[Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
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[Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Seis meses después de la Guerra de Lunargenta
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Escenario de la trama. Ambientación del Pueblo Maderero de Villasauco. Todo está cubierto por espesos árboles por los que apenas penetra el sol. A excepción del claro de la tala. La Iglesia donde los Lombardi predican.
Estamos en los frondosos y oscuros árboles que cubren Villasauco, el último reducto humano que une el bosque de Sandorái con las peligrosas tierras de los vampiros. Villasauco es un pequeño pueblo maderero, repleto de paletos con hachas que apenas saben y escribir. No deja de ser una “sucursal” de la explotación del deforestador Barnes.
Pese a su presencia en los límites suroccidentales del bosque de Sandorái, esta pequeña población no tenía ni idea de lo que se iba a avecinar en el corazón del bosque tan sólo unos días después. Mientras en las otras localizaciones había cierto miedo y escepticismo. Aquí, en la villa de los paletos maderederos, todo era felicidad y júbilo.
¡Hoy era un día de circo! Un pueblo que, sin embargo, es cada vez más hostigado por los elfos del Clan Ojosverdes. En guerra con los habitantes de Villasauco desde hace años por considerarlo “su territorio legítimo”. La gente vive atemorizada por estos campesinos, y los más valientes se han atrevido a declarar una guerra abierta al pueblo. Un loco, antorcha en mano, insta a los aldeanos a alzar la guerra contra los elfos y la bruja que acecha en sus bosques.
-¡Alcémonos contra esos indeseables orejas picudas! – bramaba el ciudadano sobre una tarima improvisada en un barril de verduras. - ¡Destruyamos parte de su bosque!
-¡O vayamos a por la bruja o su druida! – vengaba otro. Un hombre con un hacha con un oso de mascota. ¡Era Billy el Leñador! Un conocido en la zona. – ¡O mejor aún! ¡Al castillo de la condesa de Cotplice! He oído que tiene un gran tesoro escondido y que la condesa ha muerto a manos de un ex mercenario y una bruja de ojos achatados. – Aquello ya comenzaba a desvariar demasiado.
Algo preocupado se encontraba el elfo Virgo. Escondido detrás de una casa. Viendo cómo se las gastaban aquellos paletos para con los elfos. Quería encontrar la manera de poder volver a casa. Necesitaba una cura para despertar a la princesa Henrietta de Dundarak, y sólo la magia de los poderosos clan Neril podrían conseguir… Pero no sabía la manera de cómo llegar a ellos. ¡Diablos! Sus compañeros elfos lo querían muerto por lo que “sucedió” hace años. Esperaba en una esquina, esperando a que alguien le ayudara a acceder. - ¿Dónde diablos me he metido yo? Como me pillen, me van a cortar las orejas. – No sólo a él. También a cualquier elfo que anduviera por la ciudad. Incluso los odiosos vampiros eran mejor recibidos en el pueblo maderero.
- Virgo:
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Pero todos se hicieron un eco de silencio cuando el hombre más poderoso del pueblo hizo acto de presencia. Giovani Lombardi, aparecía en escena con un carromato tapado con una sábana. Dentro llevaba un elfo encerrado cual animal. La caza de elfos a manos de los brujos carniceros de los Lombardi era una atracción divertida para los habitantes de Villasauco. Especialmente identificados con la secta religiosa de esta atípica familia.
Giovani tiró del telón. La muchedumbre comenzó a abuchear al que allí veían. En aquella ocasión, en la jaula tapada llevaban un animal. Llevaban un elfo. Su nombre era Sarez. El Padre lo había retenido en su mansión Lombardi usándolo como mono de feria y, ahora, no era más que un secuestrado.
-¡Queridos hermanos de Villasauco! ¡Esta noche he traído un espectáculo diferente! – comenzó rezando aquel tipo carente de empatía alguna. - ¡Hoy os traigo este mono de feria que encontramos en los bosques! No podemos decir que sea un Ojosverdes. – se fijó en las retinas, a través de los barrotes. - … Porque no es que tenga los ojos muy verdes.
-¡Por Anar! ¡Lo tratan como si fuera un mono! ¡Esos tipos están grillados! – exclamó el elfo Virgo, detrás de una de las casas de madera del campamento. Casi conmocionado por cómo trataban a aquel elfo. Virgo se recostó hacia atrás, contra la pared. Llevándose la mano al corazón muy nervioso. Allí no iba a encontrar a los hermanos del Clan Ojosverdes. Iba a tener que buscar en otro sitio. Giovani continuaba su discurso.
La muchedumbre, eufórica, aclamaba a Giovani Lombardi, subido en una tarima. Que con sus horcas y rastrillos pedían la sangre de aquel elfo. Cesare, rodeado de su familia, los tranquilizó con un gesto con ambas manos. -¡No os preocupéis, hermanos míos! Hoy os voy a traer un espectáculo magnífico y divertido. – su sonrisa maliciosa lo decía todo. Aquello de magnífico no iba a tener nada. – Este elfo tiene una hija. Una elfa verde y pelirroja. ¡Está aquí, con nosotros! Y la hemos enseñado a ser una buena chica, y a comportarse como todo buen elfo debería comportarse en compañía de brujos como nosotros. ¡Seremos testigos de un parricidio! – Virgo miraba horrorizado. – Con todos ustedes… ¡Merrigan! ¡La elfa verde!
Y, de la puerta de la casa tras la que se encontraba Virgo, salió una elfa… ¡de color de piel verde! Y también pelirroja. Miró a Virgo y a quienes estaban con él de reojo, pero no les dio mucha importancia. Con una espada larga de plata avanzaba hacia la escena. De su filo corría sangre fresca.
Pero Sarez sabía que aquella elfa de piel verde que se aproximaba de malas maneras a acabar con él no era Merrigan. Pese a que era parecida, su tonalidad de pelo era diferente y, ciertamente, sabía que no era su hija. Es más. Sabía que incluso no era Frederica Lombardi. La esposa de Giovani, y la mujer que realizaba grandes actuaciones sobre el escenario. La había visto actuar muchas veces.
- "Fake Merrigan":
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Giovanni se fijó en la sangre que salía de su espada. Sonrió. – Le has dado un buen toque de realismo, Frederica. ¿De qué elfo es? – le preguntó el sádico brujo a su "esposa", “caracterizada” como Merrigan, hija de Sarez, y casi irreconocible para él mismo. Esta era una actriz profesional y, con unas pupilas verdes como la hierba que no advirtió, le envió una mirada sentenciante a la pregunta. Una mirada de auténtico odio, y se dirigió a abrir la puerta de la jaula de Sarez.
-Tranquilo, hermano, disimula. Mis aliados están en el bosque. No tardarán en llegar. Vamos a matar a estos brujos hijos de puta. - Escupió en un susurro a Sarez en un perfecto élfico. Mostrando odio en sus palabras que la gente creyó que iba dirigido hacia el propio Sarez. ¡Lógico que aplaudieran! ¡Qué gran actriz era Frederica Lombardi!
Por su parte, Virgo escuchó un llanto procedente de la choza de la que había acabado de salir Frederica Lombardi con la espada ensangrentada. Aprovechó la distracción de la gente para adentrarse en el interior.
Una mujer de edad adulta, de unos treinta años, amordazada, permanecía. En cuanto vio las orejas del elfo adolescente, mostró pánico en los ojos. - ¡Eh, eh, tranquila! ¡No te voy a hacer nada! – ¡Estaba pintada de verde! Pero su cabeza, blanca, delataba que era humana. También tenía el pelo recogido, como si hubiera llevado una peluca. Aún así, Virgo no quiso quitarle la mordaza. Con su pulsera biocibernética, acarició su piel y pronto fue capaz de identificar el grado de parentesco que tenía… ¡Con el tipo de fuera! - ¡Diablos! ¡Tú eres la esposa del tipo loco! – Miró sorprendido con miedo. – Y se supone que ibas a salir allí. Pero si tú estás aquí… ¿Quién es la otra mujer? – Se preguntó.
La mujer había sido apuñalada en el abdomen y, si seguía perdiendo sangre, no tardaría en morir. Pero Virgo no era un médico y, si llamaba a alguien, probablemente lo terminarían ahorcando a él. Dio unos pasos hacia atrás, dubitativo. Él no era una mala persona pero… ¿Se podía dialogar con aquellos brujos que amenazaban con extinguir a los elfos? ¿Era correcto ayudar a una asesina desangrándose?
Sí. Definitivamente se avecinaba un espectáculo en Vilasauco.
* * * * * * * * *
Participantes en la trama: Nahir, Sarez, Uri, Taliesin (id bien tapados, para el sol), Rauko, Reike, Sango. Si veo que hay poca participación, permitiré el acceso con segundas cuentas o a nuevos usuarios. En caso de ausencia, podéis preguntar disponibilidad en el evento y se os informará.
Toda la información del evento disponible haciendo [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Tened en cuenta los clanes, y los enemigos.
Esta trama, se corresponde con la parte A del megaevento de Sandorái
Esta primera parte del evento es introductoria. Para explicar cómo llegáis, qué sentís y/o qué motivaciones tenéis. Quienes no tengáis equipo necesitaréis mínimo 2 posts (pueden ser más si lo necesitáis) para formar cuadrillas (de 2-3 usuarios maximo) para enfrentaros a una de las siguientes misiones descritas abajo:
Restricciones:
En este post se puede postear tanto como queráis mientras no estéis en evento. Para entrar a uno de los eventos, tendréis que postear al menos dos veces para formar equipo (Reike, Sarez y Nahir sólo necesitarán un post para formar equipo)
Ambientación: Por ahora todo está en paz. No obstante Villasauco “cambiará” después del primer evento de la trama. Los personajes elfos no pueden permanecer a la vista de los aldeanos y brujos si no quieren complicaciones. Sí podrán actuar “llegado cierto momento”. Los personajes brujos, podrían tener ciertas dificultades en el futuro si permanecen en Villasauco.
Sarez: Estás en una jaula. Puedes salir. Irás de cabeza al primer evento.
Nahir y Reike: Como brujas, estáis entre la multitud, observando el bochornoso espectáculo de la jaula. Escucháis todo lo que se dice de primera mano. Uníos a alguno de los bandos en conflicto. ¿Se puede estar tranquilo?
Rauko: Como elfo, tienes que tratar de pasar, por ahora, desapercibido. Y optar por una de las otras dos tramas.
Posibles eventos:
Los NPCs descritos saldrán en la trama de evento y podéis rolear con ellos con total libertad en este post.
-Teatro dramático en Villasauco:: Restringido a Sarez, Nahir y Reike. “La falsa Merrigan” (Nivel 5). ¡Primer evento cronológico del Megaevento! ¡Sois los primeros!
-El crimen de la cabaña: Virgo (Nivel 3) + Frederica Lombardi (Nivel 0 por herida grave). Empatizaréis con Virgo. (Permaneceréis en Villasauco)
-El tesoro de Cotplice: Ignorar el espectáculo y unirse a Billy el Leñador y Alfie (Niveles 1 y 2) y adentrarse en el bosque rumbo a Cotplice. (Abandonáis Villasauco).
Corruptores presentes: La familia Lombardi. Billy el leñador y Alfie.
El orden de los turnos no es importante en este tema. Podéis saltaros siempre que roleéis con coherencia y consecuentemente. Se sancionarán actos de ignorar a usuarios.
Recordad que este es un evento con consecuencias. Podéis formar los grupos como consideréis. La pareja que tengáis en el rol no es definitivo a lo largo del evento y puede ir intercalándose, pues los eventos se intercalarán con los de otras tramas.
Se abrirán eventos mastereados. El tiempo de espera puede ser medio o alto dependiendo de lo rápido que avancen los demás eventos.
Ger
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Escucha bien, Lili. Como vampiro debes evitar 2 cosas: Ser atrapado por esos bastardos hijos de puta que son los cazadores. Pero los mas importante, lo que jamás debes dejar que pase....Nunca ¡Nunca! Permitas que el Sol te toque, no importa que, jamás te expongas al Sol ¿Vale, Lili?
Esas fue la primera lección que su maestro le dio, su primera enseñanza, en aquel momento Uriel no pudo entender a que se refería el maestro ¿Que tanto daño le podría hacer el Sol? En aquel entonces su mentalidad humana prevalecía y le hizo subestimar las palabras de su vampiro convertor. La primera quemadura fue por pecar de ingenuo, fue cuando paseaba por la mansión y vio una rendija de luz de Sol en un pasillo que cruzaba toda la pared para formas un muro de luz, parecía ser que los "sirvientes" no cerraron bien una de las gruesas y pesadas cortinas negras ¿Que tan malo seria pasar por una rendija tan pequeña? La pared de luz apenas era un dedo de grosor, nada del otro mundo. Se arrepintió enseguida de esa elección, aún recuerda el dolor, como si le tirarán ácido sulfúrico a la cara, el olor a carne quemada y como notaba que su sensible piel infantil se carbonizaba lentamente. Si no fuera porque "ella" estaba ahí, seguramente una cicatriz profunda hubiera quedado para siempre como recordatorio del incidente al pequeño vampiro. La furia de su maestro fue monumental, todo "sirviente" de la mansión fue "despedido" y jamás se les volvió a ver. Una valiosa anécdota del pasado, y aún así.....
Huggg sniff......higg......M-maestro....hick.......sniff...."
La pequeña figura de un niño podía verse entre las sombras mas profundas y oscuras de un solitario callejón de Villasauco. Era pequeño, poco iluminado, húmedo y mal oliente con pequeños cadáveres de ratas semi podridos, adornando la tierra repleta de barro sucio y repugnante ¿Que hacía ahí un pequeño de 11 años en semejante lugar? Su leve sollozo no podía ser oído fácilmente, aunque con los ánimos actuales, era dudoso que alguien respondiera el lamentable llanto del castaño. La historia de como acabó ahí pasó apenas hace 15 o 20 minutos, y fue....
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.......
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.
Uriel había cumplido las misiones por las cuales se dirigió a Vulwulfar y se aproximó al territorio elfo, se suponía que debía regresar a Lunargenta pero se le ordenó esconderse una temporada en esa zona. Uriel fue arrogante, su maestro le advirtió que debía mantener un perfil bajo y no acercarse demasiado al árbol madre ni los poblados a su alrededor, pero sin querer, Uriel lo hizo. Solo estaba explorando la zona, inocente de que se aproximó demasiado a Villasauco, para cuando el ingenuo vampirito se percató, ya era demasiado tarde; El día se le había echado encima y se vio obligado a pasar un día entero en el pueblo antes de aprovechar la noche para irse.
Confuso y asustado, Uriel buscó una posada o escondite en el cual evadir el doloroso Sol, incluso si el espeso follaje de los arboles le ayudó a evadirlo, las lentas corrosiones en su piel en forma de quemadura seguían apareciendo lentamente. Durante ese extenso juego de escondidas entre el Sol y Uriel, descubrió la razón por la que su maestro le prohibió acercarse; Era como regresar a la noche después de Ohdà, cuando presenció aterrorizado como humanos apaleaban a una muchacha únicamente porque sospechaban que era un vampiro en Lunargenta. Era igual, salvo que esa furiosa locura humana colectiva iba dirigida a la raza elfica, se encogió sobre si mismo incómodo cada vez que escuchaba vejaciones repletas de auténtico odio hacía los elfos ¿Que hicieron para recibir semejante odio y persecución? Temblando, pues temía acabar así si se descubría su raza, se esforzó por esconderse correctamente durante todo el día hasta que finalmente apenas faltaban 20 minutos para el anochecer.
En un principio el niño estaba de buen humor, orgulloso de si mismo por aguantar todo un día en el pueblo ocultando su identidad y por si fuera poco saliendo apenas con quemaduras leves en el proceso ¡La hazana de un digno vampiro Nova! Pero entonces lo vio por mera casualidad, solo tenía curiosidad de porque había tanta gente mirando a un mismo punto, algunos incluso victoreando y riendo ¿Un circo? El niño solo tenía curiosidad, nunca esperó que lo que vio fuera la vista mas horrible con la que jamás se hubiera topado. Un elfo enjaulado, lleno heridas y en un estado horrendo, encerrado como si de un animal se tratase. El vampiro sintió como sus piernas perdían fuerza, como sus pequeños pulmones dejaban de reclamar aire, como un leve gimoteo salia de entre sus labios pálidos.
"Ah.....a-ah....."
Los suaves gemidos ahogados siguieron huyendo de entre sus labios, ensordecidos entre las inumerable voces de pueblerinos extasiados en odio y su propia sensación de superioridad ¿El también seria enjaulado y expuesto si fuera atrapado? ¿Seria observado por esos miles de ojos llenos de intenciones asesinas? Sin poder huir, condenado a bailar entre las manos y la risa de ese puñado de humanos y brujos enloquecidos hasta finalmente morir entre sus divertidas miradas. Quería gritar, quería correr, quería huir a la seguridad de la noche pero algo es su cabeza le gritó que por nada del mundo debía hacerlo, que debía aprovechar la furiosa fascinación de esos humanos a su favor y huir de ese lugar lo mas rápido que pudiera, y así lo hizo.
Primero dio unos pequeños y silenciosos pasos, procurando no ser notado, luego, una vez fuera de la frenética mirada de los humanos, Uriel corrió como si su vida pendiera de ello, ignorando como los primeros rayos del Sol quemaban dolorosamente su piel, pero incluso eso no le impidió seguir corriendo. Lagrimas caían por sus mejillas mientra gimoteaba entrecortadamente ¿Donde iba? ¿ Quería esconderse? ¿Hay algún lugar donde esconderse siquiera? ¿Existía algún lugar en donde esas miradas no pudieran alcanzarlo? Podía sentirlo, sus pasos, sus risas, sus miradas y sus palabras.....Esos tipos.....Ellos....
Maestro, sálvame.
Rogó desde lo más hondo de su corazón, pero lo único que obtuvo fue tropezar con una piedra y caer dolorosamente contra el suelo de tierra. Dando un gritio de sorpresa y dolor, el niño hizo el sonido de un golpe seco en cuanto su cuerpecito colisionó contra la tierra y hierba, tardó unos segundos en recomponerse mientras sollozaba aterradamente, sentado sobre sus propias rodillas buscó fuerzas para caminar pero sus temblorosas extremidades inferiores se negaban.
"hick....ghhh.....a-ah...."
Los gimoteos y sollozos escapaban de su boca, su corazón latía rápidamente, apenas podía ver con tantas lágrimas y su cuerpo parecía no ser suyo entre tantos temblores y flacidez ¿Qué más podía hacer? No había nadie en esa zona del pueblo, quizá porque todos fueron a presenciar el horrible espectáculo de tortura. Sentía el escozor que precedía a las dolorosas quemaduras en su piel, provocadas por las rendijas de Sol del atardecer sobre su pálida piel. Sus piernas apenas podían moverse, aún así, si no se ponía en pie tarde o temprano sería visto por algún humano desquiciado, sabía que ser descubierto bajo esas circunstancias era equivalente a la muerte, y la muerte es lo que más le aterraba. Gimoteando, el vampirito se arrastró hasta la pared de una casa y se forzó a ponerse de pie, caminando torpemente hacía la oscuridad de un profundo callejón que no permitía acceder la los últimos rayos del día.
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Así fue como el aterrorizado Uriel llegó a ese sucio y desértico callejón, rezando para que ningún humano desquiciado le encontrase, anhelando el echo de que faltaba poco para el anochecer y al fin poder huir de ese infierno lo mal lejos que pudiera. Acercándose y abrazando sus mal heridas rodillas, pues se las peló durante su caída, siguió llamando por su persona más importante, la única que podría hacerle sentir seguro incluso en esa situación.
"Hggg....sniff....M-maes...hik......tro..."
Esas fue la primera lección que su maestro le dio, su primera enseñanza, en aquel momento Uriel no pudo entender a que se refería el maestro ¿Que tanto daño le podría hacer el Sol? En aquel entonces su mentalidad humana prevalecía y le hizo subestimar las palabras de su vampiro convertor. La primera quemadura fue por pecar de ingenuo, fue cuando paseaba por la mansión y vio una rendija de luz de Sol en un pasillo que cruzaba toda la pared para formas un muro de luz, parecía ser que los "sirvientes" no cerraron bien una de las gruesas y pesadas cortinas negras ¿Que tan malo seria pasar por una rendija tan pequeña? La pared de luz apenas era un dedo de grosor, nada del otro mundo. Se arrepintió enseguida de esa elección, aún recuerda el dolor, como si le tirarán ácido sulfúrico a la cara, el olor a carne quemada y como notaba que su sensible piel infantil se carbonizaba lentamente. Si no fuera porque "ella" estaba ahí, seguramente una cicatriz profunda hubiera quedado para siempre como recordatorio del incidente al pequeño vampiro. La furia de su maestro fue monumental, todo "sirviente" de la mansión fue "despedido" y jamás se les volvió a ver. Una valiosa anécdota del pasado, y aún así.....
Huggg sniff......higg......M-maestro....hick.......sniff...."
La pequeña figura de un niño podía verse entre las sombras mas profundas y oscuras de un solitario callejón de Villasauco. Era pequeño, poco iluminado, húmedo y mal oliente con pequeños cadáveres de ratas semi podridos, adornando la tierra repleta de barro sucio y repugnante ¿Que hacía ahí un pequeño de 11 años en semejante lugar? Su leve sollozo no podía ser oído fácilmente, aunque con los ánimos actuales, era dudoso que alguien respondiera el lamentable llanto del castaño. La historia de como acabó ahí pasó apenas hace 15 o 20 minutos, y fue....
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Uriel había cumplido las misiones por las cuales se dirigió a Vulwulfar y se aproximó al territorio elfo, se suponía que debía regresar a Lunargenta pero se le ordenó esconderse una temporada en esa zona. Uriel fue arrogante, su maestro le advirtió que debía mantener un perfil bajo y no acercarse demasiado al árbol madre ni los poblados a su alrededor, pero sin querer, Uriel lo hizo. Solo estaba explorando la zona, inocente de que se aproximó demasiado a Villasauco, para cuando el ingenuo vampirito se percató, ya era demasiado tarde; El día se le había echado encima y se vio obligado a pasar un día entero en el pueblo antes de aprovechar la noche para irse.
Confuso y asustado, Uriel buscó una posada o escondite en el cual evadir el doloroso Sol, incluso si el espeso follaje de los arboles le ayudó a evadirlo, las lentas corrosiones en su piel en forma de quemadura seguían apareciendo lentamente. Durante ese extenso juego de escondidas entre el Sol y Uriel, descubrió la razón por la que su maestro le prohibió acercarse; Era como regresar a la noche después de Ohdà, cuando presenció aterrorizado como humanos apaleaban a una muchacha únicamente porque sospechaban que era un vampiro en Lunargenta. Era igual, salvo que esa furiosa locura humana colectiva iba dirigida a la raza elfica, se encogió sobre si mismo incómodo cada vez que escuchaba vejaciones repletas de auténtico odio hacía los elfos ¿Que hicieron para recibir semejante odio y persecución? Temblando, pues temía acabar así si se descubría su raza, se esforzó por esconderse correctamente durante todo el día hasta que finalmente apenas faltaban 20 minutos para el anochecer.
En un principio el niño estaba de buen humor, orgulloso de si mismo por aguantar todo un día en el pueblo ocultando su identidad y por si fuera poco saliendo apenas con quemaduras leves en el proceso ¡La hazana de un digno vampiro Nova! Pero entonces lo vio por mera casualidad, solo tenía curiosidad de porque había tanta gente mirando a un mismo punto, algunos incluso victoreando y riendo ¿Un circo? El niño solo tenía curiosidad, nunca esperó que lo que vio fuera la vista mas horrible con la que jamás se hubiera topado. Un elfo enjaulado, lleno heridas y en un estado horrendo, encerrado como si de un animal se tratase. El vampiro sintió como sus piernas perdían fuerza, como sus pequeños pulmones dejaban de reclamar aire, como un leve gimoteo salia de entre sus labios pálidos.
"Ah.....a-ah....."
Los suaves gemidos ahogados siguieron huyendo de entre sus labios, ensordecidos entre las inumerable voces de pueblerinos extasiados en odio y su propia sensación de superioridad ¿El también seria enjaulado y expuesto si fuera atrapado? ¿Seria observado por esos miles de ojos llenos de intenciones asesinas? Sin poder huir, condenado a bailar entre las manos y la risa de ese puñado de humanos y brujos enloquecidos hasta finalmente morir entre sus divertidas miradas. Quería gritar, quería correr, quería huir a la seguridad de la noche pero algo es su cabeza le gritó que por nada del mundo debía hacerlo, que debía aprovechar la furiosa fascinación de esos humanos a su favor y huir de ese lugar lo mas rápido que pudiera, y así lo hizo.
Primero dio unos pequeños y silenciosos pasos, procurando no ser notado, luego, una vez fuera de la frenética mirada de los humanos, Uriel corrió como si su vida pendiera de ello, ignorando como los primeros rayos del Sol quemaban dolorosamente su piel, pero incluso eso no le impidió seguir corriendo. Lagrimas caían por sus mejillas mientra gimoteaba entrecortadamente ¿Donde iba? ¿ Quería esconderse? ¿Hay algún lugar donde esconderse siquiera? ¿Existía algún lugar en donde esas miradas no pudieran alcanzarlo? Podía sentirlo, sus pasos, sus risas, sus miradas y sus palabras.....Esos tipos.....Ellos....
Maestro, sálvame.
Rogó desde lo más hondo de su corazón, pero lo único que obtuvo fue tropezar con una piedra y caer dolorosamente contra el suelo de tierra. Dando un gritio de sorpresa y dolor, el niño hizo el sonido de un golpe seco en cuanto su cuerpecito colisionó contra la tierra y hierba, tardó unos segundos en recomponerse mientras sollozaba aterradamente, sentado sobre sus propias rodillas buscó fuerzas para caminar pero sus temblorosas extremidades inferiores se negaban.
"hick....ghhh.....a-ah...."
Los gimoteos y sollozos escapaban de su boca, su corazón latía rápidamente, apenas podía ver con tantas lágrimas y su cuerpo parecía no ser suyo entre tantos temblores y flacidez ¿Qué más podía hacer? No había nadie en esa zona del pueblo, quizá porque todos fueron a presenciar el horrible espectáculo de tortura. Sentía el escozor que precedía a las dolorosas quemaduras en su piel, provocadas por las rendijas de Sol del atardecer sobre su pálida piel. Sus piernas apenas podían moverse, aún así, si no se ponía en pie tarde o temprano sería visto por algún humano desquiciado, sabía que ser descubierto bajo esas circunstancias era equivalente a la muerte, y la muerte es lo que más le aterraba. Gimoteando, el vampirito se arrastró hasta la pared de una casa y se forzó a ponerse de pie, caminando torpemente hacía la oscuridad de un profundo callejón que no permitía acceder la los últimos rayos del día.
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Así fue como el aterrorizado Uriel llegó a ese sucio y desértico callejón, rezando para que ningún humano desquiciado le encontrase, anhelando el echo de que faltaba poco para el anochecer y al fin poder huir de ese infierno lo mal lejos que pudiera. Acercándose y abrazando sus mal heridas rodillas, pues se las peló durante su caída, siguió llamando por su persona más importante, la única que podría hacerle sentir seguro incluso en esa situación.
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Última edición por Uri el Sáb Mayo 04 2019, 18:14, editado 1 vez
Uri
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
La distancia que lo separaba de su hija Irina era demasiado grande. Aunque al principio, tras lo ocurrido en Dundarak, sólo había podido centrarse en su propio dolor y odio, el sentimiento de culpa que sentía comenzó a crecer con el tiempo. ¿Qué clase de padre era? ¿Cuántas semanas hacía que no veía a su pequeña?
Sí escribía cartas cada pocos días, y también recibía una de Irina de vez en cuando. Pero aquello no era suficiente, y Taliesin no era ciego a la sensación de abandono que se leía entre las líneas de la pequeña, entre descripciones de sus nuevos amigos y quejas por lo rudimentario de la vida en aquel lugar remoto.
Tenía que ir a verla. Tenía que encontrar una solución a aquella separación. Y así se lo escribió, y le anunció en una misiva que iniciaría su camino hasta ella, que siguiera escribiéndole pero no enviara las cartas, ya que no lo encontrarían en Vulwulfar. Las leería cuando llegara hasta ella.
A pocos días de camino de Vulwulfar se encontraba Villasauco, una población maderera en los bosques de Sandorai. Estar en un bosque como aquel tenía claras ventajas para un vampiro, y por ello había trazado así su camino. El follaje de los árboles protegía del sol lo suficiente como para poder avanzar incluso de día, bien embozado con una gruesa capa con la que se tapaba media cara, y un sombrero de ala ancha que sólo dejaba una rendija para los ojos del vampiro. Sus manos estaban cubiertas por guantes negros, y se había provisto de botas altas y cómodas para atravesar los barrizales del camino. Sí, su aspecto era sospechoso, pero el único posible en un viaje como aquel.
Tras días de camino, llegó finalmente a Villasauco. A excepción de un claro despejado, el resto de la población se encontraba entre la penumbra de los árboles, lo cual fue un alivio para el vampiro. Necesitaba un descanso, y determinó que pasaría allí al menos una noche.
Según llegó al asentamiento, pidió una buena comida y descansó las piernas. Con los otros comensales intercambió nuevas y rumores, y pudo enterarse un poco de lo que acontecía en Villasauco: escuchó sobre los Lombardi, su enemistad con los elfos. Los lugareños hablaban de ellos con respeto, pero a Taliesin le causaron repulsa; la persecución de una raza en base simplemente a su origen era algo demasiado familiar para todo vampiro, y con lo que no podía simpatizar.
Cuando salió de aquel lugar, según atardecía, coincidió que una reunión se estaba desarrollando en el centro del pueblo. Escuchó algo interesante, sobre un tesoro de la condesa de Cotplice. Algo más tarde, manteniéndose a una distancia respetuosa, pudo ver cómo un elfo se encontraba enjaulado, y cómo amenazaban con matarlo. Aquello le recordaba un episodio demasiado reciente en su vida.
- ¿Quién es ese hombre? - le preguntó a uno de los que estaban mirando.
- Es Giovani Lombardi - le informó una mujer, encantada de poder presentarlo.
Giovani. Le habían hablado de él, por supuesto, siendo la figura más importante de Villasauco. Solía hacer actuaciones junto a su esposa, Frederica; "actuaciones", más bien, que en realidad eran un asesinato embellecido, centrados en matar a elfos de la misma manera que iban a hacerlo aquella noche.
Pero la atención de Taliesin se desvió al ver a un niño corriendo del lugar. Estaba llorando, y en su huida atravesó algunos rayos del sol poniente. Debía tener una edad similar a Irina. Nadie más pareció seguir al niño, con lo que Taliesin, llevado por un irremediable impulso, dejó el espectáculo teatral y fue en su búsqueda. Lo encontró al final de un callejón oscuro y sucio, al que no llegaba el sol. El pobre niño se agarraba las rodillas, y Taliesin no dudó en avanzar hacia él.
- Hey, pequeño- se acercó despacio y se arrodilló junto a él -. Me llamo Taliesin. ¿Cómo te llamas tú?
Al estar tan cerca vio las rodillas peladas y piel quemada en los brazos. Él mismo había sufrido esa clase de quemadura en el pasado, y sabía lo dolorosa que podía ser. Recordó los rayos de sol cayendo sobre el niño cuando huía, y entendió por qué había buscado esconderse en un callejón tan oscuro y recondito. Muy equivocado estaría si aquel niño no era de la misma raza que él.
- Soy un vampiro - le dijo en tono tranquilizador, para mostrarle algo que tenían en común y así crear un vínculo -. Estoy aquí de camino a la costa oeste. ¿Qué ha ocurrido? ¿Vienes con alguien? ¿Quieres que te ayude a encontrarlos?
Sí escribía cartas cada pocos días, y también recibía una de Irina de vez en cuando. Pero aquello no era suficiente, y Taliesin no era ciego a la sensación de abandono que se leía entre las líneas de la pequeña, entre descripciones de sus nuevos amigos y quejas por lo rudimentario de la vida en aquel lugar remoto.
Tenía que ir a verla. Tenía que encontrar una solución a aquella separación. Y así se lo escribió, y le anunció en una misiva que iniciaría su camino hasta ella, que siguiera escribiéndole pero no enviara las cartas, ya que no lo encontrarían en Vulwulfar. Las leería cuando llegara hasta ella.
A pocos días de camino de Vulwulfar se encontraba Villasauco, una población maderera en los bosques de Sandorai. Estar en un bosque como aquel tenía claras ventajas para un vampiro, y por ello había trazado así su camino. El follaje de los árboles protegía del sol lo suficiente como para poder avanzar incluso de día, bien embozado con una gruesa capa con la que se tapaba media cara, y un sombrero de ala ancha que sólo dejaba una rendija para los ojos del vampiro. Sus manos estaban cubiertas por guantes negros, y se había provisto de botas altas y cómodas para atravesar los barrizales del camino. Sí, su aspecto era sospechoso, pero el único posible en un viaje como aquel.
Tras días de camino, llegó finalmente a Villasauco. A excepción de un claro despejado, el resto de la población se encontraba entre la penumbra de los árboles, lo cual fue un alivio para el vampiro. Necesitaba un descanso, y determinó que pasaría allí al menos una noche.
Según llegó al asentamiento, pidió una buena comida y descansó las piernas. Con los otros comensales intercambió nuevas y rumores, y pudo enterarse un poco de lo que acontecía en Villasauco: escuchó sobre los Lombardi, su enemistad con los elfos. Los lugareños hablaban de ellos con respeto, pero a Taliesin le causaron repulsa; la persecución de una raza en base simplemente a su origen era algo demasiado familiar para todo vampiro, y con lo que no podía simpatizar.
Cuando salió de aquel lugar, según atardecía, coincidió que una reunión se estaba desarrollando en el centro del pueblo. Escuchó algo interesante, sobre un tesoro de la condesa de Cotplice. Algo más tarde, manteniéndose a una distancia respetuosa, pudo ver cómo un elfo se encontraba enjaulado, y cómo amenazaban con matarlo. Aquello le recordaba un episodio demasiado reciente en su vida.
- ¿Quién es ese hombre? - le preguntó a uno de los que estaban mirando.
- Es Giovani Lombardi - le informó una mujer, encantada de poder presentarlo.
Giovani. Le habían hablado de él, por supuesto, siendo la figura más importante de Villasauco. Solía hacer actuaciones junto a su esposa, Frederica; "actuaciones", más bien, que en realidad eran un asesinato embellecido, centrados en matar a elfos de la misma manera que iban a hacerlo aquella noche.
Pero la atención de Taliesin se desvió al ver a un niño corriendo del lugar. Estaba llorando, y en su huida atravesó algunos rayos del sol poniente. Debía tener una edad similar a Irina. Nadie más pareció seguir al niño, con lo que Taliesin, llevado por un irremediable impulso, dejó el espectáculo teatral y fue en su búsqueda. Lo encontró al final de un callejón oscuro y sucio, al que no llegaba el sol. El pobre niño se agarraba las rodillas, y Taliesin no dudó en avanzar hacia él.
- Hey, pequeño- se acercó despacio y se arrodilló junto a él -. Me llamo Taliesin. ¿Cómo te llamas tú?
Al estar tan cerca vio las rodillas peladas y piel quemada en los brazos. Él mismo había sufrido esa clase de quemadura en el pasado, y sabía lo dolorosa que podía ser. Recordó los rayos de sol cayendo sobre el niño cuando huía, y entendió por qué había buscado esconderse en un callejón tan oscuro y recondito. Muy equivocado estaría si aquel niño no era de la misma raza que él.
- Soy un vampiro - le dijo en tono tranquilizador, para mostrarle algo que tenían en común y así crear un vínculo -. Estoy aquí de camino a la costa oeste. ¿Qué ha ocurrido? ¿Vienes con alguien? ¿Quieres que te ayude a encontrarlos?
Taliesin Skatha
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Valeria nunca había visitado Sandorai, así que cuando, estando en Vulwulfar, oyó hablar de la maderera de Edward Barnes, no pudo resistirse a la tentación de acercarse a una de sus explotaciones. Le había parecido la forma más civilizada de conocer siquiera una parte de aquél bosque legendario pero, al ver la clase de lugareños que poblaban Villasauco, sintió que aquello de “civilizada” había sido una sobrestimación por su parte. Le había resultado imposible mantener una conversación interesante desde su llegada a la aldea pero, al menos, se había agenciado un buen guía.
—Curioso—murmuró la bruja, que observaba con detenimiento una hilera de hormigas que subían por un tronco medio seco—, ¿han sido ellas las que han secado el árbol?
—Sí, señorita —dijo el joven que la acompañaba—, se comen la savia y lo dejan seco.
—¿Por qué tiene ese aspecto pegajoso la corteza? —peguntó Valeria acercando la mano.
—Tenga cuidado —advirtió el muchacho sujetándola del codo—. Es el veneno de las malditas hormigas. Lo van soltando por el tronco y se cargan la madera. Tendré que avisar a lo que volvamos por el claro, para que lo quemen.
—¿Y es muy peligroso ese veneno?
Confundiendo por preocupación el interés de la bruja, el chico se apresuró a asegurarle que sólo era dañino si se ingería. Después sugirió, por tercera vez aquella jornada, que volviesen a la aldea.
—¿Ocurre algo, Tolvar? No nos hemos alejado mucho aún, ¿crees que pueden atacarnos?
Tolvar le había explicado la tarde anterior que un clan de elfos especialmente agresivo la había tomado con los habitantes de la zona. Valeria sospechaba que buena parte de lo que le había contado el muchacho no eran más que exageraciones típicas de un adolescente deseoso de impresionar a las damas, sobre todo, a las damas extranjeras. Aún así, no tenía ninguna prisa por exponerse a una emboscada.
—No es eso, señorita —dijo el chico hinchando el pecho, como para indicar que no tenía miedo ninguno—. Es que el Padre Joseph tenía preparada una sorpresa para hoy. Sería una pena que nos lo perdiéramos.
Giovani Lombardi, el Padre Joseph. Tolvar también le había contado acerca de aquél elemento. El chico hablaba de él con admiración, como la figura prominente que era en el pueblo. Lo que había ido leyendo Valeria entre líneas, sin embargo, resultaba algo más perturbador, pero se abstuvo de hacer comentarios al respecto. Lo cierto es que tenía curiosidad por el personaje, así que accedió a emprender el camino de regreso, no sin cierta pena por no haber podido hacerse con una muestra de aquellos curiosos insectos.
—¿Cómo dijiste que llaman a esas hormigas? —preguntó mientras vigilaba el suelo para no tropezar con alguna raíz.
—Myr’nen.
Llegaron a la aldea con tiempo más que suficiente para disfrutar de lo que aquellos aldeanos entendían por un buen espectáculo. «¿Destruir su bosque?», pensó con sorna al escuchar al loco de la antorcha. «Vete y dile a Barnes que quieres quemar su preciada madera». Pareciera que el tema común de la velada fuera la incitación a la violencia, como si aquellos paletos no emplearan suficiente energía en cortar árboles a lo largo del día.
Cuando por fin llegó la atracción principal de aquel improvisado circo, Valeria se fue abriendo paso hacia los puestos delanteros. No quería perderse detalle de aquel tal Lombardi y su pequeña estatura la dejaba en desventaja entre la multitud de leñadores.
Era innegable que el tipo tenía carisma. Si la adoración con la que le coreaban los asistentes no era suficiente indicador de ello, sólo había que fijarse en la seguridad con la que se expresaba y se movía delante de todo el mundo; se notaba que le gustaba que se le prestase atención. No era la primera vez que Valeria se topaba con alguien así. «Probablemente, tampoco será la última».
Fue el contenido de la jaula, sin embargo, lo que mostró a la bruja la verdadera dimensión del carácter del hombre: no sólo disfrutaba realizando actos crueles, sino incitando a otros a cometerlos. Valeria no desaprobaba la manipulación, era una estrategia que ella misma utilizaba con frecuencia para conseguir sus fines, pero la crueldad en beneficio del ego le resultaba, simplemente, desagradable.
Así y todo, Valeria Reike no era ninguna heroína. Aquel elfo era un completo desconocido y, al parecer, toda la gente a su alrededor deseaba verlo muerto. No iba a ser ella quien arriesgase el pellejo por liberar a un orejas picudas. Poco a poco y con cuidado de no llamar demasiado la atención, se dedicó a sortear a los enardecidos aldeanos, buscando alejarse de aquel bochornoso espectáculo que ya empezaba a revolverle el estómago. Hasta que oyó aquello del parricidio.
—¡No lo hagas! —se oyó a sí misma gritar cuando la elfa de piel verde, espada en mano, avanzó hacia la jaula del prisionero.
Antes de darse cuenta de lo que hacía, Valeria ya se había abierto paso hacia la jaula, que ahora estaba abierta, y sujetaba con fuerza el brazo de la pelirroja.
«¿Qué diablos estás haciendo?», se dijo, aflojando ligeramente el agarre.
—¿Qué diablos estás haciendo? —preguntó Lombardi incrédulo.
La elfa de ojos verdes dijo, en un tono similar, algo que Valeria no entendió, al tiempo que se desasía de ella con un tirón de su brazo. Fue al ver aquellos ojos que la bruja se dio cuenta de que había malinterpretado por completo la situación. Aquellos ojos miraban con orgullo y altivez, no como lo haría una persona a la que han lavado el cerebro.
—No ibas a matarlo —murmuró algo confusa.
La bruja no entendía qué estaba pasando, pero ya era un poco tarde para echarse atrás.
----------
OFF:
Por si alguien más se pregunta qué diablos está haciendo mi personaje: Reike tiene asuntos pendientes con su propio padre y ha reaccionado de forma visceral ante la escena (algo de lo que, sin duda, ya empieza a arrepentirse). Aún no sabe qué está pasando y no siente especial aversión o afinidad para con los elfos, pero, una vez cavado el hoyo, tratará de ayudar a Sarez (al menos, de momento).
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—Curioso—murmuró la bruja, que observaba con detenimiento una hilera de hormigas que subían por un tronco medio seco—, ¿han sido ellas las que han secado el árbol?
—Sí, señorita —dijo el joven que la acompañaba—, se comen la savia y lo dejan seco.
—¿Por qué tiene ese aspecto pegajoso la corteza? —peguntó Valeria acercando la mano.
—Tenga cuidado —advirtió el muchacho sujetándola del codo—. Es el veneno de las malditas hormigas. Lo van soltando por el tronco y se cargan la madera. Tendré que avisar a lo que volvamos por el claro, para que lo quemen.
—¿Y es muy peligroso ese veneno?
Confundiendo por preocupación el interés de la bruja, el chico se apresuró a asegurarle que sólo era dañino si se ingería. Después sugirió, por tercera vez aquella jornada, que volviesen a la aldea.
—¿Ocurre algo, Tolvar? No nos hemos alejado mucho aún, ¿crees que pueden atacarnos?
Tolvar le había explicado la tarde anterior que un clan de elfos especialmente agresivo la había tomado con los habitantes de la zona. Valeria sospechaba que buena parte de lo que le había contado el muchacho no eran más que exageraciones típicas de un adolescente deseoso de impresionar a las damas, sobre todo, a las damas extranjeras. Aún así, no tenía ninguna prisa por exponerse a una emboscada.
—No es eso, señorita —dijo el chico hinchando el pecho, como para indicar que no tenía miedo ninguno—. Es que el Padre Joseph tenía preparada una sorpresa para hoy. Sería una pena que nos lo perdiéramos.
Giovani Lombardi, el Padre Joseph. Tolvar también le había contado acerca de aquél elemento. El chico hablaba de él con admiración, como la figura prominente que era en el pueblo. Lo que había ido leyendo Valeria entre líneas, sin embargo, resultaba algo más perturbador, pero se abstuvo de hacer comentarios al respecto. Lo cierto es que tenía curiosidad por el personaje, así que accedió a emprender el camino de regreso, no sin cierta pena por no haber podido hacerse con una muestra de aquellos curiosos insectos.
—¿Cómo dijiste que llaman a esas hormigas? —preguntó mientras vigilaba el suelo para no tropezar con alguna raíz.
—Myr’nen.
Llegaron a la aldea con tiempo más que suficiente para disfrutar de lo que aquellos aldeanos entendían por un buen espectáculo. «¿Destruir su bosque?», pensó con sorna al escuchar al loco de la antorcha. «Vete y dile a Barnes que quieres quemar su preciada madera». Pareciera que el tema común de la velada fuera la incitación a la violencia, como si aquellos paletos no emplearan suficiente energía en cortar árboles a lo largo del día.
Cuando por fin llegó la atracción principal de aquel improvisado circo, Valeria se fue abriendo paso hacia los puestos delanteros. No quería perderse detalle de aquel tal Lombardi y su pequeña estatura la dejaba en desventaja entre la multitud de leñadores.
Era innegable que el tipo tenía carisma. Si la adoración con la que le coreaban los asistentes no era suficiente indicador de ello, sólo había que fijarse en la seguridad con la que se expresaba y se movía delante de todo el mundo; se notaba que le gustaba que se le prestase atención. No era la primera vez que Valeria se topaba con alguien así. «Probablemente, tampoco será la última».
Fue el contenido de la jaula, sin embargo, lo que mostró a la bruja la verdadera dimensión del carácter del hombre: no sólo disfrutaba realizando actos crueles, sino incitando a otros a cometerlos. Valeria no desaprobaba la manipulación, era una estrategia que ella misma utilizaba con frecuencia para conseguir sus fines, pero la crueldad en beneficio del ego le resultaba, simplemente, desagradable.
Así y todo, Valeria Reike no era ninguna heroína. Aquel elfo era un completo desconocido y, al parecer, toda la gente a su alrededor deseaba verlo muerto. No iba a ser ella quien arriesgase el pellejo por liberar a un orejas picudas. Poco a poco y con cuidado de no llamar demasiado la atención, se dedicó a sortear a los enardecidos aldeanos, buscando alejarse de aquel bochornoso espectáculo que ya empezaba a revolverle el estómago. Hasta que oyó aquello del parricidio.
—¡No lo hagas! —se oyó a sí misma gritar cuando la elfa de piel verde, espada en mano, avanzó hacia la jaula del prisionero.
Antes de darse cuenta de lo que hacía, Valeria ya se había abierto paso hacia la jaula, que ahora estaba abierta, y sujetaba con fuerza el brazo de la pelirroja.
«¿Qué diablos estás haciendo?», se dijo, aflojando ligeramente el agarre.
—¿Qué diablos estás haciendo? —preguntó Lombardi incrédulo.
La elfa de ojos verdes dijo, en un tono similar, algo que Valeria no entendió, al tiempo que se desasía de ella con un tirón de su brazo. Fue al ver aquellos ojos que la bruja se dio cuenta de que había malinterpretado por completo la situación. Aquellos ojos miraban con orgullo y altivez, no como lo haría una persona a la que han lavado el cerebro.
—No ibas a matarlo —murmuró algo confusa.
La bruja no entendía qué estaba pasando, pero ya era un poco tarde para echarse atrás.
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OFF:
Por si alguien más se pregunta qué diablos está haciendo mi personaje: Reike tiene asuntos pendientes con su propio padre y ha reaccionado de forma visceral ante la escena (algo de lo que, sin duda, ya empieza a arrepentirse). Aún no sabe qué está pasando y no siente especial aversión o afinidad para con los elfos, pero, una vez cavado el hoyo, tratará de ayudar a Sarez (al menos, de momento).
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Reike
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
El piar de los pájaros en los árboles contrastaba con el olor putrefacto del barro. Si el niño miraba hacía arriba, se encontraría con una hermosa vista de la espesura de las copas de los árboles y leves rendijas de Sol filtrándose pero lográndolo muy escasamente, pero si miraba hacia delante presenciaba una escena llena de putrefacción y olores fétidos con cadáveres de ratas ahogadas entre el barro y líquidos de dudosa procedencia.
Hick....guh....sniff....
Sus sollozos, ahora ahogados por tener su cabecita entre sus rodillas, sonaban como la interferencia en la coexistencia de esos dos paisajes gemelos tan diferentes. El Sol ya practicante se había desvanecido, si quería podía irse fácilmente del lugar sin miedo a quemarse, pero sus conmocionadas extremidades le impedían siquiera intentarlo.
"Hey, pequeño. Me llamo Taliesin. ¿Cómo te llamas tú?"
En cuanto la voz resonó en sus oídos, el niño dio un respingo asustado ¿Desde cuando estaba ese hombre ahí? Uriel, incluso como niño, por lo general notaba enseguida la presencia de otros ¿Estaba tan asustado que incluso fue incapaz de notar a un humano aproximarse a él? Levantando su cabeza, Uriel miró con desconfianza y miedo al desconocido mientras se encogía sobre sí mismo, mostrando así que no le agradaba su presencia.
El hombre cuyo nombre era Taliesin se arrodilló justo a su lado, Uriel, sin responder a su pregunta, se arrastró un poco para alejarse de él mientras sus asustados ojos marrón-miel no se despegaban de los movimientos del excéntrico y tapado hombre ¿Quién diablos iba así vestido? ¡Eso solo lo haría un vam-....!
Vampiro, este hombre un vampiro....
Durante su educación se le enseñó cómo diferenciar a las diferentes razas de un vampiros, así que era capaz de darse cuenta de la naturaleza de la persona frente a él no solo por sus ropas sino por otros factores también. El hecho de que fuera un vampiro no hizo más que ponerle en altera, su maestro le ordenó que bajo ningún concepto debía relacionarse con vampiros fuera de la facción, también le habló de que no todos los vampiros poseían una sensación de hermandad entre ellos ¿Este vampiro de qué clase sería? ¿Ese hombre le reconoció como vampiro, para empezar? ¿Tal vez le confundió con una presa? Pero tampoco podía descartar que el tal Taliesin intentase cazarle aún sabiendo que es de su misma raza, su maestro le contó que de vez en cuando salían vampiros extraños que gozaban del sabor de su misma gente ¡Espeluznante!
"..."
El joven vampirito trazó rápidamente un camino en su mente para huir del callejón lo más rápido que pudiera, pero el adulto frente a él sería más fuerte y veloz desde que pertenecían a la misma raza ¿Tendría que fiarse de su infantil agilidad e intentar huir por los tejados? Con un poco de suerte podría despistarlo y huir a los bosques, en donde le sería fácil encontrar un escondite pequeño e inaccesible para un adulto. Uriel pensó frenéticamente mientras una fina línea de lágrimas seguía bajando de sus mejillas ¿Porque ese día tenía tan mala suerte? Primero cayó a un pueblo de humanos locos y ahora debía huir rápidamente de un señor vampiro qu-....
Soy un vampiro. Estoy aquí de camino a la costa oeste. ¿Qué ha ocurrido? ¿Vienes con alguien? ¿Quieres que te ayude a encontrarlos?
Los ojitos llenos de lágrimas del infante se agradaron en sorpresa cuando Taliesin mostró su naturaleza tan fácilmente ¿Qué diablos? Olvidando su temor hacia el hombre, Uriel buscó en su confusa y conmocionada cabeza una respuesta a esa pregunta ¿Porque decirle que era un vampiro? Eso solo haría que se sintiera más nervioso, entonces ¿Porque? Solo entonces el infante se percató de que el hombre no portaba la mirada de un vampiro tras su presa sino....¿Preocupación genuina?
¿Esta persona no busca mi sangre?...
Eso fue lo que Uriel pensó enseguida cuando terminó de asimilarlo. fijándose mejor, la postura en la que estaba Taliesin no era en absoluto buena para acorralarlo si intentaba huir ¡Ni siquiera estaba tapando la salida de la callejuela! Simplemente estaba a su lado, el niño ladeó su cabeza confundido pero no tan asustado ahora ¿En verdad ese vampiro fue a haberle porque estaba preocupado por su situación? ¡Pero era un vampiro! Por lo general, su gente no hace esa clase de cosas, de hecho probablemente vería más factible que acudieran a burlarse de su estado en vez de ayudarle. Mirando ahora al hombre con un deje de curiosidad e interés pero sin perder sus tintes de desconfianza, el pre-adolescente finalmente se animó a dirigirle la palabra a Taliesin.
"¿En verdad no me harás daño?....¿No quieres cazarme en verdad?..."
Mientras hablaba volvió a abrazar sus propias rodillas, temeroso que sus preguntas provocaran que el vampiro adulto mostrase su "verdadero rostro" ¡Solo pensarlo le aterrorizaba! Por reflejo, el vampirito dirigió su mano al lado de donde estaba el mango de su puñal ¡Si le iban a matar al menos se llevaría el ojo derecho del vampiro con él! O al menos lo intentaría….
Uri
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
No debería haber cruzar los lindes de Sandorai. Pienso continuamente. Ignoro la lección que tengo marcada en mi ojo izquierdo por querer sanar a Merrigan y por orgullo contra Helyare. Tienes sangre elfa. Le digo a Merrigan. Los sacerdotes de Sandorai sanarán tu piel enferma. Repito hasta convencerla. Ella señala mi cicatriz y yo le respondo con un gesto de rechazo con la mano derecha. No pasará nada. Besé su cabeza.
La mañana antes de cruzar la frontera hacemos el amor. Ella, al principio, no quería. Apesta y dice que es horrible. Grita que me aleje de ella. No quiere que nada ni nadie se le acerque. Coge una piedra y la lanza contra un pájaro que está reposando sobre la rama de un árbol; está demasiado cerca de Merrigan. La miro con dulzura y tristeza. Hago ademán de ir a su lado y abrazarla. Ella me mira con un gesto de disgusto. Me dedica una mueca de enfado, la misma que le dedicó al pájaro antes de tirarle la piedra. Sigo caminando, muy despacio. Merrigan baja la cabeza al suelo. Sus labios se transforman en una delgada línea de indiferencia. No la oigo llorar y sus ojos carecen de lágrimas. Desearía que llorase para que pudiera desahogarse.
Merrigan se tapa la cabeza con una pesada manta como si se estuviera resguardando de una inexistente lluvia. Beso el lugar donde debería estar sus labios. Quiero pensar que ella me devuelve el beso, aunque soy incapaz de sentirlo por el grosor de la manta. Merrigan levanta su faldón a la altura de su cintura. Yo me bajo los pantalones. No hay palabras ni ningún signo que nos hace saber que nos queremos, pero eso no es lo más triste. Merrigan no se quita la manta de la cabeza. Siento que estoy haciendo el amor con un saco vacío.
Nos volvemos a acostar en la hierba. Ella se siente agotada, se duerme en seguida y yo finjo que la acompaño. Cierro los ojos lentamente pensando que ella podría percibir que los tengo abiertos. No los vuelvo a abrir hasta horas después.
Transcurre una variedad de sonidos sucesivos sin sentido. Gritos de auxilio mezclado con aplausos y clamores de victoria. Intento abrir los ojos, pero soy incapaz de hacerlo. Mis extremidades no responden. Me encuentro en un estado en el que no estoy dormido, pero tampoco consciente.
Noto unas manos a desvestirme. Mis armas han desaparecido. Las mismas armas examinan mi cuerpo. Pasan las manos por las cicatrices. Alguien reconoce la marca de mi ojo izquierdo, dice que soy un desterrado. Otra persona señala mi miembro todavía en funcionamiento. ¡Los elfos sí que saben divertirse! Grita y todos se ríen.
Oscuridad. Consigo abrir los ojos pesadamente, pero no consigo ver nada. Me levanto con dificultad. Estoy en un lugar angosto y pequeño. Me rodean barras de metal, similares a las de una celda, que a su vez son tapiadas por una gruesa manta como la que Merrigan usó para taparse la cabeza. Doy golpes a los barrotes con la mano abierta. Intento gritar y quejarme, pero de mi boca solo emerge un sonido gangoso.
Al otro lado de la celda suena la voz de un hombre. Tiene voz de juglar. Pone una mano encima de los barrotes y levanta la pesada manta. La luz me molesta. Cierro los ojos y agacho rápidamente la cabeza. Tardo unos segundos en acostumbrarme. Mientras, el juglar me presenta como si fuera un animal de feria. Cuando consigo abrir los ojos, doy una tanda de repetidos golpes contra los barrotes y miro al juglar con crueldad. Quiero gritarle, pero mi garganta sigue durmiendo.
El juglar da paso a una mujer que se parece a Merrigan. Tiene el mismo color de piel enferma y el cabello rojizo. Sin embargo, su cuerpo es más esbelto y delgado y sus ojos no son de color morado. No es ella. Se parece, viste con mi ropa y posee mis armas; pero no es Merrigan ni soy yo.
La mujer esgrime la espada de Ivor. Se dirige hacia la jaula con fieras intenciones. El público ríe de buena gana. Doy un vistazo rápido a las personas que me miran y se divierten viéndome. Trago saliva. Quiero salir. Quiero saber dónde estoy. Quiero recuperar lo que es mío. Necesito saber dónde está Merrigan y necesito saber si está bien.
Doy un paso hacia atrás. La jaula no me permite mucha movilidad. La mujer que no es Merrigan está más cerca. Hace ondular sus caderas como si se estuviera burlando de mí por cada paso que da a la vez que seduce a su público. Camina como camina Merrigan arriba de un escenario. El pensamiento me hace enfurecer. Ella no es Merrigan. No tiene el derecho de contonear al público.
La mujer esculpida en la empuñadura de la espada de Ivor está moviendo los labios como si quisiera hablar. (1)
—Despierta— susurro. La palabra sale de mi boca sin yo quererlo.
La mujer de la espada abre los ojos.
—Puedes salir — dice la espada con voz clara.
La mujer que no es Merrigan se detiene al escuchar la voz de la espada y eso me da un momento para pensar. Retoma su marcha su inicial. El público aclama.
Miro el techo de la jaula, es de madera blanda. Podría romperlo si estuviera en posesión de mi plena consciencia. Hago por golpearla, pero mis manos son débiles. El veneno que usaron para dormirme todavía perdura.
Hay una voz entre el público, una sola persona, que hace detener a la mujer que no es Merrigan. No consigo distinguir su rostro entre toda la multitud. Todos me parecen iguales: personas amenazantes que ríen y aplauden por un demencial espectáculo.
Aprovecho este momento para golpear la tapa de jaula con recuperadas fuerzas. La madera me rasga la piel. Sigo golpeando. La espada ha hablado, puedo salir.
La mujer que no es Merrigan levanta la espada de Ivor. La empuñadura mira directamente a mis ojos. La mujer que no es Merrigan introduce la espada a través de los barrotes. Lo hace muy tarde. En ese momento, yo ya he salido. He conseguido quitar la parte de madera de la jaula y he saltado al extremo superior de la jaula. Me quedo reposando como si fuera una gárgola élfica. (2) No tengo intención de atacar. Debería hacerlo, estoy enfadado y asustado. Deseo golpear a la mujer que no es Merrigan hasta que me devuelva mi ropa y mis armas y me diga dónde está Merrigan. Si no lo hago es porque ella me recuerda demasiado a Merrigan. Todavía en un estado de seminconsciencia, me cuesta diferenciar entre ellas dos.
Offrol: hago un pequeño resumen de cómo he llegado a ser prisionero por los brujos de Villasauco, (1) utilizo la espada de Ivor de mi inventario(hago que hable como la de Jake El Bárbaro) y (2) salgo de la jaula utilizando mi habilidad "guía forestal" y gracias a la distracción de Reike que consigue entretener a "la mujer que no es Merrigan".
Y bueno, una aclaración que veo muchas caras nuevas en el evento y eso me gusta. Sarez es un personaje un poco especial. Es un Tarzán de los monos versión elfo, por eso habla de esa manera tan “peculiar”. A veces puede parecer un poco retrasado, lo reconozco. Su historia es sencilla. fue desterrado y marcado a fuego de Sandorai durante su infancia. Desde entonces ha vivido en el bosque; completamente solo. Sobreviviendo, que no viviendo.. Varias personas le han intentado ayudar, pero sus malas capacidades sociales han terminado por espantarlas. Miradlo como una versión funesta de Cocodrilo Dundee.
Y, sí, por si os estáis preguntando. Merrigan es su pareja y su hija. En defensa de ambos diré que Sarez no sabía que era su hija y Merrigan solo tenía una ligera idea de ello hasta que se confirmó por medio de una carta de la madre.
La mañana antes de cruzar la frontera hacemos el amor. Ella, al principio, no quería. Apesta y dice que es horrible. Grita que me aleje de ella. No quiere que nada ni nadie se le acerque. Coge una piedra y la lanza contra un pájaro que está reposando sobre la rama de un árbol; está demasiado cerca de Merrigan. La miro con dulzura y tristeza. Hago ademán de ir a su lado y abrazarla. Ella me mira con un gesto de disgusto. Me dedica una mueca de enfado, la misma que le dedicó al pájaro antes de tirarle la piedra. Sigo caminando, muy despacio. Merrigan baja la cabeza al suelo. Sus labios se transforman en una delgada línea de indiferencia. No la oigo llorar y sus ojos carecen de lágrimas. Desearía que llorase para que pudiera desahogarse.
Merrigan se tapa la cabeza con una pesada manta como si se estuviera resguardando de una inexistente lluvia. Beso el lugar donde debería estar sus labios. Quiero pensar que ella me devuelve el beso, aunque soy incapaz de sentirlo por el grosor de la manta. Merrigan levanta su faldón a la altura de su cintura. Yo me bajo los pantalones. No hay palabras ni ningún signo que nos hace saber que nos queremos, pero eso no es lo más triste. Merrigan no se quita la manta de la cabeza. Siento que estoy haciendo el amor con un saco vacío.
Nos volvemos a acostar en la hierba. Ella se siente agotada, se duerme en seguida y yo finjo que la acompaño. Cierro los ojos lentamente pensando que ella podría percibir que los tengo abiertos. No los vuelvo a abrir hasta horas después.
Transcurre una variedad de sonidos sucesivos sin sentido. Gritos de auxilio mezclado con aplausos y clamores de victoria. Intento abrir los ojos, pero soy incapaz de hacerlo. Mis extremidades no responden. Me encuentro en un estado en el que no estoy dormido, pero tampoco consciente.
Noto unas manos a desvestirme. Mis armas han desaparecido. Las mismas armas examinan mi cuerpo. Pasan las manos por las cicatrices. Alguien reconoce la marca de mi ojo izquierdo, dice que soy un desterrado. Otra persona señala mi miembro todavía en funcionamiento. ¡Los elfos sí que saben divertirse! Grita y todos se ríen.
Oscuridad. Consigo abrir los ojos pesadamente, pero no consigo ver nada. Me levanto con dificultad. Estoy en un lugar angosto y pequeño. Me rodean barras de metal, similares a las de una celda, que a su vez son tapiadas por una gruesa manta como la que Merrigan usó para taparse la cabeza. Doy golpes a los barrotes con la mano abierta. Intento gritar y quejarme, pero de mi boca solo emerge un sonido gangoso.
Al otro lado de la celda suena la voz de un hombre. Tiene voz de juglar. Pone una mano encima de los barrotes y levanta la pesada manta. La luz me molesta. Cierro los ojos y agacho rápidamente la cabeza. Tardo unos segundos en acostumbrarme. Mientras, el juglar me presenta como si fuera un animal de feria. Cuando consigo abrir los ojos, doy una tanda de repetidos golpes contra los barrotes y miro al juglar con crueldad. Quiero gritarle, pero mi garganta sigue durmiendo.
El juglar da paso a una mujer que se parece a Merrigan. Tiene el mismo color de piel enferma y el cabello rojizo. Sin embargo, su cuerpo es más esbelto y delgado y sus ojos no son de color morado. No es ella. Se parece, viste con mi ropa y posee mis armas; pero no es Merrigan ni soy yo.
La mujer esgrime la espada de Ivor. Se dirige hacia la jaula con fieras intenciones. El público ríe de buena gana. Doy un vistazo rápido a las personas que me miran y se divierten viéndome. Trago saliva. Quiero salir. Quiero saber dónde estoy. Quiero recuperar lo que es mío. Necesito saber dónde está Merrigan y necesito saber si está bien.
Doy un paso hacia atrás. La jaula no me permite mucha movilidad. La mujer que no es Merrigan está más cerca. Hace ondular sus caderas como si se estuviera burlando de mí por cada paso que da a la vez que seduce a su público. Camina como camina Merrigan arriba de un escenario. El pensamiento me hace enfurecer. Ella no es Merrigan. No tiene el derecho de contonear al público.
La mujer esculpida en la empuñadura de la espada de Ivor está moviendo los labios como si quisiera hablar. (1)
—Despierta— susurro. La palabra sale de mi boca sin yo quererlo.
La mujer de la espada abre los ojos.
—Puedes salir — dice la espada con voz clara.
La mujer que no es Merrigan se detiene al escuchar la voz de la espada y eso me da un momento para pensar. Retoma su marcha su inicial. El público aclama.
Miro el techo de la jaula, es de madera blanda. Podría romperlo si estuviera en posesión de mi plena consciencia. Hago por golpearla, pero mis manos son débiles. El veneno que usaron para dormirme todavía perdura.
Hay una voz entre el público, una sola persona, que hace detener a la mujer que no es Merrigan. No consigo distinguir su rostro entre toda la multitud. Todos me parecen iguales: personas amenazantes que ríen y aplauden por un demencial espectáculo.
Aprovecho este momento para golpear la tapa de jaula con recuperadas fuerzas. La madera me rasga la piel. Sigo golpeando. La espada ha hablado, puedo salir.
La mujer que no es Merrigan levanta la espada de Ivor. La empuñadura mira directamente a mis ojos. La mujer que no es Merrigan introduce la espada a través de los barrotes. Lo hace muy tarde. En ese momento, yo ya he salido. He conseguido quitar la parte de madera de la jaula y he saltado al extremo superior de la jaula. Me quedo reposando como si fuera una gárgola élfica. (2) No tengo intención de atacar. Debería hacerlo, estoy enfadado y asustado. Deseo golpear a la mujer que no es Merrigan hasta que me devuelva mi ropa y mis armas y me diga dónde está Merrigan. Si no lo hago es porque ella me recuerda demasiado a Merrigan. Todavía en un estado de seminconsciencia, me cuesta diferenciar entre ellas dos.
Offrol: hago un pequeño resumen de cómo he llegado a ser prisionero por los brujos de Villasauco, (1) utilizo la espada de Ivor de mi inventario
Y bueno, una aclaración que veo muchas caras nuevas en el evento y eso me gusta. Sarez es un personaje un poco especial. Es un Tarzán de los monos versión elfo, por eso habla de esa manera tan “peculiar”. A veces puede parecer un poco retrasado, lo reconozco. Su historia es sencilla. fue desterrado y marcado a fuego de Sandorai durante su infancia. Desde entonces ha vivido en el bosque; completamente solo. Sobreviviendo, que no viviendo.. Varias personas le han intentado ayudar, pero sus malas capacidades sociales han terminado por espantarlas. Miradlo como una versión funesta de Cocodrilo Dundee.
Y, sí, por si os estáis preguntando. Merrigan es su pareja y su hija. En defensa de ambos diré que Sarez no sabía que era su hija y Merrigan solo tenía una ligera idea de ello hasta que se confirmó por medio de una carta de la madre.
Sarez
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
El niño se alejó más de él cuando Taliesin se arrodilló para estar más cerca. Y aunque le extrañó y se preguntó otra vez qué habría ocurrido para que se encontrara tan temeroso, Skatha no intentó forzarlo a quedarse, ni insistió en su acercamiento sin que el pequeño estuviera cómodo. Era la primera vez que veía a lo que parecía ser un niño vampiro; si es que esto era. Pero no llegó a considerar que aquello supusiera una diferencia: su actitud era claramente la de un infante, y todos los instintos paternales de Skatha se activaban para intentar calmarlo.
Agrandó mucho los ojos cuando Taliesin reveló que era un vampiro, sorprendido, y por un momento el hombre pensó que se había equivocado en su suposición. Pensó que el niño, en lugar de empatizar, gritaría pidiendo ayuda o huiría asustado. Pero no fue así, y aunque tardó cierto tiempo en hacerlo, cuando finalmente habló fue con un hilillo de voz y una pregunta temerosa que hicieron que el corazón de Skatha se derritiera en empatía. Por un momento perdió la sonrisa, tan sorprendido estaba por que el chico pensara aquello.
- Claro que no voy a hacerte daño - aseveró, conmovido y serio -. Y el sol tampoco te lo hará más, porque ya se está poniendo. Pero por si acaso, ¿quieres este sombrero? - Y tras quitárselo, lo ofreció para colocarlo sobre la cabeza del niño -. Así irás aún más protegido.
Le dedicó una sonrisa reconfortante y dejó que el pequeño se acercara u alejara según lo necesitara. Le dio un tiempo.
- ¿Cuántos años tienes? - De nuevo intentó distraerlo para calmarlo, ya que el niño no le decía su nombre ni por qué estaba tan asustado -. Mi hija tendrá una edad similar a la tuya. Te has raspado las rodillas, ¿te duele? - Y tras dejar que respondiera, continuó: - Este callejón está oscuro y sucio. ¿Te parece si salimos de aquí? Encontraremos un lugar tranquilo y algo de comer, donde nadie nos moleste ni intente hacernos daño.
Al decir esto, se puso en pie y le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse. De nuevo sonrió para intentar convencerlo y así volver con él a Villasauco.
Agrandó mucho los ojos cuando Taliesin reveló que era un vampiro, sorprendido, y por un momento el hombre pensó que se había equivocado en su suposición. Pensó que el niño, en lugar de empatizar, gritaría pidiendo ayuda o huiría asustado. Pero no fue así, y aunque tardó cierto tiempo en hacerlo, cuando finalmente habló fue con un hilillo de voz y una pregunta temerosa que hicieron que el corazón de Skatha se derritiera en empatía. Por un momento perdió la sonrisa, tan sorprendido estaba por que el chico pensara aquello.
- Claro que no voy a hacerte daño - aseveró, conmovido y serio -. Y el sol tampoco te lo hará más, porque ya se está poniendo. Pero por si acaso, ¿quieres este sombrero? - Y tras quitárselo, lo ofreció para colocarlo sobre la cabeza del niño -. Así irás aún más protegido.
Le dedicó una sonrisa reconfortante y dejó que el pequeño se acercara u alejara según lo necesitara. Le dio un tiempo.
- ¿Cuántos años tienes? - De nuevo intentó distraerlo para calmarlo, ya que el niño no le decía su nombre ni por qué estaba tan asustado -. Mi hija tendrá una edad similar a la tuya. Te has raspado las rodillas, ¿te duele? - Y tras dejar que respondiera, continuó: - Este callejón está oscuro y sucio. ¿Te parece si salimos de aquí? Encontraremos un lugar tranquilo y algo de comer, donde nadie nos moleste ni intente hacernos daño.
Al decir esto, se puso en pie y le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse. De nuevo sonrió para intentar convencerlo y así volver con él a Villasauco.
Taliesin Skatha
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
En cuanto Taliesin respondió en un tono severo a sus temerosa pregunta, Uriel se encogió sobre sí mismo un poco cohibido pero en cuanto comprendió el significado de sus palabras su miedo y timidez parecieron aligerarse bastante ¿Porque será? Hasta hace unos segundos estaba realmente desconfiado y asustado pero ese hombre no le daba una mala sensación ¿Será porque instintivamente detectaba la preocupación y amabilidad en su voz? Uriel era débil ante gente amable. El vampirito siguió observando los movimientos de Tali, cada vez más curioso y sorprendido que asustado y desconfiado ¡Que hombre mas curioso! Era la primera vez que un vampiro fuera de su facción era tan gentil, esbozando una sonrisita tímida murmuró;
"Si...Grac-.....Gracias, señor."
Visiblemente más confiado y receptivo, el joven vampiro se aproximó al amable hombre para poder verle mejor ¡Ah! Mirándole de cerca poseía bastante porte, y una fuerte aura que le empujaba a creer en sus palabras. Poniéndose de pie, finalmente se dio cuenta de que sus rodillas estaban sangrado ¡No se había percatado! Estaba tan ocupado huyendo lejos del Sol y Villasauco que no se percató! Haciendo una pequeña muequita de dolor, el infante decidió ignorarlo por ahora ¡Afortunadamente era un vampiro! Dejaría de sangrar en poco tiempo.
"Humm....M-Mi nombre es Uriel Nova, del clan de los Nova. T-Tengo 11 años...."
Respondiendo al fin a las preguntas, el niño miró tímidamente a Taliesin, no porque se se sintiera intimidado ¡Estaba extrañamente cómodo con él, de hecho! Era más bien la timidez de los niños con los adultos que le vieron llorar. El vampirito no tenía problemas en admitir su naturaleza infantil ¡Pero incluso así era vergonzoso! A nadie le gustaría que le vieran llorar de esa forma.
¿Una hija? Es por eso que....
Uriel pudo comprender enseguida porque se sentía tan cómodo con Taliesin a pesar de que hace tan solo unos minutos le tenía un fuerte miedo, era porque emitía esa sensación de "padre" que le hacía sentir seguro y protegido ¿Tal vez era a lo que llamaban "una persona paternal"? Uriel no se llevaba bien con sus padres biológicos, de hecho solo conocía lo que se suponía que era "paternal" por su maestro, lo más cercano a un padre que jamás a tenido. Sin duda, esta era la experiencia más cercana al concepto de "padre adecuado" dicho como tal. Bajando un poco su rostro mientras negaba hacía la pregunta de Taliesin, el infante no pudo evitar sentir un poco de envidia hacia su hija ¡Tener un buen "padre"!
Aunque yo tengo al maestro...
Añadió en su cabeza mientras recuperaba su leve sonrisita inocente. Quizás su maestro no era lo más "paternal" que pudiera desear un niño pequeño, pero aún así, fue su maestro el que le dio un sentido a su existencia y una identidad ¡Incluso le dijo que era su "hijo"! Solo eso le bastaba a Uriel para amarlo como un dios y padre.
"P-Pero....afuera hay....humanos locos....Si nos descubren, p-podríamos acabar c-como ese elfo."
Un poco temeroso al recordar ese horrible espectáculo, Uriel se abrazó un poco a sí mismo un tanto temeroso ¡Lo que más miedo le daba, incluso más que los cazadores, eran los humanos locos! Un cazador probablemente le mataría rápido y sin darle tiempo a hacer nada, pero un humano loco lo torturaría y le haría sufrir de formas muy creativas antes de ir matándolo lentamente; Justo como hicieron con el elfo. Solo de pensarlo se ponía a temblar de miedo. Pegándose un poco a Taliesin, con una vocecita temerosa:
"¿N-no sería lo mejor dejar este lugar lo más pro-pronto posible? E-Es decir....Si el se-señor tiene cosas que hacer aquí, está bien ¡Ah! P-Pero....Vulfurfar queda....Hmm "
Uriel podría fácilmente regresar a Vulfurfar en un par de noches si se ponía en marcha ahora, pero curiosamente no quería hacerlo ¿Cambió de parecer? No, sencillamente no quería hacerlo solo. Temía que si se quedaba solo no podría defenderse de los humanos locos, y Taliesin, aparte de comprender su naturaleza, parecía ser una buena persona; Un "adulto responsable". El infante siguió musitando y hablando bajito consigo mismo como si discutiera con algo importante con la cabeza gacha, tras un puñado de segundos el niño devolvió su mirada marrón-miel a los ojos del adulto
"Hummm....¿P-Puedo ir con usted, señor? Y-Yo....No quiero estar solo...."
Tímidamente, agarró la gruesa capa de Taliesin entre los dedos de su manita derecha como si le pidiese pasivamente "No me dejes solo". Entre sus brillante ojos infantiles podía verse sus inseguridades y temores de estar solo entre tantos humanos que parecían haber perdido el norte.
"¡Ah! P-Pero si está ocupado...."
Añadió al final mirando al suelo avergonzado mientras su voz se hacía más pequeña.
Uri
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
- Por favor, repitemelo otra vez, ¿por qué te has vuelto a enrolar? - Le preguntó por enésima vez el veterano soldado.
- Porque soy un patriota y- Y otra vez más, volvieron a estallar las risas del grupo. El camino se había vuelto mucho más pesado y lento los últimos días a causa del barro, el frío y la falta de una comida caliente en condiciones. Sango dejó que aquellas risas inundaran el ambiente y cambiaran el tono habitual de la marcha, marcado por los característicos juramentos y maldiciones. Cuando las risas cesaron, Sango suspiró y se encogió de hombros mientras seguía tras uno de los carros. De vez en cuando, con un silbido, llamaba a su fiel compañero, que aparecía de entre los árboles tras unos instantes. Sango le daba un par de palmadas y este volvía a marchar.
- Patriota... Vaya motivo de mierda, Sango, y perdona que sea tan sincero, pero es que es una mierda de motivo. Eso sí, al menos es un motivo noble. Pero ser noble no te salvará de morir igual que uno que lucha por la soldada, ¿me entiendes?-
Vaya si lo entendía. Lo entendía perfectamente, pero Sango se había cansado de vagar por el mundo sin un destino fijo. De alguna manera deseaba volver a poner cierto orden en su día a día por no decir en su vida.
- Joder, míranos, somos soldados curtidos en combate y mira como nos pagan. Nos mandan al puto culo del mundo a hacer cualquier gilipollez bajo las órdenes de un don nadie con aires de puta grandeza. Esto lo arreglaba yo muy rápidamente...-
Ciertamente, tras alistarse le había asignado a las fronteras occidentales y Ben ahora viajaba con un pelotón compuesto por cinco soldados y una caravana de suministros. Eran pocos, pero Ben estaba convencido de que aquellos camaradas eran bastante más capaces de lo que mostraba su actitud. Quizá por eso se mostraban de aquella manera.
- Tres lanceros, una arquera y tú, el patriota, de la infantería pesada... ¡Manda huevos, coño! Somos una puta panda de despojos, joder. Cinco putos soldados y un burro tirando de un carro al que llamamos caravana, joder, cualquiera que nos vea nos daría unas putas monedas por puta compasión.- Se estaba desahogando agusto.- Y luego nos matarían para quitarnos las putas monedas. No lo olvidéis, muchachos, nadie da dinero sin cobrar algo a cambio.
Al final, tras más de tres horas de caminata llegaron a su destino: Villasauco. La gente los miraba al pasar pero pronto volvían a sus quehaceres y trabajos y preparativos pues parecían estar celebrando algo en aquel lugar. Ben inspeccionó el área con un rápido vistazo. No sabía muy bien qué hacer.
- Oiga, disculpe, ¿sabe dónde está el comandante de la?-
- ¿Comandante? ¿Ese sucio borracho? Tienes suerte, se ha convertido en clientela habitual de la taberna de Bop. Seguramente ande por allí.- La lugareña señaló la dirección, escupió y se marchó. Ben miró a sus compañeros e hicieron gestos con los brazos. Reanudaron la marcha en busca de la taberna.
Por el camino se encontraron con mucho barullo, tumulto y gente dando voces. Tras unas palabras con sus compañeros, Sango decidió acercarse a ver qué pasaba. No le sorprendió el ambiente de crispación y nerviosismo e incluso de absurda valentía hostigando a sus vecinos a alzarse en armas contra la escoria élfica. Pero de entre todas las voces a Sango le llamó la atención que pronto quedara callado el posible asesinato de una condesa. Ben se sintió verdaderamente interesado por conocer más detalles de aquella historia. Para determinar si era verdadera o una simple sarta de mentiras, debía hablar con aquel hombre. Al que seguiría en cuanto se dispersara la multitud, cosa que no tardó mucho pues la gente no vivía de dar discursos en la plaza del pueblo.
- Disculpe, señor.- Dijo Sango al hombre que había hablado.- ¿De verdad han asesinado a una condesa?- El hombre le estudió durante unos instantes y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Ben obedeció, y le siguió a tan solo dos pasos. Llegaron a un aserradero que estaba, sorprendentemente vacío.
- ¿Y quién quiere saberlo?- Preguntó el hombre continuando con la conversación iniciada hacía tan solo unos instante atrás.
- Soy Sango, acabo de llegar con el pelotón destinado a la frontera occidental.- Hubo un silencio que Sango rompió más por incomodidad que por otra cosa.- Naturalmente, si ha habido un asesinato, debería ser investigado.- El hombre se echó a reir.
- Ay, sí... Investigar un asesinato... uy muchacho, que tierno estás... Anda lárgate y no me hagas perder el tiempo o...- El rictus del hombre cambió por completo. Sango esbozó media sonrisa y dejó que su compañero se acercara un poco más. El hombre, pese a su recelo original, miró a Ben con otros ojos. El hombre empezó a hablar mientras Ben acariciaba al kag.
- Sí... Sí... Un asesinato. Un suceso horrible, pero esas cosas pasan... Mira, si hubieras estado atento a mis palabras sabrías que hay algo más importante en la historia.- Tragó saliva y se acercó más a Ben sin dejar de vigilar al animal, muy crecido y nada común en aquellas tierras.- Donde hay nobleza, hay riqueza, ya se sabe... Yo sé de buena mano que allí había un gran tesoro y sería una pena que cayera en el olvido.- Dio dos pasos hacia atrás.- Pero qué demonios, no hablemos aquí, entremos y tomemos algo en casa, ¿qué me dices? O mejor aún vayamos a donde Bop, seguro que tienen algo caliente para comer. Buen plan, ¿no? Por cierto, soy Billy, leñador aunque no es que sea meritorio o algo destacable la mayoría de los de por aquí trabajamos en ello, ¡já!- Se dieron la mano y caminaron en dirección al poblado, sin embargo el kag, volvió a los árboles. Mientras caminaban, Ben preguntó.
- Dime Billy, ¿por qué está el aserradero vacío?-
Pero Billy no respondió, simplemente emitió un gruñido y aceleró el paso.
- Porque soy un patriota y- Y otra vez más, volvieron a estallar las risas del grupo. El camino se había vuelto mucho más pesado y lento los últimos días a causa del barro, el frío y la falta de una comida caliente en condiciones. Sango dejó que aquellas risas inundaran el ambiente y cambiaran el tono habitual de la marcha, marcado por los característicos juramentos y maldiciones. Cuando las risas cesaron, Sango suspiró y se encogió de hombros mientras seguía tras uno de los carros. De vez en cuando, con un silbido, llamaba a su fiel compañero, que aparecía de entre los árboles tras unos instantes. Sango le daba un par de palmadas y este volvía a marchar.
- Patriota... Vaya motivo de mierda, Sango, y perdona que sea tan sincero, pero es que es una mierda de motivo. Eso sí, al menos es un motivo noble. Pero ser noble no te salvará de morir igual que uno que lucha por la soldada, ¿me entiendes?-
Vaya si lo entendía. Lo entendía perfectamente, pero Sango se había cansado de vagar por el mundo sin un destino fijo. De alguna manera deseaba volver a poner cierto orden en su día a día por no decir en su vida.
- Joder, míranos, somos soldados curtidos en combate y mira como nos pagan. Nos mandan al puto culo del mundo a hacer cualquier gilipollez bajo las órdenes de un don nadie con aires de puta grandeza. Esto lo arreglaba yo muy rápidamente...-
Ciertamente, tras alistarse le había asignado a las fronteras occidentales y Ben ahora viajaba con un pelotón compuesto por cinco soldados y una caravana de suministros. Eran pocos, pero Ben estaba convencido de que aquellos camaradas eran bastante más capaces de lo que mostraba su actitud. Quizá por eso se mostraban de aquella manera.
- Tres lanceros, una arquera y tú, el patriota, de la infantería pesada... ¡Manda huevos, coño! Somos una puta panda de despojos, joder. Cinco putos soldados y un burro tirando de un carro al que llamamos caravana, joder, cualquiera que nos vea nos daría unas putas monedas por puta compasión.- Se estaba desahogando agusto.- Y luego nos matarían para quitarnos las putas monedas. No lo olvidéis, muchachos, nadie da dinero sin cobrar algo a cambio.
Al final, tras más de tres horas de caminata llegaron a su destino: Villasauco. La gente los miraba al pasar pero pronto volvían a sus quehaceres y trabajos y preparativos pues parecían estar celebrando algo en aquel lugar. Ben inspeccionó el área con un rápido vistazo. No sabía muy bien qué hacer.
- Oiga, disculpe, ¿sabe dónde está el comandante de la?-
- ¿Comandante? ¿Ese sucio borracho? Tienes suerte, se ha convertido en clientela habitual de la taberna de Bop. Seguramente ande por allí.- La lugareña señaló la dirección, escupió y se marchó. Ben miró a sus compañeros e hicieron gestos con los brazos. Reanudaron la marcha en busca de la taberna.
Por el camino se encontraron con mucho barullo, tumulto y gente dando voces. Tras unas palabras con sus compañeros, Sango decidió acercarse a ver qué pasaba. No le sorprendió el ambiente de crispación y nerviosismo e incluso de absurda valentía hostigando a sus vecinos a alzarse en armas contra la escoria élfica. Pero de entre todas las voces a Sango le llamó la atención que pronto quedara callado el posible asesinato de una condesa. Ben se sintió verdaderamente interesado por conocer más detalles de aquella historia. Para determinar si era verdadera o una simple sarta de mentiras, debía hablar con aquel hombre. Al que seguiría en cuanto se dispersara la multitud, cosa que no tardó mucho pues la gente no vivía de dar discursos en la plaza del pueblo.
- Disculpe, señor.- Dijo Sango al hombre que había hablado.- ¿De verdad han asesinado a una condesa?- El hombre le estudió durante unos instantes y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Ben obedeció, y le siguió a tan solo dos pasos. Llegaron a un aserradero que estaba, sorprendentemente vacío.
- ¿Y quién quiere saberlo?- Preguntó el hombre continuando con la conversación iniciada hacía tan solo unos instante atrás.
- Soy Sango, acabo de llegar con el pelotón destinado a la frontera occidental.- Hubo un silencio que Sango rompió más por incomodidad que por otra cosa.- Naturalmente, si ha habido un asesinato, debería ser investigado.- El hombre se echó a reir.
- Ay, sí... Investigar un asesinato... uy muchacho, que tierno estás... Anda lárgate y no me hagas perder el tiempo o...- El rictus del hombre cambió por completo. Sango esbozó media sonrisa y dejó que su compañero se acercara un poco más. El hombre, pese a su recelo original, miró a Ben con otros ojos. El hombre empezó a hablar mientras Ben acariciaba al kag.
- Sí... Sí... Un asesinato. Un suceso horrible, pero esas cosas pasan... Mira, si hubieras estado atento a mis palabras sabrías que hay algo más importante en la historia.- Tragó saliva y se acercó más a Ben sin dejar de vigilar al animal, muy crecido y nada común en aquellas tierras.- Donde hay nobleza, hay riqueza, ya se sabe... Yo sé de buena mano que allí había un gran tesoro y sería una pena que cayera en el olvido.- Dio dos pasos hacia atrás.- Pero qué demonios, no hablemos aquí, entremos y tomemos algo en casa, ¿qué me dices? O mejor aún vayamos a donde Bop, seguro que tienen algo caliente para comer. Buen plan, ¿no? Por cierto, soy Billy, leñador aunque no es que sea meritorio o algo destacable la mayoría de los de por aquí trabajamos en ello, ¡já!- Se dieron la mano y caminaron en dirección al poblado, sin embargo el kag, volvió a los árboles. Mientras caminaban, Ben preguntó.
- Dime Billy, ¿por qué está el aserradero vacío?-
Pero Billy no respondió, simplemente emitió un gruñido y aceleró el paso.
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Ya llevaba un tiempo diciendo que partiría de Lunargenta, y ese día había llegado. Nahir se había sumado a un carro con unas tres personas más, todas con la intención de partir hacia el norte, aunque no todos con el mismo destino. La bruja no tenía un lugar en concreto pensado al que ir ahora, así que pensó que se bajaría del carro con la primera personas de las que la acompañaban, así llegaría a alguna cuidad o poblado sin perderse.
Las horas en le carro se le hacían eternas, se había dejado el libro que le había regalado su madre en la posada, cosa que le dio mucha rabia, ya que había repasado mil veces todos los puntos antes de partir. La gente que la acompañaba no era muy habladora, algunos incluso dormían, así que no podía hacer más ir mirando el paisaje e ir echando alguna cabezadas de vez en cuando.
Abrió los ojos. ¿Cuanto tiempo había dormido?
El carro estaba parado y uno de los hombres estaba bajando a lo que parecía un pueblo no muy grande. Nahir se frotó los ojos con los puños, intentando enfocar.
-Espere, por favor, yo también bajo...- le dijo al conductor antes de que este continuase con su trayecto.
Lo que más le llamó la atención de aquel poblado era que estaba rodeado de arboles, tantos que hasta costaba que penetrasen los rayos del sol. Después de la época de frío y lluvias que habían pasado y con la llamada del buen tiempo, aquel lugar se veía muy bonito.
Le llamó la atención una zona que había no muy lejos de ahí, desde la que se podía ver mucha claridad. Pensando que se trataría de un claro o quizás una plaza, la bruja se aproximó a la zona a ver de que se trataba. Para su sorpresa, se encontraba frente a una gran zona de tala de arboles. La bruja frunció el ceño. Sabía que para construir cualquier cuidad hacían falta materiales y una zona despejada, pero con el tiempo que había pasado en el carro habría jurado que se estaban aproximando al territorio de los elfos. Nunca se hubiera imaginado aquella zona tratada de aquel modo, aunque quizás se habían desviado del camino y estaba totalmente equivocada.
Se dirigió de nuevo a la zona donde estaba el pueblo, no le costó mucho encontrarlo, ya que había mucho ruido.
Iba avanzando en un mar de gente que gritaba y se movía de manera un poco violenta. Podía ver que había un hombre hablando, seguramente estaría haciendo un espectáculo o quizás cantando, desde donde se encontraba y dada su estatura no podía ver bien, así que continuaba intentando hacerse paso.
Todo fue muy rápido.
Había un elfo dentro de una jaula, la gente estaba cada vez más nerviosa, una mujer de piel verde caminaba con decisión hacía el elfo prisionero arma en mano.
La bruja movía la cabeza de un lado a otro, buscando algo o a alguien. No podía ser que fuesen a presenciar un asesinato y toda aquella gente lo estuviese animando.
Su boca se abrió intentando gritar, pero no le salían las palabras, así que empezó a correr hacía la zona donde estaba ocurriendo todo. Un hombre alto y dos veces más ancho que ella se interpuso en su camino, haciendo que chocase contra su espalda y cayese al suelo. Se llevó la mano a la frente, intentando incorporarse. La gente apenas se había percatado de su presencia, se movían inquietos, pisando a la bruja como si se tratase de un insecto. Le costó levantarse, aunque no titubeó en cogerse de otras personas para poder hacerlo, aquello parecía un infierno. ¿Donde se había metido?
La voz de una mujer sobresalió de entre los gruñidos de la multitud. Era com escuchar sus propias palabras. Entonces, para su sorpresa, la de piel de color verle ayudó al elfo a escapar de la jaula. Su cara de satisfacción no combinaba para nada con las consternadas miradas del que parecía el cabecilla de todo aquello. Había salido de la jaula, pero ahí había muchas personas deseosas de sangre, aquello aun no había terminado.
Aprovechó el momento de sorpresa de la muchedumbre para llegar a la primera fila de aquel espectáculo. Aun no sabía como, pero debía ayudar a ese elfo. Alzó la mirada hacía el publico enfurecido, intentando encontrar a la propietaria de aquella voz, su misma voz. Si alguien más estaba dispuesta ayudar al elfo entre tanta gente, la necesitaría a su lado.
Las horas en le carro se le hacían eternas, se había dejado el libro que le había regalado su madre en la posada, cosa que le dio mucha rabia, ya que había repasado mil veces todos los puntos antes de partir. La gente que la acompañaba no era muy habladora, algunos incluso dormían, así que no podía hacer más ir mirando el paisaje e ir echando alguna cabezadas de vez en cuando.
Abrió los ojos. ¿Cuanto tiempo había dormido?
El carro estaba parado y uno de los hombres estaba bajando a lo que parecía un pueblo no muy grande. Nahir se frotó los ojos con los puños, intentando enfocar.
-Espere, por favor, yo también bajo...- le dijo al conductor antes de que este continuase con su trayecto.
Lo que más le llamó la atención de aquel poblado era que estaba rodeado de arboles, tantos que hasta costaba que penetrasen los rayos del sol. Después de la época de frío y lluvias que habían pasado y con la llamada del buen tiempo, aquel lugar se veía muy bonito.
Le llamó la atención una zona que había no muy lejos de ahí, desde la que se podía ver mucha claridad. Pensando que se trataría de un claro o quizás una plaza, la bruja se aproximó a la zona a ver de que se trataba. Para su sorpresa, se encontraba frente a una gran zona de tala de arboles. La bruja frunció el ceño. Sabía que para construir cualquier cuidad hacían falta materiales y una zona despejada, pero con el tiempo que había pasado en el carro habría jurado que se estaban aproximando al territorio de los elfos. Nunca se hubiera imaginado aquella zona tratada de aquel modo, aunque quizás se habían desviado del camino y estaba totalmente equivocada.
Se dirigió de nuevo a la zona donde estaba el pueblo, no le costó mucho encontrarlo, ya que había mucho ruido.
Iba avanzando en un mar de gente que gritaba y se movía de manera un poco violenta. Podía ver que había un hombre hablando, seguramente estaría haciendo un espectáculo o quizás cantando, desde donde se encontraba y dada su estatura no podía ver bien, así que continuaba intentando hacerse paso.
Todo fue muy rápido.
Había un elfo dentro de una jaula, la gente estaba cada vez más nerviosa, una mujer de piel verde caminaba con decisión hacía el elfo prisionero arma en mano.
La bruja movía la cabeza de un lado a otro, buscando algo o a alguien. No podía ser que fuesen a presenciar un asesinato y toda aquella gente lo estuviese animando.
Su boca se abrió intentando gritar, pero no le salían las palabras, así que empezó a correr hacía la zona donde estaba ocurriendo todo. Un hombre alto y dos veces más ancho que ella se interpuso en su camino, haciendo que chocase contra su espalda y cayese al suelo. Se llevó la mano a la frente, intentando incorporarse. La gente apenas se había percatado de su presencia, se movían inquietos, pisando a la bruja como si se tratase de un insecto. Le costó levantarse, aunque no titubeó en cogerse de otras personas para poder hacerlo, aquello parecía un infierno. ¿Donde se había metido?
La voz de una mujer sobresalió de entre los gruñidos de la multitud. Era com escuchar sus propias palabras. Entonces, para su sorpresa, la de piel de color verle ayudó al elfo a escapar de la jaula. Su cara de satisfacción no combinaba para nada con las consternadas miradas del que parecía el cabecilla de todo aquello. Había salido de la jaula, pero ahí había muchas personas deseosas de sangre, aquello aun no había terminado.
Aprovechó el momento de sorpresa de la muchedumbre para llegar a la primera fila de aquel espectáculo. Aun no sabía como, pero debía ayudar a ese elfo. Alzó la mirada hacía el publico enfurecido, intentando encontrar a la propietaria de aquella voz, su misma voz. Si alguien más estaba dispuesta ayudar al elfo entre tanta gente, la necesitaría a su lado.
Nahir
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Humanos locos... Así que de eso tenía miedo el pequeño. Taliesin debía darle la razón en eso: los habitantes de aquel pueblo parecían fanáticos en su odio hacia otra raza, la de los elfos. Odio, parecía, azuzado y aprovechado por aquella familia de brujos, los Lombardi.
- No nos descubrirán - intentó reconfortarlo -. Es de noche y nada nos distingue de un humano normal. Además, usan todo su odio contra otros; no les quedará suficiente para nosotros.
Aquella última parte era, quizás, mentira. Pero realmente dudaba que algo malo fuera a pasar, que nadie fuera a descubrirlos o a intentar herirlos. Sobre si se mantenían juntos: parecerían un padre con su hijo. "Tenemos el mismo color de cabello" pensó Taliesin. Había bajado finalmente la mano para no presionar demasiado al niño - Uriel -, al forzarle a agarrarla. Por ello, en su lugar, el pequeño se asió timidamente de la capa del vampiro al preguntarle si podía ir con él.
- Claro que puedes venirte conmigo - respondió; sonrió y, ahora que al fin se había aproximado a él, le revolvió suavemente el pelo-. Vamos, iremos juntos a partir de ahora. Así nos haremos compañía. Yo tampoco conozco a nadie aquí.
Finalmente había logrado convencer al pequeño, y pudo volver a ofrecerle la mano y salir del callejón con él. Desde donde estaban podían ver la plaza del pueblo abarrotada, y el vampiro quiso asegurarse de que alejaba a Uriel de allí en cuanto antes. Aquella visión no haría más que volver a asustar al pequeño al revivir sus temores. En su lugar, comenzó a caminar en dirección contraria.
- ¿Viajabas solo, entonces? - Lo miró directamente al hablar con él. Aunque era información que también necesitaba saber para devolverle al chico a sus tutores si estaban allí, volvía a preguntarlo también por distraerlo, y que no mirara el espectáculo sino a Taliesin -. Eres muy valiente. ¿A dónde ibas?
Pero a penas había comenzado a alejarse cuando escuchó unos gemidos de la cabaña junto a la que estaban pasando al alejarse del escenario. Taliesin se detuvo de golpe y asió con más fuerza la mano de Uriel. Con la mano libre, volvió a acariciarle la cabeza, asegurándose con ese mismo gesto de que lo mantenía cerca de sí.
- ¿Has escuchado eso? - Le preguntó.
Olía un poco a... sangre... Taliesin tenía hambre, y por eso fue más capaz de percibir este olor. Todo el pueblo estaba demasiado involucrado en el deleznable espectáculo de los Lombardi, y nadie estaba atento a lo que podía estar aconteciendo en aquella cabaña. Nadie ayudaría a una persona indefensa si es que había ocurrido un accidente.
- Vamos a entrar un momento, ¿vale? Puede que alguien necesite ayuda.
Al decir esto, Taliesin pensaba en algo tan banal como una desafortunada caída por las escaleras.
Off: Uriel y Taliesin forman grupo e irán a "El crimen de la cabaña".
- No nos descubrirán - intentó reconfortarlo -. Es de noche y nada nos distingue de un humano normal. Además, usan todo su odio contra otros; no les quedará suficiente para nosotros.
Aquella última parte era, quizás, mentira. Pero realmente dudaba que algo malo fuera a pasar, que nadie fuera a descubrirlos o a intentar herirlos. Sobre si se mantenían juntos: parecerían un padre con su hijo. "Tenemos el mismo color de cabello" pensó Taliesin. Había bajado finalmente la mano para no presionar demasiado al niño - Uriel -, al forzarle a agarrarla. Por ello, en su lugar, el pequeño se asió timidamente de la capa del vampiro al preguntarle si podía ir con él.
- Claro que puedes venirte conmigo - respondió; sonrió y, ahora que al fin se había aproximado a él, le revolvió suavemente el pelo-. Vamos, iremos juntos a partir de ahora. Así nos haremos compañía. Yo tampoco conozco a nadie aquí.
Finalmente había logrado convencer al pequeño, y pudo volver a ofrecerle la mano y salir del callejón con él. Desde donde estaban podían ver la plaza del pueblo abarrotada, y el vampiro quiso asegurarse de que alejaba a Uriel de allí en cuanto antes. Aquella visión no haría más que volver a asustar al pequeño al revivir sus temores. En su lugar, comenzó a caminar en dirección contraria.
- ¿Viajabas solo, entonces? - Lo miró directamente al hablar con él. Aunque era información que también necesitaba saber para devolverle al chico a sus tutores si estaban allí, volvía a preguntarlo también por distraerlo, y que no mirara el espectáculo sino a Taliesin -. Eres muy valiente. ¿A dónde ibas?
Pero a penas había comenzado a alejarse cuando escuchó unos gemidos de la cabaña junto a la que estaban pasando al alejarse del escenario. Taliesin se detuvo de golpe y asió con más fuerza la mano de Uriel. Con la mano libre, volvió a acariciarle la cabeza, asegurándose con ese mismo gesto de que lo mantenía cerca de sí.
- ¿Has escuchado eso? - Le preguntó.
Olía un poco a... sangre... Taliesin tenía hambre, y por eso fue más capaz de percibir este olor. Todo el pueblo estaba demasiado involucrado en el deleznable espectáculo de los Lombardi, y nadie estaba atento a lo que podía estar aconteciendo en aquella cabaña. Nadie ayudaría a una persona indefensa si es que había ocurrido un accidente.
- Vamos a entrar un momento, ¿vale? Puede que alguien necesite ayuda.
Al decir esto, Taliesin pensaba en algo tan banal como una desafortunada caída por las escaleras.
Off: Uriel y Taliesin forman grupo e irán a "El crimen de la cabaña".
Taliesin Skatha
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
El único motivo por el que me había acercado a Villasauco era porque un amigo de Hyro que vivía por la zona me vendería biusas a un precio generoso. No obstante, una vez ahí descubrí que Hyro me había mentido y que su amigo, en realidad, solicitaba los servicios de un par de niñeras, que seríamos Xana y yo. Afortunadamente, aunque no existían las biusas que me prometieron, el hombre me ofreció como pago muchos dulces, así que acepté el trabajo sin arrepentimientos, aunque Xana no estuviera del todo de acuerdo con ese trato.
En los días que estuvimos ahí, sin salir de su casa por nuestra seguridad, fue común escuchar sobre las atrocidades de la familia Lombardi y sus seguidores, al igual que de los llamados Ojosverdes; dos bandos opuestos que, desde mi perspectiva, eran dos caras de una misma moneda.
Curiosamente, gracias a ese clan, por primera vez en mi corta vida sentí incomodidad al recordar que tanto Xana como yo teníamos ojos verdes. Xana, por su parte, le molestaba mucho más el hecho de que no podíamos hacer nada significativo para detener el conflicto.
Luego de una semana el amigo de Hyro decidió irse de Villasauco, pues temía encontrarse con algún elfo radical. Me entregó los dulces prometidos, un par de capuchas suyas y, además, me obligó a teñirme el cabello de negro con una tinta rara.
Tras despedirnos, Xana y yo partimos rumbo a Vulwulfar, siempre evitando los senderos más transitados.
Desafortunadamente, justo en medio del camino que tomamos estaba Giovani Lombardi dando otro de sus crueles espectáculos, rodeado por una notable cantidad de sus admiradores y, lo más deprimente, con un elfo enjaulado que no tenía más opción que esperar su muerte.
Pensé en actuar temerariamente para salvar al elfo, pero sabía que para mí sería casi imposible salvarlo y que, de intentarlo, no solo yo podría terminar muerto, sino también Xana. Además, dado que era probable que él fuera uno de los Ojosverdes, tal vez no valía la pena salvarlo.
Esforzándome en ignorar el cruel espectáculo, busqué con la mirada la ruta que tomaríamos para rodearlo. Empecé a moverme, pero Xana permaneció quieta unos segundos, con su mirada, en la que se vislumbraba un brillo de pesar, fija en el elfo enjaulado.
Cuando ya casi habíamos dado el rodeo, una mujer gritó en favor del elfo prisionero, el cual salió de su jaula a los pocos segundos y, en consecuencia, la multitud se tornó agresiva.
Intercambié miradas con Xana, ambos desconcertados. Ella, de pronto, me tomó del brazo y me arrastró hacia el interior de una choza cercana para escondernos. Los nervios le estaban nublando el juicio, deduje, pero no protesté contra su decisión.
Y debí hacerlo, fue lo que pensé cuando entramos.
–¡¿Ah?! ¡¿Qu-quién…?!
Mis ojos se fijaron en seguida en el dueño de esa voz entrecortada: un joven elfo asustado. Luego noté a la otra persona: una mujer pintada de verde y que, amordazada, empezó a emitir sonidos rogándome ayuda desesperadamente, con sangre escapando por una herida terrible en su abdomen.
–¿Qué… está pasando aquí? –se atrevió a preguntar Xana.
–¡N-no, no he sido yo, sino la otra mujer, la elfa verde! –se apresuró a explicar el elfo, claramente nervioso.
–Hey, descuida, no te lastimaremos –dije, fingiendo estar calmado, alzando las manos en gesto pacificador. Creyendo que lo aliviaría, eché mi capucha hacia atrás y levanté mi cabello para dejar ver mis orejas puntiagudas manchadas con tinte negro. Xana hizo lo mismo después. Luego volvimos a cubrirnos.
La mujer verde ahora estaba aterrada.
–¿Ustedes…?
–No somos del Clan Ojosverdes –interrumpí al elfo–, no vinimos a asesinar a esa mujer, no vamos a detenerte en lo que sea que estés haciendo y tampoco intervendremos en lo que está sucediendo fuera. Solo queremos salir vivos de aquí.
–Rauko, está muriendo –recalcó Xana señalando a la mujer verde–. ¿Deberíamos… sanarla o…?
–No lo sé –dije tras un breve silencio. Teniendo en cuenta lo visto afuera, no tenía motivación para ayudar a la herida. Además, ya tenía una idea de quién podría ser esta y no era momento de ser altruista–. ¿Quién es ella? –pregunté al elfo, de toda maneras–. ¿Es una persona que vale la pena salvar?
–Ella es… –empezó, pero la duda le impidió seguir, tal vez porque su posible respuesta podría salvarla o sentenciarla a muerte.
–Eso no importa –dijo Xana, decidida–. Amordazada no hará daño. Además, si no la ayudamos, no podré considerarme mejor que los Lombardi o los Ojosverdes. Así que…
–Te arriesgarás a ayudarla a pesar de la alta posibilidad de que esta mujer, probablemente una asesina, siga viviendo solo para arrebatar más vidas –terminé por ella. Negó con la cabeza.
–Su muerte podría motivar a los pueblerinos a cometer peores actos en busca de venganza. Así que...
Todos hicimos silencio al escuchar pasos. Alguien se estaba acercando a la choza. La mujer de verde empezó a gemir con fuerza. Los tres elfos intercambiamos miradas, tensos. Busqué con la mirada un lugar donde escondernos, pero ya era demasiado tarde.
En los días que estuvimos ahí, sin salir de su casa por nuestra seguridad, fue común escuchar sobre las atrocidades de la familia Lombardi y sus seguidores, al igual que de los llamados Ojosverdes; dos bandos opuestos que, desde mi perspectiva, eran dos caras de una misma moneda.
Curiosamente, gracias a ese clan, por primera vez en mi corta vida sentí incomodidad al recordar que tanto Xana como yo teníamos ojos verdes. Xana, por su parte, le molestaba mucho más el hecho de que no podíamos hacer nada significativo para detener el conflicto.
Luego de una semana el amigo de Hyro decidió irse de Villasauco, pues temía encontrarse con algún elfo radical. Me entregó los dulces prometidos, un par de capuchas suyas y, además, me obligó a teñirme el cabello de negro con una tinta rara.
Tras despedirnos, Xana y yo partimos rumbo a Vulwulfar, siempre evitando los senderos más transitados.
Desafortunadamente, justo en medio del camino que tomamos estaba Giovani Lombardi dando otro de sus crueles espectáculos, rodeado por una notable cantidad de sus admiradores y, lo más deprimente, con un elfo enjaulado que no tenía más opción que esperar su muerte.
Pensé en actuar temerariamente para salvar al elfo, pero sabía que para mí sería casi imposible salvarlo y que, de intentarlo, no solo yo podría terminar muerto, sino también Xana. Además, dado que era probable que él fuera uno de los Ojosverdes, tal vez no valía la pena salvarlo.
Esforzándome en ignorar el cruel espectáculo, busqué con la mirada la ruta que tomaríamos para rodearlo. Empecé a moverme, pero Xana permaneció quieta unos segundos, con su mirada, en la que se vislumbraba un brillo de pesar, fija en el elfo enjaulado.
Cuando ya casi habíamos dado el rodeo, una mujer gritó en favor del elfo prisionero, el cual salió de su jaula a los pocos segundos y, en consecuencia, la multitud se tornó agresiva.
Intercambié miradas con Xana, ambos desconcertados. Ella, de pronto, me tomó del brazo y me arrastró hacia el interior de una choza cercana para escondernos. Los nervios le estaban nublando el juicio, deduje, pero no protesté contra su decisión.
Y debí hacerlo, fue lo que pensé cuando entramos.
–¡¿Ah?! ¡¿Qu-quién…?!
Mis ojos se fijaron en seguida en el dueño de esa voz entrecortada: un joven elfo asustado. Luego noté a la otra persona: una mujer pintada de verde y que, amordazada, empezó a emitir sonidos rogándome ayuda desesperadamente, con sangre escapando por una herida terrible en su abdomen.
–¿Qué… está pasando aquí? –se atrevió a preguntar Xana.
–¡N-no, no he sido yo, sino la otra mujer, la elfa verde! –se apresuró a explicar el elfo, claramente nervioso.
–Hey, descuida, no te lastimaremos –dije, fingiendo estar calmado, alzando las manos en gesto pacificador. Creyendo que lo aliviaría, eché mi capucha hacia atrás y levanté mi cabello para dejar ver mis orejas puntiagudas manchadas con tinte negro. Xana hizo lo mismo después. Luego volvimos a cubrirnos.
La mujer verde ahora estaba aterrada.
–¿Ustedes…?
–No somos del Clan Ojosverdes –interrumpí al elfo–, no vinimos a asesinar a esa mujer, no vamos a detenerte en lo que sea que estés haciendo y tampoco intervendremos en lo que está sucediendo fuera. Solo queremos salir vivos de aquí.
–Rauko, está muriendo –recalcó Xana señalando a la mujer verde–. ¿Deberíamos… sanarla o…?
–No lo sé –dije tras un breve silencio. Teniendo en cuenta lo visto afuera, no tenía motivación para ayudar a la herida. Además, ya tenía una idea de quién podría ser esta y no era momento de ser altruista–. ¿Quién es ella? –pregunté al elfo, de toda maneras–. ¿Es una persona que vale la pena salvar?
–Ella es… –empezó, pero la duda le impidió seguir, tal vez porque su posible respuesta podría salvarla o sentenciarla a muerte.
–Eso no importa –dijo Xana, decidida–. Amordazada no hará daño. Además, si no la ayudamos, no podré considerarme mejor que los Lombardi o los Ojosverdes. Así que…
–Te arriesgarás a ayudarla a pesar de la alta posibilidad de que esta mujer, probablemente una asesina, siga viviendo solo para arrebatar más vidas –terminé por ella. Negó con la cabeza.
–Su muerte podría motivar a los pueblerinos a cometer peores actos en busca de venganza. Así que...
Todos hicimos silencio al escuchar pasos. Alguien se estaba acercando a la choza. La mujer de verde empezó a gemir con fuerza. Los tres elfos intercambiamos miradas, tensos. Busqué con la mirada un lugar donde escondernos, pero ya era demasiado tarde.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
También me apunto a "El crimen en la cabaña". Si la he liado en algo, por favor avisarme para arreglar lo que sea que haya hecho mal. =)Rauko
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
En cuanto sintió la calidez de su mano, incluso con guantes, todo el temor y desconfianza que quedaba en el corazoncito del vampiro se desvaneció y en su lugar una confianza bastante ciega se apoderó del infante ¡Que curioso! si le hubieran dicho que algún día sería protegido y cuidado por un vampiro se habría reído por lo absurdo mientras decía; “Un vampiro jamás ayudaría a otro sin un beneficio”. Aún así, ya no tenía otro pensamiento salvo que ese hombre estaba siendo sincero y que en verdad pensaba en protegerle.
“¿E-es así?.....E-Esas personas…..dan miedo ¿N-no se supone que los e-elfos y hu-humanos se llevan bien?....No lo entiendo...”
Aceptando de inmediato la mano de Taliesin, Uriel se preguntó porque ese vampiro estaba siendo tan amable con él ¿Sentía piedad de los niños? ¿Le recordaba a su hija? ¿O sencillamente un capricho? Estrechando y apretando un poco más fuerte la mano que aceptó, el niño decidió cortar su línea de pensamiento y sencillamente aceptarlo ¡Sin importar sus razones, creía firmemente que ese vampiro estaba siendo sincero!
En cuanto vio que la plaza reaparecer en su línea de visión, el vampirito se pegó a la cintura del adulto hasta el punto que casi parecía estar abrazándolo mientras escondía parte de su cara entre sus ropas temeroso. Escuchó sonidos enfadados y protestas abiertas por los dioses sabrás, Uriel no se molestó en averiguarlo. Solo se mostró menos nervioso cuando escuchó la voz de Taliesin quien amablemente le hacía preguntas, sonriendo levemente contestó;
“Si, viajo solo…..Es parte de la ceremonia de mayoría de edad en mi clan.”
Inflando un poco su pecho de soberbia infantil y dejando aparecer una orgullosa miradita brillante en sus ojos marrón-miel río bajito mientras apretaba la mano de Taliesin afectivamente.
“Jejeje~ ¿huh?...¡Ah! Fue un accidente, no se suponía que debía estar aquí”
Olvidando el miedo que la plaza le propiciaba, el vampirito simplemente se concentró en la satisfacción de ser halagado mientras disfrutaba de ser llevado de la mano tras tanto tiempo ¿Cuánto hacía que alguien no sujetaba su mano de esa forma? Su maestro, incluso si siempre procuró ser un buen “padre” lo cierto es que fallaba en la mayoría de cosas debido a su ignorancia sobre el cómo tratar un niño que cargaba con tantos traumas y fantasmas del pasado como Uriel; Una de ellas era en el contacto físico. Incluso si tenía recuerdos de cómo su maestro le halagaba, educaba y mimaba solo podía contar muy escasamente las veces que fue abrazado, llevado de la mano o acariciado. Uriel, desde su inocencia e ignorancia de niño, jamás se percató de lo reconfortante y seguro que se sentía ser llevado de la mano. Uriel sonrío levemente, prometiendose atesorar ese momento.
“Sangre...”
En cuanto captó el aroma proveniente de una caseta cercana, Uriel se pegó a Taliesin para poder abrazarlo por la cintura tal y como hizo en la plaza ¿Sangre de elfo? No, era menos dulce ¿Humano? Su sangre huele más suave….¿Sangre de brujo? Si, ese aroma agridulce y fuerte era sin duda el de un brujo. Tragando un poco de saliva, Uriel asintió ante las palabras de Tali, siempre portaba sangre de animal y tenía un buen autocontrol de su hambre debido a ser un errante por prácticamente 10 años pero aún así, oliendo sangre fresca no podía salvo tragar saliva.
“...”
Lo que vio Uriel al entrar en la caseta fue….curioso. La pequeña caseta de madera está corroída y media destruida pero estaba alejada de la plaza y podía contener fácilmente las súplicas de una mujer herida y amordazada fácilmente ¡Y luego, obviamente, lo primero que Uriel vio fue el origen del tentador aroma! La mujer debía tener unos 30 años y poseía un lindo color de cabello rojizo, pero Uriel no se centró en ella como tal, sino en la herida. Una fea herida sangrante iba drenando su vida poco a poco, dejando en el aire el delicioso aroma que hacía sentir a Uriel un poco fascinado y hambriento.
Solo entonces, tras dedicarle una mirada nublada a la mujer, se percató de sus “acompañantes”. Eran 3 en total, 2 hombres y 1 mujer…..elfos. Los ojitos de Uriel los miró primero con sorpresa, pues no los había notado pero luego pasó a ser una suave mirada de “Conque así son las cosas” ¡Es decir! Si Uriel estuviera…..que lo está al ser un vampiro cada día de su vida, hubiera hecho exactamente lo mismo….probablemente. No culpaba a los elfos por buscar un poco de venganza por lo que debían pasar ¡Uriel puede perfectamente conectar con ello!
“....”
Sin mediar palabras, Uriel miró a Taliesin con cara de “No solo los humanos parecen estar locos en este lugar” mientras se abrazaba un poco más fuerte a él. Tras meditarlo unos segundos de silencio entre todos los presentes realmente incómodos, el niño finalmente dijo poniendo una suave sonrisita cómplice y un amigable e inocente pero un poco nervioso tono;
"E-Esta bien….P-Podemos entenderlo...S-Seguro debió ser duro ¿Verdad? ¡N-No diremos nada! ¡Lo juramos!"
Y de esa forma, el incómodo silencio regresó a toda la caseta, más pesada y profunda que antes por las inocentes palabras que revelaron lo que probablemente todos dentro de esa caseta -Menos la mujer que seguía desangrándose en el suelo.- estaban pensando. Un muy buen ambiente para estar, definitivamente.....probablemente.....seguramente.
“¿E-es así?.....E-Esas personas…..dan miedo ¿N-no se supone que los e-elfos y hu-humanos se llevan bien?....No lo entiendo...”
Aceptando de inmediato la mano de Taliesin, Uriel se preguntó porque ese vampiro estaba siendo tan amable con él ¿Sentía piedad de los niños? ¿Le recordaba a su hija? ¿O sencillamente un capricho? Estrechando y apretando un poco más fuerte la mano que aceptó, el niño decidió cortar su línea de pensamiento y sencillamente aceptarlo ¡Sin importar sus razones, creía firmemente que ese vampiro estaba siendo sincero!
En cuanto vio que la plaza reaparecer en su línea de visión, el vampirito se pegó a la cintura del adulto hasta el punto que casi parecía estar abrazándolo mientras escondía parte de su cara entre sus ropas temeroso. Escuchó sonidos enfadados y protestas abiertas por los dioses sabrás, Uriel no se molestó en averiguarlo. Solo se mostró menos nervioso cuando escuchó la voz de Taliesin quien amablemente le hacía preguntas, sonriendo levemente contestó;
“Si, viajo solo…..Es parte de la ceremonia de mayoría de edad en mi clan.”
Inflando un poco su pecho de soberbia infantil y dejando aparecer una orgullosa miradita brillante en sus ojos marrón-miel río bajito mientras apretaba la mano de Taliesin afectivamente.
“Jejeje~ ¿huh?...¡Ah! Fue un accidente, no se suponía que debía estar aquí”
Olvidando el miedo que la plaza le propiciaba, el vampirito simplemente se concentró en la satisfacción de ser halagado mientras disfrutaba de ser llevado de la mano tras tanto tiempo ¿Cuánto hacía que alguien no sujetaba su mano de esa forma? Su maestro, incluso si siempre procuró ser un buen “padre” lo cierto es que fallaba en la mayoría de cosas debido a su ignorancia sobre el cómo tratar un niño que cargaba con tantos traumas y fantasmas del pasado como Uriel; Una de ellas era en el contacto físico. Incluso si tenía recuerdos de cómo su maestro le halagaba, educaba y mimaba solo podía contar muy escasamente las veces que fue abrazado, llevado de la mano o acariciado. Uriel, desde su inocencia e ignorancia de niño, jamás se percató de lo reconfortante y seguro que se sentía ser llevado de la mano. Uriel sonrío levemente, prometiendose atesorar ese momento.
“Sangre...”
En cuanto captó el aroma proveniente de una caseta cercana, Uriel se pegó a Taliesin para poder abrazarlo por la cintura tal y como hizo en la plaza ¿Sangre de elfo? No, era menos dulce ¿Humano? Su sangre huele más suave….¿Sangre de brujo? Si, ese aroma agridulce y fuerte era sin duda el de un brujo. Tragando un poco de saliva, Uriel asintió ante las palabras de Tali, siempre portaba sangre de animal y tenía un buen autocontrol de su hambre debido a ser un errante por prácticamente 10 años pero aún así, oliendo sangre fresca no podía salvo tragar saliva.
“...”
Lo que vio Uriel al entrar en la caseta fue….curioso. La pequeña caseta de madera está corroída y media destruida pero estaba alejada de la plaza y podía contener fácilmente las súplicas de una mujer herida y amordazada fácilmente ¡Y luego, obviamente, lo primero que Uriel vio fue el origen del tentador aroma! La mujer debía tener unos 30 años y poseía un lindo color de cabello rojizo, pero Uriel no se centró en ella como tal, sino en la herida. Una fea herida sangrante iba drenando su vida poco a poco, dejando en el aire el delicioso aroma que hacía sentir a Uriel un poco fascinado y hambriento.
Solo entonces, tras dedicarle una mirada nublada a la mujer, se percató de sus “acompañantes”. Eran 3 en total, 2 hombres y 1 mujer…..elfos. Los ojitos de Uriel los miró primero con sorpresa, pues no los había notado pero luego pasó a ser una suave mirada de “Conque así son las cosas” ¡Es decir! Si Uriel estuviera…..que lo está al ser un vampiro cada día de su vida, hubiera hecho exactamente lo mismo….probablemente. No culpaba a los elfos por buscar un poco de venganza por lo que debían pasar ¡Uriel puede perfectamente conectar con ello!
“....”
Sin mediar palabras, Uriel miró a Taliesin con cara de “No solo los humanos parecen estar locos en este lugar” mientras se abrazaba un poco más fuerte a él. Tras meditarlo unos segundos de silencio entre todos los presentes realmente incómodos, el niño finalmente dijo poniendo una suave sonrisita cómplice y un amigable e inocente pero un poco nervioso tono;
"E-Esta bien….P-Podemos entenderlo...S-Seguro debió ser duro ¿Verdad? ¡N-No diremos nada! ¡Lo juramos!"
Y de esa forma, el incómodo silencio regresó a toda la caseta, más pesada y profunda que antes por las inocentes palabras que revelaron lo que probablemente todos dentro de esa caseta -Menos la mujer que seguía desangrándose en el suelo.- estaban pensando. Un muy buen ambiente para estar, definitivamente.....probablemente.....seguramente.
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
La entrada a la cabaña les reservaba una visión sorprendente. Una mujer, atada y herida, y otros tres alrededor de esta. Taliesin tuvo la certeza de estar metiéndose en problemas en el mismo momento en el que, al entrar en la sala, se encontró aquello de frente. Su primera conclusión fue que ellos tres eran los agresores, y ella una víctima inocente. La mujer intentó gritar para pedirles ayuda, pero estaba amordazada. A Taliesin aquello le movía a actuar, y adoptó una actitud hostil.
- ¿Qué estáis haciendo? –Los confrontó mientras tiraba suavemente de Uri para acercarlo más a sí.
- ¡No he sido yo! – Tuvo que volver a repetir Virgo, tanto en respuesta a Uri como a Taliesin – ¡Ni ellos! La encontramos así, la elfa verde de fuera… Salió de aquí y yo…
Mientras el chico hablaba, nervioso al intentar explicarse, Taliesin pudo darse cuenta de varias cosas. La mujer del suelo estaba medio cubierta en pintura verde; si debía creer lo que decía aquel chico, la que estaba fuera en el espectáculo de los Lombardi la había herido para hacerse pasar por ella. Se dio cuenta, también, de que el que hablaba era un elfo. Y al fin, al mirar a los otros dos presentes, algo de uno de ellos le llamó la atención, como si ya lo hubiera visto antes.
- A ti te conozco… Rauko – el nombre salió a duras penas de lo más hondo de su memoria. Su aspecto era un poco diferente a la última vez que lo vio, y hacía mucho de aquello.
Mantuvo un instante de silencio. Lo que decía el elfo cuadraba, y Taliesin lo creyó. Dejó de apretar a Uri contra sí al concluir que no había un peligro inmediato para ellos. Pero la situación estaba lejos de ser favorable: al menos dos elfos presentes con una mujer herida, una mujer que además parecía estar emparentada con los Lombardi, si es que iba a participar en su espectáculo.
- Como alguien de este pueblo os encuentre aquí, os culpará por esto - debían evitar aquello, pero también sanar a la mujer. Los elfos solían tener habilidades curativas -. ¿Podéis curarla?
Al decirlo, volvió sobre sí y cerró la puerta con llave. No quería que nadie más entrara de golpe y los descubriera en aquella situación tan delicada sin que la hubieran resuelto primero.
- No sé cuánto durará la representación. Si os descubren aquí dentro y ella vive, visto el fanatismo de este pueblo os delatará y os perseguirán, seáis culpables o no. Así que si podéis curarla… Si queréis curarla… Todos vamos a tener que salir de aquí rápido – mantuvo un momento de silencio, y al fin se animó a confirmar lo que sospechaba -. Es una Lombardi, ¿verdad?
Miró a Virgo, quien se movió con nerviosismo. No lo dijo en voz alta, pero desvió la mirada y aquello vino a confirmar lo que Taliesin decía.
- ¿Qué estáis haciendo? –Los confrontó mientras tiraba suavemente de Uri para acercarlo más a sí.
- ¡No he sido yo! – Tuvo que volver a repetir Virgo, tanto en respuesta a Uri como a Taliesin – ¡Ni ellos! La encontramos así, la elfa verde de fuera… Salió de aquí y yo…
Mientras el chico hablaba, nervioso al intentar explicarse, Taliesin pudo darse cuenta de varias cosas. La mujer del suelo estaba medio cubierta en pintura verde; si debía creer lo que decía aquel chico, la que estaba fuera en el espectáculo de los Lombardi la había herido para hacerse pasar por ella. Se dio cuenta, también, de que el que hablaba era un elfo. Y al fin, al mirar a los otros dos presentes, algo de uno de ellos le llamó la atención, como si ya lo hubiera visto antes.
- A ti te conozco… Rauko – el nombre salió a duras penas de lo más hondo de su memoria. Su aspecto era un poco diferente a la última vez que lo vio, y hacía mucho de aquello.
Mantuvo un instante de silencio. Lo que decía el elfo cuadraba, y Taliesin lo creyó. Dejó de apretar a Uri contra sí al concluir que no había un peligro inmediato para ellos. Pero la situación estaba lejos de ser favorable: al menos dos elfos presentes con una mujer herida, una mujer que además parecía estar emparentada con los Lombardi, si es que iba a participar en su espectáculo.
- Como alguien de este pueblo os encuentre aquí, os culpará por esto - debían evitar aquello, pero también sanar a la mujer. Los elfos solían tener habilidades curativas -. ¿Podéis curarla?
Al decirlo, volvió sobre sí y cerró la puerta con llave. No quería que nadie más entrara de golpe y los descubriera en aquella situación tan delicada sin que la hubieran resuelto primero.
- No sé cuánto durará la representación. Si os descubren aquí dentro y ella vive, visto el fanatismo de este pueblo os delatará y os perseguirán, seáis culpables o no. Así que si podéis curarla… Si queréis curarla… Todos vamos a tener que salir de aquí rápido – mantuvo un momento de silencio, y al fin se animó a confirmar lo que sospechaba -. Es una Lombardi, ¿verdad?
Miró a Virgo, quien se movió con nerviosismo. No lo dijo en voz alta, pero desvió la mirada y aquello vino a confirmar lo que Taliesin decía.
Taliesin Skatha
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Reconociendo que no habría forma de escapar, canalicé mi energía hacia los músculos de mis piernas para poder, de ser necesario, correr rápidamente hacia los visitantes e intentar noquearlos antes de alertaran a los demás. Eso me daría la oportunidad de huir si no había más inconvenientes.
No obstante, cuando entraron los nuevos visitantes, renuncié a la idea de noquearlos. Después de todo, uno de ellos era una pequeña niña… ¿o era un niño? Sea lo que fuera, asimiló la situación mucho mejor de lo que esperaría de alguien de su edad: no gritó de horror ni hizo algo parecido que pudiera atraer la atención de los que estuvieran cerca de la choza.
Su acompañante, un adulto que se me hacía familiar, exigió saber qué hacíamos los tres en el lugar. Nuevamente el elfo se apresuró a explicar, aún nervioso.
Tras un breve silencio, el hombre indicó que me conocía y dijo mi nombre. Ladeé la cabeza, alcé una ceja y le lancé una mirada inquisitiva. «¿Cuándo conocí a este tipo?», me pregunté. Entrecerré los ojos como si eso me ayudara a recordar y, finalmente, la imagen de muchos delfines danzando en el agua apareció en mi mente.
–¡Claro! –exclamé, satisfecho por haberlo recordado–. Tú eres Delfín Skatha –Me volteé hacia su compañera–. Eso significa que tú eres su hija Irina, ¿no? –Noté que no se parecía a la Irina que recordaba. Pero Shatha también se veía diferente, así que ignoré esos pequeños detalles. Busqué en mi pequeño bolso uno de los dulces con los que me pagaron. Tomé un caramelo de leche y se lo ofrecí a Irina con una pequeña sonrisa–. Hey, ¿te apetece un dulce? Tengo otros si no te gusta este.
–Rauko –susurró Xana con un tono severo, haciéndome caer en cuenta de que no era un buen momento para charlar.
Entonces Skatha nos sugirió curar a la mujer verde. Seguía sin agradarme la idea de salvar a una asesina, pero…
–Por supuesto, eso era exactamente lo que íbamos a hacer antes de que ustedes llegaran –dijo Xana con calma.
Viendo el rumbo de los acontecimientos, solté un largo suspiro y me resigné a ayudar.
–Pero nuestro poder curativo tal vez no sea suficiente –señalé, adoptando una actitud seria–. Así que no prometemos nada. –Miré al otro elfo–. También tendrás que ayudarnos.
–Ah…, sobre eso, yo no puedo…
Fue en ese momento que distinguí el color verdoso en sus ojos.
–¿Eres del Clan Ojosverdes? –inquirí.
–... Es una larga historia, pero yo no...
–Dejen de perder el tiempo o morirá –espetó Xana, tomándome del brazo para llevarme hasta la mujer verde.
Nos sentamos y colocamos las manos sobre la herida del abdomen, imbuyéndola con energía de luz sanadora. Presionamos para intentar disminuir la hemorragia, y la mujer se retorció y gimió de dolor.
–Descuida, todo estará bien –susurró Xana con un tono tranquilizador.
–¿Hay algo en lo que pueda ayudar? –preguntó el elfo, dubitativo.
–Sí –afirmé al instante–. Escucha, dentro de mi bolso hay varios dulces de chocolate. Necesito que saques uno y me…
–Raauukoo –gruñó Xana, interrumpiéndome.
–Bueno, entonces… reza para todo salga bien.
No obstante, cuando entraron los nuevos visitantes, renuncié a la idea de noquearlos. Después de todo, uno de ellos era una pequeña niña… ¿o era un niño? Sea lo que fuera, asimiló la situación mucho mejor de lo que esperaría de alguien de su edad: no gritó de horror ni hizo algo parecido que pudiera atraer la atención de los que estuvieran cerca de la choza.
Su acompañante, un adulto que se me hacía familiar, exigió saber qué hacíamos los tres en el lugar. Nuevamente el elfo se apresuró a explicar, aún nervioso.
Tras un breve silencio, el hombre indicó que me conocía y dijo mi nombre. Ladeé la cabeza, alcé una ceja y le lancé una mirada inquisitiva. «¿Cuándo conocí a este tipo?», me pregunté. Entrecerré los ojos como si eso me ayudara a recordar y, finalmente, la imagen de muchos delfines danzando en el agua apareció en mi mente.
–¡Claro! –exclamé, satisfecho por haberlo recordado–. Tú eres Delfín Skatha –Me volteé hacia su compañera–. Eso significa que tú eres su hija Irina, ¿no? –Noté que no se parecía a la Irina que recordaba. Pero Shatha también se veía diferente, así que ignoré esos pequeños detalles. Busqué en mi pequeño bolso uno de los dulces con los que me pagaron. Tomé un caramelo de leche y se lo ofrecí a Irina con una pequeña sonrisa–. Hey, ¿te apetece un dulce? Tengo otros si no te gusta este.
–Rauko –susurró Xana con un tono severo, haciéndome caer en cuenta de que no era un buen momento para charlar.
Entonces Skatha nos sugirió curar a la mujer verde. Seguía sin agradarme la idea de salvar a una asesina, pero…
–Por supuesto, eso era exactamente lo que íbamos a hacer antes de que ustedes llegaran –dijo Xana con calma.
Viendo el rumbo de los acontecimientos, solté un largo suspiro y me resigné a ayudar.
–Pero nuestro poder curativo tal vez no sea suficiente –señalé, adoptando una actitud seria–. Así que no prometemos nada. –Miré al otro elfo–. También tendrás que ayudarnos.
–Ah…, sobre eso, yo no puedo…
Fue en ese momento que distinguí el color verdoso en sus ojos.
–¿Eres del Clan Ojosverdes? –inquirí.
–... Es una larga historia, pero yo no...
–Dejen de perder el tiempo o morirá –espetó Xana, tomándome del brazo para llevarme hasta la mujer verde.
Nos sentamos y colocamos las manos sobre la herida del abdomen, imbuyéndola con energía de luz sanadora. Presionamos para intentar disminuir la hemorragia, y la mujer se retorció y gimió de dolor.
–Descuida, todo estará bien –susurró Xana con un tono tranquilizador.
–¿Hay algo en lo que pueda ayudar? –preguntó el elfo, dubitativo.
–Sí –afirmé al instante–. Escucha, dentro de mi bolso hay varios dulces de chocolate. Necesito que saques uno y me…
–Raauukoo –gruñó Xana, interrumpiéndome.
–Bueno, entonces… reza para todo salga bien.
Rauko
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Incluso con las palabras apresuradas del elfo de ojos verdes, Uriel no quitó su expresión de “Lo hicisteis ¿Verdad?” que consistia en una suave sonrisa comprensiva y una mirada llena de sospecha pero a la vez de simpatía. Taliesin tuvo la reacción normal de una persona, pero Uriel parecía más ¿Tranquilo? Realmente no le importaba demasiado ver esa escena incluso estando en una situación que le atemorizaba ¡De hecho se sentía más cercano a los “perpetradores”!
Taliesin parecía conocer al elfo rubio llamado Rauko ¡De hecho parecía que creía más en su “inocencia” por la presencia de él! ¿Una buena persona? Uriel miró con curiosidad al joven elfo quien también reconoció a su adulto acompañante ¡OH! También parece que le confundió con una…..Oh….
“Aunque soy un chico, y mi nombre es Uriel...”
Murmuró un poco decaído Uriel ¡Era la segunda vez que le confunden con una chica! Aunque su maestro le confundió porque por ese entonces tenía el cabello largo hasta la cintura, rara vez hablaba y sus facciones infantiles eran similares a las de una chica. Ser confundido aún cuando su voz era relativamente masculina y ropas de niño….Fue un duro shock, casi tanto como cuando su maestro le dijo “Ya no se puede hacer nada” cuando le pidió un nombre de niño en vez de “Lillianna”. Pero decidió no darle más vueltas mientras miraba el caramelo de leche puesto en la palma de su mano.
“G-Gracias...”
Contestando con un educado agradecimiento cargado de timidez, el niño guardó silenciosamente le caramelo en su bolsillo. Debido a su condición de vampiro no podía comer golosinas o dulces pero tendía a guardar los que a veces los adultos le daban para sus amigos y hermanos gorriones en Lunargenta que si podían comerselos. Habiendo saturado ya lo que Uriel estaba dispuesto a interaccionar bajo esas circunstancias, el vampìrito se escondió detrás de la figura de Taliesin para decir pasivamente que no quería que le hablasen más.
Yo la hubiera dejado...es peligroso
Eso fue lo que pensó Uriel desde la espalda del vampiro adulto mientras escuchaba la conversación. Incluso siendo un niño bastante inocente e ingenuo, seguía habiendo vivido 89 años de los cuales 10 fueron empleados en un largo viaje en solitario por Aerandir, incluso si no podía racionalizar de forma consciente y entendible debido a su limitada edad mental, el niño poseía un juicio bastante sobre sobrio; Esa mujer era parte de esos humanos locos, si la ayudaban lo más probable es que no solo los atacarían sino que les diría a los demás lo sucedido y se volverían presa de los aldeanos….
“....Pero...si la dejáis ir sabrá nuestros rostros….Y sin importar si fuisteis o no vosotros, nos seguirán...Seguís siendo elfos, y no-nostros “cómplices”...So-solo por eso no nos dejarán en paz...”
Bajo circunstancias normales no hubiera dicho nada sobre lo que estaba pensando, o como máximo solo hubiera compartido su opinión con Taliesin. Pero esta vez sí compartió con todos lo que estaba pasando por su cabeza ¡Los elfos en esa aldea estaban casi en la misma circunstancias que los vampiros! Incluso siendo bastante más locuaz para su edad mental, seguía rigiéndose por las leyes de los niños; Si sentía una camaradería con alguien, le bastaba para ayudarle siempre y cuando no pusiera en riesgo su vida. Dado que los elfos y vampiros parecían estar en circunstancias parecidas, el inocente niño no podía evitar sentir una vaga sensación de camaradería ¡Solo eso le bastaba para advertirles!
El infante volvió a resguardarse detrás del confiable vampiro adulto tras percatarse de la atención de los demás sobre él. Su humor estaba infinitamente mejor que antes, pero no cambiaba que estaba en una postura defensiva que inhibió su usual conducta abierta y amigable, no solo eso, se sentía incómodo por la situación…..No, más bien estaba nervioso de que en verdad dejaran ir a la bruja ¡Era como dar a conocer la presencia de 3 elfos y 2 vampiros a toda la villa! Dirigió una mirada la mujer herida llena de desconfianza ¿Porque estaba tan empeñado en no salvarla? ¿Tal vez su egoísmo de vampiro? ¿Su miedo a la muerte de nuevo? ¡No! Era porque con sus ojos lo vio; La estupidez de un humano fuera de sus cabales….Y aquellos que lo provocan. Tal vez los nombres, momentos, razones y situaciones eran diferentes pero eso no cambiaba que lo que sucedía con los elfos era similar a los vampiros en cierta forma. Los enloquecidos humanos irían tras ellos apenas conocieran su existencia mediante justificaciones sin sentido o fundamentos, y si no era así ¡Los provocadores se encargaría de que si existiera una!
“....Y-Y n-no se de-detendrán…...n-nos seguirán ha-hasta que…….Si esta mujer sale….nu-nuestras vidas c-correrán rie-riesgo…”
Esas palabras provenían de un vampiro, acostumbrados a ser perseguido. Y Aunque el vampirito no lo aparentaba; Lograr vivir 10 años, solo y siendo un vampiro por su cuenta, era un gran medito y decía mucho de su capacidades. De hecho pasó por más peligros de los que aparentaba y comprendía mejor que nadie en esa caseta que tan arriesgado era dejar viva a la bruja. Por eso sonaba tan nervioso y temeroso, porque sabía la gravedad de la situación si esos elfos la dejaban ir.
Taliesin parecía conocer al elfo rubio llamado Rauko ¡De hecho parecía que creía más en su “inocencia” por la presencia de él! ¿Una buena persona? Uriel miró con curiosidad al joven elfo quien también reconoció a su adulto acompañante ¡OH! También parece que le confundió con una…..Oh….
“Aunque soy un chico, y mi nombre es Uriel...”
Murmuró un poco decaído Uriel ¡Era la segunda vez que le confunden con una chica! Aunque su maestro le confundió porque por ese entonces tenía el cabello largo hasta la cintura, rara vez hablaba y sus facciones infantiles eran similares a las de una chica. Ser confundido aún cuando su voz era relativamente masculina y ropas de niño….Fue un duro shock, casi tanto como cuando su maestro le dijo “Ya no se puede hacer nada” cuando le pidió un nombre de niño en vez de “Lillianna”. Pero decidió no darle más vueltas mientras miraba el caramelo de leche puesto en la palma de su mano.
“G-Gracias...”
Contestando con un educado agradecimiento cargado de timidez, el niño guardó silenciosamente le caramelo en su bolsillo. Debido a su condición de vampiro no podía comer golosinas o dulces pero tendía a guardar los que a veces los adultos le daban para sus amigos y hermanos gorriones en Lunargenta que si podían comerselos. Habiendo saturado ya lo que Uriel estaba dispuesto a interaccionar bajo esas circunstancias, el vampìrito se escondió detrás de la figura de Taliesin para decir pasivamente que no quería que le hablasen más.
Yo la hubiera dejado...es peligroso
Eso fue lo que pensó Uriel desde la espalda del vampiro adulto mientras escuchaba la conversación. Incluso siendo un niño bastante inocente e ingenuo, seguía habiendo vivido 89 años de los cuales 10 fueron empleados en un largo viaje en solitario por Aerandir, incluso si no podía racionalizar de forma consciente y entendible debido a su limitada edad mental, el niño poseía un juicio bastante sobre sobrio; Esa mujer era parte de esos humanos locos, si la ayudaban lo más probable es que no solo los atacarían sino que les diría a los demás lo sucedido y se volverían presa de los aldeanos….
“....Pero...si la dejáis ir sabrá nuestros rostros….Y sin importar si fuisteis o no vosotros, nos seguirán...Seguís siendo elfos, y no-nostros “cómplices”...So-solo por eso no nos dejarán en paz...”
Bajo circunstancias normales no hubiera dicho nada sobre lo que estaba pensando, o como máximo solo hubiera compartido su opinión con Taliesin. Pero esta vez sí compartió con todos lo que estaba pasando por su cabeza ¡Los elfos en esa aldea estaban casi en la misma circunstancias que los vampiros! Incluso siendo bastante más locuaz para su edad mental, seguía rigiéndose por las leyes de los niños; Si sentía una camaradería con alguien, le bastaba para ayudarle siempre y cuando no pusiera en riesgo su vida. Dado que los elfos y vampiros parecían estar en circunstancias parecidas, el inocente niño no podía evitar sentir una vaga sensación de camaradería ¡Solo eso le bastaba para advertirles!
El infante volvió a resguardarse detrás del confiable vampiro adulto tras percatarse de la atención de los demás sobre él. Su humor estaba infinitamente mejor que antes, pero no cambiaba que estaba en una postura defensiva que inhibió su usual conducta abierta y amigable, no solo eso, se sentía incómodo por la situación…..No, más bien estaba nervioso de que en verdad dejaran ir a la bruja ¡Era como dar a conocer la presencia de 3 elfos y 2 vampiros a toda la villa! Dirigió una mirada la mujer herida llena de desconfianza ¿Porque estaba tan empeñado en no salvarla? ¿Tal vez su egoísmo de vampiro? ¿Su miedo a la muerte de nuevo? ¡No! Era porque con sus ojos lo vio; La estupidez de un humano fuera de sus cabales….Y aquellos que lo provocan. Tal vez los nombres, momentos, razones y situaciones eran diferentes pero eso no cambiaba que lo que sucedía con los elfos era similar a los vampiros en cierta forma. Los enloquecidos humanos irían tras ellos apenas conocieran su existencia mediante justificaciones sin sentido o fundamentos, y si no era así ¡Los provocadores se encargaría de que si existiera una!
“....Y-Y n-no se de-detendrán…...n-nos seguirán ha-hasta que…….Si esta mujer sale….nu-nuestras vidas c-correrán rie-riesgo…”
Esas palabras provenían de un vampiro, acostumbrados a ser perseguido. Y Aunque el vampirito no lo aparentaba; Lograr vivir 10 años, solo y siendo un vampiro por su cuenta, era un gran medito y decía mucho de su capacidades. De hecho pasó por más peligros de los que aparentaba y comprendía mejor que nadie en esa caseta que tan arriesgado era dejar viva a la bruja. Por eso sonaba tan nervioso y temeroso, porque sabía la gravedad de la situación si esos elfos la dejaban ir.
Uri
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Re: [Trama Sandorái] [Parte A-0] Villasauco
Ciertamente, el comandante estaba en la taberna y no parecía muy amigable.
- ¡Idos! ¡Marchaos os digo, joder! Dejadme.- Bop, espada en mano amenazaba a los compañeros del pelotón de Sango que trataban de calmarlo sin mucho éxito. Ben que entró tras Billy, que se había acomodado rápidamente y contemplaba la escena, se quedó un tanto sorprendido al ver la escena.
- Eh, Sango, ven y échanos una mano, ¿quieres?- Ben se acercó y se unió al corro que ahora formaban los cinco soldados y el posadero Bop, un tipo que a primera vista parecía a punto de morir por su aspecto escuchimizado.- El muy gilipollas lleva así desde que le obligamos a salir aquí, ¿te lo puedes creer? Amenaza a sus propios hombres con una espada, increíble...- Una mesa y una espada separaba al grupo del comandante y pese a su estado embriaguez manejaba la espada con soltura, quizá mejor que si la empuñara sobrio. Una carcajada provocó que todos miraran hacia atrás. Era Billy, claramente se divertía con la escena, y no era para menos.
- ¡Eh, que tiemblen los elfos, nuestros valerosos muchachos han llegado! Es una lástima que se vayan a matar entre ellos.- Se volvió a reír con más ganas aún. Sango se giró y cruzó su mirada con la del comandante y entonces, en lo que duran dos latidos, ocurrió.
Sango llevó su mano hacia el mango del hacha, que llevaba colgada a su derecha de un gancho amarrado al cinto, agarrándola muy cerca de la cabeza, Sango alzó el brazo y dejó que el mango resbalara por su mano hasta el punto en el que solía empuñar el arma y desde arriba descargó un hachazo contra la espada. El sonido metálico retumbó por toda la instancia, incluso saltaron chispas. El comandante, sorprendido por el golpe, perdió la espada pero reaccionó rápidamente saltando sobre Sango que sin soltar el hacha dio un rápido paso hacia atrás para defenderse de la embestida. El plan funcionó. A medias. El paso atrás hizo que Ben tropezara con un taburete perdiera el equilibrio y cuando el comandante iba a asestarle un golpe este no encontró resistencia y cayó junto a Sango. Ben rápidamente se recuperó y se puso sobre el comandante que había caído de bruces contra el suelo.
- Joder...- Se hizo a un lado y le puso boca arriba, de su nariz manaba sangre pero seguía consciente por los murmullos que soltaba.- Venga, llevaoslo, y metedle la cabeza en agua fría.- Sango se levantó - Mejor aún, hacedlo aquí dentro, que no lo vean así, por si acaso. Id a por agua y a por algo para limpiarle la sangre. Hacedlo con discreción por favor. Y que no entre nadie de momento.- Dijo Sango asumiendo el mando de la situación, algo que nunca había hecho hasta la fecha. Sin embargo, nadie objetó nada y todos se pusieron manos a la obra.
- Ja, ja, chico, menos mal que hay alguien aquí que vale para algo, aunque tus métodos son un tanto extraños... ¿no te habrás hecho daño en la caída, verdad?- Sango negó con la cabeza mientras se sentaba al lado de Billy.- Bien, bien, ¿qué es una caída, eh? Los árboles caen y tampoco se quejan, ¿verdad? Bueno hay gente que dice que sí se quejan, pero ¿cómo demonios lo hacen si no tienen boca? Bah... ¡Bop, pon algo de beber por los Dioses! Y comida, algo caliente, esta gente viene de lejos.
La arquera, Lis, estaba haciendo guardia en la puerta, Dido, estaba sentado junto al comandante y los otros dos, Fabian y Pod fueron a buscar agua y vendajes.
- Habéis venido al culo del mundo en tiempos difíciles, pero, siempre hay oportunidades que uno no puede dejar escapar, por muy mal que pinten las cosas.- Bop sirvió unos boles con un humeante guiso y con un olor tan agradable que hasta las tripas de Sango rugieron. Lis y Dido se lanzaron a sus platos como kags a una rata. Ben lo devoró rápidamente, sin dejar ni una sola miga en el cuenco. Se limpió con la manga de la camisa y echó un trago al aguado vino que le habían traído junto con la comida.
- Hablo de una oportunidad única, hablo de riquezas, hablo de gloria y fama, hablo del futuro. Esta oportunidad que se nos brinda es única, ¿joyas? ¿Monedas? ¿Cosas de ricos? y mucho más. Pero claro, nadie da nada sin pedir algo a cambio, es una máxima que rige el mundo, entonces la pregunta que se plantea ahora es ¿qué es lo que se nos pide a cambio de acceder a una inmensa fortuna?- Hizo una pausa para refrescar la lengua. Fabian y Pod aún no habían regresado.- Dicen que hay una bruja de por medio, bah, que le jodan ¿sabes cómo matar a una bruja? ¿Echándoles agua? Claro, y yo me baño en oro todos los días. No, una bruja no deja de ser una persona de carne y hueso y, ¿cómo se mata a una persona de carne y hueso? Acero. O algo puntiagudo que mate. O que se atragante con hueso de pollo. Pero sí, el acero... Como el de uno de los lacayos que tenía la condesa, oh, ¿no lo mencioné? Sí había un mercenario no muy satisfecho con los pagos... Bueno, ya sabes, haces una cosa que te cuesta mucho trabajo y la paga es mala, aguantas un tiempo, sí, pero al final te revelas y bueno, puedes llegar a matar a la mano que te da de comer y arrimarte a esa comida y comer tú de ella, ¿entiendes?-
Billy parecía tener la lengua suelta. Eso y una sed tremenda pues en dos tragos se había esfumado todo lo que había en su jarra. Sango se arrascó la cabeza.
- Así que tenemos a una bruja y a un mercenario que se han aliado para matar a una condesa con el fin de conseguir su tesoro.-
- Eso no lo sabemos. Igual es algún tipo de venganza, o rencillas del pasado. Sea como fuere, debemos darnos prisa y reclamar ese tesoro.-
- Sí, pero escucha, ponte en el peor de los casos, imagínate que se han aliado, un guerrero y una hechicera pueden ser enemigos muy fuertes.-
- Pues les rajamos las tripas, joder, Sango, no creo que sea tan complicado. Además... mi socio y yo tenemos algún truco que nos podría ir bien. Pero claramente, cuantos más seamos más opciones de victoria, ¿qué me dices? ¿Te apuntas?-
Pod y Fabian entraron en la taberna, uno con un cubo de agua y otro con un petate con trapos. Pod cogió un trapo y limpió la sangre de la cara del oficial. La sangre parecía haber dejado de salir y todos respiraron aliviados. Sango se levantó del sitio y cogió el cubo de agua mientras Pod y Fabian se lanzaron a devorar su ración. Acto seguido, Sango contó hasta tres en alto y le lanzó el agua en la cara a su comandante. Soltó el cubo y dejó que los exabruptos y blasfemias salieran de la boca de su comandante. Sango miró a Billy y se acercó a él.
- Debo esperar a recibir órdenes de mis superiores, claro. Pero sin duda alguna estaría dispuesto a acompañarte yo y mi buen amigo.- Billy sonrió y asintió satisfecho.
- Aah, me alegra oírlo, no tardes mucho en recibir esas órdenes muchacho, cuanto antes salgamos, antes podremos aprovecharnos de esa oportunidad.- Alzó la jarra que le había quitado a Sango y se la bebió. Ben asintió y se dio la vuelta para mirar al grupo.
- Compañía... Dioses, ¿era necesario echarme ese agua tan fria en la cara? Bueno, bueno, siganme muchachos, sus provisiones son bien recibidas, tengo que reunirme con Barnes en breves, así que... Em, bueno. Vayamos al campamento y os diré donde pueden acomodarse... Sí, es bueno... es bueno ver caras nuevas y amigables, sí...- El hombre empezaba a tiritar.- Camaradas, siganme. Ah, por cierto, soy el sargento Rolaf, aunque los muchachos... bueno, ya hablaréis con ellos. En marcha.- Y se pusieron en marcha, decepcionados no por abandonar una taberna sino por seguir a un sargento en lugar de a un comandante.
Los seis salieron de la taberna y se dirigieron al campamento donde estaban ubicados las fuerzas de Lunargenta. No tardaron mucho en llegar, había una tienda grande y cuatro pequeñas. El sargento les explicó que con su llegada habían llegado a la treintena de soldados y que era el grupo más grande que había dirigido nunca. Les dejó para que se acomodaran y eso hicieron, montar una tienda en la que cabían tres personas y llevar el resto al intendente. Ben echó un vistazo a las caras de sus nuevos compañeros, al menos los que había en pie, y no parecían soldados.
- No te dejes engañar por su aspecto, míranos a nosotros, en pocos días estaremos como ellos, aburridos, hambrientos y con ganas de salir de este agujero.- Dido sabía muy bien cómo leer las miradas de sus compañeros.
Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo.
- ¡Idos! ¡Marchaos os digo, joder! Dejadme.- Bop, espada en mano amenazaba a los compañeros del pelotón de Sango que trataban de calmarlo sin mucho éxito. Ben que entró tras Billy, que se había acomodado rápidamente y contemplaba la escena, se quedó un tanto sorprendido al ver la escena.
- Eh, Sango, ven y échanos una mano, ¿quieres?- Ben se acercó y se unió al corro que ahora formaban los cinco soldados y el posadero Bop, un tipo que a primera vista parecía a punto de morir por su aspecto escuchimizado.- El muy gilipollas lleva así desde que le obligamos a salir aquí, ¿te lo puedes creer? Amenaza a sus propios hombres con una espada, increíble...- Una mesa y una espada separaba al grupo del comandante y pese a su estado embriaguez manejaba la espada con soltura, quizá mejor que si la empuñara sobrio. Una carcajada provocó que todos miraran hacia atrás. Era Billy, claramente se divertía con la escena, y no era para menos.
- ¡Eh, que tiemblen los elfos, nuestros valerosos muchachos han llegado! Es una lástima que se vayan a matar entre ellos.- Se volvió a reír con más ganas aún. Sango se giró y cruzó su mirada con la del comandante y entonces, en lo que duran dos latidos, ocurrió.
Sango llevó su mano hacia el mango del hacha, que llevaba colgada a su derecha de un gancho amarrado al cinto, agarrándola muy cerca de la cabeza, Sango alzó el brazo y dejó que el mango resbalara por su mano hasta el punto en el que solía empuñar el arma y desde arriba descargó un hachazo contra la espada. El sonido metálico retumbó por toda la instancia, incluso saltaron chispas. El comandante, sorprendido por el golpe, perdió la espada pero reaccionó rápidamente saltando sobre Sango que sin soltar el hacha dio un rápido paso hacia atrás para defenderse de la embestida. El plan funcionó. A medias. El paso atrás hizo que Ben tropezara con un taburete perdiera el equilibrio y cuando el comandante iba a asestarle un golpe este no encontró resistencia y cayó junto a Sango. Ben rápidamente se recuperó y se puso sobre el comandante que había caído de bruces contra el suelo.
- Joder...- Se hizo a un lado y le puso boca arriba, de su nariz manaba sangre pero seguía consciente por los murmullos que soltaba.- Venga, llevaoslo, y metedle la cabeza en agua fría.- Sango se levantó - Mejor aún, hacedlo aquí dentro, que no lo vean así, por si acaso. Id a por agua y a por algo para limpiarle la sangre. Hacedlo con discreción por favor. Y que no entre nadie de momento.- Dijo Sango asumiendo el mando de la situación, algo que nunca había hecho hasta la fecha. Sin embargo, nadie objetó nada y todos se pusieron manos a la obra.
- Ja, ja, chico, menos mal que hay alguien aquí que vale para algo, aunque tus métodos son un tanto extraños... ¿no te habrás hecho daño en la caída, verdad?- Sango negó con la cabeza mientras se sentaba al lado de Billy.- Bien, bien, ¿qué es una caída, eh? Los árboles caen y tampoco se quejan, ¿verdad? Bueno hay gente que dice que sí se quejan, pero ¿cómo demonios lo hacen si no tienen boca? Bah... ¡Bop, pon algo de beber por los Dioses! Y comida, algo caliente, esta gente viene de lejos.
La arquera, Lis, estaba haciendo guardia en la puerta, Dido, estaba sentado junto al comandante y los otros dos, Fabian y Pod fueron a buscar agua y vendajes.
- Habéis venido al culo del mundo en tiempos difíciles, pero, siempre hay oportunidades que uno no puede dejar escapar, por muy mal que pinten las cosas.- Bop sirvió unos boles con un humeante guiso y con un olor tan agradable que hasta las tripas de Sango rugieron. Lis y Dido se lanzaron a sus platos como kags a una rata. Ben lo devoró rápidamente, sin dejar ni una sola miga en el cuenco. Se limpió con la manga de la camisa y echó un trago al aguado vino que le habían traído junto con la comida.
- Hablo de una oportunidad única, hablo de riquezas, hablo de gloria y fama, hablo del futuro. Esta oportunidad que se nos brinda es única, ¿joyas? ¿Monedas? ¿Cosas de ricos? y mucho más. Pero claro, nadie da nada sin pedir algo a cambio, es una máxima que rige el mundo, entonces la pregunta que se plantea ahora es ¿qué es lo que se nos pide a cambio de acceder a una inmensa fortuna?- Hizo una pausa para refrescar la lengua. Fabian y Pod aún no habían regresado.- Dicen que hay una bruja de por medio, bah, que le jodan ¿sabes cómo matar a una bruja? ¿Echándoles agua? Claro, y yo me baño en oro todos los días. No, una bruja no deja de ser una persona de carne y hueso y, ¿cómo se mata a una persona de carne y hueso? Acero. O algo puntiagudo que mate. O que se atragante con hueso de pollo. Pero sí, el acero... Como el de uno de los lacayos que tenía la condesa, oh, ¿no lo mencioné? Sí había un mercenario no muy satisfecho con los pagos... Bueno, ya sabes, haces una cosa que te cuesta mucho trabajo y la paga es mala, aguantas un tiempo, sí, pero al final te revelas y bueno, puedes llegar a matar a la mano que te da de comer y arrimarte a esa comida y comer tú de ella, ¿entiendes?-
Billy parecía tener la lengua suelta. Eso y una sed tremenda pues en dos tragos se había esfumado todo lo que había en su jarra. Sango se arrascó la cabeza.
- Así que tenemos a una bruja y a un mercenario que se han aliado para matar a una condesa con el fin de conseguir su tesoro.-
- Eso no lo sabemos. Igual es algún tipo de venganza, o rencillas del pasado. Sea como fuere, debemos darnos prisa y reclamar ese tesoro.-
- Sí, pero escucha, ponte en el peor de los casos, imagínate que se han aliado, un guerrero y una hechicera pueden ser enemigos muy fuertes.-
- Pues les rajamos las tripas, joder, Sango, no creo que sea tan complicado. Además... mi socio y yo tenemos algún truco que nos podría ir bien. Pero claramente, cuantos más seamos más opciones de victoria, ¿qué me dices? ¿Te apuntas?-
Pod y Fabian entraron en la taberna, uno con un cubo de agua y otro con un petate con trapos. Pod cogió un trapo y limpió la sangre de la cara del oficial. La sangre parecía haber dejado de salir y todos respiraron aliviados. Sango se levantó del sitio y cogió el cubo de agua mientras Pod y Fabian se lanzaron a devorar su ración. Acto seguido, Sango contó hasta tres en alto y le lanzó el agua en la cara a su comandante. Soltó el cubo y dejó que los exabruptos y blasfemias salieran de la boca de su comandante. Sango miró a Billy y se acercó a él.
- Debo esperar a recibir órdenes de mis superiores, claro. Pero sin duda alguna estaría dispuesto a acompañarte yo y mi buen amigo.- Billy sonrió y asintió satisfecho.
- Aah, me alegra oírlo, no tardes mucho en recibir esas órdenes muchacho, cuanto antes salgamos, antes podremos aprovecharnos de esa oportunidad.- Alzó la jarra que le había quitado a Sango y se la bebió. Ben asintió y se dio la vuelta para mirar al grupo.
- Compañía... Dioses, ¿era necesario echarme ese agua tan fria en la cara? Bueno, bueno, siganme muchachos, sus provisiones son bien recibidas, tengo que reunirme con Barnes en breves, así que... Em, bueno. Vayamos al campamento y os diré donde pueden acomodarse... Sí, es bueno... es bueno ver caras nuevas y amigables, sí...- El hombre empezaba a tiritar.- Camaradas, siganme. Ah, por cierto, soy el sargento Rolaf, aunque los muchachos... bueno, ya hablaréis con ellos. En marcha.- Y se pusieron en marcha, decepcionados no por abandonar una taberna sino por seguir a un sargento en lugar de a un comandante.
Los seis salieron de la taberna y se dirigieron al campamento donde estaban ubicados las fuerzas de Lunargenta. No tardaron mucho en llegar, había una tienda grande y cuatro pequeñas. El sargento les explicó que con su llegada habían llegado a la treintena de soldados y que era el grupo más grande que había dirigido nunca. Les dejó para que se acomodaran y eso hicieron, montar una tienda en la que cabían tres personas y llevar el resto al intendente. Ben echó un vistazo a las caras de sus nuevos compañeros, al menos los que había en pie, y no parecían soldados.
- No te dejes engañar por su aspecto, míranos a nosotros, en pocos días estaremos como ellos, aburridos, hambrientos y con ganas de salir de este agujero.- Dido sabía muy bien cómo leer las miradas de sus compañeros.
Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo.
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A la espera de órdenes. Si no hay novedad, Sango se dirige a Cotplice con Billy el leñador.
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