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Mensaje  Sango Sáb 3 Oct - 0:02

El mediodía les saludó con una fina lluvia que parecía flotar en el ambiente. El día anterior habían visto venir las nubes, grises, amenazadoras y en constante avance desde el noreste. Al menos la noche la habían podido pasar secos. Sango subió la capucha y echó un rápido vistazo al cielo.

- No nos debe faltar mucho... Diría que un par de leguas.- Siguió avanzando a un ritmo constante.

El viaje estaba resultando ser más fácil de lo que Sango había pensado en un momento: no se habían cruzado con mucha gente y además los caminos estaban en un relativo buen estado, pero claro, el otoño acababa de empezar. Giró la cabeza y miró a su acompañante, era la única que se había presentado en le punto de reunión, de hecho, ella misma, la tarde anterior a emprender la marcha, en su propio taller (al que Sango había entrado), se ofreció a ir con él y aún más, le había regalado una poción. Ben se llevó la mano a un bolsillo y cogió un par de hojas de menta.

- De verdad que me sigo sintiendo en deuda contigo por la poción.- Comentó antes de ponerse a mascar las hojas.

No habían charlado mucho durante el camino, habían comentado algunas cosas pero de poca trascendencia. Pero ahora que se acercaban al destino y que nadie más se les había unido, Sango tenía ganas de saber más de ella. Observó el entorno a su alrededor.

- Yo me crie en un sitio como este. A ver... no me refiero a un camino- sonrió con el intento de broma- me refiero a que la zona se parece mucho pese a estar tan al norte. Cedralada se llama el pueblo, pequeño, una aldea casi dedicada a la madera. Pocas veces vine al norte, y es normal, si lo piensas Lunargenta al sur y Baslodia nos quedaba muy lejos, aunque diría que si camináramos un día hacia el este o sureste podríamos llegar...- Sango se perdió en cálculos mentales. Cuando terminó volvió a echar un rápido vistazo a Magazubi.

- ¿Qué hay de ti? ¿Eres de por aquí? ¿Te dedicas en exclusiva a tu negocio? Por cierto, te admiro por ser capaz de llevar un negocio siendo tan joven.- Ben miró hacia otro lado y escupió las hojas de menta.- Hay que tener mucho valor y mucha iniciativa, la verdad, lo admiro.-



Caminaron durante un buen rato entre la fina lluvia, el sonido del viento contra los árboles y algún que otro animal hasta que a lo lejos divisaron humo. Sango se sintió aliviado pues durante algunos tramos del viaje sintió que podría haber errado el camino, pero, ¿cómo iba él a fallar en su tierra? No, era imposible.

El campamento al que llegaron tenía una disposición ligeramente distinta a la que Ben estaba acostumbrado a ver: la carpa principal, presumiblemente, la de los oficiales, estaba, como siempre, en el medio del campamento, pero el resto de tiendas en lugar de seguir una estructura ordenada que permitiera el paso de carros y topas, seguí un esquema radial de calles estrechas. Sango pensó que cabrían, si se apretaban un poco, dos personas caminando a la misma altura.

- ¡Alto!- Gritó un soldado que se acercaba a ellos.- Esta es una zona peligrosa, ¿Qué motivo os trae por aquí?- Preguntó antes de detenerse a cinco pasos con la mano en el cinto.

- Saludos y que los Dioses te guarden compañero.- Sango dio un paso al frente y se llevó le puño al pecho e hizo una ligera reverencia.- Hemos venido porque ha llegado hasta Luanrgenta un problema que existe con una población local de... de bestias.- Sango dio un paso atrás.

- Ah...- Se relajó pero su cara era de decepción.- Venid.- Les hizo un gesto.- Sois los primeros en llegar y me temo que no habrá más refuerzos, ¿verdad?- Hizo una mueca. Los condujo por el exterior del campamento y les mandó parar en un lugar concreto.- Tengo que informar de vuestra llegada, necesito vuestros nombres.

- Yo soy Ben Nelad,- se adelantó un paso como antes y - aunque casi todo el mundo me conoce como Sango, serví a las órdenes del Capitán Karst en la Academia.- Sango dio un paso atrás. El guardia enarcó una ceja y sonrió.

- Entonces eres de infantería. Me alegra ver a un compañero. Ya hablaremos, si podemos, claro.- Miró hacia Magazubi esperando a que se presentara.- Bien, daré parte de vuestra llegada, no os valláis muy lejos puede que os llamen en seguida, las cosas- miró hacia los lados y se acercó para bajar el tono de voz- no están muy bien.- Acto seguido se retiró.

Ben observó como se marchaba hacia la tienda central al tiempo que varios de los soldados allí presentes clavaban sus ojos en ellos. A lo lejos, hacia el oeste se veía una casa, pero no mucha más actividad. Ben frunció el ceño. Un silbido les llamó la atención. Era el soldado que había estado con ellos y que ahora les hacía señas. Les habían hecho llamar al instante.

No, las cosas no iban bien por allí.


Aclaraciones:
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Mar 6 Oct - 23:17

Había tenido la oportunidad de conocer a este señor en mi taller cuando me cortó la inspiración mientras dejaba aflorar mis escasas habilidades de canto. En resumidas cuentas yo tenía algo que él quería y él tenía algo que yo quería, una aventura.

Partí con él al día siguiente de su visita en mi taller y para no complicar demasiado las cosas fui sin compañía de mi aion. Como el día comenzó un poco lluvioso busqué comprarme un paraguas e ir a encontrarme con el señor.

No había compartido muchas palabras con él hasta que me comentó que se sentía en deuda conmigo. ¿What?

- No, no, en serio no te preocupes. Cero deudas - le comenté despreocupada.

Caminamos un poco más y empezó a contarme su historia, lo escuché atenta hasta que me preguntó por mí esbocé una sonrisa.

- No soy de por aquí, o bueno ... Al inicio vivía con mi papá y como desde los 9 años empecé a viajar- hice una pausa - Actualmente sí, me dedico principalmente a mi negocio y a estudiar- tomé aire y luego solté una risita -Más que valor necesitas querer hacer las cosas. Mi taller es cómo mi casita, sólo le ofrezco lo que sé hacer a la gente y obtengo un beneficio monetario de eso. Trabajo desde casa.-

Me daba un poco de risa que admiraba el hecho de que llevara un negocio; la verdad nunca había pensado en eso, pero cuando estás sola ¿de qué otra forma podrías ganarte la vida a parte de robando?



Llegamos a un campamento en donde un hombre nos detuvo. Mi acompañante se encargó de las presentaciones iniciales y cuando fué necesario comenté.

-Mi nombre es Magazubi- comenté en el momento en el que fue necesario aclararlo, pero no dí mucho detalle al hombre que nos interrogaba.

Pasó un momento bastante incómodo mientras el hombre se alejaba con nuestra información y todos los presentes sentían curiosidad por nuestra presencia. Suspiré y me dirigí hacía donde nos llamaba este hombre mientras cerraba mi paraguas.

En la tienda central ya más calmados nos informaron que estaban desapareciendo hombres de las granjas del pueblo, y que se decía que era obra de un grupo de Kobolds, criaturas pequeñas y que adoran el oro. No los culpo por querer objetos brillantes y preciados, al final eso significaba valor para muchos y tiempo para otros.

Nos informaron también que la honorable capitana de Verisar María Mill iba a acoger a todo persona dispuesta a rescatar a los campesinos y a enfrentarse al rey Donmensteir. Eso podría darme algunos aeros y además brindarme una gran oportunidad para conseguir una mejor reputación.

Después de oir toda la información que tenían para decirnos me puse a pensar también en lo interesante que sería ver los objetos que han recolectado estos animalitos.

- Han investigado bastante - comenté.

Toda la información que nos proporcionan:

- ¿Alguna consideración que debamos tener o algún equipo que nos vayan a suministrar? - pregunté por curiosidad pero al final la respuesta fue negativa.


- ¿Sango?- dije un poco dudosa porque no sabía cómo profería que lo llamaran -Como nos acaban de decir nuestra misión está muy clara: túneles, rescatar prisioneros y piedra mágica- hice una pausa - ¿Te gustaría que nos hiciéramos pasar por granjeros fáciles de capturar y así infiltrarnos, o buscar por nuestra cuenta la forma de encontrar a los prisioneros? Ambas opciones son muy épicas- comenté mientras mi mente maquinaba ambas opciones.

- Podemos planear una estrategia principal y a partir de esa seguimos el plan de rescate ¿Qué ideas se te ocurren?-
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Vie 9 Oct - 0:45

Las explicaciones fueron claras, breves y concisas. A Sango le gustó que la capitana no se anduviera con rodeos y con charla vacía como gustaba a algunos oficiales de la Guardia. Cuando hubo acabado cedió la palabra para comprobar si había alguna duda. Sango se adelantó.

- Una pregunta Capitana Mills, ¿nos tenemos que encargar de todo eso, solos?- Hizo énfasis en el "solos".

- Sí. Le seré sincera, debemos asegurar la zona y mantener a la población a salvo de cualquier peligro.- Era una profesional.- La compañía está escasas de efectivos y los que sobran son el refuerzo del resto de tareas. Así que sí, Sango, vais a estar solos. Os habéis ofrecido de hecho, ¿os vais a echar atrás?

- No, Capitana Mills.- Se apresuró a decir Sango

- Bien, retírense, en cuanto tengan un plan comunicádmelo.- Sango salió tras Magazubi y Ben propuso caminar mientras planificaban la estrategia a seguir.

La lluvia había parado pero se había levantado aire que enfriaba el ambiente. Sango se arrebujó en la capa y buscó alguna hoguera para calentarse y al menos estar más cómodo. Mientras se dirigían al lugar, Magazubi comentó la idea de hacerse pasar por granjeros. Ben hizo una mueca.

- No estaría mal, pero no me gustaría perder el control de mis armas. Un granjero no suele ir armado.- Sonreí levemente.

La pareja llegó a la hoguera, allí había dos soldados que les saludaron con un gesto de cabeza, después siguieron hablando en voz baja. Ben llevó las manos sobre el fuego que lanzaba crujidos, chispas y desprendía un agradable calor que reconfortó a Sango.

- Además, seguramente nos lleve ante el líder y si lo que dice la Capitana es cierto nos hechizará y estaremos perdidos.- Sango refregó una mano contra la otra.- Sinceramente me gustaría que los comepiedras salieran de la mina y pudiéramos combatir con ellos en campo abierto. Contaríamos con la compañía.- Ben miró a los soldados que detuvieron su conversación y que los miraban abiertamente intrigados.

Ben se quedó mirando al fuego durante un buen rato sin decir nada. Le tranquilizaba ver como las llamas bailaban al tiempo que consumían lentamente, pero de forma efectiva, las ramas que había utilizado como combustible. Ben aspiró una bocanada de aire fresco.

- No me gusta que ese rey de los comepiedras esté en posesión de un artefacto tan poderoso.- Hizo una breve pausa y giró la cabeza para mirar a Magazubi.- Tenemos que matarlo. Bueno... Lo primero es rescatar a los aldeanos, pero, ¿y si la brujería que ha utilizado nos impide llevárnoslo? ¿Y si, los Dioses no lo quieran, vuelve a esa buena gente contra nosotros? No, yo creo que debemos deshacernos de él, o al menos arrebatarle la gema.- Frunció el ceño porque se dio cuenta de que iba a ser una tarea difícil.- Además, si entramos allí, ¿quién nos dice que saldremos? Las minas no son sitios agradables en los que uno puede ir a dar un paseo...- Hizo una mueca.

Los dos soldados se levantaron y les saludaron antes de marcharse a sus tareas. Magazubi y Sango se quedaron solos. Ben miró a la joven durante un breve instante y luego se centró una vez más en el fuego.

- Centrémonos en las cosas que sabemos: hay gente, kobolds comepiedras y su rey. Bien, los túneles tendrán que ser lo suficientemente grandes para que los hombres y mujeres trabajen. Digo yo que nos podremos mover relativamente cómodos.- Se llevó una mano contra el cuello para aplastar un mosquito que desechó contra el fuego.- El sigilo no es una opción... no creo que lo sea si lo que nos cuentan sobre los comepiedras es verdad.- Sango se negaba a llamarlos por su nombre, más que nada por rabia.- Se me ocurren varios escenarios.- Dijo.

Sango sonrió y centró toda su atención en el avance de una pequeña llama por una rama seca.

- El primer escenario es entrar y liquidarlos según los vayamos viendo. Avanzamos a buen ritmo, localizamos a los prisioneros y los sacamos cueste lo que cueste. Los hacemos salir, a ellos y a su rey y los masacramos aquí fuera. Necesitamos hierro, algo de hierro.- Hizo otra pausa.

- El segundo escenario es sacarlos mediante trampas, para ello necesitaríamos aeros... Me explico,- miró a Magazubi- dejamos un rastro de aeros hasta un lugar y los emboscamos. Nos los vamos cargando poco a poco y... Joder, tendrá que salir en algún momento.- Obviamente se refería al rey de los kobolds.

- Tercer escenario, plantear un enfrentamiento directo. Se supone que los masca-rocas hablan nuestro idioma, bien. Les proponemos un desafío. Si lo aceptan nos cargamos al rey, que no lo aceptan, volvemos al escenario uno.- Sonrió y volvió a mirar al fuego.

La ramita se había consumido por completo y Sango se acuclilló para arrimar leña húmeda al fuego pero sin introducirla directamente en el fuego. La madera húmeda no arde bien. Aquellos soldados no tenían ni idea de cómo mantener vivo un fuego. Se volvió a poner en pie.

- Para mi, Magazubi, la cosa es bien simple. Tenemos que matar al rey, cuando este caiga, el resto de problemas se solucionará.- Sango decidió sentarse en uno de los tocones que había dejado libre uno de los soldados. Volvió la cabeza hacia su joven compañera.- ¿Tú qué opinas, Magazubi? Me gustaría saber tu opinión acerca de esa gema, qué poder puede llegar a alcanzar y qué posibilidades hay de que esa gema pueda volver a los prisioneros en nuestra contra.- El interés era real, no en vano ella fabricaba pociones.

Sango, esperando una respuesta, volvió a mirar el fuego. Todos los escenarios planteados tenían algo en común: hacerles salir y matarlos. Solo esperaba que su miedo a los espacios cerrados no se hubiera hecho muy evidente.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Jue 15 Oct - 0:18


Hablar con Sango era interesante por un lado y estresante por otro. Teníamos formas totalmente diferentes de hacer las cosas, aunque debo admitir que tenía razón en cuánto al tema de hacernos pasar por aldeanos y no tener acceso a armas.

En el fondo me parecía fascinante mi egoísmo de pensar que todos piensan como yo, pero si quería culminar con éxito la misión debía dejar mi ego atrás.

Cuando Sango comentó que le gustaría sacar a los kobolds de las minas y combatir contra ellos con la compañía abrí mis ojos de par en par pensando en que mi idea era adentrarnos en las minas y de alguna forma llegar hasta los aldeanos y rescatarlos a escondidas. ¿Contar con otros? ¿En serio?...

Seré muy sincera, al principio me parecía súper loco pero al pensarlo mejor mi idea también era hiper absurda, los humanos no son bien recibidos en las minas, y seguramente habría demasiados kobolds que conocen a la perfección su terreno versus dos extranjeros.

Estuve escuchando atenta al chico, no quería lanzar un plan y luego arrepentirme, quería ver el problema desde distintos ángulos. Lo tres escenarios que Sango planteó eran interesantes pero me hacía mucho ruido el pensar que de verdad él quiere aniquilar al Hobglobin. Suspiré y comenté -Eso sería hacer más difícil una misión que es bastante difícil pero no te detendré si quieres hacerlo-.

-Se me ocurre que nos dividamos el trabajo, que alguno de los dos se encargue principalmente de recuperar esta joya peligrosa y el otro se encargue de deshacerse de algunos kobolds y rescatar a los aldeanos. Claramente ambos nos apoyaríamos pero así tendríamos cada uno un objetivo claro- propuse - Lo otro que se me ocurre es que ... necesitamos entrar a las minas para dar con los desaparecidos y la joya, sin importar que luego quieras sacar al Hobgoblin y matarlo. Estos seres se ven atraídos por los objetos muy valiosos y mágicos ¿cierto?- hice una pausa pensando -No creo que podamos conseguir algo tan costoso, ni hacer replicas creíbles... tampoco soy una bruja ilusionista, por lo que podríamos hablar de una pieza de valor poderosísima sin nunca mostrarla- mientras comento al respecto me emociono porque se me acaba de ocurrir una idea -¿Y si y si y si?- digo acelerada -¿Y si justamente conversamos con el Hobgoblin de que la única forma de hacer el trato y que vea y pruebe la joya inventada sea que salga de las minas y se encuentre con nuestro "proveedor"?-

Las ideas venían a mi cabeza como un torbellino -El objeto preciado que le podemos ofrecer al Hobgoblin puede ser un cetro de oro, que tiene un cristal canalizador de éter y que contiene la esencia de un elfo muy poderoso proveniente del linaje de los primeros elfos de la historia- sigo contando dejando que mi imaginación suelte todo -Esa esencia le permite al portador quitar años de vida para almacenarlos en el cristal y luego esos años almacenados otorgárselo a otra persona- al terminar de explicar me emociono más por mi gran idea y simulo una explosión mental con mis manos - PUFF -

puf:
cetro mágico:

-¿Qué te parece? ¿Estás ready para mañana tener nuestro encuentro con los kobolds?- le pregunto entusiasmada mientras mi cabeza se emociona diseñando pitch de ventas estratégicos y elaborados para el Hobglobin. Muevo un poco mis manos de un lado a otro fingiendo un diálogo de negociación.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Jue 22 Oct - 0:11

Sango escuchó atentamente a Magazubi mientras seguía contemplando el fuego, observando su insaciable hambre de destrucción. Ella dio su opinión sobre los escenarios que él había planteado momentos antes y posteriormente insistió en que deberían entrar en la mina. La insistencia de la joven le hizo replantearse varias cosas. Emitió un gruñido y estiró las piernas.

Hubo un instante en el que Magazubi dejó de hablar, Ben volvió la cara hacia ella y vio que la joven había dado con algo. La miró con atención. La joven expuso un enfoque distinto, ¿por qué no hacerse pasar por unos intermediarios que querían concertar una reunión entre comprador y vendedor? Las ideas para tramar la mentira fueron agolpándose en su cabeza. Podían entrar con el pretexto de querer reunirse con el hobgoblin, así podrían echar un vistazo y localizar a los prisioneros y... Sí, la joven le había contagiado el entusiasmo y Sango no pudo evitar esbozar una sonrisa pensando en que podían tener opciones.

- Bien, me parece buen plan.- Hizo una pausa.- He cambiado de idea con respecto a lo de entrar en la mina, me sigue sin gustar pero, creo que es la mejor opción para ver toda la operación y ver dónde tienen a los prisioneros.- Tragó saliva mientras disipaba de su mente imágenes de tierra tragándole.

Hablaron durante un buen rato discutiendo cómo llevarían a cabo el engaño cómo debían comportarse y qué hacer si algo salía mal. Pero ante todo, Sango recalcó que su prioridad era sacar a los humanos atrapados allí en las minas.

- En resumen, nos acercamos a uno de los agujeros de esa escoria comepiedras, dejamos que salgan, decimos que "nuestro señor" tiene algo de interés para el rey comepiedras, insistimos en que queremos hablar con el rey en persona pues así nos lo han pedido, si nos dejan entrar nos fijamos en todos y cada uno de los detalles de esa mina, localizamos a los prisioneros y cuando concertemos la reunión nos largamos y preparamos la emboscada.- Sango enumeró las cosas que creía más importantes.- Si el hobgoblin sale, podríamos cavar un pozo y hacer que camine hacia la trampa mientras nos encargamos del resto de escoria.- Una sombra recorrió sus ojos.

Ben se preocupó al pensar en qué pasaría si no les dejaban entrar. Probablemente no les dejaran pasar, de hecho, en lo más profundo de su ser, así lo deseaba, pero tenían que hacerlo, era la mejor opción que tenía para garantizar que, en primer lugar, localizar a los prisioneros y en segundo lugar verificar que estaban bien.

- Si no nos sale bien a la primera, tendremos que entrar y echar un vistazo, pero, confiemos en que los Dioses se pongan de nuestra parte.- Se acercó a Magazubi.- ¿Te parece que todo está bien? ¿Algo más que añadir?- Ben miraba a los ojos a la joven bruja.

Una fina llovizna comenzó a empaparlo todo, una vez más.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Sáb 24 Oct - 21:06

Estaba muy emocionada por la idea de negociar con el Hobgoblin, podría ser una excelente oportunidad de conseguir la piedra mágica y tal vez dar con algún objeto extraño.

¿Por qué pienso en objetos? ¿No se supone que iba a dejar de robar y tener una vida con mayor significado? A ver, tengo que concentrarme. Voy a estar en una mina rodeada de joyas y objetos mágicos bien valorados, tengo que tener fuerza de voluntad para enfocarme en el objetivo principal: salvar personas.

-Deberíamos usar los túneles de las minas abandonas. Según hay un camino que nos lleva a las minas de los kobolds, luego nuestra escusa será la venta- dije para añadir a la información de Sango.

[ . . . ]

Al día siguiente me levanté temprano y me equipé con mi ropa acostumbrada, mis agujas, tres pergaminos explosivos y la poción de salud; también me hice una trenza para despejar mi rostro y me alisté para encontrarme con mi compañero.

Me dí cuenta que iba a necesitar algo con qué alumbrar los túneles y le pregunté a los chicos del campamento si tenían algo que nos ayudara. Tenía algunas lámparas pero nada sofisticado.

Hace algún tiempo había aprendido a encantar con luz algunos elementos, era uno de estos encantamientos más básicos, así que haciendo memoria y utilizando algunos implementos que me facilitaron logré encantar una bara para que nos ayudara con la iluminación. Una runa escrita en la bara, unas palabras y concentración de energía, era lo que hacía falta para convertir un objeto en una efectiva fuente de luz. (1)

-Listo- me dije a mí misma al estar preparada para todo lo que pudiese venir.

-¿Estás listo?- le pregunté al joven mientras terminaba de comerme una manzana que había conseguido en el campamento.

-Estuve ojeando los planos de los túneles. No tuve mucho tiempo de revisarlos a profundidad pero aquí tienen registrada la intersección con las minas de los kobolds- comenté mientras analizaba el papel que tenía en mis manos -No está muy actualizado pero nos sirve de guía-

[ . . . ]

Túneles:
Música:

Ya en los túneles prendí mi bara de luz que emitió un resplandor cálido y rojizo que pintaba las paredes.

Avancé con cuidado siguiendo los planos que nos proporcionaron y atenta a cualquier eventualidad.

Observé a un par de kobolds pasar con hachas mientras hablaban de Donmensteir. Abrí mis ojos de par en par, nunca había visto a los kobolds. Por otro lado ¡Que interesante que tiene hasta nombre este tipo! Pensé mientras consideraba que esta bestia a la que intentábamos engañar no era una bestia cualquiera.

Mi corazón se paralizó un momento en cuanto crucé mirada con estas criaturas, pero me calmé en cuanto vi que ellos siguieron su camino. (2)

Con una distancia prudencial y cautela me dispose a seguirlos. Quería saber hasta dónde podrían llevarme.
_____
(1) Uso de profesión arcana para crear una fuente de luz.
Creación:

(2) Los kobolds no ven muy bien y como aún no llegamos oficialmente a la parte de las minas aún no se han comportado hostiles.

Lo que llevo:



Última edición por Magazubi el Sáb 19 Dic - 3:06, editado 1 vez
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Miér 28 Oct - 23:37

Tras revisar unos mapas de las galerías, obtenidos gracias a un hombre que afirmaba haber escapado de las minas, volvieron a revisar el plan más de una vez. Sango estaba empeñado en aprenderse de memoria el mapa mientras Magazubi repasaba punto por punto qué debían hacer. Fueron un par de campanadas, hasta que cayó la noche, bastante intensas.

- Así que, ya tenéis claro qué es lo que vais a hacer, ¿cierto?- Sango giró la cabeza y se apresuró a ponerse de pie pero rápidamente la Capitana le ordenó que se quedara sentado.

- Sí, si todo sale tal y como lo hemos previsto.- Contestó Sango.- Al menos creo haber memorizado el plano que teníais, que por cierto, y si se me permite, vaya suerte, ¿no?- Sango se echó hacia delante y cogió el tazón que contenía sopa y que le habían llevado anteriormente.

- No sé si podrás fiarte mucho de ese plano, la parte humana sí, la otra... Esos kobolds cavan rápido y sin descanso, los túneles pueden cambiar en cuestión de un par de días, el señor Backman podría estar equivocado.- Suspiró-. Ni me imagino para qué querrán esclavos humanos, pero...- hizo una pausa mientras se sentaba a un par de pasos de Sango- Tenéis que sacarlos de allí. A ellos y al cetro con la joya.- Dirigió la mirada a Sango.

Ben ignoró la mirada y sorbió la sopa. Era la primera comida caliente que tomaba desde su partida de Lunargenta y pese a ser una simple sopa de cebolla, le reconfortó.

- ¿Es posible que se estén muriendo?- Ben miró a la Capitana que fruncía el ceño.- A ver, ¿por qué tomar esclavos? Esos masca-rocas se supone que son codiciosos y se multiplican como conejos, entonces, ¿por qué coger personas normales como prisioneros? Es posible que se estén muriendo y la codicia y el ansia no les permita ver más allá.- Sango volvió a la sopa.

La Capitana Mills miró al suelo y jugueteó, con la puntera de su bota izquierda, con una piedra. La llevaba de un lado a otro, como un pastor moviendo un rebaño. Finalmente se levantó.

- Es posible.- Dijo mirando a la noche.- Encargaos de traer a los prisioneros y recuperar la joya, es importante que la traigáis, un arma de ese calibre no puede estar en manos de cualquiera. Y como consejo, tratad de no usar la violencia en la medida de lo posible, ojos atentos a cualquier cosa y si en algún momento la misión corre peligro, dais media vuelta y salís corriendo, ¿entendido?

- Sí señora.- Se apresuró a contestar Sango antes de apurar el tazón de sopa.- Pero sigo creyendo que lo mejor es matarlos a todos.

- No te enfrentes a Donmensteir, es una orden.- Sin decir nada más se alejó.

Ben se quedó mirando hacia donde ella le había hablado por última vez, escuchando por un lado las llamas y el viento y por el otro las pisadas de la Capitana alejándose. Tuvo mucho en lo que pensar esa noche.

[...]

La mañana siguió tan triste como la del día anterior: gris, fría y con una intermitente llovizna que solo servía para empaparlo todo aún más. Los fuegos tenían dificultades para mantenerse prendidos. Ben se ajustó el cinto con las armas y se echó el escudo a la espalda. Echó a andar por el campamento hasta que dio con Magazubi.

Sí, salgamos.- Contestó a continuación.

Partieron en dirección a las minas que se encontraban en unas colinas que estaban al otro lado de un pequeño arroyo que servía para sacar agua, limpiar minerales y por supuesto, regar los campos. Ben observó que Magazubi estudiaba, una vez más, el mapa.

- Anoche tuve una breve conversación con la Capitana Mills. La mina hecha por los nuestros debería seguir intacta, pero según ella, los kobolds pueden cambiar las galerías a su antojo. Recemos a los Dioses para que todo siga igual.- Ben miró al frente y divisó antiguas construcciones relacionadas con las minas abandonadas tiempo atrás.- Hay otra cosa que quería comentarte, se me ocurrió anoche, y de hecho se lo comenté a la Capitana, ¿es posible que los kobolds se estén muriendo? ¿No se supone que se reproducen como conejos? Entonces, ¿para qué llevar humanos dentro?- Llegaron a la boca de la mina.- Sólo quería comentarlo... Joder, no hemos traído algo para.... Magazubi empuñó una vara que llevaba consigo y al instante se encendió.- Impresionante.- Se limitó a decir.

Entraron en la mina, Magazubi fue delante, con el plano en la mano y Sango se quedó un par de pasos por detrás, empuñando el escudo y con la mano puesta sobre el hacha, dispuesto a sacarla en cualquier momento. Las galerías parecían bien apuntaladas, pero quién sabe cómo estaría la madera por dentro. A Ben le recorrió un escalofrío al pensar en quedarse allí atrapado.

Giraron a izquierda, luego a derecha y llegaron a una galería que tenía una ligera pendiente. Bajaron con cuidado, dejando galerías a un lado y a otro hasta que llegaron a un tramo llano en el que volvieron a girar a la izquierda. A lo lejos se escuchaban voces. Ben se puso tenso y se acercó un paso a Magazubi.

- ¿Has visto donde tenemos que cavar? Donmensteir dice que ahí hay oro.- Dijo una voz chirriante como el de unos goznes oxidados.

- Sí, abriremos, sacaremos y...- Los kobolds miraron en dirección de Sango y Magazubi. Sango sacó el hacha y se puso en postura de combate.- ¡Tendremos más oro! Donmensteir no falla, no lo ha hecho nunca, es sabio.- La segunda voz era más grave y parecían haberles ignorado.

Sango le hizo un gesto a Magazubi para que aguardaran unos instantes.

- Deberían haber visto la maldita vara iluminada.- Murmuró Sango al cabo de un rato antes de seguir a Magazubi que se lanzó tras ellos.

A medida que penetraban más y más, siguiendo a aquella pareja de kobolds Sango se sentía más inquieto e incómodo. Era una mina, hacia calor y el aire estaba cargado por no hablar de la escasa luz que había en los túneles, proporcionadas por lámparas con velas casi gastadas y antorchas completamente consumidas. Ben tragó saliva.

- Nos están siguiendo.- Dijo Sango en voz baja.

Y era verdad, había notado que varios pasos por detrás los seguían unos cuanto kobolds. Los había escuchado farfullar varias veces. Lo que no esperaba era que justo delante de una galería por la que pasaron salían varios humanos cargando con unos sacos enormes a la espalda. Se giraron para mirar a Magazubi y a Sango. Se sorprendieron tanto como ellos al verlos.

- ¡Avanza!- Un latigazo restalló en el túnel. Sango desenfundó el hacha.

- Quieto, intruso. Os hemos olido desde el principio y pagaréis cara vuestra intrusión. El intrusismo se paga caro, sí... Donmensteir os lo hará pagar caro, sí, intrusos... No sois más que intrusos que merodeáis por nuestros túneles, ¡intrusos!- Amenazó a Sango con un pico.- ¡Caminad, instrusos!- Sango escupió al suelo en su dirección y caminó siguiendo a los prisioneros. Guardó el hacha.

Los condujeron a través de un par de galerías para salir a un pasillo mucho más ancho. Le hicieron caminar largo rato, siempre bajando. La escolta de kobolds se fue haciendo cada vez mayor, por suerte la luz aumentó. Donmensteir aguardaba al final, en una gran cámara en la que había montones de piedras preciosas, tiradas como si fueran trastos sin valor.

- ¡Já! Aquí están nuestros invitados.- Gritó con voz gangosa.- Bienvenidos a esta, mi humilde morada, casa de Donmensteir, rey de los Kobolds y...- La vara iluminada rápidamente captó su atención.- Bonito objeto... ¿me lo prestas?- Donmensteir dio un par de pasos torpes en su dirección.

Sango había tenido tiempo para observar como los humanos presos descargaban el contenido en una de las pilas. Les dejaron descansar porque la escena de los intrusos con el rey les llamaba la atención.

- No.- Dijo Sango con voz firme. El rey ladeó la cabeza y giró su cuerpo. Ben pudo ver el cetro colgado en una suerte de arnés.

- No hemos venido a prestarte nada. Hemos venido-

- No me importa lo que digas ahora. Habéis entrado sin permiso en mi casa y eso se merece un castigo.- Sus ojos aun seguían centrados en la vara pero de vez en cuando se desviaban a Sango.- Que menos que reparar esa ofensa con un pequeño presente, podría cambiar vuestro destino.- Dio otro par de pasos hacia delante y fijó sus ojos en el escudo.- Aah, el escudo...-

- No, una vez más.- Dijo Sango una vez más.

- Ah, me estoy cansando de ti.- Donmensteir endureció el tono.

Había una cantidad considerable de kobolds, Sango, por la descripción que le habían hecho de las camadas de los kobolds, se esperaba bastantes más, pero, claro, podrían estar picando en cualquier túnel o escondidos esperando ordenes.

- Quiero la vara de luz, tu escudo y tu espada. Ah, y llevas algo en el cuello, ¿verdad?- Donmensteir sonrió al ver que Sango fruncía el ceño.- Dádmelo por las buenas.- Su sonrisa se ensanchó, haciendo visibles, a la luz de las antorchas, sus dientes, afilados y en gran cantidad.

- Tenemos una propuesta que hacerle, majestad.- Ben escupió la última palabra.

Ben se ajustó el cinto para que el tahalí bajara un palmo y fuera más fácil desenvainar la espada. La sangre le hervía, no quería decir nada más porque tenía la sensación de que sus próximas palabras serían para rey y su madre.

No apartó los ojos del hobgoblin.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Jue 29 Oct - 22:39

Me parecía un poco alocada la idea de Sango de que los kobolds estén muriendo. Que estas criaturas estén secuestrando humanos para trabajar en las minas podía ser solo placer. En cualquier caso mi mente seguía la idea de esperar lo mejor pero estar preparados para lo peor.


Después caminar de una intersección a otra luego de nuestro primer encuentro con kobolds no pude evitar...

-Achú- estornudé y mi cuerpo se estremeció un poco.

Esperaba no haber hecho demasiado ruido, pero ya el mal estaba hecho. ¡Malvada lluvia! Los cambios de temperatura muy repentinos me aflojaban la nariz.

Llevé mis dos manos a mi rostro para tratar de sacudirme de ese inicio de resfriado y escuché a mi compañero comentarme que nos estaban siguiendo. Lo que faltaba.

-Achú- volví a estornudar mientras vi unas personas cargando unos sacos; luego  unos kobolds nos escoltaron.


Me provocaba agarrar el hacha de Sango y cortarme la nariz por lo fastidiosa que se estaba poniendo, pero aquella idea sería contraproducente. Me soné un poco la nariz, soplando por ella y me llené la mano de moquitos. Suspiré y me sacudí la mano para que ese líquido más aguado que espeso se desprendiera de mí; luego quedaba pasarme la mano por el pantalón para no andar toda húmeda.


Estaba interesa en conocer a Donmensteir pero en ese momento andaba con la nariz demasiado fastidiosa como para prestarle mucha atención. De hecho estaba a punto de entregarle mi lámpara sin tanto drama al hobgoblin, pero Sango se empezó a hacer el héroe.

Suspiré sin querer contradecirlo y recogí mi brazo para no dejar que me agarraran la vara.

¿Qué está haciendo Sango? ¿Quiere que nos maten antes de saber el paradero de los inocentes secuestrados?

Tenía el estómago un poco revuelto por la actitud tan hostil que estaba teniendo mi compañero.¡Estamos en su terreno! Me provocaba gritarle. No estábamos en posición de ponernos así, estaba muy claro que estábamos en desventaja pero la actitud de Sango solo hacía enfurecer más a el hobgoblin.

Sentí que el tiempo se detuvo unos segundos mientras ingeniaba un plan para retrasar nuestra muerte. Mi cabeza empezó a imaginarse distintas situaciones y concluí que la más favorable no sería la venta, teníamos que hacer que el hobgoblin bajara la guardia.

¡Lo tengo!

Cambié la lámpara de mano con cara de preocupación y con la mano libre (y libre de moquitos), traté de agarrarle la mano a mi compañero y entrelazar mis dedos con los de él. Quería que me sintiera, esperaba que aquel acto pudiese hacer que disminuyera su rudeza y me dejara tratar con Donmensteir.

¿Pelusa o Bio? Suspiré y bajé la mirada.

Aún tratando de mantener contacto corporal con Sango recordé cuando me robaron a mi Pelusa, un aion que me ha acompañado desde hace muchos años y que tiene un significado emocional muy fuerte para mí. Enseguida mi corazón se llenó de tristeza al revivir el único momento en el que de verdad pensé que jamás lo volvería a ver.

De mis ojos empezaron a brotar unas pequeñas lágrimas, y en ese momento elevé un poco la mirada dejando en evidencia mi tristeza con el hobgoblin.

Hice contacto visual con Donmensteir y pensé que por mi culpa y por tratar de rescatar a mi aion murió un gran compañero del gremio de los ladrones. Mis ojos se inundaron más rápido y se me entrecortaba la voz.

-Señor- dije entre mi llanto -Disculpe-

Inspiré aire por la nariz de forma rápida para que mi nariz sonara; tenía que aprovecharme de mi resfriado que me ayudaba a darle color a mis mejillas y darle sonido aguado a mi nariz.

-Por favor disculpenos- me arrodillé en el piso e hice una reverencia.

Opté por respirar de forma muy fuerte ya que no estaba segura de poder fingir un lloriqueo audible. Bajé mi cabeza y llevé con cautela una de mis manos a mi tobillo para sacarme de adentro de mi pantalón mi cuchillo.

Enseguida me lancé sobre la pierna de Sango y la abracé con fuerza como aferrándome a un recuerdo doloroso. Con cuidado fui escondiendo mi cuchillo en el pantalón de mi compañero mientras me secaba mis lagrimas con su ropa.

Me acurruqué en la pierna de Sango.

-Por favor disculpe- hago un sonido con mi nariz -Perdí a mi familia y lo único que me quedó de herencia es un cetro mágico que elonga la vida, pero no sé usarlo- bajé la mirada y luego volví a ver al hobgoblin -Estoy muy necesitada... Me interesa venderle por lo que sea ese cetro, y si necesita ayuda en mano de obra y puede darme comida sería ideal-

Esperaba que nuestra debilidad fuera nuestra mayor fortaleza. Necesitaba que confiara en nosotros y no nos viera como una amenaza, de hecho sería ideal si lograba hacer que fuese irresistible que se quisiera aprovechar de nosotros.

Cuando ya me aseguré de que Sango tuviese seguro mi cuchillo me despegué de su pierna y me levanté.

-Por favor acepte mi vara luminosa y ... - miré el escudo y la espada de Sango a ver si se unía a mi complot.

-De verdad necesito el dinero. No tengo problema de trabajar con usted-
dije mientras mi estómago empezaba a retorcerse a cada paso que me acercaba a la criatura. Entregué con cuidado mi vara y cerré mis ojos para no develar el miedo que tenía por no saber la reacción.
______

Importante: Escondí mi cuchillo en el pantalón de Sango y entregué mi vara de luz
Lo que llevo:


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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Lun 2 Nov - 9:55

Magazubi le cogió de la mano. Sango giró lentamente la cabeza y miró allí donde se entrelazaron sus dedos. La furia y el odio que sentía hacía tan solo un par de latidos se habían desvanecido para dar paso al desconcierto. El llanto de Magazubi terminó por confundirle aún más y a ponerle nervioso. El plan se estaba desmoronando.

La joven se arrodilló y tras unas palabras se lanzó a su pierna. Ben la miró y luego a su alrededor. Tanto los kobolds como el rey contemplaban la escena. Magazubi estaba toqueteando los pantalones y Ben se estaba alterando pero al final notó por qué lo hacía. Había escondido algo en el bolsillo derecho. Ben sintió la tentación de echar mano al bolsillo pero se contuvo y siguió mirando a Magazubi sin decir nada que ahora le contaba una historia al hobgoblin.

El hobgoblin emitió un sonido que era una mezcla de un cloqueo y un graznido y que seguramente era su forma de reírse porque se había llevado las manos al pecho. Magazubi le tendió la vara y no tardó en cogerla con un gesto rudo y que contrastaba con cómo la sostenía para examinarla. Parecía una madre que ve por primera vez a su recién nacido, salvando las distancias, claro.

- La vida, ¿eh?- Preguntó distraído el rey de los Kobolds.

Sango apartó sus ojos del hobgoblin y miró en la dirección en la que estaban los prisioneros. No pudo distinguirlos pues los kobolds habían arrimado más antorchas.

- Maravilloso.- Dijo el gangoso rey.- ¿Y tú qué me ofreces?- Se dirigía a él.

- No tengo nada que sea de vuestro agrado, quizá mi fuerza de trabajo...- Sango dejó la frase en el aire.

- ¿Por qué ibáis a necesitar trabajo? Tenemos kobolds de sobra en la casa de Donmensteir, mi casa. Quiero tu espada y tu escudo y el colgante. - Exigió el rey comepiedras.- Sé tan bueno como tu compañera.-

- No puedo hacerlo,- el Hobgoblin empezaba a cansarse- mi vida está ligada a esos objetos.- Mintió.- Si me desprendo de ellos explotaré. Moriremos todos.- Siguió mintiendo.- Lo que hueles son sus vínculos a mi. Son lazos supramágicos que ni yo mismo soy capaz de entender.- El corazón le latía más rápido que nunca, el rey trasgo había dado un paso atrás y lo miraba con curiosidad.

- Hmmm... Hmmm...- Sango miró a Magazubi y le guiñó un ojo. Necesitaba relajarse.- Correré el riesgo.- Sango no esperó aquella respuesta.

El hobgoblin dio un paso hacia él.

- Vaya.- A Sango le tembló la voz.

Otro paso más. Ben se recompuso y trató de espantar a los kobolds.

- Corred a las galerías podéis tener una oportunidad.-

- El que se marche lo mato.- Intervino rápidamente.

- Menudo rey de mierda que solo quiere matar a sus súbditos.- Sango escupió a Donmensteir el cual tenía a cuatro pasos de distancia. Los kobolds solo habían dado un paso hacia atrás.- Está bien. En cuanto le entregue el último objeto corra lo más rápido que pueda.- Miró a Magazubi.- Ha sido un placer.

Sango lanzó el escudo al suelo, a mitad de camino entre él y el rey Donmensteir. Ben fingió una sacudida y se tiró al suelo de rodillas. Fingió estertores. Por el rabillo del ojo vio como los kobolds daban otro paso atrás. Se puso de pie pero fingiendo una pose de dolor extremo. El hobgoblin gruñó, no las tenía todas consigo.

- Corred. Tú serás el primero.- Dijo Sango con voz ronca mirando a Donmensteir.

Desenvainó la espada que emitió un destello brillante en toda la instancia gracias al encantamiento realizado sobre ella. Tendió la espada en su dirección fingiendo, aunque ayudado por la situación, un temblor en todo el cuerpo. Cuando su brazo estuvo completamente extendido dejó la espada caer.

Sango empezó a gritar. El volumen fue "in crescendo" y ante la asustada mirada de todos Ben se llevó la mano al bolsillo y agarró el cuchillo y se lanzó contra Donmensteir, aún gritando. Este lo vio venir y con un rápido movimiento le agarró del cuello y lo levantó. La fuerza con la que lo agarraba era brutal y el haber gritado antes empeoraba su situación. El rey de los kobolds se acercó a Sango a la cara y lo olió con fuerza.

- Te comeré el primero y luego a ella.- Sango, que estaba pataleando y braceando se acordó que aún tenía el cuchillo en la mano.

Lanzó una estocada contra la cara de Donmensteir. La presión se liberó y Sango cayó al suelo, cuchillo en mano. Miró hacia arriba antes de que un atronador grito sonara en toda la mina. Ben le había perforado un ojo. Se apresuró a levantarse. Cogió el escudo y la espada y le tiró el cuchillo a Magazubi.

- ¡Retirada!- Sango le gritó a Magazubi y a todo aquel que quisiera escucharle. Vio cómo los humanos se estaban escabullendo ya que toda la atención la tenían ellos.

Acto seguido, Sango se lanzó como un auténtico loco a por los Kobolds para abrir un camino hasta la galería por la que habían entrado. Lanzaba tajos y estocadas de un lado a otro, a veces cortaba carne, otras golpeaba en metal y otras simplemente empujaba con el escudo y pisaba. Los aullidos de dolor de Donmensteir decrecían. Una estocada, un empujón. Los kobolds se comportaron de forma extraña: algunos se lanzaban al ataque, otros corrían a Donmnensteir, otros regresaban a las galerías. Otros caían por los espadazos de Sango. Alcanzaron la galería, allí les esperaba un hombre de avanzada edad y una mujer. Los kobolds les dieron un respiro.

- Benditos sean los Dioses, pero no podré...- El anciano tosió con fuerza.- Solo quedamos siete, nos quedamos para guiarlos fuera.- Dijo antes de toser otra vez.

- No os quedéis quietos joder, moveos, vamos.- Sango apremió a todo el mundo a que se moviera.- Magazubi, hay que sacarlos de aquí cueste lo que cueste. Cuando salgamos, nos largamos corriendo al campamento. No mires atrás.-

- ¡Traédmelos! ¡Traédmelos!- Donmensteir estaba realmente furioso.

Corrieron por los túneles, girando a un lado y a otro. Subieron. El aire era menos viciado. Alcanzaron al resto del grupo que se había detenido a esperarles y echaron a correr. Sango les gritaba desde atrás. Sentía el peligro inminente y aquello no lo podía permitir. El grupo siguió subiendo. Sango giró a la izquierda en una galería secundaria y esperó allí.

Tenía que recuperar el cetro.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Sáb 7 Nov - 23:57

La idea era parecer vulnerables, hacer que el Hobgoblin bajara la guardia y no fuese hostil con nosotros, al final estábamos en su territorio y era muy mala idea enfrentar al rey trasgo. ¿A qué persona consiente se le ocurría incitar una pelea en tal desventaja?

Esperaba que Sango entendiera, pero ... solo me quedó suspirar al ver como con su mentira mi plan se desmoronaba. ¿Uno no puede casualmente matar a su compañero de trabajo?

Quería ahorcarlo con mis pequeñas manos pero eso no ayudaría en nada en el propósito de la misión, además aunque sea de carnada debía servir. Me contuve a meterle un golpe y me acordé de que lo más probable es que yo hace unos años fuese igual o más insensata que él.

A pesar de que los kobolds parecían retirarse lo que hacían era prepararse, no iban a dejar desprotegido a su rey. Se pusieron en guardia sacando sus armas y otros empezaron a ¿conjurar? y a darle vida a unos golems de piedra. Varios golems y kobolds se encargaron de neutralizarme para evitar que escapara, aunque no tenía intenciones de hacerlo.

Estuve quieta observando cómo Sango hacía de las suyas. Pasó por mi mente la idea de intervenir pero todo estaba sucediendo muy rápido.

Los gritos de Sango resonaron en las minas e instantáneamente los kobolds soltaron sus armas, los golems se quedaron estáticos y las pequeñas bestias llevaron sus manos a sus oídos.

Se me había olvidado por completo que los kobolds tenían un oído muy sensible.

Pronto los gritos cambiaron y es porque estaba siendo ahorcado.

¡Ayúdalo! pensé un poco desesperada porque de verdad me daba miedo de que lo lastimara más de la cuenta y llevé mi mano a la cintura sobre mis pergaminos explosivos.

En un abrir y cerrar de ojos el rey trasgo se encontraba en gran apuro por culpa de Sango, mientras este se abría paso para salir.

Tomé el cuchillo ensangrentado y pensé en tal vez darle mi poción de salud al hobgoblin como para mantener buena relación pero creo que después de lo que hizo Sango iba a estar complicado.

¡Al acantilado el plan! definitivamente una charla diplomática no iba a ser posible. ¡¡Aaaaaw!! gritaba en mis adentros por tener que improvisar tanto.

Con telekinesis, y aprovechando la debilidad del rey hice volar mi vara luminosa a mi mano. Abrí uno de los pergaminos que tenía en mi cintura y lo coloqué en el piso para luego salir corriendo con Sango. No esperaba causar mucho daño ya que era una explosión de un metro, pero el ruido nos ayudaría.

Corrí con todas mis fuerzas y con telekinesis me traje varios metales preciosos, dos que servían para frotarlos entre sí y crear un chirrido desagradable, y otros que estrellaba de vez en cuando en cabezas de kobolds para poder seguirle el paso a Sango ¿Qué diantres estaba haciendo?

Seguí corriendo porque no me quedaba de otra, pero estaba hiper preocupada por el báculo.

Unos cuantos pasos al frente nos conseguimos a unos humanos que al parecer nos iban a guiar a salir. Sango comentó que ayudara a la gente a salir, sin embargo aún nos faltaba algo -¿Y la joya mágica?- le pregunté pensando en todas las oportunidades interesantes que podría tener cerca de ese objeto mágico, pero enseguida negué con la cabeza. Ya no era ladrona, ¿o sí? aaaw, estas cosas morales me estresaban, así que opté por tratar de no pensar demasiado en la tentación.

Llevé mi atención a los aldeanos que debían salir y a tratar de hacerlo lo más rápido posible.

En una de las intersecciones nos detuvimos y es que, nos tenían rodeados. Pronto todas las vías estaban llenas de kobolds, golems y ahora ¿trasgos?

Suspiré y me rasqué un poco la cabeza tratando de pensar en una forma de salir de eso, la verdad se me hacía demasiado raro que fuese tan fácil quitarle los juguetes a Donmensteir
.
______
Off
Resumen: Maga lanza un pergamino para hacer ruido, recupera su vara luminosa y su cuchillo, y trata de salir con los aldeanos pero son acorralados.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Dom 15 Nov - 12:49

El descanso en la oscura galería fue un horror. Cuando su respiración se calmó lo suficiente como para que su corazón dejara de martillearle la cabeza, un dolor se apoderó de su cuello. Se había llevado las manos pero no detectó sangre aunque sí un calor muy intenso. Cayó al suelo de rodillas y la preocupación de apoderó de él, no sólo por su integridad física, sino por Magazubi, ¿qué acababa de hacer? Lo sabía bien, la acababa de cargar con la responsabilidad de sacar con vida a un grupo de personas con todo lo que eso conllevaba. Sango se sentó con la espalda contra la fría roca sintiendo como el dolor se esparcía por el torso.

- Joder.- Maldijo durante un rato más antes de quedarse sin aire.

Recordó que llevaba con él la poción que le había regalado Magazubi. Echó mano a ella y agitó el frasco frente a sus ojos. No vio nada pero sabía que estaba llena. La destapó y tras una cuenta de tres se la bebió. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo que pegó un latigazo que ni el propio Sango esperaba, acto seguido carraspeó y el dolor parecía haberse esfumado. Ben lanzó el frasco al interior de la galería y se puso en pie. Respiraba bien, aún sentía un dolor constante en torno al cuello, pero al menos, podía mover los brazos con relativa normalidad. Serviría.

Tras rearmarse, decidió continuar con su idea de enfrentarse a Donmensteir. Cualquiera que fuera el precio a pagar por deshacerse de la amenaza que suponía aquella bestia, Sango estaba dispuesto a pagarlo. Debía quitarle el cetro y, si era posible, exterminar al hobgoblin. Ben marchó galería abajo, deshaciendo el camino que había tomado en la huida.

- Se curará rápido, ya lo verás, Donmensteir todo lo puede.- Dijo una voz familiar.

- Lo sé, lo sé, solo que... parecía bastante fea la herida, en cuanto agarremos a ese desgraciado...- Una voz chirriante

Sango se sorprendió al encontrar a la misma pareja caminando, aparentemente de forma tranquila, por los túneles, tal y como hicieron cuando Magazubi y él entraron. Además, se dirigían en la misma dirección que él, hacia abajo. Sin embargo en esta ocasión a Sango no le tembló la mano: empuñó el hacha y acercándose lo máximo que pudo lanzó un poderoso hachazo a la cabeza de uno de los kobolds, que cayó al suelo al instante. El otro quiso correr pero se encontró con un golpe del escudó que lo tiró al suelo. Sango recuperó el arma y luego repitió la misma operación con el otro kobold. Ben se acababa de probar y notaba que aún tenía molestias. Maldijo una docena de veces antes de seguir su camino.

El camino de bajada, por alguna extraña razón se le hizo más largo. Quizá porque iba pensando en mil cosas o quizá porque en verdad se sentía verdaderamente culpable por haber dejado a Magazubi sola. Aquella sensación podía ser una señal que le mandaban los Dioses, indicándole, tal vez, que se diera la vuelta de manera inmediata, que allí abajo corría peligro, que, seguramente no saldría de allí. Pero Ben estaba decidido a cumplir con su cometido o al menos a intentarlo.

Enfiló el último tramo, allí donde el camino se ensanchaba y daba paso a una gran galería. Ben se fijó en los puntales de madera que formaban una sucesión de pórticos a una distancia, calculó de unos veinte o veinticinco pasos. Decidió tener un plan B y clavó el hacha en uno de esos puntales. Acto seguido desenvainó la espada y soltó aire antes de entrar en la última zona.

- Entrar en casa Donmensteir, no ofrecer regalos y además, atacarme a mi y a mi familia no quedará sin castigo.- El rey hablaba desde el fondo de la estancia, empuñando el cetro y con una cohorte, no muy numerosa, de kobolds y otras criaturas que no había visto nunca.

Los cuerpos que había dejado en su huida los habían apartado a los lados.

- Mandar a tus lacayos a la superficie para robar ganado y secuestrar, créeme, escoria comepiedras, tampoco quedará sin castigo.- Sango avanzaba con firmeza, observando y planificando.

Donmensteir, cetro en mano, avanzó para mostrarle su rostro. No tenía ojo izquierdo y aún llevaba pegada la sangre que le había caído. Que fuera capaz de recuperarse con tanta rapidez preocupó a Sango.

- Te haré sufrir. Desearías no haber entrado en los dominios de los Donmensteir.- Se podía distinguir la rabia y la ira pese a la voz gangosa. Hizo un gesto con el cetro y un grupo de kobolds y algo distinto se lanzaron contra él.

(1) Ben se plantó en su sitio y concentró su atención en el escudo. Los kobolds se lanzaron los primeros al ataque, con picos y barras de metal, Ben desvió los picos con el escudo y los que se lanzaban con barras los desvió con la espada. Hizo un giro sobre sí mismo y lanzó la espada en dos ocasiones para cortar a sus rivales que tras un momento de duda volvieron hacia él. Sango golpeó con el escudo a uno de los enemigos desconocidos que cayó al suelo. Lanzó una estocada para evitar que se acercaran desde el lado débil y dio un paso atrás al tiempo que preparaba un golpe descendente que cercenó un brazo.

Los rivales retrocedieron y Sango, agitado por el esfuerzo, dio otro paso atrás, abriendo una distancia suficiente como para reaccionar ante cualquier embestida del enemigo. Ben había conseguido abatir a dos kobolds y uno de los otros. Donmensteir volvió a reír con ese sonido mezcla de graznido y cloqueo. Apuntó el cetro hacia él.

- No vas a salir de aquí.- Dijo tras dejar de reirse.

Sango se lanzó a la carga, arrollando a un kobold a su paso. Sus zancadas eran grandes y se plantó frente a un sorprendido Donmensteir que lanzó un rápido golpe en dirección a Sango que colocó el escudo de tal manera (2) que el cetro, al impactar sobre el escudo, salió hacia arriba dejando el torso de Donmensteir al descubierto permitiendo que Sango lanzara un potente tajo.

Sin tiempo para reaccionar, la cohorte de bestias del hobgoblin se lanzó a por él. Ben retrocedía con el escudo al frente y dando gracias a los Dioses de que aquellas bestias no hubieran acabado con él todavía, se apelotonaban frente a él para atacarle de frente, él los rechazaba  como podía, sin embargo sus fuerzas empezaron a flaquear y no pudo contraatacar. Le estaban acorralando y al final un golpe de una maza le hizo perder el equilibrio. Todo se amontonaron sobre él, ansiosos por atacar, y para su fortuna, eran pocos los golpes que llegaban con fuerza.

- ¡Eres mio!- Los golpes cedieron y la presión desapareció.

Sango vio a Donmensteir apuntándole con el cetro que se estaba iluminando. Un haz de brillante le tumbó y lo cegó. Allí, sin fuerza, y rodeado de enemigos Ben pareció perder la esperanza, pero el hecho de que no le atacaran le dio una posibilidad.

- ¡Levanta!- Chilló Donmensteir.

Sango se levantó, espada y escudo en mano. Quiso mirar a izquierda y derecha pero no pudo.

- Deja tus cosas en el suelo.- Pidió Donmensteir.

Ben soltó el escudo y la espada. Se desabrochó el cinto y se quitó el colgante. ¿Qué hago?

- Ahora... ¡Llevadlo a la galería de los humanos y que cave con sus propias manos! Si no lo hace lo suficientemente rápido azotadle, pero no lo matéis, traédmelo en un rato.- Sango no apartaba la vista del cetro. ¿Qué me pasa? ¿Por qué coño no puedo moverme?

Los kobolds le ordenaron moverse y él lo hizo sin protestar, moviéndose al ritmo que ellos le ordenaban. No era capaz de hacer nada, ni tan siquiera de articular una palabra, nada. Los kobolds le lanzaron a una galería y le ordenaron sacar la tierra a mano. Sango se afanó en ello con esmero hasta el punto de parecer un perro escarbando en la tierra. Los kobolds le ordenaron que fuera más rápido y no complacidos con la velocidad, le azotaron varias veces. Sango no protestó. No lo hizo, no porque no le doliera, sabía que estaba sufriendo pero no era consciente del dolor, sino porque no era dueño de su cuerpo.

Mucho había temido quedarse encerrado en la mina, atrapado, sin poder salir. Pero era mucho más terrible quedarse encerrado en su propio cuerpo sin poder hacer nada.

Ben gritó, gritó hasta quedar afónico. Pero nadie le escuchó.



(0) Uso de poción de salud diluida.
(0bis) Los rivales desconocidos para Sango son trasgos.
(1) En el párrafo se hace mención a la habilidad pasiva de Sango, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(2) Uso de habilidad [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Me he tomado la libertad de hacer que el efecto de la hipnosis sea algo parecido al [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], evidentemente no es exactamente igual, pero me he basado en eso.


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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Miér 18 Nov - 2:16

Estaba reunida en una intersección con aproximadamente 10 aldeanos, que habían sido raptados para trabajar en las cavernas y servir de comida; suspiré y analicé mi alrededor.

Pensé que sería fácil deshacerme de esos monstricos con pergaminos explosivos, ya que sabía que sus sentidos eran muy buenos, pero estaba muy cerca de los aldeanos, y sería peligroso hacer algo así. ¿Gritando podría salir de esto?

Suspiré quedándome sin ideas mientras el batallón llegaba para encerrarnos. Por suerte el viaje no fue tan traumático; no nos hicieron daño mientras nos escoltaban a una zona de las cuevas que eran como una mazmorra. Nos colocaron a todos tras unas rejas.

Mientras yo trataba de memorizar el recorrido que tuvimos hasta llegar a ese sitio los aldeanos empezaban a comentar entre ellos, y buscar culpables.

La bulla que generaba el descontento y los comentarios de los aldeanos estaba empezando a fastidiarme, necesitaba concentración para diseñar un plan de escape infalible, no podía resultar como el de ahora.

Mis dedos jugaban con las rejas oxidadas mientras estaba perdida buscando salida hasta que ....

-¡¿Qué?!- dije como reacción a que uno de los aldeanos me separara con fuerza de los barrotes y me batuqueara.

-USTEDES TIENEN LA CULPA- dijo muy enojado.

Dejé que me sacudiera de un lado a otro con fuerza hasta que me lanzó al suelo.

Coloqué mis manos para no lastimarme la cara y me levanté con un aire despreocupado hacia el hombre pero muy preocupado en salir. Tuve que contenerme las ganas de decirle mil y un razones por la cuál él era más culpable que yo, pero eso definitivamente no mejoraría nuestra situación.

Aquel señor había sido como un virus, a pesar de que yo no tenía nada que ver con que los volvieran a capturar depositó toda su rabia y la culpa sobre mi reputación; había puesto a todos en mi contra muy rápidamente. Al inicio no me preocupaba demasiado pero luego pensé que no iba a poder sacarlos si no confían en mí ¿o sí?

Los aldeanos seguían conversando, era toda una variedad de emociones; desconfiados, enojados, sin esperanza, con resentimiento, pero nada bueno...

-¡Nos van a comer! Y van a empezar con tu amigo- dijo una mujer que temía por su vida, pero al parecer le alegraba que se fueran a comer a Sango primero.

En ese momento me volteé, respire hondo y le dije de forma particular mientras tomaba sus manos -Nosotros vinimos a sacarlos de aquí... Somos los únicos que nos atrevimos a entrar a las cuevas POR USTEDES. No te pido que nos des las gracias, solo que entiendas que no somos los malos- (1). Dejé a la mujer tranquila y me acerqué a donde estaban los demás.

-¿ALGUIEN ME PUEDE EXPLICAR CÓMO ES EL SISTEMA AQUÍ? ¿QUÉ LOS MANDAN A HACER Y QUÉ SUCEDE DESPUÉS?-

-¿CÓMO QUE QUÉ SUCEDE?-
dijo el mismo hombre alterado que me batuqueó antes -A TODOS NOS SUCEDEN COSAS HORRIBLES-

Otra persona, una que había perdido toda esperanza comentó -La mayoría son usados para experimentos y entretenimiento, por la cantidad de objetos mágicos que tiene y su sadismo... y a veces suele simplemente comer-

-Hace unas noches bajó hasta acá he hizo un espectáculo comiéndose a Larry frente a nosotros. Se lo comió vivo- dijo una mujer que estaba aterrada.

-Hay algo que no encaja- dije pensando en los hobgoblins. Sabía que eran despiadados pero ese show... ¿Qué beneficio monetario tenía de eso?

-¿CÓMO QUE HAY ALGO QUE NO ENCAJA?- dijo el hombre indignado -SE ESTÁ TOMANDO NUESTRA VIDA A LA LIGERA-

-No es eso- dije de inmediato.

Segundos después sonó una puerta y entraron unos trasgos armados. Todos los aldeanos se alejaron de los barrotes y en eso estas bestias abrieron la puerta y ...

-¿Cada cuánto tiempo pasa esto?- pregunté un tanto apresurada a la señora que había convencido.

-Cada 1 o 2 horas vienen a vigilar, pero se llevan a la gente una vez al día; a veces vuelven a veces no- dijo apresurada.

Con esa información dejé que los trasgos se llevaran a uno de los aldeanos. Tendría aproximadamente 1 hora para planificar un escape épico, y tendría que buscar la forma de rescatar a este aldeano que fue atrapado.

¿Sango estará bien?
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Off
(1) Nivel 1 - Tierno Encantamiento [1 usos][Influencia] Se usa un tono de voz muy dulce para implantar una sugestión en la mente, durante el siguiente turno la víctima sentirá la necesidad de cumplirla como si se tratara de su propio deseo. (Nota: no debe estar en contra de la naturaleza de la víctima)
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Sáb 21 Nov - 0:04

Era la tercera vez que lo enviaban a ver a Donmensteir y la tercera vez que le había mandado azotar. Sango, el de verdad, se resignaba a ver cómo maltrataban su cuerpo hasta que le dejaba volver a tomar el control de sí mismo. En ese momento el dolor se manifestaba en él, tan agudo y penetrante que era inevitable caer al suelo y retorcerse entre gritos. Cuando de él no salían más gritos, Donmensteir volvía a hacerle azotar, sin embargo, esa tercera vez, no lo hizo.

- Mandadle al pozo, dejad que beba, luego que vuelva al tajo.- Apuntó el cetro a Sango.

- Te... mataré...- Balbuceó Sango desde el suelo. Donmensteir lo miró con rabia.

- No te rindes, ¿eh? He intentado ser un buen anfitrión.- El haz impactó en Sango y dejó de importarle el dolor.- No le deis agua, al tajo.



Sango había aprendido a mover los ojos. Cuando fue consciente de que podía hacerlo, lo celebró con un entusiasmo que pronto decayó. No fue grato observar sus manos, ensangrentadas, destrozadas. Tampoco lo fue ver como sus brazos estaban llenos de cortes y golpes y supuso que el resto de su cuerpo estaría igual: sangre y tierra. Si conseguía librarse, ¿cómo podría empuñar un arma? Desechó el pensamiento mientras observaba el incesante rascar de la pared con las manos.

- Mírale, golpeando la roca como un animal.-

- Es una pérdida de tiempo, deberíamos darle un pico o al menos una palanca...-

- ¿Estás tonto? ¿A caso Donmensteir te ha dicho que le des un pico o una palanca?-

- Bueno, no... Pero podríamos ir más rápido, mírale, está golpeando piedra. Mira, podríamos darle un pico mientras nos tomamos un descanso y...-

- ¡No está mal! Veo que no solo tienes arena en esa cabeza tuya.- Empujó a Sango hacia atrás.- Toma, coge esto y cava, cava como si tu vida dependiera de ello. De hecho tu vida depende de ello.- El kobold le puso el pico en las manos.

(1)Sango se lanzó a picar con furia. La roca se quebraba delante de él y de repente le entró miedo. Miedo por quedar atrapado en el derrumbe. Miedo por quedarse encerrado en su cuerpo y bajo tierra. Luchó por dominar su cuerpo, gritó de rabia, trató de concentrarse en el sonido de los golpes, probó a quedarse dormido. Nada. Salvo ellos.

Ben se encomendó a los Dioses, rezó a todos y cada uno de los Dioses que conocía: Odin, el Dios padre, Thor, su hijo y protector de la humanidad, Heimdall guardián de Asgard, Freyja, la más querida de entre las Diosas, Tyr, el Dios de la Guerra, Balder, el más benévolo de todos los Aesir... Para todos tuvo palabras y súplicas, ruegos, peticiones desesperadas y promesas de conquistas, victorias y sacrificios. Su fe y su voluntad eran tan fuertes que no se dio cuenta de que había dejado de picar. Una punzada de euforia y dolor recorrieron todas las partes de su cuerpo, pero no se rindió.

Quiso tomar el control, pero había alguien allí. Sango perseveró y lanzó todas sus fuerzas contra él, le gritaba, le maldecía, y golpeaba. Mientras, Sango tenía el pico en alto, preparado para golpear la roca. Pero en su interior una batalla aún más grande tenía lugar dentro de él. El contraataque casi derrumbó las esperanzas de Sango, pero el último arreón hizo que un grito resonara por toda la caverna. Lo había conseguido.

- ¿Qué ha sido eso?- Se escuchó a lo lejos.

Dos kobolds aparecieron desde el extremo libre del túnel. Sango aún tenía el pico en alto y las heridas de todo su cuerpo quemaban como el demonio. Decidió canalizar toda la energía en golpear una vez más la roca haciendo que se desprendieran varios trozos grandes de piedra.

- Le he escuchado gritar, ha sido él.- Se acercaron aún más.

Sango alzó el pico una vez más.

- Se resiste, deberíamos llevárnoslo. Eh, suelta el pico.- Dijo el otro.

Sango dejó caer hacia atrás el pico con tan mala fortuna, para uno de los kobolds de caerle en un pie.

- Idiota, haz las cosas bien, te lo mereces por no decirle antes que pare.- Se agachó para coger el pico ignorando a su compañero kobold agarrándose el pie.- Andando.-

Sango echó a andar delante del kobold, supuso que el otro no tardaría en seguirles. No le cogió por sorpresa el hecho de que cada paso que daba era un tormento para él. Apretó los dientes y retorció el gesto incontables veces para no derrumbarse allí. Por fortuna, el gran salón de Donmensteir estaba cerca de la galería en la que estaba él. Reconoció enseguida el pasillo en el que estaba y se detuvo.

- ¿Eh? Qué...-

Sango se giró y le pateó la cara. El kobold cayó al suelo y Sango se tiró sobre él. El forcejeo no duró mucho y pronto encontró el cuello. Ejerció presión y no la resistencia desapareció poco después. Ben giró y quedó tumbado al lado del kobold. Tardó un valioso tiempo en recobrar el aliento y para cuando había conseguido ponerse en pie el kobold lesionado había llegado. Ben cogió el pico y antes de que este pudiera dar la voz de alarma le clavó el pico en la cabeza.

- Joder...- No se lo estaban poniendo fácil.

Se encaminó hacia la gran cámara. Tenía cuentas pendientes que arreglar y dio gracias a los Dioses por hacerle precavido. Recuperó el hacha que había dejado clavada en uno los pilares que servían para apuntalar la roca. El familiar tacto, pese a tener los dedos en carne viva, le reconfortó sobremanera. Encaminó el último giro con paso decidido y con confianza. Lo que de verdad no esperaba era que Donmensteir estuviera examinando sus objetos, con el cetro colgado de la pared.

Era ahora o nunca.


(1) Los tres párrafos siguientes sirven para explicar el uso de la habilidad racial [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Lun 7 Dic - 6:02

Al inicio pensaba esperar a que una de esas bestias se acercara para obtener una segunda víctima para el rey trasgo, sin embargo cada segundo que pasaba me parecía una eternidad, y no por mí, sino por el cargo de conciencia que me traía el haber dejado que se llevaran a un aldeano a un paseo desagradable. Quería hacer un plan muy elaborado, pero no tenía demasiado tiempo.

-¡OIGAAAAN!- dije tratando de llamar la atención de los demás, pero al parecer no tenían intenciones de dejarse dirigir por mí.

!AAAAAAAAAAAAHHHHHH! Necesito que esos idiotas me escuchen. A ver Maga respira ¿Cómo harás que confíen en tí? AAAH No tengo tiempo para esto.

Llevé mi mano derecha a mi frente esperando que por arte de magia algo hiciera que me escuchen.

¡Bien! Lo tengo.

Me dirigí hasta donde se encontraba la mujer a la que le hablé de forma sincera, la única con una pizca de posible interés por escucharme y busqué llamar su atención. Cuando por fin pude conversar con ella le comenté en privado mi plan para sacarlos de allí.(1)

Por las expresiones de la mujer pude entender que no estaba muy convencida, así que procedí a explicar con más detalles la operación comentándole también nuestras fortalezas y ventajas en este segundo intento por escapar. Si todos trabajábamos juntos lo íbamos a lograr.

Me senté a un lado de la celda y esperé un poco impaciente a que todo empezara.

[ . . . ]

:

La adrenalina fluyó como un motor imparable. Sin importar el grupo numeroso de enemigos abrimos paso dejando nuestro aliento en cada movimiento.

Hicimos frente a kobolds y trasgos con valentía y mucha energía.

Entre golpes y andanzas los aldeanos llenos de valor daban todo por salir de aquel sitio. Esta era su oportunidad y no iban a dejar que se fuera. Pronto verían la luz fuera de esas cavernas y nada ni nadie se los impediría.

Me llenó de inmensa alegría ver como aquellos hombres y mujeres se movían rápido entre las adversidades y les plantaban cara de vez en cuando, pero verlos alejarse y lograr uno a uno escapar y salir de aquella tortura a las que llevaban sometidos tanto tiempo no tenía precio.

Dejé que se perdieran en el horizonte con la esperanza de que salieran todos sanos y salvos, y me dí media vuelta porque tenía otros asuntos que resolver allá adentro. No iba a dejar que nadie se quedara atrás. Me refería al otro aldeano, pero Sango también formaba parte de aquello que no estaba bien dejar a su suerte.

Me acomodé mis ropas de cuero y me dispuse a ir en búsqueda del aldeano faltante.

[ . . . ]

:

Antes de llegar a ese punto sucedieron varias cositas,  y esas son las que les comentaré ahora... El gran plan.

Mientras yo estaba sentada, la mujer que había encomendado empezó con su tarea... Explicarles a todos en la celda el plan y cómo íbamos a proceder. La idea era que todos trabajaramos en grupo y aprovecháramos nuestro número y nuestra mente a nuestro favor.

Los aldeanos más osados serían parte del frente para usar su fuerza bruta para abrir paso, yo iría en el segundo frente para proteger a los de al frente y dar seguridad a los del frente medio, y los de atrás seguirían el camino que abrimos los demás.

Este era el segundo intento de escape por lo que el camino de salida ya era conocido por la mayoría, la diferencia abismal entre antes y ahora es que ahora íbamos a usar las debilidades de esos monstruos para huir.

Varios de los aldeanos aceptaron la idea al venir de una de sus pares; además, a los que me culpaban se les dijo que solo me iban a usar para salir de allí; era una gran oportunidad. Los demás que no estaban tan seguros se dejaron llevar por mayoría y al final todos estaban listos para partir.

Al darme cuenta de que ya todo había empezado me puse alerta y esperé a que me invitaran a la fiesta.

-EEYY- dijo el hombre con mala gana -SI VINISTE A AYUDARNOS DEMUÉSTRALO, SÁCANOS DE AQUÍ-

Tomé aire y me levanté del suelo para preguntar -¿Qué van a hacer? Si salimos de aquí nos van a volver a agarrar-

-¡Vamos a gritar mientras tú nos ayudas a defendernos!- dijo orgulloso por "su" gran idea.

-UUH, verdad que ellos tienen los sentidos muy desarrollados- dije emocionándome al pensar que la idea del grito no solo se remontaba en aturdir si no también en dar fuerza a nuestra tropa -¡Está bien! Los ayudo, ¿y qué tengo que hacer?-

Dejé que los aldeanos me contaran el plan y me puse manos a la obra.

-¿Están listos?- pregunté antes de ver como afirmaban con sus cabezas para yo con uno de mis pergaminos explosivos hacer volar la cerradura de la reja.(2)

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- gritó con furia uno de los aldeanos y los otros lo siguieron con un frito fuerte mientras corrían a la salida a encontrarse con los trasgos.

Me impresionó la emoción que generó la explosión de mi pergamino; aquello fue como un subidón de energía que hizo que ellos mismos se motivaran a dejar fluir su voz. Luego se creo un efecto de replica muy rápido. Más rápido de lo que canta un gallo ya nos habíamos convertido en un grupo de lucha lleno de valor.

Al principio preferí no gritar para guardar energías y poder alcanzalos en el segundo frente para protegerlos.

La mayoría de los kobolds que fueron a detenernos estaban demasiado aturdidos como para hacer algo, sin embargo algunos trasgos mostraban resistencia.

Una espada salió volando hacía nosotros y la desvíe con mediana dificultad para que no lastimara a nadie. Pero debíamos tener cuidado. (3)

Aproveché la espada para desacerme de algunos obstáculos en el camino, mientras que algunos de los aldeanos se animaban a darle alguna que otra patada, puño o empujón a las bestias que se veían más afectadas por nuestro grito.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH...- grité de forma prolongada para dar descanso al primer grupo de grito y abrir paso al segundo grupo. No íbamos a darle ni un segundo de silencio a esas cosas.

Le entregué la espada al hombre que iba al frente para que me ayudara a limpiar el terreno y poder avanzar.

A medida que avanzábamos nuestras voces se cansaban un poquito más por lo que cada paso era más peligroso porque seguramente nos encontraríamos con enemigos menos aturdidos capaces de lastimarnos.

¡¡Diablos!! Enseguida usé mi telekinesis para desarmar a uno de los trasgos que tenía un hacha lista para hacer pedazos a uno de los aldeanos. (4) Y no pude evitar dejar de gritar para poder concentrarme en darle el hacha a otro aldeano para que pueda defender a los demás.

Las cosas se estaban empezando a complicar, pero hasta los momentos estábamos bien. Los hombres de al frente habían empuñado las armas y hacían un uso decente de ellas.

Seguimos avanzando, y en los momentos en los que habían intersecciones en el camino me preocupaba porque nos encontraríamos con más kobolds y trasgos menos aturdidos.

En una de esas intersecciones se me ocurrió la brillante idea de lanzarme a mí misma sobre los kobolds y trasgos esperando derrumbarlos y que a su vez estos derrumbaran a otros. Tenía que intentarlo.

Antes de que pudiera arrepentirme me agaché y me impulsé con mis piernas para luego hacerme bolita en el aire, o al menos eso intenté con intención de pegarle con mi espalda a alguno y que esto generara una reacción en cadena. (5)

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- solté al lanzarme.

El salto estuvo excelente y los segundos que estuve en el aire haciéndome bolita se sintieron genial, pero no consideré que el impacto fuese a doler tanto y fuese tan estrepitoso.

Apreté los dientes por el impacto y me quedé unos segundos encima de uno de aquellos monstruos pensando en lo idiota e inconsciente de mi parte haber hecho ese movimiento, aunque en el fondo debía admitir que me provocaba hacerlo, en mi cabeza se veía divertido.

Deseaba quedarme ahí acostada un rato pero los aldeanos seguían avanzando, y por suerte o por desgracia una de las mujeres del grupo me haló por el brazo con fuerza para que me levantara y siguiera.

Gruñí un poco, no quería levantarme luego de aquel golpe, pero tampoco es que tuviera otra opción. Caminé lo más rápido que pude mientras mi cuerpo se acostumbraba a aquel agudo dolor. Seguí el paso de los demás y me alivió bastante que varios de los aldeanos se habían encargado de enfrentarse valientemente a las bestias.

Ya no debería faltar mucho pero me preocupaba que aún teníamos que luchar y defendernos de más y que con las habilidades de lucha de dos aldeanos no nos iba a dar a basto, y lo otro es que ya yo no iba a poderles seguir el ritmo enérgico que ellos aún llevaban.

Pensé por un momento en usar la poción de salud para poder aguantar mejor el trote pero tenía el presentimiento de que Sango la iba a necesitar más que yo si estuvo intentando luchar el solo contra Donmensteir. ¡¡Aaarrggh seguro fue imprudente!!

_________
Off
(1) Le cuento el plan a la mujer que confía en mí porque he usado mi hab nivel 1 de influencia en ella
(2) Uso pergamino explosivo (me queda 1)
(3) Uso mi telekinesis (que por cierto es muy buena por talento)
(4) Uso mi habilidad nivel 4 despojo de armas
(5) Uso mi habilidad pasiva nivel 2 grandes saltos
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Jue 10 Dic - 20:01

Ahora o nunca, sí, pero se acababa de dar cuenta de que allí abajo había un humano, un prisionero, atado como si fuera simple mercancía. Y las fuerzas le flaquearon por un breve instante en el que pensó en Magazubi y en todos aquellos que habían sufrido la vil hechicería de aquella escoria. Pero el instante pasó y la ira y la rabia fueron tomando protgonismo.

Allí abajo, Donmensteir jugaba con el colgante, oliéndolo, tocándolo, mirándolo de mil maneras. Arríba, hacha en mano, Sango estaba dispuesto a cualquier cosa, había superado su hechicería, ¿había algo peor?

- ¡Comepiedras!- Gritó Sango mientras avanzaba lentamente.- ¡Eres el mayor saco de mierda que ha pisado este mundo y te ha llegado la hora!- Volvió a gritar a Donmnensteir.

El hobgoblin se revolvió en su sitio y dejó caer el colgante. Su cara no decía mucho y quizá fuera la expresión más sincera que Sango había visto en aquella bestia. No debía ser fácil asumir que la muerte caminaba directamente hacia él.

- Los Dioses han dictado sentencia, y yo, Donmensteir, seré el brazo ejecutor.- Los kobolds y los otros reaccionaron tarde- Dadme fuerzas... ¡¡Al Valhalla!! (1)

Sango se lanzó como una auténtica bestia hacia un ahora sorprendido Donmensteir. Los kobolds se apresuraron a su paso pero no llegaron a tiempo y dejaron la vía libre a Sango que saltó, hacha en mano a golpear la cara del hobgoblin que en el último momento consiguió dar un salto a un lado.

Ben cayó al suelo, y recogió el colgante antes de levantarse. Dos kobolds se le acercaron por la derecha a los que despachó rapidamente lanzando dos rápidos golpes descendentes. Acto seguido se volvió a lanzar contra Donmensteir que se apresuraba hacia alguna parte. Le cortó el paso y le lanzó un hachazo que paró con el brazo, justo en ese instante aparecieron dos de los enemigos desconocidos. Ben se echó hacia atrás justo a tiempo porque no vio que Donmensteir le había lanzado un ataque con el brazo que finalmente arroyó a sus aliados.

Sango se centró en repeler el ataque de un kobold, pero este consiguió pegarle un golpe en la cadera con un un hacha. Sango se encogió y el kobold creyó que ya lo tenía pero Sango cargó y empujó a varios rivales haciéndoles caer al suelo.

- ¡Matadle! ¡Matadle, maldita sea!- Donmensteir gritaba como un auténtico poseso.

Los kobolds se lanzaron hacia Sango empuñando cualquier cosa que pudiera ser utilizada como arma. Ben avanzó lanzando hachazos a un lado y a otro, ignorando algunos golpes y volviéndose ante otros. Pero pese a matar a algunos su número no disminuía, sino que iba en aumento y entonces, como si de un mal sueño se tratara vio una estrella roja encenderse en algún lugar de la caverna. (2) Ese instante de descuido permitió a los kobolds golpearle por la espalda y derribarlo. Pero en ese preciso instante, el aire estalló a su alrededor.

Algunos salieron volando y otros se vieron envueltos en llamas ya que alrededor de Sango un huracán de llamas extendía sus peligrosos brazos para alcanzar a todos aquellos que estaban cerca de él. Ben se levantó y miró a los asustados kobolds y cuando vio el colgante brillar fue consciente de lo que pasaba y se echó a reír. Hacha en mano se lanzó a perseguir a los kobolds por toda la caverna. A algunos los quemaba y a otros, pese a quemarlos los remataba con un hachazo.

Los enemigos yacían a sus pies, algunos seguían gritando entre llamas, otros no se movían y otros se consumían en llamas. Nadie se atrevía a acercarse y eso que aún quedaban varios en pie. Entonces sus miradas se cruzaron. Donmensteir, aferrado al cetro, le miraba asustado. Sango separó sus brazos del cuerpo.

- ¡Te lo advertí! ¡Te advertí de que te mataría! Los Dioses han hablado.- Sango se lanzó hacia él, sin tan siquiera dudarlo.

Donmensteir al ver que Sango se lanzaba hacia él gritó algo y acto seguido lanzó un golpe contra Sango. El resultado fue algo espectacular. Cuando el cristal del cetro entró en contacto con el muro de fuego que protegía a Sango una explosión lanzó al hobgoblin y al humano cada uno en una dirección.

En el punto de contacto, yacían el cetro, el hacha y el colgante. A quince pasos, Sango había tenido la fortuna de caer junto a espada y escudo. Donmensteir había caído de espaldas a poco más de siete u ocho pasos del cetro. Ben estiró el brazo pero una punzada de dolor le recorrió el cuerpo y le paralizó.

Donmensteir, por su parte, parpadeó varias veces y girando como pudo, miró a Sango que estaba inmóvil en el suelo, rodeado de kobolds y trasgos en llamas. Gruñó, no una sino varias veces. Estaba riéndose. Riéndose porque había vencido.

Sango escuchó a Donmensteir. El cabrón seguía vivo. Apretó los dientes y lanzó el brazo hacia la espada. Cuando sintió su tacto, creyó recuperar parte de las fuerzas. Comenzó a levantarse.

El hobgoblin escuchó ruido y volvió a mirar. ¡El humano! El humano se estaba levantando. No lo creía posible, no era posible, no podía ser. Hizo por levantarse pero le costaba moverse. Probó a ponerse de lado, ayudado por piernas y brazos.

Sango, de rodillas y apoyando el peso del torso sobre la espada, observó como Donmensteir trataba de ponerse en pie. Le enfurecía que siguiera respirando. Le llenaba de rabia y odio que aquella escoria pudiera seguir vivo. La ira le dio algunas fuerzas más.

Cuando consiguió ponerse de lado, Donmensteir fue consciente de que tenía el cetro a poca distancia, decidió que lo mejor era arrastrarse hacia él.

Ben era consciente de que si daba un paso, era muy probable que cayera al suelo. Que el hobgoblin se moviera, arrastrándose como el sucio gusano que era no fue suficiente.

El cetro estaba a menos de seis pasos.

Sango vio lo que intentaba. Eso si fue suficiente.

Dos. Uno. ¿Una bota? Donmensteir se ladeó para mirar con su único ojo.

La espada penetró muy profundamente, hasta la guarda. El filo salió por la parte posterior de la cabeza y con un movimiento lento y torpe Sango sacó la espada.

Cayó de rodillas y miró el cuerpo sin vida de Donmensteir al que no dedicó más de tres latidos. Cuando quiso levantarse, las piernas fallaron y cayó al suelo, a una vara de distancia del cetro, el hacha y el colgante.

Pese a que las fuerzas le abandonaban, había cumplido y aquello, de alguna manera, le reconfortó. Donmensteir murió.

Y Sango se perdió en la oscuridad.


(1) Uso de habilidad: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(2) Uso del colgante de escarcha y de la habilidad de Vincent Calhoun: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Sáb 19 Dic - 3:19

Debía faltar poco para que los aldeanos tuvieran menos contrincantes, pero de momento aún seguíamos en peligro.

En aquel momento estaba siendo arrastrada por el brazo por una mujer; la verdad es que después de aquel impacto mis ganas y fuerzas para caminar no eran demasiadas, al fin y al cabo mi cuerpo no era tan resistente.

-¡Úsenme de escudo!- grité con intención de que me pusieran en frente, pero con la segunda intención de que me cargaran.

Sin pensarlo demasiado me levantaron entre dos aldeanos y me puse al frente para servir de escudo, supongo que al ver que aún estábamos siendo perseguidos y "nuestra buena relación inicial", hacía que no les importara mucho que saliera herida. Traté de no enfocarme en ese hecho y me concentré para poder evitar la mayor cantidad de golpes y objetos posibles. (1)

Picos, martillos, piedras y adrenalina es lo que había en el ambiente.

Con telekinesis traté de evitar los ataques, sin embargo había uno que otro que se escapaba de mis manos, pero por suerte los otros dos aldeanos con armas hacían de las suyas. Eramos un gran equipo; y lo más importante para mí era que no me estaba exponiendo al cansancio físico.

Luego recorrer un tramo relativamente corto los aldeanos me bajaron; soy liviana, pero tampoco una pluma; además parecía que la cantidad de enemigos y peligro disminuía por lo que ya no era tan provechoso usarme de escudo.

Antes de que pudiera parpadear ya me habían dejado en el suelo y un dolor soportable pero dolor, recorrió mi espalda. -Genial-

Miré por un instante cómo los aldeanos ya se habían armado de valor para terminar de salir con los últimos contrincantes. Recordé cómo con adrenalina y entusiasmo habíamos logrado entre todos hacer frente. En mi rostro se empezó a dibujar una sonrisa mientras dejaba que se alejaran -¡Apúrense! Yo aún tengo cositas que resolver aquí adentro-

Me acomodé mis ropas de cuero y me dispuse a ir en búsqueda del aldeano faltante y de mi compañero. (2)

Con la vara luminosa en una de mis manos empecé a caminar lo más rápido que podía sin forzar demasiado mi cuerpo; en este caso prefería tener un avance constante a estar corriendo y después terminar toda lesionada.

Creía recordar la ruta ya que antes de que nos capturaran estábamos por esas vías, así que con cuidado me volví a adentrar. Por suerte no habían demasiados obstáculos -Al parecer están entretenidos-

Poco después escuché un montón de ruido y el ambiente se hacía más caliente. Aquello me sirvió de brújula para encontrarme en escena con Sango, Donmensteir, algunos mounstricos y con el aldeano que se hallaba atado.

Hice un par de respiraciones profundas para asimilar lo que sucedía, y tomando una distancia prudencial agarré el elixir multipropósito y con telekinesis la acerqué a donde se encontraba Sango para verter aquella pócima en su boca sin dejar escapar ninguna gotita. (3)

¿A quién diablos se le ocurre llegar hasta su límite en territorio enemigo sin saber si tiene refuerzos o no? En esos casos a veces es hasta preferible morir.

¡¡Aaaaaww!! Me provocaba batuquear a Sango y regañarlo por no pensar en las consecuencias de sus actos. Me desesperaba que fuese tan imprudente y ...

Volteé a ver cómo algunos kobolds salían corriendo y otros se unían a unos trasgos para ¿hacer un intento de nuevo reinado?

Volví a mirar a Sango y caminé con cuidado tratando de evitar las llamas que aún quedaban en el lugar y me puse en cuclillas a su lado. Tenía que darme prisa en despertarlo, aún teníamos que salir de ahí con el último aldeano y las joyas mágicas.

Al inicio me provocó estamparle una cachetada pero... me parecía una falta de respeto, así que me contuve y me puse a preparar con algunas maticas que había llevado una mezcla con un fuerte olor y sabor; le coloqué la mezcla muy cerca de las fosas nasales; le abrí la boca y le coloqué bajo la lengua aquella cosa medio amarga, y con un poquito que quedó lo pasé por sus manos que a simple vista eran las zonas más afectadas. Tardaría un poquito en despertar, pero no tenía tiempo que perder.(4)

Mientras algunos trasgos discutían entre ellos sobre qué iban a hacer con nosotros aproveché de levantarme y caminar hacia donde estaba el aldeano amarrado. Saqué el cuchillo que Sango no me quiso aceptar y con eso empecé a desatar al aldeano que estaba bañado en sudor, supongo que por el fuego que había, y al soltarlo el hombre se alteró bastante. -Ey, tranquilo- le dije en voz baja tratando de sostenerlo para que no hiciera nada tonto, ya para eso tenía a Sango. -¡Uh! Se ve más lindo así dormido, ahora que lo pienso- susurré para mí refiriéndome a Sango, la verdad es que se veía muy tierno todo moribundo en el piso. A pesar de la tranquilidad que había necesitaba que Sango pudiese levantarse pronto.

-Descansa ahí un rato, ya pronto saldremos y afuera hay médicos para revisarte y cuidarte- le dije al aldeano.

Con toda la paciencia del mundo me acerqué a donde estaban los kobolds y trasgos que quedaban, y enseguida se colocaron en posición de batalla -¿Hablan español, cierto? Oigan, de verdad disculpen. Por culpa de su rey secuestraron a los de nuestra especie y eso no podía quedar así, espero lo entiendan- hice una breve pausa -Ahora ustedes pueden ser los reyes de su propio mundo-

-A mí me gustaría crear una alianza con ustedes. Son una raza fuerte y creo que tienen mucho coraje- hice una breve pausa -Pero mi compañero es un poco cabeza dura, y cuando termine de despertar seguramente va a querer lastimarlos- les expliqué muy sincera -Y no va a tener piedad con ustedes ¿no vieron lo que hizo?- no tenía idea de lo que había hecho, pero para matar al hobgoblin debió haber sido épico -¿Ven eso que tiene en la boca y en la nariz?- les señalé para que vieran a Sango -Potencia sus habilidades y son cinco veces más fuertes de lo que ustedes presenciaron-

-El negocio es el siguiente- me paré más erguida a pesar de que pudiese doler -Nosotros nos llevamos un cetro y un colgante insignificante, y al aldeano horneado, mientras ustedes se quedan con un nuevo reino y todas las riquezas que hay en las minas con todos los objetos preciosos o... Cuando mi amigo se levante los matará a todos en un abrir y cerrar de ojos, y ustedes no tendrían nada- dije con un tono de pesar en mi voz, realmente no quería que aquello pasara, sobre todo porque no podía ser.

-De verdad quiero que tengan un largo reinado- dije sincera -Salud por el nuevo mundo- dije agarrando mi botella de salud diluida y extendiéndola como si fuera una copa para luego tomarla.(5)

-Ahora necesito que se escondan para cuando mi compañero desp...- volteé a ver a Sango
_________
Off
(1) Nivel 3 - Escudo de Energía [1 uso][Telekinesis] El personaje ha desarrollado la telekinesis a tal grado que su capacidad de reacción ante los peligros le permite generar un escudo para protegerse de algunos ataques durante 1 turno.
(2) Esto es parte de la explicación del post anterior (jajaja es que me provocó empezar por el final xD)
(3) Elixir multipropósito: [Elixir, Consumible, 3 Cargas] Analgésico, antiséptico, antibiótico y desinfectante todo en uno en base a hierbas. (Ahora me quedarían 2 cargas)
(4) Despertar [Técnica] Improvisas una mezcla capaz de despertar a alguien inconsciente o dormido. Disminuye hemorragias, pero no sana las heridas. (Me queda 1 uso del kit de alquimia)
(5) Poción de salud diluida: [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana las heridas leves en pocos segundos.
Notica: Maga tiene de talento Influencia, que usa para su discurso xD

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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Lun 4 Ene - 17:49

Cuando fue consciente de sí mismo, voces y ruidos ahogados llegaron desde todas partes. Giró ligeramente la cabeza y trató de abrir los ojos pero el cansancio se lo impidió. Sentía frío en su lado izquierdo pero el derecho era distinto. Intentó una vez más, abrir los ojos y esta vez sí que captó movimiento y cuando lo hizo, los sonidos empezaron a cobrar sentido y empezó a recordar.

Se giró lentamente mientras recordaba a Magazubi darle algo de beber. Se quedó un rato apoyado sobre su antebrazo derecho mirando a Donmensteir, al que había conseguido derrotar clavándole la espada en el ojo sano. Pensó en su espada y luego en visitar a un armero o alguien capaz de conseguirle mejoras para su equipamiento, que ya iba siendo hora. Ben sacudió la cabeza.

Sango sabía que Magazubi estaba hablando con los kobolds y los otros que empezaban a llegar y amontonarse allí para ver a su rey caído, pero no podía entenderla porque el sonido todavía le llegaba amortiguado. Ben presintió problemas y se dio prisa en levantarse, pero lo hizo con movimientos lentos y torpes. Cuando consiguió ponerse de rodillas se colgó al cuello le colgante y empuñó la espada junto con el cetro que le sirvieron de puntos de apoyo para conseguir ponerse en pie. Mucho confiaba en esa espada para poner su peso sobre ella. Y mucho se acercaba a ella. Cuando recuperó el cinto y el resto de cosas, guardó la espada y el hacha, agarró con firmeza Reikning y en la diestra el cetro de Donmensteir.

Mientras observaba las llamas consumr los cadáveres de aquellas bestias, Ben suspiró agotado, y sabiendo que si algo salía mal, otra vez, no podría salir de aquella. Uno de sus oídos se destaponó y escuchó el brindis final de Magazubi que finalmente se dio la vuelta para mirarle.

- ¡Eh, no toques eso, sucio trasgo! ¡Eso pertenece al rey!- Ladró uno de los kobold.

- ¿De quién? ¿Del que está ahí tirado? ¡Já! Esto es nuestro, los hemos minado nosotros.- Chilló el trasgo mientras observaba una de las piedras preciosas.

De imprevisto todos empezaron a gritarse y a tomar un lado y otro. Sango le hizo un gesto a Magazubi para que se fueran de allí. Pero les cortaron el paso.

- ¡Suéltalo o me veré obligado a...!- Un chasquido silenció al resto de bestias.

El trasgo que había cogido una de las gemas le había partido el cráneo con una maza.

- ¡Coged a voluntad, mis hermanos!- Gritó con la maza en lo alto. Sus partidarios, una mezcla de trasgos y kobolds, estos últimos en minoría se arremolinaron, empujando al resto, sobre el montón de piedras preciosas.

Pero no era un montón. La parte superior de la pila de material precioso, dejó entrever la boca de una galería, ¿hasta dónde habían cavado para guardar todo aquello? Sango se quedó con la vista clavada en aquella galería, fantaseando con las inmensas riquezas que podría conseguir allí y entonces pensó en el oro, ¿Dónde tendrían el oro?

Los partidarios del rey Donmensteir tardaron en reaccionar pero cuando lo hicieron, se abalanzaron contra sus adversarios con fiereza y allí, en la gran sala del rey Donmensteir, empezó una guerra civil. Algunos huyeron por los túneles llevando las noticias, tanto de un bando como otro, los moradores de los túneles no tardaban en coger bando y gritaban sus consignas: ¡Muerte a los traidores! o ¡Lo que picamos es nuestro!

- Por los Dioses... ¿cómo ha sucedido esto tan deprisa?- Se preguntaba Sango en voz alta.

Pudo ver como uno de los trasgos cercenaba un brazo de uno de los kobolds que llevaba un puñado de piedras preciosas y mientras este se desangraba se lanzó a esconder las piedras en su ropa.

En unos de los túneles los ruidos de pelea eran estremecedores: gritos de dolor, chillidos, gemidos, incluso carcajadas. Era un verdadero espectáculo de lo grotesco lo que aquellas bestias eran capaces de hacer.

A medida que ascendían los ruidos quedaban atrás, pero todavía veían kobolds y trasgos, seguramente huyendo con sus riquezas o aterrorizados a esconderse en algún lugar en el que no pudieran encontrarlos. No sentía pena por ellos.

Las galerías quedaron atrás.


Cuando la lluvia rozó su cara, Sango se dejó caer al suelo, de rodillas. Dejó que el aire frio entrara en su cuerpo mientras trataba de no emocionarse por haber salido de aquella trampa mortal. Miró al cielo y se tomó su tiempo para agradecer a los Dioses que los sacaran a todos con vida.

- Lo hizimos, Magazubi.- Le dijo a la joven alquimista.

Sango sonreía de pura felicidad.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Jue 7 Ene - 3:06

Estaba tan concentrada dando mi discurso motivacional de liderazgo que no me había percatado de que Sango había logrado levantarse.

Cuando me volteé a verlo ahí estaba, el joven con heridas en todo su cuerpo luchando por mantenerse de pie y con el rostro bastante sucio por todo lo ocurrido. Suspiré suplicando que no se le ocurriera hacer algo tonto en ese estado y por suerte no vi indicios de su parte. La verdad se veía muy lastimado y aquello me preocupaba.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por las discusiones que emprendieron los kobolds y trasgos. Volteé esta vez para ver lo que ocurría con aquellas bestias y me alejé un poco del núcleo de la pelea.

Sin querer había dividido a nuestros enemigos; un grupo tenía más confianza en sí y se proclamaban como dueños del nuevo mundo que les prometí, mientras que otros insistían en ser fieles a la jerarquía que ya mantenían.

Rasqué un poco mi nuca pensando en lo mucho que se podrían complicar las cosas. Ojalá aquellos mounstricos logren resolver sus diferencias y puedan cumpli su función en el mundo.

Caminé un poco apresurada para acompañar al aldeano y ayudarlo a parar del suelo -Es nuestro momento. Tienes que confiar en nosotros. Pronto estaremos con médicos especializados, y podrás encontrarte con tus seres queridos-

Ambos caminamos hasta donde se encontraba Sango que parecía pensativo y lo interrumpí -Hay que salir de aquí-

- Por los Dioses... ¿cómo ha sucedido esto tan deprisa?- dijo Sango.

-Puede que tenga un poquitico que ver con eso- sonreí un poco -Vamos-

Así fue como los tres nos alejamos de aquella pelea y empezamos nuestro recorrido por las galerías para salir; a paso lento pero seguro, todos estábamos ... bueno, sinceramente no estábamos en nuestro mejor momento.

Estiré mi cuerpo un poco sabiendo que aquello podía dolerme y seguí caminando con los chicos; esperaba ya poder salir de ahí.

Sango fue el primero en salir, seguido por el aldeano que a penas salió corrió como pudo en busca de protección y libertad.

Volví a mirar a mi compañero, y este yacía en el suelo ¡Que flojo! -Arriba, aún no terminamos- dije como mamá regañona, pero al acercarme y ver su expresión de felicidad me relajé un poco.

Me ericé por un momento y sacudí mi cuerpo haciendo una expresión facial rara; mi intención era evitar a toda costa estornudar, ese cambio de temperatura no era bueno para nadie.

Cuando por fin las ganas de estornudar se me disiparon un poco estiré mi mano para ayudar a Sango a levantarse y con una amplia sonrisa le dije -¡Vamos! Hay que entregarle la piedra mágica a la capitana-
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Sango Jue 7 Ene - 20:56

Sango, con ayuda de Magazubi, se levantó no sin quejarse un poco más. Miró al hombre al que acababan de rescatar, consumido y con un color muy pálido que contrastaba con una sonrisa grande y sincera. Ben le contempló, reconfortado por haber cumplido con esa pobre gente, durante unos segundos antes de emprender la marcha al campamento.

Apenas había caminado un centenar de paso cuando se encontraron con una escuadra de cinco soldados, reclutas recién promocionados pensó Sango, que les estaba esperando. Sus rostros se relajaron al verles.

- ¡Ah, al fin! Empezábamos a preocuparnos.- Dijo uno de ellos con alivio.

- Pues podríais haber ido a buscarnos.- Respondió Sango con un tono de reproche.

- Órdenes de la Capitana, señor. Sólo escoltarles al campamento.- Contestó rápidamente, luego echó la mirada al cetro.- Lo traéis...- Apuntó tímidamente hacia el cetro.

- Y a él también. Él es más importante que esta mierda mágica, ¿no has aprendido nada? Venga, volvamos al campamento.- Sango se había indignado porque el soldado se hubiera fijado primero en el cetro que en el hombre recién rescatado.

Sango, Magazubi y el aldeano caminaban tras los guardias. Sango bufó al ver que dos de ellos no se quedaban atrás como había aprendido tiempo atrás. Le enfurecía que todo lo que le habían enseñado sobre la lealtad y fidelidad hacia los ciudadanos libre de Verisar no hubiera arraigado tan bien en aquellos reclutas y eso que solo habían pasado unos diez años desde que abandonó la Guardia. Apretó con más fuerza el escudo y el cetro.

A lo lejos divisaron el campamento y los reclutas aligeraron el paso, dejándoles ligeramente por detrás. Sango se lo tomó con más calma. A medida que se acercaban la expectación creció y la Capitan Mills salió al encuentro de la escuadra que se detuvo a esperarles. Tuvieron que esperar.

- Es un alivio veros a salvo, lo que nos contaron los supervivientes no nos hacía pensar en algo bueno.- La Capitana sonaba aliviada.

Despachó a los reclutas y luego mandó que vinieran los médicos para hacerse cargo del rescatado. Sango, de momento, descartó la ayuda y fulminó con la mirada a uno de los reclutas que giró la cabeza enseguida.

- Bien, venid conmigo.- La Capitana echó a andar y Sango fue tras ella.

La tienda estaba tal y como la habían visto el día anterior. Ben posó el cetro sobre la mesa y la Capitana se quedó observándolo durante unos instantes que Sango aprovechó para sentarse y ponerse cómodo. La calidez de la tienda y la comodidad de un asiento distinto al de la fría roca era un gran contraste.

- ¿Qué tal están los aldeanos?- Preguntó Sango. La Capitana dejó de mirar el cetro.

- Bien, estaban famélicos y llevaban días sin ver la luz del sol. Hay uno de ellos que tiene disentería creemos que es por beber agua estancada...- Hizo una pausa y su mirada volvió al cetro.- Contadme, me gustaría oír un reporte completo de la misión.- Ahora su tono era más profesional.- Seguía de pie al otro lado de la mesa estudiando el artefacto.

- Empiezo yo si Magazubi tiene a bien.- La miró y le hizo un gesto con la cabeza para indicarle que mirara a la Capitana.- No quiero andar por las ramas, Capitana, así que empezaré por la peor experiencia que he pasado en toda mi vida.- Se incorporó hacia delante.

- He sido víctima del poder de ese cetro.- La Capitana alzó la vista hacia él.- No sientes nada al principio, estás quieto, esperando a que pase algo tras el resplandor del cristal que tiene engarzado pero no pasa nada. Tardas un latido en darte cuenta de que tienes que salir de ahí y en el segundo latido sabes que algo va mal, tu cuerpo no responde, es tu cuerpo, sí, pero tú no tienes poder sobre él.- Tragó saliva.- Y entonces escuchas que el portador dice, "haz esto", y tú, sin querer hacerlo lo haces, gritas pero no se oye nada, miras hacia otra parte pero tus ojos no responden tratas de que tu cuerpo responda a todo lo que le pides, lo intentas con toda tu alma, pero no puedes.- Su voz se endurecía un poco tras cada palabra.- Estás atrapado en tu propio cuerpo y creedme cuando os digo que no se lo desearía ni a mi peor enemigo.- Sango clavó sus ojos en el cetro.

- Sí, eso nos contaron los aldeanos.- Confirmó la Capitana con voz áspera.- También nos dijero que ese Donmensteir dejó de hacerlo cuando trabajaban sin necesidad de someterlos con el cetro.- Sango se removió inquieto al confirmar una de sus sospechas, si hubieran estado bajo los efectos del cetro las cosas podrían haber salido de otra manera.

Empezó a sentirse mal debido a una mezcla del dolor de los golpes recibidos, el cansancio, la tensión, el frio, la incompetencia de los nuevos reclutas, la mala decisión que había tomado previamente al rechazar la ayuda.

- ¿Qué hay del resto? ¿Cómo entrasteis, cómo escapasteis, visteis a Donmensteir?- La Capitana seguía su particular interrogatorio para, seguramente, el papeleo de después.

- Estaré encantado de contárselo todo o si quiere aquí mi compañera, es libre de hacerlo pero yo necesito descansar.- Ben se puso de pie y el malestar generalizado volvió a él, pero antes de salir o incluso de ser despachado miró al cetro y luego a la Capitana- Si me permite, Capitana. Si estuviera en su posición, mandaría destruirlo.- Dicho lo cual Sango salió de la tienda y le pidió ayuda a un soldado para ir a ver al médico.

La lluvia dio un respiro.
Sango
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

Mensaje  Magazubi Miér 13 Ene - 2:34

Sango no puso demasiada resistencia para levantarse y emprendimos una pequeña caminata a las tiendas en donde nos encontraríamos con nuestros contratistas.

Pronto unos soldados se nos unieron, y Sango no dejó pasar la oportunidad para abrir la boca. Ya me estaba acostumbrando a su actitud rebelde, tenía un toque muy particular. No pude evitar sonreír al escuchar sus respuestas.

Después de caminar tras nuestros escoltas nos encontramos con la capitana que nos recibió muy y cordial.

Cuando por fin pude sentarme se sintió maravilloso. Una sensación de alivio recorrió mi cuerpo y dejé que mi cuerpo perdiera un poco la postura. Dejé que Sango hablara, él parecía más entusiasmado y yo la verdad prefería disfrutar un rato más el asiento antes de ponerme a pensar.

Respiré profundo disfrutando el momento, para luego girar mi rostro para escuchar la historia de Sango. No sabía que había sido victima de aquella magia, y la verdad esos poderes sonaban muy letales... e interesantes. Escuché atenta todo lo que vivió mi compañero y me imaginé utilizándolo. Al inicio dejé correr mi imaginación y sentí que me vería muy diva controlando a todo el mundo para tenerlos a mis pies, pero después pensé en las consecuencias y no fue tan bonito; realmente era mucho poder.

La capitana siguió con las preguntas y esperaba que Sango continuara pero al ver que me lanzó la pelota a mi, era momento de intervenir.

-Bueno lo primero que debe saber es que el exceso de habilidades diplomáticas de mi compañero impidieron que pudiesemos tener una charla pacifica con Donmensteir- dije riéndome al acordarme de cómo Sango no pudo seguir mi sencillo plan de mentir. -Okey, okey, ya, en serio...- dije disminuyendo mi risa - Sí nos encontramos con el rey trasgo, y tuvimos diferencias de pensamiento. Sango se enfrentó a él y le destruyó ambos ojos- definitivamente tenía que cuidar mi vista si me tenía que enfrentar con él - Y suponemos que está muerto... Luego los kobolds y goblins que lo servían empezaron una guerra de poder, y aprovechamos su disputa para salir- recordé mi pitch motivacional y sonreí - Pero todo salió exactamente como lo planeamos desde el inicio-

La verdad me daba un poco de pesar enterarme de todo lo que sufrió Sango, pero por mi parte yo me sentía infinitamente feliz porque logramos el trabajo y en el fondo me divertí muchísimo al compartir con él.

Me dió un poco de cosita ver al chico salir de la tienda porque eso significaba el fin de nuestra primera aventura.

Le debo sus ramitas de menta para cuando mejore. Sonreí complacida y luego voltee a ver a la capitana y al cetro.

- ¡Secundo! Es algo demasiado peligroso- hice una pausa y luego le comenté -Si tiene más dudas estoy a su disposición...-

músiquita del final:
___________________
Off
¡¡Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeen!!
Okey me encantó!

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Sango, amo tu personaje horriblemente.
Y Sr Mastersito cuchi, espero a ud le guste tanto este trabajo como a mí y nos dé mucho amor.
Nos leemos en una próxima oportunidad.
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El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango] Empty Re: El oro los cegó y el hierro... [Trabajo] [Magazubi, Sango]

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