Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Cuando Sashenka vivía en sus tierras, entre otros dragones, el transformarse y destransformarse nunca había sido un problema. Las personas de su raza entendían perfectamente sin necesidad de tener que explicarles el que, al volver a su forma humana, necesitaba algo de intimidad en el caso de que la persona con la que estuviera no fuera de confianza. Y, sí era alguien de la familia, simplemente ambas partes se ponían de acuerdo para hacer como si nada sucediera.
Pero cuando comenzó a tener que vivir con otras razas se dio cuenta que no podía contar con esa comprensión por parte de ellos. Como resultado, varias situaciones incómodas se habían presentado, sobre todo cuando entre los presentes había un espécimen masculino, quien parecía imposibilitado de apartar la mirada sin mostrarse perturbado. La vergüenza de la otra persona generaba a la vez una mayor sensación de desnudez para la dragona.
Había escuchado que existían unos colgantes que evitaban que su ropa se rompiera durante la transformación. Tuvo que hacer averiguaciones, porque no todos los hechiceros parecían poder hacerlos, finalmente alguien le dijo que había una mujer que tenía esos conocimientos. Fue así como llegó al laboratorio de Reike.
-Buenas tardes - Dijo Sasha en cuanto cruzó la puerta de entrada. Iba vestida con su uniforme de la Guardia y en realidad se había tomado horas de su almuerzo para ir allí sin por eso descuidar su trabajo - Necesito un encantamiento de Pudor... Creo que asi se llama, mmm, me dijeron que usted sabe hacerlo - Su postura era rígida, parecía hecha en piedra, más no generaba la sensación de altivez que a veces demostraban las personas que pertenecían a la Guardia - ¿Es algo que lleve mucho tiempo de realizar? -
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-Compro 1 Encantamiento de Joya "Pudor" : Cuando el portador de la joya se transforme, todo su equipamiento lo hará consigo, desapareciendo hasta que vuelva a forma humana. No cuenta para el límite de encantamientos por personaje.
Pero cuando comenzó a tener que vivir con otras razas se dio cuenta que no podía contar con esa comprensión por parte de ellos. Como resultado, varias situaciones incómodas se habían presentado, sobre todo cuando entre los presentes había un espécimen masculino, quien parecía imposibilitado de apartar la mirada sin mostrarse perturbado. La vergüenza de la otra persona generaba a la vez una mayor sensación de desnudez para la dragona.
Había escuchado que existían unos colgantes que evitaban que su ropa se rompiera durante la transformación. Tuvo que hacer averiguaciones, porque no todos los hechiceros parecían poder hacerlos, finalmente alguien le dijo que había una mujer que tenía esos conocimientos. Fue así como llegó al laboratorio de Reike.
-Buenas tardes - Dijo Sasha en cuanto cruzó la puerta de entrada. Iba vestida con su uniforme de la Guardia y en realidad se había tomado horas de su almuerzo para ir allí sin por eso descuidar su trabajo - Necesito un encantamiento de Pudor... Creo que asi se llama, mmm, me dijeron que usted sabe hacerlo - Su postura era rígida, parecía hecha en piedra, más no generaba la sensación de altivez que a veces demostraban las personas que pertenecían a la Guardia - ¿Es algo que lleve mucho tiempo de realizar? -
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-Compro 1 Encantamiento de Joya "Pudor" : Cuando el portador de la joya se transforme, todo su equipamiento lo hará consigo, desapareciendo hasta que vuelva a forma humana. No cuenta para el límite de encantamientos por personaje.
Sashenka Dozorova
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La Feria de Invierno no había sido tan rentable económicamente como le hubiera gustado, pero no podía negar que, a nivel intelectual, había sido mucho más interesante. Había aprendido a hacer algunas pociones realmente curiosas y se sentía preparada y con ganas de probar alguno de sus descubrimientos por su cuenta.
¿Por dónde empezar? Cualquier otra persona habría pensado que era mejor ir primero a lo sencillo y luego avanzar poco a poco de nivel, pero Valeria no era una principiante y quería hacer algo que fuera desafiante y útil a la vez. Aún así, tampoco era una alocada de la vida. Desechó la idea de la piedra para empezar porque lo cierto era que la obtención de objetos sólidos era algo muy nuevo para ella y su economía reciente no era la más boyante como para arriesgarse a tirar todos aquellos ingredientes por la borda en un intento fallido.
Ese elixir curativo de emergencia, por otro lado, era atractivo y, si bien exigía concentraciones mayores de ingredientes delicados, no era muy diferente en su elaboración que otras tantas pociones que había cocinado a lo largo de los años. Solo debía medir con especial cuidado los ingredientes y los tiempos para evitar posibles efectos adversos.
Y ahí estaba, sacando el vial del fuego al alcanzar el color exacto, el mismo que había visto en las demostraciones, cuando tocaron a la puerta. Se tensó durante un instante, pero el trabajo ya estaba hecho, solo restaba dejar el líquido en reposo.
—Adelante —dijo sin volverse. Estaba concentrada colocando el vial bien derecho a una distancia prudente de la ventana, donde se fuera enfriando poco a poco evitando las corrientes—. ¿Un encantamiento de Pudor? —comentó distraídamente mientras tapaba el recipiente con un paño—, no, no me llevará mucho tiempo, es… —Se volvió para encontrarse con una mujer alta y marcial, vestida de guardia y no pudo evitar ese primer instante de incomodidad que aún le asaltaba en ocasiones al encontrarse con un “defensor del orden”—. Es un encantamiento sencillo —continuó, dejando que la interrupción se atribuyera a la sorpresa y no a años de entrenamiento en evitar sujetos uniformados—. Sólo necesitaré algo que vaya a llevar siempre consigo. Un anillo o colgante pueden servir.
Tomó la joya en cuestión e invitó a la desconocida a sentarse mientras esperaba, aunque tenía sus dudas de si sus rodillas y cadera serían capaces de doblarse para ello. Trabajar con un guardia tan cerca de una no era algo que la agradase especialmente, pero se trataba de un encantamiento realmente sencillo hasta para ella, así que no le llevó mucho realizar la inscripción. Lo mejor de despedirse de la uniformada, aún así, no fue el alivio de no ser llevada con ella, ni el dinero en el bolsillo. Fue que se le había pasado volando el tiempo de espera para que su poción estuviera lista para usarse.
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Fabrico una Poción de Rescate para mí (130 aeros) y un encantamiento de Pudor para Sashenka (25). Le cobro 45 aeros, con lo que yo gasto un total de 110 y gano 2 PP en Alquimia y 1 PP en Arcanos
¿Por dónde empezar? Cualquier otra persona habría pensado que era mejor ir primero a lo sencillo y luego avanzar poco a poco de nivel, pero Valeria no era una principiante y quería hacer algo que fuera desafiante y útil a la vez. Aún así, tampoco era una alocada de la vida. Desechó la idea de la piedra para empezar porque lo cierto era que la obtención de objetos sólidos era algo muy nuevo para ella y su economía reciente no era la más boyante como para arriesgarse a tirar todos aquellos ingredientes por la borda en un intento fallido.
Ese elixir curativo de emergencia, por otro lado, era atractivo y, si bien exigía concentraciones mayores de ingredientes delicados, no era muy diferente en su elaboración que otras tantas pociones que había cocinado a lo largo de los años. Solo debía medir con especial cuidado los ingredientes y los tiempos para evitar posibles efectos adversos.
Y ahí estaba, sacando el vial del fuego al alcanzar el color exacto, el mismo que había visto en las demostraciones, cuando tocaron a la puerta. Se tensó durante un instante, pero el trabajo ya estaba hecho, solo restaba dejar el líquido en reposo.
—Adelante —dijo sin volverse. Estaba concentrada colocando el vial bien derecho a una distancia prudente de la ventana, donde se fuera enfriando poco a poco evitando las corrientes—. ¿Un encantamiento de Pudor? —comentó distraídamente mientras tapaba el recipiente con un paño—, no, no me llevará mucho tiempo, es… —Se volvió para encontrarse con una mujer alta y marcial, vestida de guardia y no pudo evitar ese primer instante de incomodidad que aún le asaltaba en ocasiones al encontrarse con un “defensor del orden”—. Es un encantamiento sencillo —continuó, dejando que la interrupción se atribuyera a la sorpresa y no a años de entrenamiento en evitar sujetos uniformados—. Sólo necesitaré algo que vaya a llevar siempre consigo. Un anillo o colgante pueden servir.
Tomó la joya en cuestión e invitó a la desconocida a sentarse mientras esperaba, aunque tenía sus dudas de si sus rodillas y cadera serían capaces de doblarse para ello. Trabajar con un guardia tan cerca de una no era algo que la agradase especialmente, pero se trataba de un encantamiento realmente sencillo hasta para ella, así que no le llevó mucho realizar la inscripción. Lo mejor de despedirse de la uniformada, aún así, no fue el alivio de no ser llevada con ella, ni el dinero en el bolsillo. Fue que se le había pasado volando el tiempo de espera para que su poción estuviera lista para usarse.
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Reike
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
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Ambas obtienen 2 puntos de experiencia por uso del taller.
Fehu
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Caminaba por el largo sendero que estaba pegado al lago más cercano a Ulmer, pensando en buscar descanso cerca de la cascada, miró en la vieja mochila lo que había conseguido recientemente de un cadáver en descomposición, de lo que parecía un licántropo, parecía haber muerto sin signos de violencia, urgando el cadáver se había fijado que tenía un diente dorado. Se lo arrancó con fuerza pensando que quizás podría sacarle provecho, por lo que, lo colgó de su collar junto con su anillo élfico. Alguien había por la zona compartiendo territorio, lo percibía. Se acercó lentamente agazapado entre los árboles. Era una mujer, la acompañaba una especie de puesto ambulante. Se acercó y miró sus baratijas una a una sin perder ningún detalle.
-Hola mujer, pasaba por aquí y me tope con usted, veo que tiene mucha variedad de cosas-.Dijo interesado.
- Me habían hablado de un encatamiento que haría que todas mis pertenencias siguieran conmigo despues de mi transformación-Rebuscando entre los botijos sin miedo a la posibilidad de romper alguno.
El joven parecía estar ya cansado de tener que despellejar un venado para ir decentemente arropado cada vez que se transformaba en lobo. Insistió que le pagaría lo que fuese con tal de tener tal encantamiento.
-Justamente había encontrado esto-Le muestra el collar con el colmillo dorado y el anillo.-Me gustaría encantar este colmillo si pudiera ser. Se ve capacitada para hacerlo?-.
Saca unas cuantas monedas de la vieja mochila, las cuenta con calma...
-¿Le llega con esto?-Le ofrece las monedas
==========================================================================================
Compro ''encantamiento Pudor'' para el colmillo dorado de mi colgante
-Hola mujer, pasaba por aquí y me tope con usted, veo que tiene mucha variedad de cosas-.Dijo interesado.
- Me habían hablado de un encatamiento que haría que todas mis pertenencias siguieran conmigo despues de mi transformación-Rebuscando entre los botijos sin miedo a la posibilidad de romper alguno.
El joven parecía estar ya cansado de tener que despellejar un venado para ir decentemente arropado cada vez que se transformaba en lobo. Insistió que le pagaría lo que fuese con tal de tener tal encantamiento.
-Justamente había encontrado esto-Le muestra el collar con el colmillo dorado y el anillo.-Me gustaría encantar este colmillo si pudiera ser. Se ve capacitada para hacerlo?-.
Saca unas cuantas monedas de la vieja mochila, las cuenta con calma...
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Ull Whitestorm
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
¿Por qué se encontraba perdida en medio de la nada, junto a un lago a poca distancia de Ulmer? Para responder a esa pregunta, habría que remontarse a los sucesos acaecidos en Villasauco, muchas leguas más al sur. Desde que aquella trampa venenosa le estallara literalmente ten la cara, había tenido que enfrentarse a unos horribles picores que la asaltaban en los momentos más inoportunos. Y lo peor no eran los picores en sí, lo peor era lo que ocurría cuando no encontraba nada que pudiera aliviarlos.
Para los dragones de fuego, expulsar su elemento por la boca ara algo natural, la piel de sus gargantas estaba perfectamente adaptada a ello. Sin embargo, Valeria no era una dragona, era una bruja. Ni siquiera era una bruja elementalista, Sus conocimientos como arcanista hacían posible encantar objetos con el poder del fuego, pero más allá de eso, era incapaz de controlar el elemento para otra cosa que no fuera encender o apagar una vela. Y eso con un buen grado de concentración de su parte.
Aún así, la primera vez que sintió el fuego salir de su interior a través de su garganta, fue absolutamente incapaz de asombrarse de lo que acababa de hacer. Todo lo que sintió fue un dolor indescriptible que, a pesar de todo, no llegó a matarla. Lo cierto era que mucha gente intentó matarla aquella noche y hubo quien casi lo consigue, por cierto. Pero nada pudo compararse con aquello. Y esto nos lleva de vuelta a la razón por la que la bruja se encontraba caminando por el sendero junto al lago: había descubierto que el agua calmaba los picores y, cuando el picor cesaba, se acababa el fuego.
No sabía cuánto tardaría en librarse de aquel mal, ni siquiera si algún día se libraría, aunque había notado que los ataques se iban volviendo menos frecuentes. Es por esto que llevaba sus cachivaches consigo. De alguna manera tenía que ahorrar el dinero necesario para compensar las pérdidas que le habían causado aquellos elfos cuando quemaron Villasauco (secuestro aparte), posada y todo, con sus pertenencias dentro.
La gente con la que se encontraba, por otro lado, era muy distinta de los urbanitas a los que estaba acostumbrada la bruja, natural de Beltrexus. Como el tipo que revolvía sus pertenencias sin ningún cuidado en aquel preciso momento. En varias ocasiones, tuvo que utilizar su magia para evitar que algún frasco delicado cayera al suelo. ¡Todo por que quería un encantamiento de pudor! Como si fuera a encontrarlo metido en un cántaro con un lacito. «¿Qué si me veo capacitada?», pensó con fuego en la mirada. Entonces recordó que fuego era lo último que quería en aquel momento y respiró hondo antes de responder, ya con algo más de calma:
—Me las arreglaré.
Sonrió al ver las monedas y usó su magia de telequinesis para llevar el diente sobre el tablero. No iba a tocarlo, no tenía idea de dónde había salido y tampoco se fiaba particularmente de la higiene personal de la gente que vagaba por ahí en mitad de la nada. ¿Qué ella también andaba vagando por ahí? Ella se bañaba todos los días en el lago. En ocasiones, varias veces al día, cuando llegaban aquellos picores odiosos.
El diente ofrecía poca superficie para trabajar, pero la runa que le habían pedido era sencilla, así que no tardó en terminar el trabajo, a pesar de que tuvo que interrumpirse una o dos veces para rescatar algún otro objeto que amenazaba con caer al suelo. Entregó al hombre su joya encantada, tomó su dinero y se despidió con la misma sonrisa con que lo hubiera engalanado un comerciante de la zona Alta de Beltrexus por una compra millonaria. Notaba cómo volvían los picores y estaba deseando que se marchara para poder zambullirse de nuevo en el lago.
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OFF: Elaboro un Encantamiento de Pudor y cobro a Ull 35 aeros, por lo que yo gano 10 aeros y 1 PP en Arcanos.
Para los dragones de fuego, expulsar su elemento por la boca ara algo natural, la piel de sus gargantas estaba perfectamente adaptada a ello. Sin embargo, Valeria no era una dragona, era una bruja. Ni siquiera era una bruja elementalista, Sus conocimientos como arcanista hacían posible encantar objetos con el poder del fuego, pero más allá de eso, era incapaz de controlar el elemento para otra cosa que no fuera encender o apagar una vela. Y eso con un buen grado de concentración de su parte.
Aún así, la primera vez que sintió el fuego salir de su interior a través de su garganta, fue absolutamente incapaz de asombrarse de lo que acababa de hacer. Todo lo que sintió fue un dolor indescriptible que, a pesar de todo, no llegó a matarla. Lo cierto era que mucha gente intentó matarla aquella noche y hubo quien casi lo consigue, por cierto. Pero nada pudo compararse con aquello. Y esto nos lleva de vuelta a la razón por la que la bruja se encontraba caminando por el sendero junto al lago: había descubierto que el agua calmaba los picores y, cuando el picor cesaba, se acababa el fuego.
No sabía cuánto tardaría en librarse de aquel mal, ni siquiera si algún día se libraría, aunque había notado que los ataques se iban volviendo menos frecuentes. Es por esto que llevaba sus cachivaches consigo. De alguna manera tenía que ahorrar el dinero necesario para compensar las pérdidas que le habían causado aquellos elfos cuando quemaron Villasauco (secuestro aparte), posada y todo, con sus pertenencias dentro.
La gente con la que se encontraba, por otro lado, era muy distinta de los urbanitas a los que estaba acostumbrada la bruja, natural de Beltrexus. Como el tipo que revolvía sus pertenencias sin ningún cuidado en aquel preciso momento. En varias ocasiones, tuvo que utilizar su magia para evitar que algún frasco delicado cayera al suelo. ¡Todo por que quería un encantamiento de pudor! Como si fuera a encontrarlo metido en un cántaro con un lacito. «¿Qué si me veo capacitada?», pensó con fuego en la mirada. Entonces recordó que fuego era lo último que quería en aquel momento y respiró hondo antes de responder, ya con algo más de calma:
—Me las arreglaré.
Sonrió al ver las monedas y usó su magia de telequinesis para llevar el diente sobre el tablero. No iba a tocarlo, no tenía idea de dónde había salido y tampoco se fiaba particularmente de la higiene personal de la gente que vagaba por ahí en mitad de la nada. ¿Qué ella también andaba vagando por ahí? Ella se bañaba todos los días en el lago. En ocasiones, varias veces al día, cuando llegaban aquellos picores odiosos.
El diente ofrecía poca superficie para trabajar, pero la runa que le habían pedido era sencilla, así que no tardó en terminar el trabajo, a pesar de que tuvo que interrumpirse una o dos veces para rescatar algún otro objeto que amenazaba con caer al suelo. Entregó al hombre su joya encantada, tomó su dinero y se despidió con la misma sonrisa con que lo hubiera engalanado un comerciante de la zona Alta de Beltrexus por una compra millonaria. Notaba cómo volvían los picores y estaba deseando que se marchara para poder zambullirse de nuevo en el lago.
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OFF: Elaboro un Encantamiento de Pudor y cobro a Ull 35 aeros, por lo que yo gano 10 aeros y 1 PP en Arcanos.
OBJETOS A CREAR | MATERIALES | MANO DE OBRA | |
---|---|---|---|
Pudor | [Encantamiento de Joya]: Cuando el portador de la joya se transforme, todo su equipamiento lo hará consigo, desapareciendo hasta que vuelva a forma humana. No cuenta para el límite de encantamientos por personaje. | 25 | 10 |
TOTAL | 25 | 10 |
Reike
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Mi paso por la isla de los brujos definitivamente tendría que ser corta, andar con los ojos brillantes no era algo que me sentara muy bien, me restaba mucha de mi rudeza y necesitaba una cura rápida. En el proceso y en mi evidente desesperación acudí con una alquimista de la que había escuchado muy buenos rumores, una mujer llamada Raiki, Reiko, Riko, algo así, lo importante al final no era el nombre sino la experiencia y conocimientos.
Así que sín más, me dirigí a su prestigioso taller que resultó ser un pequeño apéndice de una casa, ya de por sí, pequeña, toqué la puerta con temor a que se desbaratara y entré sosteniéndola para evitar un accidente -¿Buenas noches?- Intenté ser amable -Busco a Raika, me dijeron que podría prepararme un… oh por los dioses- Interrumpí mi solicitud cuando comencé a leer las descripciones de algunos frascos a la venta.
Quiero esta cosa- Dije abriendo los ojos como platos señalando algo llamado Elixir de Frigg -Y también quiero uno de estos- Señalé también una cosa llamada Éter cristalizado, de inmediato revisé mis bolsillos esperando haber llevado suficiente dinero para no tener que pagarle un un par de manzanas podridas y un pan duro a medio comer, aunque por suerte, sí tenía suficiente capital.
Aunque su local era bien lamentable, parecía al menos saber muy bien lo que hacía y tenía mercancía muy interesante -Te daré un poco más del valor de estas cosas a cambio de información- Coloqué sobre la mesa una pequeña bolsita de piel con 500 aeros -¿Conoces alguna poción que sirva para quitar un extraño efecto de ojos brillantes?- Desvié la mirada -No es mi caso, es para un amigo que lo padece y me tiene preocupado.
No es que esperara recibir mucha información tampoco, pero al menos una pequeña guía podría servirme para enfrentar aquel extraño efecto y dejar de parecer un faro ambulante -De cualquier modo, esto es tuyo- Dije mientras arrimaba hacia ella la bolsa con aeros, su rostro se me hacía conocido de algún lado aunque no lograba determinar con exactitud de dónde…
Así que sín más, me dirigí a su prestigioso taller que resultó ser un pequeño apéndice de una casa, ya de por sí, pequeña, toqué la puerta con temor a que se desbaratara y entré sosteniéndola para evitar un accidente -¿Buenas noches?- Intenté ser amable -Busco a Raika, me dijeron que podría prepararme un… oh por los dioses- Interrumpí mi solicitud cuando comencé a leer las descripciones de algunos frascos a la venta.
Quiero esta cosa- Dije abriendo los ojos como platos señalando algo llamado Elixir de Frigg -Y también quiero uno de estos- Señalé también una cosa llamada Éter cristalizado, de inmediato revisé mis bolsillos esperando haber llevado suficiente dinero para no tener que pagarle un un par de manzanas podridas y un pan duro a medio comer, aunque por suerte, sí tenía suficiente capital.
Aunque su local era bien lamentable, parecía al menos saber muy bien lo que hacía y tenía mercancía muy interesante -Te daré un poco más del valor de estas cosas a cambio de información- Coloqué sobre la mesa una pequeña bolsita de piel con 500 aeros -¿Conoces alguna poción que sirva para quitar un extraño efecto de ojos brillantes?- Desvié la mirada -No es mi caso, es para un amigo que lo padece y me tiene preocupado.
No es que esperara recibir mucha información tampoco, pero al menos una pequeña guía podría servirme para enfrentar aquel extraño efecto y dejar de parecer un faro ambulante -De cualquier modo, esto es tuyo- Dije mientras arrimaba hacia ella la bolsa con aeros, su rostro se me hacía conocido de algún lado aunque no lograba determinar con exactitud de dónde…
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Aerandiano de honor
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
El regreso en barco a las islas había sido... interesante. Por supuesto, le habían cedido encantados el mejor camarote del primer barco al que había acudido a pedir pasajes, pero la mirada inocentemente acusadora de Zero le había impedido aprovecharse de la situación. Al menos, hasta que llegó el primer intento de robo y la bruja pudo convencer al chiquillo de que todo el barco se evitaría problemas si ella permanecía bien resguardada en el camarote más seguro.
Si el viaje en barco había sido interesante, la llegada al hogar no lo había sido menos. Dejó Zero en el campamento de la gente de Ambar, tan pronto como le permitieron abandonar los festejos, con la idea de realizar los preparativos pertinentes para acoger a su nuevo... ¿protegido? Aún no tenía del todo clara la naturaleza de esta nueva asociación.
El primer paso en los citados preparativos consistía en averiguar si seguía teniendo dónde vivir o doña Asunta le habría alquilado la habitación a otro en su ausencia. Bueno, en realidad ese fue el tercer paso. El primer paso fue soplarle una nube de polvo mágico a la cara a la buena mujer para que dejase de dar saltitos alrededor de la heroína y el segundo, prepararle una tisana calmante para que se recuperase del esfuerzo.
La buena noticia fue que Libnik había impedido que la señora se deshiciese de sus cosas y alquilase de nuevo la habitación. La mala noticia, que Libnik, como tantos otros, no recordaba nada de ella que no tuviera nada que ver con los rumores que se contaban acerca de lo acontecido en Sandorai y no estaba particularmente dispuesto a compartir su nuevo hogar con cualquiera. Atrapar al dnomo y retenerlo el tiempo suficiente para soplarle otra dosis del condenado polvo del recuerdo no fue tarea fácil. Aún estaban poniendo orden en la habitación cuando llegó aquel cliente.
Valeria evitó en todo momento mirarlo directamente a la cara, para así poder ocultar sus ojos. Sin embargo, la voz del desconocido le resultaba extrañamente familiar.
—Es Reik... —comenzó, pero el tipo ya se había distraído con algo y decidió ahorrarse la saliva—. Claro, dame un momento para poner el hornillo en marcha. Esas muestras llevan ahí tanto tiempo que no me fío de su estado.
Dicho y hecho, en un momento tenía el laboratorio en marcha y los ingredientes que había traído consigo del continente desplegados sobre la mesa, mientras Libnik continuaba limpiando. La siguiente pregunta del desconocido hizo que contuviera la respiración durante un latido y varios de los frascos que mantenía en movimiento por medio de su telequinesis tintinearon ligeramente. ¿Se habría dado cuenta? No, de ser así, ya estaría alabándola o apuntándola con algún arma. Últimamente, era lo uno o lo otro, no había término medio. Entonces, ¿de dónde salía aquella pregunta? Y ¿de qué diablos le sonaba su voz? Las preguntas se esfumaron de su mente en cuanto el dnomo le alcanzó la bolsa de monedas que el generoso desconocido había depositado sobre la mesa.
—Sin duda, tu amigo es afortunado de contarte entre sus amistades —respondió, al tiempo que retomaba el trabajo comenzado—. Existen algunos remedios que pueden ayudar con problemas oculares, pero si, por lo que cuentas, tu amigo padece lo que me temo, necesitará los mejores ingredientes. —Bien lo sabía ella, que ya había probado algunos de los citados remedios—. Te haré una lista —añadió haciéndole un gesto a una hoja de papel y una pluma para que se acercaran—. No es larga, pero lo más importante no es cuáles elijas, sino cuándo los recojas. Mi recomendación es que lo hagas durante el Midsummarblót. Los efectos de las plantas cosechadas durante esa noche son mucho más potentes.
Un suave puf la avisó de que la poción ya estaba lista y la sacó del fuego para verterla en un recipiente frío que le entregó al desconocido, junto con la pequeña joya recién cristalizada y la hoja de papel que acababa de rellenar para él. Cuando el hombre se hubo marchado, miró el despliegue que tenía ante sí y decidió que era un buen momento para poner en orden su set de viaje, ya que estaba con las manos en la masa. No le cabía duda de que Zero estaría bien atendido entre los de Ambar hasta que fuera a buscarlo por la mañana.
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OFF: Le cocino a Bio lo que me pide y aprovecho para hacerme yo también alguna cosilla. Aquí van las cuentas:
+500 aeros que tan generosamente aporta mi mecenas
-100 aeros del elixir de Frigg (para él)
-40 aeros del éter cristalizado (también para él)
-150 aeros de un kit alquímico superior (para mí)
+20 aeros de "destruir" mi kit alquímico regular
En total, gano 230 aeros y 3 pp en alquimia
También uso un par de dosis de mis polvitos del recuerdo.
Si el viaje en barco había sido interesante, la llegada al hogar no lo había sido menos. Dejó Zero en el campamento de la gente de Ambar, tan pronto como le permitieron abandonar los festejos, con la idea de realizar los preparativos pertinentes para acoger a su nuevo... ¿protegido? Aún no tenía del todo clara la naturaleza de esta nueva asociación.
El primer paso en los citados preparativos consistía en averiguar si seguía teniendo dónde vivir o doña Asunta le habría alquilado la habitación a otro en su ausencia. Bueno, en realidad ese fue el tercer paso. El primer paso fue soplarle una nube de polvo mágico a la cara a la buena mujer para que dejase de dar saltitos alrededor de la heroína y el segundo, prepararle una tisana calmante para que se recuperase del esfuerzo.
La buena noticia fue que Libnik había impedido que la señora se deshiciese de sus cosas y alquilase de nuevo la habitación. La mala noticia, que Libnik, como tantos otros, no recordaba nada de ella que no tuviera nada que ver con los rumores que se contaban acerca de lo acontecido en Sandorai y no estaba particularmente dispuesto a compartir su nuevo hogar con cualquiera. Atrapar al dnomo y retenerlo el tiempo suficiente para soplarle otra dosis del condenado polvo del recuerdo no fue tarea fácil. Aún estaban poniendo orden en la habitación cuando llegó aquel cliente.
Valeria evitó en todo momento mirarlo directamente a la cara, para así poder ocultar sus ojos. Sin embargo, la voz del desconocido le resultaba extrañamente familiar.
—Es Reik... —comenzó, pero el tipo ya se había distraído con algo y decidió ahorrarse la saliva—. Claro, dame un momento para poner el hornillo en marcha. Esas muestras llevan ahí tanto tiempo que no me fío de su estado.
Dicho y hecho, en un momento tenía el laboratorio en marcha y los ingredientes que había traído consigo del continente desplegados sobre la mesa, mientras Libnik continuaba limpiando. La siguiente pregunta del desconocido hizo que contuviera la respiración durante un latido y varios de los frascos que mantenía en movimiento por medio de su telequinesis tintinearon ligeramente. ¿Se habría dado cuenta? No, de ser así, ya estaría alabándola o apuntándola con algún arma. Últimamente, era lo uno o lo otro, no había término medio. Entonces, ¿de dónde salía aquella pregunta? Y ¿de qué diablos le sonaba su voz? Las preguntas se esfumaron de su mente en cuanto el dnomo le alcanzó la bolsa de monedas que el generoso desconocido había depositado sobre la mesa.
—Sin duda, tu amigo es afortunado de contarte entre sus amistades —respondió, al tiempo que retomaba el trabajo comenzado—. Existen algunos remedios que pueden ayudar con problemas oculares, pero si, por lo que cuentas, tu amigo padece lo que me temo, necesitará los mejores ingredientes. —Bien lo sabía ella, que ya había probado algunos de los citados remedios—. Te haré una lista —añadió haciéndole un gesto a una hoja de papel y una pluma para que se acercaran—. No es larga, pero lo más importante no es cuáles elijas, sino cuándo los recojas. Mi recomendación es que lo hagas durante el Midsummarblót. Los efectos de las plantas cosechadas durante esa noche son mucho más potentes.
Un suave puf la avisó de que la poción ya estaba lista y la sacó del fuego para verterla en un recipiente frío que le entregó al desconocido, junto con la pequeña joya recién cristalizada y la hoja de papel que acababa de rellenar para él. Cuando el hombre se hubo marchado, miró el despliegue que tenía ante sí y decidió que era un buen momento para poner en orden su set de viaje, ya que estaba con las manos en la masa. No le cabía duda de que Zero estaría bien atendido entre los de Ambar hasta que fuera a buscarlo por la mañana.
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También uso un par de dosis de mis polvitos del recuerdo.
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
–También puedo directamente entrar por la ventana de su habitación –propuse–. Tendría que romperla, pero es un precio necesario.
–No –dijo Xana, misma respuesta que dio ante mis otras fantásticas ideas.
–Vale, puedo invocar un dragón de hielo para distraer a las personas mientras me escabullo al interior de la instancia, ya que no te gustó la idea de robar los gansos y lanzarlos aquí para eso mismo.
–No.
–También podría llegar disparando bombas de humo a diestra y siniestra.
–No, ni siquiera tienes bombas de humo en primer lugar.
–Sí, una pena.
–Pero tienes bombas que hacen bailar.
–Sí, pero si las uso aquí, ya no podré usarlas de nuevo. No son como las pociones.
–¿Uh? –Arqueó una ceja–. Las pociones… también se acaban, cuando se beben.
–¿Y si te digo que los frascos mágicamente vuelven a estar llenos luego de un rato?
–¿Eh? Pero eso es… –Entornó los ojos mientras se forzaba a recordar cuándo volví a comprar pócimas.
Y fue entonces cuando finalmente me percaté de algo importante. Me acerqué con cautela a la entrada de la posada, y luego me di una palmada en la frente.
–No hay nadie –le hice ver a Xana. Ella se acercó con pasos lentos y silenciosos, pero ver la ausencia de obstáculos, aun así, no la relajó–. Vale, iré yo solo –dije con la tranquilidad que le faltaba a ella–. Tú espérame por aquí –pedí antes de andar sin más miramientos.
Afortunadamente no encontré personas en mi camino hasta la habitación de la alquimista. Sin embargo, al estar frente a la puerta, dudé. Me veía demasiado sospechoso estando encapuchado, y más siendo un visitante a esas horas de la noche, pero mostrar mi cara sin preocuparme solía provocar peores reacciones. ¿Cómo debía presentarme para no alarmarla y hacerla lanzarme agua bendita?
Esa pregunta, sin embargo, no me hizo pensar en posibles respuestas a ella sino en más preguntas, como «¿el agua bendita me haría daño en mi condición de oblivionado?, ¿el agua bendita elimina la suciedad mejor que el agua normal?, ¿si lavo las frutas con agua bendita, estas se convertirían en frutas benditas?, ¿por qué las personas dicen que el agua es insabora cuando claramente sí tiene sabor, el cual es diferente dependiendo de la temperatura y de dónde se consiga?».
Mientras mi mente se hundía en un mar de preguntas que a veces ni se relacionaban entre sí, inconscientemente toqué la puerta y entré en cuanto tuve el permiso, percatándome de la realidad solo al ver la espalda de la alquimista. Tragué saliva la reconocer que no tenía nada planeado para una buena presentación, y la idea de permanecer más de tres segundos en silencio me impulsó a hablar cuanto antes.
–¡Hola! –saludé, para mi sorpresa, con voz de falsete, la cual mantendría durante el resto de la conversación por algún motivo–. Vale, vale, quiero un par de venenos –empecé a explicar, entrelazando mis dedos de las manos mientras jugaba con los pulgares haciéndolos girar entre sí–. Pero no venenos mortales, no. El objetivo es neutralizar a los enemigos sin tener que llegar a matarlos –repetí las palabras de Xana, las que nos llevaron hasta ese lugar–. Toque de sopor y Toque paralizante, esas quiero. –Asentí con la cabeza dos veces. Tomé mi bolsita de aeros y la sacudí, haciendo sonar su contenido–. Pagaré por eso, y ofreceré un poco más si puedes hacer que los venenos sean verdes, lo cual es muy importante para mí, y que tengan un muy buen sabor, preferiblemente dulce.
–No –dijo Xana, misma respuesta que dio ante mis otras fantásticas ideas.
–Vale, puedo invocar un dragón de hielo para distraer a las personas mientras me escabullo al interior de la instancia, ya que no te gustó la idea de robar los gansos y lanzarlos aquí para eso mismo.
–No.
–También podría llegar disparando bombas de humo a diestra y siniestra.
–No, ni siquiera tienes bombas de humo en primer lugar.
–Sí, una pena.
–Pero tienes bombas que hacen bailar.
–Sí, pero si las uso aquí, ya no podré usarlas de nuevo. No son como las pociones.
–¿Uh? –Arqueó una ceja–. Las pociones… también se acaban, cuando se beben.
–¿Y si te digo que los frascos mágicamente vuelven a estar llenos luego de un rato?
–¿Eh? Pero eso es… –Entornó los ojos mientras se forzaba a recordar cuándo volví a comprar pócimas.
Y fue entonces cuando finalmente me percaté de algo importante. Me acerqué con cautela a la entrada de la posada, y luego me di una palmada en la frente.
–No hay nadie –le hice ver a Xana. Ella se acercó con pasos lentos y silenciosos, pero ver la ausencia de obstáculos, aun así, no la relajó–. Vale, iré yo solo –dije con la tranquilidad que le faltaba a ella–. Tú espérame por aquí –pedí antes de andar sin más miramientos.
Afortunadamente no encontré personas en mi camino hasta la habitación de la alquimista. Sin embargo, al estar frente a la puerta, dudé. Me veía demasiado sospechoso estando encapuchado, y más siendo un visitante a esas horas de la noche, pero mostrar mi cara sin preocuparme solía provocar peores reacciones. ¿Cómo debía presentarme para no alarmarla y hacerla lanzarme agua bendita?
Esa pregunta, sin embargo, no me hizo pensar en posibles respuestas a ella sino en más preguntas, como «¿el agua bendita me haría daño en mi condición de oblivionado?, ¿el agua bendita elimina la suciedad mejor que el agua normal?, ¿si lavo las frutas con agua bendita, estas se convertirían en frutas benditas?, ¿por qué las personas dicen que el agua es insabora cuando claramente sí tiene sabor, el cual es diferente dependiendo de la temperatura y de dónde se consiga?».
Mientras mi mente se hundía en un mar de preguntas que a veces ni se relacionaban entre sí, inconscientemente toqué la puerta y entré en cuanto tuve el permiso, percatándome de la realidad solo al ver la espalda de la alquimista. Tragué saliva la reconocer que no tenía nada planeado para una buena presentación, y la idea de permanecer más de tres segundos en silencio me impulsó a hablar cuanto antes.
–¡Hola! –saludé, para mi sorpresa, con voz de falsete, la cual mantendría durante el resto de la conversación por algún motivo–. Vale, vale, quiero un par de venenos –empecé a explicar, entrelazando mis dedos de las manos mientras jugaba con los pulgares haciéndolos girar entre sí–. Pero no venenos mortales, no. El objetivo es neutralizar a los enemigos sin tener que llegar a matarlos –repetí las palabras de Xana, las que nos llevaron hasta ese lugar–. Toque de sopor y Toque paralizante, esas quiero. –Asentí con la cabeza dos veces. Tomé mi bolsita de aeros y la sacudí, haciendo sonar su contenido–. Pagaré por eso, y ofreceré un poco más si puedes hacer que los venenos sean verdes, lo cual es muy importante para mí, y que tengan un muy buen sabor, preferiblemente dulce.
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Este cliente chévere ofrece los 280 Æ, más otros 55 Æ porque... ¿acaso importa el por qué? A colmillo regalado no se le ve el caballo (─‿‿─)
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
El viaje en barco había sido muy lento, con eso de tener que estar encerrado todo el camino para poder tener la cabeza destapada y los ojos abiertos. La mayor parte la pasé remendando mi ropa, al límite de mi... cuestionable capacidad para ello.
En una todavía más cuestionable excursión tuve que recorrer Beltrexus casi a escondidas, quedandome en lugares en las noches y preguntando buenamente como podía. ¿Por? Por alquimistas, claro, no tenía forma de saber donde estaba el mejor alquimista del mun-
«Aunque deberia saberlo, si existiese el mejor alquimista de Aerandir, Aerandir lo sabría, ¿no? Debería ser noticia».
...Donde estaba el mejor alquimista del mundo, pero los mejores definitivamente se agrupaban en Beltrexus, porque no podía ser de otra manera: tenían que ser brujos. Tenían el Hekshold por aquí cerca para aprender sino, aunque... no tenía mucha idea de como era el asunto de la entrada.
Había tomado mi propio interés en la magia en general luego de tener que pasarla demasiado mal frente a ilusionistas y cruzarme camino con un par de tensai de tierra, aprender de todas sus posibilidades y todas las ramas por mucho que mi sangre no fuese a permitirme jamás mover algo con la cabeza—como si yo me concentrase mucho en primer lugar—sonaba atractivo. Tenía que ser una de las mejores cosas que habían hecho los brujos.
Sin mencionar que era precioso, por cierto. Había visto su silueta antes, esta vez lo pude ver algo más de cerca, no al frente ni nada... pero cerca, cuando me perdí por un pase de una montaña que al parecer podía o no llevar a la academia. Digamos que alguien notó que llevaba mucho dando vueltas por Beltrexus, y decidió mentirme que había un buen alquimista por ahí.
Y digamos que yo decidí creerle.
Alguien me encontró de bajada y terminamos en una aldea a las horas, de noche. Era un estudiante del Hekshold justamente, y al parecer iba en busqueda de una bruja que no entendí si era estudiante o maestra, pero me quedo que claro que era una experta en alquimia. Al menos así me la vendió el chico, y no tuve tiempo de preguntar más porque con la oscuridad el brillo se hizo insoportablemente notable. Me separé de forma algo brusca de él para, um, huir, y observé de lejos donde se metía.
Esperé que saliera y me aseguré de esperar más por si había más gente adentro que tuviese la oportunidad de salir, entonces hice mi camino a la casa. La verdad es que llegué asumiendo que la ancianita del lugar era la alquimista. Me corrigió bastante rápido que la alquimista estaba en el segundo piso.
También que no era doña Asunto sino Asunta.
—Uh... —murmuré detrás de la puerta ante el sonoro ruido que invocó abrirla, como si tuviese años sin hacerlo. Asomé la cabeza lentamente, porque si la mujer estaba durmiendo iban a matarme—. Buenas noches. ¿Valeria?
Mi voz no se quebró simplemente por el hecho de que pregunté antes de verla, realmente. Añadi su apellido mentalmente, acompañado con la sonrisa de quien piensa "esto tiene que ser un chiste": Más o menos sabía su apellido por Eltrant y Tatsuya, el segundo que tenía numerosas advertencias sobre la bruja, y la había visto... sí, cuando nos salvó el culo nada más ni nada menos.
En ocasiones se me olvidaba porque eso fue un día más en la vida y me acordaba era cuando pisaba un barco, lo cual era pocas veces, pero hey, desde hace unos meses no se me había olvidado más porque la última vez donde la vi fue en el puto fin del mundo, nada menos.
—Por supuesto —musité para mí mismo, notando que iba distraido. Ojeé la habitación, usualmente iba con mi idea de pedirle a la gente que me dejase verlos trabajar, pero ella ya disponia de sus instrumentos en un lugar que estaba a la vista—... Hola —me senté sobre la arcilla hecha silla.
Gracioso, uno creería que tendría más temas de conversación con eso de los ojos de fuego en el cielo y matar un jinete, pero no. De hecho ni sabía si se recordaba, es decir... no tenía muchas razones para hacerlo, incluso sin mi condición. Suspiré y fui directo al grano, colocándo sobre una mesa una bolsa con polvo, y una bolita de un montón de flores. La que no estaba mordida, específicamente, porque fue mi mejor método para saber qué era eso.
No era veneno, por suerte.
—Quisiera tu ayuda para identificar esto, que es, o, uh, que hace, sé que no eres una boticaria, pero la alquimia está cerca, ¿no?
Dijo un completo ignorante en alquimia.
—El polvo me lo conseguí de unos piskies —añadí, apoyando la cabeza de una mano y dudoso de como le decían a esos pequeños por Beltrexus—, y... eso me lo dieron. También tengo esto conmigo, lo recogí durante el Midsummar, se supone que debería ayudar con... condiciones médicas algo curiosas, pero no lo sé. Conozco algunas plantas, pero preguntame, no he visto unas como estás —dije, acercando ese saquito también—. ¿Lo sientes, no? El éter, quiero decir, tienen algo raro —vi la bolsita, sabía que los brujos también tenían ese sentido para la magia. No me extrañaría si era mejor—, quiero probarlas... pero no me convence la idea de comerme plantas mágicas sin saber que hacen, o si van a hacer algo.
Dije luego de haber mordido lo que parecía una bolita de plantas. En mi defensa, esa no me olía tanto a magia.
—¿Tienes notas o un libro en plantas qué puedas venderme, por cierto? —pregunté recordando que me vendría bien uno de esos, porque no podía llevarme de viaje uno de biblioteca—. Y ya que estoy...
En una todavía más cuestionable excursión tuve que recorrer Beltrexus casi a escondidas, quedandome en lugares en las noches y preguntando buenamente como podía. ¿Por? Por alquimistas, claro, no tenía forma de saber donde estaba el mejor alquimista del mun-
«Aunque deberia saberlo, si existiese el mejor alquimista de Aerandir, Aerandir lo sabría, ¿no? Debería ser noticia».
...Donde estaba el mejor alquimista del mundo, pero los mejores definitivamente se agrupaban en Beltrexus, porque no podía ser de otra manera: tenían que ser brujos. Tenían el Hekshold por aquí cerca para aprender sino, aunque... no tenía mucha idea de como era el asunto de la entrada.
Había tomado mi propio interés en la magia en general luego de tener que pasarla demasiado mal frente a ilusionistas y cruzarme camino con un par de tensai de tierra, aprender de todas sus posibilidades y todas las ramas por mucho que mi sangre no fuese a permitirme jamás mover algo con la cabeza—como si yo me concentrase mucho en primer lugar—sonaba atractivo. Tenía que ser una de las mejores cosas que habían hecho los brujos.
Sin mencionar que era precioso, por cierto. Había visto su silueta antes, esta vez lo pude ver algo más de cerca, no al frente ni nada... pero cerca, cuando me perdí por un pase de una montaña que al parecer podía o no llevar a la academia. Digamos que alguien notó que llevaba mucho dando vueltas por Beltrexus, y decidió mentirme que había un buen alquimista por ahí.
Y digamos que yo decidí creerle.
Alguien me encontró de bajada y terminamos en una aldea a las horas, de noche. Era un estudiante del Hekshold justamente, y al parecer iba en busqueda de una bruja que no entendí si era estudiante o maestra, pero me quedo que claro que era una experta en alquimia. Al menos así me la vendió el chico, y no tuve tiempo de preguntar más porque con la oscuridad el brillo se hizo insoportablemente notable. Me separé de forma algo brusca de él para, um, huir, y observé de lejos donde se metía.
Esperé que saliera y me aseguré de esperar más por si había más gente adentro que tuviese la oportunidad de salir, entonces hice mi camino a la casa. La verdad es que llegué asumiendo que la ancianita del lugar era la alquimista. Me corrigió bastante rápido que la alquimista estaba en el segundo piso.
También que no era doña Asunto sino Asunta.
—Uh... —murmuré detrás de la puerta ante el sonoro ruido que invocó abrirla, como si tuviese años sin hacerlo. Asomé la cabeza lentamente, porque si la mujer estaba durmiendo iban a matarme—. Buenas noches. ¿Valeria?
Mi voz no se quebró simplemente por el hecho de que pregunté antes de verla, realmente. Añadi su apellido mentalmente, acompañado con la sonrisa de quien piensa "esto tiene que ser un chiste": Más o menos sabía su apellido por Eltrant y Tatsuya, el segundo que tenía numerosas advertencias sobre la bruja, y la había visto... sí, cuando nos salvó el culo nada más ni nada menos.
En ocasiones se me olvidaba porque eso fue un día más en la vida y me acordaba era cuando pisaba un barco, lo cual era pocas veces, pero hey, desde hace unos meses no se me había olvidado más porque la última vez donde la vi fue en el puto fin del mundo, nada menos.
—Por supuesto —musité para mí mismo, notando que iba distraido. Ojeé la habitación, usualmente iba con mi idea de pedirle a la gente que me dejase verlos trabajar, pero ella ya disponia de sus instrumentos en un lugar que estaba a la vista—... Hola —me senté sobre la arcilla hecha silla.
Gracioso, uno creería que tendría más temas de conversación con eso de los ojos de fuego en el cielo y matar un jinete, pero no. De hecho ni sabía si se recordaba, es decir... no tenía muchas razones para hacerlo, incluso sin mi condición. Suspiré y fui directo al grano, colocándo sobre una mesa una bolsa con polvo, y una bolita de un montón de flores. La que no estaba mordida, específicamente, porque fue mi mejor método para saber qué era eso.
No era veneno, por suerte.
—Quisiera tu ayuda para identificar esto, que es, o, uh, que hace, sé que no eres una boticaria, pero la alquimia está cerca, ¿no?
Dijo un completo ignorante en alquimia.
—El polvo me lo conseguí de unos piskies —añadí, apoyando la cabeza de una mano y dudoso de como le decían a esos pequeños por Beltrexus—, y... eso me lo dieron. También tengo esto conmigo, lo recogí durante el Midsummar, se supone que debería ayudar con... condiciones médicas algo curiosas, pero no lo sé. Conozco algunas plantas, pero preguntame, no he visto unas como estás —dije, acercando ese saquito también—. ¿Lo sientes, no? El éter, quiero decir, tienen algo raro —vi la bolsita, sabía que los brujos también tenían ese sentido para la magia. No me extrañaría si era mejor—, quiero probarlas... pero no me convence la idea de comerme plantas mágicas sin saber que hacen, o si van a hacer algo.
Dije luego de haber mordido lo que parecía una bolita de plantas. En mi defensa, esa no me olía tanto a magia.
—¿Tienes notas o un libro en plantas qué puedas venderme, por cierto? —pregunté recordando que me vendría bien uno de esos, porque no podía llevarme de viaje uno de biblioteca—. Y ya que estoy...
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Anders compra una Poción de Salud Concentrada por 200 aeros porque dije que iba a hacerlo antes, y le deja un polvo de hada y una bomba floral a Reike de regalo así en plan "oye gracias no fui a prisión gracias a ti solo me llevo como un año agradecerte", o si quiere de pago por identificar que hacen, o se los gana por su increible labia... o lo que le venga mejor a la user. ¿Por qué? Porque
Anders
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
PEDIDO DE RAUKO:
No podía dormir. A pesar de que la posada ya se había vaciado, el clamor de toda aquella gente celebrándola y tratando de atraer su atención aún seguía presente en sus oídos. Se había juntado con aquel hormigueo en el estómago que traía el saber que, cuando no la estaban adorando, estaban conspirando contra ella. No había recibido ataques ni amenazas en todo el día, lo que claramente significaba que no podían tardar mucho en llegar.
Había encantado la puerta y la ventana para que sólo pudieran abrirse después de que ella pronunciase la palabra clave, pero, habiendo abierto tantas cerraduras en su infancia, su mente no depositaba gran confianza en ese tipo de encantamientos.
Recurrió a contar ovejas, pero las ovejas que su urbanita imaginación era capaz de conjurar se parecían inquietantemente a un puñado de ratas gigantes con peluca de rulos. Tras el fiasco de las ovejas, le dio por contar las propuestas de matrimonio que había recibido desde que despertó en Sandorai con los ojos brillantes, pero eso le recordó aquella bochornosa fase de su vida en que ella misma había considerado la idea de engatusar a algún rico mercader, lo que la llevó a sentir más rabia que sueño.
Como último recurso, decidió contar, en su lugar, las veces que habían intentado matarla desde que despertó en Sandorai con los ojos brillantes. Era cierto que habían intentado matarla antes, pero eso no tenía por qué traer recuerdos bochornosos, ¿cierto? Cierto, lo que trajo fue la angustia de que volvieran a intentarlo.
Aquello le quitó por completo el sueño, pero la dejó con una nueva determinación: ya que no lograría dormir, bien podía aprovechar la noche para prepararse. Así que se levantó, se puso algo de ropa encima y se dirigió al escritorio de la habitación. Después de todo, era tan buen momento como cualquier otro para alcanzar su tope en arcanos.
Estaba dando los toques finales al primer pergamino cuando alguien tocó a la puerta.
—Adelante —dijo distraídamente mientras terminaba el último trazo.
En ese momento se dio cuenta de varias cosas:
1) Probablemente, la palabra “adelante” no era la mejor opción para desbloquear un encantamiento de cierre.
2) Mucho menos, si la persona que entraba por la puerta a su espalda venía a matarla.
3) Por otro lado, si hubiera venido a matarla, era poco probable que hubiera llamado a la puerta.
4) No había encendido ninguna vela.
5) La voz de falsete y el tintineo de monedas le producían un curioso cosquilleo en la nuca; ¿habría alguna forma de sacarle rendimiento económico a algo así?
—Venenos no mortales, verdes y con buen sabor —resumió en susurros que, por alguna razón, mantuvo durante el resto de la conversación. Miró a los paquetes de dulces que le había regalado algún admirador aleatorio—. No hay problema, tengo todo lo que necesito. Ponte cómodo, me llevará un rato.
No “venga usted mañana y estará listo”: ponte cómodo. Porque tener a un extraño encapuchado que camufla su voz real metido en su cuarto en medio de la noche no era extraño para nada. Como tampoco lo era la curisa necesidad que sentía de llenar el silencio tamborileando con sus uñas en todo frasco de cristal y utensilio metálico que tomaba. Finalmente, puesto que dije “pergaminos” más arriba, la bruja ocupó el tiempo de cocinado de ambos venenos en completar otros dos, extrañamente consciente del rasgado de la pluma sobre la superficie de escritura.
----------
OFF: Junto a los venenos de Rauko, aprovecho para fabricarme unos pergaminos arcanos
Rauko paga generosamente 335 aeros, lo que me deja a mí a pagar 65 aeros. Gano 3 pp en alquimia por el pedido del elfo chévere y 6 pp en arcanos por mis pergaminos, aunque sólo me sirven 5, ya que ¡llego a mi tope en arcanos!
No podía dormir. A pesar de que la posada ya se había vaciado, el clamor de toda aquella gente celebrándola y tratando de atraer su atención aún seguía presente en sus oídos. Se había juntado con aquel hormigueo en el estómago que traía el saber que, cuando no la estaban adorando, estaban conspirando contra ella. No había recibido ataques ni amenazas en todo el día, lo que claramente significaba que no podían tardar mucho en llegar.
Había encantado la puerta y la ventana para que sólo pudieran abrirse después de que ella pronunciase la palabra clave, pero, habiendo abierto tantas cerraduras en su infancia, su mente no depositaba gran confianza en ese tipo de encantamientos.
Recurrió a contar ovejas, pero las ovejas que su urbanita imaginación era capaz de conjurar se parecían inquietantemente a un puñado de ratas gigantes con peluca de rulos. Tras el fiasco de las ovejas, le dio por contar las propuestas de matrimonio que había recibido desde que despertó en Sandorai con los ojos brillantes, pero eso le recordó aquella bochornosa fase de su vida en que ella misma había considerado la idea de engatusar a algún rico mercader, lo que la llevó a sentir más rabia que sueño.
Como último recurso, decidió contar, en su lugar, las veces que habían intentado matarla desde que despertó en Sandorai con los ojos brillantes. Era cierto que habían intentado matarla antes, pero eso no tenía por qué traer recuerdos bochornosos, ¿cierto? Cierto, lo que trajo fue la angustia de que volvieran a intentarlo.
Aquello le quitó por completo el sueño, pero la dejó con una nueva determinación: ya que no lograría dormir, bien podía aprovechar la noche para prepararse. Así que se levantó, se puso algo de ropa encima y se dirigió al escritorio de la habitación. Después de todo, era tan buen momento como cualquier otro para alcanzar su tope en arcanos.
Estaba dando los toques finales al primer pergamino cuando alguien tocó a la puerta.
—Adelante —dijo distraídamente mientras terminaba el último trazo.
En ese momento se dio cuenta de varias cosas:
1) Probablemente, la palabra “adelante” no era la mejor opción para desbloquear un encantamiento de cierre.
2) Mucho menos, si la persona que entraba por la puerta a su espalda venía a matarla.
3) Por otro lado, si hubiera venido a matarla, era poco probable que hubiera llamado a la puerta.
4) No había encendido ninguna vela.
5) La voz de falsete y el tintineo de monedas le producían un curioso cosquilleo en la nuca; ¿habría alguna forma de sacarle rendimiento económico a algo así?
—Venenos no mortales, verdes y con buen sabor —resumió en susurros que, por alguna razón, mantuvo durante el resto de la conversación. Miró a los paquetes de dulces que le había regalado algún admirador aleatorio—. No hay problema, tengo todo lo que necesito. Ponte cómodo, me llevará un rato.
No “venga usted mañana y estará listo”: ponte cómodo. Porque tener a un extraño encapuchado que camufla su voz real metido en su cuarto en medio de la noche no era extraño para nada. Como tampoco lo era la curisa necesidad que sentía de llenar el silencio tamborileando con sus uñas en todo frasco de cristal y utensilio metálico que tomaba. Finalmente, puesto que dije “pergaminos” más arriba, la bruja ocupó el tiempo de cocinado de ambos venenos en completar otros dos, extrañamente consciente del rasgado de la pluma sobre la superficie de escritura.
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OFF: Junto a los venenos de Rauko, aprovecho para fabricarme unos pergaminos arcanos
OBJETOS A CREAR | MATERIALES | |
---|---|---|
Toque de Sopor | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Gel amarillento que, al aplicarse en un arma, permite que envenene al herir. El afectado sentirá un intenso calor que le hará comenzar a marearse. Mientras más persista combatiendo, más mareado se sentirá, hasta caer inconsciente. Dura 10 minutos en el arma. | 70 |
Toque Paralizante | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Esencia que, aplicada a un arma, hace que envenene al herir. El veneno, tras entrar al sistema, paralizará en cosa de segundos al afectado por un turno (el afectado puede moverse, pero muy lento). Cualquier objetivo afectado se vuelve inmune por una hora. El veneno se diluye del arma a los 10 minutos o tras afectar a 2 personas. | 120 |
Pergamino Ilusorio | [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al activarse deben escribirse instrucciones en él. El pergamino generará una ilusión sencilla basada en ellas por hasta 5 minutos, la que no puede superar el tamaño de una persona o un metro cúbico de masa. | 70 |
Pergamino Explosivo | [Pergamino, Limitado, 1 Uso] 5 segundos luego de abrirse, este pergamino hará explosión, afectando un radio de un metro y causando daños moderados. | 70 |
Pergamino de Muralla de Fuego | [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al depositar este pergamino en el piso, una muralla hecha de llamas aparecerá desde allí. Tiene hasta 12 metros de largo y 3 de alto. Quien inente atravesarla sufrirá fuertes quemaduras. | 70 |
TOTAL | 400 |
Rauko paga generosamente 335 aeros, lo que me deja a mí a pagar 65 aeros. Gano 3 pp en alquimia por el pedido del elfo chévere y 6 pp en arcanos por mis pergaminos, aunque sólo me sirven 5, ya que ¡llego a mi tope en arcanos!
Reike
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
PEDIDO DE ANDERS:
—Sabes que Lovelace fue mi maestra, ¿cierto? —le dijo Valeria al estudiante justo después de guardarse los aeros que él acababa de pagarle.
—Sí, claro —respondió él con una sonrisa satisfecha en la cara mientras se guardaba los dos frasquitos de líquido que acababa de adquirir.
—Y sabes que, si intentas colarle esas pociones como tuyas, ella reconocerá mi toque y te pondrá un enorme suspenso en Alquimia, ¿no es así? —El chico la miró con los ojos muy abiertos y una expresión entre culpable y decepcionada— Venga ya, Alec —añadió ella—, es lo primero que explican en la primera sesión. La alquimia es como la cocina, cada uno tiene su toque, del mismo modo que la misma receta no les queda igual a dos cocineros distintos. No es posible que sea la primera vez que lo oyes.
—Lle-llegué tarde el primer día —dijo él.
—Qué se le va a hacer —dijo ella mientras lo acompañaba hasta la puerta—. Al menos, ahora tienes una muestra de cómo debería quedar la poción una vez que hayas terminado todo el proceso de elaboración.
Por supuesto, eso del toque se lo acababa de inventar. Era cierto que había ingredientes que podían sustituirse fácilmente por otros, lo que podía hacer que la misma elaboración presentase un color, sabor o textura ligeramente diferente. También era cierto que algunos alquimistas tendían a preferir un tipo de ingredientes sobre otros. Pero eso no era garantía suficiente para identificar al creador de una determinada poción. Lovelace podría sospechar que el chico había hecho trampa, pero no afirmarlo con rotundidad.
En cualquier caso, ahora que ya era, al menos en teoría, una adulta responsable, Valeria se sentía en la obligación de asegurar la rectitud de los alumnos de la Academia. O puede que le resultase divertido ver la cara que se les quedaba cuando los hacía dudar.
Aún estaba regocijándose en su travesura cuando la puerta se abrió con un crujido miserable, haciendo que se preguntara, no por primera vez, si le sería más económico arreglarlo o mudarse. Porque, claro, si ahora arreglaba el marco de la puerta, luego sería más visible, en comparación, la inclinación de la ventana o el descascarillado de la pared. Por no hablar de los muebles descoloridos. Pero, por otro lado, no es tan sencillo conseguir que un dnomo se mude cuando lleva, ¿cuánto?, como un año instalado en una casa. El pensamiento la hizo mirar hacia el rincón de Libnik, pero el pequeño no había vuelto aún de su paseo, a donde quiera que fuese en aquella casa diminuta.
—Sí, soy yo —respondió al elfo que entraba por la puerta.
Y entonces llegó el momento incómodo en que el tipo se quedaba mirando a la heroína en actitud adorante. Sólo que el tipo tenía los mismos ojos brillantes que la heroína, esos que resultaba difícil leer más allá del eterno destello, y no era adoración lo que desprendía el tono de su voz, sino reconocimiento.
La bruja lo invitó a entrar, tratando de corresponder a la actitud de él mientras buscaba en su memoria. Si tenía los ojos como los tenía, debía haber estado en aquella sala cuando pasó lo que pasó. Aquello no dejaba muchas opciones, pero, lamentablemente, Valeria había caído inconsciente al poco de entrar. Recordaba a Reivy y su hija, la elfa de Vincent y su amiga peluda, una especie de momia arrugada en el suelo y el tipo extraño de pelo y ojos negros. Lo cierto era que el que más se parecía al hombre que tenía delante era Vincent, y estaba razonablemente segura de que no se trataba de él.
Y, sin embargo, todo en él, desde su aire despistado hasta la masa de arcilla que lo seguía por la habitación, le resultaba extrañamente familiar. La masa tomó la forma de una silla y a la bruja le vino a la mente una rampa de arcilla entre dos cubiertas. ¿Era él? ¿Qué habría sido de Tatsuya? ¿La habría encontrado el mercenario? La vista de la bruja volvió momentáneamente al rincón de Libnik. Pero, finalmente, pareció que el tipo sólo buscaba a una alquimista.
—¿Piskies? —dijo Valeria intrigada mientras se sentaba junto a la mesa a examinar el polvillo de la bolsa—. Es polvo de hada —dijo casi al instante. No había visto tanto en un mismo recipiente, pero era fácil de reconocer—. Debía haber unos cuantos si conseguiste todo esto.
Tomó un pellizco y frotó sus dedos, dejando que cayera de nuevo sobre el resto formando destellos. Algunas partículas se desprendieron y flotaron por la mesa hasta depositarse sobre el cuchillo de plata que utilizaba para cortar ingredientes especialmente delicados. Valeria tomó el cuchillo entre las manos y observó las delicadas motas de polvo antes de continuar.
—Las propiedades del polvo de hada dependen mucho del tipo de criatura del que se desprende —explicó al elfo—, por eso no suele usarse como ingrediente en alquimia. Es difícil predecir el resultado. Pero me atrevería a afirmar —añadió balanceando ligeramente el cuchillo frente a su interlocutor— que este de aquí puede ser útil para localizar objetos valiosos. —Después, tomó la bolita que estaba junto al saquito de polvo con la mano libre— Curiosa presentación —dijo—. Está pensada para lanzarla contra una superficie firme. Al romperse, libera sus propiedades, que en este caso son…
Dejó la respuesta en el aire mientras aprovechaba el cuchillo de su otra mano para raspar ligeramente el borde. Vertió las raspaduras en un platillo y lo alzó hasta la altura de sus ojos. Lo olió, lo tocó con la yema de uno de sus dedos y, después, lamió el dedo con la punta de la lengua y saboreó con atención
—Tiene amortenttia, pero en una concentración muy pequeña. Diría que hay algo de rompespíritu también. —Permaneció pensativa un momento— No sabría decir con exactitud qué es lo que hace, pero sin duda está pensado para manipular de alguna manera la percepción o la voluntad de la persona que respire su aroma al romperse. Aunque, con estas concentraciones, el efecto no puede ser ni muy intenso ni muy duradero. Quizá sirva para salir de un apuro —concluyó con un guiño y una sonrisa pícara.
Finalmente, tomó en sus manos el saquito con las plantas. Lo sentía, claro que lo sentía y, si las había recogido durante el Midsummar, no era para menos. No quiso tocar las hierbas, por miedo a contaminarlas, así que se limitó a sacudir ligeramente el saquito para apreciar el aroma y el aspecto de los fragmentos que componían su contenido.
—Barrimorth —dijo inmediatamente—. También algo de inhibis, acruire… Son plantas curativas. Parece un cóctel muy potente. —Lo miró, seria— Tal vez sirva para…
Señaló sus ojos y los de él, no había necesidad de terminar la frase. Después, se levantó y fue hacia una alacena de la que sacó una cajita de madera. La colocó en la mesa, junto a los objetos que había traído el elfo y la abrió. Dentro había unas plantas que había tenido secando hasta aquella misma mañana, a la espera de poder utilizarlas.
—Yo también estuve recogiendo plantas durante el Midsummar —dijo—. Las mías son propias del sur, del Archipiélago. Las tuyas vienen de más al norte. Creo que, si las mezclamos, tendremos más posibilidades de que funcione. Ya sabes, la unión hace la fuerza y todo eso. —Dicho lo cual, procedió a mezclar y dividir el contenido de ambos recipientes. Con telequinesis, por supuesto, no fuera a contaminar su efecto—. Se toman en infusión —explicó—. Es muy fácil de preparar, una vez que tienes los ingredientes. Eso sí, te recomiendo que te purifiques de alguna manera antes de tomarla. Cuantas menos impurezas tenga que combatir, más potentes serán los efectos. —O eso esperaba— ¿Alguna cosa más?
Sí, había más, había negocio. ¿Un libro de plantas? Sin problema, si no te importa compartir tu polvo de hada y, quizá, una de aquellas bolitas misteriosas. ¿También una poción? Mejor aún, ya que el pedido le recordó que ella también necesitaba una. Ahorraba tiempo haciendo las dos a la vez y, a lo mejor, hasta se enteraba de qué había sido del brujo mercenario y, sobre todo, si aún tenía que guardarse las espaldas.
----------
OFF: Fabrico dos pociones, una para Anders y otra para mí
Anders paga generosamente 200 aeros, por lo que yo pago otros 40 y gano 4 pp en alquimia, ¡lo que me convierte en Maestra alquimista! ¡¡Muchísimas gracias a mis queridospatreons compradores!! Y gracias al elfo cute por el polvo de hada y la bomba floral <3 <3 <3
Nota: la parte en la que Reike mezcla las plantas de Anders con las suyas es puramente narrativa, para justificar que ambos tenemos varios tipos de plantas en nuestros saquitos.
—Sabes que Lovelace fue mi maestra, ¿cierto? —le dijo Valeria al estudiante justo después de guardarse los aeros que él acababa de pagarle.
—Sí, claro —respondió él con una sonrisa satisfecha en la cara mientras se guardaba los dos frasquitos de líquido que acababa de adquirir.
—Y sabes que, si intentas colarle esas pociones como tuyas, ella reconocerá mi toque y te pondrá un enorme suspenso en Alquimia, ¿no es así? —El chico la miró con los ojos muy abiertos y una expresión entre culpable y decepcionada— Venga ya, Alec —añadió ella—, es lo primero que explican en la primera sesión. La alquimia es como la cocina, cada uno tiene su toque, del mismo modo que la misma receta no les queda igual a dos cocineros distintos. No es posible que sea la primera vez que lo oyes.
—Lle-llegué tarde el primer día —dijo él.
—Qué se le va a hacer —dijo ella mientras lo acompañaba hasta la puerta—. Al menos, ahora tienes una muestra de cómo debería quedar la poción una vez que hayas terminado todo el proceso de elaboración.
Por supuesto, eso del toque se lo acababa de inventar. Era cierto que había ingredientes que podían sustituirse fácilmente por otros, lo que podía hacer que la misma elaboración presentase un color, sabor o textura ligeramente diferente. También era cierto que algunos alquimistas tendían a preferir un tipo de ingredientes sobre otros. Pero eso no era garantía suficiente para identificar al creador de una determinada poción. Lovelace podría sospechar que el chico había hecho trampa, pero no afirmarlo con rotundidad.
En cualquier caso, ahora que ya era, al menos en teoría, una adulta responsable, Valeria se sentía en la obligación de asegurar la rectitud de los alumnos de la Academia. O puede que le resultase divertido ver la cara que se les quedaba cuando los hacía dudar.
Aún estaba regocijándose en su travesura cuando la puerta se abrió con un crujido miserable, haciendo que se preguntara, no por primera vez, si le sería más económico arreglarlo o mudarse. Porque, claro, si ahora arreglaba el marco de la puerta, luego sería más visible, en comparación, la inclinación de la ventana o el descascarillado de la pared. Por no hablar de los muebles descoloridos. Pero, por otro lado, no es tan sencillo conseguir que un dnomo se mude cuando lleva, ¿cuánto?, como un año instalado en una casa. El pensamiento la hizo mirar hacia el rincón de Libnik, pero el pequeño no había vuelto aún de su paseo, a donde quiera que fuese en aquella casa diminuta.
—Sí, soy yo —respondió al elfo que entraba por la puerta.
Y entonces llegó el momento incómodo en que el tipo se quedaba mirando a la heroína en actitud adorante. Sólo que el tipo tenía los mismos ojos brillantes que la heroína, esos que resultaba difícil leer más allá del eterno destello, y no era adoración lo que desprendía el tono de su voz, sino reconocimiento.
La bruja lo invitó a entrar, tratando de corresponder a la actitud de él mientras buscaba en su memoria. Si tenía los ojos como los tenía, debía haber estado en aquella sala cuando pasó lo que pasó. Aquello no dejaba muchas opciones, pero, lamentablemente, Valeria había caído inconsciente al poco de entrar. Recordaba a Reivy y su hija, la elfa de Vincent y su amiga peluda, una especie de momia arrugada en el suelo y el tipo extraño de pelo y ojos negros. Lo cierto era que el que más se parecía al hombre que tenía delante era Vincent, y estaba razonablemente segura de que no se trataba de él.
Y, sin embargo, todo en él, desde su aire despistado hasta la masa de arcilla que lo seguía por la habitación, le resultaba extrañamente familiar. La masa tomó la forma de una silla y a la bruja le vino a la mente una rampa de arcilla entre dos cubiertas. ¿Era él? ¿Qué habría sido de Tatsuya? ¿La habría encontrado el mercenario? La vista de la bruja volvió momentáneamente al rincón de Libnik. Pero, finalmente, pareció que el tipo sólo buscaba a una alquimista.
—¿Piskies? —dijo Valeria intrigada mientras se sentaba junto a la mesa a examinar el polvillo de la bolsa—. Es polvo de hada —dijo casi al instante. No había visto tanto en un mismo recipiente, pero era fácil de reconocer—. Debía haber unos cuantos si conseguiste todo esto.
Tomó un pellizco y frotó sus dedos, dejando que cayera de nuevo sobre el resto formando destellos. Algunas partículas se desprendieron y flotaron por la mesa hasta depositarse sobre el cuchillo de plata que utilizaba para cortar ingredientes especialmente delicados. Valeria tomó el cuchillo entre las manos y observó las delicadas motas de polvo antes de continuar.
—Las propiedades del polvo de hada dependen mucho del tipo de criatura del que se desprende —explicó al elfo—, por eso no suele usarse como ingrediente en alquimia. Es difícil predecir el resultado. Pero me atrevería a afirmar —añadió balanceando ligeramente el cuchillo frente a su interlocutor— que este de aquí puede ser útil para localizar objetos valiosos. —Después, tomó la bolita que estaba junto al saquito de polvo con la mano libre— Curiosa presentación —dijo—. Está pensada para lanzarla contra una superficie firme. Al romperse, libera sus propiedades, que en este caso son…
Dejó la respuesta en el aire mientras aprovechaba el cuchillo de su otra mano para raspar ligeramente el borde. Vertió las raspaduras en un platillo y lo alzó hasta la altura de sus ojos. Lo olió, lo tocó con la yema de uno de sus dedos y, después, lamió el dedo con la punta de la lengua y saboreó con atención
—Tiene amortenttia, pero en una concentración muy pequeña. Diría que hay algo de rompespíritu también. —Permaneció pensativa un momento— No sabría decir con exactitud qué es lo que hace, pero sin duda está pensado para manipular de alguna manera la percepción o la voluntad de la persona que respire su aroma al romperse. Aunque, con estas concentraciones, el efecto no puede ser ni muy intenso ni muy duradero. Quizá sirva para salir de un apuro —concluyó con un guiño y una sonrisa pícara.
Finalmente, tomó en sus manos el saquito con las plantas. Lo sentía, claro que lo sentía y, si las había recogido durante el Midsummar, no era para menos. No quiso tocar las hierbas, por miedo a contaminarlas, así que se limitó a sacudir ligeramente el saquito para apreciar el aroma y el aspecto de los fragmentos que componían su contenido.
—Barrimorth —dijo inmediatamente—. También algo de inhibis, acruire… Son plantas curativas. Parece un cóctel muy potente. —Lo miró, seria— Tal vez sirva para…
Señaló sus ojos y los de él, no había necesidad de terminar la frase. Después, se levantó y fue hacia una alacena de la que sacó una cajita de madera. La colocó en la mesa, junto a los objetos que había traído el elfo y la abrió. Dentro había unas plantas que había tenido secando hasta aquella misma mañana, a la espera de poder utilizarlas.
—Yo también estuve recogiendo plantas durante el Midsummar —dijo—. Las mías son propias del sur, del Archipiélago. Las tuyas vienen de más al norte. Creo que, si las mezclamos, tendremos más posibilidades de que funcione. Ya sabes, la unión hace la fuerza y todo eso. —Dicho lo cual, procedió a mezclar y dividir el contenido de ambos recipientes. Con telequinesis, por supuesto, no fuera a contaminar su efecto—. Se toman en infusión —explicó—. Es muy fácil de preparar, una vez que tienes los ingredientes. Eso sí, te recomiendo que te purifiques de alguna manera antes de tomarla. Cuantas menos impurezas tenga que combatir, más potentes serán los efectos. —O eso esperaba— ¿Alguna cosa más?
Sí, había más, había negocio. ¿Un libro de plantas? Sin problema, si no te importa compartir tu polvo de hada y, quizá, una de aquellas bolitas misteriosas. ¿También una poción? Mejor aún, ya que el pedido le recordó que ella también necesitaba una. Ahorraba tiempo haciendo las dos a la vez y, a lo mejor, hasta se enteraba de qué había sido del brujo mercenario y, sobre todo, si aún tenía que guardarse las espaldas.
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OFF: Fabrico dos pociones, una para Anders y otra para mí
OBJETOS A CREAR | MATERIALES | |
---|---|---|
Poción de Salud Concentrada | [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana la herida más grave en pocos segundos. | 120 |
Poción de Salud Concentrada | [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana la herida más grave en pocos segundos. | 120 |
TOTAL | 240 |
Anders paga generosamente 200 aeros, por lo que yo pago otros 40 y gano 4 pp en alquimia, ¡lo que me convierte en Maestra alquimista! ¡¡Muchísimas gracias a mis queridos
Nota: la parte en la que Reike mezcla las plantas de Anders con las suyas es puramente narrativa, para justificar que ambos tenemos varios tipos de plantas en nuestros saquitos.
Reike
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
ACTUALIZADO
Profesión Usada: Alquimia y Arcanos
Título: Experto y Avanzado
Puntos Obtenidos: 7 (Alquimia) y 5 (Arcanos)
Transacción -335 aeros (Rauko), - 200 aeros (Anders), - 105 aeros (Reike)
Rauko y Anders obtienen 2 puntos de experiencia cada uno por uso del taller, Reike obtiene 4.
Fehu
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Off: No una compra sino una mini-respuesta al post-ote de Reike nada más. Porque... ¡porque puedo!
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—Oh sí. Unos cuantos no los define, fue... —abrí un poco los ojos, reminiscente de los miles de ellos—. Un montón. Como un enjambre.
Mi tranquilidad estaba solo justificada porque estaba más preparado para tener que desviar preguntas y armarme de paciencia con la alquimista una vez notase el brillo y empezase, pero no. Le brillaban también. Por un instante me tomó como una sorpresa.
Luego solo me hallé sintiéndome así: una serenidad lúgubre, recordando que lo que se supone ayudaría salió completamente mal por un movimiento mío sin medir, y una esperanza estúpida de que el mundo fuese a cooperar y las cosas fuesen a salir bien. Típica, ingenua y molesta inocencia. El último par de meses había encontrado desagradablemente cierto que el cinismo era el último refugio del optimista; aunque no estuviese aún ahí.
A decir verdad, no la había visto. En realidad... no había visto a casi nadie con la cabeza nublada. Pero no estaba herida, ni tenía... quemaduras, ni un rastro de nada, realmente. En cierta forma egoísta, me alegraba.
—Ya veo —me lleve la mano a la cara, observando el cuchillo. ¿Dependía del tipo de criatura? Sonaba irónico, no recordaba a los piskies localizando nada valioso, sino ocultándolo. Decidí salirme de mi cabeza y vi a la bruja más concentrado, asintiendo a lo de la amortenttia, lo cual había detectado con el mordisco. El rompespiritu no.
Su sospecha era tan buena como la mía, a juzgar solo por la amortenttia. Había oído de elixires con concentraciones más fuertes de eso, que seguro la mujer podría preparar. Corregí que el joven no me la había vendido, era tan buena como hizo ver. Por reflejo a su sonrisa, parpadeé y sonreí débilmente de vuelta.
Tal sonrisa se borró bajo asombro y seriedad. Lo primero por lo rápido que determinó que había barrimorth entre ello, diría que lo había adivinado, incluso. Lo segundo por... bueno. Le asentí de nuevo, más solemne. Atendí a su explicación y sugerencias sin quejas, hasta lo de la infusión.
«Huh». Yo pensaba masticármelas y tragarlo.
Guardé la bolsa, con eso ya listo mientras le comentaba del libro, estaba a punto de guardar la... cosa-bolita de plantas y el polvo, pero me parecía un trato justo. La verdad no era nada amenazante—todo lo contrario, me agradaba. ¿Me agradaba? Sí, tal vez, había algo en su voz, como tranquilizante, o simplemente grata de escuchar... o puede que solo fuese muy buena explicando y seleccionando palabras.
La compararía a tratar con una vampira de voz—y es que me había encontrado con demasiados de esos—, pero sin magia de por medio, algo natural. O tan practicado que lo pareciera. Sonreí para mí mismo y baje la mirada mientras se dedicaba a la poción. De esto estaría hablando el brujo.
—No tengo idea, sinceramente —comenté respecto a Tatsuya, con un suspiro—. Ese día... fue hace bastante tiempo, pero me estoy recordando de algunas cosas. Me sigue resultando increíble toda la información que conseguiste, en cierta forma lo salvaste. O nos —me encogí de hombros—, con eso de que... hmm, ¿tiraste a un hombre al agua...? Algo así. Llegamos a Sevindel y había una epidemia, así que fue como poner pie en tierra y salir por patas. Y luego la embarcación donde nos montamos estaba infectada también —reí un poco y le sonreí cansado, arrastrándome una mano por la cara—. Lamentablemente no pilló la infección, no, sigue vivo.
—Navegábamos a deriva... y casi nos matan. Casi nos matamos entre nosotros mismos —continué con un humor más apagado—. Hicimos varias locuras, blah, blah, blah. La cosa es- es.. sí, o sea, lo lógico es que no debe tenerte aprecio... por lo que sea que le hiciste. —alce las manos—, no intento insultarte. No pareces mala —las bajé lentamente, recostándome de forma más floja en la silla—. Viéndote... no me pareces muy distinta a la mayor parte del mundo.
—Así que imagino que fue un choque de intereses, nadie bueno, nadie malo, solo personas de deseos y objetivos similares... y él perdió. ¿Vida, verdad? —dije, con un deje exhausto—. Tatsuya es un infeliz. Seguro lo sabes. Yo también lo sé de primera mano —vi al techo, había intentado venderme luego de ayudarlo, después de todo—... así que te puede sorprender y parecer un chiste, pero ese egoísta desinteresado me salvó, sin dinero de por medio. Sin nada. Literalmente le puso la espalda a una flecha por... sigo sin saber porque.
Toqueteé la mesa rítmicamente con los dedos, en el orden meñique a indique, y apoyé la mano luego de una palmada para ponerme de pie.
—Aún si te recuerda, creo que puedes estar tranquila. No debe ser un ángel... dudo que vaya a serlo en su vida, pero cuanto menos, la última vez que lo vi era un hombre mejor. Y si no, oye... ¿no es muy sospechoso que haya estado pensando en ti todo este tiempo? —bromeé, tomando la poción una vez estuvo lista y guardándola en mi mochila para retirarme. Me detuve junto al marco de la puerta y alcé una mano—... Espero que la próxima vez que te vea los ojos no te brillen. Cuídate.
Mi tranquilidad estaba solo justificada porque estaba más preparado para tener que desviar preguntas y armarme de paciencia con la alquimista una vez notase el brillo y empezase, pero no. Le brillaban también. Por un instante me tomó como una sorpresa.
Luego solo me hallé sintiéndome así: una serenidad lúgubre, recordando que lo que se supone ayudaría salió completamente mal por un movimiento mío sin medir, y una esperanza estúpida de que el mundo fuese a cooperar y las cosas fuesen a salir bien. Típica, ingenua y molesta inocencia. El último par de meses había encontrado desagradablemente cierto que el cinismo era el último refugio del optimista; aunque no estuviese aún ahí.
A decir verdad, no la había visto. En realidad... no había visto a casi nadie con la cabeza nublada. Pero no estaba herida, ni tenía... quemaduras, ni un rastro de nada, realmente. En cierta forma egoísta, me alegraba.
—Ya veo —me lleve la mano a la cara, observando el cuchillo. ¿Dependía del tipo de criatura? Sonaba irónico, no recordaba a los piskies localizando nada valioso, sino ocultándolo. Decidí salirme de mi cabeza y vi a la bruja más concentrado, asintiendo a lo de la amortenttia, lo cual había detectado con el mordisco. El rompespiritu no.
Su sospecha era tan buena como la mía, a juzgar solo por la amortenttia. Había oído de elixires con concentraciones más fuertes de eso, que seguro la mujer podría preparar. Corregí que el joven no me la había vendido, era tan buena como hizo ver. Por reflejo a su sonrisa, parpadeé y sonreí débilmente de vuelta.
Tal sonrisa se borró bajo asombro y seriedad. Lo primero por lo rápido que determinó que había barrimorth entre ello, diría que lo había adivinado, incluso. Lo segundo por... bueno. Le asentí de nuevo, más solemne. Atendí a su explicación y sugerencias sin quejas, hasta lo de la infusión.
«Huh». Yo pensaba masticármelas y tragarlo.
Guardé la bolsa, con eso ya listo mientras le comentaba del libro, estaba a punto de guardar la... cosa-bolita de plantas y el polvo, pero me parecía un trato justo. La verdad no era nada amenazante—todo lo contrario, me agradaba. ¿Me agradaba? Sí, tal vez, había algo en su voz, como tranquilizante, o simplemente grata de escuchar... o puede que solo fuese muy buena explicando y seleccionando palabras.
La compararía a tratar con una vampira de voz—y es que me había encontrado con demasiados de esos—, pero sin magia de por medio, algo natural. O tan practicado que lo pareciera. Sonreí para mí mismo y baje la mirada mientras se dedicaba a la poción. De esto estaría hablando el brujo.
—No tengo idea, sinceramente —comenté respecto a Tatsuya, con un suspiro—. Ese día... fue hace bastante tiempo, pero me estoy recordando de algunas cosas. Me sigue resultando increíble toda la información que conseguiste, en cierta forma lo salvaste. O nos —me encogí de hombros—, con eso de que... hmm, ¿tiraste a un hombre al agua...? Algo así. Llegamos a Sevindel y había una epidemia, así que fue como poner pie en tierra y salir por patas. Y luego la embarcación donde nos montamos estaba infectada también —reí un poco y le sonreí cansado, arrastrándome una mano por la cara—. Lamentablemente no pilló la infección, no, sigue vivo.
—Navegábamos a deriva... y casi nos matan. Casi nos matamos entre nosotros mismos —continué con un humor más apagado—. Hicimos varias locuras, blah, blah, blah. La cosa es- es.. sí, o sea, lo lógico es que no debe tenerte aprecio... por lo que sea que le hiciste. —alce las manos—, no intento insultarte. No pareces mala —las bajé lentamente, recostándome de forma más floja en la silla—. Viéndote... no me pareces muy distinta a la mayor parte del mundo.
—Así que imagino que fue un choque de intereses, nadie bueno, nadie malo, solo personas de deseos y objetivos similares... y él perdió. ¿Vida, verdad? —dije, con un deje exhausto—. Tatsuya es un infeliz. Seguro lo sabes. Yo también lo sé de primera mano —vi al techo, había intentado venderme luego de ayudarlo, después de todo—... así que te puede sorprender y parecer un chiste, pero ese egoísta desinteresado me salvó, sin dinero de por medio. Sin nada. Literalmente le puso la espalda a una flecha por... sigo sin saber porque.
Toqueteé la mesa rítmicamente con los dedos, en el orden meñique a indique, y apoyé la mano luego de una palmada para ponerme de pie.
—Aún si te recuerda, creo que puedes estar tranquila. No debe ser un ángel... dudo que vaya a serlo en su vida, pero cuanto menos, la última vez que lo vi era un hombre mejor. Y si no, oye... ¿no es muy sospechoso que haya estado pensando en ti todo este tiempo? —bromeé, tomando la poción una vez estuvo lista y guardándola en mi mochila para retirarme. Me detuve junto al marco de la puerta y alcé una mano—... Espero que la próxima vez que te vea los ojos no te brillen. Cuídate.
Anders
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Observé a mi alrededor, buscando. ¿Había una persona durmiendo allí? No, no había nadie más. ¿Entonces por qué ella respondía con susurros? Miré las paredes. ¿Eran tan delgadas que fácilmente podrían escucharnos en las habitaciones contiguas? Tal vez, supuse, y despertar a los vecinos era algo que preferí evitar; nunca se sabía cuándo uno podría encontrarse con un lunático muy poderoso y de oídos sensibles que fuera capaz de enfurecerse y masacrar a todos con temible facilidad porque interrumpieron su sueño… Sé que eso suena poco probable, pero ya me había topado con cosas mucho, mucho, mucho más descabelladas en mi vida.
Asentí con la cabeza, una respuesta que ella no pudo ver dándome la espalda, y luego, de todos los lugares donde podría ponerme cómodo, mi mirada fue directa a la cama. ¿Estaba agotado? No recordaba haberlo estado hasta ese instante, de pronto demasiado consciente de lo tarde que era para seguir despierto.
–No, Rauko, no –reprendió Xana… Vale, Xana no dijo eso; no estaba allí. Fue la parte prudente de mi consciencia hablándome, imitando la voz que sabía que funcionaría mejor en mí.
Sacudí mi cabeza y me obligué a estar en la primera silla que encontré. Entonces esperé, totalmente en silencio, teniendo que recurrir cada tanto a mi extravagante imaginación para no aburrirme. También podría haber intentado hablar con la alquimista, pero no quería hacerle perder la concentración por nimiedades; su tamborileo era más importante. E imaginarme luchando contra una vaca bio-cibernética que disparaba rayos de luz roja de las ubres podía ser bastante entretenido.
Pero la batalla imaginaria acabó abruptamente cuando fui consciente de que no podría vencerla sin ayuda, y que mis posibles aliados no me ayudarían cuando ni siquiera me recordaban. Eso me hizo pensar, darme cuenta de que podría aprovechar la oportunidad para pedirle a la alquimista algo más.
Saqué un par de bolsas de un bolsillo de mi capa y hablé con mi adorable voz de falsete.
–La vaca… –Cerré la boca. Tal vez explicarle cómo llegué a hacerle otro pedido no era necesario–. Tengo polvos mágicos. Puedo darte uno gratis si sabes cómo hacer más… –Eso, por algún motivo, no sonaba del todo bien–. Quiero decir, hay personas que no… no me recuerdan, no me recuerdan por algo que no comprendo del todo, pero puedo hacer que recuperen la memoria gracias al polvito que tengo. Sin embargo, son varias personas y no tengo tanto del polvo para todos ellos. Por eso… –Me levanté y, cuidando que no me viera el rostro, coloqué las dos bolsas en una esquina de su mesa–. Una contiene el polvo del que te hablo. La otra… –continué cuando volví a sentarme– contiene polvo de hada, proveniente de piskies, y puedo pagarte con este si puedes fabricar más del que necesito, o si puedes decirme cómo conseguir más.
Asentí con la cabeza, una respuesta que ella no pudo ver dándome la espalda, y luego, de todos los lugares donde podría ponerme cómodo, mi mirada fue directa a la cama. ¿Estaba agotado? No recordaba haberlo estado hasta ese instante, de pronto demasiado consciente de lo tarde que era para seguir despierto.
–No, Rauko, no –reprendió Xana… Vale, Xana no dijo eso; no estaba allí. Fue la parte prudente de mi consciencia hablándome, imitando la voz que sabía que funcionaría mejor en mí.
Sacudí mi cabeza y me obligué a estar en la primera silla que encontré. Entonces esperé, totalmente en silencio, teniendo que recurrir cada tanto a mi extravagante imaginación para no aburrirme. También podría haber intentado hablar con la alquimista, pero no quería hacerle perder la concentración por nimiedades; su tamborileo era más importante. E imaginarme luchando contra una vaca bio-cibernética que disparaba rayos de luz roja de las ubres podía ser bastante entretenido.
Pero la batalla imaginaria acabó abruptamente cuando fui consciente de que no podría vencerla sin ayuda, y que mis posibles aliados no me ayudarían cuando ni siquiera me recordaban. Eso me hizo pensar, darme cuenta de que podría aprovechar la oportunidad para pedirle a la alquimista algo más.
Saqué un par de bolsas de un bolsillo de mi capa y hablé con mi adorable voz de falsete.
–La vaca… –Cerré la boca. Tal vez explicarle cómo llegué a hacerle otro pedido no era necesario–. Tengo polvos mágicos. Puedo darte uno gratis si sabes cómo hacer más… –Eso, por algún motivo, no sonaba del todo bien–. Quiero decir, hay personas que no… no me recuerdan, no me recuerdan por algo que no comprendo del todo, pero puedo hacer que recuperen la memoria gracias al polvito que tengo. Sin embargo, son varias personas y no tengo tanto del polvo para todos ellos. Por eso… –Me levanté y, cuidando que no me viera el rostro, coloqué las dos bolsas en una esquina de su mesa–. Una contiene el polvo del que te hablo. La otra… –continué cuando volví a sentarme– contiene polvo de hada, proveniente de piskies, y puedo pagarte con este si puedes fabricar más del que necesito, o si puedes decirme cómo conseguir más.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Imitando al cliente andersito que llegó después de mí pero que se fue antes que yo, mostrando así lo poco lineal del tiempo en los talleres, continúo mi post anterior, esta vez para reclamar tus polvos mágicos que amablemente me vendes gratis ◕‿◕ Y aprovecho para darte polvo de hada, porque sí, y porque no necesito ese polvo cuando me gané algo mucho mejor: ¡la valiosa amistad de los piskies!
Rauko
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Entre el borboteo de las pociones y el suave rasgado de la pluma sobre el pergamino, Valeria se había relajado hasta el punto de que casi había olvidado que no se encontraba sola en la habitación. La voz de falsete del desconocido, sin embargo, no la sobresaltó, sino que produjo un suave cosquilleo en su nuca. Seguido por una expresión de desconcierto: ¿Vaca?, ¿qué vaca? Estaba razonablemente segura de que no había una vaca en la habitación y, mirando por la ventana… lo cierto es que estaba demasiado oscuro para que ella pudiera determinar si había alguna vaca fuera, así que se encogió mentalmente de hombros asumiendo que, sencillamente, el hombre tenía mejor vista.
Pero, entonces, el tipo cambió abruptamente de tema. ¿Polvos mágicos? La noche se estaba tornando tan extraña, que Val consideró la posibilidad de haberse quedado dormida sobre el escritorio. El ambiente tenía ese halo onírico que una esperaba encontrar en los sueños, después de todo.
Aquel en concreto se tornó inquietantemente introspectivo cuando el desconocido comenzó a hablar de hacer recordar a las personas de su vida. ¿Qué intentaba decirle aquel sueño? ¿Que estaba sola, que era hora de hacer amigos de verdad y no depender únicamente de contactos y personas de interés? Ella ya tenía una amiga. O eso creía. Es decir, siempre la había considerado su amiga aunque, teniendo en cuenta cómo habían ido las cosas la última vez que se habían visto, no tenía del todo claro si seguían siéndolo o si alguna vez lo fueron.
«Aaaarg, demasiado confuso», pensó y decidió concentrarse en la parte física y atajable del sueño. Abrió la bolsita que le había indicado el desconocido y la examinó. Lo primero que notó era que aquel polvo le resultaba extrañamente familiar. No era para extrañarse, tratándose de un sueño.
Se levantó del escritorio y se acercó al baúl donde guardaba sus pertenencias. Por si acaso todo aquello no era un sueño, tomó la precaución de sacar las pociones del fuego, pues ya estaban listas (o lo estarían en el mundo físico), y poner a buen recaudo la bolsa de monedas que había entregado antes el cliente. No tardó en encontrar lo que buscaba. Lo había guardado en el baúl porque ya no necesitaba llevarlo encima, pero no lo había olvidado del todo (como evidenciaba el hecho de que estuviera soñando con ello). Llevó la bolsita a la mesa y comparó el interior con el del forastero. Definitivamente, se trataba del mismo tipo de polvo.
—Tendría que examinarlo y hacerle algunas pruebas para ser capaz de fabricar más —explicó aún en susurros—, pero casualmente tengo un par de dosis por aquí listas para llevar.
Cuando el desconocido se marchó con sus polvos y su veneno, Valeria se quedó contemplando el saquito de polvo de hada, preguntándose qué simbolizaba. Meditando sobre el sueño, no tardaría en quedarse dormida, por fin.
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OFF: Le vendo a Rauko dos dosis de Polvos del Recuerdo de mi inventario (por lo que no gasto nadita en materiales) y le cobro 0 aeros. Porque a lo agentes oníricos no se les cobra. Acepto con humildad y agradecimiento su generosa regalo. Que los piskies te traigan felicidad y alegría <3 <3 <3
Pero, entonces, el tipo cambió abruptamente de tema. ¿Polvos mágicos? La noche se estaba tornando tan extraña, que Val consideró la posibilidad de haberse quedado dormida sobre el escritorio. El ambiente tenía ese halo onírico que una esperaba encontrar en los sueños, después de todo.
Aquel en concreto se tornó inquietantemente introspectivo cuando el desconocido comenzó a hablar de hacer recordar a las personas de su vida. ¿Qué intentaba decirle aquel sueño? ¿Que estaba sola, que era hora de hacer amigos de verdad y no depender únicamente de contactos y personas de interés? Ella ya tenía una amiga. O eso creía. Es decir, siempre la había considerado su amiga aunque, teniendo en cuenta cómo habían ido las cosas la última vez que se habían visto, no tenía del todo claro si seguían siéndolo o si alguna vez lo fueron.
«Aaaarg, demasiado confuso», pensó y decidió concentrarse en la parte física y atajable del sueño. Abrió la bolsita que le había indicado el desconocido y la examinó. Lo primero que notó era que aquel polvo le resultaba extrañamente familiar. No era para extrañarse, tratándose de un sueño.
Se levantó del escritorio y se acercó al baúl donde guardaba sus pertenencias. Por si acaso todo aquello no era un sueño, tomó la precaución de sacar las pociones del fuego, pues ya estaban listas (o lo estarían en el mundo físico), y poner a buen recaudo la bolsa de monedas que había entregado antes el cliente. No tardó en encontrar lo que buscaba. Lo había guardado en el baúl porque ya no necesitaba llevarlo encima, pero no lo había olvidado del todo (como evidenciaba el hecho de que estuviera soñando con ello). Llevó la bolsita a la mesa y comparó el interior con el del forastero. Definitivamente, se trataba del mismo tipo de polvo.
—Tendría que examinarlo y hacerle algunas pruebas para ser capaz de fabricar más —explicó aún en susurros—, pero casualmente tengo un par de dosis por aquí listas para llevar.
Cuando el desconocido se marchó con sus polvos y su veneno, Valeria se quedó contemplando el saquito de polvo de hada, preguntándose qué simbolizaba. Meditando sobre el sueño, no tardaría en quedarse dormida, por fin.
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OFF: Le vendo a Rauko dos dosis de Polvos del Recuerdo de mi inventario (por lo que no gasto nadita en materiales) y le cobro 0 aeros. Porque a lo agentes oníricos no se les cobra. Acepto con humildad y agradecimiento su generosa regalo. Que los piskies te traigan felicidad y alegría <3 <3 <3
Reike
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Fehu
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
“Por favor, ven a visitarme a Ciudad Lagarto. Necesito con celeridad una serie de productos que sólo tú sabes fabricar y mis obligaciones diarias me impiden ir hasta donde estas. Los gastos de viaje y hospedaje corren por mi cuenta. M.O.”
Era la breve nota que llegaría atada en la pata de una paloma hasta las manos de Reike. No ocurría seguido, pero en más de una oportunidad Matthew había demostrado habilidad para poder saber donde se encontraba la Hechicera ¿Acaso la espiaba? Podría ser, podría ser ¿Cómo decía el dicho? Ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca. De ser así, Owens debería hasta dormir en la misma cama que Valeria, o Reirei como le decía cuando quería molestarla.
La dirección donde estaba previsto el encuentro sería en la casa de Matt, ahora parcialmente reconstruida luego de que tuviera que soportar un ataque de ira por parte de su propietario. Habitaciones, cocina y baño estaban reparados y funcionales, el comedor aún tenía papeles en donde aún no habían reemplazado los vidrios rotos y casi no tenía muebles, pero por lo demás estaba bien. Del vivero no quedaba ni el recuerdo, era una zona destruida hasta los cimientos.
Matthew llegaría por la noche, ya que aún no podía salir mientras hubiese luz.
-Buenas noches Reike ¿Pudiste instalarte bien? ¿Estás cómoda para trabajar? Dime si te falta algo y mandaré a alguien a que lo consiga - El Estafador se presentó como siempre, de punta en blanco, sonriendo encantador para su visita - Tengo una lista de venenos que necesito que me prepares, sí eres tan amable. Tomate el tiempo que gustes, de todos modos no estoy utilizando esta casa por el momento - Miro alrededor, sintiéndose aún incómodo de estar allí.
Sacó un papel que tenía doblado ocho veces, sólo porque así tardaría más tiempo en desdoblarlo y le encantaba jugar con los tiempos.
-Labial de Vampiro, Toque Paralizante, Rocío de ortiga, Toque de sopor, Veneno de el Blanco y Pesadilla embotellada.... Eso es todo, hasta ahí llega el presupuesto que me permiten para venenos - Volvió a doblar el papel igual número de veces y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta - Dejaré a dos empleados, úsalos a tu conveniencia. Y los trabajadores que se están encargando de reparar la casa no vendrán mientras estés aquí, supuse que todo ese ruido no sería bueno para que te concentres -
No lo estaba diciendo de modo directo, pero daba a entender que él no estaría durante todo el proceso. En parte porque no toleraba estar en esa casa, pero además ya podía imaginarse la cara que pondría Hadden sí se enteraba que se quedaba a dormir en la misma vivienda que la hechicera.
-¿Hay algo que necesites y que me haya olvidado, Querida? - Preguntó sonriendo como todo un anfitrión.
Matthew Owens
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
La nota era breve y directa, aunque poco informativa. Por un breve periodo de tiempo, Valeria se planteó la posibilidad de responder con una negativa. «Sólo porque tú lo necesites no significa que yo vaya a estar disponible para cumplir tus expectativas, Matthew Owens». Por otro lado, empezaba con un “por favor”, el verbo “necesitar” lo colocaba a él en situación de desventaja y los gastos corrían por su cuenta. ¿Qué podía ir mal?
Aparte del hecho de que la última vez que se acercó a Ciudad Lagarto tuvo que salir corriendo perseguida por unos lunáticos que querían arrancarle los ojos para vendérselos a vaya usted a saber qué clase de médico pirado. Minucias. Después de todo, sus ojos habían dejado de brillar como faroles. ¿Qué otra cosa podía ir mal?
Así que allá fue. Con todo el lujo, por supuesto. Pagaba Owens.
El recibimiento fue… extraño. La llevaron a una bonita casa en las afueras (bonita, salvo por algunos desperfectos a medio reparar) y le anunciaron que el Virrey llegaría en la noche. De haberse tratado de otro hombre, la bruja habría sospechado que estuviera buscando otro tipo de servicios. Irónico que un tipo como Matthew Owens fuese a inspirar confianza en ese sentido. Demasiada, de hecho, lo contrario lo haría más manejable.
El bien equipado laboratorio que le presentaron después de instalarse y asearse le confirmó lo que ya imaginaba. El hombre debía de conocer arcanistas de sobra, mucho mejores que ella, lo que significaba que necesitaba cocinera. ¿Para un pedido concreto o esperaba que semejante despliegue la animase a quedarse por allí? En fin, lo mismo daba lo que él esperase, ella la había estado a disposición de un estafador y no tenía ninguna gana de enredarse más de lo necesario con otro. ¡Aunque estuviera al mando de toda una ciudad!
—Perfectamente bien, gracias —respondió con una sonrisa cuando el hombre se dignó a pasarse por allí—. El lugar está perfectamente equipado, pero no sabré si falta algo hasta que me cuentes qué quieres que te cocine, encanto.
Observó con calma al hombre mientras este desdoblaba metódicamente aquel ridículo pedazo de papel que seguramente se sabía de memoria. No se molestó en disimular, sabía que a él le gustaba que lo miraran y no tenía inconveniente en darle ese gusto. Se lo veía algo pálido, ¿tendría algo que ver con lo de no presentarse hasta la noche? Tendría que estar atenta a los chismorreos.
Le soltó una buena lista de venenos. ¿Para qué los quería? No era de su incumbencia. Con saber cómo protegerse de ellos en el caso de que alguno virase en su dirección tenía suficiente. Los negocios eran los negocios. Y tal parecía que aquello iba a ser todo. «¿Nada de jueguitos? Qué pena».
—Descuida, encanto. Prepararé una lista de ingredientes para esos empleados tuyos y me pondré a ello por la mañana —dijo. Después amplió su sonrisa y entrecerró los ojos antes de añadir—: Me invitarás a cenar, supongo. Para ponernos al día.
----------
OFF: Fabrico los siguientes venenos para Owens:
El resto del pedido va en el siguiente post.
Aparte del hecho de que la última vez que se acercó a Ciudad Lagarto tuvo que salir corriendo perseguida por unos lunáticos que querían arrancarle los ojos para vendérselos a vaya usted a saber qué clase de médico pirado. Minucias. Después de todo, sus ojos habían dejado de brillar como faroles. ¿Qué otra cosa podía ir mal?
Así que allá fue. Con todo el lujo, por supuesto. Pagaba Owens.
El recibimiento fue… extraño. La llevaron a una bonita casa en las afueras (bonita, salvo por algunos desperfectos a medio reparar) y le anunciaron que el Virrey llegaría en la noche. De haberse tratado de otro hombre, la bruja habría sospechado que estuviera buscando otro tipo de servicios. Irónico que un tipo como Matthew Owens fuese a inspirar confianza en ese sentido. Demasiada, de hecho, lo contrario lo haría más manejable.
El bien equipado laboratorio que le presentaron después de instalarse y asearse le confirmó lo que ya imaginaba. El hombre debía de conocer arcanistas de sobra, mucho mejores que ella, lo que significaba que necesitaba cocinera. ¿Para un pedido concreto o esperaba que semejante despliegue la animase a quedarse por allí? En fin, lo mismo daba lo que él esperase, ella la había estado a disposición de un estafador y no tenía ninguna gana de enredarse más de lo necesario con otro. ¡Aunque estuviera al mando de toda una ciudad!
—Perfectamente bien, gracias —respondió con una sonrisa cuando el hombre se dignó a pasarse por allí—. El lugar está perfectamente equipado, pero no sabré si falta algo hasta que me cuentes qué quieres que te cocine, encanto.
Observó con calma al hombre mientras este desdoblaba metódicamente aquel ridículo pedazo de papel que seguramente se sabía de memoria. No se molestó en disimular, sabía que a él le gustaba que lo miraran y no tenía inconveniente en darle ese gusto. Se lo veía algo pálido, ¿tendría algo que ver con lo de no presentarse hasta la noche? Tendría que estar atenta a los chismorreos.
Le soltó una buena lista de venenos. ¿Para qué los quería? No era de su incumbencia. Con saber cómo protegerse de ellos en el caso de que alguno virase en su dirección tenía suficiente. Los negocios eran los negocios. Y tal parecía que aquello iba a ser todo. «¿Nada de jueguitos? Qué pena».
—Descuida, encanto. Prepararé una lista de ingredientes para esos empleados tuyos y me pondré a ello por la mañana —dijo. Después amplió su sonrisa y entrecerró los ojos antes de añadir—: Me invitarás a cenar, supongo. Para ponernos al día.
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OFF: Fabrico los siguientes venenos para Owens:
OBJETOS A CREAR | MATERIALES | PRECIO FINAL | |
---|---|---|---|
Rocío de Ortiga | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado. | 70 | 100 |
Toque de Sopor | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Gel amarillento que, al aplicarse en un arma, permite que envenene al herir. El afectado sentirá un intenso calor que le hará comenzar a marearse. Mientras más persista combatiendo, más mareado se sentirá, hasta caer inconsciente. Dura 10 minutos en el arma. | 70 | 100 |
Veneno de El Blanco | [Veneno, Limitado, 2 Usos] Líquido blanquecino, insípido e inodoro que, al ser bebido, hará que la persona olvide por completo los hechos de la última semana. El efecto dura 1 hora. | 70 | 100 |
TOTAL | 210 | 300 |
El resto del pedido va en el siguiente post.
Reike
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Elaborar venenos entrañaba ciertos riesgos. Se manejaban sustancias peligrosas y, si una era descuidada en su manipulación, podía sufrir algún accidente en el proceso. Sin embargo, más allá de evitar salpicaduras y mantener la nariz alejada de mezclas reactivas, no requería tanta concentración en el detalle como otras pociones. Sí, sin duda, era importante que el preparado cumpliera su función, pero a quién le importaba que un veneno urticante resultara ligeramente más urticante.
Quizá el labial fuera el más delicado. Ahí sí que había que tener cuidado con las proporciones. No convenía que actuase demasiado rápido o con demasiada intensidad. También era el que mayor tiempo de reposo requería. Razones ambas por las que decidió, mientras desayunaba el primer día, que empezaría por ahí. Eso también daría tiempo a sus nuevos recaderos (¡no pensaba enseñarles sus trucos de elaboración, ni para quitarse trabajo de encima!) para hacerse con los ingredientes más difíciles de encontrar.
No estuvo mucho tiempo en la “ciudad”, después de todo. Mientras decoccían las ortigas, tuvo tiempo de sobra para encargarse de los venenos adormecedor y de olvido. Esos estuvieron listos el primer día, aunque el líquido blanquecino de olvido tendría que reposar un par de ellos más.
El segundo día, terminó el labial y el veneno paralizante y, el último día, envió a los dos empleados a descansar. Miraban con demasiada atención sus preparativos y no sentía ningún deseo de mostrarles más de lo necesario. Si Owens quería más de ese gas alucinógeno, tendría que comprárselo a ella.
—Siempre es un placer hacer negocios contigo, encanto —dijo con una amplia sonrisa cuando se despidió del virrey.
----------
OFF: Resto del pedido de Owens a continuación:
El precio total que le cobro a Matt por los 6 venenos son 810 aeros, lo que me deja a mí un beneficio de 260. Gracias, encanto, por tus compras.
Quizá el labial fuera el más delicado. Ahí sí que había que tener cuidado con las proporciones. No convenía que actuase demasiado rápido o con demasiada intensidad. También era el que mayor tiempo de reposo requería. Razones ambas por las que decidió, mientras desayunaba el primer día, que empezaría por ahí. Eso también daría tiempo a sus nuevos recaderos (¡no pensaba enseñarles sus trucos de elaboración, ni para quitarse trabajo de encima!) para hacerse con los ingredientes más difíciles de encontrar.
No estuvo mucho tiempo en la “ciudad”, después de todo. Mientras decoccían las ortigas, tuvo tiempo de sobra para encargarse de los venenos adormecedor y de olvido. Esos estuvieron listos el primer día, aunque el líquido blanquecino de olvido tendría que reposar un par de ellos más.
El segundo día, terminó el labial y el veneno paralizante y, el último día, envió a los dos empleados a descansar. Miraban con demasiada atención sus preparativos y no sentía ningún deseo de mostrarles más de lo necesario. Si Owens quería más de ese gas alucinógeno, tendría que comprárselo a ella.
—Siempre es un placer hacer negocios contigo, encanto —dijo con una amplia sonrisa cuando se despidió del virrey.
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OFF: Resto del pedido de Owens a continuación:
OBJETOS A CREAR | MATERIALES | PRECIO FINAL | |
---|---|---|---|
Labial de Vampiro | [Veneno, Limitado, 2 Usos] Crema que, al entrar en contacto con tejido de mucosas, causará que el afectado caiga dormido en menos de 2 minutos. No tiene efecto si la persona tiene una hoja de menta dentro de su boca (ej: para que no te afecte a ti mismo). Se puede limpiar con agua. | 120 | 180 |
Toque Paralizante | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Esencia que, aplicada a un arma, hace que envenene al herir. El veneno, tras entrar al sistema, paralizará en cosa de segundos al afectado por un turno (el afectado puede moverse, pero muy lento). Cualquier objetivo afectado se vuelve inmune por una hora. El veneno se diluye del arma a los 10 minutos o tras afectar a 2 personas. | 120 | 180 |
Pesadilla Embotellada | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno. | 100 | 150 |
TOTAL | 340 | 510 |
El precio total que le cobro a Matt por los 6 venenos son 810 aeros, lo que me deja a mí un beneficio de 260. Gracias, encanto, por tus compras.
Reike
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Matthew obtiene 2 puntos de experiencia cada uno por uso del taller y Reike, 4.
Fehu
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Me encanta irme de compras, la sensación de emoción que te da el intercambiar dinero por cositas es maravillosa.
-¡Día de compras obsesivas compulsivas!- dije emocionada pensando en lo absurdo que sonaba eso; se notaba que se acercaban días festivos.
Tenía que pensar en mis prioridades, porque por desgracia no tengo dinero infinito pero ... A ver ¿Cuáles son mis necesidades? Ninguna ¿Y qué me quiero comprar? ¡¡¡Absolutamente todo!!!
No pude evitar reirme en mis adentros y negar con la cabeza pensando que soy un caso serio.
En esta oportunidad quería hacerme con cositas de alquimia. Tenía conocimientos muy básicos al respecto pero pensé que podría ser bien interesante aprender más de eso y tal vez conseguir algún veneno bien malvado para mis agujas. No estaba muy segura de lo que quería pero como estaba en modo compradora compulsiva dejaría que las personas me ofrecieran y si sonaba suficientemente interesante les compraría todo.
-Aaaaw esto es muy divertido- dije mientras viajaba en busca de maestros alquimistas.
Me hablaron de una personita que tenía buenos precios; y recetitas interesantes, únicas y especiales. ¡Hay que buscarla!
Fui con Pelusa y después me dirigí yo solita a este encuentro con la joven, toqué la puerta y esperé a que alguien me atendiera.
-Hola, un placer, me llamo Magazubi, puedes decirme Maga si gustas- hice una pequena reverencia para saludar -Me dijeron que aquí se encuentra una de las personas más capacitadas para hacer pociones, venenos y cositas alquimista de todo el mundo-.
-Quiero comprar esto... y esto, y esto otrooo- dije para luego llevar mis manos a los cachetes y apretarlos un poco -No, no, mejor esto y esto- vi otra cosita interesante -¡¡Ufff!! Y ese liquidito, quiero como 20 de esos-.
Tomé aire profundamente y luego traté de organizar las ideas -Okey, okey, ya lo tengo, la orden final... Quiero el venenito paralizante, el combito de las 3 medicinas multiuso y y y ... la pesadilla embotellada. Esa es toda la orden- dije para luego pensar que podría ser útil aprender alguna recetita de alguien que sabe tanto del tema.
-Ehmm- empecé a balancearme de un ladito a otro -¿Será que podrías enseñarme a hacer la medicina multiuso? Porfis-
-¡Día de compras obsesivas compulsivas!- dije emocionada pensando en lo absurdo que sonaba eso; se notaba que se acercaban días festivos.
Tenía que pensar en mis prioridades, porque por desgracia no tengo dinero infinito pero ... A ver ¿Cuáles son mis necesidades? Ninguna ¿Y qué me quiero comprar? ¡¡¡Absolutamente todo!!!
No pude evitar reirme en mis adentros y negar con la cabeza pensando que soy un caso serio.
En esta oportunidad quería hacerme con cositas de alquimia. Tenía conocimientos muy básicos al respecto pero pensé que podría ser bien interesante aprender más de eso y tal vez conseguir algún veneno bien malvado para mis agujas. No estaba muy segura de lo que quería pero como estaba en modo compradora compulsiva dejaría que las personas me ofrecieran y si sonaba suficientemente interesante les compraría todo.
-Aaaaw esto es muy divertido- dije mientras viajaba en busca de maestros alquimistas.
Me hablaron de una personita que tenía buenos precios; y recetitas interesantes, únicas y especiales. ¡Hay que buscarla!
Fui con Pelusa y después me dirigí yo solita a este encuentro con la joven, toqué la puerta y esperé a que alguien me atendiera.
-Hola, un placer, me llamo Magazubi, puedes decirme Maga si gustas- hice una pequena reverencia para saludar -Me dijeron que aquí se encuentra una de las personas más capacitadas para hacer pociones, venenos y cositas alquimista de todo el mundo-.
-Quiero comprar esto... y esto, y esto otrooo- dije para luego llevar mis manos a los cachetes y apretarlos un poco -No, no, mejor esto y esto- vi otra cosita interesante -¡¡Ufff!! Y ese liquidito, quiero como 20 de esos-.
Tomé aire profundamente y luego traté de organizar las ideas -Okey, okey, ya lo tengo, la orden final... Quiero el venenito paralizante, el combito de las 3 medicinas multiuso y y y ... la pesadilla embotellada. Esa es toda la orden- dije para luego pensar que podría ser útil aprender alguna recetita de alguien que sabe tanto del tema.
-Ehmm- empecé a balancearme de un ladito a otro -¿Será que podrías enseñarme a hacer la medicina multiuso? Porfis-
OBJETOS A COMPRAR | AEROS | |
---|---|---|
Toque Paralizante | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Esencia que, aplicada a un arma, hace que envenene al herir. El veneno, tras entrar al sistema, paralizará en cosa de segundos al afectado por un turno (el afectado puede moverse, pero muy lento). Cualquier objetivo afectado se vuelve inmune por una hora. El veneno se diluye del arma a los 10 minutos o tras afectar a 2 personas. | 180 |
Medicina Multipropósito | [Elixir, Consumible] Analgésico, antiséptico, antibiótico y desinfectante todo en uno en base a hierbas. Puede ayudar con varias enfermedades. Se fabrican 3 por el costo de producción. | 30 |
Medicina Multipropósito | [Elixir, Consumible] Analgésico, antiséptico, antibiótico y desinfectante todo en uno en base a hierbas. Puede ayudar con varias enfermedades. Se fabrican 3 por el costo de producción. | 30 |
Medicina Multipropósito | [Elixir, Consumible] Analgésico, antiséptico, antibiótico y desinfectante todo en uno en base a hierbas. Puede ayudar con varias enfermedades. Se fabrican 3 por el costo de producción. | 30 |
Pesadilla Embotellada | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno. | 150 |
TOTAL | 420 |
______
Off
Aproveché la oferta de 3 por el descuento y ehmm pido a ver si me puedes enseñar a hacer la medicina multipropósito
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Aproveché la oferta de 3 por el descuento y ehmm pido a ver si me puedes enseñar a hacer la medicina multipropósito
- porfis:
Magazubi
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
Al final, iba a tener que hacerse con un taller de verdad. Eso fue lo que se dijo Valeria mientras observaba los frascos de muestras que había colocado encima del escritorio de su habitación.
A decir verdad, Valeria nunca se había planteado realmente abrir su propio negocio. Simplemente, se había ido corriendo la voz de que ofrecía remedios de diversa índole y, poco a poco, había ido aumentando la cantidad de clientela y la variedad de productos solicitados.
Incluso había tenido ocasión de practicar sus conocimientos arcanos en el proceso y había que reconocer que se había vuelto muy competente en la materia. Quién lo hubiera dicho con sus nulas habilidades para el dibujo. Bueno, técnicamente, las runas eran una forma de escritura, por lo que se trataba de escribir, no de dibujar, pero aún así, le había costado lo suyo.
En estas estaba cuando llamaron a la puerta. Al abrirla, se encontró con una bonita y educada muchacha. No debía del ser alumna del Hekshold, esos diablillos malcriados jamás le habían dedicado una reverencia. Luego vino la adulación y la bruja se permitió un breve asentimiento aprobador: la muchacha sabía cómo tratar a la gente para ganarse un descuento. Si seguía por ese camino, iba a tener que ponerse en guardia y todo.
—Buenos días, Magazubi. —Por supuesto que no iba a usar un diminutivo con una muchacha que acababa de conocer. Una se confiaba con una carita inocente y una mente despierta y le desaparece la bolsa en menos de lo que se dice thomyr. Y lo sabía por que lo había hecho. Birlar la bolsa, no confiarse—. Yo me llamo Valeria. ¿En qué puedo ayudarte?
Y entonces, la joven vio el despliegue sobre el escritorio y Val empezó a preguntarse si realmente era tan espabilada como la había juzgado inicialmente. Al menos no le dio por toquetear sustancias potencialmente peligrosos, eso era un punto a favor de la chiquilla.
—Em, de acuerdo, ¿por qué no? —respondió cuando la muchacha hubo sofrenado su ataque hiperactivo. Después de todo, si iba a andar con venenos, no le vendría mal aprender a elaborar algún remedio y ese no era particularmente complejo—. Tengo que prepararlo igualmente, no me supone ningún problema que atiendas al proceso. Siempre que mantengas las manos a la espalda y no toques lo que no debes.
Con un gesto casi perezoso de la mano, Valeria hizo que los frascos de muestras se apartaran del centro del escritorio para dejar espacio suficiente para ponerse a trabajar. Pronto fue evidente que la muchacha ya tenía algún conocimiento en el arte de la alquimia y, casi sin darse cuenta, se encontró a si misma explicándole el proceso de elaboración del siguiente producto. Sólo por la curiosidad de hasta donde llegaba su nivel, por supuesto. Valeria Reike no era ninguna blanda.
En aquel momento, oyó a Zero saludar a Doña Asunta en la planta baja.
No, no era ninguna blanda, maldita sea.
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OFF: Pedido de Maga (porque la user se permite más confianzas que la PJ xD):
Además del pedido, enseño a Maga las recetas Medicina Multipropósito y, ya que estamos puestas y tiene el nivel, también Pesadilla Embotellada. Sólo le cobro el pedido, por lo que obtengo un beneficio de 125 aeros.
A decir verdad, Valeria nunca se había planteado realmente abrir su propio negocio. Simplemente, se había ido corriendo la voz de que ofrecía remedios de diversa índole y, poco a poco, había ido aumentando la cantidad de clientela y la variedad de productos solicitados.
Incluso había tenido ocasión de practicar sus conocimientos arcanos en el proceso y había que reconocer que se había vuelto muy competente en la materia. Quién lo hubiera dicho con sus nulas habilidades para el dibujo. Bueno, técnicamente, las runas eran una forma de escritura, por lo que se trataba de escribir, no de dibujar, pero aún así, le había costado lo suyo.
En estas estaba cuando llamaron a la puerta. Al abrirla, se encontró con una bonita y educada muchacha. No debía del ser alumna del Hekshold, esos diablillos malcriados jamás le habían dedicado una reverencia. Luego vino la adulación y la bruja se permitió un breve asentimiento aprobador: la muchacha sabía cómo tratar a la gente para ganarse un descuento. Si seguía por ese camino, iba a tener que ponerse en guardia y todo.
—Buenos días, Magazubi. —Por supuesto que no iba a usar un diminutivo con una muchacha que acababa de conocer. Una se confiaba con una carita inocente y una mente despierta y le desaparece la bolsa en menos de lo que se dice thomyr. Y lo sabía por que lo había hecho. Birlar la bolsa, no confiarse—. Yo me llamo Valeria. ¿En qué puedo ayudarte?
Y entonces, la joven vio el despliegue sobre el escritorio y Val empezó a preguntarse si realmente era tan espabilada como la había juzgado inicialmente. Al menos no le dio por toquetear sustancias potencialmente peligrosos, eso era un punto a favor de la chiquilla.
—Em, de acuerdo, ¿por qué no? —respondió cuando la muchacha hubo sofrenado su ataque hiperactivo. Después de todo, si iba a andar con venenos, no le vendría mal aprender a elaborar algún remedio y ese no era particularmente complejo—. Tengo que prepararlo igualmente, no me supone ningún problema que atiendas al proceso. Siempre que mantengas las manos a la espalda y no toques lo que no debes.
Con un gesto casi perezoso de la mano, Valeria hizo que los frascos de muestras se apartaran del centro del escritorio para dejar espacio suficiente para ponerse a trabajar. Pronto fue evidente que la muchacha ya tenía algún conocimiento en el arte de la alquimia y, casi sin darse cuenta, se encontró a si misma explicándole el proceso de elaboración del siguiente producto. Sólo por la curiosidad de hasta donde llegaba su nivel, por supuesto. Valeria Reike no era ninguna blanda.
En aquel momento, oyó a Zero saludar a Doña Asunta en la planta baja.
No, no era ninguna blanda, maldita sea.
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OFF: Pedido de Maga (porque la user se permite más confianzas que la PJ xD):
OBJETOS A CREAR | MATERIALES | PRECIO FINAL | |
---|---|---|---|
Medicina Multipropósito (3 viales) | [Elixir, Consumible] Analgésico, antiséptico, antibiótico y desinfectante todo en uno en base a hierbas. Puede ayudar con varias enfermedades. Se fabrican 3 por el costo de producción. | 30 | 45 |
Toque Paralizante | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Esencia que, aplicada a un arma, hace que envenene al herir. El veneno, tras entrar al sistema, paralizará en cosa de segundos al afectado por un turno (el afectado puede moverse, pero muy lento). Cualquier objetivo afectado se vuelve inmune por una hora. El veneno se diluye del arma a los 10 minutos o tras afectar a 2 personas. | 120 | 180 |
Pesadilla Embotellada | [Veneno, Limitado, 1 Uso] Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno. | 100 | 150 |
TOTAL | 250 | 375 |
Además del pedido, enseño a Maga las recetas Medicina Multipropósito y, ya que estamos puestas y tiene el nivel, también Pesadilla Embotellada. Sólo le cobro el pedido, por lo que obtengo un beneficio de 125 aeros.
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Re: Laboratorio personal de Reike (alquimia/arcanos)
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