La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
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La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Hay varias cosas que cualquier comerciante sabia bien. En primer lugar, no debes fiarle a los clientes, era sabido que ese dinero jamás volvería a aparecer. También desconfía de cualquiera que hable de “oportunidades únicas” y “el negocio de tu vida”, con los años cualquier buen mercader aprendía a reconocer a un estafador... Básicamente porque sus trabajos no eran muy diferentes.
Pero ¿Qué hacer cuando un ratón de un metro, con pantalones y morral pretendía venderte una pieza antigua? Jim no sabía qué hacer con una situación como esa, en sus cuarenta años como vendedor no había visto una cosa semejante. Se rascaba su calva cabeza sin terminar de entender cómo era posible que un ratón hablara y... ¡Negociara precios!
-¿Estas diciendo que eso es lo máximo que puedes ofrecerme? ¡Tchik! ¿Me estás tomando por tonto? - El Mausu estaba parados con los brazos en jarra y un gesto ofendido - Debes creer que Amit´tek es un tonto ¡Tchik! Sí, eso debes estar pensando -
-No... Es que... - El hombre no sabía cómo explicar que no entendía bien lo que estaba pasando.
-Bien, entonces me llevaré mis cosas a otro sitio - Amit cerró la manta sobre la que estaban ubicados los objetos que había conseguido en su última expedición, le hizo un nudo en la parte de arriba y lo guardó en su morral - Se arrepentirá de no haber comprado estas cosas cuando tuvo la oportunidad ¡Tchik-Tchik! - Con aires ofendidos se fue caminando en dirección al puerto.
Había logrado vender muchas de las cosas que había encontrado, pero todavía le faltaba bastante y el Mausu estaba algo impaciente por terminar, así podría por fin regresar de nuevo a su tribu. Supuestamente el roedor ya debería estar en su hogar, pero luego de que su compañero enfermera cuando estaban visitando la isla de los Hechiceros, se habían quedado sin un explorador, por lo que le habían pedido como un favor especial a Amit que se encargara de hacerlo.
Y había tenido suerte, rastreando en zonas poco exploradas del bosque se había encontrado nada más y nada menos que con un barco encallado. Al principio no podía creer lo que estaba viendo, pero luego de unos segundos no pudo más que admitir que lo que tenía enfrente era real. Los motivos de los dioses eran un misterio, pero por algún motivo habían decidido que querían que esa embarcación abandonada estuviera allí. Así que había dedicado varias horas en investigarla.
Ahora tenía algunos objetos y estaba en camino a venderselos a un Capitán que conocía, no sabía mucho sobre esos implementos tan modernos, siquiera entendía como se usaban, pero estaba seguro que tenían que valer algo.
Encontró al hombre parado junto a la plataforma, controlando el trabajo de sus marineros a cargo.
-¡Buenos días Capitán! - Saludo Amit con un poco de mejor humor - Traigo nuevas cosas -
-Saludos, Amigo Mausu - Dijo el Humano, mostrándose interesado - ¿Traes algo de valor? Contrario a lo que creía el nocturlabio que me vendiste funciona maravillosamente -
-Amit no vende basura, tchik, ningún Mausu lo haría - Como siempre, el ratón estaba muy orgulloso de los de su especie - Encontré algunas cosas más, creo que podría interesarle - Nuevamente sacó la manta, la abrió en el piso del muelle y separó bien todos los objetos para que el hombre pudiera ver las piezas en detalle.
-Mmmm - Exclamó el capitán mientras miraba agachado las cosas que le ofrecían - Son muy bonitas, me gustan estas figuras - Eran dos piezas hechas de cerámica con la forma de dragones que servían para mantener los mapas estirados mientras los revisaban cuando estaban a bordo - Y esto pero... -
-¿Pero? - Amit no sabia lo que era ese objeto, solo se lo había llevado porque tuvo la impresión de que podía valer algo.
-No sabes lo que es esto ¿Verdad? Es un sextante, es muy útil para la navegación y vale una buena cantidad de aeros, pero... Le falta una parte. No parece estar golpeado, por lo que supongo que estaba en algún tipo de estuche -
-Así es, fue allí donde lo encontré, aunque estaba abierto - Recordó el Mausu mientras se peinaba los bigotes.
-Entonces fue eso, vaya problema. En este estado no creo que me sirva - Amit chasqueaba los dientes, estaba a punto de perder una buena venta - A menos que puedas conseguir el estuche y el resto de los implementos...-
Pero ¿Qué hacer cuando un ratón de un metro, con pantalones y morral pretendía venderte una pieza antigua? Jim no sabía qué hacer con una situación como esa, en sus cuarenta años como vendedor no había visto una cosa semejante. Se rascaba su calva cabeza sin terminar de entender cómo era posible que un ratón hablara y... ¡Negociara precios!
-¿Estas diciendo que eso es lo máximo que puedes ofrecerme? ¡Tchik! ¿Me estás tomando por tonto? - El Mausu estaba parados con los brazos en jarra y un gesto ofendido - Debes creer que Amit´tek es un tonto ¡Tchik! Sí, eso debes estar pensando -
-No... Es que... - El hombre no sabía cómo explicar que no entendía bien lo que estaba pasando.
-Bien, entonces me llevaré mis cosas a otro sitio - Amit cerró la manta sobre la que estaban ubicados los objetos que había conseguido en su última expedición, le hizo un nudo en la parte de arriba y lo guardó en su morral - Se arrepentirá de no haber comprado estas cosas cuando tuvo la oportunidad ¡Tchik-Tchik! - Con aires ofendidos se fue caminando en dirección al puerto.
Había logrado vender muchas de las cosas que había encontrado, pero todavía le faltaba bastante y el Mausu estaba algo impaciente por terminar, así podría por fin regresar de nuevo a su tribu. Supuestamente el roedor ya debería estar en su hogar, pero luego de que su compañero enfermera cuando estaban visitando la isla de los Hechiceros, se habían quedado sin un explorador, por lo que le habían pedido como un favor especial a Amit que se encargara de hacerlo.
Y había tenido suerte, rastreando en zonas poco exploradas del bosque se había encontrado nada más y nada menos que con un barco encallado. Al principio no podía creer lo que estaba viendo, pero luego de unos segundos no pudo más que admitir que lo que tenía enfrente era real. Los motivos de los dioses eran un misterio, pero por algún motivo habían decidido que querían que esa embarcación abandonada estuviera allí. Así que había dedicado varias horas en investigarla.
Ahora tenía algunos objetos y estaba en camino a venderselos a un Capitán que conocía, no sabía mucho sobre esos implementos tan modernos, siquiera entendía como se usaban, pero estaba seguro que tenían que valer algo.
Encontró al hombre parado junto a la plataforma, controlando el trabajo de sus marineros a cargo.
-¡Buenos días Capitán! - Saludo Amit con un poco de mejor humor - Traigo nuevas cosas -
-Saludos, Amigo Mausu - Dijo el Humano, mostrándose interesado - ¿Traes algo de valor? Contrario a lo que creía el nocturlabio que me vendiste funciona maravillosamente -
-Amit no vende basura, tchik, ningún Mausu lo haría - Como siempre, el ratón estaba muy orgulloso de los de su especie - Encontré algunas cosas más, creo que podría interesarle - Nuevamente sacó la manta, la abrió en el piso del muelle y separó bien todos los objetos para que el hombre pudiera ver las piezas en detalle.
-Mmmm - Exclamó el capitán mientras miraba agachado las cosas que le ofrecían - Son muy bonitas, me gustan estas figuras - Eran dos piezas hechas de cerámica con la forma de dragones que servían para mantener los mapas estirados mientras los revisaban cuando estaban a bordo - Y esto pero... -
-¿Pero? - Amit no sabia lo que era ese objeto, solo se lo había llevado porque tuvo la impresión de que podía valer algo.
-No sabes lo que es esto ¿Verdad? Es un sextante, es muy útil para la navegación y vale una buena cantidad de aeros, pero... Le falta una parte. No parece estar golpeado, por lo que supongo que estaba en algún tipo de estuche -
-Así es, fue allí donde lo encontré, aunque estaba abierto - Recordó el Mausu mientras se peinaba los bigotes.
-Entonces fue eso, vaya problema. En este estado no creo que me sirva - Amit chasqueaba los dientes, estaba a punto de perder una buena venta - A menos que puedas conseguir el estuche y el resto de los implementos...-
Última edición por Amit'tek el Miér 31 Jul - 13:48, editado 1 vez
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
El sol se ubicaba justo en el centro del cielo, en el punto donde los objetos no hacían sombra. Las gaviotas hacían sus vuelos rutinarios en el puerto más grande de la ciudad, algunos en búsqueda de peces que quedaban abandonados por los pescadores después de un arduo día de trabajo, mientras que otros... movían mis hilos. Muchos no les dan crédito a los animales, y piensan que son bestias estúpidas sin capacidad de pensar. Y no podían estar más lejos de la realidad.
- Jeje, muy bien, muy bien...
Mientras pensaba en ello, una de mis informantes llegó donde me encontraba, escondida detrás de un arrecife. Apoyó sus patas en mi brazo y cerró sus alas mientras se acomodaba. Con mi otro brazo, metía la mano dentro del mar para sacar un pez. No se lo di de inmediato, el trato era por la información completa.
- Y bien, ¿encontraste alguna pista?
La gaviota me quedó mirando como si no supiera de lo que estaba hablando, por lo que tuve que reasegurarme de que le había entrado en el cráneo.
- ¿Una dragona linda? ¿De hermosos cabellos oscuros? ¿Con una mirada despampanante y llena de vida? ¿Algo?
En un rápido movimiento, su boca alcanzó el pez que tenía en la mano y largó su vuelo lejos. Malditas aves, no se por qué siempre sobrestimo su inteligencia… O más bien, sobrestimo la mía al confiar en ellas. Pero no importaba. Podía estar vigilando el puerto desde el mar, solo necesitaba tiempo.
Sé que estás ahí, Siria Reinhart, y voy a encontrarte.
- ¡… a que no!
… a que si.
- ¡… que no!
----
Había pasado unos días después del encuentro que tuve con Taliesin, la cual fue una aventura muy loca de principio a fin, y el destino me llevó nuevamente al puerto de Wul… digo, Vulwulfar. Había descubierto que en la ciudad era difícil ganar dinero como bardo o poeta, a menos que fueras al puerto. El problema de ello era Dalía, que cada lugar que visitaba que tuviera un mínimo de agua, se me aparecía, me abrazaba (y dejaba empapada de paso) y me pedía que la acompañara al fondo del mar para “vivir felices por siempre y siempre”.
No me gustaba el plan porque, uno, no sentía ese tipo de afecto hacia ella, y dos, ¿se imaginan lo complicado que sería vivir en el fondo del mar e intentar lavar la ropa? “Pero puedes ir sin ropa” Claro, como si taparme con dos o tres almejas servía para mantener mi dignidad…
¡Pero no iba a dejarme amedrentar por una sirena! ¡Y el hecho de que estuviera escondida detrás de estas tres cajas no es prueba de lo contrario!
…
Y escondida, me senté en una caja pequeña cuando vi pasar algo… curioso: una pequeña bola con patas cargando muchas cosas encima. No estaba segura de si estaba bien de la vista, por lo que miré de nuevo y en efecto, era una bola con patas cargando muchas cosas encima. Pero aquella bola con patas cargando muchas cosas encima era alguien que conocía, brevemente, pero que conocía.
- Mira tú, es Amir – murmuré, no muy segura de si así era su nombre.
Puse mis manos atrás, silbaba como si no fuera la gran cosa y comencé a seguirlo. Su viaje fue corto, parecía saber exactamente donde debía ir. Comenzó a hablar con lo que parecía ser el capitán de un navío, y viendo piezas preciosas. Una de ellas era la más llamativa, y sin embargo, era la que más parecía tener problemas. No escuché toda la conversación, pero lo poco que escuché, que fue lo último, me daba a entender que lo que intentaba vender estaba incompleto.
Amit (menos mal que alcancé a recordar su nombre) se veía bastante complicado, y aunque lo había conocido como alguien serio, su mirada iba más allá de ese punto. Creo. Osea, no conocía a muchos de su raza, así que era difícil saber lo que estaba pensando.
- ¡Hey Amit! - le dije casualmente mientras me acercaba a ambos sujetos – No esperaba encontrarte por estos lares. ¿Intentas vender algunos artilugios antes de marchar?
Todavía no estoy segura del todo por qué marché hacia él y me acerqué con tanta casualidad a su encuentro. Si, lo conocía y me había ayudado previamente en el mercado, pero no teníamos mucho más contacto de ello. Sabía que era un aventurero y que realizaba trabajos varios, más allá de eso nada.
- Aunque este artículo se encuentra incompleto, por lo que no tiene mucho valor en si mismo – me respondió el capitán al volver a mirar al ratón, por lo que supuse que, al no verme como una extraña ante Amit, podía tomar algo de confianza – Si estuviera completo y con el estuche, otra sería la historia.
- Hmm – me volví para también mirar a Amit y, por alguna razón, decidí hablar - ¿Encontraste más cosas cuando encontraste el objeto? Quizás si volvemos, podemos encontrar el resto de lo que falta.
Sin darme cuenta, el uso de mis palabras daba a entender en plural. No es que tuvieramos mucho en común, y no es que nos conocieramos mucho, pero… había algo dentro de mi que quería viajar con él. Iba más allá de la cortesía usual que se tenía ante otras personas. Como que… sentía que mi corazón se agitaba enérgicamente al pensar en salir en una aventura para buscar lo que le faltaba.
- Osea, si es que me premites viajar contigo – de inmediato me corregí para no quedar como alguien que se subía a asuntos ajenos a ella – Me gustaría ayudarte en esto, “devolver la mano” si quieres considerarlo de esa forma.
- Jeje, muy bien, muy bien...
Mientras pensaba en ello, una de mis informantes llegó donde me encontraba, escondida detrás de un arrecife. Apoyó sus patas en mi brazo y cerró sus alas mientras se acomodaba. Con mi otro brazo, metía la mano dentro del mar para sacar un pez. No se lo di de inmediato, el trato era por la información completa.
- Y bien, ¿encontraste alguna pista?
La gaviota me quedó mirando como si no supiera de lo que estaba hablando, por lo que tuve que reasegurarme de que le había entrado en el cráneo.
- ¿Una dragona linda? ¿De hermosos cabellos oscuros? ¿Con una mirada despampanante y llena de vida? ¿Algo?
En un rápido movimiento, su boca alcanzó el pez que tenía en la mano y largó su vuelo lejos. Malditas aves, no se por qué siempre sobrestimo su inteligencia… O más bien, sobrestimo la mía al confiar en ellas. Pero no importaba. Podía estar vigilando el puerto desde el mar, solo necesitaba tiempo.
Sé que estás ahí, Siria Reinhart, y voy a encontrarte.
- ¡… a que no!
… a que si.
- ¡… que no!
----
Había pasado unos días después del encuentro que tuve con Taliesin, la cual fue una aventura muy loca de principio a fin, y el destino me llevó nuevamente al puerto de Wul… digo, Vulwulfar. Había descubierto que en la ciudad era difícil ganar dinero como bardo o poeta, a menos que fueras al puerto. El problema de ello era Dalía, que cada lugar que visitaba que tuviera un mínimo de agua, se me aparecía, me abrazaba (y dejaba empapada de paso) y me pedía que la acompañara al fondo del mar para “vivir felices por siempre y siempre”.
No me gustaba el plan porque, uno, no sentía ese tipo de afecto hacia ella, y dos, ¿se imaginan lo complicado que sería vivir en el fondo del mar e intentar lavar la ropa? “Pero puedes ir sin ropa” Claro, como si taparme con dos o tres almejas servía para mantener mi dignidad…
¡Pero no iba a dejarme amedrentar por una sirena! ¡Y el hecho de que estuviera escondida detrás de estas tres cajas no es prueba de lo contrario!
…
Y escondida, me senté en una caja pequeña cuando vi pasar algo… curioso: una pequeña bola con patas cargando muchas cosas encima. No estaba segura de si estaba bien de la vista, por lo que miré de nuevo y en efecto, era una bola con patas cargando muchas cosas encima. Pero aquella bola con patas cargando muchas cosas encima era alguien que conocía, brevemente, pero que conocía.
- Mira tú, es Amir – murmuré, no muy segura de si así era su nombre.
Puse mis manos atrás, silbaba como si no fuera la gran cosa y comencé a seguirlo. Su viaje fue corto, parecía saber exactamente donde debía ir. Comenzó a hablar con lo que parecía ser el capitán de un navío, y viendo piezas preciosas. Una de ellas era la más llamativa, y sin embargo, era la que más parecía tener problemas. No escuché toda la conversación, pero lo poco que escuché, que fue lo último, me daba a entender que lo que intentaba vender estaba incompleto.
Amit (menos mal que alcancé a recordar su nombre) se veía bastante complicado, y aunque lo había conocido como alguien serio, su mirada iba más allá de ese punto. Creo. Osea, no conocía a muchos de su raza, así que era difícil saber lo que estaba pensando.
- ¡Hey Amit! - le dije casualmente mientras me acercaba a ambos sujetos – No esperaba encontrarte por estos lares. ¿Intentas vender algunos artilugios antes de marchar?
Todavía no estoy segura del todo por qué marché hacia él y me acerqué con tanta casualidad a su encuentro. Si, lo conocía y me había ayudado previamente en el mercado, pero no teníamos mucho más contacto de ello. Sabía que era un aventurero y que realizaba trabajos varios, más allá de eso nada.
- Aunque este artículo se encuentra incompleto, por lo que no tiene mucho valor en si mismo – me respondió el capitán al volver a mirar al ratón, por lo que supuse que, al no verme como una extraña ante Amit, podía tomar algo de confianza – Si estuviera completo y con el estuche, otra sería la historia.
- Hmm – me volví para también mirar a Amit y, por alguna razón, decidí hablar - ¿Encontraste más cosas cuando encontraste el objeto? Quizás si volvemos, podemos encontrar el resto de lo que falta.
Sin darme cuenta, el uso de mis palabras daba a entender en plural. No es que tuvieramos mucho en común, y no es que nos conocieramos mucho, pero… había algo dentro de mi que quería viajar con él. Iba más allá de la cortesía usual que se tenía ante otras personas. Como que… sentía que mi corazón se agitaba enérgicamente al pensar en salir en una aventura para buscar lo que le faltaba.
- Osea, si es que me premites viajar contigo – de inmediato me corregí para no quedar como alguien que se subía a asuntos ajenos a ella – Me gustaría ayudarte en esto, “devolver la mano” si quieres considerarlo de esa forma.
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Amit escuchó una voz que le resultó familiar, levantó primero las orejas y luego giró la cabeza para comprobar de quién se trataba. Era la mujer que había conocido en... ¿En donde la había conocido? La poca memoria de los Mausu no ayudaba a que pudiera recordar la situación, mucho menos el nombre de esa persona.
-¡Tchik! - El roedor se quedó pensando mientras se peinaba los bigotes, luego sacó un cuaderno y pasó hojas con velocidad hasta que llegó al dato que buscaba - ¡Siria Reinhardt!- Exclamó victorioso, ahora sí se acordaba quién era - ¿Cómo estás? Tchik ¿Pudiste utilizar el arma que compraste? - El capitán carraspeó para hacer notar su presencia - Oh, claro ¡Tchik! Él es el Capitán Connor, vengo a venderle cosas de barcos cada vez que puedo -
El hombre hizo una inclinación de cabeza para saludar a Siria. Luego continuó con la charla en relación a los artículos que Amit le había presentado, pero la situación no parecía tener mucho lugar a discusión: Si el Mausu quería venderle esas cosas tendría que buscar las partes que le faltaban.
-Habían muchas cosas, pero no me di cuenta que esta pieza estaba incompleta - Chasqueó los dientes varias veces - Al menos tengo que ir a comprobar si en verdad olvidé algo o no - Eso retrasaría nuevamente su regreso, pero sí lograba vender ese artefacto podría ir a su tribu de modo directo, sin tener que detenerse para buscar más cosas.
Le sorprendió que Siria usara el plural, la miró de arriba abajo y... No parecía una aventurera. Cierto era que no había qué juzgar a las personas por su apariencia, quizás la mujer fuera un trotamundo aunque no lo aparentaba, o una comerciante. Amit asintió varias veces, no tenía problema alguno si en verdad quería ir con él.
-Claro, pero no creo que pueda pagarte, este trabajo es para mi tribu y no puedo repartir las ganancias por más que me acompañes ¿Si lo entiendes? - El Mausu no quería sonar desconfiado, solo deseaba dejar en claro todos los términos y condiciones antes de que se embarcaran en la búsqueda.
-Estaré aquí hasta mañana, en cuanto salga el sol zarpamos - Dijo el capitán haciendo un gesto para despedirse de los dos.
Con el asunto resuelto, Amit volvió a cerrar la manta y la guardó en su mochila.
-Tchik, bien, creo que eso nos da bastantes horas. Pero igual no debemos confiarnos, tardaremos un buen rato en llegar - Se ajustó el morral y miró a la mujer con un gesto que era difícil de interpretar, dado su nulo parecido con un rostro humano - Vamos -
Comenzó a caminar en dirección opuesta al centro de la ciudad, alejándose de la zona más residencial para adentrarse en los terrenos más salvajes y menos habitados. Al principio no hablaba mucho, no porque estuviera molesto, sino porque intentaba ubicarse y recordar qué camino había tomado. Sacó nuevamente su cuaderno y lo abrió en una página que tenía señalada.
-Tendremos que seguir derecho por aquí durante un largo trecho - Guardó el cuaderno y agregó - ¿Alguna vez habías hecho algo como esto, Siria? A veces puede ser un poco peligroso, Tchik - No quería desalentarla, solo evaluaba cuales eran las capacidades de su nueva acompañante -¿Sabes algo sobre barcos?-
-¡Tchik! - El roedor se quedó pensando mientras se peinaba los bigotes, luego sacó un cuaderno y pasó hojas con velocidad hasta que llegó al dato que buscaba - ¡Siria Reinhardt!- Exclamó victorioso, ahora sí se acordaba quién era - ¿Cómo estás? Tchik ¿Pudiste utilizar el arma que compraste? - El capitán carraspeó para hacer notar su presencia - Oh, claro ¡Tchik! Él es el Capitán Connor, vengo a venderle cosas de barcos cada vez que puedo -
El hombre hizo una inclinación de cabeza para saludar a Siria. Luego continuó con la charla en relación a los artículos que Amit le había presentado, pero la situación no parecía tener mucho lugar a discusión: Si el Mausu quería venderle esas cosas tendría que buscar las partes que le faltaban.
-Habían muchas cosas, pero no me di cuenta que esta pieza estaba incompleta - Chasqueó los dientes varias veces - Al menos tengo que ir a comprobar si en verdad olvidé algo o no - Eso retrasaría nuevamente su regreso, pero sí lograba vender ese artefacto podría ir a su tribu de modo directo, sin tener que detenerse para buscar más cosas.
Le sorprendió que Siria usara el plural, la miró de arriba abajo y... No parecía una aventurera. Cierto era que no había qué juzgar a las personas por su apariencia, quizás la mujer fuera un trotamundo aunque no lo aparentaba, o una comerciante. Amit asintió varias veces, no tenía problema alguno si en verdad quería ir con él.
-Claro, pero no creo que pueda pagarte, este trabajo es para mi tribu y no puedo repartir las ganancias por más que me acompañes ¿Si lo entiendes? - El Mausu no quería sonar desconfiado, solo deseaba dejar en claro todos los términos y condiciones antes de que se embarcaran en la búsqueda.
-Estaré aquí hasta mañana, en cuanto salga el sol zarpamos - Dijo el capitán haciendo un gesto para despedirse de los dos.
Con el asunto resuelto, Amit volvió a cerrar la manta y la guardó en su mochila.
-Tchik, bien, creo que eso nos da bastantes horas. Pero igual no debemos confiarnos, tardaremos un buen rato en llegar - Se ajustó el morral y miró a la mujer con un gesto que era difícil de interpretar, dado su nulo parecido con un rostro humano - Vamos -
Comenzó a caminar en dirección opuesta al centro de la ciudad, alejándose de la zona más residencial para adentrarse en los terrenos más salvajes y menos habitados. Al principio no hablaba mucho, no porque estuviera molesto, sino porque intentaba ubicarse y recordar qué camino había tomado. Sacó nuevamente su cuaderno y lo abrió en una página que tenía señalada.
-Tendremos que seguir derecho por aquí durante un largo trecho - Guardó el cuaderno y agregó - ¿Alguna vez habías hecho algo como esto, Siria? A veces puede ser un poco peligroso, Tchik - No quería desalentarla, solo evaluaba cuales eran las capacidades de su nueva acompañante -¿Sabes algo sobre barcos?-
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Mientras la conversación se centró en el objeto, lo tomé con cuidado para revisarlo de la misma forma en que lo había revisado el capitán previamente. Lo había visto previamente en mis viajes, se trataba de un sextante. Era un objeto muy preciado para los navíos, debido a que, si sabías usarlo, podías saber fácilmente la distancia entre el barco en el que estabas y los objetos a la lejanía, como las nubes de una tormenta u otros navíos. Sin embargo, debido a la complejidad de uso y fabricación, tener uno efectivamente era valioso, por lo que Amit se hubiera anotado una buena venta de haber estado completo.
Aunque lo miraba por todos lados, y no podía descubrir qué le faltaba para estar entero. Probablemente si Leveru estuviera aquí, lo habríamos descubierto.
- Hmmm… ¿Eh? ¡Ah! Sobre eso… - las palabras de Amit me trajeron al mundo real – No te preocupes por eso, la vez que nos encontramos también me comentaste que estabas en temas de tu tribu – aunque no recuerdo si me lo había dicho a mi exactamente o a la chica dragona que nos atendió en la tienda. ¿Reivy se llamaba? - Puedes tomar mis servicios como agradecimiento por lo de aquella vez.
El capitán obviamente se me quedó mirando extrañado, probablemente por la forma en que me aparecí tan repentinamente y ofreciendo mi ayuda así como así. Y era cierto, en este mundo, era extremadamente raro que alguien lo hiciera de forma tan altruista, a menos que tuviera algo detrás, una segunda intención, en su cabeza.
Y en un cierto sentido, eso aplicaba a mi también.
Una vez nos alejamos del puerto, punto en donde ya podía respirar tranquila de que cierta persona ya no podía seguirme, miré sobre el hombro de Amit y miré su cuaderno lleno de anotaciones. Hace poco también había buscado mi nombre en él, ¿sería que sufría de mala memoria? Hmm, más bien parecía que tenía problemas para recordar los detalles, ya que el panorama de las cosas, como conocer al capitán y reconocerme, las recordaba. ¿O será que el, y la gente de su tribu, recordaba las cosas de manera distinta que otras personas?
- Hmm… antes que nada, ¿me darías 5 minutos para conversar sobre esto?
Vi que Amit estaba dudando, y de manera esperable. Y la verdad, no iba a tomar ofensa al respecto. Es por esto que decidí detener nuestra marcha y me senté en el suelo, cruzandome de piernas para quedar más cómoda frente a él. Al menos ahora podría mirarlo a los ojos, y el no tendría que comportarse como si le estuviera hablando a un edificio.
- No quise contarlo frente al capitán porque mucha gente no lo entiende, y no me ofendería si tu tampoco lo haces. Quiero acompañarte porque… bueno, estoy en un peregrinaje – ladeé mi cabeza a un lado, pensando en como explicarlo para que no fuera tan confusa – Hace mucho tiempo que me embarqué en viajar por Aerandir porque hay cosas que no entiendo. No solo como funciona el mundo, sino cosas que no entiendo de mi misma.
Lentamente acerqué mi mano a mi espalda, y haciendo un movimiento suave para desatascarlo, saqué el báculo que me ayudó a adquirir en el mercado hace un tiempo atrás. Se lo mostré, y lentamente con mi mano comencé a moverlo en circulos, como cuando juegas con una rama entre tus dedos de forma distraída.
- Y quiero aprender a entender esas cosas, a mi misma. Es por eso que he viajado. De hecho, he viajado más de lo que aparento – y creo que Wood estaría orgullosa de saber también cuánto he viajado – mis padres trabajaban con muchos mercaderes, así que también sé lidiar con ellos.
Guardé el bastón de vuelta en mi espalda, haciendo un ajuste a la correa que la soportaba, y volví a prestarle atención a Amit.
- He estado en muchos barcos en mis viajes. Aunque no sé como será este barco, puedo ayudar si es que necesitas investigar más a fondo. Y si alguna parte del barco está hundida en el agua, puedo ayudarte con ello, ya que puedo aguantar el aire bajo el agua por mucho tiempo. Claro, si quieres llevarme contigo y sientes que no seré una carga.
No se lo dije como si fuera un ultimátum ni nada, dependería de si sinceramente me quería en su viaje, y no iba a resentirlo si no. Pero si quería llevarme, iba a asegurarme de que fuera toda una ayuda para él y no una carga.
Aunque lo miraba por todos lados, y no podía descubrir qué le faltaba para estar entero. Probablemente si Leveru estuviera aquí, lo habríamos descubierto.
- Hmmm… ¿Eh? ¡Ah! Sobre eso… - las palabras de Amit me trajeron al mundo real – No te preocupes por eso, la vez que nos encontramos también me comentaste que estabas en temas de tu tribu – aunque no recuerdo si me lo había dicho a mi exactamente o a la chica dragona que nos atendió en la tienda. ¿Reivy se llamaba? - Puedes tomar mis servicios como agradecimiento por lo de aquella vez.
El capitán obviamente se me quedó mirando extrañado, probablemente por la forma en que me aparecí tan repentinamente y ofreciendo mi ayuda así como así. Y era cierto, en este mundo, era extremadamente raro que alguien lo hiciera de forma tan altruista, a menos que tuviera algo detrás, una segunda intención, en su cabeza.
Y en un cierto sentido, eso aplicaba a mi también.
Una vez nos alejamos del puerto, punto en donde ya podía respirar tranquila de que cierta persona ya no podía seguirme, miré sobre el hombro de Amit y miré su cuaderno lleno de anotaciones. Hace poco también había buscado mi nombre en él, ¿sería que sufría de mala memoria? Hmm, más bien parecía que tenía problemas para recordar los detalles, ya que el panorama de las cosas, como conocer al capitán y reconocerme, las recordaba. ¿O será que el, y la gente de su tribu, recordaba las cosas de manera distinta que otras personas?
- Hmm… antes que nada, ¿me darías 5 minutos para conversar sobre esto?
Vi que Amit estaba dudando, y de manera esperable. Y la verdad, no iba a tomar ofensa al respecto. Es por esto que decidí detener nuestra marcha y me senté en el suelo, cruzandome de piernas para quedar más cómoda frente a él. Al menos ahora podría mirarlo a los ojos, y el no tendría que comportarse como si le estuviera hablando a un edificio.
- No quise contarlo frente al capitán porque mucha gente no lo entiende, y no me ofendería si tu tampoco lo haces. Quiero acompañarte porque… bueno, estoy en un peregrinaje – ladeé mi cabeza a un lado, pensando en como explicarlo para que no fuera tan confusa – Hace mucho tiempo que me embarqué en viajar por Aerandir porque hay cosas que no entiendo. No solo como funciona el mundo, sino cosas que no entiendo de mi misma.
Lentamente acerqué mi mano a mi espalda, y haciendo un movimiento suave para desatascarlo, saqué el báculo que me ayudó a adquirir en el mercado hace un tiempo atrás. Se lo mostré, y lentamente con mi mano comencé a moverlo en circulos, como cuando juegas con una rama entre tus dedos de forma distraída.
- Y quiero aprender a entender esas cosas, a mi misma. Es por eso que he viajado. De hecho, he viajado más de lo que aparento – y creo que Wood estaría orgullosa de saber también cuánto he viajado – mis padres trabajaban con muchos mercaderes, así que también sé lidiar con ellos.
Guardé el bastón de vuelta en mi espalda, haciendo un ajuste a la correa que la soportaba, y volví a prestarle atención a Amit.
- He estado en muchos barcos en mis viajes. Aunque no sé como será este barco, puedo ayudar si es que necesitas investigar más a fondo. Y si alguna parte del barco está hundida en el agua, puedo ayudarte con ello, ya que puedo aguantar el aire bajo el agua por mucho tiempo. Claro, si quieres llevarme contigo y sientes que no seré una carga.
No se lo dije como si fuera un ultimátum ni nada, dependería de si sinceramente me quería en su viaje, y no iba a resentirlo si no. Pero si quería llevarme, iba a asegurarme de que fuera toda una ayuda para él y no una carga.
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Amit no se esperaba que se tomara la situación tan en serio, pidió que se detuvieran y hasta adoptó una posición y un tono de respeto que no solía verse en las otras razas. La verdad sea dicha, el roedor no era consciente de su falta de altura, es decir, sabía con certeza que era mucho más bajo que el promedio de los no-Mausu. Pero no lo percibía como una desventaja o siquiera como algo negativo.
-¿Un peregrinaje? – Amit escuchó la explicación muy serio, intentando entender qué podía llevar a una persona a dejar atrás a su tribu. Finalmente negó con la cabeza, en su tono no se percibía enojo, sino extrañeza – Dejaste a tu tribu atrás ¿Y si te necesitan? ¿No es eso el pensar primero en el bien propio y no en el de tu comunidad? – Se estiro los bigotes y agregó – A menos que luego esos conocimientos puedan ser usados por los tuyos, Tchik ¿Es así? Entonces sería un motivo loable –
Hay que tener en cuenta que los Mausu solo vivían con un motivo en mente: Lograr que la tribu prospere. No concebían ningún tipo de vida que no incluyera el trabajo y el sacrificio por los suyos, la idea de irse por cuenta propia, dejando atrás a los pares era lo más cercano a la maldad que un Mausu podría imaginar.
-Ya veo, entonces tu experiencia nos será muy útil. Es difícil encontrar buenos compañeros de aventuras – Miro como manejaba el bastón que había comprado en el mercado la tarde en que se conocieron – Es un buen arma, Tchik, muy buen arma, te servirá en este viaje y en todos los que emprenderás en el futuro –
El roedor asintió varias veces y le dio la mano para cerrar el trato.
-Claro que sí, lamento haber dudado de tus conocimientos. Aunque no entienda tus motivos para apartarte de tu tribu, creo que podrás ser de gran ayuda en esta tarea – Lo pensó unos segundos y agregó – Y si encontramos algo más de valor, te lo puedes quedar, al fin y al cabo, te lo habrás ganado con tu propio esfuerzo –
Aclarado todo ese asunto, Amit le hizo un gesto para que se levantara y continuaran caminando. A medida que se alejaban de la ciudad el pasto era cada vez más largo, seguramente Siria podría seguir caminando sin problema, pero Amit tenía que dar cada vez pasos más largos y también más lentos. Por eso se retrasaron un poco en llegar hasta la parte más boscosa, claramente el Mausu no permitiría que nadie lo ayude o lo levante.
-Fue una verdadera sorpresa cuando me encontré con este barco – Comentó el ratón como para romper el hielo – He estado en muchos castillos destruidos, o en antiguos templos de religiones olvidadas, Tchik, pero es la primera vez que tengo que meterme en un barco. Cuando naufragan no suelen llegar a las costas más que sus restos ¡El mar es un enemigo temible! –
Un enemigo que los Mausu solían mantener alejado, no conocían nada sobre los secretos de la navegación, su máximo acercamiento a ese mundo era el subirse a un barco cuando tenían que visitar las islas de los Hechiceros por motivos comerciales.
Finalmente llegaron a la sombra del bosque, donde Amit podía moverse con mayor soltura, así que esa parte del trayecto no le resultó tan tediosa. Luego de varias horas, con las respectivas pausas para que el Mausu revisara si estaban yendo por el camino correcto, llegaron a su destino, un enorme galeón inclinado hacia un lado y destruido por el paso de los años.
-¿Un peregrinaje? – Amit escuchó la explicación muy serio, intentando entender qué podía llevar a una persona a dejar atrás a su tribu. Finalmente negó con la cabeza, en su tono no se percibía enojo, sino extrañeza – Dejaste a tu tribu atrás ¿Y si te necesitan? ¿No es eso el pensar primero en el bien propio y no en el de tu comunidad? – Se estiro los bigotes y agregó – A menos que luego esos conocimientos puedan ser usados por los tuyos, Tchik ¿Es así? Entonces sería un motivo loable –
Hay que tener en cuenta que los Mausu solo vivían con un motivo en mente: Lograr que la tribu prospere. No concebían ningún tipo de vida que no incluyera el trabajo y el sacrificio por los suyos, la idea de irse por cuenta propia, dejando atrás a los pares era lo más cercano a la maldad que un Mausu podría imaginar.
-Ya veo, entonces tu experiencia nos será muy útil. Es difícil encontrar buenos compañeros de aventuras – Miro como manejaba el bastón que había comprado en el mercado la tarde en que se conocieron – Es un buen arma, Tchik, muy buen arma, te servirá en este viaje y en todos los que emprenderás en el futuro –
El roedor asintió varias veces y le dio la mano para cerrar el trato.
-Claro que sí, lamento haber dudado de tus conocimientos. Aunque no entienda tus motivos para apartarte de tu tribu, creo que podrás ser de gran ayuda en esta tarea – Lo pensó unos segundos y agregó – Y si encontramos algo más de valor, te lo puedes quedar, al fin y al cabo, te lo habrás ganado con tu propio esfuerzo –
Aclarado todo ese asunto, Amit le hizo un gesto para que se levantara y continuaran caminando. A medida que se alejaban de la ciudad el pasto era cada vez más largo, seguramente Siria podría seguir caminando sin problema, pero Amit tenía que dar cada vez pasos más largos y también más lentos. Por eso se retrasaron un poco en llegar hasta la parte más boscosa, claramente el Mausu no permitiría que nadie lo ayude o lo levante.
-Fue una verdadera sorpresa cuando me encontré con este barco – Comentó el ratón como para romper el hielo – He estado en muchos castillos destruidos, o en antiguos templos de religiones olvidadas, Tchik, pero es la primera vez que tengo que meterme en un barco. Cuando naufragan no suelen llegar a las costas más que sus restos ¡El mar es un enemigo temible! –
Un enemigo que los Mausu solían mantener alejado, no conocían nada sobre los secretos de la navegación, su máximo acercamiento a ese mundo era el subirse a un barco cuando tenían que visitar las islas de los Hechiceros por motivos comerciales.
Finalmente llegaron a la sombra del bosque, donde Amit podía moverse con mayor soltura, así que esa parte del trayecto no le resultó tan tediosa. Luego de varias horas, con las respectivas pausas para que el Mausu revisara si estaban yendo por el camino correcto, llegaron a su destino, un enorme galeón inclinado hacia un lado y destruido por el paso de los años.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Comenzamos la caminata y, aunque al inicio no me percaté, Amit daba pasos muy largos para poder quedar a mi lado. No sabia si estaba acostumbrado a caminar de esa forma, o si era mi presencia y mis pasos más largos los que lo obligaban a caminar de esa forma. Ahí tenía la duda, ¿debería caminar más lento? ¿O quizás…?
¿… cargarlo?
Por un momento iba a preguntarle, pero considerando lo pésimo que reaccionó en el mercado, creo que era mejor no barajar esa posibilidad. Y creo que se sentiría ofendido si bajaba el ritmo. ¿O era de esas personas que quiere algo, pero no te lo dice y espera que captes la indirecta? Amit no parecía de esos. No creo que fuera uno de esos charlatanes que te gritaba “¡Podrías ir más despacio ¡Tchik!!”.
- Si, el mar trae muchas cosas… desagradables – le dije mientras pensaba en cierta personaje – aunque muchos pueblos costeros se desarrollan muy bien si tienen suficiente flujo de peces. Creo que, mientras no salgas a altamar en viajes muy largos, el mar puede ser buen lugar para asentarse en un poblado.
Después de algunas horas de viaje, era justamente como había dicho Amit: era un barco enorme que se encontraba naufrago en tierra. No a la orilla del océano ni cerca de alguna fuente de agua. Todo lo que rodeaba al barco era tierra, arbustos y árboles. Era lo suficientemente grande como para tener que dar unos pasos hacia atrás y estirar mucho tu cabeza hacia atrás para dar con la punta del barco. A lo largo era una historia parecida, aunque en vez de levantar la cabeza, necesitabas un catalejo para ver bien donde terminaba. No ayudaba que estuviera de costado, probablemente porque el peso de este barco no podía mantenerlo como usualmente los barcos se mantenían en el agua.
- Pensé que era un barco más pequeño, pero mira tu…
La madera ya mostraba señas del paso de los años, siendo la parte cercana al suelo la que más poseía daños: musgo, el nido de algunos animales pequeños, algunas ramas que emergían del interior del barco en búsqueda de luz del sol y una sensación de abandono que daba la impresión de que no habían cosas de valor dentro. Más, si mirabamos la zona cercana a la cabina del capitán, la madera parecía menos dañada, por lo que entendía que quizás era esa la zona donde Amit había encontrado las cosas.
Ahora, quedaba saber como iba a llegar a esa parte. No creo que para Amit fuera problema, ya que el tenía sus garras y su flexibilidad. En comparación, yo estaba tan flexible como un lapiz.
- ¿Fue en esa parte donde encontraste las partes del Sextante? - le comenté, apuntando hacia donde pensaba viajar – Ahí usualmente se encuentra la cabina del capitán, por lo que puede que se encuentren ahí los restos de las piezas. Lo otro también…
Comencé a mirar las partes cercanas al suelo, y aunque habían muchos agujeros hechos por el paso del tiempo, algunos eran muy pequeños para mi.
- Dime Amit, cuando viniste por primera vez, ¿sentiste algún olor de algún animal dentro o de alguna…? Como que se llama… ¿madriguera? - pensaba en que quizás podían haber animales que hicieron del interior su hogar, por lo que habría que andar con cuidado en ese caso.
Mirando hacia arriba, pensaba en si acaso podía haber una parte donde pudiera aterrizar como Dragón y de ahí caer hacia abajo con alguna cuerda o enredadera, aunque la verdad no quería proponer algo para que fuera riesgoso.
- Bien, hay muchas posibilidades. Tu tienes más experiencia en esto, ¿que crees que sea el mejor camino?
¿… cargarlo?
Por un momento iba a preguntarle, pero considerando lo pésimo que reaccionó en el mercado, creo que era mejor no barajar esa posibilidad. Y creo que se sentiría ofendido si bajaba el ritmo. ¿O era de esas personas que quiere algo, pero no te lo dice y espera que captes la indirecta? Amit no parecía de esos. No creo que fuera uno de esos charlatanes que te gritaba “¡Podrías ir más despacio ¡Tchik!!”.
- Si, el mar trae muchas cosas… desagradables – le dije mientras pensaba en cierta personaje – aunque muchos pueblos costeros se desarrollan muy bien si tienen suficiente flujo de peces. Creo que, mientras no salgas a altamar en viajes muy largos, el mar puede ser buen lugar para asentarse en un poblado.
Después de algunas horas de viaje, era justamente como había dicho Amit: era un barco enorme que se encontraba naufrago en tierra. No a la orilla del océano ni cerca de alguna fuente de agua. Todo lo que rodeaba al barco era tierra, arbustos y árboles. Era lo suficientemente grande como para tener que dar unos pasos hacia atrás y estirar mucho tu cabeza hacia atrás para dar con la punta del barco. A lo largo era una historia parecida, aunque en vez de levantar la cabeza, necesitabas un catalejo para ver bien donde terminaba. No ayudaba que estuviera de costado, probablemente porque el peso de este barco no podía mantenerlo como usualmente los barcos se mantenían en el agua.
- Pensé que era un barco más pequeño, pero mira tu…
- Spoiler:
- Como referencia, pero imaginen que está acostado xD
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La madera ya mostraba señas del paso de los años, siendo la parte cercana al suelo la que más poseía daños: musgo, el nido de algunos animales pequeños, algunas ramas que emergían del interior del barco en búsqueda de luz del sol y una sensación de abandono que daba la impresión de que no habían cosas de valor dentro. Más, si mirabamos la zona cercana a la cabina del capitán, la madera parecía menos dañada, por lo que entendía que quizás era esa la zona donde Amit había encontrado las cosas.
Ahora, quedaba saber como iba a llegar a esa parte. No creo que para Amit fuera problema, ya que el tenía sus garras y su flexibilidad. En comparación, yo estaba tan flexible como un lapiz.
- ¿Fue en esa parte donde encontraste las partes del Sextante? - le comenté, apuntando hacia donde pensaba viajar – Ahí usualmente se encuentra la cabina del capitán, por lo que puede que se encuentren ahí los restos de las piezas. Lo otro también…
Comencé a mirar las partes cercanas al suelo, y aunque habían muchos agujeros hechos por el paso del tiempo, algunos eran muy pequeños para mi.
- Dime Amit, cuando viniste por primera vez, ¿sentiste algún olor de algún animal dentro o de alguna…? Como que se llama… ¿madriguera? - pensaba en que quizás podían haber animales que hicieron del interior su hogar, por lo que habría que andar con cuidado en ese caso.
Mirando hacia arriba, pensaba en si acaso podía haber una parte donde pudiera aterrizar como Dragón y de ahí caer hacia abajo con alguna cuerda o enredadera, aunque la verdad no quería proponer algo para que fuera riesgoso.
- Bien, hay muchas posibilidades. Tu tienes más experiencia en esto, ¿que crees que sea el mejor camino?
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
-Interesante ¿Cierto? Tchik, lo hace pensar a uno como puede ser posible que haya llegado hasta aquí – Respondió el roedor cruzado de brazos – Pero no creo que haya que meditarlo demasiado, a veces los actos de los dioses son totalmente incomprensibles para nosotros – Los Mausu eran una tribu profundamente religiosa, por lo que no era extraño que Amit dejara el asunto en manos divinas.
El ratón comenzó a caminar rodeando el barco, el agujero que había utilizado para entrar era suficiente para él, pero no podría hacer que Siria pasara por semejante rendija ni aunque dejara todo su equipo. Se estiró los bigotes y chasqueó la lengua varias veces, levantando la cabeza en un intento por ver si había alguna entrada más arriba.
-Tchik, no, no lo encontré allí. La cámara del capitán es el primer lugar que revisan todos los saqueadores – Y claro que cuando hablaba de ladrones Amit se refería a “ellos” y no a “nosotros”, lo que él hacía no tenía nada que ver con el hurto, los Mausu buscaban antigüedades por el bien de la tribu, eso era muy diferente a robar algo por el beneficio personal – Por eso es el último lugar en el que busco. Igual que cuando estoy en alguna ruina, la cámara de los tesoros es mi última opción – Le hizo un gesto para que lo siguiera – Será mejor intentar desde el otro lado –
Mientras caminaban Amit apoyaba la mano sobre las tablas, buscando algún sitio adecuado donde pudiera hacer un agujero sin que se les cayera encima una parte de la estructura. Cuando Siria le hizo la pregunta sobre los animales tuvo que hacer memoria… Y eso era algo que no se le daba nada bien.
-Mmm, creo que si, Tchik, habían muchos animales viviendo dentro, sobre todo pájaros, lagartijas y roedores de varios tipos – Se detuvo y miro a la dragona – Pero no debes preocuparte, son inofensivos ¡Y deliciosos! – Como buen ratón que era, Amit no le hacía asco a nada a la hora de comer.
Las tablas que usaban para hacer barcos eran muy duras y resistentes, pensadas para que resistieran las inclemencias del clima, el agua de mar y hasta golpes contra otras embarcaciones. Por lo que no era de extrañar que la naturaleza no hubiese podido reclamar aún la totalidad del barco. Amit golpeó con los nudillos una parte que le había llamado la atención, acercó la oreja para escuchar mejor, luego olio la superficie y asintió varias veces para confirmar que lo había encontrado.
-Creo que lo mejor será hacer una puerta aquí, de esa manera si luego tenemos que salir con más cosas no tendremos problema. Tchik, si fuéramos hasta arriba luego tendríamos que bajarlas con una soga, o cargar con el peso en la espalda mientras descendemos –
Mientras explicaba todo esto se sacó el bolso y comenzó a revisarlo, sacó del fondo un pequeño frasco, lo destapo con los dientes y con mucho cuidado puso algunas gotas en la pared del barco. Espero unos segundos a que hiciera efecto, podía verse como el ácido corrosivo hacía efecto sobre la madera, pero no llegaba a traspasarla, solo a ablandarla.
-Cuidado – Le advirtió a Siria mientras sacaba su martillo. Lo balanceó un par de veces para apuntar bien y finalmente golpeó la madera, dejando un agujero lo suficientemente grande como para que la mujer pasara agachando la cabeza. Algunas aves salieron volando, espantadas por el ruido, pero más allá de eso parecía estar todo tranquilo – Bien, comencemos –
Amit se metió primero, la visión de los ratones no era buena ni con luz ni con oscuridad, pero por suerte para ambos habían los suficientes agujeros en la cubierta como para que se filtraran rayos de sol aquí y allá. Estaban en la bodega del barco, al estar inclinado resultaba un poco confuso, y la cantidad de vigas rotas daban la apariencia de desorden en general.
-Al objeto lo encontré en una habitación, Tchik, pero no recuerdo para cual de los lados estaba… - Sacó su cuaderno y consultó las notas, pero no había escrito algo tan puntual. El Mausu hizo algunos chillidos en voz baja que en su idioma eran maldiciones.
El ratón comenzó a caminar rodeando el barco, el agujero que había utilizado para entrar era suficiente para él, pero no podría hacer que Siria pasara por semejante rendija ni aunque dejara todo su equipo. Se estiró los bigotes y chasqueó la lengua varias veces, levantando la cabeza en un intento por ver si había alguna entrada más arriba.
-Tchik, no, no lo encontré allí. La cámara del capitán es el primer lugar que revisan todos los saqueadores – Y claro que cuando hablaba de ladrones Amit se refería a “ellos” y no a “nosotros”, lo que él hacía no tenía nada que ver con el hurto, los Mausu buscaban antigüedades por el bien de la tribu, eso era muy diferente a robar algo por el beneficio personal – Por eso es el último lugar en el que busco. Igual que cuando estoy en alguna ruina, la cámara de los tesoros es mi última opción – Le hizo un gesto para que lo siguiera – Será mejor intentar desde el otro lado –
Mientras caminaban Amit apoyaba la mano sobre las tablas, buscando algún sitio adecuado donde pudiera hacer un agujero sin que se les cayera encima una parte de la estructura. Cuando Siria le hizo la pregunta sobre los animales tuvo que hacer memoria… Y eso era algo que no se le daba nada bien.
-Mmm, creo que si, Tchik, habían muchos animales viviendo dentro, sobre todo pájaros, lagartijas y roedores de varios tipos – Se detuvo y miro a la dragona – Pero no debes preocuparte, son inofensivos ¡Y deliciosos! – Como buen ratón que era, Amit no le hacía asco a nada a la hora de comer.
Las tablas que usaban para hacer barcos eran muy duras y resistentes, pensadas para que resistieran las inclemencias del clima, el agua de mar y hasta golpes contra otras embarcaciones. Por lo que no era de extrañar que la naturaleza no hubiese podido reclamar aún la totalidad del barco. Amit golpeó con los nudillos una parte que le había llamado la atención, acercó la oreja para escuchar mejor, luego olio la superficie y asintió varias veces para confirmar que lo había encontrado.
-Creo que lo mejor será hacer una puerta aquí, de esa manera si luego tenemos que salir con más cosas no tendremos problema. Tchik, si fuéramos hasta arriba luego tendríamos que bajarlas con una soga, o cargar con el peso en la espalda mientras descendemos –
Mientras explicaba todo esto se sacó el bolso y comenzó a revisarlo, sacó del fondo un pequeño frasco, lo destapo con los dientes y con mucho cuidado puso algunas gotas en la pared del barco. Espero unos segundos a que hiciera efecto, podía verse como el ácido corrosivo hacía efecto sobre la madera, pero no llegaba a traspasarla, solo a ablandarla.
-Cuidado – Le advirtió a Siria mientras sacaba su martillo. Lo balanceó un par de veces para apuntar bien y finalmente golpeó la madera, dejando un agujero lo suficientemente grande como para que la mujer pasara agachando la cabeza. Algunas aves salieron volando, espantadas por el ruido, pero más allá de eso parecía estar todo tranquilo – Bien, comencemos –
Amit se metió primero, la visión de los ratones no era buena ni con luz ni con oscuridad, pero por suerte para ambos habían los suficientes agujeros en la cubierta como para que se filtraran rayos de sol aquí y allá. Estaban en la bodega del barco, al estar inclinado resultaba un poco confuso, y la cantidad de vigas rotas daban la apariencia de desorden en general.
-Al objeto lo encontré en una habitación, Tchik, pero no recuerdo para cual de los lados estaba… - Sacó su cuaderno y consultó las notas, pero no había escrito algo tan puntual. El Mausu hizo algunos chillidos en voz baja que en su idioma eran maldiciones.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Mientras seguí a Amit, mi mirada observaba donde antes estaban las velas del barco. Solo pequeños trozos de tela quedaban en un mástil eran la evidencia de que alguna vez el viento llevó a este titán de manera por los mares. Era curioso ver ese pedazo de tela y darse cuenta de que había cierto orgullo imbuido en todo el artefacto del mar. La naturaleza lentamente reclamaba este lugar como suyo, con ciertos animales que hacían sus nidos en las partes más altas, musgos en donde el sol le era imposible llegar, animales que entraban y salían de algunos agujeros pequeños que el tiempo se encargó de crear.
Más que designios de los dioses, me preguntaba cuán borrasho tenía que estar el capitán para llegar a tierra con un barco.
Miré uno de los agujeros por los cuales la luz entraba al interior del barco. No pude evitar preguntarme, ¿serían todos esos agujeros realmente productos del tiempo en este lugar y de los animales?
- Al menos no tendremos que preocuparnos por…
… había dicho que habían aves, lagartijas y roedores. Favor enfocarse en la última parte. Y luego habían dicho que eran deliciosos. Favor enfocarse en esa última parte también. ¿Acaso estaba sugiriendo que...? No, no, tenía que ser accidente. Quizás solo se refería a las aves y lagartijas. No creo que él, siendo un roedor, se comiera otros…
… ¿o si?
- … eh… - intenté seguir todo normal, y evitaría pensar en el canibalismo por el momento – al menos no pasaremos hambre, digo.
Bueno, solo podía hablar por él, la verdad.
Cuando llegamos a cierta pared, llegamos a quizás la zona más suave de la madera. Desde ahí, Amit sacó un líquido que virtió con cuidado en la pared. Fue una sorpresa para mi el ver cómo la superficie hacía efecto y, con un solo martillazo, consiguió hacer un agujero que hubiera tardado horas en hacer.
- Oh, vaya. Estar preparado para estas ocasiones realmente hace a un aventurero – no pude evitar murmurar mientras entraba al interior del barco, con cuidado de que la madera no topara con mis pertenencias.
Una vez dentro, mis ojos se mostraban tan inquietos por ver todo como si fuera una niña pequeña que se encuentra un fascinante lugar que jamás había visto antes. Los rayos del sol se filtraban lo suficiente como para tener una visión muy general de todo, aunque costaba hacerse una idea de donde estabamos debido a la perspectiva del barco. Algunos barriles, algunos despedazados y otros suertudamente enteros, unas esferas de acero cubiertas con musgos, unas cuerdas y variados objetos parecían darnos a entender que estabamos en una especie de bodega.
Entonces estabamos en una de las partes más bajas del barco.
- Esta parte del barco es como la capa más baja del interior – le comenté a Amit, al verlo complicado con su cuaderno. Si no reconocía esta parte del barco significaba que lo que buscabamos debía estar en las otras capas – Si caminamos por nuestra izquierda, deberíamos encontrar las escaleras que nos lleven al Sollado. Ahí usualmente se encuentran los dormitorios de los marinos.
Aunque habían agujeros que nos permitían hacernos una idea general, existían partes, como pequeñas habitaciones, que parecían carecer completamente de cualquier luz del sol. Fue entonces cuando me di cuenta que yo también estaba medianamente preparada para estas situaciones.
- Ya sé que podemos hacer para pasar por estas partes sin luz.
De una de las bolsas que le compré a Eltrant, saqué un pequeño artilugio que adquirí sin pensar demasiado en el mercado: una lámpara mágica. Era el trabajo de un hombre bestia cuyo nombre no podía recordar, pero era muy alto. Esa una impresión que difícilmente se te va.
Tal y como me instruyó, giré una perilla del dispositivo y este a los pocos segundos iluminó nuestro alrededor, lentamente como si evitara que nos causara molestia a los ojos por el cambio súbito de luz.
- Con esto podremos ver el interior del barco de mejor forma. Durará una hora aproximadamente, Pero será nuestra mejor forma de caminar por este lugar sin perder detalles.
Debido a que era la portadora de la luz (me gusta como suena eso), decidí ser la que fuera delante mientras Amit me guiaría si encontraba algo que recordarse o que valiera la pena. Además de algunos animales pequeños, no había mucha más actividad interior. Aun así, había cierta inquietud en mi corazón. ¿Sería el estar en un lugar tan opresivamente compacto, lleno de lugares donde no podías ver? No podía saber si había algo peligroso realmente cerca, y eso me incomodaba.
- Ah, una puerta.
Estando de costado era curioso verla, se sentía que eramos nosotros los que caminabamos horizontalmente. Si yo me estiraba podía apenas alcanzar la perilla, pero no era lo suficiente como para abrirla. Y esta pared, a diferencia de muchas otras donde entraba el sol, se encontraba inmaculada. Bien podíamos depender del líquido que tenía Amit, pero podía llegar un punto en donde podríamos necesitarla y sería muy malo que se nos agotara cuando realmente la necesitaramos.
Por eso, antes que Amit volviera a depender del líquido, saqué el bastón Bo que adquirí en el mercado, y coloqué un extremo del arma en una pequeña hendidura que existía entre el marco de la puerta y esta.
- Creo que podremos hacer palanca para abrir la puerta – aunque… se sentía irresponsable forzar el arma así – Toma la lámpara Amit, ayudame a ver.
Tomé una piedra del tamaño de un puño que había en el lugar y la coloqué cerca del marco, debajo del arma, para que fuera el punto de presión de la fuerza. Arremangué mis brazos, hice un pequeño ejercicio para evitar que se me desgarrara uno de ellos con el esfuerzo y, colocando un pie en la pared como punto de apoyo, tomé el extremo del bastón que se encontraba más lejos de la puerta.
El uso de la fuerza me tuvo apretando los dientes mientras estiraba todo mi cuerpo para hacer fuerza. El movimiento del bastón era lento y con mucha resistencia, pero los crujidos que salían de la puerta, junto con algo de polvo, daban a entender que estaba funcionando.
- Vamos… hija… de… tu.. árbol… ¡Ah!
El movimiento fue repentino y me hizo perder el equilibrio para caer a mis espaldas, pero la puerta cedió por completo, abriendose de lleno hasta donde chocaba con la pared, para volver a su estado original, aunque esta vez se notaba que podía moverse sin necesidad de aplicar gran fuerza, por el débil meneo que el viento hacía en ella.
- … ay… ahora sé lo que sentía mi abuelo cuando decía que le dolía la espalda… - no pude evitar reirme al hacer ese comentario. En parte para dar a entender que no había sido nada grave, y en otra porque... dolía jodidamente.
Más que designios de los dioses, me preguntaba cuán borrasho tenía que estar el capitán para llegar a tierra con un barco.
Miré uno de los agujeros por los cuales la luz entraba al interior del barco. No pude evitar preguntarme, ¿serían todos esos agujeros realmente productos del tiempo en este lugar y de los animales?
- Al menos no tendremos que preocuparnos por…
… había dicho que habían aves, lagartijas y roedores. Favor enfocarse en la última parte. Y luego habían dicho que eran deliciosos. Favor enfocarse en esa última parte también. ¿Acaso estaba sugiriendo que...? No, no, tenía que ser accidente. Quizás solo se refería a las aves y lagartijas. No creo que él, siendo un roedor, se comiera otros…
… ¿o si?
- … eh… - intenté seguir todo normal, y evitaría pensar en el canibalismo por el momento – al menos no pasaremos hambre, digo.
Bueno, solo podía hablar por él, la verdad.
Cuando llegamos a cierta pared, llegamos a quizás la zona más suave de la madera. Desde ahí, Amit sacó un líquido que virtió con cuidado en la pared. Fue una sorpresa para mi el ver cómo la superficie hacía efecto y, con un solo martillazo, consiguió hacer un agujero que hubiera tardado horas en hacer.
- Oh, vaya. Estar preparado para estas ocasiones realmente hace a un aventurero – no pude evitar murmurar mientras entraba al interior del barco, con cuidado de que la madera no topara con mis pertenencias.
Una vez dentro, mis ojos se mostraban tan inquietos por ver todo como si fuera una niña pequeña que se encuentra un fascinante lugar que jamás había visto antes. Los rayos del sol se filtraban lo suficiente como para tener una visión muy general de todo, aunque costaba hacerse una idea de donde estabamos debido a la perspectiva del barco. Algunos barriles, algunos despedazados y otros suertudamente enteros, unas esferas de acero cubiertas con musgos, unas cuerdas y variados objetos parecían darnos a entender que estabamos en una especie de bodega.
Entonces estabamos en una de las partes más bajas del barco.
- Esta parte del barco es como la capa más baja del interior – le comenté a Amit, al verlo complicado con su cuaderno. Si no reconocía esta parte del barco significaba que lo que buscabamos debía estar en las otras capas – Si caminamos por nuestra izquierda, deberíamos encontrar las escaleras que nos lleven al Sollado. Ahí usualmente se encuentran los dormitorios de los marinos.
Aunque habían agujeros que nos permitían hacernos una idea general, existían partes, como pequeñas habitaciones, que parecían carecer completamente de cualquier luz del sol. Fue entonces cuando me di cuenta que yo también estaba medianamente preparada para estas situaciones.
- Ya sé que podemos hacer para pasar por estas partes sin luz.
De una de las bolsas que le compré a Eltrant, saqué un pequeño artilugio que adquirí sin pensar demasiado en el mercado: una lámpara mágica. Era el trabajo de un hombre bestia cuyo nombre no podía recordar, pero era muy alto. Esa una impresión que difícilmente se te va.
Tal y como me instruyó, giré una perilla del dispositivo y este a los pocos segundos iluminó nuestro alrededor, lentamente como si evitara que nos causara molestia a los ojos por el cambio súbito de luz.
- Con esto podremos ver el interior del barco de mejor forma. Durará una hora aproximadamente, Pero será nuestra mejor forma de caminar por este lugar sin perder detalles.
Debido a que era la portadora de la luz (me gusta como suena eso), decidí ser la que fuera delante mientras Amit me guiaría si encontraba algo que recordarse o que valiera la pena. Además de algunos animales pequeños, no había mucha más actividad interior. Aun así, había cierta inquietud en mi corazón. ¿Sería el estar en un lugar tan opresivamente compacto, lleno de lugares donde no podías ver? No podía saber si había algo peligroso realmente cerca, y eso me incomodaba.
- Ah, una puerta.
Estando de costado era curioso verla, se sentía que eramos nosotros los que caminabamos horizontalmente. Si yo me estiraba podía apenas alcanzar la perilla, pero no era lo suficiente como para abrirla. Y esta pared, a diferencia de muchas otras donde entraba el sol, se encontraba inmaculada. Bien podíamos depender del líquido que tenía Amit, pero podía llegar un punto en donde podríamos necesitarla y sería muy malo que se nos agotara cuando realmente la necesitaramos.
Por eso, antes que Amit volviera a depender del líquido, saqué el bastón Bo que adquirí en el mercado, y coloqué un extremo del arma en una pequeña hendidura que existía entre el marco de la puerta y esta.
- Creo que podremos hacer palanca para abrir la puerta – aunque… se sentía irresponsable forzar el arma así – Toma la lámpara Amit, ayudame a ver.
Tomé una piedra del tamaño de un puño que había en el lugar y la coloqué cerca del marco, debajo del arma, para que fuera el punto de presión de la fuerza. Arremangué mis brazos, hice un pequeño ejercicio para evitar que se me desgarrara uno de ellos con el esfuerzo y, colocando un pie en la pared como punto de apoyo, tomé el extremo del bastón que se encontraba más lejos de la puerta.
El uso de la fuerza me tuvo apretando los dientes mientras estiraba todo mi cuerpo para hacer fuerza. El movimiento del bastón era lento y con mucha resistencia, pero los crujidos que salían de la puerta, junto con algo de polvo, daban a entender que estaba funcionando.
- Vamos… hija… de… tu.. árbol… ¡Ah!
El movimiento fue repentino y me hizo perder el equilibrio para caer a mis espaldas, pero la puerta cedió por completo, abriendose de lleno hasta donde chocaba con la pared, para volver a su estado original, aunque esta vez se notaba que podía moverse sin necesidad de aplicar gran fuerza, por el débil meneo que el viento hacía en ella.
- … ay… ahora sé lo que sentía mi abuelo cuando decía que le dolía la espalda… - no pude evitar reirme al hacer ese comentario. En parte para dar a entender que no había sido nada grave, y en otra porque... dolía jodidamente.
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Sin duda estar preparado para poder entrar era una parte fundamental de ser un aventurero, la salida era siempre mucho más sencilla. Amit tenía varias herramientas para eso, la más importante era su martillo, el cual estaba además potenciado con un hechizo de tierra para que las paredes de piedra se aflojaran.
-Solo los Mausu que nos vamos a dedicar a la exploración recibimos estos equipos, Tchik – Explicó Amit mientras le mostraba el martillo a Siria – Nosotros no podemos construirlos, así que se los tenemos que encargar a otros poblados para que los fabriquen, Tchik, tenemos que cuidarlos mucho –
Junto con el arma tenía otros tipos de implementos, como ganzúas, los ácidos que llevaba en frascos, clavos para escalar, soga, etc. Todos objetos comprados fuera de la ciudad Mausu, aunque lo consideraban una inversión en verdad, tenían que gastar algunos Aeros, pero a cambio las cosas que los exploradores conseguían eran de mucho más valor.
El roedor se quedó sorprendido cuando Siria le explicó en detalle por donde tenían que ir.
-¡En verdad sabes mucho de barcos! Que-suerte-tuve-mucha-suerte-de-encontrarte-si – Dijo contento a una velocidad que a cualquier otro se le hubiese hecho un nudo en la lengua – Bien, busquemos esa escalera –
Miro con curiosidad qué era lo que iba a sacar de la bolsa, como estaba todo muy oscuro apenas pudo distinguir un objeto de forma entre cuadrada u ovalada que Siria sostenía con una mano. Amit se acercó para ver mejor y entonces se encendió la luz, dejando momentáneamente ciego al ratón.
-Una lámpara que no usa fuego, eso debe ser magia – El Mausu estaba con los ojos tapados, intentando acostumbrarse de a poco al cambio – Que interesante, tengo que conseguir una también, Tchik – Exclamo fascinado.
Caminaron por los estrechos pasillos del barco, el olor a humedad de las maderas era intenso, y de vez en cuando podían escucharse ruidos de tablas crujiendo, o el chillido de roedores a la distancia. Amit caminaba muy tranquilo, estaba acostumbrado a ese tipo de entornos, en verdad estaba más interesado en ver si pasaba algún insecto por las paredes que pudiera aplastar.
-Hay que abrirla – Respondió cuando Siria se paró frente a la puerta – Aunque si está cerrada es porque no estuve allí, pero podría haber algo interesante adentro – Si Siria con su altura no llegaba, Amit estaba mucho más lejos de poder alcanzar la perilla de la puerta. Aun así intentó clavar las uñas en la madera para trepar
Estaba a punto de sacar los clavos y la soga, cuando Siria dijo que sabía cómo podrían abrirla. Agarró la lámpara y apuntó hacía la puerta para que pudieran ver si se movía o no, por otro lado, el bastón parecía ser muy resistente, pero al ver como se doblaba a medida que la mujer ejercía presión por un momento el ratón pensó que terminaría por romperlo.
Por suerte no fue así, la puerta cedió y pudieron ver lo que había adentro.
-¿Estas bien? – Se acercó a darle una mano, aunque por las diferencias de alturas no había mucho que pudiera hacer – Deja que entre primero, recupera el aliento, Tchik – Y dicho eso el Mausu abrió la puerta y se metió en la habitación.
Aparentemente era algún tipo de depósito, tenía muchos barriles sellados y bien atados, en un primero momento Amit supuso que sería comida o agua potable, todas cosas que hace mucho tiempo que habrían dejado de ser comestibles. Se acercó para verificarlo y se sorprendió al darse cuenta que adentro había un polvo oscuro, pasó un dedo y lo olió para intentar averiguar qué era.
Estornudó.
-No sé qué es esto, Tchik, pero pica – Lo apartó de nariz y se limpió las manos en la ropa – Sea lo que sea no podemos llevarlo, esos barriles son muy pesados –
Para poder salir tuvo que colgarse del marco de la puerta, estaban nuevamente en el pasillo, y Amit seguía sin recordar en donde había encontrado el objeto valioso. Mientras pensaba vio pasar una gran oportunidad frente a sus ojos, o más bien una enorme cucaracha, la aplastó de un manotazo y se la llevo a la boca.
-¿Tendríamos que subir un piso más? – Le preguntó a su ahora compañera de aventuras.
-Solo los Mausu que nos vamos a dedicar a la exploración recibimos estos equipos, Tchik – Explicó Amit mientras le mostraba el martillo a Siria – Nosotros no podemos construirlos, así que se los tenemos que encargar a otros poblados para que los fabriquen, Tchik, tenemos que cuidarlos mucho –
Junto con el arma tenía otros tipos de implementos, como ganzúas, los ácidos que llevaba en frascos, clavos para escalar, soga, etc. Todos objetos comprados fuera de la ciudad Mausu, aunque lo consideraban una inversión en verdad, tenían que gastar algunos Aeros, pero a cambio las cosas que los exploradores conseguían eran de mucho más valor.
El roedor se quedó sorprendido cuando Siria le explicó en detalle por donde tenían que ir.
-¡En verdad sabes mucho de barcos! Que-suerte-tuve-mucha-suerte-de-encontrarte-si – Dijo contento a una velocidad que a cualquier otro se le hubiese hecho un nudo en la lengua – Bien, busquemos esa escalera –
Miro con curiosidad qué era lo que iba a sacar de la bolsa, como estaba todo muy oscuro apenas pudo distinguir un objeto de forma entre cuadrada u ovalada que Siria sostenía con una mano. Amit se acercó para ver mejor y entonces se encendió la luz, dejando momentáneamente ciego al ratón.
-Una lámpara que no usa fuego, eso debe ser magia – El Mausu estaba con los ojos tapados, intentando acostumbrarse de a poco al cambio – Que interesante, tengo que conseguir una también, Tchik – Exclamo fascinado.
Caminaron por los estrechos pasillos del barco, el olor a humedad de las maderas era intenso, y de vez en cuando podían escucharse ruidos de tablas crujiendo, o el chillido de roedores a la distancia. Amit caminaba muy tranquilo, estaba acostumbrado a ese tipo de entornos, en verdad estaba más interesado en ver si pasaba algún insecto por las paredes que pudiera aplastar.
-Hay que abrirla – Respondió cuando Siria se paró frente a la puerta – Aunque si está cerrada es porque no estuve allí, pero podría haber algo interesante adentro – Si Siria con su altura no llegaba, Amit estaba mucho más lejos de poder alcanzar la perilla de la puerta. Aun así intentó clavar las uñas en la madera para trepar
Estaba a punto de sacar los clavos y la soga, cuando Siria dijo que sabía cómo podrían abrirla. Agarró la lámpara y apuntó hacía la puerta para que pudieran ver si se movía o no, por otro lado, el bastón parecía ser muy resistente, pero al ver como se doblaba a medida que la mujer ejercía presión por un momento el ratón pensó que terminaría por romperlo.
Por suerte no fue así, la puerta cedió y pudieron ver lo que había adentro.
-¿Estas bien? – Se acercó a darle una mano, aunque por las diferencias de alturas no había mucho que pudiera hacer – Deja que entre primero, recupera el aliento, Tchik – Y dicho eso el Mausu abrió la puerta y se metió en la habitación.
Aparentemente era algún tipo de depósito, tenía muchos barriles sellados y bien atados, en un primero momento Amit supuso que sería comida o agua potable, todas cosas que hace mucho tiempo que habrían dejado de ser comestibles. Se acercó para verificarlo y se sorprendió al darse cuenta que adentro había un polvo oscuro, pasó un dedo y lo olió para intentar averiguar qué era.
Estornudó.
-No sé qué es esto, Tchik, pero pica – Lo apartó de nariz y se limpió las manos en la ropa – Sea lo que sea no podemos llevarlo, esos barriles son muy pesados –
Para poder salir tuvo que colgarse del marco de la puerta, estaban nuevamente en el pasillo, y Amit seguía sin recordar en donde había encontrado el objeto valioso. Mientras pensaba vio pasar una gran oportunidad frente a sus ojos, o más bien una enorme cucaracha, la aplastó de un manotazo y se la llevo a la boca.
-¿Tendríamos que subir un piso más? – Le preguntó a su ahora compañera de aventuras.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Cuando una crece en las estepas cuidando animales, advierte ciertas cosas que termina aprendiendo para el resto de la vida: por ejemplo, el comportamiento de los animales. Cuando los animales están acostumbrados al contacto animal, ya sean Yaks, Ovejas, Vacas, etc., rara vez actúan de forma agresiva. Siempre y cuando no los provoques o los molestes. Claro está, cuando eres pequeña, no entiendes eso hasta que el cráneo de uno de esos animales viaja en dirección a su cuerpo, logrando que salgas despedida por algunos metros, rodando por el suelo o con alguna pierna en una posición que no era usual.
Y saben, el haberme caído con la fuerza que ocupé para abrir la puerta del barco me hizo darme cuenta que el cabezazo que te da un Yak macho adulto tiene un dolor singular que terminas extrañando.
… ojalá eso no suene tan masoquista como parece.
- No te preocupes – tomé su mano, logrando que, por las diferencias de tamaño, solo pudiera quedar sentada, aunque mi espalda agradecía tomarse ese descanso – He criado animales de rebaño y los cabezazos que llegan a dar no son nada en comparación con esto.
Eso no quitaba que mi espalda se encorbara. Mi mano derecha comenzó a masajear de arriba a abajo, en el centro donde estaba la columna vertebral. Amit aprovechó la ocasión para marcharse con la lámpara, mientras torcía mi espalda de un lado a otro para conseguir ver qué posición me acomodaba más.
Recuerdo que Leveru me decía que, cuando sintiera un desgarro o dolor muscular, hiciera algunos ejercicios de estiramiento para que me doliera menos. Según ella, el cuerpo liberaba cierta sustancia cuando sentía dolor, lo que se transmitía en el cuerpo y ayudaba lentamente a la recuperación. Creo que si hacía ciertos ejercicios, esos estimulaban la--
- …
… me llegó a doler el alma el sonido que salió, fue como si una rama se quebrara por la mitad. Es mejor que evite hacer este tipo de cosas.
Pero aunque dejé de hacer esos ejercicios, el sonido se repitió. En otra localidad. No podía adivinar de donde venía, la forma de la habitación donde estabamos hacía que el sonido rebotara y se extendiera por todo el casco del barco.
Cuando me levanté de donde estaba, me di cuenta que la oscuridad tomaba más del barco de lo que recordaba. ¿No acaso habían más agujeros en donde la luz se colaba al interior del barco? No solo era eso, el aire se sentía raro, como si no pudiera fluir libremente. Los ruidos del barco, como las tablas o los animales, de pronto dejaron de existir, como si yo fuera la única ser viviente que quedó en el mundo.
No… había algo más. Sabía donde estaba, mis sensaciones, mis miedos. Manipulaba las sombras a su voluntad, observando paciente, esperando el momento preciso, aquel momento en el que…
- ¡Ahhhhhh!
La puerta trasera me tomó por sorpresa, consiguiendo que instintivamente apuntara a Amit con mi bastón. De vuelta con la lámpara, no tardó en golpear la pared para… comerse algo que rondaba por ahí.
- Eh…. Si…. Supongo que el piso superior…
Me había girado un momento para ver a Amit volver de donde estaba y cuando volví en si a mirar el resto del barco, de pronto los agujeros de luz volvieron a la normalidad mientras que el aire circulaba trayendo la misma rara sensación de antes, como si el viento esperara humedad y sal al encontrar el barco, solo para encontrarse con la misma sensación del bosque.
- Amit… - susurré, como si me faltara fuerza en la voz – Hay algo que nos sigue. No puedo… quitarme la sensación de que algo o alguien nos observa.
Mi bastón temblaba ligeramente, la sensación de mi cuerpo se extendía un poco en el bastón que apretaba tanto con mis manos. No era precisamente miedo, era como… ¿ansiedad de no saber lo que había? ¿O quizás era miedo por no saber si mi instinto me decía la verdad?
Y saben, el haberme caído con la fuerza que ocupé para abrir la puerta del barco me hizo darme cuenta que el cabezazo que te da un Yak macho adulto tiene un dolor singular que terminas extrañando.
… ojalá eso no suene tan masoquista como parece.
- No te preocupes – tomé su mano, logrando que, por las diferencias de tamaño, solo pudiera quedar sentada, aunque mi espalda agradecía tomarse ese descanso – He criado animales de rebaño y los cabezazos que llegan a dar no son nada en comparación con esto.
Eso no quitaba que mi espalda se encorbara. Mi mano derecha comenzó a masajear de arriba a abajo, en el centro donde estaba la columna vertebral. Amit aprovechó la ocasión para marcharse con la lámpara, mientras torcía mi espalda de un lado a otro para conseguir ver qué posición me acomodaba más.
Recuerdo que Leveru me decía que, cuando sintiera un desgarro o dolor muscular, hiciera algunos ejercicios de estiramiento para que me doliera menos. Según ella, el cuerpo liberaba cierta sustancia cuando sentía dolor, lo que se transmitía en el cuerpo y ayudaba lentamente a la recuperación. Creo que si hacía ciertos ejercicios, esos estimulaban la--
- …
… me llegó a doler el alma el sonido que salió, fue como si una rama se quebrara por la mitad. Es mejor que evite hacer este tipo de cosas.
Pero aunque dejé de hacer esos ejercicios, el sonido se repitió. En otra localidad. No podía adivinar de donde venía, la forma de la habitación donde estabamos hacía que el sonido rebotara y se extendiera por todo el casco del barco.
Cuando me levanté de donde estaba, me di cuenta que la oscuridad tomaba más del barco de lo que recordaba. ¿No acaso habían más agujeros en donde la luz se colaba al interior del barco? No solo era eso, el aire se sentía raro, como si no pudiera fluir libremente. Los ruidos del barco, como las tablas o los animales, de pronto dejaron de existir, como si yo fuera la única ser viviente que quedó en el mundo.
No… había algo más. Sabía donde estaba, mis sensaciones, mis miedos. Manipulaba las sombras a su voluntad, observando paciente, esperando el momento preciso, aquel momento en el que…
- ¡Ahhhhhh!
La puerta trasera me tomó por sorpresa, consiguiendo que instintivamente apuntara a Amit con mi bastón. De vuelta con la lámpara, no tardó en golpear la pared para… comerse algo que rondaba por ahí.
- Eh…. Si…. Supongo que el piso superior…
Me había girado un momento para ver a Amit volver de donde estaba y cuando volví en si a mirar el resto del barco, de pronto los agujeros de luz volvieron a la normalidad mientras que el aire circulaba trayendo la misma rara sensación de antes, como si el viento esperara humedad y sal al encontrar el barco, solo para encontrarse con la misma sensación del bosque.
- Amit… - susurré, como si me faltara fuerza en la voz – Hay algo que nos sigue. No puedo… quitarme la sensación de que algo o alguien nos observa.
Mi bastón temblaba ligeramente, la sensación de mi cuerpo se extendía un poco en el bastón que apretaba tanto con mis manos. No era precisamente miedo, era como… ¿ansiedad de no saber lo que había? ¿O quizás era miedo por no saber si mi instinto me decía la verdad?
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Amit se quedó mirando a Siria, de pronto parecía estar más distraída, como si todos sus sentidos estuvieran en alerta. Miro alrededor, poniendo especial atención a los sonidos, pero no parecía haber nada, luego levantó el hocico en busca de olores extraños, pero tampoco, solo podía sentir el perfume de la dragona y la humedad de las paredes.
Apoyó una mano en el bastón de la mujer y lo empujó hacia abajo, era un peligro que una persona tan nerviosa anduviera con un arma en las manos.
-Tranquila, Tchik, si algo se acerca lo escucharé mucho antes de que llegue a nosotros – Dijo el roedor señalando sus orejas – Y si alguien nos acecha podré olerlo de inmediato – Y se señaló la enorme nariz – Puede ser que haya alguien más explorando el barco, pero no será un problema, si lo encontramos acabaremos con él –
Y el Mausu parecía muy seguro de poder lograrlo, no es que le encantara la violencia, pero si era necesario para defender sus ganancias, entonces no se lo pensaría dos veces. Al fin y al cabo, la supervivencia de su tribu era lo más importante, no podía permitir que le arrebataran la mercancía solo por ser educado.
Dicho eso, el roedor siguió caminando por el pasillo, chapoteando en los charcos que se habían acumulado aquí y allá producto de las lluvias. Llegaron a una escalera, pero claro, estaba de costado, Amit se la quedó mirando unos segundos, pensando en qué tan difícil podría ser para Siria el trepar por una cosa así.
Fue iluminando con la lámpara hasta que llegó a la parte de más arriba… Y estaba rota.
-No podremos subir por allí, creo que vamos a tener que buscar otra escalera o quizás un agujero por el que podamos trepar – Probablemente el Mausu podría subir agarrándose de las salientes de las maderas, pero aunque lo lograra no había posibilidad alguna de que con su fuerza pudiera levantar a la mujer – Seguro encontraremos algo –
Caminó apoyando la palma de la mano en las maderas del costado, incluso con la luz de la lámpara por momentos se le dificultaba el poder ver algo. Y entonces notó algo a unos pocos metros más adelante, las dos paredes se acercaban cada vez más entre si hasta terminar unidas, habían llegado al final del barco.
Pero además de eso ¡Había una soga!
-¡¡Eso es!! Tchik, ahora lo recuerdo – Amit se acercó corriendo y tomo la punta da la soga, mostrándosela a Siria con alegría – Subí y baje por esta parte la primera vez, pero no logré desengancharla, así que tuve que dejarla aquí –
El Mausu se colgó para comprobar que seguía bien agarrada, apoyó las patas en las tablas de la pared y subió un poco, parecía ser seguro.
-¿Quieres ir primera? Yo sostendré la cuerda para que no se mueva tanto – Se balanceó un poco y saltó…
En cuanto sus pies tocaron el piso la madera chirrió y se hizo un agujero. Amit siguió de largo hasta que quedó atorado a la altura de la panza.
-¡¡Tchik!! Maldito barco medio podrido, malditos humanos que no saben cómo trabajar la madera – Se quejaba el ratón mientras intentaba sin éxito salir el agujero – No te quedes mirando ¡Tchik! Ayúdame a salir – Ahora el Mausu estaba de mal humor, y cualquiera podía ser objeto de su ira.
Apoyó una mano en el bastón de la mujer y lo empujó hacia abajo, era un peligro que una persona tan nerviosa anduviera con un arma en las manos.
-Tranquila, Tchik, si algo se acerca lo escucharé mucho antes de que llegue a nosotros – Dijo el roedor señalando sus orejas – Y si alguien nos acecha podré olerlo de inmediato – Y se señaló la enorme nariz – Puede ser que haya alguien más explorando el barco, pero no será un problema, si lo encontramos acabaremos con él –
Y el Mausu parecía muy seguro de poder lograrlo, no es que le encantara la violencia, pero si era necesario para defender sus ganancias, entonces no se lo pensaría dos veces. Al fin y al cabo, la supervivencia de su tribu era lo más importante, no podía permitir que le arrebataran la mercancía solo por ser educado.
Dicho eso, el roedor siguió caminando por el pasillo, chapoteando en los charcos que se habían acumulado aquí y allá producto de las lluvias. Llegaron a una escalera, pero claro, estaba de costado, Amit se la quedó mirando unos segundos, pensando en qué tan difícil podría ser para Siria el trepar por una cosa así.
Fue iluminando con la lámpara hasta que llegó a la parte de más arriba… Y estaba rota.
-No podremos subir por allí, creo que vamos a tener que buscar otra escalera o quizás un agujero por el que podamos trepar – Probablemente el Mausu podría subir agarrándose de las salientes de las maderas, pero aunque lo lograra no había posibilidad alguna de que con su fuerza pudiera levantar a la mujer – Seguro encontraremos algo –
Caminó apoyando la palma de la mano en las maderas del costado, incluso con la luz de la lámpara por momentos se le dificultaba el poder ver algo. Y entonces notó algo a unos pocos metros más adelante, las dos paredes se acercaban cada vez más entre si hasta terminar unidas, habían llegado al final del barco.
Pero además de eso ¡Había una soga!
-¡¡Eso es!! Tchik, ahora lo recuerdo – Amit se acercó corriendo y tomo la punta da la soga, mostrándosela a Siria con alegría – Subí y baje por esta parte la primera vez, pero no logré desengancharla, así que tuve que dejarla aquí –
El Mausu se colgó para comprobar que seguía bien agarrada, apoyó las patas en las tablas de la pared y subió un poco, parecía ser seguro.
-¿Quieres ir primera? Yo sostendré la cuerda para que no se mueva tanto – Se balanceó un poco y saltó…
En cuanto sus pies tocaron el piso la madera chirrió y se hizo un agujero. Amit siguió de largo hasta que quedó atorado a la altura de la panza.
-¡¡Tchik!! Maldito barco medio podrido, malditos humanos que no saben cómo trabajar la madera – Se quejaba el ratón mientras intentaba sin éxito salir el agujero – No te quedes mirando ¡Tchik! Ayúdame a salir – Ahora el Mausu estaba de mal humor, y cualquiera podía ser objeto de su ira.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Haciendo un retroinspección de la situación, creo que debí parecer una loca en modo alerta dispuesta a pelear contra fantasmas o espíritus que no existían. Afortunadamente, la parte de mis sentidos que estaban en alerta comenzaron a tranquilizarse cuando Amit bajó mi arma para dejar de estar tensa en mis manos, acompañado de sus palabras. Era curioso, su actitud se parecía mucho a la de un maestro que le indica a su aprendiz que la posición del bastón está mal, que deje de golpear al aire y apunte a puntos vitales, o algo así.
Aunque en realidad debió pensar que era una histérica más que su aprendiz.
Suspiré mientras guardaba mi bastón. Amit tenía razón, si había algo ahí que pudiera ser peligroso, él lo detectaría sin problemas con su olfato u orejas. Orejas muy grandes por cierto. Me pregunto cómo se sentirán al tacto. ¿Suaves y esponjosas? ¿O el corto pelaje le daría una sensación distintiva? La otra vez lo tomé como reacción de aquel cabeza de pulpo que empujaba a la gente y la sensación era idéntica a cuando abrazaba a Momo, mi hijito Yak. Pero aquello era distinto, fue por reacción. Tocarlo por curiosidad sería una falta de respeto hacia él, aun cuando me diera su consentimiento.
- ¿Ah?
Perdida en mis pensamientos me di cuenta que estaba mirando por una parte que parecían escalones y, recordando que estabamos en un barco recostado sobre su costado... se me hacía sentido que estuvieran así. Aunque pronto Amit las desechó por estar rotas. Me quedé mirando por un rato, pensando en si podría agarrarme de algún lado, pero mi acompañante decidió buscar el camino en otro lado. El, por supuesto, no tendría problema si esta fuera una expedición solitaria, pero al acompañarlo, en cierta manera, lo obligaba a buscar alternativas en las que pudiera ayudarme a saltar estos obstáculos.
- Hmm…
Lo seguía, pero más bien mi mente estaba ida. En parte, pensaba en si me transformaba en dragón, podría saltar estos obstáculos sin tantos problemas, aunque eso llevaría a que agotara mis energías si las transformaciones eran continuas. Y también estaba el que podía golpearme la cabeza con alguna de las cosas que colgaban. Y ni que decir si Amit se espantaba… o pensaba que era un dragón de esas historias extrañas de los humanos y terminabamos peleando para demostrar valentía o qué se yo.
Al menos me conformaba el hecho de que probablemente le ganaría en un concurso de adorabilidad… ¿verdad?
(Sé que tu me darías tu voto Wood, gracias)
Casi llegabamos al final del barco cuando algo se notaba que caía del “techo” del barco. Aunque la luz disminuía a medida que nos adentrabamos, un pequeño agujero que estaba arriba de nosotros hacía que un pequeño hilo de luz llegara donde nosotros. Con el, una soga caía. Aquello casi inundó de alegría a Amit, quien comenzó a comprobar si la soga se mantenía tan fuerte como para soportar mi peso, considerando que era la más pesada de los dos.
Lo estoy viendo de la manera más práctica, no me estoy llamando gorda y espero que ninguno de ustedes se fije en mis cachetes. Además… la ropa suma kilos. Si.
- Si, creo que…
Ni pude terminar la frase cuando el piso de madera y la dama destino decidieron, en conjunto, jugarle una mala pasada. Sorprendida, fui a revisar si se encontraba bien, solo para encontrar un tono muy enojado que estaba al borde de explotar más fuerte que… que… bueno, iba a explotar y no era buena idea.
- Dame tus manos, intentaré sacarte de aquí – le dije mientras me colocaba delante de él, agachandome y dandole mis manos para hacer el primer intento.
Sus manos son suaves-- ¡Siria, ahora no! Las agarré lo más fuerte que pude y, usando la fuerza de mis piernas, intenté levantarlo con todas mis fuerzas. El primer intento fue en vano, ya que siquiera la madera sonó cuando hice el primer intento. Reposé por un segundo, suspiré y cerré los ojos para el segundo intento. Intenté nuevamente, esta vez arqueando mi espalda hacia atrás y haciendo lo que más podía, solo para lograr soltarlo unos centímetros más arriba.
Era un comienzo, pero me di cuenta que la diferencia de tamaños podía dañarle los brazos o las manos si seguía localizando la fuerza en sus extremidades. Necesitaba conseguir que el área de empuje fuera mayor.
Fue entonces cuando se me ocurrió una idea. Una osada idea, pero podía funcionar.
- Amit, creo que podemos hacer algo si aumento el área de empuje – le dije mientras me ponía detrás de él, agachandome y arremangandome mi blusa, dejando mis antebrazos desnudos – Voy a rodearlo con mis brazos en la zona de su torso y empujaré con todo lo que pueda. Así puede usar sus brazos para intentar salir y usamos la fuerza de ambos – antes que pudiera quejarse, me acomodé para prepararme – Si sigo intentando jalarlo de los brazos puedo lastimarlo por la fuerza de empuje mal enfocada en sus brazos y hombros, incluso dislocarlo. De esta forma podremos aumentar el area de empuje y disminuir la fuerza en su cuerpo.
Sé que se iba a quejar, probablemente por el tiempo perdido, así que me puse en ello y lo abracé en toda su zona torácica, más o menos en la mitad donde se encontraba la panza y los pulmones.
Ahora… solo fue por un segundo, pero… cuando mis manos terminaron de abrazarlo, sentí una sensación muy lejana en el tiempo, de cuando criaba Yaks, sobre todo cuando criaba a mi niño lindo; Momo. Su pelaje estaba muy bien cuidado, aunque no más que la forma de lobo de Wood, y su pequeñez innata me hacía sentir de forma graciosa y cálida en el corazón. Como si quisiera… adoptarlo, que fuera mi hijo, malcriarlo con dulces, decirle que no se podía quedar despierto hasta muy tarde y que me diera nietos para malcriarlos aun más, como si fuera una abuela.
Sacudí mi cabeza y mi tercer brazo, el que se encontraba en mi cabeza y me hacía volver al planeta de un solo golpe invisible, me ayudó a concentrarme. Comencé a tirar con todas mis fuerzas y, ahora más segura de que el daño que podía causarle a mi compañero era mínimo, pude sentir como levemente comenzaba a ceder.
Fue entonces cuando me detuve por la sensación que volvió. Podía sentir cómo la oscuridad nuevamente se hacía más presente en el ambiente, como si fuera un ente vivo que avanzaba sigilosamente hacia nosotros. Lenta y predatoriamente. Sentí como mi pecho nuevamente se volvía lleno de angustia y ansiedad.
Cerré mis ojos e intenté sacarme la sensación de la cabeza y de mi cuerpo. Casi ni me di cuenta cuando tomé la lámpara y la lancé hacia donde sentía que las sombras avanzaban. Nunca supe si mi accionar fue instintivo, un acto de locura o de desesperación, pero tal y como la dama destino decidió que Amit cayera y se atorara, al parecer también decidió que golpeara en la cabeza a quien nos estaba siguiendo.
La luz de la lámpara chocó contra el cráneo del animal, descolocandolo por un momento y, junto con ello, parecía que nuestros sentidos volvían a la normalidad por un breve tiempo. Pero en ese instante vimos a una criatura terrorífica, una especie de lagartija gigante cuya piel parecía estar rodeada de algo duro y con textura de madera. Sus escamas parecían erizadas y listas para el ataque.
No lo sabía en aquel momento, pero lo que nos atacó fue una criatura llamada Saurio Invisible.
Rápidamente comenzó a correr hacia nosotros, golpeando la lámpara y apagandola en el proceso. No necesitabamos verla para sentir cómo corria hacia nosotros, lo que nos prendió la alarma de manera urgente. Apreté más fuerte a Amit y comencé a tirar con todas las fuerzas que tenía, pero por más que lo intentaba, la madera no parecía querer soltarlo.
- ¡Amit, siga empujando! - grité con los dientes cerrados mientras me encorvaba hacia atrás lo que más podía para intentar zafarlo. El Saurio seguía su marcha hacia nosotros y casi podía sentir que mis mejillas se volvían rojas - ¡Amit, debe comenzar una dieta apenas salgamos de este embrollo!
Cuando sentí que el Saurio estaba a dos pasos de lanzarse hacia nosotros, pude sentir cómo el cuerpo de Amit se zafó del agujero como si estuviera envuelto en mantequilla y, por la fuerza que ejercíamos, salimos disparados hacia atrás. Sin remedio, caí encima de mis espaldas y Amit todavía permanecía en mis brazos cuando vimos al Saurio saltar hacia la dirección donde estabamos antes. Al fallar en su primer intento, inmediatamente intentó buscarnos con sus colmillos donde estabamos y, casi por inercia, giré hacia mi costado para soltar a Amit y girar la distancia suficiente para intentar hacer distancia entre él y nosotros.
Saqué mi bastón Bo mientras mantenía mi mirada hacia él. No tenía tiempo de ver como se encontraba mi compañero, necesitaba mantenerme alerta y solo podía confiar que solo había sufrido algún rasguño y alguno que otro mareo.
Aunque en realidad debió pensar que era una histérica más que su aprendiz.
Suspiré mientras guardaba mi bastón. Amit tenía razón, si había algo ahí que pudiera ser peligroso, él lo detectaría sin problemas con su olfato u orejas. Orejas muy grandes por cierto. Me pregunto cómo se sentirán al tacto. ¿Suaves y esponjosas? ¿O el corto pelaje le daría una sensación distintiva? La otra vez lo tomé como reacción de aquel cabeza de pulpo que empujaba a la gente y la sensación era idéntica a cuando abrazaba a Momo, mi hijito Yak. Pero aquello era distinto, fue por reacción. Tocarlo por curiosidad sería una falta de respeto hacia él, aun cuando me diera su consentimiento.
- ¿Ah?
Perdida en mis pensamientos me di cuenta que estaba mirando por una parte que parecían escalones y, recordando que estabamos en un barco recostado sobre su costado... se me hacía sentido que estuvieran así. Aunque pronto Amit las desechó por estar rotas. Me quedé mirando por un rato, pensando en si podría agarrarme de algún lado, pero mi acompañante decidió buscar el camino en otro lado. El, por supuesto, no tendría problema si esta fuera una expedición solitaria, pero al acompañarlo, en cierta manera, lo obligaba a buscar alternativas en las que pudiera ayudarme a saltar estos obstáculos.
- Hmm…
Lo seguía, pero más bien mi mente estaba ida. En parte, pensaba en si me transformaba en dragón, podría saltar estos obstáculos sin tantos problemas, aunque eso llevaría a que agotara mis energías si las transformaciones eran continuas. Y también estaba el que podía golpearme la cabeza con alguna de las cosas que colgaban. Y ni que decir si Amit se espantaba… o pensaba que era un dragón de esas historias extrañas de los humanos y terminabamos peleando para demostrar valentía o qué se yo.
Al menos me conformaba el hecho de que probablemente le ganaría en un concurso de adorabilidad… ¿verdad?
(Sé que tu me darías tu voto Wood, gracias)
Casi llegabamos al final del barco cuando algo se notaba que caía del “techo” del barco. Aunque la luz disminuía a medida que nos adentrabamos, un pequeño agujero que estaba arriba de nosotros hacía que un pequeño hilo de luz llegara donde nosotros. Con el, una soga caía. Aquello casi inundó de alegría a Amit, quien comenzó a comprobar si la soga se mantenía tan fuerte como para soportar mi peso, considerando que era la más pesada de los dos.
Lo estoy viendo de la manera más práctica, no me estoy llamando gorda y espero que ninguno de ustedes se fije en mis cachetes. Además… la ropa suma kilos. Si.
- Si, creo que…
Ni pude terminar la frase cuando el piso de madera y la dama destino decidieron, en conjunto, jugarle una mala pasada. Sorprendida, fui a revisar si se encontraba bien, solo para encontrar un tono muy enojado que estaba al borde de explotar más fuerte que… que… bueno, iba a explotar y no era buena idea.
- Dame tus manos, intentaré sacarte de aquí – le dije mientras me colocaba delante de él, agachandome y dandole mis manos para hacer el primer intento.
Sus manos son suaves-- ¡Siria, ahora no! Las agarré lo más fuerte que pude y, usando la fuerza de mis piernas, intenté levantarlo con todas mis fuerzas. El primer intento fue en vano, ya que siquiera la madera sonó cuando hice el primer intento. Reposé por un segundo, suspiré y cerré los ojos para el segundo intento. Intenté nuevamente, esta vez arqueando mi espalda hacia atrás y haciendo lo que más podía, solo para lograr soltarlo unos centímetros más arriba.
Era un comienzo, pero me di cuenta que la diferencia de tamaños podía dañarle los brazos o las manos si seguía localizando la fuerza en sus extremidades. Necesitaba conseguir que el área de empuje fuera mayor.
Fue entonces cuando se me ocurrió una idea. Una osada idea, pero podía funcionar.
- Amit, creo que podemos hacer algo si aumento el área de empuje – le dije mientras me ponía detrás de él, agachandome y arremangandome mi blusa, dejando mis antebrazos desnudos – Voy a rodearlo con mis brazos en la zona de su torso y empujaré con todo lo que pueda. Así puede usar sus brazos para intentar salir y usamos la fuerza de ambos – antes que pudiera quejarse, me acomodé para prepararme – Si sigo intentando jalarlo de los brazos puedo lastimarlo por la fuerza de empuje mal enfocada en sus brazos y hombros, incluso dislocarlo. De esta forma podremos aumentar el area de empuje y disminuir la fuerza en su cuerpo.
Sé que se iba a quejar, probablemente por el tiempo perdido, así que me puse en ello y lo abracé en toda su zona torácica, más o menos en la mitad donde se encontraba la panza y los pulmones.
Ahora… solo fue por un segundo, pero… cuando mis manos terminaron de abrazarlo, sentí una sensación muy lejana en el tiempo, de cuando criaba Yaks, sobre todo cuando criaba a mi niño lindo; Momo. Su pelaje estaba muy bien cuidado, aunque no más que la forma de lobo de Wood, y su pequeñez innata me hacía sentir de forma graciosa y cálida en el corazón. Como si quisiera… adoptarlo, que fuera mi hijo, malcriarlo con dulces, decirle que no se podía quedar despierto hasta muy tarde y que me diera nietos para malcriarlos aun más, como si fuera una abuela.
Sacudí mi cabeza y mi tercer brazo, el que se encontraba en mi cabeza y me hacía volver al planeta de un solo golpe invisible, me ayudó a concentrarme. Comencé a tirar con todas mis fuerzas y, ahora más segura de que el daño que podía causarle a mi compañero era mínimo, pude sentir como levemente comenzaba a ceder.
Fue entonces cuando me detuve por la sensación que volvió. Podía sentir cómo la oscuridad nuevamente se hacía más presente en el ambiente, como si fuera un ente vivo que avanzaba sigilosamente hacia nosotros. Lenta y predatoriamente. Sentí como mi pecho nuevamente se volvía lleno de angustia y ansiedad.
Cerré mis ojos e intenté sacarme la sensación de la cabeza y de mi cuerpo. Casi ni me di cuenta cuando tomé la lámpara y la lancé hacia donde sentía que las sombras avanzaban. Nunca supe si mi accionar fue instintivo, un acto de locura o de desesperación, pero tal y como la dama destino decidió que Amit cayera y se atorara, al parecer también decidió que golpeara en la cabeza a quien nos estaba siguiendo.
La luz de la lámpara chocó contra el cráneo del animal, descolocandolo por un momento y, junto con ello, parecía que nuestros sentidos volvían a la normalidad por un breve tiempo. Pero en ese instante vimos a una criatura terrorífica, una especie de lagartija gigante cuya piel parecía estar rodeada de algo duro y con textura de madera. Sus escamas parecían erizadas y listas para el ataque.
No lo sabía en aquel momento, pero lo que nos atacó fue una criatura llamada Saurio Invisible.
Rápidamente comenzó a correr hacia nosotros, golpeando la lámpara y apagandola en el proceso. No necesitabamos verla para sentir cómo corria hacia nosotros, lo que nos prendió la alarma de manera urgente. Apreté más fuerte a Amit y comencé a tirar con todas las fuerzas que tenía, pero por más que lo intentaba, la madera no parecía querer soltarlo.
- ¡Amit, siga empujando! - grité con los dientes cerrados mientras me encorvaba hacia atrás lo que más podía para intentar zafarlo. El Saurio seguía su marcha hacia nosotros y casi podía sentir que mis mejillas se volvían rojas - ¡Amit, debe comenzar una dieta apenas salgamos de este embrollo!
Cuando sentí que el Saurio estaba a dos pasos de lanzarse hacia nosotros, pude sentir cómo el cuerpo de Amit se zafó del agujero como si estuviera envuelto en mantequilla y, por la fuerza que ejercíamos, salimos disparados hacia atrás. Sin remedio, caí encima de mis espaldas y Amit todavía permanecía en mis brazos cuando vimos al Saurio saltar hacia la dirección donde estabamos antes. Al fallar en su primer intento, inmediatamente intentó buscarnos con sus colmillos donde estabamos y, casi por inercia, giré hacia mi costado para soltar a Amit y girar la distancia suficiente para intentar hacer distancia entre él y nosotros.
Saqué mi bastón Bo mientras mantenía mi mirada hacia él. No tenía tiempo de ver como se encontraba mi compañero, necesitaba mantenerme alerta y solo podía confiar que solo había sufrido algún rasguño y alguno que otro mareo.
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Era vergonzoso, pero además de eso incomodo, y un poco doloroso ya que las puntas de las tablas rotas se clavaban por los costados del rechoncho cuerpo del Mausu, por debajo sentía las patas en el aire, por lo que no podía apoyarse más que con las manos para intentar subir. Siria se acercó y en un primero momento tiró agarrándolo de las manos, Amit chillaba con cada nuevo tirón, quejándose por lo dolorosa que era la situación, pero aún así animaba a la mujer a que continuara.
-No, no, no, así no, debes tirar hacía arriba ¿De que te sirve tanta altura si no puedes tirar bien? - Su modo de animar a Siria era muy parecido a quejarse, pero es que se sentía muy molesto por cómo estaban saliendo las cosas - Tchik, cierto, desde abajo será más sencillo, deberías haberte dado cuenta antes -
Levantó los brazos para que la dragona se pudiera agarrar bien y luego los bajó para apoyar las palmas en el piso y hacer fuerza junto a ella. Nada parecía funcionar, las tablas habían sido lo suficientemente frágiles como para romperse por la caída del Mausu, pero ahora parecían ser muy resistentes.
Pero se quedó en silencio cuando la oscuridad los rodeó. La primera vez Amit no había estado presente, pero ahora el cambio era notorio, no habían sido alucinaciones de la mujer, en verdad el ambiente parecía ponerse más pesado y sofocante, el Mausu entendía porque Siria había gritado, a él también se le pusieron los pelos de punta al percibir esa extraña presencia.
-¿Qué es? - Llegó a decir el Mausu justo antes de que la lámpara de la mujer golpeara al extraño Ser - ¡¡Un enorme lagarto!! - Chilló Amit y empezó a tirar con más fuerza para salir de la trampa en la que había caído - ¡Rápido, rápido, rápido! -
-¿Dieta? Tchik- Tchik ¡No necesito hacer dieta! Una panza abultada es signo de buena salud y nada más - Hizo un par de chillidos más que probablemente debían ser quejas - Es Siria quién debe entrenar para ser más fuerte. Amit está bien como está - El último tirón fue especialmente doloroso, así que dejó de empujar y sacudió los brazos como si fuera a salir volando - Ay, ay, ay, ay -
Cuando por fin logró salir se escuchó un “plop” seguido del crujido de las tablas, rodó junto con Siria y antes de que pudiera ponerse de pie la dragona lo hizo a un lado. Pero ningún Mausu que se precie de serlo se quedaba a un lado mientras otros peleaban por él, así que Amit sacó su martillo y se puso en guardia.
-Horrible bicho retirate o te aplastaremos - No había motivos para pensar que no pudiera entenderlos, al fin y al cabo, Amit era un ratón parlante - La soga para subir no está muy lejos, puedes alcanzarla ¡Corre! Yo te cubro la retirada - Dijo el Mausu mientras hacía un par de giros con el martillo para llamar la atención del reptil.
El lagarto dudo durante unos segundos, quizás pensara que era demasiado esfuerzo solo por una comida, pero Amit era un ratón, y los Saurio adoraban los ratones. Abrió su enorme boca, como sí estuviera degustando de antemano el platillo, pataleo un par de veces y empezó a correr nuevamente hacia sus víctimas. Pero esta vez no fue en línea recta, sino que subió sin dificultad por las paredes y hasta el techo, clavando sus garras en la madera para evitar caerse. Amit no se esperaba semejante estilo de ataque, así que cuando la cola salió como una punta directo hacía él desde el techo, a duras penas atinó a golpearla con el martillo para desviar el golpe.
Pero en seguida le devolvió el favor mordiéndole la cola antes de que pudiera retirarla, haciendo que el lagarto chillara de dolor y convirtiendo la pelea en un enfrentamiento entre animales lisa y llanamente.
-No, no, no, así no, debes tirar hacía arriba ¿De que te sirve tanta altura si no puedes tirar bien? - Su modo de animar a Siria era muy parecido a quejarse, pero es que se sentía muy molesto por cómo estaban saliendo las cosas - Tchik, cierto, desde abajo será más sencillo, deberías haberte dado cuenta antes -
Levantó los brazos para que la dragona se pudiera agarrar bien y luego los bajó para apoyar las palmas en el piso y hacer fuerza junto a ella. Nada parecía funcionar, las tablas habían sido lo suficientemente frágiles como para romperse por la caída del Mausu, pero ahora parecían ser muy resistentes.
Pero se quedó en silencio cuando la oscuridad los rodeó. La primera vez Amit no había estado presente, pero ahora el cambio era notorio, no habían sido alucinaciones de la mujer, en verdad el ambiente parecía ponerse más pesado y sofocante, el Mausu entendía porque Siria había gritado, a él también se le pusieron los pelos de punta al percibir esa extraña presencia.
-¿Qué es? - Llegó a decir el Mausu justo antes de que la lámpara de la mujer golpeara al extraño Ser - ¡¡Un enorme lagarto!! - Chilló Amit y empezó a tirar con más fuerza para salir de la trampa en la que había caído - ¡Rápido, rápido, rápido! -
-¿Dieta? Tchik- Tchik ¡No necesito hacer dieta! Una panza abultada es signo de buena salud y nada más - Hizo un par de chillidos más que probablemente debían ser quejas - Es Siria quién debe entrenar para ser más fuerte. Amit está bien como está - El último tirón fue especialmente doloroso, así que dejó de empujar y sacudió los brazos como si fuera a salir volando - Ay, ay, ay, ay -
Cuando por fin logró salir se escuchó un “plop” seguido del crujido de las tablas, rodó junto con Siria y antes de que pudiera ponerse de pie la dragona lo hizo a un lado. Pero ningún Mausu que se precie de serlo se quedaba a un lado mientras otros peleaban por él, así que Amit sacó su martillo y se puso en guardia.
-Horrible bicho retirate o te aplastaremos - No había motivos para pensar que no pudiera entenderlos, al fin y al cabo, Amit era un ratón parlante - La soga para subir no está muy lejos, puedes alcanzarla ¡Corre! Yo te cubro la retirada - Dijo el Mausu mientras hacía un par de giros con el martillo para llamar la atención del reptil.
El lagarto dudo durante unos segundos, quizás pensara que era demasiado esfuerzo solo por una comida, pero Amit era un ratón, y los Saurio adoraban los ratones. Abrió su enorme boca, como sí estuviera degustando de antemano el platillo, pataleo un par de veces y empezó a correr nuevamente hacia sus víctimas. Pero esta vez no fue en línea recta, sino que subió sin dificultad por las paredes y hasta el techo, clavando sus garras en la madera para evitar caerse. Amit no se esperaba semejante estilo de ataque, así que cuando la cola salió como una punta directo hacía él desde el techo, a duras penas atinó a golpearla con el martillo para desviar el golpe.
Pero en seguida le devolvió el favor mordiéndole la cola antes de que pudiera retirarla, haciendo que el lagarto chillara de dolor y convirtiendo la pelea en un enfrentamiento entre animales lisa y llanamente.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Mi mano derecha apretaba fuerte el bastón, mis ojos estaba conectados a la criatura, mi preocupación con Amit. Los ojos eran amenazadores, quizás mucho más debido a las esporas que emanaba en el ambiente, dejando un suave olor casi imperceptible, casi imperceptible incluso para un olfato como el de mi compañero. Si hubiera estado sola y descuidada, hubiera confundido ese olor por cualquier otro del ambiente. El solo pensar que existía una criatura que podía cazar a otras haciendolas creer que estaban a salvo, realmente era algo único de un depredador.
Rara vez atacaban a humanos o animales más grandes que él. Era obvio el por qué nos atacaba. Amit mantenía una altura similar a la de él, lo que significaba abundancia en comida para el invierno que se avecinaba. Quizás también para su camada. Debió emocionarse y seguirnos hasta encontrar el momento que bajaría la guardia, quizás esperaba a que subiera uno de nosotros para atacarlo en el momento que nos distrajeramos. Y el que se rompiera el suelo propició la oportunidad perfecta para atacarlo.
Ahora, estaba en una situación en la que no podía escapar aunque quisiera.
Aunque escuché las palabras de Amit, era difícil concentrarse sin sentir como la oscuridad parecía abundar más de lo que existía. Tenía que recordar, concentrarme. La oscuridad no consumía todo. Todavía estabamos en el barco, podía encontrar la luz si me concentraba. Tampoco iba a dejar a Amit solo. No importaba si me lo ordenaba o si podía con él solo, no iba a permitir que peleara solo. ¿Pero qué podía hacer? ¿Que utilidad podía traer si mis sentidos se encontraban mareados y apenas tenía habilidades para combate? Cantar no iba a funcionar, la criatura cazaba por comida, no por malicia, nada de lo que yo hiciera iba a cambiar su mente.
¿Pero qué podía hacer entonces? Esta oscuridad no me dejaba ver nada a mi…
… ver nada a mi…
Fue entonces cuando me di cuenta. Y fue cuando se me ocurrió una idea. Si sus esporas me hacían pelear contra la oscuridad a ciegas, me iba a encargar de que también él quedara ciego.
Corrí en dirección contraria a donde me dijo Amit, perdiendome un poco más adentro del barco, dejando a mi compañero peleando contra la cola del animal. Comencé a buscar en el suelo, sabía que estaba por ahí. Solo me guiaba por mi memoria y, como pensaba, la lampara se encontraba bien y con la suficiente carga.
Un grito de la bestia se escuchó y, cuando me concentré en la dirección donde había salido, la bestia se encontraba sobre Amit, atrapandolo y dejandolo sin escapatoria. Podía sentirse como la ganaba terreno frente a él, mostrando sus colmillos para asestar una mordida critica en el cuerpo del hombre ratón.
- ¡Amit! - grité con todas mis fuerzas, esperando a que sus sentidos pudieran encontrarme - ¡Confíe en mi y cierre sus ojos!
Lo siguiente fue tener a la bestia tomada de su cuello con mi brazo derecho, alejando su mandibula del cuello de Amit. Podía sentir como si mi cuerpo estuviera encima de diferentes piedras intentando penetrar mi cuerpo, presionando e intentando sacarme de encima. La bestia comenzó a moverse erráticamente por encima de Amit, intentando sacarme de encima sin perderlo de su control.
Cuando sentí que perdería el control, acerqué como pude la lampara hacia mi mano derecha y giré al máximo la perilla que controlaba su iluminación.
Casi caí, pero alcancé a colocar la lámpara encima de su cabeza cuando, a diferencia de la vez pasada, la lámpara se iluminó repentina y brillantemente, quemando la oscuridad alrededor y afectando los ojos de la bestia en el proceso. El grito de dolor del animal se escuchó por todo el barco mientras cerraba sus ojos, sacudiendo su cabeza violentamente y consiguiendo que mi cuerpo cayera a algunos metros cerca de él. Pero no solo él había sido afectado, mis ojos también dejaron de ver y podía sentir cómo ardían y dolían como si me hubieran puesto una aguja en ellos. Es por eso que mi caída careció de gracia, quedando a algunos metros de ambos.
No sabía si con eso la criatura se alejaría corriendo o seguiría, pero si ese era el caso, esperaba que Amit me hubiera hecho caso y estuviera listo para enseñarle, de una vez por todas, que con nosotros no se jodía.
Rara vez atacaban a humanos o animales más grandes que él. Era obvio el por qué nos atacaba. Amit mantenía una altura similar a la de él, lo que significaba abundancia en comida para el invierno que se avecinaba. Quizás también para su camada. Debió emocionarse y seguirnos hasta encontrar el momento que bajaría la guardia, quizás esperaba a que subiera uno de nosotros para atacarlo en el momento que nos distrajeramos. Y el que se rompiera el suelo propició la oportunidad perfecta para atacarlo.
Ahora, estaba en una situación en la que no podía escapar aunque quisiera.
Aunque escuché las palabras de Amit, era difícil concentrarse sin sentir como la oscuridad parecía abundar más de lo que existía. Tenía que recordar, concentrarme. La oscuridad no consumía todo. Todavía estabamos en el barco, podía encontrar la luz si me concentraba. Tampoco iba a dejar a Amit solo. No importaba si me lo ordenaba o si podía con él solo, no iba a permitir que peleara solo. ¿Pero qué podía hacer? ¿Que utilidad podía traer si mis sentidos se encontraban mareados y apenas tenía habilidades para combate? Cantar no iba a funcionar, la criatura cazaba por comida, no por malicia, nada de lo que yo hiciera iba a cambiar su mente.
¿Pero qué podía hacer entonces? Esta oscuridad no me dejaba ver nada a mi…
… ver nada a mi…
Fue entonces cuando me di cuenta. Y fue cuando se me ocurrió una idea. Si sus esporas me hacían pelear contra la oscuridad a ciegas, me iba a encargar de que también él quedara ciego.
Corrí en dirección contraria a donde me dijo Amit, perdiendome un poco más adentro del barco, dejando a mi compañero peleando contra la cola del animal. Comencé a buscar en el suelo, sabía que estaba por ahí. Solo me guiaba por mi memoria y, como pensaba, la lampara se encontraba bien y con la suficiente carga.
Un grito de la bestia se escuchó y, cuando me concentré en la dirección donde había salido, la bestia se encontraba sobre Amit, atrapandolo y dejandolo sin escapatoria. Podía sentirse como la ganaba terreno frente a él, mostrando sus colmillos para asestar una mordida critica en el cuerpo del hombre ratón.
- ¡Amit! - grité con todas mis fuerzas, esperando a que sus sentidos pudieran encontrarme - ¡Confíe en mi y cierre sus ojos!
Lo siguiente fue tener a la bestia tomada de su cuello con mi brazo derecho, alejando su mandibula del cuello de Amit. Podía sentir como si mi cuerpo estuviera encima de diferentes piedras intentando penetrar mi cuerpo, presionando e intentando sacarme de encima. La bestia comenzó a moverse erráticamente por encima de Amit, intentando sacarme de encima sin perderlo de su control.
Cuando sentí que perdería el control, acerqué como pude la lampara hacia mi mano derecha y giré al máximo la perilla que controlaba su iluminación.
Casi caí, pero alcancé a colocar la lámpara encima de su cabeza cuando, a diferencia de la vez pasada, la lámpara se iluminó repentina y brillantemente, quemando la oscuridad alrededor y afectando los ojos de la bestia en el proceso. El grito de dolor del animal se escuchó por todo el barco mientras cerraba sus ojos, sacudiendo su cabeza violentamente y consiguiendo que mi cuerpo cayera a algunos metros cerca de él. Pero no solo él había sido afectado, mis ojos también dejaron de ver y podía sentir cómo ardían y dolían como si me hubieran puesto una aguja en ellos. Es por eso que mi caída careció de gracia, quedando a algunos metros de ambos.
No sabía si con eso la criatura se alejaría corriendo o seguiría, pero si ese era el caso, esperaba que Amit me hubiera hecho caso y estuviera listo para enseñarle, de una vez por todas, que con nosotros no se jodía.
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
La pelea estaba muy igualada, para poder asestarle un verdadero golpe fulminante Amit necesitaba tener algo de distancia con el enorme lagarto. Pero el monstruo no se apartaba ni un solo paso, lo cual obligaba al Mausu a utilizar sus ataques más rudimentarios, es decir, sus colmillos y garras. En ese preciso momento se encontraba fuertemente agarrado a la cola de la bestia, mientras este se sacudía para todos lados, golpeando al ratón contra las paredes y el piso.
Amit soportó uno, dos y hasta tres de los golpes, pero al cuarto ya fue demasiado y tuvo que soltarse antes de que le terminara rompiendo algún hueso. Fue en ese momento que el lagarto aprovechó para ponerse sobre el Mausu, quien parcialmente ciego y muy adolorido solo atinó a agarrar la mandíbula de su adversario por los lados para evitar que lo mordiera en el cuello.
-Alejate- de – mi – horrible – cosa- ¡Tchik! – Decía con dificultad mientras el lagarto ponía toda su fuerza en acercar sus dientes al cuello del ratón.
Amit no podía ver donde estaba Siria, suponía que le había hecho caso y estaba ahora en el otro piso del barco, el Mausu quería creer que era así ya que la otra alternativa que se le ocurría es que se hubiese quedado congelada en el sitio mirando como ocurría todo. Fue entonces cuando escuchó la orden:
“¡Amit! ¡Confíe en mí y cierre sus ojos!”
Hasta el momento la mujer no le había dado motivos para desconfiar de sus buenas intenciones, y si bien el cerrar los ojos frente a un adversario parecía una locura, tampoco es como si le estuvieran resultando de mucha utilidad. Así que Amit cerró los ojos, sin soltar la cabeza del lagarto.
El roedor sintió como la bestia se seguía agitando para todos lados, pero ya no estaba intentando morderlo, había algo más que lo molestaba. Amit pensó que esa tenía que ser Siria, había hecho algo que enloquecía al lagarto.
No pudo aguantar la curiosidad por más tiempo, el Mausu abrió los ojos para encontrarse con un panorama más que curioso. El monstruo se sacudía con los ojos cerrados, como si algo le causara mucho dolor, a un lado estaba la lámpara que habían usado antes apagada, aunque en apariencia no estaba rota y finalmente estaba Siria también refregándose los ojos. Todas las piezas encajaron, y Amit se sintió muy orgulloso por lo valiente e inteligente que había sido la mujer, luego levantó el martillo con ambas manos y apuntó hacía la lagartija gigante.
-¡¡Toma esto horrible Cosa!! – Y descargó el arma con todas sus fuerza en la cabeza del reptil.
Pero no se quedó para ver si había sido suficiente, fue en busca de Siria y la agarró de ambas manos, revisando además si tenía alguna herida importante.
-Te ayudaré a subir, debemos irnos de aquí ¡Tchik! No sé qué tan resistente es – Miró hacía donde estaba el lagarto y… Ya no estaba allí, se había retirado, aunque un rastro de sangre delataba que estaba muy mal herido - ¿Puedes caminar bien? ¿Cómo están tus ojos? – En el tono de Amit se notaba que estaba muy preocupado – ¡Fuiste muy valiente! -
Amit soportó uno, dos y hasta tres de los golpes, pero al cuarto ya fue demasiado y tuvo que soltarse antes de que le terminara rompiendo algún hueso. Fue en ese momento que el lagarto aprovechó para ponerse sobre el Mausu, quien parcialmente ciego y muy adolorido solo atinó a agarrar la mandíbula de su adversario por los lados para evitar que lo mordiera en el cuello.
-Alejate- de – mi – horrible – cosa- ¡Tchik! – Decía con dificultad mientras el lagarto ponía toda su fuerza en acercar sus dientes al cuello del ratón.
Amit no podía ver donde estaba Siria, suponía que le había hecho caso y estaba ahora en el otro piso del barco, el Mausu quería creer que era así ya que la otra alternativa que se le ocurría es que se hubiese quedado congelada en el sitio mirando como ocurría todo. Fue entonces cuando escuchó la orden:
“¡Amit! ¡Confíe en mí y cierre sus ojos!”
Hasta el momento la mujer no le había dado motivos para desconfiar de sus buenas intenciones, y si bien el cerrar los ojos frente a un adversario parecía una locura, tampoco es como si le estuvieran resultando de mucha utilidad. Así que Amit cerró los ojos, sin soltar la cabeza del lagarto.
El roedor sintió como la bestia se seguía agitando para todos lados, pero ya no estaba intentando morderlo, había algo más que lo molestaba. Amit pensó que esa tenía que ser Siria, había hecho algo que enloquecía al lagarto.
No pudo aguantar la curiosidad por más tiempo, el Mausu abrió los ojos para encontrarse con un panorama más que curioso. El monstruo se sacudía con los ojos cerrados, como si algo le causara mucho dolor, a un lado estaba la lámpara que habían usado antes apagada, aunque en apariencia no estaba rota y finalmente estaba Siria también refregándose los ojos. Todas las piezas encajaron, y Amit se sintió muy orgulloso por lo valiente e inteligente que había sido la mujer, luego levantó el martillo con ambas manos y apuntó hacía la lagartija gigante.
-¡¡Toma esto horrible Cosa!! – Y descargó el arma con todas sus fuerza en la cabeza del reptil.
Pero no se quedó para ver si había sido suficiente, fue en busca de Siria y la agarró de ambas manos, revisando además si tenía alguna herida importante.
-Te ayudaré a subir, debemos irnos de aquí ¡Tchik! No sé qué tan resistente es – Miró hacía donde estaba el lagarto y… Ya no estaba allí, se había retirado, aunque un rastro de sangre delataba que estaba muy mal herido - ¿Puedes caminar bien? ¿Cómo están tus ojos? – En el tono de Amit se notaba que estaba muy preocupado – ¡Fuiste muy valiente! -
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Sentía el cuerpo adolorido por las escamas, aturdimiento por la caída al terminar el forcejeo y los ojos se sentían como si hubiera mirado al sol por bastantes minutos. ¿Pero saben? Podía sentirme bastante adolorida por toda la situación, pero cuando escuché el seco sonido del impacto del metal contra el hueso, mis músculos se recogieron y sentí que me llegó a doler el alma de lo fuerte que se escuchó el grito de dolor del animal.
Cuando pude recuperar algo de mi vista, pude notar cómo la figura de Amit venía hacia mí mientras la otra figura se perdía entre la oscuridad, No solo la ceguera por la luz se desvanecía lentamente, sino la sensación de oscuridad también se marchaba. Solo quedaba la extraña sensación en los ojos, nada que un par de refregadas no hicieran pasar.
Más bien, mi preocupación iba hacia mi acompañante aventurero extravagantemente martillero.
- Si, necesitamos marcharnos, aunque… - miraba hacia donde se había marchado el animal mientras intentaba recomponer el equilibrio, con algo de dificultad pero logrando mantener mis piernas sin que se doblaran (tanto) - … je, me daba pena el pobre hace poco, pero ahora que lo pienso, bien merecido se merecía el martillazo en la nuca el desgraciado. A ver si le sigue gustando meterse con nosotros.
El dolor no me sacaba de mi equilibrio, más las palabras de Amit casi lo hicieron. La cara se me puso ligeramente como tomate y no pude evitar sentirme halagada y algo nerviosa por sus palabras.
- Jeje… pues, la verdad fue un trabajo en equipo. No hubiera funcionado si yo no confiaba en usted y si usted no hubiera confiado en mi – me rasqué la nuca mientras desviaba ligeramente los ojos -. Además, ese golpe que le dio en el cráneo… creo que le va a doler hasta la siguiente vida.
No pude evitar extender mi mano para chocar con las suyas. Y de verdad lo creía: habíamos hecho un trabajo de equipo fenomenal para ser personas que apenas se conocían.
- Pero en todo caso – cambié el tema de conversación mientrass me agachaba para recoger mis cosas, como el bastón y la lámpara -, esa criatura estaba detrás suyo, así que es mejor que usted se adelante a subir. Apenas termine de acomodar mis cosas, subiré.
Y si algún otro animal se intentaba pasar de listo, verían lo que una dragona de 4 metros era capaz.
Cuando llegó mi turno de dejar esa parte del barco, tomé la soga y subí con cuidado. No sabía a qué estaba amarrada la cuerda, aunque si Amit pudo subir sin problemas no creía que fuera algo muy liviano. Cuando llegué a la parte superior, lentamente pude notar que era una zona mucho más iluminada que en la que estabamos. Con la ayuda de mi compañero, terminé subiendo a duras penas. Ni había pasado tantos años desde la última vez que escalaba cosas, pero ya me sentía vieja.
Lo primero que noté fue que la lámpara, que estuvo encendida todo este tiempo, se apagó sin más. Habíamos agotado toda su potencia. Una pena, aunque no parecía tan terrible, ya que la segunda cosa que noté al subir fue el agujero que daba hacia el exterior: si alguna vez estuvieron en una casa con balcón, es así como se sentía el ver a través del agujero, era como si pudieras perderte en toda la extensión del bosque, con las montañas extendiéndose por los valles, los rios viajando, los árboles hasta donde podías imaginarte.
… aunque seguía siendo más bonito la estepa.
- Bueno, la lámpara no nos acompañará más por el día – dije mientras la guardaba en la bolsa mágica que le había comprado a Eltrant – Creo que, antes de continuar, es mejor si vemos si tenemos alguna herida o algo así. No vaya a ser que atraigamos más idiotas con el olor a sangre…
Comencé a ver si alguna de mis ropas delataba sangre, mirando si alguno de mis brazos estaba bien puesto. La adrenalina a veces ni te permitía darte cuenta de esas cosas. También me fijé si Amit tenía alguna que otra herida, tanto por pelear con ese animal como por pelear contra esas tablas.
Ahora quedaba saber donde estabamos. Probablemente habíamos pasado a la primera o segunda Batería, donde usualmente los barcos manejaban las armas como cañones mágicos o materiales peligrosos. Si ibamos derecho, encontraríamos los dormitorios… probablemente.
Cuando pude recuperar algo de mi vista, pude notar cómo la figura de Amit venía hacia mí mientras la otra figura se perdía entre la oscuridad, No solo la ceguera por la luz se desvanecía lentamente, sino la sensación de oscuridad también se marchaba. Solo quedaba la extraña sensación en los ojos, nada que un par de refregadas no hicieran pasar.
Más bien, mi preocupación iba hacia mi acompañante aventurero extravagantemente martillero.
- Si, necesitamos marcharnos, aunque… - miraba hacia donde se había marchado el animal mientras intentaba recomponer el equilibrio, con algo de dificultad pero logrando mantener mis piernas sin que se doblaran (tanto) - … je, me daba pena el pobre hace poco, pero ahora que lo pienso, bien merecido se merecía el martillazo en la nuca el desgraciado. A ver si le sigue gustando meterse con nosotros.
El dolor no me sacaba de mi equilibrio, más las palabras de Amit casi lo hicieron. La cara se me puso ligeramente como tomate y no pude evitar sentirme halagada y algo nerviosa por sus palabras.
- Jeje… pues, la verdad fue un trabajo en equipo. No hubiera funcionado si yo no confiaba en usted y si usted no hubiera confiado en mi – me rasqué la nuca mientras desviaba ligeramente los ojos -. Además, ese golpe que le dio en el cráneo… creo que le va a doler hasta la siguiente vida.
No pude evitar extender mi mano para chocar con las suyas. Y de verdad lo creía: habíamos hecho un trabajo de equipo fenomenal para ser personas que apenas se conocían.
- Pero en todo caso – cambié el tema de conversación mientrass me agachaba para recoger mis cosas, como el bastón y la lámpara -, esa criatura estaba detrás suyo, así que es mejor que usted se adelante a subir. Apenas termine de acomodar mis cosas, subiré.
Y si algún otro animal se intentaba pasar de listo, verían lo que una dragona de 4 metros era capaz.
Cuando llegó mi turno de dejar esa parte del barco, tomé la soga y subí con cuidado. No sabía a qué estaba amarrada la cuerda, aunque si Amit pudo subir sin problemas no creía que fuera algo muy liviano. Cuando llegué a la parte superior, lentamente pude notar que era una zona mucho más iluminada que en la que estabamos. Con la ayuda de mi compañero, terminé subiendo a duras penas. Ni había pasado tantos años desde la última vez que escalaba cosas, pero ya me sentía vieja.
Lo primero que noté fue que la lámpara, que estuvo encendida todo este tiempo, se apagó sin más. Habíamos agotado toda su potencia. Una pena, aunque no parecía tan terrible, ya que la segunda cosa que noté al subir fue el agujero que daba hacia el exterior: si alguna vez estuvieron en una casa con balcón, es así como se sentía el ver a través del agujero, era como si pudieras perderte en toda la extensión del bosque, con las montañas extendiéndose por los valles, los rios viajando, los árboles hasta donde podías imaginarte.
… aunque seguía siendo más bonito la estepa.
- Bueno, la lámpara no nos acompañará más por el día – dije mientras la guardaba en la bolsa mágica que le había comprado a Eltrant – Creo que, antes de continuar, es mejor si vemos si tenemos alguna herida o algo así. No vaya a ser que atraigamos más idiotas con el olor a sangre…
Comencé a ver si alguna de mis ropas delataba sangre, mirando si alguno de mis brazos estaba bien puesto. La adrenalina a veces ni te permitía darte cuenta de esas cosas. También me fijé si Amit tenía alguna que otra herida, tanto por pelear con ese animal como por pelear contra esas tablas.
Ahora quedaba saber donde estabamos. Probablemente habíamos pasado a la primera o segunda Batería, donde usualmente los barcos manejaban las armas como cañones mágicos o materiales peligrosos. Si ibamos derecho, encontraríamos los dormitorios… probablemente.
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Amit asintió orgulloso mientras Siria elogiaba sus habilidades con el martillo, tenía que admitir que si había sido un buen golpe, no el mejor de su vida ya que estaba algo mareado aún, producto de la pelea, pero sin duda ese lagartote se lo pensaría dos veces antes de volver a meterse con un Mausu. Chocó las manos con las de la mujer, y dejó escapar un chillido que probablemente era algún tipo de festejo para los de su raza.
-De acuerdo, iré primero, así también podré asegurarme de que no haya otro arriba esperándonos – El roedor fue a buscar su morral que había quedado todo desparramado luego de la pelea, y se ajustó el martillo en la espalda antes de poner las cuatro patas en la soga y comenzar a subir con asombrosa facilidad, al fin y al cabo, no dejaba de ser un ratón – Tchik, parece estar todo bien aquí arriba – Contestó desde el otro lado.
El Mausu se dio vuelta para darle una mano a Siria, ella tenía más fuerza, pero también más peso para subir, le sostuvo las cosas mientras terminaba de acomodarse y cuando estuvieron ambos listos, se puso a investigar los alrededores. Lo primero y más llamativo era el agujero que les permitía ver afuera, Amit fue corriendo y se asomó por el costado, sentir de nuevo el viento en el rostro era agradable.
-Tienes razón – Se apartó del agujero y empezó a mirar sus brazos, patas, a los costados del cuerpo, suponía que de estar herido debía sentir algo de dolor, pero por los golpes tenía tanto malestar por todo el cuerpo que bien podía ser que no lo notara. Dejó que Siria lo revise y cuando se aseguraron que estaban bien, emprendió de nuevo la búsqueda.
Un recuerdo pasajero, como un flash, llego a la mente de Amit cuando vio el pasillo que llevaba a los dormitorios.
-¡Por allí es! Recuerdo que es ahí donde lo encontré – Estaba tan emocionado por haber podido recordar que salió corriendo – Era en una de estas puertas –
Corrió hasta la primera y se colgó de la manija para abrirla, pero nuevamente estaba cerrada, aunque esta vez el Mausu no se rindió fácilmente, aun en el aire apoyó ambas patas en la pared y tiro de ella, pero nada. Se bajó y miró la puerta con rencor, sacó el martillo, esto ya se había vuelto algo personal.
-Quédate atrás – Le advirtió a la mujer, apuntó en donde estaba la manija, calculó un par de veces y en el tercer balanceo le dio con todas sus fuerzas, la runa de tierra se activó y potenció el impacto, haciendo que en donde antes estaba el picaporte ahora hubiese solo un agujero - ¡Eso tienes por hacerte la difícil! ¡Tchik! –
Adentro habían varias hamacas grandes, las que usaban los marineros para dormir cuando no estaban de guardia, había unos baúles dados vuelta y rotos, prendas de ropa vieja y gastada repartida por el piso…
-¡Aaargh! Tampoco era esta – Cualquier diría que el Mausu lo podría haber supuesto por el simple hecho de que la puerta estaba entera y fuertemente cerrada, pero Amit no pareció notar la contradicción – La siguiente será la definitiva, Tchik, estoy seguro – Fue corriendo a la que estaba justo en frente, y estaba a punto de golpearla cuando le pareció escuchar algo, apoyó la oreja contra la madera - … - Se escuchaban arañazos – Mmm, no, no queremos abrir esta –
Y entonces vio una puerta al final del pasillo, era la única que tenía una terminación diferente, con tallados en la tabla que imitaban el estilo de las olas en un mar embravecido. El ratón sacó de nuevo su cuaderno y pasó varias hojas, allí encontró la anotación y el dibujo de la puerta, lo había copiado porque le parecía muy bonito.
Sonrió.
-Creo que lo encontramos, Siria – Cerró el cuaderno de golpe y lo guardó.
-De acuerdo, iré primero, así también podré asegurarme de que no haya otro arriba esperándonos – El roedor fue a buscar su morral que había quedado todo desparramado luego de la pelea, y se ajustó el martillo en la espalda antes de poner las cuatro patas en la soga y comenzar a subir con asombrosa facilidad, al fin y al cabo, no dejaba de ser un ratón – Tchik, parece estar todo bien aquí arriba – Contestó desde el otro lado.
El Mausu se dio vuelta para darle una mano a Siria, ella tenía más fuerza, pero también más peso para subir, le sostuvo las cosas mientras terminaba de acomodarse y cuando estuvieron ambos listos, se puso a investigar los alrededores. Lo primero y más llamativo era el agujero que les permitía ver afuera, Amit fue corriendo y se asomó por el costado, sentir de nuevo el viento en el rostro era agradable.
-Tienes razón – Se apartó del agujero y empezó a mirar sus brazos, patas, a los costados del cuerpo, suponía que de estar herido debía sentir algo de dolor, pero por los golpes tenía tanto malestar por todo el cuerpo que bien podía ser que no lo notara. Dejó que Siria lo revise y cuando se aseguraron que estaban bien, emprendió de nuevo la búsqueda.
Un recuerdo pasajero, como un flash, llego a la mente de Amit cuando vio el pasillo que llevaba a los dormitorios.
-¡Por allí es! Recuerdo que es ahí donde lo encontré – Estaba tan emocionado por haber podido recordar que salió corriendo – Era en una de estas puertas –
Corrió hasta la primera y se colgó de la manija para abrirla, pero nuevamente estaba cerrada, aunque esta vez el Mausu no se rindió fácilmente, aun en el aire apoyó ambas patas en la pared y tiro de ella, pero nada. Se bajó y miró la puerta con rencor, sacó el martillo, esto ya se había vuelto algo personal.
-Quédate atrás – Le advirtió a la mujer, apuntó en donde estaba la manija, calculó un par de veces y en el tercer balanceo le dio con todas sus fuerzas, la runa de tierra se activó y potenció el impacto, haciendo que en donde antes estaba el picaporte ahora hubiese solo un agujero - ¡Eso tienes por hacerte la difícil! ¡Tchik! –
Adentro habían varias hamacas grandes, las que usaban los marineros para dormir cuando no estaban de guardia, había unos baúles dados vuelta y rotos, prendas de ropa vieja y gastada repartida por el piso…
-¡Aaargh! Tampoco era esta – Cualquier diría que el Mausu lo podría haber supuesto por el simple hecho de que la puerta estaba entera y fuertemente cerrada, pero Amit no pareció notar la contradicción – La siguiente será la definitiva, Tchik, estoy seguro – Fue corriendo a la que estaba justo en frente, y estaba a punto de golpearla cuando le pareció escuchar algo, apoyó la oreja contra la madera - … - Se escuchaban arañazos – Mmm, no, no queremos abrir esta –
Y entonces vio una puerta al final del pasillo, era la única que tenía una terminación diferente, con tallados en la tabla que imitaban el estilo de las olas en un mar embravecido. El ratón sacó de nuevo su cuaderno y pasó varias hojas, allí encontró la anotación y el dibujo de la puerta, lo había copiado porque le parecía muy bonito.
Sonrió.
-Creo que lo encontramos, Siria – Cerró el cuaderno de golpe y lo guardó.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Después de arreglarnos para continuar, comenzamos la caminata hacia el fondo del pasillo. Era curioso mirar hacia arriba y notar las aperturas que permitían que el sol entrara al barco. Desde nuestro punto de vista parecía un techo de esos diseñados por “artistas modernos”, como los que encontrabas en Lunargenta, pero en realidad eran las aperturas que usaban los cañones mágicos para atacar o defender el barco. Muchas de las cuerdas colgaban solitarias, delatando que cedieron con el paso del tiempo. Otras seguían aguantando firmemente con los cañones colgando desde el techo, quizás desde hace cuánto tiempo. Aun así, con Amit esquivabamos el estar debajo de ellos, ya veía que, gracias a nuestra suerte, nos caía uno de esos en la cabeza.
Debíamos estar en la segunda batería. En la primera usualmente no habían paredes ni interacción con los dormitorios, aunque una pequeña zona estaba dedicada a los cañones.
Amit se lo tomaba personal con una de las puertas en particular, lo que me hacía pensar que no me convenía hacerlo rabiar ni hacerlo mi enemigo. Si ya era preciso en pegarle en el cráneo a los animales y a las puertas, no quería saber lo que podía hacer con mi cabeza. Luego, pasamos por otra en donde dijo que era más conveniente no abrirla. Considerando el humor que tenía contra una de ellas y el contraste con esta, era mejor hacerle caso.
Finalmente llegamos al final del pasillo, en donde una puerta tenía una insignia distinta del resto. Amit había confirmado con su cuaderno que esta era eventualmente la habitación que tanto había buscado. Hubiera entrado con muchas ganas de por fin encontrar lo que estabamos buscando, pero por alguna razón esa insignia me parecía familiar, como si la hubiera visto antes pero sin recordar donde.
Amit había entrado antes que yo, al parecer la puerta estaba floja, lo que era esperable si había estado aquí antes. Ahora que lo pensaba, ¿por qué golpeó la puerta que estaba cerrada y no quería abrir? De haber entrado previamente no hubiera estado estancada.
… ¿quizás estaba en sus días?
Algunas ventanas iluminaban la habitación lo suficiente como para saber lo que estaba en el interior: tenía una distinción de las demás habitaciones, pero tampoco parecía la de un capitán. Parecía ser una sala de reuniones, ya que la mesa que se encontraba en el suelo tenía un gran mapa de Aerandir tallado y pintado en diferentes colores. En él, incoherencias estaban escritas, o al menos eso se podía distinguir. El resto de la habitación tenía muebles y papeles caídos y mezclados entre algunos nidos de animales, hojas, hongos y pequeñas enredaderas. En la pared, algunos cuadros ya deteriorados acusaban de fotos ya perdidas en el tiempo. Pero había algo que destacaba de esos restos… era aquel símbolo que estaba también en la puerta.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Espera… ¿podía ser que?
- …
Si era cierto, necesitábamos encontrar los restos del artefacto. Es por eso que mi búsqueda comenzó con uno de los muebles, sacando los cajones que estaban cerrados. Solo habían papeles y libros de variados temas. Saqué uno de esos libros y lo llevé conmigo… solo por si acaso podía ser una pista o para lanzarselo a alguien en la cara.
Entremedio de dos cajones alcancé a encontrar el estuche. Era de madera tallada muy cuidadosamente, de forma rectangular donde cabía perfectamente el sextante y uno de los detalles más relevantes era el mismo símbolo que tenía.
- Así que es esto… - Me giré hacia Amit y le mostré el estuche - ¡Amit! Creo que encontramos algo accidentalmente en esta búsqueda.
Tomé uno de los libros que habían dentro y me reuní con él para mostrarle el objeto en común: el símbolo.
- El sextante que acabamos de encontrar no es cualquier sextante. Y este barco tampoco es cualquier barco – miré hacia mi alrededor, apuntandole a cada objeto que me había llamado la atención previamente – Este barco perteneció a un famoso duque, Sir Francis Norwell – no sabía como contener mi emoción al decirlo, porque sabía que Amit no debía conocer quien era, ni menos interesarle sobre todo si era gente del mar, por lo que le comenté desde su interés más cercano primero – Este Sextante puede ser más valioso de lo que pensamos, ya que este navío fue uno de barcos usados en la creación de los mapas marítimos de Aerandir como los conocemos en la actualidad.
Recuerdo la historia que me contó Wood mientras viajabamos a las islas de los Brujos: Francis Norwell, declarado Duque en el año 488 por la Corona de aquella época, junto con Leonardo Vicelli y Fern de Magal fueron las primeras personas en navegar todas las costas de Aerandir y forjar el mapa que conocíamos en la actualidad. Este logro era sabido por muchos historiadores y marinos, siendo un símbolo en común, una ola inquebrantable contra la marea, lo que identificaba sus pertenencias. Este barco se había perdido después de una tormenta en el año 812, con todos los tripulantes y objetos que llevaba consigo. Eso significaba que este barco estuvo más de 400 años varado en este lugar y, contra todo pronóstico, nadie se había dado cuenta de que tenía tanto valor histórico.
Le expliqué todo esto a Amit, probablemente siendo algo poco útil, considerando que el valor que el le daba a las cosas era distinto a la nuestra. Pero al menos esperaba que, con este conocimiento, pudiera negociar de mejor forma.
Pero algo que Amit no se dio cuenta es que algunos a los que le intentó vender el sextante incompleto sabían de esto. Y pronto nos toparíamos con ellos, no precisamente para negociar un precio.
Debíamos estar en la segunda batería. En la primera usualmente no habían paredes ni interacción con los dormitorios, aunque una pequeña zona estaba dedicada a los cañones.
Amit se lo tomaba personal con una de las puertas en particular, lo que me hacía pensar que no me convenía hacerlo rabiar ni hacerlo mi enemigo. Si ya era preciso en pegarle en el cráneo a los animales y a las puertas, no quería saber lo que podía hacer con mi cabeza. Luego, pasamos por otra en donde dijo que era más conveniente no abrirla. Considerando el humor que tenía contra una de ellas y el contraste con esta, era mejor hacerle caso.
Finalmente llegamos al final del pasillo, en donde una puerta tenía una insignia distinta del resto. Amit había confirmado con su cuaderno que esta era eventualmente la habitación que tanto había buscado. Hubiera entrado con muchas ganas de por fin encontrar lo que estabamos buscando, pero por alguna razón esa insignia me parecía familiar, como si la hubiera visto antes pero sin recordar donde.
Amit había entrado antes que yo, al parecer la puerta estaba floja, lo que era esperable si había estado aquí antes. Ahora que lo pensaba, ¿por qué golpeó la puerta que estaba cerrada y no quería abrir? De haber entrado previamente no hubiera estado estancada.
… ¿quizás estaba en sus días?
Algunas ventanas iluminaban la habitación lo suficiente como para saber lo que estaba en el interior: tenía una distinción de las demás habitaciones, pero tampoco parecía la de un capitán. Parecía ser una sala de reuniones, ya que la mesa que se encontraba en el suelo tenía un gran mapa de Aerandir tallado y pintado en diferentes colores. En él, incoherencias estaban escritas, o al menos eso se podía distinguir. El resto de la habitación tenía muebles y papeles caídos y mezclados entre algunos nidos de animales, hojas, hongos y pequeñas enredaderas. En la pared, algunos cuadros ya deteriorados acusaban de fotos ya perdidas en el tiempo. Pero había algo que destacaba de esos restos… era aquel símbolo que estaba también en la puerta.
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Espera… ¿podía ser que?
- …
Si era cierto, necesitábamos encontrar los restos del artefacto. Es por eso que mi búsqueda comenzó con uno de los muebles, sacando los cajones que estaban cerrados. Solo habían papeles y libros de variados temas. Saqué uno de esos libros y lo llevé conmigo… solo por si acaso podía ser una pista o para lanzarselo a alguien en la cara.
Entremedio de dos cajones alcancé a encontrar el estuche. Era de madera tallada muy cuidadosamente, de forma rectangular donde cabía perfectamente el sextante y uno de los detalles más relevantes era el mismo símbolo que tenía.
- Así que es esto… - Me giré hacia Amit y le mostré el estuche - ¡Amit! Creo que encontramos algo accidentalmente en esta búsqueda.
Tomé uno de los libros que habían dentro y me reuní con él para mostrarle el objeto en común: el símbolo.
- El sextante que acabamos de encontrar no es cualquier sextante. Y este barco tampoco es cualquier barco – miré hacia mi alrededor, apuntandole a cada objeto que me había llamado la atención previamente – Este barco perteneció a un famoso duque, Sir Francis Norwell – no sabía como contener mi emoción al decirlo, porque sabía que Amit no debía conocer quien era, ni menos interesarle sobre todo si era gente del mar, por lo que le comenté desde su interés más cercano primero – Este Sextante puede ser más valioso de lo que pensamos, ya que este navío fue uno de barcos usados en la creación de los mapas marítimos de Aerandir como los conocemos en la actualidad.
Recuerdo la historia que me contó Wood mientras viajabamos a las islas de los Brujos: Francis Norwell, declarado Duque en el año 488 por la Corona de aquella época, junto con Leonardo Vicelli y Fern de Magal fueron las primeras personas en navegar todas las costas de Aerandir y forjar el mapa que conocíamos en la actualidad. Este logro era sabido por muchos historiadores y marinos, siendo un símbolo en común, una ola inquebrantable contra la marea, lo que identificaba sus pertenencias. Este barco se había perdido después de una tormenta en el año 812, con todos los tripulantes y objetos que llevaba consigo. Eso significaba que este barco estuvo más de 400 años varado en este lugar y, contra todo pronóstico, nadie se había dado cuenta de que tenía tanto valor histórico.
Le expliqué todo esto a Amit, probablemente siendo algo poco útil, considerando que el valor que el le daba a las cosas era distinto a la nuestra. Pero al menos esperaba que, con este conocimiento, pudiera negociar de mejor forma.
Pero algo que Amit no se dio cuenta es que algunos a los que le intentó vender el sextante incompleto sabían de esto. Y pronto nos toparíamos con ellos, no precisamente para negociar un precio.
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
En cuanto abrieron la puerta, Amit se puso en cuatro patas y comenzó a oler el piso en busca de su propio rastro, quería confirmar que había estado allí, y además saber qué cosas había tocado. Movía la nariz y pasaba por arriba de los papeles, corriendo aquellos que interrumpían su tarea, levantó una de las silla y la olió durante varios segundos hasta descartarla y continuar con el siguiente mueble.
Siria en cambio parecía estar mucho más segura de dónde tenía que fijarse.
-¿Encontramos algo? – El Mausu levantó la cabeza y tenía todo el hocico lleno de tierra, estornudo y una polilla salió volando - ¿Es la parte que falta del sextante? –
Se acercó mientras se limpiaba la cara con las patitas, escuchó la explicación de la mujer pero entendía bastante poco. La comunidad Mausu se había mantenido relativamente aislada del resto de Aerandir, no porque no quisieran llevarse bien con otros pueblos, más bien eran pocos los que querían tener cerca de un enjambre de ratones. Sumado a eso, la memoria de los Mausu no les permitía retener ninguna información durante demasiado tiempo, por lo que tener conocimientos sobre historia antigua era absolutamente imposible para ellos.
-¿En la creación de los mapas de Aerandir? – Repitió el roedor sin terminar de caer en la cuenta de lo que estaba diciendo. Cuando finalmente la idea llegó a su mente abrió grande los ojos y exclamó- ¡¡Tchik!! ¡Entonces esto tiene un valor histórico que está más allá de lo que podemos imaginar!-
Estaba emocionado ¡Más que emocionado! La experiencia de encontrar algo que era parte de la historia era de los momentos más maravillosos de su trabajo, sin importar que luego esa pieza pasara a manos de alguien más, Amit podía decir con orgullo que había sido ÉL quien la había encontrado.
-¡Tchik! Pero entonces todo lo que está aquí dentro es muy valioso. En ese caso, deberíamos…-
Dejó la oración a medias, sus orejas se movieron al captar un sonido a lo lejos, un grupo de personas se acercaban. El Mausu le hizo un gesto a Siria para que no hiciera ruido, y luego le señaló el pasillo por el que habían venido, era la única entrada, pero si iban por allí se encontrarían de frente con quienes sea que estuvieran viniendo.
A medida que se acercaban, Amit podía diferenciar más detalles, eran siete personas y estaban rebuscando en otros pisos, pero se acercaban rápido. Sin decir una sola palabra, agarró a Siria del brazo y le señaló detrás de la mesa caída. Ahora el sonido de las pisadas era fácilmente audible para ambos.
A la sala entraron cinco personas con forma humana y dos que eran Hombres-pájaro. El colorido plumaje de estos últimos los marcaba como Seres de climas cálidos, eso explicaba por qué a pesar de no estar excesivamente frío el ambiente, ellos estaban vestidos con tantos abrigos como habían podido conseguir.
-Tienen que estar por aquí –
-Vi como subían por la cuerda –
-¡Momento! Vi algo detrás de la mesa –
Amit miro a su compañera de aventuras, no había forma de eludir el enfrentamiento, con el martillo en la mano dio un salto y se paró justo en frente de los malvivientes.
Siria en cambio parecía estar mucho más segura de dónde tenía que fijarse.
-¿Encontramos algo? – El Mausu levantó la cabeza y tenía todo el hocico lleno de tierra, estornudo y una polilla salió volando - ¿Es la parte que falta del sextante? –
Se acercó mientras se limpiaba la cara con las patitas, escuchó la explicación de la mujer pero entendía bastante poco. La comunidad Mausu se había mantenido relativamente aislada del resto de Aerandir, no porque no quisieran llevarse bien con otros pueblos, más bien eran pocos los que querían tener cerca de un enjambre de ratones. Sumado a eso, la memoria de los Mausu no les permitía retener ninguna información durante demasiado tiempo, por lo que tener conocimientos sobre historia antigua era absolutamente imposible para ellos.
-¿En la creación de los mapas de Aerandir? – Repitió el roedor sin terminar de caer en la cuenta de lo que estaba diciendo. Cuando finalmente la idea llegó a su mente abrió grande los ojos y exclamó- ¡¡Tchik!! ¡Entonces esto tiene un valor histórico que está más allá de lo que podemos imaginar!-
Estaba emocionado ¡Más que emocionado! La experiencia de encontrar algo que era parte de la historia era de los momentos más maravillosos de su trabajo, sin importar que luego esa pieza pasara a manos de alguien más, Amit podía decir con orgullo que había sido ÉL quien la había encontrado.
-¡Tchik! Pero entonces todo lo que está aquí dentro es muy valioso. En ese caso, deberíamos…-
Dejó la oración a medias, sus orejas se movieron al captar un sonido a lo lejos, un grupo de personas se acercaban. El Mausu le hizo un gesto a Siria para que no hiciera ruido, y luego le señaló el pasillo por el que habían venido, era la única entrada, pero si iban por allí se encontrarían de frente con quienes sea que estuvieran viniendo.
A medida que se acercaban, Amit podía diferenciar más detalles, eran siete personas y estaban rebuscando en otros pisos, pero se acercaban rápido. Sin decir una sola palabra, agarró a Siria del brazo y le señaló detrás de la mesa caída. Ahora el sonido de las pisadas era fácilmente audible para ambos.
A la sala entraron cinco personas con forma humana y dos que eran Hombres-pájaro. El colorido plumaje de estos últimos los marcaba como Seres de climas cálidos, eso explicaba por qué a pesar de no estar excesivamente frío el ambiente, ellos estaban vestidos con tantos abrigos como habían podido conseguir.
-Tienen que estar por aquí –
-Vi como subían por la cuerda –
-¡Momento! Vi algo detrás de la mesa –
Amit miro a su compañera de aventuras, no había forma de eludir el enfrentamiento, con el martillo en la mano dio un salto y se paró justo en frente de los malvivientes.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Debido a que no conocía en absoluto como era la forma de pensar de Amit, o lo que le enseñaron en su pueblo, no sabía si le tomaría el peso a lo que había encontrado, pero cuando lo vi tan emocionado por el descubrimiento me di cuenta que lo de aventurero realmente lo llevaba en la sangre. Me imaginaba lo emocionado que estaba, probablemente, además del sextante, descubrir algo ene ste barco que pudiera llevar para que fuera estudiado. Hasta aparecer en los libros de historia como “el descubridor de”. Ya podía imaginarme el pecho inflado que tendría, diciendole a todo el mundo sobre ello.
Pero pronto aquello dejaría de ser nuestra preocupación.
Cuando su ánimo se detuvo, me acerqué cuidadosamente como me lo señaló, quedando quieto y moviendo ligeramente sus orejas. Ese comportamiento lo conocía de Wood cuando viajaba en su forma de licántropo. Solo podía significar que había escuchado algo o alguien que se acercaba. Antes que pudiera hacer o decir algo, Amit me tomó del brazo para ocultarse debajo de la mesa con rapidez que llamaba a la emergencia. Pronto los sonidos se hicieron audibles y delataron a las personas que habían entrado.
Entre mis manos, estaba el sexteno, el estuche y las partes que faltaban. No sabía como armar uno, pero había visto como eran en mis viajes anteriores y no parecía faltar nada más, por lo que guardé todo en su correspondiente estuche. En ese momento, varias personas hicieron entrada. Desde el lugar donde estaban, pero por lo que escuché, al menos 3 o 4 entraron a la habitación. Nuestro escondite no sirvió por mucho tiempo, sin demorar en que tomaran atención donde estabamos y, como consecuencia, no hubo más opción para Amit de salir de nuestro improvisado escondite.
- Ahí estás… pequeña rata.
7 personas fueron las que entraron a la habitación. Dos hombres bestia con apariencia de pájaro guardaban la entrada de la habitación mientras un hombre de apariencia fuerte se encontraba al frente. A sus costados, dos personas en cada lado se encontraban mirando a mi acompañante, algunos con sus armas en sus manos, otros mirando desde abajo a su oponente. Más ninguno comenzó el ataque. Sabían que tenían la ventaja numérica, por lo que parecían tomarse su tiempo para tomar lo que querían.
- Fuiste un fastidio de encontrar, ¿sabes? - el sujeto del medio, un hombre fornido cuyos músculos acusaban de sus años en altamar, parecía ser el líder del grupo – Aunque, siendo justos, fui un estúpido al no darme cuenta antes de que la pieza que intentaste venderme tenía un valor tan alto.
- No se trate así, jefe. ¿Quien iba a saber que una rata de alcantarilla daría con algo remotamente valioso? ¡Probablemente ocuparía la pieza para hacerse un nido! - la segunda persona era una mujer, una mujer bestia con apariencia gatuna parecida a la de un tigre y vestida con las mismas ropas que los demás marinos.
- Si nos das lo que buscamos y te pierdes para siempre de nuestra vista, quizás se nos antoje dejarte ir – el tercer integrante era un brujo que acusaba su presencia con un bastón mágico.
Aun no salía de mi escondite, protegiendo el estuche y su contenido. Entre toda la tensión que existía y mis pensamientos en encontrar una forma de salir de esto, de pronto pensé… que estos sujetos eran muy estereotípicamente muy clichés. Si querían ser villanos, ¿no podía encontrar una forma más original de referirse así a Amit? Aunque… probablemente era muy efectivo.
Me encontraba en esa situación, a sabiendas de que sabían que estaba ahí si nos habían visto. Aun así, existía cierta ventaja si podía ser impredecible. Pero contra tanta gente, por más que lucharamos, no había posibilidad de vencerlos a todos. Sobr etodo si habían dos hombres bestia que tenían la ventaja aérea contra nosotros en el caso de que nos--
Ventaja aérea… si podíamos tenerla… pero estaba el escapar de esta habitación con 7 personas observandonos incluso si bajabamos hacia la oscuridad donde nos habíamos enfrentado con ese anim--
Fue entonces cuando recordé. Busqué rápidamente entre mis pertenencias, recordando cuando hablaba de la oscuridad. Algo que guardé desde hace más de un año, pensando siempre que era una carga adicional que nunca las usaría. Pero si lograba ser precisa, nos daría una oportunidad.
Con un brazo, aferré el estuche a mi cuerpo. Con mi mano libre, saqué una de las pequeñas Esferas Krampus** que tenía en mi poder. Aferré mi fé a los Dioses y, dando un salto para salir de mi escondite, apenas mis ojos pudieron ver a los 7 sujetos, mi mente se concentró. Ser precisa, buscar la forma de que cada una de tus acciones valgan. Eso fue lo que me enseñó Wood cuando me entrenaba. Lanzarla directamente contra uno de los tipos sería inútil, solo lo lastimaría, teniendo que enfrentar a los otros 6. Es por eso que la esfera encontró su lugar en medio de los 7 sujetos. Pudo parecer un error de puntería, pero cuando la esfera chocó contra el suelo, la explosión causada atrapó a todos los sujetos, empujandolos con mucha fuerza hacia las paredes y el suelo. No tenía la suficiente fuerza para lastimarlos, pero si para que no pudieran evitar que agarrara a Amit y salir de la habitación.
- Confíe en mi, Amit. Aunque lo parezca, no escaparemos de estos tipos.
Sé que mi compañero tenía toda la intención de luchar, no era de quienes escapaban ni menos dejaban que su honor fuera manchado, por lo que tuve que sujetarlo fuerte mientras corría.
- ¡Amit! ¡Abramos esa puerta! - lo solté apenas llegamos y usé nuevamente el bastón como forma de hacer palanca para abrir la puerta. Los sujetos ya se habían recuperado del impulso de la esfera, por lo que no tardaron en levantarse y seguirnos. Pero cuando ya se encontraban a punto de atacarnos, la puerta se abrió violentamente para soltar a tres animales que se encontraban encerrados en ese lugar. Eran la camada del Saurio invisible que habíamos visto antes y la más grande de las criaturas se abalanzó contra uno de los humanos mientras las otras dos, ligeramente más pequeñas, la siguieron.
Tuvimos la fortuna de que la puerta abierta nos ayudó a que las criaturas no nos vieran, y que ellos tuvieran que lidiar con ellas nos dio tiempo para correr hacia el enorme agujero en la pared que habíamos visto antes.
- Amit, prepare el martillo y súbase a mi lomo cuando le de la señal.
Desde lejos, podíamos escuchar como algunos de ellos decidieron dejar a los animales detrás y seguirnos. Con sus armas afuera, listos se encontraban para atacarnos.
- ¡No dejen que se escapen maldita sea!
Aflojé mi cinturón que acomodaba mi abrigo, solté mis vestimentas y lancé mi sombrero al suelo. Tomé fuerza para agarrarme desde el borde del agujero y sin dudar, salté hacia el vacío.
Mi cuerpo comenzó a caer, a tomar velocidad, a cortar el viento como si fuera una navaja. Mis alas se extendieron a lo largo, los cabellos de mi cuerpo a eliminar la fricción y mi cabeza levantó el vuelo. Ya no me encontraba derrotada ante la gravedad, la desafiaba como un libre animal hijo del viento. Mi vuelo se desvió para volver a toda velocidad hacia donde se encontraba Amit y un rugido que se escuchó en todo el lugar detuvo el avance de los ladrones.
De pronto, el sol que entraba al barco fue opacado por el choque de mis extremidades contra el agujero, logrando que, con la velocidad que había adquirido, un fuerte sonido y movimiento en el barco congelara a los presentes. Cuando se dieron cuenta, un dragón de 4 metros se encontraba aferrado al agujero, con las pertenencias de la persona que había saltado antes. Miré a Amit y, con una seña de mi cabeza, le hice para se subiera a mi lomo y pudieramos salir del barco.
Pero como le prometí, no escaparíamos. Ibamos a darles una lección que no iban a olvidar.
--
**: Usado de mi inventario una Esfera Krampus
Pero pronto aquello dejaría de ser nuestra preocupación.
Cuando su ánimo se detuvo, me acerqué cuidadosamente como me lo señaló, quedando quieto y moviendo ligeramente sus orejas. Ese comportamiento lo conocía de Wood cuando viajaba en su forma de licántropo. Solo podía significar que había escuchado algo o alguien que se acercaba. Antes que pudiera hacer o decir algo, Amit me tomó del brazo para ocultarse debajo de la mesa con rapidez que llamaba a la emergencia. Pronto los sonidos se hicieron audibles y delataron a las personas que habían entrado.
Entre mis manos, estaba el sexteno, el estuche y las partes que faltaban. No sabía como armar uno, pero había visto como eran en mis viajes anteriores y no parecía faltar nada más, por lo que guardé todo en su correspondiente estuche. En ese momento, varias personas hicieron entrada. Desde el lugar donde estaban, pero por lo que escuché, al menos 3 o 4 entraron a la habitación. Nuestro escondite no sirvió por mucho tiempo, sin demorar en que tomaran atención donde estabamos y, como consecuencia, no hubo más opción para Amit de salir de nuestro improvisado escondite.
- Ahí estás… pequeña rata.
7 personas fueron las que entraron a la habitación. Dos hombres bestia con apariencia de pájaro guardaban la entrada de la habitación mientras un hombre de apariencia fuerte se encontraba al frente. A sus costados, dos personas en cada lado se encontraban mirando a mi acompañante, algunos con sus armas en sus manos, otros mirando desde abajo a su oponente. Más ninguno comenzó el ataque. Sabían que tenían la ventaja numérica, por lo que parecían tomarse su tiempo para tomar lo que querían.
- Fuiste un fastidio de encontrar, ¿sabes? - el sujeto del medio, un hombre fornido cuyos músculos acusaban de sus años en altamar, parecía ser el líder del grupo – Aunque, siendo justos, fui un estúpido al no darme cuenta antes de que la pieza que intentaste venderme tenía un valor tan alto.
- No se trate así, jefe. ¿Quien iba a saber que una rata de alcantarilla daría con algo remotamente valioso? ¡Probablemente ocuparía la pieza para hacerse un nido! - la segunda persona era una mujer, una mujer bestia con apariencia gatuna parecida a la de un tigre y vestida con las mismas ropas que los demás marinos.
- Si nos das lo que buscamos y te pierdes para siempre de nuestra vista, quizás se nos antoje dejarte ir – el tercer integrante era un brujo que acusaba su presencia con un bastón mágico.
Aun no salía de mi escondite, protegiendo el estuche y su contenido. Entre toda la tensión que existía y mis pensamientos en encontrar una forma de salir de esto, de pronto pensé… que estos sujetos eran muy estereotípicamente muy clichés. Si querían ser villanos, ¿no podía encontrar una forma más original de referirse así a Amit? Aunque… probablemente era muy efectivo.
Me encontraba en esa situación, a sabiendas de que sabían que estaba ahí si nos habían visto. Aun así, existía cierta ventaja si podía ser impredecible. Pero contra tanta gente, por más que lucharamos, no había posibilidad de vencerlos a todos. Sobr etodo si habían dos hombres bestia que tenían la ventaja aérea contra nosotros en el caso de que nos--
Ventaja aérea… si podíamos tenerla… pero estaba el escapar de esta habitación con 7 personas observandonos incluso si bajabamos hacia la oscuridad donde nos habíamos enfrentado con ese anim--
Fue entonces cuando recordé. Busqué rápidamente entre mis pertenencias, recordando cuando hablaba de la oscuridad. Algo que guardé desde hace más de un año, pensando siempre que era una carga adicional que nunca las usaría. Pero si lograba ser precisa, nos daría una oportunidad.
Con un brazo, aferré el estuche a mi cuerpo. Con mi mano libre, saqué una de las pequeñas Esferas Krampus** que tenía en mi poder. Aferré mi fé a los Dioses y, dando un salto para salir de mi escondite, apenas mis ojos pudieron ver a los 7 sujetos, mi mente se concentró. Ser precisa, buscar la forma de que cada una de tus acciones valgan. Eso fue lo que me enseñó Wood cuando me entrenaba. Lanzarla directamente contra uno de los tipos sería inútil, solo lo lastimaría, teniendo que enfrentar a los otros 6. Es por eso que la esfera encontró su lugar en medio de los 7 sujetos. Pudo parecer un error de puntería, pero cuando la esfera chocó contra el suelo, la explosión causada atrapó a todos los sujetos, empujandolos con mucha fuerza hacia las paredes y el suelo. No tenía la suficiente fuerza para lastimarlos, pero si para que no pudieran evitar que agarrara a Amit y salir de la habitación.
- Confíe en mi, Amit. Aunque lo parezca, no escaparemos de estos tipos.
Sé que mi compañero tenía toda la intención de luchar, no era de quienes escapaban ni menos dejaban que su honor fuera manchado, por lo que tuve que sujetarlo fuerte mientras corría.
- ¡Amit! ¡Abramos esa puerta! - lo solté apenas llegamos y usé nuevamente el bastón como forma de hacer palanca para abrir la puerta. Los sujetos ya se habían recuperado del impulso de la esfera, por lo que no tardaron en levantarse y seguirnos. Pero cuando ya se encontraban a punto de atacarnos, la puerta se abrió violentamente para soltar a tres animales que se encontraban encerrados en ese lugar. Eran la camada del Saurio invisible que habíamos visto antes y la más grande de las criaturas se abalanzó contra uno de los humanos mientras las otras dos, ligeramente más pequeñas, la siguieron.
Tuvimos la fortuna de que la puerta abierta nos ayudó a que las criaturas no nos vieran, y que ellos tuvieran que lidiar con ellas nos dio tiempo para correr hacia el enorme agujero en la pared que habíamos visto antes.
- Amit, prepare el martillo y súbase a mi lomo cuando le de la señal.
Desde lejos, podíamos escuchar como algunos de ellos decidieron dejar a los animales detrás y seguirnos. Con sus armas afuera, listos se encontraban para atacarnos.
- ¡No dejen que se escapen maldita sea!
Aflojé mi cinturón que acomodaba mi abrigo, solté mis vestimentas y lancé mi sombrero al suelo. Tomé fuerza para agarrarme desde el borde del agujero y sin dudar, salté hacia el vacío.
Mi cuerpo comenzó a caer, a tomar velocidad, a cortar el viento como si fuera una navaja. Mis alas se extendieron a lo largo, los cabellos de mi cuerpo a eliminar la fricción y mi cabeza levantó el vuelo. Ya no me encontraba derrotada ante la gravedad, la desafiaba como un libre animal hijo del viento. Mi vuelo se desvió para volver a toda velocidad hacia donde se encontraba Amit y un rugido que se escuchó en todo el lugar detuvo el avance de los ladrones.
De pronto, el sol que entraba al barco fue opacado por el choque de mis extremidades contra el agujero, logrando que, con la velocidad que había adquirido, un fuerte sonido y movimiento en el barco congelara a los presentes. Cuando se dieron cuenta, un dragón de 4 metros se encontraba aferrado al agujero, con las pertenencias de la persona que había saltado antes. Miré a Amit y, con una seña de mi cabeza, le hice para se subiera a mi lomo y pudieramos salir del barco.
Pero como le prometí, no escaparíamos. Ibamos a darles una lección que no iban a olvidar.
--
**: Usado de mi inventario una Esfera Krampus
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Al principio Amit parecía algo reticente a plantarles cara a tantos a la vez, pero a medida que iban refiriéndose a él con apelativos como “Rata de alcantarilla”, ofreciendo casi por lástima el dejarlos ir, el Mausu apretó el mango de su martillo y frunció el ceño. Quizás fuera pequeño en tamaño, pero le sobraba honor y valor, no permitiría que hablaran de él de una manera tan despectiva.
-¡¡Tchik!! ¡No soy una rata, soy un Mausu! – Exclamó enojado – Y tendremos que ver si YO dejo que ustedes se vayan – Estaba fanfarroneando, no había manera de que les ganara a todos estando solo, ni tampoco con ayuda de Siria ¡Pero de ninguna manera iba a permitir que se pasaran de listos con él!
De la nada la Mujer salió de su escondite y lanzó algo cerca de los enemigos, para sorpresa de todos la cosa explotó. Amit dio un salto y se apoyó una mano sobre el pecho, el corazón le palpitaba a mil, y un pequeño zumbido le molestaba en los oídos. Antes de que pudiera empezar a reaccionar, Siria pasó corriendo y lo agarró fuerte, instándolo a que salieran corriendo de la habitación.
-No, esp-¡No! Tenem-Vamos a…-El roedor tiraba hacía atrás, quería regresar para darles su merecido a todo esos canallas. Pero entonces Siria mencionó lo de la puerta, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
La mujer intentaba abrirla haciendo palanca, pero eso se tardaría mucho, así que cuando llegaron a la altura de la puerta Amit dio un salto y golpeó con fuerza justo a la altura de la manija, haciéndola volar en pedazos y abriendola. Los enormes lagartos que habían estado atrapados salieron a toda velocidad, enojados y hambrientos.
Lo siguiente si fue absolutamente desconcertante, Siria comenzó a quitarse las cosas y se acercaba al agujero que habían visto antes.
-¿Qué haces? – Por un segundo el Mausu pensó que la mujer había enloquecido, la agarró del dobladillo de la ropa, instándola a que se alejara del borde – Es peligroso, aléjate de ahí – Pero Siria no hizo caso, saltó al vacío sin dudarlo – ¡Noooooo!- El roedor se asomaba por el agujero, sin poder creer lo que acababa de ver.
Aunque las sorpresas estaban lejos de terminar, la compañera de aventuras de Amit no llegó a tocar el piso, en lugar de eso tomó la forma de un dragón y sobrevoló la zona hasta pasar por al lado del barco. El ratón no salía de su asombro, la figura de Siria surcando los cielos era algo majestuoso. Cuando escuchó el rugido casi por instinto siguió las instrucciones que le habían dado y se acercó al borde del agujero.
Los bandidos estaban sorprendidos, pero no les duraría por siempre, eran personas de mundo y no era la primera vez que veían a un dragón.
-¡Síganlo! –Ordenó el capitán a los dos Hombres-pájaro – ¡Y tú has algo!- Le dijo al Hechicero sin demasiada precisión.
Para entonces Amit ya se había subido a Siria y con el martillo en alto se burlaba de los ladrones que lo habían tratado de manera tan grosera. Alzaron el vuelo pero no se alejaban demasiado del barco, casi al instante aparecieron los dos Hombres-Pájaro, intentaban acercarse y lastimar con sus garras las alas de Siria.
-No se atrevan a tocarla, Pajarracos Horrendos – Amit intentaba mantener el equilibrio en dos patas para así poder usar su martillo, lanzaba golpes al aire, pero lograban esquivarlo – En seguida regreso, Siria – Gritó para que la dragona pudiera oírlo.
Acto seguido, saltó a la espalda de uno de los Hombres-Pájaro, el cual dio varios giros sobre sí mismo, chillando enojado. Cuando logró estabilizarse de nuevo, aún tenía al Mausu firmemente agarrado a su espalda, y con el martillo listo para darle una lección.
-¡¡Tchik!! ¡No soy una rata, soy un Mausu! – Exclamó enojado – Y tendremos que ver si YO dejo que ustedes se vayan – Estaba fanfarroneando, no había manera de que les ganara a todos estando solo, ni tampoco con ayuda de Siria ¡Pero de ninguna manera iba a permitir que se pasaran de listos con él!
De la nada la Mujer salió de su escondite y lanzó algo cerca de los enemigos, para sorpresa de todos la cosa explotó. Amit dio un salto y se apoyó una mano sobre el pecho, el corazón le palpitaba a mil, y un pequeño zumbido le molestaba en los oídos. Antes de que pudiera empezar a reaccionar, Siria pasó corriendo y lo agarró fuerte, instándolo a que salieran corriendo de la habitación.
-No, esp-¡No! Tenem-Vamos a…-El roedor tiraba hacía atrás, quería regresar para darles su merecido a todo esos canallas. Pero entonces Siria mencionó lo de la puerta, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
La mujer intentaba abrirla haciendo palanca, pero eso se tardaría mucho, así que cuando llegaron a la altura de la puerta Amit dio un salto y golpeó con fuerza justo a la altura de la manija, haciéndola volar en pedazos y abriendola. Los enormes lagartos que habían estado atrapados salieron a toda velocidad, enojados y hambrientos.
Lo siguiente si fue absolutamente desconcertante, Siria comenzó a quitarse las cosas y se acercaba al agujero que habían visto antes.
-¿Qué haces? – Por un segundo el Mausu pensó que la mujer había enloquecido, la agarró del dobladillo de la ropa, instándola a que se alejara del borde – Es peligroso, aléjate de ahí – Pero Siria no hizo caso, saltó al vacío sin dudarlo – ¡Noooooo!- El roedor se asomaba por el agujero, sin poder creer lo que acababa de ver.
Aunque las sorpresas estaban lejos de terminar, la compañera de aventuras de Amit no llegó a tocar el piso, en lugar de eso tomó la forma de un dragón y sobrevoló la zona hasta pasar por al lado del barco. El ratón no salía de su asombro, la figura de Siria surcando los cielos era algo majestuoso. Cuando escuchó el rugido casi por instinto siguió las instrucciones que le habían dado y se acercó al borde del agujero.
Los bandidos estaban sorprendidos, pero no les duraría por siempre, eran personas de mundo y no era la primera vez que veían a un dragón.
-¡Síganlo! –Ordenó el capitán a los dos Hombres-pájaro – ¡Y tú has algo!- Le dijo al Hechicero sin demasiada precisión.
Para entonces Amit ya se había subido a Siria y con el martillo en alto se burlaba de los ladrones que lo habían tratado de manera tan grosera. Alzaron el vuelo pero no se alejaban demasiado del barco, casi al instante aparecieron los dos Hombres-Pájaro, intentaban acercarse y lastimar con sus garras las alas de Siria.
-No se atrevan a tocarla, Pajarracos Horrendos – Amit intentaba mantener el equilibrio en dos patas para así poder usar su martillo, lanzaba golpes al aire, pero lograban esquivarlo – En seguida regreso, Siria – Gritó para que la dragona pudiera oírlo.
Acto seguido, saltó a la espalda de uno de los Hombres-Pájaro, el cual dio varios giros sobre sí mismo, chillando enojado. Cuando logró estabilizarse de nuevo, aún tenía al Mausu firmemente agarrado a su espalda, y con el martillo listo para darle una lección.
Amit'tek
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Las dos criaturas fueron directas hacia nosotros, con la expectativa de que nos escapabamos del lugar, pero no pudieron ocultar su sorpresa cuando nos vieron dirigirnos a ellas a toda velocidad, con Amit cargando su martillo para dar un golpe legendariamente doloroso y yo con mi bastón para sacarles la consciencia a palos. Más los ataques de mi compañero fueron esquivados a duras penas y, cuando la sorpresa se les salió del cuerpo, cada vez se tornó más difícil la pelea en el aire. Uno de ellos intentó sacarme del vuelo intentando atacar mis alas mientras el otro permanecía bajo nosotros, listo para agarrar el estuche con el sextante si me distraía.
Era difícil navegar en el aire con Amit encima e intentaba que mis movimientos no fueran bruscos para desequilibrarlo y hacerlo caer. Pero cuando me di cuenta de sus palabras, ya no lo tenía encima mío. Más bien, estaba agarrandose de los pelos (o plumas) de uno de los hombres bestia, probablemente también insultandolo mientras se agarraba fuerte a él. El otro sujeto, al ver cómo solo quedabamos uno a uno en esto, voló agresivamente hacia mi, ya lejos con la intención de quitarme el objeto sino hacerme caer a la fuerza. Con sus garras se abalanzó hacia mi cuerpo y, al ya no tener a Amit encima de mi, pude esquivar sus constantes ataques girando mi cuerpo a mis costados cada vez que podía.
Las peleas aéreas son muy distintas a las normales cuando tienes todo un nuevo plano. Tu cabeza gira, tus sentidos pierden dirección, puedes ver como todo da vueltas y, sin notarlo, el cielo pareciera ser lo que deberías pisar mientras que los bosques y las montañas parecen colgados desde lo más alto. Lo único que te mantiene concentrada es la gravedad, el saber que, cuando pierdes fuerza, tu cuerpo va a una dirección inequívoca.
Cuando mi cabeza pudo recuperar su compás interno, me encontré peligrosamente volando cerca de los árboles del bosque, y comencé a estirar mis alas para planear y esquivar los más grandes. Recogía mis alas para justo deslizarme entre dos pedazos de roca que parecían pilares y las estiraba cuando salía para alzarme en el vuelo. El sujeto no se perdía y, por más que intentaba que chocara contra algo o se quedara atrás, era tan hábil en el aire como yo. Tambíen me di cuenta que me estaba alejando demasiado de Amit, por lo que me dirigí hacia él para no dejarlo atrás.
Pero fue cuando decenas y decenas de esferas de fuego se dirigieron hacia mi. Venían del agujero del barco, de uno de los sujetos que era brujo. Con sus encantamientos, las esferas venían directo a mi, pero estaba tan lejos que podía ver donde venían, haciendo que esquivarlas fuera sencillo, moviéndome de un lado a otro. Pero de pronto, por prestarle atención a este ataque, no pude ver que el hombre bestia detrás aprovechó para adelantarse y con una rama de árbol que sacó, se aferró a mi cuello, intentando cortar mi respiración y colocar su peso encima de mi. Con mi mano libre intenté forzar su intento, pero apenas podía concentrarme en ello y esquivar las esferas de fuego. Cada vez pasaban más peligrosamente cerca de mi y cuando sentí que la última que lanzó casi me quema algunos pelos de mi pelaje, me di cuenta que necesitaba hacer algo drástico, o si no terminaría quemada y a merced de estos tipos.
¿Pero qué podía hacer? ¿Como podía enfrentarme a dos eventos al mismo tiempo que confabulaban contra mi?
Fue entonces que solo pude dejarme guiar por mi instinto. Él decidió que bajara solo una de mis alas y estirara a pleno la otra. Pude sentir como mi cuerpo comenzó a rotar…
Entonces, la explosión tomó lugar. Los dos cuerpos de los animales del cielo cayeron en los bosques y, desde el barco, podía verse el humo en el lugar del impacto.
- ¡Le dí, jefe! ¡Le dí! - dijo el brujo, animado al ver su acción había impactado.
- Al fin sirves para algo – respondió su jefe, que tuvo una mezcla entre ironía y verdad. Probablemente el brujo era bastante inútil – Shayara y Ghineo, vienen conmigo. Tú ócupate de la rata – le volvió a decir mientras los tres bajaron de la cuerda que habían puesto anteriormente y, cuando llegaron a suelo, montaron sus caballos hacia el lugar del impacto, solo quedando el caballo del brujo en el lugar.
Galoparon con prisa, como si tuvieran la sensación del sabor en sus bocas, casi saboreando los Aeros que ganarían quedandose con el tesoro. Incluso dividiendose las ganancias podían darse el lujo de salir por días, semanas enteras, entre bar y bar, conociendo a amoríos de mar y, como no, respondiendo a sus instintos animales más perversos.
Se acercaban rápido, el humo delataba el lugar de los hechos. Los caballos se acercaban con prisa, rompiendo el silencio del bosque.
Me aferré a la rama, esperé el momento preciso y dejé caer mi cuerpo. Como si fuera un péndulo que cae desde arriba hacia abajo, mi cuerpo viajó hacia los sujetos cuando pasaron por un frondoso árbol, cerca de llegar al humo. La rapidez conque iba el caballo y la fuerza opuesta que hice con mi acción hicieron que uno de los sujetos siquiera pudiera ver que mis pies fueron directo a su cara, sacandolo del caballo de una patada y tumbandolo en el suelo con la cara ensangrentada, más no hizo nada. El golpe lo dejó inconsciente siquiera antes de caer.
Los otros dos apenas pudieron darse cuenta de la situación y detuvieron los caballos apenas notaron mi presencia. Me solté de la rama y caí al suelo, dandoles la cara inmediatamente con bastón en mano, mostrando mi forma humana y con apenas algunas ropas que usaba debajo de mi usual abrigo.
- ¿C-cómo…? pero si la esfera te alcanzó…
La mujer bestia parecía impactada e incrédula de lo que veían sus ojos. Y no la culpaba, también hubiera creído que me impactó.
- … “nos” alcanzó.
Entonces se dieron cuenta. En el momento que estuvo a punto de alcanzarme, el movimiento de rotar hizo que la esfera alcanzara al sujeto detrás de mi, haciendo que ambos cayeramos debido a la fuerza del impacto. Más, al final, solo uno había recibido de lleno el impacto mágico en su cuerpo.
La actitud de ambos sujetos cambió. Se bajaron del caballo y el capitán, cruzandose de brazos, hizo un gesto con su cabeza. Inmediatamente, la mujer bestia se colocó delante de él, con un gran hacha que se extendía por detrás de su nuca.
- Vas a decirme donde está el estuche, maldita perra, o me aseguraré de que quieras rogarme por acabar con tu vida.
Ahora, estaba en un problema serio. Aunque había noqueado a uno de ellos, aun así estaba en desventaja contra dos personas. Si había un momento más ideal para que Amit apareciera, era ahora.
Era difícil navegar en el aire con Amit encima e intentaba que mis movimientos no fueran bruscos para desequilibrarlo y hacerlo caer. Pero cuando me di cuenta de sus palabras, ya no lo tenía encima mío. Más bien, estaba agarrandose de los pelos (o plumas) de uno de los hombres bestia, probablemente también insultandolo mientras se agarraba fuerte a él. El otro sujeto, al ver cómo solo quedabamos uno a uno en esto, voló agresivamente hacia mi, ya lejos con la intención de quitarme el objeto sino hacerme caer a la fuerza. Con sus garras se abalanzó hacia mi cuerpo y, al ya no tener a Amit encima de mi, pude esquivar sus constantes ataques girando mi cuerpo a mis costados cada vez que podía.
Las peleas aéreas son muy distintas a las normales cuando tienes todo un nuevo plano. Tu cabeza gira, tus sentidos pierden dirección, puedes ver como todo da vueltas y, sin notarlo, el cielo pareciera ser lo que deberías pisar mientras que los bosques y las montañas parecen colgados desde lo más alto. Lo único que te mantiene concentrada es la gravedad, el saber que, cuando pierdes fuerza, tu cuerpo va a una dirección inequívoca.
Cuando mi cabeza pudo recuperar su compás interno, me encontré peligrosamente volando cerca de los árboles del bosque, y comencé a estirar mis alas para planear y esquivar los más grandes. Recogía mis alas para justo deslizarme entre dos pedazos de roca que parecían pilares y las estiraba cuando salía para alzarme en el vuelo. El sujeto no se perdía y, por más que intentaba que chocara contra algo o se quedara atrás, era tan hábil en el aire como yo. Tambíen me di cuenta que me estaba alejando demasiado de Amit, por lo que me dirigí hacia él para no dejarlo atrás.
Pero fue cuando decenas y decenas de esferas de fuego se dirigieron hacia mi. Venían del agujero del barco, de uno de los sujetos que era brujo. Con sus encantamientos, las esferas venían directo a mi, pero estaba tan lejos que podía ver donde venían, haciendo que esquivarlas fuera sencillo, moviéndome de un lado a otro. Pero de pronto, por prestarle atención a este ataque, no pude ver que el hombre bestia detrás aprovechó para adelantarse y con una rama de árbol que sacó, se aferró a mi cuello, intentando cortar mi respiración y colocar su peso encima de mi. Con mi mano libre intenté forzar su intento, pero apenas podía concentrarme en ello y esquivar las esferas de fuego. Cada vez pasaban más peligrosamente cerca de mi y cuando sentí que la última que lanzó casi me quema algunos pelos de mi pelaje, me di cuenta que necesitaba hacer algo drástico, o si no terminaría quemada y a merced de estos tipos.
¿Pero qué podía hacer? ¿Como podía enfrentarme a dos eventos al mismo tiempo que confabulaban contra mi?
Fue entonces que solo pude dejarme guiar por mi instinto. Él decidió que bajara solo una de mis alas y estirara a pleno la otra. Pude sentir como mi cuerpo comenzó a rotar…
Entonces, la explosión tomó lugar. Los dos cuerpos de los animales del cielo cayeron en los bosques y, desde el barco, podía verse el humo en el lugar del impacto.
- ¡Le dí, jefe! ¡Le dí! - dijo el brujo, animado al ver su acción había impactado.
- Al fin sirves para algo – respondió su jefe, que tuvo una mezcla entre ironía y verdad. Probablemente el brujo era bastante inútil – Shayara y Ghineo, vienen conmigo. Tú ócupate de la rata – le volvió a decir mientras los tres bajaron de la cuerda que habían puesto anteriormente y, cuando llegaron a suelo, montaron sus caballos hacia el lugar del impacto, solo quedando el caballo del brujo en el lugar.
Galoparon con prisa, como si tuvieran la sensación del sabor en sus bocas, casi saboreando los Aeros que ganarían quedandose con el tesoro. Incluso dividiendose las ganancias podían darse el lujo de salir por días, semanas enteras, entre bar y bar, conociendo a amoríos de mar y, como no, respondiendo a sus instintos animales más perversos.
Se acercaban rápido, el humo delataba el lugar de los hechos. Los caballos se acercaban con prisa, rompiendo el silencio del bosque.
Me aferré a la rama, esperé el momento preciso y dejé caer mi cuerpo. Como si fuera un péndulo que cae desde arriba hacia abajo, mi cuerpo viajó hacia los sujetos cuando pasaron por un frondoso árbol, cerca de llegar al humo. La rapidez conque iba el caballo y la fuerza opuesta que hice con mi acción hicieron que uno de los sujetos siquiera pudiera ver que mis pies fueron directo a su cara, sacandolo del caballo de una patada y tumbandolo en el suelo con la cara ensangrentada, más no hizo nada. El golpe lo dejó inconsciente siquiera antes de caer.
Los otros dos apenas pudieron darse cuenta de la situación y detuvieron los caballos apenas notaron mi presencia. Me solté de la rama y caí al suelo, dandoles la cara inmediatamente con bastón en mano, mostrando mi forma humana y con apenas algunas ropas que usaba debajo de mi usual abrigo.
- ¿C-cómo…? pero si la esfera te alcanzó…
La mujer bestia parecía impactada e incrédula de lo que veían sus ojos. Y no la culpaba, también hubiera creído que me impactó.
- … “nos” alcanzó.
Entonces se dieron cuenta. En el momento que estuvo a punto de alcanzarme, el movimiento de rotar hizo que la esfera alcanzara al sujeto detrás de mi, haciendo que ambos cayeramos debido a la fuerza del impacto. Más, al final, solo uno había recibido de lleno el impacto mágico en su cuerpo.
La actitud de ambos sujetos cambió. Se bajaron del caballo y el capitán, cruzandose de brazos, hizo un gesto con su cabeza. Inmediatamente, la mujer bestia se colocó delante de él, con un gran hacha que se extendía por detrás de su nuca.
- Vas a decirme donde está el estuche, maldita perra, o me aseguraré de que quieras rogarme por acabar con tu vida.
Ahora, estaba en un problema serio. Aunque había noqueado a uno de ellos, aun así estaba en desventaja contra dos personas. Si había un momento más ideal para que Amit apareciera, era ahora.
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
El enorme pajarraco chillaba y se quejaba, exhortando al Mausu a que se bajara de su espalda, Amit no respondía ya que estaba demasiado concentrado intentando mantener el equilibrio. El Hombre-Pájaro optó por aprovechar su destreza para quitarse al ratón de encima, primero intentó con giros repentinos, y luego bajadas y subidas abruptas, el roedor lograba sujetarse y cada vez que tenía oportunidad le arrancaba algunas plumas del cuello, lo cual producía estruendosos gritos de parte de su enemigo.
Ya no podía ver dónde estaba Siria, por momentos hasta le costaba diferenciar qué parte era arriba y cual abajo, el mareo comenzó a hacer mella en el intrépido Mausu. Pero no iba a rendirse, le dio un golpe con el martillo en el costado al Hombre-pájaro, la altura que llevaban disminuyó drásticamente, y el Ser Alado aprovechó para pasar peligrosamente cerca de unas ramas, sí Amit no hubiese reaccionado a tiempo seguramente lo habría derribado.
Entonces el pájaro se dio la vuelta y siguió volando en esa posición, el roedor chilló y tuvo que hacer malabares para no perder su martillo, llegó a sostenerlo con una de las patas traseras mientras que con las delanteras se agarraba de las plumas para no caerse.
-En algún momento tendrás que darte la vuelta, Horrendo Pajarraco, y entonces ya verás lo que es bueno - Amenazó Amit mientras seguía colgado, y tuvo razón, el Hombre-Pájaro podía volar mucho tiempo en esa posición, pero no para siempre. Cuando volvió a ponerse al derecho, el Roedor lo mordió en el cuello, y acto seguido lo agarró de las alas para que perdiera el control de sus movimientos.
Fue en ese momento que vio por fin de nuevo a la dragona, estaba girando como un trompo con el otro pájaro agarrado a ella, Amit pudo ver justo el instante en que una bola de fuego la alcanzaba. Abrió la boca llena de sangre y gritó un “Siriaaaa” que se perdió en el viento, vio que caía al bosque, en la mente del Mausu solo había una idea, tenía que bajar ya mismo y ayudarla.
Mordió de nuevo a su enemigo y le clavó las garras en la espalda, más le valía que hiciera lo que Amit le mandaba, o tendría que afrontar las consecuencias ¿El Ratón sería tan osado como para romperle las alas y precipitarse junto con él al vacío? sin duda que lo haría. El Hombre-pájaro terminó cediendo, el Mausu lo hizo dar la vuelta y sobrevolar la zona por la que había visto caer a la dragona.
Pudo ver al resto de los ladrones acercándose a caballo, así que los sobrevoló desde atrás, con suficiente distancia para que no notaran su presencia, y cuando se detuvieron para enfrentar a Siria, empezó a bajar.
-¿Que haces? ¿!Qué mierda estás haciendo, Maldito ratón demente!? - Gritaba el pájaro cuando vio que descendían.
Volaron en línea recta, llevándose por delante ramas y hojas a montones, Amit se pegaba a la espalda de su enemigo para recibir la menor cantidad de golpes posibles. En el último instante el Ratón saltó y cayó rodando en el piso del bosque, mientras que el Hombre-pájaro impactó de modo directo contra la espalda del Capitán.
Amit estaba muy mareado y golpeado, intentó ponerse de pie ya que aún quedaba un enemigo, pero todo le daba vueltas.
Ya no podía ver dónde estaba Siria, por momentos hasta le costaba diferenciar qué parte era arriba y cual abajo, el mareo comenzó a hacer mella en el intrépido Mausu. Pero no iba a rendirse, le dio un golpe con el martillo en el costado al Hombre-pájaro, la altura que llevaban disminuyó drásticamente, y el Ser Alado aprovechó para pasar peligrosamente cerca de unas ramas, sí Amit no hubiese reaccionado a tiempo seguramente lo habría derribado.
Entonces el pájaro se dio la vuelta y siguió volando en esa posición, el roedor chilló y tuvo que hacer malabares para no perder su martillo, llegó a sostenerlo con una de las patas traseras mientras que con las delanteras se agarraba de las plumas para no caerse.
-En algún momento tendrás que darte la vuelta, Horrendo Pajarraco, y entonces ya verás lo que es bueno - Amenazó Amit mientras seguía colgado, y tuvo razón, el Hombre-Pájaro podía volar mucho tiempo en esa posición, pero no para siempre. Cuando volvió a ponerse al derecho, el Roedor lo mordió en el cuello, y acto seguido lo agarró de las alas para que perdiera el control de sus movimientos.
Fue en ese momento que vio por fin de nuevo a la dragona, estaba girando como un trompo con el otro pájaro agarrado a ella, Amit pudo ver justo el instante en que una bola de fuego la alcanzaba. Abrió la boca llena de sangre y gritó un “Siriaaaa” que se perdió en el viento, vio que caía al bosque, en la mente del Mausu solo había una idea, tenía que bajar ya mismo y ayudarla.
Mordió de nuevo a su enemigo y le clavó las garras en la espalda, más le valía que hiciera lo que Amit le mandaba, o tendría que afrontar las consecuencias ¿El Ratón sería tan osado como para romperle las alas y precipitarse junto con él al vacío? sin duda que lo haría. El Hombre-pájaro terminó cediendo, el Mausu lo hizo dar la vuelta y sobrevolar la zona por la que había visto caer a la dragona.
Pudo ver al resto de los ladrones acercándose a caballo, así que los sobrevoló desde atrás, con suficiente distancia para que no notaran su presencia, y cuando se detuvieron para enfrentar a Siria, empezó a bajar.
-¿Que haces? ¿!Qué mierda estás haciendo, Maldito ratón demente!? - Gritaba el pájaro cuando vio que descendían.
Volaron en línea recta, llevándose por delante ramas y hojas a montones, Amit se pegaba a la espalda de su enemigo para recibir la menor cantidad de golpes posibles. En el último instante el Ratón saltó y cayó rodando en el piso del bosque, mientras que el Hombre-pájaro impactó de modo directo contra la espalda del Capitán.
Amit estaba muy mareado y golpeado, intentó ponerse de pie ya que aún quedaba un enemigo, pero todo le daba vueltas.
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
El primer indicio que me dijo que se les había acabado la paciencia fue el que la mujer bajara su hacha de sus hombros y la agarra fuerte, muy fuerte, como si en vez de pelear contra una persona fuera a cortar leña a un árbol, lo que… no era buen indicio. El segundo es que su jefe acompañante desenfundó su espada que tenía a su lado y, aunque no era ideal para cortar madera, la sostenía con la misma fuerza que su acompañante.
Me aferré a mi bastón y me preparé para la primera embestida que harían. Pero antes siquiera de dar un paso, algo se escuchaba a lo lejos. Eran ramas de árboles que se cortaban, gritos de un… ¿pájaro? Y venían a nosotros, a gran velocidad. Y antes que pudiéramos darnos cuenta, uno de los hombres bestia que nos atacaban en el aire chocó contra el jefe de la banda de matones, dejando a los dos sujetos a varios metros de nosotras y completamente inconscientes debido al impacto.
Ambas quedamos impactadas al ver la escena. No podíamos explicarnos el cómo y por qué había chocado contra él, pero cuando mis ojos notaron a Amit intentando levantarse del suelo, comprendí que aquello, de alguna u otra forma, había sido labor de él. Y la misma conclusión llegó mi oponente, ya que, al ver a mi acompañante, sus ojos se transformaron en furia roja, alzando su hacha y corriendo hacia él.
Antes que pudiera blandir su hacia contra mi amigo, pude alcanzarla por su costado, golpeando el mango del hacha con mi bastón para que el filo del arma terminara cayendo en el suelo, a pocos centímetros del pie de Amit. Intenté empujarla, pero su fornido cuerpo apenas cedió un metro a su espalda. Sin perder el equilibrio, usó su brazo como pudo y su puño libre terminó en mi costado derecho, haciendo que mi cuerpo se inclinara hacia el costado, descolocandome por el dolor y perdiendo un poco el equilibrio. Con ello se separó y su hacha ahora se movió de manera horizontal hacia mi cuerpo y, por reacción, coloqué mi bastón en posición para rechazar el ataque como lo habia hecho con Amit.
En ese momento, tuve una de esas “epifanías” que tiene la gente en momentos de gran tensión y peligro. Me di cuenta que, si me quedaba quieta aguantando su golpe, nuevamente me daría un golpe con su puño en mi costado. El primero me descolocó enormemente y, si volvía a pasar, probablemente terminaría en el suelo. Ella esperaba que rechazara su golpe para contraatacar.
Equilibrio. Ataque y defensa. Este fue el bastón que Amit me recomendó entre muchos.
Entonces, debía hacer valor tanto la defensa como la ofensa.
Agarré mi bastón con menos fuerza mientras que ella usaba toda la suya en el impacto, con la intención de lastimarme gravemente. Agarrar suavemente mi bastón me permitió abrir mis manos y dejar que fuera el arma de ella lo que llevara el ritmo. Agaché la punta de arriba y lentamente la dejé en posición horizontal mientras me agachaba y pasaba por debajo de la trayectoria del golpe. El hacha no encontró resistencia contra el bastón y se deslizó por complejo, pasando de largo y dejando a la mujer con su costado abierto y sin defensas, dejando también a la mujer anodada y con nulo tiempo de reacción. Como pude, asesté un golpe en su costado con mi bastón para castigarla de la misma forma que me había golpeado y, con la fuerza que me quedaba, me giré para quedar detrás de ella y, quedando espalda contra espalda, coloqué mi bastón encima de su cuello y me agaché fuertemente, levantandola y cargandola sobre mi espalda como si fuera un enorme y pesado saco.
La mujer movía sus piernas de forma violenta y agresiva, intentando bajarse de donde estaba. Sus manos se llevaron instintivamente al bastón, intentando zafarse de mi enganche pero, debido a la posición en que estaba, se le dificultaba debido a que todo el peso del cuerpo se encontraba en la parte superior, haciendo fuerza contra el bastón. Cuando recuperaba la cordura, usaba sus manos para golpear incansablemente mis costillas. Me ardía de dolor y podía sentir que, en cualquier momento, me rompería una costilla con los constantes golpes. Pero comencé a notar cómo estos se debilitaban con cada segundo que pasaba.
Entonces, su forcejeo apenas se notaba. La mujer tosía y perdía el aire del cuerpo. Sin poder recuperarlo, perdía sus energías hasta que apenas podía sentirse como respiraba. No era mi intención matarla, por lo que, apenas sentí que era seguro, la dejé caer al suelo y, casi también como si me encontrara agotada, caí junto con ella. Ambas respirábamos dificultosamente, aunque por motivos distintos: ella por la falta de aire y yo por la falta de zonas sin golpear en mis costillas.
- … la “maldita perra”… te dio una lección… ¿no?
Y si, lo dije con todo el desquite que tenía desde que me lo dijo.
Pero sabía que todavía no podía cantar victoria todavía. Tomé sus brazos y los coloqué detrás de su espalda, sin encontrar apenas resistencia y, juntando sus tobillos, tomé una de las cuerdas que usaba para mantener mi bastón fijo a mi espalda y usé lo que llamabamos “corbata de cerdo” en el norte, lo cuál era básicamente atar sus cuatro extremidades al mismo tiempo en un solo nudo. Usualmente poníamos al cerdo boca arriba, pero considerando el peligro de uno de esos hachazos, ponerla boca abajo, aunque incómodo, era lo mejor para nuestra seguridad.
- Maldita… perra… cuando te tenga a mano…
Aunque me daba pena usar un término tan despectivo como “corbata de cerdo” contra ella. Osea, era una mujer bestia, pero ponerla en ese término equitativo…
Cuando terminé, de inmediato busqué a Amit. No tenía idea en qué condiciones estaba y quería saber si estaba bien, si estaba aquejado de algo o si le dolía lo que fuere, pero tampoco podía moverme muy rápido por todo el castigo que recibí en mis costillas. Lo que era curioso. Sentía que me reventaba de dolor mis interiores y, en vez de sentarme a pensar en como superar mi dolor, solo podía pensar en cómo estaba Amit, en si podía prestarle atención médica y todo eso.
Me aferré a mi bastón y me preparé para la primera embestida que harían. Pero antes siquiera de dar un paso, algo se escuchaba a lo lejos. Eran ramas de árboles que se cortaban, gritos de un… ¿pájaro? Y venían a nosotros, a gran velocidad. Y antes que pudiéramos darnos cuenta, uno de los hombres bestia que nos atacaban en el aire chocó contra el jefe de la banda de matones, dejando a los dos sujetos a varios metros de nosotras y completamente inconscientes debido al impacto.
Ambas quedamos impactadas al ver la escena. No podíamos explicarnos el cómo y por qué había chocado contra él, pero cuando mis ojos notaron a Amit intentando levantarse del suelo, comprendí que aquello, de alguna u otra forma, había sido labor de él. Y la misma conclusión llegó mi oponente, ya que, al ver a mi acompañante, sus ojos se transformaron en furia roja, alzando su hacha y corriendo hacia él.
Antes que pudiera blandir su hacia contra mi amigo, pude alcanzarla por su costado, golpeando el mango del hacha con mi bastón para que el filo del arma terminara cayendo en el suelo, a pocos centímetros del pie de Amit. Intenté empujarla, pero su fornido cuerpo apenas cedió un metro a su espalda. Sin perder el equilibrio, usó su brazo como pudo y su puño libre terminó en mi costado derecho, haciendo que mi cuerpo se inclinara hacia el costado, descolocandome por el dolor y perdiendo un poco el equilibrio. Con ello se separó y su hacha ahora se movió de manera horizontal hacia mi cuerpo y, por reacción, coloqué mi bastón en posición para rechazar el ataque como lo habia hecho con Amit.
En ese momento, tuve una de esas “epifanías” que tiene la gente en momentos de gran tensión y peligro. Me di cuenta que, si me quedaba quieta aguantando su golpe, nuevamente me daría un golpe con su puño en mi costado. El primero me descolocó enormemente y, si volvía a pasar, probablemente terminaría en el suelo. Ella esperaba que rechazara su golpe para contraatacar.
Equilibrio. Ataque y defensa. Este fue el bastón que Amit me recomendó entre muchos.
Entonces, debía hacer valor tanto la defensa como la ofensa.
Agarré mi bastón con menos fuerza mientras que ella usaba toda la suya en el impacto, con la intención de lastimarme gravemente. Agarrar suavemente mi bastón me permitió abrir mis manos y dejar que fuera el arma de ella lo que llevara el ritmo. Agaché la punta de arriba y lentamente la dejé en posición horizontal mientras me agachaba y pasaba por debajo de la trayectoria del golpe. El hacha no encontró resistencia contra el bastón y se deslizó por complejo, pasando de largo y dejando a la mujer con su costado abierto y sin defensas, dejando también a la mujer anodada y con nulo tiempo de reacción. Como pude, asesté un golpe en su costado con mi bastón para castigarla de la misma forma que me había golpeado y, con la fuerza que me quedaba, me giré para quedar detrás de ella y, quedando espalda contra espalda, coloqué mi bastón encima de su cuello y me agaché fuertemente, levantandola y cargandola sobre mi espalda como si fuera un enorme y pesado saco.
La mujer movía sus piernas de forma violenta y agresiva, intentando bajarse de donde estaba. Sus manos se llevaron instintivamente al bastón, intentando zafarse de mi enganche pero, debido a la posición en que estaba, se le dificultaba debido a que todo el peso del cuerpo se encontraba en la parte superior, haciendo fuerza contra el bastón. Cuando recuperaba la cordura, usaba sus manos para golpear incansablemente mis costillas. Me ardía de dolor y podía sentir que, en cualquier momento, me rompería una costilla con los constantes golpes. Pero comencé a notar cómo estos se debilitaban con cada segundo que pasaba.
Entonces, su forcejeo apenas se notaba. La mujer tosía y perdía el aire del cuerpo. Sin poder recuperarlo, perdía sus energías hasta que apenas podía sentirse como respiraba. No era mi intención matarla, por lo que, apenas sentí que era seguro, la dejé caer al suelo y, casi también como si me encontrara agotada, caí junto con ella. Ambas respirábamos dificultosamente, aunque por motivos distintos: ella por la falta de aire y yo por la falta de zonas sin golpear en mis costillas.
- … la “maldita perra”… te dio una lección… ¿no?
Y si, lo dije con todo el desquite que tenía desde que me lo dijo.
Pero sabía que todavía no podía cantar victoria todavía. Tomé sus brazos y los coloqué detrás de su espalda, sin encontrar apenas resistencia y, juntando sus tobillos, tomé una de las cuerdas que usaba para mantener mi bastón fijo a mi espalda y usé lo que llamabamos “corbata de cerdo” en el norte, lo cuál era básicamente atar sus cuatro extremidades al mismo tiempo en un solo nudo. Usualmente poníamos al cerdo boca arriba, pero considerando el peligro de uno de esos hachazos, ponerla boca abajo, aunque incómodo, era lo mejor para nuestra seguridad.
- Maldita… perra… cuando te tenga a mano…
Aunque me daba pena usar un término tan despectivo como “corbata de cerdo” contra ella. Osea, era una mujer bestia, pero ponerla en ese término equitativo…
Cuando terminé, de inmediato busqué a Amit. No tenía idea en qué condiciones estaba y quería saber si estaba bien, si estaba aquejado de algo o si le dolía lo que fuere, pero tampoco podía moverme muy rápido por todo el castigo que recibí en mis costillas. Lo que era curioso. Sentía que me reventaba de dolor mis interiores y, en vez de sentarme a pensar en como superar mi dolor, solo podía pensar en cómo estaba Amit, en si podía prestarle atención médica y todo eso.
Siria
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Re: La libertad no está en las alas [Privado] [Siria] [Cerrado]
Mientras Siria y la Mujer-Bestia se debatían en un impresionante enfrentamiento que era digno de describirse en detalle, lo único que atinaba a hacer Amit es dar tumbos por el claro. Intentaba mantenerse derecho, pero el peso del martillo tiraba de él, haciéndole perder el equilibrio, y en cuanto quería tirar su cuerpo hacía el otro lado para compensarlo, se daba cuenta que estaba a pocos centímetros de darse el rostro contra el piso o algún árbol.
En resumen, el Mausu no fue de ninguna ayuda en esa pelea, por suerte para él había logrado dejar inconscientes a los otros dos rivales, así que no tuvo más que quedarse dando tumbos hasta que la dragona pudo acercarse a darle una mano.
-Amit no quiere volar nunca, nunca, nunca más – Afirmó totalmente convencido – Los Mausu no estamos hechos para estar en el aire – Como ya no habían más enemigos a la vista, guardó el martillo y se agarró con ambas patitas a la mano de Siria – ¿Qué deberíamos hacer? No tenemos manera de llevarnos todos los tesoros que esconde ese barco, pero si lo dejamos allí estos repugnantes seres van a vaciarlo y quedarse con todo el mérito –
Era una situación compleja, más allá de la fama, Amit respetaba los objetos y monumentos antiguos, eran su fuente de trabajo pero también era un motivo de estudio constante para él y para su tribu. No le gustaba la idea de dejárselo a esa gente, pero tampoco quería destruirlo…
-Tenemos un trecho hasta llegar allí, pensemos cuál sería la mejor opción – Propuso el Ratón y empezó a caminar, aun agarrado a la dragona. Pasados unos segundos el roedor se sonrió y dijo – Esa fue una excelente pelea, por cierto Tchik, tienes los ojos de una guerrera cuando te concentras en tu objetivo – O era al menos la sensación que había tenido Amit.
Más o menos para cuando estaban a mitad de camino, el Mausu ya podía caminar por sí mismo, así que aceleraron el paso, sus enemigos habían quedado inconscientes, pero ha saber cuánto duraría eso. Llegaron finalmente al barco encallado en medio del bosque, ahora que conocían el origen la imagen resultaba mucho más increíble.
-Es en verdad hermoso… -Comentó Amit en un murmullo, como si estuvieran en un sitio sagrado y tuvieran que tener respeto - ¿Y bien? ¿Alguna idea? – Miró a la dragona, esperando quizás que ella tuviera algún plan mejor que los que a él se le ocurrían.
También era cierto que hablaba de destruirlo como si fuera muy sencillo, pero Amit no llevaba nada inflamable en su mochila, así que, aunque decidieran hacerlo, no tenía idea de cómo lo llevarían a la práctica. Se mordisqueó una uña, pensativo, al final la única alternativa parecía ser irse de allí lo más rápido posible, dejando en manos de un montón de bandidos semejante tesoro.
En resumen, el Mausu no fue de ninguna ayuda en esa pelea, por suerte para él había logrado dejar inconscientes a los otros dos rivales, así que no tuvo más que quedarse dando tumbos hasta que la dragona pudo acercarse a darle una mano.
-Amit no quiere volar nunca, nunca, nunca más – Afirmó totalmente convencido – Los Mausu no estamos hechos para estar en el aire – Como ya no habían más enemigos a la vista, guardó el martillo y se agarró con ambas patitas a la mano de Siria – ¿Qué deberíamos hacer? No tenemos manera de llevarnos todos los tesoros que esconde ese barco, pero si lo dejamos allí estos repugnantes seres van a vaciarlo y quedarse con todo el mérito –
Era una situación compleja, más allá de la fama, Amit respetaba los objetos y monumentos antiguos, eran su fuente de trabajo pero también era un motivo de estudio constante para él y para su tribu. No le gustaba la idea de dejárselo a esa gente, pero tampoco quería destruirlo…
-Tenemos un trecho hasta llegar allí, pensemos cuál sería la mejor opción – Propuso el Ratón y empezó a caminar, aun agarrado a la dragona. Pasados unos segundos el roedor se sonrió y dijo – Esa fue una excelente pelea, por cierto Tchik, tienes los ojos de una guerrera cuando te concentras en tu objetivo – O era al menos la sensación que había tenido Amit.
Más o menos para cuando estaban a mitad de camino, el Mausu ya podía caminar por sí mismo, así que aceleraron el paso, sus enemigos habían quedado inconscientes, pero ha saber cuánto duraría eso. Llegaron finalmente al barco encallado en medio del bosque, ahora que conocían el origen la imagen resultaba mucho más increíble.
-Es en verdad hermoso… -Comentó Amit en un murmullo, como si estuvieran en un sitio sagrado y tuvieran que tener respeto - ¿Y bien? ¿Alguna idea? – Miró a la dragona, esperando quizás que ella tuviera algún plan mejor que los que a él se le ocurrían.
También era cierto que hablaba de destruirlo como si fuera muy sencillo, pero Amit no llevaba nada inflamable en su mochila, así que, aunque decidieran hacerlo, no tenía idea de cómo lo llevarían a la práctica. Se mordisqueó una uña, pensativo, al final la única alternativa parecía ser irse de allí lo más rápido posible, dejando en manos de un montón de bandidos semejante tesoro.
Amit'tek
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