Un paseo campestre, solo eso.. [Interpretativo][Libre-Lyemin][Cerrado]

La joven observó al dragón dormir. Era el momento, se negaba a alimentarse únicamente de el, por lo que, vistiéndose en silencio y envolviéndose en su capa negra, desapareció de la posada con una única idea de poder cazar. Su sed había aumentado, sus pupilas se dilataban, y su instinto le había advertido que o cazaba o tendría que morder a la única persona que le importaba algo.

No podía cazar en la ciudad, la noche anterior ya lo había hecho y por la tarde en el mercado ya había oido que estaban alerta por el ataque de un vampiro. No había logrado ser lo suficientemente discreta. Pero ahora lo sería. Cazaría fuera de los muros de la ciudad, en los caminos.

Sabía de sobra la cantidad de bandidos y truanes que por allí habitaban, era perfecto, nadie echaría de menos a un despojo de esos. Enfundada e su capa, se movía entre las sombras, rodeando los caminos para evitar ser vista, y para poder encontrar a alguien mas que se ocultase para atacar a los transeúntes.

No pasó mas de una hora a pie, cuando junto al camino, al pie de un árbol, encontró a un extraño sujeto descansando. Se escondió entre unos arbustos para estudiarle. Era extraño que un hombre solo se sentase a la linde de un camino de noche, por lo que era mas que probable que fuese un cebo, fuese peligroso o fuese un loco. En cualquiera de los casos, nada bueno ocurría por esos caminos, por lo que el no podía ser bueno, y eso significaba que podía servirle de cena.

Un conejo en el mismo arbusto que ella la sacó de su estudio del extraño sujeto, sobresaltándola y delatando su posición, pero cuando volvió a mirar, el no se había movido. Sonrió con malicia mientras se despojaba de su capa para dejara oculta entre esos arbustos.

Como hombre que era no le costaría engañarle, y una vez diese el primer mordisco, ya sería fatal para el. Por eso, la joven, consciente de su condición de mujer y de las artes del engatusamiento, salió con fingida inocencia de entre los arbustos, aproximándose al hombre con una pícara sonrisa en sus labios.

Pero cuando se acercó unos metros, pudo ver mejor al hombre iluminado por la tenue luz de la luna. Se sentía extraña, enferma y no podía sacar de su mente que aquel ser no merecía morir, al contrario, le atraía. Por eso no dudo en plantarse frente a el y amplió su sonrisa. Terion, aquel ser al que quería comenzaba a ser una imagen difusa en su cabeza en aquel momento, no lograba entenderlo, y por mas que quería fruncir el ceño y atacar al cuello de aquel hombre, lo único que conseguía era sentir que lo necesitaba.

- Buenas noches...- su tono meloso la sobresaltó, no lograba comprender sus actos.

La vampira lo observaba y escuchaba como hipnotizada, con esa absurda sonrisa que tanto la cabreaba por dentro no poder contener. ¿Que hacía ahora? El tenía sus dagas, debía recuperarlas e irse, pero en lugar de eso, su cuerpo respondía aproximándose a el por cada paso que este retrocedía.

Tras conocer su nombre, este se repetía en su mente una y otra vez, a pesar de que ni tan siquiera le interesaba realmente. Si lograba volver a controlarse, primero lo mataría y después se golpearía a si misma por actuar de ese forma tan deplorable.

Lye rió como una tonta cuando este le siguió la conversación, y con un tono aún mas tonto contestó- Si sabes que soy ¿por que no huyes? ¿Será que te he caído en gracia?- su sonrisa se ensancho mas y pestañeó con inocencia. Su conciencia estaba vomitando en su interior. - He venido para esconderme y descansar un tiempo, ser vampiro y que traten de matarte todo el tiempo es muy cansado- Lo miró a los ojos con aquella estúpida mirada. Si pudiese tomar el control de sus actos, ahora mismo se apuñalaría el estomago.

- Pero tu no pareces querer matarme - Se aproximó un poco mas con sonrisa melosa. Los ruidos de unas voces que se acercaban por el camino no lograron distraerla, ya que su atención estaba por completo focalizada en aquel hombre. Las voces sonaban rudas y roncas, y sus expresiones eran vulgares. En el fondo ella sabía lo que era. Su cena. Los perfectos indeseables que nadie extrañaría si desaparecieran.

La sed de su interior hizo rugir levemente su estómago y por un momento pudo reaccionar pestañeando como si de un extraño sueño saliera. Sus pupilas se dilataban, estaba hambrienta, y aún con todo, no era capaz de morder al hombre que estaba a tan solo unos centímetros de ella, observo esto estupefacta y cuando trató de mover su cuerpo para apartarse, este nuevamente, no respondió. A tan escasa cercanía podía oler a aquel individuo,notaba el calor emanar de su cuerpo, y no sabía como, aquello la distraía aún mas.

El hombre había parado de retroceder, y aunque en primera instancia su objetivo era matarlo (por mucho que su comportamiento actual no acompañase), aquellas palabras la disuadieron, sorprendiéndola. Le costaba creer que existiese algún humano que no quisiera darla caza por ser vampira. A pesar de que su expresión facial solo reflejaba ese estúpido embelesamiento, no podía evitar sentirse ligeramente culpable, solo ligeramente al haberse equivocado al escoger su cena. Igualmente pensaba pegarle una paliza en cuanto tuviese ocasión por hacerla actuar de aquel modo.

Los sonidos de antes no fueron lo que la sacó de sus elucubraciones, sino el empujón que este la propició, salvándola de acabar con el cráneo atravesado. Cayó de culo en el suelo, pero no tardó en levantarse ágilmente para atrapar su cinturón con las dagas que el extraño la devolvía. Después de todo, la noche no iba a ser una pérdida de tiempo. Los hombres salidos de la nada, uno atacando a Vincent y el otro llamándola zorra. No sabía si había sido la caída o que, pero al ver a aquellos indeseables volvía a tener control sobre sus actos, y sed. Mucha sed.

La joven se relamió los labios mientras una cruel sonrisa se dibujaba en su rostro. Se colocó con rapidez el cinturón, y sacando dos dagas, las lanzó a las rodillas del molesto bandido, haciéndolo caer con un terrible grito de dolor, pero vivo. A ese se lo reservaría para luego.

Vincent parecía entretenido con el tipo del hacha, pero ella no buscaba entretenerse, solo matarlos rápido y cenar. Por eso, cuando vio al tercero correr en ayuda del hombre del hacha ante el cabezazo que su "aliado" le había proporcionado, a la vampira no le tembló el pulso al lanzar una última daga atravesando el cuello de este justo cuando gritaba con furia y se preparaba para atacar.

Lye bufó molesta, y se giró hacia el individuo que se retorcía de dolor en el suelo y producía unos alaridos horribles. Sin borrar aquella sádica sonrisa, pisó la cara de este.

- No esta bien llamar zorra a una señorita...pero me vienes bien. - Se agachó a su lado y sacó de forma brusca una de las dagas que le había clavado en las rodillas, y lamió el filo ensangrentado disfrutando mientras sus pupilas se dilataban. - Si te he dejado vivo, es porque siempre dejo lo mejor para el final- Su tono falsamente inocente se veía delatado por su mirada. No tardó en olvidarse del extraño aliado, o de la humillación que le había supuesto actuar así con el en un primer momento. Ya no prestaba atención a nada mas, ya que dejándose llevar por su hambre, mordió el cuello del bandido, el cual gritó por última vez mientras la joven disfrutaba de su cena.

Cuando terminó de beber la sangre, dejó caer el cuerpo ya inerte al suelo y se limpió la boca con la mano, con gesto de asco mientras escuchaba a Vincent. Volvía a ser ella, volvía a moverse como quería, volvía a decir lo que deseaba decir. Apretó los puños mientras lo observaba, ese cabrón le había hecho algo raro antes.

Caminó firme hasta el, con el ceño fruncido, y no dudó cuando su puño impacto contra el estomago de este. Se veía a simple vista lo molesta que estaba.

- Pero quien te crees que eres? ¿Que me hiciste antes?- Apretó los dientes sin perderlo de vista mientras retrocedía un poco - Yo no actuo así, ¡nunca!- cada vez sonaba mas alterada, y es que el enfado lograba abrirse paso en ella hasta descontrolarla.

- No eran amigos mios, no me gusta que me cacen, pero menos aún que me manipulen con malas artes- Bufó mostrando los colmillos - Te libra que te mate el que ya he cenado y no me va matar por matar.

Le dio la espalda y camino hacia los cuerpos, recogiendo sus dagas, limpiándolas de forma brusca y guardándolas para después rebuscar en los cuerpos en busca de algo de valor. Con suerte encontraría algunas monedas para pagar la habitación en la que se hospedaban el dragón y ella.

La noche transcurría, y el recuerdo del joven durmiendo en la cama volvió a su mente, ¿como había podido olvidarlo? Se sentía fatal, algo dentro de ella dolía y la hacía sentirse culpable sin entenderlo.

La joven no era capaz de calmar su estado de alteración. Por su mente solo pasaban las imágenes de como había actuado antes y lo que había sentido. ¿Como había sido tan idiota? El otro ahora se mofaba de ella, lo que la hacía rabiar aún mas, por lo que cuando este terminó de hablar, ella soltó un bufido y se tapó todo lo que fue capaz con su capa.

Se sentía furiosa, frustrada y avergonzada. ¿Que diría Terion si la hubiese visto actuar así? No quería ni imaginarse el rostro del dragón al descubrirla, pero por suerte el no estaba allí, dormía en la posada, en la ciudad...¿Y como llegaba ahora? Todo aquello la había distraído demasiado y no recordaba bien el camino, por lo que lanzó una mirada de soslayo al extraño hombre y apretó los dientes tragando aún mas su ya herido orgullo.

-No necesito tu ayuda...pero igualmente te acompañaré a la ciudad- Si, eso sonaba mejor que aceptar que necesitaba la ayuda de Vincent y arriesgarse a todo un camino de vuelta escuchando mofas sobre ella.

-Me alojo en una posada cerca de uno de los mercados...Desde las puertas de la ciudad no se tarda en llegar.- Sacó pecho y comenzó a caminar en la dirección de la que antes habían venido los atacantes, confiando en que fuese la correcta. - Pero solo te acompaño para vigilarte y que ninguna pobre doncella caiga presa de tus malas artes. - Añadió con tono orgulloso, aunque se le notó flaquear en su embuste. Le daba igual lo que el otro hiciese mientras la ayudase a llegar a la ciudad antes del amanecer.

Detuvo su avance al escuchar al hombre, y giró en el acto manteniendo la cabeza alta. No se había notado, no pasaba nada, además, Vincent no había dicho nada al respecto ni se había reído "solo te mira raro" pensó antes de seguirle. El camino estaba en silencio, salvo por el ruido de algún animalillo nocturno entre la maleza. Aparte de eso, solo se escuchaban los pasos de ambos y sus respiraciones.

El silencio no incomodaba a la joven, pero le resultaba raro caminar junto a un extraño. lo miraba de reojo, ¿y que podía decirle? Tampoco quería contar mucho sobre si a un extraño. Frunció el ceño pensativa y abrió la boca, aunque vaciló antes e hablar.

- ¿Y tu que haces en la ciudad?- Trató de no sonar muy cortante, era extraño tratar de ser amable, y mas sabiendo que previamente lo había escogido como cena. Esto último la hizo reír un poco, aunque trató de disimular su risa tapando su boca y girando el rostro. No, mejor no decírselo, podría sentirse ofendido o amenazado y atacarla, y ya había tenido suficiente acción por una noche.

El viaje iba a ser breve, y creía recordar como llegar a la posada, cada vez el amanecer estaba mas cerca, por lo que necesitaba apurar el paso.

-Caminemos mas rápido por favor- dijo mientras apretaba el paso, aunque se podía notar cierto miedo en su voz. Cada noche lo mismo, siempre huyendo del sol. Era lo que mas añoraba de su vida humana, aunque no perdía la esperanza de algún día poder volver a disfrutarlo.

El mago la avisó de que aún quedaba para el amanecer, lo que la relajó un poco aminorando la marcha. Las puertas dela ciudad no tardaron en dejarse ver a lo lejos, y tardaron menos aún en cruzarlas. La joven sonrió de forma inocente al pasar junto a los guardias, los cuales no les pusieron pegas para pasar, y ni por un momento reparó en lo que podían estar pensando. Una pareja, ¿que llega de noche de los campos cercanos a la ciudad?

Desechó aquel pensamiento de la cabeza cuando se detuvieron y el mago la preguntó por su posada. Cierto, el era humano y llevaba toda la noche sin comer, por lo que seguro estaría hambriento. No estaba segura de hasta que punto era buena idea revelarle donde se hospedaba, pero se había portado relativamente bien con ella. Lo observó ladeando la cabeza, sopesando que hacer, hasta que suspiró derrotada y le hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera.

- La madre del posadero es una cocinera excelente...o según Terion así es, yo no he podido probar su comida...supongo que ya sabrás el por que. - Se encaminó por unas pequeñas calles hacia una calle mayor, donde la tarde anterior había estado el mercado. Los callejones oscuros y malolientes estaban en inmersos en un silencio solo roto por las pisadas de ambos y el corretear de algún ratón o gato. No les llevó mucho tiempo dar con la calle mas abierta y ligeramente algo mas iluminada.

La posada se divisaba al final de esta, con su sencillo cartel de madera el cual la vampira señaló.

- Es aquella...- su voz sonaba distraída. La mirada de la joven viajó del cartel del local a una de las ventanas del piso superior, la luz estaba apagada, supuso que el dragón aún dormía, sonrió por acto reflejo, de forma dulce al pensar que ya estaba de vuelta.

Aquella sonrisa, ese pequeño acto reflejo que le producía ser consciente de la proximidad del otro se mantuvo incluso cuando se volvió para mirar a Vincent, sin ella ser consiente.

- Creo, si no tienes donde dormir, que habrá habitaciones, es un buen lugar-

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