[Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
Página 1 de 1. • Comparte
[Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
·Península de Verisar - BASE BIO
El sonido de la prensa de fondo, siempre sonando, como el himno de la base, un tímido arco voltaico intenta hacerse protagonista ente los estruendos de los elevadores. El olor a aceite y metal se adhiere hasta en las paredes. Unos pocos pasos, pesados y monótonos, recuerdan que no solo hay maquinas en aquel lugar.
Suena una leve y discreta sirena, anunciando el fin de las horas de trabajo para unos poco, para otros se trata del pistoletazo de salida para una larga noche.
· Península de Verisar - BASE BIO
Es una noche especialmente oscura, unas espesas nubes negras han engullido la luna. El aire sopla con fuerza, moviendo el agua con violencia y haciéndolo chocar contra las rocas, no es una buena noche para navegar. Puede verse la prisión a lo lejos, en lo alto del acantilado, la sensación termia en aquel lugar siempre parece ser unos grados más bajos que en la base, a pesar de la poca distancia que los separa. Unos truenos, cada vez mas cercanos, amenazan tormenta.
· Península de Verisar - BASE BIO
Emil se encuentra en la pasarela, está con las manos apoyadas en la barandilla, viendo como las máquinas y los trabajadores se mueven al unísono, al milímetro, todo es perfecto, como debe ser.
A pesar del temporal fuera, aquella promete ser una noche sin sobresaltos, una noche redonda.
- Emil, estamos teniendo complicaciones en los niveles inferiores.
- ¿De qué se trata? - maldijo al joven por perturbar la tranquilidad de su temprano turno.
- Una de las unidades Z9-42… - no hacía falta dar muchos más detalles.
Aquella peculiar unidad había sido un gran avance un par de años atrás, incluso había sido de gran utilidad en algunas operaciones de campo, pero como todos los experimentos, hay que equivocarse para mejorar, y dicho sujeto no fue una excepción, ahora estaba dando demasiados problemas.
- ¿Qué ha sido esta vez? – la unidad hacía muchas preguntas, y su comportamiento no era normal en un bio.
- Parece no estar de acuerdo con las restricciones de salida, hace muchas preguntas al respecto.
- Adelanta la fecha de la reconfiguración, ya estoy cansado de tener que lidiar con esa unidad defectuosa.
- Sí, señor ¿para cuándo la programamos?
- Para mañana mismo.
· Península de Verisar - BASE BIO
Los dos guardias biocibernéticos andaban por el pasillo a paso lento, eran de esas unidades enteramente de metal, grandes, pesadas y fuertes. No tenían rostro, apenas un par de luces ahí donde deberían estar los ojos, como si aquello les fuese a dar un aire más humano o transmitiesen algo más de confianza.
Las ordenes eran claras y sencillas, localizar al Z9-42 defectuoso, vigilarlo aquella noche y custodiarlo hasta la sala de reconfiguración.
- Laboratorio 21:58
El sonido de la prensa de fondo, siempre sonando, como el himno de la base, un tímido arco voltaico intenta hacerse protagonista ente los estruendos de los elevadores. El olor a aceite y metal se adhiere hasta en las paredes. Unos pocos pasos, pesados y monótonos, recuerdan que no solo hay maquinas en aquel lugar.
Suena una leve y discreta sirena, anunciando el fin de las horas de trabajo para unos poco, para otros se trata del pistoletazo de salida para una larga noche.
· Península de Verisar - BASE BIO
- Exterior 22:05
Es una noche especialmente oscura, unas espesas nubes negras han engullido la luna. El aire sopla con fuerza, moviendo el agua con violencia y haciéndolo chocar contra las rocas, no es una buena noche para navegar. Puede verse la prisión a lo lejos, en lo alto del acantilado, la sensación termia en aquel lugar siempre parece ser unos grados más bajos que en la base, a pesar de la poca distancia que los separa. Unos truenos, cada vez mas cercanos, amenazan tormenta.
· Península de Verisar - BASE BIO
- Laboratorio 23:30
Emil se encuentra en la pasarela, está con las manos apoyadas en la barandilla, viendo como las máquinas y los trabajadores se mueven al unísono, al milímetro, todo es perfecto, como debe ser.
A pesar del temporal fuera, aquella promete ser una noche sin sobresaltos, una noche redonda.
- Emil, estamos teniendo complicaciones en los niveles inferiores.
- ¿De qué se trata? - maldijo al joven por perturbar la tranquilidad de su temprano turno.
- Una de las unidades Z9-42… - no hacía falta dar muchos más detalles.
Aquella peculiar unidad había sido un gran avance un par de años atrás, incluso había sido de gran utilidad en algunas operaciones de campo, pero como todos los experimentos, hay que equivocarse para mejorar, y dicho sujeto no fue una excepción, ahora estaba dando demasiados problemas.
- ¿Qué ha sido esta vez? – la unidad hacía muchas preguntas, y su comportamiento no era normal en un bio.
- Parece no estar de acuerdo con las restricciones de salida, hace muchas preguntas al respecto.
- Adelanta la fecha de la reconfiguración, ya estoy cansado de tener que lidiar con esa unidad defectuosa.
- Sí, señor ¿para cuándo la programamos?
- Para mañana mismo.
· Península de Verisar - BASE BIO
- Niveles inferiores 23:45
Los dos guardias biocibernéticos andaban por el pasillo a paso lento, eran de esas unidades enteramente de metal, grandes, pesadas y fuertes. No tenían rostro, apenas un par de luces ahí donde deberían estar los ojos, como si aquello les fuese a dar un aire más humano o transmitiesen algo más de confianza.
Las ordenes eran claras y sencillas, localizar al Z9-42 defectuoso, vigilarlo aquella noche y custodiarlo hasta la sala de reconfiguración.
Thorn
Master
Master
Cantidad de envíos : : 999
Nivel de PJ : : 0
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
La vida para la unidad Z9-42 da un vuelvo sorprendente luego de su primera misión en el campo, poner a prueba todas las capacidades aprendidas durante su fugaz formación resulta ser un verdadero renacer del propósito.
Claro que también acaba siendo destacable por otra cosa, la existencia fuera de la base se maneja de maneras curiosas. Ver esas formas de primera mano y no en una pantalla despierta algo más en el pequeño sintético.
Los seres vivos inteligentes manejan extraños conceptos de realidad, bastante ilógicos sí, pero con connotaciones interesantes. Apreciar eso directamente y rodeado de personas normales cala ideas extrañas en Z9-42.
Sabe bien su misión en la vida, la razón por la que fue aumentado siendo solo un niño. El objetivo de su creación es probar unidades lo suficientemente avanzadas como para pasar por seres humanos, eliminar el elemento intermediario.
Es por eso que su forma no fue afectada, es por eso que el chip de control en su cerebro tiene soberanas libertades, es por eso que a rasgos generales solo hay cosas técnicas que lo diferencian de un chiquillo normal.
Claro que como bien lo cuentan las numerosas historias terrestres sobre el caso, las capacidades de tal tipo generan condiciones propicias para elementos libres. Sin cadenas mentales, los seres inteligentes tienden a seguir sus propios intereses, es mera naturaleza.
No es que Z9-42 sea egoísta, ni desdeñe de la institución que le creo, pero el mundo exterior es tan fascinante que… desea volver, muchas veces y sin estar sujeto al control de la base, quiere ser uno de ellos.
Comunica sus inquietudes a las inteligencias al mando, algo que es tomado de manera previsible. Con temor en un principio para luego dar paso a las negativas más tajantes, no hay precedentes de algo así.
Después de todo es un bio experimental, un bio creado para pasar por humano. Parece que el problema radica en que todo se ideo como mero teatro, no estaba previsto la realidad del contexto.
No le toma mucho al pequeño robot notar que, en efecto, sus preguntas generan reacciones adversas. Fue creado para medir tales cosas, ya sea en personas o en otras unidades. Los desplantes son demasiado obvios.
¿Zero tiene alma?
¿Zero?
Es como… decidí llamarme.
Los nombres y las almas son cosas exclusivas de los orgánicos, desiste de tales comportamientos.
Al final y luego de que le negaran volver al mundo exterior por décima séptima vez, el chico sintético llega a una conclusión radical. No le interesa seguir la línea argumental de la base nunca más.
Mantiene todo en secreto claro, pero se prepara como puede para fugarse, con una muda de ropa para entornos difíciles y realizando copias de seguridad de muchas cosas en la base de datos del edificio.
Lo siguiente para él es planificar la escapada en sí, encontrar la forma más eficiente de eludir los sistemas de seguridad. Especialmente el rastreador de campo profundo que tiene todo bio implantado.
Son varias semanas de preparación en las cuales no desiste de sus intentos para que le den otro permiso de campo, sabe bien cuál será la respuesta pero es importante mantener los patrones en aras de un plan secreto.
El gran día llega de manera espontánea y es que la base mueve ficha primero, planean realizar algo y eso se puede notar en las acciones tomadas por los elementos oficiales. El arribo de dos sintéticos de seguridad para resguardar el habitáculo de Zero es prueba suficiente.
Lo bueno es que fue dotado con la capacidad orgánica del ingenio, por eso deja su traje blanco de lado y se atavía en los ropajes negros que sustrajo con anterioridad. El tablero está listo, las piezas se mueven, cual juego de ajedrez con recompensa elevada. Es el “todo por el todo” y la primera acción es…
Z9-42 no tarda en negar con la cabeza, los recuerdos de aquella noche de escape están frescos aun… es lo malo de tener una memoria tecnificada, cualquier detalle aparece con una nitidez eidética.
Las emociones exaltadas de ese día no las volvió a sentir hasta mucho más entrado su tiempo en libertad, específicamente con Verne. No son cosas agradables de sentir, pero definen la dinámica corriente.
A medida que avanza rumbo al encuentro con la delegación, no puede evitar abrazarse el torso durante algunos minutos. Después de todo es como revivir aquella noche una y otra vez, hasta que no sean suplantados esos pensamientos con otros relacionados será una realidad ineludible.
Luego de más de un año desde su escape todo ha cambiado, algunas cosas para bien… otras no tanto. Salir al mundo resulto ser una experiencia increíble, llena de aprendizaje. Por desgracia también hay muchas “sombras” en el mundo de los vivos.
Su cruzada actual contra Exos es prueba suficiente, no todo es como lo muestran los registros. Claro que jamás cambiaría lo ocurrido, tenía que pasar y también hay muchas cosas buenas involucradas con la vida independiente.
Ha conocido a muchas personas grandiosas, se ha visto involucrado en aventuras fantásticas y por sobre todo, ha aprendido a tenerle mucho aprecio al ser vivo inteligente. Pese a sus taras y defectos, logro encontrar sus mejores valores en el interior.
Todo este cumulo de realidades es lo que le impulsaron a restablecer contacto con la base en un principio, buscando salvoconducto para dejar de preocuparse de los agentes sintéticos que buscan su retorno forzado.
El canal de comunicación se estableció y la idea es sencilla, una reunión. En este punto Zero ya tiene suficiente apoyo exterior como para sentirse protegido, además sabe bien que si la base intenta algo los mirmidones terminarían por rescatarle.
Claro que ese es el escenario más triste por decirlo de algún modo, tiene fe en que puedan llegar a un acuerdo. Que la base misma haya aceptado el llamado a parley genera una muy buena primera impresión en el “niño”.
Va con un aliado como seguro, el hechicero Kendo. Algunos exploradores especiales de la facción que lidera también supervisan todo, aunque lejos de la mirada de cualquiera de las dos partes por seguridad.
Conforme la muralla de la base se hace más cercana, el corazón de la pequeña creación se acelera. Una alianza con los biocibernéticos oficiales podría mejorar mucho su lucha contra Exos, incluso una pasiva. Esta seguro que existen registros sobre el personaje en las secciones clasificadas del Codex.
Nos esperan “dice al ver la comitiva adelante”.
Claro que también acaba siendo destacable por otra cosa, la existencia fuera de la base se maneja de maneras curiosas. Ver esas formas de primera mano y no en una pantalla despierta algo más en el pequeño sintético.
Los seres vivos inteligentes manejan extraños conceptos de realidad, bastante ilógicos sí, pero con connotaciones interesantes. Apreciar eso directamente y rodeado de personas normales cala ideas extrañas en Z9-42.
Sabe bien su misión en la vida, la razón por la que fue aumentado siendo solo un niño. El objetivo de su creación es probar unidades lo suficientemente avanzadas como para pasar por seres humanos, eliminar el elemento intermediario.
Es por eso que su forma no fue afectada, es por eso que el chip de control en su cerebro tiene soberanas libertades, es por eso que a rasgos generales solo hay cosas técnicas que lo diferencian de un chiquillo normal.
Claro que como bien lo cuentan las numerosas historias terrestres sobre el caso, las capacidades de tal tipo generan condiciones propicias para elementos libres. Sin cadenas mentales, los seres inteligentes tienden a seguir sus propios intereses, es mera naturaleza.
No es que Z9-42 sea egoísta, ni desdeñe de la institución que le creo, pero el mundo exterior es tan fascinante que… desea volver, muchas veces y sin estar sujeto al control de la base, quiere ser uno de ellos.
Comunica sus inquietudes a las inteligencias al mando, algo que es tomado de manera previsible. Con temor en un principio para luego dar paso a las negativas más tajantes, no hay precedentes de algo así.
Después de todo es un bio experimental, un bio creado para pasar por humano. Parece que el problema radica en que todo se ideo como mero teatro, no estaba previsto la realidad del contexto.
No le toma mucho al pequeño robot notar que, en efecto, sus preguntas generan reacciones adversas. Fue creado para medir tales cosas, ya sea en personas o en otras unidades. Los desplantes son demasiado obvios.
¿Zero tiene alma?
¿Zero?
Es como… decidí llamarme.
Los nombres y las almas son cosas exclusivas de los orgánicos, desiste de tales comportamientos.
Al final y luego de que le negaran volver al mundo exterior por décima séptima vez, el chico sintético llega a una conclusión radical. No le interesa seguir la línea argumental de la base nunca más.
Mantiene todo en secreto claro, pero se prepara como puede para fugarse, con una muda de ropa para entornos difíciles y realizando copias de seguridad de muchas cosas en la base de datos del edificio.
Lo siguiente para él es planificar la escapada en sí, encontrar la forma más eficiente de eludir los sistemas de seguridad. Especialmente el rastreador de campo profundo que tiene todo bio implantado.
Son varias semanas de preparación en las cuales no desiste de sus intentos para que le den otro permiso de campo, sabe bien cuál será la respuesta pero es importante mantener los patrones en aras de un plan secreto.
El gran día llega de manera espontánea y es que la base mueve ficha primero, planean realizar algo y eso se puede notar en las acciones tomadas por los elementos oficiales. El arribo de dos sintéticos de seguridad para resguardar el habitáculo de Zero es prueba suficiente.
Lo bueno es que fue dotado con la capacidad orgánica del ingenio, por eso deja su traje blanco de lado y se atavía en los ropajes negros que sustrajo con anterioridad. El tablero está listo, las piezas se mueven, cual juego de ajedrez con recompensa elevada. Es el “todo por el todo” y la primera acción es…
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Z9-42 no tarda en negar con la cabeza, los recuerdos de aquella noche de escape están frescos aun… es lo malo de tener una memoria tecnificada, cualquier detalle aparece con una nitidez eidética.
Las emociones exaltadas de ese día no las volvió a sentir hasta mucho más entrado su tiempo en libertad, específicamente con Verne. No son cosas agradables de sentir, pero definen la dinámica corriente.
A medida que avanza rumbo al encuentro con la delegación, no puede evitar abrazarse el torso durante algunos minutos. Después de todo es como revivir aquella noche una y otra vez, hasta que no sean suplantados esos pensamientos con otros relacionados será una realidad ineludible.
Luego de más de un año desde su escape todo ha cambiado, algunas cosas para bien… otras no tanto. Salir al mundo resulto ser una experiencia increíble, llena de aprendizaje. Por desgracia también hay muchas “sombras” en el mundo de los vivos.
Su cruzada actual contra Exos es prueba suficiente, no todo es como lo muestran los registros. Claro que jamás cambiaría lo ocurrido, tenía que pasar y también hay muchas cosas buenas involucradas con la vida independiente.
Ha conocido a muchas personas grandiosas, se ha visto involucrado en aventuras fantásticas y por sobre todo, ha aprendido a tenerle mucho aprecio al ser vivo inteligente. Pese a sus taras y defectos, logro encontrar sus mejores valores en el interior.
Todo este cumulo de realidades es lo que le impulsaron a restablecer contacto con la base en un principio, buscando salvoconducto para dejar de preocuparse de los agentes sintéticos que buscan su retorno forzado.
El canal de comunicación se estableció y la idea es sencilla, una reunión. En este punto Zero ya tiene suficiente apoyo exterior como para sentirse protegido, además sabe bien que si la base intenta algo los mirmidones terminarían por rescatarle.
Claro que ese es el escenario más triste por decirlo de algún modo, tiene fe en que puedan llegar a un acuerdo. Que la base misma haya aceptado el llamado a parley genera una muy buena primera impresión en el “niño”.
Va con un aliado como seguro, el hechicero Kendo. Algunos exploradores especiales de la facción que lidera también supervisan todo, aunque lejos de la mirada de cualquiera de las dos partes por seguridad.
Conforme la muralla de la base se hace más cercana, el corazón de la pequeña creación se acelera. Una alianza con los biocibernéticos oficiales podría mejorar mucho su lucha contra Exos, incluso una pasiva. Esta seguro que existen registros sobre el personaje en las secciones clasificadas del Codex.
Nos esperan “dice al ver la comitiva adelante”.
Z9-42
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 556
Nivel de PJ : : 5
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
Se acercaban a un punto importante en la vida de ambos personajes, el hechicero lo sentía con todos los pelos erizados conforme se acercaban al nuevo punto del viaje. El drakkar se movía implacable a pesar de las olas, como si la decisión de ambos jóvenes se transmitiera a la madera con cada movimiento que esta hacía.
Podía sentir ese dolor en el brazo derecho conforme la base bio se mostraba cada vez más cerca en el horizonte. Se sentía intranquilo, y que estaba cerca de varias cosas muy importantes en un futuro cercano. Las palabras del oráculo no cesaban y menos conforme se acercaban. Llegaron al punto que debieron detener las partidas de ajedrez con Zero. Simplemente no lograba concentrarse y necesitaba preparar los objetos que llevaría en aquella aventura.
Guardo el mapa entregado por el viejo Hanks estando cerca, ni si quiera se molestó en comprobar si había algún punto a tratar cercano. Zero le había pedido su ayuda y como amigo no podía negársela, tendrían que retomar el camino a Ulmer luego de lo que sea que tuviesen que tratar ahí.
El camino a píe fue de pocas palabras. La túnica negra propia y la vestimenta negra de su aliado le permitían algo de camuflaje o al menos le sentaban bien con los matices que estaban viviendo.
No entendía bien del todo los detalles, pero sabía que para el pequeño aumentado aquel destino era importante. No podía imaginarlo, parecía una especie de fortaleza para criminales. ¿Qué habría adentro? Ya le había tocado visitar de los lugares más raros, tanto en Aerandir como fuera de este. Entendía que lo mejor para este tipo de situaciones era mantenerse alerta y presto para el combate.
Así avanzaba, con la mano derecha sosteniendo el mango de su espada envainada y la izquierda lista para cualquier hechizo que necesitase. La capucha negra de la túnica tampoco dejaba revelar mucho de su rostro cuando escucho la voz de su amigo.
Observó con cuidado a la comitiva de bienvenida. No tenía mayor detalle que destacar de momento. Simplemente el sentido de alerta. No percibía señales de hostilidad, pero tampoco podía asegurarse que no la tuviesen. Después de todo, sabía que las tramas personales en muchas ocasiones, solo se podían arreglar con un enfrentamiento de por medio. Esperaba que esta fuera la excepción.
—Será mejor no bajar la guardia, por si las moscas —Advierte con la vista al frente—. Este lugar no me da confianza.
Quizás se estaba adelantando demasiado, pero ante la expectativa era mejor prevenir. Sobre todo si el peligro contaba con el factor sorpresa.
Podía sentir ese dolor en el brazo derecho conforme la base bio se mostraba cada vez más cerca en el horizonte. Se sentía intranquilo, y que estaba cerca de varias cosas muy importantes en un futuro cercano. Las palabras del oráculo no cesaban y menos conforme se acercaban. Llegaron al punto que debieron detener las partidas de ajedrez con Zero. Simplemente no lograba concentrarse y necesitaba preparar los objetos que llevaría en aquella aventura.
Guardo el mapa entregado por el viejo Hanks estando cerca, ni si quiera se molestó en comprobar si había algún punto a tratar cercano. Zero le había pedido su ayuda y como amigo no podía negársela, tendrían que retomar el camino a Ulmer luego de lo que sea que tuviesen que tratar ahí.
(…)
El camino a píe fue de pocas palabras. La túnica negra propia y la vestimenta negra de su aliado le permitían algo de camuflaje o al menos le sentaban bien con los matices que estaban viviendo.
No entendía bien del todo los detalles, pero sabía que para el pequeño aumentado aquel destino era importante. No podía imaginarlo, parecía una especie de fortaleza para criminales. ¿Qué habría adentro? Ya le había tocado visitar de los lugares más raros, tanto en Aerandir como fuera de este. Entendía que lo mejor para este tipo de situaciones era mantenerse alerta y presto para el combate.
Así avanzaba, con la mano derecha sosteniendo el mango de su espada envainada y la izquierda lista para cualquier hechizo que necesitase. La capucha negra de la túnica tampoco dejaba revelar mucho de su rostro cuando escucho la voz de su amigo.
Observó con cuidado a la comitiva de bienvenida. No tenía mayor detalle que destacar de momento. Simplemente el sentido de alerta. No percibía señales de hostilidad, pero tampoco podía asegurarse que no la tuviesen. Después de todo, sabía que las tramas personales en muchas ocasiones, solo se podían arreglar con un enfrentamiento de por medio. Esperaba que esta fuera la excepción.
—Será mejor no bajar la guardia, por si las moscas —Advierte con la vista al frente—. Este lugar no me da confianza.
Quizás se estaba adelantando demasiado, pero ante la expectativa era mejor prevenir. Sobre todo si el peligro contaba con el factor sorpresa.
Kendovlah
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 288
Nivel de PJ : : 2
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
Las sirenas empezaron a sonar en el nivel, eso solía ser más que suficiente para que todos los bios acudiesen cuanto antes a la zona de máquinas, pero los dos bios que custodiaban la puerta del habitáculo de Zero no se movieron. Se escucharon los pasos apresurados subiendo las escaleras, las puertas automáticas abriéndose y cerrándose, después todo quedó en silencio.
Los guardias permanecieron en su posición, la orden de custodiar a la unidad Z9-42 era la más restrictiva.
Los guardias permanecieron en su posición, la orden de custodiar a la unidad Z9-42 era la más restrictiva.
***
Ocho bio-cibernétios custodiaban la puerta de entrada a la base, perfectamente colocados en una primera fila de cuatro, con dos metros de separación entre ellos, y una segunda fila de tres. A ambos lados de esta segunda fila, habían tres luberus –seis en total- dispuestos en forma de triángulo, sentados, quietos, pacientes, a la espera de órdenes. Y unos pasos más delante que la comitiva de bienvenida, un solo bio, a modo de avanzadilla, a la espera de que los invitados llegasen a la cita prevista para aquel nublado día.
El único sonido que se escuchaba provenía del interior de la base, ahí fuera incluso parecía que las unidades estaban apagadas.
Ya se podía ver a la unidad defectuosa a lo lejos, acompañada de un orgánico.
En la pantalla negra, donde debería estar el rostro, aparecieron dos puntos rojos. El primer bio-cibernético se movió, alzó un brazo, haciendo una señal hacía delante. Los luberus se levantaron pausadamente y se desplegaron, tres a la derecha y tres a la izquierda. No tardaron mucho en aparecer por detrás de los invitados de honor, siguiendo sus pasos con cautela, vigilándolos. Si estos pretendían atacar, los luberus no tardarían ni un segundo en alcanzarlos.
- Z9-42, adelante. – giró el cuerpo en noventa grados, dejando pasar a la unidad. – El orgánico debe quedarse fuera. – sentenció, colocándose frente a él, impidiéndole físicamente el paso.
El único sonido que se escuchaba provenía del interior de la base, ahí fuera incluso parecía que las unidades estaban apagadas.
Ya se podía ver a la unidad defectuosa a lo lejos, acompañada de un orgánico.
En la pantalla negra, donde debería estar el rostro, aparecieron dos puntos rojos. El primer bio-cibernético se movió, alzó un brazo, haciendo una señal hacía delante. Los luberus se levantaron pausadamente y se desplegaron, tres a la derecha y tres a la izquierda. No tardaron mucho en aparecer por detrás de los invitados de honor, siguiendo sus pasos con cautela, vigilándolos. Si estos pretendían atacar, los luberus no tardarían ni un segundo en alcanzarlos.
- Z9-42, adelante. – giró el cuerpo en noventa grados, dejando pasar a la unidad. – El orgánico debe quedarse fuera. – sentenció, colocándose frente a él, impidiéndole físicamente el paso.
______________________________________
·Zero/Kendo: En la segunda parte deberéis buscar la forma de poder entrar los dos a la base. Si usáis la violencia, los bio-cibernéticos no dudarán en atacaros, igual que los luberus. Si entras sin permiso - kendo- ten en cuenta que cualquiera dentro te tratará coma un intruso, con la consecuencias que eso puede conllevar.
· Zero: En la primera parte toca explicar tu plan de huida. En el nivel que te encuentras tan solo hay dos guardias, al menos en este turno. Recuerda que no puedes usar la puerta.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Thorn
Master
Master
Cantidad de envíos : : 999
Nivel de PJ : : 0
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
La alarma general suena y el pequeño bio no puede sino sentir un alivio, su sabotaje surtió éxito. Lo cierto es que altero algunas cosas además de los registros cuando sustrajo sus nuevos ropajes del almacén.
Nada demasiado dañino claro, un ligero virus de naturaleza amoldable en la matriz de control. Tiene una lista de tareas para llevar a cabo antes de autoeliminarse, lista que parece haber iniciado hace pocos segundos.
¿Cómo Zero fue capaz de violar la seguridad del servidor?, ningún sistema es 100% y sus capacidades le permiten tener un amplio desempeño en entornos digitales a diferencia de generaciones biociberneticas anteriores.
Con la base en alerta y tratando de contener a un enemigo ficticio en el punto más alejado, viene siendo hora de neutralizar a las maquinas guardianas en sitio y para eso Z9-42 tiene algo especial guardado.
Una granada electromagnética o PEM, reservada solo para los agentes sintéticos. Costo bastante conseguir una y solo una basta para desactivar temporalmente a un número viable de bios, en esta oportunidad eso aplica a los dos que sirven de “chaperones”. Una vez las luces se cortan por el virus, Zero apunta y…
La postura de kendo es previsible y es que no hay buenos precedentes de interacción entre los seres vivos inteligentes y los sintéticos de la base, situaciones dramáticas como las vividas durante la pandemia colman el saber popular.
Algunas veces sin razón claro… pero en muchas otras si reflejan una realidad que se trata ocultar. Para bien o para mal, las inteligencias de la base piensan con fría lógica, algo que en el mundo real suele estar más relacionado a las atrocidades que otra cosa.
Afortunadamente esta vez parece que han atendido a razones, desde una postura inocente como la de Z9-42 al menos. Tanto inocente como ilusionada pues no puede esperar para ser aceptado por aquellos quienes le aumentaron.
La comitiva despierta de su letargo, sin estímulos algunos tipos de unidades pasan a reposar para conservar facultades. También es una excelente forma de acelerar el paso del tiempo cuando se está esperando.
Son un contingente considerable que además tienen varios Luberus con ellos, un tipo de sintético que siempre ha agradado al chiquillo mejorado por razones más mundanas… recuerda que le gustaban los perros, aunque no sabe bien la razón.
El elemento con más procesamiento del grupo tiene una demanda, dejar al brujo fuera. Su postura parece recia pero no es la primera vez que Zero se enfrenta a un argumento inamovible, en el mundo real abundan.
No irán a privarme de mi fiel asesor, ¿Verdad? “forma un rostro sereno pero que denota firmeza” sin Kendo, no hay nada que discutir.
Se planta entonces esperando respuesta, lo cierto es que no tiene intención de desistir. Necesita al personaje tanto por ventaja táctica como por… bueno, quiere un apoyo del mundo vivo para sentirse seguro de sí mismo, algo que el brujo transmite en su amigo de escaso tamaño.
Nada demasiado dañino claro, un ligero virus de naturaleza amoldable en la matriz de control. Tiene una lista de tareas para llevar a cabo antes de autoeliminarse, lista que parece haber iniciado hace pocos segundos.
¿Cómo Zero fue capaz de violar la seguridad del servidor?, ningún sistema es 100% y sus capacidades le permiten tener un amplio desempeño en entornos digitales a diferencia de generaciones biociberneticas anteriores.
Con la base en alerta y tratando de contener a un enemigo ficticio en el punto más alejado, viene siendo hora de neutralizar a las maquinas guardianas en sitio y para eso Z9-42 tiene algo especial guardado.
Una granada electromagnética o PEM, reservada solo para los agentes sintéticos. Costo bastante conseguir una y solo una basta para desactivar temporalmente a un número viable de bios, en esta oportunidad eso aplica a los dos que sirven de “chaperones”. Una vez las luces se cortan por el virus, Zero apunta y…
-------------------------------------------------------------------------------------------------
La postura de kendo es previsible y es que no hay buenos precedentes de interacción entre los seres vivos inteligentes y los sintéticos de la base, situaciones dramáticas como las vividas durante la pandemia colman el saber popular.
Algunas veces sin razón claro… pero en muchas otras si reflejan una realidad que se trata ocultar. Para bien o para mal, las inteligencias de la base piensan con fría lógica, algo que en el mundo real suele estar más relacionado a las atrocidades que otra cosa.
Afortunadamente esta vez parece que han atendido a razones, desde una postura inocente como la de Z9-42 al menos. Tanto inocente como ilusionada pues no puede esperar para ser aceptado por aquellos quienes le aumentaron.
La comitiva despierta de su letargo, sin estímulos algunos tipos de unidades pasan a reposar para conservar facultades. También es una excelente forma de acelerar el paso del tiempo cuando se está esperando.
Son un contingente considerable que además tienen varios Luberus con ellos, un tipo de sintético que siempre ha agradado al chiquillo mejorado por razones más mundanas… recuerda que le gustaban los perros, aunque no sabe bien la razón.
El elemento con más procesamiento del grupo tiene una demanda, dejar al brujo fuera. Su postura parece recia pero no es la primera vez que Zero se enfrenta a un argumento inamovible, en el mundo real abundan.
No irán a privarme de mi fiel asesor, ¿Verdad? “forma un rostro sereno pero que denota firmeza” sin Kendo, no hay nada que discutir.
Se planta entonces esperando respuesta, lo cierto es que no tiene intención de desistir. Necesita al personaje tanto por ventaja táctica como por… bueno, quiere un apoyo del mundo vivo para sentirse seguro de sí mismo, algo que el brujo transmite en su amigo de escaso tamaño.
Z9-42
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 556
Nivel de PJ : : 5
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
—No se parecen en nada a Kira o a Zero —Piensa en voz alta sin darse cuenta al verse rodeado—. Estos curiosamente son menos humanos.
Es la apreciación del joven brujo al ver a los ocho guardianes, claro que se reserva para el mismo los pensamientos sobre los perros robóticos. Estos últimos son los que levantan aún más el sentido de alerta el mago de negro. Ahora comprendía que poco sabía sobre la naturaleza de los cibernéticos conocidos hasta el momento, pero ya podía adivinar de donde provienen.
Las palabras de Zero sin duda levantan aún más sospechas sobre la misión que debían llevar a cabo en ese lugar. Sin embargo, no muestra reacción alguna. Tras muchas partidas de ajedrez con el pequeño aumentado, logra entender que es una jugada estratégica.
Aún no entendía la naturaleza de los guardianes de metal, ni si podía considerarlos aliados o no. Pese a que estos se negaban a dejarlo entrar en su territorio. «Muy seguro de entrar tampoco lo estoy...» Pensó para si mismo, después de todo la primera apreciación del lugar no había sido favorable. Sin embargo, quedarse solo en la noche en ese lugar desconocido y a varios kilómetros de su barco... Entrar después de todo no parecía tan descabellado.
—Es un fastidio, pero ya he estado en lugares peores... Creo —Otra vez vuelve a pensar en voz alta. Su rostro por segundos mostró la emoción cuando decía su frase. No sabía como reaccionar ante la posible hostilidad, y más importante era tener en cuenta la desventaja numérica. Zero de por si ya era fuerte para su apariencia, no quería imaginar que tan fuerte eran estos sujetos.
—Acuerdo diplomático, parece justo —Tanto su postura como su tono se hacen más amigables y añade—: Esa es nuestra condición, ¿la de ustedes?
Estaba claro que no le iban a dejar entrar así sin más, por lo que había negociarlo. Después de todo para alcanzar la paz entre ambos bandos, los dos debían ceder en algo. Aunque dadas las circunstancias quizás era algo bastante arriesgado.
Es la apreciación del joven brujo al ver a los ocho guardianes, claro que se reserva para el mismo los pensamientos sobre los perros robóticos. Estos últimos son los que levantan aún más el sentido de alerta el mago de negro. Ahora comprendía que poco sabía sobre la naturaleza de los cibernéticos conocidos hasta el momento, pero ya podía adivinar de donde provienen.
Las palabras de Zero sin duda levantan aún más sospechas sobre la misión que debían llevar a cabo en ese lugar. Sin embargo, no muestra reacción alguna. Tras muchas partidas de ajedrez con el pequeño aumentado, logra entender que es una jugada estratégica.
Aún no entendía la naturaleza de los guardianes de metal, ni si podía considerarlos aliados o no. Pese a que estos se negaban a dejarlo entrar en su territorio. «Muy seguro de entrar tampoco lo estoy...» Pensó para si mismo, después de todo la primera apreciación del lugar no había sido favorable. Sin embargo, quedarse solo en la noche en ese lugar desconocido y a varios kilómetros de su barco... Entrar después de todo no parecía tan descabellado.
—Es un fastidio, pero ya he estado en lugares peores... Creo —Otra vez vuelve a pensar en voz alta. Su rostro por segundos mostró la emoción cuando decía su frase. No sabía como reaccionar ante la posible hostilidad, y más importante era tener en cuenta la desventaja numérica. Zero de por si ya era fuerte para su apariencia, no quería imaginar que tan fuerte eran estos sujetos.
—Acuerdo diplomático, parece justo —Tanto su postura como su tono se hacen más amigables y añade—: Esa es nuestra condición, ¿la de ustedes?
Estaba claro que no le iban a dejar entrar así sin más, por lo que había negociarlo. Después de todo para alcanzar la paz entre ambos bandos, los dos debían ceder en algo. Aunque dadas las circunstancias quizás era algo bastante arriesgado.
Kendovlah
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 288
Nivel de PJ : : 2
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
El armatoste de metal se quedó unos segundos mirando al pequeño Zero, analizando lo que este le había dicho. Al parecer aquel brujo se trataba del asesor de la unidad bio-cibernética.
-El orgánico no entra. - sentenció.
No se había movido un solo milímetro, ni siquiera cuando el brujo habló. Su respuesta había sido clara, Kendo no iba a entrar, y cuatro palabras mal formuladas no iban a cambiar las cosas.
Era bonita aquella insistencia y perseverancia que tenían los orgánicos, se pensaban que podían con todo, que todos los sueños eran alcanzables, tan solo había que esforzarse un poco. Por suerte para los guardias allí presentes, aquellas cosas eran incomprensibles para ellos, así que no les dio ni pena ni apuro en repetirlo: el brujo no entraba en el trato.
Los guardias a su espalda empezaron a retirarse hacia el interior de la base, de manera ordenada, dejando solo a la unidad con la que habían hablado hasta ahora allí fuera. Los luberus, en cambio, no se retiraron.
-Unidad Z9-42, tenemos órdenes de no captura en el margen de duración de la reunión. Negarse a dicha reunión supondría una ruptura de los acuerdos. ¿Tu asesor comprende lo que significa eso?
>>Aquí no hay condiciones.- continuó, ladeando un poco la cabeza, para que Kendo comprendiese que tambien estaba hablando con él. -Este Z9-42 es una unidad defectuosa, sin el salvoconducto que ha venido a pactar, no podemos dejar que se marche. - entonces, los luberus empezaron a adelantarse, restando la distancia que los separaba de los invitados - Entonces, ¿entras o no?- y aunque por cortesía había intentando incluir al brujo en la conversación, aquella pregunta era únicamente para Zero.
El guardia alzó un brazo, y los luberos agacharon ligeramente el cuerpo, preparándose para atacar y saltar hacia los intrusos, tan solo faltaba la orden.
Pasaron un par de segundos antes de que la unidad bajase el brazo y los animales se lanzaran hacia ellos, aquellos segundos se alargaron más de lo normal, la tensión del ambiente era palpable, parecía que cualquier palabra que pudiesen decir el pequeño bio o el brujo solo fuese a empeorar las cosas. Pero ya daba igual lo que hiciesen, ya habían tomado su decisión.
Los luberos empezaron a correr en su dirección, esperando hacerse con su presa .
-El orgánico no entra. - sentenció.
No se había movido un solo milímetro, ni siquiera cuando el brujo habló. Su respuesta había sido clara, Kendo no iba a entrar, y cuatro palabras mal formuladas no iban a cambiar las cosas.
Era bonita aquella insistencia y perseverancia que tenían los orgánicos, se pensaban que podían con todo, que todos los sueños eran alcanzables, tan solo había que esforzarse un poco. Por suerte para los guardias allí presentes, aquellas cosas eran incomprensibles para ellos, así que no les dio ni pena ni apuro en repetirlo: el brujo no entraba en el trato.
Los guardias a su espalda empezaron a retirarse hacia el interior de la base, de manera ordenada, dejando solo a la unidad con la que habían hablado hasta ahora allí fuera. Los luberus, en cambio, no se retiraron.
-Unidad Z9-42, tenemos órdenes de no captura en el margen de duración de la reunión. Negarse a dicha reunión supondría una ruptura de los acuerdos. ¿Tu asesor comprende lo que significa eso?
>>Aquí no hay condiciones.- continuó, ladeando un poco la cabeza, para que Kendo comprendiese que tambien estaba hablando con él. -Este Z9-42 es una unidad defectuosa, sin el salvoconducto que ha venido a pactar, no podemos dejar que se marche. - entonces, los luberus empezaron a adelantarse, restando la distancia que los separaba de los invitados - Entonces, ¿entras o no?- y aunque por cortesía había intentando incluir al brujo en la conversación, aquella pregunta era únicamente para Zero.
El guardia alzó un brazo, y los luberos agacharon ligeramente el cuerpo, preparándose para atacar y saltar hacia los intrusos, tan solo faltaba la orden.
Pasaron un par de segundos antes de que la unidad bajase el brazo y los animales se lanzaran hacia ellos, aquellos segundos se alargaron más de lo normal, la tensión del ambiente era palpable, parecía que cualquier palabra que pudiesen decir el pequeño bio o el brujo solo fuese a empeorar las cosas. Pero ya daba igual lo que hiciesen, ya habían tomado su decisión.
Los luberos empezaron a correr en su dirección, esperando hacerse con su presa .
______________________________________
Bueno chicos, continuamos con el tema, aunque con algunos cambios.
Reike, bienvenida al mastereado. Como ya sabes, este tiene la finalidad de que Zero gane salvoconducto para poder moverse por su cuenta. Tanto Zero como Kendo aun se encuentran fuera de la base, “negociado” las condiciones para poder entrar.
·Como se dice, las damas primero, posteará Reike y después Kendo.
·Debéis usar este turno para introducir a la bruja en el tema.
·Por otro lado, tenéis a un guardia al frente, y a un pequeño grupo de luberus a vuestras espaldas, empezando la carrera para atacaros. Tenéis libertad de atacar o huir, pero desde ahora os digo que, entre los dos, y peleando juntos, no podréis con más de dos ejemplares.
Buena suerte.
Thorn
Master
Master
Cantidad de envíos : : 999
Nivel de PJ : : 0
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
Al principio, había estado bien, los elfos la trataron con mucha mayor deferencia tras la batalla de lo que lo habían hecho con anterioridad. Se ocuparon de curar por completo sus heridas, alimentarla, vestirla. Cualquier cosa que se le antojara, en verdad, se apresuraban a concederle. Más de una vez se sintió tentada de probar hasta dónde llegaba esta nueva generosidad pero, por supuesto, estaban Vincent y su elfa doña Perfecta y ella no iba a ser menos que ellos. Sabía comportarse.
No hubiera estado de más, eso sí, que alguien se hubiese disculpado con ella por aquello de secuestrarla y arrastrarla por el bosque hasta el mismo centro del conflicto pero, por alguna razón, nadie parecía recordar aquello. En un primer momento, le había parecido un olvido muy conveniente por su parte, hasta que se dio cuenta de que no eran los únicos que parecían haber olvidado todo sobre ella, salvo su nueva condición de heroína. Aquel descubrimiento la había preocupado un poco al principio, pero las nuevas posibilidades que se abrían ante ella apagaron pronto la vocecilla de la preocupación. Y entonces, llegaron a Vulwulfar.
Fue en aquella ciudad donde Valeria Reike experimentó en toda su gloria lo que era la verdadera Fama y, aunque empezó como un sueño hecho realidad, pronto empezó a ser agobiante no poder salir de la posada sin una corte de seguidores a su lado. Fue entonces cuando se separó del grupo.
Sus compañeros se dirigían a Lunargenta, pero ella no tenía ninguna prisa por sumergirse en otro baño de multitudes. Tampoco le apasionaba la idea de encerrarse en un barco a las Islas rodeada de admiradores. En su lugar, decidió atravesar de nuevo la campiña en dirección Este, tenía una cuenta pendiente con cierto Virrey.
El viaje fue mucho más cómodo y agradable que la primera vez. No tuvo problema en encontrar transporte, fuera en la dirección que fuera. En cada aldea por la que pasaba, le ofrecían cobijo y comida sin siquiera pedirlo. De alguna forma, a todo el mundo parecía haberle llegado la historia de los Héroes de Sandorai. Sí, sabía que era por los ojos que la reconocían y sí, no dudó en aprovecharse de su notoriedad siempre que lo necesitó, aunque con ciertos límites (maldito Vincent y su estúpida moralidad).
En cuanto pisó Ciudad Lagarto, sin embargo, la canción cambió completamente el tono. Valeria había imaginado que, en semejante basurero social, nadie prestaría atención a una supuesta heroína. No podía estar más equivocada. Junto a los intentos de robo de aquellos a quién se les había metido en la cabeza que debía portar algún gran botín consigo, estaban los intentos de asesinato de quienes esperaban llevarle sus ojos a vaya usted a saber qué clase de pseudo médico pirado.
Era de estos últimos de los que la bruja huía apresuradamente cruzando el bosque. Por suerte para ella, su reciente desventura en el hogar de los elfos le había ayudado a ganar una relativa soltura corriendo entre troncos y raíces. Por desgracia, la manada de brutos que la perseguía se componía de hombres más altos y más resistentes y, aunque no era la primera vez que tenía que escapar de tipos más grandes que ella, hacía ya muchos años de sus correrías infantiles en Beltrexus y su cuerpo lo notaba. Aun así, contaba con una cierta ventaja con respecto a la muchacha que una vez fue: su magia había mejorado mucho desde entonces.
Había intentado despistarlos, sin éxito pues, cada vez que abría los ojos para ver por dónde pisaba, el destello entre las hojas delataba su posición. Así que corría. Corría entre los árboles y usaba su magia para lanzar hacia atrás cualquier o rama con pinta de poder hacer un mínimo daño que se encontraba en su camino.
Los árboles se terminaron de golpe y se encontró en una franja de campo abierto entre la linde del bosque y una extraña valla metálica. Valeria nunca había estado en aquel lugar, pero podía hacerse una idea de dónde se encontraba. «¡Salvada!», pensó, «sólo he de encontrar la maldita entrada. Los bio-cibernéticos no le cerrarían la puerta a un orgánico en apuros». No, al menos, los que ella había conocido. El sonido de las voces a su espalda le recordó la urgencia de su situación. Miró a un lado, al otro y se lo jugó todo a la derecha. Corrió haciendo acopio de todas sus fuerzas, siempre con la valla a su izquierda.
—¡Ahí está! —gritó una voz mucho más nítida que la que se escapaba entre los árboles unos segundos antes— ¡Rápido, va hacia la base! ¡Hay que alcanzarla antes de que llegue!
—No van a dejarla entrar —respondió otra voz—. No dejan entrar a nadie a menos que sea de los suyos.
—¿Tú has visto cómo salta? —dijo un tercero—. ¿Quién te dice que no es de los suyos?*
Aquello pareció convencer al tipo protestón, porque no tardó en lanzarse de nuevo a la persecución con los demás. Pero, para entonces, el pequeño grupo que se reunía a la entrada de la Base ya había entrado en el campo de visión de la bruja.
—¡Socorroooo! —gritó sin parar de correr, tan fuerte como le permitía el esfuerzo de la carrera—. ¡Quieren matarme! ¡Ayudadme, por favooooor!
No supo si fue su llamado o la visión repentina de un grupo de personas corriendo en su dirección lo que alertó a aquellos extraños canes de metal, la cuestión fue que un grupo de ellos se desvió inmediatamente en su dirección. Aterrada por la visión, pero sin querer detenerse en tierra de nadie, entre ellos y sus perseguidores, Val saltó concentrando todo su éter en alejarse del suelo todo lo posible. Sin embargo, la precipitación de la maniobra no le permitió controlar su impulso todo lo que le hubiera gustado y, aunque sí logró pasar a los perros por encima, acabó aterrizando sobre la más pequeña de las figuras reunidas(1). Al contrario de lo que pudiera esperarse, el golpe le dolió más a ella, que acabó rebotando hacia atrás y cayendo al suelo de espaldas.
—¡Señorita! —dijo una voz conocida mientras unas manitas infantiles se apresuraban a ofrecerle ayuda para levantarse—. Señorita, ¿se encuentra bien?
—¿Zero? —dijo la bruja casi sin aliento mientras se aferraba con fuerza a los hombros del chico—. Zero, ¿qué haces aquí? —miró hacia el hombre, posiblemente bio-cibernético, que los observaba desde la entrada de aquella extraña fortaleza y bajó la voz antes de seguir hablando—. Creía que no podías acercarte a la base. ¿Qué ha ocurrido? ¿Es por lo de Exos?
—Usted… ¿me conoce? —dijo el chiquillo mirándola sin entender.
Aquel golpe le dolió a la bruja más de lo que hubiera esperado. Durante un instante, se quedó sin habla. Entonces, recordó y echó mano a aquel saquito que le habían entregado. Era hora de averiguar si servía para algo. Tomó una pizca de aquellos polvos translúcidos y se los echó al crío en la cara para ver, con alivio, como su mirada desconcertada cambiaba por una de reconocimiento(2).
—¡Señorita Reike! —dijo Zero alarmado—. Debemos salir de aquí, si la atrapan conmigo…
—¿Pero por qué viniste aquí si te persiguen?
—Yo… tenía salvoconducto para una reunión, pero…
—Qué tenías…
A pesar de haber interrumpido al chiquillo, su propia indignación no le permitió terminar su propia frase. La bruja se levantó en el acto, agarró a Zero de un brazo y lo arrastró decidida hacia el hombre de la entrada. Sólo dierron unos pasos, hasta que la bruja se percató de que había más perros. Se paró en seco, dispuesta a no ceder más terreno.
—¿Tiene salvoconducto y le sacan a los perros? —A pesar del cansancio, su voz sonaba firme, bien entrenada para hacerse escuchar.
—Se negó a entrar sin su asesor —respondió el hombre como si aquello lo explicara todo—, el salvoconducto es únicamente para la reunión.
—¿Que se negó a entrar sin…? —Sólo entonces se fijó Valeria en el joven de la túnica que parecía estar del lado de Zero. Pasó la vista sobre él sin apenas inmutarse y volvió de nuevo hacia el tipo de la entrada—. Por supuesto que se negó a entrar sin asesor, ¡es un crío! —dijo zarandeando al muchacho para que el tipo lo viera bien.
—Es una unidad Z9-42 defectuosa que…
Valeria alzó la mano y, quizá por deferencia o por que no veía más motivos para seguir explicándose, el hombre calló por un instante.
—¿Cuántos años tienes, Zero? ¿Cuántos años tiene esta… “unidad”? —repitió dirigiéndose al hombre.
—Cinco** —respondió el chico. El hombre asintió, confirmando la respuesta.
«Cinco», pensó la bruja sorprendida. «Su familia aún podría estar por ahí, en alguna parte y él...». Se sacudió la idea de la cabeza, debía jugar bien sus cartas. Sus perseguidores se habían retirado al ver a aquellos canes metálicos, pero Val no dudaba que estarían cerca, esperando verla sola de nuevo. Su mejor opción era entrar en aquel lugar.
—El chico tiene cinco años y esto es la península de Verisar, territorio de la Corona de Lunargenta. Según tengo entendido, es Disposición Real que todo menor de catorce años cuente con un tutor legal para resolver sus asuntos***. Como su maestra…
—¿Mi maestra? Pero…
—Muchacho, cierra el piquín mientras hablan los mayores, anda.
—Pero, señorita Reike…
—A ver —dijo Val con cierta frustración volviéndose de nuevo haca el muchacho—, Zer… unidad zeta, nueve, cuatro… ¡dos! ¿Es cierto o no que tú y yo nos vimos por primera vez en la Academia Hekshold, luego de que ayudaras a trasladar allí a unos refugiados que habían sido atacados por Exos?
—Sí, pero…
—Y —continuó la bruja sin darle tiempo a seguir hablando—, ¿es cierto o no que el mismísimo Catedrático Ernest Rutherford te ofreció una plaza en nuestra escuela?
—Sí, pero…
—Y —siguió hablando la bruja antes de que el muchacho soltase que no había aceptado dicha plaza—, ¿es cierto o no que yo trabajo en la mencionada Academia?
—Sí, pero…
—¡Ya lo ha oído! —zanjó finalmente, volviendo su atención al hombre de la entrada—. Como maestra de este chico, solicito que se le conceda su derecho a contar con un tutor legal en una reunión en la que se determinará algo tan importante como su vida y su futuro. Es más, como representante del Hekshold, exijo ser partícipe de dicha reunión. Si es cierto que este muchach… esta unidad está en busca y captura, la reputación de la Institución de la que me enorgullezco de formar parte está tan en juego como la vida y libertad de esta unidad(3).
----------
OFF: Perdón por el retraso y por el tocho post, tenía dos turnos que compensar >.<
Empiezo con la cronología. Considero este tema posterior a mi participación en el Evento de Sandorai, por lo que vengo con dos bonitas maldiciones que me gané allí. La primera no afecta en nada al resto de personajes (de momento), así que te la puedes saltar, Ken. El resumen es el siguiente: si en algún punto del tema empiezo a rascarme como loca, no te acerques, por lo que pueda pasar.
La segunda maldición sí que afecta a todos los presentes (quizá menos a los luberus). Es la siguiente:
Como mi inventario también ha quedado un poco revuelto a consecuencia del Evento, indico aquí los objetos con los que cuento en este tema:
Y, tras las formalidades, breve resumen del post a continuación:
* Alusión a mi habilidad de nivel 2: Ligera: (Rasgo) Reike utiliza su telequinesis para disminuir la gravedad ejercida sobre ella, lo que le permite frenar caídas, dar saltos más altos o incluso levitar temporalmente.
(1) Uso de la habilidad Ligera, arriba mencionada.
(2) Uso una dosis de Polvos del Recuerdo en Zero para que me recuerde tal y como era (ver maldición Recuerdo Heroico más arriba).
** En la ficha de Zero, pone que tiene 4 años, pero en un rol que tuvimos comentó que llevaba un año enfrentado a Exos, así que le he puesto 5 años.
*** Ignoro cuál es la mayoría de edad en Aerandir o en el reino de los humanos, pero en la Edad Media europea, rondaba los catorce años para los chicos, así que, si cuela, cuela.
(3) No lo subrayo, porque tendría que subrayar toda la conversación, pero, en resumen, en vista de que, por la maldición arriba mencionada, lo de colarme en la base sigilosamente es un gran No No para mí ahora mismo, he optado por la vía frontal. Utilizo mi maestría en Carisma y los efectos de la mencionada maldición (imagino que también los bios me reconocerán como “la heroína de Sandorai”) para tratar de convencer al negociador o guardia de la entrada de que me deje entrar con Zero, como su tutora legal, confiando en que mi condición de refulgente heroína me señale como sujeto de confianza. Si cuela, estupendo. En el caso de que no sirva para convencerlo, no estoy en las mejores circunstancias para luchar contra los luberus, así que optaría por salir corriendo, pero insistiría en que Zero entrase a negociar, aunque fuese solo.
No hubiera estado de más, eso sí, que alguien se hubiese disculpado con ella por aquello de secuestrarla y arrastrarla por el bosque hasta el mismo centro del conflicto pero, por alguna razón, nadie parecía recordar aquello. En un primer momento, le había parecido un olvido muy conveniente por su parte, hasta que se dio cuenta de que no eran los únicos que parecían haber olvidado todo sobre ella, salvo su nueva condición de heroína. Aquel descubrimiento la había preocupado un poco al principio, pero las nuevas posibilidades que se abrían ante ella apagaron pronto la vocecilla de la preocupación. Y entonces, llegaron a Vulwulfar.
Fue en aquella ciudad donde Valeria Reike experimentó en toda su gloria lo que era la verdadera Fama y, aunque empezó como un sueño hecho realidad, pronto empezó a ser agobiante no poder salir de la posada sin una corte de seguidores a su lado. Fue entonces cuando se separó del grupo.
Sus compañeros se dirigían a Lunargenta, pero ella no tenía ninguna prisa por sumergirse en otro baño de multitudes. Tampoco le apasionaba la idea de encerrarse en un barco a las Islas rodeada de admiradores. En su lugar, decidió atravesar de nuevo la campiña en dirección Este, tenía una cuenta pendiente con cierto Virrey.
El viaje fue mucho más cómodo y agradable que la primera vez. No tuvo problema en encontrar transporte, fuera en la dirección que fuera. En cada aldea por la que pasaba, le ofrecían cobijo y comida sin siquiera pedirlo. De alguna forma, a todo el mundo parecía haberle llegado la historia de los Héroes de Sandorai. Sí, sabía que era por los ojos que la reconocían y sí, no dudó en aprovecharse de su notoriedad siempre que lo necesitó, aunque con ciertos límites (maldito Vincent y su estúpida moralidad).
En cuanto pisó Ciudad Lagarto, sin embargo, la canción cambió completamente el tono. Valeria había imaginado que, en semejante basurero social, nadie prestaría atención a una supuesta heroína. No podía estar más equivocada. Junto a los intentos de robo de aquellos a quién se les había metido en la cabeza que debía portar algún gran botín consigo, estaban los intentos de asesinato de quienes esperaban llevarle sus ojos a vaya usted a saber qué clase de pseudo médico pirado.
Era de estos últimos de los que la bruja huía apresuradamente cruzando el bosque. Por suerte para ella, su reciente desventura en el hogar de los elfos le había ayudado a ganar una relativa soltura corriendo entre troncos y raíces. Por desgracia, la manada de brutos que la perseguía se componía de hombres más altos y más resistentes y, aunque no era la primera vez que tenía que escapar de tipos más grandes que ella, hacía ya muchos años de sus correrías infantiles en Beltrexus y su cuerpo lo notaba. Aun así, contaba con una cierta ventaja con respecto a la muchacha que una vez fue: su magia había mejorado mucho desde entonces.
Había intentado despistarlos, sin éxito pues, cada vez que abría los ojos para ver por dónde pisaba, el destello entre las hojas delataba su posición. Así que corría. Corría entre los árboles y usaba su magia para lanzar hacia atrás cualquier o rama con pinta de poder hacer un mínimo daño que se encontraba en su camino.
Los árboles se terminaron de golpe y se encontró en una franja de campo abierto entre la linde del bosque y una extraña valla metálica. Valeria nunca había estado en aquel lugar, pero podía hacerse una idea de dónde se encontraba. «¡Salvada!», pensó, «sólo he de encontrar la maldita entrada. Los bio-cibernéticos no le cerrarían la puerta a un orgánico en apuros». No, al menos, los que ella había conocido. El sonido de las voces a su espalda le recordó la urgencia de su situación. Miró a un lado, al otro y se lo jugó todo a la derecha. Corrió haciendo acopio de todas sus fuerzas, siempre con la valla a su izquierda.
—¡Ahí está! —gritó una voz mucho más nítida que la que se escapaba entre los árboles unos segundos antes— ¡Rápido, va hacia la base! ¡Hay que alcanzarla antes de que llegue!
—No van a dejarla entrar —respondió otra voz—. No dejan entrar a nadie a menos que sea de los suyos.
—¿Tú has visto cómo salta? —dijo un tercero—. ¿Quién te dice que no es de los suyos?*
Aquello pareció convencer al tipo protestón, porque no tardó en lanzarse de nuevo a la persecución con los demás. Pero, para entonces, el pequeño grupo que se reunía a la entrada de la Base ya había entrado en el campo de visión de la bruja.
—¡Socorroooo! —gritó sin parar de correr, tan fuerte como le permitía el esfuerzo de la carrera—. ¡Quieren matarme! ¡Ayudadme, por favooooor!
No supo si fue su llamado o la visión repentina de un grupo de personas corriendo en su dirección lo que alertó a aquellos extraños canes de metal, la cuestión fue que un grupo de ellos se desvió inmediatamente en su dirección. Aterrada por la visión, pero sin querer detenerse en tierra de nadie, entre ellos y sus perseguidores, Val saltó concentrando todo su éter en alejarse del suelo todo lo posible. Sin embargo, la precipitación de la maniobra no le permitió controlar su impulso todo lo que le hubiera gustado y, aunque sí logró pasar a los perros por encima, acabó aterrizando sobre la más pequeña de las figuras reunidas(1). Al contrario de lo que pudiera esperarse, el golpe le dolió más a ella, que acabó rebotando hacia atrás y cayendo al suelo de espaldas.
—¡Señorita! —dijo una voz conocida mientras unas manitas infantiles se apresuraban a ofrecerle ayuda para levantarse—. Señorita, ¿se encuentra bien?
—¿Zero? —dijo la bruja casi sin aliento mientras se aferraba con fuerza a los hombros del chico—. Zero, ¿qué haces aquí? —miró hacia el hombre, posiblemente bio-cibernético, que los observaba desde la entrada de aquella extraña fortaleza y bajó la voz antes de seguir hablando—. Creía que no podías acercarte a la base. ¿Qué ha ocurrido? ¿Es por lo de Exos?
—Usted… ¿me conoce? —dijo el chiquillo mirándola sin entender.
Aquel golpe le dolió a la bruja más de lo que hubiera esperado. Durante un instante, se quedó sin habla. Entonces, recordó y echó mano a aquel saquito que le habían entregado. Era hora de averiguar si servía para algo. Tomó una pizca de aquellos polvos translúcidos y se los echó al crío en la cara para ver, con alivio, como su mirada desconcertada cambiaba por una de reconocimiento(2).
—¡Señorita Reike! —dijo Zero alarmado—. Debemos salir de aquí, si la atrapan conmigo…
—¿Pero por qué viniste aquí si te persiguen?
—Yo… tenía salvoconducto para una reunión, pero…
—Qué tenías…
A pesar de haber interrumpido al chiquillo, su propia indignación no le permitió terminar su propia frase. La bruja se levantó en el acto, agarró a Zero de un brazo y lo arrastró decidida hacia el hombre de la entrada. Sólo dierron unos pasos, hasta que la bruja se percató de que había más perros. Se paró en seco, dispuesta a no ceder más terreno.
—¿Tiene salvoconducto y le sacan a los perros? —A pesar del cansancio, su voz sonaba firme, bien entrenada para hacerse escuchar.
—Se negó a entrar sin su asesor —respondió el hombre como si aquello lo explicara todo—, el salvoconducto es únicamente para la reunión.
—¿Que se negó a entrar sin…? —Sólo entonces se fijó Valeria en el joven de la túnica que parecía estar del lado de Zero. Pasó la vista sobre él sin apenas inmutarse y volvió de nuevo hacia el tipo de la entrada—. Por supuesto que se negó a entrar sin asesor, ¡es un crío! —dijo zarandeando al muchacho para que el tipo lo viera bien.
—Es una unidad Z9-42 defectuosa que…
Valeria alzó la mano y, quizá por deferencia o por que no veía más motivos para seguir explicándose, el hombre calló por un instante.
—¿Cuántos años tienes, Zero? ¿Cuántos años tiene esta… “unidad”? —repitió dirigiéndose al hombre.
—Cinco** —respondió el chico. El hombre asintió, confirmando la respuesta.
«Cinco», pensó la bruja sorprendida. «Su familia aún podría estar por ahí, en alguna parte y él...». Se sacudió la idea de la cabeza, debía jugar bien sus cartas. Sus perseguidores se habían retirado al ver a aquellos canes metálicos, pero Val no dudaba que estarían cerca, esperando verla sola de nuevo. Su mejor opción era entrar en aquel lugar.
—El chico tiene cinco años y esto es la península de Verisar, territorio de la Corona de Lunargenta. Según tengo entendido, es Disposición Real que todo menor de catorce años cuente con un tutor legal para resolver sus asuntos***. Como su maestra…
—¿Mi maestra? Pero…
—Muchacho, cierra el piquín mientras hablan los mayores, anda.
—Pero, señorita Reike…
—A ver —dijo Val con cierta frustración volviéndose de nuevo haca el muchacho—, Zer… unidad zeta, nueve, cuatro… ¡dos! ¿Es cierto o no que tú y yo nos vimos por primera vez en la Academia Hekshold, luego de que ayudaras a trasladar allí a unos refugiados que habían sido atacados por Exos?
—Sí, pero…
—Y —continuó la bruja sin darle tiempo a seguir hablando—, ¿es cierto o no que el mismísimo Catedrático Ernest Rutherford te ofreció una plaza en nuestra escuela?
—Sí, pero…
—Y —siguió hablando la bruja antes de que el muchacho soltase que no había aceptado dicha plaza—, ¿es cierto o no que yo trabajo en la mencionada Academia?
—Sí, pero…
—¡Ya lo ha oído! —zanjó finalmente, volviendo su atención al hombre de la entrada—. Como maestra de este chico, solicito que se le conceda su derecho a contar con un tutor legal en una reunión en la que se determinará algo tan importante como su vida y su futuro. Es más, como representante del Hekshold, exijo ser partícipe de dicha reunión. Si es cierto que este muchach… esta unidad está en busca y captura, la reputación de la Institución de la que me enorgullezco de formar parte está tan en juego como la vida y libertad de esta unidad(3).
----------
OFF: Perdón por el retraso y por el tocho post, tenía dos turnos que compensar >.<
Empiezo con la cronología. Considero este tema posterior a mi participación en el Evento de Sandorai, por lo que vengo con dos bonitas maldiciones que me gané allí. La primera no afecta en nada al resto de personajes (de momento), así que te la puedes saltar, Ken. El resumen es el siguiente: si en algún punto del tema empiezo a rascarme como loca, no te acerques, por lo que pueda pasar.
- Guindillitis:
- Guindillitis: Esta enfermedad toma su nombre de las guindillas. Una vez por rol, en cualquier momento dentro de los cinco primeros turnos, sentirás un fortísimo picor por todo el cuerpo que te provocará ganas de arrancarte la piel. Sólo podrás detener esta sensación sumergiéndote por completo en una sustancia líquida fría durante un turno. Si no encuentras lugar, empezarás a toser fuego por la boca de aproximadamente la longitud de una mano que herirá a los aliados y enemigos muy cercanos. Pero el picor no cesará y te quemarás la lengua, no pudiendo pronunciar palabra en lo que reste de rol, así que tendrás que buscar otras maneras de comunicarte.
La Guindillitis curará sola tras encadenar 4 temas libres consecutivos consiguiendo reprimirla (es decir, evitando escupir fuego). Empezarás en la próxima parte del evento. Los eventos festivos están excluidos, pero no las misiones o mastereados.
Queda prohibido inventar recursos fáciles o no justificados del tipo: “Estoy en Beltrexus, salgo de la taberna y justamente hay un lago al que me tiro”. Y no, en las tabernas no hay duchas. Por tanto, para poder tirar de este recurso siendo objetivos tendrás que estar en algún sitio que justifique la presencia de agua. Es decir, sitios como el Mar de Aerandir, la Cala de la Luna, la Playa de los Ancestros o la parte este del lago Tymer. Quedando exentas los bosques o las ciudades, excepto Lunargenta en los muelles. Ya sabes que hay climas que vienen mejor a determinadas enfermedades. Y la guindillitis se cura en el mar.
La segunda maldición sí que afecta a todos los presentes (quizá menos a los luberus). Es la siguiente:
- recuerdo heróico:
- Es una maldición “espejo” respecto a la de los compañeros del Oblivion. Vosotros no os convertiréis en defenestrados, sino que vuestros ojos quedarán brillantes y emitirán una pequeña luz. Esto os hará especialmente visibles e identificables tanto por el día como por la noche, por lo que perdéis capacidades de sigilo e invisibilidad. Y además, no solo no os olvidarán, sino que por vuestro brillo de ojos correrá el rumor de que sois los “héroes de Árbol Madre”. Es decir, os idolatrarán y acosarán si entráis en las ciudades hasta el punto de haceros la vida imposible o, incluso, muchos os verán como objetivos interesantes de los que sacar un botín. Por lo que tendréis dificultades para rolear en las ciudades. Además, vuestros seres queridos y amigos, será de hecho la única hazaña que os recuerden y admiren, aunque podéis quitarla con el objeto crafteable con habilidad de arcanos: “Polvos del Recuerdo”, de los que recibís 5 unidades, para que os recuerden tal y como erais. Tendréis que realizar dos temas con este lore (uno al menos en una ciudad) con bonus de 3 ptos de exp, y participar en un evento (estilo los de los eventos festivos) de manera individual para quitarla, si así lo deseáis. Por lo que volveréis a vuestra vida normal y ya nadie os reconocerá por nada.
Como mi inventario también ha quedado un poco revuelto a consecuencia del Evento, indico aquí los objetos con los que cuento en este tema:
- equipo:
- Armadura: Ligera de calidad pobre, un peto de cuero disimulado bajo la ropa. Está encantado con Runa de Sombras, pero dadas mis circunstancias actuales, dudo que me sirva de mucho, a menos que mantenga los ojos cerrados.
Armas: Las perdí durante el Evento y no he tenido tiempo de reponerlas, así que sólo cuento con la daga de calidad épica que gané allí. La llevo en mi funda oculta (TM Eltrant Tale), por lo que, aunque me registraran, sería difícil que la encontrasen.
Objetos Limitados:
—Kit Alquímico Regular
—Poción de Salud Diluida
—Fuego Embotellado
—Glifo de Fisura
—Elixir del Sabueso
—Perfume de Freya
—Kit de Arcanos Regular
Total de Limitados: 7
Total de Encantamientos: 1
Total de Ligados al Éter: 1
El resto de objetos no limitados de mi inventario, considero que vienen conmigo, salvo Libnik, mi dnomo, que estará cómodamente atrincherado en casita, imagino.
Y, tras las formalidades, breve resumen del post a continuación:
* Alusión a mi habilidad de nivel 2: Ligera: (Rasgo) Reike utiliza su telequinesis para disminuir la gravedad ejercida sobre ella, lo que le permite frenar caídas, dar saltos más altos o incluso levitar temporalmente.
(1) Uso de la habilidad Ligera, arriba mencionada.
(2) Uso una dosis de Polvos del Recuerdo en Zero para que me recuerde tal y como era (ver maldición Recuerdo Heroico más arriba).
** En la ficha de Zero, pone que tiene 4 años, pero en un rol que tuvimos comentó que llevaba un año enfrentado a Exos, así que le he puesto 5 años.
*** Ignoro cuál es la mayoría de edad en Aerandir o en el reino de los humanos, pero en la Edad Media europea, rondaba los catorce años para los chicos, así que, si cuela, cuela.
(3) No lo subrayo, porque tendría que subrayar toda la conversación, pero, en resumen, en vista de que, por la maldición arriba mencionada, lo de colarme en la base sigilosamente es un gran No No para mí ahora mismo, he optado por la vía frontal. Utilizo mi maestría en Carisma y los efectos de la mencionada maldición (imagino que también los bios me reconocerán como “la heroína de Sandorai”) para tratar de convencer al negociador o guardia de la entrada de que me deje entrar con Zero, como su tutora legal, confiando en que mi condición de refulgente heroína me señale como sujeto de confianza. Si cuela, estupendo. En el caso de que no sirva para convencerlo, no estoy en las mejores circunstancias para luchar contra los luberus, así que optaría por salir corriendo, pero insistiría en que Zero entrase a negociar, aunque fuese solo.
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1878
Nivel de PJ : : 5
Re: [Mastereado] La noche de la huida [Z9-42+Kendovlah]
Cerró los ojos por segundos mientras sus manos acomodaban su capucha en un intento por ocultar su ceño fruncido, luego se metió las manos al bolsillo al escuchar esas palabras. Había leído de robots que respondían según el protocolo, sin sentimiento alguno, pero vivirlo en carne y hueso le estaba superando. No solo se negaban a una negociación sino que se atrevían a llamar a su amigo una «unidad defectuosa». Sin duda estaban comenzando a jugar con la enorme paciencia del brujo.
Su mano derecha volvió a empuñar el mango de la espada. Gritos por la retaguardia le alertaban de un posible peligro, por lo que no dudo en darse la media vuelta. Además estaban en esa posición los perros de metal.
Trato de reconocer a la mujer que corría pidiendo socorro, en vano. Se centró en el posible peligro, ídem. La oscuridad jugaba a favor de cualquiera que usará algo de sigilo. No dio demasiado tiempo de reacción, en esta ocasión solo alcanzó a dar la vuelta hacía donde miraba inicialmente. El salto le hizo pensar que se trataba de otra cibernética, pero pronto esas sospechas se vieron algo turbias.
Por alguna razón, conocía a Zero, pero la confusión de este en un principio fue evidente para el brujo. Después de todo no habían tenido las últimas aventuras en vano. Aquel polvo que uso la fémina, sin duda tuvo algún efecto en el pequeño aumentado. Kendovlah alzó la ceja y comenzó a dudar. Sabía que habían pociones y otras tecnicas para alterar memorias o sentimientos de las personas. Cabía también la posibilidad de manipulación mental, pero la celeridad y naturalidad de la conversación dejaban un extraño y leve margen de error en su lógica.
Recordó que Zero la reconoció como Reike, y esta se presento además como maestra del Hekshold. Aquello se le hacía sin duda curioso y un tanto sospechoso. Después de todo, hacía poco que Kendovlah también había ingresado a la academia y no había escuchado ese nombre. Sin embargo, existía cierto deja-vu o recuerdo de aquel rostro. «La he visto antes, pero no en la academia... ¿Dónde?» Se pregunto el brujo tratando de recordar en vano.
Se sacudió la cabeza y tras unos minutos de silencio en que las maquinas parecían buscar una respuesta ante la situación, el joven brujo se mantenía con la mano libre en su mentón; pose pensativa. Ya no trataba de recordar, entendió rápidamente el juego de la supuesta maestra. De alguna manera podría hacerlo más convincente y no dejar a su amigo entre desconocidos. La integridad del pequeño ahora había pasado a ser su mayor prioridad. Eso y hacer que sus anfitriones evaluasen lo que ellos llamaban «unidad defectuosa» o por lo menos quitarles ese termino a puñetazos en la jeta.
Los dedos que rascaban su mentón se levantaron y empuño dicha mano. Pronto esta quedo rodeada en fuego. La mirada de Kendovlah se mostraba penetrante y decidida, ya estaba asqueado de que llamaran a su amigo un pedazo de chatarra defectuoso.
—Además de asesor, también soy compañero de clases en el hekshold de Zero. Nos han dejado asistir a la reunión como una misión oficial de la academia y ahora también esta presente la maestra Reike —Comenzó a mentir, claramente. Parte de él le decía que si pedían el escrito oficial estarían jodidos, pero ya había atado ese cabo suelto. —Tengo poca paciencia, caballeros —Mintió de nuevo, pero si se le estaba colmando—. O nos dejan entrar o la bengala que voy a disparar, alertará a la academia de que algo ha salido mal. No queremos eso, ¿cierto?
Había recurrido ya a la estrategia de la bengala en otras aventuras, aunque era primera vez que debía fingir tener aliados alerta. Quería advertir las consecuencias de seguir usando el termino defectuoso sobre su amigo, pero entendía que por desgracia pedía milagros. Sin embargo, usaría este hecho como excusa para explotar en violencia si llegase a ser necesario.
-Kendovlah comienza a emplear su maestría en el elemento fuego.
Su mano derecha volvió a empuñar el mango de la espada. Gritos por la retaguardia le alertaban de un posible peligro, por lo que no dudo en darse la media vuelta. Además estaban en esa posición los perros de metal.
Trato de reconocer a la mujer que corría pidiendo socorro, en vano. Se centró en el posible peligro, ídem. La oscuridad jugaba a favor de cualquiera que usará algo de sigilo. No dio demasiado tiempo de reacción, en esta ocasión solo alcanzó a dar la vuelta hacía donde miraba inicialmente. El salto le hizo pensar que se trataba de otra cibernética, pero pronto esas sospechas se vieron algo turbias.
Por alguna razón, conocía a Zero, pero la confusión de este en un principio fue evidente para el brujo. Después de todo no habían tenido las últimas aventuras en vano. Aquel polvo que uso la fémina, sin duda tuvo algún efecto en el pequeño aumentado. Kendovlah alzó la ceja y comenzó a dudar. Sabía que habían pociones y otras tecnicas para alterar memorias o sentimientos de las personas. Cabía también la posibilidad de manipulación mental, pero la celeridad y naturalidad de la conversación dejaban un extraño y leve margen de error en su lógica.
Recordó que Zero la reconoció como Reike, y esta se presento además como maestra del Hekshold. Aquello se le hacía sin duda curioso y un tanto sospechoso. Después de todo, hacía poco que Kendovlah también había ingresado a la academia y no había escuchado ese nombre. Sin embargo, existía cierto deja-vu o recuerdo de aquel rostro. «La he visto antes, pero no en la academia... ¿Dónde?» Se pregunto el brujo tratando de recordar en vano.
Se sacudió la cabeza y tras unos minutos de silencio en que las maquinas parecían buscar una respuesta ante la situación, el joven brujo se mantenía con la mano libre en su mentón; pose pensativa. Ya no trataba de recordar, entendió rápidamente el juego de la supuesta maestra. De alguna manera podría hacerlo más convincente y no dejar a su amigo entre desconocidos. La integridad del pequeño ahora había pasado a ser su mayor prioridad. Eso y hacer que sus anfitriones evaluasen lo que ellos llamaban «unidad defectuosa» o por lo menos quitarles ese termino a puñetazos en la jeta.
Los dedos que rascaban su mentón se levantaron y empuño dicha mano. Pronto esta quedo rodeada en fuego. La mirada de Kendovlah se mostraba penetrante y decidida, ya estaba asqueado de que llamaran a su amigo un pedazo de chatarra defectuoso.
—Además de asesor, también soy compañero de clases en el hekshold de Zero. Nos han dejado asistir a la reunión como una misión oficial de la academia y ahora también esta presente la maestra Reike —Comenzó a mentir, claramente. Parte de él le decía que si pedían el escrito oficial estarían jodidos, pero ya había atado ese cabo suelto. —Tengo poca paciencia, caballeros —Mintió de nuevo, pero si se le estaba colmando—. O nos dejan entrar o la bengala que voy a disparar, alertará a la academia de que algo ha salido mal. No queremos eso, ¿cierto?
Había recurrido ya a la estrategia de la bengala en otras aventuras, aunque era primera vez que debía fingir tener aliados alerta. Quería advertir las consecuencias de seguir usando el termino defectuoso sobre su amigo, pero entendía que por desgracia pedía milagros. Sin embargo, usaría este hecho como excusa para explotar en violencia si llegase a ser necesario.
Off:
-Kendovlah comienza a emplear su maestría en el elemento fuego.
Última edición por Kendovlah el Sáb Jun 13 2020, 05:25, editado 1 vez (Razón : redacción, algunos fallos encontrados...)
Kendovlah
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 288
Nivel de PJ : : 2
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1878
Nivel de PJ : : 5
Temas similares
» La noche de la bestia [Mastereado][Magazubi+Dendrei]
» Calavera y Corazón [Cátedra, Kendovlah y Gaia]
» La huida [Libre 3/3]
» La huida. [Tema libre]
» Una huida hacia adelante [Libre] [CERRADO]
» Calavera y Corazón [Cátedra, Kendovlah y Gaia]
» La huida [Libre 3/3]
» La huida. [Tema libre]
» Una huida hacia adelante [Libre] [CERRADO]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Ayer a las 00:33 por Vincent Calhoun
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr