Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
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Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
El techo. El techo de piedra cubierto con doseles, cortinas sedosas, un tapiz.. La pared. Con ventanales cerrados a cal y canto. La puerta. Gruesa, con cerrojo…
Como cada mañana la misma cantinela, la misma habitación y la misma vampiresa sin poder dormir.
Llevaba intentando habituarse a aquel castillo días, había llegado allí con Isell.. Tras enterarse de la desaparición de Arathon y haber acordado con Melwyn y Nafen que se establecería allí, pensaba que era lo más adecuado para la muchacha, sobre todo después de tantos altibajos en el camino.
La chica se merecía un hogar estable, después de lo que había pasado, de su estancia sola en el mundo y las pérdidas.. Ébano se identificaba en cierto modo con ella.
Tal vez no en los mismos sucesos pero, sí en el modo de sobre llevarlos. Eran personas fuertes, pero con necesidades apremiantes, necesidades que no siempre se veían suplicas. Y hablando por ella misma, Ébano, no siempre hizo las mejores decisiones. Se había establecido en el castillo, y quería asentarse, dejar un buen lugar a Isell para emprender la búsqueda de su familia y hogar natal, cerca de allí, en las afueras más cercanas a la mar.
Llevaba intentando aquello tiempo, y por asuntos varios.. no había sido posible, pero ahora cumpliría con ello.
…O eso pensaba ella.
Se levantó de la cama. Se dirigió al armario y sacó de allí unos pantalones ceñidos en cuero negro, unas botas altas en el mismo material, y un corpiño, ceñido, negro como el ébano, con bordados en color vino.
Salió del cuarto, cansada de su soledad nocturna, pues… Los pocos que allí residían, hacían su vida por el día, y cuando caía la noche, era tal la soledad que.. añoraba tanto… Sacudió la cabeza. “No, no, no. Has llegado hasta aquí y tienes que hacerte un lugar entre los mejores, Ireth” No cesaría. Aunque por lo pronto, solía refugiarse en el alcohol.
Agarró la botella que tenía junto a la cama y bebió largamente, caminando por los pasillos largos de piedra, con algún tapiz, muebles, candelabros… Acabó en una especie de antesala del claustro, con dos puertas. Echó hacia la izquierda y dio con una sala circular, muy sencilla, con frescos en el techo a modo de falso firmamento, una larga alfombra que cruzaba la sala y en el centro, un mueble de hierro forjado, portando velas, apagadas. No había ventanas allí.
Frunció el ceño, extrañada. Echó otro trago y prendió las velas con una antorcha. Pero mientras iba a cruzar al otro lado… Tropezó. Con… ¿Con qué?
La esquina de una losa… Una losa. ¿Allí? El suelo eran grandes bloques de piedra, y había una losa… Tenía entendido que era lo típico para enterramientos. ¿Podría ser aquello una antigua sala sepulcral? ¿De antiguos inquilinos? Arathon nunca les dijo nada de una utilidad así, pero no se le ocurría otra función.
Pasó por encima. La antorcha, titiló. Aire. Fuego temblando, por aire. La puerta, cerrada. Entrecerró los ojos, se asomó fuera, pero nada, ninguna corriente. Dejó abierto y volvió a la losa. Se arrodilló sobre la losa y sin pensarlo dos veces, introdujo la daga encajada en el corpiño, entre la piedra y la losa… Y tiró, tiró e hizo acopio de fuerza vampírica….. y crujió. Se abrió, Ébano cayó de culo con un gruñido y se incorporó rápidamente, frotándose el trasero.
Ay…. Joder, ¿qué es esto…? Arathon nunca nos dijo nada de ninguna… gruta ni.. cripta ni… nada…
Miró al interior, que olía tremendamente a humedad. Tapado por años y años… ¿Para qué? Preguntas y conjeturas volaban por la mente de la vampiresa que, sin pensarlo demasiado, cogió la antorcha, la botella de ron, y se dispuso a bajar por los escalones tallados en la misma roca, fría, desiguales, mojados por la humedad del terreno…
Había una corriente fría, agradable ante la estrechez del túnel y ante el calor de la vela. Suspiró y agudizó el oído. Sin sonido.. Solo la fina corriente de aire silbando en sus oídos. Avanzó varios metros, bajo escalones, atravesó una sala redonda con una mesa con utensilios encima, pergaminos, cuencos con polvo…
Miró por encima, y continuó caminando, cuesta abajo esta vez. Llegó hasta otro tramo de escalones y bajó, pero en el último, malinterpretó la medida, y bajó abruptamente, viéndose obligada a correr hasta la pared frontal y apoyó las mayos, cayéndose la antorcha y….
*Clic*
Frunció el ceño y flexionó las rodillas, extendió las manos bajando lentamente hasta la antorcha y elevándose con suavidad.
Bien, Ébano… Ésta vez… La has hecho buena… -dijo, abriendo bien los ojos ante la pared que se estaba moviendo atronadoramente ante sus ojos…
Entró un par de pasos, lentamente. Podía escuchar el palpitar de su corazón y el fluido de su sangre por el cuerpo. Inspiró e iluminó con la antorcha, poco a poco, expulsó el aire y pudo vislumbrar.. Una estructura rectangular, en el centro de la sala.
-Mierda…
Como cada mañana la misma cantinela, la misma habitación y la misma vampiresa sin poder dormir.
Llevaba intentando habituarse a aquel castillo días, había llegado allí con Isell.. Tras enterarse de la desaparición de Arathon y haber acordado con Melwyn y Nafen que se establecería allí, pensaba que era lo más adecuado para la muchacha, sobre todo después de tantos altibajos en el camino.
La chica se merecía un hogar estable, después de lo que había pasado, de su estancia sola en el mundo y las pérdidas.. Ébano se identificaba en cierto modo con ella.
Tal vez no en los mismos sucesos pero, sí en el modo de sobre llevarlos. Eran personas fuertes, pero con necesidades apremiantes, necesidades que no siempre se veían suplicas. Y hablando por ella misma, Ébano, no siempre hizo las mejores decisiones. Se había establecido en el castillo, y quería asentarse, dejar un buen lugar a Isell para emprender la búsqueda de su familia y hogar natal, cerca de allí, en las afueras más cercanas a la mar.
Llevaba intentando aquello tiempo, y por asuntos varios.. no había sido posible, pero ahora cumpliría con ello.
…O eso pensaba ella.
Se levantó de la cama. Se dirigió al armario y sacó de allí unos pantalones ceñidos en cuero negro, unas botas altas en el mismo material, y un corpiño, ceñido, negro como el ébano, con bordados en color vino.
Salió del cuarto, cansada de su soledad nocturna, pues… Los pocos que allí residían, hacían su vida por el día, y cuando caía la noche, era tal la soledad que.. añoraba tanto… Sacudió la cabeza. “No, no, no. Has llegado hasta aquí y tienes que hacerte un lugar entre los mejores, Ireth” No cesaría. Aunque por lo pronto, solía refugiarse en el alcohol.
Agarró la botella que tenía junto a la cama y bebió largamente, caminando por los pasillos largos de piedra, con algún tapiz, muebles, candelabros… Acabó en una especie de antesala del claustro, con dos puertas. Echó hacia la izquierda y dio con una sala circular, muy sencilla, con frescos en el techo a modo de falso firmamento, una larga alfombra que cruzaba la sala y en el centro, un mueble de hierro forjado, portando velas, apagadas. No había ventanas allí.
Frunció el ceño, extrañada. Echó otro trago y prendió las velas con una antorcha. Pero mientras iba a cruzar al otro lado… Tropezó. Con… ¿Con qué?
La esquina de una losa… Una losa. ¿Allí? El suelo eran grandes bloques de piedra, y había una losa… Tenía entendido que era lo típico para enterramientos. ¿Podría ser aquello una antigua sala sepulcral? ¿De antiguos inquilinos? Arathon nunca les dijo nada de una utilidad así, pero no se le ocurría otra función.
Pasó por encima. La antorcha, titiló. Aire. Fuego temblando, por aire. La puerta, cerrada. Entrecerró los ojos, se asomó fuera, pero nada, ninguna corriente. Dejó abierto y volvió a la losa. Se arrodilló sobre la losa y sin pensarlo dos veces, introdujo la daga encajada en el corpiño, entre la piedra y la losa… Y tiró, tiró e hizo acopio de fuerza vampírica….. y crujió. Se abrió, Ébano cayó de culo con un gruñido y se incorporó rápidamente, frotándose el trasero.
Ay…. Joder, ¿qué es esto…? Arathon nunca nos dijo nada de ninguna… gruta ni.. cripta ni… nada…
Miró al interior, que olía tremendamente a humedad. Tapado por años y años… ¿Para qué? Preguntas y conjeturas volaban por la mente de la vampiresa que, sin pensarlo demasiado, cogió la antorcha, la botella de ron, y se dispuso a bajar por los escalones tallados en la misma roca, fría, desiguales, mojados por la humedad del terreno…
Había una corriente fría, agradable ante la estrechez del túnel y ante el calor de la vela. Suspiró y agudizó el oído. Sin sonido.. Solo la fina corriente de aire silbando en sus oídos. Avanzó varios metros, bajo escalones, atravesó una sala redonda con una mesa con utensilios encima, pergaminos, cuencos con polvo…
Miró por encima, y continuó caminando, cuesta abajo esta vez. Llegó hasta otro tramo de escalones y bajó, pero en el último, malinterpretó la medida, y bajó abruptamente, viéndose obligada a correr hasta la pared frontal y apoyó las mayos, cayéndose la antorcha y….
*Clic*
Frunció el ceño y flexionó las rodillas, extendió las manos bajando lentamente hasta la antorcha y elevándose con suavidad.
Bien, Ébano… Ésta vez… La has hecho buena… -dijo, abriendo bien los ojos ante la pared que se estaba moviendo atronadoramente ante sus ojos…
Entró un par de pasos, lentamente. Podía escuchar el palpitar de su corazón y el fluido de su sangre por el cuerpo. Inspiró e iluminó con la antorcha, poco a poco, expulsó el aire y pudo vislumbrar.. Una estructura rectangular, en el centro de la sala.
-Mierda…
Última edición por Ébano el Dom Oct 26 2014, 13:27, editado 1 vez
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Ratas, insectos y polvo. Silencio sepulcral y la oscuridad de la piedra. Mi sueño eterno habia sido interrumpido. Algo, alguien, habia entrado en mis...humildes aposentos de verano...mis labios, petrificados consiguieron esbozar una sonrisa ladina. Era hora de despertarse mama? jah...estoy hambriento...ooh...estupida losa...
Temblor, algo se mueve. No, yo me muevo, mi cama eterna de piedra se mueve. Hacia arriba.
"Click"
Que?..un mecanismo...abro los ojos, oscuridad, pero lo huelo. Piedra nueva, polvo nuevo y...alguien...
Una voz en la distancia, maldita piedra que gruesa eres...La losa...esta suelta...solo...hace falta un empujoncito....
-Joder! -masculló al salir de mi cama petrea y caer al suelo, entre jirones de ropa que no han aguantado el paso del tiempo. La cabeza me da vueltas, el golpe de tantos olores nuevos me abruma. Perfume...una hembra...Levanto la cabeza como puedo y el fuego de la antorcha me ciega levemente.-...aparta eso...-digo en lato levantandome, apoyandome en el sarcofago. Desnudo observo la sala.
De blancas paredes, todas con la misma escritura en vampirico antiguo. Las cortinas carmesis aguantan aun, mi color favorito.
No desperteis aquel que os traera la muerte.
Oh que detalle...con dedicatoria y todo...Suspiro y tosó por el polvo acumulado. Y me fijo. Y la veo.
-oh...Hola...-digo con un tonito provocativo al comprar que mi...despertador es una rubia despampanante...y de la familia....Sonrio mostrandole los colmillos.-...asi que...desayuno en la cama eh?....-susurró acercandome.-...no se si darte las gracias...o convertirte en mi aperitivo...por que francamente nena...estoy hambriento....las ratas no han aprendido a escarvar en la piedra...-me apoyo otra vez pues estoy debil. Odio estarlo, tanto tiempo sin moverme...urgh...el cuerpo me duele.
Lo que me es mas curioso es la habitacion...que yo recordase me encerraron en la tierra..no en una especie de mausoleo. Aunque estaba claro que habian construido algo encima de mis "aposentos"...un castillo tal vez? oh...parece que no tendre que moverme mucho...me muerdo el labio y busco mi espada con la mirada. Hay un ataud de madera en un extremo. Mmmmh...
-Podrias...podrias acercame lo que hay en el ataud preciosa? son mis queridas pertenencias...si el tiempo no se las a comido...
Temblor, algo se mueve. No, yo me muevo, mi cama eterna de piedra se mueve. Hacia arriba.
"Click"
Que?..un mecanismo...abro los ojos, oscuridad, pero lo huelo. Piedra nueva, polvo nuevo y...alguien...
Una voz en la distancia, maldita piedra que gruesa eres...La losa...esta suelta...solo...hace falta un empujoncito....
-Joder! -masculló al salir de mi cama petrea y caer al suelo, entre jirones de ropa que no han aguantado el paso del tiempo. La cabeza me da vueltas, el golpe de tantos olores nuevos me abruma. Perfume...una hembra...Levanto la cabeza como puedo y el fuego de la antorcha me ciega levemente.-...aparta eso...-digo en lato levantandome, apoyandome en el sarcofago. Desnudo observo la sala.
De blancas paredes, todas con la misma escritura en vampirico antiguo. Las cortinas carmesis aguantan aun, mi color favorito.
No desperteis aquel que os traera la muerte.
Oh que detalle...con dedicatoria y todo...Suspiro y tosó por el polvo acumulado. Y me fijo. Y la veo.
-oh...Hola...-digo con un tonito provocativo al comprar que mi...despertador es una rubia despampanante...y de la familia....Sonrio mostrandole los colmillos.-...asi que...desayuno en la cama eh?....-susurró acercandome.-...no se si darte las gracias...o convertirte en mi aperitivo...por que francamente nena...estoy hambriento....las ratas no han aprendido a escarvar en la piedra...-me apoyo otra vez pues estoy debil. Odio estarlo, tanto tiempo sin moverme...urgh...el cuerpo me duele.
Lo que me es mas curioso es la habitacion...que yo recordase me encerraron en la tierra..no en una especie de mausoleo. Aunque estaba claro que habian construido algo encima de mis "aposentos"...un castillo tal vez? oh...parece que no tendre que moverme mucho...me muerdo el labio y busco mi espada con la mirada. Hay un ataud de madera en un extremo. Mmmmh...
-Podrias...podrias acercame lo que hay en el ataud preciosa? son mis queridas pertenencias...si el tiempo no se las a comido...
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
¡Joder! ..aparta eso.. -una voz suave, grave. Un hombre... Un olor. Ébano aspiró el aroma. Abrió mucho los ojos mientras bajaba un tanto la antorcha y miraba alrededor.
Disculpa. -le dijo mientras la apartaba.
Paredes blancas... Una sala cuidada. Humedad. Y ese olor... Antiguo, fuerte, intenso. Sangre. Un vampiro... No había duda. No podía ser otra cosa, oliendo de esa manera.
Centró la vista y se incorporó cuadrando los hombros. Avanzó varios pasos adentro de la estancia. Las cortinas empolvadas caían silenciosas, aguardando algo que parecía haber llegado, observando el tiempo pasar sin acontecimientos por muchos años...
Vislumbró entre la penumbra mientras él volvía a hablarle.
Oh... Hola..... Así que... desayuno en la cama eh?...... No se si darte las gracias... O convertirte en mi aperitivo... Por que francamente nena... Estoy hambriento....las ratas no han aprendido a escarvar en la piedra... -ella alzó una ceja y avanzó unos pasos hacia él.
La ropa raída, del tiempo, supuso ella. Piel pálida, cuerpo bien formado.. Melena oscura.... Ojos peligrosos.... Y los colmillos, los condenados colmillos presionando en su boca... Ella cerró los ojos y esbozó una sonrisa ante el tono sugerente de su voz. "¿Qué se ha creído..? Este es mi castillo, mi casa."
Se quedó de pie ante él, observandolo. Era extraño. Estaba allí abajo todo ese tiempo... A saber cuanto. Y además, aquella estancia parecía estar construída a parte, o eso, o formaba parte de una construcción anterior.. Se dijo que visitaría la biblioeca del castillo más tarde.
Sin embargo, algo en ella le decía que aquel sujeto estaba allí por alguna razón, y más aún viendo que aquella sala, ornamentada en marmol, terciopelos y de un nivel diferencial, estaba atravesando una losa en una sala pequeña, y cruzando un tunel tallado en la piedra fría y mojada. Suspiró.
¿Podrias...podrias acercame lo que hay en el ataud, preciosa? son mis queridas pertenencias...si el tiempo no se las a comido..
No estoy segura, encanto. Sobre todo si pretendes llamarme aperitivo, cuando apareces en mi... Mazmorra,... ¿cripta? De la nada. -ladea la cabeza y se acaricia el cuello con una uña.- ¿Tendrías la decencia de explicarme de que va esto, mientras me pienso si las busco..? -se acercó paulatinamente a una mesa con un habitáculo en madera, un baúl, el cual abrió, haciendo chirriar las bisagras. Dentro había una bolsa en terciopelo negro, la cual coge con cuidado y se acerca a un metro aproximado de él, con la antorcha baja.
¿Qué hay dentro, chico? -dice mirandolo con un deje de arrogancia, no podía entregarle algo peligroso o importante a alguien que estaba evidentemente hambriento y a quien no conocía- Compréndelo.. Soy una mujer prudente.. en ocasiones.. -habría querido ser fría, pero algo en el la llamaba a la broma, y a las miradas sutiles, la provocación implícita. Era peligroso y lo sabía.- No sé que haces aquí, en mi terreno, bajo mi techo,... Y no sé cómo funcionaba tu vida... Pero aquí, no se come a placer.. -dijo enseñandole los colmillos en una sonrisa. No podía dejar que fuese matando a quien quisiese así como así. Y notaba su respiración y su hambre en sus ojos rojos por la necesidad. Arriba tenía sangre, esperaba que la siguiese al menos para terminar con esa necesidad inminente.
Arriba hay sangre, -dice apoyandose sobre una pierna y mirandolo descaradamente, fijandose en cada fibra de cada músculo- y ropajes..Por si.. decidieses taparte..
Disculpa. -le dijo mientras la apartaba.
Paredes blancas... Una sala cuidada. Humedad. Y ese olor... Antiguo, fuerte, intenso. Sangre. Un vampiro... No había duda. No podía ser otra cosa, oliendo de esa manera.
Centró la vista y se incorporó cuadrando los hombros. Avanzó varios pasos adentro de la estancia. Las cortinas empolvadas caían silenciosas, aguardando algo que parecía haber llegado, observando el tiempo pasar sin acontecimientos por muchos años...
Vislumbró entre la penumbra mientras él volvía a hablarle.
Oh... Hola..... Así que... desayuno en la cama eh?...... No se si darte las gracias... O convertirte en mi aperitivo... Por que francamente nena... Estoy hambriento....las ratas no han aprendido a escarvar en la piedra... -ella alzó una ceja y avanzó unos pasos hacia él.
La ropa raída, del tiempo, supuso ella. Piel pálida, cuerpo bien formado.. Melena oscura.... Ojos peligrosos.... Y los colmillos, los condenados colmillos presionando en su boca... Ella cerró los ojos y esbozó una sonrisa ante el tono sugerente de su voz. "¿Qué se ha creído..? Este es mi castillo, mi casa."
Se quedó de pie ante él, observandolo. Era extraño. Estaba allí abajo todo ese tiempo... A saber cuanto. Y además, aquella estancia parecía estar construída a parte, o eso, o formaba parte de una construcción anterior.. Se dijo que visitaría la biblioeca del castillo más tarde.
Sin embargo, algo en ella le decía que aquel sujeto estaba allí por alguna razón, y más aún viendo que aquella sala, ornamentada en marmol, terciopelos y de un nivel diferencial, estaba atravesando una losa en una sala pequeña, y cruzando un tunel tallado en la piedra fría y mojada. Suspiró.
¿Podrias...podrias acercame lo que hay en el ataud, preciosa? son mis queridas pertenencias...si el tiempo no se las a comido..
No estoy segura, encanto. Sobre todo si pretendes llamarme aperitivo, cuando apareces en mi... Mazmorra,... ¿cripta? De la nada. -ladea la cabeza y se acaricia el cuello con una uña.- ¿Tendrías la decencia de explicarme de que va esto, mientras me pienso si las busco..? -se acercó paulatinamente a una mesa con un habitáculo en madera, un baúl, el cual abrió, haciendo chirriar las bisagras. Dentro había una bolsa en terciopelo negro, la cual coge con cuidado y se acerca a un metro aproximado de él, con la antorcha baja.
¿Qué hay dentro, chico? -dice mirandolo con un deje de arrogancia, no podía entregarle algo peligroso o importante a alguien que estaba evidentemente hambriento y a quien no conocía- Compréndelo.. Soy una mujer prudente.. en ocasiones.. -habría querido ser fría, pero algo en el la llamaba a la broma, y a las miradas sutiles, la provocación implícita. Era peligroso y lo sabía.- No sé que haces aquí, en mi terreno, bajo mi techo,... Y no sé cómo funcionaba tu vida... Pero aquí, no se come a placer.. -dijo enseñandole los colmillos en una sonrisa. No podía dejar que fuese matando a quien quisiese así como así. Y notaba su respiración y su hambre en sus ojos rojos por la necesidad. Arriba tenía sangre, esperaba que la siguiese al menos para terminar con esa necesidad inminente.
Arriba hay sangre, -dice apoyandose sobre una pierna y mirandolo descaradamente, fijandose en cada fibra de cada músculo- y ropajes..Por si.. decidieses taparte..
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Mire a la mujer de arriba a bajo y sonreí lentamente, mostrando mis colmillos, un tanto inusuales, mas largos y curvos. Ignoré sus palabras y tomé la bolsa de un tirón mirándola a los ojos, arrogante como soy, sin poder evitarlo.
-Tendré que enseñarte a obedecer al parecer....-le dije, con arrogancia mientras giraba la bolsa y dejaba caer lo que había dentro. No podía creer lo que estaban viendo mis ojos.
Polvo, polvo y mas polvo. Contemplaba como caía con ojos de rabia. Chasqueé la lengua y vi como algo que parecía intacto caía también Algo metálico dio un golpe en el suelo, vibrando, bailando en suelo. Lo mire y me agache, cogiéndolo. Era redondo y pesado, con una cadena. Lentamente acaricié el medallon que sostenía, limpiándolo de polvo. No pude evitar hacer una mueca de odio e irritación.
-Maldición...cuando tiempo debo llevar dormido...-susurre mientras me frotaba la cara de confusión y enfado, peinándome un poco.-...maldita sea...-dije apretando la mandíbula. Mire de nuevo a la mujer de nuevo y suspire, un poco cansado y resignado.
-Ropa...si...y sangre...-le dije acercándome a ella, a pesar de sus miradas de peligro y advertencia. Me acerque lo suficiente como para tener sus labios cerca y la mire a los ojos.-...y quizás...compañía...-le susurre rozando sus labios. Hacia tanto tiempo que no sentía el calor de una hembra que tuve que apartarme, abrumado por el deseo.-...mmh....y mejor no te toco ahora...podría comerte...-le dije lamiéndome los labios, provocativo mientras me apoyaba en una pierna y con una mano libre me tapaba las virtudes, arropándolas con los dedos, aun mas provocativo. Era lago natural en mi, me salia solo y a pesar de llevar quizás cientos de años estaba listo para seducir a esa mujer, pero no aun. Aun- Tu nombre, mujer?....oh..claro...yo primero...Me llamo Thorek Den Adel...ultimo de mi casta...por lo que supongo..-dije mirando la sala. Si era el ultimo lo tenia muy jodido, y aquella mujer no parecía tener información alguna sobre que habia pasado en estos últimos siglos.
-Tendré que enseñarte a obedecer al parecer....-le dije, con arrogancia mientras giraba la bolsa y dejaba caer lo que había dentro. No podía creer lo que estaban viendo mis ojos.
Polvo, polvo y mas polvo. Contemplaba como caía con ojos de rabia. Chasqueé la lengua y vi como algo que parecía intacto caía también Algo metálico dio un golpe en el suelo, vibrando, bailando en suelo. Lo mire y me agache, cogiéndolo. Era redondo y pesado, con una cadena. Lentamente acaricié el medallon que sostenía, limpiándolo de polvo. No pude evitar hacer una mueca de odio e irritación.
-Maldición...cuando tiempo debo llevar dormido...-susurre mientras me frotaba la cara de confusión y enfado, peinándome un poco.-...maldita sea...-dije apretando la mandíbula. Mire de nuevo a la mujer de nuevo y suspire, un poco cansado y resignado.
-Ropa...si...y sangre...-le dije acercándome a ella, a pesar de sus miradas de peligro y advertencia. Me acerque lo suficiente como para tener sus labios cerca y la mire a los ojos.-...y quizás...compañía...-le susurre rozando sus labios. Hacia tanto tiempo que no sentía el calor de una hembra que tuve que apartarme, abrumado por el deseo.-...mmh....y mejor no te toco ahora...podría comerte...-le dije lamiéndome los labios, provocativo mientras me apoyaba en una pierna y con una mano libre me tapaba las virtudes, arropándolas con los dedos, aun mas provocativo. Era lago natural en mi, me salia solo y a pesar de llevar quizás cientos de años estaba listo para seducir a esa mujer, pero no aun. Aun- Tu nombre, mujer?....oh..claro...yo primero...Me llamo Thorek Den Adel...ultimo de mi casta...por lo que supongo..-dije mirando la sala. Si era el ultimo lo tenia muy jodido, y aquella mujer no parecía tener información alguna sobre que habia pasado en estos últimos siglos.
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Tendré que enseñarte a obedecer al parecer....
Oh por favor... -dijo ella ante su comentario. Echó los ojos arriba mas se detuvo ante su gesto de frustración.
Maldición...cuando tiempo debo llevar dormido.... ..maldita sea.. -ella golpeaba ritimicamente con el pie en el suelo. Empezaba a desesperarse, no sabía nada de él, y parecía algo desequilibrado, y eso la ponía nerviosa. Se pasaba las manos por el pelo... ..el pelo.. oscuro y largo.. Cerró los ojos y los abrió para verlo de pronto cerca, muy cerca- Ropa...si...y sangre...y quizás...compañía.. -y le rozó los labios- mmh....y mejor no te toco ahora...podría comerte..
Ella se apartó unos centímetros de su boca, siseando y enseñándole los colmillos, y más consciente de lo que querría de lo que él le provocaba, estremecida. Se odiaba en ese momento por no poder ocultarlo.
Se agarró el miembro con una mano, en un intento fingido de taparse más que obvio. No podía dejar de notar que estaba desnudo, y aquello le hacía sentir las mejillas con rubor, y para nada permitiría que supiese de aquello. Pasó la antorcha fugazmente ante el rostro de ambos, entre ambos, ladeandola y se acercó a él. Pasó las manos por su pecho mirandolo con deseo y esbozó media sonrisa sugerente..- Tu nombre, mujer?....Oh.. Claro...Yo primero...Me llamo Thorek Den Adel...Último de mi casta.. por lo que supongo.. -le decía.
Ella empujó con una mano en su pecho súbitamente y llevó la sonrisa sugerente a una sarcástica para susurrarle- Sigue soñando encanto -y se dio la vuelta, hacia la escalera, no sin antes rozar deliberadamente con una uña su miembro, encerrado en su mano.
Se dirigió a subir los escalones de fría piedra con una mueca de ira, mientras pensaba muy a su pesar que aquel estúpido arrogante con melena estúpidamente irresistible estaba debajo de su casa, y tratándola como un jarrón bonito cualquiera encima de una mesa, ¡a quien ni agradece que le haya despertado! "Oh joder... estúpido ignorante..."
pensaba. Se detuvo en seco antes de llegar a mitad de escalera.
Ébano. Es por la mañana. ¿Piensas subir o vas a echar otra siesta? -dijo.- El último o no, es mi techo, son mis normas, y es mi comida. Y mi cuerpo. Entiendelo antes de llegar arriba. -le dijo. Con más rabia cada vez por saberse ruborizada de pensar en la autoridad que irradiaba su cuerpo desnudo cerca del de ella. "No te dejes llevar, ni doblegar... No estás aquí para nada, necia..." - se decía ella constantemente.
Off: se me quedó corto pero es que no quería hacer metarol.. prometo el siguiente mucho mejor *^*
Oh por favor... -dijo ella ante su comentario. Echó los ojos arriba mas se detuvo ante su gesto de frustración.
Maldición...cuando tiempo debo llevar dormido.... ..maldita sea.. -ella golpeaba ritimicamente con el pie en el suelo. Empezaba a desesperarse, no sabía nada de él, y parecía algo desequilibrado, y eso la ponía nerviosa. Se pasaba las manos por el pelo... ..el pelo.. oscuro y largo.. Cerró los ojos y los abrió para verlo de pronto cerca, muy cerca- Ropa...si...y sangre...y quizás...compañía.. -y le rozó los labios- mmh....y mejor no te toco ahora...podría comerte..
Ella se apartó unos centímetros de su boca, siseando y enseñándole los colmillos, y más consciente de lo que querría de lo que él le provocaba, estremecida. Se odiaba en ese momento por no poder ocultarlo.
Se agarró el miembro con una mano, en un intento fingido de taparse más que obvio. No podía dejar de notar que estaba desnudo, y aquello le hacía sentir las mejillas con rubor, y para nada permitiría que supiese de aquello. Pasó la antorcha fugazmente ante el rostro de ambos, entre ambos, ladeandola y se acercó a él. Pasó las manos por su pecho mirandolo con deseo y esbozó media sonrisa sugerente..- Tu nombre, mujer?....Oh.. Claro...Yo primero...Me llamo Thorek Den Adel...Último de mi casta.. por lo que supongo.. -le decía.
Ella empujó con una mano en su pecho súbitamente y llevó la sonrisa sugerente a una sarcástica para susurrarle- Sigue soñando encanto -y se dio la vuelta, hacia la escalera, no sin antes rozar deliberadamente con una uña su miembro, encerrado en su mano.
Se dirigió a subir los escalones de fría piedra con una mueca de ira, mientras pensaba muy a su pesar que aquel estúpido arrogante con melena estúpidamente irresistible estaba debajo de su casa, y tratándola como un jarrón bonito cualquiera encima de una mesa, ¡a quien ni agradece que le haya despertado! "Oh joder... estúpido ignorante..."
pensaba. Se detuvo en seco antes de llegar a mitad de escalera.
Ébano. Es por la mañana. ¿Piensas subir o vas a echar otra siesta? -dijo.- El último o no, es mi techo, son mis normas, y es mi comida. Y mi cuerpo. Entiendelo antes de llegar arriba. -le dijo. Con más rabia cada vez por saberse ruborizada de pensar en la autoridad que irradiaba su cuerpo desnudo cerca del de ella. "No te dejes llevar, ni doblegar... No estás aquí para nada, necia..." - se decía ella constantemente.
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Off: se me quedó corto pero es que no quería hacer metarol.. prometo el siguiente mucho mejor *^*
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
La arrogancia de aquella mujer me hizo sonreir. Su roze en mi virilidad no ayudo tampoco pero estaba tan agotado del sueño casi eterno que respire e ignore el echo de querer tomarla alli mismo. La seguí sin decir nada al respecto de sus normas, clavando mis ojos en su trasero, soltando una picara, cargada de lujuria. Al llegar al salon, amplio y lleno de cosas que no me despertaban ningun interés, me estire y busque con la mirada algo de beber.
-Vino...necesito vino...algo para mantener mi estomago ocupado...-susurre sientiendo la carganta arder. Vi una botella y la cogia, descorchandola con los colmillos y bebi a morro, dejando que el vino que se escapaba de mis labios corriera libre por mi cuello y despues el pecho. Levemente satisfecho deje la botella completamente vacia en la mesa y me acerque a la ventana, tapada por una gruesa cortina y aparte solo unos milimetros para visualizar donde me encontraba. El maldito sol no me dejo mucho que ver, quemandome levemente la nariz. Sisee y me aparte, frotandome la zona herida.- parece...que la tirania del Sol sigue en pie...maldita bola de fuego...-susurre acercandome a la mujer, limpiandome el vino de mi cuerpo con los dedos, chupandolos despues, sin dejar de provocarla.
Su casa sus normas y un testiculo de dragon. Si queria obediencia de mi parte tenia que vivir 400 vidas. Yo soy, era mas bien, un lord, un vampiro superior y esa mujer...la cual me ponia nervioso con su olor, su cuerpo y toda ella, no me mandaria. Me sente en la mesa, mirandola de arriba a bajo.- Sabes...me parece interesante ver como nuestra raza a evolucionado...tienes unos colmillos muy pequeños...-susurre lamiendome los mios. Eran considerablemnte mas largos, aunque no por ello molestos.- pero el sol sigue afectandonos...tienes que alimentarte constantemente?...por que yo si...-esboce una cruel y provocativa sonrisa mientras me miraba las uñas. Oh...tenia que hacer algo con aquellas uñas...y con mi pelo...un baño. Un.Maldito.Baño.
Salté de la mesa y rodee a la mujer, muy cerca, pasando mi mano por su trasero.- un baño mujer...preparame agua..y puede que te deje con vida para disfrutar en el lecho...conmigo esta claro...
-Vino...necesito vino...algo para mantener mi estomago ocupado...-susurre sientiendo la carganta arder. Vi una botella y la cogia, descorchandola con los colmillos y bebi a morro, dejando que el vino que se escapaba de mis labios corriera libre por mi cuello y despues el pecho. Levemente satisfecho deje la botella completamente vacia en la mesa y me acerque a la ventana, tapada por una gruesa cortina y aparte solo unos milimetros para visualizar donde me encontraba. El maldito sol no me dejo mucho que ver, quemandome levemente la nariz. Sisee y me aparte, frotandome la zona herida.- parece...que la tirania del Sol sigue en pie...maldita bola de fuego...-susurre acercandome a la mujer, limpiandome el vino de mi cuerpo con los dedos, chupandolos despues, sin dejar de provocarla.
Su casa sus normas y un testiculo de dragon. Si queria obediencia de mi parte tenia que vivir 400 vidas. Yo soy, era mas bien, un lord, un vampiro superior y esa mujer...la cual me ponia nervioso con su olor, su cuerpo y toda ella, no me mandaria. Me sente en la mesa, mirandola de arriba a bajo.- Sabes...me parece interesante ver como nuestra raza a evolucionado...tienes unos colmillos muy pequeños...-susurre lamiendome los mios. Eran considerablemnte mas largos, aunque no por ello molestos.- pero el sol sigue afectandonos...tienes que alimentarte constantemente?...por que yo si...-esboce una cruel y provocativa sonrisa mientras me miraba las uñas. Oh...tenia que hacer algo con aquellas uñas...y con mi pelo...un baño. Un.Maldito.Baño.
Salté de la mesa y rodee a la mujer, muy cerca, pasando mi mano por su trasero.- un baño mujer...preparame agua..y puede que te deje con vida para disfrutar en el lecho...conmigo esta claro...
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Podía notar la mirada de él clavada en su espalda, como un peso invisible sobre ella, y sobre su trasero. Estaba acostumbrada a esa sensación, pero aquella vez no se sentía halagada. Y era aquello lo que la cabreaba, se sentía expuesta, descubierta, en cierto modo indefensa. Aquel individuo la intimidaba y detestaba sentirse así, se había forjado una reputación, un nombre que algunos reconocían como imponente y no pensaba dejarse amilanar ahora, y menos en su casa.
Sin embargo aquella sensación era nueva para ella, y aquello le llamaba la atención tanto como la sangre en momentos de necesidad, se sentía tentada por saber más de aquel vampiro que había aparecido bajo su claustro y por saber cómo lograba aquello en ella.
Cuando vino a darse cuenta, estaban en el salón principal. Sillones cercanos a una chimenea enorme, una mesa central con sillas a juego y en el resto de la sala, jarrones, tapices tapando las paredes y grandes cortinajes.
Vino...necesito vino...algo para mantener mi estomago ocupado... -dijo él, y dicho eso, agarró una botella y la descorchó con parsimonia, con los dientes, largo y sensuales acariciando su labio inferior, con el vino recorriendo su piel y...... "Céntrate, necia, no es hora, y no lo será, ¡no con él!" - pensó para si misma, sacudiendo la cabeza.
Bebe, no te cortes... -dijo mirándole y alzando la cabeza, alzando las cejas con incredulidad. Se cruzó de brazos y caminó por la sala observándolo. "Tiene que taparse.. y rápido.... No somos los únicos aquí al fin y al cabo" -pensó de pronto, pero, estaba absorta en su cuerpo de espaldas, mientras él examinaba el ventanal, su cuerpo no dejaba de ser fibroso a pesar del tiempo latente en sueño, y el vino, aún bajaba por su piel
Parece...que la tirania del Sol sigue en pie...maldita bola de fuego... -dijo frotandose la nariz, levemente quemada por la luz del sol. Ella se acercó de pronto movida como por un resorte sin saber por qué y cerró las cortinas pegando su cuerpo al de él sutil y deliberadamete, consciente de lo que hacía. Tenía los labios pegados a su cuello, a su oído, pero no pensaba darle el gusto de rozarle.
Era un tipo arrogante, excitante, estúpidamente prepotente, y a quien no podía dejar de mirar la melena que..... "Shhh joder, deja de pensar eso" - pensó, entreabrió la boca y terminó de anudar bien los extremos de la cortina- Vas a coger color si no haces algo. -susurró.
Sin embargo se giró y caminó hasta ella lentamente, y ella, hacia atrás, pegada a él, sin intención de dejarse hacer... engañar, tocar, mandar por aquel sujeto. Se lamía los dedos con los que enjugaba el vino, hasta que topó con una mesa y se sentó, y ella ya se había estremecido ante el gesto. Ébano no le quitaba ojo de encima. Hervía de rabia. No soportaba sentirse vulnerable ante las sensaciones, no le gustaba no poder controlar aquello que le sucedía. Necesitaba ese control. Pero era tan placentero dejarse llevar.. En manos de alguie, no decidir....
Lo observó con nuevos ojos. No sería ese día el que se diese por vencida. Él acababa de llegar a su casa, y sería ella costase lo que costase. Esbozó una sonrisa salvaje y pasó un dedo por el vino en su torso, lo lamió y agarró la botella, alejándose de la mesa y apoyandose en el lado trasero del sillón. Bebió largo y tendido, alcohol....
Sabes...me parece interesante ver como nuestra raza a evolucionado...tienes unos colmillos muy pequeños... pero el sol sigue afectandonos...tienes que alimentarte constantemente?...por que yo si... -le escuchó y se tomó su tiempo para responder. Él trataba de provocarla, no le quedaba ninguna duda... Pero a eso podían jugar ambos. Pensaba provocarle, rozarle, ponerse tan cerca que la desease con cada fibra de su ser.... Pero no pensaba dejarse tocar. Tenía que aprender modales, y entender que no era el dueño de ningún reino y su palacio.
Dejó la botella junto a él en la mesa acercandose peligrosamente a su torso, a sus piernas. Se incorporó y lo miró a dos pasos de él, se recolocó bien el corpiño, consciente del escote pronunciado y ladeó su cabello rubio sobre un hombro.
Sí... Digamos que hemos cambiado. Evolucionamos, nos adaptamos a las necesidades... Desarrollamos atributos... -dijo rozandose un pecho sutilmente y dejando caer los brazos sobre los muslos.- No como con asiduidad, si es lo que preguntas. Ignoro el ritmo alimenticio de los otros.. Como ves, no somos muchos vampiros aquí por ahora.. Puede que pronto traiga compañía, para.. activarme... activar el castillo, ya sabes. -dijo ella. Trataba de ponerle nervioso, y esperaba conseguirlo.
Un baño mujer...preparame agua..y puede que te deje con vida para disfrutar en el lecho...conmigo esta claro... -dijo bajando de pronto de la mesa. Le rozó las nalgas a la chica, que siseó y le propinó una bofetada, aunque dudaba seriamente de que para él supusiese algo notorio, sin embargo no pudo evitar estremecerse ante el roce inespirado... Le sonrió sarcásticamente y pasó una uña por el brazo de él hasta su cuello y se despegó para caminar a la salida.
Genial, va siendo hora de lavarte, eso estaría bien... Hay unas termas abajo, el primer pasillo a la derecha de la entrada, la escalinata de piedra. Tal vez luego te permita escoger habitación en el castillo. Con mi permiso, claro. -dijo, en una burda imitación a las palabras de él, ladeó la cabeza a medio camino de la puerta y le miró- Y tápate, al menos, durante el día. -dijo, echando a andar de nuevo, agarró la cortina más cercana a él y tiró de ella, arrastrádola y dejando salir el sol, segura de que él se apartaría. Pretendía cabrearle y esperaba conseguirlo... Aunque no sabía si era buena idea sin conocerlo de nada.
Como fuere, era una pelea subyacente en el caracter de ambos que no pensaba perder. Más tarde debería preguntarle por él mismo... Se dirigió a las termas, con la intención de asegurarse de que nadie más tuviese constancia de la presencia de aquel.. señore de la cripta.
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Cada movimiento de aquella mujer me ponía cada vez mas nervioso. Por algún motivo mas que evidente, el hecho de no poder dominarla me daba ganas de seguir a su lado, de querer conocerla y eso, era lo mas irritante.
Pero segui sus indicaciones y sin dirigirla palabra me aventure en aquellos pasillos. La verdad es que la decoración había mejorado en 200 años...
Al fin encontré las dichosas termas, decoradas de blanco mármol, agua por todas partes, estatuas y demás lujos. Alce una ceja y me estire, desperezándome. El agua parecía caliente y invitaba a entrar. Me acerque a un chorro de agua que salia de una cabeza de dragón y me puse debajo. El agua caliente empezó a revelar mi piel, cubierta por una capa de polvo y...bueno, fin, 180 años en un ataúd de piedra no te dejaba intacto...El agua empezaba a verse gris para pasar a un transparente cristalino. Me mire el brazo y examine las cicatrices. 350 marcas. 350 almas. Suspire y deje que el agua me tomara lentamente.
Tenia que ubicarme, saber donde demonios estaba. Esa mujer debía ayudarme, pero intentaría ser "amable" con ella. Debía averiguar si la hermandad seguía en pie, si alguien leal a la familia seguía respirando. Encontrar descendientes de mis captores también era un buen plan. Una venganza planeada durante 180 años tenia que llevare a cabo. Pero tenia el presentimiento que aquella mujer no me dejaría moverme con libertad. Y debía alimentarme.
Abría la boca y bebí un poco de agua, relajado. Podría estar horas debajo del agua. Abrió los ojos y ladeé la cabeza hacia la entrada. Ella estaba allí, mirándome, atrevida, con el reto en el rostro y...un balde de agua. Enarque las cejas mirándola, curioso.
-Mujer....que pretendes?...si quieres ir conmigo solo debías pedirlo...no seas tímida...- le susurré, sonriendole, mientras me cruzaba de brazos, caminando hacia ella. Pero no debía haber venido. Era peligroso. Yo era peligroso.
Pero segui sus indicaciones y sin dirigirla palabra me aventure en aquellos pasillos. La verdad es que la decoración había mejorado en 200 años...
Al fin encontré las dichosas termas, decoradas de blanco mármol, agua por todas partes, estatuas y demás lujos. Alce una ceja y me estire, desperezándome. El agua parecía caliente y invitaba a entrar. Me acerque a un chorro de agua que salia de una cabeza de dragón y me puse debajo. El agua caliente empezó a revelar mi piel, cubierta por una capa de polvo y...bueno, fin, 180 años en un ataúd de piedra no te dejaba intacto...El agua empezaba a verse gris para pasar a un transparente cristalino. Me mire el brazo y examine las cicatrices. 350 marcas. 350 almas. Suspire y deje que el agua me tomara lentamente.
Tenia que ubicarme, saber donde demonios estaba. Esa mujer debía ayudarme, pero intentaría ser "amable" con ella. Debía averiguar si la hermandad seguía en pie, si alguien leal a la familia seguía respirando. Encontrar descendientes de mis captores también era un buen plan. Una venganza planeada durante 180 años tenia que llevare a cabo. Pero tenia el presentimiento que aquella mujer no me dejaría moverme con libertad. Y debía alimentarme.
Abría la boca y bebí un poco de agua, relajado. Podría estar horas debajo del agua. Abrió los ojos y ladeé la cabeza hacia la entrada. Ella estaba allí, mirándome, atrevida, con el reto en el rostro y...un balde de agua. Enarque las cejas mirándola, curioso.
-Mujer....que pretendes?...si quieres ir conmigo solo debías pedirlo...no seas tímida...- le susurré, sonriendole, mientras me cruzaba de brazos, caminando hacia ella. Pero no debía haber venido. Era peligroso. Yo era peligroso.
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Habían llegado a las termas, por fin.
La tensión había sido palpable durante el trayecto, otra vez. Atravesaron pasillos, salas, y bajaron por la escalera. Cuando llegaron abajo, Ébano se apartó hacia un lado en la sala e inspiró el aroma relajante del agua.
Cuando abrió los ojos de nuevo, lo localizó. Estaba en el agua.. con un rastro grisáceo alrededor... "¿Tierra...? Dioses... eso... que es..?" -pensó abriendo mucho los ojos. Cientos de cortes en su brazo. Marcas por el cuerpo. Más musclado y fibroso... ¿Tanta tierra llevaba encima?
Ladeó la cabeza, mirandolo, abstraída. No sabía nada de él, salvo que se las daba de lord, y había aparecido bajo el castillo. No es que dudara de su afirmación de pertenencia.. Pero no podía ceder sin más ante sus peticiones.. Sobre todo porque se las daba de superior.
Se lamió los labios y se mordió el inferior. Se dio cuenta de que lo miraba con deseo, de que tenía las manos tensas sobre los muslos. Respiró con fuerza, airada por sentirse así y salió de allí en dirección a la sala contigua.
Si pensaba venir aquí, pedir de todo sin dar nada, sin.. sin modales, y sin siquiera agradecer el baño, la llevaba clara. ¿Agua quería? Agua iba a tener. Cogió una vasija grande y la llenó de agua helada, la que llegaba directa de flujos subterráneos a través de la piedra al castillo. Salió de allí y llegó de nuevo hasta él.
"Madre mía, se ha mojado el pelo..." - pensó en cuanto entró. Sintió las mejillas enrojecer y esbozó la media sonrisa sugerente que solía acompañarla. Mantendría la calma y jugaría a su juego. Sospechaba que se avecinaban unos días interesantes..
Mujer....que pretendes?...si quieres ir conmigo solo debías pedirlo...no seas tímida...
Claro, solo tengo que pedir bañarme, en mi propia casa... -dijo, y rió levemente sin poder contenerse- La verdad es que... Sí que me apetece un baño. Me encanta sentir la espuma corriendo por mi piel, y el agua caliente en ella, mojándola, el siseo y el vapor que produce el choque térmico.. -dijo, bajado el tono hasta el susurro. Él se había acercado a ella, que por suerte iba vestida, o de lo contrario, el vello erizado, la piel erizada sería visible, como sus estremecimientos.- Pero no ahora. Aún me siento limpia.. -dijo finalmente, sutilmente. Cuando él estaba más cerca, no lo pensó dos veces, vertió el valde de agua casi helada sobre él, y en medio de la confusión, procedió a quitarse los zapatos, y los pantalones; se sentó en el borde de aquel cubil de piedra y agua e introdujo las piernas en el agua cálida.
Lo miraba con sorna, con triunfo y placer de su expresión momentáneamente confusa. Se lamió los colmillos, los labios y le sonrió provocativa.- Tenías que terminar de despertarte.. Thorek. -pronunció su nombre, se le hacía raro. Era algo nuevo.- Creo que debería saber de ti, sobre todo si piensas quedarte... ¿Por qué habría de permitirtelo? ¿Quién eres y.. esas heridas? -ladeó la cabeza y se acarició una pierna, pausadamente, mojando desde la rodilla, los muslos.- Entiéndeme... Esto no es un patio de un hospicio... ¿Puedo considerarte un.. hombre? ¿No patalearás por cualquier nimiedad? -dijo, consciente de que le incitaba a la pelea. Era lo que buscaba, en el fondo, necesitaba probarlo, saber qué era más que quién.
Daba igual quien fuese, si sabía o no pelear, hacer. Su modo de proceder. Su moral. Eso le importaba. Fuese buena o mala... Debía ser eficaz. Ese era su pensamiento hacia aquellos con quienes tenía trato. No tenía tiempo de atender las vanas necesidades de un caprichoso... Esperaba que aquel hombre fuese aquello, un hombre. No alguien con quien perder el tiempo.
La tensión había sido palpable durante el trayecto, otra vez. Atravesaron pasillos, salas, y bajaron por la escalera. Cuando llegaron abajo, Ébano se apartó hacia un lado en la sala e inspiró el aroma relajante del agua.
Cuando abrió los ojos de nuevo, lo localizó. Estaba en el agua.. con un rastro grisáceo alrededor... "¿Tierra...? Dioses... eso... que es..?" -pensó abriendo mucho los ojos. Cientos de cortes en su brazo. Marcas por el cuerpo. Más musclado y fibroso... ¿Tanta tierra llevaba encima?
Ladeó la cabeza, mirandolo, abstraída. No sabía nada de él, salvo que se las daba de lord, y había aparecido bajo el castillo. No es que dudara de su afirmación de pertenencia.. Pero no podía ceder sin más ante sus peticiones.. Sobre todo porque se las daba de superior.
Se lamió los labios y se mordió el inferior. Se dio cuenta de que lo miraba con deseo, de que tenía las manos tensas sobre los muslos. Respiró con fuerza, airada por sentirse así y salió de allí en dirección a la sala contigua.
Si pensaba venir aquí, pedir de todo sin dar nada, sin.. sin modales, y sin siquiera agradecer el baño, la llevaba clara. ¿Agua quería? Agua iba a tener. Cogió una vasija grande y la llenó de agua helada, la que llegaba directa de flujos subterráneos a través de la piedra al castillo. Salió de allí y llegó de nuevo hasta él.
"Madre mía, se ha mojado el pelo..." - pensó en cuanto entró. Sintió las mejillas enrojecer y esbozó la media sonrisa sugerente que solía acompañarla. Mantendría la calma y jugaría a su juego. Sospechaba que se avecinaban unos días interesantes..
Mujer....que pretendes?...si quieres ir conmigo solo debías pedirlo...no seas tímida...
Claro, solo tengo que pedir bañarme, en mi propia casa... -dijo, y rió levemente sin poder contenerse- La verdad es que... Sí que me apetece un baño. Me encanta sentir la espuma corriendo por mi piel, y el agua caliente en ella, mojándola, el siseo y el vapor que produce el choque térmico.. -dijo, bajado el tono hasta el susurro. Él se había acercado a ella, que por suerte iba vestida, o de lo contrario, el vello erizado, la piel erizada sería visible, como sus estremecimientos.- Pero no ahora. Aún me siento limpia.. -dijo finalmente, sutilmente. Cuando él estaba más cerca, no lo pensó dos veces, vertió el valde de agua casi helada sobre él, y en medio de la confusión, procedió a quitarse los zapatos, y los pantalones; se sentó en el borde de aquel cubil de piedra y agua e introdujo las piernas en el agua cálida.
Lo miraba con sorna, con triunfo y placer de su expresión momentáneamente confusa. Se lamió los colmillos, los labios y le sonrió provocativa.- Tenías que terminar de despertarte.. Thorek. -pronunció su nombre, se le hacía raro. Era algo nuevo.- Creo que debería saber de ti, sobre todo si piensas quedarte... ¿Por qué habría de permitirtelo? ¿Quién eres y.. esas heridas? -ladeó la cabeza y se acarició una pierna, pausadamente, mojando desde la rodilla, los muslos.- Entiéndeme... Esto no es un patio de un hospicio... ¿Puedo considerarte un.. hombre? ¿No patalearás por cualquier nimiedad? -dijo, consciente de que le incitaba a la pelea. Era lo que buscaba, en el fondo, necesitaba probarlo, saber qué era más que quién.
Daba igual quien fuese, si sabía o no pelear, hacer. Su modo de proceder. Su moral. Eso le importaba. Fuese buena o mala... Debía ser eficaz. Ese era su pensamiento hacia aquellos con quienes tenía trato. No tenía tiempo de atender las vanas necesidades de un caprichoso... Esperaba que aquel hombre fuese aquello, un hombre. No alguien con quien perder el tiempo.
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
El choque de agua fría heló mi cerebro. Me quede allí quieto mientras mientras el agua fría caía por mi cuerpo. La miraba sin poder comprender por que había echo eso. Esa maldita mujer me había mojado con agua helada. Apreté la mandíbula y la contemple sentarse. La cantidad de preguntas que lanzo de golpe me amartillo el cerebro otra vez. Por que no cerraba esa boca? La maldije, por lo que me había echo y me acerque a ella pro detrás. Estire una mano para agarrarla del pelo pero me quede allí, mirando su cuello. Odia matarla ahora mismo, arrancarle la cabeza y beber de ella. O mejor, cogerla del pelo y violarla hasta que sangrara.
Mi mente se llenaba de planes hacia su cuerpo pero tenia que calmarme. Otra de sus preguntas me hizo reaccionar, aparte la mano y camine lentamente lejos de ella. La miraba serio, muy cabreado. Por todos los muertos profanados, la furia empezaba hacer estragos. Pero me senté en un escalón hundido en la caliente agua y la mire, sin expresión alguna. Quería respuestas? las tendría.
-Ya sabes mi nombre mujer...y no hace falta que sepas quien soy...solo que no deberías haberme despertado....otro error en tu puta lista...-mascullé mientras apretaba los puños.- Estas heridas son un maldito recuerdo de las malditas almas que coseche antes de que unos malditos traidores de mierda me metieran en el maldito ataúd debajo de tu maldito castillo...- me levante. Ya esta, estaba cabreado sediento y no quería verla ni en pintura.- Has acabado de hacer preguntitas niña? por que tu curiosidad me esta tocando los cojones...me voy...no quiero gastar energías matándote, seria inútil...- con desprecio pase por su lado. Me quede un momento en la puerta y la mire por encima del hombro.- Dime...mujer...sabes lo que es llevar las muertes de inocentes en las espaldas...? - susurre antes de irme.
Le haría sufrir. Pagará por su insolencia. Y sabia quien podía pagarlo. Los olía. Viajeros en el camino cerca del castillo. Sonreí mostrando mis colmillos en la oscuridad. Tomé prestado ropa de un armario, unas botas de cuero con punta de hierro, una casaca negra y unos pantalones de cuero. Perfecto. Agarre una capa que me protegería del sol y salí por la puerta mayor.
Le haría ver su error. Le haría sentir el miedo, para que suplicara después. Y entonces, solo entonces, la haría mía.
Mi mente se llenaba de planes hacia su cuerpo pero tenia que calmarme. Otra de sus preguntas me hizo reaccionar, aparte la mano y camine lentamente lejos de ella. La miraba serio, muy cabreado. Por todos los muertos profanados, la furia empezaba hacer estragos. Pero me senté en un escalón hundido en la caliente agua y la mire, sin expresión alguna. Quería respuestas? las tendría.
-Ya sabes mi nombre mujer...y no hace falta que sepas quien soy...solo que no deberías haberme despertado....otro error en tu puta lista...-mascullé mientras apretaba los puños.- Estas heridas son un maldito recuerdo de las malditas almas que coseche antes de que unos malditos traidores de mierda me metieran en el maldito ataúd debajo de tu maldito castillo...- me levante. Ya esta, estaba cabreado sediento y no quería verla ni en pintura.- Has acabado de hacer preguntitas niña? por que tu curiosidad me esta tocando los cojones...me voy...no quiero gastar energías matándote, seria inútil...- con desprecio pase por su lado. Me quede un momento en la puerta y la mire por encima del hombro.- Dime...mujer...sabes lo que es llevar las muertes de inocentes en las espaldas...? - susurre antes de irme.
Le haría sufrir. Pagará por su insolencia. Y sabia quien podía pagarlo. Los olía. Viajeros en el camino cerca del castillo. Sonreí mostrando mis colmillos en la oscuridad. Tomé prestado ropa de un armario, unas botas de cuero con punta de hierro, una casaca negra y unos pantalones de cuero. Perfecto. Agarre una capa que me protegería del sol y salí por la puerta mayor.
Le haría ver su error. Le haría sentir el miedo, para que suplicara después. Y entonces, solo entonces, la haría mía.
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
(Paso a primera persona :3
PD: meto ya a Ophi, hago un post largo y te doy via libre para hacer lo que sea y volver cuando quieras)
La confusión en su rostro se mezclaba con la ira, hacia mi. Estaba claro. Contuve la respiración y le observé levantarse, deambular por la sala. Joder... No va a estarse quieto...
Lo sentía detrás. No quería emitir sonido alguno, podía sentir la ira que irradaba su cuerpo, no le había sentado bien el agua fría, que era lo que pretendía, sí, vale, pero ahora empezaba a dudar de si había sido o no buena idea.
Pero me había dicho a sí misma que no me dejaría amilanar y no pensaba hacerlo. Apreté los labios y ladeé el rostro. Lo ví entrar en mi campo de visión y se sentó también.
Ya sabes mi nombre mujer... y no hace falta que sepas quien soy... solo que no deberías haberme despertado.... otro error en tu puta lista.. Estas heridas son un maldito recuerdo de las malditas almas que coseche antes de que unos malditos traidores de mierda me metieran en el maldito ataúd debajo de tu maldito castillo... ¿Has acabado de hacer preguntitas niña? Porque tu curiosidad me esta tocando los cojones...me voy...no quiero gastar energías matándote, seria inútil..
Se había levantado. Y yo también. Me incorporé y me giré hacia él. El agua me corría por las piernas hacia abajo, el rostro algo sonrojado por la ira, la impotencia y el calor del agua. Me había ido enfadando conforme hablaba. Mujer.. mi pta lista... maldito, maldito, maldito. ¡Preguntitas, y niña! Y encima, malgastar el tiempo en mi es inutil... Malnacido, ¿cómo se atreve, así, sin más, y en mi casa! Respiraba agitadamente mientrás él salía de allí.
Me rozó el hombro, lo cual fue la gota que colmó el vaso. Cogí mi ropa del suelo y salí airada tras él, rozándolo mientras emitía una última cuestión.
Dime...mujer...sabes lo que es llevar las muertes de inocentes en las espaldas...?
Se dio la vuelta, y yo salí detrás, con paso firme. Pasé rozándolo a mayor ritmo para desviarme hacia otro pasadizo, no sin antes contestarle abiertamente y en voz alta. Sí. ¿Sabes acaso preguntar antes de juzgar? - pero no me paré a escuchar su respuesta.
Sería como aquella, la de un niño. Un niño descontento que decide salir de una situación, huir, enfadarse y mandarlo todo a la mierda.
No sabía qué hacer. Estaba inquieta. ¿Se había ido? ¿Volverá? ¿A dónde irá...? Destrozará algo, seguro, tiene toda la pinta de ese tipo de hombres inestables.. Me gustan inestables... Pero no si pretende destrozar lo que es mío.
350 cicatrices, 350 almas... Aquello no dejaba de resonar en mi cabeza. Aquello, su pelo mojado, su voz grave y su olor. Y su expresión de desprecio. Como hacía tiempo que no me dirigían ya... Escuchaba pasos lejanos. Probablemente sería él... Me detuve de pronto. Había caminado tanto y sin mirar alrededor, que me encontraba en el tercer piso, a punto de entrar en una galería, a las puertas de una sala para oraciones y la biblioteca y sala de estudio. No eran muchos ejemplares pero.. Era más de lo que podían encontrar en los alrededores...
Miré hacia dentro. Debía entrar. Debía saber más de ese hombre. Si era tan.. oscuro, peligroso como había dicho... Tenía que saberlo. Pensé que probablemente allí debía de haber algún tipo de... censo, leyenda. Compendio de sucesos, castas...
Era medio día. Y estaba segura de que no iba a poder dormir... Necesitaba a alguien. Alguien de confianza.. Si seguía allí sola, podría volverme loca. Y si seguía allí sola investigando sobre un masacrador desconocido, y sabiendo que iba a volver... Bueno, no estaba segura de su reacción. Mandé misiva con un pájaro. Esperaba que Ophelia pudiese estar aquí.. Una noche, o dos.. O las que hiciesen falta para relajarme un poco...
Entré en la biblioteca. Volúmenes y volúmenes... Miré en censos, en archivos locales... En las leyendas, nada. Pero en los sucesos... Un punto en la historia coincidía casualmente con la casta de vampiros de esta zona. Nombres no aparecían. ¿Por miedo? ¿Ignorancia..? Como fuere... La casta coincidía con este lugar, y con cientos y cientos de bajas de población... Y todo estaba aquí. Archivado de algún modo... Me sentí palidecer... Me senté en un sillón, con un libro de sucesos y otro de historia juntos, y me dispuse a leer y comparar largo y tendido...
Pasaron horas. Sin darme cuenta, leía, leía, y leía... Me recordaba a mi infancia, no solía tener qué leer y aquello me estaba reconfortando mucho. Me levanté hasta la mesa y me serví una copa. Pero una mano se cirnió sobre la mía, que tapaba la botella. Sobresaltada, alcé la cabeza.
Joder, se diría que has visto un fantasma, niña. ¿Cuánto tiempo llevas.. aquí? -dijo con su voz altanera y de pito. Llevaba la melena pelirroja, rizada en bucles suelta sobre los hombros, la espalda. Un ceñido corpiño de encaje azul oscuro con una capa oscura tapándola. Cuando se deshizo de ella, nada. Un ligero oscuro, medias, y botines de tacón. Estrambótica como ella sola.
¿Qué hora es..? Creo que he perdido la noción del tiempo. Todo ha sido... raro. Necesitaba compañía. -mientras decía eso, ella estaba estrchándome entre sus brazos. Se separó un poquito, con media sonrisa iluminada y me miró con traviesa esperanza.- No, no... no aún, querida. -besé fugazmente sus labios y volví con una copa a los ejemplares, ahora abiertos sobre la mesa.
Ophelia se sirvió una copa también y se acercó a mi, observando los libros... Le expliqué por encima lo que estaba ocurriendo.
O sea, que un tío, de la raza, de los que ya no quedan, aparece en tu sótano, le invitas a tu baño, ¡y le cabreas, y haces que se vaya! De verdad... No hay quien te entienda.. De haber sido Belial.. O incluso yo... Por cierto, Crruuthon quería venir. Creo que me ha seguido, tal vez esté en la aldea cercana.
Ya... Suele hacerlo, tranquila. No sé nada de nadie.. Necesitaba hablar, o terminaría por volverme loca... No soporto que me infravaloren.. Y ese cabrón arrogante de cuerpo cincelado lo ha hecho, y me ha cabreado... ¡Y encima se va por ahí, sin decir nada, sin... saber dónde está! Verás.. -dije ya más para mi misma. Sabiendo lo que sabía de él.. Ahora temía por la vida de los demás. Estaba en un mar de sensaciones en el que predominaba indudablemente la ira, por encima del resto. Esperaba verle aparecer, saltar encima y cruzarle la cara hasta que se le borrase esa expresión arrogante y sonrisa provocativa de la cara.
No te estreses.. Cielo.. Lo único que necesitas es un poco de cariño... -me dijo. Me puso las manos sobre los hombros, me acariciaba los brazos y acercó sus labios a los míos, que recibí con gusto.. Me sentí deshacer en ella. Siempre tan.. terciopelo. Chispas, y calor.. Ophelia.
Me dejé llevar, arrastrada hasta una pared. Cuestionandome precisamente esas palabras.. ¿Lo único que necesitaba era cariño? Puede que sí.. Me dolía reconocer que sí.. Que después de tantos años de máscaras, frialdad, lujuria y alcohol... Necesitaba cariño, cariño de verdad. Aquello me puso furiosa, sobre todo después de que se cruzara por mi mente el rostro de Thorek en el agua. Irradiando ira de nuevo, me entregué a los besos y caricias de Ophelia..
Y lo peor de todo. Es que en el fondo sabía que estaba preocupada por él. Por el resto de gente, sí... Pero le preocupaba. Y algo le decía que no se avecinaba nada bueno.
PD: meto ya a Ophi, hago un post largo y te doy via libre para hacer lo que sea y volver cuando quieras)
La confusión en su rostro se mezclaba con la ira, hacia mi. Estaba claro. Contuve la respiración y le observé levantarse, deambular por la sala. Joder... No va a estarse quieto...
Lo sentía detrás. No quería emitir sonido alguno, podía sentir la ira que irradaba su cuerpo, no le había sentado bien el agua fría, que era lo que pretendía, sí, vale, pero ahora empezaba a dudar de si había sido o no buena idea.
Pero me había dicho a sí misma que no me dejaría amilanar y no pensaba hacerlo. Apreté los labios y ladeé el rostro. Lo ví entrar en mi campo de visión y se sentó también.
Ya sabes mi nombre mujer... y no hace falta que sepas quien soy... solo que no deberías haberme despertado.... otro error en tu puta lista.. Estas heridas son un maldito recuerdo de las malditas almas que coseche antes de que unos malditos traidores de mierda me metieran en el maldito ataúd debajo de tu maldito castillo... ¿Has acabado de hacer preguntitas niña? Porque tu curiosidad me esta tocando los cojones...me voy...no quiero gastar energías matándote, seria inútil..
Se había levantado. Y yo también. Me incorporé y me giré hacia él. El agua me corría por las piernas hacia abajo, el rostro algo sonrojado por la ira, la impotencia y el calor del agua. Me había ido enfadando conforme hablaba. Mujer.. mi pta lista... maldito, maldito, maldito. ¡Preguntitas, y niña! Y encima, malgastar el tiempo en mi es inutil... Malnacido, ¿cómo se atreve, así, sin más, y en mi casa! Respiraba agitadamente mientrás él salía de allí.
Me rozó el hombro, lo cual fue la gota que colmó el vaso. Cogí mi ropa del suelo y salí airada tras él, rozándolo mientras emitía una última cuestión.
Dime...mujer...sabes lo que es llevar las muertes de inocentes en las espaldas...?
Se dio la vuelta, y yo salí detrás, con paso firme. Pasé rozándolo a mayor ritmo para desviarme hacia otro pasadizo, no sin antes contestarle abiertamente y en voz alta. Sí. ¿Sabes acaso preguntar antes de juzgar? - pero no me paré a escuchar su respuesta.
Sería como aquella, la de un niño. Un niño descontento que decide salir de una situación, huir, enfadarse y mandarlo todo a la mierda.
No sabía qué hacer. Estaba inquieta. ¿Se había ido? ¿Volverá? ¿A dónde irá...? Destrozará algo, seguro, tiene toda la pinta de ese tipo de hombres inestables.. Me gustan inestables... Pero no si pretende destrozar lo que es mío.
350 cicatrices, 350 almas... Aquello no dejaba de resonar en mi cabeza. Aquello, su pelo mojado, su voz grave y su olor. Y su expresión de desprecio. Como hacía tiempo que no me dirigían ya... Escuchaba pasos lejanos. Probablemente sería él... Me detuve de pronto. Había caminado tanto y sin mirar alrededor, que me encontraba en el tercer piso, a punto de entrar en una galería, a las puertas de una sala para oraciones y la biblioteca y sala de estudio. No eran muchos ejemplares pero.. Era más de lo que podían encontrar en los alrededores...
Miré hacia dentro. Debía entrar. Debía saber más de ese hombre. Si era tan.. oscuro, peligroso como había dicho... Tenía que saberlo. Pensé que probablemente allí debía de haber algún tipo de... censo, leyenda. Compendio de sucesos, castas...
Era medio día. Y estaba segura de que no iba a poder dormir... Necesitaba a alguien. Alguien de confianza.. Si seguía allí sola, podría volverme loca. Y si seguía allí sola investigando sobre un masacrador desconocido, y sabiendo que iba a volver... Bueno, no estaba segura de su reacción. Mandé misiva con un pájaro. Esperaba que Ophelia pudiese estar aquí.. Una noche, o dos.. O las que hiciesen falta para relajarme un poco...
Entré en la biblioteca. Volúmenes y volúmenes... Miré en censos, en archivos locales... En las leyendas, nada. Pero en los sucesos... Un punto en la historia coincidía casualmente con la casta de vampiros de esta zona. Nombres no aparecían. ¿Por miedo? ¿Ignorancia..? Como fuere... La casta coincidía con este lugar, y con cientos y cientos de bajas de población... Y todo estaba aquí. Archivado de algún modo... Me sentí palidecer... Me senté en un sillón, con un libro de sucesos y otro de historia juntos, y me dispuse a leer y comparar largo y tendido...
Pasaron horas. Sin darme cuenta, leía, leía, y leía... Me recordaba a mi infancia, no solía tener qué leer y aquello me estaba reconfortando mucho. Me levanté hasta la mesa y me serví una copa. Pero una mano se cirnió sobre la mía, que tapaba la botella. Sobresaltada, alcé la cabeza.
Joder, se diría que has visto un fantasma, niña. ¿Cuánto tiempo llevas.. aquí? -dijo con su voz altanera y de pito. Llevaba la melena pelirroja, rizada en bucles suelta sobre los hombros, la espalda. Un ceñido corpiño de encaje azul oscuro con una capa oscura tapándola. Cuando se deshizo de ella, nada. Un ligero oscuro, medias, y botines de tacón. Estrambótica como ella sola.
¿Qué hora es..? Creo que he perdido la noción del tiempo. Todo ha sido... raro. Necesitaba compañía. -mientras decía eso, ella estaba estrchándome entre sus brazos. Se separó un poquito, con media sonrisa iluminada y me miró con traviesa esperanza.- No, no... no aún, querida. -besé fugazmente sus labios y volví con una copa a los ejemplares, ahora abiertos sobre la mesa.
Ophelia se sirvió una copa también y se acercó a mi, observando los libros... Le expliqué por encima lo que estaba ocurriendo.
O sea, que un tío, de la raza, de los que ya no quedan, aparece en tu sótano, le invitas a tu baño, ¡y le cabreas, y haces que se vaya! De verdad... No hay quien te entienda.. De haber sido Belial.. O incluso yo... Por cierto, Crruuthon quería venir. Creo que me ha seguido, tal vez esté en la aldea cercana.
Ya... Suele hacerlo, tranquila. No sé nada de nadie.. Necesitaba hablar, o terminaría por volverme loca... No soporto que me infravaloren.. Y ese cabrón arrogante de cuerpo cincelado lo ha hecho, y me ha cabreado... ¡Y encima se va por ahí, sin decir nada, sin... saber dónde está! Verás.. -dije ya más para mi misma. Sabiendo lo que sabía de él.. Ahora temía por la vida de los demás. Estaba en un mar de sensaciones en el que predominaba indudablemente la ira, por encima del resto. Esperaba verle aparecer, saltar encima y cruzarle la cara hasta que se le borrase esa expresión arrogante y sonrisa provocativa de la cara.
No te estreses.. Cielo.. Lo único que necesitas es un poco de cariño... -me dijo. Me puso las manos sobre los hombros, me acariciaba los brazos y acercó sus labios a los míos, que recibí con gusto.. Me sentí deshacer en ella. Siempre tan.. terciopelo. Chispas, y calor.. Ophelia.
Me dejé llevar, arrastrada hasta una pared. Cuestionandome precisamente esas palabras.. ¿Lo único que necesitaba era cariño? Puede que sí.. Me dolía reconocer que sí.. Que después de tantos años de máscaras, frialdad, lujuria y alcohol... Necesitaba cariño, cariño de verdad. Aquello me puso furiosa, sobre todo después de que se cruzara por mi mente el rostro de Thorek en el agua. Irradiando ira de nuevo, me entregué a los besos y caricias de Ophelia..
Y lo peor de todo. Es que en el fondo sabía que estaba preocupada por él. Por el resto de gente, sí... Pero le preocupaba. Y algo le decía que no se avecinaba nada bueno.
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
-Ese maldita mujer...como se atravé a hablarme asi..pedazo de fulana....bah quien la necesita! -la odiaba. La odiaba a muerte. Por hablarme con insolencia. Por no caer rendida en mis brazos. Por ser tan rematadamente hermosa. Por...oh...ooooh...no no no Thorek, NO.
Camine rapidamente hacia el camino de comercio y los vi, a los caravaneros. Estaban montado su campamento. Perfecto. Me resguarde, subiendo a un arbol para esperar a mi amada noche. Estube horas pensando en todo lo que debia hacer. Esa maldita muje sabria lo que les pasa a las fulanas desobedientes como ella. La haria gritar hasta la mismisima agonia. Pero la cabeza se me llenaba de pensamientos obscenos con sus pechos y esa melena dorada que tan bien podria quedar entre mis muslos mientras su boca....No. Agité la cabeza y me tranquilice. Los humanos primero, la mujer despues.
La noche había caído. Su llamada era música para mi. Su luz era deliciosa mas que la sangre fresca. Me libere de la capa y salte del árbol. Era hora de la cena.
La verdad es que fue mucho mas rápido de lo que habría deseado. Eran presas fáciles y yo personalmente estaba contento de notar que estaba en perfectas condiciones. Y lo mejor era que tenían vino, mucho vino.
Me limpie un poco la boca, que fue algo inútil porque la sangre me manchaba todo el torso. Sentir la sangre corriendo pro mi garganta era tan placentero que no pude evitar ir a un árbol y demostrarle a mi cuerpo que aun sabia como quererme.
Pero el vino era muy fuerte.
Y yo muy vulnerable.
El mundo giraba a mi alrededor. Podía escuchar las voces y los gritos de las almas. De los caravaneros. La sangre hervia en mi estomago. eran tan deliciosa. Me pesaban los pies. Muchísimo. Sabia que tenia las manos ocupadas con algo pero no sabia exactamente que era. Empuje la puerta y alce las cejas como pude al escuchar un sonido familiarmente delicioso.
Gemidos. Camine siguiendo el rastro de susurros, jadeos y gemidos para encontrarme, en el dormitorio principal, una cabeza pelirroja entre muslos blancos.
Oh.
Me apoye en el marco de la puerta y observe la escena con una sonrisa en los labios. Bebí de la botella de vino y sonreí mas al ver que había captado su atención. La criatura pelirroja me miro de arriba abajo y se relamió los labios mientras mi...."salvadora" se tapaba con pudo y un adorable sonrojo. Dioses malditos era tan hermosa con el color del placer en su piel.
-Oooh....por mi no os cortéis princesas....en mis tiempos esas cosas no se hacían....*hic*...aah...no me acordaba de lo deliciosa que es la sangre fresca recién sacada entre gritos de dolor y agonía...aah....*hic*
Estaba borracho. Muy borracho. Me acerque a ellas y me senté en una silla, apoyándome muy señorialmente y mire los pezones rosados de la pelirroja. Me relamí los labios y cogí un pañuelo de la mesa, mojandolo en un poco de vino para limpiar la sangre, que, debo puntualizar, tenia por toda la barbilla, cuello y torso.- La verdad es que echaba de menos matar..y mira tu por donde eme aquí...recién acabado de masacrar a una familia entera...sabes mi querida Ébano ooh señora de este castillo que había niños? sus gritos de dolor son muuy dulces....si...siete....- clave mi uña en mi brazo derecho, en un hueco libre de cicatrices.-...almas....-corte la piel y la carne. Siete veces.-...mas...-eleve mis ojos a los de Ébano y le sonreí con malicia natural.-...sorprendida mi amada señora del castillo?...quizás deberías buscar entre tus estúpidos libros...o preguntar algún monje del pueblo que tenemos cerca...quieres que te acompañe?..-le dice inclinándome, mostrando mis colmillos, un poco mas salidos por la reciente matanza.-....asi dejaras de hacer esas putas preguntitas....-me recosté con desdén en la silla y bebí de un trago la mitad de la botella. A mis pies la cabeza de una de las mujeres de la caravana. La mire y sonreí.-..ah...un regalo de cortesía por haberme despertado...te he dicho ya que ha sido un error?
Camine rapidamente hacia el camino de comercio y los vi, a los caravaneros. Estaban montado su campamento. Perfecto. Me resguarde, subiendo a un arbol para esperar a mi amada noche. Estube horas pensando en todo lo que debia hacer. Esa maldita muje sabria lo que les pasa a las fulanas desobedientes como ella. La haria gritar hasta la mismisima agonia. Pero la cabeza se me llenaba de pensamientos obscenos con sus pechos y esa melena dorada que tan bien podria quedar entre mis muslos mientras su boca....No. Agité la cabeza y me tranquilice. Los humanos primero, la mujer despues.
La noche había caído. Su llamada era música para mi. Su luz era deliciosa mas que la sangre fresca. Me libere de la capa y salte del árbol. Era hora de la cena.
La verdad es que fue mucho mas rápido de lo que habría deseado. Eran presas fáciles y yo personalmente estaba contento de notar que estaba en perfectas condiciones. Y lo mejor era que tenían vino, mucho vino.
Me limpie un poco la boca, que fue algo inútil porque la sangre me manchaba todo el torso. Sentir la sangre corriendo pro mi garganta era tan placentero que no pude evitar ir a un árbol y demostrarle a mi cuerpo que aun sabia como quererme.
Pero el vino era muy fuerte.
Y yo muy vulnerable.
El mundo giraba a mi alrededor. Podía escuchar las voces y los gritos de las almas. De los caravaneros. La sangre hervia en mi estomago. eran tan deliciosa. Me pesaban los pies. Muchísimo. Sabia que tenia las manos ocupadas con algo pero no sabia exactamente que era. Empuje la puerta y alce las cejas como pude al escuchar un sonido familiarmente delicioso.
Gemidos. Camine siguiendo el rastro de susurros, jadeos y gemidos para encontrarme, en el dormitorio principal, una cabeza pelirroja entre muslos blancos.
Oh.
Me apoye en el marco de la puerta y observe la escena con una sonrisa en los labios. Bebí de la botella de vino y sonreí mas al ver que había captado su atención. La criatura pelirroja me miro de arriba abajo y se relamió los labios mientras mi...."salvadora" se tapaba con pudo y un adorable sonrojo. Dioses malditos era tan hermosa con el color del placer en su piel.
-Oooh....por mi no os cortéis princesas....en mis tiempos esas cosas no se hacían....*hic*...aah...no me acordaba de lo deliciosa que es la sangre fresca recién sacada entre gritos de dolor y agonía...aah....*hic*
Estaba borracho. Muy borracho. Me acerque a ellas y me senté en una silla, apoyándome muy señorialmente y mire los pezones rosados de la pelirroja. Me relamí los labios y cogí un pañuelo de la mesa, mojandolo en un poco de vino para limpiar la sangre, que, debo puntualizar, tenia por toda la barbilla, cuello y torso.- La verdad es que echaba de menos matar..y mira tu por donde eme aquí...recién acabado de masacrar a una familia entera...sabes mi querida Ébano ooh señora de este castillo que había niños? sus gritos de dolor son muuy dulces....si...siete....- clave mi uña en mi brazo derecho, en un hueco libre de cicatrices.-...almas....-corte la piel y la carne. Siete veces.-...mas...-eleve mis ojos a los de Ébano y le sonreí con malicia natural.-...sorprendida mi amada señora del castillo?...quizás deberías buscar entre tus estúpidos libros...o preguntar algún monje del pueblo que tenemos cerca...quieres que te acompañe?..-le dice inclinándome, mostrando mis colmillos, un poco mas salidos por la reciente matanza.-....asi dejaras de hacer esas putas preguntitas....-me recosté con desdén en la silla y bebí de un trago la mitad de la botella. A mis pies la cabeza de una de las mujeres de la caravana. La mire y sonreí.-..ah...un regalo de cortesía por haberme despertado...te he dicho ya que ha sido un error?
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Algo en mi cabeza, remotamente, en el fondo, me decía que algo no andaba bien, pero en aquel momento solo podía prestar atención a las manos en mis caderas, las uñas clavándose en mi piel y la lengua invadiendo mi ser, mi feminidad. Había llamado a Ophelia y por una vez esperaba que esto no terminase así pero.. Pero... Dioses...
Puse una mano en su cabeza, enredándole el pelo rojo fuego con los dedos, y presioné. Tenía la respiración agitada y no podía más que retorcerme, arquear la espalda con la piel erizada... Y justo cuando pensaba que iba a romperme en mil pedazos.. Su olor. Abrí los ojos de golpe y miré a la puerta. Justo para verle allí.
Parado.
Solo.
Ensangrentado.
Joder... Mierda. Ophelia se giró y le miró, pude escuchar su ronroneo mientras yo me tapaba con las sábanas y sentía el rubor en las mejillas... Y su mirada sobre el incipiente color. Mierda, mierda, ¡mierda! Me estaba viendo sonrojarme por su culpa, joder ¡¡sonrojarme yo!!
Le odiaba, con todas mis fuerzas. Odiaba su comportamiento y su expresión absurdamente tentadora, su torso manchado de sangre y mezclando dos olores tan irresistiblemente excitantes y... ¡Ahgg!
Oooh....por mi no os cortéis princesas....en mis tiempos esas cosas no se hacían....*hic*...aah...no me acordaba de lo deliciosa que es la sangre fresca recién sacada entre gritos de dolor y agonía...aah....*hic*
Me levanté con la expresión cruda mientras Ophelia se tendía sobre la cama y se acariciaba la piel del costado, siguiéndolo y devorándolo con la mirada.
Así que tienes valor y algo de hombría para volver... Aunque sea borracho como cualquier crío inexperto... -le dije con desdén.
Bien, pues si lo quería, ¡si tanto lo deseaba que se lo quedase ella y lo sacase de allí! Y encima, y para colmo borracho. Borracho, aturdido y ensangrentado.. Me sentía palidecer y enrojecer por ira, y por vergüenza, y por deseo y odio a la vez, joder. Contrólate, Ébano...
Empezó a hablar, y mientras abandoné la sábana para envolverme con la bata de encaje negro que me había quitado.
La verdad es que echaba de menos matar.. y mira tu por donde eme aquí... recién acabado de masacrar a una familia entera...s abes mi querida Ébano ooh señora de este castillo que había niños? sus gritos de dolor son muuy dulces.... si... siete...... almas..... mas.... sorprendida mi amada señora del castillo?...quizás deberías buscar entre tus estúpidos libros...o preguntar algún monje del pueblo que tenemos cerca.. quieres que te acompañe?.....asi dejaras de hacer esas putas preguntitas...
Me había quedado paralizada. Matado. La sangre era de inocentes. De niños. Tenían una paz que les había costado conseguir con la aldea, había comercio y las casas del poblado cercano estaban ya algunas habitadas.. Y había masacrado a siete personas.... Sentí un escalofrío, a punto de desvanecerme. Lo miré.
Allí sentado, con gesto arrogante, sonrisa pendenciera y placer en la mirada. Estaba saciado. Era como la noche, era un tornado, peligroso, oscuro y ávido de muerte. Lo entendió entonces. Y lo que peor le sentó fue darse cuenta de que podía sentir pena, dolor, tristeza y furia porque hubiese roto el acuerdo, matado a inocentes, ¡a niños! Pero no podía cabrearse con él realmete.. Y eso la puso aún más furioso.
..ah...un regalo de cortesía por haberme despertado...te he dicho ya que ha sido un error? -Una cabeza rodó unos centímetros. Una mujer. Con horror en la mirada y la boca abierta... La miré con crudeza y sentí mi rostro, mi cuerpo calentarse, hervir, enrojecer. Agarré un candelabro y se lo lancé, chillando, emitiendo gritos, jadeos. Lancé un jarrón, que se hizo añicos, un zapato, y una bandeja con el respectivo racimo de uvas que voló por la sala. Agarré mis zapatos y salí como alma que lleva el diablo hasta la puerta. Habría esperado mil cosas de alguien como él. Beber, correr, destrozar, acostarse con cien mujeres a la vez. Matar. Pero matar... Por despecho. Eso iba hasta contra mis propias leyes morales.
Llegué a la puerta y me giré hacia él, mirándolo. La luz de la luna bañaba su rostro recién limpio de la sangre. Aún flotaba su aroma en mi nariz.
No. Sorprendida no. Decepcionada. -dije, entornando los ojos. Y era verdad. Me di cuenta entonces de que no había dicho nada desde que él entrara.- Quédate si quieres, Ophelia. Tal vez contigo sea capaz de sentir algo que no sea ganas de matar por despecho, como un crío. -y salí, sin mirarle siquiera a los ojos. No merecía nada. Me dolía querer dárselo.
Andé y andé por los pasillos, paré cuando me di cuenta. Eran mis aposentos. Recompuse el rostro y entré. Me desnudé. Las marcas del carmin estaban todavía por mi vientre y mis muslos. Me puse el vestido negro de encaje y seda, el del escote apretado con corpiño. Me limpié la lágrima solitaria y cepillé mi melena. Calcé las ligas, los tacones y cogí la capa para salir a la noche, sugerente como la luna.
Inspiré hondo y saqué el caballo, y cabalgué y cabalgué hasta la ciudad. Lunargenta. La gran Lunargenta.. La primera taberna estaba bien.
¿Quería despecho? Despecho tendría. Al menos uno de los dos tendría la decencia de no matar por matar, a inocentes acampados en MIS terrenos...
Bajé y esbocé la mejor de mis sonrisas, entré a la taberna. Suelo de madera, alcohol y señoritas de media ropa usurpando regazos duros de más de asquerosos bebiendo. Me senté en la barra y pedi lo más fuerte que tenían.
Lo siguiente que recuerdo, era la botella vacía.
Una mano en mi trasero.
Un golpe. Sangre en mi mejilla.
Pegarle a alguien... Frío nocturno. Otra taberna.
Una mano en mi brazo y cerveza.
Mmmmh.. Cerveza.... Alcohol. Mojaba mi cuerpo. Tenía frío... Mierda... Otra caricia en el trasero, otro golpe, y ahora estaba en el suelo... Un momento, ¿estaba en la calle...?
Joder... Es su culpa. Maldito sea.... Le despierto, le brindo hospitalidad, me intereso por su persona y lo único que hace es cabrearse, tratarme como a cualquier puta barata, exigiendo de todo, y para colmo, tiene una pataleta infantil, bebe y se carga a media caravana de comercio... Sí... Pues....
Había notado sus miradas, su deseo y su interés, sexual, sádico o no, en ella... Y en un hombre así, apostaba lo que fuese a que iba acompañado de celos extremos... Y si algo estaba claro es que..
Nadie gana en despecho a una mujer...
Puse una mano en su cabeza, enredándole el pelo rojo fuego con los dedos, y presioné. Tenía la respiración agitada y no podía más que retorcerme, arquear la espalda con la piel erizada... Y justo cuando pensaba que iba a romperme en mil pedazos.. Su olor. Abrí los ojos de golpe y miré a la puerta. Justo para verle allí.
Parado.
Solo.
Ensangrentado.
Joder... Mierda. Ophelia se giró y le miró, pude escuchar su ronroneo mientras yo me tapaba con las sábanas y sentía el rubor en las mejillas... Y su mirada sobre el incipiente color. Mierda, mierda, ¡mierda! Me estaba viendo sonrojarme por su culpa, joder ¡¡sonrojarme yo!!
Le odiaba, con todas mis fuerzas. Odiaba su comportamiento y su expresión absurdamente tentadora, su torso manchado de sangre y mezclando dos olores tan irresistiblemente excitantes y... ¡Ahgg!
Oooh....por mi no os cortéis princesas....en mis tiempos esas cosas no se hacían....*hic*...aah...no me acordaba de lo deliciosa que es la sangre fresca recién sacada entre gritos de dolor y agonía...aah....*hic*
Me levanté con la expresión cruda mientras Ophelia se tendía sobre la cama y se acariciaba la piel del costado, siguiéndolo y devorándolo con la mirada.
Así que tienes valor y algo de hombría para volver... Aunque sea borracho como cualquier crío inexperto... -le dije con desdén.
Bien, pues si lo quería, ¡si tanto lo deseaba que se lo quedase ella y lo sacase de allí! Y encima, y para colmo borracho. Borracho, aturdido y ensangrentado.. Me sentía palidecer y enrojecer por ira, y por vergüenza, y por deseo y odio a la vez, joder. Contrólate, Ébano...
Empezó a hablar, y mientras abandoné la sábana para envolverme con la bata de encaje negro que me había quitado.
La verdad es que echaba de menos matar.. y mira tu por donde eme aquí... recién acabado de masacrar a una familia entera...s abes mi querida Ébano ooh señora de este castillo que había niños? sus gritos de dolor son muuy dulces.... si... siete...... almas..... mas.... sorprendida mi amada señora del castillo?...quizás deberías buscar entre tus estúpidos libros...o preguntar algún monje del pueblo que tenemos cerca.. quieres que te acompañe?.....asi dejaras de hacer esas putas preguntitas...
Me había quedado paralizada. Matado. La sangre era de inocentes. De niños. Tenían una paz que les había costado conseguir con la aldea, había comercio y las casas del poblado cercano estaban ya algunas habitadas.. Y había masacrado a siete personas.... Sentí un escalofrío, a punto de desvanecerme. Lo miré.
Allí sentado, con gesto arrogante, sonrisa pendenciera y placer en la mirada. Estaba saciado. Era como la noche, era un tornado, peligroso, oscuro y ávido de muerte. Lo entendió entonces. Y lo que peor le sentó fue darse cuenta de que podía sentir pena, dolor, tristeza y furia porque hubiese roto el acuerdo, matado a inocentes, ¡a niños! Pero no podía cabrearse con él realmete.. Y eso la puso aún más furioso.
..ah...un regalo de cortesía por haberme despertado...te he dicho ya que ha sido un error? -Una cabeza rodó unos centímetros. Una mujer. Con horror en la mirada y la boca abierta... La miré con crudeza y sentí mi rostro, mi cuerpo calentarse, hervir, enrojecer. Agarré un candelabro y se lo lancé, chillando, emitiendo gritos, jadeos. Lancé un jarrón, que se hizo añicos, un zapato, y una bandeja con el respectivo racimo de uvas que voló por la sala. Agarré mis zapatos y salí como alma que lleva el diablo hasta la puerta. Habría esperado mil cosas de alguien como él. Beber, correr, destrozar, acostarse con cien mujeres a la vez. Matar. Pero matar... Por despecho. Eso iba hasta contra mis propias leyes morales.
Llegué a la puerta y me giré hacia él, mirándolo. La luz de la luna bañaba su rostro recién limpio de la sangre. Aún flotaba su aroma en mi nariz.
No. Sorprendida no. Decepcionada. -dije, entornando los ojos. Y era verdad. Me di cuenta entonces de que no había dicho nada desde que él entrara.- Quédate si quieres, Ophelia. Tal vez contigo sea capaz de sentir algo que no sea ganas de matar por despecho, como un crío. -y salí, sin mirarle siquiera a los ojos. No merecía nada. Me dolía querer dárselo.
Andé y andé por los pasillos, paré cuando me di cuenta. Eran mis aposentos. Recompuse el rostro y entré. Me desnudé. Las marcas del carmin estaban todavía por mi vientre y mis muslos. Me puse el vestido negro de encaje y seda, el del escote apretado con corpiño. Me limpié la lágrima solitaria y cepillé mi melena. Calcé las ligas, los tacones y cogí la capa para salir a la noche, sugerente como la luna.
Inspiré hondo y saqué el caballo, y cabalgué y cabalgué hasta la ciudad. Lunargenta. La gran Lunargenta.. La primera taberna estaba bien.
¿Quería despecho? Despecho tendría. Al menos uno de los dos tendría la decencia de no matar por matar, a inocentes acampados en MIS terrenos...
Bajé y esbocé la mejor de mis sonrisas, entré a la taberna. Suelo de madera, alcohol y señoritas de media ropa usurpando regazos duros de más de asquerosos bebiendo. Me senté en la barra y pedi lo más fuerte que tenían.
Lo siguiente que recuerdo, era la botella vacía.
Una mano en mi trasero.
Un golpe. Sangre en mi mejilla.
Pegarle a alguien... Frío nocturno. Otra taberna.
Una mano en mi brazo y cerveza.
Mmmmh.. Cerveza.... Alcohol. Mojaba mi cuerpo. Tenía frío... Mierda... Otra caricia en el trasero, otro golpe, y ahora estaba en el suelo... Un momento, ¿estaba en la calle...?
Joder... Es su culpa. Maldito sea.... Le despierto, le brindo hospitalidad, me intereso por su persona y lo único que hace es cabrearse, tratarme como a cualquier puta barata, exigiendo de todo, y para colmo, tiene una pataleta infantil, bebe y se carga a media caravana de comercio... Sí... Pues....
Había notado sus miradas, su deseo y su interés, sexual, sádico o no, en ella... Y en un hombre así, apostaba lo que fuese a que iba acompañado de celos extremos... Y si algo estaba claro es que..
Nadie gana en despecho a una mujer...
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Unas manos felinas cogieron en brazos a la muchacha ebria. Unos pasos lentos y pesados la llevaron hasta un hostal. Las escaleras de madera gruñían al paso de las zarpas. Una blanda cama acomodo a la vampiresa.
La vampira podía escuchar un canto rítmico, de una voz grabe y aterciopelada. De fondo, el sonido de madera picando sobre piedra, olor a menta y leche.
-oh...ya se ha despertado señorita?...espero que este mejor...-susurro la voz en la oscuridad. La luz de la vela ilumino un rostro felino. La melena dorada, adornada por trenzas. Los ojos azules como el cielo. Los dientes afilado y grandes. Pero su mirada era amable, dulce incluso.
-D-Donde estoy...oh...mi cabeza...- la vampiresa se acaricia el rostro tapándose con la sabana limpia. El felino le tiende un baso de agua.
-Estaba usted, señorita, en el suelo, botella en mano, con hombres alrededor...espero que no le haya importado que la rescate...-le dijo mientras se masajeaba las manos, con esas uñas que parecían peligrosas, unas dignas zarpas. La vampira niega y se deja caer a la cama. El felino la mira curioso y suspira.- Espero amablemente que no sea usted la autora de la masacre que a sucedido hace unas horas...aunque usted no parece un sanguine oscurate- susurro el felino mientras cogía un libro antiguo y lo hojeaba.-...es casi imposible que sea cierto...
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Ella se había ido. Bah...que hiciera lo que quisiera. Yo estaba borracho, satisfecho y...muy caliente. Y la pelirroja me miraba. Y yo le miraba. Y se acercó a mi, con ese baile de caderas, desnuda, su pelo sus pechos...oooooh....mis manos iban solas pro todo su cuerpo y sus labios marcaban mi piel.
Que le diesen a esa rubia, yo le ofrecía muchas posibilidades y ella se negaba. Que cuesta obedecer? Cojo a la pelirroja del trasero y la estrecho contra mi. Sus gemidos de fingida inocencia me encienden. Se aparta, liberándose de mis manos y se ofrece, entera. me libero de mis ropajes, de esa prisión de cuero. Los años no han echo mella en mi, almenos no en el lecho. Tomo a esa mujer con fiereza, sin piedad, como yo recordaba hacerlo. No hay sentimiento, solo placer.
Pero la veo a ella.
A esa maldita mujer rubia. Arrogante y listilla. Son los labios de Ébano los que me besan. Sus uñas arañándome. Es su voz la que gime. Y me hundo en el abismo de placer y lo ultimo que veo son sus ojos.
Maldigo por dentro, tumbado en la cama mientras la pelirroja descansa. No se cuanto tiempo a pasado. Hemos estado horas yaciendo. Pero en ningún momento la veía a ella. Ébano esta en mi cabeza. Y eso me irrita.
Me levantó y tomo un poco de vino. Si todo fuera como antes volvería a matar a quien quisiera y ninguna mujer seria un problema. Pero por alguna razón esa mujer, esa maldita niña de cabellos dorados, me estaba rompiendo todos los esquemas.
Donde demonios estaba?....
La vampira podía escuchar un canto rítmico, de una voz grabe y aterciopelada. De fondo, el sonido de madera picando sobre piedra, olor a menta y leche.
-oh...ya se ha despertado señorita?...espero que este mejor...-susurro la voz en la oscuridad. La luz de la vela ilumino un rostro felino. La melena dorada, adornada por trenzas. Los ojos azules como el cielo. Los dientes afilado y grandes. Pero su mirada era amable, dulce incluso.
-D-Donde estoy...oh...mi cabeza...- la vampiresa se acaricia el rostro tapándose con la sabana limpia. El felino le tiende un baso de agua.
-Estaba usted, señorita, en el suelo, botella en mano, con hombres alrededor...espero que no le haya importado que la rescate...-le dijo mientras se masajeaba las manos, con esas uñas que parecían peligrosas, unas dignas zarpas. La vampira niega y se deja caer a la cama. El felino la mira curioso y suspira.- Espero amablemente que no sea usted la autora de la masacre que a sucedido hace unas horas...aunque usted no parece un sanguine oscurate- susurro el felino mientras cogía un libro antiguo y lo hojeaba.-...es casi imposible que sea cierto...
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Ella se había ido. Bah...que hiciera lo que quisiera. Yo estaba borracho, satisfecho y...muy caliente. Y la pelirroja me miraba. Y yo le miraba. Y se acercó a mi, con ese baile de caderas, desnuda, su pelo sus pechos...oooooh....mis manos iban solas pro todo su cuerpo y sus labios marcaban mi piel.
Que le diesen a esa rubia, yo le ofrecía muchas posibilidades y ella se negaba. Que cuesta obedecer? Cojo a la pelirroja del trasero y la estrecho contra mi. Sus gemidos de fingida inocencia me encienden. Se aparta, liberándose de mis manos y se ofrece, entera. me libero de mis ropajes, de esa prisión de cuero. Los años no han echo mella en mi, almenos no en el lecho. Tomo a esa mujer con fiereza, sin piedad, como yo recordaba hacerlo. No hay sentimiento, solo placer.
Pero la veo a ella.
A esa maldita mujer rubia. Arrogante y listilla. Son los labios de Ébano los que me besan. Sus uñas arañándome. Es su voz la que gime. Y me hundo en el abismo de placer y lo ultimo que veo son sus ojos.
Maldigo por dentro, tumbado en la cama mientras la pelirroja descansa. No se cuanto tiempo a pasado. Hemos estado horas yaciendo. Pero en ningún momento la veía a ella. Ébano esta en mi cabeza. Y eso me irrita.
Me levantó y tomo un poco de vino. Si todo fuera como antes volvería a matar a quien quisiera y ninguna mujer seria un problema. Pero por alguna razón esa mujer, esa maldita niña de cabellos dorados, me estaba rompiendo todos los esquemas.
Donde demonios estaba?....
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Una voz tarareaba en la lejanía. ¿O estaba cerca? Tal vez únicamente no podía escuchar... Olores. Quería abrir los ojos pero la cabeza me daba mil vueltas.
Mmmmh.. Menta... Y un sonido. Machaque, repiqueteo. ¡Iban a destruir mi cabeza! Joder....
Oh...ya se ha despertado señorita?...espero que este mejor.. -había abierto los ojos pero no había terminado de ubicarme.. Esa voz me hizo centrar la vista para ver a...
Joder.
Un león.
Y hablaba...
D-Donde estoy...oh...mi cabeza..
Lo miré con recelo, tapándome con las sábanas de aquella cama. Una cama.. Oh dios, no habría hecho con.. Bueno, daba igual. En ese momento, el quien, era lo de menos, solo quería dejarse llevar por la noche, el alcohol y las sábanas para.. Un momento. ¿Para qué? Ah.. sí.. El estúpido arrogante y despechado.
Joder... ¿cuánto he bebido...? ¿Puedes hablar o aún estoy tremendamente borracha? -dije. Dejé caer las sábanas sin cuidado. Generalmente no me importaba la desnudez.. Exceptuando algunos casos que me irritaban recientemente.
Estaba usted, señorita, en el suelo, botella en mano, con hombres alrededor...espero que no le haya importado que la rescate.. -dijo, observándome detenidamente. Negué con la cabeza y me recosté de nuevo, sujetándome el rostro y suspirando.- No hagas ese ruido.. Por favor.... -refiriéndome al repiqueteo. Él lo dejó y se situó en una silla,cerca de la cama. Me observaba... Todo aquello me hacía sentir algo incómoda. Miré más allá de la cama y de su dorada melena trenzada. Piernas. Así que un hombre bestia... Bien, no estoy loca, no aún, con ese imbécil prepotente en mi casa.
Te lo agradezco. No ha sido una buena noche, me dejé llevar.. Tal vez demasiado. -pero recordaba una y otra vez la masacre de Thorek, lo que había hecho.. Y sus palabras resonando en mi cabeza. Para sorprenderme... Estaba claro, era el mejor regalo que se le podía hacer a una mujer.
El león aparentaba estar nervioso. ¿Sería por mi...? No era raro, la gente actuaba raro con los vampiros.. No era de extrañar habiendo gente como Thorek... Suspiré y le miré. Con otros ojos. Me había propuesto cabrearle.. Y no verle por aquí ni armando algún escándalo... Probablemente significara que, o bien era más cenutrio de lo que había supuesto, o estaba con Ophelia, aún cabreado, y mi táctica no habría dado resultado, aún.
Y dime.. ¿Puedo compensarte de algún modo..? Eh... ¿tu nombre? -pregunté, con voz tal vez más sugerente que de costumbre. Me miró con sorpresa en aquellos grandes ojos expectantes. Esbocé una sonrisa pequeña y bajé de la cama enredada en las sábanas. Se estaba esforzando por no mirarme a los ojos. Aquello iba por buen camino...
No... Yo... Me llamo Circenn. Un placer, eh..
Ébano, encanto. Puedes llamarme así. -le rodeé con pasos lentos. Miré afuera por el resquicio de una ventana. Estaba.... ¿Atardeciendo? ¿Tanto había pasado? Desvié la mirada con curiosidad hacia el león. Lo rodeé y pasé una mano por encima de sus hombros, cubiertos de pelo. Dioses, era enorme, medía casi el doble que yo.. Me estremecí solamente de pensar en lo pequeña que quedaría sobre él... Sacudí la cabeza, consciente de que aquella idea de yacer con aquel ser había germinado en mi cabeza y necesitaba llevarla a cabo...- O como gustes. No es mi nombre real... Poco me importa si decides llamarme de otro modo... -le dije. No solía decir aquello mas, era la verdad.
Llegué hasta su lado delantero de nuevo, tras haber girado, acariciado su melena y sus brazos, espalda. Estaba tenso y podía sentirlo. ¿Nadie había acariciado a este hombre...?
Paseé las manos desde su brazo izquierdo, bajando sinuosamente hasta su torso, posando ambas manos y descendiendo hasta el bajo vientre.
No deberías hacer eso... De-debes descansar... Ébano está bien. -y se giró de golpe, llevándose enganchada la sábana que había portado a modo de capa. Me estremecí ante el roce y volví hasta donde estaba él.
¿Es miedo eso que veo..? Pareces alguien fuerte, muy fuerte. Y yo solo soy una... mujer con... gustos, caprichosos. -le dije. Me puse junto a él y lo miré con deseo. Llevé la mano hasta su miembro y esbocé media sonrisa, a la vez que sorprendida.- Bueno, parece que alguien más no tiene miedo.. -era alarmantemente diferente al resto de hombres... Pero se sacudió, me cogió con ambas zarpas y me depositó en la cama de nuevo.
Señorita... Es usted hermosa... Pero algo ha ocurrido y no creo que sea el... eh... momento idóneo ni.. su pareja ideal. Espero amablemente que no sea usted la autora de la masacre que a sucedido hace unas horas...aunque usted no parece un sanguine oscurate. ...es casi imposible que sea cierto... -dijo.
Y aquello fue como un jarro de agua fría. Que irónico, ¿no?
Déjame ver... -dije, alargando el brazo hasta el libro que había cogido para ojear.
¡No! Está maldito... Solo.. -tragó y me miró un tanto avergonzado- Solo aquellos puros de corazón pueden leerlo.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos.
¿Y bien? Tengo razones para creer que el causante de mi borrachera, mi mala noche y la masacre son la misma persona... Que habita bajo mi techo. Necesito saber, qué es, quién es. He leído sobre él, mas.... No puede ser...
Y así fue. Como la verdad que te golpea. Tenía en mis dependencias a un individuo más fuerte de lo esperado, más listo, y más... Salvaje. Era oscuro como la noche. Peligroso y ávido de muerte,casi más que de sangre. De una estirpe casi extinta, por no decir completamente, ante la falta de información. En aquellos momentos agradecía de verdad a aquel león toda aquella información del libro... Era alguien noble como pocos me había echado en cara.
Entre rabia y pena por un alma tan negra, sentí una lágrima silenciosa correr por mi mejilla porque, a pesar de saber lo que sabía sobre él.. A pesar de no ser quién para juzgarle. Sus ojos oscuros flotaban en mi mente todo el rato. Y no despertaban odio.
Mmmmh.. Menta... Y un sonido. Machaque, repiqueteo. ¡Iban a destruir mi cabeza! Joder....
Oh...ya se ha despertado señorita?...espero que este mejor.. -había abierto los ojos pero no había terminado de ubicarme.. Esa voz me hizo centrar la vista para ver a...
Joder.
Un león.
Y hablaba...
D-Donde estoy...oh...mi cabeza..
Lo miré con recelo, tapándome con las sábanas de aquella cama. Una cama.. Oh dios, no habría hecho con.. Bueno, daba igual. En ese momento, el quien, era lo de menos, solo quería dejarse llevar por la noche, el alcohol y las sábanas para.. Un momento. ¿Para qué? Ah.. sí.. El estúpido arrogante y despechado.
Joder... ¿cuánto he bebido...? ¿Puedes hablar o aún estoy tremendamente borracha? -dije. Dejé caer las sábanas sin cuidado. Generalmente no me importaba la desnudez.. Exceptuando algunos casos que me irritaban recientemente.
Estaba usted, señorita, en el suelo, botella en mano, con hombres alrededor...espero que no le haya importado que la rescate.. -dijo, observándome detenidamente. Negué con la cabeza y me recosté de nuevo, sujetándome el rostro y suspirando.- No hagas ese ruido.. Por favor.... -refiriéndome al repiqueteo. Él lo dejó y se situó en una silla,cerca de la cama. Me observaba... Todo aquello me hacía sentir algo incómoda. Miré más allá de la cama y de su dorada melena trenzada. Piernas. Así que un hombre bestia... Bien, no estoy loca, no aún, con ese imbécil prepotente en mi casa.
Te lo agradezco. No ha sido una buena noche, me dejé llevar.. Tal vez demasiado. -pero recordaba una y otra vez la masacre de Thorek, lo que había hecho.. Y sus palabras resonando en mi cabeza. Para sorprenderme... Estaba claro, era el mejor regalo que se le podía hacer a una mujer.
El león aparentaba estar nervioso. ¿Sería por mi...? No era raro, la gente actuaba raro con los vampiros.. No era de extrañar habiendo gente como Thorek... Suspiré y le miré. Con otros ojos. Me había propuesto cabrearle.. Y no verle por aquí ni armando algún escándalo... Probablemente significara que, o bien era más cenutrio de lo que había supuesto, o estaba con Ophelia, aún cabreado, y mi táctica no habría dado resultado, aún.
Y dime.. ¿Puedo compensarte de algún modo..? Eh... ¿tu nombre? -pregunté, con voz tal vez más sugerente que de costumbre. Me miró con sorpresa en aquellos grandes ojos expectantes. Esbocé una sonrisa pequeña y bajé de la cama enredada en las sábanas. Se estaba esforzando por no mirarme a los ojos. Aquello iba por buen camino...
No... Yo... Me llamo Circenn. Un placer, eh..
Ébano, encanto. Puedes llamarme así. -le rodeé con pasos lentos. Miré afuera por el resquicio de una ventana. Estaba.... ¿Atardeciendo? ¿Tanto había pasado? Desvié la mirada con curiosidad hacia el león. Lo rodeé y pasé una mano por encima de sus hombros, cubiertos de pelo. Dioses, era enorme, medía casi el doble que yo.. Me estremecí solamente de pensar en lo pequeña que quedaría sobre él... Sacudí la cabeza, consciente de que aquella idea de yacer con aquel ser había germinado en mi cabeza y necesitaba llevarla a cabo...- O como gustes. No es mi nombre real... Poco me importa si decides llamarme de otro modo... -le dije. No solía decir aquello mas, era la verdad.
Llegué hasta su lado delantero de nuevo, tras haber girado, acariciado su melena y sus brazos, espalda. Estaba tenso y podía sentirlo. ¿Nadie había acariciado a este hombre...?
Paseé las manos desde su brazo izquierdo, bajando sinuosamente hasta su torso, posando ambas manos y descendiendo hasta el bajo vientre.
No deberías hacer eso... De-debes descansar... Ébano está bien. -y se giró de golpe, llevándose enganchada la sábana que había portado a modo de capa. Me estremecí ante el roce y volví hasta donde estaba él.
¿Es miedo eso que veo..? Pareces alguien fuerte, muy fuerte. Y yo solo soy una... mujer con... gustos, caprichosos. -le dije. Me puse junto a él y lo miré con deseo. Llevé la mano hasta su miembro y esbocé media sonrisa, a la vez que sorprendida.- Bueno, parece que alguien más no tiene miedo.. -era alarmantemente diferente al resto de hombres... Pero se sacudió, me cogió con ambas zarpas y me depositó en la cama de nuevo.
Señorita... Es usted hermosa... Pero algo ha ocurrido y no creo que sea el... eh... momento idóneo ni.. su pareja ideal. Espero amablemente que no sea usted la autora de la masacre que a sucedido hace unas horas...aunque usted no parece un sanguine oscurate. ...es casi imposible que sea cierto... -dijo.
Y aquello fue como un jarro de agua fría. Que irónico, ¿no?
Déjame ver... -dije, alargando el brazo hasta el libro que había cogido para ojear.
¡No! Está maldito... Solo.. -tragó y me miró un tanto avergonzado- Solo aquellos puros de corazón pueden leerlo.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos.
¿Y bien? Tengo razones para creer que el causante de mi borrachera, mi mala noche y la masacre son la misma persona... Que habita bajo mi techo. Necesito saber, qué es, quién es. He leído sobre él, mas.... No puede ser...
Y así fue. Como la verdad que te golpea. Tenía en mis dependencias a un individuo más fuerte de lo esperado, más listo, y más... Salvaje. Era oscuro como la noche. Peligroso y ávido de muerte,casi más que de sangre. De una estirpe casi extinta, por no decir completamente, ante la falta de información. En aquellos momentos agradecía de verdad a aquel león toda aquella información del libro... Era alguien noble como pocos me había echado en cara.
Entre rabia y pena por un alma tan negra, sentí una lágrima silenciosa correr por mi mejilla porque, a pesar de saber lo que sabía sobre él.. A pesar de no ser quién para juzgarle. Sus ojos oscuros flotaban en mi mente todo el rato. Y no despertaban odio.
Ébano
Aerandiano de honor
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
El joven felino un poco alterado abrio el libro por una pagina, de oscura calidad, rasgada incluso. Miro a la mujer con aire misterioso y empezo a leer.
-"eme aqui en mis ultimos momentos de mi vida, cuando toda experanza esta perdida. Mis ojos viejos han visto el horror de la noche. Yo, Adam Ignis, e presenciado como una nueva raza de monstruos de alzaba en la negra noche...- el leonido suspira y sigue leyendo, nervioso mientras la vampira lo mira, expectante, incredula.- "La victima no es mordida, no bebe de la sangre maldita. No...la hunden en una bañera de oro, llena de la sangre de los 5 señores de la noche, lo hunden hasta que se agita de agonia, hasta que se ahoga y la sangre es como fuego en su piel. Y luego la calma...despierta, de alza con un grito desgarrador de horror y odio. Asi son creados...con muerte y odio...es...es violento..a matado a uno de los adeptos..le...le ha arrancado la cara de un mordisco...- Circenn repasa con las uñas un pequeño dibujo realizado con lo que parecia ser sangre.- "Sus colmillos son mucho mas grandes..como las de un lobo...y su piel mas dura...sus ojos...sus ojos son el odio y la muerte...creo que saben que estoy aqui...si alguien puede leer esto...si alguien consigue leer esto...no dejeis que estos seres caminen bajo la luna....por que si pasa...si pasa mucho me temo que nuestro querido Sol...desaparecera...
Circenn dejo el libro en la mesa y miro serio a la mujer, limpiandole una lagrima con la uña, con cierta amabilidad en el rostro.
-Donde esta Ebano...donde esta el monstruo?
----
Estaba tardando demasiado. Esa maldita mujer tardaba demasiado. Caminaba por todo el castillo de un lado a otro mientras miraba nervioso por las ventanas a mi paso. Tenia que ir a buscarla pero porque? por que maldita sea me preocupaba por ella.
La maldije enormemente, cada fibra de sus ser debia ser quemada y devorada...como cuello tan...suabe...y...NO.
Me acerque a la puerta principal, nervioso y me pase la mano por el pelo. Si salia y la iba a buscar seguramente me montaria una escenita matrimonial que acabaria con todo el maldito prueblo muerto.
Pero antes de que acercara mi mano al pomo de la puerta este se giro. Di unos pasos hacia atras y me quede quieto, listo para saltar y atacar si era necesario. Pero la vi a ella y todo mi odio se esfumo. Por que? Por que ella me causaba ese efecto?
Me acerque, enfadado y no pude evitar cogerla por los hombros, fuerte, enseñando mis dientes.
- Donde cojones has estado mujer? No.Vuelas.Ha.Irte. -le espeté, mirandola a esos ojos que me llevaban a un avismo. Pero algo me aparto de golpe. Y me lanzo hacia la pared. La escuche a ella gritar algo. Menudo golpe. Me levante un poco mareado y entonces lo vi. Una sombra enorme peluda. Felina.
-APARTATE MONSTRUO! -rugio el leonido. Un maldito hombre bestia de dos metros, cerca de mi. Su rugido siguiente izo temblar cada piedra de ese maldito catillo y he de admitir, que me acojone un poco. Solo un poco.
-"eme aqui en mis ultimos momentos de mi vida, cuando toda experanza esta perdida. Mis ojos viejos han visto el horror de la noche. Yo, Adam Ignis, e presenciado como una nueva raza de monstruos de alzaba en la negra noche...- el leonido suspira y sigue leyendo, nervioso mientras la vampira lo mira, expectante, incredula.- "La victima no es mordida, no bebe de la sangre maldita. No...la hunden en una bañera de oro, llena de la sangre de los 5 señores de la noche, lo hunden hasta que se agita de agonia, hasta que se ahoga y la sangre es como fuego en su piel. Y luego la calma...despierta, de alza con un grito desgarrador de horror y odio. Asi son creados...con muerte y odio...es...es violento..a matado a uno de los adeptos..le...le ha arrancado la cara de un mordisco...- Circenn repasa con las uñas un pequeño dibujo realizado con lo que parecia ser sangre.- "Sus colmillos son mucho mas grandes..como las de un lobo...y su piel mas dura...sus ojos...sus ojos son el odio y la muerte...creo que saben que estoy aqui...si alguien puede leer esto...si alguien consigue leer esto...no dejeis que estos seres caminen bajo la luna....por que si pasa...si pasa mucho me temo que nuestro querido Sol...desaparecera...
Circenn dejo el libro en la mesa y miro serio a la mujer, limpiandole una lagrima con la uña, con cierta amabilidad en el rostro.
-Donde esta Ebano...donde esta el monstruo?
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Estaba tardando demasiado. Esa maldita mujer tardaba demasiado. Caminaba por todo el castillo de un lado a otro mientras miraba nervioso por las ventanas a mi paso. Tenia que ir a buscarla pero porque? por que maldita sea me preocupaba por ella.
La maldije enormemente, cada fibra de sus ser debia ser quemada y devorada...como cuello tan...suabe...y...NO.
Me acerque a la puerta principal, nervioso y me pase la mano por el pelo. Si salia y la iba a buscar seguramente me montaria una escenita matrimonial que acabaria con todo el maldito prueblo muerto.
Pero antes de que acercara mi mano al pomo de la puerta este se giro. Di unos pasos hacia atras y me quede quieto, listo para saltar y atacar si era necesario. Pero la vi a ella y todo mi odio se esfumo. Por que? Por que ella me causaba ese efecto?
Me acerque, enfadado y no pude evitar cogerla por los hombros, fuerte, enseñando mis dientes.
- Donde cojones has estado mujer? No.Vuelas.Ha.Irte. -le espeté, mirandola a esos ojos que me llevaban a un avismo. Pero algo me aparto de golpe. Y me lanzo hacia la pared. La escuche a ella gritar algo. Menudo golpe. Me levante un poco mareado y entonces lo vi. Una sombra enorme peluda. Felina.
-APARTATE MONSTRUO! -rugio el leonido. Un maldito hombre bestia de dos metros, cerca de mi. Su rugido siguiente izo temblar cada piedra de ese maldito catillo y he de admitir, que me acojone un poco. Solo un poco.
Thorek
Aprendiz
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Habíamos andado en silencio casi todo el camino. Mi caballo... Bueno, a saber dónde paraba. Con suerte habría vuelto a casa, solía hacerlo a la mínima oportunidad.. Estaba bien educado.
De modo que, anduvimos, casi toda la noche hasta las afueras. En la penumbra se alzaba el castillo, imponente, rodeado de vegetación lúgubre, con la Luna alzándose arriba.
Los recuerdos se cernían sobre mi, repasando las palabras de Circenn una y otra vez.
Ese texto en ese libro maldito... Hablaba de un ser realmente peligroso, y sobre todo, diferente a lo que conocía como vampiro.. ¿Sería suficiente para enfrentarse a ello? No deseaba hacerlo, de hecho, esperaba poder tener a Thorek como un valioso aliado, pero estaba siendo tan testarudo, arrogante y prepotente que más que otra cosa, me daba la impresión de que tendría que echarle, para que aprendiese a obedecer de cuando en cuando.
Recordaba la zarpa enorme de Circenn, quitándome una lágrima silenciosa. Mi gesto de cólera denotaba lo contrario. Sensaciones encontradas, ¿ira? ¿decepción? ¿miedo ante... ante... que? ¿Que resultase ser tan salvaje como era descrito? O mejor dicho... ¿Tal vez miedo a no saber aceptar algo así?
Donde esta Ebano...donde esta el monstruo? -me había preguntado con voz grave.- En mis dependencias, Circenn. Bajo mi techo. Vine a la ciudad y ocurrió todo esto porque encontré respuestas, él actuó con despecho y no quise ceder, no esta vez, no siendo asi. Necesita aprender, los tiempos ahora son diferentes. -y me había vestido mientras decía aquello.
Y ahora estaba allí, ante el portón del castillo. Pensaba en llamar pero, abrí diréctamente, qué coño.
Y estaba ahí. En la puerta. Parado. Con gesto sorprendido, y con.. con... ¿An..gustia? Fruncí el ceño, pero lo relajé casi de inmediato al observar sus ojos.. ¿Era alivio eso que veía? ¿Por debajo de toda la rabia e impotencia que seguro, le estaba causando. Justo como tenía que ser. No era el único que podía jugar a ese juego.
Se acercó y me agarró de los hombros, cuyo contacto me erizó la piel, mirandole diréctamente a los ojos.
¿Dónde cojones has estado mujer? No. Vuelas. A. Irte. -Abrí la boca, pero la cerré sin emitir sonido alguno. ¿Era aquello una preocupación.. Lo miré. Culpabilidad fugaz cruzó mi cabeza. Iba a responder, pero la zarpa de Circenn se interpuso. Mierda, me había olvidado...
¡APÁRTATE MONSTRUO! -bramó, acabando en un rugido y enviando a Thorek a un lado de la estancia.- ¡Eh! ¡No! ¡¡Basta!! -dije alarmada, observando que se dirigía allí donde Thorek se levantaba. Había conocido la faceta cuidadosa de Circenn.. ¿tendría una salvaje?
Basta, joder. Bastante he tenido por hoy.. -me sujeté la cabeza con ambas manos, situada de pie entre ambos. Aún me dolía por la resaca. Creo que necesitaba más vino...
Los colmillos me crecieron, ante la expectativa de una nueva pelea. Alargué la mano hasta Circenn y la otra hasta Thorek. En cualquier momento creí que saltarían.
Este bastardo no hace más que matar y matar, masacrar.. Por el placer de sesgar una vida... Apártate... -decía el león.- Es mi techo, Circenn. Yo me ocuparé... Me has proporcionado mucho. Te debo un gran favor. -el hombre bestia bufaba, erizado. Normal... Pero no podía alargar más aquello, y podía ocuparse sola. Tenía un cúmulo de información en la mente mezclado con sensaciones por aquel vampiro salvaje, sensaciones muy, tal vez demasiado, variadas.- Por favor.. -le pedí una vez más, ante la que cedió el rostro.- Puedes quedarte el tiempo que desees, también disponemos de comida y armas. Y biblioteca. -dije, inclinando la cabeza.
Le di la espalda y me giré hasta Thorek. Lo miré de arriba a abajo. Era consciente de que yo aún olía a alcohol, y mi vestido de encaje negro, escotado, estaba en mal estado. Necesitaba un baño. Y más alcohol. Pero por encima de todo.. Necesitaba hablar. Saber qué haría, si se quedaría, qué hacía ahí.. Qué.. todo.
Cálmate, chaval. El león únicamente ha llenado espacios en mi que solo alguien con sus... atributos podría llenar. -dije con una sonrisa maliciosa, mirando sus ojos arrebatadoramente oscuros. Le estaba provocando y lo sabía, sabía que estaba mal, pero... Era condenadamente irresistible hacer aquello... Con aquel hombre... Me apoyé sobre una pierna y me crucé de brazos, mirándolo entero, con descaro.
¿Y bien? ¿No tienes nada que decir? -dije, esperando ante todo.. ¿Una disculpa? Y hablar.. sobre todo lo referente a él. Si pensaba quedarse tenía que saber con quién iba a convivir y tenía que marcar MIS reglas. Algo me decía... Que no iba a ceder, que trataría de vencer, de nuevo, y su mirada me dejaba en el papel de... botín. Me estremecí entera. No podía con ese hombre... Pero eso, él no lo sabía.
De modo que, anduvimos, casi toda la noche hasta las afueras. En la penumbra se alzaba el castillo, imponente, rodeado de vegetación lúgubre, con la Luna alzándose arriba.
Los recuerdos se cernían sobre mi, repasando las palabras de Circenn una y otra vez.
Ese texto en ese libro maldito... Hablaba de un ser realmente peligroso, y sobre todo, diferente a lo que conocía como vampiro.. ¿Sería suficiente para enfrentarse a ello? No deseaba hacerlo, de hecho, esperaba poder tener a Thorek como un valioso aliado, pero estaba siendo tan testarudo, arrogante y prepotente que más que otra cosa, me daba la impresión de que tendría que echarle, para que aprendiese a obedecer de cuando en cuando.
Recordaba la zarpa enorme de Circenn, quitándome una lágrima silenciosa. Mi gesto de cólera denotaba lo contrario. Sensaciones encontradas, ¿ira? ¿decepción? ¿miedo ante... ante... que? ¿Que resultase ser tan salvaje como era descrito? O mejor dicho... ¿Tal vez miedo a no saber aceptar algo así?
Donde esta Ebano...donde esta el monstruo? -me había preguntado con voz grave.- En mis dependencias, Circenn. Bajo mi techo. Vine a la ciudad y ocurrió todo esto porque encontré respuestas, él actuó con despecho y no quise ceder, no esta vez, no siendo asi. Necesita aprender, los tiempos ahora son diferentes. -y me había vestido mientras decía aquello.
Y ahora estaba allí, ante el portón del castillo. Pensaba en llamar pero, abrí diréctamente, qué coño.
Y estaba ahí. En la puerta. Parado. Con gesto sorprendido, y con.. con... ¿An..gustia? Fruncí el ceño, pero lo relajé casi de inmediato al observar sus ojos.. ¿Era alivio eso que veía? ¿Por debajo de toda la rabia e impotencia que seguro, le estaba causando. Justo como tenía que ser. No era el único que podía jugar a ese juego.
Se acercó y me agarró de los hombros, cuyo contacto me erizó la piel, mirandole diréctamente a los ojos.
¿Dónde cojones has estado mujer? No. Vuelas. A. Irte. -Abrí la boca, pero la cerré sin emitir sonido alguno. ¿Era aquello una preocupación.. Lo miré. Culpabilidad fugaz cruzó mi cabeza. Iba a responder, pero la zarpa de Circenn se interpuso. Mierda, me había olvidado...
¡APÁRTATE MONSTRUO! -bramó, acabando en un rugido y enviando a Thorek a un lado de la estancia.- ¡Eh! ¡No! ¡¡Basta!! -dije alarmada, observando que se dirigía allí donde Thorek se levantaba. Había conocido la faceta cuidadosa de Circenn.. ¿tendría una salvaje?
Basta, joder. Bastante he tenido por hoy.. -me sujeté la cabeza con ambas manos, situada de pie entre ambos. Aún me dolía por la resaca. Creo que necesitaba más vino...
Los colmillos me crecieron, ante la expectativa de una nueva pelea. Alargué la mano hasta Circenn y la otra hasta Thorek. En cualquier momento creí que saltarían.
Este bastardo no hace más que matar y matar, masacrar.. Por el placer de sesgar una vida... Apártate... -decía el león.- Es mi techo, Circenn. Yo me ocuparé... Me has proporcionado mucho. Te debo un gran favor. -el hombre bestia bufaba, erizado. Normal... Pero no podía alargar más aquello, y podía ocuparse sola. Tenía un cúmulo de información en la mente mezclado con sensaciones por aquel vampiro salvaje, sensaciones muy, tal vez demasiado, variadas.- Por favor.. -le pedí una vez más, ante la que cedió el rostro.- Puedes quedarte el tiempo que desees, también disponemos de comida y armas. Y biblioteca. -dije, inclinando la cabeza.
Le di la espalda y me giré hasta Thorek. Lo miré de arriba a abajo. Era consciente de que yo aún olía a alcohol, y mi vestido de encaje negro, escotado, estaba en mal estado. Necesitaba un baño. Y más alcohol. Pero por encima de todo.. Necesitaba hablar. Saber qué haría, si se quedaría, qué hacía ahí.. Qué.. todo.
Cálmate, chaval. El león únicamente ha llenado espacios en mi que solo alguien con sus... atributos podría llenar. -dije con una sonrisa maliciosa, mirando sus ojos arrebatadoramente oscuros. Le estaba provocando y lo sabía, sabía que estaba mal, pero... Era condenadamente irresistible hacer aquello... Con aquel hombre... Me apoyé sobre una pierna y me crucé de brazos, mirándolo entero, con descaro.
¿Y bien? ¿No tienes nada que decir? -dije, esperando ante todo.. ¿Una disculpa? Y hablar.. sobre todo lo referente a él. Si pensaba quedarse tenía que saber con quién iba a convivir y tenía que marcar MIS reglas. Algo me decía... Que no iba a ceder, que trataría de vencer, de nuevo, y su mirada me dejaba en el papel de... botín. Me estremecí entera. No podía con ese hombre... Pero eso, él no lo sabía.
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
El leonido le hizo una reverencia a la mujer. Satisfacerla? El gatito olia a virgen a leguas de distancia. Esa maldita mujer queria ponerme celoso. A mi. Quien se ha creido ese gatito enplumado...Gruñi mientras se iba en direccion a la biblioteca. Malditos hombres bestia. Desvie mi mirada y repase el cuerpo de ella. Estaba preciosa, echa polvo y desordenada. Perfecta para cogerla y....Thorek. No.
Sus palabras, su voz me hizo desearla mas pero una voz irritante en mi interior me bombardeaba a palabras. Suspiré y me cruce de brazos, girando levemente el rostro. Yo no me disculpaba nunca. Y no lo iba hacer...no...hoy...no.
-Siento..yo...siento el daño causado...-mierda Thorek así no!- pero si crees que vas a poder mandarme lo llevas claro rubita...- eso esta mejor. Bufé y me acerque a ella, sintiendo su deseo, su nerviosismo. Mis manos acariciaron su cintura, mis ojos se clavaron en los suyos, la estreche contra mi.- Pero puedo ser tu...sicario...voluntariamente...al fin y al cabo, ya que has despertado a un monstruo vamos aprovecharlo, no? -le susurre, rozando sus labios con los míos. el contacto era electrizante, Me estaba conteniendo, muchísimo. era tan deliciosa, como se enfadaba, como me había intentado poner celoso.
Pero el tiempo no era mi amigo ahora así que me aparte y me apoye en una mesa, mirándola serio.
- Creo conveniente y justo que te responda a todas las preguntas que quieres hacer...así que vamos, empieza...tenemos toda la eternidad....-le susurré sonriendole, mostrando mis colmillos que pronto, clavaría en todo hombre que la tocara.
offrol: siento que sea cortito xD
Sus palabras, su voz me hizo desearla mas pero una voz irritante en mi interior me bombardeaba a palabras. Suspiré y me cruce de brazos, girando levemente el rostro. Yo no me disculpaba nunca. Y no lo iba hacer...no...hoy...no.
-Siento..yo...siento el daño causado...-mierda Thorek así no!- pero si crees que vas a poder mandarme lo llevas claro rubita...- eso esta mejor. Bufé y me acerque a ella, sintiendo su deseo, su nerviosismo. Mis manos acariciaron su cintura, mis ojos se clavaron en los suyos, la estreche contra mi.- Pero puedo ser tu...sicario...voluntariamente...al fin y al cabo, ya que has despertado a un monstruo vamos aprovecharlo, no? -le susurre, rozando sus labios con los míos. el contacto era electrizante, Me estaba conteniendo, muchísimo. era tan deliciosa, como se enfadaba, como me había intentado poner celoso.
Pero el tiempo no era mi amigo ahora así que me aparte y me apoye en una mesa, mirándola serio.
- Creo conveniente y justo que te responda a todas las preguntas que quieres hacer...así que vamos, empieza...tenemos toda la eternidad....-le susurré sonriendole, mostrando mis colmillos que pronto, clavaría en todo hombre que la tocara.
offrol: siento que sea cortito xD
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Me hizo una reverencia y se alejó.
Bien... Al menos uno de los tres tenía la cabeza sobre los hombros. Suspiré y me giré hacia mi nuevo quebradero de cabeza. ¿Por qué carajo me preocupaba por él?
Esperaba que me pidiese disculpas, que me dijese algo, algo que no fuese una reacción desmesurada.. Un momento ¿De verdad esperaba eso? No joder... ¿por qué no...?
Siento.. yo... siento el daño causado... pero si crees que vas a poder mandarme lo llevas claro rubita.. -oh, había empezado bien y tenía que decir eso. Grosero como él solo. Pero con ese tono de voz.. Excitante...
No, claro, tranquilo... No creo que te vaya a mandar. Voy a hacerlo. ¿Entiendes? Vete haciendo a la idea. No estás solo aquí. -dije. Había ido caminando hasta él, descruzado los brazos y empujado con la última frase. Se acercó a mi.
Me agarró de la cintura. Manos firmes.. Tersas.. Me estremecí, pero mantuve la mirada en la suya, desafiante, alcé el mentón. ¿Quería jugar..? No era el único.
Pero puedo ser tu...sicario...voluntariamente...al fin y al cabo, ya que has despertado a un monstruo vamos aprovecharlo, no? -dijo, y paseó los labios cerca de los míos. Parecía fluir electricidad... Notaba la tensión de su cuerpo, cerca del mío, como invadiendo mi espacio, ocupándolo todo. Ah... -joder, ¡no! ¿Eso era un jadeo? ¡Contrólate Ireth! Abrí bien los ojos mietras se apartaba. Se apartaba....
¿Crees que me han educado entre florecillas y criadas? ¿Que no puedo matar? ¿Que no puedo subsistir yo sola..? -dije, alzando una ceja. Desanudé mi vestido paulatinamente y lo dejé caer, acaricié mi cabello.
Creo conveniente y justo que te responda a todas las preguntas que quieres hacer...así que vamos, empieza...tenemos toda la eternidad.... -dijo.
Sin duda. Pero quiero un baño, si me disculpas... -dije, y salí. Dejando allí mi ropa y mis cosas. Caminé hasta las termas, consciente de que me seguía. Entré en el agua fría y fui mojando paulatinamente mi cuerpo frente a él.
Quién eres. Es mi primera cuestión. -diría más tarde cuando él llegase a las termas.
Bien... Al menos uno de los tres tenía la cabeza sobre los hombros. Suspiré y me giré hacia mi nuevo quebradero de cabeza. ¿Por qué carajo me preocupaba por él?
Esperaba que me pidiese disculpas, que me dijese algo, algo que no fuese una reacción desmesurada.. Un momento ¿De verdad esperaba eso? No joder... ¿por qué no...?
Siento.. yo... siento el daño causado... pero si crees que vas a poder mandarme lo llevas claro rubita.. -oh, había empezado bien y tenía que decir eso. Grosero como él solo. Pero con ese tono de voz.. Excitante...
No, claro, tranquilo... No creo que te vaya a mandar. Voy a hacerlo. ¿Entiendes? Vete haciendo a la idea. No estás solo aquí. -dije. Había ido caminando hasta él, descruzado los brazos y empujado con la última frase. Se acercó a mi.
Me agarró de la cintura. Manos firmes.. Tersas.. Me estremecí, pero mantuve la mirada en la suya, desafiante, alcé el mentón. ¿Quería jugar..? No era el único.
Pero puedo ser tu...sicario...voluntariamente...al fin y al cabo, ya que has despertado a un monstruo vamos aprovecharlo, no? -dijo, y paseó los labios cerca de los míos. Parecía fluir electricidad... Notaba la tensión de su cuerpo, cerca del mío, como invadiendo mi espacio, ocupándolo todo. Ah... -joder, ¡no! ¿Eso era un jadeo? ¡Contrólate Ireth! Abrí bien los ojos mietras se apartaba. Se apartaba....
¿Crees que me han educado entre florecillas y criadas? ¿Que no puedo matar? ¿Que no puedo subsistir yo sola..? -dije, alzando una ceja. Desanudé mi vestido paulatinamente y lo dejé caer, acaricié mi cabello.
Creo conveniente y justo que te responda a todas las preguntas que quieres hacer...así que vamos, empieza...tenemos toda la eternidad.... -dijo.
Sin duda. Pero quiero un baño, si me disculpas... -dije, y salí. Dejando allí mi ropa y mis cosas. Caminé hasta las termas, consciente de que me seguía. Entré en el agua fría y fui mojando paulatinamente mi cuerpo frente a él.
Quién eres. Es mi primera cuestión. -diría más tarde cuando él llegase a las termas.
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Oh...se estaba bañando delante mio. La muy descarada. El agua caia por su piel suabe y perfecta para lamer...pero no debia dejarme por la lujuria que desprendia su cuerpo. Tragué saliba y me apoye en una estatua en forma de efigie humana.
-Conoces mi nombre...mi familia era un clan muy antiguo...granjeros en su mayoria y alguien nos queria muertos...- los pocos recuerdos de mi vida mortal estaban cargados de dolor y gritos. Suspire y me rasque la barbilla paseandome por la estancia, jugueteando con el medallon entre los dedos.- despues del ataque...no recuerdo mucho...sangre...sangre gritos...me ahogaba eso si...y plof..."Thorek, eres un vampiro....pero no cualquier vampiro"...-dije mientras lanzaba el medallón al aire, caminando como si bailara, a su alrededor. De un salto me coloque encima de la cargola de marmol que le brindaba a la mujer rubia un chorro de agua caliente. La mire desde arriba, agachandome como si fuera una gargola mas.- "mas rapido, mas fuerte, mas violento...la dependencia a la sangre tambier era mas fuerte pero chico...tu eres el futuro....tu eres quien acabara con la tirania del Sol"...eso me dijeron...y me entrenaron...oh si...horas y horas luchando y siendo machacado una y otra vez....cada dia me rompian los huesos del cuerpo para que recordara que el dolor era una maldicion de los mortales...que yo debia ser como un...Dios....- esas palabras me hicieron apretar lso labios y sentarme en la cargola, una pierna a cada lado de su cabeza.-...un dios...eso me decian todos...pero los dioses no sangran ni...sienten...pero en fin...mi vida como elegido duro poco...apenas 80 años de mi nueva vida....- consegui alcanzar un mechon rubio mojado y lo bese, mirandola a los ojos, despues a sus pechos para acabar en su feminidad. Oia su canto, su necesidad y la mia empezaba a crecer.
Carraspee y solte el mechon, agachandome para que ella pudiera disfrutar de mi olor, mi cercania que sabia muy bien que a esas alturas no le desagradaba. El deseo entre ambos era mas que claro pero...Despeje mi mente y segui.
-Un clan de cazadores nos atacó...eran muchos...algunos incluso muy jovenes...pero no todos lo consiguieron, por ambos lados. El señor del castillo fue abatido por un mocoso pelirrojo...apenas tendria unos 13 años...recuerdo sus ojos...y su mirada...olia diferente a los demas...pero en fin supongo que acabo muerto en algun lado... -me acaricie la entrepierna descaradamente, delante suyo, provocandola.-...por donde iba? ah si...me encerraron..un ataud a medida y todo! de piedra dura como la sesera de un troll...y bueno todo lo demas ya te lo sabes...- Me estire, perezoso y jugue con mis colmillos utilizabdo la lengua.-...alguna pregunta mas?
-Conoces mi nombre...mi familia era un clan muy antiguo...granjeros en su mayoria y alguien nos queria muertos...- los pocos recuerdos de mi vida mortal estaban cargados de dolor y gritos. Suspire y me rasque la barbilla paseandome por la estancia, jugueteando con el medallon entre los dedos.- despues del ataque...no recuerdo mucho...sangre...sangre gritos...me ahogaba eso si...y plof..."Thorek, eres un vampiro....pero no cualquier vampiro"...-dije mientras lanzaba el medallón al aire, caminando como si bailara, a su alrededor. De un salto me coloque encima de la cargola de marmol que le brindaba a la mujer rubia un chorro de agua caliente. La mire desde arriba, agachandome como si fuera una gargola mas.- "mas rapido, mas fuerte, mas violento...la dependencia a la sangre tambier era mas fuerte pero chico...tu eres el futuro....tu eres quien acabara con la tirania del Sol"...eso me dijeron...y me entrenaron...oh si...horas y horas luchando y siendo machacado una y otra vez....cada dia me rompian los huesos del cuerpo para que recordara que el dolor era una maldicion de los mortales...que yo debia ser como un...Dios....- esas palabras me hicieron apretar lso labios y sentarme en la cargola, una pierna a cada lado de su cabeza.-...un dios...eso me decian todos...pero los dioses no sangran ni...sienten...pero en fin...mi vida como elegido duro poco...apenas 80 años de mi nueva vida....- consegui alcanzar un mechon rubio mojado y lo bese, mirandola a los ojos, despues a sus pechos para acabar en su feminidad. Oia su canto, su necesidad y la mia empezaba a crecer.
Carraspee y solte el mechon, agachandome para que ella pudiera disfrutar de mi olor, mi cercania que sabia muy bien que a esas alturas no le desagradaba. El deseo entre ambos era mas que claro pero...Despeje mi mente y segui.
-Un clan de cazadores nos atacó...eran muchos...algunos incluso muy jovenes...pero no todos lo consiguieron, por ambos lados. El señor del castillo fue abatido por un mocoso pelirrojo...apenas tendria unos 13 años...recuerdo sus ojos...y su mirada...olia diferente a los demas...pero en fin supongo que acabo muerto en algun lado... -me acaricie la entrepierna descaradamente, delante suyo, provocandola.-...por donde iba? ah si...me encerraron..un ataud a medida y todo! de piedra dura como la sesera de un troll...y bueno todo lo demas ya te lo sabes...- Me estire, perezoso y jugue con mis colmillos utilizabdo la lengua.-...alguna pregunta mas?
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Entró detrás de mí, podía escuchar sus pasos. Y podía olerle.. Me invadía su olor, y lo peor era que me gustaba, demasiado. Lo seguí con la mirada, daba vueltas por la sala, y jugaba con su medallón.
Comenzó a hablar.
Conoces mi nombre...mi familia era un clan muy antiguo...granjeros en su mayoria y alguien nos queria muertos... -decía- despues del ataque...no recuerdo mucho...sangre...sangre gritos...me ahogaba eso si...y plof..."Thorek, eres un vampiro....pero no cualquier vampiro"... -sus recuerdos se proyectaban en mi mente, se mezclaban con los míos... No eran parecidos en demasía, pero sí eran difusos. Caminó, cambió de posición y se subió a una gárgola, la que vertía agua caliente sobre mi espalda en ese momento. Me incorporé sobre el suelo de piedra para observarle mejor y comencé a extender jabón por mi cuerpo.
A cada caricia de la pastilla sobre la piel, sentía más calma.. La noche anterior.. Bueno, no me apetecía recordarlo, aunque tampoco me acordaba de mucho. Según el león, me había encontrado en el suelo, rodeada de hombres.
¿Como has caído tan bajo nena..? Su voz, sus gestos, me hicieron volver a mirarle; esbocé media sonrisa y anduve hasta debajo de la gárgola, donde se había colocado- mas rapido, mas fuerte, mas violento...la dependencia a la sangre tambier era mas fuerte pero chico...tu eres el futuro....tu eres quien acabara con la tirania del Sol"...eso me dijeron...y me entrenaron...oh si...horas y horas luchando y siendo machacado una y otra vez....cada dia me rompian los huesos del cuerpo para que recordara que el dolor era una maldicion de los mortales...que yo debia ser como un...Dios.... -se sentó. Sus palabras me hicieron centrar la mirada en sus ojos. Cargados de pesar, odio, recuerdos. Me estremecí, sobrecogida. ¿Era posible? ¿Estaba ante un individuo que tampoco tuvo elección...? ¿Y que luego.. sucumbió al placer de lo que era?
Ladeé el rostro observándole, ahora con un renovado interés, volviendo sin querer a mis propios recuerdos. Nimiedades comparadas con el dolor y la carga que había soportado este hombre, y que probablemete aún soportaba.
..un dios...eso me decian todos...pero los dioses no sangran ni...sienten...pero en fin...mi vida como elegido duro poco...apenas 80 años de mi nueva vida...
Me cogió un mechón de pelo, lo besó... Sentía aquel momento como una especie de.. tregua. Lo miré, de arriba a abajo. Vi por primera vez lo que había debajo de aquel caracter arrogante, prepotente, bajo aquel cuerpo escultural. Cicatrices, golpes, desengaños... Llegué a su mirada. Me observaba. Mis ojos, mis pechos, mi feminidad... Sentí enrojecer mis mejillas, y estremecer más abajo. Esbocé media sonrisa al tiempo que carraspeaba. Me desea. Lo sabía y él también.
Se acercó a mi, pero no pensaba dejarme dominar más. Apoyé las manos en la gárgola y me impulsé, haciendo que Thorek retrocediese a la vez que yo me apoyaba con las manos sobre la cabeza, suspendida, mirándole. Rocé los labios con los suyos, sin tocarle.
Un clan de cazadores nos atacó...eran muchos...algunos incluso muy jovenes...pero no todos lo consiguieron, por ambos lados. El señor del castillo fue abatido por un mocoso pelirrojo...apenas tendria unos 13 años...recuerdo sus ojos...y su mirada...olia diferente a los demas...pero en fin supongo que acabo muerto en algun lado.....por donde iba? ah si...me encerraron..un ataud a medida y todo! de piedra dura como la sesera de un troll...y bueno todo lo demas ya te lo sabes... -le había escuchado en silencio, atenta a cada detalle.
Madre mía, se estaba acariciando la entrepierna.. y a poca distancia de mi. Tragué, le miré el incipiente bulto en sus pantalones y me lamí los labios, inconscientemente.
..alguna pregunta mas?
Esbocé media sonrisa y me alcé sobre la piedra, me puse de pie y le rodeé, me tiendo la mano sobre su pelo, mojandoselo. No lo sé.. ¿Piensas quedarte? Dime... ¿Crees que hay algo más queda saber si vas a hacerlo? -dije. Tiré de él hacia arriba, para incorporarle. No iba a darle el gusto de ceder ya, no, no, no. Aún podía dar de si aquella situación. Le quité el chaleco, mirandolo a los ojos constantemente, con las manos empapadas y el cuerpo goteando a su alrededor.
Llevé las manos a su pantalón, a su entrepierna.. La rodeé y acaricié sus muslos hacia abajo.
Por un momento miré, por encima de su hombro, reparando en algo. ¿Y tú? ¿En tan poca estima me tienes que no precisas saber de mi...? -dije, enseñandole los colmillos en media sonrisa.- Necesitas un baño. Has estado con Ophelia. La puedo oler.. -dije, con risa arrogante y mirada traviesa. Lo empujé al agua, entero, tal cual iba.
Comenzó a hablar.
Conoces mi nombre...mi familia era un clan muy antiguo...granjeros en su mayoria y alguien nos queria muertos... -decía- despues del ataque...no recuerdo mucho...sangre...sangre gritos...me ahogaba eso si...y plof..."Thorek, eres un vampiro....pero no cualquier vampiro"... -sus recuerdos se proyectaban en mi mente, se mezclaban con los míos... No eran parecidos en demasía, pero sí eran difusos. Caminó, cambió de posición y se subió a una gárgola, la que vertía agua caliente sobre mi espalda en ese momento. Me incorporé sobre el suelo de piedra para observarle mejor y comencé a extender jabón por mi cuerpo.
A cada caricia de la pastilla sobre la piel, sentía más calma.. La noche anterior.. Bueno, no me apetecía recordarlo, aunque tampoco me acordaba de mucho. Según el león, me había encontrado en el suelo, rodeada de hombres.
¿Como has caído tan bajo nena..? Su voz, sus gestos, me hicieron volver a mirarle; esbocé media sonrisa y anduve hasta debajo de la gárgola, donde se había colocado- mas rapido, mas fuerte, mas violento...la dependencia a la sangre tambier era mas fuerte pero chico...tu eres el futuro....tu eres quien acabara con la tirania del Sol"...eso me dijeron...y me entrenaron...oh si...horas y horas luchando y siendo machacado una y otra vez....cada dia me rompian los huesos del cuerpo para que recordara que el dolor era una maldicion de los mortales...que yo debia ser como un...Dios.... -se sentó. Sus palabras me hicieron centrar la mirada en sus ojos. Cargados de pesar, odio, recuerdos. Me estremecí, sobrecogida. ¿Era posible? ¿Estaba ante un individuo que tampoco tuvo elección...? ¿Y que luego.. sucumbió al placer de lo que era?
Ladeé el rostro observándole, ahora con un renovado interés, volviendo sin querer a mis propios recuerdos. Nimiedades comparadas con el dolor y la carga que había soportado este hombre, y que probablemete aún soportaba.
..un dios...eso me decian todos...pero los dioses no sangran ni...sienten...pero en fin...mi vida como elegido duro poco...apenas 80 años de mi nueva vida...
Me cogió un mechón de pelo, lo besó... Sentía aquel momento como una especie de.. tregua. Lo miré, de arriba a abajo. Vi por primera vez lo que había debajo de aquel caracter arrogante, prepotente, bajo aquel cuerpo escultural. Cicatrices, golpes, desengaños... Llegué a su mirada. Me observaba. Mis ojos, mis pechos, mi feminidad... Sentí enrojecer mis mejillas, y estremecer más abajo. Esbocé media sonrisa al tiempo que carraspeaba. Me desea. Lo sabía y él también.
Se acercó a mi, pero no pensaba dejarme dominar más. Apoyé las manos en la gárgola y me impulsé, haciendo que Thorek retrocediese a la vez que yo me apoyaba con las manos sobre la cabeza, suspendida, mirándole. Rocé los labios con los suyos, sin tocarle.
Un clan de cazadores nos atacó...eran muchos...algunos incluso muy jovenes...pero no todos lo consiguieron, por ambos lados. El señor del castillo fue abatido por un mocoso pelirrojo...apenas tendria unos 13 años...recuerdo sus ojos...y su mirada...olia diferente a los demas...pero en fin supongo que acabo muerto en algun lado.....por donde iba? ah si...me encerraron..un ataud a medida y todo! de piedra dura como la sesera de un troll...y bueno todo lo demas ya te lo sabes... -le había escuchado en silencio, atenta a cada detalle.
Madre mía, se estaba acariciando la entrepierna.. y a poca distancia de mi. Tragué, le miré el incipiente bulto en sus pantalones y me lamí los labios, inconscientemente.
..alguna pregunta mas?
Esbocé media sonrisa y me alcé sobre la piedra, me puse de pie y le rodeé, me tiendo la mano sobre su pelo, mojandoselo. No lo sé.. ¿Piensas quedarte? Dime... ¿Crees que hay algo más queda saber si vas a hacerlo? -dije. Tiré de él hacia arriba, para incorporarle. No iba a darle el gusto de ceder ya, no, no, no. Aún podía dar de si aquella situación. Le quité el chaleco, mirandolo a los ojos constantemente, con las manos empapadas y el cuerpo goteando a su alrededor.
Llevé las manos a su pantalón, a su entrepierna.. La rodeé y acaricié sus muslos hacia abajo.
Por un momento miré, por encima de su hombro, reparando en algo. ¿Y tú? ¿En tan poca estima me tienes que no precisas saber de mi...? -dije, enseñandole los colmillos en media sonrisa.- Necesitas un baño. Has estado con Ophelia. La puedo oler.. -dije, con risa arrogante y mirada traviesa. Lo empujé al agua, entero, tal cual iba.
Ébano
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Me quede paralizado mientras sus manos me desnudaban y me tocaba.
Jamas de los jamases una mujer me habia desnudado. no se lo permitia a ninguna pues aquello era un acto intimo demasiado...confiado. Pero por alguna razon que a esas alturas desconcia, Ebano me tocaba y yo no sentia miedo, ni rechazo.
Estaba sintiendo cosas que habia dejado en ese ataud de piedra. La miraba ciertamente confuso, como un perro acorralado y sabia que ella lo estaba notando. Pero demonios...sus manos...eran..amables.
Sus ojos se clavaban en lo mios, invitandome a mas pero yo no me movia. Queria ser tocado. Queria dejarme llevar por una vez. Sus preguntas me hicieron sonreir otra vez. Aaahhh...el dia que no preguntara algo no seria ella...
-Me quedare e intentare cumplir tu...normas...lo intentare...-susurre intentando alzacanzar sus labios. Juguetona, me privaba de aquello que ambos necesitabamos.
Y lo hizo. Me toco en un punto donde toda mi sangre y las pocas neuronas bailaban al son de su voz. Me mordi el labio fuerte pues no debio tocarme alli. Oh podria haberla tomado alli, duro, fuerte, pero preguntaba sin parar.
Relaje mi mente, tenia que hacerlo o esa mujer me llevaria a un lado de la vida que no queria tocar. Pero era tan...era tan...maldita sea.
-Saber de ti?...Ebano...quiero saber hasta los sueños que invaden tu mente...quiero saber incluso cual es tu mania mas horrenda o tu dia mas triste...todo Ebano...lo voy a saber todo de ti...-le susurre acercandola a mi, oliendola, solo un poco mas y seria mia, pero nombre de su compañera me despisto. Celosa? estaba celosa? Iba hacerle un comentario "classico" de mi pero ella fue mucho mas rapida esta vez. Cai al agua y me hundi. Jah, ella habia ganado por esta vez asi que aproveche y me quite la ropa restante. Salí a la superficie y removi la cabeza, sabiendo que mi pelo causaba un efecto extraño en ella. Solo era pelo...las mujeres, que criaturas mas raras...
-Pareces celosa mujer...- pude decir, recuperado, desnudo y acercandome peligrosamente a ella. sabia que no iba a ceder y eso me gustaba. La lucha, el reto de poder tenerla para mi solo. El echo de que no fuera una mas me asustaba y me volvia loco a la vez.- Dime....Ebano...que pretendes...por que hay algo claro...que tu no vas a ceder...pero yo tampoco me voy a rendir...
Jamas de los jamases una mujer me habia desnudado. no se lo permitia a ninguna pues aquello era un acto intimo demasiado...confiado. Pero por alguna razon que a esas alturas desconcia, Ebano me tocaba y yo no sentia miedo, ni rechazo.
Estaba sintiendo cosas que habia dejado en ese ataud de piedra. La miraba ciertamente confuso, como un perro acorralado y sabia que ella lo estaba notando. Pero demonios...sus manos...eran..amables.
Sus ojos se clavaban en lo mios, invitandome a mas pero yo no me movia. Queria ser tocado. Queria dejarme llevar por una vez. Sus preguntas me hicieron sonreir otra vez. Aaahhh...el dia que no preguntara algo no seria ella...
-Me quedare e intentare cumplir tu...normas...lo intentare...-susurre intentando alzacanzar sus labios. Juguetona, me privaba de aquello que ambos necesitabamos.
Y lo hizo. Me toco en un punto donde toda mi sangre y las pocas neuronas bailaban al son de su voz. Me mordi el labio fuerte pues no debio tocarme alli. Oh podria haberla tomado alli, duro, fuerte, pero preguntaba sin parar.
Relaje mi mente, tenia que hacerlo o esa mujer me llevaria a un lado de la vida que no queria tocar. Pero era tan...era tan...maldita sea.
-Saber de ti?...Ebano...quiero saber hasta los sueños que invaden tu mente...quiero saber incluso cual es tu mania mas horrenda o tu dia mas triste...todo Ebano...lo voy a saber todo de ti...-le susurre acercandola a mi, oliendola, solo un poco mas y seria mia, pero nombre de su compañera me despisto. Celosa? estaba celosa? Iba hacerle un comentario "classico" de mi pero ella fue mucho mas rapida esta vez. Cai al agua y me hundi. Jah, ella habia ganado por esta vez asi que aproveche y me quite la ropa restante. Salí a la superficie y removi la cabeza, sabiendo que mi pelo causaba un efecto extraño en ella. Solo era pelo...las mujeres, que criaturas mas raras...
-Pareces celosa mujer...- pude decir, recuperado, desnudo y acercandome peligrosamente a ella. sabia que no iba a ceder y eso me gustaba. La lucha, el reto de poder tenerla para mi solo. El echo de que no fuera una mas me asustaba y me volvia loco a la vez.- Dime....Ebano...que pretendes...por que hay algo claro...que tu no vas a ceder...pero yo tampoco me voy a rendir...
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Salió del agua. Desnudo.
Oh, joder.
Desnudo...
Cierta parte de mi me estaba llamando a gritos, insistentemente. Y no podía dejar de mirarle, resbalando agua por su cuerpo, y su pelo.. Oh, sacudió el pelo. Por los dioses... Y había dicho que se quedaría.
Bueno, ahora que había dicho aquello... ¿Qué? Me di cuenta entonces de que no esperaba más de aquello. Tenerle por los pasillos.. Su olor, flotando. Su mirada oscura y sus gestos.. Arrogantes, pretencieros y sinuosos...
Saber de ti?...Ebano...quiero saber hasta los sueños que invaden tu mente...quiero saber incluso cual es tu mania mas horrenda o tu dia mas triste...todo Ebano...lo voy a saber todo de ti.. -sus palabras resonaban en mi mente. Estaba frente a mi.
Pareces celosa mujer... Dime....Ebano...que pretendes...por que hay algo claro...que tu no vas a ceder...pero yo tampoco me voy a rendir... -era más alto que yo. Imponente, cincelado en maldad y disfrutaba de aquello y, oh, joder, cómo me excitaba saber eso...
Le miré a los ojos, desafiante, quería provocarle, no pensaba ceder antes, ni tocarle antes que él a mi. Paseé las manos por mi cuerpo, ascendentes y metí las manos en mi pelo mojado, lo puse sobre mi hombro y pegué las caderas a las suyas a escasos centímetros de él- Pues uno de los dos tiene que ganar, encanto. -le enseñé los colmillos en una sonrisa.- No estoy celosa. Sé cómo es Ophelia.. No me molesta su olor en ti, precisamente... Al contrario. Tal vez me desconcentra, le presto más atención, -susurré. Era mentira, y sabía que él lo sabía. A esas alturas nada podía descentrarme de su cuerpo, de sus ojos.- aunque, bueno.. no es dificil... -vamos, salta, era el tipo de hombre irascible, celoso y arrogante, el centro del mundo.
Alcé una mano hasta su rostro. Apoyé un dedo sobre su labio inferior y fui arrastrando progresivamente hacia abajo, según le iba detallando mis.. condiciones. Absurdas, una mera excusa para terminar con su resistencia.
Uno. Nada de matar sin motivos. Si avisar. Y por despecho, chico.
Arrastré hasta su cuello. Dos. Nada de exigencias. -mierda, en el fondo me ponían las exigencias. Pero claro que yo pensba en.. otras, exigencias.
Tres. -a su pecho y resbalando hasta el vientre- Prepotencia a un lado, cariño. Somos pocos aquí.. Todos contribuimos al castillo.
Cuatro, y última. Rasgué con la uña hasta su pubis, por encima de su miembro, sin tan siquiera mirarlo.. Fijando la vista en sus ojos oscuros- Nada de sexo. -dije, pegando los labios a su cuello peligrosamente. Me deseaba, estaba claro. Y el aquel momento quería desestabilizarlo con ese comentario...
Oh, joder.
Desnudo...
Cierta parte de mi me estaba llamando a gritos, insistentemente. Y no podía dejar de mirarle, resbalando agua por su cuerpo, y su pelo.. Oh, sacudió el pelo. Por los dioses... Y había dicho que se quedaría.
Bueno, ahora que había dicho aquello... ¿Qué? Me di cuenta entonces de que no esperaba más de aquello. Tenerle por los pasillos.. Su olor, flotando. Su mirada oscura y sus gestos.. Arrogantes, pretencieros y sinuosos...
Saber de ti?...Ebano...quiero saber hasta los sueños que invaden tu mente...quiero saber incluso cual es tu mania mas horrenda o tu dia mas triste...todo Ebano...lo voy a saber todo de ti.. -sus palabras resonaban en mi mente. Estaba frente a mi.
Pareces celosa mujer... Dime....Ebano...que pretendes...por que hay algo claro...que tu no vas a ceder...pero yo tampoco me voy a rendir... -era más alto que yo. Imponente, cincelado en maldad y disfrutaba de aquello y, oh, joder, cómo me excitaba saber eso...
Le miré a los ojos, desafiante, quería provocarle, no pensaba ceder antes, ni tocarle antes que él a mi. Paseé las manos por mi cuerpo, ascendentes y metí las manos en mi pelo mojado, lo puse sobre mi hombro y pegué las caderas a las suyas a escasos centímetros de él- Pues uno de los dos tiene que ganar, encanto. -le enseñé los colmillos en una sonrisa.- No estoy celosa. Sé cómo es Ophelia.. No me molesta su olor en ti, precisamente... Al contrario. Tal vez me desconcentra, le presto más atención, -susurré. Era mentira, y sabía que él lo sabía. A esas alturas nada podía descentrarme de su cuerpo, de sus ojos.- aunque, bueno.. no es dificil... -vamos, salta, era el tipo de hombre irascible, celoso y arrogante, el centro del mundo.
Alcé una mano hasta su rostro. Apoyé un dedo sobre su labio inferior y fui arrastrando progresivamente hacia abajo, según le iba detallando mis.. condiciones. Absurdas, una mera excusa para terminar con su resistencia.
Uno. Nada de matar sin motivos. Si avisar. Y por despecho, chico.
Arrastré hasta su cuello. Dos. Nada de exigencias. -mierda, en el fondo me ponían las exigencias. Pero claro que yo pensba en.. otras, exigencias.
Tres. -a su pecho y resbalando hasta el vientre- Prepotencia a un lado, cariño. Somos pocos aquí.. Todos contribuimos al castillo.
Cuatro, y última. Rasgué con la uña hasta su pubis, por encima de su miembro, sin tan siquiera mirarlo.. Fijando la vista en sus ojos oscuros- Nada de sexo. -dije, pegando los labios a su cuello peligrosamente. Me deseaba, estaba claro. Y el aquel momento quería desestabilizarlo con ese comentario...
Ébano
Aerandiano de honor
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
En verdad, no estaba escuchado nada de lo que decia. Solo podia sentir sus manos en mi, sus ojos y sobre todo su boca, tan cerca que dolia no poder besarla.
Gruñí ante el comentario hacia el echo de que yaci con su amiguita...jah...si la prefiere a ella....Desvie la mirada por que no queria entrar en sus juego. Pero su voz y su dedo estaban haciendo estragos en mi resistencia y mi paciencia. Estaba jugando duro.
A cada norma yo iba sonriendo mas, deseandola mas y mas mientras ella se deleotaba de mi cuerpo el cual sabia muy bien que deseaba.
Vamos Ebano...arriesgate..toma lo que mas deseas...no tienes nada que perder...no?
Nada de sexo,
Esas palabras resonaron en mi cabeza. Se estaba riendo de mi. En serio pretendia que yo estubiera sin sexo...no almenos con ella...pero tenia que dejarle claro que esa norma no la aceptaba.
La cogi de la cintura y la gira, poniendola de espaldas a mi, apoyandola en la gargola y me pegue a ella, restregandole mi notable necesidad. Mis dientes recorienron su cuello y lamio su lobulo.
- Sin sexo...pretendes que este todo el dia con la mano en mis pantalones...deseandote...eh?- le susurre. Ahora me tocaba a mi jugar. Una de mis traviesas manos fue a su pecho y la otra a su feminidad, sin profundir demasiado. Su cuerpo temblaba del palcer de mi contacto. Ell lo queria...por que demonios se resistia si era lo que mas estaba deseando.
Separe sus piernas con el pie y acomode mi miembro entre ellas. Seria tan facil entrar ahora y embestir...pero aun no.
-Quieres dejarme sin diversion...vale...no matare...obedecere...pero si me quitas el sexo...atente a las consecuencias....-le susurre apretando los dedos en su feminidad.
Estaba haciendo un gran esfuerzo por no hacerlo alli mismo pero ella...ella debia elegir...tenia el derecho.
Gruñí ante el comentario hacia el echo de que yaci con su amiguita...jah...si la prefiere a ella....Desvie la mirada por que no queria entrar en sus juego. Pero su voz y su dedo estaban haciendo estragos en mi resistencia y mi paciencia. Estaba jugando duro.
A cada norma yo iba sonriendo mas, deseandola mas y mas mientras ella se deleotaba de mi cuerpo el cual sabia muy bien que deseaba.
Vamos Ebano...arriesgate..toma lo que mas deseas...no tienes nada que perder...no?
Nada de sexo,
Esas palabras resonaron en mi cabeza. Se estaba riendo de mi. En serio pretendia que yo estubiera sin sexo...no almenos con ella...pero tenia que dejarle claro que esa norma no la aceptaba.
La cogi de la cintura y la gira, poniendola de espaldas a mi, apoyandola en la gargola y me pegue a ella, restregandole mi notable necesidad. Mis dientes recorienron su cuello y lamio su lobulo.
- Sin sexo...pretendes que este todo el dia con la mano en mis pantalones...deseandote...eh?- le susurre. Ahora me tocaba a mi jugar. Una de mis traviesas manos fue a su pecho y la otra a su feminidad, sin profundir demasiado. Su cuerpo temblaba del palcer de mi contacto. Ell lo queria...por que demonios se resistia si era lo que mas estaba deseando.
Separe sus piernas con el pie y acomode mi miembro entre ellas. Seria tan facil entrar ahora y embestir...pero aun no.
-Quieres dejarme sin diversion...vale...no matare...obedecere...pero si me quitas el sexo...atente a las consecuencias....-le susurre apretando los dedos en su feminidad.
Estaba haciendo un gran esfuerzo por no hacerlo alli mismo pero ella...ella debia elegir...tenia el derecho.
Thorek
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Re: Presencias omitidas. +18 [INTERPRETATIVO - THOREK - ÉBANO]
Fue más rápido de lo que esperaba. Había estado tanto tiempo contenido, en tensión, su cuerpo irradiando electricidad estática, que no me había dado cuenta del desastre que sería el momento en que se dejase llevar...
Sin sexo...pretendes que este todo el dia con la mano en mis pantalones...deseandote...eh?
...Y tenía la sospecha de que ni siqueira había llegado ese momento. Me había ladeado contra la gárgola de piedra, mi espalda contra él. Su voz, su aliento me rozaba la nuca, el cuello... Dioses, no podía pensar en nada más. Era consciente de lo sonoro de mi respiración, costosa en la situación en la que me había puesto.
Sus manos. Una sobre un pecho, la otra, sobre mi feminidad. Oh, joder... Jugaba demasiado sucio. Ahh.. Pero me gustaba tanto.... No. No, de ninguna manera.
Qué coño haces. -dije, a duras penas, echando atrás la cabeza sobre su hombro, mirando al frente, y tratando de controlar los temblores de mi cuerpo por su contacto, su olor, sus manos en mi.. No no no, no.
Su miembro. Podría sentirlo. Duro, apremiante entre mis nalgas. Empezaba a pensar que el agua que antes bajaba por ambos cuerpos ya no tenía nada de fría.
Joder, ¿cómo he llegado a esto...?
Quieres dejarme sin diversion...vale...no matare...obedecere...pero si me quitas el sexo...atente a las consecuencias.... -un medio suspiro medio jadeo, algo sonoro escapó de mis labios, lo que me hizo frustrar, y subir el rubor a mis mejillas. ¿O no era ese el motivo...?- Oh, vamos...
Forcé ambas manos, apresadas por el nudo de su cuerpo, lo pillé desprevenido y ayudada por el agua me retorcí entre sus brazos y lo miré, desafiante, enfadada, excitada y, joder, todo a la vez.- ¿Qué conscuencias...? ¿Tan grave crees que puedes llegar a ser? ¿Tan débiles los demás?
Había tratado de clavar las uñas en su brazo en un vago intento de inmobilizarlos. Tal vez contaba con que estuviese algo oxidado del tiempo en la cripta. Lo miré bien.
Su pelo caía, mojado, a ambos lados de su rostro, su rostro... Con pequeñas gotas de agua y otras menos de sudor, perlándolo. Sus, ojos, oscuros, como la noche y tan cercanos como el mismo peligro.
Entre abrí los labios, notándolos repentinamente secos y reparé en su cuello, brazos y torso musculados, cincelados...
Mierda, me volvía loca y eso no podía negarlo. Pero no tenía por qué saberlo nadie, ni siquiera él.... El hecho de que me desarmase. Que provocase en mi cosas que ningún otro había provocado me dejaba.. Sin argumentos. No podía ser tan fría, ni tan impersonal.. No podía todo ser sexo sin más.
No podía ser otro hombre, sentcillamente, porque era él.
Y de pronto, me vi en sus labios. Había enredado las manos en su pelo y me había alzado ante él, a duras penas. Mis labios se empapaban de la suavidad de los suyos y mi lengua le invadía, buscando la suya. Sabía a deseo. Era deseo, deseo de sangre, placer, y muerte. Era demasiado para mi... Nunca había estado ante algo así.
El escalofrío ante su contacto me retorció entera, y ante la rabia de resultarme tan incontrolable hundí las uñas sobre el inicio de su cuello, arañándolo, extasiada; y me separé, de golpe, respirando costosamente y mirándolo con los ojos muy abiertos, cautelosa, pero desafiante. Ruborizada.
Sin sexo...pretendes que este todo el dia con la mano en mis pantalones...deseandote...eh?
...Y tenía la sospecha de que ni siqueira había llegado ese momento. Me había ladeado contra la gárgola de piedra, mi espalda contra él. Su voz, su aliento me rozaba la nuca, el cuello... Dioses, no podía pensar en nada más. Era consciente de lo sonoro de mi respiración, costosa en la situación en la que me había puesto.
Sus manos. Una sobre un pecho, la otra, sobre mi feminidad. Oh, joder... Jugaba demasiado sucio. Ahh.. Pero me gustaba tanto.... No. No, de ninguna manera.
Qué coño haces. -dije, a duras penas, echando atrás la cabeza sobre su hombro, mirando al frente, y tratando de controlar los temblores de mi cuerpo por su contacto, su olor, sus manos en mi.. No no no, no.
Su miembro. Podría sentirlo. Duro, apremiante entre mis nalgas. Empezaba a pensar que el agua que antes bajaba por ambos cuerpos ya no tenía nada de fría.
Joder, ¿cómo he llegado a esto...?
Quieres dejarme sin diversion...vale...no matare...obedecere...pero si me quitas el sexo...atente a las consecuencias.... -un medio suspiro medio jadeo, algo sonoro escapó de mis labios, lo que me hizo frustrar, y subir el rubor a mis mejillas. ¿O no era ese el motivo...?- Oh, vamos...
Forcé ambas manos, apresadas por el nudo de su cuerpo, lo pillé desprevenido y ayudada por el agua me retorcí entre sus brazos y lo miré, desafiante, enfadada, excitada y, joder, todo a la vez.- ¿Qué conscuencias...? ¿Tan grave crees que puedes llegar a ser? ¿Tan débiles los demás?
Había tratado de clavar las uñas en su brazo en un vago intento de inmobilizarlos. Tal vez contaba con que estuviese algo oxidado del tiempo en la cripta. Lo miré bien.
Su pelo caía, mojado, a ambos lados de su rostro, su rostro... Con pequeñas gotas de agua y otras menos de sudor, perlándolo. Sus, ojos, oscuros, como la noche y tan cercanos como el mismo peligro.
Entre abrí los labios, notándolos repentinamente secos y reparé en su cuello, brazos y torso musculados, cincelados...
Mierda, me volvía loca y eso no podía negarlo. Pero no tenía por qué saberlo nadie, ni siquiera él.... El hecho de que me desarmase. Que provocase en mi cosas que ningún otro había provocado me dejaba.. Sin argumentos. No podía ser tan fría, ni tan impersonal.. No podía todo ser sexo sin más.
No podía ser otro hombre, sentcillamente, porque era él.
Y de pronto, me vi en sus labios. Había enredado las manos en su pelo y me había alzado ante él, a duras penas. Mis labios se empapaban de la suavidad de los suyos y mi lengua le invadía, buscando la suya. Sabía a deseo. Era deseo, deseo de sangre, placer, y muerte. Era demasiado para mi... Nunca había estado ante algo así.
El escalofrío ante su contacto me retorció entera, y ante la rabia de resultarme tan incontrolable hundí las uñas sobre el inicio de su cuello, arañándolo, extasiada; y me separé, de golpe, respirando costosamente y mirándolo con los ojos muy abiertos, cautelosa, pero desafiante. Ruborizada.
Ébano
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