Callejeros Aerandianos [Alquimia]

Era la primera vez que ponía un puesto en ese mercado y ni siquiera sabía si debía haber pedido permiso para algo. Por si las moscas, tenía todo puesto sobre una manta a la que le había atado una cuerda por si debía salir corriendo. Nunca se sabía y era mejor prevenir que curar. Miraba con lupa a todo el que pasaba por allí y tenía a Ylva y a Orvar vigilantes a ambos lados de la calle.

Cuando aquella criatura se acercó no pudo evitar pensar que como tirase algo con la cola tendría que pagarlo, pero procuró ser un poco más educada y usar sus mejores dotes comerciales. Sonrió antes de contestar.

—Es una poción de recuperación bastante potente. Con ella podrás recuperarte de cualquier tipo de herida en unas horas o quitarte de encima una enfermedad, sea la que sea.

Estaba a punto de decir el precio cuando recordó un dato importante que había leído sobre ese brebaje.

—Eso sí, las maldiciones no es capaz de arrancarlas, no es tan potente. Pero para todo lo demás, mano de santo. Serían 40Æ.

Esperó a que el cliente sacase el dinero y pensó que debería volver a fabricar más de esas. Se vendían sorprendentemente bien.

—¡Gracias por su compra! Que tenga un buen día.

Siguió sonriendo hasta que se alejó de su vista. Resopló, odiaba ser tan complaciente con gente desconocida, le daban hasta ganas de vomitar. Pero debía aguantar por su bien y por el de las bocas que tenía que alimentar. En mala hora se le ocurrió quedarse con ellos…

Continuaría un tiempo más por allí, posiblemente también algunas horas nocturnas por los posibles compradores con sed de sangre. Aunque cambiaría de zona si veía posible conflicto al hacerlo. Los demás mercaderes no parecían contentos de verla allí.