El ladrón de zanahorias. (QUEST)

La mujer, con los brazos en jarra, esperaba a que alguien llegase a su pequeña pero agradable granja. En sus campos tenía un poco de todo, pues las tierras eran fértiles, pero no parecía nada contenta. Es más, algunos hasta podrían decidir evitar acercarse a ella. Estaba realmente malhumorada. Pero después de todo, era normal. Alguien robaba sus vegetales, en especial sus zanahorias, las cuales tenían la fama de ser las más dulces de los alrededores. Y así lo había hecho saber también en Beltrexus.


Ya hacía dos días que había dejado la nota en la entrada a la pequeña ciudad. Esperaba impaciente, frente a la puerta de su casa. ¡Alguien debía de llegar pronto!

Era mediodía cuando salí de la vieja casa de mi maestro, solo faltaba un mes para volver a encontrarme con mi rival y amiga pero aun así decidí volver, pues debía asegurarme de la casa este bien y ademas dejar el viejo libro de magia que conseguí en en unas viejas ruinas, viendo que aun quedaba tiempo para el reencuentro, decidí continuar con la búsqueda pero algo llamo mi atención al salir de Beltrexus, o bueno, mas bien la de Cass, mi pequeño amigo se quedo mirando un cartel sobre una mujer que necesitaba ayuda, mire a mi compañero y parecía como si este quisiera ir, fue algo extraño, pues era un animal, pero siempre me había parecido mas inteligente que otro que haya visto antes por lo que decidí hacer caso a mi amigo y fui en búsqueda de la mujer. Pregunte a las personas cercanas por Melo, y dijeron que era un granjera que poseía unos vegetales extrañamente deliciosos, aquello llamo mi atención, tal vez aquello seria la causa del robo de zanahorias que sufría la mujer, con eso en mente, pregunte por el lugar donde vivía la mujer para prestarle mi ayuda, y apenas la obtuve, me dirigí hacia su lugar de cultivo.

Camine unas cuantas horas junto a mi amigo, bajo un agradable sol, mientras recorría el camino indicado por las personas a quienes pregunte, me di cuenta que a lo lejos se podía ver un cerco, algunas plantas y una mujer parada con un rostro algo enojado, si ella resultaba ser Melo era bastante comprensible aquel rostro, pues los robos no son algo que pueda alegrar a alguien. Cuando finalmente llegue al destino, me quede fuera del cerco y alze la voz a la mujer.

La mujer no se movió del lugar, ni siquiera cuando vio llegar a un hombre ofreciendo su ayuda. Asintió con la cabeza y le indicó con la mano que se acercase. Antes de que este llegase a su lado, un hombre más, o más bien joven, se acercó con aires de superioridad. También le indicó que se acercara.

- Así es, yo soy Melo. Si estáis aquí será por la ayuda que pedí, no importa que seáis dos. Mejor para mí. Lo que pasa es... - La mujer dejó la frase en el aire, cuando una ráfaga de viento echó el cabello del hombre rubio hacia atrás, destapando sus puntiagudas orejas. La mujer frunció el entrecejo y volvió a poner las manos en la cintura. Esa era la postura en la que parecía más fuerte y voluminosa, como si pudiese dominar la isla entera con aquella mirada de madre enfadada. Se giró y cogió un trapo marrón, algo húmedo, de la silla de madera que había frente a la casa. Se lo tiró al elfo, sabiendo que lo cogería al aire. - Será mejor que te tapes con esto. A mí me es igual, pero no todos son tan comprensivos como yo. - le lanzó una mirada al hombre de al lado. El debía de ser mago, pero tampoco lo había visto nunca por ahí así que podría se cualquier otra cosa. Por suerte parecía ser bastante más agradable que el joven rubio.

- Como decía. Hay un ladrón que roba mis vegetales, ¡en especial mis deliciosas zanahorias! Seguidme. - Se alejó esperando que la seguirían. Rodeó la casa, la cual no rea demasiado grande, pero tampoco era pequeña. Entonces, ante ellos se extendió un campo lleno de distintas verduras y frutas, además de algún que otro animal.

- Aquí está la única pista que tengo... - Les mostró una zanahoria que debía habérsele caído al ladrón. Estaba medio roída.

(Off Rol: Todo en orden. Me gustaría que tuvieseis en cuenta que para que la quest sea fluida, contestéis en menos de 24 h desde el post anterior a vuestro turno. Si tenéis algún problema, el que os impida cumplir con ello, bastará con enviarme un MP y se alargaría el plazo o se buscaría otra solución.
Eso es todo y disfrutad de la quest. Suerte a ambos.)

Cuando hice la pregunta la mujer apenas y se movió para indicarme que pasara, lo cual hice apenas me lo indico, aunque apenas camine un poco para estar mas cerca de la mujer, escuche la voz de otra persona, parecía que tenia la misma intención que yo, ayudar con sus problemas a la granjera, aunque claro, podía equivocarme, pues no le conocía en los mas mínimo.

La mujer hablo y se presento a los dos hombres que habíamos acudido en su ayuda, en efecto, ella era Melo, pero de pronto algo interrumpió a la mujer de dar la explicación de su problema, aquello fue debido a una brisa que delato la raza del segundo hombre, era un elfo, algo no muy común en las islas, después de todo la historia abala conflictos entre los elfos y los brujos, habitantes de las Islas Illidenses, por un segundo pensé que Melo tendría problemas con el elfo aunque aquello desapareció cuando esta le arrojo un trapo marrón para que se cubriera las orejas y pasara desapercibido por los lugares, pues ciertamente no todos los habitantes de las Islas son amistosos con los elfos debido a las disputas pasadas; personalmente yo no tenia problema con ello, nadie tiene culpa alguna de los conflictos del pasado, por lo que no tiene sentido molestarse o tenerle odio a alguien a quien no conoces.

Apenas el elfo tubo el trapo, Melo continuo con la explicación del problema, el cual era un ladrón que robaba los vegetales y en especial las zanahorias, aquello parecía de alguna extraña forma, después de todo, por que un ladrón robaría vegetales, pudiendo robar pertenencias mas importante o dinero, tal vez aquellos vegetales tengas alguna propiedad especial que hacen que el ladrón no este interesado en dinero o pertenencias, aunque también estaba la posibilidad de que fuera un simple animal, como podían ser los topos, aquella teoría se vio significativamente mas probable cuando la mujer nos enseño a los presentes una de las zanahorias que al parecer el ladrón había olvidado, pues esta estaba roída, al ver la única pista que se tenia, se me ocurrió una idea la cual comente en voz alta.


No estaba seguro si Cass podría dar con algún rastro pues solo le había entrenado para que siguiera rastros de magia, nunca de olores, aunque aun así existía la posibilidad de que el pequeño zorro pudiera sorprenderme nuevamente.

La mujer asintió con fuerza a ambos hombres. En un principio no estaba demasiado entusiasmada con ellos, pero parecían querer implicarse en la resolución de su problema y, eso era lo que quería, por supuesto. Les hizo otra señal con la mano y caminó otro poco, esquivando alguna que otra verdura o flor que crecía fuera de su lugar. - No piséis nada. Son mis queridos hijos. Todos ellos. - La mujer realmente amaba sus hortalizas.

En poco llegaron a una extensión de campo llena de hojas de zanahorias saliendo del suelo. Habían palos a cada extremo, clavados en la tierra, para hacer ver hasta dónde llegaba el cultivo. Después de todo, a las zanahorias les tenía un cariño especial. - Aquí estamos. - dijo extendiendo las manos con orgullo.

Entonces asió la zanahoria de su mano con mayor fuerza y se la dio oler al impaciente animal de pelo rojizo. Este empezaría a seguir un rastro, el cual podían decidir seguir o no. Si fuese así, empezarían a dar vueltas y vueltas por todo el terreno, pues parecía ser que el olor del ladrón estaba impregnado en todo el lugar. Y además, en algún que otro rincón de tierra olvidada, podrían encontrar huellas de pisadas humanas, pero bastante pequeñas.

La mujer, mientras tanto, había decidido sentarse en una sencilla silla de madera al borde de la casa de madera, observando desde ahí a los viajeros. - ¿Habéis encontrado algo? -   gritó desde su asiento.

Seguí a la mujer con cuidado de no pisar ninguno de sus amados vegetales, no quería causar un problema adicional que molestase a la mujer, al rato de caminar unos minutos bajo la guía de Melo, llegamos al gran campo donde las zanahorias eran cultivadas, la cual Melo presento con gran orgullo, estaba claro que ella estaba orgullosa de lo que hacia y cultivaba en su granja.

Pronto la mujer respondió a mi sugerencia de utilizar a Cass para rastrear el posible paradero del ladrón, a la cual accedió, el pequeño zorro olfateo la roída Zanahoria y comenzó a caminar, decidí caminar junto a el, el rojizo animal me llevo de un lugar a otro, no estaba seguro si me estaba tomando el pelo o no pero decidí continuar siguiéndole, pronto el sol aria su trabajo de comenzar a desgastarme, pero no podía descansar, pues parecía que Cass era bastante serio con la búsqueda, al mirar a mi alrededor y ver los lugares por los que pasamos, pensé que el ladrón no era nada mas que un animal, mas precisamente un topo, después de todo, parecía ser que el aroma de quien quiera que fuese el ladrón, estaba en toda la granja, sin mencionar que aun no haya siquiera una pisada; aunque aquello no duro mucho, pues al continuar siguiendo a mi compañero y ver que finalmente se detuvo, logre observar unas pequeñas huellas humanas, no había duda, aquello definitivamente era un genuino rastro del ladrón, aunque no podía decir con certeza alguna si aquellas huellas eran recientes o no.

Cuando Melo alzo la voz, para consultar si el elfo y yo habíamos encontrado algo, conteste con un fuerte si desde la ubicación en la que me encontraba, para seguidamente llamar al elfo y a Melo para que vinieran en mi dirección.

Ambos encontrarían lo mismo. Alguna que otra pisada humana, pero demasiado pequeña para ser de un adulto, además de que en ella se podían distinguir los dedos del pie y eso solo podía significar una cosa. También pudieron ver que había algún que otro hueco donde, claramente, antes había una zanahoria. Pero eso no era nada raro para Melo, pues fue por eso que decidió pedir ayuda.

- Hmmm... - dijo la mujer cuando se acercó al lugar desde el que el hombre la llamaba. - Una huella. Ya lo veo... Pero... ¿Y el ladrón? ¿Ya sabéis qué o quién es y por qué lo hace? Por que esto, además de que se detenga de inmediato, es lo que quiero saber. El cómo lo averigüéis es cosa vuestra, mientras que sea la verdad. - Esto también fue dirigido hacia el elfo, si es que decidió acercarse a escuchar también.

Si no contestaban a sus preguntas de momento, la mujer decidiría regresar a su puesto, la silla en la parte trasera de su casa, desde donde tendría una buena vista de todo. Ella sabía que en el mundo había varias clases de personas y que cada uno resolvía los enigmas de una forma diferente. O el problema era tan complicado que no se podía ver la solución con facilidad, o era tan sencillo que aunque esta esté en frente de tus ojos uno no es capaz de verlo. Decidió esperar pacientemente, solo un poco más.

El orden de posteo de ahora en adelante es: - Saintus - Ephraim

La mujer se acerco a mi, en búsqueda de mas respuestas, pues no dudo en preguntar si había podido deducir algo sobre quien era aquel que invadía su granja en búsqueda de vegetales ajenos, cierto era que en ese momento no sabia demasiado salvo unas cuantas cosas, las cuales les dije en el momento.


Luego de aquellas palabras espere a que la mujer dijera sus opiniones sobre lo dicho, pero en especial, aquella sobre mi idea.

Melo miró a ambos con los brazos en jarra. - ¿Así que una banda de topos y niños salvajes me roban las zanahorias? - Suspiró. - Soy maga de tierra, así que tengo una protección contra los topos, y no tengo vecinos. Si un grupo de niños escandalosos se acercaran lo sabría. Es alguien muy silencioso, a quien le gustan las zanahorias en especial... - Volvió a suspirar y con una mano revolvió el cabello de su frente, agotada. - No consigo entender por qué el de las huellas y las marcas en la zanahoria... ¡No da sentido! - Otro suspiro más. Esta situación la llevaba a la locura. - Como sea, seguir pensando quién o qué puede ser. ¡Tal vez vuelva a venir por aquí y entonces lo atraparéis! -

Sería una buena idea rememorar las pistas que hay, además de una nueva que el elfo descubrió, pues en el campo de cultivo había tanto olor humano como animal. Tal vez si ambos cooperasen, llegarían a la solución.

La mujer rebelo de la nada algo muy importante, era maga, aquello debió decirlo desde un inicio, pues de esa forma se eliminaban muchas suposiciones; pero daba paso a otras, aunque muy pocas, lo único que se me vino a la mente fue que el ladrón se trataba de un brujo con dominio en la tierra, tal vez mas poderoso de lo que Melo era, de lo contrario no podría hacer lo que quisiese en la granja de la mujer; pero a pesar de aquello, también quedaba algo en duda, las huellas... ¿acaso era posible que el brujo no actuara solo? tal vez, pues mientras el burla la protección mágica de Melo, alguien podría meterse en la granja para robar... no había alguna para mi, debía de tratarse de una banda de ladrones con experiencia, de lo contrario no se explicaría lo bien logrado de su trabajo, pero a pesar de todos mis pensamientos no dije nada, y solo escuche a los demás.

En cuanto el elfo sugirió quedarnos como vigilantes no pude evitar estar mas de acuerdo, pues si había una manera de dar con los ladrones, esa era sorprenderlos con las manos en la masa.

Melo se quedó mirando al elfo algo extrañada, pero después de que notase el por qué de sus palabras respondió de inmediato. - ¿Ritual de energía mágica...? No pensarás que mis zanahorias son especiales por ser yo una maga ¿verdad chico? - Se dio una pequeña palmada en la frente y no pudo evitar esbozar una sonrisa de incredulidad. - Todos o la mayoría de los de esta isla son magos, así pues no es nada raro que yo lo sea también, ¿no crees? Se nota que no eres de por aquí. Además de que mi magia no es tan fuerte... - Les mostró la zanahoria. - Y aunque fuese así, ¿por qué está roída la zanahoria? Son los animales los que muerden de esta forma... Pero eso sí, montar guardia es una gran idea. -

La mujer se fue dejándolos solos en el campo y no regresó hasta un buen rato después. No muy lejos de donde ellos se encontraban había el tronco de un árbol caído y ahí fue donde dejó todo lo que trajo consigo. Dos mantas para pasar la noche, dos cantimploras de agua fresca y dos rebanadas de pan con queso duro y una manzana roja para cada uno, de su cultivo, por supuesto. - Si necesitáis algo más solo llamad a la puerta de atrás. - Con aquello se retiró, dejándolos en su jardín bajo la anaranjada luz del anochecer.

*** Pista: La respuesta es más obvia de lo que parece. Rememorad todas las pistas y encontraréis la respuesta. La siguiente pista restará un punto de la puntuación final. Suerte. ***

La noche llegaba y con ella nuestra tarea de vigilantes comenzaba, todo parecía tranquilo pero las palabras de Melo me hicieron pensar bastante, pues según ella los topos no son problema alguno, por lo que un robo subterráneo queda completamente fuera de suposiciones, ademas de haber dicho que si algo entrara en su terreno, ella podría saber; pero a pesar de todo existían mordidas es sus zanahorias y ademas las robaban, sin mencionar que según Melo, las mordidas eran de animales sin duda, por lo que solo algo se me vino a la cabeza.


Pronto mi nuevo compañero se presentaría para tomar los dos pedazos de queso y usarlos como trampas para algún animal, aunque claro, tomo mi queso, o mas bien, el de Cass, pues el pequeño zorro disfrutaba bastante comer aquello; cuando el elfo pregunto si tenia alguna molestia, mire a Cass quien parecía algo enojado.

Melo proporcionó todo lo necesario, siempre que fuese para solucionar su problema le parecía bien.

La noche llegó en silencio y no perecía haber movimiento alguno en el campo de la mujer. Se oía un búho a lo lejos, pero no era probable que él fuese el culpable. También se oía las hojas susurrar, movidas por una leve brisa. La media luna iluminaba un cielo limpio y estrellado.

Pasada la media noche, ambos se sentían cansados y aburridos, pero podrían notar una sombra moverse entre los árboles. Era la silueta de un niño, el cual se acercaba con cuidado, pero al notar le presencia de los dos vigías dio un salto sobrehumano y salió corriendo en la dirección contraria. Si encontraban un buen método, tal vez podrían atraparlo, aunque sus movimientos eran ágiles y rápidos. Pero algo más llamaba la atención de aquella figura, pues parecía ser que algo salía de su cabeza. Eran orejas largas y blancas, las cuales contrastaban con su largo cabello negro.


Off Rol: Tened en cuenta que no será fácil atraparlo, sed ingeniosos.

En respuesta a lo dicho por mi, el elfo entrego una manzana a mi compañero, lo cual le hizo calmarse dando a entender que aceptaba el trato propuesto, pero pronto algo interrumpiría la aparente tranquilidad de la noche pues entre unos arbusto hizo aparición una figura humanoide con lo que parecían orejas de conejo, ante aquella aparición, el elfo reacciono rápidamente, aunque con bastante violencia para mi gusto, después de todo, si se tomaba en cuenta el tamaño de la figura, solo se llegaría a la conclusión de que se trataba de un niño, o mas un niño mitad bestia, bueno, tal vez cada cual tenga su forma de actuar ante algunas situaciones.

Apenas el elfo fue tras el presunto niño bestia, ordene a Cass que rastreara el olor del extraño ser, pues si se trataba de un infante no demostraría violencia para capturarle, sino intentar comunicarme con el, pues si aquel ser entiende palabras del lenguaje podría convertirlo para llevarlo ante Melo e intentar cambiar su vida de ladrón por, tal vez, la de un ayudante de la mujer; por lo que en cuanto Cass comenzó a seguir el rastro me apresure para llegar donde el y el elfo se encontraban, pues si bien el elfo llegara a hacerle daño este podría sanarle aunque claro, el dolor que se puede sentir por un flechazo es otra cosa.

- ¡Auu...! - La cuerda no surgió efecto, pero tras el zumbido de la flecha se pudo oír un grito de lamento. Se hizo el silencio y un llanto empezó a resonar en el bosque. El elfo, por su condición física, llegaría el primero, seguido del pequeño zorro y del mago, pero todos podrían ver lo mismo: un niño pequeño con orejas de conejo llorando. La flecha le había dado en el gemelo izquierdo y esto hizo que se tirase al suelo y empezase a llorar.

El pequeño tenía una larga cabellera negra que le tapaba en parte el rostro. La ropa que llevaba era sencilla y algo andrajosa, y lucía una piel muy pálida. Pero lo más evidente eran las orejas de conejo que le salían de la cabeza. - ¡Me dueleee... ! -

Off Rol: Ya que la palabra "conejo" fue nombrada, hice aparecer al personaje, aunque lo más acertado habría sido unir ambas pistas; pisadas humanas y mordidas animales, y decir hombre bestia mitad conejo. De todas formas le doy el visto bueno y con esto la primera parte del problema está resuelta. Ahora que habéis identificado al ladrón tendréis que ser ingeniosos para terminar la misión. La siguiente pregunta es: ¿qué haréis con él? Suerte.

Tarde un poco mas que Cass en llegar al lugar, aunque solo por unos cuantos centímetros, todo para encontrarme con una escena de mal gusto, como había temido, el elfo le había herido con una flecha, lo que termino causando el llanto del niño, no se porque, pero aquello era insoportable, eramos adultos, ¿acaso aquello debía terminar con alguien herido? tal vez pueda llegar a ser muy compasivo con los extraños pero que alguien como un pequeño niño resultase herido era algo que no podía tolerar.



Impulsado por mi enojo, ignore a mi compañero para prestar ayuda al muchacho, mi idea principal era llevarlo ante Melo y convencer a esta para que le deje quedarse en la granja como un ayudante, pues sus simples harapos revelaban las condiciones de su triste vida, aquello no era para un niño que parecía estar solo, tal y como una vez pude estarlo yo, tal vez por eso intente ayudarle con tanto esfuerzo, aunque tal vez sea culpa de mi incredulidad ante los extraños e intentar ayudarles, tal vez deba culpar de esos hábitos a mi maestro.

El niño se asustó aún más al ver el filo del cuchillo, pensando, no por primera vez, que ese iba a ser su final. En cuanto vio al zorro y al otro hombre que iba tras él, más pánico le entró, pues dos atacantes eran siempre peores que uno, pero se le cayó una piedra del pecho cuando este empezó a ayudarle, aunque su llanto no cesó.

Intentó levantarse pero no pudo sostenerse en pie, necesitaría ayuda.Tampoco habló en ningún momento. Estaba asustado y las lágrimas le nublaban la vista, aunque poco a poco se iban deteniendo. Si decidían hacerlo, una vez que llegaron a la puerta trasera de la granja y hogar de Melo no tuvieron por qué llamar ni nada. La mujer la abrió alarmada por el ruido y al ver el panorama exclamó algo sorprendida. - ¿Pero qué ha pasado aquí? -

El niño no tenía ni idea de qué iba a suceder con él ahora, y ello se mostraba en su rostro aterrorizado. Era bien consciente de que lo buscaban por haber cogido verdura del campo de la que parecía ser la dueña, pero aún así no le salía la voz ni las fuerzas para intentar escapar.