Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
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Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Desde la compra de su nuevo drakkar el túnica naranja se sentía corto de capital y nuevamente se veía en la necesidad de trabajar si quería comprar más materiales para su taller. Tampoco quería que este siendo un recuerdo de su madre se llenase de polvo mientras se veía envuelto en sus aventuras y sus estudios en la academia.
Reviso la lista de trabajos sin atender en la ciudad y vio como la biblioteca de la ciudad estaba teniendo problemas que Kendovlah encontró de suma urgencia. Alguien dañando fuente de conocimiento importante sin duda era el enemigo número uno del brujo después de todo más de alguna vez había visitado el lugar como cliente. Ciertamente le pareció curioso el hecho de que la necesidad no se notase a simple vista, pero confiaba en que se debía a que sus semejantes hacían el mejor esfuerzo en esto.
En persona asistió al lugar el día anterior. Cierta sorpresa se llevaron al verlo ahora como un alumno de la academia, pero ese no era motivo de su visita. La mente del brujo y de los bibliotecarios acordaron que sería mejor una cita en la mañana, cuando los daños fuesen recientes. De esa forma facilitaba la investigación y podía sacar mejores conclusiones viendo el cuadro por si mismo, además daba chance de que alguien más se presentase a ayudar.
Al día siguiente el escenario en la sala común donde había perdido unas cuantas horas leyendo era un caos. Tal como lo describían en la petición del trabajo. Miró hacía el techo y logró ver uno de los ventanales hecho trizas. Se habían tomado la molestia de limpiar los trozos de vidrio, pero aún no cambiaban el ventanal. Aquello no lo habían descrito, de momento prefirió no preguntar por el detalle pero levantó varias sospechas.
Dejo su mochila en una de las mesas y comenzó a desplegar las hojas arrugadas. Muchas eran apenas legibles ya, no se podía recuperar esa información sin una copia del libro original. Varios libros estaban esparcidos por el suelo, la cubierta arañada aunque no abierta. No había patrón alguno entre los libros con la cubierta arañada y los que presentaban hojas arrancadas. Como si el daño lo hubiesen hecho al azar. ¿Cuál era el motivo entonces? ¿Realmente podía ser una bestia lo que estuviese causando el mismo daño una y otra vez?
Se quedo pensando en eso sentado en una de las sillas mientras leía uno de los libros arañados con calma. No había patrón de daño, solo la repetición del hecho y la escena. Eso y un ventanal roto en la altura.
Meditó una y otra vez las opciones mientras esperaba y los bibliotecarios limpiaban el lugar antes de la llegada del público general. -Una criatura que no sabe leer no atacaría una biblioteca todas las noches-. Pensó. Claro, bien podría ser un dragón pero bien se había enterado de la osadía de estos durante el día de la alianza. Utilizarían un método más frontal y chocante sin duda.
Reviso la lista de trabajos sin atender en la ciudad y vio como la biblioteca de la ciudad estaba teniendo problemas que Kendovlah encontró de suma urgencia. Alguien dañando fuente de conocimiento importante sin duda era el enemigo número uno del brujo después de todo más de alguna vez había visitado el lugar como cliente. Ciertamente le pareció curioso el hecho de que la necesidad no se notase a simple vista, pero confiaba en que se debía a que sus semejantes hacían el mejor esfuerzo en esto.
En persona asistió al lugar el día anterior. Cierta sorpresa se llevaron al verlo ahora como un alumno de la academia, pero ese no era motivo de su visita. La mente del brujo y de los bibliotecarios acordaron que sería mejor una cita en la mañana, cuando los daños fuesen recientes. De esa forma facilitaba la investigación y podía sacar mejores conclusiones viendo el cuadro por si mismo, además daba chance de que alguien más se presentase a ayudar.
(…)
Al día siguiente el escenario en la sala común donde había perdido unas cuantas horas leyendo era un caos. Tal como lo describían en la petición del trabajo. Miró hacía el techo y logró ver uno de los ventanales hecho trizas. Se habían tomado la molestia de limpiar los trozos de vidrio, pero aún no cambiaban el ventanal. Aquello no lo habían descrito, de momento prefirió no preguntar por el detalle pero levantó varias sospechas.
Dejo su mochila en una de las mesas y comenzó a desplegar las hojas arrugadas. Muchas eran apenas legibles ya, no se podía recuperar esa información sin una copia del libro original. Varios libros estaban esparcidos por el suelo, la cubierta arañada aunque no abierta. No había patrón alguno entre los libros con la cubierta arañada y los que presentaban hojas arrancadas. Como si el daño lo hubiesen hecho al azar. ¿Cuál era el motivo entonces? ¿Realmente podía ser una bestia lo que estuviese causando el mismo daño una y otra vez?
Se quedo pensando en eso sentado en una de las sillas mientras leía uno de los libros arañados con calma. No había patrón de daño, solo la repetición del hecho y la escena. Eso y un ventanal roto en la altura.
Meditó una y otra vez las opciones mientras esperaba y los bibliotecarios limpiaban el lugar antes de la llegada del público general. -Una criatura que no sabe leer no atacaría una biblioteca todas las noches-. Pensó. Claro, bien podría ser un dragón pero bien se había enterado de la osadía de estos durante el día de la alianza. Utilizarían un método más frontal y chocante sin duda.
Última edición por Kendovlah el Lun Oct 28 2019, 00:32, editado 1 vez
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Nuevamente Zero se encuentra en la capital bruja, esta vez por motivos más ociosos. Los Mirmidones atracaron la Olimpus en el Hekshold para visitar a sus familias directas, después de todo muchos elementos de la tripulación son antiguos ciudadanos de Ámbar también.
Aunque el pequeño robot comparte mucho con todos, decide dejarles para que interactúen con mayor soltura. Al final sigue siendo el líder de la facción y una especie de salvador para la comunidad, el trato que le tienen es muy formal.
Llega a la capital hechicera bastante rápido pues las distancias en el archipiélago suelen ser más cortas que en el continente, era su intención visitar la ciudad desde un principio pues tiene muchos sitios de interés.
No es un primera vez claro pero disfruta de un buen paseo, en cierto modo le alegra la condición de turista que se usa tanto en la tierra. Ciertamente resalta como un extranjero educado a donde sea que va.
Se termina enterando de un problema local por accidente, lee cierta búsqueda en uno de los tablones de anuncios. No tarda en llamar su atención y es que valora mucho las bibliotecas como centros de conocimiento.
Que alguien cause destrozos en una le genera malas sensaciones, especialmente en la ciudad más importante de los brujos donde existen registros públicos tan significativos. Decide prestar ayuda a los pocos segundos de su lectura.
Avanza entonces al edificio, se encuentra en el centro de la ciudad. No lo había visitado nunca vale destacar, muchos de los tomos tienen registros digitales en la base sintética lo que hace poco práctico un doble chequeo.
En cierto modo Giroud ha despertado su genuino interés por la lectura tradicional, “no hay nada como la sensación de un libro en tus manos”. Aunque al principio desestimaba el argumento, termino por aceptar que tiene veracidad.
Piensa en todo esto mientras atraviesa las puertas, aun no abre al público por lo que su presencia es tomada de manera cautelosa. Si bien hay chicos muy dedicados a la lectura que suelen madrugar, no es el momento teniendo en cuenta todo.
Lo siento pequeño pero aún estamos limpiando, puedes volver en una hora.
Vengo a prestar ayuda, vi el anuncio.
Las palabras del “chico” despiertan algunas carcajadas y miradas nobles, como es natural no le toman en serio. Aunque al principio el chiquillo maquina les mira de medio lado confuso, no tarda en comprender que se debe a su apariencia infantil. En ese momento divisa a un personaje de túnica naranja al fondo.
Aunque el pequeño robot comparte mucho con todos, decide dejarles para que interactúen con mayor soltura. Al final sigue siendo el líder de la facción y una especie de salvador para la comunidad, el trato que le tienen es muy formal.
Llega a la capital hechicera bastante rápido pues las distancias en el archipiélago suelen ser más cortas que en el continente, era su intención visitar la ciudad desde un principio pues tiene muchos sitios de interés.
No es un primera vez claro pero disfruta de un buen paseo, en cierto modo le alegra la condición de turista que se usa tanto en la tierra. Ciertamente resalta como un extranjero educado a donde sea que va.
Se termina enterando de un problema local por accidente, lee cierta búsqueda en uno de los tablones de anuncios. No tarda en llamar su atención y es que valora mucho las bibliotecas como centros de conocimiento.
Que alguien cause destrozos en una le genera malas sensaciones, especialmente en la ciudad más importante de los brujos donde existen registros públicos tan significativos. Decide prestar ayuda a los pocos segundos de su lectura.
Avanza entonces al edificio, se encuentra en el centro de la ciudad. No lo había visitado nunca vale destacar, muchos de los tomos tienen registros digitales en la base sintética lo que hace poco práctico un doble chequeo.
En cierto modo Giroud ha despertado su genuino interés por la lectura tradicional, “no hay nada como la sensación de un libro en tus manos”. Aunque al principio desestimaba el argumento, termino por aceptar que tiene veracidad.
Piensa en todo esto mientras atraviesa las puertas, aun no abre al público por lo que su presencia es tomada de manera cautelosa. Si bien hay chicos muy dedicados a la lectura que suelen madrugar, no es el momento teniendo en cuenta todo.
Lo siento pequeño pero aún estamos limpiando, puedes volver en una hora.
Vengo a prestar ayuda, vi el anuncio.
Las palabras del “chico” despiertan algunas carcajadas y miradas nobles, como es natural no le toman en serio. Aunque al principio el chiquillo maquina les mira de medio lado confuso, no tarda en comprender que se debe a su apariencia infantil. En ese momento divisa a un personaje de túnica naranja al fondo.
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Había mucho que observar y pocas pistas por donde empezar a investigar. Podía pasarse media hora o más describiendo de como se sentía respecto al daño causado en uno de sus lugares favoritos, pero eso no venía al caso. Las marcas de garras y las hojas arrugadas no cuadraban.
Inspecciono con más detalle el lugar mientras evitaba el trabajo de algunos y era recibido con algún gesto de mala gana que poco importaba al brujo. Algunas mesas parecían haber sido cambiadas de lugar y si miraba de cerca comparando los libros, las que aún estaban en su lugar presentaban las mismas marcas.
Efectivamente, también habían sido arañadas. Lo primero que se viene a la mente al escuchar o leer esa palabra son arañas, pero estas marcas eran más grandes. Así mismo el ataque había sido la noche anterior y no había rastro alguno de telarañas. Tampoco había pelaje alguno que indicase haber sido alguna bestia enloquecida. En resumen, habían dos cosas que no cuadraban: una era un ataque cuya ejecución no podía adivinar y un patrón que no correspondía a la descripción de lo encontrado.
Se sentía como todo un investigador de esos cuentos humanos de Lunargenta. La magia entonces no le funcionaba y solo podía fundamentar sus conclusiones con el poco conocimiento que tenía de algo que no sabía lo que era ni tenía la menor idea. Deseó entonces haber tomado a Kira para que le ayudase nuevamente. La cibernética tenía una percepción de la magia que se escapaba a sus estudios del campo. Sin embargo, sabía que esta tenía el deber de cuidar a los catedráticos del Heskhold.
Guardó uno de los libros en su bolsillo y una mesa que acercó a la recepción. Pudo escuchar unas cuantas risas de los trabajadores, pero no le presto mucha atención en un principio. Sacó el libo una vez se libro del peso de la mesa y miro a la recepcionista. Luego al libro y se llevo la mano a la cara. -Ah, Nesingwary... Claro, no soy el único que arañaría sus libros-. Dijo en tono sarcástico cosa que confundió a la mujer, pero el hombre se sacudió la cabeza.
-¿Tiene algún catalogo que pueda ayudar?-. Dijo pasando su mano suavemente por la portada arañada y posterior por la mesa. El cambio del tacto de cuero a madera, algo normal para un buen lector de la época pero que en aquellas circunstancias solo levantaba sospechas en el brujo. -Bueno, nos guste o no Calcelmo el loco ha descubierto y catalogado muchas marcas de criaturas. Así mismo, Hanks Sivir ha ayudado con la descripción de estas marcas en otro libro-. Se levantó del escritorio y miro al túnica naranja con curiosidad. -Si ha leído los de Nesingwary debe saber que en sus aventuras también ha descubierto criaturas raras si es lo que anda buscando-. Agregó pero solo respondió con un gesto de sorpresa y algo de decepción.
Kendovlah por su parte negó con la cabeza y moviendo su mano en negación frente al rostro después de haber recordado ciertos felinos invisibles. -Dudo que haya sido tan estúpido como para traer una de esas cosas y no quiero recordar al enano aún. Los otros dos me parecen bien-. Esta vez no hubo sarcasmo, simplemente una negativa honesta.
Los trabajadores pronto se llevarían la mesa que trajo el brujo para dejarla en su lugar. En tanto el brujo se guardó el libro del enano. Era muy pronto aún para ser reconocido por una aventura que aún no quería recordar del todo, supuso. Entonces miró a alguien que si conocía de algo, otro niño con habilidades peculiares. Sonrió al ver al chico y se le acercó. -Zero, ¿también vienes a trabajar o buscas algún libro en especifico?-. El cambio de tono con la recepcionista y el cibernético fue claro y mucho más amistoso, casi como si hubiese olvidado lo poco que confió del pequeño al conocerlo.
Inspecciono con más detalle el lugar mientras evitaba el trabajo de algunos y era recibido con algún gesto de mala gana que poco importaba al brujo. Algunas mesas parecían haber sido cambiadas de lugar y si miraba de cerca comparando los libros, las que aún estaban en su lugar presentaban las mismas marcas.
Efectivamente, también habían sido arañadas. Lo primero que se viene a la mente al escuchar o leer esa palabra son arañas, pero estas marcas eran más grandes. Así mismo el ataque había sido la noche anterior y no había rastro alguno de telarañas. Tampoco había pelaje alguno que indicase haber sido alguna bestia enloquecida. En resumen, habían dos cosas que no cuadraban: una era un ataque cuya ejecución no podía adivinar y un patrón que no correspondía a la descripción de lo encontrado.
Se sentía como todo un investigador de esos cuentos humanos de Lunargenta. La magia entonces no le funcionaba y solo podía fundamentar sus conclusiones con el poco conocimiento que tenía de algo que no sabía lo que era ni tenía la menor idea. Deseó entonces haber tomado a Kira para que le ayudase nuevamente. La cibernética tenía una percepción de la magia que se escapaba a sus estudios del campo. Sin embargo, sabía que esta tenía el deber de cuidar a los catedráticos del Heskhold.
Guardó uno de los libros en su bolsillo y una mesa que acercó a la recepción. Pudo escuchar unas cuantas risas de los trabajadores, pero no le presto mucha atención en un principio. Sacó el libo una vez se libro del peso de la mesa y miro a la recepcionista. Luego al libro y se llevo la mano a la cara. -Ah, Nesingwary... Claro, no soy el único que arañaría sus libros-. Dijo en tono sarcástico cosa que confundió a la mujer, pero el hombre se sacudió la cabeza.
-¿Tiene algún catalogo que pueda ayudar?-. Dijo pasando su mano suavemente por la portada arañada y posterior por la mesa. El cambio del tacto de cuero a madera, algo normal para un buen lector de la época pero que en aquellas circunstancias solo levantaba sospechas en el brujo. -Bueno, nos guste o no Calcelmo el loco ha descubierto y catalogado muchas marcas de criaturas. Así mismo, Hanks Sivir ha ayudado con la descripción de estas marcas en otro libro-. Se levantó del escritorio y miro al túnica naranja con curiosidad. -Si ha leído los de Nesingwary debe saber que en sus aventuras también ha descubierto criaturas raras si es lo que anda buscando-. Agregó pero solo respondió con un gesto de sorpresa y algo de decepción.
Kendovlah por su parte negó con la cabeza y moviendo su mano en negación frente al rostro después de haber recordado ciertos felinos invisibles. -Dudo que haya sido tan estúpido como para traer una de esas cosas y no quiero recordar al enano aún. Los otros dos me parecen bien-. Esta vez no hubo sarcasmo, simplemente una negativa honesta.
Los trabajadores pronto se llevarían la mesa que trajo el brujo para dejarla en su lugar. En tanto el brujo se guardó el libro del enano. Era muy pronto aún para ser reconocido por una aventura que aún no quería recordar del todo, supuso. Entonces miró a alguien que si conocía de algo, otro niño con habilidades peculiares. Sonrió al ver al chico y se le acercó. -Zero, ¿también vienes a trabajar o buscas algún libro en especifico?-. El cambio de tono con la recepcionista y el cibernético fue claro y mucho más amistoso, casi como si hubiese olvidado lo poco que confió del pequeño al conocerlo.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Ciertamente se pueden ver los destrozos en lugares pertinentes del lugar, no solo se limitaron a los libros. Por desgracia la parte sensible fue más afectada debido a su fragilidad, menudo desastre literario.
Contrastando con esto aparece una visión más amena y conocida, Kendovlah. Sin duda debe tenerle cierto aprecio al naranja ya que sigue con la misma túnica… claro que Zero no puede hablar mucho del tema pues siempre viste de negro.
Es un gusto volver a verlo, señor Kendovlah.
Dice extendiendo su mano derecha a modo de saludo, no es la típica modalidad que usan los infantes al saludar pero en este punto es bastante claro que Z9-42 no pertenece al rango común de niños.
Vengo a ayudar.
Algo que expresa con una sonrisa de complemento, le gusta sentirse útil. No puede encontrar una causa más digna que intentar detener el ataque al centro de conocimiento… al menos en este día específico.
Las propias palabras del hechicero dan a entender que aceptó el encargo del tablón, también busca a los causantes de tal destrucción injustificada. Zero entonces ensancha más su sonrisa y cierra los ojos a medida que manifiesta otras palabras.
Me encantara trabajar con usted nuevamente para resolver este misterio.
Bien recuerda la aventura que tuvieron semanas atrás, una que estuvo marcada de situaciones ominosas pero pudo superarse bastante bien. Nuevamente el destino de ambos personajes se entrelaza.
Al pequeño sintético le agrada ver que su conocido ya confía más en él, la suspicacia manifestada en su primer encuentro ya es cosa del pasado. Es impresionante lo que una aventura puede obrar en las relaciones de las personas.
Los empleados terminan por aceptar la participación del muchacho sintético, en gran parte gracias a Kendovlah. No deciden entrar en detalles y es que en su mente siguen barajeando la posibilidad de que se trate de un juego infantil.
¿Tiene alguna pista señor Kendovlah?
Dicho personaje lleva más tiempo en la escena, es justo pensar que debe haber logrado algún tipo de avance. Para bien o para mal las pistas no duraran mucho pues se tiene planeado abrir las puertas el día de hoy.
Contrastando con esto aparece una visión más amena y conocida, Kendovlah. Sin duda debe tenerle cierto aprecio al naranja ya que sigue con la misma túnica… claro que Zero no puede hablar mucho del tema pues siempre viste de negro.
Es un gusto volver a verlo, señor Kendovlah.
Dice extendiendo su mano derecha a modo de saludo, no es la típica modalidad que usan los infantes al saludar pero en este punto es bastante claro que Z9-42 no pertenece al rango común de niños.
Vengo a ayudar.
Algo que expresa con una sonrisa de complemento, le gusta sentirse útil. No puede encontrar una causa más digna que intentar detener el ataque al centro de conocimiento… al menos en este día específico.
Las propias palabras del hechicero dan a entender que aceptó el encargo del tablón, también busca a los causantes de tal destrucción injustificada. Zero entonces ensancha más su sonrisa y cierra los ojos a medida que manifiesta otras palabras.
Me encantara trabajar con usted nuevamente para resolver este misterio.
Bien recuerda la aventura que tuvieron semanas atrás, una que estuvo marcada de situaciones ominosas pero pudo superarse bastante bien. Nuevamente el destino de ambos personajes se entrelaza.
Al pequeño sintético le agrada ver que su conocido ya confía más en él, la suspicacia manifestada en su primer encuentro ya es cosa del pasado. Es impresionante lo que una aventura puede obrar en las relaciones de las personas.
Los empleados terminan por aceptar la participación del muchacho sintético, en gran parte gracias a Kendovlah. No deciden entrar en detalles y es que en su mente siguen barajeando la posibilidad de que se trate de un juego infantil.
¿Tiene alguna pista señor Kendovlah?
Dicho personaje lleva más tiempo en la escena, es justo pensar que debe haber logrado algún tipo de avance. Para bien o para mal las pistas no duraran mucho pues se tiene planeado abrir las puertas el día de hoy.
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Estrecha la mano de Zero aunque la formalidad del chico fuera de parecer natural no deja de incomodar al túnica naranja y claro, no esta acostumbrado a que le digan señor. Después de todo hace cosa de unos meses aún seguía viviendo en el nido junto a sus padres. A estos tampoco parecían parecer importar inculcarle muchas, pero si que las había aprendido por parte de ambos.
-Bien, Kendo a secas suena mejor-. Dijo aún amigable, mas su rostro cambio cuando volvió la hora de volver al trabajo. -Ojalá tuviese algo. Supongo que ya has observado los detalles. También esta eso de arriba-. Dijo tratando de disimular ver hacía la ventana rota. Sin duda alguien o algo había tratado de forzar su entrada al recinto y le parecía sospechoso que no hubiesen dado detalles al respecto. Tal vez pensaron que era algo obvio y querían evaluar la astucia de las personas contratadas.
-Señor, aquí están los libros-. Y pudo verlos tomándolos uno en cada mano. -Gracias, espero que sean de ayuda-. Dijo el brujo e invitó al cibernetico a una de las mesas en el centro depositando el libro del viejo hanks. También tomo otro de los libros arañados y lo dejo al centro de la mesa. -Bien, si logramos usar el resto del día para identificar las marcas, podemos realizar un plan de acción para la noche. Puede que no sea una criatura salvaje, pero sin duda tendremos que enfrentarla-. Dijo mientras acercaba una silla al lado del pequeño y comenzaba a hojear las páginas.
En el libro de Calcelmo como había dicho la recepcionista se habían registrado muchas marcas y muchas eran de arañazos, otras más de huellas y otras tantas más fascinantes parecían más una excavación o un cráter que huellas dejadas por algún animal. -El plan de momento es simple, si logras distinguir alguna de estas podemos revisar en el libro de Hanks para saber más detalles-. Volvió a hablar mientras se daba su tiempo y comparaba los arañazos del libro junto con las dibujadas.
Podía apreciarse gran detalle en el trabajo de Calcelmo para ser hecho a mano, aunque siempre quedaba la duda. -Momento, sigue buscando y hacemos la comparación en conjunto-. Busco entre su mochila y saco unos cuantos pergaminos más una pluma y un tintero. -Bien, ahora podremos anotar lo que encontremos-. Sonrió satisfecho. Generalmente los materiales sacados le servían para tomar apuntes en clase o cuando estaba estudiando, pero siendo un trabajo para un lugar tan importante podría ser algo de vital importancia. Tomar notas y adelantarse a lo desconocido. Mientras no llegase la noche no les quedaba mucho más que hacer.
-Bien, Kendo a secas suena mejor-. Dijo aún amigable, mas su rostro cambio cuando volvió la hora de volver al trabajo. -Ojalá tuviese algo. Supongo que ya has observado los detalles. También esta eso de arriba-. Dijo tratando de disimular ver hacía la ventana rota. Sin duda alguien o algo había tratado de forzar su entrada al recinto y le parecía sospechoso que no hubiesen dado detalles al respecto. Tal vez pensaron que era algo obvio y querían evaluar la astucia de las personas contratadas.
-Señor, aquí están los libros-. Y pudo verlos tomándolos uno en cada mano. -Gracias, espero que sean de ayuda-. Dijo el brujo e invitó al cibernetico a una de las mesas en el centro depositando el libro del viejo hanks. También tomo otro de los libros arañados y lo dejo al centro de la mesa. -Bien, si logramos usar el resto del día para identificar las marcas, podemos realizar un plan de acción para la noche. Puede que no sea una criatura salvaje, pero sin duda tendremos que enfrentarla-. Dijo mientras acercaba una silla al lado del pequeño y comenzaba a hojear las páginas.
En el libro de Calcelmo como había dicho la recepcionista se habían registrado muchas marcas y muchas eran de arañazos, otras más de huellas y otras tantas más fascinantes parecían más una excavación o un cráter que huellas dejadas por algún animal. -El plan de momento es simple, si logras distinguir alguna de estas podemos revisar en el libro de Hanks para saber más detalles-. Volvió a hablar mientras se daba su tiempo y comparaba los arañazos del libro junto con las dibujadas.
Podía apreciarse gran detalle en el trabajo de Calcelmo para ser hecho a mano, aunque siempre quedaba la duda. -Momento, sigue buscando y hacemos la comparación en conjunto-. Busco entre su mochila y saco unos cuantos pergaminos más una pluma y un tintero. -Bien, ahora podremos anotar lo que encontremos-. Sonrió satisfecho. Generalmente los materiales sacados le servían para tomar apuntes en clase o cuando estaba estudiando, pero siendo un trabajo para un lugar tan importante podría ser algo de vital importancia. Tomar notas y adelantarse a lo desconocido. Mientras no llegase la noche no les quedaba mucho más que hacer.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Es claro que algo incomoda de buenas a primeras al personaje y Zero lo nota, está diseñado para interactuar de forma eficiente con el ser vivo inteligente por lo que tiene la capacidad de percibir esos pequeños detalles.
Entiendo “asiente sonriente” señor Kendo.
Parece que su nombre completo le molesta, algunas personas suelen preferir apodos a sus calificativos originales y este parece ser el caso. Con eso solucionado comienzan a entrar en materia laboral.
Por desgracia Kendovlah no tiene pistas detectadas, claro que esto no incomoda a la maquina pues significa que tiene mayores posibilidades de colaborar. Su interfaz suele facilitar el trabajo detectivesco.
Le traen algunos libros al personaje de naranja y Zero los ojea con intriga, reconoce los títulos con su sistema aumentado a los pocos segundos. Se tratan de tomos destinados a la identificación de animales extraños por medio de sus marcas.
Un tópico bastante pertinente que confirma las sospechas, se barajea a una criatura como la causante de todo el daño. Parece obvio pero en un mundo con seres bestiales bípedos se debe descartar.
Zero asiente con una mueca divertida cuando le acercan una silla, todo el tema de la investigación documental siempre le ha entretenido a sobremanera… a diferencia de cualquier contemporáneo corriente.
Toma posición en el asiento e inicia la tarea, con una velocidad sobrenatural vale destacar. Después de todo es una maquina por lo que solo necesita un par de segundos por página completa para interpretar la información.
Hay muchas huellas, muchas posibilidades, solo un causante correcto. Ya tiene el patrón del animal guardado en su memoria pues fue lo primero que hizo de forma pasiva, ahora es solo cuestión de comparar.
Desde una vista tercera sin duda debe parecer que Z9-42 está jugando con el libro, nada más alejado de la realidad pues cada página es debidamente estudiada, comparada y descartada con mínimo margen de error.
Finalmente cerca del final el pequeño robot se detiene, pone el libro en el mesón y señala una de las marcas. Es la entrada 2357, en la página derecha, rondando el medio, perteneciente a la criatura denominada…
Entiendo “asiente sonriente” señor Kendo.
Parece que su nombre completo le molesta, algunas personas suelen preferir apodos a sus calificativos originales y este parece ser el caso. Con eso solucionado comienzan a entrar en materia laboral.
Por desgracia Kendovlah no tiene pistas detectadas, claro que esto no incomoda a la maquina pues significa que tiene mayores posibilidades de colaborar. Su interfaz suele facilitar el trabajo detectivesco.
Le traen algunos libros al personaje de naranja y Zero los ojea con intriga, reconoce los títulos con su sistema aumentado a los pocos segundos. Se tratan de tomos destinados a la identificación de animales extraños por medio de sus marcas.
Un tópico bastante pertinente que confirma las sospechas, se barajea a una criatura como la causante de todo el daño. Parece obvio pero en un mundo con seres bestiales bípedos se debe descartar.
Zero asiente con una mueca divertida cuando le acercan una silla, todo el tema de la investigación documental siempre le ha entretenido a sobremanera… a diferencia de cualquier contemporáneo corriente.
Toma posición en el asiento e inicia la tarea, con una velocidad sobrenatural vale destacar. Después de todo es una maquina por lo que solo necesita un par de segundos por página completa para interpretar la información.
Hay muchas huellas, muchas posibilidades, solo un causante correcto. Ya tiene el patrón del animal guardado en su memoria pues fue lo primero que hizo de forma pasiva, ahora es solo cuestión de comparar.
Desde una vista tercera sin duda debe parecer que Z9-42 está jugando con el libro, nada más alejado de la realidad pues cada página es debidamente estudiada, comparada y descartada con mínimo margen de error.
Finalmente cerca del final el pequeño robot se detiene, pone el libro en el mesón y señala una de las marcas. Es la entrada 2357, en la página derecha, rondando el medio, perteneciente a la criatura denominada…
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
A penas tuvo tiempo de mojar la punta de la pluma en el tintero cuando comprobó la velocidad con la que el pequeño revisaba el libro. Había aprendido gracias a Chimar y a Canel a tener la mente abierta hablando de las habilidades de los niños de aerandir, pero pensar que uno podía leer así de rápido. Le pareció algo impensable que le dejo perplejo.
El túnica naranja se consideraba así mismo un lector profesional, podía devorar libros tan extensos mientras desayunaba, pero sus ojos no daban crédito a lo que veía. Sacudió la cabeza y su escepticismo natural comenzó a dejarle varias preguntas sin respuestas. Nuevamente recordó a Kira, pero no era lo mismo. ¿O si?... Los ojos como plato pronto se volvieron los de una serpiente que trataban de arañar lo más profundo de su alimento, claro que sin resultado. En otras palabras, intentaba comprender el actuar de Zero con una mente abierta a la vez que escéptica.
¿Qué cómo era posible tener una mente escéptica y abierta a la vez? Bueno, siendo un brujo que trataba de comprender todo a su alrededor incluyendo la magia y sus estudios; era más que posible.
-Te dije, Kendo a secas-. Trato de parecer natural para no ofender a su compañero. -Olvida el señor-. Miró la página que se había detenido y no solo anoto sino que trato de imtar con sumo cuidado el dibujo de Calcelmo. Algo difícil siendo que prefería siempre usar las palabras antes que el arte y como resultado agradeció haber anotado en el encabezado de su nota el número 2357.
-Veamos-. Entregó el libro del viejo Hanks a Zero. Aún le parecía algo curioso encontrar un titulo de su viejo amigo y que este nunca hubiese mencionado haber publicado algún libro. Según lo aprendido en la academia tampoco era algo tan raro, a los hechiceros de Hekshold siempre le gustaban esconder cosas sobre ellos mismos. El túnica naranja hasta el momento tampoco era la excepción o eso creía.
-El libro de Hanks se supone que da más detalle al de Calcelmo. ¿Puedes encontrar el detalle de tu primer descubrimiento?-. Sonaba amistoso, pero escondía sus verdaderas intenciones de momento. Cerro el libro de Calcelmo y lo dejo al centro de la mesa. Así mismo escondió su nota en uno de sus bolsillos.
Necesitaba comprender mejor la naturaleza de su compañero si tendrían que enfrentar a una bestia peligrosa llegada la noche. Su reacción era natural, no escondía malas intenciones pero tampoco quería parecer grosero con un niño que se estaba ofreciendo para ayudar. Aunque pensará que es un juego, Kendovlah nunca lo hacía. Desde que había salido de casa de sus padres pocas veces había tenido para bajar la guardia. Aerandir era un lugar peligroso para los aventureros.
El túnica naranja se consideraba así mismo un lector profesional, podía devorar libros tan extensos mientras desayunaba, pero sus ojos no daban crédito a lo que veía. Sacudió la cabeza y su escepticismo natural comenzó a dejarle varias preguntas sin respuestas. Nuevamente recordó a Kira, pero no era lo mismo. ¿O si?... Los ojos como plato pronto se volvieron los de una serpiente que trataban de arañar lo más profundo de su alimento, claro que sin resultado. En otras palabras, intentaba comprender el actuar de Zero con una mente abierta a la vez que escéptica.
¿Qué cómo era posible tener una mente escéptica y abierta a la vez? Bueno, siendo un brujo que trataba de comprender todo a su alrededor incluyendo la magia y sus estudios; era más que posible.
-Te dije, Kendo a secas-. Trato de parecer natural para no ofender a su compañero. -Olvida el señor-. Miró la página que se había detenido y no solo anoto sino que trato de imtar con sumo cuidado el dibujo de Calcelmo. Algo difícil siendo que prefería siempre usar las palabras antes que el arte y como resultado agradeció haber anotado en el encabezado de su nota el número 2357.
-Veamos-. Entregó el libro del viejo Hanks a Zero. Aún le parecía algo curioso encontrar un titulo de su viejo amigo y que este nunca hubiese mencionado haber publicado algún libro. Según lo aprendido en la academia tampoco era algo tan raro, a los hechiceros de Hekshold siempre le gustaban esconder cosas sobre ellos mismos. El túnica naranja hasta el momento tampoco era la excepción o eso creía.
-El libro de Hanks se supone que da más detalle al de Calcelmo. ¿Puedes encontrar el detalle de tu primer descubrimiento?-. Sonaba amistoso, pero escondía sus verdaderas intenciones de momento. Cerro el libro de Calcelmo y lo dejo al centro de la mesa. Así mismo escondió su nota en uno de sus bolsillos.
Necesitaba comprender mejor la naturaleza de su compañero si tendrían que enfrentar a una bestia peligrosa llegada la noche. Su reacción era natural, no escondía malas intenciones pero tampoco quería parecer grosero con un niño que se estaba ofreciendo para ayudar. Aunque pensará que es un juego, Kendovlah nunca lo hacía. Desde que había salido de casa de sus padres pocas veces había tenido para bajar la guardia. Aerandir era un lugar peligroso para los aventureros.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Cuando Kendo reprocha el modo en que Zero se refiere a su persona lo hace con un tono de voz severo, si bien cambia su postura al instante la fuerza inicial no pasa desapercibida para la pequeña máquina.
Lo siento “baja la mirada”.
No puede evitar tener un ligero bajón emocional y es que no le gusta causar malestar, incluso algo tan menor puede hacerle “sentir mal”. Por suerte hay más cosas en las cuales mantenerse ocupado con la detección finalizada.
El joven adulto de túnica naranja no tarda en darle otra tarea a su pequeño amigo, algo que hace a este último bastante feliz. Nuevamente sale a relucir lo mucho que le gustan las tareas tediosas a diferencia de cualquier persona normal.
¡Por supuesto!
Con bastante euforia toma el libro de Hanks y busca la entrada correspondiente, siempre haciendo gala de su asombrosa velocidad sintética. En un pertinente instante se detiene de golpe pues todo concuerda.
Nota entonces que ni siquiera uso una referencia tangible para encontrar la información, todo se manejó de memoria. ¿Por qué no se molesta en ocultar sus habilidades aumentadas?, está bastante seguro de que Kendovlah ya debe saber su secreto.
La aventura que vivieron juntos fue demandante, realizo muchas proezas imposibles. Claro que siempre cabe la posibilidad de que se equivoque pero… es un margen de error manejable, después de todo duda que el hechicero sea un agente sintético.
Llama la atención del personaje levantando su mano derecha y agitándola, está seguro de que tiene la marca correspondiente. Un rápido vistazo a los detalles adicionales deja entrever la presunta criatura responsable.
Una gárgola.
Las señales concuerdan, tanto las marcas como el rango de posicionamiento observado en los destrozos. Una criatura peligrosa sin duda que tiene la peculiaridad de poder volar, algo que agrega más dificultad al problema.
Actúa de noche según estos registros, también da una valoración bastante alta con respecto a su nivel de peligro.
Lo siento “baja la mirada”.
No puede evitar tener un ligero bajón emocional y es que no le gusta causar malestar, incluso algo tan menor puede hacerle “sentir mal”. Por suerte hay más cosas en las cuales mantenerse ocupado con la detección finalizada.
El joven adulto de túnica naranja no tarda en darle otra tarea a su pequeño amigo, algo que hace a este último bastante feliz. Nuevamente sale a relucir lo mucho que le gustan las tareas tediosas a diferencia de cualquier persona normal.
¡Por supuesto!
Con bastante euforia toma el libro de Hanks y busca la entrada correspondiente, siempre haciendo gala de su asombrosa velocidad sintética. En un pertinente instante se detiene de golpe pues todo concuerda.
Nota entonces que ni siquiera uso una referencia tangible para encontrar la información, todo se manejó de memoria. ¿Por qué no se molesta en ocultar sus habilidades aumentadas?, está bastante seguro de que Kendovlah ya debe saber su secreto.
La aventura que vivieron juntos fue demandante, realizo muchas proezas imposibles. Claro que siempre cabe la posibilidad de que se equivoque pero… es un margen de error manejable, después de todo duda que el hechicero sea un agente sintético.
Llama la atención del personaje levantando su mano derecha y agitándola, está seguro de que tiene la marca correspondiente. Un rápido vistazo a los detalles adicionales deja entrever la presunta criatura responsable.
Una gárgola.
Las señales concuerdan, tanto las marcas como el rango de posicionamiento observado en los destrozos. Una criatura peligrosa sin duda que tiene la peculiaridad de poder volar, algo que agrega más dificultad al problema.
Actúa de noche según estos registros, también da una valoración bastante alta con respecto a su nivel de peligro.
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
La primera aventura con Zero había resultado ser una misión de bastante riesgo, no se había tomado el tiempo de pensar en su verdadera naturaleza. Podía ser engañosa para alguien que sabía poco sin embargo Hekshold le había abierto los ojos. En ese tiempo no sabía mucho de vampiros a pesar de conocer al pequeño Uriel cuya fuerza también era sobre humana y casi igual de infantil que Zero o puede que más.
Sin embargo, la esencia de lo que veían sus ojos era algo distinto a Uriel y más parecido a Kira. El maestro Rutherford le había explicado y al ver la velocidad del pequeño para dicha tarea confirmaban sus dudas. Era bio-cibernética aunque era una ciencia que seguía escapando del todo a su entendimiento.
Sacó el primer libro al escuchar el resultado de Zero y abrió la página enumerada en su nota. Al comprobar la información de ambos cuadraba al menos la parte visible. Ciertamente las marcas correspondían, pero el patrón de conducta descrito por Hanks era distinto. -Bien hecho. Sin duda corresponde a las marcas de las garras, pero hay algo que no termina de encajar-.
Miró hacía la ventana después de haber asimilado la información sobre las gárgolas. No se habían reportado ataques de estas por la ciudad, además ocurría todas las noches. -No hay heridos ni tampoco ataques a otros lugares cercanos, se escapa al comportamiento natural de estas cosas. Además, habría matado a unos cuantos eruditos pero en vez de eso la criatura simplemente desaparece-. Volvía a pensar en voz alta. -Se supone que cobran vida gracias a la magia negra residual y la luz de la luna, pero ataca todas las noches-. El cuadro seguía incompleto.
Estaba más que claro para el brujo que había usado el ventanal para entrar. Quizás los bibliotecarios simplemente se cansaron de repararlo todas las noches. Haber cubierto la entrada tampoco habría servido de mucho tomando en cuenta la fuerza del atacante.
-Dime, Zero... ¿Puedes detectar magia negra? Tal vez en algún libro oculto o algún rastro que haya sido dejado-. Frunció el ceño y miró hacía el techo pensativo. -Es posible que si encontramos el libro la criatura venga incluso de día. Si logras detectar algún libro te levantas hacía la salida y te sigo-. Dijo serio. No podían permitirse ser atacados de día y con público, tendrían que esperar a tomar el libro hasta la noche estando solos en el lugar.
Sin embargo, la esencia de lo que veían sus ojos era algo distinto a Uriel y más parecido a Kira. El maestro Rutherford le había explicado y al ver la velocidad del pequeño para dicha tarea confirmaban sus dudas. Era bio-cibernética aunque era una ciencia que seguía escapando del todo a su entendimiento.
Sacó el primer libro al escuchar el resultado de Zero y abrió la página enumerada en su nota. Al comprobar la información de ambos cuadraba al menos la parte visible. Ciertamente las marcas correspondían, pero el patrón de conducta descrito por Hanks era distinto. -Bien hecho. Sin duda corresponde a las marcas de las garras, pero hay algo que no termina de encajar-.
Miró hacía la ventana después de haber asimilado la información sobre las gárgolas. No se habían reportado ataques de estas por la ciudad, además ocurría todas las noches. -No hay heridos ni tampoco ataques a otros lugares cercanos, se escapa al comportamiento natural de estas cosas. Además, habría matado a unos cuantos eruditos pero en vez de eso la criatura simplemente desaparece-. Volvía a pensar en voz alta. -Se supone que cobran vida gracias a la magia negra residual y la luz de la luna, pero ataca todas las noches-. El cuadro seguía incompleto.
Estaba más que claro para el brujo que había usado el ventanal para entrar. Quizás los bibliotecarios simplemente se cansaron de repararlo todas las noches. Haber cubierto la entrada tampoco habría servido de mucho tomando en cuenta la fuerza del atacante.
-Dime, Zero... ¿Puedes detectar magia negra? Tal vez en algún libro oculto o algún rastro que haya sido dejado-. Frunció el ceño y miró hacía el techo pensativo. -Es posible que si encontramos el libro la criatura venga incluso de día. Si logras detectar algún libro te levantas hacía la salida y te sigo-. Dijo serio. No podían permitirse ser atacados de día y con público, tendrían que esperar a tomar el libro hasta la noche estando solos en el lugar.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Sonriente, la pequeña maquina recibe el cumplido de buena manera. No se equivocó, sus sistemas siguen siendo óptimos en cuanto a la lectura e interpretación de contenido escrito tradicional.
Si bien las marcas concuerdan, el personaje de túnica naranja tiene severas dudas sobre que se trate de una gárgola. Curiosamente habla con la lógica de su parte y con cada punto que deja claro Zero duda más de su señalamiento.
Con rostro pensativo, Z9-42 entonces busca en su base de datos información sobre la criatura, poniendo especial énfasis en primos semejantes. Claramente no se trata de un ser natural pero incluso las creaciones tienen su propio árbol familiar.
Una nueva pregunta de Kendo hace que el pequeño robot interrumpa su búsqueda, luego le mira con rostro interrogante. No le toma mucho entender lo que pretende pero desgraciadamente tienen un problema.
No tengo la capacidad de detectar magia, va en una sintonía muy diferente.
Baja la mirada otra vez, los biocibernéticos no suelen tener ningún contacto con el éter. En caso de afectarles, tiene efectos muy diferentes. Bien sabe Zero que incluso las razas no mágicas poseen algo de sensibilidad energética extraña, los seres como él se limitan al rango físico.
Tú puedes hacerlo… ¿Verdad?
Los hechiceros tienden a actuar como un sonar de energía arcana, deben hacerlo pues manipulan tales fuerzas para generar sus poderes. Con un poco de concentración, Kendovlah debería poder lograr el objetivo.
Puedo ayudarte si lo deseas, conozco algunas técnicas teóricas.
Aunque suene curioso, Zero es una biblioteca ambulante. Tiene mucha información en su pequeño cerebro aumentado, cosas a las que ni siquiera puede aspirar pero que llenan secciones enteras de sus registros.
Una cosa esta clara, deben tener cuidado con lo que detecten. Si la criatura es atraída en pleno día causara algo más que destrozos, no falta mucho para que las puertas se abran y dejen entrar a decenas de brujos ávidos por conocimiento.
Sin duda la trama tiene un trasfondo extraño y el niño sintético lo nota rápido, después de todo las bestias mágicas no suelen ir tras tomos polvorientos. Claro que de momento lo único que pueden hacer es intentar encontrar el libro en cuestión.
Si bien las marcas concuerdan, el personaje de túnica naranja tiene severas dudas sobre que se trate de una gárgola. Curiosamente habla con la lógica de su parte y con cada punto que deja claro Zero duda más de su señalamiento.
Con rostro pensativo, Z9-42 entonces busca en su base de datos información sobre la criatura, poniendo especial énfasis en primos semejantes. Claramente no se trata de un ser natural pero incluso las creaciones tienen su propio árbol familiar.
Una nueva pregunta de Kendo hace que el pequeño robot interrumpa su búsqueda, luego le mira con rostro interrogante. No le toma mucho entender lo que pretende pero desgraciadamente tienen un problema.
No tengo la capacidad de detectar magia, va en una sintonía muy diferente.
Baja la mirada otra vez, los biocibernéticos no suelen tener ningún contacto con el éter. En caso de afectarles, tiene efectos muy diferentes. Bien sabe Zero que incluso las razas no mágicas poseen algo de sensibilidad energética extraña, los seres como él se limitan al rango físico.
Tú puedes hacerlo… ¿Verdad?
Los hechiceros tienden a actuar como un sonar de energía arcana, deben hacerlo pues manipulan tales fuerzas para generar sus poderes. Con un poco de concentración, Kendovlah debería poder lograr el objetivo.
Puedo ayudarte si lo deseas, conozco algunas técnicas teóricas.
Aunque suene curioso, Zero es una biblioteca ambulante. Tiene mucha información en su pequeño cerebro aumentado, cosas a las que ni siquiera puede aspirar pero que llenan secciones enteras de sus registros.
Una cosa esta clara, deben tener cuidado con lo que detecten. Si la criatura es atraída en pleno día causara algo más que destrozos, no falta mucho para que las puertas se abran y dejen entrar a decenas de brujos ávidos por conocimiento.
Sin duda la trama tiene un trasfondo extraño y el niño sintético lo nota rápido, después de todo las bestias mágicas no suelen ir tras tomos polvorientos. Claro que de momento lo único que pueden hacer es intentar encontrar el libro en cuestión.
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Tomo con algo de desánimo la seguridad con que Zero afirmaba estar incapacitado para detectar magia. Los estudios de Kendovlah generalmente iban más enfocados en la materialización y el uso practico de esta más que en la lógica y la detección. Podía sentir su propio éter al conjurar sus hechizos pero no ha aplicado suficiente el poco conocimiento teórico que tiene sobre lo que necesitaba.
-Será porque es hija de los cuatro-. Pensó por unos momentos en voz alta haciendo la comparación entre su compañero y la susodicha. -No es algo que haya intentado antes, en realidad-. Cerró sus ojos y se levantó de su silla mientras trataba de enfocarse.
La corriente de pensamientos en la mente del brujo comenzó a correr con rapidez. Primero estaba el hecho de que si lograba detectar algo no podrían demostrarlo hasta el anochecer o cerrar la biblioteca. Segundo era la criatura y tercero era posible que el libro o la pista que buscaba Kendovlah no emitiese éter alguno. En pocas palabras se trataba de un todo o nada.
-Veamos, puedo sentir mi propio éter fluyendo-. Dice mientras trata de mirar al rededor con los ojos cerrados. Entendió entonces que el nivel de percepción del maestro Rutherford tenía que ser extremo, pues dependía de este siendo ciego. -¿Qué dicen tus técnicas teóricas?-. Preguntó pero se le hacía imposible encontrar algún rastro de magia fuera del suyo. A penas tenía algo de conocimiento teórico y nada de practica.
-¿Debería sentir algún tipo de resonancia? De ser así tampoco estoy seguro de como se siente-. Abrió los ojos dándose por vencido. Podía ser que estaba mal enfocado y quizás debiera confiar más en otro método.
-No creo que lleguemos muy lejos así. Será mejor revisar el contenido de la biblioteca nosotros mismos. Si encontramos algo que podrían estar buscando mejor anotarlo y analizarlo luego-. Volvió a fruncir el ceño y cerrar los ojos. Quizás estaba siendo demasiado paranoico pero pronto el lugar se llenaría con gente inocente. -Para no levantar sospechas lo mejor sería traer unos cuantos libros y parecer estudiantes normales-.
Se quedo parado mientras observaba como el público comenzaba a entrar de a poco. Analizó a algunos, muchos a simple vista eran magos y algunos ciudadanos normales. Otros eruditos habituales. Nada fuera de lo común a simple vista. -¿Qué dices? Me parece de momento no tener más opciones hasta el anochecer-. Dijo cuando cierto personaje curioso entro a la biblioteca.
Pudo notar algo raro en su mirada además de una sonrisa altanera y poco amigable. La persona vestía túnica negra aunque aseguraba a los dueños que solo venía por un trabajo de investigación. Era un anciano parecido a cualquier brujo de avanzada edad con un báculo de madera colgando de la espalda. Kendovlah se sentó rápidamente tras el cruce de miradas y miro a Zero.
El hombre en cuestión fue hacía una de las mesas del fondo tras haber cogido unos cuantos libros. Su postura también era curiosa. Bastantes miradas al público mientras fingía prestar atención a sus libros. Lamentablemente de momento Knedovlah no podía actuar tendría que estudiar y esperar. -Será mejor no levantar sospecha y hacer lo mismo-. Sugirió a su compañero.
-Será porque es hija de los cuatro-. Pensó por unos momentos en voz alta haciendo la comparación entre su compañero y la susodicha. -No es algo que haya intentado antes, en realidad-. Cerró sus ojos y se levantó de su silla mientras trataba de enfocarse.
La corriente de pensamientos en la mente del brujo comenzó a correr con rapidez. Primero estaba el hecho de que si lograba detectar algo no podrían demostrarlo hasta el anochecer o cerrar la biblioteca. Segundo era la criatura y tercero era posible que el libro o la pista que buscaba Kendovlah no emitiese éter alguno. En pocas palabras se trataba de un todo o nada.
-Veamos, puedo sentir mi propio éter fluyendo-. Dice mientras trata de mirar al rededor con los ojos cerrados. Entendió entonces que el nivel de percepción del maestro Rutherford tenía que ser extremo, pues dependía de este siendo ciego. -¿Qué dicen tus técnicas teóricas?-. Preguntó pero se le hacía imposible encontrar algún rastro de magia fuera del suyo. A penas tenía algo de conocimiento teórico y nada de practica.
-¿Debería sentir algún tipo de resonancia? De ser así tampoco estoy seguro de como se siente-. Abrió los ojos dándose por vencido. Podía ser que estaba mal enfocado y quizás debiera confiar más en otro método.
-No creo que lleguemos muy lejos así. Será mejor revisar el contenido de la biblioteca nosotros mismos. Si encontramos algo que podrían estar buscando mejor anotarlo y analizarlo luego-. Volvió a fruncir el ceño y cerrar los ojos. Quizás estaba siendo demasiado paranoico pero pronto el lugar se llenaría con gente inocente. -Para no levantar sospechas lo mejor sería traer unos cuantos libros y parecer estudiantes normales-.
Se quedo parado mientras observaba como el público comenzaba a entrar de a poco. Analizó a algunos, muchos a simple vista eran magos y algunos ciudadanos normales. Otros eruditos habituales. Nada fuera de lo común a simple vista. -¿Qué dices? Me parece de momento no tener más opciones hasta el anochecer-. Dijo cuando cierto personaje curioso entro a la biblioteca.
Pudo notar algo raro en su mirada además de una sonrisa altanera y poco amigable. La persona vestía túnica negra aunque aseguraba a los dueños que solo venía por un trabajo de investigación. Era un anciano parecido a cualquier brujo de avanzada edad con un báculo de madera colgando de la espalda. Kendovlah se sentó rápidamente tras el cruce de miradas y miro a Zero.
El hombre en cuestión fue hacía una de las mesas del fondo tras haber cogido unos cuantos libros. Su postura también era curiosa. Bastantes miradas al público mientras fingía prestar atención a sus libros. Lamentablemente de momento Knedovlah no podía actuar tendría que estudiar y esperar. -Será mejor no levantar sospecha y hacer lo mismo-. Sugirió a su compañero.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Es claro que Kendovlah esperaba otra respuesta, lo dice su rostro. Por desgracia Z9-42 no puede cambiar sus capacidades, solo espera ser de utilidad recurriendo al plano físico, ese reino común donde ocurren tantas cosas.
Luego de una ligera frase fuera de lugar, el personaje de túnica naranja se centra en un aspecto importante. Él tampoco ha llevado a cabo una búsqueda energética como la que se necesita a continuación.
Zero deja que haga los primeros pasos, un método efectivo para que el usuario este a tono con sus propias capacidades. Eventualmente es el mismo Kendo quien solicita la ayuda teórica de su pequeño amigo.
Debes concentrarte y tratar de enfocar la…
No tiene tiempo de terminar pues la persona arcana suelta sus propias impresiones, se nota que la confidencia en sus propias habilidades comienza a disminuir peligrosamente. No le toma mucho abordar una postura poco productiva.
Desiste de seguir intentando, parece tan decidido que el niño robot no se atreve a contradecirle. Deberán realizar una investigación más normal, sin aplicar mecanismos mágicos ni nada por el estilo.
Ante la suspicacia del personaje de ropajes llamativos, su joven aliado asiente. Tiene sentido, bien sabe el niño robot como pasar desapercibido con toda su experiencia de fugado, la base todavía le busca activamente.
No tarda en tomar varios tomos medianamente gruesos, nada demasiado extravagante para que pueda pasar por un niño normal. Solo conoce a un pequeño con la capacidad de tolerar manuscritos enormes pero Chimar no entra en el rango de los chiquillos corrientes tampoco.
Toma asiento y aunque abre uno de los libros, nota la mirada fija de su aliado. Para ese entonces la biblioteca comienza a recibir numerosos visitantes, claro que los ojos del personaje solo tienen un punto de foco.
Se trata de un individuo de túnica negra que no tarda en imitar al par de contratados, toma una posición periférica y se oculta tras varios tomos. Sus ojos por otro lado no se centran en el texto predilecto, estudia toda la sala.
Entiendo.
Es bueno saber que su compañero está al tanto de la situación, de momento será una especie de guerra fría espía. Hay demasiados inocentes para iniciar acciones peligrosas y además, no tienen evidencia alguna contra el personaje… en cierto modo la pequeña creación agradece el entretenimiento para esperar el anochecer.
Luego de una ligera frase fuera de lugar, el personaje de túnica naranja se centra en un aspecto importante. Él tampoco ha llevado a cabo una búsqueda energética como la que se necesita a continuación.
Zero deja que haga los primeros pasos, un método efectivo para que el usuario este a tono con sus propias capacidades. Eventualmente es el mismo Kendo quien solicita la ayuda teórica de su pequeño amigo.
Debes concentrarte y tratar de enfocar la…
No tiene tiempo de terminar pues la persona arcana suelta sus propias impresiones, se nota que la confidencia en sus propias habilidades comienza a disminuir peligrosamente. No le toma mucho abordar una postura poco productiva.
Desiste de seguir intentando, parece tan decidido que el niño robot no se atreve a contradecirle. Deberán realizar una investigación más normal, sin aplicar mecanismos mágicos ni nada por el estilo.
Ante la suspicacia del personaje de ropajes llamativos, su joven aliado asiente. Tiene sentido, bien sabe el niño robot como pasar desapercibido con toda su experiencia de fugado, la base todavía le busca activamente.
No tarda en tomar varios tomos medianamente gruesos, nada demasiado extravagante para que pueda pasar por un niño normal. Solo conoce a un pequeño con la capacidad de tolerar manuscritos enormes pero Chimar no entra en el rango de los chiquillos corrientes tampoco.
Toma asiento y aunque abre uno de los libros, nota la mirada fija de su aliado. Para ese entonces la biblioteca comienza a recibir numerosos visitantes, claro que los ojos del personaje solo tienen un punto de foco.
Se trata de un individuo de túnica negra que no tarda en imitar al par de contratados, toma una posición periférica y se oculta tras varios tomos. Sus ojos por otro lado no se centran en el texto predilecto, estudia toda la sala.
Entiendo.
Es bueno saber que su compañero está al tanto de la situación, de momento será una especie de guerra fría espía. Hay demasiados inocentes para iniciar acciones peligrosas y además, no tienen evidencia alguna contra el personaje… en cierto modo la pequeña creación agradece el entretenimiento para esperar el anochecer.
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
El día comienza normal para la biblioteca. Solo los recepcionistas y los trabajadores contratados tenían otra preocupación aparte de llenar la cabeza con nuevos conocimientos o distraerse con aventuras y novelas de renombrados personajes. Algunos conocidos y otros tantos ficticios.
Kendovlah observa el actuar de su compañero y tras darle una revisión a sus notas comienza la recolecta de libros para pasar las largas horas del día.
Trataba de aparentar un movimiento natural mientras revisaba los libros relacionados con la búsqueda inicial. Aparentar seguir estudiando el mismo tópico pensó que era la mejor opción pero se le hacía difícil la naturalidad sabiendo que estaba siendo vigilado. De vez en cuando alzaba la mirada entre las estanterías cuando veía alguna persona acercándose y miraba directo a la portada del libro. Una actuación mala y quizás algo exagerada pero suponía que no levantaba sospechas así que se confió de esto antes de volver a la mesa compartida con el pequeño acompañante.
No todo pintaba en contra. Al menos aquello les daba tiempo para estudiar, al menos eso si podía hacerlo con naturalidad pero suponía que para el pequeño Zero controlarse sería algo difícil. De ser el mismo con la habilidad de leer así de rápido seguramente ya se habría tragado la biblioteca entera.
Los libros encontrados le permitieron adquirir más conocimientos sobre criaturas mágicas, en especifico la gárgola que había mencionado el cibernético. Era posible controlarlas con magia negra. A niveles bajos por medio de un receptor mágico, a niveles extremos se teorizaba que incluso podría ser convocada y controlada a voluntad sin mucha dificultad.
Anoto toda la información encontrada en uno de sus pergaminos y se lo entregó a su compañero. No quería hablar alto, pero el túnica naranja podía sacar la conclusión de que el enemigo: uno, usaba magia negra. Dos, su nivel no era tan alto. El segundo punto lo deducía por el daño que la criatura causaba, de poder controlarla en su totalidad no habría causado tanto revuelo.
La noche llegaba y la gente comenzaba a retirarse poco a poco. No había necesidad de apurarlos aunque el joven mago no podía evitar sentirse inquieto. El hombre de la túnica azul los seguía observando. Pronto el recinto quedaría vacío a excepción de ellos dos y tendrían que enfrentarse a sus suposiciones o algo más si es que por algún motivo se habían equivocado.
Por alguna razón Kendovlah había dejado de estudiar, ahí y en sus conclusiones habían muchas cosas que no cuadraban. El otro motivo fue el hombre de azul que se había levantado de la mesa y dejo los libros en las estanterías. Una vez que todos los visitantes se hubiesen retirado llegó al centro de la sala principal y golpeó el suelo con su báculo. Después se retiró dedicando una sonrisa a los jóvenes.
-Algo no anda bien, ¿la ventana ha sido una distracción?-. Se pregunto acercándose al lugar donde había golpeado el hombre con su báculo. Bien podía estar equivocado de todas sus conclusiones, algo le decía que lo estaba y que no tenía tiempo para tomar una contra medida.
Acercó su mano en el suelo y en efecto, era demasiado tarde. Unas runas comenzaron a brillar en el piso y de estas comenzó a emerger una criatura monstruosa. Tenía figura humanoide y alcanzaba a medir los dos metros. Se escuchó entonces un rugido casi ensordecedor y el túnica naranja apenas tuvo tiempo para reaccionar. ¡Era un golem arcano!*
La fuerza de la bestia fue suficiente para mandar al joven mago volando y quedar estampado de espalda contra la pared. Esa cosa era bastante similar a la que había visto junto a Chimar, Ruru y Eilydh en su primera aventura, pero mucho más pequeña. Tenían que vencerla pensó Kendovlah pero quizás se estaba dejando llevar por la pasión y olvidaba usar la cabeza. En todo caso, ahora la criatura cargaba contra Zero.
-Maldita cosa del demonio-. Dijo mientras juntaba las palmas de su mano en lo alto y concentraba su éter. Apareció una calavera envuelta en fuego y esta salió a gran velocidad para explotar en la cara de la bestia**, sin embargo el impacto había sido útil tan solo para que el golem retrocediera un paso antes de seguir con su ataque.
_* : 1ra dificultad del trabajo.
** : Kendovlah usa su habilidad master centinela.
Kendovlah observa el actuar de su compañero y tras darle una revisión a sus notas comienza la recolecta de libros para pasar las largas horas del día.
Trataba de aparentar un movimiento natural mientras revisaba los libros relacionados con la búsqueda inicial. Aparentar seguir estudiando el mismo tópico pensó que era la mejor opción pero se le hacía difícil la naturalidad sabiendo que estaba siendo vigilado. De vez en cuando alzaba la mirada entre las estanterías cuando veía alguna persona acercándose y miraba directo a la portada del libro. Una actuación mala y quizás algo exagerada pero suponía que no levantaba sospechas así que se confió de esto antes de volver a la mesa compartida con el pequeño acompañante.
No todo pintaba en contra. Al menos aquello les daba tiempo para estudiar, al menos eso si podía hacerlo con naturalidad pero suponía que para el pequeño Zero controlarse sería algo difícil. De ser el mismo con la habilidad de leer así de rápido seguramente ya se habría tragado la biblioteca entera.
Los libros encontrados le permitieron adquirir más conocimientos sobre criaturas mágicas, en especifico la gárgola que había mencionado el cibernético. Era posible controlarlas con magia negra. A niveles bajos por medio de un receptor mágico, a niveles extremos se teorizaba que incluso podría ser convocada y controlada a voluntad sin mucha dificultad.
Anoto toda la información encontrada en uno de sus pergaminos y se lo entregó a su compañero. No quería hablar alto, pero el túnica naranja podía sacar la conclusión de que el enemigo: uno, usaba magia negra. Dos, su nivel no era tan alto. El segundo punto lo deducía por el daño que la criatura causaba, de poder controlarla en su totalidad no habría causado tanto revuelo.
(…)
La noche llegaba y la gente comenzaba a retirarse poco a poco. No había necesidad de apurarlos aunque el joven mago no podía evitar sentirse inquieto. El hombre de la túnica azul los seguía observando. Pronto el recinto quedaría vacío a excepción de ellos dos y tendrían que enfrentarse a sus suposiciones o algo más si es que por algún motivo se habían equivocado.
Por alguna razón Kendovlah había dejado de estudiar, ahí y en sus conclusiones habían muchas cosas que no cuadraban. El otro motivo fue el hombre de azul que se había levantado de la mesa y dejo los libros en las estanterías. Una vez que todos los visitantes se hubiesen retirado llegó al centro de la sala principal y golpeó el suelo con su báculo. Después se retiró dedicando una sonrisa a los jóvenes.
-Algo no anda bien, ¿la ventana ha sido una distracción?-. Se pregunto acercándose al lugar donde había golpeado el hombre con su báculo. Bien podía estar equivocado de todas sus conclusiones, algo le decía que lo estaba y que no tenía tiempo para tomar una contra medida.
Acercó su mano en el suelo y en efecto, era demasiado tarde. Unas runas comenzaron a brillar en el piso y de estas comenzó a emerger una criatura monstruosa. Tenía figura humanoide y alcanzaba a medir los dos metros. Se escuchó entonces un rugido casi ensordecedor y el túnica naranja apenas tuvo tiempo para reaccionar. ¡Era un golem arcano!*
La fuerza de la bestia fue suficiente para mandar al joven mago volando y quedar estampado de espalda contra la pared. Esa cosa era bastante similar a la que había visto junto a Chimar, Ruru y Eilydh en su primera aventura, pero mucho más pequeña. Tenían que vencerla pensó Kendovlah pero quizás se estaba dejando llevar por la pasión y olvidaba usar la cabeza. En todo caso, ahora la criatura cargaba contra Zero.
-Maldita cosa del demonio-. Dijo mientras juntaba las palmas de su mano en lo alto y concentraba su éter. Apareció una calavera envuelta en fuego y esta salió a gran velocidad para explotar en la cara de la bestia**, sin embargo el impacto había sido útil tan solo para que el golem retrocediera un paso antes de seguir con su ataque.
Off:
_* : 1ra dificultad del trabajo.
** : Kendovlah usa su habilidad master centinela.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Lo bueno de tener las capacidades de infiltración que posee Z9-42, es que puede fingir mucha normalidad. Por esta razón lee de manera lenta durante una soberana cantidad de tiempo aunque sea poco práctico.
Bien podría terminar de leer un ala completa de la biblioteca durante el transcurso de la mañana y otra en la tarde pero de momento su misión no tiene nada que ver con la investigación académica documental.
Por otro lado, encuentra la experiencia de una lectura corriente muy agradable. Puede poner especial énfasis en detalles literarios menores e incluso elaborar un gran esquema de la trama con ciertos tomos.
Entiende entonces la fascinación que tienen los seres vivos inteligentes por la lectura, no es algo meramente técnico para ellos. Evoca muchas cosas agradables como bien puede comprobar Z9-42 ahora mismo.
Giroud ya le había dado algunas pistas sin duda, como buen académico y escritor tiene pleno dominio del arte. Claro que Zero había desestimado en cierto modo la idea para enfocarse en lo práctico… ahora se siente de mala manera por eso.
Pasan las horas, complementadas por el ir y venir de personajes, el niño robot se enfoca tanto en los textos como en su objetivo prioritario. Puede hacer varias tareas a la vez debido a sus aumentos tecnológicos.
Kendo por su parte también destina severas horas a la vigilancia aunque no es lo único, cierto pergamino que facilita al chico maquina deja entrever acciones más investigativas. Ahora tienen en cuenta que las gárgolas pueden convocarse.
Con las distracciones el día transcurre de forma más amena, pronto el sol desaparece y los últimos reductos de lectores acérrimos desisten de seguir inmersos en sus libros. Viene siendo hora de realizar la labor encomendada.
En un giro extraño, la persona que venían vigilando se despide con un ligero gesto. Esto pasa completamente desapercibido para Z9-42 aunque por suerte se encuentra con un elemento arcano.
Con cierta consternación, el hechicero de túnica naranja revisa la zona que golpeo el bastón. Sus temores se hacen realidad y es que un imponente golem mágico se manifiesta en medio del gran salón.
No es una gárgola…
Primero aleja al brujo de un manotazo, luego se centra en la pequeña creación. Si bien el elemento adulto realiza una acción mágica para intentar detener al hostil, esta no resulta muy efectiva pues los seres de tales características suelen resistir muy bien el éter.
Al verse en peligro inmediato, Zero despliega sus guantes avanzados y carga además las extremidades superiores. Cuando el golem lanza un golpe al estilo martillo, el niño aumentado lo detiene con su pequeño puño.
Se forma cierta onda seca, producto del choque de fuerzas. Es una imagen extraña para cualquier persona inteligente sin duda pero no se detiene allí, el “chiquillo” lanza su propio ataque y hace retroceder varios metros al ser enorme.
Desiste, por favor “pone pose de batalla”.
Bien podría terminar de leer un ala completa de la biblioteca durante el transcurso de la mañana y otra en la tarde pero de momento su misión no tiene nada que ver con la investigación académica documental.
Por otro lado, encuentra la experiencia de una lectura corriente muy agradable. Puede poner especial énfasis en detalles literarios menores e incluso elaborar un gran esquema de la trama con ciertos tomos.
Entiende entonces la fascinación que tienen los seres vivos inteligentes por la lectura, no es algo meramente técnico para ellos. Evoca muchas cosas agradables como bien puede comprobar Z9-42 ahora mismo.
Giroud ya le había dado algunas pistas sin duda, como buen académico y escritor tiene pleno dominio del arte. Claro que Zero había desestimado en cierto modo la idea para enfocarse en lo práctico… ahora se siente de mala manera por eso.
Pasan las horas, complementadas por el ir y venir de personajes, el niño robot se enfoca tanto en los textos como en su objetivo prioritario. Puede hacer varias tareas a la vez debido a sus aumentos tecnológicos.
Kendo por su parte también destina severas horas a la vigilancia aunque no es lo único, cierto pergamino que facilita al chico maquina deja entrever acciones más investigativas. Ahora tienen en cuenta que las gárgolas pueden convocarse.
Con las distracciones el día transcurre de forma más amena, pronto el sol desaparece y los últimos reductos de lectores acérrimos desisten de seguir inmersos en sus libros. Viene siendo hora de realizar la labor encomendada.
En un giro extraño, la persona que venían vigilando se despide con un ligero gesto. Esto pasa completamente desapercibido para Z9-42 aunque por suerte se encuentra con un elemento arcano.
Con cierta consternación, el hechicero de túnica naranja revisa la zona que golpeo el bastón. Sus temores se hacen realidad y es que un imponente golem mágico se manifiesta en medio del gran salón.
No es una gárgola…
Primero aleja al brujo de un manotazo, luego se centra en la pequeña creación. Si bien el elemento adulto realiza una acción mágica para intentar detener al hostil, esta no resulta muy efectiva pues los seres de tales características suelen resistir muy bien el éter.
Al verse en peligro inmediato, Zero despliega sus guantes avanzados y carga además las extremidades superiores. Cuando el golem lanza un golpe al estilo martillo, el niño aumentado lo detiene con su pequeño puño.
Se forma cierta onda seca, producto del choque de fuerzas. Es una imagen extraña para cualquier persona inteligente sin duda pero no se detiene allí, el “chiquillo” lanza su propio ataque y hace retroceder varios metros al ser enorme.
Desiste, por favor “pone pose de batalla”.
- Off:
- Zero usa su habilidad de Lvl 1 (Golpes cargados)
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Centinela no había servido de nada y no podía usar su habilidad de ascuas en ese lugar. Tenía que pensar en algo, esa no era la criatura que habían investigado pero era la criatura enemiga por ahora. El maestro Rutherford le había indicado que su colgante de escarcha tenía una concentración altísimo de éter, pero no era una situación en la que estuviese permitido experimentar teniendo en cuenta la gran cantidad de daño que podía realizar al entorno.
La onda explosiva que surgió del choque entre los brazos del compañero y enemigo le dieron una idea. La criatura tenía que ser fuerte, unos simples golpes no servirían para detenerla. Si no combinaban sus ataques el combate se alargaría demasiado.
Primero era asegurarse de que su compañero le permitiese el ataque a distancia. -¡Zero, vuelve aquí. Tengo un plan!-. Dijo el brujo mientras seguía contemplando la situación. El plan estaba a medias, pero tenía que servir.
Al parecer el niño aumentado era mucho más rápido que el golem. Aquello les daría la ventaja. Si aquel ataque funcionaba a quema ropa el daño podría ser el suficiente. Ya no podía usar centinela de nuevo, una lástima pero podía intentar algo más.
Hizo levitar una de las estatuas representativas de los antiguos dueños que de vez en cuando aparecían al inicio de las estanterías y los pasillos. La atrajo hacía el y se concentro manteniendo el objeto en el aíre y entre sus manos. Acto seguido comenzó a conjurar el fuego que rodeaba la cabeza esculpida.
Un solo objeto contundente por si mismo no haría el daño que Kendovlah quería, por eso lo siguiente era aumentarlo con fuego y usar la enorme fuerza de su pequeño compañero. Si estaba en lo cierto aquello detendría el combate o al menos lo alargaría suficiente al favor de ellos para que esa cosa desapareciese.
El golem arcano seguía acercándose, había reducido un buen tramo. -Golpea la estatua con todo. ¡Ahora!-.
Aunque lo primero fuese el golem arcano, aún estaba el viejo de azul y la criatura que había destruido la ventana. La noche no hacía más que empezar y tenían que detener aquel ataque. ¿Por qué se había mostrado así el enemigo? Kendovlah no le encontraba ningún sentido, habría sido mucho más fácil para el seguir actuando desde las sombras. ¿Qué vendría después? A partir de esa pregunta podría deducir un plan de ataque, pero faltaba mucha información aún. De momento lo mejor que podían hacer era combinar ataques y pensar en conjunto.
La onda explosiva que surgió del choque entre los brazos del compañero y enemigo le dieron una idea. La criatura tenía que ser fuerte, unos simples golpes no servirían para detenerla. Si no combinaban sus ataques el combate se alargaría demasiado.
Primero era asegurarse de que su compañero le permitiese el ataque a distancia. -¡Zero, vuelve aquí. Tengo un plan!-. Dijo el brujo mientras seguía contemplando la situación. El plan estaba a medias, pero tenía que servir.
Al parecer el niño aumentado era mucho más rápido que el golem. Aquello les daría la ventaja. Si aquel ataque funcionaba a quema ropa el daño podría ser el suficiente. Ya no podía usar centinela de nuevo, una lástima pero podía intentar algo más.
Hizo levitar una de las estatuas representativas de los antiguos dueños que de vez en cuando aparecían al inicio de las estanterías y los pasillos. La atrajo hacía el y se concentro manteniendo el objeto en el aíre y entre sus manos. Acto seguido comenzó a conjurar el fuego que rodeaba la cabeza esculpida.
Un solo objeto contundente por si mismo no haría el daño que Kendovlah quería, por eso lo siguiente era aumentarlo con fuego y usar la enorme fuerza de su pequeño compañero. Si estaba en lo cierto aquello detendría el combate o al menos lo alargaría suficiente al favor de ellos para que esa cosa desapareciese.
El golem arcano seguía acercándose, había reducido un buen tramo. -Golpea la estatua con todo. ¡Ahora!-.
Aunque lo primero fuese el golem arcano, aún estaba el viejo de azul y la criatura que había destruido la ventana. La noche no hacía más que empezar y tenían que detener aquel ataque. ¿Por qué se había mostrado así el enemigo? Kendovlah no le encontraba ningún sentido, habría sido mucho más fácil para el seguir actuando desde las sombras. ¿Qué vendría después? A partir de esa pregunta podría deducir un plan de ataque, pero faltaba mucha información aún. De momento lo mejor que podían hacer era combinar ataques y pensar en conjunto.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Ante las palabras de Kendo, el joven robot propina otro golpe al golem luego de cierta carrera. Es lo suficientemente fuerte como para tumbarlo al suelo, pero no deja de ser una simple perdida de equilibrio.
Por las características del ser arcano, tiene complicado volver a ponerse vertical. Claro que existen métodos a los que puede recurrir pero tardara un par de minutos, una diferencia patente con cualquier bípedo.
Z9-42 entonces avanza hasta su aliado, este solicito su presencia. Sin duda es un momento curioso para formar reunión pero tienen algo de tiempo ganado, pueden aprovecharle discutiendo un buen plan.
Por desgracia el hechicero de túnica naranja se limita a quedarse callado, esto desconcierta a sobremanera al niño maquina aunque evita interrumpirle por su semblante de concentración, buena decisión sin duda.
Usando su telequinesis, Kendovlah hace levitar cierto busto hasta la posición aliada. Eventualmente le llena de ascuas lo que comienza a parecerle un camino táctico a su compañero de escaso tamaño, la orden pertinente ocurre poco después.
Con un rostro que roza lo juguetón, Zero golpea la figura usando todas sus fuerzas. Como la energía adicional en sus brazos sigue activa, la estatua se convierte en un proyectil de balista a quemarropa.
Cuando impacta, tiene lugar un sonido ensordecedor. El golem termina estallando en pedazos y es que pese a estar creado en un material resistente, una vez alcanza su punto de quiebre toda la forma colapsa.
Una ligera llamarada ahogada envuelve los restos pero no es suficiente para encender ninguna parte sensible de la biblioteca por suerte, a todas luces acaban de vencer un enemigo que los superaba en tamaño exponencialmente.
¡¡Yay!!
La expresión eufórica de Zero sin duda no es algo común de ver en su persona pero suele pasar cuando las condiciones se alcanzan… destruir un golem arcano enorme con una variación extraña de los bolos terrestres sin duda alcanza los requisitos.
De… debemos encontrar al elemento fuente.
Aunque eliminaron a la marioneta, aún falta el titiritero, cierta analogía que se amolda bastante a la situación. Z9-42 no puede evitar pensar que tal vez se estén enfrentando a un elemento convocador de amenazas.
Por las características del ser arcano, tiene complicado volver a ponerse vertical. Claro que existen métodos a los que puede recurrir pero tardara un par de minutos, una diferencia patente con cualquier bípedo.
Z9-42 entonces avanza hasta su aliado, este solicito su presencia. Sin duda es un momento curioso para formar reunión pero tienen algo de tiempo ganado, pueden aprovecharle discutiendo un buen plan.
Por desgracia el hechicero de túnica naranja se limita a quedarse callado, esto desconcierta a sobremanera al niño maquina aunque evita interrumpirle por su semblante de concentración, buena decisión sin duda.
Usando su telequinesis, Kendovlah hace levitar cierto busto hasta la posición aliada. Eventualmente le llena de ascuas lo que comienza a parecerle un camino táctico a su compañero de escaso tamaño, la orden pertinente ocurre poco después.
Con un rostro que roza lo juguetón, Zero golpea la figura usando todas sus fuerzas. Como la energía adicional en sus brazos sigue activa, la estatua se convierte en un proyectil de balista a quemarropa.
Cuando impacta, tiene lugar un sonido ensordecedor. El golem termina estallando en pedazos y es que pese a estar creado en un material resistente, una vez alcanza su punto de quiebre toda la forma colapsa.
Una ligera llamarada ahogada envuelve los restos pero no es suficiente para encender ninguna parte sensible de la biblioteca por suerte, a todas luces acaban de vencer un enemigo que los superaba en tamaño exponencialmente.
¡¡Yay!!
La expresión eufórica de Zero sin duda no es algo común de ver en su persona pero suele pasar cuando las condiciones se alcanzan… destruir un golem arcano enorme con una variación extraña de los bolos terrestres sin duda alcanza los requisitos.
De… debemos encontrar al elemento fuente.
Aunque eliminaron a la marioneta, aún falta el titiritero, cierta analogía que se amolda bastante a la situación. Z9-42 no puede evitar pensar que tal vez se estén enfrentando a un elemento convocador de amenazas.
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
-¿Elemento fuente?-. Suspiró algo dudoso. Había sido demasiado fácil. Ese hombre probablemente podría estar al nivel de un catedrático de Hekshold, siendo así no quería enfrentarlo. Estaba buscando algo en esa biblioteca, eso estaba claro. ¿Acaso aquello había sido tan solo una advertencia? Las posibilidades eran altas, estaban en una situación complicada.
Se reincorporó en una posición más calmada y cerró los ojos tratando de meditar la situación. Algo en su interior comenzó a resonar, una vibración extraña pero a la vez era algo a lo que ya había estado expuesto. Abrió los ojos. -Resonancia-. Dijo mientras miraba hacía donde había terminado de impactar su magia.
Algunas cenizas quedaron en el suelo y el rastro mágico flotaba hacía una dirección, interceptados por los rayos de la luna llena que entraban por el ventanal roto. Siguiendo el haz de luz con la vista pudo ver un libro que comenzaba a aparecer en uno de los estantes justo al frente. Tragó saliva y apunto con la mano. -Vaya, mira eso...-.
Comenzó a caminar hacía el libro. No tenía sentido ciertamente. Un mago con los poderes de convocar un golem arcano habría podido hace mucho activar la resonancia necesaria para que el objeto apareciera. ¿Qué era lo nuevo? No podía comprender la situación, lejos de poder encontrar una conclusión el tema se hacía cada vez más y más confuso. Pero ahí estaba el condenado libro que habían tratado de buscar casi todo el día sin ser vistos por el supuesto enemigo.
Una vez frente a la portada que no dejaba de emitir una misteriosa aura morada pudo ver algunas figuras misteriosas que hacían juego con el color del aura, así mismo algunos puntos que parecían las mismas estrellas que esa noche se veían sobre la ciudad. Algo que obviamente se escapaba a la mente de los personajes presentes.
Otra cosa que se les escapaba con la sorpresa del nuevo descubrimiento primero fue un fuerte golpe sordo, como el de un gran animal aterrizando por el ventanal abierto y segundo un gran rugido que heló los huesos del joven Kendovlah por completo. Obligado a tragar saliva por el repentino susto dio la media vuelta y pudo comprobar que Zero había estado en lo correcto sobre la investigación matutina. Primero un golem arcano y ahora una gárgola furiosa.*
Guardó el libro al interior de su túnica y desenfundo su espada con el brazo algo tembloroso al escuchar el segundo rugido de la bestia. Acto seguido esta da un potente salto. -¡Cuidado!-. Gritó con fuerza pero la criatura ya había aterrizado entre ambos y el primero en ser golpeado fue el túnica naranja. Nuevamente nuestro querido amigo volaba hasta chocar de espalda contra una de las paredes. -Ya debo tener la espalda de acero-. Se quejó buscando su acero al caer al suelo.
*: 2da dificultad del trabajo.
Se reincorporó en una posición más calmada y cerró los ojos tratando de meditar la situación. Algo en su interior comenzó a resonar, una vibración extraña pero a la vez era algo a lo que ya había estado expuesto. Abrió los ojos. -Resonancia-. Dijo mientras miraba hacía donde había terminado de impactar su magia.
Algunas cenizas quedaron en el suelo y el rastro mágico flotaba hacía una dirección, interceptados por los rayos de la luna llena que entraban por el ventanal roto. Siguiendo el haz de luz con la vista pudo ver un libro que comenzaba a aparecer en uno de los estantes justo al frente. Tragó saliva y apunto con la mano. -Vaya, mira eso...-.
Comenzó a caminar hacía el libro. No tenía sentido ciertamente. Un mago con los poderes de convocar un golem arcano habría podido hace mucho activar la resonancia necesaria para que el objeto apareciera. ¿Qué era lo nuevo? No podía comprender la situación, lejos de poder encontrar una conclusión el tema se hacía cada vez más y más confuso. Pero ahí estaba el condenado libro que habían tratado de buscar casi todo el día sin ser vistos por el supuesto enemigo.
Una vez frente a la portada que no dejaba de emitir una misteriosa aura morada pudo ver algunas figuras misteriosas que hacían juego con el color del aura, así mismo algunos puntos que parecían las mismas estrellas que esa noche se veían sobre la ciudad. Algo que obviamente se escapaba a la mente de los personajes presentes.
Otra cosa que se les escapaba con la sorpresa del nuevo descubrimiento primero fue un fuerte golpe sordo, como el de un gran animal aterrizando por el ventanal abierto y segundo un gran rugido que heló los huesos del joven Kendovlah por completo. Obligado a tragar saliva por el repentino susto dio la media vuelta y pudo comprobar que Zero había estado en lo correcto sobre la investigación matutina. Primero un golem arcano y ahora una gárgola furiosa.*
Guardó el libro al interior de su túnica y desenfundo su espada con el brazo algo tembloroso al escuchar el segundo rugido de la bestia. Acto seguido esta da un potente salto. -¡Cuidado!-. Gritó con fuerza pero la criatura ya había aterrizado entre ambos y el primero en ser golpeado fue el túnica naranja. Nuevamente nuestro querido amigo volaba hasta chocar de espalda contra una de las paredes. -Ya debo tener la espalda de acero-. Se quejó buscando su acero al caer al suelo.
Off
*: 2da dificultad del trabajo.
Kendovlah
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
No hay mucho tiempo para celebrar y es que tiene lugar otro acontecimiento destacable, Kendo parece haber captado una fuente de energía extraña. Avanza como una polilla rumbo a cualquier fuente de luz.
Zero viene detrás, siempre cuidando del entorno para evitar mayores sorpresas… algo difícil de superar luego de que una mole mágica apareciera del suelo y con un terrible humor combativo para desquitar.
Se manifiesta entonces cierta aura morada, visible incluso para la pequeña máquina. Es claro que se trata de un fenómeno mágico pero con la suficiente vistosidad como para ser captado por elementos no brujos.
El aura es remplazada por una especie de manto estelar en miniatura, sin duda un espectáculo agradable de observar que hipnotiza ligeramente los ojos del joven sintético. Claro que la paz no dura mucho.
Golpes pertinentes en el tejado ponen en alerta a los dos personajes, cuando se manifiesta la gárgola Z9-42 termina por recordar su señalamiento inicial. En este momento le gustaría haberse equivocado rotundamente.
Queda claro rápido que el anciano es un convocador experto, aunque no se encuentra a simple vista. Sin duda pertenece a la clase de brujos que pueden manipular las fuerzas del éter con el objetivo de generar criaturas arcanas.
Como si se tratara de una mariposa enorme, el peligroso ser se cuelga del techo. Kendovlah guarda el libro y desenfunda su arma, por desgracia el temblor que experimenta deja entrever bastante temor.
La gárgola realiza entonces su movimiento y cae en medio de los personajes, lo siguiente para el brujo de túnica naranja es quedar estampado nuevamente contra la pared pertinente. Parece estar bien aunque tal estado comienza a volverse costumbre.
Zero lanza un golpe directo al cráneo del animal pero nota tarde que la potencia aumenta ya no está disponible, lo siguiente es un aletazo que lo manda a volar en cierto arco sincrónico, toda una imagen de cuento.
Se levanta de una maniobra rápida y pasa a utilizar al 100% su reactor Caronte, destina toda la potencia adicional al espectro de la fuerza poseída. Eventualmente se le encarama al ser volador, pasando a tirar de un ala en cierto intento por separarle del torso hostil.
Zero viene detrás, siempre cuidando del entorno para evitar mayores sorpresas… algo difícil de superar luego de que una mole mágica apareciera del suelo y con un terrible humor combativo para desquitar.
Se manifiesta entonces cierta aura morada, visible incluso para la pequeña máquina. Es claro que se trata de un fenómeno mágico pero con la suficiente vistosidad como para ser captado por elementos no brujos.
El aura es remplazada por una especie de manto estelar en miniatura, sin duda un espectáculo agradable de observar que hipnotiza ligeramente los ojos del joven sintético. Claro que la paz no dura mucho.
Golpes pertinentes en el tejado ponen en alerta a los dos personajes, cuando se manifiesta la gárgola Z9-42 termina por recordar su señalamiento inicial. En este momento le gustaría haberse equivocado rotundamente.
Queda claro rápido que el anciano es un convocador experto, aunque no se encuentra a simple vista. Sin duda pertenece a la clase de brujos que pueden manipular las fuerzas del éter con el objetivo de generar criaturas arcanas.
Como si se tratara de una mariposa enorme, el peligroso ser se cuelga del techo. Kendovlah guarda el libro y desenfunda su arma, por desgracia el temblor que experimenta deja entrever bastante temor.
La gárgola realiza entonces su movimiento y cae en medio de los personajes, lo siguiente para el brujo de túnica naranja es quedar estampado nuevamente contra la pared pertinente. Parece estar bien aunque tal estado comienza a volverse costumbre.
Zero lanza un golpe directo al cráneo del animal pero nota tarde que la potencia aumenta ya no está disponible, lo siguiente es un aletazo que lo manda a volar en cierto arco sincrónico, toda una imagen de cuento.
Se levanta de una maniobra rápida y pasa a utilizar al 100% su reactor Caronte, destina toda la potencia adicional al espectro de la fuerza poseída. Eventualmente se le encarama al ser volador, pasando a tirar de un ala en cierto intento por separarle del torso hostil.
- Off:
- Zero usa su habilidad de Lvl 2 (Reactor Caronte)
Z9-42
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Aún algo adolorido de la espalda por la repetición de golpes, Kendovlah logra recomponerse. Sabía ya que su compañero era fuerte. Quizás más fuerte que el pequeño Uriel, no podía asegurarlo pero tenía ese presentimiento. Y como era de esperar, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos.
Con una mano el pequeño aumentado logró cortar un ala de piedra a la criatura alada. Esta pareció adolorida por unos segundos. Kendovlah sabía que era su oportunidad de actuar. Su compañero seguía montado sobre la gargola que se retorcía ya sea por dolor o por tratar de liberarse de su atacante.
Corrió con esfuerzo mientras conjuraba las llamas en su mano y logro ponerse frente a la criatura. Necesitaba un espacio para atacar, aunque no sabía que tan efectivo sería su ataque.
El momento apareció y a quema ropa, Kendovlah suelta las llamas de su mano que impactan en el pecho de la criatura de piedra.* Claro, al ser de piedra el túnica naranja no pensó que el ataque sería poco efectivo pues solo logro calentar la superficie de la criatura que en varios ataques al azar logra darle un manotazo en el rostro al brujo.
El brujo salió esta vez rodando por el piso de la biblioteca hasta parar chocando contra una de las maderas. Ese golpe si le había dolido. Su mejilla estaba al rojo vivo y no solo por el moretón causado por el golpe, también la piedra había provocado ligeros cortes por los cuales brotaba algo de sangre. A penas podía hacer un esfuerzo para ponerse de píe.
La batalla estaba llegando a un final pensó el joven brujo. No tenía más trucos bajo la manga. Aún le quedaba el colgante de escarcha obsequiado por los dragones. Sonrió levemente y lo tomo con una mano concentrando su magia, esperaba que algo saliera de eso pero no fue posible. Sintió como una daga se clavo en la mano que sostenía el colgante, obligándolo a soltarlo y gritar por el dolor. Lo aguanto lo mejor que pudo para quitarse la daga.
-Lo supuse cuando los vi hoy en la mañana. Sabía que esto terminaría así aunque debo felicitarles. No espere que aguantarán hasta aquí. Esperaba que ya estuviesen muertos-. Dijo el túnica azul entrando con su típica y altanera sonrisa mientras caminaba hacía Kendovlah. -Como premio les dejaré vencer a mi criatura alada, pero el libro que estuve buscando tanto tiempo me lo llevo-. Terminó de decir llegando hasta el joven brujo.
Tomó la cabellera del túnica naranja y lo levanto con algo de esfuerzo, también era un mago y se veía que la fuerza no era lo suyo. De no ser por sus heridas sin duda Kendo podría defenderse. El túnica azul sonrió con más seguridad encontrando el libro y guardándolo en su propia túnica. -Necesitaba un elemental, curiosamente otras escuelas no servían. Aún hay muchas cosas que no están claras respecto a este misterioso libro, pero ya lo tengo y no necesito más de este lugar. Si sobreviven, pueden decirle a los dueños lo que ocurrió-. Miró al túnica naranja una vez más con desprecio. -Los de tu calaña son siempre tan débiles-. Escupió el suelo y golpeó al brujo con su báculo en el estómago para asegurarse de poder escapar.
Miro luego al bio-cibernetico sabiendo que este no podría atacarle. -Una lástima que ayuden a seres tan inferiores. Bueno, adiós-. Se despidió mirando hacía el ventanal. En cuestión de segundos el enemigo ya se encontraba mirando desde ese lugar y desapareció en la noche, pero la gargola aún era algo de lo que debían ocuparse.
Kendovlah por su parte hacía un esfuerzo enorme para mantenerse consciente. Busco tanto el colgante como su espada aunque solo con la vista. Sentía muchas heridas superficiales, pero la que más le dolía entonces claramente era su orgullo. No solo había perdido el libro sino que tampoco pudo hacer nada para defenderse. Poco le importaba ya haber cumplido con el trabajo, claro... Aún quedaba la maldita gargola y la biblioteca podría volver a la normalidad y con un libro menos...
*Kendovlah usa habilidad de nivel 0 ascuas.
Con una mano el pequeño aumentado logró cortar un ala de piedra a la criatura alada. Esta pareció adolorida por unos segundos. Kendovlah sabía que era su oportunidad de actuar. Su compañero seguía montado sobre la gargola que se retorcía ya sea por dolor o por tratar de liberarse de su atacante.
Corrió con esfuerzo mientras conjuraba las llamas en su mano y logro ponerse frente a la criatura. Necesitaba un espacio para atacar, aunque no sabía que tan efectivo sería su ataque.
El momento apareció y a quema ropa, Kendovlah suelta las llamas de su mano que impactan en el pecho de la criatura de piedra.* Claro, al ser de piedra el túnica naranja no pensó que el ataque sería poco efectivo pues solo logro calentar la superficie de la criatura que en varios ataques al azar logra darle un manotazo en el rostro al brujo.
El brujo salió esta vez rodando por el piso de la biblioteca hasta parar chocando contra una de las maderas. Ese golpe si le había dolido. Su mejilla estaba al rojo vivo y no solo por el moretón causado por el golpe, también la piedra había provocado ligeros cortes por los cuales brotaba algo de sangre. A penas podía hacer un esfuerzo para ponerse de píe.
La batalla estaba llegando a un final pensó el joven brujo. No tenía más trucos bajo la manga. Aún le quedaba el colgante de escarcha obsequiado por los dragones. Sonrió levemente y lo tomo con una mano concentrando su magia, esperaba que algo saliera de eso pero no fue posible. Sintió como una daga se clavo en la mano que sostenía el colgante, obligándolo a soltarlo y gritar por el dolor. Lo aguanto lo mejor que pudo para quitarse la daga.
-Lo supuse cuando los vi hoy en la mañana. Sabía que esto terminaría así aunque debo felicitarles. No espere que aguantarán hasta aquí. Esperaba que ya estuviesen muertos-. Dijo el túnica azul entrando con su típica y altanera sonrisa mientras caminaba hacía Kendovlah. -Como premio les dejaré vencer a mi criatura alada, pero el libro que estuve buscando tanto tiempo me lo llevo-. Terminó de decir llegando hasta el joven brujo.
Tomó la cabellera del túnica naranja y lo levanto con algo de esfuerzo, también era un mago y se veía que la fuerza no era lo suyo. De no ser por sus heridas sin duda Kendo podría defenderse. El túnica azul sonrió con más seguridad encontrando el libro y guardándolo en su propia túnica. -Necesitaba un elemental, curiosamente otras escuelas no servían. Aún hay muchas cosas que no están claras respecto a este misterioso libro, pero ya lo tengo y no necesito más de este lugar. Si sobreviven, pueden decirle a los dueños lo que ocurrió-. Miró al túnica naranja una vez más con desprecio. -Los de tu calaña son siempre tan débiles-. Escupió el suelo y golpeó al brujo con su báculo en el estómago para asegurarse de poder escapar.
Miro luego al bio-cibernetico sabiendo que este no podría atacarle. -Una lástima que ayuden a seres tan inferiores. Bueno, adiós-. Se despidió mirando hacía el ventanal. En cuestión de segundos el enemigo ya se encontraba mirando desde ese lugar y desapareció en la noche, pero la gargola aún era algo de lo que debían ocuparse.
Kendovlah por su parte hacía un esfuerzo enorme para mantenerse consciente. Busco tanto el colgante como su espada aunque solo con la vista. Sentía muchas heridas superficiales, pero la que más le dolía entonces claramente era su orgullo. No solo había perdido el libro sino que tampoco pudo hacer nada para defenderse. Poco le importaba ya haber cumplido con el trabajo, claro... Aún quedaba la maldita gargola y la biblioteca podría volver a la normalidad y con un libro menos...
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*Kendovlah usa habilidad de nivel 0 ascuas.
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Aplicando un tirón extremadamente fuerte, Zero consigue desprender el ala de la criatura al fin, con un efecto similar al observado cuando se le arranca cualquier apéndice a un insecto. Lo bueno es que al ser de piedra, la escena no viene acompañada de fluidos grotescos.
A partir de allí, el ser entra en frenética locura, intentando sacarse al pequeño sintético de encima. Es curioso como las criaturas arcanas pueden tener una inteligencia potencialmente viable pese a su corto tiempo de existencia, sin duda un tópico merecedor de estudio.
Claro que no hay tiempo para detalles técnicos, la pelea está en apogeo. Incluso sin su ala, el animal es bastante ágil, Zero debe poner especial énfasis en sus movimientos para no terminar siendo arrojado a un lateral.
Quien termina llevándose la peor parte es Kendo, ataca con sus llamas a quemarropa pero no solo resulta inefectiva la iniciativa, además recibe una contramedida bastante potente en forma de manotazo.
El niño robot enfoca entonces a su aliado, hay demasiado en curso como para realizar un escaneo completo aunque el examen visual da buenos resultados. Si bien recibió daños, son del tipo superficial y continua activo.
De momento el pequeño aumentado apenas puede mantenerse en su posición, no tiene la ventana para atacar. Necesita la ayuda de su aliado si quiere terminar al monstruo… por desgracia aparece otro elemento en escena repentinamente.
El anciano misterioso se manifiesta, logra incapacitar una de las manos del joven adulto interrumpiendo a su vez el uso de cierto artículo mágico. Parece que espero el momento oportuno para entrar.
Con vistazos entrecortados por las maniobras evasivas de la gárgola, Z9-42 mira con preocupación cómo dicho personaje se agencia el libro. Afortunadamente pasa a retirarse soltando nada más que comentarios molestos.
Consigue su objetivo es cierto, pero los dos amigos viven para contarlo. Claro que todavía tienen una creación más para eliminar, objetivo que parece poseer una resistencia inmaculada teniendo en cuenta sus acciones.
Las situaciones superadas dan al jovencito artificial la determinación suficiente para probar un nuevo movimiento. Se le monta al ser justo en el cuello y con sus piernas reclinadas en los hombros de la bestia, tira con todas sus fuerzas para separarle la cabeza.
Algunos chillidos horribles tienen lugar y aunque el chute de adrenalina facilitado por el reactor Caronte ya ha desaparecido, la fuerza intrínseca del “pequeño” junto con la buena maniobra consiguen darle la victoria.
Luego de un desagradable crujido, toda acción de la gárgola cesa de golpe. Lo siguiente es su cabeza cayendo al suelo mientras el cuerpo se desmorona al quedar sin vitalidad mágica, la victoria es para el grupo de Zero.
Una vez vertical en el suelo, la compacta creación se acerca hasta el personaje aliado. No parece de muy buen humor debido al desenlace final de los acontecimientos pero su amigo maquina está feliz de que se encuentre bien.
Lo logramos “dice con una ligera sonrisa”.
A partir de allí, el ser entra en frenética locura, intentando sacarse al pequeño sintético de encima. Es curioso como las criaturas arcanas pueden tener una inteligencia potencialmente viable pese a su corto tiempo de existencia, sin duda un tópico merecedor de estudio.
Claro que no hay tiempo para detalles técnicos, la pelea está en apogeo. Incluso sin su ala, el animal es bastante ágil, Zero debe poner especial énfasis en sus movimientos para no terminar siendo arrojado a un lateral.
Quien termina llevándose la peor parte es Kendo, ataca con sus llamas a quemarropa pero no solo resulta inefectiva la iniciativa, además recibe una contramedida bastante potente en forma de manotazo.
El niño robot enfoca entonces a su aliado, hay demasiado en curso como para realizar un escaneo completo aunque el examen visual da buenos resultados. Si bien recibió daños, son del tipo superficial y continua activo.
De momento el pequeño aumentado apenas puede mantenerse en su posición, no tiene la ventana para atacar. Necesita la ayuda de su aliado si quiere terminar al monstruo… por desgracia aparece otro elemento en escena repentinamente.
El anciano misterioso se manifiesta, logra incapacitar una de las manos del joven adulto interrumpiendo a su vez el uso de cierto artículo mágico. Parece que espero el momento oportuno para entrar.
Con vistazos entrecortados por las maniobras evasivas de la gárgola, Z9-42 mira con preocupación cómo dicho personaje se agencia el libro. Afortunadamente pasa a retirarse soltando nada más que comentarios molestos.
Consigue su objetivo es cierto, pero los dos amigos viven para contarlo. Claro que todavía tienen una creación más para eliminar, objetivo que parece poseer una resistencia inmaculada teniendo en cuenta sus acciones.
Las situaciones superadas dan al jovencito artificial la determinación suficiente para probar un nuevo movimiento. Se le monta al ser justo en el cuello y con sus piernas reclinadas en los hombros de la bestia, tira con todas sus fuerzas para separarle la cabeza.
Algunos chillidos horribles tienen lugar y aunque el chute de adrenalina facilitado por el reactor Caronte ya ha desaparecido, la fuerza intrínseca del “pequeño” junto con la buena maniobra consiguen darle la victoria.
Luego de un desagradable crujido, toda acción de la gárgola cesa de golpe. Lo siguiente es su cabeza cayendo al suelo mientras el cuerpo se desmorona al quedar sin vitalidad mágica, la victoria es para el grupo de Zero.
Una vez vertical en el suelo, la compacta creación se acerca hasta el personaje aliado. No parece de muy buen humor debido al desenlace final de los acontecimientos pero su amigo maquina está feliz de que se encuentre bien.
Lo logramos “dice con una ligera sonrisa”.
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Re: Arañando lo prohibido. [Trabajo] [Terminado]
Logró encontrar el colgante y volvió a guardarlo junto con su espada con mucho esfuerzo y se sentó apoyando la espalda sobre uno de los estantes. La mano le dolía, el cuerpo entero. Sentía que la mejilla le palpitaba con fuerza y le costaba respirar por el golpe en el estómago. A penas podía mantenerse consciente mientras el pequeño terminaba con la gargola. El jodido hechicero se había hecho con lo que quería y además le había dado una buena paliza directa al orgullo.
Saco unas vendas de su mochila y comenzó a apretar la herida, después de eso tendría que salir corriendo a que le vieran sus heridas. De momento tenía que contentarse con pasar la noche ahí y asegurarse de que las palabras del enemigo fueran ciertas. El lugar había quedado hecho un chiquero.
Escuchó las palabras de su compañero. Era cierto, aunque el mal sabor en la boca hacía mella y sería difícil de superar. Aún le quedaba mucho por avanzar. -Lo siento, al final no fui de mucha ayuda-. Se disculpo mientras apoyaba su cabeza con la madera y miraba hacía el ventanal por el cual había escapado el enemigo. -Ese maldito, se burlo de nosotros todo el día. Quizás de antes-. Dijo haciendo notar el cansancio que sentía sobre el cuerpo.
No pudo hacer más que esperar al día siguiente.
Los dueños se sorprendieron al ver un desorden superior a los días anteriores pero más al ver al brujo descansando cuando llegaron. Por suerte este ya podía levantarse y gracias al vendaje en su mano el sangrado había parado, aunque la perdida de sangre había sido mayor al no poder darle los primeros auxilios adecuados. Claro, los recibió de inmediato mientras explicaba lo sucedido.
Al ver el esfuerzo de los chicos y lo dañado que había salido el brujo los dueños se contentaron con tan solo haber perdido un libro a cambio de que la biblioteca pudiese volver a su funcionamiento normal tras un largo periodo.
-Informaré a los maestros de la academia sobre el libro-. Aseguró mientras discutían la paga. Para Kendovlah al menos el trabajo no había terminado ahí. Quedaba aún toda una investigación respecto a los sucesos ocurridos aquella noche así como la identidad de aquel misterioso enemigo.
Saco unas vendas de su mochila y comenzó a apretar la herida, después de eso tendría que salir corriendo a que le vieran sus heridas. De momento tenía que contentarse con pasar la noche ahí y asegurarse de que las palabras del enemigo fueran ciertas. El lugar había quedado hecho un chiquero.
Escuchó las palabras de su compañero. Era cierto, aunque el mal sabor en la boca hacía mella y sería difícil de superar. Aún le quedaba mucho por avanzar. -Lo siento, al final no fui de mucha ayuda-. Se disculpo mientras apoyaba su cabeza con la madera y miraba hacía el ventanal por el cual había escapado el enemigo. -Ese maldito, se burlo de nosotros todo el día. Quizás de antes-. Dijo haciendo notar el cansancio que sentía sobre el cuerpo.
No pudo hacer más que esperar al día siguiente.
Los dueños se sorprendieron al ver un desorden superior a los días anteriores pero más al ver al brujo descansando cuando llegaron. Por suerte este ya podía levantarse y gracias al vendaje en su mano el sangrado había parado, aunque la perdida de sangre había sido mayor al no poder darle los primeros auxilios adecuados. Claro, los recibió de inmediato mientras explicaba lo sucedido.
Al ver el esfuerzo de los chicos y lo dañado que había salido el brujo los dueños se contentaron con tan solo haber perdido un libro a cambio de que la biblioteca pudiese volver a su funcionamiento normal tras un largo periodo.
-Informaré a los maestros de la academia sobre el libro-. Aseguró mientras discutían la paga. Para Kendovlah al menos el trabajo no había terminado ahí. Quedaba aún toda una investigación respecto a los sucesos ocurridos aquella noche así como la identidad de aquel misterioso enemigo.
¿Fin?
Kendovlah
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