[Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
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[Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
... Seis meses después de la guerra de Lunargenta
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Empalizada y alrededores del bosque aproximados.
El sol ilumina con los primeros rayos mañaneros el campamento de los leónicos, en los frondosos bosques del Este, junto a Sandorái. Melena Blanca es el primero en levantarse. De hecho, lleva ya un par de horas despierto. A su lado, llega el fiel Imargo Ja’zad es el quinto o tal vez el sexto, en abandonar su tienda. Es la hora. Toca la corneta para despertar al resto del campamento, tanto leónicos como voluntarios, y se aproxima a su jefe. Éste mira el horizonte, desde lo alto de la atalaya central de la empalizada.
Melena Blanca, desde lo alto, observa a su fiel escudero. Imargo habla con el lince que lleva la cuenta de los llegados al campamento durante el turno nocturno. El líder había hecho un llamiento a los centinelas. Tenían que reunirse en su campamento aquella mañana. Pero las caras de Imargo al hablar con el registrador lo dicen todo. El lince, cabizbajo, sube a la empalizada donde aguarda Melena Blanca.
-¿Jefe? ¿Se encuentra bien? – preguntó el fiel escudero.
-Sí. – Mentía. No era el mismo desde que perdió la Capa Blanca. – El viento sopla fuerte esta mañana. Las nubes no tardarán en cubrir el firmamento. La lluvia acecha y tenemos que proseguir la búsqueda de la capa. – permaneció pensativo. - ¿Han llegado ya los centinelas?
Imargo torció el gesto. No quería ser él quien diera las noticias.
-Sólo Asher y Elen. – Confirmó. – No sabemos nada de la “marquesa loca” de las ballestas. – Así llamaba a Huracán el leónico. - Ni tampoco del amigo de Asher, que también firmó la carta diciendo que iba a venir. – Imargo se acarició los bigotes, extendiéndolos mientras miraba arriba, pensativo. - En su lugar, entre otros, han llegado al campamento una elfa flacucha y rarita. Y también un niño. ¿Qué podría salir mal, jefe? - Melena Blanca gruñó con el comentario gracioso.
-Eso significa que ahora mismo sólo tenemos dos reliquias. – Mal asunto. – Llama a Elen y a Asher.
Imargo asintió, se asomó a la barandilla de la atalaya y emitió un fuerte silbido.
-¡Los centinelas! ¡Subid aquí si podéis! – bramó el lince desde la atalaya para todo el campamento.
Cuando Elen y Asher llegaron. Un gesto de Melena Blanca sirvió para Imargo les pusiera al día de la situación actual y lo que habían hablado antes: Los pocos que eran, la ausencia de Huracán y Eltrant, así como la presencia de nuevos reclutas.
-Resumiendo, esta es la situación, somos pocos y buscar la capa blanca en el bosque de Sandorái sin refuerzos es como encontrar una aguja en un pajar. – Empezó relatando el leónico, sin demasiados ánimos. - Eleatril Nemaniel me ha dicho que puede conseguirnos sellos de su clan para movernos por el bosque, pero no a todos, claro. Hemos visto un extraño campamento aquí, cerca de estas ruinas. – Señaló en el mapa la ubicación. –
-El templo de Nís… – musitó Melena Blanca, reflexivo. Y miró a Elen para ver su reacción. Ella ya sabía lo que había sucedido allí hacía ya algún tiempo.
-Sí. El mismo. Todos tenemos fatídicos recuerdos de aquel día. - Y es que allí habían perdido muchos aliados, además de a la centinela Tyrande. - Eleatril me dijo que no sabía si andaría por la zona o por el bosque, tratando de curar a los guardianes cérvido. No sé qué son ni me importa.– dijo sin comprender muy bien de quién hablaba. Y es que Imargo era una criatura fiel, pero no especialmente inteligente. – Oh, y un poco al Norte. Hemos visto un dragón dormido a la orilla del río Silis. Es uno de esos que llaman Soñadores. Es raro verlos en estas latitudes. Pero si quieres que vayamos sin los sellos, sugiero ir por el río, para que los orejas picudas radicales de Sandorái no nos acribillen. – suspiró. – Luego también estaría saber qué pasó con la marquesa y con tu amigo, Asher. – miró al hombre bestia. - Si los atraparon los nigromantes, o si se los comió un oso en los bosques. No es que vivamos en un mundo precisamente poco hostil.
-Son demasiadas cosas y somos muy pocos. No conviene que llamemos la atención. – Inquirió Melena Blanca. – Imargo, acompáñales, el resto, en el campamento. Asher, Elen, organizad grupos pequeños e id resolviendo los distintos frentes que tenemos abiertos. Ah, y uno de vosotros, llevaos a Saranee. Es una mujer lince que quiere ganarse un puesto en los leónicos.
-Una “mujer” en los leónicos… No pega jefe… – protestó Imargo, que rectificó en cuanto vio a su jefe mirarle de mala manera. – … Pero sí, lo sé. No vamos sobrados de efectivos precisamente.
Ahora, toda responsabilidad caía sobre Elen, Asher, los desmoralizados leónicos, y los pocos que hasta allí habían llegado. Se podía decir que se encontraban en un lugar remoto y, faltando uno de los centinelas y un poderoso guerrero, difícilmente iban a poder hacer frente a los múltiples frentes que tenían abiertos.
Abajo, Saranee esperaba con Jeannie Fawkes. Había mantenido una cierta amistad o compenetración con la elfa puesto que era repudiada por la mayor parte de los leónicos. Y hay que destacar que ésta era una compañía únicamente masculina, que si bien respetaba a las mujeres, no les permitía formar parte de la compañía.
Cuando los centinelas, junto con el escudero del líder del campamento apareció. La delgadísima gata se puso en pie y se llevó la mano al pecho, en señal de reverencia. Imargo se cruzó de brazos, no aprobaba a aquella chica en el grupo.
-Buenos días, centinelas, soy Saranee. Y estoy aquí para lo que necesitéis. – Se sinceró la mujer lince. Tenía una voz ronca y poco convencional. Poco melodiosa a los oídos. Parecía más edad de la que en realidad aparentaba. – No soy una gran luchadora, pero tengo cierto dominio de las artes mágicas. He estudiado arcanismo en el Hekshold. Puedo identificar magia, detectar y colocar trampas. – Imargo emitió un bufido en señal de protesta.
-Con esos bracitos imaginaba que no vendrías a levantar una espada. - Sin embargo, por mucho que no le gustara aquella idea, cualquiera sabía que en cuanto Saranee demostrar sus habilidades, el fiel leónico sería su primer defensor. Y es que en el fondo sentía mucha curiosidad por ella. ¿Cuál era su historia? ¿Qué había llevado a la mujer lince a aparecer allí? Sea como sea, quizás tuvieran tiempo para averiguarlo más adelante. – Bien, centinelas, yo también estoy a vuestro servicio. Vosotros diréis qué es lo que más conviene.
- Saranee, nueva recluta:
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Toda la información del evento disponible haciendo [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Tened en cuenta los clanes, y los enemigos.
Esta trama, se corresponde con la parte C del megaevento de Sandorái
Personajes participantes: Elen Calhoun (tápate del sol si no has vuelto a ser bruja), Asher Daregan, Jeannie Fawkes y Demian.
Personajes excluidos por motivos de trama: Eltrant Tale y Huracán.
Esta primera parte del evento es introductoria. Para explicar cómo llegáis, qué sentís y/o qué motivaciones tenéis. Cada uno escribiréis 2 posts (pueden ser más si lo necesitáis) para formar cuadrillas (en este caso, 2 usuarios y máximo 3 personajes) para enfrentaros a una de las siguientes misiones que elijáis:
-El tratado de los moralmente desdichados: Buscar pistas acerca del paradero de Eltrant Tale y Huracán en los bosques de los alrededores.
-Visitar al Dragón durmiente: Con Eleatril Nemaniel (Nivel 5).
-La paz de Nís: Con Melena Blanca (nivel 10). Centinela. Guerrero bersérker.
Adicionalmente, podéis incorporar a vuestro grupo a Imargo Ja’Zad (Guerrero de Espada y Escudo. Nivel 5) o a Saranee (Arcanista de nivel 2)
El orden de los turnos no es importante en este tema. Podéis saltaros siempre que roleéis con coherencia y consecuentemente. Se sancionarán actos de ignorar a usuarios.
Recordad que este es un evento con consecuencias. Podéis formar los grupos como consideréis. La pareja que tengáis en el rol no es definitivo a lo largo del evento y puede ir intercalándose, pues los eventos se intercalarán.
Se abrirán eventos mastereados. El tiempo de espera puede ser medio o alto dependiendo de lo rápido que avancen los demás eventos, pero podréis pedir objetivos secundarios por privado. Como siempre, cuidado con qué decidís y qué hacéis.
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
La pareja llegó al campamento bajo el abrigo de la noche, cuando aparte de los leónicos que se encargaban de la guardia, todos dormían. - Buenas noches, soy Elen Calhoun… vuestro líder me ha llamado. - saludó la vampira, dejando atrás la empalizada que rodeaba el lugar. - Bien, habéis venido. - respondió el lince que vigilaba la entrada, quien tuvo la consideración de ponerles al día acerca de la situación de forma breve mientras los guiaba hacia una tienda vacía. - Podéis quedaros aquí. - indicó, y tras un par de frases más, el felino se despidió para regresar a su puesto.
- Ataré los caballos. - comentó Alister, tomando las riendas de ambos animales para buscar un lugar tranquilo en que dejarlos descansar hasta que volviesen a necesitarlos. Elen por su parte apartó la lona y comenzó a instalarse dentro de aquel espacio que les habían cedido, dejando sus pertenencias a un lado y preparando la zona sobre la que dormirían.
Una vez dentro de la tienda y a solas, el cazador se sentó junto a su amada y sabiendo que algo le pasaba, tomó su mano. - Has estado muy callada durante el trayecto, ¿qué ocurre? - preguntó, buscando los verdes ojos de la centinela, esos que para él eran como un libro abierto, solo tenía que mirarlos para saber que algo iba mal. La benjamina de los Calhoun suspiró, las cosas se habían torcido tanto desde su primera visita a Tarivius…
- Solo estoy cansada, no te preocupes. - mintió, pero eso no le iba a servir con el dragón, la inquisitiva forma con que la observó a continuación lo dejaba más que claro. - Elen, te conozco perfectamente y sé que no es eso. - replicó al momento, consiguiendo que la joven, algo cabizbaja, se sincerase con él. - No sé si estar aquí es una buena idea Alister, no importa lo mucho que haga, cada vez que doy un paso adelante y creo que me acerco al final algo sale mal y mi vida se complica. - dijo en voz baja, con la vista clavada en las pieles que tenían debajo.
- Tuve la oportunidad de reunir a mis hermanos y cruzar al Oblivion pero en vez de eso me rebelé contra Amaterasu y por mi culpa Melena Blanca perdió su reliquia. - continuó, rodeándose las rodillas con el brazo que le quedaba libre. - ¿Y si fue un error? Ella era la más poderosa de los cuatro… - musitó, pero el norteño no estaba dispuesto a dejar que se cuestionase sus decisiones. - No tenías otra opción, acceder a las peticiones de esa mujer habría sido como entregarle Aerandir en bandeja de plata, hiciste lo correcto. - aseguró, sin querer recordar los sucesos de isla volcánica.
- Ya, y mira las consecuencias… - contestó Elen, señalándose a sí misma. - Eso lo arreglaremos en cuanto los jinetes desaparezcan, tenemos la escama, solo debemos buscar a Laluth y presentarnos ante Habak. - la cortó, tratando de animarla. - ¿Y Frendel y Querostraza? ¿cómo se supone que vamos a lidiar con ellos? - preguntó la criatura de la noche, consciente de que de aparecer aquel par, podrían darles serios problemas. - Con ayuda, no tenemos que hacerlo todo por nuestra cuenta. - eso era algo que el reptil había tratado de hacerle ver desde que abandonaron Lunargenta tras la guerra, y el hecho de que estuviesen en aquel campamento era en gran medida gracias a su insistencia.
- Deberíamos descansar un poco, mañana tendremos que buscar a Melena Blanca y enterarnos de sus planes. - sugirió Alister, tumbándose boca arriba y deslizando uno de los brazos en torno a la cintura de la vampira para acercarla a su cuerpo. Como hacía todas las noches, la de cabellos cenicientos se recostó sobre el pecho del cazador y escuchó con atención los rítmicos latidos de su corazón hasta quedarse dormida, uno de los pocos momentos de paz que aún no le habían quitado.
- Ataré los caballos. - comentó Alister, tomando las riendas de ambos animales para buscar un lugar tranquilo en que dejarlos descansar hasta que volviesen a necesitarlos. Elen por su parte apartó la lona y comenzó a instalarse dentro de aquel espacio que les habían cedido, dejando sus pertenencias a un lado y preparando la zona sobre la que dormirían.
Una vez dentro de la tienda y a solas, el cazador se sentó junto a su amada y sabiendo que algo le pasaba, tomó su mano. - Has estado muy callada durante el trayecto, ¿qué ocurre? - preguntó, buscando los verdes ojos de la centinela, esos que para él eran como un libro abierto, solo tenía que mirarlos para saber que algo iba mal. La benjamina de los Calhoun suspiró, las cosas se habían torcido tanto desde su primera visita a Tarivius…
- Solo estoy cansada, no te preocupes. - mintió, pero eso no le iba a servir con el dragón, la inquisitiva forma con que la observó a continuación lo dejaba más que claro. - Elen, te conozco perfectamente y sé que no es eso. - replicó al momento, consiguiendo que la joven, algo cabizbaja, se sincerase con él. - No sé si estar aquí es una buena idea Alister, no importa lo mucho que haga, cada vez que doy un paso adelante y creo que me acerco al final algo sale mal y mi vida se complica. - dijo en voz baja, con la vista clavada en las pieles que tenían debajo.
- Tuve la oportunidad de reunir a mis hermanos y cruzar al Oblivion pero en vez de eso me rebelé contra Amaterasu y por mi culpa Melena Blanca perdió su reliquia. - continuó, rodeándose las rodillas con el brazo que le quedaba libre. - ¿Y si fue un error? Ella era la más poderosa de los cuatro… - musitó, pero el norteño no estaba dispuesto a dejar que se cuestionase sus decisiones. - No tenías otra opción, acceder a las peticiones de esa mujer habría sido como entregarle Aerandir en bandeja de plata, hiciste lo correcto. - aseguró, sin querer recordar los sucesos de isla volcánica.
- Ya, y mira las consecuencias… - contestó Elen, señalándose a sí misma. - Eso lo arreglaremos en cuanto los jinetes desaparezcan, tenemos la escama, solo debemos buscar a Laluth y presentarnos ante Habak. - la cortó, tratando de animarla. - ¿Y Frendel y Querostraza? ¿cómo se supone que vamos a lidiar con ellos? - preguntó la criatura de la noche, consciente de que de aparecer aquel par, podrían darles serios problemas. - Con ayuda, no tenemos que hacerlo todo por nuestra cuenta. - eso era algo que el reptil había tratado de hacerle ver desde que abandonaron Lunargenta tras la guerra, y el hecho de que estuviesen en aquel campamento era en gran medida gracias a su insistencia.
- Deberíamos descansar un poco, mañana tendremos que buscar a Melena Blanca y enterarnos de sus planes. - sugirió Alister, tumbándose boca arriba y deslizando uno de los brazos en torno a la cintura de la vampira para acercarla a su cuerpo. Como hacía todas las noches, la de cabellos cenicientos se recostó sobre el pecho del cazador y escuchó con atención los rítmicos latidos de su corazón hasta quedarse dormida, uno de los pocos momentos de paz que aún no le habían quitado.
***
El ruidoso sonido de una corneta los sobresaltó horas más tarde, indicándoles el inicio de un nuevo día. - Vaya forma de despertar a la tropa. - se quejó la señora de sombras, frotándose los ojos e incorporándose para calmar la sed que comenzaba a causarle molestias en la garganta. En cuestión de segundos se bebió dos de los frascos de sangre que llevaba consigo, y hecho esto echó un vistazo al dragón, que aún medio dormido luchaba por desperezarse.
- Hora de levantarse, Imargo nos está llamando a gritos. - comentó, inclinándose sobre su bolsa para prepararse. - ¿Cómo ves el panorama? - inquirió, justo cuando el norteño abría ligeramente la tienda para echar una ojeada al exterior. - La vegetación es espesa y los árboles apenas dejan pasar la luz, creo que podrás moverte con cierta libertad pero no podemos fiarnos. - respondió, instando a su compañera a cubrirse tanto como pudiese antes de salir.
Que la reunión tuviese lugar en una atalaya no le facilitó las cosas, pero prácticamente tapada por completo y con el alado junto a ella, la benjamina de los Calhoun pudo reunirse con los demás y escuchar lo que Ja´zad tenía que decirles.
La mención del templo de Nís hizo que apretase los puños y clavase la vista en el suelo, ninguno de los involucrados olvidaba lo que había pasado allí, ni mucho menos la gran pérdida que su bando había sufrido aquel fatídico día. Pero no podían cambiar el pasado, tenían que seguir adelante y repartirse los objetivos, que no eran pocos precisamente. Encontrar la capa blanca, conseguir sellos para moverse por el bosque sin que los elfos los atacasen, averiguar qué hacía en aquellas tierras un Soñador, y para colmo de males dos de sus aliados, Eltrant y Huracán, estaban en paradero desconocido.
Consciente de que eran demasiadas cosas a la vez, la vampira alzó la vista hacia Asher, esperando que pudiesen ponerse de acuerdo y organizarse para abarcar todas las misiones posibles sin llamar la atención.
De vuelta en el campamento, la de ojos verdes tuvo que contenerse para no propinar un puñetazo a Imargo por su comportamiento, la forma en que el felino menospreciaba a otra de las voluntarias por el hecho de ser mujer era simplemente, mezquina. - Reunir las reliquias debería ser una de nuestras prioridades, no podemos permitirnos perder otra así que iré a buscar a Huracán y a Eltrant, con suerte no tardaremos mucho. - indicó la joven, confiando en que sus agudos sentidos y las habilidades de rastreo del reptil bastarían para dar con sus amigos.
- Alguien debería ir a por los sellos del clan Nemaniel, eso nos ahorraría muchos problemas con los lugareños. - añadió al poco, deslizando la mirada por entre los presentes, cuyos rostros conocía bien.
Off: Aclaraciones
Cronológicamente este tema estaría situado justo después del evento de Lealtad y también del tema en que Elen va a por la escama de dragón ancestral para su tributo a Habak, hilo que abriré en breve.
Sin embargo, dicho tributo no tendrá lugar hasta después de que termine el conflicto con los jinetes, es decir, que Elen seguirá siendo vampira y por desgracia, cargando con la sombra de odio hasta que los Tarmúnil desaparezcan, luego hará el ritual para volver a ser bruja.
- Hora de levantarse, Imargo nos está llamando a gritos. - comentó, inclinándose sobre su bolsa para prepararse. - ¿Cómo ves el panorama? - inquirió, justo cuando el norteño abría ligeramente la tienda para echar una ojeada al exterior. - La vegetación es espesa y los árboles apenas dejan pasar la luz, creo que podrás moverte con cierta libertad pero no podemos fiarnos. - respondió, instando a su compañera a cubrirse tanto como pudiese antes de salir.
Que la reunión tuviese lugar en una atalaya no le facilitó las cosas, pero prácticamente tapada por completo y con el alado junto a ella, la benjamina de los Calhoun pudo reunirse con los demás y escuchar lo que Ja´zad tenía que decirles.
La mención del templo de Nís hizo que apretase los puños y clavase la vista en el suelo, ninguno de los involucrados olvidaba lo que había pasado allí, ni mucho menos la gran pérdida que su bando había sufrido aquel fatídico día. Pero no podían cambiar el pasado, tenían que seguir adelante y repartirse los objetivos, que no eran pocos precisamente. Encontrar la capa blanca, conseguir sellos para moverse por el bosque sin que los elfos los atacasen, averiguar qué hacía en aquellas tierras un Soñador, y para colmo de males dos de sus aliados, Eltrant y Huracán, estaban en paradero desconocido.
Consciente de que eran demasiadas cosas a la vez, la vampira alzó la vista hacia Asher, esperando que pudiesen ponerse de acuerdo y organizarse para abarcar todas las misiones posibles sin llamar la atención.
De vuelta en el campamento, la de ojos verdes tuvo que contenerse para no propinar un puñetazo a Imargo por su comportamiento, la forma en que el felino menospreciaba a otra de las voluntarias por el hecho de ser mujer era simplemente, mezquina. - Reunir las reliquias debería ser una de nuestras prioridades, no podemos permitirnos perder otra así que iré a buscar a Huracán y a Eltrant, con suerte no tardaremos mucho. - indicó la joven, confiando en que sus agudos sentidos y las habilidades de rastreo del reptil bastarían para dar con sus amigos.
- Alguien debería ir a por los sellos del clan Nemaniel, eso nos ahorraría muchos problemas con los lugareños. - añadió al poco, deslizando la mirada por entre los presentes, cuyos rostros conocía bien.
Off: Aclaraciones
Cronológicamente este tema estaría situado justo después del evento de Lealtad y también del tema en que Elen va a por la escama de dragón ancestral para su tributo a Habak, hilo que abriré en breve.
Sin embargo, dicho tributo no tendrá lugar hasta después de que termine el conflicto con los jinetes, es decir, que Elen seguirá siendo vampira y por desgracia, cargando con la sombra de odio hasta que los Tarmúnil desaparezcan, luego hará el ritual para volver a ser bruja.
Elen Calhoun
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
Fui de los primeros en despertarme. Pasé el tiempo fuera de mi tienda, aprovechando el silencio. No duraría demasiado. Aquello me recordaba demasiado a la guerra de Lunargenta.
El cuervo blanco se posó sobre mi hombro, sobresaltándome un poco. Lo había enviado la noche anterior a buscar información: era increíblemente bueno para esto.
-Dragones junto al lago, se mueven.- susurró el cuervo en mi oído. Debía referirse al Tymer. -Los hombres del pueblo gritan. Meten a elfos entre palos de metal, y gritan con sus manos.- Aquello era más difícil de descifrar. ¿Aplausos, quizás? Debían tener tensiones con los clanes de Sandorai.
Auginn continuó contándome todo lo que había visto, además de lo que decían los pájaros de alrededor. Acaricié sus plumas.
-¿Qué quieres como premio?- pregunté. La inteligencia del cuervo era increíble. No llegaba a ser como una persona, pero era mucho más listo que cualquier animal que conociese. Quizás fuese porque pudiese hablar con él.
-¡Fruta!- dijo, desplegando las alas emocionado. No hacía falta decir más. Había conseguido algunas peras de camino al campamento. Maduras, pero no podridas. Corté un trozo de una, y el cuervo se lo llevó en el pico para comer cómodamente.
Fue entonces cuando Imargo me llamó a toda voz. Syl salió de nuestra tienda momentos después, totalmente preparado, y me miró. Me levanté, y nos encaminamos hacia el leónico. Elen también estaba allí, aunque era casi difícil de reconocer por lo tapada que iba. Debía estar asándose. Yo ni siquiera me había puesto mi armadura aún, por lo que estaba con el torso al descubierto.
-Elen, Alister. Me alegra veros aquí.- les saludé con un gesto de cabeza. No habíamos hablado mucho desde que me volví Centinela, ni siquiera tras el juicio en Dundarak. Aún no le había contado el enfrentamiento que tuve con su copia. Pero en ese momento, teníamos que discutir algo distinto. Imargo comenzó a ponernos al día. Había problemas, y uno de ellos, era la ausencia de Huracán y Eltrant. Fruncí el ceño, pero no dije nada hasta volver al campamento. Elen habló primero.
-Creo que Eltrant tiene un sello.- dijo Syl. Era cierto. Lo había mencionado. ¿Un anillo, o algo así? -No recuerdo el clan, pero podría valer.-
-Más motivo para encontrarlos.- afirmé. -Voy contigo, Elen. Es peligroso separarnos. Si aparece un Jinete, tenemos más posibilidades juntos.- dije, cruzándome de brazos. La idea no me hacía demasiada gracia. No sabíamos lo que podíamos encontrar. Debíamos tener cuidado. -Podemos ocuparnos del resto una vez encontremos a Eltrant y a Huracán.-
No iba a mentir. No estaba siendo imparcial. Eltrant me preocupaba: no habría desaparecido sin una razón de peso. Si estaba en apuros, debía ayudarlo.
Tanto Imargo como una mujer gato se habían presentado voluntarios para ayudar. Miré a la desconocida. Había algo que me daba mala espina. No tenía nada que ver con que fuese mujer o no. Era algo distinto, una sospecha que surgió en el momento en el que se presentó.
-Si... yo también.- declaré. Con aquellos ojos, podía identificar éter con tan solo un vistazo. Llevarla con nosotros podía ser redundante, teniendo eso en cuenta. -Elige tú, Elen.- le dije a la Centinela del Sur. Si bien tenía mis dudas, cualquiera de las dos opciones podía servir. No confiaba en Saranee, pero precisamente por eso podía ser mejor llevarla con nosotros.
Después de eso, volví a mi tienda. Tenía que prepararme. Me puse mi armadura y recuperé el resto de mi equipamiento, asegurándome de tener todo lo que necesitaba. Una vez salí de mi tienda, saqué el pequeño libro de tapa blanca de una de mis bolsas, y comencé a pasar páginas. Tenía suficiente energía para preparar dos encantamientos distintos.
La primera no fue difícil de elegir. Una barrera. Tenía sus límites, pero podía ganarnos unos segundos vitales. Para el segundo, coloqué dos piedras sobre una página en concreto y dibujé las runas necesarias, imbuyéndolas con el poder de la tierra. Le di una a Syl, y me quedé con la otra. Auginn aterrizó junto a mi mientras escribía, mirándome con curiosidad.
-Auginn. Necesito buscar a alguien. Un humano con armadura pesada, y una mujer con ballestas. Es importante.- pedí. El cuervo graznó. No necesitaba decir más. Lo había entendido. Echó a volar al instante.
Usados mis pergaminos en blanco superiores para crear: Runa Altura y Runa Territorio
El cuervo blanco se posó sobre mi hombro, sobresaltándome un poco. Lo había enviado la noche anterior a buscar información: era increíblemente bueno para esto.
-Dragones junto al lago, se mueven.- susurró el cuervo en mi oído. Debía referirse al Tymer. -Los hombres del pueblo gritan. Meten a elfos entre palos de metal, y gritan con sus manos.- Aquello era más difícil de descifrar. ¿Aplausos, quizás? Debían tener tensiones con los clanes de Sandorai.
Auginn continuó contándome todo lo que había visto, además de lo que decían los pájaros de alrededor. Acaricié sus plumas.
-¿Qué quieres como premio?- pregunté. La inteligencia del cuervo era increíble. No llegaba a ser como una persona, pero era mucho más listo que cualquier animal que conociese. Quizás fuese porque pudiese hablar con él.
-¡Fruta!- dijo, desplegando las alas emocionado. No hacía falta decir más. Había conseguido algunas peras de camino al campamento. Maduras, pero no podridas. Corté un trozo de una, y el cuervo se lo llevó en el pico para comer cómodamente.
Fue entonces cuando Imargo me llamó a toda voz. Syl salió de nuestra tienda momentos después, totalmente preparado, y me miró. Me levanté, y nos encaminamos hacia el leónico. Elen también estaba allí, aunque era casi difícil de reconocer por lo tapada que iba. Debía estar asándose. Yo ni siquiera me había puesto mi armadura aún, por lo que estaba con el torso al descubierto.
-Elen, Alister. Me alegra veros aquí.- les saludé con un gesto de cabeza. No habíamos hablado mucho desde que me volví Centinela, ni siquiera tras el juicio en Dundarak. Aún no le había contado el enfrentamiento que tuve con su copia. Pero en ese momento, teníamos que discutir algo distinto. Imargo comenzó a ponernos al día. Había problemas, y uno de ellos, era la ausencia de Huracán y Eltrant. Fruncí el ceño, pero no dije nada hasta volver al campamento. Elen habló primero.
-Creo que Eltrant tiene un sello.- dijo Syl. Era cierto. Lo había mencionado. ¿Un anillo, o algo así? -No recuerdo el clan, pero podría valer.-
-Más motivo para encontrarlos.- afirmé. -Voy contigo, Elen. Es peligroso separarnos. Si aparece un Jinete, tenemos más posibilidades juntos.- dije, cruzándome de brazos. La idea no me hacía demasiada gracia. No sabíamos lo que podíamos encontrar. Debíamos tener cuidado. -Podemos ocuparnos del resto una vez encontremos a Eltrant y a Huracán.-
No iba a mentir. No estaba siendo imparcial. Eltrant me preocupaba: no habría desaparecido sin una razón de peso. Si estaba en apuros, debía ayudarlo.
Tanto Imargo como una mujer gato se habían presentado voluntarios para ayudar. Miré a la desconocida. Había algo que me daba mala espina. No tenía nada que ver con que fuese mujer o no. Era algo distinto, una sospecha que surgió en el momento en el que se presentó.
-Si... yo también.- declaré. Con aquellos ojos, podía identificar éter con tan solo un vistazo. Llevarla con nosotros podía ser redundante, teniendo eso en cuenta. -Elige tú, Elen.- le dije a la Centinela del Sur. Si bien tenía mis dudas, cualquiera de las dos opciones podía servir. No confiaba en Saranee, pero precisamente por eso podía ser mejor llevarla con nosotros.
Después de eso, volví a mi tienda. Tenía que prepararme. Me puse mi armadura y recuperé el resto de mi equipamiento, asegurándome de tener todo lo que necesitaba. Una vez salí de mi tienda, saqué el pequeño libro de tapa blanca de una de mis bolsas, y comencé a pasar páginas. Tenía suficiente energía para preparar dos encantamientos distintos.
La primera no fue difícil de elegir. Una barrera. Tenía sus límites, pero podía ganarnos unos segundos vitales. Para el segundo, coloqué dos piedras sobre una página en concreto y dibujé las runas necesarias, imbuyéndolas con el poder de la tierra. Le di una a Syl, y me quedé con la otra. Auginn aterrizó junto a mi mientras escribía, mirándome con curiosidad.
-Auginn. Necesito buscar a alguien. Un humano con armadura pesada, y una mujer con ballestas. Es importante.- pedí. El cuervo graznó. No necesitaba decir más. Lo había entendido. Echó a volar al instante.
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Asher Daregan
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
Demian se puso de pie, finalizando su meditación diaria. Podía sentir el Éter fuerte en su interior y su flujo expandirse por el campamento. A su lado, Artyhom daba paso a una postura más relajada, abandonando la actitud protectora que asumía cuando su dueño realizaba ese procedimiento. Sabía que era pequeño, que no poseía habilidades de combate, pero aún así estaba dispuesto a llegar a las últimas consecuencias si algo amenazaba al chico que le había devuelto la conciencia hace un par de años.
Demian caminó para acercarse más al campamento, del que se había alejado la distancia de un fuerte tiro de piedra para poder tener algo de tranquilidad. La meditación siempre era más provechosa en la calma del bosque.
Chispa, su misterioso gorrión, pareció darle la razón en un trino. Había probablemente cientos de gorriones en los alrededores, pero Demian era capaz de identificar cada silbido del suyo, al punto de que a veces creía entenderle lo que pretendía decir. Quizás sólo era su imaginación y Demian se engañaba a sí mismo pensando que el gorrión le daba un mensaje, cuando en realidad sólo era su instinto.
Una vez que entraron resultaba evidente que había cierta inquietud en el área. Algunas personas hablaban, comentando sobre los centinelas o una reunión que estaba teniendo lugar. Demian simplemente se mantuvo en silencio, moviéndose casi por instinto por las zonas que menos miradas causaran. Era ya una conducta natural de su persona mantener el sigilo en todo momento, aunque se le viera relajado.
–Este lugar parece peligroso –comentó Artyhom, haciendo su cabeza mecánica girar en 360 grados para dar un vistazo al área.
Demian bajó sus lentes y se tomó un minuto para observar el campamento. Un lugar en especial parecía relevante, ya que la atención de varios se centraba allí. Pudo reconocer allí la presencia de Asher y de una mujer que había prestado testimonio en defensa de Eltrant en Dundarak.
–Algo me dice que estamos en el lugar correcto, Arty –comentó Demian.
–Eso es correcto, Demian –contestó el mecánico sin comprender realmente lo que el chico había querido decir–. Seguimos las instrucciones al pie de la letra.
Pronto el campamento completo se reunió en torno a estos mismos sujetos y Demian se escabulló entre los presentes para escuchar mejor. Siempre había sido bajo y liviano para su edad y eso no había cambiado, aún cuando su cuerpo mostraba señas de cambio hacia la madurez. Por lo que pudo escuchar, sólo había dos situaciones de importancia. Una de ellas hacía relación a las reliquias de un clan del que jamás había oído hablar, aunque de alguna manera le recordaba a Níniel, pero la otra mencionaba un hecho que le hizo de inmediato fruncir el ceño. Eltrant estaba desaparecido junto a otra persona a quien llamaban Huracán.
–¿Es que no s-sale de una para meterse en otra? comentó Demian al aire, en voz baja.
Tomó al mecánico y lo puso sobre sus hombros. No quería que alguien acabara lastimándole por no verle. Era pequeño, no pasaba del metro de altura, por lo que cosas mundanas podían convertirse en un peligro para él.
–Si Eltrant está perdido, iré en su búsqueda –dijo dando un paso al frente. Su voz había sonado más fuerte y decidida que de costumbre–. Soy bueno en cosas que requieren de sutileza.
Algunos pusieron una mirada en él, otros no le dieron mayor importancia. Probablemente muchos de los presentes ni siquiera sabían de su presencia allí hasta ahora que había hablado.
Demian
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
Según los rumores había un campamento cerca. Tras varios días durmiendo sobre los árboles tenía ganas de pasar al menos un momento hablando con alguien. La soledad es difícil de llevar a veces, no tenía un lugar exacto al que volver, salvo tal vez Ciudad Lagarto. Aunque no tenía muchas ganas de ser el centro de las miradas pervertidas de los habitantes de aquel lugar.
Así llegué a un campamento que solo puedo definir como absolutamente genial. ¡Estaba lleno de hombres ardilla por todas partes! Los ojos se me iluminaban cada vez que uno pasaba por mi lado, tal vez un poco sorprendido de ver una elfa allí.
Por suerte no era la única que parecía un poco perdida en aquel lugar. Una mujer ardilla, al parecer la única o de las pocas del campamento, pululaba por los alrededores sin ningún destino aparente.
- ¡Hola! -Saludé. -Mi nombre es Irinnil Fawkes, mucho gusto. -Sonreí a la joven ardillita.
- ¿Una elfa? ¿Has venido a unirte a la lucha? -Me miró sorprendida.
- ¿Lucha? -Me quedé pensativa, no tenía pensado unirme a ninguna facción desconocida, pero si las ardillas necesitaban de mi ayuda, desde luego que la tendrían. Leónidas no me lo perdonaría si no ayudase a sus congéneres. -Claro que me uniré, os ayudaré en todo lo que pueda. -Sonreí al ver la cara de ilusión de la mujer.
- Eso es genial, necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.
La tomé de la mano y la insté a mostrarme el lugar.
---
Se llamaba Saranee, si le dabas la oportunidad no dejaba de parlotear sobre cualquier cosa. Me contó todo lo que debía saber de aquel lugar, y al parecer no la permitían formar parte de la compañía. La respetaban, pero la mantenían alejada de todos los asuntos, pese a la ilusión que mostraba por ayudar. Eso me entristeció, no sabía que las ardillas hacían ese tipo de cosas, al menos las que conocí en Sandorai no le daban importancia al género de sus compañeras. De hecho Leónidas lideraba la resistencia ardillil de la zona.
No tardó en aparecer mi mayor enemigo en el mundo entero. Estando en un campamento de ardillas era normal. Asher Daregan. Centípedo del Norte. Todavía no estaba preparada para comenzar mi venganza contra aquel hombre, así que decidí que lo mejor sería ignorarlo, hacer como si no existiese. Aunque en el lugar parecían tenerle respeto, debía ser la única que sabía cómo era verdaderamente aquel ser, despreciable y barbárico.
Al parecer habían perdido a alguien llamado Huracán y a Eltrant. Poco o nada me importaba, pero escuché que había por allí cerca un dragón dormido. Podría ser Kalhen. No me había enviado ninguna carta desde que dejé Dundarak. Tampoco es como si pudiese leerla... Pero me seguía pareciendo mal. Bueno, tampoco es como si tuviese algún lugar a dónde enviarla... Pero me seguía pareciendo mal. ¿Qué clase de amigo era si no se esforzaba por mantener el contacto?
Tardé un poco en fijarme en que el niño escala-dragones se encontraba en el lugar. Parecía querer ir en busca de Eltrant Tale. Todo el mundo buscaba a aquel humano últimamente, empezaba a ser cansado ir detrás de una persona tan torpe, así que mis ánimos por buscar al dragón que dormía la siesta tranquilamente y preguntarle por qué era famoso por dormir habían aumentado.
Me acerqué al joven, parecía ser un entusiasta de los dragones por lo que vi en Dundarak, así que pensé en preguntarle si quería acompañarme.
- ¡Hola! Soy Irinnil Fawkes, tal vez no me recuerdes... Asaltaste mi escuadrón de la muerte en Dundarak. -Le sonreí, para nada le guardaba rencor. -He escuchado que hay un dragón dormido cerca, ¿quieres venir conmigo? Seguro que nos lo pasamos bien juntos.
Me quedé esperando la respuesta, que esperaba fuese afirmativa. Y también tenía esperanzas en que Asher Daregan Centípedo norteño no me hubiera escuchado y quisiera importunar mi gesta.
Así llegué a un campamento que solo puedo definir como absolutamente genial. ¡Estaba lleno de hombres ardilla por todas partes! Los ojos se me iluminaban cada vez que uno pasaba por mi lado, tal vez un poco sorprendido de ver una elfa allí.
Por suerte no era la única que parecía un poco perdida en aquel lugar. Una mujer ardilla, al parecer la única o de las pocas del campamento, pululaba por los alrededores sin ningún destino aparente.
- ¡Hola! -Saludé. -Mi nombre es Irinnil Fawkes, mucho gusto. -Sonreí a la joven ardillita.
- ¿Una elfa? ¿Has venido a unirte a la lucha? -Me miró sorprendida.
- ¿Lucha? -Me quedé pensativa, no tenía pensado unirme a ninguna facción desconocida, pero si las ardillas necesitaban de mi ayuda, desde luego que la tendrían. Leónidas no me lo perdonaría si no ayudase a sus congéneres. -Claro que me uniré, os ayudaré en todo lo que pueda. -Sonreí al ver la cara de ilusión de la mujer.
- Eso es genial, necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.
La tomé de la mano y la insté a mostrarme el lugar.
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Se llamaba Saranee, si le dabas la oportunidad no dejaba de parlotear sobre cualquier cosa. Me contó todo lo que debía saber de aquel lugar, y al parecer no la permitían formar parte de la compañía. La respetaban, pero la mantenían alejada de todos los asuntos, pese a la ilusión que mostraba por ayudar. Eso me entristeció, no sabía que las ardillas hacían ese tipo de cosas, al menos las que conocí en Sandorai no le daban importancia al género de sus compañeras. De hecho Leónidas lideraba la resistencia ardillil de la zona.
No tardó en aparecer mi mayor enemigo en el mundo entero. Estando en un campamento de ardillas era normal. Asher Daregan. Centípedo del Norte. Todavía no estaba preparada para comenzar mi venganza contra aquel hombre, así que decidí que lo mejor sería ignorarlo, hacer como si no existiese. Aunque en el lugar parecían tenerle respeto, debía ser la única que sabía cómo era verdaderamente aquel ser, despreciable y barbárico.
Al parecer habían perdido a alguien llamado Huracán y a Eltrant. Poco o nada me importaba, pero escuché que había por allí cerca un dragón dormido. Podría ser Kalhen. No me había enviado ninguna carta desde que dejé Dundarak. Tampoco es como si pudiese leerla... Pero me seguía pareciendo mal. Bueno, tampoco es como si tuviese algún lugar a dónde enviarla... Pero me seguía pareciendo mal. ¿Qué clase de amigo era si no se esforzaba por mantener el contacto?
Tardé un poco en fijarme en que el niño escala-dragones se encontraba en el lugar. Parecía querer ir en busca de Eltrant Tale. Todo el mundo buscaba a aquel humano últimamente, empezaba a ser cansado ir detrás de una persona tan torpe, así que mis ánimos por buscar al dragón que dormía la siesta tranquilamente y preguntarle por qué era famoso por dormir habían aumentado.
Me acerqué al joven, parecía ser un entusiasta de los dragones por lo que vi en Dundarak, así que pensé en preguntarle si quería acompañarme.
- ¡Hola! Soy Irinnil Fawkes, tal vez no me recuerdes... Asaltaste mi escuadrón de la muerte en Dundarak. -Le sonreí, para nada le guardaba rencor. -He escuchado que hay un dragón dormido cerca, ¿quieres venir conmigo? Seguro que nos lo pasamos bien juntos.
Me quedé esperando la respuesta, que esperaba fuese afirmativa. Y también tenía esperanzas en que Asher Daregan Centípedo norteño no me hubiera escuchado y quisiera importunar mi gesta.
Irinnil Fawkes
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
Syl fue el primero en responder a la propuesta de la vampira, revelando que al parecer, el ex mercenario tenía en su poder uno de esos sellos que permitían andar por el territorio de los elfos sin acabar acribillado, razón de más para encontrarlo antes de ocuparse del resto de cosas. Su ahora “hermano” y Centinela del norte lo tuvo claro, en vista de la situación y del riesgo de que los Tarmúnil volviesen a abrir un portal a aquel plano solo podían actuar de una manera, debían permanecer juntos.
Uniendo sus fuerzas no tendrían problemas para proteger las reliquias que portaban, es más, de llegar a producirse un enfrentamiento contra los jinetes tendrían muchas más probabilidades de vencer, sin duda era lo más sensato. Elen sintió la intensa mirada de su compañero sobre ella, sabía lo que pensaba al respecto y que aún no terminaba de fiarse, después de lo ocurrido inmediatamente después de la guerra Alister aún temía que le diese otro estúpido brote como el que la había movido a negarse a acompañar a Huracán en busca del resto.
Por aquel entonces se sentía invencible, capaz de cualquier cosa sin ayuda de nadie, pero con el transcurso de los meses las constantes quejas del dragón habían conseguido hacerla entrar en razón, no podía cruzar al Oblivion ella sola, eso sería prácticamente un suicidio y no estaba dispuesta a morir, no ahora que tenía tanto por lo que luchar. - Me parece lo mejor. - comentó, aceptando la idea del hombre bestia de formar equipo para buscar a sus amigos, tras lo cual Asher la dejó en la tesitura de elegir quién los acompañaría, Imargo o Saranee.
La de ojos verdes ya tenía experiencia en combate junto al hombre de confianza de Melena Blanca, no solo en los bosques sino también en escenarios más complicado, como lo había sido el templo de Nís, pero su comportamiento dejaba mucho que desear en ciertas ocasiones, aunque eso no venía al caso. Teniendo al perro las habilidades de la felina no iban a serles de demasiada ayuda, así que muy a su pesar, optó por lo más práctico, tener un par de manos más que sujetasen una espada. - Ja´zad, te vienes con nosotros. - anunció, poco antes de escuchar que otro de los presentes también quería ir con ellos.
Al niño en cuestión lo conocía de vista, sabía que había estado presente durante el juicio de Eltrant en Dundarak pero poco más, aunque no importaba demasiado quién fuese o la motivación que tuviese para ir tras el guerrero, lo que contaba era ser útil y estar preparado para lo peor, que muy probablemente sería exactamente lo que encontrarían. - Por desgracia somos pocos y tenemos varios frentes abiertos, no creo que dedicar tantos efectivos a esa búsqueda sea lo más adecuado, Asher y yo podemos encargarnos de ello. - comenzó a decir, sin querer menospreciar al chico, si estaba allí era por algo, tendría sus puntos fuertes.
- Hay otras misiones que también requieren nuestra atención. - continuó instantes después, agradeciendo que Irinnil se decantase por investigar al dragón dormido junto al lago, tarea a la que el pequeño se podría sumar si quería, aunque eso dejaría de lado un lugar importante, el templo que Verzhela Tarmúnil había corrompido para crear una puerta entre Aerandir y el Oblivion. La vampira no lo reconocería en voz alta pero sus malos recuerdos acerca de lo allí sucedido eran una de las razones por las que prefería no encargarse de revisar las ruinas, todavía tenía muy reciente la batalla y el sacrificio que Tyrande había hecho para que ellos pudiesen huir.
En silencio, la señora de sombras esperó a que el muchacho respondiese. Tenían que ponerse de acuerdo y abarcar todas las opciones posibles de la forma más eficaz, lo cual para ella se traducía en que los centinelas se mantendrían juntos no solo por tema de seguridad, ya que la capa blanca seguía en manos de Frendel y Querostraza, individuos a tener en cuenta, sino también para aprovechar cualquier oportunidad de reducir el poder de su verdadero enemigo.
Quizá fuesen imaginaciones suyas pero podía percibir la oscuridad de los jinetes a su alrededor, impregnando el bosque, estaban cerca y tarde o temprano aparecerían, pero eso era lo que la benjamina de los Calhoun ansiaba, enfrentarse a ellos y utilizar la daga envenenada que colgaba de su cinturón para destrozarlos. Inconscientemente acarició la empuñadura del arma, si la usaba bien podría eliminar definitivamente a los culpables de su maldición, sin tener que cruzar a su plano ni segundas oportunidades, un simple corte con aquel filo los mataría, y de verdad deseaba que llegase ese momento, ver la confusión en sus rostros cuando se diesen cuenta de que no se limitaba a expulsarlos de Aerandir, cuando supiesen que había llegado su fin.
- ¿Y bien? - preguntó, volviendo a centrarse en lo que tenía delante con la esperanza de que no les costase coordinarse.
Off: Demian no te tomes a mal que Elen trate de convencerte para que vayas a otra parte, sé que tienes bastante relación con Eltrant pero teniendo en cuenta la situación y el lugar en que probablemente tendrá lugar la misión que concierne a Eltrant y Huracán creo que esto es lo más sensato, ya que de ser como esperamos, solo los centinelas podremos ser útiles allí de cara al enemigo.
Uniendo sus fuerzas no tendrían problemas para proteger las reliquias que portaban, es más, de llegar a producirse un enfrentamiento contra los jinetes tendrían muchas más probabilidades de vencer, sin duda era lo más sensato. Elen sintió la intensa mirada de su compañero sobre ella, sabía lo que pensaba al respecto y que aún no terminaba de fiarse, después de lo ocurrido inmediatamente después de la guerra Alister aún temía que le diese otro estúpido brote como el que la había movido a negarse a acompañar a Huracán en busca del resto.
Por aquel entonces se sentía invencible, capaz de cualquier cosa sin ayuda de nadie, pero con el transcurso de los meses las constantes quejas del dragón habían conseguido hacerla entrar en razón, no podía cruzar al Oblivion ella sola, eso sería prácticamente un suicidio y no estaba dispuesta a morir, no ahora que tenía tanto por lo que luchar. - Me parece lo mejor. - comentó, aceptando la idea del hombre bestia de formar equipo para buscar a sus amigos, tras lo cual Asher la dejó en la tesitura de elegir quién los acompañaría, Imargo o Saranee.
La de ojos verdes ya tenía experiencia en combate junto al hombre de confianza de Melena Blanca, no solo en los bosques sino también en escenarios más complicado, como lo había sido el templo de Nís, pero su comportamiento dejaba mucho que desear en ciertas ocasiones, aunque eso no venía al caso. Teniendo al perro las habilidades de la felina no iban a serles de demasiada ayuda, así que muy a su pesar, optó por lo más práctico, tener un par de manos más que sujetasen una espada. - Ja´zad, te vienes con nosotros. - anunció, poco antes de escuchar que otro de los presentes también quería ir con ellos.
Al niño en cuestión lo conocía de vista, sabía que había estado presente durante el juicio de Eltrant en Dundarak pero poco más, aunque no importaba demasiado quién fuese o la motivación que tuviese para ir tras el guerrero, lo que contaba era ser útil y estar preparado para lo peor, que muy probablemente sería exactamente lo que encontrarían. - Por desgracia somos pocos y tenemos varios frentes abiertos, no creo que dedicar tantos efectivos a esa búsqueda sea lo más adecuado, Asher y yo podemos encargarnos de ello. - comenzó a decir, sin querer menospreciar al chico, si estaba allí era por algo, tendría sus puntos fuertes.
- Hay otras misiones que también requieren nuestra atención. - continuó instantes después, agradeciendo que Irinnil se decantase por investigar al dragón dormido junto al lago, tarea a la que el pequeño se podría sumar si quería, aunque eso dejaría de lado un lugar importante, el templo que Verzhela Tarmúnil había corrompido para crear una puerta entre Aerandir y el Oblivion. La vampira no lo reconocería en voz alta pero sus malos recuerdos acerca de lo allí sucedido eran una de las razones por las que prefería no encargarse de revisar las ruinas, todavía tenía muy reciente la batalla y el sacrificio que Tyrande había hecho para que ellos pudiesen huir.
En silencio, la señora de sombras esperó a que el muchacho respondiese. Tenían que ponerse de acuerdo y abarcar todas las opciones posibles de la forma más eficaz, lo cual para ella se traducía en que los centinelas se mantendrían juntos no solo por tema de seguridad, ya que la capa blanca seguía en manos de Frendel y Querostraza, individuos a tener en cuenta, sino también para aprovechar cualquier oportunidad de reducir el poder de su verdadero enemigo.
Quizá fuesen imaginaciones suyas pero podía percibir la oscuridad de los jinetes a su alrededor, impregnando el bosque, estaban cerca y tarde o temprano aparecerían, pero eso era lo que la benjamina de los Calhoun ansiaba, enfrentarse a ellos y utilizar la daga envenenada que colgaba de su cinturón para destrozarlos. Inconscientemente acarició la empuñadura del arma, si la usaba bien podría eliminar definitivamente a los culpables de su maldición, sin tener que cruzar a su plano ni segundas oportunidades, un simple corte con aquel filo los mataría, y de verdad deseaba que llegase ese momento, ver la confusión en sus rostros cuando se diesen cuenta de que no se limitaba a expulsarlos de Aerandir, cuando supiesen que había llegado su fin.
- ¿Y bien? - preguntó, volviendo a centrarse en lo que tenía delante con la esperanza de que no les costase coordinarse.
Off: Demian no te tomes a mal que Elen trate de convencerte para que vayas a otra parte, sé que tienes bastante relación con Eltrant pero teniendo en cuenta la situación y el lugar en que probablemente tendrá lugar la misión que concierne a Eltrant y Huracán creo que esto es lo más sensato, ya que de ser como esperamos, solo los centinelas podremos ser útiles allí de cara al enemigo.
Elen Calhoun
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
Para mi sorpresa, Auginn volvió en cuestión de minutos. Una vez más, se colocó sobre mi hombro.
-Entre el bosque alto y el bosque muerto, hay una casa de gallinas. En ella, trozos de persona de metal, huelen a humano y sangre.- susurró, como si se tratase de un secreto. -Un hombre las dejó antes de salir.-
Incluso pudiendo comunicarse con cualquier ave, era impresionante lo rápido que había conseguido aquello. Debía ser más listo de lo que creía. Sobre la información en sí... era posible que se tratase de Eltrant, aunque era muy extraño que dejase su armadura atrás. No había mencionado un cadaver o algo así...
Iba a necesitar a alguien para investigar aquello. Si estaba cerca de Midgar, no estaba precisamente de paso. Me acerqué a Imargo, al que Elen había elegido para ir con nosotros.
-Necesito que envies a alguien. Solo una persona. Puede ser una pista importante sobre lo que estamos buscando.- expliqué. El leónico meditó unos instantes, pero asintió y dio un silbido, llamando a uno de los leónicos. -Auginn te llevará hasta donde debes ir. Se trata de un granero, cerca de Midgar. Estás buscando piezas de armadura. Ve.- ordené. El ave comenzó a volar, y el leónico corrió a prepararse.
Si no encontrábamos nada, quizás él sí. La parte mala es que no tendría al cuervo para ayudarme a examinar la zona, pero aún contaba con algunos trucos. Tanto Alister como aquella escultura de dragón podían proporcionar ojos en el cielo.
Elen había estado hablando con algunos en la multitud mientras tanto. Era curioso. Parecía ser algo... retraída, quizás como consecuencia de las maldiciones que pesaban sobre ella, pero también era mucho más diplomática. Más de lo que sería yo, al menos.
-¿Que crees que encontraremos?- preguntó la voz de Syl. Me giré, tratando de ordenar mis pensamientos.
-...No estoy seguro.- admití. -Demasiadas cosas en poco tiempo. Todo el mundo está centrado en Sandorai, de repente.- No era la primera vez que ocurría. La guerra había tenido un efecto similar, pero aquella vez era más intenso. -Si nos juntamos tres Centinelas, es muy posible que aparezca un Tarmunil.- suspiré.
El gato puso su mano en mi hombro. La notaba cálida. Dejé que me frotase la cara brevemente y sonreí.
-Puedes con ello. Podemos con ello. Sé lo que tengo que hacer, así que no te preocupes.- aseguró. Habíamos repasado tácticas una y otra vez, para cualquier situación que surgiese. Era la única forma de permanecer tranquilo. Debía aprovechar el tiempo con Elen para compartir el plan.
Bueno. "El" plan. A decir verdad, tenía una enorme cantidad de secuencias pensadas, dependiendo del terreno, los aliados que tuviésemos, y de cual o cuales de los Tarmunil apareciese. Aunque no tenía demasiada información sobre cada uno de los Jinetes, sabía que algunos favorecían ciertas armas o estilos. Si nos encontrábamos con un usuario de magia, sería relativamente más sencillo.
Por el momento, decidí no interrumpir la conversación de la Centinela. Mermaría su autoridad, incluso si expresaba mi apoyo. En su lugar, aseguré que tenía todo lo que necesitaba. Suministros médicos, artefactos mágicos, proyectiles, armas secundarias...
Una vez terminé, me dirigí hacia el borde del campamento. Faltaba poco.
Envío a mi cuervo blanco a recuperar la armadura de Eltrant (ya que Ger dijo en su tema que lo encontraba...) y no participo en la conversación para que no quede aún más incómodo (?)
-Entre el bosque alto y el bosque muerto, hay una casa de gallinas. En ella, trozos de persona de metal, huelen a humano y sangre.- susurró, como si se tratase de un secreto. -Un hombre las dejó antes de salir.-
Incluso pudiendo comunicarse con cualquier ave, era impresionante lo rápido que había conseguido aquello. Debía ser más listo de lo que creía. Sobre la información en sí... era posible que se tratase de Eltrant, aunque era muy extraño que dejase su armadura atrás. No había mencionado un cadaver o algo así...
Iba a necesitar a alguien para investigar aquello. Si estaba cerca de Midgar, no estaba precisamente de paso. Me acerqué a Imargo, al que Elen había elegido para ir con nosotros.
-Necesito que envies a alguien. Solo una persona. Puede ser una pista importante sobre lo que estamos buscando.- expliqué. El leónico meditó unos instantes, pero asintió y dio un silbido, llamando a uno de los leónicos. -Auginn te llevará hasta donde debes ir. Se trata de un granero, cerca de Midgar. Estás buscando piezas de armadura. Ve.- ordené. El ave comenzó a volar, y el leónico corrió a prepararse.
Si no encontrábamos nada, quizás él sí. La parte mala es que no tendría al cuervo para ayudarme a examinar la zona, pero aún contaba con algunos trucos. Tanto Alister como aquella escultura de dragón podían proporcionar ojos en el cielo.
Elen había estado hablando con algunos en la multitud mientras tanto. Era curioso. Parecía ser algo... retraída, quizás como consecuencia de las maldiciones que pesaban sobre ella, pero también era mucho más diplomática. Más de lo que sería yo, al menos.
-¿Que crees que encontraremos?- preguntó la voz de Syl. Me giré, tratando de ordenar mis pensamientos.
-...No estoy seguro.- admití. -Demasiadas cosas en poco tiempo. Todo el mundo está centrado en Sandorai, de repente.- No era la primera vez que ocurría. La guerra había tenido un efecto similar, pero aquella vez era más intenso. -Si nos juntamos tres Centinelas, es muy posible que aparezca un Tarmunil.- suspiré.
El gato puso su mano en mi hombro. La notaba cálida. Dejé que me frotase la cara brevemente y sonreí.
-Puedes con ello. Podemos con ello. Sé lo que tengo que hacer, así que no te preocupes.- aseguró. Habíamos repasado tácticas una y otra vez, para cualquier situación que surgiese. Era la única forma de permanecer tranquilo. Debía aprovechar el tiempo con Elen para compartir el plan.
Bueno. "El" plan. A decir verdad, tenía una enorme cantidad de secuencias pensadas, dependiendo del terreno, los aliados que tuviésemos, y de cual o cuales de los Tarmunil apareciese. Aunque no tenía demasiada información sobre cada uno de los Jinetes, sabía que algunos favorecían ciertas armas o estilos. Si nos encontrábamos con un usuario de magia, sería relativamente más sencillo.
Por el momento, decidí no interrumpir la conversación de la Centinela. Mermaría su autoridad, incluso si expresaba mi apoyo. En su lugar, aseguré que tenía todo lo que necesitaba. Suministros médicos, artefactos mágicos, proyectiles, armas secundarias...
Una vez terminé, me dirigí hacia el borde del campamento. Faltaba poco.
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Envío a mi cuervo blanco a recuperar la armadura de Eltrant (ya que Ger dijo en su tema que lo encontraba...) y no participo en la conversación para que no quede aún más incómodo (?)
Asher Daregan
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
Demian reconoce a la mujer, pero pronto es evidente que no es alguien a quien pueda considerar de su lado. Está allí también la persona que perseguía a Eltrant y trataba de quemar la ciudad, quien ahora se mostraba amable, y Asher no pareció interesado en el asunto.
A fin de cuentas, estaba solo, estaba en ese campamento porque sabía que el asunto era serio, pero no podía confiar en esas personas. Había actuado solo en la guerra y seguiría haciéndolo.
–Bien, Arty... –dice levantando la vista hacia su acompañante mecánico–, vamos a quitarnos del medio.
El pequeño no pareció entender demasiado a qué se refería su amo, pero sí sabía algo simple, seguiría a Demian donde éste fuera. Para eso estaba programado y, más allá de eso, habían llegado muy lejos juntos. Lo mismo podía decirse del discreto gorrión llamado Chispa que ahora se posaba en su hombro. Debían hacer una escena curiosa.
–¿Dónde quieren que vaya? ¿dónde el dragón... al templo... a jugar por allí? –dice caminando hacia un costado.
En ese momento las ilusiones que constantemente llevaba para hacer de su apariencia más discreta se diluyeron. Sus ropas, que antes lucían humildes y viejas, dejaron ver una armadura con detalles arcanos y encantamientos, sus dagas, tanto aquella maldita, más refinada, como sus armas negras, se hicieron evidentes a su costado y apareció una cuchilla arrojadisa amarrada en su pierna derecha.
Busca entonces una mesa y deposita allí unas frascos pequeños. Escoge uno de ellos, el que contiene una pócima para fortalecer su magia, y lo mira a contraluz. Parece ser que todo está en orden, la mezcla no muestra señas de descomposición, por lo que esconde el frasquito en su muñequera. Puede serle útil en el momento correcto.
A continuación abre uno de los frascos y evita respirarlo, desviando un poco el rostro. Saque que el contenido puede ser peligroso. Deja que respire un poco, para activar su contenido, y luego vierte apenas una gota desde otro frasco. Al instante sale algo de vapor y la mezcla adquiere un color distinto, un verde brillante que casi parece tener luz propia.(1)
–No q-querrías que te lance esto en la cara –comenta a Artyhom.
El mecánico asiente.
Demian tapa la mezcla y la agita un poco, hasta que está conforme con la uniformidad que alcanza. Quita luego la tapa y vierte apenas una gota, una muy pequeña, sobre la mesa para probar la efectividad del contenido. La reacción es inmediata, el ácido comienza a comer la madera con rapidez. Siendo apenas una gota el daño es mínimo, pero suficiente para estar seguro que funcionará si se ve en la necesidad de un combate.
–Vale, creo que estamos listos –dice en voz alta, poniéndose de pie y guardando el frasco en un pequeño bolso a su costado.
Sus ropas vuelven a cambiar. Si antes ha relajado su magia, ahora se pone serio y sus ropas se vuelven de una mezcla de manchas verdes similares a los colores de los árboles del bosque cercanos. Sus armas se ocultan, lo mismo que sus frascos y bolsos, mostrando una apariencia sencilla, y su rostro parece pintarse de los mismos colores de su ropa.
Chispa emprende el vuelo.
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(1) Demian ha elaborado una mezcla de ácido mediante su profesión de Alquimia.
(*) En general me atrae más el asunto del templo, Irinnil, quizás podemos ir por allí, si no te molesta.
Demian
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Re: [Trama Sandorái] [Parte C-0] Campamento de los Leónicos
El joven asalta dragones no parecía muy convencido con las negativas que había recibido sobre acompañar a aquellos dos en su misión. Yo sabía que no podría ir sola a ver al dragón dormido. Quien sabe los peligros que podían acechar detrás de los árboles. No era una zona precisamente apacible. Incluso aquel dragón podía llegar a ser malvado, aunque esperaba todo lo contrario por su parte.
Siempre me ha gustado conocer nuevos amigos. Los dragones que había conocido hasta aquel momento habían sido amables y excepcionales. Sobretodo Clarice, nuestra boda se acercaba y aquellas seguramente serían mis últimas excursiones sola.
El chico de un segundo a otro pasó de llevar un atuendo más típico de alguien que vive en la calle a la de un paladín de cuento de hadas. Con su armadura resplandeciente y armas que parecían de una calidad exquisita. Me emocioné un poco al ver atuendos tan brillantes. Aunque podría ser que los hubiera comprado y no supiera utlizarlos, pero a juzgar por su corta edad parecía la menos probable de las opciones.
En cuanto terminó de jugar con las pociones me acerqué a él.
-Escucha... Sé que ir a ver al dragón dormido puede no parecer la misión más importante, sin duda puede llegar a ser una tontería y no merecer siquiera la pena andar el camino que nos separa de él, pero... -Acerqué las manos como para tocarle, pero me detuve a medio camino, no sabía cómo podría reaccionar al contacto, no parecía estar a gusto en aquel lugar. -También sé que nuestro encuentro en Dundarak no ha sido... Bueno... La mejor forma de conocernos, pero... -Le miré a los ojos. -No creo que pueda hacer esto sola...
Me aparté un poco del chico.
- Tan solo... Piénsalo, ¿vale? me gustaría poder contar con alguien como tú para acompañarme, me sentiría más segura a tu lado. Hay una pequeña posibilidad de que la mejor forma de ayudar sea descubrir qué información guarda el dragón. No es tan excitante como la posibilidad de una lucha épica... -Suspiré, no sabía qué más decir para intentar convencerle, no lo conocía tanto como para llegar al fondo de sus pensamientos. Hice una pequeña reverencia, sujetando los pliegues de mi andrajosa falda. -Si sirve de algo, lo lamento, y... Mi nombre es Irinnil Fawkes.
Dicho esto, me alejé de allí y volví con los otros dos.
- ¡Tú, Centinela del Norte! Mi odio por ti todavía no se ha esfumado, pero espero que vuelvas de una pieza. -Le tiendo una bolsita de galletas para el camino. -Eres el peor padre del mundo, aunque te quiera igual. -Le sonrío. Y me vuelvo a alejar un poco, esperando por la resolución del joven brujo.
---
Off: Sé que te he ignorado, Elen, pero como tenemos un tema pendiente juntas, no sabía cómo aproximarme... Lo siento >.<
Siempre me ha gustado conocer nuevos amigos. Los dragones que había conocido hasta aquel momento habían sido amables y excepcionales. Sobretodo Clarice, nuestra boda se acercaba y aquellas seguramente serían mis últimas excursiones sola.
El chico de un segundo a otro pasó de llevar un atuendo más típico de alguien que vive en la calle a la de un paladín de cuento de hadas. Con su armadura resplandeciente y armas que parecían de una calidad exquisita. Me emocioné un poco al ver atuendos tan brillantes. Aunque podría ser que los hubiera comprado y no supiera utlizarlos, pero a juzgar por su corta edad parecía la menos probable de las opciones.
En cuanto terminó de jugar con las pociones me acerqué a él.
-Escucha... Sé que ir a ver al dragón dormido puede no parecer la misión más importante, sin duda puede llegar a ser una tontería y no merecer siquiera la pena andar el camino que nos separa de él, pero... -Acerqué las manos como para tocarle, pero me detuve a medio camino, no sabía cómo podría reaccionar al contacto, no parecía estar a gusto en aquel lugar. -También sé que nuestro encuentro en Dundarak no ha sido... Bueno... La mejor forma de conocernos, pero... -Le miré a los ojos. -No creo que pueda hacer esto sola...
Me aparté un poco del chico.
- Tan solo... Piénsalo, ¿vale? me gustaría poder contar con alguien como tú para acompañarme, me sentiría más segura a tu lado. Hay una pequeña posibilidad de que la mejor forma de ayudar sea descubrir qué información guarda el dragón. No es tan excitante como la posibilidad de una lucha épica... -Suspiré, no sabía qué más decir para intentar convencerle, no lo conocía tanto como para llegar al fondo de sus pensamientos. Hice una pequeña reverencia, sujetando los pliegues de mi andrajosa falda. -Si sirve de algo, lo lamento, y... Mi nombre es Irinnil Fawkes.
Dicho esto, me alejé de allí y volví con los otros dos.
- ¡Tú, Centinela del Norte! Mi odio por ti todavía no se ha esfumado, pero espero que vuelvas de una pieza. -Le tiendo una bolsita de galletas para el camino. -Eres el peor padre del mundo, aunque te quiera igual. -Le sonrío. Y me vuelvo a alejar un poco, esperando por la resolución del joven brujo.
---
Off: Sé que te he ignorado, Elen, pero como tenemos un tema pendiente juntas, no sabía cómo aproximarme... Lo siento >.<
Irinnil Fawkes
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