El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
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El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Un intenso dolor recorrió la mano de la joven, consiguiendo que abriese los ojos repentinamente mientras un quejido escapaba de su garganta. - Pero ¿qué? - masculló, percatándose de que estaba tirada en alguna parte y lo que resultaba más preocupante, era de día, el sol estaba quemando su piel.
Su instinto de supervivencia la impulsó a incorporarse hasta quedar sentada y arrastrarse hacia atrás, alejándose de la luz tanto como le fue posible, pero pronto su espalda chocó con el grueso tronco de un árbol, haciendo que levantase la vista para escrutar los alrededores. - ¿Dónde estoy? - preguntó en voz baja, sin la más mínima idea de cómo había llegado hasta allí.
El cuerpo le pesaba terriblemente, sentía las extremidades agarrotadas, pero había más, varias quemaduras de diferente gravedad se extendían por su cuerpo. - Ah sí, el Oblivion… Ilmerith… - susurró para sí, llevándose una mano al cuello. Aquellas heridas eran la prueba de su combate contra el líder de los jinetes oscuros, al cual después de varios años, por fin había derrotado. - Lo maté, ahora lo recuerdo. - siguió hablando, llevándose los dedos a las sien. - Y después de eso apareció la mujer cuervo, cruzamos el portal que abrió para nosotros pero… ¿dónde están los demás? - esa era la cuestión, ninguno de sus compañeros se encontraba con ella.
- No deberían andar muy lejos, iré a buscarlos. - decidió, pero antes de nada tenía que tratarse las zonas que habían quedado afectadas por la batalla. Por suerte el bosque en que había despertado era bastante frondoso, lo suficiente como para que la mayor parte del suelo quedase fuera del alcance del astro rey.
Echando mano a su bolsa de viaje, la de cabellos cenicientos rebuscó hasta encontrar el recipiente que contenía la pócima de cicatrización sin marcas, y con mucho cuidado, vertió parte del remedio en su cuello, en su pierna y también sobre el dorso de la mano. Una vez hecho esto, sacó unas vendas y cubrió las quemaduras para que no se infectasen mientras sanaban. - Esto debería bastar. - concluyó, frunciendo ligeramente el ceño al descubrir que entre sus pertenencias había algo que no reconocía, una especie de polvos.
- ¿Qué es esto? - se preguntó interiormente, pero pronto otro objeto llamaría más aún su atención.
Apareció de la nada a unos metros por encima de su cabeza, y como si alguien lo estuviese guiando por medio de la telequinesis, descendió lentamente hasta quedar junto a la vampira. - Un libro… - dijo Elen, observándolo con visible interés. Tras echar un fugaz vistazo a su alrededor, solo para comprobar que seguía estando sola, la señora de sombras extendió un brazo hacia el tomo y lo atrajo hacia sí para examinarlo más de cerca.
La cubierta era bastante bonita, combinaba cuero marrón con algunos adornos metálicos de color dorado en las esquinas, y dos correas lo mantenían cerrado. ¿Sería seguro abrirlo? Después de las experiencias que había tenido con otros ejemplares “singulares”, no lo tenía tan claro.
Sin embargo, la curiosidad pudo más que la prudencia, e instantes más tarde, ya estaba ojeando las páginas, que para su sorpresa, hablaban de los primeros portadores de las reliquias, los primeros Centinelas. ¿De dónde había salido aquello? Sin duda era todo un misterio, o al menos lo fue hasta que llegó al final del mismo, encontrando la firma del autor. - ¡Tarivius! - exclamó, trayendo a su mente la imagen del hechicero. - Pero es imposible, está muerto… murió al legarme el medallón. - recordó, con cierta tristeza.
Entonces ¿cómo era posible? ¿acaso lo había dejado todo preparado para que el tomo llegase a sus manos una vez cumpliese con la misión que le había encomendado? Teniendo en cuenta lo poderoso que el anciano era en vida no le extrañaría, pero aquel gesto entrañaba algo más, que él siempre había creído en el éxito de la benjamina de los Calhoun. - Gracias. - musitó, cerrándolo y llevándoselo al pecho para abrazarlo durante unos segundos.
Desgraciadamente no podía permanecer en mitad de la nada para siempre, debía ponerse en marcha y descubrir a dónde la había mandado el portal, así que lo leería con detenimiento más tarde. - Bien, hora de buscar al resto. - dijo, mientras guardaba el regalo de su predecesor y se levantaba, apoyándose en el árbol.
Y justo cuando empezó a caminar entre la vegetación… la criatura de la noche se dio cuenta de que algo en ella había cambiado drásticamente tras abandonar el Oblivion, quedando súbitamente paralizada mientras trataba de asimilarlo.
Horas antes, en otro remoto punto del mismo bosque…
Tendido sobre la hierba yacía el cazador en su forma humana, a merced de cualquier peligro que pudiese acecharle.
La fría brisa nocturna mecía sus cabellos, y fue esa misma la que hizo que lentamente empezase a reaccionar, abriendo poco a poco los ojos. Era de noche, podía ver la luna a través de los árboles… espera, ¿árboles? ¿dónde estaba? Lo último que recordaba eran los yermos del Oblivion, pero aquel lugar no se parecía en absoluto al infierno en que había tenido lugar la batalla definitiva contra los Tarmúnil.
Despacio, ya que se sentía extrañamente pesado, como si hubiese dormido durante días, Alister se incorporó y se llevó una mano al rostro, notando de inmediato que su piel estaba rara, arrugada y áspera. - ¿Qué ha pasado? - formuló, barriendo la arboleda con la mirada en busca de su compañera. - Elen… ¿Elen, estás aquí? - la llamó, y al no obtener respuesta alguna, fue presa del pánico.
- ¡Elen! - gritó, levantándose tan rápido como le fue posible, pero allí no había ni rastro de la centinela. ¿Cómo era posible? ¿en qué momento se habían separado? Un breve repaso mental a lo sucedido lo ayudó a situarse, sí, habían ganado el combate y luego una desconocida había aparecido para “rescatarlos”, abriendo un portal por el que según ella, podrían regresar a Aerandir.
Pero si ambos lo habían cruzado juntos, ¿por qué la joven no estaba con él?
Todo tipo de ideas, a cual más preocupante que la anterior, empezaron a inundar su cabeza. ¿Y si la mujer cuervo los había engañado para mandarlos a sitios distintos y debilitarlos? ¿Planeaba alguien atacarlos aprovechando el desgaste que sufrían tras el enfrentamiento con Ilmerith en la torre? ¿Sería cosa del medallón solar? La última vez que había visto la reliquia ésta estaba a punto de romperse por completo, y su destrucción sin duda acarrearía consecuencias para su portadora.
¿Le habría pasado algo a la vampira mientras él estaba inconsciente? En el pasado ya había visto lo mal que podía llegar a ponerse cuando no tenía la joya consigo, así que no quería ni imaginarlo. - Debo encontrarla, rápido. - se dijo a sí mismo, reuniendo las fuerzas que le quedaban para transformarse en dragón.
- No percibo su aroma, eso significa que no llegó conmigo. - concluyó, tras olisquear el aire con su agudo hocico. - No importa, si está en el bosque daré con ella… tengo que hacerlo antes de que amanezca. - apremió, sabiendo el peligro que correría si quedaba expuesta al sol.
Resuelto a encontrar a la señora de sombras, el reptil desplegó las alas y tomó impulso para elevarse sobre la vegetación, batiendo las membranosas extremidades con energía hasta que alcanzó una altura adecuada.
Y así, sobrevolando las copas de los árboles, el norteño inició su desesperada búsqueda, recorriendo frenéticamente con sus brillantes y alargadas pupilas cada metro de tierra.
- Uso de objeto: Pócima de cicatrización sin marcas [Consumible]
- Detalles de orientación: Cronológicamente, este tema es el que va inmediatamente después de la batalla en el Oblivion y Elen despierta cuando se cumple un mes del final del la batalla, con una nueva maldición en su colección. Su aspecto está más demacrado que de costumbre, tiene la piel enfermizamente pálida y marchita, a lo que hay que sumar que sus cicatrices se remarcan en contraste con ello. Alister sufre las mismas consecuencias.
Este sería el primero de los dos temas se la senda de la manía que elegí en su momento, cuyo objetivo principal sería que la vampira descubra quiénes abandonaron a los Centinelas a su suerte.
Su instinto de supervivencia la impulsó a incorporarse hasta quedar sentada y arrastrarse hacia atrás, alejándose de la luz tanto como le fue posible, pero pronto su espalda chocó con el grueso tronco de un árbol, haciendo que levantase la vista para escrutar los alrededores. - ¿Dónde estoy? - preguntó en voz baja, sin la más mínima idea de cómo había llegado hasta allí.
El cuerpo le pesaba terriblemente, sentía las extremidades agarrotadas, pero había más, varias quemaduras de diferente gravedad se extendían por su cuerpo. - Ah sí, el Oblivion… Ilmerith… - susurró para sí, llevándose una mano al cuello. Aquellas heridas eran la prueba de su combate contra el líder de los jinetes oscuros, al cual después de varios años, por fin había derrotado. - Lo maté, ahora lo recuerdo. - siguió hablando, llevándose los dedos a las sien. - Y después de eso apareció la mujer cuervo, cruzamos el portal que abrió para nosotros pero… ¿dónde están los demás? - esa era la cuestión, ninguno de sus compañeros se encontraba con ella.
- No deberían andar muy lejos, iré a buscarlos. - decidió, pero antes de nada tenía que tratarse las zonas que habían quedado afectadas por la batalla. Por suerte el bosque en que había despertado era bastante frondoso, lo suficiente como para que la mayor parte del suelo quedase fuera del alcance del astro rey.
Echando mano a su bolsa de viaje, la de cabellos cenicientos rebuscó hasta encontrar el recipiente que contenía la pócima de cicatrización sin marcas, y con mucho cuidado, vertió parte del remedio en su cuello, en su pierna y también sobre el dorso de la mano. Una vez hecho esto, sacó unas vendas y cubrió las quemaduras para que no se infectasen mientras sanaban. - Esto debería bastar. - concluyó, frunciendo ligeramente el ceño al descubrir que entre sus pertenencias había algo que no reconocía, una especie de polvos.
- ¿Qué es esto? - se preguntó interiormente, pero pronto otro objeto llamaría más aún su atención.
Apareció de la nada a unos metros por encima de su cabeza, y como si alguien lo estuviese guiando por medio de la telequinesis, descendió lentamente hasta quedar junto a la vampira. - Un libro… - dijo Elen, observándolo con visible interés. Tras echar un fugaz vistazo a su alrededor, solo para comprobar que seguía estando sola, la señora de sombras extendió un brazo hacia el tomo y lo atrajo hacia sí para examinarlo más de cerca.
La cubierta era bastante bonita, combinaba cuero marrón con algunos adornos metálicos de color dorado en las esquinas, y dos correas lo mantenían cerrado. ¿Sería seguro abrirlo? Después de las experiencias que había tenido con otros ejemplares “singulares”, no lo tenía tan claro.
Sin embargo, la curiosidad pudo más que la prudencia, e instantes más tarde, ya estaba ojeando las páginas, que para su sorpresa, hablaban de los primeros portadores de las reliquias, los primeros Centinelas. ¿De dónde había salido aquello? Sin duda era todo un misterio, o al menos lo fue hasta que llegó al final del mismo, encontrando la firma del autor. - ¡Tarivius! - exclamó, trayendo a su mente la imagen del hechicero. - Pero es imposible, está muerto… murió al legarme el medallón. - recordó, con cierta tristeza.
Entonces ¿cómo era posible? ¿acaso lo había dejado todo preparado para que el tomo llegase a sus manos una vez cumpliese con la misión que le había encomendado? Teniendo en cuenta lo poderoso que el anciano era en vida no le extrañaría, pero aquel gesto entrañaba algo más, que él siempre había creído en el éxito de la benjamina de los Calhoun. - Gracias. - musitó, cerrándolo y llevándoselo al pecho para abrazarlo durante unos segundos.
Desgraciadamente no podía permanecer en mitad de la nada para siempre, debía ponerse en marcha y descubrir a dónde la había mandado el portal, así que lo leería con detenimiento más tarde. - Bien, hora de buscar al resto. - dijo, mientras guardaba el regalo de su predecesor y se levantaba, apoyándose en el árbol.
Y justo cuando empezó a caminar entre la vegetación… la criatura de la noche se dio cuenta de que algo en ella había cambiado drásticamente tras abandonar el Oblivion, quedando súbitamente paralizada mientras trataba de asimilarlo.
Horas antes, en otro remoto punto del mismo bosque…
Tendido sobre la hierba yacía el cazador en su forma humana, a merced de cualquier peligro que pudiese acecharle.
La fría brisa nocturna mecía sus cabellos, y fue esa misma la que hizo que lentamente empezase a reaccionar, abriendo poco a poco los ojos. Era de noche, podía ver la luna a través de los árboles… espera, ¿árboles? ¿dónde estaba? Lo último que recordaba eran los yermos del Oblivion, pero aquel lugar no se parecía en absoluto al infierno en que había tenido lugar la batalla definitiva contra los Tarmúnil.
Despacio, ya que se sentía extrañamente pesado, como si hubiese dormido durante días, Alister se incorporó y se llevó una mano al rostro, notando de inmediato que su piel estaba rara, arrugada y áspera. - ¿Qué ha pasado? - formuló, barriendo la arboleda con la mirada en busca de su compañera. - Elen… ¿Elen, estás aquí? - la llamó, y al no obtener respuesta alguna, fue presa del pánico.
- ¡Elen! - gritó, levantándose tan rápido como le fue posible, pero allí no había ni rastro de la centinela. ¿Cómo era posible? ¿en qué momento se habían separado? Un breve repaso mental a lo sucedido lo ayudó a situarse, sí, habían ganado el combate y luego una desconocida había aparecido para “rescatarlos”, abriendo un portal por el que según ella, podrían regresar a Aerandir.
Pero si ambos lo habían cruzado juntos, ¿por qué la joven no estaba con él?
Todo tipo de ideas, a cual más preocupante que la anterior, empezaron a inundar su cabeza. ¿Y si la mujer cuervo los había engañado para mandarlos a sitios distintos y debilitarlos? ¿Planeaba alguien atacarlos aprovechando el desgaste que sufrían tras el enfrentamiento con Ilmerith en la torre? ¿Sería cosa del medallón solar? La última vez que había visto la reliquia ésta estaba a punto de romperse por completo, y su destrucción sin duda acarrearía consecuencias para su portadora.
¿Le habría pasado algo a la vampira mientras él estaba inconsciente? En el pasado ya había visto lo mal que podía llegar a ponerse cuando no tenía la joya consigo, así que no quería ni imaginarlo. - Debo encontrarla, rápido. - se dijo a sí mismo, reuniendo las fuerzas que le quedaban para transformarse en dragón.
- No percibo su aroma, eso significa que no llegó conmigo. - concluyó, tras olisquear el aire con su agudo hocico. - No importa, si está en el bosque daré con ella… tengo que hacerlo antes de que amanezca. - apremió, sabiendo el peligro que correría si quedaba expuesta al sol.
Resuelto a encontrar a la señora de sombras, el reptil desplegó las alas y tomó impulso para elevarse sobre la vegetación, batiendo las membranosas extremidades con energía hasta que alcanzó una altura adecuada.
Y así, sobrevolando las copas de los árboles, el norteño inició su desesperada búsqueda, recorriendo frenéticamente con sus brillantes y alargadas pupilas cada metro de tierra.
- Uso de objeto: Pócima de cicatrización sin marcas [Consumible]
- Detalles de orientación: Cronológicamente, este tema es el que va inmediatamente después de la batalla en el Oblivion y Elen despierta cuando se cumple un mes del final del la batalla, con una nueva maldición en su colección. Su aspecto está más demacrado que de costumbre, tiene la piel enfermizamente pálida y marchita, a lo que hay que sumar que sus cicatrices se remarcan en contraste con ello. Alister sufre las mismas consecuencias.
Este sería el primero de los dos temas se la senda de la manía que elegí en su momento, cuyo objetivo principal sería que la vampira descubra quiénes abandonaron a los Centinelas a su suerte.
Última edición por Elen Calhoun el Miér 14 Sep - 4:59, editado 2 veces
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
-Yo.. Ire... A ayudar!- exclamo el borracho al escuchar las noticias sobre lo que acontecía en el árbol madre, si tan solo hubiera puesto ese mismo entusiasmo en el momento que era debido y no mas de un mes después de acabado el asunto, sin embargo, aquello no le desmotivo por lo que inundado de un sentimiento de altruismo alimentado netamente por el alcohol marcho sin mas hacia los bosques de Sandorai.
No podía recordar cuanto tiempo llevaba caminando en dirección hacia Sandorai, pero estaba seguro que ya había pasado por el mismo árbol al menos 2 veces, reconocía que estaba perdido y que probablemente necesitaría ayuda, pero en aquel lugar donde estaba prácticamente en medio de la nada no tenia otra opción mas que la de seguir caminando, esperando toparse con algo o con alguien en el camino.
El sol ya se había puesto y el pobre Nero seguía sin saber donde diablos estaba, ahora que estaba en completa oscuridad, el perder parcialmente la visión le llevo a perder otras cosas mas. -¿Eh, yo no tenía una botella hace un momento? ¿A dónde ha ido? ¡Botella!- comenzó a gritar en medio del bosque, esperando que su botella apareciera de una buena vez, de paso bebió un poco del licor que traía en la botella que tenia en la mano, para hacer la búsqueda un poco mas llevadera(?)
No podía recordar cuanto tiempo llevaba caminando en dirección hacia Sandorai, pero estaba seguro que ya había pasado por el mismo árbol al menos 2 veces, reconocía que estaba perdido y que probablemente necesitaría ayuda, pero en aquel lugar donde estaba prácticamente en medio de la nada no tenia otra opción mas que la de seguir caminando, esperando toparse con algo o con alguien en el camino.
El sol ya se había puesto y el pobre Nero seguía sin saber donde diablos estaba, ahora que estaba en completa oscuridad, el perder parcialmente la visión le llevo a perder otras cosas mas. -¿Eh, yo no tenía una botella hace un momento? ¿A dónde ha ido? ¡Botella!- comenzó a gritar en medio del bosque, esperando que su botella apareciera de una buena vez, de paso bebió un poco del licor que traía en la botella que tenia en la mano, para hacer la búsqueda un poco mas llevadera(?)
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Alister surcaba los cielos tan rápido como le permitían las alas, manteniéndose a apenas un metro de las copas de los árboles, que a su paso se tambaleaban visiblemente. Sus agudos ojos de reptil barrían sin descanso lo que tenía debajo de su cuerpo, pero aquel bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista… no sería fácil encontrar a la señora de sombras, si es que de verdad se encontraba allí.
Las horas fueron pasando, aumentando no solo la preocupación del dragón sino también su frustración, pero ¿qué más podía hacer? Nada, solo podía seguir buscando en cada rincón de la zona hasta dar con algo que lo guiase hasta su compañera. - ¿Dónde estás Elen? - pensó para sí, mientras olfateaba el aire en busca de su característico aroma a hierbas, pero no fue precisamente ese el que llegó hasta su hocico.
Había alguien más en la espesura, pudo detectarlo con cierta facilidad, no solo por el olor que desprendía sino también porque de buenas a primeras se puso a gritar en mitad de la nada algo acerca de una botella. - Quizá debería bajar y preguntarle. - caviló durante unos segundos, pero entonces el intenso brillo del amanecer llegó hasta sus alargadas pupilas, instándolo a darse prisa antes de que fuese demasiado tarde para la vampira. - Está amaneciendo, no puedo perder más tiempo. - concluyó, obligándose a ir aún más rápido que antes.
La sola idea de que la benjamina de los Calhoun estuviese en alguna parte inconsciente y expuesta a la luz solar lo aterraba, no podía perderla ahora que por fin habían ganado a los jinetes, tenía que encontrarla a como diese lugar.
Afortunadamente, el cazador no tardó mucho más en captar el aroma de la joven, momento en que viró bruscamente y salió disparado hacia el origen del mismo. - ¡Es por aquí! - exclamó, aterrizando sin ningún tipo de delicadeza, con lo que varias ramas de los árboles circundantes se partieron bajo el peso de su cuerpo. - ¡Elen! - la llamó, al tiempo que avanzaba por entre la vegetación sin abandonar su forma bestial, y en cuestión de un par de minutos alcanzó a atisbar la silueta de la criatura de la noche.
La de ojos verdes no reaccionó a su voz, ni tampoco a su presencia cuando salvó la distancia que los separaba para alzar las patas delanteras y envolverla tanto con ellas como con las alas, en lo que el equivalente humano habría sido un abrazo. - Por fin te encuentro… no sabes lo asustado que estaba. - musitó con su gutural voz de dragón, pero la centinela seguía aún demasiado conmocionada para responderle.
- ¿Elen…? - añadió al instante, percatándose de que algo no iba bien. Lentamente se apartó de ella, y enseguida entendió el motivo de su desencajada expresión, el medallón solar descansaba en sus manos, tan agrietado que un solo golpe bastaría para hacerlo pedazos. - No están… las almas… ya no puedo oírlas… han desaparecido… - consiguió articular de forma entrecortada la de cabellos cenicientos, que en cierto modo se sentía abandonada.
Tras años sin poder sacarse a aquellos entes de la cabeza, por primera vez estaba sola, y aunque durante la batalla había sido consciente de que la reliquia estaba a punto de romperse, la realidad era que asimilar las consecuencias de ello no le iba a resultar tan sencillo. - Tranquila, estoy aquí, todo ha terminado. - la animó el norteño, aliviado al saber que aquellos oscuros seres no podrían seguir manipulando a la mujer que amaba.
Alister retrocedió unos pasos y regresó a su forma humana, provocando que la expresión de su compañera cambiase al verle. - Tu rostro… ¿qué te ha pasado? - preguntó ella, acercándose y alzando una de las manos para acariciar la ahora arrugada y pálida mejilla del alado. - No lo sé, pero me temo que no soy el único afectado. - respondió él, apartándole un mechón de la cara. - No importa, sea lo que sea lo arreglaremos, como hacemos con todos los problemas. - prosiguió de inmediato, inclinándose hacia ella para darle un cálido beso en la frente.
- Debemos irnos. - instó al poco, pero todavía no tenía claro dónde habían acabado. - ¿A dónde? ¿A Árbol Madre? - inquirió la vampira, que a pesar de su inestable ánimo, se obligó a envolver el medallón en un pañuelo y guardarlo para que no terminase de romperse. - La verdad es que no tengo idea de si seguimos cerca de Sandorai… tenemos que orientarnos de algún modo. - susurró, acordándose del individuo al que había detectado un rato antes, ya que era la única persona a la que había percibido en la zona, quizá pudiese serles de ayuda.
- Sígueme, creo que sé cómo podemos salir de dudas. - indicó, tomando de la mano a la benjamina de los Calhoun para desandar el camino que lo había llevado hasta allí, trayecto en el que con suerte se toparían con el extraño.
Y tal como esperaba, tras recorrer un par de millas dieron con el hombre en cuestión. - Disculpe, ¿podría decirnos dónde estamos? ¿nos encontramos cerca de Árbol Madre? ¿tiene idea de cómo va la guerra? - empezó a preguntar, mientras se acercaban al desconocido, pero éste parecía estar bajo los efectos del alcohol, eso hizo que se replantease si sería útil hablar con él.
Alister usa su habilidad de nivel 2: Sentidos agudos
Las horas fueron pasando, aumentando no solo la preocupación del dragón sino también su frustración, pero ¿qué más podía hacer? Nada, solo podía seguir buscando en cada rincón de la zona hasta dar con algo que lo guiase hasta su compañera. - ¿Dónde estás Elen? - pensó para sí, mientras olfateaba el aire en busca de su característico aroma a hierbas, pero no fue precisamente ese el que llegó hasta su hocico.
Había alguien más en la espesura, pudo detectarlo con cierta facilidad, no solo por el olor que desprendía sino también porque de buenas a primeras se puso a gritar en mitad de la nada algo acerca de una botella. - Quizá debería bajar y preguntarle. - caviló durante unos segundos, pero entonces el intenso brillo del amanecer llegó hasta sus alargadas pupilas, instándolo a darse prisa antes de que fuese demasiado tarde para la vampira. - Está amaneciendo, no puedo perder más tiempo. - concluyó, obligándose a ir aún más rápido que antes.
La sola idea de que la benjamina de los Calhoun estuviese en alguna parte inconsciente y expuesta a la luz solar lo aterraba, no podía perderla ahora que por fin habían ganado a los jinetes, tenía que encontrarla a como diese lugar.
Afortunadamente, el cazador no tardó mucho más en captar el aroma de la joven, momento en que viró bruscamente y salió disparado hacia el origen del mismo. - ¡Es por aquí! - exclamó, aterrizando sin ningún tipo de delicadeza, con lo que varias ramas de los árboles circundantes se partieron bajo el peso de su cuerpo. - ¡Elen! - la llamó, al tiempo que avanzaba por entre la vegetación sin abandonar su forma bestial, y en cuestión de un par de minutos alcanzó a atisbar la silueta de la criatura de la noche.
La de ojos verdes no reaccionó a su voz, ni tampoco a su presencia cuando salvó la distancia que los separaba para alzar las patas delanteras y envolverla tanto con ellas como con las alas, en lo que el equivalente humano habría sido un abrazo. - Por fin te encuentro… no sabes lo asustado que estaba. - musitó con su gutural voz de dragón, pero la centinela seguía aún demasiado conmocionada para responderle.
- ¿Elen…? - añadió al instante, percatándose de que algo no iba bien. Lentamente se apartó de ella, y enseguida entendió el motivo de su desencajada expresión, el medallón solar descansaba en sus manos, tan agrietado que un solo golpe bastaría para hacerlo pedazos. - No están… las almas… ya no puedo oírlas… han desaparecido… - consiguió articular de forma entrecortada la de cabellos cenicientos, que en cierto modo se sentía abandonada.
Tras años sin poder sacarse a aquellos entes de la cabeza, por primera vez estaba sola, y aunque durante la batalla había sido consciente de que la reliquia estaba a punto de romperse, la realidad era que asimilar las consecuencias de ello no le iba a resultar tan sencillo. - Tranquila, estoy aquí, todo ha terminado. - la animó el norteño, aliviado al saber que aquellos oscuros seres no podrían seguir manipulando a la mujer que amaba.
Alister retrocedió unos pasos y regresó a su forma humana, provocando que la expresión de su compañera cambiase al verle. - Tu rostro… ¿qué te ha pasado? - preguntó ella, acercándose y alzando una de las manos para acariciar la ahora arrugada y pálida mejilla del alado. - No lo sé, pero me temo que no soy el único afectado. - respondió él, apartándole un mechón de la cara. - No importa, sea lo que sea lo arreglaremos, como hacemos con todos los problemas. - prosiguió de inmediato, inclinándose hacia ella para darle un cálido beso en la frente.
- Debemos irnos. - instó al poco, pero todavía no tenía claro dónde habían acabado. - ¿A dónde? ¿A Árbol Madre? - inquirió la vampira, que a pesar de su inestable ánimo, se obligó a envolver el medallón en un pañuelo y guardarlo para que no terminase de romperse. - La verdad es que no tengo idea de si seguimos cerca de Sandorai… tenemos que orientarnos de algún modo. - susurró, acordándose del individuo al que había detectado un rato antes, ya que era la única persona a la que había percibido en la zona, quizá pudiese serles de ayuda.
- Sígueme, creo que sé cómo podemos salir de dudas. - indicó, tomando de la mano a la benjamina de los Calhoun para desandar el camino que lo había llevado hasta allí, trayecto en el que con suerte se toparían con el extraño.
Y tal como esperaba, tras recorrer un par de millas dieron con el hombre en cuestión. - Disculpe, ¿podría decirnos dónde estamos? ¿nos encontramos cerca de Árbol Madre? ¿tiene idea de cómo va la guerra? - empezó a preguntar, mientras se acercaban al desconocido, pero éste parecía estar bajo los efectos del alcohol, eso hizo que se replantease si sería útil hablar con él.
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Elen Calhoun
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
- ¡Es por aquí! - escucho el borracho ante lo cual no dudo en dirigirse hacia donde le indicaba la voz, de seguro aquella era su botella fiel la cual le indicaba el camino hacia el tan anhelado reencuentro, mientras bebía de la botella la cual estaba firmemente sujetada por su mano, -Ya voy!- grito mientras caminaba en la dirección donde se escuchaban las ramas quebrarse, esperaba que el aleteo no fuera nada malo, porque no estaba en condiciones de pelear contra quien fuera que se le acercara.
Para su buena suerte cuando llego solo se encontró con 2 personas que probablemente habría considerado arrugadas, sin embargo, para sus ojos llenos de alcohol, no se veían nada mal en la oscuridad, -Oh, no eres mi botella- dijo con tristeza, la cual ahogo con un trago del licor que tenia en la botella que sostenía en su mano, escucho las preguntas con detenimiento y se lamento de no saber mucho como responderles, por suerte, si sabia la respuesta a una de las preguntas.
-A lo primero no tengo idea, yo también me he perdido, a lo segundo, deberíamos estar en el bosque de Sandorai, al menos a ese lugar había entrado antes de perderme, y a lo ultimo, según me comentaron antes de salir, la guerra termino hace un mes- comento un poco extrañado de no ser el único al cual se le había pasado la guerra sin enterarse. -Podemos ayudarnos, yo les ayudo en lo que necesiten y ustedes me ayudan a encontrar mi botella, estoy seguro que me hablo hace un rato- exclamo mientras intentaba buscar si su botella estaba en las cercanías, de nueva cuenta para hacer la busca mas amena, bebió otro sorbo de su botella.
Para su buena suerte cuando llego solo se encontró con 2 personas que probablemente habría considerado arrugadas, sin embargo, para sus ojos llenos de alcohol, no se veían nada mal en la oscuridad, -Oh, no eres mi botella- dijo con tristeza, la cual ahogo con un trago del licor que tenia en la botella que sostenía en su mano, escucho las preguntas con detenimiento y se lamento de no saber mucho como responderles, por suerte, si sabia la respuesta a una de las preguntas.
-A lo primero no tengo idea, yo también me he perdido, a lo segundo, deberíamos estar en el bosque de Sandorai, al menos a ese lugar había entrado antes de perderme, y a lo ultimo, según me comentaron antes de salir, la guerra termino hace un mes- comento un poco extrañado de no ser el único al cual se le había pasado la guerra sin enterarse. -Podemos ayudarnos, yo les ayudo en lo que necesiten y ustedes me ayudan a encontrar mi botella, estoy seguro que me hablo hace un rato- exclamo mientras intentaba buscar si su botella estaba en las cercanías, de nueva cuenta para hacer la busca mas amena, bebió otro sorbo de su botella.
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Mientras esperaban la respuesta del extraño, la de cabellos cenicientos comenzó a notar una sensación que desgraciadamente, se había vuelto familiar para ella en los últimos tiempos… Tragó saliva, pero eso no serviría para calmar el intenso ardor de su garganta, la sed de sangre volvía con fuerza, obligándola a permanecer ligeramente por detrás de su compañero, de modo que Alister quedase entre ambos, a modo de protección para el desconocido.
Llevándose una mano al cuello, la joven torció el gesto, incapaz de pensar en otra cosa que no fuese el líquido rojo vital que su cuerpo reclamaba, o al menos así fue durante unos instantes, hasta que el hombre de la botella empezó a responder las preguntas del norteño. El hecho de que estuviese perdido en el bosque no les aportaba mucho, pero sí que al menos supiese la zona en que se encontraban, seguían en Sandorai.
Pero lo verdaderamente chocante, lo que hizo que la vampira se quedase mirándolo con expresión perpleja fue lo que reveló a continuación, que la guerra ya había acabado… hacía un mes. - ¿Cómo que terminó hace un mes? Pero si hasta hace nada estábamos en el Oblivion peleando contra Ilmerith… - contestó, completamente desconcertada. - Lo matamos, cruzamos el portal y aparecimos aquí… no es posible… - siguió, sin poder evitar dudar de las palabras de aquel individuo.
- Eso no tiene sentido… pero tampoco he visto nada extraño mientras sobrevolaba el área… no vi fuego ni restos de ninguna batalla en curso… - intervino el cazador, dando algo de apoyo a lo que les estaba contando. - Todo está tranquilo, demasiado tranquilo como para que el conflicto siga activo. - prosiguió poco después, cruzando una mirada con la señora de sombras.
- Entonces… ¿dónde hemos estado todo ese tiempo? - inquirió ella, y ambos se miraron con cara de circunstancias, ninguno tenía la más mínima idea de lo que podía haber pasado, o de si la mujer cuervo se había aprovechado de ellos durante ese período.
- Y si… - susurró Elen, tras darle un par de vueltas al asunto con la vista clavada en el suelo. - Cambiamos a un plano distinto al nuestro, ¿y si eso afectó no solo al espacio sino también al tiempo? ¿Podría nuestra estancia en el Oblivion estar ralentizada con respecto a los acontecimientos que tenían lugar en Aerandir? - teorizó, pero no había forma de verificarlo, y tenían temas más importantes de los que ocuparse.
- Cierto… nos abandonaron a nuestra suerte… cerraron el portal por el que fuimos hasta allí… ¿no tendrás idea de quién lo hizo verdad? - preguntó, con un frío matiz en el tono de voz. Los centinelas y sus compañeros se habían lanzado al peligro para salvar a la gente y ¿cómo les pagaron? traicionándolos… eso no podía quedar así.
- Buscas una botella, si no es esa que llevas en la mano te ayudaremos a encontrarla… tú solo dinos lo que sepas de la batalla, cualquier cosa nos servirá. - añadió, aferrándose la garganta con más fuerza de la que debería sin darse cuenta a causa de la ira contenida. Un sombrío halo envolvió a la benjamina de los Calhoun, estaba decidida a descubrir a los que los habían condenado al destierro, no tanto por sí misma, ya que en parte había aceptado su destino y la posibilidad de no regresar del enfrentamiento final contra los Tarmúnil, sino más bien por el dragón, él no merecía un destino así.
- ¡Elen para! - exclamó Alister, tomándola por la muñeca y tirando de ella para que se soltase el cuello. - Te harás daño. - musitó, frunciendo el ceño ligeramente. Él sabía que no podían dejar pasar la traición que habían sufrido en un momento tan crítico, pero tampoco podían dejar que eso los cegase. - Deberías beber algo, deja que yo hable con él. - sugirió, para acto seguido apartarse de ella y avanzar hacia el extraño.
- ¿Estás seguro de que esa no es la botella que buscas? - dijo, señalando la que sostenía. - Verás, nos vendría bien encontrar algún pueblo para orientarnos, participamos en la guerra y de buenas a primeras despertamos en mitad de la nada, necesitamos respuestas, si pudieras echarnos una mano con eso te lo agradeceríamos mucho… es más, si no encontramos tu botella yo mismo te compraré otra cuando lleguemos a un asentamiento. - ofreció, mirando a la criatura de la noche por el rabillo del ojo para comprobar que tal como le había recomendado, estaba bebiendo uno de los frascos de sangre que llevaba consigo, lo último que querían era que le diese por atacar a alguien.
Llevándose una mano al cuello, la joven torció el gesto, incapaz de pensar en otra cosa que no fuese el líquido rojo vital que su cuerpo reclamaba, o al menos así fue durante unos instantes, hasta que el hombre de la botella empezó a responder las preguntas del norteño. El hecho de que estuviese perdido en el bosque no les aportaba mucho, pero sí que al menos supiese la zona en que se encontraban, seguían en Sandorai.
Pero lo verdaderamente chocante, lo que hizo que la vampira se quedase mirándolo con expresión perpleja fue lo que reveló a continuación, que la guerra ya había acabado… hacía un mes. - ¿Cómo que terminó hace un mes? Pero si hasta hace nada estábamos en el Oblivion peleando contra Ilmerith… - contestó, completamente desconcertada. - Lo matamos, cruzamos el portal y aparecimos aquí… no es posible… - siguió, sin poder evitar dudar de las palabras de aquel individuo.
- Eso no tiene sentido… pero tampoco he visto nada extraño mientras sobrevolaba el área… no vi fuego ni restos de ninguna batalla en curso… - intervino el cazador, dando algo de apoyo a lo que les estaba contando. - Todo está tranquilo, demasiado tranquilo como para que el conflicto siga activo. - prosiguió poco después, cruzando una mirada con la señora de sombras.
- Entonces… ¿dónde hemos estado todo ese tiempo? - inquirió ella, y ambos se miraron con cara de circunstancias, ninguno tenía la más mínima idea de lo que podía haber pasado, o de si la mujer cuervo se había aprovechado de ellos durante ese período.
- Y si… - susurró Elen, tras darle un par de vueltas al asunto con la vista clavada en el suelo. - Cambiamos a un plano distinto al nuestro, ¿y si eso afectó no solo al espacio sino también al tiempo? ¿Podría nuestra estancia en el Oblivion estar ralentizada con respecto a los acontecimientos que tenían lugar en Aerandir? - teorizó, pero no había forma de verificarlo, y tenían temas más importantes de los que ocuparse.
- Cierto… nos abandonaron a nuestra suerte… cerraron el portal por el que fuimos hasta allí… ¿no tendrás idea de quién lo hizo verdad? - preguntó, con un frío matiz en el tono de voz. Los centinelas y sus compañeros se habían lanzado al peligro para salvar a la gente y ¿cómo les pagaron? traicionándolos… eso no podía quedar así.
- Buscas una botella, si no es esa que llevas en la mano te ayudaremos a encontrarla… tú solo dinos lo que sepas de la batalla, cualquier cosa nos servirá. - añadió, aferrándose la garganta con más fuerza de la que debería sin darse cuenta a causa de la ira contenida. Un sombrío halo envolvió a la benjamina de los Calhoun, estaba decidida a descubrir a los que los habían condenado al destierro, no tanto por sí misma, ya que en parte había aceptado su destino y la posibilidad de no regresar del enfrentamiento final contra los Tarmúnil, sino más bien por el dragón, él no merecía un destino así.
- ¡Elen para! - exclamó Alister, tomándola por la muñeca y tirando de ella para que se soltase el cuello. - Te harás daño. - musitó, frunciendo el ceño ligeramente. Él sabía que no podían dejar pasar la traición que habían sufrido en un momento tan crítico, pero tampoco podían dejar que eso los cegase. - Deberías beber algo, deja que yo hable con él. - sugirió, para acto seguido apartarse de ella y avanzar hacia el extraño.
- ¿Estás seguro de que esa no es la botella que buscas? - dijo, señalando la que sostenía. - Verás, nos vendría bien encontrar algún pueblo para orientarnos, participamos en la guerra y de buenas a primeras despertamos en mitad de la nada, necesitamos respuestas, si pudieras echarnos una mano con eso te lo agradeceríamos mucho… es más, si no encontramos tu botella yo mismo te compraré otra cuando lleguemos a un asentamiento. - ofreció, mirando a la criatura de la noche por el rabillo del ojo para comprobar que tal como le había recomendado, estaba bebiendo uno de los frascos de sangre que llevaba consigo, lo último que querían era que le diese por atacar a alguien.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
-Hey no se sientan mal, a mi también se me paso el mes volando, iba a ayudar en la batalla cuando me entere de todo lo que estaba pasando, pero me quede atorado en una taberna y para cuando iba a salir, me he enterado que ha pasado un mes, yo le creo al tabernero el estaba mas sobrio que yo pero he tenido que venir a comprobarlo por mi mismo- comento intentando calmar a la pareja de extraños, en efecto el no era el único al cual se le había pasado el tiempo de la guerra, sin embargo, cuando le señalaron la botella que tenia en la mano se alegro, -Oh, ha vuelto a suceder- exclamo al ver que de nuevo había padecido de la ceguera por alcoholismo, la vacío de golpe dentro de si y se dispuso a responder de nueva cuenta a las preguntas que le hacia la pareja.
-Solo se que se acabo, ni idea quien gano o perdió... Bueno, en las guerras nadie gana realmente- dijo encogiéndose de hombros, la chica parecía alterada, mas el hombre se veía mas amable y le señalo que le invitaría una botella si es que les ayudaba, Nero quien se sintió como si hubiera estado destinado a estar en ese lugar, le señalo con el pulgar en alto que con gusto le ayudaría.
-Creo que puedo ayudarles a encontrar algún lugar, solo necesito orientarme un poco, estaba guardando esto por si me llegaba a encontrar en problemas, pero creo que son buenas personas, así que no se alarmen ante los que voy a hacer, creo que van a querer tomar un poco de distancia, yo también me alejare un poco por si acaso, necesito sobrepasar aquellos arboles- el borracho tomo distancia y se quito el cinto con aquella espada oxidada y con piquetes, acto seguido palpo con sus pies el piso y realizo un para de sentadillas mientras intentaba dilucidar por donde era que había llegado, posteriormente dio un fuerte pisotón en el piso y un leve sismo se hizo sentir al momento que una roca enorme emergía por debajo de sus pies, elevándole rápidamente y justo entonces le dio un pisotón a esa piedra donde estaba para hacer emerger de ella otra un poco mas pequeña(1) la cual le dio un impulso extra a su salto, una especie de plataforma/catapulta de piedra que abarcaba unos 4 metros en total que le ayudo a elevarse por sobre la copa de los arboles por apenas lo mínimo, pero aquello fue suficiente para a lo lejos ver un fuego encendido a lo lejos. -Por allá!- señalo el borracho apuntando en la dirección donde había visto iluminado, cuando la gravedad comenzó a hacer lo suyo Nero cayo en cuenta de que no había planeado un aterrizaje como tal así que intento aferrarse a las rocas sin éxito, cayendo estrepitosamente mientras se golpeaba en las rocas que el mismo había utilizado, cuando termino de caer se encontró a si mismo lleno de raspaduras y moretones, un corte leve en la cabeza bañaría su rostro con un poco de sangre. -Alguien que demande al que me hizo esto- exclamo mientras se quedaba en el piso unos segundos y sujetaba un puñado de tierra la cual se llevaría hacia la herida de la cabeza para que la sangre se estancara. -Espero hayan visto hacia donde apunte, no creo que pueda hacer eso de nuevo... Denme unos minutos y ya me levanto.- señalo mientras esperaba a que el alcohol adormeciera su dolor... En cualquier momento.
OFF: habilidad usada
1_Stone(usada dos veces): de un pisotón puedo hacer emerger una piedra de no mas de 2 metros para el propósito que estime conveniente.
-Solo se que se acabo, ni idea quien gano o perdió... Bueno, en las guerras nadie gana realmente- dijo encogiéndose de hombros, la chica parecía alterada, mas el hombre se veía mas amable y le señalo que le invitaría una botella si es que les ayudaba, Nero quien se sintió como si hubiera estado destinado a estar en ese lugar, le señalo con el pulgar en alto que con gusto le ayudaría.
-Creo que puedo ayudarles a encontrar algún lugar, solo necesito orientarme un poco, estaba guardando esto por si me llegaba a encontrar en problemas, pero creo que son buenas personas, así que no se alarmen ante los que voy a hacer, creo que van a querer tomar un poco de distancia, yo también me alejare un poco por si acaso, necesito sobrepasar aquellos arboles- el borracho tomo distancia y se quito el cinto con aquella espada oxidada y con piquetes, acto seguido palpo con sus pies el piso y realizo un para de sentadillas mientras intentaba dilucidar por donde era que había llegado, posteriormente dio un fuerte pisotón en el piso y un leve sismo se hizo sentir al momento que una roca enorme emergía por debajo de sus pies, elevándole rápidamente y justo entonces le dio un pisotón a esa piedra donde estaba para hacer emerger de ella otra un poco mas pequeña(1) la cual le dio un impulso extra a su salto, una especie de plataforma/catapulta de piedra que abarcaba unos 4 metros en total que le ayudo a elevarse por sobre la copa de los arboles por apenas lo mínimo, pero aquello fue suficiente para a lo lejos ver un fuego encendido a lo lejos. -Por allá!- señalo el borracho apuntando en la dirección donde había visto iluminado, cuando la gravedad comenzó a hacer lo suyo Nero cayo en cuenta de que no había planeado un aterrizaje como tal así que intento aferrarse a las rocas sin éxito, cayendo estrepitosamente mientras se golpeaba en las rocas que el mismo había utilizado, cuando termino de caer se encontró a si mismo lleno de raspaduras y moretones, un corte leve en la cabeza bañaría su rostro con un poco de sangre. -Alguien que demande al que me hizo esto- exclamo mientras se quedaba en el piso unos segundos y sujetaba un puñado de tierra la cual se llevaría hacia la herida de la cabeza para que la sangre se estancara. -Espero hayan visto hacia donde apunte, no creo que pueda hacer eso de nuevo... Denme unos minutos y ya me levanto.- señalo mientras esperaba a que el alcohol adormeciera su dolor... En cualquier momento.
OFF: habilidad usada
1_Stone(usada dos veces): de un pisotón puedo hacer emerger una piedra de no mas de 2 metros para el propósito que estime conveniente.
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Ambos escucharon con atención el relato del hombre, que al parecer se había dedicado a beber durante el transcurso del conflicto, y cuya información acerca del final del mismo provenía el propietario de la taberna en que había permanecido todo aquel tiempo. - Los jinetes murieron, eso significa que ganó nuestro bando. - pensó la vampira, pero había una cuestión que aún no se había planteado… ¿quiénes habrían sobrevivido a la batalla y quienes habrían caído ante el enemigo?
Ese pensamiento hizo que torciese ligeramente el gesto mientras guardaba el frasco de sangre, ahora vacío, dentro de su bolsa. ¿Estarían bien sus aliados? Huri, Jules, Vincent… tenía que enterarse de lo que había pasado con ellos, lo antes posible.
Gracias al don de gentes del dragón, que había mejorado considerablemente en los últimos meses, el extraño decidió echarles una mano en cuanto a lo de buscar algún asentamiento cercano, y sin decir más, se puso a ello. Los brillantes ojos de la señora de sombras lo siguieron mientras se liberaba de su espada y hacía algunos ejercicios, sin entender por qué se comportaba de aquel modo, pero ciertamente lo que estaba a punto de ver no podría haberlo adivinado de ninguna manera.
Un enérgico pisotón del desconocido hizo que la tierra temblase bajo él, para luego dar paso a una enorme roca que lo elevó del suelo, técnica que repitió casi al momento para generar otra más y llegar aún más alto. - ¿Es un brujo de tierra? - preguntó Elen en voz baja, pero debido a su nueva naturaleza ya no era tan sensible al éter como antes, no podía determinarlo con seguridad.
Visiblemente sorprendidos por las capacidades de aquel sujeto, ambos esperaron hasta que éste señaló el camino a seguir, y justo entonces, seguramente a causa de los efectos del alcohol, comenzó a caer bruscamente, golpeándose por el camino con los soportes que él mismo había creado.
En el pasado, la benjamina de los Calhoun habría sido capaz de evitar aquello con sus poderes de viento, pero ahora solo podía limitarse a no causar más problemas, en cuanto el olor de la sangre llegó hasta ella se obligó a retroceder y contener la respiración. La sed no había desaparecido del todo, y si de verdad llevaban un mes fuera del Oblivion no le extrañaba que aquel ardor en su garganta persistiese, nunca antes había pasado tantos días sin alimentarse, de hecho, no debería seguir viva tras un lapso tan largo de abstinencia.
Eso respaldaba su teoría de que el tiempo no transcurría del mismo modo en todos los planos, pero también podía deberse a la intervención de la mujer cuervo, ¿llegarían a descubrir si alguna de las dos opciones era la correcta?
- ¡¿Estás bien?! - se apresuró a preguntar el cazador, avanzando hacia él para tenderle una mano y ayudarlo a levantarse. - Podrías haber avisado de lo que pensabas hacer. - continuó hablando, ya que de conocer su plan, él fácilmente podría haberse transformado y ocupado del asunto, evitando el accidente.
La centinela mantuvo las distancias durante unos instantes, pero luego decidió acercarse lentamente, al tiempo que revolvía con una de las manos el interior de su bolsa de cuero. - Que se beba esto… le ayudará con el dolor y a sanar las heridas, solo espero que el alcohol no modifique sus efectos. - musitó, tendiendo uno de sus remedios de hierbas al alado, ya que no quería tentar a la suerte dándoselo ella misma, no, no se arriesgaría hasta que el sangrado de su cabeza hubiese parado.
- ¿Te quedan vendas? - inquirió Alister, y tras asentir con la cabeza, su compañera le entregó un par. - Bien, tómate esto, no sabe bien eso te lo advierto, pero es sumamente práctico para estos casos. - explicó, tendiendo ambos objetos. - Cuando te sientas mejor nos pondremos en marcha en la dirección que indicaste... ah cierto, ni siquiera nos hemos presentado, soy Alister. - añadió, sin querer meter prisa al moreno ya que se había llevado un buen golpe en la cabeza. - Y ella es Elen, no te preocupes si la ves algo tensa… es una vampira y claro, en este tipo de situaciones se siente incómoda. - reveló, ya que tarde o temprano la condición de la criatura de la noche quedaría expuesta.
- Tú, ¿eres brujo? - quiso averiguar ella, movida por la curiosidad, aunque de estar en lo cierto, no sería el primer tensai de tierra con el que se habría topado.
Off: Si quieres avanzar hasta que llegan al pueblo adelante!
Ese pensamiento hizo que torciese ligeramente el gesto mientras guardaba el frasco de sangre, ahora vacío, dentro de su bolsa. ¿Estarían bien sus aliados? Huri, Jules, Vincent… tenía que enterarse de lo que había pasado con ellos, lo antes posible.
Gracias al don de gentes del dragón, que había mejorado considerablemente en los últimos meses, el extraño decidió echarles una mano en cuanto a lo de buscar algún asentamiento cercano, y sin decir más, se puso a ello. Los brillantes ojos de la señora de sombras lo siguieron mientras se liberaba de su espada y hacía algunos ejercicios, sin entender por qué se comportaba de aquel modo, pero ciertamente lo que estaba a punto de ver no podría haberlo adivinado de ninguna manera.
Un enérgico pisotón del desconocido hizo que la tierra temblase bajo él, para luego dar paso a una enorme roca que lo elevó del suelo, técnica que repitió casi al momento para generar otra más y llegar aún más alto. - ¿Es un brujo de tierra? - preguntó Elen en voz baja, pero debido a su nueva naturaleza ya no era tan sensible al éter como antes, no podía determinarlo con seguridad.
Visiblemente sorprendidos por las capacidades de aquel sujeto, ambos esperaron hasta que éste señaló el camino a seguir, y justo entonces, seguramente a causa de los efectos del alcohol, comenzó a caer bruscamente, golpeándose por el camino con los soportes que él mismo había creado.
En el pasado, la benjamina de los Calhoun habría sido capaz de evitar aquello con sus poderes de viento, pero ahora solo podía limitarse a no causar más problemas, en cuanto el olor de la sangre llegó hasta ella se obligó a retroceder y contener la respiración. La sed no había desaparecido del todo, y si de verdad llevaban un mes fuera del Oblivion no le extrañaba que aquel ardor en su garganta persistiese, nunca antes había pasado tantos días sin alimentarse, de hecho, no debería seguir viva tras un lapso tan largo de abstinencia.
Eso respaldaba su teoría de que el tiempo no transcurría del mismo modo en todos los planos, pero también podía deberse a la intervención de la mujer cuervo, ¿llegarían a descubrir si alguna de las dos opciones era la correcta?
- ¡¿Estás bien?! - se apresuró a preguntar el cazador, avanzando hacia él para tenderle una mano y ayudarlo a levantarse. - Podrías haber avisado de lo que pensabas hacer. - continuó hablando, ya que de conocer su plan, él fácilmente podría haberse transformado y ocupado del asunto, evitando el accidente.
La centinela mantuvo las distancias durante unos instantes, pero luego decidió acercarse lentamente, al tiempo que revolvía con una de las manos el interior de su bolsa de cuero. - Que se beba esto… le ayudará con el dolor y a sanar las heridas, solo espero que el alcohol no modifique sus efectos. - musitó, tendiendo uno de sus remedios de hierbas al alado, ya que no quería tentar a la suerte dándoselo ella misma, no, no se arriesgaría hasta que el sangrado de su cabeza hubiese parado.
- ¿Te quedan vendas? - inquirió Alister, y tras asentir con la cabeza, su compañera le entregó un par. - Bien, tómate esto, no sabe bien eso te lo advierto, pero es sumamente práctico para estos casos. - explicó, tendiendo ambos objetos. - Cuando te sientas mejor nos pondremos en marcha en la dirección que indicaste... ah cierto, ni siquiera nos hemos presentado, soy Alister. - añadió, sin querer meter prisa al moreno ya que se había llevado un buen golpe en la cabeza. - Y ella es Elen, no te preocupes si la ves algo tensa… es una vampira y claro, en este tipo de situaciones se siente incómoda. - reveló, ya que tarde o temprano la condición de la criatura de la noche quedaría expuesta.
- Tú, ¿eres brujo? - quiso averiguar ella, movida por la curiosidad, aunque de estar en lo cierto, no sería el primer tensai de tierra con el que se habría topado.
Off: Si quieres avanzar hasta que llegan al pueblo adelante!
Elen Calhoun
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
-Tranquilos estoy bien... Sabia a lo que me enfrentaba- exclamo mientras se refregaba la tierra en la herida, observo como le acercaban un frasco con un liquido extraño agradeció los insumos que la pareja le entregaba, mientras se ponía las vendas de manera torpe escucho como el hombre hacia las presentaciones -Gracias, me llamo Nero, mucho gusto... No te preocupes, no juzgo a nadie, yo también estoy medio maldito así que puedo entender el sentimiento- exclamo sin darle mucha importancia al hecho de que la chica era una vampira, ni al hecho de que tenia una cabeza sucia con sangre ya seca.
-Ojala no me quite la borrachera- exclamo ya de pie y equipado de nueva cuenta con su espada oxidada al tiempo que se bebía el contenido del frasco y comenzaba a caminar en la dirección que Alister indicaba, mientras avanzaban Elen finalmente realizo la pregunta que siempre le hacían cuando utilizaba sus poderes -No, Dragón... Pero de la mala clase... He vivido huyendo y aislándome de todos debido a que mi herencia familiar es incontrolable y esta maldita... Por suerte descubrí el alcohol y sus propiedades milagrosas que inhiben mi transformación- cuando comenzó a contar aquello al principio se notaba en su tono de voz algo de vergüenza y resentimiento hacia si mismo, mas su tono se volvió alegre al llegar a la parte del alcohol.
Y así compartiendo diferentes historias se entero que Alister también era un dragón, salvo que a diferencia de el, este si podía controlarse, el borracho no sabia si era porque estaba acompañado o porque ahora si tenia una idea de hacia donde dirigirse pero al cabo de unos minutos llegaron al pequeño asentamiento en medio de los bosques, para sorpresa de Nero ese no era el lugar del cual había partido, lo cual solo le hizo sentirse mas perdido que de costumbre.
-¿Les parece si buscamos algún tablón de anuncios?, necesito saber si soy buscado en este lugar o no, además les servirá para encontrar cualquier información relevante sobre la guerra- comento el borracho a Alister y Elen, además si tenia suerte puede que le invitaran un trago después de todo.
-Ojala no me quite la borrachera- exclamo ya de pie y equipado de nueva cuenta con su espada oxidada al tiempo que se bebía el contenido del frasco y comenzaba a caminar en la dirección que Alister indicaba, mientras avanzaban Elen finalmente realizo la pregunta que siempre le hacían cuando utilizaba sus poderes -No, Dragón... Pero de la mala clase... He vivido huyendo y aislándome de todos debido a que mi herencia familiar es incontrolable y esta maldita... Por suerte descubrí el alcohol y sus propiedades milagrosas que inhiben mi transformación- cuando comenzó a contar aquello al principio se notaba en su tono de voz algo de vergüenza y resentimiento hacia si mismo, mas su tono se volvió alegre al llegar a la parte del alcohol.
Y así compartiendo diferentes historias se entero que Alister también era un dragón, salvo que a diferencia de el, este si podía controlarse, el borracho no sabia si era porque estaba acompañado o porque ahora si tenia una idea de hacia donde dirigirse pero al cabo de unos minutos llegaron al pequeño asentamiento en medio de los bosques, para sorpresa de Nero ese no era el lugar del cual había partido, lo cual solo le hizo sentirse mas perdido que de costumbre.
-¿Les parece si buscamos algún tablón de anuncios?, necesito saber si soy buscado en este lugar o no, además les servirá para encontrar cualquier información relevante sobre la guerra- comento el borracho a Alister y Elen, además si tenia suerte puede que le invitaran un trago después de todo.
Nero Crimson
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
A Nero no pareció importarle que la joven fuese una vampira, detalle que ella agradeció, ya que por lo general al conocer a uno de los suyos la gente solía ponerse en guardia de forma casi instintiva. Lo siguiente que comentó, acerca de estar medio maldito, intrigó también a la pareja, pero teniendo en cuenta que acababan de conocerse no parecía el momento para indagar al respecto, quizá más adelante.
Una vez se hubo vendado la zona afectada por la caída y bebido el brebaje que la de ojos verdes le había entregado, su nuevo acompañante procedió a responder a la pregunta que ésta le había formulado, asegurando que no era un brujo sino un dragón de tierra. - He tratado con varios de tu raza, de hecho Alister también lo es, pero nunca me había encontrado con uno de ese elemento. - contestó Elen, señalando al norteño cuando reveló su naturaleza.
Lo curioso de aquel individuo era lo que había dejado entrever, que por alguna razón bebía alcohol para evitar transformarse, según él, porque su herencia familiar era incontrolable. ¿Significaba eso que perdía el control de sí mismo al tomar su forma bestial?
Sin querer forzar la situación, la criatura de la noche decidió dejar pasar el tema y ponerse en marcha, siguiendo la dirección que Nero había marcado durante su salto. Durante el camino, los tres compartieron algunas vivencias para amenizar el trayecto, aunque la benjamina de los Calhoun no participó demasiado en la conversación, tenía demasiadas cosas en la cabeza, motivo por el cual dejó que el alado tomase la iniciativa.
Aún no asimilaba del todo que las almas del medallón ya no la acompañasen, se sentía extrañamente vacía… como si le hubiesen robado una parte importante de sí misma.
Antes de lo esperado, los árboles dieron paso al modesto asentamiento que buscaban, y entonces el dragón de tierra propuso que buscasen un tablón de anuncios para informarse, en primer lugar de si lo buscaban en la zona, cosa que suscitó muchas dudas a la pareja, y en segundo lugar, sobre la guerra. - ¿Qué habrá hecho para que lo busquen? - se preguntó mentalmente Elen, pero sabiendo que no era el momento para tratar un tema espinoso como aquel, se limitó a asentir con la cabeza en respuesta.
- Esa es una buena idea. - apoyó el cazador, echando un vistazo a las casas para intentar adivinar dónde podría estar el tablón. - Yo apostaría por ese edificio de ahí. - indicó al poco, señalando la construcción más grande del pueblo, que debía ser también la más importante. - Vayamos a ver, pero creo que deberíamos ocultar nuestro aspecto… - susurró la señora de sombras, tirando de la capucha de su capa para cubrirse de modo que su rostro quedase apenas visible.
Alister hizo lo propio sin rechistar, ya que aún no sabían por qué su piel había cambiado hasta tener la apariencia que tenía, más cercana a un no muerto que a una persona viva. Que Nero estuviese algo borracho les había venido bien ya que no había reaccionado a ese detalle, pero seguramente no tendrían la misma suerte con los habitantes del asentamiento.
Hecho esto, dirigieron sus pasos hacia el edificio, y tal como había vaticinado el norteño el tablón se encontraba junto a las escaleras de entrada. Algunos de los anuncios eran ya apenas legibles a causa de las inclemencias del tiempo, pero otros parecían más recientes, y uno en particular destacaba sobre el resto, estaba escrito con papel adornado de buena calidad.
“¡Larga vida a los héroes de Árbol Madre!
La guerra ha terminado y el bien se ha hecho con la victoria, los jinetes han muerto a manos de nuestros salvadores de brillantes ojos, ¡regocijaos!”
- Perdone, ¿podría decirme que día es hoy? - preguntó la de cabellos cenicientos, apartándose de sus acompañantes durante unos instantes para acercarse a un transeúnte y confirmar lo que Nero ya les había dicho. - Era cierto… ha pasado un mes desde la fecha de ese anuncio. - comentó, algo inquieta por no recordar dónde había estado todo ese tiempo.
- ¿Os parece si vamos a la taberna? Seguro que el propietario puede darnos más detalles sobre esto… y aún te debo una botella. - intervino Alister, girándose hacia su congénere mientras pronunciaba la última parte de la frase, esperando que éste ya hubiese revisado los avisos de búsqueda.
La centinela no perdió ni un segundo, recorrió con la mirada el local y empezó a subir las escaleras para entrar en el mismo. Una vez dentro, se dirigió directamente hacia la barra en busca del dueño, que estaba de espaldas, limpiando los vasos con un trapo. - Buenos días. - saludó, para llamar su atención y que se girase hacia ella. - Ah, disculpa, no te escuché llegar, bienvenida. - respondió el hombre, sonriendo levemente a la extraña encapuchada que tenía delante.
- Mi compañero y yo nos hemos perdido, ¿podría decirme a cuántos días estamos de Árbol Madre? - inquirió, asegurándose de que no pudiese verle por completo el rostro, solo lo justo. - ¿Árbol Madre? ¿vais a ayudar con las reconstrucciones? Pues veamos… serían unos seis días de viaje hacia el oeste diría yo, tres si tenéis caballos. - le reveló el individuo, confirmando sus sospechas, habían acabado bastante lejos del portal del Oblivion.
- Gracias, he visto que fuera tienen un anuncio sobre los héroes de la batalla, ¿se sabe algo del paradero de los otros centinelas? - siguió interrogando, mientras tomaba asiento y entrelazaba los dedos de las manos sobre la barra. - ¿Centinelas? ¿Te refieres al héroe? - contestó el humano, con expresión confundida. - ¿No ha oído hablar de los otros tres? Cruzaron al Oblivion para enfrentar a los jinetes y erradicarlos definitivamente. - prosiguió la vampira, sin revelar su identidad de momento ya que lo consideraba lo más prudente.
- Escuché que un grupo cruzó al otro lado ciertamente… pero no recuerdo que hubiese entre ellos ningún guardián, aunque eso no importa ya… están todos muertos. - dijo con tranquilidad, mientras la joven hacia un esfuerzo para contener su sorpresa. - ¿Melena Blanca, Asher Daregan, Syl, Huracán, Demian, Eltrant Tale, Lyn, Rauko, Xana, Valyria, Imargo, Alister y Elen Calhoun? ¿no le dicen nada esos nombres? - quiso saber, totalmente contrariada. - No, nunca los he oído, lo siento. - se disculpó el tabernero.
La criatura de la noche se tomó unos segundos para recomponerse, se habían olvidado por completo de ella y de todos los que habían viajado al Oblivion, ¿cómo era posible?
- Al menos sabe que algunos cruzaron el portal hacia el otro plano… pero dicho portal fue cerrado antes de que pudiesen regresar… ¿tiene idea de quién lo cerró? - alcanzó a formular tras la breve pausa, apretando las manos. - ¡Pues claro, fueron tres de los héroes! - exclamó con alegría el posadero, mientras un brillo de admiración iluminaba sus ojos. - Las damas Reivy Abadder y Níniel Thenidiel, y el caballero Nousis Indirel, ¡ellos nos salvaron! Cerraron el portal para que el mal no pudiese llegar hasta Árbol Madre. - añadió eufórico, y de no ser por su ya demacrada apariencia, la benjamina de los Calhoun habría palidecido al escucharlo.
- ¿Qué ocurre? - la voz del dragón le llegó desde un lado, acababa de llegar a la barra y sentarse junto a ella, percatándose de lo tensa que estaba solo con ver su postura y sus manos. - Ya… ya sé quiénes nos traicionaron. - musitó, girando el rostro hacia él. Un simple vistazo a su mirada fue suficiente para que Alister supiese que estaba furiosa, pero pronto ésto se haría más evidente, las sombras empezaban a envolverla, oscureciendo su aura.
- Aquí no Elen, esta gente no tiene la culpa. - dijo, en un intento por calmarla antes de que explotase y comenzase a destrozar todo lo que la rodeaba. - Ya arreglaremos cuentas con ellos, no te preocupes. - siguió, alargando una mano para tomar la de su compañera. Él también estaba enfadado con las personas que les habían dado la espalda, no olvidaría la sucia manera en que los habían abandonado a su suerte.
- Disculpe, ¿podría ponerme una cerveza y algo de comer? Tengo el estómago vacío, como si no hubiese probado bocado en semanas. - pidió al propietario, sin soltar a la vampira. - Ah, y una botella de vino para mi acompañante. - continuó, para cumplir la promesa que había hecho a Nero.
- ¿Y la señorita? ¿No tomará nada? - preguntó el hombre, al tiempo que colocaba las bebidas sobre la barra. - No, estoy bien así. - se obligó a responder, dando por hecho que allí no tendrían sangre embotellada para los suyos. Dicho esto, y más que nada para que el dragón pudiese reponerse con tranquilidad, la señora de la noche se esforzó por contener la rabia que la embargaba, tarea que no iba a resultarle nada sencilla.
Off: Efectos de la maldición Olvidado en el Oblivion:
- Nos han dado por muertos y se han olvidado por completo de nosotros.
- La apariencia demacrada hace que los guardias de las ciudades nos ataquen si nos descubren, creyendo que somos no muertos.
Una vez se hubo vendado la zona afectada por la caída y bebido el brebaje que la de ojos verdes le había entregado, su nuevo acompañante procedió a responder a la pregunta que ésta le había formulado, asegurando que no era un brujo sino un dragón de tierra. - He tratado con varios de tu raza, de hecho Alister también lo es, pero nunca me había encontrado con uno de ese elemento. - contestó Elen, señalando al norteño cuando reveló su naturaleza.
Lo curioso de aquel individuo era lo que había dejado entrever, que por alguna razón bebía alcohol para evitar transformarse, según él, porque su herencia familiar era incontrolable. ¿Significaba eso que perdía el control de sí mismo al tomar su forma bestial?
Sin querer forzar la situación, la criatura de la noche decidió dejar pasar el tema y ponerse en marcha, siguiendo la dirección que Nero había marcado durante su salto. Durante el camino, los tres compartieron algunas vivencias para amenizar el trayecto, aunque la benjamina de los Calhoun no participó demasiado en la conversación, tenía demasiadas cosas en la cabeza, motivo por el cual dejó que el alado tomase la iniciativa.
Aún no asimilaba del todo que las almas del medallón ya no la acompañasen, se sentía extrañamente vacía… como si le hubiesen robado una parte importante de sí misma.
Antes de lo esperado, los árboles dieron paso al modesto asentamiento que buscaban, y entonces el dragón de tierra propuso que buscasen un tablón de anuncios para informarse, en primer lugar de si lo buscaban en la zona, cosa que suscitó muchas dudas a la pareja, y en segundo lugar, sobre la guerra. - ¿Qué habrá hecho para que lo busquen? - se preguntó mentalmente Elen, pero sabiendo que no era el momento para tratar un tema espinoso como aquel, se limitó a asentir con la cabeza en respuesta.
- Esa es una buena idea. - apoyó el cazador, echando un vistazo a las casas para intentar adivinar dónde podría estar el tablón. - Yo apostaría por ese edificio de ahí. - indicó al poco, señalando la construcción más grande del pueblo, que debía ser también la más importante. - Vayamos a ver, pero creo que deberíamos ocultar nuestro aspecto… - susurró la señora de sombras, tirando de la capucha de su capa para cubrirse de modo que su rostro quedase apenas visible.
Alister hizo lo propio sin rechistar, ya que aún no sabían por qué su piel había cambiado hasta tener la apariencia que tenía, más cercana a un no muerto que a una persona viva. Que Nero estuviese algo borracho les había venido bien ya que no había reaccionado a ese detalle, pero seguramente no tendrían la misma suerte con los habitantes del asentamiento.
Hecho esto, dirigieron sus pasos hacia el edificio, y tal como había vaticinado el norteño el tablón se encontraba junto a las escaleras de entrada. Algunos de los anuncios eran ya apenas legibles a causa de las inclemencias del tiempo, pero otros parecían más recientes, y uno en particular destacaba sobre el resto, estaba escrito con papel adornado de buena calidad.
“¡Larga vida a los héroes de Árbol Madre!
La guerra ha terminado y el bien se ha hecho con la victoria, los jinetes han muerto a manos de nuestros salvadores de brillantes ojos, ¡regocijaos!”
- Perdone, ¿podría decirme que día es hoy? - preguntó la de cabellos cenicientos, apartándose de sus acompañantes durante unos instantes para acercarse a un transeúnte y confirmar lo que Nero ya les había dicho. - Era cierto… ha pasado un mes desde la fecha de ese anuncio. - comentó, algo inquieta por no recordar dónde había estado todo ese tiempo.
- ¿Os parece si vamos a la taberna? Seguro que el propietario puede darnos más detalles sobre esto… y aún te debo una botella. - intervino Alister, girándose hacia su congénere mientras pronunciaba la última parte de la frase, esperando que éste ya hubiese revisado los avisos de búsqueda.
La centinela no perdió ni un segundo, recorrió con la mirada el local y empezó a subir las escaleras para entrar en el mismo. Una vez dentro, se dirigió directamente hacia la barra en busca del dueño, que estaba de espaldas, limpiando los vasos con un trapo. - Buenos días. - saludó, para llamar su atención y que se girase hacia ella. - Ah, disculpa, no te escuché llegar, bienvenida. - respondió el hombre, sonriendo levemente a la extraña encapuchada que tenía delante.
- Mi compañero y yo nos hemos perdido, ¿podría decirme a cuántos días estamos de Árbol Madre? - inquirió, asegurándose de que no pudiese verle por completo el rostro, solo lo justo. - ¿Árbol Madre? ¿vais a ayudar con las reconstrucciones? Pues veamos… serían unos seis días de viaje hacia el oeste diría yo, tres si tenéis caballos. - le reveló el individuo, confirmando sus sospechas, habían acabado bastante lejos del portal del Oblivion.
- Gracias, he visto que fuera tienen un anuncio sobre los héroes de la batalla, ¿se sabe algo del paradero de los otros centinelas? - siguió interrogando, mientras tomaba asiento y entrelazaba los dedos de las manos sobre la barra. - ¿Centinelas? ¿Te refieres al héroe? - contestó el humano, con expresión confundida. - ¿No ha oído hablar de los otros tres? Cruzaron al Oblivion para enfrentar a los jinetes y erradicarlos definitivamente. - prosiguió la vampira, sin revelar su identidad de momento ya que lo consideraba lo más prudente.
- Escuché que un grupo cruzó al otro lado ciertamente… pero no recuerdo que hubiese entre ellos ningún guardián, aunque eso no importa ya… están todos muertos. - dijo con tranquilidad, mientras la joven hacia un esfuerzo para contener su sorpresa. - ¿Melena Blanca, Asher Daregan, Syl, Huracán, Demian, Eltrant Tale, Lyn, Rauko, Xana, Valyria, Imargo, Alister y Elen Calhoun? ¿no le dicen nada esos nombres? - quiso saber, totalmente contrariada. - No, nunca los he oído, lo siento. - se disculpó el tabernero.
La criatura de la noche se tomó unos segundos para recomponerse, se habían olvidado por completo de ella y de todos los que habían viajado al Oblivion, ¿cómo era posible?
- Al menos sabe que algunos cruzaron el portal hacia el otro plano… pero dicho portal fue cerrado antes de que pudiesen regresar… ¿tiene idea de quién lo cerró? - alcanzó a formular tras la breve pausa, apretando las manos. - ¡Pues claro, fueron tres de los héroes! - exclamó con alegría el posadero, mientras un brillo de admiración iluminaba sus ojos. - Las damas Reivy Abadder y Níniel Thenidiel, y el caballero Nousis Indirel, ¡ellos nos salvaron! Cerraron el portal para que el mal no pudiese llegar hasta Árbol Madre. - añadió eufórico, y de no ser por su ya demacrada apariencia, la benjamina de los Calhoun habría palidecido al escucharlo.
- ¿Qué ocurre? - la voz del dragón le llegó desde un lado, acababa de llegar a la barra y sentarse junto a ella, percatándose de lo tensa que estaba solo con ver su postura y sus manos. - Ya… ya sé quiénes nos traicionaron. - musitó, girando el rostro hacia él. Un simple vistazo a su mirada fue suficiente para que Alister supiese que estaba furiosa, pero pronto ésto se haría más evidente, las sombras empezaban a envolverla, oscureciendo su aura.
- Aquí no Elen, esta gente no tiene la culpa. - dijo, en un intento por calmarla antes de que explotase y comenzase a destrozar todo lo que la rodeaba. - Ya arreglaremos cuentas con ellos, no te preocupes. - siguió, alargando una mano para tomar la de su compañera. Él también estaba enfadado con las personas que les habían dado la espalda, no olvidaría la sucia manera en que los habían abandonado a su suerte.
- Disculpe, ¿podría ponerme una cerveza y algo de comer? Tengo el estómago vacío, como si no hubiese probado bocado en semanas. - pidió al propietario, sin soltar a la vampira. - Ah, y una botella de vino para mi acompañante. - continuó, para cumplir la promesa que había hecho a Nero.
- ¿Y la señorita? ¿No tomará nada? - preguntó el hombre, al tiempo que colocaba las bebidas sobre la barra. - No, estoy bien así. - se obligó a responder, dando por hecho que allí no tendrían sangre embotellada para los suyos. Dicho esto, y más que nada para que el dragón pudiese reponerse con tranquilidad, la señora de la noche se esforzó por contener la rabia que la embargaba, tarea que no iba a resultarle nada sencilla.
Off: Efectos de la maldición Olvidado en el Oblivion:
- Nos han dado por muertos y se han olvidado por completo de nosotros.
- La apariencia demacrada hace que los guardias de las ciudades nos ataquen si nos descubren, creyendo que somos no muertos.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Elen y Alister parecían ser bastante comprensibles y es que entre los 3 formaban un grupo bastante particular -Yo apostaría por ese edificio de ahí.- habia exclamado Alister y el grupo le siguió, al llegar al tablero el borracho lo primero que hizo fue buscar su nombre o su rostro en el tablón, para su buena suerte no había nada sobre un dragón de tierra generando caos o rompiendo cosas, fue entonces que vio la nota sobre los héroes del árbol madre. Elen parecía perturbada por algo, pero Alister sugirió que el grupo se trasladara a una taberna y Nero apoyo la moción levantando sus pulgares con alegría.
Nero entro y se dirigió a la barra al igual que la pareja que seguía preguntando sobre lo acontecido en el árbol madre, entonces comprendió que al parecer ellos habían participado, pero lo que le impacto mas aun es que Sandorai estaba a 6 días de viajes, lo cual le quito todas las ganas de querer ir a ayudar, cuando vio a Elen oscurecerse Nero trago un poco de saliva esperando que la situación no se saliera de control, para su suerte Alister desescalo la situación y para rematar le consiguió una botella de vino la cual acepto gustosamente al momento que hacia una cordial reverencia hacia Alister y Elen.
Viendo como la vampira no lograba atenuar su ira, Nero después de darle un buen sorbo a su botella de vino hizo una pequeña observación, -intenta buscar el lado positivo, si nadie te recuerda, puedes moverte con libertad para hacer lo que quieras, te lo dice alguien que es casi invisible, casi nadie sabe quien es Nero Crimson, solo ven a un borracho o a un pordiosero, raras veces ven a un dragón incontrolable, pero aun así casi nadie sabe quien soy- dijo bebiendo de nueva cuenta de su botella, olvidando incluso que tipo de observación planeaba hacer.
Nero entro y se dirigió a la barra al igual que la pareja que seguía preguntando sobre lo acontecido en el árbol madre, entonces comprendió que al parecer ellos habían participado, pero lo que le impacto mas aun es que Sandorai estaba a 6 días de viajes, lo cual le quito todas las ganas de querer ir a ayudar, cuando vio a Elen oscurecerse Nero trago un poco de saliva esperando que la situación no se saliera de control, para su suerte Alister desescalo la situación y para rematar le consiguió una botella de vino la cual acepto gustosamente al momento que hacia una cordial reverencia hacia Alister y Elen.
Viendo como la vampira no lograba atenuar su ira, Nero después de darle un buen sorbo a su botella de vino hizo una pequeña observación, -intenta buscar el lado positivo, si nadie te recuerda, puedes moverte con libertad para hacer lo que quieras, te lo dice alguien que es casi invisible, casi nadie sabe quien es Nero Crimson, solo ven a un borracho o a un pordiosero, raras veces ven a un dragón incontrolable, pero aun así casi nadie sabe quien soy- dijo bebiendo de nueva cuenta de su botella, olvidando incluso que tipo de observación planeaba hacer.
Nero Crimson
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
El miembro 'Nero Crimson' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Mientras Alister y Nero aprovechaban para recuperar fuerzas gracias a las bebidas y alimentos que el tabernero había dejado en la barra, la vampira no pudo dejar de dar vueltas al asunto del portal y a la información que el hombre le había dado.
Que el individuo solo recordase como centinela a Vincent ya le daba una pista de que su viaje al Oblivion tenía que ver con que se hubiesen olvidado de ellos, entonces… ¿habría estado su hermano presente cuando Reivy, Níniel y Nousis decidieron cerrar la puerta que conectaba ambos planos y por tanto, dejarlos abandonados en el hogar de los jinetes? Tendría que encontrarlo para obtener la respuesta.
Manteniendo a raya la ira que recorría su cuerpo, ya que ciertamente aquella gente no tenía culpa de lo que había pasado en Árbol Madre, Elen empezó a idear un plan. Primero volverían al punto por el que habían cruzado y se encargarían de recuperar sus monturas, luego intentarían dar con Vincent o con alguno de los supervivientes de la batalla para averiguar algo más sobre los acontecimientos que habían tenido lugar en las diferentes partes del árbol.
El problema que se le presentaba ahora a la pareja era la distancia a recorrer hasta lo más profundo de Sandorai, seis días de viaje, que podían aumentar a causa de las limitaciones de la señora de la noche. - Si aprovechamos las zonas más frondosas del bosque quizá podamos avanzar durante el día. - pensó, juntando las manos sobre la barra y entrelazando los dedos, seguía siendo más tiempo del que le gustaría.
Ya habían perdido todo un mes así que para cuando llegasen, quizá ya no quedase ninguno de sus aliados más cercanos, debían darse prisa. - Alister podría cubrir más terreno en su forma bestial, pero no podrá cargar conmigo todo el trayecto… tendré que echar mano a la transformación. - se dijo mentalmente, aunque sabía que su dominio sobre aquella habilidad no era suficiente como para mantenerla activa por mucho rato.
¿Cuánto aguantaría? ¿10 minutos? ¿quince? ¿media hora a lo sumo? Puede que estuviese siendo demasiado optimista, sobretodo porque la sed seguía presente, atenazándole la garganta, y para poder llevar a cabo lo que se proponía tendría que alimentarse en condiciones. Beber de su compañero era una opción, pero eso lo debilitaría, con lo que podía llegar a ser contraproducente si no controlaba la cantidad de sangre que le quitaba.
Molesta por los inconvenientes propios de su naturaleza, la de cabellos cenicientos dejó escapar un suspiro de frustración, y fue entonces cuando volvió a prestar atención a sus acompañantes, ya que Nero le estaba hablando. En cierto modo el dragón tenía razón, si nadie los recordaba podían hacer lo que quisiesen, empezar de cero en cualquier parte sin que los juzgasen o tratasen de forma diferente por ser quienes eran pero… eso no era lo que ella deseaba.
- No te digo que no, algunos podrían verlo como algo positivo incluso, pero después de luchar contra los jinetes durante años y de arriesgar la vida incontables veces solo para mantener a salvo Aerandir… no me parece justo. - contestó, girando el rostro hacia ambos. - Por fin hemos ganado y ¿esto es lo que recibimos a cambio? - prosiguió, abriendo los brazos ligeramente y alzando la cabeza lo justo para que pudiese verle el rostro bajo la capucha, aunque probablemente el alado no reaccionase a su marchito aspecto de no muerta, ya que seguía bajo los efectos del alcohol.
- No me malinterpretes, no me importa la gloria, Alister y yo empezamos en esto como una venganza personal, solo queríamos erradicar a los Tarmúnil, hacerlos pagar por sus crímenes y evitar que volviesen a hacer daño a alguien. - siguió relatando, mientras el norteño dejaba de lado su comida y bajaba la vista hacia la barra de madera, probablemente rememorando la muerte de su hermana Emily. - No pensé que terminaría volviéndose algo tan grande e importante, que llegaría a afectar a tanta gente… - susurró la joven, a la cual los años bajo la maldición habían hecho gran mella.
- Hemos sacrificado mucho por el camino, por eso no es justo que simplemente nos olviden. - terminó su alegato, recordando su paso por isla volcánica, donde a punto de desangrarse por el ataque de Géminis, tuvo que renunciar a una parte de quien era y convertirse en vampira para seguir luchando.
- Esto no quedará así, aún no ha terminado para nosotros...- intervino el cazador, en voz baja. - Nos libraremos de esta maldición y revertiremos tu transformación Elen, cueste lo que cueste. - añadió, completamente convencido de lo que decía. El hijo del norte tenía fe en que lo conseguirían, y una vez lo lograsen, se llevaría a la benjamina de los Calhoun lejos de los problemas, ellos ya habían hecho bastante, si un nuevo mal amenazaba Aerandir otros tendrían que tomar el testigo y ocuparse de eliminarlo.
La criatura de la noche se limitó a asentir en respuesta, sonriendo levemente por primera vez desde que regresó del Oblivion. Alister era su mayor apoyo, mientras lo tuviese a su lado no perdería la esperanza, aún les quedaba mucho por hacer.
- Entonces no hay tiempo que perder, partiremos hacia Árbol Madre en cuanto hayas recuperado las fuerzas…. Y yo bueno, tendré que alimentarme también, pero donde no me vean. - soltó, algo menos enfadada con respecto a unos minutos antes. - ¿Tú qué harás Nero? ¿te quedarás aquí o irás a ayudar con las reparaciones finalmente? - preguntó a continuación, desviando la mirada hacia el dragón de tierra.
Teniendo en cuenta que regresaban al epicentro de la guerra con la firme intención de arreglar cuentas con quienes los habían traicionado, quizá al moreno no le conviniese aparecer con ellos.
Que el individuo solo recordase como centinela a Vincent ya le daba una pista de que su viaje al Oblivion tenía que ver con que se hubiesen olvidado de ellos, entonces… ¿habría estado su hermano presente cuando Reivy, Níniel y Nousis decidieron cerrar la puerta que conectaba ambos planos y por tanto, dejarlos abandonados en el hogar de los jinetes? Tendría que encontrarlo para obtener la respuesta.
Manteniendo a raya la ira que recorría su cuerpo, ya que ciertamente aquella gente no tenía culpa de lo que había pasado en Árbol Madre, Elen empezó a idear un plan. Primero volverían al punto por el que habían cruzado y se encargarían de recuperar sus monturas, luego intentarían dar con Vincent o con alguno de los supervivientes de la batalla para averiguar algo más sobre los acontecimientos que habían tenido lugar en las diferentes partes del árbol.
El problema que se le presentaba ahora a la pareja era la distancia a recorrer hasta lo más profundo de Sandorai, seis días de viaje, que podían aumentar a causa de las limitaciones de la señora de la noche. - Si aprovechamos las zonas más frondosas del bosque quizá podamos avanzar durante el día. - pensó, juntando las manos sobre la barra y entrelazando los dedos, seguía siendo más tiempo del que le gustaría.
Ya habían perdido todo un mes así que para cuando llegasen, quizá ya no quedase ninguno de sus aliados más cercanos, debían darse prisa. - Alister podría cubrir más terreno en su forma bestial, pero no podrá cargar conmigo todo el trayecto… tendré que echar mano a la transformación. - se dijo mentalmente, aunque sabía que su dominio sobre aquella habilidad no era suficiente como para mantenerla activa por mucho rato.
¿Cuánto aguantaría? ¿10 minutos? ¿quince? ¿media hora a lo sumo? Puede que estuviese siendo demasiado optimista, sobretodo porque la sed seguía presente, atenazándole la garganta, y para poder llevar a cabo lo que se proponía tendría que alimentarse en condiciones. Beber de su compañero era una opción, pero eso lo debilitaría, con lo que podía llegar a ser contraproducente si no controlaba la cantidad de sangre que le quitaba.
Molesta por los inconvenientes propios de su naturaleza, la de cabellos cenicientos dejó escapar un suspiro de frustración, y fue entonces cuando volvió a prestar atención a sus acompañantes, ya que Nero le estaba hablando. En cierto modo el dragón tenía razón, si nadie los recordaba podían hacer lo que quisiesen, empezar de cero en cualquier parte sin que los juzgasen o tratasen de forma diferente por ser quienes eran pero… eso no era lo que ella deseaba.
- No te digo que no, algunos podrían verlo como algo positivo incluso, pero después de luchar contra los jinetes durante años y de arriesgar la vida incontables veces solo para mantener a salvo Aerandir… no me parece justo. - contestó, girando el rostro hacia ambos. - Por fin hemos ganado y ¿esto es lo que recibimos a cambio? - prosiguió, abriendo los brazos ligeramente y alzando la cabeza lo justo para que pudiese verle el rostro bajo la capucha, aunque probablemente el alado no reaccionase a su marchito aspecto de no muerta, ya que seguía bajo los efectos del alcohol.
- No me malinterpretes, no me importa la gloria, Alister y yo empezamos en esto como una venganza personal, solo queríamos erradicar a los Tarmúnil, hacerlos pagar por sus crímenes y evitar que volviesen a hacer daño a alguien. - siguió relatando, mientras el norteño dejaba de lado su comida y bajaba la vista hacia la barra de madera, probablemente rememorando la muerte de su hermana Emily. - No pensé que terminaría volviéndose algo tan grande e importante, que llegaría a afectar a tanta gente… - susurró la joven, a la cual los años bajo la maldición habían hecho gran mella.
- Hemos sacrificado mucho por el camino, por eso no es justo que simplemente nos olviden. - terminó su alegato, recordando su paso por isla volcánica, donde a punto de desangrarse por el ataque de Géminis, tuvo que renunciar a una parte de quien era y convertirse en vampira para seguir luchando.
- Esto no quedará así, aún no ha terminado para nosotros...- intervino el cazador, en voz baja. - Nos libraremos de esta maldición y revertiremos tu transformación Elen, cueste lo que cueste. - añadió, completamente convencido de lo que decía. El hijo del norte tenía fe en que lo conseguirían, y una vez lo lograsen, se llevaría a la benjamina de los Calhoun lejos de los problemas, ellos ya habían hecho bastante, si un nuevo mal amenazaba Aerandir otros tendrían que tomar el testigo y ocuparse de eliminarlo.
La criatura de la noche se limitó a asentir en respuesta, sonriendo levemente por primera vez desde que regresó del Oblivion. Alister era su mayor apoyo, mientras lo tuviese a su lado no perdería la esperanza, aún les quedaba mucho por hacer.
- Entonces no hay tiempo que perder, partiremos hacia Árbol Madre en cuanto hayas recuperado las fuerzas…. Y yo bueno, tendré que alimentarme también, pero donde no me vean. - soltó, algo menos enfadada con respecto a unos minutos antes. - ¿Tú qué harás Nero? ¿te quedarás aquí o irás a ayudar con las reparaciones finalmente? - preguntó a continuación, desviando la mirada hacia el dragón de tierra.
Teniendo en cuenta que regresaban al epicentro de la guerra con la firme intención de arreglar cuentas con quienes los habían traicionado, quizá al moreno no le conviniese aparecer con ellos.
Elen Calhoun
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
El borracho presto atención a las palabras de la vampira, en efecto aquello por lo que había pasado no era para nada justo, pero también la vida no era justa y como bien señalo Alister aquello no había acabado para ellos -encuentro razón en sus palabras, y me alegro de haberlos conocido a ambos, sobre todo porque no he tenido que olvidarles- dijo intentando alivianar un poco el ambiente.
Entonces Nero escucho como la pareja planeaba proseguir por lo que cuando le preguntaron cual era su plan, el borracho sin dudarlo desistió de ir a Sandorai -Por como lo están planteando, creo que será mejor que no vaya, además no me gusta a ir a lugares muy poblados porque temo perder el control- señalo mientras bebía de nueva cuenta de su botella, la verdad es que ya había perdido demasiado tiempo intentando encontrar su camino hacia el árbol madre, ante lo cual aquel era el mejor curso a tomar.
-Esta noche ya han perdido demasiado tiempo, preparen sus provisiones y revisen sus planes para evitar la luz del sol y todo debería salir bien- señalo esperando de verdad que la pareja a la cual había conocido esa noche lograra cumplir su propósito sea cual fuera. -Oh tengo una idea, que tal si buscamos gente adecuada para volverse provisiones- señalo puesto que sabia que Elen necesitaría preparar algo si o si. -Sera bastante sencillo, solo síganme a la distancia- señalo mientras se ponía de pie y tomaba distancia.
Vacío la botella y la dejo en una mesa vacía mientras decía de manera que todos le pudieran escuchar -Muchas gracias por la botella, yo invitare la siguiente, solo déjame ir a buscar el artefacto que encontré camino hacia acá, lo escondí por si me topaba con bandidos, pero ustedes parecen buena gente, de seguro me ofrecen un buen dinero por el- señalo mientras se iba serpenteando hacia la salida, era el cebo mas básico y tonto que podía crear, sin embargo, no faltaron las personas que se levantaron para seguirle y verificar que lo que el borracho había dicho era cierto.
Entonces Nero escucho como la pareja planeaba proseguir por lo que cuando le preguntaron cual era su plan, el borracho sin dudarlo desistió de ir a Sandorai -Por como lo están planteando, creo que será mejor que no vaya, además no me gusta a ir a lugares muy poblados porque temo perder el control- señalo mientras bebía de nueva cuenta de su botella, la verdad es que ya había perdido demasiado tiempo intentando encontrar su camino hacia el árbol madre, ante lo cual aquel era el mejor curso a tomar.
-Esta noche ya han perdido demasiado tiempo, preparen sus provisiones y revisen sus planes para evitar la luz del sol y todo debería salir bien- señalo esperando de verdad que la pareja a la cual había conocido esa noche lograra cumplir su propósito sea cual fuera. -Oh tengo una idea, que tal si buscamos gente adecuada para volverse provisiones- señalo puesto que sabia que Elen necesitaría preparar algo si o si. -Sera bastante sencillo, solo síganme a la distancia- señalo mientras se ponía de pie y tomaba distancia.
Vacío la botella y la dejo en una mesa vacía mientras decía de manera que todos le pudieran escuchar -Muchas gracias por la botella, yo invitare la siguiente, solo déjame ir a buscar el artefacto que encontré camino hacia acá, lo escondí por si me topaba con bandidos, pero ustedes parecen buena gente, de seguro me ofrecen un buen dinero por el- señalo mientras se iba serpenteando hacia la salida, era el cebo mas básico y tonto que podía crear, sin embargo, no faltaron las personas que se levantaron para seguirle y verificar que lo que el borracho había dicho era cierto.
Nero Crimson
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Probablemente desanimado por haber descubierto la distancia que los separaba de Árbol Madre, o quizá por miedo a perder el control en una zona poblada y terminar hiriendo a alguien de forma accidental, Nero desistió de la idea de ir a ayudar con las reparaciones. Así pues sus caminos pronto se separarían, pero antes de eso, se ofreció a ayudar a la criatura de la noche a alimentarse, tendiendo una burda trampa a los presentes en la taberna.
Alzando la voz más de lo que lo habría hecho una persona normal, intencionadamente por supuesto, el dragón de tierra terminó el contenido de la botella que tenía en la mano y anunció que invitaría a la siguiente, ofreciendo como pago un supuesto artefacto que había encontrado en el bosque y que por precaución, había escondido antes de entrar al pueblo.
Considerando que era un blanco fácil, ya que estaba claramente afectado por el alcohol, dos individuos decidieron abandonar sus asientos poco después de que saliese por la puerta, seguidos de cerca por un tercero, que a diferencia de sus compañeros, intentó disimular un poco su repentino interés por el supuesto borracho.
- ¿Esto… te parece bien? - preguntó en un susurro la de cabellos cenicientos, buscando la mirada del cazador. - No me agrada la idea… pero teniendo en cuenta el trayecto que nos queda por delante supongo que es la mejor opción. - respondió él, también en voz baja. - Me quedaré aquí un poco más para mantener la farsa, luego os alcanzo. - añadió, volviendo a prestar atención al plato que tenía delante, aunque la realidad era que más que aparentar, no quería ver a Elen bebiendo de otros hombres.
La señora de sombras se inclinó hacia su compañero y apartó la tela de la capucha que lo cubría lo justo para darle un suave beso en la mejilla. - No te preocupes, acabaré enseguida. - musitó, para acto seguido girarse y avanzar con decisión hacia la salida. Una vez fuera, dejó que su sombrío elemento la rodease por completo, oscureciendo su aura y aprovechando el ambiente para ocultarse mientras seguía a los tipos que habían caído en la trampa de Nero.
- No puedo atacarles hasta que se hayan alejado lo suficiente de la aldea… no necesito más enemigos. - se dijo interiormente, pero ahí no quedaba la cosa, al tratarse de tres objetivos tenía que asegurarse de que ninguno de ellos tuviese la oportunidad de alertar a los demás o pedir ayuda, por lo que tenía que esperar al momento oportuno y ser muy rápida.
Así pues, la criatura de la noche se armó de paciencia y caminó tras ellos con cuidado de no hacer ruido, y en cuanto dejaron atrás la casas para internarse en el bosque, comenzó a reunir sus sombras para crear una tenebrosa copia de sí misma. - Doppelgänger, tú ve por la izquierda y espera mi señal, que no griten. - ordenó mentalmente a la negra silueta que descansaba a su lado, y ésta obedeció al instante.
Ambas continuaron avanzando un poco más, hasta que uno de los bandidos, llevando una mano al cinturón, desenvainó lo que parecía una pequeña daga, no tardarían en asaltar a Nero. - Ahora. - pensó, al tiempo que tensaba su cuerpo para tomar impulso y salir disparada en dirección a dos de los sujetos, los que estaban más cerca entre sí. Ninguno de ellos estaba preparado para lo que se les venía encima, así que el ataque de la vampira los tomó completamente por sorpresa.
- ¡¿Pero qué…?! - alcanzó a pronunciar uno, antes de recibir un fuerte golpe a la altura de las costillas, que lo hizo doblarse de dolor. El otro se giró solo para ver como de rebote, el codo de la joven iba directo hacia su cara, impactándole de lleno en la nariz y haciendo que ésta empezase a sangrar mientras los mareos amenazaban con mandarlo al suelo. Cubriendo la diestra con su lúgubre elemento para que sus dedos tomasen forma de afiladas garras, la benjamina de los Calhoun aferró al herido por el cuello con fuerza y se posicionó a su espalda, apretándole la garganta para que no pudiese chillar.
- Silencio. - instó, utilizando un tono inusualmente suave e impregnando su voz con parte de su magia para manipular la mente del segundo hombre, al que habia golpeado en el abdomen. El ladrón se quedó mirándola durante unos segundos, y poco a poco su expresión se fue relajando, había caído bajo la influencia de la vampira.
Con dos bajo control, y confiando en que su Doppelgänger pudiese ocuparse del tercero, la criatura de la noche no esperó más, abrió la boca y hundió los colmillos en la carne de su víctima, aumentando la presión sobre el cuello en cuanto el extraño emitió algo parecido a un gruñido a modo de queja.
La sangre no tardó en empezar a bajar por su garganta, cálida y amarga, con ese típico regusto a hierro al que aún no se acostumbraba. - La de Alister sabe mejor. - pensó, aunque no le extrañaba, la del dragón siempre tenía mejor sabor.
Elen continuó bebiendo hasta que su fuente de alimento empezó a perder el conocimiento, momento en que sin intención de matarlo, se limitó a soltarlo y dejar que se desplomase a los pies de un árbol. - Tu turno. - susurró, salvando la distancia que la separaba del bandido al que había confundido mentalmente para hacer lo mismo, aunque a diferencia del anterior, éste no opuso ninguna resistencia.
Cuando consideró que había tomado suficiente de aquel individuo, lo liberó y se limpió los labios, aliviada porque la sed hubiese desaparecido casi por completo. Aún podía ingerir algo más de aquel rojizo liquido vital, y lo haría sin duda, así que dejando de lado los cuerpos inconscientes de sus primeras presas, se giró en busca del que se las veía con su oscura copia.
- Shhh... solo será un momento y luego dormirás. - le dijo, utilizando de nuevo aquel tenebroso pero atrayente tono de voz cargado de magia. El maleante dejó de resistirse a la silueta que lo retenía instantes más tarde y del mismo modo que los otros, su sangre fue drenada hasta que palideció y las piernas empezaron a fallarle.
- ¿Has terminado? - preguntó Alister, que finalmente los había alcanzado. La de cabellos cenicientos extrajo los colmillos de su víctima, a la cual sujetaba por el cuello de la camisa, y lo dejó caer sobre la hierba, limpiándose la boca antes de encarar al alado. Sus ojos estaban más oscuros que de costumbre, siempre le pasaba cuando tenía sed o había sangre a su alrededor. - Sí. - respondió ella, mientras las sombras que formaban a su doble se desvanecían lentamente para volver a su cuerpo.
La expresión del norteño dejaba claro que aquella escena que tenía delante no le agradaba, pero sin otra opción que no les retrasase, simplemente dejó escapar un suspiro de resignación y aguardó a que la señora de la noche se reuniese con él. - Tardaran unas horas en despertar, no estamos lejos del pueblo así que los encontrarán pronto, podemos irnos. - indicó ella, desviando la vista hacia el dragón de tierra. - Gracias Nero, tu trampa me ha servido para recuperar las fuerzas, ahora podremos continuar nuestro viaje hacia Árbol Madre. - comentó, suponiendo que no tardarían en despedirse.
Off: Elen utiliza las habilidades de nivel 6: Doppelgänger y de nivel 3: Confusión mental
Alzando la voz más de lo que lo habría hecho una persona normal, intencionadamente por supuesto, el dragón de tierra terminó el contenido de la botella que tenía en la mano y anunció que invitaría a la siguiente, ofreciendo como pago un supuesto artefacto que había encontrado en el bosque y que por precaución, había escondido antes de entrar al pueblo.
Considerando que era un blanco fácil, ya que estaba claramente afectado por el alcohol, dos individuos decidieron abandonar sus asientos poco después de que saliese por la puerta, seguidos de cerca por un tercero, que a diferencia de sus compañeros, intentó disimular un poco su repentino interés por el supuesto borracho.
- ¿Esto… te parece bien? - preguntó en un susurro la de cabellos cenicientos, buscando la mirada del cazador. - No me agrada la idea… pero teniendo en cuenta el trayecto que nos queda por delante supongo que es la mejor opción. - respondió él, también en voz baja. - Me quedaré aquí un poco más para mantener la farsa, luego os alcanzo. - añadió, volviendo a prestar atención al plato que tenía delante, aunque la realidad era que más que aparentar, no quería ver a Elen bebiendo de otros hombres.
La señora de sombras se inclinó hacia su compañero y apartó la tela de la capucha que lo cubría lo justo para darle un suave beso en la mejilla. - No te preocupes, acabaré enseguida. - musitó, para acto seguido girarse y avanzar con decisión hacia la salida. Una vez fuera, dejó que su sombrío elemento la rodease por completo, oscureciendo su aura y aprovechando el ambiente para ocultarse mientras seguía a los tipos que habían caído en la trampa de Nero.
- No puedo atacarles hasta que se hayan alejado lo suficiente de la aldea… no necesito más enemigos. - se dijo interiormente, pero ahí no quedaba la cosa, al tratarse de tres objetivos tenía que asegurarse de que ninguno de ellos tuviese la oportunidad de alertar a los demás o pedir ayuda, por lo que tenía que esperar al momento oportuno y ser muy rápida.
Así pues, la criatura de la noche se armó de paciencia y caminó tras ellos con cuidado de no hacer ruido, y en cuanto dejaron atrás la casas para internarse en el bosque, comenzó a reunir sus sombras para crear una tenebrosa copia de sí misma. - Doppelgänger, tú ve por la izquierda y espera mi señal, que no griten. - ordenó mentalmente a la negra silueta que descansaba a su lado, y ésta obedeció al instante.
Ambas continuaron avanzando un poco más, hasta que uno de los bandidos, llevando una mano al cinturón, desenvainó lo que parecía una pequeña daga, no tardarían en asaltar a Nero. - Ahora. - pensó, al tiempo que tensaba su cuerpo para tomar impulso y salir disparada en dirección a dos de los sujetos, los que estaban más cerca entre sí. Ninguno de ellos estaba preparado para lo que se les venía encima, así que el ataque de la vampira los tomó completamente por sorpresa.
- ¡¿Pero qué…?! - alcanzó a pronunciar uno, antes de recibir un fuerte golpe a la altura de las costillas, que lo hizo doblarse de dolor. El otro se giró solo para ver como de rebote, el codo de la joven iba directo hacia su cara, impactándole de lleno en la nariz y haciendo que ésta empezase a sangrar mientras los mareos amenazaban con mandarlo al suelo. Cubriendo la diestra con su lúgubre elemento para que sus dedos tomasen forma de afiladas garras, la benjamina de los Calhoun aferró al herido por el cuello con fuerza y se posicionó a su espalda, apretándole la garganta para que no pudiese chillar.
- Silencio. - instó, utilizando un tono inusualmente suave e impregnando su voz con parte de su magia para manipular la mente del segundo hombre, al que habia golpeado en el abdomen. El ladrón se quedó mirándola durante unos segundos, y poco a poco su expresión se fue relajando, había caído bajo la influencia de la vampira.
Con dos bajo control, y confiando en que su Doppelgänger pudiese ocuparse del tercero, la criatura de la noche no esperó más, abrió la boca y hundió los colmillos en la carne de su víctima, aumentando la presión sobre el cuello en cuanto el extraño emitió algo parecido a un gruñido a modo de queja.
La sangre no tardó en empezar a bajar por su garganta, cálida y amarga, con ese típico regusto a hierro al que aún no se acostumbraba. - La de Alister sabe mejor. - pensó, aunque no le extrañaba, la del dragón siempre tenía mejor sabor.
Elen continuó bebiendo hasta que su fuente de alimento empezó a perder el conocimiento, momento en que sin intención de matarlo, se limitó a soltarlo y dejar que se desplomase a los pies de un árbol. - Tu turno. - susurró, salvando la distancia que la separaba del bandido al que había confundido mentalmente para hacer lo mismo, aunque a diferencia del anterior, éste no opuso ninguna resistencia.
Cuando consideró que había tomado suficiente de aquel individuo, lo liberó y se limpió los labios, aliviada porque la sed hubiese desaparecido casi por completo. Aún podía ingerir algo más de aquel rojizo liquido vital, y lo haría sin duda, así que dejando de lado los cuerpos inconscientes de sus primeras presas, se giró en busca del que se las veía con su oscura copia.
- Shhh... solo será un momento y luego dormirás. - le dijo, utilizando de nuevo aquel tenebroso pero atrayente tono de voz cargado de magia. El maleante dejó de resistirse a la silueta que lo retenía instantes más tarde y del mismo modo que los otros, su sangre fue drenada hasta que palideció y las piernas empezaron a fallarle.
- ¿Has terminado? - preguntó Alister, que finalmente los había alcanzado. La de cabellos cenicientos extrajo los colmillos de su víctima, a la cual sujetaba por el cuello de la camisa, y lo dejó caer sobre la hierba, limpiándose la boca antes de encarar al alado. Sus ojos estaban más oscuros que de costumbre, siempre le pasaba cuando tenía sed o había sangre a su alrededor. - Sí. - respondió ella, mientras las sombras que formaban a su doble se desvanecían lentamente para volver a su cuerpo.
La expresión del norteño dejaba claro que aquella escena que tenía delante no le agradaba, pero sin otra opción que no les retrasase, simplemente dejó escapar un suspiro de resignación y aguardó a que la señora de la noche se reuniese con él. - Tardaran unas horas en despertar, no estamos lejos del pueblo así que los encontrarán pronto, podemos irnos. - indicó ella, desviando la vista hacia el dragón de tierra. - Gracias Nero, tu trampa me ha servido para recuperar las fuerzas, ahora podremos continuar nuestro viaje hacia Árbol Madre. - comentó, suponiendo que no tardarían en despedirse.
Off: Elen utiliza las habilidades de nivel 6: Doppelgänger y de nivel 3: Confusión mental
Elen Calhoun
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
Nero sabia que debía alejarlos del asentamiento lo mas posible así que comenzó a caminar con un poco mas de rapidez mientras serpenteaba alejándose de las casas, dando giros erráticos y visitando los mismos arboles alguna que otra vez, fue entonces que vio a la vampira hacer su trabajo, el borracho pensó que iba a hacer algo, sin embargo, Elen tenia todo bajo control y no le costo nada encargarse de los asaltantes.
El borracho levanto sus pulgares para asegurarse que todo estuviera bien y por como se comportaba la vampira todo parecía estar saliendo bien, salvo por la parte en la que todo el mundo les olvido claro, fue entonces que Alister llego para cerciorarse que todo estuviera bien, con aquellos preparativos listos la pareja parecía estar lista para emprender el viaje hacia el árbol madre. -No ha sido nada, cualquiera que cayera en algo tan burdo se merecía lo que les paso a ellos- observo el cielo y por la posición en la que se encontraba la luna no quedaba mucho tiempo de oscuridad.
-¿Están seguros de que quieren irse ahora? digo se que quieren arreglar su asunto cuando antes pero no creo que puedan avanzar mucho con tan pocas horas antes de que el sol vuelva a salir, y si no me equivoco aquello seria mal para ti ¿no?- señalo mientras miraba a Elen, entendía que estaban apurados, pero no seria bueno si el sol les encontraba sin un lugar donde protegerse. Sin mas espero la respuesta de la pareja antes de dar las despedidas pertinentes.
El borracho levanto sus pulgares para asegurarse que todo estuviera bien y por como se comportaba la vampira todo parecía estar saliendo bien, salvo por la parte en la que todo el mundo les olvido claro, fue entonces que Alister llego para cerciorarse que todo estuviera bien, con aquellos preparativos listos la pareja parecía estar lista para emprender el viaje hacia el árbol madre. -No ha sido nada, cualquiera que cayera en algo tan burdo se merecía lo que les paso a ellos- observo el cielo y por la posición en la que se encontraba la luna no quedaba mucho tiempo de oscuridad.
-¿Están seguros de que quieren irse ahora? digo se que quieren arreglar su asunto cuando antes pero no creo que puedan avanzar mucho con tan pocas horas antes de que el sol vuelva a salir, y si no me equivoco aquello seria mal para ti ¿no?- señalo mientras miraba a Elen, entendía que estaban apurados, pero no seria bueno si el sol les encontraba sin un lugar donde protegerse. Sin mas espero la respuesta de la pareja antes de dar las despedidas pertinentes.
Nero Crimson
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
El miembro 'Nero Crimson' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
El dragón de tierra pareció preocuparse por las prisas con que la pareja planeaba marcharse de la zona, consciente de que la joven podía correr peligro si se exponía directamente al sol. - Gracias Nero, pero ya hemos perdido un mes y no tenemos ni idea de dónde hemos estado todo ese tiempo. - comenzó a decir, todavía con aquella duda reconcomiéndola por dentro. - Si no llegamos pronto a Árbol Madre puede que no encontremos nada… quizá ya sea tarde… así que tendremos que arriesgarnos. - prosiguió, planteándose aquella posibilidad.
¿Y si ya no quedaba ninguno de sus aliados allí? Entonces no podrían averiguar lo que había pasado con el portal y los demás Centinelas, eso lo complicaría todo.
- Iremos más rápido volando, con suerte cubriremos bastante terreno antes de que tenga que ocultarme de nuevo. - añadió poco después, cruzando una mirada con el cazador, que asintió con la cabeza, comprendiendo de inmediato el plan de la criatura de la noche. - Parece que llega la hora de despedirse, hasta otra Nero. - intervino Alister, mientras retrocedía hasta tener el espacio suficiente a su alrededor como para tomar su forma bestial.
Lentamente, las extremidades superiores del norteño fueron cambiando hasta convertirse en alas, mientras todo su ser aumentaba de tamaño y perdía la apariencia humana, que fue reemplazada por su reptiliano aspecto de dragón. Las duras espinas de hueso surgieron desde la cabeza y por toda la línea de la columna hasta llegar a la cola, mientras sus dedos tomaban forma de afiladas garras. El brillante tono gris que solían exhibir sus escamas ahora parecía más apagado, seguramente como resultado de la nueva maldición que le había tocado cargar.
- Intenta no volver a perderte. - soltó, con su característico tono de voz grave, para luego centrar su atención sobre la de cabellos cenicientos. - Cuando quieras. - indicó, extendiendo ligeramente las membranosas alas. - Bien, alza el vuelo, yo me mantendré debajo de ti para no exponerme. - contestó la vampira, al tiempo que empezaba a congregar las sombras a su alrededor, cubriéndose practicamente por completo con ellas.
Sin perder tiempo, el hijo de Dundarak batió con fuerza las extremidades y empezó a elevarse, sorteando los árboles para posicionarse justo por encima de las copas de los mismos. - Adiós Nero, cuídate. - se despidió Elen, instantes antes de que toda su silueta quedase envuelta en una especie de remolino oscuro. El elemental de tierra aún tendría tiempo de decir unas palabras antes de que la transformación se completase, momento en el cual, el cuerpo de la joven se fragmentaría, dando paso a un amasijo de negros murciélagos que ascendería volando en círculos hasta quedar por debajo del alado.
El plan era simple, ambos surcarían el cielo para recuperar algo de tiempo y reducir los días de viaje que los separaban de Árbol Madre, al menos mientras la benjamina de los Calhoun tuviese de su lado el amparo de la noche. Y así, partieron hacia su destino, donde si la fortuna estaba de su lado, recuperarían sus monturas y obtendrían algunas respuestas acerca del final de la guerra y del mal que ahora sufrían.
Off: Elen utiliza su habilidad de nivel 9: Transformación
Alister utiliza su medallón para hablar estando en forma bestial.
¿Y si ya no quedaba ninguno de sus aliados allí? Entonces no podrían averiguar lo que había pasado con el portal y los demás Centinelas, eso lo complicaría todo.
- Iremos más rápido volando, con suerte cubriremos bastante terreno antes de que tenga que ocultarme de nuevo. - añadió poco después, cruzando una mirada con el cazador, que asintió con la cabeza, comprendiendo de inmediato el plan de la criatura de la noche. - Parece que llega la hora de despedirse, hasta otra Nero. - intervino Alister, mientras retrocedía hasta tener el espacio suficiente a su alrededor como para tomar su forma bestial.
Lentamente, las extremidades superiores del norteño fueron cambiando hasta convertirse en alas, mientras todo su ser aumentaba de tamaño y perdía la apariencia humana, que fue reemplazada por su reptiliano aspecto de dragón. Las duras espinas de hueso surgieron desde la cabeza y por toda la línea de la columna hasta llegar a la cola, mientras sus dedos tomaban forma de afiladas garras. El brillante tono gris que solían exhibir sus escamas ahora parecía más apagado, seguramente como resultado de la nueva maldición que le había tocado cargar.
- Intenta no volver a perderte. - soltó, con su característico tono de voz grave, para luego centrar su atención sobre la de cabellos cenicientos. - Cuando quieras. - indicó, extendiendo ligeramente las membranosas alas. - Bien, alza el vuelo, yo me mantendré debajo de ti para no exponerme. - contestó la vampira, al tiempo que empezaba a congregar las sombras a su alrededor, cubriéndose practicamente por completo con ellas.
Sin perder tiempo, el hijo de Dundarak batió con fuerza las extremidades y empezó a elevarse, sorteando los árboles para posicionarse justo por encima de las copas de los mismos. - Adiós Nero, cuídate. - se despidió Elen, instantes antes de que toda su silueta quedase envuelta en una especie de remolino oscuro. El elemental de tierra aún tendría tiempo de decir unas palabras antes de que la transformación se completase, momento en el cual, el cuerpo de la joven se fragmentaría, dando paso a un amasijo de negros murciélagos que ascendería volando en círculos hasta quedar por debajo del alado.
El plan era simple, ambos surcarían el cielo para recuperar algo de tiempo y reducir los días de viaje que los separaban de Árbol Madre, al menos mientras la benjamina de los Calhoun tuviese de su lado el amparo de la noche. Y así, partieron hacia su destino, donde si la fortuna estaba de su lado, recuperarían sus monturas y obtendrían algunas respuestas acerca del final de la guerra y del mal que ahora sufrían.
Off: Elen utiliza su habilidad de nivel 9: Transformación
Alister utiliza su medallón para hablar estando en forma bestial.
- Alister:
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Elen Calhoun
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
-Pues entonces acá separamos nuestros caminos, espero que cual sea el objetivo que tengan, logren cumplirlo- exclamo el borracho mientras se tomaba los extremos de la tela roja que llevaba amarrada al cinto, usando solo la punta de dos dedos y la estiraba a la vez que hacia una leve reverencia como si tuviera un vestido.
-Bromeas?, si no me perdiera no podría conocer a tanta variedad de personas- señalo riendo mientras un escalofrió recorría su espalda al ver como se transformaba Alister, el cual emprendió vuelo primero mientras Elen se preparaba para marcharse y se despedía también del borracho -Se rara pero no te vuelvas una extraña, buena suerte Elen- dijo para ver como un amasijo de murciélagos negros comenzaba a surcar el cielo nocturno siguiendo el mismo rumbo del dragón.
El borracho los vio marcharse y cuando no hubo quedado rastro de ellos, Nero se acerco a los bocadillos de Elen y en un registro rápido encontró múltiples bolsitas de cuero con aeros. -Me llamaron loco, yo sabia que había un tesoro por acá- dijo riendo mientras se iba caminando felizmente de vuelta a la taberna.
-Bromeas?, si no me perdiera no podría conocer a tanta variedad de personas- señalo riendo mientras un escalofrió recorría su espalda al ver como se transformaba Alister, el cual emprendió vuelo primero mientras Elen se preparaba para marcharse y se despedía también del borracho -Se rara pero no te vuelvas una extraña, buena suerte Elen- dijo para ver como un amasijo de murciélagos negros comenzaba a surcar el cielo nocturno siguiendo el mismo rumbo del dragón.
El borracho los vio marcharse y cuando no hubo quedado rastro de ellos, Nero se acerco a los bocadillos de Elen y en un registro rápido encontró múltiples bolsitas de cuero con aeros. -Me llamaron loco, yo sabia que había un tesoro por acá- dijo riendo mientras se iba caminando felizmente de vuelta a la taberna.
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Re: El destino de los olvidados [Libre 3/3][Senda de la manía][Cerrado]
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