[Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
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[Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Tras avanzar un largo, largo camino sin encontrar jamás la fulana cabaña de la que había hablado aquella elfa ardilla voladora, comenzaba a creer que nos había tomado el pelo, afortunadamente llegamos al punto donde el río desembocaba en el enorme y… mojado… Mar de Aerandir -Al cruzar este río, estaremos en las seguras y confortables arenas de la Playa de los Ancestros- Dije a mis acompañantes señalando al otro lado.
Aquella parte del río gozaba de un atractivo y desafiante camino de piedras filosas y resbalosas que tras una arriesgada sucesión de saltos nos llevarían al otro lado -Sé que parece un sendero peligroso, pero si saltan con cuidado podrán llegar al otro lado sin problemas- Sonreí confiado -Fíjense en lo que hago- Tomé impulso con unos cuantos pasos atrás y di un grandioso salto hacia la roca más cercana, al caer aproveché el impulso para dar un segundo saldo pero mi pie se resbaló, mi espalda golpeó la roca y caí al río cuyo torrente me arrastraba hacia el mar.
Me estrellé contra otra piedra, y otra piedra, un tronco, otra piedra hasta que finalmente logré sostenerme de algo que resultó ser un enorme lagarto, grité, salté, nadé como nunca hasta que volví a la orilla cansado y asustado -Como les dije, fíjense en lo que hago y no lo repitan, podría ser peligroso- Me dolía la espalda, los brazos, las piernas, pero lo disimulaba como un hombrecito. Intenté disimular que mi intento por pasar al otro lado había salido terriblemente mal además de exponer como peligro adicional que pasar nadando tampoco era una buena opción debido a los lagartos, porque aunque había visto solo uno, debía decirles que eran muchos para no quedar como un cobarde.
Bueno, tal vez tengamos que buscar una opción más segura para llegar al otro lado- Me rasqué la cabeza mirando el problema -Yo podría pasar al otro lado sin ningún problema, pero eso que vieron es lo que les pasará a ustedes si lo intentan, así que buscaremos una manera segura de cruzar al otro lado- Miré fijamente a la chica ardilla -¿Crees que si te agarro por una pata y te lanzo al otro lado puedas llegar a la orilla?- Pregunté seguro de poder lanzarla pero con dudas con respecto a su aterrizaje pues francamente, ya estaba medio tocada de la cabeza, un golpe más y seguro acabaría peor.
Tal vez si uno de nosotros pudiera llegar al otro lado y lanzarnos algo para sujetarnos sería al menos un poco más sencillo cruzar, pero ¿de dónde íbamos a sacar una soga tan larga? ¿Y quién podría llegar hasta el otro lado? O peor aún ¿De qué se alimentaban esos lagartos? No parecía que hubiera mucho alimento disponible como para elegir, tal vez yo era un ser desconsiderado y malévolo, definitivamente lo mejor sería darles al menos una pierna de la pequeña elfa para que aguantaran el hambre un rato, eso a la vez los dejaría entretenido al menos un rato para que el resto pudiéramos pasar ¿O no?.
Aquella parte del río gozaba de un atractivo y desafiante camino de piedras filosas y resbalosas que tras una arriesgada sucesión de saltos nos llevarían al otro lado -Sé que parece un sendero peligroso, pero si saltan con cuidado podrán llegar al otro lado sin problemas- Sonreí confiado -Fíjense en lo que hago- Tomé impulso con unos cuantos pasos atrás y di un grandioso salto hacia la roca más cercana, al caer aproveché el impulso para dar un segundo saldo pero mi pie se resbaló, mi espalda golpeó la roca y caí al río cuyo torrente me arrastraba hacia el mar.
Me estrellé contra otra piedra, y otra piedra, un tronco, otra piedra hasta que finalmente logré sostenerme de algo que resultó ser un enorme lagarto, grité, salté, nadé como nunca hasta que volví a la orilla cansado y asustado -Como les dije, fíjense en lo que hago y no lo repitan, podría ser peligroso- Me dolía la espalda, los brazos, las piernas, pero lo disimulaba como un hombrecito. Intenté disimular que mi intento por pasar al otro lado había salido terriblemente mal además de exponer como peligro adicional que pasar nadando tampoco era una buena opción debido a los lagartos, porque aunque había visto solo uno, debía decirles que eran muchos para no quedar como un cobarde.
Bueno, tal vez tengamos que buscar una opción más segura para llegar al otro lado- Me rasqué la cabeza mirando el problema -Yo podría pasar al otro lado sin ningún problema, pero eso que vieron es lo que les pasará a ustedes si lo intentan, así que buscaremos una manera segura de cruzar al otro lado- Miré fijamente a la chica ardilla -¿Crees que si te agarro por una pata y te lanzo al otro lado puedas llegar a la orilla?- Pregunté seguro de poder lanzarla pero con dudas con respecto a su aterrizaje pues francamente, ya estaba medio tocada de la cabeza, un golpe más y seguro acabaría peor.
Tal vez si uno de nosotros pudiera llegar al otro lado y lanzarnos algo para sujetarnos sería al menos un poco más sencillo cruzar, pero ¿de dónde íbamos a sacar una soga tan larga? ¿Y quién podría llegar hasta el otro lado? O peor aún ¿De qué se alimentaban esos lagartos? No parecía que hubiera mucho alimento disponible como para elegir, tal vez yo era un ser desconsiderado y malévolo, definitivamente lo mejor sería darles al menos una pierna de la pequeña elfa para que aguantaran el hambre un rato, eso a la vez los dejaría entretenido al menos un rato para que el resto pudiéramos pasar ¿O no?.
- Imagen del río y las piedras:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Imagen referencial, la idea es que sea como ese pero un poco más largo =)
Última edición por Bio el Miér 13 Mar 2019 - 13:43, editado 1 vez
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
–Yo creía en ti, confié plenamente en ti, Jeannie, y ahora… ahora… ahora nos has traicionado –protesté–. Esa cabaña no existe, nos mentiste todo este tiempo, simplemente jugaste con nuestros anhelos de conseguir un lugar donde descansar –continué con el drama–. Después de darte una biusa, lo mejor que tengo, ¿así es cómo me pagas? –Coloqué el dorso de una mano en mi frente y giré la cabeza hacia el lado contrario de Jeannie.
Puede que sí fuera decepcionante, pero por alguna razón no me sentía molesto ni triste. Solo cansado, y eso no era exactamente por culpa de Jeannie. Aun así, estaba aburrido en nuestra caminata y opté por hacer algo de teatro para divertirme un poco.
–Te salvé de aquella vez que los árboles te sujetaron todas las extremidades: mordí las lianas para liberarte. Luego, cuando una chica rubia te mandó a volar de un golpe, yo la vencí a ella y a su compañero para vengarte. ¿Y así es cómo me pagas? –seguí, acompañando mis palabras con movimientos dramáticos para darle más énfasis al discurso–. Pero, como venganza –llené mis pulmones con aire–, ¡jamás te diré dónde comprar biusas del color que quieras!
Y tú me dirás “Rauko, pero tú no eres así ni fingiendo, ¿qué me estás contando”. Y yo te diré que soy como me dé la gana, así que deja de quejarte y solo dedícate a leer. Y tú me dirás entonces “Rauko, ¿estás rompiendo la cuarta pared?”. Pero yo te diré que no tengo idea de qué estoy haciendo con mi vida.
En fin, volviendo a la narración. Seguimos caminando hasta que llegamos a donde el río se transformaba en el mar. Ahí Bio mencionó que del otro lado del río estaba la Playa de los ancestros. En ese instante me pregunté por qué íbamos a esa Playa de los ancestros; es decir, a mí me resultaba más conveniente ir a Sandorai, que en un principio quedaba más cerca. Pero a este punto me haría quedar como estúpido preguntar al respecto.
Bio empezó a cruzar el río y al instante resbaló y cayó, luego quedó en ridículo. Sin embargo, no me reí de ello, a pesar de que sí fue gracioso. Tal vez por el cansancio, supongo.
Pero ahora debíamos preocuparnos en averiguar cómo cruzar el río. Obviamente yo no podía ir saltando ni nadando: todavía tenía amarrada en mi espalda la madera que conseguí para hacer una silla, y era una carga un poco pesada.
–¡Ya sé qué hacer! –declaré con total seguridad.
Me acerqué al borde del río, me coloqué de cuclillas y usé las manos para llevar un poco de agua a mi boca. Sabía horrible, así que la escupí. Luego levanté un dedo índice al cielo, me paré firme, me di media vuelta para estar de frente a mis compañeros y les dije:
–Por el sabor, densidad y color del agua, además de la fuerza del viento, creo que lo más sensato sería pedirle a ese hombre que nos lleve en su canoa. –Señalé con el dedo índice a un anciano barbudo y huesudo, que estaba partiendo al Mar de Aerandir en un pequeño bote de madera, mientras tenía su mirada fija en nosotros, sin parpadear un instante.
De pronto el anciano sacó una esfera de un bolsillo de su sobretodo, la lanzó al suelo y explotó, liberando una nube de humo que se desvaneció en un par de segundos. Entonces vimos que tanto el anciano como la canoa habían desaparecido.
–¡¿Eh?!... Bueno, ¿alguna otra idea?
Puede que sí fuera decepcionante, pero por alguna razón no me sentía molesto ni triste. Solo cansado, y eso no era exactamente por culpa de Jeannie. Aun así, estaba aburrido en nuestra caminata y opté por hacer algo de teatro para divertirme un poco.
–Te salvé de aquella vez que los árboles te sujetaron todas las extremidades: mordí las lianas para liberarte. Luego, cuando una chica rubia te mandó a volar de un golpe, yo la vencí a ella y a su compañero para vengarte. ¿Y así es cómo me pagas? –seguí, acompañando mis palabras con movimientos dramáticos para darle más énfasis al discurso–. Pero, como venganza –llené mis pulmones con aire–, ¡jamás te diré dónde comprar biusas del color que quieras!
Y tú me dirás “Rauko, pero tú no eres así ni fingiendo, ¿qué me estás contando”. Y yo te diré que soy como me dé la gana, así que deja de quejarte y solo dedícate a leer. Y tú me dirás entonces “Rauko, ¿estás rompiendo la cuarta pared?”. Pero yo te diré que no tengo idea de qué estoy haciendo con mi vida.
En fin, volviendo a la narración. Seguimos caminando hasta que llegamos a donde el río se transformaba en el mar. Ahí Bio mencionó que del otro lado del río estaba la Playa de los ancestros. En ese instante me pregunté por qué íbamos a esa Playa de los ancestros; es decir, a mí me resultaba más conveniente ir a Sandorai, que en un principio quedaba más cerca. Pero a este punto me haría quedar como estúpido preguntar al respecto.
Bio empezó a cruzar el río y al instante resbaló y cayó, luego quedó en ridículo. Sin embargo, no me reí de ello, a pesar de que sí fue gracioso. Tal vez por el cansancio, supongo.
Pero ahora debíamos preocuparnos en averiguar cómo cruzar el río. Obviamente yo no podía ir saltando ni nadando: todavía tenía amarrada en mi espalda la madera que conseguí para hacer una silla, y era una carga un poco pesada.
–¡Ya sé qué hacer! –declaré con total seguridad.
Me acerqué al borde del río, me coloqué de cuclillas y usé las manos para llevar un poco de agua a mi boca. Sabía horrible, así que la escupí. Luego levanté un dedo índice al cielo, me paré firme, me di media vuelta para estar de frente a mis compañeros y les dije:
–Por el sabor, densidad y color del agua, además de la fuerza del viento, creo que lo más sensato sería pedirle a ese hombre que nos lleve en su canoa. –Señalé con el dedo índice a un anciano barbudo y huesudo, que estaba partiendo al Mar de Aerandir en un pequeño bote de madera, mientras tenía su mirada fija en nosotros, sin parpadear un instante.
De pronto el anciano sacó una esfera de un bolsillo de su sobretodo, la lanzó al suelo y explotó, liberando una nube de humo que se desvaneció en un par de segundos. Entonces vimos que tanto el anciano como la canoa habían desaparecido.
–¡¿Eh?!... Bueno, ¿alguna otra idea?
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Vale, al final no encontramos la cabaña perdida del bosque, y Rauko parece muy afectado por ello.
- ¡Sí existe la cabaña! La vi con mis propios ojos hace un par de noches. Era de este tamaño. - Pongo la mano a más o menos medio metro del suelo. - Y como mínimo cabían dentro tres ardillas, yo juraría que hasta cuatro. Así que yo no he mentido. Se la habrán llevado unos bastardos maleantes. Te lo digo yo, por aquí hay mucha gente rara.
Rauko parece no escucharme y seguir hablando acerca de... ¿Eh? ¡¿EH?! Pero, pero si todo eso es lo que yo he hecho. Y así me lo paga...
- No Rauko por lo que más quieras, necesito más biusas, mientras luchabas cual golondrina ebria con todo tu poder se me ocurrieron más sabores para probar... -Las lágrimas saltan de mis ojos al suelo, cual cascada. - ¡En venganza pienso llenar todavía más el río, así jamás lograreis cruzar con vida!
Meto la cabeza en el río mientras sigo llorando para que mis lágrimas llenen todavía más su caudal. Tras varios minutos con la cabeza bajo el agua, los peces habían decidido intentar comerse mi pelo, por lo que decido que es mejor dejar mi venganza para otro momento.
Llegamos finalmente a donde el río se hace igual, pero más grande. Bio nos mostró sus espectaculares habilidades. Comencé a aplaudir su atrevimiento y originalidad. Asentí con la cabeza, tenía razón, nos pasaría eso o algo peor si lo intentáramos nosotros. Aplaudí mentalmente a Bio por no querer dejarnos atrás. Él sí que es un auténtico amigo, no como Rauko, echándome en cara no encontrar la cabaña de las ardillas pescadoras del otro día.
Me acerco a Rauko y le doy medio sandwich.
- Se lo he robado a la elfa que estaba muriendo. Bueno, se lo robé cuando sus órganos comenzaron a abandonar su cuerpo uno a uno. Pensé que una vez se saliera su estómago ya no lo necesitaría.
Mientras comparto mi medio sandwich se me ocurre una idea genial para cruzar.
- Escuchad, lo mejor que podemos hacer es volver a donde Sir George, traérnoslo con nosotros y que use sus lianas para crearnos un puente colgante sobre el río. O podríamos utilizarlo para atrapar un montón de pájaros, los atamos todos juntos y que nos lleven colgando. Oh, oh, ya sé, ya sé, deberíamos hacer mucho ruido, atraer personas y las matamos como a la elfa, tiramos sus cadáveres al rio y pasamos por encima. Además puede que traigan también sandwiches con ellos. ¡Son todo ventajas!
Mis ojos se iluminan con una determinación sin igual, a la espera de que mis compañeros opten por una de mis asombrosas y geniales ideas.
- ¡Sí existe la cabaña! La vi con mis propios ojos hace un par de noches. Era de este tamaño. - Pongo la mano a más o menos medio metro del suelo. - Y como mínimo cabían dentro tres ardillas, yo juraría que hasta cuatro. Así que yo no he mentido. Se la habrán llevado unos bastardos maleantes. Te lo digo yo, por aquí hay mucha gente rara.
Rauko parece no escucharme y seguir hablando acerca de... ¿Eh? ¡¿EH?! Pero, pero si todo eso es lo que yo he hecho. Y así me lo paga...
- No Rauko por lo que más quieras, necesito más biusas, mientras luchabas cual golondrina ebria con todo tu poder se me ocurrieron más sabores para probar... -Las lágrimas saltan de mis ojos al suelo, cual cascada. - ¡En venganza pienso llenar todavía más el río, así jamás lograreis cruzar con vida!
Meto la cabeza en el río mientras sigo llorando para que mis lágrimas llenen todavía más su caudal. Tras varios minutos con la cabeza bajo el agua, los peces habían decidido intentar comerse mi pelo, por lo que decido que es mejor dejar mi venganza para otro momento.
Llegamos finalmente a donde el río se hace igual, pero más grande. Bio nos mostró sus espectaculares habilidades. Comencé a aplaudir su atrevimiento y originalidad. Asentí con la cabeza, tenía razón, nos pasaría eso o algo peor si lo intentáramos nosotros. Aplaudí mentalmente a Bio por no querer dejarnos atrás. Él sí que es un auténtico amigo, no como Rauko, echándome en cara no encontrar la cabaña de las ardillas pescadoras del otro día.
Me acerco a Rauko y le doy medio sandwich.
- Se lo he robado a la elfa que estaba muriendo. Bueno, se lo robé cuando sus órganos comenzaron a abandonar su cuerpo uno a uno. Pensé que una vez se saliera su estómago ya no lo necesitaría.
Mientras comparto mi medio sandwich se me ocurre una idea genial para cruzar.
- Escuchad, lo mejor que podemos hacer es volver a donde Sir George, traérnoslo con nosotros y que use sus lianas para crearnos un puente colgante sobre el río. O podríamos utilizarlo para atrapar un montón de pájaros, los atamos todos juntos y que nos lleven colgando. Oh, oh, ya sé, ya sé, deberíamos hacer mucho ruido, atraer personas y las matamos como a la elfa, tiramos sus cadáveres al rio y pasamos por encima. Además puede que traigan también sandwiches con ellos. ¡Son todo ventajas!
Mis ojos se iluminan con una determinación sin igual, a la espera de que mis compañeros opten por una de mis asombrosas y geniales ideas.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
- No me mires con esa cara, todo es tu culpa y lo sabes. Si no fuera por ti no estaríamos aquí a esta hora. - Comenté a modo de reproche para mi acompañante, se suponía que no debíamos alejarnos tanto pero al final le había hecho gracias salir corriendo en dirección totalmente contraria, me había tomado un buen rato atraparlo. - ¿Al menos sabes si caminamos en la dirección correcta? - La respuesta por parte de mi acompañante fue una simple lamida en la mejilla, no podía estar molesto con Azrael... realmente no podía estar molesto con nadie últimamente, pero tampoco feliz, era extraño. Le revolví el pelaje al cachorro de lobo que estaba resguardado bajo mi traje y seguí caminando, con suerte llegaríamos al campamento.
No podía entender muy bien que sucedía, por alguna razón uno de mis ojos había estado perdiendo poco a poco la visión, temía que pudiese quedar ciego " Primero mudo, ahora ciego... maldigo todo" Pero lo verdaderamente extraño es que solo parecía ser un ojo el afectado ¿Acaso así sucedía siempre? ¿Primero se iba un ojo y luego el otro?
- ¿Sabes algo Azrael? Es grato hablarle a algo no muerto ¿Me entiendes? Nada de ardillas con heridas letales en la cabeza o avecillas atravesadas... - Pregunté mirando al cachorro. - ¿Genevive? Pues si... también me acompañó, pero esas charlas siempre me asustaban, por lo general quería una sola cosa, abusar de mi. - El animalito dio un corto bostezo y asentí. - ¡Lo sé! Es increíble.
La plática con mi amigo se vio interrumpida por extraños sonidos desde la lejanía, llevaba un buen escuchando un flujo de agua pero aquello no era agua. Parecía un grupo de psicópatas luchando entre sí, todos desquiciados y con ganas de destripar gente para bailar al son de fuego "Uno ya no puede hablar tranquilo con su mascota." Suspiré retirando al lobito de mi atuendo y dejándolo con cuidado en el suelo, me acuclillé junto al animalito y me di un par de palmadas en el tobillo, había intentado enseñarle a seguirme... esperaba que esta vez no escapara como antes.
Caminé con cuidado vigilando que Azrael no escapara, por el momento iba todo bien, daba sus cortos pasos mientras agitaba la cola "Eso, nada de juegos, buen chico." La corriente del río sonaba al frente, así que decidí detenerme en la maleza, observando con cautela a los despiadados seres que estaban allí "Oh no... es peor de lo que creí." Abracé a mi mascota y le tapé los ojos, no podía dejar que viera aquel teatro tan triste y humillante que estaba sucediendo frente a mí.
" ¿Por qué ella está con ese par?" No tenía sentido, la última vez que había visto a la elfa había sido en Sacrest y en aquella entonces tampoco supo elegir buenas personas para juntarse. Por otro lado al elfo de cabellos blanco solo lo había visto una vez antes de esta "Y casi me deja morir contra aquella sirena." Y por ultimo quedaba el vampiro, Bio, el vampiro de los apodos.
Por lo que podía ver los tres se encontraban en un dilema moral de como cruzar el río, al menos Bio parecía ya haber fallado, sus ropas estaban mojadas. "Supongo que es hora de hacer la buena acción de la noche." Asentí con la cabeza y volví a esconder al pequeño Azrael dentro de mis camisa, dejando su cabeza al descubierto.
Salí de la maleza para estirarme y observar un momento a aquel peculiar trío, aunque había algo que no encajaba del todo "¿Por qué Jeannie está con aquellos dos?" Podía entender que el elfo y Bio estuviesen juntos, siempre había sospechado de aquellas reuniones de informantes a la cual no me invitaban ¿Acaso la elfa también era una informante ahora?
Silvé para llamar la atención de aquel grupo y los saludé agitando una mano. - Bien Azrael, es momento de que seamos los héroes de la noche. - Caminé a la liana más cercana de un árbol y la tensé un poco, debía comprobar que no se rompería mientras me tambaleaba, lo último que quería era ser comida de lagartos. Cuando supuse que la liana era lo suficientemente estable la sujeté con fuerza y me columpié hasta el otro extremo del río, parando junto al vampiro.
- Como siempre, llego en el mejor momento. - Dije aplaudiendo y soltando la liana, que se resbaló de mis manos hasta volver a su sitio en el otro extremo del río. - Como decía... yo... estem. - Reí incómodamente retrocediendo un par de pasos, levantando un poco ambas manos. - Que bonita esta la noche ¿No? Perfecta para dar un paseo... Juro que fue culpa de Azrael. - Apresuré a decirme señalando al pequeño lobo, este tampoco dudo en defenderse y gruñir. - ¿Discúlpame? Cuida tu lenguaje, si tú me hubieses aplaudido yo no lo hubiese hecho y nada de esto habría pasado, seríamos los héroes de la noche. - El animal volvió a gruñir esta vez soltando un aullido. - Si, ellos también me pudieron haber aplaudido, buen punto. - Negué con la cabeza llevándome una mano a la cara. - Azrael dice que no fue culpa de él ni mía, fueron ustedes los culpables. - Terminé diciendo mientras veía a los elfos y al vampiro. - Espero estén felices, no me ayudaron a ayudarlos.
No podía entender muy bien que sucedía, por alguna razón uno de mis ojos había estado perdiendo poco a poco la visión, temía que pudiese quedar ciego " Primero mudo, ahora ciego... maldigo todo" Pero lo verdaderamente extraño es que solo parecía ser un ojo el afectado ¿Acaso así sucedía siempre? ¿Primero se iba un ojo y luego el otro?
- ¿Sabes algo Azrael? Es grato hablarle a algo no muerto ¿Me entiendes? Nada de ardillas con heridas letales en la cabeza o avecillas atravesadas... - Pregunté mirando al cachorro. - ¿Genevive? Pues si... también me acompañó, pero esas charlas siempre me asustaban, por lo general quería una sola cosa, abusar de mi. - El animalito dio un corto bostezo y asentí. - ¡Lo sé! Es increíble.
La plática con mi amigo se vio interrumpida por extraños sonidos desde la lejanía, llevaba un buen escuchando un flujo de agua pero aquello no era agua. Parecía un grupo de psicópatas luchando entre sí, todos desquiciados y con ganas de destripar gente para bailar al son de fuego "Uno ya no puede hablar tranquilo con su mascota." Suspiré retirando al lobito de mi atuendo y dejándolo con cuidado en el suelo, me acuclillé junto al animalito y me di un par de palmadas en el tobillo, había intentado enseñarle a seguirme... esperaba que esta vez no escapara como antes.
Caminé con cuidado vigilando que Azrael no escapara, por el momento iba todo bien, daba sus cortos pasos mientras agitaba la cola "Eso, nada de juegos, buen chico." La corriente del río sonaba al frente, así que decidí detenerme en la maleza, observando con cautela a los despiadados seres que estaban allí "Oh no... es peor de lo que creí." Abracé a mi mascota y le tapé los ojos, no podía dejar que viera aquel teatro tan triste y humillante que estaba sucediendo frente a mí.
" ¿Por qué ella está con ese par?" No tenía sentido, la última vez que había visto a la elfa había sido en Sacrest y en aquella entonces tampoco supo elegir buenas personas para juntarse. Por otro lado al elfo de cabellos blanco solo lo había visto una vez antes de esta "Y casi me deja morir contra aquella sirena." Y por ultimo quedaba el vampiro, Bio, el vampiro de los apodos.
Por lo que podía ver los tres se encontraban en un dilema moral de como cruzar el río, al menos Bio parecía ya haber fallado, sus ropas estaban mojadas. "Supongo que es hora de hacer la buena acción de la noche." Asentí con la cabeza y volví a esconder al pequeño Azrael dentro de mis camisa, dejando su cabeza al descubierto.
Salí de la maleza para estirarme y observar un momento a aquel peculiar trío, aunque había algo que no encajaba del todo "¿Por qué Jeannie está con aquellos dos?" Podía entender que el elfo y Bio estuviesen juntos, siempre había sospechado de aquellas reuniones de informantes a la cual no me invitaban ¿Acaso la elfa también era una informante ahora?
Silvé para llamar la atención de aquel grupo y los saludé agitando una mano. - Bien Azrael, es momento de que seamos los héroes de la noche. - Caminé a la liana más cercana de un árbol y la tensé un poco, debía comprobar que no se rompería mientras me tambaleaba, lo último que quería era ser comida de lagartos. Cuando supuse que la liana era lo suficientemente estable la sujeté con fuerza y me columpié hasta el otro extremo del río, parando junto al vampiro.
- Como siempre, llego en el mejor momento. - Dije aplaudiendo y soltando la liana, que se resbaló de mis manos hasta volver a su sitio en el otro extremo del río. - Como decía... yo... estem. - Reí incómodamente retrocediendo un par de pasos, levantando un poco ambas manos. - Que bonita esta la noche ¿No? Perfecta para dar un paseo... Juro que fue culpa de Azrael. - Apresuré a decirme señalando al pequeño lobo, este tampoco dudo en defenderse y gruñir. - ¿Discúlpame? Cuida tu lenguaje, si tú me hubieses aplaudido yo no lo hubiese hecho y nada de esto habría pasado, seríamos los héroes de la noche. - El animal volvió a gruñir esta vez soltando un aullido. - Si, ellos también me pudieron haber aplaudido, buen punto. - Negué con la cabeza llevándome una mano a la cara. - Azrael dice que no fue culpa de él ni mía, fueron ustedes los culpables. - Terminé diciendo mientras veía a los elfos y al vampiro. - Espero estén felices, no me ayudaron a ayudarlos.
Fredericksen
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
A este punto parecía que este viaje ya no se podía poner peor, perseguidos por muñecos de arcilla con fuego, luego por una banda de ladroasesinos, luego por un bosque asesino, y ahora, atrapados en las rocas, eso último podría resultar buen nombre para una bebida aunque este no era el mejor momento para pensar en montar una taberna, aunque de hecho no era mala idea, mi propia taberna, con juegos de azar y mujerzuelas, aunque no sabía de dónde sacar a las mujerzuelas, lo que me hizo reconsiderar las opciones, en fin, que desperdicio de párrafo.
El punto es que ahora tenía que soportar a Rauko haciéndole un drama a la elfa saltarramas, cosa que podría tomar como algo gracioso hasta que la pequeña criatura del averno dijo que la cabaña de pescadores de la que nos había hablado era de ardillas; giré el rostro cual si estuviera poseído por el mismísimo dragón de oscuridad para mirarla con un tic en mi ojo izquierdo -¿Ardillas?- Fue todo lo que alcancé a decir antes que Rauko nos señalara un viejo en una canoa que desapareció antes que pudiéramos decir pío.
Por si aún no fuera suficiente, aquella niña de la locura comenzó a plantear opciones que eran una locura, cada una peor que la anterior, las lianas que intentaron matarnos, pájaros que sacaríamos a saber de dónde, y la última, pasar sobre cadáveres y ver si cargaban un sándwich al menos -¿Pero qué rayos?- Todo iba de mal en peor, de mal en peor hasta que finalmente una voz conocida nos saluda del otro lado -¡¡CHUCHO!!- Grito con el corazón en la mano -Cuanto tiempo, Chuchín, chuchero, churrín, churrón, churrasco- No podía contener mi emoción, que astucia, que inteligencia, vaya que había crecido y ya no era el pequeño niño raro que había conocido con Arygos aquella vez, se había convertido en un… una… bueno, parecía el hijo deforme de un abrelatas con una lechuga pero era lo de menos, la salvación venía en camino.
Su entrada no pudo ser más triunfal, tomé aire e inflé el pecho con orgullo, mi muchacho, mi amigo, mi -¡PEDAZO DE IDIOTA!- Grité en mi mente sin poder decir nada cuando al aplaudirse dejó ir la liana, pero que torpeza, seguía siendo el mismo niño raro, tal vez peor que cuando lo conocí con Arygos, tosí ahogado con el aire en mis pulmones, apreté los puños, luego dejé caer los brazos sin esperanza -Niña ardilla, consideraré tu plan- Le dije a la pequeña -¿Traes algún sándwich?- Le pregunté a chucho -¿Aplausos? ¿En serio?- Me dejé caer al piso de rodillas y miré sin esperanzas al agua donde seguro aguardaban los lagartos para darse un gestín con nosotros pero de pronto noté algo más, un anciano barbudo y huesudo, estaba partiendo el Mar de Aerandir en un pequeño bote de madera, mientras tenía su mirada fija en nosotros, sin parpadear un instante.
Justo comenzaba a emocionarme cuando el viejo sacó una pequeña esfera de un bolsillo, la lanzó al suelo y desapareció en una nube de humo, mi rostro se puso pálido y mi cuerpo se erizó por completo -Ese viejo, es… oh rayos… debemos irnos…- Intenté levantarme pero mis piernas no respondían -Lo llaman “Zoituano”- Dije con los labios temblorosos -Las leyendas piratas dicen que lo ves cada vez más cerca y va desapareciendo hasta que es demasiado tarde y entonces...- Sacudí mi cabeza a los lados y me levanté de prisa -Hay que cruzar pronto, pronto- Comencé a mirar a los lados con paranoia -Desnúdense todos, haremos una soga con ropa, con eso amarraremos a la chica y la dejaremos para que entretener a Zoituano mientras el resto de nosotros escapa- Parecía un buen plan, estaba seguro que sí -No tengas miedo- Le dije a Jeannie tomándola por los hombros y mirándola a los ojos con ternura -No nos va a doler.
El punto es que ahora tenía que soportar a Rauko haciéndole un drama a la elfa saltarramas, cosa que podría tomar como algo gracioso hasta que la pequeña criatura del averno dijo que la cabaña de pescadores de la que nos había hablado era de ardillas; giré el rostro cual si estuviera poseído por el mismísimo dragón de oscuridad para mirarla con un tic en mi ojo izquierdo -¿Ardillas?- Fue todo lo que alcancé a decir antes que Rauko nos señalara un viejo en una canoa que desapareció antes que pudiéramos decir pío.
Por si aún no fuera suficiente, aquella niña de la locura comenzó a plantear opciones que eran una locura, cada una peor que la anterior, las lianas que intentaron matarnos, pájaros que sacaríamos a saber de dónde, y la última, pasar sobre cadáveres y ver si cargaban un sándwich al menos -¿Pero qué rayos?- Todo iba de mal en peor, de mal en peor hasta que finalmente una voz conocida nos saluda del otro lado -¡¡CHUCHO!!- Grito con el corazón en la mano -Cuanto tiempo, Chuchín, chuchero, churrín, churrón, churrasco- No podía contener mi emoción, que astucia, que inteligencia, vaya que había crecido y ya no era el pequeño niño raro que había conocido con Arygos aquella vez, se había convertido en un… una… bueno, parecía el hijo deforme de un abrelatas con una lechuga pero era lo de menos, la salvación venía en camino.
Su entrada no pudo ser más triunfal, tomé aire e inflé el pecho con orgullo, mi muchacho, mi amigo, mi -¡PEDAZO DE IDIOTA!- Grité en mi mente sin poder decir nada cuando al aplaudirse dejó ir la liana, pero que torpeza, seguía siendo el mismo niño raro, tal vez peor que cuando lo conocí con Arygos, tosí ahogado con el aire en mis pulmones, apreté los puños, luego dejé caer los brazos sin esperanza -Niña ardilla, consideraré tu plan- Le dije a la pequeña -¿Traes algún sándwich?- Le pregunté a chucho -¿Aplausos? ¿En serio?- Me dejé caer al piso de rodillas y miré sin esperanzas al agua donde seguro aguardaban los lagartos para darse un gestín con nosotros pero de pronto noté algo más, un anciano barbudo y huesudo, estaba partiendo el Mar de Aerandir en un pequeño bote de madera, mientras tenía su mirada fija en nosotros, sin parpadear un instante.
Justo comenzaba a emocionarme cuando el viejo sacó una pequeña esfera de un bolsillo, la lanzó al suelo y desapareció en una nube de humo, mi rostro se puso pálido y mi cuerpo se erizó por completo -Ese viejo, es… oh rayos… debemos irnos…- Intenté levantarme pero mis piernas no respondían -Lo llaman “Zoituano”- Dije con los labios temblorosos -Las leyendas piratas dicen que lo ves cada vez más cerca y va desapareciendo hasta que es demasiado tarde y entonces...- Sacudí mi cabeza a los lados y me levanté de prisa -Hay que cruzar pronto, pronto- Comencé a mirar a los lados con paranoia -Desnúdense todos, haremos una soga con ropa, con eso amarraremos a la chica y la dejaremos para que entretener a Zoituano mientras el resto de nosotros escapa- Parecía un buen plan, estaba seguro que sí -No tengas miedo- Le dije a Jeannie tomándola por los hombros y mirándola a los ojos con ternura -No nos va a doler.
Bio
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
¿Cabaña de ardillas? ¡¿En serio?! Maldición, si yo no hubiera estado agotado, sin duda dentro de mí se hubiera desatado una erupción de furia. Pero, de todas formas, quería evitar estresarme en vano, así que, por mi propia salud mental, opté por olvidar lo de la cabaña cuanto antes y seguir actuando.
Después Jeannie empezó a llorar de la nada y a decir que con sus lágrimas llenaría aún más el río para que no pudiéramos cruzarlo, como si eso no fuera imposible ya.
No sabía si ella me había descubierto y empezó a dramatizar también, o de verdad estaba llorando por las estupideces que dije. Sin embargo, sin importarme cuál fuera la respuesta, sí que me pareció divertido observar su berrinche y los peces devorando su cabello. Pero yo no me reiría; mantendría mi papel.
–Hmph. –Me crucé de brazos y le di la espalda a Jeannie, fingiendo estar indignado ante su comportamiento infantil.
Y de pronto se me acercó y me entregó la mitad de un sándwich. ¿Quería hacer las paces? ¿Eso significaba que sí se creyó mi actuación? ¡Eso era genial! Me llené de orgullo y pensé que debí dedicarme al teatro, pero luego recordé que era Jeannie la que me había creído, así que se me esfumó toda emoción.
Suspiré y me giré hacia la elfa, pensando decirle algo como “¿Crees que un sándwich será suficiente para que te perdone?”, pero mi estómago gruñó al instante, exigiendo que dejara de actuar y lo alimentara lo más pronto posible. Y yo, como buen sirviente de mi querido estómago, le obedecí sin protestar.
–Oh, Jeannie, qué detalle, ya no estoy enojado contigo. –Esbocé una enorme sonrisa, agarré el sándwich y comí, esperando que mi estómago pudiera estar satisfecho con esta ofrenda.
De pronto la elfa soltó unas cuantas ideas absurdas, creyendo que alguna serviría para cruzar el río.
De verdad ella debía estar mal de la cabeza. Muy, muy, muy mal. Entonces sentí pena por ella. Debía ser horrible no poder ser una persona completamente cuerda como yo.
–¿Chucho? –repetí lo que dijo Bio, confundido. Miré al otro lado del río y lo comprendí–. ¡Chucho! –Levanté una mano para saludar al compañero del gremio, esperando que él sirviera de algo y nos ayudara.
Desafortunadamente Chucho no ayudó, sino que convirtió nuestro problema en suyo también. Lo miré con los ojos entrecerrados y negando lentamente con la cabeza.
–¿En serio, Chucho? ¡¿En serio?! –me quejé, no tanto por enojo o decepción, sino que, para no estresarme, opté por convertir a Chucho en el nuevo blanco del drama–. Yo creía en ti, confié plenamente en ti, Chucho, y ahora… ahora… ahora nos has defraudado –repetí el discurso de antes–. Te salvé de aquella vez que luchamos contra la sirena: le disparé una de mis flechas a esa bestia cuando esta te tenía sujetado y buscaba descuartizarte; arriesgué mi vida por ti a pesar de que tú casi me dejaste morir ante ella. ¿Y así es cómo me pagas? –Coloqué el dorso de una mano en mi frente y giré la cabeza hacia el lado contrario de Chucho.
Pero antes de que pudiera continuar, Bio nos advirtió de un tal “Zoituano”. El vampiro parecía bastante horrorizado, pero debo admitir que, con el asqueroso nombre de esa entidad supuestamente peligrosa, no podía tomarlo en serio.
–Bio, ¿de qué hablas? No es necesario desnudarnos; solo con noquear a Jeannie no haría falta la soga. –Rápidamente negué con la cabeza al percatarme de que eso era lo de menos–. No, espera, quiero decir… Bueno, ese Zoituano suena más falso que el mito del conde Nácula que secuestra nalgas.
Y antes de que nos diéramos cuenta, el anciano de la canoa estaba detrás de Chucho, mirando al cuello de este fijamente, con los ojos bien abiertos y sin parpadear.
–¡Chucho, cuidado!
Desenvainé mi espada y el anciano rápidamente volvió a tirar otra esfera al suelo, desapareciendo una vez más en una nube de humo.
Después Jeannie empezó a llorar de la nada y a decir que con sus lágrimas llenaría aún más el río para que no pudiéramos cruzarlo, como si eso no fuera imposible ya.
No sabía si ella me había descubierto y empezó a dramatizar también, o de verdad estaba llorando por las estupideces que dije. Sin embargo, sin importarme cuál fuera la respuesta, sí que me pareció divertido observar su berrinche y los peces devorando su cabello. Pero yo no me reiría; mantendría mi papel.
–Hmph. –Me crucé de brazos y le di la espalda a Jeannie, fingiendo estar indignado ante su comportamiento infantil.
Y de pronto se me acercó y me entregó la mitad de un sándwich. ¿Quería hacer las paces? ¿Eso significaba que sí se creyó mi actuación? ¡Eso era genial! Me llené de orgullo y pensé que debí dedicarme al teatro, pero luego recordé que era Jeannie la que me había creído, así que se me esfumó toda emoción.
Suspiré y me giré hacia la elfa, pensando decirle algo como “¿Crees que un sándwich será suficiente para que te perdone?”, pero mi estómago gruñó al instante, exigiendo que dejara de actuar y lo alimentara lo más pronto posible. Y yo, como buen sirviente de mi querido estómago, le obedecí sin protestar.
–Oh, Jeannie, qué detalle, ya no estoy enojado contigo. –Esbocé una enorme sonrisa, agarré el sándwich y comí, esperando que mi estómago pudiera estar satisfecho con esta ofrenda.
De pronto la elfa soltó unas cuantas ideas absurdas, creyendo que alguna serviría para cruzar el río.
De verdad ella debía estar mal de la cabeza. Muy, muy, muy mal. Entonces sentí pena por ella. Debía ser horrible no poder ser una persona completamente cuerda como yo.
–¿Chucho? –repetí lo que dijo Bio, confundido. Miré al otro lado del río y lo comprendí–. ¡Chucho! –Levanté una mano para saludar al compañero del gremio, esperando que él sirviera de algo y nos ayudara.
Desafortunadamente Chucho no ayudó, sino que convirtió nuestro problema en suyo también. Lo miré con los ojos entrecerrados y negando lentamente con la cabeza.
–¿En serio, Chucho? ¡¿En serio?! –me quejé, no tanto por enojo o decepción, sino que, para no estresarme, opté por convertir a Chucho en el nuevo blanco del drama–. Yo creía en ti, confié plenamente en ti, Chucho, y ahora… ahora… ahora nos has defraudado –repetí el discurso de antes–. Te salvé de aquella vez que luchamos contra la sirena: le disparé una de mis flechas a esa bestia cuando esta te tenía sujetado y buscaba descuartizarte; arriesgué mi vida por ti a pesar de que tú casi me dejaste morir ante ella. ¿Y así es cómo me pagas? –Coloqué el dorso de una mano en mi frente y giré la cabeza hacia el lado contrario de Chucho.
Pero antes de que pudiera continuar, Bio nos advirtió de un tal “Zoituano”. El vampiro parecía bastante horrorizado, pero debo admitir que, con el asqueroso nombre de esa entidad supuestamente peligrosa, no podía tomarlo en serio.
–Bio, ¿de qué hablas? No es necesario desnudarnos; solo con noquear a Jeannie no haría falta la soga. –Rápidamente negué con la cabeza al percatarme de que eso era lo de menos–. No, espera, quiero decir… Bueno, ese Zoituano suena más falso que el mito del conde Nácula que secuestra nalgas.
Y antes de que nos diéramos cuenta, el anciano de la canoa estaba detrás de Chucho, mirando al cuello de este fijamente, con los ojos bien abiertos y sin parpadear.
–¡Chucho, cuidado!
Desenvainé mi espada y el anciano rápidamente volvió a tirar otra esfera al suelo, desapareciendo una vez más en una nube de humo.
Rauko
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Todavía estaba barajando varias posibles soluciones a nuestro dilema fluvial cuando un Fred salvaje aparece. Se balancea grácil en la liana, se acerca poco a poco y aterriza como un auténtico atleta de élite. Y todo eso para... ¿Acaba de...? ¿Pero este hombre en qué piensa?
- ¡Se puede saber qué haces pedazo de... ¡¡Oh, una ardilla gigante!!
Me acerco dando saltitos hacia la ardilla que Fred ha traido consigo asomando la cabecita entre su camisa.
- Seguro que te llevarías bien con Leónidas. En estos momentos está de vacaciones, tomando el sol en el sur con una camisa de flores que le regalé y bebiendo licores de un coco. Pero seguro que te la presento en algún momento. No sabía que existían ardillas tan grandes. ¿De dónde has sacado una tan enorme, Fred? Leónidas se está quedando canija. Me da mucha envidia. Yo también quería conocer una ardilla gigante como la tuya. Te vas de viaje un tiempo y vuelves con animales exóticos. Más envidia... Ah, seguro que te ha adoptado ella a ti. ¿Cómo se llama, Azrael? Qué nombre más feo. Pero jo, es la primera ardilla que veo que ladra como un perro. ¿Acaso es una ardilla criada entre lobos? Oh por el amor de Isil, eso sería genial. Una manada de ardillas devoradoras de hombres. Seguro que una manada de ese estilo nos ayudaría a cruzar, sobretodo si se tratase de una manada de ardillas voladoras. ¿Sabíais que las ardillas voladoras no vuelan, si no que planean? Leónidas me lo ha dicho. Ay, la echo tanto de menos...
Mientras hablaba un anciano apareció detrás de Fred, pero desapareció tras lanzar una bola de humo en cuanto Rauko desenvainó la espada. Según Bio su nombre es Zoituano, vaya nombre más extraño, pero no soy quien para juzgar los nombres de la gente.
- Entonces para cruzar lo único que debemos hacer es capturar y torturar a Zoituano, robarle el bote y posiblemente las bombas de humo. Bueno, realmente no hace falta torturarlo, o sí, no sé, deberíamos decidirlo más tarde.
Me acerco a Rauko y le susurro al oído.
- Yo creo que nuestra mejor opción es agarrar a Bio y lanzárselo a Zoituano a la cara en cuanto aparezca. Se ha reído de ti en cuanto te ha visto volar antes, así que creo que lo justo es hacerle volar a él esta vez. Además si mandamos a Fred a volar, lo más posible es que acabe hundiendo la barca en cuanto consiga traerla hasta aquí... O tal vez...
En cuanto Zoituano aparece de nuevo esta vez más cerca de Fred, desenfundo el arco escondida detrás de Rauko, pongo una flecha y le disparo al viejo en un ojo, aprovechando que no parpadea. El bote, sin control, se acerca a gran velocidad y se estrella contra las rocas, haciéndose añicos en el proceso.
- Vaya, por el amor de Isil... Os juro que me pareció buena idea hace unos segundos.
Miro a los demás, me encojo de hombros y me siento en el suelo.
- Yo ya lo he intentado, es vuestro turno.
- ¡Se puede saber qué haces pedazo de... ¡¡Oh, una ardilla gigante!!
Me acerco dando saltitos hacia la ardilla que Fred ha traido consigo asomando la cabecita entre su camisa.
- Seguro que te llevarías bien con Leónidas. En estos momentos está de vacaciones, tomando el sol en el sur con una camisa de flores que le regalé y bebiendo licores de un coco. Pero seguro que te la presento en algún momento. No sabía que existían ardillas tan grandes. ¿De dónde has sacado una tan enorme, Fred? Leónidas se está quedando canija. Me da mucha envidia. Yo también quería conocer una ardilla gigante como la tuya. Te vas de viaje un tiempo y vuelves con animales exóticos. Más envidia... Ah, seguro que te ha adoptado ella a ti. ¿Cómo se llama, Azrael? Qué nombre más feo. Pero jo, es la primera ardilla que veo que ladra como un perro. ¿Acaso es una ardilla criada entre lobos? Oh por el amor de Isil, eso sería genial. Una manada de ardillas devoradoras de hombres. Seguro que una manada de ese estilo nos ayudaría a cruzar, sobretodo si se tratase de una manada de ardillas voladoras. ¿Sabíais que las ardillas voladoras no vuelan, si no que planean? Leónidas me lo ha dicho. Ay, la echo tanto de menos...
Mientras hablaba un anciano apareció detrás de Fred, pero desapareció tras lanzar una bola de humo en cuanto Rauko desenvainó la espada. Según Bio su nombre es Zoituano, vaya nombre más extraño, pero no soy quien para juzgar los nombres de la gente.
- Entonces para cruzar lo único que debemos hacer es capturar y torturar a Zoituano, robarle el bote y posiblemente las bombas de humo. Bueno, realmente no hace falta torturarlo, o sí, no sé, deberíamos decidirlo más tarde.
Me acerco a Rauko y le susurro al oído.
- Yo creo que nuestra mejor opción es agarrar a Bio y lanzárselo a Zoituano a la cara en cuanto aparezca. Se ha reído de ti en cuanto te ha visto volar antes, así que creo que lo justo es hacerle volar a él esta vez. Además si mandamos a Fred a volar, lo más posible es que acabe hundiendo la barca en cuanto consiga traerla hasta aquí... O tal vez...
En cuanto Zoituano aparece de nuevo esta vez más cerca de Fred, desenfundo el arco escondida detrás de Rauko, pongo una flecha y le disparo al viejo en un ojo, aprovechando que no parpadea. El bote, sin control, se acerca a gran velocidad y se estrella contra las rocas, haciéndose añicos en el proceso.
- Vaya, por el amor de Isil... Os juro que me pareció buena idea hace unos segundos.
Miro a los demás, me encojo de hombros y me siento en el suelo.
- Yo ya lo he intentado, es vuestro turno.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
En aquel momento recordé a la perfección uno de los motivos por los cuales no tuve que haber ayudado a aquel grupo, el cruel apodo de "Chucho" aún resonaba en la boca del vampiro y del elfo. Allí no acabo todo el asunto, ahora ambos se habían esmerado a hacer drama, Bio me reclamaba los aplausos y Rauko regresaba a la vida aquella situación de la sirena "Pero lo está contando muy mal... "
- Creo que... fui yo quien disparó. - Recalqué en corrección el elfo, ladeando un poco la cabeza. - Tengo... frutas y verduras, no son sandwiches pero te ayudarán a crecer fuerte y sano ¿Aún sirve? - Pregunté a Bio mientras metía la mano en mi bolsa en busca de un par de provisiones. - Y repito, si ustedes me hubiesen aplaudido este dilema no hubiese sucedido.
En aquel punto se volvió algo complicado prestar atención tanto a Jeannie como a Bio, ambos se habían coordinado para hablar y mantener la atención en dos lados solía tonarse complicado, por un lado la pequeña elfa hablaba de una ardilla gigante "Espera... ¿Le está diciendo ardilla a Azrael?" y por el otro lado estaba hablando Bio de un tal Zoituano "Espero que no sea otra de esas bromas de mal gusto."
Como era de esperarse el trío de dementes comenzó a idear ideas disparatadas, lo primero fue la idea de quedar en la desnudez y usar a la elfilla de carnada, luego Rauko dijo que no hacía falta la desnudez "Al fin, sensatez" pero también opinó usar a la niña como cebo "Adiós, sensatez." - Esperen ¿Robar nalgas? ¿Ustedes se drogaron? - Pasé ambas manos por mi rostro y suspiré, eso lo explicaba todo, un consumidor de setas podía reconocer a otros. - ¿¡Cuidado qué!? - Dije girándome rápidamente ante la advertencia del elfo, solo para encontrarme con una estela de humo. - Aquí no hay nada... - Regresé la mirada al grupo, al parecer todos ellos estaban compartiendo la misma alucinación.
Lo siguiente no fueron gritos ni advertencia, fue una flecha volando directamente en mi dirección "Oh no, me van a matar." Cerré los ojos esperando el trágico final, cubriendo a Azrael de cualquier daño que este pudiese recibir. En vez de sentir una flecha atravesando mi garganta solo sentí algo húmedo salpicando mi cuello, escuchando el sonido de algo caer y romperse. Abrí los ojos y me giré de nuevo para ver al tal "Zoituano" con una flecha enterrada y un barco hecho pedazos.
- Al parecer no estaban drogados... - Susurré sacando a Azrael de mi atuendo, cargándolo entre brazos. - ¿Qué opinas que debamos hacer amiguito? - Acerqué mi oído al hocico de este y comencé a asentir ante las sugerencias y propuestas del pequeño. - Ya veo...si, por supuesto.... ¿Y tú orinas al del pelo negro? De acuerdo, me parece bien. - Palmeé la cabeza del cachorro y lo dejé en el suelo, dándole una suave palmada en el costado para que caminara al grupo de dementes. - Después de consultarlo con mi amigo, ya tenemos un plan. Pero necesito que lo cuiden, suelo atraer desgracias y digamos que no quiero lastimarlo por error. - Señalé a Jeannie y la miré. - Te dejo a ti a cargo más que nada, eres la más sensata.... o eso espero, luego te explico lo que es un lobo. - Moví el dedo y señalé a Bio y Rauko. - No lo usen de carnada...se de antemano de lo que son capaces. Mientras regreso trata de seducir a los reptiles con un acento iguanés, se que tienes habilidades con tu voz. - Eso ultimo iba dirigido más que nada al vampiro.
Escalé al árbol más cercano y me sostuve de la rama superior, cada día iba aprendiendo más de las capacidades que tenía aquella pierna nueva y me sorprendía de las cosas que podía hacer. Tomando impulso comencé a saltar en el árbol pateando la madera con el talón del pie, escuchando como se iba quebrando poco a poco hasta ceder... y caer junto a esta por suerte arrastrando conmigo un par del lianas.
- No fue tan mal. - Comenté a los tres del grupo mientras escupía una hoja. Me senté en el suelo y saqué la lengua mientras me concentraba en partir en 4 pedazos la rama del suelo, esperaba que mi idea funcionara, si no lo hacía posiblemente todo acabaría en desastre. Volví a trepar al árbol, esta vez quedándome en una rama superior y amarré el extremo de una liana en la madera de la flecha que tenía en mano, mientras sujetaba el otro borde de la soga de la fauna en la rama. Tensé la flecha en el carcaj y cerré el ojo con la visión nublosa, aquel tiro sería lo unico que necesitaba. Apunté al extremo del otro río y sin pensarlo mucho solté el proyectil. Este voló por el aire y se incrustó en el suelo del otro extremo, atravesando en el proceso a un conejo en la cabeza. - ¡Premio doble! - Grité mientras bajaba de la rama y me acercaba al grupo, tendiéndoles la rama que había partido anteriormente. - Bien, la idea es que usen esto para deslizarse de un extremo a otro... aunque si quieren usar sus manos por mí no hay problema. - Miré al suelo y silbé al pequeño cachorro para que se acercase. - ¿Quien quiere ir primero? Alguien debe probar si esa cosa resiste... ah si, y espero que esta vez aplaudan.
- Creo que... fui yo quien disparó. - Recalqué en corrección el elfo, ladeando un poco la cabeza. - Tengo... frutas y verduras, no son sandwiches pero te ayudarán a crecer fuerte y sano ¿Aún sirve? - Pregunté a Bio mientras metía la mano en mi bolsa en busca de un par de provisiones. - Y repito, si ustedes me hubiesen aplaudido este dilema no hubiese sucedido.
En aquel punto se volvió algo complicado prestar atención tanto a Jeannie como a Bio, ambos se habían coordinado para hablar y mantener la atención en dos lados solía tonarse complicado, por un lado la pequeña elfa hablaba de una ardilla gigante "Espera... ¿Le está diciendo ardilla a Azrael?" y por el otro lado estaba hablando Bio de un tal Zoituano "Espero que no sea otra de esas bromas de mal gusto."
Como era de esperarse el trío de dementes comenzó a idear ideas disparatadas, lo primero fue la idea de quedar en la desnudez y usar a la elfilla de carnada, luego Rauko dijo que no hacía falta la desnudez "Al fin, sensatez" pero también opinó usar a la niña como cebo "Adiós, sensatez." - Esperen ¿Robar nalgas? ¿Ustedes se drogaron? - Pasé ambas manos por mi rostro y suspiré, eso lo explicaba todo, un consumidor de setas podía reconocer a otros. - ¿¡Cuidado qué!? - Dije girándome rápidamente ante la advertencia del elfo, solo para encontrarme con una estela de humo. - Aquí no hay nada... - Regresé la mirada al grupo, al parecer todos ellos estaban compartiendo la misma alucinación.
Lo siguiente no fueron gritos ni advertencia, fue una flecha volando directamente en mi dirección "Oh no, me van a matar." Cerré los ojos esperando el trágico final, cubriendo a Azrael de cualquier daño que este pudiese recibir. En vez de sentir una flecha atravesando mi garganta solo sentí algo húmedo salpicando mi cuello, escuchando el sonido de algo caer y romperse. Abrí los ojos y me giré de nuevo para ver al tal "Zoituano" con una flecha enterrada y un barco hecho pedazos.
- Al parecer no estaban drogados... - Susurré sacando a Azrael de mi atuendo, cargándolo entre brazos. - ¿Qué opinas que debamos hacer amiguito? - Acerqué mi oído al hocico de este y comencé a asentir ante las sugerencias y propuestas del pequeño. - Ya veo...si, por supuesto.... ¿Y tú orinas al del pelo negro? De acuerdo, me parece bien. - Palmeé la cabeza del cachorro y lo dejé en el suelo, dándole una suave palmada en el costado para que caminara al grupo de dementes. - Después de consultarlo con mi amigo, ya tenemos un plan. Pero necesito que lo cuiden, suelo atraer desgracias y digamos que no quiero lastimarlo por error. - Señalé a Jeannie y la miré. - Te dejo a ti a cargo más que nada, eres la más sensata.... o eso espero, luego te explico lo que es un lobo. - Moví el dedo y señalé a Bio y Rauko. - No lo usen de carnada...se de antemano de lo que son capaces. Mientras regreso trata de seducir a los reptiles con un acento iguanés, se que tienes habilidades con tu voz. - Eso ultimo iba dirigido más que nada al vampiro.
Escalé al árbol más cercano y me sostuve de la rama superior, cada día iba aprendiendo más de las capacidades que tenía aquella pierna nueva y me sorprendía de las cosas que podía hacer. Tomando impulso comencé a saltar en el árbol pateando la madera con el talón del pie, escuchando como se iba quebrando poco a poco hasta ceder... y caer junto a esta por suerte arrastrando conmigo un par del lianas.
- No fue tan mal. - Comenté a los tres del grupo mientras escupía una hoja. Me senté en el suelo y saqué la lengua mientras me concentraba en partir en 4 pedazos la rama del suelo, esperaba que mi idea funcionara, si no lo hacía posiblemente todo acabaría en desastre. Volví a trepar al árbol, esta vez quedándome en una rama superior y amarré el extremo de una liana en la madera de la flecha que tenía en mano, mientras sujetaba el otro borde de la soga de la fauna en la rama. Tensé la flecha en el carcaj y cerré el ojo con la visión nublosa, aquel tiro sería lo unico que necesitaba. Apunté al extremo del otro río y sin pensarlo mucho solté el proyectil. Este voló por el aire y se incrustó en el suelo del otro extremo, atravesando en el proceso a un conejo en la cabeza. - ¡Premio doble! - Grité mientras bajaba de la rama y me acercaba al grupo, tendiéndoles la rama que había partido anteriormente. - Bien, la idea es que usen esto para deslizarse de un extremo a otro... aunque si quieren usar sus manos por mí no hay problema. - Miré al suelo y silbé al pequeño cachorro para que se acercase. - ¿Quien quiere ir primero? Alguien debe probar si esa cosa resiste... ah si, y espero que esta vez aplaudan.
Fredericksen
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Algo relacionado con el tema de Zoituano y que no había mencionado antes, era que su leyenda era bastante antigua, incluso desde antes que yo naciera, era imposible que un ser humano viviera tanto tiempo y eso solo dejaba una posibilidad: el agua estaba fría, y además de eso, ese Zoituano no era humano, y había mucho de él que no se sabía o no tenía ninguna explicación lógica. El drama de Rauko me sacó de mis pensamientos aunque luego volví a caer en letargo ante el largo discurso de la elfita quien mencionaba algo de ardillas y lobos, me dormí durante un rato y desperté tal vez un par de horas luego, las estrellas habían cambiado de posición y ella seguía hablando, aunque luego parecía conspirar con Rauko.
Este mismo elfito me cuestionó luego acerca de la necesidad de desnudarnos, ante lo cual respondí con toda la certeza del mundo -Claro que es necesario desnudarnos, dejarla inconsciente sería inhumano y cruel- Argumento que en mi mente tenía mucho sentido pero al decirlo en voz alta como que parecía un poco disparatado, claro que la discusión no pudo continuar pues el viejo Zoituano seguía al ataque, esta vez acercándose peligrosamente a mi amigo arquero -Cuidado Chuchín- Dije junto a Rauko para alertarlo pero el viejo desaapreció de nuevo en una nube de humo.
Apenas unos instantes después apareció de nuevo aunque ahora fue eliminado por una certera flecha de la elfina que se le incrustó en un ojo; la sangre salió a borbotones cayendo sobre el cuello de Chucho y regándose por todo el piso y en medio de su danza sangrienta lanzó otra bola al piso y se desvaneció en una nube de humo, dejando solo su barcaza que tras navegar un rato a solas chocó contra las rocas y se hizo añicos -Rayos- Dije de mala gana al ver cómo se dispersaban de nuevo las esperanzas de cruzar el río.
Aunque por suerte nuestro querido Chuchero tenía un nuevo plan en mente, y uno bastante bueno al parecer, sin decirnos mayor cosa más allá de dejar libre a su perro sobreprotegido, subió a un árbol y comenzó a saltar de manera graciosa hasta caerse junto a la rama, ya comenzaba a entender, seguramente quería que usáramos esa ramita para montarnos todos y cruzar flotando al otro lado, sonreí con cierta ternura ante la ingenuidad del plan aunque ya luego parecía no ser solo eso, subió de nuevo a un árbol y se preparó para lanzar una flecha al otro lado, vaya, ahora sí parecía brillante aunque no terminaba de entender lo de las ramas, tal vez le estorbaba esa para tener un tiro limpio y por eso la derribó, mientras lo observaba sentía cierta sensación relajante, como algo caliente que abrasaba mi pierna derecha, tal vez algo sin importancia.
De cualquier modo estaba hecho, la flecha surcó el aire como un rayo hasta el otro lado, la liana ondeaba al viento en un despliegue de destreza y precisión puras -¡Bien hecho, Chúchiris!- Dije lleno de orgullo, que control, que inteligencia, que… desastre -¡¡Flufy!!- Grité alarmado al ver al pobre conejito atravesado por la flecha -Flufito- Con los ojos angustiados corrí hasta la orilla y de un salto me aferré a la liana para luego halarla con fuerza despegándola del piso y trayendo al conejito o al menos lo que quedó de él después que los lagartos le arrancaron un par de patas y una oreja -Tranquilo Flufy, es solo un rasguño, vas a estar bien- Lo tomé en mis manos y lo agité con fuerza para despertarlo.
Todo era en vano, el pequeño conejo tenía los ojos en direcciones diferentes, la mitad del cerebro se le salía por una oreja y las patitas de atrás eran solo hilachitas de sangre y carne despellejada -Vas a estar bien- LO acosté en el piso y preparé mis manos para revivirlo, con mis manos juntas le apreté el pechito para ayudarlo a respirar pero solo conseguir exprimirlo y que se le terminaran de salir las entrañas -Bueno, lo intenté- Lo agarré por una pata y lo lancé por una ventana imaginaria, cayendo en cuenta ahora que la flecha tan bien lanzada había sido arrancada y traída de vuelta por mí, además, la sangre del conejito había atraído a los lagartos que comenzaban a salir del río para venir hacia nosotros -Oh, rayos- Murmuré al darme cuenta que eso no era lo peor, la pierna derecha de mi pantalón olía a orina de perro.
Este mismo elfito me cuestionó luego acerca de la necesidad de desnudarnos, ante lo cual respondí con toda la certeza del mundo -Claro que es necesario desnudarnos, dejarla inconsciente sería inhumano y cruel- Argumento que en mi mente tenía mucho sentido pero al decirlo en voz alta como que parecía un poco disparatado, claro que la discusión no pudo continuar pues el viejo Zoituano seguía al ataque, esta vez acercándose peligrosamente a mi amigo arquero -Cuidado Chuchín- Dije junto a Rauko para alertarlo pero el viejo desaapreció de nuevo en una nube de humo.
Apenas unos instantes después apareció de nuevo aunque ahora fue eliminado por una certera flecha de la elfina que se le incrustó en un ojo; la sangre salió a borbotones cayendo sobre el cuello de Chucho y regándose por todo el piso y en medio de su danza sangrienta lanzó otra bola al piso y se desvaneció en una nube de humo, dejando solo su barcaza que tras navegar un rato a solas chocó contra las rocas y se hizo añicos -Rayos- Dije de mala gana al ver cómo se dispersaban de nuevo las esperanzas de cruzar el río.
Aunque por suerte nuestro querido Chuchero tenía un nuevo plan en mente, y uno bastante bueno al parecer, sin decirnos mayor cosa más allá de dejar libre a su perro sobreprotegido, subió a un árbol y comenzó a saltar de manera graciosa hasta caerse junto a la rama, ya comenzaba a entender, seguramente quería que usáramos esa ramita para montarnos todos y cruzar flotando al otro lado, sonreí con cierta ternura ante la ingenuidad del plan aunque ya luego parecía no ser solo eso, subió de nuevo a un árbol y se preparó para lanzar una flecha al otro lado, vaya, ahora sí parecía brillante aunque no terminaba de entender lo de las ramas, tal vez le estorbaba esa para tener un tiro limpio y por eso la derribó, mientras lo observaba sentía cierta sensación relajante, como algo caliente que abrasaba mi pierna derecha, tal vez algo sin importancia.
De cualquier modo estaba hecho, la flecha surcó el aire como un rayo hasta el otro lado, la liana ondeaba al viento en un despliegue de destreza y precisión puras -¡Bien hecho, Chúchiris!- Dije lleno de orgullo, que control, que inteligencia, que… desastre -¡¡Flufy!!- Grité alarmado al ver al pobre conejito atravesado por la flecha -Flufito- Con los ojos angustiados corrí hasta la orilla y de un salto me aferré a la liana para luego halarla con fuerza despegándola del piso y trayendo al conejito o al menos lo que quedó de él después que los lagartos le arrancaron un par de patas y una oreja -Tranquilo Flufy, es solo un rasguño, vas a estar bien- Lo tomé en mis manos y lo agité con fuerza para despertarlo.
Todo era en vano, el pequeño conejo tenía los ojos en direcciones diferentes, la mitad del cerebro se le salía por una oreja y las patitas de atrás eran solo hilachitas de sangre y carne despellejada -Vas a estar bien- LO acosté en el piso y preparé mis manos para revivirlo, con mis manos juntas le apreté el pechito para ayudarlo a respirar pero solo conseguir exprimirlo y que se le terminaran de salir las entrañas -Bueno, lo intenté- Lo agarré por una pata y lo lancé por una ventana imaginaria, cayendo en cuenta ahora que la flecha tan bien lanzada había sido arrancada y traída de vuelta por mí, además, la sangre del conejito había atraído a los lagartos que comenzaban a salir del río para venir hacia nosotros -Oh, rayos- Murmuré al darme cuenta que eso no era lo peor, la pierna derecha de mi pantalón olía a orina de perro.
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Bio
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Luego de la breve presencia de, aparentemente, Zoituano, la elfa me sugirió un plan que, sin importar qué haya hecho Bio para merecer un castigo, no podría funcionar bien para nosotros. Después de todo, el vampiro, con solo decir una palabra, sea cual sea, podría hacer que a todos los presentes se nos saliera el cerebro por la nariz, o tal vez algo peor. Pero la elfa no sabía de las temibles habilidades de Bio.
Afortunadamente apareció Zoituano, logrando que Jeannie se olvidara del plan.
–¡Chucho, cuidado con tus nalgas! –grité, tomando una postura de combate. Y no sé por qué confundí a Zoituano con el Conde Nácula.
Una flecha pasó por mi lado, cortando el viento, y se enterró en el ojo del anciano, quien, por algún motivo, no solo sobrevivió sino que tuvo suficiente vitalidad para lanzar otra bomba de humo y escapar.
La canoa, al no tener un piloto, se estrelló y se hizo pedazos, por lo que ya no nos sería útil para cruzar el río.
Dejé salir un largo suspiro mientras bajaba mis hombros; parecía que pasaríamos toda la noche tratando de resolver un solo problema. Guardé mi espada y, mirando el río, me pregunté si podría cruzarlo dando uno de mis saltos potenciados, pero al instante comprendí que era estúpido considerarlo siquiera, además de que ese plan hasta me daba flojera.
Chucho se puso manos a la obra y, después de decir algo sobre seducir reptiles, algo a lo que no supe cómo reaccionar, hizo justo lo que necesitábamos para, finalmente, llegar al otro lado del río.
–Vaya, Chucho, eso fue… –empecé a felicitarlo, pero el escándalo de Bio me hizo permanecer callado y observar cómo este “grandioso” vampiro mandaba al traste todo el esfuerzo de Chucho.
Para evitar estresarme decidí aprovechar esta oportunidad para seguir actuando. Si no me lo tomaba con humor, era posible que terminara doliéndome la cabeza.
–Yo creía en ti, confié plenamente en ti, Bio, y ahora… ahora… ahora nos has traicionado –comencé de nuevo–. Cuando fuiste capturado en la torre de la Logia y te sentenciaron a muerte en Dundarak, yo arriesgué mi vida para salvarte. Llevé frío y hambre, además de tener que luchar contra una nigromante, ¿y así es cómo me pagas? –Coloqué el dorso de una mano en mi frente y giré la cabeza hacia el lado contrario de Bio. Por lo menos esta vez la historia era cierta y no tuve que invertir los papeles.
Entonces me percaté de que los lagartos del río venían a nuestra dirección con una clara intención de saciar sus estómagos.
Paralelamente, justo al lado de lo que quedaba de Flufy, Zoituano apareció de nuevo, con un solo ojo abierto y sin parpadear. Agarró al conejo, nos miró a todos como si estuviera nervioso y, justo después, lanzó otra bomba de humo para desaparecer una vez más.
Ignorando eso, con calma y sin ninguna prisa agarré unas cuantas piedras y las lancé una a una a los lagartos, quienes, al recibir los proyectiles, decidían retroceder. Por desgracia eran demasiados y yo solo no podría espantarlos a todos, y mucho menos con el sopor que tenía en ese momento; todavía no había tenido mi merecido descanso en toda esa noche.
De pronto comenzaron a salir más y más lagartos del río. En segundos ya había decenas de ellos. No había que pensarlo demasiado para saber que no íbamos a salir victoriosos si los enfrentábamos.
–Chicos…, creo que debemos… –empecé, mientras daba pasos hacia atrás, alejándome de la invasión de reptiles– ¡huir! –grité para luego dar media vuelta y correr.
Al instante choqué contra algo y caí al suelo. Sacudí mi cabeza para salir del aturdimiento y, justo después, noté que había chocado con Zoituano, quien ni se inmutó por el impacto; su cuerpo era más duro de lo que parecía. Además, esta vez no huyó como antes. Permaneció en su posición, mirándonos fijamente con su único ojo intacto y, al igual que antes, sin parpadear.
Repentinamente comenzó a hacer sonidos de mono enojado y a arrojar bombas de humo a todas direcciones con una velocidad sorprendente.
Afortunadamente apareció Zoituano, logrando que Jeannie se olvidara del plan.
–¡Chucho, cuidado con tus nalgas! –grité, tomando una postura de combate. Y no sé por qué confundí a Zoituano con el Conde Nácula.
Una flecha pasó por mi lado, cortando el viento, y se enterró en el ojo del anciano, quien, por algún motivo, no solo sobrevivió sino que tuvo suficiente vitalidad para lanzar otra bomba de humo y escapar.
La canoa, al no tener un piloto, se estrelló y se hizo pedazos, por lo que ya no nos sería útil para cruzar el río.
Dejé salir un largo suspiro mientras bajaba mis hombros; parecía que pasaríamos toda la noche tratando de resolver un solo problema. Guardé mi espada y, mirando el río, me pregunté si podría cruzarlo dando uno de mis saltos potenciados, pero al instante comprendí que era estúpido considerarlo siquiera, además de que ese plan hasta me daba flojera.
Chucho se puso manos a la obra y, después de decir algo sobre seducir reptiles, algo a lo que no supe cómo reaccionar, hizo justo lo que necesitábamos para, finalmente, llegar al otro lado del río.
–Vaya, Chucho, eso fue… –empecé a felicitarlo, pero el escándalo de Bio me hizo permanecer callado y observar cómo este “grandioso” vampiro mandaba al traste todo el esfuerzo de Chucho.
Para evitar estresarme decidí aprovechar esta oportunidad para seguir actuando. Si no me lo tomaba con humor, era posible que terminara doliéndome la cabeza.
–Yo creía en ti, confié plenamente en ti, Bio, y ahora… ahora… ahora nos has traicionado –comencé de nuevo–. Cuando fuiste capturado en la torre de la Logia y te sentenciaron a muerte en Dundarak, yo arriesgué mi vida para salvarte. Llevé frío y hambre, además de tener que luchar contra una nigromante, ¿y así es cómo me pagas? –Coloqué el dorso de una mano en mi frente y giré la cabeza hacia el lado contrario de Bio. Por lo menos esta vez la historia era cierta y no tuve que invertir los papeles.
Entonces me percaté de que los lagartos del río venían a nuestra dirección con una clara intención de saciar sus estómagos.
Paralelamente, justo al lado de lo que quedaba de Flufy, Zoituano apareció de nuevo, con un solo ojo abierto y sin parpadear. Agarró al conejo, nos miró a todos como si estuviera nervioso y, justo después, lanzó otra bomba de humo para desaparecer una vez más.
Ignorando eso, con calma y sin ninguna prisa agarré unas cuantas piedras y las lancé una a una a los lagartos, quienes, al recibir los proyectiles, decidían retroceder. Por desgracia eran demasiados y yo solo no podría espantarlos a todos, y mucho menos con el sopor que tenía en ese momento; todavía no había tenido mi merecido descanso en toda esa noche.
De pronto comenzaron a salir más y más lagartos del río. En segundos ya había decenas de ellos. No había que pensarlo demasiado para saber que no íbamos a salir victoriosos si los enfrentábamos.
–Chicos…, creo que debemos… –empecé, mientras daba pasos hacia atrás, alejándome de la invasión de reptiles– ¡huir! –grité para luego dar media vuelta y correr.
Al instante choqué contra algo y caí al suelo. Sacudí mi cabeza para salir del aturdimiento y, justo después, noté que había chocado con Zoituano, quien ni se inmutó por el impacto; su cuerpo era más duro de lo que parecía. Además, esta vez no huyó como antes. Permaneció en su posición, mirándonos fijamente con su único ojo intacto y, al igual que antes, sin parpadear.
Repentinamente comenzó a hacer sonidos de mono enojado y a arrojar bombas de humo a todas direcciones con una velocidad sorprendente.
Rauko
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Seguía sentada cuando Fred pone en marcha un nuevo plan. Pero con la suerte que tiene ese chico, es probable que terminemos todos en el fondo del río antes de que termine la noche. Comidos por miles de lagartos, convertidos en cachitos diminutos. Aunque mirándolo por el lado positivo, tal vez uno de nuestros pedazos consiga llegar hasta la otra orilla flotando. Fred se sube a uno de los árboles, rompe una ramita y baja, y vuelve a subir y vuelve a hacer cosas. Y... No entiendo nada, creo que se ha vuelto completamente loco. Al final ata la liana en una de las flechas, la dispara y como siempre termina matando una ardilla.
- ... Eres la persona más demoníacamente malvada que conozco, Fred. ¡Deja ya de matar ardillas!
Afortunadamente mi héroe, Bio, va corriendo a salvar a la ardilla, que es una conocida suya llamada Flufy. Aunque no todo sale como Bio ha planeado, aunque las cosas nunca salen como Bio las planea, lleva muriendo gente aleatoria desde el principio. La pobre ardilla vuelve por el río siendo despedazada poco a poco por los lagartos.
Decido que lo mejor será unirme a Rauko para planear algo, es la única persona sensata en todo el grupo. Me giro para hablar con él cuando el chico choca con Zoituano, que milagrosamente sigue vivo. Éste comienza a hacer sonidos extraños y a lanzar bombas de humo a diestro y siniestro. Parece estar muy enfadado por algo... Sigo la dirección de su mirada, osea, de su ojo, osea sigo la dirección que apunta su nariz. A la orilla del río hay un zorro y un saco con lechugas.
- ¡Ah! Ya veo que todo es culpa de Fred. El pobre Zoituano debía transportar a su zorro, sus lechugas y su ardilla hasta el otro lado del río, pero debía hacer varios viajes y cuando se confundía en la forma de llevar los elementos al otro lado reiniciaba su andadura con bombas de humo. Debe llevar ahí todo el día intentando llevar esas tres cosas sin que se coman unas a otras. Si se lleva el zorro primero, la ardilla se comerá las lechugas, y si se lleva a la ardilla primero, las lechugas se comerán al zorro. Es una situación peculiar, ahora comprendo su enfado. Pero Fred ha matado a la ardilla.
Bueno, y yo he roto la barca que el pobre hombre necesita para llegar al otro lado, pero eso no hay por qué decirlo en voz alta. Entonces lo único que debemos hacer es ayudarle a llevar al zorro y las lechugas sin que muera el zorro en el proceso. Pero eso significa que deberemos encontrar una forma definitiva para cruzar el río...
- Fred, tu deber es ahora encontrar una nueva ardilla para Zoituano, o recaerá sobre ti la más terrible de sus maldiciones. Y con suerte seguro que en agradecimiento nos cruza a la otra orilla. Yo creo que es un plan perfecto, a prueba de fallos.
- ... Eres la persona más demoníacamente malvada que conozco, Fred. ¡Deja ya de matar ardillas!
Afortunadamente mi héroe, Bio, va corriendo a salvar a la ardilla, que es una conocida suya llamada Flufy. Aunque no todo sale como Bio ha planeado, aunque las cosas nunca salen como Bio las planea, lleva muriendo gente aleatoria desde el principio. La pobre ardilla vuelve por el río siendo despedazada poco a poco por los lagartos.
Decido que lo mejor será unirme a Rauko para planear algo, es la única persona sensata en todo el grupo. Me giro para hablar con él cuando el chico choca con Zoituano, que milagrosamente sigue vivo. Éste comienza a hacer sonidos extraños y a lanzar bombas de humo a diestro y siniestro. Parece estar muy enfadado por algo... Sigo la dirección de su mirada, osea, de su ojo, osea sigo la dirección que apunta su nariz. A la orilla del río hay un zorro y un saco con lechugas.
- ¡Ah! Ya veo que todo es culpa de Fred. El pobre Zoituano debía transportar a su zorro, sus lechugas y su ardilla hasta el otro lado del río, pero debía hacer varios viajes y cuando se confundía en la forma de llevar los elementos al otro lado reiniciaba su andadura con bombas de humo. Debe llevar ahí todo el día intentando llevar esas tres cosas sin que se coman unas a otras. Si se lleva el zorro primero, la ardilla se comerá las lechugas, y si se lleva a la ardilla primero, las lechugas se comerán al zorro. Es una situación peculiar, ahora comprendo su enfado. Pero Fred ha matado a la ardilla.
Bueno, y yo he roto la barca que el pobre hombre necesita para llegar al otro lado, pero eso no hay por qué decirlo en voz alta. Entonces lo único que debemos hacer es ayudarle a llevar al zorro y las lechugas sin que muera el zorro en el proceso. Pero eso significa que deberemos encontrar una forma definitiva para cruzar el río...
- Fred, tu deber es ahora encontrar una nueva ardilla para Zoituano, o recaerá sobre ti la más terrible de sus maldiciones. Y con suerte seguro que en agradecimiento nos cruza a la otra orilla. Yo creo que es un plan perfecto, a prueba de fallos.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Por primera vez en la vida había hecho algo bien, mi plan había salido a la perfección sin tomar en cuenta el daño colateral "Aunque a nadie le importa un conejo muerto" O así debía ser, pero claro que no, aunque Fred hiciera algo bien debía ser culpado de atrocidades " Este mundo está lleno de gente malagradecida."
- Esta vez no maté a ninguna ardilla. - Dije defendiéndome mientras bajaba el árbol, aunque me tuve que detener ante el griterío de Bio. - ¿Flufqué? - Ladeé la cabeza mirando a mis espaldas, observando como el vampiro corría a la liana y la jalaba, arruinando totalmente mi idea tan bien elaborada y realizada.
Terminé de bajar de aquel árbol para dejarme caer de rodillas, apoyando ambas manos en el suelo ¿Qué había hecho para merecer aquello? Aceptaba que yo también resultaba ser idiota a veces, pero no merecía aquella recompensa tan cruel del destino. Golpeé la frente contra el suelo un par de veces hasta que el pequeño Azrael se acercó con un pedazo de las vísceras del conejo en sus fauces, para escupirlas en mi mano.
- ¿Se supone que esto debe hacerme sentir mejor? - Pregunté mirando al cachorro, este solo olisqueo el aire y se sentó en el suelo. - Ya veo... dime al menos cumpliste tu parte del trato. - El animalito soltó un aullido y sacudió la cola. - Bien... algo es mejor que nada.
Me levanté del suelo cargando al cachorro y escondiéndolo bajo el atuendo, como de costumbre. Había estado tan decepcionado del grupo que no me había percatado de los reptiles que ahora se acercaban, por suerte el elfo pareció reaccionar y aportó una idea muy sensata "Escapar siempre es la mejor opción, en cualquier lado y en cualquier momento." El problema fue que apenas comenzó a andar choco con el viejo misterioso, la ruta de escape ahora estaba bloqueada por aquel sujeto.
- ¿Por qué tira bombas y hace esos ruidos? ¿Está enfermo? - Aquello no era normal, aquel viejo estaba loco y los viejos locos en el bosque nunca eran una buena señal.
Ya estaba pensando que hacer para salir de aquello, quizá si empujaba a Bio contra los reptiles "Aunque debe saber feo, lo ignorarán" ¿Y de qué servía liberarme de los escamoso si aún quedaba el viejo? Había algo que no encajaba después de todo, dejaba pasar algo por alto. Me mordí el pulgar bajando la mirada ¿Qué podía ser? No tenía mucho tiempo o sería comida de iguana gigante, estaba comenzando a molestarme hasta que escuché a la pequeña elfa hablar.
- Se coman unas a otras... eso es ¡Eres una genio! - Aplaudí ante aquello y le di una palmadita en la cabeza a la elfa.- ¡Efectivamente es un plan sin fallos! ¿Como no lo pensé? Comerse unas a otras. - Saqué una flecha del carcaj y me acerqué al viejo loco, en aquel momento la sensación fría de mi ojo se extendió más, se sentía extraño pero no veía problema ... y tampoco veía mucho por el ojo que sentía helado. La flecha que tenía en manos no tardó en clavarse en el estomago del loco Zoituano "Ambos son una amenaza, se pueden comer los unos a los otros." Las bombas de humo comenzaron a amainar y pude sentir en la cara el aliento fétido del hombre cuando tosió quizá a causa del dolor, retorcí la flecha un poco más y la retiré cuando vi que las piernas de Zoituano temblaban, apurándome a dejarlo tendido en el suelo. - Las iguanas gigantes se lo comerán y tendremos tiempo suficiente para estar a salvo, gracias por la idea Jeannie. - Salté el cuerpo del mayor malherido y observé al otro extremo del río. - Andando, debemos encontrarnos con la lechuga, no podemos dejarla esperando o se sentirá sola y no quiero que nos maldiga por ello.
- Esta vez no maté a ninguna ardilla. - Dije defendiéndome mientras bajaba el árbol, aunque me tuve que detener ante el griterío de Bio. - ¿Flufqué? - Ladeé la cabeza mirando a mis espaldas, observando como el vampiro corría a la liana y la jalaba, arruinando totalmente mi idea tan bien elaborada y realizada.
Terminé de bajar de aquel árbol para dejarme caer de rodillas, apoyando ambas manos en el suelo ¿Qué había hecho para merecer aquello? Aceptaba que yo también resultaba ser idiota a veces, pero no merecía aquella recompensa tan cruel del destino. Golpeé la frente contra el suelo un par de veces hasta que el pequeño Azrael se acercó con un pedazo de las vísceras del conejo en sus fauces, para escupirlas en mi mano.
- ¿Se supone que esto debe hacerme sentir mejor? - Pregunté mirando al cachorro, este solo olisqueo el aire y se sentó en el suelo. - Ya veo... dime al menos cumpliste tu parte del trato. - El animalito soltó un aullido y sacudió la cola. - Bien... algo es mejor que nada.
Me levanté del suelo cargando al cachorro y escondiéndolo bajo el atuendo, como de costumbre. Había estado tan decepcionado del grupo que no me había percatado de los reptiles que ahora se acercaban, por suerte el elfo pareció reaccionar y aportó una idea muy sensata "Escapar siempre es la mejor opción, en cualquier lado y en cualquier momento." El problema fue que apenas comenzó a andar choco con el viejo misterioso, la ruta de escape ahora estaba bloqueada por aquel sujeto.
- ¿Por qué tira bombas y hace esos ruidos? ¿Está enfermo? - Aquello no era normal, aquel viejo estaba loco y los viejos locos en el bosque nunca eran una buena señal.
Ya estaba pensando que hacer para salir de aquello, quizá si empujaba a Bio contra los reptiles "Aunque debe saber feo, lo ignorarán" ¿Y de qué servía liberarme de los escamoso si aún quedaba el viejo? Había algo que no encajaba después de todo, dejaba pasar algo por alto. Me mordí el pulgar bajando la mirada ¿Qué podía ser? No tenía mucho tiempo o sería comida de iguana gigante, estaba comenzando a molestarme hasta que escuché a la pequeña elfa hablar.
- Se coman unas a otras... eso es ¡Eres una genio! - Aplaudí ante aquello y le di una palmadita en la cabeza a la elfa.- ¡Efectivamente es un plan sin fallos! ¿Como no lo pensé? Comerse unas a otras. - Saqué una flecha del carcaj y me acerqué al viejo loco, en aquel momento la sensación fría de mi ojo se extendió más, se sentía extraño pero no veía problema ... y tampoco veía mucho por el ojo que sentía helado. La flecha que tenía en manos no tardó en clavarse en el estomago del loco Zoituano "Ambos son una amenaza, se pueden comer los unos a los otros." Las bombas de humo comenzaron a amainar y pude sentir en la cara el aliento fétido del hombre cuando tosió quizá a causa del dolor, retorcí la flecha un poco más y la retiré cuando vi que las piernas de Zoituano temblaban, apurándome a dejarlo tendido en el suelo. - Las iguanas gigantes se lo comerán y tendremos tiempo suficiente para estar a salvo, gracias por la idea Jeannie. - Salté el cuerpo del mayor malherido y observé al otro extremo del río. - Andando, debemos encontrarnos con la lechuga, no podemos dejarla esperando o se sentirá sola y no quiero que nos maldiga por ello.
Fredericksen
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Y justo cuando parecía que no podía ser peor, fue peor, mucho peor, Rauko comenzó a hacer un drama que por poco incluso me hace llorar, me sentía tan mala persona que hasta agaché la mirada, y luego la culpa se hizo peor cuando las entrañas de Fluffy se escurrieron entre mis dedos al apretarlo para sacudirme los mocos con su piel esponjosa, era un momento muy triste para la humanidad y no tendría siquiera tiempo para lamentarlo, pues los reptiles del río comenzaban a salir tras la sangre del pequeño conejo -Oh rayos- Murmuré de mala gana mientras lanzaba el cuerpo escurrido de mi amiguito a la cara de uno de los reptiles.
Y ahora cuando de nuevo parecía que no podía ser peor, fue peor, la idea de Rauko de escapar que de hecho no sonaba nada mal, fue truncada con la aparición del mismo Zoituano para bloquearle el paso, aunque ahora parecía enojado y no era para menos, le habían roto el bote y le habían sacado un ojo, eso me enojaría bastante, salté a los lados varias veces para evitar las bombas de humo que lanzaba y que olían a magia pura y concentrada (chiste interno) miré a mis compañeros en busca de un plan -Tenemos que…- Antes que relatara mi nuevo y maravilloso plan, Chuchillo tomó la iniciativa.
Sí, eso es justo lo que iba a decir- Aplaudí la estrategia del arquero y la chica rara, los reptiles avanzaron directo hasta donde se encontraba el viejo Zoituano y se dedicaron a devorarlo mientras el resto de nosotros teníamos el camino libre para marchar hacia la libertad, aunque antes había que sortear algunos de los obstáculos, uno de aquellos animalejos se acercaba a morderme la pierna pero antes de llegar torció la cara como si mi pierna oliera mal, fue entonces cuando noté que estaba muy mojada y olía a orina de perro, respiré profundo y apreté los puños.
Ahora con los reptiles dirigiéndose a Zoituano, teníamos una oportunidad, así que corrí de prisa para tomar la liana que Chuchero había lanzado al otro lado y me propuse llegar con ella al otro lado, miré un instante a mis compañeros por si acaso no los volvía a ver, se veían tan tiernos evitando ser devorados, me armé de valor y di un salto hasta la roca más cercana, resbalé pero conseguí mantener el equilibrio tras patalear algunas veces y agitar los brazos, tomé impulso y salté a la segunda roca y aunque pasé de largo un poco, aproveché el mismo impulso para saltar a una tercera y una cuarta, en la quinta resbalé y casi me caigo pero alcancé a sostenerme con una mano y volver a subir y finalmente di un asombroso salto hasta el otro lado, giré el cuerpo en el aire para un aterrizaje épico y admirable pero tristemente la liana llegó a su límite y me detuvo haciéndome perder el equilibrio y caer al piso aparatosamente.
Tal vez no había sido la mejor muestra de destreza pero lo había conseguido, estaba del otro lado y mis compañeros podrían usar la liana para ayudarse a cruzar hasta -oh oh- Para mi desgracia, la liana se había roto por la mitad y mi esfuerzo había sido en vano -Chuchurro- Hice señas agitando los brazos para que el arquero lanzara una segunda flecha con otra liana que no matara a ningún conejo, si yo la sujetaba podrían cruzar por ella ¿o no?
Y ahora cuando de nuevo parecía que no podía ser peor, fue peor, la idea de Rauko de escapar que de hecho no sonaba nada mal, fue truncada con la aparición del mismo Zoituano para bloquearle el paso, aunque ahora parecía enojado y no era para menos, le habían roto el bote y le habían sacado un ojo, eso me enojaría bastante, salté a los lados varias veces para evitar las bombas de humo que lanzaba y que olían a magia pura y concentrada (chiste interno) miré a mis compañeros en busca de un plan -Tenemos que…- Antes que relatara mi nuevo y maravilloso plan, Chuchillo tomó la iniciativa.
Sí, eso es justo lo que iba a decir- Aplaudí la estrategia del arquero y la chica rara, los reptiles avanzaron directo hasta donde se encontraba el viejo Zoituano y se dedicaron a devorarlo mientras el resto de nosotros teníamos el camino libre para marchar hacia la libertad, aunque antes había que sortear algunos de los obstáculos, uno de aquellos animalejos se acercaba a morderme la pierna pero antes de llegar torció la cara como si mi pierna oliera mal, fue entonces cuando noté que estaba muy mojada y olía a orina de perro, respiré profundo y apreté los puños.
Ahora con los reptiles dirigiéndose a Zoituano, teníamos una oportunidad, así que corrí de prisa para tomar la liana que Chuchero había lanzado al otro lado y me propuse llegar con ella al otro lado, miré un instante a mis compañeros por si acaso no los volvía a ver, se veían tan tiernos evitando ser devorados, me armé de valor y di un salto hasta la roca más cercana, resbalé pero conseguí mantener el equilibrio tras patalear algunas veces y agitar los brazos, tomé impulso y salté a la segunda roca y aunque pasé de largo un poco, aproveché el mismo impulso para saltar a una tercera y una cuarta, en la quinta resbalé y casi me caigo pero alcancé a sostenerme con una mano y volver a subir y finalmente di un asombroso salto hasta el otro lado, giré el cuerpo en el aire para un aterrizaje épico y admirable pero tristemente la liana llegó a su límite y me detuvo haciéndome perder el equilibrio y caer al piso aparatosamente.
Tal vez no había sido la mejor muestra de destreza pero lo había conseguido, estaba del otro lado y mis compañeros podrían usar la liana para ayudarse a cruzar hasta -oh oh- Para mi desgracia, la liana se había roto por la mitad y mi esfuerzo había sido en vano -Chuchurro- Hice señas agitando los brazos para que el arquero lanzara una segunda flecha con otra liana que no matara a ningún conejo, si yo la sujetaba podrían cruzar por ella ¿o no?
Bio
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Me coloqué de pie y retrocedí para alejarme del alocado Zoituano. Miré hacia atrás y solo vi lagartos acercándose. No había duda de que estábamos en un aprieto, en uno bastante raro: estábamos rodeados por docenas de lagartos y un anciano que, además de que hacía sonidos de mono, lanzaba granadas de humo con olor a pedos (entendí el chiste interno).
Por suerte Jeannie tuvo una idea, sin embargo, era una idea un tanto irracional, pues, sin importar qué hiciéramos por Zoituano, era poco probable que él nos ayudara después de que la elfa literalmente le quitara un ojo de encima.
Entonces Chucho decidió pensar como un psicópata y atacó al pobre anciano, de una forma vil y descarada. Luego agradeció a Jeannie por la idea, lo que me hizo comprender cuál era el verdadero mensaje en las palabras de la elfa: ella quería que los reptiles devoraran a Zoituano, pero tuvo que decir el plan de una manera encriptada para que él no descubriera nuestras intenciones.
–¡Vaya, Jeannie, eres brillante! –la felicité, le mostré un pulgar arriba y seguí a Chucho–. Descuida, las lechugas no tienen suficiente poder para maldecirnos –aseguré, medio en broma, pues… Chucho no hablaba en serio, ¿cierto?
De todas formas, al voltear, vi que las lechugas y el zorro habían desaparecido, y ahora solo se podía ver una tenue nube de humo en su lugar. ¿Acaso Zoituano se los había llevado? Pero él estaba siendo devorado, así que no pudo ser el responsable de eso.
Me di un par de palmadas en las mejillas para centrarme en lo importante: evitar que me comieran y que mi cuerpo se convirtiera en excremento de animal.
Bio decidió ser útil y, con una destreza superior a la mostrada anteriormente, llegó al otro lado del río. Sin embargo, cuando apenas tocó suelo todos nos percatamos de que no logró ayudarnos de ninguna manera.
–Bueno, Chucho, parece que tendrás que disparar otra flecha como antes –sugerí, desenvainando mi espada una vez más–. Jeannie y yo te daremos tiempo.
Dicho eso llené mis pulmones con aire y adopté una postura de combate. No obstante, eran tantos lagartos que con tan solo verlos ya me daba flojera. A pesar de esto, asesiné sin piedad alguna a los que se me aproximaban.
Entonces apareció de nuevo, detrás de la ola de reptiles, y su simple presencia desencadenó un escalofrío que recorrió mi columna.
–P-pero… –hablé con la voz entrecortada– ¿qué… demonios… eres?
Sí, aquél era Zoituano, esta vez sin ninguna herida; tenía ambos ojos intactos y no había rastro de sangre en su ropa. Y como antes, tenía su mirada fija en nosotros, sin parpadear.
Rápidamente miré hacia donde habían estado devorándolo y vi con total claridad que, en efecto, todavía los lagartos estaban comiendo a un Zoituano. Entonces ¿quién era este? ¿Acaso era su hermano gemelo o una ilusión? En caso de que fuera su hermano, era más que probable que nos odiara e intentara asesinarnos, sobre todo a Jeannie y a Chucho.
De pronto sacó una esfera de uno de sus bolsillos y la lanzó hacia el suelo. Esta vez la nube de humo fue mucho más densa y cubrió más terreno. Cuando se disipó, no solo el anciano había desaparecido, sino también todos los lagartos que estaban cerca de él.
Todavía me era difícil poder asimilar esas apariciones y desapariciones tan extrañas, pero esta vez nos había favorecido.
No lo pensé más y rebané a unos cuantos lagartos que se acercaban, hasta que noté la presencia del nuevo Zoituano, que esta vez estaba de cuclillas al lado de su difunto “hermano”. De hecho, estaba comiéndose los restos de este, mientras seguía mirándonos fijamente.
Por suerte Jeannie tuvo una idea, sin embargo, era una idea un tanto irracional, pues, sin importar qué hiciéramos por Zoituano, era poco probable que él nos ayudara después de que la elfa literalmente le quitara un ojo de encima.
Entonces Chucho decidió pensar como un psicópata y atacó al pobre anciano, de una forma vil y descarada. Luego agradeció a Jeannie por la idea, lo que me hizo comprender cuál era el verdadero mensaje en las palabras de la elfa: ella quería que los reptiles devoraran a Zoituano, pero tuvo que decir el plan de una manera encriptada para que él no descubriera nuestras intenciones.
–¡Vaya, Jeannie, eres brillante! –la felicité, le mostré un pulgar arriba y seguí a Chucho–. Descuida, las lechugas no tienen suficiente poder para maldecirnos –aseguré, medio en broma, pues… Chucho no hablaba en serio, ¿cierto?
De todas formas, al voltear, vi que las lechugas y el zorro habían desaparecido, y ahora solo se podía ver una tenue nube de humo en su lugar. ¿Acaso Zoituano se los había llevado? Pero él estaba siendo devorado, así que no pudo ser el responsable de eso.
Me di un par de palmadas en las mejillas para centrarme en lo importante: evitar que me comieran y que mi cuerpo se convirtiera en excremento de animal.
Bio decidió ser útil y, con una destreza superior a la mostrada anteriormente, llegó al otro lado del río. Sin embargo, cuando apenas tocó suelo todos nos percatamos de que no logró ayudarnos de ninguna manera.
–Bueno, Chucho, parece que tendrás que disparar otra flecha como antes –sugerí, desenvainando mi espada una vez más–. Jeannie y yo te daremos tiempo.
Dicho eso llené mis pulmones con aire y adopté una postura de combate. No obstante, eran tantos lagartos que con tan solo verlos ya me daba flojera. A pesar de esto, asesiné sin piedad alguna a los que se me aproximaban.
Entonces apareció de nuevo, detrás de la ola de reptiles, y su simple presencia desencadenó un escalofrío que recorrió mi columna.
–P-pero… –hablé con la voz entrecortada– ¿qué… demonios… eres?
Sí, aquél era Zoituano, esta vez sin ninguna herida; tenía ambos ojos intactos y no había rastro de sangre en su ropa. Y como antes, tenía su mirada fija en nosotros, sin parpadear.
Rápidamente miré hacia donde habían estado devorándolo y vi con total claridad que, en efecto, todavía los lagartos estaban comiendo a un Zoituano. Entonces ¿quién era este? ¿Acaso era su hermano gemelo o una ilusión? En caso de que fuera su hermano, era más que probable que nos odiara e intentara asesinarnos, sobre todo a Jeannie y a Chucho.
De pronto sacó una esfera de uno de sus bolsillos y la lanzó hacia el suelo. Esta vez la nube de humo fue mucho más densa y cubrió más terreno. Cuando se disipó, no solo el anciano había desaparecido, sino también todos los lagartos que estaban cerca de él.
Todavía me era difícil poder asimilar esas apariciones y desapariciones tan extrañas, pero esta vez nos había favorecido.
No lo pensé más y rebané a unos cuantos lagartos que se acercaban, hasta que noté la presencia del nuevo Zoituano, que esta vez estaba de cuclillas al lado de su difunto “hermano”. De hecho, estaba comiéndose los restos de este, mientras seguía mirándonos fijamente.
Rauko
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Cada vez los lagartos estaban más cerca, mi idea no podría ser llevada a cabo lo suficientemente rápido como para salvar nuestras vidas. La verdad es que era una idea genial, una lástima que mis compañeros de viaje no sean capaces de ver mi absoluta sabiduría lagartil.
Entonces Fred me agradece la idea, por fin, alguien que me comprende. Al final va a ser un chico listo y no un loco come-ardillas como pensaba que era desde el principio. Pero... ¿Se puede saber qué demonios está haciendo? Tan pronto como me distraigo un segundo observando a una fila de hormigas huir de los lagartos, Fred aprovecha para ensartar al pobre viejo que solo quería cruzar con sus lechugas al otro lado. Vaya desalmado está hecho, un auténtico villano de libro. Tendré que apuntarlo en mi lista de villanos, o eso haría si tuviera una lista o si siquiera supiese leer o escribir... Apuntaré aprender a escribir en mi lista de cosas por hacer.
Rauko me dice que soy brillante y levanta su pulgar en señal de... ¿En señal de qué?¿Acaso se está declarando? Oh dios mío, esto va muy deprisa para mi gusto. Me sonrojo un poco, es guapo, y muy simpático, pero el matrimonio... Pongo las manos alrededor de la boca por la vergüenza mientras me imagino el futuro. Una casita en el bosque, con muchas biusas y sabores distintos para cada día... Sería bonito pero... Ah, Jeannie, concéntrate, los lagartos se han entretenido durante unos segundos mientras se comían el cadáver, pero parece que están de vuelta a las andadas.
Bio aprovecha que los lagartos están entretenidos para huír de forma salvaje a través de las piedras, demostrando una vez más sus habilidades superiores. Pero eso solo me lleva a preguntarme por qué no lo hizo antes. Podría habernos librado de varios quebraderos de cabeza. Incluso podría haberse llevado una de las lechugas del viejo y nunca nos habría atacado. Maldito Bio... Cuando lleguemos al otro lado le regañaré, o le envenenaré con una galleta pasada. Sí, un buen dolor de estómago durante unos días será un buen castigo. Además le debe un ojo al viejo, nunca se lo habría arrancado de no ser por todo el malentendido. De hecho por culpa de Fred ahora Bio debe un viejo entero.
Entonces apareció de nuevo Zoituano, mientras se comían al cadáver del anterior. Vaya, parece que Bio se ha apresurado mucho a saldar su deuda de viejos. Aplaudo mentalmente su celeridad. Un hombre con recursos, desde luego. Pero hay algo que no encaja en todo esto. Me acerco a uno de los lagartos, le abro la boca y meto la cabeza dentro. Tal como pensaba, al mirar dentro de la boca del lagarto aparece la cabeza de Zoituano sobre su lengua. Cierro lentamente la boca y me alejo un par de pasos con la mano en el mentón, pensativa. Me acerco a otro lagarto, le abro la boca, miro dentro. Otro Zoituano, tal como me imaginaba. Me acerco a un tercer lagarto, le levanto la cola, otro Zoituano debajo. Me alejo unos pasos hacia Rauko para explicarle la situación.
- Oye Rauko, tanto el culo como la boca de los lagartos son Zoituanos, no comprendo qué pasa, pero esto es muy raro, creo que deberíamos dejar que se coman a Fred y seguir a Bio hasta el otro lado. Al fin y al cabo, él ha sacrificado a Zoituano, es justo que los lagartos lo sacrifiquen a él, ¿no crees?
Pongo una flecha en el arco y disparo a la cola de uno de los lagartos para dejarlo clavado en el suelo. La cola se le parte en dos y viene corriendo más rápidamente hacia nosotros, con un Zoituano colgando detrás en lugar de la cola.
- Ay, no, no, no... Rauko, tú puedes, venga, confío en ti.
Me envuelvo en magia y me acerco a la orilla del río, desde donde vienen nuevos lagartos. Salto sobre uno de ellos, le clavo una flecha en la cabeza para poder agarrarme y voy remando usando sus patas hacia la otra orilla.
Entonces Fred me agradece la idea, por fin, alguien que me comprende. Al final va a ser un chico listo y no un loco come-ardillas como pensaba que era desde el principio. Pero... ¿Se puede saber qué demonios está haciendo? Tan pronto como me distraigo un segundo observando a una fila de hormigas huir de los lagartos, Fred aprovecha para ensartar al pobre viejo que solo quería cruzar con sus lechugas al otro lado. Vaya desalmado está hecho, un auténtico villano de libro. Tendré que apuntarlo en mi lista de villanos, o eso haría si tuviera una lista o si siquiera supiese leer o escribir... Apuntaré aprender a escribir en mi lista de cosas por hacer.
Rauko me dice que soy brillante y levanta su pulgar en señal de... ¿En señal de qué?¿Acaso se está declarando? Oh dios mío, esto va muy deprisa para mi gusto. Me sonrojo un poco, es guapo, y muy simpático, pero el matrimonio... Pongo las manos alrededor de la boca por la vergüenza mientras me imagino el futuro. Una casita en el bosque, con muchas biusas y sabores distintos para cada día... Sería bonito pero... Ah, Jeannie, concéntrate, los lagartos se han entretenido durante unos segundos mientras se comían el cadáver, pero parece que están de vuelta a las andadas.
Bio aprovecha que los lagartos están entretenidos para huír de forma salvaje a través de las piedras, demostrando una vez más sus habilidades superiores. Pero eso solo me lleva a preguntarme por qué no lo hizo antes. Podría habernos librado de varios quebraderos de cabeza. Incluso podría haberse llevado una de las lechugas del viejo y nunca nos habría atacado. Maldito Bio... Cuando lleguemos al otro lado le regañaré, o le envenenaré con una galleta pasada. Sí, un buen dolor de estómago durante unos días será un buen castigo. Además le debe un ojo al viejo, nunca se lo habría arrancado de no ser por todo el malentendido. De hecho por culpa de Fred ahora Bio debe un viejo entero.
Entonces apareció de nuevo Zoituano, mientras se comían al cadáver del anterior. Vaya, parece que Bio se ha apresurado mucho a saldar su deuda de viejos. Aplaudo mentalmente su celeridad. Un hombre con recursos, desde luego. Pero hay algo que no encaja en todo esto. Me acerco a uno de los lagartos, le abro la boca y meto la cabeza dentro. Tal como pensaba, al mirar dentro de la boca del lagarto aparece la cabeza de Zoituano sobre su lengua. Cierro lentamente la boca y me alejo un par de pasos con la mano en el mentón, pensativa. Me acerco a otro lagarto, le abro la boca, miro dentro. Otro Zoituano, tal como me imaginaba. Me acerco a un tercer lagarto, le levanto la cola, otro Zoituano debajo. Me alejo unos pasos hacia Rauko para explicarle la situación.
- Oye Rauko, tanto el culo como la boca de los lagartos son Zoituanos, no comprendo qué pasa, pero esto es muy raro, creo que deberíamos dejar que se coman a Fred y seguir a Bio hasta el otro lado. Al fin y al cabo, él ha sacrificado a Zoituano, es justo que los lagartos lo sacrifiquen a él, ¿no crees?
Pongo una flecha en el arco y disparo a la cola de uno de los lagartos para dejarlo clavado en el suelo. La cola se le parte en dos y viene corriendo más rápidamente hacia nosotros, con un Zoituano colgando detrás en lugar de la cola.
- Ay, no, no, no... Rauko, tú puedes, venga, confío en ti.
Me envuelvo en magia y me acerco a la orilla del río, desde donde vienen nuevos lagartos. Salto sobre uno de ellos, le clavo una flecha en la cabeza para poder agarrarme y voy remando usando sus patas hacia la otra orilla.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Finalmente había llegado al otro lado del río y desde aquí las cosas se veían un poco diferentes a lo que lucían desde el otro lado, sacudí la cabeza varias veces para asegurarme que lo que estaba viendo no era solo alguna alucinación por algún golpe en mi cabeza que por alguna razón no lograba recordar, pero no, parecía estar todo bien conmigo, entonces ¿por qué todo se veía tan distinto desde este lado?
Y es que la situación era bastante difícil de describir, en primer lugar no lograba ver a Fred aunque antes de pasar a este lado lo había dejado allá con los otros, estos por su parte, parecían estar peleando con alguna fuerza invisible que no les hacía nada pero ellos pensaban que sí, señalaban hacia nada como si realmente hubiera algo ahí. Entrecerré los ojos para agudizar mi visión y ver si realmente había algo que yo no estaba viendo y no, nada, no había rastro de lagartos, zoituanos raros, chuchos, nada de nada, lo que sí había era un extraño y casi imperceptible vapor que salía del piso, parecía provenir de unas setas que los chicos pisaban sin cuidado alguno y que rociaban este gas extraño que seguramente los estaba haciendo alucinar.
¡Hey!- Grité desde el otro lado mientras daba saltos y agitaba los brazos para que me vieran pero estaban muy distraídos alucinando cosas raras por culpa de aquellas setas, estaba difícil hacerlos entrar en razón al menos desde esa distancia, así que hice lo que era mejor para todos, la decisión más acertada que se me pudo ocurrir, me di media vuelta y me fui solo.
Miento, es broma, no me fui, pero sí que lo pensé un par de veces, de todos modos, desde este lado todo se veía más tranquilo, incluso el río no parecía tan rudo, ni tampoco estaba plagado de lagartos, ni había un fulano montado en un bote sin parpadear, así que tomé mi camisa de la que siempre podía arrancar un pedazo y mágicamente se arreglaba sola para la próxima aventura y me hice una improvisada máscara para regresar a buscar a mis compañeros.
Con la tela bien amarrada a la cara y aguantando la respiración como bien podía, eso solo por precaución, me dispuse a cruzar el río que en su parte más profunda solo me llegaba hasta el pecho, avancé sujetándome de las rocas para que la corriente no me arrastrara y llegué de nuevo al otro lado donde mis compañeros peleaban contra lo que sus mentes habían inventado, le aplaudí en la cara a la chica ardilla y le di una cachetada a Rauko para hacerlos entrar en razón -Ignoren lo que están viendo, solo está en sus mentes- intenté tomarlos del brazo y arrastrarlos al agua esperando que en su estado no tuvieran suficiente fuerza como para soltarse.
Una vez en el río lo primero que intenté fue zambullirlos de cabeza, no solo por maldad, sino porque el agua en la cara seguramente ayudaría a contrarrestar los efectos alucinógenos del gas que segregaban las setas, luego de eso solo restaba continuar caminando hacia el otro lado del río y por fin habríamos sobrevivido a tan extraña pesadilla.
Y es que la situación era bastante difícil de describir, en primer lugar no lograba ver a Fred aunque antes de pasar a este lado lo había dejado allá con los otros, estos por su parte, parecían estar peleando con alguna fuerza invisible que no les hacía nada pero ellos pensaban que sí, señalaban hacia nada como si realmente hubiera algo ahí. Entrecerré los ojos para agudizar mi visión y ver si realmente había algo que yo no estaba viendo y no, nada, no había rastro de lagartos, zoituanos raros, chuchos, nada de nada, lo que sí había era un extraño y casi imperceptible vapor que salía del piso, parecía provenir de unas setas que los chicos pisaban sin cuidado alguno y que rociaban este gas extraño que seguramente los estaba haciendo alucinar.
¡Hey!- Grité desde el otro lado mientras daba saltos y agitaba los brazos para que me vieran pero estaban muy distraídos alucinando cosas raras por culpa de aquellas setas, estaba difícil hacerlos entrar en razón al menos desde esa distancia, así que hice lo que era mejor para todos, la decisión más acertada que se me pudo ocurrir, me di media vuelta y me fui solo.
Miento, es broma, no me fui, pero sí que lo pensé un par de veces, de todos modos, desde este lado todo se veía más tranquilo, incluso el río no parecía tan rudo, ni tampoco estaba plagado de lagartos, ni había un fulano montado en un bote sin parpadear, así que tomé mi camisa de la que siempre podía arrancar un pedazo y mágicamente se arreglaba sola para la próxima aventura y me hice una improvisada máscara para regresar a buscar a mis compañeros.
Con la tela bien amarrada a la cara y aguantando la respiración como bien podía, eso solo por precaución, me dispuse a cruzar el río que en su parte más profunda solo me llegaba hasta el pecho, avancé sujetándome de las rocas para que la corriente no me arrastrara y llegué de nuevo al otro lado donde mis compañeros peleaban contra lo que sus mentes habían inventado, le aplaudí en la cara a la chica ardilla y le di una cachetada a Rauko para hacerlos entrar en razón -Ignoren lo que están viendo, solo está en sus mentes- intenté tomarlos del brazo y arrastrarlos al agua esperando que en su estado no tuvieran suficiente fuerza como para soltarse.
Una vez en el río lo primero que intenté fue zambullirlos de cabeza, no solo por maldad, sino porque el agua en la cara seguramente ayudaría a contrarrestar los efectos alucinógenos del gas que segregaban las setas, luego de eso solo restaba continuar caminando hacia el otro lado del río y por fin habríamos sobrevivido a tan extraña pesadilla.
Bio
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
A pesar de lo extraña que era la situación, Jeannie se dedicó a examinar a los lagartos con total tranquilidad, como si nuestras preciadas vidas no estuvieran en peligro. Luego se acercó y me reveló su conclusión. Y la primera frase que pronunció fue mucho más rara que el hecho de que un Zoituano estuviera comiéndose a otro Zoituano.
–Creo que… –No me sentiría bien sacrificando a Chucho. Volteé hacia él… y no lo encontré–. ¡¿Y Chucho?! –Miré hacia todos lados–. ¡Escapó el infeliz! –acusé, pensando que ya no me sentiría mal sacrificándolo.
Pero no había tiempo para el drama innecesario. Un lagarto, cuya cola era otro Zoituano, venía en mi dirección con claras intenciones hostiles, mientras que Jeannie emprendía su huida, abandonándome cruelmente también. Pero tampoco había tiempo para deprimirme por eso último.
Adopté una postura defensiva. Fijé mi mirada en la amenaza. Empuñé mi espada con fuerza. Di un paso adelante cuando el lagarto entró en mi rango de alcance y saltó hacia mí. Y entonces realicé un majestuoso tajo de izquierda a derecha.
En un movimiento perfecto, las cuchillas duales de mi espada trazaron un doble arco horizontal, haciendo silbar el aire. El lagarto fue seccionado en tres, y cada trozo, al caer al suelo, se convirtió en una nube de humo verde para luego disiparse en el viento.
Repentinamente una fuerza estremecedora chocó contra mi mejilla, haciendo que mi cerebro rebotara dentro de mi cráneo y que se me salieran los mocos y la baba.
Sacudí mi cabeza para volver en sí, y entonces vi a Bio dándome una advertencia.
–¿Solo en nuestras mentes? –balbuceé. Mi consciencia no se recuperaba aún del golpe. Dejé que me arrastrara hacia donde sea que me llevara, y finalmente desperté cuando fui sumergido en el agua. Me liberé del agarre de Bio y me levanté de inmediato, tomando una bocanada de aire luego.
Antes de protestar, noté que ya no había lagartos ni Zoituanos por ninguna parte. También vi las setas venenosas y comprendí lo que había sucedido. Pero surgieron nuevas dudas. Envainé mi espada, me peiné hacia atrás para no tener cabellos húmedos fastidiándome la cara y pregunté:
–¿Todos vimos a un anciano que no parpadeaba o solo fue mi imaginación?
Recordé cuando choqué contra Zoituano. Definitivamente eso no había sido una alucinación. Así que llegué a una conclusión.
–Chicos… –continué, mirando con desconfianza el lugar donde luchamos contra enemigos imaginarios–, creo que las setas no fueron lo único que nos afectó: estuvimos atrapados en la ilusión de un brujo, que usó el efecto de las setas para potenciar su hechizo. –Presioné mis labios con mi pulgar derecho, pensativo. Luego dejé de analizar la situación y me encogí de hombros–. O tal vez solo estoy paranoico. Pero, sea como sea, mejor avancemos cuanto antes.
Miré mi espalda para asegurarme de que todavía tenía la madera del árbol mata rubias y después caminé rápidamente hacia el otro lado del río, que no era tan difícil de cruzar como parecía al principio. También le eché un vistazo breve a mis compañeros para ver si estaban bien.
Una vez al otro lado, busqué con la mirada cualquier indicio de un Zoituano o algo sospechoso. Si de verdad había un brujo ilusionista, debía estar cerca. Así que no me parecía prudente bajar la guardia.
–Creo que… –No me sentiría bien sacrificando a Chucho. Volteé hacia él… y no lo encontré–. ¡¿Y Chucho?! –Miré hacia todos lados–. ¡Escapó el infeliz! –acusé, pensando que ya no me sentiría mal sacrificándolo.
Pero no había tiempo para el drama innecesario. Un lagarto, cuya cola era otro Zoituano, venía en mi dirección con claras intenciones hostiles, mientras que Jeannie emprendía su huida, abandonándome cruelmente también. Pero tampoco había tiempo para deprimirme por eso último.
Adopté una postura defensiva. Fijé mi mirada en la amenaza. Empuñé mi espada con fuerza. Di un paso adelante cuando el lagarto entró en mi rango de alcance y saltó hacia mí. Y entonces realicé un majestuoso tajo de izquierda a derecha.
En un movimiento perfecto, las cuchillas duales de mi espada trazaron un doble arco horizontal, haciendo silbar el aire. El lagarto fue seccionado en tres, y cada trozo, al caer al suelo, se convirtió en una nube de humo verde para luego disiparse en el viento.
Repentinamente una fuerza estremecedora chocó contra mi mejilla, haciendo que mi cerebro rebotara dentro de mi cráneo y que se me salieran los mocos y la baba.
Sacudí mi cabeza para volver en sí, y entonces vi a Bio dándome una advertencia.
–¿Solo en nuestras mentes? –balbuceé. Mi consciencia no se recuperaba aún del golpe. Dejé que me arrastrara hacia donde sea que me llevara, y finalmente desperté cuando fui sumergido en el agua. Me liberé del agarre de Bio y me levanté de inmediato, tomando una bocanada de aire luego.
Antes de protestar, noté que ya no había lagartos ni Zoituanos por ninguna parte. También vi las setas venenosas y comprendí lo que había sucedido. Pero surgieron nuevas dudas. Envainé mi espada, me peiné hacia atrás para no tener cabellos húmedos fastidiándome la cara y pregunté:
–¿Todos vimos a un anciano que no parpadeaba o solo fue mi imaginación?
Recordé cuando choqué contra Zoituano. Definitivamente eso no había sido una alucinación. Así que llegué a una conclusión.
–Chicos… –continué, mirando con desconfianza el lugar donde luchamos contra enemigos imaginarios–, creo que las setas no fueron lo único que nos afectó: estuvimos atrapados en la ilusión de un brujo, que usó el efecto de las setas para potenciar su hechizo. –Presioné mis labios con mi pulgar derecho, pensativo. Luego dejé de analizar la situación y me encogí de hombros–. O tal vez solo estoy paranoico. Pero, sea como sea, mejor avancemos cuanto antes.
Miré mi espalda para asegurarme de que todavía tenía la madera del árbol mata rubias y después caminé rápidamente hacia el otro lado del río, que no era tan difícil de cruzar como parecía al principio. También le eché un vistazo breve a mis compañeros para ver si estaban bien.
Una vez al otro lado, busqué con la mirada cualquier indicio de un Zoituano o algo sospechoso. Si de verdad había un brujo ilusionista, debía estar cerca. Así que no me parecía prudente bajar la guardia.
Rauko
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Aparentemente los Zoituanos, o los lagartos, se habían tragado a Fred. No lo veo por ninguna parte. Si se lo han comido deberíamos rezar unas plegarias al llegar al otro lado. Incluso intentar adoptar la ardilla gigante que tenía entre los brazos. Aunque... Tampoco está por ningún sitio. Sigo remando poco a poco por la orilla, sin mucho éxito, puesto que solo consigo ir en círculos.
Bio salió del fondo del río. Bueno, o algo así, el caso es que salió de la nada, como si lo hubiese escupido un kraken. Algún día me gustaría acariciar uno. Un kraken, no un Bio. Los Bio parecen seres demasiado ásperos para acariciar.
Estaba a puntito de saludarle cuando me baja de un empujón del lagarto y me tira al agua gritando no sé qué que solo está en mi mente. Seguramente sea solo una excusa para ahogar gente. Ese hombre está desquiciado, las muertes recientes le han vuelto paranoico. Consigo sacar la cabeza de las profundidades del río, no llegaba con los pies al suelo, así que me agarré al lagarto... Que ahora se ha convertido en un tocón de madera.
-¿Eh? Esto no es... -En efecto, tenía mis flechas clavadas. Entonces eso era el lagarto... Miro hacia Bio, al final no estaba tan desquiciado como pensé en un principio. -¡No hacía falta que me tiraras al río! A ver cómo nos secamos ahora, moriremos de una pulmonía...
Rauko habla sobre un brujo que ha utilizado setas para conjurar demonios reptiles y viejos que no parpadean. O eso es lo que yo he entendido de todo lo que ha dicho. La verdad, aquellos dos cada día decían cosas más incoherentes. Por suerte me tenían a mi para recuperar un poco de cordura.
- No hay ningún brujo, Rauko, todo es imaginación tuya, sobretodo lo de esas setas mágicas. -Le doy unos golpecitos en el hombro cuando se mete en el agua y niego con la cabeza. -Cuando lleguemos al otro lado deberías descansar, empiezas a delirar muy fuerte.
El río era demasiado profundo para que yo fuera caminando como mis compañeros, además la corriente no ayudaba mucho. Me aferré con todas mis fuerzas al tocón y me agarré a la vaina de la espada de Rauko. Ya que se llevaba a sí mismo al otro lado, seguramente no le importaría arrastrar una elfa guapa como yo con él.
Una vez en el otro lado me sacudo el agua. Hace frío y una hoguera sería genial para secarnos y compartir experiencias del otro lado del río. Aunque... Lo primero era lo primero.
-Oh, amo y señor de los ríos... -Me arrodillo en la orilla. -Llévese el alma del estúpido arquero torpe a un lugar mejor.
Era sin duda la mejor de las plegarias que se me ocurriría jamás. No era para nada ofensiva. Nunca se me ocurriría decir nada ofensivo al amo y señor de los ríos.
Bio salió del fondo del río. Bueno, o algo así, el caso es que salió de la nada, como si lo hubiese escupido un kraken. Algún día me gustaría acariciar uno. Un kraken, no un Bio. Los Bio parecen seres demasiado ásperos para acariciar.
Estaba a puntito de saludarle cuando me baja de un empujón del lagarto y me tira al agua gritando no sé qué que solo está en mi mente. Seguramente sea solo una excusa para ahogar gente. Ese hombre está desquiciado, las muertes recientes le han vuelto paranoico. Consigo sacar la cabeza de las profundidades del río, no llegaba con los pies al suelo, así que me agarré al lagarto... Que ahora se ha convertido en un tocón de madera.
-¿Eh? Esto no es... -En efecto, tenía mis flechas clavadas. Entonces eso era el lagarto... Miro hacia Bio, al final no estaba tan desquiciado como pensé en un principio. -¡No hacía falta que me tiraras al río! A ver cómo nos secamos ahora, moriremos de una pulmonía...
Rauko habla sobre un brujo que ha utilizado setas para conjurar demonios reptiles y viejos que no parpadean. O eso es lo que yo he entendido de todo lo que ha dicho. La verdad, aquellos dos cada día decían cosas más incoherentes. Por suerte me tenían a mi para recuperar un poco de cordura.
- No hay ningún brujo, Rauko, todo es imaginación tuya, sobretodo lo de esas setas mágicas. -Le doy unos golpecitos en el hombro cuando se mete en el agua y niego con la cabeza. -Cuando lleguemos al otro lado deberías descansar, empiezas a delirar muy fuerte.
El río era demasiado profundo para que yo fuera caminando como mis compañeros, además la corriente no ayudaba mucho. Me aferré con todas mis fuerzas al tocón y me agarré a la vaina de la espada de Rauko. Ya que se llevaba a sí mismo al otro lado, seguramente no le importaría arrastrar una elfa guapa como yo con él.
Una vez en el otro lado me sacudo el agua. Hace frío y una hoguera sería genial para secarnos y compartir experiencias del otro lado del río. Aunque... Lo primero era lo primero.
-Oh, amo y señor de los ríos... -Me arrodillo en la orilla. -Llévese el alma del estúpido arquero torpe a un lugar mejor.
Era sin duda la mejor de las plegarias que se me ocurriría jamás. No era para nada ofensiva. Nunca se me ocurriría decir nada ofensivo al amo y señor de los ríos.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Finalmente tras una larga lucha y mucho chapaleo de agua conseguimos llegar al otro lado del río, tenía los brazos cansados de tanto llevar remolcados a estos niños, la primera reacción de Rauko había sido preguntar por el viejo Zoituano, al parecer todos lo habíamos visto por lo que podría ser parte de una sospechosa y conveniente alucinación colectiva, pero el problema iba más allá de eso, muchas de las personas que visitaban esta zona terminaban viendo al mismo Zoituano dando fundamento a su leyenda, el mismo viejo que no parpadeaba y que desaparecía lanzando bombas de humo.
Creo que todos vimos eso- Le respondí aunque sin tener todavía explicaciones, y es que el asunto ciertamente era bastante raro, aunque no tan raro como los hábitos de la niña ardilla quien afortunadamente parecía tenerlo todo claro, la idea de Rauko y eso que habíamos visto era seguramente algún tipo de conspiración orquestada por los mismos que aseguraban que Aerandir existía sobre un mundo redondo, cuando a todas luces estaba más que claro que era una tierra plana pero en fin, cada quien a sus locuras.
Decidí enfocarme en nuestro objetivo principal que era llegar a la torre antes de la salida del sol -Yo digo que nos demos prisa en llegar a la… ¿qué estás haciendo?- Me interrumpí para preguntarle a la chica que recitaba algún tipo de oración rara y sin sentido -Él no está muerto, solo está… pues… tal vez fue al baño, dijo que necesitaba ir al baño, él y su perro- Intenté excusarlo o al menos encontrarle un final feliz para no pensar en algún trágico y muy posible final, de cualquier manera no había mucho tiempo para pensar en eso pues de inmediato algo llamó mi atención.
Silencio- Dije a los chicos mientras señalaba hacia los lados, nos encontrábamos en un terreno arenoso rodeado de piedras por un lado y árboles por el otro, vestigios del bosque de Midgar, tal vez, fuera como fuera, había algo corriendo alrededor de nosotros pero no lograba verlo. Señalé al piso, había huellas, al parecer algo corría alrededor de nosotros tan rápido que no lográbamos verlo, o tal vez, algo invisible avanzaba a ratos y luego se detenía -Hay algo ahí- Señalé donde se detenían las huellas en la arena pero luego hubo más movimiento tras nosotros.
Vamos chicos, es mejor movernos- Señalé en dirección al sur y comencé a caminar de prisa siempre atento a las extrañas pisadas de aquella cosa invisible o veloz que nos estaba acechando, buscar alguna manera de descubrir lo que estaba sucediendo tomaría seguramente mucho tiempo y apenas quedaba un par de horas para que saliera el sol, debíamos movernos rápido o este vampiro se convertiría en pan tostado.
Creo que todos vimos eso- Le respondí aunque sin tener todavía explicaciones, y es que el asunto ciertamente era bastante raro, aunque no tan raro como los hábitos de la niña ardilla quien afortunadamente parecía tenerlo todo claro, la idea de Rauko y eso que habíamos visto era seguramente algún tipo de conspiración orquestada por los mismos que aseguraban que Aerandir existía sobre un mundo redondo, cuando a todas luces estaba más que claro que era una tierra plana pero en fin, cada quien a sus locuras.
Decidí enfocarme en nuestro objetivo principal que era llegar a la torre antes de la salida del sol -Yo digo que nos demos prisa en llegar a la… ¿qué estás haciendo?- Me interrumpí para preguntarle a la chica que recitaba algún tipo de oración rara y sin sentido -Él no está muerto, solo está… pues… tal vez fue al baño, dijo que necesitaba ir al baño, él y su perro- Intenté excusarlo o al menos encontrarle un final feliz para no pensar en algún trágico y muy posible final, de cualquier manera no había mucho tiempo para pensar en eso pues de inmediato algo llamó mi atención.
Silencio- Dije a los chicos mientras señalaba hacia los lados, nos encontrábamos en un terreno arenoso rodeado de piedras por un lado y árboles por el otro, vestigios del bosque de Midgar, tal vez, fuera como fuera, había algo corriendo alrededor de nosotros pero no lograba verlo. Señalé al piso, había huellas, al parecer algo corría alrededor de nosotros tan rápido que no lográbamos verlo, o tal vez, algo invisible avanzaba a ratos y luego se detenía -Hay algo ahí- Señalé donde se detenían las huellas en la arena pero luego hubo más movimiento tras nosotros.
Vamos chicos, es mejor movernos- Señalé en dirección al sur y comencé a caminar de prisa siempre atento a las extrañas pisadas de aquella cosa invisible o veloz que nos estaba acechando, buscar alguna manera de descubrir lo que estaba sucediendo tomaría seguramente mucho tiempo y apenas quedaba un par de horas para que saliera el sol, debíamos movernos rápido o este vampiro se convertiría en pan tostado.
Bio
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Bio también lo había visto, lo que podría significar que mi hipótesis no estaba tan lejos de la realidad como creí. Por su parte, Jeannie me acusó de loco, pero asentí a su consejo de todas formas. Estaba demasiado cansado como para intentar convencerla de algo de lo que ni yo estaba completamente seguro.
–Bueno, de verdad quiero tomarme mi bien merecidito descansito –confesé en voz baja. Luego bostecé.
Cuando empecé a cruzar el río, noté el peso adicional al instante; Jeannie se había agarrado de mi espada. Creyendo que sería mejor no quejarme, llené mis pulmones con aire y me esforcé más para llegar al otro lado.
Actué como su esclavo en ese momento, pero no me agradeció cuando finalmente cruzamos. No. En vez de eso la malagradecida prefirió rezar por Chucho, cuya presencia podría haber sido solo una ilusión. Suspiré profundamente, bajando los hombros. Pensé en quejarme repitiendo el mismo drama de antes, pero me dio flojera.
De pronto Bio notó algo. Tensé los músculos e instintivamente llevé mi mano hacia la empuñadura de mi espada. Barrí el lugar con la mirada, notando las huellas en el suelo. Cerré los ojos y me esforcé en ignorar cualquier ruido que no fuera el de la naturaleza. Escuché pasos desde distintas direcciones.
–No puede ser –murmuré. Estábamos rodeados por personas invisibles. Tal vez dos o tres–. Parece que todavía no podré descansar. –Y eso era frustrante. Tomarse un descanso nunca había sido tan difícil–. Sí. –Asentí al plan de Bio, resignado, y caminé tras él, sin bajar la guardia–. Jeannie, permanece cerca de nosotros, por favor. –Si ella, con solo una ramita, pudo vencer fácilmente a dos guerreros experimentados, entonces sería de gran ayuda contra los invisibles.
Unos cuantos segundos después, bajé mi mano, la cual había tenido pegada a la empuñadura de mi espada todo el rato. Hasta el momento los invisibles solo se habían limitado a seguirnos manteniendo cierta distancia entre nosotros. ¿Tal vez querían atacar cuando bajáramos la guardia? ¿O solo querían fastidiarnos?
Miré hacia el horizonte. El cielo comenzaba a teñirse con distintos tonos púrpuras. Entonces miré a Bio, luego al horizonte, luego a Bio, luego al horizonte, luego a Bio, luego al mosquito que apareció de la nada para intentar entrar por mi nariz. Sacudí una mano para espantarlo.
Fue en ese instante cuando supe qué hacer.
–¿Será posible secar mi ropa canalizando adecuadamente mi energía? –dije con curiosidad–. Lo intentaré.
Concentré una gran cantidad de energía en un punto específico de mi pecho, formando en dicha zona un halo de luz, el cual me brindaba también un calor muy leve, no lo suficiente para secar la ropa. Ignorando esos detalles, hice que el cúmulo de energía fuera recorriendo mi piel, trazando un camino aleatorio.
Cuando escuché el sonido de unos pasos desde mi derecha, por fortuna tenía la energía en mi costado derecho, así que, sin perder ni un segundo, disparé toda esa energía hacia el objetivo invisible.[1]
El rayo de luz creó un destello a unos cuantos metros a mi derecha, cuando chocó contra algo, y ese algo terminó cayendo al río.
–¡¿Eh?! –fue lo que dije cuando noté que el invisible era, nada más y nada menos, que un Zoituano, el cual acababa de perder el hechizo de invisibilidad–. No usé demasiada energía como para matarlo ni nada, así que… ¿por qué no se mueve? –pregunté, extrañado. El Zoituano estaba dejándose llevar por la corriente del río, boca arriba, con su mirada perdida en el cielo.
Nuevamente se escucharon más pasos, esta vez desde el lado contrario.
–No puede ser –volví a murmurar. Todavía quedaba otra molestia y yo ya no tenía suficiente energía para usar el truco de antes–. Por favor, déjennos tranquilos –rogué–. ¡Quiero dormir!
–Bueno, de verdad quiero tomarme mi bien merecidito descansito –confesé en voz baja. Luego bostecé.
Cuando empecé a cruzar el río, noté el peso adicional al instante; Jeannie se había agarrado de mi espada. Creyendo que sería mejor no quejarme, llené mis pulmones con aire y me esforcé más para llegar al otro lado.
Actué como su esclavo en ese momento, pero no me agradeció cuando finalmente cruzamos. No. En vez de eso la malagradecida prefirió rezar por Chucho, cuya presencia podría haber sido solo una ilusión. Suspiré profundamente, bajando los hombros. Pensé en quejarme repitiendo el mismo drama de antes, pero me dio flojera.
De pronto Bio notó algo. Tensé los músculos e instintivamente llevé mi mano hacia la empuñadura de mi espada. Barrí el lugar con la mirada, notando las huellas en el suelo. Cerré los ojos y me esforcé en ignorar cualquier ruido que no fuera el de la naturaleza. Escuché pasos desde distintas direcciones.
–No puede ser –murmuré. Estábamos rodeados por personas invisibles. Tal vez dos o tres–. Parece que todavía no podré descansar. –Y eso era frustrante. Tomarse un descanso nunca había sido tan difícil–. Sí. –Asentí al plan de Bio, resignado, y caminé tras él, sin bajar la guardia–. Jeannie, permanece cerca de nosotros, por favor. –Si ella, con solo una ramita, pudo vencer fácilmente a dos guerreros experimentados, entonces sería de gran ayuda contra los invisibles.
Unos cuantos segundos después, bajé mi mano, la cual había tenido pegada a la empuñadura de mi espada todo el rato. Hasta el momento los invisibles solo se habían limitado a seguirnos manteniendo cierta distancia entre nosotros. ¿Tal vez querían atacar cuando bajáramos la guardia? ¿O solo querían fastidiarnos?
Miré hacia el horizonte. El cielo comenzaba a teñirse con distintos tonos púrpuras. Entonces miré a Bio, luego al horizonte, luego a Bio, luego al horizonte, luego a Bio, luego al mosquito que apareció de la nada para intentar entrar por mi nariz. Sacudí una mano para espantarlo.
Fue en ese instante cuando supe qué hacer.
–¿Será posible secar mi ropa canalizando adecuadamente mi energía? –dije con curiosidad–. Lo intentaré.
Concentré una gran cantidad de energía en un punto específico de mi pecho, formando en dicha zona un halo de luz, el cual me brindaba también un calor muy leve, no lo suficiente para secar la ropa. Ignorando esos detalles, hice que el cúmulo de energía fuera recorriendo mi piel, trazando un camino aleatorio.
Cuando escuché el sonido de unos pasos desde mi derecha, por fortuna tenía la energía en mi costado derecho, así que, sin perder ni un segundo, disparé toda esa energía hacia el objetivo invisible.[1]
El rayo de luz creó un destello a unos cuantos metros a mi derecha, cuando chocó contra algo, y ese algo terminó cayendo al río.
–¡¿Eh?! –fue lo que dije cuando noté que el invisible era, nada más y nada menos, que un Zoituano, el cual acababa de perder el hechizo de invisibilidad–. No usé demasiada energía como para matarlo ni nada, así que… ¿por qué no se mueve? –pregunté, extrañado. El Zoituano estaba dejándose llevar por la corriente del río, boca arriba, con su mirada perdida en el cielo.
Nuevamente se escucharon más pasos, esta vez desde el lado contrario.
–No puede ser –volví a murmurar. Todavía quedaba otra molestia y yo ya no tenía suficiente energía para usar el truco de antes–. Por favor, déjennos tranquilos –rogué–. ¡Quiero dormir!
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[1] Usé mi habi level 0: Lente convergenteRauko
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Apenas había terminado de recitar mi ritual de despedida del alma de Fred para el señor de los ríos cuando Bio se acerca a intentar animarme. Según él no está muerto, tan solo se ha ido al baño con el perro. Pero a mi no me engaña, no, yo sé la verdad. Ha muerto de alguna forma absurda imposible de imaginar.
Estaba a punto de contarles mis teorías al respecto cuando Bio pide silencio. No sé si sabía con antelación que iba a decir algo y no quiere escucharme, o es que ha oído algo por aquí cerca y necesita concentrarse para urdir el nuevo plan de huida. Cualquiera que sea de las dos, decido que lo mejor será guardarme mis teorías para más tarde.
Rauko también parecía haber escuchado o visto algo, me dice que no me separe de ellos. Lo cual estaba realmente, a punto de hacer. Lo único que habían conseguido aquellos dos desde que los encontré, había sido atraer un problema tras otro.
La cuestión es que ahora mismo los dos estaban tensos. Yo la verdad es que todavía no había visto nada y me dedicaba a observar el paisaje alegremente mientras soñaba con una buena hoguera para secar mis ropas. Con respecto a eso último, Rauko se puso a hablar solo y a brillar como una estrellita. Moví la cabeza de lado a lado en señal de desaprobación. Estaba gastando energía tontamente cuando llevaba varias horas murmurando que necesitaba descansar.
Debo decir que yo iba detrás de él cuando sucedió. Algo alerta a Rauko por su derecha. El elfo en lugar de mirar como una persona normal y tal vez pinchar un par de veces con la espada, decide que lo mejor es lanzar un rayo de luz mortal. Por suerte yo estaba en el otro lado, pero ¿qué pasaría si la próxima vez le diera por disparar por ahí? Era mejor apurar un poco el paso y acercarse a Bio, parecía menos violento.
Ahora el elfo parecía absorto mirando el cadáver que él mismo se había encargado de derribar.
-Oye Rauko, ¿por qué no le haces el boca a boca? Tal vez consigas que vuelva a la vida. -Le hago gestos con la mano para animarle mientras me alejo unos pasos. -Ve, ve, confiamos en ti. -Tras decir eso me escondo detrás de Bio. Sería un buen escudo en caso de que al elfo le diera por lanzar más rayos de luz.
Estaba a punto de contarles mis teorías al respecto cuando Bio pide silencio. No sé si sabía con antelación que iba a decir algo y no quiere escucharme, o es que ha oído algo por aquí cerca y necesita concentrarse para urdir el nuevo plan de huida. Cualquiera que sea de las dos, decido que lo mejor será guardarme mis teorías para más tarde.
Rauko también parecía haber escuchado o visto algo, me dice que no me separe de ellos. Lo cual estaba realmente, a punto de hacer. Lo único que habían conseguido aquellos dos desde que los encontré, había sido atraer un problema tras otro.
La cuestión es que ahora mismo los dos estaban tensos. Yo la verdad es que todavía no había visto nada y me dedicaba a observar el paisaje alegremente mientras soñaba con una buena hoguera para secar mis ropas. Con respecto a eso último, Rauko se puso a hablar solo y a brillar como una estrellita. Moví la cabeza de lado a lado en señal de desaprobación. Estaba gastando energía tontamente cuando llevaba varias horas murmurando que necesitaba descansar.
Debo decir que yo iba detrás de él cuando sucedió. Algo alerta a Rauko por su derecha. El elfo en lugar de mirar como una persona normal y tal vez pinchar un par de veces con la espada, decide que lo mejor es lanzar un rayo de luz mortal. Por suerte yo estaba en el otro lado, pero ¿qué pasaría si la próxima vez le diera por disparar por ahí? Era mejor apurar un poco el paso y acercarse a Bio, parecía menos violento.
Ahora el elfo parecía absorto mirando el cadáver que él mismo se había encargado de derribar.
-Oye Rauko, ¿por qué no le haces el boca a boca? Tal vez consigas que vuelva a la vida. -Le hago gestos con la mano para animarle mientras me alejo unos pasos. -Ve, ve, confiamos en ti. -Tras decir eso me escondo detrás de Bio. Sería un buen escudo en caso de que al elfo le diera por lanzar más rayos de luz.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Avanzábamos sin parar por ninguna razón hasta que de pronto Rauko sí lo hizo, lanzando además una ráfaga de luz que antes lo había estado recorriendo -¡Le diste!- Dije con alegría al notar que aquel coso salió empujado hacia atrás dejándose ver al fin, era un Zoituano como los otros -Hay más- Dije señalando hacia los lados, eso explicaba el por qué las huellas parecían desaparecer y aparecer en otros lados -Allí están- Señalé al último punto donde se habían agrupado las pisadas antes que Rauko derribara a uno de ellos -¡¡Que no se escapen!!- Grité emocionado mientras comenzaba a correr tras ellos durante un rato.
Corrí tan rápido que no supe cómo y cuándo me quedé solo con los raros especímenes, la persecución había sido larga pero a la vez parecía que todo había sucedido en un parpadeo, ya no podía distinguir si todo aquello era la realidad o había sido atrapado en otra ilusión, la primera opción era muy rara y la segunda era peligrosa, porque para engañarme tenían que ser brujos ilusionistas muy poderosos.
Alejados de la playa entramos a un terreno semiboscoso por la cercanía al bosque de los elfos y entonces se dieron cuenta de lo evidente, ellos estaban huyendo a pesar de que eran más que yo, así que detuvieron sus pasos, se dejaron ver y comenzaron a perseguirme de vuelta; obviamente comencé a correr en sentido contrario hasta donde había comenzado todo -Debí dejar que se fueran- Me dije murmurando y como sucede siempre que alguien va huyendo, tropecé con una rama y me caí -Rayos- Me levanté de prisa pero para cuando lo conseguí ya me habían rodeado.
Me miraban todos a la vez, con la vista fija, los ojos grandes y sin parpadear para nada -Me rindo- Dije levantando las manos, en medio de la carrera había perdido de vista a mis compañeros pero esperaba que estuvieran cerca -¡Me rindo!- Grité para que me escucharan y me ayudaran si no es que ya iban lejos y me habían abandonado como yo planeaba hacer con ellos -¡Dije que me rindo!- Gritaba cada vez más alto sin que pareciera surtir efecto.
Miré a mi alrededor y parecía que aquellos extraños personajes tenían allí cerca una especie de campamento -Oh, rayos- Al detallar un poco más el entorno pude ver algunas ollas con restos humanos, algunos huesos y restos de ropa rasgada -Oh rayos- Repetí una vez más, tenía un terrible mal presentimiento de lo que iba a suceder ahora -Tengo mal sabor, lo juro- Intenté ganar algo de tiempo mientras llegaban mis compañeros hasta que uno de los Zoituanos comenzó a saltar y gritar alarmado señalando al lugar donde había dejado a mis compañeros, tal vez ya venían a salvarme.
Corrí tan rápido que no supe cómo y cuándo me quedé solo con los raros especímenes, la persecución había sido larga pero a la vez parecía que todo había sucedido en un parpadeo, ya no podía distinguir si todo aquello era la realidad o había sido atrapado en otra ilusión, la primera opción era muy rara y la segunda era peligrosa, porque para engañarme tenían que ser brujos ilusionistas muy poderosos.
Alejados de la playa entramos a un terreno semiboscoso por la cercanía al bosque de los elfos y entonces se dieron cuenta de lo evidente, ellos estaban huyendo a pesar de que eran más que yo, así que detuvieron sus pasos, se dejaron ver y comenzaron a perseguirme de vuelta; obviamente comencé a correr en sentido contrario hasta donde había comenzado todo -Debí dejar que se fueran- Me dije murmurando y como sucede siempre que alguien va huyendo, tropecé con una rama y me caí -Rayos- Me levanté de prisa pero para cuando lo conseguí ya me habían rodeado.
Me miraban todos a la vez, con la vista fija, los ojos grandes y sin parpadear para nada -Me rindo- Dije levantando las manos, en medio de la carrera había perdido de vista a mis compañeros pero esperaba que estuvieran cerca -¡Me rindo!- Grité para que me escucharan y me ayudaran si no es que ya iban lejos y me habían abandonado como yo planeaba hacer con ellos -¡Dije que me rindo!- Gritaba cada vez más alto sin que pareciera surtir efecto.
Miré a mi alrededor y parecía que aquellos extraños personajes tenían allí cerca una especie de campamento -Oh, rayos- Al detallar un poco más el entorno pude ver algunas ollas con restos humanos, algunos huesos y restos de ropa rasgada -Oh rayos- Repetí una vez más, tenía un terrible mal presentimiento de lo que iba a suceder ahora -Tengo mal sabor, lo juro- Intenté ganar algo de tiempo mientras llegaban mis compañeros hasta que uno de los Zoituanos comenzó a saltar y gritar alarmado señalando al lugar donde había dejado a mis compañeros, tal vez ya venían a salvarme.
Bio
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Lo que me impresionaba no era el hecho de que ese Zoituano hubiera muerto, sino que mi débil e improvisado ataque fuera capaz de hacer tanto daño. No quedaba de otra que suponer que ese anciano de ojitos raros era excesivamente débil.
Jeannie me animó a intentar salvarlo, pero no me importaba la vida de ese Zoituano. Negué con la cabeza. Por otro lado, el comportamiento de la elfa llamó mi atención. La miré con los ojos entrecerrados.
–Espera…, ¿por qué te alejas de mí? –Olí mis axilas. Descarté la posibilidad de que mi hedor le molestara, pues Jeannie olía mucho peor que yo.
Bio volvió a centrarme en lo importante. Había más enemigos. Y Bio fue a por ellos como yo descubriendo alguna tienda de biusas. Lo miré alejarse hasta que desapareció entre los árboles. Rasqué la parte posterior de mi cabeza e hice un mohín, pensativo. ¿Debía ir con él a buscar más problemas innecesarios o ignorarlo para seguir caminando hacia…? No, él era el único que sabía a dónde íbamos. Pero podría simplemente tomar un nuevo camino, tal vez ir ahora a la región donde vivían los elfos.
Sin saber qué hacer, giré sobre mis talones para mirar al Zoituano muerto y buscar inspiración en su arrugado rostro.
–¡¿Eh?! –exclamé al verlo caminar tranquilamente hacia el bosque–. ¡Creí que habías muerto!
Él giró su cabeza hacia mí, me miró con esos ojos que nunca eran cubiertos por sus párpados y, como era de esperarse de un Zoituano, sacó una esfera de un bolsillo y la lanzó al suelo. La nube de humo lo cubrió por completo y se esfumó segundos después. No obstante, esta vez Zoituano no desapareció también, sino que continuó con su caminata como si nosotros no existiéramos.
Opté por ignorarlo. Me dejé caer sobre mis hermosos y carnosos glúteos para descansar.
–¿Y bien? ¿Qué quieres hacer, Jeannie? –pregunté, mirando al cielo y sin verificar si la elfa seguía ahí o no. Por unos pocos segundos logré pensar sobre muchas cosas que no tenían relación entre sí o con la situación actual. Entonces llegué a una conclusión–. Tienes razón, Jeannie, salvaremos a Bio –dije con determinación.
Me levanté con un salto acrobático que no era necesario y caminé hacia el bosque. Podría haber intentado correr, pero me daba flojera.
No tardé mucho en llegar a lo que parecía ser una reunión de Zoituanos, con Bio en el centro. Me oculté detrás de un árbol y examiné la situación, que no era muy buena para el vampiro.
De pronto uno de los Zoituanos empezó a silbar una melodía. Otro también hizo lo mismo, y después otro y otro más. Al final todos estaban silbando, pero ninguno bailaba o mostraba alguna emoción humana.
Sin dejar de silbar, algunos se apartaron para dejar pasar a una criatura amenazante, intimidante y majestuosa: una mujer-vaca guerrera equipada con dos espadas largas y una armadura.
–Cooomo ya te imaginarás –habló la vaca. Su voz era femenina y demasiado aguda–, no tieeenes escapatoria. Así que te daré las miiismas opciones que les damos a tooodos: puedes luchar y morir, puedes morir sin oponerte para que te comamos, puedes intentar hacer reír a los viejos estos para que consideremos dejarte ir o, la opción que a mí me fasciiina, puedes beber mi lechita para convertirte en un Zoituano más.
–Su leche debe saber horrible si es el motivo por el que los Zoituanos son tan raros –pensé. Hice una mueca de asco.
Eché un vistazo a los alrededores y conté cuántos enemigos habría si recurríamos a la violencia. Me fue imposible planear algo lo suficientemente inteligente como para no ser considerado un plan ridículo. Tensé la mandíbula, frustrado por mi propia incapacidad de ayudar, y sin percatarme de que mis caderas estaban moviéndose al ritmo de la melodía de los Zoituanos.
Jeannie me animó a intentar salvarlo, pero no me importaba la vida de ese Zoituano. Negué con la cabeza. Por otro lado, el comportamiento de la elfa llamó mi atención. La miré con los ojos entrecerrados.
–Espera…, ¿por qué te alejas de mí? –Olí mis axilas. Descarté la posibilidad de que mi hedor le molestara, pues Jeannie olía mucho peor que yo.
Bio volvió a centrarme en lo importante. Había más enemigos. Y Bio fue a por ellos como yo descubriendo alguna tienda de biusas. Lo miré alejarse hasta que desapareció entre los árboles. Rasqué la parte posterior de mi cabeza e hice un mohín, pensativo. ¿Debía ir con él a buscar más problemas innecesarios o ignorarlo para seguir caminando hacia…? No, él era el único que sabía a dónde íbamos. Pero podría simplemente tomar un nuevo camino, tal vez ir ahora a la región donde vivían los elfos.
Sin saber qué hacer, giré sobre mis talones para mirar al Zoituano muerto y buscar inspiración en su arrugado rostro.
–¡¿Eh?! –exclamé al verlo caminar tranquilamente hacia el bosque–. ¡Creí que habías muerto!
Él giró su cabeza hacia mí, me miró con esos ojos que nunca eran cubiertos por sus párpados y, como era de esperarse de un Zoituano, sacó una esfera de un bolsillo y la lanzó al suelo. La nube de humo lo cubrió por completo y se esfumó segundos después. No obstante, esta vez Zoituano no desapareció también, sino que continuó con su caminata como si nosotros no existiéramos.
Opté por ignorarlo. Me dejé caer sobre mis hermosos y carnosos glúteos para descansar.
–¿Y bien? ¿Qué quieres hacer, Jeannie? –pregunté, mirando al cielo y sin verificar si la elfa seguía ahí o no. Por unos pocos segundos logré pensar sobre muchas cosas que no tenían relación entre sí o con la situación actual. Entonces llegué a una conclusión–. Tienes razón, Jeannie, salvaremos a Bio –dije con determinación.
Me levanté con un salto acrobático que no era necesario y caminé hacia el bosque. Podría haber intentado correr, pero me daba flojera.
No tardé mucho en llegar a lo que parecía ser una reunión de Zoituanos, con Bio en el centro. Me oculté detrás de un árbol y examiné la situación, que no era muy buena para el vampiro.
De pronto uno de los Zoituanos empezó a silbar una melodía. Otro también hizo lo mismo, y después otro y otro más. Al final todos estaban silbando, pero ninguno bailaba o mostraba alguna emoción humana.
- 7u7:
Sin dejar de silbar, algunos se apartaron para dejar pasar a una criatura amenazante, intimidante y majestuosa: una mujer-vaca guerrera equipada con dos espadas largas y una armadura.
- Formidable enemigo:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
–Cooomo ya te imaginarás –habló la vaca. Su voz era femenina y demasiado aguda–, no tieeenes escapatoria. Así que te daré las miiismas opciones que les damos a tooodos: puedes luchar y morir, puedes morir sin oponerte para que te comamos, puedes intentar hacer reír a los viejos estos para que consideremos dejarte ir o, la opción que a mí me fasciiina, puedes beber mi lechita para convertirte en un Zoituano más.
–Su leche debe saber horrible si es el motivo por el que los Zoituanos son tan raros –pensé. Hice una mueca de asco.
Eché un vistazo a los alrededores y conté cuántos enemigos habría si recurríamos a la violencia. Me fue imposible planear algo lo suficientemente inteligente como para no ser considerado un plan ridículo. Tensé la mandíbula, frustrado por mi propia incapacidad de ayudar, y sin percatarme de que mis caderas estaban moviéndose al ritmo de la melodía de los Zoituanos.
Rauko
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Me había escondido tras Bio, pero éste llegado un momento se fue corriendo detrás de un grupo de aquellos hombres tan extraños. Seguramente fuese a hacer uso de sus habilidades sobrenaturales para terminar con ellos en un solo golpe épico y devastador. Eso debía de ser, el hombre tenía un plan maestro para terminar con aquella situación. En cambio Rauko deambulaba por allí, sin hacer nada importante. Como no volvió a lanzar ninguno de aquellos rayos extraños y fulminantes opté por acercarme a él de nuevo. Parecía estar a salvo de peligro, por ahora. El elfo se sentó en el suelo a meditar, por lo que me tiré a su lado también a observar el cielo y descansar un poco de todo aquel sinsentido.
Me preguntaba si las aventuras de aquellos dos siempre eran tan extravagantes. Cuando Rauko se dirigió a mi preguntándome qué quería hacer a continuación. Me quedé pensativa, las opciones eran pocas, tan solo estaba esperando la gran explosión que indicase que la estratagema de Bio había surtido efecto y estábamos finalmente libres de problemas. Pero tras unos segundos Rauko se contestó a sí mismo poniéndome a mi en la frase.
- ¿Eh? Pero si yo no he dicho...
Nunca llegué a terminar la frase, con un gran salto, Rauko se puso en pie y se fue caminando en la dirección de Bio. Lancé un largo suspiro y me dispuse a seguirle. Tampoco tenía ningún sitio mejor a donde ir, y la verdad es que sentía un poco de curiosidad sobre el plan de aquel hombre para liberarnos del mal.
No tardamos en llegar al lugar donde se encontraba Bio rodeado de aquellos extraños hombres. Seguramente su plan había sido atraerlos para destrozarlos a todos a la vez. Un plan sumamente inteligente. Aquellos Zoituanos, como los llamaba Rauko, comenzaron a silbar una canción. Era pegadiza y me sumé a la melodía.
Los atacantes abrieron el círculo que rodeaba a Bio para dejar paso a lo que parecía su jefa. Una ardilla blanca y negra gigante y con armadura. Estaba absolutamente fascinada con la escena que tenía delante. Debía hacer algo, tenía tantas preguntas... No sabía que las ardillas daban leche. Bueno, tiene sentido, de alguna forma tendrán que alimentar a las ardillitas pequeñas.
Decidí acercarme, me abrí paso entre los Zoituanos a empujones para terminar delante de la mujer ardilla y Bio.
- Oh, señora ardilla de combate. -Hago una reverencia ante aquella maravilla de la naturaleza. -Hay tanto que podríamos aprender de vos... De todas formas... He hecho una lista. -Saco un papel con garabatos, tal vez no saber escribir no era útil para hacer listas, pero me preocuparía después de eso. -¿Por qué tiene colores tan raros? Nunca había visto una ardilla blanca y negra, aunque Leónidas es toda negra y he visto algunas ardillas blancas, pero nunca había visto una ardilla blanca y negra a la vez, lo cual es sorprendente porque he visto muchas ardillas en mi vida, pero nunca he visto ninguna como usted, lo que me parece fascinante, entonces me pregunto que de dónde viene, ¿de qué región? las que yo conozco son de Sandorai, ¿conoces Sandorai? Seguro que sí, todo el mundo ha estado alguna vez, aunque no es algo que ponga contentos a los elfos en general, pero supongo que como es usted una ardilla no habrá problema. También me gustaría saber cómo ha conseguido amaestrar a estos humanos, yo misma he intentado hacerlo con algunos para que me traigan galletas, pero no lo he conseguido, ¿es acaso por lo de la leche que ha comentado antes? yo de eso no tengo así que debería pensar alguna otra cosa, es una lástima porque parece una habilidad muy útil. También quería saber dónde ha aprendido a pelear, y también de dónde ha sacado la armadura, me gustaría conseguir una así de genial para regalarle a Leónidas. Es mi amiga, ¿sabes? le gusta mucho jugar con otras ardillas, le daré tu dirección. Bueno, muchas gracias por todo señora. -Hice una nueva reverencia y me fui corriendo por encima de los Zoituanos para situarme al lado de Rauko.
- Parece una persona muy amable. -Le susurro a Rauko al llegar.
Me preguntaba si las aventuras de aquellos dos siempre eran tan extravagantes. Cuando Rauko se dirigió a mi preguntándome qué quería hacer a continuación. Me quedé pensativa, las opciones eran pocas, tan solo estaba esperando la gran explosión que indicase que la estratagema de Bio había surtido efecto y estábamos finalmente libres de problemas. Pero tras unos segundos Rauko se contestó a sí mismo poniéndome a mi en la frase.
- ¿Eh? Pero si yo no he dicho...
Nunca llegué a terminar la frase, con un gran salto, Rauko se puso en pie y se fue caminando en la dirección de Bio. Lancé un largo suspiro y me dispuse a seguirle. Tampoco tenía ningún sitio mejor a donde ir, y la verdad es que sentía un poco de curiosidad sobre el plan de aquel hombre para liberarnos del mal.
No tardamos en llegar al lugar donde se encontraba Bio rodeado de aquellos extraños hombres. Seguramente su plan había sido atraerlos para destrozarlos a todos a la vez. Un plan sumamente inteligente. Aquellos Zoituanos, como los llamaba Rauko, comenzaron a silbar una canción. Era pegadiza y me sumé a la melodía.
Los atacantes abrieron el círculo que rodeaba a Bio para dejar paso a lo que parecía su jefa. Una ardilla blanca y negra gigante y con armadura. Estaba absolutamente fascinada con la escena que tenía delante. Debía hacer algo, tenía tantas preguntas... No sabía que las ardillas daban leche. Bueno, tiene sentido, de alguna forma tendrán que alimentar a las ardillitas pequeñas.
Decidí acercarme, me abrí paso entre los Zoituanos a empujones para terminar delante de la mujer ardilla y Bio.
- Oh, señora ardilla de combate. -Hago una reverencia ante aquella maravilla de la naturaleza. -Hay tanto que podríamos aprender de vos... De todas formas... He hecho una lista. -Saco un papel con garabatos, tal vez no saber escribir no era útil para hacer listas, pero me preocuparía después de eso. -¿Por qué tiene colores tan raros? Nunca había visto una ardilla blanca y negra, aunque Leónidas es toda negra y he visto algunas ardillas blancas, pero nunca había visto una ardilla blanca y negra a la vez, lo cual es sorprendente porque he visto muchas ardillas en mi vida, pero nunca he visto ninguna como usted, lo que me parece fascinante, entonces me pregunto que de dónde viene, ¿de qué región? las que yo conozco son de Sandorai, ¿conoces Sandorai? Seguro que sí, todo el mundo ha estado alguna vez, aunque no es algo que ponga contentos a los elfos en general, pero supongo que como es usted una ardilla no habrá problema. También me gustaría saber cómo ha conseguido amaestrar a estos humanos, yo misma he intentado hacerlo con algunos para que me traigan galletas, pero no lo he conseguido, ¿es acaso por lo de la leche que ha comentado antes? yo de eso no tengo así que debería pensar alguna otra cosa, es una lástima porque parece una habilidad muy útil. También quería saber dónde ha aprendido a pelear, y también de dónde ha sacado la armadura, me gustaría conseguir una así de genial para regalarle a Leónidas. Es mi amiga, ¿sabes? le gusta mucho jugar con otras ardillas, le daré tu dirección. Bueno, muchas gracias por todo señora. -Hice una nueva reverencia y me fui corriendo por encima de los Zoituanos para situarme al lado de Rauko.
- Parece una persona muy amable. -Le susurro a Rauko al llegar.
Irinnil Fawkes
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Re: [Cerrado] A orillas del Río Piedra nos hicimos bolita pero no lloramos [Libre-Noche]
Había logrado ponerme en pie pero al parecer no había mucha diferencia, me encontraba completamente rodeado de muchos zoituanos, zoituanos por todos lados sin explicación alguna -Hey hey hey, vamos a calmarnos- Insistí con insistencia pero de nada valía, me alegré con la llegada de mis compañeros pero luego me puse triste al pensar en lo inútiles que habían sido hasta ahora, aunque la idea de dejar ahí a la chica como carnada para que los demás pudiéramos escapar, resultaba bastante tentadora, seguramente sin importar cuánta leche bebiera no se podía poner más loca.
Y es que esa era la demanda de la vaca, aquella figura rara pero poderosa que parecía tener el liderazgo sobre aquellos cosos raros -¿Eh?- Dije un poco confundido y pensando que seguramente había escuchado mal, pero no, realmente había puesto esas opciones sobre la mesa, aunque no había ninguna mesa, es una metáfora.
Estaba por agarrar a la elfa por una pata y lanzarla a la vaca para distraerla cuando ella decidió intervenir por sí misma para marear a la vaca con una serie de preguntas cada una más incoherente que la anterior -Pobrecita, tiene problemas- Pensé sin decir nada, tal vez algún tipo de enfermedad degenerativa que limitaba su pensamiento o no sé, la cosa es que la elfita ya me daba mucha penita ajena.
No estoy aquí para beber leche- Dije con seguridad y arrogancia -Estoy aquí para desafiarte, de acuerdo al código de las bestias, si logro vencerte en duelo podré tomar tu lugar de líder- La criatura me miró fijamente -¿Eh?- Respondió bajando los brazos, o las patas de arriba, lo que fueran -¡¿Eh?!- Pregunté de nuevo de manera desafiante -Desde luego que elijo la primera opción, luchar y morir- Se había escuchado genial en mi mente, pero luego de decirlo parecía una estupidez.
Ni modo, ya estaba dicho, preparé mis dagas para la pelea mientras la vaca por su parte hacía lo mismo -Pero si gano, seré el nuevo líder- Dije con firmeza aunque la vaca no parecía convencida -Eso no pasará- Respondió.
Apreté con fuerza las dagas y me lancé contra la vaca, cuando estuve a poca distancia fingí agacharme para despistar y luego dí un formidable salto dirigiendo mi rodilla hacia su hombro donde impactó con violencia y tenacidad, luego como era de esperarse reboté hacia atrás y caí al piso revolcándome y gritando con las manos en la rodilla -Y no me rompí la rodilla eh- Advertí de antemano para no demostrar debilidad.
Me levanté fingiendo que no me dolía la rodilla y comencé a retroceder evitando los ataques de la vaca que parecía dominar muy bien las espadas y hasta le daba tiempo de reír al mismo tiempo. Retrocedí lentamente con una mano en la rodilla que desafortunadamente era la derecha, justo mi pierna buena, no había sido un ataque muy inteligente considerando que la vaca tenía una armadura pero es que todo era parte de un plan maestro.
Lentamente había ido retrocediendo hasta donde se encontraba Rauko y al estar ligeramente cerca ataqué a la vaca con magia -¡¡Alvi deiectiones!!- [1] Aquella palabra iba cargada de un golpe mágico directamente a la mente de la vaca que la haría sentir adolorida y mareada por un instante, el suficiente para encargarse de ellá, no sé cómo, pero sí sabía quién -¡¡Rauko, haz lo tuyo!!- y en este punto podría preguntarme ¿Qué era lo suyo? pues no me importa realmente, pero algo tenía qué hacer porque me aparté y dejé que la vaca se le fuera encima.
[1]Habilidad de Nivel 0: El que susurra en la oscuridad (+) Y es que esa era la demanda de la vaca, aquella figura rara pero poderosa que parecía tener el liderazgo sobre aquellos cosos raros -¿Eh?- Dije un poco confundido y pensando que seguramente había escuchado mal, pero no, realmente había puesto esas opciones sobre la mesa, aunque no había ninguna mesa, es una metáfora.
Estaba por agarrar a la elfa por una pata y lanzarla a la vaca para distraerla cuando ella decidió intervenir por sí misma para marear a la vaca con una serie de preguntas cada una más incoherente que la anterior -Pobrecita, tiene problemas- Pensé sin decir nada, tal vez algún tipo de enfermedad degenerativa que limitaba su pensamiento o no sé, la cosa es que la elfita ya me daba mucha penita ajena.
No estoy aquí para beber leche- Dije con seguridad y arrogancia -Estoy aquí para desafiarte, de acuerdo al código de las bestias, si logro vencerte en duelo podré tomar tu lugar de líder- La criatura me miró fijamente -¿Eh?- Respondió bajando los brazos, o las patas de arriba, lo que fueran -¡¿Eh?!- Pregunté de nuevo de manera desafiante -Desde luego que elijo la primera opción, luchar y morir- Se había escuchado genial en mi mente, pero luego de decirlo parecía una estupidez.
Ni modo, ya estaba dicho, preparé mis dagas para la pelea mientras la vaca por su parte hacía lo mismo -Pero si gano, seré el nuevo líder- Dije con firmeza aunque la vaca no parecía convencida -Eso no pasará- Respondió.
Apreté con fuerza las dagas y me lancé contra la vaca, cuando estuve a poca distancia fingí agacharme para despistar y luego dí un formidable salto dirigiendo mi rodilla hacia su hombro donde impactó con violencia y tenacidad, luego como era de esperarse reboté hacia atrás y caí al piso revolcándome y gritando con las manos en la rodilla -Y no me rompí la rodilla eh- Advertí de antemano para no demostrar debilidad.
Me levanté fingiendo que no me dolía la rodilla y comencé a retroceder evitando los ataques de la vaca que parecía dominar muy bien las espadas y hasta le daba tiempo de reír al mismo tiempo. Retrocedí lentamente con una mano en la rodilla que desafortunadamente era la derecha, justo mi pierna buena, no había sido un ataque muy inteligente considerando que la vaca tenía una armadura pero es que todo era parte de un plan maestro.
Lentamente había ido retrocediendo hasta donde se encontraba Rauko y al estar ligeramente cerca ataqué a la vaca con magia -¡¡Alvi deiectiones!!- [1] Aquella palabra iba cargada de un golpe mágico directamente a la mente de la vaca que la haría sentir adolorida y mareada por un instante, el suficiente para encargarse de ellá, no sé cómo, pero sí sabía quién -¡¡Rauko, haz lo tuyo!!- y en este punto podría preguntarme ¿Qué era lo suyo? pues no me importa realmente, pero algo tenía qué hacer porque me aparté y dejé que la vaca se le fuera encima.
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