El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
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El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Algún callejón en el interior de Dundarak
Al fin estoy libre, después de diez mil años, estoy libre aaaaa- Gritó la mujer frente a sus secuaces, no eran más que una docena de guerreros, pero no serían los únicos, si ella seguía libre, usaría sus poderes vampíricos para reclutar más aliados -Pero, mi señora, solo estuvo encerrada unos meses, en su casa, por voluntad propia- Le dijo su principal secuaz mientras le entregaba un diminuto libro -No me contradigas, debo parecer más dramática y causar impacto, con este libro obtendré todo el poder que antes me fue negado aaaaa- Parecía muy decidida, y eso era algo que no podíamos permitir.
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Mientras tanto, en la entrada de Dundarak... De noche para que no se nos muera Bio
¿Cómo que mi cara está en afiches todavía?- Le pregunté a mi pequeña amiga dragona que deambulaba contenta con su disfraz de gomejo blanco -Sí, acabo de verlos, son muchos, y dicen que has estado robando en las casas de los nobles, incluso dice que has robado en varios lugares al mismo tiempo- Dijo Arygos con mucha tranquilidad -Eso hará un poco más difícil estar en la ciudad, debemos encontrar ese libro rápido, o el mundo como lo conocemos correrá un gran peligro- Dije en tono serio y solemne -No tengo pruebas pero tampoco dudas- Concluí mientras llevaba un par de dedos a mi barbilla para pensar en un plan.
¿Y si reclutamos un equipo de guerreros implacables que luchen por la justicia vestidos de gomejos de diferentes colores?- Dijo mi dracónica amiga con entusiasmo -Claro, suena como un excelente plan- Dije con sarcasmo -¿En serio?- Preguntó dando saltos -No- Dije tajante -Estamos en una misión muy seria, y aún si consiguiéramos guerreros en los que podamos confiar ¿Quién estaría tan loco para ir por la vida vestido de gomejo?- Y es que la parte de conseguir aliados ya estaba bastante difícil como para agregarle la dificultad de los disfraces.
Nunca quieres hacer nada divertido- Dijo Arygos inflando las mejillas y lanzando su gomejo contra la pared para que rebotara y atraparlo de regreso, una y otra vez. Yo por mi parte, me concentré en idear un plan, un muy buen plan, con toda la seriedad que la situación requería, me encontraba recostado contra uno de los muros que daban al exterior de la ciudad mientras Arygos jugaba a la pelota con su gomejo hasta que falló al atraparlos en uno de sus regresos y se le escapó rebotando.
Oye, no te vayas muy lejos eh- Le dije en tono serio mientras me concentraba para diseñar mi elaborado plan. La joven dragoncita corrió y corrió por las calles intentando atrapar a su gomejo que intentaba desesperadamente escapar de ella hasta que finalmente la perdí de vista. Y en medio de su aventura encontró algo inimaginable, una persona más, con disfraz de gomejo, parecido al de ella ¿Sería ese el inicio del equipo de guerreros implacables que luchen por la justicia vestidos de gomejos de diferentes colores?
¿Y si reclutamos un equipo de guerreros implacables que luchen por la justicia vestidos de gomejos de diferentes colores?- Dijo mi dracónica amiga con entusiasmo -Claro, suena como un excelente plan- Dije con sarcasmo -¿En serio?- Preguntó dando saltos -No- Dije tajante -Estamos en una misión muy seria, y aún si consiguiéramos guerreros en los que podamos confiar ¿Quién estaría tan loco para ir por la vida vestido de gomejo?- Y es que la parte de conseguir aliados ya estaba bastante difícil como para agregarle la dificultad de los disfraces.
Nunca quieres hacer nada divertido- Dijo Arygos inflando las mejillas y lanzando su gomejo contra la pared para que rebotara y atraparlo de regreso, una y otra vez. Yo por mi parte, me concentré en idear un plan, un muy buen plan, con toda la seriedad que la situación requería, me encontraba recostado contra uno de los muros que daban al exterior de la ciudad mientras Arygos jugaba a la pelota con su gomejo hasta que falló al atraparlos en uno de sus regresos y se le escapó rebotando.
Oye, no te vayas muy lejos eh- Le dije en tono serio mientras me concentraba para diseñar mi elaborado plan. La joven dragoncita corrió y corrió por las calles intentando atrapar a su gomejo que intentaba desesperadamente escapar de ella hasta que finalmente la perdí de vista. Y en medio de su aventura encontró algo inimaginable, una persona más, con disfraz de gomejo, parecido al de ella ¿Sería ese el inicio del equipo de guerreros implacables que luchen por la justicia vestidos de gomejos de diferentes colores?
Última edición por Bio el Miér Sep 28 2022, 21:55, editado 3 veces
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Aerandiano de honor
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Esto tenía que ser un chiste de mal gusto, no podía creer que no tenía algo más que ponerme que no fuera ese traje, pero ahí estaba, mi ropa estaba sucia, tuve que lavarla y el frío no era precisamente el mejor amigo en esos casos.
Necesitaba comprar provisiones para el viaje de regreso al sur y quería hacerlo cuanto antes, ya había pasado bastantes desventuras en la ciudad como para querer animarme a quedarme más tiempo. Esperaba no llamar la atención más de la cuenta con un traje gris orejudo, peludo y con colita en el trasero. ¿A quién quería engañar? Eso podía verse a leguas.
- ¿Meraxes? ¿Eres tú? - Fue una voz a mis espaldas. Era la de un hombre, la verdad no la reconocía, pero sin duda él a mí sí. Me giré solo para llevarme semejante sorpresa que palideció más- si es que eso era posible - mi tez. Allí estaba, un hombre al que debía decir era un poco más alto que yo, con claras facciones que nos asemejaban. Me tomó algunos segundos procesar que al que tenía en frente era uno de mis hermanos.
- ¿M...me...Me...Meleis? - Pregunté dudosa. Por sus rasgos delgados y más perfilados que el de los otros dos trillizos, o al menos así los recordaba. Su sonrisa en respuesta me dio a entender. Por otro lado no iba a negar que el corazón estaba a punto de salirme por la boca, latía tan rápido producto de los nervios que no sabía qué debía hacer. Hacía más de diez años que no veía a ninguno de ellos, y ahora allí estaba con disfraz de gomejo en frente de mi hermano menor que resultaba ser más alto.
- Sabía que no estaba loco, te vi en el festival y luego todo explotó... que bueno que estás bien. - Se acercó para intentar abrazarme a lo que yo me alejé inconscientemente. No tenía nada en contra de él pero en estos momentos era un mar de emociones.
Silencio incomodo. Yo por no saber qué decir y el por no saber qué hacer ahora que lo había evitado de manera tan brusca. Sin embargo toda esa atmósfera de pronto se vio disuelta por un evento tan peculiar como mi traje mismo. Era un gomejo adulto corriendo, al que Bomull que estaba en mis brazos prestó atención, seguido por una chica con un traje similar al mio. Esa chica se me hacía familiar.
Necesitaba comprar provisiones para el viaje de regreso al sur y quería hacerlo cuanto antes, ya había pasado bastantes desventuras en la ciudad como para querer animarme a quedarme más tiempo. Esperaba no llamar la atención más de la cuenta con un traje gris orejudo, peludo y con colita en el trasero. ¿A quién quería engañar? Eso podía verse a leguas.
- ¿Meraxes? ¿Eres tú? - Fue una voz a mis espaldas. Era la de un hombre, la verdad no la reconocía, pero sin duda él a mí sí. Me giré solo para llevarme semejante sorpresa que palideció más- si es que eso era posible - mi tez. Allí estaba, un hombre al que debía decir era un poco más alto que yo, con claras facciones que nos asemejaban. Me tomó algunos segundos procesar que al que tenía en frente era uno de mis hermanos.
- ¿M...me...Me...Meleis? - Pregunté dudosa. Por sus rasgos delgados y más perfilados que el de los otros dos trillizos, o al menos así los recordaba. Su sonrisa en respuesta me dio a entender. Por otro lado no iba a negar que el corazón estaba a punto de salirme por la boca, latía tan rápido producto de los nervios que no sabía qué debía hacer. Hacía más de diez años que no veía a ninguno de ellos, y ahora allí estaba con disfraz de gomejo en frente de mi hermano menor que resultaba ser más alto.
- Sabía que no estaba loco, te vi en el festival y luego todo explotó... que bueno que estás bien. - Se acercó para intentar abrazarme a lo que yo me alejé inconscientemente. No tenía nada en contra de él pero en estos momentos era un mar de emociones.
Silencio incomodo. Yo por no saber qué decir y el por no saber qué hacer ahora que lo había evitado de manera tan brusca. Sin embargo toda esa atmósfera de pronto se vio disuelta por un evento tan peculiar como mi traje mismo. Era un gomejo adulto corriendo, al que Bomull que estaba en mis brazos prestó atención, seguido por una chica con un traje similar al mio. Esa chica se me hacía familiar.
- Off:
- Outfit
Disfraz de Gomejo [Ropas comunes pobres] No están pensadas para protección en batalla, sino para abrigar y vestir. Al ser de calidad Pobre su estética es deficiente.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Aprovecho este tema para introducir a mi acompañante. Que se arme el equipo de gomerangers. :v
- Meleis Balerion:
- Habla
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- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Cría de Gomejo]
Meraxes
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
-¿Y tú no viste nada de eso?-
-Ya te dije mate a la mariposa y tuve que correr antes que me lincharan-
-Pero las mariposas explotaron-
-Pero yo no lo sabia-
-Mmmm no se, para mi que algo planeas-
-¿Y tú en que minuto llegaste acá?-
-Ya sabes, un poco de esto y un poco de aquello-
El rubio y la chica caminaban por las calles de Dundarak observando el panorama, las explosiones habían dejado una mella considerable pero la tragedia se había evitado, sin embargo, la culpa recaía en un elfo que había llamado a la ciudad por el nombre equivocado, por suerte Zelas hace tiempo había dejado de parecer un elfo así que eso le ahorraba el problema de tener que ocultarse, aunque llegando al peor de los casos, simplemente abriría un portal y se iría de allí sin dudarlo, tenia que prepararse para la gran hazaña... Cuando fuera que decidiera dar aquel golpe.
-Entonces... ¿Has sabido algo de nuestros conocidos fanáticos de las calaveras?-
-no he sabido de Azalie en años, ni siquiera se si esta viva...-
-Pero..-
-Pero tengo entendido que desde una subasta que hubo hace poco ya nadie mas ha salido de la isla-
-Oh te enteraste de eso-
-Difícil no enterarse de como una cría de Rajang destruyo un edificio y al poco tiempo después un Rajang asesino a un falso dragón ancestral-
-Muchos Rajangs últimamente ¿no crees?-
-¿Coincidencia?, no lo creo-
-Si tenemos suerte puede que les caiga un Rajang en la isla-
-jajaja ojala-
Sin decirlo directamente ambos pensaron lo mismo, el día donde finalmente podrían saldar su deuda se acercaba, de alguna forma a ninguno de los 2 les pareció raro que mucha gente comenzara aparecer con disfraces de gomejo.
-Ya te dije mate a la mariposa y tuve que correr antes que me lincharan-
-Pero las mariposas explotaron-
-Pero yo no lo sabia-
-Mmmm no se, para mi que algo planeas-
-¿Y tú en que minuto llegaste acá?-
-Ya sabes, un poco de esto y un poco de aquello-
El rubio y la chica caminaban por las calles de Dundarak observando el panorama, las explosiones habían dejado una mella considerable pero la tragedia se había evitado, sin embargo, la culpa recaía en un elfo que había llamado a la ciudad por el nombre equivocado, por suerte Zelas hace tiempo había dejado de parecer un elfo así que eso le ahorraba el problema de tener que ocultarse, aunque llegando al peor de los casos, simplemente abriría un portal y se iría de allí sin dudarlo, tenia que prepararse para la gran hazaña... Cuando fuera que decidiera dar aquel golpe.
-Entonces... ¿Has sabido algo de nuestros conocidos fanáticos de las calaveras?-
-no he sabido de Azalie en años, ni siquiera se si esta viva...-
-Pero..-
-Pero tengo entendido que desde una subasta que hubo hace poco ya nadie mas ha salido de la isla-
-Oh te enteraste de eso-
-Difícil no enterarse de como una cría de Rajang destruyo un edificio y al poco tiempo después un Rajang asesino a un falso dragón ancestral-
-Muchos Rajangs últimamente ¿no crees?-
-¿Coincidencia?, no lo creo-
-Si tenemos suerte puede que les caiga un Rajang en la isla-
-jajaja ojala-
Sin decirlo directamente ambos pensaron lo mismo, el día donde finalmente podrían saldar su deuda se acercaba, de alguna forma a ninguno de los 2 les pareció raro que mucha gente comenzara aparecer con disfraces de gomejo.
Zelas Hazelmere
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Día 71 después de Oblivion
Golosina caminaba por las calles de Dundarak vestida con su elegante y sofisticado disfraz de Gomejo rosa pastel. Con su cabeza ligeramente ladeada a la izquierda, caminaba en línea recta, observando todo a su alrededor.
Unos días antes, mariposas explosivas habían causado estragos en aquella parte de la ciudad y la biocibernética, tras haber dudado injustamente de su fuerza, había logrado detener al criminal timador que tanto daño había causado en aquel evento.
Cómo contraprestación personal por su gran trabajo, la mujer había decidido premiarse con unas reconfortantes ropas que abrigaban en aquel frío clima del norte, de un rosa pastel delicioso. La mujer que había confeccionado el traje era preciosa y sin duda, tenía un gran talento para diseñar aquella vestimenta de lujo y glamour, haciendo que la biocibernética se sintiera muy sofisticada.
Lo que no esperaba era salir a la calle y encontrar a todas aquellas personas con su misma vestimenta. La fiebre del Gomejo había llegado a la ciudad y a nadie había dejado indiferente.
Caminando por las calles, la vista de la biocibernética se centró en la de un apuesto hombre adulto, de larga melena oscura. Pero, ¿acaso no era él el hombre amable que se había prestado a comprarle aquel majestuoso traje?
Con su amplia sonrisa de apariencia lunática, Golosina, agente de la División de Tácticas Especiales Biocibernéticas, se acercó a él, mientras colocaba su cabeza de forma recta, haciendo que la orejera izquierda de su disfraz de gomejo le tapase parte de su rostro.
―Mi gentil señor, me gustaría agradecerle el pago por este elegante traje, que calienta mi cuerpo en noches tan frías y oscuras cómo ésta. Si puedo serle de ayuda en algún asunto lícito, estaré encantada de devolverle el favor.
La biocibernética analizó el cuerpo del hombre mientras hablaba. Su piel contrastaba con la suya y la melena al viento del hombre le hizo suspirar durante un breve segundo. El hombre tenía una apariencia formidable, resultando a la biocibernética un ejemplar realmente atractivo. Tras unos segundos observándole, con evidentes rasgos de fascinación, incluida una enorme boca abierta, sintió cómo un extraño mecanismo se movía en su interior, haciéndola estremecerse por la extraordinaria belleza del hombre.
[CANDIDATO PARA LA FERTILIDAD. ACTIVANDO UNIDAD DE REPRODUCCIÓN]
________________________________
IMPORTANTE ACLARACIÓN CRONOLÓGICA:
- En mi cronología, no han pasado más de 10 días desde la compra del disfraz de Gomejo. Por lo que Golosina recordará a Meraxes, la vendedora, y al sexy Bio, que le pagó el disfraz, durante este rol.
- Golosina conoció a Rauko anteriormente, pero cómo han transcurrido más de 10 días entre ambos encuentros en mi cronología, la biocibernética no podrá recordarle, convirtiéndose Rauko en la primera persona que puede apreciar su anomalía.
Golosina
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
–Terrible –comentaba mientras paseaba por algún lado de Dundarak, llevando en mis brazos a mi cría de gomejo disfrazado de gomejo–. Lo bueno es que no te hice caso y metí los trajes de gomejo en el bolso.
–Lo terrible es que quieras salir a pasear vestidos… –empezó Xana. Recorrió su atuendo con la mirada– así.
–Pensé que te gustaba.
–Claro, pero para andar en casa. No para recorrer el mundo. Por estas cosas es que no nos toman en serio.
–Bueno, mejor que andar con las ropas chamuscadas por mariposas.
La expresión de su rostro se ensombreció por el recuerdo. Actué enseguida y ejecuté la milenaria técnica antitristeza conocida como «Ataque de cosquillas», arrancándole risas y alguna que otra protesta hecha sin demasiado esfuerzo, hasta que una criatura pequeña y extrañamente tierna se nos acercó y se quedó mirándonos, en silencio, a un metro de nosotros. Era un dnomovói, feo como cualquiera de su especie, pero usando un lindo disfraz de gomejo como el de nosotros. Xana y yo cruzamos nuestras miradas antes de se hiciera la pregunta que la situación demandaba.
–¿Por qué? –dijo el enano.
–Es una duda muy profunda –contesté–. ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué existimos? ¿Por qué yo soy yo y no alguien más en otro lugar y en otro tiempo? ¿Por qué hay gente a la que no le gusta comer biusas? ¿Por qué El Bebé Barbudo hace lo que hace?
–El gomejo –interrumpió el duende señalando a mi mascota–. Ya es gomejo. ¿Por qué usa una piel más de gomejo?
–Ah, eso. Pues… –Pensé en qué disparate decir y que pareciera tener sentido. Puse una rodilla en el suelo y una mano en el diminuto hombro de la criaturita preguntona–. Duende, eso no se pregunta –contesté solemne–. ¿Quieres una biusa? –agregué sin venir a cuento. Generé una de esas maravillosas frutas,[1] una con forma de uva para que él pudiera comer con su diminuta boca, y la acerqué a sus labios, pero su primer instinto fue recular–. Déjate querer. Flojito y cooperando.
Antes de explicarle sobre las biusas, de pronto reconocí una figura orejuda en el borde de mi visión. Centré mi mirada en aquello. Mis cejas se arquearon. Era alguien, una mujer bio-cibernética de gran tamaño, curiosamente también envuelta en traje gomegil.
–Xana, no tengo tiempo para explicar. Sigamos a la gigante disfrazada de gomejo.
Tampoco había mucho que explicar. Cualquier oportunidad que prometiera una locura que distrajera a Xana de la reciente tragedia era una oportunidad imposible de ignorar.
Liderando la marcha, seguí a la bio-cibernética. Pronto la perdí, pero fingí que sabía a dónde llevaba a mis dos compañeros orejudos que caminaban a mis lados.
–Ahí está –señaló el duende, aliviándome, y tomó la iniciativa de ir tras nuestro objetivo sin esperarnos.
–Eso es. Guíanos, intrépido líder –le animé.
Y así, Golosina y Bio verían llegar a un grupo de disfrazados de gomejo liderados por un duende.
–Lo terrible es que quieras salir a pasear vestidos… –empezó Xana. Recorrió su atuendo con la mirada– así.
–Pensé que te gustaba.
–Claro, pero para andar en casa. No para recorrer el mundo. Por estas cosas es que no nos toman en serio.
–Bueno, mejor que andar con las ropas chamuscadas por mariposas.
La expresión de su rostro se ensombreció por el recuerdo. Actué enseguida y ejecuté la milenaria técnica antitristeza conocida como «Ataque de cosquillas», arrancándole risas y alguna que otra protesta hecha sin demasiado esfuerzo, hasta que una criatura pequeña y extrañamente tierna se nos acercó y se quedó mirándonos, en silencio, a un metro de nosotros. Era un dnomovói, feo como cualquiera de su especie, pero usando un lindo disfraz de gomejo como el de nosotros. Xana y yo cruzamos nuestras miradas antes de se hiciera la pregunta que la situación demandaba.
–¿Por qué? –dijo el enano.
–Es una duda muy profunda –contesté–. ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué existimos? ¿Por qué yo soy yo y no alguien más en otro lugar y en otro tiempo? ¿Por qué hay gente a la que no le gusta comer biusas? ¿Por qué El Bebé Barbudo hace lo que hace?
–El gomejo –interrumpió el duende señalando a mi mascota–. Ya es gomejo. ¿Por qué usa una piel más de gomejo?
–Ah, eso. Pues… –Pensé en qué disparate decir y que pareciera tener sentido. Puse una rodilla en el suelo y una mano en el diminuto hombro de la criaturita preguntona–. Duende, eso no se pregunta –contesté solemne–. ¿Quieres una biusa? –agregué sin venir a cuento. Generé una de esas maravillosas frutas,[1] una con forma de uva para que él pudiera comer con su diminuta boca, y la acerqué a sus labios, pero su primer instinto fue recular–. Déjate querer. Flojito y cooperando.
Antes de explicarle sobre las biusas, de pronto reconocí una figura orejuda en el borde de mi visión. Centré mi mirada en aquello. Mis cejas se arquearon. Era alguien, una mujer bio-cibernética de gran tamaño, curiosamente también envuelta en traje gomegil.
–Xana, no tengo tiempo para explicar. Sigamos a la gigante disfrazada de gomejo.
Tampoco había mucho que explicar. Cualquier oportunidad que prometiera una locura que distrajera a Xana de la reciente tragedia era una oportunidad imposible de ignorar.
Liderando la marcha, seguí a la bio-cibernética. Pronto la perdí, pero fingí que sabía a dónde llevaba a mis dos compañeros orejudos que caminaban a mis lados.
–Ahí está –señaló el duende, aliviándome, y tomó la iniciativa de ir tras nuestro objetivo sin esperarnos.
–Eso es. Guíanos, intrépido líder –le animé.
Y así, Golosina y Bio verían llegar a un grupo de disfrazados de gomejo liderados por un duende.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Habi extra: Protobiusa.
Info de la especie del esclavo de Reike [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Su color de diálogo es #ffcc99 y su nombre es Libnik.
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Rauko
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Arygos miraba con cierta sorpresa cómo su atuendo de gomejo ya no era tan original como esperaba, pues más de uno había salido a la calle vestido de gomejo, deambuló por los diversos callejones de la ciudad hasta que encontró algo que le encendió las alarmas -No puede ser- Dijo con preocupación mientras miraba a varios guardias debatiendo y señalando los afiches mientras Arygos tachaba en la pared algunos de ellos.
“Se Busca” decían los afiches en donde se ofrecía una jugosa recompensa por entregar a Bio, el ladrón de papel, donde se veía claramente la cara de Bio -Tengo que avisarle- Dijo la dragona al notar que los guardias comenzaban a ponerse en marcha y se desplegaban hacía diferentes puntos de la ciudad de los dragones.
Por otro lado, yo me encontraba un poco distraído pensando en las propiedades alucinógenas del gusano verde de cuatro patas cuando de pronto fui abordado por una mujer bastante… cómo decirlo… graciosa, pero no graciosa de risa, graciosa de rara -Emmm… ¿Disculpa?- Le dije a la mujer que había llegado vestida de gomejo ¿Sería una broma de Arygos?
Hablaba muy extraño, la miré con un tic en mi ojo izquierdo -Ah, cierto, te recuerdo, hola- Dije al hacer memoria y recordar que ya la había visto en la tienda de disfraces de aquella mujer -No, no, gracias, por ahora todo está bien, todo en orden, estamos a salvo y seguros- Dije confiado mientras la miraba, un tanto preocupado por su inquietante manera de mirarme.
La situación se hizo un poco más inquietante cuando Rauko y Xana se unieron a la reunión, esto definitivamente se estaba poniendo muy raro, pues también venían disfrazados de gomejo, incluso el gomejo iba vestido de gomejo -¿Por qué?- Pregunté muy intrigado aunque la verdad era que me asustaba lo que pudiera responder -¿Y qué hacen aquí?- Terminé de preguntar, también temiendo la respuesta, aunque seguramente Arygos estaba detrás de todo.
Apenas pasaron unos breves instantes cuando Arygos apareció también para unirse a la fiesta, aunque no venía caminando, sino a bordo de una especie de carroza con forma de Gomejo gigante que no tenía la más mínima intención de detenerse -¡¡Bio!! estamos en peligro, no estamos a salvo, ya no es seguro aquí... ¡¡No hay tiempo para explicar, suban al gomejomovil!!- Gritó desde lejos mientras acercaba el carruaje hacia un muro para que la fricción ayudara a bajar la velocidad.
Ahora qué hiciste…- Dije desconcertado, aunque la cantidad de personas que la perseguían me hizo reconsiderar la situación -Bueno, no es la peor situación en la que haya estado- Dije intentando mantener la calma -Rauko, Xana, Chica rara- Le dije a mis compañeros mientras me quedaba mirando a un extraño coso que me miraba de forma curiosa, quizá esperando que lo invitara a unirse a la aventura, cosa que desde luego, no haría nunca -Tú no, los demás al gomejomovil- Dije sin muchos ánimos y sin entender muy bien de qué se trataba, pero enfatizando que el pequeño no estaba invitado.
Corrí para tratar de seguir el paso del carruaje y al estar a un lado di un salto para subirme -Vamos, arriba, no tenemos todo el día- Les dije al resto de gomejos -¿Cómo diriges esta cosa?- Le pregunté a la dragona que simplemente levantó los hombros y los dejó caer haciendo gala de su pleno desconocimiento -Bueno, ya veremos, al menos dejamos atrás al… oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Exclamé al fijarme que el pequeño Dinomovil vestido de gomejo ya estaba a bordo -Déjalo, lo necesitamos- Me interrumpió Arygos para evitar que lo lanzara por la borda -No sé para qué, pero es adorable, servirá para algo- Su argumento no tenía ninguna lógica, pero mi peliblanca amiga parecía tener un plan, y en cuanto todos estuvieran a bordo seguramente nos lo diría.
- Se Busca:
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Arygos tachó palabras claves en algunos para despistar, es muy lista
“Se Busca” decían los afiches en donde se ofrecía una jugosa recompensa por entregar a Bio, el ladrón de papel, donde se veía claramente la cara de Bio -Tengo que avisarle- Dijo la dragona al notar que los guardias comenzaban a ponerse en marcha y se desplegaban hacía diferentes puntos de la ciudad de los dragones.
Por otro lado, yo me encontraba un poco distraído pensando en las propiedades alucinógenas del gusano verde de cuatro patas cuando de pronto fui abordado por una mujer bastante… cómo decirlo… graciosa, pero no graciosa de risa, graciosa de rara -Emmm… ¿Disculpa?- Le dije a la mujer que había llegado vestida de gomejo ¿Sería una broma de Arygos?
Hablaba muy extraño, la miré con un tic en mi ojo izquierdo -Ah, cierto, te recuerdo, hola- Dije al hacer memoria y recordar que ya la había visto en la tienda de disfraces de aquella mujer -No, no, gracias, por ahora todo está bien, todo en orden, estamos a salvo y seguros- Dije confiado mientras la miraba, un tanto preocupado por su inquietante manera de mirarme.
La situación se hizo un poco más inquietante cuando Rauko y Xana se unieron a la reunión, esto definitivamente se estaba poniendo muy raro, pues también venían disfrazados de gomejo, incluso el gomejo iba vestido de gomejo -¿Por qué?- Pregunté muy intrigado aunque la verdad era que me asustaba lo que pudiera responder -¿Y qué hacen aquí?- Terminé de preguntar, también temiendo la respuesta, aunque seguramente Arygos estaba detrás de todo.
Apenas pasaron unos breves instantes cuando Arygos apareció también para unirse a la fiesta, aunque no venía caminando, sino a bordo de una especie de carroza con forma de Gomejo gigante que no tenía la más mínima intención de detenerse -¡¡Bio!! estamos en peligro, no estamos a salvo, ya no es seguro aquí... ¡¡No hay tiempo para explicar, suban al gomejomovil!!- Gritó desde lejos mientras acercaba el carruaje hacia un muro para que la fricción ayudara a bajar la velocidad.
- Gomejomovil:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Un carruaje que iba hacia la celebración del orgullo bestial o algo así, pero por estar defectuoso se quedó acá, pueden añadir la historia de origen que quieran a partir de ahí
Ahora qué hiciste…- Dije desconcertado, aunque la cantidad de personas que la perseguían me hizo reconsiderar la situación -Bueno, no es la peor situación en la que haya estado- Dije intentando mantener la calma -Rauko, Xana, Chica rara- Le dije a mis compañeros mientras me quedaba mirando a un extraño coso que me miraba de forma curiosa, quizá esperando que lo invitara a unirse a la aventura, cosa que desde luego, no haría nunca -Tú no, los demás al gomejomovil- Dije sin muchos ánimos y sin entender muy bien de qué se trataba, pero enfatizando que el pequeño no estaba invitado.
Corrí para tratar de seguir el paso del carruaje y al estar a un lado di un salto para subirme -Vamos, arriba, no tenemos todo el día- Les dije al resto de gomejos -¿Cómo diriges esta cosa?- Le pregunté a la dragona que simplemente levantó los hombros y los dejó caer haciendo gala de su pleno desconocimiento -Bueno, ya veremos, al menos dejamos atrás al… oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Exclamé al fijarme que el pequeño Dinomovil vestido de gomejo ya estaba a bordo -Déjalo, lo necesitamos- Me interrumpió Arygos para evitar que lo lanzara por la borda -No sé para qué, pero es adorable, servirá para algo- Su argumento no tenía ninguna lógica, pero mi peliblanca amiga parecía tener un plan, y en cuanto todos estuvieran a bordo seguramente nos lo diría.
Última edición por Bio el Mar Oct 18 2022, 04:11, editado 1 vez
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
No era momento de reencuentros emotivos, era momento de respuestas ante la evidente invasión de disfraces. Estaba segura que había visto a esa chica pasar en perecusión de un animal que reconocía. Claramente ella me había pasado por alto pues siguió concentrada en su labor.
Arqueé mi ceja, la curiosidad de saber hacía dónde se dirigía era grande pero tampoco quería ser una fisgona. Bomull, quién parecía más interesado que yo, saltó de mis brazos rebotando en el suelo y corriendo en dirección hacia ellos. - ¡Oye, espera. Ven aquí, travieso! - Grité detrás de él comenzando a correr.
Meleis por su lado quedó bastante desconcertado. Le tomó unos segundos procesar lo ocurrido antes de ir tras de mí llamandome tal como yo lo hacía con Bomull. - Meraxes, Meraxes espera. - Se podía escuchar. - Bomull, ven aquí. - Gritaba yo al mismo tiempo. No iba a detenerme por él, tenía una bola de pelos blanca que tratar de localizar en la nieve en la oscuridad de la noche a duras penas con la poca iluminación.
La chica de antes la había perdido de vista, o mejor dicho, había ignorado lo que hizo pues mi concentración estaba en mi mascota. - Alguien agarre a ese pequeño gomejo. - Grité cuando logré divisar luego de persecución lo que creía que era gente. (Zelas y compañía)
- ¡Meraxes no huyas, tenemos que hablar! - Volví a escuchar más atrás. - Mierda, cierto que estabas ahí. - Pensé en voz alta para mis adentros antes de gritar de vuelta. - Ayúdame a atrapar a mi gomejo y si quieres después hablamos. - Los gritos eran sonoros, con bastante eco si tomabas en cuenta que pocas eso parecía un desierto helado.
Arqueé mi ceja, la curiosidad de saber hacía dónde se dirigía era grande pero tampoco quería ser una fisgona. Bomull, quién parecía más interesado que yo, saltó de mis brazos rebotando en el suelo y corriendo en dirección hacia ellos. - ¡Oye, espera. Ven aquí, travieso! - Grité detrás de él comenzando a correr.
Meleis por su lado quedó bastante desconcertado. Le tomó unos segundos procesar lo ocurrido antes de ir tras de mí llamandome tal como yo lo hacía con Bomull. - Meraxes, Meraxes espera. - Se podía escuchar. - Bomull, ven aquí. - Gritaba yo al mismo tiempo. No iba a detenerme por él, tenía una bola de pelos blanca que tratar de localizar en la nieve en la oscuridad de la noche a duras penas con la poca iluminación.
La chica de antes la había perdido de vista, o mejor dicho, había ignorado lo que hizo pues mi concentración estaba en mi mascota. - Alguien agarre a ese pequeño gomejo. - Grité cuando logré divisar luego de persecución lo que creía que era gente. (Zelas y compañía)
- ¡Meraxes no huyas, tenemos que hablar! - Volví a escuchar más atrás. - Mierda, cierto que estabas ahí. - Pensé en voz alta para mis adentros antes de gritar de vuelta. - Ayúdame a atrapar a mi gomejo y si quieres después hablamos. - Los gritos eran sonoros, con bastante eco si tomabas en cuenta que pocas eso parecía un desierto helado.
- Off:
- Outfit
Disfraz de Gomejo [Ropas comunes pobres] No están pensadas para protección en batalla, sino para abrigar y vestir. Al ser de calidad Pobre su estética es deficiente.
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- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Cría de Gomejo]
Meraxes
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
-Como que se me antoja uno-
-Bueno supongo que no le veo problema-
Exclamo el rubio mientras estiraba sus labios para besar a la joven, quien rápidamente le bajo los humos, tapándole la boca con su mano mientras se reía -eso no tarado, quiero un traje de gomejo- el rubio hizo un puchero, nuevamente sus avances hacia la joven habían terminado en una apabullante derrota.
Fue entonces que escucho una voz conocida solicitar que atraparan a un gomejo, Zelas ni tonto ni perezoso vio como Eve lo atrapaba sin problemas, y es que la mujer tenia reflejos y habilidades físicas bastante impresionantes para una humana, por otro lado, no era al primero de esa raza que veía desplegar habilidades sobresalientes. -A poco no te trae recuerdos- menciono mientras recordaba la masacre de conejos cornudos, y la masacre de conejos humaniodes anterior a esa.
Fue entonces que llego Mera preocupada por el gomejo, la rubia a su vez estaba disfrazada de gomejo, Zelas le quito rápidamente el gomejo a Eve de las manos y lo estiro para dárselo a la rubia, sin embargo, escondió al gomejo detrás de el para que le diera un beso, estiro los labios y de pronto sintió como una potente intención asesina se manifestaba cerca de ellos, olvidando el asunto del beso el rubio le devolvió su mascota.
-Recuerde mantener a sus mascotas con correa... ¿Dónde esta tu correa?- señalo intentando que aquella intención asesina disminuyera ante el chiste, sin embargo pareció no mermar en lo absoluto, y parecia aumentar cuando vio a un tipo rubio mas grande que Mera acercarse a ellos -eehm.. He visto unos trajes de gomejo, crees que nos puedas hacer unos, uno para mi y otro para Eve, Ah cierto, Eve ella es Mera, Mera ella es Eve- comento mientras hacia las presentaciones correspondientes a la vez que sentía la extraña sensación de haber hecho eso antes. Fue entonces que una carroza bastante peculiar paso a toda velocidad y en ella iban montadas muchas personas disfrazadas de gomejos, un volante de se busca cayo cerca del grupo.
-Hmm.. Pareciera que tenemos un trabajo-
-Bueno supongo que no le veo problema-
Exclamo el rubio mientras estiraba sus labios para besar a la joven, quien rápidamente le bajo los humos, tapándole la boca con su mano mientras se reía -eso no tarado, quiero un traje de gomejo- el rubio hizo un puchero, nuevamente sus avances hacia la joven habían terminado en una apabullante derrota.
Fue entonces que escucho una voz conocida solicitar que atraparan a un gomejo, Zelas ni tonto ni perezoso vio como Eve lo atrapaba sin problemas, y es que la mujer tenia reflejos y habilidades físicas bastante impresionantes para una humana, por otro lado, no era al primero de esa raza que veía desplegar habilidades sobresalientes. -A poco no te trae recuerdos- menciono mientras recordaba la masacre de conejos cornudos, y la masacre de conejos humaniodes anterior a esa.
Fue entonces que llego Mera preocupada por el gomejo, la rubia a su vez estaba disfrazada de gomejo, Zelas le quito rápidamente el gomejo a Eve de las manos y lo estiro para dárselo a la rubia, sin embargo, escondió al gomejo detrás de el para que le diera un beso, estiro los labios y de pronto sintió como una potente intención asesina se manifestaba cerca de ellos, olvidando el asunto del beso el rubio le devolvió su mascota.
-Recuerde mantener a sus mascotas con correa... ¿Dónde esta tu correa?- señalo intentando que aquella intención asesina disminuyera ante el chiste, sin embargo pareció no mermar en lo absoluto, y parecia aumentar cuando vio a un tipo rubio mas grande que Mera acercarse a ellos -eehm.. He visto unos trajes de gomejo, crees que nos puedas hacer unos, uno para mi y otro para Eve, Ah cierto, Eve ella es Mera, Mera ella es Eve- comento mientras hacia las presentaciones correspondientes a la vez que sentía la extraña sensación de haber hecho eso antes. Fue entonces que una carroza bastante peculiar paso a toda velocidad y en ella iban montadas muchas personas disfrazadas de gomejos, un volante de se busca cayo cerca del grupo.
-Hmm.. Pareciera que tenemos un trabajo-
- El volante:
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Zelas Hazelmere
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
La biocibernética observaba al apuesto hombre en silencio, mientras le escuchaba hablar parcamente, rechazando su gentil ayuda. La mujer se sintió ligeramente decepcionada.
Cuándo dos personas más llegaron vestidos de gomejo, la biocibernética analizó sus trajes, comparándolos. Sin duda, parecía hechos por la misma persona que había realizado el suyo, pues su buen gusto en la confección era evidente.
Dispuesta a marcharse, un peculiar sonido llamó su atención. Al llevar la vista hacia el lugar de la procedencia de éste, vio algo que creía impensable.
Un gomejo blanco y rosa de extraordinario tamaño, con ruedas en lugar de patas apareció frente a ellos. Jamás había oído hablar de que existiera ese tipo de gomejo. Analizó el extraño animal mientras ladeaba su cabeza hacia la izquierda.
¿Cómo era posible la existencia de aquel gomejo gigante? ¿Era peligroso o en cambio, afable?
Una chica alertó al hombre más atractivo del mundo que aquel ya no era un lugar seguro y cuándo éste le solicitó que subiera al extraño animal, Golosina no dudó un instante en hacerlo.
Dio un salto sobre el animal, aferrándose a la extraña estructura que había sobre el mismo.
―¡Adelante! ―gritó la joven que parecía gobernar la voluntad de aquel animal.
El gomejo gigante comenzó a deslizarse, tomando una amplia avenida de pronunciada cuesta, aumentando considerablemente su velocidad.
―¡Apártense, buenos ciudadanos! ¡Este gomejo está descontrolado! ¡HUYAN a un lugar seguro! ¡CORRAN!― expresó la mujer, llamando la atención de todas las personas de la Avenida, causando que algunas corrieran despavoridas, completamente aterradas, al ver ese gomejo gigante, con personas vestidas de gomejos y gomejos vestidos de gomejos sobre la extraña plataforma que portaba.
Golosina se aferró firmemente a la estructura, mientras temía salir disparada de lo alto del animal a tal velocidad. Sus ojos, que normalmente se negaban a parpadear, estaban más abiertos que nunca y con auténtico terror, rio de forma histérica y nerviosa mientras la empinada cuesta proseguía.
A medida que se acostumbraba a aquel rápido ritmo, miró a sus acompañantes elfos, a la chica dueña del gomejo gigante y al hombre más sexy que había visto jamás, para argumentar:
―Este animal es de los más peligrosos que he conocido nunca. Deberíamos llevarlo a las afueras de la ciudad y dejarlo en libertad en algún lugar dónde no pueda dañar a los inocentes. ¿No creen?
Cuándo dos personas más llegaron vestidos de gomejo, la biocibernética analizó sus trajes, comparándolos. Sin duda, parecía hechos por la misma persona que había realizado el suyo, pues su buen gusto en la confección era evidente.
Dispuesta a marcharse, un peculiar sonido llamó su atención. Al llevar la vista hacia el lugar de la procedencia de éste, vio algo que creía impensable.
Un gomejo blanco y rosa de extraordinario tamaño, con ruedas en lugar de patas apareció frente a ellos. Jamás había oído hablar de que existiera ese tipo de gomejo. Analizó el extraño animal mientras ladeaba su cabeza hacia la izquierda.
¿Cómo era posible la existencia de aquel gomejo gigante? ¿Era peligroso o en cambio, afable?
[ACTIVANDO SISTEMA DE ALERTA. ANIMAL DESCONOCIDO POSIBLEMENTE PELIGROSO]
Una chica alertó al hombre más atractivo del mundo que aquel ya no era un lugar seguro y cuándo éste le solicitó que subiera al extraño animal, Golosina no dudó un instante en hacerlo.
Dio un salto sobre el animal, aferrándose a la extraña estructura que había sobre el mismo.
―¡Adelante! ―gritó la joven que parecía gobernar la voluntad de aquel animal.
El gomejo gigante comenzó a deslizarse, tomando una amplia avenida de pronunciada cuesta, aumentando considerablemente su velocidad.
―¡Apártense, buenos ciudadanos! ¡Este gomejo está descontrolado! ¡HUYAN a un lugar seguro! ¡CORRAN!― expresó la mujer, llamando la atención de todas las personas de la Avenida, causando que algunas corrieran despavoridas, completamente aterradas, al ver ese gomejo gigante, con personas vestidas de gomejos y gomejos vestidos de gomejos sobre la extraña plataforma que portaba.
Golosina se aferró firmemente a la estructura, mientras temía salir disparada de lo alto del animal a tal velocidad. Sus ojos, que normalmente se negaban a parpadear, estaban más abiertos que nunca y con auténtico terror, rio de forma histérica y nerviosa mientras la empinada cuesta proseguía.
A medida que se acostumbraba a aquel rápido ritmo, miró a sus acompañantes elfos, a la chica dueña del gomejo gigante y al hombre más sexy que había visto jamás, para argumentar:
―Este animal es de los más peligrosos que he conocido nunca. Deberíamos llevarlo a las afueras de la ciudad y dejarlo en libertad en algún lugar dónde no pueda dañar a los inocentes. ¿No creen?
Golosina
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
–Esas son preguntas bastantes profundas –le respondí al vampiro–. Algunos piensan que todos estamos aquí porque tenemos un propósito que cumplir en nuestras vidas, otros piensan que nada tiene significado y que nuestra existencia es absurda. Pero, en cualquier caso, ¿cómo estar seguro de uno o lo otro? –añadí, faltándome solo estar drogado para justificarme.
–La seguíamos a ella –intervino el gnomo, y levantó su manita para señalar a la bio-cibernética. Intentó mirarla a la cara, pero era tan alta que cuando él alzó la mirada terminó cayendo de espalda.
–Ah, sí, cierto –asentí–. Es que luego de tantas aventuras que vivimos juntos –añadí señalándonos a Golosina y a mí–, cuando la vi pensé que sería bueno saludarla y asegurarme de que ha sobrevivido al Hombre Grillo. –Pero en realidad fue más por su disfraz que por otra cosa.
No pude decir más. Arygos apareció en el mejor vehículo existente y, sin dar explicaciones, pues no hacía falta explicar nada en una situación como aquella, nos ordenó subir al maravilloso gomejomóvil, algo que solo alguien con miedo al éxito desobedecería.
–Tienes razón, luchar contra el ejército de vacas que trepaban las paredes usando solo sus ubres fue peor –concordé con Bio.
Sin pensarlo más, agarré del brazo a Xana y subimos al gomejomóvil. Miré hacia atrás y sentí pena por el gnomo, que seguía en el suelo, ahora sentado, observándonos abandonarlo en aquella fría noche en una calle oscura. Me volteé hacia el interior del gomejomóvil para ver si acaso no había espacio para él, pero entonces lo encontré ya en uno de los asientos. Volví la vista hacia la calle y, como era de esperarse, el gnomo no estaba donde lo habíamos dejado. Arrugué la nariz, extrañado, pero pronto le quité importancia, pues no es como si no existiese toda clase de hechizos que permitirían algo como aquello.
Sea como sea, algo más se convirtió en la prioridad. El gomejomóvil avanzaba sin control, a una velocidad vertiginosa, siendo un peligro para los incautos en su camino. La bio-cibernética hizo lo que pudo para asustarlos a todos para que se apartaran. Mientras tanto, el gomejo vestido de gomejo sujetado por Xana chillaba aterrorizado. Y el gnomo, por su lado, rebotada entre los asientos gracias a las constantes sacudidas de la carroza.
–Pero ¿cómo lo sacaremos de la ciudad? –preguntó Xana, esforzándose en mantener la calma, tras la sugerencia de Golosina–. ¡Es incontrolable!
–Oh, miren, vi a un Zelas y a una aprendiz gigante –señalé casualmente.
–¡¿Y eso qué?! –soltó Xana fallando en contener la histeria.
–Tengo una idea. Vamos a volar. Esto no puede llamarse un gomejomóvil si no nos permite aterrizar en la luna.
Fui al frente de la carroza. Generé una biusa, la cargué de éter y la lancé hacia adelante.[1] Cuando pasamos sobre ella, la hice estallar, catapultándonos en el aire.[2] Entonces lo repetí antes de que pudiéramos caer, elevándonos aún más con una segunda explosión.
–¡Xana, danos más impulso! –pedí con prisa.
Ella, con la urgencia de mi orden impidiéndole pensar, obedeció enseguida. Creó dos orbes de luz, las cuales atravesaron el gomejomóvil, aún en el aire, para chocar bajo este. La fusión generó un destello rojo y nos propulsó todavía más.[3]
–¿Y ahora qué? –balbuceó.
Disparé un haz de luz. A mi voluntad, se curveó para terminar estrellándose en un lateral del gomejomóvil y empujarnos hacia un lado.[4] En el siguiente instante, nos desplazábamos sobre los techos de los edificios.
–Estamos cerca –indiqué–. Haremos un vuelo más, mi amiga bio-cibernética y yo haremos después el truco de nuestra última aventura y entonces lleg…
–¡Vamos a morir! –gritó el horrorizado gnomo señalando al frente mientras seguía rebotando por toda la carroza.
–La seguíamos a ella –intervino el gnomo, y levantó su manita para señalar a la bio-cibernética. Intentó mirarla a la cara, pero era tan alta que cuando él alzó la mirada terminó cayendo de espalda.
–Ah, sí, cierto –asentí–. Es que luego de tantas aventuras que vivimos juntos –añadí señalándonos a Golosina y a mí–, cuando la vi pensé que sería bueno saludarla y asegurarme de que ha sobrevivido al Hombre Grillo. –Pero en realidad fue más por su disfraz que por otra cosa.
No pude decir más. Arygos apareció en el mejor vehículo existente y, sin dar explicaciones, pues no hacía falta explicar nada en una situación como aquella, nos ordenó subir al maravilloso gomejomóvil, algo que solo alguien con miedo al éxito desobedecería.
–Tienes razón, luchar contra el ejército de vacas que trepaban las paredes usando solo sus ubres fue peor –concordé con Bio.
Sin pensarlo más, agarré del brazo a Xana y subimos al gomejomóvil. Miré hacia atrás y sentí pena por el gnomo, que seguía en el suelo, ahora sentado, observándonos abandonarlo en aquella fría noche en una calle oscura. Me volteé hacia el interior del gomejomóvil para ver si acaso no había espacio para él, pero entonces lo encontré ya en uno de los asientos. Volví la vista hacia la calle y, como era de esperarse, el gnomo no estaba donde lo habíamos dejado. Arrugué la nariz, extrañado, pero pronto le quité importancia, pues no es como si no existiese toda clase de hechizos que permitirían algo como aquello.
Sea como sea, algo más se convirtió en la prioridad. El gomejomóvil avanzaba sin control, a una velocidad vertiginosa, siendo un peligro para los incautos en su camino. La bio-cibernética hizo lo que pudo para asustarlos a todos para que se apartaran. Mientras tanto, el gomejo vestido de gomejo sujetado por Xana chillaba aterrorizado. Y el gnomo, por su lado, rebotada entre los asientos gracias a las constantes sacudidas de la carroza.
–Pero ¿cómo lo sacaremos de la ciudad? –preguntó Xana, esforzándose en mantener la calma, tras la sugerencia de Golosina–. ¡Es incontrolable!
–Oh, miren, vi a un Zelas y a una aprendiz gigante –señalé casualmente.
–¡¿Y eso qué?! –soltó Xana fallando en contener la histeria.
–Tengo una idea. Vamos a volar. Esto no puede llamarse un gomejomóvil si no nos permite aterrizar en la luna.
Fui al frente de la carroza. Generé una biusa, la cargué de éter y la lancé hacia adelante.[1] Cuando pasamos sobre ella, la hice estallar, catapultándonos en el aire.[2] Entonces lo repetí antes de que pudiéramos caer, elevándonos aún más con una segunda explosión.
–¡Xana, danos más impulso! –pedí con prisa.
Ella, con la urgencia de mi orden impidiéndole pensar, obedeció enseguida. Creó dos orbes de luz, las cuales atravesaron el gomejomóvil, aún en el aire, para chocar bajo este. La fusión generó un destello rojo y nos propulsó todavía más.[3]
–¿Y ahora qué? –balbuceó.
Disparé un haz de luz. A mi voluntad, se curveó para terminar estrellándose en un lateral del gomejomóvil y empujarnos hacia un lado.[4] En el siguiente instante, nos desplazábamos sobre los techos de los edificios.
–Estamos cerca –indiqué–. Haremos un vuelo más, mi amiga bio-cibernética y yo haremos después el truco de nuestra última aventura y entonces lleg…
–¡Vamos a morir! –gritó el horrorizado gnomo señalando al frente mientras seguía rebotando por toda la carroza.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Habi extra: Protobiusa.
[2] Habi nvl 2: Toque luminiscente, dos veces en el post.
[3] Habi nvl 5 de Xana: Idilio de estrellas, uno de sus dos usos.
[4] Habi nvl 0: Saeta refulgente, uno de sus dos usos.
[2] Habi nvl 2: Toque luminiscente, dos veces en el post.
[3] Habi nvl 5 de Xana: Idilio de estrellas, uno de sus dos usos.
[4] Habi nvl 0: Saeta refulgente, uno de sus dos usos.
Rauko
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Servirá para algo…- Repetí para mí mismo mientras lo miraba sin mucha fe, pues no se me ocurría otro uso más que usarlo de carnada o como arma contundente, pero de cualquier modo, había un tema más preocupante de qué encargarnos, y no me estaba refiriendo al carruaje sin control donde avanzábamos sin poder detenernos, no, para nada, sino a aquella extraña chica que pensaba que se trataba de un animal, y claramente mis valores y principios no me permitían otra cosa que sacarla de su ignorancia a través de la verdad, algo que ya tendría tiempo de agradecerme luego.
No tienes idea de lo peligroso que es, grita para alejar a todos, pero por favor, debes gritar entre cacareos, y moviendo los brazos como una gallina, solo de ese modo los ciudadanos de Dundarak entenderán el terrible peligro que se avecina- Expliqué en tono muy serio para que no quedara ninguna duda -Te encomendaré esa importante tarea- Le dije poniendo una mano es un hombro mientras me acercaba un poco a su oído -Esta importante tarea solo te la puedo confiar a ti, el destino del mundo entero depende de ello- Dije finalmente con una pose de solemnidad.
Mientras tanto, como dices, debemos llevar a esta bestia lejos de la gente, donde nade corra peligro- Dije con cara de angustia, aunque mi teatro fue brutalmente interrumpido cuando el carruaje comenzó a elevarse sin motivo aparente haciendo que mi rostro dejara de fingir angustia para mostrar angustia de verdad -¿Pero esto que es?- Dije nervioso -Sujétense de algo- Alerté mientras me aferraba al brazo de Arygos; siendo la única con alas en ese lugar, me convenía aferrarme a ella, aunque no era el único aferrado pues el pequeño Dinomovil se me aferró a la pierna con fuerza.
Miré al pequeño y discretamente saqué la pierna del carruaje y lo sacudí para librarme de él, pero estaba agarrado con muchísima fuerza, por lo que me tocó fingir que el carruaje de movía mucho para estrellarlo varias veces contra las paredes del carro hasta que finalmente se soltó, o al menos dejé de sentir sus bracitos rodeando mi pierna.
El carro se había elevado más de lo que debería, y aunque desde la tierra, ver la silueta del carruaje dibujada en la luna podría parecer un bonito paisaje, el pánico a bordo era cada vez más evidente, más aún cuando noté que nos dirigíamos directo hacia un muro sin posibilidad de detenernos. Por suerte estábamos cerca de una terraza en la que podríamos caer sin muchos problemas.
Oigan ¿están pensando lo mismo que yo?- Dije mientras miraba fijamente la terraza en donde alguien había criado una hermosa manada de gomejos que claramente nos ayudarían a tener un aterrizaje suave -Sí, creo que estoy pensando lo mismo, pero no creo que pueda masticar tantos a la vez- Dijo Arygos sin entender lo que yo trataba de decirles -No, claro que no los masticaremos, caeremos en ellos, prepárense para saltar.
No era el mejor plan que se me hubiera ocurrido, pero tampoco era el peor, y eso era algo preocupante, de cualquier modo, había que pensar rápido o terminaríamos estrellándonos muy duro contra el muro -Vamos, salten al nido de gomejos, que nadie se quede atrás- Dije mientras saltaba con Arygos, aunque no sin antes empujar con el pie a Libnik para asegurarme de que se quedara en la carreta, alejándose con ojitos tiernos mientras ésta se alejaba a toda prisa hasta chocar contra el muro y hacerse pedazos.
Lo lamento, pequeñín, no olvidaremos tu sacrificio- Dije llevando una mano a mi pecho al tiempo que alguien se paraba a mi lado para decirme -No lo olvidaremos- Estaba por girarme para comenzar a buscar a todos y asegurarme de que estuvieran bien -¿están todos bien? al menos dejamos atrás al… oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Interrumpí la pregunta a mis compañeros cuando noté que la voz que me había hablado era nada menos que el pequeño Libnik.
No tienes idea de lo peligroso que es, grita para alejar a todos, pero por favor, debes gritar entre cacareos, y moviendo los brazos como una gallina, solo de ese modo los ciudadanos de Dundarak entenderán el terrible peligro que se avecina- Expliqué en tono muy serio para que no quedara ninguna duda -Te encomendaré esa importante tarea- Le dije poniendo una mano es un hombro mientras me acercaba un poco a su oído -Esta importante tarea solo te la puedo confiar a ti, el destino del mundo entero depende de ello- Dije finalmente con una pose de solemnidad.
Mientras tanto, como dices, debemos llevar a esta bestia lejos de la gente, donde nade corra peligro- Dije con cara de angustia, aunque mi teatro fue brutalmente interrumpido cuando el carruaje comenzó a elevarse sin motivo aparente haciendo que mi rostro dejara de fingir angustia para mostrar angustia de verdad -¿Pero esto que es?- Dije nervioso -Sujétense de algo- Alerté mientras me aferraba al brazo de Arygos; siendo la única con alas en ese lugar, me convenía aferrarme a ella, aunque no era el único aferrado pues el pequeño Dinomovil se me aferró a la pierna con fuerza.
Miré al pequeño y discretamente saqué la pierna del carruaje y lo sacudí para librarme de él, pero estaba agarrado con muchísima fuerza, por lo que me tocó fingir que el carruaje de movía mucho para estrellarlo varias veces contra las paredes del carro hasta que finalmente se soltó, o al menos dejé de sentir sus bracitos rodeando mi pierna.
El carro se había elevado más de lo que debería, y aunque desde la tierra, ver la silueta del carruaje dibujada en la luna podría parecer un bonito paisaje, el pánico a bordo era cada vez más evidente, más aún cuando noté que nos dirigíamos directo hacia un muro sin posibilidad de detenernos. Por suerte estábamos cerca de una terraza en la que podríamos caer sin muchos problemas.
Oigan ¿están pensando lo mismo que yo?- Dije mientras miraba fijamente la terraza en donde alguien había criado una hermosa manada de gomejos que claramente nos ayudarían a tener un aterrizaje suave -Sí, creo que estoy pensando lo mismo, pero no creo que pueda masticar tantos a la vez- Dijo Arygos sin entender lo que yo trataba de decirles -No, claro que no los masticaremos, caeremos en ellos, prepárense para saltar.
No era el mejor plan que se me hubiera ocurrido, pero tampoco era el peor, y eso era algo preocupante, de cualquier modo, había que pensar rápido o terminaríamos estrellándonos muy duro contra el muro -Vamos, salten al nido de gomejos, que nadie se quede atrás- Dije mientras saltaba con Arygos, aunque no sin antes empujar con el pie a Libnik para asegurarme de que se quedara en la carreta, alejándose con ojitos tiernos mientras ésta se alejaba a toda prisa hasta chocar contra el muro y hacerse pedazos.
Lo lamento, pequeñín, no olvidaremos tu sacrificio- Dije llevando una mano a mi pecho al tiempo que alguien se paraba a mi lado para decirme -No lo olvidaremos- Estaba por girarme para comenzar a buscar a todos y asegurarme de que estuvieran bien -¿están todos bien? al menos dejamos atrás al… oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Interrumpí la pregunta a mis compañeros cuando noté que la voz que me había hablado era nada menos que el pequeño Libnik.
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Por un momento el pensamiento de Gaegel vino a mi mente, pues, durante la carrera, sentí la ligera vibración de la pieza que compartíamos, aunque también cabía la posibilidad que se tratara de Zelas, él también estaba en Dundarak. Aquella interrogante no tardó en ser respondida, para cuando la visibilidad y la cercanía eran lo bastante óptimas para mí, allí estaba Zelas con mi pequeño gomejo, y, con una chica que me generaba una especia de déjà vu.
Me detuve, recuperaba el aliento. Los pasos de Meleis también se detuvieron detrás de mí. - Ay gracias a los dioses eras tú. - Dije con notable alivio. Sonreí dispuesta a seguirle el juego, sin esperar que la intención de besarlo sería interrumpida por aquella joven pelinegro y su mirada gélida. - Gracias por atrapar a Bomull. - Agregué con neutralidad. Me había descolocado un poco el asunto - más si lo sumaba al encuentro con mi hermano - De pronto Zelas comenzó a hablar y luego quiso saber si era capaz de hacer los disfraces de gomejos .
Tomé al gomejo entre mis manos. - Fue un descuido, de pronto vio a otro gomejo correr y se abalanzó detrás de él. - Expliqué del mismo modo neutral.
Me acerqué a la muchacha y extendí mi diestra en señal de formalidad. - Soy Meraxes, mucho gusto. - La miré directo a los ojos antes de volver la vista a Zelas. - Puedo hacerlo, pero sabes que no será gratis, y debo tomarle las medidas e ella, las tuyas ya me las sé. - Agregué. Mi intenso de sonrisa se vio interrumpido cuando Meleis se aclaró la voz.
- Gusto en conocerlos, soy Meleis Balerion, hermano menor de Meraxes. - Dijo el chico tan serio y firme que fue inevitable no girar mi vista hacia él.
La seriedad o posible tensión del momento se vio interrumpida cuando pasó aquel carruaje tan peculiar. Los gomejos invadían la ciudad o había una especie de festival no programado - esperaba que no fuera lo último, no quería saber de festivales por un tiempo. -
Un papel voló, me acerqué a Zelas y miré el retrato. No cabía duda, lo había visto antes, cómo olvidarlo si él había pagado un lote de disfraces gigante. - Conozco a ese sujeto... Le hice un disfraz como el que tengo. -
Miré a Meleis de reojo. - Si quieres hablar conmigo tendrá que ser luego de este trabajo. - Le dije, claro que tenía la evidente intención de irme, cosa que él pareció inferir. - Bien. iré con ustedes y si necesito un disfraz de esos, también... - Agregó con voz firme.
Suspiré pesadamente . - Vayamos a mi alcoba, tengo mis materiales allí... tengo patrones listos con algo de suerte puedo hacer algo en pocos minutos si queremos saber que rayos pasa y porqué hay una búsqueda de él ... y porqué hay carrozas volando... - La noche sería larga y llena de sorpresas. Esperaba poder superarlas...
Me detuve, recuperaba el aliento. Los pasos de Meleis también se detuvieron detrás de mí. - Ay gracias a los dioses eras tú. - Dije con notable alivio. Sonreí dispuesta a seguirle el juego, sin esperar que la intención de besarlo sería interrumpida por aquella joven pelinegro y su mirada gélida. - Gracias por atrapar a Bomull. - Agregué con neutralidad. Me había descolocado un poco el asunto - más si lo sumaba al encuentro con mi hermano - De pronto Zelas comenzó a hablar y luego quiso saber si era capaz de hacer los disfraces de gomejos .
Tomé al gomejo entre mis manos. - Fue un descuido, de pronto vio a otro gomejo correr y se abalanzó detrás de él. - Expliqué del mismo modo neutral.
Me acerqué a la muchacha y extendí mi diestra en señal de formalidad. - Soy Meraxes, mucho gusto. - La miré directo a los ojos antes de volver la vista a Zelas. - Puedo hacerlo, pero sabes que no será gratis, y debo tomarle las medidas e ella, las tuyas ya me las sé. - Agregué. Mi intenso de sonrisa se vio interrumpido cuando Meleis se aclaró la voz.
- Gusto en conocerlos, soy Meleis Balerion, hermano menor de Meraxes. - Dijo el chico tan serio y firme que fue inevitable no girar mi vista hacia él.
La seriedad o posible tensión del momento se vio interrumpida cuando pasó aquel carruaje tan peculiar. Los gomejos invadían la ciudad o había una especie de festival no programado - esperaba que no fuera lo último, no quería saber de festivales por un tiempo. -
Un papel voló, me acerqué a Zelas y miré el retrato. No cabía duda, lo había visto antes, cómo olvidarlo si él había pagado un lote de disfraces gigante. - Conozco a ese sujeto... Le hice un disfraz como el que tengo. -
Miré a Meleis de reojo. - Si quieres hablar conmigo tendrá que ser luego de este trabajo. - Le dije, claro que tenía la evidente intención de irme, cosa que él pareció inferir. - Bien. iré con ustedes y si necesito un disfraz de esos, también... - Agregó con voz firme.
Suspiré pesadamente . - Vayamos a mi alcoba, tengo mis materiales allí... tengo patrones listos con algo de suerte puedo hacer algo en pocos minutos si queremos saber que rayos pasa y porqué hay una búsqueda de él ... y porqué hay carrozas volando... - La noche sería larga y llena de sorpresas. Esperaba poder superarlas...
- Off:
- - Como en el Taller, Bio se encargará de cubrir los gastos del coste de materiales de los disfraces. Total : 3Outfit
Disfraz de Gomejo [Ropas comunes pobres] No están pensadas para protección en batalla, sino para abrigar y vestir. Al ser de calidad Pobre su estética es deficiente.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Cría de Gomejo]
Meraxes
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
La interrupción del carro en forma de gomejo lleno de gente con disfraces de gomejo le devolvió su claridad mental, ¿Había visto a un Rauko gomejo?, no estaba seguro, pero ahora que había visto aquello sentía que había recuperado un poco la compostura, asi que sin dudarlo se presento ante el hermano menor de Mera, ya no tenia dudas, todos eran gigantes en la familia de Mera.
-Mucho gusto Meleis, yo soy Zelas Hazelmere, mercenario a sueldo, amante ocasional de Mera y Eve, aunque la ultima aun no se da cuenta, pero dale tiempo- aquel chiste le valió un golpe en el riñón por parte de Eve pero parecía haber calmado las cosas, con Eve al menos, el rubio aun sentía la mirada asesina del hermano menor de Mera, pero bueno, tampoco era la primera vez que tenia que estar alerta, -No lo tomes en cuenta, solo quiere molestar, yo soy Eve Valthanders, mucho gusto a ambos-.
-¿Te pago en carne o especias?- dijo bromeando al escuchar que los disfraces le costarían, y cuando Mera señalo que conocía al individuo del cartel Eve hizo la pregunta que Zelas tenia en su mente -¿tenia algún papel o jugos?- y es que ante tan llamativo anuncio, cualquiera pensaría que algo habría de motivar aquel nombre.
Después de seguir a Mera hasta el lugar donde se estaba quedando y tomo asiento en una silla que había mientras esperaba que le tomaran las medidas a Eve, Meleis tomo asiento frente a Zelas y ambos rubios sintieron como el ambiente se volvía denso.
-¿Como conociste a mi hermana?-
-Cosas del trabajo, usualmente cuando eres aventurero o vas en grupo o vas solo, otras veces hacen que cuando vayas solo, no seas el único que va solo y las circunstancias cambian y debes formar un grupo obligatoriamente... Así nos conocimos, claro que en ese tiempo yo tenia el pelo negro y era un elfo-
-¿Y ahora no lo eres?-
-No se como responder a esa pregunta la verdad-
Ambos se quedaron en silencio, esperando a que Mera terminara su trabajo.
-Mucho gusto Meleis, yo soy Zelas Hazelmere, mercenario a sueldo, amante ocasional de Mera y Eve, aunque la ultima aun no se da cuenta, pero dale tiempo- aquel chiste le valió un golpe en el riñón por parte de Eve pero parecía haber calmado las cosas, con Eve al menos, el rubio aun sentía la mirada asesina del hermano menor de Mera, pero bueno, tampoco era la primera vez que tenia que estar alerta, -No lo tomes en cuenta, solo quiere molestar, yo soy Eve Valthanders, mucho gusto a ambos-.
-¿Te pago en carne o especias?- dijo bromeando al escuchar que los disfraces le costarían, y cuando Mera señalo que conocía al individuo del cartel Eve hizo la pregunta que Zelas tenia en su mente -¿tenia algún papel o jugos?- y es que ante tan llamativo anuncio, cualquiera pensaría que algo habría de motivar aquel nombre.
Después de seguir a Mera hasta el lugar donde se estaba quedando y tomo asiento en una silla que había mientras esperaba que le tomaran las medidas a Eve, Meleis tomo asiento frente a Zelas y ambos rubios sintieron como el ambiente se volvía denso.
-¿Como conociste a mi hermana?-
-Cosas del trabajo, usualmente cuando eres aventurero o vas en grupo o vas solo, otras veces hacen que cuando vayas solo, no seas el único que va solo y las circunstancias cambian y debes formar un grupo obligatoriamente... Así nos conocimos, claro que en ese tiempo yo tenia el pelo negro y era un elfo-
-¿Y ahora no lo eres?-
-No se como responder a esa pregunta la verdad-
Ambos se quedaron en silencio, esperando a que Mera terminara su trabajo.
Zelas Hazelmere
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Cuándo el hombre de voz sexy se dirigió a ella, Golosina no pudo sentirse excitada al notar el cálido tono de esa masculina voz junto a ella. El hombre hermoso le había encomendado una importante misión, crucial para salvar a todas las personas de la ciudad. Pero sus sistemas sólo le detectaba ciertas sensaciones que rara vez lograba sentir.
Siguiendo las palabras, la biocibernética, notando el contacto de sus pezones duros bajo su ceñida ropa de los Agentes de su División, comenzó a cacarear moviendo los brazos, mientras alertaba a todos los ciudadanos a su paso.
―¡Salven sus vidas! ¡Coc Coc Coc! ¡Aléjense de esta enorme bestia! ¡Coc Coc Coc!
Al sentir como el terrible animal comenzaba a volar como resultado de una posible magia, la biocibernética enmudeció de terror, quedando paralizada al sentir como su distancia con el suelo iba aumentando. Su boca quedó abierta cuándo vio que el gomejo gigante volador se mantenía en el aire entre los edificios.
Los hechos se precipitaron rápidamente y Golosina sólo reaccionó al ver que el animal gigantesco descendía. Entonces, el hermoso hombre dijo que era momento de saltar y con una fe en el hombre más bello que jamás había visto, dio un salto al vacío para caer estrepitosamente contra el suelo de lo que parecía ser una granja de gomejos.
Cuando la biocibernética vio cómo el gran gomejo chocaba contra el muro de un gran edificio, se quedó sorprendida de que su interior brotara una serie de mecanismos muy diferentes a órganos vitales y sangre.
―¿Acaso ese gran gomejo era un gomejo gigante biocibernético?
Sus dudas quedaron en un segundo plano mientras se ponía de pie. Se acercó al grupo con el que había cruzado el cielo, comprobando que todos se encontraban bien.
―¿Algún herido?― preguntó mirando al bello hombre, antes de dirigir su mirada hacia el elfo que dijo conocerla, pero que no era verdad.
Entonces, observó a las decenas de gomejos que había en aquella terraza. ¿Qué era ese lugar?
―¿Alguien puede decirme si esto es una granja de gomejos o un taller de gomejos biocibernéticos? ¿Son todos de la misma clase o están mezclados? No logro diferenciarlos… Quizás han colocado los gomejos biocibernéticos entre los gomejos reales, para que aprendan a reproducir su comportamiento con el fin de que nadie pueda diferenciar unos de otros… ¿Creen que los gomejos reales pueden estar en peligro entre los gomejos biocibernéticos que aprenden a volar?
[DETECTANDO EXCITACIÓN ERÓTICA]
Siguiendo las palabras, la biocibernética, notando el contacto de sus pezones duros bajo su ceñida ropa de los Agentes de su División, comenzó a cacarear moviendo los brazos, mientras alertaba a todos los ciudadanos a su paso.
―¡Salven sus vidas! ¡Coc Coc Coc! ¡Aléjense de esta enorme bestia! ¡Coc Coc Coc!
Al sentir como el terrible animal comenzaba a volar como resultado de una posible magia, la biocibernética enmudeció de terror, quedando paralizada al sentir como su distancia con el suelo iba aumentando. Su boca quedó abierta cuándo vio que el gomejo gigante volador se mantenía en el aire entre los edificios.
Los hechos se precipitaron rápidamente y Golosina sólo reaccionó al ver que el animal gigantesco descendía. Entonces, el hermoso hombre dijo que era momento de saltar y con una fe en el hombre más bello que jamás había visto, dio un salto al vacío para caer estrepitosamente contra el suelo de lo que parecía ser una granja de gomejos.
Cuando la biocibernética vio cómo el gran gomejo chocaba contra el muro de un gran edificio, se quedó sorprendida de que su interior brotara una serie de mecanismos muy diferentes a órganos vitales y sangre.
―¿Acaso ese gran gomejo era un gomejo gigante biocibernético?
Sus dudas quedaron en un segundo plano mientras se ponía de pie. Se acercó al grupo con el que había cruzado el cielo, comprobando que todos se encontraban bien.
―¿Algún herido?― preguntó mirando al bello hombre, antes de dirigir su mirada hacia el elfo que dijo conocerla, pero que no era verdad.
Entonces, observó a las decenas de gomejos que había en aquella terraza. ¿Qué era ese lugar?
―¿Alguien puede decirme si esto es una granja de gomejos o un taller de gomejos biocibernéticos? ¿Son todos de la misma clase o están mezclados? No logro diferenciarlos… Quizás han colocado los gomejos biocibernéticos entre los gomejos reales, para que aprendan a reproducir su comportamiento con el fin de que nadie pueda diferenciar unos de otros… ¿Creen que los gomejos reales pueden estar en peligro entre los gomejos biocibernéticos que aprenden a volar?
Golosina
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
«¿Pero por qué como gallina?», me pregunté al escuchar las indicaciones que Bio le dio a la bio. «¿Es para que las personas también se cuestionen por qué cruzamos la calle?».
Pero eso no importaba. Lo verdaderamente importante, aunque fue eclipsado por la impresionante exhibición de obediencia de la bio que no era vampiro, fue la siguiente indicación de Bio que no era bio, pues, como era de esperarse de alguien exitoso, se le ocurrió otro gran uso para los gomejos, animales fantásticos capaces de ser la solución de cualquier problema.
–Gomejos amortiguadores –murmuré asintiendo con la cabeza–, me siento orgulloso de ti –le dije al vampiro, a la vez que anotaba mentalmente aquella idea gomejil para el futuro–. ¡Ay…! –solté abruptamente cuando Xana me agarró del cabello, que fue lo primero que su mano encontró, para hacerme saltar con ella–. Ay –exhalé luego, al terminar siendo yo quien amortiguó la caída de Xana.
Afortunadamente, gracias a mi éter, mi cuerpo estaba fuertísimo y pude sobrevivir sin huesos rotos. «Pero igual deberé darle menos biusas a Xana», decidí a pesar de todo; las consecuencias de siempre complacer sus recientes antojos empezaban a notarse.
Unos segundos después, mientras Xana se dedicaba a vomitar, la bio, que no era gallina pero que sí cacareaba, hizo una pregunta que me instó a cuestionarme sobre si ella tenía un humor raro o no estaba muy actualizada sobre los gomejos. En cualquier caso, solo estuve seguro de que las personas tenían una imagen errada de los bio-cibernéticos o yo tenía la suerte para conocer solamente a los más peculiares.
–Estoy sano y tranquilo –dije al fin, pero respondiendo a su siguiente pregunta. Por temor a malinterpretarla, preferí ignorar la anterior–. Pero quizás Xa…
–Ya estoy bien –se adelantó en decir Xana. Se limpió la boca con el gomejo vestido de gomejo, lo sacudió y se acercó a nosotros esforzándose en aparentar normalidad. El gomejo, sin embargo, tenía la mirada perdida.
Y nuevamente, la bio-cibernética que no era gomejo hizo una serie de preguntas sobre la naturaleza de los gomejos que nos salvaron porque sí eran gomejos. Normalmente yo hubiera arrugado la nariz, extrañado, pero esta vez… Bueno, también.
–La mejor forma de saberlo es con tu… ¿antena? –sugirió Xana, que vaciló al advertir que Golosina, quien no era realmente una golosina, no tenía ninguna antena a la vista–. Pensé que los cibernéticos sabían reconocerse entre ustedes con la mente, o algo parecido.
–Encontré una piedra extraña –dijo el gnomo, ganándose mi atención. Estaba en medio de los gomejos y sostenía una piedra especial que Xana reconoció enseguida.
–Espera, ¡ten cuidado! –advirtió ella mientras buscaba en sus bolsillos la runa de impulso para confirmar sus sospechas–. No la sueltes o…
Un gomejo tropezó con el gnono. Este no pudo evitar soltar la runa y, al siguiente instante, tuvo lugar una onda expansiva que disparó gran cantidad de gomejos hacia todas direcciones y envió al gnomo hacia algún lugar impredecible.[1]
Pero eso no importaba. Lo verdaderamente importante, aunque fue eclipsado por la impresionante exhibición de obediencia de la bio que no era vampiro, fue la siguiente indicación de Bio que no era bio, pues, como era de esperarse de alguien exitoso, se le ocurrió otro gran uso para los gomejos, animales fantásticos capaces de ser la solución de cualquier problema.
–Gomejos amortiguadores –murmuré asintiendo con la cabeza–, me siento orgulloso de ti –le dije al vampiro, a la vez que anotaba mentalmente aquella idea gomejil para el futuro–. ¡Ay…! –solté abruptamente cuando Xana me agarró del cabello, que fue lo primero que su mano encontró, para hacerme saltar con ella–. Ay –exhalé luego, al terminar siendo yo quien amortiguó la caída de Xana.
Afortunadamente, gracias a mi éter, mi cuerpo estaba fuertísimo y pude sobrevivir sin huesos rotos. «Pero igual deberé darle menos biusas a Xana», decidí a pesar de todo; las consecuencias de siempre complacer sus recientes antojos empezaban a notarse.
Unos segundos después, mientras Xana se dedicaba a vomitar, la bio, que no era gallina pero que sí cacareaba, hizo una pregunta que me instó a cuestionarme sobre si ella tenía un humor raro o no estaba muy actualizada sobre los gomejos. En cualquier caso, solo estuve seguro de que las personas tenían una imagen errada de los bio-cibernéticos o yo tenía la suerte para conocer solamente a los más peculiares.
–Estoy sano y tranquilo –dije al fin, pero respondiendo a su siguiente pregunta. Por temor a malinterpretarla, preferí ignorar la anterior–. Pero quizás Xa…
–Ya estoy bien –se adelantó en decir Xana. Se limpió la boca con el gomejo vestido de gomejo, lo sacudió y se acercó a nosotros esforzándose en aparentar normalidad. El gomejo, sin embargo, tenía la mirada perdida.
Y nuevamente, la bio-cibernética que no era gomejo hizo una serie de preguntas sobre la naturaleza de los gomejos que nos salvaron porque sí eran gomejos. Normalmente yo hubiera arrugado la nariz, extrañado, pero esta vez… Bueno, también.
–La mejor forma de saberlo es con tu… ¿antena? –sugirió Xana, que vaciló al advertir que Golosina, quien no era realmente una golosina, no tenía ninguna antena a la vista–. Pensé que los cibernéticos sabían reconocerse entre ustedes con la mente, o algo parecido.
–Encontré una piedra extraña –dijo el gnomo, ganándose mi atención. Estaba en medio de los gomejos y sostenía una piedra especial que Xana reconoció enseguida.
–Espera, ¡ten cuidado! –advirtió ella mientras buscaba en sus bolsillos la runa de impulso para confirmar sus sospechas–. No la sueltes o…
Un gomejo tropezó con el gnono. Este no pudo evitar soltar la runa y, al siguiente instante, tuvo lugar una onda expansiva que disparó gran cantidad de gomejos hacia todas direcciones y envió al gnomo hacia algún lugar impredecible.[1]
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Limitado: Runa de impulso.
Rauko
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
El aterrizaje había sido bastante aparatoso pero al menos seguíamos vivos, estábamos vivos y acolchaditos, aunque el gomejomovil había hecho su último viaje, algo que entristeció a la extraña mujer de mirada perturbadora, y aunque me había parecido gracioso y adorable verla cacareando, una parte de mí se veía abrazada por el remordimiento -Gracias, gracias- Le dije a Rauko cuando me felicitó y me sacó de mis pensamientos.
Ante las preguntas de la biocibernética, esta vez preferí decirle la verdad, y nada más que la verdad, ya nunca más me aprovecharía de su ingenuidad -Es una granja de gomejos, acá se cultivan, los gomejos biocibernéticos se encargan de sembrarlos, cosecharlos y mantenerlos a salvo- Dije con tono serio y solemne.
Por otro lado, el pequeño y extraño Libnik dijo algo con una pequeña piedra que parecía peligrosa -¿Estás bien?- Le pregunté a Arygos que había tenido que abandonar su carruaje recién adquirido, la dragona afirmó con la cabeza y abrazó a su gomejo que forcejaba tratando de escapar y hacía que sus gemidos alborotaran a los otros gomejos que comenzaron a entrar en pánico y correr por doquier.
Uno de estos conejos tropezó a Libnik y lo hizo soltar la misteriosa piedra, mis ojos se abrieron como platos ante el peligro y en unos instantes había una lluvia de gomejos volando en todas direcciones -¡Cuidado!- Advertí mientras me agachaba con Arygos para protegerla.
¡El chiquito!- Grité al notar que entre los gomejos, el pequeño Libnik también había salido volando y estaba cayendo al vacío sin remedio alguno. Arygos desde luego, no se lo pensó dos veces antes se correr y saltar, transformándose en el aire para ir tras el pequeño aunque antes de alcanzarlo desaparecieron ambas siluetas -¿Están todos bien?- Pregunté para verificar de nuevo el estado de todos -Espero que estén bien- Dije con preocupación.
Me acerqué al borde del edificio para mirar hacia abajo con miedo de ver una sopa de huesos estrellados en el piso pero me detuve para ahorrarme el trauma, Arygos podía volar, pero en cambio Libnik, si no lo habían atrapado a tiempo, habría conocido su final -Siempre lo recordaremos- Dije con una mano en el corazón -Así es, siempre lo recordaremos- Dijo alguien a mi lado mientras tomaba mi mano, apreté su pequeña mano y giré la cabeza para fijarme que era Libnik, ahí, a salvo -Oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Pregunté alarmado sin entender cómo es que podía hacer eso.
De cualquier modo, no teníamos tiempo para investigar ese misterio, había que ponernos a salvo de prisa -Hay que escondernos, entremos al edificio para ponernos a salvo- Invité a mis compañeros mientras me acercaba a una puerta hacia una pequeña escalera que nos llevaría al piso inferior -Síganme los buenos- Les dije y abrí la puerta bajando por las escaleras del edificio, aunque al mirar hacia abajo noté que unos guardias venían subiendo para atraparnos.
Tenemos un problema, hay que despistarlos- Miré las puertas de las habitaciones para encontrar una en la que pudiéramos entrar hasta que encontramos la que parecía ser la indicada… y ahí estaba -Por acá- Dije con tal convicción que de verdad parecía que tenía idea de a dónde iba, por suerte la puerta estaba abierta y logramos entrar a aquella habitación en donde encontramos una cara conocida, aquella mujer que hacía los disfraces de gomejo estaba haciendo otro más ¿acaso no sabía hacer otra cosa?
Sé que sonará extraño- Dije para despistar mientras esperaba que todos mis compañeros entraran para cerrar la puerta y ponernos a salvo -Pero necesito un disfraz de gomejo, de mi talla, con colita esponjosa y malvada- Añadí las especificaciones finales -No pregunten, es para una misión importante, el futuro del mundo depende de eso- No tenía mucho sentido pero al menos nos serviría para pasar un rato en ese lugar mientras los guardias se iban -¿Y ustedes también esperan sus disfraces?- Le pregunté a un rubio y otras personas que ya se encontraban en el lugar.
[1] Uso a Arygos por última vez para sacarla del tema. Ante las preguntas de la biocibernética, esta vez preferí decirle la verdad, y nada más que la verdad, ya nunca más me aprovecharía de su ingenuidad -Es una granja de gomejos, acá se cultivan, los gomejos biocibernéticos se encargan de sembrarlos, cosecharlos y mantenerlos a salvo- Dije con tono serio y solemne.
Por otro lado, el pequeño y extraño Libnik dijo algo con una pequeña piedra que parecía peligrosa -¿Estás bien?- Le pregunté a Arygos que había tenido que abandonar su carruaje recién adquirido, la dragona afirmó con la cabeza y abrazó a su gomejo que forcejaba tratando de escapar y hacía que sus gemidos alborotaran a los otros gomejos que comenzaron a entrar en pánico y correr por doquier.
Uno de estos conejos tropezó a Libnik y lo hizo soltar la misteriosa piedra, mis ojos se abrieron como platos ante el peligro y en unos instantes había una lluvia de gomejos volando en todas direcciones -¡Cuidado!- Advertí mientras me agachaba con Arygos para protegerla.
¡El chiquito!- Grité al notar que entre los gomejos, el pequeño Libnik también había salido volando y estaba cayendo al vacío sin remedio alguno. Arygos desde luego, no se lo pensó dos veces antes se correr y saltar, transformándose en el aire para ir tras el pequeño aunque antes de alcanzarlo desaparecieron ambas siluetas -¿Están todos bien?- Pregunté para verificar de nuevo el estado de todos -Espero que estén bien- Dije con preocupación.
Me acerqué al borde del edificio para mirar hacia abajo con miedo de ver una sopa de huesos estrellados en el piso pero me detuve para ahorrarme el trauma, Arygos podía volar, pero en cambio Libnik, si no lo habían atrapado a tiempo, habría conocido su final -Siempre lo recordaremos- Dije con una mano en el corazón -Así es, siempre lo recordaremos- Dijo alguien a mi lado mientras tomaba mi mano, apreté su pequeña mano y giré la cabeza para fijarme que era Libnik, ahí, a salvo -Oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Pregunté alarmado sin entender cómo es que podía hacer eso.
De cualquier modo, no teníamos tiempo para investigar ese misterio, había que ponernos a salvo de prisa -Hay que escondernos, entremos al edificio para ponernos a salvo- Invité a mis compañeros mientras me acercaba a una puerta hacia una pequeña escalera que nos llevaría al piso inferior -Síganme los buenos- Les dije y abrí la puerta bajando por las escaleras del edificio, aunque al mirar hacia abajo noté que unos guardias venían subiendo para atraparnos.
Tenemos un problema, hay que despistarlos- Miré las puertas de las habitaciones para encontrar una en la que pudiéramos entrar hasta que encontramos la que parecía ser la indicada… y ahí estaba -Por acá- Dije con tal convicción que de verdad parecía que tenía idea de a dónde iba, por suerte la puerta estaba abierta y logramos entrar a aquella habitación en donde encontramos una cara conocida, aquella mujer que hacía los disfraces de gomejo estaba haciendo otro más ¿acaso no sabía hacer otra cosa?
Sé que sonará extraño- Dije para despistar mientras esperaba que todos mis compañeros entraran para cerrar la puerta y ponernos a salvo -Pero necesito un disfraz de gomejo, de mi talla, con colita esponjosa y malvada- Añadí las especificaciones finales -No pregunten, es para una misión importante, el futuro del mundo depende de eso- No tenía mucho sentido pero al menos nos serviría para pasar un rato en ese lugar mientras los guardias se iban -¿Y ustedes también esperan sus disfraces?- Le pregunté a un rubio y otras personas que ya se encontraban en el lugar.
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
De un momento a otro allí había acabado sentada cosiendo como si no hubiera un mañana los disfraces de esos tres. El de Zelas fue el primero que acabe, seguido de la chica a la que debía acotar disfruté tomar sus medidas. Fue bastante incomodo tomarle las medidas a mi hermano, pues además de su altura la tensión era muy latente y no tenía ni la menor idea de cómo lidiar con aquella pesada situación.
- ¿Y... a qué te dedicas? - Me aclaré la voz aunque evitaba mirarlo a los ojos.
- Estudio bestias, investigación y preservación de hábitats...¿Son pareja? ¿El señor elfo y tú? - Miró curioso hacia los otros.
- Somos muy buenos amigos. - Agregué cortante sin dar mucho detalle, ya bastante lío había allí por el hecho de su presencia como para que la otra chica me quisiera matar.
Estaba cosiendo el ultimo traje cuando la repentina llegada de aquel joven que me había comprado justo aquellos disfraces en el pasado me sobresaltaron. - ¿Eh? - Alcancé a decir, asintiendo a su oportuna petición.
- Quitate la ropa, te tomaré las... ¡Pequeñín! ¡Qué alegría verte! - Mi atención se desvió por completo un instante a ese pequeño amigo que había sido la razón de mi éxito con los disfraces. - ¿Cómo es qué...? Bueno ya me lo dirás, ponte cómodo. Apenas termine con ellos podrás contarme qué haces aquí.
Mi humor había cambiado por completo a uno más ameno, hasta le había dado al pequeño Bomull para que lo sostuviera en lo que acababa el trabajo. Sentía que la habitación comenzaba a quedarse pequeña con un escuadrón de gomejos allí.
- ¿Y... a qué te dedicas? - Me aclaré la voz aunque evitaba mirarlo a los ojos.
- Estudio bestias, investigación y preservación de hábitats...¿Son pareja? ¿El señor elfo y tú? - Miró curioso hacia los otros.
- Somos muy buenos amigos. - Agregué cortante sin dar mucho detalle, ya bastante lío había allí por el hecho de su presencia como para que la otra chica me quisiera matar.
Estaba cosiendo el ultimo traje cuando la repentina llegada de aquel joven que me había comprado justo aquellos disfraces en el pasado me sobresaltaron. - ¿Eh? - Alcancé a decir, asintiendo a su oportuna petición.
- Quitate la ropa, te tomaré las... ¡Pequeñín! ¡Qué alegría verte! - Mi atención se desvió por completo un instante a ese pequeño amigo que había sido la razón de mi éxito con los disfraces. - ¿Cómo es qué...? Bueno ya me lo dirás, ponte cómodo. Apenas termine con ellos podrás contarme qué haces aquí.
Mi humor había cambiado por completo a uno más ameno, hasta le había dado al pequeño Bomull para que lo sostuviera en lo que acababa el trabajo. Sentía que la habitación comenzaba a quedarse pequeña con un escuadrón de gomejos allí.
- Off:
- - Como en el Taller, Bio se encargará de cubrir los gastos del coste de materiales de los disfraces. Total : 4
- Zelas y su acompañante.
- Meleis
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[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Cría de Gomejo]
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Todo había sucedido muy rápido, Eve había llegado a su lado cuando el sujeto de los carteles entro por la puerta del lugar donde Mera se estaba quedando, no alcanzo a decir nada cuando el individuo le pregunto sobre los disfraces.
-Si, algo así-
-Oye, eres el de los carteles-
-Bueno esto lo hace todo mas fácil-
Señalo el rubio justo cuando vio a quienes le acompañaban, Rauko y Xana gomejizados acompañados de un enano gomejo y una chica también gomejizada -El cartel decía que te queremos mucho... ahora danos los jugos- exclamo esperando la recompensa por un buen trabajo, Eve por su parte fue a saludar a Xana y a Rauko y Zelas también les saludo antes de irse a una esquina para ponerse el traje de gomejo sobre su ropa normal, Eve fue menos rara y simplemente se puso el traje sobre su ropa ahí mismo.
-Bueno ahora si puedo saludarlos bien- señalo el gomejo Zelas quien sujetaria a Rauko para darle un beso exageradamente caricaturesco y sonoro, luego sujeto a Xana y muy al pesar de ella, también le hizo lo mismo, el enano estaba esperando con los brazos abiertos pero el gomejo Zelas se detuvo -Lo siento, aun no te conozco tanto.... No se por que, pero tengo una ganas de decirle a quien vea ¿Qué hay de nuevo viejo?, sin importar el sexo o la edad del individuo en cuestión- el gomejo rubio no sabia si se trataba de el traje en si o que, pero a diferencia de las interacciones anteriores, Eve pareció no darle importancia al asunto.
-Si, algo así-
-Oye, eres el de los carteles-
-Bueno esto lo hace todo mas fácil-
Señalo el rubio justo cuando vio a quienes le acompañaban, Rauko y Xana gomejizados acompañados de un enano gomejo y una chica también gomejizada -El cartel decía que te queremos mucho... ahora danos los jugos- exclamo esperando la recompensa por un buen trabajo, Eve por su parte fue a saludar a Xana y a Rauko y Zelas también les saludo antes de irse a una esquina para ponerse el traje de gomejo sobre su ropa normal, Eve fue menos rara y simplemente se puso el traje sobre su ropa ahí mismo.
-Bueno ahora si puedo saludarlos bien- señalo el gomejo Zelas quien sujetaria a Rauko para darle un beso exageradamente caricaturesco y sonoro, luego sujeto a Xana y muy al pesar de ella, también le hizo lo mismo, el enano estaba esperando con los brazos abiertos pero el gomejo Zelas se detuvo -Lo siento, aun no te conozco tanto.... No se por que, pero tengo una ganas de decirle a quien vea ¿Qué hay de nuevo viejo?, sin importar el sexo o la edad del individuo en cuestión- el gomejo rubio no sabia si se trataba de el traje en si o que, pero a diferencia de las interacciones anteriores, Eve pareció no darle importancia al asunto.
Zelas Hazelmere
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Golosina intentaba actualizar toda aquella fascinante nueva información sobre los gomejos cuándo una fuerte explosión ocurrió a escasos centímetros de ella. Sus sensores se activaron, pero a causa del ruido, quedó claramente desorientada durante unos segundos.
Al volver en sí, el hombre más guapo y atractivo del grupo les guiaba a través de una puerta bajando unas escaleras. Cuándo el sonido de unos pasos unos pisos más abajo se hicieron perceptibles por sus sentidos, Bio decidió internarse a través de una de las puertas para dar a una habitación, dónde había personas disfrazándose de gomejo y personas haciendo disfraces de gomejos para que otras personas se disfrazasen de gomejos.
Entró la última en la habitación y cerró la puerta tras de sí, mientras al otro lado, sentía los numerosos pasos de personas que seguían ascendiendo en dirección a la azotea.
―¡Es usted! La hermosa señora, creadora de estas elegantes vestimentas ―exclamó al reconocer a Meraxes, acercándose a ella― Debo de decirle que jamás he llevado ropa más cómoda y elegante que este traje de gomejo rosa pastel.
Para confirmar su alegría, ladeó su cabeza a la derecha y sonrió abiertamente mostrando sus grandes dientes, sus relucientes blancos dientes.
Cuándo Bio solicitó a la mujer que le hiciese un traje de gomejo, la biocibernética le miró sonriente. ¡Aquel hombre tan apuesto! ¡Con un ajustado traje de gomejo!
Golosina se sintió ruborizada, observando el evidente sex appeal del hombre durante unos segundos, con claro gesto de excitación y embelesamiento.
―¡Estáis todos hermosos! ―exclamó la biocibernética, observando a todos en aquella habitación, vestidos con aquellas deslumbrantes galas.
En un arrebato de emoción y nerviosismo, Golosina salió hasta el balcón de la habitación, que daba a una calle repleta de personas. Muchas de ellas sin disfraces de gomejo.
―¡Coc Coc Coc! ―expresó simulando el sonido de las gallinas intentando alertar al resto de la población de la ciudad ― ¡A la venta, excelentes trajes de gomejo! ¡Coc Coc Coc!
Al bajar la vista, comprobó que algunas personas entraban en el edificio, dispuestas a conseguir su propio disfraz de gomejo.
Al volver en sí, el hombre más guapo y atractivo del grupo les guiaba a través de una puerta bajando unas escaleras. Cuándo el sonido de unos pasos unos pisos más abajo se hicieron perceptibles por sus sentidos, Bio decidió internarse a través de una de las puertas para dar a una habitación, dónde había personas disfrazándose de gomejo y personas haciendo disfraces de gomejos para que otras personas se disfrazasen de gomejos.
Entró la última en la habitación y cerró la puerta tras de sí, mientras al otro lado, sentía los numerosos pasos de personas que seguían ascendiendo en dirección a la azotea.
―¡Es usted! La hermosa señora, creadora de estas elegantes vestimentas ―exclamó al reconocer a Meraxes, acercándose a ella― Debo de decirle que jamás he llevado ropa más cómoda y elegante que este traje de gomejo rosa pastel.
Para confirmar su alegría, ladeó su cabeza a la derecha y sonrió abiertamente mostrando sus grandes dientes, sus relucientes blancos dientes.
Cuándo Bio solicitó a la mujer que le hiciese un traje de gomejo, la biocibernética le miró sonriente. ¡Aquel hombre tan apuesto! ¡Con un ajustado traje de gomejo!
Golosina se sintió ruborizada, observando el evidente sex appeal del hombre durante unos segundos, con claro gesto de excitación y embelesamiento.
―¡Estáis todos hermosos! ―exclamó la biocibernética, observando a todos en aquella habitación, vestidos con aquellas deslumbrantes galas.
En un arrebato de emoción y nerviosismo, Golosina salió hasta el balcón de la habitación, que daba a una calle repleta de personas. Muchas de ellas sin disfraces de gomejo.
―¡Coc Coc Coc! ―expresó simulando el sonido de las gallinas intentando alertar al resto de la población de la ciudad ― ¡A la venta, excelentes trajes de gomejo! ¡Coc Coc Coc!
Al bajar la vista, comprobó que algunas personas entraban en el edificio, dispuestas a conseguir su propio disfraz de gomejo.
Golosina
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Tuve que reconocer que la explicación de Bio sobre los gomejos tuvo más sentido que la que yo di, especialmente porque yo no di ninguna explicación. No obstante, si algo ameritaba una explicación, era la increíble capacidad del gnomo para desafiar las leyes de la física una y otra vez sin apenas descanso. En la última ocasión quise pensar sobre ello, pero tener una gran cantidad de gomejos rebotando contra mi cuerpo, sobre todo contra mi cara, no facilitaba la tarea. Al final, preferí desistir de nuevo.
Bio, sin embargo, se atrevió a preguntarle al gnomo cómo este había regresado. Y el pequeño, ladeando la cabeza con una expresión de extrañeza, respondió:
–Pero ¿qué dices? Siempre estuve aquí.
–Ahora que lo pienso, creo que puedo crear biusas más grandes que tú –pensé en voz alta mientras calculaba la estatura del gnomo.
Bio, como el intrépido líder que era, nos condujo hacia un lugar seguro a la vez que sorteábamos a unos guardias que, al parecer, nos perseguían por algún motivo desconocido e inescrutable, como si acaso hubiéramos hecho algo que requiriera su presencia.
Y ya que el mundo, aunque era lo suficientemente inmenso como para que muchos podamos narrar numerosos hechos escandalosos de una misma ciudad sin que se relacionen entre sí, también era lo suficientemente pequeño como para que fuese sencillo encontrarse con algún conocido en cualquier lugar –especialmente en las fiestas–, por lo que fue posible reunirnos una vez más no solo con Zelas y su compañera pateadora de casas, sino también con mi discípula de gran tamaño, y con otro sujeto que tenía cara de que de niño le gustaba humillar a otros de lentes.
–Te alegras de ver al gnomo y a mí ni me saludas –le dije, con falsa indignación y pesar, a mi discípula, acompañando mis palabras con gesticulaciones dramáticas, sacudiendo mi colita y con mis orejas de gomejos caídas–. Qué terrible. Te he dado los mejores años de mi vida, ¡¿y así es como me pagas?!
–¿Y dónde está Arygos? –inquirió Xana, al fin notando la extraña ausencia de la dragona.
–Ella está bien –contestó con voz monótona el gnomo, acariciando con movimientos lentos a un gomejo al que usaba de montura, con la mirada fija en Xana y con un rostro inexpresivo que no ocultaba cierta oscuridad en sus ojos. De pronto volvió su semblante de despreocupación e inocencia y siguió jugando con el gomejo.
–Bueno, si dice que está bien, no hay razón para no creerle –comenté dándole una palmadita a un hombro de Xana, quien permaneció perpleja por unos segundos.
La pateadora de casas se acercó para saludarnos. Bien por ella. Zelas fue el siguiente. Bien por él. Correspondimos a sus saludos. Pero quizás no fue suficiente para el no-elfo, pues poco tardó en resaludarnos con un beso más exagerado que todos los demás y que me hizo pensar que era temporada de cazar gomejos.
Tras unos instantes recuperándonos de tal intercambio de saliva y tal vez de algo más, la bio que era bio-cibernética pero no Bio nos alagó y procedió a gritar por la ventana, delatando nuestra ubicación.
Xana la miró con un gesto que parecía suplicar a cualquier dios o demonio que la bio vestida con color rosa pastel sin ser un pastel pudiera al menos pasar unos tres minutos sin ser tan despampanantemente rara.
–Es la que tiene el cabello más corto en este grupo –noté–, a pesar de que es alta.
Xana exhaló exasperada y se frotó las sienes con los dedos índice y medio.
–Ganaré algo de tiempo –suspiró antes de girar sobre sus talones y volver al pasillo. Una vez ahí notó que los guardias se aproximaban desde las dos direcciones. Con calma, sacó de un bolsillo una carta y la estampó en el suelo–. Activo mi carta trampa –murmuró con desgana–: Runa de territorio.
En respuesta, se formó a su alrededor una burbuja de éter y electricidad.[1] Los guardias se detuvieron para evitar tocar la barrera, cautelosos.
–Todo esto es un malentendido –empezó a explicar Xana alzando las manos en gesto pacificador–. Nosotros…
–¡¿Qué magia es esta?! –interpeló un guardia–. ¡¿Y por qué ese disfraz de gomejo?!
–Eso es una larga historia. Verás…
–Esperen, ¿qué demonios es eso? –interrumpió otro señalando al gnomo, el cual, siendo montado por un gomejo, acababa de entrar en la burbuja–. La barrera. ¡La barrera es una ilusión!
–¿Qué? No, es que el gnomo…
–¡No nos engañarás! –Enarboló su espada–. ¡A la carga!
Antes de poder reaccionar, Xana vio cómo el insolente tocó la barrera y esta se transformó en una explosión electrificante que empujó a todos a su alrededor e hizo un agujero en el techo y el suelo, haciéndola caer al vacío junto con el gnomo.
–Sobreviví a dos encuentros con una nigromante capaz de controlar un ejército de no-muertos y revivir –dijo Xana mientras descendía–, sobreviví a un mundo infestado de escarabajos enormes e invisibles que extinguieron la vida casi por completo, sobreviví a un grupo de conquistadores de mundos que además eran inmortales, sobreviví a una guerra contra dragones y dioses falsos con poderes legendarios… –se dio la vuelta para encarar al gnomo, que caía junto a ella y un gomejo real–. Y tú estás más cerca de matarme. Increíble, aunque no tanto como lo larga que está siendo esta caída.
Creó dos esferas de luz y envió una al sitio donde nos encontrábamos el resto. Cuando llegó, Xana intercambió lugares con la esfera y enseguida se acercó al abismo para pensar en cómo salvar al gnomo y al gomejo.[2]
–¿Qué estamos buscando? –preguntó a su lado el gnomo jinete de gomejos.
–Estoy buscando a… –Xana se detuvo percatándose de la situación. Con lentitud, giró la cabeza para observarlo de reojo–. Empiezas a darme miedo –añadió a media voz.
Bio, sin embargo, se atrevió a preguntarle al gnomo cómo este había regresado. Y el pequeño, ladeando la cabeza con una expresión de extrañeza, respondió:
–Pero ¿qué dices? Siempre estuve aquí.
–Ahora que lo pienso, creo que puedo crear biusas más grandes que tú –pensé en voz alta mientras calculaba la estatura del gnomo.
Bio, como el intrépido líder que era, nos condujo hacia un lugar seguro a la vez que sorteábamos a unos guardias que, al parecer, nos perseguían por algún motivo desconocido e inescrutable, como si acaso hubiéramos hecho algo que requiriera su presencia.
Y ya que el mundo, aunque era lo suficientemente inmenso como para que muchos podamos narrar numerosos hechos escandalosos de una misma ciudad sin que se relacionen entre sí, también era lo suficientemente pequeño como para que fuese sencillo encontrarse con algún conocido en cualquier lugar –especialmente en las fiestas–, por lo que fue posible reunirnos una vez más no solo con Zelas y su compañera pateadora de casas, sino también con mi discípula de gran tamaño, y con otro sujeto que tenía cara de que de niño le gustaba humillar a otros de lentes.
–Te alegras de ver al gnomo y a mí ni me saludas –le dije, con falsa indignación y pesar, a mi discípula, acompañando mis palabras con gesticulaciones dramáticas, sacudiendo mi colita y con mis orejas de gomejos caídas–. Qué terrible. Te he dado los mejores años de mi vida, ¡¿y así es como me pagas?!
–¿Y dónde está Arygos? –inquirió Xana, al fin notando la extraña ausencia de la dragona.
–Ella está bien –contestó con voz monótona el gnomo, acariciando con movimientos lentos a un gomejo al que usaba de montura, con la mirada fija en Xana y con un rostro inexpresivo que no ocultaba cierta oscuridad en sus ojos. De pronto volvió su semblante de despreocupación e inocencia y siguió jugando con el gomejo.
–Bueno, si dice que está bien, no hay razón para no creerle –comenté dándole una palmadita a un hombro de Xana, quien permaneció perpleja por unos segundos.
La pateadora de casas se acercó para saludarnos. Bien por ella. Zelas fue el siguiente. Bien por él. Correspondimos a sus saludos. Pero quizás no fue suficiente para el no-elfo, pues poco tardó en resaludarnos con un beso más exagerado que todos los demás y que me hizo pensar que era temporada de cazar gomejos.
Tras unos instantes recuperándonos de tal intercambio de saliva y tal vez de algo más, la bio que era bio-cibernética pero no Bio nos alagó y procedió a gritar por la ventana, delatando nuestra ubicación.
Xana la miró con un gesto que parecía suplicar a cualquier dios o demonio que la bio vestida con color rosa pastel sin ser un pastel pudiera al menos pasar unos tres minutos sin ser tan despampanantemente rara.
–Es la que tiene el cabello más corto en este grupo –noté–, a pesar de que es alta.
Xana exhaló exasperada y se frotó las sienes con los dedos índice y medio.
–Ganaré algo de tiempo –suspiró antes de girar sobre sus talones y volver al pasillo. Una vez ahí notó que los guardias se aproximaban desde las dos direcciones. Con calma, sacó de un bolsillo una carta y la estampó en el suelo–. Activo mi carta trampa –murmuró con desgana–: Runa de territorio.
En respuesta, se formó a su alrededor una burbuja de éter y electricidad.[1] Los guardias se detuvieron para evitar tocar la barrera, cautelosos.
–Todo esto es un malentendido –empezó a explicar Xana alzando las manos en gesto pacificador–. Nosotros…
–¡¿Qué magia es esta?! –interpeló un guardia–. ¡¿Y por qué ese disfraz de gomejo?!
–Eso es una larga historia. Verás…
–Esperen, ¿qué demonios es eso? –interrumpió otro señalando al gnomo, el cual, siendo montado por un gomejo, acababa de entrar en la burbuja–. La barrera. ¡La barrera es una ilusión!
–¿Qué? No, es que el gnomo…
–¡No nos engañarás! –Enarboló su espada–. ¡A la carga!
Antes de poder reaccionar, Xana vio cómo el insolente tocó la barrera y esta se transformó en una explosión electrificante que empujó a todos a su alrededor e hizo un agujero en el techo y el suelo, haciéndola caer al vacío junto con el gnomo.
–Sobreviví a dos encuentros con una nigromante capaz de controlar un ejército de no-muertos y revivir –dijo Xana mientras descendía–, sobreviví a un mundo infestado de escarabajos enormes e invisibles que extinguieron la vida casi por completo, sobreviví a un grupo de conquistadores de mundos que además eran inmortales, sobreviví a una guerra contra dragones y dioses falsos con poderes legendarios… –se dio la vuelta para encarar al gnomo, que caía junto a ella y un gomejo real–. Y tú estás más cerca de matarme. Increíble, aunque no tanto como lo larga que está siendo esta caída.
Creó dos esferas de luz y envió una al sitio donde nos encontrábamos el resto. Cuando llegó, Xana intercambió lugares con la esfera y enseguida se acercó al abismo para pensar en cómo salvar al gnomo y al gomejo.[2]
–¿Qué estamos buscando? –preguntó a su lado el gnomo jinete de gomejos.
–Estoy buscando a… –Xana se detuvo percatándose de la situación. Con lentitud, giró la cabeza para observarlo de reojo–. Empiezas a darme miedo –añadió a media voz.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Limitado: Runa de territorio.
[2] Habis de Xana: Luceros duales y Permuta sidérea.
[2] Habis de Xana: Luceros duales y Permuta sidérea.
Rauko
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Más de cien años de vida me habían llevado a ver situaciones, cosas y personas muy raras, pero pocas cosas me resultaban tan inquietantes como aquella chica descabellada que me miraba de manera tan rara, daría el alma de Rauko por saber lo que ella estaba pensando mientras me miraba, quizá planeaba secuestrarme y venderme por partes, o algo parecido, definitivamente debía cuidarme de la Biogomeja. De cualquier modo, al verla entrar al final cerré la puerta con la intención de dejar al gnomo por fuera, así los guardias estarían entretenidos persiguiéndolo un rato -Lo lamento, pequeñín, pero es un sacrificio necesario- Dije en tono solemne mientras alguien me tomaba la mano -Lo es- Me dijo el gnomo justo a mi lado -Oyeee ¿Cómo llegaste aquí?- Pregunté alarmado sin entender cómo es que podía hacer eso.
De cualquier modo, no había tiempo para distracciones, esperaba que la costurera fuera bastante lenta para que aquel escondrijo nos sirviera durante un largo rato y así poder formular un plan de escape. Sonreí satisfecho a ver que la costurera se distraía con el gnomo, eso nos daría un poco más de tiempo mientras terminaba de formular un plan, aunque fui interrumpido por el joven rubio -¿eh? ¿qué carteles?- Pregunté sin tener idea hasta recordar que Arygos había mencionado algo de carteles, y conociendo a la gente del norte seguramente me estaban buscando… otra vez -Ah, sí, claro, esos carteles- Dije sin muchos ánimos y no muy fuerte.
No sería buena idea anunciar que había una recompensa por mi cabeza, a saber cuánto sería esta vez -Pero no lo reveles eh, que debo pasar desapercibido- Intenté convencer al chico -Exacto, todo será más fácil- Confirmé su suposición aunque seguía sin entender de qué hablaba -Ah claro, los jugos los tengo en… Espera ¿qué?- Dije aún sin entender si aquello era obra de la gente de Dundarak o Arygos había tenido algo que ver -Los jugos tendrán que esperar- Dije en tono serio con la vista fija en la ventana como si realmente me percatara de algo.
Con tanta gente vestida de gomejo, aquella situación se estaba poniendo cada vez más rara, al punto que me daba miedo que todo fuera un sueño y despertar de pronto en el hospital sin piernas, porque obviamente, los hospitales no tienen piernas -¡Arygos!- Exclamé cuando Xana me la recordó, aunque de manera inquietante, el gnomo dijo que ella estaba bien y me dio miedo preguntar cómo lo sabía, ese enanín se estaba volviendo bastante aterrador.
A pesar de todos, el nombre de mi compañera dragona me había recordado su idea inicial de formar un equipo de guerreros implacables que luchen por la justicia vestidos de gomejos de diferentes colores -Muy bien, presten atención- Le dije a los presentes -Se preguntarán por qué los he reunido aquí esta noche- Dije como si aquello no fuera una burda casualidad -El destino de Aerandir depende de nosotros, de nuestra valentía, perseverancia y sigilo- Comencé un discurso motivacional mientras la oscura mujer se acercaba inquietantemente al balcón y comenzaba a cacarear delatando nuestra ubicación.
Ya nos exhibiste- Dije con evidente desánimo, dejando caer los brazos y con un incipiente tic nervioso en el ojo derecho -Sigilo- Dije de nuevo -Significa… bueno, olvídalo, al menos ya cacareas muy bien- La felicité con sarcasmo mientras intentaba pensar en un nuevo plan, o más bien, el mismo plan pero con variantes que incluyeran un escape inminente.
Los guardias no tardaron en llegar, pero Xana se encargó de detenerlos, o al menos, intentó hacerlos pero el gnomo destruyó su plan, y aunque me angustiaba el incipiente peligro, me dio satisfacción saber que no era el único al que le derrumbaban los planes aparatosamente. Pues los guardias al no creer en la barrera se estrellaron contra ella iniciando un desastre que solo me hizo pensar en que la dueña de la habitación nos iba a querer cobrar extra por los daños, así que debía dejar claro que no era mi culpa
En ese momento observé lo más raro de la noche, tanto Xana como el gnomo cayeron por el agujero, pero cuando ella volvió, el gnomo ya estaba ahí, porque nunca se cayó -¿Qué acaba de pasar?- El tic de mi ojo iba cada vez peor, al punto que parecía que picaba el ojo en código morse, y fue entonces cuando los guardias hicieron la revelación más esperada por todo Aerandir unido -¡Ese de allá es Bio!- Señalaron luego a Golosina -Y su banda de biogomejos- Respiré con horror -No lo hagan, no lo hagan- Supliqué por piedad imaginando lo que se venía luego -¡Son los Biomejos!- Acusó uno de ellos finalmente para darnos el nombre con que nos perseguirían toda la noche.
Rangers… Escuadrón Biomejos Rangers- Dije con soberbia mientras apretaba los puños, luego de un salto arranqué la lámpara del techo y la arrojé a la puerta para detener a los guardias, o al menos fue lo que pareció suceder, pues mi plan era colgarme de ella para saltar sobre el agujero en el suelo y cerrar la puerta de una patada, pero como estaba podrida o mal pegada, se me vino encima y no me quedó más remedio que lanzarla para improvisar y no parecer idiota.
Denme su atención, no es casualidad que estén acá, todos han sido traídos por eventos planificados que dieron pie a esta reunión- Mentí descaradamente intentando no ver a los ojos a Xana, que quizá sería la única amargada que se negaría a creerme -Los hemos estado observando y estamos seguros de que son los indicados para esta importante misión, el futuro del mundo como lo conocemos, depende de todos nosotros- Quizá se me estaba pasando la mano con el dramatismo, pero le daba vueltas porque no sabía exactamente cómo continuar.
Un terrible mal se está gestando en el corazón de Dundarak, y depende de nosotros detenerlo, no podemos hacerlo solos- Señalé a Rauko como compañero -Pero Rauko me ha dicho que todos ustedes son confiables- Apreté los puños dramáticamente -Aunque primero debemos salir de aquí- Los gritos de los guardias apartando la lámpara me hicieron volver a la realidad. Me acerqué a la costurera para tomar uno de sus trajes ya terminados y comencé a ponérmelo -Iremos por la ventana en absoluto sigilo, arropados por la noche, y su densa oscuridad… Seguro pasaremos desapercibidos a los ojos mundanos de los guardias- Aquello sonaba como un buen plan, de no ser porque la tela gris brillante del traje parecía brillar en la oscuridad.
De cualquier modo, no había tiempo para distracciones, esperaba que la costurera fuera bastante lenta para que aquel escondrijo nos sirviera durante un largo rato y así poder formular un plan de escape. Sonreí satisfecho a ver que la costurera se distraía con el gnomo, eso nos daría un poco más de tiempo mientras terminaba de formular un plan, aunque fui interrumpido por el joven rubio -¿eh? ¿qué carteles?- Pregunté sin tener idea hasta recordar que Arygos había mencionado algo de carteles, y conociendo a la gente del norte seguramente me estaban buscando… otra vez -Ah, sí, claro, esos carteles- Dije sin muchos ánimos y no muy fuerte.
No sería buena idea anunciar que había una recompensa por mi cabeza, a saber cuánto sería esta vez -Pero no lo reveles eh, que debo pasar desapercibido- Intenté convencer al chico -Exacto, todo será más fácil- Confirmé su suposición aunque seguía sin entender de qué hablaba -Ah claro, los jugos los tengo en… Espera ¿qué?- Dije aún sin entender si aquello era obra de la gente de Dundarak o Arygos había tenido algo que ver -Los jugos tendrán que esperar- Dije en tono serio con la vista fija en la ventana como si realmente me percatara de algo.
Con tanta gente vestida de gomejo, aquella situación se estaba poniendo cada vez más rara, al punto que me daba miedo que todo fuera un sueño y despertar de pronto en el hospital sin piernas, porque obviamente, los hospitales no tienen piernas -¡Arygos!- Exclamé cuando Xana me la recordó, aunque de manera inquietante, el gnomo dijo que ella estaba bien y me dio miedo preguntar cómo lo sabía, ese enanín se estaba volviendo bastante aterrador.
A pesar de todos, el nombre de mi compañera dragona me había recordado su idea inicial de formar un equipo de guerreros implacables que luchen por la justicia vestidos de gomejos de diferentes colores -Muy bien, presten atención- Le dije a los presentes -Se preguntarán por qué los he reunido aquí esta noche- Dije como si aquello no fuera una burda casualidad -El destino de Aerandir depende de nosotros, de nuestra valentía, perseverancia y sigilo- Comencé un discurso motivacional mientras la oscura mujer se acercaba inquietantemente al balcón y comenzaba a cacarear delatando nuestra ubicación.
Ya nos exhibiste- Dije con evidente desánimo, dejando caer los brazos y con un incipiente tic nervioso en el ojo derecho -Sigilo- Dije de nuevo -Significa… bueno, olvídalo, al menos ya cacareas muy bien- La felicité con sarcasmo mientras intentaba pensar en un nuevo plan, o más bien, el mismo plan pero con variantes que incluyeran un escape inminente.
Los guardias no tardaron en llegar, pero Xana se encargó de detenerlos, o al menos, intentó hacerlos pero el gnomo destruyó su plan, y aunque me angustiaba el incipiente peligro, me dio satisfacción saber que no era el único al que le derrumbaban los planes aparatosamente. Pues los guardias al no creer en la barrera se estrellaron contra ella iniciando un desastre que solo me hizo pensar en que la dueña de la habitación nos iba a querer cobrar extra por los daños, así que debía dejar claro que no era mi culpa
En ese momento observé lo más raro de la noche, tanto Xana como el gnomo cayeron por el agujero, pero cuando ella volvió, el gnomo ya estaba ahí, porque nunca se cayó -¿Qué acaba de pasar?- El tic de mi ojo iba cada vez peor, al punto que parecía que picaba el ojo en código morse, y fue entonces cuando los guardias hicieron la revelación más esperada por todo Aerandir unido -¡Ese de allá es Bio!- Señalaron luego a Golosina -Y su banda de biogomejos- Respiré con horror -No lo hagan, no lo hagan- Supliqué por piedad imaginando lo que se venía luego -¡Son los Biomejos!- Acusó uno de ellos finalmente para darnos el nombre con que nos perseguirían toda la noche.
Rangers… Escuadrón Biomejos Rangers- Dije con soberbia mientras apretaba los puños, luego de un salto arranqué la lámpara del techo y la arrojé a la puerta para detener a los guardias, o al menos fue lo que pareció suceder, pues mi plan era colgarme de ella para saltar sobre el agujero en el suelo y cerrar la puerta de una patada, pero como estaba podrida o mal pegada, se me vino encima y no me quedó más remedio que lanzarla para improvisar y no parecer idiota.
Denme su atención, no es casualidad que estén acá, todos han sido traídos por eventos planificados que dieron pie a esta reunión- Mentí descaradamente intentando no ver a los ojos a Xana, que quizá sería la única amargada que se negaría a creerme -Los hemos estado observando y estamos seguros de que son los indicados para esta importante misión, el futuro del mundo como lo conocemos, depende de todos nosotros- Quizá se me estaba pasando la mano con el dramatismo, pero le daba vueltas porque no sabía exactamente cómo continuar.
Un terrible mal se está gestando en el corazón de Dundarak, y depende de nosotros detenerlo, no podemos hacerlo solos- Señalé a Rauko como compañero -Pero Rauko me ha dicho que todos ustedes son confiables- Apreté los puños dramáticamente -Aunque primero debemos salir de aquí- Los gritos de los guardias apartando la lámpara me hicieron volver a la realidad. Me acerqué a la costurera para tomar uno de sus trajes ya terminados y comencé a ponérmelo -Iremos por la ventana en absoluto sigilo, arropados por la noche, y su densa oscuridad… Seguro pasaremos desapercibidos a los ojos mundanos de los guardias- Aquello sonaba como un buen plan, de no ser porque la tela gris brillante del traje parecía brillar en la oscuridad.
Bio
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
El hecho de que entraran tantas personas a una habitación tan pequeña hacía muy confusas las cosas, además el pequeñín me había distraído de tal modo que fui una descuidada al no notar la presencia de mi maestro elfo. - Lo siento, maestro, no fue mi intención... y es un gusto verle de nuevo señorita gigante. - Traté de mantener el ritmo de cada intercambio de palabra que se llevaba a cabo al tiempo que me disponía a terminar los trajes tan rápido como me era posible.
La cosa pareció volverse más alocada cuando la alta mujer de piel canela avisaba que allí se vendían trajes. - ¡Espera no soy un molino! - Exclamé con cierta preocupación ante el hecho de tener que seguir haciendo disfraces.
Por suerte para mí había logrado acabar al menos con los pedidos iniciales, dándole a cada uno su respectivo disfraz a la medida.
Meleis parecía más estupefacto que yo pus no estaba en absoluto acostumbrado, o eso hacía notar, a semejante estilo de vida. No tardó mucho en que el chico de cabello negro tomara la palabra haciendo que ladeara mi cabeza en clara señal de "qué carajos está pasando aquí". Realmente no recordaba que las tierras del norte fueran tan raras, es decir siempre había un lío pero esto sin duda era otro nivel.
Escuadrón Biogomejo Rangers, aquello era el nombre más raro pero maravilloso de la vida, claro que el plan era bastante . - Suicida... - Respondí en voz alta. - ¿De qué peligro hablas? ¿Y por qué hay que saltar por la ventana? Qué sea un gomejo no me hace rebotar. - Aclaré ese punto dando a entender que era incapaz de volar. - Tal vez las runas de sombra sirvan para ocultarnos si lo que quieres es "pasar desapercibido" Pero a estas alturas no tengo ni la más mínima idea de qué está pasando aquí. - Miraba a los demás, tal vez alguno de ellos me podría a ayudar a entender mejor la situación.
La cosa pareció volverse más alocada cuando la alta mujer de piel canela avisaba que allí se vendían trajes. - ¡Espera no soy un molino! - Exclamé con cierta preocupación ante el hecho de tener que seguir haciendo disfraces.
Por suerte para mí había logrado acabar al menos con los pedidos iniciales, dándole a cada uno su respectivo disfraz a la medida.
Meleis parecía más estupefacto que yo pus no estaba en absoluto acostumbrado, o eso hacía notar, a semejante estilo de vida. No tardó mucho en que el chico de cabello negro tomara la palabra haciendo que ladeara mi cabeza en clara señal de "qué carajos está pasando aquí". Realmente no recordaba que las tierras del norte fueran tan raras, es decir siempre había un lío pero esto sin duda era otro nivel.
Escuadrón Biogomejo Rangers, aquello era el nombre más raro pero maravilloso de la vida, claro que el plan era bastante . - Suicida... - Respondí en voz alta. - ¿De qué peligro hablas? ¿Y por qué hay que saltar por la ventana? Qué sea un gomejo no me hace rebotar. - Aclaré ese punto dando a entender que era incapaz de volar. - Tal vez las runas de sombra sirvan para ocultarnos si lo que quieres es "pasar desapercibido" Pero a estas alturas no tengo ni la más mínima idea de qué está pasando aquí. - Miraba a los demás, tal vez alguno de ellos me podría a ayudar a entender mejor la situación.
- Off:
- - Como en el Taller, Bio se encargará de cubrir los gastos del coste de materiales de los disfraces. Total : 4
- Zelas y su acompañante.
- Meleis
- BioOutfit
Disfraz de Gomejo [Ropas comunes pobres] No están pensadas para protección en batalla, sino para abrigar y vestir. Al ser de calidad Pobre su estética es deficiente.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Cría de Gomejo]
Meraxes
Honorable
Honorable
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Todos hablaban al mismo tiempo en un lugar demasiado pequeño y con visitas no deseadas intentando entrar el no-elfo parecía perder la paciencia -Basta!, no se que esta pasando, pero puedo sacarnos de aquí sin llamar tanto la atención... Creo, depende de adonde quieran ir- señalo el rubio mientras pedía que se hicieran a un lado y le dieran espacio.
Posteriormente sacaría un orbe de entre sus ropas y acercaría su mano a este para que mágicamente apareciera la empuñadura de la Banana Breaker, considerando que aquella era la espada mas pequeña que no estaba unida a otras espadas, Zelas la saco del orbe y guardo el orbe entre sus ropas para posteriormente sacar una pequeña llave la cual acerco a la espada, haciendo que esta se uniera magnéticamente y comenzara a emanar un extraño brillo, el rubio entonces miro a los presentes -puedo llevarnos a lugares que conozca, así que digan lugares y abriré un portal hacia allá, cuando lo abra tendremos que cruzar todos al mismo tiempo, se que no dura mucho- señalo preparándose para abrir el portal.
-¿Así que ahora abres portales?-
-Es lo que te dan cuando te mueres por segunda vez... Creo-
-¿Donde estuvo esa habilidad en la pelea del volcán?-
-Eeeeeeeeee eeeeeee eeeee ee eeeee eeeeee-
-¿Esta seguro de que eso funcionara?-
-Eeeee eeeeee eeeee probablemente, digo, nunca lo he probado con múltiples personas-
-Oh entonces somos tus conejillos de indias-
-Sus gomejillos de indias-
-Jaja, eso tiene sentido, bueno ¿adonde quieren ir?-
Pregunto el GomejoZelas mientras esperaba las indicaciones.
Posteriormente sacaría un orbe de entre sus ropas y acercaría su mano a este para que mágicamente apareciera la empuñadura de la Banana Breaker, considerando que aquella era la espada mas pequeña que no estaba unida a otras espadas, Zelas la saco del orbe y guardo el orbe entre sus ropas para posteriormente sacar una pequeña llave la cual acerco a la espada, haciendo que esta se uniera magnéticamente y comenzara a emanar un extraño brillo, el rubio entonces miro a los presentes -puedo llevarnos a lugares que conozca, así que digan lugares y abriré un portal hacia allá, cuando lo abra tendremos que cruzar todos al mismo tiempo, se que no dura mucho- señalo preparándose para abrir el portal.
-¿Así que ahora abres portales?-
-Es lo que te dan cuando te mueres por segunda vez... Creo-
-¿Donde estuvo esa habilidad en la pelea del volcán?-
-Eeeeeeeeee eeeeeee eeeee ee eeeee eeeeee-
-¿Esta seguro de que eso funcionara?-
-Eeeee eeeeee eeeee probablemente, digo, nunca lo he probado con múltiples personas-
-Oh entonces somos tus conejillos de indias-
-Sus gomejillos de indias-
-Jaja, eso tiene sentido, bueno ¿adonde quieren ir?-
Pregunto el GomejoZelas mientras esperaba las indicaciones.
Zelas Hazelmere
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Con la llegada de los guardias y la formación de una explosión en el pasillo que daba acceso a la habitación, Golosina se sentía terriblemente amenazada.
A pesar de la inseguridad que aquella situación le provocaba, las palabras de Bio sobre la ayuda que él necesitaba aumentó su concentración. ¡Que el mundo dependía de todo aquello! ¡Aquello era importante!
Orgullosa por pertenecer a esa excepcional e ilustre banda de gomejos, se agarró del brazo de su apuesto líder, sintiendo cómo su corazón palpitaba por la emoción y la excitabilidad que le provocaba el contacto físico con el sensual vampiro.
Al ver que había que saltar por la ventana, la biocibernética se preparó para ello. En sus pertenencias tenía varios utensilios que serían óptimos para esa misión: sus botas para caminar por la pared, su gancho de escalada, incluso un paracaídas desplegable.
¡Una banda de gomejos escaladores y fuertes luchando contra nadie sabía qué para salvar el mundo no se sabía cómo!
― Yo tengo varios objetos que nos permitirán salir por la ventana con gran efectividad y de forma eficiente. Teniendo en cuenta que puede que no sea seguro entrar tantas personas a la vez en ese portal mágico, podríamos dividirnos en dos grupos y reunirnos de nuevo en un punto concreto. ¡Para eso también tengo algo!
La biocibernética ladeó la cabeza a la derecha y mientras sacaba de su mochila un par de comunicadores de bolsillo, su boca produjo una extravagante muesca hilarante cuándo sacó aquellos dos objetos de altísima tecnología que no recordaba cómo había conseguido.
―Siempre que estemos a 500 metros de distancia, podremos hablar por estos aparatejos de alta tecnología…
Pongo a disposición del equipo mi gancho de escalada, mi paracaídas y mis comunicadores de bolsillo presentes en mi inventario. Las botas para caminar en la pared las lleva Golosina puestas, por lo que no puedo cederlas. Concedo plena libertad para que vuestros personajes usen estos objetos de la forma más gomejil posible si deciden salir por la ventana en lugar de por el portal.
[Alerta Máxima: Sistema de gases preparado]
A pesar de la inseguridad que aquella situación le provocaba, las palabras de Bio sobre la ayuda que él necesitaba aumentó su concentración. ¡Que el mundo dependía de todo aquello! ¡Aquello era importante!
Orgullosa por pertenecer a esa excepcional e ilustre banda de gomejos, se agarró del brazo de su apuesto líder, sintiendo cómo su corazón palpitaba por la emoción y la excitabilidad que le provocaba el contacto físico con el sensual vampiro.
Al ver que había que saltar por la ventana, la biocibernética se preparó para ello. En sus pertenencias tenía varios utensilios que serían óptimos para esa misión: sus botas para caminar por la pared, su gancho de escalada, incluso un paracaídas desplegable.
¡Una banda de gomejos escaladores y fuertes luchando contra nadie sabía qué para salvar el mundo no se sabía cómo!
― Yo tengo varios objetos que nos permitirán salir por la ventana con gran efectividad y de forma eficiente. Teniendo en cuenta que puede que no sea seguro entrar tantas personas a la vez en ese portal mágico, podríamos dividirnos en dos grupos y reunirnos de nuevo en un punto concreto. ¡Para eso también tengo algo!
La biocibernética ladeó la cabeza a la derecha y mientras sacaba de su mochila un par de comunicadores de bolsillo, su boca produjo una extravagante muesca hilarante cuándo sacó aquellos dos objetos de altísima tecnología que no recordaba cómo había conseguido.
―Siempre que estemos a 500 metros de distancia, podremos hablar por estos aparatejos de alta tecnología…
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Pongo a disposición del equipo mi gancho de escalada, mi paracaídas y mis comunicadores de bolsillo presentes en mi inventario. Las botas para caminar en la pared las lleva Golosina puestas, por lo que no puedo cederlas. Concedo plena libertad para que vuestros personajes usen estos objetos de la forma más gomejil posible si deciden salir por la ventana en lugar de por el portal.
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Re: El Formidable Escuadrón Gomejo tras el libro de los Doromaggios [Noche, Libre 5/5]
Xana regresó a tiempo para escuchar el discurso revelador y trascendental de Bio, uno que grabaría aquel momento como uno de los más significativos de la historia de Aerandir, con el potencial de incluso dar inicio a una nueva era. La era de los gomejos, quizás.
Por desgracia, Xana no pudo verlo de esa manera. Tantos años de desarrollo de personaje e incrementos de poder, ¿y para qué, si ni podía reconocer la importancia de ser parte de una reunión de personas disfrazadas de gomejo? Concluí que debía hacer algo al respecto, pero debía hacerlo luego, pues llegó mi momento de fingir que sí recordaba haber hablado con Bio sobre personas confiables.
«Espera un momento, ¿por qué le dije a Bio que todos ellos son confiables?», me cuestioné. Eché un breve vistazo al grupo. Algo no encajaba. «Eve peleó contra una casa y perdió. Eso no es ser confiable... ¡Ah!, ahora comprendo: quise darle la oportunidad de redimirse, como cuando le pedí a Zelas recuperar el agüita de chica sirvienta berserker». Asentí, convencido de haber tenido con Bio una conversación que jamás existió.
Dejando mis innecesarias cavilaciones de lado, recordé que debíamos escapar de unos guardias que parecían tener algún motivo para perseguirnos y dar nombre a nuestro heroico grupo. Para eso, por suerte, Bio ya tenía un plan sin fisuras. Zelas también contribuyó sugiriendo otra idea, una con fisuras espaciotemporales y que ignoraba la de Bio. Y para mejorar todo aún más, la bio-gomejo-gallina propuso otro plan, el cual involucraba sus cachivaches.
–Sabía que no me equivoqué al confiar en ustedes –comenté. Me volteé hacia mi costurera gigante favorita–. Joven discípula, las explicaciones sobran. Recuerda mis enseñanzas y salta por la ventana. –Miré a Xana–. Huye con Zelas. Nos reuniremos en el punto designado.
–¿Yo qué? –soltó ella–. ¿Y cuál punto?
–Zelas sabe.
–Literalmente él acab... ¡Oye!
Eso fue lo último que le escuché decir antes de que yo me lanzara por la ventana, diera giros en el aire y, gracias a mi magia, aterrizara con una lentitud naturalmente imposible.
–¿Por qué haces tantas vueltas en el aire? –preguntó el gnomo, a mi lado, tomándome por sorpresa.
–¿Cómo llegaste tan rápido y sin morir? –quise saber genuinamente.
–No lo diré. No quiero que mueras.
–¿Eh?
Mientras tanto, Xana se quedó junto a Zelas para hacer lo que sea que él decidiera hacer. Pero los guardias de Gundarak finalmente lograron entrar en la habitación. Uno de ellos enarboló su mandoble, soltó un grito de guerra y al siguiente instante fue un grito agudo: Xana les disparó una bola a sus bolas.
–Coneja desgraciada –escupió otro dragón–, ahora mi compadre solo podrá ser com por tu culpa.
–No quiero lastimar a nadie –admitió Xana mientras materializaba más esferas luminosas en sus manos–, pero tengo muchas pelotas y no tengo miedo de usarlas.
–Gomejo amarillo, sácanos de aquí –le exigió el gnomo a Zelas.
–Exac... –Xana se detuvo para mirar, extrañada y temerosa, al enano–. ¿No te habías marchado con Rauko?
–Sí.
–¿Y cómo regresaste?
–Nunca me fui.
–¡No nos ignoren! –protestó un guardia entrometido antes de lanzarse al ataque, seguido por sus compañeros.
Tal situación obligó a Xana a recibirlos con la mayor cantidad de esferas luminosas que podía conjurar, a las cuales hacía saltar violentamente de un lado a otro sin tener mayor efecto que el de ser un incordio para los dragones.
–¡Maldita sea, estamos en pelotas! –masculló un guardia al que apenas le quedaba paciencia, y se le acabó cuando un gomejo vestido de gomejo se estampó en su cara y rebotó hacia algún lugar–. Todos verán ahora mi dragón –gruñó, decidiendo al fin transformarse, no considerando que no había suficiente espacio para su segunda forma en una habitación que, además de pequeña, estaba atestada de personas con poco criterio para elegir cómo invertir su tiempo.
Por desgracia, Xana no pudo verlo de esa manera. Tantos años de desarrollo de personaje e incrementos de poder, ¿y para qué, si ni podía reconocer la importancia de ser parte de una reunión de personas disfrazadas de gomejo? Concluí que debía hacer algo al respecto, pero debía hacerlo luego, pues llegó mi momento de fingir que sí recordaba haber hablado con Bio sobre personas confiables.
«Espera un momento, ¿por qué le dije a Bio que todos ellos son confiables?», me cuestioné. Eché un breve vistazo al grupo. Algo no encajaba. «Eve peleó contra una casa y perdió. Eso no es ser confiable... ¡Ah!, ahora comprendo: quise darle la oportunidad de redimirse, como cuando le pedí a Zelas recuperar el agüita de chica sirvienta berserker». Asentí, convencido de haber tenido con Bio una conversación que jamás existió.
Dejando mis innecesarias cavilaciones de lado, recordé que debíamos escapar de unos guardias que parecían tener algún motivo para perseguirnos y dar nombre a nuestro heroico grupo. Para eso, por suerte, Bio ya tenía un plan sin fisuras. Zelas también contribuyó sugiriendo otra idea, una con fisuras espaciotemporales y que ignoraba la de Bio. Y para mejorar todo aún más, la bio-gomejo-gallina propuso otro plan, el cual involucraba sus cachivaches.
–Sabía que no me equivoqué al confiar en ustedes –comenté. Me volteé hacia mi costurera gigante favorita–. Joven discípula, las explicaciones sobran. Recuerda mis enseñanzas y salta por la ventana. –Miré a Xana–. Huye con Zelas. Nos reuniremos en el punto designado.
–¿Yo qué? –soltó ella–. ¿Y cuál punto?
–Zelas sabe.
–Literalmente él acab... ¡Oye!
Eso fue lo último que le escuché decir antes de que yo me lanzara por la ventana, diera giros en el aire y, gracias a mi magia, aterrizara con una lentitud naturalmente imposible.
–¿Por qué haces tantas vueltas en el aire? –preguntó el gnomo, a mi lado, tomándome por sorpresa.
–¿Cómo llegaste tan rápido y sin morir? –quise saber genuinamente.
–No lo diré. No quiero que mueras.
–¿Eh?
Mientras tanto, Xana se quedó junto a Zelas para hacer lo que sea que él decidiera hacer. Pero los guardias de Gundarak finalmente lograron entrar en la habitación. Uno de ellos enarboló su mandoble, soltó un grito de guerra y al siguiente instante fue un grito agudo: Xana les disparó una bola a sus bolas.
–Coneja desgraciada –escupió otro dragón–, ahora mi compadre solo podrá ser com por tu culpa.
–No quiero lastimar a nadie –admitió Xana mientras materializaba más esferas luminosas en sus manos–, pero tengo muchas pelotas y no tengo miedo de usarlas.
–Gomejo amarillo, sácanos de aquí –le exigió el gnomo a Zelas.
–Exac... –Xana se detuvo para mirar, extrañada y temerosa, al enano–. ¿No te habías marchado con Rauko?
–Sí.
–¿Y cómo regresaste?
–Nunca me fui.
–¡No nos ignoren! –protestó un guardia entrometido antes de lanzarse al ataque, seguido por sus compañeros.
Tal situación obligó a Xana a recibirlos con la mayor cantidad de esferas luminosas que podía conjurar, a las cuales hacía saltar violentamente de un lado a otro sin tener mayor efecto que el de ser un incordio para los dragones.
–¡Maldita sea, estamos en pelotas! –masculló un guardia al que apenas le quedaba paciencia, y se le acabó cuando un gomejo vestido de gomejo se estampó en su cara y rebotó hacia algún lugar–. Todos verán ahora mi dragón –gruñó, decidiendo al fin transformarse, no considerando que no había suficiente espacio para su segunda forma en una habitación que, además de pequeña, estaba atestada de personas con poco criterio para elegir cómo invertir su tiempo.
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