A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
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A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Zacharias Reed era un hombre honrado, rondaba ya los cuarenta pero se mantenía en forma. Nació y se crió en Sacrestic junto a sus padres, que decidieron instalarse allí tras conocer a un pequeño grupo de vampiros en Lunargenta, con una oferta interesante para ellos. Los seres de la noche necesitaban que alguien transportase suministros de sangre desde la otra orilla del Tymer al pueblo de las tierras del oeste, y ofrecían una generosa suma de aeros para quien se ocupase de la tarea, junto con su protección.
Así fue como la pareja se trasladó a Sacrestic, donde años más tarde tuvieron a su hijo, el actual carpintero. Tras la muerte de sus padres, Zacharias había tomado la tarea de su padre, con la que no estaba del todo de acuerdo, pero le ayudaba a vivir holgadamente y mantenía su negocio protegido de los ataques de otros vampiros. Aquella mañana todo el pueblo estaba expectante, tras la llegada de un pequeño grupo de viajeros que habían causado algunos problemas a los vampiros de la zona, al rescatar a una chica que se habían llevado durante la noche.
Estaba claro que no sabían dónde se estaban metiendo, acababan de llegar y estaban en cierto modo desafiando a los señores de aquellas tierras, cosa que no quedaría impune. Los postes estaban preparados como ya había visto algunas veces antes, alguien se había enfadado e iba a tomar cartas en el asunto, terminando con aquellos extraños y dejando sus cuerpos en la plaza, para que nadie osase repetir lo que habían hecho.
Sin embargo, cuando se asomó levemente para ver el ambiente se dio cuenta de que los viajeros no estaban muertos, habían conseguido sobrevivir a aquella noche y a sus perseguidores, cosa realmente sorprendente. - Pobres…- musitó, al ver que se dirigían a la posada, aquel grupo no tenía ni idea de que el tabernero los había vendido la noche anterior. Volvió a su carpintería y cerró el taller, antes de volver a su casa, que se encontraba justamente encima de éste.
Pasó un rato antes de que escuchase los golpes en la puerta, se acercó a una de las ventanas y miró a través de las cortinas. Los cansados y magullados viajeros se hallaban frente a su taller, con todos sus bártulos a cuestas y una yegua blanca, alguien les habría contado que el único por aquella zona que trasladaba gente al otro lado del Tymer era él. Dudó durante unos minutos, mientras la alta elfa seguía tocando con los nudillos en la puerta.
Zacharias vivía tranquilamente gracias a su acuerdo con los vampiros, y ayudar a los que les habían dado problemas no podía ser buena idea, pero por otra parte aquellos extraños ya habían pasado por mucho en las últimas horas, no se merecían que se les negase el servicio. Bajó las escaleras y se detuvo tras la puerta, debatiéndose interiormente sobre qué hacer al respecto, pero finalmente decidió abrir.
Y allí estaban, tras cruzar unas breves palabras con el carpintero de Sacrestic, que los había enviado a la orilla oeste del lago, donde tendrían que esperarle. Eärwen ató su yegua a un árbol cercano y caminó hacia el agua, se arrodilló junto a la orilla y tomó algo de agua entre sus manos para refrescarse, mojándose la cara y el cuello. Su túnica estaba sucia y tenía la manga rota, decidió quitársela y tratar de lavarla, antes de enrollarla para guardarla en uno de los fardos que colgaban de la silla de montar.
Por el momento se quedaría con la muda que llevaba debajo, que por suerte apenas se había manchado a pesar de todo lo ocurrido durante la noche. Solo tuvo que quitar algunos restos de sangre de su camisa, que salieron con cierta facilidad. Zacharias les había dicho que no tardaría demasiado, pero su tono parecía dudoso así que estaba algo intranquila. Observó a sus compañeros y tomó asiento en una piedra cercana, donde descansaría hasta que el barquero apareciese.
Así fue como la pareja se trasladó a Sacrestic, donde años más tarde tuvieron a su hijo, el actual carpintero. Tras la muerte de sus padres, Zacharias había tomado la tarea de su padre, con la que no estaba del todo de acuerdo, pero le ayudaba a vivir holgadamente y mantenía su negocio protegido de los ataques de otros vampiros. Aquella mañana todo el pueblo estaba expectante, tras la llegada de un pequeño grupo de viajeros que habían causado algunos problemas a los vampiros de la zona, al rescatar a una chica que se habían llevado durante la noche.
Estaba claro que no sabían dónde se estaban metiendo, acababan de llegar y estaban en cierto modo desafiando a los señores de aquellas tierras, cosa que no quedaría impune. Los postes estaban preparados como ya había visto algunas veces antes, alguien se había enfadado e iba a tomar cartas en el asunto, terminando con aquellos extraños y dejando sus cuerpos en la plaza, para que nadie osase repetir lo que habían hecho.
Sin embargo, cuando se asomó levemente para ver el ambiente se dio cuenta de que los viajeros no estaban muertos, habían conseguido sobrevivir a aquella noche y a sus perseguidores, cosa realmente sorprendente. - Pobres…- musitó, al ver que se dirigían a la posada, aquel grupo no tenía ni idea de que el tabernero los había vendido la noche anterior. Volvió a su carpintería y cerró el taller, antes de volver a su casa, que se encontraba justamente encima de éste.
Pasó un rato antes de que escuchase los golpes en la puerta, se acercó a una de las ventanas y miró a través de las cortinas. Los cansados y magullados viajeros se hallaban frente a su taller, con todos sus bártulos a cuestas y una yegua blanca, alguien les habría contado que el único por aquella zona que trasladaba gente al otro lado del Tymer era él. Dudó durante unos minutos, mientras la alta elfa seguía tocando con los nudillos en la puerta.
Zacharias vivía tranquilamente gracias a su acuerdo con los vampiros, y ayudar a los que les habían dado problemas no podía ser buena idea, pero por otra parte aquellos extraños ya habían pasado por mucho en las últimas horas, no se merecían que se les negase el servicio. Bajó las escaleras y se detuvo tras la puerta, debatiéndose interiormente sobre qué hacer al respecto, pero finalmente decidió abrir.
***
Y allí estaban, tras cruzar unas breves palabras con el carpintero de Sacrestic, que los había enviado a la orilla oeste del lago, donde tendrían que esperarle. Eärwen ató su yegua a un árbol cercano y caminó hacia el agua, se arrodilló junto a la orilla y tomó algo de agua entre sus manos para refrescarse, mojándose la cara y el cuello. Su túnica estaba sucia y tenía la manga rota, decidió quitársela y tratar de lavarla, antes de enrollarla para guardarla en uno de los fardos que colgaban de la silla de montar.
Por el momento se quedaría con la muda que llevaba debajo, que por suerte apenas se había manchado a pesar de todo lo ocurrido durante la noche. Solo tuvo que quitar algunos restos de sangre de su camisa, que salieron con cierta facilidad. Zacharias les había dicho que no tardaría demasiado, pero su tono parecía dudoso así que estaba algo intranquila. Observó a sus compañeros y tomó asiento en una piedra cercana, donde descansaría hasta que el barquero apareciese.
Última edición por Eärwen el Lun 23 Mar 2015, 01:50, editado 1 vez
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El agua del lago era aún mejor para nadar que el agitado y violento mar de las islas, como si el lago lo recibiera con cariño en un maternal abrazo. Así se sentía Demian mientras flotaba, permitiendo que el agua se llevase todo rastro del hollín y la suciedad que antes le cubría y le diera nuevas energías, surgiendo un chico de piel clara donde antes había un montón de carbón.
Nadar se le hacía natural, estaba en su elemento, pues esa era uno de sus pasatiempos favoritos cuando entrenaba en su tierra de origen, de modo que se movía con gracia de un lado a otro. No era muy a menudo que tenía la posibilidad de simplemente divertirse y pretender que no habían preocupaciones ni problemas, que ningún vampiro tenía intenciones de colgarle en la plaza con las tripas al aire.
Se sumergió y exploró lo profundo de aquella orilla, pasando sus manos por la suave y fina arena del fondo. No había allí una colección de conchitas como solía encontrar en el mar, pero la textura se le hacía agradable. Al emerger miró a sus compañeros.
Ëarwen estaba sentada en una piedra y a Demian le pareció que había un dejo de preocupación en su rostro, pero lo atribuyó al cansancio de todo lo ocurrido en los últimos días. Lo cierto es que ni siquiera habían podido tener un merecido sueño luego de haber sido cazados casi toda la noche y no podían aún sentirse completamente a salvo, en especial dado que él había dejado que uno huyera, pero no había tenido otra opción, haberse arriesgado a pelear con aquel vampiro podría haberle costado la vida a él y a Eltrant.
-¿Tardaremos mucho en salir? -le preguntó a ella, acercándose más a la orilla -¿No les gusta a los elfos darse un chapuzón de vez en cuando?.
Recordó la imagen de su maestro recordándole que debía salir del agua para continuar su entrenamiento, mientras él intentaba prolongar la estadía lo más posible para divertirse. No existían muchas posibilidades de diversión en el templo, así que aprovechaba esos momentos. ¿Por qué cuando más disfrutaba de la libertad era cuando más le extrañaba?. Podía haber sido muy estricto, pero era lo más cercano a un padre que había conocido jamás y aquel tiempo había sido su hogar toda la vida. Ahora en tierras extrañas había peligros por todos lados, ya no sentía la seguridad que entregaba su antigua vida. Se preguntó si parte de lo que su maestro había querido al mandarlo a vagar errante por esas tierras era entrenarle para enfrentar distintos peligros.
Sacudió estos pensamientos volviendo a sumergirse y se acercó un poco más a donde se encontraba Eltrant, sumergiéndose primero para luego emerger de manera violenta, arrojando agua con sus 2 manos hacia su compañero.
-El agua no muerde, no te ahogarás -le gritó con entusiasmo, procurando arrojarle aún más agua.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Solo tenían que cruzar el Tymer y dejarían atrás todo lo que había sucedido en las últimas horas, no obstante uno de los vampiros que intentó acabar con sus vidas aún estaba con vida. Eltrant se lo imaginaba oculto algún lugar de Sacrestic, esperando a que reinase la oscuridad una vez más, dispuesto a terminar el trabajo.
El hombre que habían contratado para que los llevase de una orilla a otra les dio unas vagas explicaciones sobre el estado de la barca, supuestamente tenía que ponerlo todo a punto. Les indicó que esperasen en la parte oeste del lago mientras lo preparaba todo.
-“Creía que íbamos a cruzar el rio…” – Eltrant miró compungido el lago, sin saber muy bien que hacer se sentó junto a la orilla y mientras esperaba se dedicó a contemplar el reflejo del sol en el agua. Sacando partido a la situación se limpió los restos de hollín y de sangre seca del cuerpo, quitándose la espada del cinturón y dejándola junto a las pertenencias de Demian por precaución, decidió simplemente tomar el agua desde la orilla con ambas manos y lavarse desde allí.
Seguía estando sin camisa y capa, y sabía que eso acabaría siendo un problema en cuanto llegase la noche, le había sido difícil encontrar un mercader dispuesto a comercial con él en Sacrestic, el único que se había prestado a hacerlo había inflado sus precios de tal manera que solo había podido permitirse pantalón y botas, pero seguía siendo mejor que llevar las botas y los pantalones de un cadáver.
No muy lejos de dónde estaba y tras haber atado a Lluvia a un árbol, Eärwen parecía estar haciendo lo mismo que él, arrodillada junto al agua tomó un poco de esta con una de sus manos y se la pasó por el cuello y cara. Parecía cansada, más que él mismo, no sabía el impacto físico que podía tener el uso de la magia en una persona pero la elfa parecía estar pagando los efectos de haber estado usando su poder de curación natural constantemente; Eltrant desvió la mirada para dejarle un poco de intimidad y siguió contemplando el lago, a pesar de que sabía que si ponía un pie en el interior de aquella gran masa de agua moriría sin remedio se le antojaba un paisaje digno de admirar.
Perdió de vista a Demian hacia un buen rato, probablemente estuviese buceando en algún punto indeterminado bajo aquellas aguas. El muchacho se había lanzado con entusiasmo al lago en el mismo instante en el que estuvo junto a la orilla.
Pensó de nuevo en la granja, en si su familia seguiría recibiendo aquellos paquetes anónimos que les mandaba con los pocos aeros que ganaba y en si algún día encontraría el valor para volver, pero Demian quien emergió desde las profundidades lanzándole un torrente de agua con ambas manos le devolvió a la realidad.
Totalmente empapado, no pudo evitar dejar escapar una carcajada al ver como el muchacho seguía lanzándole agua y le pedía que se metiese en el agua, el mercenario trató en vano de esquivar el líquido que iba hacia él para resbalar y caer en el agua cuan largo era.
Aunque en un principio pataleó y creyó que moriría en aquel instante para su alivió era lo suficientemente alto como para no ahogarse allí, después de toser un par de veces el agua que había tragado rió avergonzado ante lo que acaba de suceder.
-“¿¡Es que quieres matarme!?”- le gritó contagiado por su buen humor mientras le salpicaba también, sabía perfectamente que si hubiese sido un poco más profundo le habría costado mucho más mantenerse a flote.
Mirando por donde pisaba para no caer en algún agujero o desnivel inesperado se dirigió hacia el muchacho con intención de agarrarlo y lanzarlo por los aires con todas sus fuerzas, a pesar de que apenas habían dormido el sumergirse completamente en el lago le despertó lo suficiente como para aguantar un poco más despierto.
El hombre que habían contratado para que los llevase de una orilla a otra les dio unas vagas explicaciones sobre el estado de la barca, supuestamente tenía que ponerlo todo a punto. Les indicó que esperasen en la parte oeste del lago mientras lo preparaba todo.
-“Creía que íbamos a cruzar el rio…” – Eltrant miró compungido el lago, sin saber muy bien que hacer se sentó junto a la orilla y mientras esperaba se dedicó a contemplar el reflejo del sol en el agua. Sacando partido a la situación se limpió los restos de hollín y de sangre seca del cuerpo, quitándose la espada del cinturón y dejándola junto a las pertenencias de Demian por precaución, decidió simplemente tomar el agua desde la orilla con ambas manos y lavarse desde allí.
Seguía estando sin camisa y capa, y sabía que eso acabaría siendo un problema en cuanto llegase la noche, le había sido difícil encontrar un mercader dispuesto a comercial con él en Sacrestic, el único que se había prestado a hacerlo había inflado sus precios de tal manera que solo había podido permitirse pantalón y botas, pero seguía siendo mejor que llevar las botas y los pantalones de un cadáver.
No muy lejos de dónde estaba y tras haber atado a Lluvia a un árbol, Eärwen parecía estar haciendo lo mismo que él, arrodillada junto al agua tomó un poco de esta con una de sus manos y se la pasó por el cuello y cara. Parecía cansada, más que él mismo, no sabía el impacto físico que podía tener el uso de la magia en una persona pero la elfa parecía estar pagando los efectos de haber estado usando su poder de curación natural constantemente; Eltrant desvió la mirada para dejarle un poco de intimidad y siguió contemplando el lago, a pesar de que sabía que si ponía un pie en el interior de aquella gran masa de agua moriría sin remedio se le antojaba un paisaje digno de admirar.
Perdió de vista a Demian hacia un buen rato, probablemente estuviese buceando en algún punto indeterminado bajo aquellas aguas. El muchacho se había lanzado con entusiasmo al lago en el mismo instante en el que estuvo junto a la orilla.
Pensó de nuevo en la granja, en si su familia seguiría recibiendo aquellos paquetes anónimos que les mandaba con los pocos aeros que ganaba y en si algún día encontraría el valor para volver, pero Demian quien emergió desde las profundidades lanzándole un torrente de agua con ambas manos le devolvió a la realidad.
Totalmente empapado, no pudo evitar dejar escapar una carcajada al ver como el muchacho seguía lanzándole agua y le pedía que se metiese en el agua, el mercenario trató en vano de esquivar el líquido que iba hacia él para resbalar y caer en el agua cuan largo era.
Aunque en un principio pataleó y creyó que moriría en aquel instante para su alivió era lo suficientemente alto como para no ahogarse allí, después de toser un par de veces el agua que había tragado rió avergonzado ante lo que acaba de suceder.
-“¿¡Es que quieres matarme!?”- le gritó contagiado por su buen humor mientras le salpicaba también, sabía perfectamente que si hubiese sido un poco más profundo le habría costado mucho más mantenerse a flote.
Mirando por donde pisaba para no caer en algún agujero o desnivel inesperado se dirigió hacia el muchacho con intención de agarrarlo y lanzarlo por los aires con todas sus fuerzas, a pesar de que apenas habían dormido el sumergirse completamente en el lago le despertó lo suficiente como para aguantar un poco más despierto.
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Demian parecía estar realmente a gusto en el lago, no dudó en lanzarse al agua y ponerse a nadar de un lado para otro, demostrando que se le daba bastante bien. Eärwen sonrió levemente, era la primera vez que lo veía divertirse sin preocupaciones desde que lo encontró en el bosque de Midgar. El muchacho se sumergió durante unos instantes, antes de volver a la superficie y acercarse un poco a la orilla, para preguntar si tardarían mucho en irse y si a los elfos no les gustaba darse chapuzones de vez en cuando.
- Según las palabras del carpintero no debería tardar…- respondió, echando la vista atrás para comprobar que aún no había rastro de él. La inseguridad que le había transmitido aquel hombre hacía que desconfiase, solo podía esperar que sus sospechas fueran erróneas y finalmente apareciese pronto para llevarlos al otro lado el río. El sol aún no había alcanzado su posición más alta, con lo que faltaban un par de horas para el mediodía, momento que sería el más adecuado para abandonar el lugar.
A la segunda pregunta del pequeño no respondió, se limitó a sonreír y seguirlo con la mirada, mientras él se acercaba a Eltrant y volvía a sumergirse. El brujo emergió de repente frente a su compañero, arrojándole algo de agua y animándolo a que se metiese en el lago. Eltrant trató de esquivarlo, pero resbaló y terminó cayendo al agua, donde pataleó durante unos segundos, hasta que pudo ponerse en pie.
La elfa estaba más acostumbrada al bosque que a los lagos, aunque había zonas de Sandorai donde se creaban estanques naturales, en los que si solía tomar baños, cuando estaba completamente segura de que no hubiese nadie cerca. Era algo tímida para esas cosas, así que prefería esperar a cruzar a las tierras del este, una vez allí ya encontraría algún sitio más oculto en el que relajarse.
Recordó por un momento uno de sus lugares favoritos, el estanque de los Kyyneleets. Aquel era un lugar especial, cuya belleza destacaba sobre todas las cosas. Las flores blancas y violetas decoraban los alrededores, mientras un dulce aroma embargaba el ambiente, convirtiéndolo en un sitio perfecto para relajarse, para desconectar de todo y concentrarse solo en la paz que transmitía.
Cerró los ojos por un momento, tratando de recordar cada detalle, sintiendo como la calma envolvía su cuerpo, al olvidarse de todo lo que pasaba a su alrededor. Su viaje la apartaría de su hogar durante bastante tiempo, pero sabía que era por un buen motivo, conseguiría sentirse realizada ayudando a las gentes de Dundarak con su don sanador. Unos chapoteos la devolvieron a la realidad, Eltrant parecía haberse animado y ahora avanzaba hacia Demian, salpicándolo para devolverle el agua que le había arrojado.
No pudo evitar reír al verlos, estaba bien ver aquella imagen de ambos, divirtiéndose sin pensar en los peligros que habían pasado ni los que aún podía haber en las cercanías.
Zacharias se rascó la incipiente barba, hacía ya rato que había enviado a los tres viajeros a la orilla oeste del lago y aún no sabía si se presentaría. Odiaba verse como otro de los cobardes del pueblo, pero su tranquilidad dependía bastante del acuerdo que tenía con los vampiros de la zona, así que se encontraba dividido. Tenía todo preparado y el barco atado en un humilde embarcadero del lago, con lo que si finalmente se decidía a ir, no tardaría demasiado en transportarlos a la otra orilla.
El sol estaba fuera, lo que limitaba a los seres de la noche y les impedía salir, algo que le ayudaría un poco, ya que no podrían ver lo que hacía. Pero conocía a sus seguidores, aquellas criaturas que perdieron su humanidad y voluntad ante las torturas, terminando como simples sirvientes, con esos debía tener más cuidado.
Off: Zacharias se presentará al final del hilo para llevarnos, con lo que dará tiempo a que nos surja algún problemilla antes de su llegada.
- Según las palabras del carpintero no debería tardar…- respondió, echando la vista atrás para comprobar que aún no había rastro de él. La inseguridad que le había transmitido aquel hombre hacía que desconfiase, solo podía esperar que sus sospechas fueran erróneas y finalmente apareciese pronto para llevarlos al otro lado el río. El sol aún no había alcanzado su posición más alta, con lo que faltaban un par de horas para el mediodía, momento que sería el más adecuado para abandonar el lugar.
A la segunda pregunta del pequeño no respondió, se limitó a sonreír y seguirlo con la mirada, mientras él se acercaba a Eltrant y volvía a sumergirse. El brujo emergió de repente frente a su compañero, arrojándole algo de agua y animándolo a que se metiese en el lago. Eltrant trató de esquivarlo, pero resbaló y terminó cayendo al agua, donde pataleó durante unos segundos, hasta que pudo ponerse en pie.
La elfa estaba más acostumbrada al bosque que a los lagos, aunque había zonas de Sandorai donde se creaban estanques naturales, en los que si solía tomar baños, cuando estaba completamente segura de que no hubiese nadie cerca. Era algo tímida para esas cosas, así que prefería esperar a cruzar a las tierras del este, una vez allí ya encontraría algún sitio más oculto en el que relajarse.
Recordó por un momento uno de sus lugares favoritos, el estanque de los Kyyneleets. Aquel era un lugar especial, cuya belleza destacaba sobre todas las cosas. Las flores blancas y violetas decoraban los alrededores, mientras un dulce aroma embargaba el ambiente, convirtiéndolo en un sitio perfecto para relajarse, para desconectar de todo y concentrarse solo en la paz que transmitía.
Cerró los ojos por un momento, tratando de recordar cada detalle, sintiendo como la calma envolvía su cuerpo, al olvidarse de todo lo que pasaba a su alrededor. Su viaje la apartaría de su hogar durante bastante tiempo, pero sabía que era por un buen motivo, conseguiría sentirse realizada ayudando a las gentes de Dundarak con su don sanador. Unos chapoteos la devolvieron a la realidad, Eltrant parecía haberse animado y ahora avanzaba hacia Demian, salpicándolo para devolverle el agua que le había arrojado.
No pudo evitar reír al verlos, estaba bien ver aquella imagen de ambos, divirtiéndose sin pensar en los peligros que habían pasado ni los que aún podía haber en las cercanías.
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Zacharias se rascó la incipiente barba, hacía ya rato que había enviado a los tres viajeros a la orilla oeste del lago y aún no sabía si se presentaría. Odiaba verse como otro de los cobardes del pueblo, pero su tranquilidad dependía bastante del acuerdo que tenía con los vampiros de la zona, así que se encontraba dividido. Tenía todo preparado y el barco atado en un humilde embarcadero del lago, con lo que si finalmente se decidía a ir, no tardaría demasiado en transportarlos a la otra orilla.
El sol estaba fuera, lo que limitaba a los seres de la noche y les impedía salir, algo que le ayudaría un poco, ya que no podrían ver lo que hacía. Pero conocía a sus seguidores, aquellas criaturas que perdieron su humanidad y voluntad ante las torturas, terminando como simples sirvientes, con esos debía tener más cuidado.
Off: Zacharias se presentará al final del hilo para llevarnos, con lo que dará tiempo a que nos surja algún problemilla antes de su llegada.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Cuando Eltrant comenzó a arrojarle agua de vuelta, ya metido en el agua junto a él, la reacción natural de Demian fue meter su cabeza bajo el agua, de manera que fuera inútil salpicarle, pero no se esperó que lo siguiente que haría el humano fuera tomarle. Demian era un chico muy liviano, lo que sumado a la densidad del agua hizo que Eltrant, un hombre con fuerza derivada de una vida de trabajo, pudiera levantarlo como si se tratase de apenas un animal de compañía, sacándolo completamente del agua antes de arrojarlo por los aires. Demian se sorprendió de la distancia que recorrió antes de entrar nuevamente al agua, aunque parte de aquello fue el efecto de la simple percepción de ser arrojado que hizo que exagerara un poco, pero tardó unos segundos en recobrar el control completo una vez bajo el agua.
Una vez emergió en su cara se podía observar el deseo de una juguetona venganza, mientras avanzaba hacia su compañero. Sabía que tenía, al fin y al cabo, la ventaja en ese lugar, pues el hombre no sabía nadar. No llegaría a hacer nada, pues en ese instante un pajarito se posó sobre su cabeza. Era un gorrión que parecía común y corriente, pero que extrañamente se posaba con confianza sobre su cabeza.
-Pero si es mi amigo con plumas -exclamó contento.
Se llevó la mano a la cabeza y el avecilla se posó alegremente en uno de sus dedos, bebiendo una gota de agua de la humedad de la piel. Demian se acercó a Eltrant y le mostró la pequeña criatura.
-No lo veía de hacía un par de días, seguramente se asustó cuando me atacó esa cosa en el bosque -explicó acercándolo- , me ha seguido desde hace algo así como una semana, a veces desaparece, otras veces se acerca y se posa en mí… no había conocido jamás un gorrión tan amistoso… como no sabía si se iba a quedar o no ni siquiera le he puesto nombre, pero parece que pretende seguir conmigo.
El chico procuró secarse un dedo como pudo y acarició suavemente la nuca del ave, quien dio unos amistosos silbidos y parecía muy a gusto, acomodándose en el lugar.
-Hay incluso algo especial acerca de este amigo, por algún motivo mi mana se siente… no se cómo explicarlo… alegre… sí, mi mana se siente alegre cuando está conmigo, quizás es sólo mi imaginación por lo amistoso del pajarito.
Acercó su mano para que Eltrant pudiera tocarle, pero en ese momento el avecilla emprendió el vuelo de improviso, como asustada por algo, reclamando con su trinar de manera frenética.
-Si es sólo un humano, no es mala persona -protestó Demian.
Sin embargo no era por Eltrant que se había asustado, pues en ese momento una sombra se movió por el fondo del agua a gran velocidad y, antes de que Demian pudiera hacer algo, ya que su vista estaba puesta en el cielo donde su mascota daba vueltas en círculos, una mano viscosa le tomó una pierna y lo levantó sacándolo del agua.
Emergió una figura de un verde repulsivo que olía a pescado y pudrición. Era un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que se disponía a acabar violentamente con ellos. No era de los más grandes, midiendo unos 2 metros y medio, pero no por eso dejaba de ser peligroso.
-Mata… a los 3… mata… mata… pescados… muchos pescados -repetía como un mantra lo que parecían palabras sin sentido, pero que en realidad era la oferta que le había hecho con insistencia un sirviente de los vampiros. Si mataba a los 3 viajeros le pagarían con muchos pescados, su alimento favorito. Como todo troll no era muy listo, pero no era la primera vez que aquellos humanos le ofrecían recompensa y ya había aprendido que si mataba a quien le indicaran recibía alimento jugoso y abundante.
Demian se vio cabeza abajo, sostenido de uno de sus tobillos. Intentó golpear con sus puños a la bestia, pero la piel viscoza parecía ni siquiera sentirlos, cosa que no era sorpresa, ya que sus golpes no eran más que los de un chico de 12 años. La bestia giró a Demian en el aire como si se tratase de un trapo y lo estrelló contra el agua. El chico tuvo al menos la precaución de acomodar su cuerpo para entrar al agua sin lastimarse, pero la violencia con que fue arrojado igual hicieron que llegara hasta el fondo y tragara un poco de agua.
****************
Off: El gorrión es un premio de un evento mastereado que hasta ahora no había agregado a la continuidad de mi rol y tiene propiedades mágicas.
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Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Demian salió de debajo del agua y en su mirada se podía ver reflejado un divertido deseo de venganza por haberlo lanzado.Normalmente a Eltrant le costaba descifrar lo que sentía el muchacho, quien se solía mostrar reservado y calculador. Pero el agua, el lago en sí mismo, parecía haberlo puesto de mejor humor, aunque por supuesto en aquel momento no estaban luchando por sus vidas y eso probablemente sería el motivo principal del aquel cambio.
Demian nadó rápidamente hacia él dispuesto a acabar aquel singular combate acuático cuando un pequeño ave se posó en su cabeza. Este, cuando se percató de lo que acababa de pasar, se lo puso en la mano con cuidado y mientras el animal silbaba alegre se acercó hasta Eltrant para mostrarle el pájaro.
Eltrant miró con curiosidad el gorrión, no era algo habitual que se comportaran de manera tan amigable, Demian le explicó que el ave le llevaba siguiendo un par de semanas y según entendió Eltrant, el animal de algún modo estaba alineado con algo que Demian llamó “maná”.
Alzó la mano para tocar al pájaro que seguía posado en la mano del joven, cuando sin previo aviso, huyó volando en el mismo instante en el que el hombre acercó la extremidad. Eltrant no pudo sino mirar como el ave se alejaba y empezaba a dar vueltas en círculos por encima de ellos.
–“Bueno, era de esperar” – le dijo a Demian sonriendo, hasta el momento con el único animal con el que había entablado algo parecido a una amistad era Mohr’akdu, y muchas veces sospechaba que el caballo no era del todo normal.
En ese instante algo parecido a una sombra se deslizó bajo ellos por el agua y antes de que Eltrant pudiese siquiera reaccionar un gigante de color verde emergió desde las profundidades atrapando a Demian por una pierna y levantándolo por encima de su cabeza.
Aquella cosa, de más de dos metros de alto, desprendía un horrible olor a agua estancada y no paraba de balbucear incoherentemente la gran cantidad de pescado que conseguiría por aquello. Con la misma facilidad con la que había levantado a Demian lo lanzó contra el agua quien después del impacto inicial se hundió lentamente a pocos metros de Eltrant.
La bestia entonces lo miró a él, Eltrant notó como el corazón se le aceleraba, debía volver a tierra firme; si aquella cosa lo lanzaba a un sitio donde no hiciese pie todo acabaría desagradablemente rápido.
Alargando el brazo y sumergiéndose parcialmente agarró a Demian de la mano y tiró con fuerza para sacarlo de debajo de agua, parecía estar consciente, pero tampoco podía estar seguro de ello, tras esto y sin darle la espalda al monstruo se dirigió hacia la orilla.
A pesar de su tamaño el monstruo se acercó a una velocidad endiablada y usando una de sus enormes manos golpeó a Eltrant, quien dejó caer a Demian de nuevo, mientras voló por los aires como si de una simple hoja se tratase.
Descartando al muchacho quizás porque Eltrant le parecía más grande y peligroso, levantó al mercenario que aún estaba tratando de recomponerse y sujetándolo por un brazo y una de las piernas tiró con intención de desprender ambas extremidades del cuerpo del hombre.
-“¡Eärwen!” – consiguió articular, la elfa estaba en tierra firme, con un arco y tenía una puntería sobrecogedora, aun con él ahí colgado no tendría muchos problemas para acertar a un blanco tan grande.
No veía donde había caído Demian, esperando que estuviese bien llevó la mano que aún tenía libre al interior de una de sus nuevas botas y sacó el cuchillo que escondía en el interior.
Apretando los dientes esperando lo peor clavó la fina hoja del arma en uno de los brazos de la bestia, que emitió un ligero gruñido de dolor y, molesto con lo que acababa de hacer el hombre, imitó el proceso que había seguido con el muchacho y estrelló al mercenario contra el agua.
Demian nadó rápidamente hacia él dispuesto a acabar aquel singular combate acuático cuando un pequeño ave se posó en su cabeza. Este, cuando se percató de lo que acababa de pasar, se lo puso en la mano con cuidado y mientras el animal silbaba alegre se acercó hasta Eltrant para mostrarle el pájaro.
Eltrant miró con curiosidad el gorrión, no era algo habitual que se comportaran de manera tan amigable, Demian le explicó que el ave le llevaba siguiendo un par de semanas y según entendió Eltrant, el animal de algún modo estaba alineado con algo que Demian llamó “maná”.
Alzó la mano para tocar al pájaro que seguía posado en la mano del joven, cuando sin previo aviso, huyó volando en el mismo instante en el que el hombre acercó la extremidad. Eltrant no pudo sino mirar como el ave se alejaba y empezaba a dar vueltas en círculos por encima de ellos.
–“Bueno, era de esperar” – le dijo a Demian sonriendo, hasta el momento con el único animal con el que había entablado algo parecido a una amistad era Mohr’akdu, y muchas veces sospechaba que el caballo no era del todo normal.
En ese instante algo parecido a una sombra se deslizó bajo ellos por el agua y antes de que Eltrant pudiese siquiera reaccionar un gigante de color verde emergió desde las profundidades atrapando a Demian por una pierna y levantándolo por encima de su cabeza.
Aquella cosa, de más de dos metros de alto, desprendía un horrible olor a agua estancada y no paraba de balbucear incoherentemente la gran cantidad de pescado que conseguiría por aquello. Con la misma facilidad con la que había levantado a Demian lo lanzó contra el agua quien después del impacto inicial se hundió lentamente a pocos metros de Eltrant.
La bestia entonces lo miró a él, Eltrant notó como el corazón se le aceleraba, debía volver a tierra firme; si aquella cosa lo lanzaba a un sitio donde no hiciese pie todo acabaría desagradablemente rápido.
Alargando el brazo y sumergiéndose parcialmente agarró a Demian de la mano y tiró con fuerza para sacarlo de debajo de agua, parecía estar consciente, pero tampoco podía estar seguro de ello, tras esto y sin darle la espalda al monstruo se dirigió hacia la orilla.
A pesar de su tamaño el monstruo se acercó a una velocidad endiablada y usando una de sus enormes manos golpeó a Eltrant, quien dejó caer a Demian de nuevo, mientras voló por los aires como si de una simple hoja se tratase.
Descartando al muchacho quizás porque Eltrant le parecía más grande y peligroso, levantó al mercenario que aún estaba tratando de recomponerse y sujetándolo por un brazo y una de las piernas tiró con intención de desprender ambas extremidades del cuerpo del hombre.
-“¡Eärwen!” – consiguió articular, la elfa estaba en tierra firme, con un arco y tenía una puntería sobrecogedora, aun con él ahí colgado no tendría muchos problemas para acertar a un blanco tan grande.
No veía donde había caído Demian, esperando que estuviese bien llevó la mano que aún tenía libre al interior de una de sus nuevas botas y sacó el cuchillo que escondía en el interior.
Apretando los dientes esperando lo peor clavó la fina hoja del arma en uno de los brazos de la bestia, que emitió un ligero gruñido de dolor y, molesto con lo que acababa de hacer el hombre, imitó el proceso que había seguido con el muchacho y estrelló al mercenario contra el agua.
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Sus compañeros siguieron disfrutando de aquel baño, hasta que un pequeño y amistoso gorrión llegó a posarse en la cabeza de Demian. Desde donde estaba, la elfa pudo escuchar algo sobre que era su amigo, así que supuso que aquel pájaro debía ser la mascota del muchacho, que se había asustado con el dríope y ahora que las cosas se calmaban volvía junto a su dueño.
Aquello le hizo acordarse de Ness, de la que no había podido ocuparse debidamente por el incidente de los vampiros. Echó un vistazo a su bandolera y vio que la pequeña lehtiä dormía plácidamente, estaba claro que sabía ingeniárselas sola. Cerró de nuevo para dejarla dormir, depositando la bandolera junto a sus armas, que había dejado al pie de la roca en que se encontraba sentada.
El gorrión echó a volar justo cuando el mago intentaba mostrárselo a Eltrant, se alzó en el aire y comenzó a describir círculos sobre ellos mientras trinaba algo asustado. - Quizá sea tímido. - pensó la de cabellos negros, creyendo que la cercanía del humano era lo que lo había espantado, idea que pronto desaparecería. El agua comenzó a moverse de forma extraña, como si hubiese algo bajo la superficie, nadando a toda velocidad hacia sus compañeros.
Eärwen se levantó, frunció el ceño y siguió con la mirada la onda que se dirigía hacia ellos, pero para cuando quiso avisar ya era tarde, una criatura verde y viscosa salió del agua, sujetando al brujo por una pierna para alzarlo en el aire. Se trataba de un troll de río de más de dos metros, y aunque la joven solo los había visto en libros, conocía algunas cosas sobre aquellas criaturas. El troll repetía algo sin cesar, sobre matar a los tres para conseguir muchos pescados, que era la oferta que le había hecho un sirviente de los vampiros. Para los seres de la noche las bajas en su bando parecían no importar, seguían enviando gente a por ellos, aunque esta vez se habían valido de aquel troll.
- ¡No! - gritó desde la orilla, al ver que la criatura estrellaba a Demian contra el agua, para luego centrar su atención en Eltrant, que se había sumergido para agarrar al pequeño y sacarlo de allí. El troll no le permitió llegar a tierra, levantó al humano en el aire como había hecho con el hechicero hacía unos instantes, tomándolo por un brazo y una pierna para intentar arrancarle las extremidades tirando de ellas.
La elfa ya tenía su arco tensado y la flecha colocada para cuando Eltrant consiguió articular su nombre, apuntó a uno de los brazos de la criatura y disparó. Hubiese acertado, de no ser por el ataque que el de cabellos castaños hacía, clavando la hoja de su cuchillo al troll y consiguiendo que este se enfadase y lo arrojase al agua bruscamente. La flecha pasó rozando su viscosa piel, pero fue suficiente para llamar su atención, haciendo que desviase la vista hacia ella, que estaba fuera de su alcance.
Volvió a tensar el arco y disparó de nuevo, con más suerte esta vez ya que consiguió acertarle en un hombro. La flecha no lo traspasó como hubiese querido, ya que la viscosidad de su cuerpo dificultaba un poco cualquier ataque, pero se hundió hasta casi hasta la mitad, haciendo que el troll soltase un alarido de dolor. - ¡Salid del agua! ¡rápido! - exclamó, acercándose a ellos hasta que el líquido elemento le llegó a las rodillas, para poder ayudarlos en cuanto los tuviese a mano y seguir cubriéndolos con el arco, que volvía a estar tenso y listo para soltar un nuevo proyectil.
Aquello le hizo acordarse de Ness, de la que no había podido ocuparse debidamente por el incidente de los vampiros. Echó un vistazo a su bandolera y vio que la pequeña lehtiä dormía plácidamente, estaba claro que sabía ingeniárselas sola. Cerró de nuevo para dejarla dormir, depositando la bandolera junto a sus armas, que había dejado al pie de la roca en que se encontraba sentada.
El gorrión echó a volar justo cuando el mago intentaba mostrárselo a Eltrant, se alzó en el aire y comenzó a describir círculos sobre ellos mientras trinaba algo asustado. - Quizá sea tímido. - pensó la de cabellos negros, creyendo que la cercanía del humano era lo que lo había espantado, idea que pronto desaparecería. El agua comenzó a moverse de forma extraña, como si hubiese algo bajo la superficie, nadando a toda velocidad hacia sus compañeros.
Eärwen se levantó, frunció el ceño y siguió con la mirada la onda que se dirigía hacia ellos, pero para cuando quiso avisar ya era tarde, una criatura verde y viscosa salió del agua, sujetando al brujo por una pierna para alzarlo en el aire. Se trataba de un troll de río de más de dos metros, y aunque la joven solo los había visto en libros, conocía algunas cosas sobre aquellas criaturas. El troll repetía algo sin cesar, sobre matar a los tres para conseguir muchos pescados, que era la oferta que le había hecho un sirviente de los vampiros. Para los seres de la noche las bajas en su bando parecían no importar, seguían enviando gente a por ellos, aunque esta vez se habían valido de aquel troll.
- ¡No! - gritó desde la orilla, al ver que la criatura estrellaba a Demian contra el agua, para luego centrar su atención en Eltrant, que se había sumergido para agarrar al pequeño y sacarlo de allí. El troll no le permitió llegar a tierra, levantó al humano en el aire como había hecho con el hechicero hacía unos instantes, tomándolo por un brazo y una pierna para intentar arrancarle las extremidades tirando de ellas.
La elfa ya tenía su arco tensado y la flecha colocada para cuando Eltrant consiguió articular su nombre, apuntó a uno de los brazos de la criatura y disparó. Hubiese acertado, de no ser por el ataque que el de cabellos castaños hacía, clavando la hoja de su cuchillo al troll y consiguiendo que este se enfadase y lo arrojase al agua bruscamente. La flecha pasó rozando su viscosa piel, pero fue suficiente para llamar su atención, haciendo que desviase la vista hacia ella, que estaba fuera de su alcance.
Volvió a tensar el arco y disparó de nuevo, con más suerte esta vez ya que consiguió acertarle en un hombro. La flecha no lo traspasó como hubiese querido, ya que la viscosidad de su cuerpo dificultaba un poco cualquier ataque, pero se hundió hasta casi hasta la mitad, haciendo que el troll soltase un alarido de dolor. - ¡Salid del agua! ¡rápido! - exclamó, acercándose a ellos hasta que el líquido elemento le llegó a las rodillas, para poder ayudarlos en cuanto los tuviese a mano y seguir cubriéndolos con el arco, que volvía a estar tenso y listo para soltar un nuevo proyectil.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Había entrado con violencia al agua, pero se había alcanzado a acomodar para no lastimarse y no había sido más que un violento piquero. El oído derecho le zumbaba un poco y estaba seguro que había bebido la mitad del río, pero nada le dolía de manera especial y supuso que no estaba herido. Se sintió jalado, pero no parecía ser por el troll, sino por su compañero. Levantó la vista del agua justo a tiempo para ver a Eltrant ser apresado por la criatura y lanzado por los aires luego de herirle de manera leve con un cuchillo, seguido de un flechazo de parte de Ëarwen.
El chico no entendía muy bien lo que pasaba. ¿Era posible que tuvieran tan mala suerte?, ¿acaso no habían tenido suficiente siendo perseguidos por vampiros?. En ese momento no se le ocurrió que el acto de una criatura como aquella pudiera estar relacionada a los chupasangre. No era el momento de sacar conclusiones, había que actuar.
Demian miró hacia donde se encontraban sus dagas, justo en la orilla, al alcance de su vista. Jamás las dejaba fuera de su alcance, en especial luego de lo ocurrido, de modo que podría usar su telekinesia para traerlas a sus manos, pero luego sacudió su cabeza. No, Eltrant no sabía nadar y de seguro tampoco sabía cómo entrar al agua de tal manera de reducir el impacto. La cantidad de agua que había salido le hizo sospechar que el golpe había sido considerable. Bien sabía Demian que el agua, a pesar de deslizarse por los dedos, podía ser tan dura como una roca si te estrellabas contra ella con violencia y de una manera inadecuada.
-Rayos -murmuró, abandonando la idea de intentar herir a la criatura con sus dagas, tenía asuntos más urgentes que atender.
Inició un rápido nado para alcanzar al humano y se dispuso a realizar una maniobra básica de rescate, pasando sus brazos por debajo de las axilas para sostener los hombros de su compañero y comenzando a impulsarse hacia atrás. Procuró dirigirse hacia un sector más bien alejado del troll, quien de momento no parecía tan interesado en ellos dos, sino que se arrancaba una flecha de su gruesa y viscosa piel y avanzaba hacia Ëarwen con furia. La herida del flechazo parecía insignificante para aquella bestia.
-No te muevas, estaremos pronto en la orilla -le dijo a Eltrant, sabiendo que si aquel luchaba por nadar o se asustaba acabaría por hundirlos a ambos, en especial ya que su masa corporal alcanzaba la mitad de quien rescataba, con suerte. El agua y la tendencia de los cuerpos a flotar se encargaba de mitigar el peso de su carga, pero aún así tragó algo más de agua en el proceso y gastaba abundante energía. Por suerte la pelea había tenido lugar cerca de la orilla y la distancia a recorrer era corta, pronto estarían a suficiente profundidad para que Eltrant pudiera alcanzar el fondo con sus pies, de seguro antes que Demian, eso si aún se encontraba en condiciones de caminar.
Ajeno al conocimiento del chico, una figura de un hombre pequeño miraba oculto entre los bosques para saber si el trole cumpliría con su parte. Era un sirviente de los vampiros. No era particularmente fuerte y evitaría luchar o mostrarse, sólo quería asegurarse de que los viajeros muriesen al fin.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Sintió como si se estrellase contra un muro y un intenso dolor envolvió su cuerpo para verse de pronto rodeado de agua. Quiso gritar algo pero cuando notó como el agua entraba en sus pulmones cerró los ojos y pataleó en un fútil intento de mantenerse a flote.
Algo tiró entonces de él, instintivamente pensó que era el Troll quien volvía a por él por lo que trató de revolverse, pero cuando quien fuera que fuese sacó su cabeza del agua se quedó quieto y dio una bocanada de aire. La voz de Demian le tranquilizó y le pidió que no se moviese, aunque el muchacho estaba teniendo sus propios problemas para cargar con él, que aunque no era muy corpulento seguía siendo bastante pesado para él.
No sabía dónde estaba, ni que había sido de la bestia, lo último tras clavar el cuchillo que aun poseía firmemente sujeto en su mano fue el silbido de una flecha. Una vez notó que sus pies llegaban al fondo del lago liberó a Demian de su peso, miró a su alrededor confuso para encontrarse con que el Troll se dirigía a paso firme hacia dónde se encontraba Eärwen.
Cargando ahora con el muchacho, quien parecía estar agotado por el esfuerzo se encaminó a la orilla todo lo rápido que su magullado cuerpo le permitía. Una vez llegó dejó a Demian a un lado y cayó al suelo para toser repetidamente todo el agua que había entrado en sus pulmones.
-“No te preocupes…” – balbuceó al muchacho aun mareado–“Ahora te alcanzo” –desconocía cómo había hecho el trayecto hasta fuera del agua, pero se acababa de dar cuenta de que le sangraba la nariz, se limpió con el brazo y volvió a toser agua, el golpe había sido bastante más fuerte de lo que había creído.
Allí parado, tomando todo el aire que sus pulmones recientemente anegados le permitían, le pareció vislumbrar un ser de pequeño tamaño observando desde el bosque, tan pronto como pestañeo sin embargo, desapareció. Le quitó importancia al asunto obligándose a pensar que era un pueblerino que había ido a comprobar el ruido, tenían cosas más importares de que preocuparse.
A su alrededor el sonido de la pelea aún continuaba, no podía quedarse allí de rodillas, apretó los dientes y obligó a su cansado cuerpo a volver a ponerse de pie, estaba acostumbrado a trabajar mucho y dormir poco. –“Esto no es nada comparado con un día en la granja” – se dijo a si mismo con una sonrisa amarga. Alargando la mano hasta donde había dejado la espada, no muy lejos de donde estaba junto a las pertenecías de Demian, la sacó de la vaina y se levantó usándola de apoyo.
Miró a su alrededor, Eärwen había obligado a aquella cosa a salir del lago, donde se movía mucho más lentamente y trataba de atrapar con sus enormes brazos a la ágil elfa, volvió a limpiarse la sangre de la nariz y empezó a correr hacía el monstruo.
Con la espada en la mano se lanzó contra el Troll, quien parecía creerlo fuera de combate, la espada brilló bajo la luz del sol antes de impactar contra aquella cosa, pero debido al mal estado del filo del arma y a lo viscoso del cuerpo del monstruo esta solo hizo un pequeño corte superficial del que empezó a manar algo que Eltrant interpretó como sangre.
Sin inmutarse el Troll seguía impasible hacia Eärwen, dispuesto a acabar con la arquera–“¡Eh, Ven a por mí!” – le gritó mientras daba otro espadazo, esta vez en su espalda, quizás el impacto contra el agua no le hiciese pensar con lucidez, pero que tener a Eärwen con un arco desde la distancia le parecía una ventaja digna de seguir manteniendo.
El Troll pareció sentir este último impacto porque se volvió hacia él con una mirada que solo podía ser de furia dejando en paz a Eärwen por unos instantes.
La cabeza le seguía dando vueltas, eso unido al hecho de que no había dormido en toda la noche no le hacían poseedor de los reflejos más rápidos de Aerandir, seguía siendo más veloz que aquella cosa sin embargo, siempre y cuando la mantuvieran fuera del lago.
Algo tiró entonces de él, instintivamente pensó que era el Troll quien volvía a por él por lo que trató de revolverse, pero cuando quien fuera que fuese sacó su cabeza del agua se quedó quieto y dio una bocanada de aire. La voz de Demian le tranquilizó y le pidió que no se moviese, aunque el muchacho estaba teniendo sus propios problemas para cargar con él, que aunque no era muy corpulento seguía siendo bastante pesado para él.
No sabía dónde estaba, ni que había sido de la bestia, lo último tras clavar el cuchillo que aun poseía firmemente sujeto en su mano fue el silbido de una flecha. Una vez notó que sus pies llegaban al fondo del lago liberó a Demian de su peso, miró a su alrededor confuso para encontrarse con que el Troll se dirigía a paso firme hacia dónde se encontraba Eärwen.
Cargando ahora con el muchacho, quien parecía estar agotado por el esfuerzo se encaminó a la orilla todo lo rápido que su magullado cuerpo le permitía. Una vez llegó dejó a Demian a un lado y cayó al suelo para toser repetidamente todo el agua que había entrado en sus pulmones.
-“No te preocupes…” – balbuceó al muchacho aun mareado–“Ahora te alcanzo” –desconocía cómo había hecho el trayecto hasta fuera del agua, pero se acababa de dar cuenta de que le sangraba la nariz, se limpió con el brazo y volvió a toser agua, el golpe había sido bastante más fuerte de lo que había creído.
Allí parado, tomando todo el aire que sus pulmones recientemente anegados le permitían, le pareció vislumbrar un ser de pequeño tamaño observando desde el bosque, tan pronto como pestañeo sin embargo, desapareció. Le quitó importancia al asunto obligándose a pensar que era un pueblerino que había ido a comprobar el ruido, tenían cosas más importares de que preocuparse.
A su alrededor el sonido de la pelea aún continuaba, no podía quedarse allí de rodillas, apretó los dientes y obligó a su cansado cuerpo a volver a ponerse de pie, estaba acostumbrado a trabajar mucho y dormir poco. –“Esto no es nada comparado con un día en la granja” – se dijo a si mismo con una sonrisa amarga. Alargando la mano hasta donde había dejado la espada, no muy lejos de donde estaba junto a las pertenecías de Demian, la sacó de la vaina y se levantó usándola de apoyo.
Miró a su alrededor, Eärwen había obligado a aquella cosa a salir del lago, donde se movía mucho más lentamente y trataba de atrapar con sus enormes brazos a la ágil elfa, volvió a limpiarse la sangre de la nariz y empezó a correr hacía el monstruo.
Con la espada en la mano se lanzó contra el Troll, quien parecía creerlo fuera de combate, la espada brilló bajo la luz del sol antes de impactar contra aquella cosa, pero debido al mal estado del filo del arma y a lo viscoso del cuerpo del monstruo esta solo hizo un pequeño corte superficial del que empezó a manar algo que Eltrant interpretó como sangre.
Sin inmutarse el Troll seguía impasible hacia Eärwen, dispuesto a acabar con la arquera–“¡Eh, Ven a por mí!” – le gritó mientras daba otro espadazo, esta vez en su espalda, quizás el impacto contra el agua no le hiciese pensar con lucidez, pero que tener a Eärwen con un arco desde la distancia le parecía una ventaja digna de seguir manteniendo.
El Troll pareció sentir este último impacto porque se volvió hacia él con una mirada que solo podía ser de furia dejando en paz a Eärwen por unos instantes.
La cabeza le seguía dando vueltas, eso unido al hecho de que no había dormido en toda la noche no le hacían poseedor de los reflejos más rápidos de Aerandir, seguía siendo más veloz que aquella cosa sin embargo, siempre y cuando la mantuvieran fuera del lago.
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La entrada de Eltrant en el agua fue brusca, no consiguió colocarse de forma que el impacto contra su cuerpo se redujese, como había hecho el brujo. El humano pataleó, en un intento por mantenerse a flote, gesto que le serviría de poco y además daba a entender que no sabía nadar. Demian debía saberlo, nadó hacia él y lo sujetó de forma que tuviese la cabeza fuera del agua, para que no se ahogase.
El troll, dolorido y furioso por la herida recibida, dirigió su atención hacia la arquera, avanzando en su dirección para vengarse. Eärwen no pudo seguir con la mirada lo que hacían sus compañeros, pero confiaba en que el muchacho consiguiese llevar a Eltrant hasta la orilla. La criatura se arrancó la flecha y la lanzó contra ella, acompañando la acción de un sonoro gruñido. La elfa esquivó y recogió el proyectil, para meterlo de inmediato en el carcaj, ya había perdido una flecha al fallar el tiro anterior, intentaría no perder otra.
Caminó hacia atrás para salir del agua, que era el terreno del troll y le daba ventaja. El ser avanzó hacia ella con una rapidez sorprendente, lanzó un manotazo con el que pretendía desarmarla, ataque que la de ojos azules consiguió esquivar por poco. Escuchó que alguien tosía, miró por el rabillo del ojo y comprobó que se trataba del de cabellos castaños, que ayudado por el mago había conseguido llegar a tierra. No tuvo tiempo de ver más, el troll volvió a intentar golpearla, a pesar de que estar casi fuera de su elemento.
Eärwen retrocedió a tiempo, esquivó de nuevo las enormes manos de aquella criatura que intentaba atraparla y salió por completo del agua. Pensó por un momento que no se atrevería a abandonar el lago, pero su interés por acabar con ellos era bastante grande, así que la siguió a la orilla y más adentro aún, donde sus movimientos se volvían más lentos y torpes. La elfa no dejó de apuntarle con el arco, pero aquello no parecía asustarlo, las flechas apenas podían entrar en su viscosa piel.
Su compañero llegó espada en mano, para hacer un corte al troll y distraerlo de su objetivo, pero no pareció conseguirlo con el primer ataque. Volvió a intentarlo, esta vez gritando a la criatura para provocarla y que fuese a por él, al tiempo que le hacía un tajo en la espalda. Esto si pareció captar su atención, se giró hacia el humano y dejó de lado a la joven por el momento, empezando a andar hacia Eltrant.
La elfa apuntó de nuevo, buscando algún punto débil en aquel troll, pero desconocía dónde podía tener los órganos vitales, cosa que no se lo ponía fácil. Se decidió por disparar a una de sus gruesas patas, esperando que al herir uno de sus puntos de apoyo se desestabilizase y, con suerte, cayese de bruces. - ¡Eltrant cuidado! - exclamó al tiempo que soltaba la flecha, para que si el troll se tambaleaba hacia delante su compañero pudiese evitarlo.
Buscó con la mirada a Demian, mientras sacaba del carcaj otro proyectil para preparar un nuevo disparo. Después de ver como el primero había fallado y el segundo apenas lo había dañado, no confiaba en que aquel que acababa de hacer sirviese de mucho. Pensó en la espada de acero élfico que le había entregado su padre, aquella hoja era fina y muy afilada, pero la de cabellos negros no sabía manejarla demasiado bien, su entrenamiento se había basado siempre en armas ligeras, como sus dagas.
El troll, dolorido y furioso por la herida recibida, dirigió su atención hacia la arquera, avanzando en su dirección para vengarse. Eärwen no pudo seguir con la mirada lo que hacían sus compañeros, pero confiaba en que el muchacho consiguiese llevar a Eltrant hasta la orilla. La criatura se arrancó la flecha y la lanzó contra ella, acompañando la acción de un sonoro gruñido. La elfa esquivó y recogió el proyectil, para meterlo de inmediato en el carcaj, ya había perdido una flecha al fallar el tiro anterior, intentaría no perder otra.
Caminó hacia atrás para salir del agua, que era el terreno del troll y le daba ventaja. El ser avanzó hacia ella con una rapidez sorprendente, lanzó un manotazo con el que pretendía desarmarla, ataque que la de ojos azules consiguió esquivar por poco. Escuchó que alguien tosía, miró por el rabillo del ojo y comprobó que se trataba del de cabellos castaños, que ayudado por el mago había conseguido llegar a tierra. No tuvo tiempo de ver más, el troll volvió a intentar golpearla, a pesar de que estar casi fuera de su elemento.
Eärwen retrocedió a tiempo, esquivó de nuevo las enormes manos de aquella criatura que intentaba atraparla y salió por completo del agua. Pensó por un momento que no se atrevería a abandonar el lago, pero su interés por acabar con ellos era bastante grande, así que la siguió a la orilla y más adentro aún, donde sus movimientos se volvían más lentos y torpes. La elfa no dejó de apuntarle con el arco, pero aquello no parecía asustarlo, las flechas apenas podían entrar en su viscosa piel.
Su compañero llegó espada en mano, para hacer un corte al troll y distraerlo de su objetivo, pero no pareció conseguirlo con el primer ataque. Volvió a intentarlo, esta vez gritando a la criatura para provocarla y que fuese a por él, al tiempo que le hacía un tajo en la espalda. Esto si pareció captar su atención, se giró hacia el humano y dejó de lado a la joven por el momento, empezando a andar hacia Eltrant.
La elfa apuntó de nuevo, buscando algún punto débil en aquel troll, pero desconocía dónde podía tener los órganos vitales, cosa que no se lo ponía fácil. Se decidió por disparar a una de sus gruesas patas, esperando que al herir uno de sus puntos de apoyo se desestabilizase y, con suerte, cayese de bruces. - ¡Eltrant cuidado! - exclamó al tiempo que soltaba la flecha, para que si el troll se tambaleaba hacia delante su compañero pudiese evitarlo.
Buscó con la mirada a Demian, mientras sacaba del carcaj otro proyectil para preparar un nuevo disparo. Después de ver como el primero había fallado y el segundo apenas lo había dañado, no confiaba en que aquel que acababa de hacer sirviese de mucho. Pensó en la espada de acero élfico que le había entregado su padre, aquella hoja era fina y muy afilada, pero la de cabellos negros no sabía manejarla demasiado bien, su entrenamiento se había basado siempre en armas ligeras, como sus dagas.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
No fue tarea fácil para Demian cargar con Eltrant hasta la orilla, pero por esos instantes su concentración estuvo puesta completamente en eso, así como su esfuerzo, pero finalmente los pies del hombre pudieron tocar el fondo. En ese momento los roles se invirtieron y él cargó con el peso del niño hasta llegar a la orilla. Estaba cansado y la cantidad de agua que había entrado por su boca y nariz le producían molestia y algo de dolor en el esófago, además de muchas ganas de toser, pero no tenía problemas para respirar, lo que era positivo.
Dedicó unos instantes a recuperarse y estudiar lo que ocurría a su alrededor. Sus compañeros, tanto el humano como la elfa, se encontraban luchando contra la criatura, hiriéndole de a poco, aunque la gruesa y viscosa piel parecía ser una armadura natural muy resistente. De momento ellos parecían tener cierto control de la situación, aunque con el riesgo pendiendo de un hilo. Un mal movimiento, un golpe afortunado de la bestia y la cosa podría acabar muy mal.
Se puso en movimiento, era claro que no podían esperar a herirle a rasguños y confiar en que se agotara, ellos parecían más agotados. El mismo chico se sentía cansado, los días de peligros y batallas le pasaban la cuenta y sus ansias de combate y aventuras parecían ceder su espacio a otras ansias, paz, tranquilidad y descanso… quizás una buena comida.
Cerró sus ojos un instante, concentrando la energía de su mana. Sus ilusiones le rodearon en un abrazo apretado, hasta envolverle por completo, hasta que en el lugar donde antes se veía un niño ahora sólo se apreciaba el paisaje. Si alguien observaba con detenimiento y de frente podría notar ciertas imperfecciones, ciertos desajustes visuales que podrían permitir inferior que había algo allí, algo mágico, algo oculto, pero en el fragor de la batalla y con la criatura ocupada en otros asuntos, fuera de su escasa inteligencia, era muy improbable que se percatara de esos detalles.
Avanzó hasta caminar por la playa, haciendo que misteriosas huellas aparecieran en la suave arena de la nada. Tomó sus dagas, que desaparecieron con él, dirigiéndose más y más hasta el enemigo. Su habilidad requería concentración y cuidado, de manera que no podía ir muy rápido, pero la distancia era corta y pronto pudo pararse detrás de su objetivo. Sacó sólo una de sus dagas, tomándola con ambas manos. Juntó todas sus fuerzas físicas para descargar el acero contra el área abdominal de la criatura, tomándose el tiempo necesario para impactar en el lugar calculado.
Al instante la ilusión se deshizo, apareciendo el niño
-¿Qué dem…? -exclamó cuando notó lo difícil que era penetrar la piel.
Levantó la daga y la volvió a descargar con fuerza contra su enemigo. Entre ambos ataques y lo afilado de las armas había logrado penetrar, pero el daño no era tan letal como esperaba. Normalmente podía destripar a una persona sin necesidad de usar demasiada fuerza, pero esa cosa era distinta. Esperaba que la punta hubiera herido algún órgano interno, viendo una buena cantidad de sangre brotar de la herida, si bien no sabía cuánta sangre podía tener en realidad ese inmenso cuerpo y cuánto podía considerarse una hemorragia.
El troll hizo notar que aquello le había dolido, girándose para encontrar a su atacante al tiempo que lanzaba un manotazo estremecedor. Si bien el niño ya era visible, se salvó del ciego ataque de la bestia sólo gracias a su altura, ya que los brazos del enemigo pasaban sobre su cabeza sin alcanzarlo. Al instante inició su retroceso, pero el largo alcance de aquellos brazos hicieron que en el trayecto de vuelta sí fuera alcanzado.
Eran apenas los dedos los que importaban sobre la improvisada defensa que armaba con sus brazos, pero lo sintió como si fueran barras de acero, arrojándolo por los aires hasta dejarlo de espaldas en la arena, tratando de recuperar la respiración con ojos de asombro.
De momento se encontraba indefenso, confundido y aturdido por la caída, mientras el troll lo miraba con ojos de furia, llevándose una enorme mano a la herida. La bestia dejó de hablar sobre pescado y ya no mostraba felicidad en su tarea. No estaba acostumbrado a que le opusieran real resistencia y aquellos diminutos seres habían conseguido causarle múltiples heridas. Un dejo de miedo comenzó a aparecer en su horrendo rostro.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Eltrant se apartó de un salto de la bestia alertado por la elfa quien seguía disparando sus fechas desde una distancia segura, la piel del monstruo sin embargo, era demasiado dura y viscosa para ser perforada por los proyectiles.
Acercándose rápidamente descargó de nuevo su arma contra el troll, el cual volvió a girarse hacia él después de tratar de alcanzar a la arquera, que trataba de abatirle con sus flechas. Agachándose para esquivar los largos brazos que intentaban atraparlo, Eltrant atacó una vez más para sentir como si golpease un muro de piedra. Otra fina herida de la que comenzó a brotar aquel liquido pegajoso se formó en el lugar donde había impactado la espada, si aquello iba a ser un combate largo tenían las de perder, aquella cosa parecía tener una resistencia inigualable y ellos estaban en las últimas.
Frente a él, una imperfección en el aire, una especie de contracción de la misma luz se movía lentamente hacia el troll. Eltrant pestañeó varias veces. Si no fuese porque bajo aquella extraña anomalía, se formaban pequeñas pisadas, hubiese pensado que estaba loco.
Aquella desigualdad de la realidad que Eltrant no sabía muy bien cómo interpretar, se acercó a la bestia sigilosamente, las pisadas se formaban rápidamente en la arena una tras otra, indicando el lugar hacia el cual se encaminaban. No había que ser un genio para saber que Demian había hecho otra de las suyas.
De la nada un tajo apareció en el vientre del troll quien gritó dolorido. Momentos después el muchacho apareció bajo su gigantesco contrincante con las dagas empapadas en el líquido que tenía aquel ser por sangre. El muchacho notando que la ilusión se había deshecho volvió a clavar la daga en la herida del troll quien gruñó y buscó quien le estaba atacando a hurtadillas.
No le fue muy difícil encontrar a Demian, quien aun con las dagas en sus manos se encontraba prácticamente bajo la bestia, esta arremetió contra el muchacho, el cual esquivó aquella acometida gracias a su complexión. No fue hasta que empezó a retroceder cuando aquellos brazos como robles alcanzaron al chico, quien voló varios metros para caer pesadamente sobre la arena.
Eltrant comenzó a correr hacia el muchacho preocupado por su bienestar, a él aun le silbaban los oídos del impacto contra el agua minutos atrás y el golpe que había recibido Demian no parecía ser mucho más leve. La bestia quien ahora parecía haber abandonado toda la cordura que tenía, lanzaba gruñidos inexplicables y se dirigió hacia el pequeño asesino para acabar lo que había empezado.
Una vez estuvo lo suficientemente cerca alzó ambos brazos, dispuesto a aplastar a Demian quien yacía aún tumbado boca arriba, para al bajarlos encontrarse con la espada de Eltrant quien se había colocado justo frente al muchacho.
Este apretó los dientes, y afianzó la espada con ambas manos lo más fuerte que pudo. Aquella maza que había formado el troll con ambas manos chocó contra la defensa improvisada de Eltrant quien cayó de rodillas debido a la fuerza del golpe, el troll chilló de dolor cuando la punta del arma, que había permanecido estática aguardando el golpe perforó una de sus manazas. Eltrant por su parte comenzó a notar un dolor que ya conocía, su brazo derecho totalmente inflamado e inerte dejó caer el sable a un lado,a pesar de ello luchando contra el dolor tuvo el tiempo suficiente como para agarrar el arma del suelo con la otra extremidad antes de ser lanzado por los aires.
Tuvo suerte de no caer al agua, chocó contra un árbol antes de caer contra el suelo bocabajo, trató de moverse pero sus piernas no le respondían por unos instantes pensó en quedarse allí tumbado, la arena húmeda de pronto era increíblemente confortable, como la mejor de las camas.
Esperó varios segundos para coger aire y reordenar sus ideas y agarrándose al mismo árbol con el que había chocado consiguió mantener una postura que parecía ser más o menos estable, una vez de pie buscó a sus compañeros, Demian seguía donde le había dejando, tratando de recobrar el aliento, a Eärwen sin embargo, no la veía, .
El troll parecía estar confuso, su rostro mostraba una expresión extraña, como si estuviese empezando a plantearse si era lo correcto arriesgar su vida por pescado que podía atrapar él mismo por menos esfuerzo.
Acercándose rápidamente descargó de nuevo su arma contra el troll, el cual volvió a girarse hacia él después de tratar de alcanzar a la arquera, que trataba de abatirle con sus flechas. Agachándose para esquivar los largos brazos que intentaban atraparlo, Eltrant atacó una vez más para sentir como si golpease un muro de piedra. Otra fina herida de la que comenzó a brotar aquel liquido pegajoso se formó en el lugar donde había impactado la espada, si aquello iba a ser un combate largo tenían las de perder, aquella cosa parecía tener una resistencia inigualable y ellos estaban en las últimas.
Frente a él, una imperfección en el aire, una especie de contracción de la misma luz se movía lentamente hacia el troll. Eltrant pestañeó varias veces. Si no fuese porque bajo aquella extraña anomalía, se formaban pequeñas pisadas, hubiese pensado que estaba loco.
Aquella desigualdad de la realidad que Eltrant no sabía muy bien cómo interpretar, se acercó a la bestia sigilosamente, las pisadas se formaban rápidamente en la arena una tras otra, indicando el lugar hacia el cual se encaminaban. No había que ser un genio para saber que Demian había hecho otra de las suyas.
De la nada un tajo apareció en el vientre del troll quien gritó dolorido. Momentos después el muchacho apareció bajo su gigantesco contrincante con las dagas empapadas en el líquido que tenía aquel ser por sangre. El muchacho notando que la ilusión se había deshecho volvió a clavar la daga en la herida del troll quien gruñó y buscó quien le estaba atacando a hurtadillas.
No le fue muy difícil encontrar a Demian, quien aun con las dagas en sus manos se encontraba prácticamente bajo la bestia, esta arremetió contra el muchacho, el cual esquivó aquella acometida gracias a su complexión. No fue hasta que empezó a retroceder cuando aquellos brazos como robles alcanzaron al chico, quien voló varios metros para caer pesadamente sobre la arena.
Eltrant comenzó a correr hacia el muchacho preocupado por su bienestar, a él aun le silbaban los oídos del impacto contra el agua minutos atrás y el golpe que había recibido Demian no parecía ser mucho más leve. La bestia quien ahora parecía haber abandonado toda la cordura que tenía, lanzaba gruñidos inexplicables y se dirigió hacia el pequeño asesino para acabar lo que había empezado.
Una vez estuvo lo suficientemente cerca alzó ambos brazos, dispuesto a aplastar a Demian quien yacía aún tumbado boca arriba, para al bajarlos encontrarse con la espada de Eltrant quien se había colocado justo frente al muchacho.
Este apretó los dientes, y afianzó la espada con ambas manos lo más fuerte que pudo. Aquella maza que había formado el troll con ambas manos chocó contra la defensa improvisada de Eltrant quien cayó de rodillas debido a la fuerza del golpe, el troll chilló de dolor cuando la punta del arma, que había permanecido estática aguardando el golpe perforó una de sus manazas. Eltrant por su parte comenzó a notar un dolor que ya conocía, su brazo derecho totalmente inflamado e inerte dejó caer el sable a un lado,a pesar de ello luchando contra el dolor tuvo el tiempo suficiente como para agarrar el arma del suelo con la otra extremidad antes de ser lanzado por los aires.
Tuvo suerte de no caer al agua, chocó contra un árbol antes de caer contra el suelo bocabajo, trató de moverse pero sus piernas no le respondían por unos instantes pensó en quedarse allí tumbado, la arena húmeda de pronto era increíblemente confortable, como la mejor de las camas.
Esperó varios segundos para coger aire y reordenar sus ideas y agarrándose al mismo árbol con el que había chocado consiguió mantener una postura que parecía ser más o menos estable, una vez de pie buscó a sus compañeros, Demian seguía donde le había dejando, tratando de recobrar el aliento, a Eärwen sin embargo, no la veía, .
El troll parecía estar confuso, su rostro mostraba una expresión extraña, como si estuviese empezando a plantearse si era lo correcto arriesgar su vida por pescado que podía atrapar él mismo por menos esfuerzo.
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Eärwen no consiguió encontrar al brujo, que parecía haberse desvanecido repentinamente. Aquello la preocupó bastante, pero no tuvo tiempo de seguir buscándolo con la mirada, debía centrar su atención en el troll, que seguía avanzando hacia su compañero, ignorando el daño que su flecha pudiese haberle causado. Disparó otra a la pata contraria, antes de ver unas pisadas en la arena, que se dirigían directamente hacia la criatura.
Parpadeó incrédula, ya que no veía al dueño de aquellas marcas, solo alcanzaba a notar ciertos detalles que no cuadraban en la imagen. Pronto aquella extraña visión tuvo sentido, cuando una herida apareció en el abdomen del troll y el pequeño brujo quedó al descubierto, todo había sido una ilusión, una muy buena para esconderse. Demian consiguió que una de sus dagas consiguiese atravesar la viscosa piel del ser, pero la resistencia que presentaba ante las heridas era considerable, con lo que no pareció alcanzarle ningún órgano vital.
Parecía que la suerte del grupo no mejoraba, estaban cansados tras todo lo que ya habían tenido que soportar en Sacrestic y ahora aquello, otro enfrentamiento con una criatura a la que era muy complicado dañar. El troll alcanzó al muchacho, haciéndolo volar por los aires varios metros, hasta que aterrizó bruscamente de espaldas sobre la arena. Se llevó las manos a la herida y avanzó furioso hacia el pequeño, alzando los brazos para aplastarlo con ellos.
La elfa palideció al ver aquello, pero por suerte Eltrant llegó a tiempo de detenerlo con su espada. Sabiendo que su compañero no podría hacer frente por mucho al ser, se giró a toda prisa y corrió a su montura, para extraer la afilada hoja de acero élfico de la vaina que colgaba de la silla. Desenfundó la espada y avanzó velozmente hacia ellos, justo en el momento en que Eltrant se levantaba tras chocar con un árbol cercano.
El troll comenzaba a plantearse si aquel trabajo que le habían encomendado valía realmente la pena, aquellos individuos le estaban haciendo daño y la recompensa en pescado no era suficiente para jugarse de aquel modo la vida por ella, pudiendo pescar el mismo en el lago. En su rostro se reflejaban las dudas, mientras aquel líquido seguía saliendo de sus heridas, debilitándolo por momentos.
La de cabellos negros se interpuso entre la criatura y sus compañeros, blandiendo la afilada espada y apuntándolo directamente, aunque desde una distancia prudencial. Si intentaba atacarla haría lo posible por cortarle una de aquellas grandes manos, confiando en que el filo fuese más efectivo que sus flechas. - Vuelve al lago, abandona tu intención de atacarnos o tendremos que matarte. - dijo de forma clara para que la entendiese.
Sus palabras no parecieron tener efecto, el troll levantó uno de sus brazos y descargó un manotazo hacia la elfa, que lo esquivó con un ágil salto y le asestó un tajo a la altura del codo. La hoja no logró arrebatarle la extremidad, pero el corte fue algo más profundo que los anteriores, con lo que la criatura soltó algo parecido a un rugido, antes de mirarla con una mezcla de odio y miedo.
Parpadeó incrédula, ya que no veía al dueño de aquellas marcas, solo alcanzaba a notar ciertos detalles que no cuadraban en la imagen. Pronto aquella extraña visión tuvo sentido, cuando una herida apareció en el abdomen del troll y el pequeño brujo quedó al descubierto, todo había sido una ilusión, una muy buena para esconderse. Demian consiguió que una de sus dagas consiguiese atravesar la viscosa piel del ser, pero la resistencia que presentaba ante las heridas era considerable, con lo que no pareció alcanzarle ningún órgano vital.
Parecía que la suerte del grupo no mejoraba, estaban cansados tras todo lo que ya habían tenido que soportar en Sacrestic y ahora aquello, otro enfrentamiento con una criatura a la que era muy complicado dañar. El troll alcanzó al muchacho, haciéndolo volar por los aires varios metros, hasta que aterrizó bruscamente de espaldas sobre la arena. Se llevó las manos a la herida y avanzó furioso hacia el pequeño, alzando los brazos para aplastarlo con ellos.
La elfa palideció al ver aquello, pero por suerte Eltrant llegó a tiempo de detenerlo con su espada. Sabiendo que su compañero no podría hacer frente por mucho al ser, se giró a toda prisa y corrió a su montura, para extraer la afilada hoja de acero élfico de la vaina que colgaba de la silla. Desenfundó la espada y avanzó velozmente hacia ellos, justo en el momento en que Eltrant se levantaba tras chocar con un árbol cercano.
El troll comenzaba a plantearse si aquel trabajo que le habían encomendado valía realmente la pena, aquellos individuos le estaban haciendo daño y la recompensa en pescado no era suficiente para jugarse de aquel modo la vida por ella, pudiendo pescar el mismo en el lago. En su rostro se reflejaban las dudas, mientras aquel líquido seguía saliendo de sus heridas, debilitándolo por momentos.
La de cabellos negros se interpuso entre la criatura y sus compañeros, blandiendo la afilada espada y apuntándolo directamente, aunque desde una distancia prudencial. Si intentaba atacarla haría lo posible por cortarle una de aquellas grandes manos, confiando en que el filo fuese más efectivo que sus flechas. - Vuelve al lago, abandona tu intención de atacarnos o tendremos que matarte. - dijo de forma clara para que la entendiese.
Sus palabras no parecieron tener efecto, el troll levantó uno de sus brazos y descargó un manotazo hacia la elfa, que lo esquivó con un ágil salto y le asestó un tajo a la altura del codo. La hoja no logró arrebatarle la extremidad, pero el corte fue algo más profundo que los anteriores, con lo que la criatura soltó algo parecido a un rugido, antes de mirarla con una mezcla de odio y miedo.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Las nubes parecían tomar formas curiosas, bailando en el firmamento como ágiles animales peludos y esponjosos, quizás liebres blancas que buscaban juguetones su madriguera. Recordó sus juegos solitarios en las islas, cuando ningún otro niño quería jugar con él. Una vez había oído a la madre de uno de los chicos del poblado prohibirle a su hijo acercarse a él. Era uno de esos malvados del templo oscuro. Ese día aprendió por qué los otros niños le evitaban y tuvo que aceptarlo.
Cerró sus ojos y los abrió bruscamente. Le dolían los brazos y la espalda, costando trabajo a sus pulmones absorber el aire que necesitaban. Nunca había imaginado que uno pudiera recibir un golpe tan fuerte y que tantas partes de su cuerpo se resentirían por ello. Era como si todo su ser hubiera sido golpeado y actuara en consecuencia. Definitivamente había sido un tonto al enfrascarse en combate directo con un Troll, incluso si había sido desde la cobertura de sus ilusiones.
Una sombra enorme tapó las nubes. El trola levantaba ambos brazos furioso, dispuesto a reventarlo. Demian sabía que era ágil y rápido, no le costaría trabajo esquivar un golpe tan anunciado. Dio las órdenes a sus brazos de impulsarse para girar su cuerpo, pero sus músculos reaccionaron en varios puntos de su cuerpo negándose a salir de esa posición de descanso, como si protestaran al unísono por un jefe que exigía trabajar más allá de lo humanamente posible. Apenas logró desplazarse unos centímetros, pero eso no iba a ser suficiente para evitar el mazazo de aquella bestia. Cerró los ojos, cierto de que su muerte era inevitable. Sólo esperó que al menos su craneo reventara primero y no sintiera el dolor de ver su cuerpo aplastado.
Tras unos segundos volvió a abrir sus ojos, desconcertado de la ausencia de un dolor agónico, para descubrir que Eltrant le había salvado interponiéndose entre el troll y él, espada en alto. Instantes después el humano iba a parar a un árbol cercano, visiblemente lastimado. Su pequeño instante de esperanza se estrellaba con el hombre allí. Aquello había prolongado su muerte segura, pero no por siempre, era inevitable que la criatura cobrara su venganza en su joven cuerpo. Volvió a cerrar los ojos en espera de su muerte.
Esta vez era la elfa la que corría en su ayuda, blandiendo una espada como toda una guerrera. El troll intentó golpearla, pero ella alcanzó a esquivar el manotazo y hacerle un corte el el codo, parándose en actitud desafiante.
Demian se puso finalmente de pie. Había tenido tiempo de descansar y recobraba el control de su cuerpo. Estaba lastimado por el impacto, pero trataría de no demostrarlo, sacando la otra de sus dagas y mostrándola en alto, permitiendo que el sol se reflejara en su negro acero y destacara el cuidado filo del arma.
-Mataaa…. pescadoooos -rugió la bestia, como una protesta por algo que su limitado cerebro no alcanzaba a comprender, pero que no funcionaba como había esperado- Pescadoooooo….
Sacudió su cabeza y golpeó el suelo repetidas veces con tal fuerza que Demian sintió la vibración en la arena de la playa. Al verlo se le ocurrió que parecía un niño pequeño, de unos 3 años de edad, protestando porque sus padres le negaban comer una galleta o usar algo valioso como un juguete.
El niño no perdió su tiempo y comprendió que tenían una oportunidad de hacerle retirarse de la pelea. No podía ser un vampiro deseoso de venganza, sino probablemente sólo lucían como una presa para él. Todo animal cazador sabe retroceder ante una fiera defensa, pensó.
Utilizó su magia sobre el rostro de Ëarwen, haciendo que pareciera como si su mandíbula se estirara y emergieran de allí un par de enormes colmillos filosos. Se concentró luego en los brazos y de ellos parecieron emerger filosas garras. Para completar la escena, produjo el sonido de un rugido estridente y furioso. Esperó a ver la reacción de la bestia.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Apoyado contra el árbol se agarró el brazo derecho el cual seguía inerte, cerró los ojos tratando de ignorar el dolor, en aquel momento no tenía ni tiempo ni fuerzas para, como en Ulmer, volverlo a colocar en su posición inicial la extremidad usando simplemente fuerza bruta. Abrió los ojos para encontrar a la elfa plantada frente al troll, con la brillante espada que solía llevar consigo apuntando hacia su inmenso adversario.
La elfa no se movió un ápice y su voz sonó firme y clara cuando amenazó a la bestia, contempló sin poder hacer nada como Eärwen preparaba la espada para acabar con su contrincante quien lejos de aceptar la oportunidad que la de cabellos oscuros le brindaba para marcharse seguía tratando de acabar con su vida.
Buscó su espada la cual había escapado de sus manos cuando el troll le lanzó por los aires. Rechazando el quedarse fuera de combate se apartó del tronco que le servía de apoyó para darse de bruces contra el suelo, el arma yacía a pocos metros de él, en la arena.
Desde su nueva posición miró de nuevo a la elfa quien seguía luchando a solas contra el troll, era la primera vez que veía su espada fuera de la vaina. Realmente se podía aprecia que era especial, la hoja estaba bellamente gravada con multitud de formas de colores dorados, si tenía algún significado elfico él lo desconocía.
Solía olvidar que, aunque Eärwen aparentase ser no mucho mayor que él, podía tener perfectamente cientos de años. La elfa habría vivido muchísimas experiencias y su manera de actuar en aquella situación, firme y decidida, no hacía sino confirmárselo.
Se arrastró varios metros, tratando de ignorar que la arena bajo su cuerpo vibraba a causa de los golpes del troll, hasta que consiguió que su mano izquierda se cerrara en torno a la empuñadura de la espada, para después ayudado por el arma ponerse de nuevo en pie. Se encontró sin embargo con un panorama distinto al que había visto hacia unos segundos.
Demian, ahora de pie, parecía concentrado en Eärwen la cual de algún modo había sido sustituida por una fiera de colmillos alargados y brazos con garras visiblemente afiladas. Eltrant confuso vio como Eärwen emitía un rugido digno del mayor de los dragones, que si bien no hizo huir al troll, le hizo pararse en seco frente a la elfa. El rugido se sucedió una vez más y el troll, quien no dejaba de mirar a Eärwen con una clara expresión de miedo, empezó a retroceder lentamente hacia el estanque.
La enorme bestia, con la mano aun tapándose la herida que le había hecho Demian, se perdió en el fondo del lago a los pocos minutos mientras discutía consigo mismo acerca del pescado. Eltrant dejó escapar un suspiro de alivio al ver al troll sumergirse en las profundidades, suspiro que en los oídos de otra persona sonaría más bien como un gruñido.
Tras tirar la espada junto a él se sentó en la arena y cerró los ojos por unos instantes disfrutando de aquel extraño momento de tranquilidad que se había formado tras la marcha del troll. –“… Un granjero con delirios de grandeza” - susurró
La elfa no se movió un ápice y su voz sonó firme y clara cuando amenazó a la bestia, contempló sin poder hacer nada como Eärwen preparaba la espada para acabar con su contrincante quien lejos de aceptar la oportunidad que la de cabellos oscuros le brindaba para marcharse seguía tratando de acabar con su vida.
Buscó su espada la cual había escapado de sus manos cuando el troll le lanzó por los aires. Rechazando el quedarse fuera de combate se apartó del tronco que le servía de apoyó para darse de bruces contra el suelo, el arma yacía a pocos metros de él, en la arena.
Desde su nueva posición miró de nuevo a la elfa quien seguía luchando a solas contra el troll, era la primera vez que veía su espada fuera de la vaina. Realmente se podía aprecia que era especial, la hoja estaba bellamente gravada con multitud de formas de colores dorados, si tenía algún significado elfico él lo desconocía.
Solía olvidar que, aunque Eärwen aparentase ser no mucho mayor que él, podía tener perfectamente cientos de años. La elfa habría vivido muchísimas experiencias y su manera de actuar en aquella situación, firme y decidida, no hacía sino confirmárselo.
Se arrastró varios metros, tratando de ignorar que la arena bajo su cuerpo vibraba a causa de los golpes del troll, hasta que consiguió que su mano izquierda se cerrara en torno a la empuñadura de la espada, para después ayudado por el arma ponerse de nuevo en pie. Se encontró sin embargo con un panorama distinto al que había visto hacia unos segundos.
Demian, ahora de pie, parecía concentrado en Eärwen la cual de algún modo había sido sustituida por una fiera de colmillos alargados y brazos con garras visiblemente afiladas. Eltrant confuso vio como Eärwen emitía un rugido digno del mayor de los dragones, que si bien no hizo huir al troll, le hizo pararse en seco frente a la elfa. El rugido se sucedió una vez más y el troll, quien no dejaba de mirar a Eärwen con una clara expresión de miedo, empezó a retroceder lentamente hacia el estanque.
La enorme bestia, con la mano aun tapándose la herida que le había hecho Demian, se perdió en el fondo del lago a los pocos minutos mientras discutía consigo mismo acerca del pescado. Eltrant dejó escapar un suspiro de alivio al ver al troll sumergirse en las profundidades, suspiro que en los oídos de otra persona sonaría más bien como un gruñido.
Tras tirar la espada junto a él se sentó en la arena y cerró los ojos por unos instantes disfrutando de aquel extraño momento de tranquilidad que se había formado tras la marcha del troll. –“… Un granjero con delirios de grandeza” - susurró
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El troll se detuvo por un momento tras recibir el último corte, rugió las mismas palabras que había usado antes y comenzó a dar golpes al suelo. Era fácil adivinar que le habían prometido pescado a cambio de matarlos, trato que le había parecido tentador en su momento, pero que ahora se volvía cada vez más difícil de cumplir. De haberse quedado en su elemento habría tenido oportunidades, pero fuera del agua ya no estaba igual de cómodo, sus movimientos se veían claramente y podían ser esquivados.
La elfa se mantuvo firme en su posición, agarrando con fuerza la empuñadura de su espada, a pesar de que tampoco se sentía del todo cómoda usándola, le resultaba más pesada de lo que solía usar. Intentó mirar de reojo a sus compañeros para ver cómo se encontraban, pero apenas pudo atisbar que Demian había conseguido levantarse, volvió la vista nuevamente hacia la criatura para vigilar lo que hacía.
De pronto notó algo extraño, la mano con que sostenía el arma había cambiado hasta parecerse a unas garras, cosa que la dejó perpleja por un momento, antes de entender que el brujo estaba utilizando su magia sobre ella. Un rugido furioso pareció salir de su garganta, Eärwen giró levemente la espada y miró su reflejo en la hoja, el pequeño también había deformado su rostro para darle un fiero aspecto.
Su boca se había alargado y mostraba unos afilados colmillos, que completaban la imagen de una bestia. Aquella visión le chocó bastante, pero debía hacer uso de ella para espantar al troll y que los dejase en paz de una vez. Rugió de nuevo y lanzó una mirada severa al ser, que finalmente se asustó y, taponándose la herida del abdomen, retrocedió hasta el agua, perdiéndose en el lago.
Eärwen lo siguió con la mirada durante unos segundos, antes de que se sumergiese y lo perdiese de vista. Bajó la espada y respiró aliviada, antes de girarse hacia sus compañeros. - Buen truco Demian. - dijo observándose de nuevo en la hoja élfica, con una leve sonrisa en los labios, que con aquella ilusión sobre su rostro quedaba bastante rara. Se sentó en la arena y se dejó caer hacia atrás, estaba demasiado cansada ya de incidentes, necesitaba descansar.
- ¿Tendremos algún rato de tranquilidad? - preguntó en voz baja, mientras admiraba el cielo por un momento, antes de cerrar los ojos y respirar profundamente. La amenaza del troll seguía existiendo, podía volver a intentarlo en cualquier momento, pero la joven esperaba que el susto hubiese sido suficiente para hacerle entender que no valía la pena, daba igual cuanto pescado le hubiesen ofrecido, no le serviría de nada si perdía la vida en el intento.
Se preguntó mentalmente cómo serían las tierras del este, sabía que era zona de licántropos, pero poco más. Con suerte todo iría mejor una vez cruzasen el río, confiaba en que los habitantes de aquellas zonas fuesen algo más hospitalarios, o al menos que no intentasen atacarlos a la primera de cambio. Se levantó hasta quedar sentada y colocó los brazos sobre las rodillas, para apoyar la barbilla sobre estos al tiempo que miraba a sus compañeros.
Off: Siento el retraso chicos, aquí estamos en fiestas de carnaval y no pude usar mi pc hasta ahora.
La elfa se mantuvo firme en su posición, agarrando con fuerza la empuñadura de su espada, a pesar de que tampoco se sentía del todo cómoda usándola, le resultaba más pesada de lo que solía usar. Intentó mirar de reojo a sus compañeros para ver cómo se encontraban, pero apenas pudo atisbar que Demian había conseguido levantarse, volvió la vista nuevamente hacia la criatura para vigilar lo que hacía.
De pronto notó algo extraño, la mano con que sostenía el arma había cambiado hasta parecerse a unas garras, cosa que la dejó perpleja por un momento, antes de entender que el brujo estaba utilizando su magia sobre ella. Un rugido furioso pareció salir de su garganta, Eärwen giró levemente la espada y miró su reflejo en la hoja, el pequeño también había deformado su rostro para darle un fiero aspecto.
Su boca se había alargado y mostraba unos afilados colmillos, que completaban la imagen de una bestia. Aquella visión le chocó bastante, pero debía hacer uso de ella para espantar al troll y que los dejase en paz de una vez. Rugió de nuevo y lanzó una mirada severa al ser, que finalmente se asustó y, taponándose la herida del abdomen, retrocedió hasta el agua, perdiéndose en el lago.
Eärwen lo siguió con la mirada durante unos segundos, antes de que se sumergiese y lo perdiese de vista. Bajó la espada y respiró aliviada, antes de girarse hacia sus compañeros. - Buen truco Demian. - dijo observándose de nuevo en la hoja élfica, con una leve sonrisa en los labios, que con aquella ilusión sobre su rostro quedaba bastante rara. Se sentó en la arena y se dejó caer hacia atrás, estaba demasiado cansada ya de incidentes, necesitaba descansar.
- ¿Tendremos algún rato de tranquilidad? - preguntó en voz baja, mientras admiraba el cielo por un momento, antes de cerrar los ojos y respirar profundamente. La amenaza del troll seguía existiendo, podía volver a intentarlo en cualquier momento, pero la joven esperaba que el susto hubiese sido suficiente para hacerle entender que no valía la pena, daba igual cuanto pescado le hubiesen ofrecido, no le serviría de nada si perdía la vida en el intento.
Se preguntó mentalmente cómo serían las tierras del este, sabía que era zona de licántropos, pero poco más. Con suerte todo iría mejor una vez cruzasen el río, confiaba en que los habitantes de aquellas zonas fuesen algo más hospitalarios, o al menos que no intentasen atacarlos a la primera de cambio. Se levantó hasta quedar sentada y colocó los brazos sobre las rodillas, para apoyar la barbilla sobre estos al tiempo que miraba a sus compañeros.
Off: Siento el retraso chicos, aquí estamos en fiestas de carnaval y no pude usar mi pc hasta ahora.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Una vez que la bestia se hubo distanciado lo suficiente y era evidente que había huido Demian se dejó caer en la arena, primero de rodillas, luego de espalda. La arena proveía un suave y cómodo respaldo y estaba realmente adolorido y cansado. Se miró los brazos y noto la aparición de enormes moretones en los lugares donde los dedos del troll habían impactado. La pierna con la que había sido arrojado al agua también lucía en un tono oscuro las señales del incidente.
Habían sido días duros, tensión constante, peligros y dolor. Todo aquello le reclamaba desde su cuerpo pidiéndole descanso, pero había algo curioso en todo aquello. El haber estado con tan pocos momentos de tranquilidad parecía haberle dejado en pausa la parte de su cerebro que pensaba sobre la muerte. Sus pensamientos y emociones esos días habían estado enfocados a ayudar a otros. Todo aquello era nuevo para él, aunque sentía que, a pesar de todo, aún no conocía la tan esquiva compasión de la que su maestro hablaba y que era la razón de su viaje.
-Siento no avisarte que te usaría para el truco -dijo a Ëarwen- todo era tan peligroso que simplemente lo hice.
No quería moverse de allí, estaba tan cansado y el dolor, si bien no parecía grave, le animaba a descansar. Supo que era un afortunado por no tener una extremidad rota luego de tanta violencia.
-Al final no somos más que hueso y polvo -dijo a Eltrant ante su comentario- mi maestro siempre decía eso, que no importa quien fueras, al final todos lucimos igual después de muertos... No se cómo es entre los humanos, pero allá en las islas vales por qué tan poderoso eres con la magia... No se qué valoran los humanos, pero si es la fuerza o el valor yo diría que eres lo máximo... Ustedes dos lo son -puso su vista en el cielo, reflexionando. A veces parecía que últimamente lo hacía mucho más que antes- los otros niños decían que yo seguramente era algún bastardo que ni siquiera mi mamá me quiso, que era tan feo que me habían tirado a la basura y cosas así... supongo que algo de eso debe ser cierto.
Su gorrión volvió amistosamente y se posó de manera juguetona sobre se pecho, causando ligeras cosquillas en el niño. Demian rió, llevando un dedo hasta la diminuta nuca y acariciando suavemente. Era fácil ver gorriones y podría decirse que era el ave más corriente, insignificante y ni siquiera destacaba por su hermosura como otras especies, pero era especial para él, todo el resto de las aves podían ser iguales, pero esa era suya.
-Aún no tienes un nombre, te mereces uno -le dijo con cariño- desde hoy te llamaré Chispa, porque vas y vienes cuando se te da la gana.
El avecilla le miró ladeando la cabeza un par de veces y luego acomodándose a reposar, inflando sus plumas y sacudiéndolas antes de apoyar su pecho contra el del chico. Demian decidió que aquello era una señal de amistad y que la pequeña criatura daba el visto bueno a su nuevo nombre.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Eltrant escuchó atentamente las palabras del chico.La vida de un brujo no debía ser fácil, mucho menos de uno huérfano. Trató de ignorar los moratones que tenía Demian en los brazos, el muchacho le había demostrado en las últimas horas que podía sobrevivir a un viaje por todo Aerandir a pesar de su edad, y había dejado bastante claro en diferentes ocasiones que no quería ser tratado como un niño.
Suspirando se rascó la barba y sin moverse del sitio acercó el sacó con sus posesione hasta él, que no estaba muy lejos de donde habían decidido sentarse. Tras buscar un poco entre sus pertenencias extrajo un libro de tapa roja del interior de la bolsa de viaje y tras revisar el titulo se lo entregó a Demian –“Si algo me has enseñado esto últimos días” – dijo sonriéndole– “Es que antes de que llegues a mi edad vas a aparecer en uno de estos” - El muchacho había tratado de animar a Eltrant y al hacerlo había dicho cosas bastante duras sobre sí mismo. El manuscrito que le había entregado era un viejo ejemplar de la fundación de Lunargenta, incluyendo generales, batallas y las estrategias que usaron; probablemente ya lo habría leído pero le había dicho que quería saber más de la ciudad y ahí había mucha información sobre ella.
Tras eso se quedó en silenció un par de segundos mientras pensaba algo coherente que decir, el brazo le palpitaba y las horas sin dormir empezaban a acumularse, no quería arruinar el momento soltando lo primero que se le pasase por la cabeza.
En ese momento el gorrión que seguía a Demian a todas partes apareció revoloteando y se posó sobre el muchacho, quien de pronto dejó de prestar atención a los adultos, así que Eltrant se limitó a sonreírle y no dijo nada. Demian parecía haber recobrado parte del buen humor que tenía antes de ser atacados por el troll rió mientras acariciaba al pequeño ave al que decidió llamar “Chispa”.
-“Es un buen nombre” – le dijo mirando curioso al animal –“Le pega” - A simple vista era un simple gorrión, exactamente igual que los que se veían día a día en Aerandir, o al menos así se le antojaba a Eltrant, pero Demian decía que el animal tenía algo especial y si bien Eltrant no lo apreciaba, él no era un brujo como para poder hacerlo. Alzó el brazo izquierdo para, como Demian había hecho antes, acariciarlo, pero el ave esquivó grácilmente sus dedos y se subió en la cabeza del niño.
Se pasó la mano por la cara y miró de nuevo a Eärwen, la elfa había recobrado de nuevo su apariencia normal y la joven mujer de cabellos oscuros le miraba con unos grandes y expresivos ojos azules. Sus ojos se posaron en la hoja gravada con bellas líneas doradas que tenía Eärwen aun en sus manos – “Es una espada preciosa” –dijo lo primero que le vino a la cabeza, estaba demasiado cansado para pensar un tema de conversación mejor y realmente lo que pretendía era disimular el hecho de que había estado mirando fijamente a la mujer, lo cual podía resultar incómodo.
Inspiró profundamente y se dejó caer sobre la arena cuan largo era, el sol aún estaba en alto, tenían tiempo para salir de allí y entrar en la tierra de los licántropos. Seguía sin agradarle la idea de cruzar el lago en barco, sobre todo después del pequeño incidente en el agua, pero el ataque del troll no había hecho sino aclarar sus dudas, no estarían seguros hasta que no abandonaran aquel lugar.
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Off: Perdonad el retraso, estoy ahora estudiando para parciales.
Suspirando se rascó la barba y sin moverse del sitio acercó el sacó con sus posesione hasta él, que no estaba muy lejos de donde habían decidido sentarse. Tras buscar un poco entre sus pertenencias extrajo un libro de tapa roja del interior de la bolsa de viaje y tras revisar el titulo se lo entregó a Demian –“Si algo me has enseñado esto últimos días” – dijo sonriéndole– “Es que antes de que llegues a mi edad vas a aparecer en uno de estos” - El muchacho había tratado de animar a Eltrant y al hacerlo había dicho cosas bastante duras sobre sí mismo. El manuscrito que le había entregado era un viejo ejemplar de la fundación de Lunargenta, incluyendo generales, batallas y las estrategias que usaron; probablemente ya lo habría leído pero le había dicho que quería saber más de la ciudad y ahí había mucha información sobre ella.
Tras eso se quedó en silenció un par de segundos mientras pensaba algo coherente que decir, el brazo le palpitaba y las horas sin dormir empezaban a acumularse, no quería arruinar el momento soltando lo primero que se le pasase por la cabeza.
En ese momento el gorrión que seguía a Demian a todas partes apareció revoloteando y se posó sobre el muchacho, quien de pronto dejó de prestar atención a los adultos, así que Eltrant se limitó a sonreírle y no dijo nada. Demian parecía haber recobrado parte del buen humor que tenía antes de ser atacados por el troll rió mientras acariciaba al pequeño ave al que decidió llamar “Chispa”.
-“Es un buen nombre” – le dijo mirando curioso al animal –“Le pega” - A simple vista era un simple gorrión, exactamente igual que los que se veían día a día en Aerandir, o al menos así se le antojaba a Eltrant, pero Demian decía que el animal tenía algo especial y si bien Eltrant no lo apreciaba, él no era un brujo como para poder hacerlo. Alzó el brazo izquierdo para, como Demian había hecho antes, acariciarlo, pero el ave esquivó grácilmente sus dedos y se subió en la cabeza del niño.
Se pasó la mano por la cara y miró de nuevo a Eärwen, la elfa había recobrado de nuevo su apariencia normal y la joven mujer de cabellos oscuros le miraba con unos grandes y expresivos ojos azules. Sus ojos se posaron en la hoja gravada con bellas líneas doradas que tenía Eärwen aun en sus manos – “Es una espada preciosa” –dijo lo primero que le vino a la cabeza, estaba demasiado cansado para pensar un tema de conversación mejor y realmente lo que pretendía era disimular el hecho de que había estado mirando fijamente a la mujer, lo cual podía resultar incómodo.
Inspiró profundamente y se dejó caer sobre la arena cuan largo era, el sol aún estaba en alto, tenían tiempo para salir de allí y entrar en la tierra de los licántropos. Seguía sin agradarle la idea de cruzar el lago en barco, sobre todo después del pequeño incidente en el agua, pero el ataque del troll no había hecho sino aclarar sus dudas, no estarían seguros hasta que no abandonaran aquel lugar.
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Off: Perdonad el retraso, estoy ahora estudiando para parciales.
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La elfa escuchó las palabras de Demian, que se disculpaba por no haberla avisado de que iba a usar un truco sobre ella, negó con la cabeza y esbozó una sonrisa, aquella idea suya les había salvado la vida y eso era lo que contaba. Luego el pequeño siguió hablando sobre su maestro y les rebeló la crueldad con que los otros niños lo habían tratado, al llamarlo bastardo e insinuar que ni su madre lo había querido. Aquello le pareció muy triste, al imaginarse por un momento al niño completamente solo en el mundo, teniendo que buscarse la vida para salir adelante hasta que encontró a su maestro.
El gorrión del brujo regresó antes de que la de cabellos negros pudiese decir nada, se posó sobre el pecho del chico e hizo que riera al sentir unas leves cosquillas. Quedaba claro que para Demian aquel animal era especial, por como lo acariciaba con delicadeza y sonreía. El mago puso nombre a su pequeño amigo y el pájaro pareció estad de acuerdo, infló las plumas y se acomodó sobre su pecho para descansar, demostrando una gran confianza.
Eltrant extrajo un libro de entre sus pertenencias, para indicar al muchacho que estaba seguro de que terminaría apareciendo en uno de ellos, cosa que Eärwen no dudaba. Tras intentar acariciar al gorrión sin éxito, el humano se giró hacia ella, para hacer un comentario sobre la espada que yacía a su lado, cuya hoja destacaba por las inscripciones en la lengua de los elfos, en finas letras doradas.
- Pertenece a mi familia, mi padre me la entregó antes de que abandonara Sandorai, para que me protegiese de cualquier mal que pudiese encontrar en mi camino. - respondió en voz baja, mientras el rostro de Elessar venía a su mente, lo echaba de menos, al igual que a su madre Tariel. Aún faltaría mucho antes de que la de ojos azules pudiese volver a su tierra, pero al menos aquella espada y el collar que llevaba le recordaban su hogar y seres queridos. - Visto lo visto parece que tendrá mucho trabajo. - añadió riendo levemente.
Dejó el arma sobre la arena y se levantó con lentitud, se acercó a Demian y se arrodilló a su lado, para examinar los moratones que el pequeño tenía en los brazos. Colocó las manos a escasos centímetros de su piel y dejó que su don sanador hiciera el resto, recorriendo el cuerpo del muchacho y haciendo desaparecer aquellas marcas, junto con las que pudiera tener que no veía y los dolores. - Haz caso a Eltrant, gracias a ti estamos aún con vida y si puedes hacer todo esto siendo tan joven, estoy segura de que cuando crezcas lograrás grandes cosas. - musitó, dedicándole una sonrisa al chico.
Una vez hecho volvió a levantarse y se acercó a Eltrant para repetir la curación, dejando así a sus compañeros en el mejor estado posible. El brujo había sido el más dañado pero el de cabellos castaños también había recibido un buen golpe al entrar bruscamente en el agua, y además quedaban las heridas de la noche anterior, aquellas que no pudo tratar por el brillo que acompañaba su magia, que los hubiera delatado.
- ¿Puedo? - preguntó antes de retirar la manga con que lo había vendado la noche anterior, echó un vistazo al estado de su brazo y de inmediato supo que se lo había herido antes de su encuentro, parecía bastante dañado. Hizo lo que pudo por sanarlo, pero en este caso no lograría que el dolor desapareciese por completo, le quedaría algo de molestia durante unos días. Una vez cerrada la herida se hizo a un lado y se sentó en la arena, revisó el corte que le había hecho la vampira en el antebrazo y luego se palpó la cabeza, allí donde había recibido el impacto con la piedra al caer.
La zona aún le dolía así que usó sus poderes consigo misma de nuevo, hasta que empezó a sentirse mejor. Sintió como el cansancio se acrecentaba por el uso de su magia, cerró los ojos y volvió a colocarse como había hecho antes, con los brazos sobre las rodillas y la cabeza apoyada en ellos, aunque esta vez algo ladeada para descansar.
El gorrión del brujo regresó antes de que la de cabellos negros pudiese decir nada, se posó sobre el pecho del chico e hizo que riera al sentir unas leves cosquillas. Quedaba claro que para Demian aquel animal era especial, por como lo acariciaba con delicadeza y sonreía. El mago puso nombre a su pequeño amigo y el pájaro pareció estad de acuerdo, infló las plumas y se acomodó sobre su pecho para descansar, demostrando una gran confianza.
Eltrant extrajo un libro de entre sus pertenencias, para indicar al muchacho que estaba seguro de que terminaría apareciendo en uno de ellos, cosa que Eärwen no dudaba. Tras intentar acariciar al gorrión sin éxito, el humano se giró hacia ella, para hacer un comentario sobre la espada que yacía a su lado, cuya hoja destacaba por las inscripciones en la lengua de los elfos, en finas letras doradas.
- Pertenece a mi familia, mi padre me la entregó antes de que abandonara Sandorai, para que me protegiese de cualquier mal que pudiese encontrar en mi camino. - respondió en voz baja, mientras el rostro de Elessar venía a su mente, lo echaba de menos, al igual que a su madre Tariel. Aún faltaría mucho antes de que la de ojos azules pudiese volver a su tierra, pero al menos aquella espada y el collar que llevaba le recordaban su hogar y seres queridos. - Visto lo visto parece que tendrá mucho trabajo. - añadió riendo levemente.
Dejó el arma sobre la arena y se levantó con lentitud, se acercó a Demian y se arrodilló a su lado, para examinar los moratones que el pequeño tenía en los brazos. Colocó las manos a escasos centímetros de su piel y dejó que su don sanador hiciera el resto, recorriendo el cuerpo del muchacho y haciendo desaparecer aquellas marcas, junto con las que pudiera tener que no veía y los dolores. - Haz caso a Eltrant, gracias a ti estamos aún con vida y si puedes hacer todo esto siendo tan joven, estoy segura de que cuando crezcas lograrás grandes cosas. - musitó, dedicándole una sonrisa al chico.
Una vez hecho volvió a levantarse y se acercó a Eltrant para repetir la curación, dejando así a sus compañeros en el mejor estado posible. El brujo había sido el más dañado pero el de cabellos castaños también había recibido un buen golpe al entrar bruscamente en el agua, y además quedaban las heridas de la noche anterior, aquellas que no pudo tratar por el brillo que acompañaba su magia, que los hubiera delatado.
- ¿Puedo? - preguntó antes de retirar la manga con que lo había vendado la noche anterior, echó un vistazo al estado de su brazo y de inmediato supo que se lo había herido antes de su encuentro, parecía bastante dañado. Hizo lo que pudo por sanarlo, pero en este caso no lograría que el dolor desapareciese por completo, le quedaría algo de molestia durante unos días. Una vez cerrada la herida se hizo a un lado y se sentó en la arena, revisó el corte que le había hecho la vampira en el antebrazo y luego se palpó la cabeza, allí donde había recibido el impacto con la piedra al caer.
La zona aún le dolía así que usó sus poderes consigo misma de nuevo, hasta que empezó a sentirse mejor. Sintió como el cansancio se acrecentaba por el uso de su magia, cerró los ojos y volvió a colocarse como había hecho antes, con los brazos sobre las rodillas y la cabeza apoyada en ellos, aunque esta vez algo ladeada para descansar.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Demian recibió el libro y lo miró con curiosidad. Sabía que Eltrant lo había estado trayendo en un viaje como ese, a pesar de las pocas cosas que cargaba, por lo que entendía que no era un bien poco preciado, sino algo especial para él. Lo miró con cuidado, pasando las hojas para ver lo que había en su interior. Miró luego al hombre en espera de una señal sobre si se lo estaba mostrando, prestando o regalando. No le había quedado claro.
-Se supone que cuando un buen asesino hace su trabajo bien, nadie se entera, menos aparecer en un libro -dijo, pero tan sólo terminar la frase se le ocurrió, por primera vez, que quizás no era tan cómodo para ellos escucharle hablar de asesinos- hace mucho que no leía algo -agregó cambiando el tema- antes me hacían leer muchos libros, sobre todo de magia, del cuerpo humano, de… cosas… de historia… y muchas cosas, me gustaba leer, pero algunos eran aburridos… gracias… espero que éste sea entretenido.
El chico rió cuando sintió las delicadas patitas trepar a su rostro, hincando delicadamente las uñas en su nariz. El gorrión miró desde allí al humano ladeando su cabeza, como si se tratase de una forma de burla. Demian se imaginó una lengua saliendo del pico del ave, pero en realidad era más bien curiosidad lo que ésta realmente expresaba. Un sonoro trinar completó su manifestación.
-Puedes confiar en él, Chispa, es amigo -instruyó al ave, aunque sabiendo que muy probablemente no le entendería.
En efecto, el avecilla se limitó a emprender el vuelo y posarse a la sombra de un árbol, buscando fervientemente en la tierra señales de pequeños gusanos, semillas o cualquier cosa que pudiera considerarse alimenticia. Al poco tiempo se elevó para perderse en la copa de un árbol, desde donde realizaba alegres cantos.
La elfa se acercó entonces y nuevamente procedió a sanar sus heridas. La expresión cansada de su rostro le hizo sentir algo de culpa, la habían hecho trabajar en exceso los últimos días y aquello le significaba un desgaste adicional. Si lo pensaba, había sido bastante descuidado en algunos de sus actos, usualmente pensando más en cómo causar el mayor daño a un enemigo que en su propia seguridad. Podía considerarse afortunado de que ninguna de las heridas y golpes había sido de gravedad considerable, pero la suerte no duraría para siempre. Si quería llegar a viejo y realizar las hazañas que sus compañeros le presagiaban, debía primero asegurarse de permanecer con vida hasta esa edad.
-No era tanto, sólo eran moretones… no necesitas usar tu energía cada vez que me golpeo -dijo tratando de ser amable y considerado, sin embargo su tono había sonado como si fuera un malagradecido y le recriminara. Eso de ser amable no se le daba muy bien- no lo digo como ofensa, digo… gracias -se excusó.
Mientras Ëarwen se preocupó de atender las heridas de Eltrant se volvió a sentar, por costumbre en una posición parecida a la flor de loto, pero a continuación comenzó a juntar con sus brazos arena de la playa. A diferencia de la arena de playa de mar, aquella era más fina y oscura y no era tan fácil darle forma, pero poco a poco fue juntando una cantidad suficiente para luego recurrir a su telekinesia para ir afinando detalles. No tardó en ir apareciendo lentamente algo similar a un castillo con torres. No podía decir que fuera un gran constructor, pero aquello cumplía la labor de relajarle.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
-“Puedes quedarte con el libro, es un regalo” – le dijo a Demian obviando lo que el muchacho había dicho acerca de los asesinos, la expresión en la cara del niño le dijo que no estaba seguro de las intenciones del mercenario – “No es la literatura más llevadera que he leído, pero es interesante, creo que te gustará” – sonrió al muchacho mientras se agarraba el brazo dolorido, lo cierto era que normalmente cambiaba unos ejemplares por otros para poder permitírselos y que el tipo de literatura que él disfrutaba no solía ser muy entretenida, pero pensaba que Demian era la clase de persona que encontraría divertida una lectura como aquella.
Ante la respuesta que le proporcionó la elfa momentos antes de empezar a tratar los moratones que recorrían al muchacho no pudo sino mirar aun con más curiosidad la espada, quiso preguntar qué clase de persona era su padre y que clase de viaje estaba emprendiendo por todo Aerandir, por el aspecto del arma imaginó que probablemente Eärwen procedería de un hogar acomodado, no obstante se le escapaban muchas cosas de la tierra de los elfos y sus costumbres, por lo que no hizo ningún comentario al respecto.
Eltrant asintió levemente cuando la elfa, después de contestarle y sanar a Demian, le preguntó si podía retirar la venda que rodeaba la herida que tenía en la mano desde la noche anterior. Cerró los ojos y dejó que la magia curativa de Eärwen cubriese sus heridas, siempre le había parecido extraño que todos y cada uno de los elfos fuesen capaces de usar magia curativa en mayor o menor medida, lo cual decía bastante de ellos. –“Gracias… lamento no tener nada con que pagarte Eärwen” – dijo cabizbajo, le sabia mal haberle dado el libro al muchacho y no poder entregarle nada a ella.
Buscó una vez más en el saco, solo tenía dos libros más y unos pocos aeros que reservaba para comprar una camisa y una capa de camino a Lunargenta, suspiró y le dirigió una cansada sonrisa a Eärwen –“Dejémoslo en que te debo una” – le dijo finalmente, estaba empezando a tener una deuda con ambos que difícilmente podría pagar.
Tanto Eärwen como Demian estaban visiblemente agotados, mientras que la elfa agotada por el uso de la magia se posicionó de manera cómoda y cerró los ojos, Demian por su parte estaba arrastrando arena de aquí para allá con su magia, y aunque en un principio parecía estar simplemente haciendo un montículo con ella, pronto unas torres desvelaron que lo que realmente estaba haciendo eran castillos de arena. –“Es un niño al fin y al cabo” – pensó mientras miraba a Demian enfrascado en su construcción.
Bostezando profundamente se ató su espada al cinturón, mientras siguiese en aquellas tierras la tendría lo más cerca posible, y tras asegurarse de que estaba bien atada se tendió de nuevo sobre la arena, donde había estado momentos antes.
La tranquilidad que de pronto había en la orilla del lago contrastaba enormemente con el alboroto que habían padecido hacia escasos minutos. El murmullo de los árboles mecidos por el viento solo era interrumpido por el canto de Chispa quien estaba a la sombra de uno de ellos. Si no estuviesen siendo perseguidos por nos seres sedientos de sangre aquel lugar seria incluso acogedor.
Pensó en la chica que habían rescatado el día anterior, esperaba que los vampiros no volviesen a por ella ahora que se marchaban, tras meditarlo durante unos segundos se tranquilizó a sí mismo diciéndose que todos los vampiros que habían visto el rostro de la chica estaban muertos, si tenía cuidado y abandonaba el pueblo no tendrían ningún problema con ellos.
Se levantó con el ceño fruncido cuando distinguió a una silueta acercarse desde la distancia, se acercó a Eärwen , quien aún tenía los ojos cerrados y la movió con suavidad –“Eärwen” – susurró – “Se acerca alguien” – no sabía si era debido a las pocas horas de sueño o a que le estaba fallando la vista, pero no era capaz de distinguir si era o no el barquero, sin embargo al elfa no tendría ningún problema para hacerlo.
Con la mano aferrada a la empuñadura de su arma se volvió hacia el camino por el que venía aquella persona.
Ante la respuesta que le proporcionó la elfa momentos antes de empezar a tratar los moratones que recorrían al muchacho no pudo sino mirar aun con más curiosidad la espada, quiso preguntar qué clase de persona era su padre y que clase de viaje estaba emprendiendo por todo Aerandir, por el aspecto del arma imaginó que probablemente Eärwen procedería de un hogar acomodado, no obstante se le escapaban muchas cosas de la tierra de los elfos y sus costumbres, por lo que no hizo ningún comentario al respecto.
Eltrant asintió levemente cuando la elfa, después de contestarle y sanar a Demian, le preguntó si podía retirar la venda que rodeaba la herida que tenía en la mano desde la noche anterior. Cerró los ojos y dejó que la magia curativa de Eärwen cubriese sus heridas, siempre le había parecido extraño que todos y cada uno de los elfos fuesen capaces de usar magia curativa en mayor o menor medida, lo cual decía bastante de ellos. –“Gracias… lamento no tener nada con que pagarte Eärwen” – dijo cabizbajo, le sabia mal haberle dado el libro al muchacho y no poder entregarle nada a ella.
Buscó una vez más en el saco, solo tenía dos libros más y unos pocos aeros que reservaba para comprar una camisa y una capa de camino a Lunargenta, suspiró y le dirigió una cansada sonrisa a Eärwen –“Dejémoslo en que te debo una” – le dijo finalmente, estaba empezando a tener una deuda con ambos que difícilmente podría pagar.
Tanto Eärwen como Demian estaban visiblemente agotados, mientras que la elfa agotada por el uso de la magia se posicionó de manera cómoda y cerró los ojos, Demian por su parte estaba arrastrando arena de aquí para allá con su magia, y aunque en un principio parecía estar simplemente haciendo un montículo con ella, pronto unas torres desvelaron que lo que realmente estaba haciendo eran castillos de arena. –“Es un niño al fin y al cabo” – pensó mientras miraba a Demian enfrascado en su construcción.
Bostezando profundamente se ató su espada al cinturón, mientras siguiese en aquellas tierras la tendría lo más cerca posible, y tras asegurarse de que estaba bien atada se tendió de nuevo sobre la arena, donde había estado momentos antes.
La tranquilidad que de pronto había en la orilla del lago contrastaba enormemente con el alboroto que habían padecido hacia escasos minutos. El murmullo de los árboles mecidos por el viento solo era interrumpido por el canto de Chispa quien estaba a la sombra de uno de ellos. Si no estuviesen siendo perseguidos por nos seres sedientos de sangre aquel lugar seria incluso acogedor.
Pensó en la chica que habían rescatado el día anterior, esperaba que los vampiros no volviesen a por ella ahora que se marchaban, tras meditarlo durante unos segundos se tranquilizó a sí mismo diciéndose que todos los vampiros que habían visto el rostro de la chica estaban muertos, si tenía cuidado y abandonaba el pueblo no tendrían ningún problema con ellos.
Se levantó con el ceño fruncido cuando distinguió a una silueta acercarse desde la distancia, se acercó a Eärwen , quien aún tenía los ojos cerrados y la movió con suavidad –“Eärwen” – susurró – “Se acerca alguien” – no sabía si era debido a las pocas horas de sueño o a que le estaba fallando la vista, pero no era capaz de distinguir si era o no el barquero, sin embargo al elfa no tendría ningún problema para hacerlo.
Con la mano aferrada a la empuñadura de su arma se volvió hacia el camino por el que venía aquella persona.
Eltrant Tale
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Eärwen por un momento se olvidó de todo lo que la rodeaba, del lugar en que estaba y de lo que les había pasado durante los últimos días. Se trasladó mentalmente a su hogar en los bosques de Sandorai, al tiempo que sacaba el colgante que le había regalado su madre y lo acariciaba con delicadeza.
Pudo ver con claridad el árbol madre, aquel símbolo de unidad que al mismo tiempo era el corazón del bosque, un lugar sagrado para los de su raza. Luego aparecieron las casas construidas a su alrededor, entre las cuales destacaba la de su familia, por ser una de las más cercanas al árbol y por su antigüedad. Sus antepasados habían llegado a Sandorai huyendo de la guerra contra los brujos, encontraron aquel lugar especial y decidieron instalarse allí, cosa que muchos imitaron después, formando una sociedad.
Si su padre la viera ahora, viajando en compañía de un miembro de la raza enemiga, como él la llamaba. Elessar había fracasado en su intento de inculcar a la joven el odio hacia los hechiceros, aunque la elfa tampoco había conseguido hacerle ver que después de tanto tiempo aquella enemistad no tenía sentido, su padre era muy testarudo para algunas cosas. Apartó aquellos pensamientos y se centró en recordar a su madre por unos instantes, mientras el colgante se deslizaba entre sus dedos.
Se centró en los sonidos cercanos mientras lo hacía, el suave ondear de las aguas del lago y el canto de Chispa, el pequeño gorrión. Escuchó los cascos de su yegua, que resoplaba algo inquieta a unos metros de donde se encontraban ellos, algo la estaba poniendo nerviosa. Un susurro de Eltrant confirmó lo que pensaba, alguien se estaba acercando al grupo. Abrió los ojos y recogió la espada de la arena por si acaso, antes de ponerse en pie y mirar en la dirección en que venía el sujeto.
Zacharias finalmente se había decidido a acudir al lago, donde los viajeros le esperaban desde hacía unas horas. Hacer aquella elección le había resultado difícil, pues sabía que su tranquilidad y la de su negocio dependían de los tratos que mantenía con los vampiros de la zona, y ayudar a aquellos extraños podría traerle problemas.
Pero tras mucho pensarlo, decidió que estaba harto de vivir de aquel modo, teniendo que ver cómo los seres de la noche se llevaban a los habitantes de Sacrestic para convertirlos en esclavos sin voluntad. El pueblo vivía en un estado constante de miedo, sin saber quién sería el próximo en desaparecer, o la sangre de quién se vertería en las calles aquella noche, era algo horrible.
La mayoría de los vecinos terminaban optando por abandonar aquellas tierras, y quizá esa fuese la mejor idea posible, para poder empezar a vivir en paz de una vez, en otro lugar. Salió de su taller y se encaminó al lago, mientras en su mente se formaba la idea de largarse de Sacrestic si algún vampiro intentaba meterlo en problemas por ayudar a aquellos forasteros.
Pronto los encontró, sentados en la arena y visiblemente más cansados que antes, a saber qué les habría pasado ahora. Carraspeó sonoramente y se acercó un poco más, mientras la elfa recogía su arma y se ponía en pie, no se les podía reprochar aquella actitud defensiva después de lo que habían pasado durante la noche. - Disculpad la tardanza, tenía algunos asuntos que resolver antes de venir. - mintió, ya que revelar que al principio los había mandado allí para dejarlos tirados hubiese dejado a la vista su cobardía.
- Seguidme, el barco está justo ahí, en ese embarcadero. - añadió, antes de ponerse en marcha.
- Es el barquero, por fin podremos irnos de aquí. - musitó la de cabellos negros para tranquilizar a sus compañeros, avanzó hacia su yegua y la desató, antes de enfundar la espada en su vaina, que estaba en uno de los fardos de la silla. Eärwen siguió a Zacharias y observó con interés el embarcadero, para comprobar que el barco era lo suficientemente grande como para transportar a Lluvia.
Si las aguas se mantenían en calma el trayecto no duraría mucho, en cuestión de dos o tres horas estarían al otro lado del río, a salvo. Subió tras el barquero y con cuidado metió a su yegua dentro, acariciándole el hocico para que se mantuviese tranquila.
Pudo ver con claridad el árbol madre, aquel símbolo de unidad que al mismo tiempo era el corazón del bosque, un lugar sagrado para los de su raza. Luego aparecieron las casas construidas a su alrededor, entre las cuales destacaba la de su familia, por ser una de las más cercanas al árbol y por su antigüedad. Sus antepasados habían llegado a Sandorai huyendo de la guerra contra los brujos, encontraron aquel lugar especial y decidieron instalarse allí, cosa que muchos imitaron después, formando una sociedad.
Si su padre la viera ahora, viajando en compañía de un miembro de la raza enemiga, como él la llamaba. Elessar había fracasado en su intento de inculcar a la joven el odio hacia los hechiceros, aunque la elfa tampoco había conseguido hacerle ver que después de tanto tiempo aquella enemistad no tenía sentido, su padre era muy testarudo para algunas cosas. Apartó aquellos pensamientos y se centró en recordar a su madre por unos instantes, mientras el colgante se deslizaba entre sus dedos.
Se centró en los sonidos cercanos mientras lo hacía, el suave ondear de las aguas del lago y el canto de Chispa, el pequeño gorrión. Escuchó los cascos de su yegua, que resoplaba algo inquieta a unos metros de donde se encontraban ellos, algo la estaba poniendo nerviosa. Un susurro de Eltrant confirmó lo que pensaba, alguien se estaba acercando al grupo. Abrió los ojos y recogió la espada de la arena por si acaso, antes de ponerse en pie y mirar en la dirección en que venía el sujeto.
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Zacharias finalmente se había decidido a acudir al lago, donde los viajeros le esperaban desde hacía unas horas. Hacer aquella elección le había resultado difícil, pues sabía que su tranquilidad y la de su negocio dependían de los tratos que mantenía con los vampiros de la zona, y ayudar a aquellos extraños podría traerle problemas.
Pero tras mucho pensarlo, decidió que estaba harto de vivir de aquel modo, teniendo que ver cómo los seres de la noche se llevaban a los habitantes de Sacrestic para convertirlos en esclavos sin voluntad. El pueblo vivía en un estado constante de miedo, sin saber quién sería el próximo en desaparecer, o la sangre de quién se vertería en las calles aquella noche, era algo horrible.
La mayoría de los vecinos terminaban optando por abandonar aquellas tierras, y quizá esa fuese la mejor idea posible, para poder empezar a vivir en paz de una vez, en otro lugar. Salió de su taller y se encaminó al lago, mientras en su mente se formaba la idea de largarse de Sacrestic si algún vampiro intentaba meterlo en problemas por ayudar a aquellos forasteros.
Pronto los encontró, sentados en la arena y visiblemente más cansados que antes, a saber qué les habría pasado ahora. Carraspeó sonoramente y se acercó un poco más, mientras la elfa recogía su arma y se ponía en pie, no se les podía reprochar aquella actitud defensiva después de lo que habían pasado durante la noche. - Disculpad la tardanza, tenía algunos asuntos que resolver antes de venir. - mintió, ya que revelar que al principio los había mandado allí para dejarlos tirados hubiese dejado a la vista su cobardía.
- Seguidme, el barco está justo ahí, en ese embarcadero. - añadió, antes de ponerse en marcha.
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- Es el barquero, por fin podremos irnos de aquí. - musitó la de cabellos negros para tranquilizar a sus compañeros, avanzó hacia su yegua y la desató, antes de enfundar la espada en su vaina, que estaba en uno de los fardos de la silla. Eärwen siguió a Zacharias y observó con interés el embarcadero, para comprobar que el barco era lo suficientemente grande como para transportar a Lluvia.
Si las aguas se mantenían en calma el trayecto no duraría mucho, en cuestión de dos o tres horas estarían al otro lado del río, a salvo. Subió tras el barquero y con cuidado metió a su yegua dentro, acariciándole el hocico para que se mantuviese tranquila.
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Luego de agradecer nuevamente a Eltrant por el libro, Poco a poco el castillo fue tomando la forma que deseaba, no era demasiado grande ni ostentoso, pero iba teniendo cuidado en poner atención a los detalles. Una torre con sus ventanas y almenas en cada esquina, una fortaleza central, muros reforzados con todo y matacanes. Unos palitos hicieron de banderas y una puerta guardando la entrada por el puente principal, mientras que un foso alrededor pretendía tener agua, pero los intentos del niño fueron vanos en lograr que el agua no se filtrara por la arena. Una vez terminada su obra y conforme con el resultado, se alejó un poco y la contempló por largos instantes, ausente a lo que ocurría con los adultos que hablaban de sus cosas. Se sintió que volvía a ser un niño como hace un tiempo que sabía que era tan reciente, pero al mismo tiempo parecía extrañamente lejano, cuando gastaba cada segundo que le quedaba libre en ir a jugar a la playa. Una vez que le pareció que ya su obra lucía como quería, la contempló y usó su magia ilusoria para que en el puente aparecieran las figuras de un par de guardias de brillante armadura custodiando la entrada. En una de las torres se asomó la figura de un rey y una reina, mientras un dragón comenzó a sobrevolar la fortaleza.
Toda la ilusión se deshizo y su atención se centró completamente en otro lado cuando sus compañeros se pusieron en alerta ante la llegada de un hombre. No tardó en enterarse de que se trataba del barquero que lo llevaría al otro lado del río.
Aprovechó los instantes siguientes, mientras preparaban su salida, para vestirse, poniéndose la camisa y las botas, ciñéndose el cinturón y acomodando bien sus dagas y muñequeras. Finalmente se encontraba con su equipo completo y listo para ser usado ante cualquier necesidad. Definitivamente con todo lo sucedido valía la pena estar totalmente listo para la acción.
El viaje en la barcaza comenzó sin problemas, aunque pronto Demian se percató de lo lento que se movía aquella vieja embarcación. Si bien el río era grande, avanzar era lento, especialmente porque no contaban con un gran viento a favor ni un equipo de remeros y el chico calculó a los pocos minutos que al menos tardarían una hora, quizás dos… o quizás más. No parecía haber mucho que hacer allí, amenazado por el sol aún radiante del mediodía y el cansancio.
-¿Cuánto falta? -preguntó con algo de sorna, sin realmente esperar una respuesta acertada.
A pesar de todo, un pensamiento ocupaba su mente, una acción que, aunque algo riesgosa, consideraba necesaria. Se acercó al barquero de manera relajada, hasta pararse junto a él, a una buena distancia de sus compañeros. Entonces le hizo un pequeño gesto, procurando que le quedara claro, sin exagerar. Puso un dedo sobre sus labios para dar el mensaje de que debía permanecer en silencio. Entonces un ilusión hizo que apareciera una daga asomada por el vientre del hombre, botando sangre a chorros. La cara del sujeto fue de espanto, pero no sentía dolor alguno y la insistencia de Demian porque guardara silencio dio resultado. Con un nerviosismo extremo, el hombre se quedó quieto, mirando con horror al niño, quien devolvía la mirada con ojos fríos y expresión ausente, cruelmente indiferente a su espanto.
-No intentes nada -dijo entre susurros- , no se si eres aliado de los vampiros o no, pero si haces cualquier cosa que nos ponga en riesgo usaré estas… -mostró disimuladamente sus dagas en su funda, asomando ligeramente su filo- para rajarte el vientre de arriba a abajo, ¿entendido?… puedo parecer un niño, pero recuerda que hace tan sólo horas asesinaba vampiros y sigo vivo.
Entonces la ilusión se deshizo y el chico se dio vuelta hacia sus compañeros, dibujando en su rostro una sonrisa amistosa, que luego reemplazó por una exagerada expresión de aburrimiento teatral.
-¿Cuánto falta? -insistió, consciente de que aún quedaba más de la mitad del trayecto, apoyándose en la borda para mirar hacia la tierra a la que lentamente se acercaban.
En la punta de proa, Chispa ladeaba su cabeza para mirar con curiosidad a un pálido hombre que llevaba quieto desde que Demian le amenazara.
Demian
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Dejó que sus cansados músculos se relajasen cuando la figura del barquero se fue haciendo más nítida, estaba harto de tanto sobresalto, solo quería dormir un poco y llegar a Lunargenta para ver cómo estaba Mohr’akdu; llegados a este punto prácticamente se le había olvidado que aún tenía que informar a su cliente del destino del vampiro que había seguido hasta allí.
Aquel tipo yacía muerto con varias flechas perforando su cuerpo en la mansión y a pesar de ello no sabía que había hecho para merecer que le persiguiesen por medio mundo, en cualquier caso, estaba bastante seguro de que no habría podido razonar con él, mucho menos llevarle con vida de vuelta.
El barquero se excusó por su retraso y les indicó que le siguiesen hasta un pequeño embarcadero en el cual, anclado a un grueso mástil de madera, les aguardaba un barco de grandes proporciones. El tamaño de la nave no iba a ser ningún problema, pues lo más grande que llevaban consigo era la perlina yegua de Eärwen y parecían ser los únicos que iban a viajar aquel día.
La elfa, seguida de su montura y el muchacho, entraron en el interior de la embarcación, Eltrant en cambio, se quedó contemplando aquel trozo de madera que por lo que sabía podía consentirse en su ataúd submarino sin previo aviso.
Tragó saliva y miró fijamente la pasarela que daba al interior del barco – “Es esto… o volver a Sacrestic” –cerrando fuertemente los ojos atravesó la pasarela rapidamente.
No habían pasado ni cinco minutos antes de que el navío empezara a deslizarse sobre las aguas del lago cuando sintió que la cabeza le daba vueltas, no supo si era por el cansancio, las heridas o el vaivén de aquella maldita tumba flotante, pero apenas se tenía en pie.
Quejumbroso se sentó cerca del agua en uno de los costados de la embarcacion y trató de mirar a un punto indeterminado del horizonte en un vano esfuerzo por paliar las náuseas que sentía de pronto. –“Espero que poco” – respondió Eltrant angustiado a la pregunta de Demian quien como él parecía ansioso por llegar a tierra. Emitió otro gemido, esta vez más fuerte, mientras se tumbaba bocabajo sobre el húmedo suelo de la nave –“¿Por qué se tiene que mover tanto?” - se volvió a quejar.
Cerró los ojos y se concentró en la refrescante humedad que impregnaba a las tablas de madera que formaban el suelo. – “Es la primera y la última vez que me monto en un trasto de estos” – dijo lo suficientemente alto como para que le oyeran sus compañeros y para su desgracia, el barquero. En un último y fútil esfuerzo por levantarse se incorporó lo suficiente como para ver que habían realizado más de la mitad de viajes sin incidencias antes de volver a caer sobre su barriga en uno de los movimientos del barco.
No era alguien criado para el mar y sin pretenderlo se lo estaba demostrando a sus compañeros, no le avergonzaba, Eltrant creía que todos tenían un talón de Aquiles y desgraciadamente el suyo era la realidad sobre varios metros de agua. – “Pero que conste, no me arrepiento de esta experiencia” – dijo levantando el brazo, como si de un borracho diciendo sus últimas palabras antes de quedarse inconsciente se tratase.
Aquel tipo yacía muerto con varias flechas perforando su cuerpo en la mansión y a pesar de ello no sabía que había hecho para merecer que le persiguiesen por medio mundo, en cualquier caso, estaba bastante seguro de que no habría podido razonar con él, mucho menos llevarle con vida de vuelta.
El barquero se excusó por su retraso y les indicó que le siguiesen hasta un pequeño embarcadero en el cual, anclado a un grueso mástil de madera, les aguardaba un barco de grandes proporciones. El tamaño de la nave no iba a ser ningún problema, pues lo más grande que llevaban consigo era la perlina yegua de Eärwen y parecían ser los únicos que iban a viajar aquel día.
La elfa, seguida de su montura y el muchacho, entraron en el interior de la embarcación, Eltrant en cambio, se quedó contemplando aquel trozo de madera que por lo que sabía podía consentirse en su ataúd submarino sin previo aviso.
Tragó saliva y miró fijamente la pasarela que daba al interior del barco – “Es esto… o volver a Sacrestic” –cerrando fuertemente los ojos atravesó la pasarela rapidamente.
No habían pasado ni cinco minutos antes de que el navío empezara a deslizarse sobre las aguas del lago cuando sintió que la cabeza le daba vueltas, no supo si era por el cansancio, las heridas o el vaivén de aquella maldita tumba flotante, pero apenas se tenía en pie.
Quejumbroso se sentó cerca del agua en uno de los costados de la embarcacion y trató de mirar a un punto indeterminado del horizonte en un vano esfuerzo por paliar las náuseas que sentía de pronto. –“Espero que poco” – respondió Eltrant angustiado a la pregunta de Demian quien como él parecía ansioso por llegar a tierra. Emitió otro gemido, esta vez más fuerte, mientras se tumbaba bocabajo sobre el húmedo suelo de la nave –“¿Por qué se tiene que mover tanto?” - se volvió a quejar.
Cerró los ojos y se concentró en la refrescante humedad que impregnaba a las tablas de madera que formaban el suelo. – “Es la primera y la última vez que me monto en un trasto de estos” – dijo lo suficientemente alto como para que le oyeran sus compañeros y para su desgracia, el barquero. En un último y fútil esfuerzo por levantarse se incorporó lo suficiente como para ver que habían realizado más de la mitad de viajes sin incidencias antes de volver a caer sobre su barriga en uno de los movimientos del barco.
No era alguien criado para el mar y sin pretenderlo se lo estaba demostrando a sus compañeros, no le avergonzaba, Eltrant creía que todos tenían un talón de Aquiles y desgraciadamente el suyo era la realidad sobre varios metros de agua. – “Pero que conste, no me arrepiento de esta experiencia” – dijo levantando el brazo, como si de un borracho diciendo sus últimas palabras antes de quedarse inconsciente se tratase.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: A orillas del Tymer [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Pronto sus compañeros estuvieron también a bordo, con lo que el barquero pudo desamarrar la embarcación y comenzar el trayecto hacia la otra orilla. La de cabellos negros ató a lluvia y, tras tranquilizarla, se sentó cerca de donde estaban Demian y Eltrant a observar las calmadas aguas, que ralentizaban el avance del barco por su falta de corrientes y la escasez de viento. Aquello podría suponer un problema, pero esperaba que Zacharias consiguiese cumplir con su tarea, llevándolos a las tierras del este.
El brujo desapareció durante unos minutos, antes de regresar con una sonrisa en el rostro y preguntar cuánto quedaba para llegar. Eärwen no supo qué responder, la embarcación avanzaba con tanta lentitud que el viaje les tomaría un par de horas, como mínimo. Después de todo lo vivido en Sacrestic aquel detalle no era demasiado alentador, pero el solo hecho de alejarse del territorio de los vampiros la animaba.
Eltrant parecía tener algunos problemas con el agua, se tumbó bocabajo sobre las tablas del suelo y se quejó por el vaivén del barco, quedaba claro que no le gustaba estar en aquel elemento. Para cuando decidió levantarse a mirar, la nave había recorrido ya la mitad del camino, dato que no pareció animarlo demasiado, volvió a dejarse caer sobre el suelo. La elfa vigilaba las aguas en busca de algún movimiento sospechoso, aún temía que le troll pudiese volver en cualquier momento, a finalizar la tarea que le habían encomendado.
Por suerte para el grupo el trayecto fue de lo más tranquilo, Zacharias condujo la embarcación a la otra orilla y la aseguró en un modesto embarcadero, casi idéntico al que habían visto en la parte oeste del lago. - Hemos llegado, ya puedes levantarte. - dijo con tono amable al de cabellos castaños, que seguro agradecería pisar tierra firme. Eärwen recogió sus pertenencias y rebuscó en su bandolera, con cuidado de no despertar a Nessa, hasta dar con una bolsita de cuero.
Sacó unos aeros y se los entregó al barquero, antes de darle las gracias por el servicio prestado y tomar las riendas de su yegua, para sacarla de aquella inestable nave. Lluvia se tranquilizó notablemente al abandonar la embarcación, más aún cuando su dueña le palmeó el cuello con delicadeza, para transmitirle su calma. Los últimos días habían sido caóticos y tardarían un poco en reponerse de todo lo que vivido, pero quizá aquellas nuevas tierras les ofreciesen el descanso que necesitaban.
La de ojos azules echó un vistazo a sus compañeros, pronto llegaría el momento de despedirse de Eltrant para que el humano pudiese seguir su camino hacia Lunargenta, cosa que se le haría extraña. El grupo no llevaba demasiado tiempo junto, pero al enfrentarse a tantos peligros parecían haberse unido un poco. Ella proseguiría su camino hacia el norte en compañía del brujo, a no ser que éste cambiase de opinión y prefiriese visitar la ciudad. Separarse de Demian le costaría algo más ya que el pequeño se había ganado su cariño, pero estaba claro que tarde o temprano pasaría.
Off: Bueno chicos, dejo a vuestra elección si terminar aquí el tema o que posteeis una vez más cada uno y cerrarlo luego.
El brujo desapareció durante unos minutos, antes de regresar con una sonrisa en el rostro y preguntar cuánto quedaba para llegar. Eärwen no supo qué responder, la embarcación avanzaba con tanta lentitud que el viaje les tomaría un par de horas, como mínimo. Después de todo lo vivido en Sacrestic aquel detalle no era demasiado alentador, pero el solo hecho de alejarse del territorio de los vampiros la animaba.
Eltrant parecía tener algunos problemas con el agua, se tumbó bocabajo sobre las tablas del suelo y se quejó por el vaivén del barco, quedaba claro que no le gustaba estar en aquel elemento. Para cuando decidió levantarse a mirar, la nave había recorrido ya la mitad del camino, dato que no pareció animarlo demasiado, volvió a dejarse caer sobre el suelo. La elfa vigilaba las aguas en busca de algún movimiento sospechoso, aún temía que le troll pudiese volver en cualquier momento, a finalizar la tarea que le habían encomendado.
Por suerte para el grupo el trayecto fue de lo más tranquilo, Zacharias condujo la embarcación a la otra orilla y la aseguró en un modesto embarcadero, casi idéntico al que habían visto en la parte oeste del lago. - Hemos llegado, ya puedes levantarte. - dijo con tono amable al de cabellos castaños, que seguro agradecería pisar tierra firme. Eärwen recogió sus pertenencias y rebuscó en su bandolera, con cuidado de no despertar a Nessa, hasta dar con una bolsita de cuero.
Sacó unos aeros y se los entregó al barquero, antes de darle las gracias por el servicio prestado y tomar las riendas de su yegua, para sacarla de aquella inestable nave. Lluvia se tranquilizó notablemente al abandonar la embarcación, más aún cuando su dueña le palmeó el cuello con delicadeza, para transmitirle su calma. Los últimos días habían sido caóticos y tardarían un poco en reponerse de todo lo que vivido, pero quizá aquellas nuevas tierras les ofreciesen el descanso que necesitaban.
La de ojos azules echó un vistazo a sus compañeros, pronto llegaría el momento de despedirse de Eltrant para que el humano pudiese seguir su camino hacia Lunargenta, cosa que se le haría extraña. El grupo no llevaba demasiado tiempo junto, pero al enfrentarse a tantos peligros parecían haberse unido un poco. Ella proseguiría su camino hacia el norte en compañía del brujo, a no ser que éste cambiase de opinión y prefiriese visitar la ciudad. Separarse de Demian le costaría algo más ya que el pequeño se había ganado su cariño, pero estaba claro que tarde o temprano pasaría.
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