Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Una bio, un niño, un brujo y una elfa, la cosa no pintaba mal… Y a sus ojos azules y claros les vio una esperanza más cuando dos personas más entraron, dos elfos y uno al que reconoció y exhalo con alivio, de no ser por su postura en defensa que opto Nousis seguro le hubiera abrazado, los otros dos optaron por situarse al lado de Kat, la elfa se encargó de mantenerse a retaguardia y aferrando el hombro del niño, trataba con todas sus fuerzas no traer los días pasados al presente y se mordía la lengua de tener ese cabo suelto por quién sabe dónde; volvió al presente y con 3 a 4 personas más que pudieran hacerle contra al bicho ella se encargaría de sanar a los que fueran necesarios.
–Lo sé, apetitoso ¿no?- Respondió Aradia a su compañero con cierto animo sin poder ocultar su alivio, pero hasta ahí llego la fortuna de los dioses a su persona pues entre algunos ataques la criatura se escondió en la obscuridad y le dio mala espina haciendo que aguzara los ojos a los rincones y siguió al par que los había reclutado.
-Nou es un Wendigo hay que evitar que nos hiera pues son venenosos.- ¿Cómo lo sabía? Bueno su clan era un disperso, y el suyo en particular estaba entre las orillas hacia el pantano de Sandorai y los bosques más tupidos, no era incomún saber de algún herido por esas criaturas por creer que por ser miedoso no atacarían a una posible presa si iba sola, así como sabía un poco de los mismos trolls, aunque nunca se había topado con una de esas demacradas criaturas y mucho de esos textos estaban a resguardo de su padre y solo a los que iban a travesías fuera de la aldea les eran cedidos sus conocimientos; el chico que acompañaba al bio parecía haberse pegado a sus faldas y con sus experiencias una parte de ella casi quería lanzar al chico muy muy lejos, y su parte más arraigada a cuidarle, de momento no veía razón para dudar mucho.
Y un ruido que le dio un abrupto recuerdo le hizo mirar los pies de todos
– ¿En serio ustedes son mercenarios o algo así?- Musito señalando al brujo, que le hizo pensar que no tenían esos impuros del éter más de dos dedos de frente, definitivamente los brujos no hacían nada por mejorar ante la novicia elfa su visión del mundo general.
Y mirando la estancia corrió hacia la puerta que acababa de ser cerrada ajustando la cadena en la cadera y se le erizo la piel y no por buen modo al oír a esa criatura. Se había quedado sin querer cerca del otro elfo que parecía como ella creerse capaz de ver alguna forma de abrir la puerta y grito al tiempo cuando broto la sangre y ese aroma ferroso invadió su nariz, entonces tras un ruido gravoso miro hacia la fuente de luz del grupo aparte de la antorcha de Nousis y lo que siguió solo la dejo con las mejillas rojas cuando el chiquillo parecía dejarse el corazón al mirarla a ella y con la firmeza de un chico que lucha por volverse hombre prometer proteger una vida que ni conocía. Miro determinada el lugar, armas, estantes, un caos medio organizado y viendo la grieta de donde el chico tomaba proyectiles, rasgo parte de las enaguas internas de su falda y cubrió las heridas de Elido.
–Tu encárgate de buscar abrir esta puerta- Respiro hondo y sintiendo el cosquilleo en sus manos hacia la herida del elfo le sano de forma ligera, su corazón estaba a mil y le palpitaba en los oídos el tiempo corría contra ellos, un placer algo culposo le cubrió el rostro, por ser una séptima hija, algo rarísimo hasta en su propio clan, se le había instruido en armas delicadas, arcos, dagas espadas, con las que su manejo era… medianamente bueno, podría tener un combate pasable contra algún novato, pero contra otra cosa, solo contaba la maestría en su cadena como defensa, distractor y látigo y siempre había soñado con sentir el peso de un hacha en sus manos, casi un tabú para ella, pero a su tía la había visto forjar algunas. Y ahí sin el límite de nada podía verse en la ilusión de tomar una que sintió no tan pesada y aunque la arrastro para sacarla logro abanicar lo suficiente para cargarla al hombro con un sonoro quejido. Atacar a la bestia, JA, eso en otro momento la hubiera hecho soltar una carcjada pero en ese momento su fin era dejarla caer con todo el peso posible en la grieta abierta aprovechando el filo. Camino medio inestable como si hubiera bebido de más (no es que ella supiera de eso.. no para nada) y fue hacia la grieta, inclino el cuerpo hacia atrás, tensando bien los brazos y entonces como si fuera una liga se dejó ir hacia el frente dejando caer el hacha con todo su peso hacia la grieta hecha.
- A UN LADO.- Grito de forma algo aguda cuando el acero golpeo la piedra que parecía más pobre en ese lugar y soltando la pesada arma en cuanto sintió que tocaba el suelo dando un paso atrás para impulsarse al lado contrario y caer de nalgas al suelo. Solo pensó algo muy tarde tras su “heroica” hazaña… Miro el suelo y solo rezo a todos los dioses por que la cámara debajo de ellos no fuera muy profunda.
–Lo sé, apetitoso ¿no?- Respondió Aradia a su compañero con cierto animo sin poder ocultar su alivio, pero hasta ahí llego la fortuna de los dioses a su persona pues entre algunos ataques la criatura se escondió en la obscuridad y le dio mala espina haciendo que aguzara los ojos a los rincones y siguió al par que los había reclutado.
-Nou es un Wendigo hay que evitar que nos hiera pues son venenosos.- ¿Cómo lo sabía? Bueno su clan era un disperso, y el suyo en particular estaba entre las orillas hacia el pantano de Sandorai y los bosques más tupidos, no era incomún saber de algún herido por esas criaturas por creer que por ser miedoso no atacarían a una posible presa si iba sola, así como sabía un poco de los mismos trolls, aunque nunca se había topado con una de esas demacradas criaturas y mucho de esos textos estaban a resguardo de su padre y solo a los que iban a travesías fuera de la aldea les eran cedidos sus conocimientos; el chico que acompañaba al bio parecía haberse pegado a sus faldas y con sus experiencias una parte de ella casi quería lanzar al chico muy muy lejos, y su parte más arraigada a cuidarle, de momento no veía razón para dudar mucho.
Y un ruido que le dio un abrupto recuerdo le hizo mirar los pies de todos
– ¿En serio ustedes son mercenarios o algo así?- Musito señalando al brujo, que le hizo pensar que no tenían esos impuros del éter más de dos dedos de frente, definitivamente los brujos no hacían nada por mejorar ante la novicia elfa su visión del mundo general.
Y mirando la estancia corrió hacia la puerta que acababa de ser cerrada ajustando la cadena en la cadera y se le erizo la piel y no por buen modo al oír a esa criatura. Se había quedado sin querer cerca del otro elfo que parecía como ella creerse capaz de ver alguna forma de abrir la puerta y grito al tiempo cuando broto la sangre y ese aroma ferroso invadió su nariz, entonces tras un ruido gravoso miro hacia la fuente de luz del grupo aparte de la antorcha de Nousis y lo que siguió solo la dejo con las mejillas rojas cuando el chiquillo parecía dejarse el corazón al mirarla a ella y con la firmeza de un chico que lucha por volverse hombre prometer proteger una vida que ni conocía. Miro determinada el lugar, armas, estantes, un caos medio organizado y viendo la grieta de donde el chico tomaba proyectiles, rasgo parte de las enaguas internas de su falda y cubrió las heridas de Elido.
–Tu encárgate de buscar abrir esta puerta- Respiro hondo y sintiendo el cosquilleo en sus manos hacia la herida del elfo le sano de forma ligera, su corazón estaba a mil y le palpitaba en los oídos el tiempo corría contra ellos, un placer algo culposo le cubrió el rostro, por ser una séptima hija, algo rarísimo hasta en su propio clan, se le había instruido en armas delicadas, arcos, dagas espadas, con las que su manejo era… medianamente bueno, podría tener un combate pasable contra algún novato, pero contra otra cosa, solo contaba la maestría en su cadena como defensa, distractor y látigo y siempre había soñado con sentir el peso de un hacha en sus manos, casi un tabú para ella, pero a su tía la había visto forjar algunas. Y ahí sin el límite de nada podía verse en la ilusión de tomar una que sintió no tan pesada y aunque la arrastro para sacarla logro abanicar lo suficiente para cargarla al hombro con un sonoro quejido. Atacar a la bestia, JA, eso en otro momento la hubiera hecho soltar una carcjada pero en ese momento su fin era dejarla caer con todo el peso posible en la grieta abierta aprovechando el filo. Camino medio inestable como si hubiera bebido de más (no es que ella supiera de eso.. no para nada) y fue hacia la grieta, inclino el cuerpo hacia atrás, tensando bien los brazos y entonces como si fuera una liga se dejó ir hacia el frente dejando caer el hacha con todo su peso hacia la grieta hecha.
- A UN LADO.- Grito de forma algo aguda cuando el acero golpeo la piedra que parecía más pobre en ese lugar y soltando la pesada arma en cuanto sintió que tocaba el suelo dando un paso atrás para impulsarse al lado contrario y caer de nalgas al suelo. Solo pensó algo muy tarde tras su “heroica” hazaña… Miro el suelo y solo rezo a todos los dioses por que la cámara debajo de ellos no fuera muy profunda.
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Atrapados con una bestia con exceso de apetito. Nousis hubiera sonreído de no haber mediado la asquerosa faz del monstruo. Miró a su alrededor y bufó con cierta arrogancia, volteando su espada élfica en la mano con un elegante giro de muñeca, ya habitual en él. Ni sabía ni era de su más mínima incumbencia cómo tal grupo había ido a parar a esas catacumbas. Él sólo debía salvar a quien compartía la sangre de los bosques. El resto no eran más que animales sacrificables si llegaba el momento.
Escuchó con atención las palabras de Aradia. Una de tantas criaturas sobre las que había leído en sus amplios estudios durante las décadas que había pasado en la tranquilidad de su tierra. Se tenía por un ser con buena memoria, mas en esos momentos, apenas llegaban fragmentos de las capacidades o habilidades del enemigo que tenían que batir. Hallarse bajo tierra ya empezaba a ser una constante en su vida y en verdad, comenzaba a odiarlo intensamente.
Sus pensamientos retornaron al presente al examinar la estancia donde todos se encontraban. No saludó a nadie, salvo a su conocida. El lugar debía de haber sido en algún momento una armería, o un almacén secundario para el sobrante de las herramientas bélicas. Optó por no hacer el menor caso al herido, del que Aradia se estaba ocupando con cierta habilidad, al tiempo que contemplaba las armas con una tranquilidad rayana en una absoluta frialdad. En nada se apreciaba en éstas una factura artística u ornamental. Más bastas que la suya, el Elfo no deseaba sujetar útiles tan bárbaros. A pesar de tales pensamientos, sí se hizo con un escudo en forma de óvalo que parecía haber sido fabricado por alguien especialmente habilidoso. Desconocía qué le repararían lo próximos momentos. Una protección algo mayor podría ser una diferencia vital.
Sin embargo, fue imposible que su atención no se viera impelida por la ¿mujer? presente además de la elfa. Observándola con el mayor disimulo posible un par de veces, comprendió que constituía uno de esos engendros metálicos que había podido ver en contadas ocasiones en la península de Verisar. Magia extraña y oscura, pensaba sombrío. Humanos deformados, o tal vez algo peor. Carecía aún de juicio ante tales abominaciones. El niño que llevaba consigo no podía ser su hijo, o su familiar, suponía. Otra muestra más de la estupidez de la raza de los Hombres.
El estallido que produjo en sus oídos en golpe de hacha contra el suelo le hizo volver la mirada, incrédulo, hacia Aradia. Verla sujetar un arma tan enorme siendo ella tan delicada casi le hizo emitir una carcajada, que controló gracias a la situación. Dio unos rápidos pasos hacia ella, evitando la trayectoria de sus ataques al suelo.
-¿Sabes lo que podría haber ahí abajo?- Inquirió Nousis, imprimiendo a su voz unos claros matices de desconfianza y preocupación. Casi su leitmotiv.
De todas maneras, se colocó en posición defensiva delante de su compañera, esperando que hiciese lo que creía que debía hacer. Calculando el escenario, el Elfo se preguntaba si no sería más adecuado tratar de terminar con la bestia entre todos los presentes, antes que escapar de la sala hacia algo que podría llegar a ser aún peor. ¿Más valía lo malo conocido que lo bueno por conocer? Imaginaba que no tardaría en saberlo. Sonrió sardónico.
-Te dejo sola unos momentos, y ya formas un grupo de lo más extraño- Comentó con una nítida intención burlesca, a espaldas de la elfa.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Quien se meta con Chimar o su hermanito… pues tiene las de perder, prueba fehaciente de esto es la criatura que ahora se consume en llamas. No le toma mucho a la desagradable bestia pasar a mejor vida, vale destacar que el propio Kevin adopta la línea combativa de Maquiavelo sin vacilar.
Logran vencer la primera ronda de dificultades y sin mayores contratiempos, los chicos buenos pueden contar una victoria en el extraño escenario que ahora tienen delante. Pero es prudente no adelantar conclusiones claro.
Después de todo su objetivo sigue sin aparecer, si logro burlar a los asquerosos seres sin duda tiene la capacidad para resultar una molestia peligrosamente viable. Trabajo complicado y todo eso.
Avanzan entonces, ahora sin más problemas a la redonda que la oscuridad patente. En breve terminan pisando un camino de piedra, algo que acaba siendo complementado por curiosas estructuras manufacturadas.
Se encuentran de repente en medio de un recinto grande, grande y descuidado. La marca del tiempo es innegable pero se mantiene en cierto modo la magnificencia del desconocido lugar subterráneo.
Déjà vu.
En efecto…
Durante su colaboración en las islas, tanto Kevin como los hermanos encontraron una estructura similar oculta bajo el suelo. Es claro que Aerandir no tiene escasez de dichos lugares aunque resulta curioso que exista uno bajo la nueva ciudad del pecado.
Pronto la iluminación del túnica anaranjada se queda corta ante lo inmenso del recinto, eso sin mencionar que una niebla rara disminuye aún más el rango de acción. En breve, se revela una nueva amenaza, surge por entre la misma manifestación inexplicable.
Eso estuvo cerca…
Dice con el corazón agitado y es que la visión de un espectro nebuloso nunca resulta agradable, Canel por su parte solo mira con ojos saltones la situación pero sin inmutarse mucho… típico del enano rarito.
Es una suerte que no se hayan separado sin duda pero aún no están fuera de peligro, ni por asomo. Los nuevos enemigos parecen tener una debilidad importante contra la luz aunque lejos de eso corren con ventaja.
Haciendo gala de su rápida mente, Maquiavelo deduce que su bomba hidráulica es justo lo que necesitan ahora mismo. Toma su curiosa esfera y la arroja a una distancia prudente, acto seguido pasa a cubrirse haciendo especial énfasis en gesticular bastante para advertir a su colega adulto.
Cuando explota la peculiar cosita, su honda desplaza la niebla como si se tratara de agua líquida huyendo de una piedra en cualquier lago. Es justo decir que la potencia termina por disipar severas secciones acumuladas y con ellas los seres extraños.
Logran vencer la primera ronda de dificultades y sin mayores contratiempos, los chicos buenos pueden contar una victoria en el extraño escenario que ahora tienen delante. Pero es prudente no adelantar conclusiones claro.
Después de todo su objetivo sigue sin aparecer, si logro burlar a los asquerosos seres sin duda tiene la capacidad para resultar una molestia peligrosamente viable. Trabajo complicado y todo eso.
Avanzan entonces, ahora sin más problemas a la redonda que la oscuridad patente. En breve terminan pisando un camino de piedra, algo que acaba siendo complementado por curiosas estructuras manufacturadas.
Se encuentran de repente en medio de un recinto grande, grande y descuidado. La marca del tiempo es innegable pero se mantiene en cierto modo la magnificencia del desconocido lugar subterráneo.
Déjà vu.
En efecto…
Durante su colaboración en las islas, tanto Kevin como los hermanos encontraron una estructura similar oculta bajo el suelo. Es claro que Aerandir no tiene escasez de dichos lugares aunque resulta curioso que exista uno bajo la nueva ciudad del pecado.
Pronto la iluminación del túnica anaranjada se queda corta ante lo inmenso del recinto, eso sin mencionar que una niebla rara disminuye aún más el rango de acción. En breve, se revela una nueva amenaza, surge por entre la misma manifestación inexplicable.
Eso estuvo cerca…
Dice con el corazón agitado y es que la visión de un espectro nebuloso nunca resulta agradable, Canel por su parte solo mira con ojos saltones la situación pero sin inmutarse mucho… típico del enano rarito.
Es una suerte que no se hayan separado sin duda pero aún no están fuera de peligro, ni por asomo. Los nuevos enemigos parecen tener una debilidad importante contra la luz aunque lejos de eso corren con ventaja.
Haciendo gala de su rápida mente, Maquiavelo deduce que su bomba hidráulica es justo lo que necesitan ahora mismo. Toma su curiosa esfera y la arroja a una distancia prudente, acto seguido pasa a cubrirse haciendo especial énfasis en gesticular bastante para advertir a su colega adulto.
Cuando explota la peculiar cosita, su honda desplaza la niebla como si se tratara de agua líquida huyendo de una piedra en cualquier lago. Es justo decir que la potencia termina por disipar severas secciones acumuladas y con ellas los seres extraños.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 1 (Bomba Hidráulica)
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Kendovlah suspiró al ver que estaban a salvo por ahora. Al hacerlo pudo notar el humo salir por su boca producto del frío ambiental.
El tiempo para tranquilizarse fue de apenas un parpadeo al ver la esfera que Chimar alzaba con su mano. No había visto usar antes dicha creación tan de cerca pero con las habilidades que ya conocía del joven genio, supuso de súbito que sería primordial refugiarse y optar por imitar el gesto de los pequeños.
Las criaturas afectadas por la explosión de la esfera se vieron algunas inmovilizadas y otras obligadas a retroceder. Seguían rodeados y pronto descubrirían la verdadera dificultad de la odisea que recién había iniciado.
-Eso espanto la niebla en cubierta, ¿me equivoco?-. Dijo recordando una de sus viejas aventuras junto a los pequeños y un equipo de turno mucho más amplio que el actual.
Unos cuantos kilómetros más arriba, el agujero que había logrado Aradia dejo un haz de luz que se extendía en forma de cono formando un circulo de luz protector para los afortunados que se encontraban rodeados por elementales de las sombras. Existencia conocida de momento solo por los niños y el brujo de la espada iluminada.
La caída seguía siendo mejor que enfrentarse a un wendigo acorralado. Bendita inocencia que Elidor pudo comprobar luego de haber sido curado.
Se empeñó con algunas ganzuás para abrir la puerta de salida, pero estaba totalmente sellada. No había otra forma de seguir avanzando aparte de abrirse un camino propio que ya existía.
-De todas formas no hay otra salida-. Respondió Elidor al comentario de Nousis para salatar por el mismo agujero que Thoros mientras Anthony se mantenía esperando a Kat.
La caída fue bastante larga pero por suerte nada mortal. Los primeros en aparecer frente al túnica naranja y los niños fueron Aradia junto a los adultos del grupo asesino quedando aún arriba Nousis, Kat y su acompañante. Claro, también el wendigo.
Observó a quienes iban descendiendo y blandió su espada hacía ellos. Entonces recordó las palabras del oráculo. Ahora tenían más sentido, hablaba de alguna forma de Lisette. De todas formas desconfiaba de los recién llegados. Muchos buscaban un precio por su cabeza, decir que planeaba rescatarla sería oponerse a su captura y en esos momentos era lo peor que podía hacer.
-Refuerzos al parecer-. Dijo algo incrédulo aunque no venían del todo mal ya que las criaturas afectadas por la bomba del pequeño genio comenzaban a recomponerse y les superaban mucho en número. La profecía del oráculo también parecía seguir cumpliéndose en ese momento y comprendió que debía usar la cabeza para evitar una riña entre razas y sobrevivir al enemigo en común que tenían por ahora.
-Primero los espectros, ¿y ahora qué?-. Se sentó con las piernas cruzadas mientras se llevaba dos dedos al mentón y comenzaba a pensar en las posibles estrategias que podían usar a su favor o si es que había alguna.
El tiempo para tranquilizarse fue de apenas un parpadeo al ver la esfera que Chimar alzaba con su mano. No había visto usar antes dicha creación tan de cerca pero con las habilidades que ya conocía del joven genio, supuso de súbito que sería primordial refugiarse y optar por imitar el gesto de los pequeños.
Las criaturas afectadas por la explosión de la esfera se vieron algunas inmovilizadas y otras obligadas a retroceder. Seguían rodeados y pronto descubrirían la verdadera dificultad de la odisea que recién había iniciado.
-Eso espanto la niebla en cubierta, ¿me equivoco?-. Dijo recordando una de sus viejas aventuras junto a los pequeños y un equipo de turno mucho más amplio que el actual.
Unos cuantos kilómetros más arriba, el agujero que había logrado Aradia dejo un haz de luz que se extendía en forma de cono formando un circulo de luz protector para los afortunados que se encontraban rodeados por elementales de las sombras. Existencia conocida de momento solo por los niños y el brujo de la espada iluminada.
La caída seguía siendo mejor que enfrentarse a un wendigo acorralado. Bendita inocencia que Elidor pudo comprobar luego de haber sido curado.
Se empeñó con algunas ganzuás para abrir la puerta de salida, pero estaba totalmente sellada. No había otra forma de seguir avanzando aparte de abrirse un camino propio que ya existía.
-De todas formas no hay otra salida-. Respondió Elidor al comentario de Nousis para salatar por el mismo agujero que Thoros mientras Anthony se mantenía esperando a Kat.
La caída fue bastante larga pero por suerte nada mortal. Los primeros en aparecer frente al túnica naranja y los niños fueron Aradia junto a los adultos del grupo asesino quedando aún arriba Nousis, Kat y su acompañante. Claro, también el wendigo.
Observó a quienes iban descendiendo y blandió su espada hacía ellos. Entonces recordó las palabras del oráculo. Ahora tenían más sentido, hablaba de alguna forma de Lisette. De todas formas desconfiaba de los recién llegados. Muchos buscaban un precio por su cabeza, decir que planeaba rescatarla sería oponerse a su captura y en esos momentos era lo peor que podía hacer.
-Refuerzos al parecer-. Dijo algo incrédulo aunque no venían del todo mal ya que las criaturas afectadas por la bomba del pequeño genio comenzaban a recomponerse y les superaban mucho en número. La profecía del oráculo también parecía seguir cumpliéndose en ese momento y comprendió que debía usar la cabeza para evitar una riña entre razas y sobrevivir al enemigo en común que tenían por ahora.
-Primero los espectros, ¿y ahora qué?-. Se sentó con las piernas cruzadas mientras se llevaba dos dedos al mentón y comenzaba a pensar en las posibles estrategias que podían usar a su favor o si es que había alguna.
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
He recibido mensaje de Kat avisando de dificultades para postear esta semana, por lo que se le concede una prórroga.
Viendo que lleváis un ritmo más regular y teniendo en cuenta las fechas que se nos avecinan, no voy a ser tan exigente con los plazos durante las próximas semanas. Todos merecemos un descanso de vez en cuando.
Fehu
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
-¿Qué puedo decir, soy coqueta?- Dijo la joven elfa a su compañero, ciertamente tenía una suerte para toparse con una variedad increíble de situaciones, una más curiosa y hasta risible que la anterior y que seguro rompía posibilidades. –No lo sé pero este suelo ya está muy frágil, lo peor que puede pasar es que estemas hondo y solo será cuestión de no pisarlo….
O ¿no?
Una caída larga no había sido su mejor opción pero el piso se abrió a sus pies y dando un paso atrás dejo caer la pesada hacha al abismo y tras ella sin mucha opción por el frágil piso a sus pies cayo con un grito, se hizo “bolita” en el aire cubriéndose con los brazos la cabeza y cayendo en seco se juró a sí misma no volver a lanzar su mochila de forma descuidada.-Esto dolera mucho mañana.
Dijo quejosa y se apartó de la zona e “aterrizaje” no fuera a ser que media compañía le cayera encima solo para darse e lleno con la sorpresa e que había dos niños y un joven de túnica muy vistosa frente a ellos. Medio escuchándolo y poniendo las manos en la cintura al oír lo de los espectros. –Bueno, nosotros estamos huyendo de un wendigo, ¿a qué te refieres con espectros? –Le miro muy confusa, había visto algo así no hacía mucho y el recordar sus alaridos le crispo la piel y abrazándose se pegó al pequeño grupo mientras el naranjoso se sentaba muy cómodamente bajo el halo de luz, hizo con sus manos un cono- NOU ACÁ HAY ESPECTROS, ¡¡CREO QUE SON COMO LOS DEL PUEBLO ESE!! EL DEL BRUJO PSICÓPATA. Y HAY –empezó a contar-¡TRES PERSONAS DOS SON UNOS NIÑOS! ¿Qué es esto una guardería?
Miro alrededor buscando a esas cosas sacando su cadena, y rompiendo la parte interna de sus faldas las enredo en los extremos de su cadena, miro de soslayo al par de chiquillos, bueno uno era un poco más grande, le recordó a Kosir pero, solo en tamaño,...
¿Qué tenían los humanos con los críos que no eran capaces de tenerlos en lugares medianamente seguros? Ósea bueno ella había estado literal encerrada y ya les parecía descuido que su tía la “mal influyera” no quería ni imaginar que pasaba por la mente de su familia en esos momentos donde seguro ya habían notado que no había llegado a ningún asentamiento cercano a su aldea y que no estaba nada cerca de estar entrenando propiamente dicho… Volvió a su tarea, termino de envolver en tela y papel los extremos de su cadena, el lugar estaba oscuro y exceptuando el cono de luz no se podría ir muy lejos.
-¿Ustedes de donde salieron? ¿y por que necesitan refuerzos? –Realmente les medio prestaba atención, lo que estaba por hacer no era algo que hiciera muy seguido y volviendo a ajustar la cadena a su cintura se sujetó el cabello apretando una coleta de caballo con una tira de tela restante, y se volvió a su mochila de nuevo. –Fuego fuego fuego.- Susurraba buscando en su mochila alguna de las piedras que usaba para hacer chispa, seguro estaban medianamente a salvo por que el de la túnica estaba muy cómodamente sentado, entonces se dio un tope en la cabeza y miro al par de guías específicamente miro a Thoros casi acusadoramente cuando se levantó y lo señalo sin más.
-Tú, fuego aquí.- Se levantó acomodándola mochila al hombro y señalando los extremos de la cadena. Por la obscuridad no podía percibir el tamaño del lugar, el halo de luz tampoco daba mucha ayuda y había una niebla peculiar que parecía espesarla, bueno usaría la cadena como abanico y antorcha a la vez.
O ¿no?
Una caída larga no había sido su mejor opción pero el piso se abrió a sus pies y dando un paso atrás dejo caer la pesada hacha al abismo y tras ella sin mucha opción por el frágil piso a sus pies cayo con un grito, se hizo “bolita” en el aire cubriéndose con los brazos la cabeza y cayendo en seco se juró a sí misma no volver a lanzar su mochila de forma descuidada.-Esto dolera mucho mañana.
Dijo quejosa y se apartó de la zona e “aterrizaje” no fuera a ser que media compañía le cayera encima solo para darse e lleno con la sorpresa e que había dos niños y un joven de túnica muy vistosa frente a ellos. Medio escuchándolo y poniendo las manos en la cintura al oír lo de los espectros. –Bueno, nosotros estamos huyendo de un wendigo, ¿a qué te refieres con espectros? –Le miro muy confusa, había visto algo así no hacía mucho y el recordar sus alaridos le crispo la piel y abrazándose se pegó al pequeño grupo mientras el naranjoso se sentaba muy cómodamente bajo el halo de luz, hizo con sus manos un cono- NOU ACÁ HAY ESPECTROS, ¡¡CREO QUE SON COMO LOS DEL PUEBLO ESE!! EL DEL BRUJO PSICÓPATA. Y HAY –empezó a contar-¡TRES PERSONAS DOS SON UNOS NIÑOS! ¿Qué es esto una guardería?
Miro alrededor buscando a esas cosas sacando su cadena, y rompiendo la parte interna de sus faldas las enredo en los extremos de su cadena, miro de soslayo al par de chiquillos, bueno uno era un poco más grande, le recordó a Kosir pero, solo en tamaño,...
¿Qué tenían los humanos con los críos que no eran capaces de tenerlos en lugares medianamente seguros? Ósea bueno ella había estado literal encerrada y ya les parecía descuido que su tía la “mal influyera” no quería ni imaginar que pasaba por la mente de su familia en esos momentos donde seguro ya habían notado que no había llegado a ningún asentamiento cercano a su aldea y que no estaba nada cerca de estar entrenando propiamente dicho… Volvió a su tarea, termino de envolver en tela y papel los extremos de su cadena, el lugar estaba oscuro y exceptuando el cono de luz no se podría ir muy lejos.
-¿Ustedes de donde salieron? ¿y por que necesitan refuerzos? –Realmente les medio prestaba atención, lo que estaba por hacer no era algo que hiciera muy seguido y volviendo a ajustar la cadena a su cintura se sujetó el cabello apretando una coleta de caballo con una tira de tela restante, y se volvió a su mochila de nuevo. –Fuego fuego fuego.- Susurraba buscando en su mochila alguna de las piedras que usaba para hacer chispa, seguro estaban medianamente a salvo por que el de la túnica estaba muy cómodamente sentado, entonces se dio un tope en la cabeza y miro al par de guías específicamente miro a Thoros casi acusadoramente cuando se levantó y lo señalo sin más.
-Tú, fuego aquí.- Se levantó acomodándola mochila al hombro y señalando los extremos de la cadena. Por la obscuridad no podía percibir el tamaño del lugar, el halo de luz tampoco daba mucha ayuda y había una niebla peculiar que parecía espesarla, bueno usaría la cadena como abanico y antorcha a la vez.
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Nada le importaban los que con él permanecieron en la parte superior. No acostumbraba a seguir a la gente, a dejarse llevar por las acciones de otros. ¿Pero qué opción tenía en ese momento? Con el escudo tomado en la armería y su espada, se planteó hacer frente a la bestia allí mismo, pero no encontraba en su mente razón alguna para arriesgar la vida de forma tan absurda, sin objetivo ni fundamento. Debía sacar a la elfa de allí, y tras ello, proseguir su camino para encontrar el arma mencionada por Vilkairnush. Lo demás, era innecesario, superfluo. Al menos, se decía, tenía bastantes escudos humanos prescindibles si era necesario dar carnaza para abandonar el subterráneo.
Envainó con rapidez, y viendo que la profundidad no era excesiva, saltó también al agujero, sintiendo una aguda molestia en la planta de los pies, los tobillos y la parte inferior de las piernas. Evitando mostrar el dolor delante de seres inferiores, se las arregló para componer un faz hierática, antes de volver a mostrar su acero.
Las palabras de Aradia le llegaron cuando ya había decidido su movimiento, y al abrir los ojos más de lo habitual, viéndose en una nueva sala de un lugar que ya odiaba de manera contundente, la ira por su maldita mala suerte le embargó casi hasta rebosar.
-¡¿EN SERIO?!- alzó la voz timbrando notas de una exasperación enorme, alzándose sobre cualquier otro sentimiento. Quiso relacionar como había hecho la elfa, lo presente con lo pasado, como algo en parte bueno para su investigación, mas fue incapaz. Enemigos, problemas, y como todo lo malo, sin duda magia de por medio. “Ojalá se extinga tal poder oscuro de una miserable vez….” Pensó malhumorado.
Su mirada pasó revista a fin de averiguar si existían aún más razones para el pesimismo. Más cachorros humanos. Dioses, rezó brevemente. Sin duda debían de estar molestos o tal compañía es incomprensible.
Apretó los labios, furioso por haberse dejado meter en un aprieto como el que se encontraba a su alrededor. Permaneció cerca de la única persona digna de confianza del extraño grupo, sin dejar de vigilar ni a los recién llegados ni a las sombras que desconocía de qué modo podría combatir. Ojeó mentalmente cuanto había leído o escuchado, además de la lógica. ¿Haría algún bien cualquier tipo de luz?
No había expresado tal idea cuando Aradia hizo algo parecido. Elfos, sonrió, cómo no.
Quiso decirles a quienes no conocía que sería mejor colocarse juntos para una mejor defensa, si era preciso luchar. Sim embargo, no podía fiarse de los Humanos. Podría tratarse de un tercer grupo en discordia y atacarles por la espalda. De momento, casi todos eran enemigos.
Y levantando escudo y espada, esperó.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
La bomba hidráulica disipa un poco el peligro pero desgraciadamente es un área muy grande, las cosas se siguen formando sin soltar prenda sobre alguna forma de como detener su avance. No es un escenario favorable sin duda.
Solo una cosa les mantiene a salvo en realidad, el ridículo haz de luz. Tiene sentido que las sombras le tengan miedo a ese tipo de fenómeno aunque de momento no tienen forma de replicarlo masivamente.
Kevin pasa a sentarse en posición de loto, algo que le recuerda al niño genio a su propio hermano Demian. Suele adoptar esa postura cuando el problema le supera y necesita poner en orden sus pensamientos… pobres chicos que no son dotados con una mente rápida pasiva.
Claro que ahora mismo ni siquiera el cerebro de Maquiavelo puede encontrar una forma de superar el problema, prueba de esto son las criaturas incorpóreas que revolotean justo afuera de la extraña zona segura.
Entonces tiene lugar algo aún más extraño, aliados a domicilio. Caen personajes desde el agujero en el techo, de una forma jodidamente accidentada vale destacar. Chim resguarda a su hermanito y es que a edades tempranas el ser vivo se quiebra muy fácil.
Quedan vivos, golpeados pero vivos. La elfa alega que están escapando de un wendigo aunque parece que el animal tuvo más materia gris y se quedó arriba… sin duda sería más fácil vencer a un perro feo que a toda una legión de sombras.
Pues, bienvenidos a la sartén.
De repente y sin previo aviso, la joven orejas picudas tiene un ataque raro. Grita varias cosas sobre una concordancia e incluso repara exasperadamente en que dos de los presentes son niños… toda una genio.
Necesitábamos ese asombroso poder de deducción aquí abajo, sin duda “suelta en tono irónico”.
El otro individuo es más callado, solo maldice su suerte con pocas palabras. Se muestra bastante desconfiado por otro lado, como si no cayera en cuenta de que en este preciso momento todos están metidos en el mismo problema.
La joven del bosque pasa entonces a incendiar de algún modo su cadena... literalmente. Un tipo de arma curiosa que ahora mismo sirve también de antorcha móvil, escena que hace sonreír de forma animada a Canel.
Se parece al circo, hermano “dice acercándose para que solo su pariente por elección escuche”.
En el circo no hay sombras asesinas… al menos no siempre “responde de igual forma”.
Curiosamente la llegada de los dos personajes le da algunas ideas al joven inventor. Después de todo los elfos son conocidos por usar un tipo muy particular de magia, quizás con algo de suerte sean su salvación.
Vale, a estas cosas no les gusta la luz y ustedes usan magia de luz “los mira detenidamente y luego señala a las sombras con sus ojos, no hace falta explicar más esta vez”.
Solo una cosa les mantiene a salvo en realidad, el ridículo haz de luz. Tiene sentido que las sombras le tengan miedo a ese tipo de fenómeno aunque de momento no tienen forma de replicarlo masivamente.
Kevin pasa a sentarse en posición de loto, algo que le recuerda al niño genio a su propio hermano Demian. Suele adoptar esa postura cuando el problema le supera y necesita poner en orden sus pensamientos… pobres chicos que no son dotados con una mente rápida pasiva.
Claro que ahora mismo ni siquiera el cerebro de Maquiavelo puede encontrar una forma de superar el problema, prueba de esto son las criaturas incorpóreas que revolotean justo afuera de la extraña zona segura.
Entonces tiene lugar algo aún más extraño, aliados a domicilio. Caen personajes desde el agujero en el techo, de una forma jodidamente accidentada vale destacar. Chim resguarda a su hermanito y es que a edades tempranas el ser vivo se quiebra muy fácil.
Quedan vivos, golpeados pero vivos. La elfa alega que están escapando de un wendigo aunque parece que el animal tuvo más materia gris y se quedó arriba… sin duda sería más fácil vencer a un perro feo que a toda una legión de sombras.
Pues, bienvenidos a la sartén.
De repente y sin previo aviso, la joven orejas picudas tiene un ataque raro. Grita varias cosas sobre una concordancia e incluso repara exasperadamente en que dos de los presentes son niños… toda una genio.
Necesitábamos ese asombroso poder de deducción aquí abajo, sin duda “suelta en tono irónico”.
El otro individuo es más callado, solo maldice su suerte con pocas palabras. Se muestra bastante desconfiado por otro lado, como si no cayera en cuenta de que en este preciso momento todos están metidos en el mismo problema.
La joven del bosque pasa entonces a incendiar de algún modo su cadena... literalmente. Un tipo de arma curiosa que ahora mismo sirve también de antorcha móvil, escena que hace sonreír de forma animada a Canel.
Se parece al circo, hermano “dice acercándose para que solo su pariente por elección escuche”.
En el circo no hay sombras asesinas… al menos no siempre “responde de igual forma”.
Curiosamente la llegada de los dos personajes le da algunas ideas al joven inventor. Después de todo los elfos son conocidos por usar un tipo muy particular de magia, quizás con algo de suerte sean su salvación.
Vale, a estas cosas no les gusta la luz y ustedes usan magia de luz “los mira detenidamente y luego señala a las sombras con sus ojos, no hace falta explicar más esta vez”.
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
- Acantilado de la muerte, algunas semanas antes:
Para los finos ojos de la noche, aquella capa delgada con capucha apenas dejaba ver dos mechones rubios que salían por sus hombros, rebelándose a los deseos de su dueña. La respiración agitada confirmaba una reciente y huida exitosa tras su último trabajo cumplido al píe de la letra.
Quizás, una de las peores costumbres que tenía la rubia era no elegir correctamente la vía de escape. Claro que la habían reprochado y golpeado varias veces en su duro entrenamiento, pero seguía muy confiada y orgullosa de su habilidad para ocultarse entre las sombras. El único haz de luz que seguía como una pizca de esperanza en su vida. Se decía así misma una y otra vez que aquello enseñado era la llave a la venganza y un futuro mejor.
-¿Liberarte para qué, pequeña?-. Preguntó la vieja que vivía en la casa del oráculo. Ya había tenido una visión respecto a la chica que ahora se presentaba ante ella y se le antojaba seguir “leyendo” el futuro con tremenda expectativa.
La joven entro en un misterioso trance producido por drogas lugareñas y explicó a la anciana.
El resultado se le hizo de lo más curioso pues había visto lo profetizado al joven de túnica naranja días antes. Los dioses movían sus hilos hacía un desastre inminente y no necesitaba usar sus poderes de oráculo para saberlo. Solo leer las runas y guiarla...
-Te liberaras de esas cadenas, pero el precio será enorme. El joven ya se mueve, aunque sin duda es más terco y escéptico. Tu suerte es que nunca deja nadie atrás-.
Actualidad:
El rastro de calor dejado en escena parecía derretir poco a poco el hielo en el corazón de la asesina. Sin duda, se llevó una sorpresa al ver que el añadido fuese fácilmente derrotado por los tres jóvenes.
“Los del Hekshold son duros de roer” Citó para ella al entender que los rastros delataban una batalla rápida. Los trolls no tuvieron nada que hacer. Por unos segundos se imagino al túnica naranja y deseo ver que podía hacer su magia en combate.
Sentía las palabras de la vieja harpía como dagas en el corazón, dagas congeladas conforme seguía avanzando por aquel túnel. La poca sensatez a flor de piel decía que debía escapar mientras que la leve sensación térmica dejada con el rastro de la fugaz batalla, decía que debía seguir adelante. Era hora de liberarse de su tormentoso pasado y pagar la deuda con el único joven estúpido que se había molestado en ayudarle. Sin saberlo, ambos se habían impuesto una misión suicida dejando la racionalidad y la lógica en segundo o quizás tercer plano.
(…)
La fugaz corriente de pensamientos de Kendovlah volvía a la normalidad desde su pose de loto. Adelantaba movimientos y posibles resultados conforme los demás personajes (todos desconocidos) entraban en escena. La primera fue una elfa de rasgos exóticos para su raza y lo que había visto de esta hasta entonces. Seguía sin entender a los enemigos por naturaleza y su desesperada actuación le hizo perder algo de esperanza en ello. Entendía sin mucho empeño la situación en la que se encontraban. Kendovlah pudo haber reaccionado de igual manera si no fuese un tensai de fuego y por su cabeza capaz de crear varias estrategias en segundos. El problema siempre era el mismo, decidir el mejor curso de acción para el momento.
Se decepcionó un poco del pequeño genio al ver su toque diplomático, pero claro que en situaciones así hasta los más experimentados olvidaban la diplomacia.
Del mismo lugar del que vino la elfa, llegaron dos elfos más y al parecer otro brujo por como le había ordenado Aradia.
Miro a quien parecía ser el más experimentado del grupo recién llegado (Nousis), aunque este no irradiaba mucha confianza. ¿Podría discernir que la situación no era para nada ventajosa si se disputaba un combate a muerte entre ambos grupos?
De momento lo mejor que podía hacer era entender mejor el terreno y prepararse. Entregó su espada iluminada a Canel. -Necesitaremos la telequinesis, ya entenderás-. Dijo mientras concentraba el éter entre sus manos. Daba la sensación de que estaba preparando un hechizo poderoso o por entrar en una meditación profunda. El resultado sin embargo, fue que poco a poco en el centro de sus manos comenzó a aparecer una calavera envuelta en llamas.
La calavera primero levitó en dirección hacía Aradia y las llamas poco agarraron cada extremo de sus cadenas. Luego y apoyándose de vez en cuando con su mano izquierda para que tomara la dirección deseada, comenzó a moverla por el lugar.
Estaban al medio de un cementerio bastante antiguo y tanto calavera como espada fueron corroborando con más detalles. Aunque claro, debido a la oscuridad tenían que hacer un esfuerzo para recordar lo que iban iluminando.
Por su parte, Elidor saco un trozo de papel y una tiza de carbón para ir dibujando lo que se iba revelando. Pareciera que ambos bandos habían llegado a una tregua momentánea pero Kendovlah no se fiaba del todo. Simplemente buscaba más información para meditar nuevas estrategias.
-Vas bien peque. Cuando necesites descansar traela de vuelta. Estará algo roma pero tiene valor sentimental-. Dijo a Canel siendo difícil de deducir que tanto se esforzaba en aquella tarea.
-Esto parece ser...-. Dijo el elfo dibujante. -Hora de comprobar eso, Elidor-. Respondió Thoros que alternaba la vista entre el dibujo y lo que se iba revelando. El elfo asintió y de vuelta en píe ambos se retiran de escena, casi sin dejar rastro pues las dagas de Thoros se apagaron antes de salir de la zona segura. ¿Por qué pensaron que era seguro?
Simple. Los espectros parecían incrementar en número según se mostraba el cementerio. Estos eludían la fuente de luz y volvían a seguir el curso anterior: hacía el norte del cementerio donde todos se congregaban como si buscarán una reunión para castigar a los intrusos.
Canel por su parte no necesitó ver más y devolvió la espada con su dueño quien la deja caer victima del miedo al ver lo que revelaba su calavera en la distancia.
Un gigante totalmente hecho de piedra solida, mucho más grande al que había enfrentado con Ruru y Zero. Probablemente también eran más grande que el visto con los pequeños presentes en su primera aventura. Y esto no había sido todo, de la oscuridad salió una mano congelada por el frío que se posó sobre su hombro.
-Esos dos jugaron una buena. Planeaban enterrarlos conmigo aquí, sabían de esa cosa-. Su voz sonaba dura y detonaba la desconfianza en el tono. Sin embargo, el corazón del túnica naranja comenzó a latir con fuerza al escucharlo. Se dio la vuelta y miro el rostro de Lisette como quien le miraba la cara al mismismo diablo.
La calavera por su parte volvió a gran velocidad para flotar al rededor de Kendovlah.
-¡¿Qué haces?! ¡Estos dos seguro que también te quieren muerta!-. Le regaño recuperando el tono de voz que creía haber perido con el susto.
-Y a ti también si se enteran de tus intenciones, ¿no pensaste en eso genio? Pues más te vale pensar en algo para salir de aquí y en una pieza si es posible-. Regaño de vuelta y claro, el túnica naranja en eso estaba tan concentrado hasta la inesperada intromisión de quien trataba de salvar.
-En eso estaba, hasta que...-. Negó con la cabeza y por segundos su infantil inexperiencia salio a flote pareciendo más un pequeño regañado por su madre, pero volvió a la posición de loto.
Esta vez con la mano en la frente, tratando de idear posibilidades con la nueva información en el tablero. -Me has delatado y ahora tengo que arreglar todo. Bien... Chimar, Canel. Necesitaremos explosiones e ilusiones masivas... Y guardar recursos, que fastidio-. Acotó mientras seguía meditando la situación. Se había puesto de lo más peliaguda y no era difícil deducir que se pondría peor ahora que Lisette por fin estaba ahí.
Entre tanto pensamiento negativo y buscar soluciones la rubia asesina se posa frente al mago de fuego sacando sus dos espadas cortas. Tomo posición y su rostro advertía hostilidad contra los elfos presentes. -Su grupo no esta completo y no hablo de los desertores... ¿Cómo era tu nombre, brujo?-. Preguntó recayendo en la falta de modales, pero claro que la situación podía perdonarlo.
-Kenvolah. ¿Quieres... Lisette? Trato de pensar-. Reprochó mirando a los presentes y tomando en cuenta las dificultades.
Off:
1- Según acordamos con Fehu: saltamos a Kat y queda en último lugar para esta ronda. El orden para el resto se mantiene igual.
2- Con permiso previo de Chimar, manejo a Canel para que use su habilidad racial con la espada de Kendo.
3- Kendovlah usa su habilidad master: Centila. Se mantiene activa hasta el siguiente turno.
4- Así mismo Kendo se esfuerza en emplear su maestria estrategia de nivel 1.
5- Kat se mantiene arriba con su acompañante y el Wendigo (el último: por ahora). Tendremos más detalles del "boss final" para la siguiente ronda.
Solo queda agradecer la participación y el interés de todos por el tema. Espero que no se pierda ahora que Lisette esta en escena y estamos llegando casi a la ronda final :3
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
No pudo evitar soltar una pequeña risa ante el tono de voz de Nousis, quien le había seguido a ese abismo y ella al oírlo se había encogido un poco entrecerrando un ojo y medio asomándose sobre el hombro con media sonrisa.-Lo siento- aunque sonó como entre pregunta y afirmación en elfico mientras buscaba la forma de llevar a cabo su plan manteniéndose cerca del mismo tratando de desconfiar de todos ahí, algo difícil… no no realmente cuando oyó la socarrona y pedante forma de hablar del niño, y casi le dio un tic por lo anterior vivido, al menos el que acompañaba a la bio allá arriba se veía algo menos fantoche.
-¿No querrás decir del sartén a la lumbre?- Mascullo marcando bien el acento de los bosques y algo que le crispo fue cuando una calavera en llamas hacia lo que requería y había pedido a Thoros.- Genial más brujos.- Le dijo como si escupiera la última palabra a Nousis en elfico aunque alejándose un poco para comenzar a girar las cadenas y miraba al mocoso que había hablado antes mientras una espada voladora y flameante les daba un panorama general.-Sanamos con luz no somos linternas.
Entonces el par que había servido de guías se largaron haciendo que ella diera un quejido en forma de protesta.- ¿En serio?- de no ser porque seguro se quemaría el cabello mantuvo el giro constante de las cadenas y pego un grito cuando una mano se posó en el hombro del brujo que quedo y comenzaba a parlar con las que estaban buscando los otros dos.- Epa epa que yo vengo como sanadora no como asesina. Y dos compañeros siguen arriba, con un lindo wendigo.
Miro a Nousis casi sabía la que le esperaba si salían de ahí, o bueno podría decirse que esperaba en cierta forma. Era lo más cercano a algo familiar desde que había salido de su hogar y aunque fuera a reñirla, agradecía la familiaridad de su cultura y la cercanía que sentía con el elfo. Y como tal se puso completamente a la defensiva esperando que al menos los dos grupos de total extraños se unieran para salir, por si las dudas comenzó a canalizar la luz en sus manos, el golpe del impulso no podía usarlo mucho en un día, pero contra esas sombras seguro era más que efectivo, dudaba completamente que ponerse a sanar ayudara. La sola idea le hizo girar los ojos.
-Bueno espero tengan un plan para salir de acá aparte de hablar mucho, al parecer conocen estas cosas, ¿el fuego las ahuyenta, las daña o solo la luz misma?-No quería confiar en el brujo, los niños… bueno el otro niño rubito parecía tener magia igual… El otro… casi quería egresar con el wendigo, los brujos no eran buenos, en ninguna circunstancia que ella hubiera sorteado.
-¿No querrás decir del sartén a la lumbre?- Mascullo marcando bien el acento de los bosques y algo que le crispo fue cuando una calavera en llamas hacia lo que requería y había pedido a Thoros.- Genial más brujos.- Le dijo como si escupiera la última palabra a Nousis en elfico aunque alejándose un poco para comenzar a girar las cadenas y miraba al mocoso que había hablado antes mientras una espada voladora y flameante les daba un panorama general.-Sanamos con luz no somos linternas.
Entonces el par que había servido de guías se largaron haciendo que ella diera un quejido en forma de protesta.- ¿En serio?- de no ser porque seguro se quemaría el cabello mantuvo el giro constante de las cadenas y pego un grito cuando una mano se posó en el hombro del brujo que quedo y comenzaba a parlar con las que estaban buscando los otros dos.- Epa epa que yo vengo como sanadora no como asesina. Y dos compañeros siguen arriba, con un lindo wendigo.
Miro a Nousis casi sabía la que le esperaba si salían de ahí, o bueno podría decirse que esperaba en cierta forma. Era lo más cercano a algo familiar desde que había salido de su hogar y aunque fuera a reñirla, agradecía la familiaridad de su cultura y la cercanía que sentía con el elfo. Y como tal se puso completamente a la defensiva esperando que al menos los dos grupos de total extraños se unieran para salir, por si las dudas comenzó a canalizar la luz en sus manos, el golpe del impulso no podía usarlo mucho en un día, pero contra esas sombras seguro era más que efectivo, dudaba completamente que ponerse a sanar ayudara. La sola idea le hizo girar los ojos.
-Bueno espero tengan un plan para salir de acá aparte de hablar mucho, al parecer conocen estas cosas, ¿el fuego las ahuyenta, las daña o solo la luz misma?-No quería confiar en el brujo, los niños… bueno el otro niño rubito parecía tener magia igual… El otro… casi quería egresar con el wendigo, los brujos no eran buenos, en ninguna circunstancia que ella hubiera sorteado.
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
¿Inmolarse en aquel agujero serviría a la causa de los auténticos dioses? ¿La posibilidad de perder la vida por mor de terminar con las bestias usuarias de esa fuerza destructiva y pagana constituía algo mínimamente inteligente? No era la primera ni sería la última vez que la razón y el sentimiento -fundido en odio- pugnaban por llevar a cabo sus deseos.
Era complejo de explicar el inmenso aborrecimiento que emanada del Elfo al contemplar las diversas acciones de los recién llegados. Casi sentía el dulce canto de la espada, que le pedía con inusitada familiaridad la sangre de los brujos. El detalle de la calavera hizo aumentar de tal modo su imperiosa necesidad de mutilarlo que incluso llegó a dar un paso en su dirección, como si se hubiera burlado de la manera más cruenta y descarada del sufrimiento de los suyos. Debía morir. Debía morir. Debía morir. Un mantra repetido insistentemente hasta que su mente fue rescatada por su parte más racional, la cual, aunque furiosa, reconoció lo erróneo del momento.
Mostraba la misma sensación que cualquiera interioriza al percibir la voz de una criatura que es incapaz de soportar. Las palabras de los brujos no llegaban como sonido, sino como rocas arañando cristales, ramas partiéndose con lentitud, o el rasgueo de quien separa la piel de un animal muerto de la carne del mismo. Eran algo ofensivo, insufrible, obsceno.
¿Qué podría entonces traerse el Elfo allí presente con bestias como esas? Nousis sabía, de primera y desgraciada mano, que no todos los suyos eran tan rectos y dignos como debieran ser, para escarnio de su patria. Tal vez era un descarriado, un desertor, prófugo o criminal. No podía haber muchas más opciones con el grupo que componía.
Miró en derredor gracias a la luz que unos y otros habían emitido. No parecía tan perentorio el dónde encontraban sino nuevamente el cómo iban a lograr salir de allí. Notaba como la inquietud le seguía, como una sombra que había olvidado abandonarle durante la noche. Los espectros eran algo que jamás había contemplado en sus múltiples viajes. Las páginas sobre ellos eran ambiguas, escasas de información, y en su mente sembró la semilla de la idea de un libro acerca de luchar y vencer a engendros que vivían a lo largo y ancho de mundo. Una sonrisa apareció en sus labios por lo inoportuno del pensamiento y su trivialidad.
Mas su instinto se disparó. En pocos segundos logró hacerse una perspectiva del lugar, el momento, los participantes de la improvisada aventura. Todo ello a raíz de las dos sílabas pronunciadas por el usuario de magia. Él no había aceptado la misión. Nunca había querido verse en esos momentos y peligros por voluntad propia. Y ahora, contra todo pronóstico, había acudido al final del camino con criaturas que sí había conseguido lo que esperaban. Encontrar a la fémina que buscaba media ciudad. Maldita urbe, maldita búsqueda, y malditos brujos. Así el cielo los incinerase a todos y tragase sus cenizas. Y se puso en guardia contra los enemigos corpóreos que ante ellos habían aparecido.
-Mantente cerca- pidió a Aradia en un tono bajo, pero capaz de ser escuchado por alguien de buen oído como era su raza- Debemos salir con vida. Ellos son prescindibles, útiles o no hasta que lo consigamos.
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Chim le presta especial atención al brujo naranja cuando se pone a hablar con su hermanito, por suerte todo termina con una labor bastante sencilla de desempeñar. Cuando la mirada de ambos niños se cruza, Maquiavelo asiente.
Usar al enano como chico de la antorcha telequinetico sin duda no es de las cosas más raras que ha tenido que desempeñar, después de todo el mundo de las aventuras suele demandar iniciativa en todos sus elementos.
Los elfos por su parte son de ese tipo de personajes que… bueno, destacan por su inutilidad. A rasgos generales, no contribuyen en nada con la partida de entrada, un par más para el saco de conocidos sin mucho cerebro.
A medida que avanzan, siendo iluminados por variantes extrañas de energía ígnea provenientes de Kendo, es imposible pasar por alto las tumbas. Literalmente el grupo acaba de meterse en medio de un cementerio antiguo.
Eso explica los espectros…
“Canel asiente más adelante”.
No es un escenario muy bonito que digamos y que se pone peor con la desaparición espontanea de dos elementos medio habladores... las cosas suceden tan rápido que con un parpadeo se pierden del todo.
Esto se pone raro…
Dice al notar no solo la zona segura que terminan alcanzando, sino además al gigante inerte que cubre toda una sección. La imagen le trae recuerdos a Chim, no es la primera vez que ve algo semejante pero si con esas dimensiones.
Entonces llega la cereza del pastel, nada más y nada menos que la mujer en fuga. Su objetivo predilecto se manifiesta por entre las sombras, con cierta desconfianza pero sin concretar nada peligroso.
¿Se conocen?
Dice con una mueca de extrañeza pues hablan con bastante confianza, como dos viejos conocidos unidos por el destino una vez más. Bien sabe el pequeño genio de estas cosas con tanto tiempo en el camino.
Aprovechando que Canel ya no utiliza sus poderes raritos para jugar con la espada, le da un ligero abrazo y lo zarandea un poco. Todo esto mientras Kevin juega con su nueva mejor amiga, entonces llegan las ordenes.
No me quedan explosivos pero… “mira a Canel”.
“El brujito asiente”.
Cuenta con las ilusiones.
Anticipándose a un masivo combate, el joven genio hace inventario. Prepara sus cosas y recarga lo que tiene que recargar, gajes del oficio. Por otro lado, Canel solo adopta una postura más relajada a medida que el éter comienza a fluir.
Ese odio, terminara consumiendo lo que más amas “dice mirando al elfo de aspecto estreñido con cierta sabiduría, después vuelve a centrarse en el ambiente”.
Usar al enano como chico de la antorcha telequinetico sin duda no es de las cosas más raras que ha tenido que desempeñar, después de todo el mundo de las aventuras suele demandar iniciativa en todos sus elementos.
Los elfos por su parte son de ese tipo de personajes que… bueno, destacan por su inutilidad. A rasgos generales, no contribuyen en nada con la partida de entrada, un par más para el saco de conocidos sin mucho cerebro.
A medida que avanzan, siendo iluminados por variantes extrañas de energía ígnea provenientes de Kendo, es imposible pasar por alto las tumbas. Literalmente el grupo acaba de meterse en medio de un cementerio antiguo.
Eso explica los espectros…
“Canel asiente más adelante”.
No es un escenario muy bonito que digamos y que se pone peor con la desaparición espontanea de dos elementos medio habladores... las cosas suceden tan rápido que con un parpadeo se pierden del todo.
Esto se pone raro…
Dice al notar no solo la zona segura que terminan alcanzando, sino además al gigante inerte que cubre toda una sección. La imagen le trae recuerdos a Chim, no es la primera vez que ve algo semejante pero si con esas dimensiones.
Entonces llega la cereza del pastel, nada más y nada menos que la mujer en fuga. Su objetivo predilecto se manifiesta por entre las sombras, con cierta desconfianza pero sin concretar nada peligroso.
¿Se conocen?
Dice con una mueca de extrañeza pues hablan con bastante confianza, como dos viejos conocidos unidos por el destino una vez más. Bien sabe el pequeño genio de estas cosas con tanto tiempo en el camino.
Aprovechando que Canel ya no utiliza sus poderes raritos para jugar con la espada, le da un ligero abrazo y lo zarandea un poco. Todo esto mientras Kevin juega con su nueva mejor amiga, entonces llegan las ordenes.
No me quedan explosivos pero… “mira a Canel”.
“El brujito asiente”.
Cuenta con las ilusiones.
Anticipándose a un masivo combate, el joven genio hace inventario. Prepara sus cosas y recarga lo que tiene que recargar, gajes del oficio. Por otro lado, Canel solo adopta una postura más relajada a medida que el éter comienza a fluir.
Ese odio, terminara consumiendo lo que más amas “dice mirando al elfo de aspecto estreñido con cierta sabiduría, después vuelve a centrarse en el ambiente”.
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Continuad sin Kat, creo que ya le habéis dado tiempo suficiente por si quería reincorporarse. Quedáis vosotros cuatro para terminar el tema. Suerte.
Fehu
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
-Espera, ¿un Wendigo? ¡Y lo han dejado con vida!-. Reprocha Lisette las palabras de la elfa desconocida con clara decepción y cierta preocupación. A estas alturas, cualquier enemigo vivo era un peligro más que debía ser tomado en cuenta. -En serio, ¿pensaban darme caza si entre tantos no pueden contra un Wendigo?-. Se contuvo las ganas de llevarse una mano a su frente por la exasperación y mostrando su fino temple de acero; se mantuvo en guardia cubriendo al brujo que al parecer de ella, era el único ser pensante de aquel grupo bastante disfuncional para la situación.
-Al parecer no les gusta la luz, pero no lo tomaría como un impedimento. Parecen seguir un patrón de comportamiento. Como si hubiesen muerto con una tarea programada-. Responde el brujo a las dudas de la elfa, pero son solo conjeturas basadas en experiencias pasadas más que en conocimiento de confianza.
Suspiró algo decepcionado por la falta de diplomacia por parte de Lisette y de nuevo por la de Chimar. Tendría que enseñarle a ambos luego. Lo primero era salir de ahí y para eso necesitaba encontrar el plan que tanto buscaba en su mente. Sus ojos se posan sobre el elfo, al parecer este no termina de leer la situación. No podía asegurarlo, pero bien sabía la poca confianza que se tenían ambas razas.
Escucha la palabra de Chimar, pero ya estaba cansado de explicar cosas que él mismo no entendía, por más que le gustase pillar respuestas a todo. Era hora de elaborar un plan con lo poco que tenía, pero justo entonces se vuelve a escuchar un chirrido bastante agudo y molesto.
El Wendigo había decidido pelear y bajar para terminar lo que había quedado pendiente. Este aterriza entre el grupo, ante lo cual tanto Kendovlah como Lisette abren los ojos de par en par por la sorpresa. Lisette entendió por su parte que lo tenían en la peor posición que podían, mientras que Kendovlah viaja tiempo atrás y comienza a comparar la criatura con aquel Liche. -No es un Liche, pero ambos son igual de raros y feos-. Acota algo escueto debido a lo súbito de la situación y la urgencia con la que debían actuar.
-¿Qué? ¿Has sobrevivido a un Liche? Vale, plan… Rápido, naranjo-. Apura la asesina, aún algo perpleja. Kendovlah se limita a asentir con la cabeza, casi pasando por alto el nuevo mote.
-Más o menos, pero ahora… Chim, descarga lo más suave que tengas. Nos encargaremos de debilitarlo. Ustedes dos pueden acabarlo luego si gustan. Espero que mi explosión lo deje medio aturdido. Lisette, tu apoya a Chim si necesita apuntar-. Ordena acelerando el ritmo de sus palabras.
El Wendigo confundido por las nuevas voces y amenazado por su posición actual se lanza al ataque bastante fiero, alzando sus garras cuan oso esta por despedazar a su presa. Kendovlah y Lisette logran detectar que son los primeros en ser atacados.
La velocidad de la criatura fue mayor, aunque los reflejos de la rubia fueron suficientes para impedir una herida fatal. Al menos de momento, pues una de sus garras había rasgado parte de su hombro, haciendo que la sangre poco a poco comenzara a brotar. Kendovlah observo la escena con rabia creciente y un plan ya trazado que no dudaría en llevar a cabo.
La calavera envuelta en llamas que hasta entonces se había quedado flotando cerca de él se mueve como un proyectil a toda velocidad. El naranjo entonces aprieta el puño con fuerza cuando esta impacta en el rostro del monstruo, haciéndola explotar luego de que algunas llamas comenzaran a expandirse poco a poco sobre la criatura.
El aturdimiento no duraría mucho, esperaba que los nuevos compañeros y los viejos hicieran lo suyo, pues necesitarían cada arma y recurso para salir de lo que venía luego del Wendigo.
Se levanta y da unos pasos apresurados hacía la asesina, pero este le detiene con un ademán. -Aún puedo pelear. Supongo que no saldremos de una pieza-. Dice armándose de valor para hacerle un tajo con una de sus dagas en la cara donde aún tenía algunas llamas. La criatura vuelve a gritar en su agudo y molesto tono metálico para asestar una patada en el estómago de la humana. Luego proceder a sacudirse el rostro, tratando desesperada de apagarse el fuego.
Lisette termina siendo sostenida por la espalda entre los brazos del brujo. -Maldición, es duro de roer-. Dice molesto al ver que la criatura se disponía a atacar de nuevo. Rodeando su puño libre con fuego, estaba listo para lanzar su siguiente ataque o defenderse dependiendo de que tan jodidos estaban. -Prepárate. No recibo golpes tan bien como tú-. Le advierte a la mujer que por más que quiere tanto el dolor en el hombro con en la boca del estómago, la mantienen al borde de la conciencia.
-Kendovlah hace explotar su habilidad de centinela en la cara del wendigo. Entra en CD'.
-Les recomiendo ponerse de acuerdo y atacar en conjunto, o luego al cosa se verá peor. De momento el objetivo principal es el Wendigo.
-Al parecer no les gusta la luz, pero no lo tomaría como un impedimento. Parecen seguir un patrón de comportamiento. Como si hubiesen muerto con una tarea programada-. Responde el brujo a las dudas de la elfa, pero son solo conjeturas basadas en experiencias pasadas más que en conocimiento de confianza.
Suspiró algo decepcionado por la falta de diplomacia por parte de Lisette y de nuevo por la de Chimar. Tendría que enseñarle a ambos luego. Lo primero era salir de ahí y para eso necesitaba encontrar el plan que tanto buscaba en su mente. Sus ojos se posan sobre el elfo, al parecer este no termina de leer la situación. No podía asegurarlo, pero bien sabía la poca confianza que se tenían ambas razas.
Escucha la palabra de Chimar, pero ya estaba cansado de explicar cosas que él mismo no entendía, por más que le gustase pillar respuestas a todo. Era hora de elaborar un plan con lo poco que tenía, pero justo entonces se vuelve a escuchar un chirrido bastante agudo y molesto.
El Wendigo había decidido pelear y bajar para terminar lo que había quedado pendiente. Este aterriza entre el grupo, ante lo cual tanto Kendovlah como Lisette abren los ojos de par en par por la sorpresa. Lisette entendió por su parte que lo tenían en la peor posición que podían, mientras que Kendovlah viaja tiempo atrás y comienza a comparar la criatura con aquel Liche. -No es un Liche, pero ambos son igual de raros y feos-. Acota algo escueto debido a lo súbito de la situación y la urgencia con la que debían actuar.
-¿Qué? ¿Has sobrevivido a un Liche? Vale, plan… Rápido, naranjo-. Apura la asesina, aún algo perpleja. Kendovlah se limita a asentir con la cabeza, casi pasando por alto el nuevo mote.
-Más o menos, pero ahora… Chim, descarga lo más suave que tengas. Nos encargaremos de debilitarlo. Ustedes dos pueden acabarlo luego si gustan. Espero que mi explosión lo deje medio aturdido. Lisette, tu apoya a Chim si necesita apuntar-. Ordena acelerando el ritmo de sus palabras.
El Wendigo confundido por las nuevas voces y amenazado por su posición actual se lanza al ataque bastante fiero, alzando sus garras cuan oso esta por despedazar a su presa. Kendovlah y Lisette logran detectar que son los primeros en ser atacados.
La velocidad de la criatura fue mayor, aunque los reflejos de la rubia fueron suficientes para impedir una herida fatal. Al menos de momento, pues una de sus garras había rasgado parte de su hombro, haciendo que la sangre poco a poco comenzara a brotar. Kendovlah observo la escena con rabia creciente y un plan ya trazado que no dudaría en llevar a cabo.
La calavera envuelta en llamas que hasta entonces se había quedado flotando cerca de él se mueve como un proyectil a toda velocidad. El naranjo entonces aprieta el puño con fuerza cuando esta impacta en el rostro del monstruo, haciéndola explotar luego de que algunas llamas comenzaran a expandirse poco a poco sobre la criatura.
El aturdimiento no duraría mucho, esperaba que los nuevos compañeros y los viejos hicieran lo suyo, pues necesitarían cada arma y recurso para salir de lo que venía luego del Wendigo.
Se levanta y da unos pasos apresurados hacía la asesina, pero este le detiene con un ademán. -Aún puedo pelear. Supongo que no saldremos de una pieza-. Dice armándose de valor para hacerle un tajo con una de sus dagas en la cara donde aún tenía algunas llamas. La criatura vuelve a gritar en su agudo y molesto tono metálico para asestar una patada en el estómago de la humana. Luego proceder a sacudirse el rostro, tratando desesperada de apagarse el fuego.
Lisette termina siendo sostenida por la espalda entre los brazos del brujo. -Maldición, es duro de roer-. Dice molesto al ver que la criatura se disponía a atacar de nuevo. Rodeando su puño libre con fuego, estaba listo para lanzar su siguiente ataque o defenderse dependiendo de que tan jodidos estaban. -Prepárate. No recibo golpes tan bien como tú-. Le advierte a la mujer que por más que quiere tanto el dolor en el hombro con en la boca del estómago, la mantienen al borde de la conciencia.
Off:
-Kendovlah hace explotar su habilidad de centinela en la cara del wendigo. Entra en CD'.
-Les recomiendo ponerse de acuerdo y atacar en conjunto, o luego al cosa se verá peor. De momento el objetivo principal es el Wendigo.
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Nousis había adquirido la impresión de que era una de las escasas piezas discordantes en todo aquello. Odiaba el lugar y a la mayor parte de los implicados. La necesidad de matar bombeaba sus venas como si su sangre tuviese vida propia. Ni siquiera el mero hecho del preciso apoyo que con su magia manifestaba el brujo era ni por asomo mínimamente suficiente para que el Elfo sintiese algún tipo de gratitud. Al fin y al cabo, el wendigo era una bestia, no optaba al mal por voluntad propia al haber nacido así. Los brujos estaban estigmatizados.
Evitando atacar al mismo tiempo que la magia del extraño, intercambió unas breves y concisas palabras con Aradia. No obstante, desconociendo la duración de la conmoción del enemigo, por fortuna no se demoraron lo suficiente para que éste se recobrase por completo. Más por azar que por auténtica intención. Su orgullo podría haber resultado fatal en los planes que llevaron a cabo.
Con gesto de sorpresa, admiró el vehemente ataque de la humana, con un temerario valor que la hizo merecedora de un parco gesto de aprobación encarnado en un asentimiento casi imperceptible. De modo que ella era la que había puesto en marcha cuanto habían vivido hasta el momento en Ciudad Lagarto. Le echó un vistazo rápido sin comprender en absoluto a qué era debido tanto revuelo. ¿Una asesina? Emitió un resoplido de incredulidad. Ahora estaba claro que debía vencer en lo que estuviera por venir. Morir en una aventura cuyo final hubiera resultado en atrapar a esa muchacha resultaría ignominioso.
Las palabras del niño humano le hicieron dedicarle una mirada de soslayo. ¿De veras había tenido la arrogancia de sermonearle alguien de una raza tan débil y caótica? ¿Qué demonios, por los dioses, era capaz de conocer en su cortísima existencia alguien como él? Tal vez su aspecto y porte no coincidían con infante alguno, sin embargo, había pronunciado unas palabras que le eran demasiado grandes. Sarcástico, replicó sin dedicarle una auténtica mirada antes de dirigirse a la elfa.
-Dirígete a mí cuando te hayan salido los dientes de verdad.
No empleó desdén, ni odio. Un niño no merecía un tono tan duro. Solo firmeza y una levísima burla.
-¿Te ves capaz de atrapar una de sus extremidades? -urgió velozmente en élfico el espadachín- Trataré con todas mis fuerzas de cercenarle el maldito brazo. Quizá así nos dé menos problemas. Lo que haga el resto es asunto suyo- finalizó sin apartar la mirada de los gritos del engendro.
Ante la afirmación de su compañera, así como el tono de seguridad que ésta empleó, sonrió siniestramente, avanzando con presteza hacia uno de los flancos del objetivo, acompasándose cuanto pudo con el lanzamiento de la mujer. Nada más atraparlo, esquivaría el seguro ataque de garra que sin duda el animal trataría de asestarle para defenderse, y con todas sus fuerzas, buscaría cortar el apéndice superior. Esperaba que ello fuera suficiente para que el peligro que constituía mermase, y pudiesen rematarlo con poca dificultad.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Cuando las cosas no pueden ir a peor… La rubita haciéndose la lista, ¡ella era la que estaba metida ahí con todas esas cosas alrededor! La cara de Aradia se volvió poesía con los ojos medio errados y una ceja alzada mientras la luz de la cadena iba y venía. –EH, que acá ni él ni yo venimos por tú cabeza.- Ni como decir que Nousis estaba ahí por su culpa y ella por simple idea de ayudar de alguna forma a tener menos heridos. Ciertamente con la convivencia en ese momento la elfa reflexionaba sobre este pensamiento y que los humanos y brujos merecían por mucho sus trágicos destinos.
Y sus creencias raciales se fortificaban con el par de niños, ¿en serio que les daban a esos críos?, si muy impresionante el pequeño brujo, que seguro si fuera humano no tendría ni chances, el otro en cambio… Prefirió dejarlo de lado, la idea de entrometerse con mocosos en ese momento se le antojaba malo, si por ella fuera debido a su estado anímico, en ese momento los hubiera cogido de los pelos y se los lanzaría al golem. Resoplo mirando a Nousis y escuchándole, realmente odiaba pensar así pero la situación la ponía en un nivel de altruismo cero, pues sentía que los que ahí estaban harían lo mínimo si ella requiriese su ayuda. Asintió a Nousis, al menos alguien creía medianamente en sus habilidades y eso le elevaba la moral y las ganas de callar al cuarteto que les hacía compañía.
-Claro, mostremos a estos que los elfos somos bastante más capaces que ellos sin su magia corrupta- Aun en la elegancia de la lengua elfica se denotaba que escupió algunas palabras como si bebiera vino pasado y ni tarda ni perezosa giro a mayor velocidad la cadena ardiendo, la criatura había sido aturdida y se notaba que el fuego no le gustaba, bueno nadie con sentido común gustaba de ser flameado. Evito pensar en algunas excepciones a esto y lanzo la cadena hacia las garras de la criatura, las cuchillas extra de los eslabones se abrieron paso en la piel descarnada cuando tiro de esta y anteponía el otro extremo frente a ella para usarlo de escudo.
–Yo te cubro, la cadena es ofensa defensa, solo mantente a ras de su rango, es una bestia usara cada forma imaginable para atacarte, la cadena tiene púas solo se clavara más a su piel.- Aclaro también para que evitara la peculiar arma que cortaba el aire conforme oscilaba en el aire y con el compás de las piernas abiertas hacia resistencia para que la criatura no la jalara en su forcejeo.
Y sus creencias raciales se fortificaban con el par de niños, ¿en serio que les daban a esos críos?, si muy impresionante el pequeño brujo, que seguro si fuera humano no tendría ni chances, el otro en cambio… Prefirió dejarlo de lado, la idea de entrometerse con mocosos en ese momento se le antojaba malo, si por ella fuera debido a su estado anímico, en ese momento los hubiera cogido de los pelos y se los lanzaría al golem. Resoplo mirando a Nousis y escuchándole, realmente odiaba pensar así pero la situación la ponía en un nivel de altruismo cero, pues sentía que los que ahí estaban harían lo mínimo si ella requiriese su ayuda. Asintió a Nousis, al menos alguien creía medianamente en sus habilidades y eso le elevaba la moral y las ganas de callar al cuarteto que les hacía compañía.
-Claro, mostremos a estos que los elfos somos bastante más capaces que ellos sin su magia corrupta- Aun en la elegancia de la lengua elfica se denotaba que escupió algunas palabras como si bebiera vino pasado y ni tarda ni perezosa giro a mayor velocidad la cadena ardiendo, la criatura había sido aturdida y se notaba que el fuego no le gustaba, bueno nadie con sentido común gustaba de ser flameado. Evito pensar en algunas excepciones a esto y lanzo la cadena hacia las garras de la criatura, las cuchillas extra de los eslabones se abrieron paso en la piel descarnada cuando tiro de esta y anteponía el otro extremo frente a ella para usarlo de escudo.
–Yo te cubro, la cadena es ofensa defensa, solo mantente a ras de su rango, es una bestia usara cada forma imaginable para atacarte, la cadena tiene púas solo se clavara más a su piel.- Aclaro también para que evitara la peculiar arma que cortaba el aire conforme oscilaba en el aire y con el compás de las piernas abiertas hacia resistencia para que la criatura no la jalara en su forcejeo.
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
La caída del perro gigante putrefacto sin duda es un giro extraño de acontecimientos, Maquiavelo abre los ojos de par en par sin poder controlar algunas risas entre dientes. Pese al peligro y todo eso, sigue siendo una escena bastante genial.
Las piezas se mueven, dejando a la asesina con Kevin. Es claro que la mujer se muestra interesada por el anaranjado... cosas de adultos que ahora mismo no vale la pena desentrañar, tienen un perro que cocinar.
El comentario despectivo que suelta el elfo pomposo a Canel despierta una mirada asesina por parte de su hermano mayor, nadie le habla así al enanito en su presencia. Por desgracia lo único que puede hacer ahora es dejar claro su punto con palabras.
Y tu dirígete a él cuándo te salga barba.
“El más pequeño se le queda mirando a su protector con mucha admiración”.
Un momento interesante sin duda y disipado por la inevitable realidad de que están en medio de un combate, el desagradable olor que desprende su enemigo es suficiente para volver a centrar al genio en tierra.
Los elfos hacen su jugada, con espada y cadena “literalmente” en mano. Logran realizar varias maromas interesantes aunque nadie finiquita a la jodida cosa, al parecer la situación necesita un empujoncito gorrión.
Sin vacilar, el chico listo apunta su ballesta y dispara uno de sus virotes incendiarios por segunda vez en la aventura. Este impacta en la criatura inmovilizada, liberando una sustanciosa carga de combustible que no tarda en encenderse.
No se trata para nada de las flamitas residuales de Kendo, ahora el bicho arde como funeral tribal. Se complementa todo con un olor a carne quemada bastante patente y severos ruidos de agonía.
Chim observa todo con cierta sonrisa maliciosa, confiado en que la cadena de su elemento élfico femenino soportara los erráticos movimientos de la criatura en llamas. No debería tardar mucho en pasar a mejor vida pero un golpe de piedad seria bien recibido.
Si alguien puede acabar con su sufrimiento se los agradezco…
No es que le moleste la escena pero... bueno, sabe bien la sensibilidad de Canel con respecto al sufrimiento ajeno, incluso si los personajes en cuestión se lo merecen. Siendo sinceros, prolongar tales cosas rebaja a la persona hasta el mismo nivel.
El pequeño hechicero pasa a sujetarle uno de los brazos a Maquiavelo, algo nervioso vale destacar. El niño intelectual no tarda entonces en darle un medio abrazo, esperando el final rápido de la cosa. Lo haría el mismo pero su ballesta está recargando.
Las piezas se mueven, dejando a la asesina con Kevin. Es claro que la mujer se muestra interesada por el anaranjado... cosas de adultos que ahora mismo no vale la pena desentrañar, tienen un perro que cocinar.
El comentario despectivo que suelta el elfo pomposo a Canel despierta una mirada asesina por parte de su hermano mayor, nadie le habla así al enanito en su presencia. Por desgracia lo único que puede hacer ahora es dejar claro su punto con palabras.
Y tu dirígete a él cuándo te salga barba.
“El más pequeño se le queda mirando a su protector con mucha admiración”.
Un momento interesante sin duda y disipado por la inevitable realidad de que están en medio de un combate, el desagradable olor que desprende su enemigo es suficiente para volver a centrar al genio en tierra.
Los elfos hacen su jugada, con espada y cadena “literalmente” en mano. Logran realizar varias maromas interesantes aunque nadie finiquita a la jodida cosa, al parecer la situación necesita un empujoncito gorrión.
Sin vacilar, el chico listo apunta su ballesta y dispara uno de sus virotes incendiarios por segunda vez en la aventura. Este impacta en la criatura inmovilizada, liberando una sustanciosa carga de combustible que no tarda en encenderse.
No se trata para nada de las flamitas residuales de Kendo, ahora el bicho arde como funeral tribal. Se complementa todo con un olor a carne quemada bastante patente y severos ruidos de agonía.
Chim observa todo con cierta sonrisa maliciosa, confiado en que la cadena de su elemento élfico femenino soportara los erráticos movimientos de la criatura en llamas. No debería tardar mucho en pasar a mejor vida pero un golpe de piedad seria bien recibido.
Si alguien puede acabar con su sufrimiento se los agradezco…
No es que le moleste la escena pero... bueno, sabe bien la sensibilidad de Canel con respecto al sufrimiento ajeno, incluso si los personajes en cuestión se lo merecen. Siendo sinceros, prolongar tales cosas rebaja a la persona hasta el mismo nivel.
El pequeño hechicero pasa a sujetarle uno de los brazos a Maquiavelo, algo nervioso vale destacar. El niño intelectual no tarda entonces en darle un medio abrazo, esperando el final rápido de la cosa. Lo haría el mismo pero su ballesta está recargando.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 2 (Virotes inferno)
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Recibió un golpe en la boca del estómago por quien menos se lo esperaba. Los instintos asesinos de Lisette estaban a flor de piel. Tomando en cuenta la cercanía entre ambos personajes, el resultado de la acción era de esperarse. —Guarda las distancias —Amenazó con evidente disgusto al brujo. No era muestra de enemistad, sino que simple hastío debido a la negligencia de otros al resultar herida por prolongar tanto la vida del Wendigo.
«¿Y esta será mi compañera?» Pensó mientras recuperaba el aliento. Suponía que esa actitud sería un fastidio constante y que debía ser corregida cuando fuese oportuno.
Tomó algo de tiempo recuperarse del golpe, pero no fue impedimento para contemplar la escena.
La criatura ya había sido sentenciada, no tanto por el ataque combinado de los elfos. Aunque cabía destacar que fue bastante certero y útil para imposibilitar respuesta alguna —al menos por un periodo considerablemente mayor comparado al ataque de Kendovlah.
Sin embargo, la petición de Chimar era correcta, la sentencia había sido dictada por sus virotes de fuego al no tener oportunidad alguna de reaccionar gracias a un corte profundo por parte de Nousis y un agarre perfecto por la cadena de Aradia.
Lisette volvió a ponerse en guardia, la decisión en su rostro era evidente. No tomo mucho tiempo. Un avance rápido y las dagas en un corte simultaneo terminaron de arrancar la cabeza del cuerpo. El Wendigo ya no sería problema. El movimiento había hecho brotar más sangre de la herida en el hombro, pero la asesina lo soportaba bastante bien. Su entrenamiento de asesina, a pesar de no haber sido de su agrado, resultaba ser bastante efectivo siendo que en su historial de misiones podía apreciarse el repudio ante situaciones como la actual.
—¿En serio debemos ser enemigos por conflictos pasados? —Preguntó el túnica naranja mientras miraba a los elfos. Lisette por su parte ya había vuelto a su guardia entre ellos y el mago. Era una pregunta que no venía al caso, pero que se hacía a menudo. Después de todo, le había tocado trabajar y compartir ya con otros elfos, obteniendo buenos resultados a pesar de los roces raciales.
—Aún nos queda el golem. No se tú, naranjo, pero sugiero correr —Interrumpió la asesina. Era evidente, la escena no les favorecía y seguro que volviendo a la ciudad la cosa sería peor. No era momento para buscar una paz probablemente utópica. Quizás la acotación del pequeño Canel a Nousis había sido correcta y el asunto era algo más a nivel personal.
El brujo decide pasar de la diplomacia a la planificación. Por fortuna o quizás no tanta, en esos momentos tenían un incontable número de enemigos en común, y el grandote requería un foco especial de atención.
«Es un fastidio, pero...» Pensaba en las posibilidades, curiosamente esta vez para el mismo y mirando cada detalle que podía. O al menos lo intentó, pues la nueva amenaza no se hizo esperar.
El colosal de piedra ya había absorbido suficiente éter para activarse, aunque este demostraba una gula insaciable. Insatisfecho y furioso, encerraba a los espectros con sus gigantes manos y comenzaba a devorarlos. Algunos se defendían del agarre. Como resultado, la abominación los arrojaba en distintas direcciones.
Otros tantos parecían ser mas sensatos o actuar por mero instinto al correr en dirección al grupo, tratando de escapar. Claro, otros tantos veían al grupo como otra amenaza que debían superar.
—Arderá lo que deba arder —Dijo un fastidiado Kendovlah. Parecía un acto suicida correr hacía un mar de espectros, pero el plan no era enfrentarlos. Se paro en seco, tomo un largo suspiro y de rodillas puso las manos en el suelo. —Que den un rodeo como mínimo —Suplicó a los dioses y una muralla no muy grande de fuego hizo que varios retrocedieran.
Un número reducido de espectros decidió arder, o más bien no tuvieron tiempo para dar el rodeo y atravesaron la muralla sin más. El fuego, poco a poco, comenzaba a dispersarse al no tratarse seres que servían de combustible. El grupo quedo cada uno frente a dos espectros. Mientras tanto, el suelo comenzaba a temblar debido al avance aparentemente perezoso del golem.
Algunas piedras comenzaban a caer desde lo alto junto a una nube de polvo. Lisette logra esquivar unas tantas y decide poner en marcha su plan de correr y vivir para contarlo. Sin embargo, los espectros sacaron espadas. No eran de acero, sino que parecían ser sombrías —del mismo elemento que sus portadores.
La asesina se defendió del primer ataque, pero no logro esquivar el segundo. La espada atravesó el muslo izquierdo. La extremidad no fue arrancada del torso, pero sintió un frío que dio paso a una hemorragia interna grave. El grito de dolor hizo que Kendovlah mirase hacía atrás con miedo y enorme preocupación.
—¡Maldición! —Gritó enfurecido. Su hechizo estaba próximo a ceder. Era la primera vez que trataba algo así y requería de mucha concentración. Cosa bastante difícil de conseguir dadas las circunstancias. —¡No podré retenerlos mucho más, acaben con esto o corran! —Advirtió desesperado. Sin duda sería el más afectado una vez que su magia fuese insuficiente.
-Kendo emplea su maestria de fuego, aunque dejará de surtir efecto para el siguiente turno.
-Explico un poco mejor la situación actual: cada participante enfrenta a dos espectros mientras Kendo trata de impedir que más se enfrenten al grupo.
«¿Y esta será mi compañera?» Pensó mientras recuperaba el aliento. Suponía que esa actitud sería un fastidio constante y que debía ser corregida cuando fuese oportuno.
Tomó algo de tiempo recuperarse del golpe, pero no fue impedimento para contemplar la escena.
La criatura ya había sido sentenciada, no tanto por el ataque combinado de los elfos. Aunque cabía destacar que fue bastante certero y útil para imposibilitar respuesta alguna —al menos por un periodo considerablemente mayor comparado al ataque de Kendovlah.
Sin embargo, la petición de Chimar era correcta, la sentencia había sido dictada por sus virotes de fuego al no tener oportunidad alguna de reaccionar gracias a un corte profundo por parte de Nousis y un agarre perfecto por la cadena de Aradia.
Lisette volvió a ponerse en guardia, la decisión en su rostro era evidente. No tomo mucho tiempo. Un avance rápido y las dagas en un corte simultaneo terminaron de arrancar la cabeza del cuerpo. El Wendigo ya no sería problema. El movimiento había hecho brotar más sangre de la herida en el hombro, pero la asesina lo soportaba bastante bien. Su entrenamiento de asesina, a pesar de no haber sido de su agrado, resultaba ser bastante efectivo siendo que en su historial de misiones podía apreciarse el repudio ante situaciones como la actual.
—¿En serio debemos ser enemigos por conflictos pasados? —Preguntó el túnica naranja mientras miraba a los elfos. Lisette por su parte ya había vuelto a su guardia entre ellos y el mago. Era una pregunta que no venía al caso, pero que se hacía a menudo. Después de todo, le había tocado trabajar y compartir ya con otros elfos, obteniendo buenos resultados a pesar de los roces raciales.
—Aún nos queda el golem. No se tú, naranjo, pero sugiero correr —Interrumpió la asesina. Era evidente, la escena no les favorecía y seguro que volviendo a la ciudad la cosa sería peor. No era momento para buscar una paz probablemente utópica. Quizás la acotación del pequeño Canel a Nousis había sido correcta y el asunto era algo más a nivel personal.
El brujo decide pasar de la diplomacia a la planificación. Por fortuna o quizás no tanta, en esos momentos tenían un incontable número de enemigos en común, y el grandote requería un foco especial de atención.
«Es un fastidio, pero...» Pensaba en las posibilidades, curiosamente esta vez para el mismo y mirando cada detalle que podía. O al menos lo intentó, pues la nueva amenaza no se hizo esperar.
El colosal de piedra ya había absorbido suficiente éter para activarse, aunque este demostraba una gula insaciable. Insatisfecho y furioso, encerraba a los espectros con sus gigantes manos y comenzaba a devorarlos. Algunos se defendían del agarre. Como resultado, la abominación los arrojaba en distintas direcciones.
Otros tantos parecían ser mas sensatos o actuar por mero instinto al correr en dirección al grupo, tratando de escapar. Claro, otros tantos veían al grupo como otra amenaza que debían superar.
—Arderá lo que deba arder —Dijo un fastidiado Kendovlah. Parecía un acto suicida correr hacía un mar de espectros, pero el plan no era enfrentarlos. Se paro en seco, tomo un largo suspiro y de rodillas puso las manos en el suelo. —Que den un rodeo como mínimo —Suplicó a los dioses y una muralla no muy grande de fuego hizo que varios retrocedieran.
Un número reducido de espectros decidió arder, o más bien no tuvieron tiempo para dar el rodeo y atravesaron la muralla sin más. El fuego, poco a poco, comenzaba a dispersarse al no tratarse seres que servían de combustible. El grupo quedo cada uno frente a dos espectros. Mientras tanto, el suelo comenzaba a temblar debido al avance aparentemente perezoso del golem.
Algunas piedras comenzaban a caer desde lo alto junto a una nube de polvo. Lisette logra esquivar unas tantas y decide poner en marcha su plan de correr y vivir para contarlo. Sin embargo, los espectros sacaron espadas. No eran de acero, sino que parecían ser sombrías —del mismo elemento que sus portadores.
La asesina se defendió del primer ataque, pero no logro esquivar el segundo. La espada atravesó el muslo izquierdo. La extremidad no fue arrancada del torso, pero sintió un frío que dio paso a una hemorragia interna grave. El grito de dolor hizo que Kendovlah mirase hacía atrás con miedo y enorme preocupación.
—¡Maldición! —Gritó enfurecido. Su hechizo estaba próximo a ceder. Era la primera vez que trataba algo así y requería de mucha concentración. Cosa bastante difícil de conseguir dadas las circunstancias. —¡No podré retenerlos mucho más, acaben con esto o corran! —Advirtió desesperado. Sin duda sería el más afectado una vez que su magia fuese insuficiente.
Off:
-Kendo emplea su maestria de fuego, aunque dejará de surtir efecto para el siguiente turno.
-Explico un poco mejor la situación actual: cada participante enfrenta a dos espectros mientras Kendo trata de impedir que más se enfrenten al grupo.
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
“Los elfos somos lampiños” Pensó Aradia al oír al mocoso, seguro la diplomacia no lo había llevado a ese lugar y aun ella no encontraba la razón por la cual el crio estaba ahí con ínfulas de grandeza. Pero entre su danza con la cadena y la estocada de Nousis la criatura solo se retuerce. Ahí es donde la elfa entiende el porqué del crio en la aventura, posiblemente manejando arcanos, un brujo de los que canalizan fuego, había muchas opciones para aclarar el origen de sus habilidades, el virote enciende el cuerpo de la criatura y ella se ve en la necesidad de estirar la cadena mientras con el pie presiona las garras lazadas para evitar que la termine jalando hacia las llamas en un estertor agónico. Curioso es que este es el que pide que acaben con la criatura a la que prendió en fuego.-Hubieras lanzado el virote a un punto vital y evitado su agonía.
Dijo con cierta crueldad impregnada en la voz, pero la rubita fue quien le dio muerte a la criatura, cubrió su nariz por el aroma de sangres que manaba tanto de la criatura como de la humana. Hizo un giro contrario a su cadena soltándose con un sonido similar al que se da cuando se partía una col con las manos. El extremo que había lazado a la criatura se había extinguido y tanteando, le quedaba poco al otro, pronto quedarían a obscuras a excepción del has del túnel. Temió realmente por un ataque de esos espectros pero el inmenso constructo comenzó a devorarlos y ahora sí que parecían estar en las brasas. Respiro hondo comenzando a canalizar energía en sus manos mientras giraba su peculiar arma a modo de escudo anteponiéndose al grupo mientras el brujo invocaba una pared de fuego y los espectros que antes parecían querer huir y atacarlos en el proceso se inmolaban por la inercia del movimiento.-Bueno supongo que las salidas son más pequeñas que esa cosa, o lo enfrentamos o huimos.
Soltó un pequeño grito con la lluvia de piedras que les caía encima y por el haz de su cadena no había prestado atención a las criaturas.- Maldi.-No puede una ni siquiera terminar de maldecir cuando un grito de la humana le hizo ver también su suerte. Soltó uno de los extremos de la cadena y termino de concentrar la energía en su puño izquierdo, sentía el calor manar de la luz intensa en el lente que se formó en su palma de unos treinta centímetros de diámetro, no muy grande pero seguro podía sacarse a una de esas criaturas de encima y ya vería como sacarse a la otra, la mano diestra que seguía girando la cadena comenzó a moverla soltando poco a poco cachos de cadena para hacer un radio más amplio, por la formación seguro estaba dando algo de protección a los demás.
-Nou voy a disparar ¿Puedes cubrirme para sanar a la humana?- Le dijo a su compañero, confiaba en él, era un espadachín al que envidiaba y por más que el grupo no le agradase del todo lo mejor era que salieran todos de ahí, ya fuera por recompensa, o por el mero hecho de que la asesina podría saber cómo salir. Al parecer era algo cercana al brujo de naranja y los chiquillos iban con él, mejor unirse y salir los seis de ahí. Mentalmente hizo lista de cargar aceite para que pudiera prender por más tiempo fuego a su cadena. Lanzo como si fuere un látigo la cadena a los espectros, no esperaba que esta les dañara pero para eso estaba el lente que había estado preparando y lo lanzo usando el impulso del cuerpo para extender la zurda hacia el par de criaturas que se habían acercado a ella aprovechando que había “bajado la guardia” con el latigazo; el chillido le estremeció cada fibra de su ser mientras el lente explotaba en volutas de luz llevándose consigo a uno de los entes y dañando al otro. Soltó un jadeo por la energía que había usado, pero no tenía tiempo de pensar en el cansancio, confió en que Nou la cubriera para sanar a la humana.
Corrió hacia ella pasando por la espalda del brujo naranja mirando de soslayo a la chica tirada, no se veía hemorragia, al menos ahí donde parecía que le habían herido. Los espectros se lanzaban a atacar de nuevo y por mero reflejo *canalizo la luz en sus manos como si fuera a sanar pero sujetando la cadena para detener las cuchillas de las criaturas, sintió el empuje de estas mientras se quedaba al lado de la asesina no tocaban directamente su cadena sino que parecían detenidas por el halo de luz sanadora que mentalizaba en sus manos concentrándose como si estuviera sanando a la mujer a sus pies aunque comenzaba a sentir vértigo por el desgaste. Suplico a cada dios que conocía por que los demás estuvieran haciendo algo.
Off
Carga y Uso de habilidad nivel 0 Lente convergente
*Uso de habilidad racial imposición de manos
Dijo con cierta crueldad impregnada en la voz, pero la rubita fue quien le dio muerte a la criatura, cubrió su nariz por el aroma de sangres que manaba tanto de la criatura como de la humana. Hizo un giro contrario a su cadena soltándose con un sonido similar al que se da cuando se partía una col con las manos. El extremo que había lazado a la criatura se había extinguido y tanteando, le quedaba poco al otro, pronto quedarían a obscuras a excepción del has del túnel. Temió realmente por un ataque de esos espectros pero el inmenso constructo comenzó a devorarlos y ahora sí que parecían estar en las brasas. Respiro hondo comenzando a canalizar energía en sus manos mientras giraba su peculiar arma a modo de escudo anteponiéndose al grupo mientras el brujo invocaba una pared de fuego y los espectros que antes parecían querer huir y atacarlos en el proceso se inmolaban por la inercia del movimiento.-Bueno supongo que las salidas son más pequeñas que esa cosa, o lo enfrentamos o huimos.
Soltó un pequeño grito con la lluvia de piedras que les caía encima y por el haz de su cadena no había prestado atención a las criaturas.- Maldi.-No puede una ni siquiera terminar de maldecir cuando un grito de la humana le hizo ver también su suerte. Soltó uno de los extremos de la cadena y termino de concentrar la energía en su puño izquierdo, sentía el calor manar de la luz intensa en el lente que se formó en su palma de unos treinta centímetros de diámetro, no muy grande pero seguro podía sacarse a una de esas criaturas de encima y ya vería como sacarse a la otra, la mano diestra que seguía girando la cadena comenzó a moverla soltando poco a poco cachos de cadena para hacer un radio más amplio, por la formación seguro estaba dando algo de protección a los demás.
-Nou voy a disparar ¿Puedes cubrirme para sanar a la humana?- Le dijo a su compañero, confiaba en él, era un espadachín al que envidiaba y por más que el grupo no le agradase del todo lo mejor era que salieran todos de ahí, ya fuera por recompensa, o por el mero hecho de que la asesina podría saber cómo salir. Al parecer era algo cercana al brujo de naranja y los chiquillos iban con él, mejor unirse y salir los seis de ahí. Mentalmente hizo lista de cargar aceite para que pudiera prender por más tiempo fuego a su cadena. Lanzo como si fuere un látigo la cadena a los espectros, no esperaba que esta les dañara pero para eso estaba el lente que había estado preparando y lo lanzo usando el impulso del cuerpo para extender la zurda hacia el par de criaturas que se habían acercado a ella aprovechando que había “bajado la guardia” con el latigazo; el chillido le estremeció cada fibra de su ser mientras el lente explotaba en volutas de luz llevándose consigo a uno de los entes y dañando al otro. Soltó un jadeo por la energía que había usado, pero no tenía tiempo de pensar en el cansancio, confió en que Nou la cubriera para sanar a la humana.
Corrió hacia ella pasando por la espalda del brujo naranja mirando de soslayo a la chica tirada, no se veía hemorragia, al menos ahí donde parecía que le habían herido. Los espectros se lanzaban a atacar de nuevo y por mero reflejo *canalizo la luz en sus manos como si fuera a sanar pero sujetando la cadena para detener las cuchillas de las criaturas, sintió el empuje de estas mientras se quedaba al lado de la asesina no tocaban directamente su cadena sino que parecían detenidas por el halo de luz sanadora que mentalizaba en sus manos concentrándose como si estuviera sanando a la mujer a sus pies aunque comenzaba a sentir vértigo por el desgaste. Suplico a cada dios que conocía por que los demás estuvieran haciendo algo.
Off
Carga y Uso de habilidad nivel 0 Lente convergente
*Uso de habilidad racial imposición de manos
Aradia Hazelmere
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
El comentario del otro humano tan sólo acentuó su sonrisa. No merecía la pena discutir con criaturas de una raza tan bárbara, ni darles el gusto de creer que podían molestarle. Resultaba cristalino el hecho de que ambos estarían muertos mucho antes de que a él le llegase la hora de reunirse con los dioses de modo que, ¿para qué continuar discutiendo?
No se sorprendió ante la destreza que les había llevado a mutilar a la bestia, rematado por los arrogantes humanos que se habían unido al grupo. El Elfo no obstante no estaba satisfecho. Continuaba deseando salir del subterráneo y dejar atrás a esos hechiceros así como al estercolero que constituía la urbe. Incluso comenzaba a valorar si en verdad había resultado una idea acertada el retornar para auxiliar a Aradia. El número de energúmenos era ya dañino por la relación entre el reducido espacio y la cantidad de estos que habían llegado en busca de la asesina. La pregunta del brujo pese a todo le hizo alzar una ceja de descortés incredulidad. Su sonrisa resultó una muestra perfecta de desdén, tan detallada como todo un manuscrito.
-Entre los animales, no existen dos especies que deseen exterminar a toda otra raza. Vosotros lo intentasteis varias veces con los míos. ¿Renegarías de la magia?- mientras hablaba, Nousis no quitaba ojo de las oscuras formas que se acumulaban por toda la estancia, y su tono no estaba impregnado de odio, bien controlado. Se asemejaba a un maestro explicando una lección a un alumno particularmente obtuso- Viven los tuyo en lugares que no les pertenecen, tras guerras para las cuales carecieron de motivos. No me hables de conflictos pasados cuando los brujos desataron tantas matanzas y conquistas a costa de los míos. El mundo no os necesita- terminó, con toda una declaración de intenciones, cuando el golem comenzó a moverse. Echó un rápido vistazo a su espada, perfecta para combates contra otros humanoides, poco que hacer frente a una creación de piedra. Maldijo para sí. Y eso no fue todo.
La huida de espectros produjo unas actuaciones que no esperaba de tales enemigos. La aparición de armas intangibles le hizo colocarse en guardia, mas comprendía que era demasiado fácil de prever que su acero solamente atravesase su cuerpo sin dañarles. El muro de fuego terminó con algunas sombras… pero el golem avanzaba.
Nousis miró alrededor para hacerse una rápida idea de la situación. No era el único en problemas, y el trabajo grupal parecía haber terminado. Deseaba huir de allí, a tenor de la fría lógica. Y la posible muerte del brujo lo llenaba de regocijo. Nada le ataba a la tal Lisette ni a los Humanos. Pero el maldito orgullo ondeaba su bandera en el cerebro del Elfo. ¿Y si al final se salvaban de algún modo y él había escapado? No podía permitir que contasen tales cobardías de alguien de su raza. Sería en extremo humillante. Debía permanecer junto a ellos, debía ayudar en la lucha. Al menos hasta que ellos murieran.
La pregunta de por qué motivo iba a salvar a la humana murió en sus labios cuando recordó que la elfa había acudido expresamente para ello. Por esa maldita recompensa. Esquivando el látigo y con una agradecida sorpresa fruto del desenlace, vio como su táctica surtía efecto. Parco en palabras, se limitó a asentir. ¿Cómo enfrentarse a seres así? En pocos segundos realizó un ensayo y error mental, hasta deducir que si tal vez él no podía eliminarlos, el golem sí sería capaz.
Esquivó los insonoros ataques de las sombras, al tiempo que elevó una plegaria, recordando lo mucho que hacía que no realizaba aquello. Manos sanadoras lo llamaban los suyos, pero él no buscaba curar a nadie, sólo mantener a raya a los espectros, hasta que el monstruo pétreo los atrapase. Estaba seguro de poder esquivar sus grandes manos por su propia destreza, y quizá, sus oponentes no estuvieran tan atentos.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Cumplen la petición del niño genio, parece que la asesina tiene un corazón en el interior… muy adentro pues la forma como remata al bicho ardiente sin duda despierta temor, es claro que sabe bastante del arte homicida.
La mayoría logra sobrellevar la refriega sin mayores problemas, solo se cuenta una herida y es la propia mujer siniestra. Maquiavelo hace revisión entonces mientras agita un poco a su hermanito para disipar la fea escena anterior de su mente.
Dejen de llorar por tonterías tan antiguas.
Un comentario que sale como respuesta a las disputas históricas que tienen lugar. El pasado es genial pero no se debe olvidar su característica más importante, ya paso y no se puede cambiar de ninguna forma.
Por desgracia poco tiempo tienen para relajarse, los acontecimientos suceden en el sentido más peligroso posible. Maquiavelo abre los ojos de par en par al notar que tienen un nuevo jugador enorme.
El golem despierta y en un giro grotesco de los acontecimientos, comienza a devorar sombras como si se trataran de golosinas. Tiene el hambre acumulado de Canel y eso ya es decir mucho sin duda.
Esto es horrendo... horrendo y genial al mismo tiempo “pone mueca confusa” ¿Entienden?
Una pregunta que queda para otra oportunidad, solo el brujito responde asintiendo con su cabeza varias veces. Saca tiempo para responder a trivialidades en medio de un escenario infernal, típico de Canel.
Sea como sea, no solo tienen que preocuparse del gigante de piedra. Una estampida de sombras trata de huir como si su vida dependiera de ello… hay dos errores en ese concepto que saltan mucho a la vista vale destacar.
Kevin genera un muro de fuego como forma de contención, todo mientras la chica elfa hace un truco raro para luego pasar a usar dotes curativos en la novia del anaranjado. Ciertamente el que menos acciones realiza es el orejas picudas estirado quien trata de desafiar a las sombras en modos corrientes.
Típico… nada de cerebro.
Claro que no todo está perdido y Chim lo descubre a medida que experimenta cierto escalofrío, reconoce bien esa sensación. Cuando se voltea encuentra a su hermanito concentrándose para soltar una de sus habilidades.
Lo siguiente es un amanecer, literalmente, dentro de la cueva. El joven inventor debe mirar para otro lado y resguardar sus ojos a medida que una potente luz colma cada rincón del sitio subterráneo, no tiene nada que envidiarle a la versión original.
Justo en un área inalcanzable, se puede ver la emulación del enorme sol veraniego aerandiano. Las sombras no tardan en padecer los efectos adversos aunque en esta oportunidad se desintegran entre agónicos chillidos.
Ese es mi hermanito jejeje.
“Canel sonríe con los ojos cerrados”.
El propio gigante de roca no tarda en levantar una de sus apéndices para cubrirse, claro que su siguiente movimiento es menos ventajoso para los héroes del cuento. Ya sin sombras que devorar, comienza a ver con ojos hambrientos al grupo de aventureros.
¡¡Claro que no!!
El genio se adelanta, aprovechando la caída del muro ígneo. Una vez está a punto de lanzamiento saca cierto frasco, la sustancia en su interior generaría aversión en cualquiera, cualquiera menos su creador.
Chimar no tarda en arrojar la granada de cristal, impactando en uno de los enormes brazos del ser animado. Lo siguiente es ver a la ciencia actuar, disolviendo la piedra y generando que la propia extremidad colapse al final.
El poder de la ciencia “sonríe maliciosamente”.
La mayoría logra sobrellevar la refriega sin mayores problemas, solo se cuenta una herida y es la propia mujer siniestra. Maquiavelo hace revisión entonces mientras agita un poco a su hermanito para disipar la fea escena anterior de su mente.
Dejen de llorar por tonterías tan antiguas.
Un comentario que sale como respuesta a las disputas históricas que tienen lugar. El pasado es genial pero no se debe olvidar su característica más importante, ya paso y no se puede cambiar de ninguna forma.
Por desgracia poco tiempo tienen para relajarse, los acontecimientos suceden en el sentido más peligroso posible. Maquiavelo abre los ojos de par en par al notar que tienen un nuevo jugador enorme.
El golem despierta y en un giro grotesco de los acontecimientos, comienza a devorar sombras como si se trataran de golosinas. Tiene el hambre acumulado de Canel y eso ya es decir mucho sin duda.
Esto es horrendo... horrendo y genial al mismo tiempo “pone mueca confusa” ¿Entienden?
Una pregunta que queda para otra oportunidad, solo el brujito responde asintiendo con su cabeza varias veces. Saca tiempo para responder a trivialidades en medio de un escenario infernal, típico de Canel.
Sea como sea, no solo tienen que preocuparse del gigante de piedra. Una estampida de sombras trata de huir como si su vida dependiera de ello… hay dos errores en ese concepto que saltan mucho a la vista vale destacar.
Kevin genera un muro de fuego como forma de contención, todo mientras la chica elfa hace un truco raro para luego pasar a usar dotes curativos en la novia del anaranjado. Ciertamente el que menos acciones realiza es el orejas picudas estirado quien trata de desafiar a las sombras en modos corrientes.
Típico… nada de cerebro.
Claro que no todo está perdido y Chim lo descubre a medida que experimenta cierto escalofrío, reconoce bien esa sensación. Cuando se voltea encuentra a su hermanito concentrándose para soltar una de sus habilidades.
Lo siguiente es un amanecer, literalmente, dentro de la cueva. El joven inventor debe mirar para otro lado y resguardar sus ojos a medida que una potente luz colma cada rincón del sitio subterráneo, no tiene nada que envidiarle a la versión original.
Justo en un área inalcanzable, se puede ver la emulación del enorme sol veraniego aerandiano. Las sombras no tardan en padecer los efectos adversos aunque en esta oportunidad se desintegran entre agónicos chillidos.
Ese es mi hermanito jejeje.
“Canel sonríe con los ojos cerrados”.
El propio gigante de roca no tarda en levantar una de sus apéndices para cubrirse, claro que su siguiente movimiento es menos ventajoso para los héroes del cuento. Ya sin sombras que devorar, comienza a ver con ojos hambrientos al grupo de aventureros.
¡¡Claro que no!!
El genio se adelanta, aprovechando la caída del muro ígneo. Una vez está a punto de lanzamiento saca cierto frasco, la sustancia en su interior generaría aversión en cualquiera, cualquiera menos su creador.
Chimar no tarda en arrojar la granada de cristal, impactando en uno de los enormes brazos del ser animado. Lo siguiente es ver a la ciencia actuar, disolviendo la piedra y generando que la propia extremidad colapse al final.
El poder de la ciencia “sonríe maliciosamente”.
- Off:
- Canel usa su habilidad de Lvl 4 (Percepción climática) y Chimar su habilidad de Lvl 7 (Sustancia corrosiva)
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Había mucho que decir a cada miembro del equipo improvisado, curiosamente era disonante a la vez que funcional. «Para estas situaciones es que necesito un domo portátil» Pensó Kendovlah. En serio, se quedo con muchas ganas de reprocharle la actitud radical al elfo estirado, y de enseñarle algo de diplomacia al pequeño genio. Lamentablemente, no era ni el momento ni el lugar.
En primer lugar, su muro de llamas había caído y tenía que ver como defenderse de los espectros que sin duda le atacarían. Para su fortuna, el elemento sorpresa es quien actuá para salvar y traer el día —literalmente.
Casi recibiendo una estocada directa en uno de su hombro derecho para variar, el túnica naranja se ve forzado a cerrar los ojos y cubrirlos con el antebrazo. Pudo ver a sus atacantes retroceder, o al menos eso parecía por lo que podía ver cerca del suelo. Era de agradecer sin duda, aquel chiquillo tenía un talento innato para romper con la lógica y la estrategia, demostrado ya en diversas ocasiones. Y se preguntaban porque había elegido a dos niños como compañeros para dicha aventura...
«Punto para los brujos innecesarios» Pensó con orgullo y en respuesta a las palabras del elfo.
Lisette por su parte vio a la elfa acercarse con odio puro y frustración tremenda. Era la primera vez en que se veía con la necesidad de una sanadora, menos mal que esta tuvo sus propios apuros. No habría soportado la idea. Era una mujer orgullosa de lo que había tenido que pasar para llegar hasta ahí, aún cuando su última misión hubiese desenvuelto aquella locura.
No iba a permitir que la sanaran de esa forma, menos sabiendo que dos niños eran de más utilidad que ella, y sí; dos. Chimar suelta su habilidad química sobre la colosal criatura que seguía amenazando al grupo. La misma habilidad que Kendovlah había elogiado en su primera aventura.
Kendovlah sonrió satisfecho al ver que la criatura comenzaba a derretirse progresivamente, mientras tanto Lisette miraba con el orgullo herido y esto le dolía aún más que la hemorragia interna. «Puedo soportarlo» Pensó la rubia, aferrándose a la idea.
—¡Naranjo, es ahora. Veamos si esa cosa es inflamable! —Gritó entre la rabia y el dolor. Sentimientos que le hicieron levantarse, empuñando sus armas de nuevo. El túnica naranja asintió, era el punto final para el golem que aún parecía cegado por la luz, pues movía sus brazos aleatoriamente. En parte, debido a la sustancia corrosiva y en un vano intento por quitársela.
No era necesario ser un experto en sismología para comprender que los movimientos desesperados del golem amenazaban poco a poco con derribar la ancestral arquitectura del túmulo.
El brujo toma algo de aíre para concentrar mejor su éter, pero comienza la carrera cuando es rebasado por su futura compañera. Estaba listo para usar la última habilidad disponible con estrategia preparada.
—¡Ahora o nunca, con todo! —Grita a los demás mientras continua la carrera. Era un momento importante para este. Aquella bestia era al menos del doble de tamaño de la que había visto con los pequeños presentes. Sabía que tarde o temprano debería enfrentar a más y bajo las circunstancias; con los espectros evaporándose por la luz, tanto Kendovlah como Lisette pensaron que había llegado la hora del jaque mate.
La situación era arriesgada y la estrategia casi suicida, pero ambos personajes tenían sus razones personales para llevar acabo sus siguientes acciones.
Adivinando el movimiento de la criatura hacía el frente y calculando la carrera de la asesina, Kendovlah saca un pergamino de sus bolsillos. No eran sus favoritos, pero era uno que debía servir a la causa. Coloca el pergamino de fisura en el suelo y la grieta comienza a abrirse poco a poco. Hecho esto reanuda la carrera.
—¡Que arda ahora! —Grita la rubia mientras busca algo en los bolsillos.
—Bien, espero que tengas algo bueno —Responde el joven brujo mientras hace girar su mano y a unos pocos metros hace girar la mano, apuntando y rezando por que más de alguna llama impactase donde se esparcia la sustancia corrosiva de Chimar.
El resultado fue positivo, la criatura empezó a arder a la vez que se derretía poco a poco. Un fuerte rugido de dolor invadió la habitación, pero este duro poco. Lisette encuentra el frasco que estaba buscando, lo abre y lo arroja a la boca abierta de la criatura. —¡Hazte a un...! —Quiso advertir al mago. Sin embargo y antes de que el golem se fuese a dormir por la esencia de dulce sueños usada por Lisette, este logra mandarlos a volar de un manotazo.
Entre la pelea un muro se forma con lo que antiguamente había sido el techo. No había forma alguna de cruzar, el grupo había quedado dividido. A un lado los dos niños y elfos, y al otro el brujo con la humana.
Kendovlah trato de recomponerse lo mejor que pudo para ver a una Lisette sonriente de pura satisfacción. —Lección número uno: una víctima dormida siempre es más fácil —Dijo al ver al Golem rodar sobre si mismo. Este naturalmente cayó en la grieta que se había formado con el pergamino.
Así dormido, era cuestión de minutos para que el colosal muriese ardiendo en llamas y consumido por la sustancia inflamable del joven genio.
Una vez recobrado por el golpe y la caída, se da cuenta de la situación. Golpea el nuevo muro —¡Chimar y Canel, nos veremos en la esfera! —Grita lo más fuerte que puede y vuelve hacía Lisette que estaba por caer inconsciente.
—Oh no, tu vienes conmigo —Le dice a Lisette preocupado por su condición. Era grave y debía atenderla, pero el techo seguía cayendo encima. Hace un esfuerzo por cargarla sobre su espalda.
—Bien genio, ¿qué harás arriba con la fugitiva? —Pregunta con algo de sarcasmo. Aún no se hacía la idea de que el brujo no buscaba algo a cambio, ni este de estar totalmente seguro de lo que hacía desde que había llegado a la ciudad.
—Aún no es hora de pensar en ese fastidio, vamos —Responde notándose el esfuerzo físico que hacía al cargarla—. Salir de aquí, eso si será todo un fastidio.
Explico situación actual por si no se entendio: Chimar, Canel, Aradia y Nousis quedan a un lado del muro. Kendo y Lis quedan del otro lado por lo que tienen que buscar otra forma para escapar.
Ronda final al fin, el tema termina con mi siguiente post según acordamos.
En primer lugar, su muro de llamas había caído y tenía que ver como defenderse de los espectros que sin duda le atacarían. Para su fortuna, el elemento sorpresa es quien actuá para salvar y traer el día —literalmente.
Casi recibiendo una estocada directa en uno de su hombro derecho para variar, el túnica naranja se ve forzado a cerrar los ojos y cubrirlos con el antebrazo. Pudo ver a sus atacantes retroceder, o al menos eso parecía por lo que podía ver cerca del suelo. Era de agradecer sin duda, aquel chiquillo tenía un talento innato para romper con la lógica y la estrategia, demostrado ya en diversas ocasiones. Y se preguntaban porque había elegido a dos niños como compañeros para dicha aventura...
«Punto para los brujos innecesarios» Pensó con orgullo y en respuesta a las palabras del elfo.
Lisette por su parte vio a la elfa acercarse con odio puro y frustración tremenda. Era la primera vez en que se veía con la necesidad de una sanadora, menos mal que esta tuvo sus propios apuros. No habría soportado la idea. Era una mujer orgullosa de lo que había tenido que pasar para llegar hasta ahí, aún cuando su última misión hubiese desenvuelto aquella locura.
No iba a permitir que la sanaran de esa forma, menos sabiendo que dos niños eran de más utilidad que ella, y sí; dos. Chimar suelta su habilidad química sobre la colosal criatura que seguía amenazando al grupo. La misma habilidad que Kendovlah había elogiado en su primera aventura.
Kendovlah sonrió satisfecho al ver que la criatura comenzaba a derretirse progresivamente, mientras tanto Lisette miraba con el orgullo herido y esto le dolía aún más que la hemorragia interna. «Puedo soportarlo» Pensó la rubia, aferrándose a la idea.
—¡Naranjo, es ahora. Veamos si esa cosa es inflamable! —Gritó entre la rabia y el dolor. Sentimientos que le hicieron levantarse, empuñando sus armas de nuevo. El túnica naranja asintió, era el punto final para el golem que aún parecía cegado por la luz, pues movía sus brazos aleatoriamente. En parte, debido a la sustancia corrosiva y en un vano intento por quitársela.
No era necesario ser un experto en sismología para comprender que los movimientos desesperados del golem amenazaban poco a poco con derribar la ancestral arquitectura del túmulo.
El brujo toma algo de aíre para concentrar mejor su éter, pero comienza la carrera cuando es rebasado por su futura compañera. Estaba listo para usar la última habilidad disponible con estrategia preparada.
—¡Ahora o nunca, con todo! —Grita a los demás mientras continua la carrera. Era un momento importante para este. Aquella bestia era al menos del doble de tamaño de la que había visto con los pequeños presentes. Sabía que tarde o temprano debería enfrentar a más y bajo las circunstancias; con los espectros evaporándose por la luz, tanto Kendovlah como Lisette pensaron que había llegado la hora del jaque mate.
La situación era arriesgada y la estrategia casi suicida, pero ambos personajes tenían sus razones personales para llevar acabo sus siguientes acciones.
Adivinando el movimiento de la criatura hacía el frente y calculando la carrera de la asesina, Kendovlah saca un pergamino de sus bolsillos. No eran sus favoritos, pero era uno que debía servir a la causa. Coloca el pergamino de fisura en el suelo y la grieta comienza a abrirse poco a poco. Hecho esto reanuda la carrera.
—¡Que arda ahora! —Grita la rubia mientras busca algo en los bolsillos.
—Bien, espero que tengas algo bueno —Responde el joven brujo mientras hace girar su mano y a unos pocos metros hace girar la mano, apuntando y rezando por que más de alguna llama impactase donde se esparcia la sustancia corrosiva de Chimar.
El resultado fue positivo, la criatura empezó a arder a la vez que se derretía poco a poco. Un fuerte rugido de dolor invadió la habitación, pero este duro poco. Lisette encuentra el frasco que estaba buscando, lo abre y lo arroja a la boca abierta de la criatura. —¡Hazte a un...! —Quiso advertir al mago. Sin embargo y antes de que el golem se fuese a dormir por la esencia de dulce sueños usada por Lisette, este logra mandarlos a volar de un manotazo.
Entre la pelea un muro se forma con lo que antiguamente había sido el techo. No había forma alguna de cruzar, el grupo había quedado dividido. A un lado los dos niños y elfos, y al otro el brujo con la humana.
Kendovlah trato de recomponerse lo mejor que pudo para ver a una Lisette sonriente de pura satisfacción. —Lección número uno: una víctima dormida siempre es más fácil —Dijo al ver al Golem rodar sobre si mismo. Este naturalmente cayó en la grieta que se había formado con el pergamino.
Así dormido, era cuestión de minutos para que el colosal muriese ardiendo en llamas y consumido por la sustancia inflamable del joven genio.
Una vez recobrado por el golpe y la caída, se da cuenta de la situación. Golpea el nuevo muro —¡Chimar y Canel, nos veremos en la esfera! —Grita lo más fuerte que puede y vuelve hacía Lisette que estaba por caer inconsciente.
—Oh no, tu vienes conmigo —Le dice a Lisette preocupado por su condición. Era grave y debía atenderla, pero el techo seguía cayendo encima. Hace un esfuerzo por cargarla sobre su espalda.
—Bien genio, ¿qué harás arriba con la fugitiva? —Pregunta con algo de sarcasmo. Aún no se hacía la idea de que el brujo no buscaba algo a cambio, ni este de estar totalmente seguro de lo que hacía desde que había llegado a la ciudad.
—Aún no es hora de pensar en ese fastidio, vamos —Responde notándose el esfuerzo físico que hacía al cargarla—. Salir de aquí, eso si será todo un fastidio.
Off:
- Kenovlah utiliza pergamino pergamino de fisura.
- Kendovlah utiliza habilidad nivel 0, ascuas.
- Lisette usa escencia de dulce sueños contra el golem
Explico situación actual por si no se entendio: Chimar, Canel, Aradia y Nousis quedan a un lado del muro. Kendo y Lis quedan del otro lado por lo que tienen que buscar otra forma para escapar.
Ronda final al fin, el tema termina con mi siguiente post según acordamos.
Kendovlah
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Todo se desenvuelve con velocidad, es una batalla después de todo. lo bueno es que el golem termina siendo bastante vulnerable a ataques combinados, es el ejemplo literal de que el tamaño no lo es todo.
Cuando los novios encienden al enemigo, Chim observa incrédulo. Sinceramente no sabía que el ácido utilizado era inflamable, eso abre una amplia gama de posibilidades divertidas que le hacen sonreír maliciosamente.
Pese a haber sido cegado, mutilado e incendiado, la cosa se niega a morir… pero bueno, nadie dijo que la piedra maciza seria fácil de doblegar. Claro que las acciones suben de nivel pronto por acciones ininterrumpidas de los mismos tortolos.
Maquiavelo abre los ojos de par en par al ver cómo le dan un manotazo a su amigo frijol, aunque suene raro una vez le pilla costumbre a alguien se muestra más fiel que cualquier sabueso... incluso si es un adulto.
Todo pasa rápido, el pergamino, el frasco, el gigante rodando y el derrumbe. Para cuando ambos niños abren los ojos, ahora tienen una pared nueva justo al lado. Lo bueno es que el contacto con su pariente por elección calma de inmediato al intelectual.
Debemos…
No puede formular argumento, voces vienen desde el otro lado del muro. Kendo da instrucciones claras, reunirse nuevamente en la esfera. Es un largo trayecto para llegar a Lunargenta pero Chim confía en que él tiene la capacidad de hacerlo... no le queda de otra.
Ahora con el tejado abierto, una nueva salida posible se vislumbra harto atractiva en la mente del niño más grande. Después de todo no tiene ganas de escalar secciones ya recorridas que además pueden estar llenas de sorpresitas adicionales.
Canel, ya sabes.
Dice Maquiavelo mientras retira algunas secciones de la mochila y descubre un aparato en su espalda, a ojos ajenos tiene aspecto de cilindro pero nada más alejado de la realidad. Canel aprovecha para colocarse el arnés de protección que lo asegura al pecho de su hermano junto con los lentes de aviador.
Tiempo de salir con estilo, elfos “les arroja dos cordones de vida reforzados” ajústense bien.
Vengan con nosotros si quieren vivir... siempre quise decir eso jejeje.
Luego de darle una despeinada a su hermanito por las palabras raras, el inventor pasa a preparar todo el sistema de vuelo. Lo bueno es que la calma es patente y no hay la necesidad de apresurarse.
Una vez revisa que todos están sujetos, Maquiavelo sonríe de forma maliciosa. La primera vez suele ser traumática para todos los viajeros adicionales, claro que en este punto no puede estar más agraciado por la idea.
¡¡Listos o no!!
Enciende el mecanismo y aparece el chorro de vapor, la fuerza del flujo no tarda en elevarlos. A medida que la salida superior se ve más cerca, ambos niños ríen para sí mismos por lo divertido del paseo… después de todo son enanos, es una experiencia genial para ellos.
No todo es diversión por supuesto, Chim maneja los sistemas con cuidado aunque no lo parezca. El arco de bajada comienza a manifestase a pocos minutos de la salida, con el suelo acercándose cada vez más viene la parte importante.
Antes de tocar tierra, la personita que pilotea todo lanza tres chorros de desaceleración, técnica indispensable si no quieres romperte las piernas. Cuando ya la velocidad es ridícula, tocan suelo como una pluma.
Mi mejor vuelo.
Diez de diez “ríe entre dientes”.
Ha mejorado mucho el diseño desde sus primeros prototipos, ahora soportan más personas y ocurren menos aterrizajes forzosos. La racha ganadora no se detiene y es que están en las afueras de la ciudad, sin palurdos tontos molestando.
Ganar-ganar “levanta sus lentes”.
Cuando los novios encienden al enemigo, Chim observa incrédulo. Sinceramente no sabía que el ácido utilizado era inflamable, eso abre una amplia gama de posibilidades divertidas que le hacen sonreír maliciosamente.
Pese a haber sido cegado, mutilado e incendiado, la cosa se niega a morir… pero bueno, nadie dijo que la piedra maciza seria fácil de doblegar. Claro que las acciones suben de nivel pronto por acciones ininterrumpidas de los mismos tortolos.
Maquiavelo abre los ojos de par en par al ver cómo le dan un manotazo a su amigo frijol, aunque suene raro una vez le pilla costumbre a alguien se muestra más fiel que cualquier sabueso... incluso si es un adulto.
Todo pasa rápido, el pergamino, el frasco, el gigante rodando y el derrumbe. Para cuando ambos niños abren los ojos, ahora tienen una pared nueva justo al lado. Lo bueno es que el contacto con su pariente por elección calma de inmediato al intelectual.
Debemos…
No puede formular argumento, voces vienen desde el otro lado del muro. Kendo da instrucciones claras, reunirse nuevamente en la esfera. Es un largo trayecto para llegar a Lunargenta pero Chim confía en que él tiene la capacidad de hacerlo... no le queda de otra.
Ahora con el tejado abierto, una nueva salida posible se vislumbra harto atractiva en la mente del niño más grande. Después de todo no tiene ganas de escalar secciones ya recorridas que además pueden estar llenas de sorpresitas adicionales.
Canel, ya sabes.
Dice Maquiavelo mientras retira algunas secciones de la mochila y descubre un aparato en su espalda, a ojos ajenos tiene aspecto de cilindro pero nada más alejado de la realidad. Canel aprovecha para colocarse el arnés de protección que lo asegura al pecho de su hermano junto con los lentes de aviador.
Tiempo de salir con estilo, elfos “les arroja dos cordones de vida reforzados” ajústense bien.
Vengan con nosotros si quieren vivir... siempre quise decir eso jejeje.
Luego de darle una despeinada a su hermanito por las palabras raras, el inventor pasa a preparar todo el sistema de vuelo. Lo bueno es que la calma es patente y no hay la necesidad de apresurarse.
Una vez revisa que todos están sujetos, Maquiavelo sonríe de forma maliciosa. La primera vez suele ser traumática para todos los viajeros adicionales, claro que en este punto no puede estar más agraciado por la idea.
¡¡Listos o no!!
Enciende el mecanismo y aparece el chorro de vapor, la fuerza del flujo no tarda en elevarlos. A medida que la salida superior se ve más cerca, ambos niños ríen para sí mismos por lo divertido del paseo… después de todo son enanos, es una experiencia genial para ellos.
No todo es diversión por supuesto, Chim maneja los sistemas con cuidado aunque no lo parezca. El arco de bajada comienza a manifestase a pocos minutos de la salida, con el suelo acercándose cada vez más viene la parte importante.
Antes de tocar tierra, la personita que pilotea todo lanza tres chorros de desaceleración, técnica indispensable si no quieres romperte las piernas. Cuando ya la velocidad es ridícula, tocan suelo como una pluma.
Mi mejor vuelo.
Diez de diez “ríe entre dientes”.
Ha mejorado mucho el diseño desde sus primeros prototipos, ahora soportan más personas y ocurren menos aterrizajes forzosos. La racha ganadora no se detiene y es que están en las afueras de la ciudad, sin palurdos tontos molestando.
Ganar-ganar “levanta sus lentes”.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 9 (Propulsor de vapor)
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
No. De ninguna de las maneras podría haberse nunca llamado trabajo en equipo lo que ocurrió en aquellos momentos. Esquivaba a la bestia de piedra como le era posible, mientras su compañera curaba a la asesina. ¿Todo ello servía en realidad para algo? Él carecía, y se enorgullecía, de magia alguna de destrucción, usual en los demonios con rasgos de hombres. Y su mirada gris se tornó sombría cuando tras ser cegado por algún tipo de sustancia, el constructo fue envuelto en llamas.
El hechicero de túnica naranja y la mujer lograron partir en dos al grupo, al deshacerse del enemigo… dejandole a él, a Aradia y a los niños humanos envueltos en el mar de espectros. Suspiró con pesadumbre y resignación, al tiempo que un sudor frío le recorría la espina dorsal. Era cuestión de cenar con los dioses.
Miró hacia arriba. No había logrado rescatar a Aradia, pero tenía al menos la opción de morir en el intento de rescate de uno de lo suyos. Pocas opciones eran mejores a esa según su propio código moral. Por ello, sonrió no sin cierta dosis de sarcasmo.
Las palabras de los muchachos llegaron a él como en un idioma completamente extraño en un primer momento. Por inercia, tomó lo que éstos le habían lanzado antes siquiera de pararse a pensar. Cabía dentro de lo posible que los Humanos solo buscasen no separarse, morir espalda con espalda, y Nousis podía respetar ese sentimiento. Sin mirarles, se ató lo entregado con fuerza, dando un paso atrás. No se podía culpar a un cachorro por que lo que hacía la manada. Al fin y al cabo, los reinos humanos era caos y egoísmo. Sólo de vez en cuando despuntaban flores en tales lodazales.
Asombrado, su voz murió cuando una fuerza asombrosa tiró de él primero hacia atrás y luego hacia arriba. Girando el cuello cuanto pudo, no cupo en sí de sorpresa al ser elevado del suelo , alejándose de sus enemigos, sin sufrir en apariencia daño alguno. Jamás había experimentado algo semejante, y la visión desde tan extraña perspectiva de la edificación provocó a su mente analítica la utilidad de tal modo de vista para la fabricación de planos y tantas otras cosas que había estudiado en los largos años de aprendizaje en Sandorai. Su vista pasó de Aradia, también colgada a su mismo modo, a los chiquillos que parecían divertirse. No obstante, aquello no parecía magia, o ninguna magia que él hubiese conocido. Aquello era tecnología. Sus viajes por medio continente no le dejaban demasiadas dudas. Nunca había visto algo así, mas sí distinguir una mejora en lo existente. No lograba imaginar de dónde habrían conseguido sacar el artilugio, o como habrían aprendido a manejarlo.
Cuando el viaje terminó, el Elfo no tenía nada claro si lo experimentado había sido agradable o todo lo contrario. Sí en cambio le interesó la máquina de la cual acababa de conocer su existencia. Ni siquiera le dio tiempo a darse cuenta de que habían salvado la vida. Y ello le llevó a su siguiente sentimiento. Ira contra sí mismo. Sabía lo que tenía que hacer. Y aunque lo detestaba no había otro remedio. Debía hacerse. El honor era el honor. Y debía de ser satisfecho.
Dio varios pasos y miró hacia abajo, clavando su mirada en el jovencito que había manejado el rescate. Clavó su espada en tierra delante de ambos y con rostro sereno, pronunció con voz serena.
-Yo, Nousis, del clan Indirel, estoy en deuda contigo Humano. Seas quien seas, ésta debe ser pagada. Si algo precisas en cualquier momento y puedo ayudarte, si tu vida peligra, tengo el deber de acudir en tu auxilio- sacó su arma de la tierra y volvió a envainarla con un gesto rápido y grácil- las palabras le costaban un tremendo esfuerzo, pero lo decía de corazón- Ojalá nos encontremos pronto y pueda quitarme esta carga. Hasta entonces.
Había adquirido más de lo que hubiera deseado. Los dioses eran impredecibles y exigentes.
Nousis Indirel
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Re: Ciber-Encuentro. 1: La Asesina Lisette. [Libre 4/4] [Terminado]
Estaba por desfallecer. Las sombras se alejaban conforme ella se concentraba en la habilidad con la que fue bendecida su raza y le daba alguna chance de girar la cadena como un escudo, para tocar el hombro de la mujer buscando sanarla. El daño era demasiado para sanarlo con esa forma indirecta. Entre el veneno y un daño interno que no prometía nada bueno, Aradia decidió mejor salvar su propio pellejo y enfocarse en mantener a raya a esas sombras, algo relativamente fácil.
La rubia logro levantarse mientras intercambiaba palabras —o más bien gritos con el brujo—, en cierta forma que se escabullera y se deshicieran del golem fue la mejor noticia que podía recibir. Aunque ellos quedaron de un lado y los demás del otro. Por un momento se puso a pensar seriamente como saldrían de ahí, cuando el niño arroja inventos explosivos. Les lanzo algo que podía asemejar a una correa y como Nousis envaino la cadena, al tiempo que oía a uno decir una frase muy curiosa. -Pues espero que cumplan por que la cosa no pinta que ira a me...
Y la frase se interrumpió con un grito. La joven se aferró como podía de la correa, un curioso pensamiento se cruzó por su mente “Es mejor viajar en dragón”. Cuando piso tierra de nuevo trastabillo y termino sentada desatando la correa. Mareada, agitada y temblorosa, miro a Nou que se dirigía a los enanos que acababan de salvarlos con la tecnología humana. No menos sorprendente la verdad, puesto que era la especie más delicada y efímera, algo debían dejar para mejorar la vida de quienes les precederían. Se inclinó ante ellos siguiendo el ejemplo de su mentor.
-Hazelmere, Aradia, si nos volvemos a encontrar espero poder ser de ayuda en algún momento. Por cierto eso no quita que debes aprender algo de modales. –Dijo señalando al mayor del par, y sin más bastante apenada casi podía imaginar lo que le diría Nousis, especialmente porque era casi igual a su hermano Mayor…
La rubia logro levantarse mientras intercambiaba palabras —o más bien gritos con el brujo—, en cierta forma que se escabullera y se deshicieran del golem fue la mejor noticia que podía recibir. Aunque ellos quedaron de un lado y los demás del otro. Por un momento se puso a pensar seriamente como saldrían de ahí, cuando el niño arroja inventos explosivos. Les lanzo algo que podía asemejar a una correa y como Nousis envaino la cadena, al tiempo que oía a uno decir una frase muy curiosa. -Pues espero que cumplan por que la cosa no pinta que ira a me...
Y la frase se interrumpió con un grito. La joven se aferró como podía de la correa, un curioso pensamiento se cruzó por su mente “Es mejor viajar en dragón”. Cuando piso tierra de nuevo trastabillo y termino sentada desatando la correa. Mareada, agitada y temblorosa, miro a Nou que se dirigía a los enanos que acababan de salvarlos con la tecnología humana. No menos sorprendente la verdad, puesto que era la especie más delicada y efímera, algo debían dejar para mejorar la vida de quienes les precederían. Se inclinó ante ellos siguiendo el ejemplo de su mentor.
-Hazelmere, Aradia, si nos volvemos a encontrar espero poder ser de ayuda en algún momento. Por cierto eso no quita que debes aprender algo de modales. –Dijo señalando al mayor del par, y sin más bastante apenada casi podía imaginar lo que le diría Nousis, especialmente porque era casi igual a su hermano Mayor…
Aradia Hazelmere
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