[Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
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[Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Un cuchillo en la oscuridad
Ella, Danethil Sein, escuchaba las pisadas de los casi ochenta elfos y elfas que, marciales y cadenciosos, cubiertos por sus capas y con sus arcos en mano, marchaban tras ella, dispuestos a auxiliar a aquellos que habían dejado Sandorai tras la estela de Atreyu Santya.
El Concilio había aceptado, y la líder de los Sondve que habían permanecido leales bajo las directrices del mismo cuando su clan se disgregó, entró por vez primera en la fundación de su vieja amiga. Las secuelas de cuanto habían ocurrido eran visibles por doquier, y pese a ello, el lugar revestía una belleza y una armonía que hablaban directamente de la Nowo Khan. Danethil podía ver la mano de la joven en todo lo que allí existía.
Sin embargo… todo pendía de un hilo. Y ese hilo era una debilitada Atreyu.
Ordenando a sus tropas que acampasen de la mejor manera posible sin estorbar a los lugareños, observó con pena algunas miradas de desconfianza entre quienes allí residían. Todos ellos pertenecían a la misma familia, a la misma sangre, e incluso habían vuelto a ayudarles. Ver como la ruptura por viejas leyes y malentendidos continuaba aun viva en parte de los exiliados le partía el corazón.
Seguida de su escolta más personal, compuesta por dos féminas y un varón, fue ascendiendo precedida por la ayuda de cámara de la Señora de Nytt Hus. “Muy debilitada ha de haberse visto -razonó Danethil- para recurrir a alguien que la ayude incluso a vestirse…” Sus pensamientos acudían una y otra vez a un lúgubre pozo de angustia contenida.
Alzó el rostro, justo antes de que la puerta a los aposentos privados de Atreyu fuese abierta desde dentro tras unos toques concretos por parte de su guía. Apenas tardó un par de segundos en reconocer el olor, y sintió un escalofrío. Sólo aparecía tal en los hogares de los moribundos, según su vasta experiencia, y la higiene y los perfumes no eran capaces de enmascararlo jamás.
Con una seca orden, alejó a casi todos los que se encontraban allí a sus órdenes, quedando escasas personas además de ambas líderes en la estancia. Con dulzura infinita, Danethil se sentó a un lado de la cama de su amiga, quien abrió los ojos con un supremo esfuerzo. Trató de sonreír, pero aquello le llevó a crispar el rostro de dolor.
-Has … venido- acertó a decir la enferma.
-Te dije que lo haría- curvó Danethil sus labios hacia arriba- Ha pasado demasiado tiempo, amiga.
-¿Te… lo han… permitido? -se preocupó Atreyu. La líder de los Sondve leales le tomó la temperatura distraídamente, entristecida al ver cómo un pequeño mechón del cabello de la Nowo Khan se desprendía con el mero contacto. Estaba grave, pensó, sintiendo casi ganas de llorar por ella, por sí misma, y por su raza, por haber llegado a ese extremo.
-Te dije que vendría – fue toda su respuesta- El Consejo de Árbol Madre ha cambiado. Muchas más voces resuenan en sus salas que comprender el peligro al que debemos hacer frente.
La Señora de Nytt Hus asintió, cerrando los ojos un momento antes de volverlos a abrir, buscando respirar con el mayor sosiego posible. La presencia de Danethil la confortaba como si los dioses la abrazasen, asegurándole por fin que había hecho lo correcto tiempo atrás.
-Te curarás- aseguró con toda la firmeza que pudo reunir, acariciándole una mejilla- y venceremos. Te lo prometo.
-Mi gente…
-Cuidaré de todo nuestro pueblo. Conmigo han llegado guerreros capaces de hacer frente a lo que ese demonio nos tenga preparado. Descansa, amiga mía. Has de reponer fuerzas para luchar a mi lado.
Atreyu volvió a cerrar los ojos, y Danethil se levantó. Inhaló profundamente, con sus ojos clavados en la Nowo Khan a lo largo de un lapso que pareció eternizarse. Salió tras ello de la habitación y cerró las puertas tras de sí. Dirigiéndose a la más hábil guerrera de su clan, sus palabras mostraban una urgencia que en pocas ocasiones había escuchado a su señora.
-Lokk. Necesito que prepares del modo más conveniente las defensas de Nytt Hus. Yo debo concentrarme en encontrar un remedio para el mal de Atreyu- ordenó, entregándole su propio sello, que colgó del cuello de su guardaespaldas más eficaz- Ya conoces todo cuanto puede atacar este lugar.
Con una mano al pecho, la elfa de cabello rubio bajó la cabeza en señal de respeto hacia su señora.
-Por supuesto- dijo con sencillez antes de partir a cumplir su cometido. Y apenas les había dado la espalda, su segunda acólita de mayor confianza, Zansádel, intervino.
-Si os parece adecuado, yo hablaré con los invocadores, y revisaré el estado de los Dyiviantas. Si su fuerza y entereza están ligada a la Nowo Khan…
“Tenemos un problema” terminó interiormente la líder Sondve.
-Por supuesto, ve- asintió, y ésta desapareció con presteza.
******************
Lokk recorrió el perímetro de la población seguida de un pelotón de sus mejores soldados que, voluntariamente, dieron un paso al frente. Tan sólo necesitaba un puñado, que luego a su vez transmitirían sus órdenes y dirigirían los pequeños grupos encargados de la protección de cada zona.
Sin embargo, pronto comprendió que sería mucho más útil y raudo permitir a sus seguidores inspeccionar cada recodo, ganando un tiempo precioso ante un ataque que podía llegar en cualquier momento. Instintivamente, miró hacia arriba, hacia las copas de los árboles por las que se filtraba aún la luz del sol. Tenía conocimiento de que en la última ocasión, el peligro había llegado desde lo alto. ¿Y si el enemigo contrataba mercenarios de Dundarak…? Dioses, demasiadas posibilidades, pensó. Varias de las numerosas y pequeñas embarcaciones permanecían ancladas en la orilla interior del río Tymer, una buena defensa natural. E incluso un muro a todas luces creado mediante la magia aún se elevaba, roto en varios lugares.
Deteniéndose entonces, se giró cara a aquellos que la seguían, habló firme, acostumbrada a dirigir, a dar órdenes en cualquier momento y circunstancia. Su aplomo resultaba contagioso.
-Recorred toda Nytt Hus- pronunció- Ayudad a sus gentes a mejorar las defensas, buscad puntos débiles y solucionadlos. Quiero un informe de todos y cada uno de vosotros al anochecer. Si nuestros enemigos logran sorprendernos por uno de vuestros errores, cargaréis toda vuestra vida con la muerte de cada uno de nuestros hermanos y hermanas. Dad lo mejor que tengáis a ofrecer- finalizó.
********************
Los arcos se tensaron y una voz en común con fuerte acento élfico dio el alto a un grupo de intrusos que nada hicieron por ocultar su presencia.
-¡Somos elfos!- indicó el que parecía el cabecilla, en su lengua natal- ¡Y Sondve, como vosotros! ¡Traemos noticias, Nytt Hus está en peligro!
El capitán encargado de la vigilancia de la zona oriental hizo escoltar a los pocos recién llegados a presencia de la Nowo Khan, flanqueados por una compañía de doce lanceros y desarmados por completo. Una última mirada a sus espadas al tiempo que se alejaban le hizo preguntarse qué más podría aún ocurrirles en su tierra de adopción. Meneó la cabeza con pesadumbre.
Fue finalmente Danethil quien descendió delante del palacio de Atreyu Santya, Nytt Tre, tras dejar a su amiga al cuidado de las mejores sanadoras que habían aceptado acompañarla al norte. La reversión de su maldición requería no sólo una ingente cantidad de poder, sino ingredientes en absoluto fáciles de conseguir, o ella misma habría podido romper su castigo. Claro que, pensó con una breve sonrisa, el viejo concilio no esperó que llegase a recibir ayuda del propio Árbol Madre.
No sólo la líder de los Sondve acudió al encuentro de aquellos a quienes habían dado por perdidos. Decenas de lugareños asistieron a fin de satisfacer su curiosidad tras ver la extraña comitiva, e incluso unos pocos soldados que habían terminado las tareas encargadas por la comandante Lokk se unieron al gentío, con la felicidad plasmada en el rostro de quienes reencuentran amistades que creían muertas tras el fallido ataque contra la Manada. No obstante, nadie esperaba escuchar palabras como las que Aïndor pronunció esa tarde, con el sol languideciendo en anaranjado, presto a ocultarse en el oeste.
-¡ELFOS, HERMANOS, SE NOS HA PRESENTADO LA OCASIÓN DE PRESERVAR LA BELLEZA, LA PAZ DE ESTE LUGAR, DE EVITAR LA GUERRA QUE PODRÍA DESATARSE, DE SORTEAR UNA NUEVA CUENTA DE MUERTOS ENTRE NUESTRA SANGRE! ¡MARLOWE, LÍDER DE LA MANADA, NO BUSCA NUESTRA DESTRUCCIÓN! ¡SÓLO PIDE HABLAR, LLEGAR A UN ACUERDO CON NUESTROS LÍDERES, PROTEGERNOS DE LOS DEMONÍACOS OBJETOS QUE BAJO ÉL, ESTARÁN BAJO CONTROL Y NO MANCHARÁN NUESTRAS TIERRAS!
La muchedumbre comenzó a murmurar, sorprendida por el alegato de uno de sus capitanes más reconocidos. ¿Quién no querría salvarse, evitar una nueva guerra?
-¡TODO LO QUE MARLOWE DESEA ES UN PARLAMENTO!- adujo- ¡EN LUGAR NEUTRAL, LEJOS DE LAS HUESTES DE LOS LOBOS, Y FUERA DE NYTT HUS!- miró entonces directamente a Danethil Sein antes de continuar- Mañana al anochecer.
La elfa le mantuvo la mirada. Enviar a alguien para vigilar a la Manada, acudiese al encuentro o no, sería muy arriesgado, pero de un valor tal vez vital. El enemigo había hecho su movimiento.
Lo que la enviada de Árbol Madre no sabía, es que no era el único.
********************
La loba se paseó por los restos de lo que, sin duda, había sido un pequeño campamento olisqueando aquí y escarbando allá. Alzó el hocico de repente y husmeó el aire en busca de un rastro. Lo halló y éste la condujo a la base de un árbol un poco más adelante. Allí dio un par de vueltas sobre sí misma hasta que sus compañeras le dieron alcance.
—¿Has vuelto a encontrar el rastro? —preguntó Wanda.
Inga se irguió y cambió su piel de loba por la de mujer. Rechazó con un gesto de la mano la capa que le ofreció Menelwie. Sus quemaduras habían curado deprisa, gracias a su sangre de loba y los cuidados de Wanda, pero su piel aún se notaba sensible en algunas zonas. Aquellos días, se sentía más cómoda en su forma animal, a la que pretendía volver en breve.
—Pasó por aquí esta mañana —dijo—. Ya no puede estar lejos.
—Eso es bueno, ¿no? —dijo Menel.
Wanda, leyendo la expresión seria de su amiga, negó con la cabeza.
—Eso de ahí es orina de lobo —explicó Inga señalando la base del árbol, donde ninguna de las otras dos percibió nada más que la corteza ennegrecida por los frecuentes incendios del bosque.
—No hay lobos en Midgar —dijo Menel.
—Exacto.
Las tres mujeres permanecieron en silencio un instante mientras asimilaban el alcance de la noticia. Fue la elfa la que habló finalmente, volviendo a guardar con gesto resuelto la capa que había sacado para Inga.
—Debo ir a Nytt Hus —dijo—, avisarles. Quizá nos presten ayuda.
—No me gusta —dijo Wanda—. Querrán la Varita para ellos.
—Mejor ellos que Marlowe —dijo Inga. Su voz sonó ruda, casi como un gruñido.
Las tres se miraron en silencio durante un instante más. Al cabo, Wanda asintió con un gesto de cabeza. Unanimidad. Inga dio paso a la loba. Wanda la siguió. Menelwie partió en otra dirección.
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Misiones
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: (misión de nivel alto. Máx. 2 usuarios. Niniel Thenidiel tiene preferencia) bando Sondve. La Nowo Khan no se ha recuperado del estado en que quedó durante el último ataque. Verla de nuevo en pie produciría una importante inyección de moral en la gente de Nytt Hus.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: (misión de nivel medio. Máx. 2 usuarios. Valyria Whisperbloom tiene preferencia) Bando Sondve. Marlowe ha enviado un mensajero concertando una cita en lugar neutral para buscar una solución no violenta a la situación. La opción obvia, en el caso de que estén dispuestos a parlamentar, sería enviar a su diplomática, pero ¿es seguro sacar de la aldea uno de los objetos?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: (misión de nivel bajo-medio. Máx 3 usuarios) bando Sondve. El anterior ataque pilló al poblado por sorpresa, a pesar de todas las precauciones. En esta ocasión, convendría enviar una misión de reconocimiento. ¿Con qué fuerzas cuenta Marlowe exactamente?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: (misión de nivel bajo. Máx. 3 usuarios) bando Sondve. Es cierto que no parece la tarea más entretenida, pero alguien tiene que vigilar los alrededores, ¿cierto? Al terminar el post, tirad runa. Los problemas podrían multiplicarse…
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: (Máximo 2 usuarios, incluido Nousis Idirel) Nousis, ¿sientes unos ojos clavados en tu espalda?, ¿has percibido algún movimiento tras ese arbusto? Puede que no sea tu imaginación, pues no solo la gente de Marlowe te sigue el rastro. La cuestión es quién te encontrará primero. Tira una runa.
En cualquier momento, os será posible seleccionar una de las misiones de la lista superior. Cada usuario podrá participar en una sola de las misiones. Salvo que se indique lo contrario, podrán participar hasta tres usuarios en cada misión. Si una misión queda desierta, los acontecimientos que teníamos preparados para ella seguirán su curso sin la intervención de los usuarios, pudiendo afectar al resto de la trama. Intentaremos que, en todo momento, haya al menos una misión activa en cada escenario.
- PNJS DISPONIBLES:
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Lokk Arthus [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
IMPORTANTE: En vuestro primer post en este evento, además de contarnos vuestra llegada, motivaciones y otra información que deseéis compartir, deberéis incluir en un off rol la relación del inventario con el que contaréis para esta aventura. Después de eso, podréis seguir roleando entre vosotros cuanto consideren conveniente.
Ger
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Con el pasar de los años, los Satari se habían acostumbrado a las idas y venidas de Elian. Muy pocos se sorprendían ya con sus retornos repentinos y, la mayoría, se limitaba a saludarlo alegremente, como si se hubieran visto la tarde anterior, y a despedirlo sin dramas cuando lo veían preparar de nuevo la mochila. Eso de que lo invitaran a partir, sin embargo, era nuevo para él.
—Ah, bien, estás aquí —le había dicho la vieja Zydre cuando lo vio en el pueblo—. ¿Dónde tienes la mochila, muchacho? Más te vale que no la hayas deshecho, porque te vas en dos horas.
—¿Me voy? —había preguntado él, acariciando confuso un mentón recién afeitado—. ¿A dónde?
—A Nytt Hus. Vamos a prestarles ayuda. Bueno, yo no, yo ya presté la que pude y mis huesos no están para otro paseíto por el bosque. Ahora os toca a los jóvenes. Preséntate ante tu abuelo, le servirás de guía. Conoces la zona, ¿no? —Al ver el desconcierto de Elian, añadió—: Soy vieja, muchacho, no me sobra el tiempo, así que responde rapidito.
—Sí, claro —dijo él.
Y así fue como se encontró, pocas semanas después, contemplando la puesta de sol dese lo alto del extraño talud que bordeaba la orilla del río, al norte de la aldea de los Sondve.
—¿Y dices que esto lo levantó un dragón? —le preguntó a su acompañante, un joven guardia llamado Vlomra.
—Puede que lo hicieran entre varios —respondió Vlomra—, ocurrió muy deprisa. Los malditos nos pillaron por sorpresa. Yo estaba con el grueso de las tropas, al otro lado del río —explicó señalando la otra orilla, junto al linde del bosque—. De repente, ¡bam!, la tierra se alzó y nos vimos separados del resto. Por suerte, a una chica se le ocurrió usar a uno de los Ancianos como escala y pudimos socorrer a los de dentro. Una locura todo.
—Al final, os las arreglásteis.
—Sí, y nos las arreglaremos otra vez. Acuérdate de lo que te digo, Elian, nadie nos quitará lo que es nuestro.
----------
OFF: Vlomra es el Vlomra Ryalvia que aparece en el hilo sobre el clan Sondve, por si alguien quiere acercarse también a charlar con él (o conmigo).
No elijo misión todavía, pero estoy abierto a formar grupo con quien quiera para la misión de reconocimiento o la de vigilancia. Elian tiene capacidad para rastrear y detectar enemigos, por lo que creo que podría ser útil en cualquiera de las dos.
Supongo que también podría ayudar a detectar una posible trampa en lo del parlamento o, con su magia de naturaleza, hacer crecer algunas plantas si hacen falta ingredientes frescos fuera de temporada. Así que estoy dispuesto a meterme en cualquier misión con una plaza libre, en realidad. Menos la de Nousis. No tengo motivos para perseguirlo, pero tampoco me interesa compartir su (mala) suerte.
—Ah, bien, estás aquí —le había dicho la vieja Zydre cuando lo vio en el pueblo—. ¿Dónde tienes la mochila, muchacho? Más te vale que no la hayas deshecho, porque te vas en dos horas.
—¿Me voy? —había preguntado él, acariciando confuso un mentón recién afeitado—. ¿A dónde?
—A Nytt Hus. Vamos a prestarles ayuda. Bueno, yo no, yo ya presté la que pude y mis huesos no están para otro paseíto por el bosque. Ahora os toca a los jóvenes. Preséntate ante tu abuelo, le servirás de guía. Conoces la zona, ¿no? —Al ver el desconcierto de Elian, añadió—: Soy vieja, muchacho, no me sobra el tiempo, así que responde rapidito.
—Sí, claro —dijo él.
Y así fue como se encontró, pocas semanas después, contemplando la puesta de sol dese lo alto del extraño talud que bordeaba la orilla del río, al norte de la aldea de los Sondve.
—¿Y dices que esto lo levantó un dragón? —le preguntó a su acompañante, un joven guardia llamado Vlomra.
—Puede que lo hicieran entre varios —respondió Vlomra—, ocurrió muy deprisa. Los malditos nos pillaron por sorpresa. Yo estaba con el grueso de las tropas, al otro lado del río —explicó señalando la otra orilla, junto al linde del bosque—. De repente, ¡bam!, la tierra se alzó y nos vimos separados del resto. Por suerte, a una chica se le ocurrió usar a uno de los Ancianos como escala y pudimos socorrer a los de dentro. Una locura todo.
—Al final, os las arreglásteis.
—Sí, y nos las arreglaremos otra vez. Acuérdate de lo que te digo, Elian, nadie nos quitará lo que es nuestro.
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OFF: Vlomra es el Vlomra Ryalvia que aparece en el hilo sobre el clan Sondve, por si alguien quiere acercarse también a charlar con él (o conmigo).
No elijo misión todavía, pero estoy abierto a formar grupo con quien quiera para la misión de reconocimiento o la de vigilancia. Elian tiene capacidad para rastrear y detectar enemigos, por lo que creo que podría ser útil en cualquiera de las dos.
Supongo que también podría ayudar a detectar una posible trampa en lo del parlamento o, con su magia de naturaleza, hacer crecer algunas plantas si hacen falta ingredientes frescos fuera de temporada. Así que estoy dispuesto a meterme en cualquier misión con una plaza libre, en realidad. Menos la de Nousis. No tengo motivos para perseguirlo, pero tampoco me interesa compartir su (mala) suerte.
- inventario:
- EQUIPAMIENTO:
* Bō, calidad pobre
* Ropas comunes pobres
TOTAL DE ENCANTAMIENTOS: 0/6
LIGADOS AL ÉTER: 0/1
OBJETOS LIMITADOS (2/7):
* Kit de Curtiduría Regular
* Kit de Carpintería Inferior
OTROS:
* Bolso del Viajero
* Tragaéter x2
* Collar de Clavos, 1 carga
* Colgante de Escarcha, 2 cargas
* Incienso de Jólmundröm x2
* Amuleto de Imbar, 3 cargas
* Chocolate del Equinocio
* Gato de bolsillo x2
* Caramelo de Jade x2
Información de cada objeto [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Elian
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
-Mmmm, ¿Qué te parece? Una capa no cubre suficiente pero con esto…¿como se llama? ¿Un poncho?- siguió hablando Valyria a su ayudante.
Ayudante era una manera fina de llamar a la persona a la que le habían asignado para que no tuviera que hablar con más gente y cabrearse con ellos pero… intentaba no pensar en ello quería tomárselo con naturalidad.
-Ah…uh…eh…- aunque estaría bien que le hubieran puesto una elfa que se quedara menos ensimismada con ella. Seguro que había otras igual de guapas pero con una lengua más capaz.
…
Eso sonaba mal. Se refería a alguien que no se trabara solo porque se estaba cambiando de ropa ante ella, llevaban como dos horas y jamás acabarían a este paso.
-Así me cubre las alas, sin apretarlas demasiado, es perfecto, ¿no crees?- intentó ayudar un poco a la chiquilla.
-¿No crees que…?- si iba a cuestionar su gusto y estilo, le lanzaba la copa de agua a la cara. -¿…es mala idea ir? Podría ser una trampa.- Ah, ese era el problema.
-Ely Ely, cielo. No puede ser una trampa. Lo es, sin la más mínima duda. ¿Unos elfos presentándose aquí gritando a los cuatro vientos que un tipo sospechoso no les quiere mal solo parlamentar en un lugar aislado? Es para crear una reacción en el publico y presionar a los lideres indirectamente. Yo habría hecho lo mismo si quisiera alejar a gente importante de aquí. Hay maneras más sutiles y menos forzosas de parlamentar. En el mejor de los casos, solo tengo que zurrar a un lobo un par de minutos hasta que me muestre la tripita.-
-Pero… ¡es peligroso!-
-Ely… no soy solo palabras ¿sabes? Se defenderme. Y tengo un ejército de gatos en el bolsillo, es ideal para una misión donde parece que va poca gente, pero de repente zas, miauticora en la cara. Lo importante es que estáis a salvo, y que si hacen su movimiento lejos de aquí, no os atacaran.- la chiquilla se sonrojo como si acabara de decirle que lo hacia por ella, pero se las arreglo para seguir hablando sin congelarse.
-¿Qué es una miauticora?- no pudo evitar soltar un bufido y sonreír, removiéndole el pelo.
-Asegúrate de que nuestros invitados saben que voy, pero no dejes que desperdicien gente en una escolta. Seguro que puedo encontrar algún conocido que acepte un pequeño trabajo de escolta… ¿Puede que uno que vuele? Siempre va bien tener rutas de escape… Y se lo voy a cobrar a los del árbol madre, no me puedo creer que no me pagaran por evitar que se quemara…-
La idea de usar un par de Valyrias extra con ponchos y mascaras se le había pasado por la cabeza pero…dudaba que el efecto de un objeto tan poderosos se perdiera por cuatro cachos de tela y una máscara, así que no serviría de nada. No, tenia que ser ingeniosa de otra manera…
Ayudante era una manera fina de llamar a la persona a la que le habían asignado para que no tuviera que hablar con más gente y cabrearse con ellos pero… intentaba no pensar en ello quería tomárselo con naturalidad.
-Ah…uh…eh…- aunque estaría bien que le hubieran puesto una elfa que se quedara menos ensimismada con ella. Seguro que había otras igual de guapas pero con una lengua más capaz.
…
Eso sonaba mal. Se refería a alguien que no se trabara solo porque se estaba cambiando de ropa ante ella, llevaban como dos horas y jamás acabarían a este paso.
-Así me cubre las alas, sin apretarlas demasiado, es perfecto, ¿no crees?- intentó ayudar un poco a la chiquilla.
-¿No crees que…?- si iba a cuestionar su gusto y estilo, le lanzaba la copa de agua a la cara. -¿…es mala idea ir? Podría ser una trampa.- Ah, ese era el problema.
-Ely Ely, cielo. No puede ser una trampa. Lo es, sin la más mínima duda. ¿Unos elfos presentándose aquí gritando a los cuatro vientos que un tipo sospechoso no les quiere mal solo parlamentar en un lugar aislado? Es para crear una reacción en el publico y presionar a los lideres indirectamente. Yo habría hecho lo mismo si quisiera alejar a gente importante de aquí. Hay maneras más sutiles y menos forzosas de parlamentar. En el mejor de los casos, solo tengo que zurrar a un lobo un par de minutos hasta que me muestre la tripita.-
-Pero… ¡es peligroso!-
-Ely… no soy solo palabras ¿sabes? Se defenderme. Y tengo un ejército de gatos en el bolsillo, es ideal para una misión donde parece que va poca gente, pero de repente zas, miauticora en la cara. Lo importante es que estáis a salvo, y que si hacen su movimiento lejos de aquí, no os atacaran.- la chiquilla se sonrojo como si acabara de decirle que lo hacia por ella, pero se las arreglo para seguir hablando sin congelarse.
-¿Qué es una miauticora?- no pudo evitar soltar un bufido y sonreír, removiéndole el pelo.
-Asegúrate de que nuestros invitados saben que voy, pero no dejes que desperdicien gente en una escolta. Seguro que puedo encontrar algún conocido que acepte un pequeño trabajo de escolta… ¿Puede que uno que vuele? Siempre va bien tener rutas de escape… Y se lo voy a cobrar a los del árbol madre, no me puedo creer que no me pagaran por evitar que se quemara…-
La idea de usar un par de Valyrias extra con ponchos y mascaras se le había pasado por la cabeza pero…dudaba que el efecto de un objeto tan poderosos se perdiera por cuatro cachos de tela y una máscara, así que no serviría de nada. No, tenia que ser ingeniosa de otra manera…
- Spoiler:
Inventario:
Arco Largo de Ebano: Son de madera, pero resistentes como el metal. [Encantamiento de arma] El arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma (ej: una espada cambiar a daga), siempre y cuando no haya un cambio de masa significativo.
Bolso de viajero: [Bolso] Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
Capa de Camaleón: [Capa] Si no llevas armadura media o pesada: Esta capa cambia de color para volverse similar al entorno cuando estés completamente quieto en un lugar.
Espejo Doppelgänger [Accesorio Legendario, se liga al éter, 1 uso]: Un fragmento de cristal de espejos malditos, las leyendas alertan que podría tener sus propios planes ocultos. Otorga la siguiente habilidad => Gasta 1 uso. Al activar este objeto, permite copiar una habilidad activa de otro personaje presente en el tema, la habilidad no debe superar por más de 2 niveles al portador de este objeto. En caso que la habilidad copiada requiera un arma, esta joya tomará la forma necesaria para poder ejecutarla.
Pérdida de identidad: Luego de usar una habilidad copiada, el personaje será menos efectivo usando sus propias habilidades durante un turno, o dos si la habilidad es mayor a su nivel.
Botas de Njord: [Botas] hechas de cueros de criaturas mágicas, permiten al portador correr y saltar ligeramente (aproximadamente un 10%) más rápido y fuerte de lo normal. Encantamiento: Botas de Oswaldi: [Encantamiento de Botas] Las botas ahora permiten caminar o correr sobre líquidos, a voluntad, pero al detenerse la persona se hundirá.
Látigo de la rosa: Arma flexible de calidad superior. Látigo de 1,5 metros recubierto de espinas como si fuera el tallo de un rosal. En los temas abiertos en las zonas forestales, podrás alagar la longitud de la correa a voluntad a un máximo de 4 metros.
Máscara de Hada. [Yelmo] Mientras el personaje esté completamente quieto en un lugar con cobertura de fenómenos naturales, como follaje, niebla o lluvia, una ilusión le creará un camuflaje completo, imitando el entorno.
Limitados:
1 Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
2 Peluche de jabalí lanudo: [Juguete mágico, Limitado, 1 uso] 1/7Gasta 1 uso. Al colocarlo en el suelo ante ti, se levanta un jabalí lanudo (fluffy) formado por tierra, hiedra y colmillos afilados de madera que barre enemigos u obstáculos situados en línea recta ante ti. Tiene un alcance máximo de 5 metros antes de disolverse.
3 Fuego Embotellado: [Elixir, Limitado, 1 Uso] Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
4 Poción de Salud Concentrada: [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana la herida más grave en pocos segundos.
5 Pergamino Explosivo: [Pergamino, Limitado, 1 Uso] 5 segundos luego de abrirse, este pergamino hará explosión, afectando un radio de un metro y causando daños moderados.
6 Pergamino de Muralla de Fuego: [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al depositar este pergamino en el piso, una muralla hecha de llamas aparecerá desde allí. Tiene hasta 12 metros de largo y 3 de alto. Quien intente atravesarla sufrirá fuertes quemaduras.
7 Red Atrapasueños Limitado (1) Un ornamento especial. Si se coloca en una zona boscosa, otorga a todos los personajes aliados (máximo de 4 afectados) Maestría en Naturaleza durante 2 turnos. Deben permanecer en un radio de 30m.
Consumibles:
Colgante de Ágata (2 cargas): confeccionado con una piedra de ágata extraída de las menas creadas por los ataques de Valeska en la ciudad de Villalubia. Posee la capacidad de apaciguar a una persona que se muestre agresiva o inquieta.
Pociones de baile [2 cargas]
La poción sirve como una granada de mano. Se ha de lanzar a los pies del enemigo, rompiendo el cristal y liberando la nube amarilla. El enemigo quedará expuesto al hechizo: estará obligado a bailar por el resto del turno. Solamente afecta a personajes de nivel 4 e inferiores y criaturas de dificultad Media o inferior.
Duración: 1 turno
Piedra de Anar [1/2 Cargas] Pedrusco de un brillante color naranja y tallado en forma de sol. Levántalo en el aire y este emitirá un resplandeciente fulgor de energía solar, el cual aturdirá a vampiros y criaturas no-muertas durante un turno.
Colgante de escarcha (Consumible, 2 cargas)
La madrugada de la Noche de la Alianza cubrió la Plaza de escarcha, que los monjes custodios recogieron y cristalizaron para dar forma a estas joyas; un recuerdo y una disculpa por los hechos acaecidos bajo su guardia. Lo que no sabían era que la acumulación de éter en la zona había imbuido las gotas de rocío de propiedades mágicas.
El poseedor del cristal podrá utilizar una habilidad mágica a su elección de cualquiera de los personajes que participaron en el ritual del elfo Thanedir (a saber: Asher Daregan, Demian, Rakan'Drag, Níniel Thenidiel, Valyria, Vincent Calhoun, Helena Rhodes, Nahir, Reike, Alisha Lessard, Nayru y Canel). Los personajes de nivel 0-3, podréis elegir una habilidad de hasta un nivel superior al vuestro; los personajes de nivel 4 en adelante, podreis elegir una habilidad de nivel 4 o inferior.
El cristal tiene 2 cargas, pero requiere un periodo de descanso una vez utilizado, por lo que no podrá usarse dos veces en el mis
Tragaérter [Accesorio, Consumible] 2/2 Al sostenerlo, es capaz de absorber el daño de un ataque mágico, rompiéndose en el proceso
Amuleto de Imbar: [Joya, 3 cargas] Al sostener este amuleto firmemente contra tu pecho, ignoras todos los efectos de maldiciones sobre tu PJ por un turno.
Polvo de hada: [Consumible, 1/2 cargas] Lanza este polvo brillante al aire y te mostrará la ubicación de un objeto oculto de pequeño tamaño, como una joya o un botón o interruptor. Puede ser algo que haya sido escondido a propósito o algo que, simplemente, no esté a la vista, como una moneda en un bolsillo o un colgante bajo la ropa. En una sala con varios de estos objetos, los polvos te mostrarán el de más valor o el que lleve a la obtención de un botín mayor. La sustracción de dicho objeto o la superación de los obstáculos entre tú y tu botín corren de tu cuenta.
Chocolate del Equinoccio :[Consumible] Al consumir esta barra de chocolate, adoptarás durante dos rondas el aspecto (sólo el aspecto) de una persona que conozcas muy bien o de alguien que hayas visto en el tema en curso.
Máscara de los Inocentes: [2 Cargas]: Permite convertir tu cuerpo en el de un niño por dos turnos, aunque manteniendo tu fuerza, conocimientos y habilidades.
Valyria
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
El sol había vuelto a enseñorearse del cielo, y esa era la única noticia aceptable en un periplo agotador. Al menos hasta cierto punto. Escapar en una continuación de caminos secos y buena visibilidad podía dar una cierta sensación de optimismo. Sin embargo, la lluvia, el lodo, las dificultades, los terrenos anegados permitían fundirse con el paisaje, huir de una manera más eficaz de perseguidores y animales con un hambre demasiado acusada. Por supuesto, si uno lograba sobrevivir a la crecida de los ríos, a una mala caída o a quedar varado en una zona sin salida. No eran escasas en bosque alguno con ríos cerca. Una crecida bajo una fuerte tormenta asemejaba a un castigo divino.
Alternando paso rápido y carrera, según necesitaba recobrar mínimamente el aliento, el elfo pensaba con una profunda seriedad en la posibilidad de que aquello no fuese más que eso. Una retorcida forma en la que las deidades ajustaban los pecados que el espadachín había cometido. Una vez de regreso de la maldita isla, y habiéndose separado de sus compañeros, arribó a Sandorai. Y por vez primera, no sintió la alegría, ni la paz, que allí lo arropaban siempre que, de cualquier punto del continente, regresaba.
Sabía lo que debía hacer, lo que era justo, lo que no hizo. Algunos, en Folnaien, lo tildaban de loco, o quienes preferían ser más agradables, de soñador. Pero no estaba preparado para leer en los ojos de la mayoría desprecio, ira o desdén. Casi la totalidad de su clan sabría que Nilian había partido con él. Una mano amiga en algo que solo, resultaba incapaz de enfrentar. Él tendría que encarar el rostro de quienes le dieron la vida, explicarles que su muerte llegó del ansia de poder de quien había quedado con vida, por mantener su palabra ante una vampiresa. Un nido destruido, un peligro erradicado. Nada de eso tendría ningún valor para su familia. La habían perdido por culpa de él.
Tampoco se sentía con fuerzas de ver a sus propios padres. Sí, ellos le entenderían. O al menos, tratarían de comprender lo suficiente para crear un remanso de paz en el hogar. Pero no deseaba hacerles contemplar como su hijo perdía la consideración del pueblo. Contaría su historia más adelante, cuando un triunfo añadiese valor y heroísmo a la pérdida de Nilian. Quedaría grabado que su muerte había sido el primer paso para que uno de esos Objetos cayese en poder del Indirel, artefactos capaces, por fin, de acercarle a su objetivo. Comprenderían que ella había dado su vida para crearles una mayor seguridad. Contra brujos, contra vampiros, y contra criaturas que sin duda aún estaban por amenazar la estabilidad de su raza. No podía fracasar, o era posible que la locura hiciera trizas su ya agrietada mente, abriendo una jaula cerrada por su propio bien.
Rodeó su patria cuanto le fue posible, guiado por la vara que había comprado semanas atrás. Resultaba extrañamente emocionante dirigirse tras todos esos años a algo real, y sintió un temblor que le hizo retomar la carrera. Ese objeto que perseguía iba acercándose conformo avanzaba hacia el norte desde la costa sur de Sandorai. Se sintió satisfecho al comprender que no debía seguir el camino que se dirigía a Verisar. Demasiado había acudido a tierras humanas en los últimos tiempos.
Por supuesto, los dioses apenas le otorgaron cuatro días de tregua. Los suficientes para darse cuenta de que estaba siendo seguido por la ruta que cruzaba los Baldíos. No llegaba a comprender como había tenido tan mala suerte, de no tratarse de un castigo. ¿Cuáles eran las probabilidades de que sus perseguidores hubiesen estado esperando en una posada puntual del camino que ni él mismo podría haber asegurado unas horas antes que iba a entrar en ella?
Sí, su atuendo compuesto de armadura media, capa reforzada y una espada que casi brillaba del extremo cuidado con el que la mantenía, destacaba entre labriegos y otros aldeanos que tomaban el lugar como paso obligado para descansar entre su poblado y el reino del bosque. Y sí, no le habían pasado desapercibidas las miradas de algunos de los parroquianos con menores trazas de trabajar el campo. No obstante, fue la que dos de ellos intercambiaron entre sí, sentados como estaban en diferentes lugares de la taberna, la que le hizo apurar la comida, y tras dejar el pago en la mesa, salir de allí lo más rápido posible. Si le estaban buscando a él, y pronto el funesto pensamiento quedaría extremadamente claro, sólo le cabía una posibilidad tan cerca de su patria. Esos sujetos no habían tenido tal idea por su propia iniciativa. Alguien los enviaba contra él, y ese alguien quería la Vara.
Corrió, con el mentón encima del hombro a cada breve lapso, sintiendo el conocido aguijón de la ansiedad de volver a jugarse tal vez la vida. El Objeto, para su estoica resignación, no le dirigió hacia el noreste, sino hacia claramente el bosque de Midgar. Sus recuerdos se agolparon, mostrándole otra de las zonas del continente donde había estado a punto de morir, ésa vez a garras de Yorns. Tanto él como Ayl habían salido casi ilesos, mas no tenía la menor intención de volver a poner un pie en ese lugar. Se pasó una mano por el cabello, cerrando los ojos y buscando no pensar por un instante.
Se adentró en la foresta maldita. Calculaba haber recorrido unas sesenta millas en los últimos cuatro días, pero sus enemigos acortaban distancias a una velocidad asombrosa. Su primera hipótesis radicó en que fuesen dragones, aunque por más que oteó el cielo, nunca vio sombra alada alguna. Tampoco podían ser humanos siguiéndole de un modo como ese, ni poseían rasgos élficos. ¿Había sentido su éter en la posada? Ni siquiera ya podría estar seguro.
Entonces, tras cruzar un río sobre un precario puente de dos troncos caídos en alguna tormenta especialmente fuerte, comprendió que sólo conocía a una criatura que no sólo sabía de la existencia de los Objetos del 19, sino que además tenía uno en su poder. Y los que lo seguían, de su misma raza, eran bastante más rápidos que los elfos, cazando en manadas. Frunció el caño, mirando hacia atrás sin dejar de correr una vez más. Estaba seguro de que éste lo creía muerto. ¿Cómo demonios…?
Pero era la única respuesta plausible.
Alternando paso rápido y carrera, según necesitaba recobrar mínimamente el aliento, el elfo pensaba con una profunda seriedad en la posibilidad de que aquello no fuese más que eso. Una retorcida forma en la que las deidades ajustaban los pecados que el espadachín había cometido. Una vez de regreso de la maldita isla, y habiéndose separado de sus compañeros, arribó a Sandorai. Y por vez primera, no sintió la alegría, ni la paz, que allí lo arropaban siempre que, de cualquier punto del continente, regresaba.
Sabía lo que debía hacer, lo que era justo, lo que no hizo. Algunos, en Folnaien, lo tildaban de loco, o quienes preferían ser más agradables, de soñador. Pero no estaba preparado para leer en los ojos de la mayoría desprecio, ira o desdén. Casi la totalidad de su clan sabría que Nilian había partido con él. Una mano amiga en algo que solo, resultaba incapaz de enfrentar. Él tendría que encarar el rostro de quienes le dieron la vida, explicarles que su muerte llegó del ansia de poder de quien había quedado con vida, por mantener su palabra ante una vampiresa. Un nido destruido, un peligro erradicado. Nada de eso tendría ningún valor para su familia. La habían perdido por culpa de él.
Tampoco se sentía con fuerzas de ver a sus propios padres. Sí, ellos le entenderían. O al menos, tratarían de comprender lo suficiente para crear un remanso de paz en el hogar. Pero no deseaba hacerles contemplar como su hijo perdía la consideración del pueblo. Contaría su historia más adelante, cuando un triunfo añadiese valor y heroísmo a la pérdida de Nilian. Quedaría grabado que su muerte había sido el primer paso para que uno de esos Objetos cayese en poder del Indirel, artefactos capaces, por fin, de acercarle a su objetivo. Comprenderían que ella había dado su vida para crearles una mayor seguridad. Contra brujos, contra vampiros, y contra criaturas que sin duda aún estaban por amenazar la estabilidad de su raza. No podía fracasar, o era posible que la locura hiciera trizas su ya agrietada mente, abriendo una jaula cerrada por su propio bien.
Rodeó su patria cuanto le fue posible, guiado por la vara que había comprado semanas atrás. Resultaba extrañamente emocionante dirigirse tras todos esos años a algo real, y sintió un temblor que le hizo retomar la carrera. Ese objeto que perseguía iba acercándose conformo avanzaba hacia el norte desde la costa sur de Sandorai. Se sintió satisfecho al comprender que no debía seguir el camino que se dirigía a Verisar. Demasiado había acudido a tierras humanas en los últimos tiempos.
Por supuesto, los dioses apenas le otorgaron cuatro días de tregua. Los suficientes para darse cuenta de que estaba siendo seguido por la ruta que cruzaba los Baldíos. No llegaba a comprender como había tenido tan mala suerte, de no tratarse de un castigo. ¿Cuáles eran las probabilidades de que sus perseguidores hubiesen estado esperando en una posada puntual del camino que ni él mismo podría haber asegurado unas horas antes que iba a entrar en ella?
Sí, su atuendo compuesto de armadura media, capa reforzada y una espada que casi brillaba del extremo cuidado con el que la mantenía, destacaba entre labriegos y otros aldeanos que tomaban el lugar como paso obligado para descansar entre su poblado y el reino del bosque. Y sí, no le habían pasado desapercibidas las miradas de algunos de los parroquianos con menores trazas de trabajar el campo. No obstante, fue la que dos de ellos intercambiaron entre sí, sentados como estaban en diferentes lugares de la taberna, la que le hizo apurar la comida, y tras dejar el pago en la mesa, salir de allí lo más rápido posible. Si le estaban buscando a él, y pronto el funesto pensamiento quedaría extremadamente claro, sólo le cabía una posibilidad tan cerca de su patria. Esos sujetos no habían tenido tal idea por su propia iniciativa. Alguien los enviaba contra él, y ese alguien quería la Vara.
Corrió, con el mentón encima del hombro a cada breve lapso, sintiendo el conocido aguijón de la ansiedad de volver a jugarse tal vez la vida. El Objeto, para su estoica resignación, no le dirigió hacia el noreste, sino hacia claramente el bosque de Midgar. Sus recuerdos se agolparon, mostrándole otra de las zonas del continente donde había estado a punto de morir, ésa vez a garras de Yorns. Tanto él como Ayl habían salido casi ilesos, mas no tenía la menor intención de volver a poner un pie en ese lugar. Se pasó una mano por el cabello, cerrando los ojos y buscando no pensar por un instante.
Se adentró en la foresta maldita. Calculaba haber recorrido unas sesenta millas en los últimos cuatro días, pero sus enemigos acortaban distancias a una velocidad asombrosa. Su primera hipótesis radicó en que fuesen dragones, aunque por más que oteó el cielo, nunca vio sombra alada alguna. Tampoco podían ser humanos siguiéndole de un modo como ese, ni poseían rasgos élficos. ¿Había sentido su éter en la posada? Ni siquiera ya podría estar seguro.
Entonces, tras cruzar un río sobre un precario puente de dos troncos caídos en alguna tormenta especialmente fuerte, comprendió que sólo conocía a una criatura que no sólo sabía de la existencia de los Objetos del 19, sino que además tenía uno en su poder. Y los que lo seguían, de su misma raza, eran bastante más rápidos que los elfos, cazando en manadas. Frunció el caño, mirando hacia atrás sin dejar de correr una vez más. Estaba seguro de que éste lo creía muerto. ¿Cómo demonios…?
Pero era la única respuesta plausible.
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Inventario
Ratakaka (x1): Fertilizante salvavidas que hace crecer plantas más rápido que los ojos de Vin tras una elfa.
-Capa de tejido reforzado (Adquirida en El Gato Negro) Elaborada con hilos especiales reforzados, provee protección similar a una cota de mallas delgada. Pesa el triple de una capa normal.
-Armadura media (Adquirida en el Gato Negro) Hecha en base a cuero y refuerzos en malla u otros materiales resistentes, otorga equilibrio entre protección y movilidad. Hace algo de ruido al moverse. De calidad superior.
*Encantamiento de armadura silenciosa.
- Espada de calidad superior (logrado en La batalla por el Árbol Madre )
*Encantamiento de infusión etérea: El daño del arma se considera parcialmente mágico, permitiendo que la mitad de éste ignore armaduras.
Ratakaka (x1): Fertilizante salvavidas que hace crecer plantas más rápido que los ojos de Vin tras una elfa.
-Capa de tejido reforzado (Adquirida en El Gato Negro) Elaborada con hilos especiales reforzados, provee protección similar a una cota de mallas delgada. Pesa el triple de una capa normal.
-Armadura media (Adquirida en el Gato Negro) Hecha en base a cuero y refuerzos en malla u otros materiales resistentes, otorga equilibrio entre protección y movilidad. Hace algo de ruido al moverse. De calidad superior.
*Encantamiento de armadura silenciosa.
- Espada de calidad superior (logrado en La batalla por el Árbol Madre )
*Encantamiento de infusión etérea: El daño del arma se considera parcialmente mágico, permitiendo que la mitad de éste ignore armaduras.
Última edición por Nousis Indirel el Vie Sep 24 2021, 11:36, editado 2 veces
Nousis Indirel
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
El miembro 'Nousis Indirel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
No por ser un clan pequeño, el de Telanadas iba a estar ausente de aquel importantísimo evento. Una veintena de elfos llegó a Nytt Hus montado sobre aiones y uno, sobre el lomo de un dragón. Al ver aterrizar a aquella bestia, Ely sintió su corazón saltar de emoción, un dragón volador sería perfecto para la misión, así que corrió junto a... ¿ella?
El dragón de aspecto feroz y aterrador se transformó en una muchacha de aspecto dulce, inocente y nada temible. Frenó en seco, maravillada por la perfección de los acontecimientos. ¿Quién sospecharía de una muchacha bonita y de tierna sonrisa? Ely terminó de recorrer el trecho que la separaba de la compañera perfecta para la misión y cuando estuvo a su lado, la emoción le comió las palabras. Fue Fëanor quien se dio cuenta de su presencia. -Saludos- dijo sonriendo y esperó. Ingela se giró y también le sonrió. Thunderbolt estaba cómodamente dormido en el bolso del elfo.
La elfa se quedó mirándolos con ojos ilusionados pero no decía nada. Ingela y Fëanor se miraron y luego a ella -¿Te podemos ayudar en algo?- preguntó la joven dragona y Ely sonrió amplio, asintiendo -Serías muy útil en nuestra misión- intentó explicar. -¿Yo?- preguntó Ingela a lo que la chica asintió. Se le veía un poco nerviosa, así que Fëanor, en su infinita ternura y bondad, le dio una opción -Si quieres puedes llevarnos con alguien que pueda explicarnos la misión- sugirió. -Soy Ingela- se presentó la dragona -Y yo Fëanor- añadió el elfo. La muchacha sonrió aliviada -Soy Ely, por favor, acompáñenme- pidió y les hizo un gesto con la mano.
Ingela miró a Fëanor y este asintió; no percibía nada extraño en la elfa, ni intenciones maliciosas; por lo menos, no olía a veneno. Ingela confiaba en el instinto de su amigo y él en la fuerza de su amiga -por si se metían en problemas- así que ambos siguieron a Ely hasta una de esas casitas talladas al interior de un gran árbol. A Ingela le parecía un trabajo de proporciones titánicas eso de hacer a mano una casita dentro de un árbol. Al ingresar, encontraron una elfa vestida con un poncho. Al ver su rostro, Ingela se sorprendió. -Te me haces muy conocida... ¿Nos conocemos?- preguntó la dragona acercándose a ella.
El dragón de aspecto feroz y aterrador se transformó en una muchacha de aspecto dulce, inocente y nada temible. Frenó en seco, maravillada por la perfección de los acontecimientos. ¿Quién sospecharía de una muchacha bonita y de tierna sonrisa? Ely terminó de recorrer el trecho que la separaba de la compañera perfecta para la misión y cuando estuvo a su lado, la emoción le comió las palabras. Fue Fëanor quien se dio cuenta de su presencia. -Saludos- dijo sonriendo y esperó. Ingela se giró y también le sonrió. Thunderbolt estaba cómodamente dormido en el bolso del elfo.
La elfa se quedó mirándolos con ojos ilusionados pero no decía nada. Ingela y Fëanor se miraron y luego a ella -¿Te podemos ayudar en algo?- preguntó la joven dragona y Ely sonrió amplio, asintiendo -Serías muy útil en nuestra misión- intentó explicar. -¿Yo?- preguntó Ingela a lo que la chica asintió. Se le veía un poco nerviosa, así que Fëanor, en su infinita ternura y bondad, le dio una opción -Si quieres puedes llevarnos con alguien que pueda explicarnos la misión- sugirió. -Soy Ingela- se presentó la dragona -Y yo Fëanor- añadió el elfo. La muchacha sonrió aliviada -Soy Ely, por favor, acompáñenme- pidió y les hizo un gesto con la mano.
Ingela miró a Fëanor y este asintió; no percibía nada extraño en la elfa, ni intenciones maliciosas; por lo menos, no olía a veneno. Ingela confiaba en el instinto de su amigo y él en la fuerza de su amiga -por si se metían en problemas- así que ambos siguieron a Ely hasta una de esas casitas talladas al interior de un gran árbol. A Ingela le parecía un trabajo de proporciones titánicas eso de hacer a mano una casita dentro de un árbol. Al ingresar, encontraron una elfa vestida con un poncho. Al ver su rostro, Ingela se sorprendió. -Te me haces muy conocida... ¿Nos conocemos?- preguntó la dragona acercándose a ella.
- En la mochila de Ingela:
Consumibles
1. Tinta de Guerrero [2 cargas] Usado 1/2
2. Regalo elemental de Isil [1 Carga por color] Usado 1/53. 4 Esferas Krampus [1 Carga por esfera]
4. Muñeco Krampus [1 Carga]
5. Bola de cristal de Karre'xha [1 Carga]
6. Reliquia suprema [2 Cargas]
7. Caramelo de Jade [2 cargas] Usado 1/2
8. Flor escarchada [1 Carga]
9. Cabeza de León de Oro de los II Oscars de Aerandir [Premio al Mejor Dragón] [1 Carga]
10. Pergamino de Admiración de Ganadores de los II Oscars de Aerandir [1 Carga]
11. Poción Debilitadora [Premio Primer Lugar Reto Culinario] [1 Carga]
12. Dulce del Yule [1 Carga]
13. Moneda pirata [2 Cargas]
14. Capa Druida [3 Cargas]
15. Corona de flores [2 Cargas]
16. 2 Tragaéter [1 Carga c/u]
Armas y Varios
1. Vestido de Lavey [Armadura ligera][Superior][E]
2. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Arma-Mandoble][Superior][E]
3. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Arma][Superior][E][*E]
4. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Escudo][Común][E]
5. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [E]
6. Pañuelo de lino blanco
7. Flor de Palo Rosa que no pierde su perfume
8. Colgante de corazón tallado de madera [E]
9. Capa Druida [Capa]
Objetos Limitados (7/7)
Poción de Karre'xha (Jugo de visión nocturna) [Elixir, Limitado, 2 Usos]
Kit de Arcanos Inferior [Limitado, 2 Usos]
Poción de Estoicismo [Elixir, Limitado, 2 Usos] Otorga inmunidad ante el dolor e ignorar limitaciones derivadas de heridas (mientras sea razonable). Dura 2 rondas.
Poción de Salud Diluida [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana las heridas leves en pocos segundos.
Poción de Salud [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos.
Poción de Salud Concentrada [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana la herida más grave en pocos segundos.
Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso] Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
Encantamientos (6/6)
Pudor [Pendiente de Vlashog] Cuando el portador del objeto se transforme, todo su equipamiento lo hará consigo, desapareciendo hasta que vuelva a forma humana. No cuenta para el límite de encantamientos por personaje.
1.- Drachenatem [1 uso][Vestido de Lavey] Permite canalizar tu elemento dragón en el vestido para usar una habilidad [Mágica] sin tener que transformarte. Cuando esto sucede, el traje se tiñe de color del fuego.
2.- Runa de Penetración [Feuerstein] Los ataques con esta arma son capaces de generar fácilmente agujeros en armaduras, dañando a través de ellas, aunque el ataque pierde parte de su fuerza.
3.- Fuente de Luz [Colgante de madera] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros.
4.- Arma de Electricidad [Hacha de guerra] El arma se rodeará de una capa del elemento elegido, el que aplicará un leve daño extra al impactar. Este efecto se activa o desactiva cuando el dueño toca la runa.
5.-Reflejo de espinas [Rodela] Al recibir ataques, desprende pequeñas y filosas espinas de energía hacia el adversario, haciendo daño leve.
*6.- Encantamiento Adicional [Insignia][Hacha de guerra] Insignia metálica que puede añadirse de forma permanente a un objeto. Permite añadirle un encantamiento extra
Objetos ligados al Éter (1/5)
1.- Capa de Caperucita [Capa Legendaria, se liga al éter, 1 uso]
Una fina y elegante capa que te hará lucir elegante y señorial, haciendo más sencillas las interacciones sociales. Otorga la siguiente habilidad => Gasta 1 uso. Puede transformarse en un portal que envuelve al portador para devorar un ataque dirigido a él y enviarlo de regreso al atacante.
Esencia del depredador: Luego de usar la habilidad, la capa revela su verdadera naturaleza, haciendo que su portador luzca tétrico, con olor a sangre y muerte, lo cual causará aversión de los personajes cercanos hacia él durante el resto del tema.
Ingela
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Nytt Hus, a pesar de poder considerarse como un asentamiento élfico, poco se parecía a uno en aquellos momentos. Por supuesto el estilo, función y distribución de las estructuras era reconocible y familiar, aquel no era el problema. El problema estaba en muchos de aquellos a los que deberían poder llamar hermanos, y que sin embargo recibían a los recién llegados, que estaban allí en representación de los grandes clanes para ayudarles, como si solo fueran un problema más. Incluso podía verse en los ojos de varios de los habitantes la desconfianza, el recelo e incluso cierta animadversión.
-Menuda bienvenida. Pensaba que estarían contentos por la ayuda y por volver con la familia- comentó Catherine. -Oh mira, un grupo de simpáticas- añadió cuando un pequeño grupo de tres jóvenes locales se acercaron y dedicaron una pequeña inclinación de cabeza al reconocer a Níniel como sacerdotisa.
-Las heridas profundas tardan en sanar. Pero ahora debemos estar unidos, y nuestras acciones aquí podrían ayudar a ello- respondió la peliblanca tras agradecer el gesto a las elfas. -Eso significa que debes comportarte, hermanita.-
-Mientras ellos se comporten...Al primero que te mire mal le sacaré los...- La felina se detuvo al sentir la mirada de reprobación de la elfa. -Le señalaré amablemente lo poco apropiados que son sus actos...- se auto corrigió cambiando su modo de hablar, aunque por lo bajo añadiría algo que a la peliblanca le sonó a "muy amablemente".
La líder del grupo, Danethil, ordenó entonces que las tropas montaran el campamento mientras que ella se dirigía a una audiencia con la líder Atreyu, la cual por lo visto estaba enferma, aunque la gravedad del mal que la aquejaba no parecía ser del dominio público.
Oficialmente, Níniel estaba allí para ayudar a Nytt Hus como buenamente pudiera, ya fuese apoyando a las tropas, usando sus extensos conocimientos alquímicos o sanando heridos. Extraoficialmente; Danethil había pedido ayuda personalmente a Ashara Thenidiel para que ayudara a Atreyu, confesando la gravedad del estado de la líder elfa y su importancia, para su clan y para ella, siendo ese el auténtico motivo de la presencia de Níniel allí, y no de alguna otra de las capaces sacerdotisas de Veyond. Motivo por el cual a la joven, no le extrañó cuando Danethil fue a buscarla al poco tiempo, interrumpiendo sus tareas montando la tienda médica.
-Al´theas, termina con esto. Ahora vuelvo.- Se disculpó con su amigo de los caballeros esmeralda, con el cual había viajado desde Sandorai hasta allí y junto con quien ya había enfrentado toda clase de situaciones en el pasado. Siguiendo entonces a Sein para poder hablar en privado, a todas luces sobre el estado de Atreyu y lo que podían hacer al respecto.
-Menuda bienvenida. Pensaba que estarían contentos por la ayuda y por volver con la familia- comentó Catherine. -Oh mira, un grupo de simpáticas- añadió cuando un pequeño grupo de tres jóvenes locales se acercaron y dedicaron una pequeña inclinación de cabeza al reconocer a Níniel como sacerdotisa.
-Las heridas profundas tardan en sanar. Pero ahora debemos estar unidos, y nuestras acciones aquí podrían ayudar a ello- respondió la peliblanca tras agradecer el gesto a las elfas. -Eso significa que debes comportarte, hermanita.-
-Mientras ellos se comporten...Al primero que te mire mal le sacaré los...- La felina se detuvo al sentir la mirada de reprobación de la elfa. -Le señalaré amablemente lo poco apropiados que son sus actos...- se auto corrigió cambiando su modo de hablar, aunque por lo bajo añadiría algo que a la peliblanca le sonó a "muy amablemente".
La líder del grupo, Danethil, ordenó entonces que las tropas montaran el campamento mientras que ella se dirigía a una audiencia con la líder Atreyu, la cual por lo visto estaba enferma, aunque la gravedad del mal que la aquejaba no parecía ser del dominio público.
Oficialmente, Níniel estaba allí para ayudar a Nytt Hus como buenamente pudiera, ya fuese apoyando a las tropas, usando sus extensos conocimientos alquímicos o sanando heridos. Extraoficialmente; Danethil había pedido ayuda personalmente a Ashara Thenidiel para que ayudara a Atreyu, confesando la gravedad del estado de la líder elfa y su importancia, para su clan y para ella, siendo ese el auténtico motivo de la presencia de Níniel allí, y no de alguna otra de las capaces sacerdotisas de Veyond. Motivo por el cual a la joven, no le extrañó cuando Danethil fue a buscarla al poco tiempo, interrumpiendo sus tareas montando la tienda médica.
-Al´theas, termina con esto. Ahora vuelvo.- Se disculpó con su amigo de los caballeros esmeralda, con el cual había viajado desde Sandorai hasta allí y junto con quien ya había enfrentado toda clase de situaciones en el pasado. Siguiendo entonces a Sein para poder hablar en privado, a todas luces sobre el estado de Atreyu y lo que podían hacer al respecto.
OFF: Tomo la misión "El peso del liderazgo.
- Objetos que llevamos:
Objetos Níniel:
Armas:
-Kiri Jolith: [Arma de Dos Manos, Báculo, Se Liga al Éter] Cada vez que utilices una habilidad benéfica sobre otra persona, obtienes una Mota de Éter. Al juntar 3 Motas, tu siguiente hechizo de buff (bendición, no barrera) alcanzará a un objetivo adicional.
Encantamiento: [1 uso] Convocas a una pequeña criatura de luz que podrá atacar a un enemigo, o bien defender y/o sanar a un aliado. Dura hasta 3 turnos*
Adicionalmente posee: [2 cargas] Permite detener el tiempo durante unos segundos, en los que el personaje podrá moverse y actuar con normalidad.
-Colgante de aguja. En colgante oculta un afilado y pequeño puñal, del tamaño del pulgar de un humano adulto. A parte, el mineral que adorna el puñal se trata de un pedazo de droseta, famoso por su veneno.Arma corta de calidad común.
Armadura: Armadura ligera: Calidad superior (Efecto veneno).
Armadura venenosa superior de Ongilith. Armadura de nivel superior que porta púas venenosas. Si el portador es mordido o atacado físicamente con la piel descubierta, se le suministra un potente veneno de ongilith que paraliza al enemigo y le deja convaleciente durante un turno. 3 cargas. Necesitarás un herrero que la construya. Recargable comprando aceite de Ongilith en el mercado.
(Runa de absorción elemental)
-Máscara de Aeda. Yelmo Ligado al éter.
Habilidad: otorga la Maestría en Naturaleza.
- Capa con capucha con multibolsillos: si te revisan, no encontraran nada, solo que la capa es muy gruesa.
-Auryn de resurrección de Anar: [Reliquia, Se liga al Éter, 1 Uso]Milenaria reliquia forjada en mithril que perteneció al clan Nemaniël y que Tyrande entregó a Níniel antes de morir. Cuenta la leyenda que esta legendaria muñequera fue esculpida por el propio Anar, dios de la guerra y del sol, representado por el ámbar central, que entregó a los humanos como fruto de su poder. La clave del enorme poder de Tyrande se debe, en gran medida, a este objeto.
Otorga la habilidad => Gasto 1 Uso: realizo un ritual que tarda al menos 10 minutos y devuelve la vida a un personaje que no lleve más de 24 horas muerto.
-Auryn de Resurrección del Oblivion: [Reilquia, legendario, se liga al éter, 1 uso] Esta muñequera, a juego con el Auryn de Resurrección de Anar, ha formado una fuerte conexión con su gemela y hará que se reduzca a la mitad el tiempo necesario para el ritual de resurrección. Además, otorga la siguiente habilidad => Gasto 1 Uso: al golpear una muñequera con la otra, una corriente de éter recorre mi cuerpo como una descarga de energía. Recupero todos los usos de una de mis habilidades (a los efectos del sistema actual de habilidades, puedes volver a usar una de tus habilidades que esté en enfriamiento, reiniciando dicho enfriamiento).
Sin embargo, no todo será positivo: cada vez que resucites a alguien con el Auryn de Anar, el del Oblivion enviará a tu mente horribles imágenes de personas que quedaron atrapadas al otro lado. Las imágenes te atormentarán de tal forma que no podrás usar ninguna habilidad durante el turno siguiente al ritual de resurrección.
Catherine:
Armas:
-Guantes de batalla superiores de Catherine(compañera): Guantes de batalla de calidad superior diseñados tanto para defender como para golpear en combate cuerpo a cuerpo y que permiten a Catherine desplegar sus garras.
Encantamiento:Maldición necrótica.
Armadura:
-Armadura media épica de Catherine(Compañera):Ligada al éter 1 uso. Armadura media de calidad épica, portada por Catherine. Hecha de resistente cuero de mantícora y de color negro. Tiene la capacidad de hacer a su portadora inmune al daño cortante durante 1 turno. (Obtenida en el mercado de los proscritos.)
Encantamiento: Runa de sombras.
Objetos Limitados:
-Kit de alquimia superior: [Limitado, Requiere ser Alquimista, 2 Usos] Set de viales con fórmulas secretas diversas que permiten llevar a cabo una Técnica de Alquimia a nivel Experto o inferior.
-Poción de Jekil [Elixir, Limitado, 1 Uso] La masa de tu cuerpo aumenta en un 50% durante 5 minutos. Interacciones en que la fuerza o tamaño sean importantes se te serán más fáciles.
-Pócima de Thor.[Elixir, Limitado, 1 Uso] Esencia que, al ser vertida, causa que caiga un relámpago sobre el lugar, causando quemaduras y conmoción a quienes estén en el área.
-Toque Paralizante[Veneno, Limitado, 1 Uso] Esencia que, aplicada a un arma, hace que envenene al herir. El veneno, tras entrar al sistema, paralizará en cosa de segundos al afectado por un turno (el afectado puede moverse, pero muy lento). Cualquier objetivo afectado se vuelve inmune por una hora. El veneno se diluye del arma a los 10 minutos o tras afectar a 2 personas.
-Pergamino de Hechizos .[Pergamino, Limitado, 1 Uso] Pergamino sobre el que es posible depositar un hechizo, el que quedará almacenado durante 24 horas. Abrir el pergamino liberará el hechizo almacenado(Almacenado: Santuario Maestro).
-Poción de salud [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos.
-Poción de Cambio de Forma: [Elixir, Consumible] El usuario adquiere la apariencia de quien tenga en frente en ese momento, durante 12 horas.
Otros:
-Bolso del Aventurero:[Bolso] Contiene una varita que produce fuego o luz, 10 metros de cuerda firme y ligera, gancho de escalada, cantimplora que mágicamente contiene 20 litros sin pesar casi nada, raciones de comida mágica que satisface de inmediato, mapas, un saco de dormir muy ligero y resistente al frío, hilo de pescar con anzuelo, trampa para conejos, martillo, algunos clavos y una palanca tipo pata de cabra.
-Poción de curación. Consumible capaz de curar cualquier enfermedad.
-Máscara de la Agonía: [2 Cargas] Al tocar un cadáver, permite ver y sentir escenas de su último día de vida, logrando conocer las causas de la muerte.
-Criptomapa:[1 carga] En el mapa encontrarás los sueños y los deseos de las personas que encuentres. Es útil para saber si alguien sueña contigo o con una mujer diferente, o para saber si tiene sueños malvados en contra del bienestar de Aerandir. Lo podrás usar hasta tres veces, luego perderá su efecto.
-Mapa vacio:[2 Cargas]
-Colgante de escarcha: [Consumible][2 cargas]
-3 x Orbe de Isil (Dormidera): [Consumible] Se arroja y libera unos polvos que duerme a los presentes en un radio de dos metros donde lo has lanzado. Dura 2 turnos. Si hay aliados, los duerme también.
Níniel Thenidiel
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
—¡Abrid, mis queridas damas! ¡Vamos! ¡Traigo nuevas!
Los aporreos de Fahïn en la puerta sobresaltaron a las dos elfas que, tras una completamente desaprovechada y nada productiva jornada, se disponían a servir la cena. Lissinda fue quien, de un respingo, se puso en pie y dirigió su desaforada y nada bienvenida sorpresa hacia el causante de tal alboroto.
—¡¿Qué diantres te ocurre?!
—Ya está, se hizo, terminó el Concilio. Tras horas deliberando, apenas hace un par llegaron los primeros rumores.
Aylizz se atragantó al escuchar, sin levantarse de la mesa, las razones de aquella irrupción. La reunión de los pueblos de Sandorai se había hecho saber y sonar en todos los rincones del territorio, desde los bosques hasta los pueblos de las fronteras. El acercamiento de clanes de unas y otras partes del país en la celebración del Lithe, alentado por el propio Consejo, había hecho pensar a muchos que estaba por llegar el siguiente movimiento tras el ataque, hacía ya medio año, teniendo a quien más o quien menos en vilo por conocer las cuestiones tratadas y los acuerdos tomados.
—¿Rumores? Vean los dioses. Llegas aquí a voces, como si alguna hubiésemos perdido el oído, para soltarnos las habladurías que mañana escucharé en el mercado.
—Por eso no he venido hace un par de horas, mi apreciada, aunque descortés, amiga. ¿Me permites?
—Si ya estás dentro, maleante.
Antes del permiso, el mercader había atravesado con gracia el umbral de la entrada, dirigiéndose hacia la sala con paso firme y satisfecho, deteniéndose ante los ojos de la joven elfa, que lo aguardaban expectantes. Ya el mero hecho de dejarse caer fuera de la taberna en aquel horario hacía saltar las alarmas.
—La familia que aún conservo en el bosque me envió un halcón. Palabras más fiables que cualquier chismorreo de puesto ambulante.
Tomó el pergamino sin poder contener la efusividad. Abandonar su tierra y cortar las comunicaciones no había sido la mejor decisión, ahora lo sabía. De haberlo considerado antes, hubiera tenido noticias del ataque a tiempo. Tantos "quizás" la atormentaban desde entonces... Tras descubrir el desolador paisaje que dejó la batalla, no había perdido la oportunidad de seguir las noticias que llegaban desde el corazón del bosque, menos aún después de lo ocurrido en Nytt Hus.
Bienhallado primo,
No son pocas las noticias que recientemente han llegado a la aldea y que, de seguro, no tardarán en extenderse por toda nuestra tierra. Por si pasase el tiempo antes de que en las afueras se escuchase acerca de lo acontecido en la reunión de los pueblos, te hago llegar las nuevas, como acostumbro a hacer.
Según se nos ha hecho saber, aun con la oposición de buena parte del Consejo, se ha decidido que se prestará apoyo en la contienda que se avecina, allá en las tierras que a duras penas mantenemos en las fronteras de Midgar, cruzando el río hacia el oeste en los próximos días. Seis meses parece haber sido suficiente tiempo de paz… El cuerpo militar de Sandorai ha comenzado a movilizarse, llamando al servicio a veteranos y anunciando nuevos reclutamientos, pero creo, desde mi desconocimiento en cuestiones bélicas, que esta campaña poco tendrá que ver con las anteriores. Sin ir más lejos, se ha establecido la voluntariedad de participar antes que la obligación, por aquello de que el consenso no ha sido unánime. De hecho, se sabe de clanes que se abstendrán de poner sus guerreros a disposición de los desertores.
Devolvió el escrito cuando las cuestiones familiares tomaron protagonismo, teniendo ya la información que necesitaba poco le importaban las rencillas personales del mercader. Aquello provocó en ella una sensación agridulce. La oportunidad brindada al pueblo de Sandorai de participar en el Concilio, unida a la decisión de ayudar a un clan que hasta el momento había sido repudiado, podían hacer pensar que comenzaban a darse los primeros pasos hacia la nueva unidad de una comunidad que, con los años, se había disgregado hasta el punto, incluso, de despreciarse entre ellos. No obstante, no podían obviarse las razones por las que tales decisiones se habían tomado. Lejos del aprecio o desprecio hacia los Sondve, proteger el último bastión de las tierras occidentales de los elfos era crucial, de lo contrario, escasas serían las esperanzas de poder frenar el avance del enemigo.
Pensar en ello hizo que naciera en sus entrañas una presión que creció hasta terminar agarrándose en el pecho. Aunque había crecido en una sociedad que lo envolvía todo con el recuerdo de las continuas guerras y sus consecuencias, jamás lo había sentido como algo tan cercano, ni siquiera como algo en lo que ella se pudiera ver envuelta. La grandilocuencia de las historias que compartían los ancianos, la heroicidad en la que se bañaban los veteranos cuando hablaban de sus hazañas, el orgullo con el que los supervivientes narraban haberse sobrepuesto al terror vivido en aquellos tiempos… Los testimonios que desde la niñez había escuchado, recibidos en muchas ocasiones como enseñanzas, no habían logrado otra cosa que idealizar la batalla en las mentes de generaciones en las que muchos, lejos de haber participado alguna vez en una, ansiaban, soñaban, con prestarse al servicio de Sandorai. Ahora el idilio se había vuelto real, tangible, no tan emocionante y más aterrador. Si bien aquella nunca había sido su propia meta, tampoco la que otros habría querido para ella, y por capricho de los dioses se había visto envuelta en el primer ataque en terreno Sondve, en esta ocasión la decisión sería suya.
Sin apenas haber probado la cena, se disculpó por abandonar la mesa. Acelerada, no perdió tiempo para disponer los preparativos para su partida hacia la tierra que le abrió sus puertas. Antes de su marcha, habían tenido a bien asegurarla que para ella así se mantendrían y no eran pocas las ocasiones que había sentido el impulso de volver, más en las que se había visto en la tesitura de atravesar los terrenos del oeste, traspasando y atravesando las fronteras de Midgar. En ninguna había terminado por decidirse a hacerlo, mas esta vez no cabía otra opción. No se trataba sólo de Nytt Hus, ni era únicamente una cuestión personal.
[...]
Aún faltaban varias millas para llegar a los límites del bosque adherido a los Sondve y ya podían encontrarse patrullas en los senderos principales y puestos de vigilancia en los menos concurridos. Si alguna vez la aldea había permanecido oculta o desconocida para la mayoría, aquel ajetreo terminaría con el secretismo. Desde la lejanía podían advertirse tramos del muro que los asedió aún en pie, levantado por encima de muchos de los árboles que rodeaban la ciudad, cuyo impacto aumentaba a medida que se acortaba la distancia. A varios centenares de metros de la entrada, donde ya se alcanzaban a divisar los portones principales, se había establecido un exhaustivo punto de control en el que debía personarse todo el que llegaba. Los accesos secundarios estaban igual o más vigilados, restringidos para los civiles, preparados para recibir a las huestes que llegasen desde Sandorai. El ambiente era abrumador, nada tenía que ver con la primera vez.
Arrugó la nariz cuando uno de los guardias extendió el brazo por encima de su cabeza para darle el alto, un humano uniformado de bajo rango cuyas formas evidenciaban el hastío que le producía aquel cargo. Siguiendo el protocolo de recepción, fue preguntada por su persona, origen y motivos por los que acudía a la ciudad, soltando el guardia una carcajada al explicar que acudía para prestar sus servicios. La respuesta inmediata de la elfa fue muda en palabras, mas no se quedó corta en la mueca de aversión que le dedicó. Después de un agotador viaje a contrarreloj lo último que pensaba tolerar eran tales estupideces.
—Mientras el riego os llega de nuevo al cerebro, trataré con alguien más competente. Mejor que hable mi idioma, así seguro que se entenderán las palabras que a vos parecen resultaros confusas, incluso en lengua común.
Las risas del hombre cesaron al instante, pasando ahora a fruncir el ceño y adquiriendo un gesto de clara ofensa. Los orificios de la nariz se le ensancharon al soltar un pequeño bufido, antes de acortar la ya de por sí escasa distancia que los separaba, mirándola ahora desde la altura que los diferenciaba, con pose imponente.
—Disculpad, ¿es que vuestra capacidad auditiva se ve afectada? Puedo hablar más alto si es necesario.
En la mueca del guardia pudo verse reflejada la inesperada increpancia de la joven, no haciendo otra cosa que arquear una ceja. Chasqueó la lengua antes de resignarse a aceptar el ofrecimiento de la elfa, dándose la vuelta e indicándo con el cuello que lo siguiera. Bordeando el amurallado original de la aldea que se orillaba hacia el bosque, la dirigió hacia una de las entradas disuasorias, donde la hizo esperar sin mayor miramiento, mientras hacía saber de su llegada.
—¿Dónde está Vlomra?
—Esto estaba tranquilo, salió hace un rato con el último apoyo que llegó. Un Satari. ¿Han llegado más?
—Sólo una. O eso dice ella. En fin. Aylizz Wendell, está fuera.
La recepción una vez traspasó el portón de madera, menos ostentoso que el principal, fue más acogedora. Ligeramente. Nadie se interesó en exceso por la motivación que tuviera para servir a la causa, aquellos guardias tenían sencillas órdenes de organizar la llegada de aquellos que venían del otro lado del río. Aun así, nada les impedía hacer de su tarea algo llevadero y mantener un trato ligero. Tan pronto como hubo terminado el registro, fue llevada a la parte de la ciudad que habían reorganizado para las tropas aliadas y una vez hubo dispuesto sus pertenencias, obtuvo libertad para moverse por la ciudad.
[...]
—Impresiona, ¿verdad?
Se sobresaltó cuando la voz masculina se dirigió a ella a su espalda. Ensimismada, con la mirada levantada y puesta en la pared del muro que, aunque con imperfecciones, se lograba mantener en pie en aquella zona, no había notado la presencia de aquel elfo aparecer tras ella. Se volteó cortés ante el que, concluyó al verlo, se trataba de un guardia.
—Disculpa, pensé que sabías que estaba aquí.
—No os disculpéis, no ha sido nada.
—Estoy fuera de servicio, me retiraba de hecho, no son necesarias las formalidades. Llegaste hace un par de horas, ¿verdad? Debí haber estado a tu llegada. Soy
—Vlomra. Les escuché nombrarte cuando decidían lo que hacer conmigo. Aylizz
—Wendell. Si, lo sé. La chica que nos ayudó a saltar el muro. Estuve allí.
—¿De verdad? Disculpa, no... Recuerdo a todo el mundo. Lo cierto es que terminé por desmayarme y todavía se me vuelve todo un poco…
—Descuida. Aunque… Ya que estás aquí… Desde que las tropas Sondve de Sandorai llegaron, digamos que medio han tomado el control de la situación. La guardia personal de Danethil recaba información para organizar… Lo que sea que se esté preparando. Deberías personarte ante Zansádel.
—¿Quién?
—Intenta entrevistarse con los invocadores. Y tú eres una, ¿no? Al menos entonces lo fuiste. Puedo introducirte, si quieres. Está en el Nytt Te.
Tengo casi tomada mi decisión respecto al camino que voy a tomar, pero quiero tener en cuenta al resto para ver dónde termina de encajar esta elfita. De momento...
- inventario:
- [arma] Daga calidad superior con arma cambiante [encantamiento de arma] a Espada.
[botas] Botas de araña.
[túnica, armadura] Ropas arcanas pobres.
[artilugio] Kit alquímico inferior {1 uso disponible}
[artilugio] Sellador de heridas {2 usos disponibles}
[elixir] Pócima de Yule {1 uso disponible}
[objeto máster] Limo de la unión {1 uso disponible}
Aylizz Wendell
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Como se había hecho costumbre ya, el caballero esmeralda Al'theas acudió una vez mas a la solicitud de su superior de la Logia y amiga, la Alta encantadora Níniel, esta vez en una incursión que de nuevo pasaría por su tierra natal en una misión un tanto inverosímil en ayuda de un grupo de elfos que según algunos... habían sido tachados de renegados.
No obstante, ni para el caballero ni para la sacerdotisa era impedimento para ayudar a aquellos que seguían siendo hermanos a pesar de de lo hermetizados que parecían ser algunos como Catherine había señalado.
No tardo mucho en aparecer Danethil, la líder de aquella campaña en Nytt Hus, la cual reclamo la presencia de la sacerdotisa con presteza mientras los demás terminaban de levantar el campamento y siguiendo la petición de la sacerdotisa, Al'theas haría lo propio ayudando a Catherine a tener lista la enfermería para su regreso.
-Debe de ser grave... para solicitar la ayuda de la Alta encantadora de la Logia...- Dijo en voz baja a medida que terminaba los últimos preparativos, deduciendo que no estaban allí por casualidad junto al hecho de que fuera necesaria una reunión en privado, llegando a la conclusión de que algo estaba ocurriendo que era mejor que no se hiciera publico, lo cual hacia que su curiosidad le empujara a preguntar a la sacerdotisa tras su regreso, pero prefirió confiar en su juicio y aguardar si consideraba oportuno hacerle saber los detalles de aquella reunión fuera por el motivo que fuera.
Offrol: A igual que Níniel, me apunto a "El peso del liderazgo.
No obstante, ni para el caballero ni para la sacerdotisa era impedimento para ayudar a aquellos que seguían siendo hermanos a pesar de de lo hermetizados que parecían ser algunos como Catherine había señalado.
No tardo mucho en aparecer Danethil, la líder de aquella campaña en Nytt Hus, la cual reclamo la presencia de la sacerdotisa con presteza mientras los demás terminaban de levantar el campamento y siguiendo la petición de la sacerdotisa, Al'theas haría lo propio ayudando a Catherine a tener lista la enfermería para su regreso.
-Debe de ser grave... para solicitar la ayuda de la Alta encantadora de la Logia...- Dijo en voz baja a medida que terminaba los últimos preparativos, deduciendo que no estaban allí por casualidad junto al hecho de que fuera necesaria una reunión en privado, llegando a la conclusión de que algo estaba ocurriendo que era mejor que no se hiciera publico, lo cual hacia que su curiosidad le empujara a preguntar a la sacerdotisa tras su regreso, pero prefirió confiar en su juicio y aguardar si consideraba oportuno hacerle saber los detalles de aquella reunión fuera por el motivo que fuera.
Offrol: A igual que Níniel, me apunto a "El peso del liderazgo.
- Inventario elegido:
-Estoque reforzado- Estoque reforzado:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Arma cortante encantada a una mano, calidad superior: Estoque reforzado
Habilidad (común): permite cambiar mágicamente el metal del arma del rival cambiando así su calidad: bronce, calidad común, y acero, calidad superior. No sirve contra armas de calidad legendarias.
Habilidad (dragones): poseen una nueva característica: cobre, calidad pobre
Duración: 1 turno
Enfriamiento: 4 turnos
Precio: 500 aeros
-Objeto/Arma Escudo de vidrio (5)- Objeto/Arma Escudo de vidrio:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
[5 cargas]: El cristal del hielo de la espada de Rigobert causado por el choque de armas contra Querostraza cae en tu escudo y lo convierte por completo en cristal verdoso. Puedes evitar ataques físicos con él. Además, cuando alguien lo golpee, el escudo emite un impulso que lo hará rebotar, quedando indefenso para un contraataque en el mismo turno. Máximo: 5 usos antes de resquebrajarse el cristal.
-Escultura Pequeño Dragón (4)- Escultura Pequeño Dragón (4):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Os marcháis de la playa cuando tropezáis con una figura oculta en la arena. Pensáis que es una piedra. Por curiosidad, cogéis y limpiáis la figura. Descubrís que se trata de un dragón de madera. Guarda magia en su interior. Si lo lanzáis al aire, el dragón tomará el vuelo y podréis ver con sus ojos. Útil para inspeccionar áreas fuera de vuestro alcance.
La duración del vuelo del dragón es de 2 turno. Después de éste, el dragón regresará a su estado estático original.
4 Usos
-Anillo de los Ases (1)- Anillo de los Ases (1):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Creado por el dios Bragi a través de los sacerdotes brujos. Está formado por ceniza compactada y dura, tanto como una roca. Después de quemar lo que traía desgracia, este anillo os dará suerte con sus dos funciones:
- Si lo soplas, cuando tengas que tirar runas, la suerte será “buena”, independientemente de la runa que salga. Pero, no tendrá efecto si las runas están condicionadas por otra maldición.
- En cambio, si lo frotas, uno de tus atributos mejorará en ese turno un 10%. Sólo tiene un uso. Después, perderá todo el poder y pasará a ser un mero objeto decorativo.
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Incluso Kyra sabía de la existencia y el poder de los objetos del 19. Quizá no conociera en detalle cada uno de ellos, pero era consciente del enorme peligro que representaban para Aerandir. Ni siquiera un exilio auto impuesto podría mantener lejos rumores como ese.
Gracias a eso, la antiguamente custodio sabía lo que estaba en juego en Nytt Hus. Y por esa misma razón iría a dar una mano, aunque no fuera del todo bien recibida.
En un intento de ganarse la confianza de los habitantes de ese lugar, Kyra había llegado varios días antes. Se presentó como una viajera más del montón, con algo de experiencia en combate a sus espaldas, ofreciendo su ayuda. Admitió que comprendería la reticencia de los elfos al escuchar semejante oferta viniendo de una vampiresa desconocida, pero les aseguró que si se negaban a recibirla, lo entendería. Sin embargo, también dejó en claro que no se alejaría mucho y que acudiría a defender el lugar si hacía falta.
Quizá debido a sus palabras, quizá debido a su aspecto, o quizá gracias a ambas cosas, los lugareños fueron cediendo poco a poco. A veces hasta parecía que olvidaban que, técnicamente, no se encontraban frente a una de los suyos.
Así fue como Kyra logró que le permitieran ayudar en la defensa del lugar. Le hubiera gustado salir a hacer reconocimiento, pero no era muy buena en ello y Snjor aún era pequeño como para llevarlo a combatir. Si no quedaba más solución, el felino saltaría a la batalla sin dudarlo, pero la pelirroja no deseaba poner en riesgo al cachorro.
Offrol:
Aunque me tienta la idea de acompañar a nou solo para ver cómo reacciona a la presencia de una elfipiresa, elijo la misión "Esperando golpes desde cualquier lugar".
*Por la cronología de mi lista de tareas, para el momento de este evento ya contaré con la mascota que me corresponde por mi ficha de domadora. En un tema previo y aún en curso es donde aparecerá por primera vez dicho animalito. De todas formas, no creo usarlo porque no tengo skills con el aún y porque todavía está chiquito.
Pd: no me dejen solito D:
Gracias a eso, la antiguamente custodio sabía lo que estaba en juego en Nytt Hus. Y por esa misma razón iría a dar una mano, aunque no fuera del todo bien recibida.
En un intento de ganarse la confianza de los habitantes de ese lugar, Kyra había llegado varios días antes. Se presentó como una viajera más del montón, con algo de experiencia en combate a sus espaldas, ofreciendo su ayuda. Admitió que comprendería la reticencia de los elfos al escuchar semejante oferta viniendo de una vampiresa desconocida, pero les aseguró que si se negaban a recibirla, lo entendería. Sin embargo, también dejó en claro que no se alejaría mucho y que acudiría a defender el lugar si hacía falta.
Quizá debido a sus palabras, quizá debido a su aspecto, o quizá gracias a ambas cosas, los lugareños fueron cediendo poco a poco. A veces hasta parecía que olvidaban que, técnicamente, no se encontraban frente a una de los suyos.
Así fue como Kyra logró que le permitieran ayudar en la defensa del lugar. Le hubiera gustado salir a hacer reconocimiento, pero no era muy buena en ello y Snjor aún era pequeño como para llevarlo a combatir. Si no quedaba más solución, el felino saltaría a la batalla sin dudarlo, pero la pelirroja no deseaba poner en riesgo al cachorro.
Offrol:
Aunque me tienta la idea de acompañar a nou solo para ver cómo reacciona a la presencia de una elfipiresa, elijo la misión "Esperando golpes desde cualquier lugar".
- Inventario:
Espada calidad pobre
Espada inservible en combate
Mascota Snjor (leopardo nublado)*
*Por la cronología de mi lista de tareas, para el momento de este evento ya contaré con la mascota que me corresponde por mi ficha de domadora. En un tema previo y aún en curso es donde aparecerá por primera vez dicho animalito. De todas formas, no creo usarlo porque no tengo skills con el aún y porque todavía está chiquito.
Pd: no me dejen solito D:
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
El sonido de un prematuro ulular le hizo apartar la vista del paisaje que se abría ante él, de aquella extraña urbe a la que no dejaban de llegar elfos solitarios y compañías cuyos emblemas resultaban fáciles de identificar. Era hora de volver con los demás. No pudo, sin embargo, evitar volver a otear el horizonte, donde los últimos rayos del sol daban paso a aquel intenso resplandor anaranjado, que anunciaba el último aliento de un día ya moribundo, que en segundos daría paso a la oscuridad de la noche. Un horizonte interrumpido por la mole que representaba aquella herética población.
Con presteza, descendió de la rama en la que se encontraba apostado, cayendo a los pies del árbol con un sonido amortiguado. Entre las sombras observó moverse a la autora del ululato.
- ¿Y bien? – Wëria parecía impaciente. Al igual que él, hacía pocas lunas que había abandonado por primera vez los confines de Sandorái y notaba su reticencia a permanecer allí por mucho más tiempo.
- Se encuentra a poco más de una milla… y es como cuentan. Está rodeado de un muro ingente –el joven elfo recordaba las vagas descripciones de la ciudad que le habían dado al inicio de su viaje, pero ninguna podía siquiera aproximarse a lo que acababa de ver.
- ¿Has visto algo más?
- Hay un punto de control hacia el Este. No dejan de llegar destacamentos y algún elfo solitario -Entre las sombras vio a su interlocutora asentir pensativa.
- Volvamos con el resto.
[…]
La comitiva se había reunido, apenas unas horas antes, a un par de millas de su ubicación actual. Cada campamento había enviado a sus guerreros, aquellos de los que podían prescindir, los que deseaban luchar… pero, sobre todo, los que conocían el riesgo de abandonar el bosque que los cobijaba, su hogar. La cautela había instado a sus líderes a ordenar que la marcha hasta Nytt Hus se realizase en pequeños grupos, que no debían reunirse hasta alcanzar la linde del bosque que acogía al pueblo de los renegados.
Tarek había recibido con sorpresa la llamada para unirse a aquella empresa, sobre todo, tras su reciente llegada de Isla Tortuga. Pero su desconcierto fue todavía mayor al descubrir qué era lo que impulsaba al clan de los Ojosverdes a partir hacia Nytt Hus, donde el resto de clanes élficos ya había comenzado a reunirse, tras la decisión tomada durante el Concilio. Todavía resonaban en su mente los comentarios y opiniones de sus embajadores sobre lo sucedido en aquel cónclave donde, nuevamente, los Ojosverdes habían mostrado su rechazo ante el pueblo exiliado. Los Sondve renegados, aquellos que habían forjado una alianza con una población humana, una que había diezmado durante siglos su bosque, al igual que hacían en aquel momento los habitantes de la región de Vulwufar. No se sorprendió, por lo tanto, al volver al campamento base, de escuchar murmullos disgustados y claras muestras de indignación respecto a las circunstancias de su presencia allí. En el fondo, Tarek no podía culparlos…
Wëria y él se dirigieron hacia el improvisado pabellón que servía en aquel momento como lugar de reunión para los líderes del clan.
- ¿Qué habéis visto? – Dhonara, quién había sido su mentora desde su llegada al clan de los Ojosverdes, fue la primera en dirigirse a ellos.
- Es cierto que se encuentra rodeado por un enorme muro… y son numerosos los clanes que han llegado para prestar ayuda a los Sondve renegados –Tarek se limitó a asentir ante las palabras de Wëria.
-Ya veo – Dhonara chasqueó sonoramente la lengua, al tiempo que el rumor de airados murmullos llenaba la tienda.
- ¿Dhonara, realmente vamos a… hacerlo? –preguntó contrariado uno de los miembros del consejo. Tarek no pudo reprochárselo. Su presencia allí, en tierra de los exiliados, rompía diametralmente con los principios de su clan.
- Para eso hemos venido.
La tajante respuesta de su mentora se saldó con el silencio de todos los presentes.
[…]
Se encontraba de nuevo al amparo del gran árbol desde el que había observado la urbe apenas unas horas antes. Nytt Hus se divisaba, tenuemente iluminada, a lo lejos.
- ¡Muchacho! – la voz de Dhonara lo sacó de su ensimismamiento- ¿Todo bien? –Había ascendido hasta una rama cercana y en ese momento observaba, al igual que él, la ciudad.
- ¿Por qué no iba a estarlo?
- Parecías reticente, cuando te convoqué para unirte a esta empresa... y desde que llegamos has estado taciturno –algo similar a la pesadumbre o quizás al disgusto era perceptible en su voz.
- Si el clan ordena que partamos, partimos. Aunque eso nos haga actuar en contra de nuestra propia filosofía… En contra de lo que siempre hemos defendido.
- A nadie le gusta esto, Tarek. Pero como bien dices, si el clan considera que es lo mejor, debemos estar aquí… aunque no nos agrade. Ya sabes cuál fue la resolución del Concilio y debemos actuar en consecuencia –guardaron silencio por unos instantes– Deberías descansar. No sabes cuándo tendrás la oportunidad de dormir otra noche tranquilo.
Dormir tranquilo… Tarek no lo había hecho desde que había llegado el aviso de que debían partir… o quizás incluso de antes. No podía dejar de preguntarse si su presencia allí era acertada, independientemente de lo que hubiese decidido el Concilio. Pero el clan ordenaba y sus miembros cumplían. Solo así habían conseguido perseverar y sobrevivir.
-Con presteza, descendió de la rama en la que se encontraba apostado, cayendo a los pies del árbol con un sonido amortiguado. Entre las sombras observó moverse a la autora del ululato.
- ¿Y bien? – Wëria parecía impaciente. Al igual que él, hacía pocas lunas que había abandonado por primera vez los confines de Sandorái y notaba su reticencia a permanecer allí por mucho más tiempo.
- Se encuentra a poco más de una milla… y es como cuentan. Está rodeado de un muro ingente –el joven elfo recordaba las vagas descripciones de la ciudad que le habían dado al inicio de su viaje, pero ninguna podía siquiera aproximarse a lo que acababa de ver.
- ¿Has visto algo más?
- Hay un punto de control hacia el Este. No dejan de llegar destacamentos y algún elfo solitario -Entre las sombras vio a su interlocutora asentir pensativa.
- Volvamos con el resto.
[…]
La comitiva se había reunido, apenas unas horas antes, a un par de millas de su ubicación actual. Cada campamento había enviado a sus guerreros, aquellos de los que podían prescindir, los que deseaban luchar… pero, sobre todo, los que conocían el riesgo de abandonar el bosque que los cobijaba, su hogar. La cautela había instado a sus líderes a ordenar que la marcha hasta Nytt Hus se realizase en pequeños grupos, que no debían reunirse hasta alcanzar la linde del bosque que acogía al pueblo de los renegados.
Tarek había recibido con sorpresa la llamada para unirse a aquella empresa, sobre todo, tras su reciente llegada de Isla Tortuga. Pero su desconcierto fue todavía mayor al descubrir qué era lo que impulsaba al clan de los Ojosverdes a partir hacia Nytt Hus, donde el resto de clanes élficos ya había comenzado a reunirse, tras la decisión tomada durante el Concilio. Todavía resonaban en su mente los comentarios y opiniones de sus embajadores sobre lo sucedido en aquel cónclave donde, nuevamente, los Ojosverdes habían mostrado su rechazo ante el pueblo exiliado. Los Sondve renegados, aquellos que habían forjado una alianza con una población humana, una que había diezmado durante siglos su bosque, al igual que hacían en aquel momento los habitantes de la región de Vulwufar. No se sorprendió, por lo tanto, al volver al campamento base, de escuchar murmullos disgustados y claras muestras de indignación respecto a las circunstancias de su presencia allí. En el fondo, Tarek no podía culparlos…
Wëria y él se dirigieron hacia el improvisado pabellón que servía en aquel momento como lugar de reunión para los líderes del clan.
- ¿Qué habéis visto? – Dhonara, quién había sido su mentora desde su llegada al clan de los Ojosverdes, fue la primera en dirigirse a ellos.
- Es cierto que se encuentra rodeado por un enorme muro… y son numerosos los clanes que han llegado para prestar ayuda a los Sondve renegados –Tarek se limitó a asentir ante las palabras de Wëria.
-Ya veo – Dhonara chasqueó sonoramente la lengua, al tiempo que el rumor de airados murmullos llenaba la tienda.
- ¿Dhonara, realmente vamos a… hacerlo? –preguntó contrariado uno de los miembros del consejo. Tarek no pudo reprochárselo. Su presencia allí, en tierra de los exiliados, rompía diametralmente con los principios de su clan.
- Para eso hemos venido.
La tajante respuesta de su mentora se saldó con el silencio de todos los presentes.
[…]
Se encontraba de nuevo al amparo del gran árbol desde el que había observado la urbe apenas unas horas antes. Nytt Hus se divisaba, tenuemente iluminada, a lo lejos.
- ¡Muchacho! – la voz de Dhonara lo sacó de su ensimismamiento- ¿Todo bien? –Había ascendido hasta una rama cercana y en ese momento observaba, al igual que él, la ciudad.
- ¿Por qué no iba a estarlo?
- Parecías reticente, cuando te convoqué para unirte a esta empresa... y desde que llegamos has estado taciturno –algo similar a la pesadumbre o quizás al disgusto era perceptible en su voz.
- Si el clan ordena que partamos, partimos. Aunque eso nos haga actuar en contra de nuestra propia filosofía… En contra de lo que siempre hemos defendido.
- A nadie le gusta esto, Tarek. Pero como bien dices, si el clan considera que es lo mejor, debemos estar aquí… aunque no nos agrade. Ya sabes cuál fue la resolución del Concilio y debemos actuar en consecuencia –guardaron silencio por unos instantes– Deberías descansar. No sabes cuándo tendrás la oportunidad de dormir otra noche tranquilo.
Dormir tranquilo… Tarek no lo había hecho desde que había llegado el aviso de que debían partir… o quizás incluso de antes. No podía dejar de preguntarse si su presencia allí era acertada, independientemente de lo que hubiese decidido el Concilio. Pero el clan ordenaba y sus miembros cumplían. Solo así habían conseguido perseverar y sobrevivir.
- Off rol:
Arma: Kusarigama
Tarek Inglorien
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
—¿Y no has vuelto desde entonces?
—Hasta ahora.
Zansádel repasaba las notas que había tomado mientras la elfa había relatado sus vivencias durante el primer ataque, discurriendo si aún tendría alguna pregunta que hacerle que no hubiera surgido durante la entrevista. Atendiendo a tantos invocadores como fue posible localizar, podía verse reflejado en su rostro el cansancio de un día que, a pesar de haberse puesto el sol un par de horas atrás, parecía faltar mucho para terminar. Había perdido la cuenta de las veces que se había frotado la frente y suspirado al tratar de analizar tanta información, de atar cabos, de idear actuaciones en base a lo que pasó, lo que se hizo, lo que no se hizo y lo que pudo haberse hecho.
—Hiciste que los Ancianos cruzasen el río al norte, ¿por qué?
—Durante mi estancia en la ciudad trabajé en los huertos y podía pasarme horas contemplando los alrededores. Os habéis preocupado de conocer los detalles de la batalla, pero ¿habéis puesto interés en conocer Nytt Hus? En sus límites confluyen territorios variopintos, cada cual menos cordial. Sabíamos que llegarían enemigos, pero no por dónde y tampoco si su objetivo final sería este o buscarían el avance. Los alrededores del río contaban con menos defensas, convencidas las tropas, sin duda, de que la naturaleza haría el resto. En otros tiempos yo habría pensado lo mismo, pero después de ver cómo quedó nuestro bosque…
Ambas guardaron silencio un instante, con la mirada de quien entiende sin palabras el dolor del otro, pudiendo sentirlo en las propias carnes. Las razones de cada una para encontrarse allí eran muy distintas, mas coincidían en la meta, como todos los que habían acudido al auxilio de los exiliados. Nada como un enigmático y poderoso enemigo común para unir a los que alguna vez fueron sólo un pueblo.
Aylizz apretó labios y puños, frunciendo el ceño. La defensa de Nytt Hus funcionó entonces, a pesar de los acontecimientos inesperados, gracias a las previsiones de la Nowo Khan. Ahora, en su estado, los que la habían seguido se encontraban en un limbo entre la preocupación por su líder y el futuro de lo que ya era su hogar y la desconfianza en aquellos que ahora los dirigían, después de haberles dado la espalda.
—¿Qué pasará ahora?— terminó la joven por interrumpir el silencio, mirando de soslayo hacia la ventana, alcanzando a ver el bullicio nocturno que se comenzaba a formar en las calles que ahora duplicaban, como poco, su afluencia habitual.
—Aún quedan decisiones por tomar. Mi señora se está ocupando personalmente de las atenciones de Atreyu, pero ya se ha planteado una partida de reconocimiento en los alrededores, además de reforzar las defensas aquí, claro está. Que el muro se mantenga medianamente en pie nos facilita las cosas en ese aspecto. Por lo demás…
El muro.
En aquel momento no se había dado cuenta pero ahora, con la atención puesta en las explicaciones de Zansádel, reparó en el encuentro con Vlomra y su sorpresa. ¿Cómo pudo pillarla desprevenida? ¿Tan absorta se encontraba, contemplando el muro, en los recuerdos de aquel día que no percibió su luz? Debería haber percibido su luz al menos a un par de metros... ¿Y si la energía que aún podía percibirse de la gran pared de roca, aunque mínima, había logrado hacerla pasar desapercibida? Se frotó la frente y negó para sí con la cabeza, asegurándose a sí misma estar sugestionada. Había sido un día tedioso.
—La partida, ¿hacia dónde se envía?
—Por qué, ¿querrías ir?
—La verdad… Creo… Que soy más hábil sobre el terreno. Y conozco el bosque. Por no hablar que me desquicia quedarme esperando a que alguien me de órdenes o me diga algo. Me hastía perder el tiempo. Si creéis que puede haber algo que puedo ser de utilidad ahí fuera, sólo decidme.
Finalmente he decidido irme de excursión. Me apunto a "Que viene el lobo.".
Aylizz Wendell
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Hacía un rato que Elian se había quedado solo en aquel tramo del gran muro. De pie, apoyado perezosamente en su cayado, observaba el paisaje a su alrededor. Los árboles tupidos y cerrados de los Bosques del Oeste dominaban la escena hacia el norte y el oeste. Hacia el sur y el este, más allá del gran río, se entendía el bosque disperso y reseco de Midgar, con su flora y fauna particular.
Y, en medio de todo eso, como una isla de verdor resplandeciente, se erguían los mágicos árboles de Nytt Hus, con sus pasarelas y su colorida arquitectura asomando entre ramas y hojas. Elian había oído diferentes versiones sobre su fundación y no le preocupaba saber cuál de ellas era la verdadera, pues un lugar como aquel merecía, sin duda, tantas historias como alcanzara a producir la imaginación de los viajeros.
Respiró hondo y se obligó a despegarse de aquella mágica visión. Estuvo un rato callejeando por el poblado, saludando sus gentes, que mantenían como buenamente podían un semblante de cotidianidad ante la avalancha de visitantes y la incertidumbre de su inmediato futuro.
Finalmente, regresó con los suyos y no tardó en toparse con la mirada de su abuelo Sylean, quien estaba al cargo de la representación Satari. El hombre, que hablaba con una guerrera desconocida para Elian, le hizo un gesto con la mano para que se acercara.
—Aquí estás, muchacho —le dijo con su voz recia, apenas tocada por la edad—. Llegas en el mejor momento, acabo de ofrecerte voluntario para una misión.
—¿De qué se trata? —preguntó Elian.
—Exploración y reconocimiento. Ve con Nerdanel, ella te explicará.
Y, una vez más, Elian se encaminó al destino que le habían programado.
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OFF: Elijo la misión Que viene el lobo
Y, en medio de todo eso, como una isla de verdor resplandeciente, se erguían los mágicos árboles de Nytt Hus, con sus pasarelas y su colorida arquitectura asomando entre ramas y hojas. Elian había oído diferentes versiones sobre su fundación y no le preocupaba saber cuál de ellas era la verdadera, pues un lugar como aquel merecía, sin duda, tantas historias como alcanzara a producir la imaginación de los viajeros.
Respiró hondo y se obligó a despegarse de aquella mágica visión. Estuvo un rato callejeando por el poblado, saludando sus gentes, que mantenían como buenamente podían un semblante de cotidianidad ante la avalancha de visitantes y la incertidumbre de su inmediato futuro.
Finalmente, regresó con los suyos y no tardó en toparse con la mirada de su abuelo Sylean, quien estaba al cargo de la representación Satari. El hombre, que hablaba con una guerrera desconocida para Elian, le hizo un gesto con la mano para que se acercara.
—Aquí estás, muchacho —le dijo con su voz recia, apenas tocada por la edad—. Llegas en el mejor momento, acabo de ofrecerte voluntario para una misión.
—¿De qué se trata? —preguntó Elian.
—Exploración y reconocimiento. Ve con Nerdanel, ella te explicará.
Y, una vez más, Elian se encaminó al destino que le habían programado.
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OFF: Elijo la misión Que viene el lobo
Elian
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Los verdes ojos de Dhonara, tan similares a los del resto de miembros del clan y a su vez tan diferentes de los del propio Tarek, lo miraron nuevamente con seriedad. Se encontraban en el claro del bosque que había servido desde su llegada como campamento base, rodeados por el resto de líderes del clan, que observaban la escena con semblante grave.
- Tú misión es importante… esencial. ¿Lo comprendes?
- Lo comprendo –la que había sido su mentora le había repetido aquella pregunta en varias ocasiones desde el alba. Quizás la actitud esquiva del joven elfo la había hecho dudar de su franqueza.
Agarrándolo con cierta dureza, Dhonara intensificó su mirada, a fin de reafirmar sus palabras o incluso discernir, en la mirada de Tarek, si las suyas eran sinceras.
- Lo comprendo y lo entiendo. No voy a fallaros, no ahora.
- Bien –una sonrisa casi maternal se extendió por su cara, al tiempo que atraía al joven elfo hasta si para chocar sus dos frentes- Que los dioses te guarden en tu travesía…
- … y que custodien tus huesos de regreso a la tierra – terminó Tarek la tan sabida letanía con la que los miembros de su clan se despedían antes de ir a la guerra. Dhonara lo miró con sorna, al tiempo que se separaba de él y negaba con la cabeza, como si la sola mención de su muerte le hiciese gracia.
- No seas tan cenizo… Esperamos vuestra señal.
Con una última inclinación respetuosa hacia sus mayores, Tarek y media docena más de jóvenes elfos partió del claro de bosque rumbo a Nytt Hus. Pronto, el murmullo de su propia gente se perdió entre la espesura del bosque, dando paso al silencio, interrumpido ocasionalmente por las rápidas pisadas de algún animal o el aleteo ajetreado de un pájaro. Si no fuese consciente de que otros compartían su travesía, Tarek habría sido incapaz de distinguir el roce de sus ropajes contra la floresta. Privados de la magia que corría por las venas de sus congéneres, los Ojosverdes habían perfeccionado con maestría el arte del sigilo, resultando imperceptibles en el que era su hábitat natural, el bosque.
El gran parapeto que rodeaba la ciudad semejó inexpugnable para el joven elfo desde la cercanía. Fuese cual fuese la razón por la que se había alzado, probablemente había cumplido con su misión. Sabía que la urbe había sido el centro de una batalla hacía relativamente poco, pero aquello había sucedido antes de su salida del campamento y el clan era reticente a hablar de aquel lugar, de aquella gente, tan similar a ellos y tan diferente. Nytt Hus había estado vetada, en todas sus formas, para el clan, hasta que el Concilio había tomado la decisión de permitir que los exiliados recibiesen ayuda del exterior… y allí estaban ahora, contemplando un pedazo de su historia del que apenas sabían nada.
Era hora. Saliendo del bosque, avanzó hasta una de las entradas de la ciudad.
- Alto –un humano uniformado lo miró evaluadoramente y, con cierta mofa y sarcasmo, le preguntó- ¿A qué has venido? –el elfo peliblanco no pudo evitar alzar una ceja con desdén.
- Ya sabes, de excursión… pasaba por aquí y decidí acercarme a ver la ciudad –indicó indolente, cruzándose de brazos- ¿A qué crees que he venido?
La cara de estupor de su interlocutor mudó en un intenso sonrojo al detectar las poco disimuladas risas de su compañero, que se encontraba unos pasos por detrás de él.
- ¿Te parece graciosa la situación? –preguntó, aún sonrojado, con cierta agresividad en su voz.
- Lleváis días recibiendo a elfos… ¿Qué te hace pensar que no tengo las mismas intenciones que ellos? –la expresión del guardia mudó en escepticismo, al tiempo que llevaba la mano hasta el pomo de la espada. Quizás fuese un poco más inteligente de lo que parecía- Porque sea lo que sea que te haga sospechar, te aseguro, que está bien fundado.
El escepticismo dejó paso a la estupefacción en el momento en que las palabras de Tarek y su socarrona sonrisa calaron en la mente del humano, tornándose en turbación cuando se giró para alertar a su compañero, que se encontraba tirado en el suelo, rodeado de un charco de sangre. A su lado, Gwinn, uno de los “hermanos” de Tarek limpiaba con parsimonia la hoja de su daga. El asustado guardia apenas tuvo tiempo de abrir la boca para gritar, antes de que el peliblanco le rebanase limpiamente el cuello desde atrás.
- Nunca entenderé porqué te gusta tanto ejecutarlos de espaldas. Así no puedes ver como la vida abandona sus repugnantes ojos.
- No se merecen saber quién les ha quitado la vida… al igual que yo no sé quién se la quitó a él.
Negando con la cabeza, Gwinn dio señal al resto de la avanzadilla. Habían elegido aquella puerta por ser la más fácil de proteger y, por lo tanto, la menos vigilada. Sus exploradores les habían indicado además que era la región por la que menos elfos acudían a la ciudad. Un punto perfecto para atacar sin llamar la atención de inmediato. Dhonara había sido clara: no debían generar más víctimas que las estrictamente necesarias. Los humanos estaban muertos por descontado, pero los elfos… a pesar de encontrarse allí para ayudar a los traidores, todavía eran sus análogos. Si no presentaban resistencia, no debían matarlos. Por esa razón, habían esperado hasta aquel momento para atacar. Puesto que, algunas horas antes, un importante número de comitivas había abandonado la ciudad, diezmando el número defensores de la misma.
- Nos ocuparemos del resto. Ve y descubre donde está la líder hereje. –indicó Gwinn, al tiempo que entregaba la daga. Protegida por el ocaso, el resto de la avanzadilla se dispersó entre las sombras que comenzaba a cubrir la ciudad.
Una vez solo, Tarek se traspasó las defensas de la urbe. Había sido elegido como señuelo debido a sus diferencias físicas con respecto al resto del clan. Aunque lo arrestasen, nadie lo asociaría en un primer momento a los Ojosverdes, puesto que su herencia paterna había mitigado, en gran medida, el fulgor verdoso que iluminaba la mirada de sus congéneres. Su avance fue relativamente sencillo. Los guardas, como los exploradores habían informado, se encontraban reunidos, probablemente para hacer balance de los riesgos que atañía la llegada de la noche. La tensión era palpable en el ambiente, la ciudad estaba preparada para la guerra. Sin demasiada dificultad, consiguió internarse unos doscientos metros en el campamento más cercano, hasta que un elfo de cabellos rubios y elaborada armadura le dio el alto.
- Eh tú. ¿Quién eres? ¿Acaso no sabes que no puedes circular por esta zona sin permiso?
Tarek avanzó unos pasos hacia su derecha, para ponerse a la luz de uno de los pebeteros que iluminaban tenuemente el campamento. La cara del elfo mudó inmediatamente en sospecha.
- No te había visto antes… y recordaría una marca como la que portas en la cara si la hubiese visto –el pertrechado elfo llevó la mano con presteza al mango de su arma- ¿Cuándo has llegado? –Tarek le sonrió ladino.
- Justo ahora – con parsimonia empujó el pebetero sobre la tienda más cercana, que se incendió con rapidez, despertando a sus ocupantes, que comenzaron a gritar asustados. En escasos segundos, el fuego se propagó por otras tiendas cercanas, generando un momentáneo caos entre los guardas presentes, que se debatían entre sofocar las llamas y detener al causante de las mismas.
A penas ofreció resistencia cuando varios guerreros se concentraron a su alrededor para reducirlo, bajo las órdenes del aquel que le había dado el alto.
- Avisad a Lokk. –indicó con voz autoritaria- No entiendo cómo ha podido colarse. –avanzando hacia Tarek, le colocó la espada en el cuello- ¿Qué es lo que haces aquí? ¿A qué se debe esto?
El elfo peliblanco guardó silencio. A su alrededor, numerosos guardias intentaban frenar el avance del fuego, que consumía todo a su alcance. El filo de la espada, que reflejaba el fulgor de las llamas, se clavó todavía más en su cuello, generando un leve corte que, probablemente, dejaría marca.
- ¿Quién eres y a qué has venido? –el joven elfo permaneció impasible ante su interlocutor, sin responder. El elfo rubio, tenso, lo observó evaluador– No vas a hablar, ¿verdad? –como toda respuesta el Tarek sonrió– Te haremos hablar…
- Un elfo torturando a otro… ¿Acaso no era esta la ciudad de la concordia?
- ¿Acaso quieres perder a lengua?
- Si lo hiciese no podría decirte lo que quieres saber... ¿Porqué estoy aquí? ¿Cómo he llegado?... ¿Si estoy solo? – volvió a sonreír con sorna.
– Acabarás hablando –escupió irritado el otro elfo.
Un joven elfo con armadura de cuero llegó corriendo hasta ellos– Ha entrado por la puerta este. Han asesinado a los guardas que la custodiaban. Es reciente.
El elfo rubio lo miró evaluadoramente una vez más.
- Llevadlo al astillero y encerradlo allí. No lo perdáis de vista y reforzad la guardia. Iré al Nytt Tre a informar a la Nowo Khan –con una última mirada de odio hacia él, avanzó con presteza hacia el centro de la población. Al mismo tiempo, los captores de Tarek lo arrastraron, sin que él ofreciese demasiada resistencia, hasta el astillero.
El Nytt Tre… el puesto de mando. El lugar donde se encontraba la Nowo Khan. Los ojos en la sombra debían haber captado aquella información… el plan se ponía en marcha.
El astillero, una edificación localizada a escasos metros del suelo, sobre un magnificente árbol, se encontraba a las orillas del rio Tymer. Sin duda, no había sido creada como cárcel, pero sus captores habían sabido adecuar el espacio para tal función.
- Quedaos vigilando –indicó el que parecía ser el guardia de mayor rango.
- Que honor… mi propia guardia privada –replicó Tarek con sorna.
- ¡Cállate!
- Y yo pensando que queríais que hablase…
Con odio en la mirada, el elfo al mando lo dejó a cargo de cuatro guardias, que custodiaron la entrada hasta su regreso. Sin embargo, todos sus intentos por hacer hablar a Tarek resultaron infructuosos.
- ¿Ha dicho algo? –el elfo rubio, que parecía estar a cargo de aquel pelotón, apareció horas más tarde en el umbral de la puerta que daba acceso al astillero.
- Nada que pueda servirnos. Sigue esquivando las preguntas.
Tarek, desde el lugar en el que lo tenían atado, lo escuchó suspirar pensativamente. Tras unos instantes se dirigió a él.
- ¿Acaso no entiendes la seriedad de lo que está pasando? Si Marlowe se hace con el objeto… No es momento de chiquilladas. -Como toda respuesta, el elfo peliblanco lo miró impasible- Haced lo que sea necesario para que hable –el disgusto fue patente en su voz.
- ¿Durmiendo hermanito? – La voz de Gwinn lo devolvió a la consciencia – Te han dejado más guapo que de costumbre –Tarek gruñó como toda respuesta.
- ¿Ha funcionado?
- ¿Tú que crees? –la alegría era patente en su voz, al tiempo que lo ayudaba a desatarse –Solo fue necesario hacer que se concentrase en la puerta por la que entramos y reforzasen el acceso al río para vigilarte a ti. Es fácil desviar la atención del enemigo cuando no cuentan contigo. Un poco más de fuego aquí y allá… y el caos está servido. Demasiados frentes para atenderlos todos al mismo tiempo.
- Arderán los árboles de la ciudad. Arderá este bosque.
- Un sacrificio necesario para acabar con esta estúpida quimera. Era un aserradero Tarek. Se unieron a los humanos que mataban nuestro bosque.
- ¿Acaso no lo estamos matando nosotros ahora?
- Volverá a surgir. Sin la contaminación que lo corroe… cuando hayamos eliminado a la Nowo Khan. Volverá a florecer y volverá a ser puro como antes. –Tarek se estremeció al ver que la mirada de Gwinn destilaba algo cercano a la obsesión- Vamos. Dhonara quiere que nos encarguemos de evitar la entrada de otros elfos en la ciudad mientras ellos avanzan hasta el Nytt Tre.
La desolación que observó al salir del astillero hizo que Tarek sintiese escalofríos. El fuego se había propagado por la ciudad y el eco de gritos de terror resonaba en el ambiente. Los refugiados se esmeraban en intentar apagar las llamas, que continuaban su expansión sin descanso. La ciudad, mezcla de madera y piedra, era consumida por las llamas. Mientras, grupos de guerreros se desplazaban en dirección al sector oeste, desde donde avanzaba sin descanso el grupo del clan Ojosverdes. Se había desatado una batalla cruel y sangrienta, en la que algunos de sus “hermanos” perecerían a manos de sus iguales. Una muerte digna, en pos de eliminar aquella ignominia de su pueblo… o eso decían. El ambiente olía a sangre y a fuego. El silencio se había tornado en dolor y muerte…
- ¡Vamos! – Gwinn parecía ansioso por unirse a la carnicería.
- Que los dioses me perdonen –susurró Tarek, al ver la vasta destrucción que lo rodeaba.
Él había sido el causante de todo aquello.
- Tú misión es importante… esencial. ¿Lo comprendes?
- Lo comprendo –la que había sido su mentora le había repetido aquella pregunta en varias ocasiones desde el alba. Quizás la actitud esquiva del joven elfo la había hecho dudar de su franqueza.
Agarrándolo con cierta dureza, Dhonara intensificó su mirada, a fin de reafirmar sus palabras o incluso discernir, en la mirada de Tarek, si las suyas eran sinceras.
- Lo comprendo y lo entiendo. No voy a fallaros, no ahora.
- Bien –una sonrisa casi maternal se extendió por su cara, al tiempo que atraía al joven elfo hasta si para chocar sus dos frentes- Que los dioses te guarden en tu travesía…
- … y que custodien tus huesos de regreso a la tierra – terminó Tarek la tan sabida letanía con la que los miembros de su clan se despedían antes de ir a la guerra. Dhonara lo miró con sorna, al tiempo que se separaba de él y negaba con la cabeza, como si la sola mención de su muerte le hiciese gracia.
- No seas tan cenizo… Esperamos vuestra señal.
Con una última inclinación respetuosa hacia sus mayores, Tarek y media docena más de jóvenes elfos partió del claro de bosque rumbo a Nytt Hus. Pronto, el murmullo de su propia gente se perdió entre la espesura del bosque, dando paso al silencio, interrumpido ocasionalmente por las rápidas pisadas de algún animal o el aleteo ajetreado de un pájaro. Si no fuese consciente de que otros compartían su travesía, Tarek habría sido incapaz de distinguir el roce de sus ropajes contra la floresta. Privados de la magia que corría por las venas de sus congéneres, los Ojosverdes habían perfeccionado con maestría el arte del sigilo, resultando imperceptibles en el que era su hábitat natural, el bosque.
El gran parapeto que rodeaba la ciudad semejó inexpugnable para el joven elfo desde la cercanía. Fuese cual fuese la razón por la que se había alzado, probablemente había cumplido con su misión. Sabía que la urbe había sido el centro de una batalla hacía relativamente poco, pero aquello había sucedido antes de su salida del campamento y el clan era reticente a hablar de aquel lugar, de aquella gente, tan similar a ellos y tan diferente. Nytt Hus había estado vetada, en todas sus formas, para el clan, hasta que el Concilio había tomado la decisión de permitir que los exiliados recibiesen ayuda del exterior… y allí estaban ahora, contemplando un pedazo de su historia del que apenas sabían nada.
Era hora. Saliendo del bosque, avanzó hasta una de las entradas de la ciudad.
- Alto –un humano uniformado lo miró evaluadoramente y, con cierta mofa y sarcasmo, le preguntó- ¿A qué has venido? –el elfo peliblanco no pudo evitar alzar una ceja con desdén.
- Ya sabes, de excursión… pasaba por aquí y decidí acercarme a ver la ciudad –indicó indolente, cruzándose de brazos- ¿A qué crees que he venido?
La cara de estupor de su interlocutor mudó en un intenso sonrojo al detectar las poco disimuladas risas de su compañero, que se encontraba unos pasos por detrás de él.
- ¿Te parece graciosa la situación? –preguntó, aún sonrojado, con cierta agresividad en su voz.
- Lleváis días recibiendo a elfos… ¿Qué te hace pensar que no tengo las mismas intenciones que ellos? –la expresión del guardia mudó en escepticismo, al tiempo que llevaba la mano hasta el pomo de la espada. Quizás fuese un poco más inteligente de lo que parecía- Porque sea lo que sea que te haga sospechar, te aseguro, que está bien fundado.
El escepticismo dejó paso a la estupefacción en el momento en que las palabras de Tarek y su socarrona sonrisa calaron en la mente del humano, tornándose en turbación cuando se giró para alertar a su compañero, que se encontraba tirado en el suelo, rodeado de un charco de sangre. A su lado, Gwinn, uno de los “hermanos” de Tarek limpiaba con parsimonia la hoja de su daga. El asustado guardia apenas tuvo tiempo de abrir la boca para gritar, antes de que el peliblanco le rebanase limpiamente el cuello desde atrás.
- Nunca entenderé porqué te gusta tanto ejecutarlos de espaldas. Así no puedes ver como la vida abandona sus repugnantes ojos.
- No se merecen saber quién les ha quitado la vida… al igual que yo no sé quién se la quitó a él.
Negando con la cabeza, Gwinn dio señal al resto de la avanzadilla. Habían elegido aquella puerta por ser la más fácil de proteger y, por lo tanto, la menos vigilada. Sus exploradores les habían indicado además que era la región por la que menos elfos acudían a la ciudad. Un punto perfecto para atacar sin llamar la atención de inmediato. Dhonara había sido clara: no debían generar más víctimas que las estrictamente necesarias. Los humanos estaban muertos por descontado, pero los elfos… a pesar de encontrarse allí para ayudar a los traidores, todavía eran sus análogos. Si no presentaban resistencia, no debían matarlos. Por esa razón, habían esperado hasta aquel momento para atacar. Puesto que, algunas horas antes, un importante número de comitivas había abandonado la ciudad, diezmando el número defensores de la misma.
- Nos ocuparemos del resto. Ve y descubre donde está la líder hereje. –indicó Gwinn, al tiempo que entregaba la daga. Protegida por el ocaso, el resto de la avanzadilla se dispersó entre las sombras que comenzaba a cubrir la ciudad.
Una vez solo, Tarek se traspasó las defensas de la urbe. Había sido elegido como señuelo debido a sus diferencias físicas con respecto al resto del clan. Aunque lo arrestasen, nadie lo asociaría en un primer momento a los Ojosverdes, puesto que su herencia paterna había mitigado, en gran medida, el fulgor verdoso que iluminaba la mirada de sus congéneres. Su avance fue relativamente sencillo. Los guardas, como los exploradores habían informado, se encontraban reunidos, probablemente para hacer balance de los riesgos que atañía la llegada de la noche. La tensión era palpable en el ambiente, la ciudad estaba preparada para la guerra. Sin demasiada dificultad, consiguió internarse unos doscientos metros en el campamento más cercano, hasta que un elfo de cabellos rubios y elaborada armadura le dio el alto.
- Eh tú. ¿Quién eres? ¿Acaso no sabes que no puedes circular por esta zona sin permiso?
Tarek avanzó unos pasos hacia su derecha, para ponerse a la luz de uno de los pebeteros que iluminaban tenuemente el campamento. La cara del elfo mudó inmediatamente en sospecha.
- No te había visto antes… y recordaría una marca como la que portas en la cara si la hubiese visto –el pertrechado elfo llevó la mano con presteza al mango de su arma- ¿Cuándo has llegado? –Tarek le sonrió ladino.
- Justo ahora – con parsimonia empujó el pebetero sobre la tienda más cercana, que se incendió con rapidez, despertando a sus ocupantes, que comenzaron a gritar asustados. En escasos segundos, el fuego se propagó por otras tiendas cercanas, generando un momentáneo caos entre los guardas presentes, que se debatían entre sofocar las llamas y detener al causante de las mismas.
A penas ofreció resistencia cuando varios guerreros se concentraron a su alrededor para reducirlo, bajo las órdenes del aquel que le había dado el alto.
- Avisad a Lokk. –indicó con voz autoritaria- No entiendo cómo ha podido colarse. –avanzando hacia Tarek, le colocó la espada en el cuello- ¿Qué es lo que haces aquí? ¿A qué se debe esto?
El elfo peliblanco guardó silencio. A su alrededor, numerosos guardias intentaban frenar el avance del fuego, que consumía todo a su alcance. El filo de la espada, que reflejaba el fulgor de las llamas, se clavó todavía más en su cuello, generando un leve corte que, probablemente, dejaría marca.
- ¿Quién eres y a qué has venido? –el joven elfo permaneció impasible ante su interlocutor, sin responder. El elfo rubio, tenso, lo observó evaluador– No vas a hablar, ¿verdad? –como toda respuesta el Tarek sonrió– Te haremos hablar…
- Un elfo torturando a otro… ¿Acaso no era esta la ciudad de la concordia?
- ¿Acaso quieres perder a lengua?
- Si lo hiciese no podría decirte lo que quieres saber... ¿Porqué estoy aquí? ¿Cómo he llegado?... ¿Si estoy solo? – volvió a sonreír con sorna.
– Acabarás hablando –escupió irritado el otro elfo.
Un joven elfo con armadura de cuero llegó corriendo hasta ellos– Ha entrado por la puerta este. Han asesinado a los guardas que la custodiaban. Es reciente.
El elfo rubio lo miró evaluadoramente una vez más.
- Llevadlo al astillero y encerradlo allí. No lo perdáis de vista y reforzad la guardia. Iré al Nytt Tre a informar a la Nowo Khan –con una última mirada de odio hacia él, avanzó con presteza hacia el centro de la población. Al mismo tiempo, los captores de Tarek lo arrastraron, sin que él ofreciese demasiada resistencia, hasta el astillero.
El Nytt Tre… el puesto de mando. El lugar donde se encontraba la Nowo Khan. Los ojos en la sombra debían haber captado aquella información… el plan se ponía en marcha.
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El astillero, una edificación localizada a escasos metros del suelo, sobre un magnificente árbol, se encontraba a las orillas del rio Tymer. Sin duda, no había sido creada como cárcel, pero sus captores habían sabido adecuar el espacio para tal función.
- Quedaos vigilando –indicó el que parecía ser el guardia de mayor rango.
- Que honor… mi propia guardia privada –replicó Tarek con sorna.
- ¡Cállate!
- Y yo pensando que queríais que hablase…
Con odio en la mirada, el elfo al mando lo dejó a cargo de cuatro guardias, que custodiaron la entrada hasta su regreso. Sin embargo, todos sus intentos por hacer hablar a Tarek resultaron infructuosos.
- ¿Ha dicho algo? –el elfo rubio, que parecía estar a cargo de aquel pelotón, apareció horas más tarde en el umbral de la puerta que daba acceso al astillero.
- Nada que pueda servirnos. Sigue esquivando las preguntas.
Tarek, desde el lugar en el que lo tenían atado, lo escuchó suspirar pensativamente. Tras unos instantes se dirigió a él.
- ¿Acaso no entiendes la seriedad de lo que está pasando? Si Marlowe se hace con el objeto… No es momento de chiquilladas. -Como toda respuesta, el elfo peliblanco lo miró impasible- Haced lo que sea necesario para que hable –el disgusto fue patente en su voz.
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- ¿Durmiendo hermanito? – La voz de Gwinn lo devolvió a la consciencia – Te han dejado más guapo que de costumbre –Tarek gruñó como toda respuesta.
- ¿Ha funcionado?
- ¿Tú que crees? –la alegría era patente en su voz, al tiempo que lo ayudaba a desatarse –Solo fue necesario hacer que se concentrase en la puerta por la que entramos y reforzasen el acceso al río para vigilarte a ti. Es fácil desviar la atención del enemigo cuando no cuentan contigo. Un poco más de fuego aquí y allá… y el caos está servido. Demasiados frentes para atenderlos todos al mismo tiempo.
- Arderán los árboles de la ciudad. Arderá este bosque.
- Un sacrificio necesario para acabar con esta estúpida quimera. Era un aserradero Tarek. Se unieron a los humanos que mataban nuestro bosque.
- ¿Acaso no lo estamos matando nosotros ahora?
- Volverá a surgir. Sin la contaminación que lo corroe… cuando hayamos eliminado a la Nowo Khan. Volverá a florecer y volverá a ser puro como antes. –Tarek se estremeció al ver que la mirada de Gwinn destilaba algo cercano a la obsesión- Vamos. Dhonara quiere que nos encarguemos de evitar la entrada de otros elfos en la ciudad mientras ellos avanzan hasta el Nytt Tre.
La desolación que observó al salir del astillero hizo que Tarek sintiese escalofríos. El fuego se había propagado por la ciudad y el eco de gritos de terror resonaba en el ambiente. Los refugiados se esmeraban en intentar apagar las llamas, que continuaban su expansión sin descanso. La ciudad, mezcla de madera y piedra, era consumida por las llamas. Mientras, grupos de guerreros se desplazaban en dirección al sector oeste, desde donde avanzaba sin descanso el grupo del clan Ojosverdes. Se había desatado una batalla cruel y sangrienta, en la que algunos de sus “hermanos” perecerían a manos de sus iguales. Una muerte digna, en pos de eliminar aquella ignominia de su pueblo… o eso decían. El ambiente olía a sangre y a fuego. El silencio se había tornado en dolor y muerte…
- ¡Vamos! – Gwinn parecía ansioso por unirse a la carnicería.
- Que los dioses me perdonen –susurró Tarek, al ver la vasta destrucción que lo rodeaba.
Él había sido el causante de todo aquello.
-
Offrol: disculpad que no contestase antes. Por motivos laborales he estado desconectado de todo.
Tarek Inglorien
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
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-¡HEMOS SIDO INVADIDOS!- gritó uno de sus suboficiales. Los cuernos élficos tocaron a desafío a una seca orden de Zansádel. Sin embargo, no fueron los licántropos, no al menos en esos momentos, ni lo vampiros, quienes llevaron la sangre y la muerte a Nytt Hus.
Fueron los elfos. Los propios elfos, hermanos de Sandorai.
La mano derecha de Danethil Sein miró al cielo, cuando unas lágrimas amenazaron con anegar sus ojos, acordes a las negras nubes que coronaban los altos árboles de la foresta. Varios de los líderes de las tropas expedicionarias que habían acudido en auxilio de sus congéneres la observaban. Incomprensión, rabia y tristeza. Tan sólo eso podía contemplarse en los hermosos rostros de la raza protectora de Árbol Madre. Esperaban algo que en el fondo, deseaban no escuchar.
-Preparáos para la batalla- anunció, con voz firme y alma quebrada- Nuestra Señora ha venido con una misión. Debemos protegerla a ella y a éste asentamiento de los traidores que han llegado. ¡Buscadlos y acabad con la amenaza a Nytt Hus!
-¡AMBAR, AMBAR, AMBAR!- gritaron en respuesta. La líder los despachó con un ademán, pensando en esa misma palabra, mientras el humo procedente de varios fuegos se alzaba como presagio. Muerte. No podía desguarecer el este. La invasión debía ser reprimida con las fuerzas de que disponía.
No había más órdenes. Todo se había reducido a proteger el auténtico corazón del asentamiento, personificado en las dos gobernantes de cada una de las partes del clan Sondve. El sonido de las armas, el olor de los incendios, del miedo y el sudor de los combatientes, la persecución del enemigo de la misma sangre. Aquel sería para siempre un día negro para su raza. La Matanza de elfos por elfos. La Traición de Nytt Hus. ¿Por qué los dioses permitían algo así?
**************
Atreyu se moría. Sentada a los pies de su mullida cama, Danethil apenas escuchaba la locura en la que se había transformado el hogar de los exiliados. Tal vez había puesto demasiadas esperanzas en la joven Thenidiel y su caballero. Sí, ella misma podría haber logrado hacerse con prisioneros de las razas necesarias para la magia que debía llevar a cabo, y de nada hubiese servido. Los sentimientos negativos harían inviable el traspaso del poder que precisaban. Solo el altruismo, la generosidad, la comprensión, el afán de ayudar… servirían. Sí, sus dioses y su pueblo amaban la vida por encima de todo. El suicidio resultaba prácticamente incomprensible y aún así, ella debía ver todo con otros ojos. Salvar a su amiga era salvar a su clan, y tal vez, el futuro de todo su pueblo. Si la propia Danethil no ofrecía su vida, era tan sólo porque no confiaba en la comprensión del Consejo de Sandorai hacia Atreyu y los suyos cuando ella ya no estuviese entre los vivos.
La mano de la Nowo Khan perdió levemente algo de su calidez. Con todas sus fuerzas, su amiga buscaba equilibrar su menguante fuerza con toda la capacidad de sanación que atesoraba.
-Tienes que resistir- le susurraba. Un pensamiento lateral le indicó que si aun no había sido informada de lo que estaba ocurriendo, sólo podía deberse a que Zansádel se había arrogado el mando de la situación. Sonrió apenada, por ponerla en tal situación. No obstante, ese era el motivo de haberla llevado consigo. Ella no podía alejarse de Atreyu, no ahora.
*********************
La alerta llegó a todos los rincones del campamento. A elfos, humanos, y toda criatura que se encontraba en el interior de Nytt Hus.
La guardia del este, así como los invocadores, recibió las órdenes de no abandonar su puesto, de no desproteger el flanco teóricamente más proclive un posible ataque licántropo, incluso cuando el fuego comenzó a devorar parte del antiguo aserradero. Los soldados nativos observaron con una furia profunda como el océano la lucha de otros de sus camaradas contra los invasores. Demasiadas preguntas sin respuesta.
-¡Tenemos que ayudarlos!- dijo una joven soldado apretando sus dos hachas cortas. Sus preciosos ojos azules sólo clamaban venganza. Varios de sus compañeros asentían, sin llegar a desobedecer las órdenes recibidas. Su capitán, impasible, callaba ante los acontecimientos.
-¡Incluso una vampiresa lucha junto a nosotros!- señaló la muchacha a Kyravann - ¿VAMOS A QUEDARNOS DE BRAZOS CRUZADOS?- rugió- ¡Yo no veo lobos atacando nuestros hogares, VEO DEMONIOS!
_______________________________
Off: Caminos que confluyen cuando la desgracia llama a la puerta.
Niniel: Eres testigo de las atrocidades de los Ojosverdes, que se han infiltrado en Nytt Hus y han comenzado un veloz ataque a fin de llegar a Nytt Tre. Los soldados elfos están muy ocupados tratando de repelerlos, pero puedes montar una defensa por tu cuenta o salir al campo de batalla. Recuerda que aún tienes tu misión particular de urgencia. Tú decides tus pasos.
Al´Theas: Con el escudo mágico en tu poder, tu retorno al asentamiento ha llegado precedido de sangre y muerte. Te será complicado alcanzar sin más el edificio emblemático de la colonia para llegar al lado de la Alta Encantadora.
Kyravann: Tu decisión, será crucial para lo que ocurra ahora y posteriormente. Si animas a la joven soldado, parte de las defensas del este ayudarán a contener la invasión. Ello tendrá consecuencias positivas y negativas. Al igual que si decides calmar los ánimos y permanecer en el puesto.
Tarek: En este caso, también debes postear en último lugar. Dependiendo de las acciones del resto de jugadores/as los tuyos se encontrarán en mayores o menores dificultades, pero siempre con una opción de completar su misión. Vete pensando como sortearías hipotéticos inconvenientes para llegar al objetivo que Dhonara os ha marcado.
Ger
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
-¡Incluso una vampiresa lucha junto a nosotros!- gritó una muchacha del grupo que vigilaba a Kyra, señalándola -¿VAMOS A QUEDARNOS DE BRAZOS CRUZADOS? ¡Yo no veo lobos atacando nuestros hogares, VEO DEMONIOS!
La pelirroja entendía perfectamente los sentimientos de su congén... de la elfa. Apenas había notado lo sucedido a su alrededor, la domadora llevó una mano a su arma. No llegó a desenvainar debido a las atentas y amenazantes miradas de sus guardias. Incluso Snjor, pese a su pequeño tamaño, parecía dispuesto a entablar combate, tan enfurecido como su compañera. Quizá estaba influenciado por Kyra sin haberlo notado ninguno de ellos, o quizá sólo le molestaba que hubieran interrumpido su siesta.
-No voy a permitir que destruyan este lugar, mucho menos a manos de otros de la misma raza. ¡¿Cómo pueden luchar así entre compatriotas, entre hermanos?! ¿Desde cuándo somos así?- Gritaba la vampiresa, dolida e indignada por la situación, susurrando la última pregunta. Algunos de los elfos la observaban sorprendidos por su reacción. Los más atentos se percataron de las palabras finales (y las orejas) de la pelirroja, sospechando quizá su verdadero origen. -No me interesa si quieren matarme por levantar mi arma, pero asegúrense de hacerlo después de permitirme defender la zona. Creo que es más importante que defiendan esta parte, por si llegan a aparecer los licántropos o quien sea, pero yo no puedo quedarme de brazos cruzados viendo ésto... Tampoco puedo ordenarles, así que hagan lo que quieran...-
Sin más palabras, la pelirroja partió a enfrentar a los elfos atacantes. Ni siquiera miró atrás, sólo pudo notar que a su lado iba la elfa que instaba a sus compañeros a luchar en un principio. En su rostro pudo ver la primera sonrisa sincera de un elfo hacía ella en décadas, provocando en Kyra otra sonrisa en respuesta.
Offrol:
Inserte video de "one eternity later"
Elijo enfrentar a los atacantes, recomendando a mí querida escolta que se queden en su posición (aunque sospecho que me va a jugar en contra más tarde XD )
La pelirroja entendía perfectamente los sentimientos de su congén... de la elfa. Apenas había notado lo sucedido a su alrededor, la domadora llevó una mano a su arma. No llegó a desenvainar debido a las atentas y amenazantes miradas de sus guardias. Incluso Snjor, pese a su pequeño tamaño, parecía dispuesto a entablar combate, tan enfurecido como su compañera. Quizá estaba influenciado por Kyra sin haberlo notado ninguno de ellos, o quizá sólo le molestaba que hubieran interrumpido su siesta.
-No voy a permitir que destruyan este lugar, mucho menos a manos de otros de la misma raza. ¡¿Cómo pueden luchar así entre compatriotas, entre hermanos?! ¿Desde cuándo somos así?- Gritaba la vampiresa, dolida e indignada por la situación, susurrando la última pregunta. Algunos de los elfos la observaban sorprendidos por su reacción. Los más atentos se percataron de las palabras finales (y las orejas) de la pelirroja, sospechando quizá su verdadero origen. -No me interesa si quieren matarme por levantar mi arma, pero asegúrense de hacerlo después de permitirme defender la zona. Creo que es más importante que defiendan esta parte, por si llegan a aparecer los licántropos o quien sea, pero yo no puedo quedarme de brazos cruzados viendo ésto... Tampoco puedo ordenarles, así que hagan lo que quieran...-
Sin más palabras, la pelirroja partió a enfrentar a los elfos atacantes. Ni siquiera miró atrás, sólo pudo notar que a su lado iba la elfa que instaba a sus compañeros a luchar en un principio. En su rostro pudo ver la primera sonrisa sincera de un elfo hacía ella en décadas, provocando en Kyra otra sonrisa en respuesta.
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- Inventario:
Espada calidad pobre
Espada inservible en combate
Mascota Snjor (leopardo nublado)
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Elijo enfrentar a los atacantes, recomendando a mí querida escolta que se queden en su posición (aunque sospecho que me va a jugar en contra más tarde XD )
Kyravann Svartlys
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Las incendiadas calles de Nytt Huss se asemejaban más a un infernal laberinto que a un asentamiento élfico. El crepitar de las llamas, que consumían todo aquello que encontraban a su paso, se perdía entre el griterío que había provocado el sorpresivo ataque del clan de los Ojosverdes. Por todas partes se alzaban voces de guerra, cuyas órdenes se centraban en aplacar al inesperado enemigo, abandonando el que hasta entonces parecía ser el flanco más desprotegido de la ciudad. Nadie había esperado la llegada de enemigos por el oeste… y aún menos que esos enemigos fuesen de su propia especie.
Una rama crujió un par de pasos más adelante y se derrumbó ante Tarek y Gwinn, sacando al primero de su ensimismamiento. Habían tomado una senda secundaria, más cercana al río, pero alejada de los caminos que seguramente tomarían aquellos que se dirigían a defender la urbe del ataque. Por ello, apenas se habían cruzado con un puñado de defensores que, cegados por el humo y con su objetivo claro, no habían reparado en dos solitarios elfos que corrían en dirección opuesta.
- Tendremos que dar un rodeo.
Tarek asintió quedamente. Debían encontrarse cerca de su objetivo, pues aquel descomunal muro que defendía la ciudad proyectaba ya su sombra sobre ellos. Algunos minutos más tarde, desembocaron en el improvisado campamento que el elfo peliblanco había incendiado apenas unas horas antes.
- ¿Qué hacéis aquí? –la voz de uno de sus hermanos se alzó entre el ruido, al tiempo que se aproximaba hasta ellos.
- Dhonara nos ha ordenado que defendamos la entrada, para evitar la llegada de refuerzos.
- Nosotros nos encargamos, id y uníos a los que están combatiendo.
- Sus órdenes han sido claras. No quiere que…
Gwinn dejó la frase sin terminar, aunque la acompañó de un breve gesto de la cabeza en su dirección. Tarek no necesito escuchar el resto para adivinar qué había querido decir: Dhonara no lo quería cerca de la batalla. Había cumplido su objetivo y su actitud esquiva antes de la invasión de la ciudad probablemente la habían hecho dudar de su capacidad de tomar parte en la lucha. Gwinn había ido a buscarlo para alejarlo del campo de batalla
Pero la réplica que se formó en sus labios se vio repentinamente interrumpida por la llegada de un grupo de elfos, que atravesaron las puertas de la muralla con mirada inquisitiva. La primera línea apenas pudo pedir explicaciones cuando cayó muerta al suelo, víctima de los guerreros Ojosverdes, lo que dio a sus restantes compañeros la clave de lo que allí esta sucediendo.
Acostumbrados a luchar en los bosques, emboscando a los humanos que se atrevían a perturbar su quietud, ver a los miembros de su clan luchar en campo abierto resultaba extraño. Sin embargo, su táctica marcial no difería demasiado, pues habían cambiado el amparo de los árboles por la protección que les ofrecían las sombras. Uno a uno los elfos fueron abatidos, aprovechando la ventaja que les daba la entrada, que creaba un embudo por el que solo podían acceder un limitado número de guerreros al mismo tiempo. Sin embargo, algunos de ellos consiguieron superar las primeras filas de Ojosverdes, por lo que Tarek se vio enfrentado irremediablemente a uno de ellos.
Era un elfo joven, quizás algo mayor que él, bajo cuyo casco se intuía una larga melena negra, y cuyos ojos mostraban la furia propia de la traición. El enfrentamiento entre ellos fue breve, pues su contrincante embestía cegado por la ira, olvidando la defensa en favor de una ciega y agresiva ofensiva. Con un último golpe del pomo de su arma, Tarek consiguió abatirlo, dejándolo inconsciente en el suelo.
- Remátalo –la voz de Gwinn se alzó a su espalda, haciendo que se girase para encararlo.
- ¿Qué? No
- ¡Tarek, remátalo! –la negativa debió ser patente nuevamente en el rostro del peliblanco, pues su compañero se dispuso a ejecutar el mismo la sentencia.
Sin embargo, sin ser totalmente consciente de lo que hacía, el joven elfo interpuso su arma en la trayectoria del filo de Gwinn.
- ¿Qué haces?
- ¿Qué hago? ¿Qué haces tú? –Tarek no podía creer lo que estaba sucediendo- ¿Qué estamos haciendo, Gwinn? ¡Nosotros no somos así!
El Ojosverdes aflojo el embiste y, apartando el arma, tomó al elfo peliblanco de la pechera para acercarlo a él.
- Debes centrarte, Tarek. No es momento para esto.
- ¿Para qué? ¿Para plantearse si la vida de uno de los nuestros tiene valor?
- ¡Oh, por favor! Pensé que habías superado eso hace tiempo. Llevas décadas viviendo con nosotros, cómo es posible que sigas aferrándote a esos ideales. Los Ojosverdes luchamos por defender nuestro bosque, luchamos por defender nuestros ideales y luchamos por defender a nuestra gente.
- Aunque eso implique matarlos… -fue la queda respuesta del peliblanco que, con cierto desprecio, se deshizo del agarre de su compañero- Pero yo no soy uno de los vuestros, ¿no? Por eso me mandasteis delante, porque yo no soy como vosotros. Nunca lo he sido
- No seas estúpido. Eres parte del clan. Tu madre era una Ojosverdes. Fuimos a buscarte cuando te quedaste solo –para enfatizar sus palabras, Gwinn lo tomó por la coronilla y juntó sus frentes, al igual que Dhonara había hecho justo antes de su partida- No puedes dudar ahora. Esto es importante y tú eres parte de ello. Eres parte del clan.
Tras aquella afirmación se instauró un tenso silencio entre ellos por lo que parecieron varios minutos. Tarek apenas fue consciente del momento en que Gwinn lo soltó para unirse a la batalla contra una nueva ola de enemigos que acababan de cruzar la puerta, pues en su mente se repetían sin descanso sus últimas palabras: “yo no soy como vosotros. Nunca lo he sido”. No se trataba de una pertenencia física, nunca lo había sido. Era consciente de los rasgos que lo distinguían del resto del clan. Era algo más. Algo que Eithelen le había inculcado, algo que ellos nunca le habían podido hacer olvidar.
El nuevo grupo que había alcanzado las puertas de la ciudad se componía principalmente de humanos, que poco pudieron hacer contra los embistes de los Ojosverdes. Sin embargo, el momentáneo recuerdo de su padre borró cualquier misericordia que pudiese sentir, al ver al humano que se enfrentó a él, cuyo cuerpo sin vida produjo un sonido sordo cuando golpeó el suelo. No mataría elfos, jamás, pero no iba a tener el más mínimo reparo en acabar con los humanos. A su espalda, Gwinn intercambió una significativa mirada con el Ojosverdes que les había dado el alto en la puerta.
Una rama crujió un par de pasos más adelante y se derrumbó ante Tarek y Gwinn, sacando al primero de su ensimismamiento. Habían tomado una senda secundaria, más cercana al río, pero alejada de los caminos que seguramente tomarían aquellos que se dirigían a defender la urbe del ataque. Por ello, apenas se habían cruzado con un puñado de defensores que, cegados por el humo y con su objetivo claro, no habían reparado en dos solitarios elfos que corrían en dirección opuesta.
- Tendremos que dar un rodeo.
Tarek asintió quedamente. Debían encontrarse cerca de su objetivo, pues aquel descomunal muro que defendía la ciudad proyectaba ya su sombra sobre ellos. Algunos minutos más tarde, desembocaron en el improvisado campamento que el elfo peliblanco había incendiado apenas unas horas antes.
- ¿Qué hacéis aquí? –la voz de uno de sus hermanos se alzó entre el ruido, al tiempo que se aproximaba hasta ellos.
- Dhonara nos ha ordenado que defendamos la entrada, para evitar la llegada de refuerzos.
- Nosotros nos encargamos, id y uníos a los que están combatiendo.
- Sus órdenes han sido claras. No quiere que…
Gwinn dejó la frase sin terminar, aunque la acompañó de un breve gesto de la cabeza en su dirección. Tarek no necesito escuchar el resto para adivinar qué había querido decir: Dhonara no lo quería cerca de la batalla. Había cumplido su objetivo y su actitud esquiva antes de la invasión de la ciudad probablemente la habían hecho dudar de su capacidad de tomar parte en la lucha. Gwinn había ido a buscarlo para alejarlo del campo de batalla
Pero la réplica que se formó en sus labios se vio repentinamente interrumpida por la llegada de un grupo de elfos, que atravesaron las puertas de la muralla con mirada inquisitiva. La primera línea apenas pudo pedir explicaciones cuando cayó muerta al suelo, víctima de los guerreros Ojosverdes, lo que dio a sus restantes compañeros la clave de lo que allí esta sucediendo.
Acostumbrados a luchar en los bosques, emboscando a los humanos que se atrevían a perturbar su quietud, ver a los miembros de su clan luchar en campo abierto resultaba extraño. Sin embargo, su táctica marcial no difería demasiado, pues habían cambiado el amparo de los árboles por la protección que les ofrecían las sombras. Uno a uno los elfos fueron abatidos, aprovechando la ventaja que les daba la entrada, que creaba un embudo por el que solo podían acceder un limitado número de guerreros al mismo tiempo. Sin embargo, algunos de ellos consiguieron superar las primeras filas de Ojosverdes, por lo que Tarek se vio enfrentado irremediablemente a uno de ellos.
Era un elfo joven, quizás algo mayor que él, bajo cuyo casco se intuía una larga melena negra, y cuyos ojos mostraban la furia propia de la traición. El enfrentamiento entre ellos fue breve, pues su contrincante embestía cegado por la ira, olvidando la defensa en favor de una ciega y agresiva ofensiva. Con un último golpe del pomo de su arma, Tarek consiguió abatirlo, dejándolo inconsciente en el suelo.
- Remátalo –la voz de Gwinn se alzó a su espalda, haciendo que se girase para encararlo.
- ¿Qué? No
- ¡Tarek, remátalo! –la negativa debió ser patente nuevamente en el rostro del peliblanco, pues su compañero se dispuso a ejecutar el mismo la sentencia.
Sin embargo, sin ser totalmente consciente de lo que hacía, el joven elfo interpuso su arma en la trayectoria del filo de Gwinn.
- ¿Qué haces?
- ¿Qué hago? ¿Qué haces tú? –Tarek no podía creer lo que estaba sucediendo- ¿Qué estamos haciendo, Gwinn? ¡Nosotros no somos así!
El Ojosverdes aflojo el embiste y, apartando el arma, tomó al elfo peliblanco de la pechera para acercarlo a él.
- Debes centrarte, Tarek. No es momento para esto.
- ¿Para qué? ¿Para plantearse si la vida de uno de los nuestros tiene valor?
- ¡Oh, por favor! Pensé que habías superado eso hace tiempo. Llevas décadas viviendo con nosotros, cómo es posible que sigas aferrándote a esos ideales. Los Ojosverdes luchamos por defender nuestro bosque, luchamos por defender nuestros ideales y luchamos por defender a nuestra gente.
- Aunque eso implique matarlos… -fue la queda respuesta del peliblanco que, con cierto desprecio, se deshizo del agarre de su compañero- Pero yo no soy uno de los vuestros, ¿no? Por eso me mandasteis delante, porque yo no soy como vosotros. Nunca lo he sido
- No seas estúpido. Eres parte del clan. Tu madre era una Ojosverdes. Fuimos a buscarte cuando te quedaste solo –para enfatizar sus palabras, Gwinn lo tomó por la coronilla y juntó sus frentes, al igual que Dhonara había hecho justo antes de su partida- No puedes dudar ahora. Esto es importante y tú eres parte de ello. Eres parte del clan.
Tras aquella afirmación se instauró un tenso silencio entre ellos por lo que parecieron varios minutos. Tarek apenas fue consciente del momento en que Gwinn lo soltó para unirse a la batalla contra una nueva ola de enemigos que acababan de cruzar la puerta, pues en su mente se repetían sin descanso sus últimas palabras: “yo no soy como vosotros. Nunca lo he sido”. No se trataba de una pertenencia física, nunca lo había sido. Era consciente de los rasgos que lo distinguían del resto del clan. Era algo más. Algo que Eithelen le había inculcado, algo que ellos nunca le habían podido hacer olvidar.
El nuevo grupo que había alcanzado las puertas de la ciudad se componía principalmente de humanos, que poco pudieron hacer contra los embistes de los Ojosverdes. Sin embargo, el momentáneo recuerdo de su padre borró cualquier misericordia que pudiese sentir, al ver al humano que se enfrentó a él, cuyo cuerpo sin vida produjo un sonido sordo cuando golpeó el suelo. No mataría elfos, jamás, pero no iba a tener el más mínimo reparo en acabar con los humanos. A su espalda, Gwinn intercambió una significativa mirada con el Ojosverdes que les había dado el alto en la puerta.
Tarek Inglorien
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
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La mirada de los dioses de Sandorai parecía fija en la colonia de Nytt Hus, envuelta en humo, temor e ira. Decenas de elfos habían perdido ya la vida fruto del inesperado ataque del clan que había desafiado al Consejo de Árbol Madre, dispuestos a terminar con la vida de la Nowo Khan, Atreyu Santya. Desde lo alto de Nytt Tre, la líder de los Sondve exiliado se apagaba sin remedio, y su querida amiga necesitaba los ingredientes que había enviado a buscar a la hija de Ashara Thenidiel. ¿Habría ocurrido algo? El tiempo, inexorable, se burlaba de ella, de sus aspiraciones para ensamblar una vez más a los suyos en un solo pueblo. Si la líder de Nytt Hus sucumbía, el propio asentamiento moriría, dividido, sin dirección.
Sus ojos repasaron el bello rostro de Atreyu, y Danethil observó cómo su respiración se había tornado aún más irregular. Unas perlas de sudor indicaban la lucha que se desarrollaba en su interior. Sufría intensamente, como si sus alaridos murieron dentro de ella misma.
La líder Sondve no estaba segura acerca de cómo actuar. Había delegado en otras, había confiado y sólo había obtenido una profunda ansiedad y un pueblo que estaba dando su sangre defendiendo aquel reducto de frontera. El olor de la madera abrasada invadía el aire que envolvía el lugar. Impotente, apretó la mano de su amiga, cuyos latidos corroboraban lúgubremente que no tardaría dos horas en ser un recuerdo en la memoria de quienes habían tenido la suerte de conocerla. Si los ingredientes no llegaban pronto, tendría que ocuparse ella misma, y sólo el cielo conocía el tiempo de vida que tras ello permanecería en la Nowo Khan.
Pero Níniel no se encontraba ociosa.
Vencida la primera resistencia, los infiltrados del clan liderado por Judgas se dividieron en cuatro grupos, amenazando la residencia de la líder de los exiliados, directa e indirectamente. Formidable, la Alta Encantadora protegía el centro de la población y al alrededor se habían arracimado buena parte de los defensores que quedaban con vida, junto a Al´theas y Catherine. El fuego y los certeros asesinatos les habían sumido en la confusión, y tan sólo la parte bajo mandato directo de Zansádel continuaba con un orden estricto, pese a que muchos de los suyos junto a Kyravann se encontraba luchando y sufriendo en cada rincón del antiguo aserradero.
El trío presentaba una defensa aparentemente inexpugnable, y Dhonara, la enviada de mayor rango entre los suyos, ordenó una retirada a la mitad de sus fuerzas, mientras el resto continuaba sus labores de sabotaje y destrucción. Sólo necesitaban un poco más de tiempo, pensaba sombría. Esa niña no resistiría eternamente y una saeta podía hacer caer a cualquier héroe de Aerandir. Cuando uno sólo de los suyos encontrase un nuevo camino para sortearlos, la hereje maldita estaría sentenciada.
Cuarenta y tres elfos y elfas se alejaron lo suficiente, protegidos por diecisiete lanceros y espadachines que como escudo, no cedían un paso, muriendo varios de ellos ante la acometida Sondve, quienes habían imaginado por fin una retirada enemiga, ebrios de venganza. Y una oleada tras otra, cientos de flechas sobrevolaron el humo de las decenas de incendios para intentar exterminar a los peores oponentes que les impedían el paso al Nytt Tre.
Fue entonces cuando aquel enorme y mortífero tablero de juego añadió nuevas piezas antes del penúltimo asalto, como si el dolor que albergaba no fuese aún suficiente.
Con la guía de la varita de Edgecombe y los atronadores sonidos provenientes de la batalla y de edificios derrumbados por la acción del fuego, Nousis indirel y las Busconas Inga y Wanda arribaron a Nytt Hus sin toparse un solo vigía que pudiese darles el alto. Sus ojos tal vez no comprendieron el dantesco espectáculo que estaba llevando a la sangre élfica a bañar cada brizna de hierba que el viento balanceaba, y el aire sólo olía a humo y muerte. El objeto del 19 entró en efervescencia al reconocer a uno de los suyos, indicando las cercanías del lugar más sagrado de la colonia. Pero el hijo de Lauhan Indirel captó algo más, un eco de un pasado cercano. La misma visión desde el otro lado que llevó a un leve aturdimiento a Tarek Inglorien, quien no fue capaz de intervenir antes de que Gwinn lo tomase por un Sondve y el choque de ambas espadas alertase a otros miembros de los Ojos Verdes.
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Off: Niniel: el tiempo corre en contra de Atreyu, y aún necesitas algunos de los ingredientes. Además, el ataque de los Ojos Verdes se ha centrado a ti y en Al´theas. Veamos como manejas la situación. PD: el Cuco ha sentido algo amenazante y… ¿ha temblado?
Kyravann: Una vampiresa en medio de un combate campal entre elfos. Contigo ha ido un grupo de exaltados a quienes convenciste con tus palabras. Puedes manejarlos para crear una pequeña escuadra, si tienes dotes de mando.
Nousis: La varita ha hecho su trabajo, y puedes indicarles a las Busconas dónde se encuentra el siguiente objeto del 19. Además, tu llegada se ha visto comprometida al ser tratado como enemigo por los invasores de Nytt Hus. Puedes acordar una respuesta conjunta con Tarek si decidís permanecer junto en este infierno, o separaros y realizar cada uno la vuestra. Eso sí, no olvides que Wanda te vigila…
Tarek: Además de lo último mencionado a tu congénere, puedes optar por desentenderte de él y seguir las órdenes de Dhonara, centradas en tomar Nytt Tre. Tengo curiosidad por ver tus lealtades, elfo.
Ger
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Entre los elfos que decidieron seguir a Kyra, varios contaban con arcos y flechas en su arsenal. Algunos más llevaban espadas u otras armas de una mano acompañadas por escudos. Viendo el equipamiento de su improvisado escuadrón, la pelirroja tuvo una idea.
-Creo que sería buena idea dividirnos. Los que cuentan con escudos deberían ir a ayudar a la Alta Encantadora para mantener a los invasores fuera de Nyt Tre. Si los escuderos se hacen notar gritando y arengando a los otros, la atención de los atacantes se centraría en ellos. Los arqueros pueden usar esa oportunidad para ponerse en posición sin que los noten en diferentes puntos elevados, seguros, y lo más ocultos posibles. Con disparos desde diferentes flancos, sorpresivos y a intervalos irregulares, y cambiando posiciones siempre que sea posible, podremos crear desorden en las filas enemigas. Además, puedo ayudar con algo de mi magia, generando confusión. ¿Qué les parece?-
La primera elfa que la siguió, aquella que le había sonreído antes, parecía haber tomado el mando del grupo de manera no oficial. La idea de la pelirroja le pareció bastante buena, aunque ninguna de las dos era precisamente una mente maestra de la estrategia. Decidieron ponerla en práctica de inmediato. Quizá no permitía generar muchas bajas en el enemigo, pero sin duda era eficaz a la hora de perjudicarlos y a la vez de ayudar a Niniel y los otros defensores.
Las flechas volaban desde distintos puntos, provocando que algunos tropezaran y cayeran. La magia de la vampiresa lograba que los ataques de los Ojosverdes fallen con su confusión. Tras unos minutos de combate en esas condiciones, los atacantes ya no parecían contar con una formación impecable como al principio. Pero quizá sólo era la impresión que tenía Kyra al observar desde cierta distancia y escondida.
-Ha pasado un buen tiempo desde que luché por última vez en un combate así... Estoy fuera de práctica, sin duda. No creo que sea de mucha ayuda si voy al frente ahora...-
Offrol:
-Creo que sería buena idea dividirnos. Los que cuentan con escudos deberían ir a ayudar a la Alta Encantadora para mantener a los invasores fuera de Nyt Tre. Si los escuderos se hacen notar gritando y arengando a los otros, la atención de los atacantes se centraría en ellos. Los arqueros pueden usar esa oportunidad para ponerse en posición sin que los noten en diferentes puntos elevados, seguros, y lo más ocultos posibles. Con disparos desde diferentes flancos, sorpresivos y a intervalos irregulares, y cambiando posiciones siempre que sea posible, podremos crear desorden en las filas enemigas. Además, puedo ayudar con algo de mi magia, generando confusión. ¿Qué les parece?-
La primera elfa que la siguió, aquella que le había sonreído antes, parecía haber tomado el mando del grupo de manera no oficial. La idea de la pelirroja le pareció bastante buena, aunque ninguna de las dos era precisamente una mente maestra de la estrategia. Decidieron ponerla en práctica de inmediato. Quizá no permitía generar muchas bajas en el enemigo, pero sin duda era eficaz a la hora de perjudicarlos y a la vez de ayudar a Niniel y los otros defensores.
Las flechas volaban desde distintos puntos, provocando que algunos tropezaran y cayeran. La magia de la vampiresa lograba que los ataques de los Ojosverdes fallen con su confusión. Tras unos minutos de combate en esas condiciones, los atacantes ya no parecían contar con una formación impecable como al principio. Pero quizá sólo era la impresión que tenía Kyra al observar desde cierta distancia y escondida.
-Ha pasado un buen tiempo desde que luché por última vez en un combate así... Estoy fuera de práctica, sin duda. No creo que sea de mucha ayuda si voy al frente ahora...-
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- Lvl. 0: Confusión [Mágica, 2 usos]
El personaje hace uso de su voz para confundir momentáneamente al oponente, disminuyendo la probabilidad de recibir el golpe.
Kyravann Svartlys
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Nytt Tree, el ultimo punto de resistencia para sus defensores, el enemigo había conseguido arrinconarlos hasta allí, el caballero esmeralda había logrado llegar ileso junto a otros soldados gracias al uso del escudo reliquia, ganándose el respeto de quienes sobrevivieron para seguir luchado por su hogar.
Nuevamente, el caballero esmeralda empleo una vez mas aquel escudo mágico, concentrándose en ampliar una barrera mágica lo suficiente como para abarcar todo el área que aun quedaba por defender, la situación así lo requería, y no tardaron en llegar los primeros proyectiles enemigos a impactar sobre la defensa mágica, no obstante, cualquier enemigo que llegara a pie podría atravesarlo, por lo que era necesaria que las tropas defendieran los limites del escudo a toda costa mientras la frente de Al'theas se perlaba en sudor por el esfuerzo de mantener el escudo activo y resintiéndose con cada impacto.
Los lanceros con sus enormes escudos se apostaron en linea de defensa aprovechando el terreno elevado de Nytt Tree, esperando con sus amenazantes lanzas a cualquier enemigo que osara atravesar la barrera.
Mientras las flechas enemigas caían sobre la mágica barrera, soldados invasores comenzaron a cargar contra los lanceros.
-Tangado haid! Leithio i philinn!- Grito el caballero esmeralda, animando a la defensa resistir y alentó a los arqueros a disparar sus flechas desde atrás contra los invasores.
Los enemigos que no eran empalados por las lanzas eran acribillados por las flechas, y así carga tras carga fueron cayendo muchos, pero persistían, sabiendo que aquella ultima defensa no duraría mucho mas.
Al'theas comenzaba a sentirse agotado, sus ojos vacilaban con cerrarse cada vez mas, logrando aguantar solo gracias a la influencia mágica de la Alta Encantadora Níniel allí presente, sabiendo que si aquella barrera caía, las flechas enemigas arrasarían con todos.
Y entonces... el sonido de un cuerno aliado sonó a lo lejos...
El flanco derecho del enemigo fue atacado por sorpresa por defensores de Nytt Tree, Lanceros cargaron con sus lanzas al frente y arqueros detrás de ellos dispararon a matar sus flechas desde posiciones elevadas y ventajosas.
Los arqueros enemigos entraron en pánico ante la acometida, cesando sus ataques a distancia mientras los aliados aprovechaban la confusión del enemigo para romperlas sus filas.
Ahora que ya no llegaban flechas enemigas, Al'theas pudo bajar la barrera y tomarse un respiro para secarse el sudor de su frente -Mantened la posición, que nada ni nadie pise este suelo, proteged la entrada de cualquier intruso- Sentencio el caballero esmeralda mientras se dirigía a reencontrarse con la Alta Encantadora para hacerle entrega de tan poderoso escudo y mencionarle del particular prisionero que trajo consigo durante la obtención de la reliquia.
Nuevamente, el caballero esmeralda empleo una vez mas aquel escudo mágico, concentrándose en ampliar una barrera mágica lo suficiente como para abarcar todo el área que aun quedaba por defender, la situación así lo requería, y no tardaron en llegar los primeros proyectiles enemigos a impactar sobre la defensa mágica, no obstante, cualquier enemigo que llegara a pie podría atravesarlo, por lo que era necesaria que las tropas defendieran los limites del escudo a toda costa mientras la frente de Al'theas se perlaba en sudor por el esfuerzo de mantener el escudo activo y resintiéndose con cada impacto.
Los lanceros con sus enormes escudos se apostaron en linea de defensa aprovechando el terreno elevado de Nytt Tree, esperando con sus amenazantes lanzas a cualquier enemigo que osara atravesar la barrera.
Mientras las flechas enemigas caían sobre la mágica barrera, soldados invasores comenzaron a cargar contra los lanceros.
-Tangado haid! Leithio i philinn!- Grito el caballero esmeralda, animando a la defensa resistir y alentó a los arqueros a disparar sus flechas desde atrás contra los invasores.
Los enemigos que no eran empalados por las lanzas eran acribillados por las flechas, y así carga tras carga fueron cayendo muchos, pero persistían, sabiendo que aquella ultima defensa no duraría mucho mas.
Al'theas comenzaba a sentirse agotado, sus ojos vacilaban con cerrarse cada vez mas, logrando aguantar solo gracias a la influencia mágica de la Alta Encantadora Níniel allí presente, sabiendo que si aquella barrera caía, las flechas enemigas arrasarían con todos.
Y entonces... el sonido de un cuerno aliado sonó a lo lejos...
El flanco derecho del enemigo fue atacado por sorpresa por defensores de Nytt Tree, Lanceros cargaron con sus lanzas al frente y arqueros detrás de ellos dispararon a matar sus flechas desde posiciones elevadas y ventajosas.
Los arqueros enemigos entraron en pánico ante la acometida, cesando sus ataques a distancia mientras los aliados aprovechaban la confusión del enemigo para romperlas sus filas.
Ahora que ya no llegaban flechas enemigas, Al'theas pudo bajar la barrera y tomarse un respiro para secarse el sudor de su frente -Mantened la posición, que nada ni nadie pise este suelo, proteged la entrada de cualquier intruso- Sentencio el caballero esmeralda mientras se dirigía a reencontrarse con la Alta Encantadora para hacerle entrega de tan poderoso escudo y mencionarle del particular prisionero que trajo consigo durante la obtención de la reliquia.
Al'theas Tinarandel
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
La ubicación de la estructura central de aquel asentamiento no era una cualquiera al azar. Ya fuesen humanos, elfos o dragones los constructores de un pueblo o villa, siempre edificaban los pilares de la comunidad en los lugares que dominaban la zona, generalmente posiciones elevadas y defendibles, pues el mundo podía ser un lugar hostil y toda precaución era poca. Aquello obraba en favor de los defensores, pues sus arqueros tenían ventaja sobre los atacantes, y su muro de lanzas resultaría una barrera aún más formidable al contar con el terreno elevado... al menos una vez que superaron la incertidumbre inicial y en cuanto formaron entorno a Al´theas y a Ser Ambe, con Níniel y Catherinne tras ellos, con la unidad de apoyo.
-Apoyad a la defensa hermanos y hermanas. Su transgresión no pasará de aquí.- Arengó la peliblanca a los miembros de la división de sanación de la tienda médica, cuyas sacerdotisas y sanadores comenzaron a reforzar a sus aliados junto a Níniel.
-La luz guiará nuestras armas.- dijo la joven bendiciendo las armas de At´theas y varios de los arqueros.* -La luz será nuestro escudo- añadió, otorgando protecciones mágicas adicionales tanto al caballero esmeralda, a Ser Ambe como a los lanceros de primera línea**. -Todos conocéis la voluntad y las palabras del consejo...No dudéis, pues nuestro enemigo no lo hará.-
-No pensaba hacerlo.- respondió Catherine entre los gritos de ánimo de los defensores, guiñándole un ojo a su hermana mientras hacía crujir su cuello y se ajustaba sus guantes de guerra haciéndolos chocar entre sí con fuerza. -Aunque aquí son todo elfos, no vamos a conseguir las sangres que nos faltan de estos tíos.-
Níniel apretó los labios. No había olvidado la tarea que Denethil había encomendado, pero qué mas podía hacer. Si aquellos enemigos, elfos sectarios radicales, lograban abrirse paso todo acabaría, y no podía irse muy lejos con el lugar bajo ataque. Las sangres faltantes tendrían que venir a ella. -Tenemos la mayoría, la tierra y el escudo...No nos rendiremos aún.- Se obligó a decir, aunque sabiendo que el tiempo corría en su contra, aquel ataque bien podía haber sellado el destino de Atreyu, incluso si los ojos verdes fracasaban.
En ese momento una carga por el flanco, llevada a cabo por refuerzos de lanceros y arqueros aliados, cambió las tornas de la lucha. Incapaces de romper la línea de defensores, y además siendo flanqueados, desorganizados y sufriendo bajas, desprovistos de su fuerza de arqueros, era el turno de los ojos verdes de pasar a la defensiva y enfrentar a la aniquilación. Mucho y muy rápido se habían adentrado en la población pensando en asestar un golpe mortal. Una vez inesperadamente frenados, todo estaba ya en su contra.
-Lo has hecho bien Al´theas. No puedo explicártelo ahora pero...necesitaba un humano. Y no me extraña que este escudo sea una reliquia familiar.- dijo la sacerdotisa tomando el poderoso escudo de su amigo. - ya solo queda...quizá aún no sea tarde...-fue cuanto dijo de manera misteriosa, agradeciéndole de nuevo al caballero esmeralda su trabajo y encargándole que redoblara sus esfuerzos por defender el Nyt Tree mientras ella se ocupaba de algo importante. Marchándose acto seguido corriendo hacia aquella cercana prisión donde encontraría el penúltimo ingrediente del ritual.
-Al final va a tener su utilidad...Si fuese brujo ya sería la leche.- apreció la felina pelirroja mientras bordeaban el Nyt Tree para llegar a la prisión central de la villa. En cuanto las vieron, dos guardias las apuntaron con sus lanzas, cerca de ellos, en las puertas del agujero en la tierra que era la entrada de la prisión, tres elfos más, algo magullados, recuperaban el aliento.
-Soy Níniel del clan Thenidiel. Al´theas el caballero esmeralda me ha dicho que pidió que trajeron a un prisionero humano aquí...¿lo tenéis?- Inquirió. Los guardias, aunque nerviosos por la lucha cercana y los olores que llegaban hasta allí, bajaron las armas.
-Sí, nosotros estábamos con el caballero esmeralda. Fuimos nosotros los que acabamos de traer a los prisioneros, varios de esos lunáticos ojos verdes, y un humano. Ya apenas cabe un alfiler...- dijo uno de los magullados soldados.
-Esto es de locos...Hace solo una hora solo teníamos aquí un par de prisioneros...y a ese viejo brujo chiflado. No podemos quedarnos aquí solo dos para vigilar a tantos...- se quejó uno de los guardias. -Además deberíamos estar luchando con vosotros. Es nuestro hogar...-
-Alguien tiene que vigilarlos. Y nosotros tenemos que volver a...- No terminó la frase antes de que Níniel interrumpiera su conversación sobre deberes.
-¿Has dicho un brujo?- Se acercó tanto al guardia y clavo de tal manera sus ojos aguamarina en los de él que éste tuvo que tragar saliva.
-Sí...si...Un viejo que atrapamos hace un par de días. Pensábamos que podría ser un espía, aunque él dice ser un alquimista de las islas Illidenses. Venir a buscar ingredientes aquí con todo lo que está pasando...Nadie se creyó esa mentira y lo encerramos.-
-Metimos al humano con él en la misma celda. No creímos buena idea meter a ojos verdes con ellos...-intervino el soldado poniéndose en pie tras recuperar algo sus fuerzas.
-Bien hecho...Los quiero a los dos, traédmelos. Es de vital importancia, tengo una misión directamente asignada de Denethil...Deprisa.- Pidió la joven mientras preparaba su kit de alquimista y agradecía a los dioses su ayuda. Aquello debía ser una señal, debían de querer que Atreyu se liberase de su maldición. Sin entender mucho, los soldados tomaron la llave del guardia y volvieron al interior de la prisión, volviendo primero con el humano.
-¿No parece que las cosas os vayan muy bien eh orejas picudas? ¿Y esta belleza quién es? Si hubiese sabido que ofrecéis estos servicios a vuestros prisioneros me hubiese dejado capturar mucho a...- Un golpe secó de Catherine lo dejó de rodillas en el suelo y sin aliento. Acto seguido desplegó una de sus garras y le hizo un corte en el brazo del que comenzó a brotar sangre.
-Ya ves, aquí pensamos en todo. Y si vuelves abrir la boca, lo siguiente que te cortaré será a tu mini yo...Asiente si lo has entendido.- dijo Cath agarrándolo por el pelo y haciéndolo asentir como si fuera un muñeco de trapo. El soldado elfo sonreía, los dos guardias, más jóvenes, miraron asustados a la felina.
-Bien listo, y ahora el brujo.- pidió Níniel guardando la sangre humana, levantando solo levemente la cabeza cuando otro de los soldados llevó hasta allí al Illidense.
-Ya era hora. Os dije que solo estaba buscando Actias luna, solo hay en esta parte del continente, no tengo nada que ver con vuestra...¿Níniel?- preguntó el brujo al reconocer a la sacerdotisa, logrando que ella alzara la cabeza del todo enseguida al reconocer la voz de quién conocía su nombre. Su sorpresa no pudo ser mayor.
-¿Maestro Otrore? ¿Pero qué?-
-Oh, menos mal, una cara amiga. Gracias por hacer que me liberen. Fue todo un mal entendido. Yo estaba recogiendo Actias luna y de repente...Debo reconocer que los tuyos son como sombras en el bosque...En un segundo estaba rodeado de arqueros apuntándome con sus arcos...Dicen que soy un espía...Un espía yo...Si me da reuma si paso más de unos días con tanta humedad...¿No hueles a quemado?- Níniel estaba ojiplática.
-Aah, es una larga historia. Este lugar está bajo ataque. Necesito un poco de tu sangre de brujo...es importante, maestro.- Decidió la joven yendo al grano. Tomando el brazo del brujo y haciéndole un pequeño corte indoloro que de inmediato cerró, a diferencia del trato con el humano. -La verdad es que creo que estarás más seguro si vuelves a la celda, maestro. La situación es peligrosa. -Hizo un gesto a los soldados para que lo soltaran asegurándoles que no era un espía, ni un enemigo. -Aquí fuera podrías morir...-
-¿Es una de tus aventuras de gran heroína? Desde luego no exagerabas en tus cartas querida. En ese caso te ayudaré. Puede que este mayor pero en mis tiempos me llamaban "El vendaval".- propuso el maestro alquimista, y parecía decirlo muy en serio.
-¿Y qué pasa con el reuma abuelo?- quiso saber la felina en tono burlón.
-Tu debes de ser Catherine...Bueno, un maestro no puede quedarse quieto si su mejor alumna está en problemas. Espero disfrutar de algo de hospitalidad elfa después...de la que no es fría y húmeda...-
-Está bien, pero no te separes de mi, maestro. No son un puñado de bandidos.- pidió la joven a Otrore. Poniéndose en marcha, ahora sí con todos los materiales, de vuelta al interior de Nyt Tree. Solo permitiéndose un momento antes de entrar para observar la evolución de la situación en los minutos que se había ausentado.
-Más le vale a Denethil saber lo que está haciendo.- pensó la joven. Más en ese momento, mientras una de las sirvientas avisaba de su regreso, la joven sintió como el Cuco que la acompañaba a casi todos lados se agitó en su hombro. Fue solo un instante pero Níniel supo que no era algo que debiera tomarse a al ligera. ¿Pero qué podía significar? Si eranmás problemas...tendrían que ponerse a la cola.
-Apoyad a la defensa hermanos y hermanas. Su transgresión no pasará de aquí.- Arengó la peliblanca a los miembros de la división de sanación de la tienda médica, cuyas sacerdotisas y sanadores comenzaron a reforzar a sus aliados junto a Níniel.
-La luz guiará nuestras armas.- dijo la joven bendiciendo las armas de At´theas y varios de los arqueros.* -La luz será nuestro escudo- añadió, otorgando protecciones mágicas adicionales tanto al caballero esmeralda, a Ser Ambe como a los lanceros de primera línea**. -Todos conocéis la voluntad y las palabras del consejo...No dudéis, pues nuestro enemigo no lo hará.-
-No pensaba hacerlo.- respondió Catherine entre los gritos de ánimo de los defensores, guiñándole un ojo a su hermana mientras hacía crujir su cuello y se ajustaba sus guantes de guerra haciéndolos chocar entre sí con fuerza. -Aunque aquí son todo elfos, no vamos a conseguir las sangres que nos faltan de estos tíos.-
Níniel apretó los labios. No había olvidado la tarea que Denethil había encomendado, pero qué mas podía hacer. Si aquellos enemigos, elfos sectarios radicales, lograban abrirse paso todo acabaría, y no podía irse muy lejos con el lugar bajo ataque. Las sangres faltantes tendrían que venir a ella. -Tenemos la mayoría, la tierra y el escudo...No nos rendiremos aún.- Se obligó a decir, aunque sabiendo que el tiempo corría en su contra, aquel ataque bien podía haber sellado el destino de Atreyu, incluso si los ojos verdes fracasaban.
En ese momento una carga por el flanco, llevada a cabo por refuerzos de lanceros y arqueros aliados, cambió las tornas de la lucha. Incapaces de romper la línea de defensores, y además siendo flanqueados, desorganizados y sufriendo bajas, desprovistos de su fuerza de arqueros, era el turno de los ojos verdes de pasar a la defensiva y enfrentar a la aniquilación. Mucho y muy rápido se habían adentrado en la población pensando en asestar un golpe mortal. Una vez inesperadamente frenados, todo estaba ya en su contra.
-Lo has hecho bien Al´theas. No puedo explicártelo ahora pero...necesitaba un humano. Y no me extraña que este escudo sea una reliquia familiar.- dijo la sacerdotisa tomando el poderoso escudo de su amigo. - ya solo queda...quizá aún no sea tarde...-fue cuanto dijo de manera misteriosa, agradeciéndole de nuevo al caballero esmeralda su trabajo y encargándole que redoblara sus esfuerzos por defender el Nyt Tree mientras ella se ocupaba de algo importante. Marchándose acto seguido corriendo hacia aquella cercana prisión donde encontraría el penúltimo ingrediente del ritual.
-Al final va a tener su utilidad...Si fuese brujo ya sería la leche.- apreció la felina pelirroja mientras bordeaban el Nyt Tree para llegar a la prisión central de la villa. En cuanto las vieron, dos guardias las apuntaron con sus lanzas, cerca de ellos, en las puertas del agujero en la tierra que era la entrada de la prisión, tres elfos más, algo magullados, recuperaban el aliento.
-Soy Níniel del clan Thenidiel. Al´theas el caballero esmeralda me ha dicho que pidió que trajeron a un prisionero humano aquí...¿lo tenéis?- Inquirió. Los guardias, aunque nerviosos por la lucha cercana y los olores que llegaban hasta allí, bajaron las armas.
-Sí, nosotros estábamos con el caballero esmeralda. Fuimos nosotros los que acabamos de traer a los prisioneros, varios de esos lunáticos ojos verdes, y un humano. Ya apenas cabe un alfiler...- dijo uno de los magullados soldados.
-Esto es de locos...Hace solo una hora solo teníamos aquí un par de prisioneros...y a ese viejo brujo chiflado. No podemos quedarnos aquí solo dos para vigilar a tantos...- se quejó uno de los guardias. -Además deberíamos estar luchando con vosotros. Es nuestro hogar...-
-Alguien tiene que vigilarlos. Y nosotros tenemos que volver a...- No terminó la frase antes de que Níniel interrumpiera su conversación sobre deberes.
-¿Has dicho un brujo?- Se acercó tanto al guardia y clavo de tal manera sus ojos aguamarina en los de él que éste tuvo que tragar saliva.
-Sí...si...Un viejo que atrapamos hace un par de días. Pensábamos que podría ser un espía, aunque él dice ser un alquimista de las islas Illidenses. Venir a buscar ingredientes aquí con todo lo que está pasando...Nadie se creyó esa mentira y lo encerramos.-
-Metimos al humano con él en la misma celda. No creímos buena idea meter a ojos verdes con ellos...-intervino el soldado poniéndose en pie tras recuperar algo sus fuerzas.
-Bien hecho...Los quiero a los dos, traédmelos. Es de vital importancia, tengo una misión directamente asignada de Denethil...Deprisa.- Pidió la joven mientras preparaba su kit de alquimista y agradecía a los dioses su ayuda. Aquello debía ser una señal, debían de querer que Atreyu se liberase de su maldición. Sin entender mucho, los soldados tomaron la llave del guardia y volvieron al interior de la prisión, volviendo primero con el humano.
-¿No parece que las cosas os vayan muy bien eh orejas picudas? ¿Y esta belleza quién es? Si hubiese sabido que ofrecéis estos servicios a vuestros prisioneros me hubiese dejado capturar mucho a...- Un golpe secó de Catherine lo dejó de rodillas en el suelo y sin aliento. Acto seguido desplegó una de sus garras y le hizo un corte en el brazo del que comenzó a brotar sangre.
-Ya ves, aquí pensamos en todo. Y si vuelves abrir la boca, lo siguiente que te cortaré será a tu mini yo...Asiente si lo has entendido.- dijo Cath agarrándolo por el pelo y haciéndolo asentir como si fuera un muñeco de trapo. El soldado elfo sonreía, los dos guardias, más jóvenes, miraron asustados a la felina.
-Bien listo, y ahora el brujo.- pidió Níniel guardando la sangre humana, levantando solo levemente la cabeza cuando otro de los soldados llevó hasta allí al Illidense.
-Ya era hora. Os dije que solo estaba buscando Actias luna, solo hay en esta parte del continente, no tengo nada que ver con vuestra...¿Níniel?- preguntó el brujo al reconocer a la sacerdotisa, logrando que ella alzara la cabeza del todo enseguida al reconocer la voz de quién conocía su nombre. Su sorpresa no pudo ser mayor.
-¿Maestro Otrore? ¿Pero qué?-
-Oh, menos mal, una cara amiga. Gracias por hacer que me liberen. Fue todo un mal entendido. Yo estaba recogiendo Actias luna y de repente...Debo reconocer que los tuyos son como sombras en el bosque...En un segundo estaba rodeado de arqueros apuntándome con sus arcos...Dicen que soy un espía...Un espía yo...Si me da reuma si paso más de unos días con tanta humedad...¿No hueles a quemado?- Níniel estaba ojiplática.
-Aah, es una larga historia. Este lugar está bajo ataque. Necesito un poco de tu sangre de brujo...es importante, maestro.- Decidió la joven yendo al grano. Tomando el brazo del brujo y haciéndole un pequeño corte indoloro que de inmediato cerró, a diferencia del trato con el humano. -La verdad es que creo que estarás más seguro si vuelves a la celda, maestro. La situación es peligrosa. -Hizo un gesto a los soldados para que lo soltaran asegurándoles que no era un espía, ni un enemigo. -Aquí fuera podrías morir...-
-¿Es una de tus aventuras de gran heroína? Desde luego no exagerabas en tus cartas querida. En ese caso te ayudaré. Puede que este mayor pero en mis tiempos me llamaban "El vendaval".- propuso el maestro alquimista, y parecía decirlo muy en serio.
-¿Y qué pasa con el reuma abuelo?- quiso saber la felina en tono burlón.
-Tu debes de ser Catherine...Bueno, un maestro no puede quedarse quieto si su mejor alumna está en problemas. Espero disfrutar de algo de hospitalidad elfa después...de la que no es fría y húmeda...-
-Está bien, pero no te separes de mi, maestro. No son un puñado de bandidos.- pidió la joven a Otrore. Poniéndose en marcha, ahora sí con todos los materiales, de vuelta al interior de Nyt Tree. Solo permitiéndose un momento antes de entrar para observar la evolución de la situación en los minutos que se había ausentado.
-Más le vale a Denethil saber lo que está haciendo.- pensó la joven. Más en ese momento, mientras una de las sirvientas avisaba de su regreso, la joven sintió como el Cuco que la acompañaba a casi todos lados se agitó en su hombro. Fue solo un instante pero Níniel supo que no era algo que debiera tomarse a al ligera. ¿Pero qué podía significar? Si eranmás problemas...tendrían que ponerse a la cola.
OFF: * y ** Níniel usa sus habilidades Imbuir y Abrazo de Isil. El primero con 3 motas del bastón afecta a un total de 6 objetivos. La segunda con 6 motas del bastón afecta a un total de 7 objetivos.
Última edición por Níniel Thenidiel el Dom Jun 26 2022, 18:57, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
No lo perdían de vista. Inga y Wanda, guiadas por él, descubrieron finalmente el antiguo aserradero humano, rebautizado Nytt Hus por los elfos exiliados de Atreyu Santya. Nousis no había tenido buena opinión de la Nowo Khan, dividiendo a los suyos, obviando la decisión del antiguo consejo. Sin embargo, mucho había ocurrido desde entonces, y el espadachín había visto de primera mano los errores de aquellos que tenían en sus manos el destino de Sandorai. Sí, ahora integraba a más clanes, más voces y opiniones, pero aunque habían decidido con una inusitada rapidez el envío de ayuda, ¿qué ocurriría en caso de guerra abierta? Imaginó que la satisfacción de verse representados en Árbol Madre colmaría las aspiraciones muchas tribus, que protegerían el sistema a toda costa. Ahora, continuaba sin simpatizar con la líder desterrada, no cumplir la ley sólo llevaba a la anarquía, y pese a ello, contemplar el estado en el que hallaba la colonia élfica lo llenó de horror.
Como haber vuelto a su tierra en los días del ataque de los Jinetes Oscuros, la vorágine de muerte y ruina le tendió una mano anhelante. Mientras extendía la suya para abrazar el deseo de solucionar un conflicto, del que no formaba parte, a base de acero, constató que eran elfos los que se mataban entre sí. ¿Una guerra civil en Nytt Tre? cabía en lo posible, sopesó, acudiendo a la parte analítica de sus pensamientos, y relegando su oscura avidez. La cornamenta de Wanda indicaba su posición del mismo modo que un faro marino, única entre todos los combatientes que se jugaban la vida con cada estocada ese fatídico día.
Inga fue la más rápida de los tres, olisqueando algo en el aire, y cuya advertencia fue clave para ayudar a los propios reflejos al Indirel a mantener su vida a buen recaudo. No era muchas las ocasiones en las que se había visto obligado a combatir y matar a gentes de su propio pueblo, siempre en sus largos viajes fuera de la tierra sagrada. Esquivando un segundo ataque, pensó sombríamente en lo blasfemo que resultaba verter sangre de su raza a las puertas de Sandorai. Pero nadie, nadie, mostraba sus mismos prejuicios, mientras hachas, espadas y saetas hendían la carne enemiga en ambos bandos.
“¿No piensas tú acaso lo mismo…?- manifestó esa voz hórrida de su interior- Incluso para ti, no todos lo elfos son merecedores de la vida. Hay que purgar Sandorai, ¿Cuántas veces nadó esa idea en tu mente? - alargó la última vocal.
“No es tan sencillo”- buscó contradecirse a sí mismo. E iba a serlo aún menos, se dijo al reconocer el rostro de Tarek.
-¡¿Qué haces aquí?!- inquirió asombrado- ¿Y qué demonios está ocurriendo?
Su antiguo compañero de aventuras se interpuso entonces entre las armas del autor del ataque y él. Pasando rápidamente la vista alrededor, asumió la homogeneidad en un rasgo característico, y pudo enlazar no sin decepción el motivo por el que el joven se encontraba allí. Matando a los suyos.
- ¡Márchate! - le gritó el hijo de Eithelen. El OjosVerdes que entonces centró sus esfuerzos en él no ahorró en insultos para el Inglorien, entre los cuales destacó uno que colocaba todo aquello en su lugar: traidor- ¡Nousis, vete!
-¿Destruir a los exiliados? ¡¿En serio?!- le contestó el espadachín. El semblante de Tarek asumía diversos sentimientos, desde la confusión a la congoja.
- No lo sabía... estoy no tenía que acabar así.
- ¿Saberlo? ¿Por qué crees que te sacamos del frente de batalla? Porque eres débil -remachó su conocido - Déjate de estupideces y mátalo.
Pero ese combate entre teóricos aliados fue tan sólo el preludio de lo que llegó después.
Ocho guerreros OjosVerdes se lanzaron contra Nousis, Inga y Wanda, dispuestos a borrar los problemas de la puerta protegida. La insistencia de Tarek en que se alejase de todo aquello nada medraba en el orgullo o la ambición de aquel con quien había luchado contra vampiros, humanos y elfos fanáticos. Tenía la Varita, único objeto capaz de rastrear a los demás. Quien sabía de qué sería capaz con dos, o tres. Su misión, un paso más cerca por primera vez.
Inga tomó forma lobuna, manteniendo a raya a tres oponentes enseñando unos dientes que no prometían una muerte fácil. Wanda por su parte, hacía gala de su rapidez, evitando estocadas que llovían como granizo. Nousis, sorteando dos golpes, no acertó a escapar del beso de la afilada hoja del tercer rival, quien le obsequió con un corte oblicuo en la mejilla derecha.
-¡IDIOTA!- gritó ofuscado a Tarek- ¡VENTE CON NOSOTROS!
- Id vosotros. ¡Marchaos ahora! -ordenó- Yo ayudé a empezar esto. Así que caeré con todos los demás -terminó tomando al que había sido su compañero hasta el ataque al Indirel con la cadena de su arma con gran pericia, llevándolo al suelo. Inga y Wanda, con dificultad, proseguían sus batallas en desventaja numérica. Si aquello continuaba…
- ¡Maldita sea! ¡Por Isil, empezarlo no es motivo para no ayudar a arreglarlo!- Nou observó dos segundos a los dos que en unos pasos lo alcanzarían de nuevo - ¡Ven conmigo! ¡No puedo dejarte aquí, y menos habiéndote enfrentado a ellos!- señaló con la espada- ¡Ven! ¡Ter i serke lonaion ar Lunargenteion!
- No te atrevas, Tarek. -soltó el OjosVerdes que primero había embestido contra él- No puedes irte con él. Nosotros fuimos los únicos que nos preocupamos por ti cuando te quedaste solo. Nosotros somos como tú, somos tu gente, ¡somos tu clan! -apuntó a Nousis- mátalo y haré como que nada de esto hubiera pasado.
- No. Nunca. Yo no soy como vosotros- negó el Inglorien, observando los cadáveres cercanos, fruto de la guerra.
- Vete entonces. Pero ya volverás. No tienes otro sitio al que ir -finalizó, lo que provocó un punto de alivio en Nou, antes de dirigirse a él y escupir maldiciéndolo. Inga recuperó la forma humana al cesar los ataques, alejándose la pequeña cuadrilla de la entrada de Nytt Hus.
-¿Te importaría hacerme un resumen de - realizó un gesto con ambas manos abarcando el espacio- este infierno? No entraba en mis planes adentrarme a una nueva guerra en un mismo año- gruñó.
-Después de la resolución del Consejo nos dijeron que teníamos que venir. Ellos no estaban de acuerdo, pero... no sé. Fue raro -dudó a ojos del espadachín- Yo solo tenía que entrar y hacer algo de ruido, ellos aprovecharían para colar a alguien en el árbol y... acabar con el problema de raíz. No tenía que haber sucedido esto -se detuvo en seco- ¿Qué he hecho? Dijeron que solo sería ella, que solo la matarían a ella.
-¿¡Habéis venido... a matar a la Nowo Khan?! ¿¡A pesar de la decisión del Consejo?! – abrió sus ojos grises anonadado- Yo nunca he sido partidario de quienes se han exiliado de nuestros bosques por propia voluntad, pactando con humanos. Pero algo así puede llevarnos a una guerra civil. ¿Qué será entonces de Sandorái?- sacudió la cabeza- Dioses, ¡ha sido una locura!
Tarek compañero de magnicidas. Las fuertes discusiones mantenidas en la senda de Isla Tortuga volvieron a él. El joven le había dedicado palabras duras en varias ocasiones, y ahora acompañaba a quienes decidían la ley en Sandorai. Paradójico para quien tanto había hablado de honor y verdad.
- Dijeron que este pacto marcaba un precedente. Que si no lo hacíamos ahora, lo siguiente sería un acuerdo con los pueblos humanos al este de Sandorai -señaló a su alrededor- La maldita ciudad era un aserradero ¿Cómo pudieron unirse a los humanos que vivían aquí? -observó a su alrededor el fuego- Y ahora nosotros estamos matando lo poco que queda de este bosque. -guardó silencio un momento- ¿Una guerra civil? Quizás era lo que pretendían. Una guerra en la que solo existirían dos bandos, los que están con los humanos y los que están en contra de ellos.
Su oyente no hizo gesto alguno a favor o en contra de su alegato, limitándose a mirar la varita dentro de su bolsa de viaje, asegurando el camino. Frunció los labios. Aún desconocía como demonios iba a dar esquinazo a esas dos féminas para continuar en posesión del Objeto.
-Sea como sea, eso rebajaría nuestro número, y necesitamos cada arco y cada lanza para defendernos- puntualizó. No veía un horror mayor que la pérdida de tanta sangre élfica en algo sin sentido- Vamos por el buen camino.
No le sorprendió la extrañada mirada de Tarek, mas no había tiempo de explicárselo, ni deseaba meterlo en lo problemas que llevaba con él, una vez más.
- ¿Va todo bien?- quiso saber.
-Hablad para todos- exigió Wanda de malhumor. Ni siquiera se había dado cuenta el espadachín del tiempo que llevaba utilizando su lengua madre.
- Lo lamento. No era algo de lo que sentirme orgulloso -Asumió el más joven de los dos- No tengo problema en hablar tu idioma -le dedicó una sonrisa.
Nousis no respondió a Tarek. Se habían introducido en otra guerra, y la guía les fue arrastrando cada vez más al corazón de la locura. Los muertos se amontonaban aquí y allá, protegiendo o atacando la colonia.
Hasta que la Varita aseguró el objetivo.
_____
Off: Conver roleada con Tarek. Tras la lucha, llegarían a las cercanías de Nytt Tree, siguiendo el Cuco.
Nousis Indirel
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
La situación se había enrarecido. El enfrentamiento con su hermano de clan, apenas unas horas antes, había levantado las sospechas entre sus congéneres y, aunque el propio Gwinn, intentaba sacar hierro al asunto, Tarek sabía que no se fiaban de él. No era una situación extraña, pues había vivido bajo esa misma sospecha durante años, pero volver a ella, y más en aquella situación, resultaba extraño. Oculto entre las sombras, como el resto de sus compañeros, no pudo evitar dirigir la vista a uno de los elfos que yacía muerto, rodeado por su propia sangre, un par de metros más allá de su posición. Volvió a implorar a Isil para que ningún otro miembro de su especie considerase aquella entrada como la mejor vía de acceso a la ciudad.
Pero su esperanza quedó truncada cuando la parca señal de aviso de uno de sus compañeros anunció a llegada de nuevos combatientes. Tarek cerró un segundo los ojos, para coger aire e intentar deshacerse del nudo que se había instalado en su estómago. Había jurado no matar nunca a un elfo y jamás lo había hecho. Pero la impotencia de ver cómo sus compañeros ejecutaban sin compasión a sus congéneres, sin poder hacer nada por impedirlo, estaba empezando a pasarle factura. Dhonara no había mencionado nada de aquello cuando había explicado su plan, pero si Gwinn lo estaba haciendo era porque seguía órdenes directas suyas. Al abrir los ojos de nuevo, se encontró con la recelosa mirada de su compañero que, con un gesto de la cabeza, le indicó que se preparase.
Los recién llegados atravesaron la puerta, pero su entrada fue menos casual que la de los grupos anteriores y, cuando el ataque comenzó, esquivaron los primeros embistes, conscientes quizás de que los estaban esperando. Tarek se giró con resignación para enfrenarse a la escena, pero fue incapaz de dar un solo paso cuando sus ojos se toparon con una figura conocida: Nousis. El tiempo pareció detenerse un instante, mientras su mente volvía al santuario de Isla Tortuga, donde sus caminos se habían cruzado por última vez. La asombrada expresión del pelinegro pareció reflejar la del propio Tarek, que observó, sin saber muy bien qué hacer, como Gwinn atacaba por segunda vez a Nousis.
- No… -la palabra fue apenas un susurro cuando abandonó los labios del peliblanco que, anticipando la llegada de un tercer golpe, se interpuso entre el elfo moreno y su compañero.
El choque de los filos reverberó en los oídos del Inglorien, que observó como la expresión de perplejidad mudaba en el rostro de Gwinn hasta convertirse en algo parecido a la ira.
- ¿Qué haces? –le increpó en su propia lengua, lo suficientemente bajo como para que solo él lo escuchase.
Desentrelazando sus armas lo vio dirigirse nuevamente contra Nousis y, por segunda vez, se interpuso en su camino, al tiempo que interpelaba al elfo pelinegro para que se marchase. El caudillo Ojosverdes lo observó con atención una vez más, hasta que en su rostro pareció reflejarse una nueva determinación y, sin previo aviso, comenzó a atacar al peliblanco. Sin embargo, sus embistes parecían más orientados a dejarlo fuera de combate que a acabar con él. Aquello dejó perplejo a Tarek, pues la traición era algo imperdonable entre los Ojosverdes, una razón más que justificada para una ejecución sumaria.
Tras una esquiva especialmente ajustada, su contrincante le otorgó unos segundos para recuperar el aliento. Las mujeres bestia que habían acompañado a Nousis luchaban por su vida contra varios de sus compañeros y Nousis, que había esquivado un ataque dirigido contra él, lo observaba con evidente decepción, mientras seguía increpando su participación en todo aquello.
- Ella no estará contenta con esto –el elfo peliblanco volvió a dirigir la mirada hacia su compañero. Notó como sudaba frío y el pánico se apoderaba de él. ¿Qué había hecho?
- No lo sabía... estoy no tenía que acabar así –fue su repuesta a la siguiente pregunta de Nousis, al tiempo que detenía otro ataque de Gwinn. Pero ¿realmente no lo había sospechado? Todo aquello, la salida de un contingente tan grande hacia el norte, los preparativos previos, la estrategia… todo había sido extraño, pero su confianza ciega le había hecho obviar todas las señales.
Las palabras de Gwinn solo ayudaron a confirmar sus sospechas. Aquello había estado planeado desde el principio y Dhonara lo había usado para infiltrarse en la ciudad: el Ojosverdes que no lo parecía o al menos aquel miembro del clan del que menos sospecharían, el cebo perfecto. Aprovechando su turbación, un nuevo golpe le llegó desde el flanco derecho, obligándolo a apartarse de Gwinn, que aprovechó para dirigir de nuevo sus pasos hacia el elfo pelinegro.
- Nousis, ¡vete! –insistió nuevamente, al ver cómo la situación parecía complicarse a cada minuto. Pero al igual que había pasado en su aventura de Urd, el tozudo elfo decidió permanecer allí, en medio de una batalla perdida, sobrepasado por enemigos e intentando salvar su vida.
Tarek recordó las últimas palabras que le había dirigido. Lo había llamado mentiroso manipulador, le había echado en cara su falta de sinceridad, pero aun así no parecía dispuesto a irse sin él. Esquivando a su nuevo contrincante, aprovechó la longitud de su arma para enganchar una de las piernas de Gwinn[1] y tirarlo al suelo, frenando su avance.
- ¡Maldita sea! ¡Por Isil, empezarlo no es motivo para no ayudar a arreglarlo! –aquellas palabras calaron hondo en el peliblanco y la turbación debió quedar patente en su rostro, pues Gwinn se acercó de nuevo a él, para asirlo por los hombros y zarandearlo un poco.
- No te atrevas Tarek… -el resto de su discurso pareció perder volumen en sus oídos y apenas fue consciente de los que decía, hasta que pronunció las últimas palabras- mátalo y haré como que nada de esto ha pasado –lo observó unos instantes, antes de dirigir su vista a Nousis y a los elfos muertos a su alrededor. Con evidente desagrado, se desembarazó de su agarre.
- No. Nunca. Yo no soy como vosotros.
Gwinn lo observó con expresión neutra, como para discernir cuál sería su siguiente paso o si su sentencia era tan definitiva como el peliblanco la quería hacer sonar. Alzando una mano, detuvo el ataque. Al unísono, todos los Ojosverdes bajaron las armas, al tiempo que uno de ellos, siguiendo las silenciosas órdenes del caudillo, desaparecía entre las sombras, probablemente para informar de lo que acababa de suceder.
- Vete entonces. Pero ya volverás. No tienes otro sitio al que ir.
Aquella frase, que sonó como una sentencia de muerte, reverberaría durante días en su mente. Al fin y al cabo, Gwinn tenía razón, acabase como acabase aquello él, oficialmente era un Ojosverdes y había participado en el ataque. Si sobrevivía no tendría otro sitio seguro al que ir, excepto a donde ellos se encontrasen. Pero la perspectiva de ver como seguían ejecutando elfos y de encontrarse ante el cadáver de Nousis, como en aquel fatídico sueño que había tenido antes de volver a la isla, hicieron que su determinación no flaquease. Ya se enfrentaría a aquello cuando llegase el momento.
Se obligó a no mirar atrás cuando abandonó aquel claro en el que, los que habían sido hasta entonces su familia, lo observaban partir con gesto sombrío. No sabía a dónde se dirigían y, en aquel momento, no le importó. Su mente estaba demasiado ocupada rememorando lo sucedido e imaginando las consecuencias de sus acciones.
La voz de Nousis lo sacó del trance y las palabras que abandonaron sus labios le supieron a mentira y a estupidez. Las mentiras que le habían contado a él y lo estúpido que había sido por no hacer caso a su propio instinto. “¿Qué he hecho?” Aquella frase se repetía una y otra vez en su mente, mientras las imágenes de los elfos muertos en la puerta volvían a su memoria.
“¿Qué será entonces de Sandorái?” Aquella pregunta retórica con la que Nousis había aderezado su discurso, había sido pronunciada apenas unos días antes por los miembros de su clan. Qué iba a ser de Sandorai, si los traidores eran aceptados de nuevo, si la herejía era aceptada. El bosque acabaría pereciendo bajo manos humanas. Por ello, no pudo evitar contestarle con cierta acritud.
Notó cómo la actitud del pelinegro se volvía más extraña según avanzaban y, de vez en cuando, parecía buscar algo en su bolsa, aunque sin legar a tomar nada de ella.
- ¿Va todo bien? –Tarek se había aproximado sutilmente a él, para ponerse a su altura, cambiando a su lengua madre.
- Problema momentáneo. De enemigas a aliadas en minutos -fue el escueto resumen de Nousis- Buscan lo mismo que yo.
-Hablad para todos –exigió una de las mujeres y el peliblanco se inventó una rápida excusa para salir del paso.
Sin embargo, la críptica respuesta de Nousis lo había dejado preocupado. ¿Qué era exactamente lo que buscaban todos con tanto ahínco? La silueta del Nytt Tree apareció ante ellos y Tarek notó como su rostro volvía perder el color. No sabía hacia dónde los llevaba Nousis, pero tenía claro que aquel era el último lugar al que quería ir. Si alguno de los guardas que lo había arrestado a su llegada a la ciudad seguía vivo, estaría allí, y si el mensajero de Gwinn había alcanzado su objetivo, Dhonara también se encontraría en aquel lugar.
___Pero su esperanza quedó truncada cuando la parca señal de aviso de uno de sus compañeros anunció a llegada de nuevos combatientes. Tarek cerró un segundo los ojos, para coger aire e intentar deshacerse del nudo que se había instalado en su estómago. Había jurado no matar nunca a un elfo y jamás lo había hecho. Pero la impotencia de ver cómo sus compañeros ejecutaban sin compasión a sus congéneres, sin poder hacer nada por impedirlo, estaba empezando a pasarle factura. Dhonara no había mencionado nada de aquello cuando había explicado su plan, pero si Gwinn lo estaba haciendo era porque seguía órdenes directas suyas. Al abrir los ojos de nuevo, se encontró con la recelosa mirada de su compañero que, con un gesto de la cabeza, le indicó que se preparase.
Los recién llegados atravesaron la puerta, pero su entrada fue menos casual que la de los grupos anteriores y, cuando el ataque comenzó, esquivaron los primeros embistes, conscientes quizás de que los estaban esperando. Tarek se giró con resignación para enfrenarse a la escena, pero fue incapaz de dar un solo paso cuando sus ojos se toparon con una figura conocida: Nousis. El tiempo pareció detenerse un instante, mientras su mente volvía al santuario de Isla Tortuga, donde sus caminos se habían cruzado por última vez. La asombrada expresión del pelinegro pareció reflejar la del propio Tarek, que observó, sin saber muy bien qué hacer, como Gwinn atacaba por segunda vez a Nousis.
- No… -la palabra fue apenas un susurro cuando abandonó los labios del peliblanco que, anticipando la llegada de un tercer golpe, se interpuso entre el elfo moreno y su compañero.
El choque de los filos reverberó en los oídos del Inglorien, que observó como la expresión de perplejidad mudaba en el rostro de Gwinn hasta convertirse en algo parecido a la ira.
- ¿Qué haces? –le increpó en su propia lengua, lo suficientemente bajo como para que solo él lo escuchase.
Desentrelazando sus armas lo vio dirigirse nuevamente contra Nousis y, por segunda vez, se interpuso en su camino, al tiempo que interpelaba al elfo pelinegro para que se marchase. El caudillo Ojosverdes lo observó con atención una vez más, hasta que en su rostro pareció reflejarse una nueva determinación y, sin previo aviso, comenzó a atacar al peliblanco. Sin embargo, sus embistes parecían más orientados a dejarlo fuera de combate que a acabar con él. Aquello dejó perplejo a Tarek, pues la traición era algo imperdonable entre los Ojosverdes, una razón más que justificada para una ejecución sumaria.
Tras una esquiva especialmente ajustada, su contrincante le otorgó unos segundos para recuperar el aliento. Las mujeres bestia que habían acompañado a Nousis luchaban por su vida contra varios de sus compañeros y Nousis, que había esquivado un ataque dirigido contra él, lo observaba con evidente decepción, mientras seguía increpando su participación en todo aquello.
- Ella no estará contenta con esto –el elfo peliblanco volvió a dirigir la mirada hacia su compañero. Notó como sudaba frío y el pánico se apoderaba de él. ¿Qué había hecho?
- No lo sabía... estoy no tenía que acabar así –fue su repuesta a la siguiente pregunta de Nousis, al tiempo que detenía otro ataque de Gwinn. Pero ¿realmente no lo había sospechado? Todo aquello, la salida de un contingente tan grande hacia el norte, los preparativos previos, la estrategia… todo había sido extraño, pero su confianza ciega le había hecho obviar todas las señales.
Las palabras de Gwinn solo ayudaron a confirmar sus sospechas. Aquello había estado planeado desde el principio y Dhonara lo había usado para infiltrarse en la ciudad: el Ojosverdes que no lo parecía o al menos aquel miembro del clan del que menos sospecharían, el cebo perfecto. Aprovechando su turbación, un nuevo golpe le llegó desde el flanco derecho, obligándolo a apartarse de Gwinn, que aprovechó para dirigir de nuevo sus pasos hacia el elfo pelinegro.
- Nousis, ¡vete! –insistió nuevamente, al ver cómo la situación parecía complicarse a cada minuto. Pero al igual que había pasado en su aventura de Urd, el tozudo elfo decidió permanecer allí, en medio de una batalla perdida, sobrepasado por enemigos e intentando salvar su vida.
Tarek recordó las últimas palabras que le había dirigido. Lo había llamado mentiroso manipulador, le había echado en cara su falta de sinceridad, pero aun así no parecía dispuesto a irse sin él. Esquivando a su nuevo contrincante, aprovechó la longitud de su arma para enganchar una de las piernas de Gwinn[1] y tirarlo al suelo, frenando su avance.
- ¡Maldita sea! ¡Por Isil, empezarlo no es motivo para no ayudar a arreglarlo! –aquellas palabras calaron hondo en el peliblanco y la turbación debió quedar patente en su rostro, pues Gwinn se acercó de nuevo a él, para asirlo por los hombros y zarandearlo un poco.
- No te atrevas Tarek… -el resto de su discurso pareció perder volumen en sus oídos y apenas fue consciente de los que decía, hasta que pronunció las últimas palabras- mátalo y haré como que nada de esto ha pasado –lo observó unos instantes, antes de dirigir su vista a Nousis y a los elfos muertos a su alrededor. Con evidente desagrado, se desembarazó de su agarre.
- No. Nunca. Yo no soy como vosotros.
Gwinn lo observó con expresión neutra, como para discernir cuál sería su siguiente paso o si su sentencia era tan definitiva como el peliblanco la quería hacer sonar. Alzando una mano, detuvo el ataque. Al unísono, todos los Ojosverdes bajaron las armas, al tiempo que uno de ellos, siguiendo las silenciosas órdenes del caudillo, desaparecía entre las sombras, probablemente para informar de lo que acababa de suceder.
- Vete entonces. Pero ya volverás. No tienes otro sitio al que ir.
Aquella frase, que sonó como una sentencia de muerte, reverberaría durante días en su mente. Al fin y al cabo, Gwinn tenía razón, acabase como acabase aquello él, oficialmente era un Ojosverdes y había participado en el ataque. Si sobrevivía no tendría otro sitio seguro al que ir, excepto a donde ellos se encontrasen. Pero la perspectiva de ver como seguían ejecutando elfos y de encontrarse ante el cadáver de Nousis, como en aquel fatídico sueño que había tenido antes de volver a la isla, hicieron que su determinación no flaquease. Ya se enfrentaría a aquello cuando llegase el momento.
Se obligó a no mirar atrás cuando abandonó aquel claro en el que, los que habían sido hasta entonces su familia, lo observaban partir con gesto sombrío. No sabía a dónde se dirigían y, en aquel momento, no le importó. Su mente estaba demasiado ocupada rememorando lo sucedido e imaginando las consecuencias de sus acciones.
La voz de Nousis lo sacó del trance y las palabras que abandonaron sus labios le supieron a mentira y a estupidez. Las mentiras que le habían contado a él y lo estúpido que había sido por no hacer caso a su propio instinto. “¿Qué he hecho?” Aquella frase se repetía una y otra vez en su mente, mientras las imágenes de los elfos muertos en la puerta volvían a su memoria.
“¿Qué será entonces de Sandorái?” Aquella pregunta retórica con la que Nousis había aderezado su discurso, había sido pronunciada apenas unos días antes por los miembros de su clan. Qué iba a ser de Sandorai, si los traidores eran aceptados de nuevo, si la herejía era aceptada. El bosque acabaría pereciendo bajo manos humanas. Por ello, no pudo evitar contestarle con cierta acritud.
Notó cómo la actitud del pelinegro se volvía más extraña según avanzaban y, de vez en cuando, parecía buscar algo en su bolsa, aunque sin legar a tomar nada de ella.
- ¿Va todo bien? –Tarek se había aproximado sutilmente a él, para ponerse a su altura, cambiando a su lengua madre.
- Problema momentáneo. De enemigas a aliadas en minutos -fue el escueto resumen de Nousis- Buscan lo mismo que yo.
-Hablad para todos –exigió una de las mujeres y el peliblanco se inventó una rápida excusa para salir del paso.
Sin embargo, la críptica respuesta de Nousis lo había dejado preocupado. ¿Qué era exactamente lo que buscaban todos con tanto ahínco? La silueta del Nytt Tree apareció ante ellos y Tarek notó como su rostro volvía perder el color. No sabía hacia dónde los llevaba Nousis, pero tenía claro que aquel era el último lugar al que quería ir. Si alguno de los guardas que lo había arrestado a su llegada a la ciudad seguía vivo, estaría allí, y si el mensajero de Gwinn había alcanzado su objetivo, Dhonara también se encontraría en aquel lugar.
[1] Combate con armas flexibles
Tarek Inglorien
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
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Dhonara, impotente, mordió su labio inferior hasta que unas gotas de sangre aparecieron, confirmando que aquello era todo cuanto había conseguido. Sus tropas habían sido detenidas justo cuando el triunfo estaba al alcance de su mano, la limpieza de los traidores y herejes, el final del demonio embaucador del aserradero. Levantó la mano, confirmando la debacle, y unos cuernos sonaron, alertando a todos sus elfos de que había llegado el momento de regresar. Clavó sus ojos con el más profundo de los odios, desde la posición donde había podido observar las evoluciones de los suyos, en la insultantemente poderosa niñata, del mismo modo que la escasa resistencia. Un grupúsculo de cuatro miembros había roto la línea, adentrándose en lo más céntrico de la resistencia Sondve. ¿¡Cómo, por los dioses, habían podido fracasar?!
El humillante abandono de la primera línea de la hechicera elfa para los Ojos Verdes hizo enrojecer de ira nacida del odio a la líder de la expedición, casi llevándola contradecir la orden de retirada. Negó para sí. Habían infligido un castigo terrible a los exiliados, aún con la vida de Atreyu Santya atada a éste mundo. Tal vez había resultado suficiente para que la colonia herética no prosperase nunca más, enterrada en sufrimiento y futura irrelevancia. Necesitaba aferrarse a esa idea o la derrota tomaría sus entrañas hasta el mismo día de su muerte.
Una última orden de saetas incendiarias fue impartida, llevando el fuego a los puntos que hasta ese momento menos habían padecido los ataques de los invasores. Y una ráfaga especial hacia cada punto de ese árbol, profanador espejo de Madre. Incluso la naturaleza corrompida debía ser erradicada. Dhonara sólo dirigió una última mirada atrás, dándose cuenta asombrada que uno de los que ahora combatían al lado de los Sondve no era otro que Tarek. Sabía que ese bastardo sacaría a relucir su auténtico ser en el momento oportuno. ¿Dónde se encontraba Gwynn entonces? Por inercia, paseó la vista alrededor, encontrando al oficial guardando la puerta que le había sido confiada. Dejando a un lado divagaciones acerca de lo sucedido, contempló al hijo adoptivo de Eithelen con un desprecio que reservaba a las razas bárbaras. De tal palo tal astilla…
Las escasas tropas de Kyravann consiguieron su propósito, aún llegando a perder a la mitad de sus efectivos. Sus oponentes, diestro y entrenados, vendieron su piel a un precio terrible, hasta que indirectamente, los básicos planes de la vampiresa fueron de una extraña utilidad a Zansádel para lanzar una ofensiva final. Fue el momento de jugarse el todo por el todo. Si desguarecían aquella puerta, y los Ojos Verdes les tomaban por el flanco, estarían perdidos. Si no ayudaban, la defensa interior podría terminar por tambalearse y caer. La mano derecha de Dánethil Sein rezó a sus deidades, rogando por el pronto retorno de Lökk Arthús. La campeona Sondve podía insuflar un valor a sus congéneres que ella, más práctica y analítica, era incapaz, así como protagonizar unas hazañas dignas de los cuentos de su raza.
Ni Dánethil ni Lokk estaban allí. Sólo ella. Y tuvo que tomar la única decisión posible, antes de poner en pie de guerra a los poderosos Dyiviantas. Sus espadas contra los que creía sus hermanos. Fue dolor, nunca olvidaría los alaridos de quienes murieron a orden suya. Fue lo correcto. Una repugnante victoria.
[…]
Los rugidos de los licántropos y el olor de la carne chamuscada, los chillidos y gritos de los elfos y la infernal escena del fuego en buena parte del campo de batalla componían una partitura terrible, inmersa en una emoción desatada pendiente de cada combatiente cuyos ojos se cerraban para siempre.
¿Habrían derrotado a la compañía de la embajadora Sondve? Felthas no dio crédito, cuando una maldita caterva élfica atacó desde donde jamás tendrían que haber llegado espadas hostiles a la contienda. Su táctica había dado resultado, aplastándolos por fuerza y número, hasta que el fuego se interpuso en el camino de su gloria ante Marlowe. Su señor no tardaría en llegar, y no podía caer en desgracia delante de quien tanta confianza le había otorgado.
De alguna manera, fueron capaces en un derroche de ingenio de dividir a su gran jauría, evitando ser rodeados y despedazados por unos dientes y garras anhelantes de romperles las costillas y arrancarles víscera a víscera. Las órdenes del líder licántropo cayeron en saco roto, cuando una dragona se transformó, añadiendo una confusión todavía mayor a la contienda. La mezcla de elfos y lobos resultaba demasiado confusa, y las llamaradas barrieron el lugar, sumiendo en la muerte tanto a unos como a otros. Nadie hubiera podido realizar exhalaciones lo bastante precisas y Lökk desencajó la mirada cuando siete de los suyos murieron por los actos de esa muchacha que ni siquiera era una elfa. Aterrorizados, los lobos parecieron retirarse, antes de volver a cargar contra los Sondve y sus aliados con el ímpetu de la desesperación y un incomprensible fanatismo. Arcos, espadas y toda arma que habían portado consigo hendieron y desventraron a las bestias cuyas mandíbulas se cerraron alrededor de cuello, brazos, arrancando pedazos de elfos en una orgía de mutilación.
Las garras de Felthas casi alcanzaron a Valyria, cuando las espadas de Lökk se interpusieron en las intenciones del líder licántropo. Sorteando a dos enemigos, esquivando todos sus intentos de hacer de esa loma su tumba, saltó entre su enemigo y la embajadora de manera prácticamente horizontal, deteniendo el golpe, y rodando sobre sí misma, volvió a colocarse en pie. El fuego y el caos de la batalla destrozaron la moral de la Manada, y sólo su dirigente y unos pocos más, continuaron sembrando de muerte la suave colina.
-¡HACIA NYTT HUS!- ordenó apremiante. La resistencia de los oponentes, quebrada, no era ya suficiente para evitar el retorno de lo poco que restaba de la embajada inicial, apenas un tercio de quienes habían tenido el valor suficiente para buscar una anegada vía de diálogo. Última, protegiendo la retaguardia de los suyos, la elfa apuntó sus espadas al suelo, sin perder un solo movimiento del monstruoso cuerpo del animal.
-Marlowe encabezará el auténtico ejército- prometió Felthas, casi masticando con gusto tales palabras- Y vuestro pequeño pueblo será borrado de Midgar. Habéis ofrecido muertos para un resultado que está ya escrito, elfa. Antes de que se ponga el sol, desapareceréis. Los Objetos nos pertenecen.
Lökk Arthús se colocó en guardia, dispuesta al último combate de una batalla ganada.
-No te atrevas a subestimarnos- le apuntó, furiosa. El fuego aún crepitaba, y el humo, arrullado por el viento, se desplazaba premonitoriamente hacia Nytt Hus. Lastimosos quejidos de los últimos moribundos completaban la trágica oda a la violencia- Cualquiera que hoy protege nuestra tierra luchará hasta la muerte, bestia. Apilaremos vuestros dientes a la puerta del poblado, antes de quemaros a todos para que vuestra fetidez no impregne el bosque que protegemos. Cada paso que deis tendrá su huella de sangre.
El rostro de Felthas se contrajo en una mueca de odio, antes de atacar una última vez. Las espadas de la mujer centellearon, clavándose en el costado y el cuello del licántropo. El herido cayó a tierra, sin que un último pensamiento lograse formarse antes de morir.
Lökk limpió sus armas, dirigiéndole una última mirada, antes de pasearla por la dantesca escena a su alrededor. Todo lo ocurrido sólo habían sido planes para minar la defensa de Nytt Hus antes de la auténtica guerra. En horas, pensó lúgubre, se decidiría el destino de los Sondve, dando la espalda a la loma. Danethil y Zansádel la esperaban.
[…]
La cuasi indiferente mirada con la que el seguidor del Hombre Muerto pasó revista a aquellos de los suyos que dieron su vida tratando de eliminar a los enviados de Nytt Tre indicó a las claras que la pérdida de las piezas movidas en contra de los elfos de Midgar nada redundaban en él. Su ejército, motivado y armado, estaba listo para obtener lo que se le había pedido.
Sí, podría construir un yodelling que llevase su voz desde una distancia segura a los rebeldes, y que su lengua obrase el sencillo milagro de su poder. Escudriñó en la lejanía la ruta que llevaba a la colonia Sondve. Eso no enviaba ningún mensaje. Los elfos habían escupido a sus razonables propuestas, y no podría mirar a la cara a su señor si no les castigaba por ese desaire. Sólo así podría sentirse digno de continuar al lado del dios en que se convertiría con los Objetos del 19.
Observó el filo de la Daga, segundo de los tesoros que poseía, y dio la orden pertinente. Nytt Hus desaparecería.
[…]
-¡Inga, Wanda! —La voz de Menelwie se abrió clara hacia donde se encontraba el variopinto cuarteto: Inga, Wanda, Nousis y Tarek—. ¿Estáis bien? Intenté enviaros ayuda, pero con el ataque…
-Estamos bien —la tranquilizó Inga—, y tenemos la Varita. Bueno, él la tiene —se corrigió tras un bufido de Wanda—, pero nos la entregará en cuanto haya encontrado otro Objeto.
-O eso dice —murmuró Wanda, sin perder de vista al elfo.
Menel miró alternativamente a los dos elfos que acompañaban a sus amigas.
-Bueno, hay dos en Nytt Hus —dijo—: La sacerdotisa Níniel va a todas partes con ese extraño Cuco y he podido averiguar que la embajadora Sondve porta otro de los Objetos Malditos, unas Alas. Ninguna de las dos está precisamente escondida.
En efecto, con la embajadora de regreso en la aldea, Nousis no tardaría en descubrir que su Varita iba saltando de una dirección a otra, sin decidirse entre varias direcciones. ¿Acaso se detenía un poco más señalando hacia el noreste? ¿No era desde allí que los exploradores indicaban la llegada de los licántropos?
-Bien —concluiría Wanda con firmeza—, ya has encontrado los Objetos. Hora de entregarnos la Varita.
[…]
El tiempo se había agotado, y los primeros exploradores enviados por la líder de las tropas enviadas por el Consejo de Sandorai tras la retirada de los Ojos Verdes llegaban con funestas noticias: el enemigo estaba casi a las puertas.
Dejando a Atreyu al cuidado de sus dos guardaespaldas, Vlomra y Wentrauss, examinó el lastimoso estado de las mujeres y hombres que aún conservaban la vida, dispuestos a defender el asentamiento élfico de la horda que se aproximaba. No había tiempo para agradecer a todos y cada uno de los presentes todo cuanto habían hecho ese día, pues aún debía pedirles más. Vio elfos por supuesto, pero también humanos que habían decidido conservar su hogar en el viejo aserradero, vampiros, mujeres-bestia, dragones… Criaturas hermanadas oponiéndose a un invasor que pretendía mucho más que tomar las tierras ancestrales.
Conocía la desgarradora superioridad numérica de los licántropos, la descorazonadora capacidad de la lengua de plata que Marlowe podía utilizar, colocando madres contra hijos, amante contra amante. Por ello, reunió a sus defensores, se subió a un improvisado atril, y con la voz tomada por la más fuerte de las creencias, dirigió las últimas palabras que tal vez pudiese pronunciar como líder del clan Sondve. Si su pueblo tenía que desaparecer, si Atreyu tenía que morir, ella no abriría los ojos en la mañana de ese nuevo mundo. Sólo restaba luchar con todo el valor y la entereza que la había llevado a aceptar la misión del Consejo.
-¡HEMOS VENCIDO A TRAIDORES, A HERMANOS QUE BUSCARON NUESTRA CAIDA! ¡PERO EL PEOR ENEMIGO, EL ENEMIGO ESPERADO, ESTÁ YA A NUESTRAS PUERTAS, DISPUESTO A MASACRARNOS PARA HACERSE CON ESOS OBJETOS QUE VOLVERÍAN, NO SÓLO SANDORAI O MIDGAR, SINO TODO EL CONTINENTE EN OSCURIDAD Y CAOS! ¡LOS DIOSES HAN DECIDIDO QUE SEAMOS NOSOTROS, QUIENES HOY PERMANECEMOS AQUÍ, EL ESCUDO CONTRA LAS ASPIRACIONES DEL HOMBRE MUERTO! ¡AQUÍ -señaló al suelo- EN TIERRA SAGRADA, COMBATIREMOS Y OS PROMETO, A ELFOS Y TODOS AQUELLOS QUE HABÉIS LUCHADO JUNTO A MI RAZA, QUE LOS LOBOS QUE CONSIGAN SOBREVIVIR A HOY, TEMBLARÁN HASTA SU MUERTE CUANDO ESCUCHEN EL NOMBRE DE NYTT HUS!- la voz de Danethil casi aulló cuando las última palabras salieron de su garganta directas al cielo, jaleada por docenas de elfos y elfas cuyos corazones se habían encendido ante la arenga de su líder.
Llegaba la hora de la sangre.
[…]
… Y poco después, en los momentos de asueto de los valientes defensores, los poseedores de los Objetos sintieron desvanecerse sus conciencias un solo instante, antes de retomar lo que estaban haciendo. Pero los puentes mágicos de la colonia de la Nowo Khan habían quedado imposibilitados para ser alzados.
___________________________________
Off:
Nousis: La cosa no puede estar más clara: tienes Objetos a elegir y Wanda quiere su Varita ya. Si deseas conversar o tratar de convencer a Wanda (que está para poca broma) envía mp.
Tarek: Has cortado unos fuertes lazos con tu clan de acogida, y ahora debes decidir si abandonas la colonia, o permaneces junto a Nousis en lo que está por venir. Aun podrían reconocerte como uno de los que invadieron Nytt Hus en cualquier momento.
Aylizz, Elian, Ingela: Llegáis a Nytt Hus para ser testigos de los ecos de la matanza contra los Ojos Verdes. Tras las palabras de Danethil Sein, sois libres de deambular antes de la batalla. Tras ello, debéis decidir qué parte ayudáis a defender (o si escapáis del pueblo, aún estáis a tiempo)
Valyria: Lökk te conducirá a presencia de Dánethil para que narres tu experiencia, tras eso, la acompañarás, a su lado cuando da su discurso. Después de eso, eres libre de deambular e interactuar antes de la batalla. Tú decides qué zona ayudas a defender.
Kyravann: Has conseguido que unos elfos hayan visto tu determinación y te consideren parte del grupo por haber vertido sangre con ellos. Puedes conversar con la escuadrilla, creando dichos pnjs a tu gusto. Pero finalizado el descanso, y tras el discurso de Danethil… toca decidir una vez más donde colocarás tus armas.
Níniel: El tiempo se ha agotado. Danethil requiere los ingredientes pues Atreyu está a punto de morir. Mejor algunos que ninguno en todo caso. Zansádel y Lökk, tras las indicaciones oportunas de la líder Sondve, requerirán de tu consejo para organizar la defensa final. Existen dos puertas principales, aunque esperan que optes por proteger el interior de Nytt Hus una vez más.
Al´theas: De elegir combatir alejado de la Alta Sacerdotisa, también en tu caso deberás elegir qué lugar proteger.
Para todos: Este post tendrá por tanto dos partes para todo/a personaje. Una primera, enfocada a la interacción social con todo cuanto ha ocurrido, en la que podéis hablar con pjs y pnjs, poneros al día, discutir, llorar o buscar valor en brazos de amigos. Y una segunda, donde las hordas de Marlowe atacarán sin compasión.
De modo que, todos habréis de realizar dos pequeños posts en ésta ronda. Al final del primero (interacción) dejad escrito dónde deseáis combatir (zona protegida por Zansádel y los Dyviyiantas, con el muro aún en pie, donde se posicionarán preferentemente las tropas de largo alcance, o zona protegida por Lökk, con guerreros escogidos en combate cuerpo a cuerpo, que deberán detener la acometida de los licántropos, solo auxiliados por el cuello de botella que supone el puente) Por supuesto, podéis elegir abandonar Nytt Hus, y no seréis afectados por maldición o herida alguna, aunque las recompensas evidentemente serán menores, o decidir permanecer al lado de Nytt Tre, siendo las espadas de la última defensa.
Escrito el primer post de interacción social, tirad una runa. La media de las runas de todos los que os decidáis por proteger la misma zona, indicará si contenéis (buena) o sois forzados a ir retirándoos (mala), con lo que ello supondrá en muertes y moral para los elfos. Una vez todos/as lo hayáis hecho, informaré en un único y corto post como se va desarrollando la batalla, y ya podréis extenderos en ella sabiendo si os va bien… o no.
Este es el penúltimo post de la trama, y sólo restará la conclusión cuando haya sido decidido el destino de Nytt Hus. Buena suerte a todos.
Última edición por Ger el Dom Jul 31 2022, 17:17, editado 1 vez
Ger
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Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin
Un varazo en la espalda a un elfo desconocido que se había abalanzado, espada en mano, sobre Ith’un le costó a Elian su inesperada aunque agradecida invisibilidad. Aunque, para entonces, poco importaba esta ya: la colina se había convertido en un caótico infierno. Elian estaba familiarizado con el poder en bruto de los dragones, pero nunca había visto tanto fuego, tanta destrucción.
Un hermano, Elian ignoraba si amigo o enemigo, salió corriendo del núcleo de la masacre convertido en una antorcha andante. Instintivamente, Elian corrió hacia él y, sacando una manta de su petate, lo derribó, tratando de apagar el fuego a golpe de manta. Para cuando terminó, el elfo herido se retorcía dolorido en el suelo, su piel, un amasijo sanguinoliento. Que oliera a costillar de jabalí a la brasa no ayudó a aliviar la horrenda imagen y, sin poder evitarlo, Elian se dobló sobre sí mismo para devolver a la tierra el contenido íntegro de su estómago.
Sintió entonces un fuerte tirón en el brazo. Adarae lo urgía a levantarse, a correr de nuevo. No había nada que hacer, decía, debían replegarse, rápido. Elian se dejó arrastrar unos cuantos pasos antes de volverse una vez más hacia la colina para presenciar el breve intercambio entre la líder Sondve y el que parecía dirigir al grupo de licántropos. Aquella imagen, con el incendio de fondo, se quedaría grabada en su retina todo el camino de vuelta a Nytt Hus.
La llegada a la aldea resultó confusa. ¿Acaso habían atacado los licántropos durante su ausencia? Era imposible que les hubiera dado tiempo a llegar y los cuerpos que los supervivientes apartaban del camino eran todos elfos. Pronto supieron de la traición de los Ojosverdes y Elian se despidió de sus compañeros para ir en busca de su gente.
—Estás aquí, muchacho —lo recibió la potente voz de su abuelo—. Temía haberte enviado a la muerte.
—¿Te encuentras bien? —dijo Elian corriendo a su encuentro.
El viejo general cojeaba de una pierna y tenía varios vendajes repartidos por el cuerpo, pero apartó a su nieto de un manotazo impaciente.
—Parece mucho más grave de lo que es en realidad. Estos jóvenes soldados se creen que pueden tumbar al viejo canoso porque son más ágiles. Se confían demasiado, no entienden que la cabeza es más importante que el cuerpo —se lamentó—. Nunca pensé que vería el día en que tendría que alzar las armas contra uno de los míos.
Apenas habían terminado de ponerse al día cuando llegaron noticias del inminente ataque. Nerdanel había informado a Lökk de lo descubierto en el campamento licántropo y Elian hizo lo propio con su abuelo. Éste lo miró con un toque de melancolía.
—No me pintas un buen cuadro —le dijo, después, posó una mano en el hombro de su nieto—. No eres uno de mis soldados, así que no te daré más orden que esta: Haz lo que dicte tu conciencia, un hombre tiene derecho a decidir dónde morir. Si Isil quiere, nos volveremos a ver, si no, que Imbar nos acoja de nuevo en su seno. —Dicho esto, se volvió a sus soldados y se enzarzó en los preparativos para la contienda.
El discurso de Danethil Sein estuvo inspirado, sin duda, pero apenas logró frenar los temblores de Elian. Había sido una noche muy larga y parecía lejos de terminar. O cerca, según se mirase. No, aquella idea no era un alivio.
Para mantener la mente serena y las manos ocupadas, se ofreció voluntario para ayudar con el equipo de los soldados(1). Fue mientras se concentraba en aquella tarea que Aylizz lo encontró y le propuso prestar su fuerza a los Dvinyanta de la Nowo Khan. Era mejor plan que quedarse a esperar el fin.
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OFF: (1) Elian utiliza el uso que le quedaba de su Kit de Curtiduría Regular para aplicar la técnica Mantenimiento de Armadura ([Técnica] Optimiza una armadura de Curtiduría de calidad similar o inferior a las que puedes fabricar, de manera que mejora levemente su protección y disminuye el entorpecimiento a los movimientos) en la armadura ligera o media de… EL PRIMERO QUE LO RECLAME. Si nadie lo hace, optimiza la armadura de Lökk, que para eso los sacó de aquella colina.
¿Se suponía que era un post corto? Ups. En fin, que me voy a la zona del muro, con Zansádel y los Dvinyanta. Mi última runa fue una pasada, así que no me odien si Tyr ya me dio por pagado.
Un hermano, Elian ignoraba si amigo o enemigo, salió corriendo del núcleo de la masacre convertido en una antorcha andante. Instintivamente, Elian corrió hacia él y, sacando una manta de su petate, lo derribó, tratando de apagar el fuego a golpe de manta. Para cuando terminó, el elfo herido se retorcía dolorido en el suelo, su piel, un amasijo sanguinoliento. Que oliera a costillar de jabalí a la brasa no ayudó a aliviar la horrenda imagen y, sin poder evitarlo, Elian se dobló sobre sí mismo para devolver a la tierra el contenido íntegro de su estómago.
Sintió entonces un fuerte tirón en el brazo. Adarae lo urgía a levantarse, a correr de nuevo. No había nada que hacer, decía, debían replegarse, rápido. Elian se dejó arrastrar unos cuantos pasos antes de volverse una vez más hacia la colina para presenciar el breve intercambio entre la líder Sondve y el que parecía dirigir al grupo de licántropos. Aquella imagen, con el incendio de fondo, se quedaría grabada en su retina todo el camino de vuelta a Nytt Hus.
La llegada a la aldea resultó confusa. ¿Acaso habían atacado los licántropos durante su ausencia? Era imposible que les hubiera dado tiempo a llegar y los cuerpos que los supervivientes apartaban del camino eran todos elfos. Pronto supieron de la traición de los Ojosverdes y Elian se despidió de sus compañeros para ir en busca de su gente.
—Estás aquí, muchacho —lo recibió la potente voz de su abuelo—. Temía haberte enviado a la muerte.
—¿Te encuentras bien? —dijo Elian corriendo a su encuentro.
El viejo general cojeaba de una pierna y tenía varios vendajes repartidos por el cuerpo, pero apartó a su nieto de un manotazo impaciente.
—Parece mucho más grave de lo que es en realidad. Estos jóvenes soldados se creen que pueden tumbar al viejo canoso porque son más ágiles. Se confían demasiado, no entienden que la cabeza es más importante que el cuerpo —se lamentó—. Nunca pensé que vería el día en que tendría que alzar las armas contra uno de los míos.
Apenas habían terminado de ponerse al día cuando llegaron noticias del inminente ataque. Nerdanel había informado a Lökk de lo descubierto en el campamento licántropo y Elian hizo lo propio con su abuelo. Éste lo miró con un toque de melancolía.
—No me pintas un buen cuadro —le dijo, después, posó una mano en el hombro de su nieto—. No eres uno de mis soldados, así que no te daré más orden que esta: Haz lo que dicte tu conciencia, un hombre tiene derecho a decidir dónde morir. Si Isil quiere, nos volveremos a ver, si no, que Imbar nos acoja de nuevo en su seno. —Dicho esto, se volvió a sus soldados y se enzarzó en los preparativos para la contienda.
El discurso de Danethil Sein estuvo inspirado, sin duda, pero apenas logró frenar los temblores de Elian. Había sido una noche muy larga y parecía lejos de terminar. O cerca, según se mirase. No, aquella idea no era un alivio.
Para mantener la mente serena y las manos ocupadas, se ofreció voluntario para ayudar con el equipo de los soldados(1). Fue mientras se concentraba en aquella tarea que Aylizz lo encontró y le propuso prestar su fuerza a los Dvinyanta de la Nowo Khan. Era mejor plan que quedarse a esperar el fin.
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OFF: (1) Elian utiliza el uso que le quedaba de su Kit de Curtiduría Regular para aplicar la técnica Mantenimiento de Armadura ([Técnica] Optimiza una armadura de Curtiduría de calidad similar o inferior a las que puedes fabricar, de manera que mejora levemente su protección y disminuye el entorpecimiento a los movimientos) en la armadura ligera o media de… EL PRIMERO QUE LO RECLAME. Si nadie lo hace, optimiza la armadura de Lökk, que para eso los sacó de aquella colina.
¿Se suponía que era un post corto? Ups. En fin, que me voy a la zona del muro, con Zansádel y los Dvinyanta. Mi última runa fue una pasada, así que no me odien si Tyr ya me dio por pagado.
- inventario:
- EQUIPAMIENTO:
* Bō, calidad pobre
* Ropas comunes pobres
TOTAL DE ENCANTAMIENTOS: 0/6
LIGADOS AL ÉTER: 0/1
OBJETOS LIMITADOS (2/7):
* Kit de Curtiduría Regular usos gastados
* Kit de Carpintería Inferior
OTROS:
* Bolso del Viajero
* Tragaéter x2
* Collar de Clavos, 1 carga
* Colgante de Escarcha,2 cargasqueda 1 carga
* Incienso de Jólmundröm x2
* Amuleto de Imbar, 3 cargas
*Chocolate del Equinocio
* Gato de bolsillo x2
*Caramelo de Jade x2
Información de cada objeto [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Elian
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