En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
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Re: En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
Eywas nunca había presenciado una avalancha, así que le extrañó que el ruido fuese igual al que producía una ventisca los días de invierno. Como las que la habían enterrado en nieve alguna que otra vez y que casi habían acabado con ella en una época no muy lejana. Tuvo, incluso, que girarse para cerciorarse de que, efectivamente, una columna de nieve se aproximaba hacia ellos a gran velocidad.
Sabía que la idea que le rondaba la cabeza bien podía ser una locura y bien podía matarla de hipotermia, pero sopesó sus opciones: qué era mejor, ¿morir de hipotermia en el agua o morir de hipotermia y sepultada? El agua sonaba mucho más agradable en esas milésimas de segundo que se tomó para recapacitar. Fue entonces cuando escuchó a la otra bruja.
—Si preferías que nos quedásemos y te hiciéramos compañía soplándole al fuego habérnoslo dicho, mujer. Sentimos en el alma no haber reconsiderado nuestra conducta.
No veía otra forma de hablarle que no fuera con sarcasmo. No me había caído bien antes y no le iba a caer mejor ahora solo por haber ayudado a apagar las llamaradas de un dragón al que no habían provocado ninguna de las dos. Aunque, a ojos de la bruja, la rubia sí que había tenido algo que ver en el enfado de la criatura.
Por su parte, Teufel no se lo pensó y se lanzó al agua mientras la morena se paraba a charlar.
—Bien por vosotras si queréis quedaros a morir aquí, pero yo me voy.
—¡Espera! —. Eywas dio un impulso y se dejó caer en el lago junto a la nutria—. Llévame contigo, por favor. Nadas mucho más rápido que yo y no me gustaría que cayera sobre tu conciencia la muerte de una inocente por el simple hecho de no haberle tendido tu… mano.
Titubeó porque claro, ¿cómo lo llamaba? ¿Mano? ¿Zarpa? Aleta no era, eso estaba claro. Utilizó sus fuertes dotes de convicción combinadas con la mejor cara de inocencia y gatito asustado que podía. Tenía poco tiempo, cada vez más frío y la mujer no parecía muy por la labor de quedarse allí más de lo necesario. La vio dudar unos instantes.
—Si te salvo me deberás una, tenlo en cuenta.
La bruja no tardó ni media centésima de segundo en agarrarse a una de sus extremidades con toda la fuerza que pudo, ni siquiera se paró a contestarle. La verdad es que empezaba a acojonarse un poco, pero no lo admitiría. Teufel la miró unos instantes de arriba a abajo, sorprendida por la rapidez, pero claudicó. Miró unos instantes a la rubia, con idea de ofrecerle su ayuda, pero recordó que era una bruja del agua y que lo más probable es que hasta fuese más rápida que ella.
En cuanto se giró y comenzó a nadar, Eywas cerró los ojos e intentó ir conteniendo la respiración a bocanadas grandes alzando la cabeza. Tragó agua, pero esperaba que no fuese tanta como para ahogarse. La idea era llegar al nacimiento del Tymer ya que, en teoría, cuanto más se acercasen a él, más lago y árboles había para frenar la avalancha y más a salvo estaría. Así que la bruja simplemente se dejó llevar y rezó para conseguir alcanzar alguna orilla sin morir en el trayecto.
Sabía que la idea que le rondaba la cabeza bien podía ser una locura y bien podía matarla de hipotermia, pero sopesó sus opciones: qué era mejor, ¿morir de hipotermia en el agua o morir de hipotermia y sepultada? El agua sonaba mucho más agradable en esas milésimas de segundo que se tomó para recapacitar. Fue entonces cuando escuchó a la otra bruja.
—Si preferías que nos quedásemos y te hiciéramos compañía soplándole al fuego habérnoslo dicho, mujer. Sentimos en el alma no haber reconsiderado nuestra conducta.
No veía otra forma de hablarle que no fuera con sarcasmo. No me había caído bien antes y no le iba a caer mejor ahora solo por haber ayudado a apagar las llamaradas de un dragón al que no habían provocado ninguna de las dos. Aunque, a ojos de la bruja, la rubia sí que había tenido algo que ver en el enfado de la criatura.
Por su parte, Teufel no se lo pensó y se lanzó al agua mientras la morena se paraba a charlar.
—Bien por vosotras si queréis quedaros a morir aquí, pero yo me voy.
—¡Espera! —. Eywas dio un impulso y se dejó caer en el lago junto a la nutria—. Llévame contigo, por favor. Nadas mucho más rápido que yo y no me gustaría que cayera sobre tu conciencia la muerte de una inocente por el simple hecho de no haberle tendido tu… mano.
Titubeó porque claro, ¿cómo lo llamaba? ¿Mano? ¿Zarpa? Aleta no era, eso estaba claro. Utilizó sus fuertes dotes de convicción combinadas con la mejor cara de inocencia y gatito asustado que podía. Tenía poco tiempo, cada vez más frío y la mujer no parecía muy por la labor de quedarse allí más de lo necesario. La vio dudar unos instantes.
—Si te salvo me deberás una, tenlo en cuenta.
La bruja no tardó ni media centésima de segundo en agarrarse a una de sus extremidades con toda la fuerza que pudo, ni siquiera se paró a contestarle. La verdad es que empezaba a acojonarse un poco, pero no lo admitiría. Teufel la miró unos instantes de arriba a abajo, sorprendida por la rapidez, pero claudicó. Miró unos instantes a la rubia, con idea de ofrecerle su ayuda, pero recordó que era una bruja del agua y que lo más probable es que hasta fuese más rápida que ella.
En cuanto se giró y comenzó a nadar, Eywas cerró los ojos e intentó ir conteniendo la respiración a bocanadas grandes alzando la cabeza. Tragó agua, pero esperaba que no fuese tanta como para ahogarse. La idea era llegar al nacimiento del Tymer ya que, en teoría, cuanto más se acercasen a él, más lago y árboles había para frenar la avalancha y más a salvo estaría. Así que la bruja simplemente se dejó llevar y rezó para conseguir alcanzar alguna orilla sin morir en el trayecto.
Eywas
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Re: En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
Helena, brazos en jarras, observó cómo las dos mujeres se iban del lugar sin prestarle mucha más atención. No le quería caer bien a nadie, pero tampoco veía motivos para que la ignorasen o siquiera la ninguneasen de esa forma. Eso la mosqueó un poco, pero poca importancia más le dio cuando se dio cuenta que quedarse allí seguiría conllevando el mismo peligro que antes.
La opción era seguir la orilla del gran lago para no desviarse de su camino hacia el norte. Sumergirse en el agua no tendría sentido, ya que en esas tierras tener la ropa mojada conllevaba a una pesada carga que podría hacer que contrajera un resfriado o algo peor. Si veía una situación de peligro, ya se encargaría de sortearla como mejor pudiera en el momento.
Si el peor de los casos se daba, y se encontraba de nuevo con los dragones, no le quedaría más remedio que huir o esconderse en algún lugar que le diera cobijo. Por desgracia, estaba lejos de cualquier población, por lo que su resguardo tendría que ser algún accidente natural.
De un momento a otro, se quedó a solas cuando hacía apenas menos de media hora se encontraba envuelta en una espiral de sucesos caóticos. Todos se habían encontrado de la misma forma que se habían separado; rápida y espontáneamente.
Con sinceridad, no esperaba encontrarse a nadie más.
La opción era seguir la orilla del gran lago para no desviarse de su camino hacia el norte. Sumergirse en el agua no tendría sentido, ya que en esas tierras tener la ropa mojada conllevaba a una pesada carga que podría hacer que contrajera un resfriado o algo peor. Si veía una situación de peligro, ya se encargaría de sortearla como mejor pudiera en el momento.
Si el peor de los casos se daba, y se encontraba de nuevo con los dragones, no le quedaría más remedio que huir o esconderse en algún lugar que le diera cobijo. Por desgracia, estaba lejos de cualquier población, por lo que su resguardo tendría que ser algún accidente natural.
De un momento a otro, se quedó a solas cuando hacía apenas menos de media hora se encontraba envuelta en una espiral de sucesos caóticos. Todos se habían encontrado de la misma forma que se habían separado; rápida y espontáneamente.
Con sinceridad, no esperaba encontrarse a nadie más.
Helena Rhodes
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Re: En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
E hice lo que cualquier persona con un mínimo aprecio por su vida hubiera hecho, correr como un desgraciado. Cruzaba arbustos, saltaba troncos e intentaba no llevarme demasiadas ramas con la cara. Y puede que no se me estuviera dando demasiado bien esto último, pero al menos la parte de correr se me estaba dando bien.
Ya estaba viendo el nacimiento del río cuando empecé a notar la escasez de sangre y que todo a mi alrededor empezaba a dar vueltas mientras mis fuerzas se iban desvaneciendo. Mis últimos pasos ni siquiera sabía hacia donde estaba moviéndome, hasta que finalmente terminé de desvanecerme y me desplomé.
No me pareció que tardase mucho más de unos segundos en recuperar la consciencia, pero iba a necesitar un poco más de tiempo en recuperarme, así que solo quedaba confiar en que la avalancha no llegara hasta mi. Me levanté pesadamente utilizando la lanza como bastón y tras quitarme el barro de la cara caminé lentamente hacia unos reflejos que confiaba que fuesen el lago. Había perdido de vista el alud con los árboles, pero confiaba en que se hubiera detenido ya o poco iba a poder hacer.
Cuando llegué a esa superficie reflectante pude comprobar que no era exactamente el lago, sino que era mejor aún, pues parecía ser el río que nacía desde el mismo. Me apoyé en un árbol y esperé un tiempo prudencial hasta que asumí que si la avalancha no me había aplastado ya, no iba a llegar a hacerlo. Habiendo recuperado razonablemente mis fuerzas seguí el río aguas arriba para ver si podía encontrar a mi compañera, y cuando llegué hasta el nacimiento me encontré a Teufel llevando por el lago a la bruja morena.
- Vaya. Que sorprendente noticia que nos encontremos todos con vida. Teufel, ¿ya estabas pensando en cambiarme por ella?
- Quizás. Quien sabe.- Respondió la nutria encogiéndose de hombros.
- Bueno, si eso toma la decisión cuando nos hayamos alejado de este sitio. Suficientes cosas han pasado en tan poco tiempo como para que no quiera volver a acercarme por aquí.
Y tras esas palabras me puse en marcha hacia el sur siguiendo el cauce del río. Igual había estado cerca de morir de forma estúpida varias veces en la última hora, pero al menos ya tenía todas las plantas para Örome y confiaba en no tener que volver a venir a este lugar.
Ya estaba viendo el nacimiento del río cuando empecé a notar la escasez de sangre y que todo a mi alrededor empezaba a dar vueltas mientras mis fuerzas se iban desvaneciendo. Mis últimos pasos ni siquiera sabía hacia donde estaba moviéndome, hasta que finalmente terminé de desvanecerme y me desplomé.
No me pareció que tardase mucho más de unos segundos en recuperar la consciencia, pero iba a necesitar un poco más de tiempo en recuperarme, así que solo quedaba confiar en que la avalancha no llegara hasta mi. Me levanté pesadamente utilizando la lanza como bastón y tras quitarme el barro de la cara caminé lentamente hacia unos reflejos que confiaba que fuesen el lago. Había perdido de vista el alud con los árboles, pero confiaba en que se hubiera detenido ya o poco iba a poder hacer.
Cuando llegué a esa superficie reflectante pude comprobar que no era exactamente el lago, sino que era mejor aún, pues parecía ser el río que nacía desde el mismo. Me apoyé en un árbol y esperé un tiempo prudencial hasta que asumí que si la avalancha no me había aplastado ya, no iba a llegar a hacerlo. Habiendo recuperado razonablemente mis fuerzas seguí el río aguas arriba para ver si podía encontrar a mi compañera, y cuando llegué hasta el nacimiento me encontré a Teufel llevando por el lago a la bruja morena.
- Vaya. Que sorprendente noticia que nos encontremos todos con vida. Teufel, ¿ya estabas pensando en cambiarme por ella?
- Quizás. Quien sabe.- Respondió la nutria encogiéndose de hombros.
- Bueno, si eso toma la decisión cuando nos hayamos alejado de este sitio. Suficientes cosas han pasado en tan poco tiempo como para que no quiera volver a acercarme por aquí.
Y tras esas palabras me puse en marcha hacia el sur siguiendo el cauce del río. Igual había estado cerca de morir de forma estúpida varias veces en la última hora, pero al menos ya tenía todas las plantas para Örome y confiaba en no tener que volver a venir a este lugar.
Corlys Glokta
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Re: En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
Era la primera vez que la llevaba una nutria por un lago, así que no podía comparar la sensación con nada que hubiera conocido, pero no tenía muy claro si terminaba de gustarle. Una experiencia más que contar en algún momento de su vida, o que escribir en alguno de esos libros a los que tanto se aferraba desde hacía unos años.
«¡Mierda! ¡Los libros!». Llevaba varios encima en ese mismo momento, pero dudaba que llegasen enteros. Puede que consiguiese revivirlos secándolos al sol durante varios días, así que rezaría para que la tinta siguiera intacta al salir. Igualmente, prefirió concentrarse en agarrarse bien para que las olas que se estaban formando con la llegada de la nieve no la engullesen. Por unos segundos creyó que sería capaz de hacerle calvas a la pobre mujer bestia.
Para cuando estuvieron lo suficiente lejos como para que no llegase la nieve, no sentía prácticamente ninguna parte de su cuerpo. Igual no había sido tan buena idea aquello, después de todo, pero mejor eso que morir. Cuando salieron del agua intentó quitarse todo el agua posible de encima y rebuscó entre lo poco que llevaba. Desechó los libros allí mismo y siguió buscando hasta encontrar unas hojas que, aún mojadas, juraría que había leído en alguna parte que podían calentar ligeramente. Por poco que fuese, sería mejor que nada.
—Gracias —comentó sin dejar de temblar e intentando que se la entendiese con el castañeteo de dientes—. Si sobrevivo a esta noche, te deberé una.
Por el rabillo del ojo, a lo lejos, vio una figura moviéndose y aprovechó para moverse: levantó las manos y las movió con rapidez e intentó dar pequeños saltos, aunque más bien parecía que estaba convulsionando por la torpeza de sus movimientos. Al menos, continuó en pie.
—¡Rubia! ¡Gracias por tus servicios como “extinguidora”! El bosque te lo recompensará con karma o algo así.
La verdad es que en el fondo, muy, muy, muy… MUY en el fondo, había llegado a sentir un atisbo de culpabilidad por dejar a la bruja del agua a su suerte, pero seguía pensando que se las podía apañar sola y así había sido. Después de todo, continuaba caminando.
Cuando dejó de hablar, y entre salto y salto, escuchó de nuevo la voz del vampiro y la consecuente conversación con Teufel. Menos mal que había dicho su nombre en voz alta porque hasta lo había olvidado después de tanto ajetreo.
—No lo digas muy alto porque me vendría genial contar con su pelaje ahora mismo y bien sabe el éter lo persuasiva que puedo ser.
Esto último lo comentó el alto para asegurarse de que la escuchaba. Igual había suerte, a la nutria le daba pena y la ayudaba a entrar en calor de nuevo. De no ser así, continuaría con la marcha todo lo que pudiera. Sabía que cerca había aldeas de vampiros. No le hacía especial ilusión, pero menos daba una piedra. Sea como fuere, la suerte no estaba de más echarla y Eywas no era de perder buenas oportunidades.
«¡Mierda! ¡Los libros!». Llevaba varios encima en ese mismo momento, pero dudaba que llegasen enteros. Puede que consiguiese revivirlos secándolos al sol durante varios días, así que rezaría para que la tinta siguiera intacta al salir. Igualmente, prefirió concentrarse en agarrarse bien para que las olas que se estaban formando con la llegada de la nieve no la engullesen. Por unos segundos creyó que sería capaz de hacerle calvas a la pobre mujer bestia.
Para cuando estuvieron lo suficiente lejos como para que no llegase la nieve, no sentía prácticamente ninguna parte de su cuerpo. Igual no había sido tan buena idea aquello, después de todo, pero mejor eso que morir. Cuando salieron del agua intentó quitarse todo el agua posible de encima y rebuscó entre lo poco que llevaba. Desechó los libros allí mismo y siguió buscando hasta encontrar unas hojas que, aún mojadas, juraría que había leído en alguna parte que podían calentar ligeramente. Por poco que fuese, sería mejor que nada.
—Gracias —comentó sin dejar de temblar e intentando que se la entendiese con el castañeteo de dientes—. Si sobrevivo a esta noche, te deberé una.
Por el rabillo del ojo, a lo lejos, vio una figura moviéndose y aprovechó para moverse: levantó las manos y las movió con rapidez e intentó dar pequeños saltos, aunque más bien parecía que estaba convulsionando por la torpeza de sus movimientos. Al menos, continuó en pie.
—¡Rubia! ¡Gracias por tus servicios como “extinguidora”! El bosque te lo recompensará con karma o algo así.
La verdad es que en el fondo, muy, muy, muy… MUY en el fondo, había llegado a sentir un atisbo de culpabilidad por dejar a la bruja del agua a su suerte, pero seguía pensando que se las podía apañar sola y así había sido. Después de todo, continuaba caminando.
Cuando dejó de hablar, y entre salto y salto, escuchó de nuevo la voz del vampiro y la consecuente conversación con Teufel. Menos mal que había dicho su nombre en voz alta porque hasta lo había olvidado después de tanto ajetreo.
—No lo digas muy alto porque me vendría genial contar con su pelaje ahora mismo y bien sabe el éter lo persuasiva que puedo ser.
Esto último lo comentó el alto para asegurarse de que la escuchaba. Igual había suerte, a la nutria le daba pena y la ayudaba a entrar en calor de nuevo. De no ser así, continuaría con la marcha todo lo que pudiera. Sabía que cerca había aldeas de vampiros. No le hacía especial ilusión, pero menos daba una piedra. Sea como fuere, la suerte no estaba de más echarla y Eywas no era de perder buenas oportunidades.
Eywas
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Re: En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
Helena observó cómo los demás se dispersaban, cada uno por su cuenta, llevándose consigo los ecos de lo acontecido. La bruja no esperaba encontrarse con nadie más, y en cierto modo, prefería la soledad. Se quedó allí de pie, reflexionando sobre los eventos que la habían llevado a ese punto.
El caos disminuyó gradualmente, y la tranquila orilla del lago recuperó su serenidad. Helena decidió seguir el curso del río que nacía en el lago, avanzando hacia el norte. Sabía que las sorpresas acechaban en cada esquina, pero eso no la intimidaba. La bruja estaba acostumbrada a vivir en el filo de la navaja.
Las palabras de los demás resonaban en su mente, pero Helena no se detenía a analizarlas en profundidad. Al final, cada uno tenía sus propias razones y motivaciones. Lo único seguro era que aquel lugar no estaba destinado a convertirse en un punto de referencia en su historia. La magia y la vida tejían su propio destino, y Helena estaba determinada a seguir escribiendo su leyenda.
Caminó con pasos firmes, consciente de que el pasado quedaba atrás y el futuro se abría ante ella como un vasto océano. En su pecho, el corazón congelado latía con una tenacidad inquebrantable, recordándole que su búsqueda de conocimiento y dominio del agua no conocía límites.
A lo lejos, el reflejo del sol comenzaba a filtrarse entre las nubes dispersas, pintando de tonos dorados la tierra cubierta de nieve. Helena se permitió una sonrisa fugaz. Cada paso que daba era un desafío, cada desafío, una oportunidad. Y así, con la determinación de un océano en calma antes de la tormenta, Helena continuó su viaje hacia lo desconocido.
El caos disminuyó gradualmente, y la tranquila orilla del lago recuperó su serenidad. Helena decidió seguir el curso del río que nacía en el lago, avanzando hacia el norte. Sabía que las sorpresas acechaban en cada esquina, pero eso no la intimidaba. La bruja estaba acostumbrada a vivir en el filo de la navaja.
Las palabras de los demás resonaban en su mente, pero Helena no se detenía a analizarlas en profundidad. Al final, cada uno tenía sus propias razones y motivaciones. Lo único seguro era que aquel lugar no estaba destinado a convertirse en un punto de referencia en su historia. La magia y la vida tejían su propio destino, y Helena estaba determinada a seguir escribiendo su leyenda.
Caminó con pasos firmes, consciente de que el pasado quedaba atrás y el futuro se abría ante ella como un vasto océano. En su pecho, el corazón congelado latía con una tenacidad inquebrantable, recordándole que su búsqueda de conocimiento y dominio del agua no conocía límites.
A lo lejos, el reflejo del sol comenzaba a filtrarse entre las nubes dispersas, pintando de tonos dorados la tierra cubierta de nieve. Helena se permitió una sonrisa fugaz. Cada paso que daba era un desafío, cada desafío, una oportunidad. Y así, con la determinación de un océano en calma antes de la tormenta, Helena continuó su viaje hacia lo desconocido.
Helena Rhodes
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Re: En busca del hielo perdido [+18] [Libre] [Noche] [TEMA CERRADO]
A estas alturas parecía que ya se podía decir que habíamos sobrevivido, aunque no parecía haber nadie con demasiadas ganas de hablar. La bruja rubia simplemente desapareció sin decir nada, algo que podía entender bastante bien, cuando saliera de allí intentaría enérgicamente fingir que esto nunca había ocurrido. La bruja morena parecía algo más animada por seguir con vida, por lo que podía intuir de su conversación con Teufel. La nutra, por su parte, se encogió de hombros y se alejó un poco antes de empezar a agitarse y soltar agua por todas partes. Supuse que al menos había sido una suerte que con el frío que hacía, hubiera tenido la deferencia de no calarnos a la bruja y a mi.
- Lo siento, pero tenemos una misión, y al menos hasta que se cumpla tengo que acompañarla y cumplir mi parte. Aunque si quieres puedes venirte hasta el próximo pueblo con nosotros. Por alguna razón parece que la has caído bien.
- Si.- Esperaba que dijera algo más, pero se quedó en un escueto comentario.
- Solo hay una condición, no hablaremos con nadie de lo que ha sucedido aquí, como si nunca hubiera pasado. El peligro es una cosa... aceptable, si vas por caminos pasan cosas, pero no me gusta este nivel de confusión.
Y sin decir más, seguí avanzando. Tenía que llegar al próximo pueblo antes de que amaneciera para poder refugiarme. Y confiaba en que pronto empezasen a pasar cosas que me permitiesen olvidar esta experiencia. Al menos confiaba en que al llevarle estas plantas a Örome pudiésemos avanzar en el asunto por el que me estaba pagando, y sobre todo, que pudiera hacerlas crecer para no volver a tener que pasar por ese lugar nunca más.
- Lo siento, pero tenemos una misión, y al menos hasta que se cumpla tengo que acompañarla y cumplir mi parte. Aunque si quieres puedes venirte hasta el próximo pueblo con nosotros. Por alguna razón parece que la has caído bien.
- Si.- Esperaba que dijera algo más, pero se quedó en un escueto comentario.
- Solo hay una condición, no hablaremos con nadie de lo que ha sucedido aquí, como si nunca hubiera pasado. El peligro es una cosa... aceptable, si vas por caminos pasan cosas, pero no me gusta este nivel de confusión.
Y sin decir más, seguí avanzando. Tenía que llegar al próximo pueblo antes de que amaneciera para poder refugiarme. Y confiaba en que pronto empezasen a pasar cosas que me permitiesen olvidar esta experiencia. Al menos confiaba en que al llevarle estas plantas a Örome pudiésemos avanzar en el asunto por el que me estaba pagando, y sobre todo, que pudiera hacerlas crecer para no volver a tener que pasar por ese lugar nunca más.
Corlys Glokta
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