En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
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En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Un mes, un largo mes había pasado desde la fatídica noche en que la bruja se perdió por los callejones de la ciudad. Aquella en que había resultado maldita por culpa de una extraña bolsa con runas grabadas. Desde entonces, unas horribles pesadillas protagonizadas por jinetes oscuros la atormentaban a menudo. Todas transcurrían en pequeñas aldeas que parecían tranquilas, hasta que los jinetes entraban en escena y las arrasaban, matando a todos los habitantes de maneras espantosas.
Y la bruja se veía obligada a ser espectadora de aquella atrocidad, mientras los mutilados cuerpos de los aldeanos yacían a su alrededor. No podía hacer nada por los moribundos, cuyos gritos de ayuda le taladraban los oídos. Sin embargo esto no duraba mucho, otra voz se alzaba sobre ellos y atraía la atención de la joven. Una enorme sombra, sentada en un improvisado trono de cuerpos, que la llamaba e intentaba que cediera y se entregase a ella, a la muerte. Pero la hechicera no aceptaba, negaba con la cabeza y cerraba los ojos, deseando que todo aquello terminase.
- ¡No! - despertó entre gritos, con la respiración agitada y el cuerpo cubierto de sudor. Se llevó las manos a las sienes, deseando poder borrar las imágenes de su memoria. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, donde pudo refrescarse y deshacerse de la camisa larga que usaba para dormir. Observó su reflejo en el modesto espejo, la falta de descanso había hecho mella en su persona. Tenía el rostro pálido y unas oscuras ojeras bajo los ojos, que le daban un aspecto demacrado.
Aunque las pesadillas no eran las únicas responsables de aquello, también padecía fiebres de vez en cuando, e incluso había tenido un desvanecimiento repentino días atrás. Recorrió con los dedos la runa que había quedado grabada a fuego sobre su pecho, aquella marca que le recordaba siempre el peso que llevaba encima. Suspiró amargamente y se introdujo en la bañera, de la que no salió hasta que el agua empezó a enfriarse. Se vistió y se acercó a la ventana, apartó la cortina y pudo ver que los farolillos de las calles seguían encendidos, aún era temprano y no había amanecido.
A pesar de eso, la bruja tomó su cinturón y salió de la posada, rumbo a la zona en que habían desembarcado cuando llegaron a la ciudad. Aspiró la brisa marina, como si aquel soplo de aire fresco pudiese despejar todas sus preocupaciones. Avanzó a lo largo de la playa, mientras el sol comenzaba a asomar por el horizonte. Sabía que se encontraba cerca de territorio elfo y que debía evitarlo, aunque probablemente ellos fueran los únicos que pudiesen ayudarla a librarse de la maldición.
Los anaranjados rayos del naciente sol bañaron la orilla, haciendo que la de ojos verdes se detuviera a admirar los reflejos que provocaba en las calmadas aguas. Tomó asiento sobre la arena, con las piernas flexionadas y los brazos sobre las rodillas, dejando descansar la cabeza sobre ellos mientras observaba en silencio el amanecer. Tras unos instantes, bajó la mirada hacia las olas que llegaban a la orilla para luego retroceder y volver al mar. - Encontraré la manera de acabar con esto…- musitó para sí misma, al tiempo que cerraba los ojos.
Debía enfrentarse a aquella situación con optimismo, o de lo contrario terminaría rindiéndose y cediendo a la petición de la sombra. Apartó de su mente todo pensamiento y centró su atención en el relajante sonido de las olas, mientras los cálidos rayos alcanzaban su cuerpo.
Y la bruja se veía obligada a ser espectadora de aquella atrocidad, mientras los mutilados cuerpos de los aldeanos yacían a su alrededor. No podía hacer nada por los moribundos, cuyos gritos de ayuda le taladraban los oídos. Sin embargo esto no duraba mucho, otra voz se alzaba sobre ellos y atraía la atención de la joven. Una enorme sombra, sentada en un improvisado trono de cuerpos, que la llamaba e intentaba que cediera y se entregase a ella, a la muerte. Pero la hechicera no aceptaba, negaba con la cabeza y cerraba los ojos, deseando que todo aquello terminase.
- ¡No! - despertó entre gritos, con la respiración agitada y el cuerpo cubierto de sudor. Se llevó las manos a las sienes, deseando poder borrar las imágenes de su memoria. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, donde pudo refrescarse y deshacerse de la camisa larga que usaba para dormir. Observó su reflejo en el modesto espejo, la falta de descanso había hecho mella en su persona. Tenía el rostro pálido y unas oscuras ojeras bajo los ojos, que le daban un aspecto demacrado.
Aunque las pesadillas no eran las únicas responsables de aquello, también padecía fiebres de vez en cuando, e incluso había tenido un desvanecimiento repentino días atrás. Recorrió con los dedos la runa que había quedado grabada a fuego sobre su pecho, aquella marca que le recordaba siempre el peso que llevaba encima. Suspiró amargamente y se introdujo en la bañera, de la que no salió hasta que el agua empezó a enfriarse. Se vistió y se acercó a la ventana, apartó la cortina y pudo ver que los farolillos de las calles seguían encendidos, aún era temprano y no había amanecido.
A pesar de eso, la bruja tomó su cinturón y salió de la posada, rumbo a la zona en que habían desembarcado cuando llegaron a la ciudad. Aspiró la brisa marina, como si aquel soplo de aire fresco pudiese despejar todas sus preocupaciones. Avanzó a lo largo de la playa, mientras el sol comenzaba a asomar por el horizonte. Sabía que se encontraba cerca de territorio elfo y que debía evitarlo, aunque probablemente ellos fueran los únicos que pudiesen ayudarla a librarse de la maldición.
Los anaranjados rayos del naciente sol bañaron la orilla, haciendo que la de ojos verdes se detuviera a admirar los reflejos que provocaba en las calmadas aguas. Tomó asiento sobre la arena, con las piernas flexionadas y los brazos sobre las rodillas, dejando descansar la cabeza sobre ellos mientras observaba en silencio el amanecer. Tras unos instantes, bajó la mirada hacia las olas que llegaban a la orilla para luego retroceder y volver al mar. - Encontraré la manera de acabar con esto…- musitó para sí misma, al tiempo que cerraba los ojos.
Debía enfrentarse a aquella situación con optimismo, o de lo contrario terminaría rindiéndose y cediendo a la petición de la sombra. Apartó de su mente todo pensamiento y centró su atención en el relajante sonido de las olas, mientras los cálidos rayos alcanzaban su cuerpo.
Última edición por Elen Calhoun el Jue 15 Ene 2015, 05:25, editado 1 vez
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Leinil acababa de despertarse, había dormido más de lo que tenía planeado, le gustaba salir con el amanecer, los primeros comerciantes comenzaban a llevar sus mercancías y nunca le faltaba oportunidad de tomar algo, rara vez esos imbéciles notaban que les faltaba algo, al menos no con los primeros momentos matutinos, era más lo que tenían que transportar que lo que debían contar.
Se sacudió un poco la arena de la ropa, pues había pasado la noche entre algunas rocas cercanas a la playa, esperaba poder conseguir algo especial antes del amanecer, pero su reloj mental le había fallado, había dormido poco la ultima semana y su cuerpo tomo venganza de ello, le rugía el estomago, pero eso no hizo que su buen humor cambiara, estaba lista para buscar un buen desayuno, estaba tan entusiasmada que incluso estaba dispuesta a pagar por su comida, si era económica, claro está.
Reajusto los cuchillos en sus botas y amarro su cadena entre una mano y parte del brazo, no tenía sitios para esconderse, así que lo descartó, lo dejaría para el momento de tomar algo "prestado". Mientras caminaba por la playa disponiéndose a salir de ella vio una persona sentada en la arena, parecía distraída, lo suficiente como para conseguir quitarle algo. Aflojo la cadena de su brazo y la tomo con las dos manos para posarla en el cuello de su victima. Al acercarse vio una mujer de cabellos blancos, se parecía a ella, si, se notaba que era un poco más alta, y no tan delgada y enclenque como se veía la Marvsky.
Se sentó frente a la otra mujer, de cabellos blancos, estaba sorprendida, se sentía reflejada - el alcohol debe estar jugándome una mala pasada... Otra vez!- Pensó mientras la miraba pocos segundos antes de extenderle la mano a modo de presentación. - Soy Leinil Marvsky - Dijo sin dejar de mirarla, la estaba detallando, analizándola, si no se equivocaba aquella mujer también era una bruja. Odiaba verse repetida, pero sin duda no podía arremeter contra ella, o alguien tan parecida a si misma. - Eso que veo en ti es nostalgia?, no espera... es desespero!, no no... es... - hablaba rápidamente, pero era la peor persona a la hora de expresar sentimientos, o intentar expresar la de los demás, así que decidió cambiar el rumbo de sus palabras. - es... estás aquí por algo, no pretendo que me lo digas, pero no puedes ir por ahí así. pareciendote a mi. solo imagina que alguien de lejos nos confunda. YO, LEINIL MARVSKY sentada a la orilla de la playa pensando en tonterías??- hizo silencio enseguida, estaba segura de haber dicho algo que no debía, ni siquiera sabía que le ocurría a la mujer que tenía en frente, no le importaba, pero tampoco pretendía pasarlo por alto. - Oye, el asunto es que... estás bien, no? - se sentía un poco incomoda, se veía a si misma reflejada en otra persona, no podía simplemente irse sin más.
Se sacudió un poco la arena de la ropa, pues había pasado la noche entre algunas rocas cercanas a la playa, esperaba poder conseguir algo especial antes del amanecer, pero su reloj mental le había fallado, había dormido poco la ultima semana y su cuerpo tomo venganza de ello, le rugía el estomago, pero eso no hizo que su buen humor cambiara, estaba lista para buscar un buen desayuno, estaba tan entusiasmada que incluso estaba dispuesta a pagar por su comida, si era económica, claro está.
Reajusto los cuchillos en sus botas y amarro su cadena entre una mano y parte del brazo, no tenía sitios para esconderse, así que lo descartó, lo dejaría para el momento de tomar algo "prestado". Mientras caminaba por la playa disponiéndose a salir de ella vio una persona sentada en la arena, parecía distraída, lo suficiente como para conseguir quitarle algo. Aflojo la cadena de su brazo y la tomo con las dos manos para posarla en el cuello de su victima. Al acercarse vio una mujer de cabellos blancos, se parecía a ella, si, se notaba que era un poco más alta, y no tan delgada y enclenque como se veía la Marvsky.
Se sentó frente a la otra mujer, de cabellos blancos, estaba sorprendida, se sentía reflejada - el alcohol debe estar jugándome una mala pasada... Otra vez!- Pensó mientras la miraba pocos segundos antes de extenderle la mano a modo de presentación. - Soy Leinil Marvsky - Dijo sin dejar de mirarla, la estaba detallando, analizándola, si no se equivocaba aquella mujer también era una bruja. Odiaba verse repetida, pero sin duda no podía arremeter contra ella, o alguien tan parecida a si misma. - Eso que veo en ti es nostalgia?, no espera... es desespero!, no no... es... - hablaba rápidamente, pero era la peor persona a la hora de expresar sentimientos, o intentar expresar la de los demás, así que decidió cambiar el rumbo de sus palabras. - es... estás aquí por algo, no pretendo que me lo digas, pero no puedes ir por ahí así. pareciendote a mi. solo imagina que alguien de lejos nos confunda. YO, LEINIL MARVSKY sentada a la orilla de la playa pensando en tonterías??- hizo silencio enseguida, estaba segura de haber dicho algo que no debía, ni siquiera sabía que le ocurría a la mujer que tenía en frente, no le importaba, pero tampoco pretendía pasarlo por alto. - Oye, el asunto es que... estás bien, no? - se sentía un poco incomoda, se veía a si misma reflejada en otra persona, no podía simplemente irse sin más.
Leinil
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
De madrugada, antes de salir el Sol, despertó sobre un árbol como era costumbre cerca ya del mar. Venia del norte, del bosque sandorai como parte de su eterno viaje por Aerandir y esta vez tocaba la playa de los ancestros. Recuperaba el calor del cuerpo escalando, trotando y finalmente, creando un arpón de madera rudimentario pero, efectivo.
Preparado se encaminó al agua, dejando atrás todas sus cosas salvo el arpón, un cuchillo y los pantalones. Estos recogidos por sobre sus rodillas, intentado así de no mojarlos demasiado. El agua cristalina, daba una vista clara de todo en ella, haciendo fácil la caza.
Divirtiéndose con su afición favorita, pasó el tiempo hasta la llegada de los primeros rayos del Sol. Pescó una cantidad de peses superior a la que podría consumir. – Se me fue la mano. – Murmuraba al ver la gran cantidad en posesión sobre la arena. Un suspiró dio inicio a un vistazo a su alrededor pensando en cómo podría sacarles provechó.
A la distancia pudo ver a dos mujeres de cabellos blancos, una más baja y pequeña que la otra. La más pequeña se acercaba con sigilo y con una cadena en sus manos. – La va matar – Pensó con indiferencia ocupado en sus asuntos, reafirmando luego, la importancia de lo que sucedía. – ¡La va a matar! – Volviendo su mirada a ellas con intensidad.
Corriendo lo más a prisa posible en su dirección, desde el suroeste. La mujer más grande, no daba la impresión de ser alguien malvada y merecedora de ello, pese a su apariencia de ser una luchadora. Solo por eso decidió actuar. Concentrado en sprintar sin hacer más, las perdió de vista por un tiempo. Ignorando así el cambio de actitud de la pequeña ‘’Bianca’’ (así la memorizó).
Apenas alzó su mirada la tenía a unos pocos metros, lo único en que pensaba era en detenerla y sin prestar atención a nada más, saltó hacia ella intentando derribarla gritando. – ¡Cuidado! –
De reojo mira a la otra mujer, quizá cometía un error y era culpable, merecedora de la muerte. Así mantenía sus reservas y solo intentaba inmovilizar a la otra.
Preparado se encaminó al agua, dejando atrás todas sus cosas salvo el arpón, un cuchillo y los pantalones. Estos recogidos por sobre sus rodillas, intentado así de no mojarlos demasiado. El agua cristalina, daba una vista clara de todo en ella, haciendo fácil la caza.
Divirtiéndose con su afición favorita, pasó el tiempo hasta la llegada de los primeros rayos del Sol. Pescó una cantidad de peses superior a la que podría consumir. – Se me fue la mano. – Murmuraba al ver la gran cantidad en posesión sobre la arena. Un suspiró dio inicio a un vistazo a su alrededor pensando en cómo podría sacarles provechó.
A la distancia pudo ver a dos mujeres de cabellos blancos, una más baja y pequeña que la otra. La más pequeña se acercaba con sigilo y con una cadena en sus manos. – La va matar – Pensó con indiferencia ocupado en sus asuntos, reafirmando luego, la importancia de lo que sucedía. – ¡La va a matar! – Volviendo su mirada a ellas con intensidad.
Corriendo lo más a prisa posible en su dirección, desde el suroeste. La mujer más grande, no daba la impresión de ser alguien malvada y merecedora de ello, pese a su apariencia de ser una luchadora. Solo por eso decidió actuar. Concentrado en sprintar sin hacer más, las perdió de vista por un tiempo. Ignorando así el cambio de actitud de la pequeña ‘’Bianca’’ (así la memorizó).
Apenas alzó su mirada la tenía a unos pocos metros, lo único en que pensaba era en detenerla y sin prestar atención a nada más, saltó hacia ella intentando derribarla gritando. – ¡Cuidado! –
De reojo mira a la otra mujer, quizá cometía un error y era culpable, merecedora de la muerte. Así mantenía sus reservas y solo intentaba inmovilizar a la otra.
Colm
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Siendo tan temprano, la bruja no esperaba tener compañía en la playa, por lo que se sobresaltó ligeramente al ver a la joven que se había sentado frente a ella. La sorprendió el parecido que existía entre ambas, pues la recién llegada debía rondar su misma edad, tenía los cabellos de un tono semejante al suyo y la piel igual de clara. Sin embargo, la desconocida era algo más baja y menuda que ella, tenía los ojos rasgados y de un color grisáceo. También vestía con ropas más entalladas que resaltaban su figura, pero aun así el parecido era patente.
- Soy Leinil Marvsky - dijo la muchacha, en la que Elen podía notar algo de magia. Descartó de inmediato que se tratase de una elfa, así que debía tratarse de una bruja. Extendió la mano hacia la que ella le ofrecía y se la estrechó, mientras escuchaba el tintineo de una cadena que llevaba escondida en el brazo. No debía fiarse de una completa desconocida, pero de haber querido atacarla ya lo habría hecho. - Yo soy Elen, Elen Calhoun.- respondió con voz suave, antes de que Leinil volviese a hablar.
La joven intentaba adivinar la razón que había llevado a la bruja a aquella playa, hablando con rapidez mientras decía sus teorías, que terminaba rechazando para dar paso a otras. Leinil guardó silencio de repente, tras nombrar la posibilidad de que alguien las confundiese. La de cabellos cenicientos no se tomó a mal su comentario, supuso que aquella extraña tenía cierta reputación que mantener.
Aun así, Elen estaba segura de que sería difícil confundirlas de cerca, pero a cierta distancia podría darse el caso. - Oye, el asunto es que... estás bien, no? - preguntó tras el incómodo silencio. La hechicera asintió con la cabeza en respuesta, esbozando una media sonrisa. No era cierto, pero no podía contar lo que la atormentaba a una persona que acababa de conocer. - No te había visto antes, ¿qué te trae por aquí Leinil?...- la bruja hizo una pausa, mientras se daba cuenta de que podía parecer una curiosa, cosa que no era. - Si se puede saber claro…- añadió, justo antes de escuchar un grito ajeno a ellas.
- ¡Cuidado! - la voz del hombre captó su atención, mientras éste saltaba hacia Leinil y la derribaba. La de ojos verdes se puso en pie de un salto, mientras el extraño la miraba de reojo. - ¿Pero qué haces? ¡Suéltala! - exclamó, con los ojos desmesuradamente abiertos y sin saber por qué aquel hombre se había lanzado contra la muchacha.
- Soy Leinil Marvsky - dijo la muchacha, en la que Elen podía notar algo de magia. Descartó de inmediato que se tratase de una elfa, así que debía tratarse de una bruja. Extendió la mano hacia la que ella le ofrecía y se la estrechó, mientras escuchaba el tintineo de una cadena que llevaba escondida en el brazo. No debía fiarse de una completa desconocida, pero de haber querido atacarla ya lo habría hecho. - Yo soy Elen, Elen Calhoun.- respondió con voz suave, antes de que Leinil volviese a hablar.
La joven intentaba adivinar la razón que había llevado a la bruja a aquella playa, hablando con rapidez mientras decía sus teorías, que terminaba rechazando para dar paso a otras. Leinil guardó silencio de repente, tras nombrar la posibilidad de que alguien las confundiese. La de cabellos cenicientos no se tomó a mal su comentario, supuso que aquella extraña tenía cierta reputación que mantener.
Aun así, Elen estaba segura de que sería difícil confundirlas de cerca, pero a cierta distancia podría darse el caso. - Oye, el asunto es que... estás bien, no? - preguntó tras el incómodo silencio. La hechicera asintió con la cabeza en respuesta, esbozando una media sonrisa. No era cierto, pero no podía contar lo que la atormentaba a una persona que acababa de conocer. - No te había visto antes, ¿qué te trae por aquí Leinil?...- la bruja hizo una pausa, mientras se daba cuenta de que podía parecer una curiosa, cosa que no era. - Si se puede saber claro…- añadió, justo antes de escuchar un grito ajeno a ellas.
- ¡Cuidado! - la voz del hombre captó su atención, mientras éste saltaba hacia Leinil y la derribaba. La de ojos verdes se puso en pie de un salto, mientras el extraño la miraba de reojo. - ¿Pero qué haces? ¡Suéltala! - exclamó, con los ojos desmesuradamente abiertos y sin saber por qué aquel hombre se había lanzado contra la muchacha.
Elen Calhoun
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
-Pero, ¿qué demonios? - pensó al ser derribada, no entendía la situación hasta que cayo en la arena empujada por un hombre al que no conocía de nada... Por un momento se alegro de no haber querido lastimar a la chica, tal vez venían juntos.
-Tranquilo, no tocaré a tu chica.- dijo a la vez que levantaba las manos en señal de paz. - Ya puedes soltarme! - Agregó enseguida.
Suponía que venían juntos, no veía otra explicación a aquella agresión, debía ser una de las pocas veces en su vida que no estaba haciendo ningún acto delictivo y era justamente cuando se veía atrapada. Sonrío ante la ironía de la situación mientras intentaba levantarse.
-Tu chica!, mírale la cara, algo sucede con ella.- dijo mientras señalaba a la chica - Deberías prestarle más atención, ha dicho que me sueltes... - comentó con voz serena, no iba a dejar que nada cambiara su buen ánimo del día.
Comenzó a girar la muñeca para reajustar su cadena a ella, no le gustaba pasar tanto tiempo en la arena, debía sacudirse cada tanto la ropa, le gustaba menos aún si la obligaban a revolcarse en la arena, dormir allí era otra cosa, aveces era necesario...
Protestaba en silencio cuando de pronto escuchó un ruido, un pequeño rugido pero Leinil estaba tan concentrada en acabar con aquella incomoda situación que parecía ser la última en darse cuenta que aquél sonido venía de su propio estómago hambriento.
-Tranquilo, no tocaré a tu chica.- dijo a la vez que levantaba las manos en señal de paz. - Ya puedes soltarme! - Agregó enseguida.
Suponía que venían juntos, no veía otra explicación a aquella agresión, debía ser una de las pocas veces en su vida que no estaba haciendo ningún acto delictivo y era justamente cuando se veía atrapada. Sonrío ante la ironía de la situación mientras intentaba levantarse.
-Tu chica!, mírale la cara, algo sucede con ella.- dijo mientras señalaba a la chica - Deberías prestarle más atención, ha dicho que me sueltes... - comentó con voz serena, no iba a dejar que nada cambiara su buen ánimo del día.
Comenzó a girar la muñeca para reajustar su cadena a ella, no le gustaba pasar tanto tiempo en la arena, debía sacudirse cada tanto la ropa, le gustaba menos aún si la obligaban a revolcarse en la arena, dormir allí era otra cosa, aveces era necesario...
Protestaba en silencio cuando de pronto escuchó un ruido, un pequeño rugido pero Leinil estaba tan concentrada en acabar con aquella incomoda situación que parecía ser la última en darse cuenta que aquél sonido venía de su propio estómago hambriento.
Leinil
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Embestirla fue sumamente fácil, su pequeño cuerpo no suponía resistencia ante el gran Colm. Sobre ella, miraba la expresión de sorpresa de su rostro, con ambos brazos sujetándola por sobre la cintura. Ella intentaba mostrar su rendición levantado sus brazos de una manera un tanto ¿juguetona?
La alterada Elen por lo sucedido, le exigía soltarla. Sin hacer mucho caso mantenía su posición al decir. – Ella Intentaba matarte. – Claro y sin rodeos con una voz seria, como ameritaba la situación, manteniendo la vista sobre la chica bajo su cuerpo.
No había echo caso a los comentarios de la mujer homicida sobre la relación, hasta haberla dejado levantarse, haciendo caso a las palabras de la posible víctima.
Ambos de pie y con la mano sobre el hombro de derecho de la pequeña mientras esta sacudía su ropa, librándola de la arena, dice. – ¿Mi chica? – Mirando a la mujer en frente, antes sentada. – No la conozco. – Espetó seco. – Ibas a matarla, solo por eso estoy aquí. – Aclaró, más de lo que solía hacer. Señalando a la muchacha más grande y luego a la otra dice. – Tal vez estarías muerta, si no intervengo. – Recalcando sus intenciones.
Había notado el cambio anormal de actitud de Leinil y eso le extraño, no era algo precisamente normal, intentar matar a alguien y luego hablar frente a este, como si fuesen buenos amigos.
Mirando a Elen directamente a los ojos, intentando su total sinceridad y buscando la suya, escuchó un ruido familiar. El rugido de un estomago hambriento y provenía de su lado, guiando la mirada a su ‘’compañera’’ pudo notar, una muestra de incomodidad por el rugir. Por un momento creyó ver rubor en su rostro pero, tal vez solo era su imaginación.
. – ¿Por eso lo has hecho? ¿Tenías hambre? – Acercando un poco su rostro al de ella y suavizando su voz un poco. Si ese era el caso, intentaría ayudarla, le enseñaría a conseguir comida sin necesidad de robar e incluso podría hacerla su aprendiz como lo fue él en su tiempo.
Esa idea se desvaneció al recordar la vestimenta de la muchacha, definitivamente no era de alguien sin dinero para comprar comida. – Con esas ropas y ¿no tienes para comer? – Agregando una pregunta más a su interrogatorio.
La alterada Elen por lo sucedido, le exigía soltarla. Sin hacer mucho caso mantenía su posición al decir. – Ella Intentaba matarte. – Claro y sin rodeos con una voz seria, como ameritaba la situación, manteniendo la vista sobre la chica bajo su cuerpo.
No había echo caso a los comentarios de la mujer homicida sobre la relación, hasta haberla dejado levantarse, haciendo caso a las palabras de la posible víctima.
Ambos de pie y con la mano sobre el hombro de derecho de la pequeña mientras esta sacudía su ropa, librándola de la arena, dice. – ¿Mi chica? – Mirando a la mujer en frente, antes sentada. – No la conozco. – Espetó seco. – Ibas a matarla, solo por eso estoy aquí. – Aclaró, más de lo que solía hacer. Señalando a la muchacha más grande y luego a la otra dice. – Tal vez estarías muerta, si no intervengo. – Recalcando sus intenciones.
Había notado el cambio anormal de actitud de Leinil y eso le extraño, no era algo precisamente normal, intentar matar a alguien y luego hablar frente a este, como si fuesen buenos amigos.
Mirando a Elen directamente a los ojos, intentando su total sinceridad y buscando la suya, escuchó un ruido familiar. El rugido de un estomago hambriento y provenía de su lado, guiando la mirada a su ‘’compañera’’ pudo notar, una muestra de incomodidad por el rugir. Por un momento creyó ver rubor en su rostro pero, tal vez solo era su imaginación.
. – ¿Por eso lo has hecho? ¿Tenías hambre? – Acercando un poco su rostro al de ella y suavizando su voz un poco. Si ese era el caso, intentaría ayudarla, le enseñaría a conseguir comida sin necesidad de robar e incluso podría hacerla su aprendiz como lo fue él en su tiempo.
Esa idea se desvaneció al recordar la vestimenta de la muchacha, definitivamente no era de alguien sin dinero para comprar comida. – Con esas ropas y ¿no tienes para comer? – Agregando una pregunta más a su interrogatorio.
Colm
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Elen escuchó las palabras de la muchacha, que daba por sentado que aquel extraño era su pareja y había venido a defenderla. Torció el gesto, no le gustaba que pensaran que necesitaba protección. A pesar de que su hermano Vince solía acompañarla, la de ojos verdes era capaz de cuidar de sí misma. Leinil siguió hablando, intentando que el recién llegado la soltase, pero sin perder la calma.
– Ella Intentaba matarte. – dijo el hombre con voz seria, en respuesta a su exclamación. ¿Matarla? Si hubiese querido hacerlo podría haber aprovechado el elemento sorpresa, no se habría sentado frente a ella para presentarse. Abrió la boca para responder pero guardó silencio, recordando el tintineo que había escuchado cuando la joven le ofreció la mano. El desconocido siguió hablando, respondiendo a lo que Leinil había dicho mientras dejaba que se levantase.
La muchacha se sacudió la arena de las ropas mientras el extraño la mantenía sujeta por el hombro. - Leinil no intentaba matarme, solo estábamos hablando.- pronunció con tranquilidad, para luego centrar su vista en la bruja. ¿Había tenido intención de hacerlo? Y de ser así, ¿qué la había hecho cambiar de opinión? Quizá el extraño parecido entre ambas la detuviese.
Dudó unos instantes entre preguntar o dejar correr el asunto, mientras el estómago de la muchacha rugía hambriento. El desconocido empezó a interrogarla, tratándola como si fuera una ladrona. La hechicera observó la escena, tenía por costumbre no fiarse de nadie pero la situación que estaba viviendo la hacía olvidarse a veces. No podía permitirse bajar la guardia o terminaría costándole caro.
Quizá la idea de ir a la playa no había sido buena, por la zona también había piratas y no deseaba encontrarse con ellos. - ¿Querías robarme?- preguntó a Leinil, con la voz suave que la caracterizaba. Pero en su cabeza aquello no tenía sentido, ¿por qué iba a interesarse por su estado si solo quería arrebatarle la bolsa? La de cabellos cenicientos guardó silencio, esperando respuesta mientras las posibles opciones pasaban por su mente. Puede que todo fuese mucho más simple, quizá solo le importase el hecho de que pudieran confundirlas y su reputación se viese afectada.
Negó levemente con la cabeza, sabiendo que a pesar de las similitudes que existían entre ambas, nadie podría equivocarse si se acercaba lo suficiente.
– Ella Intentaba matarte. – dijo el hombre con voz seria, en respuesta a su exclamación. ¿Matarla? Si hubiese querido hacerlo podría haber aprovechado el elemento sorpresa, no se habría sentado frente a ella para presentarse. Abrió la boca para responder pero guardó silencio, recordando el tintineo que había escuchado cuando la joven le ofreció la mano. El desconocido siguió hablando, respondiendo a lo que Leinil había dicho mientras dejaba que se levantase.
La muchacha se sacudió la arena de las ropas mientras el extraño la mantenía sujeta por el hombro. - Leinil no intentaba matarme, solo estábamos hablando.- pronunció con tranquilidad, para luego centrar su vista en la bruja. ¿Había tenido intención de hacerlo? Y de ser así, ¿qué la había hecho cambiar de opinión? Quizá el extraño parecido entre ambas la detuviese.
Dudó unos instantes entre preguntar o dejar correr el asunto, mientras el estómago de la muchacha rugía hambriento. El desconocido empezó a interrogarla, tratándola como si fuera una ladrona. La hechicera observó la escena, tenía por costumbre no fiarse de nadie pero la situación que estaba viviendo la hacía olvidarse a veces. No podía permitirse bajar la guardia o terminaría costándole caro.
Quizá la idea de ir a la playa no había sido buena, por la zona también había piratas y no deseaba encontrarse con ellos. - ¿Querías robarme?- preguntó a Leinil, con la voz suave que la caracterizaba. Pero en su cabeza aquello no tenía sentido, ¿por qué iba a interesarse por su estado si solo quería arrebatarle la bolsa? La de cabellos cenicientos guardó silencio, esperando respuesta mientras las posibles opciones pasaban por su mente. Puede que todo fuese mucho más simple, quizá solo le importase el hecho de que pudieran confundirlas y su reputación se viese afectada.
Negó levemente con la cabeza, sabiendo que a pesar de las similitudes que existían entre ambas, nadie podría equivocarse si se acercaba lo suficiente.
Elen Calhoun
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Estaba aún sacudiéndose la arena cuando el hombre negó conocer a la chica, en cambio acuso a la bruja de querer matarla, no pudo evitar hacer una mueca, obviamente aquel hombre había visto la situación sin que ella se percatara, sin embargo no tenía evidencia alguna, así que estaba dispuesta a decir un par de mentiras, después de todo no creía que creyeran sus motivos para cambiar de opinión, y aunque lo hicieran, nada le asegurara que no quisieran agredirla... definitivamente lo mejor sería parecer inocente.
No le dio tiempo de contestar, ya estaba el hombre mirándola de frente, bastante cerca hacía preguntas que de cierta manera terminaban acusándola, se hizo un breve silencio y enseguida la mujer le pregunto si intentaba robarla. Definitivamente no estaba en una buena situación, pero tampoco estaba tan mal. Se relajó lo más que pudo y procedió a explicar para ambos esperando que con ello se calmaran las dudas - Bueno sí, tenía hambre... de hecho a eso iba, a comer!, no soy muy buena pescando, ni cazando... - suavizó la voz en su intento de sonar lo más inofensiva que le era posible - Solo he visto a una dama sola en la playa, y me he preocupado - mintió - y esto, bueno... prevenir nunca está de más... o si? - dijo levantando la mano para que se viera su cadena. - Es solo preventivo, supongo que personas tan de buena fé como ustedes entenderán - sonrió con una inocencia fingida. Rápidamente se acercó aún más y se elevo de puntas para poder apoyar un brazo sobre los hombros de cada uno de los presentes. - y bueno mis queridísimos amigos, aclarado el asunto me parece que es hora de comer. Si alguno de ustedes tuviese algo comestible cerca lo agradecería - dijo alegre tratando de cambiar la dirección de la conversación.
En seguida recordó su conversación con Elen y volteó a mirar al hombre que tenía a su lado - Uhm, no se como te llames, pero nuestra querida chica - dijo a la vez que bajaba los brazos de los hombros de aquel par y señalaba con su pulgar a bruja de cabello blanco, a la otra. - algo tiene, es nuestro deber ayudarle! - dijo con una moralidad fingida y un deber más falso aún que la expresión de preocupación que tenía ahora su rostro.
No le dio tiempo de contestar, ya estaba el hombre mirándola de frente, bastante cerca hacía preguntas que de cierta manera terminaban acusándola, se hizo un breve silencio y enseguida la mujer le pregunto si intentaba robarla. Definitivamente no estaba en una buena situación, pero tampoco estaba tan mal. Se relajó lo más que pudo y procedió a explicar para ambos esperando que con ello se calmaran las dudas - Bueno sí, tenía hambre... de hecho a eso iba, a comer!, no soy muy buena pescando, ni cazando... - suavizó la voz en su intento de sonar lo más inofensiva que le era posible - Solo he visto a una dama sola en la playa, y me he preocupado - mintió - y esto, bueno... prevenir nunca está de más... o si? - dijo levantando la mano para que se viera su cadena. - Es solo preventivo, supongo que personas tan de buena fé como ustedes entenderán - sonrió con una inocencia fingida. Rápidamente se acercó aún más y se elevo de puntas para poder apoyar un brazo sobre los hombros de cada uno de los presentes. - y bueno mis queridísimos amigos, aclarado el asunto me parece que es hora de comer. Si alguno de ustedes tuviese algo comestible cerca lo agradecería - dijo alegre tratando de cambiar la dirección de la conversación.
En seguida recordó su conversación con Elen y volteó a mirar al hombre que tenía a su lado - Uhm, no se como te llames, pero nuestra querida chica - dijo a la vez que bajaba los brazos de los hombros de aquel par y señalaba con su pulgar a bruja de cabello blanco, a la otra. - algo tiene, es nuestro deber ayudarle! - dijo con una moralidad fingida y un deber más falso aún que la expresión de preocupación que tenía ahora su rostro.
Leinil
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
La voz de la pequeña mujer, parecía propia de una niña inocente, intentando mentir, desvaneciendo la posibilidad de ayudarla en la mente de Colm. Escuchaba las palabras pensando en cómo intentaría convencerlos. Cuando apoyó su brazo sobre su hombro, pensó. – '' Un poco más y nos dice que miente. ''– Suspirando ante el cambio de actitud de la muchacha y sin mirarla. De reojo intentaba ver las reacciones de la otra mujer, no podía estar comienzo el cuento pero bueno, ya eso sería cosa de ella. La había impedido el asesinato y eso era lo importante. Perdiendo un poco el interés de continuar la conversación. El comentario de la menor o eso creyó, le hizo recordar de sus pescados, haciéndole echar un vistazo rápido a su posición, no sea que venga un bicho y se los lleve todos.
Repentinamente, baja los brazos y muestra interés en ayudar a su ‘’gemela’’ en algo. Girado un poco su cuerpo para tener mejor contacto visual con ambas mujeres, espera a ver que dice al respecto. Conteniendo el impulso de marcharse sin más.
Repentinamente, baja los brazos y muestra interés en ayudar a su ‘’gemela’’ en algo. Girado un poco su cuerpo para tener mejor contacto visual con ambas mujeres, espera a ver que dice al respecto. Conteniendo el impulso de marcharse sin más.
Colm
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Había sido un largo camino y tan largo... sus piernas no eran demasiado musculosas, al contrario, destacaba por ser un hombre más bien bajo y delgado. Se podría decir que nunca se había alimentado demasiado bien, cuando eres pobre... no puedes pedir tener una salud demasiado buena ni una constitución fuerte, pero el bosque siempre le había llenado su plato por lo que no se quejaría, había otras personas en peores circunstancias.
Aquella mañana se levantó temprano, había dormido sobre una larga rama de hojas verdosas. Al levantarse pequeñas gotitas de rocío le dieron los buenos días y Sylith se las apartó con el dedo índice, con suavidad, sintiendo todavía en su piel el reguero húmedo. Bajó lentamente y con agilidad del árbol, debido a su poco peso las ramas no crujieron, pasos sigilosos en el amanecer.
A decir verdad había dormido en la zona arbolada más cerca de la playa de los ancestros y todo eso tenía una explicación, había pensado en coger un barco y por lo visto era una zona en la que solía haber piratas; la idea de colarse no era demasiado buena y la de que fuese admitido era todavía si podía más improbable, pero estaría bien investigar la zona para al menos tener una idea y medir sobre sus posibilidades. Pero... su estómago rugió, estaba hambriento. Lo mejor sería recolectar alguna que otra baya comestible y algún fruto, algunas veces crecían raíces comestibles que sabían amargas ¿Pero qué es mejor, comer o morirse de hambre por un mal sabor? sin ninguna duda la primera opción era la más inteligente. El joven se recolocó bien la capa y la camisa, preparándose para un nuevo día.
No tardó demasiado en llenarse los bolsillos y con una sonrisa de oreja a oreja se aventuró hacia la orilla, el mar era hermoso y pocas veces había podido admirarlo. La brisa marina era deliciosa y mecía suavemente sus mechones castaños, le producía un cosquilleo. Con cada pisada que daba sus viejos zapatos se llenaban de arena, nunca antes había pensado en lo molesto que era avanzar por ella, era irritante y entonces escuchó unas voces "¿Serán piratas?" pensó ingenuamente. Le pareció identificar una voz femenina y la otra parecía ser la de un hombre, ya que era mucho más grave.
El pecoso avanzó a pasos cortitos y agudizó su oído, hombre precavido vale por dos ¿no? entonces los vio. Se trataba de dos mujeres que parecían casi gemelas y un hombre de barba rizada y largos cabellos.
- "y bueno mis queridísimos amigos, aclarado el asunto me parece que es hora de comer. Si alguno de ustedes tuviese algo comestible cerca lo agradecería" - escuchó decir a una de ellas "tiene hambre... bueno, yo necesito obtener información y tengo un desayuno, no me importaría compartirlo" Sylith se acercó hasta ellos con toda la normalidad del mundo, sonrisa y mirada jovial, como si muchas otras veces se hubiesen detenido a hablar, cuando no los había visto en su vida- no soy tu amigo, pero tengo algo con lo que llenarme el estómago -el pecoso le dedicó una sonrisa a la mujer que vestía de manera más ceñida, marcando sus sinuosas curvas- ¿Tenéis hambre? -levantó la vista y la clavó en la de los presentes- no es gran cosa... -metió la mano en los bolsillos y a los pocos segundos mostró sus manos llenas de bayas, también había alguna que otra raíz amarga que había conseguido encontrar durante su búsqueda de comida- a propósito, mi nombre es Sylith- seguramente los habría sorprendido ya que había aparecido por arte de magia y sin avisar, una sorpresa en toda regla.
Aquella mañana se levantó temprano, había dormido sobre una larga rama de hojas verdosas. Al levantarse pequeñas gotitas de rocío le dieron los buenos días y Sylith se las apartó con el dedo índice, con suavidad, sintiendo todavía en su piel el reguero húmedo. Bajó lentamente y con agilidad del árbol, debido a su poco peso las ramas no crujieron, pasos sigilosos en el amanecer.
A decir verdad había dormido en la zona arbolada más cerca de la playa de los ancestros y todo eso tenía una explicación, había pensado en coger un barco y por lo visto era una zona en la que solía haber piratas; la idea de colarse no era demasiado buena y la de que fuese admitido era todavía si podía más improbable, pero estaría bien investigar la zona para al menos tener una idea y medir sobre sus posibilidades. Pero... su estómago rugió, estaba hambriento. Lo mejor sería recolectar alguna que otra baya comestible y algún fruto, algunas veces crecían raíces comestibles que sabían amargas ¿Pero qué es mejor, comer o morirse de hambre por un mal sabor? sin ninguna duda la primera opción era la más inteligente. El joven se recolocó bien la capa y la camisa, preparándose para un nuevo día.
No tardó demasiado en llenarse los bolsillos y con una sonrisa de oreja a oreja se aventuró hacia la orilla, el mar era hermoso y pocas veces había podido admirarlo. La brisa marina era deliciosa y mecía suavemente sus mechones castaños, le producía un cosquilleo. Con cada pisada que daba sus viejos zapatos se llenaban de arena, nunca antes había pensado en lo molesto que era avanzar por ella, era irritante y entonces escuchó unas voces "¿Serán piratas?" pensó ingenuamente. Le pareció identificar una voz femenina y la otra parecía ser la de un hombre, ya que era mucho más grave.
El pecoso avanzó a pasos cortitos y agudizó su oído, hombre precavido vale por dos ¿no? entonces los vio. Se trataba de dos mujeres que parecían casi gemelas y un hombre de barba rizada y largos cabellos.
- "y bueno mis queridísimos amigos, aclarado el asunto me parece que es hora de comer. Si alguno de ustedes tuviese algo comestible cerca lo agradecería" - escuchó decir a una de ellas "tiene hambre... bueno, yo necesito obtener información y tengo un desayuno, no me importaría compartirlo" Sylith se acercó hasta ellos con toda la normalidad del mundo, sonrisa y mirada jovial, como si muchas otras veces se hubiesen detenido a hablar, cuando no los había visto en su vida- no soy tu amigo, pero tengo algo con lo que llenarme el estómago -el pecoso le dedicó una sonrisa a la mujer que vestía de manera más ceñida, marcando sus sinuosas curvas- ¿Tenéis hambre? -levantó la vista y la clavó en la de los presentes- no es gran cosa... -metió la mano en los bolsillos y a los pocos segundos mostró sus manos llenas de bayas, también había alguna que otra raíz amarga que había conseguido encontrar durante su búsqueda de comida- a propósito, mi nombre es Sylith- seguramente los habría sorprendido ya que había aparecido por arte de magia y sin avisar, una sorpresa en toda regla.
Última edición por Sylith el Mar 16 Dic 2014, 18:47, editado 1 vez
Sylith
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
La bruja escuchó con atención las palabras de Leinil, cuyo tono de voz había cambiado, haciéndola parecer más inofensiva e inocente. La joven defendía que sí tenía hambre, y que se había preocupado al ver a la de ojos verdes sola en la playa. Mostró la cadena que la hechicera ya había oído, mientras intentaba convencerlos de que solo era un método preventivo. Elen sabía bien que no se podía ir por ahí desarmada, bajó la vista a su cinturón, donde descansaba su daga.
Creerla o no ya sería cosa de cada uno, pensó la maga mientras desviaba la mirada hacia el extraño, que aún no se había presentado. - Y bueno mis queridísimos amigos, aclarado el asunto me parece que es hora de comer. Si alguno de ustedes tuviese algo comestible cerca lo agradecería. - añadió la joven, al tiempo que apoyaba los brazos sobre los hombros de los presentes. La de cabellos cenicientos no llevaba comida consigo, había salido de la posada sin siquiera probar bocado, pero el hambre para ella estaba en un segundo plano. Lo que de verdad deseaba era una noche tranquila de descanso, cosa que en las últimas semanas había escaseado.
Apartó de sus pensamientos el tema del intento de ataque, pues aunque tuviese la intención, algo la había detenido y eso era lo que contaba. No podría confiar del todo en ninguno de ellos, los acababa de conocer y no en la mejor situación, además era parte de su carácter. La bruja siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitaba, pero no se permitía crear vínculos con nadie y costaba ganarse su confianza. El hombre había demostrado ser buena persona al intentar evitar un asesinato, cosa que valoraría.
Leinil volvió a intervenir, se había dado cuenta de que algo le pasaba y parecía que quisiese ayudarla. Estaba claro que a la maga no se le daba nada bien mentir, pero tuvo suerte, otro joven delgado y pecoso entró en escena. No le habían oído llegar, por lo que escuchar su voz tan cerca los tomó por sorpresa. La de ojos verdes agradeció la aparición, que serviría de distracción para el resto. Por lo que se veía, la playa de los ancestros estaba más frecuentada de lo que había pensado.
- ¿Tenéis hambre? - preguntaría el recién llegado, clavando la vista en la de los presentes mientras sacaba unas bayas y raíces de sus bolsillos. - A propósito, mi nombre es Sylith.- La de cabellos cenicientos lo observó con atención, intentando adivinar si se trataba de un humano o de otra cosa. Solo estaba segura de que Leinil era bruja, el otro hombre también era un misterio, aunque algunas razas se podían descartar a simple vista.
- Yo soy Elen.- pronunció a modo de presentación. - No esperaba encontrar tanta gente por aquí.- prosiguió, echando un vistazo al resto.
Creerla o no ya sería cosa de cada uno, pensó la maga mientras desviaba la mirada hacia el extraño, que aún no se había presentado. - Y bueno mis queridísimos amigos, aclarado el asunto me parece que es hora de comer. Si alguno de ustedes tuviese algo comestible cerca lo agradecería. - añadió la joven, al tiempo que apoyaba los brazos sobre los hombros de los presentes. La de cabellos cenicientos no llevaba comida consigo, había salido de la posada sin siquiera probar bocado, pero el hambre para ella estaba en un segundo plano. Lo que de verdad deseaba era una noche tranquila de descanso, cosa que en las últimas semanas había escaseado.
Apartó de sus pensamientos el tema del intento de ataque, pues aunque tuviese la intención, algo la había detenido y eso era lo que contaba. No podría confiar del todo en ninguno de ellos, los acababa de conocer y no en la mejor situación, además era parte de su carácter. La bruja siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitaba, pero no se permitía crear vínculos con nadie y costaba ganarse su confianza. El hombre había demostrado ser buena persona al intentar evitar un asesinato, cosa que valoraría.
Leinil volvió a intervenir, se había dado cuenta de que algo le pasaba y parecía que quisiese ayudarla. Estaba claro que a la maga no se le daba nada bien mentir, pero tuvo suerte, otro joven delgado y pecoso entró en escena. No le habían oído llegar, por lo que escuchar su voz tan cerca los tomó por sorpresa. La de ojos verdes agradeció la aparición, que serviría de distracción para el resto. Por lo que se veía, la playa de los ancestros estaba más frecuentada de lo que había pensado.
- ¿Tenéis hambre? - preguntaría el recién llegado, clavando la vista en la de los presentes mientras sacaba unas bayas y raíces de sus bolsillos. - A propósito, mi nombre es Sylith.- La de cabellos cenicientos lo observó con atención, intentando adivinar si se trataba de un humano o de otra cosa. Solo estaba segura de que Leinil era bruja, el otro hombre también era un misterio, aunque algunas razas se podían descartar a simple vista.
- Yo soy Elen.- pronunció a modo de presentación. - No esperaba encontrar tanta gente por aquí.- prosiguió, echando un vistazo al resto.
Elen Calhoun
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Sus palabras no parecían tener el efecto que la menuda bruja hubiese deseado, no había logrado convencer por completo al hombre barbudo, que aunque poco expresaba, dejaba claro que no se fiaba ni de una sola palabra de la Marvsky, por ese motivo ella decidió imitar el gesto del caballero y girarse para mirar a la otra bruja, que se encontraba a su lado. Si bien sus motivos de preocupación eran egoístas, su inquietud era real, quería ayudar a Elen, era evidente para todos que algo la perturbaba y Leinil no pensaba ignorarlo sin más.
Una voz hizo que cambiara la mirada de rumbo, y reparara en un hombre de aspecto joven cuyo rostro pecoso esbozaba una sonrisa "-¿Tenéis hambre?-" preguntó el hombre al tiempo que Leinil le regresaba la sonrisa, la pregunta le caía como anillo al dedo, realmente estaba hambrienta. El hombre pecoso sacó de sus bolsillos algunas bayas y raíces, Leinil sonreía cada vez más... pocas veces podía comer los deliciosos frutos frescos. "-a propósito, mi nombre es Sylith-" Interrumpió el chico. Enseguida Elen se presentó, y acto seguido lo hizo la Marvsky - Leinil, Leinil Marvsky, es verdaderamente un placer conocerte, y más cuando traes estas cosas contigo!- Dijo la bruja tomando algunas bayas para meterlas en su boca y saborearlas. Estaba realmente agradecida, seguramente después de comer algo mejoraría un poco más su humor estaría lista para devolverle el favor si era necesario.
Cuando terminó de masticar enfocó su mirada en Sylith - Muy bien chico, estoy agradecida... pero , ¿ésto viene con condiciones o sueles ir por la vida regalando bayas? - preguntó a la defensiva, aunque la sonrísa se mantenía en su rostro, saciar su hambre había sido un buen gesto inicial.
Una voz hizo que cambiara la mirada de rumbo, y reparara en un hombre de aspecto joven cuyo rostro pecoso esbozaba una sonrisa "-¿Tenéis hambre?-" preguntó el hombre al tiempo que Leinil le regresaba la sonrisa, la pregunta le caía como anillo al dedo, realmente estaba hambrienta. El hombre pecoso sacó de sus bolsillos algunas bayas y raíces, Leinil sonreía cada vez más... pocas veces podía comer los deliciosos frutos frescos. "-a propósito, mi nombre es Sylith-" Interrumpió el chico. Enseguida Elen se presentó, y acto seguido lo hizo la Marvsky - Leinil, Leinil Marvsky, es verdaderamente un placer conocerte, y más cuando traes estas cosas contigo!- Dijo la bruja tomando algunas bayas para meterlas en su boca y saborearlas. Estaba realmente agradecida, seguramente después de comer algo mejoraría un poco más su humor estaría lista para devolverle el favor si era necesario.
Cuando terminó de masticar enfocó su mirada en Sylith - Muy bien chico, estoy agradecida... pero , ¿ésto viene con condiciones o sueles ir por la vida regalando bayas? - preguntó a la defensiva, aunque la sonrísa se mantenía en su rostro, saciar su hambre había sido un buen gesto inicial.
- Off Rol:
- Disculpen la demora y la brevedad de la respuesta, tuve un día un poco ocupado!
Leinil
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Un joven se acercaba al grupo en medio de la playa, Colm lo había notado, mientras ambas mujeres desconocían de su presencia. Esa era una de las ventajas de no andar mirando con quien hablas o quienes hablan, cosa común en él. Era un poco escuálido, de ropajes raídos, y de apariencia nada amenazadora, sus bolsillos estaban abultados, anda a saber de qué y sus pasos eran cuidadosos, sigilosos, tal vez de no topárselo con la vista, habría sido sorprendido.
Mantuvo silencio, dejando que se llevaran la sorpresa, extrañamente, ninguna intento defenderse por la abrupta aparición. El muchacho dejó en claro, desconocer a las presentes pero, se había acercado a ofrecer algo de comida, a la pequeña mujer. Le causó algo de intriga pues, tenía un muy buen oído para escuchar la conversación. Le observaba fijamente, analizando cada movimiento y palabra, en busca de algún peligro. A veces las cosas no son lo que parecen, además ese trato cercano a la primera, le hacía sentir desconfianza, seguramente intentaría sacarles algo.
El contenido de sus bolsillos fue revelado, al esté sacar de ellos unas bayas con alguna raíz, las identificaba pues, había comido algunas la noche anterior. Eran de los alrededores, fáciles de conseguir y digerir. Las ofreció a la hambrienta señorita y está sin dudar las llevo a su boca. Ese acto tan inocente de comerse algo ofrecido por un perfecto extraño, le hizo pensar. – '' Esta… ¿Cómo se come eso así como así? Podrían estar envenenas o ser de por sí, venenosas. Tal vez no era una asesina después de todo. O tal vez vengan juntos... '' – Resistiendo a soltar un suspiro que, podía ser mal interpretado.
Todos se habían presentado y el cambio de actitud de la tragona, era evidente. Colm no dije palabra alguna, no le habían pedido su nombre así que, optó por simplemente asentir, a modo de saludo. Una pregunta le fue hecha al nuevo miembro del grupo playero y mientras, poco a poco el barbudo hombre, se alejaba de ellos, aprovechando la distracción creada. Sus pescaditos, bajo el Sol perecerían rápido, así que dejarlos allí largo tiempo, era poco inteligente. De todas formas, debía pasar cerca de ellos para, llegar al pueblo más cercano y ver qué hacer con la mercancía.
Mantuvo silencio, dejando que se llevaran la sorpresa, extrañamente, ninguna intento defenderse por la abrupta aparición. El muchacho dejó en claro, desconocer a las presentes pero, se había acercado a ofrecer algo de comida, a la pequeña mujer. Le causó algo de intriga pues, tenía un muy buen oído para escuchar la conversación. Le observaba fijamente, analizando cada movimiento y palabra, en busca de algún peligro. A veces las cosas no son lo que parecen, además ese trato cercano a la primera, le hacía sentir desconfianza, seguramente intentaría sacarles algo.
El contenido de sus bolsillos fue revelado, al esté sacar de ellos unas bayas con alguna raíz, las identificaba pues, había comido algunas la noche anterior. Eran de los alrededores, fáciles de conseguir y digerir. Las ofreció a la hambrienta señorita y está sin dudar las llevo a su boca. Ese acto tan inocente de comerse algo ofrecido por un perfecto extraño, le hizo pensar. – '' Esta… ¿Cómo se come eso así como así? Podrían estar envenenas o ser de por sí, venenosas. Tal vez no era una asesina después de todo. O tal vez vengan juntos... '' – Resistiendo a soltar un suspiro que, podía ser mal interpretado.
Todos se habían presentado y el cambio de actitud de la tragona, era evidente. Colm no dije palabra alguna, no le habían pedido su nombre así que, optó por simplemente asentir, a modo de saludo. Una pregunta le fue hecha al nuevo miembro del grupo playero y mientras, poco a poco el barbudo hombre, se alejaba de ellos, aprovechando la distracción creada. Sus pescaditos, bajo el Sol perecerían rápido, así que dejarlos allí largo tiempo, era poco inteligente. De todas formas, debía pasar cerca de ellos para, llegar al pueblo más cercano y ver qué hacer con la mercancía.
Colm
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Sylith observó como la muchacha a la que inicialmente le había ofrecido de sus bayas las devoraba con avidez, entendía bien como era tener un agujero en el estómago imposible de cerrar. En sus ojos claros pudo percibir la curiosidad, tenía razón, pocas veces las personas de sus condiciones iban regalando el poco alimento que tenían y que con tanta dificultad conseguían reunir. En principio lo hizo porque quería obtener información, pero finalmente sintió algo de compasión, era una persona bastante gentil porque la experiencia le había enseñado que haciendo favores uno consigue (no siempre) que se los devuelvan.
-Digamos que es un favor excepcional -el resto del grupo parecía más serio y maduro, estaba claro que no se fiaban de él; pero el pecoso tampoco confiaba en ellos, ambos sabían que las apariencias engañaban y aunque él no tuviese malas intenciones ellos no lo podían saber. El hombre de barba rizada suspiró, Sylith no supo como tomarse aquella reacción, parecía ¿molesto? no podía asegurarlo. Ninguno de los presentes se atrevió a servirse de su desayuno, exceptuando a la alegre joven que los acompañaba. No insistió y se guardó el resto en sus bolsillos, que recuperaron su forma abultada- ¿Os conocíais de antes? -pregunto señalándoles de uno en uno, tomándose su tiempo en ejecutar los gestos.
El hombre sin nombre partió sin decir nada, supuso que volvería, también se movía sin hacer ruido, de la misma manera en la que él había aparecido hacía unos segundo. Sería cierto que las personas silenciosas son capaces de percibirse, se mueven con la ligereza del aire y sus pies no levantan el polvo del camino.
El pecoso era de naturaleza alegre y sociable, se cruzó de brazos con esas sonrisas enigmáticas que no se puede averiguar cuál es el motivo de su felicidad o fingida felicidad. Era extraño... unos desconocidos que se reúnen a orillas del mar, acompañados del canto de las gaviotas y el oleaje. Brisa y silencio.
-Disculpad mi curiosidad ¿Os dirigís a algún lugar en concreto? -miró a los lados, no había nada salvo arena y pequeños trozos partidos de conchas . La capa del pecoso se meció igual que cuando sus alas rozaban el cielo azul. Posiblemente no le responderían, pero no soportaba esos momentos incómodos en los que nadie dice nada, antes parecían estar hablando más alegremente por lo que algo tendrían entre manos. El pecoso escrutó con la mirada a las dos casi gemelas, en la de ojos verdes pudo notar una tristeza apreciable y sobre todo incertidumbre, en cambio de la otra muchacha no pudo sacar demasiada información.
-Digamos que es un favor excepcional -el resto del grupo parecía más serio y maduro, estaba claro que no se fiaban de él; pero el pecoso tampoco confiaba en ellos, ambos sabían que las apariencias engañaban y aunque él no tuviese malas intenciones ellos no lo podían saber. El hombre de barba rizada suspiró, Sylith no supo como tomarse aquella reacción, parecía ¿molesto? no podía asegurarlo. Ninguno de los presentes se atrevió a servirse de su desayuno, exceptuando a la alegre joven que los acompañaba. No insistió y se guardó el resto en sus bolsillos, que recuperaron su forma abultada- ¿Os conocíais de antes? -pregunto señalándoles de uno en uno, tomándose su tiempo en ejecutar los gestos.
El hombre sin nombre partió sin decir nada, supuso que volvería, también se movía sin hacer ruido, de la misma manera en la que él había aparecido hacía unos segundo. Sería cierto que las personas silenciosas son capaces de percibirse, se mueven con la ligereza del aire y sus pies no levantan el polvo del camino.
El pecoso era de naturaleza alegre y sociable, se cruzó de brazos con esas sonrisas enigmáticas que no se puede averiguar cuál es el motivo de su felicidad o fingida felicidad. Era extraño... unos desconocidos que se reúnen a orillas del mar, acompañados del canto de las gaviotas y el oleaje. Brisa y silencio.
-Disculpad mi curiosidad ¿Os dirigís a algún lugar en concreto? -miró a los lados, no había nada salvo arena y pequeños trozos partidos de conchas . La capa del pecoso se meció igual que cuando sus alas rozaban el cielo azul. Posiblemente no le responderían, pero no soportaba esos momentos incómodos en los que nadie dice nada, antes parecían estar hablando más alegremente por lo que algo tendrían entre manos. El pecoso escrutó con la mirada a las dos casi gemelas, en la de ojos verdes pudo notar una tristeza apreciable y sobre todo incertidumbre, en cambio de la otra muchacha no pudo sacar demasiada información.
Sylith
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Sin pensárselo dos veces, Leinil tomó un puñado de las bayas que el recién llegado ofrecía. La de ojos verdes tenía más reparos, su inicial desconfianza no le permitía aceptar cosas de extraños. Y aunque Sylith no parecía una amenaza, las apariencias podían engañar, así que tomaría sus precauciones. Había descartado visualmente varias razas, hasta solo quedarse con tres posibilidades, que también se aplicaban al otro hombre.
- ¿Os conocíais de antes? - preguntó el muchacho, señalándolos con un gesto tras guardar de nuevo las bayas y raíces. Elen negó con la cabeza levemente, antes de echar un vistazo al resto. - No nos conocemos, parece que nuestro encuentro aquí ha sido por pura casualidad.- dijo, antes de darse cuenta de que el primer extraño, cuyo nombre aún no sabían, se alejaba del grupo sin decir nada.
- ¡Eh! ¡Espera!- exclamó la maga, intentando llamar su atención antes de que se alejara demasiado. - Ni siquiera se tu nombre, ¿cómo te llamas?- preguntó, haciendo una pausa para que pudiese responder antes de seguir hablando. - Gracias por haber intervenido para salvarme.- aunque la situación no era lo peligrosa que él había supuesto, debía estar agradecida por la intención. Pues de haber sucedido lo que el desconocido esperaba su aparición le habría salvado la vida, cosa a valorar teniendo en cuenta que mucha gente hubiese pasado de largo para evitar meterse en problemas.
- Disculpad mi curiosidad ¿Os dirigís a algún lugar en concreto? - la voz del joven pecoso volvió a captar su atención, mientras éste sonreía y cruzaba los brazos. - Yo no, vine aquí para despejarme.- respondería con el tono suave que siempre utilizaba. Al salir de Lunargenta no había pensado en nada, solo la movía el impulso de alejarse a un lugar tranquilo y apartado, por eso sus pasos la habían conducido a la playa. Estaba claro que tendría que volver a la ciudad, pero intentaría retrasar ese momento al menos un rato más.
- Es la primera vez que vengo, pero aun así me extraña ver que tanta gente merodea por aquí. ¿Se puede saber que os ha traído hasta este lugar?- preguntó, desviando la mirada de uno a otro y echando un vistazo en la dirección que había tomado el otro hombre. Pudo ver una pequeña montaña de pescados, no lejos del grupo, que seguro pertenecían al desconocido. Esa debía ser la razón por la que se había apartado del resto, dejar aquella comida allí no era buena idea.
- ¿Os conocíais de antes? - preguntó el muchacho, señalándolos con un gesto tras guardar de nuevo las bayas y raíces. Elen negó con la cabeza levemente, antes de echar un vistazo al resto. - No nos conocemos, parece que nuestro encuentro aquí ha sido por pura casualidad.- dijo, antes de darse cuenta de que el primer extraño, cuyo nombre aún no sabían, se alejaba del grupo sin decir nada.
- ¡Eh! ¡Espera!- exclamó la maga, intentando llamar su atención antes de que se alejara demasiado. - Ni siquiera se tu nombre, ¿cómo te llamas?- preguntó, haciendo una pausa para que pudiese responder antes de seguir hablando. - Gracias por haber intervenido para salvarme.- aunque la situación no era lo peligrosa que él había supuesto, debía estar agradecida por la intención. Pues de haber sucedido lo que el desconocido esperaba su aparición le habría salvado la vida, cosa a valorar teniendo en cuenta que mucha gente hubiese pasado de largo para evitar meterse en problemas.
- Disculpad mi curiosidad ¿Os dirigís a algún lugar en concreto? - la voz del joven pecoso volvió a captar su atención, mientras éste sonreía y cruzaba los brazos. - Yo no, vine aquí para despejarme.- respondería con el tono suave que siempre utilizaba. Al salir de Lunargenta no había pensado en nada, solo la movía el impulso de alejarse a un lugar tranquilo y apartado, por eso sus pasos la habían conducido a la playa. Estaba claro que tendría que volver a la ciudad, pero intentaría retrasar ese momento al menos un rato más.
- Es la primera vez que vengo, pero aun así me extraña ver que tanta gente merodea por aquí. ¿Se puede saber que os ha traído hasta este lugar?- preguntó, desviando la mirada de uno a otro y echando un vistazo en la dirección que había tomado el otro hombre. Pudo ver una pequeña montaña de pescados, no lejos del grupo, que seguro pertenecían al desconocido. Esa debía ser la razón por la que se había apartado del resto, dejar aquella comida allí no era buena idea.
Elen Calhoun
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Fluia en el ambiente evidente desconfianza, se sentía claramente, casi podía agarrarse con la mano como si fuese un objeto tangible, el chico pecoso que acababa de llegar había regresado la tensión en el grupo, la Marvsky aunque no confiaba, tampoco tacharía a aquellas personas como desconfiables del todo, se trataban de una chica similar a ella, que la había objetado cuando un hombre trató de salvarla, evidentemente no eran de malas intenciones, y si lo eran disimulaban perfectamente, luego estaba el chico de las bayas, éso le parecía más raro, Leinil no estaba acostumbrada a encontrarse con gente que cediera parte de lo que tenía de forma voluntaria, algo la hacía desconfiar de aquel chico por más que le estuviera ligeramente agradecida.
"-¿Os conocíais de antes?-" preguntó el pecoso después de guardar las bayas restantes en sus bolsillos. - No les conozco más de lo que puedo conocerte a ti- Objetó la Marvsky enseguida. - Pero aunque no les conozca creo que los ayudaré. Al menos a ella. - agregó señalando con su dedo a la otra bruja, al tiempo que se giraba para mirar como se alejaba el imponente hombre de la barba; Ya había hecho notar que era de pocas palabras, un hombre rígido, imponente, escrutador, todo lo contrario a la Marvsky que con frecuencia hablaba más rápido de lo que debería, soltando más palabras de las esperadas, acompañada de alguna imprudencia en algunos casos. "-Disculpad mi curiosidad ¿Os dirigís a algún lugar en concreto?-" Sylith había hecho otra pregunta. La Marvsky se vio tentada a soltar un bufido, no le gustaban tantas preguntas, no cuando implicaba alguna explicación que la relacionara. - Ya no... - Dilo Leinil sin ganas de tener que repetir el proceso de inventar historias.
- Es la primera vez que vengo, pero aun así me extraña ver que tanta gente merodea por aquí. ¿Se puede saber que os ha traído hasta este lugar?- Preguntó la otra mujer, y Leinil se encogió de hombros, prefería no hablar más a decir algo que pudiera contradecirla. -Mi lady, me gustaría saber eso mismo de usted, tomando en cuenta que nos hemos detenido aquí por una serie de eventos que la envuelven... quisiera saber la respuesta a su pregunta. ¿Hacia donde nos dirigimos ahora?- Preguntó la Marvsky dirigiendose a la Elen mientras se acomodaba un sombrero imaginario como si fuese un caballero. Algunas veces hacía esa pequeña actuación mientras hablaba, no siempre se daba cuenta de ello, pero ahí estaba formando parte de sus expresiones.
Posó la mirada sobre cada uno de los presentes, luego sobre Colm y alternaba; No quería perder de vista a nadie en aquél momento.
"-¿Os conocíais de antes?-" preguntó el pecoso después de guardar las bayas restantes en sus bolsillos. - No les conozco más de lo que puedo conocerte a ti- Objetó la Marvsky enseguida. - Pero aunque no les conozca creo que los ayudaré. Al menos a ella. - agregó señalando con su dedo a la otra bruja, al tiempo que se giraba para mirar como se alejaba el imponente hombre de la barba; Ya había hecho notar que era de pocas palabras, un hombre rígido, imponente, escrutador, todo lo contrario a la Marvsky que con frecuencia hablaba más rápido de lo que debería, soltando más palabras de las esperadas, acompañada de alguna imprudencia en algunos casos. "-Disculpad mi curiosidad ¿Os dirigís a algún lugar en concreto?-" Sylith había hecho otra pregunta. La Marvsky se vio tentada a soltar un bufido, no le gustaban tantas preguntas, no cuando implicaba alguna explicación que la relacionara. - Ya no... - Dilo Leinil sin ganas de tener que repetir el proceso de inventar historias.
- Es la primera vez que vengo, pero aun así me extraña ver que tanta gente merodea por aquí. ¿Se puede saber que os ha traído hasta este lugar?- Preguntó la otra mujer, y Leinil se encogió de hombros, prefería no hablar más a decir algo que pudiera contradecirla. -Mi lady, me gustaría saber eso mismo de usted, tomando en cuenta que nos hemos detenido aquí por una serie de eventos que la envuelven... quisiera saber la respuesta a su pregunta. ¿Hacia donde nos dirigimos ahora?- Preguntó la Marvsky dirigiendose a la Elen mientras se acomodaba un sombrero imaginario como si fuese un caballero. Algunas veces hacía esa pequeña actuación mientras hablaba, no siempre se daba cuenta de ello, pero ahí estaba formando parte de sus expresiones.
Posó la mirada sobre cada uno de los presentes, luego sobre Colm y alternaba; No quería perder de vista a nadie en aquél momento.
Leinil
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Ya se visualizaba junto a sus pescados, cuando la voz de la mujer llamada Ellen fue alzada, captando su atención. Colm se giró sin mayor prisa mientras escuchaba la petición dada. Respondiendo dice con una voz firme. – Colm es mi nombre. – Observando, y percatándose de la existente tensión en el grupo. Mirándose unos a otros, atentos, expectantes y con la guardia alta. Una situación incómoda, donde una pequeña confusión podría acabar en un cruento combate.
La de cabellos blancos, estaba agradecida por la intención de salvarla, aunque fuese un error de parte del barbudo. Este en respuesta simplemente asiente como muestra de haberla escuchado y que acepta su gratitud amistosamente. Preguntas y más preguntas, hacia cada uno de los presentes, cosa algo desagradable para sí. Escuchaba cada respuesta desde donde se había detenido sin aproximarse al grupo, pues era mejor mantener algo de distancia. Ninguna pregunta fue contestada por Colm, la respuesta de ambas mujeres coincidían en la inicial, dando la respuesta por él. La segunda, de contestarla habría sido una respuesta poco agraciada, ese tipo de preguntas eran propias de alguien con interés de obtener o conseguir algo. La tercera de parte de Ellen, no contestó al ver como su mirada dio con el montón de pescados en la orilla, seguramente ya se hacía una idea y compartir información especialmente con los otros dos, era poco prudente.
La respuesta de Leinil, llamaba su atención. ¿Nos hemos detenido por una serie de eventos que la envuelven? Era cierta esa afirmación pero la forma en que se planteó le parecía curiosa. – '' ¿Todos estamos aquí por ella? '' – Pensaba mientras continuaba escuchando. Era descabellado pensar en cosas así, pero quien sabe, es algo posible. La intención retirarse y dejarlos atrás parecía ahora un pensamiento lejano. En un momento de iluminación fugaz recordó lo expuesto que estaba, la costumbre de estar casi siempre cargando con todos sus bienes encima le habían hecho olvidar que solo poseía su cuchillo/daga, aumentando su estado de alerta exponencialmente mientras esperaba la respuesta de Ellen. A quien más atención prestaba por desconfianza era al joven muchacho preguntón y de formas sociables. Extrañamente a todos los consideraba humanos hasta demostrar lo contrario.
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La de cabellos blancos, estaba agradecida por la intención de salvarla, aunque fuese un error de parte del barbudo. Este en respuesta simplemente asiente como muestra de haberla escuchado y que acepta su gratitud amistosamente. Preguntas y más preguntas, hacia cada uno de los presentes, cosa algo desagradable para sí. Escuchaba cada respuesta desde donde se había detenido sin aproximarse al grupo, pues era mejor mantener algo de distancia. Ninguna pregunta fue contestada por Colm, la respuesta de ambas mujeres coincidían en la inicial, dando la respuesta por él. La segunda, de contestarla habría sido una respuesta poco agraciada, ese tipo de preguntas eran propias de alguien con interés de obtener o conseguir algo. La tercera de parte de Ellen, no contestó al ver como su mirada dio con el montón de pescados en la orilla, seguramente ya se hacía una idea y compartir información especialmente con los otros dos, era poco prudente.
La respuesta de Leinil, llamaba su atención. ¿Nos hemos detenido por una serie de eventos que la envuelven? Era cierta esa afirmación pero la forma en que se planteó le parecía curiosa. – '' ¿Todos estamos aquí por ella? '' – Pensaba mientras continuaba escuchando. Era descabellado pensar en cosas así, pero quien sabe, es algo posible. La intención retirarse y dejarlos atrás parecía ahora un pensamiento lejano. En un momento de iluminación fugaz recordó lo expuesto que estaba, la costumbre de estar casi siempre cargando con todos sus bienes encima le habían hecho olvidar que solo poseía su cuchillo/daga, aumentando su estado de alerta exponencialmente mientras esperaba la respuesta de Ellen. A quien más atención prestaba por desconfianza era al joven muchacho preguntón y de formas sociables. Extrañamente a todos los consideraba humanos hasta demostrar lo contrario.
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- Off-Rol:
- Perdón por el poco aporte u.u así es Colm en situaciones sociales.
Colm
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Siempre había odiado los silencios por su carácter natural y sociable, Sylith rozaba casi hasta un carácter infantil a pesar de que la experiencia le había hecho madurar. Pero algunas personas no cambian esas pequeñas cosas que nos dan una esencia que nos diferencia del resto. Supo que sus preguntas habían conseguido molestar al resto del grupo, no era demasiado complicado darse cuenta por las formas esquivas de los presentes, intentando desvelar poco de ellos. La idea de irse pasó por su mente, pero decidió abstenerse por el momento. La cosa podía ponerse interesante y todavía deseaba conseguir un barco, no sería buena idea marcharse sin haber cumplido su objetivo.
No entendía muy bien los comentarios referidos a la de los ojos verdes, pero parecía que Leinil tenía la intención de seguir su camino con ella y lo más curioso fue la manera que tuvo de referirse a ella, como si fuese alguien muy importante o incluso noble... Sylith frunció el ceño no muy convencido, tampoco quería meter las narices en los asuntos de los demás, ya que podía acabar escaldado y no le hacía mucha gracia.
Al cabo de un rato apareció nuevamente el hombre de la barba rizada que se presentó con su potente voz, sin duda era alguien que imponía.
El ambiente era tenso y rozó suavemente la empuñadura que se ocultaba un poco tras la capa, aunque si se miraba con atención se podía ver claramente. "Pero los hombres suelen carecer de una mirada analítica, son capaces de ver lo que quieren" eso se lo había enseñado su abuelo y era muy cierto. El pecoso estaba alerta y por un momento sintió una punzada de temor ¿Y si acababan por descubrir que era un dragón? "deberían de tener más miedo ellos" se dijo a si mismo en un ademán de aliviar su preocupación.
Dejó de pensar en el pasado y se centró en lo que estaba viviendo ahora, no quería propiciar una pelea por su gesto, tal vez el resto se lo hubiesen tomado como una amenaza.
- ¿Lady? - su mirada se clavó en Elen y el joven torció un poco la cabeza, todavía la miraba con intensidad, tuvo que morderse la lengua para no preguntarle nada "deja las preguntas, no les hacen demasiado gracia" los modales cortés no eran lo suyo, para nada, no tenía mucha educación-
No entendía muy bien los comentarios referidos a la de los ojos verdes, pero parecía que Leinil tenía la intención de seguir su camino con ella y lo más curioso fue la manera que tuvo de referirse a ella, como si fuese alguien muy importante o incluso noble... Sylith frunció el ceño no muy convencido, tampoco quería meter las narices en los asuntos de los demás, ya que podía acabar escaldado y no le hacía mucha gracia.
Al cabo de un rato apareció nuevamente el hombre de la barba rizada que se presentó con su potente voz, sin duda era alguien que imponía.
El ambiente era tenso y rozó suavemente la empuñadura que se ocultaba un poco tras la capa, aunque si se miraba con atención se podía ver claramente. "Pero los hombres suelen carecer de una mirada analítica, son capaces de ver lo que quieren" eso se lo había enseñado su abuelo y era muy cierto. El pecoso estaba alerta y por un momento sintió una punzada de temor ¿Y si acababan por descubrir que era un dragón? "deberían de tener más miedo ellos" se dijo a si mismo en un ademán de aliviar su preocupación.
Dejó de pensar en el pasado y se centró en lo que estaba viviendo ahora, no quería propiciar una pelea por su gesto, tal vez el resto se lo hubiesen tomado como una amenaza.
- ¿Lady? - su mirada se clavó en Elen y el joven torció un poco la cabeza, todavía la miraba con intensidad, tuvo que morderse la lengua para no preguntarle nada "deja las preguntas, no les hacen demasiado gracia" los modales cortés no eran lo suyo, para nada, no tenía mucha educación-
Sylith
Aprendiz
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Al menos había conseguido que el extraño se presentara, con lo que ya conocía el nombre de todos los presentes. Colm parecía observador, no hablaba mucho pero vigilaba con atención los movimientos de cada uno, como si creyese que aquel encuentro pudiese terminar de mala manera. Leinil respondió a las preguntas del otro joven, dando a entender que quería ayudarla. Estaba claro que la bruja intuía algo, pero la de ojos verdes no podía revelar lo que la atormentaba así como así. Quizá se lo hubiese pensado, si alguno de ellos hubiese sido un elfo, pero no creía que ninguno supiese de maldiciones.
- Mi lady, me gustaría saber eso mismo de usted, tomando en cuenta que nos hemos detenido aquí por una serie de eventos que la envuelven... quisiera saber la respuesta a su pregunta. ¿Hacia dónde nos dirigimos ahora?- habló Leinil, sin responder a la pregunta que la bruja había formulado. La de cabellos cenicientos empezó a barajar mentalmente algunas opciones, algo que explicase su ojeroso y pálido aspecto sin revelar lo importante.
Sintió la mirada de Sylith clavada en su persona, debía darse prisa en decir algo o no se lo creerían. Colm por su parte, se había detenido y los observaba a cierta distancia. - Bueno, es difícil ocultarlo…- empezó a hablar, señalándose el rostro. - … llevo unos días enferma, pero hoy me sentí algo mejor y decidí salir a tomar el aire, lo que me ha traído hasta aquí. - desvió la mirada de uno a otro antes de seguir. Tampoco quería parecer débil, pues esto la convertiría en un objetivo fácil a ojos de los demás. Al salir de la posada solo se había puesto el cinturón con su daga y la bolsa de cuero, pero con sus poderes eléctricos y estando cerca del agua no tendría problemas.- No tengo un rumbo, pero supongo que volveré a Lunargenta en un rato. - dijo para terminar.
Disimuladamente, centró su atención en la joven Leinil, ya que no sabía lo que podían ser los demás, pero como estaba casi segura de que ella era bruja debía tener cuidado. Los de su raza eran más sensibles a la magia y algunos podían percatarse de lo que tenía. Quizá hacía mal al callarse, puede que alguno de los presentes supiese algo que pudiera ayudarla. Pero de no ser así su testimonio solo les desvelaría la existencia de algo horrible, capaz de alcanzar a cualquiera en cualquier lugar. Y la incertidumbre los volvería más desconfiados, aunque al escucharlo quizá simplemente se alejasen de ella, para no tratar con una persona maldita.
- Mi lady, me gustaría saber eso mismo de usted, tomando en cuenta que nos hemos detenido aquí por una serie de eventos que la envuelven... quisiera saber la respuesta a su pregunta. ¿Hacia dónde nos dirigimos ahora?- habló Leinil, sin responder a la pregunta que la bruja había formulado. La de cabellos cenicientos empezó a barajar mentalmente algunas opciones, algo que explicase su ojeroso y pálido aspecto sin revelar lo importante.
Sintió la mirada de Sylith clavada en su persona, debía darse prisa en decir algo o no se lo creerían. Colm por su parte, se había detenido y los observaba a cierta distancia. - Bueno, es difícil ocultarlo…- empezó a hablar, señalándose el rostro. - … llevo unos días enferma, pero hoy me sentí algo mejor y decidí salir a tomar el aire, lo que me ha traído hasta aquí. - desvió la mirada de uno a otro antes de seguir. Tampoco quería parecer débil, pues esto la convertiría en un objetivo fácil a ojos de los demás. Al salir de la posada solo se había puesto el cinturón con su daga y la bolsa de cuero, pero con sus poderes eléctricos y estando cerca del agua no tendría problemas.- No tengo un rumbo, pero supongo que volveré a Lunargenta en un rato. - dijo para terminar.
Disimuladamente, centró su atención en la joven Leinil, ya que no sabía lo que podían ser los demás, pero como estaba casi segura de que ella era bruja debía tener cuidado. Los de su raza eran más sensibles a la magia y algunos podían percatarse de lo que tenía. Quizá hacía mal al callarse, puede que alguno de los presentes supiese algo que pudiera ayudarla. Pero de no ser así su testimonio solo les desvelaría la existencia de algo horrible, capaz de alcanzar a cualquiera en cualquier lugar. Y la incertidumbre los volvería más desconfiados, aunque al escucharlo quizá simplemente se alejasen de ella, para no tratar con una persona maldita.
Elen Calhoun
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Su mirada se posaba de uno en uno entre los hombres y la mujer, alternando constantemente. El hombre alto no se acercó de regreso, por el contrario, se quedó al lado de una montaña de peces que evidentemente eran más de los que podría comer; Lo que hizo pensar a la Marvsky que aquel hombre venía acompañado, de no ser el caso probablemente entre sus planes estaría estarlo pronto. El mismo hombre imponente se presentó como "Colm", de una manera breve pero con firmeza. -A este hombre deben cobrarle por cada palabra que dice - Pensó la bruja considerando lo silencioso e imperturbable que se mostraba el hombre en todo momento.
Su mirada seguía alternando, como ladrona furtiva sabía perfectamente que había infinidad de maneras de esconder absolutamente cualquier cosa, algún objeto hurtado, algunos hechos, cualquier cosa; Incluyendo una especie de mango que vislumbró bajo la capa del chico pecoso, la Marvsky no sabía qué objetivo tenía el chico, pero tampoco quiso alertar a los demás, por este motivo prefirió volver a soltar suavemente la cadena que rodeaba su muñeca, la acariciaba con un dedo como si fuese una mascota, o como si jugara con ella tal vez, sin perder contacto visual con el joven de rostro pecoso. La otra mujer parecía ligeramente azorada, tan ligeramente que costaba notarlo con plena seguridad, Leinil atribuía a esto que Elen no se fijara en el discreto gesto del joven. "- … llevo unos días enferma, pero hoy me sentí algo mejor y decidí salir a tomar el aire, lo que me ha traído hasta aquí. -" Dijo la mujer. Cosa que extrañó a Leinil, no por la enfermedad, más bien por el hecho que la perturbara de aquella manera, no era natural que afectara tan notablemente a nadie, menos aún a alguien que maneje la magia de aquella forma, ahora que se serenaba y dejaba fluir sus sentidos lo notaba con mayor claridad, el dominio mágico de la otra mujer era muy similar al de ella misma, lo que la hacía sospechar fuertemente que se trataba de una bruja, al igual que Leinil. La Marvsky no quiso agregar nada ante la explicación de la mujer, todos tenían secretos, y en aquel momento no le provocaba meter la nariz en asuntos que no la afectaban directamente. "- No tengo un rumbo, pero supongo que volveré a Lunargenta en un rato. -" Agregó Elen, cosa que le interesó a Leinil, pues allí estaba su posada favorita, no por la comodidad, sino por las bebidas que en aquel sitio se preparaban, era una lista de interesantes combinaciones que eran agradables al paladar etílico de la Marvsky. - Que casualidad, justamente iba cerca... a buscar algo- mintió la bruja para no dejar al descubierto su afición al alcohol, al menos no tan de buenas a primeras. -¿Alguien nos acompaña?- Preguntó a los hombres que estaban allí, dando por sentado que iría con la otra mujer; Estaba auto-invitándose, y no se molestaba en disimularlo ni un poco...
Su mirada seguía alternando, como ladrona furtiva sabía perfectamente que había infinidad de maneras de esconder absolutamente cualquier cosa, algún objeto hurtado, algunos hechos, cualquier cosa; Incluyendo una especie de mango que vislumbró bajo la capa del chico pecoso, la Marvsky no sabía qué objetivo tenía el chico, pero tampoco quiso alertar a los demás, por este motivo prefirió volver a soltar suavemente la cadena que rodeaba su muñeca, la acariciaba con un dedo como si fuese una mascota, o como si jugara con ella tal vez, sin perder contacto visual con el joven de rostro pecoso. La otra mujer parecía ligeramente azorada, tan ligeramente que costaba notarlo con plena seguridad, Leinil atribuía a esto que Elen no se fijara en el discreto gesto del joven. "- … llevo unos días enferma, pero hoy me sentí algo mejor y decidí salir a tomar el aire, lo que me ha traído hasta aquí. -" Dijo la mujer. Cosa que extrañó a Leinil, no por la enfermedad, más bien por el hecho que la perturbara de aquella manera, no era natural que afectara tan notablemente a nadie, menos aún a alguien que maneje la magia de aquella forma, ahora que se serenaba y dejaba fluir sus sentidos lo notaba con mayor claridad, el dominio mágico de la otra mujer era muy similar al de ella misma, lo que la hacía sospechar fuertemente que se trataba de una bruja, al igual que Leinil. La Marvsky no quiso agregar nada ante la explicación de la mujer, todos tenían secretos, y en aquel momento no le provocaba meter la nariz en asuntos que no la afectaban directamente. "- No tengo un rumbo, pero supongo que volveré a Lunargenta en un rato. -" Agregó Elen, cosa que le interesó a Leinil, pues allí estaba su posada favorita, no por la comodidad, sino por las bebidas que en aquel sitio se preparaban, era una lista de interesantes combinaciones que eran agradables al paladar etílico de la Marvsky. - Que casualidad, justamente iba cerca... a buscar algo- mintió la bruja para no dejar al descubierto su afición al alcohol, al menos no tan de buenas a primeras. -¿Alguien nos acompaña?- Preguntó a los hombres que estaban allí, dando por sentado que iría con la otra mujer; Estaba auto-invitándose, y no se molestaba en disimularlo ni un poco...
Leinil
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Por unos segundos la mirada de Colm se perdió entre los arboles cercanos a la playa, observando su armonioso y fluido movimiento consonante a la brisa marina, que junto al sonido del oleaje resultaban relajantes. El grupo estaba lo suficientemente lejos como para poder darse ese lujo, de no mirarlos. Luego elevó su mirada al cielo, viendo algún ave pasar. El cielo azul, empezaba a ser ocultado por un pequeño grupo de nubes, quienes se interceptarían con los rayos del Sol, oscureciendo un poco el lugar, el ambiente se tornaba más fresco y dejaba una sensación similar a la de melancolía. A causada de ese despiste, permaneció ignorante del gesto del muchacho, a quien probablemente habría intentado someter por la amenaza hecha.
La voz de Ellen, robo nuevamente su atención. Enseguida, notó la actitud de Leinil con su cadena. – '' ¿Qué harás? '' – Fue lo primero que pensó. La de blancos cabellos continuaba hablado mientras Colm se agachaba y cogía algunas conchas en la arena, preparándose para usarlas como distracción para el inminente combate que creía se avecinaba con ‘’Bianca’’. Ciertamente el aspecto de quien hablaba era un tanto ¿desgastado? Pero se notaba fuerte cuerpo, un cuerpo como ese, definitivamente ha de gozar de buena salud. Haciéndose tachar por el barbudo como una mentirosa, claro está que no se lo tomaba a mal, andar contando cualquier cosa de tu vida a extraños le haría pensar peor. El nombre de ‘’ Lugargenta ‘’ , le causó escalofríos y un ligero titubeó, ese lugar con tantas personas amontonadas, casas, edificios y depravación, era uno de los más repulsivos que había visto a su parecer, y sin mencionar la zona subterránea llamada ‘’ Las catacumbas ‘’ de las que solo había oído rumores.
En eso Leinil se invita e invita al resto a ir juntos a ese macabro lugar. El empeño de la jovencita por seguir a Ellen, despertaba su curiosidad. Tal vez si la quería matar pero se percató de su presencia y por eso no hizo nada al final, quizás intentaba mangarle algo o aprovecharse de ella y su estado. Toda cosas cruzaba su mente, menos que pudiese sentir algún tipo de atracción sentimental, de haber sido así, seguramente las seguiría también, sería algo extraño y nuevo para él. Por otro lado el joven Sylith, aún le resultaba un total misterio.
Omitiendo a la simpática muchacha arrojada (sarcasmo), se ponía en pie de nuevo con unas cuantas conchas en las manos, dice algo obvio. – Ve con algún Elfo, si no les has hecho mal, tal vez te ayuden. – En un acto de generosidad fingida para interferir con la Marvsky y a la vez para poner a prueba esa insistencia, continúa. – Podría acompañarte si lo deseas. – Hace una pausa a la espera de su respuesta, aprovechándola para coger una almeja aun con el comestible dentro y dice llamando su atención. – Muchacho. – Arrojándole a la par lo anterior, al joven. Todos estaban pasivos y necesitaba obtener información de todos antes de pasar a más (un combate).
La voz de Ellen, robo nuevamente su atención. Enseguida, notó la actitud de Leinil con su cadena. – '' ¿Qué harás? '' – Fue lo primero que pensó. La de blancos cabellos continuaba hablado mientras Colm se agachaba y cogía algunas conchas en la arena, preparándose para usarlas como distracción para el inminente combate que creía se avecinaba con ‘’Bianca’’. Ciertamente el aspecto de quien hablaba era un tanto ¿desgastado? Pero se notaba fuerte cuerpo, un cuerpo como ese, definitivamente ha de gozar de buena salud. Haciéndose tachar por el barbudo como una mentirosa, claro está que no se lo tomaba a mal, andar contando cualquier cosa de tu vida a extraños le haría pensar peor. El nombre de ‘’ Lugargenta ‘’ , le causó escalofríos y un ligero titubeó, ese lugar con tantas personas amontonadas, casas, edificios y depravación, era uno de los más repulsivos que había visto a su parecer, y sin mencionar la zona subterránea llamada ‘’ Las catacumbas ‘’ de las que solo había oído rumores.
En eso Leinil se invita e invita al resto a ir juntos a ese macabro lugar. El empeño de la jovencita por seguir a Ellen, despertaba su curiosidad. Tal vez si la quería matar pero se percató de su presencia y por eso no hizo nada al final, quizás intentaba mangarle algo o aprovecharse de ella y su estado. Toda cosas cruzaba su mente, menos que pudiese sentir algún tipo de atracción sentimental, de haber sido así, seguramente las seguiría también, sería algo extraño y nuevo para él. Por otro lado el joven Sylith, aún le resultaba un total misterio.
Omitiendo a la simpática muchacha arrojada (sarcasmo), se ponía en pie de nuevo con unas cuantas conchas en las manos, dice algo obvio. – Ve con algún Elfo, si no les has hecho mal, tal vez te ayuden. – En un acto de generosidad fingida para interferir con la Marvsky y a la vez para poner a prueba esa insistencia, continúa. – Podría acompañarte si lo deseas. – Hace una pausa a la espera de su respuesta, aprovechándola para coger una almeja aun con el comestible dentro y dice llamando su atención. – Muchacho. – Arrojándole a la par lo anterior, al joven. Todos estaban pasivos y necesitaba obtener información de todos antes de pasar a más (un combate).
Colm
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
El joven era tan silencioso que ni siquiera se podía escuchar el ruido de su propia respiración, algunas veces se sentía invisible, casi tanto como una sobra oscura a la que es imposible ver. Supo al instante que algunos de los presentes se habían percatado de su gesto, el aire de batalla azotaba y era la premisa de lo que no muy tarde se avecinaría. No quería pelear, pero si no quedaba más remedio tendría que hacerlo, sonrió de lado, todavía le quedaba un as en la manga; no había que olvidarse de que el pecoso era un dragón. Sylith no era muy habilidoso con la espada, pero tenía otras "facultades".
Escuchó el cantar de una gaviota, el espumoso oleaje que se encontraba con la orilla y la voz de las dos mujeres. Había una cosa que todavía no conseguía comprender "acaba de conocer a la de ojos verdes y se preocupa mucho por ella, es tan inusual que diría que en verdad son íntimas amigas" había gato encerrado, una persona lo sumamente lista no diría nada de su pasado y menos todavía de sus problemas, por lo que se pasó por su cabeza la idea de que Elen estaba mintiendo, era inteligente... Sonrió de lado con esa expresión que le hacía parecer todavía más joven, un aspecto demasiado jovial y sin una pizca de peligrosidad.
El pecoso parecía que estaba en otro mundo, no dejaba de sentir esa infinita curiosidad por el mar y sus ojos estaban embrujados por esa enorme masa de agua que parecía no tener nunca fin. El horizonte era solamente el principio. Y entonces la voz de Elen y Leinil le devolvieron a la realidad de una sacudida, sus voces le recordaon que estaba en una situación tensa.
"- … llevo unos días enferma, pero hoy me sentí algo mejor y decidí salir a tomar el aire, lo que me ha traído hasta aquí. -" dijo la voz de la de ojos verdes- "Que casualidad, justamente iba cerca... a buscar algo ¿Alguien nos acompaña?" -Sylith vaciló antes de responder y reflexionó sobre la poco que sabía de ellas, pero menos todavía de Colm el cual aceptó la invitación, eso le sorprendió mucho puesto que se había mantenido más al margen. Era alguien interesante- suena bien, os acompañaré -dijo finalmente con una sonrisa y cogiendo a la vez la almeja que el hombre de gran tamaño le había lanzado.
Sylith habría mentido si no hubiese dicho que estaba muerto de hambre y que agradecía variar un poco su alimentación, pocas veces comía algo que no saliese de los bosques. Pensó un poco sobre los últimos alimentos que había ingerido durante la semana y prácticamente todos habían sido vegetales, aunque el otro día había conseguido cazar una ardilla, su grasa le había sabido a gloria.
-¿Entonces partimos hacia Lunargenta? -preguntó mientras se recolocaba la capa y colocaba algunos mechones castaños en su sitio. Dedicó una corta mirada a sus compañeros, ¿quién sería el primero en dar el primer movimiento? un paso en falso y estaría desenvainando su vieja espada, ese filo no había saboreado todavía el sabor de la sangre. Lo más importante era seguir siendo ese joven encantador que sonreía por todo.
Escuchó el cantar de una gaviota, el espumoso oleaje que se encontraba con la orilla y la voz de las dos mujeres. Había una cosa que todavía no conseguía comprender "acaba de conocer a la de ojos verdes y se preocupa mucho por ella, es tan inusual que diría que en verdad son íntimas amigas" había gato encerrado, una persona lo sumamente lista no diría nada de su pasado y menos todavía de sus problemas, por lo que se pasó por su cabeza la idea de que Elen estaba mintiendo, era inteligente... Sonrió de lado con esa expresión que le hacía parecer todavía más joven, un aspecto demasiado jovial y sin una pizca de peligrosidad.
El pecoso parecía que estaba en otro mundo, no dejaba de sentir esa infinita curiosidad por el mar y sus ojos estaban embrujados por esa enorme masa de agua que parecía no tener nunca fin. El horizonte era solamente el principio. Y entonces la voz de Elen y Leinil le devolvieron a la realidad de una sacudida, sus voces le recordaon que estaba en una situación tensa.
"- … llevo unos días enferma, pero hoy me sentí algo mejor y decidí salir a tomar el aire, lo que me ha traído hasta aquí. -" dijo la voz de la de ojos verdes- "Que casualidad, justamente iba cerca... a buscar algo ¿Alguien nos acompaña?" -Sylith vaciló antes de responder y reflexionó sobre la poco que sabía de ellas, pero menos todavía de Colm el cual aceptó la invitación, eso le sorprendió mucho puesto que se había mantenido más al margen. Era alguien interesante- suena bien, os acompañaré -dijo finalmente con una sonrisa y cogiendo a la vez la almeja que el hombre de gran tamaño le había lanzado.
Sylith habría mentido si no hubiese dicho que estaba muerto de hambre y que agradecía variar un poco su alimentación, pocas veces comía algo que no saliese de los bosques. Pensó un poco sobre los últimos alimentos que había ingerido durante la semana y prácticamente todos habían sido vegetales, aunque el otro día había conseguido cazar una ardilla, su grasa le había sabido a gloria.
-¿Entonces partimos hacia Lunargenta? -preguntó mientras se recolocaba la capa y colocaba algunos mechones castaños en su sitio. Dedicó una corta mirada a sus compañeros, ¿quién sería el primero en dar el primer movimiento? un paso en falso y estaría desenvainando su vieja espada, ese filo no había saboreado todavía el sabor de la sangre. Lo más importante era seguir siendo ese joven encantador que sonreía por todo.
Sylith
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Las palabras de la bruja fueron escuchadas con interés por los presentes, pero claramente algunos desconfiaban de la veracidad de las mismas. - Que casualidad, justamente iba cerca... a buscar algo.- dijo Leinil, centrando su atención en el próximo destino que la de cabellos cenicientos había nombrado, Lunargenta. -¿Alguien nos acompaña?- preguntó a los restantes, auto invitándose a viajar con la hechicera sin plantearse siquiera que su presencia pudiese ser molesta.
Elen no tendría problema en ir acompañada a la ciudad, pero todos seguían siendo desconocidos así que tomaría sus precauciones. – Ve con algún Elfo, si no les has hecho mal, tal vez te ayuden. – intervino Colm, que se había acercado un poco al grupo con unas cuantas conchas en las manos. – Podría acompañarte si lo deseas. – añadió, antes de arrojar un par a Sylith. - Me temo que los elfos no me recibirían bien…- musitó en voz baja la respuesta sin pensar, dándose cuenta luego de que podría delatar su naturaleza. - Será mejor volver a la ciudad…- añadió de inmediato, esperando que no hubiesen entendido lo anterior.
La maga sabía que pedir ayuda en Sandorai no era una buena opción. Aunque ocultase sus poderes, si un elfo la trataba se daría cuenta de la magia que había en ella, y muchos de ellos aún guardaban rencor a los brujos. No podía arriesgarse a entrar allí, así que no le quedaba más remedio que volver a Lunargenta y esperar que alguien con conocimientos del tema apareciese.
- Suena bien, os acompañaré. - dijo Sylith, con una sonrisa en los labios al tiempo que atrapaba las conchas que Colm le había tirado. -¿Entonces partimos hacia Lunargenta? - preguntó, se recolocó la capa y los cabellos y quedó expectante. Colm parecía algo reacio a unirse al trayecto hacia la ciudad, pero sus actos habían desvelado que era un buen hombre así que la bruja prefirió preguntar antes de ponerse en marcha. - Sí, deberíamos partir ya ¿vendrás con nosotros?- se giró hacia Colm y esperó respuesta, mientras los demás ya estaban preparados para irse.
El sol había avanzado durante su charla, abandonando el horizonte para alzarse cada vez más en el cielo. Debía ser media mañana, hora perfecta para volver a Lunargenta y calmar el estómago con algo de comida en la posada.
Elen no tendría problema en ir acompañada a la ciudad, pero todos seguían siendo desconocidos así que tomaría sus precauciones. – Ve con algún Elfo, si no les has hecho mal, tal vez te ayuden. – intervino Colm, que se había acercado un poco al grupo con unas cuantas conchas en las manos. – Podría acompañarte si lo deseas. – añadió, antes de arrojar un par a Sylith. - Me temo que los elfos no me recibirían bien…- musitó en voz baja la respuesta sin pensar, dándose cuenta luego de que podría delatar su naturaleza. - Será mejor volver a la ciudad…- añadió de inmediato, esperando que no hubiesen entendido lo anterior.
La maga sabía que pedir ayuda en Sandorai no era una buena opción. Aunque ocultase sus poderes, si un elfo la trataba se daría cuenta de la magia que había en ella, y muchos de ellos aún guardaban rencor a los brujos. No podía arriesgarse a entrar allí, así que no le quedaba más remedio que volver a Lunargenta y esperar que alguien con conocimientos del tema apareciese.
- Suena bien, os acompañaré. - dijo Sylith, con una sonrisa en los labios al tiempo que atrapaba las conchas que Colm le había tirado. -¿Entonces partimos hacia Lunargenta? - preguntó, se recolocó la capa y los cabellos y quedó expectante. Colm parecía algo reacio a unirse al trayecto hacia la ciudad, pero sus actos habían desvelado que era un buen hombre así que la bruja prefirió preguntar antes de ponerse en marcha. - Sí, deberíamos partir ya ¿vendrás con nosotros?- se giró hacia Colm y esperó respuesta, mientras los demás ya estaban preparados para irse.
El sol había avanzado durante su charla, abandonando el horizonte para alzarse cada vez más en el cielo. Debía ser media mañana, hora perfecta para volver a Lunargenta y calmar el estómago con algo de comida en la posada.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
Para sorpresa de Leinil, el fornido hombre de barba interfirió -Podría acompañarte si lo deseas.-", aquellas palabras no se las esperaba, más que por el ofrecimiento, era por la persona que las pronunciaba, su boca liberaba una frase cortés, pero su cuerpo, su expresión, su gesticulación, todo lo hacía ver como un hombre apartado, Leinil casi aseguraría que a aquel hombre le desagradaba tener compañía, no sabía el motivo, pero le parecía un chico distante, que no acompañaría a recién conocidos a hacer absolutamente nada de no tener buenas razones para ello, razones que la Marvsky desconocía por completo; Hasta hace algunos segundos creía que aquel hombre solo giraría sobre sus propios talones y seguiría su camino, cualquiera que fuese, pero no expresaba lo mismo ahora. Mientras se hacía un breve segundo lanzó una almeja al joven de rostro pecoso, quién había afirmado que se uniría a la "expedición", aquel joven realmente no aparentaba ser peligroso, como había mostrado su actitud anterior, por lo que Leinil relajo su posición, aunque no re-acomodara la cadena entre su muñeca y antebrazo; ya casi parecían un grupo de amigos que organizaban un paseo, Leinil lo pensó por un segundo y bufó ante la idea, le parecía realmente graciosa.
"-¿Entonces partimos hacia Lunargenta?-" Preguntó Sylith, parecía listo para partir en cualquier momento, aparentaba un jovencillo simpático, y solo eso, aunque la bruja no terminaba de fiarse, optó por acercarse a el... - Claro que si!, cuanto antes mejor... o acaso hay motivos para perder tiempo?- Comentó en voz lo suficientemente alta para que todos escuchasen; La Marvsky cruzó su codo con el de Sylith, en un agarre similar al de los caballeros y las damas haciendo elegantes entradas en llamativas fiestas, lo que los hacía verse como buenos amigos o quizá si los observaran de lejos, parecerían pareja, nada podría estar más lejos de la realidad.
Elen se dirigió hacia Colm, el grandulón que se encontraba junto a ellos. "- Sí, deberíamos partir ya ¿vendrás con nosotros?-" la pregunta era por un motivo obvio, él se notaba distante, era como si pudiese levantar una barrera entre su entorno y él, los estaba dejando fuera de aquella barrera, se hacía casi tangible.
La Marvsky aflojó su brazo, el que rodeaba el brazo del joven pecoso, aunque sin soltarlo y le dedico una mirada escrutadora a Colm, le parecía realmente imprevisible. Pronto le sonrío, tratando de mantener su aparente buen humor... -Oh, claro que si vendrá, ¿no es cierto Colm?- decía sin menguar la sonrisa de su rostro. -Vamos, vamos, que el tiempo es valioso - apremiaba la Marvsky, extendía su brazo libre, moviéndolo en conjunto con su mano en un gesto de prisa, como si realmente le importara el pasar del tiempo.
"-¿Entonces partimos hacia Lunargenta?-" Preguntó Sylith, parecía listo para partir en cualquier momento, aparentaba un jovencillo simpático, y solo eso, aunque la bruja no terminaba de fiarse, optó por acercarse a el... - Claro que si!, cuanto antes mejor... o acaso hay motivos para perder tiempo?- Comentó en voz lo suficientemente alta para que todos escuchasen; La Marvsky cruzó su codo con el de Sylith, en un agarre similar al de los caballeros y las damas haciendo elegantes entradas en llamativas fiestas, lo que los hacía verse como buenos amigos o quizá si los observaran de lejos, parecerían pareja, nada podría estar más lejos de la realidad.
Elen se dirigió hacia Colm, el grandulón que se encontraba junto a ellos. "- Sí, deberíamos partir ya ¿vendrás con nosotros?-" la pregunta era por un motivo obvio, él se notaba distante, era como si pudiese levantar una barrera entre su entorno y él, los estaba dejando fuera de aquella barrera, se hacía casi tangible.
La Marvsky aflojó su brazo, el que rodeaba el brazo del joven pecoso, aunque sin soltarlo y le dedico una mirada escrutadora a Colm, le parecía realmente imprevisible. Pronto le sonrío, tratando de mantener su aparente buen humor... -Oh, claro que si vendrá, ¿no es cierto Colm?- decía sin menguar la sonrisa de su rostro. -Vamos, vamos, que el tiempo es valioso - apremiaba la Marvsky, extendía su brazo libre, moviéndolo en conjunto con su mano en un gesto de prisa, como si realmente le importara el pasar del tiempo.
Leinil
Experto
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Re: En busca de un remanso de paz [Libre][Interpretativo][CERRADO]
El calor producido por los rayos del sol cada vez más intensos, provocaban la sudoración, que unida al agua marina aumentaba la pegajosidad ya existente. Los poros obstruidos por la sustancia avivaban la intensidad de la temperatura corporal. De ser tocado quien lo hiciese pensaría inmediatamente que se encontraba enfermo o que es un hombre caliente… Sus labios salados y algo resecos clamaban por un alivio a esa sensación junto a sus ojos, donde sentía cierto ardor.
Mantenía las conchas en una mano mientras la otra simulaba revisarlas. Cogió una ostra y sorbió su contenido de un solo plumazo, inclinando su cabeza hacia atrás pero sin perder de vista a los tres. Todos organizándose para el paseo a Lugargenta, parecían calmarse los ánimos significativamente. Y por alguna extraña razón parecía ser el centro de atención. – Si, deberíamos partir ya, ¿vendrás con nosotros? – Dijo Ellen, plantándose de frente. Casi al mismo tiempo dice Leinil. – Oh, claro que si vendrá, ¿no es así Colm? – Con una sonrisa y apresurando la respuesta.
Colm las observaba a ambas como diciendo ‘’ ¿Qué pasa aquí…? ‘’ Primero a la de sinuosas caderas, quien dio la impresión de marcar a su presa ‘’ Sylith ‘’ y luego a la mas normal del grupo. La idea de ir era conveniente en parte, vendería los pescados a un precio mayor comparado con el campamento donde lo haría, mas ese lugar es desagradable. Finalmente decide acompañarlos para comprar cosas, empezando por una nueva capa, pues cierta señorita la volvió ‘’ Pupa ‘’. Aunque tal vez no sea prudente, todos parecían estar familiarizados con la ciudad, quedando en desventaja en ese terreno, en todos los sentidos. Pero, podría usarlos para aprender y estar más desenvuelto dentro.
Luego de pensarlos bastante, en un corto tiempo, apenas notable, ya lo hacía desde la primera pregunta. Contesta con un simple ‘’ Uju ‘’ Manteniendo su boca sellada. Echa una ojeada tras de sí diciendo. – Sigan adelante. – La prisa cuando no es necesaria es una de las últimas cosas que hará, la calma y la búsqueda de ella son su principal virtud y por ello es una persona con pocas preocupaciones prolongadas, como por ejemplo, una familia…
Asintió levemente antes de pegar la vuelta a desde donde vino, mirando disimuladamente al par de tortolos. Luego hizo otro gesto de despedida alzando la mano por sobre su cabeza, dirigido principalmente a la bruja Ellen. Si Ellen, te descubrió pero no dijo nada, con saberlo para sí mismo bastaba. Tampoco interesaba delatarla antes los otros dos. Fue fácil darse cuenta de a que se refería cuando dijo que no sería bien recibida, si no era por algún mal hecho a los ‘’ hijos del bosque ‘’, seguramente eran cosas de raza.
Mantenía las conchas en una mano mientras la otra simulaba revisarlas. Cogió una ostra y sorbió su contenido de un solo plumazo, inclinando su cabeza hacia atrás pero sin perder de vista a los tres. Todos organizándose para el paseo a Lugargenta, parecían calmarse los ánimos significativamente. Y por alguna extraña razón parecía ser el centro de atención. – Si, deberíamos partir ya, ¿vendrás con nosotros? – Dijo Ellen, plantándose de frente. Casi al mismo tiempo dice Leinil. – Oh, claro que si vendrá, ¿no es así Colm? – Con una sonrisa y apresurando la respuesta.
Colm las observaba a ambas como diciendo ‘’ ¿Qué pasa aquí…? ‘’ Primero a la de sinuosas caderas, quien dio la impresión de marcar a su presa ‘’ Sylith ‘’ y luego a la mas normal del grupo. La idea de ir era conveniente en parte, vendería los pescados a un precio mayor comparado con el campamento donde lo haría, mas ese lugar es desagradable. Finalmente decide acompañarlos para comprar cosas, empezando por una nueva capa, pues cierta señorita la volvió ‘’ Pupa ‘’. Aunque tal vez no sea prudente, todos parecían estar familiarizados con la ciudad, quedando en desventaja en ese terreno, en todos los sentidos. Pero, podría usarlos para aprender y estar más desenvuelto dentro.
Luego de pensarlos bastante, en un corto tiempo, apenas notable, ya lo hacía desde la primera pregunta. Contesta con un simple ‘’ Uju ‘’ Manteniendo su boca sellada. Echa una ojeada tras de sí diciendo. – Sigan adelante. – La prisa cuando no es necesaria es una de las últimas cosas que hará, la calma y la búsqueda de ella son su principal virtud y por ello es una persona con pocas preocupaciones prolongadas, como por ejemplo, una familia…
Asintió levemente antes de pegar la vuelta a desde donde vino, mirando disimuladamente al par de tortolos. Luego hizo otro gesto de despedida alzando la mano por sobre su cabeza, dirigido principalmente a la bruja Ellen. Si Ellen, te descubrió pero no dijo nada, con saberlo para sí mismo bastaba. Tampoco interesaba delatarla antes los otros dos. Fue fácil darse cuenta de a que se refería cuando dijo que no sería bien recibida, si no era por algún mal hecho a los ‘’ hijos del bosque ‘’, seguramente eran cosas de raza.
Colm
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