La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
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La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
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Tras un viaje de varias horas al sur llegamos a una posada cerca de Ciudad Lagarto, durante el trayecto Corvo apenas realizó comentarios a su acompañante que dirigía los caballos que tiraban de la carreta donde dentro me resguardaba de la luz del sol. El trayecto acompañado del silencio, me brindaba la oportunidad de analizar aquellas figuras que tras una pequeña ventana veía al frente del pequeño carruaje.
Cuando abandonábamos los bosques del este, las construcciones precarias y rostros demacrados daban cuenta de que nos acercábamos a las tierras del norte de la península de Verisar, el pueblo de los errantes y vagabundos, la ciudad del caos. La posada llamada Puñal de Perro reflejaba la precariedad de aquellas tierras. Era evidente que aquel sitio era la tapadera para trabajos más oscuros, pero ni yo ni mis acompañantes nos detuvimos a analizar aquellas sospechas.
Ya dentro, una mujer bestia con características de jabalí me guio a una habitación en el segundo piso de la posada, apenas entramos Corvo y la mujer encapuchada llamada Artemiz se excusaron para ir a la recepción, según indicó el humano debía hablar con un viejo conocido y en estas tierras todos eran paranoicos, por lo que si me veían con ellos podrían sospechar.
Esperé una hora en el cuarto en solitario mientras reflexionaba la conversación que tuve con aquel sujeto de barba desprolija. Sus ideas me llamaban profundamente la atención y estaba dispuesto a ser parte del plan que pretendía armar. Sus palabras hablaban de una misión para comprobar mi capacidad de pertenecer a Gnosis. Estaba plenamente confiado, pero una fugaz idea pasó por mi mente cuando la posibilidad de fallar se asomó… Dudaba que con la información que ahora sabía sobre aquel gremio me dejaran ir. Quizás la única opción que tenía era aceptar la invitación y demostrar que era digno de ser parte de aquel grupo, el fallar podría tener consecuencias fatalistas y según me daba a entender Corvo, ellos sabían mucho de mí, por lo que estaba en desventaja.
La puerta se abrió dando paso a Corvo que venía solo.
Saludos, disculpa la tardanza – dijo amablemente el hombre que se adelantaba para sentarse en una silla de madera de la habitación.
Artemiz está preparando los caballos para que continúes con el viaje, nosotros necesitamos descansar y como podrás suponer siendo una misión que va a determinar si tienes lo suficiente para ser parte de mi grupo, lo más adecuado es que actúes en solitario, pero tranquilo estaremos observando a la distancia y evaluaremos tu resultado.
Me acerqué a la mesa donde estaba situado el humano, me senté en otra silla para acompañarlo y discutir de que se trataba el trabajo que debía realizar.
Suelo manejarme mejor en solitario, no será ningún inconveniente, pero habla ¿de qué trata esta “prueba”? – dije de forma tajante para demostrar mi convicción y seguridad.
Te había dicho que hablaríamos en Lunargenta, pero por la información que me dio mi informante hace que tengamos que cambiar los planes. – el hombre mostraba en su expresión su disgusto a tener que cambiar su idea inicial, evidenciando que no tener el control le causaba profunda incomodidad, aunque tratase de ocultarlo con su sonrisa.
Este año se realizará la subasta de la casa de Christie en Baslodia. Los Christie con una familia de la alta aristocracia que organiza anualmente una reunión para hacer la mayor venta de artículos del continente. Vienen personajes de todas las razas y rincones de Aerandir para participar en la subasta. Dentro se pueden encontrar los artefactos más exóticos y costosos, tesoros, bienes y excentricidades de la alta alcurnia. Generalmente, la sede del encuentro cambia cada año y se trata de un evento muy exclusivo. En un principio se esperaba que fuera en la capital, pero como ya mencioné Baslodia será el anfitrión…
El hombre se levantó y empezó a caminar por la habitación mientras su monólogo se volvía más y más efusivo – Si bien es un sitio donde se rifa parte importante de la historia entre los incompetentes de la realeza y familias importantes, luego de la subasta se da otro evento, un evento aún más exclusivo, más oscuro y menos conocido… - el tono del humano iba perdiendo la sonrisa del inicio.
Luego de la subasta se hace otra subasta… usualmente se lleva a cabo en una estancia secreta dentro del mismo edificio, aquí participan solo la elite más selecta y los criminales más infames, en esta segunda subasta se exponen artículos prohibidos, artefactos y piezas únicas que su valor es prácticamente incalculable. Y aquí es donde tú actuarás.
Me levanté de mi asiento para escuchar mis órdenes y empezar mi trabajo. Una idea iluminó mi mente para que Corvo apresuradamente se me adelantara y comentara – Y te anticipo que no encontraras un pergamino de los que buscas, desde la guerra los artefactos vampíricos han perdido valor en estos eventos. Fruncí el ceño, incómodo por el comentario del humano y más por enfatizar los hechos de la invasión que habían manchado la raza maldita por la oscuridad.
Tu tarea es entrar a la segunda subasta y poner en práctica los ideales de Gnosis… utiliza tu creatividad para determinar tu objetivo. La subasta se llevará a cabo en 3 semanas, de aquí a Baslodia te tardará dos semanas llegar, así que podrás prepararte adecuadamente, muchas familias contratan criados y guardaespaldas, ya que muchos bandidos, mercenarios y mafiosos de Ciudad Lagarto tratan de aprovecharse de este encuentro. Haz lo que te parezca conveniente, cuando termines dirígete a Lunargenta y conversaremos sobre tus resultados.
Me despedí para ponerme en marcha inmediatamente, debía aprovechar los días para movilizarme e idear un plan. Las directrices de Corvo eran vagas, pero por lo mismo me daba mayor libertad de actuar, ¿debía robar o conseguir algún artefacto importante? Corvo era enfático en que debíamos garantizar que artículos relevantes estuviera en nuestras manos... ¿sería más valioso sabotear la subasta? Al final de cuentas ese tipo de prácticas atentaban contra los principios y valores de Gnosis, subastar la historia era un pecado… ¿O lo mejor sería mandar un mensaje como realicé en Cantún derramando la sangre de algún aristócrata prepotente?
Tenías varias semanas para determinar mi plan, pero primero debía atravesar la Ciudad de los Lagartos para llegar a Baslodia, conocer cuál sería la sede de la subasta y por último conseguir una forma de ingresar a la subasta oscura.
[…]
12 días más tarde…
Tras un largo viaje llegué a la ciudad de Baslodia. Debido a que procuré mantenerme en los caminos principales y detenerme lo menos posible durante el trayecto, logré llegar antes de lo que se tenía estipulado en un inicio. Ahora en la gran ciudad debía averiguar donde se haría la subasta exclusiva de los Christies. Si bien la ciudad era una de los asentamientos más pobres dentro de las grandes familias humanas, Baslodia era grande, por lo que debía buscar indicios de gente adinerada que estuviese de visita para participar en la subasta.
Off
Si desean pueden leer los links que incluyo al inicio de mi post para conocer el contexto de mi personaje, pero no es necesario para el desarrollo de la trama
Última edición por Zagreus el Vie 30 Sep 2022, 00:56, editado 1 vez
Zagreus
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
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La Subasta Misteriosa
Los primeros rayos de luz empezaban a iluminar la Península De Verisar, Era un amanecer frío, a pesar que el sol prometía brillar con fuerza, una brisa helada sacudía todo el lugar, Diablos, ya amaneció… -Pensó con vagancia estirando todo su cuerpo y rodando por la cama de una pequeña morada donde había pasado la noche. Camino torpemente por el sueño inducido que todavía tenía hasta la ventana para echar un vistazo hacia las afueras.
La gente todavía dormía, menos algunas personas que madrugaban para trabajar, robar o lo que fuera necesario para sobrevivir en este pueblo abandonado por los dioses, Pronto todo el mundo estaría despierto y moviéndose de un lado a otros. Algunos guardias que todavía tenía ese desgraciado pueblo cambian turnos, había algunos que se quedaban a vigilar de noche y necesitaban descansar. Sammael lavaba su rostro con el agua de los baldes para acomodar su cabello y vestimenta cuando escuchó el sonido de la puerta.
¿Todavía se encuentra ahí algún viajero? - Fue lo que exclamó alguien detrás de la puerta, la puerta fue abierta por nuestro lobo blanco añadiendo un chirrido molesto por los engranajes de la puerta que estaban viejos y pocos aceitados. Sí, ¿Qué necesita? - Vociferó mientras observo a la persona que estaba detrás de la puerta. Era una joven damisela que seguro sirvió de dama de compañía o recepcionista en el pequeño sitio donde se quedó a dormir. Buenos días, solo informarle que el pan ya salió y la leche ha sido servida fresca para los huéspedes de nuestra morada solo le venía avisar. - Asintió con una pequeña reverencia la empleada. Le agradezco pronto estaré abajo desayunando - Aclaró este para luego cerrar la puerta y volver a caminar hacia la ventana y ver el panorama.
¿Cómo termine aquí? Seguro fue esa botella de alcohol viejo que encontré en el camino. - Sonreía ante sus pensamientos reprochables de él mismo, Se encontraba nada menos en el pueblo donde los gritos son el eco de la violencia, donde en la noche la sangre tiñe las manos de los habitantes, las lagrimas son el icono de la miseria y las risas siniestras el temeroso despertar de muchos que confunden deseo y violencia. Cuando caía el anochecer las sombras se adueñan de todo el lugar, mientras en esas cruzadas se esconden terribles tormentas. Muchas personas ignoran lo que tras la ciudad se teje, las telarañas que se mecen a voluntad de los más poderosos. Mientras en su agujero algunos luchan por ver la luz.
La ventana fue cerrada, igual que la puerta luego de que Sammael saliera de la habitación, tenía todo su equipaje de encima así que no le interesaba si alguien entraba a la habitación, bajo algunas escaleras que rechinaban igual que la puerta por el estado podrido de la madera y seguramente por el tiempo que fue construida esta vivienda, llegó al salón principal donde logró observar muchas personas, ladrones, viajeros, prostitutas, un sin fin de habitantes dentro de un solo lugar, ignoro aquello y solo tomo lugar en una mesa para comer el desayuno ofrecido por la posada.
Apenas se sentó un plato y el vaso fue puesto delante de él. Aquí tiene - Dijo la mujer anterior que había tocado la puerta de la habitación algo agitada mientras atendía a todo los demás huéspedes. Fue lo suficiente agradable y rápida la atención de la chica que Sammael sonrió sin más por tal atención. Sintió en sus manos la rebanada caliente del pan que se notaba que estaba recién salida del horno y un corte perfecto de una buena porción que no dejaba más que pedir otra por lo bueno que sabía al morderlo.
Escucha, esto será algo importante, si lo estropeamos nuestras cabezas saldrán rodando - Aclamo un sujeto en la mesa de al lado de nuestro Brujo, lo suficiente para que el escuchara la conversación que ese grupo de hombre tenían en la mesa. No te preocupes iremos como mesoneros al sitio y esperaremos el momento adecuado para robar y desaparecer - Dijo en voz baja uno de los otros sujetos que tenía un cabello dorado. Si fuera tan fácil todo fueran ricos ¿no crees? - Entró a la conversación el último sujeto que su apariencia era robusta, algo predilecto de un guerrero. Si queremos entrar debemos ir hablar con él antes de que caiga la noche. Mientras Sammael masticaba su pan, hacía mueca en su rostro pensando lo que había escuchado si entrometerse o no era una decisión algo peligrosa sin saber de lo que se tratara pero algo de dinero no vendría mal.
Entonces vayamos tomando camino de una buena vez - Contestó el rubio ante las otras dos personas la cual solo dejaron algunas monedas en la mesa y empezaron a desalojar el establecimiento ante lo dicho por él. Sammael tomó apresurado su vaso de leche tibia y salió por la puerta manteniendo una distancia ante el grupo de hombres, camuflándose en los puntos ciegos de las paredes y caminando sutilmente para no ser detectado.
Los hombres ingresaron en un establecimiento privado ya que dos sujetos custodiaban la puerta, observo desde lejo una pared donde podría escalar y llegar a una ventana que daba acceso, no espero para hacer tal acrobacia para escalar y sujetarse ante la ventana del lugar, observando dentro de la misma solo había una habitación oscura que apenas era alumbrada por una vela. Abrió un poco la ventana y sigilosamente entró en la habitación, denotando muebles y mesas en la pequeña habitación.
Cuando de repente escuchó la puerta abrirse y se escondió detrás del sofá que estaba delante de la ventana por donde había entrado. Por las voces que escuchó se dio cuenta que eran los tres sujetos del bar y además había una cuarta persona que su voz era aguda y el vocabulario elegante para esta clase de pueblo, No puedo quedarme por mucho tiempo - Dijo aquella voz, explicando el por que de su apurada visita. Explicare rápido, con esta invitación que les daré podrán ir a una parte de la ciudad de Baslodía y en buscar un puesto de comida con una señora de sombrero rojo extravagante, al verla solo entreguen esto y ella les dirá lo demás, Cuiden esta Invitación sin ella no accederán a nada. - Caminaba por la habitación mientras les daba entender a estos sujetos de la Importancia de la invitación que les daría, aclarando todo eso, solo se despidió y salió de la habitación.
Vayamos entonces por los caballos y salgamos a Baslodía. - Exclamó el sujeto robusto, dando la orden para que salieran también de la habitación y salieran del lugar. Aprovecho esto el brujo para nuevamente salir por la ventana y deslizarse hasta el suelo sin que nadie lo haya detectado, salió caminando de aquel pasillo de las calle sin más, para seguir por detrás a los sujetos que iban camino al establo. Llegaron a un establo pequeño que no había nadie a su alrededor, lo que nuestro brujo aprovechó para entrar sin que se diera cuenta y colarse por una pequeña escalera que daba al segundo piso del establo donde guardaban montones de paja que era el alimento principal de los caballos.
Este aprovechó el despiste de todos para sacar silenciosamente su espada de su funda y se posicionó a la altura del sujeto con cabello rubio para solo saltar del segundo piso y ver como su espada se deslizaba por toda la espalda de aquel hombre dejándole un corte descendente que lo dejó fuera de combate con una herida mortal, los otros sujetos al escuchar el grito de agonía de su compañero reaccionaron inmediatamente para abalanzarse ante Sammael, en ágil movimiento de manos tomó prestado el escudo que tenía el sujeto ante cortado por él, Cuando observó un mazo se precipitaba sobre la cabeza del Brujo, éste reaccionó protegiéndola con su escudo.
El impacto fue tan eficaz y certero que terminó por romper la muñeca de Sammael y cayó de espalda en el cuerpo del otro sujeto. El dolor era soportable, pero el hombre robusto estaba preparando ya un nuevo ataque. Hizo un intento sobrehumano para blandir su espada y evitar la nueva descarga del martillo. Consiguió clavar la espada entre las piernas del gigante, en el punto débil de todo hombre, haciéndolo errar el golpe del mazo.
El hombre cayó encima del brujo y pudo observar de cerca, sus ojos aunque abiertos frenéticamente, se volvieron distantes, cargados de un inmenso pesar. No tardaría mucho en sucumbir. Sammael intentó apartar a un lado, pero el hombre era pesado por su contextura y tener la muñeca dislocada no servía de mucho, Cada movimiento le otorgaba una nueva oleada de dolor, justo en el último intento logró zafar de debajo del cuerpo del sujeto para ver como era atravesado el hombre por su espalda por el mismo hierro amigo intentando lastimar al brujo cuando estaba debajo del cuerpo.
Este solo dejó desprender una descarga del eter por su brazo para ocasionar una onda de choque que mandara a volar al sujeto restante que por casualidad y suerte de los dioses el mismo impacto contra la puerta de hierro de donde se alojaba un caballo dejando inconsciente en el acto. Debo admitir que casi el cazado fui yo…- Pensó cuando seguía en el suelo recostado para retomar energía y pensando sobre todo lo que sucedió en pocos segundos. Este se levantó y vio como en el suelo estaba tirada la carta que era el acceso para entrar en la ciudad donde iría ahora, ante de eso tomó su espada y la enfundo.
Ya con la invitación en su poder, solo tomó un corcel y se montó en él, para tomar riendas hacia Baslodia donde lo esperaría una nueva aventura, mientras en el camino seguro se detendría para ajustar su muñeca.
Dialogo Pensamiento
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Sammael
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Estas seguro que con esas estarás bien?- Preguntaría Eve al ver la selección de espadas que el rubio había elegido para la ocasión.
-Si, además ha pasado un tiempo desde que utilizado este enorme pedazo de metal y siento que si no la utilizo de vez en cuando perderé la sensación de llevar una espada ridículamente grande en mi espalda- respondería el no-elfo mientras trataba de hacer que la capucha no le estorbara con el arnés.
-Bueno, ¿entonces no debo esperar que llegues?- preguntaría la joven en un tono picaresco.
-ya conoces el plan, nos reuniremos en Beltrexus, acabaremos esto de una vez por todas- La voz de Zelas se torno levemente mas seria.
-Así que finalmente ha llegado el día, bien, procurar no morir de nuevo- diría Eve dándole unas palmaditas en la cabeza.
Zelas recordó brevemente todo el viaje que había recorrido hasta ese momento, finalmente todo acabaría después de este trabajo, ya fuera para bien o para mal. El rubio salió al encuentro de su intermediario, cubierto con una capucha, cargando un enorme trozo de metal en su espalda que nadie se atrevería a llamar espada, unas manoplas con forma de cruces y un arnés con múltiples bolsillos llenos de cosas bastante útiles, algunas de las cuales planeaba "vender" en aquella subasta extraña de la cual había escuchado hablar, tener amigos en el gremio de informantes sin lugar a dudas le había ayudado a acceder a lugares inimaginables... probablemente el ser blanco de una organización criminal también había influido un poco.
"Quizás debería haberme puesto el bigote o el parche en el ojo" pensó mientras llegaba al punto de reunión.
-----------------------------------------------------------------
En otro lugar un hombre de clara ascendencia aristocrática caminaba de manera soberbia, detrás de el un hombre cubierto en armadura de pies a cabeza, con dos cimitarras y una lanza en su espalda, seguía al aristocrático como si fuera su sombra. -Eres la mejor inversión que he podido hacer, te encargaras de cualquiera que oferte mas que yo, ¿Ha quedado claro?- preguntaría el hombre aristocrático, ante lo cual el hombre de la armadura asentiría sin decir ninguna palabra.
-Si, además ha pasado un tiempo desde que utilizado este enorme pedazo de metal y siento que si no la utilizo de vez en cuando perderé la sensación de llevar una espada ridículamente grande en mi espalda- respondería el no-elfo mientras trataba de hacer que la capucha no le estorbara con el arnés.
-Bueno, ¿entonces no debo esperar que llegues?- preguntaría la joven en un tono picaresco.
-ya conoces el plan, nos reuniremos en Beltrexus, acabaremos esto de una vez por todas- La voz de Zelas se torno levemente mas seria.
-Así que finalmente ha llegado el día, bien, procurar no morir de nuevo- diría Eve dándole unas palmaditas en la cabeza.
Zelas recordó brevemente todo el viaje que había recorrido hasta ese momento, finalmente todo acabaría después de este trabajo, ya fuera para bien o para mal. El rubio salió al encuentro de su intermediario, cubierto con una capucha, cargando un enorme trozo de metal en su espalda que nadie se atrevería a llamar espada, unas manoplas con forma de cruces y un arnés con múltiples bolsillos llenos de cosas bastante útiles, algunas de las cuales planeaba "vender" en aquella subasta extraña de la cual había escuchado hablar, tener amigos en el gremio de informantes sin lugar a dudas le había ayudado a acceder a lugares inimaginables... probablemente el ser blanco de una organización criminal también había influido un poco.
"Quizás debería haberme puesto el bigote o el parche en el ojo" pensó mientras llegaba al punto de reunión.
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En otro lugar un hombre de clara ascendencia aristocrática caminaba de manera soberbia, detrás de el un hombre cubierto en armadura de pies a cabeza, con dos cimitarras y una lanza en su espalda, seguía al aristocrático como si fuera su sombra. -Eres la mejor inversión que he podido hacer, te encargaras de cualquiera que oferte mas que yo, ¿Ha quedado claro?- preguntaría el hombre aristocrático, ante lo cual el hombre de la armadura asentiría sin decir ninguna palabra.
- Inventario actual:
Armas:
-Espada a dos manos ridículamente grande de calidad superior: Creada por Rauko y encargada por Zelas cuando aun era Zelas, Tambien conocida como Zumbanana α... los envidiosos diran que es la Buster Sword. La cual esta encantada con:
Infusión Etérea: [Encantamiento de Arma] El daño del arma se considera parcialmente mágico, permitiendo que la mitad de éste ignore armaduras.- Zumbanana alfa(?):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Unga Bungas : Hojas Unidas Superiores encantadas con Arma Cambiante, comienzan como una especie de manoplas con cruces de metal para luego cambiar y extender sus hojas, gracias a un mecanismo interno pueden girar hasta 360º.- Apariencia de las Unga Bungas extendidas:
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Accesorios:
-Aros de Éter Cristalizado: [Joya] Siempre que no lleves una armadura, te permite utilizar un Encantamiento de Armadura sobre tus ropas normales (o falta de ellas). Encantados con:
Fortaleza Inamovible [Encantamiento de Armadura o Escudo] la armadura encantada genera resistencia frente al empuje de los golpes. Esto hará que, aún frente los golpes fuertes, el portador no sea derribado ni lanzado por los aires (no cambia la resistencia al daño).
-Botas de Njord [Botas] hechas de cueros de criaturas mágicas, permiten al portador correr y saltar ligeramente (aproximadamente un 10%) más rápido y fuerte de lo normal.
-Guantes de Ladrón [Guantes] Elaborados en cuero, poseen pequeñas herramientas ocultas para forzar cerraduras y un dedo de borde afilado, especial para cortar pequeñas correas.
-Ganzúas [Herramientas] Conjunto de herramientas que permiten intentar forzar una cerradura.
-Broche Metálico con Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
Items
-Poción de Salud [Elixir, Limitado, 1 Uso] Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos.
-Tragaéter [Accesorio, Consumible] Al sostenerlo, es capaz de absorber el daño de un ataque mágico, rompiéndose en el proceso.
-Pergamino de inversión [Pergamino, Limitado, 1 uso] Al activarse, crea una barrera estática que absorbe el daño del próximo proyectil mágico esta ronda.
-Pergamino de Muralla de Fuego [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al depositar este pergamino en el piso, una muralla hecha de llamas aparecerá desde allí. Tiene hasta 12 metros de largo y 3 de alto. Quien intente atravesarla sufrirá fuertes quemaduras.
-Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
Objetos para subastar:
- 1 Chocolate del equinoccio: [Consumible] Al consumir esta barra de chocolate, adoptarás durante dos rondas el aspecto (sólo el aspecto) de una persona que conozcas muy bien o de alguien que hayas visto en el tema en curso.
-Hongos de Lithe [Consumible, 2 cargas] Al consumirse, producen un estado de conciencia alterada capaz de producir visiones y un gran bienestar. Útil para distraer enemigos (si consigues que lo consuman), reducir temporalmente las molestias de una herida o pasar una buena tarde en general.
-Runa Levitasis: [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al aplastarla sobre la mano, dicha persona se vuelve considerablemente más ligera: da saltos más altos y de mayor longitud y no sufrirá daño de caída. El efecto dura 2 turnos.
-Ocarina [3 cargas]: Si se toca con gran pasión causa adormecimiento en bestias y humanoides durante un turno, una vez gastado el encantamiento será un instrumento normal.
- El aristocrata:
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- El guardaespaldas:
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Zelas Hazelmere
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Haz causado molestias toda tu maldita vida; era de esperarse de una bastarda. Debí haberte dejado en el bosque a morir el dia que la ramera de tu madre te parió.- Kumal tomó del cabello a su hija, tan fuerte que, ella sintió como si solo hiciera falta un movimiento brusco de carro para arrancarle el cuero. Pero casi de inmediato la aventó con fuerza hacia el otro lado del asiento. -¿De verdad creíste que no te podría encontrar?- Sus ojos llenos de furia, ese azul celeste parecía convertirse en un tono tan siniestro como las profundidades del océano, que por cierto, era una característica que toda la familia poseía; excepto Itzamaray. -Pero tengo un mejores planes para tí, así que mantente quieta, que cuando te quedes a solas con nuestro anfitrión, desearás que sea yo quien tenga tu tutela.- Dijo aquello último, porque al menos esa era la fama de los traficantes de personas, o eso esperaba que fuera, una vida llena de dolor y finalizar con su muerte. Porque, si algo está claro, esque jamás se atrevió a hacerlo con sus propias manos. Sus labios se torcieron en algo que reflejaba ira.
Se escuchaba el ruido de los cascos avanzar a velocidad moderada, acompañado del ritmo de las ruedas de ambos carros avanzar con ellos. Itzamaray no se atrevió a hablar, aunque tampoco era una actividad predilecta de la joven, lo único que su miedo le permitía hacer, era derramar ocasionalmente un par de lágrimas, mientras su mirada permanecía fija en el paisaje; aunque no lo observaba realmente. Sin tener una idea de hacia dónde se dirigían, le quedaba más que claro algo: su vida cada vez se tornaba en un cuadro manchado de sombras e incertidumbre.
Después de dos días de trayecto, ya que algunas paradas se realizaron a órdenes de un anfitrión a quien aún no conocía, su padre le colocó bruscamente una larga tela negra a modo de vendaje en los ojos. Tirando de ella con nula delicadeza, la baja del carruaje, y fué entonces entregada a una persona, con un tono de voz que seguramente podría ser identificado como femenino, quien la tomó de un brazo y con la otra mano sostuvo firmemente el mentón de la joven. -Ya no hay rastro de nada, no debiste ser tan rudo, la mercancía debe estar intacta para deleite de los clientes. Aquí tienes...- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] le extendió una bolsita de piel, en cuyo interior se lograba escuchar el tintineo de más que bastantes monedas. -Kumal, mi hermano estará encantado de recibirte, parece que tiene algunos asuntos más... limpios que tratar contigo. Y por cierto, no dudes en ponerte en contacto si encuentras más florecillas como ésta.-
Esto último causó que Kumal chasqueaba sus labios con enojo.-No es mi tipo de negocio. Me retiro, tengo asuntos que tratar antes de ver a tu hermano. Abandonaré esta ciudad antes de la subasta, no puedo permitirme estar lejos de casa, mi esposa no es precisamente eficiente cuidando el negocio. No nos volveremos a ver, adiós.- Inclinó levemente la cabeza, obteniendo la misma respuesta de aquella mujer. A continuación, la joven sintió más manos tomándola de sus brazos y siendo soltada por aquella dama. Con facilidad las manos de sensación áspera y gruesas, levantaron su cuerpo, avanzando con ella en vilo. Itzamaray derramaba unas tímidas lágrimas, no le dolía la falta de aprecio por parte de su padre, era más bien una agridulce mezcla entre miedo y enojo. Nunca le habrían enseñado suficiente de sus poderes, ella no fue jamás tomada como una persona realmente, por la mayoría de su familia, y aunque devorara cada libro, no habría sido suficiente para defenderse.
Como una muñeca se dejó llevar, la guiaron a un lugar cerrado, donde por fin retiraron el vendaje que le impedía tomar nota visual de su entorno. Al frente una tina rústica, con agua que al parecer estaba algo fría, en la que una mujer bajita, de edad madura y con un ceño de amargura, le ordenó al hombre que la desvistiera y llevará a la tina, donde fue sumergida y ahí la señora le dio una ducha meticulosa. Sus mejillas eran de un tono tan encendido que sentía un calor intenso emanar de ellas, hubo miedo, enojo y ahora se sumaba la vergüenza. Al finalizar la tarea de aseo le colocaron un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], aunque al final fue cubierta por una larga capa, y de nueva cuenta la venda de los ojos fue puesta en su rostro. Sus pertenencias habían quedado en el suelo de aquella habitación, excepto por sus joyas, las cuales fueron aprovechadas para decorar su cabello, cuello y hombros, sólo dejando espacio suficiente para haberle colocado una especie de grillete en él, el cuadro estaba completo; era nada más que un animal, como hubiera querido tratarla su padre desde el inicio de su vida.
Se escucha la puerta abrir, y pasar del umbral unos tacones, la voz de la mujer con quien negoció su padre antes, resuena en la diminuta habitación: -No cabe duda que en efecto, eres de la mejor mercancía que he adquirido estos años. No he escuchado una sola queja ni fastidiosos gritos, como usualmente. Joven, virgen y callada. Y espero que también seas estúpida como Kumal mencionó, o si no, al menos seas lo suficientemente inteligente para parecer tonta.- Tomando la cadena que se extendía desde aquel grillete sujetado tiránicamente al cuello de Itzamaray, la fue enrollando hasta tirar de ella y tener muy de cerca su cuerpo, que era más bajo, le retiró la venda. Ya no será necesario llevarla, a donde te llevaré no hay manera de que huyas, si es que tienes la intención, criatura. Y no, no te mataré si lo llegas a intentar, hay cosas que son peores que la muerte, criatura, y no dejan huellas. Pero por ahora tendrás que esperar aquí. Durna, Torun, asegurense de que reciba castigo si intenta huir y no la alimenten ni den de beber, necesito que se mantenga quieta.- Tanto la señora mayor como el hombre aparentemente curtido por peleas, asintieron. La mujer, entonces, se retira de ahí, y detrás sale la señora mayor con los utensilios que había requerido antes para el aseo.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que la custodiaba, tomó la cadena, enganchandola a un garfio fijado en lo alto de la pared pedregosa, y ella se percató de que había, por lo menos, unos cinco ganchos más; estaba claro que ella no era la primera en pasar por ese proceso en aquel cuarto, y seguramente tampoco la última. Alrededor se encontró con una mesa vieja, sillas debajo de cada gancho, y una pequeña ventana al fondo, desde donde entraban aquellos ultimos rayos de luz, el anochecer se apoderaba del cielo. No pudo hacer más que sentarse, y cerrar los ojos, sin dormir; lo último que necesitaba era morir por dislocarse el cuello, ella no era una suicida, ni de lejos. Entonces palabras se formaron en su mente: -Hazlos tuyos, el dolor, la pena, la ira... hazlos todos tuyos. No eres ése débil animalillo que todos piensan. Observa, recuerdalo todo, analiza tus alrededores; siempre debe haber una salida.-
Se escuchaba el ruido de los cascos avanzar a velocidad moderada, acompañado del ritmo de las ruedas de ambos carros avanzar con ellos. Itzamaray no se atrevió a hablar, aunque tampoco era una actividad predilecta de la joven, lo único que su miedo le permitía hacer, era derramar ocasionalmente un par de lágrimas, mientras su mirada permanecía fija en el paisaje; aunque no lo observaba realmente. Sin tener una idea de hacia dónde se dirigían, le quedaba más que claro algo: su vida cada vez se tornaba en un cuadro manchado de sombras e incertidumbre.
Después de dos días de trayecto, ya que algunas paradas se realizaron a órdenes de un anfitrión a quien aún no conocía, su padre le colocó bruscamente una larga tela negra a modo de vendaje en los ojos. Tirando de ella con nula delicadeza, la baja del carruaje, y fué entonces entregada a una persona, con un tono de voz que seguramente podría ser identificado como femenino, quien la tomó de un brazo y con la otra mano sostuvo firmemente el mentón de la joven. -Ya no hay rastro de nada, no debiste ser tan rudo, la mercancía debe estar intacta para deleite de los clientes. Aquí tienes...- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] le extendió una bolsita de piel, en cuyo interior se lograba escuchar el tintineo de más que bastantes monedas. -Kumal, mi hermano estará encantado de recibirte, parece que tiene algunos asuntos más... limpios que tratar contigo. Y por cierto, no dudes en ponerte en contacto si encuentras más florecillas como ésta.-
Esto último causó que Kumal chasqueaba sus labios con enojo.-No es mi tipo de negocio. Me retiro, tengo asuntos que tratar antes de ver a tu hermano. Abandonaré esta ciudad antes de la subasta, no puedo permitirme estar lejos de casa, mi esposa no es precisamente eficiente cuidando el negocio. No nos volveremos a ver, adiós.- Inclinó levemente la cabeza, obteniendo la misma respuesta de aquella mujer. A continuación, la joven sintió más manos tomándola de sus brazos y siendo soltada por aquella dama. Con facilidad las manos de sensación áspera y gruesas, levantaron su cuerpo, avanzando con ella en vilo. Itzamaray derramaba unas tímidas lágrimas, no le dolía la falta de aprecio por parte de su padre, era más bien una agridulce mezcla entre miedo y enojo. Nunca le habrían enseñado suficiente de sus poderes, ella no fue jamás tomada como una persona realmente, por la mayoría de su familia, y aunque devorara cada libro, no habría sido suficiente para defenderse.
Como una muñeca se dejó llevar, la guiaron a un lugar cerrado, donde por fin retiraron el vendaje que le impedía tomar nota visual de su entorno. Al frente una tina rústica, con agua que al parecer estaba algo fría, en la que una mujer bajita, de edad madura y con un ceño de amargura, le ordenó al hombre que la desvistiera y llevará a la tina, donde fue sumergida y ahí la señora le dio una ducha meticulosa. Sus mejillas eran de un tono tan encendido que sentía un calor intenso emanar de ellas, hubo miedo, enojo y ahora se sumaba la vergüenza. Al finalizar la tarea de aseo le colocaron un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], aunque al final fue cubierta por una larga capa, y de nueva cuenta la venda de los ojos fue puesta en su rostro. Sus pertenencias habían quedado en el suelo de aquella habitación, excepto por sus joyas, las cuales fueron aprovechadas para decorar su cabello, cuello y hombros, sólo dejando espacio suficiente para haberle colocado una especie de grillete en él, el cuadro estaba completo; era nada más que un animal, como hubiera querido tratarla su padre desde el inicio de su vida.
Se escucha la puerta abrir, y pasar del umbral unos tacones, la voz de la mujer con quien negoció su padre antes, resuena en la diminuta habitación: -No cabe duda que en efecto, eres de la mejor mercancía que he adquirido estos años. No he escuchado una sola queja ni fastidiosos gritos, como usualmente. Joven, virgen y callada. Y espero que también seas estúpida como Kumal mencionó, o si no, al menos seas lo suficientemente inteligente para parecer tonta.- Tomando la cadena que se extendía desde aquel grillete sujetado tiránicamente al cuello de Itzamaray, la fue enrollando hasta tirar de ella y tener muy de cerca su cuerpo, que era más bajo, le retiró la venda. Ya no será necesario llevarla, a donde te llevaré no hay manera de que huyas, si es que tienes la intención, criatura. Y no, no te mataré si lo llegas a intentar, hay cosas que son peores que la muerte, criatura, y no dejan huellas. Pero por ahora tendrás que esperar aquí. Durna, Torun, asegurense de que reciba castigo si intenta huir y no la alimenten ni den de beber, necesito que se mantenga quieta.- Tanto la señora mayor como el hombre aparentemente curtido por peleas, asintieron. La mujer, entonces, se retira de ahí, y detrás sale la señora mayor con los utensilios que había requerido antes para el aseo.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que la custodiaba, tomó la cadena, enganchandola a un garfio fijado en lo alto de la pared pedregosa, y ella se percató de que había, por lo menos, unos cinco ganchos más; estaba claro que ella no era la primera en pasar por ese proceso en aquel cuarto, y seguramente tampoco la última. Alrededor se encontró con una mesa vieja, sillas debajo de cada gancho, y una pequeña ventana al fondo, desde donde entraban aquellos ultimos rayos de luz, el anochecer se apoderaba del cielo. No pudo hacer más que sentarse, y cerrar los ojos, sin dormir; lo último que necesitaba era morir por dislocarse el cuello, ella no era una suicida, ni de lejos. Entonces palabras se formaron en su mente: -Hazlos tuyos, el dolor, la pena, la ira... hazlos todos tuyos. No eres ése débil animalillo que todos piensan. Observa, recuerdalo todo, analiza tus alrededores; siempre debe haber una salida.-
Itzamaray
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
2 días antes de la subasta.
Mi investigación en los días previos a la subasta había dado sus frutos. La ciudad se recuperaba aún de la invasión de ratas que afrontó meses atrás. Sus calles sucias hacían un contraste evidente cuando algún forastero adinerado entraba a Baslodia. Por lo que Incluso intentando pasar desapercibidos, los carruajes y carromatos ornamentados captaban la atención de los habitantes.
No obstante, centrar una ubicación concreta para la subasta resultaba difícil. Los aristócratas y participantes de la subasta procuraban mantenerse en posadas durante sus días en Baslodia, custodiados de guardaespaldas que obstaculizaban hacer contacto con ellos, seguramente solo se movilizarían ya llegada la fecha.
En las tabernas y plazas los ciudadanos incautos alimentaban rumores sobre el reciente movimiento en la ciudad. Hablaban del aumento en guardias en algunas zonas de Baslodia, así como de teorías conspiradoras. Los ingenuos no entendían que su ciudad sería sede de una subasta importante a la cual ellos no estaban invitados.
La paciencia se me agotaba, la información sobre aquel evento era muy exclusiva, por lo que seguir indagando entre la gente sería inútil. Debía cambiar de estrategia y ser más directo si me deseaba colar. Ni siquiera conocía la sede, pero valiéndome de la información de Corvo sabía que me quedaban solo dos noches para lograr mi objetivo.
Con la idea de ser más certero en mi búsqueda me preparé para dar un paseo por la ciudad, esta vez no apuntaría a la plebe, tenía que ubicar a alguien relevante, alguien que pudiera participar en la subasta. Faltando solo 2 días la afluencia de participantes (para ambas subastas) se hacía más notoria, gente refinada de la alta sociedad, así como bandidos de apariencia descuidada y desconfiada, llegaban a la ciudad.
Vi a lo lejos una carroza individual jalada por un caballo, a su lado un hombre fornido con traje elegante custodiaba el vehículo con una antorcha en una mano. El hombre que en todo momento no soltaba el pomo de su espada envainada en su cintura, hablaba con la persona dentro del carruaje a través de una pequeña ventanita con una cortina violeta.
No podía ver adecuadamente quien se trasladaba en aquel carro, pero por el contexto me indicaba que se trataba de alguien con el perfil adecuado de participar en la subasta. Se movían con paso lento, por lo que a la distancia, aprovechando la oscuridad de la noche, decidí seguirlos.
Tras varias cuadras nos adentramos en una calle donde dos carruajes custodiados por cuidadores estaban estacionados, sus caballos se alimentaban plácidamente. Se detuvieron junto a los otros vehículos, de su interior bajó una anciana ayudada de su protector. La señora vestía de negro con ropas que evidenciaban luto, al igual que su poder adquisitivo, ya que las finas telas y adornos denotaban su estatus social.
Entraron a un edificio de varias plantas, al parecer se trataba de un lugar dispuesto como posada para los invitados de la subasta. Posiblemente, la familia real de la ciudad estaba detrás de esto, puesto que se podía notar como aquella estructura desencajaba del resto de viviendas de la ciudad. Seguramente lo habían acondicionado para el evento a fin de dar una “mejor impresión” a los forasteros.
Traté de acercarme lo más posible al parador, procurando no llamar la atención de los guardaespaldas que formaban afuera del edificio. Tras la ventana vi como la señora se sentaba en una mesa en soledad mientras un mayordomo la atendía. Varios aristócratas comían plácidamente platos elaborados en sus asientos adornados, por lo que seguramente aquella anciana se preparaba para cenar.
Acercarme por la puerta frontal sería inútil, aquel edificio se veía bastante exclusivo, por lo que debía colarme de un modo menos directo. Rodeé la calle para poder acceder a la parte de atrás de la vivienda, una puerta trasera conectaba a lo que parecía ser una cocina que trabajaba intensamente para realizar los platos de aquellos sujetos de paladar exquisito y demandante.
Esperé pacientemente…
A los pocos minutos un sujeto delgado salió con un saco lleno de basura. En su interior: cáscaras, conchas, huesos y espinas, sobras de comida y uno que otro platillo quemado hacían un tumulto que dificultaba el paso de aquel humano que con lentitud se desplazaba para dejarlos desperdicios en un contenedor fuera del edificio.
Aproveché la situación y lo encaré.
¡¿Quién eres?! – dijo el hombre asustado ante mi presencia – debo volver al trabajo, así que por favor no me interrumpas.
Oh, soy un invitado, solo salí a tomar un poco de aire fresco, ¿me acompañas a entrar? – dije con tono amable y fingido.
No te creo, no recuerdo tu cara, ¿y si eres de los invitados por qué no entras por la puerta de adelante? Seguro tu criado te podría ayudar.
Ante la insolencia del joven me molesté, por lo que dando uso de mis dotes de persuasión vampírica reformulé mi petición (1) – No lo volveré a repetir humano insignificante, salí a tomar aire y debo volver a mi mesa, ¿acaso osas a darme una orden a mí?, ¿en serio te crees alguien para decirme que hacer?
El hombre con rostro pálido del miedo se retractó – Oh mi lord, no era esa mi intención, disculpe mi atrevimiento. – Dijo apenado y arrepentido mientras mostraba el paso para volver al edificio.
Atravesamos apresuradamente la cocina, nadie se fijó de mi paso mientras la oscuridad de mi rostro se desvanecía. Llegamos a la sala donde la gente comía y me senté en una mesa apartada de la señora solitaria, pero en donde podría verla directamente, asegurándome así de poder hacer contacto visual. Pedí un vaso de agua y procuré peinar los mechones que se habían despeinado en mi anterior escena.
Pasaron los minutos y la anciana logró cruzar miradas conmigo, procuré sonreír cómplice a su juego que se repitió varias veces. Cuando ya la señora contestaba recíprocamente mi sonrisa me levanté de mi asiento para acercarme.
Veo que está sola mi lady, y me cuesta creer que una dama como usted deba cenar sin la compañía. ¿Me permite? – dije con tono galante haciendo uso de mi presencia vampírica para aparecer más atractivo. (2)
Oh, me halagas querido, adelante.- dijo mientras sus arrugadas mejillas se enrojecían.
Ya sentado al frente de la mujer, continué con un tono de coqueteo, que, si bien era forzado y evidentemente fingido, la mujer se sentía adulada – Y bien… ¿Qué la trae a esta ciudad?, ¿señorita …?
Hizo una risita pícara mientras con un abanico se tapaba el rostro – Mi nombre es Margot Olena de la casa Lancaster de Roilkat, soy la principal responsable de una de las productoras de telas de la península. Y bueno – dijo con un tono suspicaz – tenía entendido que todos lo que estamos aquí tenemos invitación para el evento…
La subasta – inquirí, haciendo que la cautela de la mujer se disipara nuevamente.
Si, exacto. ¿Y usted como se llama, señor de buenos modales?
Markov, Zagreus Markov.
La dama me interrumpió sin dejar continuar mi presentación – ¿Markov? – mientras se notaba que tragaba grueso al pronunciar el apellido – Tenía años sin oír de ese linaje, pensé que…
El camarero oportunamente le trajo un plato de codorniz que sirvió con mermelada de biusas, cortando así el momento incómodo de la presentación. La señora me miró cuestionando que no comía, a lo que negué con la cabeza haciendo un gesto para dar a entender que ya había cenado.
¿Bueno en que estábamos?
Le comentaba sobre la subasta… Resulta – dije con tono melancólico – no creo que pueda participar. Ayer mi invitación fue robada y mi guardaespaldas asesinado – dije mintiendo con una cara entristecida al borde de las lágrimas mientras la mujer ponía en su rostro una preocupación genuina.
Qué horror, estos plebeyos hacen cualquier cosa, pero no entienden que no todo el mundo se puede colar a la subasta de los Christie. No te preocupes, si deseas puedes acompañarme, a mi mansión siempre envían una entrada de más por si mi hija desea venir, pero ella actualmente está de viaje de luna de miel para las islas del sur.
Al comienzo me negué a su invitación para parecer más humilde y educado, pero ante la insistencia de la mujer acepté. Ya tenía un boleto para entrar a la subasta, luego me desharía de aquella vieja. La conversación se extendió por horas, prometí encontrarme con ella en aquella estancia previo a la subasta para salir juntos. Luego con educación me despedí para continuar mi noche.
________________________________Mi investigación en los días previos a la subasta había dado sus frutos. La ciudad se recuperaba aún de la invasión de ratas que afrontó meses atrás. Sus calles sucias hacían un contraste evidente cuando algún forastero adinerado entraba a Baslodia. Por lo que Incluso intentando pasar desapercibidos, los carruajes y carromatos ornamentados captaban la atención de los habitantes.
No obstante, centrar una ubicación concreta para la subasta resultaba difícil. Los aristócratas y participantes de la subasta procuraban mantenerse en posadas durante sus días en Baslodia, custodiados de guardaespaldas que obstaculizaban hacer contacto con ellos, seguramente solo se movilizarían ya llegada la fecha.
En las tabernas y plazas los ciudadanos incautos alimentaban rumores sobre el reciente movimiento en la ciudad. Hablaban del aumento en guardias en algunas zonas de Baslodia, así como de teorías conspiradoras. Los ingenuos no entendían que su ciudad sería sede de una subasta importante a la cual ellos no estaban invitados.
La paciencia se me agotaba, la información sobre aquel evento era muy exclusiva, por lo que seguir indagando entre la gente sería inútil. Debía cambiar de estrategia y ser más directo si me deseaba colar. Ni siquiera conocía la sede, pero valiéndome de la información de Corvo sabía que me quedaban solo dos noches para lograr mi objetivo.
Con la idea de ser más certero en mi búsqueda me preparé para dar un paseo por la ciudad, esta vez no apuntaría a la plebe, tenía que ubicar a alguien relevante, alguien que pudiera participar en la subasta. Faltando solo 2 días la afluencia de participantes (para ambas subastas) se hacía más notoria, gente refinada de la alta sociedad, así como bandidos de apariencia descuidada y desconfiada, llegaban a la ciudad.
Vi a lo lejos una carroza individual jalada por un caballo, a su lado un hombre fornido con traje elegante custodiaba el vehículo con una antorcha en una mano. El hombre que en todo momento no soltaba el pomo de su espada envainada en su cintura, hablaba con la persona dentro del carruaje a través de una pequeña ventanita con una cortina violeta.
No podía ver adecuadamente quien se trasladaba en aquel carro, pero por el contexto me indicaba que se trataba de alguien con el perfil adecuado de participar en la subasta. Se movían con paso lento, por lo que a la distancia, aprovechando la oscuridad de la noche, decidí seguirlos.
Tras varias cuadras nos adentramos en una calle donde dos carruajes custodiados por cuidadores estaban estacionados, sus caballos se alimentaban plácidamente. Se detuvieron junto a los otros vehículos, de su interior bajó una anciana ayudada de su protector. La señora vestía de negro con ropas que evidenciaban luto, al igual que su poder adquisitivo, ya que las finas telas y adornos denotaban su estatus social.
Entraron a un edificio de varias plantas, al parecer se trataba de un lugar dispuesto como posada para los invitados de la subasta. Posiblemente, la familia real de la ciudad estaba detrás de esto, puesto que se podía notar como aquella estructura desencajaba del resto de viviendas de la ciudad. Seguramente lo habían acondicionado para el evento a fin de dar una “mejor impresión” a los forasteros.
Traté de acercarme lo más posible al parador, procurando no llamar la atención de los guardaespaldas que formaban afuera del edificio. Tras la ventana vi como la señora se sentaba en una mesa en soledad mientras un mayordomo la atendía. Varios aristócratas comían plácidamente platos elaborados en sus asientos adornados, por lo que seguramente aquella anciana se preparaba para cenar.
Acercarme por la puerta frontal sería inútil, aquel edificio se veía bastante exclusivo, por lo que debía colarme de un modo menos directo. Rodeé la calle para poder acceder a la parte de atrás de la vivienda, una puerta trasera conectaba a lo que parecía ser una cocina que trabajaba intensamente para realizar los platos de aquellos sujetos de paladar exquisito y demandante.
Esperé pacientemente…
A los pocos minutos un sujeto delgado salió con un saco lleno de basura. En su interior: cáscaras, conchas, huesos y espinas, sobras de comida y uno que otro platillo quemado hacían un tumulto que dificultaba el paso de aquel humano que con lentitud se desplazaba para dejarlos desperdicios en un contenedor fuera del edificio.
Aproveché la situación y lo encaré.
¡¿Quién eres?! – dijo el hombre asustado ante mi presencia – debo volver al trabajo, así que por favor no me interrumpas.
Oh, soy un invitado, solo salí a tomar un poco de aire fresco, ¿me acompañas a entrar? – dije con tono amable y fingido.
No te creo, no recuerdo tu cara, ¿y si eres de los invitados por qué no entras por la puerta de adelante? Seguro tu criado te podría ayudar.
Ante la insolencia del joven me molesté, por lo que dando uso de mis dotes de persuasión vampírica reformulé mi petición (1) – No lo volveré a repetir humano insignificante, salí a tomar aire y debo volver a mi mesa, ¿acaso osas a darme una orden a mí?, ¿en serio te crees alguien para decirme que hacer?
El hombre con rostro pálido del miedo se retractó – Oh mi lord, no era esa mi intención, disculpe mi atrevimiento. – Dijo apenado y arrepentido mientras mostraba el paso para volver al edificio.
Atravesamos apresuradamente la cocina, nadie se fijó de mi paso mientras la oscuridad de mi rostro se desvanecía. Llegamos a la sala donde la gente comía y me senté en una mesa apartada de la señora solitaria, pero en donde podría verla directamente, asegurándome así de poder hacer contacto visual. Pedí un vaso de agua y procuré peinar los mechones que se habían despeinado en mi anterior escena.
Pasaron los minutos y la anciana logró cruzar miradas conmigo, procuré sonreír cómplice a su juego que se repitió varias veces. Cuando ya la señora contestaba recíprocamente mi sonrisa me levanté de mi asiento para acercarme.
Veo que está sola mi lady, y me cuesta creer que una dama como usted deba cenar sin la compañía. ¿Me permite? – dije con tono galante haciendo uso de mi presencia vampírica para aparecer más atractivo. (2)
Oh, me halagas querido, adelante.- dijo mientras sus arrugadas mejillas se enrojecían.
Ya sentado al frente de la mujer, continué con un tono de coqueteo, que, si bien era forzado y evidentemente fingido, la mujer se sentía adulada – Y bien… ¿Qué la trae a esta ciudad?, ¿señorita …?
Hizo una risita pícara mientras con un abanico se tapaba el rostro – Mi nombre es Margot Olena de la casa Lancaster de Roilkat, soy la principal responsable de una de las productoras de telas de la península. Y bueno – dijo con un tono suspicaz – tenía entendido que todos lo que estamos aquí tenemos invitación para el evento…
La subasta – inquirí, haciendo que la cautela de la mujer se disipara nuevamente.
Si, exacto. ¿Y usted como se llama, señor de buenos modales?
Markov, Zagreus Markov.
La dama me interrumpió sin dejar continuar mi presentación – ¿Markov? – mientras se notaba que tragaba grueso al pronunciar el apellido – Tenía años sin oír de ese linaje, pensé que…
El camarero oportunamente le trajo un plato de codorniz que sirvió con mermelada de biusas, cortando así el momento incómodo de la presentación. La señora me miró cuestionando que no comía, a lo que negué con la cabeza haciendo un gesto para dar a entender que ya había cenado.
¿Bueno en que estábamos?
Le comentaba sobre la subasta… Resulta – dije con tono melancólico – no creo que pueda participar. Ayer mi invitación fue robada y mi guardaespaldas asesinado – dije mintiendo con una cara entristecida al borde de las lágrimas mientras la mujer ponía en su rostro una preocupación genuina.
Qué horror, estos plebeyos hacen cualquier cosa, pero no entienden que no todo el mundo se puede colar a la subasta de los Christie. No te preocupes, si deseas puedes acompañarme, a mi mansión siempre envían una entrada de más por si mi hija desea venir, pero ella actualmente está de viaje de luna de miel para las islas del sur.
Al comienzo me negué a su invitación para parecer más humilde y educado, pero ante la insistencia de la mujer acepté. Ya tenía un boleto para entrar a la subasta, luego me desharía de aquella vieja. La conversación se extendió por horas, prometí encontrarme con ella en aquella estancia previo a la subasta para salir juntos. Luego con educación me despedí para continuar mi noche.
Off
(1): Rasgo racial: Maldición Desatada: [Mágica, 2 usos] Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Por 2 turnos luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad.
(2): Rasgo racial: Presencia Vampírica: [Mágica] Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
- Margot Olena de la casa Lancaster:
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Zagreus
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Un Vasallo cualquiera
Sammael se había desmayado de un momento a otro por el cansancio del viaje y el dolor de la muñeca que iba sanando poco a poco, este al abrir sus ojos notó un calor a su costado, este giró su cabeza lentamente y se encontró rodeados de árboles y una pequeña hoguera en su costado. Parpadeo unas cuantas ocasiones y escucho pequeños pasos detrás de él, él mismo dio un pequeño giro hacia adelante y se posicionó nuevamente para observar a un lugareño normal y corriente, seguro era un campesino fuera de la ciudad.
¿Dónde me encuentro? - El campesino se sentó en un tronco que se encontraba frente a la fogata. Usted cabalgaba desmayado en su corcel, logré atrapar a su animal y luego lo puse al lado de una fogata estamos a las afueras de Baslodía. - Sammael lo observó sin decir palabras, sobre todo al oír que ya estaba en Baslodía, este tacteo sus bolsillo sintiendo la invitación en él bajando un poco la preocupación de haber perdido esta. Le agradezco su ayuda, se lo recompensaré - Sacando unas monedas de su equipaje, para dársela al señor como agradecimiento de su cuidado. Ahora debo partir, lamento haber causado molestias, se puede quedar con el caballo - Dando media vuelta y empezando a marchar.
Ten cuidado estos días muchos forasteros están en la ciudad… - Mientras veía al sujeto alejarse de donde estaba él, antes las palabras del campesino solo sonrió. Lo se - Pensó en aquel momento, mientras caminaba hacia adentro de la ciudad, denotando que estaba estaba en muy malas condiciones sin saber el porqué del deterioro de esta ciudad, logró distinguir a las personas que estaban aquí por la supuesta subasta al ver sus vestimentas y demás.
En su memoría recordó todas las indicaciones dada por aquella voz extraña de la habitación, llegando justo a un lado del local donde sin duda alguna vió aquel sombrero rojo con plumas de colores de una pequeña anciana, la cual sin mediar alguna palabra solo saco la invitación que fue robada y se la extendió hasta su alcance. Aquella señora abrió sus ojos y vio detalladamente a Sammael, solo hizo un gesto de disgusto mientras tomaba la invitación. Los sirvientes hoy en día parecen vagabundos…. - Exclamó sin importar que yo estuviera enfrente de ella. Serás parte del equipo de vasallos de Margot Olena debes dirigirte a un edificio que encontrarás a dos cuadras y cruzaras a la derecha, habrá guardias, diles que vienes de parte de Beltriz, Apresurate que ya has llegado tarde. - Mientras hacía gesto con la mano que se marchara. Sammael contuvo sus impulsos y solo asintió con una hipócrita sonrisa para marcharse a donde le fue indicado.
Quien me manda a estar involucrándose en este tipo de cosas… - Decía en voz alta cuando estaba medianamente alejado de la tienda, visualizo el edificio que tenía una construcción perfecta y muchos detalles visuales que los reflejaba con el resto de todo lo demás de esta pequeña devastada ciudad.
Vio a los dos guardias de la entrada antes que aquellos preguntarán algo este se adelantó a los hechos. Vengo de parte de Beltriz - Los guardias asintieron y abrieron la puerta del edificio. Cambiate y dirigete al salón, es una señora con vestido negro, manten un margen de acercamiento o mandará a corte tu cabeza. - Aclaró el guardía que el nivel de reputación y de clases sociales se debía respetar adecuadamente o debías pagar con tu vida.
Subí unas escaleras donde me fue indicado, viendo a un sujeto de piel blanca y que reflejaba un aura siniestra más de lo que podía esperar de un humano, si es que aquella persona era humana. Un mesonero estaba esperando, el cual me dio su delantal y me ordenó llevar un plato justamente a la persona a la que servirá actualmente en la subasta. Nuevamente antes de entregar un plato de codorniz a la mesa, denote otra vez al sujeto escuchando que su apellido era Markov, deje el plato y me retiré con una sutil reverencia aunque fui ignorado por ambos al estar tan concentrado en aquella conversación.
Pasaron las horas mientras Sammael cumplía el papel de atender diferentes mesas hasta que un guardía de la familia Roilkat, se acercó a él y le dijo que era hora de marcharse, que debían preparar todo para la próxima gala. Este se marchó sin más con todo el grupo de sirvientes de la dama hasta esperar las nuevas órdenes.
¿Dónde me encuentro? - El campesino se sentó en un tronco que se encontraba frente a la fogata. Usted cabalgaba desmayado en su corcel, logré atrapar a su animal y luego lo puse al lado de una fogata estamos a las afueras de Baslodía. - Sammael lo observó sin decir palabras, sobre todo al oír que ya estaba en Baslodía, este tacteo sus bolsillo sintiendo la invitación en él bajando un poco la preocupación de haber perdido esta. Le agradezco su ayuda, se lo recompensaré - Sacando unas monedas de su equipaje, para dársela al señor como agradecimiento de su cuidado. Ahora debo partir, lamento haber causado molestias, se puede quedar con el caballo - Dando media vuelta y empezando a marchar.
Ten cuidado estos días muchos forasteros están en la ciudad… - Mientras veía al sujeto alejarse de donde estaba él, antes las palabras del campesino solo sonrió. Lo se - Pensó en aquel momento, mientras caminaba hacia adentro de la ciudad, denotando que estaba estaba en muy malas condiciones sin saber el porqué del deterioro de esta ciudad, logró distinguir a las personas que estaban aquí por la supuesta subasta al ver sus vestimentas y demás.
En su memoría recordó todas las indicaciones dada por aquella voz extraña de la habitación, llegando justo a un lado del local donde sin duda alguna vió aquel sombrero rojo con plumas de colores de una pequeña anciana, la cual sin mediar alguna palabra solo saco la invitación que fue robada y se la extendió hasta su alcance. Aquella señora abrió sus ojos y vio detalladamente a Sammael, solo hizo un gesto de disgusto mientras tomaba la invitación. Los sirvientes hoy en día parecen vagabundos…. - Exclamó sin importar que yo estuviera enfrente de ella. Serás parte del equipo de vasallos de Margot Olena debes dirigirte a un edificio que encontrarás a dos cuadras y cruzaras a la derecha, habrá guardias, diles que vienes de parte de Beltriz, Apresurate que ya has llegado tarde. - Mientras hacía gesto con la mano que se marchara. Sammael contuvo sus impulsos y solo asintió con una hipócrita sonrisa para marcharse a donde le fue indicado.
Quien me manda a estar involucrándose en este tipo de cosas… - Decía en voz alta cuando estaba medianamente alejado de la tienda, visualizo el edificio que tenía una construcción perfecta y muchos detalles visuales que los reflejaba con el resto de todo lo demás de esta pequeña devastada ciudad.
Vio a los dos guardias de la entrada antes que aquellos preguntarán algo este se adelantó a los hechos. Vengo de parte de Beltriz - Los guardias asintieron y abrieron la puerta del edificio. Cambiate y dirigete al salón, es una señora con vestido negro, manten un margen de acercamiento o mandará a corte tu cabeza. - Aclaró el guardía que el nivel de reputación y de clases sociales se debía respetar adecuadamente o debías pagar con tu vida.
Subí unas escaleras donde me fue indicado, viendo a un sujeto de piel blanca y que reflejaba un aura siniestra más de lo que podía esperar de un humano, si es que aquella persona era humana. Un mesonero estaba esperando, el cual me dio su delantal y me ordenó llevar un plato justamente a la persona a la que servirá actualmente en la subasta. Nuevamente antes de entregar un plato de codorniz a la mesa, denote otra vez al sujeto escuchando que su apellido era Markov, deje el plato y me retiré con una sutil reverencia aunque fui ignorado por ambos al estar tan concentrado en aquella conversación.
Pasaron las horas mientras Sammael cumplía el papel de atender diferentes mesas hasta que un guardía de la familia Roilkat, se acercó a él y le dijo que era hora de marcharse, que debían preparar todo para la próxima gala. Este se marchó sin más con todo el grupo de sirvientes de la dama hasta esperar las nuevas órdenes.
Dialogo Pensamiento
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Sammael
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Mamase mamasa-
-Mamacusa-
-Hombre que no tenemos que dejar que Rauko siga poniendo los santo y seña de los encuentros-
-Al menos cumplen su propósito, por cierto como debo llamarte-
-Por esta noche, Percival De Rolo estará bien-
El rubio le dio la mano a su contacto al momento que se ponían de acuerdo acerca de la forma en la que entrarían a la subasta de los Christie, Percival había conseguido una invitación puesto que el mismo era un aristocrático de alta alcurnia que daba la casualidad también trabajaba para el gremio de informantes al cual Rauko pertenecía puesto que era el quien había establecido el contacto entre ambos, el plan era simple, Percival ofertaría los objetos de Zelas, el cual se haría pasar por el guardaespaldas de Percival, según había entendido si bien la subasta secreta era para un grupo selecto, aquello no significada que hubiera confianza y por lo mismo la mayoría de los aristocráticos prefería llevar a su propia seguridad.
-No tenias una mascara menos llamativa?-
-No tenias una espada mas grande?-
-Vale Perci, ¿Cuánto me costara esto?-
-El nombre es Percival, y adentro de la subasta te referirás a mi como el señor De Rolo, ahora Rauko debería habértelo dicho, pero dividiremos las ganancias en un 70/30-
-Me parece justo, ¿y en caso de haber problemas?-
-Cada quien se salva como puede y nosotros no nos conocemos-
-Me agrada tu estilo Percival, que así sea.-
Ambos hombres se dieron la mano y procedieron a dirigirse a la subasta, esperando que nada maliera sal(?)
---------------------------------------------------------------------
-Ya estamos por llegar, por cierto V ¿Te gustaría trabajar para mi a tiempo completo?- preguntaría el Aristócrata mientras el carruaje avanzaba, el hombre detrás de la armadura simplemente negó con la cabeza mientras observaba las calles pobremente iluminadas. -Una verdadera pena la verdad, pero bueno de seguro cambias de opinión, si algún objeto llama tu atención señálamelo y lo comprare para ti, en una de esas cambias de opinión.- diría el hombre en un intento de comprar al guardaespaldas al cual era imposible de leer, quien con el rostro cubierto y sin decir palabra alguna, lograba imponerse de tal forma que ni siquiera su empleador se atrevía a insistirle.
-Señor Briarwood, ya hemos llegado- anunciaría el conductor del carruaje al momento de detener el mismo y abrir la puerta para que el aristócrata saliera junto a su guardaespaldas. La subasta ya estaba pronto a comenzar.
-Mamacusa-
-Hombre que no tenemos que dejar que Rauko siga poniendo los santo y seña de los encuentros-
-Al menos cumplen su propósito, por cierto como debo llamarte-
-Por esta noche, Percival De Rolo estará bien-
El rubio le dio la mano a su contacto al momento que se ponían de acuerdo acerca de la forma en la que entrarían a la subasta de los Christie, Percival había conseguido una invitación puesto que el mismo era un aristocrático de alta alcurnia que daba la casualidad también trabajaba para el gremio de informantes al cual Rauko pertenecía puesto que era el quien había establecido el contacto entre ambos, el plan era simple, Percival ofertaría los objetos de Zelas, el cual se haría pasar por el guardaespaldas de Percival, según había entendido si bien la subasta secreta era para un grupo selecto, aquello no significada que hubiera confianza y por lo mismo la mayoría de los aristocráticos prefería llevar a su propia seguridad.
-No tenias una mascara menos llamativa?-
-No tenias una espada mas grande?-
-Vale Perci, ¿Cuánto me costara esto?-
-El nombre es Percival, y adentro de la subasta te referirás a mi como el señor De Rolo, ahora Rauko debería habértelo dicho, pero dividiremos las ganancias en un 70/30-
-Me parece justo, ¿y en caso de haber problemas?-
-Cada quien se salva como puede y nosotros no nos conocemos-
-Me agrada tu estilo Percival, que así sea.-
Ambos hombres se dieron la mano y procedieron a dirigirse a la subasta, esperando que nada maliera sal(?)
---------------------------------------------------------------------
-Ya estamos por llegar, por cierto V ¿Te gustaría trabajar para mi a tiempo completo?- preguntaría el Aristócrata mientras el carruaje avanzaba, el hombre detrás de la armadura simplemente negó con la cabeza mientras observaba las calles pobremente iluminadas. -Una verdadera pena la verdad, pero bueno de seguro cambias de opinión, si algún objeto llama tu atención señálamelo y lo comprare para ti, en una de esas cambias de opinión.- diría el hombre en un intento de comprar al guardaespaldas al cual era imposible de leer, quien con el rostro cubierto y sin decir palabra alguna, lograba imponerse de tal forma que ni siquiera su empleador se atrevía a insistirle.
-Señor Briarwood, ya hemos llegado- anunciaría el conductor del carruaje al momento de detener el mismo y abrir la puerta para que el aristócrata saliera junto a su guardaespaldas. La subasta ya estaba pronto a comenzar.
- Percival De Rolo:
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Zelas Hazelmere
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
La noche reinaba, era una muy diferente a las de su hogar, había una mezcla de olores que antes no había percibido con tal claridad e intensidad: desechos humanos, tal vez algo de putrefacción, tierra, y era claro que la noche solo parecía intensificarlos. Su custodio se enncontraba encendiendo dos velas más, pues la única vela encendida no ayudaba con la iluminación, pues aquella ventana diminuta no permitía que la luz de la luna siquiera se asomara.
Escuchó la puerta abrir, y de inmediato abrió los ojos, dirigiendo la mirada hacia la entrada para entonces encontrar de nuevo a la mujer, sin duda su apariencia era intimidante, pero de cualquier forma la miró a los ojos. No era como si deseara competir con su temeraria captora, sólo estaba observando atentamente al momento que se dirigiera a ella; no queria provocar una consecuencia desagradable para ella misma.
-Será mejor que cuando estemos en aquel evento, no mires a los ojos a nadie que tenga vestimenta cara o elegante. Esas personas aprecian la sumisión, y así puedo venderte más cara, y seguramente no te torturen para obtener obediencia, o cualquier cosa rara que les guste hacer a los esclavos problemáticos. Asi ganamos todos. - Cerró aquella observación con una sonrisa tensa y juntando las palmas como en un solo aplauso. Seguidamente con un movimiento de cabeza, hacia el custodio, señalaba al parecer la hora de la partida; a consecuencia Torun se aproximó a la joven, para retirar la cadena del garfio y al avanzar tirando levemente de ella, la chica se puso de pie siguiéndolo. -Damela, yo la llevaré.- Indicó la mujer, extendiendo la mano, y de inmediato él depositó el extremo de la cadena en su mano, que de forma firme se cerró y dio un par de giros con ella alrededor de su mano para sujetar firmemente y acortar la distancia.
Al salir a las calles Itzamaray no perdió detalles, las calles a la vista eran una imagen que no hubiera imaginado, de inmediato sintió un poco de pena por los que viviesen ahí. Cuando iba a dar un paso hacia la tierra, su cuerpo fue levantado abruptamente, que por instinto se aferró a quien la levantó, que no era otra si no la curtida mujer contrabandista. -Te necesito impecable niña.- Al subir al caballo, la contrabandista se situó detrás de ella, dirigiendo al animal, y junto a ellos Torun, cabalgando también.
Avanzaban despacio, casi como si desearan mantenerse silenciosos en medida de lo posible. Había algo de tráfico, carruajes de buen ver se movian en algunas calles, y podia notar muchos hombres armados con miradas profundas y analíticas. Eso le hizo preguntarse que clase de asentamiento con una apariencia tan deplorable, pudiera albergar ricos o aristocráticos. O precisamente, llegó a la conclusión más lógica, si esta contrabandista vino a un lugar con estas características, fuese precisamente porque los adinerados pueden venir sin tanta complicación a adquirir esclavos.
-Esclava. En eso me convertiré. O tal vez no. No puedo permitirlo, pero no puedo intentar huir ahora, no tendré oportunidad. Tres calles a la izquierda de la vivienda, vuelta a la derecha y avanza cuatro calles, luego vuelve a dar hacia la izquierda y avanza una larga fila de viviendas, una taberna en la esquina y de nuevo a derecha, derecho... Derecho...- Detuvo su letanía al ver el edificio donde había carrozas, caballos y algunos hombres armados. No era tampoco el escenario ideal para huir. Una parte de los presentes parecía más el perfil de su captora, que de un caballero. Bajaron del caballo, primero la contrabandista y así la bajase a ella en brazos hasta depositar sus pies descalzos en el suelo de piedra fría; aquel contacto le recorrió las piernas, dándole sensación de punzadas, hasta que se acostumbró un poco.
La cadena causaba un característico ritmo al moverse por la manipulación de la contrabandista, que reverenciaba con una inclinación leve y la mano en el vientre. Los ojos de la joven fueron desde la captora hasta el otro lado, para encontrarse con un alto hombre, corpulento pero vestido de forma algo extravagante. No parecía como un rico nacido en cunas de oro, eso o en otrad tierras los ricos eran mucho más exóticos. Aquel hombre sonrió, y sus dientes eran como el carbón, su piel era grasosa y no tenía un solo cabello en su cuero, solo le adornaba una larga barba castaña.
-Rella, eres mi mejor cazadora. Nunca me decepcionas. Vamos adentro, quiero que la vean, ya tengo otras mercancías exhibiéndose en el evento. Veremos quién da más por ésta.- Cerró aquella oración, dando media vuelta haciendo movimientos muy exagerados al echar atrás su capa y entrando al edificio. La captora, Rella, siguió de cerca al exuberante hombre, y en consecuencia Itzamaray debía ir al ritmo. Torun por su parte se quedó con los caballos para atenderlos y seguramente vigilar.
Dentro del lugar era como atravesar un portal a la elegancia y el derroche. Todo lo contrario a lo que pudo ver en el recorrido hasta este destino, mientras avanzaba se daba cuenta de que, a decir por la cantidad de presentes con incluso armas, las puertas a la libertad se iban cerrando fuertemente frente a ella. ¿Morir podría ser una mejor opción? Fue forzada a avanzar, con menos delicadeza, la cadena ahora la llevaba el hombre exótico, quien sobre el hombro la miró divertido, o más bien era como si se sintiera victorioso. Inadvertidamente él se detuvo, giró sobre su mismo eje y de manera tosca le abrió la capa dorada, mostrando su cuerpo, fue tan rápido e inesperado que de forma automática usó sus brazos para cubrirse, abrazaándose; fue un movimiento erróneo, tomando en cuenta que su posición actual era de una "mercancía" y no se hizo esperar la mueca de enojo del corpulento hombre, quien sin miramientos apartó sus manos. Le tomó duramente de la barbilla y la elevó para que lo mirase: -Creo que Rella ya debió dejar claras las consecuencias de la desobediencia. Vas a caminar de la forma más grácil, y tranquila. Si te digo que saltes o bailes lo harás, y no te quejarás. Si te ordeno que hables o cantes, así se hará.- La respuesta que obtuvo de la joven fue un forzado asentir de cabeza, aún aprisionada en aquella dura mano.
Al soltarla, siguieron el camino, ahora a ritmo lento mientras él iba saludando a aquellos adinerados asistentes, que reconocía. Se detuvo a saludar, a una señora mayor, la cual tenía compañía de un hombre de cabello platinado y tez a juego, con una apariencia que catalogaría como siniestra pero rebosaba elegancia, en contraste con la anciana que de sienestra tenía lo que esta ciudad de próspera. Pero en lugar de exhibirla ante ella como hacía con los que anteriormente saludó, se posicionó delante de ella cubriendo con ese robusto cuerpo, aquel bajo y delgado de su "mercancía", Itzamaray se limitó a girar lentamente el rostro, y mover los ojos de un lado a otro; había más mujeres, alrededor de trece, con vestimentas similares a la suya. Pudo distinguir a tres de ellas embarazadas, con la mirada cansada y podría decir que era como si muertas en vida, casi todas altas, de cuerpos voluptuosos, pero con edades similares, quizás tan sólo tuvieran cinco años más que ella misma. Rostros bellos, de tez oscura y reluciente, y otros pálidos como cisnes. Parecía que no tuvieran ningún inconveniente con encontrarse aquí, lo cual la obligó a mirarlas con extrañeza. Se salió de aquel análisis al ser tironeada de la cadena, había demasiados masculinos con poder, miradas lascivas y cruentas. Se sentía cada vez más diminuta desde que comenzaron a recorrer entre mesas y grupos de personas. Nadie la tocaba, era como si sólo estuvieran desfilando, se empezaba a sentir como un animal exótico a punto de ser agregado a la pared de algún coleccionista. Cuando hubo terminado de saludar, lo cual pareció haber durado una eternidad, la llevó por un pasillo, estrecho pero no largo, en cuyo final había una puerta pesada, al pasar por el umbral de la misma, se encontraron con siete jóvenes que tenían seguramente su misma edad, no superaban los 17 o 16 tal vez. En medio de aquella sala, de pie, Rella. Con su mirada segura, devorando una manzana, miró directamente a Itzamaray y le sonrió, haciendo un ademán con la mano libre para señalar un gran cojín bordado; a lo que la joven sólo pudo avanzar y tomar asiento con las piernas juntas y sus glúteos sobre sus talones, quieta, pero con la mirada pasando de una chica a otra. Todas atemorizadas, dos de ellas con claras expresiones de dolor y sugetando una su vientre y la otra con ambas manos sobre donde estará la boca del estómago. El resto de ellas sollozaban en el mayor silencio que les permitía sorber y chillar.
-Volveré por ellas cuando llegue el turno, mantente alerta, hay más caras desconocidas aquí, que conocidas. Cerramos las ventas y te largarás, y yo también.- El que fuera jefe de la contrabandista, se esfumó cerrando suavemente la puerta. Y de inmediato Rella recorrió la distancia entre ella y la puerta y entonces colocó el cerrojo por dentro. Posteriormente y sin mediar palabras, seguir comiendo su manzana.
Ahí había una ventana muy ancha, en la parte superior de la pared frente a la puerta, donde Rella se encontraba antes cuando se introdujeron a la habitación. La luz de la luna se filtraba, y se sumaba a la de las velas. Ahora solo queda esperar...
Escuchó la puerta abrir, y de inmediato abrió los ojos, dirigiendo la mirada hacia la entrada para entonces encontrar de nuevo a la mujer, sin duda su apariencia era intimidante, pero de cualquier forma la miró a los ojos. No era como si deseara competir con su temeraria captora, sólo estaba observando atentamente al momento que se dirigiera a ella; no queria provocar una consecuencia desagradable para ella misma.
-Será mejor que cuando estemos en aquel evento, no mires a los ojos a nadie que tenga vestimenta cara o elegante. Esas personas aprecian la sumisión, y así puedo venderte más cara, y seguramente no te torturen para obtener obediencia, o cualquier cosa rara que les guste hacer a los esclavos problemáticos. Asi ganamos todos. - Cerró aquella observación con una sonrisa tensa y juntando las palmas como en un solo aplauso. Seguidamente con un movimiento de cabeza, hacia el custodio, señalaba al parecer la hora de la partida; a consecuencia Torun se aproximó a la joven, para retirar la cadena del garfio y al avanzar tirando levemente de ella, la chica se puso de pie siguiéndolo. -Damela, yo la llevaré.- Indicó la mujer, extendiendo la mano, y de inmediato él depositó el extremo de la cadena en su mano, que de forma firme se cerró y dio un par de giros con ella alrededor de su mano para sujetar firmemente y acortar la distancia.
Al salir a las calles Itzamaray no perdió detalles, las calles a la vista eran una imagen que no hubiera imaginado, de inmediato sintió un poco de pena por los que viviesen ahí. Cuando iba a dar un paso hacia la tierra, su cuerpo fue levantado abruptamente, que por instinto se aferró a quien la levantó, que no era otra si no la curtida mujer contrabandista. -Te necesito impecable niña.- Al subir al caballo, la contrabandista se situó detrás de ella, dirigiendo al animal, y junto a ellos Torun, cabalgando también.
Avanzaban despacio, casi como si desearan mantenerse silenciosos en medida de lo posible. Había algo de tráfico, carruajes de buen ver se movian en algunas calles, y podia notar muchos hombres armados con miradas profundas y analíticas. Eso le hizo preguntarse que clase de asentamiento con una apariencia tan deplorable, pudiera albergar ricos o aristocráticos. O precisamente, llegó a la conclusión más lógica, si esta contrabandista vino a un lugar con estas características, fuese precisamente porque los adinerados pueden venir sin tanta complicación a adquirir esclavos.
-Esclava. En eso me convertiré. O tal vez no. No puedo permitirlo, pero no puedo intentar huir ahora, no tendré oportunidad. Tres calles a la izquierda de la vivienda, vuelta a la derecha y avanza cuatro calles, luego vuelve a dar hacia la izquierda y avanza una larga fila de viviendas, una taberna en la esquina y de nuevo a derecha, derecho... Derecho...- Detuvo su letanía al ver el edificio donde había carrozas, caballos y algunos hombres armados. No era tampoco el escenario ideal para huir. Una parte de los presentes parecía más el perfil de su captora, que de un caballero. Bajaron del caballo, primero la contrabandista y así la bajase a ella en brazos hasta depositar sus pies descalzos en el suelo de piedra fría; aquel contacto le recorrió las piernas, dándole sensación de punzadas, hasta que se acostumbró un poco.
La cadena causaba un característico ritmo al moverse por la manipulación de la contrabandista, que reverenciaba con una inclinación leve y la mano en el vientre. Los ojos de la joven fueron desde la captora hasta el otro lado, para encontrarse con un alto hombre, corpulento pero vestido de forma algo extravagante. No parecía como un rico nacido en cunas de oro, eso o en otrad tierras los ricos eran mucho más exóticos. Aquel hombre sonrió, y sus dientes eran como el carbón, su piel era grasosa y no tenía un solo cabello en su cuero, solo le adornaba una larga barba castaña.
-Rella, eres mi mejor cazadora. Nunca me decepcionas. Vamos adentro, quiero que la vean, ya tengo otras mercancías exhibiéndose en el evento. Veremos quién da más por ésta.- Cerró aquella oración, dando media vuelta haciendo movimientos muy exagerados al echar atrás su capa y entrando al edificio. La captora, Rella, siguió de cerca al exuberante hombre, y en consecuencia Itzamaray debía ir al ritmo. Torun por su parte se quedó con los caballos para atenderlos y seguramente vigilar.
Dentro del lugar era como atravesar un portal a la elegancia y el derroche. Todo lo contrario a lo que pudo ver en el recorrido hasta este destino, mientras avanzaba se daba cuenta de que, a decir por la cantidad de presentes con incluso armas, las puertas a la libertad se iban cerrando fuertemente frente a ella. ¿Morir podría ser una mejor opción? Fue forzada a avanzar, con menos delicadeza, la cadena ahora la llevaba el hombre exótico, quien sobre el hombro la miró divertido, o más bien era como si se sintiera victorioso. Inadvertidamente él se detuvo, giró sobre su mismo eje y de manera tosca le abrió la capa dorada, mostrando su cuerpo, fue tan rápido e inesperado que de forma automática usó sus brazos para cubrirse, abrazaándose; fue un movimiento erróneo, tomando en cuenta que su posición actual era de una "mercancía" y no se hizo esperar la mueca de enojo del corpulento hombre, quien sin miramientos apartó sus manos. Le tomó duramente de la barbilla y la elevó para que lo mirase: -Creo que Rella ya debió dejar claras las consecuencias de la desobediencia. Vas a caminar de la forma más grácil, y tranquila. Si te digo que saltes o bailes lo harás, y no te quejarás. Si te ordeno que hables o cantes, así se hará.- La respuesta que obtuvo de la joven fue un forzado asentir de cabeza, aún aprisionada en aquella dura mano.
Al soltarla, siguieron el camino, ahora a ritmo lento mientras él iba saludando a aquellos adinerados asistentes, que reconocía. Se detuvo a saludar, a una señora mayor, la cual tenía compañía de un hombre de cabello platinado y tez a juego, con una apariencia que catalogaría como siniestra pero rebosaba elegancia, en contraste con la anciana que de sienestra tenía lo que esta ciudad de próspera. Pero en lugar de exhibirla ante ella como hacía con los que anteriormente saludó, se posicionó delante de ella cubriendo con ese robusto cuerpo, aquel bajo y delgado de su "mercancía", Itzamaray se limitó a girar lentamente el rostro, y mover los ojos de un lado a otro; había más mujeres, alrededor de trece, con vestimentas similares a la suya. Pudo distinguir a tres de ellas embarazadas, con la mirada cansada y podría decir que era como si muertas en vida, casi todas altas, de cuerpos voluptuosos, pero con edades similares, quizás tan sólo tuvieran cinco años más que ella misma. Rostros bellos, de tez oscura y reluciente, y otros pálidos como cisnes. Parecía que no tuvieran ningún inconveniente con encontrarse aquí, lo cual la obligó a mirarlas con extrañeza. Se salió de aquel análisis al ser tironeada de la cadena, había demasiados masculinos con poder, miradas lascivas y cruentas. Se sentía cada vez más diminuta desde que comenzaron a recorrer entre mesas y grupos de personas. Nadie la tocaba, era como si sólo estuvieran desfilando, se empezaba a sentir como un animal exótico a punto de ser agregado a la pared de algún coleccionista. Cuando hubo terminado de saludar, lo cual pareció haber durado una eternidad, la llevó por un pasillo, estrecho pero no largo, en cuyo final había una puerta pesada, al pasar por el umbral de la misma, se encontraron con siete jóvenes que tenían seguramente su misma edad, no superaban los 17 o 16 tal vez. En medio de aquella sala, de pie, Rella. Con su mirada segura, devorando una manzana, miró directamente a Itzamaray y le sonrió, haciendo un ademán con la mano libre para señalar un gran cojín bordado; a lo que la joven sólo pudo avanzar y tomar asiento con las piernas juntas y sus glúteos sobre sus talones, quieta, pero con la mirada pasando de una chica a otra. Todas atemorizadas, dos de ellas con claras expresiones de dolor y sugetando una su vientre y la otra con ambas manos sobre donde estará la boca del estómago. El resto de ellas sollozaban en el mayor silencio que les permitía sorber y chillar.
-Volveré por ellas cuando llegue el turno, mantente alerta, hay más caras desconocidas aquí, que conocidas. Cerramos las ventas y te largarás, y yo también.- El que fuera jefe de la contrabandista, se esfumó cerrando suavemente la puerta. Y de inmediato Rella recorrió la distancia entre ella y la puerta y entonces colocó el cerrojo por dentro. Posteriormente y sin mediar palabras, seguir comiendo su manzana.
Ahí había una ventana muy ancha, en la parte superior de la pared frente a la puerta, donde Rella se encontraba antes cuando se introdujeron a la habitación. La luz de la luna se filtraba, y se sumaba a la de las velas. Ahora solo queda esperar...
Itzamaray
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
El día acordado llegó, la subasta de los Christie sería aquella noche y tal como había acordado con Margot Olena, me encontraría con la anciana en la entrada del edificio donde ella se hospedaba ya cuando la noche cubriera el cielo. Ahí partiríamos en su carruaje a la sede del evento en compañía de sus guardias. Ya dentro procuraría buscar una excusa para separarme de la mujer.
Saludos madame – dije con cordialidad. Durante los días previos había mantenido mi trato fingido con la anciana, la ingenua había generado plena confianza en mí, por lo que no dudaba de mis intenciones.
Oh Zagreus, me alegra tanto verte, una dama como yo siempre merece la mejor compañía, y por aquí no abunda la educación. – La anciana con sus ropas características de luto hizo una señal a su guardia principal para que preparara la carroza. Ya cuando los caballos estaban sujetos a la carroza y el conductor se encontraba sentado en su lugar, se levantó las telas pesadas de la falda para entrar al vehículo. Yo me adelanté a los demás caballeros para ofrecerle la mano y así ayudar a la anciana a subir al carruaje. – Oh gracias, qué encantador como siempre – A mis adentros sonreía, manipular a los humanos era una tarea sencilla. Subí con la dama y tomé asiento al frente de ella.
El guardia cerró la puerta y desde la ventanilla Margot le indicó – Dile al resto de guardias que nos escolten, y asigna un guardaespaldas exclusivo a Zagreus, el pobre vio al suyo asesinado hace poco. – El hombre asintió a las órdenes de su jefa, se apartó del carro para ir con uno de los guardias asignados con Margot.
Hey tú – se dirigió al hombre de prendas oscuras y cabellera grisácea- A ti que te envió Beltriz, serás el guardaespaldas del hombre que acompaña a mi señora, procura que no le ocurra nada. -Tras finalizar la directriz, el hombre se dirigió al conductor del carruaje para dar la orden de iniciar la marcha.
Recorrimos varias calles a poca velocidad, los escoltas caminaban en formación siguiendo el paso del carruaje. Tras unos minutos, las carrozas se hacían más frecuentes, ya habíamos llegado a la sede de la subasta.
En la entrada los porteros con tono amable solicitaron nuestras entradas, reconocieron a la señora Margot, por lo que no se detuvieron en exceso en nuestras revisiones. Permitían el ingreso de armas, ya que confiaban plenamente en su seguridad y la cantidad exageradas de mercenarios contratados como guardaespaldas.
Dentro, en lo que parecía ser el galpón de alguna fábrica el cual fue preparado para el evento, se evidenciaba el derroche de dinero para acondicionar aquel sitio al evento de la elite. Cortinas de telas finas cubrían las paredes, las mesas dispuestas con gran detalle en madera, mostraban una selección de quesos, dulces y vinos para los participantes. Arreglos florales y estatuas de mármol acompañaban los pasillos. Al fondo, una tarima vacía para realizar la subasta era custodiada por varios hombres.
Los rostros de los que ingresaban mostraban un aspecto desconfiado, si bien muchos de los participantes conversaban mientras esperaban de que se diera inicio a la subasta, las conversaciones y saludos parecían forzados, con menosprecio. Al final de cuentas, tratándose de una subasta, equivalía a que todos eran posibles contrincantes. Y algo que definía a la elite, era su predisposición de valerse de los otros para conseguir más poder y riquezas, por lo que la mayoría con paranoia desconfiaba de sus “conocidos”.
Por aquellos pasillos el personal de la servidumbre procuraba satisfacer los caprichos de los adinerados. Los guardias solían hacer sombra de sus señores acentuando la diferencia de clases, estos no tenían derecho prácticamente de interactuar, comer o siquiera sentarse.
Acompañé en su paseo a Margot que iba por las mesas saludando y presentándome, siempre como si yo fuese parte de aquel mundo, como si yo fuese miembro de una familia importante y no un errante de un apellido que actualmente parecía extinto.
Procuré mantenerme en silencio, analizando cada sujeto, cada rincón, cada guardia. Algo no me terminaba de cuadrar según las indicaciones de Corvo. Ciertamente, la subasta de los Christie se llevaría a cabo en ese lugar, pero al final de cuentas mi verdadero objetivo era la sombra de aquel evento, la subasta que se realizaba con mercancía más “interesante”. Margot no tenía el perfil de ser participante de aquel otro evento, pero conocía muy bien a las personalidades que asistían a la subasta. Quizás podría ser más directo con la señora cuando el momento fuese el idóneo.
Un señor con monóculo y bigotes rimbombantes se aceró a nosotros y con una reverencia saludó a Margot besando la mano de la anciana de negro. -Oh querida, me alegra tanto verte por aquí, tiempo sin saber de ti desde que falleció Claudem – comentó con tono afeminado. – Reginald te presento a Zagreus, hasta Claudem tendría que aprender un poco de él. – dijo mientras ambos sonreían y el sujeto de bigote me escaneaba con su mirada.
Ambos conversaron algunos minutos sobre temas triviales de los aristócratas. Yo me mantuve en silencio, fastidiado de la situación. Sin embargo, un comentario del hombre de bigotes llamó mi atención y me sacó del letargo del aburrimiento.
Olena, no sé si te dijeron, pero el evento principal será simultáneo a la subasta, - Regi me miró de reojo y nuevamente se fijó en la anciana como esperando aprobación para continuar, Margot asintió para indicar que podría hablar. - Al parecer por cuestiones de tiempo los peces gordos no pueden disponer de toda la noche y tu bien sabes como funciona esto. Siempre hay un pez más grande en el estanque y ellos son los que mandan…
Oh, no me digas eso Regi, tendré que ir y participar ahí, al final de cuentas lo que busco en realidad lo ofrecen allá. Necesito un regalo para mi yerno, y estoy pensando en darle alguna joven que pueda satisfacer lo que mi hija no logra. – El comentario de la señora no era congruente con el rostro sonriente y sincero de la anciana.
Para acceder tienes que ir a la estatua de cisne, tras la cortina está la entrada, pero ya sabes cómo son allí. Recuerda que muchos de los que están aquí no saben nada de esa subasta, así que ya sabes disimula cuando te ausentes.
Regi no me subestimes que tengo más años viniendo a la subasta que tú de vida. Zagreus, cariño, no sé si te interese ir a este otro evento, si deseas ya sabes donde ir. – La mujer se marchó agarrando a Reginals por el brazo seguida de sus guardias.
Los seguí y aprovechando la distancia me dispuse a conversar con el guardia que me asignaron.
¿Tú cómo te llamas?... Necesito que dentro estés atento… - el hombre se veía capaz, su espada era de gran tamaño y los detalles de su vaina resaltaban su valor. No le confiaría mi misión a aquel hombre, pero necesitaba que si fuera necesario estuviese dispuesto a luchar.
Pasamos la cortina con disimulo, dentro el ambiente era similar a la estancia de afuera, no obstante, era más pequeña. La gente siguió saludando a la mujer que acompañaba, inclusive un hombre de gran tamaño paseaba con una mujer encadenada como si fuese mercancía.
Dentro los rostros mostraban mayor desconfianza, no solo había gente de la elite, bandidos y mafiosos llamaban la atención. Varios tenían máscaras, querían cubrir sus rostros, ya que en aquel lugar los negocios eran oscuros.
Zagreus, iré a hablar con los Bowler, si deseas puedes tomar asiento, ya la subasta comenzará, te recomiendo que no hables con aquel sujeto. – dijo señalando a una mesa en específico – ten cuidado, siempre que viene algo malo pasa, es uno de los jefes del crimen organizado en la península. Drogas, armas, trata de personas, asesinatos... Le dicen Alacrán Jack, si él apuesta no participes…
El hombre gritaba mientras aplaudía eufórico con las mujeres que paseaban como mercancía por las mesas. – Me las llevaré todas, Ja, ja, ja.
Me alejé de la anciana y me senté en una mesa en solitario. En la tarima colocaban un mesón que encima tenía varios objetos cubiertos con una tela roja, formas de gran tamaño se marcaban en el relieve del manto de terciopelo alimentando así la imaginación de los espectadores. Aquella tela tenía el número 1 colocado en un papel. Ya la subasta comenzaría...
Me dirigí al escolta que me habían asignado y le comenté -Si deseas puedes dar una vuelta, necesito que cuentes el número de armas y el número de salidas… - No indiqué el motivo de mi petición, solo confiaba en que aquel sujeto pudiera colaborar en mi labor.
___________________Saludos madame – dije con cordialidad. Durante los días previos había mantenido mi trato fingido con la anciana, la ingenua había generado plena confianza en mí, por lo que no dudaba de mis intenciones.
Oh Zagreus, me alegra tanto verte, una dama como yo siempre merece la mejor compañía, y por aquí no abunda la educación. – La anciana con sus ropas características de luto hizo una señal a su guardia principal para que preparara la carroza. Ya cuando los caballos estaban sujetos a la carroza y el conductor se encontraba sentado en su lugar, se levantó las telas pesadas de la falda para entrar al vehículo. Yo me adelanté a los demás caballeros para ofrecerle la mano y así ayudar a la anciana a subir al carruaje. – Oh gracias, qué encantador como siempre – A mis adentros sonreía, manipular a los humanos era una tarea sencilla. Subí con la dama y tomé asiento al frente de ella.
El guardia cerró la puerta y desde la ventanilla Margot le indicó – Dile al resto de guardias que nos escolten, y asigna un guardaespaldas exclusivo a Zagreus, el pobre vio al suyo asesinado hace poco. – El hombre asintió a las órdenes de su jefa, se apartó del carro para ir con uno de los guardias asignados con Margot.
Hey tú – se dirigió al hombre de prendas oscuras y cabellera grisácea- A ti que te envió Beltriz, serás el guardaespaldas del hombre que acompaña a mi señora, procura que no le ocurra nada. -Tras finalizar la directriz, el hombre se dirigió al conductor del carruaje para dar la orden de iniciar la marcha.
Recorrimos varias calles a poca velocidad, los escoltas caminaban en formación siguiendo el paso del carruaje. Tras unos minutos, las carrozas se hacían más frecuentes, ya habíamos llegado a la sede de la subasta.
En la entrada los porteros con tono amable solicitaron nuestras entradas, reconocieron a la señora Margot, por lo que no se detuvieron en exceso en nuestras revisiones. Permitían el ingreso de armas, ya que confiaban plenamente en su seguridad y la cantidad exageradas de mercenarios contratados como guardaespaldas.
Dentro, en lo que parecía ser el galpón de alguna fábrica el cual fue preparado para el evento, se evidenciaba el derroche de dinero para acondicionar aquel sitio al evento de la elite. Cortinas de telas finas cubrían las paredes, las mesas dispuestas con gran detalle en madera, mostraban una selección de quesos, dulces y vinos para los participantes. Arreglos florales y estatuas de mármol acompañaban los pasillos. Al fondo, una tarima vacía para realizar la subasta era custodiada por varios hombres.
Los rostros de los que ingresaban mostraban un aspecto desconfiado, si bien muchos de los participantes conversaban mientras esperaban de que se diera inicio a la subasta, las conversaciones y saludos parecían forzados, con menosprecio. Al final de cuentas, tratándose de una subasta, equivalía a que todos eran posibles contrincantes. Y algo que definía a la elite, era su predisposición de valerse de los otros para conseguir más poder y riquezas, por lo que la mayoría con paranoia desconfiaba de sus “conocidos”.
Por aquellos pasillos el personal de la servidumbre procuraba satisfacer los caprichos de los adinerados. Los guardias solían hacer sombra de sus señores acentuando la diferencia de clases, estos no tenían derecho prácticamente de interactuar, comer o siquiera sentarse.
Acompañé en su paseo a Margot que iba por las mesas saludando y presentándome, siempre como si yo fuese parte de aquel mundo, como si yo fuese miembro de una familia importante y no un errante de un apellido que actualmente parecía extinto.
Procuré mantenerme en silencio, analizando cada sujeto, cada rincón, cada guardia. Algo no me terminaba de cuadrar según las indicaciones de Corvo. Ciertamente, la subasta de los Christie se llevaría a cabo en ese lugar, pero al final de cuentas mi verdadero objetivo era la sombra de aquel evento, la subasta que se realizaba con mercancía más “interesante”. Margot no tenía el perfil de ser participante de aquel otro evento, pero conocía muy bien a las personalidades que asistían a la subasta. Quizás podría ser más directo con la señora cuando el momento fuese el idóneo.
Un señor con monóculo y bigotes rimbombantes se aceró a nosotros y con una reverencia saludó a Margot besando la mano de la anciana de negro. -Oh querida, me alegra tanto verte por aquí, tiempo sin saber de ti desde que falleció Claudem – comentó con tono afeminado. – Reginald te presento a Zagreus, hasta Claudem tendría que aprender un poco de él. – dijo mientras ambos sonreían y el sujeto de bigote me escaneaba con su mirada.
Ambos conversaron algunos minutos sobre temas triviales de los aristócratas. Yo me mantuve en silencio, fastidiado de la situación. Sin embargo, un comentario del hombre de bigotes llamó mi atención y me sacó del letargo del aburrimiento.
Olena, no sé si te dijeron, pero el evento principal será simultáneo a la subasta, - Regi me miró de reojo y nuevamente se fijó en la anciana como esperando aprobación para continuar, Margot asintió para indicar que podría hablar. - Al parecer por cuestiones de tiempo los peces gordos no pueden disponer de toda la noche y tu bien sabes como funciona esto. Siempre hay un pez más grande en el estanque y ellos son los que mandan…
Oh, no me digas eso Regi, tendré que ir y participar ahí, al final de cuentas lo que busco en realidad lo ofrecen allá. Necesito un regalo para mi yerno, y estoy pensando en darle alguna joven que pueda satisfacer lo que mi hija no logra. – El comentario de la señora no era congruente con el rostro sonriente y sincero de la anciana.
Para acceder tienes que ir a la estatua de cisne, tras la cortina está la entrada, pero ya sabes cómo son allí. Recuerda que muchos de los que están aquí no saben nada de esa subasta, así que ya sabes disimula cuando te ausentes.
Regi no me subestimes que tengo más años viniendo a la subasta que tú de vida. Zagreus, cariño, no sé si te interese ir a este otro evento, si deseas ya sabes donde ir. – La mujer se marchó agarrando a Reginals por el brazo seguida de sus guardias.
Los seguí y aprovechando la distancia me dispuse a conversar con el guardia que me asignaron.
¿Tú cómo te llamas?... Necesito que dentro estés atento… - el hombre se veía capaz, su espada era de gran tamaño y los detalles de su vaina resaltaban su valor. No le confiaría mi misión a aquel hombre, pero necesitaba que si fuera necesario estuviese dispuesto a luchar.
Pasamos la cortina con disimulo, dentro el ambiente era similar a la estancia de afuera, no obstante, era más pequeña. La gente siguió saludando a la mujer que acompañaba, inclusive un hombre de gran tamaño paseaba con una mujer encadenada como si fuese mercancía.
Dentro los rostros mostraban mayor desconfianza, no solo había gente de la elite, bandidos y mafiosos llamaban la atención. Varios tenían máscaras, querían cubrir sus rostros, ya que en aquel lugar los negocios eran oscuros.
Zagreus, iré a hablar con los Bowler, si deseas puedes tomar asiento, ya la subasta comenzará, te recomiendo que no hables con aquel sujeto. – dijo señalando a una mesa en específico – ten cuidado, siempre que viene algo malo pasa, es uno de los jefes del crimen organizado en la península. Drogas, armas, trata de personas, asesinatos... Le dicen Alacrán Jack, si él apuesta no participes…
El hombre gritaba mientras aplaudía eufórico con las mujeres que paseaban como mercancía por las mesas. – Me las llevaré todas, Ja, ja, ja.
Me alejé de la anciana y me senté en una mesa en solitario. En la tarima colocaban un mesón que encima tenía varios objetos cubiertos con una tela roja, formas de gran tamaño se marcaban en el relieve del manto de terciopelo alimentando así la imaginación de los espectadores. Aquella tela tenía el número 1 colocado en un papel. Ya la subasta comenzaría...
Me dirigí al escolta que me habían asignado y le comenté -Si deseas puedes dar una vuelta, necesito que cuentes el número de armas y el número de salidas… - No indiqué el motivo de mi petición, solo confiaba en que aquel sujeto pudiera colaborar en mi labor.
Off
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Alacrán Jack: [color=#666600]
- Alacrán Jack:
Zagreus
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
Zelas y Percival ya estaban en la zona designada para ellos, rodeados de gente bastante peculiar, mientras Percival tomaba asiento, el rubio se mantenía de pie detrás de el observando la enorme cantidad de cosas inundadas de éter en ese lugar, diferentes cosas se estaban ofertando en aquella subasta, el hecho de ver esclavos no le sorprendió, pero sin lugar a dudas le desagrado, en especial al sujeto que estaba ofertando por las chicas.
-Ni lo pienses.... Cualquier cosa que se te ocurra, que suceda después de que me marche de la subasta-
-Como usted diga señor De rolo-
Zelas que seguía de brazos cruzados se limito a apretarlos y a asentir mientras los ítems se iban preparando, el rubio comenzó a pensar a quien podría recurrir para comprar algún artilugio que le permitiera rastrear a las personas, aquello le podría servir para cazar a la mayoría de los indeseables que se encontraban en aquel lugar, fue en ese momento que se sintió observado, usualmente aquello no era un problema, sin embargo, en esta ocasión había algo que le hacia estar alerta, no sabia para que pero debía estar preparado. La sensación desapareció en el momento que otro enmascarado seguido de un tipo cubierto en armadura de pies a cabeza, para la mala suerte de Percival y Zelas aquellos hombres quedarían un poco cerca y aquello les pasaría la cuenta mas adelante.
Todo ya parecía estar listo puesto que lo que parecía ser el primer articulo se ponía a disposición de los interesados a la vez que el silencio llenaba el salón, ¿Qué clase de ítem seria el primero en ofertarse y que tipo de efectos traería?
-Ni lo pienses.... Cualquier cosa que se te ocurra, que suceda después de que me marche de la subasta-
-Como usted diga señor De rolo-
Zelas que seguía de brazos cruzados se limito a apretarlos y a asentir mientras los ítems se iban preparando, el rubio comenzó a pensar a quien podría recurrir para comprar algún artilugio que le permitiera rastrear a las personas, aquello le podría servir para cazar a la mayoría de los indeseables que se encontraban en aquel lugar, fue en ese momento que se sintió observado, usualmente aquello no era un problema, sin embargo, en esta ocasión había algo que le hacia estar alerta, no sabia para que pero debía estar preparado. La sensación desapareció en el momento que otro enmascarado seguido de un tipo cubierto en armadura de pies a cabeza, para la mala suerte de Percival y Zelas aquellos hombres quedarían un poco cerca y aquello les pasaría la cuenta mas adelante.
Todo ya parecía estar listo puesto que lo que parecía ser el primer articulo se ponía a disposición de los interesados a la vez que el silencio llenaba el salón, ¿Qué clase de ítem seria el primero en ofertarse y que tipo de efectos traería?
Zelas Hazelmere
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Deja de llorar, vas a quedar con el rostro inflamado, y aquí no te conviene esa apariencia. Nadie te está lastimando..- La voz de Rella sonaba irritada, seguramente le habría dado un par de bofetadas para que entienda, pero tampoco a ella le convendría seguramente. Mientras Itza observaba hacia el espacio bajo la puerta, la chica que lloraba miró hacia el suelo y quedó en completo silencio. Mientras Itzamaray se debatía entre permitir el curso de los eventos y ajustarse a tomar una salida entonces, o simplemente tomar el momento y tratar de escapar a la voz.
Pero algo estaba muy claro para ella: no sabía a qué se podría enfrentar afuera, y no creía tener las habilidades para defenderse o salir ilesa.
Si intentaba algo y lograba liberarse de la habitación, las demás chicas seguramente saldrían corriendo, o al menos con una sola de ellas que cayera en el pánico al huir, las materia en problemas a todas, incluyendo a Itzamaray. Sin más remedio, se relajó mentalmente, y continuó prestando atención a los sonidos, el pasillo había sido algo alargado, aunque eso no le permitía escapar de los murmullos de tanto asistente que se encontraba en el lugar, se escuchaban algunos sobresalientes gritos de júbilo, seguramente el hombre que antes declaraba querer tomar a toda mujer en venta presente, desagradable. Pero ningún paso próximo... Esto se prolongó demasiado tiempo, al menos así para una persona que estaba a punto de perder su vida, siendo esclavizada si es vendida seguramente.
Al fin, se escuchaban pasos, aunque apresurados, eran pesados por lo que dedujo sería el jefe de su captora, relajó el cuerpo aparentemente, sin perder de vista la puerta. Se escuchó un toqueteo a la puerta y la voz del traficante se escuchó del otro lado: -Rella, abre la puerta.- Tras abrirse de un brusco movimiento, aquel hombre de piel oscura y corpulento, se mantuvo en el umbral y observó a las jóvenes con un repaso rápido, parecía haber tomado su decisión y se aproximó de un par de zancadas hacia una joven pelirroja de ojos grises vibrantes, y acto seguido se aproximó a Itzamaray, sonriendo maliciosamente le indicó a Rella: -Lleva a las demás ante Alacrán, el pago ya fue realizado, espera por mí en la entrada junto a los caballos, para entregarte tu parte. Éstas se van conmigo a una clientela más exigente.-
La mujer hizo un movimiento afirmativo con la cabeza, y de inmediato las dos jóvenes tuvieron que seguir el paso del hombre, saliendo de la habitación, al llegar al salón, el hombre se acercó a un anciano con vestimenta elegante y cara, pero una apariencia cruel, un rostro que carecía de expresiones ajenas a la maldad. Itzamaray lo miró a los ojos, negros y penetrantes, para después desviar su vista hacia el salón, era como si buscara un rostro que se distanciara de aquella avaricia y arrogancia que inundaban a los asistentes, al menos en su mayoría. Tuvo que esforzarse mucho, su baja estatura le impedía llegar a los rincones con la mirada. Hasta que pud3o ver unos ojos claros cruzaron su camino, unos instantes un hombre de alta estatura y apariencia afable la miró directamente a los ojos, pero tan solo fueron unos instantes, ya que tuvo que dar vuelta forzada por la cadena ante el comando de su captor.
Al avanzar, se fue haciendo consciente del miedo, una ansiedad tal de encontrarse rodeada de todos aquellos masculinos, y pensar en que busca aún así alguna atisbo de posible ayuda o cualquier forma de escapar a través de uno de ellos, pues a decir de las mujeres; sus actitudes parecían aún más altaneras y peligrosas, ni una sola excepto tal vez por la anciana que había visto cuando recién llegaba al salón, que lucía aunque seria y altiva, no había percibido la misma actitud que las demás.
Conforme se movieron a través de la multitud, llegaron a un pasillo sombrío, aunque solo al principio, al ver hacia dentro se percibe tenue luz de antorchas, se adentraron en él quedando justo detrás del corpulento hombre, en ese momento la otra joven, de cabello fogoso, se estaba empezando a inquietar y poner resistencia, era como si saliera de un trance justo en ese instante, gemía y se quejaba mientras tiraba de su cadena y echaba el peso de su cuerpo hacia atrás, era más alta y con un cuerpo mucho más curvo y marcado, pero no se comparaba a la corpulencia del comerciante, así que el captor se dió vuelta hacia ella, Itzamaray a penas tuvo tiempo de alejar su cuerpo del espacio entre la chica pelirroja y el captor, cuando la tomó del cabello y con la otra mano, en la que sostenía ambas cadenas, la tomó del cuello, con tanta fuerza que aquel rostro se torno a un rojo intenso que hacía competencia a su cabello. -¡Si vuelves a dar un maldito problema más, aplastaré tu cráneo contra el suelo. He ganado suficiente dinero con las otras y me queda una más, no tengo nada que perder con tu muerte maldita zorra!- La joven no podía apenas asentir, mientras sus ojos enrojecidos se llenaban de lágrimas, y en el momento que fué liberada de aquel feroz agarre, tomó tanto aire como pudo en bocanadas grandes, y tosiendo en intervalos. Itzamaray no tenía nada que decir, sólo pudo ofrecer su mano y ayudarla a no desvanecer. Una vez la chica estuvo algo compuesta, el hombre les colocó de forma cerrada las largas capas doradas y les echo sobre el rostro la capucha a ambas, eran largas y anchas, lo cual limitaba severamente el rango de visión a sólo apreciar el suelo a unos pasos por delante, tan solo para poder avanzar sin caer con obstáculos próximos. La joven ahora caminaba solemne, con silenciosos sollozos de fondo, apenas audibles, a lo cual Itzamaray se sintió plenamente apenada por ella. Caminaron varios metros, y atravesaron un umbral algo oscuro, y entonces el ambiente se tornó algo bullicioso, más bien inundado de murmullos, de diferentes tonos de voz. Era casi como si nadie ahí quisiera ser notado demasiado. No se atrevió a retirar la capucha, pero se alarmó cuando un olor a sangre se hizo presente, siendo mujer era demasiado sencillo notar ese olor en específico. Ante aquel aroma, cuya razón bien podría ser la muerte, entró en estado de alerta, prestando atención a sus pasos y alguna palabra o frase que le indicara que era momento de intentar huir. Sintió el toque en el hombro, de una pesada mano: -No se muevan. A partir de aquí cualquier decisión estúpida, les costará la vida. Y será un proceso tormentoso.- Era su captor, usando un tono de voz bajo y muy cerca de su oído. Casi la hizo pensar que podría leer sus pensamientos, exhaló lentamente el aire, e intentó controlar el ritmo de su respiración para no caer tan estrepitosamente a las redes del pánico. Ahora sólo estaba expectante de lo que sucediera a continuación.
Pero algo estaba muy claro para ella: no sabía a qué se podría enfrentar afuera, y no creía tener las habilidades para defenderse o salir ilesa.
Si intentaba algo y lograba liberarse de la habitación, las demás chicas seguramente saldrían corriendo, o al menos con una sola de ellas que cayera en el pánico al huir, las materia en problemas a todas, incluyendo a Itzamaray. Sin más remedio, se relajó mentalmente, y continuó prestando atención a los sonidos, el pasillo había sido algo alargado, aunque eso no le permitía escapar de los murmullos de tanto asistente que se encontraba en el lugar, se escuchaban algunos sobresalientes gritos de júbilo, seguramente el hombre que antes declaraba querer tomar a toda mujer en venta presente, desagradable. Pero ningún paso próximo... Esto se prolongó demasiado tiempo, al menos así para una persona que estaba a punto de perder su vida, siendo esclavizada si es vendida seguramente.
Al fin, se escuchaban pasos, aunque apresurados, eran pesados por lo que dedujo sería el jefe de su captora, relajó el cuerpo aparentemente, sin perder de vista la puerta. Se escuchó un toqueteo a la puerta y la voz del traficante se escuchó del otro lado: -Rella, abre la puerta.- Tras abrirse de un brusco movimiento, aquel hombre de piel oscura y corpulento, se mantuvo en el umbral y observó a las jóvenes con un repaso rápido, parecía haber tomado su decisión y se aproximó de un par de zancadas hacia una joven pelirroja de ojos grises vibrantes, y acto seguido se aproximó a Itzamaray, sonriendo maliciosamente le indicó a Rella: -Lleva a las demás ante Alacrán, el pago ya fue realizado, espera por mí en la entrada junto a los caballos, para entregarte tu parte. Éstas se van conmigo a una clientela más exigente.-
La mujer hizo un movimiento afirmativo con la cabeza, y de inmediato las dos jóvenes tuvieron que seguir el paso del hombre, saliendo de la habitación, al llegar al salón, el hombre se acercó a un anciano con vestimenta elegante y cara, pero una apariencia cruel, un rostro que carecía de expresiones ajenas a la maldad. Itzamaray lo miró a los ojos, negros y penetrantes, para después desviar su vista hacia el salón, era como si buscara un rostro que se distanciara de aquella avaricia y arrogancia que inundaban a los asistentes, al menos en su mayoría. Tuvo que esforzarse mucho, su baja estatura le impedía llegar a los rincones con la mirada. Hasta que pud3o ver unos ojos claros cruzaron su camino, unos instantes un hombre de alta estatura y apariencia afable la miró directamente a los ojos, pero tan solo fueron unos instantes, ya que tuvo que dar vuelta forzada por la cadena ante el comando de su captor.
Al avanzar, se fue haciendo consciente del miedo, una ansiedad tal de encontrarse rodeada de todos aquellos masculinos, y pensar en que busca aún así alguna atisbo de posible ayuda o cualquier forma de escapar a través de uno de ellos, pues a decir de las mujeres; sus actitudes parecían aún más altaneras y peligrosas, ni una sola excepto tal vez por la anciana que había visto cuando recién llegaba al salón, que lucía aunque seria y altiva, no había percibido la misma actitud que las demás.
Conforme se movieron a través de la multitud, llegaron a un pasillo sombrío, aunque solo al principio, al ver hacia dentro se percibe tenue luz de antorchas, se adentraron en él quedando justo detrás del corpulento hombre, en ese momento la otra joven, de cabello fogoso, se estaba empezando a inquietar y poner resistencia, era como si saliera de un trance justo en ese instante, gemía y se quejaba mientras tiraba de su cadena y echaba el peso de su cuerpo hacia atrás, era más alta y con un cuerpo mucho más curvo y marcado, pero no se comparaba a la corpulencia del comerciante, así que el captor se dió vuelta hacia ella, Itzamaray a penas tuvo tiempo de alejar su cuerpo del espacio entre la chica pelirroja y el captor, cuando la tomó del cabello y con la otra mano, en la que sostenía ambas cadenas, la tomó del cuello, con tanta fuerza que aquel rostro se torno a un rojo intenso que hacía competencia a su cabello. -¡Si vuelves a dar un maldito problema más, aplastaré tu cráneo contra el suelo. He ganado suficiente dinero con las otras y me queda una más, no tengo nada que perder con tu muerte maldita zorra!- La joven no podía apenas asentir, mientras sus ojos enrojecidos se llenaban de lágrimas, y en el momento que fué liberada de aquel feroz agarre, tomó tanto aire como pudo en bocanadas grandes, y tosiendo en intervalos. Itzamaray no tenía nada que decir, sólo pudo ofrecer su mano y ayudarla a no desvanecer. Una vez la chica estuvo algo compuesta, el hombre les colocó de forma cerrada las largas capas doradas y les echo sobre el rostro la capucha a ambas, eran largas y anchas, lo cual limitaba severamente el rango de visión a sólo apreciar el suelo a unos pasos por delante, tan solo para poder avanzar sin caer con obstáculos próximos. La joven ahora caminaba solemne, con silenciosos sollozos de fondo, apenas audibles, a lo cual Itzamaray se sintió plenamente apenada por ella. Caminaron varios metros, y atravesaron un umbral algo oscuro, y entonces el ambiente se tornó algo bullicioso, más bien inundado de murmullos, de diferentes tonos de voz. Era casi como si nadie ahí quisiera ser notado demasiado. No se atrevió a retirar la capucha, pero se alarmó cuando un olor a sangre se hizo presente, siendo mujer era demasiado sencillo notar ese olor en específico. Ante aquel aroma, cuya razón bien podría ser la muerte, entró en estado de alerta, prestando atención a sus pasos y alguna palabra o frase que le indicara que era momento de intentar huir. Sintió el toque en el hombro, de una pesada mano: -No se muevan. A partir de aquí cualquier decisión estúpida, les costará la vida. Y será un proceso tormentoso.- Era su captor, usando un tono de voz bajo y muy cerca de su oído. Casi la hizo pensar que podría leer sus pensamientos, exhaló lentamente el aire, e intentó controlar el ritmo de su respiración para no caer tan estrepitosamente a las redes del pánico. Ahora sólo estaba expectante de lo que sucediera a continuación.
Itzamaray
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
El miembro 'Itzamaray' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
Damas y caballeros, nobles y plebeyos. Sean todos bienvenidos a la Subasta de los Christie. – dijo un sujeto regordete de mejillas rosadas que al frente del podio comenzaba con la subasta – Recuerden mis estimados que los que estamos aquí presente somos la elite, por lo que les recalco la importancia de su discreción, incluso con nuestros compañeros tras la cortina – dijo con una sonrisa pedante haciendo alusión al evento que se realizaba de manera simultánea en el mismo edificio, la “subasta”. – Ya saben la señal de costumbre, cuando cuente hasta tres ya será adjudicado la compra. Al finalizar la noche pueden dirigirse a la parte trasera del edificio para recoger sus objetos. Y tranquilos, sé que muchos querían participar en ambos eventos, pero no se preocupen, la mercancía de esta noche es lo suficientemente atractiva como para que no se arrepientan de haber venido. – El subastador hizo una señal a unos hombres para que quitaran la tela del primer objeto sobre la mesa. El público murmuraba mientras que con una pequeña maza de madera el sujeto que dirigía el evento trataba de silenciar el bullicio de la gente.
Magnífico – sentenció el hombre frente al podio. Todos los presentes guardaron silencio al ver el primer objeto. – El primer objeto es Aiglos, la lanza punta de nieve. (1) – un sonido de sorpresa inundó el cuarto. - Un arma legendaria, perteneciente a una de las familias de elfos más importantes, el Clan Neril de Edén. Se dice que esta lanza era capaz de lidiar con los jinetes oscuros, ¿acaso los elfos están dispuestos a recuperar este tesoro?...
El objeto mostrado era hermoso y potente, era genuino, aunque dudaba de su uso contra los jinetes. No obstante, un sentimiento de indignación me invadió, ¿cómo era posible que se subastara semejante artefacto?, todo para terminar en la repisa de algún coleccionista que no sabría siquiera empuñar tal arma. Todo el espectáculo me resultaba absurdo, ¿cómo un tesoro como ese había caído en las manos de gente tan despreciable?. Analicé el rostro del resto del público que emocionados evaluaban el objeto. Corvo tenía razón, la historia y el conocimiento se había prostituido por los caprichos de lo que llamaban “elite”, donde no solo entraban los aristócratas y nobles del continente, sino también los maleantes y jefes de bandas delictivas y de mercenarios. – Despreciables – susurré indignado ante el evento que presenciaba.
Bueno, comenzaremos con esto por 2000 aeros… ¿Quién da más?
Hombres y mujeres empezaron a levantar la mano aumentando el precio del objeto para su compra.
... 2500 para el grupo de elfos de la mesa 5… 2750 para la Banda de los Halcones de la mesa 8…
La suma subía, me sentía impotente por no contar con los medios para participar, y el simple hecho de pensar que apenas era el primer objeto me causaba profunda incomodidad.
A la 1 por el sujeto de bigote en la mesa 16… a las 2… a las 3… vendido al señor -hizo una pausa mientras alguien debajo de la tarima le susurraba el nombre del comprador – Lord Reginald Ruperts de Lunargenta por 4000 aeros. -Señaló eufórico mientras golpeaba la mesa con su maza. Mientras el grupo de elfos discutían entre ellos, disgustados por perder la puja. - Ahora pasaremos al siguiente objeto.
Un grupo de ayudantes se dispuso a cambiar la mercancía mostrada. El guardia que se me había asignado continuaba sin volver y no lo alcanzaba a ubicar en aquel sitio. No sabía la cantidad de armas o personas, por lo que debía seguir analizando una estrategia para actuar. Debía hacer algo para cumplir mi misión… ¿Robar algo?, ¿matar a alguien? Mi objetivo era más complicado de lo que había anticipado.
Trajeron una jaula cuadrada de un metro por un metro, que al igual que el objeto anterior, estaba cubierta por una tela. Al mismo tiempo, uno de los hombres que previamente había saludado a la anciana que antes acompañaba traía dos figuras cubiertas con capas detrás de él y se había colocado cerca de las escaleras para subir a la plataforma de subastas. Posiblemente, el tercer objeto a subastar no sería precisamente un objeto.
Te dije que las quería todas, ¿Por qué carajo van a subastar a estas dos?, ¿acaso quieres que te mate? – exclamó Alacrán a uno de sus secuaces con un tono lo suficientemente alto como para que lo escuchara todos los presentes. Margot al ver el escándalo del vándalo, volteó a ver a las figuras encapuchadas y le hizo una sutil seña a su acompañante Reginald. Sin embargo, todos dirigieron su mirada a la tarima y olvidaron el tema de las esclavas cuando develaron el siguiente objeto. Tanto Alacrán como la anciana quedaron boquiabiertos cuando destaparon la tela de la jaula.
El segundo objeto los dejará sin aire, ¡un RAJANG! (2)– el público se estremeció incluso más que con el primer objeto – Es apenas una cría, sé que nadie ha sido capaz de domesticar un Rajang, ya que todos lo que lo intentan terminan muertos. – la pequeña bestia se veía confusa y adormecida, seguramente drogada para la ocasión. – pero no dejen que eso los asuste, esta pequeña criatura puede convertirse en un arma que conquistaría tierras con suma facilidad y destrucción. Debe tener unas pocas semanas de nacido, y no se preocupen por su madre. – dijo con un tono oscuro que denotaba el trasfondo de sus palabras. - Comenzaremos con 3000 aeros ¿Quién da más?
Alacrán se levantó de su asiento excitado por la situación, pero no fue el único que se atrevió a ofertar por aquella criatura. Un hombre con máscara se acercó a su guardia, totalmente cubierto por su armadura, para hablar con él. Dispuesto incluso a anteponerse a los caprichos del bandido que según Margot no era buena idea competir con él…
Esto no pintaba bien, el orgullo empezaba a asomarse entre la disputa, y con tantas armas en aquel lugar el evento podría tener un desenlace distinto al esperado. Algo que quizás podría beneficiarme, tal vez podría ser una oportunidad para acceder a la zona detrás de la tarima donde guardaban a los objetos…
Magnífico – sentenció el hombre frente al podio. Todos los presentes guardaron silencio al ver el primer objeto. – El primer objeto es Aiglos, la lanza punta de nieve. (1) – un sonido de sorpresa inundó el cuarto. - Un arma legendaria, perteneciente a una de las familias de elfos más importantes, el Clan Neril de Edén. Se dice que esta lanza era capaz de lidiar con los jinetes oscuros, ¿acaso los elfos están dispuestos a recuperar este tesoro?...
El objeto mostrado era hermoso y potente, era genuino, aunque dudaba de su uso contra los jinetes. No obstante, un sentimiento de indignación me invadió, ¿cómo era posible que se subastara semejante artefacto?, todo para terminar en la repisa de algún coleccionista que no sabría siquiera empuñar tal arma. Todo el espectáculo me resultaba absurdo, ¿cómo un tesoro como ese había caído en las manos de gente tan despreciable?. Analicé el rostro del resto del público que emocionados evaluaban el objeto. Corvo tenía razón, la historia y el conocimiento se había prostituido por los caprichos de lo que llamaban “elite”, donde no solo entraban los aristócratas y nobles del continente, sino también los maleantes y jefes de bandas delictivas y de mercenarios. – Despreciables – susurré indignado ante el evento que presenciaba.
Bueno, comenzaremos con esto por 2000 aeros… ¿Quién da más?
Hombres y mujeres empezaron a levantar la mano aumentando el precio del objeto para su compra.
... 2500 para el grupo de elfos de la mesa 5… 2750 para la Banda de los Halcones de la mesa 8…
La suma subía, me sentía impotente por no contar con los medios para participar, y el simple hecho de pensar que apenas era el primer objeto me causaba profunda incomodidad.
A la 1 por el sujeto de bigote en la mesa 16… a las 2… a las 3… vendido al señor -hizo una pausa mientras alguien debajo de la tarima le susurraba el nombre del comprador – Lord Reginald Ruperts de Lunargenta por 4000 aeros. -Señaló eufórico mientras golpeaba la mesa con su maza. Mientras el grupo de elfos discutían entre ellos, disgustados por perder la puja. - Ahora pasaremos al siguiente objeto.
Un grupo de ayudantes se dispuso a cambiar la mercancía mostrada. El guardia que se me había asignado continuaba sin volver y no lo alcanzaba a ubicar en aquel sitio. No sabía la cantidad de armas o personas, por lo que debía seguir analizando una estrategia para actuar. Debía hacer algo para cumplir mi misión… ¿Robar algo?, ¿matar a alguien? Mi objetivo era más complicado de lo que había anticipado.
Trajeron una jaula cuadrada de un metro por un metro, que al igual que el objeto anterior, estaba cubierta por una tela. Al mismo tiempo, uno de los hombres que previamente había saludado a la anciana que antes acompañaba traía dos figuras cubiertas con capas detrás de él y se había colocado cerca de las escaleras para subir a la plataforma de subastas. Posiblemente, el tercer objeto a subastar no sería precisamente un objeto.
Te dije que las quería todas, ¿Por qué carajo van a subastar a estas dos?, ¿acaso quieres que te mate? – exclamó Alacrán a uno de sus secuaces con un tono lo suficientemente alto como para que lo escuchara todos los presentes. Margot al ver el escándalo del vándalo, volteó a ver a las figuras encapuchadas y le hizo una sutil seña a su acompañante Reginald. Sin embargo, todos dirigieron su mirada a la tarima y olvidaron el tema de las esclavas cuando develaron el siguiente objeto. Tanto Alacrán como la anciana quedaron boquiabiertos cuando destaparon la tela de la jaula.
El segundo objeto los dejará sin aire, ¡un RAJANG! (2)– el público se estremeció incluso más que con el primer objeto – Es apenas una cría, sé que nadie ha sido capaz de domesticar un Rajang, ya que todos lo que lo intentan terminan muertos. – la pequeña bestia se veía confusa y adormecida, seguramente drogada para la ocasión. – pero no dejen que eso los asuste, esta pequeña criatura puede convertirse en un arma que conquistaría tierras con suma facilidad y destrucción. Debe tener unas pocas semanas de nacido, y no se preocupen por su madre. – dijo con un tono oscuro que denotaba el trasfondo de sus palabras. - Comenzaremos con 3000 aeros ¿Quién da más?
Alacrán se levantó de su asiento excitado por la situación, pero no fue el único que se atrevió a ofertar por aquella criatura. Un hombre con máscara se acercó a su guardia, totalmente cubierto por su armadura, para hablar con él. Dispuesto incluso a anteponerse a los caprichos del bandido que según Margot no era buena idea competir con él…
Esto no pintaba bien, el orgullo empezaba a asomarse entre la disputa, y con tantas armas en aquel lugar el evento podría tener un desenlace distinto al esperado. Algo que quizás podría beneficiarme, tal vez podría ser una oportunidad para acceder a la zona detrás de la tarima donde guardaban a los objetos…
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
-No dudes en matarlo si intenta ofertar mas que yo, pero déjalo ofertar una vez para ver cuanto dinero le queda- diría el hombre enmascarado a su guardaespaldas, entonces procedio a ofertar. -10.000 aeros- exclamo como si aquella fuera una suma normal para el objeto subastado, nadie había domesticado a un rajang, pero tampoco nadie había conseguido a una cría del mismo aquello era una primera vez en todo sentido.
-No puedo creer que alguien haya hecho algo así-
-En efecto, tener a una cría de rajang puede ser problemático, no sabia sobre este objeto, solo he venido por la droga extraída de las sirvientas-
-Entonces?-
-Lidiaremos con esto por fuera de la subasta-
-Entendido-
Tanto Zelas como Percival eran conscientes del peligro que aquello representaba, sin embargo, mediante susurros habían llegado al acuerdo de que lidiarían con ello por otros medios no convencionales, fue entonces que antes que la cuenta llegara a 3, el Alacrán alzo la voz para ofertar.
-25.000 aeros!- gritaría el Alacrán
-50.000 aeros- volvería a rebatir el hombre enmascarado con completa normalidad.
El subastador espero unos momentos para darle la oportunidad al Alacrán, pero la cara de este decía todo lo que necesitaba saber y sin dudarlo golpeo con su martillo para cerrar el trato. La mirada fulminante del bandido dio a entender que aquello no se quedaría así, ante lo cual se levanto iracundo y comenzó a moverse en dirección al enmascarado que había comprado al rajang.
-¿Quien rayos te crees que eres?- gritaría el bandido antes que su marcha fuera interrumpida por el guardaespaldas del hombre, el Alacrán entonces desenvaino su arma para abatir al guardaespaldas, pero no contaba con que V le daría un rápido y fuerte golpe en el cuello, haciendo que el bandido soltara su arma y se llevara las manos al cuello, solo para que V terminara el trabajo sujetando la cabeza de el Alacrán y procedió a girarla brutalmente para romperle el cuello.
La mayoría de los presentes dejo salir una expresión de asombro, salvo por unos pocos que esperaban que algo así fuera a ocurrir en una subasta como esa. Todos, mantengan la calma por favor, no dejen que las emociones les nublen el juicio, si quieren algo oferten por ello o arreglen las cosas afuera de este recinto diría el subastador mientras hacia una seña con su cabeza, para que acto seguido, 2 asistentes se acercaran y se llevaran el cuerpo de el Alacrán.
-Supongo que hay objetos que han vuelto a la subasta, si no le molesta quisiera que esas cosas se subastaran al final, no quiero que se altere mas el cronograma de esto- diría el ahora propietario de la cría de rajang, ante lo cual el subastador asintió complacido, y con una sonrisa en el rostro ordenaría que sacaran la jaula con la cría de rajang para que la preparan para su nuevo dueño.
Muy bien, gracias a la caridad de nuestro benefactor comenzaremos con el siguiente objeto, el mejor descubrimiento que las sirvientas de Azaril lograron encontrar, tenemos 4 viales de la droga berserker que tantos estragos causo en Dundarak, úsenlo bajo su propio riesgo y no olviden que esto costo la vida de muchas Maids... La oferta comienza en 10.000 exclamo riendo, fue entonces que el éter de Zelas se descontrolo por unos breves segundos, haciendo que algunos ojos, mas que nada de aquellos sensibles al éter se posaran en el.
-40.000 aeros- exclamaría Percival, sorprendiendo al rubio por unos momentos, entonces entendió todo, el gremio de informantes y Rauko le habían brindado la oportunidad de redimirse después del desastre de su trabajo en Dundarak con las sirvientas de Azaril, por Yako y por todas las victimas de aquella maldición, el rubio ayudaría con todo a Percival para impedir que aquella droga acabara en malas manos.
OFF:
-No puedo creer que alguien haya hecho algo así-
-En efecto, tener a una cría de rajang puede ser problemático, no sabia sobre este objeto, solo he venido por la droga extraída de las sirvientas-
-Entonces?-
-Lidiaremos con esto por fuera de la subasta-
-Entendido-
Tanto Zelas como Percival eran conscientes del peligro que aquello representaba, sin embargo, mediante susurros habían llegado al acuerdo de que lidiarían con ello por otros medios no convencionales, fue entonces que antes que la cuenta llegara a 3, el Alacrán alzo la voz para ofertar.
-25.000 aeros!- gritaría el Alacrán
-50.000 aeros- volvería a rebatir el hombre enmascarado con completa normalidad.
El subastador espero unos momentos para darle la oportunidad al Alacrán, pero la cara de este decía todo lo que necesitaba saber y sin dudarlo golpeo con su martillo para cerrar el trato. La mirada fulminante del bandido dio a entender que aquello no se quedaría así, ante lo cual se levanto iracundo y comenzó a moverse en dirección al enmascarado que había comprado al rajang.
-¿Quien rayos te crees que eres?- gritaría el bandido antes que su marcha fuera interrumpida por el guardaespaldas del hombre, el Alacrán entonces desenvaino su arma para abatir al guardaespaldas, pero no contaba con que V le daría un rápido y fuerte golpe en el cuello, haciendo que el bandido soltara su arma y se llevara las manos al cuello, solo para que V terminara el trabajo sujetando la cabeza de el Alacrán y procedió a girarla brutalmente para romperle el cuello.
La mayoría de los presentes dejo salir una expresión de asombro, salvo por unos pocos que esperaban que algo así fuera a ocurrir en una subasta como esa. Todos, mantengan la calma por favor, no dejen que las emociones les nublen el juicio, si quieren algo oferten por ello o arreglen las cosas afuera de este recinto diría el subastador mientras hacia una seña con su cabeza, para que acto seguido, 2 asistentes se acercaran y se llevaran el cuerpo de el Alacrán.
-Supongo que hay objetos que han vuelto a la subasta, si no le molesta quisiera que esas cosas se subastaran al final, no quiero que se altere mas el cronograma de esto- diría el ahora propietario de la cría de rajang, ante lo cual el subastador asintió complacido, y con una sonrisa en el rostro ordenaría que sacaran la jaula con la cría de rajang para que la preparan para su nuevo dueño.
Muy bien, gracias a la caridad de nuestro benefactor comenzaremos con el siguiente objeto, el mejor descubrimiento que las sirvientas de Azaril lograron encontrar, tenemos 4 viales de la droga berserker que tantos estragos causo en Dundarak, úsenlo bajo su propio riesgo y no olviden que esto costo la vida de muchas Maids... La oferta comienza en 10.000 exclamo riendo, fue entonces que el éter de Zelas se descontrolo por unos breves segundos, haciendo que algunos ojos, mas que nada de aquellos sensibles al éter se posaran en el.
-40.000 aeros- exclamaría Percival, sorprendiendo al rubio por unos momentos, entonces entendió todo, el gremio de informantes y Rauko le habían brindado la oportunidad de redimirse después del desastre de su trabajo en Dundarak con las sirvientas de Azaril, por Yako y por todas las victimas de aquella maldición, el rubio ayudaría con todo a Percival para impedir que aquella droga acabara en malas manos.
OFF:
- Vial con la droga Berserker:
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
Cuando la queja del hombre con aquella voz áspera que anunciaba querer llevarse a cada chica del lugar, reclamaba al comerciante, que aún estaba de pie junto a ella quien por temor dio un par de pasos alejándose de ellos. No pudo contener su agitación, ya que esta entera situación la estaba llevando a sus límites, nunca en su vida había tenido que enfrentar tanta incertidumbre, ser tratado como un animal en casa por parte de su padre era una costumbre... Pero ahora hace un par de días, se convirtió más bien en una cosa. Por unos momentos perdió la entereza, y dejó de lado su concentración en el entorno, para adentrarse en sí misma.
La subasta avanzaría, y se volvería un objeto que adquiriría muy probablemente el mismo hombre que se aferraba a tener cada mujer en venta. La cabeza parecía dar vueltas lentas, pero tuvo que contenerse para no correr impulsada por un latente miedo inevitable, pues el salón entero cayó en un total silencio, cuando fue anunciada la siguiente subasta.
Aunque sí había escuchado el nombre no reconocía en su memoria nada parecido, fuera lo que fuera, alborotó a los presentes que pujaban ofertas, una disputa que acabó en otro silencio, y éste interrumpido por el presentador y un par más. Otro fuerte tirón, la cadena se tensaba y se debieron mover de forma rápida, o lo más que pudo, para alcanzar el ritmo de aquellas zancadas largas, se detuvo al chocar su cuerpo con el de la otra joven. Su brazo fue fuertemente tomado por una pesada mano, cerrándose como un grillete, la manipulo unos instantes, una vez fue liberada de éste fuerte agarre, le retiraron la capa por completo, eso le causó un sobresalto, pues con la vista libre y desde aquella posición se había percatado de la variada cantidad de personas, y pudiendo verlos sin obstáculos al frente, ninguno era menos peligroso que otro, tal vez muchos ostentaban de armas pero seguramente los desarmados poseían lo importante aquí: dinero y poder. Contuvo la respiración un segundo, y tomó aire lentamente para mantener un ritmo adecuado, contrario a la alta pelirroja, cuya exaltación hinchaba su pecho de sobremanera con esa respiración.
-Un dúo de jóvenes,[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] una media elfa y humana, carece de poderes y es analfabeta, cuenta con 16 años, y como verán tiene unas proporciones correctas para diferentes usos y una belleza apetitosa .- Dijo su captor, quien ahora dirige sus ademanes hacia Itzamaray pero ella estaba aún observando su alrededor sin prestar atención a los ademanes del hombre. -Ésta pequeña bruja, edad aproximada de 15 años, sus proporciones la hacen de fácil manipulación, aunque es una bruja sus poderes se encuentran pobremente desarrollados. Ambas nunca mancilladas.- Una vez las hubo presentado, el hombre que dirige las pujas, comienza a indicar: -Se venderán juntas únicamente, comenzamos con 2000 aeros.
La puja de ofertas avanzó bastante rápido, unas cuatro personas hasta que al final una oferta no fue disputada de ahí en más. Un total de 17,000 aeros, y eso fue todo. De inmediato el contrabandista le entregó en manos a un hombre armado, las cadenas que sostenían a las mujeres. Ambas no tuvieron remedio si no seguirlo, a la par que la siguiente subasta se anunciaba. Al final del recorrido, su destino era nadie más que la anciana, acompañada por un hombre de aspecto teatral, y la presencia del hombre de cabello platinado. Aquella señora de edad, curvó sus labios, al ver de cerca a la pelirroja, en una tenue sonrisa que denotaba satisfacción, habló con un tono suave pero con autoridad, natural de su rango: -Está perfecta, seguramente cambiará el ánimo de mi yerno. En cuanto a tí, no tengo una utilidad especial y no podría llevarme una bruja esclava. Hmmm Zagreus, tal vez una cálida compañía juvenil pueda darte un buen rato, después de las desagradables situaciones que sucedieron a tu llegada. Tómalo como un agradecimiento por hacer amena compañía a esta vieja.- Una risilla le siguió e hizo ademán al guardia armado, quien acercó a tirones a la muchacha, la cual miraba con suma desconfianza, y un claro temor evidente en lo erizada que se encontraba su piel. El guardia entrega la cadena a quien se hace llamar Zagreus, pero la forma en que éste la toma, la hizo pensar que no le gustaba la idea, sólo no sabría exactamente que le desagradó al tener la cadena en mano. La anciana hizo un leve movimiento con la cabeza y el guardia se alejó con la otra joven, acercándose a una parte más oscura y forzó a la otra chica a beber algo, y acto seguido se retiró con ella en brazos. Itzamaray por su parte se quedó algo congelada en su sitio, olvidando tal vez el consejo de Rella, de no mirar a nadie, pues observaba detenidamente a Zagreus con curiosidad fusionada al temor, y una sensación de frío causado por la falta de la capa. Sin mediar palabra, sintió la necesidad de avanzar y quedar de pie un tanto detrás de Zagreus, sólo para verse forzada a retornar y tener que sentarse en el suelo a un lado de él, por indicaciones de la anciana, obedeciendo con el rostro reflejando su frustración mientras sus ojos se humedecían, a lo que tuvo que forzar ese nudo en su garganta, para no explotar en llanto ahí mismo. -A la vista de tu amo jovencita.-
La subasta avanzaría, y se volvería un objeto que adquiriría muy probablemente el mismo hombre que se aferraba a tener cada mujer en venta. La cabeza parecía dar vueltas lentas, pero tuvo que contenerse para no correr impulsada por un latente miedo inevitable, pues el salón entero cayó en un total silencio, cuando fue anunciada la siguiente subasta.
Aunque sí había escuchado el nombre no reconocía en su memoria nada parecido, fuera lo que fuera, alborotó a los presentes que pujaban ofertas, una disputa que acabó en otro silencio, y éste interrumpido por el presentador y un par más. Otro fuerte tirón, la cadena se tensaba y se debieron mover de forma rápida, o lo más que pudo, para alcanzar el ritmo de aquellas zancadas largas, se detuvo al chocar su cuerpo con el de la otra joven. Su brazo fue fuertemente tomado por una pesada mano, cerrándose como un grillete, la manipulo unos instantes, una vez fue liberada de éste fuerte agarre, le retiraron la capa por completo, eso le causó un sobresalto, pues con la vista libre y desde aquella posición se había percatado de la variada cantidad de personas, y pudiendo verlos sin obstáculos al frente, ninguno era menos peligroso que otro, tal vez muchos ostentaban de armas pero seguramente los desarmados poseían lo importante aquí: dinero y poder. Contuvo la respiración un segundo, y tomó aire lentamente para mantener un ritmo adecuado, contrario a la alta pelirroja, cuya exaltación hinchaba su pecho de sobremanera con esa respiración.
-Un dúo de jóvenes,[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] una media elfa y humana, carece de poderes y es analfabeta, cuenta con 16 años, y como verán tiene unas proporciones correctas para diferentes usos y una belleza apetitosa .- Dijo su captor, quien ahora dirige sus ademanes hacia Itzamaray pero ella estaba aún observando su alrededor sin prestar atención a los ademanes del hombre. -Ésta pequeña bruja, edad aproximada de 15 años, sus proporciones la hacen de fácil manipulación, aunque es una bruja sus poderes se encuentran pobremente desarrollados. Ambas nunca mancilladas.- Una vez las hubo presentado, el hombre que dirige las pujas, comienza a indicar: -Se venderán juntas únicamente, comenzamos con 2000 aeros.
La puja de ofertas avanzó bastante rápido, unas cuatro personas hasta que al final una oferta no fue disputada de ahí en más. Un total de 17,000 aeros, y eso fue todo. De inmediato el contrabandista le entregó en manos a un hombre armado, las cadenas que sostenían a las mujeres. Ambas no tuvieron remedio si no seguirlo, a la par que la siguiente subasta se anunciaba. Al final del recorrido, su destino era nadie más que la anciana, acompañada por un hombre de aspecto teatral, y la presencia del hombre de cabello platinado. Aquella señora de edad, curvó sus labios, al ver de cerca a la pelirroja, en una tenue sonrisa que denotaba satisfacción, habló con un tono suave pero con autoridad, natural de su rango: -Está perfecta, seguramente cambiará el ánimo de mi yerno. En cuanto a tí, no tengo una utilidad especial y no podría llevarme una bruja esclava. Hmmm Zagreus, tal vez una cálida compañía juvenil pueda darte un buen rato, después de las desagradables situaciones que sucedieron a tu llegada. Tómalo como un agradecimiento por hacer amena compañía a esta vieja.- Una risilla le siguió e hizo ademán al guardia armado, quien acercó a tirones a la muchacha, la cual miraba con suma desconfianza, y un claro temor evidente en lo erizada que se encontraba su piel. El guardia entrega la cadena a quien se hace llamar Zagreus, pero la forma en que éste la toma, la hizo pensar que no le gustaba la idea, sólo no sabría exactamente que le desagradó al tener la cadena en mano. La anciana hizo un leve movimiento con la cabeza y el guardia se alejó con la otra joven, acercándose a una parte más oscura y forzó a la otra chica a beber algo, y acto seguido se retiró con ella en brazos. Itzamaray por su parte se quedó algo congelada en su sitio, olvidando tal vez el consejo de Rella, de no mirar a nadie, pues observaba detenidamente a Zagreus con curiosidad fusionada al temor, y una sensación de frío causado por la falta de la capa. Sin mediar palabra, sintió la necesidad de avanzar y quedar de pie un tanto detrás de Zagreus, sólo para verse forzada a retornar y tener que sentarse en el suelo a un lado de él, por indicaciones de la anciana, obedeciendo con el rostro reflejando su frustración mientras sus ojos se humedecían, a lo que tuvo que forzar ese nudo en su garganta, para no explotar en llanto ahí mismo. -A la vista de tu amo jovencita.-
Última edición por Itzamaray el Miér 07 Sep 2022, 07:33, editado 2 veces
Itzamaray
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
El miembro 'Itzamaray' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
La subasta del primate bestial escaló de manera importante, Alacrán no pudo con la oferta del hombre enmascarado. Y tal como había anticipado Margot, aquel bandido no permitiría que alguien le ganara en una puja. La escena duró apenas unos segundos, el sujeto de armadura plateada asesinó sin siquiera titubear a Alacrán Jack que erráticamente quería recobrar su dignidad perdida contra el aristócrata. Aquel hombre no emitió ruido alguno y sus movimientos rápidos dejaron en evidencia su capacidad de lucha. Incluso los seguidores de Jack se quedaron en sus asientos con rostros horrorizados, impotentes ante aquella bestia de metal.
Aquel guardaespaldas irradiaba un aura oscura, en su silencio se notaba su compromiso con la muerte y enfrentarlo sería una estupidez sin precedentes, por ello, todos los presentes se sentaron e hicieron como si aquella escena fatal no hubiese ocurrido, la subasta continuaba. El hecho me dejaba en claro que buscar una confrontación directa con aquellos sujetos podría ser absurdo, mis habilidades de batalla no eran tan elaboradas y solía valerme de la sorpresa e ingenio para mis batallas, propiciar una trifulca solo me causaría perdidas.
La subasta continuó, el siguiente objeto era un elixir proveniente de Dundarak, desconocía su utilidad y por lo visto, dado el primer precio de puja, su efecto debía ser importante. Ante mi ignorancia por aquella poción de color violeta me dispuse a buscar alguien que pudiera saber del tema, debía saciar mi ansiedad causada por el desconocimiento. Un hombre también enmascarado, esta vez con un antifaz con una especie de pico, empezó la puja. Estaban situados cerca de la mesa donde estaba yo sentado, por lo que moví con disimulo mi silla y me acerqué a quien parecía ser el guardaespaldas, cuestión que deduje por la espada innecesariamente grande que traía, si es que aquel pilar de acero podía ser llamado espada.
Disculpe, me presento, mi nombre es Zagreus Markov – dije continuando con la pantomima de que era un “noble” reconocido, como si mi actuación con Margot ya implicaba un papel a jugar en aquel evento. – ¿me podría indicar algo sobre aquel elixir? Veo que su amo está realmente interesado en obtenerlo. – Comenté al rubio, ya que el hombre de máscara continuaba con la puja con toda su concentración, como si se tratase de su único trabajo en aquella subasta.
La oferta y contraoferta continuó, ahora, por fin, era el turno de la subasta de las esclavas. Con la muerte de Alacrán el resto de participantes se sentían con mayor comodidad para pujar, pero tal como había sugerido la anciana, hizo alarde de su poder adquisitivo y de su ambición para satisfacer los caprichos de su yerno adquirieron a las mujeres que se vendían.
Ante el “triunfo” de mí “acompañante”, me acerqué para “felicitarla”. La mentira crecía y crecía, generalmente el no ser honesto estaba fuera de mis concepciones morales, yo estaba por encima de los simples humanos que catalogaban las cosas en términos de bien y mal, cayendo en ocultar la verdad a fin de sacar provecho. Mentir era un acto incoherente y conducta inherente de la incapacidad humana para lidiar con a la realidad. Un aspecto de su debilidad y sumisión. Sin embargo, muy a mi pesar, mi objetivo requería que pecara de aquel capricho, por lo que solo por aquella noche debía disfrazar la verdad con mi “misión” para satisfacer a Corvo.
Felicidades querida. Veo que lograste conseguir lo que buscabas.
Los Bowler y Reginald cuchichiaban mientras la anciana se levantaba para darme un beso en cada mejilla ante mi comentario que reafirmaba su triunfo.
Aquí vienen, estoy segura de que la pelirroja será un regalo sublime, mira esos pechos, mira esas caderas, y entre tú y yo se ve que aguanta una buena bofetada de vez en cuando, todo lo que un hombre quisiera de una mujer, es así, ¿no?
Asentí cómplice a su comentario, indignado a su propuesta, la anciana era hábil para moverse entre lo cortés y educado de una abuelita, con la actitud pedante y oscura de una arpía. Resultaba escalofriante, pero era algo que se podría esperar de todos los presentes en aquel lugar.
La mujer recibió lo que había adquirido, inconforme con las “sobras”, me hizo un regalo el cual no pude rechazar por la situación, una de las esclavas. Mi primera reacción fue de total desconcierto, reprochaba aquel acto de caridad fingida. No necesitaba una esclava y menos hacerme cargo de una niña.
La anciana dio algunas indicaciones a sus guardias e inclusive reprochó la actitud desconfiada y temerosa de mi nueva compañía. - Bueno mi Zagreus, yo ya conseguí por lo que vine, iré a la posada para descansar y salir en la mañana, por favor te pido encarecidamente que me visites. Es una orden. – Pronunció con una risa que ocultaba el tono de amenaza de sus palabras.
Oh Margot, disculpa que he estado callado, estoy todavía sorprendido de tu hospitalidad y obsequios, sin duda una mujer como tú se merece lo mejor. Y tranquila, por ello te visitaré apenas pise tus tierras. Es una promesa. – dije recalcando la mentira, en mis adentros la idea de cortar en tajos aquella mujer resultaba atractiva, era un ser reprochable y al igual que sus acompañantes, todos eran cómplice de la barbarie que se realizaba en las sombras del continente. Eran objetivos a eliminar, y en algún momento me tomaría las molestias de visitarla y hacer uso de la sangre…
Buenas noches – se despidió con su séquito de guardias y acompañantes – Por cierto, no veo a tu guardia…
Sí, está buscándome algo para beber. – el maldito no había vuelto aún y una espada de alquiler me vendría bien en aquella situación, ¿será que se había acobardado y huyó?, ¿se habría colado en las estancias traseras donde se hallaban los objetos…?
Oh, hablaré con Beltriz para que le corte la cabeza, un guardia no debe abandonar su puesto. Además, hay varios meseros satisfaciendo las bebidas y alimentos… - dijo con suspicacia.
Adelántate Olena, yo debo esperar para que me den la lanza que adquirí y quien sabe si consigo algo más – interrumpió el hombre de bigotes haciendo que la anciana recuperara su paso hacia la salida.
Me levanté y volví a la mesa en solitario donde estaba anteriormente, me senté y le ofrecí un asiento a la joven que ahora era de mí “propiedad”, que se sentara en el suelo era en exceso denigrante. Ahora tenía un nuevo obstáculo en mi objetivo de ingresar a Gnosis…
Límpiate la cara – dije ofreciéndole un pañuelo blanco que saqué de mis bolsillos, manteniendo un tono seco sin emoción, haciendo que mi comentario pareciera más una orden– no dejes que estos imbéciles pretenciosos te vean llorar.
El siguiente objeto se subastaba, pero mi atención se había desviado completamente de la tarima, ahora tenía mis manos sobre mi frente mientras miraba el mantel de la mesa. Pensaba un plan y las complicaciones de mi nueva acompañante… Quizás lo más idóneo sería deshacerme de la carga. Era una simple niña, y haber terminado ahí denotaba que el mundo solo le preparaba una tortura.
¿Sabes hablar?, ¿tienes nombre?... – le comenté. – Dime una razón por la que no deba ofrecerte a alguno de estos degenerados…
____________________________Aquel guardaespaldas irradiaba un aura oscura, en su silencio se notaba su compromiso con la muerte y enfrentarlo sería una estupidez sin precedentes, por ello, todos los presentes se sentaron e hicieron como si aquella escena fatal no hubiese ocurrido, la subasta continuaba. El hecho me dejaba en claro que buscar una confrontación directa con aquellos sujetos podría ser absurdo, mis habilidades de batalla no eran tan elaboradas y solía valerme de la sorpresa e ingenio para mis batallas, propiciar una trifulca solo me causaría perdidas.
La subasta continuó, el siguiente objeto era un elixir proveniente de Dundarak, desconocía su utilidad y por lo visto, dado el primer precio de puja, su efecto debía ser importante. Ante mi ignorancia por aquella poción de color violeta me dispuse a buscar alguien que pudiera saber del tema, debía saciar mi ansiedad causada por el desconocimiento. Un hombre también enmascarado, esta vez con un antifaz con una especie de pico, empezó la puja. Estaban situados cerca de la mesa donde estaba yo sentado, por lo que moví con disimulo mi silla y me acerqué a quien parecía ser el guardaespaldas, cuestión que deduje por la espada innecesariamente grande que traía, si es que aquel pilar de acero podía ser llamado espada.
Disculpe, me presento, mi nombre es Zagreus Markov – dije continuando con la pantomima de que era un “noble” reconocido, como si mi actuación con Margot ya implicaba un papel a jugar en aquel evento. – ¿me podría indicar algo sobre aquel elixir? Veo que su amo está realmente interesado en obtenerlo. – Comenté al rubio, ya que el hombre de máscara continuaba con la puja con toda su concentración, como si se tratase de su único trabajo en aquella subasta.
[…]
La oferta y contraoferta continuó, ahora, por fin, era el turno de la subasta de las esclavas. Con la muerte de Alacrán el resto de participantes se sentían con mayor comodidad para pujar, pero tal como había sugerido la anciana, hizo alarde de su poder adquisitivo y de su ambición para satisfacer los caprichos de su yerno adquirieron a las mujeres que se vendían.
Ante el “triunfo” de mí “acompañante”, me acerqué para “felicitarla”. La mentira crecía y crecía, generalmente el no ser honesto estaba fuera de mis concepciones morales, yo estaba por encima de los simples humanos que catalogaban las cosas en términos de bien y mal, cayendo en ocultar la verdad a fin de sacar provecho. Mentir era un acto incoherente y conducta inherente de la incapacidad humana para lidiar con a la realidad. Un aspecto de su debilidad y sumisión. Sin embargo, muy a mi pesar, mi objetivo requería que pecara de aquel capricho, por lo que solo por aquella noche debía disfrazar la verdad con mi “misión” para satisfacer a Corvo.
Felicidades querida. Veo que lograste conseguir lo que buscabas.
Los Bowler y Reginald cuchichiaban mientras la anciana se levantaba para darme un beso en cada mejilla ante mi comentario que reafirmaba su triunfo.
Aquí vienen, estoy segura de que la pelirroja será un regalo sublime, mira esos pechos, mira esas caderas, y entre tú y yo se ve que aguanta una buena bofetada de vez en cuando, todo lo que un hombre quisiera de una mujer, es así, ¿no?
Asentí cómplice a su comentario, indignado a su propuesta, la anciana era hábil para moverse entre lo cortés y educado de una abuelita, con la actitud pedante y oscura de una arpía. Resultaba escalofriante, pero era algo que se podría esperar de todos los presentes en aquel lugar.
La mujer recibió lo que había adquirido, inconforme con las “sobras”, me hizo un regalo el cual no pude rechazar por la situación, una de las esclavas. Mi primera reacción fue de total desconcierto, reprochaba aquel acto de caridad fingida. No necesitaba una esclava y menos hacerme cargo de una niña.
La anciana dio algunas indicaciones a sus guardias e inclusive reprochó la actitud desconfiada y temerosa de mi nueva compañía. - Bueno mi Zagreus, yo ya conseguí por lo que vine, iré a la posada para descansar y salir en la mañana, por favor te pido encarecidamente que me visites. Es una orden. – Pronunció con una risa que ocultaba el tono de amenaza de sus palabras.
Oh Margot, disculpa que he estado callado, estoy todavía sorprendido de tu hospitalidad y obsequios, sin duda una mujer como tú se merece lo mejor. Y tranquila, por ello te visitaré apenas pise tus tierras. Es una promesa. – dije recalcando la mentira, en mis adentros la idea de cortar en tajos aquella mujer resultaba atractiva, era un ser reprochable y al igual que sus acompañantes, todos eran cómplice de la barbarie que se realizaba en las sombras del continente. Eran objetivos a eliminar, y en algún momento me tomaría las molestias de visitarla y hacer uso de la sangre…
Buenas noches – se despidió con su séquito de guardias y acompañantes – Por cierto, no veo a tu guardia…
Sí, está buscándome algo para beber. – el maldito no había vuelto aún y una espada de alquiler me vendría bien en aquella situación, ¿será que se había acobardado y huyó?, ¿se habría colado en las estancias traseras donde se hallaban los objetos…?
Oh, hablaré con Beltriz para que le corte la cabeza, un guardia no debe abandonar su puesto. Además, hay varios meseros satisfaciendo las bebidas y alimentos… - dijo con suspicacia.
Adelántate Olena, yo debo esperar para que me den la lanza que adquirí y quien sabe si consigo algo más – interrumpió el hombre de bigotes haciendo que la anciana recuperara su paso hacia la salida.
Me levanté y volví a la mesa en solitario donde estaba anteriormente, me senté y le ofrecí un asiento a la joven que ahora era de mí “propiedad”, que se sentara en el suelo era en exceso denigrante. Ahora tenía un nuevo obstáculo en mi objetivo de ingresar a Gnosis…
Límpiate la cara – dije ofreciéndole un pañuelo blanco que saqué de mis bolsillos, manteniendo un tono seco sin emoción, haciendo que mi comentario pareciera más una orden– no dejes que estos imbéciles pretenciosos te vean llorar.
El siguiente objeto se subastaba, pero mi atención se había desviado completamente de la tarima, ahora tenía mis manos sobre mi frente mientras miraba el mantel de la mesa. Pensaba un plan y las complicaciones de mi nueva acompañante… Quizás lo más idóneo sería deshacerme de la carga. Era una simple niña, y haber terminado ahí denotaba que el mundo solo le preparaba una tortura.
¿Sabes hablar?, ¿tienes nombre?... – le comenté. – Dime una razón por la que no deba ofrecerte a alguno de estos degenerados…
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El miembro 'Zagreus' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
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Los nobles seguían ofertando y ninguno parecía dar su brazo a torcer, Zelas pendiente de quienes estaban ofertando, noto como uno de los nobles se acercaba a el y se presentaba como Zagreus Markov, el rubio extrañado de que alguien se presentara usando nombre y apellido, no creyó que ese fuera su verdadero nombre ante lo cual solo respondió con un -aja y yo soy Cosme Fulanito- dijo mientras escuchaba la pregunta de Zagreus, ante lo cual accedió a decirle si no ofertaba, el noble acepto, fue entonces que Cosme Fulanito empezó su relato -Hace mas de un año se publico un anuncio de trabajo de parte de las sirvientas de Azaril, de alguna forma que desconozco varias de las sirvientas terminaron malditas,
su fuerza física creció de forma descomunal, pero a cambio, perdían la razón y atacaban a lo que vieran, en Dundarak habían varias sueltas y hubo un altercado entre las sirvientas malditas, los caballeros dragón, una organización criminal y los 2 pobres diablos que aceptaron el trabajo, no se como cultivaron esa droga, pero estoy bastante seguro de donde la obtuvieron- cuando el no-elfo pronuncio lo ultimo, apretó sus puños con fuerza mientras veía el monto ridículo que estaba alcanzando aquella subasta.
-1 millón de aeros- Exclamo Percival llevándose las expresiones de asombro de toda la sala, provocando que incluso el subastador le cuestionara si realmente contaba con los fondos necesarios, Señor no es que dude de su fortuna, pero tendrá alguna forma de respaldar tan enorme fortuna pregunto el subastador mientras se frotaba las manos de manera codiciosa.
-Sera mejor que vuelvas por donde viniste, no vayas a quedar envuelto en lo que pueda ocurrir después de esto- comento el rubio mientras llevaba una de sus manos a la empuñadura de su espada, Percival por su parte dejo salir una carcajada mientras se ponía de pie y se quitaba la mascara -Mi nombre es Percival Fredrickstein von Musel Klossowski de Rolo III, si con eso no te basta entonces me temo que estoy desperdiciando mis aeros en este lugar- exclamo, con su rostro congelado en una fría y seria expresión que dejaba en claro su postura Señor de Rolo, cuanto lamento que haya tenido que recurrir a esto por mi inexperiencia, sin mas le otorgare el item por solo 3/4 de lo ofertado y prometo que esto no volverá a pasar.
El principal competidor de Percival esbozo una sonrisa debajo de su mascara, para el aquello no podía ser mejor, recordando lo que le había dicho a V, el aristócrata le hizo una seña a su guardaespaldas para que se acercara-No te precipites, arreglaremos esto afuera de la subasta, jajaja no puedo esperar por arrebatarle todo a ese estúpido niño- le susurraría el aristócrata a V, sin dejar de mirar a Percy a quien le hizo un leve saludo, como si le felicitara por aquella valerosa revelación. Percival por su parte dejo su mascara apoyada en el respaldo de su asiento, ya que había revelado su identidad, aceptaría la diana que se había puesto a si mismo con la misma actitud seria con la que ahora metía una mano a su bolsillo y sujetaba un orbe para manda un mensaje mental a alguien que yacía no tan lejos del edificio donde estaban.
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Los nobles seguían ofertando y ninguno parecía dar su brazo a torcer, Zelas pendiente de quienes estaban ofertando, noto como uno de los nobles se acercaba a el y se presentaba como Zagreus Markov, el rubio extrañado de que alguien se presentara usando nombre y apellido, no creyó que ese fuera su verdadero nombre ante lo cual solo respondió con un -aja y yo soy Cosme Fulanito- dijo mientras escuchaba la pregunta de Zagreus, ante lo cual accedió a decirle si no ofertaba, el noble acepto, fue entonces que Cosme Fulanito empezó su relato -Hace mas de un año se publico un anuncio de trabajo de parte de las sirvientas de Azaril, de alguna forma que desconozco varias de las sirvientas terminaron malditas,
su fuerza física creció de forma descomunal, pero a cambio, perdían la razón y atacaban a lo que vieran, en Dundarak habían varias sueltas y hubo un altercado entre las sirvientas malditas, los caballeros dragón, una organización criminal y los 2 pobres diablos que aceptaron el trabajo, no se como cultivaron esa droga, pero estoy bastante seguro de donde la obtuvieron- cuando el no-elfo pronuncio lo ultimo, apretó sus puños con fuerza mientras veía el monto ridículo que estaba alcanzando aquella subasta.
-1 millón de aeros- Exclamo Percival llevándose las expresiones de asombro de toda la sala, provocando que incluso el subastador le cuestionara si realmente contaba con los fondos necesarios, Señor no es que dude de su fortuna, pero tendrá alguna forma de respaldar tan enorme fortuna pregunto el subastador mientras se frotaba las manos de manera codiciosa.
-Sera mejor que vuelvas por donde viniste, no vayas a quedar envuelto en lo que pueda ocurrir después de esto- comento el rubio mientras llevaba una de sus manos a la empuñadura de su espada, Percival por su parte dejo salir una carcajada mientras se ponía de pie y se quitaba la mascara -Mi nombre es Percival Fredrickstein von Musel Klossowski de Rolo III, si con eso no te basta entonces me temo que estoy desperdiciando mis aeros en este lugar- exclamo, con su rostro congelado en una fría y seria expresión que dejaba en claro su postura Señor de Rolo, cuanto lamento que haya tenido que recurrir a esto por mi inexperiencia, sin mas le otorgare el item por solo 3/4 de lo ofertado y prometo que esto no volverá a pasar.
El principal competidor de Percival esbozo una sonrisa debajo de su mascara, para el aquello no podía ser mejor, recordando lo que le había dicho a V, el aristócrata le hizo una seña a su guardaespaldas para que se acercara-No te precipites, arreglaremos esto afuera de la subasta, jajaja no puedo esperar por arrebatarle todo a ese estúpido niño- le susurraría el aristócrata a V, sin dejar de mirar a Percy a quien le hizo un leve saludo, como si le felicitara por aquella valerosa revelación. Percival por su parte dejo su mascara apoyada en el respaldo de su asiento, ya que había revelado su identidad, aceptaría la diana que se había puesto a si mismo con la misma actitud seria con la que ahora metía una mano a su bolsillo y sujetaba un orbe para manda un mensaje mental a alguien que yacía no tan lejos del edificio donde estaban.
Zelas Hazelmere
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
Unos momentos posteriores a tener que sentarse en el suelo, empeorando esa sensación de frialdad, la anciana se despide de su acompañante, ahora dueño de la joven, y a decir verdad el diálogo breve que sostuvieron, esa mujer parecía caprichosa; y de él la impresión era más bien altivo y complaciente quizás, o solo de dientes hacia afuera. Zagreus avanza hacia otra mesa y ella da un brinco para seguirlo con rapidez, y al llegar a dicha mesa sucedió lo último que esperaba: le ofreció asiento. Tomando en cuenta la clase de trato que todos le habían estado dando estos días, sinceramente no dudó mucho en sentarse, pero a penas en la orilla del asiento y lo miraba de reojo con confusión. Y no se diga de la acción tan simple de ofrecer un pañuelo, y sí, se secó las lágrimas, para a continuación suspirar delicadamente. Sopesó la frase, acerca de dejarse ver así, claro, tenía la razón; los poderosos ahí presentes por supuesto que les deleitaba la situación de someter a otros, por algo se encontraban en el evento.
Instantes después, el silencio entre ambos se rompió, con un par de cuestionamientos, de los cuales el último le causó pánico, su cuerpo se tensó y lo miró a los ojos, no con intenciones de rogarle para que no la seda a nadie, o la venda, si no por que no lograba comprender la intención de querer saber qué podría ofrecerle a él.
-It... Itz...- Exhaló brevemente y continuó con voz tenue para evitar la atención de otras personas. -Itzamaray Ekbalam...- Dudó si hablar, pero no tenía realmente nada que perder a estas alturas, así que continuó: -Si un hombre como usted aparentemente no muestra interés en poseerme, a pesar de ser doncella, ¿Qué podría ofrecerle?.- Cerró sus pequeñas manos con fuerza sobre el pañuelo, y de nuevo ese nudo en su garganta, tuvo que morder su labio inferior para contenerse, mientras su mirada fija sobre aquellos ojos amarillos no desistía, se le vino a la mente la opcion de pedirle que la deje ir, pero ¿a dónde iría? No conocía a nadie ahí, y no había forma de salir campante por las puertas.
Se levantó con movimientos felinos y gráciles, y se atrevió a tomar asiento sobre aquel hombre. Daba la impresión de seducirlo, su expresión era diferente, menos apabullada por el miedo, y más dócil aparentemente, sin embargo pretendía ser una esclava sometiéndose pues algo sí notaba: algunos presentes cercanos los miraban, como si una esclava sentada les causara incomodidad, y seguramente también había muchos oídos al rededor, no quería ser escuchada por otros.
Su voz femenina era fácil de disimular entre bullicio de los presentes estando a tan corta distancia de su oyente, y con su rostro cerca de su “amo”, habló una vez más: -Señor....- Hizo una pausa, no sabía el apellido de familia. -Mi señor, no hay mucho que una doncella bruja, vendida por su padre, pueda ofrecer. - Esperó unos segundos, no estaba segura de si él la alejaría de un golpe o no, pero tuvo que continuar: -Mis habilidades son pocas, pues no he tenido entrenamiento, pero podría servirle si me lleva consigo. Me queda claro que usted no posee ese tipo de magia... o puede venderme, conseguir aeros que a juzgar por su apariencia, no sé si los necesite. Pero...- Ya no se veía tan sonriente, y ocultó su delicado rostro a un lado de él, pudiendo hablar cerca de su oreja: -Sé que ésto no le debe interesar, aún así: no deseo morir encadenada, torturada o usada como un juguete. No hay nadie en el mundo que espere por mí, es verdad, pero me duele perderme de volver a leer libros, y dominar el arte de usar el éter para azotar las mentes de otros...- Tomó distancia del oído de Zagreus, para mirarlo de nuevo cara a cara. -¿Cuál es entonces su voluntad?- La moneda estaba en el aire y aquella joven curvó sus labios en una melancólica sonrisa, aunque su cuerpo mantenía la postura de felino agazapado a su amo, y no llamar así miradas curiosas o indeseadas. Un completo desconocido, le había mostrado un simple gesto de caballerosidad, y se estaba aferrando a ello, pues más caminos frente a ella que no fuesen violacion y muerte, le esperaban si no. Algo llamó su atención, aunque estaba bastante cansada pues no había probado bocado en casi dos noches, y usaba su concentración en no caer rendida al pánico todo ese tiempo, ahora que bajaba la guardia fué que lo percibió era como si el éter se moviera de rincón a rincón dentro del recinto, lentamente. Y aunque echó un vistazo como buscando a las fuentes, entendió que podría ser en un área algo distanciada, a la izquierda de donde ellos estaban, un hombre que se quitaba una extraña máscara y otro, de cabello rubio, frunció ligeramente el ceño, presentía que los acontecimientos de esta noche estaban siendo inquietantes cada vez más, pero se forzó a atender la respuesta que le diera el hombre llamado Zagreus.
Instantes después, el silencio entre ambos se rompió, con un par de cuestionamientos, de los cuales el último le causó pánico, su cuerpo se tensó y lo miró a los ojos, no con intenciones de rogarle para que no la seda a nadie, o la venda, si no por que no lograba comprender la intención de querer saber qué podría ofrecerle a él.
-It... Itz...- Exhaló brevemente y continuó con voz tenue para evitar la atención de otras personas. -Itzamaray Ekbalam...- Dudó si hablar, pero no tenía realmente nada que perder a estas alturas, así que continuó: -Si un hombre como usted aparentemente no muestra interés en poseerme, a pesar de ser doncella, ¿Qué podría ofrecerle?.- Cerró sus pequeñas manos con fuerza sobre el pañuelo, y de nuevo ese nudo en su garganta, tuvo que morder su labio inferior para contenerse, mientras su mirada fija sobre aquellos ojos amarillos no desistía, se le vino a la mente la opcion de pedirle que la deje ir, pero ¿a dónde iría? No conocía a nadie ahí, y no había forma de salir campante por las puertas.
Se levantó con movimientos felinos y gráciles, y se atrevió a tomar asiento sobre aquel hombre. Daba la impresión de seducirlo, su expresión era diferente, menos apabullada por el miedo, y más dócil aparentemente, sin embargo pretendía ser una esclava sometiéndose pues algo sí notaba: algunos presentes cercanos los miraban, como si una esclava sentada les causara incomodidad, y seguramente también había muchos oídos al rededor, no quería ser escuchada por otros.
Su voz femenina era fácil de disimular entre bullicio de los presentes estando a tan corta distancia de su oyente, y con su rostro cerca de su “amo”, habló una vez más: -Señor....- Hizo una pausa, no sabía el apellido de familia. -Mi señor, no hay mucho que una doncella bruja, vendida por su padre, pueda ofrecer. - Esperó unos segundos, no estaba segura de si él la alejaría de un golpe o no, pero tuvo que continuar: -Mis habilidades son pocas, pues no he tenido entrenamiento, pero podría servirle si me lleva consigo. Me queda claro que usted no posee ese tipo de magia... o puede venderme, conseguir aeros que a juzgar por su apariencia, no sé si los necesite. Pero...- Ya no se veía tan sonriente, y ocultó su delicado rostro a un lado de él, pudiendo hablar cerca de su oreja: -Sé que ésto no le debe interesar, aún así: no deseo morir encadenada, torturada o usada como un juguete. No hay nadie en el mundo que espere por mí, es verdad, pero me duele perderme de volver a leer libros, y dominar el arte de usar el éter para azotar las mentes de otros...- Tomó distancia del oído de Zagreus, para mirarlo de nuevo cara a cara. -¿Cuál es entonces su voluntad?- La moneda estaba en el aire y aquella joven curvó sus labios en una melancólica sonrisa, aunque su cuerpo mantenía la postura de felino agazapado a su amo, y no llamar así miradas curiosas o indeseadas. Un completo desconocido, le había mostrado un simple gesto de caballerosidad, y se estaba aferrando a ello, pues más caminos frente a ella que no fuesen violacion y muerte, le esperaban si no. Algo llamó su atención, aunque estaba bastante cansada pues no había probado bocado en casi dos noches, y usaba su concentración en no caer rendida al pánico todo ese tiempo, ahora que bajaba la guardia fué que lo percibió era como si el éter se moviera de rincón a rincón dentro del recinto, lentamente. Y aunque echó un vistazo como buscando a las fuentes, entendió que podría ser en un área algo distanciada, a la izquierda de donde ellos estaban, un hombre que se quitaba una extraña máscara y otro, de cabello rubio, frunció ligeramente el ceño, presentía que los acontecimientos de esta noche estaban siendo inquietantes cada vez más, pero se forzó a atender la respuesta que le diera el hombre llamado Zagreus.
Última edición por Itzamaray el Miér 07 Sep 2022, 07:32, editado 2 veces
Itzamaray
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
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Re: La Subasta Oscura [Noche] [Libre] [Cerrado]
La joven que ahora era de mi propiedad se presentó con titubeos, Itzamaray, un nombre exótico. Poco a poco la chica perdía el miedo para poder dirigirse a mi para contestar mis interrogantes. Qué pérdida de tiempo - exclamé ante el comentario de la esclava, incapaz de darme una respuesta adecuada a mi pregunta. Ante mi disgusto, la joven cambió de actitud y con un movimiento veloz se sentó en mis piernas. La impertinencia de aquella mujer me molestó de forma importante, pero antes de apartarla con fuerza habló de forma decidida, por lo que permití que continuara.
La escuché con atención mientras seguía con su actuación seductora, pantomima que no lograba hacer que cediera a sus encantos femeninos. Mientras hablaba confesó que se trataba de una bruja novata y con su discurso mi irritación fue disminuyendo.
Emulando una caricia coloqué mi mano en el rostro de aquella mujer, luego con sutileza fingida bajé mi mano a su cuello, tomando su pequeña y frágil garganta. Con mi mano abierta podía prácticamente rodearlo en totalidad y con firmeza hice un movimiento para que su rostro estuviera estático frente al mío.
La miré con detenimiento, analizaba cada rasgo de su rostro, sus facciones y sobre todo aquellos ojos verdes esmeralda. Mi pulgar ubicado en una de sus arterias era capaz de sentir las pulsaciones de la pequeña maga, logrando experimentar con una leve presión como la sangre bombeaba agitada en Itzamaray, delatando las verdaderas emociones de aquella chica, la sangre no mentía.
Tú… - dije mientras apretaba mi mano en su cuello causando que la respiración se viera poco a poco obstruida. Quería mirar aquellos ojos procurando que en mi vista ella encontrara el verdadero terror. No tenía tiempo para ser un salvador, pero antes de acabar mi frase un flashback retumbó mi mente, haciendo que soltara el cuello de la esclava.
En los ojos de aquella niña me vi reflejado varios años atrás, cuando tuve que enfrentar al mundo para sobrevivir, consideraba que las emociones las había enterrado décadas atrás, pero en ese instante un destello de benevolencia surcó mi alma maldita. La maga estaba dispuesta a luchar por vivir, así como yo lo hice en aquel entonces, cuando un mago prácticamente salvó mi vida. Quizás era un capricho del destino, pero con aquella joven que también era maga podría devolver el favor a Fer´avlis. Una deuda que no pensé que cargaba.
Suspiré para procesar la vorágine de ideas e incluso emociones que pasaban por mi mente. -Si deseas vivir tienes que garantizarme de que serias capaz de morir por mí. – dije camuflando mi orden con la salvación de aquella esclava. Solté a la joven y le di una nueva directriz aflorando nuevamente mi irritación por su imprudencia. – Apártate y siéntate donde te dije, no me obligues a mandarte al suelo nuevamente.
La tensión en el ambiente se tornaba más palpable. El ego de aquellos bandidos y aristócratas cobraba fuerza con cada objeto subastado, teniendo que las cifras que alcanzaban eran estrepitosas. Con cada artefacto mi irritación crecía al igual que la ansiedad por cumplir con mi objetivo.
… Vendido los huesos del caballo de Siegfried por 3000 aeros a Lord Godrick de Marika, sin duda un adorno bastante peculiar....
…Vendido una Rosanera(1) a la tripulación de Barba gris por 2000 aeros, cuidado con las espinas…
…Vendido por 10000 aeros el ojo de Zau’ron, un artefacto que mezcla alquimia e ingeniería para poder ver todo el entorno en un cuarto estando fuera de él. Felicidades lady Elizabeth II, el último dueño murió trágicamente, espero no sea su caso…
Los objetos seguían y el martillar del subastador continuaba. Ya faltaba poco para que la velada concluyera y mi objetivo cada vez se veía más limitado, no tenía el dinero para hacerme con algún artefacto de forma legal, pero las palabras de un sujeto iluminaron mi mente.
Disculpe señor, Markov ¿no? - señaló junto a la mesa un sujeto que formaba parte de los asistentes del evento - veo que la señora Margot le dejó una de las esclavas para usted, con todo el asunto de la muerte del señor Jack debemos de nuevo subastar el resto de mujeres. Por tal motivo necesitamos nuevamente hacer el registro de todas las piezas. Requerimos que al finalizar la subasta se dirija a la parte de atrás por aquel pasillo, ahí los compradores buscaran sus objetos y usted podrá hacer el papeleo correspondiente, es solo una formalidad.
Era la oportunidad perfecta para ir con el resto de compradores, ciertamente había personajes que sería mejor mantener alejados, tal como el tal Cosme Fulanito o el sujeto de la armadura que mató a Alacrán, pero incluso así si jugaba bien mis cartas podría hacerme con algunos objetos para Corvo. Quien diría que mi nueva adquisición si me sería útil.
________________________La escuché con atención mientras seguía con su actuación seductora, pantomima que no lograba hacer que cediera a sus encantos femeninos. Mientras hablaba confesó que se trataba de una bruja novata y con su discurso mi irritación fue disminuyendo.
Emulando una caricia coloqué mi mano en el rostro de aquella mujer, luego con sutileza fingida bajé mi mano a su cuello, tomando su pequeña y frágil garganta. Con mi mano abierta podía prácticamente rodearlo en totalidad y con firmeza hice un movimiento para que su rostro estuviera estático frente al mío.
La miré con detenimiento, analizaba cada rasgo de su rostro, sus facciones y sobre todo aquellos ojos verdes esmeralda. Mi pulgar ubicado en una de sus arterias era capaz de sentir las pulsaciones de la pequeña maga, logrando experimentar con una leve presión como la sangre bombeaba agitada en Itzamaray, delatando las verdaderas emociones de aquella chica, la sangre no mentía.
Tú… - dije mientras apretaba mi mano en su cuello causando que la respiración se viera poco a poco obstruida. Quería mirar aquellos ojos procurando que en mi vista ella encontrara el verdadero terror. No tenía tiempo para ser un salvador, pero antes de acabar mi frase un flashback retumbó mi mente, haciendo que soltara el cuello de la esclava.
En los ojos de aquella niña me vi reflejado varios años atrás, cuando tuve que enfrentar al mundo para sobrevivir, consideraba que las emociones las había enterrado décadas atrás, pero en ese instante un destello de benevolencia surcó mi alma maldita. La maga estaba dispuesta a luchar por vivir, así como yo lo hice en aquel entonces, cuando un mago prácticamente salvó mi vida. Quizás era un capricho del destino, pero con aquella joven que también era maga podría devolver el favor a Fer´avlis. Una deuda que no pensé que cargaba.
Suspiré para procesar la vorágine de ideas e incluso emociones que pasaban por mi mente. -Si deseas vivir tienes que garantizarme de que serias capaz de morir por mí. – dije camuflando mi orden con la salvación de aquella esclava. Solté a la joven y le di una nueva directriz aflorando nuevamente mi irritación por su imprudencia. – Apártate y siéntate donde te dije, no me obligues a mandarte al suelo nuevamente.
La tensión en el ambiente se tornaba más palpable. El ego de aquellos bandidos y aristócratas cobraba fuerza con cada objeto subastado, teniendo que las cifras que alcanzaban eran estrepitosas. Con cada artefacto mi irritación crecía al igual que la ansiedad por cumplir con mi objetivo.
… Vendido los huesos del caballo de Siegfried por 3000 aeros a Lord Godrick de Marika, sin duda un adorno bastante peculiar....
…Vendido una Rosanera(1) a la tripulación de Barba gris por 2000 aeros, cuidado con las espinas…
…Vendido por 10000 aeros el ojo de Zau’ron, un artefacto que mezcla alquimia e ingeniería para poder ver todo el entorno en un cuarto estando fuera de él. Felicidades lady Elizabeth II, el último dueño murió trágicamente, espero no sea su caso…
Los objetos seguían y el martillar del subastador continuaba. Ya faltaba poco para que la velada concluyera y mi objetivo cada vez se veía más limitado, no tenía el dinero para hacerme con algún artefacto de forma legal, pero las palabras de un sujeto iluminaron mi mente.
Disculpe señor, Markov ¿no? - señaló junto a la mesa un sujeto que formaba parte de los asistentes del evento - veo que la señora Margot le dejó una de las esclavas para usted, con todo el asunto de la muerte del señor Jack debemos de nuevo subastar el resto de mujeres. Por tal motivo necesitamos nuevamente hacer el registro de todas las piezas. Requerimos que al finalizar la subasta se dirija a la parte de atrás por aquel pasillo, ahí los compradores buscaran sus objetos y usted podrá hacer el papeleo correspondiente, es solo una formalidad.
Era la oportunidad perfecta para ir con el resto de compradores, ciertamente había personajes que sería mejor mantener alejados, tal como el tal Cosme Fulanito o el sujeto de la armadura que mató a Alacrán, pero incluso así si jugaba bien mis cartas podría hacerme con algunos objetos para Corvo. Quien diría que mi nueva adquisición si me sería útil.
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