Corazón de valor: El secuestro de Logan [Privado][Logan - Sango] [Cerrado]

Ben se despertó en mitad de la noche agitado por un terrible sueño. Se incorporó con dificultad y posó los pies en el suelo. El contraste con el frio suelo lo reconfortó lo suficiente como para estirarse hasta su bolsa y coger un frasco que estaba envuelto en una bolsa acolchada con lana. Quitó el tapón y se bebió el contenido de un trago (1). Soltó la botella, vacía, en la bolsa y la dejo caer al suelo. Se limpió el sudo de la frente y volvió a tumbarse para quedarse, de manera instantánea, dormido.

Cuando volvió a abrir los ojos, pudo comprobar que ya había amanecido y que su estado era mucho mejor que el de la noche anterior. Sin levantarse inspeccionó, al tacto, el estado de los vendajes que le habían aplicado al llegar a la taberna. No recordaba gran cosa pero suponía que, entre el vendaje y algún otro remedio de la zona además de la poción, sus heridas, tanto las de los brazos como las de las piernas así como otros golpes y magulladuras, habrían desaparecido. Decidió ponerse en pie y prepararse para un nuevo día.

Al abrir la puerta lo primero que observó fue una luz muy intensa colándose por cualquier holgura de la puerta. Ben se acercó y llamó dos veces. Al no obtener respuesta decidió avisar al tabernero. Bajó las escaleras y lo encontró barriendo el suelo.

- Buenas...

- Vaya, no esperaba que estuvieras en pie tan pronto- dejó de barrer y se acercó a Sango.- ¿Cómo te encuentras?

- Oh, bien, gracias- hizo una pausa antes de continuar.- Supongo que es a ti a quien debo agradecer el tratarme las heridas...

- Ni lo menciones- hizo un gesto con la mano como quitándole importancia. Acto seguido miró a Sango y se acercó a él.- ¿Hubo problemas, verdad? Esos kags... Lo que más me preocupa es que alguien los estuviera controlando... Oh, sí, Logan hace un rato que se marchó a la biblioteca y nada, aquí estoy, barriendo.

- No te preocupes por el kag. Sí, era un cabronazo grande, pero conseguí hacerle bastante daño, no cayó al instante pero estoy seguro de que no se recuperará- Ben miró escaleras arriba.- Por cierto, ahí arriba, en una habitación hay mucha luz, demasiada diría yo.

El tabernero frunció el ceño y sin dudarlo posó la escoba contra la pared y subió las escaleras echando mano a un colgante que tenía en el cuello. Cuando llegaron el tabernero dudó. Ben le tendió la mano para pedirle la llave.

- Ten, esa es la habitación de Logan, juraría que había salido pero no...

Sango abrió la puerta y un destello le cegó de manera momentánea.

- Qué cojones...- se tapó los ojos con la mano a modo de visera.

Pudo distinguir al fondo el origen de la luz y se acercó lentamente hacia él. Cogió una manta que había sobre la cama y la lanzó al foco de luz, tapándolo un instante que sirvió para que Sango se fijara en que era la espada de Logan. Cuando la manta se escurrió, la luz volvió a cegarle pero esta vez, con el conocimiento de a qué se enfrentaba, caminó hacia la espada y la envolvió completamente.

- Por todos los Dioses...

- ¿Qué era? ¿Se puede pasar ya, verdad?

- Sí, pasa. Era la espada de Logan, brillaba como el sol- Sango se pasó el antebrazo por los ojos.

- ¿La espada...? Pero...- el tabernero se acercó lentamente.- Esta mañana le dije que fuera a la biblioteca y yo creí que la llevaría con él... Que extraño.

- No te preocupes, se la llevaré y que le eche un ojo, además tenemos que comentar un par de cosas- Sango cargó con la espada y la posó sobre la cama de Logan.- Tengo que coger todo mi equipo- Ben salió de la habitación y fue a la suya.- Así que en este pueblo hay biblioteca. Un poco extraño, ¿no?

- Bueno no... hay que conservar las costumbres y la historia del lugar, hay que enseñar a los pequeños y, bueno, no sé, siempre ha estado ahí.

Sango se puso el cinto con las armas.

- Para un pueblo que se divierte con las peleas, permíteme que lo diga, pero, es raro- cogió el escudo y se lo colgó a la espalda. Salió de su habitación y caminó hacia la de Logan.

- No es nada raro, hay que fortalecer cabeza y cuerpo. No todo van a ser peleas y cerveza. Los libros...

- Ni se moleste, no me interesan los libros- cogió la espada de Logan bajo el brazo.- Marcho a la biblioteca, ¿dónde está?

- Bueno... Sí, según sales gira a derecha cuenta tres edificios, el cuarto es la biblioteca. Deberían dejarte pasar, aunque alguien fuertemente armado...

Sango ignoró el último comentario del hombre y bajó las escaleras salió de la posada y giró a la derecha. El sol le daba de cara y pensó que era una sensación mucho más agradable que el destello de la espada. Al llegar a la biblioteca un chaval de unos doce o trece años salió a recibirle.

- Buenas, ¿puedes decirle a Logan que salga?

- ¿Quién? Hoy no...

- Logan. Logan Allen. Un pelirrojo, como yo.

- No ha venido nadie... ¿Qué es eso? ¿Qué es lo que brilla tanto?

Ben miró al chaval y luego al fardo. Efectivamente, cuando lo había envuelto el destello no sobrepasaba la tela pero ahora... La cosa era distinta. Sango frunció el ceño y sacudió la cabeza.

- ¿Nadie? ¿De verdad?

- No, nadie.

Sango se despidió y caminó de nuevo hacia la taberna pero esta vez mirando la espada tapada. El destello, a medida que se alejaba de la biblioteca, disminuía, y pese a que no era mucho, sí lo suficiente como para poder darse cuenta de tal efecto. Sango, en lugar de entrar en la taberna decidió seguir caminando en la dirección opuesta a la biblioteca.

Por alguna extraña razón, el destello perdía intensidad.

(1) Uso de una poción de salud: [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos.

Desde que la espada parecía haber cobrado vida, Sango había luchado contra ella, contra su impulso, feroz, en  una dirección aparentemente sinuosa y que le había llevado hasta un camino en el que se distinguían signos claros de vida, y no era de extrañar porque el pueblo quedaba a la vista, sin embargo no parecía ser un camino principal. Sango se humedeció los labios y siguió reteniendo el leve pero constante impulso de la espada. No había tardado en darse cuenta del vínculo que existía entre el arma y su dueño, más aun sabiendo que pertenecía a un brujo.

- Buenas, viajero.

Sango se sobresaltó al escuchar una voz tras él. Detuvo sus pasos y se giró lentamente para observar a dos tipos bien acostumbrados al sol del arenal, como delataba la morena tez de ambos, pero temerosos de cualquier reacción que pudiera tener Sango como delataban sus miradas, estudiando todos y cada uno de los detalles de su ropaje y por supuesto armadura.

- ¿Te importa si te acompañamos?- preguntó el otro.

Sango les echó un rápido vistazo. Le bastó con ver que estaban en posición de guardia, con las manos en las empuñaduras de las espadas.

- Sí, me importa.

- Bueno...- era evidente que no esperaban aquella respuesta.- Vamos en la misma dirección, así que supongo que tendremos que compartir camino

Sango se encogió de hombros y con total desprecio se giró y siguió su camino. Escuchó murmullos a su espalda y luego pasos. Sus nuevos compañeros de viaje se colocaron flanqueándole, aparentemente con la posición relajada, al menos ya no sujetaban los mangos de las espadas.

- ¿Cuál es tu destino, viajero?

Sango no respondió pero se detuvo. Los otros dos, un par de pasos por delante se giraron para mirarle.

- He llegado a mi destino.

Los compañeros no deseados se miraron extrañados y luego al intentar dar un paso hacia delante Ben les hizo un gesto con la mano para que se detuvieran. Sango se agachó y posó la espada de Logan en el suelo. Acto seguido cogió un puñado de arena.

- ¿Nunca os habéis preguntado por qué la gente que no es del arenal viene aquí? Yo mismo, por ejemplo, me preguntó por qué siempre acabo en este desierto. Y cada vez que me hago esta pregunta, me maravillo de como evoluciona mi respuesta con respecto a la vez anterior- Sango se puso en pie y dio un paso hacia uno de ellos y le enseñó la arena que había cogido.- Es por esto, amigo mío, por la arena.

Ben se acercó la arena a la boca, como si fuera a darle un bocado pero en el último instante, ante el asombro de sus dos compañeros, la arena fue proyectada hacia la cara del que estaba más cerca. En un rápido movimiento, Sango desenvainó el arma del hombre que trataba de limpiarse la arena de los ojos y estaba tan centrado en aquello que no fue capaz de ver como Sango le atravesaba con su propia espada. Cuando el cuerpo tocó el suelo ya había perdido la vida.

El otro, tuvo tiempo de desenvainar una espada que resultó ser una cimitarra. Ben, que había soltado la espada de su compañero, se llevó la mano a la cintura y sacó el hacha. No era la primera vez que peleaba contra una cimitarra así que se limitó a esperar el primer golpe. No tardó mucho en llegar en forma de golpe ascendente que Sango esquivó de milagro. El impulso del ataque de su adversario lo desequilibró y Ben aprovechó para asestarle un brutal golpe en la espalda provocando la rotura instantánea de la columna y la muerte de aquel hombre que ni siquiera tuvo tiempo de gritar de dolor.

Ben miró el hacha y la limpió en los pantalones de uno de los cadáveres. Cuando terminó, guardó su arma y recogió, nuevamente, la espada de Logan. Echó un último vistazo a sus antiguos compañeros prosiguió su camino en la dirección que le marcaba la espada.

No tardó mucho en llegar a lo que parecía la boca de un pozo pero con una parte del murete destrozado. Según se acercaba, se podían apreciar claro signos de presencia humana: rastros de cajas arrastradas, pisadas, matorral, escaso, pero pisado... Y una escalera hacia las profundidades de aquel pozo. La espada le empujaba en aquella dirección. Sango alzó la vista y para su sorpresa el pueblo no quedaba muy lejos. Se armó de valor e hizo una rápida comprobación de su equipo. Inspeccionó la espada de Logan y comprobó que su brillo no era, ni de lejos, el de aquella mañana. La espada le empujó, nuevamente, hacia la oscuridad.

Y Sango, descendió.

Sus ojos no se resintieron mucho debido al contraste entre la claridad de la superficie y el oscuro pozo ya que al fondo intuía luz de antorchas o de una hoguera. El pasadizo era angosto al principio pero se abría a medida que Ben caminaba hacia la luz del fondo. Tras la antorcha había un andamio de media vara de altura que servía como transición para pasar a una caverna en la que Ben pudo distinguir varias figuras en movimiento.

La espada había dejado de brillar y de moverse por lo que Sango dedujo que había llegado al lugar en el que se encontraba Logan. No había dedicado mucho tiempo a pensar sobre la misteriosa desaparición del brujo, pero en ese momento, mientras estudiaba a uno de los tipos que se movía en la caverna pensó en cómo había conocido a Logan, los comentarios del tabernero acerca de la historia del brujo, la espada... Y ahora desaparecía, ¿estaría siendo utilizado por el propio Logan para algún propósito oculto? No. No tenía sentido.

- ¡Eh! Vamos, no tenemos tiempo, va a empezar. Dile a Rompecartas que baje.

Sango se sobresaltó al ver que una figura, que había permanecido oculta a sus ojos, le había pegado una voz. Sango se puso en pie y se giró de cara a la gruta. Decidió mirar por encima del hombro para ver que las tres personas que estaban allí caminaban en dirección contraria a él. Fue entonces cuando decidió seguirles. Saltó al andamio y luego a la caverna.

Era una estancia amplia, salpicada con antorchas, cajas y barriles a un lado, sacos de dormir y algunos otros elementos que le costó distinguir a medida que avanzaba lentamente. Se preguntó por aquella gente, cómo habían dado con aquel lugar y qué les mantenía en él, en plena oscuridad, con el olor permanente de tierra mojada y con la humedad que empezaba a notar a medida que se adentraba en la caverna.

- Vaya, hola.

Ben se detuvo, sobresaltado por las palabras a su espalda. Se giró lentamente.

- ¿Has reconsiderado mi oferta?

La mujer que se le había insinuado al llegar a aquel pueblo se acerca con pasos gráciles. Con una mano se desenredaba el pelo con suaves pasadas desde la cabeza y hacia abajo. La otra la llevaba a la espalda. Ben respondió con una mueca de desagrado. Lamentaba que aquella mujer hubiera cometido el terrible error de dejar que la hoja que llevaba a su espalda emitiera un breve destello causado por el reflejo de la luz de las antorchas.

- Veo que traes un regalo además.

- Sí, claro, ¿dónde lo hacemos?

La mujer rio con un tono dulce y que a Sango le pareció sincera. Ben la miró a los ojos y se obligó a permanecer en guardia y no ceder. Entonces la mujer le enseñó los dientes y el cuchillo que tenía a la espalda. Sango dio un paso atrás.

- Ah, dónde... Es una buena pregunta... Pero la pregunta no es esa- hizo una pausa y apuntó a Sango con el cuchillo.- La pregunta es... ¿llegarás a tiempo de salvarle?

Sango frunció el ceño y giró la cabeza al escuchar un grito a lo lejos. La mujer dio un paso hacia él. En un rápido movimiento Ben interpuso el hacha entre ambos. La mujer miró detenidamente el hacha y luego sus ojos se clavaron en los suyos. Ella dio un paso atrás y guardó el cuchillo. Ben bajó el hacha. La mujer le tendió una llave que Sango no dudó en coger.

- Sigue de frente, no tiene pérdida. Usa la fuerza, libérale, salid de aquí.

- ¿Pero qué?

La mujer empezó a temblar. Y tiró el cuchillo al suelo.

- Hazlo. El caos, la ruina... No... ayuda- la mujer cayó de rodillas al suelo, su voz sonaba ahogada, como si tuviera una soga al cuello.- Ve.

Sango dudó al principio pero cuando escuchó voces al fondo su ritmo cambió al trote. En mitad de la marcha, tuvo la impresión de que allí había mucha gente. La suficiente como para que recurriera a un truco que había aprendido a base de un dolor muy intenso. Recordó que llevaba encima un frasco que le daría una gran ventaja si lo usaba como era debido.

Las voces se hicieron cada vez más intensas y Sango entró a una gran caverna en la que había gente que no fue consciente de su presencia hasta que Ben estuvo a menos de cuatro o cinco zancadas. Vio a Logan encadenado y se dirigió sin pensarlo hacia él. Empujó a uno, embistió a otro y entre todo el caos que se había armado tras su llegada, Sango consiguió llegar al altar en el que estaba colocado Logan.

Lanzó el frasco al suelo y brotaron unas llamas que mantendrían más confundidos a los presentes (1). Ben, entonces, posó la espada de Logan a su lado y con la llave soltó los grilletes de las manos de Logan. Ben zarandeó a Logan para que despertara y le puso las llaves en las manos para que él se desatara los pies.

Ben, sin tiempo para seguir atendiendo a Logan, se centró en las fuerzas que se centraban en ellos. Las llamas durarían unos breves instantes más. Se descolgó el escudo de la espalda y empuñó el hacha con fuerza.

(2)- Logan, no te distraigas. Cabeza fría. Si vivimos o morimos está en manos de los Dioses. Lucha. Mata a todos los que puedas y si caes, mantente aferrado a tu arma hasta el último aliento. Ten por seguro que los Dioses nos llevarán con ellos, ¡Al Valhalla!

Sango saltó por encima de las llamas y arremetió con ira contra un grupo de hombres armados que no esperaban para nada un ataque frontal. Cada golpe que daba gritaba el nombre de una deidad: Thor, Odin, Freyja, Tyr...

Todos debían ser testigos.

(1) Uso de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: [Elixir, Limitado, 1 Uso] Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
(2) Uso de habilidad [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: Durante la batalla, este poderoso grito de guerra infunde nuevas esperanzas en los corazones de sus aliados y puede llegar a intimidar a sus adversarios. Cuando Sango grita, la adrenalina se dispara y permite que tanto él como sus aliados ignoren parte del daño recibido y les permite lanzarse al ataque, una vez más, para gloria y regocijo de los Dioses.

Su carga había causado el terror entre las filas enemigas. Tajos y golpes brutales se sucedían arrítmicamente siendo estos difíciles de esquivar. Fue breve, pero causó tal destrozo que para cuando el grupo al que se enfrentaba quería reaccionar, sus fuerzas se habían visto mermadas, ya fuera por la reducción de su número o por las heridas infligidas por el hacha de Sango.

Ben adoptó una posición defensiva con la que pudo evitar la mayoría de los golpes (1). Dos de sus rivales se lanzaron hacia él para estocarle por dos direcciones que Ben esquivó con gran dificultad interponiendo el escudo ante uno de ellos y lanzando un golpe con el hacha hacia la otra espada en el momento oportuno. Giró sobre si mismo aprovechando la inercia del golpe y asestó un codazo en la espada al que había detenido con el escudo. No le dieron tiempo a reaccionar y otro de ellos apareció, espada en alto, dispuesto a partirle en dos pero consiguió anteponer el escudo, no obstante, el impacto fue lo suficientemente fuerte como que Sango tuviera que dar un par de pasos hacia atrás y descansar el brazo del escudo. Cuando vieron su debilidad, le rodearon y atacaron todos a la vez. Sango interpuso el escudo hacia delante y antes de que el que venía de frente pudiera golpearle con un hacha, le golpeó con el escudo. Lanzó un ataque tipo barrido hacia su derecha, deteniendo la embestida de un espadachín y con el giro consiguió posicionarse para esquivar otro golpe con el escudo.

Por fortuna para él, cuando se disponían a seguir atacándole una bola de fuego impactó contra el que portaba un hacha. Los gritos, ahogados casi al instante, causaron la distracción perfecta para que Sango acabara con el que tenía al lado golpeándole hasta en tres ocasiones antes de que cayera definitivamente al suelo. Cuando se giró para acabar con su otro agresor, se dio cuenta de que su cuerpo se estaba convirtiendo en cenizas. Se tomó, entonces, un breve respiro para observar a Logan acabar con sus enemigos, respirar un par de bocanadas de aire fresco y centrarse, entonces, en el kag, el tipo del espadón y el otro que centraba su atención en Logan.

El de la espada era un tipo bastante más alto que Sango, calvo, tatuado y con poco más que destacar salvo la espada. Parecía un claymore, arma a dos manos, pero era capaz de empuñarla con una mano y aquello era algo muy destacable. Sango calculó sus opciones y decidió hacer un cambio de arma guardando el hacha y desenvainó la espada.

El tipo dio un paso hacia él y Sango, de manera equivocada se quedó estático, en posición defensiva. EL hombre lanzó un espadazo que impactó con fuerza en el escudo. El golpe fue tal que Sango se golpeó a sí mismo con el escudo y tuvo que retroceder para recomponer la guardia. Sin tiempo para descansar, lanzó una brutal estocada que Ben pudo esquivar agachándose. Sango corrió alejándose, con el brazo dolorido, y sin perder de vista al tipo que parecía estar divirtiéndose como demostraba su amplia sonrisa.

- Ríete, pero me he cargado a la mitad de tus amigos.

El rictus del hombre cambió por completo y se lanzó, una vez más, hacia él. Esta vez cogió la espada con las dos manos y lanzó un golpe descendente que Sango no tuvo problemas en esquivar. La espada golpeó contra el suelo y para sorpresa de Ben, esta, en lugar de partirse y detener el avance de su agresor, rebotó y permitió que se recolocara para lanzar otro ataque que Ben detuvo con el escudo en el último instante, sin embargo, la inercia del golpe y su falta de previsión provocó que terminara en el suelo.

El hombre soltó una carcajada y se puso encima de Sango y posó la espada en su pecho. Movió el brazo del escudo pero le pisó el antebrazo izquierdo e hizo la mismo con el derecho hasta que soltó espada y escudo. El hombre, entonces, alzó la espada y Sango, que parecía derrotado, consiguió levantarse parcialmente hasta quedar sentado. Apartó la espada con un golpe de antebrazo y acto seguido cabeceó la entrepierna del hombre que se dobló para darle el tiempo suficiente a Sango para arrastrarse fuera del alcance de la espada.

Sango, en el movimiento de salida, fue capaz de recuperar la espada y cuando se disponía atacar, vio que el calvo había tenido la misma idea. Ben, sin escudo, puso todo su empeño en lanzarse contra la espada para detener su impulso y tener así una oportunidad. (2) Con una mano en la empuñadora y la otra en el canto de la espada, la interpuso en la trayectoria del claymore que golpeó con fuerza el metal de Sango. Las chispas saltaron en el choque pero Ben, que había pensado en lo que debía hacer si paraba el golpe, actuó con rapidez y trabó la espada de su rival con la guarda de su propia espada. Con una pirueta que implicaba pasar por debajo de la espada de su agresor, que luchaba por desatascarla, Ben consiguió que su hoja quedara por encima y con la trayectoria despejada hacia el atacante que miró horrorizado como la espada de Sango se hundía en su vientre.

Sango gritó de rabia, liberando toda la tensión del combate mientras movía la espada hacia arriba tratando de hacer el mayor daño posible ya que el calvo se resistió en un primer instante pero que cedió al poco. Cuando sacó la espada, el tipo todavía cayó de rodillas y se llevó las manos al vientre, intentando detener la hemorragia. Sango le remató con una estocada en el pecho. Fue entonces cuando pudo, al fin, apartar la mirada de aquel hombre.

Levantó la cabeza y observó.

(1) Uso de habilidad [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: El entrenamiento ha dado sus frutos y Sango es capaz de utilizar su escudo, brazos, piernas, en definitiva, todo aquello de lo que disponga en un reducido espacio de terreno que considera suyo, para esquivar los ataques de varios enemigos.
(2) Uso de habilidad [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]: Inmediatamente después de recibir un ataque, Sango, realiza un ataque contra su contrincante, este golpe se considera muy difícil de esquivar y puede llegar a causar heridas graves.

Al principio fueron pequeñas lascas de piedra, luego, la arena de la superficie comenzó a filtrarse por las grietas. Sango, que se había quedado mirando a aquel tipo y como el kag cabronazo se abría paso hasta la superficie, se obligó a reaccionar.

- ¡Vámonos Logan, deprisa!

Ben empujó al brujo en la misma dirección en la que el tipo se había marchado y por la que él mismo había entrado para rescatar a Logan. A medida que se alejaban, tuvo la impresión de que el derrumbe afectaría en mayor medida a la sala que dejaban atrás, sin embargo, su ritmo no cesó.

Llegaron al andamio y posteriormente a la corta gruta hasta la salida al pozo.

_ Cabrón...

El tipo que iba delante estaba sacando la escalera y solo se detuvo para echar un vistazo y reir. Sango se giró para mirar al brujo y un instante después hubo un golpe seco a su espalda. Cuando se dio la vuelta, vio la escalera en su sitio y la sujetó con firmeza antes de comenzar el ascenso.

Al salir a la superficie se encontró con el hombre agonizando y con la mujer que le había ayudado anteriormente sujetando el cuchillo, ahora ensangrentado, sin embargo estaba tirada en el suelo.

Ben corrió hacia ella y comprobó que aún respiraba. Sin pensarlo dos veces la arrastró hasta la sombra que daba el muro del antiguo pozo. Le colocó el cuchillo a un lado para que tuviera una oportunidad al despertar. Logan que ya había conseguido subir contempló la escena.

- Luego te lo cuento.

Un grito desde el pueblo y a continuación se liberó al cielo una gran masa de polvo y arena fruto del derrumbe en la caverna. Ben miró a Logan.

- Paso uno, vamos a por ese cabronazo. Paso dos, esta vez hago yo de cebo. Paso tres, en cuanto tengas oportunidad atraviesale con la espada todas las veces que puedas. Paso cuarto, si sobrevivimos, prometo pagar una día entero de cervezas. ¿Listo?

Sango, escudo en la zurda y hacha en la diestra, corrió hacia el pueblo, el cual no se encontraba a gran distancia. En su camino pudieron ver a varias personas empuñando armas, tales como lanzas y hondas, pero escondiéndose del kag si tenían oportunidad para ello.

Ben gritó para llamar la atención del kag, el cual debía acordarse de él pues había sido el encargado de hacerle esa herida tan fea en la cara. El cabronazo dejó de acosar a una familia y se centró en Sango que pudo ver varios cuerpos sin vida.

Una ráfaga de aire empujó toda la arena y el polvo hacia ellos. Ben antes de adoptar su posición defensiva habitual, subió el cuello de la capa para taparse la boca y la nariz. Escudo al frente, guardia baja y pierna hacia atrás para detener la embestida.

Le tocaba a Logan aprovechar la oportunidad.

La primera arremetida del cabronazo fue un zarpazo que pudo detener aunque con dificultad para recuperar la posición del cansancio acumulado y la tensión a la que estaba sometido por mantenerse con vida. El siguiente ataque vino, para su sorpresa, por el inferior. El kag se había tirado al suelo y había conseguido darse impulso suficiente como para lanzar un bocado a su pierna izquierda que era la más adelantada. Para esquivarlo, Ben, cargó el peso en su pierna derecha y levantó la zurda lo justo para darle un pisotón que atontó al animal.

Entonces Logan hizo su aparición dando un golpe mortal al kag y cuando Sango se disponía a celebrar la muerte de la bestia, esta, con una furia sobrenatural se sacudió el cuerpo de Logan que acabó con el cuerpo el suelo a unos pasos de distancia. Ben se quedó paralizado ante la visión del kag, con la cabeza destrozada, sangrando, y siendo capaz de escupir arena, piedras y cualquier cosa que tuviera un tamaño similar.

Los gritos de Logan, al principio lejanos, le devolvieron al mundo y fue consciente de que era su turno para asestar al animal un golpe mortal. Sango tiró el escudo al suelo. Armó el brazo hacia atrás y de dos zancadas se plantó frente a la bestia que, obsesionada con Logan, no había reparado en él. El golpe que descargó contra la cabeza le recorrió todo el cuerpo y se vio obligado a gritar para liberar la tensión.

La tormenta de arena empezada por el kag cesó, no así los golpes de Sango que le asestó otro golpe que impactó contra la cara del animal que cayó al suelo tirando de Ben ya que el hacha se había quedado enganchada. Ben forcejeó para sacarla de allí y cuando tuvo éxito golpeó una tercera vez que terminó por destruir al animal. Ensangrentado y con la polvareda asentándose en el terreno se hizo el silencio.

Con la respiración entrecortada y con la adrenalina aún por las nubes, Ben dio un par de pasos hacia atrás y se aseguró de que todo había pasado. Giró sobre si mismo para mirar a como varias personas se asomaban para mirar el resultado de la contienda. Sango los señaló y les hizo un gesto en dirección a Logan.

- Ayudadme a meterlo en la taberna, rápido.

Las pisadas, los murmullos, voces y llantos a su espalda quebraron el silencio y devolvieron al pueblo a un estado de aparente normalidad tras el caos provocado por el cabronazo. Sango alzó el brazo, hacha en mano, y gritó victorioso para sorpresa de los presentes antes de ayudar a Logan.

- Vamos amigos, lo hemos hecho bien hoy. Traed algo para limpiarle la sangre y bebida. Algo fuerte. Para él también. Y alguien que sepa de curar.

- En eso creo que puedo ayudar.

Ben miró hacia la voz que resultó provenir de la mujer de la cueva, la misma que se había comportado de manera extraña hacía tan solo menos de media campanada, la misma que había matado al tipo que quería dejarles allí abajo, enterrados, la misma a la que había puesto a salvo del sol y que para su sorpresa parecía estar en mejor estado del que pensaba.

La misma a la que Sango hizo un gesto para que le siguiera.

El tabernero parecía tener la situación controlada dando instrucciones rápidas, claras y concretas. Sango se quedó de pie a escasos pasos de Logan. No se atrevía a guardar el hacha, por lo que pudiera pasar. La mujer de tez tostada, entró al poco, cargando el pesado escudo de Sango que al ver la mirada de furia del pelirrojo soltó en el suelo con un fuerte estruendo para sorpresa de los presentes.

Ben se acercó a la mujer que mantenía sus ojos en Logan. Cuando Sango se interpuso en su campo de visión sus ojos se posaron en los suyos.

- Le han clavado una hoja envenenada. Por suerte para él el veneno actúa coagulando la sangre y pese a que parezca que ha perdido mucha, podría ser peor. Tengo el remedio, pero necesito que me dejéis espacio.

Sango se apartó y la mujer en dos zancadas se plantó frente a Logan. El tabernero fue a decir algo pero el hacha de Sango apareció en su pecho para detenerle. Ben le miró y asintió para transmitirle seguridad.

- Trae algo fuerte para beber.

La mujer echó mano a un pequeño bolso que tenía entre la ropa y del que sacó dos plantas que levitaron ante ella. Guardó el bolso y se acuclilló para inspeccionar a Logan mientras una flor y otra cosa que Sango asoció con una planta pero que no pudo identificar, daban vueltas en el aire.

- No veo cortes, ¿cómo dices que le han clavado una hoja?

- Le han sacado sangre. Por eso se lo llevaron. Él tiene algo. Déjame trabajar, me distraes.

Sango bufó y vio que el tabernero posaba la bebida en la mesa junto a la bruja y Logan. Lamentó no haber estado pendiente porque la bebida era para él.

La bruja descompuso la planta desconocida con un movimiento con la mano mientras estas seguían dando vueltas la una con la otra. La flor, empezó a perder pétalos que quedaron flotando en la parte inferior mientras que los estambres dieron vueltas alrededor de la primera planta. Con la otra mano recogió los pétalos y los descartes de la primera planta y empezó a mezclarlos esta vez con un contacto evidente entre sustancia y cuerpo. Los estambres se posaron en los fragmentos de la planta desconocida y comenzaron a girar con mayor velocidad.

El siguiente paso ocurrió muy rápido. La pasta que había formado con los pétalos y los descartes, se desprendió de su mano para chocar a gran velocidad con los otros componentes. Cuando Ben quiso darse cuenta de los que pasaba, la mujer amasaba la pasta entre sus manos. El siguiente paso fue mezclarlo todo con la bebida que había puesto el posadero sobre la mesa.

- No es agua, pero valdrá igual.

A continuación hizo que Logan tragara el contenido del vaso ante la mirada atónita del posadero. Al parecer había servido algún tipo de licor con una graduación alta.

- Listo- se giró para mirar a Sango.- No temas, le he dado un purgante con una traza anestésica. No sentirá dolor, pero seguramente vomite. La base espirituosa es valiosa para ello, aunque me gusta más trabajar con agua.

Sango no había entendido nada.

- ¿Se va a poner bien o no?

- Sí, pero deberíamos seguir tapando heridas y limpiándolas. No queremos una infección.

Ben guardó, al fin, el hacha y apartó el escudo hacia una silla. Ahora supuso, sería el momento para las presentaciones, pero esperó. Lo haría bien. Esperaría a que Logan pudiera hablar con él y contarle qué había pasado y luego... Luego podría decidir.

Podrían decidir.

Ben escuchó las últimas palabras de Logan antes de que este cayera inconsciente. La sangre de Logan, por alguna extraña razón, había resultado de interés para un grupo de gente que querían jugar con algún tipo de ritual de dudoso resultado. La mujer asumió, rápidamente, el mando y ordenó que llevaran a Logan escaleras arriba.

- Que vengan. Si no les vale un kag cabronazo destrozado y la mitad de su grupo de mierda muerto, que vengan. Aún tengo más para ellos.

Sango le enseñó los dientes al tabernero que fue escaleras arriba para vigilar a Logan. Por su parte Ben buscó un asiento para dedicar algo de tiempo a limpiar su equipo. Encontró un trapo sobre una mesa y con él se limpió las manos y la cara y luego pasó a las armas, empezando por la espada. Ben la colocó sobre sus piernas y alzó la cabeza al sentir la mirada de la mujer. Sonrió y fijó su atención en dar pasadas suaves desde la empuñadura hasta la punta.

- Al principio pensaron que tú valdrías, Ben Nelad- Ben se detuvo al escuchar su nombre ya que no recordaba haberlo dicho.- Oh sí, conocían tu nombre. Para algunos, tienes cierto peso en Verisar... ¿me permites?

Sango hizo un gesto con la cabeza y la mujer arrastró una banqueta para ponerse frente a él. Cuando se sentó soltó aire y cerró los ojos aliviada por poder descansar por primera vez en mucho tiempo. Se quitó el paño que cubría su cabeza dejando a la vista su cabello negro y unos pendientes grandes engarzados con piedras preciosas. En su frente tenía un dibujo hecho con trazos sencillos y con pintura amarilla que contrastaba con su tez morena. Vestía ropas ligeras, abiertas a la altura de la cintura y calzaba una sandalias que se ataba a media altura. Ben la observó lo suficiente como para que sus ojos se encontraran.

- No espero, ahora, una explicación de quién eres, por qué nos ayudas y por qué has traicionado a tus antiguos camaradas- Ben se obligó a bajar la mirada y seguir con la espada.- No obstante, como nos has ayudado, una vez a mi, otra a Logan y otra a los dos, creo que al menos- sus miradas volvieron a cruzarse- debería darte las gracias.

La mujer sonrió levemente y posó sus manos sobre su pecho antes de hacer una ligera reverencia.

- La que tiene mucho que agradecer soy yo. De no haber sido por vosotros... Fue el éter que desprendes, desprendéis, captó su atención, le embotó los sentidos y aceleró algo que debería haber sucedido en un par de semanas. Pude liberarme de su control durante el tiempo suficiente como para...- se puso el dorso de la mano en la boca y tosió un par de veces.- Perdona... Sí, pude escapar de su control, evaluar la situación... Entre ayer y hoy, estuvo más pendiente de daros caza que de mantener su influencia sobre nosotros- hizo una breve pausa para tragar saliva.- Vuestro éter me salvó.

Cuando la espada estuvo lo suficientemente limpia, la guardó con cuidado y pasó al hacha que tenía peor aspecto y cuya visión enorgullecía al pelirrojo que había llevado al límite el arma.

- No sé de qué hablas, soy un simple humano. No sé qué es el éter, Soy un simple humano. Intento hacer lo correcto para que los míos estén sanos y salvos.

La bruja guardó silencio mientras Ben se empeñaba en quitar las manchas de sangre del mango después de dejar el filo más o menos limpio. Por su parte Ben no se sentía, para nada, incómodo con la presencia de la hechicera. Su fingida desconfianza caería pronto o, probablemente, ya se habría dado cuenta de ello.

- Sé que van a hacer con la sangre de Logan- hizo una pausa para que el humano se centrara en ella.- Cuando él se desconcentraba... No. Más bien, cuando él quería saber algo de mi o de lo que había visto, le cedía el control. Pero eso tenía un precio. Un precio que tardé en reconocer, pero que al final acabé cobrando- se apoyó sobre la mesa que tenía al lado y se cruzó de piernas, dejando que el vestido cayera a un lado.- Sí, lo que él pensaba podía verlo yo también.-

Ben miró sus piernas y tragó saliva. Se puso en pie y guardó el hacha antes de caminar hacia el escudo. Aún tenía el nervio a flor de piel por el combate y aquello no le ayudó a relajarse. Sango le dio la espalda y dejó de mirarla.

- ¿Vas a decirme dónde están esos cabrones que faltan?

- Antes me gustaría beber algo.- Ben se giró lentamente y miró a la mujer con expresión de incredulidad.- Hay tiempo, créeme.

La bruja se pasó las manos por la cabeza que agitó para desatascar el pelo o para refrescar la cabeza. En cualquier caso, el movimiento hipnotizó al humano que no tuvo más remedio que acceder.

- Déjame disfrutar de este triunfo de la libertad.