Misión: ¡¡Caza al Troll!!

**Thorn** Sáb Oct 18 2014, 02:56

Por todos los lugares poblados se encuentran unos folletos ofreciendo recompensa por la cabeza de un Troll, pero no cualquier Troll, sino uno que se encuentra en el Pantano Misterioso. Todo aquél que de con el Troll adecuado recibirá la suma de 500 aeros.

Su misión será en primer lugar, contactar con [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y que él les brinde la información necesaria para atrapar a la bestia que desea. Es importante que den con ese contrabandista de una forma bien pensada en el primer post. Se requiere una introducción original.

Esta misión será mastereada y será común el uso de los dados para determinar la suerte de los participantes. Para quién no conozca acerca de este sistema, por favor, pinchar el siguiente [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Requerimientos

-Para completar la misión debes de tener en cuenta que necesitarás un mínimo de siete respuestas de al menos veinte líneas cada una, por participante.
-Puede participar un máximo de tres personas.
-Mínimo de 10 posts on rol
-No se permite que el/los participantes estén participando en un mastereado, duelo o quest.
-Se solicita fluidez, al menos dos posts por semana a determinar con los participantes.

Recompensas

-500 aeros
- 15 puntos de esperiencia, que disminuirán en la medida que el personaje sea de más nivel, es decir, nivel 0- 15 puntos, nivel 1-14 puntos y así sucesivamente.
-Bonus sorpresa por buen desarrollo y puntualidad. No será obligatoriamente para todos los participantes sino que debe de tomarse como un premio individual por el esfuerzo.

Nota: Para conocer a Franco, deben de clickear sobre su nombre en cursiva y subrayado

Kuzu Miér Oct 22 2014, 02:24

- Debería estar por aquí… ¿o quizás por acá?-

Llevaba horas caminando por el denso bosque que delimitaba por el norte con la ciudad de Lunargenta, y al parecer estaba… completamente perdido. El paisaje tendía a repetirse cada cinco minutos, reiterando hasta el cansancio rocas abstractas, árboles genéricos y todo tipo de alimañas coleccionables. ¿Será que nunca llegaría a mi destino?

Llevé mi mano al bolsillo de la chaqueta, y de ahí esgrimí un panfleto. En él, un dibujo de una especie de bestia amorfa que, a mi parecer, había sido dibujado por un niño de 5 años, además de los detalles de mi siguiente objetivo. - Se busca… ¿troll? Debe ser alguna especie de nueva mascota, popular entre los niños de ahora.- dije, casi revolcándome en mi ignorancia sobre la flora y fauna de este mundo. Seguí observándolo por unos minutos, con la esperanza de que apareciera mágicamente sobre él un mapa con el paradero de mi cliente. - Nop… definitivamente no hay mapa.- lamenté.

- Sea como sea, me da lo mismo si la recompensa es buena. Además, es una suerte que mi compañera haya desaparecido misteriosamente. ¿Cierto, Sylph?.- inquirí a un pequeño trozo de vidrio verdoso que llevaba en mi otra mano. Cualquiera hubiera dicho que estaba demente y senil por pensar en voz alta y esperar alguna respuesta de un objeto inerte, pero era mejor que seguir observando el monótono paisaje que me rodeaba.

Mientras caminaba, rememoré los eventos que me habían conducido a mi paradero actual. No habían pasado muchas horas desde que había despertado en la ciudad de Lunargenta, y los malditos panfletos parecían una plaga. No hubiera sido una exageración decir que había más folletos que ratas en la ciudad. Sin embargo, muy poca gente parecía interesada en la misión, quizás por la sobresaturación de publicidad, o porque simplemente había algo turbio en ella. Tampoco sabía si volvería a ver a Luka, pero de lo que estaba seguro es que estaba viva y era capaz de defenderse mejor que yo, por lo que no me vendría mal hacer unas monedas para mejorar mi equipamiento.

Luego de unos minutos recordando casi en trance, choqué de frente con la pared de una cabaña cercana a un pantano. Aún no entendía cómo era posible que cuando quería llegar a algún lugar, siempre terminara perdiéndome; y cuando me distraía de mi objetivo, siempre terminaba encontrándolo. Era casi como si un ser todopoderoso, supremo y omnisciente interviniera en mi destino, ayudándome a encontrar mi camino en los momentos que más lo necesitaba.

- Supongo que esto es lo que llaman “Pantano Misterioso”.- comenté, observando mis alrededores. - Entonces tú debes ser la no-tan-famosa “Cabaña Misteriosa”.- deliré. Sinceramente necesitaba un manicomio, ¿a quién se le ocurriría hablar con una cabaña en medio del bosque? En cualquier caso, me dirigí hacia la puerta y golpee con decisión. - Hora de conocer a mi “Cliente Misterioso” y devolverle a su “Troll Misterioso”.-

Athos Miér Oct 22 2014, 22:34

No existe algo más caprichoso que el destino. Su aparente capricho aleatorio no es más que una falsa máscara que oculta sus fijos motivos, moviendo los hilos de la causalidad para presentarla como casualidad. Todo lo que sucede parece estar siempre preparado a favor de un objetivo específico, moviendo las voluntades para atraerlas a una especie de trampa o escenario que forma parte de un enorme plan macabro o grato, pero plan a fin.

Athos sabía que no podía ser simple azar. Las probabilidades eran tan escasas, ridículamente mínimas que no tenía sentido que haya sucedido. Observaba y contemplaba el panfleto en sus manos con una mirada que no miraba hacia afuera, sino hacia adentro, pues se encontraba en una profunda meditación. "Casi parece un mal augurio". Repasaba lo que había hecho, buscando formas de explicarlo, pero sólo hallaba más indicios que apuntaban a una situación absurda.

"Venir desde el norte porque los vientos te guían. Tomar direcciones que las ramas señalan. Caminar según la velocidad de un animal que pasa a un lado. Descansar en lugares con cierta silueta. Correr en momentos que una ráfaga de viento atraviesa las hojas". Sonreía negando con la cabeza. "Cada acción me ha traído a este momento, en el que veo un papel volar hacia mí y atraparlo". Y más que eso, porque justo estaba cerca del pantano que se asigna.

Y para que ese momento se diera, no sólo el dragón había tenido que actuar como había actuado, sino que de alguna manera un panfleto tuvo que haberse desprendido y volado hasta su camino, sin interrupción alguna. Definitivamente era una anomalía de la casualidad o causalidad. Pero, ¿realmente se pondría a discutir con ello? Mejor sería tomar una decisión, como lo había estado haciendo siempre. "O creer que tomo una decisión. ¿Realmente es mi voluntad la que me hace aceptar o negar?"

La verdad era que el tema era interesante. Tanto por su origen ridículo como por su naturaleza severa. No conocía bien a los trolls, lo que sabía provenía de un par de libros en donde los mencionan, y sabiendo lo terribles que pueden ser y que además alguien ofrece una recompensa por cazar precisamente a uno en particular, da mucho que decir. "De nuevo la alineación de hechos". No sólo tenía que existir un troll que causara problemas, sino a una persona lo suficientemente perezosa para no actuar por su cuenta, pero sí rencorosa para poner la recompensa en pie. "Todo un caso".

Quizá queriendo saber más al respecto se encaminó al pantano en busca de la choza que se indicaba, ya que no sólo se tenía que hallar a la criatura, sino que antes recibir las instrucciones adecuadas. "Las peculiaridades sobran". Subió y bajó de hombros, ya se había dicho que no continuaría fijándose en caprichos de la suerte. En cambio, encomendaría sus pensamientos a una reflexión más seria y materialista. "¿O naturalista?"

Conforme caminaba y se adentraba, meditaba sobre la forma en la que actuaría. "Decapitar a un animal por dinero". Sonaba grotesco, ¿realmente sería capaz de hacer eso? Claro que no. Sin embargo, ¿y si era completamente necesario? ¿Y si ese troll habría causado un mal tan inmenso que no era la voluntad de un hombre el ejecutarlo, sino la de un pueblo entero? Fijaba que serían necesarios más detalles para poder llegar a una conclusión convincente. "Tal vez haya una alternativa pacífica". Ya el destino había doblado la lógica trayéndole ahí, ¿por qué no doblar las condiciones también?

Tarde que temprano, realmente más tarde que temprano, dio con la cabaña. Había sido un reto encontrarla. No había exactamente camino alguno que le guiara a esta o seña especial. De hecho, de no haber sido por su método bruto de búsqueda, jamás la hubiera encontrado. "¿O sí? El destino me guió a un papel diminuto, no podrá hacerlo hacia una casa?" Y hablando de suerte, no era el único ahí.

En la entrada se encontraba un hombre, que bien podía ser el contratista, más parecía que él tocaba y deseaba entrar, quizá presente con el mismo propósito que él. "O me equivoqué de cabaña". Sí, porque la moda es montar casitas en medio de lo salvaje, exponiéndose a peligros...

—Saludos, caballero. —Hizo un ademán para acompañar las palabras, viéndole con neutralidad, notando así sobre todo su pelo castaño—. Dispense si me salto la introducción, ¿pero ya tocó la puerta? Creo que esta es la cabaña que busco y me gustaría averiguarlo, mas no tiene caso llamar si usted ya lo hizo. —Mantenía un ritmo fluido, con ese tono tan calmado que podía interpretarse como fatiga de anciano.

**Thorn** Jue Oct 23 2014, 01:08

Después de que los dos hombres fuera de la cabaña pudieran intercambiar algunas palabras, la única puerta de madera deslavada se abrió lentamente, dejando escapar unos chirridos imponentes, además de que se notaba cierto arrastre de la misma contra el suelo. Tras la misma, apareció una figura de no más de metro sesenta-setenta, envuelta en una capa negra y encapuchado. Algunos mechones largos y plateados caían por lo que parecía ser el cuello hasta la mitad del pecho.

-Saludos, les estaba esperando- diría la voz grave y segura de un hombre que no aparentaría más de treinta. –Pasen por favor- les diría con una suave reverencia, señalando el interior de la humilde morada. La luz se filtraba a través de unas cortinas que en el pasado habían sido verdes. Ahora desteñidas tenían una apariencia entre amarillo verdoso y bastante roídas, aunque no dejaban de cumplir su función: impedir la vista de extraños.

En el centro del único espacio de la casa, se encontraba una mesa rectangular de no más de 2x3 metros, quizá menos; era de madera dura, pero por su apariencia nadie pagaría más de unos pocos aeros. La rodeaban tres sillas funcionales y muy poco vistosas. El hombre tomó la de la cabecera e instó a los otros dos a sentarse a su alrededor.

-He perdido un cliente y a mi mascota- diría secamente. Luego de unos segundos de silencio incómodo comenzó a explicarse -Mi mascota se comió a mi cliente- nuevamente un silencio. Parecía que había que usar ganzúas para que ese hombre hilara las palabras sin ser cortantes, aunque parecía hacer un esfuerzo para que le entendieran. -Mi mascota es un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y esta vez uno de mis subordinados dejó que se saliera de control todo…-

Hasta el momento había mantenido las manos en sus rodillas, pero ahora las puso sobre la mesa, con los puños cerrados. Su piel estaba cubierta por suaves guantes de piel negra. -Había gente que se preocupaba por este cliente que digamos está “desaparecido”, hay más gente que se interesa por un troll semi dosmesticado que come “accidentes inoportunos” como su dueño, me interesa recuperarlo pero si no es posible traerlo de regreso, necesito su cabeza- hablaba fríamente, para decir lo siguiente usó casi un murmullo -Incluso puedo vender su cuerpo en el mercado negro.

Sacó de entre sus ropas un pergamino con el dibujo de un troll de río, con algunas características especiales. Lo puso sobre la mesa para que fuera bien visto. -Responde al nombre de “bestia” le gustan las alas de murciélago y camina ligeramente hacia un lado. Tras su cuello, tiene el tatuaje de un ojo a fuego.

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Organicense. Pueden buscarlo juntos o separados. Pueden hacerle preguntas al hombre o comenzar directamente. Suerte

Kuzu Vie Oct 24 2014, 05:49

Mientras golpeaba la puerta de la misteriosa cabaña, un hombre aparecido de la nada se dirigió a mí en un tono cortés. “¿Saludos, caballero? No esperaba menos del dueño de la pequeña cabaña en la prade… digo, pantano.” pensé. Sin embargo, su posterior introducción, o más bien la falta de una, me hizo cambiar de opinión rotundamente. Tenía competencia, y eso era bueno y malo al mismo tiempo, ante lo cual no pude evitar dibujar una pequeña mueca en mi rostro.

- Saludos.- respondí con tono afable e hice una reverencia. - Kamui Kuzuryu, cazarrecompensas y filántropo a su servicio.- rematé con una sonrisa, sin despegar mi mirada de su cara, esperando que mi nombre provocara alguna especie de reacción en él. Su presencia me incomodaba; me parecía más plausible que fuese un asesino que me siguió desde Lunargenta que alguien interesado en ajusticiar una mascota perdida, ni siquiera podía creer que yo mismo hubiese aceptado un trabajo basándome en algo tan vago como un panfleto mal dibujado.

- O al menos eso diría si hubieses sido el dueño de esta cabaña. Así que supongo que ambos estamos acá por lo mismo. Bueno, no es que me moleste, mientras mi cliente quede satisfecho.- dije en un tono calmado, ocultando muy bien mis emociones. Perfectamente podría deshacerme de aquél invitado sorpresa, pero ya había tocado la puerta, y si mi verdadero cliente se encontraba con un baño de sangre, podría despedirme con seguridad de la suculenta recompensa; aunque compartirla tampoco me hacía mucha gracia.

Pocos segundos pasaron para que la puerta, al fin, se abriera, dejando escapar algo que solo podía calificar como “gritos del inframundo”, dignos de una cabaña del terror, además de un olor a humedad y madera rancia dignos de una… cabaña en un pantano. Luego de lo que percibí como una eternidad innecesaria, hizo su aparición lo que parecía ser una “capa negra con capucha vistiendo a una bola de pelos”, aunque a esta altura ya nada me sorprendía, estaba resignado a que hoy sería otro día lleno de eventos extraños.

La misteriosa criatura-hombre nos instó a pasar, invitándonos a tomar asiento en un mobiliario indigno de cualquier descripción. Ahí, nos explicó que había perdido un cliente, cosa que en realidad no era más sorprendente que el hecho de que tres clientes hubieran encontrado su cabaña en medio de la nada. Una gota de sudor frio corrió por mi frente al escuchar que su inofensiva mascota se había comido a su anterior cliente, luego de lo que había sido una pausa dramática totalmente innecesaria.

Algo que no esperaba, es que tuviera subordinados, aunque el hecho de no haberlo visto por ningún lado no me daba buen augurio de su destino. “Supongo que ser un ermitaño solitario en medio del bosque ya pasó de moda” reflexioné. Lo que siguió no pude tomarlo como otra cosa sino “temas de interés político”: el hecho de que mi cliente pareciera estar más preocupado de la gente cercana a su antiguo cliente, así como de las personas que podrían llegar a buscar a su mascota como un arma, y de que nos diera la posibilidad de matar a su propia mascota, me daba a entender de que había una alta posibilidad de que ni siquiera fuese su mascota, y que tener su cabeza podría salvarlo de eventuales persecutores, aunque en este momento era solo una teoría, y realmente no era de mi incumbencia.

Para discutir los detalles de mi objetivo, puso un pergamino sobre la mesa, que por suerte estaba mejor dibujado que los folletos, aunque no presté atención a todos los detalles contenidos en él, para luego describir a su mascota y sus extravagancias, lo cual no dudé en memorizar muy bien. Fue un alivio saber la apariencia de lo que me enfrentaba, o quizás le hubiera traído el primer animalejo que se me cruzara en el pantano hasta dar con el Troll de Rio. Una vez finalizado, ignoré la presencia de la competencia y tomé la palabra.

- Intentaré traer viva a tu mascota. Solo espero que no te moleste si queda más chueca de lo que la describiste.- bromee, aunque no había forma de que le molestara, considerando que era mejor que traer solo su cabeza. - ¿Supongo que no tienes algún implemento o red que pueda ayudar en su captura? Si no, no te preocupes, el bosque está lleno de materiales para poder arreglármelas.- finalicé, sin tener idea aún del tamaño de la criatura.

~ ♣ ♦ ♥ ♠ ~

Off-rol: Espero no haber caido en meta, sobre todo en relación al tamaño del troll. La tortuga de la imagen se ve muy... muy pequeña [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Si cometí algun error, favor mp y lo corrijo xP

Athos Vie Oct 24 2014, 21:09

Fue escuchando entre atento y confundido. Se molestó un poco consigo mismo cuando el caballero dijo su nombre, siendo que el dragón ni lo mencionó o algo más, ni mucho menos. Se sentía derrotado en ese aspecto. Lo que siguió le llamo la atención, aunque no precisamente se sentía sorprendido. "Cazarrecompensas y filántropo", repitió en su mente. Era una graciosa combinación, porque si iba detrás de un premio en cada de sus acciones en realidad no sería un filántropo, a menos de que la recompensa que buscara fue la satisfacción de los demás. "Eso pronto se verá, ¿no?" Pensaba con una sonrisa no precisamente benevolente.

Y aunque no respondió la pregunta del mitad humano, se sintió por bien servido. Sus palabras claramente denotaban que estaba interesado en lo mismo que él, por ende era bastante obvio que ya había tocado a la puerta. Con eso tomado en cuenta, se podía proceder.

—Soy Athos. —Imitó la reverencia que Kamui le había hecho, añadiéndole sutileza y lentitud—. Y sólo soy alguien que se deja llevarse por el viento y la suerte. —Aún teniendo vivas las memorias de hace unos instantes y lo ridículo que todo estaba siendo. "Que no pienses en eso", se advertía severo dentro de sus pensamientos—. Aunque yo busco un poco más que la satisfacción de una sola persona. —Sentenció con seriedad, esperando poder salvar la vida del pobre y terrible troll.

La apertura de la puerta atrajo toda la atención de Athos, divisando la presencia de un hombre de la misma altura de Athos —más o menos—, con una capa y capucha cubriendo casi todo su cuerpo, mostrando sólo algunos rasgos de la cabeza. Los blancos cabellos le colgaban y fueron lo primero que los ojos del mitad dragón enfocaron, porque eran llamativos y largos y parecían que brillaban. No obstante, se sintió más fascinado por la heterocromía del sujeto. Un orbe era rojo y el otro azul, algo que jamás había visto el ciudadano de Dundarak.

—Saludos, caballero. —Dijo casi después de él, correspondiendo agradecido la bienvenida, usando el mismo tono con el que le habló a Kamui. "Claro que nos estaba esperando, sí él mismo se aseguro que viniéramos aquí", se decía a sí mismo, ya viendo la situación con comedia.

Ingresó de inmediato a la señal del albino, pasando la mirada al derredor. Notó la mesa central rodeada de tres sillas y al instante amplió una sonrisa de gracia, sosteniendo una risa. "Sí que nos estaba esperando". No podían ser cuatro sillas o dos sillas, tenían que ser exactamente tres sillas, una para cada uno, porque sólo dos vendrían a esa cabaña. Claro estaba todo, la mano del destino o una fuerza superior había intervenido en este suceso, y seguiría interviniendo aún más si el ritmo continuaba.

Dejó que su acompañante se adelantara, de manera que Athos fuera el último en tomar asiento, iniciando la sesión. Mientras escuchaba, prestaba mucha observación a los ojos del 'contratista', aún cautivado por la dualidad de tonos. Claro que no por eso no ignoraba sus palabras, a las que prestaba oído atento y analítico.

El joven —vamos, que Athos está en su apogeo— era consciente de su mala memoria, así que sólo retendría los detalles importantes. El tatuaje en la espalda venía perfecto en caso de que hallaran uno similar, además de que el hecho de responder a 'Bestia' también sería muy útil. "Si es que nos presta atención", aunque si de casualidad se encontraran con unos murciélagos podrían usarlos de carnada. En cualquier caso, sentiría que sería extremadamente difícil localizarlo, ya que poseía la apariencia de pasar mucho tiempo en el agua. No se preocupó por el resto.

—Intentaremos —hizo un claro énfasis— traer sana y salva a su mascota. Sin embargo, tengo un par de preguntas... —Hizo una pausa para asegurarse de haberlas formulado correctamente—. ¿Qué planea hacer con 'Bestia' cuando le traigamos vivo? No me gustaría pensar que le rescatamos para que después sea sacrificado. —Dijo con un tono solemne, mas la preocupación era evidente—. Y mi otra pregunta, ¿qué tanto preparó esto? —Ahora se notaba muy curioso, hasta tenía una sonrisa de interés—. Llegué hasta aquí por mera casualidad, finalmente encontrando más casualidad. Lo digo por las sillas. Por eso pregunto, me parece muy peculiar el asunto. —Subió y bajo los hombros, queriendo demostrar que era un tema sin importancia—. Llana curiosidad. —Qué interesante sería que el fuera un dios en su forma mortal, encomendando una misión divina.

Todo le parecía ir bastante bien. El ambiente no era tan sombrío como quizá en algún momento imaginó, y su compañero concordaba con él respecto a recuperarlo con vida, mas le alarmaba que estuviera dispuesto con tanta simplicidad a dañarlo. También le era muy grato que ya se estuviera adelantando a la cacería, procurando una red que sin duda se le sacaría provecho. "Poco parece haber aquí". Realmente no lucía una cabaña del tipo hogar, sino del tipo reunión, justo como la que tenían en ese momento.

**Thorn** Sáb Oct 25 2014, 01:46

-Tengo algo mejor- dijo mirando al humano directamente a los ojos, mostrando los suyos propios, después de unos segundos, desvió su mirada hacia el rincón más cercano a la puerta, en donde había un saco que se movía de vez en cuando. Algunos sonidos emergían de él, como si contuviese pequeños roedores. -Murciélagos recién cazados-, su sonrisa se dibujó bajo la sombra del manto negro.

-También hay una gran red, sin embargo que no creo les sea de mucha utilidad… y cadenas para traerle. Ah y esto- pareció revolverse un bolsillo, tomó algo de allí, lo observó en su puño cerrado durante unos momentos y finalmente lo depositó sobre la mesa. Entonces, el pequeño [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] se paró sobre sus patas traseras y le observó, con mirada esquiva durante breves instantes, olfateó el ambiente, moviendo esos largos bigotes y se propuso recorrer la superficie de la mesa a toda velocidad, esquivando cualquier contacto distinto al de su dueño.

Mientras observaba correr al pequeño, se dirigió a Athos -Eso se verá, mis mascotas siempre las he capturado yo y si no fuesen dignas de serlo ya estarían en otras manos- estiró un dedo para que el roedor viniera a él y cuando lo hizo, lo acarició con sumo cuidado -Casualidades… causalidades, no deberías prestarle tanta atención a ellas. Pronto comprobarás que siempre te terminas de enterar de las cosas de un modo u otro. Sonrió de lado y puso dos bolsas de terciopelo negro a los costados del pequeño animal. -Ahí está la mitad de los aeros prometidos, ya lo saben, vivo o muerto-

Después del pequeño discurso, se levantó y les señaló la puerta no sin antes decir --Elenah puede ser su carta de triunfo, eso sí, sólo si no hay más opción. Bestia no mide su fuerza y podría matarla de tanto amor- las palabras no eran irónicas. Reflejaban cierta preocupación por el pequeño animal y ¿quién sabe? Quizás también de una forma velada por Bestia.

-Que la suerte les acompañe- diría a modo de despedida antes de cerrar la puerta tras el último de los hombres. Observando con atención, ellos podrían encontrar la inmensa red hecha de delgadas cadenas a un lado de la casa y también las cadenas para manejar a la gran bestia.

1- Pasen por el oráculo y tiren cada uno dos dados, ambos resultados se utilizarán en el desarrollo de la misión en tiempos distintos. 2- comiencen con su búsqueda 3- no olviden prepararse bien y tomar consigo al roedor.

Off:Athos, cuidado con caer en el metarrol. Quizá fuera lógico pensar que la figura se trataba de Franco, pero no lo especifiqué, solamente pedí que llegaran a la cabaña en donde se les daría la misión, o a la cabaña de él, pero nunca dentro del rol especifiqué que se tratara de Franco, podría ser alguno de sus esbirros. Dicho esto, no pediré que modifiques tu respuesta ya que está muy bien hecha y efectivamente se trata de él, pero tenlo en cuenta para el futuro

Kuzu Dom Oct 26 2014, 17:12

-Tengo algo mejor.- respondió nuestro contratista, revelando algo que sin duda era mucho, mucho mejor que lo que podría haber imaginado. “Me pregunto cuánto me darán otras personas por tu cabeza. Esos ojos no deben ser baratos… y quizás tu cabeza sea un lindo trofeo en la mansión de algún magnate desquiciado” empecé a tramar. De pronto ya no estaba tan interesado en la misión, sin embargo la presencia de Athos me perturbaba lo suficiente para no intentar nada gracioso… aún.

El heterocromo había sido lo suficientemente valiente… o quizás tonto, para mostrar sus ojos ante mí, pero no tardó en apartar la mirada hacia lo que realmente se refería. Por los chillidos que hacía el misterioso saco que estaba apostado en un rincón, supuse que no se trataba de alguna espada legendaria aniquiladora de troles, sino que de una bolsa de ratas. -Murciélagos recién cazados- dijo, sacándome de la ignorancia. Sin duda servirían bastante para cumplir la misión, aunque me decepcioné al saber que no eran roedores.

Por suerte había una red, y aunque nuestro cliente no le tenía mucha fe, yo estaba seguro de que sería la pieza clave en la captura su mascota. Las cadenas aliviaban un poco mi preocupación sobre la forma de traernos al troll de vuelta, aunque si era necesario las ocuparía de otra forma. Lo que me sorprendió fue cuando depositó en la mesa una pequeña bola de pelos roedora mutante hiperactiva que empezó a hacer círculos sobre ella, con cierto efecto hipnótico.

‘Intentaremos’ dijo tomando la palabra el joven de corazón aparentemente más noble que el mío, y cuya pregunta sobre el destino de nuestro objetivo parecía incluirme también en sus buenas intenciones, a pesar de que no era de mi incumbencia lo que le pasara a la bestia una vez conseguida la recompensa. Felizmente podría comer estofado de Troll de Río una vez terminada la misión. Lo que le siguió fue más interesante, ¿era todo esto un montaje preparado por nuestro cliente? Hasta ahora todo había sido demasiado conveniente, incluyendo los murciélagos, pero fuese lo que fuese, se estaría por ver.

Por un momento pensé que la pequeña bola de pelos haría un agujero sobre la madera de tan rápido que iba, hasta que fue llamada por su maestro, convirtiéndose de forma instantánea en la rata mejor adiestrada del planeta. Diga lo que diga, al parecer su preciada ‘Bestia’ no estaba tan bien adiestrada, sino esta misión no tendría sentido… a menos que fuese un montaje, claro está. Observé con desconfianza a nuestro anfitrión, hasta que puso dos bolsas llenas de aeros. “Bueno, mientras la paga sea buena y real, nada más importa.” pensé con incredulidad, tomando una de las bolsas y al pequeño animalejo.

- Athos. No sé de qué modo nos puede servir esta pequeña criatura. Pero solo hay una y nosotros somos dos. Así que te pregunto: ¿Estás dispuesto a tomar responsabilidad por su seguridad? Si no lo crees así, entonces yo me quedaré con ella.- dije con convicción. Una vez escuchada su respuesta, me dirigí a la puerta, ignorando la advertencia de mi cliente, tomé dos murciélagos del saco y les corté las alas con la punta de mi espada, devolviéndolos vivos una vez terminado, para posteriormente salir de la cabaña.

Una vez fuera de ese lugar maloliente, a un costado de la casa se encontraba la red y las cadenas que el hombre había mencionado. Sin pensarlo dos veces, tomé la red y la cargué en mi hombro. - Pesa…. y es enorme… qué es esto, ¿una red para atrapar ballenas?- poco a poco empezaba a dimensionar que nuestra pequeña ‘Bestia’ iba a resultar más difícil de capturar de lo que imaginaba. La red era tan grande, que era imposible cargarla sin arrastrarla, limitando considerablemente mi movilidad y dejando un rastro a mi paso. Arrojarla directamente estaba fuera de las posibilidades, por lo que mi primer curso de acción era buscar al Troll, armar una trampa con la red y esperar lo mejor.

Athos Lun Oct 27 2014, 18:25

Puso un rostro un poco triste, o al menos lejos de estar contento, menos que neutral, pero tampoco deprimido. Simplemente no le agradaba la idea de ver a animales atrapados en una bolsa, y tomando en cuenta la manera en la que aleteaban y chillaban, definitivamente era señal de que no deseaban estar ahí. "Pobres criaturas, qué hicieron para merecer eso". Obviamente nada, quizá no ser suficientemente astutas para escapar, o 'destinadas' a ser atrapadas. Malvada suerte que siempre sonríe en casos extraños y trastorna en momentos inesperados.

Le desagradaba pensar de esa manera, pero más aún entregarse a 'la voluntad de los dioses'. Cierto que sólo era un hombre, y un sólo hombre no sería capaz de ir en contra de entes divinos, o simplemente superiores. No obstante, él era Athos, grande e indomable, capaz de mosquear si se lo proponía y de escapar de furias naturales, tal como domó a la suya propia. "Tal vez la vida esté escrita en piedra, pero eso no significa que ésta no pueda ser destruida". Él ya había visto piedras romperse.

Mientras que él se sumía en esos pensamientos, el pequeño roedor hacía su dinámica presentación. Mas el híbrido sólo observaba con indiferencia, no prestándole mucha atención por estar tan concentrado en su reflexión, moldeando un plan que podría o no causarle problemas. "Bah". ¿Qué es un problema cuando se comparada con el beneficio que se obtiene? Sabía que estaba por hacer lo correcto, aunque debía de apartar esos pensamientos por un instante para prestar más atención a sus acompañantes. Era descortés ignorar, sin mencionar que sería muy útil escucharles.

"¿Eso se verá?" Repitió con duda en sus adentros. ¿Qué clase de respuesta era ésa? ¿Significaba que estaba tan dispuesto a mantenerla como a matarla o a venderla para que alguien más le diera cuello? Nada agradable, pero no podía avanzar más en el tema, no en ese instante. Tanto el albino como el 'filántropo' parecían querer proceder. Komar —verdadero nombre de mi personaje, por cierto— llegaba a la conclusión que mientras estuviera ese asunto en el aire, poco podría progresar dialogando, o al menos sería más sencillo conversar con ese asunto sanjado.

Por otro lado, concordaba con lo que decía el extraño hombre. Las respuestas siempre llegaban, a veces de una forma placentera, a veces de una forma incómoda... Pero llegaban al fin y al cabo. Así que estaba bien si no se le contestaba con la verdad en ese instante, porque suponía... Bueno, suponía muchas cosas. Entre que en realidad no es consciente de la verdad, que el encapuchado no considera a Athos preparado para saberla, que no hay forma de afirmar sin caer en lo absurdo... Tantas variantes que mejor sería no darle importancia en ese momento.

Dio un segundo vistazo al pequeño animal postrado con las bolsitas y sonrió. Tenía una apariencia divertida, con su colita larga y terminada en forma de hoja, y con sus pelos erizados, y sus ojos vivos e inquietos. Parecía una criatura salida de un chiste. "Y también muy obediente". Eso era lo que más le agradaba, la dualidad que presentaba el pequeño animal: mostraba una actitud hiperactiva, pero también disciplina. Se sentía identificado con ella. "O él". Parecía más un macho...

Tomó delicadamente la bolsa que le correspondía, mas no la llevó consigo, ni siquiera la acercó a su persona, sólo la sujetó un segundo para dejarla en la orilla de la mesa—. El trato es quinientos aeros por atrapar un troll, no doscientos cincuenta por venir y aceptar el trato. No tomaré algo que no merezco. —Con eso dicho, dio un paso atrás, oyendo luego a Kamui.

—Supongo que el troll y este roedor eran amigos o algo por el estilo. —Se encogió sutilmente de hombros, hablando con total neutralidad, aunque sin reflejar duda—. Al verse de nuevo querrán reunirse. ¿Comprende usted? Es la carnada de emergencia. —"Eso o el troll siempre quería comerse a Elenah", así le había llamado el desconocido, ¿no?—. Y ya que está con usted, no le perturbemos y consérvelo cerca. —Permitió que él se hiciera cargo, no notaba una gran diferencia.

Se dirigió a la salida, que antes había servido como entrada, dejando que el otro caballero fuera adelante. El plan que tramaba requería de cierta disimulación, aunque no era necesario, consideraba que si lucía menos interesado lograría un mejor logro. Con ello en mente, dio vistazos finales a los interiores de la cabaña, notando pocas novedades. "¿Habrá algo debajo de aquí?" Se preguntó sin un motivo en especial, sólo por hacer alguna suposición. Probablemente sentía un eco en sus pisadas...?

Su observación le privó de presenciar el terrible acto que Kuzuryu había hecho. Se inquietó un poco y se acercó a él, llamando su atención al poner su mano izquierda sobre su hombre, con mucha suavidad, tampoco quería asustarlo. "Bah, que es un tipo duro, nada le ha de asustar"—. Amigo mío, si así va a tratar a esos roedores alados, no quiero ni imaginarme lo que hará con el otro que no lo está. Mejor aceptaré la responsabilidad de tenerlo. —Alejó su brazo de él y acercó su diestra para que éste viniera consigo. Pasando eso, tomó la bolsa que contenía a los murciélagos. Seguían agitándose, casi sentía su desesperación y miedo. "Tranquilos". Como ellos no leían su mente, no dejaron de hacer alboroto.

Correspondió a la despedida del peliblanco con una reverencia. La hubiera acompañado con una palabra si no se hubiera puesto a pensar en lo que había oído. "Entonces sí cree en la suerte". Quizá había un mensaje oculto entre esas sílabas, o detrás de ellas, o encima, en algún lugar. Incapaz de darle más significado, suspiró y miró a Kamui, quien ya había tomado la red.

—Una ballena es demasiado grande. Por lo tanto, se necesitaría una red grande. —Enfatizó, entre sonriendo por la payasada y por lo absurdo que podía ser la situación—. Hmm... El sujeto afirmó que la red sería inútil. ¿Por qué cree que nos habría dicho eso? —Rodó los ojos, viendo algunas ramas y la tierra húmeda, quizá la respuesta estaría por ahí—. ¿Por qué es difícil de usar, porque no le contendría? —Miró las cadenas y las tocó—. Entonces éstas serán aún más inútiles. —Dijo más para sí mismo que para su interlocutor, puesto que le había dejado de ver.

Subió y bajó los hombros, restándole importancia—. Bah. Dicen que lo que no suma, resta. Pero también prefiero arrepentirme por haber llevado estos objetos que arrepentirme por no haberlos llevado. —Agarró las cadenas y se las puso alrededor del cuello, teniendo mucho cuidado de no lastimar a los animales que tenía cerca. De forma que terminó con un collar metálico enorme, que aunque pesado podía llevarlo consigo sin problemas, con el saco de murciélagos en la derecha y con la pequeña rata encima del antebrazo de Athos, quien lo tenía alzado a la altura del abdomen.

—Después de usted, caballero. —Le pasó una mirada tranquila—. Dirija nuestro camino. —Parecía que sonreía, mas no estaba claro, por lo menos no estaba exactamente serio. "Falta poco, tranquilos", volviendo dedicar sus pensamientos a los impacientes murciélagos.

OFF: Oops~ Tienes razón, jamás diste una descripción que de hecho fuera él. Supongo que me emocioné y vi lo que quería ver. Qué bien que dejé eso en narración y no le mucho efecto en la actitud de Athos, ¿eh? xP Om, respeto al Lehtiä, si Kamui no aceptó en ceder de él, se tendría que ignorar las dos menciones que hago en la narración.

**Thorn** Miér Oct 29 2014, 00:45

Cualquiera de los caminos elegidos por los hombres sería sinuoso y difícil, lleno de alimañas que pararían sus pelos y les bufarían con odio en los ojos a la más mínima insinuación de la presencia de aquél par. Las cadenas que ambos llevaban pronto comenzarían a atascarse entre ramas y dificultarían su paso por las partes más cenagosas del lugar no solo debido a su volúmen, sino a su peso. Llegaría un punto en el que sus pasos se ahogarían en el “squish squish” del agua lodosa que cada vez más se convertía en tierra que les succionaba.

Los murciélagos no dejarían de hacer ruidos y alborotarse en la espalda del dragón, provocando que, al momento de encontrar a un gran troll éste huyera habiéndolos reconocido desde la distancia. Con respecto a Elenah, se comportaría como una pequeña dama bajo la protección de su nuevo tenedor, parecía comprender perfectamente la situación. Asomaría su hocico de vez en cuando para olfatear el aire en los alrededores, pero cuando escuchara las pisadas de aquella gran bestia alejándose parecería tensarse y querer esconderse.

Las cosas no pintaban bien para aquél dúo dispar, para colmo de males, después de bastante rato iniciada la travesía un gato salvaje saltaría desde lo alto de un árbol, cayendo sobre la cabeza de Kuzu y utilizaría la fuerza del impacto para atacar a Athos y a sus pequeños huéspedes que sin duda no venían nada tranquilos, sobre todo aquellos a los que el humano les había cortado las alas tiempo atrás.

Kuzu Sáb Nov 01 2014, 06:17

Athos no había querido aceptar el adelanto del pago, lo cual no supe si tomarlo como una muestra de honor o estupidez. “Deben ser sus principios” me dije a mí mismo. A pesar de mi experiencia con la espada, y las posibles habilidades que podría tener el joven que “solo se dejaba llevar por el viento y la suerte”, al juzgar por el tamaño de las cadenas, nada nos aseguraría de que saldríamos vivo de esta misión. Quizás sonaría cobarde, pero no pensaba desperdiciar mi vida por la recompensa de una misión, y tener la mitad en el bolsillo sonaba mucho mejor que no tener nada.

Lo otro que me sorprendió era que en un principio había renegado de llevar consigo al pequeño roedor. Mi encuentro con Luka había desorientado todos mis sentidos, causándome una especie de desorden psicológico en el cual ya no sabía cómo era yo y como debía actuar. Mi mentira de que era un filántropo no tenía peso alguno después de haberle cortado las alas a los murciélagos y aceptado tan fácilmente una bolsa de dinero. Eran errores amateur indignos del Kamui que se había forjado en el campo de batalla, y eso se vio con el cambio de opinión que tuvo mi acompañante respecto a la tenencia de Elenah.

Nada de eso importaba ya. Había determinado que Athos no era mi enemigo, y que solo merecía una precaución prudente, un poco menor que la que tendría con un extraño cualquiera. Su preocupación por la vida de los demás no era fingida, o era demasiado profesional, y de cualquier modo no era la mejor de las estrategias para que alguien bajase la guardia con él. En la mayoría de los casos solo levantaría más sospechas. Solo lamenté la pérdida de credibilidad que parecía haber provocado en él. De ahora en adelante sería muy difícil de engañar y manipular.

- Hmph.- solté una leve carcajada ante el comentario sobre la red. Al parecer al menos tenía buen humor. - Porque probablemente sean inútiles, y definitivamente difíciles de usar, y quizás no lo contengan, pero me aferraré hasta el último ápice de esperanza que haya de que sean útiles.- afirmé a su aparente monólogo. Sin embargo, estaban ahí, y si no sirvieran de algo no lo estarían, era un razonamiento básico, pero tenía cierta esperanza de que así fuese. - Te equivocas. Si pretendemos traerlo vivo, necesitaremos algo con que traerlo, y a juzgar por el tamaño de la red, será imposible traerlo con las manos, ¿no crees?- dije con cierta ironía a su opinión sobre la inutilidad de las cadenas, pero conteniéndome para no sonar sarcástico.

Observé al joven, quien se veía muy gracioso con tanta cosa encima. “¿Acaso se iría de camping? porque solo le falta llevar la carpa encima. ¿O quizás va preparado para la guerra?” me burlé por dentro, más no dije nada al respecto; además, había sido su decisión llevar todo eso. - Después de usted, caballero. Dirija nuestro camino.- dijo con una tranquilidad enervante. “¿Desde cuándo me convertí en tu guía personal? Solo admite que no tienes idea hacia donde caminar.” dije para mis adentros.

Llevé mi mano a mi mentón y cerré los ojos un segundo. - Veamos, yo vengo del sur, y en mi camino no me pareció ver ni oír nada que sobresaliera como para requerir una red ballenera. Si tú que, por lo que pude apreciar, venías del norte tampoco viste nada, entonces solo puede estar en la parte oeste del pantano.- deduje. - Rodear el pantano tomaría mucho tiempo, por lo que lo atravesaremos.- dije con decisión.

Realmente no era la mejor idea. Este lugar tenía fama de llamarse “El Pantano Misterioso”, y no era por nada, la mayoría de los aventureros que conocí y que alguna vez se atrevieron a cruzar su enmarañada red de caminos similares a un laberinto boscoso no vivieron para contarlo, y los que lo hicieron narraban historias de peligrosas criaturas con tan solo adentrarse en el. Podríamos decir que el contenido del pantano es todo un misterio.

Tomamos uno de los caminos que se veía más prometedor y nos adentramos en él, como dos hombres dispuestos a pescar una ballena pantanosa. A medida que nos alejábamos más y más de la cabaña, los ruidos del bosque se hacían cada vez más imponentes, como si tratasen de callar el incesante ruido de las cadenas que nos imposibilitaban avanzar con sigilo y que imponían nuestra presencia extranjera en aquel lugar. - ¿Qué opinas? ¿Serán estas cadenas un buen repelente? ¿O un letrero de comida gratis para aquellas criaturas que habitan este pantano?- pregunté, tratando de iniciar una conversación casual.

Al poco rato de caminar, empecé a notar entre los árboles que ambas opciones eran correctas. Estábamos siendo observados por múltiples criaturas, pero ninguna se atrevía a salir a nuestro encuentro, gruñéndonos de entre las sombras y observándonos con odio, como si estuviesen esperando la oportunidad para atacar. Además, a medida que nos adentrábamos, la flora y fauna se hacía cada vez más peculiar, como un escuadrón de polillas blancas que se trasladaban de árbol en árbol y flores de colores llamativos que flotaban en la ciénaga, cuyos efectos podrían ser letales o quizás otorgar la vida eterna.

El camino se hacía cada vez más dificultoso y mis hombros y piernas comenzaban a sentir el peso de las cadenas que llevaba arrastrando desde el inicio de la travesía. De hecho, cada cierto rato las cambiaba de hombro para no quedar chueco. La ruta que tomamos no era precisamente una carretera, por lo que tenía que andar esquivando las ramas que sobresalían en el piso para no quedar atascado, pero al final fue inevitable. - Dame un segundo para desenredar esto.- solicité. Al parecer él tenía su propio drama personal con su “collar de perlas” y su bolsa de ratas. Una vez libre, no pude evitar pensar en voz alta. - Con la velocidad que corre la Elenah, demás nos construye una carretera.- desvarié. Luego de eso continué atascándome a intervalos irregulares, haciendo más lento nuestro avance. Parecía que el camino cada vez era más complicado, pero no quise abandonar la red, no aún.

- ¡Bestia!- exclamé al divisar un troll de espaldas a varios metros, lo que provocó que los murciélagos se alborotaran incontrolablemente, como si le temieran al nombre en sí. El ruido era casi infernal, y a pesar de la distancia, creo que lo fue aún más para nuestro “pequeño” invitado, quien se tensó de una forma inhumana y salió huyendo despavoridamente, zambulléndose en una de las partes más profundas del pantano. - ¿Viste lo mismo que yo? No había rastros del tatuaje… y parecía caminar en perfectas condiciones.- mencioné, pensando en cómo ahora tenía sentido el tamaño de la red, aunque quedaba en el aire otra pregunta: ¿Y si nuestro amigo Bestia era más grande?. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral con tan solo pensar en ello. - Bueno… si encontramos uno de esos, ¿supongo que vamos en buen camino?.- dije con una sonrisa algo cansada.

El tiempo pasaba y no conseguíamos llegar al otro lado del pantano. Es más, ya no podía distinguir con facilidad lo que era tierra firme del lodo, tomando en reiteradas ocasiones caminos en los que el suelo tenía una delgada capa de agua, y en otros una especie de lodo que era lo suficientemente sólido para caminar con precaución y no quedar enterrado en él.

- ¡Athos cu…!- no alcancé a terminar mi advertencia cuando una sombra muy veloz, hasta el momento de la criatura más audaz y valiente que habíamos encontrado en el pantano, saltó sobre mi cabeza para luego usarla de trampolín y abalanzarse directo sobre Athos y su bolsa de apetitosos y jugosos vampiros.

~ ♣ ♦ ♥ ♠ ~

Off-rol: Me disculpo si tardé en contestar. Esta semana ha sido un poco complicada y he tenido muy poco tiempo para escribir.
Off-rol 2: En el penultimo parrafo edité "Las horas pasaban" por "El tiempo pasaba". Demasiadas atribuciones para el paso del tiempo xD

Athos Dom Nov 02 2014, 02:45

Le agradó el razonamiento que utilizó para decidir ir hacia el oeste. Tenía muchísimo sentido, y además se sentía impresionado porque recordara que venía del norte; de hecho, era impresionante que se haya fijado también de donde venía. "O simplemente era demasiado evidente". Lo bueno era que ya tenían un rumbo—. Muy buen análisis, joven Kamui. —Asintió con clara aserción—. Sigamos con buenas ideas y esto terminará excelente. —Comentó con una media sonrisa. Consideraba importante dar ánimos a las personas, de esa forma se llenarían de confianza y sus acciones sería más contundentes, siempre y cuando no se volvieran arrogantes. Él no parecía arrogante.

Se fueron adentrando entre los árboles, a través de la humedad, sobre el... pantano, claro. Estaban en uno. Y era incómodo, muy diferente a andar sobre la nieve. Cuando pisaba su pie se sumía dentro del lodo, lo que significaba hacer un esfuerzo mayor para sacarlo de ahí, igual que con la nieve, pero pegajoso, además de que se quedaba adherido a su pierna, dándole más peso. A eso debía adicionar los bichos y restos de plantas que andaban por ahí, regalando sensaciones de las que no estaba totalmente consciente. "Al menos no hace tanto frío". Realmente era una temperatura agradable.

Pero eso no era lo importante, lo importante era la atención, la observación. Mantenía su vista inquieta, poniéndola en todos lados, buscando y esperando. Buscaba a Bestia y esperaba algún peligro. Antes no tuvo algún inconveniente con algún animal, aunque antes tampoco debía de cargar con cadenas, murciélagos y una ratita. Necesariamente debía tener cuidado de todo a su alrededor. "¿También de él?" Era una idea ridícula, no tenían razones para pelearse u odiarse, y estaba claro que Athos no era avaro, así que no lo mataría por dinero. Descartó la idea.

El tiempo pasaba, pero nada pasaba. No obstante, algo debía suceder, siempre sucedía algo. Y lo que sucedió fue una conversación. O algo así. Athos era una persona a la que le gustaba apoyar a los demás, hacerles sentir bien de alguna manera, mas era también alguien de pocas palabras para ciertos temas—. Creo que serán útiles si llega la ocasión. Pero podría no llegar. —¿Qué más podría decirle?

Se detuvieron a petición de su acompañante. "Hubiera preferido no hacerlo". Estar concentrado con sus ojos y oídos olvidaba el peso del metal, el alboroto de los animales alados y la tierra en sus extremidades. Ahora que habían parado era un poco complicado enfocarse en algo diferente a su compañero. Pero lo intentó, pasó la mirada alrededor tratando de encontrar algo interesante.

—Tómese su tiempo. —Desvió sus orbes de él, viendo algo, o queriendo ver algo—. Disculpe, no comprendí lo de Elenah haciendo una carretera. —Musitó neutral, realmente no comprendiendo lo que había dicho. ¿Se refería a que iba tan rápido que crearía un camino? Eso era extraño, debía ser un chiste—. Aunque parece gracioso. —Agregó luego de una pausa.

Tras reanudar la búsqueda, y después de docenas de pasos entorpecidos, dieron con algo interesante... temporalmente. Y se hizo un caos. Los murciélagos comenzaron a agitar sus alas y a chillar. "Excelente olfato". De algún modo debieron detectarlo, y el olfato era la única explicación. Aunque lo consideraba exagerado, así como la reacción del Lehtiä Hiiri. No era necesario que corriera de esa forma, o sólo no se lo esperaba. En cualquier caso, se preocupaba por el pequeño lunático.

—Sí. Podríamos estar cerca o más lejos. No sabemos si es un troll tímido... —No parecía estar concentrado en lo que le decía por estar siguiendo con la mirada el camino por donde se fue Elenah. Se sentía tentado por ir tras él, no obstante eso significaría dejar a Kamui solo en medio de un pantano rodeado de trolls. Nada bueno. Aunque él podría cuidarse solo, no como el pequeño fugitivo. ¿Pero a dónde iría, cómo lo encontraría? Más probable era que él los encontrara.

Con eso atrás, la aventura se retomó. El tiempo pasaba, los músculos se cansaban, los murciélagos se fastidiaban y lo demostraban con más sonidos agudos. Ya era suficiente de andar caminando, era momento de hacer lo que venía pensando desde hace un tiempo. Dejó de andar y tiró las cadenas hacia atrás. Rotó sus hombros y torció su cuello, relajándose un poco. Bajó la vista para ver la bolsa, cuando la voz del otro hombre llamó su atención. Alzó la cabeza para enfocarlo, encontrando sólo un gato salvaje echándose encima.

Como acto reflejo elevó su palma para sujetar del cuello al felino, soltando inevitablemente el saco cerrado, puesto que ocuparía su mano para dar un puñetazo.

**Thorn** Dom Nov 02 2014, 16:51

El gato esquivó con eficacia cualquier intento de atraparle o golpearle por parte del hombre dragón y entre gruñidos y maullidos enojados se las arregló para enterrarle sus garras en una mano, lo suficientemente profundo como para sacarle unas gotas de sangre. El saco de murciélagos se abrió cuando cayó al piso y los animales contenidos sobrevolaron en estado de frenesí a los dos hombres y les golpearon en el cuerpo, desorientándolos un poco. En ese interín, el felino salvaje aprovechó para cazar a los que habían sido presa de la espada del "filántropo" -que estaban poco menos que muertos- y se los llevó rápidamente, perdiéndose en la espesura de la maleza que les rodeaba.

Antes de que el dúo pudiera recuperarse de ese súbito ataque de la naturaleza, un leve temblor haría que el agua que les rodeaba así como las pequeñas hojarascas que reposaban en el suelo se movieran con un suave vibrar que poco a poco se hacía más fuerte y evidente. Unos inquietantes ruidos similares a pasos fuera de ritmo se dirigían hacia ellos a toda velocidad. Parecían bombos infernales por lo estruendosos que eran, más no por ello la naturaleza dejaba de quejarse. Los árboles se movían a su paso y de vez en cuando se podía sentir a la distancia madera rajándose.

-Kraaaakja jakaakrrr- esucharían, pero era ya demasiado tarde, ellos pisaban la sombra de aquél gigante ser. Medía al menos unos cuatro metros de alto, estaba lleno de tajos, hojas, ramas y extrañas texturas de plantas irreconocibles además de agua y lodo chorreteando por su cuerpo. -Krrr- diría señalando a Kamui, al que disimuladamente se le había trepado Elenah. El troll arrancó como si se tratara de un suave pastito un gran tronco medio seco y amenazó con plantar al humano en ese lugar. Desgraciadamente, fracasó en su intento y solamente golpeó a un lado de él, bañando a ambos hombres en un mar de lodo.

Ya habían encontrado a un troll de río.

Kuzu Lun Nov 03 2014, 06:01

Anonadado vi como la veloz criatura felpuda se dirigía velozmente por los aires al joven Athos, mientras que este soltaba la bolsa de “ratas aladas” y se preparaba para asestar un golpe de puño. Sin pensarlo dos veces solté mi mano de la red y la llevé a la empuñadura de mi espada para acabar con la bestia salvaje, pero no alcancé a desenfundarla cuando de repente los murciélagos que antes estaban cautivos salieron volando en todas las direcciones, como un mago al que se le cae el sombrero lleno de palomas. - ¡Malditas ra… guagh…!- exclamé mientras varias de ellas me golpeaban con su cuerpo y alas en su desesperación por huir. “Asi que esta es su venganza…ratas del demonio.” pensé indignado.

Para cuando logré volver a mis sentidos ya era demasiado tarde. Las perdidas habían sido estratosféricas y solo nos quedaban las 4 alas que había cortado filantrópicamente. Logré divisar que se trataba de una especie de felino salvaje mientras huía con el botín del tesoro. “¿Será esto suficiente?” temí por lo peor. La red estaba arruinada por el lodo y Athos no parecía querer seguir cargando con las cadenas.

- Oye, ¿estás bien?- pregunté con algo de preocupación. Si bien me daba lo mismo el destino de mi acompañante, no sería bueno que se muriese antes de completar la misión. Estábamos juntos en esto, y si queríamos salir vivos de este lugar no quedaba otra opción que cooperar.

De pronto algo cambió en el ambiente. Comencé a sentir leves vibraciones en el oído. - ¿Escuchas eso?- dirigí a mi compañero. Sé que no estaba oyendo cosas que no existían, ya que el sonido se hizo cada vez más frecuente. Observé el charco de lodo a mi costado y pequeñas ondas se formaban en su superficie. La tierra comenzó a moverse bajo nuestros pies, y las aves que estaban apostadas en los árboles no tardaron en huir en una sinfonía desesperada y desconcertante. Era como si una sucesión de explosiones se dirigiese a donde estaba a toda velocidad. El pantano entero parecía estar en agonía, y el sonido de los árboles quebrajándose y siendo tumbados como simples piezas de dominó me indicaba que el bosque no era la excepción. El cielo se oscureció sobre nosotros, y frente a mi apareció la fuente de tanta destrucción.

-Kraaaakja jakaakrrr.- dijo la verdosa criatura que parecía haber salido de… ahm, un pantano, dándonos la bienvenida… supuse. Observé su apariencia, la cual encajaba con mis vagos recuerdos del dibujo que nos había presentado el heterocromo. Tenía unos grandes ojotes que casi parecían sobresalir de su cara; una nariz muy larga, similar a las de los cuentos de brujas malvadas; tenía orejas largas, como las de un conejo deprimido; también unas grandes fauces con afilados colmillos que sobresalían hacia arriba; patas palmeadas… ¿que acaso era un ornitorrinco?; y por ultimo un par de manos exageradamente grandes. “Quizás para vernos mejor, olernos mejor, escucharnos mejor, comernos mejor, pisarnos mejor y… ¿saludarnos mejor? Esto no puede estar bien.” reflexioné. Su altura era realmente imponente, pero había visto alimañas más grandes en mi vida, y sabía que mientras más grande, más duro caían.

Sin embargo, la característica que más sobresalía de la criatura era la cantidad de plantas, ramas, hojas, arbustos y todo tipo de vegetación habida y por haber. Era como estar frente a un imán de vegetación. -Krrr.- gruñó, como respondiendo a mis burlas mentales. De repente noté en mi hombro a Elenah. - ¡Rata Kuki!- exclamé casi de alegría al ver que se encontraba bien, cosa que no duró mucho al notar como encajaban las piezas, y que si se trataba del troll que buscábamos, la pequeña Lehtiä Hiiri era su objetivo y yo lo era por su culpa. - Se una buena chica y no salgas de ahí, ¿sí?- le dije, tomándola con cuidado y metiéndola en uno de mis bolsillos.

“Demasiado tarde.” me dije a mí mismo. Yo me había convertido en su presa, y estaba decidido a hacerme papilla y pulverizarme como quien aplasta un topo con un mazo. Con sus grandes manotas arrancó un tronco sin mayor esfuerzo, como si arrancase una flor para su enamorada, y lo abalanzó sobre mí. Sin ganas de morir en este lugar, lo esquivé hacia un lado. El impacto provocó un estruendo como si la tierra misma hubiera sufrido el impacto de un meteorito, y la ola gigante de lodo que le siguió fue imposible de esquivar. Sus movimientos no parecían ser los más rápidos, quizás debido a su tamaño, pero no era buena idea subestimarlo, sobre todo por el daño colateral que causaba.

Realmente enfadado por tener mi ropa arruinada por el barro, planee mi contraataque, pero primero decidí usar todas mis opciones. - ¡Bestia! ¡Mira lo que tengo acá!.- grité, agitando como un péndulo un ala de murciélago sacada de mi “bolsillo de alas de murciélago”, esperando que esto provocara algún tipo de reacción a mi favor y/o confirmara mis sospechas.

Athos Jue Nov 06 2014, 10:06

Todo ocurrió en un destelló. El gato se le había echado encima con un característico gruñido, agudo y vibrante, con sus garras abiertas y cuerpo bien extendido. Su forma era perfecta de ataque, y lo demostraba ejecutando un excelente asalto sobre Athos, quien fue incapaz de completar su contraataque. Su intento de agarre fue sólo una caricia, y su puño había errado por completo. Soltó un gruñido ahogado al sentir la herida sobre su antebrazo, repeliendo finalmente al felino con un empujón. Mientras tanto, los murciélagos salían volando. "Al menos eso era parte del plan".

El revuelo de los alados provocó una instantánea confusión, o al menos distorsión de la vista. Por un segundo el caballero nubló su visión, sintiendo el aleteo a su alrededor. Cuando se dispersaron, el gato tomaba los dos pequeños que no pudieron escapar. Dio dos largos pasos en su persecución, deteniéndose antes de realizar otro, viendo desaparecer entre la espesura al ágil animal. "Qué lástima". Ya habían sucedido muchísimas molestias en un instante, y por más que fuera su culpa, no había forma de remediar el daño. En cualquier caso, ese par de murciélagos estaba condenado; tanto mejor, debido a que sirvieron de carnada para que los demás escaparan. Aunque de haber actuado antes, aquello se pudo haber evitado.

Levantó su pulgar, observando con neutralidad a Kamui—. Todo bien. Sólo un rasguño. Lo lamento. —Subió las mangas de su túnica para ver detenidamente los rasguños. No eran tan profundos, mas compensaban en longitud. Usó el dorso de su mano para sacudir la sangre, bajando luego la manga de nuevo. Poco podía hacer al respecto, y mientras no se infectara con algo raro, estaría bien—. ¿Usted se encuentra bien? —Parecía estar completo, sin daño a simple vista.

Sintió súbitamente una vibración. Fue tenue, mas progresivamente iba en aumento hasta estremecer la tierra y los árboles. Dio medio paso hacia atrás, acercándose además a las cadenas que había dejado caer—. Algo se acerca. Mucho cuidado. —Advirtió, claro, a su acompañante. Palabras quizá innecesarias, pero a fin de cuenta útiles. Fijó con seriedad hacia el punto de donde parecía provenir el autor de tanto estruendo, y entre las hojas una criatura hizo presencia.

Athos tuvo que subir la vista para enfocar los ojos de esa bestia enorme. Si ya por sí solo el dragón era pequeño, se sentía aún más diminuto en presencia de algo así. Aun envuelto en la impresión, no evitó analizar lo más que pudo, llegar a alguna conclusión útil. Tenía mucha similitud con un troll de río, y de hecho poca duda había, tomando en cuenta esas largas extremidades y ese rostro tosco. A pesar de estar cubierto de ramas y suciedad, era evidente su especia. Sin embargo, ¿sería el que buscaban?

—¡Dispersar! —Dio un grito, y aunque pareciera una orden, en realidad era un consejo, terminó por ser algo inevitable. Rápidamente Komar había dado pasos laterales para alejarse del joven humano, esto provocado por comprender el tipo de arremetida que se venía hacia ellos. Aquel troll había arrancado un frondoso árbol con la facilidad que un niño troza una flor. El troncó azotó el suelo, haciendo temblar la tierra y levantando lodo. Afortunadamente, ambos habían logrado salir del rango de peligro. "Fuerte y rápido". Una combinación poco favorable.

Estaba ahora en una posición fuera de juego. A dos metros de las cadenas y a tres de la bestia, mucho más lejos de su compañero. "No fuera de juego, sino pasando desapercibido". Por alguna razón el troll estaba más concentrado en Kamui, incluso éste había inclinado su golpe hacia él. "Serán por las alas", hizo la suposición, rápidamente confirmada por el llamado que hizo. Prácticamente estaba ofreciéndose como carnada contra un oponente que le superaba en casi todo. "Valiente".

No podía desaprovechar la oportunidad, Athos sabía que debía hacer algo. Con el factor sorpresa de su parte, corrió lo más veloz que pudo hacia las cadenas, sosteniendo un extremo y cargando con éste hacia las patas del troll. Estaba peligrosamente cerca de su rango de ataque, mas confiaba en la ventaja que tenía. Ágilmente se deslizó entre las piernas de la criatura, con la idea de enredar lo mejor que pudiera las extremidades de apoyo del animal, esperando que así pudiera perder el equilibrio.

Sabía que debía tener cuidado al estar tan próximo de él, ya que con un manotazo bien podía destrozarle el cráneo o algo peor.

OFF: Lo siento, el deber me llama. No creo que vaya a demorar tanto la próxima vez.

**Thorn** Sáb Nov 08 2014, 20:27

Elenah pareció comprender las sabias palabras de Kamui y se metió bien en lo profundo del bolsillo, levantando su hocico de vez en cuando sólo para respirar. El lodo afortunadamente no le había alcanzado, por lo que vivaz se revolvía expectante de lo que pudiera llegar a pasar. Cuando Athos tiró la cadena a las patas del gran troll, éste se volvió hacia él, pero gracias a las alas que estaban siéndole mostradas por el humano decidió redireccionar su ira hacia el de la comida. Sin duda la suerte de Komar era un poco mejor a la de Kamui.

La bestia volvió a atacar al humano, esta vez con un puño cerrado, volviendo a levantar lodo hacia todos lados. -Jjjkraaaajjjkakaaaa- se quejaba y bufaba mientras tirada puñetazos a diestra y siniestra por al menos cinco minutos. Los leves temblores y el lodo dificultarían el escape de ambos hombres. De vez en cuando y cada vez más a menudo algún golpe iba dirigido hacia el hombre dragón. En algún momento, sus patas chueca comenzarían a flaquear, por lo que se sentó en el piso, quejándose y aullando. En ese momento la pequeña Lehtiä Hiiri asomaría su hocico como buscando nuevamente las alas de los murciélagos. Probablemente ahora que estaba un poco cansado sería un mejor momento para que aquél par intentara hacer de las suyas.

Kuzu Mar Nov 11 2014, 04:51

Para bien o para mal, había logrado captar la atención de la bestia, la cual ahora me miraba con cara de comensal. “Ha de estar imaginándose que soy alguna especie de pollo asado o algo por el estilo” pensé. Debo de haberme visto muy estúpido agitando esa pseudo-aleta de vampiro, pero eran demasiadas oportunidades que no podía dejar pasar. Le debía una a Athos por el grito anterior al ataque, sino en este momento sería uno con el lodo, y ya que yo tenía la carnada, ¿porque no serlo yo mismo? Detestaba deberle favores a la gente, y él no era la excepción.

Por suerte el joven caballero no era un incompetente, y además era bastante ágil, ya que no tardó en tomar las cadenas y tratar de entrampar los pasos del troll, quien parecía no poder resistir la dulce tentación de lo que supuse era su snack preferido. - Y decías que serían inútiles.- esgrimí con jovialidad.

De pronto mi alegría se acabó al ver como nuestro objetivo se preparaba para dar otro golpe. Me sacudí un poco el lodo y esquivé su titánico puñetazo, solo para quedar aún más empapado en barro. - Maldito… dirigí a Bestia con una mirada de odio infinita. A pesar de que no había dado ni un solo paso, su brazo tenía un rango demasiado peligroso, y quizás aún más poder destructivo que el mismo árbol que había usado hace un rato.

Elenah se agitaba violentamente en mi bolsillo, pero no podía hacer nada por ella. Sacarla en este momento sería un suicidio, y no quería tener preocupaciones distintas a la gran preocupación que estaba frente a mí. Sabía que mi bolsillo no era una posada de lujo, pero tampoco era el lugar más inhóspito del mundo, y ahí al menos estaría a salvo del barro. “Desearía poder meterme yo mismo en mi bolsillo” pensé al ver el estado en el que me encontraba.

Nuestro amigo verdoso retiró lentamente su puño de la tierra, dejando una profunda trampa de barro. Hice nota mental de no acercarme al pozo, y nada más, ya que sin previo aviso lanzó otro golpe que apenas logré a esquivar. De algún modo aún mantenía el ala de rata voladora en mi mano, por lo que decidí seguir provocándolo hasta que se cansara o me matara en el intento. Pero de nuevo las cosas no salieron como lo esperaba, y en un momento de distracción recordó que Athos aún existía, perdiendo el interés en mí y atacándolo.

- Oye tú, ¿que acaso ya no quieres esto? traté de recapturar su atención, agachándome y golpeando el ala de murciélago contra mi trasero en señal de burla. Traté de imaginarme los pensamientos de nuestro objetivo. A esta altura probablemente solo veía su cosa favorita n°1 del planeta siendo secuestrada por una masa marrón abstracta y parlanchina. Mi pelo nunca había estado tan castaño de hecho. Nuevamente traté de sacudirme un poco el lodo y continué esquivando los ataques del gigantesco ser. Los golpes al aire eran rápidos y peligrosos, pero cada golpe al piso parecía sacudir el planeta y generaba una nueva ola hasta el punto en que sinceramente pensé en cambiar mi raza por la de “Elemental de Tierra”. Hasta que inevitablemente se cansó y se… ¿sentó?. No esperaba eso, pero era la mejor oportunidad que habíamos tenido.

Miré mi espada… y se veía totalmente inútil contra algo tan colosal. No estaba en estado de saltarle al cuello, y probablemente me golpearía en el aire como a una vil mosca. Por primera vez en mi vida sentí que no era rival para alguien. ¿Qué debería hacer? Bestia aullaba como… un niño a quien no le habían querido entregar su paleta. ¿Debería simplemente entregársela? La rata kuki parecía leer mis pensamientos, ya que se había escapado momentáneamente de su refugio y se veía muy interesada en el “bolsillo de alas de murciélago”. Lanzarle a Elenah como una ratabola no parecía una mala idea tampoco, aunque ya le había agarrado cierto cariño a la pequeña traviesa. Por otro lado, ponerme en posición fetal, intentar no llorar, y llorar, se veía una buena opción también.

En un acto de valentía/estupidez/resignación, saqué a escondidas las otras tres alas, me acerqué cuidadosamente a Bestia y dejé a su lado el ala que había tenido todo el tiempo en mi mano, con la intención de que si quería más, tendría que seguirme de vuelta a la cabaña.

Athos Mar Nov 11 2014, 23:15

La maniobra que llevó a cabo para limitar las pisadas de la colosal criatura fue exitosa, en el sentido de ejecución, sin embargo no obtuvo efectos inmediatos. Por suerte, o gracias a la distracción que el joven espadachín sostenía, Athos no tuvo problemas en acercarse y alejarse. Había tomado, de manera muy complicada, pasos atrás, esperando a que Bestia hiciera un mal paso y cayera por la opresión que las cadenas hacían, mas eso no sucedió. En cambió, un temblor le hizo perder el equilibrio, viéndose en un segundo cubierto de lodo de pantano; esto causado por un tremendo puñetazo del troll.

Era increíble la fuerza de ese monstruo, difícil de comprender inclusive. Cierto que era grande y bruto, mas no parecía haber realmente mucho músculo debajo de su piel. En realidad, lo notaba delgado al compararlo con su altura. "No me imagino el poder que un troll bien desarrollado pueda tener". Tal vez había algo más que no estaba tomando en cuenta, quizá la técnica de golpeo o la dura coraza que le rodeaba, o simplemente había hecho un mal cálculo. Y hablando de cálculos...

Conforme se fue reincorporándose y echando un vistazo al escenario, notó dos cosas. Su compañero estaba a salvo, ensuciado y recién librado de una arremetida, pero a fin de cuentas sano y vivo. Y que Bestia se daba media vuelta, en dirección hacia Athos. "Hora de moverse". Pero no podía moverse con comodidad, su ropa estaba cubierta por hierba y mugre, en especial su túnica, que ahora había aumentado su peso por toda la suciedad acumulada. Lo que Komar debería de hacer estaba claro, liberarse del lastre. De manera un poco torpe, aunque rápida, logró deshacerse de ella. Tuvo que destrozar los botones y tirarla hacia atrás sin cuidado, obviamente no planeando recuperarla. Justo a tiempo... O algo así.

El troll dirigió sus nudillos enormes hacia Athos, quien tuvo que saltar sin cuidado hacia un lado para no verse embestido por esos grandes dedos, cayendo inevitablemente en más tierra mojada, tornando verde su camiseta blanca y ensuciando más su rostro. En cuando pudo ponerse de pie, se removió el lodo de la cara con sus brazos, intentando enfocar lo antes posible a su oponente salvaje, creyendo que debería esquivar otra vez. "Esta vez debería hacerlo con más cautela". No fue así, su acompañante había atraído su atención de nuevo, esta vez de una manera un tanto cómica, tanto que el dragón soltó una media sonrisa. "Gracias". No tenía mucho caso decirlo en ese momento.

En los tiempos en los que no era atacado, el ciudadano de Dundarak trataba de crear algún plan para tumbar a su rival, mas no lograba concebir un modo adecuado para lograrlo, no sin poner en riesgo sus vidas. Algunas ideas como subirse a un árbol y atacar desde arriba eran descartadas por la falta de ramas estables en las cuales apoyarse, y los intentos de escalar a Bestia también eran desechadas por temor a que sus largos brazos le alcanzaran. "Tal vez podríamos cansarlo". Siendo esa su única táctica por el momento, continúo enfocándose en evitar los otros asaltos que caían sobre él, esta vez sin tanto alboroto, aunque con cierta dificultad.

Tras unos minutos de estar eludiendo a su enemigo, éste finalmente cedió a su centro de gravedad y llevó su cuerpo al piso causando otro estruendo, pareciendo que tomaba asiento. Por un par de segundos Athos se debatió si eso había sucedido porque las cadenas le hicieron caer o si se debía a falta de energía, pero paró de pensar en ello cuando una tercera hipótesis vino a su psiquis. "Pierna mala". No había realmente parecido que tuviera su extremidad inferior dañada, pero tampoco se podía garantizar su solidez. También parecía tener interés hacia las alas de murciélago, o hacia el desafortunado Kamui, quien había recibido mucha más importancia por el momento. No seguro de si era o no realmente Bestia, y aprovechando su estado pasivo y nueva distracción del humano, se acercó a su espalda.

Durante la caminata, notó que Elenah yacía otra vez entre ellos. "Encontró su camino hasta nosotros, qué interesante". Ese pequeño roedor seguro que tenía un excelente sentido de la orientación.

Finalmente se colocó atrás del troll, manteniendo una distancia prudente, buscando la marca que el misterioso hombre había mencionado que poseía, de esa manera podía confirmar que era realmente su objetivo, ya que si no lo era, deberían dejar a ese animal ahí y retirarse cuanto antes, reanudando la búsqueda. "No suena muy agradable". Tanto tiempo, energía y recursos desperdicios. ¿Qué tan bien la fortuna les sonreiría en esa ocasión?

**Thorn** Miér Nov 12 2014, 01:10

El llanto de la criatura era lastimero, cuando Athos se acercó por su espalda, se movió un poco pero luego se mantuvo quieto, parecía adivinar las intenciones del hombre más pareció no darle importancia. En cuando a las alas que Kamui estaba buscando darle, el troll no fue capaz de tomarlas con aquellas manos suyas, por lo que luego de un par de intentos lastimeros se dio por vencido y se echó al suelo pataleando como un crío y odiando a Kuzu por no darle la comida en la boca como solía hacerlo su dueño.

Efectivamente, en una de sus pataletas ambos hombres serían capaces de encontrar el tatuaje distintivo de la bestia. Después del momentum podrían ser capaces de moverlo a voluntad, aunque las cadenas que aún estaban en sus pies le dificultarían que se levantara para seguirle. Elenah se mantenía sumisa en su lugar, viéndolo todo con sus pequeños ojos negros llenos de vida y olfateándolo todo con aquel pequeño hocico. Pero pronto ella comenzó a escarbar en el bolsillo del humano, se inquietó y empujaba con su pequeña cabeza la pierna del humano.

El troll que había comenzado a cooperar pareció perder el interés en seguir a aquél par y se mantuvo estático en su lugar. Nuevamente la naturaleza había comenzado a quejarse, pero esta vez por algo más temible y poderoso: una troll hembra. Era al menos un metro más baja que su compañero pero no por ello su apariencia era menos peligrosa. El troll se mantendría inmutable por un par de minutos más, sin embargo si la dupla no mostraba la pericia necesaria las cosas podrían salirse de control nuevamente.

Kuzu Jue Nov 13 2014, 05:29

Athos parecía no desaprovechar ni un solo segundo, ya que apenas Bestia se sentó, este se acercó por detrás, probablemente para tratar de divisar el tatuaje que había mencionado nuestro cliente. “Una preocupación menos” pensé, esperando que si lo encontraba, compartiese el conocimiento y ayudara a confirmar que se trataba de la criatura que buscábamos.

Dando unos pasos hacia atrás, me dediqué a observar y estudiar el comportamiento de nuestro “pequeño” malcriado. Por suerte se había portado bastante bien y no me había hecho añicos mientras me acercaba. ¿Tan cansado estaba? Todo se volvía ilógico, ya que apenas había dejado la carnada en el suelo, este se calmó e intentó tomarla con sus grotescamente enormes manos. “Que alimaña más patética” concluí. De hecho era casi crueldad animal, ya que por más que lo intentaba, sus manos eran exageradamente grandes como para tomar algo tan diminuto y frágil.

No estaba seguro de para qué quería eso. Su dueño había sido ambiguo en la información, y solo nos había dicho que le gustaban las alas de murciélago. ¿Cómo comida, como juguete, o quizás solo una obsesión enfermiza? Sea como sea, no iba a llegar más lejos que eso. Era un humano estúpido, pero no tanto como para que me arrancasen el brazo tratando de darle de comer a un troll de rio en la boca o entregándole algo en sus manotas. De lo que si estaba seguro es que no estaba ante una simple bestia; este ser poseía un intelecto más desarrollado de lo que parecía, con un comportamiento hasta el momento similar al de un niño llorón al que le muestras un objeto brillante y colorido para que deje de hacer pataletas. Sin duda una mascota inusual y exótica.

De pronto simplemente se dio por vencido, y volvió a su actitud actual. Traté de mantenerme firme ante su ataque de frustración. Sus ojos llenos de un odio profundo por la humanidad reflejaban quien era el verdadero villano de esta historia, pero estaba dispuesto a cargar con el estigma. Probablemente si le daba lo que quería, perdería el interés y no podríamos llevarlo a la cabaña, quizás simplemente nos mataría en el acto, por lo que agradecí que no pudiera tomarlas con sus manos. Había cortado una línea, pero aún tenía 3 cebos bajo la manga, más que suficiente para recapturar su atención. Pero antes de eso…

- Caballero, ¿es este nuestro objetivo?.- consulté con mi colega. Necesitaba saber su opinión y si había visto el tatuaje que había mencionado el hombre en nuestro pequeño lloricón. Ya había desperdiciado una carnada, no iba a malgastar las tres que me quedaban en un troll convenientemente erróneo, conveniente para nuestra mala suerte claro. Una vez confirmada su identidad, estaba seguro de lo que debía hacer.

- ¡Bestia!.- grité, tratando de captar la atención del alborotado ser. - ¿Quieres? Sígueme.- dije mostrándole no una, sino tres alas de murciélago y haciéndole señas con el brazo. No estaba seguro de que pudiese entender mis palabras, pero le tenía fe a la universalidad del lenguaje de señas, junto con la del lenguaje de las alas de murciélagos. Además, aunque pudiésemos cortarle una pierna, imaginé que sería casi imposible llevarlo de vuelta, por lo que la mejor manera era que se devolviera por sí mismo.

Habiendo nuestro pez gordo mordido el nuevo anzuelo, empecé a caminar la ruta de regreso, observándolo de reojo y en constante alerta ante cualquier irregularidad tanto en él como en lo que se nos podría aparecer en el camino. Gracias a los esfuerzos de Athos, las cadenas que amarraban sus pies dificultaban su avance, por lo que no tenía que preocuparme mucho de que saliera corriendo tras nosotros. Aunque estuviera cojo, quizás no había forma de ganarle en velocidad, y menos en el estado que me encontraba. Comencé a ponderar cuando poder poseía el sujeto que nos había contratado, para poder decir con seguridad que Bestia era su mascota. No era normal, y no me gustaba el presentimiento que se alojaba en mi corazón.

Observé a la pequeña Lehtiä que había hecho de mi bolsillo su nuevo hogar y le acaricié con delicadeza. Se estaba portando muy bien, el bruto que nos seguía fuese tan educado como ella. Pensándolo mejor, deseaba que me acompañase en mis futuras aventuras, era mucho mejor que tener de mascota a un trozo de vidrio inerte, y estaba seguro que a Luka le gustaría, si es que volvía a verla algún día. Pero primero necesitaba salir con vida del pantano.

De pronto no la vi más, y noté que algo andaba mal. Mis sospechas aumentaron cuando la pequeña rata comenzó a golpearme la pierna, como tratando de avisarme de algo muy malo. No la había sentido tan agitada, ni siquiera cuando estaba ocupado esquivando los ataques del troll. Me detuve un instante y me di la vuelta. Nuestro “prisionero” había dejado de avanzar, parecía congelado en el tiempo, solo para empezar a mirar hacia todos los lados. Cerré los ojos y pude sentir vibraciones en el ambiente, muy similares a cuando había aparecido nuestro objetivo. Las aves que habían huido de la arremetida salvaje de Bestia volvieron a huir, los árboles que creían haberse salvado por estar lejos de las anteriores víctimas estaban sufriendo, y esta vez era…. ¿una trola salvaje?

- Mierda… esto no es bueno. ¡Oye Bestia, mira lo que tengo aquí!.- grité, pero mis palabras chocaron con una pared gigante y verdosa de la más pura y absoluta indiferencia. La situación había pasado de buena a “mamá, rompí un espejo con un gato negro bajo una escalera”. Las opciones comenzaron a pasar por mi cabeza. Un ataque directo a cualquiera de los dos estaba descartado totalmente, de hecho, ella parecía mucho más agresiva y peligrosa que él, como si su actitud proviniese de la posibilidad de que no se hubiera apareado en años... ¡siglos quizás! Desconocía la longevidad de esta especie. No teníamos más cadenas, y lo que nos quedaba de los desafortunados murciélagos probablemente no funcionaría en ella. ¿Que son unas insulsas alas contra el poder del amor? Huir seguía siendo una opción válida. Suspiré… habíamos vuelto al principio.

Sin mucho que hacer, me interpuse entre ambos, desenfundé mi espada y comencé a dar cortes en el aire con la intención de amedrentarla y de que se alejase de nosotros.

Athos Sáb Nov 15 2014, 22:44

El troll pareció sentir que se acercaban a su retaguardia, puesto que de inmediato se vio inquieto, sacudiendo su cuerpo completo y amenazando con hacer un nuevo escándalo, aunque sólo duró haciendo aquello por unos segundos antes de volver a la quietud. Athos se intrigó por ese comportamiento, de inmediato lanzando suposiciones. "¿Tal vez le lastimaban su espalda?" No veía heridas inmediatas o cicatrices, mas eso no significaba que no le torturaran. "¿Quizá recuerda el dolor que sintió cuando le pusieron la marca?" No sabía cómo se la habían puesto, ni cuando, pero quizá no había sido agradable. "¿O solamente se agitó por algo más?" La vida estaba llena de coincidencias, después de todo.

Aun así, fue capaz de capturar el símbolo en su espalda, no de manera completa pero sí lo suficiente para estar seguro que la bestia era de hecho Bestia. O no, pero poco podría hacer al respecto. Se acercó a Kamui y manteniéndose sereno, casi despreocupado, le dirigió la palabra—. Supongo que lo es. Marca en la espalda, atracción por las alas de murciélagos... —Frunció un poco el ceño, recordando las muertes de los dos alados—. Una pierna en mal estado. —Se encogió ligeramente de hombros, también formando una sonrisa conformista—. A menos de que haya otro troll con las mismas características, tenemos al indicado.

Comenzó a ir más despacio, dejando que se adelantaran el hombre y el troll—. Me quedaré atrás para hacer guardia. No queremos que algún animal curioso estropee esto. —Era poco probable, ya que ningún ser en su sano juicio se acercaría a ellos ¿pero para qué arriesgarse?

Así que avanzaron con esa formación, llevando una velocidad un poco lenta y tosca, tanto por el cansancio de los dos caballeros como por los torpes pasos de Bestia, aún encadenado. "Me pregunto si será buena idea liberarlo". Tenía sus ventajas y desventajas. Cierto que caminaría mejor, pero significaría que alguien debería cargarlas para regresarlas a su dueño. "Él es más fuertes", con eso se convenció a sí mismo en dejarlas donde estaban.

Athos observaba a su alrededor, no prestando mucha atención a los detalles, concentrándose sólo en lo que estaba más próximo. Poco había para haber. Plantas pantanosas, las formas de las pisadas de la criatura, algún insecto que esperaba por alguna presa, de repente un ave pasaría aleteando por un flanco... Era un paseo tranquilo. Y así como empezó, terminó, antes de lo esperado.

Súbitamente se detuvieron por la pausa de Bestia, quien volvió a verse inquieto, sobre todo por su vista que la dirigía de un lado a otro. Komar hizo lo mismo, esforzándose por encontrar la fuente de ese problema. Imaginaba que habría algunos murciélagos pasando por aquí, o que tal vez algún animal atrevido estaba cerca. Ambos casos seguramente presentarían problemas intensos, los que deberían ser resueltos. Antes, era preciso identificar la fuente. Fue peor de lo que creía. —O no.

Un ser similar a Bestia se veía a algunas yardas de ellos, luciendo un metro más diminuto. Aun así, tenía un aspecto igual de demoledor y potente, incluso lucía ligero. ¿Pero qué importaba, por qué se sentía atraído Bestia hacia él? No conocía a los trolls de río, pero no parecían que fuesen del tipo que buscaran pelea con todos. "A nosotros nos atacó porque teníamos las alas, supongo".

Su acompañante tomó la iniciativa mientras el dragón continuaba observando detrás de él, tratando de comprender la situación y así tomar una decisión. "Tal vez es una hembra". Eso explicaría el aspecto más pequeño, aunque bien podía ser sólo un troll con menos edad. "¿Será su hijo?" Ambas opciones dificultarían mucho la misión. El joven cortaba el aire, seguramente tratando de ahuyentarle "No es mala idea". Usar violencia para asustar a otro podía funcionar sin dudas, y de ser así, Athos podía transformarse y espantarle, incluso forzar a Bestia a seguir su camino. No lo había considerar, y ahora que lo hacía no sonaba ni favorable ni contraproducente. Parecía algo cruel, demasiado agresivo. "Pero efectivo". Eso no lo sabía.

Reflexionaba entre hacerlo o no, buscando otra alternativa que luciera igual de eficaz. "¿Taparle los ojos?" No. La sintió antes de verla, le seguiría con el simple olfato. "Distraerlo". Tampoco. Lo único que tenían era las alas, y él mismo las ignoró. "Entonces distraer al otro troll". ¿Cómo, con qué?

Soltó un suspiró y empezó una carrera, rodeando al hombre para no atravesarse con sus cortes—. Intentaré llamar su atención. —Pasó corriendo, dirigiéndose hacia aquella criatura, ensuciándose a propósito en su carrera y recogiendo ramas. "Creo que intentar esto es mejor que estar parado". Se puso muy cerca del troll, y empezó a agitar las hojas que tenía, haciendo un poco de ruido con ellas y retrocediendo lentamente. No tenía fundamento para su plan, sólo lo hacía para hacer algo y no tener que recurrir a su primera idea. "Ven, por favor".

**Thorn** Lun Nov 17 2014, 22:20

Bestia se mantuvo paralizado por el rato siguiente. Parecía debatirse si mantenerse en ese lugar, ir con aquella de su misma especie o seguir a los hombres. Por su parte la hembra parecía estar furibunda y absolutamente enojada. Caminaba pesadamente y no se molestaba en esquivar malezas o cualquier cosa que podría ser capaz de lastimarla, aunque se probaría que su piel era más fuerte que un escudo de metal.

Al ver al humano dio un bufido que le llenó de mocos de pies a cabeza. Mientras su acompañante se llenaba de ramas y lodo, la hembra pareció propinarle un golpe a bestia, el que él ignoró, devolviendo simplemente un soplido que podría interpretarse como de aburrimiento si es que esa bestia podría sentirlo. Entonces ella, pateó el suelo y le arrancó la espada al hombre que no cesaba de agitarla, la observó durante unos segundos y luego la desechó tirándola muy lejos. Cuando Komar intentara llamar su atención, ella le miraría con total concentración y fascinación. De tratarse de un gato probablemente estuviese moviendo su cola a la espera de saltarle para descogotarle y convertirle en su presa, sin embargo la pesada troll no pudo hacer más que intentar seguir a su nuevo objeto de acompañamiento con la velocidad de un muerto.

Para el tiempo en el que Athos desapareciera de la vista de Kamui, el troll pestañearía un par de veces como queriendo despertar de alguna especie de trance. Cuando se vio solo comenzaría a moverse hacia el lado opuesto en el que había desaparecido la hembra, pero su capacidad motora estaba ampliamente reducida, por lo que el humano podría alcanzarle fácilmente. Sin embargo nada parecería poder hacerle cambiar de parecer hasta que Elenah se montara al hombro del humano. Ese sería el momento de comenzar la verdadera caza. La caza del humano. Los ojos del troll se iluminarían y una nueva energía parecería desbordarle, sin embargo las cadenas no dejarían de limitar su movimiento.

Athos Mar Nov 25 2014, 21:36

"¿Y ahora qué?"

Athos continuaba agitando las ramas y haciendo sonidos que ni él sabía que podía hacer. Silbaba, parecía gruñir, aullar y al mismo tiempo sisear como serpiente. Todo para que el troll delante suyo no se aburriera y le siguiera. A fin de cuentas, era un animal con intelecto inferior, fácilmente manipulable y sin capacidad para comprender sus astutos deseos. "Lo siento". Sentía cierta tristeza por la criatura, que sin duda tenía algo que quería hacer antes y ahora era era desviada de su objetivo. Pero era mejor que estuviera con él que con Bestia y Kamui, quienes no fueron bien saludados.

"¿Pero qué sigue?"

El troll le seguía al mismo ritmo con que él se alejaba, adentrándose más al pantano. Era complicado, debía girar sobre su propio eje para ver que seguía un sendero seguro, haciéndolo suficientemente rápido para no perder de vista al gigante ser, pero también de tal manera que no se viera como algo mecánico y luciera más como una danza, con el claro propósito de no dejar de parecer seductor. No sabía por cuánto tiempo tendría bajo hipnosis a esa bestia, pero trataría de hacerlo tan prolongado como fuera posible, de forma que el joven pudiera llegar a la cabaña a cumplir la misión. El plan, por lo tanto, era simple, separarse.

"¿Pero y yo qué?"

Realmente no se preocupaba mucho por sí mismo. Eventualmente sucedería una de dos opciones. El troll se aburriría y haría algo más, entonces Komar se pondría en marcha hacia la cabaña. "Cuya dirección he perdido". Quizá se treparía a un árbol para tener mejor visión, eso era que solucionaría después. O la troll se enojaría y le atacaría, en cuyo caso correría, y de ser alcanzado, usaría su forma de dragón para alejarse. No había mucho espacio para maniobrar, pero al menos estaría más seguro que quedándose como humano.

"¿Y si no sucede ninguna de esas dos posibilidades?"

Existía la ridícula posibilidad que algún animal le saltara de repente. Como una araña, por ejemplo, o incluso otro gato salvaje. No estaba realmente en su control, sino en las manos de la fortuna. Confiaría en sus reflejos e instintos para encontrar la respuesta correcta cuando algo así sucediera, mientras tanto, se concentraría en el ahora, que era atraer al troll a... "Lejos". Era bueno no tener que ir por un camino específico, sólo evitar un camino específico. "Me pregunto si moriré aquí". Eso sería triste... No porque dejara de vivir, sino porque Kamui quedaría sin idea de lo que le había sucedido.

Kuzu Jue Nov 27 2014, 05:21

- Intentaré llamar su atención.- Dijo el joven quien parecía haber visto también la futilidad de tratar de hacerlo con nuestro verdadero objetivo. Una gota de sudor corrió por mi frente. “Debo verme bastante estúpido haciendo esto” pensé, esperando que esto no repercutiera en algún juicio futuro de parte de mi acompañante. La “pequeña bestia” no parecía estar siendo intimidada en lo más mínimo por mi ataque especial, tanto que si el aire pudiese ser cortado, este estaría riéndose en mi cara ahora mismo. A diferencia del cojo, caminaba con paso firme y seguro. No, más que eso, era como si a un bio-cibernetico le pusieran un rodillo gigante y lo usaran para aplanar caminos. Nada podía detenerla.

Su propio ataque especial de mocos fue letal, como si no fuese suficiente con el barro que ya me cubría de pies a cabezas. “Luka estaría partiéndose de la risa en el suelo si me viera o supiera de esto” pensé, con cierto temor a la destrucción masiva de la imagen que tenía de mí mi enamorada. A pesar de todo, mantuve mi guardia. No dejaba de estar frente a una criatura que me doblaba en estatura y que podría matarme ante el más mínimo descuido. La bestia levantó su brazo y lanzó un golpe de puño. Me preparé para el impacto, pero éste nunca llegó, ya que iba dirigido a la verdadera Bestia, quien ni se inmutó con el golpe. “¿Tan fuerte es el poder del amor, que tienes que actuar como si Cupido te hubiera atravesado con una lanza? Al menos defiéndete, no te dejes dominar.” reclamé en mi mente. Traté de aprovechar la oportunidad y dar un contraataque, pero de un solo pisotón lleno de… ¿frustración?... la hembra creó un fuerte sismo local que me hizo perder el equilibrio instantáneamente.

- Nooooo, ¡mi espada! ¡Devuelvemela!.- alegué, como un niño al que le han robado su dulce. No sé si fue planeado o simplemente curiosidad animal, pero si no recuperaba mi espada estaría en grandes aprietos. “Aunque por otro lado… los mocos… eww…” quizás era hora de comprar una nueva, pero descarté el pensamiento ya que la necesitaba, o mis probabilidades de salir vivo del pantano se reducirían considerablemente. Por suerte la criatura pareció perder el interés en ella, como cuando un hijo que se da cuenta de que su juguete no es tan mágico en sus manos a diferencia de cuando está en manos de sus padres.

Eso era… éramos todos unos niños. Bestia era un niño grande y mimado. Su novia era una niña malcriada y desilusionada… y yo… yo era un niño víctima de una bravucona. Solo faltaba Athos. “¿Quizás él sea el único adulto aquí? ¿O… quizás no?” reflexioné al verlo como corría, recogía ramas y se ponía a hacer un extraño baile con ruidos tribales. Era todo un ritual de apareamiento y parecía dar resultados, ya que consiguió captar la atención de la hembra mucho mejor de lo que mi pobre demostración de destreza con la espada. Hice una reverencia y recogí lo que había venido a buscar, luego la limpié y la enfundé. - Athos, eres todo un héroe, tu sacrificio será recordado por siempre.- reí maliciosamente.

Aproveche la oportunidad de que nadie me estaba prestando atención y volví donde se encontraba nuestro Troll objetivo, quien se alejaba a paso de tortuga coja con distemper hacia… ¿algún lugar? Entre tantas distracciones ya había perdido mi orientación, así que simplemente lo seguí y me puse frente a él. Tomé un ala de murciélago y se la mostré, pero parecía estar completamente ido. “¿El golpe le habrá dañado alguno de sus órganos internos… o quizás la separación destruyó su corazón?”. Supuse que no había forma de averiguarlo. Si no tenía su atención no podría guiarlo a ningún lado, pero… ¿cómo lograrlo? No era bueno en esto. Solo sabía llamar la atención de mujeres humanas o similares…

Pero la respuesta llegó sola, cuando un ser cuya presencia había olvidado reapareció, y no halló nada mejor que posarse sobre mi hombro. - ¡Rata Kuki! dije con la alegría de quien vuelve a ver a un ser querido luego de mucho tiempo. - Espera… ¿Rata Kuki? ¡Mierda! exclamé al recordar las palabras sarcásticas de nuestro cliente y los eventos previos. Yo debía dejar de ponerle apodos raros a todo ser vivo que se me cruzara, y Elenah debía aprender a no exponerse innecesariamente. - ¡Afirmate!- le dije al pequeño roedor. La expresión de Bestia cambió radicalmente y solo atiné a correr, como si mi vida dependiera de ello, esperando que la dirección hacia dónde íbamos fuese la salida de este pantano infernal. Una vez más estabamos jugando al gatroll y el ratón; y aunque no fue la manera más óptima, al fin había recuperado su atención.

**Thorn** Jue Nov 27 2014, 11:49

El camino de la dupla se había bifurcado, la troll que seguía muy de cerca a komar no era ni ágil ni veloz, por lo que de tanto en tanto parecía arrepentirse de estar siguiéndole o intentaba atacarle con algún tronco que encontraba en su camino, pero pese a cualquier cosa, siempre volvía a encontrar interés en aquella pequeña presa, por lo que no dejaba de perseguirle de una forma lenta, pero segura. Por el lado de Kamui, Bestia le seguía lo más cerca posible y Elenah no dejaba de hacerse visible para asegurarse de que así fuera.

Las ramas y el lodo del pantano parecían tener vida e intentaban sepultar a aquellos dos hombres en ese frío y tétrico lugar. El día estaba por terminarse y los últimos rayos de sol comenzaban a esconderse tras los altos árboles. Sin embargo, luego de alrededor de media hora de esquives, rodeos y piruetas, tanto el semi dragón como el humano encontrarían la casa de Franco. En la puerta, no sólo él sino una pequeña escolta de hombres encapuchados y escondidos bajo túnicas de cuero les esperaban con armas y redes gigantes. Ninguno de ellos parecía afectado por el tamaño o la agitación, ni siquiera el viento que comenzaba a levantarse parecía tener control sobre ellos o su vestimenta.

El de los ojos dispares se quitó su capucha y caminó lentamente hacia Kamui. Extendió una mano hacia donde de encontraba Elenah y ésta saltó limpiamente para posicionarse sobre su hombro. Él la olfateó y pareció susurrarle unas palabras en un idioma desconocido, más ambos parecían alegres de haberse reencontrado luego de una larga separación. Ignorando al hombre, se interpuso entre él y el troll con un movimiento rápido pero suave. Al verle, Bestia se detuvo súbitamente. Franco elevó sus cejas con incredulidad al ver las cadenas enredadas entre las piernas de su mascota pero no dijo nada.

Los ruidos de la hembra troll ahora eran estrepitosos, parecía querer atacar a Bestia y deshacer la cabaña o convertir en puré a los fuertes hombres que comenzaban a rodearla. Franco dedicó media sonrisa a los dos valientes que habían cumplido con la misión, estiró su diestra hacia la mascota perdida y éste se agachó, permitiendo que su amo se sentara en su hombro. Él mismo se quitó la cadena de entre sus piernas –no sin un poco de trabajo torpe-

-Lo han hecho bien- su voz era condescendiente y dulce, exageradamente simpática-Espero que Bestia no les haya causado muchos problemas- su vista se enfocaba ahora en la batalla campal que estaban teniendo sus esbirros para apresar a la troll -Pero sus esfuerzos serán recompensados- su vista se paseaba entre Athos y Kuzu mientras acariciaba a Elenah. - Les estoy agradecido y Franco no olvida sus deudas finalizaría la sentencia tirándole dos sacos a Athos, cada uno con la mitad de la recompensa y uno a Kamui, puesto que él había aceptado por adelantado media paga.

-Ah- diría antes de que los hombres se retiraran para llamar su atención. Revolvió uno de sus bolsillos y sacó un par de sellos y dos anillos idénticos. -Esto les servirá en los mercados… digamos que es una atención por haber cumplido con su misión hecho esto, sus ojos comenzaron a solidificarse en una mirada que infundía respeto y comenzó a atender la batalla campal que se estaba dando frene a él.

Recompensas
-500 aeros
-15+5 de experiencia= 20 puntos de exp.
- un sello válido en cualquier mercado por el 50% del valor de un bien que desees adquirir (mientras su valor sea inferior a los 1000 aeros)
-un anillo con el sello de Franco para un descuento del 50% en compras realizadas en el mercado negro

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