acostumbrados nuevamente a la penumbra del bosque, apreciaron con renovada curiosidad los pequeños cuerpos mecánicos.

“Son seres metálicos,” comentó junto a ellos sin mirar a Feith quien caminaba algunas yardas tras él. “Como los gólems que creaban los humanos del portal.”

Había oído historias sobre aquellas abominaciones. Constructos artificiales, sin alma ni inteligencia, que los humanos empleaban en batalla o para desplazarse largas distancias dentro de sus entrañas metálicas. Los biocibernéticos, por su parte, eran la mezcla entre creador y creatura.

Recuerdos de impenetrables ojos grises cruzaron su mente.

“¿Sabes? Es la segunda vez que creo hay un hada, pero en verdad no lo es,” comentó con una sonrisa en su voz. “La primera vez le ofrecí flores de lavanda. ¿Suena tonto, no? Pero ella no dijo nada.”

El muchacho rascó su nariz algo avergonzado. Apenas una Luna desde que dejara su clan y ya sentía que había aprendido más que en toda su vida. A cada paso el mundo demostraba ser un lugar más excitante, más complejo y más confuso de lo que habría imaginado. La vida era sencilla y mágica en la Arboleda.

Sintió la expectante tensión de la mujer antes de verle adelantarse presurosamente hacia el claro frente a ellos. Sólo entonces lo sintió; un rastro vago, cercano, ¿humano?

Gwynn apretó los labios un momento pero se relajó inmediatamente al escuchar el deleite en la voz segura de Feith. Allí, en el centro del claro junto a los restos de una antigua fogata, un par de mujeres esperaban sentadas. El licántropo tardó un segundo en reconocer a una de ellas.

“¿Zöe? ¡Zoe!” gritó echando a correr tan rápido como sus pies descalzos le permitían, prácticamente estrellándose contra la joven y aferrándose a ella con un abrazo.

No podía creerlo. ¿Qué hacía la mujer allí en medio del bosque nuevamente? Creía que su destinación era las ciudades humanas, que encontraría allí lo que buscaba. Gwynn frotó su mejilla contra la joven en una espontánea muestra de afecto lupino.

“¿Qué haces aquí?” preguntó separándose ligeramente de ella. Sólo entonces reparó en detalle en su acompañante. Aún sentada podía adivinar que la mujer era alta. Sus ojos y cabello oscuros junto a la colorida vestimenta resultaban especialmente exóticos para el muchacho, pero fue la herida en su hombro lo que capturó instantáneamente su atención.

“¡Está herida!” exclamó mirando nuevamente a Zöe. “¿Estáis bien? ¿Qué ha sucedido?”

El cielo lentamente se oscurecía para abandonar el color rojizo que se había dado anteriormente. Era curioso estar de noche y ver la cantidad de estrellas que comenzaban a amasarse en lo que antes era todo un mar azulado que no tenía fin. Cuando lo comparaba con los cielos de las estepas, eran pocas las noches en donde podías observar el firmamento y darte cuenta de las constelaciones que podías encontrar si te fijabas bien.

- Sabes… - le dije después de estar pensativa por algunos momentos - … el abuelo me comentó una vez sobre las constelaciones. Al parecer mi abuela le fascinaban, y se las memorizó. Por ejemplo – apunté con mi brazo que no se encontraba lastimado hacia el cielo, en donde aparentemente no había nada especial – En esa parte del firmamento, las primeras estrellas que se forman reciben el nombre de “U’rsaè”. Es una palabra en el idioma Dragón que no tiene traducción, pero sería algo como “El regalo en el cielo que nos lleva a casa”, ya que los primeros navegantes de este mundo se dieron cuenta que eran las primeras estrellas que aparecían en el norte, y que apuntaban al norte.

Más adelante en el tiempo me enteré que el equivalente en el mundo de Zöe era algo que se llamaba “Osa Mayor”, aunque creo que, por lo que me contaba, de Osa y de Mayor no tenían mucho que ver. Los humanos de aquel lugar eran especialmente raros. No podía evitar preguntarme si eran como Zöe, se les parecían, o si eran completamente distintos. No había conocido otros Bios con los que compararlos con Zöe, por lo que no me podía imaginarme a un montón de gente en una plaza, diciendo cada acción que harían y terminando todas sus oraciones con “¿Si?”, “¿De acuerdo?”. Osea, si intentaba imaginarmelo, salían cosas como:

- Requiero nutrientes de alimentación con ciertas características, ¿si?

- Es necesario realizar un acción de trueque con nuestros artículos de valor, ¿es correcto?

- Efectivamente. ¿Parece adecuado este valor que estaré próxima a ofrecer?

- Es correcto. ¿Tendrá un buen día?

- ¿Si?

Creo que me desmayaría si algo equivalente a Dundarak existía con solo Zöes.

- Perdona, creo que cambié mucho el tema – negué con la cabeza, mientras me tomaba el hombro, aunque en realidad no me dolía, sino porque el frío comenzaba a afectarme, y es que solo tener una blusa que cubría mi torso, dejando mis brazos al aire libre, no era algo que protegiera mucho del frío – La verdad es que creo que siento que… como que compartiste muchas cosas que quizás para ti eran obvias y mundanas, pero que desconocía de ti. Y eso me hizo sentir algo… ¿desequilibrada sería la palabra? Suena raro, pero es como si tu me dijeras algo personal de ti que no le cuentas a muchas personas, y sentí que debí hacer lo mismo. Y… bueno… lo de las estrellas fue lo único que se me ocurrió. Y como que me da la sensación de que puedes ser de las personas que le puede interesar las estrellas.

Lo que es curioso, porque probablemente sabía de estas cosas. Y fue lo único que se me ocurrió. Y eso es también curioso, porque podía saber la dirección del norte gracias a las estrellas, pero seguía siendo un desastre ubicándome en el espacio-tiempo, consiguiendo que solo me perdiera cada vez que intentaba ubicarme. Es por eso que solo Wood era la permitida para ser la brújula en los viajes.

Y de pronto, la brújula fue invocada.

- ¡Digo, Wood!

Al principio, no me creía lo que estaba viendo. Osea, si podía ser posible, no es que nos separásemos para siempre. Pero ella ahí… ¿hace cuántas lunas que no nos veíamos? La verdad es que no podía recordarlo, y es que…

¡Ay, y está estirando sus brazos! (Dejó caer la leña, pero es lo de menos). Ay, se me durmieron las piernas de tanto estar sentada con ellas de manera cruzada. Intenté levantarme algo torpe, pero me salía lenta, y… Wood terminó bajando los brazos. Y… se escuchaba muy indignada. Y… quería explicaciones.

- Tranquila, tranquila, ya todo está bien, no es tanto como parece – respondí, intentando tranquilizarla

Me dio una mezcla de sentimientos. Por un lado, me sentía bien al verla ahí, en estado aparentemente bien y preocupada por lo que me había ocurrido. Por otro lado, su tono serio me daba algo de escalofrío. Creo que si no fuera yo, y atacara a mi yo que si era yo, creo que el yo que no era yo terminaría con varias partes de mi yo que no era yo despedazadas y dispersas por todos lados.

… me duele la cabeza después de pensar en eso.

Estuve a punto de levantarme cuando otra presencia gritó el nombre de Zöe. Dos veces, de hecho. Y corrió comple...tamen...te des…

- ¡Ay!

No pude evitar pegar un grito al notar que estaba completamente desnudo, corriendo como si nada para ser atajado por Zöe. Como que… esto… ¿Que les pasaba a los humanos? Sé que eran raros en sus ciudades, en sus comportamientos, ¿pero esto de ir desnudos por ahí como si nada, sin pudor ni respeto por los demás?

… bueno, siendo justos, los dragones que pasaban transformados en su forma draconiana hacían lo mismo, solo que era más socialmente aceptable. Ahora que lo pensaba, podía ser que fuera un niño pobre, alguien criado en estos lugares, y no tenía dinero para adquirir cosas. Espera, Wood me dijo cuando pasamos por acá que por estos lugares estaban las tierras de quienes eran como ella. ¿Será que se había transformado, caminado mucho, y...?

- ¿Ah?

Sus preguntas me distrajeron. Y el hecho de que a Wood no le respondí por estar pensando en el yo que no era yo.

- N-no, de verdad… es como largo de explicar, pero… los que hicieron esto están muertos… creo… osea, le pegué con mi cola, y salió bien lejos, pero… así como recordar las cosas con exactitud…

La verdad es que estaba confundida con los eventos que ocurrieron. Sé que el sujeto había quedado inconsciente, pero luego Sango se lo llevó, y creo que lo habían matado, o no estoy segura de si se lo llevaron ese clan de hombres-bestia que era muy vengativo a la hora de repartir justicia.

- Ay, pero antes…

Interrumpí mi línea de pensamiento para estirar mis brazos. Lo primero que hice fue lanzarle mi abrigo al chico para que se abrigara, que así se iba a enfermar (Aunque en realidad me daba algo de vergüenza verlo desnudo). Lo segundo fue…

- Woooooood… quiero mi abrazo…

Wood quería abrazarme, ¡y voluntariamente! Estupida herida, si no hubiera estado ahí, Wood me hubiera abrazado voluntariamente y ella tomando la iniciativa, pero ahora probablemente se haya puesto súper seria con este tema, y solo quisiera venganza.

¿Por qué las cosas buenas tienen que escaparse de mis dedos?

Se hizo el silencio, esperé con paciencia a que Siria me hiciera más preguntas, aguarde durante ochenta y siete segundos, pero no me dijo nada. Podía esperar toda la noche en esa misma posición de ser necesario, aunque no parecía una buena idea el que la dragona se esforzara tanto. De pronto me señalo el cielo nocturno, seguí con la mirada cada uno de los puntos marcados [ANALIZANDO] la información parecía ser correcta.

-Es cierto – Fue todo lo que agregué. Gracias a mi sistema no necesitaba de utilizar recursos como el observar las estrellas, simplemente descargaba los mapas y los visualizaba en el momento. Pero sin duda para los orgánicos era un buen procedimiento, y les aseguraba el no perderse tanto en tierra como en el mar – Tu abuelo era una persona muy sabia – Siria parecía sentir la necesidad de justificarse, incliné la cabeza mientras pensaba – Comprendo, deseabas generar algún tipo de igualdad de condiciones intercambiando información de igual valor. Ahora tú sabes de mi hija y yo sé sobre tu abuelo, parece justo. Podremos realizar más intercambios como este de ahora en adelante – Y entonces mi sistema recaudaría más datos sobre la dragona, y quizás llegaría un día en que [ERROR] un día en que [ERROR] [ANALIZANDO] mis parámetros presentaban muchos problemas últimamente.

La charla fue interrumpida por una orgánica que apareció en el claro de repente, probablemente esos habían sido los ruidos que mi sistema captó segundos antes. Junto con ella regresaron mis tres acompañantes, apenas y si llevaban algo de leña, era evidente que se habían entretenido haciendo alguna otra cosa en lugar de realizar la tarea que les había asignado.

-Fue herida en dos ocasiones con un margen de tiempo mínimo, lo que causó que la lesión empeorara y por lo tanto que tardara más en cicatrizar – Le explique a la mujer al notar su preocupación por el brazo de Siria [ANALIZANDO] ceño fruncido, mirada penetrante, músculos tensos [CONCLUSIÓN] en verdad estaba muy molesta – Lo siento, debería haberla cuidado mejor. Que se pusiera en peligro fue culpa mía –

Si la dragona no hubiese ido a rescatarme no tendría que haber peleado con los esclavistas, y entonces no tendría ahora esa herida, mi sistema se encargaba de recriminármelo constantemente “¿En verdad es tu sistema?” No hay ningún otro tipo de entidad que pueda mandar sobre mi persona.

“¿Zöe? ¡Zöe!” Escuché que me llamaba una voz familiar, me gire en el instante mismo en que el niño licántropo chocaba literalmente contra mi cuerpo.

-Gwynn del clan Drumgelloch – [DESCARGANDO DATOS] Había visto por última vez al joven cuando escapamos de aquella base de los Bios, luego él había regresado con su hermana y no tuvimos oportunidad de volver a encontrarnos. Me agache y correspondí al abrazo, luego lo aparté un poco para analizarlo – Tu aspecto es mucho más saludable que el de la última vez y… Has crecido cuatro centímetros. Eso es algo bueno ¿Si? – Agarré el abrigo de Siria y lo afirme sobre los hombros del niño – Estuve en muchos sitios, recorrí gran parte de las tierras humanas, pero mis pasos me condujeron nuevamente al bosque – Toque sus mejillas para revisar su temperatura, parecía ser la correcta.

La mujer llamada Wood demostraba grandes cantidades de afecto hacía Siria, eso era algo bueno, sabía que la dragona se sentiría mucho mejor teniendo más compañía de orgánicos.

-Sí, tuve un percance con unos comerciantes que deseaban venderme. Siria y otro hombre vinieron en mi rescate y gracias a eso pudimos impedir que la situación pasara a mayores – Explique con mi tono neutro habitual – Pero a cambio sufrió una herida en su hombro, y yo en mi pierna ¿Correcto? – Me puse en pie y comencé a recoger la leña que Wood había dejado caer, la ordene en el sitio preparado para hacer fuego y luego busque a SEPA-IV – Ven aquí – Le dije mientras lo levantaba del piso – Debes prender estos leños – Lo acerqué a la madera y lo insté a que hiciera su trabajo con un ligero toque de mi mano.

Pronto el robot lo entendió y prendió la fogata con su soplete. Miré a los orgánicos para darles a entender que era mejor si se acercaban al calor del fuego.

Gwynn dio un respingo al sentir la prenda chocar contra él y miró a la mujer, Siria, con genuina curiosidad. Zöe no tardó en cubrir sus hombros con el abrigo y el muchacho sonrió agradecido. Podía tolerar la brisa nocturna aún un buen rato si quisiera, pero era divertido vestir la ropa de alguien más. Además, la holgada, pesada tela colgando libremente a su alrededor le recordaba las pieles que usaba en invierno cuando debía permanecer mucho tiempo en forma humana.

Su sonrisa menguó ligeramente cuando la atención de Zóe se desvió hacia las otras mujeres. Gwynn se separó un par de pasos, algo incómodo. Sabía por experiencia que Zöe podía ser algo fría, distante, pero había esperado que estuviese feliz de verle esta vez. Después de todo, podían considerarse amigos, ¿no? El contraste con la reacción de Wood y Siria era especialmente nítido.

Gwynn frunció el ceño al oír la historia de los comerciantes. Sus padres le habían advertido sobre los humanos que robaban cachorros que se alejaban demasiado de sus manadas para venderles como esclavos. Le llenaba de indignación que alguien hubiese intentado lo mismo con Zöe, y cierto agradecimiento hacia Siria por haberle ayudado.

“¿Tienes una cola?” preguntó inclinándose hacia un costado para intentar mirar tras la mujer. No parecía haber nada allí. El muchacho pegó su pequeña nariz al abrigo y olfateo brevemente. “¿Eres una loba? No hueles como una.”

En su forma lupina los licántropos estaban en perpetuo contacto con las superficies y esencias del bosque. Tierra, agua, barro, musgo, hojas, corteza, sangre; aromas que permanecían residualmente sobre su piel aún en su forma homínida. Era verdaderamente sencillo detectar estos rastros como lobo, pero aún su olfato como niño era igualmente superior al de un humano.

El espectáculo de una de los duendes metálicos capturó su atención nuevamente y el muchacho se acuclilló junto al robot con la más pura fascinación y asombro pintados sobre el rostro cuando la criatura escupió una pequeña bocanada de fuego. El siseo constante y ronco le hizo reír. En tan sólo instantes la madera chisporroteaba con vida propia y Gwynn estiró los brazos disfrutando el calor sobre su torso expuesto.

“¡Yo también puedo cazar!” ofreció elevando una mano sobre su cabeza, bajándola de inmediato para evitar que el enorme abrigo se deslizase por sus hombros. “Pero si tenéis algo aquí quizá podamos comer primero. Y luego cazar. Y comer otra vez.”

La verdad no había probado bocado desde aquella mañana y el hambre ya se había asentado de manera permanente en su estómago. Confiaba en que Wood sería una buena cazadora, pero todo dependía de los espíritus del bosque. A veces era imposible encontrar una presa por horas, sin importar el cuidado y buen instinto. Si había posibilidad de comer algo antes que eso Gwynn estaría  encantado de aprovecharla. Y luego cazar, claro. Tampoco querría ser poco generoso.

“Y, ¿qué pensáis hacer ahora? ¿Dónde iréis?”

Sin aviso alguno Wood sintió con ambas manos los pechos de Siria y Gwynn compartió la carcajada de la loba. Parecían ser buenas amigas, cercanas. El muchacho sintió un extraño peso en el estómago y sus ojos se dirigieron automáticamente hacia Zöe. El rostro de la biocibernética era una máscara inescrutable, distante. Por un instante quiso decir algo para llamar su atención, pero temía que su reacción fuese igualmente indiferente. Quizá era el cansancio. Ah, y había dicho que estaba herida, ¿no? Seguro estaría agotada.

El muchacho bajó su mirada a las llamas concentrado en su caótica danza.

Era difícil explicar las situaciones una por una a medida que pasaban. Desde que el incidente con los secuestradores se dio, ttodo había sido una vorágine de sensaciones y pensamientos que parecieron calmarse por unos días, mientras viajabamos solas. Cuando llegaron Wood y el muchacho nuevo, las cosas comenzaron a moverse de nuevo, a juntarse y revolear todo como si hicieras un batido de frutas, pero con la diferencia de que, en vez de escoger los ingredientes para formar algo uniforme delicioso como a ti te gusta, alguien decidiera echarle todo lo que encontró en la alacena, con poca agua y mezclando sensaciones a diestra y siniestra.

Por ejemplo, tenía a Wood, que pasó a estar feliz de verme, luego molesta, luego menos molesta, luego algo feliz de verme pero no tanto como antes, y luego darme un abrazo que fue… bastante tibio y modesto, nada que ver con el brillo en los ojos que había demostrado antes. Y de hecho… hubo más “entrecierros” de ojos, “fruncimientos” de cejas y amenazas de contarle las situaciones a mis amigas más que alguna demostración de afecto como lo hacia el joven que la acompañaba hacia Zöe.

No es que me molestara profundamente. Conocía como era Wood y creo que podía sentir lo que en su cabeza pasaba, y creo que la presencia de los demás la inhibía, eso era algo que hacía desde que la conozco. Por el momento, preferí bajar la cabeza y mirar cómo la fogata comenzaba a tomar la forma en que casi todo el mundo la conocía. Por un instante iba a contarle a Wood de las veces que Leveru me vio casi matándome por las imprudencias que hacia cuando niña, pero no iba a ayudar en mi caso.

Creo que, entre todo lo que había pasado, la instancia en donde el joven… ¿Gwynn había dicho Zöe? Bueno, solo me distraje de esa pose cuando preguntó por mi cola y olió mi abrigo pensando en que podría encontrar el olor de loba que pensaba que tenía. Creo que nunca le pregunté a Wood, ¿pero teníamos los dragones un olor distinto del resto de las razas cuando estábamos en forma humana? Nunca tuve otro contacto con licántropos, así que nunca supe si dejaba un olor más fuerte que un humano normal.

- Ehm, pues…

No sabía como explicárselo. Probablemente jamás se había topado con un dragón, como muchos jóvenes, y solo conocía las historias y mitos alrededor, o juegos que algunas veces nos dejaba como villanos o monstruos. Si es que sabía algo en lo absoluto. Entonces, sin saber por qué o cómo llegó esa idea a mi cabeza, se me ocurrió algo que no muchas veces hacía, pero creo que sería ideal para explicarle, y de paso distender un poco el ambiente.

- Espera, creo que sé como explicarlo.

Mis cosas se encontraban cerca, apoyadas en uno de los árboles que nos protegían del viento helado de la noche, y ahí saqué uno de los pergaminos que usaba para crear algunas cosas mágicas, cosas que me servían para arrendar alguna posada ocasionalmente, y saqué uno en blanco. Ahora, esto me encantaba de algunas culturas extranjeras: en la ciudad de los brujos, para conseguir herramientas de dibujo, la gente tomaba algunos huesos de animales muertos, los molía y con el calor y algunas pociones lograban hacer una gelatina que, cuando tomabas un poco de madera, lograbas pegar ciertas papillas de colores a la madera, lo que conseguía que tuvieras algo duradero para dibujar y escribir, cosa que hacíamos mucho con Wood en ese entonces. Lo usual es que la gente usara un poco de carbón, lo hiciera carboncillo y escribiera, pero Wood encargó algunos de colores, y justo tenía un poco de azul que me serviría.

Cuando me giré para volver, el joven Gwynn estaba ensimismado viendo a los pequeños bailar (Juro que no les enseñé ese baile, Zöe) y Wood haciéndome un lugar al frente del fuego. No necesité mirarla para saber que andaba en modo regañadora de nuevo, sobre todo cuando dijo lo del hombro. Pensé que era la oportunidad perfecta, así que me puse a su lado mientras llamé al joven Gwynn a mi lado, el cuál pareció algo curioso de saber qué iba a hacer, quedando justo al lado de Zöe, lo que fue curiosa coincidencia, ya que no parecía quedar nadie ajeno a lo que iba a hacer.

- Creo que nunca has visto uno, pero soy una, como se dice en mi idioma, Dov. O como lo que mucha gente llama comúnmente como una Dragona.

Habían muchos mitos en cuanto a los dragones. Deja pensar en los 5 más comunes: medimos 30 metros, enormes dientes, somos malvados, secuestramos princesas y comemos niños. Creo que el único de ellos que aceptaría que fuera real sería medir 30 metros. Sería muy genial ser más enorme que los árboles, apoyar tu hombro encima de los edificios grandes y poder jugar a “el Dragón y las gallinas” en escala real. Aunque sería molesto si te pusieran apodos como “inspector de nubes”.

Ejem.

Apoyé el pergamino en un lo de los cochinos libros de Leveru y me preparé para dibujar, aunque pensé por un momento cómo debía hacerlo. No se me daba tan bien dibujar como para ponerlo en un cuadro de un palacio real, pero definitivamente me ganaría una estrella en la frente de algún maestro.

Desde un punto en el centro, hice un trazo celeste colocando una forma que se encorvaba para luego separarse al final. Repetí el paso en la otra mitad, como si fuera un espejo. Con un un poco de carboncillo negro para definir las líneas de las extremidades, y con el blanco definí los cabellos, haciendo que se pudiera diferenciar mejor el torso entre si, la parte de atrás y las extremidades. Si lo miraba bien, parecía dibujar un perro sentado frente a ti, con la parte de atrás acostada en el suelo y las dos extremidades delanteras estiradas y de pie.

-  A diferencia de mis demás amigos y compañeros dragones, mi pelaje no es de escamas, sino de un pelaje como el de los lobos. Aunque la parte más diferenciadora es lo que dibujaré ahora…

Fue curioso que comenzara a dibujar desde la espalda, ya que Wood comenzó a acariciar la mía de manera distraída, lo que se sentía bien, y me hacía preguntarme cuán de enojo y cuán de preocupación había detrás de esas miradas que me daba. Desde ese punto, dos alas que eran largas y con plumas de que nacían de un azulado oscuro a un celeste, y luego de este a un blanco en las puntas. Me gustaba mucho dibujar las plumas cuando me dibujaba, es como cuando sientes orgullo por tener el pelo largo, con cierto corte de pelo o si podías tenerlo salvaje y libre, aunque a veces pensaba en si era demasiado egocentrismo de mi parte.

- Nunca supe explicar por qué plumas, ya que no muchos nacen con ellas, pero lo cierto es que casi ninguno de nosotros tiene una forma de dragón idéntica a otra persona. ¿Podría ser que refleja nuestra alma? La verdad no lo sé…

Para terminar, la cabeza. Como no sabía dibujar ojos que no parecieran monstruosos, preferí hacer algo que era simple y que a Samantha le gustaba que hiciera: solo dos circulos ovalados hicieron de los ojos. Decía que parecía como si el dragón no tuviera idea de lo que la gente estaba hablando, y era chistoso cuando lo veías desde ese punto de vista, porque parecía ser cierto.

Para rematar, los cuernos. Iban hacia atrás como si fuera un peinado de chico estudioso, aunque no es que lo hiciera a propósito (y ni que fuera estudiosa tampoco). ¡Y estaba terminado! No era lo mejor que este mundo pudiera ofrecer, pero se tendrán que conformar nomás conmigo.

- Diría que algo así me veo, aunque no sé dibujar bien – mis palabras más que de lamentos parecían de orgullo, e incluso me di el lujo de mostrarselos a los pequeños robots de Zöe, quienes, después de mirar el dibujo por unos segundos, comenzaron a saltar de la emoción. Los dos más animados al menos, el tercero, ese pequeño destructor, parecía más bien animado a quemar el dibujo, por lo que tuve que alejarlo.

Pero gracias a ello se me pasó la idea por la cabeza: ¿por qué no dibujarlos a todos, aprovechando la situación?

Mire a los ojos de Wood, y fue en ese momento en que me di cuenta de algo que nunca me había dado cuenta, hasta ese entonces al menos.

- Wood… ¿eres más baja que yo?

No se si fueron por esas palabras o porque ya tenía otra cosa en la cabeza, pero eso me hizo ganarme una inspección no solicitada en el departamento de atracción de machos. Creo que si el joven Gwynn hubiera sido más adulto, me hubiera dado un ataque de vergüenza en donde le hubiera pegado al joven Gwynn por… probablemente ser hombre viejo, y a Wood le hubiera dado una mirada que le hubiera borrado esa sonrisa. Pero como no lo era, y descontando a Zöe, quién podría ir desnuda por todo el mundo si no fuera porque había aprendido que culturalmente era incompatible, no me molestó a ese grado. Aunque si mi rostro se pintó como un tomate y sentí cómo se me subía la sangre a la cabeza, y probablemente si hubiera sido una dragona de fuego, se me hubiera salido el humo por las orejas.

- Está bien, entendí que ser más alta no me hace más desarrollada…

Aquel acto como que me inhibió de seguir dibujando, y es que es difícil volver a encontrar la inspiración artística cuando te agarraban las Bu’vis. Y también el joven parecía algo ido, mirando los robots. Considerando lo cariñoso que había sido con Zöe… creo que pude sospechar donde iba el asunto.

- Hagamos algo – interrumpí el silencio forjado por algunos segundos. Le entregué el dibujo al joven Gwynn mientras me levantaba de donde estaba – Necesito buscar algunas hierbas. Hace 30 minutos que no bebo un buen té – y eso era mucho tiempo en mi escala – y mi sentido del gusto necesita entretenerse con algo. Así que buscaré unas buenas hierbas para beber algo de té, y me llevaré a Wood conmigo por un rato, ya que tocar mis “encantos femeninos” está penado por las leyes Sirianas, y el castigo es salir a dar una vuelta conmigo a buscar hierbas – me crucé de brazos y aunque intenté sonar lo más seria posible, estoy segura que no lo logré. Al menos, no enojada seriamente.

Entendía cómo se sentía el joven Gwynn. O quizás no, ya que parecía haber algo mucho más sensible y profundo de lo que aparentaba superficialmente. No estaba realmente segura de ello, pero si estaba segura de una cosa: parecía sentir mucho más ansioso y difícil de lo que yo sentía hacia Zöe, al intentar entender cómo se sentía, qué pensaba y qué sentía hacia el resto de la gente.

Y también estaba Wood. De hecho, apenas estuvimos lo suficientemente lejos como para no ser escuchadas, pero sin perdernos de donde estaba el campamento, hice mi movimiento. Y siendo justos, fue mucho más inofensivo que agarrar bolsas de grasa. Probablemente ni la pillé desprevenida, pero fue encerrada en un abrazo alrededor de su cintura, aprovechando de encerrar sus brazos también para evitar que contraatacara ante mi ataque, aunque siendo justos, con mi brazo herido, no opuso ese tipo de resistencia. Probablemente por lo mismo no hizo nada más que un movimiento tímido y débil de estos para intentar liberarse, como si muy dentro de ella en realidad no quisiera.

- Dada las leyes Sirianas, la condena a tocar los encantos femeninos de la joven dragona es ser abrazada sin piedad por la ejecutora, quien soy yo.

Creo que eso de las leyes aplicaban muy convenientemente a mi conveniencia. Alguien no-corrupto diría eso, pero la jerarquía del reinado Siriano es corrupto hasta la médula, así que los castigados no podían hacer nada más que aceptar su destino.

Caminé unos pasos hacia atrás, y todavía encerrada en el abrazo, puse mi cabeza en su hombro. De verdad no me había dado cuenta que era más pequeña que yo, aunque si hablabamos de fuerza, destreza o resistencia, Wood claramente podía dejarme en la punta más alta del árbol.

- Sé que suena a algo que odiarás que diga, pero quería disculparme por todo lo que pasó – no sabía por donde comenzar, y por muy cliché que fuera ese inicio, al menos era algo, ¿no? - Sé que pensarás algo como que soy algo imprudente, que me arriesgué innecesariamente, que quizás debí mantener mi cabeza fría y ver otras posibilidades. O quizás pienses “no debí dejarla sola”, “debí haberla entrenado para que no le ocurriera esto”, o cosas así. O puede que haya frustración, o sentimientos similares. Y… si sientes los deseos de conversar de ello, estoy dispuesta a recibir todos los regaños que sientas que merezco. Solo quiero decir algo antes de que lo hagas… y es que no importa si hubiera sido Zöe o tú, o cualquier persona que quiero… no me arrepiento de haber actuado para salvar a una persona que estimo y quiero mucho. No se me puede pasar por la cabeza el no actuar frente a algo como un secuestro o un riesgo de muerte.

Aunque la abrazaba, me sentía nerviosa, y solo pude cerrar los ojos y suspirar para prepararme para los regaños que probablemente recibiría por parte de Wood.

Lo que no sabía es que, desde el lago, en la lejanía, una figura observaba cómo estábamos con Wood. Sus cabellos eran color ananjados, de piel blanca como la nieve, y sus ojos color esmeralda. Con la ayuda de un catalejo, veía desde la distancia, y si no fuera porque estabamos abrazadas con Wood, probablemente se hubiera acercado a la orilla del lago desde hace rato. En vez de eso, apretaba el objeto con sus manos de manera fuerte y llena de odio, mientras bajaba el artefacto lentamente, mostrando su rostro con una mirada molesta y casi asesina.

- Esa perra… esta abrazando a mi viento…  

Spoiler:

Parecía haber pasado los exámenes preliminares de Wood, eso era algo bueno, no deseaba pelear con ningún orgánico. Sentada en el piso, con las piernas cruzadas, miré en la parte donde el secuestrador había clavado su daga para detener mí huida, había dejado de pensar en ella ya que el bienestar de un orgánico era mucho más relevante.

-Me encuentro bien, no fue algo tan serio como lo que le paso a Siria ¿Si? –Quizás ahora que éramos más podría permitirme el dejar de vigilar a la dragona y concentrarme en mis heridas.

Iba a explicarle a Gwynn que Siria era una dragona y no una loba, pero entonces la mujer decidió esclarecer la situación por su cuenta. No entendía el por qué había decidido sacar tantos adminículos para explicar algo que era sencillo [ANALIZANDO] Algunas veces había podido ver como los orgánicos utilizaban expresiones o técnicas simplificadas para definir cuestiones básicas de modo tal que los niños pudieran entenderlo.

Gwynn era un niño… [ANALIZANDO]… La palabra parecía tener otra connotación ahora [ERROR]

Ver a Siria dibujando me recordó algo [ERROR] me permitió tener acceso a ciertos archivos de mi base de datos. Mientras terminaba con la explicación y continuaban con sus intercambios sociales, busqué en mi morral algo que llevaba guardado desde hace mucho tiempo.

-Aquí… – Saque un pequeño pergamino cuadrado de bordes irregulares, estaba algo dañado ya que lo había llevado conmigo todo el tiempo. Lo abrí y lo puse frente al resto, en el centro había dibujado un lobo sentado aullándole a una luna enorme [BUSCANDO ARCHIVO] – Este dibujo lo hizo Gwynn, es él cantándole a la luna. Me lo regalo cuando estuve en su campamento de visita ¿Correcto? – Agregué una sonrisa al final, parecía ser una intervención adecuada, ya que estaban hablando de transformaciones y con dibujos de ejemplo, así que… [ANALIZANDO] Si, eso estaba bien.

De pronto Siria decidió que tenía que ir a buscar hierbas para su té, iba a ofrecerme para hacerlo yo, pero se movió de modo tan precipitado que no tuve tiempo de detenerla.

-Jamás había escuchado sobre esas leyes – [DATO GUARDADO] me preguntaba si serían algún tipo de resolución o artículo dentro de las leyes de los dragones, o si habrían sido creadas dentro de la familia de Siria exclusivamente. Esto último parecía tener más sentido, ya que llevaban su nombre.

No estando Wood y Siria el campamento parecía ser más silencioso, mis tres acompañantes corrían alrededor de la fogata, era bastante probable que uno terminara tropezando y cayendo directamente en el fuego. Puse una mano frente a ellos y los tres chocaron por turnos, quedando sentados en el suelo.

-Quietos – Fue todo lo que les dije. Recordé entonces que Gwynn había hecho una pregunta – Dijiste que a donde iba a ir, no estoy caminando en alguna dirección concreta. Hay alguien que se fue sin decirme a donde iba, así que lo estoy buscando por distintos sitios – No tenía manera de explicarle al joven licántropo que mi cuerpo era regulado por un sistema, y que el mismo exigía órdenes directas para poder deshacer un edicto anterior –Puede que me lleve un tiempo largo – “Te mientes a ti misma” No, no lo hago, mi sistema así lo requiere.

El muchacho se sentó entre las dos mujeres sin despegar los ojos del pergamino en las manos de Siria. Siempre había adorado dibujar. Ya lo hacía cuando pequeño en la Arboleda, aunque generalmente utilizaba para ello trozos de carbón y tinturas vegetales sencillas sobre madera o piedra, o sobre la piel de sus hermanos menores durante los rituales o las ceremonias, aunque eran los adultos quienes realizaban esta labor la mayoría de veces.

Siria comenzó a explicar que era una dragona y Gwynn asintió formando una o con los labios. Por supuesto había oído historia de los dragones en el Norte, más allá del bosque. Los adultos decían que podían cambiar de forma tal como ellos, pero que los dragones originales no eran hijos de la Tierra como los lobos, por eso vivían en las montañas sobre el Bosque, más cerca del cielo. Esta era la primera vez que conocía uno, pero para alguien como Gwynn quien había nacido entre dos mundos la naturaleza de Siria resultaba incluso más normal que la de los humanos.

La mirada del muchacho retornó al pergamino apreciando la viveza de los colores. Le recordaba a los que había descubierto en Lunargenta. Rojos, naranjas, amarillos y verdes, todos brillantes como gemas o apagados como rocas subterráneas. No podía dejar de pensar en qué dirían sus hermanos si algún día le viesen con los símbolos sagrados pintados en un arcoiris de colores sobre la piel. Sin duda lograría que Siubhan dejase de burlarse de sus pecas.

Cuando la mujer finalizó su explicación completando su dibujo el licántropo elevó la mirada al cielo estrellado pensando en la aparición sobre el lago. Contra la luz rojiza del atardecer no había podido ver bien el color o la textura del dragón, pero la figura era similar, de eso estaba seguro. Iba a preguntarle a Siria sobre ello pero fue interrumpido por Zöe.

Gwynn reconoció el dibujo de manera instantánea. Había sido su propio tesoro antes de regalárselo. Las pieles animales eran un recurso valioso para su gente. La mayoría de ellas eran utilizadas como abrigo, material de construcción o mercancía de intercambio. Algunas eran tratadas para convertirlas en cuero para herramientas o armadura, pero muy pocas se destinaban para crear pergamino. Aquella pieza había sido la primera que Gwynn había conseguido y se había esmerado en dibujar su mejor lobo con carbón y tintura de bayas maduras. ¡Qué orgulloso había estado de él! Ahora, tras haber visto el arte de los humanos e incluso comparado al dibujo de la dragona su obra parecía notoriamente modesta. El pergamino mismo era tosco e irregular y su trazo simple y algo torpe… pero aún así la manera en que Zöe lo enseñaba con confianza llenó su estómago de mariposas. No recordaba haberle visto sonreír.

“No es muy bueno, pero ahora dibujo mejor. Ahora ya sé usar más colores,” se apresuró a decir rascando su nariz.  

Repentinamente tanto Siria como Wood decidieron abandonar la fogata, la primera pues necesitaba hierbas, la segunda dedicándole una sonrisa cálida y un efusivo gesto de aliento que el muchacho no supo interpretar. ¿Reglas? Él no tenía ninguna, menos aún respecto a Zöe. El guiño cómplice, sin embargo, sugería que había algo que debía hacer. ¿Cuidar de ella, quizás? Estaba herida después de todo, aún cuando fuese imposible determinarlo por su expresión.

El silencio inundó el claro a su alrededor, roto sólo por el murmullo metálico del corretear de los duendes artificiales y el crepitar hipnotizante de la madera. El muchacho bufó con una sonrisa en el rostro cuando la biocibernética detuvo a sus diminutos acompañantes.

“Me alegro de que aún tengas el dibujo,” murmuró mirando las llamas. “Te había echado de menos, ¿sabes? No sabía si habías encontrado lo que buscabas o si los humanos te habían tratado mal. Hay gente mala allí. Sólo pelean entre ellos y algunos le quitan la comida a otros.”

El graznido estridente de un cuervo rasgó la paz nocturna un instante y Gwynn aprovechó la interrupción para dedicar una mirada fugaz hacia Zöe. También había visto a otros bios en la capital, y oído las historias de boca de gente en el mercado. Seres sin alma. Sin sentimientos.

Pero… Zöe es diferente, ¿no?

El muchacho se movió torpemente bajo el enorme abrigo, pulgada a pulgada, hasta quedar sentado junto a la mujer, como si el contacto directo pudiese crear un punte entre ellos.

“¿Quién es la persona que buscas?” preguntó con una nota de acritud que no registró en el momento. “No debería haberte abandonado así. No deberías ser tú quien le busque. No es justo para ti.”

Lenta y dubitativamente el muchacho inclinó la cabeza hasta apoyar su sien contra el hombro de Zöe. Había tanto que quería preguntarle en esos momentos, pero el temor se tragaba sus palabra. Temor a la respuesta o, lo que sería lo mismo, la ausencia de una.

Es curioso cuando se siente el mismo regaño de tantos años en distintas personas, en diferentes circunstancias y cuando eres más adulta, y has madurado más tus pensamientos y sentimientos. Cuando era más joven, usualmente las aventuras que me acompañaban no estaban exentas de problemas, como por ejemplo volar demasiado a raz del suelo y golpearse con estructuras débiles de madera, golpearse la cabeza contra un animal al que lo retaste a duelo de cabezasos, o incluso situaciones en donde tenía que defender a otros. Recuerdo las incontables peleas que tuve cuando me tocó defender tanto a Leveru como a Samantha, y cuando al final todo se tranquilizaba, los regaños eran casi como los que decía Wood:

- ¡¿Cómo se te ocurre ser tan impulsiva?!

- ¡¿Cómo crees que nos sentimos al verte así por nuestra culpa?!

Era curioso, puesto que no era la misma persona que hace 5, 10 o 15 años atrás. Y sin embargo, terminaba haciendo las mismas cosas impulsivas y peligrosas, la gente a mi alrededor terminaba regañandome de la misma forma, y me pedía que tuviera más cuidado para la próxima.

Abracé a Wood de vuelta mientras guardaba silencio por algunos segundos, escuchándola. Aquellas palabras, aquel tono, ese abrazo, todo se sentía como si algo similar hubiera pasado hace muchos años, aún cuando nos conocíamos de algunos meses. Muchas personas no logran forjar algo así en toda su vida, y sin embargo, algo así sentíamos entre las dos. Estaba ahí, podía palparse en ese abrazo que abrigaba preocupación y miedo.

“¿Que hubiera hecho si algo grave me hubiera sucedido?”, “¿Que sería de mi si me hubieran herido de gravedad?”, “¿Seguiría siendo yo misma si perdiera algo de mi, si dejara de tener un brazo, una pierna, una mano?”. Esas preguntas no te las haces cuando estás en el fervor de la batalla, cuando se te nubla la mente y tu corazón te dice que necesitas hacer lo correcto. Aquellas vienen cuando necesitas tener miedo, cuando te das cuenta que tu vida ya no es solo tuya, sino también de quienes te rodean. Y es por eso que terminas haciendotelas: dejas un pequeño trozo en cada uno de tus conocidos, y así también, cada uno de ellos deja un pequeño trocito que te hace sentir de la misma forma hacia ellos. Todas esas preguntas se las haría Wood si ella hubiera sido la herida por la imprudencia que cometí.

Wood. Zöe. Samantha. Leveru.

Creo que si no conociera a ninguna de ellas, no sentiría este miedo natural.

- Pues, creo que si tuviera que prometer algo que realmente lograría cumplir sería agotar todas las instancias antes de ponerme en peligro como lo hice – me rasqué la mejilla mientras le contaba. La verdad es que no sé cuanto podría cumplir  de esa promesa – Pero no cuentes con que pueda cumplirlo si te pasa a ti. Con Zöe apenas tenía la cabeza para pensar, pero si te pasara algo como lo que le pasó a ella, me abalanzaría a la yugular de cada uno de ellos, y creeme que mis dientes son lo suficientemente fuertes para eso – le dije mientras apuntaba a mis dientes mientras le hacía un gruñido en voz baja que Leveru a veces definía como “el gruñido más adorable que un cachorro Dragón puede hacer”

Podría haber pensado sobre la vida, la muerte, las amistades, lo que queda en el mundo cuando alguien se marcha, lo normal que ocurre cuando el ambiente está tan cargado de sentimientos. Sin embargo, casi como si el destino se aburriera de que fueramos tan dramáticas, un golpe nos sacó de esa instancia.

Bueno, decir “golpe” es sobredimensionar lo que fue realmente. Más bien, fue como si un niño de 4 años te hubiera lanzado una banana desde 5 metros de distancia, alcanzando apenas pegarte en la pantorrilla. Aunque no era el caso, esa descripción era lo más cercano sin decir directamente que una sirena a unos cuantos metros de nosotras nos había lanzado un pez desde que la orilla del lago.

Hasta el día de hoy pienso que hubiera sido más coherente el que un niño de 4 años nos hubiera lanzado una banana sin razón.

- ¡Ey, tú! ¡Estás muy cerca cerca de mi viento! ¡Y eso no me gusta! ¡Y quiero que dejes de estar tan cerca de ella!

Podías observar como lentamente el pez tomaba vuelo por el cielo, para perder intensidad a mitad de camino, caer muy cerca de Wood y finalmente, por el efecto rebote, que le diera en la pantorrilla. Aunque eso no se veía muy doloroso que digamos, sobre todo porque la carne de pez era muy suave. Y hablando de eso… ahí se encontraban un par de peces delante de nosotras, saltando y quedandose sin aire, intentando en vano volver al agua. Y probablemente si lo hacían, Dalía los volvería a lanzar hacia Wood.

- ¡Eso! ¿Como te quedó el ojo? … o Pantorrilla, lo que sea.

No sabía cómo se lo tomaría Wood, considerando la conversación que tuvimos hace poco, aunque no es que doliera en realidad. Eso lo sé porque el tercer pez que lanzó golpeó mi pantorrilla esta vez.

- ¡Ay! ¡Perdón, viento mío! No quería golpearte a ti, sino a esa… esa… ¡roba novias!

El cuarto pez lo lanzó "correctamente", al menos. Aunque lanzar pescados a la gente dista de algún grado de "ser correctamente".

No pude evitar golpear mi frente con mi mano, en señal de cansancio y agotamiento mental. No tenía idea que había hecho para ganarme esto, ni cómo Dalía habia dado conmigo. ¿Acaso era una acosadora que me seguía en cada lugar que había agua? ¿Ahora tendría que revisar la bañera antes de bañarme por si no está ella?

- Wood, no te la he presentado… - le dije con voz cansada - … ella es Dalía, una sirena que intenté ayudar mientras viajaba, y… bueno…

- ¡Ahora somos novias! - lo dijo de un modo tan adorable, tomandose de las manos y con su rostro tan iluminadamente enamorado que parecía sacado de una de las novelas de Leveru.

- … eso dice, pero lo cierto es que me sigue por donde haya agua.

- ¡Y ya tuvimos nuestro primer beso!

- … el cuál ella me robó sin preguntarme ni avisarme.

Eso cae dentro de acoso sexual, así que, si me preguntan, las sirenas son malos ejemplos para todos.

De todas formas, solo esperaba que Wood no se lo tomara tan a mal. No es que fuera una persona peligrosa per sé, más allá de arrojar pescados a la gente.

Mi intervención había resultado ser la correcta, ninguno de los orgánicos se sorprendió ni se me quedó mirando con cara de extrañeza [ANALIZANDO] sin duda estaban bastante serios, pero eso era diferente. Incline la cabeza ligeramente mientras pensaba sobre las palabras de Wood, primero habían sido las reglas de Siria, ahora las de Gwynn ¿Por qué cada orgánico tenía un sistemas de leyes individuales?

-¿Cuáles son tus reglas, Gwynn? – Le pregunté mientras lo miraba fijamente - ¿Qué es lo que debo hacer?

Una vez que tuviera un registro claro de todo el reglamento sería agregado a mi base de datos para que la próxima vez pudiera actuar acorde a las circunstancias. El cambio de tema en la conversación me tomó por sorpresa [Echar de menos: Notar la falta de alguien o algo. Tener sentimiento y pena por la falta de alguien o algo], el joven licántropo me había extrañado.

-Estabas… ¿Preocupado? – Baje la mirada, mi sistema estaba analizando los datos a toda velocidad, resultaba muy difícil el poder entenderlo ¿Cómo se podía examinar elementos que no podía comprender? - Encontré a muchas personas, conocí a mucha gente, y muchos de ellos intentaron dañarme ¿Te hirieron a ti también, Gwynn? Es muy peligroso que viajes solo, los orgánicos son irracionales y se aprovechan de los más desprotegidos –

El niño se acercó a mí [ANALIZANDO] ¿Tendría frío? Quizás mi sistema no había registrado bien su temperatura, pase un brazo por arriba de sus hombros y lo acerqué para que el contacto con mi cuerpo le sirviera de abrigo.

-Su nombre es Dag Thorlák, y es una persona que está muy enferma, le prometí ayudarlo pero… Hice algo mal y se enojó conmigo, y por eso se fue – Aun no lograba desentrañar qué era en lo que me había equivocado, pero tuvo que ser algo lo suficientemente grave como para que el vampiro decidiera marcharse sin dar explicaciones – ¿No es justo? – Me quedé pensando en esas palabras durante largos segundos – No sé si la justicia tiene algo que ver en esto -Me puse un poco más cerca y agregué - ¿Tienes frío, Gwynn? Siéntate en mis piernas y estarás más cerca del fuego – Le ofrecí al joven licántropo mientras hacía lugar en mi regazo.

Deje ir a mis tres acompañantes para que así el orgánico pudiera tomar su lugar, ellos no parecían afectados por mis acciones en lo absoluto, en cambio las personas que me rodeaban… Siempre terminaban poniéndose tristes.

-Ese hombre dijo muchas cosas, parecía estar muy enojado conmigo. Me dijo “Te odio. Eres fría e insensible. No puedes entenderme porque yo siento todo mientras que tu no sientes nada” – Fruncí el ceño durante un segundo [ERROR] volví a mi gesto neutro – Creo que por eso se fue, pero aún no lo logro vislumbrar con claridad – Apreté ligeramente al niño contra mi cuerpo [ERROR] eso no había sido calculado por mi sistema, volví a mi postura relajada - ¿Te estoy haciendo daño a ti también, Gwynn? Es… Muy difícil para mí… Lograr entender cómo piensan los orgánicos -

El brazo sobre sus hombros logró que el muchacho dejase ir algo de la tensión que había acumulado en sus músculos sin siquiera notarlo.

“Sólo… sólo te echaba de menos. Quizá estaba precupado,” consideró encigiéndose en el semi abrazo. “Sé donde está mi familia, mis hermanos. Sé que siempre puedo ir a nuestro bosque y encontrarles allí, igual que siempre. Pero no sé dónde vives tú, o dónde encontrarte.”

Hasta hacía un par de meses su clan había sido el centro de un universo inmediato, sencillo y definido. El bosque cambiaba todo el tiempo y sin embargo era siempre igual. De un momento a otro su mundo había crecido exponencialmente hasta el punto en que resultaba difícil pensar en su abrumadora extensión. No era sólo las distancias, los paisajes, climas y lugares. Era la diversidad de gentes, lenguas, creencias y costumbres lo que resultaba sobrecogedor. El mundo era una construcción de incontables capas superpuestas que para el muchacho, criado en una realidad simple y espontánea, resultaban inpenetrables.

El pequeño licántropo apretó los labios pensando en las palabras de Zöe. Allí estaba esa palabra otra vez. Orgánicos. En un principio había asumido que con ella se refería a los humanos, pero poco apoco había comprendido que describía a todos los seres que no eran como ella. ¿Lo era él también? Zöe había hablado mal de ellos…

“No, no es justo. Mi hermana se enfada muchas veces conmigo, como cuando hago mucho ruido o cuando me muevo mucho cuando duermo, aunque no me acuerdo de eso. Pero no me abandona por eso. No abandonas a la gente que quieres, menos aún si te están ayudando,” declaró con toda la asertividad que su timbre agudo permitía.

La oferta de Zöe le cogió desprevenido y alzó la mirada para comprobar que lo decía en serio. La bio nunca parecía rechazar el contacto, pero tampoco buscarlo. Gwynn titubeó algunos instantes antes de moverse hasta quedar sentado sobre el regazo de la mujer, tenso y dubitativo hasta que los brazos de esta le envolvieron de manera calculada. El contacto, sin embargo, fue suficiente para  lograr que el niño se relajase, acurrucándose de costado contra Zöe con su frente descansando contra la base de su cuello.

El muchacho negó con la cabeza suavemente al escuchar las palabras dichas por el hombre sintiendo una mezcla de rabia y ligera angustia. No era verdad, ¿no? Zöe no era así. Ella había sido buena con él. Habían recogido bayas en el bosque. Le había acompañado hasta el campamento donde dormía y había estado allí para los cantos y la comida. Habían jugado al escondite. Le había protegido cuando estaba en peligro. Había guardado su dibujo. Incluso ahora, mientras hablaba, podía sentir su pecho moverse contra su oreja con cada inspiración y la suave vibración de su voz contra su cuerpo. Zöe estaba viva. Zöe podía sentir tal como él lo hacía. Y, sin embargo, el peso en su estómago no desaparecía, pues una parte de él sabía que no era completamente cierto.

De pronto, casi como una respuesta a sus pensamientos, el pequeño sintió los brazos de la bio estrecharle contra su cuerpo en un gesto cálido, espontáneo, inequívocamente humano. El muchacho contuvo el aliento unos instantes antes de liberar sus brazos del enorme abrigo para corresponder el abrazo, pero para entonces la postura de Zöe había vuelto a su normalidad neutra. El cambio había sido increíblemente sutil, breve, pero había habido en él un chispazo de vida que hizo que el corazón de Gwynn golpeara furiosamente contra su pecho.

“N-no,” respondió sacudiendo la cabeza ligeramente. Por un instante había querido mirar a Zöe a los ojos para responder, pero al mismo tiempo no quería ver aquella expresión impersonal y distante que seguro mostraría. Al menos no ahora. “No me haces daño, Zöe. Es sólo...” ¿Sólo qué? El muchacho no tenía palabras para expresar algo que ni siquiera entendía. “Esa persona, ese Dagzor Lak. No creo que sea una buena persona. Tú has sido buena conmigo. ¿Por qué tienes que ayudarle? ¿Por qué a él y no a otra persona?” ¿Por qué no vivir para ti? ¿Qué es lo que quieres hacer. Zöe? Nuevamente las preguntas se atascaron en su garganta.

“¿Zöe?” preguntó bajando ligeramente la voz. No sabía si era un tema apropiado, o si era algo que podría ofender ala bio, pero era una forma indirecta de preguntar lo que quería. “En las ciudades oí a la gente decir que los bios solían ser humanos, pero que las personas del portal hicieron algo para que fuesen diferentes. Tú… ¿a ti te hicieron eso?”

TEMA CERRADO POR ABANDONO

Se entregan 2 pts a Siria y a Zöe.