Luz de luna [Interpretativo][Libre][CERRADO]

Tres años, tres largos años habían pasado desde que los hermanos Calhoun salieran de Beltrexus en busca de sus padres. Desde un principio supieron que sería difícil, que la única información que tenían provenía de las escasas cartas que les habían llegado muchos años atrás. Pero aquello no minó su voluntad para emprender el viaje.

Y ahora, en medio del camino, esa voluntad no había cambiado ni un ápice. Pero poco rastro de los jóvenes que salieron de Beltrexus quedaba en ellos, las inclemencias e imprevistos los habían cambiado y endurecido.

Tras otra larga jornada de viaje, la noche empezaba a caer sobre el lago que llevaban bordeando varias horas, desde que el barco en que viajaban los dejase en la orilla. Pronto la falta de luz no les dejaría seguir avanzando, así que decidieron buscar un lugar cerca de la orilla y montar el campamento para pasar la noche allí. Después de atar los caballos a un árbol cercano, Elen se quedó dando agua a las monturas mientras Vincent se encargaba de buscar algo de leña para encender un fuego.  Luego la de ojos verdes se acercó a su hermano con una de las alforjas, de la que sacó algo de comida para ambos.

Ahora se encontraban en la parte oeste del lago, no sabían con exactitud a que podrían enfrentarse en aquella zona pero tenían que continuar. Una vez más, Elen sacó las cartas que guardaban de sus padres y pasó de una a otra hasta encontrar la que buscaba. Se sabía algunas de memoria de tanto leerlas, pero prefería volver a leer la que hablaba de aquella zona para asegurarse.

- Hay que seguir hacia el norte – musitó y echó un vistazo alrededor, intentando orientarse en esa dirección. Volvió a dejar las cartas donde estaban y terminó su cena, pensativa y con la mirada fija en el incesante baile de llamas de la hoguera. Le vinieron a la mente imágenes del pasado, cuando Vincent empezaba a hacer trucos con el fuego y ella quedaba impresionada viendo lo que su hermano podía hacer. Luego otras posteriores, de ambos manipulando los objetos de la casa mediante la telequinesis para divertirse y después la visión de las primeras chispas que consiguió crear. Chispa, así empezó a llamarla su madre desde entonces de forma cariñosa. Alejó de si ese recuerdo y volvió al presente, Vincent también había terminado la cena y se estaba acomodando para dormir. - ¿Los encontraremos verdad?, ¿qué pueden haber encontrado allí que les impidiera volver?- preguntó mirando a su hermano, mientras un mechón de su pelo se movía hasta cubrir la cicatriz de su rostro.

- No se Elen, nuestros padres eran magos poderosos – habló con voz tranquila,  estaba claro que Vincent intentaba calmar las preocupaciones de la joven - Este viaje lo hacemos para saber la verdad así que el día menos pensado la encontraremos, no te preocupes – levantó la mirada hacia su hermano y vio que sonreía animado, le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza. No valía de mucho ser pesimistas y menos a aquellas alturas, después de tanto tiempo buscándolos.

Tras un breve silencio, Vincent volvió a hablar.. - Por cierto, ¿por qué te tapas la cicatriz de la cara? He visto que lo haces mucho desde la batalla donde te la hiciste, te ves fea con ella ¿verdad?- aquella pregunta no se la esperaba, se llevó la mano a la mejilla y  recorrió la marca  con los dedos lentamente antes de responder. – No es eso, no me veo fea con ella y si pudiera borrarla no lo haría, es un recordatorio.- guardó silencio mientras recordaba el enfrentamiento en que se la habían hecho. Al poco de salir de Beltrexus los hermanos se cruzaron con un grupo de apariencia humana, pero sabiendo las criaturas que podían ocultarse tras esa imagen se mostraron cautelosos y decidieron mantener la distancia. Sin embargo, aquellos extraños los atacaron cuando estaban acampados, eran bandidos y querían robarles sus pertenencias.

El ataque los tomó por sorpresa y antes de que pudiera reaccionar, Elen sintió el frío acero de una daga en la mejilla, se giró bruscamente. Alzó una mano y de ella surgieron los rayos, con los que electrocutó a su atacante, que cayó al suelo y se revolvió de dolor.  Su hermano había disipado al resto del grupo con un conjuro de fuego, lo buscó con la mirada para asegurarse de que estaba bien y luego ambos volvieron a sus caballos para salir de allí. Muchas veces se preguntaba por qué no había rematado a aquel hombre, aunque con la descarga era probable que no consiguiera salir vivo de aquel bosque.

Aquel desafortunado encuentro, hizo ver a la bruja que le faltaba mucho por aprender, debía ser más atenta a lo que le rodeaba, porque siempre hay alguien más fuerte que puede acabar contigo en un instante. Desde entonces se volvió mucho más observadora, prestaba atención a cualquier sonido y se mantenía vigilante.

Esbozó una sonrisa a su hermano, que la miraba extrañado. Sacó el mapa que tenían y se le acercó, se sentó a su lado y lo extendió..- ¿Por dónde crees que deberíamos ir mañana? – dijo mirando las marcas que había en el mapa, casi todas iban acompañadas de una letra mayúscula, que indicaba qué criaturas predominaban en la zona. Siguió el río hasta el lugar donde suponía que se encontraban en aquel momento. V, la zona de los vampiros.

- ¿Mañana?- Vincent  hizo una breve pausa y prosiguió en voz baja - mañana…- guardó silencio durante unos instantes y luego volvió a hablar, esta vez para animar el ambiente..- ¿sabes?, seguro que había mejores souvenirs que llevarse de aquel sitio.- se llevó la mano al rostro y se dibujó una cicatriz como la suya. - La mayoría de mujeres de Aerandir envidiaría tu belleza con o sin cicatriz hermanita.

La bruja esbozó una sonrisa ante las ocurrencias de su hermano. Lo siguió con la mirada mientras se levantaba y se acercaba a un árbol. - Supongo que debemos ir al norte ya que según las cartas en esa dirección está la ciudad abandonada. Aunque es peligroso avanzar de noche por estos lares ya que es territorio de los vampiros.- hizo otra pausa antes de continuar.- A estas horas y en esta zona solo se me ocurre que un vampiro salga a cenar, aunque con la fama que tenemos los brujos, supongo que cualquiera nos recibirá con la punta de una espada.- Empezó a reír tras terminar la frase, y en cierto modo, estaba en lo cierto.

Desde su salida de las islas Illidenses, ambos habían tratado de ocultar su condición en la medida de lo posible, pues mucha gente miraba a los brujos con desconfianza, temor y desprecio. Lo desconocido da miedo, pensaba Elen. Ya por su historia, los brujos y elfos mantenían relaciones tensas, y era de esperar que otras razas también los tratasen de esa forma.

Vincent se acercó y se sentó frente a ella, sacándola de sus pensamientos. - Creo que debemos descansar aquí mientras nos turnamos las guardias y mañana por la mañana pensar que dirección tomar.

- Tienes razón Vince, no tengo sueño así que me ocuparé de la primera guardia, descansa un poco y te despertaré en un par de horas.- respondió, al tiempo que se ponía cómoda con la espalda apoyada en un tronco cercano al fuego.

En cuanto su hermano apagó el fuego, el improvisado campamento quedó sumido en la oscuridad. Siguió con la mirada la figura de Vincent y tomó la manta que le tendía, se tapó las piernas y le deseó buenas noches antes de que se durmiera. La fría brisa nocturna la ayudaba a mantenerse despejada. De vez en cuando, echaba un vistazo a los alrededores, para cerciorarse de que todo estaba orden.

Aproximadamente una hora después de que apagaran la hoguera, la bruja empezó a notar algo extraño, se sentía observada. Escrutó con la mirada los alrededores y alcanzó a ver una figura moviéndose entre los árboles. Se puso tensa, echó mano a la daga del cinturón y se acercó con rapidez a su hermano para despertarlo. Lo zarandeó ligeramente, sin dejar de vigilar la dirección en la que había visto la silueta.

- Buffff ya toca mi guardia, jo déjame dormir un ratito más.- respondió aún adormilado y sonriendo levemente. Si hubiera sido de día, el joven se habría dado cuenta de la palidez del rostro de su hermana. Elen lo miró con expresión nerviosa y el brujo captó el mensaje. Se levantó y desenvainó su espada.

Al girarse para señalarle dónde estaba, vio que ya no hacía falta. La figura se había acercado y se la veía claramente, al igual que las otras tres que la acompañaban. Por sus movimientos, la bruja dedujo que no eran vampiros, pero seguían siendo un peligro. Sacó su espada y se posicionó cerca de su hermano.

- ¿Quiénes sois y a que venís? Si necesitáis comida os podemos dejar.

-¿Y también nos dejarás a tu hermana para divertirnos? - al escuchar las palabras del que parecía liderar el grupo, Elen le lanzó una mirada asesina. ¿Cómo podía haber gente tan despreciable? Sintió que la rabia la embargaba y la energía corría por su brazo. Vince se puso en guardia y respondió a aquellos miserables pero la joven ya no atendía, tenía la mirada fija sobre aquel individuo.

- Creo que la que se va a divertir soy yo.- alzó la mano con rapidez y apuntó directamente a la “hombría” de aquel tipo. El rayo cruzó el campamento y le dio de lleno, haciendo que se doblara de dolor y la maldijera a gritos. Cayó de rodillas, cubriéndose la entrepierna y le dirigió una mirada llena de odio. Elen esbozó una sonrisa de suficiencia, pero pronto su expresión cambió, justo cuando se vio golpeada por la espalda. Se giró, buscando al quinto individuo que la habría golpeado, pero detrás de ella no había nadie. Sólo una gruesa rama de árbol que flotó durante unos segundos antes de volver a caer al suelo.

-Telequinesis...- alterada se dio la vuelta y buscó a su hermano con la mirada, dos de los asaltantes se dirigían hacia él. – ¡Cuidado Vince, hay un brujo!

Escuchó la voz de Vincent a lo lejos, llamándola. Cerró los ojos y sintió sus pasos, acercándose con rapidez. Debía seguir entrenando sus poderes para que no la dejaran en aquel estado, pues la hacía vulnerable. - Elen despierta,- volvió en sí al notar que la zarandeaba, el brujo le dedicó una sonrisa y la ayudó a incorporarse. - No es bueno que nos quedemos aquí, pueden que sean más y los que dejamos vivir alerten al resto,- echó un leve vistazo a los alrededores y prosiguió - Recoge tus cosas y monta, buscaremos otro lugar para acampar en este lago al norte.

Algo mareada, asintió con la cabeza. Se llevó la mano a la sien mientras su hermano registraba el cuerpo que yacía en el suelo. Nunca antes había matado a nadie, pero aquella vez algo se despertó en ella. Una rabia que no había sentido antes y que la llevó a hacerlo, no podía dejar que saliera indemne.

Comenzaba a caminar hacia su caballo cuando el rubio llamó su atención de nuevo. Giró sobre sus talones y vio que sostenía una espada envainada, que instantes después le lanzó. - Elen, creo que esto te gustará.- le costó atraparla al vuelo, aún no estaba bien del todo. Tiró de la empuñadura y le echó un vistazo, parecía bastante buena. Quizá en algún mercado les dieran algo por ella y por las demás pertenencias que los asaltantes habían dejado tras de sí.

- Heyyy, esto no está nada mal. - Vincent agitaba una bolsa de tela que tintineaba con el movimiento. Algo de dinero les vendría muy bien, pues sólo contaban con lo poco que les quedaba de los trabajos que hicieron en Beltrexus antes de emprender aquel viaje. Esbozó una sonrisa y recogió sus cosas. También se hizo con la espada que había dejado el bandido al que había herido en el brazo. Colocó ambas en una de las alforjas y subió a su montura, avanzaron hacia el norte por la orilla del lago, buscando un lugar más tranquilo para pasar la noche.

La luna llena bañaba con su luz el lago, facilitándoles la visión. Tras una hora, llegaron a un lugar más apartado y seguro. - Creo que este es un buen lugar. - sonaba cansada y su voz se iba apagando. Desmontaron y volvieron a armar el improvisado campamento para pasar las pocas horas que quedaban hasta el amanecer. Ambos necesitaban descansar.