[Trama de Sandorái] [Parte A-3] Leñadores en apuros
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[Trama de Sandorái] [Parte A-3] Leñadores en apuros
Sango, Billy el leñador, Alfil y dos habitantes de Villasauco más dejaron atrás el poblado antes de que éste se convirtiera literalmente en el infierno en el que no tardaría en convertirse. Por fortuna para ellos, habían escapado de la invasión de los Ojosverdes y ni por asomo se imaginaron que nunca volverían a ver a sus esposas, amigos o familiares. Sango acompañaba a Billy, Bunyan y Owen, este curioso trío de leñadores con deseos de aventuras.
Eso sí, si conseguían cumplir su propósito y llegar al castillo de la Condesa vampiro Báthory, de Cotplice, quizás pudieran reunir mucho dinero como para no tener que volver a pasar por allí y descubrir el fatal desenlace que había tenido lugar.
-Creo que me he perdido. – dijo Billy, el bonachón, dando un nuevo trago a su odre, ya desesperado de tanto y tanto árbol. - ¿Alguien trajo el mapa?
-No, Billy. Se supone que lo tenías tú. – reprendió Owen, el también leñador. - ¿Se lo has dado a alguien? Eh, Sango, ¿lo tienes? – preguntó al humano.
Era tiempo de buscar por dónde se iba a Cotplice. ¡Pero Sango tampoco tenía el mapa! Billy nunca se lo había dado y, efectivamente. Así, los cuatro hombres y el oso, se habían perdido.
Alfie, el oso de Billy, comenzó a rugir furioso. Algo procedente del bosque lo incomodaba. Billy le puso la mano en el hocico, tratando de calmar a su mascota visiblemente alterada.
Una estampida de animales del bosque muy diversos: Desde ciervos a zorros, pasando por jabalís y lobos comenzarían a correr todos en una misma dirección, como si huyeran de un depredador. Rumbo al interior del bosque. Aún estaban lejos de Cotplice.
-¡A cubierto! ¡Que nos aplastan! – inquirió Bunyan, el más joven de los tres, de pelo en cresta. Se puso detrás de un tronco considerablemente grande. Los dos leñadores, al menos, harían lo propio. Pero no así el oso. De manera que pasarían inadvertidos para los aventureros del bosque. - Menuda estampida. Ha estado cerca.
-¿A dónde irán? – se preguntó Billy. - ¡Alfie! ¿Dónde está Alfie?
Todos tendían a ir a una pequeña cabaña en un claro del bosque, muy próximo a la posición en la que se encontraban. Llamaba la atención ver cómo todos los animales se arremolinaban alrededor de ésta. Esperando pacientes a algo o alguien que saliera de dentro.
-¡Está allí, Billy! – señaló Bunyan en la espesura de los árboles. Su oso era uno más en aquel sitio repleto de animales de todo tipo.
-¡Hijos de puta! ¡Se han llevado a mi oso! ¿Creéis que ahí dentro vive una bruja? – se preguntó Billy, ligeramente preocupado. – Alfie corre peligro. ¡Tenemos que sacar a mi pequeño de ahí!
-¡Qué dices! ¡Seguro que se nos echan encima si intentamos pasar entre todos ellos! – inquirió Owen.
Ninguno sabía cómo reaccionar para sacar al pobre Alfie de allí. Encima, estaba de los primeros. Para llegar a él, tenían que pasar por medio de lobos, caballos salvajes, ciervos y un sinfín de animales. ¿Ir a por el oso quizás intentar buscar una alternativa para llegar a la casa?
Sango: Elegiste huir de Villasauco. Buena elección sin duda, fíjate lo que pasó allí. Vuestras intenciones de ir a Cotplice se ven interrumpidos (toda la acción está sucediendo en el bosque). Al pasar cerca de la cabaña, que en principio ignorabais, algo atrae la atención de todos los animales cercanos, incluido Alfie, el oso de Billy el leñador, que ahora se ponen delante de ésta.
Hay todo tipo de animales que puedes describir si quieres, incluso algunos que puedes sacar del bestiario. Tu objetivo es sacar a Alfie de allí, pero tendrás que abrirte paso entre los animales que, por ahora, parecen inofensivos. Si no, puedes buscar un camino alternativo para llegar más rápido, quizás. No muy lejos encontrarás un túnel subterráneo. También puedes utilizar cebos o distracciones para algunos. Pero esto podría traer consecuencias. La cuestión es que Billy no se irá de allí sin su animal.
Puedes utilizar a Owen, Bunyan y Billy. Todos humanos de nivel 1 con dominio del hacha. Puedes improvisar sus habilidades.
Eso sí, si conseguían cumplir su propósito y llegar al castillo de la Condesa vampiro Báthory, de Cotplice, quizás pudieran reunir mucho dinero como para no tener que volver a pasar por allí y descubrir el fatal desenlace que había tenido lugar.
-Creo que me he perdido. – dijo Billy, el bonachón, dando un nuevo trago a su odre, ya desesperado de tanto y tanto árbol. - ¿Alguien trajo el mapa?
-No, Billy. Se supone que lo tenías tú. – reprendió Owen, el también leñador. - ¿Se lo has dado a alguien? Eh, Sango, ¿lo tienes? – preguntó al humano.
Era tiempo de buscar por dónde se iba a Cotplice. ¡Pero Sango tampoco tenía el mapa! Billy nunca se lo había dado y, efectivamente. Así, los cuatro hombres y el oso, se habían perdido.
Alfie, el oso de Billy, comenzó a rugir furioso. Algo procedente del bosque lo incomodaba. Billy le puso la mano en el hocico, tratando de calmar a su mascota visiblemente alterada.
Una estampida de animales del bosque muy diversos: Desde ciervos a zorros, pasando por jabalís y lobos comenzarían a correr todos en una misma dirección, como si huyeran de un depredador. Rumbo al interior del bosque. Aún estaban lejos de Cotplice.
-¡A cubierto! ¡Que nos aplastan! – inquirió Bunyan, el más joven de los tres, de pelo en cresta. Se puso detrás de un tronco considerablemente grande. Los dos leñadores, al menos, harían lo propio. Pero no así el oso. De manera que pasarían inadvertidos para los aventureros del bosque. - Menuda estampida. Ha estado cerca.
-¿A dónde irán? – se preguntó Billy. - ¡Alfie! ¿Dónde está Alfie?
Todos tendían a ir a una pequeña cabaña en un claro del bosque, muy próximo a la posición en la que se encontraban. Llamaba la atención ver cómo todos los animales se arremolinaban alrededor de ésta. Esperando pacientes a algo o alguien que saliera de dentro.
-¡Está allí, Billy! – señaló Bunyan en la espesura de los árboles. Su oso era uno más en aquel sitio repleto de animales de todo tipo.
-¡Hijos de puta! ¡Se han llevado a mi oso! ¿Creéis que ahí dentro vive una bruja? – se preguntó Billy, ligeramente preocupado. – Alfie corre peligro. ¡Tenemos que sacar a mi pequeño de ahí!
-¡Qué dices! ¡Seguro que se nos echan encima si intentamos pasar entre todos ellos! – inquirió Owen.
Ninguno sabía cómo reaccionar para sacar al pobre Alfie de allí. Encima, estaba de los primeros. Para llegar a él, tenían que pasar por medio de lobos, caballos salvajes, ciervos y un sinfín de animales. ¿Ir a por el oso quizás intentar buscar una alternativa para llegar a la casa?
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La casa alrededor de la que se congregan expectativos... ¡más de doscientos animales!
- Bunyan:
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- Owen:
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* * * * * * * *
Sango: Elegiste huir de Villasauco. Buena elección sin duda, fíjate lo que pasó allí. Vuestras intenciones de ir a Cotplice se ven interrumpidos (toda la acción está sucediendo en el bosque). Al pasar cerca de la cabaña, que en principio ignorabais, algo atrae la atención de todos los animales cercanos, incluido Alfie, el oso de Billy el leñador, que ahora se ponen delante de ésta.
Hay todo tipo de animales que puedes describir si quieres, incluso algunos que puedes sacar del bestiario. Tu objetivo es sacar a Alfie de allí, pero tendrás que abrirte paso entre los animales que, por ahora, parecen inofensivos. Si no, puedes buscar un camino alternativo para llegar más rápido, quizás. No muy lejos encontrarás un túnel subterráneo. También puedes utilizar cebos o distracciones para algunos. Pero esto podría traer consecuencias. La cuestión es que Billy no se irá de allí sin su animal.
Puedes utilizar a Owen, Bunyan y Billy. Todos humanos de nivel 1 con dominio del hacha. Puedes improvisar sus habilidades.
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-3] Leñadores en apuros
Desde luego se esperaba compañía en la expedición, pero lo que no se esperaba era tener como aliado a un oso. No debería sorprenderme, pensó, al fin y al cabo junto a mi marcha un kag de Roilkat. Sea como fuere, allí estaban cuatro hombres y dos animales, deambulando por el bosque en busca de un tesoro. Pero eso no lo sabían sus compañeros. En realidad Sango estaba investigando un posible asesinato de una condesa, era el motivo de por qué le habían dado permiso. Un permiso que el sargento Rolaf le concedió sin pensarlo dos veces, casi agradecido de que alguien se ofreciera a ir al bosque. Ben se preparó y salió con el grupo tan pronto estuvieron listos.
- ¿Qué? A mi no me has dado nada.- Dijo Sango mientras se acomodaba el escudo. Estaban valorando sus opciones tras haberse perdido, cosa que sorprendió a Sango, los leñadores no solían perderse en el bosque, bien lo sabía él pues había crecido en un hogar con un leñador y había aprendido de él.
- No puede ser tan complicado volver a orientarnos, hombre, tenemos que enc...- Se interrumpió y miró al oso que había empezado a rugir y casi sin tener tiempo para comprobar lo que pasaba, una marabunta de animales se les echó encima. Sango, sin pensarlo dos veces, se lanzó tras un árbol tal y como hicieran sus compañeros. Sango, aún jadeando del esfuerzo repentino que hizo miró hacia los animales. Había de todo: lobos, ciervos, linksas (1), brambos (2), incluso vio el vuelo de varias aves, cuervos, torcaces, tordos... Todos iban en la misma dirección, incluido Alfie, por el que se lamentaba Billy tras calmarse las cosas. Sango silbó de una determinada manera y aguardó unos instantes. El kag no apareció y Ben se temió lo peor.
Sin perder el tiempo, recuperó el escudo que había soltado y tras evaluar su estado concluyó que aun podía cumplir con su cometido. Caminaron en dirección a la estampida y se quedaron mudos durante unos segundos contemplando el espectáculo.
- Alfie corre peligro. ¡Tenemos que sacar a mi pequeño de ahí!- Dijo con cierta preocupación el veterano leñador. Sango asintió y miró a sus compañeros y después otra vez a los animales. Lo buscaba de una lado a otro pero no lo veía. Se pasó la mano libre por la cara tratando de ganar algo de tiempo.
- No me puedo creer que justo lleguemos nosotros ahora pase esto. No me jodáis. No puede ser una coincidencia.- Dijo con algo de rabia en la voz y mirando a sus compañeros. Los ojos iban de uno a otro. Haberse perdido en el bosque era algo muy oportuno en aquellos momentos, ¿verdad?
- Joder, hemos debido de activar algún tipo de trampa mágica.- Dijo mientras seguía estudiando a los animales.
- ¿Cómo lo sabes?- Preguntó el de la cresta.- Quiero decir, que yo sepa... Joder, osea que nos enfrentamos a una bruja, ¿verdad? Joder Billy, tenías razón.
- A ver, es una suposición,coño, no soy un experto en magia, pero piénsalo un poco, ¿llegamos aquí y de repente pasa esto? Es muy extraño.- Hizo una pausa.- Lo que sí sabemos es que allí, en aquella cabaña, está pasando algo y no puede ser bueno sí lobos y cabras van cogiditos de la mano por el bosque. Alguien está jugando con magia y bueno, trastocando las leyes naturales.- Asintió satisfecho tras llegar a aquella conclusión.
- ¿Te quieres meter ahí?- Dijo el otro, Owen.- Eres un puto chalado, mira la cantidad de animales que hay ahí, además, quién sabe lo que pueden hacer. Sí, ya los veo, están inmóviles pero, puede existir otra trampa que los active y nos ataquen, ¿no?
Todos quedaron en silencio valorando las opciones que tenían y Sango propuso explorar los alrededores y ver qué posibilidades tenían. A veces se acercaban al grupo de animales y estos volvían la cabeza, casi desafiantes, cosa que alejaba al grupo. Debían andar con mucho cuidado. No muy lejos se toparon con un túnel, cubierto por zarzas y matorrales, que parecía ir en dirección a la cabaña.
- Los pájaros no cantan.- Dijo Sango mirando al cielo. El resto le imitó y se inquietaron aún más. Ben miró a las entrañas del túnel y recordó la última vez que había estado en uno. Fue en el sitio a Lunargenta y recordaba perfectamente el derrumbe y los kags corriendo tras él. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.
- Bueno, joder, se me ha ocurrido que podríamos tirar unas antorchas contra la cabaña, tenemos fuerza suficiente para hacerlo. Matamos a la bruja y los animales se espantan.- Dijo Bunyan.
- No... no haremos eso...- Contestó Owen- He estado pensando, si realmente es una trampa mágica estos animales han venido para defender lo que sea que haya dentro, ¿veis por dónde voy?- Hizo una pausa- El tesoro podría estar ahí.-
- Lo de la trampa es solo especulación, igual ahí dentro hay una bruja o... algo peor.- Se lamentó de haberlo dicho porque los ánimos volvieron a decaer.- Pero, eh, algo hay ahí y joder, quiero saber lo que es y acabar con ello. Propongo que entremos en este túnel y, bueno, veamos a dónde nos conduce, quizás entremos en la cabaña por algún tipo de bodega o algo así.-
- No tenemos antorchas, tardaremos un poco en hacerlas. Owen, haz el fuego, buscaré unas ramas.- Los dos leñadores se pusieron a trabajar de manera eficaz, mientras, Ben se sentó junto a Billy y observó a los animales.
- En mi vida había visto algo así... Es, es, tan increíble que me parece que estoy soñando.- El leñador se calló y se sumergió en sus pensamientos.- No he visto a tu animal entre la multitud, puede que esté por ahí vigilando. O puede que haya huido. O puede que esté ahí dentro.- El choque de las piedras para producir fuego tronaba en aquel silencio innatural. Ben casi se tomó a mal el comentario sobre el kag huyendo, pero lo dejó pasar porque aquel hombre estaba pasándolo mal.
- ¿Dónde escuchaste que la condesa había sido asesinada? ¿Quién te lo contó?- Ben cambió de tema. No obtuvo respuesta porque ya tenían fuego.
- Genial, tenemos fuego.- Dijo Owen. Al poco apareció Bunyan con varias estacas de madera.- Meh, ahora que lo pienso nos falta...
- La resina. Sí, si hubiera pinos cerca era mejor, porque la sueltan antes, pero si no vale cualquiera.- Dijo Sango mientras se ponía en pie. No tardaron mucho en tener las antorchas listas y prendidas. Todos se miraron y Sango decidió abrir camino.
Entró en el túnel, era amplio, cabían dos personas a lo ancho y era lo suficientemente alto como para que pudieran caminar con cierta comodidad. Cada diez pasos, más o menos, había unos puntales que servían para reforzar el propio túnel. Sin duda alguna los constructores habían hecho un gran trabajo.
- ¿Podría ser esto Cotplice?- Preguntó Sango mientras avanzaban, lentos pero seguros.- Quiero decir, este túnel parece una perfecta vía de escape para alguien de la nobleza, no sé...- Se detuvo y miró hacia atrás a sus compañeros. Que simplemente se encogieron de hombros. Ben reanudó de nuevo la marcha y quince pasos más allá vieron la salida.
- ¿Ya? No creo ni que estemos a mitad de camino.- Dijo Bunyan. Cuando salieron se llevaron una sorpresa mayúscula pues estaban detrás de la cabaña. Nadie dijo nada mientras avanzaban lentamente para rodear la cabaña. El corazón se les encogió cuando, tras doblar la esquina, los animales estaban mirándoles. Sango tragó saliva y agarró el escudo con más fuerza.
- ¡Alfie!- Gritó Billy tras él. Acto seguido los pájaros empezaron a graznar y piar. El ruido iba cada vez a más. Los animales rugían. Billy siguió caminando hacia el oso y llamándole y este pareció reaccionar. Dio unos pasos al frente y finalmente salió de entre el mar de mamíferos que allí había congregados. Sango se acercó a Billy que acariciaba el morro del oso. Le dio con el pie en la pierna y le hizo un gesto de retirada con la cabeza.
Y los pájaros dejaron de graznar y gorjear. Y los lobos caminaron hacia ellos.
- ¡Atrás! ¡Corred, vamos!- Gritó Sango mientras caminaba hacia atrás. Los lobos aceleraron el paso e iban a encerrarlos contra una de las paredes de la cabaña. El oso gruñó como una auténtica bestia y el combate empezó.
Tres de los lobos se abalanzaron contra ellos pero fueron repelidos rápidamente por una hábil maniobra del oso. Casi sin tiempo para reaccionar otros tantos se lanzaron desde el otro costado, por el lado de Sango que con el escudo y el fuego pudo repelerlos.
- Usado el puto fuego, moved la putas antorchas y corred hacia el túnel, ¡vamos, hostia, vamos!- Gritó tras el escudo mientras que con el brazo que portaba la antorcha lo movía de un lado a otro asustando a los animales.
Un aullido de dolor del oso tronó en el bosque. Billy se giró y gritó y llevado por una rabia inmensa tiró la improvisada antorcha contra los animales y cogiendo el hacha por las dos manos empezó a girar (3) en dirección a los lobos. Ben casi sorprendido se detuvo a observar un instante como varios lobos caían al suelo con cortes bruscos. Bunyan y Owen cerraron filas en torno a Billy que estaba desorientado tras dar tantas vueltas. Sango les gritó que se marcharan de allí.
Pero si los problemas parecían pocos, tras la breve retirada de los lobos, apareció una bestia de un tamaño descomunal, de un color gris sucio y con una cornamenta enorme (4) que iba directamente a por sus compañeros. Al ver lo que se les venía encima Sango se interpuso en su trayectoria y colocó todo su cuerpo tras el escudo para recibir el impacto por sus compañeros (5). Llegó justo a tiempo.
El impacto lo mandó volando varios metros atrás, llevándose por delante a sus compañeros de expedición que cayeron al suelo con él. Todo a su alrededor se ralentizó y los sonidos le llegaban atenuados. Alguien le agarró del cuello de la camisa y lo arrastró. Ben trató de ponerse en pie, trastabilló y cayó. Rodó hasta llegar a la entrada del túnel y de ahí se lanzó al interior.
- ¡Levanta Sango! ¡Corre, por los Dioses, corre!- Ben, aún conmocionado, se levantó y corrió túnel adentro. No llevaba antorcha y tampoco llevaba el escudo. Y si lo llevaba no lo sentía, como tampoco sentía su brazo izquierdo.
Su carrera era errática y tropezaba cada dos por tres. A lo lejos oía gritos, pisadas y al oso gruñir. Notaba la boca seca y cada vez se sentía con menos fuerzas, se le ocurrió que la espada podía alumbrarle en la oscuridad y la desenvainó con cierta dificultad. El encantamiento de hielo quizás no era el más adecuado para alumbrar pero había pedido que brillara lo máximo posible. No fue del todo inútil pues algo de luz daba. A su espalda, tras sacar la espada, el mismo berrido de antes, el animal astado les seguía, Sango aceleró el paso y al final vio la luz, y escuchó que le estaban esperando. Corrió aún más.
- ¡Que viene!- Gritó fatigado.- ¡Fueraaa, fuera!- Sango salió y Bunyan lo atrajo hacia él, apartándolo de la trayectoria de la embestida del animal que salió justo detrás de él. Se movía con bastante agilidad y tras frenar de manera abrupta giró de un salto encarando a los cuatro hombres que portaban sus armas y el oso.
Cuando este estaba apunto de volver a echarse encima de ellos, el regalo de los Dioses llegó en forma del más fiel aliado de Sango, pues el kag de Roilkat apareció para embestir al animal desde desde un lateral. Ambos animales rodaron y Sango no perdió el tiempo y se lanzó al ataque seguido por Bunyan y Owen. Se aprovecharon de que el animal con cuernos aún no se había puesto en pie para atacar el abdomen. El primero fue Sango lanzando una estocada que penetró en el animal y luego Bunyan y Owen lo remataron con las hachas. Dejaron que el kag diera buena cuenta de sus entrañas mientras ellos recuperaban el aliento. Owen y Bunyan, se miraron y empezaron a reír, les siguió Billy y por último Sango.
- Joder... Deberíamos irnos.-
- Y una mierda, esa bruja debe pagar por lo que nos ha hecho.- Pero un murmullo creció y provenía de la cabaña. Sango tragó saliva y se llevó la mano a la cabeza para comprobar que estaba sangrando.- Sí, deberíamos irnos.-
Todos accedieron y Ben se acercó al kag, que jugueteaba con un hueso. Se arrodilló ante él y le cogió la cabeza con las dos manos y le miró a la cara.
- Gracias a los Dioses por tenerte a mi lado. Gracias.- Le dio un par de caricias y palmadas y se puso en pie. Sus compañeros hicieron lo propio. Ben echó un último vistazo en dirección a la cabaña.
Estaba empezando a cogerle un odio visceral a la magia.
(2) Descripción del Brambo en el bestiario: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(3) Billy utiliza la habilidad Ruedo de muerte:
(5) Sango utiliza la habilidad Hermano de Sangre:
- ¿Qué? A mi no me has dado nada.- Dijo Sango mientras se acomodaba el escudo. Estaban valorando sus opciones tras haberse perdido, cosa que sorprendió a Sango, los leñadores no solían perderse en el bosque, bien lo sabía él pues había crecido en un hogar con un leñador y había aprendido de él.
- No puede ser tan complicado volver a orientarnos, hombre, tenemos que enc...- Se interrumpió y miró al oso que había empezado a rugir y casi sin tener tiempo para comprobar lo que pasaba, una marabunta de animales se les echó encima. Sango, sin pensarlo dos veces, se lanzó tras un árbol tal y como hicieran sus compañeros. Sango, aún jadeando del esfuerzo repentino que hizo miró hacia los animales. Había de todo: lobos, ciervos, linksas (1), brambos (2), incluso vio el vuelo de varias aves, cuervos, torcaces, tordos... Todos iban en la misma dirección, incluido Alfie, por el que se lamentaba Billy tras calmarse las cosas. Sango silbó de una determinada manera y aguardó unos instantes. El kag no apareció y Ben se temió lo peor.
Sin perder el tiempo, recuperó el escudo que había soltado y tras evaluar su estado concluyó que aun podía cumplir con su cometido. Caminaron en dirección a la estampida y se quedaron mudos durante unos segundos contemplando el espectáculo.
- Alfie corre peligro. ¡Tenemos que sacar a mi pequeño de ahí!- Dijo con cierta preocupación el veterano leñador. Sango asintió y miró a sus compañeros y después otra vez a los animales. Lo buscaba de una lado a otro pero no lo veía. Se pasó la mano libre por la cara tratando de ganar algo de tiempo.
- No me puedo creer que justo lleguemos nosotros ahora pase esto. No me jodáis. No puede ser una coincidencia.- Dijo con algo de rabia en la voz y mirando a sus compañeros. Los ojos iban de uno a otro. Haberse perdido en el bosque era algo muy oportuno en aquellos momentos, ¿verdad?
- Joder, hemos debido de activar algún tipo de trampa mágica.- Dijo mientras seguía estudiando a los animales.
- ¿Cómo lo sabes?- Preguntó el de la cresta.- Quiero decir, que yo sepa... Joder, osea que nos enfrentamos a una bruja, ¿verdad? Joder Billy, tenías razón.
- A ver, es una suposición,coño, no soy un experto en magia, pero piénsalo un poco, ¿llegamos aquí y de repente pasa esto? Es muy extraño.- Hizo una pausa.- Lo que sí sabemos es que allí, en aquella cabaña, está pasando algo y no puede ser bueno sí lobos y cabras van cogiditos de la mano por el bosque. Alguien está jugando con magia y bueno, trastocando las leyes naturales.- Asintió satisfecho tras llegar a aquella conclusión.
- ¿Te quieres meter ahí?- Dijo el otro, Owen.- Eres un puto chalado, mira la cantidad de animales que hay ahí, además, quién sabe lo que pueden hacer. Sí, ya los veo, están inmóviles pero, puede existir otra trampa que los active y nos ataquen, ¿no?
Todos quedaron en silencio valorando las opciones que tenían y Sango propuso explorar los alrededores y ver qué posibilidades tenían. A veces se acercaban al grupo de animales y estos volvían la cabeza, casi desafiantes, cosa que alejaba al grupo. Debían andar con mucho cuidado. No muy lejos se toparon con un túnel, cubierto por zarzas y matorrales, que parecía ir en dirección a la cabaña.
- Los pájaros no cantan.- Dijo Sango mirando al cielo. El resto le imitó y se inquietaron aún más. Ben miró a las entrañas del túnel y recordó la última vez que había estado en uno. Fue en el sitio a Lunargenta y recordaba perfectamente el derrumbe y los kags corriendo tras él. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.
- Bueno, joder, se me ha ocurrido que podríamos tirar unas antorchas contra la cabaña, tenemos fuerza suficiente para hacerlo. Matamos a la bruja y los animales se espantan.- Dijo Bunyan.
- No... no haremos eso...- Contestó Owen- He estado pensando, si realmente es una trampa mágica estos animales han venido para defender lo que sea que haya dentro, ¿veis por dónde voy?- Hizo una pausa- El tesoro podría estar ahí.-
- Lo de la trampa es solo especulación, igual ahí dentro hay una bruja o... algo peor.- Se lamentó de haberlo dicho porque los ánimos volvieron a decaer.- Pero, eh, algo hay ahí y joder, quiero saber lo que es y acabar con ello. Propongo que entremos en este túnel y, bueno, veamos a dónde nos conduce, quizás entremos en la cabaña por algún tipo de bodega o algo así.-
- No tenemos antorchas, tardaremos un poco en hacerlas. Owen, haz el fuego, buscaré unas ramas.- Los dos leñadores se pusieron a trabajar de manera eficaz, mientras, Ben se sentó junto a Billy y observó a los animales.
- En mi vida había visto algo así... Es, es, tan increíble que me parece que estoy soñando.- El leñador se calló y se sumergió en sus pensamientos.- No he visto a tu animal entre la multitud, puede que esté por ahí vigilando. O puede que haya huido. O puede que esté ahí dentro.- El choque de las piedras para producir fuego tronaba en aquel silencio innatural. Ben casi se tomó a mal el comentario sobre el kag huyendo, pero lo dejó pasar porque aquel hombre estaba pasándolo mal.
- ¿Dónde escuchaste que la condesa había sido asesinada? ¿Quién te lo contó?- Ben cambió de tema. No obtuvo respuesta porque ya tenían fuego.
- Genial, tenemos fuego.- Dijo Owen. Al poco apareció Bunyan con varias estacas de madera.- Meh, ahora que lo pienso nos falta...
- La resina. Sí, si hubiera pinos cerca era mejor, porque la sueltan antes, pero si no vale cualquiera.- Dijo Sango mientras se ponía en pie. No tardaron mucho en tener las antorchas listas y prendidas. Todos se miraron y Sango decidió abrir camino.
Entró en el túnel, era amplio, cabían dos personas a lo ancho y era lo suficientemente alto como para que pudieran caminar con cierta comodidad. Cada diez pasos, más o menos, había unos puntales que servían para reforzar el propio túnel. Sin duda alguna los constructores habían hecho un gran trabajo.
- ¿Podría ser esto Cotplice?- Preguntó Sango mientras avanzaban, lentos pero seguros.- Quiero decir, este túnel parece una perfecta vía de escape para alguien de la nobleza, no sé...- Se detuvo y miró hacia atrás a sus compañeros. Que simplemente se encogieron de hombros. Ben reanudó de nuevo la marcha y quince pasos más allá vieron la salida.
- ¿Ya? No creo ni que estemos a mitad de camino.- Dijo Bunyan. Cuando salieron se llevaron una sorpresa mayúscula pues estaban detrás de la cabaña. Nadie dijo nada mientras avanzaban lentamente para rodear la cabaña. El corazón se les encogió cuando, tras doblar la esquina, los animales estaban mirándoles. Sango tragó saliva y agarró el escudo con más fuerza.
- ¡Alfie!- Gritó Billy tras él. Acto seguido los pájaros empezaron a graznar y piar. El ruido iba cada vez a más. Los animales rugían. Billy siguió caminando hacia el oso y llamándole y este pareció reaccionar. Dio unos pasos al frente y finalmente salió de entre el mar de mamíferos que allí había congregados. Sango se acercó a Billy que acariciaba el morro del oso. Le dio con el pie en la pierna y le hizo un gesto de retirada con la cabeza.
Y los pájaros dejaron de graznar y gorjear. Y los lobos caminaron hacia ellos.
- ¡Atrás! ¡Corred, vamos!- Gritó Sango mientras caminaba hacia atrás. Los lobos aceleraron el paso e iban a encerrarlos contra una de las paredes de la cabaña. El oso gruñó como una auténtica bestia y el combate empezó.
Tres de los lobos se abalanzaron contra ellos pero fueron repelidos rápidamente por una hábil maniobra del oso. Casi sin tiempo para reaccionar otros tantos se lanzaron desde el otro costado, por el lado de Sango que con el escudo y el fuego pudo repelerlos.
- Usado el puto fuego, moved la putas antorchas y corred hacia el túnel, ¡vamos, hostia, vamos!- Gritó tras el escudo mientras que con el brazo que portaba la antorcha lo movía de un lado a otro asustando a los animales.
Un aullido de dolor del oso tronó en el bosque. Billy se giró y gritó y llevado por una rabia inmensa tiró la improvisada antorcha contra los animales y cogiendo el hacha por las dos manos empezó a girar (3) en dirección a los lobos. Ben casi sorprendido se detuvo a observar un instante como varios lobos caían al suelo con cortes bruscos. Bunyan y Owen cerraron filas en torno a Billy que estaba desorientado tras dar tantas vueltas. Sango les gritó que se marcharan de allí.
Pero si los problemas parecían pocos, tras la breve retirada de los lobos, apareció una bestia de un tamaño descomunal, de un color gris sucio y con una cornamenta enorme (4) que iba directamente a por sus compañeros. Al ver lo que se les venía encima Sango se interpuso en su trayectoria y colocó todo su cuerpo tras el escudo para recibir el impacto por sus compañeros (5). Llegó justo a tiempo.
El impacto lo mandó volando varios metros atrás, llevándose por delante a sus compañeros de expedición que cayeron al suelo con él. Todo a su alrededor se ralentizó y los sonidos le llegaban atenuados. Alguien le agarró del cuello de la camisa y lo arrastró. Ben trató de ponerse en pie, trastabilló y cayó. Rodó hasta llegar a la entrada del túnel y de ahí se lanzó al interior.
- ¡Levanta Sango! ¡Corre, por los Dioses, corre!- Ben, aún conmocionado, se levantó y corrió túnel adentro. No llevaba antorcha y tampoco llevaba el escudo. Y si lo llevaba no lo sentía, como tampoco sentía su brazo izquierdo.
Su carrera era errática y tropezaba cada dos por tres. A lo lejos oía gritos, pisadas y al oso gruñir. Notaba la boca seca y cada vez se sentía con menos fuerzas, se le ocurrió que la espada podía alumbrarle en la oscuridad y la desenvainó con cierta dificultad. El encantamiento de hielo quizás no era el más adecuado para alumbrar pero había pedido que brillara lo máximo posible. No fue del todo inútil pues algo de luz daba. A su espalda, tras sacar la espada, el mismo berrido de antes, el animal astado les seguía, Sango aceleró el paso y al final vio la luz, y escuchó que le estaban esperando. Corrió aún más.
- ¡Que viene!- Gritó fatigado.- ¡Fueraaa, fuera!- Sango salió y Bunyan lo atrajo hacia él, apartándolo de la trayectoria de la embestida del animal que salió justo detrás de él. Se movía con bastante agilidad y tras frenar de manera abrupta giró de un salto encarando a los cuatro hombres que portaban sus armas y el oso.
Cuando este estaba apunto de volver a echarse encima de ellos, el regalo de los Dioses llegó en forma del más fiel aliado de Sango, pues el kag de Roilkat apareció para embestir al animal desde desde un lateral. Ambos animales rodaron y Sango no perdió el tiempo y se lanzó al ataque seguido por Bunyan y Owen. Se aprovecharon de que el animal con cuernos aún no se había puesto en pie para atacar el abdomen. El primero fue Sango lanzando una estocada que penetró en el animal y luego Bunyan y Owen lo remataron con las hachas. Dejaron que el kag diera buena cuenta de sus entrañas mientras ellos recuperaban el aliento. Owen y Bunyan, se miraron y empezaron a reír, les siguió Billy y por último Sango.
- Joder... Deberíamos irnos.-
- Y una mierda, esa bruja debe pagar por lo que nos ha hecho.- Pero un murmullo creció y provenía de la cabaña. Sango tragó saliva y se llevó la mano a la cabeza para comprobar que estaba sangrando.- Sí, deberíamos irnos.-
Todos accedieron y Ben se acercó al kag, que jugueteaba con un hueso. Se arrodilló ante él y le cogió la cabeza con las dos manos y le miró a la cara.
- Gracias a los Dioses por tenerte a mi lado. Gracias.- Le dio un par de caricias y palmadas y se puso en pie. Sus compañeros hicieron lo propio. Ben echó un último vistazo en dirección a la cabaña.
Estaba empezando a cogerle un odio visceral a la magia.
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(1) Descripción del Linksa en el bestiario: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo](2) Descripción del Brambo en el bestiario: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(3) Billy utiliza la habilidad Ruedo de muerte:
- Ruedo de muerte:
- Especialización: Bárbaro
Nivel Mínimo: 1
(activable)Toma su arma con las dos manos y realiza un ataque circular dando vueltas sobre él mismo que golpea a todos los enemigos que se encuentran a su alrededor.
Enfriamiento: 3 turnos
(5) Sango utiliza la habilidad Hermano de Sangre:
- Hermano de Sangre:
- (Nivel 1) Hermano de sangre: El personaje, al ver a sus compañeros en peligro, se lanza a recibir los golpes permitiendo que sus compañeros puedan escapar o lanzarse al ataque en lugar de defender. El uso de la habilidad hace que el daño recibido se vea reducido en un 20% (Gatillable).
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-3] Leñadores en apuros
Hacer como que no habían pasado por allí era lo mejor que podían hacer, desde luego. Pero no les iba a ser tan fácil escapar. Viendo la de peligros que albergaban los bosques… ¿Qué guardaba aquel lugar tan curioso?
La puerta se abrió. ¿Qué era lo siguiente? ¿Una peligrosa bruja del bosque?
Un abuelo entrañable salió de la cabaña con una marmita del tamaño de un oso que movía un servicial buey de Aendar como el que había atacado a Sango y a sus compañeros. Su apariencia era poco menos que zarrapastrosa. Falto de higiene y cubierto por hierbas.
-Animalitos… animalitos, tengo la comida para vosotros. – Sus pupilas estaban difuminadas. No miraba a ninguna parte. Señal de que, si no era ciega, no estaba muy lejos de serlo. – Venid, cachorritos. Que os doy comida. Sí… Comida.
Para sorpresa de Sango y los presentes, que aún no habían llegado al túnel, los animales mantuvieron un cuidadoso orden para ir sorbiendo de la marmita de sopa del abuelo, que les daba a cada uno en su cuenco la comida. – Comed… Animalitos… Comed. – reía el anciano con una voz inofensiva.
Cuando se agachaba, permitía ver sus orejas. Era un elfo. Pero uno muy mayor y, aparentemente, sabio. Tranquilamente tendría más de mil años.
-¡Es un viejo! – clamó Owen.
-Pero un viejo inofensivo… - destacó Bunyan. – Igual podemos ir a preguntarle por donde se sale. ¡Ya que Billy ha perdido el mapa!
-¡Que yo no lo he perdido, tonto! – se quejó Billy tomando el hocico de Alfie, que se acercó al anciano junto con al kag que había salvado a Sango. Como dos más a por la comida. - ¡Eh! ¡Esperad! ¡No os vayáis! – pidió inútilmente.
El anciano elfo enseguida reconoció, al tacto y al olfato, que los animales eran nuevos en su particular “granja”. – Oh, tengo un osito nuevo. – rió acariciando con aquella mano tambaleante al oso. - ¡Hola, rico! ¿Cómo te llamas? – Preguntó con risas. El oso aulló. - ¿Alfie? ¡Bonito nombre! - Sí. Para sorpresa de todos, el hombre hablaba con los animales. Y luego acarició al kag, que le mordió la mano. - ¡Ay! ¡Serás malvado! ¿Qué eres tú? ¡Nunca había visto nada así!
Billy no aguantó más y enseguida se acercó a sacar a su animal de ahí. Viendo la inocencia del hombre.
-Disculpe, buen hombre. Estos dos animales son nuestros. – El abuelo se asustó y miró equivocadamente en la dirección en la que creía que venía la voz. – Creíamos que era una bruja.
-¿Una trucha? Je… No. Es un oso. Aquí no hay truchas. ¡En el río, buen hombre! – dijo el anciano acariciando a Alfie, nada sorprendido por la aparición del tipo.
-Genial, encima de ciego, sordo. – Replicó Bunyan acercándose al grupo al ver que era inofensivo. El viejo ni le había escuchado. – Buen hombre, nos hemos perdido. ¿Sabrá por dónde se va a Cotplice?
-¿El códice? Sí. Está dentro. ¡Pasad! ¡Pasad y echadle un vistazo si queréis! ¡Tengo todas las recetas dentro! ¡Y además son riquísimas! – invitó el anciano, tomando de la mano a Bunyan y metiéndole hacia dentro encorvado como iba. Dejó la marmita allí. - ¡No os peléeis por la comida, mis niños! ¡Que os estoy viendo y escuchando! - Pero no le harían caso y sin su supervisión aquello rápidamente se convertiría en una lucha por la comida.
Billy admitió que le llamaba mucho la atención saber cómo podía aquel viejo encadillar a los animales para que fueran allí. Por lo tanto, se preguntó por qué no entrar y dejó a Alfie con el kag de Sango fuera. Le podía la curiosidad. Envió una mirada cómplice a sus compañeros para entrar.
-Disculpe, señor. Pero nos gustaría saber dónde estamos. – dijo Bunyan, cogido del brazo del tipo.
-¡Sí! ¡Hablamos dentro! ¡Me gusta tener invitados! – Pese a no enterarse de nada. El hombre parecía ser agradable y simpático.
-Está viejo sordo y ciego. Esto no tiene apaño! – se desesperó Owen.
-¡Sí! ¡Claro que tengo baño! ¡Allí, allí mismo, joven! – Y totalmente desorientado, señaló la ubicación de su cama.
Todos se llevaron las manos a la cabeza. ¡Qué desesperación!
El interior de la cabaña era propia de un alquimista. Y de uno muy poderoso. Aquel tipo tuvo que ser alguien relevante en su día. Había multitud de pociones. Eso sí, la única habitación, circular, estaba totalmente desordenada, con papeles y pociones varios tirados por el suelo.
-¡Menudo desastre de hogar! ¡Cómo lo tienes! – exclamó Billy al ver todo el desastre.
-¿Pociones? ¡Oh, sí! ¡En el armario! ¡Coged las que queráis! ¡No hay problema! ¡Las hago todos los días! – respondió con amabilidad. Empujando a Sango, a quien más cerca tenía. A lo que los leñadores se miraron entre ellos. Si era gratis, ¿por qué no?
Sango: Has decidido no optar por el sigilo. Por lo que te encuentras con el tipo sí o sí. Al final, hiciste “bien” (bueno, la cornada te la has llevado), pero no había bruja. Sino que estaba el viejo druida Odel Noldor. Está ciego y es medio sordo, por lo que te será difícil comunicarte con él. ¿Algún objeto, habilidad? No lo sé. ¡Usa tu ingenio y pregúntale lo que consideres oportuno! Por la espesura del bosque y haber perdido el mapa, no sabéis ir a Cotplice, ni volver a Villasauco. Necesitaréis indicaciones para ubicaros. También puedes cuestionar sobre otras cuestiones como el estado actual del bosque o cómo controla a los animales.
Para temas más irrelevantes, puedes utilizar a Odel Noldor para lo que quieras.
Esta misión era muy interesante para alquimistas, ya que podrían aprender nuevas pociones. Tú, sin embargo, y sólo si quieres, puedes tomar hasta tres pociones. Dos serán las que quieras (de las disponibles en el mercado, independientemente de su calidad), ¡así, gratis! Y la tercera que cojas yo decidiré su contenido.
La puerta se abrió. ¿Qué era lo siguiente? ¿Una peligrosa bruja del bosque?
Un abuelo entrañable salió de la cabaña con una marmita del tamaño de un oso que movía un servicial buey de Aendar como el que había atacado a Sango y a sus compañeros. Su apariencia era poco menos que zarrapastrosa. Falto de higiene y cubierto por hierbas.
-Animalitos… animalitos, tengo la comida para vosotros. – Sus pupilas estaban difuminadas. No miraba a ninguna parte. Señal de que, si no era ciega, no estaba muy lejos de serlo. – Venid, cachorritos. Que os doy comida. Sí… Comida.
Para sorpresa de Sango y los presentes, que aún no habían llegado al túnel, los animales mantuvieron un cuidadoso orden para ir sorbiendo de la marmita de sopa del abuelo, que les daba a cada uno en su cuenco la comida. – Comed… Animalitos… Comed. – reía el anciano con una voz inofensiva.
Cuando se agachaba, permitía ver sus orejas. Era un elfo. Pero uno muy mayor y, aparentemente, sabio. Tranquilamente tendría más de mil años.
-¡Es un viejo! – clamó Owen.
-Pero un viejo inofensivo… - destacó Bunyan. – Igual podemos ir a preguntarle por donde se sale. ¡Ya que Billy ha perdido el mapa!
-¡Que yo no lo he perdido, tonto! – se quejó Billy tomando el hocico de Alfie, que se acercó al anciano junto con al kag que había salvado a Sango. Como dos más a por la comida. - ¡Eh! ¡Esperad! ¡No os vayáis! – pidió inútilmente.
El anciano elfo enseguida reconoció, al tacto y al olfato, que los animales eran nuevos en su particular “granja”. – Oh, tengo un osito nuevo. – rió acariciando con aquella mano tambaleante al oso. - ¡Hola, rico! ¿Cómo te llamas? – Preguntó con risas. El oso aulló. - ¿Alfie? ¡Bonito nombre! - Sí. Para sorpresa de todos, el hombre hablaba con los animales. Y luego acarició al kag, que le mordió la mano. - ¡Ay! ¡Serás malvado! ¿Qué eres tú? ¡Nunca había visto nada así!
Billy no aguantó más y enseguida se acercó a sacar a su animal de ahí. Viendo la inocencia del hombre.
-Disculpe, buen hombre. Estos dos animales son nuestros. – El abuelo se asustó y miró equivocadamente en la dirección en la que creía que venía la voz. – Creíamos que era una bruja.
-¿Una trucha? Je… No. Es un oso. Aquí no hay truchas. ¡En el río, buen hombre! – dijo el anciano acariciando a Alfie, nada sorprendido por la aparición del tipo.
-Genial, encima de ciego, sordo. – Replicó Bunyan acercándose al grupo al ver que era inofensivo. El viejo ni le había escuchado. – Buen hombre, nos hemos perdido. ¿Sabrá por dónde se va a Cotplice?
-¿El códice? Sí. Está dentro. ¡Pasad! ¡Pasad y echadle un vistazo si queréis! ¡Tengo todas las recetas dentro! ¡Y además son riquísimas! – invitó el anciano, tomando de la mano a Bunyan y metiéndole hacia dentro encorvado como iba. Dejó la marmita allí. - ¡No os peléeis por la comida, mis niños! ¡Que os estoy viendo y escuchando! - Pero no le harían caso y sin su supervisión aquello rápidamente se convertiría en una lucha por la comida.
Billy admitió que le llamaba mucho la atención saber cómo podía aquel viejo encadillar a los animales para que fueran allí. Por lo tanto, se preguntó por qué no entrar y dejó a Alfie con el kag de Sango fuera. Le podía la curiosidad. Envió una mirada cómplice a sus compañeros para entrar.
-Disculpe, señor. Pero nos gustaría saber dónde estamos. – dijo Bunyan, cogido del brazo del tipo.
-¡Sí! ¡Hablamos dentro! ¡Me gusta tener invitados! – Pese a no enterarse de nada. El hombre parecía ser agradable y simpático.
-Está viejo sordo y ciego. Esto no tiene apaño! – se desesperó Owen.
-¡Sí! ¡Claro que tengo baño! ¡Allí, allí mismo, joven! – Y totalmente desorientado, señaló la ubicación de su cama.
Todos se llevaron las manos a la cabeza. ¡Qué desesperación!
El interior de la cabaña era propia de un alquimista. Y de uno muy poderoso. Aquel tipo tuvo que ser alguien relevante en su día. Había multitud de pociones. Eso sí, la única habitación, circular, estaba totalmente desordenada, con papeles y pociones varios tirados por el suelo.
-¡Menudo desastre de hogar! ¡Cómo lo tienes! – exclamó Billy al ver todo el desastre.
-¿Pociones? ¡Oh, sí! ¡En el armario! ¡Coged las que queráis! ¡No hay problema! ¡Las hago todos los días! – respondió con amabilidad. Empujando a Sango, a quien más cerca tenía. A lo que los leñadores se miraron entre ellos. Si era gratis, ¿por qué no?
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Sango: Has decidido no optar por el sigilo. Por lo que te encuentras con el tipo sí o sí. Al final, hiciste “bien” (bueno, la cornada te la has llevado), pero no había bruja. Sino que estaba el viejo druida Odel Noldor. Está ciego y es medio sordo, por lo que te será difícil comunicarte con él. ¿Algún objeto, habilidad? No lo sé. ¡Usa tu ingenio y pregúntale lo que consideres oportuno! Por la espesura del bosque y haber perdido el mapa, no sabéis ir a Cotplice, ni volver a Villasauco. Necesitaréis indicaciones para ubicaros. También puedes cuestionar sobre otras cuestiones como el estado actual del bosque o cómo controla a los animales.
Para temas más irrelevantes, puedes utilizar a Odel Noldor para lo que quieras.
Esta misión era muy interesante para alquimistas, ya que podrían aprender nuevas pociones. Tú, sin embargo, y sólo si quieres, puedes tomar hasta tres pociones. Dos serán las que quieras (de las disponibles en el mercado, independientemente de su calidad), ¡así, gratis! Y la tercera que cojas yo decidiré su contenido.
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-3] Leñadores en apuros
Sango, con dolores terribles y con pocas ganas de entrar se vio arrastrado hacia dentro por los empujones de aquel hombre. No le parecía buena idea meterse en casa de aquel hombre, rodeada por animales que los habían atacado por querer sacar al oso de allí, la cosa es, ¿por qué les habían atacado si no habían mostrado una actitud hostil? La respuesta llegó de Bunyan, que sin haberle formulado la cuestión él llegó a una conclusión.
- Je, que cabritos, se creían que unos extraños iban a quitarle la comida, hay que ver que listos son los animales...-
Sango se conformó con aquella respuesta y se sentó en una silla. Estaba terriblemente cansado y dolorido. Se acordó del ungüento que había comprado en el mercado meses atrás, pero por desgracia no llevaba consigo, se había quedado con sus posesiones en el campamento en Villasauco. Se lamentó y se miró el brazo izquierdo. Aún llevaba el escudo consigo, con alguna grieta pero aún resistía. Aflojó las tiras de cuero que le ayudaban a mantener el escudo estable con ayuda del antebrazo y luego lo dejó caer al suelo. Soltó un leve quejido, y alivio al desprenderse de aquel escudo. Se pasó la mano libre por la frente donde una mezcla de sudor y sangre impregnó su mano. Se la limpió en los pantalones.
Se puso tenso cuando las manos del hombre se posaron en sus hombros. Escuchó sus ruidos con la nariz, como si estuviera oliéndole. Rápidamente, el anciano, se dirigió hacia un baúl y sacó de allí unos trapos y un ungüento. Ordenó que limpiaran la herida y posteriormente aplicaran el ungüento en brecha, para ello les prestó una cuchara de madera. Finalmente cubrieron la cabeza de Sango con un trapo rojo. Ben se lo agradeció a sus compañeros de viaje y se puso en pie y llevándose la mano al pecho y le hizo una pequeña reverencia al anciano.
- Gracias por los cuidados, señor.- Ben algo más calmado miró a su alrededor. El anciano parecía ignorarle.- ¿Por qué vive aquí sólo? ¿No tiene algún conocido que le pueda ayudar?- Preguntó Sango alzando la voz. El viejo se había agachado a recoger un papel que ahora miraba a contraluz y farfullaba algo. Ben se encogió de hombros y miró a sus compañeros.
- Anda, Sango, déjale y ven a ver si sabes qué es esto.- Le dijo Owen. Ben se acercó al mueble de las pociones. Cogió una y destapó para recibir una bofetada de un olor fortísimo. La tapó de inmediato.
- Eh, esto parece vino, voy a echarle un trago a ver qué pasa.- Dijo Bunyan mientras terminaba de oler una poción y se la llevaba a los labios.
- ¡¡NO!!- Saltaron Sango, Billy y Owen.
- ¡¿Qué?! Oh, tenéis razón, estas ideas son anticuadas.- El anciano tiró el papel al suelo y siguió buscando por el suelo. Bunyan estalló a carcajadas.
- Si os hubierais visto las caras...- Dijo dejando el frasco en su sitio.
- Bueno, algo nos tendremos que llevar, digo yo, pero no quiero nada que sea inútil.- Dijo Owen.- Bastantes trastos inútiles tengo por casa ya.-
- Pues no te lleves nada.- Dijo Sango.
- Pero es que es gratis, hombre, algo hay que llevarse.- Dicho esto se encogió de hombros y siguió buscando algo que fuera agradable para el olfato.
El anciano ahora miraba en su dirección y a Ben se le ocurrió que podría ayudarle.
- Oiga...- Se detuvo antes de empezar la frase, cogió un frasco y se lo llevó. Le cogió un mano y se lo colocó en ella. El viejo, rápidamente hizo como que miraba el frasco, lo destaponó y olió.
- ¡Ah! Esto tiene un toque a verano y cítrico, ¿no te parece? Sí... Hacía tiempo que no olía este perfume.- Lo taponó y se lo tendió a Ben.- Esto no lo deberías beber, jeje.- Le sonrió. Ben dejó el frasco en su sitio. El resto hizo lo mismo, preguntando por los distintos contenidos de las botellas. Estuvieron un buen rato interrogando al anciano, sin palabras, sólo poniéndole pociones en la mano.
- ¿Por qué no preguntáis en vez de ponerme los frascos en las manos?- Repetía una y otra vez. La respuesta era siempre la misma. Silencio, porque era inútil hablarle.
Al final Sango cogió tres frascos. Dos de ellos había que mezclarlos para obtener una luz intensa que duraba al menos de una hora. La otra que cogió se trataba de un elixir revitalizante.
- Ah, un elixir de vigor...- Dijo al terminar de oler.- Recuperas las fuerzas en cuanto te terminas el frasco. Te pone como un toro. Incluso hay que gente que lo toma para dejar satisfecho a la pareja más exigente.- El anciano le guiñó un ojo y Ben reprimió una carcajada. Incluso consideró beberla allí mismo para quitarse el dolor del brazo y la sensación de cansancio, pero descartó la idea. (1)
- Deberíamos preguntarle donde estamos, pero está más sordo que... Alguien sordo. Al menos con los sordos te puedes entender con algún gesto, pero es que este también está ciego- Dijo Owen.
- Sin embargo el olfato y el tacto le funciona bien. Mirad como le olió la sangre a Sango...- Dijo Billy mirando a Sango como si se hubiera dado cuenta de lo parecido que sonaban las palabras sangre y Sango.- Y bueno, mirad que le hemos puesto pociones en la cara y las ha identificado todas.- Todos asintieron dando la razón a Billy.
- Ya... Pero, Billy, ¿a dónde quieres ir a parar?- Preguntó Sango con un aire cansado.
- Bueno, lo que digo es que el olfato y la cabeza aún funcionan, por tanto, deberíamos usarlo en nuestro favor, deberíamos sacar a este hombre ahí fuera y ponerlo a oler el aire. Igual con los vientos se le ocurre decir algo que nos ayude.
- Que no es un perro, por los Dioses.- Replicó Sango.- De paso, ¿por qué no lo atamos con una cuerda y nos lo llevamos con nosotros?
- Bueno, Sango, si se te ocurre algo mejor... Quiero decir, que al menos Billy ha tenido una idea y deberíamos probarla.-
- No deberíamos tratarlo como si fuera un animal, lo entiendo, pero es lo que hay. Aún así, no está del todo sordo.- Todos miraron a Owen.- Cuando tratamos de impedir que Bunyan bebiera de la poción-
- Que no iba a beber, era una broma hombre...-
- No me interrumpas ahora. Creo que podemos hablar con él, pero tenemos que gritarle los cuatro a la vez. Cuando Bun intentó beber y le gritamos, el anciano reaccionó y tiró el papel nos dijo algo pero no le escuché bien. Quizá podríamos gritarle a la vez y... Bueno, no sé.- Owen se encogió de brazos.
- Podría funcionar, Owen, podría funcionar. Aún así sigo convencido de que deberíamos salir, seguro que le viene bien alejarse un poco de esta habitación, recibir los rayos de luz, tomar el aire...- Todos asintieron y el plan se puso en marcha.
Billy se acercó al anciano que trasteaba con una pequeña lumbre que tenía en casa y le pidió que le acompañara. Todo lo hizo con gestos y hablándole en voz alta lo más cerca del oído que podía. Ben por su a parte cogió el escudo y salió al exterior junto con Bunyan y Owen. El kag se acercó lentamente a Sango y con la cabeza buscó unas caricias que llegaron para regocijo del animal. La cantidad que se había congregado frente a la cabaña parecía haberse reducido así como el contenido de la marmita.
- ¡¿Cómo lo hace?! ¿¡Cómo es posible que pueda encandilar a los animales de esta manera?!- Los gritos de Billy en la puerta tronaban en el bosque.- Vamos ayudadme.- Billy hizo una seña con los dedos como contando desde tres hasta cero. Los cuatro gritaron a coro:
- ¿Por dónde se llega a Cotplice?-
- Los animales le adoran, ¿cómo lo hace?
- Nos hemos perdido, ¿dónde estamos?-
- ¿Cómo hace para que vengan los animales?-
Todos se miraron sin entender.
- ¿Pero no habíamos quedado en que me ibais a ayudar?- Preguntó Billy, visiblemente mosqueado.
- Tendremos que saber dónde estamos y que camino tomar, ¿no? En eso habíamos quedado, si funciona le podemos preguntar por lo que queráis, pero digo yo que deberíamos orientarnos lo primero.- Ben miró a su alrededor. Señaló en dirección al sol.- Sabemos que por allí el sur. El resto lo tenemos, tenemos que saber que dirección coger.
- Espera, este tipo antes mencionó un río, Billy, ¿hay algún río cerca de Cotplice?- Prguntó Owen con los ojos brillantes. Billy se rascó la barba.
- Es posible, es posible. Joder no lo recuerdo bien, pero creo que sí.- El viejo leñador fruncía el ceño tratando de recordar lo que había visto en el mapa.
- Vale probemos a preguntarle primero por Cotplice, si no da resultado, le preguntamos por el río. Y si todo eso no da resultado, pues rezamos a los Dioses y que ellos nos guíen.- Owen hizo una pausa.- Vale le vamos a preguntar todos a la vez, "¿Por dónde se va a Cotplice?", ni una palabra más ni una menos, ¿estamos? Bien.- Owen señaló al anciano que ahora acariciaba la cabeza de Alfie.
Ahora que estaba más lúcido y le veía mejor, a Sango le parecía que aquel hombre estaba empezando a convertirse en una especie de árbol andante. Incluso le pareció ver que en sus ropajes crecía algún hongo. Billy, sin embargo, le tocó en la espalda y este se dio la vuelta sonriendo. Owen hizo la señal:
- ¿¡Por dónde se va a Cotplice?!- Gritaron los cuatro. El viejo borró la sonrisa de la cara y torció el gesto. Volvió a girarse y acarició al oso una vez más. A Sango se le ocurrió que deberían completar el relato.
- Vale, le pondremos las manos en el Kag y le diremos que tenemos que llevarlo a Cotplice para la condesa.- Hizo una pausa y le hizo un gesto al kag para que se acercara.- Diremos, "tenemos que llevarlo por orden de la condesa, pero nos hemos perdido", ¿os parece bien?- Con todos conformes, esta vez fue Ben el que se encargó de ponerle las manos al kag. El viejo se quedó fascinado y manoseaba al kag con delicadeza pero con una agilidad increíble y al animal parecía gustarle.
- ¡Tenemos que llevarlo por orden de la condesa, pero nos hemos perdido!- Al anciano se le escapó una risotada.
- Vaya como decae el servicio de la condesa. Cada vez gente más inútil y con menor conocimiento del bosque, algún día le pasará factura.- El kag buscaba sus manos. El anciano tosió.- Estáis muy al oeste, debéis ir hacia noreste, o mejor id hacia el este, dad con el río y luego girad hacia el norte, ¿sabéis al menos distinguir entre norte y sur? Bueno, sea como fuere, encontrareis, si no me equivoco, un pequeño muelle de madera, desde ahí tornad al oeste y en nada encontrareis el castillo de Cotplice.- Hizo una pausa y se fue al interior de la cabaña. Los leñadores le siguieron. El anciano se sentó en la cama y tosió. Pero justo después se levantó y les miró.
- Perfecto, ahora, preguntemosle por lo de los animales.- Repitieron el procedimiento.
- ¡¿Cómo hace para controlar a los animales?!-
-¡¿Controlar?! Jeje, no los controlo. Ellos vienen a mi. Se sienten cómodos conmigo, saben que les trato bien, saben que están seguros aquí. No los controlo, que risa, no...- Algo en su gesto cambió, fue algo, casi imperceptible, como si la lucidez volviera por un instante a él.- Los años y por tanto la experiencia ayudan a comprender este mundo mucho mejor de lo que vosotros llegaréis a hacerlo, no obstante, os lo diré... Si a vosotros, desde pequeños, os repiten una y otra vez que esta sombra,- señaló la sombra que proyectaba un mueble,- es la realidad y el mueble es lo ficticio, acabáis por creerlo. Con los animales ocurre lo mismo, diles desde pequeños que esto es lo bueno y lo otro es lo malo. Es algo más complejo, sí, lo sé, pero los años te ayudan a comprenderlo más a fondo.- El viejo se levantó y recogió una pila de papeles y la puso en otra parte. Todavía en el suelo. Miró satisfecho lo que había hecho. Se quedaron un rato mirando al viejo, que ahora sí parecía ignorar su presencia.
Ben miró a sus compañeros. Billy parecía conmovido por sus palabras y seguía los movimientos del hombre, mientras Owen y Bunyan se habían acercado a coger unas pociones más. Sango se rascó el cuello y se acercó al viejo leñador y le llevó hasta la salida. Bunyan le tendió una poción más (2) a Sango que cogió y guardó con el resto. Para su sorpresa apenas quedaban animales en el bosque.
- Este hombre me ha dado que pensar, ¿qué años tendrá?- Preguntó Billy a la salida.
- Yo creo que unos setenta y cinco. Parecía bastante mayor y viviendo solo, no sé, no se le ve tan mal físicamente. Se mueve casi sin problemas.
- Sinceramente, creo que es bastante mayor.- Dijo Sango.- Pero bueno, deberíamos irnos, al este, hasta el río.- Se apartó unos mechones de pelo de la cara, trató de meterlos por el trapo que hacía de venda.- A ver si no está muy lejos. Aun con todo puede que tengamos que hacer noche al raso.-
- Esperemos que no hombre, encontraremos algún sitio. Por cierto... ¿lo dejamos ahí, sin más?- Preguntó Owen.- Nos abre las puertas de su hogar y nos deja tomar provisiones...-
- Ellos son así. Dejemoslo con sus pensamientos. Le traeremos algo de Cotplice. Vamonos.- El grupo se alejó con paso decidido hacia el este.
Lo que nadie vio fue al viejo despidiéndose con un gesto desde la puerta.
(1) - Poción de luz (Calidad media).
(1) - Elixir revitalizante (Calidad media).
(2) - Una poción desconocida que me da Bunyan.
- Je, que cabritos, se creían que unos extraños iban a quitarle la comida, hay que ver que listos son los animales...-
Sango se conformó con aquella respuesta y se sentó en una silla. Estaba terriblemente cansado y dolorido. Se acordó del ungüento que había comprado en el mercado meses atrás, pero por desgracia no llevaba consigo, se había quedado con sus posesiones en el campamento en Villasauco. Se lamentó y se miró el brazo izquierdo. Aún llevaba el escudo consigo, con alguna grieta pero aún resistía. Aflojó las tiras de cuero que le ayudaban a mantener el escudo estable con ayuda del antebrazo y luego lo dejó caer al suelo. Soltó un leve quejido, y alivio al desprenderse de aquel escudo. Se pasó la mano libre por la frente donde una mezcla de sudor y sangre impregnó su mano. Se la limpió en los pantalones.
Se puso tenso cuando las manos del hombre se posaron en sus hombros. Escuchó sus ruidos con la nariz, como si estuviera oliéndole. Rápidamente, el anciano, se dirigió hacia un baúl y sacó de allí unos trapos y un ungüento. Ordenó que limpiaran la herida y posteriormente aplicaran el ungüento en brecha, para ello les prestó una cuchara de madera. Finalmente cubrieron la cabeza de Sango con un trapo rojo. Ben se lo agradeció a sus compañeros de viaje y se puso en pie y llevándose la mano al pecho y le hizo una pequeña reverencia al anciano.
- Gracias por los cuidados, señor.- Ben algo más calmado miró a su alrededor. El anciano parecía ignorarle.- ¿Por qué vive aquí sólo? ¿No tiene algún conocido que le pueda ayudar?- Preguntó Sango alzando la voz. El viejo se había agachado a recoger un papel que ahora miraba a contraluz y farfullaba algo. Ben se encogió de hombros y miró a sus compañeros.
- Anda, Sango, déjale y ven a ver si sabes qué es esto.- Le dijo Owen. Ben se acercó al mueble de las pociones. Cogió una y destapó para recibir una bofetada de un olor fortísimo. La tapó de inmediato.
- Eh, esto parece vino, voy a echarle un trago a ver qué pasa.- Dijo Bunyan mientras terminaba de oler una poción y se la llevaba a los labios.
- ¡¡NO!!- Saltaron Sango, Billy y Owen.
- ¡¿Qué?! Oh, tenéis razón, estas ideas son anticuadas.- El anciano tiró el papel al suelo y siguió buscando por el suelo. Bunyan estalló a carcajadas.
- Si os hubierais visto las caras...- Dijo dejando el frasco en su sitio.
- Bueno, algo nos tendremos que llevar, digo yo, pero no quiero nada que sea inútil.- Dijo Owen.- Bastantes trastos inútiles tengo por casa ya.-
- Pues no te lleves nada.- Dijo Sango.
- Pero es que es gratis, hombre, algo hay que llevarse.- Dicho esto se encogió de hombros y siguió buscando algo que fuera agradable para el olfato.
El anciano ahora miraba en su dirección y a Ben se le ocurrió que podría ayudarle.
- Oiga...- Se detuvo antes de empezar la frase, cogió un frasco y se lo llevó. Le cogió un mano y se lo colocó en ella. El viejo, rápidamente hizo como que miraba el frasco, lo destaponó y olió.
- ¡Ah! Esto tiene un toque a verano y cítrico, ¿no te parece? Sí... Hacía tiempo que no olía este perfume.- Lo taponó y se lo tendió a Ben.- Esto no lo deberías beber, jeje.- Le sonrió. Ben dejó el frasco en su sitio. El resto hizo lo mismo, preguntando por los distintos contenidos de las botellas. Estuvieron un buen rato interrogando al anciano, sin palabras, sólo poniéndole pociones en la mano.
- ¿Por qué no preguntáis en vez de ponerme los frascos en las manos?- Repetía una y otra vez. La respuesta era siempre la misma. Silencio, porque era inútil hablarle.
Al final Sango cogió tres frascos. Dos de ellos había que mezclarlos para obtener una luz intensa que duraba al menos de una hora. La otra que cogió se trataba de un elixir revitalizante.
- Ah, un elixir de vigor...- Dijo al terminar de oler.- Recuperas las fuerzas en cuanto te terminas el frasco. Te pone como un toro. Incluso hay que gente que lo toma para dejar satisfecho a la pareja más exigente.- El anciano le guiñó un ojo y Ben reprimió una carcajada. Incluso consideró beberla allí mismo para quitarse el dolor del brazo y la sensación de cansancio, pero descartó la idea. (1)
- Deberíamos preguntarle donde estamos, pero está más sordo que... Alguien sordo. Al menos con los sordos te puedes entender con algún gesto, pero es que este también está ciego- Dijo Owen.
- Sin embargo el olfato y el tacto le funciona bien. Mirad como le olió la sangre a Sango...- Dijo Billy mirando a Sango como si se hubiera dado cuenta de lo parecido que sonaban las palabras sangre y Sango.- Y bueno, mirad que le hemos puesto pociones en la cara y las ha identificado todas.- Todos asintieron dando la razón a Billy.
- Ya... Pero, Billy, ¿a dónde quieres ir a parar?- Preguntó Sango con un aire cansado.
- Bueno, lo que digo es que el olfato y la cabeza aún funcionan, por tanto, deberíamos usarlo en nuestro favor, deberíamos sacar a este hombre ahí fuera y ponerlo a oler el aire. Igual con los vientos se le ocurre decir algo que nos ayude.
- Que no es un perro, por los Dioses.- Replicó Sango.- De paso, ¿por qué no lo atamos con una cuerda y nos lo llevamos con nosotros?
- Bueno, Sango, si se te ocurre algo mejor... Quiero decir, que al menos Billy ha tenido una idea y deberíamos probarla.-
- No deberíamos tratarlo como si fuera un animal, lo entiendo, pero es lo que hay. Aún así, no está del todo sordo.- Todos miraron a Owen.- Cuando tratamos de impedir que Bunyan bebiera de la poción-
- Que no iba a beber, era una broma hombre...-
- No me interrumpas ahora. Creo que podemos hablar con él, pero tenemos que gritarle los cuatro a la vez. Cuando Bun intentó beber y le gritamos, el anciano reaccionó y tiró el papel nos dijo algo pero no le escuché bien. Quizá podríamos gritarle a la vez y... Bueno, no sé.- Owen se encogió de brazos.
- Podría funcionar, Owen, podría funcionar. Aún así sigo convencido de que deberíamos salir, seguro que le viene bien alejarse un poco de esta habitación, recibir los rayos de luz, tomar el aire...- Todos asintieron y el plan se puso en marcha.
Billy se acercó al anciano que trasteaba con una pequeña lumbre que tenía en casa y le pidió que le acompañara. Todo lo hizo con gestos y hablándole en voz alta lo más cerca del oído que podía. Ben por su a parte cogió el escudo y salió al exterior junto con Bunyan y Owen. El kag se acercó lentamente a Sango y con la cabeza buscó unas caricias que llegaron para regocijo del animal. La cantidad que se había congregado frente a la cabaña parecía haberse reducido así como el contenido de la marmita.
- ¡¿Cómo lo hace?! ¿¡Cómo es posible que pueda encandilar a los animales de esta manera?!- Los gritos de Billy en la puerta tronaban en el bosque.- Vamos ayudadme.- Billy hizo una seña con los dedos como contando desde tres hasta cero. Los cuatro gritaron a coro:
- ¿Por dónde se llega a Cotplice?-
- Los animales le adoran, ¿cómo lo hace?
- Nos hemos perdido, ¿dónde estamos?-
- ¿Cómo hace para que vengan los animales?-
Todos se miraron sin entender.
- ¿Pero no habíamos quedado en que me ibais a ayudar?- Preguntó Billy, visiblemente mosqueado.
- Tendremos que saber dónde estamos y que camino tomar, ¿no? En eso habíamos quedado, si funciona le podemos preguntar por lo que queráis, pero digo yo que deberíamos orientarnos lo primero.- Ben miró a su alrededor. Señaló en dirección al sol.- Sabemos que por allí el sur. El resto lo tenemos, tenemos que saber que dirección coger.
- Espera, este tipo antes mencionó un río, Billy, ¿hay algún río cerca de Cotplice?- Prguntó Owen con los ojos brillantes. Billy se rascó la barba.
- Es posible, es posible. Joder no lo recuerdo bien, pero creo que sí.- El viejo leñador fruncía el ceño tratando de recordar lo que había visto en el mapa.
- Vale probemos a preguntarle primero por Cotplice, si no da resultado, le preguntamos por el río. Y si todo eso no da resultado, pues rezamos a los Dioses y que ellos nos guíen.- Owen hizo una pausa.- Vale le vamos a preguntar todos a la vez, "¿Por dónde se va a Cotplice?", ni una palabra más ni una menos, ¿estamos? Bien.- Owen señaló al anciano que ahora acariciaba la cabeza de Alfie.
Ahora que estaba más lúcido y le veía mejor, a Sango le parecía que aquel hombre estaba empezando a convertirse en una especie de árbol andante. Incluso le pareció ver que en sus ropajes crecía algún hongo. Billy, sin embargo, le tocó en la espalda y este se dio la vuelta sonriendo. Owen hizo la señal:
- ¿¡Por dónde se va a Cotplice?!- Gritaron los cuatro. El viejo borró la sonrisa de la cara y torció el gesto. Volvió a girarse y acarició al oso una vez más. A Sango se le ocurrió que deberían completar el relato.
- Vale, le pondremos las manos en el Kag y le diremos que tenemos que llevarlo a Cotplice para la condesa.- Hizo una pausa y le hizo un gesto al kag para que se acercara.- Diremos, "tenemos que llevarlo por orden de la condesa, pero nos hemos perdido", ¿os parece bien?- Con todos conformes, esta vez fue Ben el que se encargó de ponerle las manos al kag. El viejo se quedó fascinado y manoseaba al kag con delicadeza pero con una agilidad increíble y al animal parecía gustarle.
- ¡Tenemos que llevarlo por orden de la condesa, pero nos hemos perdido!- Al anciano se le escapó una risotada.
- Vaya como decae el servicio de la condesa. Cada vez gente más inútil y con menor conocimiento del bosque, algún día le pasará factura.- El kag buscaba sus manos. El anciano tosió.- Estáis muy al oeste, debéis ir hacia noreste, o mejor id hacia el este, dad con el río y luego girad hacia el norte, ¿sabéis al menos distinguir entre norte y sur? Bueno, sea como fuere, encontrareis, si no me equivoco, un pequeño muelle de madera, desde ahí tornad al oeste y en nada encontrareis el castillo de Cotplice.- Hizo una pausa y se fue al interior de la cabaña. Los leñadores le siguieron. El anciano se sentó en la cama y tosió. Pero justo después se levantó y les miró.
- Perfecto, ahora, preguntemosle por lo de los animales.- Repitieron el procedimiento.
- ¡¿Cómo hace para controlar a los animales?!-
-¡¿Controlar?! Jeje, no los controlo. Ellos vienen a mi. Se sienten cómodos conmigo, saben que les trato bien, saben que están seguros aquí. No los controlo, que risa, no...- Algo en su gesto cambió, fue algo, casi imperceptible, como si la lucidez volviera por un instante a él.- Los años y por tanto la experiencia ayudan a comprender este mundo mucho mejor de lo que vosotros llegaréis a hacerlo, no obstante, os lo diré... Si a vosotros, desde pequeños, os repiten una y otra vez que esta sombra,- señaló la sombra que proyectaba un mueble,- es la realidad y el mueble es lo ficticio, acabáis por creerlo. Con los animales ocurre lo mismo, diles desde pequeños que esto es lo bueno y lo otro es lo malo. Es algo más complejo, sí, lo sé, pero los años te ayudan a comprenderlo más a fondo.- El viejo se levantó y recogió una pila de papeles y la puso en otra parte. Todavía en el suelo. Miró satisfecho lo que había hecho. Se quedaron un rato mirando al viejo, que ahora sí parecía ignorar su presencia.
Ben miró a sus compañeros. Billy parecía conmovido por sus palabras y seguía los movimientos del hombre, mientras Owen y Bunyan se habían acercado a coger unas pociones más. Sango se rascó el cuello y se acercó al viejo leñador y le llevó hasta la salida. Bunyan le tendió una poción más (2) a Sango que cogió y guardó con el resto. Para su sorpresa apenas quedaban animales en el bosque.
- Este hombre me ha dado que pensar, ¿qué años tendrá?- Preguntó Billy a la salida.
- Yo creo que unos setenta y cinco. Parecía bastante mayor y viviendo solo, no sé, no se le ve tan mal físicamente. Se mueve casi sin problemas.
- Sinceramente, creo que es bastante mayor.- Dijo Sango.- Pero bueno, deberíamos irnos, al este, hasta el río.- Se apartó unos mechones de pelo de la cara, trató de meterlos por el trapo que hacía de venda.- A ver si no está muy lejos. Aun con todo puede que tengamos que hacer noche al raso.-
- Esperemos que no hombre, encontraremos algún sitio. Por cierto... ¿lo dejamos ahí, sin más?- Preguntó Owen.- Nos abre las puertas de su hogar y nos deja tomar provisiones...-
- Ellos son así. Dejemoslo con sus pensamientos. Le traeremos algo de Cotplice. Vamonos.- El grupo se alejó con paso decidido hacia el este.
Lo que nadie vio fue al viejo despidiéndose con un gesto desde la puerta.
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Las pociones que cojo son: (1) - Poción de luz (Calidad media).
(1) - Elixir revitalizante (Calidad media).
(2) - Una poción desconocida que me da Bunyan.
Sango
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