Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
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Matthew hacía rodar una pequeña piedra con forma de rueda sobre la superficie de la mesa, descansaba medio cuerpo sobre la misma, y por su gesto era evidente que no estaba prestando atención a lo que Brenda decía. La voz de la enana sonaba como si viniera de muy lejos, y la mente distraída del Virrey no le encontraba sentido alguno a las palabras ni a los gestos que le hacía.
-¿Me estás escuchando? - Dijo la enana, estaba llegando al límite de su paciencia.
-Francamente... No -
-Te decía que los postulantes ya están esperando a que los recibas -
-¿Alguno de ellos es Helena? - Preguntó Owens, y por el tono más parecía un niño berrinchudo que un adulto a cargo de una ciudad.
-Por supuesto que no, sí esa chica es lista no regresará aquí nunca más - Era curioso que Brenda dijera eso con respecto a otras, pero no hiciera nada sobre su propia situación.
-Entonces no me interesan - Se giró hacía otro lado - Estoy cansado, la maldición está haciendo efecto -
-No mientas - Suspiró, se acercó a Matt y apoyó una mano en su espalda - Sabes que necesitas tener un Asesino contigo. Es muy inseguro que vayas por la ciudad estando enfermo y sin protección -
-Si quieres darme consuelo no es ahí donde debes poner la mano - En respuesta al comentario Matthew recibió un golpe - ¿Pusiste todos los requerimientos que te dije y aún así se anotaron? -
-Sí, todos y cada uno. Creo que esta ciudad atrae a todos los dementes de Aerandir -
-¡Ja! Entonces al menos puedo suponer que será divertido entrevistarlos - Con mucha pereza se levantó, apoyando ambas manos en la tabla de la mesa - Bien, terminemos con esto -
El estafador se dirigió hacía la salida del prostíbulo, al ser de día las actividades del establecimiento aún no estaban funcionando al máximo, solo algunos clientes sueltos venían en esas horas, así que las muchachas descansaban. Abrió la puerta de salida, que no era más que una cortina gruesa, la intensidad de la luz exterior lo obligó a entrecerrar los ojos.
-Argh, que espanto. Brenda, anota esto, la siguiente vez que hagamos una convocatoria, será de noche -
-¿La siguiente vez? Matthew, debes tomar en serio estas entrevistas -
-¡Y lo haré! Solo que mi fe en las personas está muy dañada ¿Que no ves que mi corazón está herido? - Apoyó una mano en su pecho, con gesto compungido.
-Me das mucha vergüenza -
Las “entrevistas” serían en la Arena de Combate y Apuestas Ilegales de Ciudad Lagarto, aún estaban en la búsqueda de un nombre más corto, en el medio del lugar había una sola silla y se suponía que el resto esperara de pie. En líneas generales Matt era más amable con las visitas, pero en esta oportunidad no se sentía de ánimos para interpretar el papel del “buen anfitrión”.
De cualquier manera, al acercarse Owens tenía una encantadora sonrisa en el rostro, eso solo podía significar algo malo.
-¡Bienvenidos candidatos! - Exclamó con un tono grave pero encantador - Y Gaia ¿Tu qué haces aquí? Se supone que trabajes con otro tipo de dagas nocturnas - Podía ser tan sutil cuando quería...
____________________
La Maldición a la que hace referencia es esta: Virrey de La Ciudad Cenizas: la mano de metal está ligada contigo de una manera que no sabes explicar. A medida que estés más cerca de ella, y por lo tanto más cerca de La Ciudad Lagarto, te sentirás más débil y enfermo. No puedes destruir la mano y tienes miedo que si la destruyen, acaben con tu vida. Deberás pedir consejo, en futuro mastereados (sí, tramas para el señor Owens), a personas más sabías que tú para que te digan qué hacer con ella.
-¿Me estás escuchando? - Dijo la enana, estaba llegando al límite de su paciencia.
-Francamente... No -
-Te decía que los postulantes ya están esperando a que los recibas -
-¿Alguno de ellos es Helena? - Preguntó Owens, y por el tono más parecía un niño berrinchudo que un adulto a cargo de una ciudad.
-Por supuesto que no, sí esa chica es lista no regresará aquí nunca más - Era curioso que Brenda dijera eso con respecto a otras, pero no hiciera nada sobre su propia situación.
-Entonces no me interesan - Se giró hacía otro lado - Estoy cansado, la maldición está haciendo efecto -
-No mientas - Suspiró, se acercó a Matt y apoyó una mano en su espalda - Sabes que necesitas tener un Asesino contigo. Es muy inseguro que vayas por la ciudad estando enfermo y sin protección -
-Si quieres darme consuelo no es ahí donde debes poner la mano - En respuesta al comentario Matthew recibió un golpe - ¿Pusiste todos los requerimientos que te dije y aún así se anotaron? -
-Sí, todos y cada uno. Creo que esta ciudad atrae a todos los dementes de Aerandir -
-¡Ja! Entonces al menos puedo suponer que será divertido entrevistarlos - Con mucha pereza se levantó, apoyando ambas manos en la tabla de la mesa - Bien, terminemos con esto -
El estafador se dirigió hacía la salida del prostíbulo, al ser de día las actividades del establecimiento aún no estaban funcionando al máximo, solo algunos clientes sueltos venían en esas horas, así que las muchachas descansaban. Abrió la puerta de salida, que no era más que una cortina gruesa, la intensidad de la luz exterior lo obligó a entrecerrar los ojos.
-Argh, que espanto. Brenda, anota esto, la siguiente vez que hagamos una convocatoria, será de noche -
-¿La siguiente vez? Matthew, debes tomar en serio estas entrevistas -
-¡Y lo haré! Solo que mi fe en las personas está muy dañada ¿Que no ves que mi corazón está herido? - Apoyó una mano en su pecho, con gesto compungido.
-Me das mucha vergüenza -
Las “entrevistas” serían en la Arena de Combate y Apuestas Ilegales de Ciudad Lagarto, aún estaban en la búsqueda de un nombre más corto, en el medio del lugar había una sola silla y se suponía que el resto esperara de pie. En líneas generales Matt era más amable con las visitas, pero en esta oportunidad no se sentía de ánimos para interpretar el papel del “buen anfitrión”.
De cualquier manera, al acercarse Owens tenía una encantadora sonrisa en el rostro, eso solo podía significar algo malo.
-¡Bienvenidos candidatos! - Exclamó con un tono grave pero encantador - Y Gaia ¿Tu qué haces aquí? Se supone que trabajes con otro tipo de dagas nocturnas - Podía ser tan sutil cuando quería...
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La Maldición a la que hace referencia es esta: Virrey de La Ciudad Cenizas: la mano de metal está ligada contigo de una manera que no sabes explicar. A medida que estés más cerca de ella, y por lo tanto más cerca de La Ciudad Lagarto, te sentirás más débil y enfermo. No puedes destruir la mano y tienes miedo que si la destruyen, acaben con tu vida. Deberás pedir consejo, en futuro mastereados (sí, tramas para el señor Owens), a personas más sabías que tú para que te digan qué hacer con ella.
Última edición por Matthew Owens el Vie Mayo 01 2020, 19:13, editado 1 vez
Matthew Owens
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Después de conocer, aunque poco, al Virrey Matthew Owens, decidí darme unos paseos por Ciudad Lagarto. ¡Justamente hoy era mi día de suerte! Pude ver un pequeño cartel que decía:
Hmm, no era el mejor asesino de Aerandir y creo que tampoco podría estar siempre al lado de Matt, al menos que este le gustase ir en barco de vez en cuando.
Me presenté ante la entrevista, el lugar parecía un poco lujoso, lo esperable del Virrey de una ciudad, una enana me pasó una hoja para llenar, supuse que había que ser creativos, saqué una pluma y la mojé en un poco de tinta de calamar que tenía guardados:
Requisitos:
— Buena presencia: ¡Claro! soy bastante agradable — Traté de dibujar una sonrisa al lado.
— Experiencia en el ámbito del asesinato: Una vez me comí una ballena, ¿eso cuenta?
— Con un mínimo de cordura: ¡No estoy loco lo juro! Shhh. Tú cállate. — Escribí con letras distintas.
— Y estándares morales flexibles: 0 moral, es la respuesta correcta, ¿no?
Sonreí un poco y devolví el papel a la enana. Lo miró un poco confundida y preocupada. — ¡No tenías que rayar en él! — Sacó otro papel y comenzó a escribir en él. — Ehm... — Me calló su voz. — Los cupos ya están llenos. En la Arena de Combate y Apuestas Ilegales de Ciudad Lagarto, en 5 horas. — Dijo, y siguió escribiendo, sería a las 3 de la tarde, bien. ¿Podría sobrevivir 5 horas deambulando en Ciudad Lagarto?
Pronto llegué a la Arena de Combate y Apuestas Ilegales de Ciudad Lagarto, pensar en ese nombre me exahustaba. No sin antes recibir 5 ofertas de puñaladas, 16 maldiciones y 7 prostitutas que ofrecían sus servicios, la buena Ciudad Lagarto. Me quedé en la calle ante la entrada, aún no abría.
Fui el primero en llegar, creo...
Esperé...
Esperé...
Pasaron dos horas, y fue cuando llegó el primero, un elfo, flaco y con el cabello algo largo, no parecía de gran porte como otros elfos que había visto, más bien, parecía un vagabundo.
— ¿Qué hora es? — Me dirigí a él.
Se volteó a mí. — Oh, por supuesto, es fácil. — Saludó cordialmente mientras posicionaba sus manos en el aire de una forma extraña. — Es una técnica sencilla. — Se quedó callado unos instantes. El muchacho volvió a verme, y contestó mi pregunta. — Son las 5 de la tarde. — Luego se disculpó. — Debo retirarme. — Dijo, con una leve reverencia.
Siguió camino a la arena, a mitad del camino aceleró el paso.
— Agh. — Me había vuelvo a equivocar, nunca aprendí a calcular la hora como aquel elfo. Parecía que sus habilidades iban a repasar las mías en aquella prueba. Además parece que había sacado mal la cuenta, desde mediodía contando cinco horas, ¿no serían las 3 de la tarde? Comencé a contar con los dedos para darme cuenta de que no.
Pronto llegó una mujer de cabello, rojo creo. Caminó junto a mí y la puerta de la Arena se abrió ante los tres. Cuando entramos, pudimos ver que era una arena como cualquier otra, de un lado había aún un cuerpo mutilado, y del otro un charco de sangre. En el medio había una silla, y a su lado la enana. Saludé con un ademán, pronto apareció Matt Owens en la escena, le echó un ojo a todos, nos dio la bienvenida, a lo que respondí con una pequeña reverencia.
Se dirigió a la mujer. Gaia parecía llamarse, quizás su apodo. El Virrey la conocía de antes o eso parecía. — Cómo pudo olvidarme Matt, si hasta le ofrecí un cóctel. — Pensé, me decepcioné un poco. — Soy Tobias Pharra, creo que ya nos conocemos Matthew. Soy un pirata con finas habilidades en el mar.
off rol: Tobias no es bueno con las cuentas. Uso a Mefisto con permiso del user.
Se busca
Asesino o Asesina
Para trabajos a tiempo completo con el Virrey.
Hmm, no era el mejor asesino de Aerandir y creo que tampoco podría estar siempre al lado de Matt, al menos que este le gustase ir en barco de vez en cuando.
Me presenté ante la entrevista, el lugar parecía un poco lujoso, lo esperable del Virrey de una ciudad, una enana me pasó una hoja para llenar, supuse que había que ser creativos, saqué una pluma y la mojé en un poco de tinta de calamar que tenía guardados:
Requisitos:
— Buena presencia: ¡Claro! soy bastante agradable — Traté de dibujar una sonrisa al lado.
— Experiencia en el ámbito del asesinato: Una vez me comí una ballena, ¿eso cuenta?
— Con un mínimo de cordura: ¡No estoy loco lo juro! Shhh. Tú cállate. — Escribí con letras distintas.
— Y estándares morales flexibles: 0 moral, es la respuesta correcta, ¿no?
Sonreí un poco y devolví el papel a la enana. Lo miró un poco confundida y preocupada. — ¡No tenías que rayar en él! — Sacó otro papel y comenzó a escribir en él. — Ehm... — Me calló su voz. — Los cupos ya están llenos. En la Arena de Combate y Apuestas Ilegales de Ciudad Lagarto, en 5 horas. — Dijo, y siguió escribiendo, sería a las 3 de la tarde, bien. ¿Podría sobrevivir 5 horas deambulando en Ciudad Lagarto?
[...]
Pronto llegué a la Arena de Combate y Apuestas Ilegales de Ciudad Lagarto, pensar en ese nombre me exahustaba. No sin antes recibir 5 ofertas de puñaladas, 16 maldiciones y 7 prostitutas que ofrecían sus servicios, la buena Ciudad Lagarto. Me quedé en la calle ante la entrada, aún no abría.
Fui el primero en llegar, creo...
Esperé...
Esperé...
Pasaron dos horas, y fue cuando llegó el primero, un elfo, flaco y con el cabello algo largo, no parecía de gran porte como otros elfos que había visto, más bien, parecía un vagabundo.
— ¿Qué hora es? — Me dirigí a él.
Se volteó a mí. — Oh, por supuesto, es fácil. — Saludó cordialmente mientras posicionaba sus manos en el aire de una forma extraña. — Es una técnica sencilla. — Se quedó callado unos instantes. El muchacho volvió a verme, y contestó mi pregunta. — Son las 5 de la tarde. — Luego se disculpó. — Debo retirarme. — Dijo, con una leve reverencia.
Siguió camino a la arena, a mitad del camino aceleró el paso.
— Agh. — Me había vuelvo a equivocar, nunca aprendí a calcular la hora como aquel elfo. Parecía que sus habilidades iban a repasar las mías en aquella prueba. Además parece que había sacado mal la cuenta, desde mediodía contando cinco horas, ¿no serían las 3 de la tarde? Comencé a contar con los dedos para darme cuenta de que no.
Pronto llegó una mujer de cabello, rojo creo. Caminó junto a mí y la puerta de la Arena se abrió ante los tres. Cuando entramos, pudimos ver que era una arena como cualquier otra, de un lado había aún un cuerpo mutilado, y del otro un charco de sangre. En el medio había una silla, y a su lado la enana. Saludé con un ademán, pronto apareció Matt Owens en la escena, le echó un ojo a todos, nos dio la bienvenida, a lo que respondí con una pequeña reverencia.
Se dirigió a la mujer. Gaia parecía llamarse, quizás su apodo. El Virrey la conocía de antes o eso parecía. — Cómo pudo olvidarme Matt, si hasta le ofrecí un cóctel. — Pensé, me decepcioné un poco. — Soy Tobias Pharra, creo que ya nos conocemos Matthew. Soy un pirata con finas habilidades en el mar.
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Ciudad Lagarto... Había oído mucho del lugar, pues era conocido por toda Aerandir; Desde las plazas de Lunargenta hasta los asentamientos élficos del este, incluso más al norte, en cierto poblado con olor a perro, ¡todos tenían algo que opinar al respecto!
...Y nadie decía nada bueno.
Quizás fuese porque ya estaban en Ciudad Lagarto todos los que estaban dispuestos a hacerle buena crítica.
No lo sé.
No sé muchas cosas.
Lo que sí sé es que tal destino turístico no podía faltar en mi lista, así que tomé el transporte más seguro que conseguí, y partí directo hacia allá.
Llegué al lugar un poco antes del mediodía, a pie. Las eventualidades ocurridas en el trayecto no añaden a la historia sino un par de gotas de sangre a la capa que llevaba, y la lección de no confiar en absolutamente nada: Aquél sitio era caos puro y furioso, apenas contenido por un delgadísimo hilo de cordura esporádica. Sólo la suficiente como para que el lugar siguiera —dentro de lo que cabe— de pie.
Eso sería una clara advertencia para el incauto, un grito de peligro para el que valora su integridad y la de sus bienes. Pero una vez puesto el pie en Ciudad Lagarto, me di cuenta de que no era muy distinto a los entornos por los que me movía en Lunargenta. Puede que un poco más salvaje que las cercanías de la Pulgantina.
—¡REPITE ESO SOBRE MI MADRE, CABRONAZO! —gritó un hombre mientras ahorcaba a otro con el brazo. Más atrás, un par de mujeres con pechos desnudos, que lejos de buscar ayuda o verse preocupadas por ello, se acercaba a ambos. Una con una botella rota en la mano, la otra con un cuchillo que sacó de la poca ropa que sí tenía puesta.
Esa situación parecía no ser una rareza. Parecía que aquellas calles todos los días veían vida y sexo, y bebían sangre y aguardiente. Si las calles pudiesen hablar, estoy seguro de que estas te escupirían en un ojo y te insultarían con el acento de quien no recuerda ni su nombre. ¿Tendrían nombre siquiera? No me imagino el nombre de una calle como esa.
Como decía... Sólo un poco más salvaje que las cercanías de la Pulgantina.[1]
Dejé el bastón a un lado y metí el sombrero en mi morral; No sería bueno llamar la atención. Lo que sería llamado en otro lugar "encuentro desafortunado" aquí sería llamado "vecino". Mi raza no debía ser un problema, pues había visto hombres bestia durmiendo en los callejones y un biocibernético siendo usado como máquina de apuestas. Así que si podía darle un punto fuerte a Ciudad Lagarto, era "diversidad". Con nada más de lo que preocuparme, caminé sin rumbo fijo, ojeando el lugar e intentando no llamar la atención.
En esa caminata es que encontré cierto cartel curioso, pegado en una ventana rota. En él rezaba:
Requisitos:
-Buena presencia
-Experiencia en el ámbito del asesinato
-Con un mínimo de cordura
-Y estándares morales flexibles
Como quien pide un carpintero o los servicios de un agricultor, el cartel pedía un asesino para trabajar bajo órdenes del Virrey. Si seguía siendo el mismo, se trataba de Matthew Owens.
«¿Qué clase de persona se pondría a sí misma en un puesto como ese, en un sitio como este?» pensé.
Había visto antes al tal Matthew. Fue una charla breve, en medio de mucha gente. Ahí aprendí sólo una cosa de aquél hombre: Era del tipo de personas que más miedo me daba.
Era un lunático, o un maestro mentiroso. Poseía una máscara sonriente, y una mirada envolvente. Sus gestos no contradecían sus actos, y cuando lo hacían no llevaban a ningún lado. Era un libro con páginas en blanco y páginas llenas de garabatos. Quizás el hombre fuese ambas, un actor al borde de la cordura, bailando en medio de esta tormenta que era su ciudad.
Tomé el cartel, ignorando los ronquidos del hombre que descansaba al otro lado de la ventana rota. Quizás por curiosidad, quizás por aburrimiento. Quizás por algo más abstracto y personal. Sé que estaba decidido a acercarme a Matthew Owens, así que me postulé como candidato.
Hubo una enana, encargada del asunto de la oferta, y hubo un hombre azul que me preguntó una tontería. No tardó en hacerse la hora de encuentro, y no tardé en llegar a la entrada del lugar señalado.
Habían una mujer, y el mismo hombre azul de antes. Había una silla en medio de la arena, al lado de la misma enana de antes.
Saqué el sombrero del morral, y me lo ajusté en la cabeza para cubrirme del sol. Así esperé la llegada de Matthew, sin interactuar mucho con mis rivales temporales.
Alcé la vista al escuchar aquella voz conocida y algo exagerada, a la que respondí con una sonrisa serpentina y una característica reverencia.
—Es un placer estar presente, Virrey. —Mi mirada estaba cargada de expectativa, y no hice ademán de ocultarlo.
...Y nadie decía nada bueno.
Quizás fuese porque ya estaban en Ciudad Lagarto todos los que estaban dispuestos a hacerle buena crítica.
No lo sé.
No sé muchas cosas.
Lo que sí sé es que tal destino turístico no podía faltar en mi lista, así que tomé el transporte más seguro que conseguí, y partí directo hacia allá.
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Llegué al lugar un poco antes del mediodía, a pie. Las eventualidades ocurridas en el trayecto no añaden a la historia sino un par de gotas de sangre a la capa que llevaba, y la lección de no confiar en absolutamente nada: Aquél sitio era caos puro y furioso, apenas contenido por un delgadísimo hilo de cordura esporádica. Sólo la suficiente como para que el lugar siguiera —dentro de lo que cabe— de pie.
Eso sería una clara advertencia para el incauto, un grito de peligro para el que valora su integridad y la de sus bienes. Pero una vez puesto el pie en Ciudad Lagarto, me di cuenta de que no era muy distinto a los entornos por los que me movía en Lunargenta. Puede que un poco más salvaje que las cercanías de la Pulgantina.
—¡REPITE ESO SOBRE MI MADRE, CABRONAZO! —gritó un hombre mientras ahorcaba a otro con el brazo. Más atrás, un par de mujeres con pechos desnudos, que lejos de buscar ayuda o verse preocupadas por ello, se acercaba a ambos. Una con una botella rota en la mano, la otra con un cuchillo que sacó de la poca ropa que sí tenía puesta.
Esa situación parecía no ser una rareza. Parecía que aquellas calles todos los días veían vida y sexo, y bebían sangre y aguardiente. Si las calles pudiesen hablar, estoy seguro de que estas te escupirían en un ojo y te insultarían con el acento de quien no recuerda ni su nombre. ¿Tendrían nombre siquiera? No me imagino el nombre de una calle como esa.
Como decía... Sólo un poco más salvaje que las cercanías de la Pulgantina.[1]
Dejé el bastón a un lado y metí el sombrero en mi morral; No sería bueno llamar la atención. Lo que sería llamado en otro lugar "encuentro desafortunado" aquí sería llamado "vecino". Mi raza no debía ser un problema, pues había visto hombres bestia durmiendo en los callejones y un biocibernético siendo usado como máquina de apuestas. Así que si podía darle un punto fuerte a Ciudad Lagarto, era "diversidad". Con nada más de lo que preocuparme, caminé sin rumbo fijo, ojeando el lugar e intentando no llamar la atención.
En esa caminata es que encontré cierto cartel curioso, pegado en una ventana rota. En él rezaba:
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Se busca
Asesino o asesina
Para trabajos a tiempo completo con el Virrey
Asesino o asesina
Para trabajos a tiempo completo con el Virrey
Requisitos:
-Buena presencia
-Experiencia en el ámbito del asesinato
-Con un mínimo de cordura
-Y estándares morales flexibles
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Como quien pide un carpintero o los servicios de un agricultor, el cartel pedía un asesino para trabajar bajo órdenes del Virrey. Si seguía siendo el mismo, se trataba de Matthew Owens.
«¿Qué clase de persona se pondría a sí misma en un puesto como ese, en un sitio como este?» pensé.
Había visto antes al tal Matthew. Fue una charla breve, en medio de mucha gente. Ahí aprendí sólo una cosa de aquél hombre: Era del tipo de personas que más miedo me daba.
Era un lunático, o un maestro mentiroso. Poseía una máscara sonriente, y una mirada envolvente. Sus gestos no contradecían sus actos, y cuando lo hacían no llevaban a ningún lado. Era un libro con páginas en blanco y páginas llenas de garabatos. Quizás el hombre fuese ambas, un actor al borde de la cordura, bailando en medio de esta tormenta que era su ciudad.
Tomé el cartel, ignorando los ronquidos del hombre que descansaba al otro lado de la ventana rota. Quizás por curiosidad, quizás por aburrimiento. Quizás por algo más abstracto y personal. Sé que estaba decidido a acercarme a Matthew Owens, así que me postulé como candidato.
Hubo una enana, encargada del asunto de la oferta, y hubo un hombre azul que me preguntó una tontería. No tardó en hacerse la hora de encuentro, y no tardé en llegar a la entrada del lugar señalado.
Habían una mujer, y el mismo hombre azul de antes. Había una silla en medio de la arena, al lado de la misma enana de antes.
Saqué el sombrero del morral, y me lo ajusté en la cabeza para cubrirme del sol. Así esperé la llegada de Matthew, sin interactuar mucho con mis rivales temporales.
Alcé la vista al escuchar aquella voz conocida y algo exagerada, a la que respondí con una sonrisa serpentina y una característica reverencia.
—Es un placer estar presente, Virrey. —Mi mirada estaba cargada de expectativa, y no hice ademán de ocultarlo.
Mefisto
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
No había sido una noche fácil. Pero aquello no era por supuesto nada nuevo en las más de mil veladas que Gaia llevaba acumulando en ciudad Lagarto. Las noches de alcohol y sexo antecedían a los días de resaca generalizada; para Gaia, teniendo en cuenta que nunca estaba sobria, más resaca emocional que otra cosa.
Había despertado a Lydia temprano. Aquel era el trato, ella ayudaba a que el hombre en cuestión dejase la habitación temprano y a cambio la prostituta no le contaba a Matt Owens que Gaia hacía tiempo que usaba la palabra yacer como eufemismo de ilusiones. De hecho en el último mes había cobrado el doble por servicios que jamás llevó a cabo. El resultado: "clientes" satisfechos y una comisión algo más elevada de lo normal.
-Deja... ya lo hago yo- la bruja le quitó las cuerdas del corset a Lydia y las apretó de manera que su pequeña cintura realzase la curva de sus caderas. Gaia parecía recordar las palabras suaves del estafador en su oído hacía más años de los que podía contar desvelando como aquella cadera suya iba a ser una de sus mejores armas. Hubiese sido un error no usarlas pues, en aquella ocasión-Teniendo en cuenta que haces esto una minima de 4 veces al día cualquiera diría que no sabes cómo ajustar un vestido- dijo simplemente, molesta.
-No suelo vestir a las mujeres con las que paso la noche- dijo Lydia, molesta y se sentó en el sofá de almohadones de su habitación en el prostíbulo- Se puede saber donde diablos vas que necesitas estar tan sumamente perfecta? No creo que tus apariencias engañen a nadie que no te haya escuchado hablar, Gaia- dijo la chica.- ¿Quién es el afortunado? El cab...
-El mismísimo Matthew Owens- dijo Gaia cortando de manera súbdita a Lydia arreglándose el cabello. Normalmente no se hubiese esforzado un apice, pero sabía que importante eran las apariencias para Matt y quería causar la mejor impresión posible. Lydia se puso de pie y miró a Gaia con ojos incrédulos
- Matt no prueba la mercancía que ofrece, ya lo sabes... - dijo entre cauta y algo molesta por alguna razón- Además teniendo en cuenta lo ocupado que ha estado desde la marcha de Helena, me extraña que tenga tiempo para ...- la miró de arriba abajo- alguien como tú...- hizo una mueca de asco en sus labios pintados de un carmín emborronado
Gaia dió un trago del licor de arándanos que reposaba sobre el vestidor. Alargó su mano y agarró un pañuelo de seda color berenjena oscuro.
Como si esta puta supiese algo de cómo complacer a un hombre de verdad, Luna oh Luna. ¿No te parece irónico que justo ella te diga qué puedes o no puedes hacer,Luna mi dulce Luna.. deberías haberla matado cuando tuviste la oportunidad... aquella almohada era taaaaan blanda, y sus plumas estaban tan sumamente concentradas que apenas te hubiese tomado esfuerzo.. un pequeño toquecito y...
-Ese es justo el caso, Lydia - dijo Gaia acallando a la voz de luna dentro de ella. -A diferencia de Matt Owens, a mi no me importa demostrar de cuando en cuando que mis precios siempre están a la alza y que quizás haya algo mejor para mi ahí fuera - le guiñó un ojo y salió de la habitación antes de que la prostituta pudiese decir algo más.
.......
Caminó al lado de los otros dos postulantes mientras entraban a la arena, de hecho así se refirió Brenda a ellos cuando llegaron. Gaia le evitó la mirada a la mujer deliberadamente y escrutinó a sus competidores. Uno de ellos más alto que el otro. Las orejas del otro más estiradas que la del uno. Sonrió. A diferencia de Gaia, ambos llevaban zapatos. Aquello iba a ser divertido.
Brenda tenía cara de pocos amigos cuando la vio llegar a la arena. Gaia la saludó con un brazo y fingió estar sumamente interesada en varias rocas en el suelo. Tanto que se acuclilló un instante para jugar con varias de ella.
Luna.. Oh Luna.. ahora no... ¿No ves que esto es importante? La vieja enana ya nos tiene ganas, el hecho de venir aquí a sido desobedecerla.. y por supuesto ahora tú...
-Malditos mis ojos que te ven. ¿Es que el señor Owens no te ha tratado bien todos estos años? Deberías estar agradecida de todo lo que te ha dado.. y en su lugar te revelas y presentas a un puesto que ambas sabemos que no encaja contigo, Gaia- la voz de Brenda la levantó del suelo con mirada severa y casi sacudiendo el cuerpo delgado de la chica. - Estoy muy decepcionada- dijo la mujer en un tono que sonó más al dolor de una madre que a la rabia de una mujer herida. Distinto totalmente al tono de Lydia.
-Buenos días a ti también, Brenda. Me preguntaba si Matt sabe que has dejado por aquí estas dos piedras? Lo digo porque alguna podría colarse en el zapato de algún ingenuo y hacerles la competencia bastante dificultosa - sonrió y le llevó una mano al hombro a Brenda.-y por supuesto, nadie quiere una victoria fácil- esta vez habló más alto con la intención de que los otros dos chicos la oyesen.
La mujer iba a decir algo pero el mismísimo Matt owens hizo presencia en la sala. Parecía cansado. Gaia lo conocía lo suficiente como para saber que su máscara de hielo no era lo suficientemente gruesa como para esconder que cierta maldición estaba tomando un turno para peor en el. Pero también lo conocía lo suficiente como para estar casi 100% segura de que la excusa de la maldición. sin embargo, era la mejor que tenía para ponerle palabras a la ausencia de Helana.
Y por ello mismo estaba ella allí aquella tarde. Para saldar la deuda que había contraido el día mismo que aceptó el primer vestido que Owens le regaló. Escuchó como uno de sus compañeros se presentaba a Matt. Podía leer cada arruga marcada en la comisura el hombre mientras que sonreia a todos. Por eso mismo el comentario de las dagas nocturnas no fue un reproche, como tanto había temido la bruja, sino una invitación.
Se acercó al hombre, acortando las distancias y dado que aún nadie se había sentado en la silla vacía, lo hizo ella.
-Oh! Me dueles, Mattito - dijo, abriendo mucho sus ojos y meciéndose de manera paulatina en la silla-Tan sólo venía a mostrarte que mi destreza con las manos no se limita a dagas . .- carcajeó de manera seca sin dejar de mirar a Matt y sin cambiar su expresión en el rostro. Como si aquello más que una carcajada fuese una norma de interacción social no prestablecida.- Y tú.. ¿qué haces aquí?..¿ y no allí por ejemplo? - dijo señalando a un stand vacío donde a menudo había apuestas nocturnas a las que había dejado de atender desde la marcha de Helana.
Luna, o mi Luna. Sabe que llevas dos meses quedándote parte de sus beneficios. La unica razón por la que estamos vivas es porque Helena no quiso aceptar un último encargo antes de irse... y por supuesto, porque nuestro... mecenas sabe poco de ese cuarto oscuro en cierta habitación de Lunargenta, oh Luna, mi dulce, dulce Luna.
Había despertado a Lydia temprano. Aquel era el trato, ella ayudaba a que el hombre en cuestión dejase la habitación temprano y a cambio la prostituta no le contaba a Matt Owens que Gaia hacía tiempo que usaba la palabra yacer como eufemismo de ilusiones. De hecho en el último mes había cobrado el doble por servicios que jamás llevó a cabo. El resultado: "clientes" satisfechos y una comisión algo más elevada de lo normal.
-Deja... ya lo hago yo- la bruja le quitó las cuerdas del corset a Lydia y las apretó de manera que su pequeña cintura realzase la curva de sus caderas. Gaia parecía recordar las palabras suaves del estafador en su oído hacía más años de los que podía contar desvelando como aquella cadera suya iba a ser una de sus mejores armas. Hubiese sido un error no usarlas pues, en aquella ocasión-Teniendo en cuenta que haces esto una minima de 4 veces al día cualquiera diría que no sabes cómo ajustar un vestido- dijo simplemente, molesta.
-No suelo vestir a las mujeres con las que paso la noche- dijo Lydia, molesta y se sentó en el sofá de almohadones de su habitación en el prostíbulo- Se puede saber donde diablos vas que necesitas estar tan sumamente perfecta? No creo que tus apariencias engañen a nadie que no te haya escuchado hablar, Gaia- dijo la chica.- ¿Quién es el afortunado? El cab...
-El mismísimo Matthew Owens- dijo Gaia cortando de manera súbdita a Lydia arreglándose el cabello. Normalmente no se hubiese esforzado un apice, pero sabía que importante eran las apariencias para Matt y quería causar la mejor impresión posible. Lydia se puso de pie y miró a Gaia con ojos incrédulos
- Matt no prueba la mercancía que ofrece, ya lo sabes... - dijo entre cauta y algo molesta por alguna razón- Además teniendo en cuenta lo ocupado que ha estado desde la marcha de Helena, me extraña que tenga tiempo para ...- la miró de arriba abajo- alguien como tú...- hizo una mueca de asco en sus labios pintados de un carmín emborronado
Gaia dió un trago del licor de arándanos que reposaba sobre el vestidor. Alargó su mano y agarró un pañuelo de seda color berenjena oscuro.
Como si esta puta supiese algo de cómo complacer a un hombre de verdad, Luna oh Luna. ¿No te parece irónico que justo ella te diga qué puedes o no puedes hacer,Luna mi dulce Luna.. deberías haberla matado cuando tuviste la oportunidad... aquella almohada era taaaaan blanda, y sus plumas estaban tan sumamente concentradas que apenas te hubiese tomado esfuerzo.. un pequeño toquecito y...
-Ese es justo el caso, Lydia - dijo Gaia acallando a la voz de luna dentro de ella. -A diferencia de Matt Owens, a mi no me importa demostrar de cuando en cuando que mis precios siempre están a la alza y que quizás haya algo mejor para mi ahí fuera - le guiñó un ojo y salió de la habitación antes de que la prostituta pudiese decir algo más.
.......
Caminó al lado de los otros dos postulantes mientras entraban a la arena, de hecho así se refirió Brenda a ellos cuando llegaron. Gaia le evitó la mirada a la mujer deliberadamente y escrutinó a sus competidores. Uno de ellos más alto que el otro. Las orejas del otro más estiradas que la del uno. Sonrió. A diferencia de Gaia, ambos llevaban zapatos. Aquello iba a ser divertido.
Brenda tenía cara de pocos amigos cuando la vio llegar a la arena. Gaia la saludó con un brazo y fingió estar sumamente interesada en varias rocas en el suelo. Tanto que se acuclilló un instante para jugar con varias de ella.
Luna.. Oh Luna.. ahora no... ¿No ves que esto es importante? La vieja enana ya nos tiene ganas, el hecho de venir aquí a sido desobedecerla.. y por supuesto ahora tú...
-Malditos mis ojos que te ven. ¿Es que el señor Owens no te ha tratado bien todos estos años? Deberías estar agradecida de todo lo que te ha dado.. y en su lugar te revelas y presentas a un puesto que ambas sabemos que no encaja contigo, Gaia- la voz de Brenda la levantó del suelo con mirada severa y casi sacudiendo el cuerpo delgado de la chica. - Estoy muy decepcionada- dijo la mujer en un tono que sonó más al dolor de una madre que a la rabia de una mujer herida. Distinto totalmente al tono de Lydia.
-Buenos días a ti también, Brenda. Me preguntaba si Matt sabe que has dejado por aquí estas dos piedras? Lo digo porque alguna podría colarse en el zapato de algún ingenuo y hacerles la competencia bastante dificultosa - sonrió y le llevó una mano al hombro a Brenda.-y por supuesto, nadie quiere una victoria fácil- esta vez habló más alto con la intención de que los otros dos chicos la oyesen.
La mujer iba a decir algo pero el mismísimo Matt owens hizo presencia en la sala. Parecía cansado. Gaia lo conocía lo suficiente como para saber que su máscara de hielo no era lo suficientemente gruesa como para esconder que cierta maldición estaba tomando un turno para peor en el. Pero también lo conocía lo suficiente como para estar casi 100% segura de que la excusa de la maldición. sin embargo, era la mejor que tenía para ponerle palabras a la ausencia de Helana.
Y por ello mismo estaba ella allí aquella tarde. Para saldar la deuda que había contraido el día mismo que aceptó el primer vestido que Owens le regaló. Escuchó como uno de sus compañeros se presentaba a Matt. Podía leer cada arruga marcada en la comisura el hombre mientras que sonreia a todos. Por eso mismo el comentario de las dagas nocturnas no fue un reproche, como tanto había temido la bruja, sino una invitación.
Se acercó al hombre, acortando las distancias y dado que aún nadie se había sentado en la silla vacía, lo hizo ella.
-Oh! Me dueles, Mattito - dijo, abriendo mucho sus ojos y meciéndose de manera paulatina en la silla-Tan sólo venía a mostrarte que mi destreza con las manos no se limita a dagas . .- carcajeó de manera seca sin dejar de mirar a Matt y sin cambiar su expresión en el rostro. Como si aquello más que una carcajada fuese una norma de interacción social no prestablecida.- Y tú.. ¿qué haces aquí?..¿ y no allí por ejemplo? - dijo señalando a un stand vacío donde a menudo había apuestas nocturnas a las que había dejado de atender desde la marcha de Helana.
Luna, o mi Luna. Sabe que llevas dos meses quedándote parte de sus beneficios. La unica razón por la que estamos vivas es porque Helena no quiso aceptar un último encargo antes de irse... y por supuesto, porque nuestro... mecenas sabe poco de ese cuarto oscuro en cierta habitación de Lunargenta, oh Luna, mi dulce, dulce Luna.
Gaia
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Matthew le hizo un gesto a Brenda para que dejara de hablar, sin duda la presencia de Gaia allí era desconcertante, Owens la observaba sin delatar las ideas que pasaban por su mente ¿Estaba mal que la bruja intentara dejar su puesto como prostituta para aspirar a algo mejor? Uno pensaría que no, que ese era un movimiento muy lógico, algo intrépido, pero aún así razonable.
En cuanto a los otros dos, al mirarlos con más detenimiento ciertamente le resultaron familiares “Lo del elfo puede ser casualidad, todos los elfos se parecen” pensó el estafador. Matt se rascaba la barba mientras intentaba recordar de dónde los conocía, cuando Gaia se sentó en su asiento sin pedir permiso.
Le pateó las patas de atrás de la silla, y como se estaba hamacando eso hizo que caiga al piso.
-Y por aquí tenemos a Toby y a Elfo Misterioso Uno - Sonrió divertido, aun no le había dado ninguna señal a Gaia para que se levantara - Tengo que admitir que no esperaba que se presentaran tantos excelentes candidatos. Y déjenme decirles que sea quien sea el o la que se quede con el puesto, todos son en cierto modo ganadores - Solo entonces le tendió una mano a la hechicera para ayudarla a levantarse, le quitó la tierra del vestido y sonrió con amabilidad - Solo porque seas mi muy querida y adorada Gaia no te daré ventaja en está competencia ¿De acuerdo Corazón? -
Juntó las manos y volvió a su papel de anfitrión carismático.
-No voy a mentirles, el trabajo para el que los estoy convocando no es sencillo y tiene un alto índice de fallecimientos, por lo general, de maneras poco agradables - Agarró la silla que antes había pateado y se sentó - Pero como uno de los requisitos era el tener experiencia en este trabajo supongo que ya los tres conocen de sobra los riesgos - Se cruzó de piernas de forma muy delicada - Por lo pronto es evidente quién ganó en cuanto a apariencia - Miró de reojo a Gaia - El modo tan refinado de caminar, la suavidad de su piel, el bello color de sus ojos... - Se giró hacía el Elfo - Eres sumamente atractivo y elegante, acabas de llevarte el punto por “Buena presencia”, vas ganando en la competencia - Le guiñó un ojo.
Brenda suspiró, comenzaba a arrepentirse de haber organizado esa entrevista de trabajo, y lo peor de todo es que Matthew recién estaba empezando.
-Me gustaría que me dieran sus motivos para postularse a este trabajo - Hizo un gesto amplio con la mano, como invitándolos a que hablaran - Digan la verdad, mientan, usen recursos bajos para intentar convencerme ¡Quiero que me impresionen! Digan algo que me quite el aburrimiento - Y dicho eso, cerró la boca y esperó.
Dejó de hablar, pero daba golpecitos con el pie en el piso de la arena, como si estuviera impaciente, o quizás solo lo hacía para ponerlos nerviosos.
En cuanto a los otros dos, al mirarlos con más detenimiento ciertamente le resultaron familiares “Lo del elfo puede ser casualidad, todos los elfos se parecen” pensó el estafador. Matt se rascaba la barba mientras intentaba recordar de dónde los conocía, cuando Gaia se sentó en su asiento sin pedir permiso.
Le pateó las patas de atrás de la silla, y como se estaba hamacando eso hizo que caiga al piso.
-Y por aquí tenemos a Toby y a Elfo Misterioso Uno - Sonrió divertido, aun no le había dado ninguna señal a Gaia para que se levantara - Tengo que admitir que no esperaba que se presentaran tantos excelentes candidatos. Y déjenme decirles que sea quien sea el o la que se quede con el puesto, todos son en cierto modo ganadores - Solo entonces le tendió una mano a la hechicera para ayudarla a levantarse, le quitó la tierra del vestido y sonrió con amabilidad - Solo porque seas mi muy querida y adorada Gaia no te daré ventaja en está competencia ¿De acuerdo Corazón? -
Juntó las manos y volvió a su papel de anfitrión carismático.
-No voy a mentirles, el trabajo para el que los estoy convocando no es sencillo y tiene un alto índice de fallecimientos, por lo general, de maneras poco agradables - Agarró la silla que antes había pateado y se sentó - Pero como uno de los requisitos era el tener experiencia en este trabajo supongo que ya los tres conocen de sobra los riesgos - Se cruzó de piernas de forma muy delicada - Por lo pronto es evidente quién ganó en cuanto a apariencia - Miró de reojo a Gaia - El modo tan refinado de caminar, la suavidad de su piel, el bello color de sus ojos... - Se giró hacía el Elfo - Eres sumamente atractivo y elegante, acabas de llevarte el punto por “Buena presencia”, vas ganando en la competencia - Le guiñó un ojo.
Brenda suspiró, comenzaba a arrepentirse de haber organizado esa entrevista de trabajo, y lo peor de todo es que Matthew recién estaba empezando.
-Me gustaría que me dieran sus motivos para postularse a este trabajo - Hizo un gesto amplio con la mano, como invitándolos a que hablaran - Digan la verdad, mientan, usen recursos bajos para intentar convencerme ¡Quiero que me impresionen! Digan algo que me quite el aburrimiento - Y dicho eso, cerró la boca y esperó.
Dejó de hablar, pero daba golpecitos con el pie en el piso de la arena, como si estuviera impaciente, o quizás solo lo hacía para ponerlos nerviosos.
Matthew Owens
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Toby, me dijo el señor Matt, ya empezaba a tenerme cariño seguro. Le dio puntos al elfo por ir bien vestido, quizás no era lo mejor ir en chaqueta y con la piel azul. Había que convencer al Virrey, y mi apariencia no era el campo correcto. — ¿Mentir? — Pensé, entre piratas había que ser astuto, y mentir y convencer a la gente no se me daba mal, algunos podrían decir que era mi cuarta profesión, luego de pirata, monstruo marino y cóctelero. Di un paso adelante. — Yo seré el primero. — Dije dirigiéndome al Virrey.
— Matthew Owens requiere un asesino, pero, ¿Por qué? — Aclaré mi garganta y seguí mi discurso. — Es obvio que es tan diestro como para matar a cualquiera. — Imité el ademán de una puñalada. — Y tampoco teme ensuciarse las manos. — Mire a mis adversarios. — Seamos honestos Matt, yo no soy el mejor pícaro, no soy sigiloso y tampoco paso desapercibido, tengo la piel azul. Pero viéndolo así, si aquel elfo pudiera escalar paredes y volverse invisible, o la mujer fuese algún tipo de ilusionista y ser una cara distinta a ojos de todos. Usted señor Matt, no necesita discreción. — Me acerqué un poco a Matt. — Se levanta siendo la cara de Ciudad Lagarto, y da la cara haciéndole saber a todos quién es. — Me di cuenta de cómo Matt movía su pierna y daba pequeños golpes al suelo, tragué saliva un momento, seguro era una mala señal, pero debía seguir.
— Bien Matthew, lo que necesita, son fuertes alianzas, y yo también, ese es mi motivo principal. No es lo más apropiado que lo vean al lado de un pirata azul eso sí, pero eso no es lo que verán los demás. — Me comencé a mover por la arena haciendo ademanes. — Lo que verán, es al líder de la flota de Ciudad Lagarto, y que usted no juzga la apariencia, si no las habilidades. — Sonreí.
— Recorriendo otros puntos. Mis cualidades... Soy un dragón que controla el agua, la descripción que más me gusta es ''nado como tiburón, muerdo como orca''. — Decía con aires de vanidad. — He matado Krakens, he derribado barcos y comido tripulaciones enteras. Matar no es problema. — Dije mientras ponía mis brazos hacia arriba mostrando mis músculos. — La moralidad no es problema para la gente de mi clase. Incluso por lealtad y compromiso a usted, quemaría mi barco entero. — Vociferé una voz grave. — Aunque le ruego que no me haga hacerlo, los barcos son caros. — Reía porque bromeaba.
Me volvía de nuevo a mi lugar. — Ah, por último. Parece una persona ambiciosa ¿Por qué conformarse con solo Ciudad Lagarto? Conmigo a su lado puede tener el mar de Aerandir...
— Matthew Owens requiere un asesino, pero, ¿Por qué? — Aclaré mi garganta y seguí mi discurso. — Es obvio que es tan diestro como para matar a cualquiera. — Imité el ademán de una puñalada. — Y tampoco teme ensuciarse las manos. — Mire a mis adversarios. — Seamos honestos Matt, yo no soy el mejor pícaro, no soy sigiloso y tampoco paso desapercibido, tengo la piel azul. Pero viéndolo así, si aquel elfo pudiera escalar paredes y volverse invisible, o la mujer fuese algún tipo de ilusionista y ser una cara distinta a ojos de todos. Usted señor Matt, no necesita discreción. — Me acerqué un poco a Matt. — Se levanta siendo la cara de Ciudad Lagarto, y da la cara haciéndole saber a todos quién es. — Me di cuenta de cómo Matt movía su pierna y daba pequeños golpes al suelo, tragué saliva un momento, seguro era una mala señal, pero debía seguir.
— Bien Matthew, lo que necesita, son fuertes alianzas, y yo también, ese es mi motivo principal. No es lo más apropiado que lo vean al lado de un pirata azul eso sí, pero eso no es lo que verán los demás. — Me comencé a mover por la arena haciendo ademanes. — Lo que verán, es al líder de la flota de Ciudad Lagarto, y que usted no juzga la apariencia, si no las habilidades. — Sonreí.
— Recorriendo otros puntos. Mis cualidades... Soy un dragón que controla el agua, la descripción que más me gusta es ''nado como tiburón, muerdo como orca''. — Decía con aires de vanidad. — He matado Krakens, he derribado barcos y comido tripulaciones enteras. Matar no es problema. — Dije mientras ponía mis brazos hacia arriba mostrando mis músculos. — La moralidad no es problema para la gente de mi clase. Incluso por lealtad y compromiso a usted, quemaría mi barco entero. — Vociferé una voz grave. — Aunque le ruego que no me haga hacerlo, los barcos son caros. — Reía porque bromeaba.
Me volvía de nuevo a mi lugar. — Ah, por último. Parece una persona ambiciosa ¿Por qué conformarse con solo Ciudad Lagarto? Conmigo a su lado puede tener el mar de Aerandir...
Tobias Pharra
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Conocía esa mirada. Como una serpiente observando su entorno, distinguiendo peligros de presas, sin que los peligros sospechen ni las presas se alarmen. En esta ocasión, para un cambio de aires, yo no era la serpiente.
Entonces, ¿soy presa, o peligro, Virrey?
La mujer, aparentemente Gaia, se hizo camino hasta la silla junto a la enana. Debía ser una residente de Ciudad Lagarto, o una conocida de Matthew, por la forma descuidada en que se manejaba.
Hubo una patada, y una pequeña nube de polvo. Entendí entonces que era la primera opción. y Gaia había ido más allá de lo que se le permitía. Matthew siguió hablando, su sonrisa inalterada. Sus palabras no decían nada. No hacía falta. Había enviado un claro mensaje.
"Soy la autoridad aquí, y mi imagen tiene importancia."
Mi sonrisa se hizo un poco más amplia, cierto fulgor infantil escapando de mis ojos. El hombre siguió hablando, y seguí observándole atentamente, detallando cada gesto de sus manos y cada arruga en su cara. Cada cambio en su voz, cualquier susurro en su mirada. Sólo necesitaba una cosa, una sola, para orientarme de cualquier manera en su psique. Si bien mi postura era relajada, pocas veces había estado tan en guardia.
Y entonces me nombró a mí como ganador de "Buena presencia", con halagos que me hicieron tener que contener una carcajada con la mano. La situación parece haber fastidiado a la enana, cuya reacción me hizo recordar a las formas en que Yorha se quejaba de mis payasadas. Era una dinámica similar, pensaba.
Nos pidió mentiras, verdad, trucos bajos... Que lo entretuviéramos. El constante golpeteo de su pie sugeriría impaciencia. En alguien como él, todo lo que se deja ver es un mensaje que se quiere dar. ¿Qué mensaje era ese?
¿Quizás ignora su acto a momentos, para que perdamos pista, y en realidad está impaciente?
Ladeé mínimamente la cabeza.
¿...O lo hace sólo para molestarnos?
Pensarlo demasiado no iba a ser bueno. Requería presteza.
—Mi llamo Mefisto, de los Irresanger. —incliné la cabeza modo de saludo cordial—Y—
El hombretón azul me interrumpió, dando un paso al frente. Arqueé una ceja, congelando mi sonrisa a modo de queja silenciosa. Volví mi mirada a Matt, suavizando mi expresión, y escuché con mucha menos dedicación las palabras de, quien me di cuenta en el momento, era el subnormal que estaba lanzando alcohol por los aires en el Día de la Alianza.
Inició un discurso de forma tan insultantemente cliché como era una pregunta retórica. Lo siguió con una retahíla de halagos; La técnica del lamebotas.
Volteó a verme, y asentí, un gesto que le pedía continuar su grandilocuente explicación. Para los más adeptos mi sonrisa sería más burla fría que cálida cooperación.
Sus siguientes palabras me tomaron por sorpresa, lo que no pude disimular perfectamente. Prestaba demasiada atención a Matthew, y había categorizado a Tobias como un mero fenómeno sediento de ron. Su descripción "hipotética" era muy veraz. ¿Acaso lo había subestimado terriblemente?
¿Eso fue una amenaza? ¿Muestras el nivel de control que tienes sobre tus adversarios, haciéndoles saber lo que sabes de ellos?
Si eso era verdad, la mujer debía ser una bruja ilusionista, y yo me había descuidado como un idiota. Todo mi enfoque pasó al pirata, que continuó hablando y moviéndose por la arena. El resto de sus expresiones, la forma en que caminaba...
...Los elfos tienden a ser ágiles y sigilosos. ¿Quizás sólo eran divagaciones, y... en realidad eres tonto?
Continuó hablando de flotas, y símbolos y sugerencias pretenciosas. Excesivamente pretenciosas, viniendo de alguien tan pintoresco cuya historia no había escuchado ni mencionar en los alrededores de la Pulgantina.
...Y Dunn es un chiflado del mar, enloquece cada vez que El Promesa Enardecida atraca en Lunargenta. Si él no te conoce...
Aunque no mentía. La relación que proponía, llevándola a términos más realistas, era una de beneficio mutuo para Tobias y Ciudad Lagarto, era algo de considerar.
Suspiré, volviendo la vista a Matthew. Se me vería terriblemente entretenido.
Claro que, eso no tiene absolutamente nada que ver con la oferta de trabajo como asesino.
Al instante en que Tobias dejó de hablar, eché un vistazo a Gaia, y luego a Matthew, y alcé la voz.
—Con su permiso, Virrey. Supongo que es mi turno: —me aclaré la garganta— Cuando destruyeron mi aldea yo sólo era un niño. Sólo sobrevivimos mi hermana y yo, de forma milagrosa. —mi porte se hizo oscuro, mi voz temblorosa. Las memorias aún me perseguían hasta ese día— Pero no me quedó otra opción que hacer cosas reprochables, por el bien de nuestra supervivencia. Terminamos creciendo en las calles de Baslodia, hurgando los callejones en busca de comida, y los bolsillos de los transeúntes en busca de dinero. No fue fácil. —añadí con severidad— Mientras más tiempo pasaba, más reprochables se hicieron nuestras acciones. No hay espacio para remordimiento en la mente de un animal hambriento. —justifiqué mis pecados— Eventualmente mi hermana desapareció, y la situación empeoró terriblemente. Sin más que perder, seguí una caravana de mercaderes hacia las otras ciudades, en cuyos callejones me hice un nombre. Me dediqué a ganar dinero con la navaja. Resulta que la gente te paga bien para que uses la navaja contra los demás. —acompañé mis palabras con una sonrisa vil.
Mis gestos se hacían más abiertos mientras más hablaba, mis expresiones más emotivas, mi voz más sincera.
—Pero ya me cansé de esa vida. ¡Me cansé! —sacudí los puños con fiereza—. La gente habla mucho de usted en los adentros, Virrey. Así es como aprendí de Ciudad Lagarto, del sitio construido por aquellos como yo, para recibir a los desgraciados como yo. Me hice un nombre en los callejones, y ahora quiero hacerme un nombre en Aerandir. Si en el proceso puedo servirle a la autoridad de este espléndido lugar, entonces la fortuna me sonríe por primera vez desde que escapé del fuego de los bosques.
Llegó un punto en que mis brazos le daban fuerza a cada una de mis oraciones, con gestos cada vez más y más... teatrales. Me acerqué poco a poco a Matthew, hasta que recorté la distancia entre nosotros a la mitad.
—Por eso estoy aquí, Virrey. Para apreciar sus hazañas en primera fila, marcando mi nombre junto a aquellos de su talla. Y confío en que le dé una oportunidad a este pobre diablo. —le dediqué a Matthew una sonrisa honesta, que reflejaba claramente lo entretenido que me hacía el contar aquellos disparates inventados, y la poca seriedad con que me tomaba el asunto de la competencia.
¿Acaso estás entretenido, Virrey?
Entonces, ¿soy presa, o peligro, Virrey?
La mujer, aparentemente Gaia, se hizo camino hasta la silla junto a la enana. Debía ser una residente de Ciudad Lagarto, o una conocida de Matthew, por la forma descuidada en que se manejaba.
Hubo una patada, y una pequeña nube de polvo. Entendí entonces que era la primera opción. y Gaia había ido más allá de lo que se le permitía. Matthew siguió hablando, su sonrisa inalterada. Sus palabras no decían nada. No hacía falta. Había enviado un claro mensaje.
"Soy la autoridad aquí, y mi imagen tiene importancia."
Mi sonrisa se hizo un poco más amplia, cierto fulgor infantil escapando de mis ojos. El hombre siguió hablando, y seguí observándole atentamente, detallando cada gesto de sus manos y cada arruga en su cara. Cada cambio en su voz, cualquier susurro en su mirada. Sólo necesitaba una cosa, una sola, para orientarme de cualquier manera en su psique. Si bien mi postura era relajada, pocas veces había estado tan en guardia.
Y entonces me nombró a mí como ganador de "Buena presencia", con halagos que me hicieron tener que contener una carcajada con la mano. La situación parece haber fastidiado a la enana, cuya reacción me hizo recordar a las formas en que Yorha se quejaba de mis payasadas. Era una dinámica similar, pensaba.
Nos pidió mentiras, verdad, trucos bajos... Que lo entretuviéramos. El constante golpeteo de su pie sugeriría impaciencia. En alguien como él, todo lo que se deja ver es un mensaje que se quiere dar. ¿Qué mensaje era ese?
¿Quizás ignora su acto a momentos, para que perdamos pista, y en realidad está impaciente?
Ladeé mínimamente la cabeza.
¿...O lo hace sólo para molestarnos?
Pensarlo demasiado no iba a ser bueno. Requería presteza.
—Mi llamo Mefisto, de los Irresanger. —incliné la cabeza modo de saludo cordial—Y—
El hombretón azul me interrumpió, dando un paso al frente. Arqueé una ceja, congelando mi sonrisa a modo de queja silenciosa. Volví mi mirada a Matt, suavizando mi expresión, y escuché con mucha menos dedicación las palabras de, quien me di cuenta en el momento, era el subnormal que estaba lanzando alcohol por los aires en el Día de la Alianza.
Inició un discurso de forma tan insultantemente cliché como era una pregunta retórica. Lo siguió con una retahíla de halagos; La técnica del lamebotas.
Volteó a verme, y asentí, un gesto que le pedía continuar su grandilocuente explicación. Para los más adeptos mi sonrisa sería más burla fría que cálida cooperación.
Sus siguientes palabras me tomaron por sorpresa, lo que no pude disimular perfectamente. Prestaba demasiada atención a Matthew, y había categorizado a Tobias como un mero fenómeno sediento de ron. Su descripción "hipotética" era muy veraz. ¿Acaso lo había subestimado terriblemente?
¿Eso fue una amenaza? ¿Muestras el nivel de control que tienes sobre tus adversarios, haciéndoles saber lo que sabes de ellos?
Si eso era verdad, la mujer debía ser una bruja ilusionista, y yo me había descuidado como un idiota. Todo mi enfoque pasó al pirata, que continuó hablando y moviéndose por la arena. El resto de sus expresiones, la forma en que caminaba...
...Los elfos tienden a ser ágiles y sigilosos. ¿Quizás sólo eran divagaciones, y... en realidad eres tonto?
Continuó hablando de flotas, y símbolos y sugerencias pretenciosas. Excesivamente pretenciosas, viniendo de alguien tan pintoresco cuya historia no había escuchado ni mencionar en los alrededores de la Pulgantina.
...Y Dunn es un chiflado del mar, enloquece cada vez que El Promesa Enardecida atraca en Lunargenta. Si él no te conoce...
Aunque no mentía. La relación que proponía, llevándola a términos más realistas, era una de beneficio mutuo para Tobias y Ciudad Lagarto, era algo de considerar.
Suspiré, volviendo la vista a Matthew. Se me vería terriblemente entretenido.
Claro que, eso no tiene absolutamente nada que ver con la oferta de trabajo como asesino.
Al instante en que Tobias dejó de hablar, eché un vistazo a Gaia, y luego a Matthew, y alcé la voz.
—Con su permiso, Virrey. Supongo que es mi turno: —me aclaré la garganta— Cuando destruyeron mi aldea yo sólo era un niño. Sólo sobrevivimos mi hermana y yo, de forma milagrosa. —mi porte se hizo oscuro, mi voz temblorosa. Las memorias aún me perseguían hasta ese día— Pero no me quedó otra opción que hacer cosas reprochables, por el bien de nuestra supervivencia. Terminamos creciendo en las calles de Baslodia, hurgando los callejones en busca de comida, y los bolsillos de los transeúntes en busca de dinero. No fue fácil. —añadí con severidad— Mientras más tiempo pasaba, más reprochables se hicieron nuestras acciones. No hay espacio para remordimiento en la mente de un animal hambriento. —justifiqué mis pecados— Eventualmente mi hermana desapareció, y la situación empeoró terriblemente. Sin más que perder, seguí una caravana de mercaderes hacia las otras ciudades, en cuyos callejones me hice un nombre. Me dediqué a ganar dinero con la navaja. Resulta que la gente te paga bien para que uses la navaja contra los demás. —acompañé mis palabras con una sonrisa vil.
Mis gestos se hacían más abiertos mientras más hablaba, mis expresiones más emotivas, mi voz más sincera.
—Pero ya me cansé de esa vida. ¡Me cansé! —sacudí los puños con fiereza—. La gente habla mucho de usted en los adentros, Virrey. Así es como aprendí de Ciudad Lagarto, del sitio construido por aquellos como yo, para recibir a los desgraciados como yo. Me hice un nombre en los callejones, y ahora quiero hacerme un nombre en Aerandir. Si en el proceso puedo servirle a la autoridad de este espléndido lugar, entonces la fortuna me sonríe por primera vez desde que escapé del fuego de los bosques.
Llegó un punto en que mis brazos le daban fuerza a cada una de mis oraciones, con gestos cada vez más y más... teatrales. Me acerqué poco a poco a Matthew, hasta que recorté la distancia entre nosotros a la mitad.
—Por eso estoy aquí, Virrey. Para apreciar sus hazañas en primera fila, marcando mi nombre junto a aquellos de su talla. Y confío en que le dé una oportunidad a este pobre diablo. —le dediqué a Matthew una sonrisa honesta, que reflejaba claramente lo entretenido que me hacía el contar aquellos disparates inventados, y la poca seriedad con que me tomaba el asunto de la competencia.
¿Acaso estás entretenido, Virrey?
Mefisto
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
La espalda no era lo único que le dolía tras sentir su trasero chocando de manera precipitada con el suelo. Aquella caída había marcado unos límites explícitos por parte del virrey, pero también unos implícitos en sus compañeros. Casi podía ver cómo se relamían del gusto ante aquella demostración de poder. Como saciaban sus ansias de competición con el leve gesto condescendiente de Matt.
¡Corazón nos ha llamado, oh Luna, mi dulce Luna! Estaremos más cerca de su corazón cuando nuestras manos estén alrededor de ese su cuello perfecto.¡Luna. mi dulce Luna!¿ A qué vinimos si no a matar a todos y todo?. No se cuánto más voy a aguantar esta farsa.
Gaia se sorprendió ante la impaciencia de Luna, normalmente calmada y afable ante las ocurrencias de Owens. Supuso que el ego de ella misma acababa de ser herido y carcajeó de manera excesiva llevando sus manos a su estómago mientras se reposicionaba en el suelo.
Se adecentó sus ropajes y escuchó cómo Matt le daba puntos por apariencia al elfo. Aquello pareció atravesar el alma propia de Gaia que se sintió de pronto ridícula llevando aquel estúpido corset. Estaba jugando, pues. y Gaia había cometido el error sincero de tomarse demasiado en serio al estafador. Se había dejado llevar por la expresión severa de Brenda, por la curiosidad de Lydia y sus propia ambición. Decidió que aquello ya no le interesaba tanto y mientras escuchaba hablar a los otros dos chicos deshizo el peinado que le había tomado dos horas hacer aquella mañana y acabó con su melena suelta y enmarañada. Más Gaia que nunca. Ni siquiera se molestó en levantarse del suelo.
Blah... Blah... Blah. mi barco... Blah blah blah...Baslodia.... Oh. Mi dulce Luna. Soy valiente hasta que la cucaracha vuela y osado hasta que mis testículos están bajo la guillotina, oh Luna, mi dulce Luna... una suerte que nosotras no tengamos de esos.
Luna parecía de mejor humor ahora que ambas se habían relajado.
Las palabras de los dos de los candidatos esforzándose al máximo por alterar el pobre corazón de piedra de Matt Owens e impresionarlo con las proezas valientes de sus hazañas confirmaron lo ridículo de todo aquello. Gaia sabía que nada de ello iba a alterar el corazón de Matt, y hasta hacía un momento se había estado preguntando si el propio estafador tenía corazón. Pero claro que lo tenía. Todos lo tienen.
Solo que el suyo es minúsculo como una pasa, arrugado y negro como el propio abismo. Tan pequeño que a veces Gaia se preguntaba si no se caía de entre los dedos de la pobre Eyre, que era sin duda donde residía. Teniendo aquello en cuenta, y por lo tanto, apelar a su entendimiento emocional y razón era un poco redundante: No se puede llamar a algo que está tan lejos de casa esperando que te conteste.
Cuando el silencio entre los presentes Gaia supuso que era su turno. Seguía sentada en el suelo y ahora cruzaba los brazos, mirando hacia arriba a las tres figuras que la miraban como esperando una respuesta.Se llevó la mano a la barbilla, pensativa. No había nada de ella que el hombre no supiese, o al menos lo más superficial. Y sin embargo todo se resumía en la principal razón por postularse:
-Tenía libre la mañana del sábado.- dijo simplemente. -Me gusta la cara de preocupación en la cara de Brenda cada vez que decido saltarme las normas - le guiñó un ojo a Matt en gesto de complicidad- y ... bueno, principalmente... pensé que alguien debía decirte al fin que el look: melancólico-resentido unido a las ropas que llevas hoy, no te queda bien..- Si Matt owens no consideraba que decir aquello delante de todos, cuestionando su gusto en moda no era un acto de valentía y abría espacio al entretenimiento que traía consigo una discusión acerca del por qué estaba equivocada... entonces no sabía que otro tipo de entretenimiento ofrecerle.
¡Corazón nos ha llamado, oh Luna, mi dulce Luna! Estaremos más cerca de su corazón cuando nuestras manos estén alrededor de ese su cuello perfecto.¡Luna. mi dulce Luna!¿ A qué vinimos si no a matar a todos y todo?. No se cuánto más voy a aguantar esta farsa.
Gaia se sorprendió ante la impaciencia de Luna, normalmente calmada y afable ante las ocurrencias de Owens. Supuso que el ego de ella misma acababa de ser herido y carcajeó de manera excesiva llevando sus manos a su estómago mientras se reposicionaba en el suelo.
Se adecentó sus ropajes y escuchó cómo Matt le daba puntos por apariencia al elfo. Aquello pareció atravesar el alma propia de Gaia que se sintió de pronto ridícula llevando aquel estúpido corset. Estaba jugando, pues. y Gaia había cometido el error sincero de tomarse demasiado en serio al estafador. Se había dejado llevar por la expresión severa de Brenda, por la curiosidad de Lydia y sus propia ambición. Decidió que aquello ya no le interesaba tanto y mientras escuchaba hablar a los otros dos chicos deshizo el peinado que le había tomado dos horas hacer aquella mañana y acabó con su melena suelta y enmarañada. Más Gaia que nunca. Ni siquiera se molestó en levantarse del suelo.
Blah... Blah... Blah. mi barco... Blah blah blah...Baslodia.... Oh. Mi dulce Luna. Soy valiente hasta que la cucaracha vuela y osado hasta que mis testículos están bajo la guillotina, oh Luna, mi dulce Luna... una suerte que nosotras no tengamos de esos.
Luna parecía de mejor humor ahora que ambas se habían relajado.
Las palabras de los dos de los candidatos esforzándose al máximo por alterar el pobre corazón de piedra de Matt Owens e impresionarlo con las proezas valientes de sus hazañas confirmaron lo ridículo de todo aquello. Gaia sabía que nada de ello iba a alterar el corazón de Matt, y hasta hacía un momento se había estado preguntando si el propio estafador tenía corazón. Pero claro que lo tenía. Todos lo tienen.
Solo que el suyo es minúsculo como una pasa, arrugado y negro como el propio abismo. Tan pequeño que a veces Gaia se preguntaba si no se caía de entre los dedos de la pobre Eyre, que era sin duda donde residía. Teniendo aquello en cuenta, y por lo tanto, apelar a su entendimiento emocional y razón era un poco redundante: No se puede llamar a algo que está tan lejos de casa esperando que te conteste.
Cuando el silencio entre los presentes Gaia supuso que era su turno. Seguía sentada en el suelo y ahora cruzaba los brazos, mirando hacia arriba a las tres figuras que la miraban como esperando una respuesta.Se llevó la mano a la barbilla, pensativa. No había nada de ella que el hombre no supiese, o al menos lo más superficial. Y sin embargo todo se resumía en la principal razón por postularse:
-Tenía libre la mañana del sábado.- dijo simplemente. -Me gusta la cara de preocupación en la cara de Brenda cada vez que decido saltarme las normas - le guiñó un ojo a Matt en gesto de complicidad- y ... bueno, principalmente... pensé que alguien debía decirte al fin que el look: melancólico-resentido unido a las ropas que llevas hoy, no te queda bien..- Si Matt owens no consideraba que decir aquello delante de todos, cuestionando su gusto en moda no era un acto de valentía y abría espacio al entretenimiento que traía consigo una discusión acerca del por qué estaba equivocada... entonces no sabía que otro tipo de entretenimiento ofrecerle.
Gaia
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El Estafador se sonrió cuando vio quien se les adelantaba a todos ¡Que impetuosos podían ser a veces los bandidos! Tanta energía lo hacía sentir hasta cierto punto renovado, además, le daba mucha risa que intentara halagarlo, así que le siguió el juego. A medida que iba hablando Tobias, Matt inflaba el pecho y levantaba la frente, por otro lado, Brenda revoleaba los ojos y murmuraba algo como “Ahora no habrá quien le baje el ego”.
-¡Alianzas! En eso estamos de acuerdo, sí hay algo que Ciudad Lagarto necesita es el tener más aliados ¿Puedes creer que la mayoría de las grandes urbes no quieren saber nada de juntarse con nosotros? - Resopló y se cruzó de brazos - Se creen la gran cosa solo porque nunca tuvieron una fosa común o porque viven en castillos en lugar de tiendas - Se encogió de hombros y le hizo una señal al pirata para que siguiera con su cháchara, aunque se quedó con la palabra “flota” en su cabeza.
El otro sujeto, en cambio... Era inusual. Matt fingió todo el tiempo que no se daba cuenta de la mirada penetrante que le dirigía el elfo, pero era perfectamente consciente de ello, lo que intentaba adivinar era el motivo de semejante nivel de atención. No necesitaba los detalles, solo tenía que averiguar si era amigo o enemigo, no se había mostrado especialmente interesado en sus elogios, por lo que suponía que nada tenía que ver con un interés romántico ¿Sospechaba acaso? ¿Podía ver a través de su máscara? Quizás.
-Oh, vaya... No me digas que tu hermana... ¡Tu hermana es la Bella Lorién! La muchacha que llegó hace medio año a la Ciudad y que comenzó a prostituirse por las calles para finalmente terminar trabajando en mi Local - Hizo una pausa dramática - Y en realidad todo esto es una estrategia de tu parte, trabajar para mi es solo una parte de tu plan. Quieres acercarte a donde tengo prisionera a tu hermana para poder liberarla de mi yugo - Le sostuvo la mirada durante algunos segundos y luego explotó en una carcajada - Vaya montón de idioteces, no solo eres atractivo, también eres un excelente comediante -
Finalmente posó la mirada en Gaia, no sabía qué esperar de ella, era un hecho conocido que estaba completamente loca “Tampoco es como sí yo mismo pudiera jactarme de estar muy cuerdo” pensó el humano con sarcasmo. Pero esa chica estaba a otro nivel, el promedio de los dementes se dedicaban a la paranoia o a babear en un rincón, Gaia en cambio era toda una comparsa de locura.
-... - Se la quedó mirando seriamente unos segundos, y finalmente se rió - Jajajajaja ¿Así que tenías el día libre? Jajaja vaya cosa - Se arrodillo frente a ella y le agarró ambas manos - ¿Consideras de verdad que este estilo no me queda bien? Entonces dime ¿Qué debería hacer? Mi querida Helena ya no está más aquí ¿Crees que puedes hacer todo lo que ella hacía? - Le besó las manos - Tienes el punto en esta ronda, Cielo Mío, en verdad el que vengas aquí en tu día libre me demuestra una gran dedicación. Sin duda estás decidida a dejar la prostitución -
Luego se puso en pie y sonrió con amabilidad.
-Entonces bien, tenemos al Súper Atractivo Mefisto, a la Muy convincente Gaia, y nos faltas tu, Tobias ¡Te estás quedándo atrás! Confío en que la siguiente prueba será mucho más adecuada para ti - Volvió a sentarse en su silla - Me gustaría que me muestren alguna Habilidad que consideren que los haría unos excelentes asesinos - Y entonces miró a Brenda como si dijera “¿Ya ves? Me lo estoy tomando muy en serio”
-¡Alianzas! En eso estamos de acuerdo, sí hay algo que Ciudad Lagarto necesita es el tener más aliados ¿Puedes creer que la mayoría de las grandes urbes no quieren saber nada de juntarse con nosotros? - Resopló y se cruzó de brazos - Se creen la gran cosa solo porque nunca tuvieron una fosa común o porque viven en castillos en lugar de tiendas - Se encogió de hombros y le hizo una señal al pirata para que siguiera con su cháchara, aunque se quedó con la palabra “flota” en su cabeza.
El otro sujeto, en cambio... Era inusual. Matt fingió todo el tiempo que no se daba cuenta de la mirada penetrante que le dirigía el elfo, pero era perfectamente consciente de ello, lo que intentaba adivinar era el motivo de semejante nivel de atención. No necesitaba los detalles, solo tenía que averiguar si era amigo o enemigo, no se había mostrado especialmente interesado en sus elogios, por lo que suponía que nada tenía que ver con un interés romántico ¿Sospechaba acaso? ¿Podía ver a través de su máscara? Quizás.
-Oh, vaya... No me digas que tu hermana... ¡Tu hermana es la Bella Lorién! La muchacha que llegó hace medio año a la Ciudad y que comenzó a prostituirse por las calles para finalmente terminar trabajando en mi Local - Hizo una pausa dramática - Y en realidad todo esto es una estrategia de tu parte, trabajar para mi es solo una parte de tu plan. Quieres acercarte a donde tengo prisionera a tu hermana para poder liberarla de mi yugo - Le sostuvo la mirada durante algunos segundos y luego explotó en una carcajada - Vaya montón de idioteces, no solo eres atractivo, también eres un excelente comediante -
Finalmente posó la mirada en Gaia, no sabía qué esperar de ella, era un hecho conocido que estaba completamente loca “Tampoco es como sí yo mismo pudiera jactarme de estar muy cuerdo” pensó el humano con sarcasmo. Pero esa chica estaba a otro nivel, el promedio de los dementes se dedicaban a la paranoia o a babear en un rincón, Gaia en cambio era toda una comparsa de locura.
-... - Se la quedó mirando seriamente unos segundos, y finalmente se rió - Jajajajaja ¿Así que tenías el día libre? Jajaja vaya cosa - Se arrodillo frente a ella y le agarró ambas manos - ¿Consideras de verdad que este estilo no me queda bien? Entonces dime ¿Qué debería hacer? Mi querida Helena ya no está más aquí ¿Crees que puedes hacer todo lo que ella hacía? - Le besó las manos - Tienes el punto en esta ronda, Cielo Mío, en verdad el que vengas aquí en tu día libre me demuestra una gran dedicación. Sin duda estás decidida a dejar la prostitución -
Luego se puso en pie y sonrió con amabilidad.
-Entonces bien, tenemos al Súper Atractivo Mefisto, a la Muy convincente Gaia, y nos faltas tu, Tobias ¡Te estás quedándo atrás! Confío en que la siguiente prueba será mucho más adecuada para ti - Volvió a sentarse en su silla - Me gustaría que me muestren alguna Habilidad que consideren que los haría unos excelentes asesinos - Y entonces miró a Brenda como si dijera “¿Ya ves? Me lo estoy tomando muy en serio”
Matthew Owens
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Alianzas, esa había sido la clave para captar la atención de Matt.
Pero ni de lejos era suficiente.
Aquel elfo solo soltaba una trágica historia sobre él y su hermana en Baslodia, alardeando de lo bueno que era con la navaja y que estaba hoy ante el virrey con la intención de cambiar su vida y hacerse un nombre en Aerandir. «Mefisto de los Irresanger.» Un nombre que no solo sonaba algo ridículo si no poco creíble. Si acaso era un asesino de renombre jamás había escuchado de tal. «Quizás era tan bueno que nadie sabía quién era.» Tampoco era probable, decía que se hizo un nombre entre los callejones, entonces su farsa era su identidad o sus habilidades. Matt se dirigió a él, hablándole sobre su hermana una prostituta de Ciudad Lagarto la cuál él tenía presa y dedujo que las intenciones de Mefisto eran salvarla, luego de unos segundos, río...
¿Acaso mentía el elfo?
Las palabras de ''Gaia'' fueron cortas, vino porque era su sábado libre. Además criticó su ''look''. Matt se tomó todo eso como un chiste, y la premió por su dedicación. «Ella ganó la ronda. ¿Por qué?» Me quedé pensando en eso unos segundos. Gaia una prostituta de Ciudad Lagarto era más convincente que nosotros, quizás era sensato no creer en un elfo con sombrero, ni en un pirata que apenas conoces de hoy.
«Claro.» Cualquiera medio cuerdo creería que las palabras de Matt eran ciertas, la prueba sería más acertada para mí. Un bandido, un pirata y un dragón además, pero si yo era todo aquello, ¿qué quedaba para mis adversarios?
Mefisto podría pararse y decir que una vez enfrentó algunos perros infernales o que una vez se deslizó como una gota de agua en una mejilla, entre el velo de la noche para cortar la garganta de algún personaje pintoresco, o que una vez lanzó un rayo de luz hacia un vampiro y lo desintegró, cualquiera de esas historias no distaban de la realidad si las contaba con suficiente precisión. ¿Pero esta vez la mentira lo ayudaría?
En cuanto a Gaia... Desde mis ojos podría ser una licántropo con grandes y filosas garras que no piensa al atacar con brutalidad, una dragona tres veces más grande que, yo que escupe llamaradas y meteoritos, o una humana común y corriente, que más de una vez rompió un corazón, y no de manera figurativa.
Lo que sea que fueran ambos. «¿Se compararía conmigo?» Me tomé un ligero momento para pensar en mis propias facultades de asesino.
«Asesinar.» Era un concepto tan viejo como la vida y la muerte, y en mi experiencia la muerte podía ser tan abrupta y absurda como fuese necesaria. Había visto hombres caer del mástil y romperse los huesos contra la madera del barco para nunca más volverse a poner en pie, gente morir de alguna enfermedad sin cura, algún incauto que se tragó una espina de pez por comerlo con rapidez. Además, muy bien sabía lo fácil que era empujar un puñal en el pecho de alguien y esperar que la vida se escurriera en tus manos junto con aquel líquido rojo.
Para nadie sería sorpresa ninguno de mis pensamientos.
Entonces tenía que idear una forma de cautivar la atención de Matt. «Es una prueba de espectáculo, ¿no Virrey?» Comencé a caminar por la arena.
— La fuerza y la destreza no son problemas. — Decía con algo de vanidad mientras sacaba el sable. — Ser un hombre de mar, lo dota a uno de cierta habilidad en el asesinato. — Movía el sable haciendo tajos cortos que sonaban cuando cortaban el aire. — Pero matar a un hombre es un acto simple. — Añadí con un tono un poco burlón, tratando de demostrar la facilidad del acto. — El mar, es tan agresivo como ningún otro lugar. Los animales sí son difíciles de matar. Pueden ser fuertes, rápidos, venenosos, pero sobretodo letales. — Dejé en el sable en el piso con cuidado.
Con gracia y astucia mis palabras tomaban más forma, y mi voz se agrandaba más. — Pero hay algo peor, en las profundidades del océano. — Me volteé a Matt. — ¿Ha oído historias de monstruos marinos?
Mientras mi piel azul se comenzaba a oscurecer hasta confundirse con el color de mis tatuajes y mis escamas salían. — Todas hablan de mí. — Antes de que se comenzara a ver como mi hocico se formaba y mis dientes se abrían paso. Un vórtice de agua se comenzó a formar al rededor de mí, creando un remolino que me cubrió por completo. Cuando ya había adaptado mi forma completamente, un gran cuerpo de figura serpentina se movía entre el tormenta de agua, aunque con poca dificultad se veía.
Aquel remolino se hizo más grande y alto, comenzó a cubrir casi la mitad de la arena, pero pronto se iba disipando, dejando ver al dragón, que mostraba la mitad de su cuerpo en el suelo, y la otra erguida, mirando al frente. El dragón rugió, mostrando sus grandes dientes y el agua, lejos de meterse entre la arena, comenzó a acumularse en una gran bola que se posó cerca de la boca del dragón.
Al terminar su rugido, este expulso un chorro de agua contra aquel cumulo, lanzándolo hacia el cielo. Luego de unos cuantos segundos, explotó, haciendo que lloviera en toda la arena, excepto donde se situaba Matt.
Pero ni de lejos era suficiente.
Aquel elfo solo soltaba una trágica historia sobre él y su hermana en Baslodia, alardeando de lo bueno que era con la navaja y que estaba hoy ante el virrey con la intención de cambiar su vida y hacerse un nombre en Aerandir. «Mefisto de los Irresanger.» Un nombre que no solo sonaba algo ridículo si no poco creíble. Si acaso era un asesino de renombre jamás había escuchado de tal. «Quizás era tan bueno que nadie sabía quién era.» Tampoco era probable, decía que se hizo un nombre entre los callejones, entonces su farsa era su identidad o sus habilidades. Matt se dirigió a él, hablándole sobre su hermana una prostituta de Ciudad Lagarto la cuál él tenía presa y dedujo que las intenciones de Mefisto eran salvarla, luego de unos segundos, río...
¿Acaso mentía el elfo?
Las palabras de ''Gaia'' fueron cortas, vino porque era su sábado libre. Además criticó su ''look''. Matt se tomó todo eso como un chiste, y la premió por su dedicación. «Ella ganó la ronda. ¿Por qué?» Me quedé pensando en eso unos segundos. Gaia una prostituta de Ciudad Lagarto era más convincente que nosotros, quizás era sensato no creer en un elfo con sombrero, ni en un pirata que apenas conoces de hoy.
«Claro.» Cualquiera medio cuerdo creería que las palabras de Matt eran ciertas, la prueba sería más acertada para mí. Un bandido, un pirata y un dragón además, pero si yo era todo aquello, ¿qué quedaba para mis adversarios?
Mefisto podría pararse y decir que una vez enfrentó algunos perros infernales o que una vez se deslizó como una gota de agua en una mejilla, entre el velo de la noche para cortar la garganta de algún personaje pintoresco, o que una vez lanzó un rayo de luz hacia un vampiro y lo desintegró, cualquiera de esas historias no distaban de la realidad si las contaba con suficiente precisión. ¿Pero esta vez la mentira lo ayudaría?
En cuanto a Gaia... Desde mis ojos podría ser una licántropo con grandes y filosas garras que no piensa al atacar con brutalidad, una dragona tres veces más grande que, yo que escupe llamaradas y meteoritos, o una humana común y corriente, que más de una vez rompió un corazón, y no de manera figurativa.
Lo que sea que fueran ambos. «¿Se compararía conmigo?» Me tomé un ligero momento para pensar en mis propias facultades de asesino.
«Asesinar.» Era un concepto tan viejo como la vida y la muerte, y en mi experiencia la muerte podía ser tan abrupta y absurda como fuese necesaria. Había visto hombres caer del mástil y romperse los huesos contra la madera del barco para nunca más volverse a poner en pie, gente morir de alguna enfermedad sin cura, algún incauto que se tragó una espina de pez por comerlo con rapidez. Además, muy bien sabía lo fácil que era empujar un puñal en el pecho de alguien y esperar que la vida se escurriera en tus manos junto con aquel líquido rojo.
Para nadie sería sorpresa ninguno de mis pensamientos.
Entonces tenía que idear una forma de cautivar la atención de Matt. «Es una prueba de espectáculo, ¿no Virrey?» Comencé a caminar por la arena.
— La fuerza y la destreza no son problemas. — Decía con algo de vanidad mientras sacaba el sable. — Ser un hombre de mar, lo dota a uno de cierta habilidad en el asesinato. — Movía el sable haciendo tajos cortos que sonaban cuando cortaban el aire. — Pero matar a un hombre es un acto simple. — Añadí con un tono un poco burlón, tratando de demostrar la facilidad del acto. — El mar, es tan agresivo como ningún otro lugar. Los animales sí son difíciles de matar. Pueden ser fuertes, rápidos, venenosos, pero sobretodo letales. — Dejé en el sable en el piso con cuidado.
Con gracia y astucia mis palabras tomaban más forma, y mi voz se agrandaba más. — Pero hay algo peor, en las profundidades del océano. — Me volteé a Matt. — ¿Ha oído historias de monstruos marinos?
Mientras mi piel azul se comenzaba a oscurecer hasta confundirse con el color de mis tatuajes y mis escamas salían. — Todas hablan de mí. — Antes de que se comenzara a ver como mi hocico se formaba y mis dientes se abrían paso. Un vórtice de agua se comenzó a formar al rededor de mí, creando un remolino que me cubrió por completo. Cuando ya había adaptado mi forma completamente, un gran cuerpo de figura serpentina se movía entre el tormenta de agua, aunque con poca dificultad se veía.
Aquel remolino se hizo más grande y alto, comenzó a cubrir casi la mitad de la arena, pero pronto se iba disipando, dejando ver al dragón, que mostraba la mitad de su cuerpo en el suelo, y la otra erguida, mirando al frente. El dragón rugió, mostrando sus grandes dientes y el agua, lejos de meterse entre la arena, comenzó a acumularse en una gran bola que se posó cerca de la boca del dragón.
Al terminar su rugido, este expulso un chorro de agua contra aquel cumulo, lanzándolo hacia el cielo. Luego de unos cuantos segundos, explotó, haciendo que lloviera en toda la arena, excepto donde se situaba Matt.
Tobias Pharra
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Matthew continuó mi historia de una manera magistral, de esas que sólo puede hacerlo un dramaturgo experimentado, y la llevó a la vida como lo hace un actor entregado. Por ese breve momento el foco brillaba en nosotros, y no el sol. y bajo nuestros pies estaba un escenario, y no una arena.
Respondí como era necesario que respondiera, dando punto a cada una de sus declaraciones con gestos igual de teatrales que antes, si no es que más. Esta vez no era un maleante en busca de gloria, era un mentiroso siendo descubierto, el autor de un plan que había sido leído y deshilachado.
Retrocedí un paso con cada verdad que era revelada, cada vez que una parte de mi plan era arrancada de las sombras y expuesta a la luz, a quemarse con el sol como lo hacen los sedientos de sangre. En mis oídos resonaba la orquesta, dándole fuerza a esta tragedia en desarrollo. En mis hombros pesaba la humillación de ser descubierto, pesaba el sol y el funesto destino que me fue revelado. Pesaban hasta que quedé rodilla en tierra, desviando la mirada y lamentando mi infortunio con el dorso de la mano en la frente, rostro elevado al cielo.
¡Ay de mí! ¿Quién vendrá en auxilio de este orejudo desdichado, que ha recorrido tanta tierra y tanto tiempo en busca de una causa noble, como la salvación de la sangre de su sangre? ¿Anar? ¿Imbar? ¡Nadie!
¡Oh destino, que me haces morir en la orilla del mar, maldito seas! ¡Si nadie ha de acudir en mi ayuda, convoco a alguien que desquite mis pesares!
¡Lorién, que en ti caiga el mandoble de la venganza, y seas tú capas de levantarlo! ¡Que mi final sea chispa de cólera, y que Ciudad Lagarto arda en ella!
Conjurando tal escena frente a mis ojos, finalmente cayó el telón, y se hizo el silencio. Ahí se desvaneció el acto, y la luz volvió a ser del sol, y el suelo volvió a ser arena, y tras esa niebla miré los grisáceos ojos de mi compañero.
El silencio estalló como una burbuja, pinchada por las carcajadas de ambos. Me puse de pie y sacudí mi pantalón con una mano.
—Me halaga, Virrey. —respondí a sus palabras con una sonrisa de viperina satisfacción, mientras hacía una reverencia para mostrar mi gratitud.
Y con eso el turno pasó a ser de Gaia, que aún seguía en el suelo, cabello desarreglado y brazos cruzados. Respondió tras unos momentos, con palabras sencillas, simples y tan atrevidas como el resto de sus acciones hasta entonces.
¿..."Look"?
Matthew se acercó a ella, tratándola con el cariño de quien no la había lanzado al suelo de una patada. Esa Helena parecía alguien de importancia. Era información que no tenía, e información que me sería útil tener. En pocas palabras, el tipo de información que más me desagrada.
El moreno se levantó, anunciando el final de esta "ronda" con un par de elogios a la prostituta y a mí. Asentí con la cabeza al escuchar aquello, sin borrar mi sonrisa de satisfacción.
La ganadora de esa ocasión había sido Gaia, declaración a la que aplaudí suavemente, como lo haría un presuntuoso noble. Era un poco decepcionante que las declaraciones de la mujer hubiesen vencido mi improvisada y muy ridícula historieta, pero no podía negar que fue, verdaderamente, convincente.
Pasó a la siguiente prueba, una que parecía importante para todo el asunto de ser asesino: Probar nuestra destreza al asesinar.
El arándano pirata fue el primero en empezar, otra vez, con otro discurso la mar de grandioso. ¿Sería, acaso, el único que se está tomando en serio lo de ser contratado? ¿Qué clase de asesino, si es que tiene algo de respeto por su imagen —y pensándolo bien—, se presenta a un evento como este, para empezar?
Pero bueno, uno no piensa en sutileza al verlo, u oírlo.
Su discurso llegaba a su punto más alto, y su cuerpo empezó a cambiar, y... agua empezó a dar vueltas a su alrededor.
"Por supuesto, ¡es un dragón!" pensé. Eso le quitaba un poco de ridículo a su color de piel. Sólo un poco.
Su cuerpo dracónico era uno muy distinto al que estaba acostumbrado a ver en los de su raza. Características marinas, que me hicieron dejar de tomar tan en broma sus últimas palabras. Si bien en su forma humana no era sino un bravucón pintarrajeado, su forma dragón debía ser de temer en el agua. Hice nota mental de aquello.
Y toda el agua a su alrededor se movía a su voluntad, y todo era espectacular, pero en un punto cierto pudor empezó a arañarme la consciencia. La prudencia de quien está en una ciudad llena de escoria, con un pirata mágico en un concurso de asesinos.
¿...Qué ocurriría si...
En el momento en que el agua se hizo un cúmulo, mi mente se disparó en la tarea de plantear posibles situaciones.
...Quizás, y sólo quizás...
Tobias estaba ahí para ser contratado. Dañar a Matthew era algo riesgoso, no le creía tan idiota. Pero el riesgo estaba ahí. Aquello parecía simple agua, pero mis sentidos mágicos no eran los más afinados. Esa podría, perfectamente, ser la última cosa que vería.
...Eso es un ataque?
El agua salió disparada al cielo, y mi ya acelerado corazón dio otro latido. Observé aquello, intranquilo, hasta que estalló. Y mis piernas reaccionaron solas, como lo hicieron muchas veces antes al encontrar animales salvajes, o puñales criminales. Como lo harían muchas veces después, al encontrar más peligros a lo largo de mi desordenado viaje por estas tierras de todo.
Un latido, y ya estaba moviéndome hacia la cobertura más cercana: La silla de Matthew Owens. Y si tenía oportunidad, quizás podría sacarlo a él del peligro. Un favor como ese sería muy beneficioso.
Dos latidos desde que empecé. Como un gato de callejón, no desaproveché ni un movimiento. En cada zancada se veía la larga vida de un elfo que no había hecho más que correr. Sólo nos separaba una distancia de aproximadamente cinco metros, y ya había recorrido la mitad.
Tres latidos. Me lancé hacia delante, acortando el resto del trayecto con una voltereta. Me encontré entonces detrás de la silla, y de Matthew, y me escudé con mi capa.
Cuatro latidos, y el suave murmullo del agua contra la arena alcanzó mis oídos. Ningún grito, ni siseos de ácido, ni explosiones. Sólo el breve murmullo de la lluvia.
Hice la capa a un lado, y observé lentamente los acontecimientos.
...
—¡Pues vas a matar a alguien, sí... —me levanté de mi inútil escondite con un respingo, señalando al dragón con un dedo acusador— ...Pero de un susto, jodido renacuajo glorificado!
Me alejé de Matthew un par de pasos, sacudiéndome la arena de la ropa con ambas manos. Al menos, no me había tocado ni una gota.
Y ahora que lo veía mejor, tampoco a Matthew, ni el área a su alrededor.
¿...Un escudo imperceptible, de él mismo o la enana?
Si era el caso, era alguien de temer.
Reanudé mi sonrisa tras suspirar. Me encaminé hacia mi lado correspondiente, sin darle ahora importancia a la presencia de aquél bicho marino. Puede que en el agua aquél fuese un enemigo formidable, pero si lo que puede es hacer llovizna con su magia, no era más que una anguila en medio de un arenal, con algún truquito de fiesta.
—Maravilloso —le felicité por su acto con un aplauso un poco más empedernido. Ya había vuelto a mi actitud despreocupada y sonriente— Maaaaaaaravilloso —seguí aplaudiendo unos instantes más, sonriendo sólo con mi boca.
Respondí como era necesario que respondiera, dando punto a cada una de sus declaraciones con gestos igual de teatrales que antes, si no es que más. Esta vez no era un maleante en busca de gloria, era un mentiroso siendo descubierto, el autor de un plan que había sido leído y deshilachado.
Retrocedí un paso con cada verdad que era revelada, cada vez que una parte de mi plan era arrancada de las sombras y expuesta a la luz, a quemarse con el sol como lo hacen los sedientos de sangre. En mis oídos resonaba la orquesta, dándole fuerza a esta tragedia en desarrollo. En mis hombros pesaba la humillación de ser descubierto, pesaba el sol y el funesto destino que me fue revelado. Pesaban hasta que quedé rodilla en tierra, desviando la mirada y lamentando mi infortunio con el dorso de la mano en la frente, rostro elevado al cielo.
¡Ay de mí! ¿Quién vendrá en auxilio de este orejudo desdichado, que ha recorrido tanta tierra y tanto tiempo en busca de una causa noble, como la salvación de la sangre de su sangre? ¿Anar? ¿Imbar? ¡Nadie!
¡Oh destino, que me haces morir en la orilla del mar, maldito seas! ¡Si nadie ha de acudir en mi ayuda, convoco a alguien que desquite mis pesares!
¡Lorién, que en ti caiga el mandoble de la venganza, y seas tú capas de levantarlo! ¡Que mi final sea chispa de cólera, y que Ciudad Lagarto arda en ella!
Conjurando tal escena frente a mis ojos, finalmente cayó el telón, y se hizo el silencio. Ahí se desvaneció el acto, y la luz volvió a ser del sol, y el suelo volvió a ser arena, y tras esa niebla miré los grisáceos ojos de mi compañero.
El silencio estalló como una burbuja, pinchada por las carcajadas de ambos. Me puse de pie y sacudí mi pantalón con una mano.
—Me halaga, Virrey. —respondí a sus palabras con una sonrisa de viperina satisfacción, mientras hacía una reverencia para mostrar mi gratitud.
Y con eso el turno pasó a ser de Gaia, que aún seguía en el suelo, cabello desarreglado y brazos cruzados. Respondió tras unos momentos, con palabras sencillas, simples y tan atrevidas como el resto de sus acciones hasta entonces.
¿..."Look"?
Matthew se acercó a ella, tratándola con el cariño de quien no la había lanzado al suelo de una patada. Esa Helena parecía alguien de importancia. Era información que no tenía, e información que me sería útil tener. En pocas palabras, el tipo de información que más me desagrada.
El moreno se levantó, anunciando el final de esta "ronda" con un par de elogios a la prostituta y a mí. Asentí con la cabeza al escuchar aquello, sin borrar mi sonrisa de satisfacción.
La ganadora de esa ocasión había sido Gaia, declaración a la que aplaudí suavemente, como lo haría un presuntuoso noble. Era un poco decepcionante que las declaraciones de la mujer hubiesen vencido mi improvisada y muy ridícula historieta, pero no podía negar que fue, verdaderamente, convincente.
Pasó a la siguiente prueba, una que parecía importante para todo el asunto de ser asesino: Probar nuestra destreza al asesinar.
El arándano pirata fue el primero en empezar, otra vez, con otro discurso la mar de grandioso. ¿Sería, acaso, el único que se está tomando en serio lo de ser contratado? ¿Qué clase de asesino, si es que tiene algo de respeto por su imagen —y pensándolo bien—, se presenta a un evento como este, para empezar?
Pero bueno, uno no piensa en sutileza al verlo, u oírlo.
Su discurso llegaba a su punto más alto, y su cuerpo empezó a cambiar, y... agua empezó a dar vueltas a su alrededor.
"Por supuesto, ¡es un dragón!" pensé. Eso le quitaba un poco de ridículo a su color de piel. Sólo un poco.
Su cuerpo dracónico era uno muy distinto al que estaba acostumbrado a ver en los de su raza. Características marinas, que me hicieron dejar de tomar tan en broma sus últimas palabras. Si bien en su forma humana no era sino un bravucón pintarrajeado, su forma dragón debía ser de temer en el agua. Hice nota mental de aquello.
Y toda el agua a su alrededor se movía a su voluntad, y todo era espectacular, pero en un punto cierto pudor empezó a arañarme la consciencia. La prudencia de quien está en una ciudad llena de escoria, con un pirata mágico en un concurso de asesinos.
¿...Qué ocurriría si...
En el momento en que el agua se hizo un cúmulo, mi mente se disparó en la tarea de plantear posibles situaciones.
...Quizás, y sólo quizás...
Tobias estaba ahí para ser contratado. Dañar a Matthew era algo riesgoso, no le creía tan idiota. Pero el riesgo estaba ahí. Aquello parecía simple agua, pero mis sentidos mágicos no eran los más afinados. Esa podría, perfectamente, ser la última cosa que vería.
...Eso es un ataque?
El agua salió disparada al cielo, y mi ya acelerado corazón dio otro latido. Observé aquello, intranquilo, hasta que estalló. Y mis piernas reaccionaron solas, como lo hicieron muchas veces antes al encontrar animales salvajes, o puñales criminales. Como lo harían muchas veces después, al encontrar más peligros a lo largo de mi desordenado viaje por estas tierras de todo.
Un latido, y ya estaba moviéndome hacia la cobertura más cercana: La silla de Matthew Owens. Y si tenía oportunidad, quizás podría sacarlo a él del peligro. Un favor como ese sería muy beneficioso.
Dos latidos desde que empecé. Como un gato de callejón, no desaproveché ni un movimiento. En cada zancada se veía la larga vida de un elfo que no había hecho más que correr. Sólo nos separaba una distancia de aproximadamente cinco metros, y ya había recorrido la mitad.
Tres latidos. Me lancé hacia delante, acortando el resto del trayecto con una voltereta. Me encontré entonces detrás de la silla, y de Matthew, y me escudé con mi capa.
Cuatro latidos, y el suave murmullo del agua contra la arena alcanzó mis oídos. Ningún grito, ni siseos de ácido, ni explosiones. Sólo el breve murmullo de la lluvia.
Hice la capa a un lado, y observé lentamente los acontecimientos.
...
—¡Pues vas a matar a alguien, sí... —me levanté de mi inútil escondite con un respingo, señalando al dragón con un dedo acusador— ...Pero de un susto, jodido renacuajo glorificado!
Me alejé de Matthew un par de pasos, sacudiéndome la arena de la ropa con ambas manos. Al menos, no me había tocado ni una gota.
Y ahora que lo veía mejor, tampoco a Matthew, ni el área a su alrededor.
¿...Un escudo imperceptible, de él mismo o la enana?
Si era el caso, era alguien de temer.
Reanudé mi sonrisa tras suspirar. Me encaminé hacia mi lado correspondiente, sin darle ahora importancia a la presencia de aquél bicho marino. Puede que en el agua aquél fuese un enemigo formidable, pero si lo que puede es hacer llovizna con su magia, no era más que una anguila en medio de un arenal, con algún truquito de fiesta.
—Maravilloso —le felicité por su acto con un aplauso un poco más empedernido. Ya había vuelto a mi actitud despreocupada y sonriente— Maaaaaaaravilloso —seguí aplaudiendo unos instantes más, sonriendo sólo con mi boca.
Mefisto
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Gaia alzó la nariz a modo respingón al ver como su querido Matt Owens le daba el punto por sus palabras convincentes. El felino dentro de ella casi ronroneaba de placer al ser reconocida por el estafador como alguien a tener en cuenta en aquella competición.
Se levantó como si aquello le hubiese dado fuerzas para seguir dando todo de ella y se sacudió el vestido contemplando de manera alejada pero con mucho interés las valiosas habilidades de sus compañeros.
Tobįas necesitaba ganar aquella ronda. Cada musculo del hombre daba la sensación de haber sido entrenado con dureza para aquella oportunidad, como si esperase que cualquier movimiento que no fuese lo normal en aquellas situaciones lo hiciese ponerse en guardia. Gaia se preguntó si en algún momento entraría en trance y empezaría a regalar patadas y puñetazos a la nada, para demostrar a todos la valía de su fuerza. Se miró de manera disimulada su brazo menudo y lo comparó a los músculos de aquel chico. Compuso un gesto de decepción formando un arco con su labio inferior, apenada.
¡Oh Luna, mi dulce dulce Luna! Pero tu has domado brazos más fuertes que esos, sometido al éxtasis a musculos más marcados. No desesperemos mi dulce Luna... aún no todo esta ganado..
La vocecilla de Luna por primera vez en mucho tiempo le insufló a Gaia animos en vez de rebatirlos con una simple frase hiriente, y aquello puso de buen humor a la chica, que vio las muestras de Tobias con ojos abiertos como platos intentando poner en orden sus pensamientos, ahora con más certitud.
-Irónico que al único que no ha conseguido mojar sea a Matt Owens, ¿no crees, abraza árboles?- le dijo a Mefisto mientras le guiñaba un ojo y se protegía de las gotas de agua que caían sobre su tocado.
Aprovechó para sopesar al elfo. Su porte orgulloso como los de su clase, su gesto sospechoso como si guardase un secreto a voces que no quería revelar pero que te iba a hacer saber de todas maneras. Se acercó un poco por detrás intentando adivinar porqué Matt le había dado el punto por elegancia y no a ella y supuso que eran las orejas. Sin duda el complemento perfecto que ella nunca conseguiría.
Y creyó que aquello era, al fin y al cabo un punto justo.
La excentricidad del elfo, sin embargo pasó a ser exagerada cuando lo vio salir de debajo de la silla de Matt owens y aplaudir de manera lozana. Gaia se unió por supuesto pero de manera efusiva, como si jamás hubiese visto tal muestra de poder.
-!BRAVO!!!- Gritaba mientras miraba al pobre Tobias, preguntándose si estaba algo confundido. Su sonrisa se cortó de raiz. y cuando creyó que aquella farsa estaba acabada, se subió a una pequeña roca y se aclaró la garganta de manera ruidosa.
-Amigo mio...- dijo Gaia con gran diligencia- Ya sabes cuales son mis más codiciadas habilidades- sonrió sincera- y por lo tanto no creo que tenga mucho que mostrarte- hizo una pausa leve, se llevó su dedo índice a la barbilla, pensativa -Sin embargo... Ella...-
De la nada, como si siempre hubiese estado allí, una mujer joven, de apenas 19 años. tez clara, gesto lozano y belleza que hacía ahogar suspiros parecía flotar más que andar sobre la arena mojada de aquel emplazamiento. Su vestido vaporoso realzaba una cadera minúscula con curvas de mujer perfectas. Sus dientes parecían perlas sobre sus labios rojizos y sus enormes ojos se habían centrado en Matt Owens desde el momento exacto en el que apareció en la sala. Se acercó a él por detrás, acariciando su nuca mientras daba una vuelta alrededor del hombre haciendo que su aura se hiciese más presente. Gaia casi podía ver como su perfume inundaba la nariz de Matthew y se sonrió de manera furtiva.
- ¿Me echabas de menos?- dijo la mujer que acababa de crear Gaia de la nada. Portaba una daga en uno de las manos y la mecía de manera peligrosa a medida que se arremolinaba en el pecho de Matt, como si esperase ser abrazada.
Eyre era sin duda, el mejor habilidad de destrucción masiva. Al menos si el objetivo era Matthew Owens.
Directa al centro del corazón arrugado de Matt mi Luna.. mi dulce Luna.
Gaia notó cierto tono de orgullo en la voz burlona de Luna. El pecho de la bruja se hinchó con orgullo mientras hacía que Eyre se acomodase un poco más cerca de Matt.
---
Gaia usa su habilidad de nivel 0: Pantalla ilusoria para crear la imagen de Eyre que aunque no real, es tomada como tal para todos las que sufran sus efectos.
Esperemos que capte la indirecta, Luna, mi dulce Luna.
Se levantó como si aquello le hubiese dado fuerzas para seguir dando todo de ella y se sacudió el vestido contemplando de manera alejada pero con mucho interés las valiosas habilidades de sus compañeros.
Tobįas necesitaba ganar aquella ronda. Cada musculo del hombre daba la sensación de haber sido entrenado con dureza para aquella oportunidad, como si esperase que cualquier movimiento que no fuese lo normal en aquellas situaciones lo hiciese ponerse en guardia. Gaia se preguntó si en algún momento entraría en trance y empezaría a regalar patadas y puñetazos a la nada, para demostrar a todos la valía de su fuerza. Se miró de manera disimulada su brazo menudo y lo comparó a los músculos de aquel chico. Compuso un gesto de decepción formando un arco con su labio inferior, apenada.
¡Oh Luna, mi dulce dulce Luna! Pero tu has domado brazos más fuertes que esos, sometido al éxtasis a musculos más marcados. No desesperemos mi dulce Luna... aún no todo esta ganado..
La vocecilla de Luna por primera vez en mucho tiempo le insufló a Gaia animos en vez de rebatirlos con una simple frase hiriente, y aquello puso de buen humor a la chica, que vio las muestras de Tobias con ojos abiertos como platos intentando poner en orden sus pensamientos, ahora con más certitud.
-Irónico que al único que no ha conseguido mojar sea a Matt Owens, ¿no crees, abraza árboles?- le dijo a Mefisto mientras le guiñaba un ojo y se protegía de las gotas de agua que caían sobre su tocado.
Aprovechó para sopesar al elfo. Su porte orgulloso como los de su clase, su gesto sospechoso como si guardase un secreto a voces que no quería revelar pero que te iba a hacer saber de todas maneras. Se acercó un poco por detrás intentando adivinar porqué Matt le había dado el punto por elegancia y no a ella y supuso que eran las orejas. Sin duda el complemento perfecto que ella nunca conseguiría.
Y creyó que aquello era, al fin y al cabo un punto justo.
La excentricidad del elfo, sin embargo pasó a ser exagerada cuando lo vio salir de debajo de la silla de Matt owens y aplaudir de manera lozana. Gaia se unió por supuesto pero de manera efusiva, como si jamás hubiese visto tal muestra de poder.
-!BRAVO!!!- Gritaba mientras miraba al pobre Tobias, preguntándose si estaba algo confundido. Su sonrisa se cortó de raiz. y cuando creyó que aquella farsa estaba acabada, se subió a una pequeña roca y se aclaró la garganta de manera ruidosa.
-Amigo mio...- dijo Gaia con gran diligencia- Ya sabes cuales son mis más codiciadas habilidades- sonrió sincera- y por lo tanto no creo que tenga mucho que mostrarte- hizo una pausa leve, se llevó su dedo índice a la barbilla, pensativa -Sin embargo... Ella...-
De la nada, como si siempre hubiese estado allí, una mujer joven, de apenas 19 años. tez clara, gesto lozano y belleza que hacía ahogar suspiros parecía flotar más que andar sobre la arena mojada de aquel emplazamiento. Su vestido vaporoso realzaba una cadera minúscula con curvas de mujer perfectas. Sus dientes parecían perlas sobre sus labios rojizos y sus enormes ojos se habían centrado en Matt Owens desde el momento exacto en el que apareció en la sala. Se acercó a él por detrás, acariciando su nuca mientras daba una vuelta alrededor del hombre haciendo que su aura se hiciese más presente. Gaia casi podía ver como su perfume inundaba la nariz de Matthew y se sonrió de manera furtiva.
- ¿Me echabas de menos?- dijo la mujer que acababa de crear Gaia de la nada. Portaba una daga en uno de las manos y la mecía de manera peligrosa a medida que se arremolinaba en el pecho de Matt, como si esperase ser abrazada.
Eyre era sin duda, el mejor habilidad de destrucción masiva. Al menos si el objetivo era Matthew Owens.
Directa al centro del corazón arrugado de Matt mi Luna.. mi dulce Luna.
Gaia notó cierto tono de orgullo en la voz burlona de Luna. El pecho de la bruja se hinchó con orgullo mientras hacía que Eyre se acomodase un poco más cerca de Matt.
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Gaia usa su habilidad de nivel 0: Pantalla ilusoria para crear la imagen de Eyre que aunque no real, es tomada como tal para todos las que sufran sus efectos.
Esperemos que capte la indirecta, Luna, mi dulce Luna.
Gaia
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Tobias se imponía nuevamente, estaba muy ansioso por demostrar que era capaz de ser el asesino personal del Virrey. Matthew no demostraba sí eso le parecía algo bueno, malo, halagador, molesto... Sonreía con el mismo encanto a los tres participantes, indiferentemente que algunos intentaran persuadirlo y otros fueran abiertamente desinteresados.
El color de la piel de Tobias había resultado un misterio hasta el momento, Owens no había conocido a ningún Humano, ni Elfo, ni Hechicero, Dragón, Vampiro o Licantropo que tuviera ese tipo de color. Pero el asunto quedó resuelto en cuanto vio la transformación, el Virrey se quedó sentado, aparentemente se sentía seguro de que no sería atacado o quizás tenía un plan B por sí algo ocurría.
-Vaya, eso sin duda parece bastante útil. Poco sútil, pero útil - No había ninguna regla escrita que dijera que los Asesinos tenían que siempre ser silenciosos además de mortales - Y cuando no tenga ningún trabajo para él siempre podría enviarlo a regar los campos, sí, me agrada su capacidad de ser multifunción - Matthew se peinaba la barba mientras decía esto, poniendo un gesto serio como si en verdad lo estuviera considerando.
Cuando el agua comenzó a caer, solo por precaución, Brenda se acercó un par de pasos más a Matt y usó su magia de viento para hacer de pantalla contra el agua, la enana casi nunca mostraba sus habilidades, pero no era tan relajada como Owens y le preocupaba que un enorme dragón estuviera allí tranformado tan cerca del Virrey.
-Jajajaja Renacuajo Glorificado - Matthew se reía con ganas del comentario, pero en un instante se puso serio de nuevo - Al menos lo está intentando ¿Qué clase de técnica asesina fue la tuya? ¿Esconderse bajo la silla de alguien es algún tipo de estrategia? - Se cruzó de brazos y negó con la cabeza, haciéndose el decepcionado.
Gaia siempre era un factor aleatorio, no solo en los cálculos del Virrey, sino en el de cualquier persona que conservara un mínimo de cordura. Así que en cada ronda Matthew no sabía muy bien qué esperar, eso era emocionante, y a la vez ligeramente preocupante. La más asustada parecía ser Brenda, quien sabía de primera mano el tipo de cosas que la Hechicera era capaz de hacer.
Matthew se giró para ver lo que Gaia le señalaba, y durante algunos segundos se quedó con la boca abierta. Movió los labios para formar su nombre, pero no lo dijo en voz alta porque una parte de su cerebro sabía que no podía ser real, y tenía la promesa de jamás mencionarla cuando estaba frente a otras personas.
-...- Dejó que se sentara en sus piernas y la rodeó con sus brazos, era tan hermosa, ciertamente la había visto hacía unas pocas horas en su casa, pero tenerla cerca siempre era un aliciente a su alma, real o no, hacía que su corazón se agitara, deshaciéndose en suspiros - Te felicito, Gaia, hasta lograste que mi cuerpo reaccionara, ahora entiendo porque tantos clientes te buscan - Le sacó la daga a la ilusión y la clavó en el pecho de la falsa Eyre, arrojando a un costado el imaginario cadáver - Y es cierto que utilizar este tipo de estrategias puede ser mucho mejor que entrar a un sitio pateando la puerta. Eres muy lista, Mi Querida Gaia - Le sonrió de modo encantador - Pero una vez que tu magia se agota quedas desprotegida, no me sentiría tranquilo enviándote a una misión más difícil de lo normal. Quizás podrías entrenar un poco antes de obtener este cargo - Levantó la mano y sin mirarlo señaló a Tobias - El pitufo azul obtiene su primer punto, y de esta manera quedan empatados. Tendremos que encontrar la manera de que desempaten -
-Y ahora ¿Cómo seguirás con toda está ridiculez? - La enana intentó poner algo de coherencia, como siempre.
-...- Matt se quedó en silencio y desvió la mirada, claramente no tenía nada pensado - Veamos, necesito que mi asesino o asesina personal sea sexy, que esté bien motivado, que pueda matar... - Enumeraba mientras contaba con los dedos - ¿Crees que debería pasar una noche con cada uno de ellos para conocer mejor sus habilidades? - Le preguntó a Brenda.
-Me parece algo completamente innecesario, por lo que no me extrañaría que lo hagas de todos modos -
-Jajaja, no, no, sí es algo tan predecible no tiene sentido. Además, el más encantador del grupo me mira de una manera como si esperara a que baje la guardia para clavarme una daga en la espalda - Hablaba como si Mefisto no estuviera parado justo al lado - Estoy seguro que había preparado algo para este momento.... - Hizo un esfuerzo más para pensar y finalmente abrió grandes los ojos y exclamó - ¡Oh claro! ¡Los Kag´s! - Y cuando dijo eso las puertas de los costados de la arena se abrieron y quince bestias entraron corriendo al lugar - Tienen que salvarme de esos animales. Sí logran que no tenga que moverme de esta silla obtienen puntos extra - Se cruzó de piernas y se quedó a la espera.
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El color de la piel de Tobias había resultado un misterio hasta el momento, Owens no había conocido a ningún Humano, ni Elfo, ni Hechicero, Dragón, Vampiro o Licantropo que tuviera ese tipo de color. Pero el asunto quedó resuelto en cuanto vio la transformación, el Virrey se quedó sentado, aparentemente se sentía seguro de que no sería atacado o quizás tenía un plan B por sí algo ocurría.
-Vaya, eso sin duda parece bastante útil. Poco sútil, pero útil - No había ninguna regla escrita que dijera que los Asesinos tenían que siempre ser silenciosos además de mortales - Y cuando no tenga ningún trabajo para él siempre podría enviarlo a regar los campos, sí, me agrada su capacidad de ser multifunción - Matthew se peinaba la barba mientras decía esto, poniendo un gesto serio como si en verdad lo estuviera considerando.
Cuando el agua comenzó a caer, solo por precaución, Brenda se acercó un par de pasos más a Matt y usó su magia de viento para hacer de pantalla contra el agua, la enana casi nunca mostraba sus habilidades, pero no era tan relajada como Owens y le preocupaba que un enorme dragón estuviera allí tranformado tan cerca del Virrey.
-Jajajaja Renacuajo Glorificado - Matthew se reía con ganas del comentario, pero en un instante se puso serio de nuevo - Al menos lo está intentando ¿Qué clase de técnica asesina fue la tuya? ¿Esconderse bajo la silla de alguien es algún tipo de estrategia? - Se cruzó de brazos y negó con la cabeza, haciéndose el decepcionado.
Gaia siempre era un factor aleatorio, no solo en los cálculos del Virrey, sino en el de cualquier persona que conservara un mínimo de cordura. Así que en cada ronda Matthew no sabía muy bien qué esperar, eso era emocionante, y a la vez ligeramente preocupante. La más asustada parecía ser Brenda, quien sabía de primera mano el tipo de cosas que la Hechicera era capaz de hacer.
Matthew se giró para ver lo que Gaia le señalaba, y durante algunos segundos se quedó con la boca abierta. Movió los labios para formar su nombre, pero no lo dijo en voz alta porque una parte de su cerebro sabía que no podía ser real, y tenía la promesa de jamás mencionarla cuando estaba frente a otras personas.
-...- Dejó que se sentara en sus piernas y la rodeó con sus brazos, era tan hermosa, ciertamente la había visto hacía unas pocas horas en su casa, pero tenerla cerca siempre era un aliciente a su alma, real o no, hacía que su corazón se agitara, deshaciéndose en suspiros - Te felicito, Gaia, hasta lograste que mi cuerpo reaccionara, ahora entiendo porque tantos clientes te buscan - Le sacó la daga a la ilusión y la clavó en el pecho de la falsa Eyre, arrojando a un costado el imaginario cadáver - Y es cierto que utilizar este tipo de estrategias puede ser mucho mejor que entrar a un sitio pateando la puerta. Eres muy lista, Mi Querida Gaia - Le sonrió de modo encantador - Pero una vez que tu magia se agota quedas desprotegida, no me sentiría tranquilo enviándote a una misión más difícil de lo normal. Quizás podrías entrenar un poco antes de obtener este cargo - Levantó la mano y sin mirarlo señaló a Tobias - El pitufo azul obtiene su primer punto, y de esta manera quedan empatados. Tendremos que encontrar la manera de que desempaten -
-Y ahora ¿Cómo seguirás con toda está ridiculez? - La enana intentó poner algo de coherencia, como siempre.
-...- Matt se quedó en silencio y desvió la mirada, claramente no tenía nada pensado - Veamos, necesito que mi asesino o asesina personal sea sexy, que esté bien motivado, que pueda matar... - Enumeraba mientras contaba con los dedos - ¿Crees que debería pasar una noche con cada uno de ellos para conocer mejor sus habilidades? - Le preguntó a Brenda.
-Me parece algo completamente innecesario, por lo que no me extrañaría que lo hagas de todos modos -
-Jajaja, no, no, sí es algo tan predecible no tiene sentido. Además, el más encantador del grupo me mira de una manera como si esperara a que baje la guardia para clavarme una daga en la espalda - Hablaba como si Mefisto no estuviera parado justo al lado - Estoy seguro que había preparado algo para este momento.... - Hizo un esfuerzo más para pensar y finalmente abrió grandes los ojos y exclamó - ¡Oh claro! ¡Los Kag´s! - Y cuando dijo eso las puertas de los costados de la arena se abrieron y quince bestias entraron corriendo al lugar - Tienen que salvarme de esos animales. Sí logran que no tenga que moverme de esta silla obtienen puntos extra - Se cruzó de piernas y se quedó a la espera.
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Matthew Owens
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Al estar algo lejos del Virrey, no podía escuchar demasiado bien lo que decía. Parecía que el elfo no había hecho más que correr, y Matthew no había entendido el mensaje, era rápido y mucho, lo suficiente para esquivar una lluvia, lo cual, por muy poco sorprendente que fuera, podría ser útil. Y aquella ilusión hecha por la bruja que sin temor reveló que mi especulación para nada fortuita estaba en lo correcto, terminó por ser asesinada por Matt. Cuando esa magia se esfumó, el punto sería para mí. «¿Pitufo?» Lo cierto es que jamás había escuchado tal palabra, quizás me comparaba con algún animal de Ciudad Lagarto, quizás la mascota de la ciudad.
No se hizo esperar para hacernos la siguiente prueba, la cual, ciertamente sería una verdadera prueba. Estábamos compitiendo para ver quién sería el asesino del Virrey, y poco de eso habíamos hecho. Lo que más temía era tener que enfrentarme en un 2 vs 1. Con una ilusionista y un saltarín. Pero eso no pasó. «¿Kag's?» Por momento el dragón cuestionó si hablaba que esas aves con una cabeza de roca. Pero cuando se abrieron las puertas de la arena, se dio cuenta de que sus pensamientos estarían equivocados.
El haber viajado por años por casi todo Aerandir lo dotaban de una experiencia muy buena y un conocimiento general de muchos animales y bestias. Aún así, nunca se había topado con esos monstruos, y eso que ya se habría enfrentado a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que no quería ni recordar. Estas abominaciones tan feas como su nombre, eran una especie de perros con un caparazón arriba. Al principio no parecían mucha amenaza, pero salieron por las tres puertas de la arena, cinco en cada lado por lo menos. Uno más grande que otro. En el instante que nos vieron, comenzaron su arremetida.
Saltando y corriendo como una manada hambrienta, si el objetivo era proteger a Matt, me encontraría en un dilema. Tampoco podría dejar a los demás morir y ser comidos por estos animales. «¿O sí?» Además tendría que cuidarme a mi mismo también, ninguno de esos monstruos parecía inofensivo.
Mi ofensiva tenía que ser ingeniosa para no quedar descubierto o en una mala posición. Lo difícil sería como atacarlos, esa especie de caparazón estorbaba cualquier tipo de ataque por mi parte, algo que en el agua no sería un problema, pues suponía que no sabrían nadar o respirar bajo el agua. Por suerte, la arena ya estaba mojada, no solo ralentizaba un poco su paso la humedad, si no que el ambiente estaba a mi favor.
Contra tantos enemigos era obvio que sería un combate largo y habría que guardar energías. Seguir usando el éter sería mala idea, dos de los bichos que más adelantados estaban venían hacia mí. Mi estrategia sería sencilla, un barrido con mi cola y luego moderlos en las piernas o matarlos. Pero.
Había mejores opciones, y luego de poco pensarlo encontré la perfecta. Si son animales, como cualquier otro, le temerían a otro animal más grande, más feroz y fuerte. Me alcé, mostré mis fauces en su contra y rugí. Un rugido gutural que logró espantar a esos dos y dejó a los otros de más atrás quietos. Sería una pequeña victoria asustarlos, pero no todos eran igual de temerosos. Desde otra de las entradas de la arena se podía escuchar una carrerilla más fuerte que las demás. Que poco a poco comenzó a salir y entrar en la arena, este sería un Kag del triple del tamaño que el resto, si los otros apenas llegaban al metro según mis cálculos, este era de casi dos.
Luego de correr un poco, se detuvo a pocos metros de mí. No había podido distinguir si los Kag tenían ojos, pero este se veía que me miraba con ganas de una pelea. De su boca salía baba a montones, mientras gruñía. Luego de unos instantes se sacudió y ladró, varias veces y volvió a correr buscando abalanzarse sobre mí. Saltó un gran salto que llegó hasta mi posición, logré eludir su ataque con facilidad, pero el resto no sería nada fácil. Era demasiado grande y pesado para tumbarlo, así que me trepé y me enrolle en su torso. Cuando el animal estuvo asimilando lo que había pasado, lo mordí en una de sus patas delanteras, luego de un chillido, algo de sangre se derramó.
No se hizo esperar para hacernos la siguiente prueba, la cual, ciertamente sería una verdadera prueba. Estábamos compitiendo para ver quién sería el asesino del Virrey, y poco de eso habíamos hecho. Lo que más temía era tener que enfrentarme en un 2 vs 1. Con una ilusionista y un saltarín. Pero eso no pasó. «¿Kag's?» Por momento el dragón cuestionó si hablaba que esas aves con una cabeza de roca. Pero cuando se abrieron las puertas de la arena, se dio cuenta de que sus pensamientos estarían equivocados.
El haber viajado por años por casi todo Aerandir lo dotaban de una experiencia muy buena y un conocimiento general de muchos animales y bestias. Aún así, nunca se había topado con esos monstruos, y eso que ya se habría enfrentado a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que no quería ni recordar. Estas abominaciones tan feas como su nombre, eran una especie de perros con un caparazón arriba. Al principio no parecían mucha amenaza, pero salieron por las tres puertas de la arena, cinco en cada lado por lo menos. Uno más grande que otro. En el instante que nos vieron, comenzaron su arremetida.
Saltando y corriendo como una manada hambrienta, si el objetivo era proteger a Matt, me encontraría en un dilema. Tampoco podría dejar a los demás morir y ser comidos por estos animales. «¿O sí?» Además tendría que cuidarme a mi mismo también, ninguno de esos monstruos parecía inofensivo.
Mi ofensiva tenía que ser ingeniosa para no quedar descubierto o en una mala posición. Lo difícil sería como atacarlos, esa especie de caparazón estorbaba cualquier tipo de ataque por mi parte, algo que en el agua no sería un problema, pues suponía que no sabrían nadar o respirar bajo el agua. Por suerte, la arena ya estaba mojada, no solo ralentizaba un poco su paso la humedad, si no que el ambiente estaba a mi favor.
Contra tantos enemigos era obvio que sería un combate largo y habría que guardar energías. Seguir usando el éter sería mala idea, dos de los bichos que más adelantados estaban venían hacia mí. Mi estrategia sería sencilla, un barrido con mi cola y luego moderlos en las piernas o matarlos. Pero.
Había mejores opciones, y luego de poco pensarlo encontré la perfecta. Si son animales, como cualquier otro, le temerían a otro animal más grande, más feroz y fuerte. Me alcé, mostré mis fauces en su contra y rugí. Un rugido gutural que logró espantar a esos dos y dejó a los otros de más atrás quietos. Sería una pequeña victoria asustarlos, pero no todos eran igual de temerosos. Desde otra de las entradas de la arena se podía escuchar una carrerilla más fuerte que las demás. Que poco a poco comenzó a salir y entrar en la arena, este sería un Kag del triple del tamaño que el resto, si los otros apenas llegaban al metro según mis cálculos, este era de casi dos.
Luego de correr un poco, se detuvo a pocos metros de mí. No había podido distinguir si los Kag tenían ojos, pero este se veía que me miraba con ganas de una pelea. De su boca salía baba a montones, mientras gruñía. Luego de unos instantes se sacudió y ladró, varias veces y volvió a correr buscando abalanzarse sobre mí. Saltó un gran salto que llegó hasta mi posición, logré eludir su ataque con facilidad, pero el resto no sería nada fácil. Era demasiado grande y pesado para tumbarlo, así que me trepé y me enrolle en su torso. Cuando el animal estuvo asimilando lo que había pasado, lo mordí en una de sus patas delanteras, luego de un chillido, algo de sangre se derramó.
Tobias Pharra
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Chasqueé la lengua, en respuesta a las palabras de Matthew.
—Tiene razón, Virrey. —respondí profundamente avergonzado— No puedo competir con esas capacidades de riego. Como elfo, le cedo la victoria de esta ronda a la bestia agraria. —intenté contener la risa a duras penas.
Dirigí yo también los ojos hacia Gaia, pues parecía ser su turno el siguiente, si es que yo había tenido el mío. Presté atención a sus palabras, y tardé un momento en volver mi vista al lugar donde había señalado.
Allí había una... no, ¿en qué momento había llegado? Observé a la muchacha largos momentos, intentado buscar una respuesta. Matthew reaccionó de una forma curiosa. Luego la apuñaló, y la respuesta llegó a mí. Debía ser una persona que ambos conocieran, y dudaba que fuese una prostituta favorita o algo tan simple.
Buscando las opciones válidas, un nombre llegó a mi cabeza, junto a un rostro y su fragancia. La nostalgia me apretó la respiración, y cerré los ojos unos momento, como intentando forzosamente dejar de lado el recuerdo.
No, no debía ser similar. Esperaba que no.
Abrí los ojos, mi temple aún vacilante. Respondí a su desconfianza con una grata sonrisa, recobrando la compostura.
—Apenas le conozco, Virrey. Los cuchillos en la espalda pueden esperar a que haya más confianza. —sonreí juguetonamente.
Y su exclamación terminó de avisparme, barriendo yo la arena con la mirada. Habían entrado muchos animales, similares a perros. No los había visto antes.
—¡JAJAJA! —alcé la voz, mi sonrisa ampliándose al máximo— ¡Eres un jodido loco, Matthew! —dejé caer el acto de respeto, junto con el "Virrey".
Me quité la capa de los hombros, y la extendí con ambas manos a un lado de mi cuerpo, como lo haría un torero.
Tenía ya bastante experiencia sobreviviendo a distintos tipos de chuchos, pero estos eran muchos. Ignoré la rima, y respiré hondo, preparándome mentalmente para el ataque. [1]
Se aproximaron tres perros —que eran tres más de los que estaba dispuesto a recibir cómodamente—, y empecé a moverme a un lado. Burlé las fauces de uno con un giro, y cegué a otro usando la capa. Me impulsé del tercero, que no encontraba momento para atacar en medio de sus compañeros, y me acerqué un poco a Matthew.
Ahí giré la cabeza, observando alarmado cómo un par de bichos se acercaban corriendo hacia Matthew. Como dijo antes, parecía que no planeaba moverse de la silla. Mucha confianza, o muy poca cordura, podía ser cualquiera,
Di un paso en su dirección, pero sabía que era muy tarde.
Entonces fui testigo de cómo los perros llegaban a él, y tras olerle, seguían de largo.
—¡...Serás cabrón! —dije entre carcajadas, preparándome para evitar a esos animales también.
*[1] Uso la habilidad de nivel 0: Calma.
¡Lamento la tardanza xP!
—Tiene razón, Virrey. —respondí profundamente avergonzado— No puedo competir con esas capacidades de riego. Como elfo, le cedo la victoria de esta ronda a la bestia agraria. —intenté contener la risa a duras penas.
Dirigí yo también los ojos hacia Gaia, pues parecía ser su turno el siguiente, si es que yo había tenido el mío. Presté atención a sus palabras, y tardé un momento en volver mi vista al lugar donde había señalado.
Allí había una... no, ¿en qué momento había llegado? Observé a la muchacha largos momentos, intentado buscar una respuesta. Matthew reaccionó de una forma curiosa. Luego la apuñaló, y la respuesta llegó a mí. Debía ser una persona que ambos conocieran, y dudaba que fuese una prostituta favorita o algo tan simple.
Buscando las opciones válidas, un nombre llegó a mi cabeza, junto a un rostro y su fragancia. La nostalgia me apretó la respiración, y cerré los ojos unos momento, como intentando forzosamente dejar de lado el recuerdo.
No, no debía ser similar. Esperaba que no.
Abrí los ojos, mi temple aún vacilante. Respondí a su desconfianza con una grata sonrisa, recobrando la compostura.
—Apenas le conozco, Virrey. Los cuchillos en la espalda pueden esperar a que haya más confianza. —sonreí juguetonamente.
Y su exclamación terminó de avisparme, barriendo yo la arena con la mirada. Habían entrado muchos animales, similares a perros. No los había visto antes.
—¡JAJAJA! —alcé la voz, mi sonrisa ampliándose al máximo— ¡Eres un jodido loco, Matthew! —dejé caer el acto de respeto, junto con el "Virrey".
Me quité la capa de los hombros, y la extendí con ambas manos a un lado de mi cuerpo, como lo haría un torero.
Tenía ya bastante experiencia sobreviviendo a distintos tipos de chuchos, pero estos eran muchos. Ignoré la rima, y respiré hondo, preparándome mentalmente para el ataque. [1]
Se aproximaron tres perros —que eran tres más de los que estaba dispuesto a recibir cómodamente—, y empecé a moverme a un lado. Burlé las fauces de uno con un giro, y cegué a otro usando la capa. Me impulsé del tercero, que no encontraba momento para atacar en medio de sus compañeros, y me acerqué un poco a Matthew.
Ahí giré la cabeza, observando alarmado cómo un par de bichos se acercaban corriendo hacia Matthew. Como dijo antes, parecía que no planeaba moverse de la silla. Mucha confianza, o muy poca cordura, podía ser cualquiera,
Di un paso en su dirección, pero sabía que era muy tarde.
Entonces fui testigo de cómo los perros llegaban a él, y tras olerle, seguían de largo.
—¡...Serás cabrón! —dije entre carcajadas, preparándome para evitar a esos animales también.
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*[1] Uso la habilidad de nivel 0: Calma.
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Gaia estaba enfurruñada.
Sus triquiñuelas, parecían no funcionar de manera acertada con Matt Owens... Tampoco ayudaba el hecho de que el estafador la conocía demasiado bien y que además sus adversarios no habían resultado ser tan poco interesante como Gaia los había tomado en un principio. Además el Virrey sin duda no se iba a dar por vencido tan facilmente y la parte de habladurías había acabado rapidamente de manera que ahora los tres tenían que mostrar sus verdaderas habilidades.
Una pena que en ese atuendo estúpido que llevas no hubieses traído tu espada. Luna.. oh mi dulce dulce Luna.
Gaia se separó del grupo por un instante a medida que sus compañeros se ponían a pelear con los Kags que aparecieron de la nada. La chica observó como Mefisto tomaba la mayor parte del grupo, y por alguna razón dos de los animales que se habían acercado a Matt Owens pasaron a su alrededor sin siquiera inmutarse ante la presencia del hombre.
No hicieron lo mismo con Gaia, para su sorpresa, pues ambos Kags se aproximaron a la chica que corrió por un momento despavorida hacia la silla donde se encontraba Matt. No llegó lejos pues recordó ciertas triquiñuelas que había visto realizar a algunos gladiadores de la arena. Al fin y al cabo su ilusión de Eyre aún estaba en activo, así que no dudó en usarla.
La mujer hizo de entretenimiento a ambas criaturas que en un primer momento se giraron hacia ella. Gaia aprovechó para desatarse un pañuelo largo que componía su falda, quedándo en medias y ropa interior, desvelando parte de sus muslos pero ganando una tela de seda que alcanzaba los dos metros en diagonal. Lo agarró de manera que compuso dos lazos abiertos y listos para apretar en ambos extremos. Eyre por su parte había comenzado a correr alrededor de la silla de Matt owens, haciendo que las criaturas diesen vueltas alrededor de este, demasiado entretenidas por la ilusión de la chica como para percatarse de la presencia de Matt, o Gaia en el centro del círculo.
Sin duda no eran las criaturas más inteligentes del lugar.
La bruja aprovechó que uno de los animales pasó algo más cerca en su trayectoria de donde Matt se sentaba. Se subió a las rodillas del hombre para tener algo más de visión y lanzó uno de los extremos del lazo con esperanza de atinar en las piernas del animal. Por supuesto aquello no paso.
Sin embargo, la suerte no estaba del todo en contra de la chica. El lazo se enebró en parte del caparazón del animal y el peso de la mujer sirvió para tensar la tela y anudarse a su alrededor.... llevándose a Gaia con él tras de si. la fuerza del animal mantenía arrastrando el cuerpo de Gaia y éste se había percatado del peso extra por lo que dejó de seguir de manera directa al otro animal y se enfocó en deshacerse de Gaia que aunque poco elegante seguía asida del animal y enlenteciendolo mientras este parecía haber cambiado su trayectoria con Matt en el centro por una roca alta de aquella arena.
Eyre captó la sutileza de los pensamientos de Gaia y aprovechando que ahora ambos animales corrían en solitario y por lo tanto estaban en desventajas, guió al otro macho, más pequeño en dirección contraria a la trayectoria de su compañero.
Ni que decir tengo que el resultado fue estrambótico.
El primer animal logró esquivar a su compañero mientras seguía a Eyre pero no contaba con la carga a las espaldas a rastras que componía Gaia. Ésta que había estado sumida en una posición fetal hasta entonces aprovechó para erguirse al máximo creando una barrera que el Kag que seguía a Eyre no se esperaba. Chocó contra la bruja y cayó de manera estrepitosa al suelo, donde se enredó con el amasijo de tela y propia Gaia.
El incremento de peso en la carga del Primer Kag hizo que este finalmente no pudiese con el peso de ambos y desfalleciese a los pies de la roca alrededor de la que había estado corriendo.
La arena de aquel emplazamiento formó una nube de polvo allá donde la caida de ambos Kag había sucedido. Gaia se levantó como pudo llevándose la mano a la cadera. Con parte de su cara sangrando, la tela de su falda ensartada alrededor de sus pies y los del Kag. Las medias rotas y una sonrisa vencedora en los labios.
-TARÁÁÁÁN- Gritó a modo de fin a una escena amarga haciendo una reverencia e intentando recobrar el aliento-Diversión desde... la.. comodidad de su sillón- rió de manera desproporcionada ante aquel pareado y le guiñó un ojo a Matt y vió casi de refilón como la ilusión de Eyre se desvanecía.
Sus triquiñuelas, parecían no funcionar de manera acertada con Matt Owens... Tampoco ayudaba el hecho de que el estafador la conocía demasiado bien y que además sus adversarios no habían resultado ser tan poco interesante como Gaia los había tomado en un principio. Además el Virrey sin duda no se iba a dar por vencido tan facilmente y la parte de habladurías había acabado rapidamente de manera que ahora los tres tenían que mostrar sus verdaderas habilidades.
Una pena que en ese atuendo estúpido que llevas no hubieses traído tu espada. Luna.. oh mi dulce dulce Luna.
Gaia se separó del grupo por un instante a medida que sus compañeros se ponían a pelear con los Kags que aparecieron de la nada. La chica observó como Mefisto tomaba la mayor parte del grupo, y por alguna razón dos de los animales que se habían acercado a Matt Owens pasaron a su alrededor sin siquiera inmutarse ante la presencia del hombre.
No hicieron lo mismo con Gaia, para su sorpresa, pues ambos Kags se aproximaron a la chica que corrió por un momento despavorida hacia la silla donde se encontraba Matt. No llegó lejos pues recordó ciertas triquiñuelas que había visto realizar a algunos gladiadores de la arena. Al fin y al cabo su ilusión de Eyre aún estaba en activo, así que no dudó en usarla.
La mujer hizo de entretenimiento a ambas criaturas que en un primer momento se giraron hacia ella. Gaia aprovechó para desatarse un pañuelo largo que componía su falda, quedándo en medias y ropa interior, desvelando parte de sus muslos pero ganando una tela de seda que alcanzaba los dos metros en diagonal. Lo agarró de manera que compuso dos lazos abiertos y listos para apretar en ambos extremos. Eyre por su parte había comenzado a correr alrededor de la silla de Matt owens, haciendo que las criaturas diesen vueltas alrededor de este, demasiado entretenidas por la ilusión de la chica como para percatarse de la presencia de Matt, o Gaia en el centro del círculo.
Sin duda no eran las criaturas más inteligentes del lugar.
La bruja aprovechó que uno de los animales pasó algo más cerca en su trayectoria de donde Matt se sentaba. Se subió a las rodillas del hombre para tener algo más de visión y lanzó uno de los extremos del lazo con esperanza de atinar en las piernas del animal. Por supuesto aquello no paso.
Sin embargo, la suerte no estaba del todo en contra de la chica. El lazo se enebró en parte del caparazón del animal y el peso de la mujer sirvió para tensar la tela y anudarse a su alrededor.... llevándose a Gaia con él tras de si. la fuerza del animal mantenía arrastrando el cuerpo de Gaia y éste se había percatado del peso extra por lo que dejó de seguir de manera directa al otro animal y se enfocó en deshacerse de Gaia que aunque poco elegante seguía asida del animal y enlenteciendolo mientras este parecía haber cambiado su trayectoria con Matt en el centro por una roca alta de aquella arena.
Eyre captó la sutileza de los pensamientos de Gaia y aprovechando que ahora ambos animales corrían en solitario y por lo tanto estaban en desventajas, guió al otro macho, más pequeño en dirección contraria a la trayectoria de su compañero.
Ni que decir tengo que el resultado fue estrambótico.
El primer animal logró esquivar a su compañero mientras seguía a Eyre pero no contaba con la carga a las espaldas a rastras que componía Gaia. Ésta que había estado sumida en una posición fetal hasta entonces aprovechó para erguirse al máximo creando una barrera que el Kag que seguía a Eyre no se esperaba. Chocó contra la bruja y cayó de manera estrepitosa al suelo, donde se enredó con el amasijo de tela y propia Gaia.
El incremento de peso en la carga del Primer Kag hizo que este finalmente no pudiese con el peso de ambos y desfalleciese a los pies de la roca alrededor de la que había estado corriendo.
La arena de aquel emplazamiento formó una nube de polvo allá donde la caida de ambos Kag había sucedido. Gaia se levantó como pudo llevándose la mano a la cadera. Con parte de su cara sangrando, la tela de su falda ensartada alrededor de sus pies y los del Kag. Las medias rotas y una sonrisa vencedora en los labios.
-TARÁÁÁÁN- Gritó a modo de fin a una escena amarga haciendo una reverencia e intentando recobrar el aliento-Diversión desde... la.. comodidad de su sillón- rió de manera desproporcionada ante aquel pareado y le guiñó un ojo a Matt y vió casi de refilón como la ilusión de Eyre se desvanecía.
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Habilidad usada con anterioridad pantalla ilusoria: La creación de Eyre en el post anterior sirve ahora a Gaia para entretener a uno de los Kags.
( Perdón por la tardanza :p)
Gaia
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
“¡Eres un jodido loco, Matthew!” Como si fuera el eco de las carcajadas de Mefisto, Owens también se empezó a reír, de no ser porque estaban en medio de una arena de combate, rodeado de Kags, hasta parecían dos buenos amigos riéndose de un chiste bien contado.
Pero no era así, técnicamente estaban en medio de una pelea, y los tres postulantes se la estaban arreglando bastante bien, sobre todo considerando que no parecían estar preparados para un batalla en ese momento. El Virrey observaba con mucha atención todos sus movimientos, como había pasado durante toda la prueba, Tobias parecía ser el que se lo tomaba más en serio, mientras que el elfo y Gaia...
“No es cómo sí hacer tonterías no fuera una estrategia válida ¡Sí lo sabré yo!” pensaba Matt mientras veía a Mefisto sacar una capa y a la Hechicera usar la ilusión de Eyre como carnada. Mientras todo eso ocurría, el Estafador cumplió con su palabra y no se movió de donde estaba más que para cruzar las piernas hacia un lado o hacia otro. Cuando las bestias se acercaban demasiado parecían perder el interés en atacar y se desviaban en otra dirección.
-La vida es una apuesta - Comentó Matthew y sonrió de medio lado - No sabíamos si ese extraño perfume funcionaria, es un experimento de último momento. Nada mejor que probarlo en el acto ¡Que suerte la mía! - Al Humano no le importaba ponerse en riesgo, había apostado su vida a que el “espanta Kags” sería efectivo y la fortuna le había sonreído nuevamente.
Sostuvo a Gaia mientras hacía su extraño intento por enlazar a uno de los Kags, y en cuanto lo logró aplaudió para felicitarla por semejante hazaña. Lo cierto es que la pelea estaba resultando bastante entretenida, pero todavía quedaban muchas bestias y Matthew se estaba cansando de esperar.
-Parece buen momento para intervenir un poco - Se puso en pie y estiró los brazos, luego se agachó para estirar las piernas y finalmente el cuello a un lado y a otro - ¿Si algo falla vendrás a rescatarme, Brenda? - En cuando la batalla había comenzado la enana había dado un salto, impulsada por la magia de viento, y se había subido a las gradas, donde ninguno de los Kags podría alcanzarla.
-A decir verdad, te lo tendrías bien merecido - Matthew volvió a reír y asintió, no podía negarlo.
Llevó la mano su cinturón y sacó unas boleadoras, ver a Gaia le había dado la idea de usarlas, las hizo girar varias veces sobre su cabeza mientras veía pasar a los Kags de un lado a otro. Uno de los animales iba directo hacía la Hechicera, Matt eligió a ese para comenzar, apretó la cuerda para activar la runa en el mismo instante en que arrojaba el arma.*
El tiro fue certero, la puntería de Matt era indiscutible, las cuerdas se enredaron en las patas del Kag y en cuanto tocaron la piel soltó una descarga eléctrica que dejó fuera del juego a la bestia. El Virrey se sentía bastante orgulloso del resultado, sobre todo porque la mayoría de las personas creían que era un inútil que no sabía ni siquiera por dónde se agarraba una daga. Aunque el pasar a modo activo hizo que el efecto del repelente se disipara, uno de los monstruos se giró y encaró hacía Owens, mientras que otro le cerraba la ruta de escape. El Humano no parecía estar demasiado preocupado ¿Pero qué cosa podía lograr que Matthew Owens se ponga nervioso? Se quedó parado en el lugar, esperando a que el Kag se acercara, y cuando lo tuvo al lado logró evitarlo, haciendo que se chocara contra el que estaba detrás.**
-Jajaja, eso siempre funciona - Sacó un frasco del bolsillo de su pantalón - Vamos a hacerlo más difícil - Se la arrojó a los pies a Mefisto - ¡¡Baila!! - Se reía a carcajadas como un demente - Y para ustedes... - Miró a Gaia y a Tobias - Ah, ya sé - Agarró una piedra con una runa y la activó, luego se la arrojó a la Hechicera - Atrapala - Hizo un giro totalmente innecesario y le arrojó el segundo frasco a los pies de Pharra - Veamos cuanto ritmo tiene un dragón -
-----------------------------------------------------------------
* Uso de la Maestría en Armas Arrojadizas con la Boleadora calidad Común que tiene el hechizo de Electricidad
** Uso de la Habilidad de Lvl Blanco escurridizo (activable): Para usar esta maniobra, debes estar flanqueado. El primero que realice un ataque contra ti falla automáticamente y puede que acierte en tu lugar a otro de los enemigos que te flanquean; la criatura atacante realiza una tirada de ataque como siempre, y su aliado se considera desprevenido.
Enfriamiento: 3 Turnos
***Arrojo los siguiente Objetos:
- Mefisto y Tobias: Poción de Baile: Se ha de lanzar a los pies del enemigo, rompiendo el cristal y liberando la nube amarilla. El enemigo quedará expuesto al hechizo: estará obligado a bailar por el resto del turno. Solamente afecta a personajes de nivel 4 e inferiores y criaturas de dificultad Media o inferior.
Duración: 1 turno
-Gaia: Runa Levitasis: La persona se vuelve considerablemente más ligera: da saltos más altos y de mayor longitud y no sufrirá daño de caída.
Pero no era así, técnicamente estaban en medio de una pelea, y los tres postulantes se la estaban arreglando bastante bien, sobre todo considerando que no parecían estar preparados para un batalla en ese momento. El Virrey observaba con mucha atención todos sus movimientos, como había pasado durante toda la prueba, Tobias parecía ser el que se lo tomaba más en serio, mientras que el elfo y Gaia...
“No es cómo sí hacer tonterías no fuera una estrategia válida ¡Sí lo sabré yo!” pensaba Matt mientras veía a Mefisto sacar una capa y a la Hechicera usar la ilusión de Eyre como carnada. Mientras todo eso ocurría, el Estafador cumplió con su palabra y no se movió de donde estaba más que para cruzar las piernas hacia un lado o hacia otro. Cuando las bestias se acercaban demasiado parecían perder el interés en atacar y se desviaban en otra dirección.
-La vida es una apuesta - Comentó Matthew y sonrió de medio lado - No sabíamos si ese extraño perfume funcionaria, es un experimento de último momento. Nada mejor que probarlo en el acto ¡Que suerte la mía! - Al Humano no le importaba ponerse en riesgo, había apostado su vida a que el “espanta Kags” sería efectivo y la fortuna le había sonreído nuevamente.
Sostuvo a Gaia mientras hacía su extraño intento por enlazar a uno de los Kags, y en cuanto lo logró aplaudió para felicitarla por semejante hazaña. Lo cierto es que la pelea estaba resultando bastante entretenida, pero todavía quedaban muchas bestias y Matthew se estaba cansando de esperar.
-Parece buen momento para intervenir un poco - Se puso en pie y estiró los brazos, luego se agachó para estirar las piernas y finalmente el cuello a un lado y a otro - ¿Si algo falla vendrás a rescatarme, Brenda? - En cuando la batalla había comenzado la enana había dado un salto, impulsada por la magia de viento, y se había subido a las gradas, donde ninguno de los Kags podría alcanzarla.
-A decir verdad, te lo tendrías bien merecido - Matthew volvió a reír y asintió, no podía negarlo.
Llevó la mano su cinturón y sacó unas boleadoras, ver a Gaia le había dado la idea de usarlas, las hizo girar varias veces sobre su cabeza mientras veía pasar a los Kags de un lado a otro. Uno de los animales iba directo hacía la Hechicera, Matt eligió a ese para comenzar, apretó la cuerda para activar la runa en el mismo instante en que arrojaba el arma.*
El tiro fue certero, la puntería de Matt era indiscutible, las cuerdas se enredaron en las patas del Kag y en cuanto tocaron la piel soltó una descarga eléctrica que dejó fuera del juego a la bestia. El Virrey se sentía bastante orgulloso del resultado, sobre todo porque la mayoría de las personas creían que era un inútil que no sabía ni siquiera por dónde se agarraba una daga. Aunque el pasar a modo activo hizo que el efecto del repelente se disipara, uno de los monstruos se giró y encaró hacía Owens, mientras que otro le cerraba la ruta de escape. El Humano no parecía estar demasiado preocupado ¿Pero qué cosa podía lograr que Matthew Owens se ponga nervioso? Se quedó parado en el lugar, esperando a que el Kag se acercara, y cuando lo tuvo al lado logró evitarlo, haciendo que se chocara contra el que estaba detrás.**
-Jajaja, eso siempre funciona - Sacó un frasco del bolsillo de su pantalón - Vamos a hacerlo más difícil - Se la arrojó a los pies a Mefisto - ¡¡Baila!! - Se reía a carcajadas como un demente - Y para ustedes... - Miró a Gaia y a Tobias - Ah, ya sé - Agarró una piedra con una runa y la activó, luego se la arrojó a la Hechicera - Atrapala - Hizo un giro totalmente innecesario y le arrojó el segundo frasco a los pies de Pharra - Veamos cuanto ritmo tiene un dragón -
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* Uso de la Maestría en Armas Arrojadizas con la Boleadora calidad Común que tiene el hechizo de Electricidad
** Uso de la Habilidad de Lvl Blanco escurridizo (activable): Para usar esta maniobra, debes estar flanqueado. El primero que realice un ataque contra ti falla automáticamente y puede que acierte en tu lugar a otro de los enemigos que te flanquean; la criatura atacante realiza una tirada de ataque como siempre, y su aliado se considera desprevenido.
Enfriamiento: 3 Turnos
***Arrojo los siguiente Objetos:
- Mefisto y Tobias: Poción de Baile: Se ha de lanzar a los pies del enemigo, rompiendo el cristal y liberando la nube amarilla. El enemigo quedará expuesto al hechizo: estará obligado a bailar por el resto del turno. Solamente afecta a personajes de nivel 4 e inferiores y criaturas de dificultad Media o inferior.
Duración: 1 turno
-Gaia: Runa Levitasis: La persona se vuelve considerablemente más ligera: da saltos más altos y de mayor longitud y no sufrirá daño de caída.
Matthew Owens
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
A este punto los únicos eventos que vale la pena resaltar fue la caída de un par de Kag's por parte de los demás presentes en la arena y, por supuesto la locura irreversible de Matthew Owens. El único que pensaría que sería una buena idea lanzar una poción de baile a los pies del elfo. Y otra a los pies del dragón.
Estando forcejeando contra una de las bestias, la más inmensa de todas. Escuchar el vidrio romperse contra el suelo no interrumpió la batalla, pero cuando una nube amarilla comenzó a brotar del suelo y llenar la escena del respectivo tono. No solo el pirata estaba extrañado, el Kag también y lo demostraba con algunos ruidos.
Segundos después, la nube se disipó. Un zarpazo vino del lado derecho por parte del perro, diezmando un poco las escamas del dragón, el cuál movió su cola rápidamente e impactó en la cara de su enemigo, el golpe fue contundente y ambos se separaron. El agarre había terminado. En el momento, el efecto de la poción había comenzado, y se encontraba moviéndose de una lado al otro, serpenteando, sin la intención de hacerlo, como un impulso.
«¿Estoy mareado?» Los pensamientos de Tobias lejos de ser acertados, lo preocupaban. Lo poco que sabía sobre los Kag's lo hacían creer que algún veneno en sus garras lo tenían en ese estado. Pero cuando vio que el perro empezaba a moverse de un lado a otro de la misma forma. Sospechó otra cosa. «Magia»
Curiosamente la batalla seguía, de un lado estaba el Kag dando pasos rítmicos y del otro. El dragón moviéndose, pero nunca de una manera amenazante ni peligrosa, si no más bien melódica. Como si fuera una serpiente amaestrada para seguir la canción de una flauta.
Ninguna de las ofensivas por parte de cualquiera de los participantes estaba funcionando. No porque no fuesen lo suficientemente feroces, si no, porque no podían acertar sus movimientos. El bals en el que estaban participando era demasiado difícil de seguir, sucediendo de una forma errática y sinsentido.
No fue hasta unos instantes después que el pirata encontró una forma de mejorar su ofensiva, usando el serpenteo involuntario, se enrolló y cuando se halló como un resorte y utilizó la inercia para impulsarse y salir por los aires en dirección al Kag, el movimiento sobrepasaba con diferencia la velocidad de los anteriores. Abriendo sus fauces en el aire logró ensartar sus dientes en la piel de Kag.
Una escena un poco grotesca y extraña. El dragón estaba arrancando la carne del perro y este sangraba. Aún así, ninguno de los dos podía parar de bailar...
Estando forcejeando contra una de las bestias, la más inmensa de todas. Escuchar el vidrio romperse contra el suelo no interrumpió la batalla, pero cuando una nube amarilla comenzó a brotar del suelo y llenar la escena del respectivo tono. No solo el pirata estaba extrañado, el Kag también y lo demostraba con algunos ruidos.
Segundos después, la nube se disipó. Un zarpazo vino del lado derecho por parte del perro, diezmando un poco las escamas del dragón, el cuál movió su cola rápidamente e impactó en la cara de su enemigo, el golpe fue contundente y ambos se separaron. El agarre había terminado. En el momento, el efecto de la poción había comenzado, y se encontraba moviéndose de una lado al otro, serpenteando, sin la intención de hacerlo, como un impulso.
«¿Estoy mareado?» Los pensamientos de Tobias lejos de ser acertados, lo preocupaban. Lo poco que sabía sobre los Kag's lo hacían creer que algún veneno en sus garras lo tenían en ese estado. Pero cuando vio que el perro empezaba a moverse de un lado a otro de la misma forma. Sospechó otra cosa. «Magia»
Curiosamente la batalla seguía, de un lado estaba el Kag dando pasos rítmicos y del otro. El dragón moviéndose, pero nunca de una manera amenazante ni peligrosa, si no más bien melódica. Como si fuera una serpiente amaestrada para seguir la canción de una flauta.
Ninguna de las ofensivas por parte de cualquiera de los participantes estaba funcionando. No porque no fuesen lo suficientemente feroces, si no, porque no podían acertar sus movimientos. El bals en el que estaban participando era demasiado difícil de seguir, sucediendo de una forma errática y sinsentido.
No fue hasta unos instantes después que el pirata encontró una forma de mejorar su ofensiva, usando el serpenteo involuntario, se enrolló y cuando se halló como un resorte y utilizó la inercia para impulsarse y salir por los aires en dirección al Kag, el movimiento sobrepasaba con diferencia la velocidad de los anteriores. Abriendo sus fauces en el aire logró ensartar sus dientes en la piel de Kag.
Una escena un poco grotesca y extraña. El dragón estaba arrancando la carne del perro y este sangraba. Aún así, ninguno de los dos podía parar de bailar...
Tobias Pharra
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Otra vez barrí el escenario con la mirada en mi intento de no perder información crucial. Entonces me detuve un instante, saboreando con silencioso deleite todo lo que mis lindos ojitos podían ofrecerme.
Estaba en una burda, simple, cruda e impresionantemente entretenida vorágine del caos más caótico que una persona podía llegar a caotizar.
Es decir, ¿qué hacíamos ahí, para empezar?
"Bueno, entonces una bruja, un elfo y un pirata azul entran a una arena a hacer una entrevista de asesino a sueldo..."
Reí fuertemente. No tanto por el inicio de chiste que estaba viviendo en ese momento, sino por la imagen de la bruja siendo arrastrada por el suelo como un frenético carruaje sin ruedas, decoro ni carruaje.
Y tras ver al corcel que la llevaba, jadeando entre espuma y dientes, caí en cuenta que admirar la escena quizás no era la mejor idea, teniendo en cuenta de que había quizás una decena más de los bichos corriendo por ahí.
Seguí moviéndome pues, haciendo lo mejor posible para evitar que me zarandearan como trapo viejo. Carrera por acá, acrobacia por allí, alguna patada y rasguño... Y si bien no podría seguir en eso si la cosa seguía por mucho tiempo, estaba convencido de que no moriría de forma tan idiótica.
No ese día, al menos.
Matthew se decidió a ayudar, contra mis expectativas, dándome aún más seguridad al respecto. Claro que, sabía que esa seguridad era tan frágil com-
Como la botella que lanzó a mis pies en un momento en el que alejarme me costaría un par de mordiscos. Estalló contra la arena, y sus contenidos se dispersaron en el aire. Pateé al perro que me seguía, y me enfoqué en lo que había acabado de ocurrir.
Esta sensación... ¿Magia?
Otro perro se acercó, y me moví a un lado para esquivarle. Mi movimiento tuvo cierta cadencia... peculiar. Efecto de lo que sea que Matthew haya usado, sin duda. Me moví a otro lado, y hacia atrás, y los nervios y el esfuerzo físico me aceleraron el corazón, y podía jurar que sentía aquello más rítmico de lo que acostumbraba.
—¡Hey! —grité al virrey, alzando mi voz para que se oyera entre los aplausos que había empezado a dar, contra mi voluntad— ¿Qué demonios acabas de—
¿Baila? ¿Ritmo? ¿Dragón?
...Acaso...
Esquivé a otro perro más, y seguí girando.
Si la arena fuese un espacio cerrado, mi carcajada habría resonado por cada rincón del lugar. Y no dejé de bailar, reír, patear y esquivar.
—Eres... —empujé mi voz entre la risa, las fintas y giros— ¡Eres increíble, joder! —mi tono, más que de regaño, estaba teñido en delirante regocijo.
Aceptando la súbita subida de nivel del absurdo, seguí bailando por mi vida
Estaba en una burda, simple, cruda e impresionantemente entretenida vorágine del caos más caótico que una persona podía llegar a caotizar.
Es decir, ¿qué hacíamos ahí, para empezar?
"Bueno, entonces una bruja, un elfo y un pirata azul entran a una arena a hacer una entrevista de asesino a sueldo..."
Reí fuertemente. No tanto por el inicio de chiste que estaba viviendo en ese momento, sino por la imagen de la bruja siendo arrastrada por el suelo como un frenético carruaje sin ruedas, decoro ni carruaje.
Y tras ver al corcel que la llevaba, jadeando entre espuma y dientes, caí en cuenta que admirar la escena quizás no era la mejor idea, teniendo en cuenta de que había quizás una decena más de los bichos corriendo por ahí.
Seguí moviéndome pues, haciendo lo mejor posible para evitar que me zarandearan como trapo viejo. Carrera por acá, acrobacia por allí, alguna patada y rasguño... Y si bien no podría seguir en eso si la cosa seguía por mucho tiempo, estaba convencido de que no moriría de forma tan idiótica.
No ese día, al menos.
Matthew se decidió a ayudar, contra mis expectativas, dándome aún más seguridad al respecto. Claro que, sabía que esa seguridad era tan frágil com-
Como la botella que lanzó a mis pies en un momento en el que alejarme me costaría un par de mordiscos. Estalló contra la arena, y sus contenidos se dispersaron en el aire. Pateé al perro que me seguía, y me enfoqué en lo que había acabado de ocurrir.
Esta sensación... ¿Magia?
Otro perro se acercó, y me moví a un lado para esquivarle. Mi movimiento tuvo cierta cadencia... peculiar. Efecto de lo que sea que Matthew haya usado, sin duda. Me moví a otro lado, y hacia atrás, y los nervios y el esfuerzo físico me aceleraron el corazón, y podía jurar que sentía aquello más rítmico de lo que acostumbraba.
—¡Hey! —grité al virrey, alzando mi voz para que se oyera entre los aplausos que había empezado a dar, contra mi voluntad— ¿Qué demonios acabas de—
¿Baila? ¿Ritmo? ¿Dragón?
...Acaso...
Esquivé a otro perro más, y seguí girando.
Si la arena fuese un espacio cerrado, mi carcajada habría resonado por cada rincón del lugar. Y no dejé de bailar, reír, patear y esquivar.
—Eres... —empujé mi voz entre la risa, las fintas y giros— ¡Eres increíble, joder! —mi tono, más que de regaño, estaba teñido en delirante regocijo.
Aceptando la súbita subida de nivel del absurdo, seguí bailando por mi vida
Mefisto
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Era la segunda vez que acababa con el culo en la arena de aquel lugar en menos de media hora. La paciencia sin duda no era una de las habilidades más representativas de Gaia y Matthew Owens lo sabía. Como sabía lo fácil que era hacer que perdiese el interés por algo y a la vez podía estar entretenida por horas con las nimiedades más simples.
- Ya me aburrí- dijo simplemente, desenredándose del amasijo de tela y sangre que era, mientras los Kags parecían estar entretenidos con sus compañeros.
Se quedó sentada mirando como Tobias y Mefisto se movían de un lado a otro evitando a los perros del demonio mientras de cuando en cuando en un movimiento especialmente certero y acompasado de Mefisto y su baile aplaudía de manera exagerada y vitoreaba a Tobias mientras este evitaba a las criaturas que lo perseguían a él.
Luna, mi Luna.. no te duermas en los laureles. Ya sabes a que vinimos, y no estas segura entre tantas criaturas quizas deberíamos...
Pero ya era tarde. Gaia vio como Matthew arrojaba el contenido de una de sus "bombas" a sus pies y ansiosa por ver el resultado del encantamiento y empezar a bailar, se puso en pie, evitando a dos Kags que acabaron enredados en el cuerpo de los otros dos aún tumbados en el suelo.
Pero nada pasaba. Ningún baile se apoderaba de sus pies y aquello enojó a la bruja que pensó que de nuevo Owens estaba tomándole el pelo. Corrio hasta donde estaba el estafador pero antes de llegar tuvo que saltar evitando ser atropellada en la carrera de un Kag.... Y entonces paso.
¡Volaba!
Se alzaba por el cielo de la arena como un peso pluma para después caer lentamente con graciosidad y elegancia hasta un punto de la arena. Aprovechaba así para evitar a los Kags que se habían arremolinado a su alrededor intentando cazarla como si la bruja fuese una pelota saltarina.
Carcajeaba a medida que daba vueltas y más vueltas elevándose en el aire. Era una pompa de jabón envuelta en el bullucio de la arena. Una pluma en el caos que se generaba bajo sus pies. Aplaudía de cuando en cuando, contenta de aquel nuevo adquirido poder y casi podía ver como Brenda enarcaba las cejas de manera poco contenta sin duda aquejandose al poco decoro que presentaba la bruja alzándose en aquellos ropajes rotos sobre los tres hombres.
Y entonces se le ocurrió.
Dió varios saltos para avanzar hasta elevarse a las gradas donde se encontraba Brenda. En un momento dado, la mujer pareció darse cuenta de la mirada loca e ida de Gaia e intentó moverse hacia otro lado, evitándola, pero sin duda era demasiado tarde.
Gaia la agarró por la cintura y antes de que pudiese hacer nada la asió y saltó alzándose de nuevo en el aire esta vez acompañada de Brenda que se agarraba con fuerza a Gaia y gritaba cada vez que un Kag estaba a punto de atraparlas.
-¡No cierres los ojos!- le decía Gaia a Brenda- ¡Disfruta de la visión mujer! Siempre te quejas de que Matt nunca te da el lugar que debería... ¡Yo ya sabía que en el mundo de Matt siempre estabas a la altura de las nubes!.
Estaba segura de que al hombre no iba a gustar que hubiese incluido a Brenda en sus juegos. Pero a Gaia parecía habersele olvidado que aquello era una competición.
-Lo que sea por hacerte reir, Brenda dijo
La mujer gritó en pánico al rozar la cabeza de uno de los Kags mientras ambas seguían flotando de aquí para allaá.
- Ya me aburrí- dijo simplemente, desenredándose del amasijo de tela y sangre que era, mientras los Kags parecían estar entretenidos con sus compañeros.
Se quedó sentada mirando como Tobias y Mefisto se movían de un lado a otro evitando a los perros del demonio mientras de cuando en cuando en un movimiento especialmente certero y acompasado de Mefisto y su baile aplaudía de manera exagerada y vitoreaba a Tobias mientras este evitaba a las criaturas que lo perseguían a él.
Luna, mi Luna.. no te duermas en los laureles. Ya sabes a que vinimos, y no estas segura entre tantas criaturas quizas deberíamos...
Pero ya era tarde. Gaia vio como Matthew arrojaba el contenido de una de sus "bombas" a sus pies y ansiosa por ver el resultado del encantamiento y empezar a bailar, se puso en pie, evitando a dos Kags que acabaron enredados en el cuerpo de los otros dos aún tumbados en el suelo.
Pero nada pasaba. Ningún baile se apoderaba de sus pies y aquello enojó a la bruja que pensó que de nuevo Owens estaba tomándole el pelo. Corrio hasta donde estaba el estafador pero antes de llegar tuvo que saltar evitando ser atropellada en la carrera de un Kag.... Y entonces paso.
¡Volaba!
Se alzaba por el cielo de la arena como un peso pluma para después caer lentamente con graciosidad y elegancia hasta un punto de la arena. Aprovechaba así para evitar a los Kags que se habían arremolinado a su alrededor intentando cazarla como si la bruja fuese una pelota saltarina.
Carcajeaba a medida que daba vueltas y más vueltas elevándose en el aire. Era una pompa de jabón envuelta en el bullucio de la arena. Una pluma en el caos que se generaba bajo sus pies. Aplaudía de cuando en cuando, contenta de aquel nuevo adquirido poder y casi podía ver como Brenda enarcaba las cejas de manera poco contenta sin duda aquejandose al poco decoro que presentaba la bruja alzándose en aquellos ropajes rotos sobre los tres hombres.
Y entonces se le ocurrió.
Dió varios saltos para avanzar hasta elevarse a las gradas donde se encontraba Brenda. En un momento dado, la mujer pareció darse cuenta de la mirada loca e ida de Gaia e intentó moverse hacia otro lado, evitándola, pero sin duda era demasiado tarde.
Gaia la agarró por la cintura y antes de que pudiese hacer nada la asió y saltó alzándose de nuevo en el aire esta vez acompañada de Brenda que se agarraba con fuerza a Gaia y gritaba cada vez que un Kag estaba a punto de atraparlas.
-¡No cierres los ojos!- le decía Gaia a Brenda- ¡Disfruta de la visión mujer! Siempre te quejas de que Matt nunca te da el lugar que debería... ¡Yo ya sabía que en el mundo de Matt siempre estabas a la altura de las nubes!.
Estaba segura de que al hombre no iba a gustar que hubiese incluido a Brenda en sus juegos. Pero a Gaia parecía habersele olvidado que aquello era una competición.
-Lo que sea por hacerte reir, Brenda dijo
La mujer gritó en pánico al rozar la cabeza de uno de los Kags mientras ambas seguían flotando de aquí para allaá.
Gaia
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
El Estafador se descostillaba de la risa, la imagen del dragón bailarín no lo había decepcionado para nada, pero sin duda Mefisto se llevaba todos los premios en cuanto a estilo. Matt estaba bastante conforme con los resultados, entre risas, compitiendo por ver quién sería el siguiente asesino del Virrey, rodeado de una manada de Kags, aunque habían derrotado a poco más de la mitad, no había mejor modo de pasar la tarde.
Dos de los monstruos corrían en círculos, intentando golpear a alguno de los participantes, pero siempre se le terminaban escapando, Tobias con su baile serpentino, el Elfo con sus giros y Gaia con sus espectaculares saltos. Así que, cansados, se dieron la vuelta y fueron a por el único que parecía quedarse quieto: Matthew.
Como ambos venían desde el mismo lado no podía utilizar el mismo truco que antes, así que el Humano activó la runa de la armadura que llevaba puesta*, ambos animales chocaron contra él como si fuera una pared y en cuanto quedaron atontados en el piso utilizó su daga para herirlos en el cuello.**
-Al final parece que terminaré haciendo la mayor parte del trabajo - Escupió sangre, pero seguía de pie. Justo entonces vio pasar a Gaia por arriba de él, dando brincos y riendo como si fuera una niña pequeña “Probablemente ya se olvidó para qué había venido” pensó Owens y sonrió.
Que agarrara a Brenda para su diversión era un efecto secundario que no había calculado, pero mientras no la lastimara debería estar todo bien. Claro que la enana no estaba tan de acuerdo con eso.
-¡Suéltame Gaia! - Gritaba mientras intentaba zafarse, pero en cuanto vio la altura a la que estaban se lo pensó mejor y se agarró fuerte a ella - ¿Cuando dije yo eso? ¡Estas loca niña! ¡Bájame en este mismo instante! -
-Jajajaja, ya deja de jugar con ella, Gaia. Es evidente que no está a la altura de las circunstancias - Matthew se reía de su propio chiste mientras Brenda le gritaba insultos desde los aires.
Los efectos de las pociones de baile solo duraban un turno, así que en cuanto notó que Mefisto iba a dejar de moverse, aprovechó uno de los últimos movimientos fluidos para tomarlo de la mano y de la cintura. De esa manera quedaban como pareja de baile, Matt le sonrió de modo gatuno.
-Parece que eres de las pocas personas que entiende mi sentido del humor, eso me agrada. Este es el momento para las entrevistas privadas - O al menos tan privada como era posible en medio de una arena de combate - ¿Cuál sería tu límite si estuvieras a mi servicio? ¿Qué cosa te negarias a hacer sin importar cuanto te lo pidiera? - En cuanto Mefisto contestó a la pregunta Owens lo dejó ir y se giró justo para agarrar a Gaía que caía en ese momento ya que el efecto de la Runa se había detenido - Hay algo que necesito que me digas, Cielo - Se acercó a su oído y susurro - ¿Con quien hablas por las noches cuando estás sola? - Cuando la joven le contestara la bajaría con cariño y le dejaría un beso en la frente antes de encarar a Pharra - Oye grandulón, sé que vienes a por el puesto de asesino ¿Pero no crees que lo tuyo es el mar? -
-------------------------------------
*Armadura Ligera de Cuero: La armadura encantada genera resistencia frente al empuje de los golpes. Esto hará que, aún frente a golpes fuertes, el portador no sea derribado ni lanzado por los aires (no cambia la resistencia al daño).
**Una daga de calidad Normal: Los ataques con esta arma son capaces de generar fácilmente agujeros en armaduras, dañando a través de ellas, aunque el ataque pierde parte de su fuerza.
Dos de los monstruos corrían en círculos, intentando golpear a alguno de los participantes, pero siempre se le terminaban escapando, Tobias con su baile serpentino, el Elfo con sus giros y Gaia con sus espectaculares saltos. Así que, cansados, se dieron la vuelta y fueron a por el único que parecía quedarse quieto: Matthew.
Como ambos venían desde el mismo lado no podía utilizar el mismo truco que antes, así que el Humano activó la runa de la armadura que llevaba puesta*, ambos animales chocaron contra él como si fuera una pared y en cuanto quedaron atontados en el piso utilizó su daga para herirlos en el cuello.**
-Al final parece que terminaré haciendo la mayor parte del trabajo - Escupió sangre, pero seguía de pie. Justo entonces vio pasar a Gaia por arriba de él, dando brincos y riendo como si fuera una niña pequeña “Probablemente ya se olvidó para qué había venido” pensó Owens y sonrió.
Que agarrara a Brenda para su diversión era un efecto secundario que no había calculado, pero mientras no la lastimara debería estar todo bien. Claro que la enana no estaba tan de acuerdo con eso.
-¡Suéltame Gaia! - Gritaba mientras intentaba zafarse, pero en cuanto vio la altura a la que estaban se lo pensó mejor y se agarró fuerte a ella - ¿Cuando dije yo eso? ¡Estas loca niña! ¡Bájame en este mismo instante! -
-Jajajaja, ya deja de jugar con ella, Gaia. Es evidente que no está a la altura de las circunstancias - Matthew se reía de su propio chiste mientras Brenda le gritaba insultos desde los aires.
Los efectos de las pociones de baile solo duraban un turno, así que en cuanto notó que Mefisto iba a dejar de moverse, aprovechó uno de los últimos movimientos fluidos para tomarlo de la mano y de la cintura. De esa manera quedaban como pareja de baile, Matt le sonrió de modo gatuno.
-Parece que eres de las pocas personas que entiende mi sentido del humor, eso me agrada. Este es el momento para las entrevistas privadas - O al menos tan privada como era posible en medio de una arena de combate - ¿Cuál sería tu límite si estuvieras a mi servicio? ¿Qué cosa te negarias a hacer sin importar cuanto te lo pidiera? - En cuanto Mefisto contestó a la pregunta Owens lo dejó ir y se giró justo para agarrar a Gaía que caía en ese momento ya que el efecto de la Runa se había detenido - Hay algo que necesito que me digas, Cielo - Se acercó a su oído y susurro - ¿Con quien hablas por las noches cuando estás sola? - Cuando la joven le contestara la bajaría con cariño y le dejaría un beso en la frente antes de encarar a Pharra - Oye grandulón, sé que vienes a por el puesto de asesino ¿Pero no crees que lo tuyo es el mar? -
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*Armadura Ligera de Cuero: La armadura encantada genera resistencia frente al empuje de los golpes. Esto hará que, aún frente a golpes fuertes, el portador no sea derribado ni lanzado por los aires (no cambia la resistencia al daño).
**Una daga de calidad Normal: Los ataques con esta arma son capaces de generar fácilmente agujeros en armaduras, dañando a través de ellas, aunque el ataque pierde parte de su fuerza.
Matthew Owens
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
La matanza de los Kag's podrían llamar así el día. Tobias era partidario de los días imprevistos, así que no estaba para decepcionado de esto. Acabar con el Kag gigante fue una pequeña dificultad, luego moviéndose a acabar con algunos de los que quedaban, se dio cuenta de que no era el único que había peleado. A pesar de que el efecto de la poción de baile había acabado, Tobias seguía serpenteando, se dio cuenta de que moviéndose así, era más rápido.
El pirata era más del mar, pero estaba dominando esta facultad con facilidad, casi con naturalidad... Con destreza logró alcanzar a uno de los Kag's sin que este tomará defensas, diezmando su carne y dejándolo incapacitado sangrando. El frenesí que se había desatado sería difícil de detener, algunos dicen que Tobias es un pirata que se transforma en dragón, otros más sensatos dirían lo inverso.
Tomó a otro Kag y con su cuerpo serpentino lo ahorcó. Al siguente, luego de dispararle un chorro de agua lo embistió con su cola. Al no ver otro Kag cerca, supuso que no quedaba ninguno, había sido una pelea algo cansada, así que decidió volver a su forma humana, quedando totalmente desnudo, algo que pasaba normalmente cuando se transformaba, pronto se acercó Matt, luego de hablar con Gaia.
Atender la pregunta del Virrey no fue más que decepcionante. — Oh, Matt... ¿Aún no has entendido nada? — Soltó un suspiro de desaprobación. — Justamente por eso soy necesario como su aliado. El mar es un lugar peligroso e indómito, pero si logra tener aunque sea un poco de poder en él. Ya tiene una ciudad, es momento que piense más grande Virrey.
El pirata era más del mar, pero estaba dominando esta facultad con facilidad, casi con naturalidad... Con destreza logró alcanzar a uno de los Kag's sin que este tomará defensas, diezmando su carne y dejándolo incapacitado sangrando. El frenesí que se había desatado sería difícil de detener, algunos dicen que Tobias es un pirata que se transforma en dragón, otros más sensatos dirían lo inverso.
Tomó a otro Kag y con su cuerpo serpentino lo ahorcó. Al siguente, luego de dispararle un chorro de agua lo embistió con su cola. Al no ver otro Kag cerca, supuso que no quedaba ninguno, había sido una pelea algo cansada, así que decidió volver a su forma humana, quedando totalmente desnudo, algo que pasaba normalmente cuando se transformaba, pronto se acercó Matt, luego de hablar con Gaia.
Atender la pregunta del Virrey no fue más que decepcionante. — Oh, Matt... ¿Aún no has entendido nada? — Soltó un suspiro de desaprobación. — Justamente por eso soy necesario como su aliado. El mar es un lugar peligroso e indómito, pero si logra tener aunque sea un poco de poder en él. Ya tiene una ciudad, es momento que piense más grande Virrey.
Tobias Pharra
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Seguí bailando.
Entre las acrobacias pude distinguir, de pasada, a una Gaia que flotaba por el aire, como las lámparas de papel de cierto festival, si dicha celebración se hiciera en aguas infestadas de cocodrilos. Me detuve un instante, intentado dar juicio crítico al contraste artístico entre las expresiones de la bruja y la enana. Si pudiera inmortalizar esa escena, estoy seguro de que se vendería muy bien.
Aunque temo que el título de la obra aún se me escapa. El significado, ni siquiera lo empecé a buscar. El arte está en el ojo del que lo ve, y todo eso.
Y en ese momento de "paz" en que me di el gusto de flexionar mis músculos críticos, me di cuenta de dos cosas. Primero, que los perros ya no intentaban atacarme, sino que gruñían con recelo desde cierta distancia. La actitud de un perro que quiere ahuyentar, no matar. Se habían rendido.
La segunda cosa la entendí al no tener que esquivar los mordiscos. El impulso mágico que me hacía bailar se debilitaba. Y ya era hora, porque si bien una vida de piruetas me ha dado un físico resistente, nadie puede bailar eternamente. Me aterraba la idea de que el efecto fuese permanente.
Cuando iba a detenerme es que Matthew volvió a actuar, aprovechando mi momento de distracción. De un momento a otro pasé de bailar solo a tener pareja, y si bien ya no sentía la necesidad de bailar, le concedí esa victoria. Respondí a su sonrisa levantando una ceja, mi expresión no de incredulidad, sino de juguetona sorpresa, cual cortejo de nobleza, y no ofrecí resistencia.
Al escuchar sus palabras de ligero interés, imité su sonrisa. Matthew Owens, Virrey de Ciudad Lagarto, era alguien peligroso como individuo, y su puesto de importancia era el veneno en una daga. La cereza del pastel. El colmo del colmillo, o como quieran llamarlo.
—Continúa. —le insté, mi voz suave, como un negociante cuya atención ha sido picada.
Al escuchar su pregunta mi sonrisa se hizo aquella del encantado por la inocencia de la nueva generación, como el profesor apasionado que oye una pregunta tonta, pero pura. Quité mi mano de su hombro, y limpié restos de sangre que se asomaban de su boca, de su pelea con los perros.
—Sólo las herramientas, los esclavos y los empleados prestan servicio. —con un uso preciso de mi peso, algo de esfuerzo en los brazos y el movimiento contínuo, empecé a guiar el baile— Y no me veo cara de martillo, ni cadenas en las piernas ni aeros en el bolsillo. Te ofrezco colaboración, Matthew. —mi sonrisa viperina, pero suave, delataba mi estado mental— Y no importa cuántas veces uno pide las cosas. Importa el cómo. —con diestro giro lo solté, aún al ritmo de la canción muda que compartíamos, y di aquella pieza por finalizada.
Bailar con fuego es lo que hacía hasta entonces, y bailar con fuego es lo que haría después. Aunque diferencia crucial, es que el fuego no oye a razones, ni verdades ni mentiras. Pero la más importante... El fuego no sangra.
Entre las acrobacias pude distinguir, de pasada, a una Gaia que flotaba por el aire, como las lámparas de papel de cierto festival, si dicha celebración se hiciera en aguas infestadas de cocodrilos. Me detuve un instante, intentado dar juicio crítico al contraste artístico entre las expresiones de la bruja y la enana. Si pudiera inmortalizar esa escena, estoy seguro de que se vendería muy bien.
Aunque temo que el título de la obra aún se me escapa. El significado, ni siquiera lo empecé a buscar. El arte está en el ojo del que lo ve, y todo eso.
Y en ese momento de "paz" en que me di el gusto de flexionar mis músculos críticos, me di cuenta de dos cosas. Primero, que los perros ya no intentaban atacarme, sino que gruñían con recelo desde cierta distancia. La actitud de un perro que quiere ahuyentar, no matar. Se habían rendido.
La segunda cosa la entendí al no tener que esquivar los mordiscos. El impulso mágico que me hacía bailar se debilitaba. Y ya era hora, porque si bien una vida de piruetas me ha dado un físico resistente, nadie puede bailar eternamente. Me aterraba la idea de que el efecto fuese permanente.
Cuando iba a detenerme es que Matthew volvió a actuar, aprovechando mi momento de distracción. De un momento a otro pasé de bailar solo a tener pareja, y si bien ya no sentía la necesidad de bailar, le concedí esa victoria. Respondí a su sonrisa levantando una ceja, mi expresión no de incredulidad, sino de juguetona sorpresa, cual cortejo de nobleza, y no ofrecí resistencia.
Al escuchar sus palabras de ligero interés, imité su sonrisa. Matthew Owens, Virrey de Ciudad Lagarto, era alguien peligroso como individuo, y su puesto de importancia era el veneno en una daga. La cereza del pastel. El colmo del colmillo, o como quieran llamarlo.
—Continúa. —le insté, mi voz suave, como un negociante cuya atención ha sido picada.
Al escuchar su pregunta mi sonrisa se hizo aquella del encantado por la inocencia de la nueva generación, como el profesor apasionado que oye una pregunta tonta, pero pura. Quité mi mano de su hombro, y limpié restos de sangre que se asomaban de su boca, de su pelea con los perros.
—Sólo las herramientas, los esclavos y los empleados prestan servicio. —con un uso preciso de mi peso, algo de esfuerzo en los brazos y el movimiento contínuo, empecé a guiar el baile— Y no me veo cara de martillo, ni cadenas en las piernas ni aeros en el bolsillo. Te ofrezco colaboración, Matthew. —mi sonrisa viperina, pero suave, delataba mi estado mental— Y no importa cuántas veces uno pide las cosas. Importa el cómo. —con diestro giro lo solté, aún al ritmo de la canción muda que compartíamos, y di aquella pieza por finalizada.
Bailar con fuego es lo que hacía hasta entonces, y bailar con fuego es lo que haría después. Aunque diferencia crucial, es que el fuego no oye a razones, ni verdades ni mentiras. Pero la más importante... El fuego no sangra.
Mefisto
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
A Gaia no le gustaba el mar. Le recordaba al arrullo de las olas en las noches de lluvia intensa, al olor a ron de la respiración de los piratas y a los trueques a cambio de ratones a medio comer por eso la conversación entre Tobias y Matt le resultó demasiado molesta como para seguirla, y se desquitó haciendo lo que mejor sabía: Inventar el pasado y futuro de aquellos hombres según sus zapatos.
Estate atenta, Luna. Cualquier cosa que puedan decir los demas postulantes pueden darte una pista acerca de que podría ser aquello que marcase la diferenc...- Luna se dio por vencido mientras vio como en la mente de la bruja, Brenda seguía riendo a medida que daba más y más vueltas en el aire.
-Mefisto tiene zapatos de pobre con ideas de rico- dijo la chica agarrándose a Brenda aún en el aire como si aquello tuviese un sentido preciso y exacto- Tiene las suelas gastadas, ¿lo ves?- señaló un poco encuadrando los pies del elfo que bailaban con Matt- Pero los zapatos son los suficientemente vistosos y están lo suficientemente encerados como para parecer que tienen menos de dos otoños.- dijo Seria-No me sorprendería encontrar remiendos en su interior. No... pobre hombre. Recuerdame que le diga con prontitud que ir sin zapatos es mucho más cómodo.
Oh Luna.. mi dulce e ingenua Luna... escuchas lo que dice tu señor? Ya te dije que debíamos ser cuidadosas, Luna mi Luna.. si alguien se entera. Si alguien sospecha siquiera dónde estoy, Dónde estamos ambas. Luna...debemos alejarnos de ciudad lagarto. Crees que Owens va a quererte una vez que sepa que estas loca? Recuerdas los niños de la fuente Luna mi Luna..? Y los adultos y sus nombres. El frío de tu ropa mojada... el tiempo que tardamos en aprender a respirar después de aquello. Luna... mi dulce dulce Luna. Te exijo que mientas. Matt Owens se cree muy listo... pero nosotras somos dos. O... una y media.Mi dulce Luna.
-A veces con... la Luna.- rió como si hubiese soltado un chiste que tan solo ella comprendía, a carcajadas-¿Con quién voy a hablar? - dijo Gaia llevándose la mano a los labios como reteniendo una sonrisa que oculta un secreto- Con cualquiera que tenga el suficiente tiempo como para escucharme. - se agarró del brazo del hombre hasta ponerse en suelo firme mientras recibía un leve beso en la mejilla-Y ahora que lo dices me alegra que al fin te hayas dignado a responderme. Todas esas conversaciones solas se hacen algo cansinas. Yo siempre supe que me escuchabas, pero pensé que necesitabas tiempo para pensar tus respuestas- le arregló el cabello distraída- o que no te creías a la altura de mi nivel de conversación. Reconozco que a veces soy taaaan inteligente que me sorprendo a mi misma- sonrió tirándole ahora de las orejas a Owens y se alejó un poco de él, cantando en voz alta:
Tiene Lady lackless siete cosas guardadas bajo su negro vestidooooo"- cantaba
Demasiado cerca Luna mi dulce Luna... será mejor que seamos cautas a partir de ahora.
Gaia miró sus pies descalzos y luego posó su mirada sobre los de Matt. Impolutos, brillantes y con la suela de quien apenas ha andado en circulos sobre si mismo.[/color]
Estate atenta, Luna. Cualquier cosa que puedan decir los demas postulantes pueden darte una pista acerca de que podría ser aquello que marcase la diferenc...- Luna se dio por vencido mientras vio como en la mente de la bruja, Brenda seguía riendo a medida que daba más y más vueltas en el aire.
-Mefisto tiene zapatos de pobre con ideas de rico- dijo la chica agarrándose a Brenda aún en el aire como si aquello tuviese un sentido preciso y exacto- Tiene las suelas gastadas, ¿lo ves?- señaló un poco encuadrando los pies del elfo que bailaban con Matt- Pero los zapatos son los suficientemente vistosos y están lo suficientemente encerados como para parecer que tienen menos de dos otoños.- dijo Seria-No me sorprendería encontrar remiendos en su interior. No... pobre hombre. Recuerdame que le diga con prontitud que ir sin zapatos es mucho más cómodo.
Oh Luna.. mi dulce e ingenua Luna... escuchas lo que dice tu señor? Ya te dije que debíamos ser cuidadosas, Luna mi Luna.. si alguien se entera. Si alguien sospecha siquiera dónde estoy, Dónde estamos ambas. Luna...debemos alejarnos de ciudad lagarto. Crees que Owens va a quererte una vez que sepa que estas loca? Recuerdas los niños de la fuente Luna mi Luna..? Y los adultos y sus nombres. El frío de tu ropa mojada... el tiempo que tardamos en aprender a respirar después de aquello. Luna... mi dulce dulce Luna. Te exijo que mientas. Matt Owens se cree muy listo... pero nosotras somos dos. O... una y media.Mi dulce Luna.
-A veces con... la Luna.- rió como si hubiese soltado un chiste que tan solo ella comprendía, a carcajadas-¿Con quién voy a hablar? - dijo Gaia llevándose la mano a los labios como reteniendo una sonrisa que oculta un secreto- Con cualquiera que tenga el suficiente tiempo como para escucharme. - se agarró del brazo del hombre hasta ponerse en suelo firme mientras recibía un leve beso en la mejilla-Y ahora que lo dices me alegra que al fin te hayas dignado a responderme. Todas esas conversaciones solas se hacen algo cansinas. Yo siempre supe que me escuchabas, pero pensé que necesitabas tiempo para pensar tus respuestas- le arregló el cabello distraída- o que no te creías a la altura de mi nivel de conversación. Reconozco que a veces soy taaaan inteligente que me sorprendo a mi misma- sonrió tirándole ahora de las orejas a Owens y se alejó un poco de él, cantando en voz alta:
Tiene Lady lackless siete cosas guardadas bajo su negro vestidooooo"- cantaba
Demasiado cerca Luna mi dulce Luna... será mejor que seamos cautas a partir de ahora.
Gaia miró sus pies descalzos y luego posó su mirada sobre los de Matt. Impolutos, brillantes y con la suela de quien apenas ha andado en circulos sobre si mismo.[/color]
Gaia
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Re: Postulantes aquí [Libre] [4/4] [Cerrado]
Branda estaba sumamente ofendida con toda la situación, parecía que nadie la respetaba en ese lugar, ni Matthew que hacía lo que se le antojaba, ni los dos hombres que ignoraban por completo el protocolo de una entrevista de trabajo, ni mucho menos Gaia que la había llevado de paseo por los aires. Se encontraba en ese momento intentando acomodar su ropa y conservar así la poca dignidad que le quedaba.
-Brenda Cariño, hazme el favor de anotar sus respuestas ¿Sí? - Dijo Matt en cuanto Pharra comenzó a hablar.
-¿Para qué exactamente? -
-Podría servirme en el futuro - Se encogió de hombros, ambos sabían que era una tarea inútil, pero sí el Virrey lo pedía, tenía que hacerse.
-Eres insoportable -
Primero fue Pharra.
La respuesta del dragón era la adecuada, Owens lo escuchó y asintió, claramente podía ver las ventajas en extender sus dominios al mar, aunque la ciudad no tenía ningún río que los comunicara con los océanos. Pero haciendo un tratado con alguno de los sitios que sí tenían puerto, podría tener su propia flota, y entonces la ayuda de Pharra les vendría muy bien.
Lo de Mefisto.... Era mucho más interesante.
Se estaba negando a darle lo que le pedía, pero a la vez le ofrecía otra cosa que supuestamente podría resultarle interesante. “Supuestamente” pensó Matt mientras correspondía a los gestos del elfo “Pero nunca es tan sencillo”, porque hacer las cosas de forma lineal y lógica no era algo que Matthew Owens haría.
Gaia siempre daba la nota.
Su respuesta tenía casi tan poco sentido como el total de sus acciones, es decir, muchas veces había notado que miraba en dirección a sus pies y se ponía a hablar, Matt no sabía sí era en concreto a los pies o si veía algo más. Así que el hecho de que dijera con tanta naturalidad que hablaba con la luna en verdad no era tan extraño.
-Bien, creo que he oído suficiente. En verdad les agradezco a los tres el que hayan sido tan pacientes y se tomaran en serio todas las ridículas pruebas que les fui planteando - Sonreía con amabilidad, aunque acababa de admitir lo que ya todos sabían, que había sido una tarde perdida en puras tonterías - Ahora bien, el proceso de selección es muy complejo y tengo que meditarlo con mucho cuidado ya que el futuro de...-
-Dilo de una maldita vez, Matthew Owens. O te juro que te arrepentirás por haberme hecho desperdiciar tantas horas de mi valioso tiempo -
-Aish, bueno, bueno - Juntó las manos y simplemente dijo - Ninguno - Sonrió ampliamente - Pero hay un premio consuelo, para que no sientan que los hice venir aquí para nada - Chasqueó los dedos y varios guerreros comenzaron a entrar por las puertas de la arena, algunos se encargaban de sacar a los últimos kags, pero otros se acercaban a donde estaba Matt - Bien, quiero que dos de ustedes escolten al Señor Pharra a donde tengo mi barco, te veré allí más tarde para que ultimemos detalles - Le guiñó un ojo al dragón y rió - En cuanto a ti, mi sexy y misterioso elfo, fue un ofrecimiento muy amable el que me hiciste y como me lo ofreces no lo quiero. En lugar de eso, tomaré lo que no me das: Desde este mismo momento puedes considerarte mi prisionero -
Varios matones fueron hacia Mefisto para sostenerlo. Matthew seguía muy despreocupado, miró a Gaia y le ofreció un brazo para que se agarrara.
-A ti quería pedirte que me acompañes, pero como bien escuchaste, es un pedido, no una orden ¿Serías tan amable de venir conmigo? Creo que podemos encontrar una actividad más útil para tus excelentes ilusiones -
-Brenda Cariño, hazme el favor de anotar sus respuestas ¿Sí? - Dijo Matt en cuanto Pharra comenzó a hablar.
-¿Para qué exactamente? -
-Podría servirme en el futuro - Se encogió de hombros, ambos sabían que era una tarea inútil, pero sí el Virrey lo pedía, tenía que hacerse.
-Eres insoportable -
Primero fue Pharra.
La respuesta del dragón era la adecuada, Owens lo escuchó y asintió, claramente podía ver las ventajas en extender sus dominios al mar, aunque la ciudad no tenía ningún río que los comunicara con los océanos. Pero haciendo un tratado con alguno de los sitios que sí tenían puerto, podría tener su propia flota, y entonces la ayuda de Pharra les vendría muy bien.
Lo de Mefisto.... Era mucho más interesante.
Se estaba negando a darle lo que le pedía, pero a la vez le ofrecía otra cosa que supuestamente podría resultarle interesante. “Supuestamente” pensó Matt mientras correspondía a los gestos del elfo “Pero nunca es tan sencillo”, porque hacer las cosas de forma lineal y lógica no era algo que Matthew Owens haría.
Gaia siempre daba la nota.
Su respuesta tenía casi tan poco sentido como el total de sus acciones, es decir, muchas veces había notado que miraba en dirección a sus pies y se ponía a hablar, Matt no sabía sí era en concreto a los pies o si veía algo más. Así que el hecho de que dijera con tanta naturalidad que hablaba con la luna en verdad no era tan extraño.
-Bien, creo que he oído suficiente. En verdad les agradezco a los tres el que hayan sido tan pacientes y se tomaran en serio todas las ridículas pruebas que les fui planteando - Sonreía con amabilidad, aunque acababa de admitir lo que ya todos sabían, que había sido una tarde perdida en puras tonterías - Ahora bien, el proceso de selección es muy complejo y tengo que meditarlo con mucho cuidado ya que el futuro de...-
-Dilo de una maldita vez, Matthew Owens. O te juro que te arrepentirás por haberme hecho desperdiciar tantas horas de mi valioso tiempo -
-Aish, bueno, bueno - Juntó las manos y simplemente dijo - Ninguno - Sonrió ampliamente - Pero hay un premio consuelo, para que no sientan que los hice venir aquí para nada - Chasqueó los dedos y varios guerreros comenzaron a entrar por las puertas de la arena, algunos se encargaban de sacar a los últimos kags, pero otros se acercaban a donde estaba Matt - Bien, quiero que dos de ustedes escolten al Señor Pharra a donde tengo mi barco, te veré allí más tarde para que ultimemos detalles - Le guiñó un ojo al dragón y rió - En cuanto a ti, mi sexy y misterioso elfo, fue un ofrecimiento muy amable el que me hiciste y como me lo ofreces no lo quiero. En lugar de eso, tomaré lo que no me das: Desde este mismo momento puedes considerarte mi prisionero -
Varios matones fueron hacia Mefisto para sostenerlo. Matthew seguía muy despreocupado, miró a Gaia y le ofreció un brazo para que se agarrara.
-A ti quería pedirte que me acompañes, pero como bien escuchaste, es un pedido, no una orden ¿Serías tan amable de venir conmigo? Creo que podemos encontrar una actividad más útil para tus excelentes ilusiones -
Matthew Owens
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