[misión] ¿En quién puedes confiar?
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La mansión de la familia Bagthor estaba situada en Lunargenta, aunque lejos del bullicio del centro de la cuidad. Era una de esas fincas refinadas a las afueras, de las que el vecino más próximo estaba a un paseo a caballo.
Era imposible acceder a la mansión sin pasar por el camino de piedra. A ambos lados se habían ocupado de talar algunos árboles, haciendo que la casa y los alrededores quedasen despejados para una sensación de mayor amplitud, pero que continuase envuelta por la naturaleza. Aquella también era una forma de saber a la perfección quien se acercaba a la casa y quién no.
Unas pocas escaleras eran el único obstáculo que se presentaba para entrar en la casa. A la izquierda había un pequeño corral con cuatro gallinas y un par de ovejas y a la derecha campo de cultivo, no era muy grande, pero daría la suficiente comida para abastecer a los que viviesen ahí.
Nada más entrar te encontrabas con una gran estancia, con una enorme mesa de madera repleta de platos y vasos a un lado y una chimenea con bancos y librerías a la otra. En medio, separando ambos ambientes y conduciéndote hasta las escaleras del fondo, una preciosa alfombra de color rojo. Bajo las escaleras, como escondido, se encontraba la zona de cocinas y las habitaciones del servicio. Estas últimas eran dos, divididas para separar a hombre y mujeres, cada habitación podía llegar a albergar a cuatro personas.
Las escaleras daban a una especie de pasillo que hacía de mirador a la zona de estar. Desde ahí se podía acceder a las habitaciones de los señores. Erssebet era viuda y sin hijos, así que en las habitaciones de la planta superior las cedía a sus trabajadores más fieles y leales (Einar, actualmente). Al fondo del pasillo había una puerta, que casi siempre se encontraba cerraba bajo llave.
Desde fuera depodía ver que había una especie de torre con un balcón en la parte superior. No habían ni puertas ni ventanas en esta parte.
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Erssebet estaba sentada en uno de los bancos junto a la chimenea, disfrutando del calor del hogar mientras devoraba uno de sus libros preferidos. Sabía que era el día en que llegarían los jóvenes para trabajar, así que quería estar en primera fila cuando llegasen.
Era imposible acceder a la mansión sin pasar por el camino de piedra. A ambos lados se habían ocupado de talar algunos árboles, haciendo que la casa y los alrededores quedasen despejados para una sensación de mayor amplitud, pero que continuase envuelta por la naturaleza. Aquella también era una forma de saber a la perfección quien se acercaba a la casa y quién no.
Unas pocas escaleras eran el único obstáculo que se presentaba para entrar en la casa. A la izquierda había un pequeño corral con cuatro gallinas y un par de ovejas y a la derecha campo de cultivo, no era muy grande, pero daría la suficiente comida para abastecer a los que viviesen ahí.
Nada más entrar te encontrabas con una gran estancia, con una enorme mesa de madera repleta de platos y vasos a un lado y una chimenea con bancos y librerías a la otra. En medio, separando ambos ambientes y conduciéndote hasta las escaleras del fondo, una preciosa alfombra de color rojo. Bajo las escaleras, como escondido, se encontraba la zona de cocinas y las habitaciones del servicio. Estas últimas eran dos, divididas para separar a hombre y mujeres, cada habitación podía llegar a albergar a cuatro personas.
Las escaleras daban a una especie de pasillo que hacía de mirador a la zona de estar. Desde ahí se podía acceder a las habitaciones de los señores. Erssebet era viuda y sin hijos, así que en las habitaciones de la planta superior las cedía a sus trabajadores más fieles y leales (Einar, actualmente). Al fondo del pasillo había una puerta, que casi siempre se encontraba cerraba bajo llave.
Desde fuera depodía ver que había una especie de torre con un balcón en la parte superior. No habían ni puertas ni ventanas en esta parte.
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imagen orientativa de la casa
Erssebet estaba sentada en uno de los bancos junto a la chimenea, disfrutando del calor del hogar mientras devoraba uno de sus libros preferidos. Sabía que era el día en que llegarían los jóvenes para trabajar, así que quería estar en primera fila cuando llegasen.
***
Actualmente en la casa viven:
→ La señora Erssebet, claro
- Spoiler:
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(660000)
Humana, 27 años.
Puede llegar a ser arrogante y seria, una vez coge confianza se muestra más cordial. De carácter fuerte e ideas claras.
→ Einar, fiel mayordomo
- Spoiler:
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(999966)
Hombre bestia, felino.
Condescendiente y enfermizamente fiel a la señora. Perfeccionista y de poca paciencia con los torpes.
→ Axe, se encarga del ganado y del campo
- Spoiler:
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(00cc99)
Hombre lobo, 23 años
Amable y algo timido. Siempre tiene una sonrisa para regalar. Prudente.
→ Engla, cocinera, auqnue también ayuda con el cultivo
- Spoiler:
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(ffffff)
Humana, 37 años.
Es una mujer de buen corazón que se ha llevado muchos disgustos, por lo que ahora se muestra desconfiada con extraños y le cuesta encariñarse con la gente.
→ Astrid, dama de compañía de la señora
- Spoiler:
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(ffccff)
Humana, 18 años.
Algo cabezota pero ingenua. Risueña y siempre con ganas de ayudar.
Orden especificado por mp, esperad a recibirlo para empezar.
No se puede participar en otro mastereado o quest mientras estáis en esta.
Si no estáis seguros de cualquier cosa enviarme un mp antes.
Última edición por Thorn el Dom Jun 30 2019, 12:34, editado 1 vez
Thorn
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Cualquier clase de labor que implicara comunicarse con terceros recaía siempre en Gali. No es que el galeno no pudiera encargarse de establecer contacto con nuevos proveedores o buscar nuevos lugares donde se requiriera de un servicio médico poco ortodoxo, lo que sucedía era que Go´el tenía el mismo tacto que una hoja de lija, con lo que los mercaderes o bien le subían los precios o bien se negaban a venderle y los posibles clientes salían corriendo en cuanto el rubio afrontaba el tema de frente. Eran por estas razones que el monje se encargaba de tratar con comerciantes o con los contactos que Matthew enviaba cuando se enteraba de algún tema interesante para el dragón científico.
Uno de esos contactos llegó un día a la botica de Go´el, la conversación no duró más de dos minutos, el encapuchado obsequió al moreno con un papiro y cuando este descifró el contenido apretó la mano del hombre y colgó el cartel de cerrado después de vaciar la tienda. Ese mismo día la pareja de dragones salieron rumbo a Lunargenta a encontrarse con el felino que se mencionaba en la carta. Cuando el sol despuntaba en el horizonte Gali y Go´el esperaban en una plaza al hombre-bestia, este se hacía llamar Einar y de poco le sirvió aquel humor condescendiente que destilaba pues al monje le daba igual y el doctor ni lo percibió. Para el rubio las cosas estaban claras lo único que quería era comenzar a trabajar, lo cual pareció contentar al felino pues les ofreció volver a la mansión con él.
La estructura de la casa y sus alrededores eran cuanto menos, impresionantes, pero eso poco le importaba al galeno. Se mantuvo en silencio todo el camino y tan solo hablo cuando el mayordomo le hacía alguna pregunta.
La puerta de la mansión se abrió y dio paso a un salón con el hogar encendido y una mujer sentada que aparentaba estar enfrascada en un libro mientras otra, más joven, permanecía de pie a su lado. La primera levantó los ojos del tomo y dejando un dedo como marcador cerró el libro y espero a ser anunciada. La muchacha por otro lado abrió los ojos y se sonrojo al ver el descamisado cuerpo de Gali, pero la vista también se le fue hacia la melena rubia que Go´el se estaba echando hacia atrás con una mano, sus ojos se cruzaron y la jovencita suspiro bajando la mirada al suelo. Cualquier hombre o mujer hubiera entendido a la perfección las señales de la que más tarde se presentaría como Astrid, pero el doctor parecía no ver o no querer ver aquella clase de conductas.
-Os presento a la señora Erssebet, dueña de esta mansión de las tierras colindantes. -El mayordomo la presento con total solemnidad mientras ella permanecía sentada y sonreía con elegancia. -Ellos son Go´el Zorven, médico alquimista. Y Gali Hashim, su ayudante.
-Es un placer Doña Erssebet.
Saludo el monje con una leve inclinación y llevándose un par de dedos a la frente con los que hizo un arco descendente hasta devolverlos a su posición.
-Me dijeron que mis servicios eran requeridos y necesarios. ¿Dónde está el problema o el paciente?
La educación del rubio era, como siempre, inexistente. Pero la neutralidad en su rostro y su voz conseguían darle un aire profesional, que sustituía la falta de modales por una apremiante necesidad por trabajar. Que era a fin de cuentas lo que siempre movía a aquel hombre, el trabajo y la investigación.
-Einar os conducirá a vuestro lugar de trabajo. -Respondió seria la señora de la casa. -Y os dará las directrices pertinentes.
Ninguno de los dos dragones volvió a hablar, el felino tras hacer una reverencia avanzó por la casa seguido de cerca por el dúo hasta llegar al final de un pasillo.
-Aquí tiene la llave del laboratorio, en el interior encontrara todo el material que necesita y un pergamino con lo que la señora Erssebet desea que haga. Solo usted podrá tener esta llave y solo usted podrá entrar por esta puerta, si extraviara la llave o incumple las normas... mejor no quiere saber lo que sucede si eso ocurre.
El mayordomo entregó el objeto al galeno y miro fijamente a Gali.
-Muy bien, yo me quedare fuera. Por si el doctor necesitara algo.
Go´el asintió y abrió la puerta.
-Está bien.
Y tras esas dos palabras cerró la puerta tras de sí.
Uno de esos contactos llegó un día a la botica de Go´el, la conversación no duró más de dos minutos, el encapuchado obsequió al moreno con un papiro y cuando este descifró el contenido apretó la mano del hombre y colgó el cartel de cerrado después de vaciar la tienda. Ese mismo día la pareja de dragones salieron rumbo a Lunargenta a encontrarse con el felino que se mencionaba en la carta. Cuando el sol despuntaba en el horizonte Gali y Go´el esperaban en una plaza al hombre-bestia, este se hacía llamar Einar y de poco le sirvió aquel humor condescendiente que destilaba pues al monje le daba igual y el doctor ni lo percibió. Para el rubio las cosas estaban claras lo único que quería era comenzar a trabajar, lo cual pareció contentar al felino pues les ofreció volver a la mansión con él.
La estructura de la casa y sus alrededores eran cuanto menos, impresionantes, pero eso poco le importaba al galeno. Se mantuvo en silencio todo el camino y tan solo hablo cuando el mayordomo le hacía alguna pregunta.
La puerta de la mansión se abrió y dio paso a un salón con el hogar encendido y una mujer sentada que aparentaba estar enfrascada en un libro mientras otra, más joven, permanecía de pie a su lado. La primera levantó los ojos del tomo y dejando un dedo como marcador cerró el libro y espero a ser anunciada. La muchacha por otro lado abrió los ojos y se sonrojo al ver el descamisado cuerpo de Gali, pero la vista también se le fue hacia la melena rubia que Go´el se estaba echando hacia atrás con una mano, sus ojos se cruzaron y la jovencita suspiro bajando la mirada al suelo. Cualquier hombre o mujer hubiera entendido a la perfección las señales de la que más tarde se presentaría como Astrid, pero el doctor parecía no ver o no querer ver aquella clase de conductas.
-Os presento a la señora Erssebet, dueña de esta mansión de las tierras colindantes. -El mayordomo la presento con total solemnidad mientras ella permanecía sentada y sonreía con elegancia. -Ellos son Go´el Zorven, médico alquimista. Y Gali Hashim, su ayudante.
-Es un placer Doña Erssebet.
Saludo el monje con una leve inclinación y llevándose un par de dedos a la frente con los que hizo un arco descendente hasta devolverlos a su posición.
-Me dijeron que mis servicios eran requeridos y necesarios. ¿Dónde está el problema o el paciente?
La educación del rubio era, como siempre, inexistente. Pero la neutralidad en su rostro y su voz conseguían darle un aire profesional, que sustituía la falta de modales por una apremiante necesidad por trabajar. Que era a fin de cuentas lo que siempre movía a aquel hombre, el trabajo y la investigación.
-Einar os conducirá a vuestro lugar de trabajo. -Respondió seria la señora de la casa. -Y os dará las directrices pertinentes.
Ninguno de los dos dragones volvió a hablar, el felino tras hacer una reverencia avanzó por la casa seguido de cerca por el dúo hasta llegar al final de un pasillo.
-Aquí tiene la llave del laboratorio, en el interior encontrara todo el material que necesita y un pergamino con lo que la señora Erssebet desea que haga. Solo usted podrá tener esta llave y solo usted podrá entrar por esta puerta, si extraviara la llave o incumple las normas... mejor no quiere saber lo que sucede si eso ocurre.
El mayordomo entregó el objeto al galeno y miro fijamente a Gali.
-Muy bien, yo me quedare fuera. Por si el doctor necesitara algo.
Go´el asintió y abrió la puerta.
-Está bien.
Y tras esas dos palabras cerró la puerta tras de sí.
Go'el
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Llovía a mares en Lunargenta; tanto, que las gotas de lluvia azotaban las paredes de la fachada de la mansión Bagthor levantando un sonido sordo que más bien parecía ser la banda sonora silenciosa que auguraba una tormenta cercana. El cielo no había dado tregua y, encapotado de nubes negras como estaba. era el aviso que Eilydh había esperado durante todo su camino campo a través para dar la vuelta y marcharse de aquel sitio en medio de la nada. Estaba enfadada con el hombre gordinflon y malhumorado que se había negado llevarla hasta los terrenos que la chica le había indicado. Cierto era que la preocupación del hombre por encallar su carromato en el barro era adecuada, pero eso no hacía que Eilydh le tuviese menos odio en aquelo momento.
No tenía mucha información de lo que debía hacer en esa tal mansión, más que quizás fuese buena idea aprender las labores de la dama de compañía.
Llevaba el pergamino que Einar le había enviado con indicaciones sobre donde acudir, arrugado en una mano y a pesar de saberse las lineas casi de memoria había estado releyendo las indicaciones que la llevaban hacia el emplazamiento correcto durante todo su camino, antes por supuesto que la lluvia lo hubiese arruinado. Justo cuando pensó que quizás su ultimo giro a la derecha había sido equivocado se topó de bruces con los terrenos de una mansión imponente frente a ella, y aquello fue lo único que la animó a avanzar a pesar del barro de sus zapatos.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la entrada a la puerta como par distinguir la figura masculina que había estado divisando desde lejos, el fornido chico se acercó a ella con una manta que posicionó a modo de paraguas, como si aquello fuese a hacerla estar menos mojada de lo que ya estaba.
Espero que no todos sean igual de listos que este chico Pensó la elfa, apartando la tela que le ocultaba la visión más que ayudarla.
-Una suerte que haya salido a custodiar las ovejas señorita- dijo el chico con aire alegre y apresurado mientras ambos caminaban por el sendero de piedra dirección a la entrada- No suelo preocuparme mucho por ellas, sabe usted, señorita... Pero.. ya sabe usted señorita.. ahora que son tan pocas... tengo que prestarles más atención... - decía el chico. Parecía no estar molesto por la lluvia y caminaba apresurado.- Soy Axe, señorita... y usted debe ser alguien a quien la señora espera...- dijo una vez que ambos alcanzaron la entrada. El hombre abrió la puerta dejándo pasar a Eilydh antes que él. Pero Axe no la siguió y Eilydh lo vió marchar con gesto serio y mucho menos afable de lo que había estado durante la caminata.
La estancia enorme con una mesa en el centro recordaba a la chica a los emplazamientos de elfos ricos de Sandorai, con visibles diferencias, claro estaba. De pronto fue muy conscientes de que sus ropas, aunque elegantes, estaban empapadas y su pelo que la elfa había adornado en una trenza larga y dificil de realizar también había sido arruinada por la lluvia. El encuentro con la señora de pronto la preocupaba un poco, aunque no tuvo mucho tiempo como para pensar en como arreglarlo, pues notó una mano agarrando su codo y haciendola avanzar hasta el centro de la sala.
Llegas tarde..- dijo la voz casi susurrándole sin mover los labios apenas mientras la obligaba a avanzar por la sala - y encima estas hecha un desastre.. pensé que en mi carta te había especificado lo bastante bien la importancia de los detalles en esta casa y aún asi tú...
- Quizás si hubieses sido un poco más especifico en las direcciones, o me hubieses enviado un carromato... además el cielo parece que vaya a caerse sobre nosotros y yo no tengo la culpa de...- añadió Eilydh, empezando a dejar salir su mal humor.
Había conocido al hombre bestia algunos días atrás, en una posada de lunargenta. Einar había hablado tan bien de la señora y la casa que Eilydh casi pensó que el hecho de que un puesto fuese a estar disponible era una bendición. Le hacían falta los aeros y el trabajo no parecía demasiado dificil.
Señora Erssebet... la chica de la que te hablé- dijo el hombre bestia con una reverencia que casi tocaba el suelo-
La mujer frente ella era alta y delgada y tenía el semblante de los que están acostumbrados a tenerlo todo en la vida. Dedicó una leve mirada a Eilydh, como valorándola. Aquello hizo que Eilydh se paercatase de la presencia de otra mujer tras de ella que estaba acicalándole el largo cabello a la señora. Menuda y con ojos grandes. Eilydh se sorprendió en descubrir que la miró con una frialdad un tanto exagerada, aunque no le prestó mucha atención, pues tenía asuntos más importantes de los que preocuparse.
Ah bueno.. y por fin se dignó a aparecer- dijo con curiosidad-Einar ha puesto buenas palabras acerca de ti en mi cabeza - Eilydh creyó ver un deje de enfado en el gesto de la señora que duró menos de un segundo- Y es por ello que voy a ignorar esta falta de respeto y darte la oportunidad de tomar este trabajo si lo quieres. No recuerdo sin embargo que Einar me dijese tu nombre...- preguntó inquisitiva.
-Eille - mintió Eilydh. Lo cierto es que no estaba segura de si alguien reconocería su nombre en un sitio tan apartado como lunargenta, pero debía ser cuidadosa- Y siento mi retraso... Aunque fuesen por motivos ajenos a mi persona, comprendo que no es educado hacer que una dama espere - sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.
La señora relajó el gesto y continuó hablando.
Creo que para adecuarte a esta casa quizás debas pasar un tiempo ayudando a Astrid. En esta casa valoramos que todos sepan el lugar que les corresponde y si alguien me conoce bien es ella.. así que no imagino a nadie mejor para enseñarte cómo las cosas funcionan aquí. Astrid, enseña a nuestra invitada donde están sus aposentos- Dijo esbozando una sonrisa en la que Eilydh pudo percibir un poco de malicia.
La chica menuda dejó de atusar el pelo de la señora e indicó sin hablar a Eilydh que la siguiese. Mientras marchaba. Einar se acercó a la señora y creyó oir un "Lo siento" y el sonido sordo de las túnicas del mayordomo al inclinarse de nuevo.
No tuvieron que caminar demasiado, pues las habitaciones de servicio no estaban muy lejos de la zona. Astrid abrió la puerta de la de las mujeres dejando entrever dos literas, 4 camas en total.
- Engla y yo compartimos esa de allí - indicó la chica mientras señalaba. Se apoyó en la única silla de la habitación, distraida con el equipaje que cargaba Eilydh. El gesto frío que Eilydh pareció percibir en la chica se había esfumado- Nunca he conocido a una elfa antes- añadió distraida mientras Eilydh sacaba de su maleta un vestido seco de seda negro- Es una suerte que la señora te me haya asignado - Eilydh notó un signo de orgullo en su voz- Mi trabajo es muy importante sabes? y obvio como ella ha dicho nadie la conoce mejor que yo, así que vas a tener que prestar mucha atención a lo que te diga, Desde trenzas a tocados bajos. Y obvio la seda de los vestidos y su tratamiento si la señora los mancha- Enumeró sus distintas tareas y sonrió divertida mientras se miraba las uñas con superioridad
Astrid dejó la habitación no sin antes avisarla de que debía tardar menos de 10 minutos en cambiarse y adecentarse. La chica parecía desmesuradamente contenta y orgullosa de tener a alguien a quien mandar, y parecía pensar que aquello era señal inminente de que estaba progresando, Eilydh, por supuesto, sabía diferente.
No tenía mucha información de lo que debía hacer en esa tal mansión, más que quizás fuese buena idea aprender las labores de la dama de compañía.
Llevaba el pergamino que Einar le había enviado con indicaciones sobre donde acudir, arrugado en una mano y a pesar de saberse las lineas casi de memoria había estado releyendo las indicaciones que la llevaban hacia el emplazamiento correcto durante todo su camino, antes por supuesto que la lluvia lo hubiese arruinado. Justo cuando pensó que quizás su ultimo giro a la derecha había sido equivocado se topó de bruces con los terrenos de una mansión imponente frente a ella, y aquello fue lo único que la animó a avanzar a pesar del barro de sus zapatos.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la entrada a la puerta como par distinguir la figura masculina que había estado divisando desde lejos, el fornido chico se acercó a ella con una manta que posicionó a modo de paraguas, como si aquello fuese a hacerla estar menos mojada de lo que ya estaba.
Espero que no todos sean igual de listos que este chico Pensó la elfa, apartando la tela que le ocultaba la visión más que ayudarla.
-Una suerte que haya salido a custodiar las ovejas señorita- dijo el chico con aire alegre y apresurado mientras ambos caminaban por el sendero de piedra dirección a la entrada- No suelo preocuparme mucho por ellas, sabe usted, señorita... Pero.. ya sabe usted señorita.. ahora que son tan pocas... tengo que prestarles más atención... - decía el chico. Parecía no estar molesto por la lluvia y caminaba apresurado.- Soy Axe, señorita... y usted debe ser alguien a quien la señora espera...- dijo una vez que ambos alcanzaron la entrada. El hombre abrió la puerta dejándo pasar a Eilydh antes que él. Pero Axe no la siguió y Eilydh lo vió marchar con gesto serio y mucho menos afable de lo que había estado durante la caminata.
La estancia enorme con una mesa en el centro recordaba a la chica a los emplazamientos de elfos ricos de Sandorai, con visibles diferencias, claro estaba. De pronto fue muy conscientes de que sus ropas, aunque elegantes, estaban empapadas y su pelo que la elfa había adornado en una trenza larga y dificil de realizar también había sido arruinada por la lluvia. El encuentro con la señora de pronto la preocupaba un poco, aunque no tuvo mucho tiempo como para pensar en como arreglarlo, pues notó una mano agarrando su codo y haciendola avanzar hasta el centro de la sala.
Llegas tarde..- dijo la voz casi susurrándole sin mover los labios apenas mientras la obligaba a avanzar por la sala - y encima estas hecha un desastre.. pensé que en mi carta te había especificado lo bastante bien la importancia de los detalles en esta casa y aún asi tú...
- Quizás si hubieses sido un poco más especifico en las direcciones, o me hubieses enviado un carromato... además el cielo parece que vaya a caerse sobre nosotros y yo no tengo la culpa de...- añadió Eilydh, empezando a dejar salir su mal humor.
Había conocido al hombre bestia algunos días atrás, en una posada de lunargenta. Einar había hablado tan bien de la señora y la casa que Eilydh casi pensó que el hecho de que un puesto fuese a estar disponible era una bendición. Le hacían falta los aeros y el trabajo no parecía demasiado dificil.
Señora Erssebet... la chica de la que te hablé- dijo el hombre bestia con una reverencia que casi tocaba el suelo-
La mujer frente ella era alta y delgada y tenía el semblante de los que están acostumbrados a tenerlo todo en la vida. Dedicó una leve mirada a Eilydh, como valorándola. Aquello hizo que Eilydh se paercatase de la presencia de otra mujer tras de ella que estaba acicalándole el largo cabello a la señora. Menuda y con ojos grandes. Eilydh se sorprendió en descubrir que la miró con una frialdad un tanto exagerada, aunque no le prestó mucha atención, pues tenía asuntos más importantes de los que preocuparse.
Ah bueno.. y por fin se dignó a aparecer- dijo con curiosidad-Einar ha puesto buenas palabras acerca de ti en mi cabeza - Eilydh creyó ver un deje de enfado en el gesto de la señora que duró menos de un segundo- Y es por ello que voy a ignorar esta falta de respeto y darte la oportunidad de tomar este trabajo si lo quieres. No recuerdo sin embargo que Einar me dijese tu nombre...- preguntó inquisitiva.
-Eille - mintió Eilydh. Lo cierto es que no estaba segura de si alguien reconocería su nombre en un sitio tan apartado como lunargenta, pero debía ser cuidadosa- Y siento mi retraso... Aunque fuesen por motivos ajenos a mi persona, comprendo que no es educado hacer que una dama espere - sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.
La señora relajó el gesto y continuó hablando.
Creo que para adecuarte a esta casa quizás debas pasar un tiempo ayudando a Astrid. En esta casa valoramos que todos sepan el lugar que les corresponde y si alguien me conoce bien es ella.. así que no imagino a nadie mejor para enseñarte cómo las cosas funcionan aquí. Astrid, enseña a nuestra invitada donde están sus aposentos- Dijo esbozando una sonrisa en la que Eilydh pudo percibir un poco de malicia.
La chica menuda dejó de atusar el pelo de la señora e indicó sin hablar a Eilydh que la siguiese. Mientras marchaba. Einar se acercó a la señora y creyó oir un "Lo siento" y el sonido sordo de las túnicas del mayordomo al inclinarse de nuevo.
No tuvieron que caminar demasiado, pues las habitaciones de servicio no estaban muy lejos de la zona. Astrid abrió la puerta de la de las mujeres dejando entrever dos literas, 4 camas en total.
- Engla y yo compartimos esa de allí - indicó la chica mientras señalaba. Se apoyó en la única silla de la habitación, distraida con el equipaje que cargaba Eilydh. El gesto frío que Eilydh pareció percibir en la chica se había esfumado- Nunca he conocido a una elfa antes- añadió distraida mientras Eilydh sacaba de su maleta un vestido seco de seda negro- Es una suerte que la señora te me haya asignado - Eilydh notó un signo de orgullo en su voz- Mi trabajo es muy importante sabes? y obvio como ella ha dicho nadie la conoce mejor que yo, así que vas a tener que prestar mucha atención a lo que te diga, Desde trenzas a tocados bajos. Y obvio la seda de los vestidos y su tratamiento si la señora los mancha- Enumeró sus distintas tareas y sonrió divertida mientras se miraba las uñas con superioridad
Astrid dejó la habitación no sin antes avisarla de que debía tardar menos de 10 minutos en cambiarse y adecentarse. La chica parecía desmesuradamente contenta y orgullosa de tener a alguien a quien mandar, y parecía pensar que aquello era señal inminente de que estaba progresando, Eilydh, por supuesto, sabía diferente.
Eilydh
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Lo que había detrás de aquella puerta era simplemente maravilloso. Go´el acababa de entrar en su salón de juegos, estantes llenos de reactivos, plantas secas y frescas, frascos con polvos de todo tipo, una repisa llena de toallas y unos cubos bajo esta. Camillas para pacientes y sujetos de prueba.
-¿Porque no hay mujeres así en la facultad de medicina?
Se preguntaba así mismo mientras veía que la mitad de los frascos del armario contenían sustancias prohibidas.
Sobre una mesa de madera clara habían dos cubos llenos de un líquido negro y espeso con fuerte olor a hierro, Go´el mojó la yema del dedo con aquella sustancia y al girar la mano la gota que manchaba su piel era de color rojo, sin duda aquello era sangre. Entre los dos cubos había un pergamino cerrado con lacre, el doctor rompió la cera apretando hacia dentro y leyó el contenido con detenimiento.
-Pociones, siempre pociones. -Comento algo decepcionado. -Para la piel es mejor una crema. Menos mal que estoy yo aquí para corregir ese fallo.
Mientras que Go´el se preparaba para comenzar sus experimentos el bueno de Gali estaba sentado a un lado de la puerta con su habitual posición de flor de loto. El monje sabia de sobra que podía vagar sin problemas por el edificio, pero prefirió quedarse cerca de su compañero. El cual ya tenía preparadas varias bandejas y unos viales con muestras de sangre.
El rubio caminaba de un lado a otro del laboratorio con una amplia sonrisa, una muy siniestra. Al volver a la mesa de trabajo tenía entre sus manos tres frascos redondos y un par de cuencos con polvos de varios colores, mezcló los ingredientes con precisión milimétrica, el proceso fue juntando aquellos líquidos y polvos en una masa pegajosa y gris. Go´el extrajo aquel resultado con unas pinzas y lo introdujo en uno de los viales con sangre, hizo unos movimientos de muñeca y la pasta se mezcló con la sangre hasta que no quedo ni una gota en el interior del recipiente. Al cabo de unos minutos la masa paso de ser gris a azul.
-Curioso, la sangre es humana. -El galeno observo unos minutos aquella pasta azulada y después abrió su cuaderno. -Las pruebas preliminares para la elaboración de un tratamiento de rejuvenecimiento dérmico indican que la dueña de la casa puede ser un vampiro. Cabe la posibilidad de que está bajo el techo de alguna fanática religiosa, pero en ese caso no hubiera acudido a un científico. Necesito más datos.
Pero aquellos datos quedarían para otro momento, ahora debía seguir con la elaboración de la crema. La creación de un ungüento para la piel no era difícil, él mismo tenía un tarro en su bolsa para uso personal. Sin embargo el galeno era consciente de que la piel de cada uno varía y él perseguía la perfección. Go´el se levantó de la silla y se fue hasta la puerta.
-Gali necesito que encuentres a la mujer de la casa. -Demandaba el rubio asomando la cabeza por la puerta. -Y la toques.
-¿Que la toque, donde?
Preguntó sorprendido aunque tranquilo el grandullón que ya se estaba levantando.
-En donde te deje, como mínimo los brazos, la cara y el torso. Tienes que decirme como es su piel.
Y sin decir nada más el rubio metió la cabeza de nuevo en el laboratorio y comenzó a preparar los ingredientes esenciales.
Gali desando el camino por la vivienda hasta encontrar al ama de la casa.
-Siento molestarla Señora Erssebet, pero el doctor necesita información sobre usted.
La mujer que aún estaba sentada junto al fuego cerró su libro y sin mirar a su doncella extendió el brazo para que lo recogiera.
-¿De qué se trata?
Indago Erssebet.
-Vera, por lo visto necesita saber cómo es su piel y me ha pedido que le toque algunas zonas.
Astrid estaba roja como un tomate y la señora de la mansión se levantó del banco, (lo cual apenas alivio la inclinación del cuello de Gali.) El monje hablaba con total tranquilidad, lo que mitigaba cualquier sensación de carácter sexual... mitigar que no eliminar.
-¿Se da cuenta de lo que está pidiendo?
Respondió arrogante Erssebet. Gali solo asintió y la mujer de ojos pardos hincho el pecho, no comprendía porque su médico necesitaba aquella información, pero sabía para que la usaría.
-Muy bien. ¿En qué zonas?
-Pues me dijo que cuantas más mejor, pero se conforma con el brazo, el rostro y el torso.
Erssebet levantó el mentón para retirar su densa melena de los hombros y miró fijamente al dragón.
-Procede.
Gali se inclinó humildemente y con respeto colocó su mano en el brazo de la mujer. Ascendió por el hasta llegar al hombro, con cuidado esquivó el collar dejando este por encima de la palma, siguió subiendo por el cuello y finalizo en la mejilla de la mujer girando la muñeca y usando los nudillos.
-Gracias por su comprensión señora Erssebet, el doctor estará muy complacido con su colaboración. -Gali se incorporó llevándose la mano al pecho y luego a la frente. -Disfrute de su lectura.
El monje dio media vuelta y regresó a la puerta del laboratorio, llamó y esperó a que el rubio abriera.
-Su piel es igual en todos lados. Es suave, muy fina y algo seca.
-Buen trabajo.
Respondió Go´el cerrando de nuevo la puerta.
Las horas transcurrieron a gran velocidad en el interior del laboratorio, Gali esa noche acudió solo a la cena. El científico estaba demasiado absorto en su salón de juegos, la base de la crema estaba preparada, le había añadido esencia de melocotón para darle un aroma agradable, los ingredientes hidratantes estaban destilados y mezclados con los polvos que se encargarían del rejuvenecimiento. La sangre fue separada en varios viales mediante un proceso alquímico hasta que en uno de ellos solo había un liquido transparente, Go´el juntó todo en un mortero hasta formar una crema anaranjada, ahora tan solo quedaba taparla y dejarla reposar.
El monje por otro lado, tuvo que excusarse con los comensales y asegurarle al fiel mayordomo y a doña Erssebet que la falta de presencia de su amigo era debido a causa de su gran pasión por la medicina.
Al terminar la cena Gali fue con el resto de los hombres al cuarto de descanso masculino y no le sorprendió ver que el rubio estaba durmiendo, para el galeno era esencial dormir 8 horas todos los días.
A la mañana siguiente los dos dragones bajaron a desayunar después de su rutina de aseo y acicalamiento... aunque seria mejor decir ritual en lugar de rutina, puesto que él moreno se tomaba su tiempo para que el turbante quedara bien colocado y el rubio se la pasaba frente al espejo aplicándose unas cremas en la cara y un líquido sobre el pelo con olor a azahar.
Durante el desayuno Go´el informó a la señora de la casa que la segunda petición de la lista estaba terminada, le aseguró que la crema era la mejor manera de aplicar las propiedades que la mujer pedía, si Erssebet estaba molesta por las libertades del galeno no lo demostró. Antes de que el médico y el monje se levantaran, Einar le informo al primero de que en unos minutos subiría al laboratorio y recogería el producto y unos cubos para el baño de doña Erssebet.
Una vez más Gali se quedó sentado junto a la puerta del laboratorio mientras su compañero desempeñaba su trabajo.
-Vaya, así que estabas aquí.
Dijo el rubio al ver a Astrid tendida sobre una camilla y con las muñecas abierta.
-Es una pena que usen tu sangre para un baño, yo podría haberte mantenido con vida mucho tiempo. Está claro que la gente de Erssebet no sabe lo que hace. En lugar de acumular muertos en su patio podría tener una sala llena de sujetos con los cuales alimentarse... o acicalarse. Aun no está confirmado que sea una vampiresa.
Mientras hablaba, Go´el cambió los cubos llenos bajo las muñecas de la joven. Hacía rato que ya no respiraba.
-Por no hablar de que hay mejores métodos para desangrar por completo a alguien. Esto es una chapuza.
El galeno calculó la sangre que la humana había perdido y llegó a la conclusión que con los dos cubos vacíos que ahora tenía bajo los brazos sería suficiente.
Era una lástima que la mujer fuera humana, esa clase de cadáveres abundaban mucho y Go´el ya los tenía muy vistos, pero su hubiera estado viva... El rubio suspiro y se quedó mirando los armarios del laboratorio. La tarea de mantener la sangre fresca sería muy sencilla, pues en su laboratorio privado el tenía un método de conservación muy eficaz.
Buscó el armario más grande y vació todas sus repisas, a continuación buscó en un libro las mismas runas que tenía él en su taller.
Se trataban de unas runas que forman un radio de acción de enfriamiento y congelación, ideales para que los cuerpos no se descompusieran. El científico puso un par por las puertas y los laterales y agrego unas cuantas más en las estanterías. Cuando estaba terminando la labor Einar entró en la sala.
-Vengo a por la sangre para el baño de la señora.
Anunció el hombre-bestia.
-Ahí tienes los cubos. Dile a tu señora que la próxima vez me deje a mí hacer todo el proceso, tengo métodos más eficientes para extraer sangre, la crema este sobre la mesa. Ah, y dile también que sería mucho mejor tener un puñado de voluntarios para la extracción rutinaria. Es mucho más rentable tener diez sujetos de alimentación en lugar de llenar el patio de cadáveres.
Go´el hablaba sin mirar al hombre, jugaba distraído con su pelo mientras observaba el armario.
-Se lo diré a la señora. -Dijo el felino con el ceño fruncido.
-Una última cosa. -Añadió el dragón. -Dile que también tengo preparado el lugar donde mantener fresca la sangre.
-¿Porque no hay mujeres así en la facultad de medicina?
Se preguntaba así mismo mientras veía que la mitad de los frascos del armario contenían sustancias prohibidas.
Sobre una mesa de madera clara habían dos cubos llenos de un líquido negro y espeso con fuerte olor a hierro, Go´el mojó la yema del dedo con aquella sustancia y al girar la mano la gota que manchaba su piel era de color rojo, sin duda aquello era sangre. Entre los dos cubos había un pergamino cerrado con lacre, el doctor rompió la cera apretando hacia dentro y leyó el contenido con detenimiento.
-Pociones, siempre pociones. -Comento algo decepcionado. -Para la piel es mejor una crema. Menos mal que estoy yo aquí para corregir ese fallo.
Mientras que Go´el se preparaba para comenzar sus experimentos el bueno de Gali estaba sentado a un lado de la puerta con su habitual posición de flor de loto. El monje sabia de sobra que podía vagar sin problemas por el edificio, pero prefirió quedarse cerca de su compañero. El cual ya tenía preparadas varias bandejas y unos viales con muestras de sangre.
El rubio caminaba de un lado a otro del laboratorio con una amplia sonrisa, una muy siniestra. Al volver a la mesa de trabajo tenía entre sus manos tres frascos redondos y un par de cuencos con polvos de varios colores, mezcló los ingredientes con precisión milimétrica, el proceso fue juntando aquellos líquidos y polvos en una masa pegajosa y gris. Go´el extrajo aquel resultado con unas pinzas y lo introdujo en uno de los viales con sangre, hizo unos movimientos de muñeca y la pasta se mezcló con la sangre hasta que no quedo ni una gota en el interior del recipiente. Al cabo de unos minutos la masa paso de ser gris a azul.
-Curioso, la sangre es humana. -El galeno observo unos minutos aquella pasta azulada y después abrió su cuaderno. -Las pruebas preliminares para la elaboración de un tratamiento de rejuvenecimiento dérmico indican que la dueña de la casa puede ser un vampiro. Cabe la posibilidad de que está bajo el techo de alguna fanática religiosa, pero en ese caso no hubiera acudido a un científico. Necesito más datos.
Pero aquellos datos quedarían para otro momento, ahora debía seguir con la elaboración de la crema. La creación de un ungüento para la piel no era difícil, él mismo tenía un tarro en su bolsa para uso personal. Sin embargo el galeno era consciente de que la piel de cada uno varía y él perseguía la perfección. Go´el se levantó de la silla y se fue hasta la puerta.
-Gali necesito que encuentres a la mujer de la casa. -Demandaba el rubio asomando la cabeza por la puerta. -Y la toques.
-¿Que la toque, donde?
Preguntó sorprendido aunque tranquilo el grandullón que ya se estaba levantando.
-En donde te deje, como mínimo los brazos, la cara y el torso. Tienes que decirme como es su piel.
Y sin decir nada más el rubio metió la cabeza de nuevo en el laboratorio y comenzó a preparar los ingredientes esenciales.
Gali desando el camino por la vivienda hasta encontrar al ama de la casa.
-Siento molestarla Señora Erssebet, pero el doctor necesita información sobre usted.
La mujer que aún estaba sentada junto al fuego cerró su libro y sin mirar a su doncella extendió el brazo para que lo recogiera.
-¿De qué se trata?
Indago Erssebet.
-Vera, por lo visto necesita saber cómo es su piel y me ha pedido que le toque algunas zonas.
Astrid estaba roja como un tomate y la señora de la mansión se levantó del banco, (lo cual apenas alivio la inclinación del cuello de Gali.) El monje hablaba con total tranquilidad, lo que mitigaba cualquier sensación de carácter sexual... mitigar que no eliminar.
-¿Se da cuenta de lo que está pidiendo?
Respondió arrogante Erssebet. Gali solo asintió y la mujer de ojos pardos hincho el pecho, no comprendía porque su médico necesitaba aquella información, pero sabía para que la usaría.
-Muy bien. ¿En qué zonas?
-Pues me dijo que cuantas más mejor, pero se conforma con el brazo, el rostro y el torso.
Erssebet levantó el mentón para retirar su densa melena de los hombros y miró fijamente al dragón.
-Procede.
Gali se inclinó humildemente y con respeto colocó su mano en el brazo de la mujer. Ascendió por el hasta llegar al hombro, con cuidado esquivó el collar dejando este por encima de la palma, siguió subiendo por el cuello y finalizo en la mejilla de la mujer girando la muñeca y usando los nudillos.
-Gracias por su comprensión señora Erssebet, el doctor estará muy complacido con su colaboración. -Gali se incorporó llevándose la mano al pecho y luego a la frente. -Disfrute de su lectura.
El monje dio media vuelta y regresó a la puerta del laboratorio, llamó y esperó a que el rubio abriera.
-Su piel es igual en todos lados. Es suave, muy fina y algo seca.
-Buen trabajo.
Respondió Go´el cerrando de nuevo la puerta.
Las horas transcurrieron a gran velocidad en el interior del laboratorio, Gali esa noche acudió solo a la cena. El científico estaba demasiado absorto en su salón de juegos, la base de la crema estaba preparada, le había añadido esencia de melocotón para darle un aroma agradable, los ingredientes hidratantes estaban destilados y mezclados con los polvos que se encargarían del rejuvenecimiento. La sangre fue separada en varios viales mediante un proceso alquímico hasta que en uno de ellos solo había un liquido transparente, Go´el juntó todo en un mortero hasta formar una crema anaranjada, ahora tan solo quedaba taparla y dejarla reposar.
El monje por otro lado, tuvo que excusarse con los comensales y asegurarle al fiel mayordomo y a doña Erssebet que la falta de presencia de su amigo era debido a causa de su gran pasión por la medicina.
Al terminar la cena Gali fue con el resto de los hombres al cuarto de descanso masculino y no le sorprendió ver que el rubio estaba durmiendo, para el galeno era esencial dormir 8 horas todos los días.
A la mañana siguiente los dos dragones bajaron a desayunar después de su rutina de aseo y acicalamiento... aunque seria mejor decir ritual en lugar de rutina, puesto que él moreno se tomaba su tiempo para que el turbante quedara bien colocado y el rubio se la pasaba frente al espejo aplicándose unas cremas en la cara y un líquido sobre el pelo con olor a azahar.
Durante el desayuno Go´el informó a la señora de la casa que la segunda petición de la lista estaba terminada, le aseguró que la crema era la mejor manera de aplicar las propiedades que la mujer pedía, si Erssebet estaba molesta por las libertades del galeno no lo demostró. Antes de que el médico y el monje se levantaran, Einar le informo al primero de que en unos minutos subiría al laboratorio y recogería el producto y unos cubos para el baño de doña Erssebet.
Una vez más Gali se quedó sentado junto a la puerta del laboratorio mientras su compañero desempeñaba su trabajo.
-Vaya, así que estabas aquí.
Dijo el rubio al ver a Astrid tendida sobre una camilla y con las muñecas abierta.
-Es una pena que usen tu sangre para un baño, yo podría haberte mantenido con vida mucho tiempo. Está claro que la gente de Erssebet no sabe lo que hace. En lugar de acumular muertos en su patio podría tener una sala llena de sujetos con los cuales alimentarse... o acicalarse. Aun no está confirmado que sea una vampiresa.
Mientras hablaba, Go´el cambió los cubos llenos bajo las muñecas de la joven. Hacía rato que ya no respiraba.
-Por no hablar de que hay mejores métodos para desangrar por completo a alguien. Esto es una chapuza.
El galeno calculó la sangre que la humana había perdido y llegó a la conclusión que con los dos cubos vacíos que ahora tenía bajo los brazos sería suficiente.
Era una lástima que la mujer fuera humana, esa clase de cadáveres abundaban mucho y Go´el ya los tenía muy vistos, pero su hubiera estado viva... El rubio suspiro y se quedó mirando los armarios del laboratorio. La tarea de mantener la sangre fresca sería muy sencilla, pues en su laboratorio privado el tenía un método de conservación muy eficaz.
Buscó el armario más grande y vació todas sus repisas, a continuación buscó en un libro las mismas runas que tenía él en su taller.
Se trataban de unas runas que forman un radio de acción de enfriamiento y congelación, ideales para que los cuerpos no se descompusieran. El científico puso un par por las puertas y los laterales y agrego unas cuantas más en las estanterías. Cuando estaba terminando la labor Einar entró en la sala.
-Vengo a por la sangre para el baño de la señora.
Anunció el hombre-bestia.
-Ahí tienes los cubos. Dile a tu señora que la próxima vez me deje a mí hacer todo el proceso, tengo métodos más eficientes para extraer sangre, la crema este sobre la mesa. Ah, y dile también que sería mucho mejor tener un puñado de voluntarios para la extracción rutinaria. Es mucho más rentable tener diez sujetos de alimentación en lugar de llenar el patio de cadáveres.
Go´el hablaba sin mirar al hombre, jugaba distraído con su pelo mientras observaba el armario.
-Se lo diré a la señora. -Dijo el felino con el ceño fruncido.
-Una última cosa. -Añadió el dragón. -Dile que también tengo preparado el lugar donde mantener fresca la sangre.
Última edición por Go´el el Miér Jul 03 2019, 12:14, editado 1 vez (Razón : He añadido una ultima parte con el trabajo matutino del laboratorio.)
Go'el
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Eilydh no tardó mucho en percatarse de que Astrid no llevaba mucho en el puesto de dama de compañía. La chica se mostraba orgullosa y confiada a medida que enumeraba las miles de tareas relacionadas con los rituales de belleza de la señora Erssebet: empezando por la ducha diaria de hielos importados ( no importaba la época del año) su visita mensual a la curandera del pueblo (en la que que incluía ungüentos, estiramiento de la piel con pinzas durante 4 horas y baño con espuma incandescente) y terminando por la necesidad de la señora de dormir exactamente 8 horas al día.
-Cuando te digo 8 horas, significa 8 horas. Si duerme menos debes estar dispuesta a pasarte el tiempo que lo requiera despierta intentando de distintas maneras ayudarla a dormir. Si duerme más, se asegurará que el tiempo que ella ha pasado de mas en su sueño se te descuente del sueldo...- dijo la chica mientras caminaba decidida hacia el corredor principal.
Como decía, Eilydh no tardó en darse cuenta de que Astrid era la integrante más nueva del personal. pues intentaba compensar s falta de conocimiento acerca de la historia de la familia, la casa e incluso los demás empleados con notas absurdas sobre como peinar el cabello de la señora los días en los que esta decidía llevarlo suelto, y aunque a Eilydh le parecieron pertinentes sus aclaraciones, también sospechó que había un numero limitado de maneras en las que plegar un moño bajo, así que asoció el suspiro de alivio de la dama al llegar al comedor principal con el punto exacto en el que aquellas maneras se acababan.
No había muchas caras nuevas en el banquete. De hecho, la elfa se sorprendió que la casa se mantuviese con los cuidados de tan poco personal y tras las indicaciones de Astrid y las presentaciones pertinentes, Eilydh se sentó cerca de Engla, frente a la señora, buscando quizás una manera de zafarse de su improvisada y parlanchina compañera.
El gozo de Eilydh y su busqueda de conversación interesante se vino abajo cuando comprendió que Engla, aunque agradable, no era una buena interlocutora. Lo único que consiguió sacar a la mujer durante la cena fueron dos recomendaciones sobre como hacer más agradable el sabor de la ternera ( que en sus palabras, se le había quemado un poco) y una lista interminable de las hortalizas que cultivaba en el jardín personal de la señora.
Para aquel momento, Eilydh tuvo claro que el hecho de ser de la señora era solo una coletilla y que el jardín de hortalizas era seguramente el entretenimiento más ameno que la mujer tenía en aquella casa. Y espero que el cultivo no se le diese igual que cocinar estofado de ternera. Por vez primera desde que salió de Sandorai Eilydh agradeció ser vegetariana, y aunque tomó una cucharada del caldo del estofado, por pura cortesía, el error de la cocinera le sirvió de alibí para no parecer descortés y alimentarse de fruta.
Axe la saludó varias veces con ojos grandes que la elfa solo pudo describrir como de cachorro pequeño. El chico aprovechaba cualquier ocasaión para preguntar detalles personales a la elfa : de qué parte de sandorai era? tenía familia? estaba casada? Hermanos? Hijos?
Eilydh contestó a todas de buen agrado, aunque comenzó a impacientarse por el silencio absoluto que Enar mostraba en la mesa, y se alegró cuando la señora riñó a Axe:
-Vas a hacer que se cuestione el haber aceptado el trabajo Axe...- dijo la mujer mientras sorbía el vino de su copa. Lo hizo de tal manera que sus facciones se pertubasen lo mínimo posible, y tan solo una arruga se marcó en la comisura de sus labios al tragar. Como su hubiese ensayado y perfeccionado aquello muchas veces antes- Lo importante, querida Eille, es tu sangre..- terminó de tragar un trozo de estofado- O al menos eso tenía entendido?..- dijo abriendo mucho los ojos-No es verdad que la comunidad elfica es bastante estricta en el tema de mestizaje y lineas de sucesión y... bueno... estatus social?? - dijo aclarándose la garganta.
Eilydh miró a su alrededor antes de responder, mirando al que , como ella, era uno de los nuevos huéspedes de la señora. Los habían presentado de manera adecuada, pero el hombre estaba sentado lo suficientemente lejos de ella como para que la conversación que pudiesen tener fuese de dominio público. Se había excusado a su llegada y su ida diciendo que su compañero estaba ocupado debido a su pasión por la medicina.
Estaba la señora enferma? Requería un medico que la tratase y por eso aquella rutina tan especifica era llevada a cabo por Astrid todos los días?
Eilydh se apenó por un momento compadeciéndose de la señora. Ejerciendo su papel fuerte en un mundo dominado normalmente por hombres y en el que seguramente hubiese pasado a un segundo lugar si su esposo estuviese aún vivo... y ahora enferma.
-Como bien has dicho el linaje es muy importante en la comunidad elfica.- empezó diciendo-Sin embargo... no veo que importancia podría tener eso en este lugar.. teniendo en cuenta que somos un grupo bastante variopinto..- dijo Eilydh sonriendo de manera irónica, dejando claro que no iba a hablar nada más de aquel tema y que no era un tema que le interesase.
Einar carraspeó, como si aquello hubiese sido la señal justa para que los postres fuese servidos. Eilydh tomó el suyo con lentitud observando las interacciones de la señora con sus empleados. Axe mantenía una conversación acalorada con Einar y Eilydh intentó poner atención en lo que decían. Sin embargo, Astrid se había acercado a ella con un papel escrito a mano sobre la dieta exacta de la señora de lunes a viernes, dejando claro que el sabado hacía ayuno y el domingo era su día libre y que por lo tanto la señora no daba explicaciones de donde iba. Engla ojeó el papel con curiosidad pero no dijo nada. Antes de que se iniciase de nuevo una corriente de discusión, la señora dio por terminada la velada y mandó a todos a sus habitaciones.
-Astrid, creo que voy a necesitar ayuda para quitarme las cien horquillas de este moño. Estoy segura que es una de tus creaciones más complicadas, pero no creo que sea fácil de dormir en el, así que quizás sea mejor que Engla acompañe a Eille a vuestros aposentos y tu vengas conmigo. Creo que incluso me esta empezando a doler la cabeza de la tirantez- añadió moviendo de un lado a otro el cuello y llevándose la mano al tocado bajo.
Astrid suspiró ilusionada mientras seguía a su señora escalera arriba. Eilydh podía ver los ojos de la chica iluminados antes la posibilidad de ser traspasada a un dormitorio cercano a la señora y por ello, recompensada por su trabajo.
Cuando llegaron el dormitorio estaba frío, y a Eilydh le sorprendió encontrar que las sábanas de su cama casi ganaban al frío de la estancia. Engla rió al ver como Eilydh tiritaba bajo las sábanas mientras la consolaba diciendo que se acostumbraría en poco tiempo. Eilydh pareció escucharla a lo lejos y finalmente cayó en el sueño vencida por el cansancio.
Despertó en la oscuridad. Las velas hacían tiempo que se habían apagado pero fuera en la ventana aún no iluminaba el sol. Le costaba abrir los ojos, como si estuviesen pesados. Estaba claro que estaba más cansada de lo que creyó. Buscó con la mirada la causa de su repentino despertar, y aunque apenas veía y su cuerpo la obligaba casi a volver a dormir con fiereza, distinguió un bulto en la litera frente a la de ella, Supuso que era Astrid y se compadeció pensando que quizás en un par de noches, ella era la que iba a tener que irse a dormir tarde debido a las horquillas del pelo de la señora. Sumida en ese pensamiento se volvió a quedar dormida.
Engla tenía una voz dulce. La zarandeó un par de veces antes de que Eilydh se diese cuenta de donde estaba y qué hacía allí.
-Son casi las 8, Eille.- dijo la mujer, que olía a café y menta- La señora te espera para que la ayudes en su baño de hielo matutino .- dijo, levantando su manta.
-Pero.. Astrid me dijo que- empezó a decir la chica.
- Olvídate de lo que dijo Astrid...- dijo Engla algo furiosa.
Eilydh no supo muy bien cómo había molestado a la cocinera, pero se vistió y adecentó para luego ir a encontrarse con la señora en sus aposentos.
La estancia era amplia, con cortinas oscuras que evitaban cualquier resquicio de luz. Decorada de manera elegante y con candelabros dorados que contenían velas iluminando la sala. En el centro una bañera en la que Eilydh notó olores a pétalos de rosas y jazmín y canela..medio llena con agua y trozos de hielo que reflejaban el movimiento continuo de las llamas de las velas.
-Llegar tarde a mi despertar es una de las razones por las que he decidido prescindir de Astrid - dijo la señora Erssebet, aún en bata y el pelo largo cayendo por sus hombros-Confío en que antes de dejarnos y partir de... esta casa, Astrid te explicase de mis rituales de sueño - dijo mientras se acercaba a Eilydh. Aquello no era una pregunta, sino una afirmación- Por lo tanto, dejemos que este sea tu primer y único aviso
La mujer llevó una mano a la mejilla de Eilydh de manera maternal y la dejó allí por un momento, acariciando distraídamente su piel mientras distraída parecía recorrer la perfección de sus facciones con los ojos. Eilydh no creyó oportuno preguntarle si Astrid iba a volver. Ya le habían anticipado que su estancia en la mansión tendría los días contados, pero la elfa no se imaginó que contaba con tan poco tiempo para habituarse.
Ayudó a la señora a desvestirse, distraída rememorando cada palabra acerca de los rituales extraños que Astrid había mencionado el día anterior y a los que ella había ignorado deliberadamente. Le dolía la cabeza como si hubiese bebido en grandes cantidades la noche anterior. Supuso que no había descansado bien en aquella litera...
No se dio cuenta del tono rojizo de las aguas que envolvían a la señora hasta que su propia mano se vió sumerjida en ellas mientras ayudaba a la mujer a limpiar su cabello.
-Cuando te digo 8 horas, significa 8 horas. Si duerme menos debes estar dispuesta a pasarte el tiempo que lo requiera despierta intentando de distintas maneras ayudarla a dormir. Si duerme más, se asegurará que el tiempo que ella ha pasado de mas en su sueño se te descuente del sueldo...- dijo la chica mientras caminaba decidida hacia el corredor principal.
Como decía, Eilydh no tardó en darse cuenta de que Astrid era la integrante más nueva del personal. pues intentaba compensar s falta de conocimiento acerca de la historia de la familia, la casa e incluso los demás empleados con notas absurdas sobre como peinar el cabello de la señora los días en los que esta decidía llevarlo suelto, y aunque a Eilydh le parecieron pertinentes sus aclaraciones, también sospechó que había un numero limitado de maneras en las que plegar un moño bajo, así que asoció el suspiro de alivio de la dama al llegar al comedor principal con el punto exacto en el que aquellas maneras se acababan.
No había muchas caras nuevas en el banquete. De hecho, la elfa se sorprendió que la casa se mantuviese con los cuidados de tan poco personal y tras las indicaciones de Astrid y las presentaciones pertinentes, Eilydh se sentó cerca de Engla, frente a la señora, buscando quizás una manera de zafarse de su improvisada y parlanchina compañera.
El gozo de Eilydh y su busqueda de conversación interesante se vino abajo cuando comprendió que Engla, aunque agradable, no era una buena interlocutora. Lo único que consiguió sacar a la mujer durante la cena fueron dos recomendaciones sobre como hacer más agradable el sabor de la ternera ( que en sus palabras, se le había quemado un poco) y una lista interminable de las hortalizas que cultivaba en el jardín personal de la señora.
Para aquel momento, Eilydh tuvo claro que el hecho de ser de la señora era solo una coletilla y que el jardín de hortalizas era seguramente el entretenimiento más ameno que la mujer tenía en aquella casa. Y espero que el cultivo no se le diese igual que cocinar estofado de ternera. Por vez primera desde que salió de Sandorai Eilydh agradeció ser vegetariana, y aunque tomó una cucharada del caldo del estofado, por pura cortesía, el error de la cocinera le sirvió de alibí para no parecer descortés y alimentarse de fruta.
Axe la saludó varias veces con ojos grandes que la elfa solo pudo describrir como de cachorro pequeño. El chico aprovechaba cualquier ocasaión para preguntar detalles personales a la elfa : de qué parte de sandorai era? tenía familia? estaba casada? Hermanos? Hijos?
Eilydh contestó a todas de buen agrado, aunque comenzó a impacientarse por el silencio absoluto que Enar mostraba en la mesa, y se alegró cuando la señora riñó a Axe:
-Vas a hacer que se cuestione el haber aceptado el trabajo Axe...- dijo la mujer mientras sorbía el vino de su copa. Lo hizo de tal manera que sus facciones se pertubasen lo mínimo posible, y tan solo una arruga se marcó en la comisura de sus labios al tragar. Como su hubiese ensayado y perfeccionado aquello muchas veces antes- Lo importante, querida Eille, es tu sangre..- terminó de tragar un trozo de estofado- O al menos eso tenía entendido?..- dijo abriendo mucho los ojos-No es verdad que la comunidad elfica es bastante estricta en el tema de mestizaje y lineas de sucesión y... bueno... estatus social?? - dijo aclarándose la garganta.
Eilydh miró a su alrededor antes de responder, mirando al que , como ella, era uno de los nuevos huéspedes de la señora. Los habían presentado de manera adecuada, pero el hombre estaba sentado lo suficientemente lejos de ella como para que la conversación que pudiesen tener fuese de dominio público. Se había excusado a su llegada y su ida diciendo que su compañero estaba ocupado debido a su pasión por la medicina.
Estaba la señora enferma? Requería un medico que la tratase y por eso aquella rutina tan especifica era llevada a cabo por Astrid todos los días?
Eilydh se apenó por un momento compadeciéndose de la señora. Ejerciendo su papel fuerte en un mundo dominado normalmente por hombres y en el que seguramente hubiese pasado a un segundo lugar si su esposo estuviese aún vivo... y ahora enferma.
-Como bien has dicho el linaje es muy importante en la comunidad elfica.- empezó diciendo-Sin embargo... no veo que importancia podría tener eso en este lugar.. teniendo en cuenta que somos un grupo bastante variopinto..- dijo Eilydh sonriendo de manera irónica, dejando claro que no iba a hablar nada más de aquel tema y que no era un tema que le interesase.
Einar carraspeó, como si aquello hubiese sido la señal justa para que los postres fuese servidos. Eilydh tomó el suyo con lentitud observando las interacciones de la señora con sus empleados. Axe mantenía una conversación acalorada con Einar y Eilydh intentó poner atención en lo que decían. Sin embargo, Astrid se había acercado a ella con un papel escrito a mano sobre la dieta exacta de la señora de lunes a viernes, dejando claro que el sabado hacía ayuno y el domingo era su día libre y que por lo tanto la señora no daba explicaciones de donde iba. Engla ojeó el papel con curiosidad pero no dijo nada. Antes de que se iniciase de nuevo una corriente de discusión, la señora dio por terminada la velada y mandó a todos a sus habitaciones.
-Astrid, creo que voy a necesitar ayuda para quitarme las cien horquillas de este moño. Estoy segura que es una de tus creaciones más complicadas, pero no creo que sea fácil de dormir en el, así que quizás sea mejor que Engla acompañe a Eille a vuestros aposentos y tu vengas conmigo. Creo que incluso me esta empezando a doler la cabeza de la tirantez- añadió moviendo de un lado a otro el cuello y llevándose la mano al tocado bajo.
Astrid suspiró ilusionada mientras seguía a su señora escalera arriba. Eilydh podía ver los ojos de la chica iluminados antes la posibilidad de ser traspasada a un dormitorio cercano a la señora y por ello, recompensada por su trabajo.
Cuando llegaron el dormitorio estaba frío, y a Eilydh le sorprendió encontrar que las sábanas de su cama casi ganaban al frío de la estancia. Engla rió al ver como Eilydh tiritaba bajo las sábanas mientras la consolaba diciendo que se acostumbraría en poco tiempo. Eilydh pareció escucharla a lo lejos y finalmente cayó en el sueño vencida por el cansancio.
Despertó en la oscuridad. Las velas hacían tiempo que se habían apagado pero fuera en la ventana aún no iluminaba el sol. Le costaba abrir los ojos, como si estuviesen pesados. Estaba claro que estaba más cansada de lo que creyó. Buscó con la mirada la causa de su repentino despertar, y aunque apenas veía y su cuerpo la obligaba casi a volver a dormir con fiereza, distinguió un bulto en la litera frente a la de ella, Supuso que era Astrid y se compadeció pensando que quizás en un par de noches, ella era la que iba a tener que irse a dormir tarde debido a las horquillas del pelo de la señora. Sumida en ese pensamiento se volvió a quedar dormida.
Engla tenía una voz dulce. La zarandeó un par de veces antes de que Eilydh se diese cuenta de donde estaba y qué hacía allí.
-Son casi las 8, Eille.- dijo la mujer, que olía a café y menta- La señora te espera para que la ayudes en su baño de hielo matutino .- dijo, levantando su manta.
-Pero.. Astrid me dijo que- empezó a decir la chica.
- Olvídate de lo que dijo Astrid...- dijo Engla algo furiosa.
Eilydh no supo muy bien cómo había molestado a la cocinera, pero se vistió y adecentó para luego ir a encontrarse con la señora en sus aposentos.
La estancia era amplia, con cortinas oscuras que evitaban cualquier resquicio de luz. Decorada de manera elegante y con candelabros dorados que contenían velas iluminando la sala. En el centro una bañera en la que Eilydh notó olores a pétalos de rosas y jazmín y canela..medio llena con agua y trozos de hielo que reflejaban el movimiento continuo de las llamas de las velas.
-Llegar tarde a mi despertar es una de las razones por las que he decidido prescindir de Astrid - dijo la señora Erssebet, aún en bata y el pelo largo cayendo por sus hombros-Confío en que antes de dejarnos y partir de... esta casa, Astrid te explicase de mis rituales de sueño - dijo mientras se acercaba a Eilydh. Aquello no era una pregunta, sino una afirmación- Por lo tanto, dejemos que este sea tu primer y único aviso
La mujer llevó una mano a la mejilla de Eilydh de manera maternal y la dejó allí por un momento, acariciando distraídamente su piel mientras distraída parecía recorrer la perfección de sus facciones con los ojos. Eilydh no creyó oportuno preguntarle si Astrid iba a volver. Ya le habían anticipado que su estancia en la mansión tendría los días contados, pero la elfa no se imaginó que contaba con tan poco tiempo para habituarse.
Ayudó a la señora a desvestirse, distraída rememorando cada palabra acerca de los rituales extraños que Astrid había mencionado el día anterior y a los que ella había ignorado deliberadamente. Le dolía la cabeza como si hubiese bebido en grandes cantidades la noche anterior. Supuso que no había descansado bien en aquella litera...
No se dio cuenta del tono rojizo de las aguas que envolvían a la señora hasta que su propia mano se vió sumerjida en ellas mientras ayudaba a la mujer a limpiar su cabello.
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Einar llamó a la puerta del baño donde se encontraban la señora de la casa y su nueva acompañante, la mujer dentro del agua dio permiso para abrir la puerta y el felino entró sin levantar la vista del suelo.
-Eille, aplique esta crema a la señora Erssebet después del baño. -Ordenó el hombre extendiendo la mano con el tarro. -Una fina capa por toda la superficie.
El mayordomo salió de la misma forma que entró y siguió con sus tareas diarias igual que estaba haciendo nuestro científico, que ahora mismo estaba limpiando la camilla de Astrid.
Go´el había descuartizado su cuerpo y metido los pedazos en sacos de arpillera que fueron a parar a un lugar incierto. El medico había encontrado una trampilla con la palabra "basura" marcada en la puerta y por ahí lanzó los sacos con carne humana, la caída de aquel agujero no era demasiado pronunciada pues al cabo de un segundo, puede que dos, se escuchaba como la bolsa golpeaba contra... lo que fuera que hubiera al final del túnel.
El galeno se encontraba secando la camilla cuando Einar apareció de nuevo en el laboratorio junto a Erssebet.
-Debo admitir que es usted un gran doctor señor Zorven. -Felicitó la mujer mientras el rubio se secaba las manos. -Muchos antes que usted han tenido las mismas instrucciones, pero ninguno había conseguido semejantes resultados.
La dueña de la casa pasó la mano por la camilla, Einar sacó la silla que hacia juego con la mesa de estudio y la posible vampiresa se sentó en ella.
-Vera, todo empezó un día en el que yo estaba sentada en mi tocador. Paula me peinaba, como cada mañana. Sabía que no debía darme tirones, es algo que odio. Paula se quedó sin respiración cuando noté que me pegaba un fuerte tirón en la cabeza. Bajó las manos y dio un paso atrás, parecía aterrada. Me pareció un poco exagerado por su parte, no me la iba a comer... así que le propine una bofetada.
Erssebet estaba absorta contando su historia, se tocaba las uñas sin darse cuenta, cruzaba y descruzaba la piernas soltando algún suspiro nostálgico entre medias, como si aquello hubiera pasado hace mucho. Entretanto Go´el simplemente la miraba y anotaba algunos datos en su cuaderno.
-Ya no sabía si era por el tirón de cabello o por lo ofendida que me habita sentido con aquella forma de actuar. Su nariz comenzó a sangrar, la joven se llevó las manos a la cara intentando contener la hemorragia. La disculpé con un gesto de mano para que se retirase, entonces me di cuenta de que me había caído una gota de sangre en el brezo y, para mi sorpresa, la zona en la que me había caído la sangre de la preciosa Paula ahora estaba más firme, lisa, con mejor color. Su sangre le proporcionaba a mi piel un efecto rejuvenecedor.
Desde entonces busco jóvenes a las que poder extraer la sangre para sentirme bella y joven. Alguna vez he intentado bebérmela, pero me resulta algo asqueroso. Las opciones que habían hecho hasta ahora mis alquimistas no tenían ningún resultado.
La dueña de la casa terminó el relato y el rubio levantó los ojos del cuaderno, emocionado por el posible descubrimiento que tiene delante.
-Es usted una joya para la ciencia médica, señora Erssebet. -Ante aquel comentario la mujer sonrió de medio lado con arrogancia. -Está claro que usted es humana, pues reniega de alimentarse de sangre, sin embargo esta tiene un efecto regenerativo en usted. -Go´el se mordió la punta del pulgar antes de continuar. -Se sabe que cuando un vampiro bebe directamente de su presa cabe la posibilidad de que esta se convierta en vampiro de forma temporal. ¿Ha tenido usted algún encuentro con vampiros?
-No sé qué esta insinuando, pero está equivocado. Jamás ha conocido a esas abominaciones.
Erssebet se notaba claramente molesta, el galeno no insinuaba nada más que lo evidente en la pregunta, cualquier persona (como estaba haciendo en estos momentos la humana) entendería que le preguntaban por relaciones sexuales o sentimentales, pero Go´el se refería a cualquier clase de encuentro. Si la señora estaba mintiendo u ocultando información, el medico no lo descubrió.
-Entiendo. -Se limitó a decir anotando una señal en el cuaderno. -Entonces es posible que alguno de sus ancestros fuera atacado una o más veces por esta raza, en algún momento surgió la supuesta conversión temporal y el cuerpo fue capaz de retener ciertas cualidades curativas de los vampiros cuando volvió a ser humano. Hasta ahora no se conoce a ninguna raza además de los vampiros que sea capaz de curarse, regenerarse o rejuvenecer mediante el uso de la sangre. Me gustaría obtener unas muestras de su sangre y averiguar si mi hipótesis es correcta. -Antes de que la mujer dijera nada Go´el levanto la mano pidiendo silencio. -Es sabido por todos, que ciertas cualidades son heredadas de padres a hijos y usted podría ser un caso muy especial, único. No se preocupe, no sufrirá dolor, tan solo un leve pinchazo. No le quedara marca alguna del proceso.
A la mujer no le agradaba la idea de que pudieran herir su cuerpo, pero aceptó ante las perspectivas de ser un caso único en el mundo y con la seguridad de que no habría marcas ni dolores.
Go´el explicó todo el proceso a Erssebet mientras sacaba una jeringuilla de su bolso médico y unos viales sobre la mesa. Le pidió el brazo a la humana y tras anudar el brazo con una correa de cuero suave buscó el pulso en el pliegue del codo, en menos de un minuto el galeno tenía a si disposición dos viales de valiosa sangre y la mujer a penas una diminuta marca que se eliminaría con el paso de los minutos.
-Gracias, en cuanto tenga los resultados se lo hare saber. Por cierto. -Comentó abriendo el armario con las runas de frio. -También tiene listo el contenedor donde podrá guardar la sangre sin que esta se malogre.
-Einar ¿Porque tardaste tanto en encontrarlo? -El hombre-bestia solo agachó la cabeza. -Tengo una nueva tarea para usted señor Zorven. Mi última dama de compañía es una elfa. Todos saben de sus poderes de curación y son la raza que más lentamente envejece. Deseo que fabrique una nueva crema con su sangre, quiero saber hay resultados notorios entre los dos productos.
Go´el asintió y Einar y Erssebet salieron del laboratorio. En la puerta se encontraba Gali y la elfa.
-Querido, -Dijo mirando al monje.- lleva a Eille con el doctor necesito que le haga unas pruebas de salud.
-Como desee señora Erssebet. -Respondió tranquilo el dragón. -Por aquí por favor.
Gali sonrió a la rubia esperando a que pasara por delante de él.
-Siéntala en aquella silla.
Pronunció Go´el de espaldas a su compañero y a la nueva sujeto, mientras preparaba los productos de la crema.
-Puedes estar tranquila.
Comentaba Gali con una sonrisa tranquila mientras guiaba a la elfa a la silla y desataba unas correas de los reposabrazos.
-Esto es por simple seguridad, a veces los pacientes se asustan y acaban haciéndose daño por el movimiento brusco.
La voz del monje era relajante y no había ninguna señal de que estuviera mintiendo.
-Avísame si están demasiado ajustadas.
-Eille, aplique esta crema a la señora Erssebet después del baño. -Ordenó el hombre extendiendo la mano con el tarro. -Una fina capa por toda la superficie.
El mayordomo salió de la misma forma que entró y siguió con sus tareas diarias igual que estaba haciendo nuestro científico, que ahora mismo estaba limpiando la camilla de Astrid.
Go´el había descuartizado su cuerpo y metido los pedazos en sacos de arpillera que fueron a parar a un lugar incierto. El medico había encontrado una trampilla con la palabra "basura" marcada en la puerta y por ahí lanzó los sacos con carne humana, la caída de aquel agujero no era demasiado pronunciada pues al cabo de un segundo, puede que dos, se escuchaba como la bolsa golpeaba contra... lo que fuera que hubiera al final del túnel.
El galeno se encontraba secando la camilla cuando Einar apareció de nuevo en el laboratorio junto a Erssebet.
-Debo admitir que es usted un gran doctor señor Zorven. -Felicitó la mujer mientras el rubio se secaba las manos. -Muchos antes que usted han tenido las mismas instrucciones, pero ninguno había conseguido semejantes resultados.
La dueña de la casa pasó la mano por la camilla, Einar sacó la silla que hacia juego con la mesa de estudio y la posible vampiresa se sentó en ella.
-Vera, todo empezó un día en el que yo estaba sentada en mi tocador. Paula me peinaba, como cada mañana. Sabía que no debía darme tirones, es algo que odio. Paula se quedó sin respiración cuando noté que me pegaba un fuerte tirón en la cabeza. Bajó las manos y dio un paso atrás, parecía aterrada. Me pareció un poco exagerado por su parte, no me la iba a comer... así que le propine una bofetada.
Erssebet estaba absorta contando su historia, se tocaba las uñas sin darse cuenta, cruzaba y descruzaba la piernas soltando algún suspiro nostálgico entre medias, como si aquello hubiera pasado hace mucho. Entretanto Go´el simplemente la miraba y anotaba algunos datos en su cuaderno.
-Ya no sabía si era por el tirón de cabello o por lo ofendida que me habita sentido con aquella forma de actuar. Su nariz comenzó a sangrar, la joven se llevó las manos a la cara intentando contener la hemorragia. La disculpé con un gesto de mano para que se retirase, entonces me di cuenta de que me había caído una gota de sangre en el brezo y, para mi sorpresa, la zona en la que me había caído la sangre de la preciosa Paula ahora estaba más firme, lisa, con mejor color. Su sangre le proporcionaba a mi piel un efecto rejuvenecedor.
Desde entonces busco jóvenes a las que poder extraer la sangre para sentirme bella y joven. Alguna vez he intentado bebérmela, pero me resulta algo asqueroso. Las opciones que habían hecho hasta ahora mis alquimistas no tenían ningún resultado.
La dueña de la casa terminó el relato y el rubio levantó los ojos del cuaderno, emocionado por el posible descubrimiento que tiene delante.
-Es usted una joya para la ciencia médica, señora Erssebet. -Ante aquel comentario la mujer sonrió de medio lado con arrogancia. -Está claro que usted es humana, pues reniega de alimentarse de sangre, sin embargo esta tiene un efecto regenerativo en usted. -Go´el se mordió la punta del pulgar antes de continuar. -Se sabe que cuando un vampiro bebe directamente de su presa cabe la posibilidad de que esta se convierta en vampiro de forma temporal. ¿Ha tenido usted algún encuentro con vampiros?
-No sé qué esta insinuando, pero está equivocado. Jamás ha conocido a esas abominaciones.
Erssebet se notaba claramente molesta, el galeno no insinuaba nada más que lo evidente en la pregunta, cualquier persona (como estaba haciendo en estos momentos la humana) entendería que le preguntaban por relaciones sexuales o sentimentales, pero Go´el se refería a cualquier clase de encuentro. Si la señora estaba mintiendo u ocultando información, el medico no lo descubrió.
-Entiendo. -Se limitó a decir anotando una señal en el cuaderno. -Entonces es posible que alguno de sus ancestros fuera atacado una o más veces por esta raza, en algún momento surgió la supuesta conversión temporal y el cuerpo fue capaz de retener ciertas cualidades curativas de los vampiros cuando volvió a ser humano. Hasta ahora no se conoce a ninguna raza además de los vampiros que sea capaz de curarse, regenerarse o rejuvenecer mediante el uso de la sangre. Me gustaría obtener unas muestras de su sangre y averiguar si mi hipótesis es correcta. -Antes de que la mujer dijera nada Go´el levanto la mano pidiendo silencio. -Es sabido por todos, que ciertas cualidades son heredadas de padres a hijos y usted podría ser un caso muy especial, único. No se preocupe, no sufrirá dolor, tan solo un leve pinchazo. No le quedara marca alguna del proceso.
A la mujer no le agradaba la idea de que pudieran herir su cuerpo, pero aceptó ante las perspectivas de ser un caso único en el mundo y con la seguridad de que no habría marcas ni dolores.
Go´el explicó todo el proceso a Erssebet mientras sacaba una jeringuilla de su bolso médico y unos viales sobre la mesa. Le pidió el brazo a la humana y tras anudar el brazo con una correa de cuero suave buscó el pulso en el pliegue del codo, en menos de un minuto el galeno tenía a si disposición dos viales de valiosa sangre y la mujer a penas una diminuta marca que se eliminaría con el paso de los minutos.
-Gracias, en cuanto tenga los resultados se lo hare saber. Por cierto. -Comentó abriendo el armario con las runas de frio. -También tiene listo el contenedor donde podrá guardar la sangre sin que esta se malogre.
-Einar ¿Porque tardaste tanto en encontrarlo? -El hombre-bestia solo agachó la cabeza. -Tengo una nueva tarea para usted señor Zorven. Mi última dama de compañía es una elfa. Todos saben de sus poderes de curación y son la raza que más lentamente envejece. Deseo que fabrique una nueva crema con su sangre, quiero saber hay resultados notorios entre los dos productos.
Go´el asintió y Einar y Erssebet salieron del laboratorio. En la puerta se encontraba Gali y la elfa.
-Querido, -Dijo mirando al monje.- lleva a Eille con el doctor necesito que le haga unas pruebas de salud.
-Como desee señora Erssebet. -Respondió tranquilo el dragón. -Por aquí por favor.
Gali sonrió a la rubia esperando a que pasara por delante de él.
-Siéntala en aquella silla.
Pronunció Go´el de espaldas a su compañero y a la nueva sujeto, mientras preparaba los productos de la crema.
-Puedes estar tranquila.
Comentaba Gali con una sonrisa tranquila mientras guiaba a la elfa a la silla y desataba unas correas de los reposabrazos.
-Esto es por simple seguridad, a veces los pacientes se asustan y acaban haciéndose daño por el movimiento brusco.
La voz del monje era relajante y no había ninguna señal de que estuviera mintiendo.
-Avísame si están demasiado ajustadas.
Go'el
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Sacó las manos de la bañera apresuradamente intentando disimular su velocidad agarrando una de las toallas que había alrededor del baño. Gotas rojizas entremezcladas por el agua recorrieron sus pálidos antebrazos dejando un surco a medida que bajaban por ellos.
Eilydh los observó un momento e incluso atinó a olisquear el agua buscando la esencia que había tiznado la bañera de aquel rojo intenso, pero la canela y los pétalos de rosa camuflaban el olor y la señora se enderezó como buscando sus manos de nuevo.
- Ellie, querida.. espero que estes encontrando tu estancia en mi casa acogedora .- Agarró uno de los brazos de Eilydh y distraída recorrió sus manos como buscando algo en ellas que la elfa no consiguió adivinar pero que la puso nerviosa, como en guardia- Estamos muy agradecidos de tenerte aquí - dijo con una sonrisa misteriosa en sus labios- Espero poder usar tu.. sabiduría y cualidades mucho tiempo y bueno... que mi salud se mejore con ello -
La puerta de la habitación sonó señalando que alguien llamaba. Eilydh sacó sus manos de la bañera contenta de tener una excusa para escapar de una situación tan sumamente incómoda. Se apresuró a abrir la puerta y encontró frente a ella a Gali. Se acicaló el cabello antes de saludarlo. El monje apenas había dirigido su mirada a la elfa en la cena y aunque habían sido presentados no sabía nada de aquel hombre ni del presunto "doctor"
Antes de que pudiese decir nada, el chico le entregó un tarro con un contenido rosado en él. Le dió instrucciones certeras de qué hacer con aquella crema a las que Elydh prestó poca atención. Estaba empezando a cansarse de ser llevada y traída, mandada y ordenada en aquella casa desde que llegó y algo en ella despertó levemente cuando aquel desconocido en particular creyó que era quien para darle órdenes. Frunció el ceño y agarró la crema mientras cerraba la puerta, molesta.
A la elfa la alegró saber que la señora había salido del agua mientras ella lidiaba con Gali. Había empezado a secarse y la chica dejó la crema a un lado dandole privacidad para que se la untase. Estaba molesta, como si esperase que la señora requiriese también ayuda para aquello, pensando mil frases ingeniosas para ser maleducada y mandarla a la m...
Mas no se lo pidió. Y antes de que se diese cuenta estaba vestida y requería bajar a ver a su doctor. Eilydh se dispuso a acompañarla pero la señora la miró con ojos gentiles y de nuevo le acarició la tez con aire protector:
-No hay nada en los laboratorios que pueda interesar a una florecilla como tú- dijo la señora y cerró la puerta tras de si.
Florecilla.
La última persona que la había llamado florecilla había perdido su cabeza.
Por hacer algo y tratar de aplacarse, Eilydh comenzó a arreglar la habitación de la señora. Hacer su cama y recoger todo aquello que había desordenado durante la noche. Al parecer Astrid se había marchado de malos modos pues pudo ver el vestido que la señora llevaba la noche anterior a medio desabrochar, señal inequívoca que la chica no la había ayudado a deshacerlo. Las cortinas de la cama estaban rotas.
Podía imaginar a Astrid llorando y haciendo muecas mientras se tomaba la revancha contra las cortinas al ser despedida. Aquello la hizo sonreir.
La puerta de la habitación volvió a abrirse y Engla entró en la habitación acalorada por la carrera sobre los escalones y asustándose por encontrar a Eilydh allí.
-Válgame Dios niña.. pensé que os habíais ido ya al paseo diario por los jardines. Si no es así.. espero que haya una razón. La señora es muy celosa del aire de la mañana, y a las 9:30 en punto debe estar recorriendo la mitad del camino que lleva a la hacienda cercana... Pensé que Astrid te lo dijo aunque la pobre no tuvo mucho tiempo de...- La cocinera se calló de manera repentina disimulando recoger los platos del desayuno de la señora como si aquella interrupción no tuviese importancia.
- Llevaba mucho Astrid en el puesto?- dijo Eilydh mientras se sentaba en la cama doblando algunas pañoletas de la señoras manchadas de carmín-
Engla la miró por un momento y se apresuró a recogerlo todo antes de responder.
- El suficiente para saber que por aquí no hacemos tantas preguntas. Nos dedicamos a nuestro trabajo y ya...- dijo sonriendo- Y dame eso.. esta manchado es que no lo ves?- Se apresuró a arrebatarle de las manos el pañuelo de manera decidida, casi asustada y luego se fue.
La puerta nunca llegó a cerrarse pues Axe la sujetó antes de que llegase a hacer el ruido estruendoso que Engla pretendía.
-Estás visible?- dijo el chico algo sonrojado mientras se cubría la cara al entrar en la habitación.
Eilydh sonrió divertida. Aquel chico pensaba que las mujeres andaban por las habitaciones desnudas todo el tiempo? La hizo reir.
-Si te hubiese dicho que no que hubieses hecho exactamente?- dijo risueña- estas ya en medio de la habitación... Esa no es manera de entrar en los aposentos de una dama.
El chico rió aún sonrojado.
- Supongo que hubiese sido mi día de suerte.- añadió moviendo sus manos de los ojos. Carraspeó un poco como cambiando de tema-He venido a achicar el agua de la bañera de la señora.- Señaló a los cubos que había dejado en la puerta y Eilydh le hizo una señal que lo invitaba a proceder.
- Necesitas ayuda? seguro que si lo acarreamos entre ambos acabas antes..- dijo la elfa, contenta de ayudar.
-No.. no.. usted debe.. debería.- El chico movió ambos cubos mientras algo de agua goteaba en el suelo. Eilydh se acercó a la bañera y comprobó que el rojo intenso del agua se había acumulado en el fondo formando una sustancia viscosa que dejaba el agua flotando sobre ella.
Ahogó un suspiro de asombro. Aquello era sangre? Miró al chico que le evitó la mirada de manera desproporcional, como ocultando un secreto.
-Tù deberías aprender bien tu oficio- añadió de manera cortante-Para que no te pase como Astrid. Ni como a Elena. Ni como a Paula, ni a tantas otras antes... ninguna lo bastante buena como para servir bien a la señora.- la miró de nuevo antes de salir de la habitación.- Si no estás dispuesta a hacerlo no deberías haber aceptado este trabajo- cerró la puerta tras de si y la dejó sola en la habitación ahora completamente limpia.
Eilydh volvió a llenarse del mal humor que Gali le había dejado. Había algo raro en la actitud secretiva de todos aquellos trabajadores, protectores y celosos de la intimidad de la señora pero partícipes a la vez de ella.
Eilydh se dirigió al pasillo cerrando la habitación tras de si con intención de bajar al laboratorio. Sabía que le había advertido no ir hacia allí, pero ella no era una mujer que se dejase llevar por las advertencias, así que se dispuso a encontrar el lugar exacto hasta que..
Se topó con Gali. Estaba apunto de decirle qué poco le importaba que no la dejasen acudir a sus jueguecitos cuando el hombre la sorprendió queriendo llevarla exactamente donde ella quería ir. Cruzó los brazos y se dejó llevar por las escaleras con gesto frío. Casi tanto como aquel espacio al que la llevaban.
El laboratorio más bien parecía una sala de experimentos. Miles de frascos con contenidos que la elfa no logró identificar se posicionaban aquí y allá en estanterías de piedra. Utensilios que Eilydh tan solo había visto en las curanderas elfas parecían esparcirse en cierto orden por la sala y cuando le explicaron sobre aquellas "pruebas de salud" y la ayudaban a sentarse en una silla Eilydh estaba aún lo bastante impresionada como para negarse.
Aquello cambió de manera radical al ver como Galí hacía el intento de amarrarla. Sus ojos se tiznaron de odio al creerse retenida y ya estaba aderezada por las órdenes que aquel desconocido había querido darle asi que no pudo evitar reaccionar de manera agresiva.
Agarró el brazo de Galí con la tensión necesaria como para que notase que no iba a dejarse atar.
-Aparta esas correas de mi.- dijo finalmente- Sino, serás tú el que debería preocuparse por el daño- sonó tranquila a pesar que aquella advertencia era real y más que aquello un ultimatum.
El "doctor" se acercó a Eilydh y la chica lo observó curiosa. No había nada más opuesto al propio Gali. Go'el, como lo había llamado el monje, tenía la mirada perdida y parecía recorrer mil veces todos los instrumentos de la sala, como si hiciese un recuento mental de todos. Apenas se percató de la elfa, o aquello le pareció a Eilydh. Tenía el cabello tan lacio que a la elfa le impresionó que no fuese una sabana sobre su cabeza y la piel incluso más blanca que la suya propia.
Respiraba con pasividad y de manera lo suficientemente fuerte como para que los oidos expertos de Eilydh pudiesen escuchar la aceleración típica de alguien que esta entusiasmado, aunque aquello no tenía reflejo alguno en su gesto impasible.
Un escalofrío recorrió la espalda de la chica. Aquel doctor no parecía tener la intención de curar a la elfa de nada en particular.
Eilydh los observó un momento e incluso atinó a olisquear el agua buscando la esencia que había tiznado la bañera de aquel rojo intenso, pero la canela y los pétalos de rosa camuflaban el olor y la señora se enderezó como buscando sus manos de nuevo.
- Ellie, querida.. espero que estes encontrando tu estancia en mi casa acogedora .- Agarró uno de los brazos de Eilydh y distraída recorrió sus manos como buscando algo en ellas que la elfa no consiguió adivinar pero que la puso nerviosa, como en guardia- Estamos muy agradecidos de tenerte aquí - dijo con una sonrisa misteriosa en sus labios- Espero poder usar tu.. sabiduría y cualidades mucho tiempo y bueno... que mi salud se mejore con ello -
La puerta de la habitación sonó señalando que alguien llamaba. Eilydh sacó sus manos de la bañera contenta de tener una excusa para escapar de una situación tan sumamente incómoda. Se apresuró a abrir la puerta y encontró frente a ella a Gali. Se acicaló el cabello antes de saludarlo. El monje apenas había dirigido su mirada a la elfa en la cena y aunque habían sido presentados no sabía nada de aquel hombre ni del presunto "doctor"
Antes de que pudiese decir nada, el chico le entregó un tarro con un contenido rosado en él. Le dió instrucciones certeras de qué hacer con aquella crema a las que Elydh prestó poca atención. Estaba empezando a cansarse de ser llevada y traída, mandada y ordenada en aquella casa desde que llegó y algo en ella despertó levemente cuando aquel desconocido en particular creyó que era quien para darle órdenes. Frunció el ceño y agarró la crema mientras cerraba la puerta, molesta.
A la elfa la alegró saber que la señora había salido del agua mientras ella lidiaba con Gali. Había empezado a secarse y la chica dejó la crema a un lado dandole privacidad para que se la untase. Estaba molesta, como si esperase que la señora requiriese también ayuda para aquello, pensando mil frases ingeniosas para ser maleducada y mandarla a la m...
Mas no se lo pidió. Y antes de que se diese cuenta estaba vestida y requería bajar a ver a su doctor. Eilydh se dispuso a acompañarla pero la señora la miró con ojos gentiles y de nuevo le acarició la tez con aire protector:
-No hay nada en los laboratorios que pueda interesar a una florecilla como tú- dijo la señora y cerró la puerta tras de si.
Florecilla.
La última persona que la había llamado florecilla había perdido su cabeza.
Por hacer algo y tratar de aplacarse, Eilydh comenzó a arreglar la habitación de la señora. Hacer su cama y recoger todo aquello que había desordenado durante la noche. Al parecer Astrid se había marchado de malos modos pues pudo ver el vestido que la señora llevaba la noche anterior a medio desabrochar, señal inequívoca que la chica no la había ayudado a deshacerlo. Las cortinas de la cama estaban rotas.
Podía imaginar a Astrid llorando y haciendo muecas mientras se tomaba la revancha contra las cortinas al ser despedida. Aquello la hizo sonreir.
La puerta de la habitación volvió a abrirse y Engla entró en la habitación acalorada por la carrera sobre los escalones y asustándose por encontrar a Eilydh allí.
-Válgame Dios niña.. pensé que os habíais ido ya al paseo diario por los jardines. Si no es así.. espero que haya una razón. La señora es muy celosa del aire de la mañana, y a las 9:30 en punto debe estar recorriendo la mitad del camino que lleva a la hacienda cercana... Pensé que Astrid te lo dijo aunque la pobre no tuvo mucho tiempo de...- La cocinera se calló de manera repentina disimulando recoger los platos del desayuno de la señora como si aquella interrupción no tuviese importancia.
- Llevaba mucho Astrid en el puesto?- dijo Eilydh mientras se sentaba en la cama doblando algunas pañoletas de la señoras manchadas de carmín-
Engla la miró por un momento y se apresuró a recogerlo todo antes de responder.
- El suficiente para saber que por aquí no hacemos tantas preguntas. Nos dedicamos a nuestro trabajo y ya...- dijo sonriendo- Y dame eso.. esta manchado es que no lo ves?- Se apresuró a arrebatarle de las manos el pañuelo de manera decidida, casi asustada y luego se fue.
La puerta nunca llegó a cerrarse pues Axe la sujetó antes de que llegase a hacer el ruido estruendoso que Engla pretendía.
-Estás visible?- dijo el chico algo sonrojado mientras se cubría la cara al entrar en la habitación.
Eilydh sonrió divertida. Aquel chico pensaba que las mujeres andaban por las habitaciones desnudas todo el tiempo? La hizo reir.
-Si te hubiese dicho que no que hubieses hecho exactamente?- dijo risueña- estas ya en medio de la habitación... Esa no es manera de entrar en los aposentos de una dama.
El chico rió aún sonrojado.
- Supongo que hubiese sido mi día de suerte.- añadió moviendo sus manos de los ojos. Carraspeó un poco como cambiando de tema-He venido a achicar el agua de la bañera de la señora.- Señaló a los cubos que había dejado en la puerta y Eilydh le hizo una señal que lo invitaba a proceder.
- Necesitas ayuda? seguro que si lo acarreamos entre ambos acabas antes..- dijo la elfa, contenta de ayudar.
-No.. no.. usted debe.. debería.- El chico movió ambos cubos mientras algo de agua goteaba en el suelo. Eilydh se acercó a la bañera y comprobó que el rojo intenso del agua se había acumulado en el fondo formando una sustancia viscosa que dejaba el agua flotando sobre ella.
Ahogó un suspiro de asombro. Aquello era sangre? Miró al chico que le evitó la mirada de manera desproporcional, como ocultando un secreto.
-Tù deberías aprender bien tu oficio- añadió de manera cortante-Para que no te pase como Astrid. Ni como a Elena. Ni como a Paula, ni a tantas otras antes... ninguna lo bastante buena como para servir bien a la señora.- la miró de nuevo antes de salir de la habitación.- Si no estás dispuesta a hacerlo no deberías haber aceptado este trabajo- cerró la puerta tras de si y la dejó sola en la habitación ahora completamente limpia.
Eilydh volvió a llenarse del mal humor que Gali le había dejado. Había algo raro en la actitud secretiva de todos aquellos trabajadores, protectores y celosos de la intimidad de la señora pero partícipes a la vez de ella.
Eilydh se dirigió al pasillo cerrando la habitación tras de si con intención de bajar al laboratorio. Sabía que le había advertido no ir hacia allí, pero ella no era una mujer que se dejase llevar por las advertencias, así que se dispuso a encontrar el lugar exacto hasta que..
Se topó con Gali. Estaba apunto de decirle qué poco le importaba que no la dejasen acudir a sus jueguecitos cuando el hombre la sorprendió queriendo llevarla exactamente donde ella quería ir. Cruzó los brazos y se dejó llevar por las escaleras con gesto frío. Casi tanto como aquel espacio al que la llevaban.
El laboratorio más bien parecía una sala de experimentos. Miles de frascos con contenidos que la elfa no logró identificar se posicionaban aquí y allá en estanterías de piedra. Utensilios que Eilydh tan solo había visto en las curanderas elfas parecían esparcirse en cierto orden por la sala y cuando le explicaron sobre aquellas "pruebas de salud" y la ayudaban a sentarse en una silla Eilydh estaba aún lo bastante impresionada como para negarse.
Aquello cambió de manera radical al ver como Galí hacía el intento de amarrarla. Sus ojos se tiznaron de odio al creerse retenida y ya estaba aderezada por las órdenes que aquel desconocido había querido darle asi que no pudo evitar reaccionar de manera agresiva.
Agarró el brazo de Galí con la tensión necesaria como para que notase que no iba a dejarse atar.
-Aparta esas correas de mi.- dijo finalmente- Sino, serás tú el que debería preocuparse por el daño- sonó tranquila a pesar que aquella advertencia era real y más que aquello un ultimatum.
El "doctor" se acercó a Eilydh y la chica lo observó curiosa. No había nada más opuesto al propio Gali. Go'el, como lo había llamado el monje, tenía la mirada perdida y parecía recorrer mil veces todos los instrumentos de la sala, como si hiciese un recuento mental de todos. Apenas se percató de la elfa, o aquello le pareció a Eilydh. Tenía el cabello tan lacio que a la elfa le impresionó que no fuese una sabana sobre su cabeza y la piel incluso más blanca que la suya propia.
Respiraba con pasividad y de manera lo suficientemente fuerte como para que los oidos expertos de Eilydh pudiesen escuchar la aceleración típica de alguien que esta entusiasmado, aunque aquello no tenía reflejo alguno en su gesto impasible.
Un escalofrío recorrió la espalda de la chica. Aquel doctor no parecía tener la intención de curar a la elfa de nada en particular.
Eilydh
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 394
Nivel de PJ : : 2
Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Bueno chicos, con vuestros siguientes post acabamos la misión, espero que os esté gustando.
Como ya os habréis dado cuenta, la señora Erssebet lleva años matando a sus damas de compañía para beneficiarse de su sangre. Y aunque la crema cumple las funciones requeridas, las costumbres son difíciles de cambiar, en esta casa seguirán matando jovencitas para alargar la belleza de la señora, siempre con la ayuda de su fiel Einar, claro. Y a Eilydh le espera el mismo final si no hacéis nada para evitarlo.
Como hasta ahora, aunque sin instrucciones individuales, podéis continuar por separado o ayudaros.
→ Si Go’el continúa ayudando a Erssebet
La señora te muestra su cara más psicópata y manipuladora. Eilydh debe morir y tú te tienes que encargar de todo. Pasarás a ser una de sus personas de confianza, como Einar.
Axe finalmente ayuda a Eilydh para que esta pueda escapar, arriesgando su propia vida.
→ Si Go’el se niega a obedecer a Erssebet
Ayudas a la elfa a salir de la casa con vida, aunque eso pueda ponerte también en el punto de mira.
Podéis decidir el futuro de la señora, al fin y al cabo, es una asesina en serie. Podéis llamar a la guardia, matarla… tenéis carta blanca, pero la decisión que toméis tiene consecuencias.
Eilydh, el final de Erssebet no es decisivo con lo que decida tu compañero, solo tu forma de escapar. Si decide ponerse de su parte tu puedes igualmente tomar represalias, aunque enfrentarte tu solo puede ser más difícil.
Buena suerte.
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Como ya os habréis dado cuenta, la señora Erssebet lleva años matando a sus damas de compañía para beneficiarse de su sangre. Y aunque la crema cumple las funciones requeridas, las costumbres son difíciles de cambiar, en esta casa seguirán matando jovencitas para alargar la belleza de la señora, siempre con la ayuda de su fiel Einar, claro. Y a Eilydh le espera el mismo final si no hacéis nada para evitarlo.
Como hasta ahora, aunque sin instrucciones individuales, podéis continuar por separado o ayudaros.
→ Si Go’el continúa ayudando a Erssebet
La señora te muestra su cara más psicópata y manipuladora. Eilydh debe morir y tú te tienes que encargar de todo. Pasarás a ser una de sus personas de confianza, como Einar.
Axe finalmente ayuda a Eilydh para que esta pueda escapar, arriesgando su propia vida.
→ Si Go’el se niega a obedecer a Erssebet
Ayudas a la elfa a salir de la casa con vida, aunque eso pueda ponerte también en el punto de mira.
Podéis decidir el futuro de la señora, al fin y al cabo, es una asesina en serie. Podéis llamar a la guardia, matarla… tenéis carta blanca, pero la decisión que toméis tiene consecuencias.
Eilydh, el final de Erssebet no es decisivo con lo que decida tu compañero, solo tu forma de escapar. Si decide ponerse de su parte tu puedes igualmente tomar represalias, aunque enfrentarte tu solo puede ser más difícil.
Buena suerte.
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Thorn
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Las amenazas rara vez servían contra grandullón y esta vez no fue diferente, Gali miró y sonrió tranquilo a Eille.
-Como quieras. -Respondió soltando las correas y estirando la espalda. -Si queréis algo estaré fuera.
El monje se despidió de su compañero y la elfa con una inclinación de cabeza antes de marcharse.
-Esto es sencillo y durara poco. -Explicaba monótono el médico. -Primero pondré esta tira de cuero en tu brazo, luego buscare una vena en tu codo y después te sacare algo de sangre.
Mientras hablaba Go´el había movido una pequeña mesa auxiliar hacia la silla de la elfa y el mismo se disponía a sentarse en un taburete.
-En menos de un minuto habremos terminado y podrás seguir con tus labores. -El rubio rodeo el bíceps de la mujer con cinta de cuero y le enseñó el vial que iba a llenar. -Tan solo sentirás un pinchazo, relájate.
El dragón cumplió con su palabra, pinchó el brazo de rubia llenó el vial y la dejó marchar.
-Cierra la puerta al salir y dile a la dueña de la casa que pronto tendré listo el remedio.
Go´el se levantó del taburete sin siquiera haber mirado a Eille a la cara, el dragón empujaba tranquilo la mesa auxiliar hacia otra más grande donde estaban el resto de ingredientes para la crema rejuvenecedora.
El galeno ese día no acudió a la comida, estaba demasiado ocupado. La segunda tanda de la crema era de color azul, un detalle que el dragón había tomado para distinguir mejor el ingrediente especial que llevaba. Ahora su atención estaba en la sangre de la señora Erssebet, fue entonces cuando Go´el descubrió que la mujer le había engañado. Las pruebas que estaba realizando indicaban que la sangre de la mujer estaba ligada a una sangre que era al mismo tiempo humana y vampírica, y además, existía un tercer componente de sangre de vampiro este último era más oscuro lo que confirmaba que Erssebet había sido mordida por algún vampiro. Y a juzgar por la densidad, no hacía mucho.
-Querido doctor.
Go´el se dio la vuelta al escuchar la voz, se trataba la mestiza y dueña del lugar. La mujer estaba sola y de brazos cruzados.
-¿Porque sigo requiriendo los servicios de mi doncella?
-No lo sé. -Contestó el rubio con simpleza. -Es su doncella no la mía.
-¿Porque no está muerta? -Volvió a preguntar, ahora más irritada. -Esta mañana dejé claro que quería su sangre.
-Ya tiene su sangre. -Respondió el galeno recogiéndose el flequillo detrás de la oreja. -Con la crema que le di y la que estoy haciendo tendrá para todo un mes, eso sin contar con los cubos de sangre que están guardados, con ellos tendrá ungüento para casi un año. Es innecesario acabar con la vida de su doncella.
-Me trae sin cuidado si es o no necesario. -Replicó la mujer. -Quiero crema de elfa.
-No se preocupe, yo siempre atiendo las necesidades de mis pacientes. -El rubio caminaba por la estancia guardando algunos utensilios. -Conseguiré sangre elfica para que pueda intercalar las cremas, tendrá para mucho tiempo. Ahora, si me disculpa, tengo más pacientes que requieren mis cuidados.
El medico pasó junto a Erssebet y esta se giró atónita sin entender que pasaba.
-¿A dónde va? Su lugar de trabajo es este.
-Me voy a mi botica, por supuesto. -Dijo el dragón mirando a la mujer. -Su tratamiento no necesita de mi presencia. Me encargare de mandar a alguien con su remedio una vez al mes, estaré en contacto con su mayordomo. Si le surgiera alguna urgencia no dude en buscarme de nuevo. Mi compañero ya le habrá dado mis honorarios a su hombre-bestia. -Go´el abrió la puerta y le dio la llave a su legítima dueña. -Tiene usted un laboratorio esplendido.
La mujer se quedó clavada en el sitio sin saber que decir, nadie le había tratado así en la vida.
-Gali, volvemos a casa. Ya hemos terminado.
El monje sonrió a su amigo y se puso en pie mientras la humana medio vampiro escuchaba con la boca entre abierta. Los dragones ni siquiera se despidieron del personal, tan solo buscaron sus enseres en la habitación donde dormían, fueron al jardín y allí Gali cambio de forma y Go´el se encaramo a su lomo rumbo a ciudad Lagarto.
-Como quieras. -Respondió soltando las correas y estirando la espalda. -Si queréis algo estaré fuera.
El monje se despidió de su compañero y la elfa con una inclinación de cabeza antes de marcharse.
-Esto es sencillo y durara poco. -Explicaba monótono el médico. -Primero pondré esta tira de cuero en tu brazo, luego buscare una vena en tu codo y después te sacare algo de sangre.
Mientras hablaba Go´el había movido una pequeña mesa auxiliar hacia la silla de la elfa y el mismo se disponía a sentarse en un taburete.
-En menos de un minuto habremos terminado y podrás seguir con tus labores. -El rubio rodeo el bíceps de la mujer con cinta de cuero y le enseñó el vial que iba a llenar. -Tan solo sentirás un pinchazo, relájate.
El dragón cumplió con su palabra, pinchó el brazo de rubia llenó el vial y la dejó marchar.
-Cierra la puerta al salir y dile a la dueña de la casa que pronto tendré listo el remedio.
Go´el se levantó del taburete sin siquiera haber mirado a Eille a la cara, el dragón empujaba tranquilo la mesa auxiliar hacia otra más grande donde estaban el resto de ingredientes para la crema rejuvenecedora.
El galeno ese día no acudió a la comida, estaba demasiado ocupado. La segunda tanda de la crema era de color azul, un detalle que el dragón había tomado para distinguir mejor el ingrediente especial que llevaba. Ahora su atención estaba en la sangre de la señora Erssebet, fue entonces cuando Go´el descubrió que la mujer le había engañado. Las pruebas que estaba realizando indicaban que la sangre de la mujer estaba ligada a una sangre que era al mismo tiempo humana y vampírica, y además, existía un tercer componente de sangre de vampiro este último era más oscuro lo que confirmaba que Erssebet había sido mordida por algún vampiro. Y a juzgar por la densidad, no hacía mucho.
-Querido doctor.
Go´el se dio la vuelta al escuchar la voz, se trataba la mestiza y dueña del lugar. La mujer estaba sola y de brazos cruzados.
-¿Porque sigo requiriendo los servicios de mi doncella?
-No lo sé. -Contestó el rubio con simpleza. -Es su doncella no la mía.
-¿Porque no está muerta? -Volvió a preguntar, ahora más irritada. -Esta mañana dejé claro que quería su sangre.
-Ya tiene su sangre. -Respondió el galeno recogiéndose el flequillo detrás de la oreja. -Con la crema que le di y la que estoy haciendo tendrá para todo un mes, eso sin contar con los cubos de sangre que están guardados, con ellos tendrá ungüento para casi un año. Es innecesario acabar con la vida de su doncella.
-Me trae sin cuidado si es o no necesario. -Replicó la mujer. -Quiero crema de elfa.
-No se preocupe, yo siempre atiendo las necesidades de mis pacientes. -El rubio caminaba por la estancia guardando algunos utensilios. -Conseguiré sangre elfica para que pueda intercalar las cremas, tendrá para mucho tiempo. Ahora, si me disculpa, tengo más pacientes que requieren mis cuidados.
El medico pasó junto a Erssebet y esta se giró atónita sin entender que pasaba.
-¿A dónde va? Su lugar de trabajo es este.
-Me voy a mi botica, por supuesto. -Dijo el dragón mirando a la mujer. -Su tratamiento no necesita de mi presencia. Me encargare de mandar a alguien con su remedio una vez al mes, estaré en contacto con su mayordomo. Si le surgiera alguna urgencia no dude en buscarme de nuevo. Mi compañero ya le habrá dado mis honorarios a su hombre-bestia. -Go´el abrió la puerta y le dio la llave a su legítima dueña. -Tiene usted un laboratorio esplendido.
La mujer se quedó clavada en el sitio sin saber que decir, nadie le había tratado así en la vida.
-Gali, volvemos a casa. Ya hemos terminado.
El monje sonrió a su amigo y se puso en pie mientras la humana medio vampiro escuchaba con la boca entre abierta. Los dragones ni siquiera se despidieron del personal, tan solo buscaron sus enseres en la habitación donde dormían, fueron al jardín y allí Gali cambio de forma y Go´el se encaramo a su lomo rumbo a ciudad Lagarto.
Go'el
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Eilydh no sabía muy bien lo que estaba pasando en aquella habitación. Sintió el frio del metal de la punta de la aguja clavarse en una de sus venas. Pudo ver cómo el hombre de los cabellos rubios forcejeaba un poco con el utensilio, intentando sacar algo de su sangre a través de aquella jeringa.
Una vez lo hizo y antes de que la elfa volviese su mirada a la vena donde la habían pinchado, el lugar exacto había quedado cerrado como si nunca hubiese habido una perforación.Como todos los de su raza, curaba rápido y por lo tanto También coagulaba rápido lo que hacía muy difícil conservar cualquier gota de su sangre fresca. No sabía cómo iba a aquel doctor a revisarla, pero fuera lo que fuese, no era su problema.
No pasó mucho tiempo hasta que se encontró sola en aquella habitación, el doctor sumido en quehaceres en una contigua y el hombre fortachón ayudándole, así que se dedicó a inspeccionar los botes que la adornaban. Miles de ungüentos y frascos con partes de animales le devolvieron la mirada a través del formol que los contenía. Aquello no era algo que Eilydh estuviese acostumbrada a ver y la atmósfera de aquel lugar no le agradaba demasiado.
Fue por eso que se sobresaltó al sentir las manos de alguien agarrándola por la cintura y tapándole la boca. Estuvo dispuesta a llevar sus manos a la daga hasta que oyó la voz conocida en su oido de Axe.
-Shhhh- dijo simplemente-No soy yo al que tienes que temer…- dijo mientras la ayudaba a moverse hacia una pared lisa del laboratorio.
-Me alegro tanto de encontrarte.. Bueno… viva! dijo el chico llevándose las manos a la cabeza como si intentase poner en orden sus ideas….-Pensé.. pensé que.. Bueno.. Astrid fue llamada al laboratorio antes de desaparecer.. y recogí las ropas ensangrentadas de Paula la noche siguiente a su despido.. y.., no puedo dejarte morir También a ti. Ni a más nadie! Es malvada, Eilydh… la señora.. lo es. No quiere nada más que mantener bello su rostro, pero su interior es horrible.. horrible- dijo el chico llevando su mano al rostro de Eilydh mientras la miraba.
Tenía en sus ojos la mirada de alguien que piensa rápido, sin ver siquiera dónde enfocaba la mirada.
Eilydh pasó su mano por uno de los frascos de la pared, intentando aclarar su propia mente… el ojo de Astrid le devolvió la mirada desde el formol y la elfa retire su mano del cristal de manera agitada, como si aquello explicase todo: El doctor, su sangre… las misteriosas desapariciones de las damas de compañía…
-Necesitamos salir de aquí, señorita - dijo Axe interrumpiendo su pensamiento- Y tras varios meses, por fin he encontrado el pasadizo que lleva a los terrenos externos y fuera de los lindes de la posesión de la señora.. ojalá la hubiese sabido antes.. dijo el chico- Irónicamente, señorita, siempre ha estado cerca del ultimo lugar donde todas las chicas han.. bueno.. reposado- añadió.
Buscó a tientas en la pared vacía como si estuviese analizando los ladrillos hasta que uno de ellos pareció captar su atención. Lo pulsó y para sorpresa de la elfa, un pequeño recuadro en el muro comenzó a abrirse.
- Yo me voy contigo, no quiero tener nada que ver con esta panda de.. de bestias- añadió mientras instaba a Eilydh a meterse por el pasadizo.
La elfa dudó… y si aquello era una trampa? Y si Axe tan solo era el truco final a su asesinato? Y si justo aquello era lo que habían tenido que hacer todas las otras damas antes de morir??
Axe leyó la duda en sus ojos antes que Eilydh pudiese acercarle la daga a su cuello. El chico vió venir el movimiento y lo paró en seco, forcejeando con la elfa.
-No seas idiota! Si quisiese hacerte daño ya lo habría hecho! Anoche en tu habitación. Estabas tan drogada, señorita, que no te hubieses dado ni cuenta.. debí sacarte de allí anoche.. pero la cocinera tiene el sueño muy pasajero y Bueno.. casi me pilla. – dijo suspirando mientras seguía forcejeando con Eilydh.
- Qué escena tan entrañable!!!- una voz salió de la nada, seductora y femenina.
La señora sumida en las sombras del muro frente a ellos parecía observar el forcejeo divertida.
- Siempre supe que tu amor por las cosas lindas nos iba a traer problemas. Axe.. pero no pensé que fueses a traicionarme..- añadió.-Al fin y al cabo… tú me has ayudado bastante.- Una sonrisa maquiavélica se posó en los ojos de la señora y aquello se reflejó en Axe entristeciéndolo
Axe parecía consternado, sumido en una dualidad que le hizo dejar de sostener la mano de Eilydh.
-Yo amaba a Paula. Hubiese dado mi vida por ella.. y .. y..- dijo el chico al borde de las lágrimas.
-Y sin embargo fue ella la que nos dio su vida a ambos..- añadió la señora.- Si no fuese por esa chica hubiésemos muerto de hambre en ese año sin cosecha y sin ganado.. y sin dinero para comprarlo…. Paula nos sirvió bien.. y tú vas a servirme igualmente cuando acabe contigo y con esa elfa amiga tuya- añadió descubriendo detrás de ella a Einar quien cargaba una espada. La señora frunció su frente, severa. añadiendo años a su gesto y apariencia.
Fue todo muy rápido.
Axe se giró hacia Eilydh de manera violenta, casi felina. La elfa, sin esperar aquel ataque tan repentino tenía su guardia baja y el empujón del chico la hizo caer de bruces en el pasadizo, golpeando su cabeza en la Piedra del mismo, enlenteciendo sus movimientos por el dolor.
Al mismo tiempo, el chico había presionado el bloque de Piedra que cerraba el pasadizo y antes de que la Puerta se cerrase Eilydh tan solo pudo ver como el chico se transformaba de manera salvaje en un lobo adulto. ó
Pareció dirigirle una efímera mirada antes de saltar sobre la señora y convertirse en un borrón de sangre y pelo.
La puerta del pasadizo se cerró antes de que Eilydh pudiese salir de ella. La elfa golpeó de manera inútil la pared intentando abrirla, llamándo al hombre lobo y maldiciendo que se enfrentase a la señora solo.
Tras varios minutos sin éxito, comenzó a entender que todo era en vano y que tan solo había una salida: Hacia su libertad.
Nunca supo quién ganó aquella pelea.
Una vez lo hizo y antes de que la elfa volviese su mirada a la vena donde la habían pinchado, el lugar exacto había quedado cerrado como si nunca hubiese habido una perforación.Como todos los de su raza, curaba rápido y por lo tanto También coagulaba rápido lo que hacía muy difícil conservar cualquier gota de su sangre fresca. No sabía cómo iba a aquel doctor a revisarla, pero fuera lo que fuese, no era su problema.
No pasó mucho tiempo hasta que se encontró sola en aquella habitación, el doctor sumido en quehaceres en una contigua y el hombre fortachón ayudándole, así que se dedicó a inspeccionar los botes que la adornaban. Miles de ungüentos y frascos con partes de animales le devolvieron la mirada a través del formol que los contenía. Aquello no era algo que Eilydh estuviese acostumbrada a ver y la atmósfera de aquel lugar no le agradaba demasiado.
Fue por eso que se sobresaltó al sentir las manos de alguien agarrándola por la cintura y tapándole la boca. Estuvo dispuesta a llevar sus manos a la daga hasta que oyó la voz conocida en su oido de Axe.
-Shhhh- dijo simplemente-No soy yo al que tienes que temer…- dijo mientras la ayudaba a moverse hacia una pared lisa del laboratorio.
-Me alegro tanto de encontrarte.. Bueno… viva! dijo el chico llevándose las manos a la cabeza como si intentase poner en orden sus ideas….-Pensé.. pensé que.. Bueno.. Astrid fue llamada al laboratorio antes de desaparecer.. y recogí las ropas ensangrentadas de Paula la noche siguiente a su despido.. y.., no puedo dejarte morir También a ti. Ni a más nadie! Es malvada, Eilydh… la señora.. lo es. No quiere nada más que mantener bello su rostro, pero su interior es horrible.. horrible- dijo el chico llevando su mano al rostro de Eilydh mientras la miraba.
Tenía en sus ojos la mirada de alguien que piensa rápido, sin ver siquiera dónde enfocaba la mirada.
Eilydh pasó su mano por uno de los frascos de la pared, intentando aclarar su propia mente… el ojo de Astrid le devolvió la mirada desde el formol y la elfa retire su mano del cristal de manera agitada, como si aquello explicase todo: El doctor, su sangre… las misteriosas desapariciones de las damas de compañía…
-Necesitamos salir de aquí, señorita - dijo Axe interrumpiendo su pensamiento- Y tras varios meses, por fin he encontrado el pasadizo que lleva a los terrenos externos y fuera de los lindes de la posesión de la señora.. ojalá la hubiese sabido antes.. dijo el chico- Irónicamente, señorita, siempre ha estado cerca del ultimo lugar donde todas las chicas han.. bueno.. reposado- añadió.
Buscó a tientas en la pared vacía como si estuviese analizando los ladrillos hasta que uno de ellos pareció captar su atención. Lo pulsó y para sorpresa de la elfa, un pequeño recuadro en el muro comenzó a abrirse.
- Yo me voy contigo, no quiero tener nada que ver con esta panda de.. de bestias- añadió mientras instaba a Eilydh a meterse por el pasadizo.
La elfa dudó… y si aquello era una trampa? Y si Axe tan solo era el truco final a su asesinato? Y si justo aquello era lo que habían tenido que hacer todas las otras damas antes de morir??
Axe leyó la duda en sus ojos antes que Eilydh pudiese acercarle la daga a su cuello. El chico vió venir el movimiento y lo paró en seco, forcejeando con la elfa.
-No seas idiota! Si quisiese hacerte daño ya lo habría hecho! Anoche en tu habitación. Estabas tan drogada, señorita, que no te hubieses dado ni cuenta.. debí sacarte de allí anoche.. pero la cocinera tiene el sueño muy pasajero y Bueno.. casi me pilla. – dijo suspirando mientras seguía forcejeando con Eilydh.
- Qué escena tan entrañable!!!- una voz salió de la nada, seductora y femenina.
La señora sumida en las sombras del muro frente a ellos parecía observar el forcejeo divertida.
- Siempre supe que tu amor por las cosas lindas nos iba a traer problemas. Axe.. pero no pensé que fueses a traicionarme..- añadió.-Al fin y al cabo… tú me has ayudado bastante.- Una sonrisa maquiavélica se posó en los ojos de la señora y aquello se reflejó en Axe entristeciéndolo
Axe parecía consternado, sumido en una dualidad que le hizo dejar de sostener la mano de Eilydh.
-Yo amaba a Paula. Hubiese dado mi vida por ella.. y .. y..- dijo el chico al borde de las lágrimas.
-Y sin embargo fue ella la que nos dio su vida a ambos..- añadió la señora.- Si no fuese por esa chica hubiésemos muerto de hambre en ese año sin cosecha y sin ganado.. y sin dinero para comprarlo…. Paula nos sirvió bien.. y tú vas a servirme igualmente cuando acabe contigo y con esa elfa amiga tuya- añadió descubriendo detrás de ella a Einar quien cargaba una espada. La señora frunció su frente, severa. añadiendo años a su gesto y apariencia.
Fue todo muy rápido.
Axe se giró hacia Eilydh de manera violenta, casi felina. La elfa, sin esperar aquel ataque tan repentino tenía su guardia baja y el empujón del chico la hizo caer de bruces en el pasadizo, golpeando su cabeza en la Piedra del mismo, enlenteciendo sus movimientos por el dolor.
Al mismo tiempo, el chico había presionado el bloque de Piedra que cerraba el pasadizo y antes de que la Puerta se cerrase Eilydh tan solo pudo ver como el chico se transformaba de manera salvaje en un lobo adulto. ó
Pareció dirigirle una efímera mirada antes de saltar sobre la señora y convertirse en un borrón de sangre y pelo.
La puerta del pasadizo se cerró antes de que Eilydh pudiese salir de ella. La elfa golpeó de manera inútil la pared intentando abrirla, llamándo al hombre lobo y maldiciendo que se enfrentase a la señora solo.
Tras varios minutos sin éxito, comenzó a entender que todo era en vano y que tan solo había una salida: Hacia su libertad.
Nunca supo quién ganó aquella pelea.
Eilydh
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Re: [misión] ¿En quién puedes confiar?
Aquí finaliza vuestra misión en casa de la señora Erssebet, espero que os lo hayáis pasado bien.
Ambos obtenéis:
+50 aeros
+5 puntos de exp
·Poción rejuvenecedora
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Hecha a partir de sangre humana, esta poción está ideada para devolver la juventud a la persona que la ingiere. La mezcla de ingredientes hacen esta poción peligrosa a la gente que la ingiere más de una vez, haciendo un efecto rebote y dejando el cuerpo temporalmente más mayor de la edad biológica.
Duración: 4 turnos
Usos: 1
Go’el +1 pp
Los puntos y aeros serán sumado directamente a vuestro perfil, recordad añadir el objeto a la lista de tareas.
Ambos obtenéis:
+50 aeros
+5 puntos de exp
·Poción rejuvenecedora
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Hecha a partir de sangre humana, esta poción está ideada para devolver la juventud a la persona que la ingiere. La mezcla de ingredientes hacen esta poción peligrosa a la gente que la ingiere más de una vez, haciendo un efecto rebote y dejando el cuerpo temporalmente más mayor de la edad biológica.
Duración: 4 turnos
Usos: 1
Go’el +1 pp
Los puntos y aeros serán sumado directamente a vuestro perfil, recordad añadir el objeto a la lista de tareas.
Thorn
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