El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
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El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
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El espejo de la reformación
12 días antes del colapso: Roilkat
No tenían escapatoria: el domo de espejos estaba completamente cerrado para ellos. No podrían esconderse: el Oráculo mostraría su cara cerca de ellos, en el espejo más cercano, delatándolos hicieran lo que hicieran. ¿Qué opciones tenían?
Acorralados como estaban, aquellos señalados por el Oráculo corrían de un lado a otro, huyendo del castigo que sería inevitable, o luchaban contra los guardias que los perseguían, buscando en ellos cualquier llave o potencial rehén que les permitiera salir de un modo u otro.
Esta incesante cacería de criminales, aun después de un día, no estaba cerca de su final.
Sin embargo, el Oráculo habló.
No es necesario que huyan más- dijo a través de cada espejo, captando la atención de todos -Pueden seguir aquí y resistirse, pero no durarán mucho dentro del domo, sin comida ni agua, y morir así sería inapropiado. Les ofrecemos una alternativa: si se entregan pacíficamente, podemos exonerarlos de toda pena y ofrecerles una nueva vida, que empiecen de cero sin arrastrar ningún pecado. Saldrán de aquí renacidos, sin impurezas, sin remordimientos ni malos recuerdos. Serán el reflejo de una persona de bien.
Varios decidieron ignorarlo y continuar con sus inútiles intentos de huida. Otros se rieron de esas promesas que parecían propias de algún sectario estafador. Pero nadie, ni uno solo, se rindió.
Lástima -dijo el Oráculo manteniendo su sonrisa eterna -Guardias y voluntarios, donde están los espejos de sueños está el espejo de la reformación; lo reconocerán con facilidad. Sumerjan a los criminales en él y saldrán las mejores versiones de ellos.
En cuestión de minutos, un par de guardias en el área encontraron a un criminal que intentaba esconderse dentro de un espejo de sueños. Él tuvo la mala suerte de que ninguno de esos espejos funcionaban desde la muerte de Oniria y poco pudo hacer para no ser capturado.
Imponiéndose sobre los inútiles forcejeos del delincuente intentando liberarse, los guardias reflexionaban sobre el Oráculo. Ninguno estaba cómodo con la idea del cambio de personalidad forzado, pero querían ver con sus propios ojos si el Oráculo decía la verdad. Si era cierto, quizás la justicia cambiaría para siempre, para bien o para mal.
Arrojaron al culpable en el espejo, en cuya superficie se hundió como si aquello fuese líquido, y los gritos de protesta y terror del sujeto desaparecieron finalmente.
Al cabo de unos minutos, el cuerpo salió. Caminaba con la espalda recta y con la frente en alto, como si ya no tuviera nada que esconder o lamentar. Les sonrió a ambos guardias, les sonrió con una paz envidiable, y pronunció unas palabras que sorprendieron a sus interlocutores -Gracias, de verdad, gracias. No deben poner esas caras por mí, no hay de qué preocuparse. Me han salvado de mí mismo.
Como no era suficiente, repentinamente cubrió con su cuerpo a uno de los guardias, protegiéndolo de un filoso proyectil arrojado por otro sujeto. Sin embargo, fue el propio guardia quien, en un acto reflejo, lo asesinó con el filo de su sable. Le tomaría varios segundos asimilar la situación mientras su compañero capturaba al atacante sorpresa.
Momentos después de una segunda reformación, ambos guardias ya no tenían dudas del poder del espejo. Uno creyó que se podría eliminar la pena de muerte y hacer una realidad donde todos puedan redimirse, así que creció su motivación para reformar a delincuentes, aunque ellos se negaran; les estaba haciendo un bien, creía. Sin embargo, su compañero, el que asesinó al primer reformado, se alejó del sitio, temiendo lo que podría ser el futuro si nadie estaba en contra de forzar un cambio de personalidad en las personas, así que, minutos después, se propuso a convencer a los criminales de decidir voluntariamente someterse al cambio.
Todo eso es espantoso -refunfuñó una elegante y esbelta mujer, de cabellera negra y ondulada. Ella, acompañada por un hombre corpulento pero no muy listo, se desplazaba por los bordes del domo -Vine para probar los espejos, ¡y mira dónde estoy ahora, perseguida por un intento de cara y sentenciada a dejar de ser yo… solo porque le hice el favor a un elfo viejuco de pegarle un pergamino al Oráculo!
Un guardia apareció repentinamente para emboscarlos. Dudó al ver al musculoso, pero la cara del Oráculo en el espejo más cercano a ellos lo convenció de proseguir -No se resistan- les ordenó apuntándolos con su sable -¡No seas tonto, hombre, vete, aquí no estamos!- dijo la mujer con hastío, y el guardia, aun sin que él entendiera que ella imbuyó magia oscura en la voz, se marchó confundido -Como decía, Rodolfo, detesto eso de forzar a otros a actuar como no son, así que intentaré algo. Si pude alterar un espejo de disfraces para hacer una bromita…- Se rio en voz baja recordando su travesura -entonces podría hacer algo con el de la reformación, ¿no crees?
ᚩ Ha pasado un día desde que terminó el evento de los espejos y aún no logran capturar a varios de los culpables que señaló el espejo, aunque solo es cuestión de tiempo para que acepten su inevitable futuro.
ᚩ En esta ocasión podrás elegir dos opciones: la primera de ellas es ayudar a capturar a los prófugos que se encuentran escondidos entre la multitud y hacerlos entrar al espejo de reformación, ya sea a la fuerza o convenciéndolos.
ᚩ La segunda opción es ayudar a los prófugos a escapar. No sabemos por qué alguien querría hacer eso, pero siempre hay visionarios que pueden ver lo que otros no. Si eliges esta opción, deberás aliarte con la extraña vampiresa, una señora de la voz con talento de ofuscación y experta en arcanos, que protagoniza el final del post acompañada por su fiel y callado sirviente musculoso. Tendrás que protegerla o crear una distracción para que ella pueda llegar hasta el espejo de reformación y, de alguna manera, crear una salida.
ᚩ Este desafío se deberá resolver en un par de rondas. Si logran cumplir la misión con éxito, recibirán 5 px y 200 aeros. Pero si fallan, no todo estará perdido: en ese caso recibirán un funeral con honores.
Acorralados como estaban, aquellos señalados por el Oráculo corrían de un lado a otro, huyendo del castigo que sería inevitable, o luchaban contra los guardias que los perseguían, buscando en ellos cualquier llave o potencial rehén que les permitiera salir de un modo u otro.
Esta incesante cacería de criminales, aun después de un día, no estaba cerca de su final.
Sin embargo, el Oráculo habló.
No es necesario que huyan más- dijo a través de cada espejo, captando la atención de todos -Pueden seguir aquí y resistirse, pero no durarán mucho dentro del domo, sin comida ni agua, y morir así sería inapropiado. Les ofrecemos una alternativa: si se entregan pacíficamente, podemos exonerarlos de toda pena y ofrecerles una nueva vida, que empiecen de cero sin arrastrar ningún pecado. Saldrán de aquí renacidos, sin impurezas, sin remordimientos ni malos recuerdos. Serán el reflejo de una persona de bien.
Varios decidieron ignorarlo y continuar con sus inútiles intentos de huida. Otros se rieron de esas promesas que parecían propias de algún sectario estafador. Pero nadie, ni uno solo, se rindió.
Lástima -dijo el Oráculo manteniendo su sonrisa eterna -Guardias y voluntarios, donde están los espejos de sueños está el espejo de la reformación; lo reconocerán con facilidad. Sumerjan a los criminales en él y saldrán las mejores versiones de ellos.
En cuestión de minutos, un par de guardias en el área encontraron a un criminal que intentaba esconderse dentro de un espejo de sueños. Él tuvo la mala suerte de que ninguno de esos espejos funcionaban desde la muerte de Oniria y poco pudo hacer para no ser capturado.
Imponiéndose sobre los inútiles forcejeos del delincuente intentando liberarse, los guardias reflexionaban sobre el Oráculo. Ninguno estaba cómodo con la idea del cambio de personalidad forzado, pero querían ver con sus propios ojos si el Oráculo decía la verdad. Si era cierto, quizás la justicia cambiaría para siempre, para bien o para mal.
Arrojaron al culpable en el espejo, en cuya superficie se hundió como si aquello fuese líquido, y los gritos de protesta y terror del sujeto desaparecieron finalmente.
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Al cabo de unos minutos, el cuerpo salió. Caminaba con la espalda recta y con la frente en alto, como si ya no tuviera nada que esconder o lamentar. Les sonrió a ambos guardias, les sonrió con una paz envidiable, y pronunció unas palabras que sorprendieron a sus interlocutores -Gracias, de verdad, gracias. No deben poner esas caras por mí, no hay de qué preocuparse. Me han salvado de mí mismo.
Como no era suficiente, repentinamente cubrió con su cuerpo a uno de los guardias, protegiéndolo de un filoso proyectil arrojado por otro sujeto. Sin embargo, fue el propio guardia quien, en un acto reflejo, lo asesinó con el filo de su sable. Le tomaría varios segundos asimilar la situación mientras su compañero capturaba al atacante sorpresa.
Momentos después de una segunda reformación, ambos guardias ya no tenían dudas del poder del espejo. Uno creyó que se podría eliminar la pena de muerte y hacer una realidad donde todos puedan redimirse, así que creció su motivación para reformar a delincuentes, aunque ellos se negaran; les estaba haciendo un bien, creía. Sin embargo, su compañero, el que asesinó al primer reformado, se alejó del sitio, temiendo lo que podría ser el futuro si nadie estaba en contra de forzar un cambio de personalidad en las personas, así que, minutos después, se propuso a convencer a los criminales de decidir voluntariamente someterse al cambio.
Todo eso es espantoso -refunfuñó una elegante y esbelta mujer, de cabellera negra y ondulada. Ella, acompañada por un hombre corpulento pero no muy listo, se desplazaba por los bordes del domo -Vine para probar los espejos, ¡y mira dónde estoy ahora, perseguida por un intento de cara y sentenciada a dejar de ser yo… solo porque le hice el favor a un elfo viejuco de pegarle un pergamino al Oráculo!
Un guardia apareció repentinamente para emboscarlos. Dudó al ver al musculoso, pero la cara del Oráculo en el espejo más cercano a ellos lo convenció de proseguir -No se resistan- les ordenó apuntándolos con su sable -¡No seas tonto, hombre, vete, aquí no estamos!- dijo la mujer con hastío, y el guardia, aun sin que él entendiera que ella imbuyó magia oscura en la voz, se marchó confundido -Como decía, Rodolfo, detesto eso de forzar a otros a actuar como no son, así que intentaré algo. Si pude alterar un espejo de disfraces para hacer una bromita…- Se rio en voz baja recordando su travesura -entonces podría hacer algo con el de la reformación, ¿no crees?
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ᚩ Ha pasado un día desde que terminó el evento de los espejos y aún no logran capturar a varios de los culpables que señaló el espejo, aunque solo es cuestión de tiempo para que acepten su inevitable futuro.
ᚩ En esta ocasión podrás elegir dos opciones: la primera de ellas es ayudar a capturar a los prófugos que se encuentran escondidos entre la multitud y hacerlos entrar al espejo de reformación, ya sea a la fuerza o convenciéndolos.
ᚩ La segunda opción es ayudar a los prófugos a escapar. No sabemos por qué alguien querría hacer eso, pero siempre hay visionarios que pueden ver lo que otros no. Si eliges esta opción, deberás aliarte con la extraña vampiresa, una señora de la voz con talento de ofuscación y experta en arcanos, que protagoniza el final del post acompañada por su fiel y callado sirviente musculoso. Tendrás que protegerla o crear una distracción para que ella pueda llegar hasta el espejo de reformación y, de alguna manera, crear una salida.
ᚩ Este desafío se deberá resolver en un par de rondas. Si logran cumplir la misión con éxito, recibirán 5 px y 200 aeros. Pero si fallan, no todo estará perdido: en ese caso recibirán un funeral con honores.
Ansur
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
¿Un espejo que era capaz de reformar a la gente cambiándola de parecer en un abrir y cerrar de ojos? ¿Malvados que, sin más, se volvían buenos? Parecía un mero cuento de buhonero, o bien un engaño muy bien elaborado para sacar algún tipo de beneficio a costa de almas "prescindibles". Que la magia entrara en el paradigma emocional de la sociedad casi nunca daba buen resultado, qué decir entonces de que fuese capaz de transformar "malos" para convertirlos en "buenos"...
Alward había aprendido a dudar de todo, especialmente de aquellos que propagaban valores absolutos sobre las cosas, o a aquellos que se autodenominaban juez, jurado y verdugo. Era en cierta parte contradictorio, pues el propio Sevna defendía una justicia universal y absoluta que velase por la paz y el orden y castigase a los malvados y a todo aquello que era nocivo para el bien común. Como siempre, esta situación podía teñirse de diferentes gamas de opiniones, así como de debates tanto pacíficos como violentos. El Sevna se había encontrado durante toda su vida tanto a gente que estaba a favor de él como a gente que estaba en el bando opuesto. Todos, en cierta medida, tenían su parte de verdad, pero Alward defendía que aquella verdad solo beneficiaba a unos pocos, y que el verdadero bien común requería sacrificios personales y una respuesta más generalista.
Lo único de lo que estaba seguro era que habían intentado asesinar a Belov, para algunos un niño, para otros un adulto encerrado en un cuerpo que no le correspondía. Sea como fuere, aquellos que se inclinaron por tomar la vía del asesinato en el domo hacía poco más de un día se equivocaron y debían pagar por ello, pues la tentativa sin consumación no exculpaba de responsabilidad, y el espejo funcionaba. Lo había visto con sus propios ojos, la gente salía de él reformada, sin pecados, arrepentidos y... "buenos". Era increíble, pero cierto. Decidió que quizás esta vez, solo quizás, la magia que impregnaba el mundo era controlable por los seres mortales y servía para hacer el bien.
Uno de los señalados como "culpable" corría despavorido por el domo, pues le estaban persiguiendo. Sabía que aquel intento de escape supondría un esfuerzo inútil, pero se negaba a entrar en aquel espejo maligno, pues como bien era sabido, cuando los mortales jugaban con magia, nada bueno podía resultar de aquello. Al menos, eso se contaba en todas y cada una de las historias que había escuchado durante su vida.
El individuo; un campesino humano de estatura promedia y arrugas en su cara morena debidas ambas características a una exposición diaria al sol prolongada, miraba hacia atrás constantemente, para ver quiénes le perseguían. Se sentía como un cochino acorralado el día de matanza, y su rostro con ojos abiertos como platos y acongojado así lo demostraba.
De pronto, el campesino chocó contra algo duro que le hizo detenerse. Cuando depositó su mirada en el frente pudo ver a Alward parado frente a él, observándole tras su máscara con una mirada impasible. Ante los ojos del campesino, el enmascarado mostraba un aura oscura y terrorífica, todo vestido de negro y escondido tras una máscara que parecía juzgarte, y una capucha que lo envolvía toda su persona en un completo misterio. Miedo fue lo que sintió el campesino, y una parálisis repentina se apoderó de sus piernas.
-Nicolás Lemlaf.-Nombró al campesino. Le habían dado su nombre y descripción.-Has cometido el delito de tentativa de homicidio.-Su voz era dura y tras la máscara parecía aún más grave.-Necesitas ser reformado.
-¡N-no!-Consiguió dar un paso atrás, pero en cuanto pensó en correr, se paralizó de nuevo.-¡No quiero dejar de ser yo!
-No dejarás de ser tú.-Negó con la cabeza.-Serás mejor.
Antes de que Nicolás decidiese echar de nuevo a correr, Alward le propinó un severo puñetazo en la nariz que lo derribo al momento. Acto seguido, tan solo tuvo que agarrar al campesino inconsciente y llevarlo al espejo de la reformación, donde le esperaba Katrina, de brazos cruzados y apoyada en la pared al lado del artefacto mágico. La vampiresa no llevaba unos ropajes adecuados para correr, ya que para la fiesta del domo se había puesto un vestido sencillo negro algo más elegante que los ropajes de viaje tan negros como el vestido que solía llevar habitualmente, y era por eso que se quedó simplemente esperando a que su compañero se encargara de aquellos que tenían que ser reformados. Además de que no había ninguno que supusiera ninguna dificultad para el Sevna.
Una vez que Nicolás se reformó, salió del espejo aún con la nariz sangrándole y con gestos de dolor, pero en su mirada el miedo se había disipado y unos ojos agradecidos miraban al enmascarado.
-Muchas gracias.-Sonrió, a pesar del dolor.-A partir de ahora viviré una vida que haga que los dioses estén orgullosos de mí, nunca más caeré en actos impuros o inmorales.
Alward asintió, algo aliviado por todo lo que suponía aquella extravagante situación. "Parece ser la misma persona", pensó.
-Siento lo de tu nariz.
-Oh, no se preocupe.-Dijo con una sonrisilla que denotaba vergüenza.-Si yo me hubiera entregado en primer lugar, no habríamos tenido que llegar a esto.
Alward asintió de nuevo, y tras otro agradecimiento más, el hombre se marchó. Ahora sí que le dejarían salir del domo, y parecía haberse reformado para bien. Sin embargo, a Katrina había algo que no le gustaba del todo en el asunto, la cual bajo una mirada cautelosa no le quitaba atención al campesino mientras se marchaba. Tan solo lo hizo cuando Alward se volvió hacia ella, para mirarle directamente a los ojos.
-¿Y bien?-Suponía evidente que la vampiresa no estaba cómoda con la situación.
-¿Estás seguro de esto?-Proyectó su voz mágica sin cambiar su semblante.
-Ha cambiado, a mejor.
-Contra su voluntad.-Añadió.
-Por un bien mayor. Ya no hará daño a nadie.
-¿Qué daño puede hacer un campesino?
-Podrías sorprenderte.-Respondió, molesto.
-¿Qué pasa con su libre albedrío?
-Podrá ser cómo quiera y lo que quiera, pero no hará el mal. La Oscuridad ha desaparecido de su alma.
-Eso no lo sabes.-Enarcó una ceja.-Además, los mortales somos así, la maldad está ligada a nosotros.
-¿Tú eres una mortal?-Se cruzó de brazos, añadiendo un tono sarcástico.
-Puedo morir, como tú.-Se le escapó una sonrisa.-Aunque no de vieja.-Le lanzó una mirada jocosa y pícara.
-Como sea.-Esbozó una corta risa.-La maldad no se puede erradicar, pero se puede combatir, y este tipo de métodos son válidos para la mayoría de casos. ¿Se tiene que regular de alguna forma y estudiar cada caso? Pues sí, pero de momento esto es lo que hay.-Dijo totalmente convencido.
-¿Y si te equivocas?
-Asumiré las consecuencias.
Alward zanjó el tema dándole la espalda a Katrina y dirigiéndose a por su próximo objetivo. Había decidido ayudar a Belov y los suyos, ya que se había visto involucrado en todo ese lío y se sentía con la responsabilidad de aportar algo. Katrina, por su parte, se quedó en el mismo sitio, haciendo un mohín con su boca mientras veía al enmascarado marcharse.
Alward Sevna
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
Después de los acontecimientos ocurridos en el mundo a través del espejo. No lo iba a negar, las cosas se habían puesto intensas. ¿Quedaban 13 días de vida? Eso era algo que me parecía increíble de comprender. Pero cuando intenté dormir, estos pensamientos me invadían más y más. Al despertar de aquel sueño que no fue tan reparador como yo desearía. Mis pasos me llevaron de nueva cuenta al sitio donde este asunto inició.
No me arrepentía de haber asesinado a Oniria. Esa bruja se lo había ganado a pulso con sus reprochables acciones pero. Tal vez teniendo en cuenta las consecuencias de nuestros actos hubiese actuado diferente. El darle una lección era algo obligatorio, pero el matarla tal vez fue una medida demasiado extrema.
Esos pensamientos no dejaban de rondar en mi cabeza. Cuando llegué a donde estaba el tumulto de personas comencé a escuchar una conversación entre algunas personas. Parecía que uno de los espejos tenía la capacidad de reformar a los criminales. Al escuchar aquello miré con incredulidad aquel espejo. ¿De verdad había un artefacto que logre tal hazaña? Me mantuve en silencio mirando como espectador como un hombre entraba en ese espejo, y luego de un rato salía de el como una persona completamente diferente.
En un inicio me pareció una broma de mal gusto. Pero fue cuando alguien enmascarado (Alward) llevó a otra persona a punta de puñetazos hasta el espejo. Cuando este salió de el espejo quedé convencido de que ese espejo era una realidad. Miraba con asombro aquello que en un principio mis ojos no daban fe. Aunque luego de eso me crucé de brazos, una mueca pensativa estaba en mi rostro. - Esto no está bien. - Fue a lo que llegué como conclusión. En mi hombro derecho se encontraba el cuervo mirando de un lado a otro, así como a mi izquierda se encontraba Ryra.
No dudaba que ese artefacto fuese concebido con buenas intenciones. Pero las repercusiones que podían provocar podrían llegar a ser catastróficas. Además de que si alguien podía controlar ese espejo, podría llegar a tener fines siniestros. Comencé a caminar por el lugar, el cuervo comenzó a sobrevolar el lugar mientras que Ryra iba detrás de mi. Y en el camino me encontré con uno de los criminales que estaba huyendo. - Oye, ven acá. - Al verme ese hombre negó con la cabeza. - No... No entraré a ese espejo. - Dijo mientras comenzaba a correr. Pero sin mucho problema pude interceptarlo.
No entraré en ese espejo. - Decía entre forcejeos, por lo que me acerqué a su oreja para susurrarle. - Ese espejo está raro. ¿Verdad? - Mis palabras causaron extrañeza en ese hombre. - ¿He? - Fue lo único que atinó a decir ese hombre. - Hay que encontrar la forma de que ustedes escapen. - Ese hombre entrecerró sus ojos mirándome con extrañeza. Mientras eso ocurría Ryra estaba cruzada de brazos mirando de un lado a otro. Ella había comprendido mi accionar sin siquiera preguntarme. El hecho de haber compartido tantos viajes hacía que fuese sencillo para ella comprenderme.
¿Y por qué querrías ayudarnos? - Negué con la cabeza. - No te equivoques. No estoy de su lado... Es solo que tampoco estoy convencido de ese espejo tan extraño. Lo ideal es organizar a los demás prófugos y romper ese espejo. Tal vez. - Dije con los ojos entrecerrados. Mientras hablaba un par de presencias se acercaban a nosotros. - Gaegel. Tenemos compañía. - Las palabras de Ryra me pusieron en alerta. Me levanté de un solo movimiento. - Vaya. Me he encontrado con una escena muy interesante. - Expresó la mujer con una media sonrisa.
Miré a la mujer y su corpulento acompañante. Tragué algo de saliva. - Descuida. No pretendo delatarte con los guardias. Es más. Creo que tengo la solución al problema. - Me acerqué a la mujer. - ¿De verdad? ¿Y qué hay que hacer? - La mujer sonrió de manera ladina. - Bueno. Necesito acercarme a ese espejo, por lo que ustedes tendrán que mantener lejos de mi a los guardias. No lo sé. Si encontramos a más personas que estén de nuestro lado sería más sencillo.
Mientras hablaba la mujer yo saqué de mis pertenencias los antifaces de la bruja y el mío que usamos la noche anterior. El atentar contra los guardias era peligroso, y lo que menos necesitábamos era que ellos nos ubicaran. Le di el antifaz a Ryra y ella se la puso mientras yo hacía lo mismo con el mío. - De acuerdo. Busquemos a más personas. Nos encargaremos de abrirte un camino. - Dije mientras me ataba el antifaz. - ¿Estás seguro de todo esto? - Preguntó la bruja como buscando que estuviese seguro de la situación. - Me parece lo más prudente. - Respondí con sinceridad. La aparición de esa mujer me causaba algo de inquietud. Pero consideraba que ese espejo reformador era un peligro mucho mayor a la larga.
No me arrepentía de haber asesinado a Oniria. Esa bruja se lo había ganado a pulso con sus reprochables acciones pero. Tal vez teniendo en cuenta las consecuencias de nuestros actos hubiese actuado diferente. El darle una lección era algo obligatorio, pero el matarla tal vez fue una medida demasiado extrema.
Esos pensamientos no dejaban de rondar en mi cabeza. Cuando llegué a donde estaba el tumulto de personas comencé a escuchar una conversación entre algunas personas. Parecía que uno de los espejos tenía la capacidad de reformar a los criminales. Al escuchar aquello miré con incredulidad aquel espejo. ¿De verdad había un artefacto que logre tal hazaña? Me mantuve en silencio mirando como espectador como un hombre entraba en ese espejo, y luego de un rato salía de el como una persona completamente diferente.
En un inicio me pareció una broma de mal gusto. Pero fue cuando alguien enmascarado (Alward) llevó a otra persona a punta de puñetazos hasta el espejo. Cuando este salió de el espejo quedé convencido de que ese espejo era una realidad. Miraba con asombro aquello que en un principio mis ojos no daban fe. Aunque luego de eso me crucé de brazos, una mueca pensativa estaba en mi rostro. - Esto no está bien. - Fue a lo que llegué como conclusión. En mi hombro derecho se encontraba el cuervo mirando de un lado a otro, así como a mi izquierda se encontraba Ryra.
No dudaba que ese artefacto fuese concebido con buenas intenciones. Pero las repercusiones que podían provocar podrían llegar a ser catastróficas. Además de que si alguien podía controlar ese espejo, podría llegar a tener fines siniestros. Comencé a caminar por el lugar, el cuervo comenzó a sobrevolar el lugar mientras que Ryra iba detrás de mi. Y en el camino me encontré con uno de los criminales que estaba huyendo. - Oye, ven acá. - Al verme ese hombre negó con la cabeza. - No... No entraré a ese espejo. - Dijo mientras comenzaba a correr. Pero sin mucho problema pude interceptarlo.
No entraré en ese espejo. - Decía entre forcejeos, por lo que me acerqué a su oreja para susurrarle. - Ese espejo está raro. ¿Verdad? - Mis palabras causaron extrañeza en ese hombre. - ¿He? - Fue lo único que atinó a decir ese hombre. - Hay que encontrar la forma de que ustedes escapen. - Ese hombre entrecerró sus ojos mirándome con extrañeza. Mientras eso ocurría Ryra estaba cruzada de brazos mirando de un lado a otro. Ella había comprendido mi accionar sin siquiera preguntarme. El hecho de haber compartido tantos viajes hacía que fuese sencillo para ella comprenderme.
¿Y por qué querrías ayudarnos? - Negué con la cabeza. - No te equivoques. No estoy de su lado... Es solo que tampoco estoy convencido de ese espejo tan extraño. Lo ideal es organizar a los demás prófugos y romper ese espejo. Tal vez. - Dije con los ojos entrecerrados. Mientras hablaba un par de presencias se acercaban a nosotros. - Gaegel. Tenemos compañía. - Las palabras de Ryra me pusieron en alerta. Me levanté de un solo movimiento. - Vaya. Me he encontrado con una escena muy interesante. - Expresó la mujer con una media sonrisa.
Miré a la mujer y su corpulento acompañante. Tragué algo de saliva. - Descuida. No pretendo delatarte con los guardias. Es más. Creo que tengo la solución al problema. - Me acerqué a la mujer. - ¿De verdad? ¿Y qué hay que hacer? - La mujer sonrió de manera ladina. - Bueno. Necesito acercarme a ese espejo, por lo que ustedes tendrán que mantener lejos de mi a los guardias. No lo sé. Si encontramos a más personas que estén de nuestro lado sería más sencillo.
Mientras hablaba la mujer yo saqué de mis pertenencias los antifaces de la bruja y el mío que usamos la noche anterior. El atentar contra los guardias era peligroso, y lo que menos necesitábamos era que ellos nos ubicaran. Le di el antifaz a Ryra y ella se la puso mientras yo hacía lo mismo con el mío. - De acuerdo. Busquemos a más personas. Nos encargaremos de abrirte un camino. - Dije mientras me ataba el antifaz. - ¿Estás seguro de todo esto? - Preguntó la bruja como buscando que estuviese seguro de la situación. - Me parece lo más prudente. - Respondí con sinceridad. La aparición de esa mujer me causaba algo de inquietud. Pero consideraba que ese espejo reformador era un peligro mucho mayor a la larga.
- Ropas de Gaegel:
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Gaegel
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
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El espejo de la reformación
12 días antes del colapso: Roilkat
No había funcionado. Por más argumentos que esgrimiera aquel guardia, Johannes Täufer, no podía convencer a nadie de entrar en el espejo. Frustrado y apenado por el desfavorable desarrollo, volvió hacia el espejo de reformación, donde encontró a un enmascarado lanzando a un campesino al espejo. Observó atentamente la escena con sus labios formando una línea tensa. Una vez que sucedió la reformación, pensó en alejarse. No sabía a dónde, solo no quería continuar cerca.
Pero, entonces, vio por un instante el rostro del Oráculo. Había un criminal cerca, supuso, pero se inclinó por ignorarlo; otros podrían encargarse. Pero volvió a ver ese rostro, no una, ni dos, ni tres... Varias veces, delatando la presencia de criminales moviéndose como sombras entre los pasillos de espejos.
Definitivamente algo iba a suceder. Sea lo que fuera, Johannes no quería arriesgarse a lamentar no haber intervenido en algún suceso relevante relacionado a un objeto tan importante como el espejo de reformación.
Desenfundó su arma y regresó hacia el espejo. Les hizo varias señas a sus compañeros para que estuvieran atentos, y estos, en lugar de continuar capturando personas, se mantuvieron vigilando circundante al espejo.
Entonces apareció el primero, un hombre sorprendentemente musculado, corriendo directo hacia ellos sin temor a las probables consecuencias fatales para él. Varios guardias se apresuraron en interceptarlo, todos con armas y escudos.
¡El piso es lava! -gritó una voz femenina desde algún lugar oculto, provocando que aquellos guardias se sobresaltaran y empezaran a saltar horrorizados, creyendo estúpidamente que se quemarían. El fortachón aprovechó tal oportunidad para transformarse en dragón humanoide y derribarlos en una sorprendente exhibición de fuerza sobrehumana.
Otros guardias, más alejados, acudieron para ayudar a sus compañeros, pero se detuvieron al ver venir desde diferentes direcciones a varios criminales que se dirigían hacia el espejo. Priorizando el objeto, formaron un anillo a su alrededor para defenderlo de los atacantes. La fortuna estaba del lado de los guardias, o eso creyeron estos al ver a los criminales apenas armados, si es que se les podía considerar así, con espejos de cuerpo completo.
Cuando los criminales blandieron los espejos, los guardias respondieron con sus sables, conscientes de que los marcados por el Oráculo no podían usar ningún efecto mágico de los espejos en el domo. Demasiado tarde fue para algunos descubrir que ellos, los guardias, sí podían y, por lo tanto, nada les impedía caer dentro de aquellos espejos de sueños.
Johannes se mantuvo a un lado del espejo de reformación, con una postura defensiva, físicamente preparado para luchar, aunque en su mente nacían, morían y renacían sus dudas respecto a la reformación.
Por su lado, la vampiresa observaba con las manos inquietas desde un sitio seguro junto a Gaegel y Ryra -Muy bien, chicos, es ahora o nunca- les dijo, aunque necesitó de unos segundos más para hallar la valentía con la que debía atravesar el caos. Gracias a esa falta de confianza no terminó envuelta en el peor momento.
Un nuevo guardia apareció en escena, veloz como ningún otro, repartiendo con su espada tajos mortales y diestros a los alborotadores. Johannes lo reconoció y, debido a ello, se sorprendió por las nuevas habilidades excepcionales que mostraba el personaje -¿Alcides? ¿Eres tú?- preguntó en un murmullo.
Conociendo el estrepitoso fracaso de Alcides intentando capturar a la falsa Reike en el día anterior, ningún guardia confiaría en él. Sin embargo, viéndolo ahora luchar con tal destreza y, a diferencia de antes, sin ser dominado por las emociones, no aceptar su ayuda parecía una idea poco inteligente, aun si se desconocía el cómo se convirtió en un mejor guerrero de un día a otro. Katrina, sin embargo, sí que podría percibir algo extraño y ominoso en aquel... humano.
Rayos, esto no se ve muy bien para nosotros- masculló la vampiresa de vestido rojizo -¿Qué hacemos ahora?- preguntó a sus dos acompañantes -Un plan que nos permita sobrevivir estaría bastante bien.
ᚩ Muchas cosas están sucediendo, pero no es momento para pararse a mirar las cosas. ¿O quizás sí?
ᚩ Primero, un poco de contexto. ¿Quién es Alcides? Es un npc del desafío [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. En resumen, este guardia lideraba la persecución de Reike, pero fue incapaz de controlar sus emociones contra la bruja y tuvo un desempeño tan atroz que hasta un compañero murió protegiéndolo de ella. Quizás sus personajes hayan oído hablar un poco sobre eso. Al final, fue castigado con ser lanzado al espejo de reformación antes de que se revelara públicamente la existencia de dicho espejo.
ᚩ Con eso aclarado, hablemos del enfrentamiento. Para determinar si el espejo es protegido, destrozado o saboteado será relevante cada recurso que usen, es decir, cada habilidad, objeto, npc y, sobre todo, estrategia; tomaremos muy en cuenta la lógica de sus acciones. Además de eso, ambos deberán lanzar una runa, pues la suerte siempre es un factor relevante en estos casos.
ᚩ En el lado del tablero de Alward están los siguientes npcs:
ᚩ Y en el lado de Gaegel:
Les deseamos suerte y, sobre todo, que la inteligencia y el discernimiento guíen sus acciones. El resultado de esta batalla impactará en el futuro de Aerandir, para bien o para mal.
Pero, entonces, vio por un instante el rostro del Oráculo. Había un criminal cerca, supuso, pero se inclinó por ignorarlo; otros podrían encargarse. Pero volvió a ver ese rostro, no una, ni dos, ni tres... Varias veces, delatando la presencia de criminales moviéndose como sombras entre los pasillos de espejos.
Definitivamente algo iba a suceder. Sea lo que fuera, Johannes no quería arriesgarse a lamentar no haber intervenido en algún suceso relevante relacionado a un objeto tan importante como el espejo de reformación.
Desenfundó su arma y regresó hacia el espejo. Les hizo varias señas a sus compañeros para que estuvieran atentos, y estos, en lugar de continuar capturando personas, se mantuvieron vigilando circundante al espejo.
Entonces apareció el primero, un hombre sorprendentemente musculado, corriendo directo hacia ellos sin temor a las probables consecuencias fatales para él. Varios guardias se apresuraron en interceptarlo, todos con armas y escudos.
¡El piso es lava! -gritó una voz femenina desde algún lugar oculto, provocando que aquellos guardias se sobresaltaran y empezaran a saltar horrorizados, creyendo estúpidamente que se quemarían. El fortachón aprovechó tal oportunidad para transformarse en dragón humanoide y derribarlos en una sorprendente exhibición de fuerza sobrehumana.
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Otros guardias, más alejados, acudieron para ayudar a sus compañeros, pero se detuvieron al ver venir desde diferentes direcciones a varios criminales que se dirigían hacia el espejo. Priorizando el objeto, formaron un anillo a su alrededor para defenderlo de los atacantes. La fortuna estaba del lado de los guardias, o eso creyeron estos al ver a los criminales apenas armados, si es que se les podía considerar así, con espejos de cuerpo completo.
Cuando los criminales blandieron los espejos, los guardias respondieron con sus sables, conscientes de que los marcados por el Oráculo no podían usar ningún efecto mágico de los espejos en el domo. Demasiado tarde fue para algunos descubrir que ellos, los guardias, sí podían y, por lo tanto, nada les impedía caer dentro de aquellos espejos de sueños.
Johannes se mantuvo a un lado del espejo de reformación, con una postura defensiva, físicamente preparado para luchar, aunque en su mente nacían, morían y renacían sus dudas respecto a la reformación.
Por su lado, la vampiresa observaba con las manos inquietas desde un sitio seguro junto a Gaegel y Ryra -Muy bien, chicos, es ahora o nunca- les dijo, aunque necesitó de unos segundos más para hallar la valentía con la que debía atravesar el caos. Gracias a esa falta de confianza no terminó envuelta en el peor momento.
Un nuevo guardia apareció en escena, veloz como ningún otro, repartiendo con su espada tajos mortales y diestros a los alborotadores. Johannes lo reconoció y, debido a ello, se sorprendió por las nuevas habilidades excepcionales que mostraba el personaje -¿Alcides? ¿Eres tú?- preguntó en un murmullo.
Conociendo el estrepitoso fracaso de Alcides intentando capturar a la falsa Reike en el día anterior, ningún guardia confiaría en él. Sin embargo, viéndolo ahora luchar con tal destreza y, a diferencia de antes, sin ser dominado por las emociones, no aceptar su ayuda parecía una idea poco inteligente, aun si se desconocía el cómo se convirtió en un mejor guerrero de un día a otro. Katrina, sin embargo, sí que podría percibir algo extraño y ominoso en aquel... humano.
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Rayos, esto no se ve muy bien para nosotros- masculló la vampiresa de vestido rojizo -¿Qué hacemos ahora?- preguntó a sus dos acompañantes -Un plan que nos permita sobrevivir estaría bastante bien.
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ᚩ Muchas cosas están sucediendo, pero no es momento para pararse a mirar las cosas. ¿O quizás sí?
ᚩ Primero, un poco de contexto. ¿Quién es Alcides? Es un npc del desafío [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. En resumen, este guardia lideraba la persecución de Reike, pero fue incapaz de controlar sus emociones contra la bruja y tuvo un desempeño tan atroz que hasta un compañero murió protegiéndolo de ella. Quizás sus personajes hayan oído hablar un poco sobre eso. Al final, fue castigado con ser lanzado al espejo de reformación antes de que se revelara públicamente la existencia de dicho espejo.
ᚩ Con eso aclarado, hablemos del enfrentamiento. Para determinar si el espejo es protegido, destrozado o saboteado será relevante cada recurso que usen, es decir, cada habilidad, objeto, npc y, sobre todo, estrategia; tomaremos muy en cuenta la lógica de sus acciones. Además de eso, ambos deberán lanzar una runa, pues la suerte siempre es un factor relevante en estos casos.
ᚩ En el lado del tablero de Alward están los siguientes npcs:
- A:
- Alcides Reformado: talento de Combate con Armas (espada y escudo), de nivel avanzado, y de Agilidad y de Sentidos Mejorados, en nivel experto.
Johannes Täufer: talento de Combate con Armas (sable y escudo) y de Defensa, ambos de nivel avanzado.
Grupo de guardias armados con sables y escudos.
ᚩ Y en el lado de Gaegel:
- B:
- La vampiresa señora de voz de estilo baltazar: talento de Ofuscación y de Influencia, y profesión arcanista, los tres en nivel experto.
El dragón fortachón: talentos de Fuerza Bruta y de Dragón Humanoide, de nivel avanzado.
Grupo de criminales con trucos sucios.
Les deseamos suerte y, sobre todo, que la inteligencia y el discernimiento guíen sus acciones. El resultado de esta batalla impactará en el futuro de Aerandir, para bien o para mal.
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
La aparición de Alcides había sido un incordio para ellos. Sin él y con su plan armado, los guardias deberían de haber sido fácilmente derrotados en cuestión de minutos. Aquello no podía demorarse más; la destrucción del espejo debía darse.
El dragón humanoide cargó hacia el espejo, llevándose por delante a un par de guardias que se interpusieron en su camino.
Katrina seguía apostada junto al espejo, de brazos cruzados. Lo que se había armado de repente no lo habría previsto, pues la situación parecía controlada y, desde su punto de vista, sería cuestión de tiempo que todos los criminales acabasen reformados sin mayores problemas.
El dragón humanoide se le acercaba a gran velocidad. Entonces la vampiresa dejó de apoyar su espalda a la pared y dio varios pasos al frente, al principio dubitativa, pero cuando vio que tenía que actuar un semblante seguro hizo presencia en ella y sin dudarlo caminó hasta interponerse en la dirección por donde aquella mole iba a pasar.
Sin más, se subió la capucha, mostrando la totalidad de su rostro que, aunque serio, dejaba escapar una mínima mueca de una sonrisa segura.
La mole seguía en carrera, y la vampiresa, quieta y envarada, levantó un brazo a media altura mirando directamente a sus ojos.
-¡Detente!-Proyectó la orden a través de su voz mágica directamente en la mente del fortachón, quien, como si de un disparo de una flecha en el pecho hubiese recibido, pegó un espasmo inesperado y dejó de correr a trompicones. Confuso, miró a Katrina sacudiendo su cabeza. Volvió a intentar correr, pero una vez más, la vampiresa alzó el brazo para proyectar otra orden.-¡No sigas!-Frunció el ceño, como si estuviese ejerciendo un esfuerzo físico sobre aquellas palabras y sus intenciones para con el éter que dominaba.-¡ALTO!-Volvió a decir una vez más, ante la resistencia del fortachón que, aunque con un gran esfuerzo parecido al que ejercería si portase consigo el peso del mismo Yggdrasil a sus espaldas, seguía caminando [1]
El dragón humanoide estaba tan solo a un par de pasos de alcanzar a Katrina, y le sería bastante sencillo apartarla de un manotazo o incluso aplastarla con sus enormes brazos contra el suelo. Pero Katrina no podía apartarse, ya que el fortachón llegaría al espejo, y eso supondría que la vampiresa fallara en su cometido.
En ese momento, Alward apareció asestándole al fortachón un tajo justo en la espalda, a la altura de los omóplatos tras haber pegado un salto e impulsarse como un resorte. El dragón rugió de dolor, pero la herida que le hizo no llegó a perforarle más allá de las escamas. que recubrían casi la totalidad de su cuerpo dándole un aspecto robusto e impenetrable.
El Sevna dio un paso hacia atrás mientras el dragón se volteaba dando un codazo a su espalda para que al humano no se le ocurriera volver a hacer eso. Una vez estuvieron frente a frente, ambos compartieron una mirada donde sus ojos ardían, y tanto el uno como el otro se abalanzaron. Alward impacto sus espadas en el antebrazo izquierdo de su oponente. De nuevo, penetró en sus escamas, pero a diferencia de antes, el fortachón aguantó el dolor y ejerció fuerza contra el humano.
Katrina en ese momento no podía ayudar, ya que muchos otros tomaron el ejemplo del dragón y cargaron hacia el espejo ignorando a los guardias. Empleó la misma táctica que con el grandullón, y esta vez sí le resultó más efectiva. Así, los guardias poco a poco iban recomponiendo la línea de defensa, aunque ninguno se atrevía a meterse en medio de la lucha entre Alward y el dragón.
Finalmente, el fortachón rebasó la fuerza que Alward ejercía y lo hizo retroceder para después asestarle un barrido con sus dos brazos sin que el enmascarado pudiera hacer otra cosa para contrarrestarle, tirándolo hacia un lado como quien tira un saco de arena. El dragón iba a rematar aplastando con sus gruesos brazos el pecho de Alward, que quedó bocarriba tras el derribo, pero justo en ese momento Alcides apareció para asestarle de costado un golpe con su escudo en la cabeza, quedando así el dragón derribado, aunque no tardó más de un segundo en volver a ponerse en pie para, esta vez, enzarzarse en combate con el recién llegado.
-¿Estás bien?-Johannes acudió en ayuda de Alward y lo levantó.
-Sí...-Fue la respuesta de Alward mientras recogía sus espadas del suelo.-¿Quién es?-Preguntó mientras observaba la encarnizada lucha que ofrecían ambos combatientes tan destacados.
-Alcides. Es increíble lo competente que se ha vuelto, si hace tan solo unos días...
-Arruinó la captura de una mujer a la que perseguían.-Proyectó Katrina su voz en Alward, que se había acercado para ver el estado de su compañero al ya los guardias controlar la defensa del espejo.-¿Arruinó la captura de una mujer?-Respondió en tono de pregunta para hacerle saber a Johannes si estaba en lo cierto. Este asintió.-Bueno. Todo el mundo tiene un mal día, y esta es su forma de redimirse.
-Claro...-Asintió el guardia, queriendo creerlo.
-Hay algo extraño en él, Alward.-Volvió a proyectar su voz mientras por unos segundos, los dos hombres se habían olvidado de actuar y se quedaron mirando el combate.-Desde el instante en que apareció, lo noté.-Alward la miró, confundido.-No sé si será el éter que lo rodea o... su alma misma. Pero hay algo en él que no es suyo, y mucho menos humano.
Alward volvió a mirar al frente, justo en el momento en el que uno de los golpes que el dragón asestaba con sus puños en el escudo de Alcides, hizo que este cediera y le arrebatara el escudo, haciéndolo volar a varios metros de su posición. Esto dejó a Alcides indefenso a nuevos ataques. Alward entonces empezó a correr en su dirección, envainando ambas espadas para recoger el escudo caído y lanzárselo de nuevo a su dueño, el cual estaba esquivando ataques a diestro y siniestro sin poder hacer mucho más.
-¡Alcides!-Lo llamó el enmascarado para que pudiera recoger su escudo al vuelo, cosa que hizo.
Justo en el momento en el que el fortachón le iba a imprimir al guardia un puñetazo en el rostro, Alcides interpuso su escudo para hacerlo retroceder. En ese momento, Alward apareció junto a su congénere y, de nuevo con las espadas desenvainadas, le imprimió al hostil una estocada por cada arma en el vientre [1].
A Katrina entonces le recorrió un escalofrío por la espalda, mezclado con algo de electricidad que la hizo envararse. Sin siquiera saber el resultado de la batalla que Alward estaba librando, se volteó para ver de dónde provenía esa sensación, ya que el éter solo actuaba así en presencia de alguien poderoso. La fuente parecía ser una mujer de rojos ropajes y negros cabellos, acompañada de dos personas más, con también éter removido a su alrededor, aunque no sabía si a causa de ellos o por la influencia de la mujer. Quiso adentrarse inmediatamente en su mente, saber más sobre su naturaleza, pero una fuerza de repulsión hizo que su intento fuese fallido.
-Esa mujer es peligrosa.-La señaló, proyectando su voz a todos a su alrededor, tanto aliados como enemigos. Tampoco hizo nada para evitar que la propia mujer escuchara su voz.
Lo hizo por instinto. Se delató en un descuido lamentable, guiada más por el miedo que le provocaba esa mujer que por el raciocinio de mantener su identidad oculta por si había algún agente de las Sierpes por allí.
El dragón humanoide cargó hacia el espejo, llevándose por delante a un par de guardias que se interpusieron en su camino.
Katrina seguía apostada junto al espejo, de brazos cruzados. Lo que se había armado de repente no lo habría previsto, pues la situación parecía controlada y, desde su punto de vista, sería cuestión de tiempo que todos los criminales acabasen reformados sin mayores problemas.
El dragón humanoide se le acercaba a gran velocidad. Entonces la vampiresa dejó de apoyar su espalda a la pared y dio varios pasos al frente, al principio dubitativa, pero cuando vio que tenía que actuar un semblante seguro hizo presencia en ella y sin dudarlo caminó hasta interponerse en la dirección por donde aquella mole iba a pasar.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Sin más, se subió la capucha, mostrando la totalidad de su rostro que, aunque serio, dejaba escapar una mínima mueca de una sonrisa segura.
La mole seguía en carrera, y la vampiresa, quieta y envarada, levantó un brazo a media altura mirando directamente a sus ojos.
-¡Detente!-Proyectó la orden a través de su voz mágica directamente en la mente del fortachón, quien, como si de un disparo de una flecha en el pecho hubiese recibido, pegó un espasmo inesperado y dejó de correr a trompicones. Confuso, miró a Katrina sacudiendo su cabeza. Volvió a intentar correr, pero una vez más, la vampiresa alzó el brazo para proyectar otra orden.-¡No sigas!-Frunció el ceño, como si estuviese ejerciendo un esfuerzo físico sobre aquellas palabras y sus intenciones para con el éter que dominaba.-¡ALTO!-Volvió a decir una vez más, ante la resistencia del fortachón que, aunque con un gran esfuerzo parecido al que ejercería si portase consigo el peso del mismo Yggdrasil a sus espaldas, seguía caminando [1]
El dragón humanoide estaba tan solo a un par de pasos de alcanzar a Katrina, y le sería bastante sencillo apartarla de un manotazo o incluso aplastarla con sus enormes brazos contra el suelo. Pero Katrina no podía apartarse, ya que el fortachón llegaría al espejo, y eso supondría que la vampiresa fallara en su cometido.
En ese momento, Alward apareció asestándole al fortachón un tajo justo en la espalda, a la altura de los omóplatos tras haber pegado un salto e impulsarse como un resorte. El dragón rugió de dolor, pero la herida que le hizo no llegó a perforarle más allá de las escamas. que recubrían casi la totalidad de su cuerpo dándole un aspecto robusto e impenetrable.
El Sevna dio un paso hacia atrás mientras el dragón se volteaba dando un codazo a su espalda para que al humano no se le ocurriera volver a hacer eso. Una vez estuvieron frente a frente, ambos compartieron una mirada donde sus ojos ardían, y tanto el uno como el otro se abalanzaron. Alward impacto sus espadas en el antebrazo izquierdo de su oponente. De nuevo, penetró en sus escamas, pero a diferencia de antes, el fortachón aguantó el dolor y ejerció fuerza contra el humano.
Katrina en ese momento no podía ayudar, ya que muchos otros tomaron el ejemplo del dragón y cargaron hacia el espejo ignorando a los guardias. Empleó la misma táctica que con el grandullón, y esta vez sí le resultó más efectiva. Así, los guardias poco a poco iban recomponiendo la línea de defensa, aunque ninguno se atrevía a meterse en medio de la lucha entre Alward y el dragón.
Finalmente, el fortachón rebasó la fuerza que Alward ejercía y lo hizo retroceder para después asestarle un barrido con sus dos brazos sin que el enmascarado pudiera hacer otra cosa para contrarrestarle, tirándolo hacia un lado como quien tira un saco de arena. El dragón iba a rematar aplastando con sus gruesos brazos el pecho de Alward, que quedó bocarriba tras el derribo, pero justo en ese momento Alcides apareció para asestarle de costado un golpe con su escudo en la cabeza, quedando así el dragón derribado, aunque no tardó más de un segundo en volver a ponerse en pie para, esta vez, enzarzarse en combate con el recién llegado.
-¿Estás bien?-Johannes acudió en ayuda de Alward y lo levantó.
-Sí...-Fue la respuesta de Alward mientras recogía sus espadas del suelo.-¿Quién es?-Preguntó mientras observaba la encarnizada lucha que ofrecían ambos combatientes tan destacados.
-Alcides. Es increíble lo competente que se ha vuelto, si hace tan solo unos días...
-Arruinó la captura de una mujer a la que perseguían.-Proyectó Katrina su voz en Alward, que se había acercado para ver el estado de su compañero al ya los guardias controlar la defensa del espejo.-¿Arruinó la captura de una mujer?-Respondió en tono de pregunta para hacerle saber a Johannes si estaba en lo cierto. Este asintió.-Bueno. Todo el mundo tiene un mal día, y esta es su forma de redimirse.
-Claro...-Asintió el guardia, queriendo creerlo.
-Hay algo extraño en él, Alward.-Volvió a proyectar su voz mientras por unos segundos, los dos hombres se habían olvidado de actuar y se quedaron mirando el combate.-Desde el instante en que apareció, lo noté.-Alward la miró, confundido.-No sé si será el éter que lo rodea o... su alma misma. Pero hay algo en él que no es suyo, y mucho menos humano.
Alward volvió a mirar al frente, justo en el momento en el que uno de los golpes que el dragón asestaba con sus puños en el escudo de Alcides, hizo que este cediera y le arrebatara el escudo, haciéndolo volar a varios metros de su posición. Esto dejó a Alcides indefenso a nuevos ataques. Alward entonces empezó a correr en su dirección, envainando ambas espadas para recoger el escudo caído y lanzárselo de nuevo a su dueño, el cual estaba esquivando ataques a diestro y siniestro sin poder hacer mucho más.
-¡Alcides!-Lo llamó el enmascarado para que pudiera recoger su escudo al vuelo, cosa que hizo.
Justo en el momento en el que el fortachón le iba a imprimir al guardia un puñetazo en el rostro, Alcides interpuso su escudo para hacerlo retroceder. En ese momento, Alward apareció junto a su congénere y, de nuevo con las espadas desenvainadas, le imprimió al hostil una estocada por cada arma en el vientre [1].
A Katrina entonces le recorrió un escalofrío por la espalda, mezclado con algo de electricidad que la hizo envararse. Sin siquiera saber el resultado de la batalla que Alward estaba librando, se volteó para ver de dónde provenía esa sensación, ya que el éter solo actuaba así en presencia de alguien poderoso. La fuente parecía ser una mujer de rojos ropajes y negros cabellos, acompañada de dos personas más, con también éter removido a su alrededor, aunque no sabía si a causa de ellos o por la influencia de la mujer. Quiso adentrarse inmediatamente en su mente, saber más sobre su naturaleza, pero una fuerza de repulsión hizo que su intento fuese fallido.
-Esa mujer es peligrosa.-La señaló, proyectando su voz a todos a su alrededor, tanto aliados como enemigos. Tampoco hizo nada para evitar que la propia mujer escuchara su voz.
Lo hizo por instinto. Se delató en un descuido lamentable, guiada más por el miedo que le provocaba esa mujer que por el raciocinio de mantener su identidad oculta por si había algún agente de las Sierpes por allí.
_______________________________________________________
Off:
-Tradición Mágica [1] --> Señora de la Voz: Arte mágica que trata de alterar las conciencias, confundiendo a las personas y ocultando sus verdaderas intenciones. Puede debilitar y corromper la mente de las víctimas, haciéndolas más susceptibles al engaño o incluso dañándolas.
-Rasgo Básico [1] --> -Alward es capaz de ejecutar movimientos motrices ágiles, teniendo gran coordinación con todas las partes de su cuerpo.
Nivel 4: La sincronía entre su mente y su cuerpo es tal que es capaz de ostentar grandes reflejos
Última edición por Alward Sevna el Lun 1 Mayo - 3:00, editado 1 vez (Razón : Mejor redacción)
Alward Sevna
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
El miembro 'Alward Sevna' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
Y luego de que la voz disidente de esa mujer se esparciera sobre quienes eran perseguidos, dio comienzo el caos, donde los criminales utilizando cualquier artimaña comenzó a batallar contra los guardias. El caos que se sembró en el lugar. Era lo que necesitábamos para que nuestro objetivo de llegar al espejo reformador se concretara. Con los guardias distraídos será mucho más sencillo.
Y se suponía que con la aparición del fortachón del dragón humanoide la situación parecía estar "en nuestra bolsa". Pero la aparición, en un inicio de una mujer, y luego de un hombre enmascarado hicieron que las cosas volvieran a cambiar su cause. - Rayos. Estuvo cerca. - Dijo Ryra mientras negaba levemente. De un momento a otro apareció otro personaje del lado de los guardias que parecía tener la habilidad suficiente para lidiar contra el dragón humanoide.
Entonces, galán... ¿Qué planeas? - Preguntó la vampiresa con una sonrisa ladina. Miré mi entorno. Con la aparición de ese hombre los guardias recuperaron su ímpetu, y ahora tenían al fortachón completamente sometido. - Es sencillo. Vamos a recuperar el caos que perdimos.
- Esa mujer es peligrosa.-
Fue lo que lo que se escuchó. Para ese entonces yo le daba a Ryra mi espada corta. - Caramba. Hay que movilizarse. - Reí levemente. - Ryra. Protégela, pero ayúdame haciendo que los guardias vuelvan a perder algo de terreno. - La bruja asintió levemente. - Descuida. No me separaré de ella. - Asintió guardando la espada y sacando su ballesta para comenzar a lanzar saetas en llamas (1) a los guardias con la clara intención de volver a equilibrar la balanza a nuestro lado.
Acto seguido comencé a correr y desenvainé mi gran espada. Me movía de un lado a otro atacando a los guardias que estaban a mi paso. Primero que nada debíamos de hacer que los criminales volvieran a recuperar el espíritu. - ¡Vamos! ¡No se queden allí parados! ¿¡O es que acaso quieren entrar en ese espejo poseido!? - En mi trayecto me encontraba guardias que deseaban frenar mi paso, pero me encargaba de atacarlos o patearlos. Era evidente que no deseaba matarlos, solo dejarlos incapacitados para este combate.
Pero mi destino no era ese. Yo necesitaba ir más allá de esa línea. En mi andar, logré ver un sable en el suelo, por lo que la recogí con mi izquierda y seguí mi camino demostrando mi habilidad en armas a mi paso (2). Así mismo llegué por fin a donde estaba el fortachón y el guerrero de nombre Alcides. - ¿Les molesta si me uno? Para ser guerreros de la "justicia". Me parece injusto que peleen todos contra él. - Reí levemente y di un giro sobre mis pies para luego hacer un tajo tanto con mi espada personal, como con el sable que recogí a Alcides, el cual se defendió con su escudo, aunque debido a la velocidad del movimiento, y la fuerza imprimida en el ataque, el hombre perdió un poco el equilibro, lo cual aproveché para dar otro giro, aunque ahora en sentido contrario para intentar dar un tajo en la rodilla de Alcides, aunque este alcanzó a bloquear el ataque con su espada.
Nada mal... Y díganme. Ustedes que tanto pregonan la "santidad" de espejo reformador. ¿Ya entraron en él? - Mientras hablaba, atacaba a Alcides, quien se encargaba de bloquear cada ataque que le daba. - ¡Pueden garantizar que una vez que se entra en el espejo... ¿No se pierde algo en el alma de las personas?! - Increpaba a los presentes sin dejar de atacar.
En un movimiento Alcides, logró hacer que soltara el sable, por lo que reí levemente. - Tengo razón ¿Verdad? - Dije rodando hacia atrás. Ese momento aprovechó el fortachón para volver a la carga contra Alward, Johannes y Katrina. Dando un coletazo para repelerlos. - Es por eso, que sin importar si es para bien o para mal. Ese espejo debe ser. ¡Erradicado! - Y dicho eso cargué contra el imponente Alcides con un movimiento perforante (3) que logró dañar el escudo del guerrero, así como derribarlo unos instantes. Instantes que obviamente aprovecharía. - Acabemos con esto. Luego de eso corrí a donde estaba el sable y lo arrojé en forma circular hacia el espejo.
Mi intención era clara. No estaba del lado de los guardias. Pero tampoco estaba del lado de la vampiresa. Por lo que mi objetivo era sencillo. Destruir dicho espejo para que nadie pueda sacarle provecho alguno. Ni para el bien, ni mucho menos, para el mal.
OFF:
Habilidades usadas:
1.- Ryra Nivel 1: Flechas Ígneas: [Pasiva] [Requiere Arco o Ballesta] Es capaz de lanzar flechas en llamas, sin reducir su velocidad al lanzarlas. [Esta habilidad requiere de los dos talentos, Combate con armas a Distancia y Magia de Fuego. Teniendo mayor importancia Magia de Fuego]
2.- Gaegel Nivel 1: Maestro de armas: [Pasiva] El usuario puede usar un arma grande de dos manos con una sola mano con la misma velocidad y agilidad que si sostuviera una espada de menor tamaño mientras que con la otra sostiene un arma mediana o de menor tamaño. [Esta habilidad requiere de sus talentos de Fuerza Mejorada y Combate con armas. La habilidad en la que recae mayor importancia es Combate con Armas]
3.- Gaegel Nivel 0: Estocada sangrienta: lanza una estocada utilizando el maximo de su fuerza, siendo capaz de atravesar a un enemigo sin armadura [2 usos] (Primer uso)
Y se suponía que con la aparición del fortachón del dragón humanoide la situación parecía estar "en nuestra bolsa". Pero la aparición, en un inicio de una mujer, y luego de un hombre enmascarado hicieron que las cosas volvieran a cambiar su cause. - Rayos. Estuvo cerca. - Dijo Ryra mientras negaba levemente. De un momento a otro apareció otro personaje del lado de los guardias que parecía tener la habilidad suficiente para lidiar contra el dragón humanoide.
Entonces, galán... ¿Qué planeas? - Preguntó la vampiresa con una sonrisa ladina. Miré mi entorno. Con la aparición de ese hombre los guardias recuperaron su ímpetu, y ahora tenían al fortachón completamente sometido. - Es sencillo. Vamos a recuperar el caos que perdimos.
- Esa mujer es peligrosa.-
Fue lo que lo que se escuchó. Para ese entonces yo le daba a Ryra mi espada corta. - Caramba. Hay que movilizarse. - Reí levemente. - Ryra. Protégela, pero ayúdame haciendo que los guardias vuelvan a perder algo de terreno. - La bruja asintió levemente. - Descuida. No me separaré de ella. - Asintió guardando la espada y sacando su ballesta para comenzar a lanzar saetas en llamas (1) a los guardias con la clara intención de volver a equilibrar la balanza a nuestro lado.
Acto seguido comencé a correr y desenvainé mi gran espada. Me movía de un lado a otro atacando a los guardias que estaban a mi paso. Primero que nada debíamos de hacer que los criminales volvieran a recuperar el espíritu. - ¡Vamos! ¡No se queden allí parados! ¿¡O es que acaso quieren entrar en ese espejo poseido!? - En mi trayecto me encontraba guardias que deseaban frenar mi paso, pero me encargaba de atacarlos o patearlos. Era evidente que no deseaba matarlos, solo dejarlos incapacitados para este combate.
Pero mi destino no era ese. Yo necesitaba ir más allá de esa línea. En mi andar, logré ver un sable en el suelo, por lo que la recogí con mi izquierda y seguí mi camino demostrando mi habilidad en armas a mi paso (2). Así mismo llegué por fin a donde estaba el fortachón y el guerrero de nombre Alcides. - ¿Les molesta si me uno? Para ser guerreros de la "justicia". Me parece injusto que peleen todos contra él. - Reí levemente y di un giro sobre mis pies para luego hacer un tajo tanto con mi espada personal, como con el sable que recogí a Alcides, el cual se defendió con su escudo, aunque debido a la velocidad del movimiento, y la fuerza imprimida en el ataque, el hombre perdió un poco el equilibro, lo cual aproveché para dar otro giro, aunque ahora en sentido contrario para intentar dar un tajo en la rodilla de Alcides, aunque este alcanzó a bloquear el ataque con su espada.
Nada mal... Y díganme. Ustedes que tanto pregonan la "santidad" de espejo reformador. ¿Ya entraron en él? - Mientras hablaba, atacaba a Alcides, quien se encargaba de bloquear cada ataque que le daba. - ¡Pueden garantizar que una vez que se entra en el espejo... ¿No se pierde algo en el alma de las personas?! - Increpaba a los presentes sin dejar de atacar.
En un movimiento Alcides, logró hacer que soltara el sable, por lo que reí levemente. - Tengo razón ¿Verdad? - Dije rodando hacia atrás. Ese momento aprovechó el fortachón para volver a la carga contra Alward, Johannes y Katrina. Dando un coletazo para repelerlos. - Es por eso, que sin importar si es para bien o para mal. Ese espejo debe ser. ¡Erradicado! - Y dicho eso cargué contra el imponente Alcides con un movimiento perforante (3) que logró dañar el escudo del guerrero, así como derribarlo unos instantes. Instantes que obviamente aprovecharía. - Acabemos con esto. Luego de eso corrí a donde estaba el sable y lo arrojé en forma circular hacia el espejo.
Mi intención era clara. No estaba del lado de los guardias. Pero tampoco estaba del lado de la vampiresa. Por lo que mi objetivo era sencillo. Destruir dicho espejo para que nadie pueda sacarle provecho alguno. Ni para el bien, ni mucho menos, para el mal.
OFF:
Habilidades usadas:
1.- Ryra Nivel 1: Flechas Ígneas: [Pasiva] [Requiere Arco o Ballesta] Es capaz de lanzar flechas en llamas, sin reducir su velocidad al lanzarlas. [Esta habilidad requiere de los dos talentos, Combate con armas a Distancia y Magia de Fuego. Teniendo mayor importancia Magia de Fuego]
2.- Gaegel Nivel 1: Maestro de armas: [Pasiva] El usuario puede usar un arma grande de dos manos con una sola mano con la misma velocidad y agilidad que si sostuviera una espada de menor tamaño mientras que con la otra sostiene un arma mediana o de menor tamaño. [Esta habilidad requiere de sus talentos de Fuerza Mejorada y Combate con armas. La habilidad en la que recae mayor importancia es Combate con Armas]
3.- Gaegel Nivel 0: Estocada sangrienta: lanza una estocada utilizando el maximo de su fuerza, siendo capaz de atravesar a un enemigo sin armadura [2 usos] (Primer uso)
Gaegel
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
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Tyr
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Re: El espejo de la reformación [Desafíos: Un mundo sin sueños]
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El espejo de la...
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Ellos podían verlos. Cada movimiento, cada gesto, de cada sombra y de cada ser vivo. Todo estaba a la vista de ellos. Por eso, viéndolo todo, podían intuir los hechos con una precisión extraordinaria. Por eso, podían esperar confiados el resultado de la contienda que giraba alrededor del espejo de la reformación.
Las palabras de Gaegel no pasaron desapercibidas entre algunos guardias. Especialmente en Johannes. Este había conocido a Alcides, no demasiado como para considerarlo un amigo, pero sí sabía cómo era su carácter. Ahora, cuando lo miraba, no hallaba algún pensamiento convincente que le ayudara a creer que aquel guerrero excepcional era el Alcides que conoció.
¿Exactamente qué hacía el espejo de reformación? Aquella duda se adueñó de los pensamientos de Johannes.
Podían verlos. Aunque los humanos dudaran, poco importaría. Alcides, y muchos otros más, podían encargarse de erradicar tales dudas.
Mientras Gaegel era un gran distractor, y mientras Ryra tenía que lidiar con algunos guardias que fueron a por la vampiresa, esta última aprovechó la primera oportunidad para escabullirse e ir hacia el espejo. Su último obstáculo era aquella congénere de blancos cabellos.
Se preparó para blandir otra palabra, una en la que imprimiría todo su poder, veloz e inclemente, para deshacerse temporalmente de su mayor amenaza.
Se equivocó la considerarla de ese modo. Su mayor amenaza era, contra todo pronóstico, aquel que poco antes había sido su aliado -¡¿Qué haces, estúpido?!- espetó, entre horrorizada y furiosa. No pudo hacer más después, excepto observar con perplejidad la trayectoria de la espada.
Alcides fue el primero en correr hacia el espejo de reformación. Se propuso arrojar su escudo al proyectil para desviarlo.
El dragón humanoide, inconsciente de las nuevas prioridades, permaneció concentrado en la última orden que la vampiresa grabó en su cabeza trastocada con magia oscura. Se abalanzó sobre Alcides y lo estampó contra el suelo, eliminando, sin saberlo, la posibilidad de que la espada no alcanzara su destino.
Johannes vio cómo todo a su alrededor se ralentizaba. Todo también se difuminaba, todo excepto por aquella espada cuya trayectoria era más que clara ante sus ojos. Estaba cerca del espejo, aquello que debía proteger. Sentía que tenía todo el tiempo del mundo para apartar o proteger el espejo como quisiera. Aun así, desde su corazón que latía con fuerza, halló una fuerza que le instó a no intervenir.
Para Katrina ese instante fue eclipsado por lo oculto más allá del mundo. Oyó un repentino aluvión de hostilidad, furia y frustración desde todos sitios, que contaminaba el aire y la hacía sentir enferma. Un coro de resentimiento surgió, inaudible para todos los demás. Katrina percibió los ecos de la melodía que presagiaba el final.
Podían verlos. Y todos sintieron el verdadero terror. Aquella espada lanzada por aquel insignificante licántropo los obligaría a cambiar los planes. Pero antes de eso, únicamente miraron desde cada ángulo. Todos se estremecieron cuando el impacto sucedió. Su mundo se sacudió y resquebrajó. La atmósfera se tornó extraña y la única realidad que permaneció intacta fue el espejo destruido, que emitió ondas iridiscentes hacia todos los espejos.
Luego los gritos rasgaron el silencio; los de terror, de criminales y guardias que vieron en todos y cada uno de los espejos una visión extraña y terrorífica, y los de furia de aquellas criaturas del otro lado, obligadas a actuar, rápidas y desesperadas, ahora que habían sido descubiertas por una inesperada anomalía surgida por la fragmentación del espejo.
Un joven asistente de Belov estaba cansado de esperar fuera del domo. Incluso ya se había hecho de noche. Tampoco ayudaba desconocer la razón por la que no podía volver a entrar, pero era peor el miedo y la incertidumbre mientras intentaba imaginar las razones del problema.
La superficie de cristal del domo ondeó frente a él, sobresaltándolo. Entonces salió la figura de Johannes -Ah, santos dragones, casi me matas del susto- dijo el asistente recomponiéndose -Y bien, ¿qué pasa dentro? ¿Por qué no puedo entrar? ¿Por qué nadie más ha salido desde hace horas?
No podremos seguir con el nuevo plan; no agrada la idea del espejo reformador- explicó Johannes -Ah, también hubo un problema para pasar inadvertidos, pero ya lo estamos resolviendo- El asistente lo miró con detenimiento -Entiendo, entiendo. A ver cómo le explicaré esto a Belov... Como sea, será mejor que regreses- dijo, señalando al guardia -Debes cubrirte eso- Johannes se tocó un lado del rostro, donde algunas fisuras empezaban a dibujarse y ramificarse en la piel -Lo siento- se disculpó este -Tuvimos que hacer los cambios con el antiguo método.
El asistente suspiró. Sí que iba a ser difícil explicar todo aquello. Se venía un largo día de trabajo para ellos.
ᚩ ...
ᚩ Ambos reciben 5 puntos de experiencia y 200 aeros. Además del siguiente objeto:
ᚩContinuará...
pero no aquí.
Las palabras de Gaegel no pasaron desapercibidas entre algunos guardias. Especialmente en Johannes. Este había conocido a Alcides, no demasiado como para considerarlo un amigo, pero sí sabía cómo era su carácter. Ahora, cuando lo miraba, no hallaba algún pensamiento convincente que le ayudara a creer que aquel guerrero excepcional era el Alcides que conoció.
¿Exactamente qué hacía el espejo de reformación? Aquella duda se adueñó de los pensamientos de Johannes.
Podían verlos. Aunque los humanos dudaran, poco importaría. Alcides, y muchos otros más, podían encargarse de erradicar tales dudas.
Mientras Gaegel era un gran distractor, y mientras Ryra tenía que lidiar con algunos guardias que fueron a por la vampiresa, esta última aprovechó la primera oportunidad para escabullirse e ir hacia el espejo. Su último obstáculo era aquella congénere de blancos cabellos.
Se preparó para blandir otra palabra, una en la que imprimiría todo su poder, veloz e inclemente, para deshacerse temporalmente de su mayor amenaza.
Se equivocó la considerarla de ese modo. Su mayor amenaza era, contra todo pronóstico, aquel que poco antes había sido su aliado -¡¿Qué haces, estúpido?!- espetó, entre horrorizada y furiosa. No pudo hacer más después, excepto observar con perplejidad la trayectoria de la espada.
Alcides fue el primero en correr hacia el espejo de reformación. Se propuso arrojar su escudo al proyectil para desviarlo.
El dragón humanoide, inconsciente de las nuevas prioridades, permaneció concentrado en la última orden que la vampiresa grabó en su cabeza trastocada con magia oscura. Se abalanzó sobre Alcides y lo estampó contra el suelo, eliminando, sin saberlo, la posibilidad de que la espada no alcanzara su destino.
Johannes vio cómo todo a su alrededor se ralentizaba. Todo también se difuminaba, todo excepto por aquella espada cuya trayectoria era más que clara ante sus ojos. Estaba cerca del espejo, aquello que debía proteger. Sentía que tenía todo el tiempo del mundo para apartar o proteger el espejo como quisiera. Aun así, desde su corazón que latía con fuerza, halló una fuerza que le instó a no intervenir.
Para Katrina ese instante fue eclipsado por lo oculto más allá del mundo. Oyó un repentino aluvión de hostilidad, furia y frustración desde todos sitios, que contaminaba el aire y la hacía sentir enferma. Un coro de resentimiento surgió, inaudible para todos los demás. Katrina percibió los ecos de la melodía que presagiaba el final.
Podían verlos. Y todos sintieron el verdadero terror. Aquella espada lanzada por aquel insignificante licántropo los obligaría a cambiar los planes. Pero antes de eso, únicamente miraron desde cada ángulo. Todos se estremecieron cuando el impacto sucedió. Su mundo se sacudió y resquebrajó. La atmósfera se tornó extraña y la única realidad que permaneció intacta fue el espejo destruido, que emitió ondas iridiscentes hacia todos los espejos.
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Entonces hubo silencio en ambos mundos.
Entonces hubo silencio en ambos mundos.
Luego los gritos rasgaron el silencio; los de terror, de criminales y guardias que vieron en todos y cada uno de los espejos una visión extraña y terrorífica, y los de furia de aquellas criaturas del otro lado, obligadas a actuar, rápidas y desesperadas, ahora que habían sido descubiertas por una inesperada anomalía surgida por la fragmentación del espejo.
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Un joven asistente de Belov estaba cansado de esperar fuera del domo. Incluso ya se había hecho de noche. Tampoco ayudaba desconocer la razón por la que no podía volver a entrar, pero era peor el miedo y la incertidumbre mientras intentaba imaginar las razones del problema.
La superficie de cristal del domo ondeó frente a él, sobresaltándolo. Entonces salió la figura de Johannes -Ah, santos dragones, casi me matas del susto- dijo el asistente recomponiéndose -Y bien, ¿qué pasa dentro? ¿Por qué no puedo entrar? ¿Por qué nadie más ha salido desde hace horas?
No podremos seguir con el nuevo plan; no agrada la idea del espejo reformador- explicó Johannes -Ah, también hubo un problema para pasar inadvertidos, pero ya lo estamos resolviendo- El asistente lo miró con detenimiento -Entiendo, entiendo. A ver cómo le explicaré esto a Belov... Como sea, será mejor que regreses- dijo, señalando al guardia -Debes cubrirte eso- Johannes se tocó un lado del rostro, donde algunas fisuras empezaban a dibujarse y ramificarse en la piel -Lo siento- se disculpó este -Tuvimos que hacer los cambios con el antiguo método.
El asistente suspiró. Sí que iba a ser difícil explicar todo aquello. Se venía un largo día de trabajo para ellos.
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ᚩ ...
ᚩ Ambos reciben 5 puntos de experiencia y 200 aeros. Además del siguiente objeto:
- Recompensa:
- Espejo de la verdad [2 cargas]
Pequeño espejo con la capacidad de mostrar la verdad oculta. Si se lo pides, este pequeño espejo reflejará la realidad sin ilusiones, sin disfraces mágicos ni efectos de invisibilidad. Dura un turno.
ᚩContinuará...
pero no aquí.
Ansur
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