Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
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Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
El Mausu contemplaba el desierto a la distancia, junto a él otro ratón olía el aire con algo de curiosidad, pero también con precaución. Ese tipo de ambientes no eran los más adecuados para los roedores, habían demasiados peligros, muchos depredadores, además de los riesgos que se aplicaban a cualquier raza, como la falta de alimentos y agua.
Los Mausu estaban en silencio, sin embargo, con sus gestos se decían muchas cosas, era una tierra nueva, aún no explorada por los de su Tribu, aquel que se adentrara primero por las arenas que rodeaban Roilkat, tendría un gran reconocimiento cuando regresara.
Eso siempre y cuando pudiera regresar.
-No creo que valga la pena, el desierto lo destruye todo, no encontraremos nada de valor para nosotros - Y al decir “nosotros” en realidad se refería a la Tribu.
-Escuché que hay unos seres llamados Norgedos allí, y que aprendieron a sobrevivir en ese ambiente. Podrían darnos un poco de su conocimiento - Amit se peinaba los bigotes mientras pensaba.
-Mucho riesgo a cambio de algo que solo podría ser - El otro Mausu parecía convencido a no adentrarse. Amit sabía que no era por miedo, aunque pudiera parecerlo, el tiempo de los ratones era muy limitado y había que elegir bien en qué gastarlo - Puedes hacerlo tu, eres conocido por explorar todo Verisar -
Dicho eso, el otro ratón se ajustó la capa y bajó del paredón desde el que estaban observando, dando un par de ágiles saltos. Amit en cambio se quedó mirando el inhóspito paisaje, encontrar nuevos objetos y nuevos conocimientos era algo por lo que valía la pena arriesgarse.
-Tchik - Chasqueó la lengua y bajó del paredón, lo primero era lo primero, iba a buscar provisiones y más agua.
La ciudad de Roilkat no le había resultado tan diferente a la de Lunargenta, aunque lo cierto era que para los Mausu todos los Humanos se parecían, y además su memoria era escasa, de la mayoría de los poblados solo le quedaba un vago recuerdo. Pero más allá de eso Amit estaba seguro que no eran muy diferentes, habían muchas personas, todas apiñadas en casas que eran altas como árboles, y muy poco acogedoras.
Fue en dirección a la zona comercial... Con varias vueltas de por medio, tuvo que consultar su cuaderno para recordar donde estaba. Dos horas más tarde ya tenía todo lo necesario para emprender el viaje, se detuvo en una de las puertas principales de la ciudad, viendo como salían las caravanas llenas de mercancía, Amit había escuchado que ahora las relaciones con los Norgedos eran mucho mejores, seguro ese tipo de expediciones salían más seguido.
Miro al costado, había un cargamento que todavía estaba alistando los últimos detalles antes de salir. Se acercó a ellos, quitándose la capa para que lo vieran con claridad, las personas honestas no tenían porque andar ocultándose.
-Disculpen, Tchik ¿Tienen lugar en su caravana para uno más? Necesito ir a las Arenas de Roilkat - Le preguntó Amit a un Humano que les daba órdenes al resto y por lo tanto debía ser quien dirigía al grupo.
Los Mausu estaban en silencio, sin embargo, con sus gestos se decían muchas cosas, era una tierra nueva, aún no explorada por los de su Tribu, aquel que se adentrara primero por las arenas que rodeaban Roilkat, tendría un gran reconocimiento cuando regresara.
Eso siempre y cuando pudiera regresar.
-No creo que valga la pena, el desierto lo destruye todo, no encontraremos nada de valor para nosotros - Y al decir “nosotros” en realidad se refería a la Tribu.
-Escuché que hay unos seres llamados Norgedos allí, y que aprendieron a sobrevivir en ese ambiente. Podrían darnos un poco de su conocimiento - Amit se peinaba los bigotes mientras pensaba.
-Mucho riesgo a cambio de algo que solo podría ser - El otro Mausu parecía convencido a no adentrarse. Amit sabía que no era por miedo, aunque pudiera parecerlo, el tiempo de los ratones era muy limitado y había que elegir bien en qué gastarlo - Puedes hacerlo tu, eres conocido por explorar todo Verisar -
Dicho eso, el otro ratón se ajustó la capa y bajó del paredón desde el que estaban observando, dando un par de ágiles saltos. Amit en cambio se quedó mirando el inhóspito paisaje, encontrar nuevos objetos y nuevos conocimientos era algo por lo que valía la pena arriesgarse.
-Tchik - Chasqueó la lengua y bajó del paredón, lo primero era lo primero, iba a buscar provisiones y más agua.
La ciudad de Roilkat no le había resultado tan diferente a la de Lunargenta, aunque lo cierto era que para los Mausu todos los Humanos se parecían, y además su memoria era escasa, de la mayoría de los poblados solo le quedaba un vago recuerdo. Pero más allá de eso Amit estaba seguro que no eran muy diferentes, habían muchas personas, todas apiñadas en casas que eran altas como árboles, y muy poco acogedoras.
Fue en dirección a la zona comercial... Con varias vueltas de por medio, tuvo que consultar su cuaderno para recordar donde estaba. Dos horas más tarde ya tenía todo lo necesario para emprender el viaje, se detuvo en una de las puertas principales de la ciudad, viendo como salían las caravanas llenas de mercancía, Amit había escuchado que ahora las relaciones con los Norgedos eran mucho mejores, seguro ese tipo de expediciones salían más seguido.
Miro al costado, había un cargamento que todavía estaba alistando los últimos detalles antes de salir. Se acercó a ellos, quitándose la capa para que lo vieran con claridad, las personas honestas no tenían porque andar ocultándose.
-Disculpen, Tchik ¿Tienen lugar en su caravana para uno más? Necesito ir a las Arenas de Roilkat - Le preguntó Amit a un Humano que les daba órdenes al resto y por lo tanto debía ser quien dirigía al grupo.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
-Así que, este Dagster... ¿es de fiar?- pregunté, estirándome perezosamente. Mi compañero se quedó pensativo unos segundos antes de responder.
-No mucho.- admitió Syl, encogiéndose de hombros. -Pero tampoco intentará nada. No es idiota.-
Había aceptado ese trabajo precisamente por el felino. Al parecer, le conocía de antes, y por el motivo que fuese, le debía un favor de mucho tiempo atrás. El favor no había sido tomar aquel encargo, sino hacer que yo lo tomase. Por una vez, mi reputación jugaba en mi contra.
Realmente, tampoco me molestaba. Hacía tiempo que no volvía por el arenal. Sabía que el gato estaría algo nostálgico. Había sido un hogar para él durante la mayor parte de su vida. Y, dado que tanto el felino como yo éramos más bien conocidos en ese sitio, no fue muy difícil asegurar un transporte. Las relaciones comerciales entre Roilkat y Dalmasca eran buenas, por lo que las caravanas eran comunes, y una tenía espacio suficiente.
También carecía de una escolta notable. Quizás el que estuviesen tan dispuestos a llevarnos les servía para resolver ese problema. Viajábamos gratis, y si había algún problema, nos encargábamos.
Tan solo había un par de carrozas en toda la caravana: el resto consistía de caballos. No debían de esperar estar más de un par de días, o quizás tenían algunas paradas planeadas. Las carrozas estaban preparadas para el desierto, al menos: las paredes y el "techo" eran de tela. Yo me quedé dentro, pero Syl se sentó al frente. No quería perderse la vista, pese al calor.
Me puse cómodo. Había espacio suficiente, incluso para alguien de mi tamaño. Aparte de algunas cajas, estaba completamente sólo. Pero unos minutos después, alguien apareció fuera. Escuché la conversación desde dentro. Alguien necesitaba pasaje.
-Hmm... supongo que no hay problema. No necesitamos más guardias, y es tarde para conseguir más mercancía. Sube.- dijo la voz del mercader.
No estaba seguro de que esperaba, pero aquello no lo era. Un hombre bestia, ratón o rata, con un tamaño que se acercaba al animal real. Espera, ¿le conocía? ¿Un cliente, quizás? Recordaba haber encantado algo para alguien así. Sin embargo, dudé. No estaba seguro de si podría diferenciar a dos hombres rata con pelaje similar, después de todo.
Me coloqué la corona que había estado toqueteando y le saludé con un gesto de cabeza.
-¿Vas a algún sitio en concreto?- pregunté.
-No mucho.- admitió Syl, encogiéndose de hombros. -Pero tampoco intentará nada. No es idiota.-
Había aceptado ese trabajo precisamente por el felino. Al parecer, le conocía de antes, y por el motivo que fuese, le debía un favor de mucho tiempo atrás. El favor no había sido tomar aquel encargo, sino hacer que yo lo tomase. Por una vez, mi reputación jugaba en mi contra.
Realmente, tampoco me molestaba. Hacía tiempo que no volvía por el arenal. Sabía que el gato estaría algo nostálgico. Había sido un hogar para él durante la mayor parte de su vida. Y, dado que tanto el felino como yo éramos más bien conocidos en ese sitio, no fue muy difícil asegurar un transporte. Las relaciones comerciales entre Roilkat y Dalmasca eran buenas, por lo que las caravanas eran comunes, y una tenía espacio suficiente.
También carecía de una escolta notable. Quizás el que estuviesen tan dispuestos a llevarnos les servía para resolver ese problema. Viajábamos gratis, y si había algún problema, nos encargábamos.
Tan solo había un par de carrozas en toda la caravana: el resto consistía de caballos. No debían de esperar estar más de un par de días, o quizás tenían algunas paradas planeadas. Las carrozas estaban preparadas para el desierto, al menos: las paredes y el "techo" eran de tela. Yo me quedé dentro, pero Syl se sentó al frente. No quería perderse la vista, pese al calor.
Me puse cómodo. Había espacio suficiente, incluso para alguien de mi tamaño. Aparte de algunas cajas, estaba completamente sólo. Pero unos minutos después, alguien apareció fuera. Escuché la conversación desde dentro. Alguien necesitaba pasaje.
-Hmm... supongo que no hay problema. No necesitamos más guardias, y es tarde para conseguir más mercancía. Sube.- dijo la voz del mercader.
No estaba seguro de que esperaba, pero aquello no lo era. Un hombre bestia, ratón o rata, con un tamaño que se acercaba al animal real. Espera, ¿le conocía? ¿Un cliente, quizás? Recordaba haber encantado algo para alguien así. Sin embargo, dudé. No estaba seguro de si podría diferenciar a dos hombres rata con pelaje similar, después de todo.
Me coloqué la corona que había estado toqueteando y le saludé con un gesto de cabeza.
-¿Vas a algún sitio en concreto?- pregunté.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
El Mausu hizo algo así como una sonrisa cuando el comerciante aceptó que subiera, asintió varias veces satisfecho y se apuro a acercarse a la parte de atrás del carro. Claramente era muy alto para alguien de su tamaño, dio un salto y se agarró del borde para finalmente impulsarse hacia adentro, haciendo un revoltijo con la mochila, el martillo y su cinturón con herramientas.
Pero rápidamente se puso de pie y volvió a acomodar todos sus implementos, parándose derecho como si nada hubiese pasado. Frente a él había un Hombre- Bestia inmenso, el más grande que Amit había visto nunca, o al menos de los que podía recordar, con la poca memoria que tenían los Mausu era normal que se hubiese olvidado por completo de Asher.
-¡Tchik! Eres muy alto – El ratón empezó por lo obvio, luego se sentó frente a él, aunque más bien era como un dejarse caer ya que el movimiento de piernas no le permitía la misma flexibilidad que a los humanos – Soy un explorador, vengo al Arenal de Roilkat porque es un terreno nuevo para los de mi Tribu – Estar en un sitio tan reducido encerrado con un depredador encendía las alarmas de la parte más instintiva de Amit, pero su lado racional le decía que no tenía que mostrarse desconfiado – Quizás encuentre algo que pueda ser de utilidad para mi gente –
Los Mausu lograban sobrevivir gracias a sus altas tasas de natalidad y el haber aprendido sobre agricultura, pero más allá de eso sus recursos eran muy escasos, necesitaban de los exploradores para poder adquirir nuevos conocimientos. A diferencia de la mayoría de las poblaciones, ellos no tenían siglos de sabiduría del pasado que los ayudara.
-¿Eres un comerciante? – Amit levantó la vista hasta llegar a la cabeza del Hombre-Bestia y notó la corona - ¿Eres algún tipo de rey de los de tu especie? – Sonaba extraño que un gobernante viajara como cualquier mortal, pero cada tribu tenía sus costumbres y el Mausu no las conocía todas.
A diferencia de cuando viajabas por caminos pedregosos, las ruedas del carro se movían de modo mucho más fluido entre la arena. Tampoco se escuchaban los cascos de los caballos, o el cantar de los pájaros, era más bien un ambiente tranquilo, con el constante sonido del viento, y el tintineo de cadenas o armas de los guardias de la caravana entrechocando.
-¿Ya conoces el Arenal? Escuche muchas historias sobre él, Tchik, historias muy interesantes, si, si – Se mordisqueó una uña y agregó – Me gustaría saber cómo lograron sobrevivir con este tipo de clima, eso sería muy útil en la época de sequía, a veces perdemos cosechas enteras y eso significa pasar hambre – Cuando eso ocurría los primeros en sufrir las consecuencias eran las crías y los ratones más ancianos, los que no podían digerir alimentos más duros como las raíces.
Tomaría algo de tiempo el llegar a destino, una franja de tiempo en la que no había mucho para hacer además de descansar, hablar y ver el monótono paisaje. O al menos eso era lo que esperaban, la otra alternativa era que fueran interceptados por bandidos, animales salvajes o cualquier otro tipo de amenaza, en el desierto todo parecía ser el doble de peligroso, al menos para Amit.
Al final, no fueron unos bandidos ni un animal el que interrumpió la marcha, sino un grupo de jinetes que los habían estado esperando.
Pero rápidamente se puso de pie y volvió a acomodar todos sus implementos, parándose derecho como si nada hubiese pasado. Frente a él había un Hombre- Bestia inmenso, el más grande que Amit había visto nunca, o al menos de los que podía recordar, con la poca memoria que tenían los Mausu era normal que se hubiese olvidado por completo de Asher.
-¡Tchik! Eres muy alto – El ratón empezó por lo obvio, luego se sentó frente a él, aunque más bien era como un dejarse caer ya que el movimiento de piernas no le permitía la misma flexibilidad que a los humanos – Soy un explorador, vengo al Arenal de Roilkat porque es un terreno nuevo para los de mi Tribu – Estar en un sitio tan reducido encerrado con un depredador encendía las alarmas de la parte más instintiva de Amit, pero su lado racional le decía que no tenía que mostrarse desconfiado – Quizás encuentre algo que pueda ser de utilidad para mi gente –
Los Mausu lograban sobrevivir gracias a sus altas tasas de natalidad y el haber aprendido sobre agricultura, pero más allá de eso sus recursos eran muy escasos, necesitaban de los exploradores para poder adquirir nuevos conocimientos. A diferencia de la mayoría de las poblaciones, ellos no tenían siglos de sabiduría del pasado que los ayudara.
-¿Eres un comerciante? – Amit levantó la vista hasta llegar a la cabeza del Hombre-Bestia y notó la corona - ¿Eres algún tipo de rey de los de tu especie? – Sonaba extraño que un gobernante viajara como cualquier mortal, pero cada tribu tenía sus costumbres y el Mausu no las conocía todas.
A diferencia de cuando viajabas por caminos pedregosos, las ruedas del carro se movían de modo mucho más fluido entre la arena. Tampoco se escuchaban los cascos de los caballos, o el cantar de los pájaros, era más bien un ambiente tranquilo, con el constante sonido del viento, y el tintineo de cadenas o armas de los guardias de la caravana entrechocando.
-¿Ya conoces el Arenal? Escuche muchas historias sobre él, Tchik, historias muy interesantes, si, si – Se mordisqueó una uña y agregó – Me gustaría saber cómo lograron sobrevivir con este tipo de clima, eso sería muy útil en la época de sequía, a veces perdemos cosechas enteras y eso significa pasar hambre – Cuando eso ocurría los primeros en sufrir las consecuencias eran las crías y los ratones más ancianos, los que no podían digerir alimentos más duros como las raíces.
Tomaría algo de tiempo el llegar a destino, una franja de tiempo en la que no había mucho para hacer además de descansar, hablar y ver el monótono paisaje. O al menos eso era lo que esperaban, la otra alternativa era que fueran interceptados por bandidos, animales salvajes o cualquier otro tipo de amenaza, en el desierto todo parecía ser el doble de peligroso, al menos para Amit.
Al final, no fueron unos bandidos ni un animal el que interrumpió la marcha, sino un grupo de jinetes que los habían estado esperando.
Amit'tek
Honorable
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
-No hay mucho que explorar. Quitando Dalmasca, sólo hay arenas y ruinas.- dije. No era por quitarle emoción, pero verdaderamente, había poco que ver. Pueblos aquí y allá, algunos cañones erosionados por el viento... el resto era lo mismo, durante horas y horas de viaje. -Y soy algo así como un... Guardián. Me encargo de proteger Aerandir.- dije. Sabía la connotación que tendría "perro guardián", pero no me parecía que aquél ratón fuese a hacer bromas al respecto.
El pequeño hombre bestia me recordaba algo a Hont. Era hablador, hacía muchas preguntas, pero sobre todo con inocencia. Era algo relajante. Una conversación tranquila en un viaje sin demasiado sobresalto, al menos por el momento.
-Viví en Dalmasca durante un año. Es la única ciudad aquí, aparte de Roilkat. Así que supongo que lo conozco.- dije, ladeando la cabeza. No es que fuese un experto. No le prestaba tanta atención a algunos de los puntos más... culturalmente importantes. Solo sabía como vivir allí. -No sé decirte sobre los cultivos. Mi compañero sabe más que yo. Estuvo allí diez años.- dije.
No estaba muy seguro de qué hacer. Acabaría aburriéndome de descansar allí. Tenía demasiada energía como para estar todo el día sentado. Bostecé, mostrando todos mis dientes mientras me estiraba.
-¿De qué tribu eres?- pregunté. -Yo vengo de Áruent. Está al oeste de Midgar, muy lejos de aquí. Pero vivo en Dundarak.- expliqué. Estaba esencialmente en la otra punta de Aerandir. No podía decir que me quedase muy quieto. Era un Nómada, al fin y al cabo, tenía que hacer honor al nombre.
Tras aquello, el carruaje se detuvo. Escuché voces. Al fin. Me levanté y salí a la arena, invocando a Eclipse. Varios hombres montados a caballo, con uno dirigiéndose al propietario de la caravana.
-Decidme que sois bandidos. Necesito ejercicio.- dije, haciendo una floritura con mi arma. Ninguno de los jinetes se puso en guardia. El que había bajado de su caballo negó con la cabeza.
-Siento decepcionarte. Somos rakibs. Solo queremos inspeccionar la caravana, asegurarnos de que todo está en orden.- dijo. Resoplé. Eran, esencialmente, la guardia a caballo de Dalmasca. Tenía sentido, supuse. Con la subida del comercio, los controles eran necesarios. -Necesito saber el nombre y motivo de viaje de cada uno, incluso si no vais a la ciudad.-
Hice que mi espada desapareciese, provocando algunas miradas sorprendidas entre algunos de los soldados. Primero fue el mercader, luego sus trabajadores. Y entonces, llegó el momento.
-Alhayit Syl.- dijo el felino, bajándose de un salto del carruaje y mirando a los ojos al otro hombre. Este alzó ambas cejas antes incluso de que dijese sus motivos.
-¿De verdad? ¿Fuiste tú el que mató a Roiland?- preguntó. El ballestero simplemente asintió, sin darle o restarle mayor importancia.
-Vengo de escolta.- afirmó, mirándome de reojo. Técnicamente, supuse. El siguiente fui yo.
-Asher Daregan. Vengo a encontrar a alguien desaparecido.- aseguré. Syl me miró con cierto reproche. Sabía que era algo "secreto", pero tampoco es que dijese demasiado. Mientras no mencionase nombres...
El pequeño hombre bestia me recordaba algo a Hont. Era hablador, hacía muchas preguntas, pero sobre todo con inocencia. Era algo relajante. Una conversación tranquila en un viaje sin demasiado sobresalto, al menos por el momento.
-Viví en Dalmasca durante un año. Es la única ciudad aquí, aparte de Roilkat. Así que supongo que lo conozco.- dije, ladeando la cabeza. No es que fuese un experto. No le prestaba tanta atención a algunos de los puntos más... culturalmente importantes. Solo sabía como vivir allí. -No sé decirte sobre los cultivos. Mi compañero sabe más que yo. Estuvo allí diez años.- dije.
No estaba muy seguro de qué hacer. Acabaría aburriéndome de descansar allí. Tenía demasiada energía como para estar todo el día sentado. Bostecé, mostrando todos mis dientes mientras me estiraba.
-¿De qué tribu eres?- pregunté. -Yo vengo de Áruent. Está al oeste de Midgar, muy lejos de aquí. Pero vivo en Dundarak.- expliqué. Estaba esencialmente en la otra punta de Aerandir. No podía decir que me quedase muy quieto. Era un Nómada, al fin y al cabo, tenía que hacer honor al nombre.
Tras aquello, el carruaje se detuvo. Escuché voces. Al fin. Me levanté y salí a la arena, invocando a Eclipse. Varios hombres montados a caballo, con uno dirigiéndose al propietario de la caravana.
-Decidme que sois bandidos. Necesito ejercicio.- dije, haciendo una floritura con mi arma. Ninguno de los jinetes se puso en guardia. El que había bajado de su caballo negó con la cabeza.
-Siento decepcionarte. Somos rakibs. Solo queremos inspeccionar la caravana, asegurarnos de que todo está en orden.- dijo. Resoplé. Eran, esencialmente, la guardia a caballo de Dalmasca. Tenía sentido, supuse. Con la subida del comercio, los controles eran necesarios. -Necesito saber el nombre y motivo de viaje de cada uno, incluso si no vais a la ciudad.-
Hice que mi espada desapareciese, provocando algunas miradas sorprendidas entre algunos de los soldados. Primero fue el mercader, luego sus trabajadores. Y entonces, llegó el momento.
-Alhayit Syl.- dijo el felino, bajándose de un salto del carruaje y mirando a los ojos al otro hombre. Este alzó ambas cejas antes incluso de que dijese sus motivos.
-¿De verdad? ¿Fuiste tú el que mató a Roiland?- preguntó. El ballestero simplemente asintió, sin darle o restarle mayor importancia.
-Vengo de escolta.- afirmó, mirándome de reojo. Técnicamente, supuse. El siguiente fui yo.
-Asher Daregan. Vengo a encontrar a alguien desaparecido.- aseguré. Syl me miró con cierto reproche. Sabía que era algo "secreto", pero tampoco es que dijese demasiado. Mientras no mencionase nombres...
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
El Hombre-Bestia aseguraba que no había mucho para ver en el desierto, Amit lo miró en silencio, era difícil definir en qué estaba pensando, su rostro no expresaba gestos de modo tan evidente como el de un humano. Sus pequeños ojos rojos se quedaron fijos en Asher, movió los bigotes un par de veces y finalmente asintió, como si hubiese llegado a una conclusión.
-Mis respetos para usted entonces, no sabía que Aerandir tenía Guardias, debe ser una tarea muy pesada y a la vez muy honorable – Era toda una novedad, lo primero que pensó el roedor es que si ese hombre los ayudaría cuando el ganado enfermara, o si les daría una solución cuando las cosechas no fueran tan proliferas como habían esperado. En seguida se fijó en su porte, poderoso e imponente, parecía ser más del tipo de Guardián que luchaba – Pertenezco a la tribu de los Mausu, está al Suroeste de Midgar, Tchik, se nos podría considerar vecinos entonces –
Siempre dispuesto a cumplir con las reglas, Amit se bajó del carro para que los jinetes que acababan de acercarse pudieran revisar la carga. Recién en ese momento notó al acompañante del que Asher había hablado ¡Era un Hombre-Gato! Los pelos de la nuca se le levantaron por completo al roedor, y apenas pudo mantener la compostura al verlo, dio algunos pasos hacia atrás, y tragó saliva.
-… Oye, tu – La voz del guardia sacó al Mausu de su estado de alerta - Te estamos hablando -
-¡Tchik! – Exclamó y sacudió la cabeza – Soy Amit´tek, vengo a aprender más sobre la gente de estas tierras – Eso pareció ser suficiente como para que los dejaran tranquilos, una vez que terminaron de preguntarles a todos sus nombres y motivos para viajar procedieron a revisar las cajas con la mercancía.
El roedor dio un largo rodeo para no acercarse a Syl y fue junto a Asher.
-¿Alguien desaparecido? ¿Es algún tipo de trabajo por ser Guardián de Aerandir? – Buscar gente perdida sonaba como una tarea mucho más importante que asegurar el bienestar de las cosechas - ¿Tienes alguna pista de donde podría estar? –
Mientras el ratón hablaba mantenía la vista fija en Asher, aunque de vez en vez la desviaba hacía el Hombre-Gato, y si se acercaba, Amit se movía disimuladamente hacía atrás. La parte racional de su mente le decía que no pasaría nada, pero no podía evitar que su instinto reaccionara.
La población Mausu vivía bastante aislada del resto de las razas, por cuestiones de comercio tenían que obligatoriamente relacionarse con pueblos cercanos, pero más allá de eso su contacto con otras especies era casi nulo. Eso incluía el conocer de otros Hombres-Bestia, claramente sabían que existían otros seres como ellos, pero no eran parte de su día a día. Dentro de lo cerrados y poco sociables que eran los Mausu, se podía considerar a Amit como el equivalente a un “hombre de mundo”.
Así que respiró profundo, se paró derecho, y con paso decidido se acercó a Syl, extendió la mano para saludarlo e intentó aparentar que no se le ponía la piel de gallina cuando el olor a felino gigante llegaba hasta su nariz.
-Es un placer conocerlo, soy Amit´tek, de la tribu de los Mausu, Tchik – Su tonó sonaba ligeramente más chillón, pero por lo demás parecía estar muy serio y decidido – Viajaré con ustedes hasta Dalmasca-
Una vez que terminaron de revisar el cargamento, los jinetes dieron la señal para que la caravana continuara su camino.
-Mis respetos para usted entonces, no sabía que Aerandir tenía Guardias, debe ser una tarea muy pesada y a la vez muy honorable – Era toda una novedad, lo primero que pensó el roedor es que si ese hombre los ayudaría cuando el ganado enfermara, o si les daría una solución cuando las cosechas no fueran tan proliferas como habían esperado. En seguida se fijó en su porte, poderoso e imponente, parecía ser más del tipo de Guardián que luchaba – Pertenezco a la tribu de los Mausu, está al Suroeste de Midgar, Tchik, se nos podría considerar vecinos entonces –
Siempre dispuesto a cumplir con las reglas, Amit se bajó del carro para que los jinetes que acababan de acercarse pudieran revisar la carga. Recién en ese momento notó al acompañante del que Asher había hablado ¡Era un Hombre-Gato! Los pelos de la nuca se le levantaron por completo al roedor, y apenas pudo mantener la compostura al verlo, dio algunos pasos hacia atrás, y tragó saliva.
-… Oye, tu – La voz del guardia sacó al Mausu de su estado de alerta - Te estamos hablando -
-¡Tchik! – Exclamó y sacudió la cabeza – Soy Amit´tek, vengo a aprender más sobre la gente de estas tierras – Eso pareció ser suficiente como para que los dejaran tranquilos, una vez que terminaron de preguntarles a todos sus nombres y motivos para viajar procedieron a revisar las cajas con la mercancía.
El roedor dio un largo rodeo para no acercarse a Syl y fue junto a Asher.
-¿Alguien desaparecido? ¿Es algún tipo de trabajo por ser Guardián de Aerandir? – Buscar gente perdida sonaba como una tarea mucho más importante que asegurar el bienestar de las cosechas - ¿Tienes alguna pista de donde podría estar? –
Mientras el ratón hablaba mantenía la vista fija en Asher, aunque de vez en vez la desviaba hacía el Hombre-Gato, y si se acercaba, Amit se movía disimuladamente hacía atrás. La parte racional de su mente le decía que no pasaría nada, pero no podía evitar que su instinto reaccionara.
La población Mausu vivía bastante aislada del resto de las razas, por cuestiones de comercio tenían que obligatoriamente relacionarse con pueblos cercanos, pero más allá de eso su contacto con otras especies era casi nulo. Eso incluía el conocer de otros Hombres-Bestia, claramente sabían que existían otros seres como ellos, pero no eran parte de su día a día. Dentro de lo cerrados y poco sociables que eran los Mausu, se podía considerar a Amit como el equivalente a un “hombre de mundo”.
Así que respiró profundo, se paró derecho, y con paso decidido se acercó a Syl, extendió la mano para saludarlo e intentó aparentar que no se le ponía la piel de gallina cuando el olor a felino gigante llegaba hasta su nariz.
-Es un placer conocerlo, soy Amit´tek, de la tribu de los Mausu, Tchik – Su tonó sonaba ligeramente más chillón, pero por lo demás parecía estar muy serio y decidido – Viajaré con ustedes hasta Dalmasca-
Una vez que terminaron de revisar el cargamento, los jinetes dieron la señal para que la caravana continuara su camino.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
No era sorprendente que el ratón fuese de algún lugar cerca de Midgar. Muchas tribus de hombres bestia se habían asentado en el suroeste del continente, después de todo.
El roedor parecía lleno de curiosidad. No era algo que me molestase, ni mucho menos. Me preguntaba que edad tendría: era respetuoso, pero su aspecto difícilmente me daría ninguna pista. Aun así, parecía... algo nervioso cerca de Syl. Curioso. Físicamente, el gato no llegaba a alcanzar mi tamaño, aunque tampoco era precisamente pequeño. Podía entender que su seriedad fuese algo intimidante. Esbocé media sonrisa, divertido. Syl ladeó la cabeza, pero no llegó a preguntar.
-No sé demasiado. Solo la zona general. Creo que buscaré un guía cuando lleguemos.- expliqué. -Y es... más bien un favor.-
El que se había presentado como Amit'tek se le acercó y le ofreció la mano. El felino le contempló durante un segundo, antes de responder al saludo. Evité sonreír más al ver la diferencia de tamaño: Syl podía haberle ofrecido un solo dedo y habría sido más apropiado.
-Syl Daregan.- dijo firmemente. Sentí cierto orgullo al escucharlo presentarse con ese apellido. No dijo mucho más. Era de pocas palabras, después de todo, por lo que intervine.
-Amit'tek quiere aprender sobre la vida en el arenal.- dije con un gesto de la mano. -¿Quizás podrías explicarle algunas cosas? Preguntaba por cultivos y demás.-
-Hmm.- el felino contempló al ratón. Finalmente, asintió. -Vale, te puedo decir de camino.- dijo. Se subió a la parte de atrás esta vez. Por mi parte, no tenía demasiadas ganas de estar tanto tiempo al sol. No era la clase de calor ligero y agradable bajo el que dormir una siesta. Volví al carro, ahora junto al gato, y la caravana se puso en marcha.
-Parte importante de Dalmasca es que tienen gente de todas razas. Eso incluye brujos, y algunos brujos pueden crear agua.- empezó. -Ese agua de por si no es potable, pero puede usarse para regar plantas. Además, está el agua de mar. Hay muchas formas de filtrarla y hacerla útil.- continuó, haciendo memoria. Puso los brazos sobre sus rodillas. -Últimamente lo han tenido más fácil, por el comercio. Creo que tienen semillas de plantas que aguantan mejor el clima.-
-Hay gente muy distinta. Es una de las cosas que más me gusta. No me sorprendería si viese a algún Mausu allí, incluso.- sugerí. No estaba del todo seguro, pero la posibilidad existía. Me quedé pensativo. ¿Habría gente de Áruent en sitios allí, también? Oshu había sido más o menos una excepción.
Continuamos hablando durante un largo rato, hasta que al final, la caravana se detuvo de nuevo. Estaba ya atardeciendo. ¿Habíamos llegado?
El roedor parecía lleno de curiosidad. No era algo que me molestase, ni mucho menos. Me preguntaba que edad tendría: era respetuoso, pero su aspecto difícilmente me daría ninguna pista. Aun así, parecía... algo nervioso cerca de Syl. Curioso. Físicamente, el gato no llegaba a alcanzar mi tamaño, aunque tampoco era precisamente pequeño. Podía entender que su seriedad fuese algo intimidante. Esbocé media sonrisa, divertido. Syl ladeó la cabeza, pero no llegó a preguntar.
-No sé demasiado. Solo la zona general. Creo que buscaré un guía cuando lleguemos.- expliqué. -Y es... más bien un favor.-
El que se había presentado como Amit'tek se le acercó y le ofreció la mano. El felino le contempló durante un segundo, antes de responder al saludo. Evité sonreír más al ver la diferencia de tamaño: Syl podía haberle ofrecido un solo dedo y habría sido más apropiado.
-Syl Daregan.- dijo firmemente. Sentí cierto orgullo al escucharlo presentarse con ese apellido. No dijo mucho más. Era de pocas palabras, después de todo, por lo que intervine.
-Amit'tek quiere aprender sobre la vida en el arenal.- dije con un gesto de la mano. -¿Quizás podrías explicarle algunas cosas? Preguntaba por cultivos y demás.-
-Hmm.- el felino contempló al ratón. Finalmente, asintió. -Vale, te puedo decir de camino.- dijo. Se subió a la parte de atrás esta vez. Por mi parte, no tenía demasiadas ganas de estar tanto tiempo al sol. No era la clase de calor ligero y agradable bajo el que dormir una siesta. Volví al carro, ahora junto al gato, y la caravana se puso en marcha.
-Parte importante de Dalmasca es que tienen gente de todas razas. Eso incluye brujos, y algunos brujos pueden crear agua.- empezó. -Ese agua de por si no es potable, pero puede usarse para regar plantas. Además, está el agua de mar. Hay muchas formas de filtrarla y hacerla útil.- continuó, haciendo memoria. Puso los brazos sobre sus rodillas. -Últimamente lo han tenido más fácil, por el comercio. Creo que tienen semillas de plantas que aguantan mejor el clima.-
-Hay gente muy distinta. Es una de las cosas que más me gusta. No me sorprendería si viese a algún Mausu allí, incluso.- sugerí. No estaba del todo seguro, pero la posibilidad existía. Me quedé pensativo. ¿Habría gente de Áruent en sitios allí, también? Oshu había sido más o menos una excepción.
Continuamos hablando durante un largo rato, hasta que al final, la caravana se detuvo de nuevo. Estaba ya atardeciendo. ¿Habíamos llegado?
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Syl había resultado ser una persona muy amable, el Mausu consideraba que la seriedad era una característica muy positiva, generaba confianza y le daba cierto aire de estabilidad. Asintió ante las palabras de Asher, si bien con la información de una sola persona no sería suficiente, estaba contento de poder empezar su investigación sobre la región incluso antes de haber llegado a destino. Se subió en la parte de tras junto a sus dos nuevos compañeros, se sentó y sacó su cuadernos de notas, no quería perder ni un solo dato.
-En nuestra tribu no tenemos nada parecido a la magia – Ninguna otra raza se había querido asentar con ellos, mucho menos los Brujos, que por lo poco que Amit había visto eran muy orgullosos y engreídos – Tenemos shamanes, pero eso es diferente… - Podía llamarlos guías espirituales o sanadores, pero no tenían poderes mágicos ni mucho menos. El siguiente dato dejó al ratón con la boca abierta - ¡¿El agua de mar puede filtrarse?! –
No cabía en sí del asombro, claro que habían intentado beberla alguna vez, pero en seguida se habían dado cuenta que esa agua era muy mala, parecía matar todo a lo que se lo echaban. Anotó ese súper importante dato en su libreta y lo remarcó varias veces, tenía que averiguar los detalles sobre cómo se hacía eso.
-Es tan interesante ¡Tchik! No sabía nada de eso ¿Semillas que soportan este tipo de climas? Tengo que conseguir de esas - También lo anotó con mucha emoción, todo dato era valioso - Sería muy extraño que hubiese algún Mausu, soy el primero de mi tribu en estar aquí, y si hubiese alguno sin el permiso de nuestra gente, entonces seguro no sería bueno que nos encontremos - Encontrarse con un Mausu por casualidad debía significar que era un rebelde, y una cosa como esa era imperdonable.
Continuaron hablando hasta que llegaron a su destino: Dalmasca.
Amit nunca había visto un sitio como ese, estaba acotumbrado a que la mayoría de las ciudades de las otras razas estaban hechas con materiales como madera, barro y en el mejor de los casos rocas ígneas. Pero en esa ciudad todo parecía estar hecho con granito y arenisca, las ventanas tenían formas extrañas y en su mayoría no llevaban vidrio, solo largas cortinas de colores vivos. En las calles habían puestos que vendían de todo, aunque muchos simplemente tiraban mantas en el piso y exhibían sus mercancías ahí mismo. El roedor estaba encantado, la variedad de culturas, colores y sonidos era maravilloso, internamente se felicitó a sí mismo por haber tomado la decisión de arriesgarse a visitar ese lugar.
-Ese alguien desaparecido ¿Necesita ayuda? - Preguntó el ratón con curiosidad -Ustedes fueron muy amables y me dieron muchos datos valiosos, por favor dejenme ayudarlos con su tarea. Además, me resultaría útil conocer un poco mejor el desierto - Tanto Asher como Syl parecían guerreros con mucha experiencia y muy bien equipados, pero Amit deseaba retribuirles su amabilidad de alguna manera y solo podía ofrecer su ayuda como modo de pago - Soy explorador, puedo entrar en sitios que otros no pueden - Aseguró con confianza.
En cualquier caso, lo primero sería conseguir provisiones y agua para el viaje, además de un guía, como bien había dicho Asher. Eso no debería ser demasiado problema, muchos viajeros experimentados ofrecían sus servicios, a sabiendas de que los extranjeros tenían serias desventajas al momento de moverse por el desierto. Seguramente Syl sería el más adecuado para esa tarea de negociación, ya que era un local, en cambio Amit fue en busca de comida, nada mejor que un ratón para saber donde encontrar los alimentos de mejor calidad.
-En nuestra tribu no tenemos nada parecido a la magia – Ninguna otra raza se había querido asentar con ellos, mucho menos los Brujos, que por lo poco que Amit había visto eran muy orgullosos y engreídos – Tenemos shamanes, pero eso es diferente… - Podía llamarlos guías espirituales o sanadores, pero no tenían poderes mágicos ni mucho menos. El siguiente dato dejó al ratón con la boca abierta - ¡¿El agua de mar puede filtrarse?! –
No cabía en sí del asombro, claro que habían intentado beberla alguna vez, pero en seguida se habían dado cuenta que esa agua era muy mala, parecía matar todo a lo que se lo echaban. Anotó ese súper importante dato en su libreta y lo remarcó varias veces, tenía que averiguar los detalles sobre cómo se hacía eso.
-Es tan interesante ¡Tchik! No sabía nada de eso ¿Semillas que soportan este tipo de climas? Tengo que conseguir de esas - También lo anotó con mucha emoción, todo dato era valioso - Sería muy extraño que hubiese algún Mausu, soy el primero de mi tribu en estar aquí, y si hubiese alguno sin el permiso de nuestra gente, entonces seguro no sería bueno que nos encontremos - Encontrarse con un Mausu por casualidad debía significar que era un rebelde, y una cosa como esa era imperdonable.
Continuaron hablando hasta que llegaron a su destino: Dalmasca.
Amit nunca había visto un sitio como ese, estaba acotumbrado a que la mayoría de las ciudades de las otras razas estaban hechas con materiales como madera, barro y en el mejor de los casos rocas ígneas. Pero en esa ciudad todo parecía estar hecho con granito y arenisca, las ventanas tenían formas extrañas y en su mayoría no llevaban vidrio, solo largas cortinas de colores vivos. En las calles habían puestos que vendían de todo, aunque muchos simplemente tiraban mantas en el piso y exhibían sus mercancías ahí mismo. El roedor estaba encantado, la variedad de culturas, colores y sonidos era maravilloso, internamente se felicitó a sí mismo por haber tomado la decisión de arriesgarse a visitar ese lugar.
-Ese alguien desaparecido ¿Necesita ayuda? - Preguntó el ratón con curiosidad -Ustedes fueron muy amables y me dieron muchos datos valiosos, por favor dejenme ayudarlos con su tarea. Además, me resultaría útil conocer un poco mejor el desierto - Tanto Asher como Syl parecían guerreros con mucha experiencia y muy bien equipados, pero Amit deseaba retribuirles su amabilidad de alguna manera y solo podía ofrecer su ayuda como modo de pago - Soy explorador, puedo entrar en sitios que otros no pueden - Aseguró con confianza.
En cualquier caso, lo primero sería conseguir provisiones y agua para el viaje, además de un guía, como bien había dicho Asher. Eso no debería ser demasiado problema, muchos viajeros experimentados ofrecían sus servicios, a sabiendas de que los extranjeros tenían serias desventajas al momento de moverse por el desierto. Seguramente Syl sería el más adecuado para esa tarea de negociación, ya que era un local, en cambio Amit fue en busca de comida, nada mejor que un ratón para saber donde encontrar los alimentos de mejor calidad.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
-Si quieres ayudar... pero puede ser peligroso.- dije, encogiéndome de hombros. El pequeño hombre bestia parecía muy entusiasmado con todo lo que le había explicado Syl. No le iba a negar el participar sin un buen motivo, siempre que supiese donde se metiese. Quizás acabase siendo útil, además.
Lo cual me recordó algo. Aún no había decidido realmente que haría con el chico, una vez lo encontrase.
Lo evidente era, por supuesto, llevarlo con su padre. Pero las cosas raramente eran tan sencillas. Era posible que rechazase cualquier tipo de ayuda, o que no pudiese cumplir con tanto secretismo como el tipo había pedido.
Si por mi fuese, no me molestaría tanto. Lo haría a mi manera, sin el más mínimo interés sobre las posibles consecuencias. Después de todo, no me incumbía. Pero aquello no era sobre mi mismo. Era un favor a Syl, no hacia ese tipo. Suspiré. No me gustaba atarme tanto, pero tampoco era como si fuese a negarme, incluso si sabía que podía. El felino no me lo tomaría en cuenta.
Pero no me iba a permitir algo como eso. Ayudarle y apoyarle era mi mayor prioridad.
Por el momento, le animé a que fuese a visitar viejos conocidos. Era una ciudad muy querida para él, después de todo. Por mi parte, acompañé al pequeño ratón, enseñándole partes de la ciudad y hablándole de la comida que llamaba su atención. Tras comprar algunas frutas, carnes y rellenar cantimploras, le llevé hasta donde encontraríamos a nuestro guía.
"La Luna Oculta" era un prostíbulo que nunca había dejado de tener importancia en Dalmasca. No era un sitio que hubiese frecuentado nunca, por motivos evidentes. Un humo muy cargado cubría el suelo casi por completo. Se trataba de una droga potencialmente intensa, pero cuyos efectos variaban. La densidad de esta hacia que se quedase a nivel del suelo, por lo que la mayoría de hombres se quedaban sentados en cojines, y las sillas altas escaseaban. Las mujeres que trabajaban allí debían permanecer más sobrias que los visitantes, después de todo, por lo que estas estaban siempre de pie, bailando o posando.
Los que más frecuentaban el sitio eran guerreros o trabajadores. Hacia falta cierto tamaño y peso para aguantar ese sitio más de unos minutos, después de todo. Pero algunos, como Farid, estaban acostumbrados incluso sin ser especialmente corpulentos. Claro que el tipo había frecuentado el lugar durante años.
El humano silbó al verme, distrayéndose de su "acompañante" durante unos minutos, y se levantó.
-¡Dichosos los ojos, Asher!- dijo, un tanto alto. Se acercó a darme un breve abrazo amistoso. -¿Que te trae por aquí?
-Ugh, apestas.- gruñí. Sin embargo, sonreí. -Le estoy haciendo un favor a alguien. Pero voy a necesitar un guía.- dije. Me volví hacia Amit'tek, y le indiqué que se acercase con un gesto. -Este es Farid. Algo así como un explorador de las arenas.- dije.
-El mejor explorador de Dalmasca.- señaló, orgulloso. -Por eso has venido a pedirme ayuda, ¿verdad?-
-En realidad, esperaba que conocieses a alguien capaz.- repliqué, esbozando media sonrisa. -Pero supongo que tu vales.- El humano entrecerró los ojos ante la broma, pero no dejó de sonreír.
-Dadme unos minutos, tengo que pagar mi cuenta.- se excusó, dirigiéndose a la barra. -Y quizás beber algo antes de salir.-
Me quedé a solas con el ratón. Syl no apreciaba demasiado aquel lugar, lo cual era completamente comprensible, por lo que se habría quedado fuera. Quizás nos esperaría en los establos. Sin embargo, algo me llamó la atención. El ratón parecía... algo raro. Era casi difícil verlo claramente entre todo el humo.
-¿Estás bien?- pregunté. -¿Necesitas... aire?-
Te doy pie para la complicación del tema, por si quieres tomarla. Siéntete libre de usar al NPC, también. Es un explorador, con maestría en caballerizas. Amigo de Asher, no tan amigo de Syl, y algo menos sobrio de lo que sería ideal.
Lo cual me recordó algo. Aún no había decidido realmente que haría con el chico, una vez lo encontrase.
Lo evidente era, por supuesto, llevarlo con su padre. Pero las cosas raramente eran tan sencillas. Era posible que rechazase cualquier tipo de ayuda, o que no pudiese cumplir con tanto secretismo como el tipo había pedido.
Si por mi fuese, no me molestaría tanto. Lo haría a mi manera, sin el más mínimo interés sobre las posibles consecuencias. Después de todo, no me incumbía. Pero aquello no era sobre mi mismo. Era un favor a Syl, no hacia ese tipo. Suspiré. No me gustaba atarme tanto, pero tampoco era como si fuese a negarme, incluso si sabía que podía. El felino no me lo tomaría en cuenta.
Pero no me iba a permitir algo como eso. Ayudarle y apoyarle era mi mayor prioridad.
Por el momento, le animé a que fuese a visitar viejos conocidos. Era una ciudad muy querida para él, después de todo. Por mi parte, acompañé al pequeño ratón, enseñándole partes de la ciudad y hablándole de la comida que llamaba su atención. Tras comprar algunas frutas, carnes y rellenar cantimploras, le llevé hasta donde encontraríamos a nuestro guía.
"La Luna Oculta" era un prostíbulo que nunca había dejado de tener importancia en Dalmasca. No era un sitio que hubiese frecuentado nunca, por motivos evidentes. Un humo muy cargado cubría el suelo casi por completo. Se trataba de una droga potencialmente intensa, pero cuyos efectos variaban. La densidad de esta hacia que se quedase a nivel del suelo, por lo que la mayoría de hombres se quedaban sentados en cojines, y las sillas altas escaseaban. Las mujeres que trabajaban allí debían permanecer más sobrias que los visitantes, después de todo, por lo que estas estaban siempre de pie, bailando o posando.
Los que más frecuentaban el sitio eran guerreros o trabajadores. Hacia falta cierto tamaño y peso para aguantar ese sitio más de unos minutos, después de todo. Pero algunos, como Farid, estaban acostumbrados incluso sin ser especialmente corpulentos. Claro que el tipo había frecuentado el lugar durante años.
El humano silbó al verme, distrayéndose de su "acompañante" durante unos minutos, y se levantó.
-¡Dichosos los ojos, Asher!- dijo, un tanto alto. Se acercó a darme un breve abrazo amistoso. -¿Que te trae por aquí?
-Ugh, apestas.- gruñí. Sin embargo, sonreí. -Le estoy haciendo un favor a alguien. Pero voy a necesitar un guía.- dije. Me volví hacia Amit'tek, y le indiqué que se acercase con un gesto. -Este es Farid. Algo así como un explorador de las arenas.- dije.
-El mejor explorador de Dalmasca.- señaló, orgulloso. -Por eso has venido a pedirme ayuda, ¿verdad?-
-En realidad, esperaba que conocieses a alguien capaz.- repliqué, esbozando media sonrisa. -Pero supongo que tu vales.- El humano entrecerró los ojos ante la broma, pero no dejó de sonreír.
-Dadme unos minutos, tengo que pagar mi cuenta.- se excusó, dirigiéndose a la barra. -Y quizás beber algo antes de salir.-
Me quedé a solas con el ratón. Syl no apreciaba demasiado aquel lugar, lo cual era completamente comprensible, por lo que se habría quedado fuera. Quizás nos esperaría en los establos. Sin embargo, algo me llamó la atención. El ratón parecía... algo raro. Era casi difícil verlo claramente entre todo el humo.
-¿Estás bien?- pregunté. -¿Necesitas... aire?-
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Te doy pie para la complicación del tema, por si quieres tomarla. Siéntete libre de usar al NPC, también. Es un explorador, con maestría en caballerizas. Amigo de Asher, no tan amigo de Syl, y algo menos sobrio de lo que sería ideal.
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Como era esperable, Syl y Asher se movían con soltura por la ciudad, el Mausu los seguí e intentaba aprender de todo lo que decían, cuando un dato le parecía especialmente importante lo anotaba en su libreta. Fue así como pasaron por la zona comercial, muchos de los materiales que habían allí Amit no los conocía, o no lograba interpretar cuál podía ser su uso. Así que se detenía y le preguntaba a sus compañeros, de algunos hasta copió el diseño en dibujos rápidos, mientras el vendedor miraba con sospecha las acciones del ratón.
Llegaron finalmente a “La luna oscura”, los prostíbulos eran sitios curiosos para los Mausu, conocían de su existencia en tierras humanas, pero no entendían cómo eso podía ser un negocio, ni quién pagaría por algo así. Entre los compañeros de Amit la prioridad era procrear, y para ello buscaban a una compañera, una mujer que sería la única durante todas sus vidas ¿Para qué buscarían a una Mausu que no les pertenecía? ¿Qué tipo de mujer estaría con muchos ratones pero sin tener crías?
En fin, ese sitio no tenía sentido alguno, pero era una de las tantas actividades que hacían las otras razas y que resultaba difícil de entender. Lo que si no se esperaba es la enorme cantidad de humo que había adentro, Amit tosió un par de veces, mientras agitaba la mano frente a su rostro en un vano intento por quitar esa cosa de su nariz.
-Es un gusto, Farid – Le tendió la mano, contento de conocer al mejor guía de Dalmasca - ¡Tchik! Será mi primera vez en el desierto, tengo mucha curiosidad –
Más allá que no entendiera lo que esas personas hacían allí tiradas, sin hacer nada productivo, el ratón los veía con buenos ojos, en realidad, el sitio en general le resultaba muy agradable, como si pudiera desinhibirse y dar rienda suelta a su alegría. Las risas de los Mausu eran bastante particulares, como una especie de chasquido y chillido combinados, cuando Asher le preguntó si se sentía bien, Amit notó que se había estado riendo desde hacía un buen rato.
-¡Me siento muy bien! – Aseguró mientras sacaba pecho – Este sitio es muy bonito, muy bonito en verdad ¡Tchik! Hay tantas cosas bellas para ver… Aunque… No, no es nada – Por un momento pensó que todo era demasiado hermoso, pero eso parecía ser lo natural ahora, no tenía porqué sospechar.
Mientras pensaba en lo curioso de la situación, el Mausu iba dando pasos algo tambaleantes por la sala, se acercó a unas platos pequeños, puestas todos en una gran bandeja junto a los almohadones de unos clientes. Se veía delicioso, se sentó y tiro varias copas, pero le resultó muy gracioso ver el vino derramado en la alfombra, luego agarró los tentempiés con las manos y se los empezó a comer sin pedir permiso.
En situaciones normales, Amit era sumamente respetuoso, y jamás tocaría algo sin pedir permiso o pagarlo, pero afectado por la extraña droga que circulaba en el aire, todo era tan relajado que no parecía ser necesario disculparse.
-¡Hehehe-Tchik! ¡Hehehe-Tchik! – Se reía el Ratón mientras se llenaba la boca, estando en ese estado su parecido con los roedores era aún mayor. Lo que pasaba totalmente desapercibido para Amit, eran las caras de enojo que comenzaba a generar en los demás clientes, los que habían visto como les tiraba su copa de vino, los que contemplaban pasmados como un ratón de casi un metro se comía su comida.
Un hombre con las pupilas muy dilatadas agarró al roedor desde la parte de atrás del pantalón, y lo levantó sin esfuerzo. Hizo una especie de gruñido y lo lanzó por los aires, alejándolo de su comida y su bebida, mientras el Mausu no paraba de reír y aterrizaba sobre otra mesa, en pocos segundos pasaron a tener a casi todo el local en contra y a Amit no parecía preocuparle en lo más mínimo.
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1° Complicación: La droga afecta los sentidos de Amit.
Si bien por ahora es solo una pelea, será una complicación que se extenderá por muchos post, haciendo que el Mausu tome decisiones poco prudentes.
Llegaron finalmente a “La luna oscura”, los prostíbulos eran sitios curiosos para los Mausu, conocían de su existencia en tierras humanas, pero no entendían cómo eso podía ser un negocio, ni quién pagaría por algo así. Entre los compañeros de Amit la prioridad era procrear, y para ello buscaban a una compañera, una mujer que sería la única durante todas sus vidas ¿Para qué buscarían a una Mausu que no les pertenecía? ¿Qué tipo de mujer estaría con muchos ratones pero sin tener crías?
En fin, ese sitio no tenía sentido alguno, pero era una de las tantas actividades que hacían las otras razas y que resultaba difícil de entender. Lo que si no se esperaba es la enorme cantidad de humo que había adentro, Amit tosió un par de veces, mientras agitaba la mano frente a su rostro en un vano intento por quitar esa cosa de su nariz.
-Es un gusto, Farid – Le tendió la mano, contento de conocer al mejor guía de Dalmasca - ¡Tchik! Será mi primera vez en el desierto, tengo mucha curiosidad –
Más allá que no entendiera lo que esas personas hacían allí tiradas, sin hacer nada productivo, el ratón los veía con buenos ojos, en realidad, el sitio en general le resultaba muy agradable, como si pudiera desinhibirse y dar rienda suelta a su alegría. Las risas de los Mausu eran bastante particulares, como una especie de chasquido y chillido combinados, cuando Asher le preguntó si se sentía bien, Amit notó que se había estado riendo desde hacía un buen rato.
-¡Me siento muy bien! – Aseguró mientras sacaba pecho – Este sitio es muy bonito, muy bonito en verdad ¡Tchik! Hay tantas cosas bellas para ver… Aunque… No, no es nada – Por un momento pensó que todo era demasiado hermoso, pero eso parecía ser lo natural ahora, no tenía porqué sospechar.
Mientras pensaba en lo curioso de la situación, el Mausu iba dando pasos algo tambaleantes por la sala, se acercó a unas platos pequeños, puestas todos en una gran bandeja junto a los almohadones de unos clientes. Se veía delicioso, se sentó y tiro varias copas, pero le resultó muy gracioso ver el vino derramado en la alfombra, luego agarró los tentempiés con las manos y se los empezó a comer sin pedir permiso.
En situaciones normales, Amit era sumamente respetuoso, y jamás tocaría algo sin pedir permiso o pagarlo, pero afectado por la extraña droga que circulaba en el aire, todo era tan relajado que no parecía ser necesario disculparse.
-¡Hehehe-Tchik! ¡Hehehe-Tchik! – Se reía el Ratón mientras se llenaba la boca, estando en ese estado su parecido con los roedores era aún mayor. Lo que pasaba totalmente desapercibido para Amit, eran las caras de enojo que comenzaba a generar en los demás clientes, los que habían visto como les tiraba su copa de vino, los que contemplaban pasmados como un ratón de casi un metro se comía su comida.
Un hombre con las pupilas muy dilatadas agarró al roedor desde la parte de atrás del pantalón, y lo levantó sin esfuerzo. Hizo una especie de gruñido y lo lanzó por los aires, alejándolo de su comida y su bebida, mientras el Mausu no paraba de reír y aterrizaba sobre otra mesa, en pocos segundos pasaron a tener a casi todo el local en contra y a Amit no parecía preocuparle en lo más mínimo.
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1° Complicación: La droga afecta los sentidos de Amit.
Si bien por ahora es solo una pelea, será una complicación que se extenderá por muchos post, haciendo que el Mausu tome decisiones poco prudentes.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Suspiré, pasándome la mano por la cara. Parecía que el ratón tenía problemas. La droga de aquel lugar le había afectado bastante, y ahora estaba incordiando a los residentes. Lo cual no era una gran idea, teniendo en cuenta que algunos llevaban un largo rato inhalando aquel humo. Levanté al ratón con una mano, dejando que colgase ligeramente de su camisa.
-Me encargaré yo de este.- dije, deteniendo al que le había arrojado momentos atrás. El tipo no parecía muy satisfecho con aquello, pero me impuse frente a él. La diferencia de tamaño le hizo reconsiderar, o eso parecía. Quien sabe que estaba viendo en esos momentos realmente.
Con aquello, llevé al ratón al exterior, a que le diese algo de aire. Lo dejé sobre la arenisca, esperando a que Farid saliese. ¿Como hacía que alguien tan colgado volviese a la sobriedad? ¿...Quizás con algo de agua? Como mínimo, se mantendría a una temperatura soportable. Abrí la cantimplora que llevaba y vertí un chorro sobre el hombre ratón.
-Intenta quedarte quieto. Puedes mirar lo que quieras, pero no toques nada.- dije. ¿Que hacía ahora con aquello? ¿Lo llevaba conmigo? Si lo dejaba suelto en ese estado... lo acabaría aplastando alguien por accidente, o algo peor. Por mucho que quisiese no hacerme cargo, era al menos parcialmente responsable de que estuviese así.
Suspiré. Mejor llevarlo.
Saqué la cadena metálica de mi bolsillo, y le tendí uno de los extremos al ratón.
-Sujeta esto.- dije, enrollando lentamente la cadena en torno al cuerpo de Amit. No lo suficiente como para retenerlo o algo así, sino más bien para que no se alejase demasiado. No era una solución muy digna, pero en ese momento, dudaba de que le importase.
-...Menudo comienzo, ¿eh?- preguntó Farid mientras se acercaba. Negué ligeramente con la cabeza. -Mejor que salgamos pronto. ¿Sois solo vosotros dos? ¿Que ha pasado con...?-
-Syl también viene.- dije. El humano chasqueó la lengua. -Tranquilo. Me asegurare de que no te dispare sin un buen motivo.-
-¿"Sin un buen motivo"?- preguntó, dejando escapar una risa. -Bueno, como sea. Vamos.-
Nos encaminamos a los establos mientras trataba de explicarle lo que sabíamos del chico desaparecido. Había muchos ejemplares sanos. Se notaba que los cuidaban bien. Ayudé al ratón a subirse al mismo caballo que Farid. Syl no nos mantuvo esperando mucho rato, apareciendo poco después.
Tras dedicarle un saludo al explorador que rozaba la frialdad, el felino se subió a un caballo blanco. Hice lo mismo con el que me indicó el humano. A decir verdad, no tenía tanta experiencia con aquellos animales, aunque los había montado antes.
Y nos pusimos en marcha. Los guardias no nos detuvieron por más de unos segundos. El breve descanso que suponía la visita a la ciudad se había acabado. Fuimos en dirección este, con el sol a la espalda. El trayecto sería largo.
Varias interacciones con Amit. Puedes rechazarlas, evitarlas o librarte de ellas como quieras (incluyendo la cadena). También puedes usar a Farid libremente, como si fuese tu propio PNJ.
-Me encargaré yo de este.- dije, deteniendo al que le había arrojado momentos atrás. El tipo no parecía muy satisfecho con aquello, pero me impuse frente a él. La diferencia de tamaño le hizo reconsiderar, o eso parecía. Quien sabe que estaba viendo en esos momentos realmente.
Con aquello, llevé al ratón al exterior, a que le diese algo de aire. Lo dejé sobre la arenisca, esperando a que Farid saliese. ¿Como hacía que alguien tan colgado volviese a la sobriedad? ¿...Quizás con algo de agua? Como mínimo, se mantendría a una temperatura soportable. Abrí la cantimplora que llevaba y vertí un chorro sobre el hombre ratón.
-Intenta quedarte quieto. Puedes mirar lo que quieras, pero no toques nada.- dije. ¿Que hacía ahora con aquello? ¿Lo llevaba conmigo? Si lo dejaba suelto en ese estado... lo acabaría aplastando alguien por accidente, o algo peor. Por mucho que quisiese no hacerme cargo, era al menos parcialmente responsable de que estuviese así.
Suspiré. Mejor llevarlo.
Saqué la cadena metálica de mi bolsillo, y le tendí uno de los extremos al ratón.
-Sujeta esto.- dije, enrollando lentamente la cadena en torno al cuerpo de Amit. No lo suficiente como para retenerlo o algo así, sino más bien para que no se alejase demasiado. No era una solución muy digna, pero en ese momento, dudaba de que le importase.
-...Menudo comienzo, ¿eh?- preguntó Farid mientras se acercaba. Negué ligeramente con la cabeza. -Mejor que salgamos pronto. ¿Sois solo vosotros dos? ¿Que ha pasado con...?-
-Syl también viene.- dije. El humano chasqueó la lengua. -Tranquilo. Me asegurare de que no te dispare sin un buen motivo.-
-¿"Sin un buen motivo"?- preguntó, dejando escapar una risa. -Bueno, como sea. Vamos.-
Nos encaminamos a los establos mientras trataba de explicarle lo que sabíamos del chico desaparecido. Había muchos ejemplares sanos. Se notaba que los cuidaban bien. Ayudé al ratón a subirse al mismo caballo que Farid. Syl no nos mantuvo esperando mucho rato, apareciendo poco después.
Tras dedicarle un saludo al explorador que rozaba la frialdad, el felino se subió a un caballo blanco. Hice lo mismo con el que me indicó el humano. A decir verdad, no tenía tanta experiencia con aquellos animales, aunque los había montado antes.
Y nos pusimos en marcha. Los guardias no nos detuvieron por más de unos segundos. El breve descanso que suponía la visita a la ciudad se había acabado. Fuimos en dirección este, con el sol a la espalda. El trayecto sería largo.
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Varias interacciones con Amit. Puedes rechazarlas, evitarlas o librarte de ellas como quieras (incluyendo la cadena). También puedes usar a Farid libremente, como si fuese tu propio PNJ.
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Todo dio vueltas y más vueltas, la caída al piso fue como un golpe de realidad que por unos instantes hizo entrar en razón al Mausu, con dificultad se levantó y apoyó ambas patitas a los costados de su cabeza, intentando parar el mareo. Casi al instante sintió como sus pies dejaban de tocar el suelo, miró hacia arriba y allí estaba Asher, le sonrió e intentó darle palmaditas en el hombro, pero estaba más lejos de lo que había calculado y su gesto quedó en el aire.
Luego hubo un momento en que todo estaba algo borroso, Asher lo llevaba afuera, y Amit lo único que hacía era reírse, aterrizando sobre el suelo de arenisca con mucha torpeza.
-¡¡Tchik!! – Exclamó cuando sintió que lo empapaban con agua – Pero… ¿Qué…? – Se sacudió, salpicando a cualquiera que estuviera cerca y luego miro hacia arriba - ¿Cuándo comenzó a llover? – Era muy extraño, el cielo parecía estar despejado, el Ratón supuso que era alguna peculiaridad de los sitios con climas áridos - ¿Tocar? No, no, Amit es muy cuidadoso – Lo dijo con absoluta convicción, aparentemente había olvidado que segundos antes estaba comiendo de platillos que no le pertenecían.
No fue necesario que Asher hiciera demasiado esfuerzo para ponerle la cadena, con mucho gusto el Mausu la agarró y giro sobre sí mismo hasta quedar atado, de estar en un estado normal seguramente lo hubiese considerado una grave ofensa, pero ahora mismo a Amit le parecía que todo era como un juego. Mansamente se subió al caballo y comenzaron por fin con el viaje para encontrar al muchacho perdido.
Las dificultades del entorno rápidamente hizo que el resto del grupo se olvidara de la condición en la que se encontraba el Mausu, al fin y al cabo, el ratón parecía estar bastante tranquilo. En cuanto salieron de la ciudad entro en un estado de somnolencia, producido por el movimiento lento y constante del caballo. En un par de oportunidades estuvo a punto de caerse, los rápidos reflejos de Farid evitaron que terminara de cabeza enterrado en la arena.
-Agarrate bien, Ratoncito – Dijo el guía en tono algo burlón.
-Estoy perfectamente a…A… Mmm… - Se soltó nuevamente y se masajeó la cabeza, intentando recordar porqué estaba discutiendo, como resultado, casi se cae de nuevo - ¡Tchik! – Se agarró en el último segundo del cinturón de Farid.
-Detengámonos aquí – Habían avanzado bastante, miraran a donde miraran no parecía haber rastro alguno de civilización – Tenemos que decidir la dirección que vamos a seguir y… - Observó al roedor y rio por lo bajo – Si le damos un tiempo quizás tu amigo se sienta mejor –
Dicho eso, los tres miembros de la expedición que se encontraban dentro del uso de sus facultades se apartaron para planear la ruta que seguirían. En cambio Amit se quedó junto a las monturas, el movimiento que hacían los animales mientras esperaban parecía ser hipnotizante para el Mausu. Luego de un par de minutos sintió como rugía su estómago, se acercó a las provisiones y comenzó a revisarlas en busca de algo sabroso.
Comió una o dos porciones, masticando apura y bajando cada bocado con generosas cantidades de agua…
Para cuando Asher, Syl y Farid regresaran, no tendrían más provisiones, ni agua tampoco, alejados de las ciudades y con muchas horas de caminata por delante, sería difícil que lograran llegar a destino. Mientras tanto, Amit dormía hecho un ovillo, aprovechando la sombra de una piedra para no quemarse con el sol.
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2°Complicación: El grupo se queda sin comida ni agua en medio del desierto.
Luego hubo un momento en que todo estaba algo borroso, Asher lo llevaba afuera, y Amit lo único que hacía era reírse, aterrizando sobre el suelo de arenisca con mucha torpeza.
-¡¡Tchik!! – Exclamó cuando sintió que lo empapaban con agua – Pero… ¿Qué…? – Se sacudió, salpicando a cualquiera que estuviera cerca y luego miro hacia arriba - ¿Cuándo comenzó a llover? – Era muy extraño, el cielo parecía estar despejado, el Ratón supuso que era alguna peculiaridad de los sitios con climas áridos - ¿Tocar? No, no, Amit es muy cuidadoso – Lo dijo con absoluta convicción, aparentemente había olvidado que segundos antes estaba comiendo de platillos que no le pertenecían.
No fue necesario que Asher hiciera demasiado esfuerzo para ponerle la cadena, con mucho gusto el Mausu la agarró y giro sobre sí mismo hasta quedar atado, de estar en un estado normal seguramente lo hubiese considerado una grave ofensa, pero ahora mismo a Amit le parecía que todo era como un juego. Mansamente se subió al caballo y comenzaron por fin con el viaje para encontrar al muchacho perdido.
Las dificultades del entorno rápidamente hizo que el resto del grupo se olvidara de la condición en la que se encontraba el Mausu, al fin y al cabo, el ratón parecía estar bastante tranquilo. En cuanto salieron de la ciudad entro en un estado de somnolencia, producido por el movimiento lento y constante del caballo. En un par de oportunidades estuvo a punto de caerse, los rápidos reflejos de Farid evitaron que terminara de cabeza enterrado en la arena.
-Agarrate bien, Ratoncito – Dijo el guía en tono algo burlón.
-Estoy perfectamente a…A… Mmm… - Se soltó nuevamente y se masajeó la cabeza, intentando recordar porqué estaba discutiendo, como resultado, casi se cae de nuevo - ¡Tchik! – Se agarró en el último segundo del cinturón de Farid.
-Detengámonos aquí – Habían avanzado bastante, miraran a donde miraran no parecía haber rastro alguno de civilización – Tenemos que decidir la dirección que vamos a seguir y… - Observó al roedor y rio por lo bajo – Si le damos un tiempo quizás tu amigo se sienta mejor –
Dicho eso, los tres miembros de la expedición que se encontraban dentro del uso de sus facultades se apartaron para planear la ruta que seguirían. En cambio Amit se quedó junto a las monturas, el movimiento que hacían los animales mientras esperaban parecía ser hipnotizante para el Mausu. Luego de un par de minutos sintió como rugía su estómago, se acercó a las provisiones y comenzó a revisarlas en busca de algo sabroso.
Comió una o dos porciones, masticando apura y bajando cada bocado con generosas cantidades de agua…
Para cuando Asher, Syl y Farid regresaran, no tendrían más provisiones, ni agua tampoco, alejados de las ciudades y con muchas horas de caminata por delante, sería difícil que lograran llegar a destino. Mientras tanto, Amit dormía hecho un ovillo, aprovechando la sombra de una piedra para no quemarse con el sol.
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2°Complicación: El grupo se queda sin comida ni agua en medio del desierto.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
-...Se lo ha comido todo.- dijo Syl.
-¿Todo? ¿Como demonios se ha comido todo lo que teníamos? ¡Eran provisiones para cuatro personas y dos días!- respondí, incrédulo. -¡Y mide la mitad que cualquiera de nosotros!-
Nadie dijo nada. No tenian ninguna respuesta.
-Bueno, aún tenemos los caballos.- dijo Syl.
-De ninguna manera.- dijo Farid. -Es más práctico cabalgar en una dirección y encontrar algún pueblo, o volver a Dalmasca.- continuó. -Hay uno a... unos veinte kilómetros de aquí, en esa dirección.-
-...Pero los cañones que buscamos están en esa otra.- repliqué. Noroeste, o suroeste. ¿Cuanto podíamos tardar realmente y esperar que los chicos que buscábamos estuviesen vivos? -Seguimos el trayecto. Con suerte, quizás encontremos algo que cazar.- decidí.
-Si tu lo dices...- musitó el humano. Dirigió los caballos a donde estábamos, pero en cuanto fue a por Amit, me interpuse. -¿Mmh?-
-Lo dejamos aquí.- dije, cruzándome de brazos. El roedor seguía durmiendo tan ancho. Nadie le iba a molestar en un largo rato, seguramente.
-¿Qué? Pero...-
-...Estoy de acuerdo con Asher. No sé para qué lo trajimos en primer lugar, pero está claro que no va a ser útil.- dijo mi compañero. Farid se mordió el labio, pero finalmente, se rindió. No dijo nada mientras se subió al caballo y hacíamos lo mismo.
No hubo ninguna presa ni depredador que se cruzase en nuestro camino. Ni kags, ni raguetos. Ningún animal que cazar y comer. Y el sol empezaba a caer.
Pero al fin, habíamos llegado a la zona general. Los enormes cañones del arenal, erosionados por la arena y el viento. Hicimos noche pegados a una de las paredes del cañón, sin nada que cocinar en la hoguera. Los tres teníamos hambre, como era de esperar. Y aquello acabó poniéndonos algo irascibles.
-No puedo creerme que lo abandonaseis así sin más.- dijo Farid, sentado en frente del fuego. -¿No os da pena en absoluto? ¿Nada?- preguntó.
-No.- negó el felino inmediatamente.
-No es la primera vez.- dije. La expresión del humano casi me hizo reir. -Oh, ¿no te acuerdas de esos guardias con los que estaba? ¿Cuando nos encontramos por primera vez?- pregunté. -Eran mis "compañeros", a la fuerza.-
-¿¡Estabas con la guardia!?- preguntó. -¡Y los abandonaste sin más!-
-Estuvo allí obligado.- intervino Syl. -No les debía nada.-
-Esa chica, Alanna Delteria, ayudó a salvar a la Sheik. ¿Y casi muere, porque tú la traicionaste en cuanto pudiste?- preguntó. -¡Estuvo meses encerrada!-
Me encogí de hombros como respuesta, indiferente. Si quería enfadarse, era cosa suya. Sin embargo, acabé acallándolo con un gesto.
Había oído algo.
Dejo otra complicación más: El grupo abandona a Amit, dejándolo en medio del desierto sin guía.
-¿Todo? ¿Como demonios se ha comido todo lo que teníamos? ¡Eran provisiones para cuatro personas y dos días!- respondí, incrédulo. -¡Y mide la mitad que cualquiera de nosotros!-
Nadie dijo nada. No tenian ninguna respuesta.
-Bueno, aún tenemos los caballos.- dijo Syl.
-De ninguna manera.- dijo Farid. -Es más práctico cabalgar en una dirección y encontrar algún pueblo, o volver a Dalmasca.- continuó. -Hay uno a... unos veinte kilómetros de aquí, en esa dirección.-
-...Pero los cañones que buscamos están en esa otra.- repliqué. Noroeste, o suroeste. ¿Cuanto podíamos tardar realmente y esperar que los chicos que buscábamos estuviesen vivos? -Seguimos el trayecto. Con suerte, quizás encontremos algo que cazar.- decidí.
-Si tu lo dices...- musitó el humano. Dirigió los caballos a donde estábamos, pero en cuanto fue a por Amit, me interpuse. -¿Mmh?-
-Lo dejamos aquí.- dije, cruzándome de brazos. El roedor seguía durmiendo tan ancho. Nadie le iba a molestar en un largo rato, seguramente.
-¿Qué? Pero...-
-...Estoy de acuerdo con Asher. No sé para qué lo trajimos en primer lugar, pero está claro que no va a ser útil.- dijo mi compañero. Farid se mordió el labio, pero finalmente, se rindió. No dijo nada mientras se subió al caballo y hacíamos lo mismo.
[. . .]
No hubo ninguna presa ni depredador que se cruzase en nuestro camino. Ni kags, ni raguetos. Ningún animal que cazar y comer. Y el sol empezaba a caer.
Pero al fin, habíamos llegado a la zona general. Los enormes cañones del arenal, erosionados por la arena y el viento. Hicimos noche pegados a una de las paredes del cañón, sin nada que cocinar en la hoguera. Los tres teníamos hambre, como era de esperar. Y aquello acabó poniéndonos algo irascibles.
-No puedo creerme que lo abandonaseis así sin más.- dijo Farid, sentado en frente del fuego. -¿No os da pena en absoluto? ¿Nada?- preguntó.
-No.- negó el felino inmediatamente.
-No es la primera vez.- dije. La expresión del humano casi me hizo reir. -Oh, ¿no te acuerdas de esos guardias con los que estaba? ¿Cuando nos encontramos por primera vez?- pregunté. -Eran mis "compañeros", a la fuerza.-
-¿¡Estabas con la guardia!?- preguntó. -¡Y los abandonaste sin más!-
-Estuvo allí obligado.- intervino Syl. -No les debía nada.-
-Esa chica, Alanna Delteria, ayudó a salvar a la Sheik. ¿Y casi muere, porque tú la traicionaste en cuanto pudiste?- preguntó. -¡Estuvo meses encerrada!-
Me encogí de hombros como respuesta, indiferente. Si quería enfadarse, era cosa suya. Sin embargo, acabé acallándolo con un gesto.
Había oído algo.
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Dejo otra complicación más: El grupo abandona a Amit, dejándolo en medio del desierto sin guía.
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Mientras el grupo discutía las opciones que tenían ahora que no había ni comida ni agua, el Mausu dormía con tranquilidad, de vez en vez se giraba, quedando así su prominente panza hacía arriba, la cual bajaba y subía al ritmo de la respiración del ratón. Nunca se enteró de la aparente preocupación de Farid, ni tampoco del temperamento frío y práctico con el que Syl y Asher decidieron abandonarlo.
Nada de eso, Amit simplemente roncaba y disfrutaba del descanso, mientras los últimos efectos de la droga se disipaban de su acelerado organismo. Cuando finalmente abrió los ojos… No había nada, ni nadie.
-¿Tchik? – Chasqueó la lengua sorprendido, miró a un lado, al otro… Lo único que escuchaba era el sonido del viento y la arena arremolinándose en las dunas. La memoria de los Mausu era ya de por sí muy endeble, a eso se le sumó la confusión producida por las drogas - … ¿Dónde estoy? ¿Dónde están todos? – Amit estaba muy confundido y completamente perdido.
En un primer momento se asustó, no conocía ese entorno, no tenía ningún punto de referencia, en la arena no quedaban huellas, ni un rastro de olor, y mirara a donde mirara siempre encontraba lo mismo: La nada misma. El Ratón se agarró la cabeza asustado, intentando pensar qué podría hacer en una situación semejante, tenía que haber alguna salida, si no podía encontrar a su grupo, al menos tenía que llegar a alguna ciudad.
-¡¡El mapa!! – Exclamó de pronto. Fue corriendo hacía su mochila, la abrió de golpe y comenzó a sacar variados objetos hasta encontrar un pergamino -¡Este es! – Lo agarró fuerte y hasta le dio un beso antes de abrirlo.
Al principio no apareció nada, pero a medida que pasaban los segundos se dibujó la forma muy sencilla y pequeñita de un ratón, luego continuó extendiéndose marcando los sitios más cercanos para darle puntos de referencia al Mausu. Apareció la ciudad de Dalmasca, pero estaba muy lejos, también había un acantilado, un pequeño oasis y una parte con cuevas.
También apareció otro mensaje, pero Amit no lo entendió: “Territorio de Ograrck” ¿Qué sería eso? ¿Una tribu? ¿El nombre de algún Lider? El Mausu no tenía la menor idea, pero algo si le quedó claro, Dalmasca estaba muy lejos para que pudiera llegar caminando bajo el sol sin montura ni agua, no era necesario ser un gran explorador para darse cuenta de algo tan básico.
Decidió que lo mejor era intentar llegar a las cuevas que estaban relativamente cerca, seguramente allí podría refugiarse del calor y de los vientos fríos en la noche. Volvió a enrollar el mapa y lo puso en su cinturón, tendría que consultarlo seguido para no volver a perderse.
Quien sabe, con algo de suerte, sus compañeros se hubiesen ido en esa misma dirección ¡Seguramente estarían muy preocupados buscándolo!
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*Amit usa el Objeto Máster "Mapa Vacío": Te permite saber en lugar dónde te hayas y su historia. Ejemplos: 1 Estás perdido en el bosque y usas el objeto. Te dirá la posición que te encuentres y que ha sucedido en el bosque: ¿encantamientos, asesinatos, cacerías? 2 Te encuentras en la casa de una aparente hospitalaria familia que te ha acogido en Dundarak. Utilizas el mapa: descubres que esa familia de dragones tienen la costumbres de almorzarse a sus huéspedes.
Nada de eso, Amit simplemente roncaba y disfrutaba del descanso, mientras los últimos efectos de la droga se disipaban de su acelerado organismo. Cuando finalmente abrió los ojos… No había nada, ni nadie.
-¿Tchik? – Chasqueó la lengua sorprendido, miró a un lado, al otro… Lo único que escuchaba era el sonido del viento y la arena arremolinándose en las dunas. La memoria de los Mausu era ya de por sí muy endeble, a eso se le sumó la confusión producida por las drogas - … ¿Dónde estoy? ¿Dónde están todos? – Amit estaba muy confundido y completamente perdido.
En un primer momento se asustó, no conocía ese entorno, no tenía ningún punto de referencia, en la arena no quedaban huellas, ni un rastro de olor, y mirara a donde mirara siempre encontraba lo mismo: La nada misma. El Ratón se agarró la cabeza asustado, intentando pensar qué podría hacer en una situación semejante, tenía que haber alguna salida, si no podía encontrar a su grupo, al menos tenía que llegar a alguna ciudad.
-¡¡El mapa!! – Exclamó de pronto. Fue corriendo hacía su mochila, la abrió de golpe y comenzó a sacar variados objetos hasta encontrar un pergamino -¡Este es! – Lo agarró fuerte y hasta le dio un beso antes de abrirlo.
Al principio no apareció nada, pero a medida que pasaban los segundos se dibujó la forma muy sencilla y pequeñita de un ratón, luego continuó extendiéndose marcando los sitios más cercanos para darle puntos de referencia al Mausu. Apareció la ciudad de Dalmasca, pero estaba muy lejos, también había un acantilado, un pequeño oasis y una parte con cuevas.
También apareció otro mensaje, pero Amit no lo entendió: “Territorio de Ograrck” ¿Qué sería eso? ¿Una tribu? ¿El nombre de algún Lider? El Mausu no tenía la menor idea, pero algo si le quedó claro, Dalmasca estaba muy lejos para que pudiera llegar caminando bajo el sol sin montura ni agua, no era necesario ser un gran explorador para darse cuenta de algo tan básico.
Decidió que lo mejor era intentar llegar a las cuevas que estaban relativamente cerca, seguramente allí podría refugiarse del calor y de los vientos fríos en la noche. Volvió a enrollar el mapa y lo puso en su cinturón, tendría que consultarlo seguido para no volver a perderse.
Quien sabe, con algo de suerte, sus compañeros se hubiesen ido en esa misma dirección ¡Seguramente estarían muy preocupados buscándolo!
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*Amit usa el Objeto Máster "Mapa Vacío": Te permite saber en lugar dónde te hayas y su historia. Ejemplos: 1 Estás perdido en el bosque y usas el objeto. Te dirá la posición que te encuentres y que ha sucedido en el bosque: ¿encantamientos, asesinatos, cacerías? 2 Te encuentras en la casa de una aparente hospitalaria familia que te ha acogido en Dundarak. Utilizas el mapa: descubres que esa familia de dragones tienen la costumbres de almorzarse a sus huéspedes.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Ese "algo" se estaba haciendo fuerte. Un ruido fue seguido de dos. ¿Pasos? No, eran más rápidos. Un animal a la carrera... varios. Farid dio un paso atrás, horrorizado, mientras apuntaba a algo con la mano. Marcas en una pared. Marcas de cuernos. Maldije. Ograrck.
Una estampida se acercaba. Tendría que trabajar deprisa. Inscribí rápidamente en el libro que llevaba, dibujando las runas tan velozmente como podía. [1] Ninguno de mis acompañantes iba a poder ganarme mucho tiempo. Incluso si heríamos al del frente, había demasiados. Los caballos salieron huyendo, con aún parte de nuestras cosas. Bien por ellos, que podían.
-Contra la pared. ¡YA!- grité, tomando dos piedras del suelo mientras me movía. No eran ideales, pero servirían. Cerré el libro con una mano mientras me movía, acompañando al resto del grupo para colocarme junto al lateral del cañón. La energía del grimorio pasó a las rocas, y con los escasos segundos que tenía, las lancé al suelo frente a nosotros, separadas entre sí.
Dos anchos pilares de roca se erigieron ante nosotros, dejando una imperfecta pero sólida barrera. Había huecos, tanto a los lados como entre ambas, pero estos eran demasiado estrechos como para que cualquiera de nosotros pasase, mucho menos el cuerpo de un enorme Ograrck. Y entonces, llegó la primera colisión.
El primero de los animales embistió las columnas, haciéndolas temblar ligeramente y sacudiendo algo de tierra de ellas. Lanzó un furioso rugido, y los pilares se volvieron a sacudir por el impacto de los otros animales.
-¿Ahora qué?- preguntó Syl. Era una muy buena pregunta. Aquello solo nos había ganado algo de tiempo, pero esas cosas parecían muy, muy insistentes. Lo suficiente como para que no estuviese seguro. El Ograrck alfa volvió a embestir, hundiendo sus cuernos en la abertura entre las rocas mientras trataba de pensar. -¿Asher?- La presión estaba siendo algo molesta. El animal aún gruñía, con los ojos inyectados en sangre.
-Chicos...- dijo Farid.
-¡Estoy pensando!- solté, irritado. El animal rugió de nuevo. Syl alzó el brazo y, impulsandolo [2] con una de las runas de su armadura, lanzó un terrible impacto contra el morro del Ograrck, alejándolo de nosotros y haciéndole sangrar con un mugido de dolor. Algo cayó al suelo con un ruido metálico.
-¿...Acabas de darle un puñetazo a esa cosa?- preguntó Farid. Recogí el objeto. Un aro de hierro, de la nariz del animal... Hierro, metal, roca. Viniendo de un ser vivo... Cogí la muñeca de Syl, y restregué los dedos por la parte donde le había salpicado la sangre aún húmeda. Podía hacer algo.
Me volví a la pared, dibujando un círculo con la sangre que tenía. No era uno completo, no tenía suficiente. Tendría que hacer el resto con tiza arcana. Grabé las runas rápidamente, deseando que aquello funcionase. No tuvo tiempo para admirar la obra, pero para haber sido rápido, estaba realmente bien dibujado. Coloqué el aro, con parte aún ensangrentada, sobre el círculo, terminándolo. Una ténue luz cubrió el sello, y un enorme temblor sacudió la zona.
Frente a nuestros ojos, un túnel empezó a formarse a través del cañón: uno perfecto, completamente circular, extendiéndose a gran velocidad. Era lo suficientemente ancho como para que pasásemos de dos en dos, pero esas bestias no lo tendrían tan sencillo.
-¿Qué demonios...?- No tuvo tiempo para decir más. Empezamos a correr a través del túnel, dejando a los animales, y al campamento, detrás de nosotros. Afortunadamente, no había obstáculos en un agujero recién creado, pero sin una fuente de luz no llegaríamos demasiado lejos. -¿...Esta cueva es segura?- preguntó. Invoqué a Eclipse en mi mano, iluminando levemente los alrededores como una antorcha.
-No lo sé, es muy reciente.- repliqué, sarcástico. Seguía siendo mejor que los Ograrck enfurecidos.
-¿Esta clase de cosa es normal para vosotros?-
-Pasa como una vez a la semana.- respondió Syl. -Esta llega dos días tarde.-
Suspiré, deteníendonos durante un momento. Los gruñidos de los animales ya se habían desvanecido. Quizás se hubiesen rendido. Fuera como fuese, nuestra mejor opción parecía ser el túnel, de momento.
-Veo algo vivo.- indicó Syl, mirando al frente.
Subrayado el uso de la profesión Arcanos.
[1] Creado y usado dos runas Altura con mi Pergamino en blanco avanzado
[2] Habilidad de Syl: Onda de Choque
Una estampida se acercaba. Tendría que trabajar deprisa. Inscribí rápidamente en el libro que llevaba, dibujando las runas tan velozmente como podía. [1] Ninguno de mis acompañantes iba a poder ganarme mucho tiempo. Incluso si heríamos al del frente, había demasiados. Los caballos salieron huyendo, con aún parte de nuestras cosas. Bien por ellos, que podían.
-Contra la pared. ¡YA!- grité, tomando dos piedras del suelo mientras me movía. No eran ideales, pero servirían. Cerré el libro con una mano mientras me movía, acompañando al resto del grupo para colocarme junto al lateral del cañón. La energía del grimorio pasó a las rocas, y con los escasos segundos que tenía, las lancé al suelo frente a nosotros, separadas entre sí.
Dos anchos pilares de roca se erigieron ante nosotros, dejando una imperfecta pero sólida barrera. Había huecos, tanto a los lados como entre ambas, pero estos eran demasiado estrechos como para que cualquiera de nosotros pasase, mucho menos el cuerpo de un enorme Ograrck. Y entonces, llegó la primera colisión.
El primero de los animales embistió las columnas, haciéndolas temblar ligeramente y sacudiendo algo de tierra de ellas. Lanzó un furioso rugido, y los pilares se volvieron a sacudir por el impacto de los otros animales.
-¿Ahora qué?- preguntó Syl. Era una muy buena pregunta. Aquello solo nos había ganado algo de tiempo, pero esas cosas parecían muy, muy insistentes. Lo suficiente como para que no estuviese seguro. El Ograrck alfa volvió a embestir, hundiendo sus cuernos en la abertura entre las rocas mientras trataba de pensar. -¿Asher?- La presión estaba siendo algo molesta. El animal aún gruñía, con los ojos inyectados en sangre.
-Chicos...- dijo Farid.
-¡Estoy pensando!- solté, irritado. El animal rugió de nuevo. Syl alzó el brazo y, impulsandolo [2] con una de las runas de su armadura, lanzó un terrible impacto contra el morro del Ograrck, alejándolo de nosotros y haciéndole sangrar con un mugido de dolor. Algo cayó al suelo con un ruido metálico.
-¿...Acabas de darle un puñetazo a esa cosa?- preguntó Farid. Recogí el objeto. Un aro de hierro, de la nariz del animal... Hierro, metal, roca. Viniendo de un ser vivo... Cogí la muñeca de Syl, y restregué los dedos por la parte donde le había salpicado la sangre aún húmeda. Podía hacer algo.
Me volví a la pared, dibujando un círculo con la sangre que tenía. No era uno completo, no tenía suficiente. Tendría que hacer el resto con tiza arcana. Grabé las runas rápidamente, deseando que aquello funcionase. No tuvo tiempo para admirar la obra, pero para haber sido rápido, estaba realmente bien dibujado. Coloqué el aro, con parte aún ensangrentada, sobre el círculo, terminándolo. Una ténue luz cubrió el sello, y un enorme temblor sacudió la zona.
Frente a nuestros ojos, un túnel empezó a formarse a través del cañón: uno perfecto, completamente circular, extendiéndose a gran velocidad. Era lo suficientemente ancho como para que pasásemos de dos en dos, pero esas bestias no lo tendrían tan sencillo.
-¿Qué demonios...?- No tuvo tiempo para decir más. Empezamos a correr a través del túnel, dejando a los animales, y al campamento, detrás de nosotros. Afortunadamente, no había obstáculos en un agujero recién creado, pero sin una fuente de luz no llegaríamos demasiado lejos. -¿...Esta cueva es segura?- preguntó. Invoqué a Eclipse en mi mano, iluminando levemente los alrededores como una antorcha.
-No lo sé, es muy reciente.- repliqué, sarcástico. Seguía siendo mejor que los Ograrck enfurecidos.
-¿Esta clase de cosa es normal para vosotros?-
-Pasa como una vez a la semana.- respondió Syl. -Esta llega dos días tarde.-
Suspiré, deteníendonos durante un momento. Los gruñidos de los animales ya se habían desvanecido. Quizás se hubiesen rendido. Fuera como fuese, nuestra mejor opción parecía ser el túnel, de momento.
-Veo algo vivo.- indicó Syl, mirando al frente.
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Subrayado el uso de la profesión Arcanos.
[1] Creado y usado dos runas Altura con mi Pergamino en blanco avanzado
[2] Habilidad de Syl: Onda de Choque
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Corriendo en cuatro patas por el desierto, Amit parecia ser solo un ratón común y corriente, sí cualquiera lo hubiera visto a la distancia probablemente no lo habría diferenciado. Solo cuando se acercaba era evidente la diferencia de tamaño, eso y que llevaba pantalones puestos, claro. El Mausu recorrió el camino, deteniéndose por momentos para asegurarse de que iba en el sentido correcto, le resultaba muy difícil el orientarse en un sitio que era exactamente igual mirara a donde mirada.
Luego de varias horas, notó por fin la difusa forma de unas cuevas a la distancia. Animado al ver que estaba cerca, aceleró el paso, aunque el impulso le duró poco, la inclemencia del desierto se hacía sentir, entre el calor, la arena golpeándolo, la falta de agua y el cansancio por tener que ir andando y no a caballo... Era demasiado para el pobre Amit.
Con un gran esfuerzo llegó finalmente a la cueva, su primera acción fue simplemente tirarse en el fresco piso del lugar, boca arriba, disfrutando de no tener a ese espantoso sol quemándole la espalda. Se quedó en esa posición durante algunos minutos, mientras su respiración se volvía estable y su cuerpo bajaba la temperatura, estando allí en silencio, sus delicados oídos captaron el sonido de agua.
-¡¡Agua!! - Exclamó con alegría, se puso de pie de un salto, ahora que se había calmado también podía sentir esa humedad en el ambiente característica de cuando grandes cantidades de agua se estancaba en un sitio cerrado.
La cueva resultó ser mucho más profunda de lo que aparentaba desde afuera, sus túneles se hundían en la tierra, formando extrañas grietas y pasajes de lo más variados. Amit se guió por el sonido del agua goteando para saber por dónde debía ir, confiaba en que luego sabría guiarse para encontrar de nuevo la salida.
Al dar vuelta por uno de los corredores, tuvo que detenerse de repente ya que no había camino alguno por el cual seguir. Frente a él se extendía una enorme superficie de agua ¡Era un lago subterráneo! Amit chilló contento, se acercó al borde y empezó por empaparse de cuerpo entero, no se introdujo demasiado porque no sabía qué tan profundo era eso. Luego sintió el olor del agua, levantó un poco con las manos y tomó un sorbo, el sabor era bueno, probablemente el filtrarse por las piedras ayudaba a limpiarla de impurezas.
El ratón estaba bebiendo con ganas cuando escuchó un ruido en una de las paredes, regresó a la orilla y se sacudió para sacarse todo el agua extra. No sabía sí lo que se acercaba era un amigo o un enemigo, así que fue precavido, caminando intentando hacer el menor ruido posible.
Pero claro, nunca podría haberse imaginado que del otro lado lo esperaban un perro y un gato completamente alertas y armados hasta los dientes. Aún así, Amit sonrió al verlos ¡Eran sus compañeros! Contra toda probabilidad los había encontrado ¡Esa sí que era buena suerte!
-¡Amigos! ¡Tchik! También encontraron está cueva, que afortunados somos - Señaló hacia su espalda - Allí hay mucha agua, y es también donde terminan este pasaje, aparentemente - Tampoco lo había mirado en detalle, no podía asegurarlo porque en la oscuridad no era capaz de ver hasta dónde llegaba el lago.
Luego de varias horas, notó por fin la difusa forma de unas cuevas a la distancia. Animado al ver que estaba cerca, aceleró el paso, aunque el impulso le duró poco, la inclemencia del desierto se hacía sentir, entre el calor, la arena golpeándolo, la falta de agua y el cansancio por tener que ir andando y no a caballo... Era demasiado para el pobre Amit.
Con un gran esfuerzo llegó finalmente a la cueva, su primera acción fue simplemente tirarse en el fresco piso del lugar, boca arriba, disfrutando de no tener a ese espantoso sol quemándole la espalda. Se quedó en esa posición durante algunos minutos, mientras su respiración se volvía estable y su cuerpo bajaba la temperatura, estando allí en silencio, sus delicados oídos captaron el sonido de agua.
-¡¡Agua!! - Exclamó con alegría, se puso de pie de un salto, ahora que se había calmado también podía sentir esa humedad en el ambiente característica de cuando grandes cantidades de agua se estancaba en un sitio cerrado.
La cueva resultó ser mucho más profunda de lo que aparentaba desde afuera, sus túneles se hundían en la tierra, formando extrañas grietas y pasajes de lo más variados. Amit se guió por el sonido del agua goteando para saber por dónde debía ir, confiaba en que luego sabría guiarse para encontrar de nuevo la salida.
Al dar vuelta por uno de los corredores, tuvo que detenerse de repente ya que no había camino alguno por el cual seguir. Frente a él se extendía una enorme superficie de agua ¡Era un lago subterráneo! Amit chilló contento, se acercó al borde y empezó por empaparse de cuerpo entero, no se introdujo demasiado porque no sabía qué tan profundo era eso. Luego sintió el olor del agua, levantó un poco con las manos y tomó un sorbo, el sabor era bueno, probablemente el filtrarse por las piedras ayudaba a limpiarla de impurezas.
El ratón estaba bebiendo con ganas cuando escuchó un ruido en una de las paredes, regresó a la orilla y se sacudió para sacarse todo el agua extra. No sabía sí lo que se acercaba era un amigo o un enemigo, así que fue precavido, caminando intentando hacer el menor ruido posible.
Pero claro, nunca podría haberse imaginado que del otro lado lo esperaban un perro y un gato completamente alertas y armados hasta los dientes. Aún así, Amit sonrió al verlos ¡Eran sus compañeros! Contra toda probabilidad los había encontrado ¡Esa sí que era buena suerte!
-¡Amigos! ¡Tchik! También encontraron está cueva, que afortunados somos - Señaló hacia su espalda - Allí hay mucha agua, y es también donde terminan este pasaje, aparentemente - Tampoco lo había mirado en detalle, no podía asegurarlo porque en la oscuridad no era capaz de ver hasta dónde llegaba el lago.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Y... el ratón estaba allí, contra todo pronóstico. ¿Nos había seguido? No, dudaba de que pudiese seguir el ritmo de un caballo... Quizás tuviese que darle más crédito del que le había dado.
-¿Como has...?- comenzó Farid.
-Agua primero, preguntas después.- interrumpí, yendo directo hacia el lago subterráneo que había señalado Amit. No parecía haberse dado cuenta de que, esencialmente, le habíamos abandonado, y quizás fuese mejor así. Después de todo, sería una situación muy incómoda. Y tampoco le aportaría nada. Sumergí la cantimplora en el agua, para luego beber y, ya de paso, mojarme la cara.
Mis compañeros no tardaron en seguirme y hacer lo mismo. Sabía mejor de lo que podía imaginar. Tras casi un minuto de beber agua, suspiré, de mucho mejor humor.
-Nada mal... solo falta algo que comer.- dije. Aunque tenía curiosidad. ¿Llevaría ese lago a algún sitio?
-Quizás haya suerte.- replicó Syl. -Amit'tek no era lo que había visto antes. Son dos figuras. Encogidas, pero creo que son algo más grandes... podrían ser personas.- dijo, mirando hacia una de las paredes con las runas de su capucha.
-¿Más gente? ¿Aquí?- preguntó Farid. -¿Creeis que pueden ser...?-
-Eso espero. Están por ahí, ¿cierto?- pregunté, desabrochándome la armadura y la mayoría de lo que llevaba encima, quedándome tan solo con los pantalones puestos. Dejé las cosas junto a la pared. -Syl, quédate con Farid. Voy a ver si esta cosa tiene fondo.-
Bien podía ser una excusa para refrescarme, pero valía la pena comprobar como de lejos llegaba con aquello. Tomé algo de la tiza arcana que utilizaba para mis encantamientos, y dibujé rápidamente una runa básica en la pared. En apenas segundos, esto creó una pequeña esfera de luz que se mantuvo flotando en el lugar. Repetí el proceso, pero esta vez, alteré la runa para que la esfera resultante me siguiese.
-¿Sabes nadar, Amit? Si no, puedo llevarte.- ofrecí. Tras dejar que tomase su decisión, me metí cuidadosamente en el agua, con la pequeña luz por delante. Era la única forma de iluminar el sitio por debajo del agua, después de todo. Cuando vi que no podía avanzar más, me sumergí.
Al parecer, el lago era algo más profundo de lo que imaginaba. Y no parecía estar cerrado tampoco. Una apertura por debajo de mi daba lugar a una parte de la cueva más profunda. La seguí con curiosidad, asegurándome de tener el tiempo suficiente para retroceder y tomar aire si era necesario.
El pasillo era relativamente largo. Llevó algo más de un minuto buceando, pero finalmente, ascendía de nuevo. Subí con cautela y tomé aire. Aquella parte olía... distinta. Habitada.
Había alguien más allí. Dos chicos, mirándome entre temerosos y esperanzados, aún cubriendose de la luz para no ser encandilados. Tras buscar un sitio donde hacer pie, salí del agua y me sacudí, quitando parte del peso de esta.
-¿Has... has venido a rescatarnos?- preguntó. ¿Como habían llegado ahí?
Entonces lo vi. Sangre seca. Uno de los chicos, el rubio, tenía la pierna extendida, y lo que parecía ser una venda improvisada en la pierna. Mirando al techo, quedó más claro: debían haberse caído por una de las aperturas de arriba, quizás por una de las cuevas que conectaba al lugar.
-Algo así. ¿Qué ha pasado aquí?- pregunté.
-¿Como has...?- comenzó Farid.
-Agua primero, preguntas después.- interrumpí, yendo directo hacia el lago subterráneo que había señalado Amit. No parecía haberse dado cuenta de que, esencialmente, le habíamos abandonado, y quizás fuese mejor así. Después de todo, sería una situación muy incómoda. Y tampoco le aportaría nada. Sumergí la cantimplora en el agua, para luego beber y, ya de paso, mojarme la cara.
Mis compañeros no tardaron en seguirme y hacer lo mismo. Sabía mejor de lo que podía imaginar. Tras casi un minuto de beber agua, suspiré, de mucho mejor humor.
-Nada mal... solo falta algo que comer.- dije. Aunque tenía curiosidad. ¿Llevaría ese lago a algún sitio?
-Quizás haya suerte.- replicó Syl. -Amit'tek no era lo que había visto antes. Son dos figuras. Encogidas, pero creo que son algo más grandes... podrían ser personas.- dijo, mirando hacia una de las paredes con las runas de su capucha.
-¿Más gente? ¿Aquí?- preguntó Farid. -¿Creeis que pueden ser...?-
-Eso espero. Están por ahí, ¿cierto?- pregunté, desabrochándome la armadura y la mayoría de lo que llevaba encima, quedándome tan solo con los pantalones puestos. Dejé las cosas junto a la pared. -Syl, quédate con Farid. Voy a ver si esta cosa tiene fondo.-
Bien podía ser una excusa para refrescarme, pero valía la pena comprobar como de lejos llegaba con aquello. Tomé algo de la tiza arcana que utilizaba para mis encantamientos, y dibujé rápidamente una runa básica en la pared. En apenas segundos, esto creó una pequeña esfera de luz que se mantuvo flotando en el lugar. Repetí el proceso, pero esta vez, alteré la runa para que la esfera resultante me siguiese.
-¿Sabes nadar, Amit? Si no, puedo llevarte.- ofrecí. Tras dejar que tomase su decisión, me metí cuidadosamente en el agua, con la pequeña luz por delante. Era la única forma de iluminar el sitio por debajo del agua, después de todo. Cuando vi que no podía avanzar más, me sumergí.
Al parecer, el lago era algo más profundo de lo que imaginaba. Y no parecía estar cerrado tampoco. Una apertura por debajo de mi daba lugar a una parte de la cueva más profunda. La seguí con curiosidad, asegurándome de tener el tiempo suficiente para retroceder y tomar aire si era necesario.
El pasillo era relativamente largo. Llevó algo más de un minuto buceando, pero finalmente, ascendía de nuevo. Subí con cautela y tomé aire. Aquella parte olía... distinta. Habitada.
Había alguien más allí. Dos chicos, mirándome entre temerosos y esperanzados, aún cubriendose de la luz para no ser encandilados. Tras buscar un sitio donde hacer pie, salí del agua y me sacudí, quitando parte del peso de esta.
-¿Has... has venido a rescatarnos?- preguntó. ¿Como habían llegado ahí?
Entonces lo vi. Sangre seca. Uno de los chicos, el rubio, tenía la pierna extendida, y lo que parecía ser una venda improvisada en la pierna. Mirando al techo, quedó más claro: debían haberse caído por una de las aperturas de arriba, quizás por una de las cuevas que conectaba al lugar.
-Algo así. ¿Qué ha pasado aquí?- pregunté.
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Tal como Amit había supuesto, sus compañeros estaban muy contentos de verlo, aunque no tan contentos como de haber encontrado agua, Asher literalmente se abalanzó al lago subterráneo en cuanto lo vio. El ratón se quedó en la orilla mientras los demás se refrescaban y recuperaban algo de fuerza, también hicieron notar la falta de comida ¿Que había pasado con todo lo que compraron antes de salir de la ciudad? ¿Acaso los muy glotones se lo habían comido todo tan rápido? El Mausu prefirió no decirles cuál era su opinión sobre la gente poco precavida en viajes peligrosos.
-¿Podrían ser los que estábamos buscando? Tchik - Amit rápidamente se quitó todo su equipo - Claro que sé ¡Voy contigo! - La mayoría de los Mausu no sabían nadar muy bien, con suerte flotaban, como ya se había dicho en varias oportunidades, eran una raza que rehuía del agua. Pero Amit´tek era diferente, porque dada su profesión tuvo que aprender a hacer muchas cosas que los demás no sabían.
Claramente el roedor dejó de hacer pie mucho antes que Asher, aún así no se asustó y siguió nadando, intentando mantenerse cerca del Hombre-Perro que era quien llevaba la luz. Finalmente no les quedó más alternativa que sumergirse, bajo el agua había un pasillo, no podía verse donde terminaba y eso puso algo nervioso al ratón, no le gustaba la idea de estar tan encerrado ni tampoco de no sabes hacía donde iban.
Cuando Amit comenzó a pensar que sus pulmones iban a explotar, se empezó a notar una pequeña luminiscencia, el Mausu comenzó a patalear con más fuerza, intentando llegar más rápido (Sin demasiado éxito). Cuando por fin pudo salir a la superficie lo primero que hizo fue dar una bocanada de aire muy exagerada, luego se agarró del hombro de Asher, se había cansado y quería recuperar fuerzas.
-Sí, así es, venimos a rescatarlos - La oración hubiese sonado mucho más heroica sí no viniera de parte de un ratón de un metro, totalmente empapado y con los ojos algo desorbitados luego de haber pasado por una experiencia cercana a la muerte - ¡Los sacaremos de aquí! -
Claro que era sencillo decirlo, pero no tanto el poder cumplirlo. Casi al mismo tiempo que Asher, Amit se dio cuenta que uno de los jóvenes estaba herido, el olor a sangre era un gran contraste con el de todo el resto de las cosas que había en el lugar. Mientras los muchachos contaban lo que había ocurrido, el Mausu se puso en cuatro patas y empezó a oler las paredes y el piso, en busca de otra salida.
-Se veía como un grupo de arbustos cualquiera - Dijo el primero.
-Tendríamos que haber supuesto que esas plantas crecerían en un sitio con un mínimo de humedad - Agregó el otro.
-Pasamos cerca y el piso cedió de la nada, cuando caí me lastime la pierna. No podía nadar estando así, y él no sabe nadar lo suficientemente bien como para llevarme -
-¡Tchik! Sea por arriba o por abajo, tenemos que salir pronto - El roedor les mostró unas marcas en las piedras del piso - Esto de aquí significa que el agua sube por las noches, creo que la cueva estará completamente inundada dentro de unas horas - Se quitó unas gotas de agua que colgaban de sus bigotes - Creo que lo más sencillo será que cargues al que está herido en tu espalda, y nademos de vuelta - No le gustaba tener que pasar de nuevo por esa horrible experiencia, pero no era como si tuvieran mucha alternativa ¡Hasta habían dejado su equipo del otro lado!
-¿Podrían ser los que estábamos buscando? Tchik - Amit rápidamente se quitó todo su equipo - Claro que sé ¡Voy contigo! - La mayoría de los Mausu no sabían nadar muy bien, con suerte flotaban, como ya se había dicho en varias oportunidades, eran una raza que rehuía del agua. Pero Amit´tek era diferente, porque dada su profesión tuvo que aprender a hacer muchas cosas que los demás no sabían.
Claramente el roedor dejó de hacer pie mucho antes que Asher, aún así no se asustó y siguió nadando, intentando mantenerse cerca del Hombre-Perro que era quien llevaba la luz. Finalmente no les quedó más alternativa que sumergirse, bajo el agua había un pasillo, no podía verse donde terminaba y eso puso algo nervioso al ratón, no le gustaba la idea de estar tan encerrado ni tampoco de no sabes hacía donde iban.
Cuando Amit comenzó a pensar que sus pulmones iban a explotar, se empezó a notar una pequeña luminiscencia, el Mausu comenzó a patalear con más fuerza, intentando llegar más rápido (Sin demasiado éxito). Cuando por fin pudo salir a la superficie lo primero que hizo fue dar una bocanada de aire muy exagerada, luego se agarró del hombro de Asher, se había cansado y quería recuperar fuerzas.
-Sí, así es, venimos a rescatarlos - La oración hubiese sonado mucho más heroica sí no viniera de parte de un ratón de un metro, totalmente empapado y con los ojos algo desorbitados luego de haber pasado por una experiencia cercana a la muerte - ¡Los sacaremos de aquí! -
Claro que era sencillo decirlo, pero no tanto el poder cumplirlo. Casi al mismo tiempo que Asher, Amit se dio cuenta que uno de los jóvenes estaba herido, el olor a sangre era un gran contraste con el de todo el resto de las cosas que había en el lugar. Mientras los muchachos contaban lo que había ocurrido, el Mausu se puso en cuatro patas y empezó a oler las paredes y el piso, en busca de otra salida.
-Se veía como un grupo de arbustos cualquiera - Dijo el primero.
-Tendríamos que haber supuesto que esas plantas crecerían en un sitio con un mínimo de humedad - Agregó el otro.
-Pasamos cerca y el piso cedió de la nada, cuando caí me lastime la pierna. No podía nadar estando así, y él no sabe nadar lo suficientemente bien como para llevarme -
-¡Tchik! Sea por arriba o por abajo, tenemos que salir pronto - El roedor les mostró unas marcas en las piedras del piso - Esto de aquí significa que el agua sube por las noches, creo que la cueva estará completamente inundada dentro de unas horas - Se quitó unas gotas de agua que colgaban de sus bigotes - Creo que lo más sencillo será que cargues al que está herido en tu espalda, y nademos de vuelta - No le gustaba tener que pasar de nuevo por esa horrible experiencia, pero no era como si tuvieran mucha alternativa ¡Hasta habían dejado su equipo del otro lado!
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Fruncí el ceño. ¿Cuanto tiempo se habían quedado allí, solo porque no podían nadar bien? Suspiré. Al menos el que podía moverse no había abandonado a su amigo, aunque morir con él tampoco era mucho mejor.
Había varias formas de lidiar con eso. Se suponía que era un rito de algún tipo, pero tampoco parecía que tuviesen mucho que demostrar. Lo más simple sería sacarlos de allí sin más, volver a Roilkat, y cobrar por nuestro trabajo. Suspiré.
-Que remedio. Agárrate bien.- ordené, alzando con facilidad al chico herido y colocándolo sobre mi espalda. Enlazó sus brazos y su pierna sana a mi alrededor, de forma que parecía prácticamente una mochila. El otro tendría que nadar por su cuenta.
Llevar al chico no era ningún problema en absoluto, teniendo en cuenta su peso. El mayor problema fue evitar que su cabeza chocase contra parte de la cueva, y hacerlo lo suficientemente rápido como para que no se desmayase por la falta de respiración. Me apresuré lo que pude, hasta que finalmente, ascendimos de vuelta a la superficie.
El chico exhaló pesadamente, tosiendo. Lo solté sobre el suelo de la cueva y me sacudí, salpicando agua a mi alrededor de nuevo. Poco después, Amit y el otro chico aparecieron de nuevo.
-Mira lo que he encontrado. ¿Creeis que se come?- bromeé. El chico miró al grupo con preocupación en la cara. Sonreí.
-No le hagas caso. Es una broma.- dijo Farid, acercándose al adolescente y tendiéndole una mano. -Deberíamos llevarlos a la hoguera, o el frío acabará por matarlos.-
-Bueno, mejor los Ogrark que el frío.- comenté.
-¿Ogrark?-
-Nada de lo que preocuparse.- aseguró el humano de nuevo, fulminándome con la mirada mientras recuperaba mi equipamiento.
Tras aquello, volvimos por el pasadizo que había creado, y atravesamos las columnas de piedra. El campamento había quedado relativamente reparable, teniendo en cuenta que apenas teníamos nada que pudiese destruirse fácilmente. Volví a encender la hoguera, esta vez con una llama más fuerte. Esperaba que los animales no volviesen, o tendríamos que pasar por aquello otra vez.
-No estamos demasiado lejos de Roilkat. ¿Imagino que quereis ir allí directamente?- preguntó Farid. Asentí. -Bien. Uh... ¿puedes ayudarme a buscar los caballos, Syl? No creo que hayan ido muy lejos.-
El felino tardó unos segundos en reaccionar. Sin decir nada, se levantó, y le hizo un gesto con la cabeza al explorador. Aquello era probablemente lo más amigable que iba a ser con él, pero era algo. La pareja se alejó del campamento, para volver diez minutos después con los animales.
Solo quedaba volver a Roilkat.
Había varias formas de lidiar con eso. Se suponía que era un rito de algún tipo, pero tampoco parecía que tuviesen mucho que demostrar. Lo más simple sería sacarlos de allí sin más, volver a Roilkat, y cobrar por nuestro trabajo. Suspiré.
-Que remedio. Agárrate bien.- ordené, alzando con facilidad al chico herido y colocándolo sobre mi espalda. Enlazó sus brazos y su pierna sana a mi alrededor, de forma que parecía prácticamente una mochila. El otro tendría que nadar por su cuenta.
Llevar al chico no era ningún problema en absoluto, teniendo en cuenta su peso. El mayor problema fue evitar que su cabeza chocase contra parte de la cueva, y hacerlo lo suficientemente rápido como para que no se desmayase por la falta de respiración. Me apresuré lo que pude, hasta que finalmente, ascendimos de vuelta a la superficie.
El chico exhaló pesadamente, tosiendo. Lo solté sobre el suelo de la cueva y me sacudí, salpicando agua a mi alrededor de nuevo. Poco después, Amit y el otro chico aparecieron de nuevo.
-Mira lo que he encontrado. ¿Creeis que se come?- bromeé. El chico miró al grupo con preocupación en la cara. Sonreí.
-No le hagas caso. Es una broma.- dijo Farid, acercándose al adolescente y tendiéndole una mano. -Deberíamos llevarlos a la hoguera, o el frío acabará por matarlos.-
-Bueno, mejor los Ogrark que el frío.- comenté.
-¿Ogrark?-
-Nada de lo que preocuparse.- aseguró el humano de nuevo, fulminándome con la mirada mientras recuperaba mi equipamiento.
Tras aquello, volvimos por el pasadizo que había creado, y atravesamos las columnas de piedra. El campamento había quedado relativamente reparable, teniendo en cuenta que apenas teníamos nada que pudiese destruirse fácilmente. Volví a encender la hoguera, esta vez con una llama más fuerte. Esperaba que los animales no volviesen, o tendríamos que pasar por aquello otra vez.
-No estamos demasiado lejos de Roilkat. ¿Imagino que quereis ir allí directamente?- preguntó Farid. Asentí. -Bien. Uh... ¿puedes ayudarme a buscar los caballos, Syl? No creo que hayan ido muy lejos.-
El felino tardó unos segundos en reaccionar. Sin decir nada, se levantó, y le hizo un gesto con la cabeza al explorador. Aquello era probablemente lo más amigable que iba a ser con él, pero era algo. La pareja se alejó del campamento, para volver diez minutos después con los animales.
Solo quedaba volver a Roilkat.
Asher Daregan
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Asher aceptó sin hacer demasiados gestos de desagradado, el Mausu hizo algo parecido a una sonrisa cuando vio que su compañero agarraba al muchacho herido y lo acomodaba en su espalda. Seguramente con el tamaño y la fuerza que tenía el Hombre-Perro no le resultaría ningún problema el poder llevar al joven, Amit se quedó en la orilla mientras Asher comenzaba a meterse al agua.
-Eso que dijo tu amigo ¡Tchik! Que no sabes nadar muy bien... -
-Sé flotar y... Me sumerjo aunque con esfuerzo - Intentó alegar el chico, parecía sentirse algo avergonzado al tener que admitirlo.
-Bien, entonces podría ser algo difícil mmm - Su mayor miedo era que el humano se desorientara una vez que estuvieran abajo y que perdiera tiempo valioso buscando la salida - Agarrate de mi cola - Sugirió - No puedo llevarte pero al menos puedo guiarte bajo el agua. Sigueme y todo saldrá bien - Le ofreció la punta de la cola, el muchacho la agarró de modo tímido.
Una vez listos, Amit se sumergió también en el lago subterráneo, al principio no podía sentir al joven agarrado, pero en cuanto empezaron a ir más profundo en el agua los tirones se hicieron evidentes. El Mausu puso todas sus fuerzas en impulsarse hacía adelante, y aún así estaba seguro que habían tardado más en esa ocasión que en la ida.
Llegaron pocos segundos después que Asher. El ratón también se sacudió para sacarse el agua de más y luego se acercó al muchacho herido, su pierna se veía mal, aunque no tanto como para que tuvieran que salir de allí corriendo, sí se apoyaba usando la que estaba sana todo debería salir bien.
-¿Ograrck? Esa palabra me parece familiar - Pero por más que intentó acordarse no tenía idea de dónde la podría haber escuchado.
Mientras Farid y Syl iban en busca de los caballos, Amit notó lo escaso de comida que estaba el campamento, así que muy amablemente se ofreció a ir en busca de algo que pudieran comer... Al menos la mayoría del grupo. Una hora más tarde regresó con una libre, algunos ratones del desierto y unos escarabajos especialmente gordos que había encontrado bajo unas rocas.
Cada cual agarró lo que consideró más comestible y pasaron una noche tranquila, por suerte los Ograrck no volvieron, pero de todos modos se turnaron para hacer guardias, no fuera a ser que los agarraran desprevenidos y los hicieran pure. A la mañana siguiente, ya con lo caballos y con el joven herido con la pierna entablillada, comenzaron el viaje de regreso a Roilkat.
Amit estaba más que conforme con los resultados de la expedición, ahora podía regresar con los suyos y contarles todas las cosas que había aprendido sobre el desierto. Habían varios detalles que aún no los tenía del todo claros, pero allí estaba Syl para poder atosigarlo con preguntas hasta que tuvieran que despedirse.
-Eso que dijo tu amigo ¡Tchik! Que no sabes nadar muy bien... -
-Sé flotar y... Me sumerjo aunque con esfuerzo - Intentó alegar el chico, parecía sentirse algo avergonzado al tener que admitirlo.
-Bien, entonces podría ser algo difícil mmm - Su mayor miedo era que el humano se desorientara una vez que estuvieran abajo y que perdiera tiempo valioso buscando la salida - Agarrate de mi cola - Sugirió - No puedo llevarte pero al menos puedo guiarte bajo el agua. Sigueme y todo saldrá bien - Le ofreció la punta de la cola, el muchacho la agarró de modo tímido.
Una vez listos, Amit se sumergió también en el lago subterráneo, al principio no podía sentir al joven agarrado, pero en cuanto empezaron a ir más profundo en el agua los tirones se hicieron evidentes. El Mausu puso todas sus fuerzas en impulsarse hacía adelante, y aún así estaba seguro que habían tardado más en esa ocasión que en la ida.
Llegaron pocos segundos después que Asher. El ratón también se sacudió para sacarse el agua de más y luego se acercó al muchacho herido, su pierna se veía mal, aunque no tanto como para que tuvieran que salir de allí corriendo, sí se apoyaba usando la que estaba sana todo debería salir bien.
-¿Ograrck? Esa palabra me parece familiar - Pero por más que intentó acordarse no tenía idea de dónde la podría haber escuchado.
Mientras Farid y Syl iban en busca de los caballos, Amit notó lo escaso de comida que estaba el campamento, así que muy amablemente se ofreció a ir en busca de algo que pudieran comer... Al menos la mayoría del grupo. Una hora más tarde regresó con una libre, algunos ratones del desierto y unos escarabajos especialmente gordos que había encontrado bajo unas rocas.
Cada cual agarró lo que consideró más comestible y pasaron una noche tranquila, por suerte los Ograrck no volvieron, pero de todos modos se turnaron para hacer guardias, no fuera a ser que los agarraran desprevenidos y los hicieran pure. A la mañana siguiente, ya con lo caballos y con el joven herido con la pierna entablillada, comenzaron el viaje de regreso a Roilkat.
Amit estaba más que conforme con los resultados de la expedición, ahora podía regresar con los suyos y contarles todas las cosas que había aprendido sobre el desierto. Habían varios detalles que aún no los tenía del todo claros, pero allí estaba Syl para poder atosigarlo con preguntas hasta que tuvieran que despedirse.
Amit'tek
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Re: Los espejismos del honor [Trabajo][Asher- Amit]
Syl detuvo al humano con un gesto. Veía algo.
No estaba demasiado lejos. Por la forma, parecía ser un kag. No servían mucho de comida: como muchos depredadores, eran mayormente músculo, y difíciles de incorporar a cualquier plato. Pero había comido cosas peores, y no confiaba demasiado en lo que pudiese conseguir el ratón por su cuenta.
Unos segundos más tarde, el animal cayó al suelo con un virote de fuego hundido en la cabeza. Después de encontrar a los caballos, que parecían haberse tranquilizado un tanto, la pareja volvió al campamento.
El felino parecía el único del grupo que tenía algo de conocimientos de cocina. No tardó demasiado en preparar algo en la hoguera, usando la liebre y las partes más comestibles del kag. No llegó a ser nada demasiado abundante o satisfactorio, pero era mejor que pasar hambre hasta volver.
Por mi parte, pasé el tiempo escuchando la historia de los dos chicos. Al parecer, no habían ido solos. Eran un grupo, pero tuvieron que separarse tras una estampida de Ograrck similar a la que habíamos visto. No volvieron a ver al resto. Se suponía que era algún tipo de prueba, pero...
Poco importaba, llegado a ese punto.
A la mañana siguiente, nos pusimos en marcha de vuelta a Roilkat. Había tenido suficiente de aquel arenal para una larga temporada. El calor ni siquiera era lo más difícil de soportar. Todo aquel sitio estaba demasiado... muerto.
-No te vayas aún.- le dijo el gato al ratón, después de llegar. Había ayudado con el trabajo, después de todo. Más o menos. Si íbamos a recibir un pago, era justo que se llevase una parte.
Y así lo hizo. No llegué a ver al mercenario que encargó todo aquello. Confiaba en que mi compañero podía tomar el tema por sí solo. Cuando volvió, lo hizo con una ligera sonrisa victoriosa, y una bolsa de monedas mucho más pesada de la que valía un rescate como aquel.
Aquello hacía que valiese la pena, después de todo.
Nunca llegamos a hablar de nuevo sobre lo ocurrido en aquella expedición, ni con Farid ni con el ratón. Era mejor dejarlo atrás, como todos los secretos que habían llevado hasta aquella situación.
No estaba demasiado lejos. Por la forma, parecía ser un kag. No servían mucho de comida: como muchos depredadores, eran mayormente músculo, y difíciles de incorporar a cualquier plato. Pero había comido cosas peores, y no confiaba demasiado en lo que pudiese conseguir el ratón por su cuenta.
Unos segundos más tarde, el animal cayó al suelo con un virote de fuego hundido en la cabeza. Después de encontrar a los caballos, que parecían haberse tranquilizado un tanto, la pareja volvió al campamento.
El felino parecía el único del grupo que tenía algo de conocimientos de cocina. No tardó demasiado en preparar algo en la hoguera, usando la liebre y las partes más comestibles del kag. No llegó a ser nada demasiado abundante o satisfactorio, pero era mejor que pasar hambre hasta volver.
Por mi parte, pasé el tiempo escuchando la historia de los dos chicos. Al parecer, no habían ido solos. Eran un grupo, pero tuvieron que separarse tras una estampida de Ograrck similar a la que habíamos visto. No volvieron a ver al resto. Se suponía que era algún tipo de prueba, pero...
Poco importaba, llegado a ese punto.
A la mañana siguiente, nos pusimos en marcha de vuelta a Roilkat. Había tenido suficiente de aquel arenal para una larga temporada. El calor ni siquiera era lo más difícil de soportar. Todo aquel sitio estaba demasiado... muerto.
[. . .]
-No te vayas aún.- le dijo el gato al ratón, después de llegar. Había ayudado con el trabajo, después de todo. Más o menos. Si íbamos a recibir un pago, era justo que se llevase una parte.
Y así lo hizo. No llegué a ver al mercenario que encargó todo aquello. Confiaba en que mi compañero podía tomar el tema por sí solo. Cuando volvió, lo hizo con una ligera sonrisa victoriosa, y una bolsa de monedas mucho más pesada de la que valía un rescate como aquel.
Aquello hacía que valiese la pena, después de todo.
Nunca llegamos a hablar de nuevo sobre lo ocurrido en aquella expedición, ni con Farid ni con el ratón. Era mejor dejarlo atrás, como todos los secretos que habían llevado hasta aquella situación.
Asher Daregan
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