Resurgir de las cenizas [interpretativo/libre/lleno] (Noche lluviosa) [CERRADO]

Caminaba lentamente hacia la ciudad de Lunargenta cuando de pronto sin aviso, un torrencial invierto se precipitó sobre mis pasos, no pasó mucho tiempo hasta que mis pies comenzaran a hundirse levemente en el fango creado por la repentina lluvia que empapaba la tierra; olor a mojado por todos lados, el cielo, decorado por un espeso manto de nubes grices, ocultaba con eficacia las estrellas sin dejar ver ninguna de ellas, y yo, víctima de cada gota que decidía embestirme.

Lentamente se acercaban las afueras de la ciudad, tras tanto tiempo lejos creí que se vería de otra forma, pero seguía casi exactamente igual, me detuve unos instantes, tal vez por evitar llegar a la ciudad, algo en mí necesitaba alejarse, pero era necesario para llegar a Beltreux, mi paso por la ciudad sería completamente efímero y fugaz, sin distracciones, sin más favores a desconocidos, era solo yo, y mi camino a seguir, mi ropa comenzaba a hacerse pesada por el agua que ya tenía encima, completamente empapado goteaba por todos lados, apresuré un poco el paso para este último tramo que me esperaba.

Observaba con detenimiendo el lugar donde antaño había pasado tantas veces, algunos recuerdos venían a mi mente y eran luego empujados por otras reminiscencias, a lo lejos, una figura cortaba mi camino, su aspecto me inspiraba cierta desconfianza, pero a estas alturas, cualquier cosa me inspiraba desconfianza, tenía cierto aspecto de bandido, pero estos, andaban por lo general en grupo, andar solo era más de mercenario, lo seguro, es que un ciudadano normal no andaría en este lugar bajo estas circunstancias tan adversas, pensé en detenerme, pero creí que sería demasiado sospechoso, que tal vez él pensaba lo mismo de mí, y andaba sacando las mismas conclusiones, por lo que continué mi camino, tampoco quise deviarme para rodearlo, lo mejor era seguir adelante y pasar desapercibido, yo no traía nada de valor encima, así que pocos motivos podría tener para atacarme, caminé hasta estar lo suficientemente cerca y saludé al pasar junto a él - Buenas noches - Dije en tono calmado mientras continuaba mi camino, las palabras habían sido un mero trámite para discimular la tensión, esperaba que eso fuera todo...

El paso junto al extraño había sido rápido y tranquilo, esperaba apartarme de ese lugar de forma tranquila pero mis pasos fueron interrumpidos por ese olor tan peculiar que me tanto me había molestado en Ulmer, un par de lobos cortaban mi camino acechantes, aguardando el mejor momento para atacar, intenté volver sobre mis pasos pero mi vista tropezó con algunos otros de esos molestos animales - Lobos, odio los lobos - Murmuré mientras llevaba mis manos a la parte baja de mi espalda y tomaba mis dagas, obserbé al otro sujeto y me alejé un poco, marcando una distancia preventiva en caso de cualquier eventualidad, tal vez era una trampa, tal vez me venían siguiendo desde Ulmer, tal vez algún aliado de aquellos dos sujetos, levanté una de mis dagas apuntando al hombre de sombrero de forma amenazante - ¿Tienes algo que ver en esto? - Pregunté de forma agresiva, aunque por su actitud, parecía estar tan sorprendido como yo, pero no estaba de más pedir respuestas para estar seguro.

Intenté contar a los animales, uno, dos cortando mi camino, otros 5 en el otro extremo, pero eso dejaba más dudas abiertas, una manada podía tener más, pero, y si no eran solo lobos comunes - (¿licántropos?) - Pensé, sin embargo, les faltaba tamaño para ser licántropos, aunque tal vez podrían seguir la órdenes de alguno, volví la vista al sujeto del sombrero y continué preguntando - No me interesa quién seas, pero debo saber justo ahora, hago lo necesario para sobrevivir, así que ¿Estás conmigo o contra mí? - No descartaba la idea de que fuera un aliado de los sujetos de Ulmer, pero por otra parte, no tenía olor a licántropos, ni siquiera a lobos, por lo que resultaba poco probable, tener un aliado me sería de gran ayuda, no solo significaría tener un objetivo menos, sino que además, podría dejarlo como distracción a los lobos y que lo deboraban en caso que viera una oportunidad de escape, la lluvia comenzaba a albergar un desfile intermitente de relámpagos, que harían la noche más tétrica, si tardabamos mucho llegarían más, había que ser rápido y preciso...

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Los lobos llegaron de prisa, tal vez para acrecentar la tención entre aquel hombre misterioso y yo, tenía muchas dudas en mi cabeza, pero no tenía olor a lobo, tenía olor a viejo y mojado, lo cual era al menos aceptable - Estoy conmigo mismo - Respondió calmado, lo cual era una de esas respuestas que no responden, en cualquier caso, ya vería cómo lidiar con él, por ahora teníamos un peligro más grande encima, los lobos se acercaban, logré contar diez en total, al menos hasta ahora - (Qué podrán estar haciendo por acá?) - Pensaba e intentaba encontrar alguna respuesta lógica pero todo era en vano, pero lo seguro es que una manada de lobos no organizaría una emboscada de esta forma, sin alguna mente que los coordine, seguro había algo detrás de todo esto, más allá de los que podíamos entender, por ahora.

Un fuerte gruñido delató la intención de los lobos para dar inicio al ataque, dos de ellos saltaron inmediatamente hacia nosotros, dí un pequeño salto hacia atrás y pude ver que su objetivo no era yo, habían atacado primero al otro sujeto, eso al menos me daba una idea de que no estaban juntos, pensé en prestarle apoyo, pero claramente no lo necesitaba, incluso, la pelea parecía querer desarrollarse sin mí, intenté retroceder discretamente pero al girar mi cuerpo para alejarme encontré un lobo cortando mi camino, al parecer había estado en el lugar y momento equivocado, de nuevo, tomé mis dagas y me preparé para lo que habría de venir - Lo lamento pequeño lobo, seguro no vas a disfrutar esto - Dije en voz baja mientras esperaba el ataque.

Intentaría no hacer más daño de lo necesario, pero se acercaban más lobos y no había tiempo para ser cuidadoso, lo necesario era ser preciso y letal, el primer lobo saltó hacia mí con fiereza, y aproveché su mismo salto para agacharme de prisa y apuñalarlo desde abajo con una daga que abrió desde el cuello hasta el pecho, luego lo dejé caer a un lado aún agonizando, pisé su fuello hasta escuchar el sonido de sus huesos rotos; ahora estaba completamente bañado en agua y sangre de lobo, ya eso era bastante malo para intentar entrar a Lunargenta, pero además, los otros lobos se veían muy furiosos y ahora me había ganado su ira, me levanté junto al cuerpo del lobo y esperé a los que vendría, pero a lo lejos, pude ver una nueva figura, había alguien más ahí, tal vez la mente maestra detrás del ataque de lobos...

Finalmente preferí ignorar al otro sujeto, si los lobos decidían comérselo me daría más tiempo para correr, aunque por ahora, no había por donde correr, los lobos se acercaban y cerraban todos los caminos posibles, no había forma de salir de acá sin tener que despellejar a un par de estos animaluchos, uno a uno se fueron acercando, no quería que se acercaran más de la cuenta así que agitaba mis dagas hacia adelante para hacerlos retroceder al menos un poco, pero esto solo conseguía agitarlos más, intentaban morder mis manos en cada intento hasta que opté por atacar, eliminar al menos a uno de ellos serviría para aminorar su número y en una larga batalla, ganar por desgaste, por ahora no tenía muchas opciones disponibles, así que había que hacer algo con lo que tuviera a la mano, desde el agua que estaba por todos lados haciendo el piso resbaloso, hasta la posibilidad de arrojar al otro sujeto para darle de comer a los lobos, aunque eso solo sería una última opción.

Por un rato, los lobos habían capturado mi atención de tal modo que había olvidado la figura que se acercaba hace rato, sin embargo, ahora lo había perdido de vista, aunque no pasó mucho rato para volverlo a ver cuando de pronto cayó justo a un lado de nosotros y así como si nada dijo - Hola... Siento molestarlos pero ¿me puedo unir a vosotros? - Lo observé aún en el piso sin saber si debía reírme por su poco ortodoxa entrada, o simplemente arrojarlo también a los lobos - Si puedes encargarte de algunos, eres bienvenido, si no, serás el banquete mientras yo huyo solo - Le dije mientras enfocaba mi vista en un lobo que se lanzaba sobre mí y que apenas me dio tiempo para agacharme y tras evadir su ataque golpearlo desde abajo para hacerlo caer a varios metros, aunque solo había servido para sacarme de encima ese ataque pero el lobo seguía siendo una amenaza.

Tomé mis dagas en posición de ataque y cambié mi mirada por una más decidida - Es hora de ponernos serios - Le dije al recién llegado - Intenta no dejar que se acerquen al otro sujeto - Le dije mientras señalaba al misterioso hombre del sombrero - Acabaremos con todos... uno a uno... - Caminé lentamente hasta el más cercano de los lobos y tras pisar el suelo justo donde había formado un pequeño charco, levanté agua hasta los ojos del lobo causando la distracción suficiente para acercarme y clavar una daga en su cráneo que acabó saliendo por debajo de su boca, el aullido de los otros lobos delataba que aquello no les había gustado para nada y que tal vez la situación se iba a poner peor.

Me defendía de los constantes ataques de lobos, uno tras otro, en cierto modo, esperando a que se entretuvieran comiéndose al recién llegado, pero me impresionó su destreza con la lanza, al parecer sí resultaría se de ayuda, sin embargo, los lobos no dejaban de aparecer y mostraban una gran resistencia levantándose del suelo aún heridos para continuar luchando - Esto no acabará nunca - Susurré levemente mientras dedicaba unos instantes a observar todo el entorno, no había mucho que pudiéramos usar en nuestro favor, no más que agua y fango...

Regresé la vista al chico al escuchar sus palabras - Ayudaré dentro de lo que entre mi ayuda - Lo cual, me generaría un enorme remordimiento en caso de huir y dejarlo luchando solo, definitivamente mi consciencia no me dejaría irme y abandonarlo a su suerte.

Definitivamente atacar a los pequeños lobos no serviría de mucho, por su gran número acabaríamos agotados antes de poder acabar con todos y aún en ese caso, luego de acabar con los pequeños, el grande nos haría trizas, la mejor opción era ir hacia él, pero su pequeño ejército de lobos no nos permitiría acercarnos - Voto por correr estratégicamente por el camino contrario en que esté la manada - Dijo el chico muy inteligentemente, lo cual me dio una gran idea, estando juntos, recibíamos la atención de todos los lobos, pero por separado, podríamos al menos dividir a la manada, mi plan era hacer caso al chico y correr en sentido contrario para atraer la atención de las bestias, pero luego separarnos a los lados y rodear el camino hasta flanquear al animal más grande desde ambos lados, de ese modo, con buena velocidad podríamos llegar a él sin tener que atravesar la barrera de lobos que justo ahora formaban casi un muro de protección.

Tras mirar al chico un instante, empujé al hombre del sombrero para hacerlo caer al piso, de ese modo al menos no llamaría la atención de los lobos y estos se enfocarían en perseguir al chico y a mí - Bien, hagámoslo - Le dije al chico mientras corría en la dirección opuesta y le invitaba a seguirnos - Cuando nos sigan todos, nos dividiremos a los lados y regresaremos a atacar al grande - Le dije sin alzar mucho la voz - ¿Confías en tu velocidad? Porque hoy la pondremos a prueba - Le dije mientras dejaba salir una sonrisa maliciosa...

Corrí tan de prisa como el terreno me lo permitía, los lobos me seguían muy de cerca y saltaban para alcanzarme pero me mantenía atento para evadirlos, aunque algunos alcanzaban a rasgarme con sus garras, siempre conseguía evadirlos, después de haberme alejado lo suficiente y haberme desviado hacia un lado, corrí directamente hacia un árbol, al estar cerca dí un pequeño salto y la velocidad que llevaba me dio la suficiente adherencia para subir un par de pasos hacia arriba en dicho árbol y tras tomar impulso estiré fuertemente mis piernas dando un gran salto que me hizo pasar por encima de los lobos que me perseguían, aunque ya al final tenía menos altura y velocidad, por lo que uno de los lobos consiguió alcanzar mi brazo izquierdo - Aaaahhh - Emití un leve quejido por el dolor pero halé el brazo hacia mi cuerpo trayendo también al lobo que se negaba a soltar mi brazo, aunque su gesto de terquedad le costó un doloroso, final, acabé por caerle encima mientras el animal soltaba un gracioso quejido de perro llorón, giré un par de veces sobre mí mismo y tras agarrar al aplastado lobo por las piernas, lo giré un par de veces y lo arrojé hacia donde ya venían de nuevo los otros lobos.

Al menos, ya no tenía a toda la manada frente a mí, y podría tener más posibilidades de alcanzar acabar con el líder, corrí de prisa y en línea recta intentando ignorar a los lobos que venían tras de mí intentando detenerme para que no alcanzara a su líder, quien por su gran tamaño, no necesitaba ser protegido, su mandíbula era tan grande que si me tomaba por el abdomen podría partirme en dos sin mucho problema, debía evitar el contacto directo de frente a toda costa, salvo que ya fuera la última opción, justo un par de metros antes de chocar contra él, di un gran salto pasando sobre su cuerpo y cayendo en el otro lado, alcé la vista y me dediqué a ver como la manada entera se estrellaba contra su enorme líder, debía reconocer que ese momento había sido gracioso, pero ahora los lobos y su gran jefe estaban aún más enojados, debíamos eliminarlos rápido y dejar de jugar o nos terminarían haciendo polvo...

La situación se hacía más tensa de lo debido y el enorme animal intentaba sacarse de encima a sus propios acompañantes que estrellados contra sus patas lo habían derrumbado y le impedían levantarse, era el momento indicado, corrí de prisa nuevamente en dirección hacia el enorme animal aprovechando el momento de desconcierto y tras un fuerte salto conseguí incrustar mis dos dagas en la cabeza del animal que dejó salir un fuerte grito de dolor y agitó la cabeza hacia los lados intentando arrancarse las dagas y aunque lo consiguió finalmente, fue mucho peor, pues ahora una fuerte hemorragia de sangre salía por su herida, los otros lobos intentaron acercarse para ayudar a su alfa pero era tarde, al cabo de unos instantes apenas podía sostenerse casi en pie, pero no era suficiente, mientras el líder luchara los demás lo harían también, arremetí de nuevo contra el enorme animal pero esta vez le incrusté una daga desde abajo de su mandíbula que salió luego por la parte superior de su cara, casi entre los ojos, coloqué mi pierna izquierda sobre el cuerpo del lobo y lo empujé sin sacar la daga, la cual se deslizó a través de su mandíbula desquebrajando brutalmente lo que no podía cortar y finalmente su cuerpo sin vida cayó al piso, al verlo, los otros lobos detuvieron su ataque y se retiraron en sigilo absoluto, al parecer, la noche de terror había terminado...