De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
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De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El paso de los años era más que notable, no solo en ella, que había cambiado de forma asombrosa durante su viaje, sino también sobre la ciudad que la vio crecer. Volvía a encontrarse en Beltrexus, pero tras haber estado fuera durante más de tres años, el lugar le pareció extraño. La esencia de la ciudad permanecía, e incluso podía reconocer a algunas de las personas que se cruzaba por las calles, pero algunas cosas habían cambiado considerablemente.
La bruja también había sufrido un profundo cambio, producto de los sucesos a los que había tenido que enfrentarse durante su viaje. Una parte podía apreciarse a simple vista, en forma de cicatriz que le cruzaba la mejilla, pequeños rasguños en la contraria y un leve corte en el labio inferior. Una oscura sombra negra como el carbón rodeaba sus amplios y brillantes ojos verdes, siendo el único maquillaje que utilizaba. Aquel detalle le daba fuerza a su mirada, que en ocasiones se mostraba dura, fría e incluso vacía.
Al menos así había sido durante el primer año que pasó bajo la maldición, luego poco a poco consiguió recomponerse, volviendo en parte a ser la que era antes de que aquel desafortunado incidente cambiase su vida de forma drástica. La tela de su camisa ocultaba la prueba física de todo aquello, la runa que había quedado grabada a fuego sobre su pecho. Mantenía su cuerpo en forma, pues tras los múltiples combates en que se había visto obligada a participar, sabía de sobra que el entrenamiento era necesario para sobrevivir.
Pero todo aquello solo era superficial, el cambio más importante se había producido en su interior. Las crueles matanzas y demás atrocidades que había presenciado en sus pesadillas, obra de los jinetes oscuros, habían insensibilizado a la hechicera ante la muerte. Había visto horrores que ni los guerreros más curtidos en batallas alcanzarían a imaginar, con lo que su carácter se había ensombrecido un tanto.
Pero pese a todo ello, la de ojos verdes no perdía la esperanza, pronto daría un paso más en su camino para librarse de aquella carga que tanto daño le había causado. Las palabras de la viuda Rine resonaban en su cabeza. - Oh, pobre de ti… Tienes una maldición... Visita a Tarivius, vive en una cabaña en el bosque de esta Isla. Él sabrá qué hacer. - le había dicho un par de días atrás, cuando la visitó para entregarle algunos objetos que había reunido durante su viaje.
Tarivius, aquel nombre había quedado grabado en su memoria, pero había decidido pasar algunos días más en la ciudad antes de encaminarse al bosque. Después de convivir durante más de tres años con la maldición, unos días más no serían más que un suspiro.
Echó un vistazo a la calle del mercado y comenzó a caminar entre la gente sin rumbo fijo, quizá tuviese suerte y se topase con algún viejo conocido, sino se acercaría a la vieja tienda de Elanoor para saludarla.
La bruja también había sufrido un profundo cambio, producto de los sucesos a los que había tenido que enfrentarse durante su viaje. Una parte podía apreciarse a simple vista, en forma de cicatriz que le cruzaba la mejilla, pequeños rasguños en la contraria y un leve corte en el labio inferior. Una oscura sombra negra como el carbón rodeaba sus amplios y brillantes ojos verdes, siendo el único maquillaje que utilizaba. Aquel detalle le daba fuerza a su mirada, que en ocasiones se mostraba dura, fría e incluso vacía.
Al menos así había sido durante el primer año que pasó bajo la maldición, luego poco a poco consiguió recomponerse, volviendo en parte a ser la que era antes de que aquel desafortunado incidente cambiase su vida de forma drástica. La tela de su camisa ocultaba la prueba física de todo aquello, la runa que había quedado grabada a fuego sobre su pecho. Mantenía su cuerpo en forma, pues tras los múltiples combates en que se había visto obligada a participar, sabía de sobra que el entrenamiento era necesario para sobrevivir.
Pero todo aquello solo era superficial, el cambio más importante se había producido en su interior. Las crueles matanzas y demás atrocidades que había presenciado en sus pesadillas, obra de los jinetes oscuros, habían insensibilizado a la hechicera ante la muerte. Había visto horrores que ni los guerreros más curtidos en batallas alcanzarían a imaginar, con lo que su carácter se había ensombrecido un tanto.
Pero pese a todo ello, la de ojos verdes no perdía la esperanza, pronto daría un paso más en su camino para librarse de aquella carga que tanto daño le había causado. Las palabras de la viuda Rine resonaban en su cabeza. - Oh, pobre de ti… Tienes una maldición... Visita a Tarivius, vive en una cabaña en el bosque de esta Isla. Él sabrá qué hacer. - le había dicho un par de días atrás, cuando la visitó para entregarle algunos objetos que había reunido durante su viaje.
Tarivius, aquel nombre había quedado grabado en su memoria, pero había decidido pasar algunos días más en la ciudad antes de encaminarse al bosque. Después de convivir durante más de tres años con la maldición, unos días más no serían más que un suspiro.
Echó un vistazo a la calle del mercado y comenzó a caminar entre la gente sin rumbo fijo, quizá tuviese suerte y se topase con algún viejo conocido, sino se acercaría a la vieja tienda de Elanoor para saludarla.
Última edición por Elen Calhoun el Lun Mar 23, 2015 1:38 am, editado 1 vez
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El ecutauro había recibido un pedido de armas “especiales” para ser llevadas a Beltrexus, además de armas también había fabricado alambiques y otras herramientas que se usaban para los laboratorios de alquimia y pociones. El pedido le había parecido bastante extraño, pues le habían repetido una y otra vez que el envío y la fabricación tenían que ser secreto. Philip era hombre de palabra, y como le habían pagado muy generosamente por su trabajo, había mantenido e hocico cerrado, incluso le habían pagado el viaje a las islas Illidenses.
Philip ya había entregado las armas y casi todo el resto de productos que le habían encargado, su bolsa de monedas iba llena, aunque no lo llevaba todo en el mismo sitio. Llevaba sus típicas vestimentas, consistentes solo en un taparrabos de piel, con un ancho cinturón donde llevaba el porta monedas y dos dagas gemelas envainadas. A la espalda llevaba una mochila de cuero, bajo el brazo izquierdo llevaba una caja de madera con su último encargo y en la otra mano llevaba un papel donde parecía tener una lista de tareas apuntadas. Caminando por las calles de Beltrexus llega al mercado, el lugar parecía muy animado y lleno de actividad, con puestos de toldos de vivos colores y los mercaderes anunciando sus productos, era como mucho de los mercados donde el ecutauro había ido a comprar y vender sus productos. El ecutauro inspira profundamente el aroma de las ricas comidas que se vendían en los puestos de comida, el sol estaba alto y pronto sería la hora de comer, pero tenía que informarse antes del lugar al que tenía que llevar su mercancía, pues era el mismo sitio donde tenía que comprar algunas de las cosas que le habían encargado. A simple vista veía varios puestos donde comprar alguno de los productos, como especias y hierbas medicinales que solo crecían en la isla, pero no veía el lugar donde tenía que entregar su encargo ni algunos de los productos descritos. Tras comprar alguno de los productos en los puestos de los llamativos toldos de colores, se pasea un poco, preguntando a varias personas, pero la que no le respondía que no sabía dónde estaba el lugar por el que le preguntaba, lo miraban de tal forma que lo hacían sentir como si los insultara o les hiciera una proposición indecente, de echo a una joven rubia, lo abofetea y lo llama pervertido antes de alejarse indignada. Frotándose la mejilla, el ecutauro quiere hacer un último intento antes de buscar por su propia cuenta aunque le llevara todo el día. Ve a una joven de un metro setenta aproximadamente, de pelo ceniciento y ojos verdes, se acerca a ella, y se inclina un poco en un saludo, dejándose de frotar la mejilla abofeteada, incluso quizás la joven lo había visto todo.
-Buenos días señorita, yo…- se pone en guardia por si fuera a abofetearlo de nuevo.- Debo entregar un pedido…-dice señalando la caja que llevaba bajo un brazo.-… a un lugar llamado Estrella Azul, me han dicho que es un sitio genial para darse un baño y relajarse…-dice el ecutauro describiendo el sitio tal y como le habían explicado.
Parecía un hombre bestia joven, su aspecto animal era indudablemente el de un caballo, algunos lo verían apuesto y elegante, con sus crines recogidas y adornos de abalorios. Sus ojos eran expresivos y de un hermoso color verte y su físico no dejaba nada de envidiar a lo de los mejores guerreros. Por su forma de moverse se notaba que estaba acostumbrado a llevar armas y a usarlas. Pese a su cara y cabeza equina, su rostro eran muy expresivos, y con su sincera sonrisa no parecía ser alguien indecente o que disfrutara haciendo sufrir a los demás, pero tampoco se le notaba que fuera estúpido.
Philip ya había entregado las armas y casi todo el resto de productos que le habían encargado, su bolsa de monedas iba llena, aunque no lo llevaba todo en el mismo sitio. Llevaba sus típicas vestimentas, consistentes solo en un taparrabos de piel, con un ancho cinturón donde llevaba el porta monedas y dos dagas gemelas envainadas. A la espalda llevaba una mochila de cuero, bajo el brazo izquierdo llevaba una caja de madera con su último encargo y en la otra mano llevaba un papel donde parecía tener una lista de tareas apuntadas. Caminando por las calles de Beltrexus llega al mercado, el lugar parecía muy animado y lleno de actividad, con puestos de toldos de vivos colores y los mercaderes anunciando sus productos, era como mucho de los mercados donde el ecutauro había ido a comprar y vender sus productos. El ecutauro inspira profundamente el aroma de las ricas comidas que se vendían en los puestos de comida, el sol estaba alto y pronto sería la hora de comer, pero tenía que informarse antes del lugar al que tenía que llevar su mercancía, pues era el mismo sitio donde tenía que comprar algunas de las cosas que le habían encargado. A simple vista veía varios puestos donde comprar alguno de los productos, como especias y hierbas medicinales que solo crecían en la isla, pero no veía el lugar donde tenía que entregar su encargo ni algunos de los productos descritos. Tras comprar alguno de los productos en los puestos de los llamativos toldos de colores, se pasea un poco, preguntando a varias personas, pero la que no le respondía que no sabía dónde estaba el lugar por el que le preguntaba, lo miraban de tal forma que lo hacían sentir como si los insultara o les hiciera una proposición indecente, de echo a una joven rubia, lo abofetea y lo llama pervertido antes de alejarse indignada. Frotándose la mejilla, el ecutauro quiere hacer un último intento antes de buscar por su propia cuenta aunque le llevara todo el día. Ve a una joven de un metro setenta aproximadamente, de pelo ceniciento y ojos verdes, se acerca a ella, y se inclina un poco en un saludo, dejándose de frotar la mejilla abofeteada, incluso quizás la joven lo había visto todo.
-Buenos días señorita, yo…- se pone en guardia por si fuera a abofetearlo de nuevo.- Debo entregar un pedido…-dice señalando la caja que llevaba bajo un brazo.-… a un lugar llamado Estrella Azul, me han dicho que es un sitio genial para darse un baño y relajarse…-dice el ecutauro describiendo el sitio tal y como le habían explicado.
Parecía un hombre bestia joven, su aspecto animal era indudablemente el de un caballo, algunos lo verían apuesto y elegante, con sus crines recogidas y adornos de abalorios. Sus ojos eran expresivos y de un hermoso color verte y su físico no dejaba nada de envidiar a lo de los mejores guerreros. Por su forma de moverse se notaba que estaba acostumbrado a llevar armas y a usarlas. Pese a su cara y cabeza equina, su rostro eran muy expresivos, y con su sincera sonrisa no parecía ser alguien indecente o que disfrutara haciendo sufrir a los demás, pero tampoco se le notaba que fuera estúpido.
Kida Escamarubí
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La hechicera seguía caminando sin rumbo cuando un pequeño altercado llamó su atención. Una joven de cabellos rubios acababa de abofetear a un hombre, acompañando su golpe con un insulto antes de darse la vuelta y abandonar el lugar indignada. La de ojos verdes no entendió la situación por lo lejos que se encontraba, observó con mayor detenimiento al que había recibido la bofetada.
Frunció el ceño ligeramente al verlo, con expresión extrañada. Había visto antes a otros hombres bestias con rasgos felinos, cuernos e incluso alados, pero nada parecido a lo que tenía ante sus ojos. Su apariencia se acercaba más a la de un caballo, pero caminaba sobre dos patas como los humanos. Su complexión parecía fuerte, llevaba las crines recogidas y adornadas con algunos abalorios. Su única vestimenta consistía en un taparrabos de piel, sobre el que llevaba un ancho cinturón en que descansaban dos dagas.
Cargaba con una mochila a la espalda y una caja de madera bajo uno de los brazos, mientras en la otra mano portaba un papel. Elen relajó el rostro, diciéndose a sí misma que aunque no los hubiese visto antes, debían existir hombres bestia de toda clase. El extraño se frotaba la mejilla tras el golpe recibido, reparó en ella y decidió acercarse. Inclinó la cabeza a modo de saludo antes de hablar, apartando la mano de su mejilla que ya debía estar menos dolorida.
- Buenos días señorita, yo…- comenzó a decir, tras lo cual su cuerpo pareció ponerse en guardia. - Debo entregar un pedido…- prosiguió, señalando la caja que aún llevaba bajo el brazo. -… a un lugar llamado Estrella Azul, me han dicho que es un sitio genial para darse un baño y relajarse…- guardó silencio tras pronunciar las últimas palabras. La bruja de repente entendió lo ocurrido, y a juzgar por cómo describía el lugar, el hombre bestia no parecía conocer bien del todo lo que allí se ofrecía.
- Buenos días.- respondió con voz tranquila. - Parece que no te han contado todo sobre la Estrella Azul, yo que tú evitaría preguntar sobre el lugar a una mujer. - añadió, echó un vistazo a la calle para orientarse y luego se dispuso a seguir hablando. - Digamos que tiene un mercado poco legal y es famosa por su servicio de compañía, la chica que acaba de golpearte debió sentirse insultada al pensar que la confundías con una de ellas. - aquella escueta explicación sería suficiente para que el joven tuviese algo más de cuidado.
- Hace años que no vengo por aquí pero dudo que haya cambiado de sitio, tienes suerte, no está lejos. - la de cabellos cenicientos le hizo un gesto para que la siguiera y comenzó a caminar hacia la calle principal, desde la que le sería más fácil indicarle el camino.
Frunció el ceño ligeramente al verlo, con expresión extrañada. Había visto antes a otros hombres bestias con rasgos felinos, cuernos e incluso alados, pero nada parecido a lo que tenía ante sus ojos. Su apariencia se acercaba más a la de un caballo, pero caminaba sobre dos patas como los humanos. Su complexión parecía fuerte, llevaba las crines recogidas y adornadas con algunos abalorios. Su única vestimenta consistía en un taparrabos de piel, sobre el que llevaba un ancho cinturón en que descansaban dos dagas.
Cargaba con una mochila a la espalda y una caja de madera bajo uno de los brazos, mientras en la otra mano portaba un papel. Elen relajó el rostro, diciéndose a sí misma que aunque no los hubiese visto antes, debían existir hombres bestia de toda clase. El extraño se frotaba la mejilla tras el golpe recibido, reparó en ella y decidió acercarse. Inclinó la cabeza a modo de saludo antes de hablar, apartando la mano de su mejilla que ya debía estar menos dolorida.
- Buenos días señorita, yo…- comenzó a decir, tras lo cual su cuerpo pareció ponerse en guardia. - Debo entregar un pedido…- prosiguió, señalando la caja que aún llevaba bajo el brazo. -… a un lugar llamado Estrella Azul, me han dicho que es un sitio genial para darse un baño y relajarse…- guardó silencio tras pronunciar las últimas palabras. La bruja de repente entendió lo ocurrido, y a juzgar por cómo describía el lugar, el hombre bestia no parecía conocer bien del todo lo que allí se ofrecía.
- Buenos días.- respondió con voz tranquila. - Parece que no te han contado todo sobre la Estrella Azul, yo que tú evitaría preguntar sobre el lugar a una mujer. - añadió, echó un vistazo a la calle para orientarse y luego se dispuso a seguir hablando. - Digamos que tiene un mercado poco legal y es famosa por su servicio de compañía, la chica que acaba de golpearte debió sentirse insultada al pensar que la confundías con una de ellas. - aquella escueta explicación sería suficiente para que el joven tuviese algo más de cuidado.
- Hace años que no vengo por aquí pero dudo que haya cambiado de sitio, tienes suerte, no está lejos. - la de cabellos cenicientos le hizo un gesto para que la siguiera y comenzó a caminar hacia la calle principal, desde la que le sería más fácil indicarle el camino.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Philip parece un poco más confiado, al menos aquella mujer a la que estaba preguntando no lo miraba de mala manera o lo abofeteaba. Además, tenía más aspecto de guerrera que de ama de casa o dama como las mujeres que había por aquel lugar. Al menos deducía que era algún tipo de guerrera por sus ropas y las armas que llevaba. El joven hombre bestia se le queda mirando un poco confuso y extrañado cuando le dice que debía evitar preguntar sobre aquel sitio a una mujer, cuando le aclara algo más sobre el lugar, Philip siente que se ruboriza. Gracias a su pelaje el rubor queda oculto excepto en la parte suave y sin pelaje del hocico, carraspea un poco incómodo y agita la larga cola equina, mientras agacha las orejas un poco avergonzado.
-Ah, ya veo.- dice el potro mientras echa a caminar junto a la mujer, mientras se coloca un poco mejor la caja de madera que llevaba bajo el brazo.- Me preguntaba a que venía tanto misterio y secretismo con las cosas que me encargaron… -Agita un poco las orejas.- Yo…yo nunca iría a un lugar de esos…-parecía preocupado que pensara de él que era algún tipo de pervertido, guardándose el trozo de papel que tenía en una mano, se la ofrece a la chica.- Mi nombre es Philip, hijo de Theron. Soy herrero en la ciudad de Lunargenta. – Se presenta mientras sigue a la mujer, asintiendo agradecido por su guía. –Muchas gracias por guiarme…-espera a que ella se presentara.- Ahora sé que no debo aceptar la oferta que me dijeron sobre tomar un relajante baño… me gustan las aguas termales, pero no busco “ese” tipo de compañía…-dice ruborizado mientras sus cascos herrados resonaban en el suelo adoquinado. -¿Entonces antes vivíais aquí? –le pregunta cortés.
El potro parecía alguien agradable y no de esos que buscan la compañía de una mujer por dinero. Se le veía un tanto inocentón o quizás sería una impresión causada por la falta de conocimientos sobre algunas costumbres o forma de vida de los humanos. Se decía que la forma de vida de algunos hombres bestia difería mucho de la forma de vivir de otras criaturas como humanos, elfos, dragones y otras razas. Lo que normalmente tenían en común eran cosas como el ser muy orgullosos, tener un gran sentido del honor y ser buenos guerreros, por lo que eran apreciados como guarda espaldas o mercenarios. El ecutauro tenía algunas marcas como de cuchilladas o garras, por los costados, espaldas y cuello. Pero eran cicatrices casi invisibles en las que ya había empezado a crecer el pelaje, solo que el pelaje estaba creciendo de color blanco en vez del tono gris amarronado que tenía el resto.
-Ah, ya veo.- dice el potro mientras echa a caminar junto a la mujer, mientras se coloca un poco mejor la caja de madera que llevaba bajo el brazo.- Me preguntaba a que venía tanto misterio y secretismo con las cosas que me encargaron… -Agita un poco las orejas.- Yo…yo nunca iría a un lugar de esos…-parecía preocupado que pensara de él que era algún tipo de pervertido, guardándose el trozo de papel que tenía en una mano, se la ofrece a la chica.- Mi nombre es Philip, hijo de Theron. Soy herrero en la ciudad de Lunargenta. – Se presenta mientras sigue a la mujer, asintiendo agradecido por su guía. –Muchas gracias por guiarme…-espera a que ella se presentara.- Ahora sé que no debo aceptar la oferta que me dijeron sobre tomar un relajante baño… me gustan las aguas termales, pero no busco “ese” tipo de compañía…-dice ruborizado mientras sus cascos herrados resonaban en el suelo adoquinado. -¿Entonces antes vivíais aquí? –le pregunta cortés.
El potro parecía alguien agradable y no de esos que buscan la compañía de una mujer por dinero. Se le veía un tanto inocentón o quizás sería una impresión causada por la falta de conocimientos sobre algunas costumbres o forma de vida de los humanos. Se decía que la forma de vida de algunos hombres bestia difería mucho de la forma de vivir de otras criaturas como humanos, elfos, dragones y otras razas. Lo que normalmente tenían en común eran cosas como el ser muy orgullosos, tener un gran sentido del honor y ser buenos guerreros, por lo que eran apreciados como guarda espaldas o mercenarios. El ecutauro tenía algunas marcas como de cuchilladas o garras, por los costados, espaldas y cuello. Pero eran cicatrices casi invisibles en las que ya había empezado a crecer el pelaje, solo que el pelaje estaba creciendo de color blanco en vez del tono gris amarronado que tenía el resto.
Kida Escamarubí
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Tras darse cuenta del motivo por el que lo habían abofeteado, el hombre bestia pareció avergonzarse, el rubor se mostró levemente en una parte de su hocico y agachó las orejas. -Ah, ya veo.- comenzó a decir mientras se ponía en marcha, caminando junto a la bruja y colocando mejor la carga que llevaba bajo el brazo. . - Me preguntaba a que venía tanto misterio y secretismo con las cosas que me encargaron… - prosiguió, con lo que la de cabellos cenicientos empezó a preguntarse qué tipo de encargo le habrían hecho.
- Yo…yo nunca iría a un lugar de esos…- dijo agitando las orejas, como si le preocupase lo que pudiese pensar de él. Pero Elen no lo juzgaría, cada cual era libre de hacer con su tiempo lo que deseaba. Ella misma había acudido a aquel lugar una vez años atrás, pero no por los servicios que ofrecía, sino para acompañar a la joven Atharys, que había sido hechizada y necesitaba la ayuda de la poderosa adivina y jefa del club, Sokotora.
En aquella ocasión no tuvo oportunidad de verla con sus propios ojos, ya que se despidió de los hermanos en la puerta, pero la curiosidad por conocer a la bruja seguía presente en ella. Aunque lo más probable era que quedase insatisfecha, se trataba de una adivina famosa y debía estar muy ocupada, con lo que las posibilidades de poder encontrarse con ella eran escasas. Apartó la idea de sus pensamientos, al tiempo para ver como su acompañante guardaba el papel que sostenía y le ofrecía la mano. - Mi nombre es Philip, hijo de Theron. Soy herrero en la ciudad de Lunargenta. - dijo a modo de presentación. – Muchas gracias por guiarme…- añadió, al tiempo que asentía con la cabeza.
La de ojos verdes le estrechó la mano, aunque no estaba acostumbrada a saludar de manera tan formal. - Elen Calhoun.- respondió con voz amable. - Y tranquilo, no es nada. - añadió antes de seguir caminando. Tras escuchar el dato de su profesión, la joven empezaba a entender el motivo de su presencia en las islas. La mayoría de los brujos eran delgados y algo debiluchos físicamente, rasgo que se debía a su raza, por lo que les era más complicado realizar trabajos duros como la herrería. Y aunque siempre había excepciones, ella misma lo era gracias al entrenamiento que la mantenía en buena forma, no era extraño que hubiesen hecho encargos a un herrero de Lunargenta.
- Ahora sé que no debo aceptar la oferta que me dijeron sobre tomar un relajante baño… me gustan las aguas termales, pero no busco “ese” tipo de compañía…- volvió a hablar Philip, con lo que el rubor se mostró nuevamente en su hocico. -¿Entonces antes vivíais aquí?- preguntó esta vez, la maga se detuvo y le echó un vistazo antes de contestar. Tenía una complexión fuerte y el pelaje de algunas zonas cambiaba de color, adoptando un tono blanco que cubría las casi imperceptibles marcas que recorrían su cuerpo. Aquello indicaba sin duda que estaba curtido en batalla, y que se había llevado consigo aquellas pequeñas cicatrices como recordatorio.
La de cabellos cenicientos se sintió levemente identificada con él, también tenía las suyas. - Pasé la mayor parte de mi vida aquí, como casi todos los brujos. - respondió al poco, sin importarle el revelar su raza. Aquel era su hogar y el lugar donde más segura podía encontrarse, con lo que no veía motivo para ocultar aquel dato. - Como sabréis, a los hechiceros en general no se les dan bien los trabajos físicos, un buen herrero tendría trabajo de sobra por aquí. - prosiguió, antes de recorrer con la mirada los alrededores para orientarse. - Supongo que por eso os han hecho venir. - añadió antes de ponerse en marcha, acariciando con su enguantada mano la empuñadura de su daga, que tan bien le había servido y pronto necesitaría ser afilada.
Su hermano Vincent se había encargado de aquella tarea durante el viaje, pero ella misma también sabía hacerlo así que no tendría problemas. Avanzó algunos metros antes de volver a hablar, pensando cómo expresar lo que tenía en mente sin que sonase mal. - He pasado algún tiempo en Lunargenta y también por las tierras del norte, pero nunca he... em bueno, me refiero a que me he cruzado con varios hombres bestia de diferentes tipos, pero no había visto ninguno parecido a vos. ¿Puedo preguntar qué sois? - dijo finalmente, esperando que Philip no se tomase a mal la pregunta.
- Yo…yo nunca iría a un lugar de esos…- dijo agitando las orejas, como si le preocupase lo que pudiese pensar de él. Pero Elen no lo juzgaría, cada cual era libre de hacer con su tiempo lo que deseaba. Ella misma había acudido a aquel lugar una vez años atrás, pero no por los servicios que ofrecía, sino para acompañar a la joven Atharys, que había sido hechizada y necesitaba la ayuda de la poderosa adivina y jefa del club, Sokotora.
En aquella ocasión no tuvo oportunidad de verla con sus propios ojos, ya que se despidió de los hermanos en la puerta, pero la curiosidad por conocer a la bruja seguía presente en ella. Aunque lo más probable era que quedase insatisfecha, se trataba de una adivina famosa y debía estar muy ocupada, con lo que las posibilidades de poder encontrarse con ella eran escasas. Apartó la idea de sus pensamientos, al tiempo para ver como su acompañante guardaba el papel que sostenía y le ofrecía la mano. - Mi nombre es Philip, hijo de Theron. Soy herrero en la ciudad de Lunargenta. - dijo a modo de presentación. – Muchas gracias por guiarme…- añadió, al tiempo que asentía con la cabeza.
La de ojos verdes le estrechó la mano, aunque no estaba acostumbrada a saludar de manera tan formal. - Elen Calhoun.- respondió con voz amable. - Y tranquilo, no es nada. - añadió antes de seguir caminando. Tras escuchar el dato de su profesión, la joven empezaba a entender el motivo de su presencia en las islas. La mayoría de los brujos eran delgados y algo debiluchos físicamente, rasgo que se debía a su raza, por lo que les era más complicado realizar trabajos duros como la herrería. Y aunque siempre había excepciones, ella misma lo era gracias al entrenamiento que la mantenía en buena forma, no era extraño que hubiesen hecho encargos a un herrero de Lunargenta.
- Ahora sé que no debo aceptar la oferta que me dijeron sobre tomar un relajante baño… me gustan las aguas termales, pero no busco “ese” tipo de compañía…- volvió a hablar Philip, con lo que el rubor se mostró nuevamente en su hocico. -¿Entonces antes vivíais aquí?- preguntó esta vez, la maga se detuvo y le echó un vistazo antes de contestar. Tenía una complexión fuerte y el pelaje de algunas zonas cambiaba de color, adoptando un tono blanco que cubría las casi imperceptibles marcas que recorrían su cuerpo. Aquello indicaba sin duda que estaba curtido en batalla, y que se había llevado consigo aquellas pequeñas cicatrices como recordatorio.
La de cabellos cenicientos se sintió levemente identificada con él, también tenía las suyas. - Pasé la mayor parte de mi vida aquí, como casi todos los brujos. - respondió al poco, sin importarle el revelar su raza. Aquel era su hogar y el lugar donde más segura podía encontrarse, con lo que no veía motivo para ocultar aquel dato. - Como sabréis, a los hechiceros en general no se les dan bien los trabajos físicos, un buen herrero tendría trabajo de sobra por aquí. - prosiguió, antes de recorrer con la mirada los alrededores para orientarse. - Supongo que por eso os han hecho venir. - añadió antes de ponerse en marcha, acariciando con su enguantada mano la empuñadura de su daga, que tan bien le había servido y pronto necesitaría ser afilada.
Su hermano Vincent se había encargado de aquella tarea durante el viaje, pero ella misma también sabía hacerlo así que no tendría problemas. Avanzó algunos metros antes de volver a hablar, pensando cómo expresar lo que tenía en mente sin que sonase mal. - He pasado algún tiempo en Lunargenta y también por las tierras del norte, pero nunca he... em bueno, me refiero a que me he cruzado con varios hombres bestia de diferentes tipos, pero no había visto ninguno parecido a vos. ¿Puedo preguntar qué sois? - dijo finalmente, esperando que Philip no se tomase a mal la pregunta.
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Las cosas no habían estado del todo buenas últimamente en mi vida, pero qué mas daba, lo importante era vivir el ahora, disfrutar del momento y tratar de no meter tanto la pata para ver si dejaba de meterme en grandes problemas que necesitaban grandes resoluciones, o al menos esos que involucraban cráneos rotos o resaca. Me rasqué la cabeza mirando hacia ambos lados en el puerto y luego, de una forma muy poco femenina también me rasqué la entrepierna. Necesitaba vender la mercancía y darme un buen baño o viceversa. Luego… luego quien sabía. Pensaba buscar a mi amigo dragón y comprarme un pasaje de regreso a casa lo antes posible.
El saco era lo suficientemente grande como para hacerme encorvar mientras andaba con él al hombro. Sin dudas probablemente asustaba a esos refinados brujos estirados de las islas “uy ay si ay si” pensaba para mis adentros “¿Es que nunca han visto a una mujer cargando con peso y sucia?” ya no se me ocurrían más formas de blasfemar cuando di con una posada en las afueras de la ciudad, allí podría informarme, sacarme un poco la mugre y comer. Llevaba rato sin probar carne desde que me habían rescatado de la Isla Lunar con Eona y el pequeño Keff.
La tabernera/dependienta arrugó la nariz al verme –como si yo no la estuviera viendo y soportándome- y me dejó frente a frente con su escuálido marido que parecía hecho de ramitas pero que me miraba con ojos llameantes “Con que por ahí viene la cosa” pensé, devolviéndole una mirada cínica y fría. Si yo no les gustaba, estaban muy eqivocados al pensar que había puesto pie en su mugrosa isla de enclenques porque quería, era todo por obligación y necesidad. Respiré hondo y hablé. Y hablé… y hablé hasta que para callarme me dieron una habitación alejada y solitaria y acordaron mandarme comida allí para que no espantara a la clientela.
“Tch” ni que fuera el mejor lugar pensé dando una mirada al techo mientras iba al lugar indicado, claro que había entrado a lugares peores, pero a mejores también, aunque al parecer esos brujos eran estirados incluso en la más pobre humildad. Después de un buen baño con agua fría y un jabón tan duro que raspaba la piel mudé mi ropa, poniéndome mi mejor y único vestido, comí un pedazo de carne frío y con la barriga medio llena salí rumbo al mercado con mi gran saco al hombro. Para no perder la costumbre cargué mis hachas y las dejé a la vista, después de todo, era mi primera vez en esos lares y no sabía cómo debía comportarme con esos estirados.
Extrañaba a Chy y a Furia, los ojos del halcón en esos momentos habrían sido mi mejor brújula y los cascos de la yegua intimidarían a los torpes que no me dejaban pasar con tamaña carga. El mercado seguro era un lugar interesante y pensaba echarle mano a varias de las cositas que ofrecían por allí, por supuesto, una vez terminada con la burocracia de deshacerme de la mercadería para la villa.
Olfatee el aire, la costumbre era un hábito adquirido que más de una vez me había salvado la vida, aunque en esos momentos no sabía muy bien para qué lo hacía. Sin embargo, encontré una esencia que me paralizó; me tomó varios latidos salir de mi estado de estatua respirante para luego tomar una decisión ¿ir o no ir? Al menos ese joven necesitaba una explicación y me interesaba saber si todo estaba bien con él, después de todo, ahora intentaba ser una loba reformada y tenía que afrontar el pasado…
Philip se encontraba en compañía de una bella mujer de cabellos blancos. Pese a la coloración de su pelo, era joven –aunque parecía algo traqueteada por la vida- una guerrera, se veía desde kilómetros y sus atuendos eran admirables para ese lugar etiquetoso en el que se encontraba. Automáticamente me cayó bien y me pregunté si sería su nueva mujer, pregunta que se acalló momentos más tarde cuando escuché que le preguntaba qué era. Esa era la señal de mi ingreso a la conversación –si se podía llamar así a mi patética intromisión-
Un ecutauro, claro mi señora. Un guerrero ecutauro y muy valiente también dije con la voz serena y firme mientras me acercaba a ellos alternando mi vista entre ambos. Tenía cierto recelo de si él me atacaría después de que le abandonara, pero me daba cierta tranquilidad ver que estaba cargado. Miré a la dama Feith, Feith Greenwood informé con un una leve reverencia y rápidamente me giraba par aver de lleno al joven. Me mordí el labio inferior.
¿Hace cuánto ya? ¿meses, años…? Te ves mejor que antes dije dando un paso hacia atrás para admirarle mejor. Estaba más musculoso y tenía signos de haber estado metido en problemas, pero me alegraba que estuviese bien.
_________________________
Off: Toc toc, ¿se puede? No me ofenderé si tengo que borrarlo ^^
El saco era lo suficientemente grande como para hacerme encorvar mientras andaba con él al hombro. Sin dudas probablemente asustaba a esos refinados brujos estirados de las islas “uy ay si ay si” pensaba para mis adentros “¿Es que nunca han visto a una mujer cargando con peso y sucia?” ya no se me ocurrían más formas de blasfemar cuando di con una posada en las afueras de la ciudad, allí podría informarme, sacarme un poco la mugre y comer. Llevaba rato sin probar carne desde que me habían rescatado de la Isla Lunar con Eona y el pequeño Keff.
La tabernera/dependienta arrugó la nariz al verme –como si yo no la estuviera viendo y soportándome- y me dejó frente a frente con su escuálido marido que parecía hecho de ramitas pero que me miraba con ojos llameantes “Con que por ahí viene la cosa” pensé, devolviéndole una mirada cínica y fría. Si yo no les gustaba, estaban muy eqivocados al pensar que había puesto pie en su mugrosa isla de enclenques porque quería, era todo por obligación y necesidad. Respiré hondo y hablé. Y hablé… y hablé hasta que para callarme me dieron una habitación alejada y solitaria y acordaron mandarme comida allí para que no espantara a la clientela.
“Tch” ni que fuera el mejor lugar pensé dando una mirada al techo mientras iba al lugar indicado, claro que había entrado a lugares peores, pero a mejores también, aunque al parecer esos brujos eran estirados incluso en la más pobre humildad. Después de un buen baño con agua fría y un jabón tan duro que raspaba la piel mudé mi ropa, poniéndome mi mejor y único vestido, comí un pedazo de carne frío y con la barriga medio llena salí rumbo al mercado con mi gran saco al hombro. Para no perder la costumbre cargué mis hachas y las dejé a la vista, después de todo, era mi primera vez en esos lares y no sabía cómo debía comportarme con esos estirados.
Extrañaba a Chy y a Furia, los ojos del halcón en esos momentos habrían sido mi mejor brújula y los cascos de la yegua intimidarían a los torpes que no me dejaban pasar con tamaña carga. El mercado seguro era un lugar interesante y pensaba echarle mano a varias de las cositas que ofrecían por allí, por supuesto, una vez terminada con la burocracia de deshacerme de la mercadería para la villa.
Olfatee el aire, la costumbre era un hábito adquirido que más de una vez me había salvado la vida, aunque en esos momentos no sabía muy bien para qué lo hacía. Sin embargo, encontré una esencia que me paralizó; me tomó varios latidos salir de mi estado de estatua respirante para luego tomar una decisión ¿ir o no ir? Al menos ese joven necesitaba una explicación y me interesaba saber si todo estaba bien con él, después de todo, ahora intentaba ser una loba reformada y tenía que afrontar el pasado…
Philip se encontraba en compañía de una bella mujer de cabellos blancos. Pese a la coloración de su pelo, era joven –aunque parecía algo traqueteada por la vida- una guerrera, se veía desde kilómetros y sus atuendos eran admirables para ese lugar etiquetoso en el que se encontraba. Automáticamente me cayó bien y me pregunté si sería su nueva mujer, pregunta que se acalló momentos más tarde cuando escuché que le preguntaba qué era. Esa era la señal de mi ingreso a la conversación –si se podía llamar así a mi patética intromisión-
Un ecutauro, claro mi señora. Un guerrero ecutauro y muy valiente también dije con la voz serena y firme mientras me acercaba a ellos alternando mi vista entre ambos. Tenía cierto recelo de si él me atacaría después de que le abandonara, pero me daba cierta tranquilidad ver que estaba cargado. Miré a la dama Feith, Feith Greenwood informé con un una leve reverencia y rápidamente me giraba par aver de lleno al joven. Me mordí el labio inferior.
¿Hace cuánto ya? ¿meses, años…? Te ves mejor que antes dije dando un paso hacia atrás para admirarle mejor. Estaba más musculoso y tenía signos de haber estado metido en problemas, pero me alegraba que estuviese bien.
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Woodpecker
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El ecutauro caminaba junto a la joven y le estrecha la mano con firmeza pero sin ser brusco, agitando la larga cola equina tras él como si se sintiera un poco más aliviado cuando ella le asegura que no pasaba nada respecto a que el fuera a la Estrella Azul. Su última pregunta hace que la joven se detenga, por lo que él hace lo propio y se deja escrutar por la joven peli rubia, quizás se hubiera propasado con su curiosidad, pero finalmente la chica le responde, diciéndole además que era una bruja, cosa que no sorprende demasiado al ecutauro, pues al fin y al cabo, tal y como ella dice, la mayoría de los brujos provenían de aquel lugar.
-Bueno, no he conocido a muchos brujos o brujas, pero los pocos que he conocido, son tal como decís vos.- Asiente el ecutauro estando conforme con las palabras de la joven.- Pero vos no sois como los demás, además de la magia, veo que también manejáis la espada. –Dice con un gesto de su hocico hacia las armas que ella portaba.- La magia es un arma poderosa, pero puede debilitar o fallar por alguna razón en un momento crucial, su cuidáis bien la hoja de vuestra arma, nunca os fallara. Claro, que esta solo es la humilde opinión de un herrero que no entiende gran cosa de la magia.-dice con una sonrisa un tanto vergonzosa y encogiéndose de hombros.- Si, lo cierto es que me ofrecieron quedarme en el pueblo, pero estoy bien en Lunargenta, además su puerto es mucho más bullicioso y no puedo perder la oportunidad de regresar algún día a mi tierra.- dice el potro que permanece parado hasta que la bruja decidiera de nuevo echar a caminar.
Escucha la explicación de los lugares que ha visitado o vivido ella, cuando le pregunta un poco extrañada sobre que era él, el ecutauro se limita a reír y agita una mano para quitarle importancia al asunto.
-Claro que podéis hacerlo, no es la primera vez que me lo preguntan.- dice alzando la cabeza y agitando la cola.- Soy un ecu…-justo cuando iba a explicarle a que especie de hombre bestia pertenecía, alguien se le adelanta.
La primera impresión que le causa escuchar aquella voz en confusión y dolor, un dolor profundo en el pecho. Pensaba que aquella herida ya había sanado por completo, pero se descubre con que había dejado una cicatriz que en ese momento parecía abrírsele de nuevo. Se gira hacia la propietaria de aquella voz, tratando de aparentar tranquilidad y apartando una mano que se había llevado de forma instintiva al corazón. Retrocede un par de pasos cuando la licántropo se acerca a ellos, respondiendo por él y presentándose, Philip había echado las orejas un poco atrás y su cola se agita un par de veces. Casi parecía un caballo malhumorado o desconfiado con algo.
-Si bueno, tal como ella dice soy un ecutauro… del clan Casco de Hierro…- El ecutauro mira a Wood con cierto recelo, como si se preguntara que hacía allí.- Si, hace ya un tiempo…-dice el potro asintiendo a las palabras de la mujer.
El ecutauro casi puede sentir como las heridas de sus costados y cuello vuelven a escocerle, pues no eran de una batalla, si no, de uno de los momentos apasionados que compartieron en el pasado y ella le araño y mordió en su forma lupina.
-Gracias, tú también te ves muy bien.- dice el mirándola de arriba abajo y parecía sincero en sus palabras, luego mira hacia la bruja y se explica.- Hace un tiempo fuimos….fuimos… bueno…-no parece estar muy seguro que decir.- novios… o amantes, no estoy muy seguro como lo definen los humanos…-dice mientras agita un poco la cola equina nervioso. -¿Qué haces por estos lares Feith? – Le pregunta el potro frunciendo un poco el ceño, dudaba mucho que lo hubiera estado buscando a posta, pero nunca había confiado en las coincidencias de aquel tipo.
-Bueno, no he conocido a muchos brujos o brujas, pero los pocos que he conocido, son tal como decís vos.- Asiente el ecutauro estando conforme con las palabras de la joven.- Pero vos no sois como los demás, además de la magia, veo que también manejáis la espada. –Dice con un gesto de su hocico hacia las armas que ella portaba.- La magia es un arma poderosa, pero puede debilitar o fallar por alguna razón en un momento crucial, su cuidáis bien la hoja de vuestra arma, nunca os fallara. Claro, que esta solo es la humilde opinión de un herrero que no entiende gran cosa de la magia.-dice con una sonrisa un tanto vergonzosa y encogiéndose de hombros.- Si, lo cierto es que me ofrecieron quedarme en el pueblo, pero estoy bien en Lunargenta, además su puerto es mucho más bullicioso y no puedo perder la oportunidad de regresar algún día a mi tierra.- dice el potro que permanece parado hasta que la bruja decidiera de nuevo echar a caminar.
Escucha la explicación de los lugares que ha visitado o vivido ella, cuando le pregunta un poco extrañada sobre que era él, el ecutauro se limita a reír y agita una mano para quitarle importancia al asunto.
-Claro que podéis hacerlo, no es la primera vez que me lo preguntan.- dice alzando la cabeza y agitando la cola.- Soy un ecu…-justo cuando iba a explicarle a que especie de hombre bestia pertenecía, alguien se le adelanta.
La primera impresión que le causa escuchar aquella voz en confusión y dolor, un dolor profundo en el pecho. Pensaba que aquella herida ya había sanado por completo, pero se descubre con que había dejado una cicatriz que en ese momento parecía abrírsele de nuevo. Se gira hacia la propietaria de aquella voz, tratando de aparentar tranquilidad y apartando una mano que se había llevado de forma instintiva al corazón. Retrocede un par de pasos cuando la licántropo se acerca a ellos, respondiendo por él y presentándose, Philip había echado las orejas un poco atrás y su cola se agita un par de veces. Casi parecía un caballo malhumorado o desconfiado con algo.
-Si bueno, tal como ella dice soy un ecutauro… del clan Casco de Hierro…- El ecutauro mira a Wood con cierto recelo, como si se preguntara que hacía allí.- Si, hace ya un tiempo…-dice el potro asintiendo a las palabras de la mujer.
El ecutauro casi puede sentir como las heridas de sus costados y cuello vuelven a escocerle, pues no eran de una batalla, si no, de uno de los momentos apasionados que compartieron en el pasado y ella le araño y mordió en su forma lupina.
-Gracias, tú también te ves muy bien.- dice el mirándola de arriba abajo y parecía sincero en sus palabras, luego mira hacia la bruja y se explica.- Hace un tiempo fuimos….fuimos… bueno…-no parece estar muy seguro que decir.- novios… o amantes, no estoy muy seguro como lo definen los humanos…-dice mientras agita un poco la cola equina nervioso. -¿Qué haces por estos lares Feith? – Le pregunta el potro frunciendo un poco el ceño, dudaba mucho que lo hubiera estado buscando a posta, pero nunca había confiado en las coincidencias de aquel tipo.
Kida Escamarubí
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Philip le dio la razón en cuanto a la característica generalizada de los brujos, pero se permitió añadir que la de cabellos cenicientos no era como la mayoría. Portaba armas y estaban a la vista, aquel detalle no iba a pasar desapercibido ante un herrero, que además había dicho una gran verdad. La magia era poderosa, pero al usarla su usuario se iba debilitando e incluso podía fallar a la hora de la verdad, bien lo había comprobado la maga durante su viaje. Por ello cuidaba bien de su espada y más aún de su daga, que mantenía siempre al alcance de la mano y afilada.
El hombre bestia siguió hablando, ésta vez sobre la oferta que le habían hecho de quedarse en el pueblo. Beltrexus era un lugar animado pero no tan bullicioso como Lunargenta, así que entendió perfectamente que prefiriese volver a su herrería antes que quedarse en las islas. Cuando por fin la bruja se animó a preguntar sobre lo que era, el hombre se echó a reír, con lo que quedó más tranquila al ver que no le molestaba la pregunta sino que estaba acostumbrado a que se la hicieran.
Pero Philip no tuvo tiempo de contestar, una voz femenina se le adelantó, sobresaltando ligeramente a la de ojos verdes por no haberla escuchado al acercarse. - Un ecutauro, claro mi señora. Un guerrero ecutauro y muy valiente también.- la dueña de la voz era una joven de cortos cabellos grises, ataviada con un vestido y con una pesada carga al hombro. Algo en su rostro le sonaba pero no conseguía recordar de donde, lo que era normal ya que la mujer había asistido al baile del castillo vestida de muchacho.
- Feith, Feith Greenwood.- dijo a modo de presentación, haciendo una leve reverencia. - Elen Calhoun.- contestó la hechicera correspondiendo la reverencia pero sin decir nada más, estaba claro que la atención de la recién llegada estaba centrada sobre Philip. Ecutauro, definitivamente no había escuchado esa palabra en su vida, al igual que no había visto uno hasta el momento, pero al menos ya podía hacerse una idea de lo que era.
Por las palabras de Feith, no había duda de que se conocían de antes. Fijó su atención en la reacción del ecutauro, cuya expresión había cambiado hasta parecer enfadado. - Hace un tiempo fuimos….fuimos… bueno… novios… o amantes, no estoy muy seguro como lo definen los humanos…- Philip se giró hacia ella y comenzó a explicarse, a lo que la maga respondió levantando rápidamente la mano y negando con la cabeza, en gesto de que no tenía por qué decir nada. Casi no la conocía como para ir contándole cosas de su pasado, pero parecía que el ecutauro era muy abierto en eso.
- Bienvenida a Beltrexus dama. - pronunció con voz suave, antes de apartarse un par de metros de ambos para que pudiesen hablar tranquilos. Mientras tanto ella observaría la calle, intentaría orientarse para indicar al hombre bestia el camino hacia la Estrella azul. Todo había cambiado tanto desde que se fue, que aquella tarea que debería haber resultado fácil empezaba a complicársele. Se dijo a sí misma que no volvería a estar fuera de las islas tanto tiempo, volver a su tierra natal le sentaba bien así que lo haría más a menudo.
El hombre bestia siguió hablando, ésta vez sobre la oferta que le habían hecho de quedarse en el pueblo. Beltrexus era un lugar animado pero no tan bullicioso como Lunargenta, así que entendió perfectamente que prefiriese volver a su herrería antes que quedarse en las islas. Cuando por fin la bruja se animó a preguntar sobre lo que era, el hombre se echó a reír, con lo que quedó más tranquila al ver que no le molestaba la pregunta sino que estaba acostumbrado a que se la hicieran.
Pero Philip no tuvo tiempo de contestar, una voz femenina se le adelantó, sobresaltando ligeramente a la de ojos verdes por no haberla escuchado al acercarse. - Un ecutauro, claro mi señora. Un guerrero ecutauro y muy valiente también.- la dueña de la voz era una joven de cortos cabellos grises, ataviada con un vestido y con una pesada carga al hombro. Algo en su rostro le sonaba pero no conseguía recordar de donde, lo que era normal ya que la mujer había asistido al baile del castillo vestida de muchacho.
- Feith, Feith Greenwood.- dijo a modo de presentación, haciendo una leve reverencia. - Elen Calhoun.- contestó la hechicera correspondiendo la reverencia pero sin decir nada más, estaba claro que la atención de la recién llegada estaba centrada sobre Philip. Ecutauro, definitivamente no había escuchado esa palabra en su vida, al igual que no había visto uno hasta el momento, pero al menos ya podía hacerse una idea de lo que era.
Por las palabras de Feith, no había duda de que se conocían de antes. Fijó su atención en la reacción del ecutauro, cuya expresión había cambiado hasta parecer enfadado. - Hace un tiempo fuimos….fuimos… bueno… novios… o amantes, no estoy muy seguro como lo definen los humanos…- Philip se giró hacia ella y comenzó a explicarse, a lo que la maga respondió levantando rápidamente la mano y negando con la cabeza, en gesto de que no tenía por qué decir nada. Casi no la conocía como para ir contándole cosas de su pasado, pero parecía que el ecutauro era muy abierto en eso.
- Bienvenida a Beltrexus dama. - pronunció con voz suave, antes de apartarse un par de metros de ambos para que pudiesen hablar tranquilos. Mientras tanto ella observaría la calle, intentaría orientarse para indicar al hombre bestia el camino hacia la Estrella azul. Todo había cambiado tanto desde que se fue, que aquella tarea que debería haber resultado fácil empezaba a complicársele. Se dijo a sí misma que no volvería a estar fuera de las islas tanto tiempo, volver a su tierra natal le sentaba bien así que lo haría más a menudo.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Elen parecía una mujer buena, discreta. Le agradecí el momento que nos dio de privacidad, aunque me sentí mal por ello. No quería robarles de su tiempo para cosas que debíamos solucionar en privado, en otro momento… Le agradezco respondí antes de que se terminara de apartar, con una sutil reverencia con mi cabeza. Después de eso, me giré de lleno para encarar al ecutauro.
Philip parecía cambiado, más maduro y claro, reticente a mi presencia. De hecho, sentía que estaba de mal humor, quizás por los mismos gestos que ponía Furia cuando estaba mosqueada o había un bicho que le molestara. Entrecerré los ojos encontrando varias similitudes entre ellos fuera de lo físico y, para mi sorpresa, me encontré sonriendo de lado. Levanté mi mirada con cierta cobardía para posar mis ojos en aquellas esmeraldas que el tenía y me quedé callada por unos instantes.
Intento hacer las paces le dije directamente, sin pestañear. Sé que soy una mala mujer y que probablemente te hice daño… hice una breve pausa, bajé la bolsa que llevaba cargada al hombro hasta el piso e hice una raya en él con mi pie, buscando palabras que jamás había usado ni que me hubieran dicho Vine aquí a negociar suspiré dejando salir el aire cansino que me había acompañado en el último tiempo, estaba exhausta, pero más de intentar arreglar las cosas de mi historia que del cuerpo por todas las luchas que había tenido en el último mes. Tengo que vender algunas cosas en el mercado, pero luego me gustaría resarcirte ¿te molestaría que les acompañe? pregunté mirando hacia Elen, buscando su aprobación a pesar de la distancia, tratando de hacerle ver que yo no tenía más nada que agregar y que no quería interferir en sus asuntos.
Claro que si no me quieres ver, o les molesto… aclaré para hacerle ver a la mujer que me importaba mucho su opinión haré mi camino, aunque nada me dejaría más tranquila que no tener que estar cuidándome las espaldas todo el tiempo confesé, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar si tenía algún brujo como enemigo o negocios con alguien de por esos lares.
Philip parecía cambiado, más maduro y claro, reticente a mi presencia. De hecho, sentía que estaba de mal humor, quizás por los mismos gestos que ponía Furia cuando estaba mosqueada o había un bicho que le molestara. Entrecerré los ojos encontrando varias similitudes entre ellos fuera de lo físico y, para mi sorpresa, me encontré sonriendo de lado. Levanté mi mirada con cierta cobardía para posar mis ojos en aquellas esmeraldas que el tenía y me quedé callada por unos instantes.
Intento hacer las paces le dije directamente, sin pestañear. Sé que soy una mala mujer y que probablemente te hice daño… hice una breve pausa, bajé la bolsa que llevaba cargada al hombro hasta el piso e hice una raya en él con mi pie, buscando palabras que jamás había usado ni que me hubieran dicho Vine aquí a negociar suspiré dejando salir el aire cansino que me había acompañado en el último tiempo, estaba exhausta, pero más de intentar arreglar las cosas de mi historia que del cuerpo por todas las luchas que había tenido en el último mes. Tengo que vender algunas cosas en el mercado, pero luego me gustaría resarcirte ¿te molestaría que les acompañe? pregunté mirando hacia Elen, buscando su aprobación a pesar de la distancia, tratando de hacerle ver que yo no tenía más nada que agregar y que no quería interferir en sus asuntos.
Claro que si no me quieres ver, o les molesto… aclaré para hacerle ver a la mujer que me importaba mucho su opinión haré mi camino, aunque nada me dejaría más tranquila que no tener que estar cuidándome las espaldas todo el tiempo confesé, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar si tenía algún brujo como enemigo o negocios con alguien de por esos lares.
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El ecutauro parece sentirse incómodo ante la situación, pues suponía que Elen se sentía incómoda por la situación, pues era evidente que entre Wood y él había algún tipo de pasado. Se disculpa con la bruja con un gesto de la cabeza, agradeciéndole que les dejara a solas, Philip se acomoda la caja que llevaba bajo uno de los brazos y suspira cuando Wood le empieza a hablar para disculparse.
-Si lo se…-dice el ecutauro, lanzando un suspiro, tratando de relajar la postura cuando ella le dice trataba de hacer las paces. Sacude las orejas para tratar de relajarlas.- Bueno, eso es cierto… quizás ambascosas.- dice el encogiendo los hombros cuando ella le dice que era una mala mujer y que le había hecho daño.- Pero supongo eso no te hace peor que nadie y tampoco conozco las circunstancias.- el ecutauro asiente cuando ella le explica la razón por la que estaba en aquel lugar.-Vaya, no te imaginaba trabajando de mercader…-dice el ecutauro, alzando una ceja realmente sorprendido. Cuando ella le pregunta que si podía acompañarlos está a punto de abrir el hocico para decirle que no, pero tampoco quería parecer que le tenía rencor, de modo que termina por asentir.- Claro, no creo que tarde más de unos minutos en entregar el encargo.- dice mostrando la caja que llevaba bajo el brazo, luego se vuelve hacia Elen.
-Disculpa que te haya hecho esperar, después de todo me estás haciendo un favor en guiarme por la ciudad… ¿Podemos seguir? - le pregunta cortes, con un gesto le indica que la seguirá cuando echara a andar.- No creo que me lleve más de una hora. Puedes venir con nosotros o terminar tu encargo, si terminas antes de ese tiempo estaré en la Estrella Azul, si no, quedaremos aquí en ese tiempo.- le dice a Wood, pues no sabe si la licántropo querría solucionar antes sus negocios.
Una vez decidido todo aquello, el ecutauro seguiría a Elen, ya fuera acompañados de Wood o solos. Su mente era un revoltijo de pensamientos y sentimientos contradictorios hacia Wood, su actitud antes bonachona y amable, se había transformado en una seria y pensativa. Sus cascos herrados suenan cuando pisaban los adoquines del asfalto o las aceras.
-Si lo se…-dice el ecutauro, lanzando un suspiro, tratando de relajar la postura cuando ella le dice trataba de hacer las paces. Sacude las orejas para tratar de relajarlas.- Bueno, eso es cierto… quizás ambascosas.- dice el encogiendo los hombros cuando ella le dice que era una mala mujer y que le había hecho daño.- Pero supongo eso no te hace peor que nadie y tampoco conozco las circunstancias.- el ecutauro asiente cuando ella le explica la razón por la que estaba en aquel lugar.-Vaya, no te imaginaba trabajando de mercader…-dice el ecutauro, alzando una ceja realmente sorprendido. Cuando ella le pregunta que si podía acompañarlos está a punto de abrir el hocico para decirle que no, pero tampoco quería parecer que le tenía rencor, de modo que termina por asentir.- Claro, no creo que tarde más de unos minutos en entregar el encargo.- dice mostrando la caja que llevaba bajo el brazo, luego se vuelve hacia Elen.
-Disculpa que te haya hecho esperar, después de todo me estás haciendo un favor en guiarme por la ciudad… ¿Podemos seguir? - le pregunta cortes, con un gesto le indica que la seguirá cuando echara a andar.- No creo que me lleve más de una hora. Puedes venir con nosotros o terminar tu encargo, si terminas antes de ese tiempo estaré en la Estrella Azul, si no, quedaremos aquí en ese tiempo.- le dice a Wood, pues no sabe si la licántropo querría solucionar antes sus negocios.
Una vez decidido todo aquello, el ecutauro seguiría a Elen, ya fuera acompañados de Wood o solos. Su mente era un revoltijo de pensamientos y sentimientos contradictorios hacia Wood, su actitud antes bonachona y amable, se había transformado en una seria y pensativa. Sus cascos herrados suenan cuando pisaban los adoquines del asfalto o las aceras.
Kida Escamarubí
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La dama de cabellos grises le agradeció el gesto antes de que apartase de ellos y la de ojos verdes esbozó una leve sonrisa en respuesta. Le había echado un leve vistazo a Feith, intentando adivinar a qué raza podía pertenecer, cosa que para Elen resultaba ya casi una costumbre al conocer a alguien nuevo. Se decía a sí misma que lo hacía por precaución, para no llevarse sorpresas desagradables al ofrecer su ayuda a alguien.
Lo del ecutauro era más que evidente, pero su compañera no era tan fácil de identificar. Descartó de inmediato que hubiese algo de magia en ella, pues de ser así ya lo habría notado dada su sensibilidad a la misma, y otros rasgos físicos ayudaban a reducir las opciones. Así pues, con un leve vistazo pudo descartar que se tratase de una vampira, elfa, bruja, mujer bestia o cibernética. Esto solo dejaba tres posibilidades, entre las cuales ya sería bastante complicado adivinar la correcta.
Apartó de su mente aquel tema por un momento, mientras ambos seguían conversando a unos metros de ella. La ciudad bullía de actividad, con lo que las voces de los mercaderes se alzaban unas sobre otras, intentando captar la atención de los transeúntes, que terminaban algo mareados con tanto jaleo. La hechicera ojeaba desde lejos un puesto en concreto, uno que había visitado años atrás y cuyos artículos le habían llamado la atención. En aquella época se había fijado en un par de brazaletes, que estaban vinculados con magia y reaccionaban cuando uno de los portadores estaba en peligro, avisando al otro.
- Si los hubiese comprado antes del viaje me hubiesen venido muy bien. - pensó para sí, recordando las múltiples ocasiones en que había estado en peligro en las tierras del norte y lo práctico que hubiera sido tenerlos para estar conectada con su hermano Vincent. Sin embargo, ambos habían sabido salvar las dificultades y cumplir su misión, con lo que la experiencia les había hecho fuertes y ya no les harían falta. Se preguntó por un momento cómo estaría su hermano, que había decidido quedarse en Lunargenta en vez de acompañarla a las islas, pero estaba segura de que el brujo se las apañaría muy bien.
La voz de Feith hizo que volviese en sí, al escuchar que también había llegado a Beltrexus para vender algunas cosas y preguntaba si podía acompañarlos. La maga no tenía problema alguno en que compartiesen camino, pero viendo la tensión que parecía haber entre ambos esperó a que el ecutauro respondiese primero. Al ver que éste no ponía pegas a su presencia y que quería reanudar la marcha, la de ojos verdes volvió a acercarse a ambos.
- Si no conocéis las islas es mejor ir acompañados, y yo no tengo problema en guiaros a vuestro destino. - dijo con voz suave, antes de echar un vistazo a la pesada carga que llevaba consigo la mujer. - ¿Necesitáis ayuda con eso? - añadió amablemente, pues a pesar de que la había visto llegar con ella al hombro sin mucha dificultad, un peso así terminaría pasándole factura. Luego esperó durante unos instantes en silencio, mientras dudaba si preguntar por lo que quería vender. - ¿Puedo preguntar qué productos vendéis? Conozco a la mayoría de los mercaderes que hay por aquí y quizá podría ayudaros a encontrar algún interesado. - dijo finalmente, manteniendo su tono tranquilo.
No se movería de momento, hasta que la dama le respondiese y recogiese su carga.
Lo del ecutauro era más que evidente, pero su compañera no era tan fácil de identificar. Descartó de inmediato que hubiese algo de magia en ella, pues de ser así ya lo habría notado dada su sensibilidad a la misma, y otros rasgos físicos ayudaban a reducir las opciones. Así pues, con un leve vistazo pudo descartar que se tratase de una vampira, elfa, bruja, mujer bestia o cibernética. Esto solo dejaba tres posibilidades, entre las cuales ya sería bastante complicado adivinar la correcta.
Apartó de su mente aquel tema por un momento, mientras ambos seguían conversando a unos metros de ella. La ciudad bullía de actividad, con lo que las voces de los mercaderes se alzaban unas sobre otras, intentando captar la atención de los transeúntes, que terminaban algo mareados con tanto jaleo. La hechicera ojeaba desde lejos un puesto en concreto, uno que había visitado años atrás y cuyos artículos le habían llamado la atención. En aquella época se había fijado en un par de brazaletes, que estaban vinculados con magia y reaccionaban cuando uno de los portadores estaba en peligro, avisando al otro.
- Si los hubiese comprado antes del viaje me hubiesen venido muy bien. - pensó para sí, recordando las múltiples ocasiones en que había estado en peligro en las tierras del norte y lo práctico que hubiera sido tenerlos para estar conectada con su hermano Vincent. Sin embargo, ambos habían sabido salvar las dificultades y cumplir su misión, con lo que la experiencia les había hecho fuertes y ya no les harían falta. Se preguntó por un momento cómo estaría su hermano, que había decidido quedarse en Lunargenta en vez de acompañarla a las islas, pero estaba segura de que el brujo se las apañaría muy bien.
La voz de Feith hizo que volviese en sí, al escuchar que también había llegado a Beltrexus para vender algunas cosas y preguntaba si podía acompañarlos. La maga no tenía problema alguno en que compartiesen camino, pero viendo la tensión que parecía haber entre ambos esperó a que el ecutauro respondiese primero. Al ver que éste no ponía pegas a su presencia y que quería reanudar la marcha, la de ojos verdes volvió a acercarse a ambos.
- Si no conocéis las islas es mejor ir acompañados, y yo no tengo problema en guiaros a vuestro destino. - dijo con voz suave, antes de echar un vistazo a la pesada carga que llevaba consigo la mujer. - ¿Necesitáis ayuda con eso? - añadió amablemente, pues a pesar de que la había visto llegar con ella al hombro sin mucha dificultad, un peso así terminaría pasándole factura. Luego esperó durante unos instantes en silencio, mientras dudaba si preguntar por lo que quería vender. - ¿Puedo preguntar qué productos vendéis? Conozco a la mayoría de los mercaderes que hay por aquí y quizá podría ayudaros a encontrar algún interesado. - dijo finalmente, manteniendo su tono tranquilo.
No se movería de momento, hasta que la dama le respondiese y recogiese su carga.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Intentaba hacer las paces sí, pero me estaba empezando a mosquear que no me ayudara con todo eso, después de todo “Hola, aquí hay una Wood tratando de disculparse y eso es echar leña al fuego”. Hmmmmpggghh fue lo único que respondí en ese ínterin pero luego no pude mantener mi bocaza callada Pues que he estado tratando de cambiar pensaba agregar unas sílabas más, pero sería echar por tierra todo lo que había estado haciendo desde que conocí a Athos… y lo bien que me hizo ya que mis no palabras fueron bien recompensadas, permitiéndome tácitamente unirme a ellos en el recorrido del lugar.
Elen no dejaba de sorprenderme –gratamente- no me pasó por alto su mirada escrutadora, sin embargo parecía que sus intenciones eran buenas. Asentí a las palabras del ecutauro para darle a entender que le estaba escuchando y luego dirigí mi atención a la mujer. Está bien le dije con una sonrisa apagada mientras negaba con las manos El trabajo físico no me cansa particularmente y no me gusta echarle mi peso a los demás hice una pausa y miré a los alrededores, sin dudas no esperaba tanto movimiento en aquél lugar Sin ánimos de ofender, claro está agregué dándome cuenta que quizás podría haber herido alguna sensibilidad.
Pues… tengo de todo un poco por aquí, traigo artesanías desde Ulmer, cueros de jabalí y venado así como algunos recuerdos de la Isla Lunar como caracolas, plantas silvestres y… bajé el tono de mi voz acercándome un poco a ella Algunas escamas de cierta serpiente gigante de dos cabezas eché una sonrisa de lado entre orgullosa y pensativa mientas me volvía a mi lugar. Agarré el saco con las dos manos y tras darle fuerza moviéndolo como un péndulo, me lo eché nuevamente al hombro, esperando a Elen y lo que podría decir o decidir.
Las cartas estaban echadas y cuanto antes hiciera lo que tenía que hacer, antes acabaría. Aunque tenía ganas y tiempo de sobra como para echarle un ojito al lugar y ¿quién sabe? Quizás buscar alguna forma para hacer alguna especie de vínculo entre ese puerto y el pequeño pueblito al que había aprendido a llamar hogar. Por cierto, también me gustaría conocer alguno de sus mercados o ferias, entiendo que los brujos tienen mucho para ofrecer agregué en un tono neutral. Eso de intentar no ser repelente no se me daba muy bien y era mejor apostar a lo más natural.
Elen no dejaba de sorprenderme –gratamente- no me pasó por alto su mirada escrutadora, sin embargo parecía que sus intenciones eran buenas. Asentí a las palabras del ecutauro para darle a entender que le estaba escuchando y luego dirigí mi atención a la mujer. Está bien le dije con una sonrisa apagada mientras negaba con las manos El trabajo físico no me cansa particularmente y no me gusta echarle mi peso a los demás hice una pausa y miré a los alrededores, sin dudas no esperaba tanto movimiento en aquél lugar Sin ánimos de ofender, claro está agregué dándome cuenta que quizás podría haber herido alguna sensibilidad.
Pues… tengo de todo un poco por aquí, traigo artesanías desde Ulmer, cueros de jabalí y venado así como algunos recuerdos de la Isla Lunar como caracolas, plantas silvestres y… bajé el tono de mi voz acercándome un poco a ella Algunas escamas de cierta serpiente gigante de dos cabezas eché una sonrisa de lado entre orgullosa y pensativa mientas me volvía a mi lugar. Agarré el saco con las dos manos y tras darle fuerza moviéndolo como un péndulo, me lo eché nuevamente al hombro, esperando a Elen y lo que podría decir o decidir.
Las cartas estaban echadas y cuanto antes hiciera lo que tenía que hacer, antes acabaría. Aunque tenía ganas y tiempo de sobra como para echarle un ojito al lugar y ¿quién sabe? Quizás buscar alguna forma para hacer alguna especie de vínculo entre ese puerto y el pequeño pueblito al que había aprendido a llamar hogar. Por cierto, también me gustaría conocer alguno de sus mercados o ferias, entiendo que los brujos tienen mucho para ofrecer agregué en un tono neutral. Eso de intentar no ser repelente no se me daba muy bien y era mejor apostar a lo más natural.
Woodpecker
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Ya había pasado tiempo desde que vimos a nuestro héroe, peleando y entrenando pero desde ese entonces, no se supo nada más de él. Lo ultimo que se le vio haciendo, fue en el territorio de los brujos, en una fiesta que resultó ser casi un suicidio pero lograron sobrevivir. Se dice que tomó un descanso o simplemente abandonó su aventura en Aerandir, aunque parece que no fue así. Actualmente vemos la tierra de brujos, llamada exactamente Beltrexus, llena de varias especies y muchos eventos, donde magos se ganan la vida, haciendo trucos de magia e impresionando a los niños que alegremente, les entregan monedas y los admiran con leves aplausos. Simplemente era un lugar lleno de talento y donde no hay problemas... No tantos. Aquella villa era muy tranquila y era muy escuchado el Laúd en esas zonas, quienes lo tocaban con suprema maestría.
Todo parecía felicidad y amor por donde se viera, era un lugar lleno de paz y bueno para vivir. No había tanto frío como en otros lugares pero las brisas eran bastantes que venían arrazadoras y hacían temblar varios árboles de la zona donde se encontraban, exactamente en las afueras. Como si fuera poco, también había fauna, desde aves hasta a caballos hermosos de una buena cantidad de aeros, manejados por los peces gordos medievales. Había de admitir que su seguridad era inigualable... Eran varios guardias cuidando cada zona para que no suceda absolutamente nada, viéndose que sus espadas radiaban electricidad, fuego e incluso sus cuerpos eran cubiertos de una aura de poder... Recordemos que eran magos especializados y meterse en problemas con ellos, no era muy indicado.
En fin... Desde el mercado, donde habían varios negociantes, podíamos distinguir dos seres... Uno era un tipo completamente fornido, en una armadura resistente. Al lado, había un animal con una capa, escondiendo la raza que era... Acompañaba a su supuesto amo. Estos dos caminaban de manera imponente por la zona, teniendo en cuenta que no podían causar muchos estragos... Eran nada mas ni nada menos que Sakun y Zarpitas, habían venido por la simple razón de que escucharon un rumor de que allí habían dragones de agua, pertenecientes al clan Xromec... Sus enemigos. -No te separes de mi, Zarpitas...-Dijo Sakun, caminando casi en puntitas mientras que su mascota simplemente pega un rugido suave como respuesta.
De repente y sin esperarlo, terminan chocándose con una chica de cabellos plateados, a la que el tigre blanco comienza a olerle, notando que ella era alguien que habían visto antes... Nuestro héroe apenas gira levemente su rostro y mira a la mujer. -Disculpa señorita... Fue mi culpa.-Acto seguido, mira a la otra chica que le acompañaba. -Buenas tardes...-Dice en voz baja, de manera tímida, para luego caminar rápidamente... Ciertamente la primera chica la había visto en algún lugar.
Cuando se da cuenta, Zarpitas se había quedado junto a las dos, jugando con ellas y rugiendo de manera traviesa. Sakun apenas frunce el ceño y llama a la mascota pero ni siquiera le hace caso. Sin más preámbulo, tuvo que acercarse y subir a Zarpitas en los brazos de él. -Disculpe... Aún no me hace mucho caso jaja...-Dijo, tratando de reírse y rascándose la cabeza de manera incómoda.
Todo parecía felicidad y amor por donde se viera, era un lugar lleno de paz y bueno para vivir. No había tanto frío como en otros lugares pero las brisas eran bastantes que venían arrazadoras y hacían temblar varios árboles de la zona donde se encontraban, exactamente en las afueras. Como si fuera poco, también había fauna, desde aves hasta a caballos hermosos de una buena cantidad de aeros, manejados por los peces gordos medievales. Había de admitir que su seguridad era inigualable... Eran varios guardias cuidando cada zona para que no suceda absolutamente nada, viéndose que sus espadas radiaban electricidad, fuego e incluso sus cuerpos eran cubiertos de una aura de poder... Recordemos que eran magos especializados y meterse en problemas con ellos, no era muy indicado.
En fin... Desde el mercado, donde habían varios negociantes, podíamos distinguir dos seres... Uno era un tipo completamente fornido, en una armadura resistente. Al lado, había un animal con una capa, escondiendo la raza que era... Acompañaba a su supuesto amo. Estos dos caminaban de manera imponente por la zona, teniendo en cuenta que no podían causar muchos estragos... Eran nada mas ni nada menos que Sakun y Zarpitas, habían venido por la simple razón de que escucharon un rumor de que allí habían dragones de agua, pertenecientes al clan Xromec... Sus enemigos. -No te separes de mi, Zarpitas...-Dijo Sakun, caminando casi en puntitas mientras que su mascota simplemente pega un rugido suave como respuesta.
De repente y sin esperarlo, terminan chocándose con una chica de cabellos plateados, a la que el tigre blanco comienza a olerle, notando que ella era alguien que habían visto antes... Nuestro héroe apenas gira levemente su rostro y mira a la mujer. -Disculpa señorita... Fue mi culpa.-Acto seguido, mira a la otra chica que le acompañaba. -Buenas tardes...-Dice en voz baja, de manera tímida, para luego caminar rápidamente... Ciertamente la primera chica la había visto en algún lugar.
Cuando se da cuenta, Zarpitas se había quedado junto a las dos, jugando con ellas y rugiendo de manera traviesa. Sakun apenas frunce el ceño y llama a la mascota pero ni siquiera le hace caso. Sin más preámbulo, tuvo que acercarse y subir a Zarpitas en los brazos de él. -Disculpe... Aún no me hace mucho caso jaja...-Dijo, tratando de reírse y rascándose la cabeza de manera incómoda.
Sakun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La bruja escuchó con atención las respuestas de Feith, que como esperaba tras haberla visto llegar, estaba acostumbrada al trabajo físico y el cargar con aquel peso no la cansaba. Luego rebeló los productos que llevaba consigo, algo de artesanía de las tierras del oeste, cuero, caracolas de la isla lunar, algunas plantas silvestres y unas escamas de serpiente, aunque no de una cualquiera, sino de una gigante de dos cabezas.
La mujer se echó el saco al hombro, lista para ponerse en marcha de inmediato, mientras que el ecutauro se mostraba algo ausente. - Por cierto, también me gustaría conocer alguno de sus mercados o ferias, entiendo que los brujos tienen mucho para ofrecer. - añadió poco después. - Estoy segura de que esas plantas silvestres que nombráis interesaran a los alquimistas, quizá alguna tenga propiedades útiles para hacer con ella alguna pócima o ungüento. - comenzó a hablar con voz amable nuevamente. - Y lo mismo pasará con las escamas, siendo de un ejemplar tan raro despertarán el interés de muchos.
- El cuero y la artesanía también están bien valorados, no creo que tengáis problema para encontrar clientes en el mercado que os los compren. - prosiguió, antes de echar un vistazo en la dirección en que había venido. - El comercio de los hechiceros se encuentra en la zona más céntrica de la ciudad, pero también podéis visitar la feria de la Luna Negra, tienen una gran variedad de artículos. - dijo para terminar, esperando que con aquellos datos la joven pudiese encontrar lo que buscaba.
- Será mejor que nos pongamos en marcha. - musitó, observando por última vez a sus dos compañeros antes de disponerse a proseguir el camino, aún le costaba un poco orientarse después de haber pasado tantos años fuera, pero estaba casi segura de que la Estrella Azul no andaba lejos. Se recolocó el cinturón y tras un instante se giró para echarse a andar, chocando accidentalmente con un caballero al que no había visto acercarse.
Dio un paso atrás, dispuesta a disculparse de inmediato por no haber mirado, pero guardó silencio al ver de quien se trataba. No recordaba su nombre, ni siquiera estaba segura de haber llegado a oírlo, pero lo reconoció al momento, al igual que a su pequeño compañero, el tigre que ahora la olfateaba como si su olor le resultase conocido. -Disculpa señorita... Fue mi culpa.- dijo antes de saludar cortésmente a Feith, con voz tímida.
De inmediato comenzó a andar con rapidez para alejarse de ellas, sin reparar en que su pequeño compañero se había quedado atrás. La de ojos verdes se agachó y acarició levemente al tigre, recordando cómo había acudido en su ayuda durante la fiesta de año nuevo que tuvo lugar en el bosque. - Creo que se me olvidó darte las gracias. - habló en voz baja antes de volver a levantarse. El pequeño pareció entenderla, se puso a jugar con ellas mientras rugía travieso, solo era un cachorro y que hiciera aquello era lo más natural.
Sin embargo, a su dueño aquello no debió parecerle adecuado, lo llamó desde donde estaba y el tigre hizo caso omiso, con lo que se vio obligado a volver para tomarlo en brazos. -Disculpe... Aún no me hace mucho caso jaja...- el dragón intentó reírse, aunque se notaba que estaba algo incómodo. - No se preocupe, solo es un cachorro que quiere divertirse. - respondió con tranquilidad, esbozando una leve sonrisa al pequeño que parecía bastante inquieto.
Elen desvió la vista a su dueño, recordando cómo se había transformado en medio de la fiesta y que Sarabi había tenido que intervenir, cortando la soga mágica que los mantenía unidos para que el dragón no la arrastrase. Posteriormente el caballero se había disculpado por lo fuerte de su temperamento, dando lugar a otra extraña situación con su doble, que parecía tomar confianzas con la gente demasiado rápido. Toda la fiesta en sí había sido algo alocada, pero guardaba un buen recuerdo en general de ella.
La mujer se echó el saco al hombro, lista para ponerse en marcha de inmediato, mientras que el ecutauro se mostraba algo ausente. - Por cierto, también me gustaría conocer alguno de sus mercados o ferias, entiendo que los brujos tienen mucho para ofrecer. - añadió poco después. - Estoy segura de que esas plantas silvestres que nombráis interesaran a los alquimistas, quizá alguna tenga propiedades útiles para hacer con ella alguna pócima o ungüento. - comenzó a hablar con voz amable nuevamente. - Y lo mismo pasará con las escamas, siendo de un ejemplar tan raro despertarán el interés de muchos.
- El cuero y la artesanía también están bien valorados, no creo que tengáis problema para encontrar clientes en el mercado que os los compren. - prosiguió, antes de echar un vistazo en la dirección en que había venido. - El comercio de los hechiceros se encuentra en la zona más céntrica de la ciudad, pero también podéis visitar la feria de la Luna Negra, tienen una gran variedad de artículos. - dijo para terminar, esperando que con aquellos datos la joven pudiese encontrar lo que buscaba.
- Será mejor que nos pongamos en marcha. - musitó, observando por última vez a sus dos compañeros antes de disponerse a proseguir el camino, aún le costaba un poco orientarse después de haber pasado tantos años fuera, pero estaba casi segura de que la Estrella Azul no andaba lejos. Se recolocó el cinturón y tras un instante se giró para echarse a andar, chocando accidentalmente con un caballero al que no había visto acercarse.
Dio un paso atrás, dispuesta a disculparse de inmediato por no haber mirado, pero guardó silencio al ver de quien se trataba. No recordaba su nombre, ni siquiera estaba segura de haber llegado a oírlo, pero lo reconoció al momento, al igual que a su pequeño compañero, el tigre que ahora la olfateaba como si su olor le resultase conocido. -Disculpa señorita... Fue mi culpa.- dijo antes de saludar cortésmente a Feith, con voz tímida.
De inmediato comenzó a andar con rapidez para alejarse de ellas, sin reparar en que su pequeño compañero se había quedado atrás. La de ojos verdes se agachó y acarició levemente al tigre, recordando cómo había acudido en su ayuda durante la fiesta de año nuevo que tuvo lugar en el bosque. - Creo que se me olvidó darte las gracias. - habló en voz baja antes de volver a levantarse. El pequeño pareció entenderla, se puso a jugar con ellas mientras rugía travieso, solo era un cachorro y que hiciera aquello era lo más natural.
Sin embargo, a su dueño aquello no debió parecerle adecuado, lo llamó desde donde estaba y el tigre hizo caso omiso, con lo que se vio obligado a volver para tomarlo en brazos. -Disculpe... Aún no me hace mucho caso jaja...- el dragón intentó reírse, aunque se notaba que estaba algo incómodo. - No se preocupe, solo es un cachorro que quiere divertirse. - respondió con tranquilidad, esbozando una leve sonrisa al pequeño que parecía bastante inquieto.
Elen desvió la vista a su dueño, recordando cómo se había transformado en medio de la fiesta y que Sarabi había tenido que intervenir, cortando la soga mágica que los mantenía unidos para que el dragón no la arrastrase. Posteriormente el caballero se había disculpado por lo fuerte de su temperamento, dando lugar a otra extraña situación con su doble, que parecía tomar confianzas con la gente demasiado rápido. Toda la fiesta en sí había sido algo alocada, pero guardaba un buen recuerdo en general de ella.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Elen había sido muy amable al informarme. Si ocurriese que nos viéramos separados podría dar casi con facilidad con el mercado o la feria. También confiaba mucho en mi olfato: si había algo para comer en alguno de esos lugares lo encontraría por más lejos y recóndito el lugar que fuese. Nos preparábamos para reanudar el camino cuando un tipo grande, un guerrero se dio contra la dama. Entrecerré los ojos ahogando un gruñido, era obvio que por esa fisonomía no era un brujo y por tanto no pertenecía a las Islas, por lo que tendría que ser más cuidadoso, él y esa pequeña bola siniestra que le seguía rebotando por todos lados.
Di un paso hacia atrás cuando se volvió para disculparse. Al menos tenía modales… y unos ojos que me hicieron estremecer, recordé en lo que dura un parpadeo a mi antigua pareja, Luner y luego de darle otra mirada muy poco educada me di cuenta que los ojos no eran lo único que tenían en común. Un frío bajó por mi espina mientras inconscientemente me alejaba de ellos hasta que me di contra Phil. Me aparté lo más rápidamente posible de él con gesto de disculpa mientras veía como se marchaba aquél desconocido. Al menos caminaban distinto. Algo dentro de mí se asentó al ver que él se alejaba, aunque me había dado cuenta que aún no había enterrado mi pasado, idea que me dejó intranquila.
Pero aquella paz duró algunos pasos ya que aquella pequeña peste a rayas negras se había descubierto y ahora intentaba jugar con nosotras. Elen no parecía extrañada con el aspecto de tal bichejo, es más, le siguió sus juegos mientras yo no dejaba de fruncirle el ceño, restringiéndome para no darle una buena patada. “Ahí está, quédate jugando para que tu dueño venga por ti pequeña alimaña malvada” pensaba para mí, parada como un monumento a la voluntad. El hombre no tardó en volver sobre su camino para reclamar al animal que parecía ignorarle y al parecer se le destapó su lado más sensible puesto que en vez de regañarle lo tomó entre brazos como si fuese su cría. “Un espectáculo interesante” pensé arqueando una ceja y moviendo el peso de mi saco de una mano a la otra.
Al menos había podido comprobar que ese hombre no tenía nada que ver con el difunto. No solo porque ahora que le tenía frente a frente podía sentir su tufo a dragón, sino porque mi mentor jamás hubiera tomado entre manos a ese animalillo, ni podría tener una sonrisa tan cálida. Sin embargo mi corazón aún no se tranquilizaba con su presencia. ¿Qué es eso? pregunté en voz alta antes siquiera de devolverle el saludo. Quería morderme la lengua, en realidad no quería hablar con él, pero las palabras se habían escapado de mis labios y ya no podía remediarlo; habiéndome dado cuenta de ello agregué He visto algunas de esas criaturas pero de otro color, ¿acaso le has pintado? inquirí reprimiendo una sonrisa al pensar en el trabajo que eso debió haberle costado, quizás por eso el animalillo llevaba una capa y sin darme cuenta me había acercado a ambos, sintiendo lástima por el cachorro. Aunque cuando estuve lo suficientemente cerca me detuve en seco algo contrariada con mi propio comportamiento.
Di un paso hacia atrás cuando se volvió para disculparse. Al menos tenía modales… y unos ojos que me hicieron estremecer, recordé en lo que dura un parpadeo a mi antigua pareja, Luner y luego de darle otra mirada muy poco educada me di cuenta que los ojos no eran lo único que tenían en común. Un frío bajó por mi espina mientras inconscientemente me alejaba de ellos hasta que me di contra Phil. Me aparté lo más rápidamente posible de él con gesto de disculpa mientras veía como se marchaba aquél desconocido. Al menos caminaban distinto. Algo dentro de mí se asentó al ver que él se alejaba, aunque me había dado cuenta que aún no había enterrado mi pasado, idea que me dejó intranquila.
Pero aquella paz duró algunos pasos ya que aquella pequeña peste a rayas negras se había descubierto y ahora intentaba jugar con nosotras. Elen no parecía extrañada con el aspecto de tal bichejo, es más, le siguió sus juegos mientras yo no dejaba de fruncirle el ceño, restringiéndome para no darle una buena patada. “Ahí está, quédate jugando para que tu dueño venga por ti pequeña alimaña malvada” pensaba para mí, parada como un monumento a la voluntad. El hombre no tardó en volver sobre su camino para reclamar al animal que parecía ignorarle y al parecer se le destapó su lado más sensible puesto que en vez de regañarle lo tomó entre brazos como si fuese su cría. “Un espectáculo interesante” pensé arqueando una ceja y moviendo el peso de mi saco de una mano a la otra.
Al menos había podido comprobar que ese hombre no tenía nada que ver con el difunto. No solo porque ahora que le tenía frente a frente podía sentir su tufo a dragón, sino porque mi mentor jamás hubiera tomado entre manos a ese animalillo, ni podría tener una sonrisa tan cálida. Sin embargo mi corazón aún no se tranquilizaba con su presencia. ¿Qué es eso? pregunté en voz alta antes siquiera de devolverle el saludo. Quería morderme la lengua, en realidad no quería hablar con él, pero las palabras se habían escapado de mis labios y ya no podía remediarlo; habiéndome dado cuenta de ello agregué He visto algunas de esas criaturas pero de otro color, ¿acaso le has pintado? inquirí reprimiendo una sonrisa al pensar en el trabajo que eso debió haberle costado, quizás por eso el animalillo llevaba una capa y sin darme cuenta me había acercado a ambos, sintiendo lástima por el cachorro. Aunque cuando estuve lo suficientemente cerca me detuve en seco algo contrariada con mi propio comportamiento.
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
-Si he de equivocarme, discúlpeme pero su nombre es Elen ¿Cierto?... Saludos.-Fue lo primero en pronunciar el héroe para luego dar una pequeña venia y sosteniendo bien al animal que trataba de soltarse, pegando suaves rugidos y tratando de alcanzar el rostro de su amo para rasguñarlo, en si, era un animal muy caprichoso. -Aún es un cachorro, ciertamente...-Respondió de manera susurrada, acariciando el pelaje descubierto del animal y liberando un suspiro, volvió a hablar por tercera vez... -Pero lo que me alienta es que se convertirá en un gran luchador. Algunas veces puedes leer la experiencia y la fuerza de una persona, con tan sólo mirarla a los ojos.-Acto seguido, miró a Elen y a la mujer que le acompañaba... Fue una indirecta a lo que quería referirse. Sabía perfectamente que eran fuertes porque cada cicatriz lo demostraba, como si lo dijese y no necesariamente hay que beber tres jarras de hidromiel. El dragon del fuego había hecho que estos hombres se conociesen y por el momento no hay ninguna explicación pero se verá más adelante... No hay cosa que no tenga un propósito en el futuro.
Zarpitas en ese bosque de brujos, demostró que no sólo era un tigrillo debilucho, si no que también se convertiría en un animal sorprendente y nada temeroso, parecido a su maestro o acompañante. Algunos lugareños se quedaron viendo la escena, tratando de ser discretos pero no les funcionaba... Los guardias estaban completamente pendientes, no tenían por qué fiarse en esa rara reunión que se dio en tan sólo unos segundos. -¿Necesitan ayuda o algo?.-Habló con seguridad, sosteniendo bien a su mascota y cuando giró su cuerpo, la chica de cabellos blancos, que se veía algo diferente a Elen, hizo una pregunta algo incómoda, cuestionando sobre a la criatura que tenía en los brazos... Si mal no recordaba, Sakun pudo notar los pequeños gestos que hacía cuando veía a este, y eso lo hizo levantar levemente la ceja. -Un tigre, solamente es eso.-Levantó la capa del cachorro y le mostró el hocico de él... De alguna forma, esos dos no hacían buena conexión.
Manifestó que la mujer había visto esos felinos pero de otro color, Sakun volvió a colocar a Zarpitas en el suelo, ordenando que se quedara quieto y se hiciera al lado de él. -Créeme... Tampoco he visto tigres de este color, pero posee un lindo pelaje de "nieve".-Se cruzó de brazos y bajó su mentón. -Y pensar que casi fue asesinado... Pero bueno, la vida de mi hermano valió la pena.-Murmuró, recordando el día que conoció al tigre... Ese mismo día donde encontró a uno de sus hermanos perdidos pero... Murió ayudándolos, perdiendo las esperanzas y absolutamente todo, logrando una muerte tortuosa, siendo quemado por el fuego.
Luego de recordar lo que necesitaba, volvió a mirarlas y se quedó inmóvil... Una buena forma de camuflarse en Beltrexus, es caminar con un grupo de personas, eso serviría bastante. Recordemos que el asiático venía por dos cosas... Una era encontrar a los Xromec, al menos uno para asesinarle y lo otro era comprar algunas cosas, necesitaba varias pociones y un amuleto, necesitaba armarse completamente. Hace poco había escuchado de una feria pero simplemente lo olvidó completamente. Zarpitas se acercó lentamente a la chica con la que parecía tener rencor y rugió suavemente, como si quisiese hacerse el valiente y como un ratón, se escondió bajo las piernas de su amo, temblando levemente y mirándola con algo de inseguridad. Sakun estaba completamente inquieto, eso ya le parecía bastante raro que haya tensión entre los dos. -¿Saben dónde puedo encontrar la feria?... Es urgente...-Dijo con muchisima seriedad, haciendo notar su voz completamente grave.
____________________________________________________________________
Mientras tanto, a unos metros lejos, hay dos tipos encapuchados con sacos azules oscuro y con un símbolo completamente reconocible. -Dicen que el hijo del jefe está por aquí... ¿Que se supone que debamos hacer?.-Habló algo nervioso, dirigiéndose a su compañero, quienes estaban pendientes de los que llegaban a la pequeña ciudad. -Por el momento nada... Pero si alguien llega a verlo, la única opción es matarlo. Reparte esta orden a todos.-Acto seguido, el hombre llevó su mano a la frente, simbolizando su fidelidad y corrió de manera agitada, buscando a los otros miembros.
Zarpitas en ese bosque de brujos, demostró que no sólo era un tigrillo debilucho, si no que también se convertiría en un animal sorprendente y nada temeroso, parecido a su maestro o acompañante. Algunos lugareños se quedaron viendo la escena, tratando de ser discretos pero no les funcionaba... Los guardias estaban completamente pendientes, no tenían por qué fiarse en esa rara reunión que se dio en tan sólo unos segundos. -¿Necesitan ayuda o algo?.-Habló con seguridad, sosteniendo bien a su mascota y cuando giró su cuerpo, la chica de cabellos blancos, que se veía algo diferente a Elen, hizo una pregunta algo incómoda, cuestionando sobre a la criatura que tenía en los brazos... Si mal no recordaba, Sakun pudo notar los pequeños gestos que hacía cuando veía a este, y eso lo hizo levantar levemente la ceja. -Un tigre, solamente es eso.-Levantó la capa del cachorro y le mostró el hocico de él... De alguna forma, esos dos no hacían buena conexión.
Manifestó que la mujer había visto esos felinos pero de otro color, Sakun volvió a colocar a Zarpitas en el suelo, ordenando que se quedara quieto y se hiciera al lado de él. -Créeme... Tampoco he visto tigres de este color, pero posee un lindo pelaje de "nieve".-Se cruzó de brazos y bajó su mentón. -Y pensar que casi fue asesinado... Pero bueno, la vida de mi hermano valió la pena.-Murmuró, recordando el día que conoció al tigre... Ese mismo día donde encontró a uno de sus hermanos perdidos pero... Murió ayudándolos, perdiendo las esperanzas y absolutamente todo, logrando una muerte tortuosa, siendo quemado por el fuego.
Luego de recordar lo que necesitaba, volvió a mirarlas y se quedó inmóvil... Una buena forma de camuflarse en Beltrexus, es caminar con un grupo de personas, eso serviría bastante. Recordemos que el asiático venía por dos cosas... Una era encontrar a los Xromec, al menos uno para asesinarle y lo otro era comprar algunas cosas, necesitaba varias pociones y un amuleto, necesitaba armarse completamente. Hace poco había escuchado de una feria pero simplemente lo olvidó completamente. Zarpitas se acercó lentamente a la chica con la que parecía tener rencor y rugió suavemente, como si quisiese hacerse el valiente y como un ratón, se escondió bajo las piernas de su amo, temblando levemente y mirándola con algo de inseguridad. Sakun estaba completamente inquieto, eso ya le parecía bastante raro que haya tensión entre los dos. -¿Saben dónde puedo encontrar la feria?... Es urgente...-Dijo con muchisima seriedad, haciendo notar su voz completamente grave.
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Mientras tanto, a unos metros lejos, hay dos tipos encapuchados con sacos azules oscuro y con un símbolo completamente reconocible. -Dicen que el hijo del jefe está por aquí... ¿Que se supone que debamos hacer?.-Habló algo nervioso, dirigiéndose a su compañero, quienes estaban pendientes de los que llegaban a la pequeña ciudad. -Por el momento nada... Pero si alguien llega a verlo, la única opción es matarlo. Reparte esta orden a todos.-Acto seguido, el hombre llevó su mano a la frente, simbolizando su fidelidad y corrió de manera agitada, buscando a los otros miembros.
Sakun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La reacción de Feith ante el recién llegado fue algo extraña, cosa que llamó la atención de la bruja de inmediato. Lo miraba como el dragón le resultase conocido, pero de mala manera, empezó a retroceder de forma inconsciente hasta chocar con Philip, que se mantenía callado y algo ausente aún. Tampoco pareció gustarle la presencia del pequeño e inquieto tigre, al que miraba con el ceño fruncido, como diciéndole con su gesto que no quería jugar con él.
- Si he de equivocarme, discúlpeme pero su nombre es Elen ¿Cierto?... Saludos.- habló el dragón, con lo que debía acordarse de ella, cosa que era normal ya que no había pasado mucho desde la fiesta celebrada en el bosque. - Aún es un cachorro, ciertamente...- prosiguió como respuesta a su comentario anterior, soltando un suspiro antes de volver a tomar la palabra. - Pero lo que me alienta es que se convertirá en un gran luchador. Algunas veces puedes leer la experiencia y la fuerza de una persona, con tan sólo mirarla a los ojos.- la maga recordó entonces la transformación que el pequeño había sufrido durante la fiesta, que lo había convertido en un hombre bestia.
Zarpitas se enfrentó con valor a la langosta gigante en aquella ocasión, así que su dueño debía estar en lo cierto, cuando creciera sería un gran luchador. El caballero las miró a ambas tras terminar de hablar, quizá para como decía, leer en sus ojos la fuerza y experiencia que poseían. Con él era fácil de ver, era fuerte y parecía estar bien entrenado. - Elen Calhoun, sí. - respondió la maga con el típico tono suave que solía usar. - Disculpad mi memoria, no recuerdo si llegué a escuchar vuestro nombre. - añadió al momento, dando pie a que se presentara.
En cuanto el caballero tomó en brazos a su compañero para que se estuviese quieto, la dama pareció relajarse un poco, incluso se acercó a ambos mientras preguntaba qué animal era, ya que solo había visto criaturas de esa raza con otros colores. El hombre preguntó si necesitaban ayuda antes de contestar a Feith, rebelando que el tigre estuvo a punto de ser asesinado. ¿Quién podría querer matar a una criatura así? Se preguntó la de cabellos cenicientos mentalmente, sin encontrar respuesta aceptable.
-¿Saben dónde puedo encontrar la feria?... Es urgente...- volvió a hablar el dragón, tras mirarlas inmóvil durante unos instantes. Entonces la hechicera echó un vistazo a Philip, que se mantenía en silencio, como si hubiese perdido el interés por llegar a la Estrella azul. Feith si estaba interesada en encontrar el comercio de los hechiceros y la feria, así que podrían cambiar de rumbo si ella estaba de acuerdo, ya que la presencia de Zarpitas no parecía gustarle mucho.
- Puedo mostraros el camino a la feria, si no os molesta el cambio de rumbo. - contestó, dirigiéndose a la dama para que ella opinase al respecto antes de decidir. Echó un vistazo a los alrededores para volver a orientarse, captando por casualidad una sospechosa escena que tenía lugar a lo lejos. Entornó los ojos en un intento por ver lo que ocurría algo mejor, pero solo pudo observar a dos hombres encapuchados y cargados con unos sacos azules, que portaban un símbolo que, desde donde estaba, no podía ver con claridad.
Parecían nerviosos, mientras vigilaban que nadie los escuchase y observaban a cuantos llegaban a la ciudad, antes de que uno de ellos se despidiese con un gesto extraño y echase a correr de forma agitada por las adoquinadas calles de la ciudad. Aquel encuentro a la bruja le pareció extraño, aunque su comportamiento podía ser visto como normal si tenían algún asunto ilegal entre manos, decidió no dar más importancia al tema y volver a centrarse en sus compañeros.
- Si he de equivocarme, discúlpeme pero su nombre es Elen ¿Cierto?... Saludos.- habló el dragón, con lo que debía acordarse de ella, cosa que era normal ya que no había pasado mucho desde la fiesta celebrada en el bosque. - Aún es un cachorro, ciertamente...- prosiguió como respuesta a su comentario anterior, soltando un suspiro antes de volver a tomar la palabra. - Pero lo que me alienta es que se convertirá en un gran luchador. Algunas veces puedes leer la experiencia y la fuerza de una persona, con tan sólo mirarla a los ojos.- la maga recordó entonces la transformación que el pequeño había sufrido durante la fiesta, que lo había convertido en un hombre bestia.
Zarpitas se enfrentó con valor a la langosta gigante en aquella ocasión, así que su dueño debía estar en lo cierto, cuando creciera sería un gran luchador. El caballero las miró a ambas tras terminar de hablar, quizá para como decía, leer en sus ojos la fuerza y experiencia que poseían. Con él era fácil de ver, era fuerte y parecía estar bien entrenado. - Elen Calhoun, sí. - respondió la maga con el típico tono suave que solía usar. - Disculpad mi memoria, no recuerdo si llegué a escuchar vuestro nombre. - añadió al momento, dando pie a que se presentara.
En cuanto el caballero tomó en brazos a su compañero para que se estuviese quieto, la dama pareció relajarse un poco, incluso se acercó a ambos mientras preguntaba qué animal era, ya que solo había visto criaturas de esa raza con otros colores. El hombre preguntó si necesitaban ayuda antes de contestar a Feith, rebelando que el tigre estuvo a punto de ser asesinado. ¿Quién podría querer matar a una criatura así? Se preguntó la de cabellos cenicientos mentalmente, sin encontrar respuesta aceptable.
-¿Saben dónde puedo encontrar la feria?... Es urgente...- volvió a hablar el dragón, tras mirarlas inmóvil durante unos instantes. Entonces la hechicera echó un vistazo a Philip, que se mantenía en silencio, como si hubiese perdido el interés por llegar a la Estrella azul. Feith si estaba interesada en encontrar el comercio de los hechiceros y la feria, así que podrían cambiar de rumbo si ella estaba de acuerdo, ya que la presencia de Zarpitas no parecía gustarle mucho.
- Puedo mostraros el camino a la feria, si no os molesta el cambio de rumbo. - contestó, dirigiéndose a la dama para que ella opinase al respecto antes de decidir. Echó un vistazo a los alrededores para volver a orientarse, captando por casualidad una sospechosa escena que tenía lugar a lo lejos. Entornó los ojos en un intento por ver lo que ocurría algo mejor, pero solo pudo observar a dos hombres encapuchados y cargados con unos sacos azules, que portaban un símbolo que, desde donde estaba, no podía ver con claridad.
Parecían nerviosos, mientras vigilaban que nadie los escuchase y observaban a cuantos llegaban a la ciudad, antes de que uno de ellos se despidiese con un gesto extraño y echase a correr de forma agitada por las adoquinadas calles de la ciudad. Aquel encuentro a la bruja le pareció extraño, aunque su comportamiento podía ser visto como normal si tenían algún asunto ilegal entre manos, decidió no dar más importancia al tema y volver a centrarse en sus compañeros.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El guerrero respondió a mis preguntas con buena predisposición, le puso nombre a ese bichejo con zarpas y se ofreció a echarnos una mano. “Nada mal” pensé volviendo a echarle un ojo, sin dudas los fantasmas del pasado tenían que mantenerse en su lugar, enterrados bajo muchas capas de lágrimas y odio. Entonces, el pequeño… “¿tigre?” se acercó como si él fuera el depredador en esta relación que teníamos entre él y yo y me gruñó con voz de bebé. ¿Eso es todo? pregunté mientras me hincaba en el suelo. Busqué entre mis pertenencias para ver si tenía algo en lo que el gatito pudiera divertirse, pero no hallé nada. Sin embargo él pareció tener un poco de curiosidad y asomó apenas la cabeza de entre las piernas de su dueño, momento en el que hice un pulpo con mi mano y un ruido raro con mi garganta, lo que hizo que parara todos los pelos de su lomo. Simpática la criatura le dije a su dueño cuando volví a incorporarme, esta vez con una sonrisa cómplice.
Le di una ojeada a Philip, sin dudas parecía que algo estuviera ocupando su mente, por lo que me adelanté a responder por ambos Creo que sería muy bueno ir a la Feria, pero no pienso equivocarme al suponer que Phil se ha acordado de algo, ¿no es cierto? pregunté dándome la media vuelta para encararle, dándole la oportunidad de marcharse si así lo deseaba. Fue bueno verte le dije a modo de despedida y volví a aprontarme para partir. Yo soy Feith le dije al grandote, presentándome mientras apuntaba mi pecho con mi pulgar.
Comenzábamos a obstaculizar el paso en el lugar en donde estábamos, por lo que eché una mirada a los alrededores y añadí Deberíamos continuar
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Sakun, me tomé la libertad de dirigir un poco a zarpitas, si ves que así no van las cosas pásame un privado y lo corrijo. También di puerta para que saliera Philip ya que su ausencia ha sido lo suficientemente prolongada
Le di una ojeada a Philip, sin dudas parecía que algo estuviera ocupando su mente, por lo que me adelanté a responder por ambos Creo que sería muy bueno ir a la Feria, pero no pienso equivocarme al suponer que Phil se ha acordado de algo, ¿no es cierto? pregunté dándome la media vuelta para encararle, dándole la oportunidad de marcharse si así lo deseaba. Fue bueno verte le dije a modo de despedida y volví a aprontarme para partir. Yo soy Feith le dije al grandote, presentándome mientras apuntaba mi pecho con mi pulgar.
Comenzábamos a obstaculizar el paso en el lugar en donde estábamos, por lo que eché una mirada a los alrededores y añadí Deberíamos continuar
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Sakun, me tomé la libertad de dirigir un poco a zarpitas, si ves que así no van las cosas pásame un privado y lo corrijo. También di puerta para que saliera Philip ya que su ausencia ha sido lo suficientemente prolongada
Woodpecker
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Disculpen por no postear este turno y demorarme pero no tengo forma de postear. Le dejo el movimiento a Woodpecker. Gracias
Sakun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Feith parecía ya algo más cómoda con la presencia de aquel recién llegado y su felino amigo, con lo que el ambiente del pequeño grupo mejoró. Echó un vistazo a Philip antes de hablar, ya que el ecutauro se mantenía como ausente, debía tener la mente en otra parte. La dama estaba de acuerdo con el cambio de rumbo, se despidió de su antiguo conocido y se presentó al dragón, antes de añadir que debían ponerse en marcha.
La bruja se dio cuenta de inmediato de que se encontraban en una zona de mucho tránsito, con lo que su inmóvil presencia comenzaba a estorbar a la multitud de mercaderes y clientes que pasaban por allí, asintió con la cabeza para dar la razón a Feith y se acercó levemente al hombre bestia. No quería irse sin al menos darle alguna indicación, que pudiese facilitarle la tarea de encontrar la Estrella Azul. Con describirle algunos puntos clave del camino bastaría, Philip conseguiría orientare y llegar a su objetivo sin problemas.
Se despidió cordialmente de él y se puso en marcha, volviendo sobre sus pasos para llegar a la zona del comercio de hechiceros, que también mostraría a la mujer para que pudiese acudir luego. El grupo avanzó a buen paso, a través de las bulliciosas calles de la ciudad, que a esa hora del día rebosaban vida. Un avispado mercader, tomándolos por extranjeros a todos, se acercó con rapidez y les mostró sus mercancías, que incluían desde artículos de bisutería barata a amuletos hechos con piedras semipreciosas.
Elen rechazó el ofrecimiento de manera educada, prosiguió el camino y solo se detuvo cuando se encontraron en el núcleo de actividad comercial. - Este es el comercio de los hechiceros, la feria se encuentra un poco más a las afueras, en una zona cercana al lindero del bosque. - dijo echando un vistazo a sus compañeros, con especial interés en Zarpitas, que con lo inquieto que parecía ser podía terminar perdiéndose entre tanta gente, movido por la curiosidad o ganas de jugar con alguna cosa de los puestos.
Tras unos instantes volvió a ponerse en marcha, alejándose de la zona para dirigirse a la feria de la Luna negra. La música comenzó a llegarles desde la lejanía, indicando que la feria había comenzado su jornada tan animada como todos los días. Aquel era un lugar interesante, en el que se podía encontrar casi cualquier cosa, incluso puestos de productos élficos, que dada la enemistad con la raza de las islas solo se podían encontrar allí.
Pronto se encontraron ante los diferentes puestos, mientras algunos todavía levantaban los suyos, cada uno a su manera. Los brujos se valían de la telequinesis para hacer levitar sus tiendas de tela, mientras que los humanos se lo hacían a base de trabajo manual, demostrando su fuerza y resistencia. Algunas mujeres iban y venían con cestos llenos de coloridas flores, adornando los puestos ya montados y las calles, dando al lugar un festivo ambiente que se veía incrementado por la música.
- Aquí está, la feria de la Luna Negra. - dijo con suavidad, mientras su mirada paseaba por las tiendas más cercanas, centrándose en los llamativos productos que ofrecían. Un tentador aroma les llegó desde algunos de los puestos, y es que en aquel lugar también había muchos mercaderes de comida, con lo que no era de extrañar que oliera tan bien.
La bruja se dio cuenta de inmediato de que se encontraban en una zona de mucho tránsito, con lo que su inmóvil presencia comenzaba a estorbar a la multitud de mercaderes y clientes que pasaban por allí, asintió con la cabeza para dar la razón a Feith y se acercó levemente al hombre bestia. No quería irse sin al menos darle alguna indicación, que pudiese facilitarle la tarea de encontrar la Estrella Azul. Con describirle algunos puntos clave del camino bastaría, Philip conseguiría orientare y llegar a su objetivo sin problemas.
Se despidió cordialmente de él y se puso en marcha, volviendo sobre sus pasos para llegar a la zona del comercio de hechiceros, que también mostraría a la mujer para que pudiese acudir luego. El grupo avanzó a buen paso, a través de las bulliciosas calles de la ciudad, que a esa hora del día rebosaban vida. Un avispado mercader, tomándolos por extranjeros a todos, se acercó con rapidez y les mostró sus mercancías, que incluían desde artículos de bisutería barata a amuletos hechos con piedras semipreciosas.
Elen rechazó el ofrecimiento de manera educada, prosiguió el camino y solo se detuvo cuando se encontraron en el núcleo de actividad comercial. - Este es el comercio de los hechiceros, la feria se encuentra un poco más a las afueras, en una zona cercana al lindero del bosque. - dijo echando un vistazo a sus compañeros, con especial interés en Zarpitas, que con lo inquieto que parecía ser podía terminar perdiéndose entre tanta gente, movido por la curiosidad o ganas de jugar con alguna cosa de los puestos.
Tras unos instantes volvió a ponerse en marcha, alejándose de la zona para dirigirse a la feria de la Luna negra. La música comenzó a llegarles desde la lejanía, indicando que la feria había comenzado su jornada tan animada como todos los días. Aquel era un lugar interesante, en el que se podía encontrar casi cualquier cosa, incluso puestos de productos élficos, que dada la enemistad con la raza de las islas solo se podían encontrar allí.
Pronto se encontraron ante los diferentes puestos, mientras algunos todavía levantaban los suyos, cada uno a su manera. Los brujos se valían de la telequinesis para hacer levitar sus tiendas de tela, mientras que los humanos se lo hacían a base de trabajo manual, demostrando su fuerza y resistencia. Algunas mujeres iban y venían con cestos llenos de coloridas flores, adornando los puestos ya montados y las calles, dando al lugar un festivo ambiente que se veía incrementado por la música.
- Aquí está, la feria de la Luna Negra. - dijo con suavidad, mientras su mirada paseaba por las tiendas más cercanas, centrándose en los llamativos productos que ofrecían. Un tentador aroma les llegó desde algunos de los puestos, y es que en aquel lugar también había muchos mercaderes de comida, con lo que no era de extrañar que oliera tan bien.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
El que se había presentado como Sakun y su amigo Zarpitas caminaban con paso firme entre la gente. Aquellos que eran nativos de las Islas generalmente se daban la vuelta para vernos a los cuatro, al parecer no éramos una de las combinaciones más usuales de aquellos parajes. Es decir, un tipo grande y musculoso, una mujer que cargaba con un bulto importante y la más normal, una dama guerrera con una cicatriz importante en su rostro. “¿De lo más común entre ellos no?” Pensé con ironía, aunque internamente me preguntaba cómo le hacían para no tener cicatrices visibles cuando tienen tantos experimentos extraños… o bueno, esos poderes raros que ellos poseían.
El camino hacia los comercios no tuvo mayores eventualidades, intercambiamos algunas palabras y comentarios. En cierto momento fuimos rodeados por mercaderes más parecían buscar más la presencia de su congénere que la nuestra y no me sorprendía. Definitivamente me estaba convenciendo que mi cuerpo desprendía alguna especie de aura u onda maligna que impedía que seres indeseados se acercasen a mí y estaba absolutamente satisfecha por ello. El paseo con la bruja iba bien. Al llegar al comercio de los brujos me aparté un poco de ellos para intercambiar mercaderías y hacerme de unos buenos aeros. Conseguí buenos precios para lo que llevaba y la carga disminuyó en menos de un tercio. Había sido ya una jornada completamente productiva y me estaba dando por bien servida cuando di con unos chuches que captaron mi interés.
Di una ojeada a mis compañeros antes de adentrarme en uno de los comercios y hacer mis compras*. Ataviada con una brillante armadura luego de hacerle unos arreglos para que me calzara perfectamente y habiendo guardando mi vestido partí para reunirme con mis compañeros. El siguiente destino fue la feria de la “Luna Negra”, sin dudas tenía una presentación distinta al comercio, parecía llena de misticismo y con cosas de otras naturalezas más esos brujos pusieron mi piel de gallina, eran de los auténticos, esos de los que no sabes qué esperar o de los del tipo que en cualquier momento podrían darte con una bola de fuego por la espalda. Contenta estaba con mis nuevas compras, me sentía un poco más protegida con las mismas armas de mis enemigos, pero aun así no dejaba de cuidarme las espaldas y fue en uno de esos momentos en los que me pareció percatarme de un movimiento extraño.
Hay unos tipos sospechosos… comenté, acercándome al hombre para hacer como que acariciaba a esa peste blanca que llevaba entre sus brazos No los reconozco, creo que no son de los míos y no parecen maleantes cualquiera adelanté, buscando los ojos de Elen para conocer su opinión. No era ajena de que se estaban realizando o por realizar esos eventos por el dichoso carnaval, pero no quería pensar que los espectáculos serían de ese nivel y así de misteriosos.
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Off: el asterisco es porque presupuse que los masters me venderían lo que pedí xD -en el apartado del comercio- y lamento mucho la demora u.u
El camino hacia los comercios no tuvo mayores eventualidades, intercambiamos algunas palabras y comentarios. En cierto momento fuimos rodeados por mercaderes más parecían buscar más la presencia de su congénere que la nuestra y no me sorprendía. Definitivamente me estaba convenciendo que mi cuerpo desprendía alguna especie de aura u onda maligna que impedía que seres indeseados se acercasen a mí y estaba absolutamente satisfecha por ello. El paseo con la bruja iba bien. Al llegar al comercio de los brujos me aparté un poco de ellos para intercambiar mercaderías y hacerme de unos buenos aeros. Conseguí buenos precios para lo que llevaba y la carga disminuyó en menos de un tercio. Había sido ya una jornada completamente productiva y me estaba dando por bien servida cuando di con unos chuches que captaron mi interés.
Di una ojeada a mis compañeros antes de adentrarme en uno de los comercios y hacer mis compras*. Ataviada con una brillante armadura luego de hacerle unos arreglos para que me calzara perfectamente y habiendo guardando mi vestido partí para reunirme con mis compañeros. El siguiente destino fue la feria de la “Luna Negra”, sin dudas tenía una presentación distinta al comercio, parecía llena de misticismo y con cosas de otras naturalezas más esos brujos pusieron mi piel de gallina, eran de los auténticos, esos de los que no sabes qué esperar o de los del tipo que en cualquier momento podrían darte con una bola de fuego por la espalda. Contenta estaba con mis nuevas compras, me sentía un poco más protegida con las mismas armas de mis enemigos, pero aun así no dejaba de cuidarme las espaldas y fue en uno de esos momentos en los que me pareció percatarme de un movimiento extraño.
Hay unos tipos sospechosos… comenté, acercándome al hombre para hacer como que acariciaba a esa peste blanca que llevaba entre sus brazos No los reconozco, creo que no son de los míos y no parecen maleantes cualquiera adelanté, buscando los ojos de Elen para conocer su opinión. No era ajena de que se estaban realizando o por realizar esos eventos por el dichoso carnaval, pero no quería pensar que los espectáculos serían de ese nivel y así de misteriosos.
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Off: el asterisco es porque presupuse que los masters me venderían lo que pedí xD -en el apartado del comercio- y lamento mucho la demora u.u
Woodpecker
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Feith aprovechó las paradas para vender alguno de los artículos que traía consigo, consiguiendo con esto que el peso de su saco disminuyese un tanto, lo que le facilitaba la tarea de llevarlo al hombro durante el camino. También adquirió algunos productos, entre los que destacaba la nueva y brillante armadura con que regresó de uno de los comercios.
Una vez llegaron a la feria el ambiente cambió por completo, volviéndose mucho más animado que el del comercio de los hechiceros, que se centraba más en la captación de clientes y las ventas. La bruja se guió por el apetecible aroma del pan recién horneado hasta uno de los puestos, en que compró un hojaldre relleno con la dulce crema extraída del rayun, uno de los frutos que siempre le traía recuerdos de su infancia.
Dio un par de bocados antes de volver junto a sus compañeros, terminándose el dulce por el camino. Feith acariciaba a Zarpitas mientras comentaba algo en voz baja, sobre unos sospechosos individuos que se encontraban no muy lejos de ellos. La de ojos verdes se preguntó por un momento a qué se refería con “los míos”, ya que hasta el momento había tomado a la dama por una humana normal y corriente. Quizá se había equivocado al suponer aquello, pero con los datos que tenía no podía confirmar ninguna de las otras razas posibles.
Desvió la vista hacia los sujetos que mencionaba de forma disimulada, observándolos de reojo mientras simulaba interesarse por los productos de los puestos cercanos. Se sorprendió al ver que iban vestidos como los que había visto antes en una de las calles, más aún al comprobar que cargaban con unos sacos marcados con el mismo símbolo, que aunque en esta ocasión pudo ver mejor, no consiguió identificar.
- No parecen brujos, su constitución es más fuerte que la nuestra. - dijo en respuesta a Feith, mientras descartaba mentalmente las razas con rasgos evidentes. Tras rechazar que pudiesen ser vampiros, hombres bestia, elfos y bios, la lista se acortó bastante, aunque no lo suficiente. Los extraños parecieron fijarse en ellos, se acercaron más entre ellos y cuchichearon algo, sin perder de vista al trío.
- Han debido darse cuenta de que los mirábamos. - musitó la hechicera, volviéndose ligeramente hacia sus compañeros, de modo que aún pudiese vigilar los pasos de aquellos sospechosos por el rabillo del ojo. Los hombres dejaron de hablar entre ellos y se dividieron en dos parejas, una comenzó a avanzar hacia ellos y otra los rodeó ligeramente, para acercarse por la espalda.
- Esto no pinta bien. - dijo, buscando con la mirada las de Feith y Sakun, si ella no los reconocía quizá el dragón si lo hiciera, o no habría razón para que se acercasen a ellos de ese modo. Elen centró su atención en los que intentaban rodearlos, no quería problemas y menos en un lugar como aquel, pero no se dejaría atacar por sorpresa.
Una vez llegaron a la feria el ambiente cambió por completo, volviéndose mucho más animado que el del comercio de los hechiceros, que se centraba más en la captación de clientes y las ventas. La bruja se guió por el apetecible aroma del pan recién horneado hasta uno de los puestos, en que compró un hojaldre relleno con la dulce crema extraída del rayun, uno de los frutos que siempre le traía recuerdos de su infancia.
Dio un par de bocados antes de volver junto a sus compañeros, terminándose el dulce por el camino. Feith acariciaba a Zarpitas mientras comentaba algo en voz baja, sobre unos sospechosos individuos que se encontraban no muy lejos de ellos. La de ojos verdes se preguntó por un momento a qué se refería con “los míos”, ya que hasta el momento había tomado a la dama por una humana normal y corriente. Quizá se había equivocado al suponer aquello, pero con los datos que tenía no podía confirmar ninguna de las otras razas posibles.
Desvió la vista hacia los sujetos que mencionaba de forma disimulada, observándolos de reojo mientras simulaba interesarse por los productos de los puestos cercanos. Se sorprendió al ver que iban vestidos como los que había visto antes en una de las calles, más aún al comprobar que cargaban con unos sacos marcados con el mismo símbolo, que aunque en esta ocasión pudo ver mejor, no consiguió identificar.
- No parecen brujos, su constitución es más fuerte que la nuestra. - dijo en respuesta a Feith, mientras descartaba mentalmente las razas con rasgos evidentes. Tras rechazar que pudiesen ser vampiros, hombres bestia, elfos y bios, la lista se acortó bastante, aunque no lo suficiente. Los extraños parecieron fijarse en ellos, se acercaron más entre ellos y cuchichearon algo, sin perder de vista al trío.
- Han debido darse cuenta de que los mirábamos. - musitó la hechicera, volviéndose ligeramente hacia sus compañeros, de modo que aún pudiese vigilar los pasos de aquellos sospechosos por el rabillo del ojo. Los hombres dejaron de hablar entre ellos y se dividieron en dos parejas, una comenzó a avanzar hacia ellos y otra los rodeó ligeramente, para acercarse por la espalda.
- Esto no pinta bien. - dijo, buscando con la mirada las de Feith y Sakun, si ella no los reconocía quizá el dragón si lo hiciera, o no habría razón para que se acercasen a ellos de ese modo. Elen centró su atención en los que intentaban rodearlos, no quería problemas y menos en un lugar como aquel, pero no se dejaría atacar por sorpresa.
Elen Calhoun
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Asentí a las palabras de Elen, si ella tampoco los reconocía solo lo quedaba Sakun. Asi que si son de los tuyos dije con una sonrisa torcida mientras me apartaba de aquella pequeña bestia a la que no le había gustado nada que me le acercase como pretexto. “Estúpido chivo expiatorio que no es chivo y que no sirve de expiatorio” rezongué mentalmente al tiempo que veía a los tipos que se separaban. Los aportes de la bruja eran verídicos y acertados; mirándolo de otro ángulo, todo ese grupo era bastante de la laya de nuestro nuevo acompañante. mmm parece que horno no está para bollos agregué sacando la lengua mientras me perfilaba hacia la acompañante fémina. A la vista estaba que el joven dragón no tenía demasiados comentarios respecto al tema, aunque su semblante delataba algo entre odio y asco. “Interesante” pensé enarcando una ceja.
Nada bien le respondí a la dama desenvainando el hacha larga. Apestan a dragón, tanto que me dan ganas de vomitar. ¿Qué crees? No se me da huir pero si es lo más conveniente me aventuré a decir entrecerrando los ojos. La verdad era que la idea me caía como una patada en el hígado, además quería probar mis nuevos chiches en algún conejillo de indias como esos tipos, pero esas no eran mis tierras y no me convenía andar haciéndome toda una maldita isla como enemiga, menos cuando odias el agua como yo y los barcos como si no hubiera un mañana. De tener que huir de Beltrexus no me gustaría tener que hacerlo en una veleta o algo pequeño o me quedaría sin bilis por el resto de mi desgraciada existencia.
… tomé aire para agregar algo más, pero la verdad es que no tenía nada para decir. Las palabras sobraban en ese tipo de circunstancias. Sólo quería actuar y patear traseros. Les demostraremos lo que pueden hacer las mujeres Elen bleh, ese comentario era demasiado rosa, me dieron ganas de darme un autozape. El terreno a nuestro alrededor no parecía muy bueno como para una lucha, y esos brujos sin consistencia no parecían muy proclives a resistir cualquier ataque físico directo o indirecto. Si queríamos preservar su integridad física deberíamos cambiar de lugar, claro, si eso era importante. Ojee a los lados, una de las parejas se había camuflajeado entre los transeúntes, esos malditos parecían saber muy bien lo que estaban haciendo y eso me cabreaba bastante.
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Off:Sakun, metarrolee un poquito solo para que no sea insulso xD. Elen, no quise agregar mas >_>
Nada bien le respondí a la dama desenvainando el hacha larga. Apestan a dragón, tanto que me dan ganas de vomitar. ¿Qué crees? No se me da huir pero si es lo más conveniente me aventuré a decir entrecerrando los ojos. La verdad era que la idea me caía como una patada en el hígado, además quería probar mis nuevos chiches en algún conejillo de indias como esos tipos, pero esas no eran mis tierras y no me convenía andar haciéndome toda una maldita isla como enemiga, menos cuando odias el agua como yo y los barcos como si no hubiera un mañana. De tener que huir de Beltrexus no me gustaría tener que hacerlo en una veleta o algo pequeño o me quedaría sin bilis por el resto de mi desgraciada existencia.
… tomé aire para agregar algo más, pero la verdad es que no tenía nada para decir. Las palabras sobraban en ese tipo de circunstancias. Sólo quería actuar y patear traseros. Les demostraremos lo que pueden hacer las mujeres Elen bleh, ese comentario era demasiado rosa, me dieron ganas de darme un autozape. El terreno a nuestro alrededor no parecía muy bueno como para una lucha, y esos brujos sin consistencia no parecían muy proclives a resistir cualquier ataque físico directo o indirecto. Si queríamos preservar su integridad física deberíamos cambiar de lugar, claro, si eso era importante. Ojee a los lados, una de las parejas se había camuflajeado entre los transeúntes, esos malditos parecían saber muy bien lo que estaban haciendo y eso me cabreaba bastante.
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Off:Sakun, metarrolee un poquito solo para que no sea insulso xD. Elen, no quise agregar mas >_>
Woodpecker
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
Su compañera parecía estar segura de que aquellos hombres eran conocidos del dragón, incluso que pertenecían a la misma raza, cosa que podría darles problemas si intentaban transformarse en medio de la feria. Aunque armar un escándalo allí tampoco les convenía, los mercaderes podrían tomar represalias contra los extranjeros si dañaban sus puestos o espantaban la clientela.
Por ello la bruja supo que debían actuar con rapidez, antes de que a ninguno de ellos se le ocurriese adoptar su forma dragón, asintió a las palabras de Feith y cerró el puño con fuerza, dejando que la electricidad lo envolviese por completo. - Apartémonos un poco de los puestos, aquella zona de allí está más despejada. - dijo en voz baja, al tiempo que le señalaba el lugar con un movimiento de cabeza.
Avanzó con determinación, sin dejar de vigilar a aquellos sujetos por el rabillo del ojo, los seguían. Elen no quería ser la que iniciara la pelea, dejaría que se acercasen y permitiría que atacasen primero, así si la guardia aparecía ellos no tendrían problema, simplemente se habían defendido. Se detuvo al llegar a la zona que quería y se giró para encararlos, ocultando a medias el brazo tras su cuerpo para que no pudiesen ver como la energía lo recorría y pugnaba por ser liberada.
Los que se habían dirigido directamente hacia ellos se detuvieron a unos metros del grupo y soltaron aquellos sacos cuya marca aún no reconocía, sacaron sus armas y les dedicaron miradas intimidatorias. Los otros se mantenían en la distancia aún, pero la bruja estaba segura de que solo esperaban el momento en que la pelea estallase para atacar desde otro lado, pillándolos por sorpresa.
- Te hemos estado buscando. - dijo uno de ellos, con la vista clavada en el dragón. La de cabellos cenicientos echó un vistazo a Sakun, sin saber por qué podían estarlo siguiendo aquellos extraños. Sin embargo eso no importaba, los desconocidos estaban dispuestos a atacarlos a los tres y aquello sin duda sería una muy mala idea. Ella tenía sus poderes, con los que mantendría a raya a cualquiera que intentase acercársele, y aunque no conocía las habilidades de combate que podría tener Feith, parecía muy segura de sí misma, debía ser una buena guerrera.
- ¿De verdad te interesa iniciar un enfrentamiento en mi tierra? - preguntó la joven, intentando dar a entender que estaban fuera de su sitio y que allí tenían las de perder, ella jugaba en casa. - Vuestras muertes solo serán daños colaterales. - respondió desafiante, mientras sujetaba con fuerza la empuñadura de su espada. Ambos se miraron durante un segundo y atacaron de inmediato, con lo que la bruja alzó el brazo y recibió al primero con una potente descarga que detuvo su avance en seco.
Desenfundó su daga y avanzó hacia el momentáneamente aturdido oponente, que no pudo esquivar su ataque y lo recibió en pleno pecho. La hechicera sabía que no podía perder de vista a los otros dos, pero tenía que dejar fuera de combate a este antes de seguir, no podía permitir que las superasen en número o todo se complicaría. Para cuando el atacante volvió a la normalidad, la de ojos verdes ya estaba a su lado y blandía su daga con decisión, retrocedió unos pasos y dio un tajo con su espada para alcanzarla.
Eles esquivó el arma por poco, frunció el ceño y le aplicó otra descarga, aprovechando el momento de aturdimiento para golpearle la muñeca y conseguir que la espada cayese al suelo. Deslizó una mano hacia su cuello, que parecía ser la única zona de piel expuesta a la que podía tener acceso para que la energía lo dañase con más fuerza, soltó la descarga y mantuvo la electricidad durante unos segundos, mientras el encapuchado se convulsionaba levemente antes de quedar inconsciente y caer pesadamente sobre el suelo.
La maga se giró para ver cómo le iba a Feith, antes de desviar la vista hacia el segundo par de encapuchados, que habían abandonado su posición y ya casi se les echaban encima.
Por ello la bruja supo que debían actuar con rapidez, antes de que a ninguno de ellos se le ocurriese adoptar su forma dragón, asintió a las palabras de Feith y cerró el puño con fuerza, dejando que la electricidad lo envolviese por completo. - Apartémonos un poco de los puestos, aquella zona de allí está más despejada. - dijo en voz baja, al tiempo que le señalaba el lugar con un movimiento de cabeza.
Avanzó con determinación, sin dejar de vigilar a aquellos sujetos por el rabillo del ojo, los seguían. Elen no quería ser la que iniciara la pelea, dejaría que se acercasen y permitiría que atacasen primero, así si la guardia aparecía ellos no tendrían problema, simplemente se habían defendido. Se detuvo al llegar a la zona que quería y se giró para encararlos, ocultando a medias el brazo tras su cuerpo para que no pudiesen ver como la energía lo recorría y pugnaba por ser liberada.
Los que se habían dirigido directamente hacia ellos se detuvieron a unos metros del grupo y soltaron aquellos sacos cuya marca aún no reconocía, sacaron sus armas y les dedicaron miradas intimidatorias. Los otros se mantenían en la distancia aún, pero la bruja estaba segura de que solo esperaban el momento en que la pelea estallase para atacar desde otro lado, pillándolos por sorpresa.
- Te hemos estado buscando. - dijo uno de ellos, con la vista clavada en el dragón. La de cabellos cenicientos echó un vistazo a Sakun, sin saber por qué podían estarlo siguiendo aquellos extraños. Sin embargo eso no importaba, los desconocidos estaban dispuestos a atacarlos a los tres y aquello sin duda sería una muy mala idea. Ella tenía sus poderes, con los que mantendría a raya a cualquiera que intentase acercársele, y aunque no conocía las habilidades de combate que podría tener Feith, parecía muy segura de sí misma, debía ser una buena guerrera.
- ¿De verdad te interesa iniciar un enfrentamiento en mi tierra? - preguntó la joven, intentando dar a entender que estaban fuera de su sitio y que allí tenían las de perder, ella jugaba en casa. - Vuestras muertes solo serán daños colaterales. - respondió desafiante, mientras sujetaba con fuerza la empuñadura de su espada. Ambos se miraron durante un segundo y atacaron de inmediato, con lo que la bruja alzó el brazo y recibió al primero con una potente descarga que detuvo su avance en seco.
Desenfundó su daga y avanzó hacia el momentáneamente aturdido oponente, que no pudo esquivar su ataque y lo recibió en pleno pecho. La hechicera sabía que no podía perder de vista a los otros dos, pero tenía que dejar fuera de combate a este antes de seguir, no podía permitir que las superasen en número o todo se complicaría. Para cuando el atacante volvió a la normalidad, la de ojos verdes ya estaba a su lado y blandía su daga con decisión, retrocedió unos pasos y dio un tajo con su espada para alcanzarla.
Eles esquivó el arma por poco, frunció el ceño y le aplicó otra descarga, aprovechando el momento de aturdimiento para golpearle la muñeca y conseguir que la espada cayese al suelo. Deslizó una mano hacia su cuello, que parecía ser la única zona de piel expuesta a la que podía tener acceso para que la energía lo dañase con más fuerza, soltó la descarga y mantuvo la electricidad durante unos segundos, mientras el encapuchado se convulsionaba levemente antes de quedar inconsciente y caer pesadamente sobre el suelo.
La maga se giró para ver cómo le iba a Feith, antes de desviar la vista hacia el segundo par de encapuchados, que habían abandonado su posición y ya casi se les echaban encima.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: De vuelta a los orígenes [Interpretativo][Libre][CERRADO]
La mujer pensaba rápido y le importaba su gente “claro” pensé con cierta reverencia renovada por esa bruja. Aunque en general los de su raza no me gustaran ella se estaba ganando un lugar en la lista de “aceptados”. Era el momento ideal para probar el nuevo filo de las hachas que aunque parecieran más fuertes se sentían extremadamente livianas. “De lujo” asentí mientras balanceaba las armas desenfundadas al tiempo que nos movíamos en grupo hacia la zona indicada.
Daño colateral, ¿eh? repetí como intentando no cabrearme por las sandeces que no solo pensaban esos… esos… no tenía calificativos para alguien tan bajo y despreciable. Elen se emparejó rápidamente con uno y aunque me hubiera gustado observarla un poco y conocer sus poderes y habilidades había otro que amenazaba con meterse entre Sakun y yo y por supuesto, aunque fuesen sus amigos, no dejaría yo la diversión de lado. Sonreí de lado mientras negaba con la cabeza y me interponía como una molestia “colateral” entre ellos. Tu oponente seré yo dije en tono serio y grave más allá de mi expresión divertida y aunque no me gustara pelear con mi forma humana, haría el intento para probar los nuevos chuches y no llamar demasiado la atención, claro, mientras esos infelices no se fueran de manos y se transformaran en público porque de ser así tenía en mente una buena batalla campal con mucha sangre por todos lados.
El desconocido pareció reírse de un chiste interno y asintió con vehemencia y el mismo aire de nuestro compañero. Sacó de su funda una katana y se posicionó a la espera de mi ataque. Recordé en ese momento a uno de los dragones que había conocido en uno de mis viajes “Brood” pensé y sintiendo que se me erizaba la piel comencé a revolear las hachas para acercarme lenta y cautelosamente a mi oponente. Estás como una planta al sol, falta que te marchites si no te mueves puntualicé, más él ni se inmutó “profesional” pensé y abrí una carrera directa para partir su cabeza en dos como un leño.
Estaba claro que él repelería mi ataque, pero no que fuera de una forma tan rápida y contundente. De no ser porque ya tenía cierta experiencia en batalla me hubiera desarmado como una terrible novata; sin embargo, le propinó tal golpe al filo de mi arma que dejó mi brazo derecho vibrando y haciéndome sentir hasta el hueso. Nada mal dije asintiendo y renovando mi agarre en el arma. El me devolvió el gesto impasible, imperturbable… pero esta vez fue él el que inició el ataque. Estuvimos un buen rato dando, recibiendo y devolviendo ataques de distintos ángulos y direcciones. Ambos íbamos por los puntos débiles de nuestro enemigo, pero a la vez cuidábamos bien de los propios.
Nos separamos una segunda vez, ambos con la respiración entrecortada observándonos con nuevos ojos y respeto renovado. ¿Segura que quieres seguir? preguntó entonces y mi respuesta fue un ataque que ambos comprendimos muy bien. La pelea estaba muy pareja más en cierto momento el nuevo filo del hacha penetró en su katana, quitándosela por los segundos suficientes para que pudiera asestarle un golpe en medio de su mandíbula y así nos fuimos a las manos. Entre un golpe y otro terminamos en el suelo y poco después le di tan fuerte en la cabeza con una piedra que quedó o inconsciente o muerto.
Sentada desde el piso, levanté la cabeza para encontrar el rival de Elen noqueado en el suelo y a la vista la última dupla. Espero que no hayan más mascullé buscando la fuerza para ponerme en pie. Odiaba luchar con mi forma humana precisamente por eso, me cansaba rápido y no poseía mucha fuerza, aunque era reconfortante haber ganado un encuentro de esa forma, me sentí a cansada pero poderosa y muy digna. Bha, ¿Qué importa? ¡Que sean los que son! me respondí a mí misma, pero esta vez dispuesta a transformarme si tenía que enfrentarme a alguien más.
Daño colateral, ¿eh? repetí como intentando no cabrearme por las sandeces que no solo pensaban esos… esos… no tenía calificativos para alguien tan bajo y despreciable. Elen se emparejó rápidamente con uno y aunque me hubiera gustado observarla un poco y conocer sus poderes y habilidades había otro que amenazaba con meterse entre Sakun y yo y por supuesto, aunque fuesen sus amigos, no dejaría yo la diversión de lado. Sonreí de lado mientras negaba con la cabeza y me interponía como una molestia “colateral” entre ellos. Tu oponente seré yo dije en tono serio y grave más allá de mi expresión divertida y aunque no me gustara pelear con mi forma humana, haría el intento para probar los nuevos chuches y no llamar demasiado la atención, claro, mientras esos infelices no se fueran de manos y se transformaran en público porque de ser así tenía en mente una buena batalla campal con mucha sangre por todos lados.
El desconocido pareció reírse de un chiste interno y asintió con vehemencia y el mismo aire de nuestro compañero. Sacó de su funda una katana y se posicionó a la espera de mi ataque. Recordé en ese momento a uno de los dragones que había conocido en uno de mis viajes “Brood” pensé y sintiendo que se me erizaba la piel comencé a revolear las hachas para acercarme lenta y cautelosamente a mi oponente. Estás como una planta al sol, falta que te marchites si no te mueves puntualicé, más él ni se inmutó “profesional” pensé y abrí una carrera directa para partir su cabeza en dos como un leño.
Estaba claro que él repelería mi ataque, pero no que fuera de una forma tan rápida y contundente. De no ser porque ya tenía cierta experiencia en batalla me hubiera desarmado como una terrible novata; sin embargo, le propinó tal golpe al filo de mi arma que dejó mi brazo derecho vibrando y haciéndome sentir hasta el hueso. Nada mal dije asintiendo y renovando mi agarre en el arma. El me devolvió el gesto impasible, imperturbable… pero esta vez fue él el que inició el ataque. Estuvimos un buen rato dando, recibiendo y devolviendo ataques de distintos ángulos y direcciones. Ambos íbamos por los puntos débiles de nuestro enemigo, pero a la vez cuidábamos bien de los propios.
Nos separamos una segunda vez, ambos con la respiración entrecortada observándonos con nuevos ojos y respeto renovado. ¿Segura que quieres seguir? preguntó entonces y mi respuesta fue un ataque que ambos comprendimos muy bien. La pelea estaba muy pareja más en cierto momento el nuevo filo del hacha penetró en su katana, quitándosela por los segundos suficientes para que pudiera asestarle un golpe en medio de su mandíbula y así nos fuimos a las manos. Entre un golpe y otro terminamos en el suelo y poco después le di tan fuerte en la cabeza con una piedra que quedó o inconsciente o muerto.
Sentada desde el piso, levanté la cabeza para encontrar el rival de Elen noqueado en el suelo y a la vista la última dupla. Espero que no hayan más mascullé buscando la fuerza para ponerme en pie. Odiaba luchar con mi forma humana precisamente por eso, me cansaba rápido y no poseía mucha fuerza, aunque era reconfortante haber ganado un encuentro de esa forma, me sentí a cansada pero poderosa y muy digna. Bha, ¿Qué importa? ¡Que sean los que son! me respondí a mí misma, pero esta vez dispuesta a transformarme si tenía que enfrentarme a alguien más.
Woodpecker
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