!Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
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- Ya te he dicho que no me pienso casar con ese Bhaaloo.
- ¡Niña desagradecida! –incluso por debajo de su prominente barba y espeso bigote se podía ver que la cara de Robeth estaba totalmente roja. Aquella hija suya acabaría un día con él.
- No grites tanto, estoy a tu lado.
Robeth tomó aire por la nariz, muy lentamente. ¿Podía un padre matar a una hija? ¿Tan malo sería? Seguro que todos los que conociesen a su hija Olda lo apoyarían. Aquella niña mimada era tremendamente insoportable. Cuando sus pulmones estaban totalmente llenos retuvo el aire unos segundos, para después soltarlo por la boca.
- No vuelvas a llamar así a Balthor. Pronto será tu marido, debes mostrar más respeto. –Más del que me muestras a mí, pensó Robeth.
- ¿No es gracioso? Su nombre se parece mucho al de un bhaaloo, y además tiene la misma cantidad de pelo que este…- se mofó la joven ignorando a su padre.
Olda no estaba dispuesta a renunciar a su vida para casarse con un peludo y apestoso hombre. No le gustaba su aspecto, no soportaba el sonido de su voz, su olor le repulsaba, sus ropas eran igual a las de su padre, su armadura estaba nueva… No había nada que le gustase de aquel maldito Bhaaloo.
Hasta el día en que su padre la traiciono con el matrimonio concertado con el peludo, Olda y él se llevaban muy bien, o al menos mejor que ahora. Su padre no siempre había visto con buenos ojos que Olda se interesase por la caza y la lucha, pero tampoco se lo había privado. Al parecer, una inminente boda con un noble requería una buena esposa de esas que cosen, saben cantar como los pájaros y cuidan de los numerosos hijos que su marido puede parle.
Si lo que quiere es unir familias, que se case él mismo… pensó la joven sabiendo que su padre continuaba hablándole, pero ya no había palabras que quisiera escuchar.
- ¿Por qué nos paramos? – preguntó Robeth al notar que el carro paraba en seco.
- Señor, ha habido un problema, tardaremos en llegar a casa más de lo que pensábamos… - dijo el conductor del carro desde fuera
- Espera aquí, voy a ver qué pasa. –bajó del carro cerrando la puerta después.
- Claro, lo que tú digas…
- ¿Qué es eso?
- Un árbol, señor.
- Ya sé que es un árbol, imbécil. Por no estaba esta mañana cuando pasamos por aquí.
- Hacía bastante aire, seguramente el temporal…
- Me da igual el temporal, sácalo de ahí cuanto antes y volvamos a casa.
- Pero... – la mirada de Robeth concluyó la conversación.
Iznacius, joven y escuálido, apenas sabía hacer nada en la vida que no fuese cuidar a caballos. Herraduras, limpieza domar… aquello era el pan de cada día, pero apartar un enorme árbol en medio del camino ¿Acaso una sola persona, por muy fuerte que estuviese, podía hacer eso? No tenía ni idea como se iba a encargar de aquella situación.
Se acercó al tronco caído, lo observó. Pasó por encima de él y lo volvió a observar. Se llevó las manos a la cabeza, rascándosela con fuerza.
¡Menuda mierda! Gritó en sus adentros, dando puñetazos y patadas al aire, intentando desahogarse. Uno de los golpes impacto contra el árbol de al lado, que al parecer solo necesitaba un pequeño empujón para caer también. Para cuando Iznacius se percató de que el árbol le iba a caer encima ya era demasiado tarde.
El grito del joven alarmó al señor Robeth y a Olda, que salieron corriendo del carro. Iznacius estaba atrapado bajo el árbol, este le había aplastado las piernas. El joven aullaba de dolor.
Olda miró a su madre. ¿Qué hacemos? Preguntaban sus ojos.
- ¡Socorro!
El caballo se asustó por el fuerte estruendo, empezó moverse con violencia, haciendo que las cosas del carro cayesen al suelo. No se calmaba, estaba histérico. Olda cogió la espada de su padre y cortó las correas que retenían al caballo. Este salió corriendo, alejándose de ahí en un abrir y cerrar de ojos. El carro había quedado destrozado.
¿Qué habían hecho para enfadar así a los dioses?
- ¿Hija, estas bien?
Olda asintió devolviéndole el arma a su madre.
- ¿Qué vamos a hacer ahora? No se ve a nadie en el camino.
- Esperaremos, es uno de los caminos principales hacía Lunargenta, seguro que no tarda en aparecer alguien
Bienvenidos al evento para profesiones. Todo el que quiera participar puede hacerlo ( se puede entrar con más de una cuenta), siempre teniendo en cuenta el orden y la lógica de la gente que haya posteado antes.
En esta situación nos encontramos con diferentes problemas a tratar:
·Iznacius esta herido a causa del árbol, todos los que entren pueden determinaran la situación y el destino de este joven. Tenéis carta blanca para usar a Iznacius → MEDICINA
·El carro ha quedado inservible → HERRERÍA/CARPINTERÍA
·En la parte trasera del carro había un par de cajas con diferentes ingredientes para hacer pociones. ¿Por qué llevaban eso? Bueno, podéis ayudar al joven con los dolores o a los médicos con pociones → ALQUIMIA
· ¿Cuánta gente hace falta para solucionar el tema de los arboles? Con un poco de ayuda acabareis antes → ARCANOS
·Si venís por el mismo camino que el carro encontrareis un caballo pastando a uno de los lados del camino. Si devolvéis a su dueño estará muy agradecido. Hay que reparar los amarres del carro →CURTIDURÍA
Estas son las opciones que os pongo por trabajos, pero sois libres, dentro de la coherencia, de hacer lo que queráis (pues soy experto en medicina pero prefiero intentar levantar el árbol con mis manos. Perfecto)
Recordad que este evento está hecho para dale un poco de juego a las profesiones, pero también para interactuar con otras personas.
-Siempre que utilicéis profesiones, subrayar y especificar si es primaria o secundaria. Pero solo se puede usar una de las dos.
-Por participación, los usuarios obtendrán puntos 2 de profesión y 5 de experiencia.
- ¡Niña desagradecida! –incluso por debajo de su prominente barba y espeso bigote se podía ver que la cara de Robeth estaba totalmente roja. Aquella hija suya acabaría un día con él.
- No grites tanto, estoy a tu lado.
Robeth tomó aire por la nariz, muy lentamente. ¿Podía un padre matar a una hija? ¿Tan malo sería? Seguro que todos los que conociesen a su hija Olda lo apoyarían. Aquella niña mimada era tremendamente insoportable. Cuando sus pulmones estaban totalmente llenos retuvo el aire unos segundos, para después soltarlo por la boca.
- No vuelvas a llamar así a Balthor. Pronto será tu marido, debes mostrar más respeto. –Más del que me muestras a mí, pensó Robeth.
- ¿No es gracioso? Su nombre se parece mucho al de un bhaaloo, y además tiene la misma cantidad de pelo que este…- se mofó la joven ignorando a su padre.
Olda no estaba dispuesta a renunciar a su vida para casarse con un peludo y apestoso hombre. No le gustaba su aspecto, no soportaba el sonido de su voz, su olor le repulsaba, sus ropas eran igual a las de su padre, su armadura estaba nueva… No había nada que le gustase de aquel maldito Bhaaloo.
Hasta el día en que su padre la traiciono con el matrimonio concertado con el peludo, Olda y él se llevaban muy bien, o al menos mejor que ahora. Su padre no siempre había visto con buenos ojos que Olda se interesase por la caza y la lucha, pero tampoco se lo había privado. Al parecer, una inminente boda con un noble requería una buena esposa de esas que cosen, saben cantar como los pájaros y cuidan de los numerosos hijos que su marido puede parle.
Si lo que quiere es unir familias, que se case él mismo… pensó la joven sabiendo que su padre continuaba hablándole, pero ya no había palabras que quisiera escuchar.
- ¿Por qué nos paramos? – preguntó Robeth al notar que el carro paraba en seco.
- Señor, ha habido un problema, tardaremos en llegar a casa más de lo que pensábamos… - dijo el conductor del carro desde fuera
- Espera aquí, voy a ver qué pasa. –bajó del carro cerrando la puerta después.
- Claro, lo que tú digas…
- ¿Qué es eso?
- Un árbol, señor.
- Ya sé que es un árbol, imbécil. Por no estaba esta mañana cuando pasamos por aquí.
- Hacía bastante aire, seguramente el temporal…
- Me da igual el temporal, sácalo de ahí cuanto antes y volvamos a casa.
- Pero... – la mirada de Robeth concluyó la conversación.
Iznacius, joven y escuálido, apenas sabía hacer nada en la vida que no fuese cuidar a caballos. Herraduras, limpieza domar… aquello era el pan de cada día, pero apartar un enorme árbol en medio del camino ¿Acaso una sola persona, por muy fuerte que estuviese, podía hacer eso? No tenía ni idea como se iba a encargar de aquella situación.
Se acercó al tronco caído, lo observó. Pasó por encima de él y lo volvió a observar. Se llevó las manos a la cabeza, rascándosela con fuerza.
¡Menuda mierda! Gritó en sus adentros, dando puñetazos y patadas al aire, intentando desahogarse. Uno de los golpes impacto contra el árbol de al lado, que al parecer solo necesitaba un pequeño empujón para caer también. Para cuando Iznacius se percató de que el árbol le iba a caer encima ya era demasiado tarde.
El grito del joven alarmó al señor Robeth y a Olda, que salieron corriendo del carro. Iznacius estaba atrapado bajo el árbol, este le había aplastado las piernas. El joven aullaba de dolor.
Olda miró a su madre. ¿Qué hacemos? Preguntaban sus ojos.
- ¡Socorro!
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El caballo se asustó por el fuerte estruendo, empezó moverse con violencia, haciendo que las cosas del carro cayesen al suelo. No se calmaba, estaba histérico. Olda cogió la espada de su padre y cortó las correas que retenían al caballo. Este salió corriendo, alejándose de ahí en un abrir y cerrar de ojos. El carro había quedado destrozado.
¿Qué habían hecho para enfadar así a los dioses?
- ¿Hija, estas bien?
Olda asintió devolviéndole el arma a su madre.
- ¿Qué vamos a hacer ahora? No se ve a nadie en el camino.
- Esperaremos, es uno de los caminos principales hacía Lunargenta, seguro que no tarda en aparecer alguien
* * *
Bienvenidos al evento para profesiones. Todo el que quiera participar puede hacerlo ( se puede entrar con más de una cuenta), siempre teniendo en cuenta el orden y la lógica de la gente que haya posteado antes.
En esta situación nos encontramos con diferentes problemas a tratar:
·Iznacius esta herido a causa del árbol, todos los que entren pueden determinaran la situación y el destino de este joven. Tenéis carta blanca para usar a Iznacius → MEDICINA
·El carro ha quedado inservible → HERRERÍA/CARPINTERÍA
·En la parte trasera del carro había un par de cajas con diferentes ingredientes para hacer pociones. ¿Por qué llevaban eso? Bueno, podéis ayudar al joven con los dolores o a los médicos con pociones → ALQUIMIA
· ¿Cuánta gente hace falta para solucionar el tema de los arboles? Con un poco de ayuda acabareis antes → ARCANOS
·Si venís por el mismo camino que el carro encontrareis un caballo pastando a uno de los lados del camino. Si devolvéis a su dueño estará muy agradecido. Hay que reparar los amarres del carro →CURTIDURÍA
Estas son las opciones que os pongo por trabajos, pero sois libres, dentro de la coherencia, de hacer lo que queráis (pues soy experto en medicina pero prefiero intentar levantar el árbol con mis manos. Perfecto)
Recordad que este evento está hecho para dale un poco de juego a las profesiones, pero también para interactuar con otras personas.
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Última edición por Thorn el Lun Jun 17 2019, 19:44, editado 2 veces
Thorn
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
Los gritos empezaban a ser molestos.
Chasqueé la lengua, y miré a Syl con una pregunta en la cara. El felino se encogió de hombros, pero parecía dispuesto a ir a ayudar. No se alejaba mucho de nuestro camino, después de todo.
No nos llevó demasiado para ver que no era un problema demasiado grande. Nada que requiriese violencia de por si. Una caravana, o más bien, una familia, estaba teniendo algunos problemas, a juzgar por las voces en pánico que estaban dando. Un carro destrozado, árboles caídos, un tipo herido... suspiré. ¿Cuantos problemas podía tener alguien con árboles? No es que fuesen difíciles de rodear...
-Humanos.- gruñí, poniendo los ojos en blanco. -Pero vale, me siento generoso.-
Tomé dos pequeñas piedras y me senté en el suelo, sacando el libro encantado de mi cinturón. El mayor problema, suponía, era liberar al pobre infeliz que se había quedado atrapado. Tenía un par de maneras de arreglarlo. Podía usar algunas runas de viaje para teletransportarlo fuera, pero era básicamente un desperdicio de estas. También podía crear un pilar de tierra bajo el tronco, pero era algo peligroso.
No, la mejor manera era, sencillamente, hacerlo más ligero.
Empecé a dibujar unas runas en las piedras que había encontrado: las marcas necesarias para afectar a la propia gravedad a la que sometían. Tras colocarla sobre la página adecuada del libro, y activar los glifos, las piedras se iluminaron levemente. Cerré el libro y me levanté, caminando hacia el tipo tranquilamente.
-La fuerza física no basta para todo.- dije, tratando de acallar el griterio. Lo sabía de sobra. Era, sin ninguna duda, más grande y fuerte que los humanos que estaban allí. -Incluso si no todo el mundo nace con magia, no significa que esté fuera de vuestro alcance.- Sostuve la piedra con una mano y la coloqué sobre el tronco, junto al tipo cuyas piernas estaban aplastadas. -Apartad.-
Aplasté la roca con el puño, rompiéndola al instante. Un ligero halo cubrió la zona. Y entonces, coloqué la mano bajo el tronco, y tiré de él. El árbol comenzó a flotar como si fuese una pluma. Lo sujeté con ambas manos y lo moví hacia el bosque, con cuidado de no golpear a nadie más o aplastar otro de los árboles. El propio chico sería también más ligero y sencillo de arrastrar o mover a una posición mejor. No podía hacer mucho más por él, pero probablemente se merecía las heridas. Al menos no moriría allí.
Me mantuve firme, como si no hubiese hecho nada del otro mundo, aunque las expresiones de la familia lo decían todo. Syl me dio un ligero codazo en el costado.
-Presumido.- musitó. Sonreí con picardia.
Usada profesión primaria (Arcanos) para crear una Runa Levitasis (ver mi taller) a partir de un pergamino en blanco avanzado.
Uso la runa creada para hacer el tronco mucho más ligero y moverlo. También afecta al herido.
Chasqueé la lengua, y miré a Syl con una pregunta en la cara. El felino se encogió de hombros, pero parecía dispuesto a ir a ayudar. No se alejaba mucho de nuestro camino, después de todo.
No nos llevó demasiado para ver que no era un problema demasiado grande. Nada que requiriese violencia de por si. Una caravana, o más bien, una familia, estaba teniendo algunos problemas, a juzgar por las voces en pánico que estaban dando. Un carro destrozado, árboles caídos, un tipo herido... suspiré. ¿Cuantos problemas podía tener alguien con árboles? No es que fuesen difíciles de rodear...
-Humanos.- gruñí, poniendo los ojos en blanco. -Pero vale, me siento generoso.-
Tomé dos pequeñas piedras y me senté en el suelo, sacando el libro encantado de mi cinturón. El mayor problema, suponía, era liberar al pobre infeliz que se había quedado atrapado. Tenía un par de maneras de arreglarlo. Podía usar algunas runas de viaje para teletransportarlo fuera, pero era básicamente un desperdicio de estas. También podía crear un pilar de tierra bajo el tronco, pero era algo peligroso.
No, la mejor manera era, sencillamente, hacerlo más ligero.
Empecé a dibujar unas runas en las piedras que había encontrado: las marcas necesarias para afectar a la propia gravedad a la que sometían. Tras colocarla sobre la página adecuada del libro, y activar los glifos, las piedras se iluminaron levemente. Cerré el libro y me levanté, caminando hacia el tipo tranquilamente.
-La fuerza física no basta para todo.- dije, tratando de acallar el griterio. Lo sabía de sobra. Era, sin ninguna duda, más grande y fuerte que los humanos que estaban allí. -Incluso si no todo el mundo nace con magia, no significa que esté fuera de vuestro alcance.- Sostuve la piedra con una mano y la coloqué sobre el tronco, junto al tipo cuyas piernas estaban aplastadas. -Apartad.-
Aplasté la roca con el puño, rompiéndola al instante. Un ligero halo cubrió la zona. Y entonces, coloqué la mano bajo el tronco, y tiré de él. El árbol comenzó a flotar como si fuese una pluma. Lo sujeté con ambas manos y lo moví hacia el bosque, con cuidado de no golpear a nadie más o aplastar otro de los árboles. El propio chico sería también más ligero y sencillo de arrastrar o mover a una posición mejor. No podía hacer mucho más por él, pero probablemente se merecía las heridas. Al menos no moriría allí.
Me mantuve firme, como si no hubiese hecho nada del otro mundo, aunque las expresiones de la familia lo decían todo. Syl me dio un ligero codazo en el costado.
-Presumido.- musitó. Sonreí con picardia.
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Usada profesión primaria (Arcanos) para crear una Runa Levitasis (ver mi taller) a partir de un pergamino en blanco avanzado.
Uso la runa creada para hacer el tronco mucho más ligero y moverlo. También afecta al herido.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
El cielo estaba despejado, Lavey y yo volábamos bajo y sin prisa teníamos ganas de volver a casa, abrir la tienda y descansar una temporada de los problemas, pero también nos gustaba disfrutar de la paz que proporciona sentir el viento entre las alas, de mirar al suelo y ver un carro destrozado, unos árboles en el camino y unos humanos gritando... mientras que un hombre-bestia hacia levitar uno de los troncos caídos, sin duda un paisaje idílico. Rugí por lo bajo a modo de suspiro al tiempo que iniciaba el descenso y cambiaba de forma junto a mi hija.
-¿Que sucede? -Pregunté mirando rápidamente el carro y el hombre en el suelo. Una jovencita se nos acercó y contó rápidamente lo sucedido. -Lo único que puedo hacer por el mozo es mandar a mi hija a por ayuda. Vey por favor, levanta de nuevo el vuelo hacia Lunargenta y busca algún médico que pueda ayudar al muchacho. -La lagartija asintió y obedeció rauda mientras que yo me anudaba el pelo en una coleta baja y miraba el vehículo. -Sin embargo con el carro si puedo ayudar.
Al examinar de cerca el carruaje me quedó claro de que de ahí solo podría rescatar algunas piezas, el eje central y el delantero estaban partidos al igual que la lanza donde había estado el caballo, por suerte el eje y las ruedas traseras se habían salvado, con eso podría hacer una base para un carro simple. Los clavos no crecían en los árboles y yo no traía los suficientes en el morral así que tuve que tomarme mi tiempo en sacar todos los posibles del vehículo destrozado, algunas tablas del techo y la pared trasera estaban sanos por lo que pude reutilizarlos para construir la base de la nueva carreta. La destral que usaba en mis viajes para partir la madera que usaba en las hogueras no era la más indicada, pero era eso o cargarme la mitad de un tronco de un zarpazo.
Tras examinar uno de los árboles caídos seleccione un tramo y lo prepare para improvisar una nueva lanza.
No era mi mejor obra, pero era un buen trabajo teniendo en cuenta la escasez de materiales y herramientas.
-No es lo mejor para ir a ver a un rey, pero os llevara hasta la ciudad y tendréis espacio suficiente para volver a subir vuestras cosas. Solo os falta un caballo.
_________
Off: Uso mi profesión de carpintería y creo un vehículo pequeño (ver receta en el taller) improvisado con materiales reciclados del carruaje.
Carpintería, profesión primaria (y única)
Si algún medico quiere usar a mi npc como introducción al evento es libre de hacerlo^^
-¿Que sucede? -Pregunté mirando rápidamente el carro y el hombre en el suelo. Una jovencita se nos acercó y contó rápidamente lo sucedido. -Lo único que puedo hacer por el mozo es mandar a mi hija a por ayuda. Vey por favor, levanta de nuevo el vuelo hacia Lunargenta y busca algún médico que pueda ayudar al muchacho. -La lagartija asintió y obedeció rauda mientras que yo me anudaba el pelo en una coleta baja y miraba el vehículo. -Sin embargo con el carro si puedo ayudar.
Al examinar de cerca el carruaje me quedó claro de que de ahí solo podría rescatar algunas piezas, el eje central y el delantero estaban partidos al igual que la lanza donde había estado el caballo, por suerte el eje y las ruedas traseras se habían salvado, con eso podría hacer una base para un carro simple. Los clavos no crecían en los árboles y yo no traía los suficientes en el morral así que tuve que tomarme mi tiempo en sacar todos los posibles del vehículo destrozado, algunas tablas del techo y la pared trasera estaban sanos por lo que pude reutilizarlos para construir la base de la nueva carreta. La destral que usaba en mis viajes para partir la madera que usaba en las hogueras no era la más indicada, pero era eso o cargarme la mitad de un tronco de un zarpazo.
Tras examinar uno de los árboles caídos seleccione un tramo y lo prepare para improvisar una nueva lanza.
No era mi mejor obra, pero era un buen trabajo teniendo en cuenta la escasez de materiales y herramientas.
-No es lo mejor para ir a ver a un rey, pero os llevara hasta la ciudad y tendréis espacio suficiente para volver a subir vuestras cosas. Solo os falta un caballo.
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Off: Uso mi profesión de carpintería y creo un vehículo pequeño (ver receta en el taller) improvisado con materiales reciclados del carruaje.
Carpintería, profesión primaria (y única)
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Última edición por Reivy Abadder el Lun Jun 17 2019, 20:46, editado 1 vez
Reivy Abadder
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
-Shhhh, shhhh, no pasa nada pequeño.- dijo Valyria, al caballo que se había encontrado allí, en medio de la nada, comiendo hierbas. –Toma.- y le dio una manzana que había encontrado por allí, y al parecer se ganó un amigo para toda la vida a juzgar por como restregó su morro contra su cara. Aparentemente una no podía ir de caza sin que algo raro pasara.
Ese caballo obviamente pertenecía a alguien, estaba acostumbrado a las personas. Y también estaba el pequeño detalle de los amarres. -¿Te has perdido pequeño? Voy a llamarte Esponjoso.- por un lado… caballo gratis, por otro… alargó la mano, pasándola por el arnés de cuero, hasta llegar al punto donde se había roto. Cuchillo, un corte limpio. Si hubiera sido desgaste, o el bicho hubiera llegado con un trozo de carro, habría creído que el carro se había despeñado por algún lugar y Esponjoso esta huérfano. Pero un corte y un caballo algo nervioso… Valyria subió a lomos de su nuevo amigo, de manera no especialmente cómoda con tanto arnés, pero no importaba, tenía que llegar rápido. –Hya.- Nada. -¿Arre?- tampoco. Finalmente probo con un chasquido de lengua, y Esponjoso se puso en marcha, casi tirándola de culo al suelo.
No eran bandidos, y eso la tranquilizo, pero solo un poco. Al fin y al cabo, estaba delante un maldito desastre. Valyria miro a sus alrededores, preguntándose cómo ayudar exactamente, mientras guiaba a Esponjoso con mucho cuidado, evitando las ramas grandes donde podría hacerse daño. Un tipo muy peludo estaba trasteando con el árbol, pero un vistazo un poco más atento revelo runas, hasta allí bien, lo malo era que no tenía ni idea de cómo empezar a entender esas en concreto, así que mejor no estorbar salvo que fallara horriblemente. Luego había una chica, que había decidido… canibalizando el carro para hacer otro. Allí sí que no podría ayudar en lo más mínimo.
Podría sanar al hombre. Dudaba que pudiera sanar algo tan grave de verdad, pero algo era algo si realmente ninguno de esos dos sabia de medicina. Lo que si se sentía con confianza para hacer era volver a poner a Esponjoso en el carro, para llevar al hombre medio moribundo a la ciudad, para que alguien más competente que ella le echara un ojo.
Así que a ello se puso, examinando cuidadosamente los arreos ahora que tenía las dos partes, encontrando donde había sido cortado. Además de las riendas, que técnicamente estaban “sueltas”, había dos correas atadas al carro, una a cada lado, que transmitían la fuerza del animal al carro, y la manera más rápida y simple de dejar suelto al caballo. Viendo el… esperpento, no los culpaba, pero eso dificultaba su trabajo. Podía intentar coser ambas partes, con una parte de tanto estrés, el hilo no aguantaría. También podía simplemente… ignorar la parte cortada y atarlo al carro tal cual, pero entonces el caballo estaría demasiado cerca, y no podría andar bien. No, tenía que unir ambas piezas de cuero de alguna manera.
Así que se sacó el cinturón, mirando su hebilla, y saco una aguja de su bolsa. Si… podía funcionar. Se agencio una daga entre todo ese caos de cajas y corto su cinturón en dos. Hizo un par de agujeros en el arnés del caballo, que luego hizo pasar por la hebilla y tiro para comprobar que aguantaba, ganándose una queja de Esponjoso. Luego ato esa parte al carro. Ahora tenía una tira de cuero sin hebilla… un pequeño fallo en su majestuoso plan.
…
Sus… sus botas tenían hebillas ¿cierto? La elfa miro sus botas con pena, antes de sacarse una de las hebillas. Ya podían al menos llevarla de vuelta, se negaba a andar medio descalza en una ciudad tan sucia. Unos minutos más tarde, el proceso había sido replicado y era la propietaria (no realmente) de un arreo. Que aguantaría, al menos unas horas. Probablemente. Puede…A saber. No haberse estrellado.
Ese caballo obviamente pertenecía a alguien, estaba acostumbrado a las personas. Y también estaba el pequeño detalle de los amarres. -¿Te has perdido pequeño? Voy a llamarte Esponjoso.- por un lado… caballo gratis, por otro… alargó la mano, pasándola por el arnés de cuero, hasta llegar al punto donde se había roto. Cuchillo, un corte limpio. Si hubiera sido desgaste, o el bicho hubiera llegado con un trozo de carro, habría creído que el carro se había despeñado por algún lugar y Esponjoso esta huérfano. Pero un corte y un caballo algo nervioso… Valyria subió a lomos de su nuevo amigo, de manera no especialmente cómoda con tanto arnés, pero no importaba, tenía que llegar rápido. –Hya.- Nada. -¿Arre?- tampoco. Finalmente probo con un chasquido de lengua, y Esponjoso se puso en marcha, casi tirándola de culo al suelo.
No eran bandidos, y eso la tranquilizo, pero solo un poco. Al fin y al cabo, estaba delante un maldito desastre. Valyria miro a sus alrededores, preguntándose cómo ayudar exactamente, mientras guiaba a Esponjoso con mucho cuidado, evitando las ramas grandes donde podría hacerse daño. Un tipo muy peludo estaba trasteando con el árbol, pero un vistazo un poco más atento revelo runas, hasta allí bien, lo malo era que no tenía ni idea de cómo empezar a entender esas en concreto, así que mejor no estorbar salvo que fallara horriblemente. Luego había una chica, que había decidido… canibalizando el carro para hacer otro. Allí sí que no podría ayudar en lo más mínimo.
Podría sanar al hombre. Dudaba que pudiera sanar algo tan grave de verdad, pero algo era algo si realmente ninguno de esos dos sabia de medicina. Lo que si se sentía con confianza para hacer era volver a poner a Esponjoso en el carro, para llevar al hombre medio moribundo a la ciudad, para que alguien más competente que ella le echara un ojo.
Así que a ello se puso, examinando cuidadosamente los arreos ahora que tenía las dos partes, encontrando donde había sido cortado. Además de las riendas, que técnicamente estaban “sueltas”, había dos correas atadas al carro, una a cada lado, que transmitían la fuerza del animal al carro, y la manera más rápida y simple de dejar suelto al caballo. Viendo el… esperpento, no los culpaba, pero eso dificultaba su trabajo. Podía intentar coser ambas partes, con una parte de tanto estrés, el hilo no aguantaría. También podía simplemente… ignorar la parte cortada y atarlo al carro tal cual, pero entonces el caballo estaría demasiado cerca, y no podría andar bien. No, tenía que unir ambas piezas de cuero de alguna manera.
Así que se sacó el cinturón, mirando su hebilla, y saco una aguja de su bolsa. Si… podía funcionar. Se agencio una daga entre todo ese caos de cajas y corto su cinturón en dos. Hizo un par de agujeros en el arnés del caballo, que luego hizo pasar por la hebilla y tiro para comprobar que aguantaba, ganándose una queja de Esponjoso. Luego ato esa parte al carro. Ahora tenía una tira de cuero sin hebilla… un pequeño fallo en su majestuoso plan.
…
Sus… sus botas tenían hebillas ¿cierto? La elfa miro sus botas con pena, antes de sacarse una de las hebillas. Ya podían al menos llevarla de vuelta, se negaba a andar medio descalza en una ciudad tan sucia. Unos minutos más tarde, el proceso había sido replicado y era la propietaria (no realmente) de un arreo. Que aguantaría, al menos unas horas. Probablemente. Puede…A saber. No haberse estrellado.
- Off:
- So...uso mi horrible cortiduria para reparar el arreo para el caballo como pueda... que seguramente es más bien poco.
Valyria
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
Valeria había infravalorado terriblemente la distancia hasta el lugar que le habían indicado. O bien aquellos aldeanos habían infravalorado terriblemente la velocidad de sus piernas. En cualquier caso, las distancias en el continente parecían mucho mayores que en las islas; tantos y tantos campos y bosques entre aldea y aldea.
Descansaba, con los ojos cerrados y la espalda apoyada en un árbol, cuando oyó un ruido que le hizo alzar la vista al cielo. No uno, sino dos dragones, surcaban el aire en la dirección general a la que ella se dirigía. Los observó con una sonrisa. Los tres colores que adornaban el cuerpo de uno de ellos eran inconfundibles, el negro debía de ser Lavey.
Para su sorpresa, los vio descender no muy lejos de donde ella se encontraba. «¿Parada para comer?», pensó y se encaminó con buen ánimo en su dirección. Si las alcanzaba antes de que remontaran de nuevo el vuelo, tal vez tuviera suerte y no les importaba acercarla hasta el pueblo. Tuvo un momento de duda cuando vio al dragón negro salir volando otra vez, pero al ver que estaba solo, siguió su camino. Al poco, se topó con la causa.
—¿Qué ha pasado? —preguntó al grupo en general mientras se descolgaba la bolsa que llevaba al hombro y se encaminaba, tan rápido como le daban las piernas, hacia el joven que yacía en el suelo.
Alguien, no supo quien porque su mirada estaba fija en el herido, le explicó lo del árbol. De alguna forma, ya lo habían levantado. ¿Cómo?, no había tanta gente alrededor. El cosquilleo que sintió cuando se arrodilló junto al chico respondió a su pregunta; el hechizo aún estaba activo.
—Voy a examinar tus heridas —dijo mirando al herido a los ojos—, me temo que te va a doler.
—¿Más? —musitó el joven con el sufrimiento pintado en la cara y en la voz.
Por toda respuesta, la bruja llevó las manos a las piernas del chico, provocando un grito de dolor. El ángulo en el que estaban dobladas no dejaba lugar a dudas, ambas estaban fracturadas. Palpó las rodillas para ver si las rótulas estaban enteras. «Parece que has tenido suerte, después de todo».
—Reivy —llamó levantando la vista hacia la dragona—, me vendrían bien unas tablillas para mantener las piernas derechas y seguras cuando vuelva a colocar los huesos. —Después tomó uno de los trozos de madera que la rodeaban y se lo ofreció al muchacho—. Me temo que va a doler más.
La mirada del herido flaqueó por un momento, luego apretó la madera con los dientes, cerró los ojos y asintió. Valeria agarró una de las piernas para empezar la maniobra y se sorprendió al notar su ligereza. «Una gran idea o un afortunado efecto secundario», se dijo, preguntándose quién de los presentes sería el brujo. La tarea resultaría más sencilla para ella, por desgracia, aquello no lo hacía menos doloroso para él.
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OFF: Reike usa su profesión secundaria, Medicina, para tratar al herido.
INTERACTÚO CON: Reivy y percibo (y me beneficio de) los efectos del hechizo de Asher
Descansaba, con los ojos cerrados y la espalda apoyada en un árbol, cuando oyó un ruido que le hizo alzar la vista al cielo. No uno, sino dos dragones, surcaban el aire en la dirección general a la que ella se dirigía. Los observó con una sonrisa. Los tres colores que adornaban el cuerpo de uno de ellos eran inconfundibles, el negro debía de ser Lavey.
Para su sorpresa, los vio descender no muy lejos de donde ella se encontraba. «¿Parada para comer?», pensó y se encaminó con buen ánimo en su dirección. Si las alcanzaba antes de que remontaran de nuevo el vuelo, tal vez tuviera suerte y no les importaba acercarla hasta el pueblo. Tuvo un momento de duda cuando vio al dragón negro salir volando otra vez, pero al ver que estaba solo, siguió su camino. Al poco, se topó con la causa.
—¿Qué ha pasado? —preguntó al grupo en general mientras se descolgaba la bolsa que llevaba al hombro y se encaminaba, tan rápido como le daban las piernas, hacia el joven que yacía en el suelo.
Alguien, no supo quien porque su mirada estaba fija en el herido, le explicó lo del árbol. De alguna forma, ya lo habían levantado. ¿Cómo?, no había tanta gente alrededor. El cosquilleo que sintió cuando se arrodilló junto al chico respondió a su pregunta; el hechizo aún estaba activo.
—Voy a examinar tus heridas —dijo mirando al herido a los ojos—, me temo que te va a doler.
—¿Más? —musitó el joven con el sufrimiento pintado en la cara y en la voz.
Por toda respuesta, la bruja llevó las manos a las piernas del chico, provocando un grito de dolor. El ángulo en el que estaban dobladas no dejaba lugar a dudas, ambas estaban fracturadas. Palpó las rodillas para ver si las rótulas estaban enteras. «Parece que has tenido suerte, después de todo».
—Reivy —llamó levantando la vista hacia la dragona—, me vendrían bien unas tablillas para mantener las piernas derechas y seguras cuando vuelva a colocar los huesos. —Después tomó uno de los trozos de madera que la rodeaban y se lo ofreció al muchacho—. Me temo que va a doler más.
La mirada del herido flaqueó por un momento, luego apretó la madera con los dientes, cerró los ojos y asintió. Valeria agarró una de las piernas para empezar la maniobra y se sorprendió al notar su ligereza. «Una gran idea o un afortunado efecto secundario», se dijo, preguntándose quién de los presentes sería el brujo. La tarea resultaría más sencilla para ella, por desgracia, aquello no lo hacía menos doloroso para él.
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Reike
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Todos los caminos llevan a Lunargenta.
Había escuchado ese dicho varias veces y parecía ser verdad. Incluso cuando no buscaba directamente llegar a ese lugar siempre acababa tomando los caminos en esa dirección. Y es que realmente todos parecían apuntar hacia allá, eventualmente.
Lo que era menos común era encontrar a gente conocida. ¿O lo era?
Mantuvo primero una distancia prudente, cosas de ser un asesino entrenado. No se veía realmente un peligro, pero no se perdía nada con ser un poco cuidadoso. Divisó a Asher, de pronto, y luego a la bruja con quien había compartido hace pocos días.
–¿Qué hay de nuevo? –le dice al primero, mientras Artyhom realiza una reverencia como es su costumbre.
–V-veo que también conoces las técnicas de la medicina –le comenta a la segunda. En la ocasión de su encuentro anterior él había sido el sanador–. ¿Necesitas algo de ay...?
No alcanza a terminar la pregunta. El trinar de su mascota, Chispa, se hace extraño, más intenso. Se gira en esa dirección.
El gorrión parece agitado, da vueltas sobre el carruaje, manteniendo una temerosa distancia, pero al mismo tiempo mostrando interés por algo en su interior. Demian cierra sus ojos...
...al abrirlos, está sobre el carruaje(1). Rápidamente logra ver lo que agitaba a Chispa, quien, aparentemente satisfecho, se va a hacer cosas de pájaros en las cercanías. El olor indica que la cosa no es buena.
Se trata de una fuga. Una fractura en la madera del carro y unos trozos de vidrio rotos indican que había allí un contenedor de frascos alquímicos que ha sufrido un impacto, pero eso no sería tanto problema, el problema está en el líquido que se ha vertido.
Demian se acerca con cuidado y toma un palito desde el suelo. Toca con él la zona de tierra mojada y nota cómo la madera se ablanda hasta doblarse como si de mantequilla caliente se tratase.
–Nadie se acerque –dice sin demasiada fuerza, pero Artyhom se encarga de repetirlo de manera más clara. El pequeño mecánico es un buen asistente–, esto es muy p-peligroso.
Saca uno de sus propios viales desde su cinturón y realiza una mezcla rápida. Apenas dos gotitas de un líquido rojo con esencia de veneno de víbora y escorpión, y una de una crema amarillenta elaborada con la savia de varias plantas. Toma con una piedra una muestra del tóxico y agrega la mezcla recién hecha. Los resultados son concluyentes, la piedra adquiere inmediatamente un tono púrpura.
–Llanto del Alacrán –dice con seriedad–. No se por qué traían tanto de esta cosa, pero han causado una grande –agrega lo último dirigiendo una mirada al que parece ser el hombre a cargo.
Demian extrae rápidamente un conjunto de frascos desde su cinturón y busca la piedra más plana que encuentra. Usa su capucha a modo de máscara, cubriéndose el rostro, mientras empieza a mezclar algunas cosas. Posteriormente extrae algunos de los viales derramados y usa parte de su contenido.
–Si no frenamos esto, el veneno contaminará toda la zona –informa–. El Ll-llanto de Alacrán se usa para eliminar las p-pestes, pero en cantidades muy pequeñas. Lo que se ha derramado aquí es demasiado.
Al cabo de algunos minutos, el chico por fin se seca la frente. La mezcla que añadido es capaz de reaccionar ante uno de los ingredientes del veneno para formar una especie de espuma sólida, la que luego endurece. Al final ha quedado una especie de piedra extraña y rosácea.(2)
–Consigan que alguien saque esa cosa, pero que no la toquen con las manos desnuda, que usen guantes –dice al que parece ser el dueño del carro.
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(1) Demian ha usado su habilidad Intercambio Espectral, que le permite cambiar de posición con Chispa. Esto es puramente Showoff.
(2) Demian ha usado su habilidad profesión (primaria) de Alquimia para neutralizar un veneno desde el carro roto.
Última edición por Demian el Mar Jun 18 2019, 22:35, editado 1 vez
Demian
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Transitar por uno de los muchos caminos secundarios que transcurrían cercanos a las carreteras principales del los orejas redondas tenía sus ventajas. Sí, ciertamente el riesgo de encontrarse con algún bandido o asaltacaminos era mayor, al resultar imposible que los guardias patrullasen todos y cada uno de ellos cuando a menudo ni siquiera podían hacerlo con los más concurridos...Pero la calma y la falta de los inconvenientes derivados de la aglomeración de humanos era compensación más que suficiente para Níniel. Al fin y al cabo iba a pasar los próximos días encerrada y hacinada tras sus murallas de piedra, cuanta más paz y tranquilidad disfrutara antes de ello mejor. Y no es como si un par de bandidos desarrapados pudieran suponer peligro alguno para ella. No mientras Catherine estuviera a su lado.
-Y entonces le dije...¿he pagado dos monedas más para tener la ración grande, y me vienes con esta birria de pescado del tamaño de tu enano miembro? Deberías haber visto su cara...En serio no vuelvo a ese sitio, sirven raciones para bebés esmirriados. ¿De qué me sirve que sea el mejor pescado de la ciudad si...¿Qué diantres ocurre ahí delante?- Interrumpió la felina pelirroja su apasionado relato de una de sus aventuras culinarias al percatarse de algún tipo de problema más adelante en el camino. Un problema que aún no estaba a la vista de Níniel, pero del que ella se había percatado con antelación gracias a su gran oído.
-¿Ocurre algo?- Se interesó la peliblanca preparándose por si acaso debía defenderse. Y es que después de haber pasado por tanto juntas había aprendido a confiar en los agudos sentidos de su hermana. No pocas trampas y problemas habían evitado gracias a ella.
-Tal vez tomamos mal el último desvío. Parece que hemos acabado en el camino principal. Hay como...un porrón de personas delante.- Guardó silencio un momento y sus orejas giraron en aquella dirección. -Hay gritos, dolor, urgencia. Golpes de alguien trabajando madera...-Níniel no pudo más que enarcar una ceja. Era un extraño conjunto de sonidos aquel que la felina describía.
-¿Bandidos?- Quiso saber Níniel.
-No parece una lucha.- Fue la respuesta de la gata encogiéndose de hombros. -Supongo que querrás comprobar que no haya nadie herido...- Añadió a sabiendas de lo que propondría su hermana. Muy diferente a lo que ella misma haría, que sería cruzar campo a través para evitarse problemas.
-Echemos un vistazo, sí.- Convino previsiblemente la elfa, azuzando a su montura para llegar cuanto antes al lugar de origen de la extraña mezcla de sonidos. No tardando en toparse con la parte de aquel camino bloqueada por varios troncos caídos y, una vez que Trickster hubo saltado sobre uno de ellos, el accidente que estos parecían haber causado.
-Menudo desastre...- Expresó la peliblanca viendo todos aquellos destrozos. Destrozos a los que un grupo de personas estaba ya poniendo remedio, lo que explicaba los sonidos que Cath había escuchado desde la distancia. Allí estaba la tallista a la que le encargara un colgante durante la festividad de Lunargenta. También estaba Wer...Asher y su compañero felino. Incluso Demian parecía liado con...una serie de viales. Otra mujer atendía a un hombre cuyas piernas parecían destrozadas, mientras que un tipo con vestiduras de noble parecía más ocupado por impartir órdenes y salvaguardar sus objetos que por cualquier otra cosa.
-Vaya. Debió de caerle un de estos árboles encima...-Comentó apesadumbrada Catherine. Normalmente hubiese hecho una broma sobre haber tenido mala pata o algo por el estilo pero...Recordaba perfectamente el dolor cuando su antiguo amo quebró una de sus piernas, y los años posteriores siempre recayendo porque no terminó de sanar nunca bien. Solo años después y gracias a la magia de Níniel pudo tornar su pierna mala en su pierna buena. -Deberías ayudarle. Si dejas que los orejas redondas lo hagan, solo conseguirán matarle...O dejarlo lisiado para el resto de su vida.- Dijo seria, bajando de aquel tronco y luego de su montura. Acercándose a aquella mujer para increparle sus técnicas.
-¿Eres médico o una carnicera? Ve a por tus sanguijuelas y deja que se ocupe alguien que sepa lo que hace.- Expresó molesta. No obstante Níniel no tardaría en aparecer para calmarla y pedirle que se tranquilizara y se alejara un poco.
-Lo lamento. Es un tipo de heridas que conoce bien...- Se disculpó Níniel por su hermana, echando un mejor vistazo al trabajo de la mujer, comprobando que estaba haciéndolo bien, a pesar de que los gritos de dolor del humano sugirieran lo contrario.
-Tranquilo, te pondrás bien. soy sanadora.- Buscó calmarlo. Colocando una de sus manos sobre su frente y aplicando su magia sobre él para calmar su dolor. -¿Ves? Es más aparatoso que grave.- Añadió para ayudarle, aunque aquello no fuese del todo cierto. Para ella no era grave, pero desde luego un arañazo tampoco era.
-Tal vez...pueda darle algo más fuerte para el dolor. Algo que dure y pueda tomar por su cuenta luego...-Se giró para mirar a su hermana. -Treme mis cosas.- Le pidió. Y siguió aplicando su magia mientras su hermana obedecía y ponía en marcha su kit de alquimia portátil.
-¿Qué necesitas, Nín?- Quiso saber la pelirroja ya menos enervada al ver al chico ser atendido también por Níniel.
-Amanita muscaria. Corta el sombrero como te enseñe y colócalo en el alambique con agua destilada. Cuando termines usa pétalos de flor azul y repite el proceso. Sobre todo cuidado con los cortes de la amanita...Y asegurate de que la temperatura es la correcta.- Instruyó la peliblanca a su hermana, supervisando el proceso sin dejar de aplicar su magia en el herido ni tratar de distraerlo del dolor con palabras cálidas y amables.
-Ahora mézclalo. Tres partes por una y añade la semilla de sinforicarpo. Solo una, molida.- Terminó de indicar comprobando que el resultado era el deseado. No sería la poción más potente, tampoco la más pura, pero teniendo en cuenta con qué equipo se había hecho, dónde y en qué tiempo...Sería más que suficiente para que aquel humano dejara de sentir dolor y aquella mujer pudiera terminar su trabajo sin miedo a recibir una patada o un rodillazo, o que un mal movimiento causara que se lastimase más a sí mismo.
-Ten, bebe. Esto hará que el dolor desaparezca del todo.- Instó al humano. -Relájate. Todo va a estar bien.-
-Y entonces le dije...¿he pagado dos monedas más para tener la ración grande, y me vienes con esta birria de pescado del tamaño de tu enano miembro? Deberías haber visto su cara...En serio no vuelvo a ese sitio, sirven raciones para bebés esmirriados. ¿De qué me sirve que sea el mejor pescado de la ciudad si...¿Qué diantres ocurre ahí delante?- Interrumpió la felina pelirroja su apasionado relato de una de sus aventuras culinarias al percatarse de algún tipo de problema más adelante en el camino. Un problema que aún no estaba a la vista de Níniel, pero del que ella se había percatado con antelación gracias a su gran oído.
-¿Ocurre algo?- Se interesó la peliblanca preparándose por si acaso debía defenderse. Y es que después de haber pasado por tanto juntas había aprendido a confiar en los agudos sentidos de su hermana. No pocas trampas y problemas habían evitado gracias a ella.
-Tal vez tomamos mal el último desvío. Parece que hemos acabado en el camino principal. Hay como...un porrón de personas delante.- Guardó silencio un momento y sus orejas giraron en aquella dirección. -Hay gritos, dolor, urgencia. Golpes de alguien trabajando madera...-Níniel no pudo más que enarcar una ceja. Era un extraño conjunto de sonidos aquel que la felina describía.
-¿Bandidos?- Quiso saber Níniel.
-No parece una lucha.- Fue la respuesta de la gata encogiéndose de hombros. -Supongo que querrás comprobar que no haya nadie herido...- Añadió a sabiendas de lo que propondría su hermana. Muy diferente a lo que ella misma haría, que sería cruzar campo a través para evitarse problemas.
-Echemos un vistazo, sí.- Convino previsiblemente la elfa, azuzando a su montura para llegar cuanto antes al lugar de origen de la extraña mezcla de sonidos. No tardando en toparse con la parte de aquel camino bloqueada por varios troncos caídos y, una vez que Trickster hubo saltado sobre uno de ellos, el accidente que estos parecían haber causado.
-Menudo desastre...- Expresó la peliblanca viendo todos aquellos destrozos. Destrozos a los que un grupo de personas estaba ya poniendo remedio, lo que explicaba los sonidos que Cath había escuchado desde la distancia. Allí estaba la tallista a la que le encargara un colgante durante la festividad de Lunargenta. También estaba Wer...Asher y su compañero felino. Incluso Demian parecía liado con...una serie de viales. Otra mujer atendía a un hombre cuyas piernas parecían destrozadas, mientras que un tipo con vestiduras de noble parecía más ocupado por impartir órdenes y salvaguardar sus objetos que por cualquier otra cosa.
-Vaya. Debió de caerle un de estos árboles encima...-Comentó apesadumbrada Catherine. Normalmente hubiese hecho una broma sobre haber tenido mala pata o algo por el estilo pero...Recordaba perfectamente el dolor cuando su antiguo amo quebró una de sus piernas, y los años posteriores siempre recayendo porque no terminó de sanar nunca bien. Solo años después y gracias a la magia de Níniel pudo tornar su pierna mala en su pierna buena. -Deberías ayudarle. Si dejas que los orejas redondas lo hagan, solo conseguirán matarle...O dejarlo lisiado para el resto de su vida.- Dijo seria, bajando de aquel tronco y luego de su montura. Acercándose a aquella mujer para increparle sus técnicas.
-¿Eres médico o una carnicera? Ve a por tus sanguijuelas y deja que se ocupe alguien que sepa lo que hace.- Expresó molesta. No obstante Níniel no tardaría en aparecer para calmarla y pedirle que se tranquilizara y se alejara un poco.
-Lo lamento. Es un tipo de heridas que conoce bien...- Se disculpó Níniel por su hermana, echando un mejor vistazo al trabajo de la mujer, comprobando que estaba haciéndolo bien, a pesar de que los gritos de dolor del humano sugirieran lo contrario.
-Tranquilo, te pondrás bien. soy sanadora.- Buscó calmarlo. Colocando una de sus manos sobre su frente y aplicando su magia sobre él para calmar su dolor. -¿Ves? Es más aparatoso que grave.- Añadió para ayudarle, aunque aquello no fuese del todo cierto. Para ella no era grave, pero desde luego un arañazo tampoco era.
-Tal vez...pueda darle algo más fuerte para el dolor. Algo que dure y pueda tomar por su cuenta luego...-Se giró para mirar a su hermana. -Treme mis cosas.- Le pidió. Y siguió aplicando su magia mientras su hermana obedecía y ponía en marcha su kit de alquimia portátil.
-¿Qué necesitas, Nín?- Quiso saber la pelirroja ya menos enervada al ver al chico ser atendido también por Níniel.
-Amanita muscaria. Corta el sombrero como te enseñe y colócalo en el alambique con agua destilada. Cuando termines usa pétalos de flor azul y repite el proceso. Sobre todo cuidado con los cortes de la amanita...Y asegurate de que la temperatura es la correcta.- Instruyó la peliblanca a su hermana, supervisando el proceso sin dejar de aplicar su magia en el herido ni tratar de distraerlo del dolor con palabras cálidas y amables.
-Ahora mézclalo. Tres partes por una y añade la semilla de sinforicarpo. Solo una, molida.- Terminó de indicar comprobando que el resultado era el deseado. No sería la poción más potente, tampoco la más pura, pero teniendo en cuenta con qué equipo se había hecho, dónde y en qué tiempo...Sería más que suficiente para que aquel humano dejara de sentir dolor y aquella mujer pudiera terminar su trabajo sin miedo a recibir una patada o un rodillazo, o que un mal movimiento causara que se lastimase más a sí mismo.
-Ten, bebe. Esto hará que el dolor desaparezca del todo.- Instó al humano. -Relájate. Todo va a estar bien.-
OFF:Subrayado uso de Profesión secundaria Medicina, que ya está al máximo, para crear Sedante anestésico. Receta única que figura en el taller de Níniel.
Níniel interactúa con Reike.
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
—Se hace lo que se puede —respondió la bruja al joven Demian, con una inclinación de cabeza por todo saludo.
Iba a decirle que, de hecho, no le vendría nada mal un poco de ayuda, pero el muchacho fue sustituido repentinamente por un gorrión. Valeria se encogió de hombros y bajó de nuevo la vista al destrozo que había causado el árbol en las piernas del accidentado. Entre gemido y gemido del herido, le pareció oír la expresión “llanto de alacrán” y alzó de nuevo la vista. Al darse cuenta de que el chico se estaba ocupando, se relajó, pues ya había tenido ocasión de comprobar que, aunque fuera un muchacho un poco raro, sabía lo que hacía.
Apenas había retomado la tarea de enderezar de nuevo las piernas del pobre mozo cuando una recién llegada, una tipa peluda y de aspecto felino, comenzó a increparla sin venir a cuento. “Carnicera”, la llamaba, y no había sacado ni un triste cuchillo. Aunque en aquel momento, ganas le estaban entrando. Se dio cuenta de que las piedras a su alrededor estaban comenzando a vibrar y respiró hondo para calmarse antes de dirigirse con una sonrisa a la mujer-gato.
—Las sanguijuelas son para calmar un carácter sanguíneo, no para una rotura de huesos —le contestó con tanta amabilidad e inocencia que cualquiera hubiera pensado que realmente creía lo que estaba diciendo.
Por suerte, la compañera de la gata, dejó de lado las imprecaciones y se dedicó a hacer algo útil. Cuando puso su mano sobre la frente del herido, éste se calmó casi al instante, lo que también supuso un alivio para Valeria; no sólo porque resultaba más fácil trabajar con músculos relajados, sino porque el conocimiento del dolor que le estaba causando al chico también minaba sus propia seguridad.
—Es una gran idea —dijo la bruja cuando la elfa se ofreció a preparar un remedio para el dolor—, va a necesitarlo mientras se recupera.
Mientras las recién llegadas preparaban su brebaje, Reivy se acercó con las tablillas que le había pedido. A pesar de la concentración, los habituales coqueteos de la dragona arrancaron una pícara sonrisa a Valeria, que apenas pudo transformar en una expresión amable cuando la elfa se acercó de nuevo con su remedio. El efecto del sedante fue instantáneo.
—Vaya, voy a tener que pedirte la receta. ¿O es un secreto de tu gente?
—Bueno, ya que esto lo tenéis controlado —intervino Reivy—, voy a ver si alcanzo a Vey antes de que llegue a Lunargenta o tendré que oírla todo el resto del viaje.
Con su trabajo hecho y un guiño a modo de despedida, la dragona caminó alejándose del grupo, al tiempo que se transformaba de nuevo en dragón. Valeria dejó escapar un suspiro al verla alzar el vuelo: por allí marchaba su oportunidad de llegar volando hasta algún lugar civilizado.
En cualquier caso, lo importante en aquel momento era terminar la labor que tenía entre manos. Colocó las tablas en un lugar accesible, por si la elfa se prestaba a ayudarla con la otra otra pierna y, sacando de su bolsa un trozo de tejido que no tardó en reducir a un puñado de tiras, comenzó a entablillar al muchacho para evitar que los huesos volvieran a descolocarse.
—Entonces —comentó una muchacha joven, por la voz, la misma que le había explicado la situación cuando llegó—, ¿se pondrá bien Iznacius?
—Es difícil saber en estas situaciones —contestó Valeria con sinceridad—. Pero es joven; si mantiene reposo hasta que los huesos vuelvan a unirse, yo diría que hay motivos para ser optimistas. Además…
—¿Reposo? —interrumpió el hombre que parecía estar al cargo—, ¿y quién va a sacar esta cosa de aquí? —preguntó con fastidio mientras señalaba la masa endurecida que había creado Demian con sus pociones—. Y el carro, ¿quién diablos lo lleva?
«Parece que alguien está a falta de una buena dosis de agradecimiento», pensó Valeria alzando una ceja con incredulidad.
—La pregunta que a mí se me ocurre —dijo con calma— es: ¿qué hacía usted cargando con semejante cantidad de llanto de alacrán? —La expresión del hombre cambió por completo y empezó a balbucear excusas incomprensibles. La bruja, a la que poco le importaban en realidad sus motivos, se volvió de nuevo a la muchacha— Decía que el joven Iznacius ha tenido suerte de que se cruzara una elfa… —se despistó un poco al divisar a otra orejas picudas junto al caballo—, dos elfas en su camino. Tengo entendido que la habilidad de acelerar la curación es parte intrínseca de su raza, ¿me equivoco? —preguntó volviendo a mirar a la sanadora que le había ayudado con el herido.
Dicho esto, se levantó y se apartó del accidentado, pues nada más podía ella hacer por él. Al alejarse, pasó junto a dos hombres-bestia que habían estado observando la situación y notó un cosquilleo familiar: magia. Se detuvo, sin poder evitar dirigir su mirada hacia el que tenía aspecto de perro. ¿Acaso llevaba consigo algún objeto mágico o era otra cosa?
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OFF: Continúo usando mi profesión secundaria (Medicina) para terminar de recolocar huesos y entablillar al herido. Saco a Reivy de escena por indicación de su usuaria (acciones y diálogo aprobados por ella). INTERACTÚO con Demian, Níniel (y Catherine) y, de forma indirecta, con Valyria y Asher. Me tomo la libertad de hacer que el dueño del carro actúe de forma sospechosa, por si alguien quiere averiguar qué se trae entre manos. Si me he extralimitado, que alguien me corrija y edito sin problemas.
Iba a decirle que, de hecho, no le vendría nada mal un poco de ayuda, pero el muchacho fue sustituido repentinamente por un gorrión. Valeria se encogió de hombros y bajó de nuevo la vista al destrozo que había causado el árbol en las piernas del accidentado. Entre gemido y gemido del herido, le pareció oír la expresión “llanto de alacrán” y alzó de nuevo la vista. Al darse cuenta de que el chico se estaba ocupando, se relajó, pues ya había tenido ocasión de comprobar que, aunque fuera un muchacho un poco raro, sabía lo que hacía.
Apenas había retomado la tarea de enderezar de nuevo las piernas del pobre mozo cuando una recién llegada, una tipa peluda y de aspecto felino, comenzó a increparla sin venir a cuento. “Carnicera”, la llamaba, y no había sacado ni un triste cuchillo. Aunque en aquel momento, ganas le estaban entrando. Se dio cuenta de que las piedras a su alrededor estaban comenzando a vibrar y respiró hondo para calmarse antes de dirigirse con una sonrisa a la mujer-gato.
—Las sanguijuelas son para calmar un carácter sanguíneo, no para una rotura de huesos —le contestó con tanta amabilidad e inocencia que cualquiera hubiera pensado que realmente creía lo que estaba diciendo.
Por suerte, la compañera de la gata, dejó de lado las imprecaciones y se dedicó a hacer algo útil. Cuando puso su mano sobre la frente del herido, éste se calmó casi al instante, lo que también supuso un alivio para Valeria; no sólo porque resultaba más fácil trabajar con músculos relajados, sino porque el conocimiento del dolor que le estaba causando al chico también minaba sus propia seguridad.
—Es una gran idea —dijo la bruja cuando la elfa se ofreció a preparar un remedio para el dolor—, va a necesitarlo mientras se recupera.
Mientras las recién llegadas preparaban su brebaje, Reivy se acercó con las tablillas que le había pedido. A pesar de la concentración, los habituales coqueteos de la dragona arrancaron una pícara sonrisa a Valeria, que apenas pudo transformar en una expresión amable cuando la elfa se acercó de nuevo con su remedio. El efecto del sedante fue instantáneo.
—Vaya, voy a tener que pedirte la receta. ¿O es un secreto de tu gente?
—Bueno, ya que esto lo tenéis controlado —intervino Reivy—, voy a ver si alcanzo a Vey antes de que llegue a Lunargenta o tendré que oírla todo el resto del viaje.
Con su trabajo hecho y un guiño a modo de despedida, la dragona caminó alejándose del grupo, al tiempo que se transformaba de nuevo en dragón. Valeria dejó escapar un suspiro al verla alzar el vuelo: por allí marchaba su oportunidad de llegar volando hasta algún lugar civilizado.
En cualquier caso, lo importante en aquel momento era terminar la labor que tenía entre manos. Colocó las tablas en un lugar accesible, por si la elfa se prestaba a ayudarla con la otra otra pierna y, sacando de su bolsa un trozo de tejido que no tardó en reducir a un puñado de tiras, comenzó a entablillar al muchacho para evitar que los huesos volvieran a descolocarse.
—Entonces —comentó una muchacha joven, por la voz, la misma que le había explicado la situación cuando llegó—, ¿se pondrá bien Iznacius?
—Es difícil saber en estas situaciones —contestó Valeria con sinceridad—. Pero es joven; si mantiene reposo hasta que los huesos vuelvan a unirse, yo diría que hay motivos para ser optimistas. Además…
—¿Reposo? —interrumpió el hombre que parecía estar al cargo—, ¿y quién va a sacar esta cosa de aquí? —preguntó con fastidio mientras señalaba la masa endurecida que había creado Demian con sus pociones—. Y el carro, ¿quién diablos lo lleva?
«Parece que alguien está a falta de una buena dosis de agradecimiento», pensó Valeria alzando una ceja con incredulidad.
—La pregunta que a mí se me ocurre —dijo con calma— es: ¿qué hacía usted cargando con semejante cantidad de llanto de alacrán? —La expresión del hombre cambió por completo y empezó a balbucear excusas incomprensibles. La bruja, a la que poco le importaban en realidad sus motivos, se volvió de nuevo a la muchacha— Decía que el joven Iznacius ha tenido suerte de que se cruzara una elfa… —se despistó un poco al divisar a otra orejas picudas junto al caballo—, dos elfas en su camino. Tengo entendido que la habilidad de acelerar la curación es parte intrínseca de su raza, ¿me equivoco? —preguntó volviendo a mirar a la sanadora que le había ayudado con el herido.
Dicho esto, se levantó y se apartó del accidentado, pues nada más podía ella hacer por él. Al alejarse, pasó junto a dos hombres-bestia que habían estado observando la situación y notó un cosquilleo familiar: magia. Se detuvo, sin poder evitar dirigir su mirada hacia el que tenía aspecto de perro. ¿Acaso llevaba consigo algún objeto mágico o era otra cosa?
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OFF: Continúo usando mi profesión secundaria (Medicina) para terminar de recolocar huesos y entablillar al herido. Saco a Reivy de escena por indicación de su usuaria (acciones y diálogo aprobados por ella). INTERACTÚO con Demian, Níniel (y Catherine) y, de forma indirecta, con Valyria y Asher. Me tomo la libertad de hacer que el dueño del carro actúe de forma sospechosa, por si alguien quiere averiguar qué se trae entre manos. Si me he extralimitado, que alguien me corrija y edito sin problemas.
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
Robeth iba dando vueltas por el camino, miraba a cada uno de los viajeros que habían acudido en su ayuda. Iba señalado las cosas que están mal o preguntando si la gente realmente sabía hacer lo que estaba haciendo. No se podía decir que fuese el hombre más amable y agradecido de Aerandir.
El hombre perro había sacado uno de los dos árboles que impedían el paso, parecía arrogante y peligroso, pero aquello había sido impresionante, aunque jamás lo diría en voz alta.
La dragona hizo un carruaje con las piezas que se habían podido salvar del carro. Su hija y él cabían bien, pero irían algo apretados con las cajas e Iznacius. Pero no era el día para estar quejándose por ello.
Una elfa trajo de nuevo a su caballo y arregló los amarres del carro para que este pudiese tirar nuevamente de él.
Una bruja, con la ayuda de otra elfa, ayudaron al conductor. Al parecer se había hecho bastante daño en las piernas, parecía que le tocaría llevar el carro a él hasta casa.
Sabía que no era buena idea llevar todas esas cosas llenas de ingredientes, y ahora encima toda aquella gente lo había visto… bueno, al menos nadie le había hecho preguntas, aunque si se las hubiesen hecho tampoco hubiese respondido. Un niño les ayudó con aquello, lo raro es que no hubiese explotado el carro, y todos, en mil pedazos. Al parecer aquel niño sabía lo que hacía, aunque no hubiese puesto las manos en el fuego por él. ¿Qué clase de padres dejan a un crío hacer aquello?
Bueno, casi todo estaba bien, pero aún quedaba un gran inconveniente: solo se había retirado uno de los árboles que habían caído en el camino. Robeth se llevó una mano a la frente, por eso el mundo estaba repartido en jerarquías, unos pensaban y otros actuaban.
- Bueno, no ha estado nada mal, pero ahora debemos quitar el segundo árbol, sino no podemos llegar a casa, ¿lo entendéis? – con “debemos quitar” se refería a que lo debían quitar los demás, el seguiría comandando desde lejos, sin ensuciarse. –Venga, vamos a…- se había dado la vuelta para mirar a todos los que estaban, para organizarlos y hacer aquella tarea lo más fácil y rápida posible, pero faltaba alguien. -¿!Donde está Olda!? Hi-hija… - pudo verse un cambio radical en el semblante del hombre. -¡Olda!
El hombre se puso a correr de un lado a otro, mirando a todos los presentes, como si alguno pudiese saber algo del paradero de su pequeña.
- ¿A-alguien la ha visto? No puede ser… hija…
No había ni rastro de ella. No era posible. O se la habían llevado o… Olda había amenazado con irse unas tres o cuatro veces por día desde que la había prometido. Al parecer lo había cumplido.
El hombre perro había sacado uno de los dos árboles que impedían el paso, parecía arrogante y peligroso, pero aquello había sido impresionante, aunque jamás lo diría en voz alta.
La dragona hizo un carruaje con las piezas que se habían podido salvar del carro. Su hija y él cabían bien, pero irían algo apretados con las cajas e Iznacius. Pero no era el día para estar quejándose por ello.
Una elfa trajo de nuevo a su caballo y arregló los amarres del carro para que este pudiese tirar nuevamente de él.
Una bruja, con la ayuda de otra elfa, ayudaron al conductor. Al parecer se había hecho bastante daño en las piernas, parecía que le tocaría llevar el carro a él hasta casa.
Sabía que no era buena idea llevar todas esas cosas llenas de ingredientes, y ahora encima toda aquella gente lo había visto… bueno, al menos nadie le había hecho preguntas, aunque si se las hubiesen hecho tampoco hubiese respondido. Un niño les ayudó con aquello, lo raro es que no hubiese explotado el carro, y todos, en mil pedazos. Al parecer aquel niño sabía lo que hacía, aunque no hubiese puesto las manos en el fuego por él. ¿Qué clase de padres dejan a un crío hacer aquello?
Bueno, casi todo estaba bien, pero aún quedaba un gran inconveniente: solo se había retirado uno de los árboles que habían caído en el camino. Robeth se llevó una mano a la frente, por eso el mundo estaba repartido en jerarquías, unos pensaban y otros actuaban.
- Bueno, no ha estado nada mal, pero ahora debemos quitar el segundo árbol, sino no podemos llegar a casa, ¿lo entendéis? – con “debemos quitar” se refería a que lo debían quitar los demás, el seguiría comandando desde lejos, sin ensuciarse. –Venga, vamos a…- se había dado la vuelta para mirar a todos los que estaban, para organizarlos y hacer aquella tarea lo más fácil y rápida posible, pero faltaba alguien. -¿!Donde está Olda!? Hi-hija… - pudo verse un cambio radical en el semblante del hombre. -¡Olda!
El hombre se puso a correr de un lado a otro, mirando a todos los presentes, como si alguno pudiese saber algo del paradero de su pequeña.
- ¿A-alguien la ha visto? No puede ser… hija…
No había ni rastro de ella. No era posible. O se la habían llevado o… Olda había amenazado con irse unas tres o cuatro veces por día desde que la había prometido. Al parecer lo había cumplido.
***
Todos obtenéis:
·2 puntos de profesión
·5 puntos de experiencia
A raíz de este tema se abrirá una misión que consistirá en la búsqueda de Olda, los participantes tenéis hasta el día 1 de julio para dejar un mensaje, en este mimo tema, si es que queréis participar. Con un simple "si" bastará.
La misión es para un solo pj, así que entre todos se hará un sorteo para decidir quien es el afortunado de continuar con el adorable Robeth.
Thorn
Master
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Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
- Spoiler:
- So...Me interesa la misión. Y ya se que solo podemos usar una profesión, pero todos hemos usado una ya, y alguien tiene que despejar el arbolito, así que... si no te importa Thorn, simplemente no me la cuentes.
Valyria se hincho con las manos en la cintura, orgullosa, ante los halagos del tipo del carro, para deshincharse inmediatamente en cuando el tipo se quejó del otro árbol. Pero su comentario mordaz sobre como el no había hecho nada en absoluto más allá de dejar que un árbol le cayera encima fue interrumpido cuando el padre se dio cuenta de que la hija no estaba allí. Valyria se guardó su comentario y escaló un poco uno de los árboles, los suyos tenían mejor vista, seguro que solo estaba recogiendo flores al lado del camino o algo así.
…
No. Ni rastro, parecía haberse ido de verdad. La elfa repaso sus opciones, que la verdad, no eran más que coger el caballo e ir en una dirección aleatoria. Y no solo se pensarían que lo estaba robando, sino que encima, seguramente volvía sin nada. No, se decidió en ayudar con el árbol y esperar que alguno de los presentes tuviera alguna capacidad para rastrear a la chiquilla…en un camino… si, puede que tuvieran problemas. –Primero nos aseguraremos de que te curan, luego te ayudare a buscar a tu hija, palabra.- Y sin decir mucho más, la elfa estaba ante el árbol caído, pensando.
No pensó mucho, no tenía demasiadas opciones. Iba a volarlo por los aires. Valyria se agacho sobre el árbol, empezando a trazar con carboncillo una única y estilizada runa, que luego repitió otras once veces para un total de doce, siempre en su lado del tronco, para que los fragmentos de metralla volaran lejos de ellos. Luego cogió un poco de resina de pino, pegajosa e inflamable, un pequeño truco de su madre para que los componentes se aguantaran en superficies verticales y la mezcló con un poco de roca volcánica, cochinilla y semillas de ascua de dragón machacadas. Y luego agito el mejunje con los dedos y empezó a trazar la runa sobre el diseño que ya había preparado, lentamente, con cuidado. Una vez las diversas runas estuvieron hechas. Se apartó un poco y aviso al resto. –Bien, puede que queráis apartaros un poco.- y unos segundos más tarde volvió a acercarse a su obra, flecha en mano, y rasco el dibujo, corriendo rápidamente hacia los siguientes para hacer lo mismo, mientras estos empezaban a iluminarse.
Idealmente, volaría la mayoría del árbol, dejando el camino lo suficientemente despejado para que al menos pudieran apartarse los
trozos que quedan con las manos o pies.
Valyria
Honorable
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Nivel de PJ : : 3
Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
«¿No ha estado mal?», repitió Valeria mentalmente. Miró al hombre con un gesto de incredulidad mientras éste hacía sus demandas. «Cualquiera diría que un "gracias" cuesta dinero». En cualquier caso, ella ya había hecho lo que había podido por el chico y tenía muchas ganas de llegar a algún lugar civilizado. A la bruja le gustaban las plantas, sí, pero también las camas blanditas y sin chinches.
Ya se había alejado unos pasos del grupo, cuando el tipo empezó a preguntar por su hija. Valeria miró automáticamente a su alrededor, había estado hablando con ella hacía sólo un momento. No vio nada. ¿Se la habría llevado alguno de los que se habían congregado en torno al accidente o habría aprovechado la confusión para largarse ella misma? Con semejante joya por padre, no le extrañaría que fuera lo segundo; tampoco se lo reprocharía. Aún así, lanzarse sola al camino, sin provisiones ni nada, podía ser muy peligroso.
El hombre trataba de movilizar a todo el mundo a su alrededor, en lugar de hacer él algo útil para encontrarla y nadie parecía haberla visto alejarse. Una de las elfas hasta se subió a un árbol para intentar divisarla, era bien sabido que esos orejas picudas tenían buena vista. Aún así, no encontró nada, pero se ofreció a ayudar al preocupado padre a encontrar a su hija. «¿Y si la hija no quiere ser encontrada?», pensó la bruja.
—Yo también echaré un vistazo —dijo.
----------
OFF: Sé que sólo hacía falta apuntarse, pero ya que Valyria se ha tomado la molestia de rolearlo, yo no iba a ser menos ^^
Ya se había alejado unos pasos del grupo, cuando el tipo empezó a preguntar por su hija. Valeria miró automáticamente a su alrededor, había estado hablando con ella hacía sólo un momento. No vio nada. ¿Se la habría llevado alguno de los que se habían congregado en torno al accidente o habría aprovechado la confusión para largarse ella misma? Con semejante joya por padre, no le extrañaría que fuera lo segundo; tampoco se lo reprocharía. Aún así, lanzarse sola al camino, sin provisiones ni nada, podía ser muy peligroso.
El hombre trataba de movilizar a todo el mundo a su alrededor, en lugar de hacer él algo útil para encontrarla y nadie parecía haberla visto alejarse. Una de las elfas hasta se subió a un árbol para intentar divisarla, era bien sabido que esos orejas picudas tenían buena vista. Aún así, no encontró nada, pero se ofreció a ayudar al preocupado padre a encontrar a su hija. «¿Y si la hija no quiere ser encontrada?», pensó la bruja.
—Yo también echaré un vistazo —dijo.
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OFF: Sé que sólo hacía falta apuntarse, pero ya que Valyria se ha tomado la molestia de rolearlo, yo no iba a ser menos ^^
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1874
Nivel de PJ : : 5
Re: !Necesitamos ayuda! [evento profesiones]
Valyria, Reike, precederé a hacer una tirada de dados, en el que la elfa gana con pares y la bruja con impares.
Valyria, en breves te llegará un mp con las instrucciones para la misión de búsqueda de Olda.
Gracias a las dos por participar.
Valyria, en breves te llegará un mp con las instrucciones para la misión de búsqueda de Olda.
Gracias a las dos por participar.
Thorn
Master
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Nivel de PJ : : 0
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