El reino de los cuentos (QUEST) - El camino hacia el cielo

Había quedado maravillado con la estructura de todo el lugar que olvidé la pregunta de la sirena. Dos guardias me lo hicieron notar y ella los detuvo, pero repitió tranquila su pregunta.

-Lo siento...-me disculpé, y lo mejor era sincerarme-Soy Sydara Edén, elfo de la tierra, de Sandorai. Estoy acá debido a un pequeño accidente con una criatura, en forma de lobo...pero es una criatura que parece tener llamas, negras, en vez de piel, y no puede tocar el agua... -titubeé un poco pero continué. Era extraño de explicar que estaba allí a causa de buscar las verdades de un cuento-Con una amiga, Lys, elfa también, subíamos por una escalera al cielo-si me creían bien.. sino... que el destino haga lo que quiera...-y allí nos encontramos con la criatura, y como temía al agua, no tuvimos otra opción, de lo contrario podría habernos hecho daño. Em... bien, todo esto es debido a que con mi amiga.. y el pez-señalé con la mirada-seguimos los cuentos de una jovencita, para comprobar la verdad. Primeramente en Sandorai mismo, con una elfa, la reina de las espinas, y ahora el camino al cielo....-terminé de contar, y la miré. Si estuviera en la superficie, creo que estaría con las mejillas bien sonrojadas.


"Enerie, lees los pensamientos? Si es así, sabes dónde está Lys? Quizá en la superficie...."terminé diciendo más para mí que para el pez colorido. Su brillo, cola y escapas resplandecían de una manera fantástica.

Busqué y no había aparentemente ningún otro tipo de salida. La sirena se acercó a mi nadando con elegancia, me miró fijamente y con gestos más que evidentes me dio a entender que si intentaba salir, sencillamente me mataba. Fue menos de un segundo en que mi rostro pasó de la incertidumbre de saber qué querría decirme para convertirse en una mirada gélida. No era una mirada de miedo, pues siempre fui demasiado obstinada para sentirlo, no, fue una mirada de advertencia, entrecerré levemente los ojos y le dediqué una mueca que bien podría habría haberse interpretado como una sonrisa, pero no lo era.

- Gracias – dije  y ella me miró sin comprenderme – Acabas de darme lo que necesitaba- ella obviamente no me comprendió pero en cierto modo era un alivio entender al fin sus intenciones.

La vi alejarse de la cueva, no sabía cómo hacía eso del aire ni cuánto me quedaba, pero si las cosas no cambiaban, luego del próximo “beso” tomaría una decisión. Ella salía y comencé a imaginar cómo podría ocultar el cadáver de una sirena, que tanta sangre podría derramar luego de hundir mi daga en su costado, y en si alguien notaría el olor a sangre y vendría por mí… Me giré hacia las cosas amontonadas allí para mirarlas con detalle, sin embargo por mi mente ideaba cómo encender una luz en mis dedos que podría captar su atención mientras con la otra mano la mutilaba.

Nadaba, inspeccionada y pensaba. Me detuve frente a unos huesos desparramados atados de alguna forma con algas que  la primera vez no había notado. “Se ve que le cuesta hacer amigos …” pensé y sonreí, era obvio que no era un momento muy propicio para bromas pero de nada servía preocuparme con anticipación, sino que me ocuparía cuando fuese necesario. Había un cofre apoyado contra la pared, al parecer estaba cerrado, por lo que busqué algún objeto que pudiera usar de palanca o alguna llave por las cercanías. Primeramente creía que si la llave estaba cerca, ella podría haberlo abierto, pero recordé las palabras de Nesea de la poca necesidad de cerrar cosas bajo el agua por lo que las cerraduras eran extrañas e innecesarias para ellos. El cofre era pesado por lo que moverlo no me iba a ser sencillo para no decir imposible, pero alguna forma de abrirlo así sea con los huesos podría encontrar. Recordé mientras buscaba que la sirena había de alguna forma testeado mi sangre mientras inconscientemente rozaba con un dedo el lugar del corte, sin comprender aún el motivo y recordé con el mismo cariño a la mariposa-pez que pidiendo que confiáramos, me había llevado a ese aprieto. Mire hacia afuera por un segundo y fruncí el ceño .. “Sydara.. ¿Dónde estarás?”, luego me giré y seguí buscando.

La reina escuchó atentamente, a ratos frunciendo el ceño por no poder entender al elfo y a ratos asintiendo levemente con la cabeza, para hacerle ver que comprendía algunas de sus palabras. Al terminar de escuchar el relato, la reina hizo que la sirena de cabello azul se acercara y empezaron a hablar entre las dos.

Mientras tanto, el pez nadó alrededor del elfo, pero no pareció haber escuchado los pensamientos de este... Si quería decirle algo, el tan solo pensarlo tal vez no fuese a funcionar. En lugar de eso, el colorido animal nadó por encima de Sydara y de la nada desapareció, sin dejar rastro alguno.

La reina volvió a fijarse en el ser terrestre, sin saber realmente qué hacer con él. - Tu ser perseguido. Tu caer mar. Eso yo entender. ¿Sí? Amiga perdida... No saber... Pero no preocupar. Nosotros buscar. -

La reina ordenó a un guardia unas palabras en el idioma marino y este se retiró de la sala. Pronto la reina haría llevar al elfo a descansar. Si quería preguntar cualquier cosa, aquel era el momento.

La elfa mostró interés en el gran cofre y si lo inspeccionaba debidamente vería que estaba cerrado, sí, pero la cerradura estaba bastante oxidada, pues llevaba mucho tiempo en el mar, por lo que era posible abrirlo con una piedra resistente. Al abrirlo encobraría monedas de oro, seguramente pertenecientes antes a algún pirata, pero sobre éstas encontraría una daga élfica, de un metal resistente al agua salada y con una antigua inscripción en ella. ¿Qué haría un objeto así ahí?

Poco después, justo en frente de la elfa se materializó la figura luminosa del pez de colores, que nadó en círculos para saludarla. Pero no dijo nada.

Recordé las palabras del libro, el segundo cuento. Nunca decía cómo terminaba, solo contaba de cómo el autor siguió a una mariposa por el camino al cielo que llevaba hasta más allá de las nubes... y de ahí lo demás quedó estropeado. Hablaba de un mundo que sólo pocos lograron conocer y que difícilmente habían regresado... aunque me parecía imposible. Cómo decía el mismo texto, sin sobrevivientes no hay historias que contar.... ¿Este mundo marino tendría algo que ver? Mi ultima experiencia con las sirenas, un viaje, un naufragio, fue bastante particular. Me extraña no haberlo recordado y sin embargo miré de forma inocente toda esta situación. Quizá habían bandos distintos de sirenas... Eso lo diría el tiempo, pero este pequeño pueblo, la reina, se mostraban muy amables.

La reina pareció entender mi mensaje. Sería mejor que facilitara mi lenguaje a ella, del modo que hablaba. La vi sirena de cabello azul se le acercó y hablaron de algo que me puso un poco  nervioso. El pez colorido apareció y nadó un par de vueltas por encima mío y de un momento a otro se desvaneció sin dejar rastro. "Hum, te fuiste..." dije y me sentí algo inseguro, ante los seres desconocidos.

- Tú ser perseguido. Tu caer mar. Eso yo entender. ¿Sí? Amiga perdida... No saber... Pero no preocupar. Nosotros buscar. - sonreí captando la respuesta de la sirena cuando habló. Y dicho eso, dijo algo que no entendí a un guardia y se dispuso a retirarse.

-Disculpe, majestad... Reina-aclaré y dije- ¿Tu saber algo del camino al cielo?...-me sentía raro hablando así, pero quería facilitarle que me entendiera sin mucho esfuerzo. Esperaba que hubiera escuchado.

Miré a la sirena de cabello azul, y me pregunté cuánto tiempo habría pasado desde que caí al agua. Vaya caida y un mundo submarino fantástico. Fruncí el entrecejo, pensando en si Lys si también estaba conociendo este lado oculto y maravilloso de Aerandir. A decir verdad, disfrutaba un poco ante lo nuevo, seguramente ella, tambíen, quizá lo estuviera pasando mejor que yo.

El cofre se veía bastante firme y más sano de lo que a mi curiosidad le hubiese gustado. Si hubiese estado en el exterior lo hubiese golpeado por si sonaba hueco o por si podría resquebrajar de algún modo la madera, pero allí, bajo el agua, las cosas funcionan de otro modo y la fuerza de impacto para romperlo, tendría que ser mucho mayor para sufrir algún efecto.

No encontré llave alguna. No puedo decir que me sorprendió mucho pues habría sido un golpe de suerte y esta venía aparentemente esquivándome bastante. Inspeccioné la cerradura y estaba bastante percudida, la rocé con los dedos  para notar que parecía deshacerse por lo oxidada que estaba, por lo que busqué alrededor algo con que golpearla y conseguí una piedra mediana y redondeada que usé golpearla de a poco. Algo comenzaba a salir bien, quizás fueran los dioses aportando cierto equilibrio a mi desventurada situación. La cerradura cedió y el cofre se abrió. El destello verdoso de las paredes se reflejó en las monedas de oro de las que rebalsaba el arca, y acarició el filo de una preciosa daga que algún antepasado de mi especie habría forjado y grabado. Era preciosa y estaba intacta pues el tiempo y el agua salada no habían hecho estragos en ella, y tenía sentido, pues el las armas élficas tenían tenían labor de manos y palabras, no era simple acero,  susurraban una magia antigua y ancestral. Sonreí y llevé mi mano a la empuñadura de mi propia espada, que no me había molestado en desenvainar pues no podría utilizarla debidamente por su tamaño en ese ambiente.

Tomé la daga entre mis manos para verla de cerca e intentar leer lo escrito en ella cuando una luz de colores tomó la forma de un pez delante de mis ojos. Era nuestro guía y compañero de viaje quien comenzó a nadar alegremente a mi alrededor. Mentiría si no reconociera que verlo me alivió un poco, pues en ese ambiente y con una sirena medio loca acechando, ver algo amistoso me sacaba cierto de peso de encima. Por mi mente pasó preguntarle por el cuento, cómo de unas escaleras al cielo pasamos a las profundidades del mar, pero tuve otras prioridades.

- Hola!- sonreí - ¿Dónde esta Sydara? ¿Dónde estamos? - pregunté rápido. Miré hacia la entrada de la cueva - Necesito salir de aquí... hay alguien peligroso acechando - no sabía si me entendía y el peso de la daga en mis manos me hizo volver mi vista hacia ella y se la extendí - Mira lo que encontré - A decir verdad no estaba acostumbrada a hablar con peces o mariposas, por raro que suene de alguien que tiene un hurón telépata de mascota, pero la situación meritaba que estuviera confundida y no supiera del todo como proceder.

La reina asintió a la pregunta del elfo. - Nunca ver, pero sí oír. - a pesar de la torpeza de sus palabras, la voz de la reina era como poco mágica, y más cuando exclamó ilusionada. - ¿Cómo ser...? - Se quedó pensativa unos segundos y después el rostro se le iluminó de alegría mientras pronunciaba la palabra élfica para decir "hola". Sonrió a su invitado, mientras indicaba sus largas orejas con la mano.

Entonces un guardia entró en la sala del trono y se acercó a la reina, para informarla de algo. Ella indicó que podía retirarse y con un ligero rastro de preocupación indicó al elfo que la siguiese, a ella y a un grupo de 6 guardias que esperaban fuera del castillo. - Encontrar elfa... Seguir. -
En cuanto el pez de colores escuchó las palabras de la elfa este asintió levemente y se acercó nadando con gracia hacia la daga elfica. El resplandor del animal permitiría leer su inscripción con mayor facilidad y en esta rezaba: "Que la guardiana del bosque nos proteja" en antigua caligrafía élfica.

Después de iluminar la daga con su luz, el animalillo se alejó nadando fuera de la cueva, deteniéndose para hacer ver que le siguiese. Ella podía elegir si seguir a su compañero o guiarse por la amenaza de la sirena.
Cada uno de los elfos tenía ahora una pieza del rompecabezas que tal vez les ayudara a terminar el cuento.

¿Nunca ver? ¿Si oír? ¿A qué se habrá referido? su voz sonó extraña, pero algo me gustaba, y luego con una expresión de ilusión preguntó... ¿Cómo ser...? Ahora fruncí yo el entrecejo.

Pronunció la palabra "hola" en idioma élfico, y señaló mis orejas que si no fuera por estar debajo del agua, se hubieran sonrojado.

Un guardia entró al salón, acercándose a la reina para informarle de algo, luego ésta indicó que podía retirarse y con cierta expresión preocupada me hizo seña para que la siguiera. "Espero que Lys no esté en problemas..."pensé. Luego a 6 guardias más les pidió que la escoltaran mientras decía.
- Encontrar elfa... Seguir. -

Quizá el camino al cielo estuviera relacionado con elfos, con su magia ancestral? Pareció indicar eso ante su expresión la sirena. Volví a pensar en las primeras respuestas ante mi pregunta, y supongo que quiso decir que nunca vio el camino al cielo, pero sí había oído de algo. ¿Algún elfo antes había tratado de subir las escaleras? Claro! al señalar mis orejas, pudo indicar eso.... La seguí nadando a una distancia prudente, como para que no se sintiera invadida o incómoda.

El brillo del mágico animal me permitió leer con claridad lo que allí decía.

- "Que la guardiana del bosque nos proteja"- pronuncié en voz alta en mi propio idioma. Esta daga al parecer pertenecía a una elfa, con la capacidad suficiente como para proteger a algo o alguien. "Una sacerdotisa? Una guerrera? .." pensé y levanté la vista hacia el cofre donde hasta hace un momento descansaba el arma que ahora sostenía. "Formaba parte del tesoro.." Recordaba el enojo de la sirena, el que haya probado mi sangre... ¿Acaso ella me confundiría con la elfa esa? Descarté esa idea de mi mente, pues para ello debía saber leer élfico y además el cofre estaba cerrado. Quizás no era la primera de mi raza que conocía. Intenté imaginarme a algún elfo ya sea hombre o mujer en las profundidades del mar aerandiano como hasta ahora me encontraba y mi mirada fue rápidamente hasta el manojo de huesos que descansaba en el fondo de la cueva. Fruncí el ceño ¿Serían de alguien de mi especie aquellos restos?

Detuve la línea de mis pensamientos cuando el luminoso pececillo captó mi atención al dirigirse a la entrada indicando de alguna forma que lo siguiera y así lo hice. Si la sirena volvía, ya no estaba sola y quizás se lo pensaría mejor antes de atacarme y si me atacaba simplemente seguiría con el plan que venía cavilando. Prefería no hacerlo, no por miedo ni mucho menos, sino por lo incómodo de la situación además de las demás sirenas y tritones que seguramente por allí habitaban. Nadaba detrás de aquél animalito que con diferentes formas desde un principio nos guió a todo esto, pensé en Enerie y en cómo acabaría este cuento, pues nuestra escalera al cielo terminó por conducirnos a lo profundo del mar, aunque eso fue culpa del lobo en realidad, no sabía que habría pasado con aquél que comenzó el cuento.

Tanto a la reina como al elfo y la sirena de cabello azul les rodearon los soldados, para poder protegerlos de cualquier peligro, mientras se dirigían al lugar indicado. Ambas sirenas iban a una velocidad moderada, pues sabían la dificultad del terrestre al no tener cola en el agua. De vez en cuando, la sirena que lo había salvado se giraba hacia él, mientras sonreía embobada. Al parecer el elfo atraía su atención.

Al salir de la ciudad submarina, tanto la vida como los colores y la luz se fueron apagando, dando lugar a aguas más sombrías. Para los seres marinos no era nada nuevo, pero Sydara lo veía por primera vez y realmente había una gran diferencia entre ambos mundos.

La reina se giró hacia él y trató de empezar una conversación, para que no estuviese nervioso seguramente. - Hacía mucho que no tener visita. ¿Haber muchos de los tuyos arriba? -
La inmensidad del océano se abría ante la elfa y el pez de colores, el que por suerte aportaba algo de luz a tanta oscuridad. ¿O por desgracia...?

No se oyó ningún sonido, pero se vio una figura a lo lejos, acercarse a gran velocidad. ¿Sería la sirena? No. Era un enorme tiburón que parecía estar en medio de una cacería y el plato principal estaba siendo iluminado por los colores brillantes del pez mágico. En cuestión de segundos el feroz animal se encontró a tan solo unos brazos de distancia de la elfa. ¿Sería ese el final...?

De la nada apareció la sirena de cabellos oscuros, que pasó al lado de Lys a gran velocidad y golpeó al animal con su propia cola en el hocico, el cual dio media vuelta y se fue. La sirena se giró furiosa hacia la terrestre. - ¡Bagvaeh na el oh! - Entonces observó el colorido pez y luego pasó a la daga que tenía la elfa en la mano. Mostró una expresión de sorpresa y miró su cintura, para comprobar que el trozo de metal que utilizaba para abrir aquella extraña caja de madera seguía colgando de ella. Volvió a mirar a la elfa enfadada. - ¡Eeril gaberhag! ¿¡Na tu gaea salie!? - Al parecer la elfa destuyó el lugar en el que la sirena guardaba sus objetos más preciados.

tiburón:

Pequeña pista extra: Aunque el texto no vaya adresado a vosotros, podéis leer todo el contenido y ayudaros entre vosotros por vuestra cuenta (ya sea por MP, chat, etc.). Además, recuerdo que vuestro propósito es averiguar cómo continúa / termina el segundo cuento, por lo que hacer preguntas y conseguir información es primordial, si tenéis la posibilidad de hacerlo, aprovechadlo. Esta pista es gratuita, pero la siguiente ya tendrá penalización. Suerte.

Empezaba a notar mi falta de entrenamiento, mi cuerpo comenzaba a sentir el cansancio de tanto nadar, pero las seguí sin quejarme ni decir nada. Era muy difícil que me vieran cansado o algún dolor, rara vez se notaba. La sirena de cabello azul seguía nadando delante mío, y la veía girarse a mi muy frecuentemente. Le devolvía la sonrisa amablemente. Se veía muy simpática de su parte la actitud que tenía.

Dejamos atrás la ciudad submarina, para entrar en aguas más oscuras. Si oscurecía más, debía buscar alguna forma de guiarme. A decir verdad, no tenía mucha confianza en mi vista, si en los otros sentidos.

Me tomó de sorpresa la pregunta se la reina, girándose hacia mí casi repentinamente, que tuve que detener mi nado para no chocármela. Al aquietarme un poco sentí el alivio en la musculatura al descansar brevemente.

- Hacía mucho que no tener visita. ¿Haber muchos de los tuyos arriba? - preguntó y retrocedí un poco para que no le incomodara estar tan cerca mío.

Sonreí a su pregunta y continuamos nadando a la par, pero me estaba costando seguirle el ritmo.
-¡Si, majestad! Hay muchos de mi raza, al igual que otras más-comenté mirándola a los ojos y pensé un breve momento para responder-Ahora que conozco el lugar, supongo que sería agradable venir a visitarlas... -dije sinceramente, estaba maravillado -Y si desean, prometo guardar el secreto de este lugar... Eh... - desvié un poco la vista buscando las palabras adecuados y pregunté -¿Podrías contarme qué has oído del camino al cielo... o sobre la criatura de llamas oscuras? ¿Ha venido un elfo antes? Porque dices que no ha venido visitas de hace mucho… por lo que seguramente alguien vino... Y se me ocurre pensar que podría tener algo que ver con el cuento que investigo- pregunté de forma amable.



(Off rol, esta bien así! nada de penalización... -.- )

Nadé lo más rápido que pude detrás del pececito que destellaba luces de colores. No  estaba segura de si hablaría conmigo pues la mayoría de las veces habló con Syd pero lo intenté de todas formas.

- Pececito… - "¿Pececito?¿Mariposa? ¿Cómo lo llamo?" – Tengo una problema… no sé donde estoy, dónde está Sydara y no puedo comunicarme con los seres que habitan aquí.. ¿Podrás de alguna forma permitir que les entienda o me entiendan ellos? – no sabía si era posible pero considerando donde estaba y porqué no se me ocurrió alguien mejor a quien pedírselo. Si iba a contestar o no, no pude saberlo pues un enorme y no muy amigable tiburón apareció de la nada. Me quedé inmóvil sabía que las teorías decían que a los tiburones había que hacerles frente y simplemente golpearlos en la nariz, pero tenía mis ciertas dudas y la proximidad del animal no me daba mucha confianza que digamos. No tuve oportunidad de demostrar si me animaba pues la sirena volvió y lo alejó de un coletazo.

Como era de esperar comenzó a gritar enloquecida y luego de ver el objeto en mis manos no se puso mucho mejor… todo lo contrario. Como era de esperarse no le entendía nada.

- ¡¿Tú me dejaste encerrada amenazándome si me iba y te ofendes porque abrí un cofre?! ¡No me hubieses llevado allí en primer lugar! Además no me entiendes nada y no entiendo nada de lo que dices… Así deja de gritarme todo el tiempo! – grité en mi idioma natal entre la furia y el cansancio...miré al pez que seguía a mi lado- ¿No podes hacer nada para que me entienda?

- No saber nada de bestia... Pero sí venir otro con orejas aquí. - dijo señalando las orejas del elfo. - Enseñar cosas, como tu lengua, pero muchos años... Atrás. - dijo la sirena sonriente.

- ¡Sí! El ser como tu. - dijo más torpemente la sirena de cabellos azules.

- No muchos encontrarnos, el mar ser grande. Los de orejas largas ser bienvenidos para nosotros. - Dijo mostrando la ciudad submarina a la cual llamaban hogar.

Podrían haber seguido hablando pero un banco de peces grises pasó frente a ellos y la sirena morada se acercó a ellos, escuchando.

- Estar cerca. Ir. - Aumentó entonces la velocidad y al poco se vieron las siluetas de una sirena y una terrana, iluminadas por una luz arcoiris. El pez.

Sydara empezó a notar dificultades para respirar.
La sirena notó el cambio de lenguaje cuando la elfa estalló y su cara pasó a una sonrisa iluminada. - ¡Gaooh! ¡Yienerid lse tagh! - Entonces, con la misma ilusión, pronunció unas palabras en élfico, las cuales la elfa seguro entendería: "Elfo" y "Hola".

Entonces la sirena se puso en guardia, al ver figuras acercarse a ellas, al igual que el pez, el cual nadó en círculos con alegría.

La elfa no parecía tener problemas para respirar aún.
El grupo de tritones adoptaron una postura firme, pero la reina no parecía estar asustada o nerviosa. Al contrario, alzó una mano, indicándole a la sirena de cabello oscuro que se acercara a ella, mientras empezaban a hablar entre ellas. La sirena azul nadó junto a Sydara, interesada también en su compañera.

Escuché las respuestas de la sirena Reina de la de cabello azul, reafirmando. Les sonreí en muestra de agradecimiento y comenté.
-¿Ese elfo o elfa que vino acá, tambíen cayó del cielo? ¿Puedes contarme, si quieres, si hay un final en ese camino al cielo?- me hacía gracia decir que habíamos caido del cielo y no de tierra. Imaginaba los elfos visitantes de ese mundo marino, que para llegar subían por la escalera infinita y caían.

Luego lo que dijo la reina, fue que que no encontraban muchos elfos, ¿más visitantes....? volví a sonreirle por de que nuestra raza era bienvenida. Si era así, capáz me pasaría de nuevo cuando termináramos el cuento.

Un conjunto de peces en cardumen pasaron nadando frente a nuestro, desconcertandome un poco pero dejandome maravillado de verlos tan cerca. Y la sirena que iba delante se acercó notificando que estábamos cerca, o algo cerca de nosotros. Entonces tomaron velocidad al nadar y traté de igualarlas. Sentí que es propio esfuerzo comenzó a cansarme más de lo normal y notaba las aguas más oscurar. Algo me faltaba? El agua estaba como más opaca? Frunci el entrecejo.

Delante mio vi las siluetas de Lys en compañía de otra sirena, y el pez colorido con su resplandor brillante las iluminaban. Los guardias tomaron posturas defensivas, pero la reina se adelantó sin problemas y se acercóa la acompañante de Lys. La saludé con una mano y sonreí alegre de que estuviera bien. Su compañía parecía ser simpática.

La sirena de cabello azul se acercó a mi y observó a Lys tambien. Le sonreí indicandole que era ella a quien buscaba.

Tenía la sensación que algo faltaba, algo importante. ¿Pero qué podía ser si Lys y el pez estaban acá?


(Off rol: xD no sé como ponerlo, directamente pongo lo que les ocurre a los buzos marinos, cuando se olvidan de respirar y no se dna cuenta. Yo no entiendo esa sensación jaja)

Hablar en mi propio idioma pareció ser parte de la clave para caerle bien a la sirena, entorné apenas los ojos al ver como sonreía contenta al escucharme. "Haberlo sabido antes.." pensé.

¡Gaooh! ¡Yienerid lse tagh! -  exclamó con una amplia sonrisa para continuar esta vez en élfico - elfo.. hola.. -la miré con gestó de resignación más que enojo, momentos antes cavilaba la opción de matarla y ahora parecía una niña ilusionada que al fin la comprendieran.

- Hola.. si..elfa.. ¿Qué hacemos aquí? - pregunté en el idioma de mi especie.. tanto tiempo en el mundo de los humanos tomé por costumbre su idioma.. inclusive todo este tiempo con Sydara también. La sirena se tensionó un poco y supe porqué al ver acercarse un grupo de su misma raza hacia donde estábamos. Sirenas y tritones nadaban hacia nosotras, estando los segundos al parecer armados dando apariencia de ser guardianes. El alivio llegó cuando a la zona iluminada ingresa la figura de Sydara un poco detrás del grupo. Le sonreí contenta, un poco porque se lo veía cómodo en esa comitiva submarina y porque me alegraba saber que se encontraba sano y salvo.

Una de las sirenas se adelantó y comenzó a conversar con aquella que conocía. Su postura y atavío la denotaban como con un rango superior al resto, y de ser así los tritones eran su guardia personal. Sydara se acercó y lo abracé aliviada, una sirena se acercó a nosotros con mirada curiosa.

- Me alegro saber que estas bien - dije a mi amigo - Hola..- saludé a la sirena. Esperé un momento a que las otras dos terminaran de hablar y decidí preguntarles en élfico también - Perdón ... Disculpen pero caímos desde lo alto aquí - miré a Sydara y volví a ellas, mirando un segundo fijamente a la sirena que poco antes hasta me había amenazado - Acaso saben cómo podríamos regresar a la superficie?- recordé de repente el porqué nos encontrábamos allí y miré a Syd - ¿Saben algo del camino al cielo?-

La sirena de cabello negro se quedó observando a la elfa maravillada, escuchando con atención, al igual que las otras dos sirenas restantes, morada y azul, pero estas miraban a la mujer con confusión. Ninguna de las tres pudieron entenderla. Una vez que terminó, la reina habló como primera.

- Lo sentir... Pero conocer más esta lengua que esa. - dijo señalando elegantemente a la elfa. - Y sentir Torahh llevar a ti. Ella no querer hacer mal. Ella querer elfo, como muchos años atrás. - Entonces recordó algo y pronunció un par de palabras en su idioma. Uno de los tritones se agarró del cuello y salió nadando en dirección a la ciudad submarina.

La sirena de cabello azul se acercó al elfo, el cual empezaba a hacer expresiones extrañas, pero entendió qué era lo que necesitaba. Agarró su rostro con las manos y lo acercó a ella, para regalarle un beso de sirena. El oxígeno volvió a sus pulmones y la extraña sensación desapareció, pero la sirena prolongó el instante un poco más, sonriendo una vez que se alejó.

Entonces miró hacia la elfa, la cual no hací expresiones como el hombre, pero tampoco parecía estar completamente bien. Repitió el proceso con ella también y volvió al lado de la reina, la cual, mientras tanto, recibió una lámina de roca del guardia que acababa de regresar.

- Esto ser para vosotros. - dijo mostrándoles el escrito en lengua humana.

" Para el que lea esto, seguramente le pasó como a mí y cayó desde el cielo. Aún sin saber realmente qué hay ahí arriba, es cierto que he podido ver cosas que escapan del mundo tal y como lo conocemos, y por ello estoy eternamente agradecido de haber dado el primer paso hacia la aventura. Para los que vengan después de mí, no puedo darles mejor consejo que el que vivan. Pues si la vida no fuese una aventura, no sería nada.
Gondor."

- El dejar esto aquí, para vosotros y otros. - Le devolvió el escrito a uno de los tritones. - Después de un tiempo el marcharse. Él deber regresar tierra. Como vosotros ahora. - El pez de colores nadó felizmente en círculos sobre la sirena violeta, confirmando sus palabras. Seguramente debía de estar impaciente por continuar con el último cuento. La sirena le sonrió.

Después de despedirse, algunos tritones acompañaron a las dos sirenas a palacio, mientras que la de cabello oscuro volvió a regresar a su cueva después de saludar por última vez a la elfa. Otros dos guardias se quedaron junto a los elfos, para mostrarles el camino a seguir. Ascendieron y ascendieron, hasta que al fin llegaron a ver la luz del sol, el cual empezaba a desaparecer en el horizonte.

Una vez que los elfos se encontrasen en la superficie, a orillas de una isla en medio del océano, los tritones regresaron por donde vinieron, y el pez de colores saltó del agua adoptando una vez más las alas de una mariposa.

Felicidades, habéis terminado el segundo cuento. El tercero será algo diferente, el cual comenzará el domingo por razones personales. Podéis postear una vez más cada uno como respuesta y la continuación tendrá lugar en otro post, específico para el tercer y último cuento. Suerte. (El libro no estará mojado aún después de acabar de salir del mar.)

No entendí bien lo que las sirenas dijeron sobre el visitante anterior y las miré con el entrecejo fruncido. Vi como uno de los tritones se tomaba del cuello y salía en dirección a su ciudad.

-¿A donde fue..?-intenté preguntar, extrañado de su gesto, pero salieron borbujas en vez de palabras y noté que el efecto del aire mágico de la sirena de cabello azul había terminado. Faltaba oxigenación, eso era!

Si volvía a abrir mi boca, el agua ingresaría de lleno a mis pulmones. Pero afortunadamente la sirena me observó retroceder un poco involuntariamente. No pude avisarle de la misma desesperación. Pero tomó mi rostro en sus manos una vez y me dió el aire que tanto me hacía falta, pero alargó un poco el momento.

Cuando me soltó me sentí aliviado de ver todo mas claro, y le sonreí.
-Gracias! Cómo te llamas,por cierto?-pregunté y esperé su respuesta.Despues ella se dirigó a Lys y le dió aire tambien. Cuando la soltó sonreí ante su expresión.

El tritón regresó y traía una lámina de roca consigo, que nos mostró. Nadé para acercarme y poder leer lo escrito.

" Para el que lea esto, seguramente le pasó como a mí y cayó desde el cielo. Aún sin saber realmente qué hay ahí arriba, es cierto que he podido ver cosas que escapan del mundo tal y como lo conocemos, y por ello estoy eternamente agradecido de haber dado el primer paso hacia la aventura. Para los que vengan después de mí, no puedo darles mejor consejo que el que vivan. Pues si la vida no fuese una aventura, no sería nada.
Gondor."

Más tarde llegó la hora de despedirnos, y a la sirena que me había salvado le dediqué una sonrisa amistosa. Unos tritones nos indicaron el camino para volver a la superficie y nadamos largo rato, hasta que al final pareció que ambos nos quedábamos sin aire y justo rompimos la superficie donde di grandes bocanadas de aire. A cierta distancia había una isla. Miré a Lys a ver si estaba bien.

La mariposa salió a la superficie tambíen y sobrevoló sobre nosotros. Me acerqué a mi amiga para que nadáramos cerca.
-Espero que no refresque mucho...-comenté aun recuperando el aire-¿Necesitas ayuda?

La entendería si se sentía cansada, despues de nadar como nunca lo habíamos hecho en la vida, seguramente caeríamos agotados en la playa. Además que no dormíamos de hace.. dos días?.No me vendría mal una siesta cuando llegáramos a la isla.

"Si.. querer elfo.. como si fueramos un juguete" pensé irónicamente mientras le dirigía a la sirena una mirada de mejor no te me acerques. Volví la vista hacia la que parecía ser su jefa quien muy educadamente nos acercó luego una lámina grabada con el resto de la historia.

- Gondor..- repetí con voz apenas audible al terminar de leer. No reconocía el nombre y no decía mucho más, por lo que asumí que allí había terminado todo y no podía negar que en el fondo me alegraba, no por nada los elfos no respirábamos bajo el agua. Y por si lo olvidaba momentos antes una de las sirenas que no conocía me dio otro "beso" para que pudiera mantenerme con ellos, aunque el pasaje de aire a Sydara fue realmente un beso al finalizar. Sonreí apenas ante el arrebato que tuvo con él y el hecho de que él no hubiese reaccionado como ella esperaba.

Mariposa y tritones nos guiaron a la superficie luego de despedirme amablemente de la comitiva que se nos había unido y ya nos permitía regresar. Salimos a la superficie pero no a la playa como me hubiese gustado, sino a una isla. Apenas asomarse a la superficie el pez volvió a su forma inicial de mariposa y nos guió.

- Yo también lo espero  - respondí a Syd- Creo que deberíamos descansar.. Al menos mientras podamos.. No sabemos si a mitad de la noche tendremos que estar alertas nuevamente - terminé recordando la última vez que intentamos dormir desde que comenzamos esta campaña.

Continuad [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Mucha suerte en la última fase de la quest.