Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
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Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
El calor del verano comenzaba a sentirse en todos los rincones del territorio, lo que hacía que el correo se retrasara y que a los carteros se les reblandecería el cerebro. Razón por la cual tenía en mis manos una petición de trabajo que no tenía nada que ver con la carpintería. Aunque a lo mejor sí, porque en el papel se nombraba ciudad Lagarto y mis manos habían hecho allí varias casas.
Alcé la vista de la carta suspirando al encontrarme a Eristoff mirando por la ventana y moviendo el rabo. Astra se acercó y me dio unos papeles, suspiré de nuevo, la madera que necesitaba no había llegado con el pedido de la mañana. Lo que se traducía en tener que esperar otra semana y escuchar las quejas de los clientes.
Miré de nuevo la carta de trabajo y tomé una decisión. Había alguien que necesitaba ser salvado... seguro que mis clientes entenderían el que estuviera una semana fuera por causa de fuerza mayor, y no porque quisiera escaquearme de oírlos quejarse.
Dos días después estaba de pie en una pequeña sala de estudio, viendo a un hombre sentado tras un escritorio y a una mujer de pie a su lado.
A mi lado había otro hombre de mirada profunda y barba larga que, a juzgar por su posición en la sala, sería mi compañero de trabajo.
-Ante todo, discreción. -Repetía por enésima vez el hombre tras el escritorio. -No sabemos qué sucedió. Nuestro emisario, Euder, llegó en la fecha acordada, pero lo único que encontró fueron signos de matanza y huellas de reptiles por todas partes.
-Entiendo. -Dije con simpleza, desviando la atención de la mujer y fijándola en el hombre. Omitiendo el chiste fácil que se formaba en mi mente. "Esta en ciudad lagarto. Lo raro seria ver huellas de pájaros." -Nos pondremos en marcha de inmediato. Traeremos a su hijo sano y salvo.
-Sea pues. -Concluyó la mujer, dando un paso fuera del escritorio. -Fuera os espera un carro que os llevara hasta la ciudad. Euder ira con vosotros, podréis preguntarle más detalles de lo ocurrido durante el viaje. Siempre y cuando, claro está, no haya nadie en los caminos.
Incliné levemente la cabeza y, sin decir nada más, salí de la sala y desandé los pasos hasta la entrada principal.
-¿Tu también estas aquí porque el cartero se equivocó con el correo?
Pregunté con una sonrisa al hombre barbudo, mientras caminábamos por el patio siguiendo al sirviente que nos conducía hacia el carro.
Alcé la vista de la carta suspirando al encontrarme a Eristoff mirando por la ventana y moviendo el rabo. Astra se acercó y me dio unos papeles, suspiré de nuevo, la madera que necesitaba no había llegado con el pedido de la mañana. Lo que se traducía en tener que esperar otra semana y escuchar las quejas de los clientes.
Miré de nuevo la carta de trabajo y tomé una decisión. Había alguien que necesitaba ser salvado... seguro que mis clientes entenderían el que estuviera una semana fuera por causa de fuerza mayor, y no porque quisiera escaquearme de oírlos quejarse.
Dos días después estaba de pie en una pequeña sala de estudio, viendo a un hombre sentado tras un escritorio y a una mujer de pie a su lado.
A mi lado había otro hombre de mirada profunda y barba larga que, a juzgar por su posición en la sala, sería mi compañero de trabajo.
-Ante todo, discreción. -Repetía por enésima vez el hombre tras el escritorio. -No sabemos qué sucedió. Nuestro emisario, Euder, llegó en la fecha acordada, pero lo único que encontró fueron signos de matanza y huellas de reptiles por todas partes.
-Entiendo. -Dije con simpleza, desviando la atención de la mujer y fijándola en el hombre. Omitiendo el chiste fácil que se formaba en mi mente. "Esta en ciudad lagarto. Lo raro seria ver huellas de pájaros." -Nos pondremos en marcha de inmediato. Traeremos a su hijo sano y salvo.
-Sea pues. -Concluyó la mujer, dando un paso fuera del escritorio. -Fuera os espera un carro que os llevara hasta la ciudad. Euder ira con vosotros, podréis preguntarle más detalles de lo ocurrido durante el viaje. Siempre y cuando, claro está, no haya nadie en los caminos.
Incliné levemente la cabeza y, sin decir nada más, salí de la sala y desandé los pasos hasta la entrada principal.
-¿Tu también estas aquí porque el cartero se equivocó con el correo?
Pregunté con una sonrisa al hombre barbudo, mientras caminábamos por el patio siguiendo al sirviente que nos conducía hacia el carro.
Última edición por Reivy Abadder el Mar Jul 21 2020, 11:32, editado 1 vez
Reivy Abadder
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
Se encontraba en Ulmer, mediodía, cuando al joven lobo se le antojó ir a por algo de comer, la ciudad estaba llena de puestos ambulantes (vendían de todo menos comida, lo que él buscaba) y no conforme con lo que veía caminando por allí miró un cartel que ponía ''Taberna del Lobo''.
Se metió hacia dentro pensando que estaría a gusto y encima le darían algo que echar a la boca, suponía que habría más gente en ella y que serían de su raza, pero no se encontró más que una panda de borrachos pasando el tiempo en vano. El suelo estaba realmente sucio, pegajoso y con trozos de..dios sabe el qué, preferiría ni saber lo que era.
Apoyado en la barra, disfrutando de su muslo de liebre recién cocinado (la verdad ni él mismo sabía por qué estaba comiendo eso allí, aunque parecía no haber otro sitio mejor por la zona) se fijó que a su lado, había un hombre con una pinta desastrosa, melenas rizas totalmente anudadas, una vestimenta rota y un olor repugnante, el lobo lo miraba de arriba abajo mientras echaba a la boca el muslo tan sabroso, cuando al mirar hacia abajo se dio cuenta de que había un papel. Lo cogió sin saber siquiera si era de alguien y en un momento de cotilleo lo leyó a ver qué ponía.
-¿Una oferta de trabajo...?-Susurró con intriga. La verdad el papel estaba poco legible debido a la suciedad, y que estaba bastante pringoso, pero él hizo un esfuerzo por leerlo y enterarse de lo que ponía.
Eso era la conclusión que había sacado de aquel papelucho tan deteriorado. Miró hacia el hombre, pero no parecía pertenecerle el papel, así que terminó su liebre, bebió el último trago a la jarra de cerveza y emprendió su camino hacia Ciudad Lagarto, había oído hablar de ella y de los problemas que sucedían allí pero sin miedo a nada y sin saber si el propietario del papel había emprendido también el camino hacia allí, cogió sus baratijas y fue camino hacia la ciudad pensando que podía sacar alguna conclusión yendo hasta allí, cuando de repente un hombre lo paró por el sendero que dirigía hacia Ciudad Lagarto, a escasos kilómetros de ella y le preguntó si era uno de los contratados para resolver aquel asunto.
-¿De qué me está usted hablando?- El joven no conocía de nada a ese hombre, pero decía ser un tal Euder, el emisario de los que contrataban a aquella persona que perdió el papel.
-Sígame por favor, el señor y la señora quieren absoluta discreción sobre este asunto.- Lo condujo a una casucha en medio de la nada, parecía esta abandonada.
Unos días más tarde se encontraba en aquel lugar, un tanto interesante, parecía el lugar de quedada, una habitación oscura, iluminada tan solo por sus dos ventanas rectangulares a cada lado de la habitación, y por las noches iluminada con un pequeño candelabro cochambroso que había en aquel escritorio de una madera de roble muy gastada y deteriorada por el tiempo de abandono.
Se encontraba junto a una mujer a su lado y los que parecían los solicitantes de una faena bastante preocupante, se les veía preocupados por las cosas que decían. El joven lobo escuchaba atentamente lo que éstos estaban diciendo, pero con resquemor de que ese igual no era su cometido, aquella nota no era para él y tenia la duda de que viniese al mismo sitio el dueño real de aquel papelucho.
Dado por terminado el testimonio de aquellos padres tan preocupados, la mujer que tenía al lado parecía muy convencida de que su hijo iba a volver a casa junto a ellos y lo más importante, sano y salvo. Pero el joven lobo no tenía todas consigo, ya que nunca se había encontrado en una situación como ésta, pero parecía que el dueño real de la nota no aparecía y pensó en que asintiendo las palabras de aquella mujer, los padres del muchacho se sentirían más seguros.
-Es una historia bastante larga, simplemente el propietario de dicha nota no ha aparecido, y yo he dado con ella.-Respondió a las palabras de aquella mujer, ¿había que resolver ese dilema los dos juntos, con una mujer que ni siquiera le sonaba de haberla visto? La verdad era una situación un tanto cómica como preocupante, pero ya era tarde para dar la vuelta, se subió al carro y esperó a que aquel hombre los llevase a su destino.
Se metió hacia dentro pensando que estaría a gusto y encima le darían algo que echar a la boca, suponía que habría más gente en ella y que serían de su raza, pero no se encontró más que una panda de borrachos pasando el tiempo en vano. El suelo estaba realmente sucio, pegajoso y con trozos de..dios sabe el qué, preferiría ni saber lo que era.
Apoyado en la barra, disfrutando de su muslo de liebre recién cocinado (la verdad ni él mismo sabía por qué estaba comiendo eso allí, aunque parecía no haber otro sitio mejor por la zona) se fijó que a su lado, había un hombre con una pinta desastrosa, melenas rizas totalmente anudadas, una vestimenta rota y un olor repugnante, el lobo lo miraba de arriba abajo mientras echaba a la boca el muslo tan sabroso, cuando al mirar hacia abajo se dio cuenta de que había un papel. Lo cogió sin saber siquiera si era de alguien y en un momento de cotilleo lo leyó a ver qué ponía.
-¿Una oferta de trabajo...?-Susurró con intriga. La verdad el papel estaba poco legible debido a la suciedad, y que estaba bastante pringoso, pero él hizo un esfuerzo por leerlo y enterarse de lo que ponía.
''Secuestro y Ciudad Lagarto''
Eso era la conclusión que había sacado de aquel papelucho tan deteriorado. Miró hacia el hombre, pero no parecía pertenecerle el papel, así que terminó su liebre, bebió el último trago a la jarra de cerveza y emprendió su camino hacia Ciudad Lagarto, había oído hablar de ella y de los problemas que sucedían allí pero sin miedo a nada y sin saber si el propietario del papel había emprendido también el camino hacia allí, cogió sus baratijas y fue camino hacia la ciudad pensando que podía sacar alguna conclusión yendo hasta allí, cuando de repente un hombre lo paró por el sendero que dirigía hacia Ciudad Lagarto, a escasos kilómetros de ella y le preguntó si era uno de los contratados para resolver aquel asunto.
-¿De qué me está usted hablando?- El joven no conocía de nada a ese hombre, pero decía ser un tal Euder, el emisario de los que contrataban a aquella persona que perdió el papel.
-Sígame por favor, el señor y la señora quieren absoluta discreción sobre este asunto.- Lo condujo a una casucha en medio de la nada, parecía esta abandonada.
Unos días más tarde se encontraba en aquel lugar, un tanto interesante, parecía el lugar de quedada, una habitación oscura, iluminada tan solo por sus dos ventanas rectangulares a cada lado de la habitación, y por las noches iluminada con un pequeño candelabro cochambroso que había en aquel escritorio de una madera de roble muy gastada y deteriorada por el tiempo de abandono.
Se encontraba junto a una mujer a su lado y los que parecían los solicitantes de una faena bastante preocupante, se les veía preocupados por las cosas que decían. El joven lobo escuchaba atentamente lo que éstos estaban diciendo, pero con resquemor de que ese igual no era su cometido, aquella nota no era para él y tenia la duda de que viniese al mismo sitio el dueño real de aquel papelucho.
Dado por terminado el testimonio de aquellos padres tan preocupados, la mujer que tenía al lado parecía muy convencida de que su hijo iba a volver a casa junto a ellos y lo más importante, sano y salvo. Pero el joven lobo no tenía todas consigo, ya que nunca se había encontrado en una situación como ésta, pero parecía que el dueño real de la nota no aparecía y pensó en que asintiendo las palabras de aquella mujer, los padres del muchacho se sentirían más seguros.
-Es una historia bastante larga, simplemente el propietario de dicha nota no ha aparecido, y yo he dado con ella.-Respondió a las palabras de aquella mujer, ¿había que resolver ese dilema los dos juntos, con una mujer que ni siquiera le sonaba de haberla visto? La verdad era una situación un tanto cómica como preocupante, pero ya era tarde para dar la vuelta, se subió al carro y esperó a que aquel hombre los llevase a su destino.
Ull Whitestorm
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
Por lo visto no era la única que estaba suplantando la identidad del trabajador original. Pobres, este mes no cobrarían.
El carro se puso en marcha y en poco tiempo llegamos a los caminos. Euder no paraba de mirar a ambos lados del camino, escrutando cada persona que pasaba a nuestro lado y cada sombra que parecía moverse en las lindes de la carretera.
-Euder... -Llamé la atención del hombre. -Eso que estás haciendo es la definición perfecta de "hombre que quiere ser asaltado". -El emisario dio un respingón en el pescante del carro y pasó a mirarnos fijamente. -Relájate, trata de no ponerte nervioso. Lo mejor es comportarse como lo harías siempre.
-Es muy fácil decirlo. -Contestó el humano, desentonando un par de silabas. -Vosotros no sabéis lo que yo sé. -Volvió a mirar los laterales de la carretera, pero esta vez de reojo. -Le dije al señor que esto podía pasar, pero no me escuchó.
-¿Euder, de que estás hablando? Nos gustaría oír tus teorías. -Con amabilidad le ofrecí un odre con agua. -A fin de cuentas la señora dijo que nos pondrías al tanto de los detalles.
-¡¿Teorías!? -Euder bajó el grito con rapidez y cogió el pellejo. No era bueno para la salud exaltarse. -No son teorías. Mis amos no quieren creerme, dicen que pienso demasiado. Pero estoy seguro que el secuestro es cosa de Samson, el hijo bastardo de la familia. -Al decir el nombre el hombre miró por arriba de su hombro. -Esto es tal cual como os lo cuento. Ellos no lo quieren ver porque prefieren creer que son cuentos de criadas, pero una noche, hace ya seis años, Samson entró en la casa y trató de matar al señorito mientras dormía. Por suerte la niñera era una bruja muy ducha en su arte y consiguió repeler el ataque.
-¿Y por qué no creyeron la historia?
-Eso... -Euder respiró con pesar. -La niñera tenia cierto problema con la bebida y aquel día el aliento le cantaba. Los señores pensaron que habían sido alucinaciones de una borracha... Al poco tiempo fue despedida. Una pena, el Señorito la quería mucho.
El carro se puso en marcha y en poco tiempo llegamos a los caminos. Euder no paraba de mirar a ambos lados del camino, escrutando cada persona que pasaba a nuestro lado y cada sombra que parecía moverse en las lindes de la carretera.
-Euder... -Llamé la atención del hombre. -Eso que estás haciendo es la definición perfecta de "hombre que quiere ser asaltado". -El emisario dio un respingón en el pescante del carro y pasó a mirarnos fijamente. -Relájate, trata de no ponerte nervioso. Lo mejor es comportarse como lo harías siempre.
-Es muy fácil decirlo. -Contestó el humano, desentonando un par de silabas. -Vosotros no sabéis lo que yo sé. -Volvió a mirar los laterales de la carretera, pero esta vez de reojo. -Le dije al señor que esto podía pasar, pero no me escuchó.
-¿Euder, de que estás hablando? Nos gustaría oír tus teorías. -Con amabilidad le ofrecí un odre con agua. -A fin de cuentas la señora dijo que nos pondrías al tanto de los detalles.
-¡¿Teorías!? -Euder bajó el grito con rapidez y cogió el pellejo. No era bueno para la salud exaltarse. -No son teorías. Mis amos no quieren creerme, dicen que pienso demasiado. Pero estoy seguro que el secuestro es cosa de Samson, el hijo bastardo de la familia. -Al decir el nombre el hombre miró por arriba de su hombro. -Esto es tal cual como os lo cuento. Ellos no lo quieren ver porque prefieren creer que son cuentos de criadas, pero una noche, hace ya seis años, Samson entró en la casa y trató de matar al señorito mientras dormía. Por suerte la niñera era una bruja muy ducha en su arte y consiguió repeler el ataque.
-¿Y por qué no creyeron la historia?
-Eso... -Euder respiró con pesar. -La niñera tenia cierto problema con la bebida y aquel día el aliento le cantaba. Los señores pensaron que habían sido alucinaciones de una borracha... Al poco tiempo fue despedida. Una pena, el Señorito la quería mucho.
Última edición por Reivy Abadder el Mar Jul 21 2020, 11:42, editado 2 veces
Reivy Abadder
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
Nos pusimos en marcha, aquel carro daba tantos tumbos que el joven era incapaz de centrarse por completo en la conversación de la mujer y el hombre que llevaba las riendas. Era lógico, ya que sus ruedas eran de una madera robusta, y el camino era muy desnivelado.
En verdad el licántropo no estaba todavía al tanto de todo lo que podría ocurrir y escuchando las diversas preguntas de la chica a ese tal Euder, el cual parecía un tanto inquieto y preocupado con la situación. Las palabras de la mujer no lograron tranquilizarlo ni un instante, el estaba completamente seguro de lo que nos estaba contando, lo que parecía en toda su causa un drama familiar bastante serio. Un hijo bastardo intentando asesinar al primogénito de la familia y una niñera bruja que lo impide, era como si el mismo Euder nos estuviese contando una película.
-¿Sabe usted cuánto queda de viaje, señor? Cierto es que sus teorías me interesan, pero lo noto bastante inquieto, quizás necesite un descanso.- El licántropo también estaba ya cansado de tanto bache por los senderos, lo que le estaba produciendo un dolor de nalgas increíble.
-No estoy cansado, joven. Quizás sea usted el que prefiere parar, yo prefiero seguir con mi camino y llegar cuanto antes a nuestro destino.-Se le notaba todavía bastante inquieto, la noche o los nervios no le afectaban en su sueño. No dejaba de mirar hacia los lados, helechos frondosos tupían los lados del camino, y los ruidos de los animales de la zona era lo único que se escuchaba, cuando al licántropo le surgió una duda.
-Sobre el tema de antes, ¿ese tal Samson, de dónde viene? Es el hijo bastardo pero, vive apartado de la familia ahora mismo o todavía vive bajo su mismo techo?-Pensó que ese era un dato a tener en cuenta, si ese segundo hijo siempre odio al primogénito, habría que saber cuales eran sus compañías a día de hoy.
-Samson siempre tuvo malas compañías,-Bajó el tono de repente, mirando hacia un lado algo cabizbajo.
-Parece ser que se pasaba el día en tabernas cochambrosas donde un asesinato no es delito, nadie quiere saber de nadie pero todos saben de que pie cojea el de al lado. Es un chico bastante problemático, agresivo diría yo.-
Al joven lobo no le asustaban sus declaraciones, al fin y al cabo no deja de ser un simple niñato apoderado, el cual seguramente haya sido criado como oro en paño desde su nacimiento.
Caída la noche profundamente, los caballos empezaron a sentirse algo cansados del abuso al que los estaba exponiendo el emisario, cuando éste decidió pararse junto a un arrollo que bajaba por el lado del camino, parecía un agua muy fresca ya que venía de lo alto de la montaña. El emisario bajó del carro e intentando que todo fuera absolutamente discreto nos invitó a que nosotros no lo hiciésemos.
-Esperen aquí es solo un momento, los caballos se reabastecerán y nosotros seguiremos la marcha, no podemos perder tanto tiempo.- ¿a qué venía que el emisario diese tanta importancia al tiempo? Podría entender que quisiera discreción pero echar cuenta del tiempo en verdad era insignificante, al fin y al cabo con la penumbra nuestro paso había aminorado e íbamos a ir más lento de lo que deberíamos a donde quiera que fuésemos, eso sin duda.
El joven licántropo bajó del carruaje ignorando las palabras del emisario, él si quería descansar y comer algo. Sabía que podría comerse un animal crudo para no encender una fogata, al fin y al cabo era un licántropo. No sabía si los acompañantes llevaban provisiones pero a él le importaba más bien poco.
-Acamparemos aquí esta noche, diga lo que diga. Los caballos tienen descanso y agua para beber, usted está fundido en su paranoia con tanto problema y seguramente no le haga ascos a una buena sonata.-Lo agarró por el brazo y lo llevó hacia el lugar junto al carruaje, no era muy protegido pero un par de helechos en flor los resguardarían lo justo y necesario.
La mujer todavía seguía en el carro y el joven lobo estaba interesado en sacarle conversación, al fin y al cabo en ese momento eran compañeros de fechorías y era bastante mejor intentar llevarse bien, más cuando ella parecía no estar allí por obligación tampoco.
-¿Y tú, vienes o prefieres pensar como Euder?Le tendió una mano para ayudarla a bajar del carro, mostrando su amabilidad agachó su cabeza y puso su mano derecha en la espalda.
En verdad el licántropo no estaba todavía al tanto de todo lo que podría ocurrir y escuchando las diversas preguntas de la chica a ese tal Euder, el cual parecía un tanto inquieto y preocupado con la situación. Las palabras de la mujer no lograron tranquilizarlo ni un instante, el estaba completamente seguro de lo que nos estaba contando, lo que parecía en toda su causa un drama familiar bastante serio. Un hijo bastardo intentando asesinar al primogénito de la familia y una niñera bruja que lo impide, era como si el mismo Euder nos estuviese contando una película.
-¿Sabe usted cuánto queda de viaje, señor? Cierto es que sus teorías me interesan, pero lo noto bastante inquieto, quizás necesite un descanso.- El licántropo también estaba ya cansado de tanto bache por los senderos, lo que le estaba produciendo un dolor de nalgas increíble.
-No estoy cansado, joven. Quizás sea usted el que prefiere parar, yo prefiero seguir con mi camino y llegar cuanto antes a nuestro destino.-Se le notaba todavía bastante inquieto, la noche o los nervios no le afectaban en su sueño. No dejaba de mirar hacia los lados, helechos frondosos tupían los lados del camino, y los ruidos de los animales de la zona era lo único que se escuchaba, cuando al licántropo le surgió una duda.
-Sobre el tema de antes, ¿ese tal Samson, de dónde viene? Es el hijo bastardo pero, vive apartado de la familia ahora mismo o todavía vive bajo su mismo techo?-Pensó que ese era un dato a tener en cuenta, si ese segundo hijo siempre odio al primogénito, habría que saber cuales eran sus compañías a día de hoy.
-Samson siempre tuvo malas compañías,-Bajó el tono de repente, mirando hacia un lado algo cabizbajo.
-Parece ser que se pasaba el día en tabernas cochambrosas donde un asesinato no es delito, nadie quiere saber de nadie pero todos saben de que pie cojea el de al lado. Es un chico bastante problemático, agresivo diría yo.-
Al joven lobo no le asustaban sus declaraciones, al fin y al cabo no deja de ser un simple niñato apoderado, el cual seguramente haya sido criado como oro en paño desde su nacimiento.
Caída la noche profundamente, los caballos empezaron a sentirse algo cansados del abuso al que los estaba exponiendo el emisario, cuando éste decidió pararse junto a un arrollo que bajaba por el lado del camino, parecía un agua muy fresca ya que venía de lo alto de la montaña. El emisario bajó del carro e intentando que todo fuera absolutamente discreto nos invitó a que nosotros no lo hiciésemos.
-Esperen aquí es solo un momento, los caballos se reabastecerán y nosotros seguiremos la marcha, no podemos perder tanto tiempo.- ¿a qué venía que el emisario diese tanta importancia al tiempo? Podría entender que quisiera discreción pero echar cuenta del tiempo en verdad era insignificante, al fin y al cabo con la penumbra nuestro paso había aminorado e íbamos a ir más lento de lo que deberíamos a donde quiera que fuésemos, eso sin duda.
El joven licántropo bajó del carruaje ignorando las palabras del emisario, él si quería descansar y comer algo. Sabía que podría comerse un animal crudo para no encender una fogata, al fin y al cabo era un licántropo. No sabía si los acompañantes llevaban provisiones pero a él le importaba más bien poco.
-Acamparemos aquí esta noche, diga lo que diga. Los caballos tienen descanso y agua para beber, usted está fundido en su paranoia con tanto problema y seguramente no le haga ascos a una buena sonata.-Lo agarró por el brazo y lo llevó hacia el lugar junto al carruaje, no era muy protegido pero un par de helechos en flor los resguardarían lo justo y necesario.
La mujer todavía seguía en el carro y el joven lobo estaba interesado en sacarle conversación, al fin y al cabo en ese momento eran compañeros de fechorías y era bastante mejor intentar llevarse bien, más cuando ella parecía no estar allí por obligación tampoco.
-¿Y tú, vienes o prefieres pensar como Euder?Le tendió una mano para ayudarla a bajar del carro, mostrando su amabilidad agachó su cabeza y puso su mano derecha en la espalda.
Ull Whitestorm
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
Euder dejó de hablar en cuanto cesaron las preguntas, no parecía estar dispuesto a decir más de lo necesario. Aunque por la forma en la que nos contestaba daba la impresión de que se quedaba callado, por preferir mirar el camino y seguir escrutando los susurros de la naturaleza colindante.
Los dos hombres tenían razones de peso en sus elecciones.
El emisario deseaba continuar y llegar cuanto antes, suponiendo que lo hacía por el peligro en el que se encontraba su Señorito y no por la aparente paranoia hacia Samson, el hijo bastardo. Por otro lado mi compañero barbudo abogaba por el descanso de los animales y por el nuestro propio, además de la clara desventaja de que conducir de noche sin tener el privilegio de ser un vampiro o un hombre-bestia.
Sin embargo yo pensaba en que cuanto más tarde llegáramos, más se enfriaría el rastro, si es que aún quedaba algo que seguir. Al final me decanté por la idea de mi compañero.
-Le digo que no son paranoias. -Reprochaba Euder, con gesto molesto ante el agarre del otro hombre. -Suélteme, ¿acaso tengo cara de res? no necesito ningún perro pastor.
El emisario se zafó de la mano del mercenario y, resignado, sacó algunos enseres del carro para prender una fogata. Un pequeña, diminuta, lo justo y necesario para poder calentar la comida.
-Los dioses me libren. -Alcé una ceja ante la mano alzada del barbudo. Sus gestos, en comparación a su tosco lenguaje, eran mucho más cálidos y amigables. -Todos saben que el tiempo no avanzara más aprisa. -Cogí la mano del desconocido y salté del carro. -Muy amable. Aun no nos han presentado, mi nombre es Reivy.
Me senté junto a esa suerte de fogata donde Euder calentaba unas hogazas de pan con queso y cecina.
-Euder, -al llamar la atención del emisario este levantó la cabeza sorprendido, como si acabara de asustarse- parece muy convencido de que el culpable de todo esto sea Samson. ¿Cree que haya podido ser él quien preparó el secuestro?
-No, no lo creo. -El sirviente colocó un trozo de pan encima del que ya estaba junto al fuego y les giró al mismo tiempo. Una gota de grasa resbaló por la corteza y se cuchó como esta moría en el fuego. -Demasiado elaborado para Samson. Aunque... es posible que se enterara del secuestro de alguna forma y que aprovechara el momento para liquidar a su hermano.
-Sin duda es extraño. -Cogí una de las hogazas que el humano nos estaba ofreciendo. -Por lo que contaron los señores en la hacienda, la transacción tendría que haber sido rápida y sencilla. No veo cual podría ser el motivo que incitara a los secuestradores a cambiar las reglas del juego. -Mordí el crujiente pan, saboreando el queso semifundido. -¿Qué opinas de todo esto? -Miré al joven barbudo mientras daba otro mordisco a la cena.
Los dos hombres tenían razones de peso en sus elecciones.
El emisario deseaba continuar y llegar cuanto antes, suponiendo que lo hacía por el peligro en el que se encontraba su Señorito y no por la aparente paranoia hacia Samson, el hijo bastardo. Por otro lado mi compañero barbudo abogaba por el descanso de los animales y por el nuestro propio, además de la clara desventaja de que conducir de noche sin tener el privilegio de ser un vampiro o un hombre-bestia.
Sin embargo yo pensaba en que cuanto más tarde llegáramos, más se enfriaría el rastro, si es que aún quedaba algo que seguir. Al final me decanté por la idea de mi compañero.
-Le digo que no son paranoias. -Reprochaba Euder, con gesto molesto ante el agarre del otro hombre. -Suélteme, ¿acaso tengo cara de res? no necesito ningún perro pastor.
El emisario se zafó de la mano del mercenario y, resignado, sacó algunos enseres del carro para prender una fogata. Un pequeña, diminuta, lo justo y necesario para poder calentar la comida.
-Los dioses me libren. -Alcé una ceja ante la mano alzada del barbudo. Sus gestos, en comparación a su tosco lenguaje, eran mucho más cálidos y amigables. -Todos saben que el tiempo no avanzara más aprisa. -Cogí la mano del desconocido y salté del carro. -Muy amable. Aun no nos han presentado, mi nombre es Reivy.
Me senté junto a esa suerte de fogata donde Euder calentaba unas hogazas de pan con queso y cecina.
-Euder, -al llamar la atención del emisario este levantó la cabeza sorprendido, como si acabara de asustarse- parece muy convencido de que el culpable de todo esto sea Samson. ¿Cree que haya podido ser él quien preparó el secuestro?
-No, no lo creo. -El sirviente colocó un trozo de pan encima del que ya estaba junto al fuego y les giró al mismo tiempo. Una gota de grasa resbaló por la corteza y se cuchó como esta moría en el fuego. -Demasiado elaborado para Samson. Aunque... es posible que se enterara del secuestro de alguna forma y que aprovechara el momento para liquidar a su hermano.
-Sin duda es extraño. -Cogí una de las hogazas que el humano nos estaba ofreciendo. -Por lo que contaron los señores en la hacienda, la transacción tendría que haber sido rápida y sencilla. No veo cual podría ser el motivo que incitara a los secuestradores a cambiar las reglas del juego. -Mordí el crujiente pan, saboreando el queso semifundido. -¿Qué opinas de todo esto? -Miré al joven barbudo mientras daba otro mordisco a la cena.
Reivy Abadder
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
Reivy..ese era su nombre, una mujer hermosa por cierto.
-Mi nombre es Ull, Ull WhiteStorm, pero puedes llamarme Ull, a secas.-Agachando la cabeza en señal de reverencia hacia la mujer, mostrando cierto respeto hacia ella. A decir verdad aquella mujer no estaba nada mal, pero Ull se volvía demasiado tímido al tratar con mujeres, no era una de sus mejores cualidades lidiar con mujeres debido a su falta de experiencia.
Mientras el emisario preparaba aquella especie de hoguera improvisada de mala manera y la mujer le hacía preguntas sobre el tema en cuestión, el joven licántropo intentaba sacar algo de información de la mirada de Euder, no era de su agrado y pensaba que ocultar tanta información a pesar de sus excusas del miedo a que le pasara algo no era algo que demostrase confianza hacia nosotros, los mercenarios.
Cierto es que su argumento parecía elaborado y las respuestas que le daba a Reivy eran bastante razonables pero un tanto extrañas. ´
-¿Un hermano intentando asesinar a su otro hermano? Como no fuese por interés plenamente económico y aún así me extraña bastante...-Contestó el joven a la pregunta de Reivy. Éste la miraba con los ojos como platos, pensando si ella también pensaría como él, al final ellos eran mercenarios, pero tan poca información sobre el tema causaba un poco de impotencia al no poder ejecutar una acción limpia y rápida.
-¡El interés claramente es económico en caso de que fuese Samson! Pero sigo diciendo que no creo que fuese él, su fuerte no era organizar secuestros aparentemente...¿perfectos?- El emisario se levantó de un salto, parecía que le molestaba hablar con el licántropo, era un odio recíproco pero en ese momento no le quedaba más remedio que aguantarse.
-¿Está tramando algo? Antes nos decía que posiblemente esta desaparición fuese por culpa del hijo bastardo de la familia, lo cual no le extrañanba nada debido a su intento de asesinato hace un tiempo atrás.-Quizás por motivo del miedo el emisario estaba entrelazando información y no les podía aclarar a la perfección a los mercenarios lo que estaba ocurriendo en tal drama familiar.
-Definitivamente,Reivy, este tío nos está ocultando algo.- Señaló al emisario, quizás no les estaba ocultando nada pero el joven lobo es muy desconfiado y prefiere actuar con cautela, ya que podría cometer una serie de asesinatos a humanos inocentes.
-Mi nombre es Ull, Ull WhiteStorm, pero puedes llamarme Ull, a secas.-Agachando la cabeza en señal de reverencia hacia la mujer, mostrando cierto respeto hacia ella. A decir verdad aquella mujer no estaba nada mal, pero Ull se volvía demasiado tímido al tratar con mujeres, no era una de sus mejores cualidades lidiar con mujeres debido a su falta de experiencia.
Mientras el emisario preparaba aquella especie de hoguera improvisada de mala manera y la mujer le hacía preguntas sobre el tema en cuestión, el joven licántropo intentaba sacar algo de información de la mirada de Euder, no era de su agrado y pensaba que ocultar tanta información a pesar de sus excusas del miedo a que le pasara algo no era algo que demostrase confianza hacia nosotros, los mercenarios.
Cierto es que su argumento parecía elaborado y las respuestas que le daba a Reivy eran bastante razonables pero un tanto extrañas. ´
-¿Un hermano intentando asesinar a su otro hermano? Como no fuese por interés plenamente económico y aún así me extraña bastante...-Contestó el joven a la pregunta de Reivy. Éste la miraba con los ojos como platos, pensando si ella también pensaría como él, al final ellos eran mercenarios, pero tan poca información sobre el tema causaba un poco de impotencia al no poder ejecutar una acción limpia y rápida.
-¡El interés claramente es económico en caso de que fuese Samson! Pero sigo diciendo que no creo que fuese él, su fuerte no era organizar secuestros aparentemente...¿perfectos?- El emisario se levantó de un salto, parecía que le molestaba hablar con el licántropo, era un odio recíproco pero en ese momento no le quedaba más remedio que aguantarse.
-¿Está tramando algo? Antes nos decía que posiblemente esta desaparición fuese por culpa del hijo bastardo de la familia, lo cual no le extrañanba nada debido a su intento de asesinato hace un tiempo atrás.-Quizás por motivo del miedo el emisario estaba entrelazando información y no les podía aclarar a la perfección a los mercenarios lo que estaba ocurriendo en tal drama familiar.
-Definitivamente,Reivy, este tío nos está ocultando algo.- Señaló al emisario, quizás no les estaba ocultando nada pero el joven lobo es muy desconfiado y prefiere actuar con cautela, ya que podría cometer una serie de asesinatos a humanos inocentes.
Ull Whitestorm
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
Miré de soslayo como Euder rebuscaba algo en el carro.
-Sí, -susurré al mercenario, al tiempo que el emisario se giraba hacia la hoguera- pero no sabemos el que. Quizá desconfía de nosotros o quizás tiene algún dato importante... Uno de los dos hará guardia con él. -En ese momento Euder regresaba a la fogata. -Euder, comentaba con mi compañero que, si tan preocupado estas por ese tal Samson, hagamos una de las guardias en pareja.
-Me parece una idea muy acertada.
Se limitó a decir el humano, sentándose junto al fuego y depositando cerca de él un par de pellejos de agua.
-Excelente, Ull y tú haréis la primera guardia. -El emisario torció el gesto al conocer su pareja de vigía. -Ull acompáñame al carromato a por los jergones. -Palmee el hombro del joven para que me siguiera. -A menos que quieras dormir conmigo. -Reí divertida y estando ya en el vehículo aproveché el ruido de los trastos para hablar sin tapujos, aunque en voz baja. -El emisario parece estar más incómodo contigo, si está esperando a la noche para hacer alguna cosa es probable que el mal ambiente le haga cometer algún error. Como yo cuidare vuestro sueño Euder debería estar más tranquilo y dormirse rápido debido a la carga acumulada. Si no logra pegar ojo es que nos oculta algo importante.
Mientras hablaba sonreía con picardía y me acercaba de más al muchacho, dando la impresión de que intimaba con él, que me hacia la remolona para encontrar los jergones. Sonreí zalamera al encontrar el objeto deseado y regrese a la fogata meneando las caderas.
-Buenas noches muchachos. -Acababa de extender el precario colchón en el suelo. -Espero que tengáis una guardia tranquila, -les guiñé un ojo y me recosté- os veo en unas horas.
El resto de la noche transcurrió sin mayores problemas, de hecho podría haber dormido todo el tiempo, pero nunca se sabe lo que esconde la espesura del bosque.
Euder durmió como un lirón y si pasó algo durante su guardia no fue lo suficiente grave como para despertarme. Eso sí, en cuanto despuntó el alba el humano ya tenía los ojos abiertos.
-Buenos días, ¿habéis dormido bien?
-Sí, -susurré al mercenario, al tiempo que el emisario se giraba hacia la hoguera- pero no sabemos el que. Quizá desconfía de nosotros o quizás tiene algún dato importante... Uno de los dos hará guardia con él. -En ese momento Euder regresaba a la fogata. -Euder, comentaba con mi compañero que, si tan preocupado estas por ese tal Samson, hagamos una de las guardias en pareja.
-Me parece una idea muy acertada.
Se limitó a decir el humano, sentándose junto al fuego y depositando cerca de él un par de pellejos de agua.
-Excelente, Ull y tú haréis la primera guardia. -El emisario torció el gesto al conocer su pareja de vigía. -Ull acompáñame al carromato a por los jergones. -Palmee el hombro del joven para que me siguiera. -A menos que quieras dormir conmigo. -Reí divertida y estando ya en el vehículo aproveché el ruido de los trastos para hablar sin tapujos, aunque en voz baja. -El emisario parece estar más incómodo contigo, si está esperando a la noche para hacer alguna cosa es probable que el mal ambiente le haga cometer algún error. Como yo cuidare vuestro sueño Euder debería estar más tranquilo y dormirse rápido debido a la carga acumulada. Si no logra pegar ojo es que nos oculta algo importante.
Mientras hablaba sonreía con picardía y me acercaba de más al muchacho, dando la impresión de que intimaba con él, que me hacia la remolona para encontrar los jergones. Sonreí zalamera al encontrar el objeto deseado y regrese a la fogata meneando las caderas.
-Buenas noches muchachos. -Acababa de extender el precario colchón en el suelo. -Espero que tengáis una guardia tranquila, -les guiñé un ojo y me recosté- os veo en unas horas.
El resto de la noche transcurrió sin mayores problemas, de hecho podría haber dormido todo el tiempo, pero nunca se sabe lo que esconde la espesura del bosque.
Euder durmió como un lirón y si pasó algo durante su guardia no fue lo suficiente grave como para despertarme. Eso sí, en cuanto despuntó el alba el humano ya tenía los ojos abiertos.
-Buenos días, ¿habéis dormido bien?
Reivy Abadder
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Re: Cuando el rescate llega tarde [Trabajo]
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Fehu
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