El Lucero del Alba [Ingeniería]
Página 3 de 3. • Comparte
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Re: El Lucero del Alba [Ingeniería]
Viene de aquí
Los últimos rayos de luz solar se filtraban entre el follaje del bosque cuando el trío llegó de regreso a la playa. Para cuando Zelas logró que el enorme harioka reaccionara, el sol se había puesto por completo. Quizá fuera el ambiente nocturno, en conjunción con el frío que sus ropas aún húmedas le hacían sentir, pero la imagen de una gran sala sustituyendo al delineado del bosque a medida que se abría el extraño portal se le antojó altamente turbadora a Valeria. Y eso que ella estaba acostumbrada a la magia, seguramente Rigurd…
—¡PERO NO TE SUELTES! —le gritó a un Rigurd absolutamente anonadado mientras lo agarraba del brazo para evitar que el harioka, en su furioso agitar por alcanzar el objeto mágico que había usado Zelas como carnada, diera con el culo en la arena y el portal cerrado, sin modo de regresar a la civilización.
De alguna manera, el plan de Zelas funcionó y todos lograron atravesar el portal a salvo a lomos de la bestia, que incluso se quedó tranquila el tiempo suficiente para que descendieran de la improvisada montura mientras ¿degustaba? el orbe mágico con que la habían tentado para avanzar por el portal.
El lugar al que accedieron era relativamente amplio, aunque con la bestia desparramada en medio del local, apenas quedaba espacio para revolverse entre el polvo y restos de piedra y metal que venían a unirse a la sal, la arena y las cortezas de árbol que adornaban el atuendo y el pelo enmarañado de Valeria.
Dejó que fuera Zelas el que se encargase de las conversaciones con el empleador, pues estaba segura de que, con su labia, lograría sacarle un buen monto por una bestia claramente mayor de la que hablaban hasta los más exagerados rumores. Pasó junto a Rigurd, que se había encogido en un rincón tratando de asimilar lo que acababa de experimentar y, tras darle unas palmaditas de ánimo en la espalda, se buscó ella misma un rinconcito tan apartado como fuera posible de las fauces del harioka donde poder, si no adecentarse un poco, al menos calibrar hasta qué punto se extendía el desastre estético.
Sacó un espejito que llevaba consigo pero, por desgracia, se había agrietado con tanto vaivén y, entre eso y la falta de luz, no logró distinguir gran cosa antes de que una nueva sacudida del harioka le hiciera dar un bochornoso saltito y soltar el espejo en el proceso.
Cuando se agachó a recogerlo, se topó con lo que parecía el armazón de unos anteojos, con uno de los lentes hecho añicos y el otro amenazando con salirse de su sitio. Se le ocurrió que ayudar al dueño a recoger un poco podía ser visto como un gesto de buena voluntad, así que recogió también los anteojos.
Sin embargo, una extraña luz rojiza que le pareció ver a través de la lente al moverla le llamó la atención y Valeria se acercó el artilugio para examinarlo mejor. Lo que vio la dejó impresionada. Era como su poción para ver en la oscuridad… ¡pero mejor!
—¿Tú fabricas esto? —le dijo sin más ceremonias al hombre que parecía regir el establecimiento, además de coleccionar bestias mecánicas—. Me interesa. ¿Tienes algún otro juguetito por aquí? —añadió mientras le echaba un vistazo más detallado a lo que quedaba del local y, luego, de vuelta al hombre, cuyo rostro le resultaba familiar—. Perdona, ¿nos conocemos? Me llamo Valeria Reike.
----------
OFF: Le encargo a Zagreus unos Lentes de Apolo y una Inyección, por favor y gracias.
No he pedido permiso a Zelas para manejar a su pj, he tirado de la lógica del momento procurando ser lo más ambigua posible con respecto a lo que él está haciendo.
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1879
Nivel de PJ : : 5
Re: El Lucero del Alba [Ingeniería]
Llevaba ya un par de días trabajando en aquella peculiar creación. Inspirado en las maravillas fabricadas por Corvo, Taslo y Tesla; quería poder jugar a ser dios y dar vida a algo desde la nada. No se trataba de los avances de la bio cibertecnología con bestias y bios, esto era más complejo. Un sueño reservado a pocos con la ambición y el talento para alcanzarlo. De eso se trataba el reto, encontrar algo que despertara mi curiosidad y supusiera un estímulo a mi ingenio.
Sin embargo, cada uno de mis intentos fracasaba estrepitosamente. Fracaso tras fracaso me mantenía absorto en mi laboratorio noche tras noche sin avance alguno. Tenía la idea y algunos procedimientos que me parecían lógicos, pero parecía que aquel invento se me resistía.
No me rendiría, incluso ya había propuesto un nombre al proyecto: Kairos.
Un estruendo sacudió la torre desde sus cimientos. Mi primer pensamiento fue que se trataba de un terremoto, pero el estallido provenía de la planta baja del Lucero del Alba que se agitaba con un retumbar metálico.
Las piedras se estremecieron y varios pilares cedieron al impacto. No comprendía a qué se debía todo aquel alboroto que ahora me generaba profunda confusión e incluso angustia. Lo imprevisto, lo inexplicable, lo abrupto ¿Qué había atacado la torre? Con el sacudón muchos de los artefactos y herramientas habían caído al suelo. Me levanté rápidamente y me aventuré a verificar el origen de aquel cataclismo.
Me asomé por la escalera que descendían al recibidor de la torre, allí donde atendía los pedidos y estaba repleta de mis creaciones y prototipos. Mis ojos no entendían lo que había ocurrido, prácticamente todo había sido destruido. Paredes habían sido derribadas dejando una nube de polvo que arropaba la pila de escombros. Mis creaciones todas expuestas de manera impoluta en mostradores de cristales habían sido aplastadas dejando piezas desperdigadas por todo el suelo que por alguna extraña razón combinaba arena y agua.
No era capaz siquiera de articular un grito. Mi respiración era agitada y una vorágine de sentimientos me invadía. La ira, el desconcierto, la confusión, la ansiedad, la frustración, el dolor ¿Por qué había un tiburón mecánico gigante en mi torre?
Poco a poco empecé a descender por las escaleras que habían perdido un trecho por el impacto. La bestia permanecía dócil y varias figuras humanas parecían acompañar al coloso de metal. Estupefacto me acerqué al rubio que rápidamente reconocí. Era el sujeto que había aceptado mi petición de buscar un Hairoka y traerlo vivo.
La ira se mezclaba con sorpresa. El maldito había cumplido con el trabajo a costa de destruir casi que por completo mi taller. Las reparaciones costarían miles de aeros y reponer todas aquellas piezas dañadas serían meses de trabajo y materiales. Sin embargo… aquella bestia desafiaba incluso la más fantasiosa de las leyendas contadas sobre cualquier bestia artificial.
El mecatiburón supera los 20 metros y estaba vivo. Aquello era como tener una biblioteca al frente. Sus piezas y circuitos, todos sus engranajes estaban a mi alcance para estudiarlos y comprender tan refinada ingeniería. Proceder a una vivisección de aquella bestia de metal era el sueño de cualquier amante de la tecnología. Una puerta para avanzar en mi camino a superar a mis maestros.
Mi rabia era tal que ni siquiera me detuve en escuchar las palabras del rubio. Me aproximé entre los escombros esquivando la gran aleta del tiburón de acero, para buscar sobre lo que antes habría sido mi mostrador. Tras activar unos mecanismos, un pequeño compartimiento se abrió y pude sacar una bolsa llena de aeros que no me detuve siquiera en contar. Su peso ya evidenciaba que era una cantidad importante.
Me dispuse a dar una vuelta mientras seguía maravillado admirando el Hairoka, casi que esforzándome en negar todo el destrozo que había causado aquella gracia del cazarrecompensas. Había logrado su objetivo, sí, ¿pero a qué costo?
El rubio no estaba solo, vi un sujeto un tanto temeroso que seguía recuperándose de la “experiencia”, no muy lejos, una mujer rebuscaba entre los artefactos en el suelo. Posiblemente pensando que si robaba algo no me daría cuenta.
La vi toqueteando uno de mis lentes que no solo confieren la posibilidad de ver la luz en la noche, sino que también asisten en la puntería. Un invento ambicioso y obviamente valioso. Lamentablemente, aquel par estaba destruido y poco le servirá a la mujer que consultaba por el creador de aquella pieza.
Su tono parecía apenado, pero no podía confiar en los desconocidos que habían invocado por arte de magia (tema que prefería incluso ignorar para no terminar perdiendo la cabeza) a un titan gigante en mi torre. No sabía sus intenciones o si era capaz incluso de robar por capricho. Incluso, un prototipo dañado sería bien pagado por aquellos ingenieros envidiosos de Baslodia que no lograban competir contra mí.
Sí, soy yo el ingeniero encargado de esta torre y quien hizo la petición de traer el meca tiburón con vida a mi laboratorio… - señalé dejando evidente mi irritación por los métodos empleados. - ¿juguetes? - dije cuestionando la forma de llamarle a mis obras dignas de dioses. Ignorando su imprudencia y atendiendo su intención de adquirir alguno de mis productos, ajusté mis formas para ser más cordiales.
Hmm, creo que todavía deben haber algunos modelos en el laboratorio que no han sido destruidos. Déjame ver que consigo… Y no, no creo que nos conozcamos. Soy Zagreus Markov. - Indiqué orgulloso, obviamente evitando la cordialidad de decir que aquel encuentro era un placer, obviamente no había ningún gusto de conocer a nadie aquella noche. Acto seguido, me di la vuelta para buscar los artefactos en el piso superior, rodeando los escombros y la bestia gigante.
_________________________________
Off
Si luego quieres un modelito diferente de los lentes me avisas, obviamente luego de destruir mi torre no es que tenga muchas ganas de complacer a la clientela.
+20 aeros para mí. Ignoro la tarifa de tiempo que suelo cobrar.
Sin embargo, cada uno de mis intentos fracasaba estrepitosamente. Fracaso tras fracaso me mantenía absorto en mi laboratorio noche tras noche sin avance alguno. Tenía la idea y algunos procedimientos que me parecían lógicos, pero parecía que aquel invento se me resistía.
No me rendiría, incluso ya había propuesto un nombre al proyecto: Kairos.
Un estruendo sacudió la torre desde sus cimientos. Mi primer pensamiento fue que se trataba de un terremoto, pero el estallido provenía de la planta baja del Lucero del Alba que se agitaba con un retumbar metálico.
Las piedras se estremecieron y varios pilares cedieron al impacto. No comprendía a qué se debía todo aquel alboroto que ahora me generaba profunda confusión e incluso angustia. Lo imprevisto, lo inexplicable, lo abrupto ¿Qué había atacado la torre? Con el sacudón muchos de los artefactos y herramientas habían caído al suelo. Me levanté rápidamente y me aventuré a verificar el origen de aquel cataclismo.
Me asomé por la escalera que descendían al recibidor de la torre, allí donde atendía los pedidos y estaba repleta de mis creaciones y prototipos. Mis ojos no entendían lo que había ocurrido, prácticamente todo había sido destruido. Paredes habían sido derribadas dejando una nube de polvo que arropaba la pila de escombros. Mis creaciones todas expuestas de manera impoluta en mostradores de cristales habían sido aplastadas dejando piezas desperdigadas por todo el suelo que por alguna extraña razón combinaba arena y agua.
No era capaz siquiera de articular un grito. Mi respiración era agitada y una vorágine de sentimientos me invadía. La ira, el desconcierto, la confusión, la ansiedad, la frustración, el dolor ¿Por qué había un tiburón mecánico gigante en mi torre?
Poco a poco empecé a descender por las escaleras que habían perdido un trecho por el impacto. La bestia permanecía dócil y varias figuras humanas parecían acompañar al coloso de metal. Estupefacto me acerqué al rubio que rápidamente reconocí. Era el sujeto que había aceptado mi petición de buscar un Hairoka y traerlo vivo.
La ira se mezclaba con sorpresa. El maldito había cumplido con el trabajo a costa de destruir casi que por completo mi taller. Las reparaciones costarían miles de aeros y reponer todas aquellas piezas dañadas serían meses de trabajo y materiales. Sin embargo… aquella bestia desafiaba incluso la más fantasiosa de las leyendas contadas sobre cualquier bestia artificial.
El mecatiburón supera los 20 metros y estaba vivo. Aquello era como tener una biblioteca al frente. Sus piezas y circuitos, todos sus engranajes estaban a mi alcance para estudiarlos y comprender tan refinada ingeniería. Proceder a una vivisección de aquella bestia de metal era el sueño de cualquier amante de la tecnología. Una puerta para avanzar en mi camino a superar a mis maestros.
Mi rabia era tal que ni siquiera me detuve en escuchar las palabras del rubio. Me aproximé entre los escombros esquivando la gran aleta del tiburón de acero, para buscar sobre lo que antes habría sido mi mostrador. Tras activar unos mecanismos, un pequeño compartimiento se abrió y pude sacar una bolsa llena de aeros que no me detuve siquiera en contar. Su peso ya evidenciaba que era una cantidad importante.
Me dispuse a dar una vuelta mientras seguía maravillado admirando el Hairoka, casi que esforzándome en negar todo el destrozo que había causado aquella gracia del cazarrecompensas. Había logrado su objetivo, sí, ¿pero a qué costo?
El rubio no estaba solo, vi un sujeto un tanto temeroso que seguía recuperándose de la “experiencia”, no muy lejos, una mujer rebuscaba entre los artefactos en el suelo. Posiblemente pensando que si robaba algo no me daría cuenta.
La vi toqueteando uno de mis lentes que no solo confieren la posibilidad de ver la luz en la noche, sino que también asisten en la puntería. Un invento ambicioso y obviamente valioso. Lamentablemente, aquel par estaba destruido y poco le servirá a la mujer que consultaba por el creador de aquella pieza.
Su tono parecía apenado, pero no podía confiar en los desconocidos que habían invocado por arte de magia (tema que prefería incluso ignorar para no terminar perdiendo la cabeza) a un titan gigante en mi torre. No sabía sus intenciones o si era capaz incluso de robar por capricho. Incluso, un prototipo dañado sería bien pagado por aquellos ingenieros envidiosos de Baslodia que no lograban competir contra mí.
Sí, soy yo el ingeniero encargado de esta torre y quien hizo la petición de traer el meca tiburón con vida a mi laboratorio… - señalé dejando evidente mi irritación por los métodos empleados. - ¿juguetes? - dije cuestionando la forma de llamarle a mis obras dignas de dioses. Ignorando su imprudencia y atendiendo su intención de adquirir alguno de mis productos, ajusté mis formas para ser más cordiales.
Hmm, creo que todavía deben haber algunos modelos en el laboratorio que no han sido destruidos. Déjame ver que consigo… Y no, no creo que nos conozcamos. Soy Zagreus Markov. - Indiqué orgulloso, obviamente evitando la cordialidad de decir que aquel encuentro era un placer, obviamente no había ningún gusto de conocer a nadie aquella noche. Acto seguido, me di la vuelta para buscar los artefactos en el piso superior, rodeando los escombros y la bestia gigante.
ENCARGO DE REIKE | AEROS | |
---|---|---|
Inyección | [Artilugio, Limitado, 2 Usos] Tubo metálico que contiene un recipiente de vidrio y dos agujas. Optimiza el uso de una poción o veneno, al inyectarlo directamente al torrente sanguíneo. Permite consumir una carga de cualquier pócima o veneno para llenarla. Luego de eso, gastar una carga de este objeto equivale a usar el efecto de la mezcla usada (es decir, permite 2 usos de tal poción o veneno). No funciona con mezclas de calidad Épica o Legendaria. Estás pálido, ¿miedo a las agujas? | 40 |
Lentes de Apolo | [Yelmo] Lentes que entregan indicaciones para apuntar armas de proyectil con más efectividad. Permiten, además, ver en la oscuridad. Que el sol ilumine tu puntería. | 130 |
TOTAL | 170 |
Off
Si luego quieres un modelito diferente de los lentes me avisas, obviamente luego de destruir mi torre no es que tenga muchas ganas de complacer a la clientela.
+20 aeros para mí. Ignoro la tarifa de tiempo que suelo cobrar.
Zagreus
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 412
Nivel de PJ : : 3
Re: El Lucero del Alba [Ingeniería]
ACTUALIZADO
Profesión Usada: Ingeniería
Título: Maestro
Puntos obtenidos: N/A
Transacción: -170 aeros(Reike) +20 aeros (Zagreus)
Ambos reciben 2 px por el uso del taller
Zelas Hazelmere
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 780
Nivel de PJ : : 6
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Taller de Ari [Ingeniería]
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
» Loyal wolf [Carpintería + Ingeniería]
» El vial blanco 2.0. [Taller de Alquimia-Ingenieria de Níniel]
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
» Loyal wolf [Carpintería + Ingeniería]
» El vial blanco 2.0. [Taller de Alquimia-Ingenieria de Níniel]
Página 3 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 7:18 pm por Raven
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Hoy a las 4:30 pm por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 7:13 pm por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 4:18 pm por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 5:53 am por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19, 2024 10:49 pm por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19, 2024 10:42 pm por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18, 2024 12:29 pm por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18, 2024 4:12 am por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16, 2024 9:38 pm por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13, 2024 8:01 pm por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12, 2024 4:51 am por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10, 2024 1:36 pm por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08, 2024 6:40 pm por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08, 2024 1:19 am por Tyr