Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
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Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
Aïndor y los suyos se habían negado a permanecer en Nytt Hus. Renuente a una lucha entre elfos, más aún cuando se hallaban en un momento crítico a causa del próximo movimiento de Marlowe, los dejó partir nuevamente. Danethil había conocido bien a su capitán, así como al resto de esos soldados, y su rostro se ensombreció a causa de su impotencia. Por supuesto que estaban bajo el influjo del líder licántropo, y eso apenas variaba nada su decisión. No mataría a inocentes, menos aún de su propio pueblo. Y si el embrujo resultaba tan poderoso como creía, no se dejarían atrapar vivos.
Por ello, delegó en Zansádel los últimos preparativos para la defensa, y destinó a Lokk Arthús como cabeza de la escolta que acompañaría a la joven portadora de las Alas de Sonagashira, así como al resto de la pequeña delegación. Los últimos viajes a Sandorai de las blancas aves de Atreyu le habían informado puntualmente del tesoro maldito que se ocultaba en la colonia de exiliados. ¿Resultaba buena idea dejarla partir? Decidió dejar en manos de los dioses lo acertado de la decisión. Ella se limitaría a enviar guerreros capaces de traerla de vuelta. ¿De qué otro modo podría ganar tiempo para proteger al resto de los Sondve?
-Al menor signo de problemas, huir- les ordenó, tras una breve despedida- Os vamos a necesitar aquí.
Lökk no vio con buenos ojos su nuevo cometido. Por muy hermosa que fuese la embajadora, asunto que no merecía discusión, su misión era ser la sombra de Danethil, no inmiscuirse en la boca del lobo con cera en los oídos. Por la actitud de Aïndor, uno de sus antiguos camaradas de armas, la lengua de plata no era algo para tomarse a la ligera. Y dado que su señora les había permitido conservar la vida, la propia Lökk se mancharía las manos si las serpientes atacasen por la espalda.
-Si Marlowe se encuentra presente, ni siquiera os detengáis. Regresad de inmediato. La cera no es perfecta. Escuchar una palabra podría ser vuestra perdición- aconsejó la líder Sondve.
Un total de quince elfos y elfas arribó a la hora convenida al lugar acordado, una pequeña loma salpicada de montículos de escasa elevación, desprovista de árboles. Lökk había tenido el buen tino de enviar exploradores a reconocer el terreno circundante a la loma. Solo media docena de criaturas les esperaban, sin tocar sus armas. Ninguno encajaba con la descripción del líder de La Manada.
-Os agradezco que hayáis venido. Nuestro líder no desea un derramamiento de sangre. ¿Qué pedís a cambio de unos objetos que sólo pueden traer el Mal a vuestros bosques? Los licántropos y los elfos no somos enemigos. No os deseamos mal, nuestra presencia así lo indica. Por ello os pregunto, ¿qué buscáis a cambio de nuestros intereses? Seamos razonables. Vayámonos todos con algo que queremos. La diplomacia es consenso, es acuerdo, podemos llegar a eso.
_______________________
Off: Aunque probablemente ninguna os fiabais de la buena intención de los lobos de Marlowe, su representante ha comenzado a hablar de forma calmada. ¿Trataréis de convencerle? ¿Le atacaréis? ¿Será todo una trampa?
Acciones abiertas, y a ver qué ocurrirá…
Ger
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
Quejarse de que el bosque estaba lleno de bichos y que intentaban meterse en su boca cuando hablaba era, seguramente, poco patriótico, así que se mantuvo callada la mayoría del viaje.
Pero al menos había hecho un esfuerzo, saludando a la dragona que había conocido en la torre, aunque no había interaccionado demasiado con ella, era amiga de Rauko, así que era confiable. Posiblemente. De hecho no estaba segura de si eran amigos, pero….no se odiaban al menos.
Era la parte que menos le preocupaba del grupo, sinceramente. También se aseguro de darle a uno de los elfos su atrapasueños, con instrucciones sobre como colgarlo si la cosa se ponía peliaguda. Preferiblemente a mano, pues una flecha seria…mal vista, pero puede que un elfo trepando a un árbol también, a saber.
El problema era la lengua. La de plata. Era algo demasiado… esotérico. Si, claramente hechizaba de alguna manera, posiblemente ejercía un control mental, pero sin saber de qué manera, era difícil planear acordemente. ¿Era consciente, pero incapaz de desobedecer, teniendo que usar vacíos en las ordenes? ¿O obedecía voluntariamente, manipulando la percepción, por lo que lo hacia lo mejor que podía? Estaban en un punto donde “provoca que te posea un espíritu y controle tu cuerpo” era una posibilidad real, pero la verdad era que solo esas dos opciones eran realmente relevantes, podía luchar contra las ordenes, o no quería luchar contra las ordenes.
Y seguramente mantenía su personalidad, lo que abría…opciones. Al fin y al cabo, no había vergüenza en reconocer que era algo dramática, y jurar lealtad a un chucho todopoderoso requería que enseñara toda su corte. Una corte que, si mantenía las formas que había preparado, no tenían orejas. Bueno, si tenían porque eran adorables y peluditas, pero no tenían agujero, así que no oían de verdad, eran falsas.
Y sus pequeños tenían ordenes estrictas de defender los intereses de los elfos, dijera lo que dijera en ese momento.
Planes dentro de planes que volarían por los aires al más mínimo soplido. Ni siquiera estaba segura de que se necesitara voz de verdad, que tuviera que oírse, puede que bastara con decirlo. Así era como moría, mordisqueada por su propia mantícora, lo estaba viendo, pero con suerte se llevaba al chucho también.
Pero el tipo no estaba. Aparentemente, ella tenía un montón de cacharros para cambiar mágicamente su aspecto, alguno podría conseguir el líder de la manada si realmente se lo proponía. Puede que fuera una muestra de buena fe, puede que estuviera despistando, preparado para aparecer cuando las cosas se truncaran.
Porque iban a hacerlo, sin duda. De allí iba a salir con una segunda lengua o con un dramático cuento sobre lobos traidores. O con unas nuevas botas, eso también era una posibilidad.
-No tan rápido, querido amigo.- empezó, enseñando ambas manos a los lados, con su mejor sonrisa. -Los nuestros buscan los objetos para librarnos de una horrible maldición. ¿Podéis ofrecernos algo para purgar la más horrible de las maldiciones, o lo suficientemente valioso para dejar a aquellos malditos a su suerte?- cierto, la maldición tenia los días contados por lo que había oído, pero no tenían porque saber eso. -Eso sería el absoluto mínimo para considerar que nos desprendiéramos de… cualquier objeto que podamos tener.- ¿Cuántos tenían? Buena suerte averiguándolo sin espías. Sinceramente, no se acordaba, no había prestado atención a las visitas, y no era como si fuera a traer más. -Luego habría que considerar porque cargaríamos tal peso sobre los hombros de un solo licántropo. No me siento cómoda sometiendo a otro sitio, otras gentes, a la calamidad que aseguráis que nos caerá a nosotros por tenerlos. Al fin, al cabo, nuestros sanadores están mejor preparados para paliar los efectos. Salvo que tengáis una manera de reducir esos efectos…- y os lo estéis callando, malditos chuchos. -Si no, podríamos simplemente…darle todos los objetos a un extranjero de confianza, para que viaje, evitando la calamidad a ambos pueblos.- ¿y que hace a vuestro líder digno de llevárselos? Yo estoy aquí mismo, y soy preciosamente adorable -Oh, y luego habría que hablar del propio trueque de los objetos. Algo justo y equitativo a su valor, ni quisiera que vuestro pueblo sufriera pobreza intentando cumplir el acuerdo. O peor fuimos atacados, ¿sabéis? Solo con un gran ritual y muchos sacrificios conseguimos evitar una desgracia. Pero un segundo ataque ya no funcionara. Los objetos están seguros. No quisiera tal peligro sobre otras gentes.- junto las manos en su pecho, con su mejor cara de inocencia, como una santa preocupada por todas las gentes, y no como alguien que contemplaba asaetarle la cara al licántropo que mostrara un mero atisbo de una lengua plateada.
-Como veis, es un tema sumamente complejo, y no querría que se omitiera un punto importante por ir con prisa, al fin y al cabo, tendré que explicar y justificar el acuerdo a mis gentes.-
Ah… era eso, ¿no? Aparecer sin estar seguro de que todos los objetos estuvieran allí mismo era un riesgo, una posible guerra, una pequeña pero muy real posibilidad de que el resto de elfos ignoraran la imagen global y esquilaran a los lobos que habían asaltado a los suyos. Y cubierta con la ropa, no era muy obvio que un objeto estaba allí, por lo que la posible recompensa era dudosa. Intentaría que salieran de allí contentos, con una oferta pasable, al menos.
¿Pero que pasaría si convencía a los licántropos que estaba no solo en su interés, sino en el de su líder, que los elfos se llevaran los objetos? ¿Como de exhaustivas eran las ordenes de ese lobito? Preguntas, preguntas…
La sonrisa ya no era forzada.
Pero al menos había hecho un esfuerzo, saludando a la dragona que había conocido en la torre, aunque no había interaccionado demasiado con ella, era amiga de Rauko, así que era confiable. Posiblemente. De hecho no estaba segura de si eran amigos, pero….no se odiaban al menos.
Era la parte que menos le preocupaba del grupo, sinceramente. También se aseguro de darle a uno de los elfos su atrapasueños, con instrucciones sobre como colgarlo si la cosa se ponía peliaguda. Preferiblemente a mano, pues una flecha seria…mal vista, pero puede que un elfo trepando a un árbol también, a saber.
El problema era la lengua. La de plata. Era algo demasiado… esotérico. Si, claramente hechizaba de alguna manera, posiblemente ejercía un control mental, pero sin saber de qué manera, era difícil planear acordemente. ¿Era consciente, pero incapaz de desobedecer, teniendo que usar vacíos en las ordenes? ¿O obedecía voluntariamente, manipulando la percepción, por lo que lo hacia lo mejor que podía? Estaban en un punto donde “provoca que te posea un espíritu y controle tu cuerpo” era una posibilidad real, pero la verdad era que solo esas dos opciones eran realmente relevantes, podía luchar contra las ordenes, o no quería luchar contra las ordenes.
Y seguramente mantenía su personalidad, lo que abría…opciones. Al fin y al cabo, no había vergüenza en reconocer que era algo dramática, y jurar lealtad a un chucho todopoderoso requería que enseñara toda su corte. Una corte que, si mantenía las formas que había preparado, no tenían orejas. Bueno, si tenían porque eran adorables y peluditas, pero no tenían agujero, así que no oían de verdad, eran falsas.
Y sus pequeños tenían ordenes estrictas de defender los intereses de los elfos, dijera lo que dijera en ese momento.
Planes dentro de planes que volarían por los aires al más mínimo soplido. Ni siquiera estaba segura de que se necesitara voz de verdad, que tuviera que oírse, puede que bastara con decirlo. Así era como moría, mordisqueada por su propia mantícora, lo estaba viendo, pero con suerte se llevaba al chucho también.
Pero el tipo no estaba. Aparentemente, ella tenía un montón de cacharros para cambiar mágicamente su aspecto, alguno podría conseguir el líder de la manada si realmente se lo proponía. Puede que fuera una muestra de buena fe, puede que estuviera despistando, preparado para aparecer cuando las cosas se truncaran.
Porque iban a hacerlo, sin duda. De allí iba a salir con una segunda lengua o con un dramático cuento sobre lobos traidores. O con unas nuevas botas, eso también era una posibilidad.
-No tan rápido, querido amigo.- empezó, enseñando ambas manos a los lados, con su mejor sonrisa. -Los nuestros buscan los objetos para librarnos de una horrible maldición. ¿Podéis ofrecernos algo para purgar la más horrible de las maldiciones, o lo suficientemente valioso para dejar a aquellos malditos a su suerte?- cierto, la maldición tenia los días contados por lo que había oído, pero no tenían porque saber eso. -Eso sería el absoluto mínimo para considerar que nos desprendiéramos de… cualquier objeto que podamos tener.- ¿Cuántos tenían? Buena suerte averiguándolo sin espías. Sinceramente, no se acordaba, no había prestado atención a las visitas, y no era como si fuera a traer más. -Luego habría que considerar porque cargaríamos tal peso sobre los hombros de un solo licántropo. No me siento cómoda sometiendo a otro sitio, otras gentes, a la calamidad que aseguráis que nos caerá a nosotros por tenerlos. Al fin, al cabo, nuestros sanadores están mejor preparados para paliar los efectos. Salvo que tengáis una manera de reducir esos efectos…- y os lo estéis callando, malditos chuchos. -Si no, podríamos simplemente…darle todos los objetos a un extranjero de confianza, para que viaje, evitando la calamidad a ambos pueblos.- ¿y que hace a vuestro líder digno de llevárselos? Yo estoy aquí mismo, y soy preciosamente adorable -Oh, y luego habría que hablar del propio trueque de los objetos. Algo justo y equitativo a su valor, ni quisiera que vuestro pueblo sufriera pobreza intentando cumplir el acuerdo. O peor fuimos atacados, ¿sabéis? Solo con un gran ritual y muchos sacrificios conseguimos evitar una desgracia. Pero un segundo ataque ya no funcionara. Los objetos están seguros. No quisiera tal peligro sobre otras gentes.- junto las manos en su pecho, con su mejor cara de inocencia, como una santa preocupada por todas las gentes, y no como alguien que contemplaba asaetarle la cara al licántropo que mostrara un mero atisbo de una lengua plateada.
-Como veis, es un tema sumamente complejo, y no querría que se omitiera un punto importante por ir con prisa, al fin y al cabo, tendré que explicar y justificar el acuerdo a mis gentes.-
Ah… era eso, ¿no? Aparecer sin estar seguro de que todos los objetos estuvieran allí mismo era un riesgo, una posible guerra, una pequeña pero muy real posibilidad de que el resto de elfos ignoraran la imagen global y esquilaran a los lobos que habían asaltado a los suyos. Y cubierta con la ropa, no era muy obvio que un objeto estaba allí, por lo que la posible recompensa era dudosa. Intentaría que salieran de allí contentos, con una oferta pasable, al menos.
¿Pero que pasaría si convencía a los licántropos que estaba no solo en su interés, sino en el de su líder, que los elfos se llevaran los objetos? ¿Como de exhaustivas eran las ordenes de ese lobito? Preguntas, preguntas…
La sonrisa ya no era forzada.
Valyria
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
-No lo vayas a soltar por nada, pero es que nada de este mundo- advirtió solemne la chica a su amigo, apretándole la mano entre las suyas. Lo miraba a los ojos con intensidad, Fëanor comprendió allí la seriedad de la situación -Pero Ingela, yo creo que sería mejor que vaya contigo- insistió el joven elfo -sé que puedo ser útil allí- explicaba él, sintiendo la boca del estómago apretada. La dragona negaba con la cabeza -Es muy peligroso y no pienso ponerte a ti o a Bolti en semejante aprieto. No, Fëanor, no insistas. Yo acepté esta misión, tú no. Tú tienes que quedarte en la villa con los sanadores, es la misión que te encomendó el anciano. A mí me mandaron con los soldados, yo vine a pelear, tú viniste a sanar. Cada uno tiene su lugar, el tuyo es aquí y el mío... en el frente- explicó por enésima vez la muchacha. -¡Pero si tú no sabes dialogar Ingela!- se quejó el elfo -¡Y no voy a hacerlo Fëanor! Yo voy por si algo sale mal. Si eso pasa, no puedo tenerte entre los enemigos y mi fuego ¡Entiende de una buena vez!- exclamó casi en grito la rubia -Ya estar aquí es peligroso, ¿y pretendes ponerte en una situación peor? No, olvídalo, te quedas aquí y no se discute- ordenó ella. -Tú no me mandas, Ingela- respondió él, furioso. -No me importa lo que digas, Fëanor, ya tienes tus órdenes y no puedes incumplirlas- finalizó ella y dio media vuelta para marcharse antes de que la viera llorar.
Aquel chico era todo para la dragona y sentía una angustia que le oprimía el pecho de solo pensar que algo le pudiera pasar. Por eso, y porque no tenía orgullo cuando se trataba de él, tras avanzar un par de pasos, se giró sobre los talones y lo abrazó fuerte -Por favor Fëanor, cuídate mucho- le dijo y le dio un beso en la mejilla. Le sonrió con calidez y volvió a marchar, Valyria y Ely la estaban esperando. El elfo suspiró y observó la piedra* antes de guardarla en su bolsillo.
Es que Ingela iba con la misión de resguardar a la elfa de los gatos y no podría cumplir bien su labor si tenía que, además, proteger a su amigo. Si la cosa se ponía muy mala y solo podía salvar a uno de ellos, lamentablemente, no sería la elfa y eso lo tenía muy claro la muchacha. También estaba eso de la lengua de plata, de la que le habían explicado que era imposible evadir su influencia. Ella conocía el poder de esos objetos malditos, vio cómo el cuerno que tenía Zatch lo manipulaba, vio como el cofre consumió a Hanna, ella misma estuvo bajo la influencia de ese cofre y aún sentía ganas de buscarlo, habiéndolo perdido hacía tanto tiempo. Así que no, era fundamental para ella que Fëanor se quedara en Nytt Hus.
La cera le incomodaba en las orejas y sentía como si se le deslizara todo el tiempo, así que cada tanto se la reacomodaba. -Por favor no hagas eso- le pidió Ely algo preocupada. -Puedes desacomodártela y eso sería horrible- indicó -Ya lo sé... pero siento que se me va a salir- explicó la dragona -No se te va a salir, te la pusieron bien- intentó tranquilizarla, pero la dragona no dejaba de sentir esa sensación. En el camino no hablaron más que eso, toda la comitiva iba en silencio, cada uno con sus pensamientos.
Cuando llegaron al sitio del encuentro, Ingela sentía cómo le temblaban las tripas de los nervios que sentía pero no permitía que se le notara en la postura. No, la dragona lucía estoica y terriblemente combinada; con su mandoble en la espalda y el hacha de guerra colgada de su cinto -porque eran mejor dos armas que una- lo que contrastaba con el precioso vestido** que llevaba puesto.
Valyria comenzó a hablar, Ingela y Ely estaban un par de pasos detrás de ella. La dragona parecía calmada, pero estaba lista para la acción.
_________________________
*Entrego a Fëanor la Runa de Teleportación, sin activar.
**Lleva puesto el vestido de Lavey
Aquel chico era todo para la dragona y sentía una angustia que le oprimía el pecho de solo pensar que algo le pudiera pasar. Por eso, y porque no tenía orgullo cuando se trataba de él, tras avanzar un par de pasos, se giró sobre los talones y lo abrazó fuerte -Por favor Fëanor, cuídate mucho- le dijo y le dio un beso en la mejilla. Le sonrió con calidez y volvió a marchar, Valyria y Ely la estaban esperando. El elfo suspiró y observó la piedra* antes de guardarla en su bolsillo.
Es que Ingela iba con la misión de resguardar a la elfa de los gatos y no podría cumplir bien su labor si tenía que, además, proteger a su amigo. Si la cosa se ponía muy mala y solo podía salvar a uno de ellos, lamentablemente, no sería la elfa y eso lo tenía muy claro la muchacha. También estaba eso de la lengua de plata, de la que le habían explicado que era imposible evadir su influencia. Ella conocía el poder de esos objetos malditos, vio cómo el cuerno que tenía Zatch lo manipulaba, vio como el cofre consumió a Hanna, ella misma estuvo bajo la influencia de ese cofre y aún sentía ganas de buscarlo, habiéndolo perdido hacía tanto tiempo. Así que no, era fundamental para ella que Fëanor se quedara en Nytt Hus.
La cera le incomodaba en las orejas y sentía como si se le deslizara todo el tiempo, así que cada tanto se la reacomodaba. -Por favor no hagas eso- le pidió Ely algo preocupada. -Puedes desacomodártela y eso sería horrible- indicó -Ya lo sé... pero siento que se me va a salir- explicó la dragona -No se te va a salir, te la pusieron bien- intentó tranquilizarla, pero la dragona no dejaba de sentir esa sensación. En el camino no hablaron más que eso, toda la comitiva iba en silencio, cada uno con sus pensamientos.
Cuando llegaron al sitio del encuentro, Ingela sentía cómo le temblaban las tripas de los nervios que sentía pero no permitía que se le notara en la postura. No, la dragona lucía estoica y terriblemente combinada; con su mandoble en la espalda y el hacha de guerra colgada de su cinto -porque eran mejor dos armas que una- lo que contrastaba con el precioso vestido** que llevaba puesto.
Valyria comenzó a hablar, Ingela y Ely estaban un par de pasos detrás de ella. La dragona parecía calmada, pero estaba lista para la acción.
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*Entrego a Fëanor la Runa de Teleportación, sin activar.
**Lleva puesto el vestido de Lavey
Ingela
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
El enviado de Marlowe, Felthas, hacía auténticos esfuerzos para recordar que precisaba parpadear de vez en cuando. Nunca había contemplado algo tan hermoso como esa elfa y sólo su gran fuerza de voluntad le hacía capaz de atender a sus palabras y no sólo a sus labios, así como recordar argumentos y contrapropuestas.
-Te comprendo- asintió, inclinando de manera muy leve la testa, para tener un motivo para apartar los ojos de esa belleza- Somos libres, amistosos con quienes lo merecen, pero no adivinos. ¿Una maldición?- compuso un semblante de clara preocupación- El mundo se ha llenado de peligros… - sacudió la cabeza con cierta tristeza- Sin embargo, me alegra escuchar que vosotros, por medio de ti misma, expresáis las mismas inquietudes que nosotros tenemos, como es salvaguardar a otra raza del poder de los objetos malditos. Eso me hace sentir feliz- anunció, llevándose una mano al corazón, al tiempo que dos de los licántropos se separaban del grupo lentamente, quedando a medio camino de ambas embajadas a un lado de la loma, cercanos al desnivel de la misma. Parecían observar el horizonte, donde nada se percibía, ni siquiera con la vista de los elfos.
Felthas dio dos pasos hacia Valyria, acariciándose el mentón con la mano diestra.
-Tienes razón. No deseamos que el pueblo élfico pueda quedar a merced de maquinaciones que el futuro pueda volver a cargar contra vosotros. Todos hemos escuchado los sucesos que han tenido lugar en vuestra preciosa tierra. Merecéis paz, y descanso. ¿Hay opciones realistas de terminar con el poder de las creaciones que nos han traído aquí?- inquirió, retomando las palabras que la embajadora de los Sondve le había dirigido- nuestro líder lo desconoce, así como yo. Pero sí sé que en sus manos, el este será seguro. Dundarak ha perdido a su rey, y detenido su expansión. ¿Será así siempre? Los brujos parecen calmados en sus islas del sur ¿de veras no están planeando una nueva guerra para tomar parte del continente? Los vampiros se esconden en sus oscuras brumas del oeste ¿cuánto tardarán en retomar sus ataques? Los elfos no pueden confiar en los humanos, eso es harto sabido. Estáis rodeados de enemigos, de problemas. Nosotros podemos ser vuestros aliados más fiables. Vuestra destreza, vuestro poder, junto a nuestra fuerza y capacidades. Protegernos mutuamente, es lo único que Marlowe realmente desea, lo sé bien. Entregarnos los objetos que tenéis sería no sólo un ayuda para que el mal deje Midgar, sino una prueba de buena fe hacia la Manada. Pronto, todos los licántropos podrían servir de auxilio a los elfos si nos necesitáseis. Acudiríamos.
-Por ello, me temo que no podríamos hablar de intercambio, querida embajadora. Sois digna representante de los vuestros, y aún así, mi misión no es otra que evitar nuevos daños a la raza de Sandorai. Por favor, confiadnos lo que el destino ha tenido a mal dejar en vuestras tierras. Marlowe os ruega que seamos amigos. Esa sería la mayor de las justificaciones ¿no es así? Buscas proteger, como cabría esperar de una persona que antepone lo correcto a la ambición. Y en absoluto te equivocas. Sólo da el último paso, y entregadnos los objetos para que ganéis todo cuando os es posible. Confiemos en la paz- terminó Felthas, cuando unas columnas de humo procedentes de la probable ubicación de Nytt Hus ascendieron a la posible vista de todos.
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Off: Felthas continúa su disertación, presentando todo tipo de argumentos. La cosa continúa aparentemente tranquila. ¿Qué haréis ahora? Si dejáis plantada a la embajada licántropa puede haber repercusiones. Si os quedáis, también las habrá. ¿Iréis a la guerra contra los lobos? Lokk aún no ha visto el humo...
Buena suerte… y recordad evitar el metarrol
Ger
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
Valyria escuchaba, por supuesto, pero no dejaba que se reflejara en su cara, más bien… su sonrisa radiante paso a una cara neutra, y poco a poco a decepción. No la furia que sentía por culpa de ese zoquete, no, la decepción que sentiría una santa con un niño que acababa de robar un pan.
-No estoy segura de que entiendas lo que estoy diciendo.- empezó, lentamente, algo confusa. -Estoy ofreciendo la oportunidad no solo de acabar con una antigua maldición, sino de destruir permanentemente los objetos y sus maldiciones asociadas.- siendo completamente sinceros, no estaba segura de si podía hacerse con solo parte de los objetos, o si la maldición no se transmitiría a un individuo al menos parcialmente, pero era, de lejos, la mejor opción.
-Entiendo que un licántropo sea escéptico del poder de un ritual si quien lo propusiera fuera la corte de Lunargenta, o uno de esos cultistas chupasangre.- pausó dramáticamente para que el desprecio de estas dos ultimas palabras se sintiera bien. -Pero somos elfos, comparables a los brujos en pericia arcana, y mucho mejores en este tipo de rituales, y os ofrezco la certeza de que me asegurare de este mal será expurgado de este mundo, al igual que me asegure con los jinetes, o cierto rey con ansias de grandeza.- oh si, estuvo allí. No tuvo absolutamente nada que ver con la muerte del rey, pero estuvo, que tomaran las conclusiones que quisieran. -Me estas haciendo dudar que tengas los mejores intereses de tu raza en mente…- puede que si lo lanzaba a los lobos (jeje), el próximo fuera mas receptivo con sus propuestas.
Algo iba mal. No solo por el movimiento de esos licántropos, sino por cómo ambos se fijaban en el mismo punto, ignorándolos a ellos. Miro hacia uno de los suyos, que agito levemente la cabeza dos veces. No miraban a ningún miembro de la escolta oculto, ni veía nada.
Habían percibido algo que ellos no. Olfato u oído, imposible que vieran mejor que una escolta entera de elfos, la pregunta era si se trataba de algo inesperado o una señal. También se le paso por la cabeza que la estuvieran entreteniendo, pero había escogido una escolta pequeña, sin nadie a quien pudiera considerar un peso pesado, dudaba que ella fuera a hacer tanta diferencia en una pelea… -¿Todo bien, espero?- intentó, justo cuando vio el desde donde estaba.
Si no sabían nada… puede que tuviera que usarlos.
-No estoy segura de que entiendas lo que estoy diciendo.- empezó, lentamente, algo confusa. -Estoy ofreciendo la oportunidad no solo de acabar con una antigua maldición, sino de destruir permanentemente los objetos y sus maldiciones asociadas.- siendo completamente sinceros, no estaba segura de si podía hacerse con solo parte de los objetos, o si la maldición no se transmitiría a un individuo al menos parcialmente, pero era, de lejos, la mejor opción.
-Entiendo que un licántropo sea escéptico del poder de un ritual si quien lo propusiera fuera la corte de Lunargenta, o uno de esos cultistas chupasangre.- pausó dramáticamente para que el desprecio de estas dos ultimas palabras se sintiera bien. -Pero somos elfos, comparables a los brujos en pericia arcana, y mucho mejores en este tipo de rituales, y os ofrezco la certeza de que me asegurare de este mal será expurgado de este mundo, al igual que me asegure con los jinetes, o cierto rey con ansias de grandeza.- oh si, estuvo allí. No tuvo absolutamente nada que ver con la muerte del rey, pero estuvo, que tomaran las conclusiones que quisieran. -Me estas haciendo dudar que tengas los mejores intereses de tu raza en mente…- puede que si lo lanzaba a los lobos (jeje), el próximo fuera mas receptivo con sus propuestas.
Algo iba mal. No solo por el movimiento de esos licántropos, sino por cómo ambos se fijaban en el mismo punto, ignorándolos a ellos. Miro hacia uno de los suyos, que agito levemente la cabeza dos veces. No miraban a ningún miembro de la escolta oculto, ni veía nada.
Habían percibido algo que ellos no. Olfato u oído, imposible que vieran mejor que una escolta entera de elfos, la pregunta era si se trataba de algo inesperado o una señal. También se le paso por la cabeza que la estuvieran entreteniendo, pero había escogido una escolta pequeña, sin nadie a quien pudiera considerar un peso pesado, dudaba que ella fuera a hacer tanta diferencia en una pelea… -¿Todo bien, espero?- intentó, justo cuando vio el desde donde estaba.
Si no sabían nada… puede que tuviera que usarlos.
Valyria
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
Ingela no estaba allí para intervenir. En aquella negociación, no tenía voz y mucho menos voto. Si ella estuviese a cargo habrían menos palabras y mucho fuego involucrado. Pero no, no era su decisión y tampoco iba a actuar por iniciativa propia aunque creyera que la ocasión lo ameritaba. Sabía que para ponerse en acción, tendría que esperar a que se lo pidieran. Estaba allí para ayudar si las cosas salían mal así que lo ideal sería mantenerse como un adorno más de los elfos, la escolta que solo hace bulto.
Y bueno... estaba el hecho que la joven dragona no entendía ni conocía lo que era una negociación. Diplomacia fue un ramo que no tomó en sus años de estudio. Conversar está bien, pero los juegos mentales le hacían doler la cabeza. Ella entendía mejor los golpes. Listo, descartada la carrera de Sacerdotisa del templo, no seguiría los pasos de su madre. ¡Qué útil estaba resultando divagar mientras otros se hacían cargo!
Bueno, y aunque supiera de diplomacia, no tenía idea de lo que tendría que negociar. Ella estuvo bastante recluída y toda la guerra le fue muy ajena, así que desconocía exactamente qué estaban regateando la elfa y aquel hombre. Tampoco escuchaba muy bien con esos tapones de cera que le habían embutido en las orejas, así que, pues, más le valía lucir su cara de dragona contenta y pensar en cualquier cosa, eso sí, muy atenta a cualquier señal de las alfas por si le tocaba intervenir.
¿Esas columnas de humo serán la señal para intervenir?- pensó la incauta rubia, mirando con preocupación aquel fenómeno. Miró a Ely y su cara de dragona contenta se veía bastante perturbadora. -¿Ves eso?- dijo en voz muy bajita -¿Qué está pasando?- preguntó en el mismo tono de voz -¿Es hora de dragón?- consultó, se le notaba la confusión en la mirada.
Y bueno... estaba el hecho que la joven dragona no entendía ni conocía lo que era una negociación. Diplomacia fue un ramo que no tomó en sus años de estudio. Conversar está bien, pero los juegos mentales le hacían doler la cabeza. Ella entendía mejor los golpes. Listo, descartada la carrera de Sacerdotisa del templo, no seguiría los pasos de su madre. ¡Qué útil estaba resultando divagar mientras otros se hacían cargo!
Bueno, y aunque supiera de diplomacia, no tenía idea de lo que tendría que negociar. Ella estuvo bastante recluída y toda la guerra le fue muy ajena, así que desconocía exactamente qué estaban regateando la elfa y aquel hombre. Tampoco escuchaba muy bien con esos tapones de cera que le habían embutido en las orejas, así que, pues, más le valía lucir su cara de dragona contenta y pensar en cualquier cosa, eso sí, muy atenta a cualquier señal de las alfas por si le tocaba intervenir.
¿Esas columnas de humo serán la señal para intervenir?- pensó la incauta rubia, mirando con preocupación aquel fenómeno. Miró a Ely y su cara de dragona contenta se veía bastante perturbadora. -¿Ves eso?- dijo en voz muy bajita -¿Qué está pasando?- preguntó en el mismo tono de voz -¿Es hora de dragón?- consultó, se le notaba la confusión en la mirada.
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
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Allí estaba la señal, y las instrucciones de la lengua de plata no eran cuestionables. Entretener, agradar, hasta que todos los pasos estuviesen dados, y cada invitado a la victoria del Hombre Muerto estuviese en su posición. La preciosa embajadora sería la primera, y un punto recóndito de su mente lamentó tener que terminar con aquella elfa. Todo fuera por los planes de Marlowe. Victoria para la Manada. Honra a Fenrir.
Eran menos que los elfos, pero tenía dos trucos que confiaba decantasen la balanza de la lucha a su favor. Uno, inesperado, fue la increíble, para él, presencia de Aïndor y los suyos, los mismos que habían acudido a Danethil ofreciendo el parlamento por el que todos se habían allí reunido, pocos pero armados, en la comitiva élfica. La señora de los Sondve había decidido no acabar con ellos, ni tratar de encerrarlos evitando la muerte de elfos por elfos. Demasiada indulgencia, pensó con una sonrisa que anticipaba victoria. Y así sería.
Lokk Arthús, paladina de Danethil Sein detuvo con una velocidad vertiginosa y una habilidad que asombró al legado licántropo el primer ataque que desencadenó la segunda pugna de Midgard. Con un rugido, llamó al combate a todos los suyos, invitándolos a transformarse para destrozar a la cohorte Sondve de una vez por todas. Si él lo había visto, su señor también. Felthas sabía que las tropas de Marlowe estarían ya en marcha hacia Nytt Hus. Los objetos no tenían escapatoria.
Sin embargo, su segunda sorpresa impidió que perdiese una sonrisa cargada de seguridad. La serie de montículos que jalonaban el lugar que había presidido el encuentro, se abrieron con estrépito, revelando casi una decena más de licántropos ya con rasgos animales que rodearon a la embajada. Y todos se les echaron encima con la mayor de las fierezas.
Los elfos expulsaron con violencia a los traidores de su circulo y rodearon a su oficial y a la embajadora. La situación de había tornado desesperada.
-¡PASO A PASO HACIA ATRÁS, SIN PERDER LA ESPALDA!- gritó Lokk, alcanzando ágilmente el cráneo de un enemigo a través de un ojo. Cayó hacia atrás aullando, sin que el efecto de su muerte impactase en absoluto en sus congéneres. Dos hijos de Sandorai perdieron la vida. Todos sabían que podría tratarse de una trampa, mas tal vez no una en la que no pudiesen escapar.
Algo alertó a los licántropos. Algo que hizo alzar el hocico a parte de la jauría, olisqueando el aire, al tiempo que los demás continuaban la ofensiva, la victoria que abriría el camino a la toma de Nytt Hus por parte de Marlowe. Un grupúsculo de lobos flexionaron las garras y mostraron los dientes, ajenos a la lucha principal, y se lanzaron contra la pequeña compañía de recién llegados, liderados por un elfo de gran estatura y otra de esa raza de larga cabellera rubia. ¿Acaso los Sondve habían logrado enviar refuerzos? Se dijo Felthas. Imposible. ¿Cómo…?
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Off: Valyria, Ingela… Si, estaba en todas las quinielas que podría ser una trampa y en esas os habéis encontrado. Los lobos son más y más fuertes, aunque habéis recibido una ayuda inesperada que ha evitado que caigáis presas de Marlowe. Elian, Aylizz… Podéis intentar vencer a las tropas de Felthas, si ingeniáis una cooperación muy buena entre los cuatro , pues Lokk Arthús es una maestra en lo suyo. Si no, tenéis la opción de tratar de buscar una retirada hasta Nytt Hus y avisar de lo que va a ocurrir, si sois capaces de ir ralentizando a vuestros enemigos. Quedo a la espera de esa gran batalla o de esa heroica retirada. Suerte…
Ger
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
¡Cómo odiaba correr! Pero no tenían la menor idea de cuánto tiempo disponían, si es que ya no era tarde, así que no quedaba más remedio. El primer tramo había sido particularmente duro, pero cuando Elian recuperó su tamaño normal, pudo permitirse el lujo de reducir un poco el paso para acomodarlo a sus compañeras de menor estatura.
Además, Adarae, que cuidaba la retaguardia, e Ith’un, que se adelantaba a explorar y volvía cada tanto a reportar, lo tenían bastante más duro que él, así que no iba a ser el niño grande que se pusiera a lloriquear.
Llegaron a la base del calvero justo a tiempo de ver a los lobos emergiendo de la tierra. A la mente de Elian acudieron varias emociones al mismo tiempo: alivio, al ver que no habían llegado demasiado tarde; desazón, al darse cuenta de que aún tenía que subir la loma, y deprisa; pero, sobre todo, miedo. Las pocas veces en su vida que se había visto en una situación violenta no habían dado grandes resultados. Sí, estaba vivo, pero ¿a qué precio?
En El Paso, había perdido a un amigo y un pariente y aquella noche, en los bosques del oeste… Aquella era la noche que acudía ahora a su mente, la que más lo angustiaba. Había matado a una persona. Él, con sus propias manos. Podía llamarlo defensa propia, podía llamarlo accidente, pero eso no cambiaba la realidad de que él había actuado y, como resultado, ella estaba muerta.
Y tal vez no pasara otra noche sin que sus manos se mancharan de sangre de nuevo.
—¡Agrupaos! —ordenó Nerdanel—. ¡Nos han detectado, que no nos cerquen! Hay que abrirse paso hasta Lokk como sea. ¡Elian!
Sin darse cuenta, Elian se había llevado la mano a uno de sus colgantes, el que le entregaran los monjes de la Plaza de la Alianza, un símbolo de Paz donde los hubiera, y, perdido en sus reflexiones, entonaba para sí una plegaria a Isil para que velara por él, por todos ellos, en aquella noche aciaga. No notó nada en un principio, pero el repentino gesto de sorpresa de sus compañeros le indicó que su intuición había sido acertada, el colgante era poderoso(1).
—¿Qué necesitas? —preguntó en voz alta.
Nerdanel volvió a mostrar sorpresa al escuchar su voz, pero después de haberle visto adoptar la apariencia de otro hombre, se recuperó enseguida.
—Debemos dividir sus fuerzas, aliviar la carga del otro grupo y hacerles saber que no están solos. ¡Y evitar que nos rodeen!
—Puedo hacer eso —dijo Elian, más para infundirse ánimos a sí mismo que como confirmación al resto—. No murais —añadió en voz más baja mientras sacaba un par de reconstituyentes de su bolsillo, le harían falta(2).
Echó a correr loma arriba por delante de los suyos. Por cómo miraban los lobos a sus compañeros, no lo habían visto y, si lo habían olido, probablemente pensarían que alguien se había cagado de miedo*. Cosa que todavía no descartaba. Mirándolo por el lado bueno, al menos no se notaría demasiado.
Los lobos casi estaban a su altura cuando clavó las manos en tierra e hizo brotar el primer seto de espino(3). Solo se encogió un poquitito cuando oyó los agudos aullidos de los lobos que se estrellaron contra él.
Dejó que los licántropos rodearan el obstáculo por la derecha, Nerdanel sabría aprovechar la pequeña ventaja, y corrió hacia la izquierda, bordeando el seto a toda velocidad. Debía cerrarles el paso por aquel lado para separarlos del resto. Sintió que se le escaparían los pulmones por la boca y casi se le fue el alma a los pies cuando tropezó y cayó de frente cuan largo era.
Pero, si ser pequeño tenía sus ventajas, ser alto tenía otras tantas. Con el brazo extendido, plantó la palma de su mano en tierra y pudo ver, con satisfacción, cómo una segunda barrera de tupido espino cruzaba el centro de la loma, dividiendo en dos la cima de la colina(3).
Se levantó, no había tiempo para congratularse. Creó, en ángulo con las otras dos, una tercera barrera(3) que, además de separarlo de los atacantes, serviría para crear un camino entre su grupo y el de la embajada, a quienes ya podía ver en plena refriega. Siguió corriendo a lo largo del seto pero, a medida que se acercaba al grupo, se le planteaba un nuevo problema: ¿Cómo comunicarse con su líder en medio de aquel caos, si ni siquiera podría verlo?
No lo pienses, solo actúa.
—¡NO ESTAMOS SOLOS! —gritó al acercarse al grupo—. ¡NERDANEL! ¡NERDANEL VIENE EN NUESTRA AYUDA!
Se metió en todo el barullo, haciendo lo imposible por esquivar estocadas, saltar sobre cuerpos caídos rodar por el suelo para evitar ser arrollado. Su único pensamiento, mientras escuchaba repetirse los gritos de ¡Nerdanel! ¡No estamos solos!, era terminar el trabajo, darles algo de tregua a los suyos. Se alzó una vez más para encontrar el lugar más adecuado, otra ventaja de su estatura.
Un empujón a su espalda lo derribó y hubo que avanzar a cuatro patas hasta que localizó el lugar. No era perfecto, pero era lo que le quedaba. Volvió a infundir la tierra con su luz y dejó que la naturaleza hiciera el resto(3). Todo lo que fue capaz de hacer a continuación fue apartarse del corazón de la refriega mientras su corazón y pulmones se recuperaban del esfuerzo.
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OFF: (1) Uso una carga del objeto Colgante de Escarcha (El poseedor del cristal podrá utilizar una habilidad mágica a su elección de cualquiera de los personajes que participaron en el ritual del elfo Thanedir (a saber: Asher Daregan, Demian, Rakan'Drag, Níniel Thenidiel, Valyria, Vincent Calhoun, Helena Rhodes, Nahir, Reike, Alisha Lessard, Nayru y Canel, en sustitución de, Chimar, por ser quien guiaba a su hermano en esta empresa). Los personajes de nivel 0-3, podréis elegir una habilidad de hasta un nivel superior al vuestro; los personajes de nivel 4 en adelante, podreis elegir una habilidad de nivel 4 o inferior. El cristal tiene 2 cargas, pero requiere un periodo de descanso una vez utilizado, por lo que no podrá usarse dos veces en el mismo tema. Tras la segunda descarga, el cristal se resquebrajará y no podrá volver a utilizarse // Para activar la habilidad de Demian de nivel 2 Presencia fantasmal: Me cubro de ilusiones para desaparecer de la vista hasta que ataque o pasen 2 turnos.
(2) Consumo mis dos caramelos de Jade: Este dulce alquímico es una de las más curiosas creaciones de Ivern. Ingerir este pequeño caramelo te permitirá usar una habilidad de nivel 9 o menos, sin consumir uno de sus usos // Para ganar dos usos extra de mi habilidad de nivel 1.
* Contexto para Ingela y Valyria: Elian tuvo una… situación con una letrina en el turno anterior.
(3) Uso de mi habilidad de nivel 1 Barrera natural: [Control de la Naturaleza, Mágica, 2 usos (+2 por los caramelos de jade)] Al tocar el suelo con mi Luz, un tupido matorral espinoso surgirá inmediatamente de la tierra cerca de donde me encuentro. Funciona como obstáculo o barrera.
Además, Adarae, que cuidaba la retaguardia, e Ith’un, que se adelantaba a explorar y volvía cada tanto a reportar, lo tenían bastante más duro que él, así que no iba a ser el niño grande que se pusiera a lloriquear.
Llegaron a la base del calvero justo a tiempo de ver a los lobos emergiendo de la tierra. A la mente de Elian acudieron varias emociones al mismo tiempo: alivio, al ver que no habían llegado demasiado tarde; desazón, al darse cuenta de que aún tenía que subir la loma, y deprisa; pero, sobre todo, miedo. Las pocas veces en su vida que se había visto en una situación violenta no habían dado grandes resultados. Sí, estaba vivo, pero ¿a qué precio?
En El Paso, había perdido a un amigo y un pariente y aquella noche, en los bosques del oeste… Aquella era la noche que acudía ahora a su mente, la que más lo angustiaba. Había matado a una persona. Él, con sus propias manos. Podía llamarlo defensa propia, podía llamarlo accidente, pero eso no cambiaba la realidad de que él había actuado y, como resultado, ella estaba muerta.
Y tal vez no pasara otra noche sin que sus manos se mancharan de sangre de nuevo.
—¡Agrupaos! —ordenó Nerdanel—. ¡Nos han detectado, que no nos cerquen! Hay que abrirse paso hasta Lokk como sea. ¡Elian!
Sin darse cuenta, Elian se había llevado la mano a uno de sus colgantes, el que le entregaran los monjes de la Plaza de la Alianza, un símbolo de Paz donde los hubiera, y, perdido en sus reflexiones, entonaba para sí una plegaria a Isil para que velara por él, por todos ellos, en aquella noche aciaga. No notó nada en un principio, pero el repentino gesto de sorpresa de sus compañeros le indicó que su intuición había sido acertada, el colgante era poderoso(1).
—¿Qué necesitas? —preguntó en voz alta.
Nerdanel volvió a mostrar sorpresa al escuchar su voz, pero después de haberle visto adoptar la apariencia de otro hombre, se recuperó enseguida.
—Debemos dividir sus fuerzas, aliviar la carga del otro grupo y hacerles saber que no están solos. ¡Y evitar que nos rodeen!
—Puedo hacer eso —dijo Elian, más para infundirse ánimos a sí mismo que como confirmación al resto—. No murais —añadió en voz más baja mientras sacaba un par de reconstituyentes de su bolsillo, le harían falta(2).
Echó a correr loma arriba por delante de los suyos. Por cómo miraban los lobos a sus compañeros, no lo habían visto y, si lo habían olido, probablemente pensarían que alguien se había cagado de miedo*. Cosa que todavía no descartaba. Mirándolo por el lado bueno, al menos no se notaría demasiado.
Los lobos casi estaban a su altura cuando clavó las manos en tierra e hizo brotar el primer seto de espino(3). Solo se encogió un poquitito cuando oyó los agudos aullidos de los lobos que se estrellaron contra él.
Dejó que los licántropos rodearan el obstáculo por la derecha, Nerdanel sabría aprovechar la pequeña ventaja, y corrió hacia la izquierda, bordeando el seto a toda velocidad. Debía cerrarles el paso por aquel lado para separarlos del resto. Sintió que se le escaparían los pulmones por la boca y casi se le fue el alma a los pies cuando tropezó y cayó de frente cuan largo era.
Pero, si ser pequeño tenía sus ventajas, ser alto tenía otras tantas. Con el brazo extendido, plantó la palma de su mano en tierra y pudo ver, con satisfacción, cómo una segunda barrera de tupido espino cruzaba el centro de la loma, dividiendo en dos la cima de la colina(3).
Se levantó, no había tiempo para congratularse. Creó, en ángulo con las otras dos, una tercera barrera(3) que, además de separarlo de los atacantes, serviría para crear un camino entre su grupo y el de la embajada, a quienes ya podía ver en plena refriega. Siguió corriendo a lo largo del seto pero, a medida que se acercaba al grupo, se le planteaba un nuevo problema: ¿Cómo comunicarse con su líder en medio de aquel caos, si ni siquiera podría verlo?
No lo pienses, solo actúa.
—¡NO ESTAMOS SOLOS! —gritó al acercarse al grupo—. ¡NERDANEL! ¡NERDANEL VIENE EN NUESTRA AYUDA!
Se metió en todo el barullo, haciendo lo imposible por esquivar estocadas, saltar sobre cuerpos caídos rodar por el suelo para evitar ser arrollado. Su único pensamiento, mientras escuchaba repetirse los gritos de ¡Nerdanel! ¡No estamos solos!, era terminar el trabajo, darles algo de tregua a los suyos. Se alzó una vez más para encontrar el lugar más adecuado, otra ventaja de su estatura.
Un empujón a su espalda lo derribó y hubo que avanzar a cuatro patas hasta que localizó el lugar. No era perfecto, pero era lo que le quedaba. Volvió a infundir la tierra con su luz y dejó que la naturaleza hiciera el resto(3). Todo lo que fue capaz de hacer a continuación fue apartarse del corazón de la refriega mientras su corazón y pulmones se recuperaban del esfuerzo.
- esquema (cutre) de situación:
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OFF: (1) Uso una carga del objeto Colgante de Escarcha (El poseedor del cristal podrá utilizar una habilidad mágica a su elección de cualquiera de los personajes que participaron en el ritual del elfo Thanedir (a saber: Asher Daregan, Demian, Rakan'Drag, Níniel Thenidiel, Valyria, Vincent Calhoun, Helena Rhodes, Nahir, Reike, Alisha Lessard, Nayru y Canel, en sustitución de, Chimar, por ser quien guiaba a su hermano en esta empresa). Los personajes de nivel 0-3, podréis elegir una habilidad de hasta un nivel superior al vuestro; los personajes de nivel 4 en adelante, podreis elegir una habilidad de nivel 4 o inferior. El cristal tiene 2 cargas, pero requiere un periodo de descanso una vez utilizado, por lo que no podrá usarse dos veces en el mismo tema. Tras la segunda descarga, el cristal se resquebrajará y no podrá volver a utilizarse // Para activar la habilidad de Demian de nivel 2 Presencia fantasmal: Me cubro de ilusiones para desaparecer de la vista hasta que ataque o pasen 2 turnos.
(2) Consumo mis dos caramelos de Jade: Este dulce alquímico es una de las más curiosas creaciones de Ivern. Ingerir este pequeño caramelo te permitirá usar una habilidad de nivel 9 o menos, sin consumir uno de sus usos // Para ganar dos usos extra de mi habilidad de nivel 1.
* Contexto para Ingela y Valyria: Elian tuvo una… situación con una letrina en el turno anterior.
(3) Uso de mi habilidad de nivel 1 Barrera natural: [Control de la Naturaleza, Mágica, 2 usos (+2 por los caramelos de jade)] Al tocar el suelo con mi Luz, un tupido matorral espinoso surgirá inmediatamente de la tierra cerca de donde me encuentro. Funciona como obstáculo o barrera.
- inventario:
- EQUIPAMIENTO:
* Bō, calidad pobre
* Ropas comunes pobres
TOTAL DE ENCANTAMIENTOS: 0/6
LIGADOS AL ÉTER: 0/1
OBJETOS LIMITADOS (2/7):
* Kit de Curtiduría Regular queda 1 uso
* Kit de Carpintería Inferior
OTROS:
* Bolso del Viajero
* Tragaéter x2
* Collar de Clavos, 1 carga
* Colgante de Escarcha,2 cargasqueda 1 carga
* Incienso de Jólmundröm x2
* Amuleto de Imbar, 3 cargas
*Chocolate del Equinocio
* Gato de bolsillo x2
*Caramelo de Jade x2
Información de cada objeto [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Elian
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
El último reporte de Ith’un hizo reducir el corazón de la elfa al tamaño de un puño. Antes de agruparse una última vez bajo la colina, aquel que había servido de avanzadilla había divisado el presagio de lo que se avecinaba, volviendo al encuentro con sus compañeros cuando ya no restaban ni quinientos metros de su llegada al calvero desde el que tomarían ascenso.
—Los lobos rodean las lomas… No nos ganan en número, ¡nos arrasan! El parlamento tiene lugar en la más alta y ni se lo esperan, ¿qué demonios vamos a hacer?
El joven Sondve, que a pesar de la agitación mostrada desde su llegada a la aldea de Marlowe cumplía su función sin dar lugar a reproches, clavaba su desesperada mirada en su superiora, quien había asumido el liderazgo de aquella partida como tantas otras veces lo había hecho en sus labores de oficial.
—Me gustaría decir que hay formas de hacerlo sin entrar en lucha, mas en estos momentos pecaría de necia si os animase a intentarlo. No tenemos tiempo y nuestros mejores efectivos se encuentran allí arriba.— indicó, con un gesto de mentón, señalando la colina —Opciones.— espetó, sin dirigirse a nadie en concreto —Adarae, Ith’un, rápido.— indicó ahora, azuzando a sus subordinados con un gesto manual.
Ambos Sondve se miraron, perplejos, ante la repentina y rápida respuesta requerida. Fue Adarae la primera en romper el silencio, recapitulando estrategias llevadas a cabo en operaciones pasadas, similares o no, aunque ninguna con claras posibilidades de éxito. Nerdanel se rascó el mentón, sin dejar de pasear sobre una y otra vez sobre sus mismas huellas, sin terminar de decidirse por ninguna de sus opciones. No era para menos, la joven elfa no querría tener que verse en tal posición. De cinco que formaban la partida, sólo tres resultaban ser guerreros experimentados con los que había compartido el campo de batalla y no confiaba que los otros dos fuesen mejores opciones que ellos mismos para hacer frente a La Manada, a menos que el mismo Dios de la guerra los hubiese bendecido. Spoiler: no.
—Se me ocurre una forma que nos hará más fácil el avance, pero necesito adueñarme del tiempo que no nos sobra…— planteó entonces Aylizz.
—Explícate.— indicó Nerdanel con decisión.
La elfa rebuscó un momento entre los bolsillos de su túnica¹, sacando un viral con un líquido viscoso en su interior y un diminuto tarro de vidrio en el que guardaba un polvo cenizo.
—Veneno para las armas.— expuso, sonando su voz firme, aunque con la duda reflejada en sus ojos.
—¿Cuánto tiempo?— Nerdanel interrumpió sus paseos para detenerse frente a la elfa, examinando los ingredientes que portaba con un gesto en el rostro que dejaba ver la curiosidad mezclada con un ápice de esperanza.
—La mezcla es prácticamente instantánea, sólo tengo que diluir el polvo en el extracto líquido, pero precisa de unos minutos de espera tras embadurnar las armas para asegurar su efecto. Ni que decir tiene que es imprescindible ser extremadamente cuidadosos al impregnarlas².
—Hazlo, sin demora. Adarae te ayudará con las armas.— dictó tras un momento de sopesar —Ith’un, muéstrame lo que has visto. Elian, ven tú también, hay que trazar directrices sobre el terreno.
Tratando de optimizar al máximo la escasez de recursos, Aylizz priorizó las espadas Sondve, considerando que la experiencia dotaría de mayor aprovechamiento de la mezcla, asumiendo que acertarían más estocadas que una misma. Por otro lado, Elian ni siquiera iba armado. Genious. Terminaba de impregnar la suya, en la forma más útil para la ocasión³, cuando la voz de mando se alzó en alerta.
—No murais.— fueron las últimas palabras en escucharse antes de que el elfo desapareciera de cualquier rango de visión.
Una cosa sencilla el no perecer, si…
La primera barrera de espino, arrasadora al surgir de la nada, fue la señal de ataque. Alcanzando a divisar a Elian, que se desviaba por la espinosa pared oriental, Nerdanel mantuvo el rumbo a lo largo de la cara contraria, seguida de cerca por sus tres subalternos. No fue hasta que brotó una segunda barrera, que la elfa ordenó romper la formación para ganar el avance. ¿Divide y vencerás?
—¡Satari va desarmado!— comenzaba la líder a organizar sus últimos esfuerzos, sin abandonar la carrera —¡Vosotros con él!— indicó a los dos Sondve —¡Wendell, conmigo!
La sensatez parecía definir a Nerdanel, que acertadamente optó por mantener a la inexperta elfa a su vera. Sus compañeros, más aventajados, serían capaces de seguir las intenciones de su superiora aun sin estar ella delante, asegurando el avance del curtidor que, para asombro de la rubia, mostraba una fuerte y controlada afinidad con el entorno. Otras dos barreras se alzaron, terminando por parcelar los alrededores y abriendo un corredor directo hasta Lokk y sus tropas, que ya alcanzaban a divisar en batalla.
—¡Vamos! ¡Podemos llegar!— alentó Nerdanel a la única que todavía corría su lado.
Si bien el grueso de La Manada había quedado aislada del otro lado, en aquella cara del seto aún quedaban los suficientes para interponerse en su camino. Canes rabiosos que se abalanzaban en carrera contra ellas, con fauces y garras, eso quienes no arremetían a dos patas y portaban armas.
Aylizz trató de mantenerse a la altura de la líder, plantearse avanzar en solitario le parecía mayor suicidio que el haberse ofrecido en aquella misión. Valiéndose de las ventajas de ser un blanco más pequeño y ágil que sus atacantes, el filo envenenado de su espada alcanzó a varias de las bestias como resultado final de fintas, esquives y torpes contraataques que resultaron llegar a buen punto⁴. Sin embargo, no quedaría suficiente brebaje en la hoja para abrirse camino en el tramo final, perdiendo esa ventaja tras un par de tajos más. Un alarido de dolor a su izquierda, eclipsado por la distancia que el combate había hecho irremediable abrir entre las elfas, hizo desviar la atención de la alquimista del destino al frente. Una mirada de soslayo, por encima del hombro, fue suficiente para advertir que Nerdanel era tan invencible como ella.
—¡CUIDA
La voz de la Sondve lanzando una advertencia hacia ella, tras tumbar al oponente que había logrado alcanzar a morder su brazo izquierdo en un bloqueo, fue brutalmente interrumpida por una embestida seca y contundente que golpeó de repente y de lleno a la joven por el costado, lanzándola un par de palmos sobre el suelo hasta golpear contra el suelo a varios metros. Fue imposible no perder el agarre del arma en el primer impacto, antes de rodar con crudeza por el suelo hasta lograr frenar la inercia del impacto. Ahogando los gemidos de dolor, trastabilló y se tambaleó unos instantes al levantarse, tratando de volver a centrar su percepción del entorno.
No tuvo mucho más tiempo para advertir al gran lican que se acercaba a la carrera hacia ella, el mismo que al saltar desde el otro lado, por encima del espino, la había alcanzado en su caída. Bufó por la nariz, frustrada, dolorida, iracunda y únicamente fue capaz de cubrir sus brazos⁵ antes de usarlos para frenar las fauces de aquel can, que se abrieron al punto de alcanzar su cabeza, haciéndola caer boca arriba, bajo él. Las espinas cumplieron con su función, haciendo al animal retroceder en un respingo de dolor al ser sus mandíbulas atravesadas.
—¡CORRE WENDELL! ¡AHORA!— ordenó Nerdanel, que dedicaba sus últimos despliegues de maestría a frenar a los tres lobos que quedaban más adelantados, y terminaba de darle una salida a su compañera.
Lanzando una patada a los ensangrentados hocicos del can, terminó de derribarlo a un lado y alejarse de él, arrancando la huida ya antes de haber logrado ponerse del todo en pie. No tuvo que desviar la mirada esta vez para encuadrar a la líder en su visión, así como su espada, tirada en el suelo a varios metros. Debía recuperarla sin dejar de correr o sería presa servida en bandeja. Nerdanel había dejado inerte a uno, pero con un brazo dañado debía enfrentarse a sola a los dos restantes, únicamente con su diestra espada. A su espalda y cada vez más cerca, los aullidos de los lobos, embravecidos por el fragor de la batalla, anunciaban que sería entonces o nunca.
—¡VAMOS!
La elfa mantuvo sus fuerzas al límite, dedicando una última plegaria a la Diosa Tierra que inmovilizó a los dos atacantes de la Sondve⁶. Era lo único que podía darle ahora, tiempo, antes de que los rezagados se reorganizasen.
Con cuantioso esfuerzo, Nerdanel logró ponerse a la altura de su compañera. Antes de terminar de alejarse, Aylizz zigzagueó una última vez para alcanzar el agarre de su espada en el suelo.
—¡LOKK! ¡POR AQUÍ!— alcanzó a bramar la oficial cuando oteaban la cuesta arriba —¡LOKK! ¡LOKK! ¡LAS COLINAS! ¡ESTÁIS RODEADOS!
Ellas alcanzaban a ver la embajada, envuelta asimismo en caos, y aunque desconocían si sus voces se alzaban lo suficiente, no podían hacer que más que terminar de llegar hasta ellas o esperar, por los dioses, que reparasen en su presencia.
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[1] [túnica, armadura] Ropas arcanas pobres. Posee bolsillos para portar materiales de hechizos.
[2] Uso de profesión: alquimia. Creación de Toque de Sopor [veneno, limitado, 1 uso]: gel amarillento que, al aplicarse en un arma, permite que envenene al herir. El afectado sentirá un intenso calor que le hará comenzar a marearse. Mientras más persista combatiendo, más mareado se sentirá, hasta caer inconsciente. Dura 10 minutos en el arma. Elaborado a partir de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Poción de uso exclusivo para este post sin registro en el taller.
[3] [encantamiento de arma] Arma cambiante: el arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma Aplicado en daga.
- espada de acero, calidad media:
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[5] Habilidad N1. A cubierto [mágica, 1 uso]: Puedo envolver mi cuerpo o el de un aliado con espino que actúa como armadura durante 1 turno.
[6] Habilidad N0. Enraizar [mágica, 1 uso]: Hago brotar las raíces cercanas para enredar al enemigo, dejándolo inmovilizado durante 1 turno.
Aylizz Wendell
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
-Oh, no, maldita sea vuestra súbita e inevitable traición…- dijo dramáticamente Valyria, que absolutamente no había llegado a esa reunión preparada para matarlos a todos. Aunque lo de los lobos bajo tierra era un buen toque, honestamente.
Había un montón de chuchos, pero no tantos como para asumir que había todas las fuerzas por lo que… había una posibilidad muy fea. Empezó a pensar algún plan, mientras pateaba a un lobo que se había acercado demasiado. Salir por patas era la solución lógica, ya que nada ganaban aquí, sin ningún objeto maldito del lado del enemigo así que…
Y entonces vio las espinas. Ah, si, esos arbustos ciertamente ayudarían, especialmente con cierta dragona pudiendo volar y… bah, porque no, un día era un día.
Una chica tenía que aprovechar toda oportunidad de hacer murallas de fuego 1 que se le presentara, al fin y al cabo, así que saco el arco, le clavo el pergamino, disparo una flecha al suelo y pateó el pecho del licántropo que estaba por delante de la línea imaginaria antes de que estallara en llamas.
Ahora… las plantas no eran suyas. Ni de nadie en la comitiva, juraría…y había sonidos de batalla un poco mas allá…y eso eran gritos…si, ¿eran elfos? A saber, pero ciertamente estaban zurrándose con los lobos. Así que para ella eran lo suficientemente buenos.
Solo tenían que encargarse de los que había en su lado de la muralla, retroceder un poco, y juntarse con el resto en una línea casi recta…no quería cansarse demasiado, por si había aún más problemas.
Que, por supuesto que los habría, era un milagro que no estuviera cayendo un meteorito en estos mismos instantes.
...
Tenia que mirar el cielo, pero no, no caía nada. Lokk le dijo al elfo, señalando con gestos de la mano el camino a seguir, hacia atrás, luego la derecha, y luego...seguramente saliendo por patas para volver por donde habían llegado.
Había un montón de chuchos, pero no tantos como para asumir que había todas las fuerzas por lo que… había una posibilidad muy fea. Empezó a pensar algún plan, mientras pateaba a un lobo que se había acercado demasiado. Salir por patas era la solución lógica, ya que nada ganaban aquí, sin ningún objeto maldito del lado del enemigo así que…
Y entonces vio las espinas. Ah, si, esos arbustos ciertamente ayudarían, especialmente con cierta dragona pudiendo volar y… bah, porque no, un día era un día.
Una chica tenía que aprovechar toda oportunidad de hacer murallas de fuego 1 que se le presentara, al fin y al cabo, así que saco el arco, le clavo el pergamino, disparo una flecha al suelo y pateó el pecho del licántropo que estaba por delante de la línea imaginaria antes de que estallara en llamas.
- Spoiler:
Ahora… las plantas no eran suyas. Ni de nadie en la comitiva, juraría…y había sonidos de batalla un poco mas allá…y eso eran gritos…si, ¿eran elfos? A saber, pero ciertamente estaban zurrándose con los lobos. Así que para ella eran lo suficientemente buenos.
Solo tenían que encargarse de los que había en su lado de la muralla, retroceder un poco, y juntarse con el resto en una línea casi recta…no quería cansarse demasiado, por si había aún más problemas.
Que, por supuesto que los habría, era un milagro que no estuviera cayendo un meteorito en estos mismos instantes.
...
Tenia que mirar el cielo, pero no, no caía nada. Lokk le dijo al elfo, señalando con gestos de la mano el camino a seguir, hacia atrás, luego la derecha, y luego...seguramente saliendo por patas para volver por donde habían llegado.
- Spoiler:
- 1. Pergamino de Muralla de Fuego: [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al depositar este pergamino en el piso, una muralla hecha de llamas aparecerá desde allí. Tiene hasta 12 metros de largo y 3 de alto. Quien intente atravesarla sufrirá fuertes quemaduras.
Valyria
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Re: Parlamento (Valyria Whisperbloom & Ingela) [Trama Global Objetos Malditos]
¿Estarían creyendo que ella también era una elfa? Se podría decir que su belleza estaba dentro del promedio de las féminas de esa raza, aunque evidentemente, a ella no le sobresalían las orejas de entre el cabello, como a los demás. También estaba lo de su ropa. Su vestimenta no era muy acorde a la élfica. La capa de piel distaba mucho de la liviana que llevaba la comitiva y desentonaba inevitablemente. Su postura y maneras también eran muy diferentes. Ella era toda una norteña de tomo y lomo. Así que no, Ingelita, no pasabas por elfa. No había que echarle dos miradas al grupo para darse cuenta que ella, puntualmente, era una agregada cultural.
Pero en algo tenía que pensar mientras veía cómo se movían los labios del embajador u observaba al resto de los miembros de la comitiva licántropa. Su presencia era una precaución y nada más. Si bien la diplomacia no era su fuerte, en el camino entendió que la intención de una misión diplomática era la de mediar a través del diálogo y no llegar a usar la fuerza, pero que dadas las circunstancias, debían llevar respaldo. La joven dragona sonrió orgullosa al sentir reconocimiento de su fuerza y poderío. Tal vez podría dedicarse a la seguridad privada porque ese plan de ser mercader no le estaba funcionando muy bien.
Divagaba la dragona. No prestaba atención a lo que hablaban los emisarios, su mirada pasaba por el rostro de Ely a menudo, buscando alguna seña o indicación. Una simple mirada le bastaría. Lo único que vio fue confusión cuando se elevaron las columnas de humo y luego horror cuando el ataque a traición comenzó. Ingela solo vio cuando un licántropo enorme se le fue encima y apenas y tuvo tiempo de reaccionar, interponiendo su rodela entre su cabeza y las enormes fauces abiertas de aquella enorme bestia.
Por su cabeza solo pasaba una frase -Llévate a la elfa embajadora- pero primero tenía que liberarse de los lobos que saltaban sobre ella. No le daban tregua. Tras darles varios golpes con su escudo1, los tres lobos que la atacaban solo la rodeaban, cerrándole el paso. -Ay, lobitos, qué mala idea tuvieron- se lamentó la muchacha, dejando caer a sus pies la capa y revelando el precioso vestido que llevaba debajo, el cual se tornó de un color rojo cuando se prendió el llamas2 y una poderosa llamarada salió disparada hacia ellos.
Habiéndose hecho espacio al rededor, mientras agarraba su capa, el pendiente que colgaba de su oreja derecha brilló3 y sus pertenencias desaparecieron; su cuerpo dejó de ser el de la muchacha esbelta y se transformó en el de aquel temible dragón que ella llevaba escondido en sus genes4.
Rugió furiosa. Le encantaba hacer eso apenas se transformaba y batía sus alas al elevarse del suelo5. Sentía que así amedrentaba al enemigo, era como un primer golpe pero a la mente del adversario. Comenzó a soplar su aliento sobre los licántropos, arreándolos lejos de los elfos. Las murallas de espinos que se levantaron los dividió y eso facilitó el enfrentamiento de su comitiva contra los traidores. Más elfos llegaron, ¿se habrían enterado de la trampa? Como fuere, contaba ahora con ellos para llevarse a la embajadora.
Se interpuso entre los lobos y los elfos, imponiéndose, intimidándolos con sus rugidos y postura amenazante. Lanzaba llamaradas sobre ellos y cuando algunos tuvieron a mal saltar sobre ella, dirigió el fuego a su propio cuerpo, cubriéndose de este6 para que cuando aterrizaran sobre su lomo, ellos también se incendiaran.
Una muralla de fuego también se elevó, eso no fue su obra, pero le añadió más dramatismo a la escena. Ella alzó el vuelo de nuevo para cerciorarse que los elfos huían, pero tenía que darles más tiempo. Comenzó a batir sus alas con fuerza y rugía7. El fuego se comenzó a arremolinar a su alrededor hasta que formó un remolino de fuego que cayó sobre los licántropos.
Sentía el esfuerzo hacerle mella en el cuerpo pero aún no sabía si los elfos estaban a resguardo, no podía parar. La tormenta de fuego causaba estragos por un lado y ella, por el otro, sobrevolaba por sobre los demás lobos que corrían, dejando caer sobre ellos aún más de su voraces llamas.
_____________________
1Rodela [Escudo][Común] Encantamiento Reflejo de espinas "Al recibir ataques, desprende pequeñas y filosas espinas de energía hacia el adversario, haciendo daño leve."
2Vestido de Lavey [Armadura ligera][Superior] Encantamiento Drachenatem [1 uso] Permite canalizar tu elemento dragón en el vestido para usar una habilidad [Mágica] sin tener que transformarte. Cuando esto sucede, el traje se tiñe de color del fuego. Uso la habilidad racial Aliento Elemental
3Encantamiento Pudor [Pendiente de Vlashog] Cuando el portador del objeto se transforme, todo su equipamiento lo hará consigo, desapareciendo hasta que vuelva a forma humana. No cuenta para el límite de encantamientos por personaje.
4Habilidad racial Don Ancestral [Mágica, 1 de 2 usos]: Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros desde la nariz hasta la punta de mi cola, lo que aumenta considerablemente mi resistencia y puedo volver a forma humana a voluntad.
5Habilidad racial Habitante de los Cielos: Puedo volar en mi forma de dragón.
6Habilidad de nivel 0 Das feuer Shield [Mágica, 1 de 2 usos] En su forma de dragón y por dos turnos, Ingela puede soplar una llama que la recubrirá como un escudo que repelerá ataques y quemará todo lo que toque.
7Habilidad de nivel 3 Feuer Sturm [Mágica, 1 uso] En su forma de dragón y por un turno, Ingela bate enérgicamente sus alas para provocar una tormenta de fuego la cual cae a un radio de 10 metros desde su posición.
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Pero en algo tenía que pensar mientras veía cómo se movían los labios del embajador u observaba al resto de los miembros de la comitiva licántropa. Su presencia era una precaución y nada más. Si bien la diplomacia no era su fuerte, en el camino entendió que la intención de una misión diplomática era la de mediar a través del diálogo y no llegar a usar la fuerza, pero que dadas las circunstancias, debían llevar respaldo. La joven dragona sonrió orgullosa al sentir reconocimiento de su fuerza y poderío. Tal vez podría dedicarse a la seguridad privada porque ese plan de ser mercader no le estaba funcionando muy bien.
Divagaba la dragona. No prestaba atención a lo que hablaban los emisarios, su mirada pasaba por el rostro de Ely a menudo, buscando alguna seña o indicación. Una simple mirada le bastaría. Lo único que vio fue confusión cuando se elevaron las columnas de humo y luego horror cuando el ataque a traición comenzó. Ingela solo vio cuando un licántropo enorme se le fue encima y apenas y tuvo tiempo de reaccionar, interponiendo su rodela entre su cabeza y las enormes fauces abiertas de aquella enorme bestia.
Por su cabeza solo pasaba una frase -Llévate a la elfa embajadora- pero primero tenía que liberarse de los lobos que saltaban sobre ella. No le daban tregua. Tras darles varios golpes con su escudo1, los tres lobos que la atacaban solo la rodeaban, cerrándole el paso. -Ay, lobitos, qué mala idea tuvieron- se lamentó la muchacha, dejando caer a sus pies la capa y revelando el precioso vestido que llevaba debajo, el cual se tornó de un color rojo cuando se prendió el llamas2 y una poderosa llamarada salió disparada hacia ellos.
Habiéndose hecho espacio al rededor, mientras agarraba su capa, el pendiente que colgaba de su oreja derecha brilló3 y sus pertenencias desaparecieron; su cuerpo dejó de ser el de la muchacha esbelta y se transformó en el de aquel temible dragón que ella llevaba escondido en sus genes4.
Rugió furiosa. Le encantaba hacer eso apenas se transformaba y batía sus alas al elevarse del suelo5. Sentía que así amedrentaba al enemigo, era como un primer golpe pero a la mente del adversario. Comenzó a soplar su aliento sobre los licántropos, arreándolos lejos de los elfos. Las murallas de espinos que se levantaron los dividió y eso facilitó el enfrentamiento de su comitiva contra los traidores. Más elfos llegaron, ¿se habrían enterado de la trampa? Como fuere, contaba ahora con ellos para llevarse a la embajadora.
Se interpuso entre los lobos y los elfos, imponiéndose, intimidándolos con sus rugidos y postura amenazante. Lanzaba llamaradas sobre ellos y cuando algunos tuvieron a mal saltar sobre ella, dirigió el fuego a su propio cuerpo, cubriéndose de este6 para que cuando aterrizaran sobre su lomo, ellos también se incendiaran.
Una muralla de fuego también se elevó, eso no fue su obra, pero le añadió más dramatismo a la escena. Ella alzó el vuelo de nuevo para cerciorarse que los elfos huían, pero tenía que darles más tiempo. Comenzó a batir sus alas con fuerza y rugía7. El fuego se comenzó a arremolinar a su alrededor hasta que formó un remolino de fuego que cayó sobre los licántropos.
Sentía el esfuerzo hacerle mella en el cuerpo pero aún no sabía si los elfos estaban a resguardo, no podía parar. La tormenta de fuego causaba estragos por un lado y ella, por el otro, sobrevolaba por sobre los demás lobos que corrían, dejando caer sobre ellos aún más de su voraces llamas.
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1Rodela [Escudo][Común] Encantamiento Reflejo de espinas "Al recibir ataques, desprende pequeñas y filosas espinas de energía hacia el adversario, haciendo daño leve."
2Vestido de Lavey [Armadura ligera][Superior] Encantamiento Drachenatem [1 uso] Permite canalizar tu elemento dragón en el vestido para usar una habilidad [Mágica] sin tener que transformarte. Cuando esto sucede, el traje se tiñe de color del fuego. Uso la habilidad racial Aliento Elemental
3Encantamiento Pudor [Pendiente de Vlashog] Cuando el portador del objeto se transforme, todo su equipamiento lo hará consigo, desapareciendo hasta que vuelva a forma humana. No cuenta para el límite de encantamientos por personaje.
4Habilidad racial Don Ancestral [Mágica, 1 de 2 usos]: Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros desde la nariz hasta la punta de mi cola, lo que aumenta considerablemente mi resistencia y puedo volver a forma humana a voluntad.
5Habilidad racial Habitante de los Cielos: Puedo volar en mi forma de dragón.
6Habilidad de nivel 0 Das feuer Shield [Mágica, 1 de 2 usos] En su forma de dragón y por dos turnos, Ingela puede soplar una llama que la recubrirá como un escudo que repelerá ataques y quemará todo lo que toque.
7Habilidad de nivel 3 Feuer Sturm [Mágica, 1 uso] En su forma de dragón y por un turno, Ingela bate enérgicamente sus alas para provocar una tormenta de fuego la cual cae a un radio de 10 metros desde su posición.
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