Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
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Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
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Monte de la Adoración
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Sir Artúr de la Profundidad
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La expedición que partió desde Vulwulfar contaba con un contingente que rondaba las cincuenta personas, algunas a lomos de caballos y otras a pie. Unas treinta conformaban el grueso de la Guardia de Vulwulfar, y el resto se repartía entre mercenarios y gente más reputada que se había postulado para prestar su ayuda, como por ejemplo Gilbert Baslod, Caballero del Fuego e hijo del gobernante de la ciudad de Baslodia.
Gilbert se había hecho dueño y señor de la expedición, y por ello abría el paso a esta encabezando la formación junto a dos hombres pertenecientes a la Guardia de Baslodia que eran de su confianza. Nadie le había nombrado líder, pero había surgido de forma natural. Sin embargo, sí que había un líder formal nombrado por el señor Vulwulf; Jonas Dankworth, capitán de la Guardia de Vulwulfar, el cual ocupaba un lugar más centrado en la formación, resguardando junto a hombres de su confianza los tres carromatos en los que llevaban los suministros y materiales necesarios para la misión.
-Demasiada gente y muchas cosas veo yo aquí para ser una expedición corta, ¿No, capitán?-Preguntó uno de los hombres que cabalgaba junto a Jonas, un joven cabo que acababa de ascender y se le veía potencial, Darío Janpen era su nombre.
-Lo que más me extraña es la inclusión de dos elfos en esto... Se dice que ellos pueden combatir la Profundidad, pero... ¿No estaba solucionado ese tema?-Una mujer esta vez fue la que habló, de nombre Jimena Alatorre, sargento veterana en la Guardia de Vulwulfar y una soldado reputada.
-Simplemente es por seguridad.-Calmó el capitán Jonas Dankworth a sus dos soldados-Los Pobres Compañeros pueden verse agraviados cuando entremos en su territorio, y un grueso así de gente puede que los disuada de cometer alguna estupidez.-Echó un vistazo a su alrededor, no eran ni mucho menos lo suficientemente numerosos como para considerarse una fuerza pacificadora, pero sí que eran un número bastante importante.-Los elfos son mercenarios. No tiene nada que ver con la Profundidad. De eso ya se encargó lady Amarïe y el propio sir Artúr. Su sacrificio fue por eso.
El cabo y la sargento conocían la historia de sobra. ¡Cómo no hacerlo! Es un relato que juglares y buhoneros procedentes de la ciudad de los acantilados están dando a conocer por todo el mundo, incluso en la propia Vulwulfar. Aun así, el joven Darío seguía pensando que cincuenta personas eran demasiadas para explorar un monte abandonado.
Por su parte, Gilbert Baslod estaba allí para saber qué es lo que pasó con su prometida. Le daba igual el monte, el templo, los sacerdotes o la propia Profundidad. Personalmente, creía que todo era una mentira bien organizada por parte de los Vulwulf para hacer ver que uno de los templos más importantes de su territorio, el cual contenía una gran cantidad de conocimientos y valor cultural, había sido saqueado y reducido hasta los escombros por bandidos. La relación entre él y sir Artúr de la Profundidad no fueron buenas, y en parte deseaba que él hubiese sido el primero en morir a manos de esos desgraciados que osaron poner un pie en el sitio favorito de su prometida; lady Margrét Vulwulf. Por otro lado, su parte más racional, donde residía su honor y caballerosidad, se sentía mal por recurrir a esos pensamientos y veía como una desgracia que su rival hubiese muerto a manos de simples bandidos.
La expedición llegó sin mucha demora hasta el Monte de la Adoración, pasando por el pequeño control que había a los pies del monte por las autoridades de Vulwulfar. Los hombres que allí estaban no se demoraron en advertir que tuvieran cuidado a partir de ese momento, pues entre los árboles del lugar se podían escuchar a veces voces y susurros desconocidos que se esparcían y movían cual brisa que acaricia el monte proveniente del acantilado que tenían cerca.
Cuando el campamento estuvo levantado, las huestes recibieron las órdenes de esperar al día siguiente para buscar los túneles donde se iba a desarrollar el verdadero objetivo de la expedición. Se acampó no muy lejos de la cima del monte donde antes de alzaba el templo que coronaba el lugar. Esto algunos lo tomaron como un indicativo de que los rumores oscuros que corrían sobre el lugar eran ciertos, y muchos miraban el camino que seguía hasta la cima con cierto temor.
-¡Lord Baslod!-Jonas se acercó a Gilbert, el cual se había quedado en mitad del camino, mirando la continuación de este hacia la cima del monte-Será mejor que no se aleje mucho del campamento.
Gilbert lo miró de reojo, con las manos cruzadas tras la espalda sin perder su autoritaria compostura.
-No se preocupe por mí, capitán.-Quedó en silencio durante unos segundos, y antes de que Jonas decidiera irse, volvió a hablar.-He detectado miedo en sus hombres.-Mencionó sin mucho más.
-Este lugar se ha convertido en un mito.-Asintió, dándole la razón.-Muchos piensan que está maldito, otros que es una falta de respeto que estemos aquí.
-¿Y usted qué piensa?
Al principio, Jonas no supo qué responder, pero tras reflexionarlo unos segundos en su cabeza, lo tuvo claro.
-Tenemos que saber qué ocurrió exactamente y cómo.
* Bienvenidos a esta misión llena de misterio, exploración y donde una buena preparación para hacer frente a diversas situaciones adversas se antojará clave. Tomaos el primer post como una introducción, haciendo ver por qué estáis aquí y cómo vais a afrontar lo que se viene. Tened cuidado, pues con quién os posicionéis, y según cómo y por dónde vayáis os deparará un destino u otro. Sin embargo, vosotros sois libres de hacer vuestras elecciones, y podéis ejecutar las acciones que veáis convenientes, os invito a ello.
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* Cabe señalar que podéis añadir npcs cómo gustéis, además de interactuar con ellos o con los ya existentes sin ningún tipo de problema. Además, en lo que concierne a los npcs que he planteado, los niveles que he puesto son orientativos para saber la posición y autoridad de cada uno y tener así una referencia si surge algún tipo de conflicto o tarea a resolver por cada uno de ellos.
Gilbert se había hecho dueño y señor de la expedición, y por ello abría el paso a esta encabezando la formación junto a dos hombres pertenecientes a la Guardia de Baslodia que eran de su confianza. Nadie le había nombrado líder, pero había surgido de forma natural. Sin embargo, sí que había un líder formal nombrado por el señor Vulwulf; Jonas Dankworth, capitán de la Guardia de Vulwulfar, el cual ocupaba un lugar más centrado en la formación, resguardando junto a hombres de su confianza los tres carromatos en los que llevaban los suministros y materiales necesarios para la misión.
-Demasiada gente y muchas cosas veo yo aquí para ser una expedición corta, ¿No, capitán?-Preguntó uno de los hombres que cabalgaba junto a Jonas, un joven cabo que acababa de ascender y se le veía potencial, Darío Janpen era su nombre.
-Lo que más me extraña es la inclusión de dos elfos en esto... Se dice que ellos pueden combatir la Profundidad, pero... ¿No estaba solucionado ese tema?-Una mujer esta vez fue la que habló, de nombre Jimena Alatorre, sargento veterana en la Guardia de Vulwulfar y una soldado reputada.
-Simplemente es por seguridad.-Calmó el capitán Jonas Dankworth a sus dos soldados-Los Pobres Compañeros pueden verse agraviados cuando entremos en su territorio, y un grueso así de gente puede que los disuada de cometer alguna estupidez.-Echó un vistazo a su alrededor, no eran ni mucho menos lo suficientemente numerosos como para considerarse una fuerza pacificadora, pero sí que eran un número bastante importante.-Los elfos son mercenarios. No tiene nada que ver con la Profundidad. De eso ya se encargó lady Amarïe y el propio sir Artúr. Su sacrificio fue por eso.
El cabo y la sargento conocían la historia de sobra. ¡Cómo no hacerlo! Es un relato que juglares y buhoneros procedentes de la ciudad de los acantilados están dando a conocer por todo el mundo, incluso en la propia Vulwulfar. Aun así, el joven Darío seguía pensando que cincuenta personas eran demasiadas para explorar un monte abandonado.
Por su parte, Gilbert Baslod estaba allí para saber qué es lo que pasó con su prometida. Le daba igual el monte, el templo, los sacerdotes o la propia Profundidad. Personalmente, creía que todo era una mentira bien organizada por parte de los Vulwulf para hacer ver que uno de los templos más importantes de su territorio, el cual contenía una gran cantidad de conocimientos y valor cultural, había sido saqueado y reducido hasta los escombros por bandidos. La relación entre él y sir Artúr de la Profundidad no fueron buenas, y en parte deseaba que él hubiese sido el primero en morir a manos de esos desgraciados que osaron poner un pie en el sitio favorito de su prometida; lady Margrét Vulwulf. Por otro lado, su parte más racional, donde residía su honor y caballerosidad, se sentía mal por recurrir a esos pensamientos y veía como una desgracia que su rival hubiese muerto a manos de simples bandidos.
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La expedición llegó sin mucha demora hasta el Monte de la Adoración, pasando por el pequeño control que había a los pies del monte por las autoridades de Vulwulfar. Los hombres que allí estaban no se demoraron en advertir que tuvieran cuidado a partir de ese momento, pues entre los árboles del lugar se podían escuchar a veces voces y susurros desconocidos que se esparcían y movían cual brisa que acaricia el monte proveniente del acantilado que tenían cerca.
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Cuando el campamento estuvo levantado, las huestes recibieron las órdenes de esperar al día siguiente para buscar los túneles donde se iba a desarrollar el verdadero objetivo de la expedición. Se acampó no muy lejos de la cima del monte donde antes de alzaba el templo que coronaba el lugar. Esto algunos lo tomaron como un indicativo de que los rumores oscuros que corrían sobre el lugar eran ciertos, y muchos miraban el camino que seguía hasta la cima con cierto temor.
-¡Lord Baslod!-Jonas se acercó a Gilbert, el cual se había quedado en mitad del camino, mirando la continuación de este hacia la cima del monte-Será mejor que no se aleje mucho del campamento.
Gilbert lo miró de reojo, con las manos cruzadas tras la espalda sin perder su autoritaria compostura.
-No se preocupe por mí, capitán.-Quedó en silencio durante unos segundos, y antes de que Jonas decidiera irse, volvió a hablar.-He detectado miedo en sus hombres.-Mencionó sin mucho más.
-Este lugar se ha convertido en un mito.-Asintió, dándole la razón.-Muchos piensan que está maldito, otros que es una falta de respeto que estemos aquí.
-¿Y usted qué piensa?
Al principio, Jonas no supo qué responder, pero tras reflexionarlo unos segundos en su cabeza, lo tuvo claro.
-Tenemos que saber qué ocurrió exactamente y cómo.
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* Bienvenidos a esta misión llena de misterio, exploración y donde una buena preparación para hacer frente a diversas situaciones adversas se antojará clave. Tomaos el primer post como una introducción, haciendo ver por qué estáis aquí y cómo vais a afrontar lo que se viene. Tened cuidado, pues con quién os posicionéis, y según cómo y por dónde vayáis os deparará un destino u otro. Sin embargo, vosotros sois libres de hacer vuestras elecciones, y podéis ejecutar las acciones que veáis convenientes, os invito a ello.
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* Cabe señalar que podéis añadir npcs cómo gustéis, además de interactuar con ellos o con los ya existentes sin ningún tipo de problema. Además, en lo que concierne a los npcs que he planteado, los niveles que he puesto son orientativos para saber la posición y autoridad de cada uno y tener así una referencia si surge algún tipo de conflicto o tarea a resolver por cada uno de ellos.
Última edición por Thorn el Sáb Mar 30 2024, 12:03, editado 2 veces
Thorn
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
-Vaya, siento que es mucha gente para una expedición corta, ¿será que hay algo que no nos han dicho?- preguntaría el de momento sobrio Nero a los 2 elfos que también participaban en aquella expedición, Nero y los 2 Elfos eran los que mas resaltaban en ese grupo, aunque el motivo de Nero era obviamente diferente al de los orejas puntiagudas, mientras ellos se encontraban bien vestidos y pulcros, Nero se veía desaliñado y sucio, llevaba una mano vendada y uno de sus brazos llevaba una cadena con cuchillas que claramente le hacia daño, como era costumbre solo vestía unos pantalones desgastados con mas correas de las necesarias las cuales sujetaban a su cintura un trozo de tela carmesí muy sucia gastada y unas botas demasiado usadas.
Nero no lo sabia pero había interactuado con ambos elfos en el pasado, el destino tiene formas retorcidas de juntar a las personas y aun no sabían lo que ocurriría una vez llegaran a su destino, ajeno a los designios del destino el mercenario mas desaliñado de los que habían contratado procedía a enjuagarse la boca con un poco de agua, para luego escupirla y vaciar el resto de su cantimplora en su cabeza, uno de los soldados que también iba a pie noto esto y no pudo evitar hablar al respecto.
-Si sabes que cada uno debía hacerse cargo de sus provisiones-
-Oh si, de hecho me estoy encargando de eso justo ahora, pasa que necesitaba espacio-
El soldado le quedo viendo extrañado, cuando entonces saco una botella de vidrio con una etiqueta que tenia demasiadas "x" y observo al desaliñado mercenario vaciar su contenido en la cantimplora para luego amarrarla a su cintura y deshacerse de la botella.
-¿Eso es...?-
-El licor mas fuerte y barato que pude conseguir-
-No entiendo-
-Pues que la botella de vidrio tiene mas probabilidades de romperse si las cosas se ponen feas-
-Bueno no soy nadie para juzgar, cada quien con lo que le sirva pero ¿Para que verterse el agua encima?,¿No bastaba con tirarla y ya?-
-Oh bueno, no sabemos que hay allá así que me preparo en caso de que aparezca un dragón de fuego, si me mojo ahora me vuelvo menos inflamable-
-Nada de esto tiene sentido-
-Nada lo tiene cuando vas a una misión donde no sabes que encontraras-
Por algún motivo las palabras del ahora momentáneamente ignifugo Nero resonaron un poco en el soldado, como si de una perla de genuina sabiduría hubiera sido compartida por este extraño ser, luego lo pensó de nuevo y negó con la cabeza, solo eran las palabras de un alcohólico loco y empapado.
Nero no lo sabia pero había interactuado con ambos elfos en el pasado, el destino tiene formas retorcidas de juntar a las personas y aun no sabían lo que ocurriría una vez llegaran a su destino, ajeno a los designios del destino el mercenario mas desaliñado de los que habían contratado procedía a enjuagarse la boca con un poco de agua, para luego escupirla y vaciar el resto de su cantimplora en su cabeza, uno de los soldados que también iba a pie noto esto y no pudo evitar hablar al respecto.
-Si sabes que cada uno debía hacerse cargo de sus provisiones-
-Oh si, de hecho me estoy encargando de eso justo ahora, pasa que necesitaba espacio-
El soldado le quedo viendo extrañado, cuando entonces saco una botella de vidrio con una etiqueta que tenia demasiadas "x" y observo al desaliñado mercenario vaciar su contenido en la cantimplora para luego amarrarla a su cintura y deshacerse de la botella.
-¿Eso es...?-
-El licor mas fuerte y barato que pude conseguir-
-No entiendo-
-Pues que la botella de vidrio tiene mas probabilidades de romperse si las cosas se ponen feas-
-Bueno no soy nadie para juzgar, cada quien con lo que le sirva pero ¿Para que verterse el agua encima?,¿No bastaba con tirarla y ya?-
-Oh bueno, no sabemos que hay allá así que me preparo en caso de que aparezca un dragón de fuego, si me mojo ahora me vuelvo menos inflamable-
-Nada de esto tiene sentido-
-Nada lo tiene cuando vas a una misión donde no sabes que encontraras-
Por algún motivo las palabras del ahora momentáneamente ignifugo Nero resonaron un poco en el soldado, como si de una perla de genuina sabiduría hubiera sido compartida por este extraño ser, luego lo pensó de nuevo y negó con la cabeza, solo eran las palabras de un alcohólico loco y empapado.
- OFF: inventario:
-Arma flexible superior con: Arma cambiante [Encantamiento de Arma] El arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma, siempre y cuando no haya un cambio de masa significativo.
-Cimitarra de calidad pobre(Rota)
-Fuente de Luz [Encantamiento] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros. (El objeto encantado es una venda que tiene en la mano y la orden verbal es un eructo)
-Elixir Furia de Golosina [Consumible]: Tras ingerir esta poción, el personaje puede transformar el daño que haya recibido en los últimos 2 turnos para generar desde su propio cuerpo una explosión que causa quemaduras en un radio de hasta 2 metros. La intensidad de la explosión aumentará con la gravedad de las heridas. Aunque la explosión no daña al propio personaje, el elixir no le sanará las heridas.
-Extracto de Respirantia: [Elixir, Limitado, 2 usos] Líquido ligero de un suave verde fosforito que, al beberse, hará que la persona pueda respirar bajo el agua. El efecto dura aproximadamente 1 hora.
-Galleta de Humo: [Consumible]: El personaje deberá pensar en una orden coherente. Al ser mordida, genera una silueta sombría del personaje para realizar acciones que intentarán, tanto como sea posible, cumplir la orden que haya pensado anteriormente. Esta silueta permanecerá hasta cumplir su objetivo o hasta que haya pasado dos turnos, lo que ocurra primero.
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
—Vaya, siento que es mucha gente para una expedición corta, ¿será que hay algo que no nos han dicho?
—Según mi experiencia —dijo Elian en voz queda—, muy probablemente.
El extraño hombre no parecía haberlo reconocido, a pesar de que Elian recordaba con claridad la noche en que las gárgolas de piedra habían atacado un grupo de recolectores de guld al que se había unido. Dado el… etílico estado en que se había encontrado el desconocido en aquella ocasión, Elian prefirió no llamar la atención sobre el encuentro. Se había alegrado al descubrir que el hombre había sobrevivido, por supuesto, aunque no tenía la más remota idea de cómo ni, ya puestos, de qué podría haberlo traído a la expedición.
Meraxes le pasó algún licor cuando las cosas se complicaron, apuntó mentalmente mientras observaba cómo el sombrío compañero rellenaba su cantimplora con un líquido cuyo mero olor podría haber despertado a los muertos. Tal vez el dato tuviera su importancia.
—En eso voy a darte la razón, mi empapado amigo —intervino Elian, tras una suave carcajada, cuando el soldado se paró a considerar las palabras sin sentido—. Si nadie sabe lo que viene, ¿para qué darle vueltas?
Dicho esto, le dio un par de palmadas en el hombro al tipo desaliñado y echó a andar en busca de un lugar apartado del ajetreo de los guardias y mercenarios que montaban el campamento.
—Eeeeh, deberías montar tu tienda antes de que caiga la noche —le advirtió el soldado, al parecer repuesto de su anterior conversación.
Elian se volvió hacia el guardia con una sonrisa, extendiendo los brazos para abarcar los árboles que poblaban la colina.
—El bosque es mi refugio, amigo. El ramaje y las estrellas, mi mejor techo.
Continuó la marcha a paso lento pero constante, subiendo la loma. Rebasó a los dos líderes de la expedición, el oficial y el extraoficial, procurando no interrumpir su conversación y se apartó del camino, pero sin alejarse demasiado. No había necesidad de desoír las advertencias de los vigilantes, ya llegarían a la cima al día siguiente, después de todo. En aquel momento, solo quería un poco de paz y sosiego.
Elian eligió un parche de hierba tan mullido como cualquier otro, se descalzó y se sentó en el suelo. Con manos y pies en contacto con la tierra y consciente del amuleto de la diosa contra su pecho, cerró los ojos y oró(1).
Susurros extraños, habían dicho los vigilantes. Un aura maligna, mentaban los recientes cantares de juglares y poetas. La Profundidad. Lo que quiera que fuese, o no, tenía amedrentada a mucha gente.
—Imbar —invocó casi en un susurro, pues la Madre nunca estaba lejos de quienes veneraban sus frutos—, guíame en esta prueba. Si lo que aquí acontece es obra tuya, ayúdame a entenderlo y respetarlo. Si es obra de tus enemigos, ayúdame a combatirlo, te lo ruego.
Inspiró lentamente y, al expirar, dejó que la fuerza de la Luz y la Vida pasaran a través de él, de vuelta a la tierra(2). Una humilde ofrenda para la diosa.
Cuando abrió los ojos, su mirada se posó en dos mariposas que revolotearon brevemente en torno a las flores silvestres que habían brotado a su lado antes de alzar el vuelo en una especie de baile, una en torno a otra. Sin levantarse, siguió su aleteo hasta que otra figura entró en su campo de visión. El gesto sobrio del noble humano no había cambiado, pero su mirada parecía seguir también el movimiento de los vistosos insectos(3).
----------
OFF: ¡Perdónperdónperdónperdón, no me maldiga todavía, señor don Máster, señor! Espere al menos a ver si soy capaz de seguir el ritmo el resto del tema como me propongo, parfavó.
(1) La mención al amuleto de Imbar es meramente narrativa, ya que el efecto del objeto no tiene que ver con lo que Elian está haciendo aquí.
(2) Básicamente, uso mi magia de naturaleza (nivel 3, avanzado) con la excusa de la oración. Dejo al master decidir si Elian obtiene algún tipo de claridad, conocimiento, o sensación particular aquí (o no).
(3) Esto es solo para que se vea que leo xD
—Según mi experiencia —dijo Elian en voz queda—, muy probablemente.
El extraño hombre no parecía haberlo reconocido, a pesar de que Elian recordaba con claridad la noche en que las gárgolas de piedra habían atacado un grupo de recolectores de guld al que se había unido. Dado el… etílico estado en que se había encontrado el desconocido en aquella ocasión, Elian prefirió no llamar la atención sobre el encuentro. Se había alegrado al descubrir que el hombre había sobrevivido, por supuesto, aunque no tenía la más remota idea de cómo ni, ya puestos, de qué podría haberlo traído a la expedición.
Meraxes le pasó algún licor cuando las cosas se complicaron, apuntó mentalmente mientras observaba cómo el sombrío compañero rellenaba su cantimplora con un líquido cuyo mero olor podría haber despertado a los muertos. Tal vez el dato tuviera su importancia.
—En eso voy a darte la razón, mi empapado amigo —intervino Elian, tras una suave carcajada, cuando el soldado se paró a considerar las palabras sin sentido—. Si nadie sabe lo que viene, ¿para qué darle vueltas?
Dicho esto, le dio un par de palmadas en el hombro al tipo desaliñado y echó a andar en busca de un lugar apartado del ajetreo de los guardias y mercenarios que montaban el campamento.
—Eeeeh, deberías montar tu tienda antes de que caiga la noche —le advirtió el soldado, al parecer repuesto de su anterior conversación.
Elian se volvió hacia el guardia con una sonrisa, extendiendo los brazos para abarcar los árboles que poblaban la colina.
—El bosque es mi refugio, amigo. El ramaje y las estrellas, mi mejor techo.
Continuó la marcha a paso lento pero constante, subiendo la loma. Rebasó a los dos líderes de la expedición, el oficial y el extraoficial, procurando no interrumpir su conversación y se apartó del camino, pero sin alejarse demasiado. No había necesidad de desoír las advertencias de los vigilantes, ya llegarían a la cima al día siguiente, después de todo. En aquel momento, solo quería un poco de paz y sosiego.
Elian eligió un parche de hierba tan mullido como cualquier otro, se descalzó y se sentó en el suelo. Con manos y pies en contacto con la tierra y consciente del amuleto de la diosa contra su pecho, cerró los ojos y oró(1).
Susurros extraños, habían dicho los vigilantes. Un aura maligna, mentaban los recientes cantares de juglares y poetas. La Profundidad. Lo que quiera que fuese, o no, tenía amedrentada a mucha gente.
—Imbar —invocó casi en un susurro, pues la Madre nunca estaba lejos de quienes veneraban sus frutos—, guíame en esta prueba. Si lo que aquí acontece es obra tuya, ayúdame a entenderlo y respetarlo. Si es obra de tus enemigos, ayúdame a combatirlo, te lo ruego.
Inspiró lentamente y, al expirar, dejó que la fuerza de la Luz y la Vida pasaran a través de él, de vuelta a la tierra(2). Una humilde ofrenda para la diosa.
Cuando abrió los ojos, su mirada se posó en dos mariposas que revolotearon brevemente en torno a las flores silvestres que habían brotado a su lado antes de alzar el vuelo en una especie de baile, una en torno a otra. Sin levantarse, siguió su aleteo hasta que otra figura entró en su campo de visión. El gesto sobrio del noble humano no había cambiado, pero su mirada parecía seguir también el movimiento de los vistosos insectos(3).
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OFF: ¡Perdónperdónperdónperdón, no me maldiga todavía, señor don Máster, señor! Espere al menos a ver si soy capaz de seguir el ritmo el resto del tema como me propongo, parfavó.
(1) La mención al amuleto de Imbar es meramente narrativa, ya que el efecto del objeto no tiene que ver con lo que Elian está haciendo aquí.
(2) Básicamente, uso mi magia de naturaleza (nivel 3, avanzado) con la excusa de la oración. Dejo al master decidir si Elian obtiene algún tipo de claridad, conocimiento, o sensación particular aquí (o no).
(3) Esto es solo para que se vea que leo xD
- inventario para la misión:
- Kit de Curtiduría Superior [Limitado, 2 usos]
Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
Poción de baile x2 [Consumible]
Collar de clavos [1 carga]
Colgante de escarcha [1 carga]
Incienso de Jólmundröm x 2 [Consumible]
Amuleto de Imbar [3 cargas]
Gato de bolsillo [Consumible]
Flor de Transmutación [Consumible]
Cerveza de mantequilla [Consumible]
Manzana de Idunn [Consumible]
Ungüento Sanguijuela [Consumible]
Objetos limitados = 2
Objetos ligados al éter = 0
Encantamientos = 0
Armas y armaduras = 0 (que se note que soy support xD)
Las descripciones de los objetos pueden verse en mi [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (realmente necesito mejorar el equipo de este chico)
Elian
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Subida a la cima
A la mañana siguiente, la expedición decidio partir. Parte de los efectivos se quedarían en el campamento, y otro grupo conformado por lord Gilbert Baslod, dos soldados más de su confianza, el capitán Jonas Dankworth, la sargento Jimena Alatorre, el cabo Darío Janpen, Elian, Nero y otros tres soldados más integrantes de la Guardia de Vulwulfar partirían hacia la cima del monte.
La expedición avanzaba a caballo con cautela por el sinuoso sendero que ascendía. La densa vegetación se cerraba en torno a ellos, formando un túnel de hojas y sombras. El aire estaba cargado de una tensión palpable mientras el grupo avanzaba en formación, con el capitán Jonas Dankworth y Lord Gilbert Baslod a la cabeza.
Elian se encontraría con una sensación extraña. La incomodidad se le había aferrado durante toda la noche, cuando oró y le pidió a sus dioses que le diesen comprensión sobre lo que estaba sucediendo en ese lugar. Si el elfo de verdad era creyente, un miedo irracional se le calaría hasta los huesos cuando recurriese a su recuerdo sobre la noche anterior. Algo en ese lugar no estaba bien.
El cabo Darío Janpen, que montaba en su caballo a la retaguardia del grupo, volvía su mirada inquieta de vez en cuando hacia los extremos del camino. Los rumores y las historias que había escuchado pesaban en su mente, y se preguntaba qué aguardaba en las profundidades de aquel sitio.
A medida que avanzaban, susurros siniestros se harían notar si se ponía mucha atención, una melodía discordante que parecía provenir de todas partes y de ninguna a la vez.
El grupo llegó finalmente a la cima, donde pudieron ver unos cimientos en ruinas que emanaba un aire de antiguo esplendor. El aire estaba cargado con una tensión silenciosa, como si el lugar mismo estuviera esperando a revelar sus secretos. El capitán Dankworth hizo una señal para detenerse y observó a los miembros del grupo. Los susurros parecían haberse callado, y con ellos, todo sonido de viento o de animales, como si el lugar estuviese completamente en otro plano material, muy alejado del terrenal.
-Estamos aquí.-Dijo con solemnidad.
Lord Gilbert Baslod asintió con determinación, sus ojos reflejando su mixtura de emociones.
-Al fin podremos ver qué ocurrió en realidad.-Dijo como un pensamiento en voz alta.-Estén atentos.-Se dirigió a todos.-Esto puede estar infestado de bandidos o los rebeldes esos de los "Pobres Compañeros".
Si uno se encaminaba más allá de la estructura que conformaba los cimientos podía ver cómo el acantilado se hacía presente, con una vista privilegiada del mar. Estos acantilados, erosionados por incontables siglos de viento y marea, parecen contener las huellas del tiempo en cada grieta y fisura. Las rocas desgastadas forman siluetas caprichosas que se elevan en armonía con las escarpadas montañas, como los restos petrificados de gigantes de una era pasada.
En lo alto del acantilado, el Monte de la Adoración se erige como un testigo silencioso de épocas olvidadas. Columnas derrumbadas y arcos rotos se alzan en una danza melancólica de decadencia y majestuosidad. La atmósfera es impregnada de un aura etérea, donde la luz del sol se filtra a través de las nubes para acariciar suavemente las piedras. El aire es fresco y limpio, pero también pesado con la historia del lugar.
El acantilado y el templo son testigos de una historia profunda y trágica, y esa historia se palpa en cada piedra desgastada y en cada rincón sombrío. Es un lugar donde la belleza y la desolación se entrelazan, creando una experiencia que evoca una sensación de maravilla y melancolía a partes iguales.
Con pena y melancolía, lord Gilbert acarició una de las columnas mientras observaba el paisaje.
-Lady Margrét, espero que no hayáis llegado a ver vuestro lugar favorito convertido en esto...
Uno de los soldados no tardó en descubrir la trampilla que se supone que daba al interior del sótano del templo, por lo que dio la voz de aviso. Semi-oculta entre los cimientos, se hallaba la trampilla de madera tallada con intrincados diseños. Esta yacía cerrada a cal y canto. Las marcas en la madera destilan una magia.
-Estos sellos no son humanos.-Miró a Elian, por lo que todos también le miraron.
El cabo Darío Janpen no podía evitar seguir inseguro. Mientras todos estaban pendientes de la trampilla, una sensación de que le estaban observando se había pegado a su nuca y era imposible de quitarla. Miraba a todos lados; a la vegetación que le rodeaba, al camino por donde habían venido, incluso al acantilado, pero no veía nada, ni siquiera un solitario animal o algún insecto que revolotease por el lugar. Ese lugar sin duda estaba maldito, o al menos eso pensaba cada vez con más convencimiento.
* Pues ya estamos subiendo y nos encontramos en la cima. El primer obstáculo con el que nos encontramos es una trampilla cerrada a cal y canto, y no con métodos convencionales o una cerradura física, sino que parecen haber escritos símbolos extraños que ninguno de los humanos puede llegar a comprender. ¿Tendrá Elian una respuesta? ¿O Nero se sacará algún as de la manga para resolver la situación?
Por cierto, también tendréis la sensación de que os vigilan. Podéis calmarla convenciéndoos de que solo es mera sugestión, por si os molesta estar tan alerta (o quizás puede que haya alguien observando desde algún sitio, alguien que no forma parte de la expedición). En el caso de que no halléis respuesta alguna para la cerradura o no tengáis los medios necesarios para abrirla, siempre podéis dejar a los humanos para que lidien con ese problema e ir a investigar si de verdad hay alguien escondido por ahí.
Si vais a intentar abrir la cerradura, tirad runas.
La expedición avanzaba a caballo con cautela por el sinuoso sendero que ascendía. La densa vegetación se cerraba en torno a ellos, formando un túnel de hojas y sombras. El aire estaba cargado de una tensión palpable mientras el grupo avanzaba en formación, con el capitán Jonas Dankworth y Lord Gilbert Baslod a la cabeza.
Elian se encontraría con una sensación extraña. La incomodidad se le había aferrado durante toda la noche, cuando oró y le pidió a sus dioses que le diesen comprensión sobre lo que estaba sucediendo en ese lugar. Si el elfo de verdad era creyente, un miedo irracional se le calaría hasta los huesos cuando recurriese a su recuerdo sobre la noche anterior. Algo en ese lugar no estaba bien.
El cabo Darío Janpen, que montaba en su caballo a la retaguardia del grupo, volvía su mirada inquieta de vez en cuando hacia los extremos del camino. Los rumores y las historias que había escuchado pesaban en su mente, y se preguntaba qué aguardaba en las profundidades de aquel sitio.
A medida que avanzaban, susurros siniestros se harían notar si se ponía mucha atención, una melodía discordante que parecía provenir de todas partes y de ninguna a la vez.
El grupo llegó finalmente a la cima, donde pudieron ver unos cimientos en ruinas que emanaba un aire de antiguo esplendor. El aire estaba cargado con una tensión silenciosa, como si el lugar mismo estuviera esperando a revelar sus secretos. El capitán Dankworth hizo una señal para detenerse y observó a los miembros del grupo. Los susurros parecían haberse callado, y con ellos, todo sonido de viento o de animales, como si el lugar estuviese completamente en otro plano material, muy alejado del terrenal.
-Estamos aquí.-Dijo con solemnidad.
Lord Gilbert Baslod asintió con determinación, sus ojos reflejando su mixtura de emociones.
-Al fin podremos ver qué ocurrió en realidad.-Dijo como un pensamiento en voz alta.-Estén atentos.-Se dirigió a todos.-Esto puede estar infestado de bandidos o los rebeldes esos de los "Pobres Compañeros".
Si uno se encaminaba más allá de la estructura que conformaba los cimientos podía ver cómo el acantilado se hacía presente, con una vista privilegiada del mar. Estos acantilados, erosionados por incontables siglos de viento y marea, parecen contener las huellas del tiempo en cada grieta y fisura. Las rocas desgastadas forman siluetas caprichosas que se elevan en armonía con las escarpadas montañas, como los restos petrificados de gigantes de una era pasada.
En lo alto del acantilado, el Monte de la Adoración se erige como un testigo silencioso de épocas olvidadas. Columnas derrumbadas y arcos rotos se alzan en una danza melancólica de decadencia y majestuosidad. La atmósfera es impregnada de un aura etérea, donde la luz del sol se filtra a través de las nubes para acariciar suavemente las piedras. El aire es fresco y limpio, pero también pesado con la historia del lugar.
El acantilado y el templo son testigos de una historia profunda y trágica, y esa historia se palpa en cada piedra desgastada y en cada rincón sombrío. Es un lugar donde la belleza y la desolación se entrelazan, creando una experiencia que evoca una sensación de maravilla y melancolía a partes iguales.
Con pena y melancolía, lord Gilbert acarició una de las columnas mientras observaba el paisaje.
-Lady Margrét, espero que no hayáis llegado a ver vuestro lugar favorito convertido en esto...
Uno de los soldados no tardó en descubrir la trampilla que se supone que daba al interior del sótano del templo, por lo que dio la voz de aviso. Semi-oculta entre los cimientos, se hallaba la trampilla de madera tallada con intrincados diseños. Esta yacía cerrada a cal y canto. Las marcas en la madera destilan una magia.
-Estos sellos no son humanos.-Miró a Elian, por lo que todos también le miraron.
El cabo Darío Janpen no podía evitar seguir inseguro. Mientras todos estaban pendientes de la trampilla, una sensación de que le estaban observando se había pegado a su nuca y era imposible de quitarla. Miraba a todos lados; a la vegetación que le rodeaba, al camino por donde habían venido, incluso al acantilado, pero no veía nada, ni siquiera un solitario animal o algún insecto que revolotease por el lugar. Ese lugar sin duda estaba maldito, o al menos eso pensaba cada vez con más convencimiento.
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* Pues ya estamos subiendo y nos encontramos en la cima. El primer obstáculo con el que nos encontramos es una trampilla cerrada a cal y canto, y no con métodos convencionales o una cerradura física, sino que parecen haber escritos símbolos extraños que ninguno de los humanos puede llegar a comprender. ¿Tendrá Elian una respuesta? ¿O Nero se sacará algún as de la manga para resolver la situación?
Por cierto, también tendréis la sensación de que os vigilan. Podéis calmarla convenciéndoos de que solo es mera sugestión, por si os molesta estar tan alerta (o quizás puede que haya alguien observando desde algún sitio, alguien que no forma parte de la expedición). En el caso de que no halléis respuesta alguna para la cerradura o no tengáis los medios necesarios para abrirla, siempre podéis dejar a los humanos para que lidien con ese problema e ir a investigar si de verdad hay alguien escondido por ahí.
Si vais a intentar abrir la cerradura, tirad runas.
Thorn
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Nero se las apaño para dormir a la intemperie, claramente su estado etílico fue un factor de gran influencia para el éxito de aquella idea, y así en un pestañeo, el borracho despertó a la mañana siguiente notando como un grupo se preparaba para ascender.
-Necesitamos un pequeño grupo para comenzar a ascender, quienes estén listos para marchar, fórmense acá- señalaría el soldado con el que había hablado el borracho el día anterior, este alzo una ceja al notar al borracho acercarse al lugar, solo un poco mas desaliñado de lo que le había visto el día anterior. -¿Estas seguro que ya estas listo?- preguntaría el soldado al ver a Nero.
Nero por su parte sacaría la cantimplora que llevaba amarrada a la cintura y le daría un gran sorbo, el cual le provocaría un poco de arcadas, seguido de un escalofrió que de cierta forma presagio que ya se encontraba en un estado etílico -Ahora si estoy listo- señalaría guardando su cantimplora y levantando un pulgar en señal de que todo estaba en orden, ya habiéndose reunido el pequeño grupo finalmente comenzaron a recorrer el sendero que los llevaría al lugar de su misión.
Durante el camino el borracho se sintió un poco observado, sin embargo, supuso que era normal debido a que era el único que parecía no encajar en aquel grupo, incluso el elfo que era el único con orejas diferentes parecía encajar mas en el grupo que el mismo Nero, una vez en la cima todo se volvió extrañamente silencioso, solo sus pasos parecían resonar en el lugar, uno que otro resoplido de algún caballo y nada mas, mientras todos exploraban las ruinas uno de los capitanes entonces encontró una trampilla y le señalo al elfo para que mirara, todos miraron al elfo con quien había interactuado el día anterior y Nero en vez de dejar que el elfo hiciera todo el trabajo se acerco a la trampilla junto con el resto y al no entender mucho sugirió lo siguiente -Si no pueden abrirla, quizás pueda destruirla o crear un camino alterno, estaré por allá si me necesitan- señalaría el borracho mientras se alejaba un poco del grupo, y comenzaba a examinar los alrededores, teniendo una sensación de inquietud que le costaba explicar.
OFF: me voy a examinar los alrededores porque no tengo idea de runas y esas cosas XD
-Necesitamos un pequeño grupo para comenzar a ascender, quienes estén listos para marchar, fórmense acá- señalaría el soldado con el que había hablado el borracho el día anterior, este alzo una ceja al notar al borracho acercarse al lugar, solo un poco mas desaliñado de lo que le había visto el día anterior. -¿Estas seguro que ya estas listo?- preguntaría el soldado al ver a Nero.
Nero por su parte sacaría la cantimplora que llevaba amarrada a la cintura y le daría un gran sorbo, el cual le provocaría un poco de arcadas, seguido de un escalofrió que de cierta forma presagio que ya se encontraba en un estado etílico -Ahora si estoy listo- señalaría guardando su cantimplora y levantando un pulgar en señal de que todo estaba en orden, ya habiéndose reunido el pequeño grupo finalmente comenzaron a recorrer el sendero que los llevaría al lugar de su misión.
Durante el camino el borracho se sintió un poco observado, sin embargo, supuso que era normal debido a que era el único que parecía no encajar en aquel grupo, incluso el elfo que era el único con orejas diferentes parecía encajar mas en el grupo que el mismo Nero, una vez en la cima todo se volvió extrañamente silencioso, solo sus pasos parecían resonar en el lugar, uno que otro resoplido de algún caballo y nada mas, mientras todos exploraban las ruinas uno de los capitanes entonces encontró una trampilla y le señalo al elfo para que mirara, todos miraron al elfo con quien había interactuado el día anterior y Nero en vez de dejar que el elfo hiciera todo el trabajo se acerco a la trampilla junto con el resto y al no entender mucho sugirió lo siguiente -Si no pueden abrirla, quizás pueda destruirla o crear un camino alterno, estaré por allá si me necesitan- señalaría el borracho mientras se alejaba un poco del grupo, y comenzaba a examinar los alrededores, teniendo una sensación de inquietud que le costaba explicar.
OFF: me voy a examinar los alrededores porque no tengo idea de runas y esas cosas XD
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Elian observó la vegetación a su alrededor con inquietud mientras ascendían por el sendero. No había recibido otra respuesta a sus oraciones que una sensación opresiva en la boca del estómago que había ido acrecentándose durante la noche. Ciertamente, aquello no podía ser obra de Imbar. Hasta los árboles y enredaderas parecían asustados.
Un resoplido de Bella, la yegua que cuyas riendas le habían entregado al principio de la expedición hizo que volviera la atención hacia la pobre bestia. Se acercó más a ella y le dio unas palmaditas en el cuello.
—Tú también lo notas, ¿eh, amiga? —susurró en su oído—. Un esfuerzo más y cuando lleguemos arriba te daré otra manzana.
—Caminando junto al caballo pudiendo montar —dijo Guiomar con un bufido.
Elian se volvió hacia la soldado, una muger recia de aspecto severo pero que, sin embargo, mostraba un aire casi maternal cada vez que sujetaba su escudo, y sonrió abiertamente. Los comentarios sin tapujos de la soldado resultaban refrescantes en comparación con las miradas mal disimuladas del resto de guardias.
—Mis pies están más acostumbrados a caminar que mi culo a sentarse —bromeó.
—Esos pies tienen que tener callos hasta en los callos a estas alturas.
—Te lo parece porque las botas de los soldados son demasiado duras, no dejan que el pie se adapte al camino.
Observó entonces sus propias botas, mucho más flexibles que las que portaban los humanos y cayó en la cuenta de que iba a tener que reponerlas más pronto que tarde, porque aquello no admitía ya más remiendos. Por alguna razón, el pensamiento hizo que la inquietud volviera a asentarse en su estómago y continuó en silencio el resto de la marcha, salvo para susurrar naderías al oído de Bella. Aquello parecía resultarle tan calmante a él como a ella.
Ya en la cima, descolgó su bolsa de las alforjas de Bella y dejó que el animal pastase con sus compañeros y observó por un momento las vistas desde el acantilado. Sin embargo, la sensación de melancolía que solía traerle el mar se tornó pronto en un sentimiento creciente de angustia en medio de aquel entorno, por lo que no tardó en darle la espalda y ayudar con la búsqueda entre las ruinas.
El cambio no ayudó a su humor. Elian había visitado el templo años atrás. En días claros, podía verse a gran distancia en lo alto del monte y, si bien solía agradarle la presencia de vegetación entre las ruinas de civilizaciones antiguas, aquella pérdida le quedaba muy cercana para su gusto.
Finalmente, encontraron una trampilla cerrada y, por supuesto, todo el mundo se quedó mirando al elfo. Elian hizo como si no lo hubiera notado mientras se rascaba la barba pensativo. No es que la barba le ayudase a pensar, pero había notado que a muchos de los hombres les resultaba desconcertante ese rasgo en un elfo y le venía bien una pequeña travesura para distraerse de la ominosa sensación que le producía el lugar.
—Son glifos élficos —confirmó—. Suelen inscribirse en los lugares sagrados, como oración de protección, aunque estos parecen contener algo más que una intención —añadió agachándose para percibir más de cerca la magia que irradiaba de los sellos—. Nemaniel. De allí era la sacerdotisa que vino hace un par de años, ¿no es así? Estoy más familiarizado con el estilo de los Neril, pero es bastante clara la advocación a Isil. La luna —aclaró para su humana audiencia mientras señalaba la escena nocturna tallada en la madera. Después bajó la voz, hablando más para sí mismo que para el resto—. Lo que no tengo claro es si está bloqueando el paso hacia el interior o hacia el exterior.
A su espalda, el noble de Baslodia y el capitán Dankworth se aclararon la garganta como si se hubieran puesto de acuerdo.
—¿Puedes abrirla? —preguntó este último tras un momento de vacilación.
—Tal vez —respondió Elian—. Si es que estamos seguros de querer abrirla.
Ambos líderes asintieron. Elian se arrodilló frente a la trampilla y se frotó vigorosamente las manos, tratando de sacudirse de encima la angustia que le atenazaba las entrañas. Luego respiró hondo y extendió ambas manos sobre los grabados, sintiendo la magia de luz borboteando entre sus dedos. Musitando una oración para sus adentros, dejó que su propia magia de vida respondiera y se fundiera con la que brotaba desde la madera.
----------
OFF: Alimento los prejuicios humanos acerca de las excentricidades élficas, le doy nombre (Guiomar) a una de los soldados anónimos y pruebo suerte con la trampilla.
Un resoplido de Bella, la yegua que cuyas riendas le habían entregado al principio de la expedición hizo que volviera la atención hacia la pobre bestia. Se acercó más a ella y le dio unas palmaditas en el cuello.
—Tú también lo notas, ¿eh, amiga? —susurró en su oído—. Un esfuerzo más y cuando lleguemos arriba te daré otra manzana.
—Caminando junto al caballo pudiendo montar —dijo Guiomar con un bufido.
Elian se volvió hacia la soldado, una muger recia de aspecto severo pero que, sin embargo, mostraba un aire casi maternal cada vez que sujetaba su escudo, y sonrió abiertamente. Los comentarios sin tapujos de la soldado resultaban refrescantes en comparación con las miradas mal disimuladas del resto de guardias.
—Mis pies están más acostumbrados a caminar que mi culo a sentarse —bromeó.
—Esos pies tienen que tener callos hasta en los callos a estas alturas.
—Te lo parece porque las botas de los soldados son demasiado duras, no dejan que el pie se adapte al camino.
Observó entonces sus propias botas, mucho más flexibles que las que portaban los humanos y cayó en la cuenta de que iba a tener que reponerlas más pronto que tarde, porque aquello no admitía ya más remiendos. Por alguna razón, el pensamiento hizo que la inquietud volviera a asentarse en su estómago y continuó en silencio el resto de la marcha, salvo para susurrar naderías al oído de Bella. Aquello parecía resultarle tan calmante a él como a ella.
Ya en la cima, descolgó su bolsa de las alforjas de Bella y dejó que el animal pastase con sus compañeros y observó por un momento las vistas desde el acantilado. Sin embargo, la sensación de melancolía que solía traerle el mar se tornó pronto en un sentimiento creciente de angustia en medio de aquel entorno, por lo que no tardó en darle la espalda y ayudar con la búsqueda entre las ruinas.
El cambio no ayudó a su humor. Elian había visitado el templo años atrás. En días claros, podía verse a gran distancia en lo alto del monte y, si bien solía agradarle la presencia de vegetación entre las ruinas de civilizaciones antiguas, aquella pérdida le quedaba muy cercana para su gusto.
Finalmente, encontraron una trampilla cerrada y, por supuesto, todo el mundo se quedó mirando al elfo. Elian hizo como si no lo hubiera notado mientras se rascaba la barba pensativo. No es que la barba le ayudase a pensar, pero había notado que a muchos de los hombres les resultaba desconcertante ese rasgo en un elfo y le venía bien una pequeña travesura para distraerse de la ominosa sensación que le producía el lugar.
—Son glifos élficos —confirmó—. Suelen inscribirse en los lugares sagrados, como oración de protección, aunque estos parecen contener algo más que una intención —añadió agachándose para percibir más de cerca la magia que irradiaba de los sellos—. Nemaniel. De allí era la sacerdotisa que vino hace un par de años, ¿no es así? Estoy más familiarizado con el estilo de los Neril, pero es bastante clara la advocación a Isil. La luna —aclaró para su humana audiencia mientras señalaba la escena nocturna tallada en la madera. Después bajó la voz, hablando más para sí mismo que para el resto—. Lo que no tengo claro es si está bloqueando el paso hacia el interior o hacia el exterior.
A su espalda, el noble de Baslodia y el capitán Dankworth se aclararon la garganta como si se hubieran puesto de acuerdo.
—¿Puedes abrirla? —preguntó este último tras un momento de vacilación.
—Tal vez —respondió Elian—. Si es que estamos seguros de querer abrirla.
Ambos líderes asintieron. Elian se arrodilló frente a la trampilla y se frotó vigorosamente las manos, tratando de sacudirse de encima la angustia que le atenazaba las entrañas. Luego respiró hondo y extendió ambas manos sobre los grabados, sintiendo la magia de luz borboteando entre sus dedos. Musitando una oración para sus adentros, dejó que su propia magia de vida respondiera y se fundiera con la que brotaba desde la madera.
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OFF: Alimento los prejuicios humanos acerca de las excentricidades élficas, le doy nombre (Guiomar) a una de los soldados anónimos y pruebo suerte con la trampilla.
- inventario para la misión:
- Kit de Curtiduría Superior [Limitado, 2 usos]
Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
Poción de baile x2 [Consumible]
Collar de clavos [1 carga]
Colgante de escarcha [1 carga]
Incienso de Jólmundröm x 2 [Consumible]
Amuleto de Imbar [3 cargas]
Gato de bolsillo [Consumible]
Flor de Transmutación [Consumible]
Cerveza de mantequilla [Consumible]
Manzana de Idunn [Consumible]
Ungüento Sanguijuela [Consumible]
Objetos limitados = 2
Objetos ligados al éter = 0
Encantamientos = 0
Armas y armaduras = 0 (que se note que soy support xD)
Las descripciones de los objetos pueden verse en mi [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (realmente necesito mejorar el equipo de este chico)
Elian
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
El miembro 'Elian' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
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'Runas' :
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
Todos miraban con expectación cómo el elfo intentaba desentrañar la misteriosa cerradura rúnica. Dio una explicación, que ninguno de allí conocía, sobre el origen y motivos de aquella cerradura, y a todos los allí presentes no dejaban de asaltarles dudas; dudas sobre qué encontrarían allí abajo y qué llevó a cerrar aquel sitio.
Por desgracia, Elian no pudo abrir los sellos. Habían llegado a un punto muerto, donde el conocimiento del elfo, que se había convertido en su mayor esperanza, parecía insuficiente para desvelar el misterio que se les presentaba.
Nadie dijo nada. La expectación había dejado paso a la desilusión, y la única persona que podía arrojar luz sobre la cerradura mágica había fallado en su intento. La incertidumbre persistía, y las respuestas parecían alejarse cada vez más.
Mientras Nero, con su percepción alerta, exploraba los alrededores. Se dio cuenta de un movimiento furtivo entre los árboles y arbustos que rodean las ruinas del templo. Sus sentidos, si es que no estaban mermados por el alcohol, le advertirían de que no se trataba ni del viento ni de animales, sino de una presencia que emanaba una advertencia silenciosa más que una amenaza abierta.
Desde las sombras de la vegetación, emergieron dos individuos cuyos atuendos y armaduras revelaban su identidad como caballeros, aunque estaban más desgastados y llenos de manchas y óxido de lo que cabría esperar.
Eran miembros de los Pobres Compañeros, custodios de este lugar. La aparición de intrusos los ha llevado a actuar. Miran a Nero con ojos vigilantes, sus rostros ocultos tras yelmos de metal. Uno de ellos alza la voz en un tono firme pero no hostil.
-Quienes profanan este sagrado recinto deben detenerse. El Monte de la Adoración es un lugar de veneración, y su entrada está protegida. ¿Qué propósito os guía a este sitio?-Dijo esto último alzando la voz, con la intención de que aquellos que estaban intentando abrir la cerradura mágica lo escuchasen.
El grupo entonces comenzaría a notar un sutil cambio en su entorno. Las sombras de los árboles y arbustos que rodean las ruinas parecen cobrar vida, y más figuras emergen de la vegetación como espectros silenciosos, con los mismos atuendos y ropajes que las dos que se le habían presentado a Nero.
-Los Pobres Compañeros, seguidores de Sir Artúr de la Profundidad.-Susurró Jonas.
-Soy Gilbert Baslod, heredero de la casa Baslod.-Dio un paso al frente con determinación y se presentó como líder del grupo.-Vengo aquí en nombre del señor Vulwulf, legítimo dueño de estas tierras, para buscar a su hija, y mi prometida, lady Margrét Vulwulf.
-Este es el lugar de descanso de sir Artúr de la Profundidad, Lord Baslod.-Respondió otro de los caballeros, más cercanos a la posición del grupo.-Desgraciadamente, lady Margrét, junto al resto de sacerdotes y gente que se encontraba aquí cuando emergió la Profundidad, murió.
-Tengo que verlo con mis propios ojos.-Negó con la cabeza.-Necesito una prueba física e inequívoca de que esas palabras son ciertas. Mientras no haya cuerpo, su padre la considerará con vida.
-Este es un lugar sagrado.-Dio un golpe rotundo con el cabezal de su maza en el suelo-Y el señor Vulwulf no tiene autoridad aquí.
Mientras durase la conversación, en algún punto Nero y Elian notarían que el caballero que tomó la voz del grupo y les instaba a marcharse portaba en su cinto un pergamino enrollado que destacaba por emitir un brillo tenue. Si se fijaban más, podrían ver que el pergamino tenía inscripciones rúnicas, parecidas a las de los sellos que estaban inscritos en la trampilla.
* No ha resultado el intentar abrir la trampilla únicamente con los conocimientos de Elian. Al menos, esos conocimientos nos han valido para saber que el pergamino que lleva el caballero en su cinto tiene que ver con los sellos de la cerradura mágica.
Como sea, la situación se ha vuelto tensa y vuestra estancia en la cima del monte pende de un hilo. Podéis intentar convencer a los caballeros de que vuestro cometido allí es legítimo, o simplemente dejarle la diplomacia a Gilbert Baslod y el resto del grupo.
Por desgracia, Elian no pudo abrir los sellos. Habían llegado a un punto muerto, donde el conocimiento del elfo, que se había convertido en su mayor esperanza, parecía insuficiente para desvelar el misterio que se les presentaba.
Nadie dijo nada. La expectación había dejado paso a la desilusión, y la única persona que podía arrojar luz sobre la cerradura mágica había fallado en su intento. La incertidumbre persistía, y las respuestas parecían alejarse cada vez más.
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Mientras Nero, con su percepción alerta, exploraba los alrededores. Se dio cuenta de un movimiento furtivo entre los árboles y arbustos que rodean las ruinas del templo. Sus sentidos, si es que no estaban mermados por el alcohol, le advertirían de que no se trataba ni del viento ni de animales, sino de una presencia que emanaba una advertencia silenciosa más que una amenaza abierta.
Desde las sombras de la vegetación, emergieron dos individuos cuyos atuendos y armaduras revelaban su identidad como caballeros, aunque estaban más desgastados y llenos de manchas y óxido de lo que cabría esperar.
Eran miembros de los Pobres Compañeros, custodios de este lugar. La aparición de intrusos los ha llevado a actuar. Miran a Nero con ojos vigilantes, sus rostros ocultos tras yelmos de metal. Uno de ellos alza la voz en un tono firme pero no hostil.
-Quienes profanan este sagrado recinto deben detenerse. El Monte de la Adoración es un lugar de veneración, y su entrada está protegida. ¿Qué propósito os guía a este sitio?-Dijo esto último alzando la voz, con la intención de que aquellos que estaban intentando abrir la cerradura mágica lo escuchasen.
El grupo entonces comenzaría a notar un sutil cambio en su entorno. Las sombras de los árboles y arbustos que rodean las ruinas parecen cobrar vida, y más figuras emergen de la vegetación como espectros silenciosos, con los mismos atuendos y ropajes que las dos que se le habían presentado a Nero.
-Los Pobres Compañeros, seguidores de Sir Artúr de la Profundidad.-Susurró Jonas.
-Soy Gilbert Baslod, heredero de la casa Baslod.-Dio un paso al frente con determinación y se presentó como líder del grupo.-Vengo aquí en nombre del señor Vulwulf, legítimo dueño de estas tierras, para buscar a su hija, y mi prometida, lady Margrét Vulwulf.
-Este es el lugar de descanso de sir Artúr de la Profundidad, Lord Baslod.-Respondió otro de los caballeros, más cercanos a la posición del grupo.-Desgraciadamente, lady Margrét, junto al resto de sacerdotes y gente que se encontraba aquí cuando emergió la Profundidad, murió.
-Tengo que verlo con mis propios ojos.-Negó con la cabeza.-Necesito una prueba física e inequívoca de que esas palabras son ciertas. Mientras no haya cuerpo, su padre la considerará con vida.
-Este es un lugar sagrado.-Dio un golpe rotundo con el cabezal de su maza en el suelo-Y el señor Vulwulf no tiene autoridad aquí.
Mientras durase la conversación, en algún punto Nero y Elian notarían que el caballero que tomó la voz del grupo y les instaba a marcharse portaba en su cinto un pergamino enrollado que destacaba por emitir un brillo tenue. Si se fijaban más, podrían ver que el pergamino tenía inscripciones rúnicas, parecidas a las de los sellos que estaban inscritos en la trampilla.
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* No ha resultado el intentar abrir la trampilla únicamente con los conocimientos de Elian. Al menos, esos conocimientos nos han valido para saber que el pergamino que lleva el caballero en su cinto tiene que ver con los sellos de la cerradura mágica.
Como sea, la situación se ha vuelto tensa y vuestra estancia en la cima del monte pende de un hilo. Podéis intentar convencer a los caballeros de que vuestro cometido allí es legítimo, o simplemente dejarle la diplomacia a Gilbert Baslod y el resto del grupo.
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
El borracho inquieto por la sensación de sentirse observado se acerco a un lado del sendero, creyendo haber visto algo entre los matorrales, al examinar con mayor detalle, un par de quienes parecían ser caballeros aparecieron de la nada, sobresaltando al borracho quien alzaría la voz para revelar sus intenciones.
-Quienes profanan este sagrado recinto deben detenerse. El Monte de la Adoración es un lugar de veneración, y su entrada está protegida. ¿Qué propósito os guía a este sitio?-
-No he hecho nada profano... Es mas, hemos venido a...- el borracho se preparaba para beberse un trago de su cantimplora para refrescar su garganta, cuando la súbita aparición de mas caballeros le hizo detener sus palabras, mas no lo detuvo de beber de su cantimplora.
Por suerte, el líder de la expedición salió al frente para explicar los motivos por los cuales esta cuadrilla se encontraba en el lugar, mientras que Nero volvía a integrarse al grupo, ya que si todo se iba al Rajang, prefería encontrarse rodeado de aliados que de enemigos, el borracho se acerco al elfo y en voz baja hizo un tonto comentario -Y yo que pensaba que no estaba vestido acorde para la ocasión, que bueno que aparecieron, ahora no destiño tanto- dijo a modo de broma mientras esbozaba una sonrisa y seguía bebiendo de su cantimplora, de la cual ya se había bebido casi la mitad.
Las conversaciones por otro lado no parecían terminar en buen puerto, el tipo de la maza estaba claramente molesto y el líder de la expedición, que si bien tenia motivos validos para querer internarse allí, tampoco lograba expresarse del todo bien, entre el parloteo un pergamino llamo su atención, para su desgracia, era el tipo de la maza quien lo llevaba, el borracho entonces decidió intervenir en la discusión viendo que si seguía así no llegaría a ningún puerto.
-Señores, creo que todos sabemos que ninguno cederá ante las peticiones del otro, porque no mejor llegar a un punto medio donde ambos estén felices, ustedes acompáñennos, así verán que no profanaremos nada ya que esa no es nuestra intención, así Lord Baslod consigue verificar lo de su prometida, hasta podríamos cobrar venganza contra lo que sea que hay allí abajo y volvemos este lugar una tumba como debe ser y no una simple trampilla con símbolos- diría el borracho encogiéndose de hombros, aquello podía resultar ser una genialidad o simplemente seria otra mala idea que el alcoholismo hacia parecer buena, fuera la que fuera, Nero había hecho su movida.
-Quienes profanan este sagrado recinto deben detenerse. El Monte de la Adoración es un lugar de veneración, y su entrada está protegida. ¿Qué propósito os guía a este sitio?-
-No he hecho nada profano... Es mas, hemos venido a...- el borracho se preparaba para beberse un trago de su cantimplora para refrescar su garganta, cuando la súbita aparición de mas caballeros le hizo detener sus palabras, mas no lo detuvo de beber de su cantimplora.
Por suerte, el líder de la expedición salió al frente para explicar los motivos por los cuales esta cuadrilla se encontraba en el lugar, mientras que Nero volvía a integrarse al grupo, ya que si todo se iba al Rajang, prefería encontrarse rodeado de aliados que de enemigos, el borracho se acerco al elfo y en voz baja hizo un tonto comentario -Y yo que pensaba que no estaba vestido acorde para la ocasión, que bueno que aparecieron, ahora no destiño tanto- dijo a modo de broma mientras esbozaba una sonrisa y seguía bebiendo de su cantimplora, de la cual ya se había bebido casi la mitad.
Las conversaciones por otro lado no parecían terminar en buen puerto, el tipo de la maza estaba claramente molesto y el líder de la expedición, que si bien tenia motivos validos para querer internarse allí, tampoco lograba expresarse del todo bien, entre el parloteo un pergamino llamo su atención, para su desgracia, era el tipo de la maza quien lo llevaba, el borracho entonces decidió intervenir en la discusión viendo que si seguía así no llegaría a ningún puerto.
-Señores, creo que todos sabemos que ninguno cederá ante las peticiones del otro, porque no mejor llegar a un punto medio donde ambos estén felices, ustedes acompáñennos, así verán que no profanaremos nada ya que esa no es nuestra intención, así Lord Baslod consigue verificar lo de su prometida, hasta podríamos cobrar venganza contra lo que sea que hay allí abajo y volvemos este lugar una tumba como debe ser y no una simple trampilla con símbolos- diría el borracho encogiéndose de hombros, aquello podía resultar ser una genialidad o simplemente seria otra mala idea que el alcoholismo hacia parecer buena, fuera la que fuera, Nero había hecho su movida.
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
La trampilla no se abrió y Elian no habría sabido decir si aquello le produjo decepción o alivio. Permaneció agachado junto a la trampilla, escudriñando los símbolos aunque siempre había sentido mayor sintonía con las obras de la naturaleza que con las de los hombres, hasta que alguien anunció la presencia de los pobres compañeros.
El fuerte olor a licor le avisó también de la cercanía del amigo de Meraxes, antes de que el hombre le hablara. Elian se preguntó si las ganas de bromear se deberían al influjo del alcohol o habría hecho similar comentario de haber estado sobrio. Realmente, los recién llegados no presentaban el mejor de los aspectos, en especial si se los comparaba con los hombres de Vulwulfar y Baslodia. Si se entablara un combate, sin embargo, no había ninguna garantía de que la equipación de los segundos compensara la fé y determinación de los primeros.
Elian no pudo evitar un suave siseo cuando el noble se dirigió a los Compañeros. No creía que éstos entendiesen la “legítima” pertenencia de esas tierras del mismo modo y, por desgracia, el devenir de la conversación no tardó en darle la razón.
Para su sorpresa, fue el borracho quien intervino con ánimo conciliatorio entre ambos bandos. Más o menos conciliatorio, aunque Elian no tuvo tiempo de ponerse nervioso al respecto, pues un objeto había llamado su atención
—Lotesse kalina i’Ithil ar’Anar malle’lle —saludó en voz alta al que parecía ser el cabecilla de los Compañeros mientras se adelantaba entre los humanos. Ante la confusión dibujada en el rostro de su interlocutor, cambió de nuevo al idioma común—. Disculpad, me ha parecido que los caracteres de ese pergamino que portáis estaban escritos en mi lengua. No tengo muchas ocasiones de hablarla estando fuera de Sandorai. Una de nuestras sacerdotisas pereció aquí junto a Sir Artúr. ¿Quizá es un recuerdo suyo?
Echó un vistazo a su alrededor con aire nostálgico, aprovechando que las intervenciones a destiempo parecían haber desconcertado momentáneamente a los presentes, pero se apresuró a continuar antes de que recuperasen el ánimo bélico.
—Mi gente entierra a los difuntos entre las raíces de los árboles, incluso fuera de Sandorai. Hace muchos años, perdí a un hermano muy al norte, cerca de El Paso. No había ningún árbol lo bastante grande para albergar su cuerpo, así que lo enterramos en una pequeña arboleda. Viajo con frecuencia para visitar la tumba: un lugar hermoso donde la vida da paso a la muerte y la muerte a la vida. —Miró a su alrededor una vez más sin ocultar un estremecimiento—. Me apena pensar que una mujer que dedicó su vida a la Luz y la sanación deba reposar en un lugar tan… lúgubre. ¿No percibís esa lobreguez, esa pestilencia? Este templo no era así cuando lo visité hace años. Entonces sí era un lugar sagrado, donde la tierra, el aire y el mar se unían para cantar y bailar al son de sus melodías.
----------
OFF: Pues sigo en mi papel de elfo excéntrico. Con suerte, alguien se conmueve y no sacan las armas por el momento. Eso o acabo cabreando aún más al personal.
El fuerte olor a licor le avisó también de la cercanía del amigo de Meraxes, antes de que el hombre le hablara. Elian se preguntó si las ganas de bromear se deberían al influjo del alcohol o habría hecho similar comentario de haber estado sobrio. Realmente, los recién llegados no presentaban el mejor de los aspectos, en especial si se los comparaba con los hombres de Vulwulfar y Baslodia. Si se entablara un combate, sin embargo, no había ninguna garantía de que la equipación de los segundos compensara la fé y determinación de los primeros.
Elian no pudo evitar un suave siseo cuando el noble se dirigió a los Compañeros. No creía que éstos entendiesen la “legítima” pertenencia de esas tierras del mismo modo y, por desgracia, el devenir de la conversación no tardó en darle la razón.
Para su sorpresa, fue el borracho quien intervino con ánimo conciliatorio entre ambos bandos. Más o menos conciliatorio, aunque Elian no tuvo tiempo de ponerse nervioso al respecto, pues un objeto había llamado su atención
—Lotesse kalina i’Ithil ar’Anar malle’lle —saludó en voz alta al que parecía ser el cabecilla de los Compañeros mientras se adelantaba entre los humanos. Ante la confusión dibujada en el rostro de su interlocutor, cambió de nuevo al idioma común—. Disculpad, me ha parecido que los caracteres de ese pergamino que portáis estaban escritos en mi lengua. No tengo muchas ocasiones de hablarla estando fuera de Sandorai. Una de nuestras sacerdotisas pereció aquí junto a Sir Artúr. ¿Quizá es un recuerdo suyo?
Echó un vistazo a su alrededor con aire nostálgico, aprovechando que las intervenciones a destiempo parecían haber desconcertado momentáneamente a los presentes, pero se apresuró a continuar antes de que recuperasen el ánimo bélico.
—Mi gente entierra a los difuntos entre las raíces de los árboles, incluso fuera de Sandorai. Hace muchos años, perdí a un hermano muy al norte, cerca de El Paso. No había ningún árbol lo bastante grande para albergar su cuerpo, así que lo enterramos en una pequeña arboleda. Viajo con frecuencia para visitar la tumba: un lugar hermoso donde la vida da paso a la muerte y la muerte a la vida. —Miró a su alrededor una vez más sin ocultar un estremecimiento—. Me apena pensar que una mujer que dedicó su vida a la Luz y la sanación deba reposar en un lugar tan… lúgubre. ¿No percibís esa lobreguez, esa pestilencia? Este templo no era así cuando lo visité hace años. Entonces sí era un lugar sagrado, donde la tierra, el aire y el mar se unían para cantar y bailar al son de sus melodías.
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OFF: Pues sigo en mi papel de elfo excéntrico. Con suerte, alguien se conmueve y no sacan las armas por el momento. Eso o acabo cabreando aún más al personal.
- inventario:
- Kit de Curtiduría Superior [Limitado, 2 usos]
Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
Poción de baile x2 [Consumible]
Collar de clavos [1 carga]
Colgante de escarcha [1 carga]
Incienso de Jólmundröm x 2 [Consumible]
Amuleto de Imbar [3 cargas]
Gato de bolsillo [Consumible]
Flor de Transmutación [Consumible]
Cerveza de mantequilla [Consumible]
Manzana de Idunn [Consumible]
Ungüento Sanguijuela [Consumible]
Objetos limitados = 2
Objetos ligados al éter = 0
Encantamientos = 0
Armas y armaduras = 0 (que se note que soy support xD)
Las descripciones de los objetos pueden verse en mi [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (realmente necesito mejorar el equipo de este chico)
Elian
Honorable
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
¿Quién en su sano juicio se atrevería a lanzar una broma en un momento de tanta solemnidad? ¿Quién sería tan insensato como para poner en riesgo no solo su propia vida, sino la de toda una expedición oficial? Desde luego, solo alguien que hubiera perdido la razón se atrevería a actuar de esa manera. Gilbert Baslod observó con una mirada penetrante y llena de juicio a Nero. Había escuchado que era un competente guardaespaldas, un mercenario de habilidades indiscutibles. Las espadas de alquiler no necesitaban palabras, sino acción, obediencia al deber. ¿Cómo habían llegado a un punto en el que confiarían en alguien tan peculiar para una tarea de tanta importancia? Se preguntaba.
El caballero que portaba una maza, con liderazgo, se aproximó a Nero con una mirada seria y autoritaria. El yelmo del caballero, oxidado y desgastado por el tiempo, apenas permitía que sus ojos brillaran con vida. El líder de los Pobres Compañeros, el nombre que llevaban los guardianes del Monte de la Adoración, examinó a Nero de arriba abajo, evaluando al hombre con un juicio implacable. Nero pudo sentir cómo el peso de esa mirada lo atravesaba. A pesar de su aspecto desaliñado, sus ojos destilaban autoridad.
-El paso está prohibido en este lugar. Solo nosotros somos los guardianes y protectores de este sagrado sitio. Nadie más debe osar adentrarse aquí-Declaró el caballero, su voz firme y resonante. Se alejó unos pasos y habló en general a la expedición reunida a su alrededor.-Yo estuve allí abajo. Vi cómo una especie de miasma negro lo envolvía todo y engullía a todos los que se aventuraban en su interior. Vi cómo sir Artúr enfrentaba a las criaturas que emergían del miasma. Vi cómo, a su vez, fue consumido... vi cómo el miasma se desvanecía, y ninguno de los engullidos regresaba.-.Recordó con una expresión sombría en su rostro. Desvió su mirada hacia Gilbert.-No pudimos hallar a lady Margrét.
Gilbert frunció el ceño, su disgusto y envidia hacia sir Artúr de la Profundidad, al que el pueblo consideraba un héroe, eran evidentes. No le gustaba la idea de que su rival fuese aclamado mientras él quedaba en su sombra.
Cuando Elian intervino en la conversación, todos los Pobres Compañeros presentes se miraron con asombro y confusión. Era un elfo, algo evidente por sus rasgos, pero la magia de lady Amarïe era algo que no llegaron nunca a comprender. Los hechizos de luz que ella utilizó para proteger a sir Artúr de la Profundidad y los combatientes del miasma eran un enigma, y la mirada escéptica de los guardianes se suavizó.
-Este pergamino me lo entregó ella en persona.-Respondió a la pregunta de Elian.-Es la llave de entrada y salida del sótano. La magia que impregna el lugar y que lo protege también es obra de lady Amarië. Ella no entró en la Profundidad. Desapareció sin más.
Mientras Elian compartía su historia, el líder de los Pobres Compañeros, el caballero con la maza, relajó su postura, aunque seguía apoyado en el mango de su imponente arma, cuyo cabezal reposaba en el suelo. Un momento de paz y recuerdo pareció asentarse en el grupo.
-Este lugar solía ser un refugio de paz y sabiduría, un sitio sagrado donde aquellos que buscaban encontrarse a sí mismos espiritualmente hallaban consuelo. Se decía que el velo entre el mundo de los dioses y el nuestro era tenue aquí.-Miró hacia el acantilado, también nostálgico.-Se nos encargó proteger este lugar. Y ninguna autoridad de ningún reino es lo suficientemente fuerte como para contrarrestar esa orden, ya que los mismísimos dioses estarían en peligro si alguno de nosotros levanta su guardia.
-Aquello que guardáis...-Intervino Jonas-Es la Profundidad, ¿Verdad? No se fue del todo.
-¿Quién os dio la orden de guardar este lugar?-Preguntó Gilbert.
-Nuestro deber es proteger este lugar.-Levantó de nuevo el cabezal de la maza y dio un rotundo golpe seco en el suelo para acallar cualquier especulación.-Marchaos.
Fue entonces cuando uno de los caballeros se aproximó al líder, susurrándole algo al oído. Ambos miraron a Elian con un interés recién despertado, manteniendo un silencio intrigante durante varios segundos.
-Elfo.-Llamó su atención de forma inesperada-Podría dejarte pasar solo a ti y a dos acompañantes más con una condición: al final de los pasillos que recorren el subsuelo deberás usar este pergamino en tu idioma. Las mismas palabras que uses para entrar son las que deberás recitar. ¿Estás conforme?
* La sangre finalmente no llegó al río. ¿No se suele decir así? Elian ha conseguido rebajar la tensión y al parecer ha convencido a los Pobres Compañeros para que, al menos, él acompañado de dos personas más puedan bajar a explorar el sótano.
No seamos ingenuos, si ha permitido el paso de dos personas más es para que protejan a Elian en el caso de que pueda correr algún peligro, ¿No? Por lo que es importante mantener la guardia alta.
Cada personaje que lleve Elian tendrá unas cualidades y habilidades únicas que podrán servir para una u otra cosa allá abajo, así que hay que elegir con cabeza:
-Nero: Bueno en combate con o sin armas. Su agilidad brilla por su ausencia, pero de seguro que sabrá aguantar golpes. Lo malo es que, si sigue bebiendo tanto quizás se pierda por el camino. Su lealtad está con el dinero.
-Gilbert Baslod: Inteligente y ágil. Su principal motivación es encontrar algún rastro de lady Margrét. Todo lo que tenga que ver con sir Artúr le da igual. Es un líder por naturaleza y ha sido educado para ello, por lo que no seguirá las órdenes de buen grado.
-Jonas Dankworth: Luchador competente. Sabe orientarse muy bien y es alguien con quien es fácil entablar cualquier tipo de conversación. Seguirá las órdenes, pero las cuestionará si, bajo su criterio, no se están haciendo las cosas bien.
-Jimena Alatorre: Su punto fuerte es la estrategia. Quizás proponga planes que puedan hacer la tarea más sencilla, dé enfoques que quizás ningún otro ha pensado y resuelva las complicaciones usando la lógica. Sigue las órdenes relativamente fácil, pero su lealtad inquebrantable está con Vulwulfar y sir Artúr.
-Darío Janpen: Su punto fuerte es la defensa. También cuenta con conocimientos de medicina. También se dice que siente "cosas", y muchas veces esas sensaciones han resultado ser ciertas... aunque quizás era pura casualidad y sugestión. Sigue las órdenes con mucha facilidad.
En esta ocasión, vamos a invertir el orden de posteo para ver qué elige Elian, y según qué elija, procederemos de una forma u otra con Nero. Si finalmente Elian decide llevarse a Nero, ambos entraréis en los pasillos del sótano y lo recorreréis a oscuras a no ser que tengáis algo que os genere alguna fuente de luz. Sed creativos y, lo más importante, tenéis libertad total para contarme qué encontráis ahí abajo de primeras y cómo lo enfrentáis. También puede ser que no encontréis nada y establezcáis una conversación de lo más agradable y mundana entre vosotros... como he dicho, tenéis total libertad.
Si finalmente Elian no elige a Nero, no hay por qué preocuparse, ya que os aseguro que Nero no se va a quedar sentado esperando a que Elian salga del sótano. En ese caso, volveré a postear para ver qué pasa con nuestro querido borracho.
El caballero que portaba una maza, con liderazgo, se aproximó a Nero con una mirada seria y autoritaria. El yelmo del caballero, oxidado y desgastado por el tiempo, apenas permitía que sus ojos brillaran con vida. El líder de los Pobres Compañeros, el nombre que llevaban los guardianes del Monte de la Adoración, examinó a Nero de arriba abajo, evaluando al hombre con un juicio implacable. Nero pudo sentir cómo el peso de esa mirada lo atravesaba. A pesar de su aspecto desaliñado, sus ojos destilaban autoridad.
-El paso está prohibido en este lugar. Solo nosotros somos los guardianes y protectores de este sagrado sitio. Nadie más debe osar adentrarse aquí-Declaró el caballero, su voz firme y resonante. Se alejó unos pasos y habló en general a la expedición reunida a su alrededor.-Yo estuve allí abajo. Vi cómo una especie de miasma negro lo envolvía todo y engullía a todos los que se aventuraban en su interior. Vi cómo sir Artúr enfrentaba a las criaturas que emergían del miasma. Vi cómo, a su vez, fue consumido... vi cómo el miasma se desvanecía, y ninguno de los engullidos regresaba.-.Recordó con una expresión sombría en su rostro. Desvió su mirada hacia Gilbert.-No pudimos hallar a lady Margrét.
Gilbert frunció el ceño, su disgusto y envidia hacia sir Artúr de la Profundidad, al que el pueblo consideraba un héroe, eran evidentes. No le gustaba la idea de que su rival fuese aclamado mientras él quedaba en su sombra.
Cuando Elian intervino en la conversación, todos los Pobres Compañeros presentes se miraron con asombro y confusión. Era un elfo, algo evidente por sus rasgos, pero la magia de lady Amarïe era algo que no llegaron nunca a comprender. Los hechizos de luz que ella utilizó para proteger a sir Artúr de la Profundidad y los combatientes del miasma eran un enigma, y la mirada escéptica de los guardianes se suavizó.
-Este pergamino me lo entregó ella en persona.-Respondió a la pregunta de Elian.-Es la llave de entrada y salida del sótano. La magia que impregna el lugar y que lo protege también es obra de lady Amarië. Ella no entró en la Profundidad. Desapareció sin más.
Mientras Elian compartía su historia, el líder de los Pobres Compañeros, el caballero con la maza, relajó su postura, aunque seguía apoyado en el mango de su imponente arma, cuyo cabezal reposaba en el suelo. Un momento de paz y recuerdo pareció asentarse en el grupo.
-Este lugar solía ser un refugio de paz y sabiduría, un sitio sagrado donde aquellos que buscaban encontrarse a sí mismos espiritualmente hallaban consuelo. Se decía que el velo entre el mundo de los dioses y el nuestro era tenue aquí.-Miró hacia el acantilado, también nostálgico.-Se nos encargó proteger este lugar. Y ninguna autoridad de ningún reino es lo suficientemente fuerte como para contrarrestar esa orden, ya que los mismísimos dioses estarían en peligro si alguno de nosotros levanta su guardia.
-Aquello que guardáis...-Intervino Jonas-Es la Profundidad, ¿Verdad? No se fue del todo.
-¿Quién os dio la orden de guardar este lugar?-Preguntó Gilbert.
-Nuestro deber es proteger este lugar.-Levantó de nuevo el cabezal de la maza y dio un rotundo golpe seco en el suelo para acallar cualquier especulación.-Marchaos.
Fue entonces cuando uno de los caballeros se aproximó al líder, susurrándole algo al oído. Ambos miraron a Elian con un interés recién despertado, manteniendo un silencio intrigante durante varios segundos.
-Elfo.-Llamó su atención de forma inesperada-Podría dejarte pasar solo a ti y a dos acompañantes más con una condición: al final de los pasillos que recorren el subsuelo deberás usar este pergamino en tu idioma. Las mismas palabras que uses para entrar son las que deberás recitar. ¿Estás conforme?
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* La sangre finalmente no llegó al río. ¿No se suele decir así? Elian ha conseguido rebajar la tensión y al parecer ha convencido a los Pobres Compañeros para que, al menos, él acompañado de dos personas más puedan bajar a explorar el sótano.
No seamos ingenuos, si ha permitido el paso de dos personas más es para que protejan a Elian en el caso de que pueda correr algún peligro, ¿No? Por lo que es importante mantener la guardia alta.
Cada personaje que lleve Elian tendrá unas cualidades y habilidades únicas que podrán servir para una u otra cosa allá abajo, así que hay que elegir con cabeza:
-Nero: Bueno en combate con o sin armas. Su agilidad brilla por su ausencia, pero de seguro que sabrá aguantar golpes. Lo malo es que, si sigue bebiendo tanto quizás se pierda por el camino. Su lealtad está con el dinero.
-Gilbert Baslod: Inteligente y ágil. Su principal motivación es encontrar algún rastro de lady Margrét. Todo lo que tenga que ver con sir Artúr le da igual. Es un líder por naturaleza y ha sido educado para ello, por lo que no seguirá las órdenes de buen grado.
-Jonas Dankworth: Luchador competente. Sabe orientarse muy bien y es alguien con quien es fácil entablar cualquier tipo de conversación. Seguirá las órdenes, pero las cuestionará si, bajo su criterio, no se están haciendo las cosas bien.
-Jimena Alatorre: Su punto fuerte es la estrategia. Quizás proponga planes que puedan hacer la tarea más sencilla, dé enfoques que quizás ningún otro ha pensado y resuelva las complicaciones usando la lógica. Sigue las órdenes relativamente fácil, pero su lealtad inquebrantable está con Vulwulfar y sir Artúr.
-Darío Janpen: Su punto fuerte es la defensa. También cuenta con conocimientos de medicina. También se dice que siente "cosas", y muchas veces esas sensaciones han resultado ser ciertas... aunque quizás era pura casualidad y sugestión. Sigue las órdenes con mucha facilidad.
En esta ocasión, vamos a invertir el orden de posteo para ver qué elige Elian, y según qué elija, procederemos de una forma u otra con Nero. Si finalmente Elian decide llevarse a Nero, ambos entraréis en los pasillos del sótano y lo recorreréis a oscuras a no ser que tengáis algo que os genere alguna fuente de luz. Sed creativos y, lo más importante, tenéis libertad total para contarme qué encontráis ahí abajo de primeras y cómo lo enfrentáis. También puede ser que no encontréis nada y establezcáis una conversación de lo más agradable y mundana entre vosotros... como he dicho, tenéis total libertad.
Si finalmente Elian no elige a Nero, no hay por qué preocuparse, ya que os aseguro que Nero no se va a quedar sentado esperando a que Elian salga del sótano. En ese caso, volveré a postear para ver qué pasa con nuestro querido borracho.
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
La descripción de cómo el tal Sir Artúr y su gente habían sido consumidos por lo que llamaban la Profundidad inquietó a Elian, que no se quitaba de encima la sensación de podredumbre a su alrededor. Sea lo que fuera aquella miasma, no daba la impresión de haberse ido del todo.
El hecho de que Amarië no hubiera entrado en la Profundidad le produjo cierto alivio, aunque no hubiera llegado a conocer a la sacerdotisa. Sin embargo, ¿qué era eso de que había desaparecido? Si solo se había marchado, lo lógico habría sido que hubiese vuelto a Sandorai o, al menos, que hubiese hecho llegar alguna noticia a los suyos. Deseaba pedir más detalles, pero temía enturbiar la precaria calma que parecía haber sustituido a la belicosidad de hacía un momento.
Aunque no se le pasó por alto la forma en que el que parecía liderar a los Compañeros había eludido responder las preguntas Lord y Capitán, mayor interés le había suscitado la mención a los dioses. Si estos hombres creían que cumplían una misión divina, iba a ser muy difícil que cedieran.
Sin embargo, su mente tuvo que saltar a preocupaciones más urgentes cuando notó las miradas evaluadoras de los harapientos soldados. Sintió la trampa empezar a formarse bajo sus pies antes incluso de que el líder volviera a dirigirse a él. Y, curiosamente, no fue la idea de internarse en ese sótano lo más desasosegante, sino la ávida mirada de Lord Baslod.
Elian no había sido entrenado para la diplomacia, pero entendía lo suficiente para darse cuenta de que se encontraba en una posición harto complicada. Lo propio sería contar con el líder de la expedición, pero si llevaba al capitán, debía llevar también al líder oficioso y, si era sincero consigo mismo, no se fiaba de las motivaciones del noble. No dudaba de que pelearía por el éxito de la misión, pero su evidente obsesión con Lady Magrét podía hacerlo peligrosamente impulsivo.
Y luego estaba el propio encargo, claro. ¿Podía fiarse de esos Compañeros? De que intentaban utilizarlo para algo no le cabía duda. ¿Algo que no podían hacer ellos mismos o algo que temían hacer? Si no conocían la lengua élfica, probablemente se tratase de lo primero, pero el hecho de que le permitieran llevar apoyo resultaba desalentador en cierto modo.
En cualquier caso, aquello era para lo que había venido, ¿cierto? Al menos, tendría la oportunidad de ver qué había allí abajo. Y la sacerdotisa no les habría dado un encantamiento pernicioso. O eso quería pensar.
Evitando cruzar la mirada con Lord Gilbert, asintió su acuerdo con el anónimo líder, que le entregó el pergamino. Después, se volvió hacia Dankworth.
—Capitán, le pido permiso para contar con dos de sus hombres, si ellos están de acuerdo.
El hombre se tomó un instante para considerar la petición, pero no tanto como para dar tiempo al baslodiano a intervenir.
—Por supuesto. ¿Puedo sugerir al cabo Janpen y la sargento Alatorre?
—No quisiera poner en riesgo el liderazgo de la expedición si algo no sale como debiera —se apresuró a responder Elian, previendo la explosión del noble. Él mismo se hubiera sentido más cómodo con un par de soldados rasos, la gruñona Guiomar, por ejemplo.
—Mi gente tiene clara la cadena de mando —se limitó a responder el capitán.
De este modo, todo quedó zanjado y los dos hombres y la mujer se adentraron en el oscuro y frío sótano. El suave resplandor del pergamino proporcionaba una mínima iluminación a Elian, pero los humanos no tenían tan buena vista y, bien pensado, tampoco serían capaces de percibir el resplandeciente éter.
—Dadme un momento —les dijo mientras se agachaba para palpar el mugriento suelo.
Con una breve plegaria, extendió su magia por entre las grietas de suelo, techo y paredes, buscando el contacto con la madre tierra(1). Sintió los micelios y los animó a extenderse, mostrándoles el camino para encontrarse.Impulsó con su luz un crecimiento ya de por sí rápido y, con los ojos aún cerrados, percibió al instante el momento en que los hongos comenzaban a brotar allá donde las hifas se cruzaban.
Cuando abrió los ojos, el iridiscente resplandor de las campanas tornasol iluminaba lóbrego sótano(2). El olor a cerrado y a humedad que los había recibido, se había transformado en uno más terroso, gracias a la aparición de los hongos, pero la sensación desasosegante que se respiraba en el exterior no solo no había desaparecido, sino que se sentía aún más fuerte. Elian sujetó el pergamino con firmeza y tragó saliva.
—Bien —dijo y se alegró de que su voz no temblase al hablar—, al final del pasillo ha dicho. ¿Listos?
Los dos guerreros aprestaron sus armas e iniciaron la marcha a su lado.
----------
OFF: Sorry, Nero, pero los PJs no se conocen lo suficiente para que el borracho sea la opción lógica aquí. Además, tengo curiosidad sobre lo que estará pasando en mi ausencia xD. Me quedo con ganas de llevarme al capi, pero me conformaré con Alatorre y Janpen.
(1) Uso mi talento de Control de la Naturaleza (nivel avanzado) para hacer brotar cositas entre las grietas del viejo sótano.
(2) Dejo enlace al herbolario por aquí: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
El hecho de que Amarië no hubiera entrado en la Profundidad le produjo cierto alivio, aunque no hubiera llegado a conocer a la sacerdotisa. Sin embargo, ¿qué era eso de que había desaparecido? Si solo se había marchado, lo lógico habría sido que hubiese vuelto a Sandorai o, al menos, que hubiese hecho llegar alguna noticia a los suyos. Deseaba pedir más detalles, pero temía enturbiar la precaria calma que parecía haber sustituido a la belicosidad de hacía un momento.
Aunque no se le pasó por alto la forma en que el que parecía liderar a los Compañeros había eludido responder las preguntas Lord y Capitán, mayor interés le había suscitado la mención a los dioses. Si estos hombres creían que cumplían una misión divina, iba a ser muy difícil que cedieran.
Sin embargo, su mente tuvo que saltar a preocupaciones más urgentes cuando notó las miradas evaluadoras de los harapientos soldados. Sintió la trampa empezar a formarse bajo sus pies antes incluso de que el líder volviera a dirigirse a él. Y, curiosamente, no fue la idea de internarse en ese sótano lo más desasosegante, sino la ávida mirada de Lord Baslod.
Elian no había sido entrenado para la diplomacia, pero entendía lo suficiente para darse cuenta de que se encontraba en una posición harto complicada. Lo propio sería contar con el líder de la expedición, pero si llevaba al capitán, debía llevar también al líder oficioso y, si era sincero consigo mismo, no se fiaba de las motivaciones del noble. No dudaba de que pelearía por el éxito de la misión, pero su evidente obsesión con Lady Magrét podía hacerlo peligrosamente impulsivo.
Y luego estaba el propio encargo, claro. ¿Podía fiarse de esos Compañeros? De que intentaban utilizarlo para algo no le cabía duda. ¿Algo que no podían hacer ellos mismos o algo que temían hacer? Si no conocían la lengua élfica, probablemente se tratase de lo primero, pero el hecho de que le permitieran llevar apoyo resultaba desalentador en cierto modo.
En cualquier caso, aquello era para lo que había venido, ¿cierto? Al menos, tendría la oportunidad de ver qué había allí abajo. Y la sacerdotisa no les habría dado un encantamiento pernicioso. O eso quería pensar.
Evitando cruzar la mirada con Lord Gilbert, asintió su acuerdo con el anónimo líder, que le entregó el pergamino. Después, se volvió hacia Dankworth.
—Capitán, le pido permiso para contar con dos de sus hombres, si ellos están de acuerdo.
El hombre se tomó un instante para considerar la petición, pero no tanto como para dar tiempo al baslodiano a intervenir.
—Por supuesto. ¿Puedo sugerir al cabo Janpen y la sargento Alatorre?
—No quisiera poner en riesgo el liderazgo de la expedición si algo no sale como debiera —se apresuró a responder Elian, previendo la explosión del noble. Él mismo se hubiera sentido más cómodo con un par de soldados rasos, la gruñona Guiomar, por ejemplo.
—Mi gente tiene clara la cadena de mando —se limitó a responder el capitán.
De este modo, todo quedó zanjado y los dos hombres y la mujer se adentraron en el oscuro y frío sótano. El suave resplandor del pergamino proporcionaba una mínima iluminación a Elian, pero los humanos no tenían tan buena vista y, bien pensado, tampoco serían capaces de percibir el resplandeciente éter.
—Dadme un momento —les dijo mientras se agachaba para palpar el mugriento suelo.
Con una breve plegaria, extendió su magia por entre las grietas de suelo, techo y paredes, buscando el contacto con la madre tierra(1). Sintió los micelios y los animó a extenderse, mostrándoles el camino para encontrarse.Impulsó con su luz un crecimiento ya de por sí rápido y, con los ojos aún cerrados, percibió al instante el momento en que los hongos comenzaban a brotar allá donde las hifas se cruzaban.
Cuando abrió los ojos, el iridiscente resplandor de las campanas tornasol iluminaba lóbrego sótano(2). El olor a cerrado y a humedad que los había recibido, se había transformado en uno más terroso, gracias a la aparición de los hongos, pero la sensación desasosegante que se respiraba en el exterior no solo no había desaparecido, sino que se sentía aún más fuerte. Elian sujetó el pergamino con firmeza y tragó saliva.
—Bien —dijo y se alegró de que su voz no temblase al hablar—, al final del pasillo ha dicho. ¿Listos?
Los dos guerreros aprestaron sus armas e iniciaron la marcha a su lado.
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OFF: Sorry, Nero, pero los PJs no se conocen lo suficiente para que el borracho sea la opción lógica aquí. Además, tengo curiosidad sobre lo que estará pasando en mi ausencia xD. Me quedo con ganas de llevarme al capi, pero me conformaré con Alatorre y Janpen.
(1) Uso mi talento de Control de la Naturaleza (nivel avanzado) para hacer brotar cositas entre las grietas del viejo sótano.
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Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
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Objetos ligados al éter = 0
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Elian
Honorable
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Nivel de PJ : : 3
Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
El sello finalmente cedió bajo la influencia del pergamino que ahora portaba Elian. El sótano, antes sellado y preservado con tanto cuidado, ahora se abría ante ellos. El inquietante chirrido de la trampilla de madera al deslizarse sobre las bisagras reveló el camino que conducía a un destino incierto.
Ella, la vigía, se alertó mientras observaba la oscuridad del sótano que se abría. El deber que la había mantenido allí era claro, pero ahora, con el sello roto, su papel había cambiado. No podía permanecer allí. La solemnidad de ese momento la embargó mientras reflexionaba sobre lo que se avecinaba. Las sombras acechaban en lo profundo, y un antiguo mal, que había sido sellado con sacrificio y esfuerzo, amenazaba con liberarse.
Nero y Gilbert Baslod sentían una mirada invisible que los escudriñaba desde el bosque circundante. Como si un espíritu antiguo los observara desde las sombras. Nero, con anterioridad, había tenido la intuición de explorar los alrededores. Si no hubiera sido por la intervención de los Pobres Compañeros, habría seguido el rastro de lo desconocido y tal vez hubiera hallado una pista poderosa que lo habría acercado al misterio.
Sombras que parecían moverse entre los árboles, una luz pálida, azulada, extraña y antinatural que venía del bosque, el presentimiento de que algo había allí era notable, aunque parecía que solo ellos dos lo habían notado. ¿Qué sería lo apropiado?: ¿Avisar a los Pobres Compañeros? ¿Irse sin más a investigar al bosque? ¿Ignorar aquella sensación?
* Ahora solo le toca responder a Nero.
¿Qué harás?
Ella, la vigía, se alertó mientras observaba la oscuridad del sótano que se abría. El deber que la había mantenido allí era claro, pero ahora, con el sello roto, su papel había cambiado. No podía permanecer allí. La solemnidad de ese momento la embargó mientras reflexionaba sobre lo que se avecinaba. Las sombras acechaban en lo profundo, y un antiguo mal, que había sido sellado con sacrificio y esfuerzo, amenazaba con liberarse.
Nero y Gilbert Baslod sentían una mirada invisible que los escudriñaba desde el bosque circundante. Como si un espíritu antiguo los observara desde las sombras. Nero, con anterioridad, había tenido la intuición de explorar los alrededores. Si no hubiera sido por la intervención de los Pobres Compañeros, habría seguido el rastro de lo desconocido y tal vez hubiera hallado una pista poderosa que lo habría acercado al misterio.
Sombras que parecían moverse entre los árboles, una luz pálida, azulada, extraña y antinatural que venía del bosque, el presentimiento de que algo había allí era notable, aunque parecía que solo ellos dos lo habían notado. ¿Qué sería lo apropiado?: ¿Avisar a los Pobres Compañeros? ¿Irse sin más a investigar al bosque? ¿Ignorar aquella sensación?
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* Ahora solo le toca responder a Nero.
¿Qué harás?
Thorn
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Nero sintio como su sugerencia era tomada de la peor forma por todos, acostumbrado a las miradas de los demas, el borracho no le dio importancia y siguio en lo suyo, por lo suyo se referia a que se estaba sacando un moco mientras el lider de la expedición parecia querer arrancarle la cabeza.
El tipo con el martillo se acerco al borracho y le observo de pies a cabeza, Nero por su parte se volteo hacia el hombre y emulo el mismo gesto, salvo que mientras el tipo del martillo le juzgaba, Nero le obserbava con una sonrisa, el borracho tenia un caracter bastante despreocupado, no se sabia si su valor era algo inherente de el o simplemente estaba impulsado por el licor, pero cualquiera que fuera la intencion del guerrero del martillo, Nero no se sintio presionado en lo mas minimo, menos aun de un grupo que llevaba la palabra pobres en su nombre.
Elian entonces intervino cuando aquel intento de intimidación parecio fallar, como era de esperarse por la impresion que le habia dado antes, el elfo trato de llevar a buen puerto aquel encuentro. Elian era probablemente el mas sensato en aquel lugar asi que no le sorprendio que en efecto se ganara el favor de los pobres, el borracho bebio a la salud de quienes se aventuraban en las profundidades y le hizo una seña con la cabeza a Elian, asintiendo ante su decisión ya que con lo poco que le conocia, confiaba en su juicio.
-Quieren ver algo gracioso... *BLEEERGH*- el borracho eructo y al instante el trozo de tela de su mano comenzo a emitir un poderoso resplandor(1) el cual ahora que en los alrededores parecia oscurecerse un poco, brillaba mas que la mayoria de los que estan ahi, Nero reia por aquella "gracia" y mientras guardaba su cantimplora volvio a sentir aquella extraña sensación de ser observado.
Observo sus alrededores de manera disimulada y a pesar de que vio a los pobres compañeros y a Gilbert Baslod junto a su lacayo, pudo sentir que aquella sensacion no venia de ellos, -Bueno viendo que no hay mucho que hacer, ire a hacer mis necesidades por alla, bien a la distancia donde no parezca que estoy meando en un lugar sagrado- señalo ante la mirada horrorizada del lord, su lacayo y algunos pobres.
Habiendo hecho que su presencia no fuera agradable y solicitada, el borracho procedio a ir en busqueda de aquello que parecia observarle, supuso que alguien le iria a seguir, en especial alguno de los pobres, pero no le dio importancia y de manera algo inseperada, eructo de nuevo apagando el trozo de tela de su mano, aquello le hizo chistar pero entonces otro brillo aparecio, esta vez sin que los eructos del borracho estuvieran involucrados.
Penso en ir a avisarle a los demas, pero era claro que lo que dijera no tendria peso para nadie, asi que con cuidado retiro la cadena con cuchillas de su brazo y tocando la runa, la volvio una espada para mayor comodidad(2), debia estar preparado para lo que sea que fuera a encontrar.
OFF: cosas usadas
1_Fuente de Luz [Encantamiento] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros. (El objeto encantado es una venda que tiene en la mano y la orden verbal es un eructo)
2_Arma flexible superior con: Arma cambiante [Encantamiento de Arma] El arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma, siempre y cuando no haya un cambio de masa significativo.
PD: una aclaración para mi querido Thorn, mi lealtad no esta con el dinero, mi lealtad yace con el alcohol XD
El tipo con el martillo se acerco al borracho y le observo de pies a cabeza, Nero por su parte se volteo hacia el hombre y emulo el mismo gesto, salvo que mientras el tipo del martillo le juzgaba, Nero le obserbava con una sonrisa, el borracho tenia un caracter bastante despreocupado, no se sabia si su valor era algo inherente de el o simplemente estaba impulsado por el licor, pero cualquiera que fuera la intencion del guerrero del martillo, Nero no se sintio presionado en lo mas minimo, menos aun de un grupo que llevaba la palabra pobres en su nombre.
Elian entonces intervino cuando aquel intento de intimidación parecio fallar, como era de esperarse por la impresion que le habia dado antes, el elfo trato de llevar a buen puerto aquel encuentro. Elian era probablemente el mas sensato en aquel lugar asi que no le sorprendio que en efecto se ganara el favor de los pobres, el borracho bebio a la salud de quienes se aventuraban en las profundidades y le hizo una seña con la cabeza a Elian, asintiendo ante su decisión ya que con lo poco que le conocia, confiaba en su juicio.
-Quieren ver algo gracioso... *BLEEERGH*- el borracho eructo y al instante el trozo de tela de su mano comenzo a emitir un poderoso resplandor(1) el cual ahora que en los alrededores parecia oscurecerse un poco, brillaba mas que la mayoria de los que estan ahi, Nero reia por aquella "gracia" y mientras guardaba su cantimplora volvio a sentir aquella extraña sensación de ser observado.
Observo sus alrededores de manera disimulada y a pesar de que vio a los pobres compañeros y a Gilbert Baslod junto a su lacayo, pudo sentir que aquella sensacion no venia de ellos, -Bueno viendo que no hay mucho que hacer, ire a hacer mis necesidades por alla, bien a la distancia donde no parezca que estoy meando en un lugar sagrado- señalo ante la mirada horrorizada del lord, su lacayo y algunos pobres.
Habiendo hecho que su presencia no fuera agradable y solicitada, el borracho procedio a ir en busqueda de aquello que parecia observarle, supuso que alguien le iria a seguir, en especial alguno de los pobres, pero no le dio importancia y de manera algo inseperada, eructo de nuevo apagando el trozo de tela de su mano, aquello le hizo chistar pero entonces otro brillo aparecio, esta vez sin que los eructos del borracho estuvieran involucrados.
Penso en ir a avisarle a los demas, pero era claro que lo que dijera no tendria peso para nadie, asi que con cuidado retiro la cadena con cuchillas de su brazo y tocando la runa, la volvio una espada para mayor comodidad(2), debia estar preparado para lo que sea que fuera a encontrar.
OFF: cosas usadas
1_Fuente de Luz [Encantamiento] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros. (El objeto encantado es una venda que tiene en la mano y la orden verbal es un eructo)
2_Arma flexible superior con: Arma cambiante [Encantamiento de Arma] El arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma, siempre y cuando no haya un cambio de masa significativo.
PD: una aclaración para mi querido Thorn, mi lealtad no esta con el dinero, mi lealtad yace con el alcohol XD
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
Elian avanzó con determinación por los túneles subterráneos, acompañado de los dos soldados, Dario Janpen y Jimena Alatorre. Su magia élfica resonaba en la penumbra, y de entre las plantas que adornaban las paredes emanaba una luz tenue pero suficiente para iluminar el camino. A medida que avanzaban, los túneles parecían retorcerse y bifurcarse, creando una red intrincada de pasadizos que se extendía en todas direcciones.
Jimena, siempre alerta, sugería estrategias y enfoques que podrían simplificar la tarea. Sus ojos, curtidos por la experiencia, analizaban cada rincón en busca de posibles amenazas o pistas. Dario, por otro lado, se mantenía en una posición defensiva, atento a cualquier movimiento inusual. Aunque también poseía habilidades médicas, su instinto, a veces premonitorio, lo convertía en un recurso valioso en situaciones impredecibles.
Pronto, llegaron a una sala en la que el camino se dividía en tres direcciones distintas, todas las puertas estaban cerradas. En el centro, una plataforma elevada tenía grabados intrincados en el suelo y, en sus bordes, se veían inscripciones antiguas. Un extraño zumbido resonaba en el aire, como si la misma piedra del templo estuviera impregnada de energía mágica.
Jimena se acercó, examinando los grabados con detenimiento.
-Esto parece un antiguo sistema de control de las puertas. Si interpretamos correctamente estos símbolos, podríamos abrir el camino correcto-Sugirió con un brillo de emoción en los ojos, pues todo reto que se le presentase era una motivación para ella.
Una vez todos se acercaron al centro de la sala podrían detenerse a observar que las puertas estaban adornadas con grabados distintivos. Cada grabado parecía representar a un dios humano diferente. Quizás los grabados en las puertas guardaban cierta relación con el símbolo central del pedestal, el cual parecía hacer alusión a una chispa y resplandeciente y a una piedra sumida en brumas.
El mecanismo estaba conectado al pedestal y presentaba una serie de discos giratorios con grabados. Estos discos se podían ajustar para alinear los grabados con el símbolo central. Pero aquí estaba la dificultad: los grabados debían coincidir no solo con el símbolo central, sino también con el grabado específico en la puerta correcta. Al ser tres puertas, los dioses estaban agrupados en grupos de cuatro siguiendo el orden de; Odín, Thor, Frey, Freya, Baldr, Hodr, Tyr, Heimdall, Idunn, Bragi, Skadi y Njord.
-¿Y qué buscamos?-Preguntó Darío un poco intimidado por la solemnidad del lugar, y cuya voz reverberaba por las paredes.
La penumbra del bosque se cerró alrededor de Nero, envolviéndolo en una oscuridad densa y misteriosa a pesar de ser todavía de día. A medida que avanzaba entre los árboles tupidos, solo la tenue luz del sol que se filtraba a través del espeso ramaje revelaba la forma de las hojas que crujían bajo sus pies.
El murmullo de la brisa entre las ramas creaba una atmósfera inquietante, similar a la sensación de estar en un laberinto natural. A lo lejos, una extraña luz azulada titilaba entre las sombras, capturando la atención de Nero. Parecía guiñarle a través de los árboles, tentándolo a seguir su danza espectral.
Siguiendo la luz, Nero se adentró más en la maleza, notando que la naturaleza misma del bosque parecía cambiar a su alrededor. Árboles que parecían familiares se retorcían y desvanecían, dando la impresión de que las sombras conspiraban para distorsionar la realidad. Las distancias parecían desdibujarse, creando una sensación de desconcierto en el borracho.
La extraña luz, sin embargo, se mantenía como un faro en la oscuridad. Era la única guía en este bosque retorcido. A veces, la luz parecía flotar en el aire, desafiando la lógica de la gravedad. Nero notó que solo él parecía ser capaz de seguirla, ya que los destellos eran tan tenues que se perdían entre las sombras para cualquiera que no estuviera tan enfocado en ella como él.
En un momento dado, la luz parecía atraerlo hacia una bifurcación en el camino. La senda de la izquierda estaba envuelta en una sombra más densa, mientras que la de la derecha parecía iluminarse levemente. Nero, sintiendo la extraña tentación del bosque, se debatía internamente. El suelo irregular y los árboles que parecían cerrarse como puertas sugerían que la elección no sería trivial.
La luz seguía titilando en ambas direcciones, como si el bosque mismo estuviera jugando con él. La decisión de Nero, aunque parecía simple, tenía una profundidad oculta. Elegir el camino incorrecto podría sumergirlo más profundamente en el laberinto de sombras o, tal vez, podría llevarlo a alguna revelación. La elección estaba en manos de Nero, y el bosque parecía observar con maliciosa indiferencia mientras tomaba su decisión.
* Espero que hayas entendido el puzle, Elian. ¿Qué puerta quieres abrir?
Nero, ¿Qué escoges: ir hacia la parte oscura del bosque o seguir yendo a la luz?
Jimena, siempre alerta, sugería estrategias y enfoques que podrían simplificar la tarea. Sus ojos, curtidos por la experiencia, analizaban cada rincón en busca de posibles amenazas o pistas. Dario, por otro lado, se mantenía en una posición defensiva, atento a cualquier movimiento inusual. Aunque también poseía habilidades médicas, su instinto, a veces premonitorio, lo convertía en un recurso valioso en situaciones impredecibles.
Pronto, llegaron a una sala en la que el camino se dividía en tres direcciones distintas, todas las puertas estaban cerradas. En el centro, una plataforma elevada tenía grabados intrincados en el suelo y, en sus bordes, se veían inscripciones antiguas. Un extraño zumbido resonaba en el aire, como si la misma piedra del templo estuviera impregnada de energía mágica.
Jimena se acercó, examinando los grabados con detenimiento.
-Esto parece un antiguo sistema de control de las puertas. Si interpretamos correctamente estos símbolos, podríamos abrir el camino correcto-Sugirió con un brillo de emoción en los ojos, pues todo reto que se le presentase era una motivación para ella.
Una vez todos se acercaron al centro de la sala podrían detenerse a observar que las puertas estaban adornadas con grabados distintivos. Cada grabado parecía representar a un dios humano diferente. Quizás los grabados en las puertas guardaban cierta relación con el símbolo central del pedestal, el cual parecía hacer alusión a una chispa y resplandeciente y a una piedra sumida en brumas.
El mecanismo estaba conectado al pedestal y presentaba una serie de discos giratorios con grabados. Estos discos se podían ajustar para alinear los grabados con el símbolo central. Pero aquí estaba la dificultad: los grabados debían coincidir no solo con el símbolo central, sino también con el grabado específico en la puerta correcta. Al ser tres puertas, los dioses estaban agrupados en grupos de cuatro siguiendo el orden de; Odín, Thor, Frey, Freya, Baldr, Hodr, Tyr, Heimdall, Idunn, Bragi, Skadi y Njord.
-¿Y qué buscamos?-Preguntó Darío un poco intimidado por la solemnidad del lugar, y cuya voz reverberaba por las paredes.
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La penumbra del bosque se cerró alrededor de Nero, envolviéndolo en una oscuridad densa y misteriosa a pesar de ser todavía de día. A medida que avanzaba entre los árboles tupidos, solo la tenue luz del sol que se filtraba a través del espeso ramaje revelaba la forma de las hojas que crujían bajo sus pies.
El murmullo de la brisa entre las ramas creaba una atmósfera inquietante, similar a la sensación de estar en un laberinto natural. A lo lejos, una extraña luz azulada titilaba entre las sombras, capturando la atención de Nero. Parecía guiñarle a través de los árboles, tentándolo a seguir su danza espectral.
Siguiendo la luz, Nero se adentró más en la maleza, notando que la naturaleza misma del bosque parecía cambiar a su alrededor. Árboles que parecían familiares se retorcían y desvanecían, dando la impresión de que las sombras conspiraban para distorsionar la realidad. Las distancias parecían desdibujarse, creando una sensación de desconcierto en el borracho.
La extraña luz, sin embargo, se mantenía como un faro en la oscuridad. Era la única guía en este bosque retorcido. A veces, la luz parecía flotar en el aire, desafiando la lógica de la gravedad. Nero notó que solo él parecía ser capaz de seguirla, ya que los destellos eran tan tenues que se perdían entre las sombras para cualquiera que no estuviera tan enfocado en ella como él.
En un momento dado, la luz parecía atraerlo hacia una bifurcación en el camino. La senda de la izquierda estaba envuelta en una sombra más densa, mientras que la de la derecha parecía iluminarse levemente. Nero, sintiendo la extraña tentación del bosque, se debatía internamente. El suelo irregular y los árboles que parecían cerrarse como puertas sugerían que la elección no sería trivial.
La luz seguía titilando en ambas direcciones, como si el bosque mismo estuviera jugando con él. La decisión de Nero, aunque parecía simple, tenía una profundidad oculta. Elegir el camino incorrecto podría sumergirlo más profundamente en el laberinto de sombras o, tal vez, podría llevarlo a alguna revelación. La elección estaba en manos de Nero, y el bosque parecía observar con maliciosa indiferencia mientras tomaba su decisión.
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* Espero que hayas entendido el puzle, Elian. ¿Qué puerta quieres abrir?
Nero, ¿Qué escoges: ir hacia la parte oscura del bosque o seguir yendo a la luz?
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
*BLEEEERGH*... Que raro, ¿Por que esta tan oscuro? señalo el borracho al momento que se encendía el trozo de tela que tenia en la mano de nuevo(1), el cual notaba ahora que brillaba con mas intensidad, solo para asegurarse eructo de nuevo para apagar su trozo de tela(1.1) cuando noto que la luz que había visto en un comienzo parecía brillar un poco mas.
El borracho avanzo y de nueva cuenta sintió aquella sensación de incomodidad, por mas que avanzara no parecía alcanzar nunca la luz, al punto que logro ver como la luz llegaba a una bifurcación en el sendero que ya estaba bastante desnivelado, notando como parecía ir en bajada "¿Qué pasa si bajo rodando haciéndome un huevito?" pensó el borracho, sin embargo, debido al estado etílico en el que se encontraba, al momento que lo pensó, inconscientemente lo hizo y cuando menos se lo esperaba, iba rodando sin control hacia la bifurcación que había visto antes, o al menos eso pensaba puesto que en su descontrol la única guía que tenia era la luz que se asomaba a la distancia y que por mas que tratara nunca alcanzaba.
El borracho se dio de bruces contra un árbol el cual detuvo su rodada sin control, Nero se llevo su mano libre al rostro tratando de palpar con cuidado que nada se hubiera roto y adolorido comenzó a caminar hacia el sendero de la derecha, lamentándose de gran manera por la decisión que había tomado antes, en especial ahora que su rostro le dolía bastante -Aaaaaah sssss aaaaaaah ssssss aaaaaaah sssssss aaaah- se quejaría mientras se sobaba con cuidado la cara, el borracho trataba de caminar para que se le pasara el dolor que sentía, sin saber que era lo que le esperaba mas adelante.
OFF: habilidades y cosas y mas off
1 y 1.1_ Fuente de Luz [Encantamiento] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros. (El objeto encantado es una venda que tiene en la mano y la orden verbal es un eructo)
Elijo el camino de la derecha, ya que ha sido el resultado que la moneda toma decisiones difíciles me ha dado.
También, quiero que imaginen que después del golpe Nero esta con esta energía(?)
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
El borracho avanzo y de nueva cuenta sintió aquella sensación de incomodidad, por mas que avanzara no parecía alcanzar nunca la luz, al punto que logro ver como la luz llegaba a una bifurcación en el sendero que ya estaba bastante desnivelado, notando como parecía ir en bajada "¿Qué pasa si bajo rodando haciéndome un huevito?" pensó el borracho, sin embargo, debido al estado etílico en el que se encontraba, al momento que lo pensó, inconscientemente lo hizo y cuando menos se lo esperaba, iba rodando sin control hacia la bifurcación que había visto antes, o al menos eso pensaba puesto que en su descontrol la única guía que tenia era la luz que se asomaba a la distancia y que por mas que tratara nunca alcanzaba.
El borracho se dio de bruces contra un árbol el cual detuvo su rodada sin control, Nero se llevo su mano libre al rostro tratando de palpar con cuidado que nada se hubiera roto y adolorido comenzó a caminar hacia el sendero de la derecha, lamentándose de gran manera por la decisión que había tomado antes, en especial ahora que su rostro le dolía bastante -Aaaaaah sssss aaaaaaah ssssss aaaaaaah sssssss aaaah- se quejaría mientras se sobaba con cuidado la cara, el borracho trataba de caminar para que se le pasara el dolor que sentía, sin saber que era lo que le esperaba mas adelante.
OFF: habilidades y cosas y mas off
1 y 1.1_ Fuente de Luz [Encantamiento] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros. (El objeto encantado es una venda que tiene en la mano y la orden verbal es un eructo)
Elijo el camino de la derecha, ya que ha sido el resultado que la moneda toma decisiones difíciles me ha dado.
También, quiero que imaginen que después del golpe Nero esta con esta energía(?)
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Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Elian asintió mostrando su acuerdo con la conclusión de Jimena mientras caminaba pensativo en torno a la plataforma. Había viajado lo suficiente para entender que al menos algunos de aquellos grabados representaban dioses. Dioses humanos. ¿Por qué necesitarían tantos dioses los humanos? ¿No estaría mejor empleado su corto tiempo de vida si no tuvieran que dedicarlo a aprenderse una larga lista de divinidades? Aunque debía reconocer que las historias que contaban sobre ellos eran de lo más entretenidas.
¿Que qué buscaban? Buena pregunta. Lo cierto era que Elian se sentía tan intimidado por el despliegue a su alrededor como parecía el joven oficial. No así su compañera, que ahora estaba comprobando la movilidad de las arandelas que componían la plataforma circular. Una chirrió un poquito al principio, pero por lo demás, parecían en perfecto estado.
—Buscamos conexiones entre los símbolos de la plataforma y los de las puertas, para alinearlos con el símbolo central —explicó la mujer.
—Eso parece un cielo tormentoso —comentó Elian observando el símbolo mencionado.
—Thor es el dios del trueno —dijo Darío, bajito, como si le preocupara quién o qué pudiera oírles.
—Thor —repitió Elian.
Se apartó de la plataforma y se acercó a una de las puertas, donde había visto un grabado familiar.
—En la Playa de los Ancestros hay un faro con un símbolo muy parecido a éste en la base —dijo, y señaló una especie de ancla con florituras—. Lo llaman el faro de Thor.
Jimena se acercó para observar el símbolo señalado bajo la escasa luz que proporcionaban los hongos luminiscentes.
—Mjölnir —dijo—. El martillo de Thor.
Bien mirado, puede que fuera un martillo.
—Estos son Frey y Freya —continuó Jimena, señalando otros dos símbolos en la misma puerta—. Frey es dios de la lluvia. Y el Valknut representa a Odín.
—Parecen dioses importantes —dijo Elian con un encogimiento de hombros—. ¿Probamos?
Darío respondió con otro encogimiento de hombros, entre vistazo y vistazo a sus alrededores y Jimena se acercó de nuevo a la plataforma y comenzó a mover las arandelas. Elian respiró hondo y, al igual que Darío, se mantuvo alerta, no tanto ante un posible intruso como a cualquier cambio en el éter que parecía rezumar la piedra a su alrededor.
----------
OFF: Pues no sé si habré entendido bien el puzle, pero habiendo una puerta con el símbolo de Thor, elijo esa.
¿Que qué buscaban? Buena pregunta. Lo cierto era que Elian se sentía tan intimidado por el despliegue a su alrededor como parecía el joven oficial. No así su compañera, que ahora estaba comprobando la movilidad de las arandelas que componían la plataforma circular. Una chirrió un poquito al principio, pero por lo demás, parecían en perfecto estado.
—Buscamos conexiones entre los símbolos de la plataforma y los de las puertas, para alinearlos con el símbolo central —explicó la mujer.
—Eso parece un cielo tormentoso —comentó Elian observando el símbolo mencionado.
—Thor es el dios del trueno —dijo Darío, bajito, como si le preocupara quién o qué pudiera oírles.
—Thor —repitió Elian.
Se apartó de la plataforma y se acercó a una de las puertas, donde había visto un grabado familiar.
—En la Playa de los Ancestros hay un faro con un símbolo muy parecido a éste en la base —dijo, y señaló una especie de ancla con florituras—. Lo llaman el faro de Thor.
Jimena se acercó para observar el símbolo señalado bajo la escasa luz que proporcionaban los hongos luminiscentes.
—Mjölnir —dijo—. El martillo de Thor.
Bien mirado, puede que fuera un martillo.
—Estos son Frey y Freya —continuó Jimena, señalando otros dos símbolos en la misma puerta—. Frey es dios de la lluvia. Y el Valknut representa a Odín.
—Parecen dioses importantes —dijo Elian con un encogimiento de hombros—. ¿Probamos?
Darío respondió con otro encogimiento de hombros, entre vistazo y vistazo a sus alrededores y Jimena se acercó de nuevo a la plataforma y comenzó a mover las arandelas. Elian respiró hondo y, al igual que Darío, se mantuvo alerta, no tanto ante un posible intruso como a cualquier cambio en el éter que parecía rezumar la piedra a su alrededor.
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OFF: Pues no sé si habré entendido bien el puzle, pero habiendo una puerta con el símbolo de Thor, elijo esa.
- inventario:
- Kit de Curtiduría Superior [Limitado, 2 usos]
Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
Poción de baile x2 [Consumible]
Collar de clavos [1 carga]
Colgante de escarcha [1 carga]
Incienso de Jólmundröm x 2 [Consumible]
Amuleto de Imbar [3 cargas]
Gato de bolsillo [Consumible]
Flor de Transmutación [Consumible]
Cerveza de mantequilla [Consumible]
Manzana de Idunn [Consumible]
Ungüento Sanguijuela [Consumible]
Objetos limitados = 2
Objetos ligados al éter = 0
Encantamientos = 0
Armas y armaduras = 0 (que se note que soy support xD)
Las descripciones de los objetos pueden verse en mi [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (realmente necesito mejorar el equipo de este chico)
Elian
Honorable
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
Con movimientos precisos, Elian manipuló las piezas del mecanismo para alinear los grabados en una secuencia armoniosa. Cada clic resonaba en el aire, marcando el ritmo de una danza mágica. Las puertas vibraron ligeramente, como si la piedra misma respondiera a la armonía creada por el elfo.
La luz tenue que emitían las plantas iluminadas por la magia de Elian creaba sombras danzantes en las paredes, añadiendo un toque de misterio al ambiente. Jimena, siempre estratégica, sugería diferentes combinaciones y posibles significados, mientras Darío observaba con una mirada penetrante, como si pudiera percibir más allá de los símbolos.
Finalmente, las puertas se abrieron lentamente, revelando nuevos caminos que se extendían ante ellos. Elian, Darío y Jimena intercambiaron miradas significativas. Estaban a punto de adentrarse en lo desconocido, y el misterio que aguardaba en los pasillos subterráneos estaba listo para ser desvelado.
-No me esperaba que se abrieran las tres.-Comentó Darío, sin esconder su asombro y maravillado por el lugar.
-Somos tres, y hay tres caminos...-Sopesó en voz alta Jimena.
-N-no pensará en separarnos, ¿Verdad?
-o no haría esperar mucho a los de fuera. No parece haber peligros por aquí; si los hubiera, ya nos habríamos topado con alguno-Dijo Jimena con su mirada fija en la penumbra. Cruzó los brazos, ponderando las opciones que se presentaban.
-¿Cree que este sitio puede ser en verdad peligroso?-Preguntó Darío, su voz vibrando con una mezcla de inquietud y anticipación.
-Nunca hay que descartar nada, cabo.-Respondió Jimena, con firmeza. Volvió su atención hacia Elian.-¿Tú qué opinas, elfo? ¿Crees que podrás ir solo?-Esperó a que Elian le diera una respuesta.-Tú mandas al fin y al cabo. Esa era la condición para permitirnos acompañarte. Pero, si me permites aportar mi opinión, yo iría por la puerta donde están los símbolos de Baldr y Hodr-Comentó-La Profundidad era una sima oscura, ¿No? Y claramente necesitaron magia de luz para contrarrestarla. Si todo esto es alguna clase de simbología espiritual, sin duda, donde se encuentren Baldr y Hodr es donde deberías usar ese pergamino.-Señaló hacia el mencionado objeto con un gesto sutil.-...o puede que esté pensando de más.-Concluyó encogiéndose de hombros, dejando entrever la posibilidad de que su intuición pudiera estar equivocada.
Sea lo que fuere lo que el destino le deparase a aquellos tres inesperados exploradores, el camino correcto se estrecharía gradualmente, y las paredes, talladas con extraños grabados religiosos, parecerían cobrar vida a medida que la luz de las plantas iluminadas por la magia de Elian se reflejaría en ellas.
A medida que se avanza, el sonido de sus propios pasos resonarían de manera peculiar, creando una atmósfera que aumenta la tensión.
Al llegar al final del pasillo, se encontrarían frente a una imponente pared etérea en la cual hay símbolos rúnicos que a su vez contienen runas élficas grabadas. El pergamino que Elian lleva consigo, hasta ahora simplemente una reliquia decorativa, resonaría y brillaría en respuesta.
Elian sentiría la responsabilidad sobre sus hombros, y sabría que aquello por lo que le permitieron bajar estaría ahora frente a él.
Nero, envuelto en la penumbra del Bosque Perdido, sigue con tenacidad la inusual luz que lo guía entre los troncos y las sombras. La luz, similar a las hadas que cualquier cuento narraría en un relato, parpadeaba entre los árboles, mostrándose cada vez menos sutil, como si lo llamase, atrayéndolo más profundamente en el bosque. Los sonidos del viento susurrante y el crujir de las hojas secas bajo sus pies creaban una atmósfera inquietante.
La luz lo condujo a un claro en el bosque, revelando una apertura en la roca cubierta por enredaderas y musgo. La cueva, apenas visible, parecía más un umbral a otro mundo que una simple formación natural. La luz entonces desapareció, dejando al dragón solo y desamparado en el bosque.
No sería necesario que Nero se aventurara dentro de la cueva o siquiera echara un vistazo desde el exterior, ya que una figura se le adelantó, emergiendo de las sombras de la gruta. Era una mujer envuelta en un manto encapuchado, con una tez pálida que contrastaba con sus ojos castaños intensos. Su piel, a pesar del entorno tupido, permanecía delicadamente inmaculada, como si el bosque exuberante apenas hubiera rozado su presencia.
-Me has encontrado, pero... ¿Cómo?
Su tono era cauteloso, pero no despectivo. La curiosidad iluminaba los ojos de la mujer mientras observaba al recién llegado, cuyos ojos dorados y la melena despeinada añadían un marcado contraste a la escena. La piel curtida y la vestimenta desgastada de Nero encajaban más con la imagen de alguien que había recorrido una larga distancia en el bosque, lo suficiente como para adentrarse en su mismo corazón.
-Has atravesado el Bosque Perdido, viajero. Solo quienes conocen la forma de llegar a su corazón son capaces de salir. Y tú lo has hecho.-La mujer se acercó un poco más a Nero, curiosa.-Debes de ser un aliado, si no ella no te hubiese dejado pasar.
En ese momento, un susurro de hojas moviéndose rompió la quietud, anunciando la llegada de alguien más.
Lord Gilbert Baslod emergió de la penumbra, como un espectro silencioso que avanzaba con pasos decididos. Su figura se delineó gradualmente, revelando su noble porte.
Al encontrarse con Nero y Lady Margrét, la expresión de Gilbert pasó de una mirada determinada a un destello de sorpresa. En un instante, el reconocimiento se apoderó de sus rasgos, y el silencio que siguió pareció llevar consigo una historia no contada.
-¿Lady Margrét, sois vos?-Preguntó el noble casi con un nudo en la garganta.
Lady Margrét, sorprendida por la inesperada aparición de Gilbert, abrió los ojos con una expresión que transmitía la incredulidad de no anticipar su presencia ni en mil vidas.
-¡Lord Gilbert!-Exclamó con un suspiro ahogado.-¿Qué hacéis aquí?
-¡Vos sois el motivo de mi viaje!-Anunció el noble con avidez, sin prestar atención a la figura de Nero. Se aproximó con anhelo, tomando las manos delicadas de Lady Margrét entre las suyas enguantadas, expresando cariño en su firme apretón.-¿No sois un sueño?
-¡No! ¡Claro que no!-Respondió ella con una alegría que solo el reencuentro puede provocar.
-¿Qué hacéis aquí? ¿Por qué estáis aquí? ¡Tenéis que contármelo todo!-Exigió el noble, su curiosidad y emoción brillando en sus ojos.-Bueno, antes de eso tenemos que volver a Vulwulfar, ¡Vuestro padre estallará de alegría!
Entonces, la expresión alegre de Lady Margrét se volvió seria y distante.
-Eso no puede ser posible.
-¡¿Qué?! ¿Por qué?-Preguntó exaltado y confuso.
-Debo de permanecer aquí. Aquí hay algo muy importante.-Dijo señalando con un gesto sutil a la cueva.-Alguien me lo encargó, y debo de cumplir mi promesa.
-No entiendo nada, ¿No puedes decírnoslo?-El noble se mostraba cada vez más confundido.
La mujer no respondió, debatiéndose internamente si contarlo o no; si sería adecuado o no. Entonces, el noble tiró de ella sutilmente, como obligándola a dar el paso para abandonar ese lugar
-Soldado.-Se dirigió a Nero, con un tono autoritario.-¿Sabes salir de este bosque? Guíanos, por favor.
-¡Lord Gilbert, por favor!-Intentó zafarse de él.-¡No puedo abandonar este lugar!
-¿Por qué?-Preguntó de nuevo-Estar en mitad del bosque a solas es peligroso. Y más después de lo que ha sucedido.-Comentó para reforzar su argumento.
-¡Os lo suplico, creedme!-Finalmente se zafó del Baslod. Acto seguido, se dirigió a Nero-¡Viajero! ¿Cómo has llegado aquí? ¿Quién te ha revelado cómo hacerlo?
* Baldr, dios de la Luz. Hodr, dios de la Oscuridad. A grandes rasgos, eso es lo que son y lo que representan. La Profundidad fue sellada con magia élfica, una muy poderosa. Ahora estás frente a ella, Elian, tienes que deshacer el sello. Es lo que te dijeron los Pobres Compañeros, ¿No?
No eres muy ducho en las artes arcanas. Tampoco te hace falta, ya que tus quehaceres cotidianos están más relacionados con la madera que con el éter, ¿No? Pero eres un elfo, en tus genes está escrito que nadie más que tú en ese lugar es capaz de comprender eso, de manejarlo. También sabrás que romper un sello que no es tuyo puede ser difícil, y que si no andas con cuidado puede tener consecuencias malignas para tu salud. Quiero ver cómo te enfrentas a la situación, y cómo procedes ¿Eres capaz de sorprenderme?. Tira runas, a ver si la suerte está de tu lado.
Nero. Me dijiste que debes tu lealtad a la bebida. ¿Es eso lo más importante para ti? ¿Cumplirías cualquier orden con tal de ganar dinero para gastarlo en cualquier taberna emborrachándote? Si es así, no deberías de tener remordimientos ni cargo de conciencia por cumplir la directriz que te ha dado lord Gilbert. Pero, como criatura consciente de sí misma que eres, puedes hacer lo que quieras, tienes libertad. Tienes el poder de controlar a Margrét y a Gilbert, siguiendo la lógica establecida y sin comprometer la salud de ninguno.
Estamos cerca del final. Vuestras decisiones pueden cambiar el devenir de muchas cosas. Cuidado.
La luz tenue que emitían las plantas iluminadas por la magia de Elian creaba sombras danzantes en las paredes, añadiendo un toque de misterio al ambiente. Jimena, siempre estratégica, sugería diferentes combinaciones y posibles significados, mientras Darío observaba con una mirada penetrante, como si pudiera percibir más allá de los símbolos.
Finalmente, las puertas se abrieron lentamente, revelando nuevos caminos que se extendían ante ellos. Elian, Darío y Jimena intercambiaron miradas significativas. Estaban a punto de adentrarse en lo desconocido, y el misterio que aguardaba en los pasillos subterráneos estaba listo para ser desvelado.
-No me esperaba que se abrieran las tres.-Comentó Darío, sin esconder su asombro y maravillado por el lugar.
-Somos tres, y hay tres caminos...-Sopesó en voz alta Jimena.
-N-no pensará en separarnos, ¿Verdad?
-o no haría esperar mucho a los de fuera. No parece haber peligros por aquí; si los hubiera, ya nos habríamos topado con alguno-Dijo Jimena con su mirada fija en la penumbra. Cruzó los brazos, ponderando las opciones que se presentaban.
-¿Cree que este sitio puede ser en verdad peligroso?-Preguntó Darío, su voz vibrando con una mezcla de inquietud y anticipación.
-Nunca hay que descartar nada, cabo.-Respondió Jimena, con firmeza. Volvió su atención hacia Elian.-¿Tú qué opinas, elfo? ¿Crees que podrás ir solo?-Esperó a que Elian le diera una respuesta.-Tú mandas al fin y al cabo. Esa era la condición para permitirnos acompañarte. Pero, si me permites aportar mi opinión, yo iría por la puerta donde están los símbolos de Baldr y Hodr-Comentó-La Profundidad era una sima oscura, ¿No? Y claramente necesitaron magia de luz para contrarrestarla. Si todo esto es alguna clase de simbología espiritual, sin duda, donde se encuentren Baldr y Hodr es donde deberías usar ese pergamino.-Señaló hacia el mencionado objeto con un gesto sutil.-...o puede que esté pensando de más.-Concluyó encogiéndose de hombros, dejando entrever la posibilidad de que su intuición pudiera estar equivocada.
Sea lo que fuere lo que el destino le deparase a aquellos tres inesperados exploradores, el camino correcto se estrecharía gradualmente, y las paredes, talladas con extraños grabados religiosos, parecerían cobrar vida a medida que la luz de las plantas iluminadas por la magia de Elian se reflejaría en ellas.
A medida que se avanza, el sonido de sus propios pasos resonarían de manera peculiar, creando una atmósfera que aumenta la tensión.
Al llegar al final del pasillo, se encontrarían frente a una imponente pared etérea en la cual hay símbolos rúnicos que a su vez contienen runas élficas grabadas. El pergamino que Elian lleva consigo, hasta ahora simplemente una reliquia decorativa, resonaría y brillaría en respuesta.
Elian sentiría la responsabilidad sobre sus hombros, y sabría que aquello por lo que le permitieron bajar estaría ahora frente a él.
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Nero, envuelto en la penumbra del Bosque Perdido, sigue con tenacidad la inusual luz que lo guía entre los troncos y las sombras. La luz, similar a las hadas que cualquier cuento narraría en un relato, parpadeaba entre los árboles, mostrándose cada vez menos sutil, como si lo llamase, atrayéndolo más profundamente en el bosque. Los sonidos del viento susurrante y el crujir de las hojas secas bajo sus pies creaban una atmósfera inquietante.
La luz lo condujo a un claro en el bosque, revelando una apertura en la roca cubierta por enredaderas y musgo. La cueva, apenas visible, parecía más un umbral a otro mundo que una simple formación natural. La luz entonces desapareció, dejando al dragón solo y desamparado en el bosque.
No sería necesario que Nero se aventurara dentro de la cueva o siquiera echara un vistazo desde el exterior, ya que una figura se le adelantó, emergiendo de las sombras de la gruta. Era una mujer envuelta en un manto encapuchado, con una tez pálida que contrastaba con sus ojos castaños intensos. Su piel, a pesar del entorno tupido, permanecía delicadamente inmaculada, como si el bosque exuberante apenas hubiera rozado su presencia.
-Me has encontrado, pero... ¿Cómo?
Su tono era cauteloso, pero no despectivo. La curiosidad iluminaba los ojos de la mujer mientras observaba al recién llegado, cuyos ojos dorados y la melena despeinada añadían un marcado contraste a la escena. La piel curtida y la vestimenta desgastada de Nero encajaban más con la imagen de alguien que había recorrido una larga distancia en el bosque, lo suficiente como para adentrarse en su mismo corazón.
-Has atravesado el Bosque Perdido, viajero. Solo quienes conocen la forma de llegar a su corazón son capaces de salir. Y tú lo has hecho.-La mujer se acercó un poco más a Nero, curiosa.-Debes de ser un aliado, si no ella no te hubiese dejado pasar.
En ese momento, un susurro de hojas moviéndose rompió la quietud, anunciando la llegada de alguien más.
Lord Gilbert Baslod emergió de la penumbra, como un espectro silencioso que avanzaba con pasos decididos. Su figura se delineó gradualmente, revelando su noble porte.
Al encontrarse con Nero y Lady Margrét, la expresión de Gilbert pasó de una mirada determinada a un destello de sorpresa. En un instante, el reconocimiento se apoderó de sus rasgos, y el silencio que siguió pareció llevar consigo una historia no contada.
-¿Lady Margrét, sois vos?-Preguntó el noble casi con un nudo en la garganta.
Lady Margrét, sorprendida por la inesperada aparición de Gilbert, abrió los ojos con una expresión que transmitía la incredulidad de no anticipar su presencia ni en mil vidas.
-¡Lord Gilbert!-Exclamó con un suspiro ahogado.-¿Qué hacéis aquí?
-¡Vos sois el motivo de mi viaje!-Anunció el noble con avidez, sin prestar atención a la figura de Nero. Se aproximó con anhelo, tomando las manos delicadas de Lady Margrét entre las suyas enguantadas, expresando cariño en su firme apretón.-¿No sois un sueño?
-¡No! ¡Claro que no!-Respondió ella con una alegría que solo el reencuentro puede provocar.
-¿Qué hacéis aquí? ¿Por qué estáis aquí? ¡Tenéis que contármelo todo!-Exigió el noble, su curiosidad y emoción brillando en sus ojos.-Bueno, antes de eso tenemos que volver a Vulwulfar, ¡Vuestro padre estallará de alegría!
Entonces, la expresión alegre de Lady Margrét se volvió seria y distante.
-Eso no puede ser posible.
-¡¿Qué?! ¿Por qué?-Preguntó exaltado y confuso.
-Debo de permanecer aquí. Aquí hay algo muy importante.-Dijo señalando con un gesto sutil a la cueva.-Alguien me lo encargó, y debo de cumplir mi promesa.
-No entiendo nada, ¿No puedes decírnoslo?-El noble se mostraba cada vez más confundido.
La mujer no respondió, debatiéndose internamente si contarlo o no; si sería adecuado o no. Entonces, el noble tiró de ella sutilmente, como obligándola a dar el paso para abandonar ese lugar
-Soldado.-Se dirigió a Nero, con un tono autoritario.-¿Sabes salir de este bosque? Guíanos, por favor.
-¡Lord Gilbert, por favor!-Intentó zafarse de él.-¡No puedo abandonar este lugar!
-¿Por qué?-Preguntó de nuevo-Estar en mitad del bosque a solas es peligroso. Y más después de lo que ha sucedido.-Comentó para reforzar su argumento.
-¡Os lo suplico, creedme!-Finalmente se zafó del Baslod. Acto seguido, se dirigió a Nero-¡Viajero! ¿Cómo has llegado aquí? ¿Quién te ha revelado cómo hacerlo?
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* Baldr, dios de la Luz. Hodr, dios de la Oscuridad. A grandes rasgos, eso es lo que son y lo que representan. La Profundidad fue sellada con magia élfica, una muy poderosa. Ahora estás frente a ella, Elian, tienes que deshacer el sello. Es lo que te dijeron los Pobres Compañeros, ¿No?
No eres muy ducho en las artes arcanas. Tampoco te hace falta, ya que tus quehaceres cotidianos están más relacionados con la madera que con el éter, ¿No? Pero eres un elfo, en tus genes está escrito que nadie más que tú en ese lugar es capaz de comprender eso, de manejarlo. También sabrás que romper un sello que no es tuyo puede ser difícil, y que si no andas con cuidado puede tener consecuencias malignas para tu salud. Quiero ver cómo te enfrentas a la situación, y cómo procedes ¿Eres capaz de sorprenderme?. Tira runas, a ver si la suerte está de tu lado.
Nero. Me dijiste que debes tu lealtad a la bebida. ¿Es eso lo más importante para ti? ¿Cumplirías cualquier orden con tal de ganar dinero para gastarlo en cualquier taberna emborrachándote? Si es así, no deberías de tener remordimientos ni cargo de conciencia por cumplir la directriz que te ha dado lord Gilbert. Pero, como criatura consciente de sí misma que eres, puedes hacer lo que quieras, tienes libertad. Tienes el poder de controlar a Margrét y a Gilbert, siguiendo la lógica establecida y sin comprometer la salud de ninguno.
Estamos cerca del final. Vuestras decisiones pueden cambiar el devenir de muchas cosas. Cuidado.
Thorn
Master
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
-SSSSS Aaaaaaaah sssss aaaaaahh- se continuaba quejando el borracho cuando una voz le interrumpió en su agonía(?).
Me has encontrado, pero... ¿Cómo?
-Eh?, lo siento ni yo entiendo bien que ha sido lo que ha ocurrido, un segundo estaba pensando ¿Qué sucedería si me hago bolita?, al siguiente estaba rodando sin control- respondió el borracho, saliendo de aquel loop de dolor para centrarse ahora en la joven que aparecía frente a el.
Ante lo cual la joven comenzaría a hablar sobre algo del bosque y que solo quienes conocían la forma de llegar a su corazón eran capaces de salir de ahí, el borracho comenzó a tratar de hacer un mapa mental, pero todo giraba antes de llegar ahí y pensaba que estarían atrapados allí hasta que alguien mas apareciera.
Por suerte para ellos el lord apareció al rescate, pero la alegría se opaco rápidamente al momento que toda aquella escena se puso muy turbia, cuando finalmente todo ya estaba dicho y hecho, ambos, la lady y el lord le preguntaban a Nero por algo que ni el mismo sabia con certeza.
El borracho se puso en medio de ambos para generar algo de distancia y evitar tirones indeseados, -Bueno... Se van a reír jaja... No se como llegue ¯\_(ツ)_/¯ la verdad, el lord puede dar fé de ello, yo nada mas venia a buscar un lugar donde descargar la vejiga y como estaba borracho observe una pendiente y pensé ¿Qué sucedería si me hago bolita? y bueno a veces la mente y el cuerpo no saben distinguir cual es cual, termine rodando y caí a este lugar... - Tanto la Lady como el Lord quedaron algo confundidos con la respuesta del borracho que ahora se encontraba en medio de los dos.
-A todo esto lord, ¿Cómo fue que llego usted?- pregunto el borracho con genuina curiosidad, pero mas que nada porque la sensación de estar en alerta se había disparado de gran forma, en especial porque todo aquello era muy oportuno y estaba casi seguro que el lord habría querido estar en cualquier excepto en el lugar que se encontraba Nero, el borracho estaba casi seguro que no le habían seguido, y el hecho que ni el lord supiera donde estaba siendo alguien tan bien curtido en muchas cosas, el mas que nadie debería tener una idea general de donde se encontraban.
Me has encontrado, pero... ¿Cómo?
-Eh?, lo siento ni yo entiendo bien que ha sido lo que ha ocurrido, un segundo estaba pensando ¿Qué sucedería si me hago bolita?, al siguiente estaba rodando sin control- respondió el borracho, saliendo de aquel loop de dolor para centrarse ahora en la joven que aparecía frente a el.
Ante lo cual la joven comenzaría a hablar sobre algo del bosque y que solo quienes conocían la forma de llegar a su corazón eran capaces de salir de ahí, el borracho comenzó a tratar de hacer un mapa mental, pero todo giraba antes de llegar ahí y pensaba que estarían atrapados allí hasta que alguien mas apareciera.
Por suerte para ellos el lord apareció al rescate, pero la alegría se opaco rápidamente al momento que toda aquella escena se puso muy turbia, cuando finalmente todo ya estaba dicho y hecho, ambos, la lady y el lord le preguntaban a Nero por algo que ni el mismo sabia con certeza.
El borracho se puso en medio de ambos para generar algo de distancia y evitar tirones indeseados, -Bueno... Se van a reír jaja... No se como llegue ¯\_(ツ)_/¯ la verdad, el lord puede dar fé de ello, yo nada mas venia a buscar un lugar donde descargar la vejiga y como estaba borracho observe una pendiente y pensé ¿Qué sucedería si me hago bolita? y bueno a veces la mente y el cuerpo no saben distinguir cual es cual, termine rodando y caí a este lugar... - Tanto la Lady como el Lord quedaron algo confundidos con la respuesta del borracho que ahora se encontraba en medio de los dos.
-A todo esto lord, ¿Cómo fue que llego usted?- pregunto el borracho con genuina curiosidad, pero mas que nada porque la sensación de estar en alerta se había disparado de gran forma, en especial porque todo aquello era muy oportuno y estaba casi seguro que el lord habría querido estar en cualquier excepto en el lugar que se encontraba Nero, el borracho estaba casi seguro que no le habían seguido, y el hecho que ni el lord supiera donde estaba siendo alguien tan bien curtido en muchas cosas, el mas que nadie debería tener una idea general de donde se encontraban.
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Elian tampoco esperaba que se abrieran las tres puertas. Claro que los humanos tenían tantos dioses que cualquiera sabía lo que estaba haciendo con esas teselas. Se fue asomando a cada uno de los vanos mientras sus compañeros hacían balance de situación. Todos los caminos le parecieron igual de ominosos. Finalmente, las preguntas de Jimena lo arrancaron de sus cavilaciones.
—Podría ir solo —respondió—. La cuestión es hasta dónde llegaría. Además, solo uno de nosotros puede leer esto después de todo —añadió dando unas palmaditas al rollo que llevaba enganchado del cinturón—. Me parece que no tendría mucho sentido separarnos si el que encuentra lo que buscamos tiene que volver atrás igualmente y encontrar a los demás para llevarlos de vuelta.
Por otro lado, ¿por qué razón le habían permitido llevar a esos dos si solo lo necesitaban a él? ¿Sería por lo de los tres caminos o habría algo más?
—Creo que es mejor que sigamos juntos.
Darío asintió satisfecho y Jimena se lanzó con un discurso sobre la luz y la oscuridad, Hodr y Baldr. Parecía tener sentido y ¿qué más daba una puerta que otra? Imbar estaría en todas, pues se habían internado en sus dominios. Al menos, eso esperaba, pues no había perdido esa desazón que lo alcanzó mientras ascendían el monte de la Adoración.
—Hodr y Baldr entonces —dijo Elian—, ¿me recuerdas qué puerta es? —añadió con una sonrisa traviesa, intentando aligerar un poco la tensión que la nueva incertidumbre había hecho caer sobre el grupo.
Jimena señaló el lugar y los tres se adentraron en el pasadizo conteniendo la respiración. Bueno, Elian contuvo la respiración y asumió que el silencio de los otros dos se debía a lo mismo que el suyo. El desasosiego no solo no disminuyó, sino que fue en aumento a medida que avanzaban, incluso cuando las runas élficas comenzaron a aparecer entre los hongos luminiscentes. Habría sido una hermosa vista en otras circunstancias.
Por fin, encontraron lo que buscaban, o eso creyeron. El pergamino, por su parte, parecía estar reaccionando positivamente, como si reconociera la magia del lugar. Aunque qué iba a saber Elian de runas, su propia magia era más agreste, más… natural en cierto modo. En cualquier caso, él solo tenía que leer la escritura del pergamino.
¿Para qué?, preguntó una voz en su mente. ¿Le habían explicado para qué era el encantamiento? No que el recordara. Había abierto el sello de la puerta, pero por qué querrían abrir este otro sello. O quizá aquí abajo hacía otra cosa. Después de todo, los Compañeros les habían impedido la entrada para proteger el lugar. Si Amarië les había entregado el pergamino debió ser porque confiaba en ellos.
Además, lo había prometido.
Pero, ¿por qué los guardaespaldas? No habían encontrado nada peligroso hasta el momento. ¿Qué esperaban que ocurriera ahí abajo?
—Será mejor que os echéis un poco hacia atrás por lo que pueda pasar —dijo a sus compañeros.
Después, bebió un par de sorbos de agua y se aclaró la garganta, pero antes de desenrollar el pergamino, decidió tomar una precaución adicional. Tomando un puñado de tierra y polvo del suelo, recitó una brevísima plegaria y un brote, henchido de vida, apareció en su mano(1). Con el retoño a buen recaudo en su mano, desenrolló finalmente el pergamino y leyó el encantamiento.
----------
OFF: Le hago caso a Jimena, que para eso la escogí, y sigo el camino de Hodr y Baldr.
(1) Habilidad de nivel 2, Naturaleza de Vida: Tomo un puñado de tierra y la insuflo de vida para generar un delicado brote que sanará las heridas de la persona que lo consuma (en función del nivel de talento). El brote dura fresco un máximo de dos rondas antes de marchitarse y perder sus propiedades.
Nivel de talento (Brotes Sanadores): 3, Avanzado.
Me lo guardo por si me hiciera falta un tentempié después de la runa.
—Podría ir solo —respondió—. La cuestión es hasta dónde llegaría. Además, solo uno de nosotros puede leer esto después de todo —añadió dando unas palmaditas al rollo que llevaba enganchado del cinturón—. Me parece que no tendría mucho sentido separarnos si el que encuentra lo que buscamos tiene que volver atrás igualmente y encontrar a los demás para llevarlos de vuelta.
Por otro lado, ¿por qué razón le habían permitido llevar a esos dos si solo lo necesitaban a él? ¿Sería por lo de los tres caminos o habría algo más?
—Creo que es mejor que sigamos juntos.
Darío asintió satisfecho y Jimena se lanzó con un discurso sobre la luz y la oscuridad, Hodr y Baldr. Parecía tener sentido y ¿qué más daba una puerta que otra? Imbar estaría en todas, pues se habían internado en sus dominios. Al menos, eso esperaba, pues no había perdido esa desazón que lo alcanzó mientras ascendían el monte de la Adoración.
—Hodr y Baldr entonces —dijo Elian—, ¿me recuerdas qué puerta es? —añadió con una sonrisa traviesa, intentando aligerar un poco la tensión que la nueva incertidumbre había hecho caer sobre el grupo.
Jimena señaló el lugar y los tres se adentraron en el pasadizo conteniendo la respiración. Bueno, Elian contuvo la respiración y asumió que el silencio de los otros dos se debía a lo mismo que el suyo. El desasosiego no solo no disminuyó, sino que fue en aumento a medida que avanzaban, incluso cuando las runas élficas comenzaron a aparecer entre los hongos luminiscentes. Habría sido una hermosa vista en otras circunstancias.
Por fin, encontraron lo que buscaban, o eso creyeron. El pergamino, por su parte, parecía estar reaccionando positivamente, como si reconociera la magia del lugar. Aunque qué iba a saber Elian de runas, su propia magia era más agreste, más… natural en cierto modo. En cualquier caso, él solo tenía que leer la escritura del pergamino.
¿Para qué?, preguntó una voz en su mente. ¿Le habían explicado para qué era el encantamiento? No que el recordara. Había abierto el sello de la puerta, pero por qué querrían abrir este otro sello. O quizá aquí abajo hacía otra cosa. Después de todo, los Compañeros les habían impedido la entrada para proteger el lugar. Si Amarië les había entregado el pergamino debió ser porque confiaba en ellos.
Además, lo había prometido.
Pero, ¿por qué los guardaespaldas? No habían encontrado nada peligroso hasta el momento. ¿Qué esperaban que ocurriera ahí abajo?
—Será mejor que os echéis un poco hacia atrás por lo que pueda pasar —dijo a sus compañeros.
Después, bebió un par de sorbos de agua y se aclaró la garganta, pero antes de desenrollar el pergamino, decidió tomar una precaución adicional. Tomando un puñado de tierra y polvo del suelo, recitó una brevísima plegaria y un brote, henchido de vida, apareció en su mano(1). Con el retoño a buen recaudo en su mano, desenrolló finalmente el pergamino y leyó el encantamiento.
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OFF: Le hago caso a Jimena, que para eso la escogí, y sigo el camino de Hodr y Baldr.
(1) Habilidad de nivel 2, Naturaleza de Vida: Tomo un puñado de tierra y la insuflo de vida para generar un delicado brote que sanará las heridas de la persona que lo consuma (en función del nivel de talento). El brote dura fresco un máximo de dos rondas antes de marchitarse y perder sus propiedades.
Nivel de talento (Brotes Sanadores): 3, Avanzado.
Me lo guardo por si me hiciera falta un tentempié después de la runa.
- inventario:
- Kit de Curtiduría Superior [Limitado, 2 usos]
Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
Poción de baile x2 [Consumible]
Collar de clavos [1 carga]
Colgante de escarcha [1 carga]
Incienso de Jólmundröm x 2 [Consumible]
Amuleto de Imbar [3 cargas]
Gato de bolsillo [Consumible]
Flor de Transmutación [Consumible]
Cerveza de mantequilla [Consumible]
Manzana de Idunn [Consumible]
Ungüento Sanguijuela [Consumible]
Objetos limitados = 2
Objetos ligados al éter = 0
Encantamientos = 0
Armas y armaduras = 0 (que se note que soy support xD)
Las descripciones de los objetos pueden verse en mi [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (realmente necesito mejorar el equipo de este chico)
Elian
Honorable
Honorable
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
El miembro 'Elian' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
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'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
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Tyr
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
- Extraña quietud:
En el crisol místico de palabras ancestrales, Elian, con su voz cargada de magia, rompió la fuerza oculta que había mantenido sellada la entrada. Los símbolos rúnicos etéreos temblaron y se desvanecieron, liberando el acceso a lo desconocido. Una quietud momentánea flotó en el aire antes de que los tres exploradores siguieran su camino.
A la luz titilante de la magia élfica, la compañía entró en la sala adyacente. Sus primeros pasos resonaron en la piedra desgastada del suelo, como un eco de alguna antigua tragedia. La estancia circular se desplegó ante ellos, revelando una escena de destrucción encapsulada en un silencio ominoso.
Mobiliario roto y escombros alfombraban el suelo, marcando un campo de batalla olvidado. Ecos del pasado vibraban en el aire, y las sombras se aferraban a las paredes como testigos mudos de la desolación que se había desatado.
Jimena, siempre estratégica, escudriñó la escena con ojos analíticos. Sus dedos trazaron en el aire las líneas imaginarias de la confrontación pasada, como si pudiera reconstruir la narrativa oculta entre los escombros. Darío, más taciturno, escudriñó las sombras, sus instintos en alerta, como si pudiera sentir las vibraciones de la tragedia aún flotando en el aire.
En el centro de la sala yacía el vestigio de una grandiosidad perdida: un altar, ahora en ruinas, con los ecos de su antigua majestuosidad apenas perceptibles entre las grietas. Los destellos verdosos de la magia de Elian acariciaron las superficies desgastadas, delineando antiguos grabados que narraban una historia truncada.
Como guardianes silenciosos del altar, enormes pilares se alzaban, sosteniendo un techo que, aunque agrietado, aún resistía al paso del tiempo. Entre las piedras quebradas, destellos inusuales captaron la atención de los exploradores: en el centro mismo del altar una piedra cristalizada de color morado emitía pulsaciones muy tenues como si de un corazón calmado se tratase. La luz de la magia de Elian luchaba por prevalecer ante las oscuras pulsaciones del cristal de color morado.
Jimena se acercó con cautela, con sus ojos analíticos intentando captar cada detalle.
-Nunca he visto nada igual.-Murmuró, examinando las gemas como si pudiera leer en ellas la clave de su existencia.
Darío, el defensor del grupo, avanzó, sus instintos en alerta. Su mano tocó con curiosidad la piedra, y una leve vibración pareció resonar en su interior.
-E-esto no es natural.-Dijo tembloroso.
Elian, portador del pergamino, sentiría una resonancia en su ser al acercarse al altar. La luz que fluía de sus hechizos comenzaría a vibrar en una disonancia cada vez más evidente con la piedra morada.
De pronto, desde las profundidades de la sala, emergió una voz ronca y quejumbrosa.
-¡Marchaos! Estáis en suelo sagrado.-Resonó la voz, un lamento espectral que se arremolinaba en la penumbra como una melodía inquietante. Los exploradores, sorprendidos, intercambiaron miradas en la penumbra de la sala circular.
En la penumbra, más allá de la misteriosa piedra morada, yacía sentada y apoyada contra la pared una figura ataviada con una armadura magullada y corrompida. Una negrura aceitosa se enroscaba en su blindaje como sombras danzantes. A pesar de la profanación de su armadura, Darío y Jimena reconocieron la forma y la presencia inconfundible del conocido como sir Artúr de la Profundidad.
Su espada, empuñada por la desdicha, estaba clavada entre las piedras partidas del suelo, un testimonio de la tragedia que envolvía aquel lugar. Elian, Darío y Jimena, incapaces de ver más allá del casco que ocultaba el rostro del caballero, sintieron el peso de un pasado que se negaba a descansar.
-¡No puede ser!-Exclamó Jimena ojiplática.
-¡Es sir Artúr!-Exclamó, asombrado y casi emocionado-¡Sir Artúr de la Profundidad!-Le dijo a Elian-¡No está muerto!
Pero, si Elian era lo suficientemente perspicaz, notaría que había algo que era sospechoso. Sir Artúr no parecía responder ante la presencia de aliados, y el estar allí abajo en soledad encerrado por un sello élfico tampoco tendría sentido si se trataba verdaderamente de él.
El aire, denso con la mezcla de la magia de Elian y la oscuridad que emanaba del caballero, creó una tensión palpable. La piedra púrpura parecía reaccionar ante la presencia espectral, con su resplandor oscilando como si respondiera a una llamada invisible.
De repente, Sir Artúr, como resucitando de su propia tumba, se irguió a duras penas, como un espectro que emerge de las sombras. La piedra morada, que parecía responder a su presencia, palpitó con una luz oscura, y una energía impía lo atravesó, provocando un cambio en la atmósfera de la sala.
La luminiscencia misteriosa que envolvía a la piedra morada se oscureció de golpe. Sir Artúr, ahora envuelto en una aura de furia, giró su mirada vacía hacia los intrusos. La hostilidad, una fuerza oscura que parecía emerger de la misma Lágrima, transformó al caballero en una amenaza
Darío, por su parte, empezó a encontrarse mal. La sustancia negra y aceitosa que había corrompido la armadura de Sir Artúr apareció en la mano que había tocado la piedra misteriosa, extendiéndose rápidamente por su cuerpo. Una metamorfosis ominosa se apoderaba de él, y sus ojos, una vez leales, ahora reflejaban un resplandor siniestro.
Darío, ahora infectado por la misma oscuridad que consumía a Sir Artúr, se volvió hacia Elian y Jimena con una hostilidad despiadada. La corrupción se manifestaba como una fuerza primordial, retorciendo la realidad y volviendo a los antiguos aliados uno contra el otro. La sala, testigo de la tragedia que se desenvolvía, resonaba con la furia de Sir Artúr y los aullidos distorsionados de Darío.
-Te seguí, soldado.-Respondió lord Gilbert Baslod ante la pregunta de Nero-Yo también vi esa extraña luz.
Y, de pronto, como un trueno que rompe el silencio, de entre los árboles emergió un grupo airado, liderado por un caballero enfundado en una armadura que mostraba los estragos del tiempo y la batalla. Sus ojos chispeaban de furia mientras clavaba la mirada en Gilbert.
-¡Lord Baslod!-Rugió con tono acusatorio-¿Qué osáis hacer, divagando por estas tierras como si fueran vuestro jardín privado?
Gilbert, aunque sorprendido, no mostró temor. Mantuvo una actitud altiva, encarando a los Compañeros.
-Yo busco respuestas y no permitiré que nadie, ni siquiera vosotros, me detenga.
Los Pobres Compañeros murmuraron entre ellos, evidenciando la tensión en el aire. Nero, Lady Margrét y Gilbert se hallaban rodeados por guerreros que no dudaban en mostrar su descontento.
-¿Respuestas?-Espetó el que parecía el líder de aquel grupo.-¿Qué respuestas buscáis que no hayan sido ya respondidas por la desgracia que cae sobre Vulwulfar?
-¿Quién es esta mujer?-Inquirió otro de los Compañeros, señalando a Lady Margrét con desconfianza.
Ella, que hasta ahora había observado la escena en silencio, dio un paso al frente.
-Soy Lady Margrét Vulwulf, hija de vuestro señor. No tengo intención de interferir en vuestros asuntos, pero debo avisaros algo oscuro se cierne sobre estas tierras.
Los Pobres Compañeros intercambiaron miradas confusas, no esperaban encontrarse con la heredera de Vulwulfar en aquel bosque. A pesar de su sorpresa, la ira persistía en sus rostros.
-Su padre ya no es nuestro señor, lady Margrét-Pasó su mirada de la mujer al noble, y por último posó su mirada sobre el borracho.-Sois intrusos en este lugar, y si no lo abandonáis de inmediato y por la buenas, tendrá que ser por las malas.-Miró a sus hombres, y estos desenfundaron sus armas, como si de una especie de señal se tratara.
* Muy bien, Elian. Has sido bendecido por los dioses y la fortuna te ha sonreído; has deshecho el hechizo como si de pronunciar una canción infantil se tratara.
Has logrado llegar donde supuestamente tenías que llegar. ¿Por qué querían los Pobres Compañeros que rompieras el sello? ¿Para liberar a sir Artúr, tal vez? Sea como sea, ahora estás en peligro y tienes a dos enemigos frente a ti. Darío mantiene la mini ficha que le hice en el primer post, y la de sir Artúr es la siguiente:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Humano corrompido por la Profundidad. Tradición Marcial --> Combate con Armas (espada y escudo).
Puedes luchar, puedes correr, puedes hacer lo que quieras. Suerte.
* Nero, tu posición se ha vuelto complicada. Sin querer te has metido donde no te llamaban y estás en medio de una disputa seria. La discusión entre Gilbert y Margrét ha quedado atrás, ahora tu preocupación es saber si vas a salir con buen pie de ahí o no. ¿Cómo arreglarás la situación? (si es que la arreglas). Puedes usar tanto a los nobles como a los Compañeros. Suerte.
* Probablemente este sea el último turno. Usad bien la cabeza y puede que salvéis el pellejo. Ya os adelanto que la situación es complicada. Suerte.
A la luz titilante de la magia élfica, la compañía entró en la sala adyacente. Sus primeros pasos resonaron en la piedra desgastada del suelo, como un eco de alguna antigua tragedia. La estancia circular se desplegó ante ellos, revelando una escena de destrucción encapsulada en un silencio ominoso.
Mobiliario roto y escombros alfombraban el suelo, marcando un campo de batalla olvidado. Ecos del pasado vibraban en el aire, y las sombras se aferraban a las paredes como testigos mudos de la desolación que se había desatado.
Jimena, siempre estratégica, escudriñó la escena con ojos analíticos. Sus dedos trazaron en el aire las líneas imaginarias de la confrontación pasada, como si pudiera reconstruir la narrativa oculta entre los escombros. Darío, más taciturno, escudriñó las sombras, sus instintos en alerta, como si pudiera sentir las vibraciones de la tragedia aún flotando en el aire.
En el centro de la sala yacía el vestigio de una grandiosidad perdida: un altar, ahora en ruinas, con los ecos de su antigua majestuosidad apenas perceptibles entre las grietas. Los destellos verdosos de la magia de Elian acariciaron las superficies desgastadas, delineando antiguos grabados que narraban una historia truncada.
Como guardianes silenciosos del altar, enormes pilares se alzaban, sosteniendo un techo que, aunque agrietado, aún resistía al paso del tiempo. Entre las piedras quebradas, destellos inusuales captaron la atención de los exploradores: en el centro mismo del altar una piedra cristalizada de color morado emitía pulsaciones muy tenues como si de un corazón calmado se tratase. La luz de la magia de Elian luchaba por prevalecer ante las oscuras pulsaciones del cristal de color morado.
Jimena se acercó con cautela, con sus ojos analíticos intentando captar cada detalle.
-Nunca he visto nada igual.-Murmuró, examinando las gemas como si pudiera leer en ellas la clave de su existencia.
Darío, el defensor del grupo, avanzó, sus instintos en alerta. Su mano tocó con curiosidad la piedra, y una leve vibración pareció resonar en su interior.
-E-esto no es natural.-Dijo tembloroso.
Elian, portador del pergamino, sentiría una resonancia en su ser al acercarse al altar. La luz que fluía de sus hechizos comenzaría a vibrar en una disonancia cada vez más evidente con la piedra morada.
- Silencio:
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De pronto, desde las profundidades de la sala, emergió una voz ronca y quejumbrosa.
-¡Marchaos! Estáis en suelo sagrado.-Resonó la voz, un lamento espectral que se arremolinaba en la penumbra como una melodía inquietante. Los exploradores, sorprendidos, intercambiaron miradas en la penumbra de la sala circular.
En la penumbra, más allá de la misteriosa piedra morada, yacía sentada y apoyada contra la pared una figura ataviada con una armadura magullada y corrompida. Una negrura aceitosa se enroscaba en su blindaje como sombras danzantes. A pesar de la profanación de su armadura, Darío y Jimena reconocieron la forma y la presencia inconfundible del conocido como sir Artúr de la Profundidad.
Su espada, empuñada por la desdicha, estaba clavada entre las piedras partidas del suelo, un testimonio de la tragedia que envolvía aquel lugar. Elian, Darío y Jimena, incapaces de ver más allá del casco que ocultaba el rostro del caballero, sintieron el peso de un pasado que se negaba a descansar.
-¡No puede ser!-Exclamó Jimena ojiplática.
-¡Es sir Artúr!-Exclamó, asombrado y casi emocionado-¡Sir Artúr de la Profundidad!-Le dijo a Elian-¡No está muerto!
Pero, si Elian era lo suficientemente perspicaz, notaría que había algo que era sospechoso. Sir Artúr no parecía responder ante la presencia de aliados, y el estar allí abajo en soledad encerrado por un sello élfico tampoco tendría sentido si se trataba verdaderamente de él.
El aire, denso con la mezcla de la magia de Elian y la oscuridad que emanaba del caballero, creó una tensión palpable. La piedra púrpura parecía reaccionar ante la presencia espectral, con su resplandor oscilando como si respondiera a una llamada invisible.
De repente, Sir Artúr, como resucitando de su propia tumba, se irguió a duras penas, como un espectro que emerge de las sombras. La piedra morada, que parecía responder a su presencia, palpitó con una luz oscura, y una energía impía lo atravesó, provocando un cambio en la atmósfera de la sala.
La luminiscencia misteriosa que envolvía a la piedra morada se oscureció de golpe. Sir Artúr, ahora envuelto en una aura de furia, giró su mirada vacía hacia los intrusos. La hostilidad, una fuerza oscura que parecía emerger de la misma Lágrima, transformó al caballero en una amenaza
Darío, por su parte, empezó a encontrarse mal. La sustancia negra y aceitosa que había corrompido la armadura de Sir Artúr apareció en la mano que había tocado la piedra misteriosa, extendiéndose rápidamente por su cuerpo. Una metamorfosis ominosa se apoderaba de él, y sus ojos, una vez leales, ahora reflejaban un resplandor siniestro.
Darío, ahora infectado por la misma oscuridad que consumía a Sir Artúr, se volvió hacia Elian y Jimena con una hostilidad despiadada. La corrupción se manifestaba como una fuerza primordial, retorciendo la realidad y volviendo a los antiguos aliados uno contra el otro. La sala, testigo de la tragedia que se desenvolvía, resonaba con la furia de Sir Artúr y los aullidos distorsionados de Darío.
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-Te seguí, soldado.-Respondió lord Gilbert Baslod ante la pregunta de Nero-Yo también vi esa extraña luz.
Y, de pronto, como un trueno que rompe el silencio, de entre los árboles emergió un grupo airado, liderado por un caballero enfundado en una armadura que mostraba los estragos del tiempo y la batalla. Sus ojos chispeaban de furia mientras clavaba la mirada en Gilbert.
-¡Lord Baslod!-Rugió con tono acusatorio-¿Qué osáis hacer, divagando por estas tierras como si fueran vuestro jardín privado?
Gilbert, aunque sorprendido, no mostró temor. Mantuvo una actitud altiva, encarando a los Compañeros.
-Yo busco respuestas y no permitiré que nadie, ni siquiera vosotros, me detenga.
Los Pobres Compañeros murmuraron entre ellos, evidenciando la tensión en el aire. Nero, Lady Margrét y Gilbert se hallaban rodeados por guerreros que no dudaban en mostrar su descontento.
-¿Respuestas?-Espetó el que parecía el líder de aquel grupo.-¿Qué respuestas buscáis que no hayan sido ya respondidas por la desgracia que cae sobre Vulwulfar?
-¿Quién es esta mujer?-Inquirió otro de los Compañeros, señalando a Lady Margrét con desconfianza.
Ella, que hasta ahora había observado la escena en silencio, dio un paso al frente.
-Soy Lady Margrét Vulwulf, hija de vuestro señor. No tengo intención de interferir en vuestros asuntos, pero debo avisaros algo oscuro se cierne sobre estas tierras.
Los Pobres Compañeros intercambiaron miradas confusas, no esperaban encontrarse con la heredera de Vulwulfar en aquel bosque. A pesar de su sorpresa, la ira persistía en sus rostros.
-Su padre ya no es nuestro señor, lady Margrét-Pasó su mirada de la mujer al noble, y por último posó su mirada sobre el borracho.-Sois intrusos en este lugar, y si no lo abandonáis de inmediato y por la buenas, tendrá que ser por las malas.-Miró a sus hombres, y estos desenfundaron sus armas, como si de una especie de señal se tratara.
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* Muy bien, Elian. Has sido bendecido por los dioses y la fortuna te ha sonreído; has deshecho el hechizo como si de pronunciar una canción infantil se tratara.
Has logrado llegar donde supuestamente tenías que llegar. ¿Por qué querían los Pobres Compañeros que rompieras el sello? ¿Para liberar a sir Artúr, tal vez? Sea como sea, ahora estás en peligro y tienes a dos enemigos frente a ti. Darío mantiene la mini ficha que le hice en el primer post, y la de sir Artúr es la siguiente:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Humano corrompido por la Profundidad. Tradición Marcial --> Combate con Armas (espada y escudo).
Puedes luchar, puedes correr, puedes hacer lo que quieras. Suerte.
* Nero, tu posición se ha vuelto complicada. Sin querer te has metido donde no te llamaban y estás en medio de una disputa seria. La discusión entre Gilbert y Margrét ha quedado atrás, ahora tu preocupación es saber si vas a salir con buen pie de ahí o no. ¿Cómo arreglarás la situación? (si es que la arreglas). Puedes usar tanto a los nobles como a los Compañeros. Suerte.
* Probablemente este sea el último turno. Usad bien la cabeza y puede que salvéis el pellejo. Ya os adelanto que la situación es complicada. Suerte.
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
El sello se abrió y nada ominoso salió precipitadamente a través de él, lo cual era muy de agradecer, si bien lo que encontraron al otro lado le dejó el estómago revuelto. No sólo porque el sentimiento de desasosiego que le había acompañado desde la escalada era más fuerte allí, ni por el olor a cerrado, sino también por el estado en que se encontraba la gran sala a la tenue luz de las esporas. ¿Qué habría ocurrido allí dentro?
Caminaron en un reverente silencio hasta detenerse frente al altar. La extraña piedra que yacía sobre él parecía enfrentarse no solo a su magia, sino al mismo Elian, que sentía la desazón oprimiéndole el estómago con más fuerza ahora que tenía aquella cosa frente a sí.
—No, no es natural —respondió a Darío—. Esa magia… —Pero no pudo terminar la frase dada la intervención de una figura inesperada—. ¿Sir Artúr? ¿Cómo es posible?, este lugar lleva dos años sellado.
Tanto si el desconocido era o fue alguna vez Sir Artúr como si no, no parecía que estuviera en control de sus propios actos, pero fue peor lo que vino después. Elian cortó el paso a Jimena cuando esta intentó acercarse en ayuda de su compañero y, llevando una mano a tierra, se llenó del poder de Imbar(1). La sargento dejó escapar un grito de asombro al ver crecer a ritmo acelerado un robusto espino que cortó el paso de ambos atacantes. Arañando algo de tierra y polvo del suelo, el elfo pronunció una segunda oración, haciendo surgir un segundo brote como el que tenía en la otra mano(2).
—Ten —dijo entregándole ambos brotes a Jimena—, intenta hacérselos tragar a través de las ramas, pero no los toques.
—¿Qué son? —preguntó la sargento.
—Poseen propiedades curativas, pero no sé si funcionará con esto. Si no logras hacérselo comer o si logran atravesar el zarzal, sal corriendo. Alguien tiene que informar de lo que ha pasado aquí.
—¿Y qué harás tú?
—Rezar. Esto es un lugar sagrado, después de todo.
Dicho esto, Elian tomó en sus manos el amuleto de la diosa Imbar(3), se sentó con las piernas cruzadas frente al altar, con el espino (y los dos guerreros) a la vista, y llamó a todo el poder de los bosques, la Luz y la Vida. No sabía si el extraño cristal, ahora aparentemente apagado, conservaba su oscuro poder o lo había transferido en su totalidad a ambos hombres. No sabía si él sería capaz de marcar alguna diferencia donde una sacerdotisa de Isil solo había podido controlar la amenaza. ¿Pero qué otra cosa podía hacer sino intentarlo? Sí, la luz de la luna y las estrellas era poderosa, pero él nunca había visto nada más fuerte que las raíces de un árbol. Y ese era el dominio de Imbar.
----------
OFF: Uy, no, no me voy a pegar con dos soldados entrenados, que soy support. Mejor intento sanar un poco el lugar y, quizá a dichos soldados entrenados. Mi intención es hacer brotar un hermoso árbol que rompa o encierre el cristalito bonito, pero ahí lo que pase al final se lo dejo al máster. Estaría haciendo uso simultaneo de mis dos talentos de magia natural y sanadora, ambos a nivel Avanzado (3).
(1) Habilidad Barrera Natural: Al tocar el suelo con mi Luz, un tupido matorral espinoso surgirá inmediatamente de la tierra cerca de donde me encuentro. Funciona como obstáculo o barrera.
(2) Segundo uso de la habilidad Naturaleza de Vida: Tomo un puñado de tierra y la insuflo de vida para generar un delicado brote que sanará las heridas de la persona que lo consuma (en función del nivel de talento). El brote dura fresco un máximo de dos rondas antes de marchitarse y perder sus propiedades. Le doy este brote y el que creé el turno anterior a Jimena, para que intente hacérselos tragar a Darío y Sir Artúr mientras están obstaculizados por el matorral espinoso (por probar, que no quede)
(3) Amuleto de Imbar: Al sostener este amuleto firmemente contra tu pecho, ignoras todos los efectos de maldiciones sobre tu PJ por un turno. En realidad, no tengo ninguna maldición, pero se me ha ocurrido que quizá ayude un poco con lo que sea que está haciendo el cristalito raro, apoyando mi magia de naturaleza (por la cosa de que viene también de Imbar)
Caminaron en un reverente silencio hasta detenerse frente al altar. La extraña piedra que yacía sobre él parecía enfrentarse no solo a su magia, sino al mismo Elian, que sentía la desazón oprimiéndole el estómago con más fuerza ahora que tenía aquella cosa frente a sí.
—No, no es natural —respondió a Darío—. Esa magia… —Pero no pudo terminar la frase dada la intervención de una figura inesperada—. ¿Sir Artúr? ¿Cómo es posible?, este lugar lleva dos años sellado.
Tanto si el desconocido era o fue alguna vez Sir Artúr como si no, no parecía que estuviera en control de sus propios actos, pero fue peor lo que vino después. Elian cortó el paso a Jimena cuando esta intentó acercarse en ayuda de su compañero y, llevando una mano a tierra, se llenó del poder de Imbar(1). La sargento dejó escapar un grito de asombro al ver crecer a ritmo acelerado un robusto espino que cortó el paso de ambos atacantes. Arañando algo de tierra y polvo del suelo, el elfo pronunció una segunda oración, haciendo surgir un segundo brote como el que tenía en la otra mano(2).
—Ten —dijo entregándole ambos brotes a Jimena—, intenta hacérselos tragar a través de las ramas, pero no los toques.
—¿Qué son? —preguntó la sargento.
—Poseen propiedades curativas, pero no sé si funcionará con esto. Si no logras hacérselo comer o si logran atravesar el zarzal, sal corriendo. Alguien tiene que informar de lo que ha pasado aquí.
—¿Y qué harás tú?
—Rezar. Esto es un lugar sagrado, después de todo.
Dicho esto, Elian tomó en sus manos el amuleto de la diosa Imbar(3), se sentó con las piernas cruzadas frente al altar, con el espino (y los dos guerreros) a la vista, y llamó a todo el poder de los bosques, la Luz y la Vida. No sabía si el extraño cristal, ahora aparentemente apagado, conservaba su oscuro poder o lo había transferido en su totalidad a ambos hombres. No sabía si él sería capaz de marcar alguna diferencia donde una sacerdotisa de Isil solo había podido controlar la amenaza. ¿Pero qué otra cosa podía hacer sino intentarlo? Sí, la luz de la luna y las estrellas era poderosa, pero él nunca había visto nada más fuerte que las raíces de un árbol. Y ese era el dominio de Imbar.
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OFF: Uy, no, no me voy a pegar con dos soldados entrenados, que soy support. Mejor intento sanar un poco el lugar y, quizá a dichos soldados entrenados. Mi intención es hacer brotar un hermoso árbol que rompa o encierre el cristalito bonito, pero ahí lo que pase al final se lo dejo al máster. Estaría haciendo uso simultaneo de mis dos talentos de magia natural y sanadora, ambos a nivel Avanzado (3).
(1) Habilidad Barrera Natural: Al tocar el suelo con mi Luz, un tupido matorral espinoso surgirá inmediatamente de la tierra cerca de donde me encuentro. Funciona como obstáculo o barrera.
(2) Segundo uso de la habilidad Naturaleza de Vida: Tomo un puñado de tierra y la insuflo de vida para generar un delicado brote que sanará las heridas de la persona que lo consuma (en función del nivel de talento). El brote dura fresco un máximo de dos rondas antes de marchitarse y perder sus propiedades. Le doy este brote y el que creé el turno anterior a Jimena, para que intente hacérselos tragar a Darío y Sir Artúr mientras están obstaculizados por el matorral espinoso (por probar, que no quede)
(3) Amuleto de Imbar: Al sostener este amuleto firmemente contra tu pecho, ignoras todos los efectos de maldiciones sobre tu PJ por un turno. En realidad, no tengo ninguna maldición, pero se me ha ocurrido que quizá ayude un poco con lo que sea que está haciendo el cristalito raro, apoyando mi magia de naturaleza (por la cosa de que viene también de Imbar)
- inventario:
- Kit de Curtiduría Superior [Limitado, 2 usos]
Kit de Carpintería Regular [Limitado, 2 usos]
Tragaéter x2 [Consumible]
Poción de baile x2 [Consumible]
Collar de clavos [1 carga]
Colgante de escarcha [1 carga]
Incienso de Jólmundröm x 2 [Consumible]
Amuleto de Imbar [3 cargas]
Gato de bolsillo [Consumible]
Flor de Transmutación [Consumible]
Cerveza de mantequilla [Consumible]
Manzana de Idunn [Consumible]
Ungüento Sanguijuela [Consumible]
Objetos limitados = 2
Objetos ligados al éter = 0
Encantamientos = 0
Armas y armaduras = 0 (que se note que soy support xD)
Las descripciones de los objetos pueden verse en mi [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (realmente necesito mejorar el equipo de este chico)
Elian
Honorable
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
-Ya veo, que bueno que al menos uno de nosotros si sabe como volver jaja- la sonrisa del borracho se desvaneció al momento que aparecían varios soldados de los pobres compañeros con un animo muy hostil, después del intercambio de palabras y el hecho de que los pobres compañeros tomaran sus armas volvía todo aquello mucho mas complicado.
-¿Qué significa esto?, ¡Como osan alzar sus armas contra nosotros!- Reclamaría Lord Baslod ofendido por la situación acontecida con los pobres compañeros.
-¡Están profanando un lugar sagrado!- Replicaría quien parecía el líder de los pobres compañeros mientras se acercaba hostilmente junto a los demás.
Lady Margrét observaba angustiada la situación -Por favor! escuchen lo que debo informarles- suplicaría tratando de apelar a la razón.
-Nada de lo que digas cambiara la situación en la que están- respondería uno de los pobres compañeros, el mismo que antes le había entregado a Elian el pergamino que Lady Margrét le había dado y a quien ahora desconocía.
Nero le susurro a Lady Margrét y a Lord Baslod -pase lo que pase, mantengan la distancia y no se acerquen- acto seguido avanzo con las manos en alto y se puso en medio de ambos grupos -Por favor! permítanme un momento, creo que esto es un gran malentendido, evitemos recurrir a nuestra violencia primitiva y tratemos de darle una oportunidad a la razón- las palabras que el borracho acababa de pronunciar hicieron que el mismo se sintiera sorprendido de lo que podía hacer bajo presión.
Todos los presentes quedaron igual de impresionados por la nueva elocuencia del borracho, quien cuya primera impresión de todos no era la mejor, pero que sirvió para comprarle algunos segundos, y ante el silencio de todos, Nero siguió hablando -Debo reconocer que todo esto ha sido un accidente, no es que Lord Baslod estuviera paseándose, por el contrario ha venido a auxiliarme puesto que debido a mi enfermedad relacionada con el alcohol, soy proclive a accidentarme, mis raspones y el polvo de mis ropas da prueba de lo que ha ocurrido- Lord Baslod alzo una ceja, sin embargo, decidió dejar que el borracho siguiera hablando -estábamos por marcharnos cuando encontramos a Lady Margrét, no sabría decir que le ocurrió pero antes de llegar a este lugar, fuimos guiados por una luz, no le di importancia al principio debido a mi problema con el alcohol, sin embargo, Lord Baslod también la atestiguo, por lo tanto ¿Podemos suponer que este lugar sagrado nos ha reunido en este lugar con un propósito?- ante esas palabras los pobres compañeros se miraron entre si, un poco sorprendidos por las palabras del borracho.
-Es cierto lo que dice, antes de recurrir a la violencia, deberíamos tratar de comprender el significado de aquello- respondería el Lord, tratando de desescalar un poco la situación.
Los pobres compañeros rodearon al borracho quien seguía con las manos en alto, -¿Que insinúas borracho?, ¿Acaso no te hemos escuchado lo suficiente?- diría el líder quien aun empuñaba su arma.
-Lo único que solicito es que escuchemos lo que Lady Margrét, ahora si me lo permiten, dejare mi espada en el piso, me quitare el cinturón y la dejare caer, si aquello no es prueba de que no tengo malas intenciones, si al final eso tampoco les convence entonces después de escuchar a Lady Margrét pueden hacer lo que quieran conmigo- señalaría el borracho mientras esperaba la aprobación de los pobres compañeros.
-Como intentes algo raro, te acabaremos al momento- diría el líder al borracho, con todas las armas de los pobres compañeros apuntándole, Nero llevo sus manos lentamente a su cinturón y lo desabrocho, dejando caer sus espadas al piso y con la misma lentitud volvió a levantar sus manos poniéndolas a la altura de su cabeza. Ahora todo quedaba en manos de lo que Lady Margret tenia que decir.
OFF: Trato de tomar la ruta pacifista para que Lady Margrét diga lo que tiene que decir(?), aceptare cualquier castigo físico que los pobres compañeros quieran darme si es que toca agarrarse a madrazos.
PD: si malinterprete la identidad de uno de los pobres compañeros(ese del que tengo dudas que por el color de voz parece ser el que le dio el pergamino a Elian) me mandan mp y lo edito.
-¿Qué significa esto?, ¡Como osan alzar sus armas contra nosotros!- Reclamaría Lord Baslod ofendido por la situación acontecida con los pobres compañeros.
-¡Están profanando un lugar sagrado!- Replicaría quien parecía el líder de los pobres compañeros mientras se acercaba hostilmente junto a los demás.
Lady Margrét observaba angustiada la situación -Por favor! escuchen lo que debo informarles- suplicaría tratando de apelar a la razón.
-Nada de lo que digas cambiara la situación en la que están- respondería uno de los pobres compañeros, el mismo que antes le había entregado a Elian el pergamino que Lady Margrét le había dado y a quien ahora desconocía.
Nero le susurro a Lady Margrét y a Lord Baslod -pase lo que pase, mantengan la distancia y no se acerquen- acto seguido avanzo con las manos en alto y se puso en medio de ambos grupos -Por favor! permítanme un momento, creo que esto es un gran malentendido, evitemos recurrir a nuestra violencia primitiva y tratemos de darle una oportunidad a la razón- las palabras que el borracho acababa de pronunciar hicieron que el mismo se sintiera sorprendido de lo que podía hacer bajo presión.
Todos los presentes quedaron igual de impresionados por la nueva elocuencia del borracho, quien cuya primera impresión de todos no era la mejor, pero que sirvió para comprarle algunos segundos, y ante el silencio de todos, Nero siguió hablando -Debo reconocer que todo esto ha sido un accidente, no es que Lord Baslod estuviera paseándose, por el contrario ha venido a auxiliarme puesto que debido a mi enfermedad relacionada con el alcohol, soy proclive a accidentarme, mis raspones y el polvo de mis ropas da prueba de lo que ha ocurrido- Lord Baslod alzo una ceja, sin embargo, decidió dejar que el borracho siguiera hablando -estábamos por marcharnos cuando encontramos a Lady Margrét, no sabría decir que le ocurrió pero antes de llegar a este lugar, fuimos guiados por una luz, no le di importancia al principio debido a mi problema con el alcohol, sin embargo, Lord Baslod también la atestiguo, por lo tanto ¿Podemos suponer que este lugar sagrado nos ha reunido en este lugar con un propósito?- ante esas palabras los pobres compañeros se miraron entre si, un poco sorprendidos por las palabras del borracho.
-Es cierto lo que dice, antes de recurrir a la violencia, deberíamos tratar de comprender el significado de aquello- respondería el Lord, tratando de desescalar un poco la situación.
Los pobres compañeros rodearon al borracho quien seguía con las manos en alto, -¿Que insinúas borracho?, ¿Acaso no te hemos escuchado lo suficiente?- diría el líder quien aun empuñaba su arma.
-Lo único que solicito es que escuchemos lo que Lady Margrét, ahora si me lo permiten, dejare mi espada en el piso, me quitare el cinturón y la dejare caer, si aquello no es prueba de que no tengo malas intenciones, si al final eso tampoco les convence entonces después de escuchar a Lady Margrét pueden hacer lo que quieran conmigo- señalaría el borracho mientras esperaba la aprobación de los pobres compañeros.
-Como intentes algo raro, te acabaremos al momento- diría el líder al borracho, con todas las armas de los pobres compañeros apuntándole, Nero llevo sus manos lentamente a su cinturón y lo desabrocho, dejando caer sus espadas al piso y con la misma lentitud volvió a levantar sus manos poniéndolas a la altura de su cabeza. Ahora todo quedaba en manos de lo que Lady Margret tenia que decir.
OFF: Trato de tomar la ruta pacifista para que Lady Margrét diga lo que tiene que decir(?), aceptare cualquier castigo físico que los pobres compañeros quieran darme si es que toca agarrarse a madrazos.
PD: si malinterprete la identidad de uno de los pobres compañeros(ese del que tengo dudas que por el color de voz parece ser el que le dio el pergamino a Elian) me mandan mp y lo edito.
- OFF: inventario:
-Arma flexible superior con: Arma cambiante [Encantamiento de Arma] El arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma, siempre y cuando no haya un cambio de masa significativo.
-Cimitarra de calidad pobre(Rota)
-Fuente de Luz [Encantamiento] El objeto encantado emitirá luz o dejará de hacerlo según una orden verbal de su portador. Esta luz ilumina un radio de 30 metros. (El objeto encantado es una venda que tiene en la mano y la orden verbal es un eructo)
-Elixir Furia de Golosina [Consumible]: Tras ingerir esta poción, el personaje puede transformar el daño que haya recibido en los últimos 2 turnos para generar desde su propio cuerpo una explosión que causa quemaduras en un radio de hasta 2 metros. La intensidad de la explosión aumentará con la gravedad de las heridas. Aunque la explosión no daña al propio personaje, el elixir no le sanará las heridas.
-Extracto de Respirantia: [Elixir, Limitado, 2 usos] Líquido ligero de un suave verde fosforito que, al beberse, hará que la persona pueda respirar bajo el agua. El efecto dura aproximadamente 1 hora.
-Galleta de Humo: [Consumible]: El personaje deberá pensar en una orden coherente. Al ser mordida, genera una silueta sombría del personaje para realizar acciones que intentarán, tanto como sea posible, cumplir la orden que haya pensado anteriormente. Esta silueta permanecerá hasta cumplir su objetivo o hasta que haya pasado dos turnos, lo que ocurra primero.
Nero Crimson
Borracho de Aerandir
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Re: Sir Artúr de la Profundidad [Misión] [Cerrado]
Monte de la Adoración
- Sir Artur de la Profundidad:
- (Pillaste la referencia desde el principio, ¿Verdad, Nero?)
Darío quedó paralizado, gimiendo de dolor mientras Sir Artúr avanzaba con paso lento y ominoso. Con cada avance del caballero, los gemidos de Darío parecían intensificarse, resonando en la sala como un lamento desgarrador. Jimena se apretó contra las enredaderas invocadas por Elian, desesperada por encontrar alguna señal de respuesta en su compañero.
Sin embargo, Darío permanecía inmóvil, ajeno al mundo que lo rodeaba, solo el eco de su sufrimiento revelaba su persistencia. La viscosidad negra se extendía sobre él como la sombra de una maldición, corrompiendo cada fibra de su ser.
Los ojos de Jimena buscaban desesperadamente una solución mientras las manos de Elian se aferraban al amuleto de Imbar con determinación. La tensión en la sala era palpable, una oscuridad amenazante se cernía sobre ellos, alimentada por la ira de Sir Artúr y la corrupción de la Lágrima de Oscuridad.
El caballero avanzaba con una determinación sobrenatural, su armadura desgastada y manchada por la oscuridad parecía emanar una presencia maligna. Cada paso resonaba como el eco de un juramento roto, recordando a los presentes la tragedia que había desencadenado aquel conflicto.
Jimena sintió un escalofrío recorrerle la espalda mientras observaba a su amigo consumido por la negrura que lo rodeaba. La desesperación amenazaba con abrumarla, pero la mirada firme de Elian le recordaba que aún había esperanza. Jimena se acercó a Darío, luchando contra la repulsión que le inspiraba la sustancia oscura que lo envolvía. Con manos temblorosas, intentó hacerle tragar los brotes curativos que Elian le había entregado, rezando para que surtieran efecto antes de que fuera demasiado tarde.
Darío permanecía inmóvil, ajeno a las súplicas, tan solo inmerso en su dolor.
El tiempo pareció detenerse en aquel momento de angustia y desesperación, mientras Elian canalizaba todo el poder de la Luz y la Vida en un intento desesperado por enfrentar la oscuridad que amenazaba con consumirlos. La sala se llenaba de haces sombríos proyectados desde el cristal, como tentáculos de una presencia maligna que buscaba retener su dominio.
La resistencia que ejercía Elian mediante su meditación parecía resonar en el cristal, como si este respondiera a sus esfuerzos con una furia creciente. La batalla entre el elfo y el artefacto era palpable, una lucha de voluntades que amenazaba con desgarrar la propia realidad.
Jimena, desistiendo en su intento por llegar hasta Darío, se despegó de las enredaderas y se acercó a Elian. En ese momento, sir Artúr pegó un horrible grito que hizo despertar a Darío de su ensimismamiento. El cabo, aún presa de ese extraño estado catatónico, desvió su mirada cargada de odio hacia la sargento y el elfo. Entonces, los dos corruptos por la Profundidad se agarraron a las enredaderas intentando destruirlas. Pero estas fueron más fuertes de lo que se esperaban, y sus esfuerzos inútiles. Parecía que la resistencia que estaba oponiendo Elian estaba sirviendo de mucho, ¿Pero cuánto más aguantaría?
Jimena, abandonando su intento por llegar hasta Darío, se aproximó a Elian con determinación. Mientras tanto, sir Artúr lanzó un grito aterrador que rompió el silencio de la sala, sacudiendo a Darío de su letargo. El cabo, presa de un estado catatónico, desvió su mirada cargada de odio hacia la sargento y el elfo.
Entonces, los dos infectados por la Profundidad se aferraron a las enredaderas con furia, intentando desgarrarlas con sus manos corrompidas. Sin embargo, las enredaderas demostraron ser más fuertes de lo que esperaban, resistiendo sus embates con firmeza. Parecía que la resistencia de Elian estaba surtiendo efecto, pero ¿por cuánto tiempo más podría mantenerla?
-¡No te abandonaré, elfo!-Declaró Jimena, colocándose valientemente entre Elian y la amenaza que representaba el cristal. Con su espada larga desenfundada y una postura defensiva firme, se preparó para enfrentar cualquier embate.
En medio del tenso enfrentamiento de voluntades entre Elian y el cristal, el artefacto repentinamente emitió un pulso de energía que hizo tambalearse a los presentes en la sala. Un humo negro, densamente impío, brotó del cristal como si tuviera una voluntad propia, abandonando la sala con una presencia siniestra.
Acto seguido, el cristal emitió otro pulso, esta vez más intenso. En ese momento, Elian se vio abrumado por una fuerza indomable, su voluntad aplastada por el poder oscuro. Todo a su alrededor se desvaneció en una neblina blanca, sintiendo cómo su propia conciencia se deslizaba fuera de su cuerpo.
-¡La Oscuridad... se cierne sobre nosotros!-Declaró lady Margrét. Su voz resonó como un eco en el ominoso bosque, el único sonido en medio del silencio sepulcral que lo envolvía.
Repentinamente, un temblor violento sacudió el aire, más que el suelo, como si las sombras mismas estuvieran en movimiento, proyectando un aura aún más lúgubre sobre el bosque ya oscurecido. Parecía como si una tormenta imponente estuviera a punto de desencadenarse sobre ellos.
Lady Margrét, con los ojos ensanchados como platos, dirigió una mirada acusadora a los Pobres Compañeros.
-¿Q-qué habéis hecho?-Preguntó la dama en un susurro apenas audible, su voz cargada de temor y preocupación, como si intuyera la gravedad de la situación.
Todos dirigieron sus miradas más allá de la línea de árboles que marcaba el límite del bosque, hacia el sendero por el que habían llegado. Algo perturbador estaba ocurriendo en las ruinas del templo, y la atmósfera sobrenatural que lo rodeaba pesaba como una carga sobre los Pobres Compañeros, así como sobre Nero y Gilbert.
No tardaron en escucharse más sonidos, distintos a sus propias respiraciones; una serie de ecos siniestros se deslizaban por el aire, como si fueran susurros provenientes de lo más profundo de la tierra. Un humo negro y espeso se extendía con rapidez por el bosque hacia su posición.
Cuando por fin lo vieron, el humo negro se posicionó e el centro del lugar. A continuación, cuando el humo se disipó por completo, reveló la figura que se encontraba en su centro. Los Pobres Compañeros tensaron sus armas, y Gilbert, arrastrado por el momento, hizo lo mismo. Ante ellos se erguía una figura humanoide, reconocible pero aterradora.
Era un hombre con el rostro marcado por quemaduras o, más bien, cubierto por una sustancia oscura que parecía haber marchitado su piel. Sus ojos brillaban con un intenso color carmesí, y su cabello corto era de un blanco puro. Vestía ropajes negros, de una textura robusta que recordaba a una armadura, pero con detalles elegantes propios de una vestimenta refinada.
-¿Quién osa profanar este lugar sacro?-Preguntó el líder de aquel grupo de Pobres Compañeros con voz firme.
El extraño desvió brevemente su atención hacia los Pobres Compañeros y, alzando una mano a media altura y abriendo la palma hacia ellos, desencadenó una fuerza telequinética que hizo que los caballeros cayeran de espaldas al suelo. El líder intentó levantarse de inmediato para contraatacar, pero antes de poder ponerse de rodillas, el extraño chasqueó los dedos y apuntó hacia abajo con su dedo índice. Los caballeros sintieron una presión aplastante, como si fueran pisoteados por varios elefantes. Una media sonrisa se dibujó en el rostro del extraño de cabellos blancos antes de centrarse en lady Margrét.
Pero Gilbert Baslod no iba a quedarse quieto ante eso, y reaccionó iniciando una carrera con la intención de ponerse entre el extraño y su prometida. Antes de dar un segundo paso en su carrera, el peliblanco vio sus intenciones por el rabillo del ojo y chasqueó los dedos de nuevo, esta vez indicando con su dedo índice hacia arriba. Instantáneamente, Gilbert y Nero fueron elevados en el aire a una altura de más de tres metros. El noble y el borracho quedaron suspendidos en el aire, inmovilizados, como si fueran marionetas controladas por hilos invisibles.
-¡AAGGHH!-Se lamentó el noble.-¡Margrét, sal de ahí!-Gritó a su prometida.
El extraño de cabellos blancos, ante los gritos del heredero de la casa Baslod, suspiró, molesto. No tardó en volver a centrar su atención en Margrét.
-Saludos, mi dama.-Su voz era más aguda de lo esperado, y su acento extraño; marcaba mucho las eses y las ies las alargaba. Habló en un tono bastante educado e incluso hizo una pequeña reverencia, lo que dejó sorprendidos tanto a Gilbert como a Margrét.-Usted escapó con algo que me interesa. ¿Sería tan amable de dármelo?-Extendió su mano un poco, esperando a que la dama le diese aquello que estaba pidiendo.
-¡No te pertenece!-Dio un par de pasos atrás para alejarse del peliblanco.-¡Debe de estar guardado y custodiado!
El tono respetuoso y elegante del peliblanco no se fue de su rostro ante la negativa de Margrét. Algo detrás de la noble le llamó le atención, por lo que miró más allá.
-No me hace falta su permiso para tomar lo que quiero.-Sonrió cortésmente. Acto seguido, se dispuso a rodear a lady Margrét para dirigirse hacia la cueva.
Pero, de pronto, algo lo hizo detenerse. En el lugar se hizo visible la misma bola de luz que Nero siguió minutos antes. El extraño peliblanco tomó aire con la nariz y la soltó de un tirón.
-Peligro.-Murmuró.
La luz descendió hasta el suelo y, al tocar la húmeda tierra, se desvaneció dejando tras de sí un lobo blanco de ojos ambarinos y pelaje prístino. El lobo caminó con elegancia hasta situarse en el centro de la escena. Portaba un escudo a su espalda, el cual tenía dibujado unos glifos brillantes.
-¡Bela!-Exclamó sorprendida Margrét.
La loba de sir Artúr de la Profunidad, su más fiel compañera de fatigas. Había hecho su aparición y parecía no gustarle la presencia del extraño peliblanco en el lugar.
El extraño peliblanco, con una calma gélida, enfrentó directamente a la loba, su mirada penetrante chocando con los ojos ambarinos de Bela. La loba, al sentir la presencia hostil, adoptó una postura defensiva, sus músculos tensos y sus dientes al descubierto, un gruñido apenas audible escapando de su garganta.
La tensión en el aire era palpable, como si estuviera cargada de electricidad. Ninguno de los presentes se atrevía a moverse, observando el enfrentamiento con respiraciones contenidas y corazones acelerados.
Entonces, en un movimiento rápido como un rayo, la loba se abalanzó sobre el extraño, sus garras extendidas y sus fauces listas para morder. El peliblanco intentó defenderse, pero fue en vano. La loba se enganchó a su brazo con ferocidad, hundiendo sus colmillos en la piel de su presa.
Un grito de dolor escapó de los labios del extraño mientras luchaba por zafarse del feroz ataque. Sin embargo, la loba se aferraba con tenacidad, sus mandíbulas apretadas con fuerza, sin intención de soltar a su presa.
En el lugar donde la loba había mordido al extraño, comenzó a brotar un humillo negro, retorciéndose y serpenteando como una sombra maldita. El dolor se intensificó, ardiendo como fuego en la piel del peliblanco.
Fue entonces cuando el extraño, entre gritos de dolor y muecas de agonía, fijó su mirada en el escudo de Bela. Una comprensión repentina iluminó sus ojos, y sus labios se separaron en un murmullo apenas audible.
-Ya entiendo...
Con un último esfuerzo, el extraño se liberó del agarre de la loba, apartándose de ella con dificultad. Se enderezó, su postura orgullosa a pesar del dolor que retorcía su rostro. Se presentó ante los presentes con un nombre que resonó en el aire con una elegancia ominosa:
-Soy Azraq al-Layl, emisario de Svartalfheim. No lo olvidéis.
Con una inclinación de cabeza cortés, Azraq al-Layl se despidió de manera formal y se alejó, desapareciendo entre la penumbra del bosque como una sombra fugaz, dejando tras de sí una estela de misterio y malestar.
Elian se despertó lentamente, sintiendo el peso del cansancio y la desorientación aferrándose a su mente. Parpadeó varias veces, tratando de enfocar la vista mientras se incorporaba con precaución. La imagen que se reveló ante sus ojos era de temor y angustia.
Jimena yacía inconsciente cerca suyo, su respiración tranquila pero su rostro pálido y sereno reflejando el estado de su alma. El cristal oscuro continuaba irradiando su poder ominoso, como una sombra amenazante que se cernía sobre ellos. A lo lejos, Sir Artúr y Darío seguían atrapados tras las enredaderas conjuradas por Elian, pero estas estaban en un estado precario y pronto cederían ante la insistencia de los dos hombres.
Pero entonces, como un rayo de esperanza en medio de la oscuridad, una figura que irradiaba autoridad y tranquilidad emergió de entre las sombras. Era una mujer que usaba un vestido blanco, Elian no podría ver muchos detalles de este ni del rostro de la mujer, pero lo que más destacaba de ella era que tenía cabellos rubios.
La mujer emitía una luz que disipaba las sombras. Se arrodilló junto a ellos y extendió sus manos hacia Jimena, invocando una bendición de sanación que envolvió al sargento con un resplandor cálido y reconfortante. Tras eso, hizo lo mismo con Elian.
-Luchaste con valentía.-Dijo la mujer con un tono de voz suave pero firme a Elian.-Has hecho todo lo que podías. Ahora, descansa y deja que yo me encargue.
Ante los gritos agónicos y desesperantes de Darío y sir Artúr, la mujer extendió sus manos hacia las enredaderas de Elian y proyectó un conjuro que emanaba pureza y protección. Con gestos expertos y movimientos gráciles, tejía un escudo de luz alrededor del elfo y la humana, creando una barrera que repelía la oscuridad que acechaba en las sombras.
Elian volvió a caer inconsciente, esta vez en los brazos de un sueño que se notaba reparador. La escena se desvaneció y, al despertar, tanto Elian como Jimena se encontraron a los pies del Monte de la Adoración, a salvo.
Después de la partida del enigmático peliblanco, el ambiente quedó impregnado de una sensación de alivio mezclado con inquietud. Bela, la loba blanca, instó a los presentes a abandonar el lugar sin demora. Su instinto animal percibía el peligro que aún acechaba en las sombras del bosque, y su mirada intensa transmitía una urgencia que no podía ser ignorada.
Los Pobres Compañeros, aunque inicialmente reacios a dejar atrás lo que consideraban su deber, fueron finalmente convencidos por la determinación de lady Margrét. La nobleza de su espíritu y su persuasiva elocuencia lograron disipar las dudas y unir a todos bajo una misma causa: la supervivencia y el bienestar de aquellos que allí se encontraban.
Nero y Gilbert, doloridos pero indemnes en su mayoría, aceptaron con resignación la necesidad de abandonar aquel lugar inhóspito y adentrarse de nuevo en el mundo civilizado. La caída repentina desde cuatro metros había dejado sus marcas en sus cuerpos, pero no habían sufrido lesiones de gravedad que no pudieran sanar con el tiempo y el cuidado adecuado.
Margrét, antes de marcharse, entró en la cueva para agarrar una bolsa que contenía algo en su interior. Ninguno de los presentes preguntó por ello, ya que apremiaba más salir de allí que cualquier otra cosa.
Con paso lento pero decidido, el grupo se dirigió hacia el campamento de la expedición del señor Vulwulf. Bela no los acompañaría, ya que antes de salir del bosque se desvaneció de la misma forma en la que había aparecido. Allí, recibieron la orden de levantar el campamento con rapidez y abandonar el lugar cuanto antes para informar a las autoridades de Vulwulfar sobre los acontecimientos ocurridos en el bosque.
Entre susurros de preocupación y miradas cargadas de incertidumbre, el grupo se preparó para partir, consciente de que lo que habían presenciado en aquel bosque era solo el principio de una historia aún más grande y peligrosa que estaba por desvelarse. Con el corazón pesado pero la determinación en sus ojos, se alejaron del campamento, dejando atrás el misterio y la intriga que envolvía aquel lugar. Habían conseguido lo que en un principio era el objetivo principal de la expedición; encontrar a lady Margrét, pero, ¿Podría decirse que todo había acabado?
* Bueno, pues ¿Ha acabado bien, no? Nadie ha resultado más herido de lo que debería y os habéis librado de varias maldiciones que tenía pensadas. Estoy bastante sorprendido.
Habéis sido partícipes del prólogo de la historia que marcará el Thornverso de ahora en adelante, enhorabuena.
Ambos tendréis vuestra paga y vuestras bebidas extras (enhorabuena, Nero), y una experiencia que jamás podréis olvidar. Ahora, todo queda en manos de las autoridades. Ni se os ocurra volver al Monte de la Adoración, pues ahora tendrá el cuádruple de seguridad a su alrededor.
* Tendréis como recompensa 25 puntos de experiencia y 300 aeros cada uno.
* Muchas gracias por participar y espero que os haya gustado tanto como a mí esta historia. ¡Nos leemos!
Sin embargo, Darío permanecía inmóvil, ajeno al mundo que lo rodeaba, solo el eco de su sufrimiento revelaba su persistencia. La viscosidad negra se extendía sobre él como la sombra de una maldición, corrompiendo cada fibra de su ser.
Los ojos de Jimena buscaban desesperadamente una solución mientras las manos de Elian se aferraban al amuleto de Imbar con determinación. La tensión en la sala era palpable, una oscuridad amenazante se cernía sobre ellos, alimentada por la ira de Sir Artúr y la corrupción de la Lágrima de Oscuridad.
El caballero avanzaba con una determinación sobrenatural, su armadura desgastada y manchada por la oscuridad parecía emanar una presencia maligna. Cada paso resonaba como el eco de un juramento roto, recordando a los presentes la tragedia que había desencadenado aquel conflicto.
Jimena sintió un escalofrío recorrerle la espalda mientras observaba a su amigo consumido por la negrura que lo rodeaba. La desesperación amenazaba con abrumarla, pero la mirada firme de Elian le recordaba que aún había esperanza. Jimena se acercó a Darío, luchando contra la repulsión que le inspiraba la sustancia oscura que lo envolvía. Con manos temblorosas, intentó hacerle tragar los brotes curativos que Elian le había entregado, rezando para que surtieran efecto antes de que fuera demasiado tarde.
Darío permanecía inmóvil, ajeno a las súplicas, tan solo inmerso en su dolor.
El tiempo pareció detenerse en aquel momento de angustia y desesperación, mientras Elian canalizaba todo el poder de la Luz y la Vida en un intento desesperado por enfrentar la oscuridad que amenazaba con consumirlos. La sala se llenaba de haces sombríos proyectados desde el cristal, como tentáculos de una presencia maligna que buscaba retener su dominio.
La resistencia que ejercía Elian mediante su meditación parecía resonar en el cristal, como si este respondiera a sus esfuerzos con una furia creciente. La batalla entre el elfo y el artefacto era palpable, una lucha de voluntades que amenazaba con desgarrar la propia realidad.
Jimena, desistiendo en su intento por llegar hasta Darío, se despegó de las enredaderas y se acercó a Elian. En ese momento, sir Artúr pegó un horrible grito que hizo despertar a Darío de su ensimismamiento. El cabo, aún presa de ese extraño estado catatónico, desvió su mirada cargada de odio hacia la sargento y el elfo. Entonces, los dos corruptos por la Profundidad se agarraron a las enredaderas intentando destruirlas. Pero estas fueron más fuertes de lo que se esperaban, y sus esfuerzos inútiles. Parecía que la resistencia que estaba oponiendo Elian estaba sirviendo de mucho, ¿Pero cuánto más aguantaría?
Jimena, abandonando su intento por llegar hasta Darío, se aproximó a Elian con determinación. Mientras tanto, sir Artúr lanzó un grito aterrador que rompió el silencio de la sala, sacudiendo a Darío de su letargo. El cabo, presa de un estado catatónico, desvió su mirada cargada de odio hacia la sargento y el elfo.
Entonces, los dos infectados por la Profundidad se aferraron a las enredaderas con furia, intentando desgarrarlas con sus manos corrompidas. Sin embargo, las enredaderas demostraron ser más fuertes de lo que esperaban, resistiendo sus embates con firmeza. Parecía que la resistencia de Elian estaba surtiendo efecto, pero ¿por cuánto tiempo más podría mantenerla?
-¡No te abandonaré, elfo!-Declaró Jimena, colocándose valientemente entre Elian y la amenaza que representaba el cristal. Con su espada larga desenfundada y una postura defensiva firme, se preparó para enfrentar cualquier embate.
En medio del tenso enfrentamiento de voluntades entre Elian y el cristal, el artefacto repentinamente emitió un pulso de energía que hizo tambalearse a los presentes en la sala. Un humo negro, densamente impío, brotó del cristal como si tuviera una voluntad propia, abandonando la sala con una presencia siniestra.
Acto seguido, el cristal emitió otro pulso, esta vez más intenso. En ese momento, Elian se vio abrumado por una fuerza indomable, su voluntad aplastada por el poder oscuro. Todo a su alrededor se desvaneció en una neblina blanca, sintiendo cómo su propia conciencia se deslizaba fuera de su cuerpo.
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-¡La Oscuridad... se cierne sobre nosotros!-Declaró lady Margrét. Su voz resonó como un eco en el ominoso bosque, el único sonido en medio del silencio sepulcral que lo envolvía.
Repentinamente, un temblor violento sacudió el aire, más que el suelo, como si las sombras mismas estuvieran en movimiento, proyectando un aura aún más lúgubre sobre el bosque ya oscurecido. Parecía como si una tormenta imponente estuviera a punto de desencadenarse sobre ellos.
Lady Margrét, con los ojos ensanchados como platos, dirigió una mirada acusadora a los Pobres Compañeros.
-¿Q-qué habéis hecho?-Preguntó la dama en un susurro apenas audible, su voz cargada de temor y preocupación, como si intuyera la gravedad de la situación.
Todos dirigieron sus miradas más allá de la línea de árboles que marcaba el límite del bosque, hacia el sendero por el que habían llegado. Algo perturbador estaba ocurriendo en las ruinas del templo, y la atmósfera sobrenatural que lo rodeaba pesaba como una carga sobre los Pobres Compañeros, así como sobre Nero y Gilbert.
No tardaron en escucharse más sonidos, distintos a sus propias respiraciones; una serie de ecos siniestros se deslizaban por el aire, como si fueran susurros provenientes de lo más profundo de la tierra. Un humo negro y espeso se extendía con rapidez por el bosque hacia su posición.
Cuando por fin lo vieron, el humo negro se posicionó e el centro del lugar. A continuación, cuando el humo se disipó por completo, reveló la figura que se encontraba en su centro. Los Pobres Compañeros tensaron sus armas, y Gilbert, arrastrado por el momento, hizo lo mismo. Ante ellos se erguía una figura humanoide, reconocible pero aterradora.
Era un hombre con el rostro marcado por quemaduras o, más bien, cubierto por una sustancia oscura que parecía haber marchitado su piel. Sus ojos brillaban con un intenso color carmesí, y su cabello corto era de un blanco puro. Vestía ropajes negros, de una textura robusta que recordaba a una armadura, pero con detalles elegantes propios de una vestimenta refinada.
-¿Quién osa profanar este lugar sacro?-Preguntó el líder de aquel grupo de Pobres Compañeros con voz firme.
El extraño desvió brevemente su atención hacia los Pobres Compañeros y, alzando una mano a media altura y abriendo la palma hacia ellos, desencadenó una fuerza telequinética que hizo que los caballeros cayeran de espaldas al suelo. El líder intentó levantarse de inmediato para contraatacar, pero antes de poder ponerse de rodillas, el extraño chasqueó los dedos y apuntó hacia abajo con su dedo índice. Los caballeros sintieron una presión aplastante, como si fueran pisoteados por varios elefantes. Una media sonrisa se dibujó en el rostro del extraño de cabellos blancos antes de centrarse en lady Margrét.
Pero Gilbert Baslod no iba a quedarse quieto ante eso, y reaccionó iniciando una carrera con la intención de ponerse entre el extraño y su prometida. Antes de dar un segundo paso en su carrera, el peliblanco vio sus intenciones por el rabillo del ojo y chasqueó los dedos de nuevo, esta vez indicando con su dedo índice hacia arriba. Instantáneamente, Gilbert y Nero fueron elevados en el aire a una altura de más de tres metros. El noble y el borracho quedaron suspendidos en el aire, inmovilizados, como si fueran marionetas controladas por hilos invisibles.
-¡AAGGHH!-Se lamentó el noble.-¡Margrét, sal de ahí!-Gritó a su prometida.
El extraño de cabellos blancos, ante los gritos del heredero de la casa Baslod, suspiró, molesto. No tardó en volver a centrar su atención en Margrét.
-Saludos, mi dama.-Su voz era más aguda de lo esperado, y su acento extraño; marcaba mucho las eses y las ies las alargaba. Habló en un tono bastante educado e incluso hizo una pequeña reverencia, lo que dejó sorprendidos tanto a Gilbert como a Margrét.-Usted escapó con algo que me interesa. ¿Sería tan amable de dármelo?-Extendió su mano un poco, esperando a que la dama le diese aquello que estaba pidiendo.
-¡No te pertenece!-Dio un par de pasos atrás para alejarse del peliblanco.-¡Debe de estar guardado y custodiado!
El tono respetuoso y elegante del peliblanco no se fue de su rostro ante la negativa de Margrét. Algo detrás de la noble le llamó le atención, por lo que miró más allá.
-No me hace falta su permiso para tomar lo que quiero.-Sonrió cortésmente. Acto seguido, se dispuso a rodear a lady Margrét para dirigirse hacia la cueva.
Pero, de pronto, algo lo hizo detenerse. En el lugar se hizo visible la misma bola de luz que Nero siguió minutos antes. El extraño peliblanco tomó aire con la nariz y la soltó de un tirón.
-Peligro.-Murmuró.
La luz descendió hasta el suelo y, al tocar la húmeda tierra, se desvaneció dejando tras de sí un lobo blanco de ojos ambarinos y pelaje prístino. El lobo caminó con elegancia hasta situarse en el centro de la escena. Portaba un escudo a su espalda, el cual tenía dibujado unos glifos brillantes.
-¡Bela!-Exclamó sorprendida Margrét.
La loba de sir Artúr de la Profunidad, su más fiel compañera de fatigas. Había hecho su aparición y parecía no gustarle la presencia del extraño peliblanco en el lugar.
El extraño peliblanco, con una calma gélida, enfrentó directamente a la loba, su mirada penetrante chocando con los ojos ambarinos de Bela. La loba, al sentir la presencia hostil, adoptó una postura defensiva, sus músculos tensos y sus dientes al descubierto, un gruñido apenas audible escapando de su garganta.
La tensión en el aire era palpable, como si estuviera cargada de electricidad. Ninguno de los presentes se atrevía a moverse, observando el enfrentamiento con respiraciones contenidas y corazones acelerados.
Entonces, en un movimiento rápido como un rayo, la loba se abalanzó sobre el extraño, sus garras extendidas y sus fauces listas para morder. El peliblanco intentó defenderse, pero fue en vano. La loba se enganchó a su brazo con ferocidad, hundiendo sus colmillos en la piel de su presa.
Un grito de dolor escapó de los labios del extraño mientras luchaba por zafarse del feroz ataque. Sin embargo, la loba se aferraba con tenacidad, sus mandíbulas apretadas con fuerza, sin intención de soltar a su presa.
En el lugar donde la loba había mordido al extraño, comenzó a brotar un humillo negro, retorciéndose y serpenteando como una sombra maldita. El dolor se intensificó, ardiendo como fuego en la piel del peliblanco.
Fue entonces cuando el extraño, entre gritos de dolor y muecas de agonía, fijó su mirada en el escudo de Bela. Una comprensión repentina iluminó sus ojos, y sus labios se separaron en un murmullo apenas audible.
-Ya entiendo...
Con un último esfuerzo, el extraño se liberó del agarre de la loba, apartándose de ella con dificultad. Se enderezó, su postura orgullosa a pesar del dolor que retorcía su rostro. Se presentó ante los presentes con un nombre que resonó en el aire con una elegancia ominosa:
-Soy Azraq al-Layl, emisario de Svartalfheim. No lo olvidéis.
Con una inclinación de cabeza cortés, Azraq al-Layl se despidió de manera formal y se alejó, desapareciendo entre la penumbra del bosque como una sombra fugaz, dejando tras de sí una estela de misterio y malestar.
- Azraq al-Layl:
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Elian se despertó lentamente, sintiendo el peso del cansancio y la desorientación aferrándose a su mente. Parpadeó varias veces, tratando de enfocar la vista mientras se incorporaba con precaución. La imagen que se reveló ante sus ojos era de temor y angustia.
Jimena yacía inconsciente cerca suyo, su respiración tranquila pero su rostro pálido y sereno reflejando el estado de su alma. El cristal oscuro continuaba irradiando su poder ominoso, como una sombra amenazante que se cernía sobre ellos. A lo lejos, Sir Artúr y Darío seguían atrapados tras las enredaderas conjuradas por Elian, pero estas estaban en un estado precario y pronto cederían ante la insistencia de los dos hombres.
Pero entonces, como un rayo de esperanza en medio de la oscuridad, una figura que irradiaba autoridad y tranquilidad emergió de entre las sombras. Era una mujer que usaba un vestido blanco, Elian no podría ver muchos detalles de este ni del rostro de la mujer, pero lo que más destacaba de ella era que tenía cabellos rubios.
La mujer emitía una luz que disipaba las sombras. Se arrodilló junto a ellos y extendió sus manos hacia Jimena, invocando una bendición de sanación que envolvió al sargento con un resplandor cálido y reconfortante. Tras eso, hizo lo mismo con Elian.
-Luchaste con valentía.-Dijo la mujer con un tono de voz suave pero firme a Elian.-Has hecho todo lo que podías. Ahora, descansa y deja que yo me encargue.
Ante los gritos agónicos y desesperantes de Darío y sir Artúr, la mujer extendió sus manos hacia las enredaderas de Elian y proyectó un conjuro que emanaba pureza y protección. Con gestos expertos y movimientos gráciles, tejía un escudo de luz alrededor del elfo y la humana, creando una barrera que repelía la oscuridad que acechaba en las sombras.
Elian volvió a caer inconsciente, esta vez en los brazos de un sueño que se notaba reparador. La escena se desvaneció y, al despertar, tanto Elian como Jimena se encontraron a los pies del Monte de la Adoración, a salvo.
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Después de la partida del enigmático peliblanco, el ambiente quedó impregnado de una sensación de alivio mezclado con inquietud. Bela, la loba blanca, instó a los presentes a abandonar el lugar sin demora. Su instinto animal percibía el peligro que aún acechaba en las sombras del bosque, y su mirada intensa transmitía una urgencia que no podía ser ignorada.
Los Pobres Compañeros, aunque inicialmente reacios a dejar atrás lo que consideraban su deber, fueron finalmente convencidos por la determinación de lady Margrét. La nobleza de su espíritu y su persuasiva elocuencia lograron disipar las dudas y unir a todos bajo una misma causa: la supervivencia y el bienestar de aquellos que allí se encontraban.
Nero y Gilbert, doloridos pero indemnes en su mayoría, aceptaron con resignación la necesidad de abandonar aquel lugar inhóspito y adentrarse de nuevo en el mundo civilizado. La caída repentina desde cuatro metros había dejado sus marcas en sus cuerpos, pero no habían sufrido lesiones de gravedad que no pudieran sanar con el tiempo y el cuidado adecuado.
Margrét, antes de marcharse, entró en la cueva para agarrar una bolsa que contenía algo en su interior. Ninguno de los presentes preguntó por ello, ya que apremiaba más salir de allí que cualquier otra cosa.
Con paso lento pero decidido, el grupo se dirigió hacia el campamento de la expedición del señor Vulwulf. Bela no los acompañaría, ya que antes de salir del bosque se desvaneció de la misma forma en la que había aparecido. Allí, recibieron la orden de levantar el campamento con rapidez y abandonar el lugar cuanto antes para informar a las autoridades de Vulwulfar sobre los acontecimientos ocurridos en el bosque.
Entre susurros de preocupación y miradas cargadas de incertidumbre, el grupo se preparó para partir, consciente de que lo que habían presenciado en aquel bosque era solo el principio de una historia aún más grande y peligrosa que estaba por desvelarse. Con el corazón pesado pero la determinación en sus ojos, se alejaron del campamento, dejando atrás el misterio y la intriga que envolvía aquel lugar. Habían conseguido lo que en un principio era el objetivo principal de la expedición; encontrar a lady Margrét, pero, ¿Podría decirse que todo había acabado?
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* Bueno, pues ¿Ha acabado bien, no? Nadie ha resultado más herido de lo que debería y os habéis librado de varias maldiciones que tenía pensadas. Estoy bastante sorprendido.
Habéis sido partícipes del prólogo de la historia que marcará el Thornverso de ahora en adelante, enhorabuena.
Ambos tendréis vuestra paga y vuestras bebidas extras (enhorabuena, Nero), y una experiencia que jamás podréis olvidar. Ahora, todo queda en manos de las autoridades. Ni se os ocurra volver al Monte de la Adoración, pues ahora tendrá el cuádruple de seguridad a su alrededor.
* Tendréis como recompensa 25 puntos de experiencia y 300 aeros cada uno.
* Muchas gracias por participar y espero que os haya gustado tanto como a mí esta historia. ¡Nos leemos!
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