Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
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Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
-¿Y bien? ¿Vas a decir lo que viste en tu sueño o solo fue una excusa para seguir recorriendo Aerandir sin pagar?-. Preguntó el viejo Hanks mientras tanto él como el túnica naranja observaban el horizonte desde la punta de la proa, apoyados tranquilamente con los codos sobre la madera que tantas historias tenía que contar y aún por escribir como los brujos que hablaban descuidadamente.
-Ciudad Lagarto. No está en las notas de Brinnah, por más que busqué no la encontré-. Respondió a medias. Las conversaciones con el viejo solían calmarlo y a veces olvidar la tarea que se había propuesto. -Puede que sea solo una excusa, pero presiento que hay alguien esperándome-. Su mirada se perdió tratando de recordar, con algo de suerte, una cuarta parte del sueño que le había despertado a mitad de la noche anterior. Estaba fragmentado como recuerdos que no eran suyos. Simplemente vio a una joven más o menos de su edad corriendo por las calles y maldiciendo la ciudad y el nombre de esta. -No puedes explicar algo que ni tu mismo entiendes, ¿cierto?-.
El viejo se rió a carcajadas y cambiaron el tema, algo de historia de la ciudad y algunos consejos para el joven más que nada. Como piratas que eran habrían parado más de alguna vez en ese agujero de delincuencia e ilegalidad bajo la fachada de una ciudad civilizada. Kendovlah entonces pudo hacerse varias ideas de porque la chica que corría maldecía su propia suerte.
Ah... El mundo de los sueños, siempre tan confuso.
(…)
Actualmente la joven había logrado su último golpe. Una pareja de nobles recién casada. Al parecer aquel matrimonio era no era deseado por el circulo de la sociedad ni la familia de cada uno por lo que la contrataron para asesinar a la novia. Sin embargo, por mala suerte fue descubierta por uno de los guardias en el momento que su daga envenenada desgarraba la garganta de la desdichada. Y la muerte los separó, pero quien había puesto final ahora tenía que correr por esas calles que eran el único testigo de sus atrocidades. Hasta ahora.
Los gritos de espanto de los nobles se escuchaban por todas partes del recinto mientras los guardias daban persecución a Lisette.
La noche parecía que iba a ser larga. El túnica naranja pudo escuchar los gritos y vio a la joven por primera vez o eso creía. No tuvo tiempo para darse cuenta de algo más aparte de la belleza que irradiaba y el miedo que le consumía.
El momento en que ambos caminos fue breve. Lisette desapareció entre los callejones con habilidad al tiempo que los guardias alcanzaban al brujo.
-¿Dónde fue la puta esa?-. Le preguntó uno de los guardias mientas recobraba el aliento. Kendovlah hizo un esfuerzo para no demostrar lo poco que le había gustado el insulto. Apunto al callejón contrario mintiendo hábilmente. Lisette desde su escondite agradeció a los dioses su suerte que por fin parecía mejorar con la llegada del túnica naranja, pero no podía quedarse para agradecer y el joven mago obedeció uno de los consejos de Hanks: “Si corren te haces a un lado”. Suspiró sin poder olvidar el rostro de la mujer, esperaba que pudiera escapar ingenuamente y sin saber la atrocidad que había cometido.
(…)
Kendovlah despertó animado aquella mañana. La posada en la que se había quedado la noche también parecía estar algo movida cuando bajo las escaleras. Pudo observar como muchos hombres se reunían alrededor del tablón de anuncios. No le dio mucha importancia, lo primero era llenar su estómago y espabilar del sueño que como pocas veces fue pesado y confortante. Nada de recuerdos, simplemente cerrar los ojos y despertar al día siguiente como nuevo.
Tras desayunar comprobó que cerca del tablón de anuncios había un hombre repartiendo folletos de se busca. Logró escuchar como una novia fue asesinada a sangre fría la noche de su llegada a ciudad lagarto. Algo le removió el estómago y recordó a la rubia con la que se había topado. Levantándose de golpe observó el cartel. ¡Era la misma mujer!
Tomo uno de los carteles y antes de que pudieran notar la preocupación del mago este volvió a su asiento contemplando el dibujo de la rubia. “Se busca por asesinatos”. A penas daba crédito. Había ayudado a escapar a una asesina de alta recompensa. Parte de él estaba dividida, crecía su preocupación por la asesina al tiempo que sentía una culpa creciente.
-¡Dioses! Ciudad lagarto, vaya recibimiento-. Cualquiera podría pensar que pretendía cobrar la recompensa suficiente como para no trabajar el resto de su vida, pero por dentro el mago aún se debatía y trataba de asimilar todo.
Off:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
*Por favor leer tema de invitación antes de entrar
*En el siguiente post nadie sabe el paradero de Lisette. Pudieron pasarse la noche persiguiéndola pero cuenta con la especialidad de asesina silenciosa, maestria en armas cortas y habilidad nivel 0 es de tripas corazón de las habilidades pre aprobadas
*Aclarando el punto de arriba para los que leyeron la invitación, Lisette aún es humana.
-Ciudad Lagarto. No está en las notas de Brinnah, por más que busqué no la encontré-. Respondió a medias. Las conversaciones con el viejo solían calmarlo y a veces olvidar la tarea que se había propuesto. -Puede que sea solo una excusa, pero presiento que hay alguien esperándome-. Su mirada se perdió tratando de recordar, con algo de suerte, una cuarta parte del sueño que le había despertado a mitad de la noche anterior. Estaba fragmentado como recuerdos que no eran suyos. Simplemente vio a una joven más o menos de su edad corriendo por las calles y maldiciendo la ciudad y el nombre de esta. -No puedes explicar algo que ni tu mismo entiendes, ¿cierto?-.
El viejo se rió a carcajadas y cambiaron el tema, algo de historia de la ciudad y algunos consejos para el joven más que nada. Como piratas que eran habrían parado más de alguna vez en ese agujero de delincuencia e ilegalidad bajo la fachada de una ciudad civilizada. Kendovlah entonces pudo hacerse varias ideas de porque la chica que corría maldecía su propia suerte.
Ah... El mundo de los sueños, siempre tan confuso.
(…)
- Lisette:
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- Breve Historia de Lisette:
- La vida en ciudad lagarto podía ser dura, sobre todo si se tiene la mala suerte de ser hija de un granjero pobre e y poco habilidoso. Lisette lo descubrió a temprana edad. Fue vendida por su padre una noche que llegó ebrio a un grupo de bandidos. A nadie le importó los gritos de la desconsolada niña, tampoco nadie acudió a su rescate. Fueron muchos los intentos de escape de la muchacha que solo aprendió a esconderse. No le gustaba la vida de los bandidos ni mucho menos ser objeto de celebración cada vez que estos tenían un golpe de suerte.
Al final no logró escaparse pero el líder de la banda noto la habilidad que tenía la joven y decidió venderla a un grupo de asesinos con los que a veces tenían tratos y negocios en conjunto. Solo algunos conocían al líder y muchos nobles sabían como cerrar el trato. Tenían cierta inmunidad como grupo, pero si algunos de los miembros era descubierto, dicho personaje perdía el derecho y debía temer por su vida.
Esto fue aún peor para Lisette. La obligaron a matar una y otra vez cada que la victima era una sabandija de clase baja que había cometido el error de su vida. Se defendió más de alguna vez, pero no pudo en principio. Cada vez que lo hacía era castigada teniendo que matar de todos modos y a base de violaciones ganaron su sumisión. Así fue como su temple de asesina a sueldo comenzó a forjarse. Así fue como se rindió y se entregó a esa vida que poco a poco comenzó a darle ganancias y desarrollar habilidades que la hacían más que apta para el negocio. Así fue también como aprendió a no confiar en nadie más que en ella misma y sus habilidades.
Actualmente la joven había logrado su último golpe. Una pareja de nobles recién casada. Al parecer aquel matrimonio era no era deseado por el circulo de la sociedad ni la familia de cada uno por lo que la contrataron para asesinar a la novia. Sin embargo, por mala suerte fue descubierta por uno de los guardias en el momento que su daga envenenada desgarraba la garganta de la desdichada. Y la muerte los separó, pero quien había puesto final ahora tenía que correr por esas calles que eran el único testigo de sus atrocidades. Hasta ahora.
Los gritos de espanto de los nobles se escuchaban por todas partes del recinto mientras los guardias daban persecución a Lisette.
La noche parecía que iba a ser larga. El túnica naranja pudo escuchar los gritos y vio a la joven por primera vez o eso creía. No tuvo tiempo para darse cuenta de algo más aparte de la belleza que irradiaba y el miedo que le consumía.
El momento en que ambos caminos fue breve. Lisette desapareció entre los callejones con habilidad al tiempo que los guardias alcanzaban al brujo.
-¿Dónde fue la puta esa?-. Le preguntó uno de los guardias mientas recobraba el aliento. Kendovlah hizo un esfuerzo para no demostrar lo poco que le había gustado el insulto. Apunto al callejón contrario mintiendo hábilmente. Lisette desde su escondite agradeció a los dioses su suerte que por fin parecía mejorar con la llegada del túnica naranja, pero no podía quedarse para agradecer y el joven mago obedeció uno de los consejos de Hanks: “Si corren te haces a un lado”. Suspiró sin poder olvidar el rostro de la mujer, esperaba que pudiera escapar ingenuamente y sin saber la atrocidad que había cometido.
(…)
Kendovlah despertó animado aquella mañana. La posada en la que se había quedado la noche también parecía estar algo movida cuando bajo las escaleras. Pudo observar como muchos hombres se reunían alrededor del tablón de anuncios. No le dio mucha importancia, lo primero era llenar su estómago y espabilar del sueño que como pocas veces fue pesado y confortante. Nada de recuerdos, simplemente cerrar los ojos y despertar al día siguiente como nuevo.
Tras desayunar comprobó que cerca del tablón de anuncios había un hombre repartiendo folletos de se busca. Logró escuchar como una novia fue asesinada a sangre fría la noche de su llegada a ciudad lagarto. Algo le removió el estómago y recordó a la rubia con la que se había topado. Levantándose de golpe observó el cartel. ¡Era la misma mujer!
Tomo uno de los carteles y antes de que pudieran notar la preocupación del mago este volvió a su asiento contemplando el dibujo de la rubia. “Se busca por asesinatos”. A penas daba crédito. Había ayudado a escapar a una asesina de alta recompensa. Parte de él estaba dividida, crecía su preocupación por la asesina al tiempo que sentía una culpa creciente.
-¡Dioses! Ciudad lagarto, vaya recibimiento-. Cualquiera podría pensar que pretendía cobrar la recompensa suficiente como para no trabajar el resto de su vida, pero por dentro el mago aún se debatía y trataba de asimilar todo.
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*Por favor leer tema de invitación antes de entrar
*En el siguiente post nadie sabe el paradero de Lisette. Pudieron pasarse la noche persiguiéndola pero cuenta con la especialidad de asesina silenciosa, maestria en armas cortas y habilidad nivel 0 es de tripas corazón de las habilidades pre aprobadas
*Aclarando el punto de arriba para los que leyeron la invitación, Lisette aún es humana.
Última edición por Kendovlah el Mar Mar 17 2020, 23:46, editado 4 veces
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
-Ciudad Lagarto, ciudad lagarto- Había oído de ella en algún lado, miraba sus notas, y recordó la estrella con cola, en el día de la alianza, el grupo de aglomerados que había causado mucho alboroto por su presencia; no tenía mucho que decir a ello, solo que se había encasquetado una petaca de licor de limón... y que una gran concurrencia de ese lugar habían causado un verdadero revuelo con solo su presencia. Y eso no la dejaba dormir. Le había costado muchísimo, no era fácil encontrar información de tal lugar, y no fue alentador, pero... por todos lados era mala idea, y ese lugar tenía poco tiempo de vida.
Aún así, miraba la decadencia de la ciudad y no imaginaba como sería la noche, y pensaba como diablos conseguir la información que buscaba sin terminar muy mal parada, realmente no tenía una idea de como tratar con esa clase de personas, y se notaba a la luz del día no había conseguido nada. ¿Habría una manera en especial para encontrar a los desterrados?
Esa noche lo supo, el alboroto era maximo y había prometido a Nousis no ir nada lejos de la posada, solo ir a los alrededores y mientras ella buscaba la forma de caminar con normalidad y no sentir que algo se la podría comer, los gritos le erizaron la piel y se pego a la pared, hora de volver, y fue cuando la vio de soslayo, resaltaba como dedo herido en esa ciudad, se movio fugaz y realmente la elfa no era quien para darle caza, al menos no en ese momento y tras respirar hondo regreso a la posada. Habia demasiado alboroto.
Bajo un poco la capucha, solo lo suficiente para descubrir el rostro, mas no sus cabellos, el viaje había sido por demás cansado y por suerte había una posada, precaria como todo en ese lugar pero posada al fin y al cabo y sus huesos exigían descanso, echo un vistazo y recordó las palabras de Alisha.
-No confíes de la comida barata.-Musito mas para sí y miro a su compañero, se sentía algo culpable de su presencia, una parte de ella gritaba y le jalaba el cabello de que era total y completamente su culpa de que la hubiera acompañado, aun así no dejaba de sonreirle y buscar mil formas de agradecer que no la dejara sola, los lugares con tanta población la ponían demasiado nerviosa, aun no se podía acostumbrar a no tratar con sus congéneres, y aunque solía ser bastante amable, y receptiva a las demás razas, ciertamente le daba mas confianza su compañía aunque fuera una compañía pensativa.
-Gracias por no dejarme sola Heru Nousis.-Dijo y entonces miro un cartel que tomo con interés, mirando a la joven y anonadada por el costo de su cabeza. Volvió a con él, mirando el condenado cartel. Y sacando su pluma escribió en su mas pulido elfico "La vi la noche pasada." Y se la mostré a Nousis, quería saber si a él podría llamarle la atención ese precio, un simple asesinato no podría poner ese precio a tu cabeza ¿o si?
Aún así, miraba la decadencia de la ciudad y no imaginaba como sería la noche, y pensaba como diablos conseguir la información que buscaba sin terminar muy mal parada, realmente no tenía una idea de como tratar con esa clase de personas, y se notaba a la luz del día no había conseguido nada. ¿Habría una manera en especial para encontrar a los desterrados?
Esa noche lo supo, el alboroto era maximo y había prometido a Nousis no ir nada lejos de la posada, solo ir a los alrededores y mientras ella buscaba la forma de caminar con normalidad y no sentir que algo se la podría comer, los gritos le erizaron la piel y se pego a la pared, hora de volver, y fue cuando la vio de soslayo, resaltaba como dedo herido en esa ciudad, se movio fugaz y realmente la elfa no era quien para darle caza, al menos no en ese momento y tras respirar hondo regreso a la posada. Habia demasiado alboroto.
Bajo un poco la capucha, solo lo suficiente para descubrir el rostro, mas no sus cabellos, el viaje había sido por demás cansado y por suerte había una posada, precaria como todo en ese lugar pero posada al fin y al cabo y sus huesos exigían descanso, echo un vistazo y recordó las palabras de Alisha.
-No confíes de la comida barata.-Musito mas para sí y miro a su compañero, se sentía algo culpable de su presencia, una parte de ella gritaba y le jalaba el cabello de que era total y completamente su culpa de que la hubiera acompañado, aun así no dejaba de sonreirle y buscar mil formas de agradecer que no la dejara sola, los lugares con tanta población la ponían demasiado nerviosa, aun no se podía acostumbrar a no tratar con sus congéneres, y aunque solía ser bastante amable, y receptiva a las demás razas, ciertamente le daba mas confianza su compañía aunque fuera una compañía pensativa.
-Gracias por no dejarme sola Heru Nousis.-Dijo y entonces miro un cartel que tomo con interés, mirando a la joven y anonadada por el costo de su cabeza. Volvió a con él, mirando el condenado cartel. Y sacando su pluma escribió en su mas pulido elfico "La vi la noche pasada." Y se la mostré a Nousis, quería saber si a él podría llamarle la atención ese precio, un simple asesinato no podría poner ese precio a tu cabeza ¿o si?
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Después de unos días ya había vuelto a visitar Ciudad Lagarto, ahora la veía tan viva como de costumbre.
Sangre fresca en las paredes, gritos de agonía que resuenan al unísono y negocios oscuros, esa era la esencia de Ciudad Lagarto, pero detrás de todo eso, se escondía el verdadero ideal de Ciudad Lagarto, un sitio donde todo parecía permitido, aunque simpatizaba con eso, no podía evitar sentirme incomodo al estar en una ciudad sumergida en el caos y la desesperación.
-Ah, Ciudad Lagarto, ¿qué tendrá que ofrecerme además de una puñalada?- Antes lo digo, antes pasa, como si fueran palabras mágicas, se acercó a mí un desgraciado con un cuchillo diciéndome- Bienvenido a Ciudad Lagarto imbécil, el culo o la vida, tú eliges.-Al primer instante me dio tremendo susto, pensé que mis días por estas tierras habían llegado a su fin a manos de algún maestro asesino de la ciudad. Por suerte, el tipo no se veía muy experto utilizando el arma, e incluso parecía algo nervioso. Así que solamente le di un golpe en la cara, a juzgar por el resultado tampoco parecía muy resistente, se desplumó y como un ave cayó en picada, supongo que quedó inconsciente, procedí a revisarlo, traía un par de cuchillos, un bonito cinturón y una botella de ron, parece que los dioses me habían recompensado por aquel mal rato que pasé.
Mientras seguía caminando las riesgosas calles, me percaté de que en el cinturón había un papel, el cuál se tornó bastante interesante cuando lo miré, hablaba de una mujer rubia, que era buscada por asesinar a Mara Alangard, la prometida de Argus Brent, gente sin importancia para mí, aunque la recompensa era bastante grande y no, no podría desperdiciar esa oportunidad. Más abajo al final del papel decía ''De capturar viva o muerta a la asesina, acudir a la casa noble de Alangard''. -¿Nobleza en Ciudad Lagarto? ¿Acaso será posible? Bueno, considerando que hay un rey, y que Matthew es el virrey, supongo que sí existirán algunas casas nobles que se hayan ganado el favor de alguno de estos, quizás hasta yo podría ganarme el favor de la nobleza, y tener un mejor lugar en Ciudad Lagarto, donde no me intenten apuñalar de ser posible.
Sabía que mis habilidades de rastreo no eran buenas, pero aún así había caminado ya casi una hora en busca de alguna pista o algo, cada tanto preguntaba a los maleantes por información. No se hizo muy tarde hasta que encontré a una mujer muy peculiar, con ropas finas y de clase, bien arreglada, con una máscara enigmática y un violín, haciendo una presentación magnífica que todos parecían ignorar excepto yo, pocas veces había escuchado un violín, y nunca uno con tanta soltura y pasión, mucho menos con una canción tan bizarra, lúgubre e incluso juguetona, viendo la apariencia de la violinista y sus expresiones, parecía que la sonata hablaba de ella misma, de alguna forma.
No pude evitar sentirme atraído, y me quedé a oír un rato. Al cabo de unos minutos, me acerqué un poco y le pregunté. -¿Has visto a esta mujer? La busco por su recompensa.- Mientras seguía la canción y sus movimientos interpretativos, de la máscara salió una voz suave y melódica. -Toco el violín por las noches también, justamente ayer, vi a esa mujer corriendo, te puedo decir hacia donde, incluso ayudarte a encontrarla, pero si la encuentras tendrás que darme algo a cambio, sin peros. Uy, tampoco te puedo decir qué te pediré, es parte del trato, ji-ji-ji.- Me decía la dama, mientras no podía evitar fijarme en que su máscara dibujaba expresiones casi humanas.
Obviamente desconfiaba de aquella figura tan extravagante aunque en cierto modo atractiva, suponía un gran riesgo para mí aceptar cualquier trato con la gente de este lugar, y mucho más con esta en concreto, a pesar de cualquier peligro inminente, ahí estaba servida en bandeja de plata la ayuda, y la recompensa era bastante buena como para resistirme, justo cuando dejé de pensar las cosas, terminó de tocar su canción la violinista y se volteó hacía mi extendiendo su mano.
-¿Trato?- Dijo mientras hacía cierta inclinación.
-Trato- Le dije y tomé su mano.
Sangre fresca en las paredes, gritos de agonía que resuenan al unísono y negocios oscuros, esa era la esencia de Ciudad Lagarto, pero detrás de todo eso, se escondía el verdadero ideal de Ciudad Lagarto, un sitio donde todo parecía permitido, aunque simpatizaba con eso, no podía evitar sentirme incomodo al estar en una ciudad sumergida en el caos y la desesperación.
-Ah, Ciudad Lagarto, ¿qué tendrá que ofrecerme además de una puñalada?- Antes lo digo, antes pasa, como si fueran palabras mágicas, se acercó a mí un desgraciado con un cuchillo diciéndome- Bienvenido a Ciudad Lagarto imbécil, el culo o la vida, tú eliges.-Al primer instante me dio tremendo susto, pensé que mis días por estas tierras habían llegado a su fin a manos de algún maestro asesino de la ciudad. Por suerte, el tipo no se veía muy experto utilizando el arma, e incluso parecía algo nervioso. Así que solamente le di un golpe en la cara, a juzgar por el resultado tampoco parecía muy resistente, se desplumó y como un ave cayó en picada, supongo que quedó inconsciente, procedí a revisarlo, traía un par de cuchillos, un bonito cinturón y una botella de ron, parece que los dioses me habían recompensado por aquel mal rato que pasé.
Mientras seguía caminando las riesgosas calles, me percaté de que en el cinturón había un papel, el cuál se tornó bastante interesante cuando lo miré, hablaba de una mujer rubia, que era buscada por asesinar a Mara Alangard, la prometida de Argus Brent, gente sin importancia para mí, aunque la recompensa era bastante grande y no, no podría desperdiciar esa oportunidad. Más abajo al final del papel decía ''De capturar viva o muerta a la asesina, acudir a la casa noble de Alangard''. -¿Nobleza en Ciudad Lagarto? ¿Acaso será posible? Bueno, considerando que hay un rey, y que Matthew es el virrey, supongo que sí existirán algunas casas nobles que se hayan ganado el favor de alguno de estos, quizás hasta yo podría ganarme el favor de la nobleza, y tener un mejor lugar en Ciudad Lagarto, donde no me intenten apuñalar de ser posible.
Sabía que mis habilidades de rastreo no eran buenas, pero aún así había caminado ya casi una hora en busca de alguna pista o algo, cada tanto preguntaba a los maleantes por información. No se hizo muy tarde hasta que encontré a una mujer muy peculiar, con ropas finas y de clase, bien arreglada, con una máscara enigmática y un violín, haciendo una presentación magnífica que todos parecían ignorar excepto yo, pocas veces había escuchado un violín, y nunca uno con tanta soltura y pasión, mucho menos con una canción tan bizarra, lúgubre e incluso juguetona, viendo la apariencia de la violinista y sus expresiones, parecía que la sonata hablaba de ella misma, de alguna forma.
- Apariencia y canción:
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Sé que no se ve muy femenina la ilustración, pero hagamos de que tiene un poco de busto y caderas más anchas.
No pude evitar sentirme atraído, y me quedé a oír un rato. Al cabo de unos minutos, me acerqué un poco y le pregunté. -¿Has visto a esta mujer? La busco por su recompensa.- Mientras seguía la canción y sus movimientos interpretativos, de la máscara salió una voz suave y melódica. -Toco el violín por las noches también, justamente ayer, vi a esa mujer corriendo, te puedo decir hacia donde, incluso ayudarte a encontrarla, pero si la encuentras tendrás que darme algo a cambio, sin peros. Uy, tampoco te puedo decir qué te pediré, es parte del trato, ji-ji-ji.- Me decía la dama, mientras no podía evitar fijarme en que su máscara dibujaba expresiones casi humanas.
Obviamente desconfiaba de aquella figura tan extravagante aunque en cierto modo atractiva, suponía un gran riesgo para mí aceptar cualquier trato con la gente de este lugar, y mucho más con esta en concreto, a pesar de cualquier peligro inminente, ahí estaba servida en bandeja de plata la ayuda, y la recompensa era bastante buena como para resistirme, justo cuando dejé de pensar las cosas, terminó de tocar su canción la violinista y se volteó hacía mi extendiendo su mano.
-¿Trato?- Dijo mientras hacía cierta inclinación.
-Trato- Le dije y tomé su mano.
Tobias Pharra
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Ciudad Lagarto, sigue igual que siempre… un antro donde si no te mata un paleto lo hace cualquier infección poderosa. En este punto resulta sorprendente como la gente sigue respirando con tantas enfermedades en el ambiente.
Maquiavelo odia visitar la ciudad de los ladrones pero tiene negocios, específicamente el cambio de artículos raros. Los peristas importantes dejaron Lunargenta y ahora se encuentran en la condenada urbe sin ley.
Lo cierto es que Chimar tiene una relación amor-odio con la ciudad de Lazzid, por un lado agradece que dejaran Lunargenta a los gorriones y por el otro le aburre a sobremanera que el gremio se haya estancado.
Pero para bien o para mal las cosas son asi, al menos el grupito de Maquiavelo ahora tiene rienda suelta en la capital del mundo… solo falta encontrar un enano con dotes de perista para evitar los viajes mercantiles.
La transacción ocurre como siempre, una reunión clandestina con sonrisas falsas por ambas partes. Obviamente intentan bajarle el precio al artículo pero en este punto Chim sabe cómo manejar a un frijol avaro. Basta con decir que para cuando cada quien sigue su camino, el niño se va más pesado que su contraparte.
Te lo dije enano, no son necesarias ilusiones cuando tienes una lengua afiliada jeje.
Ver a los dos niños recorriendo la ciudad sin duda es una escena curiosa, no muchos infantes vienen a la capital del crimen… técnicamente está prohibido, tanto por el reino como por los ladrones pero los hermanos no son chicos normales.
Entran a una taberna medio concurrida y aunque despiertan miradas atentas, no tardan en fundirse con el ambiente. Al final ya todo el mundo conoce tanto al genio como a sus andanzas, es de saber popular que sabe patear traseros en sentidos muy técnicos.
Toman una mesa y ordenan algo ligero, para el viaje. El cerebro del grupo no desea pasar mucho tiempo en la ciudad y es que va con Canel, si mira algo raro estará preguntando sobre el tema por horas… algo problemático pues su hermano mayor no entiende muchas de las situaciones que se ven en ciudad tampoco.
¿Ese no es…?
Si, lo es.
Un rostro conocido se asoma entre los malvivientes del lugar, cierto personaje de túnica naranja. Maquiavelo sonríe entonces y es que reconoce al personaje, curioso sitio para encontrar a un brujo sin duda.
¿Seguro que tienes la edad suficiente para estar aquí, Kevin?
“Canel mira raro al genio por severos instantes”.
Maquiavelo odia visitar la ciudad de los ladrones pero tiene negocios, específicamente el cambio de artículos raros. Los peristas importantes dejaron Lunargenta y ahora se encuentran en la condenada urbe sin ley.
Lo cierto es que Chimar tiene una relación amor-odio con la ciudad de Lazzid, por un lado agradece que dejaran Lunargenta a los gorriones y por el otro le aburre a sobremanera que el gremio se haya estancado.
Pero para bien o para mal las cosas son asi, al menos el grupito de Maquiavelo ahora tiene rienda suelta en la capital del mundo… solo falta encontrar un enano con dotes de perista para evitar los viajes mercantiles.
La transacción ocurre como siempre, una reunión clandestina con sonrisas falsas por ambas partes. Obviamente intentan bajarle el precio al artículo pero en este punto Chim sabe cómo manejar a un frijol avaro. Basta con decir que para cuando cada quien sigue su camino, el niño se va más pesado que su contraparte.
Te lo dije enano, no son necesarias ilusiones cuando tienes una lengua afiliada jeje.
Ver a los dos niños recorriendo la ciudad sin duda es una escena curiosa, no muchos infantes vienen a la capital del crimen… técnicamente está prohibido, tanto por el reino como por los ladrones pero los hermanos no son chicos normales.
Entran a una taberna medio concurrida y aunque despiertan miradas atentas, no tardan en fundirse con el ambiente. Al final ya todo el mundo conoce tanto al genio como a sus andanzas, es de saber popular que sabe patear traseros en sentidos muy técnicos.
Toman una mesa y ordenan algo ligero, para el viaje. El cerebro del grupo no desea pasar mucho tiempo en la ciudad y es que va con Canel, si mira algo raro estará preguntando sobre el tema por horas… algo problemático pues su hermano mayor no entiende muchas de las situaciones que se ven en ciudad tampoco.
¿Ese no es…?
Si, lo es.
Un rostro conocido se asoma entre los malvivientes del lugar, cierto personaje de túnica naranja. Maquiavelo sonríe entonces y es que reconoce al personaje, curioso sitio para encontrar a un brujo sin duda.
¿Seguro que tienes la edad suficiente para estar aquí, Kevin?
“Canel mira raro al genio por severos instantes”.
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El clima nocturno era deprimente, la neblina del lugar enfriaba los cuerpos durmientes de los viajeros en aquella carreta vieja, solo dos personas permanecían despiertas, el jinete que a su modo parecía dormitar mientras sujetaba las riendas del corcel y la chica de pelo blanco escondida debajo de un par de harapos viejos. Kat recargaba ambos pulgares metálicos entre sí, encorvada en su lugar esperando llegar a su destino con muy poca paciencia, juntaba los dedos de cada mano continua y repetidamente produciendo ese ruido peculiar que estalla al chocar dos espadas, tenía la mirada fija en el piso de la carreta y en el aire flotaba un símbolo extraño, era desesperante tener aquel símbolo parpadeante de luz siguiéndola a todas partes, sin tener el poder de hacerlo desaparecer, sin poder tocarlo, Kat se había acostumbrado tanto a verlo que ya era muy sencillo ignorarlo, pero aquella noche era diferente, el símbolo no solo parpadeaba luz, también emitía un sonido sincronizado con el encendido y apagado, era imposible ignorar aquello. Kat levantó la cabeza y miró el símbolo con la paciencia en el límite, el destino no parecía estar cerca, la chica se enderezo y recargo el cuerpo rígido y pesado contra el muro de la carreta y cerró los ojos.
No tardó más de un segundo en abrirlos, para la mujer el tiempo se había detenido en ese parpadeo pero las horas habían pasado para todos los demás, la noche había terminado y el mismo sistema de navegación de Kat la había despertado automáticamente, la carreta por fin había llegado a Ciudad Lagarto y el molesto símbolo parpadeante y sonoro había desaparecido, en su lugar el nombre de la ciudad apareció flotando frente a su cara.
...Ciudad Lagarto, Peninsula de Verisar…
No era la primera vez que el nombre del lugar que pisaba se le aparecia flotando, ya lo había vivido un par de veces antes aunque las otras veces venía acompañado de más información acerca de la ciudad, Kat tenía que aceptar que aquella información siempre venía de lujo y esta vez no la tenía, algo no estaba del todo bien.
La ciudad lucía muy cutre, escasa de recursos y bastante rica en enfermedades y suciedad, la gente no tenía mejor pinta y muchos parecían estar disfrutando su estancia mientras otros claramente solo estaban de paso. El pequeño tour a bordo de la carreta había llegado a su fin, la gente que viajaba con Kat comenzó a bajar y a dispersarse entre el bullicio, Kat bajó lentamente mirando a sus alrededores tratando de estar alerta de dónde ponía el pie, aunque lo primero que piso no fue tierra como ella hubiese querido, su extremidad metálica se había plantado en un charco apestoso y espumoso mezclado con lo que probablemente era desechos humanos, o de algún canino muy grande pues el tamaño de la mierda era más grande que toda la bota mecánica, definitivamente esta no era la ciudad favorita de la peliblanca. EL olor era todavía más molesto que pisar mierda, la chica comenzó a caminar intentando limpiar la mierda de su bota inútilmente, lo mejor era encontrar la tarea que debía realizar para poder largarse de aquella ciudad lo más pronto posible.
La chica caminó un rato entre las casas de campaña escudriñando todo a su alrededor, claramente las miradas se clavaban en ella, sus partes metálicas eran muy obvias y la capa no cubría todo de ella, aun así, toda esta atención extra que recibía no le era ningún inconveniente, la gente que vivía en la miseria no era importante para ella y menos sus opiniones. Kat no sabía bien qué era lo que debía encontrar pero en su chip tenía la misión cargada y en cuanto la encontrara las letras flotantes aparecerían nuevamente indicandole que hacer y a donde ir, solo tenía que seguir observando todo.
No tardó más de un segundo en abrirlos, para la mujer el tiempo se había detenido en ese parpadeo pero las horas habían pasado para todos los demás, la noche había terminado y el mismo sistema de navegación de Kat la había despertado automáticamente, la carreta por fin había llegado a Ciudad Lagarto y el molesto símbolo parpadeante y sonoro había desaparecido, en su lugar el nombre de la ciudad apareció flotando frente a su cara.
...Ciudad Lagarto, Peninsula de Verisar…
No era la primera vez que el nombre del lugar que pisaba se le aparecia flotando, ya lo había vivido un par de veces antes aunque las otras veces venía acompañado de más información acerca de la ciudad, Kat tenía que aceptar que aquella información siempre venía de lujo y esta vez no la tenía, algo no estaba del todo bien.
La ciudad lucía muy cutre, escasa de recursos y bastante rica en enfermedades y suciedad, la gente no tenía mejor pinta y muchos parecían estar disfrutando su estancia mientras otros claramente solo estaban de paso. El pequeño tour a bordo de la carreta había llegado a su fin, la gente que viajaba con Kat comenzó a bajar y a dispersarse entre el bullicio, Kat bajó lentamente mirando a sus alrededores tratando de estar alerta de dónde ponía el pie, aunque lo primero que piso no fue tierra como ella hubiese querido, su extremidad metálica se había plantado en un charco apestoso y espumoso mezclado con lo que probablemente era desechos humanos, o de algún canino muy grande pues el tamaño de la mierda era más grande que toda la bota mecánica, definitivamente esta no era la ciudad favorita de la peliblanca. EL olor era todavía más molesto que pisar mierda, la chica comenzó a caminar intentando limpiar la mierda de su bota inútilmente, lo mejor era encontrar la tarea que debía realizar para poder largarse de aquella ciudad lo más pronto posible.
La chica caminó un rato entre las casas de campaña escudriñando todo a su alrededor, claramente las miradas se clavaban en ella, sus partes metálicas eran muy obvias y la capa no cubría todo de ella, aun así, toda esta atención extra que recibía no le era ningún inconveniente, la gente que vivía en la miseria no era importante para ella y menos sus opiniones. Kat no sabía bien qué era lo que debía encontrar pero en su chip tenía la misión cargada y en cuanto la encontrara las letras flotantes aparecerían nuevamente indicandole que hacer y a donde ir, solo tenía que seguir observando todo.
Kat B320
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
La última aventura no había resultado como esperaba. Se había involucrado demasiado con todo aquello, y pese a cómo habían salido las cosas, aunque fuese de un modo tan fortuito, su fuero interno lamentaba haber tomado parte. ¿Acaso alguien iba a agradecerle haber salvado la comarca humana? ¿Se iban a cantar alabanzas o iba a ser recibido por las gentes del lugar como merecía? Por supuesto que no. Había resultado todo para nada. No había avanzado un solo paso en su objetivo primario, y desde luego, nadie iba nunca a relacionar su nombre o los de sus compañeros con los hechos de Alreiven. Criaturas anónimas, a las que con el paso de las generaciones les impondrían nombres imaginarios, mientras quienes habían perdido tiempo y sangre en salvarles nunca serían recompensados, ni recordados.
Bufó de disgusto, envolviéndose en la capa que ya evidenciaba algún que otro corte o desgarrón. Espada envainada, había variado su ruta de norte a este. Sólo esperaba que lo averiguado por mor de Vilkairnush no fuese una absoluta pérdida de tiempo. Algo así podría ser por fin el primer escalón que buscaba en el camino a un poder mucho mayor. Sin embargo, en aquellos días no era un rey, un gobernador, ni siquiera un capitán con un pelotón a su cargo. Él, que había estudiado durante décadas a los grandes sabios de su raza, cuya inteligencia era su principal motivo de orgullo, que había salido de los bosques para labrar un futuro a su raza… se encontraba en los caminos, en la única compañía de una joven elfa que apenas había abierto el cascarón. El grupo se había deshecho tras la improvisada aventura a la que se vieron abocados, mas el camino de ambos Elfos parecía aún entrelazado. Nousis, el Elfo que esperaba cambiar el mundo, había pasado a niñera, dirigiéndose por cuanto había escuchado tiempo atrás, a una de las zonas más peligrosas del continente.
-No te separes demasiado- le indicaba él una y otra vez en los días previos a la entrada en la urbe- Cualquiera puede ser un enemigo. No confíes en nadie, y no dudes. Si tu vida está en peligro, mata a tu enemigo. Tu sangre es más valiosa que la de toda la podredumbre de ese vertedero.
Rondando por la ciudad en busca de un lugar donde pasar la noche, su mano apenas se separó del pomo de su espada. Cerca de Aradia, como si fuese algo semejante a una hermana pequeña, miraba instintivamente a todo lugar que produjese un sonido extraño, un movimiento brusco. Con el desagrado pintado en el rostro, no tardó en odiar cada calle, cada lugar, y cada nuevo ser que ambos se encontraban. Era la ciudad perfecta para ser quemada desde los cimientos. Tal vez su presencia ahí fuese algo realizado por los dioses del Bien. Sospechaba que matar a un inocente en una urbe como aquella era más complicado que ver a su madre con una bruja como nuera. Todo el mundo parecía evidenciar algún tipo de culpabilidad.
“Habría que purgarla- pensaba el Elfo, observando cada escena con un desprecio absoluto- Purgarla, y que los dioses decidiesen por cada alma”.
Una de tantos, asemejaba ser la criatura cuyo rostro podía encontrarse por doquier en el estercolero donde habían ido a parar. Algo muy grave debía de haber hecho para ser buscada incluso por las ¿fuerzas del orden? que pudiese albergar Ciudad Lagarto. Pero no era asunto suyo, ni deseaba buscar a una asesina en una urbe de asesinos y ladrones. Aradia, por el contrario, sí presentaba temple suficiente para distraerse con una cacería semejante. Nousis suspiró. Aquello podía terminar con un asombroso parecido con un final donde encontrar una tumba con el nombre de su compañera y alguien yaciendo en ella con un parecido increible con la Elfa.
-Si estás tan segura…- Decidió no intentar disuadirla. Veía prácticamente imposible que pidiese encontrar a esa desconocida. La recompensa sin duda sería para alguien más experimentado que ella. Todo acabaría antes de empezar, sin daños que lamentar.
Nada le había comentado de sus propias averiguaciones, mintiéndole con una sonrisa y todo descaro, pues para Aradia, Nousis acudía a Ciudad Lagarto para ojear unas antiguas ruinas que se decía se hallaban cerca de la población. Confiaba en ser capaz de conseguir información sobre el arma que le había sido descrita, y alejar de problema a una de lo suyos. Siempre por ese orden. Todos los Elfos primaban sobre uno sólo. Ello era inexcusable. Mas siendo ella Elfa, también esperaba poder protegerla en la medida de sus posibilidades. Eran parte de la raza superior.
Conseguir habitación, una única para evitar inconvenientes derivados de posibles ataques y mejorar una defensa de circunstancias con dos lechos, no fue ningún problema. Dos Elfos solos aparentaban todo el aspecto de una pareja de los bosques, meros viajeros. El hambre pudo más que el asco, y pidieron para comer, y Nousis suspiró por segunda vez ese día, observando su plato, mientras por su mente pasaba todo un diccionario de epítetos sobre la raza de los Hombres.
Tomó el cartel de manos de su compañera, alzando una ceja y mirándola directamente.
-¿Estás segura de que quieres embarcarte en algo así? – sus palabras tenían un timbre suave, tranquilo, muy distinto del maremágnum que inundaba el salón.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Ciudad lagarto… parecía un chiste, de todos los agujeros de alcantarilla y nidos de ratas que se atrevían a ponerse el titulo de “ciudad” este lugar escupido por los dioses y donde olía tan mal que parecía que los gigantes usaban de cagadero era sin dudas el peor de todos, a comparación los barrios bajos de la natal Vulwulfar del mercenario parecían finos, no era lugar para visitar, mucho menos con una huérfana de tres años acompañándolo, pero sabía que aquí era bastante seguro que encontraría información sobre los bastardos que estaba buscando.
Mientras que el espadachín caminaba por los nauseabundos corredores de la ciudad se aseguraba de tener a Skady cerca de él haciendo que caminara frente a él todo el tiempo, este no era lugar para una pequeña mucho menos una que ya había sufrido tanto, con su gruesa capa escondía el sable enfundado que llevaba consigo, esa hoja oxidada aun era robusta y al menos le había podido sacar filo, la buena guardia que tenia lo hacia una buena arma de defensa personal, mínimo no se adentraba al matadero desarmado.
Una suave brisa paso por los muros de la ciudad, y Klinge se detuvo a disfrutar la sensación del viento sobre su piel restaurada y en su oscuro cabello vuelto a crecer, era una sensación que apreciaba con nuevos ojos luego de haberse al fin liberado de la maldición del fuego de esa dragona no muerta.
Mas su momento de tranquilidad se vio interrumpido por un tipo de risotada que ya había escuchado muchas veces en su vida, en frente suyo, cortándole el camino apareció un grandulón cargando sobre los hombros en un aire confiada un garrote con pinchos de metal, desde su izquierda y derecha, rodeándolo otros dos tipos, el de la derecha era un bajito cara de duende con dos dagas en mano el cual sonreía de forma sádica, el de la izquierda otro tipo, en cuestión de tamaño entre los tres era el mediano, con un parche en el ojo izquierdo, también armado con un garrote con el cual daba golpecitos sobre la palma de su mano izquierda -baya, baya- dijo otra voz masculina desde atrás del mercenario, este se dio la vuelta mirando con sus ojos flameantes y vio como el lidera de esa pandilla hacia acto de presencia -¿pero que tenemos aquí?- dijo el maleante con tono confiado.
En cuanto a indumentaria era tan pordiosero como el resto de su pandilla, lo que lo hacia destacar era el mango de la espada que colgaba de su cinturón, un acero de buena calidad por lo que el joven podía notar de la empuñadura y la funda de cuero, el matón abrió la boca y dijo con un falso tono de cortesía -será mejor que nos entregues todo lo de valor que lleves amigo, no quisiéramos lastimarte a ti… o a la niña- dijo volcando la mirada sobre la pequeña Skady que se aferraba con fuerza de la capa de su guardián, para luego echarle una mirada al espadachín y ver sus ojos llameantes -vaya mirada de fuego, ¿no eres humano o sí?- pregunto rascándose la barbilla ya un poco menos confianzudo -¿brujo o dragón?- pregunto el maleante.
Klinge lo miro directo a los ojos -no tengo porque responderte- afirmo tajante a lo que el ladrón solo se encogió de hombros, en respuesta el espadachín sonrió y dijo -ahora entréguenme todo lo de valor que tengan o no saldrán vivos de aquí- dijo extendiendo su mano derecha fuera de su capa.
Los bandidos se rieron a escuchar una amenaza del hombre desarmado y rodeado entonces el líder abrió de nuevo la boca -encárguense de este idiota- el grandulón fue el primero en responder a la orden del jefe, aprovechando que su blanco le daba la espalda, blandió su garrote en un golpe descendiente con la intención de aplastarle el cráneo como a un melón.
El mercenario respondió dando un paso a su frente y dándose la vuelta, esquivando el golpe y encarando a su agresor al mismo tiempo, este por su parte le puso demasiado impulso a su ataque y termino yéndose unos pasos adelante dejándolo expuesto y recibiendo un rápido derechazo a la mandíbula que lo aturdió, seguido de una brutal patada a los genitales que lo dejo en el suelo agarrándose sus miserias con las dos manos.
Klinge agarro el garrote de su enemigo caído a tiempo para darse cuenta de que el sujeto del parche y el goblin lo embestían desde direcciones opuestas al mismo tiempo.
El del parche lanzo otro garrotazo descendiente, mientras que el goblin iba a por la niña, quien se refugiaba debajo de las capas del su guardián, Klinge toma su arma robada con ambas manos, desde extremos distintos, y la usa para desviar el golpe de garrote, enviando a su usuario tambaleando contra el muro, rápidamente suelta un golpe con el otro extremo del palo a la cara del sujeto de las dagas rompiéndole su enorme nariz, y lo remata con un golpe a su hombro derecho dislocándoselo y dejándolo gritando de dolor en el suelo como su amigo más grande.
El sujeto del parche se vuelve a levantar e intenta cargar de nuevo contra el espadachín, pero al hacerlo expone su costado recibiendo un brutal golpe de garrote que le rompe varias costillas, cayendo al piso adolorido como los demás –¡hijo de perra!- grito el líder de la pandilla mientras desenfundaba torpemente su espada al ver que todos los miembros de su pandilla habían sido vencidos.
Al finalmente ver el arma desenfundada y echarle un buen vistazo a la hoja, Klinge pudo confirmar la buena calidad del arma, y la incompetencia al usarla de su atacante al ver como agitaba el acero en sus manos como su fuera uno de los garrotes de sus amigos en un intento de mandoblazo.
Klinge de forma tranquila, casi casual, desenfundo su sable, ejecutando una parada, haciendo que ambos filos se deslizaran sobre el otro, mandando de largo a su enemigo, para luego darle un golpe de guardia a la cara, tumbándole algunos dientes y finalmente, agarrando su mano derecha y torcerle la muñeca de tal manera que se vio forado a soltar su arma, luego recibir otro golpe de pomo a la coronilla y terminar de culo contra el piso.
El espadachín enfundo su sable con calma y luego recogió la espada del suelo para examinarla, no se equivocaba, era de buena calidad y en condiciones impecables, prácticamente nueva, como termino en manos de alguien tan idiota era un misterio, pero ahora le pertenecía a alguien más capaz de usarla.
Klinge levanto la mirada asustado, al darse cuenta de que no sabía dónde estaba Skady, para luego enterarse que la pequeña nunca se separó de él, le asombraba como la niña podía seguirle el paso sin estorbarle, algo que se le hacia extraño, por decir menos.
Luego de rebuscar en los bolsillos de sus “asaltantes”, y darle un par de buenos golpes mas a cada uno para que se estuviesen quietos, tomo todo lo de valor que llevaban encima, que se resumía a unas cuantas monedas y la funda de la espada nueva del mercenario, y se marcho del lugar bastante contento cargando a la pequeña Skady sobre su hombro izquierdo -y pensar que creía que me tendría que arriesgar a ser estafado por algún herrero charlatán para conseguir una buena arma por aquí- le dijo a la niña con una sonrisa, la cual se limito a responderle con su propia sonrisa.
Al cabo de un rato los dos pasaron frente a la puerta de lo que pasaba por una posada en el lugar -estoy sediento...- se quejo el mercenario -veamos que pasa por licor en estas partes- pensó en voz alta al adentrarse en el lugar luego de dejar bajar a la pequeña quien lo siguió de cerca.
La posada era una pocilga, como el resto de este vertedero con nombre de ciudad, el espadachín fue directo a la barra -dame algo de beber de lo mejor que tengas- demando al tabernero -tengo con que pagar, gracias a los locales- dijo mientras dejaba sobre la mesada de madera algunas de las monedas recién “liberadas” de esos rufianes a lo que el tabernero reacciono mirando con los ojos brillando al dinero -¡enseguida!- y se puso a trabajar sirviéndole a su nuevo cliente una gran taza de madera llena de una cerveza demasiado aguada para el gusto del espadachín, pero que al menos no sabia a orín y saciaba su sed.
Miro de reojo el tablón de anuncios y se fijo en unos carteles de se busca, se dio cuenta del dibujo de una mujer y leyó con dificultades “se busca por asesinatos”, la recompensa era bastante buena, debía haber matado a alguien importante.
El espadachín volvió a su bebida algo dubitativo mientras le pedía algo de comer a la niña, hace mucho que no ejercía su oficio de caza recompensa, tampoco es que estaba muy ansioso de volver al negocio, pero lo cierto es que el dinero le sería útil, después de buscar información aquí, tenia planeado pasearse por Balsodia para hacerse con nuevo equipo, una espada nueva y un viejo sable oxidados no serian suficiente para enfrentarse a un grupo de brujos lunáticos.
Mientras que el espadachín caminaba por los nauseabundos corredores de la ciudad se aseguraba de tener a Skady cerca de él haciendo que caminara frente a él todo el tiempo, este no era lugar para una pequeña mucho menos una que ya había sufrido tanto, con su gruesa capa escondía el sable enfundado que llevaba consigo, esa hoja oxidada aun era robusta y al menos le había podido sacar filo, la buena guardia que tenia lo hacia una buena arma de defensa personal, mínimo no se adentraba al matadero desarmado.
Una suave brisa paso por los muros de la ciudad, y Klinge se detuvo a disfrutar la sensación del viento sobre su piel restaurada y en su oscuro cabello vuelto a crecer, era una sensación que apreciaba con nuevos ojos luego de haberse al fin liberado de la maldición del fuego de esa dragona no muerta.
Mas su momento de tranquilidad se vio interrumpido por un tipo de risotada que ya había escuchado muchas veces en su vida, en frente suyo, cortándole el camino apareció un grandulón cargando sobre los hombros en un aire confiada un garrote con pinchos de metal, desde su izquierda y derecha, rodeándolo otros dos tipos, el de la derecha era un bajito cara de duende con dos dagas en mano el cual sonreía de forma sádica, el de la izquierda otro tipo, en cuestión de tamaño entre los tres era el mediano, con un parche en el ojo izquierdo, también armado con un garrote con el cual daba golpecitos sobre la palma de su mano izquierda -baya, baya- dijo otra voz masculina desde atrás del mercenario, este se dio la vuelta mirando con sus ojos flameantes y vio como el lidera de esa pandilla hacia acto de presencia -¿pero que tenemos aquí?- dijo el maleante con tono confiado.
En cuanto a indumentaria era tan pordiosero como el resto de su pandilla, lo que lo hacia destacar era el mango de la espada que colgaba de su cinturón, un acero de buena calidad por lo que el joven podía notar de la empuñadura y la funda de cuero, el matón abrió la boca y dijo con un falso tono de cortesía -será mejor que nos entregues todo lo de valor que lleves amigo, no quisiéramos lastimarte a ti… o a la niña- dijo volcando la mirada sobre la pequeña Skady que se aferraba con fuerza de la capa de su guardián, para luego echarle una mirada al espadachín y ver sus ojos llameantes -vaya mirada de fuego, ¿no eres humano o sí?- pregunto rascándose la barbilla ya un poco menos confianzudo -¿brujo o dragón?- pregunto el maleante.
Klinge lo miro directo a los ojos -no tengo porque responderte- afirmo tajante a lo que el ladrón solo se encogió de hombros, en respuesta el espadachín sonrió y dijo -ahora entréguenme todo lo de valor que tengan o no saldrán vivos de aquí- dijo extendiendo su mano derecha fuera de su capa.
Los bandidos se rieron a escuchar una amenaza del hombre desarmado y rodeado entonces el líder abrió de nuevo la boca -encárguense de este idiota- el grandulón fue el primero en responder a la orden del jefe, aprovechando que su blanco le daba la espalda, blandió su garrote en un golpe descendiente con la intención de aplastarle el cráneo como a un melón.
El mercenario respondió dando un paso a su frente y dándose la vuelta, esquivando el golpe y encarando a su agresor al mismo tiempo, este por su parte le puso demasiado impulso a su ataque y termino yéndose unos pasos adelante dejándolo expuesto y recibiendo un rápido derechazo a la mandíbula que lo aturdió, seguido de una brutal patada a los genitales que lo dejo en el suelo agarrándose sus miserias con las dos manos.
Klinge agarro el garrote de su enemigo caído a tiempo para darse cuenta de que el sujeto del parche y el goblin lo embestían desde direcciones opuestas al mismo tiempo.
El del parche lanzo otro garrotazo descendiente, mientras que el goblin iba a por la niña, quien se refugiaba debajo de las capas del su guardián, Klinge toma su arma robada con ambas manos, desde extremos distintos, y la usa para desviar el golpe de garrote, enviando a su usuario tambaleando contra el muro, rápidamente suelta un golpe con el otro extremo del palo a la cara del sujeto de las dagas rompiéndole su enorme nariz, y lo remata con un golpe a su hombro derecho dislocándoselo y dejándolo gritando de dolor en el suelo como su amigo más grande.
El sujeto del parche se vuelve a levantar e intenta cargar de nuevo contra el espadachín, pero al hacerlo expone su costado recibiendo un brutal golpe de garrote que le rompe varias costillas, cayendo al piso adolorido como los demás –¡hijo de perra!- grito el líder de la pandilla mientras desenfundaba torpemente su espada al ver que todos los miembros de su pandilla habían sido vencidos.
Al finalmente ver el arma desenfundada y echarle un buen vistazo a la hoja, Klinge pudo confirmar la buena calidad del arma, y la incompetencia al usarla de su atacante al ver como agitaba el acero en sus manos como su fuera uno de los garrotes de sus amigos en un intento de mandoblazo.
Klinge de forma tranquila, casi casual, desenfundo su sable, ejecutando una parada, haciendo que ambos filos se deslizaran sobre el otro, mandando de largo a su enemigo, para luego darle un golpe de guardia a la cara, tumbándole algunos dientes y finalmente, agarrando su mano derecha y torcerle la muñeca de tal manera que se vio forado a soltar su arma, luego recibir otro golpe de pomo a la coronilla y terminar de culo contra el piso.
El espadachín enfundo su sable con calma y luego recogió la espada del suelo para examinarla, no se equivocaba, era de buena calidad y en condiciones impecables, prácticamente nueva, como termino en manos de alguien tan idiota era un misterio, pero ahora le pertenecía a alguien más capaz de usarla.
Klinge levanto la mirada asustado, al darse cuenta de que no sabía dónde estaba Skady, para luego enterarse que la pequeña nunca se separó de él, le asombraba como la niña podía seguirle el paso sin estorbarle, algo que se le hacia extraño, por decir menos.
Luego de rebuscar en los bolsillos de sus “asaltantes”, y darle un par de buenos golpes mas a cada uno para que se estuviesen quietos, tomo todo lo de valor que llevaban encima, que se resumía a unas cuantas monedas y la funda de la espada nueva del mercenario, y se marcho del lugar bastante contento cargando a la pequeña Skady sobre su hombro izquierdo -y pensar que creía que me tendría que arriesgar a ser estafado por algún herrero charlatán para conseguir una buena arma por aquí- le dijo a la niña con una sonrisa, la cual se limito a responderle con su propia sonrisa.
Al cabo de un rato los dos pasaron frente a la puerta de lo que pasaba por una posada en el lugar -estoy sediento...- se quejo el mercenario -veamos que pasa por licor en estas partes- pensó en voz alta al adentrarse en el lugar luego de dejar bajar a la pequeña quien lo siguió de cerca.
La posada era una pocilga, como el resto de este vertedero con nombre de ciudad, el espadachín fue directo a la barra -dame algo de beber de lo mejor que tengas- demando al tabernero -tengo con que pagar, gracias a los locales- dijo mientras dejaba sobre la mesada de madera algunas de las monedas recién “liberadas” de esos rufianes a lo que el tabernero reacciono mirando con los ojos brillando al dinero -¡enseguida!- y se puso a trabajar sirviéndole a su nuevo cliente una gran taza de madera llena de una cerveza demasiado aguada para el gusto del espadachín, pero que al menos no sabia a orín y saciaba su sed.
Miro de reojo el tablón de anuncios y se fijo en unos carteles de se busca, se dio cuenta del dibujo de una mujer y leyó con dificultades “se busca por asesinatos”, la recompensa era bastante buena, debía haber matado a alguien importante.
El espadachín volvió a su bebida algo dubitativo mientras le pedía algo de comer a la niña, hace mucho que no ejercía su oficio de caza recompensa, tampoco es que estaba muy ansioso de volver al negocio, pero lo cierto es que el dinero le sería útil, después de buscar información aquí, tenia planeado pasearse por Balsodia para hacerse con nuevo equipo, una espada nueva y un viejo sable oxidados no serian suficiente para enfrentarse a un grupo de brujos lunáticos.
- Imágenes de referencia:
- Este es el color de los ojos de Klinge como secuela de una maldición de la que se liberó, si se lo mira a los ojos se ve como si tuviera una llama perpetua ardiendo en ellos.
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Espada robada de los bandidos.
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Klinge
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El orden de la noche anterior en ciudad lagarto había sido solo una fachada que duro hasta que murió la novia. Acuerdo o no, esa gente solo estaba de paso ahí por motivos o caprichos políticos. Lisette cumplió con su cometido pero ahora muchos hilos se movían en torno a la asesina de Mara Alangard, la novia que encontró el romance que tanto quería... Ay el amor y la tragedia...
Tanto viajeros como ladrones y asesinos de la ciudad comenzaban una búsqueda frenética. Muchos de los rumores eran eso: rumores y nada más. La recompensa era bastante alta como para que cualquiera que supiese algo quisiera compartirla. Todos subestimaban la habilidad de la asesina para esconderse, todos menos cierto mago que por motivos aún sin lógica para él, deseaba encontrarla antes de decidir.
Tanto viajeros como ladrones y asesinos de la ciudad comenzaban una búsqueda frenética. Muchos de los rumores eran eso: rumores y nada más. La recompensa era bastante alta como para que cualquiera que supiese algo quisiera compartirla. Todos subestimaban la habilidad de la asesina para esconderse, todos menos cierto mago que por motivos aún sin lógica para él, deseaba encontrarla antes de decidir.
(...)
Kendovlah-Chimar:
El brujo se encontraba aún anonadado por la noticia de la asesina que había ayudado la noche anterior a escapar. Dejó el papel con el dibujo de la mujer sobre la mesa y se quedo mirando su rostro. “Un asesinato la noche que llego a esta condenada ciudad y ahora que la buscan resulta que la ayude a escapar” Pensó para si mismo. Aún le faltaba experiencia al joven que solo hace unos meses había dejado la casa de sus padres tras el fallecimiento de estos para conocer el mundo. A pesar de las advertencias de Hanks se estaba tomando la ciudad muy a la ligera y en parte aquello se debía a los desafíos que debió enfrentar antes de entrar en el Hekshold.
Solo una voz que pensó reconocer lo sacó de su estado en semi-shock. Se trataba del pequeño inventor Chimar y el incomprendido ilusionista Cannel. El mote hizo que ladeara levemente la cabeza e imitar la mirada del segundo pequeño. -¿No debería yo preguntarles lo mismo? Aunque dos caras conocidas de verdad son mejor que una... Como decirlo... Bueno, no debería tratar de explicar eso-. Dijo haciendo notar la confusión en su voz y volvió a tomar el papel para mostrarlo de tal modo que solo los tres pudieran verlo. -Será peligroso, pero ya hemos trabajado juntos-. Para cuando pronuncio esas palabras los niños ya podrían apreciar el rostro de Lisette y su recompensa. -¿Qué les parece una misión de rescate?-. Lo último lo dijo de forma tal que espero solo los mocosos hubiesen escuchado.
Un brujo parecido a Kendovlah pero bastante mayor logró reconocer a dos. El túnica naranja y a Cannel. Su apariencia era similar a la del mago joven, solo que su túnica era negra con capucha y parte de la cabellera que se podía ver era blanca como la nieve. Era un ex alumno de Hekshold al igual que Cannel. Logró reconocer a ambos por mantener flujo de información con sus maestros. El niño se había graduado mientras que el joven acababa de unirse. Había escuchado algo del genio inventor pero era evidente para el anciano que viajaban juntos.
-¿Qué hacen aquí mocosos? ¿Quieren desperdiciar la vida que tienen por delante?-. Les habló después de dejarles compartir alguna que otra palabra. -Hablemos en un lugar más seguro, vengan. Tranquilos, Hekshold no seguirá compartiendo información si dejo que les ocurra algo-. Hablaba en voz baja uniéndose a ellos y mirando el papel de se busca. Kendovlah reaccionó con una mirada sospechosa. Desconfiaba de aquellos que habían estado en Hekshold después de la prueba falsa que tuvo que enfrentar para entrar. Por razones obvias Cannel y el viejo Hanks eran excepciones a la regla, aunque tampoco sabía que Cannel había sido alumno en la misma institución que él. Probablemente el ilusionista ya se había enterado de la noticia así como el desconocido viejo que les hablaba.
-Chimar, ¿confiamos o no? Puede tener información respecto a la chica-. Preguntó mientras el anciano no esperaba y se marchaba al lugar donde los esperaría. Una carpa entre medio de los pocos negocios que habían en la ciudad. Aparentemente ejercía las mismas profesiones que el túnica naranja y la carpa curiosamente parecía algo más grande que el resto. La fragua se encontraba en la entrada mientras que el banco de trabajo y la piedra de afilar dentro más unas cuantas armas esparcidas por el lugar y unas cajas con materiales necesarios para la forja y encantamientos.
Aradia-Nousis:
Aradia hacía bien en desconfiar en la comida de ciudad lagarto y Nousis por su parte en dudar sobre la campaña pues los hilos en la posada estaban moviéndose en torno a todos los participantes.
Cierto elfo en una mesa no muy lejana logro escuchar el lenguaje elfico de su congenie fémina. Pertenecía al grupo de asesinos al que alguna vez Lisette los vio como una familia aunque no quisiera admitirlo.
El hombre vestía una armadura ligera. La cota de metal era de un color negro y una capa con gorra que no dejaba mostrar los rasgos característicos de su raza para más de los que se podrían apreciar en su rostro. En su costado derecho colgaba una espada corta, cualquiera pensaría que se trataba de un viajero más que prefería pasar desapercibido. Se levanto para acercarse al hombre y lo miró con una sonrisa que podría causar desconfianza. Como si disfrutase del drama por venir.
-Hermanos interesados en una asesina, curioso. Puedo ayudar, conozco bien la ciudad y donde evitar a los brujos. También van a querer su parte de la recompensa. Hay uno que ya ha comenzado a moverse-. Su lengua elfica seguía tan fluida como siempre, no desaprovechaba oportunidad de usarla cuando veía a los suyos paseando por la ciudad. -Me atrevo a decir que se armará una batalla a cuatro o más bandos-. Agregó para finalizar.
Tobias-Klinge:
La violinista y el lagarto comenzaron su camino cuando los primeros rayos del sol saludaban a ciudad lagarto. Tobias habría podido notar al cabo de un rato como la mujer cubierta entera por sus peculiares prendas comenzaba a esquivar la luz del sol para moverse con mayor facilidad. El punto de encuentro era un campamento de bandidos situado en un claro algo escondido en las afueras de la ciudad. Los guardias sabían de la existencia de este pero tenían un trato muy bueno como para negar su cercanía y su entrada. -Habrá que esperar. Estás en casa-. Dijo al lagarto mientras se sentaba en una silla al interior de una de las carpas y comenzaba a tocar su violín. -Mis fuentes están por llegar-.
-¡Ese maldito!-. Gritó el líder de la banda asaltada por Klinge cuando por fin pudo levantarse. Un muchacho de apenas unos dieciséis años llegó al lugar tapándose la boca con las manos en un ademán de sorpresa y temor por la escena de ver a sus compañeros algunos desarmados y otros malheridos, aunque esta vez se podía decir que la sacaron barata.
-Señor, ¿quién fue?-. Preguntó el muchacho temiendo ser reprimido por el líder. -Anda con mi mandoble, lo reconocerás. Traelo al campamento. O lo matamos o lo reclutamos por el asunto de Lisette-. Dijo y tomo el camino de vuelta al campamento donde esperaba Tobias y la violinista. El muchacho comenzó a buscar y preguntar por la ciudad hasta que llego a la taberna.
-¿Conseguiste un nuevo recluta?-. Escupió sangre al ver al lagarto mientras preguntaba a la violinista.
-Tenemos un trato-. Respondió mirando al lagarto.
-Bien lagartija subdesarrollada. Esperaremos a ese cabrón. Lo matas o lo reclutas en nuestra búsqueda de la asesina. Veremos tu valía y si mereces formar parte de nuestra banda-. Tomo una de las armas en el campamento y enfurecido mato a uno de los bandidos que portaban otro mandoble para quedarse con su arma. Nadie dijo nada. Los más nuevos se estremecieron y temieron por su vida así que no dijeron nada y siguieron con su rutina.
-No le tomes en cuenta aún, siempre muere alguien cuando esta enfadado por la ciudad nos conviene para reclutar nuevos-. Dijo la violinista al lagarto soltando una carcajada y comenzaba a tocar un requiem en honor al idiota de turno en partir a mejor vida.
El muchacho se estremeció al ver el mandoble del jefe en manos de Klinge. Calzaba con la descripción dada por el líder como el tipo de hombres con los que no debían meterse, pero era una situación desesperada para el adolescente. Vida o muerte.
-Señor-. Su voz sonaba asustada, el chico no se había dejado ver por ninguno de los viajeros al estar ocupado con otros asuntos locales como recoger información, cobranzas, etc. -Por favor, tiene que ayudarme. Habrá una recompensa pero me matarán sino viene conmigo. Usted puede defenderse, yo no-.
Kat B320:
Los ojos de varios se fijaban en las partes metálicas de la cibernética en especial uno que supo detectarla. La apariencia era la de un hombre normal a sus cuarenta y algo de edad. El bigote del hombre estaba bien mantenido y las primeras canas por la edad comenzaban a resaltar. El resto de su cabello aún mantenía lo que restaba de juventud en un tono castaño oscuro casi negro. -¿Alguien ha pisado mierda o es mi idea?-. Preguntó despreocupado al acercarse a Kat. -Mira la cosa es así, mi grupo ha detectado cuatro bandos y una recompensa que puedes cobrar al final. A nosotros no nos interesa, solo la queremos muerta-. Se preguntó por unos segundos si la muchacha le seguía prestando atención y continuó.
-Un lagarto y un humano. Un brujo y dos niños o puedes seguir a mi compañero con dos elfos, ¿qué dices? Te guiaré a cualquiera de las tres-. Esperó su respuesta mientras bloqueaba el paso. Podía ser que la muchacha no estuviese interesada, en cuyo caso se formaría una pelea pero si lo que sabía era cierto de los bio-mecánicos accedería a cualquiera de las tres causas.
____
Off:
Se me esta haciendo costumbre pero bueno, primero que nada agradecer la acogida por el tema y esperar que todos disfruten.
Lo segundo es aclarar que tienen libertad de acción e interacción con los pnjs así como manejarlos, pueden darle más personalidad e imagen si gustan. Aquellos sacados por mi sin embargo seguiré manejándolos cuando lo vea necesario. Aquellos sacados por ustedes los podemons manejar en conjunto. También pueden aportar con la trama principal.
Respecto a los turnos: Chimar, para esta ronda necesito que vayas primero si no es molestia. El resto pueden decidir si postear por parejas o por separado. Durante la trama puede haber cruce o cambio de bandos dependiendo de sus acciones. Lisette aún esta escondida pero pronto la conoceremos.
Si queda alguna duda, queja, consulta o correción ya todos saben donde pueden ubicarme y sin más que decir comencemos con la 2da ronda
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Chim arquea una ceja por la respuesta de su conocido, luego se ríe un poco. Sigue siendo el mismo, un pez fuera del agua. Aunque suene raro, el niño inventor tiene más conocimiento de la vida que el brujo anaranjado.
El cartel de búsqueda sin duda sorprende un poco al inventor, también la cantidad de ceros que están dispuestos a pagar por la mujer. Ciertamente es una idea muy tentadora como para dejarla pasar.
No tanto por el dinero, lo cierto es que suena divertido. Maquiavelo es un niño muy activo y no le gusta quedarse sin hacer nada mucho tiempo, vale la pena aprovechar una oportunidad local ahora que tiene oportunidad.
Nos apuntamos claro, alguien debe cuidarte jeje.
Ya tienen experiencia trabajando juntos, saben coordinarse bien entre sí. Eso sin mencionar que Canel adora juntarse con otros brujos, algo sobre armonía de éter… sea lo que sea que signifique claro.
Obviamente Kevin tiene una agenda propia con respecto a la mujer buscada, no se le suele llamar a una cacería “misión de rescate”. Chim se encoje de hombros y es que los frijoles tienden a pensar de forma extraña.
El genio nota entonces como su hermanito enfoca la mirada en cierto personaje, tiene toda la pinta de ser brujo pues lleva una sábana encima como todo hechicero. Dicho elemento no tarda en abordarles poco después.
Es solo… temporal.
Dice por el argumento que suelta el nuevo integrante de la conversación, este último no tarda en hacerles una propuesta discreta. Lo más destacable de todo es que menciona a la academia de magia.
Pues…
“Canel le tira de la manga y cuando tiene su atención asiente”.
De momento la respuesta es sí.
Salen entonces, guiados por un animado niño ilusionista. El hermanito de Chimar se muestra bastante emocionado con respecto al anciano misterioso, no tardan en estar frente al local del susodicho.
Esto me trae recuerdos.
No puede evitar acordarse de su taller… cuando lo utilizaba claro, hace tiempo que salió de su vida por múltiples razones. La principal fue una vida aventurera a la cual atender constantemente, el camino es una ama celosa según dicen.
Adelante Kevin, entre frijoles brujos se entienden mejor.
El cartel de búsqueda sin duda sorprende un poco al inventor, también la cantidad de ceros que están dispuestos a pagar por la mujer. Ciertamente es una idea muy tentadora como para dejarla pasar.
No tanto por el dinero, lo cierto es que suena divertido. Maquiavelo es un niño muy activo y no le gusta quedarse sin hacer nada mucho tiempo, vale la pena aprovechar una oportunidad local ahora que tiene oportunidad.
Nos apuntamos claro, alguien debe cuidarte jeje.
Ya tienen experiencia trabajando juntos, saben coordinarse bien entre sí. Eso sin mencionar que Canel adora juntarse con otros brujos, algo sobre armonía de éter… sea lo que sea que signifique claro.
Obviamente Kevin tiene una agenda propia con respecto a la mujer buscada, no se le suele llamar a una cacería “misión de rescate”. Chim se encoje de hombros y es que los frijoles tienden a pensar de forma extraña.
El genio nota entonces como su hermanito enfoca la mirada en cierto personaje, tiene toda la pinta de ser brujo pues lleva una sábana encima como todo hechicero. Dicho elemento no tarda en abordarles poco después.
Es solo… temporal.
Dice por el argumento que suelta el nuevo integrante de la conversación, este último no tarda en hacerles una propuesta discreta. Lo más destacable de todo es que menciona a la academia de magia.
Pues…
“Canel le tira de la manga y cuando tiene su atención asiente”.
De momento la respuesta es sí.
Salen entonces, guiados por un animado niño ilusionista. El hermanito de Chimar se muestra bastante emocionado con respecto al anciano misterioso, no tardan en estar frente al local del susodicho.
Esto me trae recuerdos.
No puede evitar acordarse de su taller… cuando lo utilizaba claro, hace tiempo que salió de su vida por múltiples razones. La principal fue una vida aventurera a la cual atender constantemente, el camino es una ama celosa según dicen.
Adelante Kevin, entre frijoles brujos se entienden mejor.
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Como era costumbre Kat se llevaba más miradas de las necesarias, la apariencia de la biomecánica era llamativa a cualquier lugar al que iba, la chica peliblanca ya estaba acostumbrada. Aunque era un poco raro había niños en la ciudad, y uno de ellos se había emocionado tanto de verla que le persiguió durante un buen rato, la peliblanca tardó un rato de notar la presencia de aquel infante que no superaba el metro de altura. Kat siguió caminando para poder observar un poco al chico, pelo largo hasta los hombros, descuidado, de un color rubio, probablemente más rubio de lo que se podía ver, la suciedad de su cabello lo ocultaba, ropas viejas, muy viejas y sucias, igualmente rotas, piel clara, no había ninguna duda, y de naturaleza curiosa por supuesto, la mecanica se detuvo en un puesto algo improvisado donde vendían partes de otros biomecánicos.
-¿Usted es el traficante de mejoras?- Kat no era muy discreta en sus preguntas, y era más directa de lo que necesitaba.
-Señorita, esa es una pregunta peligrosa, y aun si yo fuera esa persona, no le respondería con la verdad- el dueño de las chacharas respondió calmado y en voz baja. -Le recomiendo que se marche si no va a comprar nada y no vuelva a mencionar ese título por aquí-
Kat ignoró al hombre, no le agrado su respuesta, miro los artilugios que tenía en venta, tenía un poco de todo, brazos enteros, manos, piernas, muchos objetos raros sin forma que no sabía para qué eran, y esferas raras llenas de grasa que Kat dedujo eran implantes oculares, la peliblanca se agacho para tomar un par de ojos, no tenía idea de cómo se implantan pero por algo se iniciaba, Kat tomo un par de Aeros de un compartimento en su brazo y los arrojó al sujeto, tres aeros en total, a lo que el mercader no estaba de acuerdo.
-Esos valen diez por lo menos- reclamo el mismo sujeto. Kat tomo otras dos monedas y las arrojó al piso enfureciendo al vendedor. -Para mi no valen más que eso- la peliblanca no perdió más el tiempo y se alejó del puesto mientras el sujeto se quedaba levantando sus monedas e inconforme con la paga.
Aparentemente alguien la había mandado a buscar a un traficante de mejoras, dada la cercanía del lugar con la base de los bio, el robo y venta de piezas para bio cibernéticos estaba a la orden del dia, la chica no tenía idea de cómo se manejaba aquel negocio, y mucho menos el precio de las cosas, y a juzgar por aquel vendedor las piezas se vendian más caras de lo que ella imaginaba.
Después de superar el asqueroso olor de la pseudo ciudad, si es que podía llamarla así, y haber recorrido gran parte de ella, y de ser espiada hasta el cansancio por aquel niño mugroso la peliblanca decidió encontrar refugio, tenía tiempo de sobra para encontrar al traficante, era mejor ordenar la información.
Cuando la bio entro a lo que parecía ser una posada las miradas nuevamente se fijaron en ella, pero a diferencia de su llegada las miradas no duraron demasiado, todos regresaron a sus asuntos, la peliblanca se sentó en una mesa algo alejada, tenía la mierda embarrada en los pies e intentaba limpiarla con los cubiertos.
-Supongo que tu vista no es la mejor, obviamente estoy embarrada de excremento- el tono de Kat era engreído, el sujeto que la abordaba no parecía muy agradable pero tampoco era molesto.
Kat escucho sus palabras con atención, no tenía muchas intenciones de ayudar a los demás pero podía negociar con el sujeto.
-Te ayudaré si despues me ayudas tú- el hombre cuarentón no parecía muy contento con la respuesta de la peliblanca, pero accedió sin pensarlo mucho, quiza despues no cumpliria su parte del trato.
La peliblanca sopesó sus opciones, «Un lagarto y un humano, un brujo y dos niños, o dos elfos». Niños definitivamente no, qué clase de trabajo involucra niños, lagartos, no era la mejor opción, solo le quedaban los elfos, no eran humanos pero tenían la pinta. -Iré con tus elfos- respondió sin dudarlo ni un segundo.-Estaré lista en una hora, quizá antes- La biomecánica ignoro al cuarentón y continuó limpiando la mierda de sus pies, aunque su amada tranquila soledad no duró demasiado.
-Hola- la voz infantil de un humano hizo que Kat levantara la cabeza se golpe.
-Tardaste demasiado en acercarte, ¿Porque me vigilabas?-
-Eres la primer biomecánica que conozco- el tono de admiración en el niño era injustificado pero Kat no era nadie para criticar al niño y sus gustos.
-Si, bueno, ya vete, me molestas-
-Te puedo ser de utilidad-
-¿Un crio como tu? Lo dudo mucho en verdad-
-Mis padres me vendieron en un taller que reparaba partes de biomecánicos, si tienes alguna avería yo podría echarle un ojo- el niño de pronto se volvió sumamente interesante para Kat. -Incluso podría instalarte ese par de ojos, aunque solo necesitas uno-
-¿Entonces eres huérfano o un esclavo?- definitivamente la peliblanca no sabía tratar con niños, afortunadamente el ambiente de la ciudad endurecía en carácter de todos.
-Ambas supongo, mi amo no es tan malo, me deja andar dentro de la ciudad después del trabajo-
-Encontraste un trabajo nuevo niño- una sonrisa amable y gentil se dibujó en el rostro de Kat, era una ventaja tener un rostro agradable al ojo común.
-¿Usted es el traficante de mejoras?- Kat no era muy discreta en sus preguntas, y era más directa de lo que necesitaba.
-Señorita, esa es una pregunta peligrosa, y aun si yo fuera esa persona, no le respondería con la verdad- el dueño de las chacharas respondió calmado y en voz baja. -Le recomiendo que se marche si no va a comprar nada y no vuelva a mencionar ese título por aquí-
Kat ignoró al hombre, no le agrado su respuesta, miro los artilugios que tenía en venta, tenía un poco de todo, brazos enteros, manos, piernas, muchos objetos raros sin forma que no sabía para qué eran, y esferas raras llenas de grasa que Kat dedujo eran implantes oculares, la peliblanca se agacho para tomar un par de ojos, no tenía idea de cómo se implantan pero por algo se iniciaba, Kat tomo un par de Aeros de un compartimento en su brazo y los arrojó al sujeto, tres aeros en total, a lo que el mercader no estaba de acuerdo.
-Esos valen diez por lo menos- reclamo el mismo sujeto. Kat tomo otras dos monedas y las arrojó al piso enfureciendo al vendedor. -Para mi no valen más que eso- la peliblanca no perdió más el tiempo y se alejó del puesto mientras el sujeto se quedaba levantando sus monedas e inconforme con la paga.
Aparentemente alguien la había mandado a buscar a un traficante de mejoras, dada la cercanía del lugar con la base de los bio, el robo y venta de piezas para bio cibernéticos estaba a la orden del dia, la chica no tenía idea de cómo se manejaba aquel negocio, y mucho menos el precio de las cosas, y a juzgar por aquel vendedor las piezas se vendian más caras de lo que ella imaginaba.
Después de superar el asqueroso olor de la pseudo ciudad, si es que podía llamarla así, y haber recorrido gran parte de ella, y de ser espiada hasta el cansancio por aquel niño mugroso la peliblanca decidió encontrar refugio, tenía tiempo de sobra para encontrar al traficante, era mejor ordenar la información.
Cuando la bio entro a lo que parecía ser una posada las miradas nuevamente se fijaron en ella, pero a diferencia de su llegada las miradas no duraron demasiado, todos regresaron a sus asuntos, la peliblanca se sentó en una mesa algo alejada, tenía la mierda embarrada en los pies e intentaba limpiarla con los cubiertos.
-Supongo que tu vista no es la mejor, obviamente estoy embarrada de excremento- el tono de Kat era engreído, el sujeto que la abordaba no parecía muy agradable pero tampoco era molesto.
Kat escucho sus palabras con atención, no tenía muchas intenciones de ayudar a los demás pero podía negociar con el sujeto.
-Te ayudaré si despues me ayudas tú- el hombre cuarentón no parecía muy contento con la respuesta de la peliblanca, pero accedió sin pensarlo mucho, quiza despues no cumpliria su parte del trato.
La peliblanca sopesó sus opciones, «Un lagarto y un humano, un brujo y dos niños, o dos elfos». Niños definitivamente no, qué clase de trabajo involucra niños, lagartos, no era la mejor opción, solo le quedaban los elfos, no eran humanos pero tenían la pinta. -Iré con tus elfos- respondió sin dudarlo ni un segundo.-Estaré lista en una hora, quizá antes- La biomecánica ignoro al cuarentón y continuó limpiando la mierda de sus pies, aunque su amada tranquila soledad no duró demasiado.
-Hola- la voz infantil de un humano hizo que Kat levantara la cabeza se golpe.
-Tardaste demasiado en acercarte, ¿Porque me vigilabas?-
-Eres la primer biomecánica que conozco- el tono de admiración en el niño era injustificado pero Kat no era nadie para criticar al niño y sus gustos.
-Si, bueno, ya vete, me molestas-
-Te puedo ser de utilidad-
-¿Un crio como tu? Lo dudo mucho en verdad-
-Mis padres me vendieron en un taller que reparaba partes de biomecánicos, si tienes alguna avería yo podría echarle un ojo- el niño de pronto se volvió sumamente interesante para Kat. -Incluso podría instalarte ese par de ojos, aunque solo necesitas uno-
-¿Entonces eres huérfano o un esclavo?- definitivamente la peliblanca no sabía tratar con niños, afortunadamente el ambiente de la ciudad endurecía en carácter de todos.
-Ambas supongo, mi amo no es tan malo, me deja andar dentro de la ciudad después del trabajo-
-Encontraste un trabajo nuevo niño- una sonrisa amable y gentil se dibujó en el rostro de Kat, era una ventaja tener un rostro agradable al ojo común.
Kat B320
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Nousis observó a la joven Aradia, presentándosele la evidencia de dos posibles cursos de acción. Iba a levantarse buscando aquello por lo que realmente había llegado a la desdichada urbe, cuando un extraño se les acercó, provocando que la mano del hijo de Sandorai reptase sigilosa hasta el pomo de su espada, contempló al recién llegado con rapidez, haciéndose una rápida idea lo antes posible. Y pese a la compostura de la faz de éste y el idioma utilizado, no apartó lo más mínimo sus dedos del arma. Viviendo en lugares como ese, incluso los Elfos podían bien haberse corrompido, siendo una necesidad su exterminio por mor de adecentar la raza. Mas era probable que el día y el momento distasen de ser esos en los que se encontraban.
-Escuchar conversaciones ajenas no es precisamente cortés, si tal palabra se conoce en éstos lares- su mueca de asco reveló a las claras sus pensamiento sobre la ciudad, utilizando el idioma materno, tan fluido y elegante- No tengo interés alguno en una política de puñales, seas quien seas. Lo que le ocurra a esa humana no es asunto mío.
Se levantó de la silla, dejando unas monedas y colocándose la capucha encima de la cabeza, se dirigió a Aradia en un tono menos cortante. Temía que fuese la última vez que la viera, sangre valiosa para el futuro de los suyos, pero no podía obligarla a abandonar la misión que había escogido. Nousis se había decidido, y ella era el segundo lugar en ese momento. Deseaba el arma de la que había hablado Vilkairnush. La necesitaba.
-Que las bendiciones de nuestros dioses te protejan- se despidió el Elfo en la lengua de los suyos, dando a ambas la espalda, y saliendo de la taberna.
Sólo tenía un nombre y recorrió a paso firme diversas calles, por entero alerta. En numerosas ocasiones tuvo la sensación de que iba a ser atacado. Gestos, miradas, movimientos repentinos… todo parecía peligroso o impropio en aquel rincón de violencia y podredumbre. ¿Por qué criatura alguna haría de ello su morada? ¿Existía algún tipo de orden? No podía negar que el cosmopolitismo que exhibía la urbe apenas tenía parangón en lado alguno donde había posado sus pies. No obstante, no se respiraba tranquilidad ni sosiego. Sólo peligro latente.
Arribó a otra posada de menor tamaño, en cuyo desvencijado letrero ni siquiera se leía el nombre del deprimente lugar. El Elfo esbozó una tétrica sonrisa de complacencia, tras lo cual abrió la puerta, procurando que su cara no transmitiese pensamiento alguno ante lo que fuese que llegase a encontrar.
Una muchacha humana que no llegaba a la madurez en dicha raza limpiaba con el sufrimiento grabado en el rostro unas persistentes manchas del mostrador. Escasas botellas se dejaban ver a su espalda, como una dentadura falta de piezas. El suelo había sido barrido, sólo los restos de dos sillas rotas empeoraban la visión del mismo. Tres mesas redondas, fabricadas a base de partes desechadas de toneles habían sido colocadas de forma que los clientes pudiesen pasearse con las menores molestias posibles. Una pareja de individuos, con apariencia mercenaria a tenor de sus armas, bebían conversando en voz baja, deteniéndose para observar al desconocido, tras lo cual volvieron poco a poco a su diálogo. Nousis se colocó enfrente de la muchachita, quien tardó varios segundos aún en atenderle. Al notar un nuevo cliente, sus mejillas se encendieron de vergüenza por la tardanza, disculpándose en un complicado balbuceo. Un vaso cayó al suelo con estrépito, llevando a la chica casi al borde de las lágrimas. El Elfo notó sin problema una delgadez que no conocían quienes llevaban vidas más fáciles. La humana debía de vivir en la penuria. Una vida miserable en una ciudad miserable. Casi sintió lástima por ella.
-Bienvenido seáis forastero- acertó a decir, buscando una cálida sonrisa, logrando tan sólo parecer aún más niña. Su oyente un mudó el gesto- ¿En qué puedo serviros?
Eliminó en unos segundos la menor opción de que pudiese servirle algo parecido a un vino razonable en una desgracia de sitio como aquel.
-Sólo busco información. Te pagaré- explicó sin alzar la voz. Ella alzó las cejas curiosa, y él prosiguió- Quiero encontrar a un humano. Se llama Sigkurn.
Para su sorpresa, la camarera sonrió con dulzura.
-Venís de muy lejos para buscar las bendiciones de los dioses. Pocas personas ayudan a los demás en ésta ciudad. Sigkurn es un regalo.
-¿Es un clérigo? – se extrañó Nousis. Aquella información no casaba con cuanto había sabido durante los hechos de Alreiven.
-No lo sé- contestó ella, aún con la sonrisa- Pero todo va mejor para quienes se dejan ayudar por ese hombre tan bondadoso, mi señor.
El Elfo sopesó un momento lo escuchado.
-¿Y sabes si Sigkurn tiene algún tipo de magia para ayudar a la gente? ¿Un arma, un artefacto?
-Tiene ayudantes que le siguen por sus buenas obras- informó la muchacha- A mí tan sólo me subió media moneda el alquiler de la taberna, pese a que llevo dos años con dificultades, mi señor. Es una bendición.
El extranjero se forzó a mostrar una sonrisa lo más sincera posible, acogedora.
-¿Dónde podría encontrarlo? Tal vez él pueda ayudarme.
-Seguro que así será, mi señor- respondió mirándole a los ojos, aunque tal acción pareció minarle un poco la alegría, pues el gesto del Elfo no se había extendido a sus ojos, fríos y duros- Acoge a quienes buscan ayuda en su propio hogar, una casita de cimientos de piedra tres calles al sur.
Nousis asintió, colocando dos monedas delante de la jovencita.
Era hora de hacer una visita. Si esa espada estaba en manos del cómplice de Vilkairnush, sería suya.
_______________________________
Off: Siguiendo la psique del pj, Nou abandona el lugar, pero no la ciudad. Puedes manejar su historia como convenga para que siga en la misión por supuesto, aunque él no lo haga directamente por sí mismo, bien puede verse envuelto.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
¿Embarcarme?-No claro que no, Nousis, me halagaría que pensaras que tengo esa capacidad además que… No tengo idea de aquí que manejen como inocentes o culpables, me pareció curioso es todo, si me llego a topar sería suerte, de haber sabido que se le buscaba…-La verdad no sabría cómo actuar, era así de sencillo, su búsqueda estaba siendo peor que infructuosa, eso y que no sabía guiarse por ahí sola, en cambio Nousis; aparte de parecer odiar cada centímetro del lugar y con plena justificación; parecía saber qué hacer y como ante cualquier cosa...-A veces te envidio, eres tan bueno en todo.
Musito con cierto aire tristón y entonces otro elfo se les acerco, Aradia se encogió un poco y en cierto punto se sintió como cuando sus padres o hermanos hablaban por ella, dudaba que Nousis se uniera a esa causa, ella sin embargo, le interesaron las palabras del elfo, no la búsqueda, el hecho de conocer la ciudad. Brujos, esos, compartía la opinión de Nou hasta ahora no había dado con brujos que valiera la pena ver respirar. Sus sospechas se hicieron reales cuando oyó a su compañero y sin esperarlo vio como se iba y eso la apuro a dejar unas monedas.-Perdonad yo solo soy una sanadora no no tengo nada que aportar.
Dijo inclinándose tras levantarse apurada, saliendo de la taberna y…-Dioses..- Se quejó mientras se paraba de puntillas maldiciendo en todo idioma posible que se le perdiera Nousis, y ciertamente preguntar era algo que no era para nada buena idea… Ya tenía la mala experiencia de preguntar algo cuando llegaron y… -Toca apañar, o lo encuentro o… -O, o… no había plan B, no pensaba que eso pasaría comenzó a andar mirando a cualquier lado, y -¿Ahora a dónde?- mascullaba ahora perdida en esa ciudad.
Musito con cierto aire tristón y entonces otro elfo se les acerco, Aradia se encogió un poco y en cierto punto se sintió como cuando sus padres o hermanos hablaban por ella, dudaba que Nousis se uniera a esa causa, ella sin embargo, le interesaron las palabras del elfo, no la búsqueda, el hecho de conocer la ciudad. Brujos, esos, compartía la opinión de Nou hasta ahora no había dado con brujos que valiera la pena ver respirar. Sus sospechas se hicieron reales cuando oyó a su compañero y sin esperarlo vio como se iba y eso la apuro a dejar unas monedas.-Perdonad yo solo soy una sanadora no no tengo nada que aportar.
Dijo inclinándose tras levantarse apurada, saliendo de la taberna y…-Dioses..- Se quejó mientras se paraba de puntillas maldiciendo en todo idioma posible que se le perdiera Nousis, y ciertamente preguntar era algo que no era para nada buena idea… Ya tenía la mala experiencia de preguntar algo cuando llegaron y… -Toca apañar, o lo encuentro o… -O, o… no había plan B, no pensaba que eso pasaría comenzó a andar mirando a cualquier lado, y -¿Ahora a dónde?- mascullaba ahora perdida en esa ciudad.
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El espadachín soltó un suspiro al ver ese muchacho, dejo su bebida sobre la mesada, se levanto con calma, se dio la vuelta con un rápido juego de pies, y derribo al chico de un puñetazo a la nariz en un solo mismo movimiento.
El resto de clientes de la taberna empezaron a soltar risotadas y silbidos al ver el espectáculo -¿Qué no te puedes defender?- pregunto indignado el mercenario -¡por favor, di ya de una ves que eres un cobarde con un fuente por entre pierna, porque el olor a orina se podía sentir desde antes que entraras a este lugar!- Klinge se dio la vuelta y dejo unas monedas por su bebida y la comida de Skady sobre la barra -gracias por todo- dijo con tono mas tranquilo, aunque algo exhausto.
El cantinero tomo las monedas de forma discreta -¿no vas a comer algo tu también?- le pregunto el hombre mientras tomaba la jarra que uso el mercenario para empezar a limpiarla con un trapo.
El espadachín tomo a la niña de los costados y la ayudo a bajarse de su asiento -cualquier ápice de apetito que pudiese tener se me fue al ver a esta sabandija- dijo señalando al chico en el piso que aun se sostenía su nariz ensangrentada.
Klinge tomo a la pequeña infante de la mano, y los dos se disponían a dejar del lugar, ya fuera de la puerta el joven de antes se levantó y los siguió -¡espera!- dijo con su mano extendida -debiste ver que tan grande es la recompensa por esa mujer, al menos ven conmigo, con tu ayuda la banda la podrá capturar fácilmente- el patético chico seguía implorando al borde de las lágrimas.
Exasperado el espadachín se dio la vuelta acariciándose la frente -escucha para esa clase de trabajos prefiero…- y antes de terminar esa oración un pensamiento se le vino a la mente -¿tu jefe es un sujeto conocido en estas tierras?- pregunto con un plan formando en su mente.
El chico lo miro un poco confundido -si…- respondió -es el líder de una de las pandillas mas grandes, tiene recompensa encima y todo, pero nadie va a por el porque le tienen miedo- continuo el muchacho lengua suelta.
Klinge soltó un suspiro, pero se le ocurrió una manera de librarse de esta gente, al fin y al cabo -esta bien renacuajo, iré contigo a ver a tu jefe- dijo resignado, sabia que si lo rechazaba directamente no conseguiría librarse de esta gente, por suerte, habían formas más… permanentes.
Algo mas entusiasta el adolescente guio el mercenario camino al campamento de su pandilla, aunque en medio del camino el espadachín se quedó atrás para dejar a Skady escondida entre los árboles, aunque la niña protesto con la mirada, Klinge no quería que lo siguiera a una guarida de bandidos, sobre todo con lo que tenía planeado hacer.
El campamento de los pandilleros estaba lleno de la clásica colección de pordiosero que merecía un lugar como ciudad lagarto, pero dos destacaban a la mirada del espadachín, un hombre de color de piel inusual, posiblemente un hombre bestia, y una mujer con ropas muy extravagantes, usando un instrumento musical que el mercenario no reconocía.
Una ves llegados al lugar el mismo idiota que intento asaltarlo antes lo recibió con el mismo tono altanero de antes, aunque ligeramente mas agresivo -¡bienvenido a nuestra morada rata de alcantarilla!- dijo con los brazos extendidos -tengo una proposición de negocios para alguien de tus talentos- dijo alzando su mentón.
Antes de que el sujeto pudiera decir más, Klinge emprendió carrera, cubriendo en instantes la distancia que los separaba, en un rápido movimiento de muñeca desenfundo la espada larga que le había robado antes y con un preciso tajo le rajo la garganta al pordiosero quien pedo de rodillas en el piso desangrándose mientras se ponía las manos al cuello en un vano intento para detener el sangrado.
El espadachín se quito su capa y luego se quedo a pecho desnudo, revelando un cuerpo recorrido por varias cicatrices de batalla, con su espada larga en su mano derecha, desenfundo su sable con la mano izquierda -¡quien no quiera morir aquí como un perro, será mejor que se marche o me dé una buena razón para no degollarlos!- dijo dándole vueltas a sus espadas para entrar en calor -¡se les acabo la diversión chicos, esta pandilla se disuelve hoy!- exclamo cargando calmadamente su espada larga en el hombro.
*******************************************************************************************************************************************************El resto de clientes de la taberna empezaron a soltar risotadas y silbidos al ver el espectáculo -¿Qué no te puedes defender?- pregunto indignado el mercenario -¡por favor, di ya de una ves que eres un cobarde con un fuente por entre pierna, porque el olor a orina se podía sentir desde antes que entraras a este lugar!- Klinge se dio la vuelta y dejo unas monedas por su bebida y la comida de Skady sobre la barra -gracias por todo- dijo con tono mas tranquilo, aunque algo exhausto.
El cantinero tomo las monedas de forma discreta -¿no vas a comer algo tu también?- le pregunto el hombre mientras tomaba la jarra que uso el mercenario para empezar a limpiarla con un trapo.
El espadachín tomo a la niña de los costados y la ayudo a bajarse de su asiento -cualquier ápice de apetito que pudiese tener se me fue al ver a esta sabandija- dijo señalando al chico en el piso que aun se sostenía su nariz ensangrentada.
Klinge tomo a la pequeña infante de la mano, y los dos se disponían a dejar del lugar, ya fuera de la puerta el joven de antes se levantó y los siguió -¡espera!- dijo con su mano extendida -debiste ver que tan grande es la recompensa por esa mujer, al menos ven conmigo, con tu ayuda la banda la podrá capturar fácilmente- el patético chico seguía implorando al borde de las lágrimas.
Exasperado el espadachín se dio la vuelta acariciándose la frente -escucha para esa clase de trabajos prefiero…- y antes de terminar esa oración un pensamiento se le vino a la mente -¿tu jefe es un sujeto conocido en estas tierras?- pregunto con un plan formando en su mente.
El chico lo miro un poco confundido -si…- respondió -es el líder de una de las pandillas mas grandes, tiene recompensa encima y todo, pero nadie va a por el porque le tienen miedo- continuo el muchacho lengua suelta.
Klinge soltó un suspiro, pero se le ocurrió una manera de librarse de esta gente, al fin y al cabo -esta bien renacuajo, iré contigo a ver a tu jefe- dijo resignado, sabia que si lo rechazaba directamente no conseguiría librarse de esta gente, por suerte, habían formas más… permanentes.
Algo mas entusiasta el adolescente guio el mercenario camino al campamento de su pandilla, aunque en medio del camino el espadachín se quedó atrás para dejar a Skady escondida entre los árboles, aunque la niña protesto con la mirada, Klinge no quería que lo siguiera a una guarida de bandidos, sobre todo con lo que tenía planeado hacer.
El campamento de los pandilleros estaba lleno de la clásica colección de pordiosero que merecía un lugar como ciudad lagarto, pero dos destacaban a la mirada del espadachín, un hombre de color de piel inusual, posiblemente un hombre bestia, y una mujer con ropas muy extravagantes, usando un instrumento musical que el mercenario no reconocía.
Una ves llegados al lugar el mismo idiota que intento asaltarlo antes lo recibió con el mismo tono altanero de antes, aunque ligeramente mas agresivo -¡bienvenido a nuestra morada rata de alcantarilla!- dijo con los brazos extendidos -tengo una proposición de negocios para alguien de tus talentos- dijo alzando su mentón.
Antes de que el sujeto pudiera decir más, Klinge emprendió carrera, cubriendo en instantes la distancia que los separaba, en un rápido movimiento de muñeca desenfundo la espada larga que le había robado antes y con un preciso tajo le rajo la garganta al pordiosero quien pedo de rodillas en el piso desangrándose mientras se ponía las manos al cuello en un vano intento para detener el sangrado.
El espadachín se quito su capa y luego se quedo a pecho desnudo, revelando un cuerpo recorrido por varias cicatrices de batalla, con su espada larga en su mano derecha, desenfundo su sable con la mano izquierda -¡quien no quiera morir aquí como un perro, será mejor que se marche o me dé una buena razón para no degollarlos!- dijo dándole vueltas a sus espadas para entrar en calor -¡se les acabo la diversión chicos, esta pandilla se disuelve hoy!- exclamo cargando calmadamente su espada larga en el hombro.
Off:Uso de habilidad Carrera de Obstáculos.
Klinge
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
La mujer se movía como pez en el agua... Já, siempre resultaba graciosa esa metáfora. La fluidez de su rumbo y la manera tan ágil de como se desplazaba en Ciudad Lagarto eran notables, aunque había que señalar algo extraño. Trataba de que no le diera el sol, estaba amaneciendo pero eso era difícil, iba por lugares húmedos, sombras de techos y telas, se metía por todos los rincones posibles para ocultarse.
— Eres una vampira, ¿no? — La mujer ni se molestó en voltear, ni se inmutó a mi pregunta. — Sí, qué no es obvio, ¿quién más le correría al sol?
Poco me importó que quien me acompañase fuese una vampira, reducidas veces había hablado con los de su raza, en altamar el sol pega fuerte, lo curioso es que no parecía desintegrarse. Supongo que tendría precauciones suficientes para moverse.
Pronto llegamos a un carruaje techado, nos metimos en él, la mujer dio una moneda y nos dio rumbo a un pequeño campamento, que no quedaba muy lejos, pero debía ser por su condición. Sin pensárselo, dio un salto hasta la tienda más cercana, el resto del campamento estaba repleto de mercenarios.
No me interesaba nada pasarme mi tiempo con pandillas tontas ni nada, mi intención era la recompensa por la asesina. — ¿Qué sabes de ella? — Mientras afinaba las cuerdas de su instrumento volteó un momento para inspeccionar el afiche una vez más. — Se llama Lisette, sé que pertenece o pertenecía a una banda de mercenarios. Luego de todo esto, seguro hasta sus compañeros están tras ella. — Fruncí el ceño pensativo. — ¿Esto suele pasar el Ciudad Lagarto? — Un pequeño alboroto se escuchaba por ahí, la vampiro se asomó un momento sin salirse de la sombra.
El supuesto jefe de la banda, estaba arrodillado frente a otro sujeto, pronto se vio el mandoble que tenía y la sangre corriendo del cuello del jefe, el espadachín se quitó la ropa y parecía uno de esos gladiadores que están en arenas batiéndose en combates brutales contra la gente para sobrevivir. Sacó su otro sable y lo comenzó a ondear.
Advirtió que todos los de la banda iban a morir. — Bueno, bueno. El principio ni soy de esta banda, solo vengo bus- — Me interrumpió el grito de un joven pandillero. — Fue una trampa echa por el lagarto. — «¿Cuándo entenderán que no soy un lagarto. DRAGÓN no lagarto.»
Corría hacia mi con una espada, quizá demasiado grande para él, cada vez venía más lento, y cuando llegó a mí, fue fácil esquivarlo, y enterrarle mi sable en la barriga. — Como ves, estoy de tu lado. Solo estoy buscando a la asesina Lisette.
Me acercaba al espadachín sin intenciones de pareces peligroso y tratando de ganarme su confianza. Llegaban poco a poco más vándalos armados, apuntando sus filosas armas contra nosotros. Mientras tanto, la vampisera tocaba una pieza un tanto emocionante.
A por mí venía alguien con una lanza, sería difícil esquivarlo, me transformé en dragón. Con un pequeño barrido de mi cola lo hice caer, lancé un chorro de agua a su mano armada, la lanza salió volando. Ahora desarmado no tendría ninguna oportunidad contra mí, me deslice hacía él y mordí su cuello. Luego de tal escena, el resto de valientes que pretendían pelearnos se fueron alejando poco a poco.
Volví a mi forma humana, me acerqué a la vampira, la tomé del cuello y poco a poco la movía al sol. — Oh, te gusta agresivo. — Sonreía de manera burlona. — No quiero trucos, dime todo lo que sabes de Lisette y su ubicación o te echo al sol.
— Eres una vampira, ¿no? — La mujer ni se molestó en voltear, ni se inmutó a mi pregunta. — Sí, qué no es obvio, ¿quién más le correría al sol?
Poco me importó que quien me acompañase fuese una vampira, reducidas veces había hablado con los de su raza, en altamar el sol pega fuerte, lo curioso es que no parecía desintegrarse. Supongo que tendría precauciones suficientes para moverse.
Pronto llegamos a un carruaje techado, nos metimos en él, la mujer dio una moneda y nos dio rumbo a un pequeño campamento, que no quedaba muy lejos, pero debía ser por su condición. Sin pensárselo, dio un salto hasta la tienda más cercana, el resto del campamento estaba repleto de mercenarios.
No me interesaba nada pasarme mi tiempo con pandillas tontas ni nada, mi intención era la recompensa por la asesina. — ¿Qué sabes de ella? — Mientras afinaba las cuerdas de su instrumento volteó un momento para inspeccionar el afiche una vez más. — Se llama Lisette, sé que pertenece o pertenecía a una banda de mercenarios. Luego de todo esto, seguro hasta sus compañeros están tras ella. — Fruncí el ceño pensativo. — ¿Esto suele pasar el Ciudad Lagarto? — Un pequeño alboroto se escuchaba por ahí, la vampiro se asomó un momento sin salirse de la sombra.
El supuesto jefe de la banda, estaba arrodillado frente a otro sujeto, pronto se vio el mandoble que tenía y la sangre corriendo del cuello del jefe, el espadachín se quitó la ropa y parecía uno de esos gladiadores que están en arenas batiéndose en combates brutales contra la gente para sobrevivir. Sacó su otro sable y lo comenzó a ondear.
Advirtió que todos los de la banda iban a morir. — Bueno, bueno. El principio ni soy de esta banda, solo vengo bus- — Me interrumpió el grito de un joven pandillero. — Fue una trampa echa por el lagarto. — «¿Cuándo entenderán que no soy un lagarto. DRAGÓN no lagarto.»
Corría hacia mi con una espada, quizá demasiado grande para él, cada vez venía más lento, y cuando llegó a mí, fue fácil esquivarlo, y enterrarle mi sable en la barriga. — Como ves, estoy de tu lado. Solo estoy buscando a la asesina Lisette.
Me acercaba al espadachín sin intenciones de pareces peligroso y tratando de ganarme su confianza. Llegaban poco a poco más vándalos armados, apuntando sus filosas armas contra nosotros. Mientras tanto, la vampisera tocaba una pieza un tanto emocionante.
A por mí venía alguien con una lanza, sería difícil esquivarlo, me transformé en dragón. Con un pequeño barrido de mi cola lo hice caer, lancé un chorro de agua a su mano armada, la lanza salió volando. Ahora desarmado no tendría ninguna oportunidad contra mí, me deslice hacía él y mordí su cuello. Luego de tal escena, el resto de valientes que pretendían pelearnos se fueron alejando poco a poco.
Volví a mi forma humana, me acerqué a la vampira, la tomé del cuello y poco a poco la movía al sol. — Oh, te gusta agresivo. — Sonreía de manera burlona. — No quiero trucos, dime todo lo que sabes de Lisette y su ubicación o te echo al sol.
Tobias Pharra
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
1-Aradia-Kat:
El hombre marcho dejando que la cibernetica y el niño hicieran los preparativos que debían indicando antes que aquel sería el lugar de reunión en una hora como había pedido esta. Ciertamente un escenario favorable para el hombre ya que le dio tiempo para que cierto elfo le diese la información que necesitaba y proceder acorde al cambio de escenario. Casi como si conocieran los peligros que Lisette pudo haberles dejado en el camino y es que le habían enseñado demasiado bien.
-Ahora donde sus dones de sanación sean requeridos, ¿no?-. Dijo el hombre con una sonrisa seductora respondiendo a la pregunta de Aradia. Ciertamente a este personaje le gustaba hacerse el bueno y camuflaba muy bien cuando mentía. -Disculpe, no pude evitar verla perdida. Puede ser algo peligroso en esta ciudad, sobre todo para una joven hermosa como usted-. Se metió las manos a los bolsillos y miró hacía arriba algo dubitativo. Convencer a una elfa le parecía algo más difícil de lo que resultó con la cibernética. -No se que tanto sabe de la asesina, pero varios han comenzado ya su búsqueda. Varios resultarán heridos y mi organización no quiere que eso ocurra. ¡Oh, pero no la enviaremos sola! Tendrá una cibernética que le ayudará a sortear los peligros. ¿Qué dice, me acompaña?-. Obviamente era una mentira descarada. No estaba tomando en cuenta la motivación contradictoria de la cibernética, pero meter a ambas mujeres en la aventura le resultaba una idea tentadora. Después de todo no se le culparía si les llegase a pasar algo o decidían pelear entre ellas a muerte.
Tras haberla convencido con una mentira más que descarada, el hombre guía a Aradia al punto de encuentro con la cibernética y el niño. Una vez en el lugar sonríe de oreja a oreja. -Bueno, no hace falta tanta cháchara ya. Ambas saben lo que tienen que hacer. Por favor, continuemos-. Dijo comenzando a caminar hacía la entrada de la ciudad y luego siguieron hacía la primera pequeña montaña que se veía desde ahí. Bordeando esta podrían ver un agujero lo suficientemente grande para que ambas pudieran pasar una a una. -Esta entrada conecta a un túnel subterráneo que las llevara a un túmulo antiguo donde seguro varios intentarán buscar a Lisette-.
Al avanzar por la entrada pronto el túnel se haría cada vez más oscuro y ancho como para que todos los personajes pudieran moverse con la comodidad que la poca visual les podía ofrecer. De tener y prender luces podrían ver cierta criatura en lo más profundo de la cueva. Una criatura con figura humanoide y del tamaño normal de un humano. En su regazo descansaba un draugr muerto al que le faltaban ambos brazos. Uno de estos se encontraba en la boca de la criatura. Su rostro deforme y casi plano les miraría al tiempo que con su cabeza giraba también sus cuernos. Si, aquella criatura era un Wendigo* y estaban interrumpiendo su territorio.
2-Klinge-Tobias:
La muerte de un líder en muchas bandas significaba la disolución de la misma y en este caso no era la excepción. Sin embargo, algunos no conocían otra vida aparte de esa y no tirarían sus esfuerzos por la borda sin pelear. Mientras que algunos se retiraban asustados por la presencia del mismo que les dio una paliza aquella mañana, otros más llegaban queriendo ocupar el lugar del líder.
Valiente o estúpido el lancero pronto descubriría que no era rival para el dragón y la aparición de este en combate hizo que los deseos de lucha del resto se desvanecieran y terminarán escapando quién sabía a donde.
La mujer vampiro temiendo por su no-vida comienza a hablar: -Vale, hablaré-. Dijo mirando hacía Tobias, después de todo no le quedaban más opciones y cierta pizca de curiosidad le hacía querer ver que tan lejos podrían llegar los dos mercenarios. Era una lugareña y sabía cuando los hilos en la ciudad se movían hacía algo grande. -Lisette no es una estúpida. Seguro esperará en algún túmulo y pondrá varias trampas hasta que pase la conmoción y pueda moverse tranquila entre las sombras. Al menos es lo que yo haría-. Se zafó del agarre y miró a Klinge algo molesta, pero entendía bastante bien su situación. -Los puedo guiar, hay varios túneles que conectan a los túmulos. Son antiguos y por años han servido como escondite para todo tipo de personas-. Volvió a tomar su violín y lo afino para volver a tocar mientras los mercenarios llegaban a algún acuerdo.
Tras haber llegado a un acuerdo o no, la mujer los guiaría bordeando la ciudad y esquivando el sol apoyándose con los árboles que se cruzasen en el camino. Al final terminó guiándolos hasta una cueva. Hizo una señal para detener el avance. -Esa cueva hace tiempo que no se usa pero se sabe que conecta a los túneles. Hay un solo problema. Hace poco fue tomada por una pareja de osos y seguro estarán dentro-. Sonrió y colgó su violín al cinto, mientras estuviera esa amenaza no era bueno hacer mucho ruido. -Les seguiré ahí dentro si necesitan comprobar mis palabras. Apuesto mi vida a que encontraremos a Lisette al final del camino-.
(…)
Tras haber sorteado o eliminados a los osos el paisaje inicial de los mercenarios no sería muy distinto al de Aradia y Kat. Habían diferencias si, varios cadáveres conforme avanzaban y llegaban a una antigua cripta. Las paredes de piedra se sostenían bastante bien y se podía apreciar muchos ataudes. No se sabía de cuando estaban ahí ni tenían mucho tiempo para preguntarse. Una enorme puerta de hierro indicaba el camino a seguir, pero también la dificultad propia del camino. Tres draugrs parecían mirar hacía las paredes, pero estaban malditos y programados para custodiar la puerta.
A penas sintieran señales de vida atacarían a cualquiera que vieran primero sin dudarlo. ¿Quién sería; la vampira, el dragón o el humano?
3-Chimar-Kendovlah:
-¿Cuidarme?-. Respondió al comentario de chimar algo confiado. -He aprendido un par de cosas en Hekshold y no creo que pillemos gatitos guardianes aquí-. Agregó tratando de hacerse el importante, lo cierto es que conocía la habilidad de ambos críos y sabía que era un intento en vano. Al menos si podría mostrar algo de progreso. Tenía cierto has bajo la manga que sustituía bastante bien sus pergaminos explosivos.
-Ciertamente los trae-. Agrego en respuesta a los recuerdos. Hace mucho que no entraba en la forja tensai y comenzaba a extrañarla. Después de todo había dedicado mucho tiempo a la academia y alguna que otra aventura de camino a ciudad lagarto, pero eso era otra historia.
-Bueno niños, no tienen la pinta de caza-recompensas y tu-. Dijo el brujo mayor apuntando a Kendovlah. -No hace mucho que entraste a Hekshold, ¿no deberías preocuparte más por los estudios que capturar a una peligrosa asesina a sueldo?-. Su tono era serio, casi como el de un padre reprochando a sus hijos y esto claramente el túnica naranja no se lo tomo de buena manera. -En primer lugar somos un equipo duro de roer, y segundo la misión es de rescate-. Respondió con mirada firme, cosa que sorprendió en parte al anciano.
-¿Rescate?-. No pudo evitar reír a carcajadas. Era más que obvio la forma en que desvaloraba el poder de los niños y el trabajo en equipo con Kendovlah, pero no era culpa del anciano. Después de todo solo eran dos niños y un recién adulto brujo que rompían con el sentido común de lo que cualquier ciudadano o visitante a ciudad lagarto buscarían. -¿Por qué? ¿Qué te hace pensar que sea una idea posible?-. Volvió a preguntar y el túnica naranja miró a sus compañeros con una sonrisa de oreja a oreja.
-Es bastante posible, hemos salido de peores los tres juntos-. No era mentira, aunque habían necesitado a más compañeros en otras ocasiones, pero el brujo estaba decidido y cuando se decidía pocas cosas podían hacerlo retroceder. -La vamos a encontrar, se que es así-. No habían más razones para Kendovlah y ciertamente el hecho de que estuviera ahí ya carecía de mucha lógica. Pero estaba seguro de que debía hacerse. -Veo que aunque lo niegue van a seguir su camino. Bien, este es el más fácil-. Mintió el hombre a medias. Era un camino que llevaba al lugar, pero no necesariamente el más fácil.
Hizo desaparecer la ilusión que cubría el suelo y la tierra fue cambiada por una escotilla. El túnel también era similar a los anteriores. Esqueletos repartidos y agrandándose conforme avanzaban. La diferencia radicaba esta vez en los “habitantes” del lugar. En este caso tenían que enfrentarse contra tres trolls del bosque y el espacio para el combate de un momento a otro se había hecho bastante amplio.
4-Nousis:
Por razones obvias, el hogar de Sigkurn estaba siendo custodiado por los guardias de la ciudad. Aunque eran perezosos la mayor parte del tiempo, esta era una buena oportunidad para no serlos tanto si eso significaba joder la vida de los viajeros o los lugareños que buscasen ayuda del hombre viviendo en aquel lugar.
Al ver al elfo no dudaron en cerrarle el paso. -No se reciben visitas hasta que la asesina haya sido capturada-. Repitieron al píe de la letra las ordenes del hombre. La guardia se había dado el trabajo de asegurar que aquel personaje no la estuviese refugiando ni mucho menos quería que lo hiciera. Si venían con la intención de buscarla en aquel lugar estarían equivocados.
Cierto elfo había estado siguiendo de su congenie desde las sombras, aunque desconocía los motivos personales de este para visitar tal lugar se le hacía curioso y se le había presentado la oportunidad de oro. Bien su compañero podía intentar entrar a la fuerza, pero aquello no le beneficiaría mucho. Era de saber que muchos viajeros y algunos con habilidades peligrosas visitaban al hombre y estarían cuidando de este si alguna amenaza se hiciera presente.
-Vaya, vaya... Al parecer si podré ayudar a un hermano-. Dijo algo triunfante acercándose a Nousis y le mostró un mapa de la ciudad con dos lugares marcados. Uno era la entrada de Tobias y Klinge, la otra era por donde iban Aradia y Kat. -No son rumores, tu compañera se ha unido a la causa y entrará por aquí-. Dijo apuntando la entrada que usarían. -Al parecer sobran los motivos. Estas entradas marcadas son túneles subterráneos que conectan con un antiguo túmulo. Se cree que la asesina estará escondida en la cámara final-. Sonrió de oreja a oreja e hizo entrega del mapa. -Claro que es decisión tuya pero deja decirte que hay muchas criaturas, cada una más peligrosa viviendo bajo los suelos de esta ciudad. No creo que tu compañera tenga oportunidad si va sola-.
...
-¿Estás seguro, anciano? Aún esta ese añadido en el camino-. Preguntó Lisette al hechicero una vez los muchachos entraron en el lugar. El hechizo de ilusión había dejado de tener efecto y ahora era visible. -Pareces preocupada. De todas maneras bajaras en media hora si no han regresado, ¿no?-.
-Así es, no quiero deber nada a ese chico y es un estúpido arriesgando su vida por mi-. El anciano se limitó a sonreír, no era la primera vez que veía una escena similar.
Off:
¡Empieza la acción!
1-Aradia-Kat: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
2-Klinge-Tobias: Los draugrs aún carecen de descripción en el bestiario, pero hacen aparición aqui [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
3-Chim, supongo que ya los conoces. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Mi pj actuará en el siguiente turno
4-Nousis: De momento te doy dos opciones. Parejas 1 y 2. El wendigo es difícil, deberías pensar en Aradia y tratar de llegar a tiempo junto al pnj que dejo a tu disposición. Sin embargo siempre puedes buscar otro camino, depende de ti
El orden de posteo que sugiero es el siguiente:
Pareja 1 y 2, decidan entre ustedes cual va primero pero sería más fácil si postea pareja 1 o 2 primero. Chim puedes hablar con Nousis y decidir quien va último o penúltimo. Nousis, en caso de querer ayudar contra el wendigo pueden ponerse de acuerdo para atacarlo. Me es indiferente si las dificultades puestas mueren en esta ronda o no. Depende de ustedes. Disfruten :3
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Había logrado conseguir una hora para alistarse a un trabajo inesperado, la peliblanca no tenía nada que hacer salvo esperar a que regresará el chico con todo lo que necesitara. Kat no tenía muchas nociones de cómo era la vida de un esclavo, ella imaginaba que podían hacer lo que el niño quisiera pero estaba completamente equivocada, el niño no tardó demasiado en regresar corriendo, asustado, sudando, y con mucha prisa por desaparecer de la ciudad.
-Debemos irnos señorita- comentó el infante mientras jalaba del brazo a la mecánica para emprender el viaje sin perder más tiempo.
-Aun tenemos poco más de una hora para reunirnos con los demás, piérdete hasta ese entonces- reprochó Kat mientras jalaba su brazo sacándose el agarre del niño y provocando que este azotará de nalgas en el lodo.
-No podemos quedarnos aqui, si mi amo se da cuenta que escape me mata-
-No exageres niño, no te puede matar así tan fácilmente-
-Esto es Ciudad Lagarto, créeme que puede-
-Se dónde estamos, pero si intenta ponerte un dedo encima yo te protegeré- Kat miró sus aditamentos, no estaban en óptimas condiciones, luego miró al niño, si lo que había dicho antes era cierto él podría darle una mano para ajustar lo tuviese que ajustar. -Deja de preocuparte por tu amo, mejor ponte a trabajar y revisa mi cuerpo, tengo un trabajo que hacer antes de largarme de aquí- el niño puso mala cara pero de todas maneras apresuró manos al asunto y comenzó a revisar las partes mecánicas de Kat.
El momento del encuentro había llegado y el chico había terminado su trabajo justo a tiempo, Kat se puso de pie mientras se movía en posiciones un tanto sugerentes para revisar el trabajo del niño, no podía quejarse, cuando ella se limpiaba o revisaba no alcanzaba todos los lugares era lógico que el trabajo superará las expectativas de la peliblanca. Cuando Kat alzó la mirada el hombre que la había reclutado ya estaba de pie frente a ella, acompañada de lo que parecía ser un elfo, no lo podía garantizar hasta no ver sus orejas pero tenía toda la pinta de serlo, Kat se presentó como solía hacerlo siempre. -Hola, yo soy Kat-B320, pero puedes llamarme Kat solamente- esta frase que siempre activaba sin ninguna clase de emoción y que tenía en su configuración cuando conocía a alguien, la cara de Kat era de pocos amigos, no le gustaba trabajar con otras personas pero no le quedaba de otra.
-¿Y tu en que eres buena?- preguntó Kat a la chica que acababa de conocer, si iban a trabajar juntas tenía que tener en cuenta sus fortalezas. Después de eso la plática no se alargó demasiado, la mecánica se limitó a presentarse a sí misma como cazarrecompensas y agente de la base Biocibernetica, con esta interacción era más que suficiente para estrechar lazos y considerarse aliados hasta terminado el trabajo.
-¿No eres de muchas palabras he?- el hombre que las había reclutado intentó amenizar el encuentro mientras las encaminaba hacia el lugar del trabajo, -En toda mi maldita existencia sólo había visto cibernéticos de mierda, pero debo admitir que tu aspecto me deja muy altas expectativas de tu trabajo- Kat blanqueo los ojos, tendría que soportar las habladurías del sujeto. -No me he presentado, mi nombre es Thoros, mercenario y maestro del robo- denunció mientras usaba sus habilidades de carterista para robar las frutas de una señora que estaba cerca, Kat no tardó en sujetar la muñeca de Thoros para hacer que este soltará la comida. -Vamos nena, es solo una manzana, no morirá de hambre- Kat no se inmuto y arrebató la manzana para regresarla al puesto de dónde había sido robada.
-Bueno, tenemos una cibernética honrada, ¿y usted mi Lady? ¿Que hace una belleza como usted en una ciudad de mierda como está?- Thoros estaba claramente atraído por la figura de la elfa, había compartido la cama con muchas mujeres a lo largo de su vida pero nunca con una elfa, al menos intentaría cortejar a la chica.
La palabrería de Thoros había acortado el camino, pronto estaban a la entrada de un túnel, el túnel era algo sospechoso y la cara de Thoros no inspiraba mucha confianza pero el hombre solo sonrió cuando señaló la entrada, Kat miró a su compañera arqueando las cejas dándole a entender que no confiaba mucho en el tipo, no se conocían pero debían estar alertas en un túnel como ese, la peliblanca ignoro a Thoros y entró sin miedo y encabezando al pequeño grupo.
La entrada había sido estorbosa, pequeña e incómoda, Kat se las ingenio para entrar sin manchar su cuerpo con lo que parecía fango, conforme avanzaron dentro del túnel el espacio en el interior fue aumentando hasta que pudieron caminar a sus anchas. De pronto el grito del niño dale recordó que tenía un acompañante, no sabía porque había gritado pero le daba méritos por haber entrado al túnel sin conocer a nadie. -Calla, que sucede contigo niño- el pequeño que había vivido gran parte de su vida sabía que esos ruidos eran una criatura en específico, ruidos que por su edad él fue el primero en escuchar, no estaba comprobado realmente pero el oído humano deja de percibir ciertos ruidos conforme envejece, y el niño daba fe de aquella teoría, podía escuchar los ruidos leves de carne siendo desgarrada, la peliblanca alcanzó a ver la cara de miedo del niño, ella no podía ver nada y no tenía ningún aditamento para ver en la oscuridad.
-Deben estar bromeando, ¿Como entran a un túnel sin tener luz a la mano?- protesto Thoros mientras empujaba a Kat para dirigir la expedición mientras encendía una llama mágica de su mano. Cuando la luz de la llama iluminó el oscuro corredor el niño volvió a soltar un grito que Kat ahogo rápidamente tapándole la boca. Thoros retrocedió dejando al frente a ambas mujeres, no se podía asegurar si el wendigo los miraba pero las cuencas oculares del cráneo tenían la vista clavada en la peliblanca y sus acompañantes, Kat empujo para atrás al niño que ahora más espantado se escondía detrás de la elfa. La criatura que tenía buen olfato detectó el aroma a aceite de la mecánica y sin avisar emitió una especie de rugido, ya no había marcha atrás, la mujer tomó las espadas que cargaba consigo y se puso en guardia.
-Debemos irnos señorita- comentó el infante mientras jalaba del brazo a la mecánica para emprender el viaje sin perder más tiempo.
-Aun tenemos poco más de una hora para reunirnos con los demás, piérdete hasta ese entonces- reprochó Kat mientras jalaba su brazo sacándose el agarre del niño y provocando que este azotará de nalgas en el lodo.
-No podemos quedarnos aqui, si mi amo se da cuenta que escape me mata-
-No exageres niño, no te puede matar así tan fácilmente-
-Esto es Ciudad Lagarto, créeme que puede-
-Se dónde estamos, pero si intenta ponerte un dedo encima yo te protegeré- Kat miró sus aditamentos, no estaban en óptimas condiciones, luego miró al niño, si lo que había dicho antes era cierto él podría darle una mano para ajustar lo tuviese que ajustar. -Deja de preocuparte por tu amo, mejor ponte a trabajar y revisa mi cuerpo, tengo un trabajo que hacer antes de largarme de aquí- el niño puso mala cara pero de todas maneras apresuró manos al asunto y comenzó a revisar las partes mecánicas de Kat.
El momento del encuentro había llegado y el chico había terminado su trabajo justo a tiempo, Kat se puso de pie mientras se movía en posiciones un tanto sugerentes para revisar el trabajo del niño, no podía quejarse, cuando ella se limpiaba o revisaba no alcanzaba todos los lugares era lógico que el trabajo superará las expectativas de la peliblanca. Cuando Kat alzó la mirada el hombre que la había reclutado ya estaba de pie frente a ella, acompañada de lo que parecía ser un elfo, no lo podía garantizar hasta no ver sus orejas pero tenía toda la pinta de serlo, Kat se presentó como solía hacerlo siempre. -Hola, yo soy Kat-B320, pero puedes llamarme Kat solamente- esta frase que siempre activaba sin ninguna clase de emoción y que tenía en su configuración cuando conocía a alguien, la cara de Kat era de pocos amigos, no le gustaba trabajar con otras personas pero no le quedaba de otra.
-¿Y tu en que eres buena?- preguntó Kat a la chica que acababa de conocer, si iban a trabajar juntas tenía que tener en cuenta sus fortalezas. Después de eso la plática no se alargó demasiado, la mecánica se limitó a presentarse a sí misma como cazarrecompensas y agente de la base Biocibernetica, con esta interacción era más que suficiente para estrechar lazos y considerarse aliados hasta terminado el trabajo.
-¿No eres de muchas palabras he?- el hombre que las había reclutado intentó amenizar el encuentro mientras las encaminaba hacia el lugar del trabajo, -En toda mi maldita existencia sólo había visto cibernéticos de mierda, pero debo admitir que tu aspecto me deja muy altas expectativas de tu trabajo- Kat blanqueo los ojos, tendría que soportar las habladurías del sujeto. -No me he presentado, mi nombre es Thoros, mercenario y maestro del robo- denunció mientras usaba sus habilidades de carterista para robar las frutas de una señora que estaba cerca, Kat no tardó en sujetar la muñeca de Thoros para hacer que este soltará la comida. -Vamos nena, es solo una manzana, no morirá de hambre- Kat no se inmuto y arrebató la manzana para regresarla al puesto de dónde había sido robada.
-Bueno, tenemos una cibernética honrada, ¿y usted mi Lady? ¿Que hace una belleza como usted en una ciudad de mierda como está?- Thoros estaba claramente atraído por la figura de la elfa, había compartido la cama con muchas mujeres a lo largo de su vida pero nunca con una elfa, al menos intentaría cortejar a la chica.
La palabrería de Thoros había acortado el camino, pronto estaban a la entrada de un túnel, el túnel era algo sospechoso y la cara de Thoros no inspiraba mucha confianza pero el hombre solo sonrió cuando señaló la entrada, Kat miró a su compañera arqueando las cejas dándole a entender que no confiaba mucho en el tipo, no se conocían pero debían estar alertas en un túnel como ese, la peliblanca ignoro a Thoros y entró sin miedo y encabezando al pequeño grupo.
La entrada había sido estorbosa, pequeña e incómoda, Kat se las ingenio para entrar sin manchar su cuerpo con lo que parecía fango, conforme avanzaron dentro del túnel el espacio en el interior fue aumentando hasta que pudieron caminar a sus anchas. De pronto el grito del niño dale recordó que tenía un acompañante, no sabía porque había gritado pero le daba méritos por haber entrado al túnel sin conocer a nadie. -Calla, que sucede contigo niño- el pequeño que había vivido gran parte de su vida sabía que esos ruidos eran una criatura en específico, ruidos que por su edad él fue el primero en escuchar, no estaba comprobado realmente pero el oído humano deja de percibir ciertos ruidos conforme envejece, y el niño daba fe de aquella teoría, podía escuchar los ruidos leves de carne siendo desgarrada, la peliblanca alcanzó a ver la cara de miedo del niño, ella no podía ver nada y no tenía ningún aditamento para ver en la oscuridad.
-Deben estar bromeando, ¿Como entran a un túnel sin tener luz a la mano?- protesto Thoros mientras empujaba a Kat para dirigir la expedición mientras encendía una llama mágica de su mano. Cuando la luz de la llama iluminó el oscuro corredor el niño volvió a soltar un grito que Kat ahogo rápidamente tapándole la boca. Thoros retrocedió dejando al frente a ambas mujeres, no se podía asegurar si el wendigo los miraba pero las cuencas oculares del cráneo tenían la vista clavada en la peliblanca y sus acompañantes, Kat empujo para atrás al niño que ahora más espantado se escondía detrás de la elfa. La criatura que tenía buen olfato detectó el aroma a aceite de la mecánica y sin avisar emitió una especie de rugido, ya no había marcha atrás, la mujer tomó las espadas que cargaba consigo y se puso en guardia.
Kat B320
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El hombre atino a una Aradia nerviosa, de estar sola en ese lugar a estar en una misión casi suicida, bueno ella solo iría de apoyo evitar que alguien muera, era algo fácil de logar más si estaba acompañada por… ¿un bio? Suspiro y se dejó guiar, tras asentirle y aferrar la capa hasta llegar al parecer a un punto de encuentro donde les esperaban una ah así que eso era un bio miraba partes mecánicas, y rasgos humanos, se mordió el labio tratando de no hacer preguntas indebidas, no era momentos y mejor sería esperar a terminar la misión para saber cómo es que se lograba esa mezcla tan particular, entonces vio al niño y miro con cierta incógnita al hombre. Bufo algo molesta y atendió el saludo atípico de la definiría mujer y le tendió la mano.
-Aradia, un gusto. Soy sanadora.- Retire la capucha y entonces el hombre volvió a hablar dando su nombre y a pesar de ser humano debido a la situación lo ideal era memorizarlo, nada difícil su le ponía unos cuernos en su imaginación, lo cual le hizo sonreír algo divertida. Y alegrarse de que Kat al menos durante nuestra compañía le quitaría malas mañas.-Eso no lo sabes así que por favor las manos donde podamos verlas hasta terminar este asunto.
Entonces una pregunta directa, que casi respondía con total ingenuidad y recordó los mil consejos de Nousis, -Estábamos de paso, yo solo acompaño a mi maestro, me encargo de tener víveres, y seguirle mientras me enseña.-Se sorprendió de su propia mentira pero, ¿realmente mentía? Si ella le había suplicado que le acompañara a ese lugar pero él la cuidaba y ciertamente le enseñaba como debía moverse por ese mundo, después de lo ocurrido antes había sido un faro para no perderse a sí misma. Pensó que con eso el hombre se callaría pero su palabrería era eterna. A tal punto que en un momento dado decidió hacer que no entendía la conversación del todo.
Suspiro con cierto alivio al verla entrada de un túnel sospechando que ahí era donde iniciaba el verdadero trabajo y Thoros señalo la entrada.-Las damas primero. -Dijo en lo que pareció más un intento cómico de ser caballeroso. Entro tras Kat sin mucho afán de mantener sus ropas impolutas, prefiriendo evitar caer ante lo viscoso que se sentía el suelo, su mirada se fue aclimatando a la poca luz que se iba generando conforme se internaban, un paso, dos pasos, aferraba con la zurda acariciando de tanto en tanto la cadena en su cintura medio oculta por los pliegues de su falda. y tras estar en fila por fin se esparcieron y solo atino a taparse los oídos ante el grito del chico aturdiéndola pues se había mantenido alerta a cualquier cosa había escuchado algo peculiar pero no había atinado a identificar nada y ahora menos sintiendo un pillido en el oído.-¿Pero por qué el grito? –Musito la joven mirando con cierto reproche al niño, no estaba de acuerdo en que los acompañara pero ciertamente prefería tenerlo a vista que allá donde pudieran emboscarlo, aunque en ese momento le daban ganas de haberlo bajado con mordaza, su reproche amaino cuando vio el gesto de terror, ella frunció el ceño no veía al cien en la obscuridad pero tenia una visin particularmente aguda que le permitió ver una silueta consumiendo un... dio un paso atrás cubriéndose la boca y acercando al niño para ponerlo tras de sí.
-Aghh ¿es día de invaliden al elfo?- Gimió tratando de no gritarle a Thoros, cubriéndose los ojos parcialmente al sentir el cambio de luz cuando las adelanto y demostró que no era solo un ladrón pero haciendo que literal ella viera lucecitas por todos lados aferrando tras de si al pequeño extendiendo la mano libre frente a sí misma como si en el extremo sujetara un escudo.-No te alejes de mi yo te cuido ¿de acuerdo? –Le dijo con firmeza al niño cuando por fin su vista se normalizo volviendo a su agudeza de siempre y rodó los ojos al ver la cobardía del humano y brujo, un ser el doble de inútil al parecer. Desenfundo la cadena doble poniéndose ligeramente atrás de Kat a modo de segunda vanguardia. Miro a los lados, conocía a esas criaturas después de todo como ser del bosque se les advertía de evitar toparlos en solitario.- No andes solo por las noches ellos te vigilan.- Canturreo tratando de recordar más detalles de esas criaturas, solo recordando casi a fuego que esas cosas podían ir en manada.-No dejes que te muerda o arañe son venenosos.
-Aradia, un gusto. Soy sanadora.- Retire la capucha y entonces el hombre volvió a hablar dando su nombre y a pesar de ser humano debido a la situación lo ideal era memorizarlo, nada difícil su le ponía unos cuernos en su imaginación, lo cual le hizo sonreír algo divertida. Y alegrarse de que Kat al menos durante nuestra compañía le quitaría malas mañas.-Eso no lo sabes así que por favor las manos donde podamos verlas hasta terminar este asunto.
Entonces una pregunta directa, que casi respondía con total ingenuidad y recordó los mil consejos de Nousis, -Estábamos de paso, yo solo acompaño a mi maestro, me encargo de tener víveres, y seguirle mientras me enseña.-Se sorprendió de su propia mentira pero, ¿realmente mentía? Si ella le había suplicado que le acompañara a ese lugar pero él la cuidaba y ciertamente le enseñaba como debía moverse por ese mundo, después de lo ocurrido antes había sido un faro para no perderse a sí misma. Pensó que con eso el hombre se callaría pero su palabrería era eterna. A tal punto que en un momento dado decidió hacer que no entendía la conversación del todo.
Suspiro con cierto alivio al verla entrada de un túnel sospechando que ahí era donde iniciaba el verdadero trabajo y Thoros señalo la entrada.-Las damas primero. -Dijo en lo que pareció más un intento cómico de ser caballeroso. Entro tras Kat sin mucho afán de mantener sus ropas impolutas, prefiriendo evitar caer ante lo viscoso que se sentía el suelo, su mirada se fue aclimatando a la poca luz que se iba generando conforme se internaban, un paso, dos pasos, aferraba con la zurda acariciando de tanto en tanto la cadena en su cintura medio oculta por los pliegues de su falda. y tras estar en fila por fin se esparcieron y solo atino a taparse los oídos ante el grito del chico aturdiéndola pues se había mantenido alerta a cualquier cosa había escuchado algo peculiar pero no había atinado a identificar nada y ahora menos sintiendo un pillido en el oído.-¿Pero por qué el grito? –Musito la joven mirando con cierto reproche al niño, no estaba de acuerdo en que los acompañara pero ciertamente prefería tenerlo a vista que allá donde pudieran emboscarlo, aunque en ese momento le daban ganas de haberlo bajado con mordaza, su reproche amaino cuando vio el gesto de terror, ella frunció el ceño no veía al cien en la obscuridad pero tenia una visin particularmente aguda que le permitió ver una silueta consumiendo un... dio un paso atrás cubriéndose la boca y acercando al niño para ponerlo tras de sí.
-Aghh ¿es día de invaliden al elfo?- Gimió tratando de no gritarle a Thoros, cubriéndose los ojos parcialmente al sentir el cambio de luz cuando las adelanto y demostró que no era solo un ladrón pero haciendo que literal ella viera lucecitas por todos lados aferrando tras de si al pequeño extendiendo la mano libre frente a sí misma como si en el extremo sujetara un escudo.-No te alejes de mi yo te cuido ¿de acuerdo? –Le dijo con firmeza al niño cuando por fin su vista se normalizo volviendo a su agudeza de siempre y rodó los ojos al ver la cobardía del humano y brujo, un ser el doble de inútil al parecer. Desenfundo la cadena doble poniéndose ligeramente atrás de Kat a modo de segunda vanguardia. Miro a los lados, conocía a esas criaturas después de todo como ser del bosque se les advertía de evitar toparlos en solitario.- No andes solo por las noches ellos te vigilan.- Canturreo tratando de recordar más detalles de esas criaturas, solo recordando casi a fuego que esas cosas podían ir en manada.-No dejes que te muerda o arañe son venenosos.
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Pese a que está contemplado por las normas del foro, los másters no solemos intervenir en temas libres a menos que se nos "invite" a hacerlo. En este caso, sin embargo, he considerado conveniente meter las narices, dado que sois muchos los participantes en este hilo y dos de ellos tienen sus tramas personales en pausa debido a la lentitud con la que (no) avanza. No he entrado para llevar yo la historia del tema (al menos, de momento), pero sí voy a imponer ciertas normas de posteo:
- Se aplicará a rajatabla la norma de los 5 días (no me la acabo de inventar, podéis encontrarla [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], apartado I (Sobre los roles), punto 11). Me explico: cada uno de vosotros dispondrá de 5 días para responder, cuando sea su turno. Si no hay respuesta pasado el plazo, se le saltará y empezará el turno del siguiente. Si hay que saltar dos veces a la misma persona, quedará automáticamente fuera del tema y se le restarán 5 puntos de experiencia por abandono.
- Para que no haya dudas sobre a quién le toca responder, el orden de posteo no podrá volver a cambiarse en lo que resta de tema y será el siguiente: Kendovlah, Kat B320, Aradia Hazelmere, Klinge, Tobías Pharra, Nousis Indirel, Chimar. Puesto que los tres primeros ya respondieron a esta ronda, es el turno de Klinge, tienes 5 días a contar desde la publicación de este post.
Puedo entender que hay ocasiones en que disponemos de menos tiempo para rolear y tal vez sea más difícil cumplir con esos 5 días. De darse ese caso, la persona afectada deberá informar tanto a los otros seis compañeros, como al máster que supervisa este tema (es decir, a mí). En ese caso, se le podrán conceder 2 días adicionales para responder.
Si alguno de vosotros ha perdido interés en esta historia o considera que no va a poder cumplir con el ritmo de posteo, tendrá la oportunidad de rolear la partida de su personaje en su próximo turno. No obtendrá puntos de experiencia al cierre del tema, pero tampoco será penalizado por abandono.
Estaré vigilando este tema y volveré a intervenir siempre que lo considere oportuno. Para cualquier duda o aclaración, podéis contactarme por mp.
Fehu
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El espadachín miraba como el dragón que le acababa de ahorrar las molestias de matar a unos cuantos más pusilánimes ahora interrogaba una vampiresa con atuendo y maquillaje estrambótico. Había escuchado, y visto, de las excentricidades de las sanguijuelas, pero normalmente solían rallar en lo sádico, no en lo ridículo como era este espécimen.
La chupa sangre empezó a hablar de donde se escondería la asesina del que todo mundo estaba hablando -¿tienes idea de porque acabo de matar a este hombre?- dijo con tono despectivo -fue para que no me involucraran en la cacería de una mujer a la cual persigue toda la ciudad- afirmo mientras volvía a vestirse con calma, tras enfundar sus armas.
El guerrero se volvía a poner su capa y comenzaba a revisar en las tiendas de los bandidos a ver si encontraba algo útil -no te fíes de lo que la sanguijuela te diga- le decía al dragón mientras revisaba un par de botas a ver si eran de su tamaño -pueda que sea un asesino y espada de alquiler, pero yo no miento ni hago promesas en vano- alzo la mirada tirando el par de botas a un lado al darse cuenta de que no eran de su talla -pero de eso vive esa criatura- dijo fulminando con la mirada a esa ridículamente vestida escoria.
Tras saquear lo poco de valor que había en el campamento el mercenario tomo sus cosas y se marcho -ya te di mi advertencia, aunque sea caza recompensas no tengo interés en ir tras esta, demasiada gente interesada, recuerda mis palabras dragón de mar, sangre de dragones les es mas apetitosa que sangre humana a estos diablos- al decir estas palabras, el espadachín se marcho del campamento bandido y se dispuso a buscar a Skady quien aún seguía escondida en el bosque.
Cuando paso por el bosque, Klinge encontró a Skady en el mismo lugar donde la dejo, la pequeña se dispuso a reprocharle con la mirada que la dejara abandonada tanto tiempo en el bosque, pero se le paso cuando su guardián le revolvió el cabello como solía hacerlo, para luego encaminarse de regreso a la ciudad, en búsqueda de uno de los pocos lugares seguros donde pasar el resto del día, y la noche antes del viaje de ida.
La chupa sangre empezó a hablar de donde se escondería la asesina del que todo mundo estaba hablando -¿tienes idea de porque acabo de matar a este hombre?- dijo con tono despectivo -fue para que no me involucraran en la cacería de una mujer a la cual persigue toda la ciudad- afirmo mientras volvía a vestirse con calma, tras enfundar sus armas.
El guerrero se volvía a poner su capa y comenzaba a revisar en las tiendas de los bandidos a ver si encontraba algo útil -no te fíes de lo que la sanguijuela te diga- le decía al dragón mientras revisaba un par de botas a ver si eran de su tamaño -pueda que sea un asesino y espada de alquiler, pero yo no miento ni hago promesas en vano- alzo la mirada tirando el par de botas a un lado al darse cuenta de que no eran de su talla -pero de eso vive esa criatura- dijo fulminando con la mirada a esa ridículamente vestida escoria.
Tras saquear lo poco de valor que había en el campamento el mercenario tomo sus cosas y se marcho -ya te di mi advertencia, aunque sea caza recompensas no tengo interés en ir tras esta, demasiada gente interesada, recuerda mis palabras dragón de mar, sangre de dragones les es mas apetitosa que sangre humana a estos diablos- al decir estas palabras, el espadachín se marcho del campamento bandido y se dispuso a buscar a Skady quien aún seguía escondida en el bosque.
Cuando paso por el bosque, Klinge encontró a Skady en el mismo lugar donde la dejo, la pequeña se dispuso a reprocharle con la mirada que la dejara abandonada tanto tiempo en el bosque, pero se le paso cuando su guardián le revolvió el cabello como solía hacerlo, para luego encaminarse de regreso a la ciudad, en búsqueda de uno de los pocos lugares seguros donde pasar el resto del día, y la noche antes del viaje de ida.
- Nota:
- Y consideren esto mi post de salida del tema, no me encuentro de muy buen humor últimamente, siento que el tema tiene mas gente de la que su creador puede realmente manejar, y no me esta terminando de gustar en qué dirección va, por ende, yo hago mutis por el foro, como quien dice, y este será mi último post.
Klinge
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Luego de que la vampiresa escupiera toda la información sobre Lisette. Andaría preguntándome a mí mismo si valdría la pena ir hasta esos túneles. Volví a mirar el cartel, la recompensa era alta, pero nada que valiese mi vida. Si los rumores eran ciertos, toda Ciudad Lagarto buscaba esa asesina y no estaría a la altura de enfrentarme a todos en estas condiciones, y menos por solo unos aeros.
Quizás el gladiador tenía razón, confiar en un vampiro nunca es buena idea, y menos en uno de Ciudad Lagarto. Pocas veces desaprovechaba estas oportunidades, pero sin duda, sería lo más sensato esta vez. Me levanté. — No me convencen tus palabras. — Mientras me alejaba del campamento pude ver como algunos de los demás bandidos intentaban sumarse a la cacería.
Mi interés por esta misión había disminuido, y no tenía más intenciones de seguirle el rumbo a la asesina. Caminando por las calles de la capital del crimen y la libertad había cierto alboroto por todo ese tema del asesinato de la noble y la cacería de Lisette. Quería encontrar un poco de paz y descanso, así que me alojé en una taberna, pedí una cerveza y me acomodé. Posiblemente me quedaría un par de días más en la ciudad.
——————
Off rol: Pues, aunque me gusta mucho la idea de buscar a una asesina que todo el mundo busca, el ritmo que tiene el tema y la forma en la que está sucediendo, no me agrada del todo. Así que me despido, aún así espero que coincidamos on rol alguna vez ^^
Quizás el gladiador tenía razón, confiar en un vampiro nunca es buena idea, y menos en uno de Ciudad Lagarto. Pocas veces desaprovechaba estas oportunidades, pero sin duda, sería lo más sensato esta vez. Me levanté. — No me convencen tus palabras. — Mientras me alejaba del campamento pude ver como algunos de los demás bandidos intentaban sumarse a la cacería.
Mi interés por esta misión había disminuido, y no tenía más intenciones de seguirle el rumbo a la asesina. Caminando por las calles de la capital del crimen y la libertad había cierto alboroto por todo ese tema del asesinato de la noble y la cacería de Lisette. Quería encontrar un poco de paz y descanso, así que me alojé en una taberna, pedí una cerveza y me acomodé. Posiblemente me quedaría un par de días más en la ciudad.
——————
Off rol: Pues, aunque me gusta mucho la idea de buscar a una asesina que todo el mundo busca, el ritmo que tiene el tema y la forma en la que está sucediendo, no me agrada del todo. Así que me despido, aún así espero que coincidamos on rol alguna vez ^^
Tobias Pharra
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Las palabras de los guardianes de su presa no le hizo sino suspirar. Podría haberse enfrascado en una lucha allí mismo en mitad de las calles de la desconocida urbe mas, ¿con qué objetivo real? Sigkurn tendría sin duda muchos más soldados a sus órdenes, y la espada estaría escondida, si es que en verdad el clérigo la tenía en su poder. Asaltar la vivienda en tales circunstancias, siendo perseguido y marcado como enemigo resultaría por entero imposible. De modo que tras dirigirles una sombría mirada, alejó su mano de la empuñadura de la espada, y rio, cerrando los ojos, con un sonido estridente y lo más alejado que alguien podría concebir respecto a la alegría.
No podía rendirse de todas formas. No teniendo una pista real para mejorar en su eterna búsqueda. Sólo había otro interés para él en aquel nido de ratas y era preservar la sangre de su pueblo. Miró no obstante alrededor y frunció el ceño al ver de nuevo al extraño elfo que ya les había importunado con anterioridad. ¿Le había seguido? ¿Por qué era insistente? Nousis solía tratar con amabilidad a los suyos, y pese a ello, aquel sujeto tenía algo que no le gustaba. Parecía demasiado intenso, como si buscase llevarle deliberadamente a un problema de difícil solución. Estuvo a punto de comportarse de forma cortante, pero recordó a la muchacha. Aradia le había ayudado en aquellos largos subterráneos de los Baldíos. Sólo ella sabía por qué había acudido el Elfo a Ciudad Lagarto. Aún le debía una. Dejarla morir no era una opción.
La palabra criaturas le produjo un escalofrío en la espina dorsal, fruto de lo ocurrido tiempo atrás, perdido en el subsuelo y sintiendo en la larga oscuridad los ataques de una bestia que jamás llegó a contemplar. Sonrió no obstante con un gesto entre irónico y divertido, rememorando escenas posteriores. Si dicha asesina debía morir, tal vez su espada pudiese inclinar la balanza. Un poco de oro nunca venía mal, pensó cínico.
-Si ya conocéis su posición y el lugar- inquirió el Elfo, desconfiado- ¿Por qué no la habéis eliminado con gentes más afines, en lugar de dejar el tema en manos de desconocidos y forasteros?
Esperó una respuesta que en nada iba a cambiar el rumbo que había decidido tomar, y tras escuchar al miembro de su raza, corrió raudo, agradeciendo el suelo sin pavimentar en grandes partes de aquella urbe. Las plantas de sus pies, así como sus botas, recordaban bien el suelo de los bosques, y se desplazaban con la rapidez que acostumbraban. Habiendo tomado el mapa del elfo, lo consultó dos veces, antes de llegar al túmulo. Sabía que desde allí la situación podría descontrolarse en cualquier momento. Vació la mente, serenándose. Odiaba jugarse la vida por algo que no fuera su misión, mas allí estaba, a causa del segundo peldaño de su estúpido código. La misión, y ayudar a los suyos si le era posible. Dejarla de lado contradecía por entero tal propio axioma. Sonrió como un lobo cansado, dispuesto a matar de nuevo sin poder evitarlo, por mor de su condición, de su modo de vida.
Formando una precaria antorcha a base de paja seca, madera, unas hojas, encendida a base de yesca y pedernal, entró en el pasadizo y maldijo interiormente una vida que irremediablemente le hacía bajar una y otra vez a las entrañas de la tierra. ¿Cuándo un ser vivo decente había surgido de las profundidades? Ni hablar. Las criaturas nobles vivían bajo la luz del sol, como debía ser. Bueno, se dijo pensado en los brujos. También existían fallos en la Creación.
Continuó sin escuchar nada. Desenvainó la espada, ocupando de tal modo ambas manos. Sus pasos eran devueltos a su oído, como si fuera el único ser vivo allá abajo. Y cuando se hallaba en tales pensamientos, escuchó un inconfundible alarido infantil. No era, no podía ser Aradia. Pero corrió como si le persiguiera un demonio, mascullando entre dientes, sopesando qué hórrida criatura o qué maldades podría encontrar. Una idea resignada cruzó su mente. Que lo mejor que podría hallar sería precisamente la asesina humana.
Sus pasos se detuvieron, cuando llegando a una concreta estancia, su mente le previno a detenerse. Él conocía bien aquella espada y aquella cadena. Y ella no estaba sola.
-¿Pero qu….?- empezó el Elfo, observando entre quienes allí se habían reunido a un asqueroso ser en medio de una aparente cena- Estupendo…
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El comentario del brujo hace que Maquiavelo sonría de manera picara, lo decía en broma. No le interesa mucho el nivel de habilidad de las personas, sabe bien que todos son capaces de dar sorpresas en situaciones adversas.
Claro que eso no quita lo divertido de picar un poco, al menos a los frijoles. Los enanos suelen apreciar mucho ese tipo de juegos, aunque no deja de ser algo amistoso y en cierto modo infantil por sus jóvenes personalidades.
Parece que el brujo de túnica naranja también aprecia el valor de un buen centro de trabajo, no es algo raro teniendo en cuenta la línea educativa que siguen los personajes. Lo único que les diferencia de los inventores es su línea de investigación.
Entonces el brujo anciano habla, en primer lugar desestimando la capacidad de acción que tiene el grupo de personajes jóvenes. No es algo nuevo teniendo en cuenta la apariencia de los miembros pero nada más alejado de la realidad.
Maquiavelo deja que el frijol añejo despotrique, ni siquiera interviene pues ya está acostumbrado a la escena. Si bien eso le sigue molestando bastante, trata de evitar arrebatos frente a su hermanito cada que puede, figura a seguir y todo eso.
Hay algunas discrepancias entre los conceptos, Kevin quiere rescatar a la mujer mientras que su contacto está bastante seguro de que se trata de una asesina peligrosa… no son extremos muy relacionados sin duda.
Ante los curiosos enanos, el viejo hechicero revela un camino oculto. Una escotilla que les lleva hasta cierto túnel oscuro… bastante conveniente sin duda aunque no es la primera vez que se encuentran ante tales circunstancias.
Mira y aprende abuelo.
Bajan entonces, iluminados por la lámpara de aceite del pequeño inventor. Es un sitio que no despierta mucha confianza y los esqueletos repartidos solo alimentan el recelo, claro que no les toma mucho toparse con residentes peligrosos.
Esto no me gusta nada…
Son tres.
Pronto Chim confirma que su hermano no dice mentiras, hay tres trolls marrones en un recinto natural extendido. Al principio parecen enfrascados en sacar el tuétano de algunos huesos pero cuando notan visitantes… pues, comida a domicilio.
Sin vacilar, el pequeño inventor se pone justo delante de su pariente por elección y dispara un virote incendiario. Le da de golpe al más cercano que se enciende como árbol de ofrendas navideñas… por desgracia todavía quedan dos.
¡¡Son débiles contra el fuego!!
Expresa para que Kevin haga un poco de su magia ígnea, lo bueno de vivir tantas aventuras es que se consiguen muchos conocimientos prácticos por el camino. Con un poco de fuego, las moles del bosque se reducen rápido sin importar su tamaño.
Claro que eso no quita lo divertido de picar un poco, al menos a los frijoles. Los enanos suelen apreciar mucho ese tipo de juegos, aunque no deja de ser algo amistoso y en cierto modo infantil por sus jóvenes personalidades.
Parece que el brujo de túnica naranja también aprecia el valor de un buen centro de trabajo, no es algo raro teniendo en cuenta la línea educativa que siguen los personajes. Lo único que les diferencia de los inventores es su línea de investigación.
Entonces el brujo anciano habla, en primer lugar desestimando la capacidad de acción que tiene el grupo de personajes jóvenes. No es algo nuevo teniendo en cuenta la apariencia de los miembros pero nada más alejado de la realidad.
Maquiavelo deja que el frijol añejo despotrique, ni siquiera interviene pues ya está acostumbrado a la escena. Si bien eso le sigue molestando bastante, trata de evitar arrebatos frente a su hermanito cada que puede, figura a seguir y todo eso.
Hay algunas discrepancias entre los conceptos, Kevin quiere rescatar a la mujer mientras que su contacto está bastante seguro de que se trata de una asesina peligrosa… no son extremos muy relacionados sin duda.
Ante los curiosos enanos, el viejo hechicero revela un camino oculto. Una escotilla que les lleva hasta cierto túnel oscuro… bastante conveniente sin duda aunque no es la primera vez que se encuentran ante tales circunstancias.
Mira y aprende abuelo.
Bajan entonces, iluminados por la lámpara de aceite del pequeño inventor. Es un sitio que no despierta mucha confianza y los esqueletos repartidos solo alimentan el recelo, claro que no les toma mucho toparse con residentes peligrosos.
Esto no me gusta nada…
Son tres.
Pronto Chim confirma que su hermano no dice mentiras, hay tres trolls marrones en un recinto natural extendido. Al principio parecen enfrascados en sacar el tuétano de algunos huesos pero cuando notan visitantes… pues, comida a domicilio.
Sin vacilar, el pequeño inventor se pone justo delante de su pariente por elección y dispara un virote incendiario. Le da de golpe al más cercano que se enciende como árbol de ofrendas navideñas… por desgracia todavía quedan dos.
¡¡Son débiles contra el fuego!!
Expresa para que Kevin haga un poco de su magia ígnea, lo bueno de vivir tantas aventuras es que se consiguen muchos conocimientos prácticos por el camino. Con un poco de fuego, las moles del bosque se reducen rápido sin importar su tamaño.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 2 (Virotes inferno)
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Grupo I:
-La ubicación de Lisette son suposiciones-. Esbozó el elfo hablando con su congenie de raza. -La carne de cañón suele ser útil. Si sobreviven será más fácil conseguir el objetivo-. Terminó de decir con una sonrisa, aunque dudo que Nousis le hubiese escuchado del todo pues ya había comenzado a correr. Claramente, la elección que tomará era algo que debía ver.
Poco tiempo pasó para comprobar que se habían unido al grupo del mago Thoros. Sin duda aquello podría llegar a ser problemático. Ya podía ir viendo cual sería la primera baja del grupo, pero esto poco importaba por ahora pues la presencia del Wendigo era algo que no se había esperado.
Thoros y el elfo Elidor se pusieron al frente. Cada uno al costado de Kat. Primero Thoros movió sus manos y varias llamas salieron disparadas hacía la criatura que las esquivó sin mucha dificultad para lanzar un agudo a la vez que gutural chillido en respuesta. Mientras esto ocurría Elidor con algo de esfuerzo saca su ballesta ya cargada y la dispara, pero la criatura escurridiza ya había desaparecido en la oscuridad. -¿Qué diablos era eso?-. Preguntó Thoros mirando a su compañero para avanzar, sacando una daga oculta. -Vela-. Dijo y esta comenzó a iluminar un radio de treinta metros.* -Un problema menos, mientras no lo arrinconemos. Son cobardes pero no débiles-. Respondió Elidor esta vez usando el lenguaje popular. -Tenemos que seguir avanzando-.
Thoros y Elidor siguieron el avance con razones obvias al frente. -Creo que nos equivocamos de entrada-. Dijo el brujo pero eso no los detuvo. Elidor ya estaba acostumbrado y sabía que no responder era la mejor forma de evitar que soltará su lengua.
Al final del pasillo pudieron ver una pesada puerta de hierro abierta por ambos lados. La sala en la que entrarían estaba llena de estanterías con armas de todo tipo. Como si alguna vez la sala hubiese servido de armería para los ladrones o los piratas. Desde las dagas más pequeñas hasta las hachas de combate más pesadas. Mazas, espadas, hoces, etc... Sin embargo, lo que debían preguntarse era ¿y el Wendigo? Pues la salida del otro lado estaba completamente cerrada.
Por su parte, Thoros cometé el error de pisar una piedra algo levantada del suelo, cerrando por completo la sala con quien estuviese dentro entonces.
Elidor fue el primero en avanzar al otro lado de la puerta, pero al tratar de abrirla no pudo. Tendría que usar ganzuas o encontrar la llave (lo mismo que con la puerta de entrada). Claro que no había tiempo para eso pues un nuevo chirrido de Wendigo se escuchó en la sala. -¡Su puta madre!-. Gritó Elidor al sentir la carne siendo rasgada de su hombro izquierdo. La criatura luego atacaría a Thoros, la fuente de luz del grupo quien rápidamente toma un martillo de guerra a dos manos y obliga a la criatura retroceder golpeando con fuerza el suelo en un intento de aplastar la cabeza de su enemigo.
El suelo era débil, la fuerza no había sido mucha. Pero logro formar una grieta en este además de levantar algo de polvo. -¡Hay que salir, lo tenemos arrinconado!-. Gritó nuevamente el elfo quien sabía lo peligroso que era enfrentarse a cualquier bestia en su territorio sin darle otra opción que atacar.
Grupo II:
-Luz-. Dijo Kendovlah al momento de desenvainar su vieja espada de acero. Esta poco a poco comenzó a emitir una luz brillante que iluminaba un radio de treinta metros.* Lo suficiente ver con claridad y comprobar la identidad de los peligros advertidos por el enigmático tamborilero.
El primero en actuar fue el pequeño inventor con su ballesta, esta vez demostrando poseer algo del elemento del túnica naranja para defenderse. Siempre tenían algo bajo la manga con lo que sorprender.
Las palabras del pequeño sobre la debilidad de esas cosas hicieron sonreír a Kendovlah de oreja a oreja. -Música para mis oídos-. Dijo para preparar su magia.
Se puso de perfil sin soltar su acero que servía de linterna y dejo su mano libre al frente. La movió y en cosa de segundos las llamas salieron disparadas hacía los troles.* Sonrió satisfecho al ver los resultados, algo que se le estaba haciendo una manía típica. Las criaturas ardieron con la misma facilidad que la primera y no hubo necesidad de gastar más recursos.
Kendovlah siguió avanzando mientras recordaba su primera aventura con los pequeños. Se habían visto en una situación similar, pero ahora contaba con más recursos. La iluminación no era lo único nuevo que tenía y pronto tendría la opción de demostrarlo aunque el motivo podría muy bien no gustarle.
Pronto el piso pasaría a ser piedra solida y la oscuridad se extendería bastante comprendiendo que la luz de la espada de acero iluminaba a penas una cuarta parte del lugar en que se encontraban. Era difícil saber si avanzaban o retrocedían. Solo veían de vez en cuanto algunos pilares de piedra. Algunos sostenían un techo que no se podía ver por la oscuridad. Otros hace tiempo se habían destruido; quedaban las bases o a medias. No podían decir con exactitud cuantos o medir entre tanta oscuridad. Solo podían asegurarse de lo que veían en el radio que iluminaba la espada.
No solo la noción del espacio comenzaba a perderse, la visión también comenzaba a dificultarse debido a una extraña neblina que comenzaba a ser cada vez más y más densa. -Mejor no separarnos-. Sugirió Kendovlah al notarlo. Podía mandar su centinela para vigilar, pero sabía que ese hechizo requería mucho descanso para volver a usarlo y era muy útil en combate como para desperdiciarlo.
-Lisette debe estar por aquí. Parece un buen lugar para esconderse-. Añadió bajando el tono de la voz. Si lo escuchaban era posible que fueran atacados, aunque no podía asegurar la identidad del enemigo o siquiera si había alguno. Si estaban perdidos o habían entrado en un laberinto ilusorio. Dado el último caso sería difícil engañar al pequeño Canel.
La respiración poco a poco comenzaba a verse gracias a la luz de la espada y el frío comenzaba a ir en aumento. De vez en cuando la luz dejaba ver unas cuantas sombras moviéndose, pero entre tanta oscuridad no se podía apreciar la velocidad o si era tan solo algún efecto visual, pero pronto se confirmaría.
Una sombra apareció en el circulo de luz y un lastimero grito se escuchó frente a los enanos. Las manos iban directo a la cabeza de los pequeños, pero al verlo el túnica naranja blandió la espada en un tajo diagonal que no llego a su destino. La sombra parecía flotar cuando retrocedía para escapar y volver a camuflarse en su entorno. -Y yo pensaba que un liche era lo más raro que he visto-. Dijo el joven mago comenzando a preguntarse la cantidad de esos seres y más importantes, ¿cómo vencerlos? Debían pensar en algo rápido pues el frío y la neblina se incrementaba.
Off:
*Thoros tiene la daga encantada con fuente de luz. Mismo encantamiento que activa Kendovlah con su espada.
_*: Kendovlah usa habilidad de nivel 0: ascuas.
Dialogos:
Kendovlah
Thoros
Elidor
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
La peliblanca permanecía con la guardia en alto, una daga en cada mano y con pose de boxeador, no era la mejor peleadores pero tenía buen aguante, su cuerpo se balanceaba con cada brinco que daba, mientras su cabeza negaba enérgicamente esperando que la criatura hiciese el primer movimiento. Thoros se plantó a su lado junto a un segundo sujeto al que no había visto hasta ese momento, el inútil acompañante y reclutador de Kat movió las manos de forma misteriosa creando llamas que volaron en dirección al Wendigo, mientras el sujeto nuevo respondía lanzando virotes con su ballesta.
Para fortuna del pequeño grupo la criatura había huido, el corazón Kat era un tambor de guerra fuera de control, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvo esa sensación de estar viva, su respiración era rápida y dificultosa, la adrenalina del combate seguía ahí, esperando a ser utilizada, pero no, no sería en ese momento. La peliblanca respiro hondamente para tranquilizar su cuerpo y en cuanto estuvo calmada busco con la mirada al chiquillo que había contratado de escudero en esta estúpida misión, detrás de ella caminaba el niño, miraba con admiración a la elfa del grupo, quizá por su belleza racial o sus orejas en punta pero definitivamente le miraba perdidamente, Kat ignoro aquello, mientras el niño no muriera y pudiera hacer su trabajo si es que se necesitaba todo estaría bien.
En poco tiempo Kat estaba en el interior de una sala nueva, una sala repleta de vitrinas y estantes cargados de armas de todo tipo, para la peliblanca era todo un placer, rápidamente se dirigió a dónde estaban las dagas, había algo en ese tipo de armas que Kat no podía comprender, siempre que miraba alguna daga el cosquilleo por sujetarlas y probarlas era incontenible, algunas lucían muy ostentosos y otras más pobres, Kat sujeto una probando su peso, era muy ligera, jugó con el arma malabareandola entre sus dedos, probando el equilibrio que se miraba perfecto, pero un ruido extraño la hizo regresar de su fantasía, el portón de metal por el cual entraron se acababa de cerrar, y la aparente salida estaba bloqueada de igual manera. El caos se había apoderado de la sala, el wendigo había aparecido nuevamente, la mecánica tomo las dagas que admiraba un par de segundos antes y corrió en dirección a la luz de Thoros, está vez no se quedaría plantada observando cómo actuaban los demás.
Kat corrió en dirección al mago quien ya agitaba un martillo en el aire para luego cimbrar el suelo con tremendo golpe, la grieta que se formó en el suelo había producido suficiente ruido para que la peliblanca lo notará, está se paró a una distancia segura y lanzó el par de dagas en dirección a la bestia, si lograba llamar su atención podría distraer al Wendigo mientras los demás trabajaban en buscar una salida.
-¡La grieta en el piso!- grito la peliblanca mientras empuñaba sus dos armas y se colocaba en guardia nuevamente.
-¡Quizá podamos salir por ahi!- Añadió mientras gritaba más fuerte para distraer al Wendigo.
-¡Usen el martillo!- la voz de la peliblanca ya no solo era de sugerencia, esta vez se atrevía a dar órdenes a sus compañeros, era su manera de ser, mandona sin darse cuenta.
Anthony siempre se había considerado buen empleado en todas sus labores y esta vez no era la excepción. -No tenga miedo señorita, yo la defenderé- dijo a toda prisa el niño y miró a la elfa con la valentía de un hombre adulto para luego irse con la agilidad limitada de su edad y la ventaja de su estatura escabulléndose entre la poca luz de la sala.
El niño se dirigió a la grieta que Kat había ordenado, obedeceria a la peliblanca sin importarle el peligro, tomó las piedras que se habían desprendido del suelo y las arrojó en dirección a la criatura, por lo menos ayudaría aumentando el tiempo que tuviesen para abrir la grieta.
Para fortuna del pequeño grupo la criatura había huido, el corazón Kat era un tambor de guerra fuera de control, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvo esa sensación de estar viva, su respiración era rápida y dificultosa, la adrenalina del combate seguía ahí, esperando a ser utilizada, pero no, no sería en ese momento. La peliblanca respiro hondamente para tranquilizar su cuerpo y en cuanto estuvo calmada busco con la mirada al chiquillo que había contratado de escudero en esta estúpida misión, detrás de ella caminaba el niño, miraba con admiración a la elfa del grupo, quizá por su belleza racial o sus orejas en punta pero definitivamente le miraba perdidamente, Kat ignoro aquello, mientras el niño no muriera y pudiera hacer su trabajo si es que se necesitaba todo estaría bien.
En poco tiempo Kat estaba en el interior de una sala nueva, una sala repleta de vitrinas y estantes cargados de armas de todo tipo, para la peliblanca era todo un placer, rápidamente se dirigió a dónde estaban las dagas, había algo en ese tipo de armas que Kat no podía comprender, siempre que miraba alguna daga el cosquilleo por sujetarlas y probarlas era incontenible, algunas lucían muy ostentosos y otras más pobres, Kat sujeto una probando su peso, era muy ligera, jugó con el arma malabareandola entre sus dedos, probando el equilibrio que se miraba perfecto, pero un ruido extraño la hizo regresar de su fantasía, el portón de metal por el cual entraron se acababa de cerrar, y la aparente salida estaba bloqueada de igual manera. El caos se había apoderado de la sala, el wendigo había aparecido nuevamente, la mecánica tomo las dagas que admiraba un par de segundos antes y corrió en dirección a la luz de Thoros, está vez no se quedaría plantada observando cómo actuaban los demás.
Kat corrió en dirección al mago quien ya agitaba un martillo en el aire para luego cimbrar el suelo con tremendo golpe, la grieta que se formó en el suelo había producido suficiente ruido para que la peliblanca lo notará, está se paró a una distancia segura y lanzó el par de dagas en dirección a la bestia, si lograba llamar su atención podría distraer al Wendigo mientras los demás trabajaban en buscar una salida.
-¡La grieta en el piso!- grito la peliblanca mientras empuñaba sus dos armas y se colocaba en guardia nuevamente.
-¡Quizá podamos salir por ahi!- Añadió mientras gritaba más fuerte para distraer al Wendigo.
-¡Usen el martillo!- la voz de la peliblanca ya no solo era de sugerencia, esta vez se atrevía a dar órdenes a sus compañeros, era su manera de ser, mandona sin darse cuenta.
Anthony siempre se había considerado buen empleado en todas sus labores y esta vez no era la excepción. -No tenga miedo señorita, yo la defenderé- dijo a toda prisa el niño y miró a la elfa con la valentía de un hombre adulto para luego irse con la agilidad limitada de su edad y la ventaja de su estatura escabulléndose entre la poca luz de la sala.
El niño se dirigió a la grieta que Kat había ordenado, obedeceria a la peliblanca sin importarle el peligro, tomó las piedras que se habían desprendido del suelo y las arrojó en dirección a la criatura, por lo menos ayudaría aumentando el tiempo que tuviesen para abrir la grieta.
Kat B320
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Aradia ha avisado de dificultades para ajustarse al plazo esta semana. Se le conceden dos días adicionales para responder.
Fehu
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