Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
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Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Alward se encontraba sentado en una mesa de una taberna junto a su amigo Rischer. No era "El Filósofo Ebrio", pero se sentían casi como en casa. El lugar estaba algo concurrido y casi todas las mesas ocupadas. Era un sitio bastante amplio y que podía acoger a un buen número de tertulianos. Las camareras de aquel lugar tendrían bastante trabajo en ese día. Su amigo sujetaba una jarra de cerveza mientras él se mantenía vigilando todo el lugar discretamente. Suspiró. Parecía que no le gustaba lo que veía.
-¿Va todo bien?-Dijo tras un jadeo de haber bebido soltando en el acto la jarra encima de la mesa
-¿Seguro que tu contacto está aquí?
-Claro, esta es su taberna-Dijo agarrando de nuevo la jarra para empinar nuevamente el codo
-Aquí solo hay camareras pasando de un lado a otro...-Dijo fijándose discretamente en una que pasaba por su lado, a la cual se quedó mirando más de la cuenta. Esta lo notó y le lanzó una mirada pícara, en ese momento, con vergüenza, el mercenario desvió su mirada hacia el elfo disimuladamente-¿P-por qué nosotros solo tenemos a Gertrude?
-Nuestra taberna es más modesta y, además, todo el sueldo que podría invertir en ella lo hago en el grupo.
-Podríamos despedir a Ivens, Moses y Eiko...-Dijo en tono irónico y esbozando una sonrisa
-Lo siento, pero no-Añadió tras devolver una sonrisa cómplice al joven Sevna-Si quieres alguna chica, tendrás que buscarla tú mismo.
Afuera estaba lloviendo, y parecía una tormenta. No pararía en poco tiempo, al menos eso es lo que parecía. Eso haría que la taberna tardase más en vaciarse, y probablemente el contacto del elfo tardase algo más en aparecer o incluso en percatarse de que estos se encontraban allí.
Era a primera hora de la mañana. Justo fuera de la taberna de el "Filósofo Ebrio", en Lunargenta, estaba aparcado el carromato de los Stelliazos, dispuestos a partir para algún lado. Ivens estaba montado y solo, esperando a que sus compañeros saliesen del establecimiento. De pronto, un hombre de mediana edad y con ropajes comunes de campesinado entró a todo prisa en la taberna, dentro de la cual se encontraba todo el grupo en la barra conversando. Gertude y Eiko detrás de la barra y los demás afuera, parecían tener una charla distendida y matutina, probablemente repasando algún plan aparte de alguna que otra tertulia personal. La taberna estaba vacía debido a las horas tan tempranas que eran. Cuando el hombre entró de manera tan nerviosa y blanco como el papel, los Stelliazos se alarmaron.
-¡Rischer, Rischer!-Gritaba el campesino
El hombre se acercó al elfo y le agarró de las manos. Las tenía todas sudadas, pero no un sudor cualquiera, era un sudor frío. Parecía que al hombre le iba a dar algo.
-¿Q-qué ocurre, Bruno?
-Vamos Bruno, cálmate o te va a dar algo-Intervino la tabernera para intentar relajar al hombre
El grupo, y sobretodo Rischer y Gertrude conocían al hombre. Era un parroquiano habitual de la taberna, muy amable y querido. Siempre fiel a su cita con El Filósofo Ebrio más de una vez en semana.
-¡M-mi hija...!-Dijo con voz temblorosa
-¿¡Qué le ha pasado a tu hija!?
-¡Han robado las medicinas que encargué para ella, sabéis que está muy enferma y si no se las toma en cuestión de una semana...!-Se detuvo, no queriendo ni siquiera lo que pasaría. Era evidente, si no se medicaba, la joven muy probablemente moriría en cuestión de días
La hija de aquel hombre había contraído una extraña enfermedad y las medicinas que servían para contrarrestarla eran bastante caras y escasas. Pedirlas no era nada fácil, y su pérdida supondría una pérdida tanto humana como monetaria bastante alarmante.
-¿Qué clase de malnacidos han hecho eso?-Intervino Emmanuel bastante furioso
Eiko trajo una silla para que el hombre se sentase, y con la ayuda de Rischer y Alward, el hombre tomó asiento a la vez que intentó calmarse.
-Mi niña... Es solo una cría... Es todo lo que tengo. Si le pasara algo, yo...-Dijo triste y con las lágrimas apunto de salir
Rischer se cruzó de brazos y miró a Alward, este torció el gesto. El elfo entonces dirigió su mirada al resto del grupo. Nadie dijo una sola palabra.
-¿Qué hacemos...?-Intervino el arquero después de varios segundos en silencio por parte del grupo
Rischer, muy resolutivo, dio una respuesta
-Tenemos un contrato en vigor que no podemos romper-Dijo mirando a cada uno de los miembros del grupo. Luego de eso, siguió-Pero, tenemos también un honor que defender y un objetivo para con la sociedad-Añadió. Después otro breve silencio se apoderó del lugar, para que luego Rischer lo rompiese otra vez-Moses, Eiko, Emm e Ivens irán a cumplir el contrato de exterminación de las bestias que asolan los huertos del sur, mientras que Al y yo nos encargaremos de esto
-¿Vosotros dos solos? Ellos pueden ser un grupo numeroso-Dijo preocupada
-Es mejor así. Prefiero una incursión rápida y sigilosa antes que armar ningún revuelo por ahí innecesario. Otra vez-Dijo dirigiendo su mirada a Emmanuel y Alward. Estos simplemente sonrieron falsamente intentando exculparse por lo ocurrido aquella vez con la banda de Piel de Lince y las cajas de comida. Una movida que tuvieron estos hace unos meses por un contrato que se les fue un poco de las manos.
-P-pero, no tengo nada con lo que pagaros...-Dijo preocupado y algo nervioso aún
Rischer entonces le puso una mano sobre el hombro para tratar de calmarle
-Estas cosas no las hago por dinero. Conozco a tu hija y te conozco a ti, ninguno os merecéis esto-Dijo añadiendo al final una sonrisa confortante-Al, ¿Estás conmigo?-Dijo posando su mirada sobre el joven Sevna sin quitar la mano sobre el hombro del campesino
Alward asintió cien por cien seguro
-¿Acaso se necesita alguna razón para ayudar a alguien?-Dijo esbozando una sonrisa y llevándose las manos a la cintura con una postura relajada
-¡Gracias, mil gracias-Dijo agarrando con cada mano una mano de Rischer y otra de Alward-¡Sois unas buenas personas, de verdad!
-¿Va todo bien?-Dijo tras un jadeo de haber bebido soltando en el acto la jarra encima de la mesa
-¿Seguro que tu contacto está aquí?
-Claro, esta es su taberna-Dijo agarrando de nuevo la jarra para empinar nuevamente el codo
-Aquí solo hay camareras pasando de un lado a otro...-Dijo fijándose discretamente en una que pasaba por su lado, a la cual se quedó mirando más de la cuenta. Esta lo notó y le lanzó una mirada pícara, en ese momento, con vergüenza, el mercenario desvió su mirada hacia el elfo disimuladamente-¿P-por qué nosotros solo tenemos a Gertrude?
-Nuestra taberna es más modesta y, además, todo el sueldo que podría invertir en ella lo hago en el grupo.
-Podríamos despedir a Ivens, Moses y Eiko...-Dijo en tono irónico y esbozando una sonrisa
-Lo siento, pero no-Añadió tras devolver una sonrisa cómplice al joven Sevna-Si quieres alguna chica, tendrás que buscarla tú mismo.
Afuera estaba lloviendo, y parecía una tormenta. No pararía en poco tiempo, al menos eso es lo que parecía. Eso haría que la taberna tardase más en vaciarse, y probablemente el contacto del elfo tardase algo más en aparecer o incluso en percatarse de que estos se encontraban allí.
-----------------------------------Hace dos días-----------------------------------
Era a primera hora de la mañana. Justo fuera de la taberna de el "Filósofo Ebrio", en Lunargenta, estaba aparcado el carromato de los Stelliazos, dispuestos a partir para algún lado. Ivens estaba montado y solo, esperando a que sus compañeros saliesen del establecimiento. De pronto, un hombre de mediana edad y con ropajes comunes de campesinado entró a todo prisa en la taberna, dentro de la cual se encontraba todo el grupo en la barra conversando. Gertude y Eiko detrás de la barra y los demás afuera, parecían tener una charla distendida y matutina, probablemente repasando algún plan aparte de alguna que otra tertulia personal. La taberna estaba vacía debido a las horas tan tempranas que eran. Cuando el hombre entró de manera tan nerviosa y blanco como el papel, los Stelliazos se alarmaron.
-¡Rischer, Rischer!-Gritaba el campesino
El hombre se acercó al elfo y le agarró de las manos. Las tenía todas sudadas, pero no un sudor cualquiera, era un sudor frío. Parecía que al hombre le iba a dar algo.
-¿Q-qué ocurre, Bruno?
-Vamos Bruno, cálmate o te va a dar algo-Intervino la tabernera para intentar relajar al hombre
El grupo, y sobretodo Rischer y Gertrude conocían al hombre. Era un parroquiano habitual de la taberna, muy amable y querido. Siempre fiel a su cita con El Filósofo Ebrio más de una vez en semana.
-¡M-mi hija...!-Dijo con voz temblorosa
-¿¡Qué le ha pasado a tu hija!?
-¡Han robado las medicinas que encargué para ella, sabéis que está muy enferma y si no se las toma en cuestión de una semana...!-Se detuvo, no queriendo ni siquiera lo que pasaría. Era evidente, si no se medicaba, la joven muy probablemente moriría en cuestión de días
La hija de aquel hombre había contraído una extraña enfermedad y las medicinas que servían para contrarrestarla eran bastante caras y escasas. Pedirlas no era nada fácil, y su pérdida supondría una pérdida tanto humana como monetaria bastante alarmante.
-¿Qué clase de malnacidos han hecho eso?-Intervino Emmanuel bastante furioso
Eiko trajo una silla para que el hombre se sentase, y con la ayuda de Rischer y Alward, el hombre tomó asiento a la vez que intentó calmarse.
-Mi niña... Es solo una cría... Es todo lo que tengo. Si le pasara algo, yo...-Dijo triste y con las lágrimas apunto de salir
Rischer se cruzó de brazos y miró a Alward, este torció el gesto. El elfo entonces dirigió su mirada al resto del grupo. Nadie dijo una sola palabra.
-¿Qué hacemos...?-Intervino el arquero después de varios segundos en silencio por parte del grupo
Rischer, muy resolutivo, dio una respuesta
-Tenemos un contrato en vigor que no podemos romper-Dijo mirando a cada uno de los miembros del grupo. Luego de eso, siguió-Pero, tenemos también un honor que defender y un objetivo para con la sociedad-Añadió. Después otro breve silencio se apoderó del lugar, para que luego Rischer lo rompiese otra vez-Moses, Eiko, Emm e Ivens irán a cumplir el contrato de exterminación de las bestias que asolan los huertos del sur, mientras que Al y yo nos encargaremos de esto
-¿Vosotros dos solos? Ellos pueden ser un grupo numeroso-Dijo preocupada
-Es mejor así. Prefiero una incursión rápida y sigilosa antes que armar ningún revuelo por ahí innecesario. Otra vez-Dijo dirigiendo su mirada a Emmanuel y Alward. Estos simplemente sonrieron falsamente intentando exculparse por lo ocurrido aquella vez con la banda de Piel de Lince y las cajas de comida. Una movida que tuvieron estos hace unos meses por un contrato que se les fue un poco de las manos.
-P-pero, no tengo nada con lo que pagaros...-Dijo preocupado y algo nervioso aún
Rischer entonces le puso una mano sobre el hombro para tratar de calmarle
-Estas cosas no las hago por dinero. Conozco a tu hija y te conozco a ti, ninguno os merecéis esto-Dijo añadiendo al final una sonrisa confortante-Al, ¿Estás conmigo?-Dijo posando su mirada sobre el joven Sevna sin quitar la mano sobre el hombro del campesino
Alward asintió cien por cien seguro
-¿Acaso se necesita alguna razón para ayudar a alguien?-Dijo esbozando una sonrisa y llevándose las manos a la cintura con una postura relajada
-¡Gracias, mil gracias-Dijo agarrando con cada mano una mano de Rischer y otra de Alward-¡Sois unas buenas personas, de verdad!
Última edición por Alward Sevna el Vie Jun 15 2018, 09:54, editado 3 veces
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Es agradable encontrarse en una ciudad más pequeña que Lunargenta, aunque al principio aprecio la oportunidad de pasearse por la capital no lamento para nada dejar la gran muralla atrás. Demasiados vicios y problemas que no solo se resuelven con un filo bien puesto, esa ciudad necesita una especie de milagro.
Roilkat resulta un buen escape para alguien en cierto modo cansado de la civilización, su clima es más caliente y el arenal da una vista bastante agradable a varias horas del día. También resulta destacable por su historia de superación, hace poco tuvo lugar una gran batalla que casi destruyo la ciudad entera, meses después parece historia antigua y solo un monumento da testimonio a la hazaña.
De momento se encuentra en una taberna modestamente poblada por el género femenino, buen sitio para dejar volar la imaginación. Por desgracia Reiko es un tanto inexperto sobre el trato de mujeres, en esta oportunidad a logrado comprender que mirar fijamente a una chica atractiva es de mala educación.
Como se ha vuelto costumbre se encuentra comiendo, esta vez un platillo generosamente dotado de carne animal. Le dicen ensalada del desierto… un extraño nombre pues apenas lleva dones vegetales pero comer buenas cantidades de proteína no resulta desagradable para el joven guerrero.
El personaje es un hombre de gustos sencillos, con un buen plato de comida y algo de bebida dulce ya se siente como en el Valhalla. Cazar presas suele dar más cantidades de alimento pero el sabor de las tabernas no lo iguala nadie, especialmente porque cada cocinero tiene su propio estilo y varían como las notas de un instrumento musical.
Afuera llueve con premura pero esto también obra a favor del Jäger, el agua corriendo suele tranquilizarlo mucho. Sus mejores descansos suelen ocurrir en tormentas o lluvias torrenciales, mantienen a las pesadillas desterradas. Si existiera una forma de atrapar ese sonido daría muchas monedas para conseguirlo, una buena forma de gastar dinero además de invertir en comida.
Una joven dama se le acerca y no parece ser la típica empleada del local. Lleva un instrumento musical en brazos, cierto laúd que denota buen cuidado personal. Antes de siquiera emitir palabra Reiko sostiene una moneda con su mano hábil, dicha acción despierta una sonrisa en la señorita quien se apresura a interpretar algo de su repertorio.
A medida que toca las cuerdas el luchador siente como todo el ambiente se vuelve más ameno, incluso se le dibuja una sonrisa leve en su rostro. La música, el canto y cualquier otro tipo manifestación artística despiertan buenas sensaciones en su interior. Jamás lograría componer sin mucho adiestramiento de por medio pero puede disfrutar como espectador.
Termina su comida bajo la diestra música de aquella artista, es hermosa y no solo por la belleza física que ostenta, lleva un talento destacable. A medida que la tonada sigue su curso el fiero Reiko siente un poco de nostalgia interna, su mente quiere recordar algo muy pasado pero naturalmente está en blanco. Al final la joven mujer termina y recibe la moneda de un agradecido cliente.
Muchas gracias por su patronaje messere.
Roilkat resulta un buen escape para alguien en cierto modo cansado de la civilización, su clima es más caliente y el arenal da una vista bastante agradable a varias horas del día. También resulta destacable por su historia de superación, hace poco tuvo lugar una gran batalla que casi destruyo la ciudad entera, meses después parece historia antigua y solo un monumento da testimonio a la hazaña.
De momento se encuentra en una taberna modestamente poblada por el género femenino, buen sitio para dejar volar la imaginación. Por desgracia Reiko es un tanto inexperto sobre el trato de mujeres, en esta oportunidad a logrado comprender que mirar fijamente a una chica atractiva es de mala educación.
Como se ha vuelto costumbre se encuentra comiendo, esta vez un platillo generosamente dotado de carne animal. Le dicen ensalada del desierto… un extraño nombre pues apenas lleva dones vegetales pero comer buenas cantidades de proteína no resulta desagradable para el joven guerrero.
El personaje es un hombre de gustos sencillos, con un buen plato de comida y algo de bebida dulce ya se siente como en el Valhalla. Cazar presas suele dar más cantidades de alimento pero el sabor de las tabernas no lo iguala nadie, especialmente porque cada cocinero tiene su propio estilo y varían como las notas de un instrumento musical.
Afuera llueve con premura pero esto también obra a favor del Jäger, el agua corriendo suele tranquilizarlo mucho. Sus mejores descansos suelen ocurrir en tormentas o lluvias torrenciales, mantienen a las pesadillas desterradas. Si existiera una forma de atrapar ese sonido daría muchas monedas para conseguirlo, una buena forma de gastar dinero además de invertir en comida.
Una joven dama se le acerca y no parece ser la típica empleada del local. Lleva un instrumento musical en brazos, cierto laúd que denota buen cuidado personal. Antes de siquiera emitir palabra Reiko sostiene una moneda con su mano hábil, dicha acción despierta una sonrisa en la señorita quien se apresura a interpretar algo de su repertorio.
A medida que toca las cuerdas el luchador siente como todo el ambiente se vuelve más ameno, incluso se le dibuja una sonrisa leve en su rostro. La música, el canto y cualquier otro tipo manifestación artística despiertan buenas sensaciones en su interior. Jamás lograría componer sin mucho adiestramiento de por medio pero puede disfrutar como espectador.
Termina su comida bajo la diestra música de aquella artista, es hermosa y no solo por la belleza física que ostenta, lleva un talento destacable. A medida que la tonada sigue su curso el fiero Reiko siente un poco de nostalgia interna, su mente quiere recordar algo muy pasado pero naturalmente está en blanco. Al final la joven mujer termina y recibe la moneda de un agradecido cliente.
Muchas gracias por su patronaje messere.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Una trovadora empezó a tocar una hermosa canción; nostálgica sin duda. Los sonidos que salían de las cuerdas de aquel laúd pronto llegaron a todos los rincones de aquel lugar y la mayoría de clientes quedaron absortos con la canción; incluidos Alward y Rischer. Fue un breve pero bonito momento, sin duda el arte de la música es algo que está al alcance de muy pocos dominarlo, por suerte, escucharlo es mucho más fácil e igual de placentero.
Cuando acabó, la hermosa chica se retiró, no sin antes pasar un sombrero de pico de colo verde con una pluma blanca y esbelta que llevaba puesto y se quitó a modo de "cesta de colecta" por la mayoría de mesas del local, no llegó a la de los mercenarios. Alward entonces miró a su compañero.
-La pista de aquellos malnacidos nos ha traído aquí, pero...-Suspiró-¿Quién nos asegura de que sigan aquí? Pueden ser del Arenal o incluso se han marchado ya a otro sitio...-Se cruzó de brazos para observar como su amigo le daba otro sorbo a la interminable jarra de cerveza
-De todas formas necesitamos información, y aquí la podremos encontrar
Un hombre de mediana edad, calvo y con una barba frondosa de color marrón se les acercó por la espalda y zarandeó los hombros del elfo, mientras soltaba un tono totalmente alegre y amistoso
-¡Rischer, amigo! ¡Al fin apareciste!
Ambos mercenarios se dieron media vuelta con su torso y miraron al hombre. Rischer enseguida dibujo una sonrisa y le ofreció la mano al humano que la apretó amistosamente. Alward en cambió se quedó observándolo callado.
-¡Ivanovich, amigo!-Sacudió de arriba a abajo el saludo-¡Qué alegría verte!-Miró al joven Sevna mientras se dirigía a aquel hombre-Ël es Alward, un amigo
-Ya veo...-Dijo examinando al mercenario-Ivanovich, encantado-Dijo tendiéndole al joven mercenario
-I-igualmente...-Dijo apretando la mano de aquel hombre
Después del saludo entre ambos, el elfo invitó a sentarse al humano que parecía conocer de hace tiempo. Presumiblemente era el contacto del que tanto hablaba. Al fin había llegado, ¿Sabría algo? Solo tenían que preguntarle.
Rischer empezó a contarle todo lo sucedido, con detalle. Eso terminó por confirmar la identidad de aquel sujeto; era el dueño de aquel sitio. Ahora Alward esperaba que al menos conociese algo sobre la gente que estaban buscando.
-¡Por Odín, menudas alimañas malnacidas!-Dijo exaltado, aunque sin llamar demasiado la atención-El pobre hombre y la chiquilla lo tienen que estar pasando fatal...
-Tu taberna mueve mucho por esta ciudad, no sabrás nada, ¿No? ¿Algún movimiento extraño de cargamento?
El hombre no respondió al instante, se quedó pensando unos segundos intentando hacer memoria. Parecía consternado por la noticia y sus intenciones serían cooperadoras, al menos eso pensaba Alward. Nadie podría interferir en su búsqueda, al menos nadie con dos dedos de frente.
-Ahora que lo dices...-Dijo encovándose un poco y bajando la voz, a la vez que miraba a los lados para evitar que nadie les escuchase-He oído que un grupo de hombres, solo humanos-Hizo inciso en eso en especial-Se les ha visto merodear por una antigua fortaleza a las afueras de la ciudad, solo por la noche. Algo se debe estar cociendo allí-Golpeó suavemente la mesa con su dedo índice inquiriendo en sus últimas palabras-Si esas medicinas son tan raras y caras, deben de haber sido unos contrabandistas, y qué mejor sitio para esconderlas que en un pequeño bastión abandonado
-Con que fortaleza abandonada eh...-Tomó el último trago de su jarra y la dejo en la mesa-Tienes una cerveza bastante buena, Ivanovich-Dijo por un segundo, cambiando radicalmente de tema. El hombre le sonrió. Tras eso, el elfo volvió al tema que les ocupaba-¿Está muy lejos?
-A escasos veinte minutos de aquí. Yendo por el camino del oeste que se dirige hacia la costa. La veréis fácilmente, está justo en una especie de acantilado
-Hmm, no me gusta la idea de colarme por las buenas en una fortaleza...
-No es tan grande, y además, está medio derruida
-Pero no tenemos la certeza de que sean ellos, ¿No?
-Os propongo algo-Dijo tras una inspiración de aire profunda-Puedo conseguir verme con uno de esos supuestos "contrabandistas" ahora mismo. Lo que tenéis que hacer es seguirme hasta un lugar seguro y, cuando estemos apartados, podréis emboscarlo para interrogarle.
-¡Eso me gusta más!-Dijo dibujando una sonrisa satisfactoria en su rostro
-Me parece bien
-Solo tenéis que esperar a que aparezca, suele venir sobre esta hora.-Dijo levantándose-No me perdáis de vista, cuando me veáis acercarme a alguien, hablarle y sacarlo de la taberna, será el objetivo.
Cuando acabó, la hermosa chica se retiró, no sin antes pasar un sombrero de pico de colo verde con una pluma blanca y esbelta que llevaba puesto y se quitó a modo de "cesta de colecta" por la mayoría de mesas del local, no llegó a la de los mercenarios. Alward entonces miró a su compañero.
-La pista de aquellos malnacidos nos ha traído aquí, pero...-Suspiró-¿Quién nos asegura de que sigan aquí? Pueden ser del Arenal o incluso se han marchado ya a otro sitio...-Se cruzó de brazos para observar como su amigo le daba otro sorbo a la interminable jarra de cerveza
-De todas formas necesitamos información, y aquí la podremos encontrar
Un hombre de mediana edad, calvo y con una barba frondosa de color marrón se les acercó por la espalda y zarandeó los hombros del elfo, mientras soltaba un tono totalmente alegre y amistoso
-¡Rischer, amigo! ¡Al fin apareciste!
Ambos mercenarios se dieron media vuelta con su torso y miraron al hombre. Rischer enseguida dibujo una sonrisa y le ofreció la mano al humano que la apretó amistosamente. Alward en cambió se quedó observándolo callado.
-¡Ivanovich, amigo!-Sacudió de arriba a abajo el saludo-¡Qué alegría verte!-Miró al joven Sevna mientras se dirigía a aquel hombre-Ël es Alward, un amigo
-Ya veo...-Dijo examinando al mercenario-Ivanovich, encantado-Dijo tendiéndole al joven mercenario
-I-igualmente...-Dijo apretando la mano de aquel hombre
Después del saludo entre ambos, el elfo invitó a sentarse al humano que parecía conocer de hace tiempo. Presumiblemente era el contacto del que tanto hablaba. Al fin había llegado, ¿Sabría algo? Solo tenían que preguntarle.
Rischer empezó a contarle todo lo sucedido, con detalle. Eso terminó por confirmar la identidad de aquel sujeto; era el dueño de aquel sitio. Ahora Alward esperaba que al menos conociese algo sobre la gente que estaban buscando.
-¡Por Odín, menudas alimañas malnacidas!-Dijo exaltado, aunque sin llamar demasiado la atención-El pobre hombre y la chiquilla lo tienen que estar pasando fatal...
-Tu taberna mueve mucho por esta ciudad, no sabrás nada, ¿No? ¿Algún movimiento extraño de cargamento?
El hombre no respondió al instante, se quedó pensando unos segundos intentando hacer memoria. Parecía consternado por la noticia y sus intenciones serían cooperadoras, al menos eso pensaba Alward. Nadie podría interferir en su búsqueda, al menos nadie con dos dedos de frente.
-Ahora que lo dices...-Dijo encovándose un poco y bajando la voz, a la vez que miraba a los lados para evitar que nadie les escuchase-He oído que un grupo de hombres, solo humanos-Hizo inciso en eso en especial-Se les ha visto merodear por una antigua fortaleza a las afueras de la ciudad, solo por la noche. Algo se debe estar cociendo allí-Golpeó suavemente la mesa con su dedo índice inquiriendo en sus últimas palabras-Si esas medicinas son tan raras y caras, deben de haber sido unos contrabandistas, y qué mejor sitio para esconderlas que en un pequeño bastión abandonado
-Con que fortaleza abandonada eh...-Tomó el último trago de su jarra y la dejo en la mesa-Tienes una cerveza bastante buena, Ivanovich-Dijo por un segundo, cambiando radicalmente de tema. El hombre le sonrió. Tras eso, el elfo volvió al tema que les ocupaba-¿Está muy lejos?
-A escasos veinte minutos de aquí. Yendo por el camino del oeste que se dirige hacia la costa. La veréis fácilmente, está justo en una especie de acantilado
-Hmm, no me gusta la idea de colarme por las buenas en una fortaleza...
-No es tan grande, y además, está medio derruida
-Pero no tenemos la certeza de que sean ellos, ¿No?
-Os propongo algo-Dijo tras una inspiración de aire profunda-Puedo conseguir verme con uno de esos supuestos "contrabandistas" ahora mismo. Lo que tenéis que hacer es seguirme hasta un lugar seguro y, cuando estemos apartados, podréis emboscarlo para interrogarle.
-¡Eso me gusta más!-Dijo dibujando una sonrisa satisfactoria en su rostro
-Me parece bien
-Solo tenéis que esperar a que aparezca, suele venir sobre esta hora.-Dijo levantándose-No me perdáis de vista, cuando me veáis acercarme a alguien, hablarle y sacarlo de la taberna, será el objetivo.
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Una vez aquella artista recibe la moneda de Reiko pasa el sombrero para recibir más patrocinio, estrategia acertada si tenemos en cuenta que toda la taberna disfruto de su música. Con cierta nostalgia el guerrero ve como dicha mujer se aleja, suspira y luego vuelca su atención otra vez al plato.
La lluvia termina por poblar más la taberna, ya de por si con un nutrido grupo de personas vale destacar. Cada mesa es un mundo en el ir y venir de los platos con sus respectivas bebidas. Cierto ambiente ameno que incluso Reiko logra disfrutar un poco, no es personaje de multitudes pero luego de tan encantadora melodía puede tratar.
Antes de darse cuenta termina con su pedido, es el segundo que acaba y apuntaría al tercero de no ser por sus monedas. Las ciudades requieren dinero, es acertado decir que cobran hasta por orinar. Resguardan maravillas pero todo tiene un precio… concepto que el joven intenta entender aun sin mucho éxito.
Termina su bebida de golpe como si se tratara de una competencia, al final suelta un sonido de satisfacción. Mira la puerta del local y nota que la lluvia no cesa, tendrá que permanecer unos instantes adicionales. No le importa mojarse pero es innecesario, además el agua que cae en las ciudades tiene un olor desagradable.
Pasan a retirar el plato y aprovecha de pagar, curiosamente no le pidieron el dinero por adelantado esta vez. Cada establecimiento tiene sus propias reglas, algunos le consideran confiable y otros optan por lo seguro. La primera vez que le solicitaron un pago previo tuvo que dedicar varios minutos a entender sus razones, no tener memoria es malo para el sentido común.
Una taberna suele albergar muchos estilos diferentes de sujetos por temporada, cada uno con su propia historia oculta. Reiko es uno de tantos y aunque las cosas mundanas se le escapan de momento tiene un sexto sentido con la gente… puede reconocer a una mala persona con pocas señales.
En el pintoresco local consigue ver de todo, la banda de mercenarios al fondo, esa señorita música, el par de ancianos hablando de tiempos mejores… logra ver todo y entender nada. Todo ese cumulo de gente le hace amagar pensamientos sobre tomar su arma, la canción suele manifestarse poco después del ocio.
Cierto personaje cruza la puerta, discreto y con cara de pocos amigos. Aunque al principio pasa desapercibido Reiko termina por pegarle un ojo, es la clase de sujeto que trae problemas. El joven no sabe porque detecta tales cosas, solo pasa. Según el maestre y varias anotaciones de su diario recibió entrenamiento de agente también, los reflejos perduran a la memoria.
La iniciación y todo lo que envuelve a los Jägers esta lleno de pocas explicaciones, mucho misterio. Al final el instinto tiene mucho que ver pues suele tomar potestad cuando se pierden los recuerdos. En cierto modo terminar con ese tipo de reflejos garantiza la utilidad combativa de cada miembro, de no ser así tendrían que aprender de nuevo.
La lluvia termina por poblar más la taberna, ya de por si con un nutrido grupo de personas vale destacar. Cada mesa es un mundo en el ir y venir de los platos con sus respectivas bebidas. Cierto ambiente ameno que incluso Reiko logra disfrutar un poco, no es personaje de multitudes pero luego de tan encantadora melodía puede tratar.
Antes de darse cuenta termina con su pedido, es el segundo que acaba y apuntaría al tercero de no ser por sus monedas. Las ciudades requieren dinero, es acertado decir que cobran hasta por orinar. Resguardan maravillas pero todo tiene un precio… concepto que el joven intenta entender aun sin mucho éxito.
Termina su bebida de golpe como si se tratara de una competencia, al final suelta un sonido de satisfacción. Mira la puerta del local y nota que la lluvia no cesa, tendrá que permanecer unos instantes adicionales. No le importa mojarse pero es innecesario, además el agua que cae en las ciudades tiene un olor desagradable.
Pasan a retirar el plato y aprovecha de pagar, curiosamente no le pidieron el dinero por adelantado esta vez. Cada establecimiento tiene sus propias reglas, algunos le consideran confiable y otros optan por lo seguro. La primera vez que le solicitaron un pago previo tuvo que dedicar varios minutos a entender sus razones, no tener memoria es malo para el sentido común.
Una taberna suele albergar muchos estilos diferentes de sujetos por temporada, cada uno con su propia historia oculta. Reiko es uno de tantos y aunque las cosas mundanas se le escapan de momento tiene un sexto sentido con la gente… puede reconocer a una mala persona con pocas señales.
En el pintoresco local consigue ver de todo, la banda de mercenarios al fondo, esa señorita música, el par de ancianos hablando de tiempos mejores… logra ver todo y entender nada. Todo ese cumulo de gente le hace amagar pensamientos sobre tomar su arma, la canción suele manifestarse poco después del ocio.
Cierto personaje cruza la puerta, discreto y con cara de pocos amigos. Aunque al principio pasa desapercibido Reiko termina por pegarle un ojo, es la clase de sujeto que trae problemas. El joven no sabe porque detecta tales cosas, solo pasa. Según el maestre y varias anotaciones de su diario recibió entrenamiento de agente también, los reflejos perduran a la memoria.
La iniciación y todo lo que envuelve a los Jägers esta lleno de pocas explicaciones, mucho misterio. Al final el instinto tiene mucho que ver pues suele tomar potestad cuando se pierden los recuerdos. En cierto modo terminar con ese tipo de reflejos garantiza la utilidad combativa de cada miembro, de no ser así tendrían que aprender de nuevo.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
El hombre que esperaban entró, se dirigió a la barra para charlar con Ivanovich. Tenía un aspecto deplorable, una armadura aparentemente ligera de cuero marrón, pelo largo negro y una prominente barba del mismo color que el cabello.
Tras charlar varios minutos con el tabernero, finalmente los dos parecían querer abandonar el lugar. Era la señal. Los mercenarios se levantaron como un resorte y, con discreción, empezaron a caminar hacia la salida. Como prestaban atención tanto a Ivanovich como al supuesto ladrón de medicinas, poco se preocupaban de lo que ocurría a su alrededor. Esto dio lugar a que Rischer, que iba en cabeza, chocase con la silla de uno de los clientes del local. Este era un aparente joven con la piel blanquecina y el pelo medio largo negro, ¿Qué hacía un chico tan joven ahí a esas horas? Curiosamente era el mismo que le dio aquella primera moneda a la juglar que había hecho acto de presencia hace poco con su bella melodía. Bueno, poco importaba. Los mercenarios siguieron su marcha tras un "Disculpa" apresurado por parte del elfo.
De lo que ambos mercenarios ni se percataron, era que en el choque espontáneo del elfo, una bolsa llena de unas poca monedas se le cayó de su bolsillo a los pies de aquel chico. Era el dinero que tenían para volver a Lunargenta, por lo que perderlo acarrearía más de un percance y contratiempo a la hora de finalizar el trabajo.
El tabernero sacó al hombre objetivo de su taberna y lo dirigió hacia un callejón vacío y nada transitado. A esas horas de la noche y con una lluvia permanente, no sería problema efectuar el plan y sacarle alguna cosa a aquel desgraciado, si es que de verdad se trataba del hombre que pensaban.
Alward y Rischer les seguían con cautela y sigilo, escondiéndose detrás de cajas, tiendas, floreros y demás mobiliario urbano que les pudiese servir para ocultarlos. Por suerte, el sonido de la lluvia tapaba sus pasos y ruido, por lo que por ahí tenían ventaja. Ivanovich parecía tener una charla cordial, como si conociera a ese hombre de más veces, un buen gancho para su plan desde luego.
La lluvia los mojaba cada vez más, Alward se secaba como podía la frente, aunque era inútil, pues al refregarse el guantelete incluso se humedecía más el rostro. El joven Sevna no era muy partidario de la lluvia, pero no tenían otro remedio si querían conseguir información por parte de aquel sujeto.
-Voy a pillar un buen resfriado...-Dijo en voz alta para sí mismo, mientras veía cómo Ivanovich guiaba al sujeto hacia un callejón más apartado.
-Shh-Dijo siseando para que su amigo callara-¡Creo que ese es el callejón, vamos!-Le indicó a Alward en voz baja y haciéndole un gesto con la cabeza para que reanudaran la marcha
Tras charlar varios minutos con el tabernero, finalmente los dos parecían querer abandonar el lugar. Era la señal. Los mercenarios se levantaron como un resorte y, con discreción, empezaron a caminar hacia la salida. Como prestaban atención tanto a Ivanovich como al supuesto ladrón de medicinas, poco se preocupaban de lo que ocurría a su alrededor. Esto dio lugar a que Rischer, que iba en cabeza, chocase con la silla de uno de los clientes del local. Este era un aparente joven con la piel blanquecina y el pelo medio largo negro, ¿Qué hacía un chico tan joven ahí a esas horas? Curiosamente era el mismo que le dio aquella primera moneda a la juglar que había hecho acto de presencia hace poco con su bella melodía. Bueno, poco importaba. Los mercenarios siguieron su marcha tras un "Disculpa" apresurado por parte del elfo.
De lo que ambos mercenarios ni se percataron, era que en el choque espontáneo del elfo, una bolsa llena de unas poca monedas se le cayó de su bolsillo a los pies de aquel chico. Era el dinero que tenían para volver a Lunargenta, por lo que perderlo acarrearía más de un percance y contratiempo a la hora de finalizar el trabajo.
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El tabernero sacó al hombre objetivo de su taberna y lo dirigió hacia un callejón vacío y nada transitado. A esas horas de la noche y con una lluvia permanente, no sería problema efectuar el plan y sacarle alguna cosa a aquel desgraciado, si es que de verdad se trataba del hombre que pensaban.
Alward y Rischer les seguían con cautela y sigilo, escondiéndose detrás de cajas, tiendas, floreros y demás mobiliario urbano que les pudiese servir para ocultarlos. Por suerte, el sonido de la lluvia tapaba sus pasos y ruido, por lo que por ahí tenían ventaja. Ivanovich parecía tener una charla cordial, como si conociera a ese hombre de más veces, un buen gancho para su plan desde luego.
La lluvia los mojaba cada vez más, Alward se secaba como podía la frente, aunque era inútil, pues al refregarse el guantelete incluso se humedecía más el rostro. El joven Sevna no era muy partidario de la lluvia, pero no tenían otro remedio si querían conseguir información por parte de aquel sujeto.
-Voy a pillar un buen resfriado...-Dijo en voz alta para sí mismo, mientras veía cómo Ivanovich guiaba al sujeto hacia un callejón más apartado.
-Shh-Dijo siseando para que su amigo callara-¡Creo que ese es el callejón, vamos!-Le indicó a Alward en voz baja y haciéndole un gesto con la cabeza para que reanudaran la marcha
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
De la nada una persona se tropieza con la silla de Reiko, este ultimo le dedica una mirada seria pero sin llegar a formular palabra. El torpe personaje se retira algo mas ligero que antes, deja tirada una bolsita de monedas a pies del Jäger. Resulta bastante habitual ver tales situaciones en las ciudades humanas, mientras algunos rebuscan bajo las piedras por una moneda otros simplemente las tiran por error.
El joven decide devolver los aeros, está seguro que pocos compartirían su iniciativa pero el común denominador suele pensar de forma muy extraña. Con el plato terminado y pago puede retirarse sin mayores contratiempos, debe acelerar el paso si quiere interceptar al legitimo dueño de la bolsa.
Pone un pie afuera de la puerta y se deja empapar por la lluvia, su guerrera tiene cierta resistencia al agua por lo que solo debe preocuparse del rostro. Una buena forma de superar la molestia inicial por terminar bajo cualquier chaparrón es ceder, dejar que las gotas ganen terreno y acostumbrarse a la sensación.
Instantes después y una vez habituado avanza, instintivamente inicia estrategias de rastreo para acercarse al blanco. Pocos personajes suelen poner énfasis en los detalles, sueltan señales a donde quiera que van. Los Jägers mantienen muchas tradiciones de su pasado, cuando eran cazadores del bosque.
Localiza a la partida poco después inmersa en su propia estrategia de acecho, Reiko oculta sus pasos e integridad sin vacilar. Desde la oscuridad de un callejón observa como esos hombres hacen sus movimientos y también identifica al blanco que persiguen con tanto tacto.
Parece una trama ajena y es difícil definir quién tiene derecho sin escuchar todas las versiones, la respuesta decente seria dejarles con sus intrigas pero la omisión es igual de peligrosa según las circunstancias. No le cuesta nada al luchador continuar observando, evaluando todo para poder juzgar.
Bajo la lluvia torrencial tres facciones toman el mismo escenario, cada una con motivaciones diferentes. Resulta irónico que la ciudad pueda convertirse de repente en un bosque, lleno de criaturas pugnando por sobrevivir. No importa cuantos edificios ostentosos erijan los ciudadanos corrientes, siguen demostrando sus orígenes.
El segundo grupo en acecho parece mercenario, Reiko conoce su estilo. No suelen tener mucha moral y luchan bastante bien. Exos les usa de tanto en tanto para conseguir objetivos menores y si cometen un error o hacen demasiadas preguntas terminan igual que sus víctimas, tristemente nadie suele extrañarlos nunca.
Las fichas adelante se mueven y el cazador acaricia su tomahawk, sabe que acontecerá una pelea. No se pueden poner fuerzas importantes en el mismo lugar con intereses diferentes sin esperar refriega. Luego de cruzar cierta línea un guerrero resuelve todo con violencia, es simple naturaleza depredadora.
El joven decide devolver los aeros, está seguro que pocos compartirían su iniciativa pero el común denominador suele pensar de forma muy extraña. Con el plato terminado y pago puede retirarse sin mayores contratiempos, debe acelerar el paso si quiere interceptar al legitimo dueño de la bolsa.
Pone un pie afuera de la puerta y se deja empapar por la lluvia, su guerrera tiene cierta resistencia al agua por lo que solo debe preocuparse del rostro. Una buena forma de superar la molestia inicial por terminar bajo cualquier chaparrón es ceder, dejar que las gotas ganen terreno y acostumbrarse a la sensación.
Instantes después y una vez habituado avanza, instintivamente inicia estrategias de rastreo para acercarse al blanco. Pocos personajes suelen poner énfasis en los detalles, sueltan señales a donde quiera que van. Los Jägers mantienen muchas tradiciones de su pasado, cuando eran cazadores del bosque.
Localiza a la partida poco después inmersa en su propia estrategia de acecho, Reiko oculta sus pasos e integridad sin vacilar. Desde la oscuridad de un callejón observa como esos hombres hacen sus movimientos y también identifica al blanco que persiguen con tanto tacto.
Parece una trama ajena y es difícil definir quién tiene derecho sin escuchar todas las versiones, la respuesta decente seria dejarles con sus intrigas pero la omisión es igual de peligrosa según las circunstancias. No le cuesta nada al luchador continuar observando, evaluando todo para poder juzgar.
Bajo la lluvia torrencial tres facciones toman el mismo escenario, cada una con motivaciones diferentes. Resulta irónico que la ciudad pueda convertirse de repente en un bosque, lleno de criaturas pugnando por sobrevivir. No importa cuantos edificios ostentosos erijan los ciudadanos corrientes, siguen demostrando sus orígenes.
El segundo grupo en acecho parece mercenario, Reiko conoce su estilo. No suelen tener mucha moral y luchan bastante bien. Exos les usa de tanto en tanto para conseguir objetivos menores y si cometen un error o hacen demasiadas preguntas terminan igual que sus víctimas, tristemente nadie suele extrañarlos nunca.
Las fichas adelante se mueven y el cazador acaricia su tomahawk, sabe que acontecerá una pelea. No se pueden poner fuerzas importantes en el mismo lugar con intereses diferentes sin esperar refriega. Luego de cruzar cierta línea un guerrero resuelve todo con violencia, es simple naturaleza depredadora.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Alward dio un vistazo hacia atrás. Tenía una sensación extraña, como si estuviese siendo observado, cosa que le inquietaba porque no vio más que la calle que había dejado atrás vacía. La lluvia no daba indicios de querer parar, y la noche hacía su acto de presencia, oscureciéndolo todo aún más.
El callejón en el que se adentraron tenía u fin en un alto muro de piedra que se alzaba como cimientos del conjunto de unas pocas casas contiguas de la zona. Un lugar solitario, oscuro y... Apestoso, muy apestoso.
Los mercenarios finalmente salieron de su escondite cuando vieron que el contacto de Rischer y el objetivo se pararon. Había sido bastante sencillo el llevarle ahí y no opuso resistencia alguna, muy iluso por su parte, aunque conveniente para el humano y el elfo.
Como dos figuras oscuras salidas de la nada, los mercenarios se dirigieron hacia ellos, con paso autoritario y un rostro que mostraba un semblante serio y duro. En ese momento, aquel supuesto ladrón de medicinas sabía que la había pifiado. "¿Cómo pudo haber sido tan idiota?", pensó. Echó una mirada de pocos amigos hacia Ivanovich, el cual se alejó un par de pasos por detrás de Alward y Rischer, guardando las distancias y queriendo saber cuanto menos del tema, mejor.
-Amigo, no tiene por qué pasar nada-Dijo cruzándose de brazos y mirando al supuesto ladrón con la barbilla en alto-Siempre que nos digas dónde están las medicinas
-¿Las medicinas...?-Dijo intentando hacer memoria y con un tono tembloroso-N-no ha llegado ningún cargamento así a nuestra base-Dijo dando un paso hacia atrás, intentando buscar algún tipo de milagro que le sacase de ahí, pero para su mala suerte, no había más salida que por la que había entrado, y estaba taponada por los mercenarios.
Alward y Rischer se miraron, no sabían si decía la verdad, no solía ser común que a la primera de cambio la dijesen, por lo que seguramente estaría mintiendo. El elfo soltó un suspiró desganado y puso sus ojos en blanco para luego devolver la mirada al hombre acorralado
-Unas medicinas muy caras han llegado a Roilkat, y un bribón como tú deberías de estar enterado.-Bajó las brazos-No lo hagas más difícil
Alward se llevó ambas manos hacia sus espadas, con intención de sacarlas, aunque obviamente se estaba marcando un farol para intimidar al interrogado.
-¡Vale, vale...!-Dijo interponiendo sus manos-¡Mierda!-Dijo lamentándose-¡Os diré lo que sé!
Alward desvió su mirada hacia Rischer esbozando un pequeña media sonrisa y bajando sus manos. Acto seguido desvió de nuevo la atención al hombre.
-Sois todos iguales, cuando vais en solitario no sabéis valeros por vosotros mismos
-...¿Acaso no sois también mercenarios...?
-Nosotros intentamos hacer el bien común, no andar como ratas sin honor y en busca de dinero-Se cruzó de brazos
-Vaya, los ladrones son también mercenarios-Dijo en tono irónico-Parece que sois un grupo más que empañáis el oficio, sin escrúpulos.-Negó con la cabeza-Sois escoria
-Pero... ¿Eso no es lo que significa ser mercenario?-Dijo bajando lentamente sus manos con la voz menos temblorosa-Además, vosotros andáis en busca de esas medicinas, es decir, alguien os habrá tenido que pagar por ellas...
-Eso ahora es lo de menos, ¡Di dónde están las medicinas!
-Las medicinas...-Empezó su confesión-Esperamos un cargamento pronto de medicinas, no sé si serán las que buscáis, pero... Son caras, es lo que sé
Alward y Rsicher se miraron de nuevo pensativos.
-Podría ser-Se encogió de hombros
-Sigue hablando-Se dirigió hacia el interrogado
-Todas las mercancías que solemos robar las guardamos en las alcantarillas de la ciudad. Un lugar ajeno para todo el mundo y grande, casi como un laberinto.-Tragó saliva-Las medicinas que buscáis, si es que son las que creo, estarán allí. Cerca del desemboque
Alward y Rischer no dijeron nada, se quedaron mirando al hombre con una mirada seria y cortante
-Y ahora... ¿Qué hacemos contigo?-Dijo pensando en voz alta.
El callejón en el que se adentraron tenía u fin en un alto muro de piedra que se alzaba como cimientos del conjunto de unas pocas casas contiguas de la zona. Un lugar solitario, oscuro y... Apestoso, muy apestoso.
Los mercenarios finalmente salieron de su escondite cuando vieron que el contacto de Rischer y el objetivo se pararon. Había sido bastante sencillo el llevarle ahí y no opuso resistencia alguna, muy iluso por su parte, aunque conveniente para el humano y el elfo.
Como dos figuras oscuras salidas de la nada, los mercenarios se dirigieron hacia ellos, con paso autoritario y un rostro que mostraba un semblante serio y duro. En ese momento, aquel supuesto ladrón de medicinas sabía que la había pifiado. "¿Cómo pudo haber sido tan idiota?", pensó. Echó una mirada de pocos amigos hacia Ivanovich, el cual se alejó un par de pasos por detrás de Alward y Rischer, guardando las distancias y queriendo saber cuanto menos del tema, mejor.
-Amigo, no tiene por qué pasar nada-Dijo cruzándose de brazos y mirando al supuesto ladrón con la barbilla en alto-Siempre que nos digas dónde están las medicinas
-¿Las medicinas...?-Dijo intentando hacer memoria y con un tono tembloroso-N-no ha llegado ningún cargamento así a nuestra base-Dijo dando un paso hacia atrás, intentando buscar algún tipo de milagro que le sacase de ahí, pero para su mala suerte, no había más salida que por la que había entrado, y estaba taponada por los mercenarios.
Alward y Rischer se miraron, no sabían si decía la verdad, no solía ser común que a la primera de cambio la dijesen, por lo que seguramente estaría mintiendo. El elfo soltó un suspiró desganado y puso sus ojos en blanco para luego devolver la mirada al hombre acorralado
-Unas medicinas muy caras han llegado a Roilkat, y un bribón como tú deberías de estar enterado.-Bajó las brazos-No lo hagas más difícil
Alward se llevó ambas manos hacia sus espadas, con intención de sacarlas, aunque obviamente se estaba marcando un farol para intimidar al interrogado.
-¡Vale, vale...!-Dijo interponiendo sus manos-¡Mierda!-Dijo lamentándose-¡Os diré lo que sé!
Alward desvió su mirada hacia Rischer esbozando un pequeña media sonrisa y bajando sus manos. Acto seguido desvió de nuevo la atención al hombre.
-Sois todos iguales, cuando vais en solitario no sabéis valeros por vosotros mismos
-...¿Acaso no sois también mercenarios...?
-Nosotros intentamos hacer el bien común, no andar como ratas sin honor y en busca de dinero-Se cruzó de brazos
-Vaya, los ladrones son también mercenarios-Dijo en tono irónico-Parece que sois un grupo más que empañáis el oficio, sin escrúpulos.-Negó con la cabeza-Sois escoria
-Pero... ¿Eso no es lo que significa ser mercenario?-Dijo bajando lentamente sus manos con la voz menos temblorosa-Además, vosotros andáis en busca de esas medicinas, es decir, alguien os habrá tenido que pagar por ellas...
-Eso ahora es lo de menos, ¡Di dónde están las medicinas!
-Las medicinas...-Empezó su confesión-Esperamos un cargamento pronto de medicinas, no sé si serán las que buscáis, pero... Son caras, es lo que sé
Alward y Rsicher se miraron de nuevo pensativos.
-Podría ser-Se encogió de hombros
-Sigue hablando-Se dirigió hacia el interrogado
-Todas las mercancías que solemos robar las guardamos en las alcantarillas de la ciudad. Un lugar ajeno para todo el mundo y grande, casi como un laberinto.-Tragó saliva-Las medicinas que buscáis, si es que son las que creo, estarán allí. Cerca del desemboque
Alward y Rischer no dijeron nada, se quedaron mirando al hombre con una mirada seria y cortante
-Y ahora... ¿Qué hacemos contigo?-Dijo pensando en voz alta.
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Pronto las fuerzas de adelante se encuentran, claramente se puede ver quien está en control. Los mercenarios con superioridad numérica logran aprovechar su iniciativa y acorralan al blanco, este último decide colaborar cuando nota su desventaja.
Reiko está muy lejos por lo que decide avanzar para escuchar mejor, toma posición en una saliente lateral que marca el desnivel entre dos estructuras. Una vez allí se pega del borde mientras utiliza toda su concentración para ignorar el sonido de las gotas y solo enfocarse en palabras.
Las cosas se aclaran, ambos son grupos mercenarios aunque el mejor posicionado parece tener buen alineamiento mientras que su interrogado no es mas que un oportunista. Toda la conversación gira en torno a unas medicinas muy caras.
Luego de un poco de persuasión la parte en desventaja suelta todo dato conocido, incluso trata de fijar postura moral. El poco tiempo que lleva circulando Reiko por el mundo le ha enseñado una cosa, las armas de alquiler tienen motivaciones que varían con el viento.
Con la noche tomando control el Jäger gana una discreción infranqueable, sabe cómo fundirse con el ambiente mientras acecha ya sea en ciudades o bosques. Allí mantiene su vigilancia, siempre atento a cualquier detalle circundante.
Al final llega el momento del desenlace, la compañía más numerosa tiene que decidir un final para su contrario. Su ultima interrogante deja entrever cierta malicia, resulta difícil adivinar si se trata de un truco o un preludio homicida.
Hunter acaricia su tomahawk, puede que se derrame sangre y eso lo pone inquieto. Por desgracia para los involucrados no muestra simpatía por ninguno, dejara que ellos decidan su propio destino. Cuando todo termine entregara la bolsa para luego seguir su camino siempre y cuando el dueño continúe respirando.
No puede negar que siente curiosidad por ver lo siguiente, aun no se forma una idea clara de las facciones pugnantes del desconocido mundo que encontró al “despertar”. Según los escritos de su diario tampoco era muy conocedor antes de la iniciación... los aprendices Jägers no suelen ir de paseo.
Mientras espera también pone atención en la intensidad de la lluvia, parece que seguirá durante toda la noche. Según tiene entendido en el arenal caen pocos centímetros de agua al año pero Roilkat en si continua perteneciendo a la parte fértil de Verisar, dato curioso sin lugar a dudas.
Que dos facciones mercenarias se vean envueltas en una trama de medicinas robadas no parece algo corriente, el precio de tal mercancía debe ser exorbitado. La iniciación de un Jäger cura todas sus deficiencias, incluso si está al borde de la muerte puede convertirle en alguien funcional. Claro que no siempre se sobrevive el proceso y existe un precio a pagar, tales realidades suelen ser suficientes para alejar a cualquier aspirante interesado en el beneficio personal… cuando reclutaban activamente al menos.
Reiko está muy lejos por lo que decide avanzar para escuchar mejor, toma posición en una saliente lateral que marca el desnivel entre dos estructuras. Una vez allí se pega del borde mientras utiliza toda su concentración para ignorar el sonido de las gotas y solo enfocarse en palabras.
Las cosas se aclaran, ambos son grupos mercenarios aunque el mejor posicionado parece tener buen alineamiento mientras que su interrogado no es mas que un oportunista. Toda la conversación gira en torno a unas medicinas muy caras.
Luego de un poco de persuasión la parte en desventaja suelta todo dato conocido, incluso trata de fijar postura moral. El poco tiempo que lleva circulando Reiko por el mundo le ha enseñado una cosa, las armas de alquiler tienen motivaciones que varían con el viento.
Con la noche tomando control el Jäger gana una discreción infranqueable, sabe cómo fundirse con el ambiente mientras acecha ya sea en ciudades o bosques. Allí mantiene su vigilancia, siempre atento a cualquier detalle circundante.
Al final llega el momento del desenlace, la compañía más numerosa tiene que decidir un final para su contrario. Su ultima interrogante deja entrever cierta malicia, resulta difícil adivinar si se trata de un truco o un preludio homicida.
Hunter acaricia su tomahawk, puede que se derrame sangre y eso lo pone inquieto. Por desgracia para los involucrados no muestra simpatía por ninguno, dejara que ellos decidan su propio destino. Cuando todo termine entregara la bolsa para luego seguir su camino siempre y cuando el dueño continúe respirando.
No puede negar que siente curiosidad por ver lo siguiente, aun no se forma una idea clara de las facciones pugnantes del desconocido mundo que encontró al “despertar”. Según los escritos de su diario tampoco era muy conocedor antes de la iniciación... los aprendices Jägers no suelen ir de paseo.
Mientras espera también pone atención en la intensidad de la lluvia, parece que seguirá durante toda la noche. Según tiene entendido en el arenal caen pocos centímetros de agua al año pero Roilkat en si continua perteneciendo a la parte fértil de Verisar, dato curioso sin lugar a dudas.
Que dos facciones mercenarias se vean envueltas en una trama de medicinas robadas no parece algo corriente, el precio de tal mercancía debe ser exorbitado. La iniciación de un Jäger cura todas sus deficiencias, incluso si está al borde de la muerte puede convertirle en alguien funcional. Claro que no siempre se sobrevive el proceso y existe un precio a pagar, tales realidades suelen ser suficientes para alejar a cualquier aspirante interesado en el beneficio personal… cuando reclutaban activamente al menos.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Algo había que hacer con aquel hombre, no podían dejarlo escapar porque tenían la muy alta posibilidad de que informase a los suyos de que irían a por ellos, y tampoco tenía que haber un derramamiento de sangre innecesario, no era el modo de actuar de los Stelliazos.
Rischer se acercó al mercenario desconocido, sacó su estoque y, con la empuñadura le arreó un buen golpe en la cabeza, lo suficientemente efectivo como para que este cayese al suelo inconsciente. Tras eso, el elfo miró hacia Alward y su amigo tabernero y se encogió de hombros.
-Si tenemos suerte, despertará cuando nos hayamos ido de esta ciudad-Dijo añadiendo una corta sonrisa para quitarle hierro al asunto.
Alward se cruzó de brazos resignado y se encogió también de hombros. Era la mejor solución, ese hombre quizás no mereciese un castigo tan duro como la muerte, y no tenían tiempo para avisar a las autoridades locales de que lo detuviesen, además, tenían que recuperar rápido las medicinas para que no las transportasen fuera de la ciudad.
Con su promesa cumplida, Ivanovich se despidió de ambos mercenarios, dejándolos en el callejón junto al cuerpo inconsciente del otro mercenario. La lluvia seguía cayendo y mojando todo el cuerpo de Alward hasta atravesar incluso su armadura, cosa que le ponía bastante nervioso.
-Cuando acabe, voy a tomarme una baja de un par de días-Dijo secándose con su guantelete, o al menos intentándolo, el rostro. Cosa que no funcionó, pues el guantelete estaba húmedo y lo más que hacía era refregarse toda el agua por la cara.
-Ni lo sueñes- Dijo con un tono de desdén.
Rischer también estaba empapado como era de suponer, pero poco le importaba ya que no hacía ninguna referencia a ello. El elfo se encargó de resguardar al hombre en un escondrijo entre unas cajas vacías y medio podridas para que nadie pudiese encontrarlo y sospechase de nada hasta que despertara. Si alguien lo encontraba dentro de esas cajas y así pensarían que sería un simple borracho, además, el entorno ayudaba, con botellas de cristal rotas por doquier y algunas enteras, era un callejón sucio pero que se adaptaba perfectamente en ese momento a las necesidades de Alward y Rischer.
El joven Sevna miraba de brazos cruzados mientras su amigo transportaba al hombre, pensando en qué iban a hacer a continuación.
-Ahora hay que ir al desemboque de las alcantarillas...-Mencionó con una cara asqueada-No va a ser agradable-Dijo bajando sus brazos
-No es que hayamos estado en sitios muchos mejores-Dijo acercándose al humano una vez acabado su labor de esconder el cuerpo inconsciente del otro mercenario
-Ya...-Dijo poniendo los brazos en su cintura con una postura relajada.
Rischer se acercó al mercenario desconocido, sacó su estoque y, con la empuñadura le arreó un buen golpe en la cabeza, lo suficientemente efectivo como para que este cayese al suelo inconsciente. Tras eso, el elfo miró hacia Alward y su amigo tabernero y se encogió de hombros.
-Si tenemos suerte, despertará cuando nos hayamos ido de esta ciudad-Dijo añadiendo una corta sonrisa para quitarle hierro al asunto.
Alward se cruzó de brazos resignado y se encogió también de hombros. Era la mejor solución, ese hombre quizás no mereciese un castigo tan duro como la muerte, y no tenían tiempo para avisar a las autoridades locales de que lo detuviesen, además, tenían que recuperar rápido las medicinas para que no las transportasen fuera de la ciudad.
Con su promesa cumplida, Ivanovich se despidió de ambos mercenarios, dejándolos en el callejón junto al cuerpo inconsciente del otro mercenario. La lluvia seguía cayendo y mojando todo el cuerpo de Alward hasta atravesar incluso su armadura, cosa que le ponía bastante nervioso.
-Cuando acabe, voy a tomarme una baja de un par de días-Dijo secándose con su guantelete, o al menos intentándolo, el rostro. Cosa que no funcionó, pues el guantelete estaba húmedo y lo más que hacía era refregarse toda el agua por la cara.
-Ni lo sueñes- Dijo con un tono de desdén.
Rischer también estaba empapado como era de suponer, pero poco le importaba ya que no hacía ninguna referencia a ello. El elfo se encargó de resguardar al hombre en un escondrijo entre unas cajas vacías y medio podridas para que nadie pudiese encontrarlo y sospechase de nada hasta que despertara. Si alguien lo encontraba dentro de esas cajas y así pensarían que sería un simple borracho, además, el entorno ayudaba, con botellas de cristal rotas por doquier y algunas enteras, era un callejón sucio pero que se adaptaba perfectamente en ese momento a las necesidades de Alward y Rischer.
El joven Sevna miraba de brazos cruzados mientras su amigo transportaba al hombre, pensando en qué iban a hacer a continuación.
-Ahora hay que ir al desemboque de las alcantarillas...-Mencionó con una cara asqueada-No va a ser agradable-Dijo bajando sus brazos
-No es que hayamos estado en sitios muchos mejores-Dijo acercándose al humano una vez acabado su labor de esconder el cuerpo inconsciente del otro mercenario
-Ya...-Dijo poniendo los brazos en su cintura con una postura relajada.
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Por suerte nada se sale de control adelante y los vencedores se limitan a dejar inconsciente al contrario. Queda confirmado que no son simples mercenarios pues poseen cierta moralidad. Es suficiente información como para que Reiko decida descubrir su presencia, parecen gente confiable.
Camina con discreción y se posa atrás del grupo, una vez allí espera el momento oportuno antes de intervenir. Se aclara la garganta a modo de intervención, un método efectivo para llamar la atención sin generar mucha alerta.
Espera que los sujetos se volteen, mantiene su guardia baja demostrando pasividad. En cierto modo se siente extraño por haber perseguido entre sombras al dúo y agradece mentalmente que no tengan manera de saberlo.
Me llamo Reiko, creo que esto es tuyo.
Muestra la bolsa de monedas y cuando el dueño reacciona se la arroja con ligereza, misión completada. Pudo hacerlo en un principio pero intervenir la compleja situación anterior del grupo no le pareció correcto ni acertado.
La dejaste caer en aquella taberna.
Dice a modo de explicación, lo considera prudente dadas las circunstancias. No quiere que lo cofundan con un ladrón y sin duda desencadenar un problema violento no se barajea entre sus planes, las refriegas deben tener propósito.
Buenas noches.
Se da media vuelta y empieza a caminar, cumplió su objetivo moral autoimpuesto por lo que puede retirarse a desempeñar otras tareas. No tiene motivo alguno para seguir al dúo en su curiosa gesta hasta ahora con bastantes elementos desconocidos.
Es imposible para el decir que no siente curiosidad pero los mercenarios suelen ser muy proteccionistas, no les gusta trabajar con personas ajenas. En cierto modo tiene sentido pues los miembros de cualquier compañía se ganan la confianza con sus acciones.
La masa de agua sigue cayendo sin pausa por lo que el Jäger comienza a imaginarse cosas pero al final desiste tales pensamientos centrando su mente, las lluvias torrenciales son naturales en su región actual y tal realidad se puede confirmar al ver el semblante tranquilo de los habitantes.
Noche y lluvia, curiosa combinación que tiene cierto atractivo. Evoca sentimientos melancólicos en cualquiera e incita a la meditación. Reiko siempre a experimentado buenas sensaciones en tales escenarios, por desgracia nunca lograra entender por qué.
Camina con discreción y se posa atrás del grupo, una vez allí espera el momento oportuno antes de intervenir. Se aclara la garganta a modo de intervención, un método efectivo para llamar la atención sin generar mucha alerta.
Espera que los sujetos se volteen, mantiene su guardia baja demostrando pasividad. En cierto modo se siente extraño por haber perseguido entre sombras al dúo y agradece mentalmente que no tengan manera de saberlo.
Me llamo Reiko, creo que esto es tuyo.
Muestra la bolsa de monedas y cuando el dueño reacciona se la arroja con ligereza, misión completada. Pudo hacerlo en un principio pero intervenir la compleja situación anterior del grupo no le pareció correcto ni acertado.
La dejaste caer en aquella taberna.
Dice a modo de explicación, lo considera prudente dadas las circunstancias. No quiere que lo cofundan con un ladrón y sin duda desencadenar un problema violento no se barajea entre sus planes, las refriegas deben tener propósito.
Buenas noches.
Se da media vuelta y empieza a caminar, cumplió su objetivo moral autoimpuesto por lo que puede retirarse a desempeñar otras tareas. No tiene motivo alguno para seguir al dúo en su curiosa gesta hasta ahora con bastantes elementos desconocidos.
Es imposible para el decir que no siente curiosidad pero los mercenarios suelen ser muy proteccionistas, no les gusta trabajar con personas ajenas. En cierto modo tiene sentido pues los miembros de cualquier compañía se ganan la confianza con sus acciones.
La masa de agua sigue cayendo sin pausa por lo que el Jäger comienza a imaginarse cosas pero al final desiste tales pensamientos centrando su mente, las lluvias torrenciales son naturales en su región actual y tal realidad se puede confirmar al ver el semblante tranquilo de los habitantes.
Noche y lluvia, curiosa combinación que tiene cierto atractivo. Evoca sentimientos melancólicos en cualquiera e incita a la meditación. Reiko siempre a experimentado buenas sensaciones en tales escenarios, por desgracia nunca lograra entender por qué.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Alguien se le acercó por detrás con sumo sigilo sin que se percatasen de su presencia. Quizás fuese porque la lluvia tapaba el sonido de los pasos, porque estaban distraídos, porque de verdad aquel tipo poseía una buena técnica de sigilo o quizás la suma de algunas o todas estas causas.
Rischer se puso en alerta, aunque con una postura aparentemente relajada, mientras que Alward se llevó su mano derecha a la empuñadura del arma correspondiente situada en su espalda. Parecía que aquel sujeto no tenía ganas de bronca, y ni mucho menos de hacer algún mal a los mercenarios. Pero era extraño, ¿Qué le había llevado a seguirlos? Rápidamente salieron de dudas; pues el joven sujeto sostenía en una de sus manos una bolsa llena de monedas y con certeza explicó la situación.
El elfo se llevó su mano a los bolsillos y, efectivamente, su bolsa no estaba allí, por lo que aquel joven tenía razón. Un despiste bastante grotesco por su parte. Alward se cruzó de brazos y miró con desdén a su amigo.
-Vaya, vaya...
-¡Cualquier mortal tiene derecho a equivocarse!-Intentó justificarse
-El gran Rischer, "el perfecto" Rischer, ¿Equivocarse?-Dijo con sarcasmo
-Idiota-Le devolvió la mirada de desdén mientras su amigo se echaba a reír
El joven entregó sin más dilación y sin decir nada más que su breve explicación la bolsa a su dueño. Acto seguido, optó por dar media vuelta y empezar a caminar en dirección a la salida del callejón.
El elfo se guardó la bolsa y miró al joven, el cual se alejaba cada vez más, pero entonces, tuvo una brillante idea.
-¡Ey, espera!-Le llamó la atención con un fuerte grito-Eres ágil y silencioso, nos vendría bien alguien así para ir a un sitio, ¿Te gustaría acompañarnos?-Dijo sin bajar el tono
Alward entonces le agarró del brazo y el elfo desvió su mirada hacia el humano
-¿Qué estás diciendo?-Dijo con un tono bajo para que no se enterase el extraño sujeto
-¿Es que acaso tú eres el maestro del sigilo o me ves capaz a mí de serlo?-dijo con el tono bajo y soltándose del joven Sevna-Puede ser nuestra oportunidad para acabar rápido con esto y sin mucho esfuerzo-Dirigió de nuevo su mirada hacia el joven sujeto que había aparecido de imprevisto y alzando de nuevo la voz-¡No tenemos dinero, pero harías un favor enorme a alguien que nos necesita y está enferma!-Paró unos segundos-Por otro lado, si quieres alguna recompensa, siempre puedes saquear el sitio al que vamos
Rischer se puso en alerta, aunque con una postura aparentemente relajada, mientras que Alward se llevó su mano derecha a la empuñadura del arma correspondiente situada en su espalda. Parecía que aquel sujeto no tenía ganas de bronca, y ni mucho menos de hacer algún mal a los mercenarios. Pero era extraño, ¿Qué le había llevado a seguirlos? Rápidamente salieron de dudas; pues el joven sujeto sostenía en una de sus manos una bolsa llena de monedas y con certeza explicó la situación.
El elfo se llevó su mano a los bolsillos y, efectivamente, su bolsa no estaba allí, por lo que aquel joven tenía razón. Un despiste bastante grotesco por su parte. Alward se cruzó de brazos y miró con desdén a su amigo.
-Vaya, vaya...
-¡Cualquier mortal tiene derecho a equivocarse!-Intentó justificarse
-El gran Rischer, "el perfecto" Rischer, ¿Equivocarse?-Dijo con sarcasmo
-Idiota-Le devolvió la mirada de desdén mientras su amigo se echaba a reír
El joven entregó sin más dilación y sin decir nada más que su breve explicación la bolsa a su dueño. Acto seguido, optó por dar media vuelta y empezar a caminar en dirección a la salida del callejón.
El elfo se guardó la bolsa y miró al joven, el cual se alejaba cada vez más, pero entonces, tuvo una brillante idea.
-¡Ey, espera!-Le llamó la atención con un fuerte grito-Eres ágil y silencioso, nos vendría bien alguien así para ir a un sitio, ¿Te gustaría acompañarnos?-Dijo sin bajar el tono
Alward entonces le agarró del brazo y el elfo desvió su mirada hacia el humano
-¿Qué estás diciendo?-Dijo con un tono bajo para que no se enterase el extraño sujeto
-¿Es que acaso tú eres el maestro del sigilo o me ves capaz a mí de serlo?-dijo con el tono bajo y soltándose del joven Sevna-Puede ser nuestra oportunidad para acabar rápido con esto y sin mucho esfuerzo-Dirigió de nuevo su mirada hacia el joven sujeto que había aparecido de imprevisto y alzando de nuevo la voz-¡No tenemos dinero, pero harías un favor enorme a alguien que nos necesita y está enferma!-Paró unos segundos-Por otro lado, si quieres alguna recompensa, siempre puedes saquear el sitio al que vamos
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Afortunadamente los mercenarios además de prudentes también saben mantener la espada envainada, son un grupo interesante sin duda. Cuando se dan cuenta que las palabras de Reiko no poseen malicia evitan iniciar cualquier altercado.
A medida que el Jäger se retira no puede evitar escuchar la jerga que usan ambos individuos, es claro que llevan tiempo como camaradas. No se puede decir que su invitado conozca mucho del tema por triste que parezca.
Poco antes de perderse en la noche aquellos sujetos hacen un llamado al alto, Hunter decide hacerles caso pues lo siguiente suena interesante. Básicamente le piden ayuda con un trabajillo o mejor dicho su solución.
El más joven no se ve muy convencido de las palabras que expulsa su compañero pero asiente y obedece ya sea por lealtad o confianza. El argumento tiene una trama extraña y es difícil entenderla a cabalidad aunque parece un acto de ayuda desinteresado.
Uno de los segmentos se aclara, buscan las medicinas para colaborar con una fémina enferma. Allí parado y de espaldas el guerrero medita esa información, apoyar al equipo mercenario no debilitara de ninguna forma a Exos pero… se ve como una acción justa.
De acuerdo “dice aun de espaldas” ayudare.
Ciertamente los Jägers no son caballeros ni paladines del mundo y hacen cosas muy cuestionables, sin embargo combaten contra una criatura de perversidad ilimitada lo que les hace tener buena moralidad cuando no interfiere con su misión.
Lideren el camino.
Es bastante obvio que el dúo tiene su plan establecido, la llegada del joven luchador es solo un golpe de suerte para ellos. Dicho personaje aprovecha para voltearse, acción que le permite establecer contacto visual con los sujetos.
Mientras aquellos guerreros de alquiler discuten su invitado se imagina que situación espera adelante, para eso hace memoria de las palabras aliadas emitidas hasta ahora. Todo indica que planean atacar una base enemiga por lo que se ve sangre en el horizonte.
Reiko acaricia involuntariamente su tomahawk, el rumor del combate posible le llega sin esfuerzo. Abordar un individuo solitario en cierto callejón no puede compararse con el ataque a una instalación por muy pobre que sea, allí sus rivales tendrán ventaja duradera.
A medida que el Jäger se retira no puede evitar escuchar la jerga que usan ambos individuos, es claro que llevan tiempo como camaradas. No se puede decir que su invitado conozca mucho del tema por triste que parezca.
Poco antes de perderse en la noche aquellos sujetos hacen un llamado al alto, Hunter decide hacerles caso pues lo siguiente suena interesante. Básicamente le piden ayuda con un trabajillo o mejor dicho su solución.
El más joven no se ve muy convencido de las palabras que expulsa su compañero pero asiente y obedece ya sea por lealtad o confianza. El argumento tiene una trama extraña y es difícil entenderla a cabalidad aunque parece un acto de ayuda desinteresado.
Uno de los segmentos se aclara, buscan las medicinas para colaborar con una fémina enferma. Allí parado y de espaldas el guerrero medita esa información, apoyar al equipo mercenario no debilitara de ninguna forma a Exos pero… se ve como una acción justa.
De acuerdo “dice aun de espaldas” ayudare.
Ciertamente los Jägers no son caballeros ni paladines del mundo y hacen cosas muy cuestionables, sin embargo combaten contra una criatura de perversidad ilimitada lo que les hace tener buena moralidad cuando no interfiere con su misión.
Lideren el camino.
Es bastante obvio que el dúo tiene su plan establecido, la llegada del joven luchador es solo un golpe de suerte para ellos. Dicho personaje aprovecha para voltearse, acción que le permite establecer contacto visual con los sujetos.
Mientras aquellos guerreros de alquiler discuten su invitado se imagina que situación espera adelante, para eso hace memoria de las palabras aliadas emitidas hasta ahora. Todo indica que planean atacar una base enemiga por lo que se ve sangre en el horizonte.
Reiko acaricia involuntariamente su tomahawk, el rumor del combate posible le llega sin esfuerzo. Abordar un individuo solitario en cierto callejón no puede compararse con el ataque a una instalación por muy pobre que sea, allí sus rivales tendrán ventaja duradera.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Rishcer se cruzó de brazos y arqueó una ceja, mientras Alward mantuvo una pose y rostro neutro.
-Vaya, ha sido bastante sencillo-Dijo encogiéndose de hombros ante la respuesta directa y afirmativa del tal Reiko
El elfo, seguido del humano, se acercó al nuevo aliado proclamado.
-Bien, antes de nada, las presentaciones-Se llevó una mano al pecho, con la palma extendida y dándose suaves golpes-Yo soy Rischer-Añadió una sonrisa. Desvió ahora la mirada hacia su compañero-Y él es Alward
El nombrado mercenario alzó su palma derecha a media altura mientras dibujaba una sonrisa forzada en su rostro
-Encantado
No es que Alward tuviese nada en contra de Reiko, pero confiar en alguien extraño así por las buenas no era lo primero ni mucho menos de las últimas cosas que haría el humano. Pensó que Rischer a veces era demasiado extrovertido y social, algo que le ponía un poco nervioso.
-Bien, una vez todos conocidos, vamos a repasar el plan-Djio cruzándose de brazos e intercambiando miradas con Reiko y Alward-Tenemos que dirigirnos a la desembocadura de las alcantarillas de la ciudad, allí supuestamente hay un pequeño "campamento", por llamarlo de alguna forma, de mercenarios
-Mercenarios malos-Aclaró mirando a Reiko-Y sí, me temo que DENTRO de las alcantarillas-Esbozó una sonrisa para amenizar la extravagante idea
Rischer entonces prosiguió
-Somos pocos, pero podemos pillarlos por sorpresa si vamos con cautela y sigilo... De ahí que te hayamos pedido ayuda-Miró hacia Reiko-Una vez allí, tú nos guiarás y procurarás de que no nos vean, y si puede ser, encargándote de eliminar a quien sea un problema
Alward asintió conforme. Ambos mercenarios miraron a Reiko esperando una respuesta.
Seguía lloviendo, aunque con menos intensidad. En ese momento daba bastante igual, ya que dentro de las alcantarillas poco importaría el clima exterior. La madrugada tomó acto de presencia y los distritos de la ciudad de Roilkat enmudecieron, dando paso a ladridos aislados de perros y el típico sonido de una tormenta relajante y una lluvia armoniosa.
No iban a entrar por la desembocadura, para no llamar demasiado la atención. En su lugar, lo harían por una de las cientos de entradas que tenía el sistema de alcantarillado de la ciudad; por una tapa colocada específicamente en una plaza pequeña y solitaria.
-Bien, vamos allá. Reiko, estamos en tus manos-Asintió con decisión
-Vaya, ha sido bastante sencillo-Dijo encogiéndose de hombros ante la respuesta directa y afirmativa del tal Reiko
El elfo, seguido del humano, se acercó al nuevo aliado proclamado.
-Bien, antes de nada, las presentaciones-Se llevó una mano al pecho, con la palma extendida y dándose suaves golpes-Yo soy Rischer-Añadió una sonrisa. Desvió ahora la mirada hacia su compañero-Y él es Alward
El nombrado mercenario alzó su palma derecha a media altura mientras dibujaba una sonrisa forzada en su rostro
-Encantado
No es que Alward tuviese nada en contra de Reiko, pero confiar en alguien extraño así por las buenas no era lo primero ni mucho menos de las últimas cosas que haría el humano. Pensó que Rischer a veces era demasiado extrovertido y social, algo que le ponía un poco nervioso.
-Bien, una vez todos conocidos, vamos a repasar el plan-Djio cruzándose de brazos e intercambiando miradas con Reiko y Alward-Tenemos que dirigirnos a la desembocadura de las alcantarillas de la ciudad, allí supuestamente hay un pequeño "campamento", por llamarlo de alguna forma, de mercenarios
-Mercenarios malos-Aclaró mirando a Reiko-Y sí, me temo que DENTRO de las alcantarillas-Esbozó una sonrisa para amenizar la extravagante idea
Rischer entonces prosiguió
-Somos pocos, pero podemos pillarlos por sorpresa si vamos con cautela y sigilo... De ahí que te hayamos pedido ayuda-Miró hacia Reiko-Una vez allí, tú nos guiarás y procurarás de que no nos vean, y si puede ser, encargándote de eliminar a quien sea un problema
Alward asintió conforme. Ambos mercenarios miraron a Reiko esperando una respuesta.
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Seguía lloviendo, aunque con menos intensidad. En ese momento daba bastante igual, ya que dentro de las alcantarillas poco importaría el clima exterior. La madrugada tomó acto de presencia y los distritos de la ciudad de Roilkat enmudecieron, dando paso a ladridos aislados de perros y el típico sonido de una tormenta relajante y una lluvia armoniosa.
No iban a entrar por la desembocadura, para no llamar demasiado la atención. En su lugar, lo harían por una de las cientos de entradas que tenía el sistema de alcantarillado de la ciudad; por una tapa colocada específicamente en una plaza pequeña y solitaria.
-Bien, vamos allá. Reiko, estamos en tus manos-Asintió con decisión
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Los mercenarios se presentan, uno mostrando mejor empatía que el otro. Reiko les observa con tranquilidad e identifica a cada personaje con su calificativo predilecto, un curioso dúo embarcado en extrañas labores sin duda.
El hombre a cargo expone su plan, parece sencillo y funcional. No se le deben dar muchas vueltas a una incursión pues se pierde tiempo valioso, una maniobra rápida pero viable suele ser la estrategia ganadora cuando se requiere velocidad.
Para resumir deben sorprende al grupo contrario en las alcantarillas, Rischer espera sobrecogerlos con una iniciativa inmaculada. Todo depende de no saltar la alarma en el camino o tendrían que limitarse a combatir.
Suena bien.
No es difícil para Reiko pasar desapercibido, si bien su especialidad es el combate no le hace malas caras a cualquier treta de discreción. Es un agente después de todo, los pocos meses de actividad que lleva reunidos en su memoria los ha pasado cuidando cada paso.
Avanzan por la desolada ciudad hasta una pequeña plaza, la única cosa destacable que tiene es cierta entrada discreta a las alcantarillas. Una leve sonrisa se forma en el rostro de Reiko al ver la trampilla, sus nuevos colegas han pensado en todo.
Iré primero, síganme y no hagan ruido, en un entorno como ese los sonidos crecen bastante así que tengan cuidado.
Con premura pero manteniendo su desplazamiento silencioso el Jäger baja al nivel de las cloacas, debe admitir que el olor no resulta para nada agradable. Decide esperar a sus aliados para guiar la marcha y de ese modo controlar un solo avance.
La lluvia ha logrado aumentar el flujo de agua presente en la alcantarillas, si bien aún se puede caminar es un factor a tener en cuenta. Por suerte el cielo comienza a calmarse, de seguir la precipitación torrencial tendrían que abandonar la campaña.
Extraños lugares termina visitando Reiko en su tiempo libre, por alguna razón siempre consigue verse envuelto en situaciones temerarias incluso cuando logra pasar desapercibido ante las fuerzas de Exos.
“Debe ser esto lo que se considera como aventurero”
El hombre a cargo expone su plan, parece sencillo y funcional. No se le deben dar muchas vueltas a una incursión pues se pierde tiempo valioso, una maniobra rápida pero viable suele ser la estrategia ganadora cuando se requiere velocidad.
Para resumir deben sorprende al grupo contrario en las alcantarillas, Rischer espera sobrecogerlos con una iniciativa inmaculada. Todo depende de no saltar la alarma en el camino o tendrían que limitarse a combatir.
Suena bien.
No es difícil para Reiko pasar desapercibido, si bien su especialidad es el combate no le hace malas caras a cualquier treta de discreción. Es un agente después de todo, los pocos meses de actividad que lleva reunidos en su memoria los ha pasado cuidando cada paso.
Avanzan por la desolada ciudad hasta una pequeña plaza, la única cosa destacable que tiene es cierta entrada discreta a las alcantarillas. Una leve sonrisa se forma en el rostro de Reiko al ver la trampilla, sus nuevos colegas han pensado en todo.
Iré primero, síganme y no hagan ruido, en un entorno como ese los sonidos crecen bastante así que tengan cuidado.
Con premura pero manteniendo su desplazamiento silencioso el Jäger baja al nivel de las cloacas, debe admitir que el olor no resulta para nada agradable. Decide esperar a sus aliados para guiar la marcha y de ese modo controlar un solo avance.
La lluvia ha logrado aumentar el flujo de agua presente en la alcantarillas, si bien aún se puede caminar es un factor a tener en cuenta. Por suerte el cielo comienza a calmarse, de seguir la precipitación torrencial tendrían que abandonar la campaña.
Extraños lugares termina visitando Reiko en su tiempo libre, por alguna razón siempre consigue verse envuelto en situaciones temerarias incluso cuando logra pasar desapercibido ante las fuerzas de Exos.
“Debe ser esto lo que se considera como aventurero”
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Húmedas, oscuras y tenebrosas. Así son las alcantarillas, y esta no iba a ser una excepción, aparte de su mal olor, aquel lugar laberíntico y lleno de ratas escondía un aura de misterio a su alrededor. Aunque no era momento de pensar en eso, pues debían encontrar algún indicio de las medicinas o, al menos, a alguien que supiera de su paradero.
Caminaban despacio, siempre por detrás de Reiko e intentando no perturbar más allá del sonido de sus pasos lentos el sonido ambiente. Cualquier pequeño error haría que se escuchase cualquier cosa a muchos metros y así, si de verdad había alguien allí, pudiese dar la voz de alarma.
Llegaron hasta el final de un camino que seguía su curso con un brusco giro recto hacia la derecha. Rischer con un ligero siseó ordenó al grupo que se parase y agarró a Reiko del hombro para asegurarse de que no doblase aquella esquina. Había notado algo que no le había gustado.
-¿Qué ocurre?-Dijo susurrando
El elfo se llevó un dedo hacia la boca en señal de silencio e hizo un gesto con la cabeza. En el resplandor del agua se veía como una extraña luz se movía despacio de un sitio a otro, reflejado desde el otro lado de la esquina. Parecía que había alguien allí. Rischer se asomó un segundo y, efectivamente, dos personas estaban custodiando una especie de puerta metálica que estaba encima de unos escalones sobre el agua. Eran dos humanos, con armaduras ligeras de cuero y armados, portaban antorchas para poder visualizar mejor el lugar, aunque pegadas a la pared y a cada lado de la puerta habían dos antorchas más colgadas. Parece que lo que dijo aquel tipo era cierto.
-Vosotros dos-Dijo entre susurros e intercambiando la mirada entre Reiko y Alward-Acabad con ellos, con disimulo-Hizo especial énfasis en esto último
Alward asintió y, en cuclillas avanzó hasta ponerse al filo de la esquina, junto a su nuevo compañero. Le agarró del hombro con confianza para llamar su atención mientras mostraba una sonrisa de seguridad e inspiradora.
-Ocúpate tú del primero y yo saltaré sobre el que está al otro lado
Caminaban despacio, siempre por detrás de Reiko e intentando no perturbar más allá del sonido de sus pasos lentos el sonido ambiente. Cualquier pequeño error haría que se escuchase cualquier cosa a muchos metros y así, si de verdad había alguien allí, pudiese dar la voz de alarma.
Llegaron hasta el final de un camino que seguía su curso con un brusco giro recto hacia la derecha. Rischer con un ligero siseó ordenó al grupo que se parase y agarró a Reiko del hombro para asegurarse de que no doblase aquella esquina. Había notado algo que no le había gustado.
-¿Qué ocurre?-Dijo susurrando
El elfo se llevó un dedo hacia la boca en señal de silencio e hizo un gesto con la cabeza. En el resplandor del agua se veía como una extraña luz se movía despacio de un sitio a otro, reflejado desde el otro lado de la esquina. Parecía que había alguien allí. Rischer se asomó un segundo y, efectivamente, dos personas estaban custodiando una especie de puerta metálica que estaba encima de unos escalones sobre el agua. Eran dos humanos, con armaduras ligeras de cuero y armados, portaban antorchas para poder visualizar mejor el lugar, aunque pegadas a la pared y a cada lado de la puerta habían dos antorchas más colgadas. Parece que lo que dijo aquel tipo era cierto.
-Vosotros dos-Dijo entre susurros e intercambiando la mirada entre Reiko y Alward-Acabad con ellos, con disimulo-Hizo especial énfasis en esto último
Alward asintió y, en cuclillas avanzó hasta ponerse al filo de la esquina, junto a su nuevo compañero. Le agarró del hombro con confianza para llamar su atención mientras mostraba una sonrisa de seguridad e inspiradora.
-Ocúpate tú del primero y yo saltaré sobre el que está al otro lado
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
El trio avanza con cuidado por las alcantarillas siguiendo un liderato inesperado si tenemos en cuenta los inicios de la trama en cuestión, Reiko los desplaza con paso lento pero seguro por un ambiente en movimiento.
Les toma poco recorrer cierto trayecto subterráneo lineal, cuando llegan al único cruce de la travesía uno de los mercenarios detiene al Jäger justo a tiempo. Más adelante se pueden ver juegos de sombras y luces, el tipo de cosas que indican compañía.
Ya desde una cobertura y con su discreción en alto, hunter detalla que peligro acaba de sortear. Un dúo de vigilantes protege la entrada, ciertamente lo que menos les falta es iluminación en su pequeño rincón civilizado.
Rischer pronto elabora un plan sencillo, tienen que deshacerse del control sin alertar al reducto entero. Es claro que a los porteros les ha llegado su hora, solo resta hacerlo de manera rápida y humana.
Con una sincronización papable Reiko se propone hacer realidad la sugerencia de Alward, saca su tomahawk y apunta desde la oscuridad. En una fracción de segundo el arma es arrojada y termina atinando mortalmente la cabeza del objetivo.
Sin siquiera prestar atención a las acciones de su compañero, hunter avanza y sujeta al cadáver para que no haga un ruido innecesario. Acto siguiente lo deja recostado en una pared mientras revisa el panorama general.
Es un ataque encadenado y requiere movimiento al unísono, si uno de los elementos falla tendrían que improvisar sacrificando la sorpresa. Mantener el sigilo cuesta mucho pero se pierde en pocos instantes.
Usando su puñal ahora como arma principal el luchador se prepara para intervenir en caso de un fallo aliado, no sería la primera vez. Extrañamente es un sujeto desconocido que abre la puerta quien se lleva el ataque preventivo.
Para evitar cualquier alarma el Jäger encaja su puñal de combate en el cráneo del nuevo hostil, muere de inmediato y el cuerpo termina al lado de su compañero quien ahora tiene un tomahawk como accesorio superior.
Vale destacar que antes de cerrar la puerta el personaje de mayor contador hasta ahora echa un vistazo cuidadoso adentro, no parece venir nadie corriendo y eso suele indicar que no ha saltado una alarma generalizada.
Les toma poco recorrer cierto trayecto subterráneo lineal, cuando llegan al único cruce de la travesía uno de los mercenarios detiene al Jäger justo a tiempo. Más adelante se pueden ver juegos de sombras y luces, el tipo de cosas que indican compañía.
Ya desde una cobertura y con su discreción en alto, hunter detalla que peligro acaba de sortear. Un dúo de vigilantes protege la entrada, ciertamente lo que menos les falta es iluminación en su pequeño rincón civilizado.
Rischer pronto elabora un plan sencillo, tienen que deshacerse del control sin alertar al reducto entero. Es claro que a los porteros les ha llegado su hora, solo resta hacerlo de manera rápida y humana.
Con una sincronización papable Reiko se propone hacer realidad la sugerencia de Alward, saca su tomahawk y apunta desde la oscuridad. En una fracción de segundo el arma es arrojada y termina atinando mortalmente la cabeza del objetivo.
Sin siquiera prestar atención a las acciones de su compañero, hunter avanza y sujeta al cadáver para que no haga un ruido innecesario. Acto siguiente lo deja recostado en una pared mientras revisa el panorama general.
Es un ataque encadenado y requiere movimiento al unísono, si uno de los elementos falla tendrían que improvisar sacrificando la sorpresa. Mantener el sigilo cuesta mucho pero se pierde en pocos instantes.
Usando su puñal ahora como arma principal el luchador se prepara para intervenir en caso de un fallo aliado, no sería la primera vez. Extrañamente es un sujeto desconocido que abre la puerta quien se lleva el ataque preventivo.
Para evitar cualquier alarma el Jäger encaja su puñal de combate en el cráneo del nuevo hostil, muere de inmediato y el cuerpo termina al lado de su compañero quien ahora tiene un tomahawk como accesorio superior.
Vale destacar que antes de cerrar la puerta el personaje de mayor contador hasta ahora echa un vistazo cuidadoso adentro, no parece venir nadie corriendo y eso suele indicar que no ha saltado una alarma generalizada.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Había que ser rápido y estar coordinados. No sabía qué tan bien lo haría Reiko, pero Alward confiaba en que su rápido e inesperado examen anterior, el cual se llevó a cabo al seguir a los dos mercenarios hasta el callejón, fuese más que suficiente para demostrar de lo que era capaz y, por supuesto, seguir en esa línea.
El, hasta ahora, extraño aliado cargó primero contra su oponente, por lo que el joven Sevna debería de ocuparse de su objetivo con la mayor rapidez y discreción posible. Gracias a que estos estaban en una plataforma un par de pies por encima del agua, la oscuridad y el factor sorpresa, pudo acabar abalanzándose sobre su oponente y, en un acto piadoso y rápido acabar con su vida con un seco y duro giro de cuello. No le gustaba mucho, pero matar era la única forma de acabar aquello rápido y sin ser detectados. Además, aquellos tipos eran mercenarios, y no mercenarios bondadosos precisamente.
Para sorpresa de todos los presentes, otra figura salió de la puerta objetivo. Por suerte, Reiko demostró sus habilidades una vez más. Alward suspiró descargando la tensión y se acercó, junto con Rischer, hasta su aliado.
-Te manejas bastante bien-Dijo con voz baja mientras le ponía una mano sobre el hombro en señal de complicidad
-Para estas cosas, mi intuición nunca falla-Dijo poniéndose en jarras sonriendo, aunque manteniendo, al igual que su compañero, el tono bajo
Acto seguido, Alward y Rischer recogieron las antorchas caídas. Por suerte no habían caído al agua. El siguiente paso era entrar, aunque Reiko se adelantó un poco abriendo la puerta y echando un vistazo rápido. No hizo ningún gesto anormal, por lo que aquello debía de indicar la ausencia de peligro dentro de aquel extraño lugar en medio de las alcantarillas.
Con mucho cuidado, se adentraron en la habitación. Parecía un almacén, lleno de barriles, cajas, estantes... Era una habitación pequeña, pero con muchas cosas en su interior. Había algunos cofres de más, seguramente contendrían algún que otro dinero, pero una caja abierta llamó la atención del elfo. Se acercó e iluminó mejor dicha zona, agachándose para poder visualizar qué escondía aquello. Era una caja de madera no muy grande que contenía decenas de frascos medianos con un líquido trasparente verdoso.
Alward se acercó por detrás para poder mirar también.
-¿Es eso?-Preguntó por si se trataban de las medicinas
-Creo que sí-Respondió agarrando un frasco con la mano que le quedaba libre por la antorcha-Encaja con la descripción; frasco mediano con líquido verdoso...-Dejó la antorcha un momento en el suelo. Este era de piedra, por lo que no habría problema. Agarró un frasco y lo abrió, para acto seguido olerlo. Rápidamente aparto la nariz, no le gustó el olor-Y con un olor fortísimo, debido a una mezcla de hierbas-Aclaró mientras cerraba el frasco
-No solo está hecho de hierbas. Lleva un ingrediente secreto que hace que el medicamento cure un gran número de enfermedades-Una voz con tono impertinente se escuchó en la entrada. Rápidamente Rischer y Alward se voltearon hacia esta.
-¿Reiko?-Preguntó el joven para ver si se trataba de su aliado. Pero, para su desgracia no era así. Tres hombres habían entrado y miraban a los presentes con una mezcla de risas y descontento por haber invadido aquel almacén. El que parecía el líder, y que les había importunado segundos antes, habló. Los otros dos portaban antorchas que daban más luz a la estancia.
-¿Nunca os enseñaron a no entrar en sitios ajenos?
-¿Y a ti no te enseñaron a no robar?-Dijo llevándose la mano que le quedaba libre, que era la derecha, a su espada diestra
-¿Robar?-Sonrió-Es una palabra muy fea. Mejor llámalo; hacer negocios-Aclaró sin desdibujar su sonrisa
-¿¡Hacer negocio con la salud de las personas!?
-Si alguien quiere algunos de nuestros productos solo tendrá que pagar por ello-Se encogió de hombros con ironía-Por supuesto, nuestro productos son de una calidad rarísima, y habría que pagar una cierta cantidad... Extra-Sonrió casi de forma enfermiza escapándosele incluso una risilla
Alward desenvainó su espada y Rischer su estoque. Los tres hombres contrarios también desenvainaron sus armas, todas espadas cortas y a una sola mano. La cosa se puso tensa, incluso podría ser peor, ya que si armaban mucho revuelo podrían llegar refuerzos, era extraño que hubiese tan poca vigilancia y todo les haya resultado tan "fácil". No tenían otra, a no ser que huyeran sin más, pero no podían dejar atrás las medicinas por lo que esa idea estaba descartada.
El, hasta ahora, extraño aliado cargó primero contra su oponente, por lo que el joven Sevna debería de ocuparse de su objetivo con la mayor rapidez y discreción posible. Gracias a que estos estaban en una plataforma un par de pies por encima del agua, la oscuridad y el factor sorpresa, pudo acabar abalanzándose sobre su oponente y, en un acto piadoso y rápido acabar con su vida con un seco y duro giro de cuello. No le gustaba mucho, pero matar era la única forma de acabar aquello rápido y sin ser detectados. Además, aquellos tipos eran mercenarios, y no mercenarios bondadosos precisamente.
Para sorpresa de todos los presentes, otra figura salió de la puerta objetivo. Por suerte, Reiko demostró sus habilidades una vez más. Alward suspiró descargando la tensión y se acercó, junto con Rischer, hasta su aliado.
-Te manejas bastante bien-Dijo con voz baja mientras le ponía una mano sobre el hombro en señal de complicidad
-Para estas cosas, mi intuición nunca falla-Dijo poniéndose en jarras sonriendo, aunque manteniendo, al igual que su compañero, el tono bajo
Acto seguido, Alward y Rischer recogieron las antorchas caídas. Por suerte no habían caído al agua. El siguiente paso era entrar, aunque Reiko se adelantó un poco abriendo la puerta y echando un vistazo rápido. No hizo ningún gesto anormal, por lo que aquello debía de indicar la ausencia de peligro dentro de aquel extraño lugar en medio de las alcantarillas.
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Con mucho cuidado, se adentraron en la habitación. Parecía un almacén, lleno de barriles, cajas, estantes... Era una habitación pequeña, pero con muchas cosas en su interior. Había algunos cofres de más, seguramente contendrían algún que otro dinero, pero una caja abierta llamó la atención del elfo. Se acercó e iluminó mejor dicha zona, agachándose para poder visualizar qué escondía aquello. Era una caja de madera no muy grande que contenía decenas de frascos medianos con un líquido trasparente verdoso.
Alward se acercó por detrás para poder mirar también.
-¿Es eso?-Preguntó por si se trataban de las medicinas
-Creo que sí-Respondió agarrando un frasco con la mano que le quedaba libre por la antorcha-Encaja con la descripción; frasco mediano con líquido verdoso...-Dejó la antorcha un momento en el suelo. Este era de piedra, por lo que no habría problema. Agarró un frasco y lo abrió, para acto seguido olerlo. Rápidamente aparto la nariz, no le gustó el olor-Y con un olor fortísimo, debido a una mezcla de hierbas-Aclaró mientras cerraba el frasco
-No solo está hecho de hierbas. Lleva un ingrediente secreto que hace que el medicamento cure un gran número de enfermedades-Una voz con tono impertinente se escuchó en la entrada. Rápidamente Rischer y Alward se voltearon hacia esta.
-¿Reiko?-Preguntó el joven para ver si se trataba de su aliado. Pero, para su desgracia no era así. Tres hombres habían entrado y miraban a los presentes con una mezcla de risas y descontento por haber invadido aquel almacén. El que parecía el líder, y que les había importunado segundos antes, habló. Los otros dos portaban antorchas que daban más luz a la estancia.
-¿Nunca os enseñaron a no entrar en sitios ajenos?
-¿Y a ti no te enseñaron a no robar?-Dijo llevándose la mano que le quedaba libre, que era la derecha, a su espada diestra
-¿Robar?-Sonrió-Es una palabra muy fea. Mejor llámalo; hacer negocios-Aclaró sin desdibujar su sonrisa
-¿¡Hacer negocio con la salud de las personas!?
-Si alguien quiere algunos de nuestros productos solo tendrá que pagar por ello-Se encogió de hombros con ironía-Por supuesto, nuestro productos son de una calidad rarísima, y habría que pagar una cierta cantidad... Extra-Sonrió casi de forma enfermiza escapándosele incluso una risilla
Alward desenvainó su espada y Rischer su estoque. Los tres hombres contrarios también desenvainaron sus armas, todas espadas cortas y a una sola mano. La cosa se puso tensa, incluso podría ser peor, ya que si armaban mucho revuelo podrían llegar refuerzos, era extraño que hubiese tan poca vigilancia y todo les haya resultado tan "fácil". No tenían otra, a no ser que huyeran sin más, pero no podían dejar atrás las medicinas por lo que esa idea estaba descartada.
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
A pesar de ser un avance con emociones de último minuto, los infiltrados logran mantener su discreción. Una vez los cadáveres están apilados y cualquier detalle se encuentra pulido vienen las muestras de aprobación.
Reiko asiente ante los cumplidos, sabe que no se deben despreciar tales cosas. Es confidente de la habilidad que posee pero cualquier tercero puede dudar, afortunadamente nada despierta más confianza que una prueba directa.
Con todo controlado deciden ingresar en la base enemiga, ciertamente el Jäger se lleva una sorpresa cuando detalla todo con más cuidado. Es solo un almacén abarrotado y sin ningún alma custodiando.
Los mercenarios aliados revisan algunos contenedores con velocidad, vale destacar que consiguen su objetivo a la primera. Tiene toda la pinta de ser una caja con medicamentos y pronto cualquier duda queda superada gracias a un poco de investigación.
De repente una voz desconocida pone en alerta a Hunter, cuando voltea se da cuenta que tienen un problema peligrosamente viable entre manos. Tres enemigos logran cruzar el umbral cortando cualquier retirada posible.
Ambas facciones involucradas pasan los siguientes instantes argumentando entre sí, son extremos muy remarcados del concepto moral. Claro que el debate termina de una forma previsible, combate abierto.
El joven luchador desenfunda sus implementos otra vez, fue mala idea limpiar su tomahawk instantes atrás pero se imaginaba que mantendrían el sigilo. Una cosa esta clara, no puede decirse que este desilusionado por volver a combatir.
Lo cierto es que comparte culpa con sus compañeros acerca de la aproximación enemiga en esta ronda, se descuidó y eso no debe ser negado. Solo puede aspirar a superar su error con un buen desempeño combativo.
Forma una pose de batalla y desvía el primer ataque de su nuevo enemigo predilecto, rápidamente el resto se alinea y queda una refriega equilibrada. Todos ostentan armas cortas y es que el ambiente no da para más, parece una letrina grande.
Con bastante estimulo el enemigo del Jäger lanza tajos, cortes y estocadas en un avance frenético, su rival logra mantener el ritmo aunque debe ceder varios pasos. Con algo de mal humor por su flaqueo dicho personaje decide poner un alto, amaga cierto reflejo y luego responde con un puñetazo que hace retroceder al contrincante toda su ventaja.
No solo el filo se usa en una pelea “sonríe maliciosamente”
Reiko asiente ante los cumplidos, sabe que no se deben despreciar tales cosas. Es confidente de la habilidad que posee pero cualquier tercero puede dudar, afortunadamente nada despierta más confianza que una prueba directa.
Con todo controlado deciden ingresar en la base enemiga, ciertamente el Jäger se lleva una sorpresa cuando detalla todo con más cuidado. Es solo un almacén abarrotado y sin ningún alma custodiando.
Los mercenarios aliados revisan algunos contenedores con velocidad, vale destacar que consiguen su objetivo a la primera. Tiene toda la pinta de ser una caja con medicamentos y pronto cualquier duda queda superada gracias a un poco de investigación.
De repente una voz desconocida pone en alerta a Hunter, cuando voltea se da cuenta que tienen un problema peligrosamente viable entre manos. Tres enemigos logran cruzar el umbral cortando cualquier retirada posible.
Ambas facciones involucradas pasan los siguientes instantes argumentando entre sí, son extremos muy remarcados del concepto moral. Claro que el debate termina de una forma previsible, combate abierto.
El joven luchador desenfunda sus implementos otra vez, fue mala idea limpiar su tomahawk instantes atrás pero se imaginaba que mantendrían el sigilo. Una cosa esta clara, no puede decirse que este desilusionado por volver a combatir.
Lo cierto es que comparte culpa con sus compañeros acerca de la aproximación enemiga en esta ronda, se descuidó y eso no debe ser negado. Solo puede aspirar a superar su error con un buen desempeño combativo.
Forma una pose de batalla y desvía el primer ataque de su nuevo enemigo predilecto, rápidamente el resto se alinea y queda una refriega equilibrada. Todos ostentan armas cortas y es que el ambiente no da para más, parece una letrina grande.
Con bastante estimulo el enemigo del Jäger lanza tajos, cortes y estocadas en un avance frenético, su rival logra mantener el ritmo aunque debe ceder varios pasos. Con algo de mal humor por su flaqueo dicho personaje decide poner un alto, amaga cierto reflejo y luego responde con un puñetazo que hace retroceder al contrincante toda su ventaja.
No solo el filo se usa en una pelea “sonríe maliciosamente”
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
No hubo un inicio claro, no hubo nada que fuese la gota que colmara el vaso, la chispa que encendiese la mecha, simplemente ocurrió. Todos se abalanzaron contra aquellos que enfilaron. Alward contra el único de los tres que había hablado, Rischer y Reiko con los laterales. No se podía distinguir muy bien quién era el más peligroso de los tres oponentes, pero lo que era seguro es que más valdría no confiarse para no llevarse alguna excesiva sorpresa.
Alward encaró al tipo con su espada diestra. Dicho oponente opuso resistencia anteponiendo su arma, sin soltar la antorcha. Debería de ser un espadachín habilidoso al contar con un arma y una antorcha a la vez y hacer juego con estas para que no se quemase con una o se le cayese la otra.
El mercenario contaba con otra arma, por lo que no dudó en usarla. Su espada zurda hizo un movimiento ondulante a modo de tajo hacia su oponente. Este dejó el choque de espadas y dio un paso hacia atrás esquivando el ataque de Alward.
En un rápido movimiento, el oponente del joven Sevna se abalanzó de nuevo hacia este sin apenas darle un margen de segundos considerable como para que se recuperase del choque. Alward, de nuevo, paró el ataque, esta vez con su espada zurda. No tenía mucha fuerza en esa mano, pues era la extremidad "menos hábil" del mercenario. Estaba claro que tenía que ponerle remedio a esa situación o, su pequeña debilidad haría ganar ventaja a aquel mercenario enemigo. Sin pensarlo mucho más, intentó hacer lo mismo de la otra vez. Esta vez, para su suerte, estuvo mucho más preciso y logró hacer un efectivo tajo en el hombro izquierdo de su oponente, que tiró la antorcha a sus pies y no pudo evitar quemarse [1].
Por suerte el suelo era de piedra, por lo que no tendría por qué propagarse el fuego. El tipo se atrasó un par de pasos llevándose la mano al hombro mientras sujetaba con fuerza, con su otra extremidad, el arma que portaba.
Alward llevó la carga de todo el ataque esta vez, con un rápido movimiento se puso delante de su oponente, este intentó dar un desesperado tajo que no fue difícil de esquivar para el mercenario. Con una simple finta hacia atrás y volver a cargar de nuevo hacia él, esta vez con su espada diestra por delante, bastó para acabar el combate. El mercenario enemigo no tenía una armadura muy buena ni resistente, por lo que no le fue difícil atravesarla en su estómago y acabar con él.
El cuerpo, aún con vida, de aquel tipo miraba con los ojos sobresaltados y con la boca escupiendo sangre hacia el joven Sevna, quien introdujo más aún su espada en este, cosa que le restaba segundos de vida al tipo y que le dolía tanto que no era ni capaz de pronunciar una sola palabra, aunque lo intentaba.
-Lo siento...-Acto seguido, sacó su espada del interior de este en un rápido gesto. El cuerpo cayó estremeciéndose y agonizando, muriendo o quedando inconsciente para la muerte nada más cayó al suelo.
Rischer dejó que su oponente fuese quien llevase la iniciativa en el combate, por lo que este respondió de la forma en la que el elfo había previsto. Dio varios tajos y golpes con su espada que solo sirvieron para que el estoque del elfo los repeliese con un sutil y elegante toque para desviarlos. Manejar dicha arma requería paciencia, sutileza, elegancia y porte firme, no podías esperar acabar con un bárbaro de dos metros en un repentino ataque de ira clavándole el estoque, por lo más seguro es que su fuerza o su arma fuesen más eficaces. La estrategia del estoque se basaba en esperar y clavar en el momento oportuno, golpear con tajos inteligentes y, sobre todo, que no te diesen a ti los golpes del enemigo.
Rischer divisó una de estas oportunidades, e inteligentemente, aprovechó su oportunidad de atacar. Una estocada en uno de los costados del rival hizo que este se tambalease. No llegó a pinchar su carne, pero le sirvió para dejar desprotegida otra parte de su cuerpo. Rápidamente retiró su arma y emprendió otra estocada en una de las piernas, que fue repelida con el arma de su oponente, quien en ese momento recuperó la batuta de la batalla y la iniciativa. Rischer solo tuvo que volver a repeler y esquivar ataques para ver otra ventana abierta que le invitase a atacar.
Lo consiguió; otra oportunidad. Esta vez no debería de fallar, pues las fuerzas no le acompañaban y tanto esquivar y repeler ataques llevaba una concentración tanto mental como física que desgastaba.
No tuvo piedad, ensartó su corazón. Consiguió atravesar la armadura, el pecho y la carne hasta llegar al órgano vital. Muerte instantánea, aunque dolorosa.
Sacó su arma del interior de su rival la sacudió un poco para limpiarla de la sangre, tan espesa y casi negra que portaba aquel tipo. No gozaba de buena salud desde luego.
Parecía que todo había acabado. Alward al menos sí, y el elfo se acercó a su amigo para ver cómo estaba la situación.
El joven Sevna miraba con un gesto torcido el cadáver del oponente que había acabado de dejar. El elfo le puso una mano sobre su hombro.
-...No tenía por qué haber acabado así...-Dijo mientras también dirigía su mirada al oponente caído del cual se había encargado Rischer
-Se lo merecían... Sabes que a veces las cosas acaban así y no hay más remedio que hacerlo-Dirigió su mirada para ver qué estaba haciendo Reiko y si había logrado aquel joven acabar con su oponente-¡Reiko! ¿Cómo vas? ¡Tenemos que salir de aquí!-Miró de nuevo a Alward-Coge la caja de medicinas, tenemos que irnos antes de que vengan más
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[1] Habilidad usada: [Contraataque]
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Alward encaró al tipo con su espada diestra. Dicho oponente opuso resistencia anteponiendo su arma, sin soltar la antorcha. Debería de ser un espadachín habilidoso al contar con un arma y una antorcha a la vez y hacer juego con estas para que no se quemase con una o se le cayese la otra.
El mercenario contaba con otra arma, por lo que no dudó en usarla. Su espada zurda hizo un movimiento ondulante a modo de tajo hacia su oponente. Este dejó el choque de espadas y dio un paso hacia atrás esquivando el ataque de Alward.
En un rápido movimiento, el oponente del joven Sevna se abalanzó de nuevo hacia este sin apenas darle un margen de segundos considerable como para que se recuperase del choque. Alward, de nuevo, paró el ataque, esta vez con su espada zurda. No tenía mucha fuerza en esa mano, pues era la extremidad "menos hábil" del mercenario. Estaba claro que tenía que ponerle remedio a esa situación o, su pequeña debilidad haría ganar ventaja a aquel mercenario enemigo. Sin pensarlo mucho más, intentó hacer lo mismo de la otra vez. Esta vez, para su suerte, estuvo mucho más preciso y logró hacer un efectivo tajo en el hombro izquierdo de su oponente, que tiró la antorcha a sus pies y no pudo evitar quemarse [1].
Por suerte el suelo era de piedra, por lo que no tendría por qué propagarse el fuego. El tipo se atrasó un par de pasos llevándose la mano al hombro mientras sujetaba con fuerza, con su otra extremidad, el arma que portaba.
Alward llevó la carga de todo el ataque esta vez, con un rápido movimiento se puso delante de su oponente, este intentó dar un desesperado tajo que no fue difícil de esquivar para el mercenario. Con una simple finta hacia atrás y volver a cargar de nuevo hacia él, esta vez con su espada diestra por delante, bastó para acabar el combate. El mercenario enemigo no tenía una armadura muy buena ni resistente, por lo que no le fue difícil atravesarla en su estómago y acabar con él.
El cuerpo, aún con vida, de aquel tipo miraba con los ojos sobresaltados y con la boca escupiendo sangre hacia el joven Sevna, quien introdujo más aún su espada en este, cosa que le restaba segundos de vida al tipo y que le dolía tanto que no era ni capaz de pronunciar una sola palabra, aunque lo intentaba.
-Lo siento...-Acto seguido, sacó su espada del interior de este en un rápido gesto. El cuerpo cayó estremeciéndose y agonizando, muriendo o quedando inconsciente para la muerte nada más cayó al suelo.
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Rischer dejó que su oponente fuese quien llevase la iniciativa en el combate, por lo que este respondió de la forma en la que el elfo había previsto. Dio varios tajos y golpes con su espada que solo sirvieron para que el estoque del elfo los repeliese con un sutil y elegante toque para desviarlos. Manejar dicha arma requería paciencia, sutileza, elegancia y porte firme, no podías esperar acabar con un bárbaro de dos metros en un repentino ataque de ira clavándole el estoque, por lo más seguro es que su fuerza o su arma fuesen más eficaces. La estrategia del estoque se basaba en esperar y clavar en el momento oportuno, golpear con tajos inteligentes y, sobre todo, que no te diesen a ti los golpes del enemigo.
Rischer divisó una de estas oportunidades, e inteligentemente, aprovechó su oportunidad de atacar. Una estocada en uno de los costados del rival hizo que este se tambalease. No llegó a pinchar su carne, pero le sirvió para dejar desprotegida otra parte de su cuerpo. Rápidamente retiró su arma y emprendió otra estocada en una de las piernas, que fue repelida con el arma de su oponente, quien en ese momento recuperó la batuta de la batalla y la iniciativa. Rischer solo tuvo que volver a repeler y esquivar ataques para ver otra ventana abierta que le invitase a atacar.
Lo consiguió; otra oportunidad. Esta vez no debería de fallar, pues las fuerzas no le acompañaban y tanto esquivar y repeler ataques llevaba una concentración tanto mental como física que desgastaba.
No tuvo piedad, ensartó su corazón. Consiguió atravesar la armadura, el pecho y la carne hasta llegar al órgano vital. Muerte instantánea, aunque dolorosa.
Sacó su arma del interior de su rival la sacudió un poco para limpiarla de la sangre, tan espesa y casi negra que portaba aquel tipo. No gozaba de buena salud desde luego.
Parecía que todo había acabado. Alward al menos sí, y el elfo se acercó a su amigo para ver cómo estaba la situación.
El joven Sevna miraba con un gesto torcido el cadáver del oponente que había acabado de dejar. El elfo le puso una mano sobre su hombro.
-...No tenía por qué haber acabado así...-Dijo mientras también dirigía su mirada al oponente caído del cual se había encargado Rischer
-Se lo merecían... Sabes que a veces las cosas acaban así y no hay más remedio que hacerlo-Dirigió su mirada para ver qué estaba haciendo Reiko y si había logrado aquel joven acabar con su oponente-¡Reiko! ¿Cómo vas? ¡Tenemos que salir de aquí!-Miró de nuevo a Alward-Coge la caja de medicinas, tenemos que irnos antes de que vengan más
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[1] Habilidad usada: [Contraataque]
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Con el enemigo atontado por un golpe, Reiko sabe que es el momento idóneo para acabar todo. Avanza en frenesí esperando superar al contrincante, este último responde como puede pero no logra impedir un impacto mortal en su rostro.
Sin vacilar el joven luchador estudia el estado de los demás involucrados, vale destacar que no tiene oportunidad de intervenir. Sus aliados consiguen hacerse con la victoria indiscutible, son el tipo de sujetos que quieres tener a tu lado en cualquier pelea.
Con la batalla ganada el Jäger se dedica a limpiar su tomahawk y mientras realiza la acción logra detectar el flaqueo en su aliado. Es raro ver a un mercenario con consciencia aunque este parece ser uno de esos casos.
Hunter no suele sentir remordimiento por sus víctimas, en todos los casos ellos tenían posibilidades similares de salir victoriosos. Tener poca memoria acumulada también ayuda en ese aspecto… un efecto beneficioso por llamarlo de algún modo.
Al final Sevna termina acatando las instrucciones de su líder, si bien la experiencia se mantendrá un tiempo en su mente ya no debería congelarse. A partir de allí viene el conteo de efectivos y un llamado a la retirada estratégica.
Todo bien por aquí, salgamos rápido.
Al término de su frase avanza hasta el umbral y pega varios vistazos, parece despejado. Es fácil pillar una alerta en todo entorno acuoso, nadie puede enmascarar el chapoteo del agua a menos que posea medios mágicos.
Despejado, no desperdiciemos esta oportunidad.
Es claro que si permanecen mucho tiempo aparecerán más enemigos, es un reducto y como tal sus cuidadores pululan en todas direcciones. Tiempo de retirarse, una batalla prolongada solo acarrearía problemas innecesarios.
Reiko sale a los túneles y hace un gesto para que todos le sigan, no están fuera de peligro. Solo cuando caminen por las calles oscuras del exterior estarán a salvo, una pista se pierde rápido entre las sombras nocturnas.
Inicia el avance cuidando de no dejar a nadie atrás, llevan carga agregada así que deben ir más lento. Un aliado no podrá pelear por lo que estarán en desventaja si son localizados, es indispensable salir antes de que más enemigos lleguen.
Luego de tensos instantes consiguen llegar a una salida vertical diferente, los hostiles se mantienen ausentes para tranquilidad de todos. El guía se sube con cuidado y retira la pesada tapa, un par de vistazos afuera confirman que la suerte sigue de su lado.
Sin amenazas.
Sin vacilar el joven luchador estudia el estado de los demás involucrados, vale destacar que no tiene oportunidad de intervenir. Sus aliados consiguen hacerse con la victoria indiscutible, son el tipo de sujetos que quieres tener a tu lado en cualquier pelea.
Con la batalla ganada el Jäger se dedica a limpiar su tomahawk y mientras realiza la acción logra detectar el flaqueo en su aliado. Es raro ver a un mercenario con consciencia aunque este parece ser uno de esos casos.
Hunter no suele sentir remordimiento por sus víctimas, en todos los casos ellos tenían posibilidades similares de salir victoriosos. Tener poca memoria acumulada también ayuda en ese aspecto… un efecto beneficioso por llamarlo de algún modo.
Al final Sevna termina acatando las instrucciones de su líder, si bien la experiencia se mantendrá un tiempo en su mente ya no debería congelarse. A partir de allí viene el conteo de efectivos y un llamado a la retirada estratégica.
Todo bien por aquí, salgamos rápido.
Al término de su frase avanza hasta el umbral y pega varios vistazos, parece despejado. Es fácil pillar una alerta en todo entorno acuoso, nadie puede enmascarar el chapoteo del agua a menos que posea medios mágicos.
Despejado, no desperdiciemos esta oportunidad.
Es claro que si permanecen mucho tiempo aparecerán más enemigos, es un reducto y como tal sus cuidadores pululan en todas direcciones. Tiempo de retirarse, una batalla prolongada solo acarrearía problemas innecesarios.
Reiko sale a los túneles y hace un gesto para que todos le sigan, no están fuera de peligro. Solo cuando caminen por las calles oscuras del exterior estarán a salvo, una pista se pierde rápido entre las sombras nocturnas.
Inicia el avance cuidando de no dejar a nadie atrás, llevan carga agregada así que deben ir más lento. Un aliado no podrá pelear por lo que estarán en desventaja si son localizados, es indispensable salir antes de que más enemigos lleguen.
Luego de tensos instantes consiguen llegar a una salida vertical diferente, los hostiles se mantienen ausentes para tranquilidad de todos. El guía se sube con cuidado y retira la pesada tapa, un par de vistazos afuera confirman que la suerte sigue de su lado.
Sin amenazas.
Reiko
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
Alward tomó la caja de las medicinas con fuerza. Pesaba un poco, pero nada para quejarse, además de que no tenían demasiado tiempo.
Los dos mercenarios se acercaron al umbral de la puerta, donde Reiko divisaba por si había alguna amenaza. Parecía que todo estaba en orden, una muy buena noticia. Lo que venía a continuación podía salirles o tremendamente bien o fatalmente mal, no había término medio. Tenían que correr, armando todo el jaleo del mundo si querían escapar de allí rápido y sin entablar combate.
Salieron y se dispusieron a ello. el ruido del agua alterada por los pasos del grupo de tres se hacía notar por los túneles, pero debían hacerlo así para no ser sorprendidos por nadie.
Llevaron un buen trecho recorrido, cuando empezaron a notar que estaban solos, o al menos eso parecía. Nadie hacia acto de presencia para pararles los pies, lo cual les resultaba bastante extraño. Esta misión estaba resultando demasiado fácil y sin complicaciones. Pero no había tiempo para especular, tenían que huir de allí.
Finalmente, acaban saliendo de las alcantarillas, encabezados por Reiko. El peligro parecía haber pasado. Por seguridad, siguieron corriendo hasta llegar a un callejón cercano, donde Alward dejó la caja y se estiró, sus músculos estaban cansados por haber soportado tal carga.
Tras recomponerse de la carrera, Rischer le ofreció la mano a Reiko.
-Gracias por la ayuda, Reiko. Sin ti, esto habría sido mucho más complicado y nos hubiesen detectado al instante-Dijo con una amplia sonrisa satisfactoria
-...Yo debo disculparme-Se acercó a ambos-Al principio desconfiaba un poco, pero has demostrado ser alguien muy capaz y sin ánimo de lucro-Le ofreció también la mano
El elfo se puso en jarras y soltó un suspiro. Acto seguido miró hacia donde Alward había dejado las medicinas.
-Ahora tendremos que alquilar un carro para llevar eso
-Sí, porque no pienso cargar con la caja hasta Lunargenta
-Suerte que tengo esto...-Rebuscó en sus pertenencias y sacó su bolsa de monedasOtra cosa más que agradecer a Reiko-Le dio un par de palmadas amistosas sobre el hombro
-Tu idiotez podría habernos costado caro...-Se cruzó de brazos con un tono sarcástico
-Ya te dije que es un fallo que cometería cualquier mortal, incluso yo-Dijo llevando una mano al pecho a modo de autoseñalarse. Acto seguido volvió a desviar la mirada hacia el joven de cabellos morenos-Creo aquí es cuando nos despedimos, amigo
-Si alguna vez pasas por Lunargenta y tienes sed o simplemente te aburres, dirígete a nuestra taberna; El Filósofo Ebrio, estaremos encantados de darte lo que necesites-Dijo aún cruzados de brazos, con una sonrisa sincera en su rostro mientras asentía convencido
-¡Eh, eso me tocaba a mí decirlo!
-Alward se encogió de hombros-Es la costumbre
Aquel hombre que pidió el enorme favor de buscar las medicinas que a su hija le hacían falta y las cuales le habían sido robadas, estaba en una habitación pequeña, con un mobiliario bastante pobre y rudimentario. Se encontraba sentado al borde de una cama, cama en la que había una niña de unos doce años recostada, con un paño en la cabeza y destapada. Parecía tener una fiebre muy alta y estar dormida. A veces deliraba, pero no se mantenía mucho tiempo despierta. Tenía sarpullidos por todos lados, pero poco le importaba al hombre eso, pues sostenía su mano con delicadeza mientras la miraba con ojos cristalinos casi llorosos.
El hombre había perdido toda esperanza, había pasado casi una semana y no había obtenido respuesta alguna de los Stelliazos, cada vez que iba al Filósofo Ebrio obtenía la misma respuesta: "No sabemos nada".
La niña empeoraba por días, ya solo quedaba rezar para que su muerte fuese lo menos sufrida posible.
De pronto, una mujer de más o menos la misma edad que aquel hombre entró en la habitación algo alterada, pero no por terror o peligro; en su cara se denotaba esperanza, alegría... Emoción. No dijo nada, solo miró al que era su marido y asintió nerviosa. El hombre se levantó de la cama confuso, es entonces cuando procedieron a entrar Alward y Rischer.
-¿T-tenéis...?
Rischer asintió y se sacó de un bolsillo un frasco. Una sonrisa en el rostro de la mujer y del hombre se hicieron notables, parecían estallar de emoción en ese momento. El elfo entonces le entregó el frasco.
-Que se tome un sorbo corto tres veces al día; por la mañana, tarde y noche. En más o menos un mes estará recuperada, según nos han contado-Dijo esbozando una sonrisa
-Hemos dejado el resto de la caja en el recibidor, tienes para un mes seguro. Si alguien presenta los mismos síntomas que ella, no dudes en compartirla-Se cruzó de brazos
-Muchas gracias...-Dijo la mujer apoyando una mano sobre el hombro del joven Sevna
-No ha sido nada-Negó con la cabeza
-El hombre miró al elfo-Rischer...-Ahora dirigió su mirada a Alward-Stelliazos...-Sorbió con su nariz-Os debo la vida
-El trabajo no solo ha sido nuestro
-Un joven nos ayudó. Su nombre es Reiko... No sabemos mucho más de él, pero quiero que lo tengáis en cuenta de que hay alguien más que ayudo, sin pedir nada a cambio también.
-Juro que mis próximas plegarias irán dirigidas hacia él, al igual que a vosotros-Asintió sonriente
Alward sintió como su corazón se le encogía ante tal muestra de afecto y agradecimiento. Esta era la parte buena de su trabajo, el ayudar a los demás sin nada a cambio no era muy común entre mercenarios, por eso su grupo era especial, por eso él era especial. Y se sentía bien así, se sentía alegre, lleno... Vivo. Aunque pasase algunas penurias y cada días pudiese ser el último, estas pequeñas cosas recompensaban con creces todo lo que pudiera ocurrirle.
Los dos mercenarios se acercaron al umbral de la puerta, donde Reiko divisaba por si había alguna amenaza. Parecía que todo estaba en orden, una muy buena noticia. Lo que venía a continuación podía salirles o tremendamente bien o fatalmente mal, no había término medio. Tenían que correr, armando todo el jaleo del mundo si querían escapar de allí rápido y sin entablar combate.
Salieron y se dispusieron a ello. el ruido del agua alterada por los pasos del grupo de tres se hacía notar por los túneles, pero debían hacerlo así para no ser sorprendidos por nadie.
Llevaron un buen trecho recorrido, cuando empezaron a notar que estaban solos, o al menos eso parecía. Nadie hacia acto de presencia para pararles los pies, lo cual les resultaba bastante extraño. Esta misión estaba resultando demasiado fácil y sin complicaciones. Pero no había tiempo para especular, tenían que huir de allí.
Finalmente, acaban saliendo de las alcantarillas, encabezados por Reiko. El peligro parecía haber pasado. Por seguridad, siguieron corriendo hasta llegar a un callejón cercano, donde Alward dejó la caja y se estiró, sus músculos estaban cansados por haber soportado tal carga.
Tras recomponerse de la carrera, Rischer le ofreció la mano a Reiko.
-Gracias por la ayuda, Reiko. Sin ti, esto habría sido mucho más complicado y nos hubiesen detectado al instante-Dijo con una amplia sonrisa satisfactoria
-...Yo debo disculparme-Se acercó a ambos-Al principio desconfiaba un poco, pero has demostrado ser alguien muy capaz y sin ánimo de lucro-Le ofreció también la mano
El elfo se puso en jarras y soltó un suspiro. Acto seguido miró hacia donde Alward había dejado las medicinas.
-Ahora tendremos que alquilar un carro para llevar eso
-Sí, porque no pienso cargar con la caja hasta Lunargenta
-Suerte que tengo esto...-Rebuscó en sus pertenencias y sacó su bolsa de monedasOtra cosa más que agradecer a Reiko-Le dio un par de palmadas amistosas sobre el hombro
-Tu idiotez podría habernos costado caro...-Se cruzó de brazos con un tono sarcástico
-Ya te dije que es un fallo que cometería cualquier mortal, incluso yo-Dijo llevando una mano al pecho a modo de autoseñalarse. Acto seguido volvió a desviar la mirada hacia el joven de cabellos morenos-Creo aquí es cuando nos despedimos, amigo
-Si alguna vez pasas por Lunargenta y tienes sed o simplemente te aburres, dirígete a nuestra taberna; El Filósofo Ebrio, estaremos encantados de darte lo que necesites-Dijo aún cruzados de brazos, con una sonrisa sincera en su rostro mientras asentía convencido
-¡Eh, eso me tocaba a mí decirlo!
-Alward se encogió de hombros-Es la costumbre
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----------------------------------Dos días después----------------------------------
Aquel hombre que pidió el enorme favor de buscar las medicinas que a su hija le hacían falta y las cuales le habían sido robadas, estaba en una habitación pequeña, con un mobiliario bastante pobre y rudimentario. Se encontraba sentado al borde de una cama, cama en la que había una niña de unos doce años recostada, con un paño en la cabeza y destapada. Parecía tener una fiebre muy alta y estar dormida. A veces deliraba, pero no se mantenía mucho tiempo despierta. Tenía sarpullidos por todos lados, pero poco le importaba al hombre eso, pues sostenía su mano con delicadeza mientras la miraba con ojos cristalinos casi llorosos.
El hombre había perdido toda esperanza, había pasado casi una semana y no había obtenido respuesta alguna de los Stelliazos, cada vez que iba al Filósofo Ebrio obtenía la misma respuesta: "No sabemos nada".
La niña empeoraba por días, ya solo quedaba rezar para que su muerte fuese lo menos sufrida posible.
De pronto, una mujer de más o menos la misma edad que aquel hombre entró en la habitación algo alterada, pero no por terror o peligro; en su cara se denotaba esperanza, alegría... Emoción. No dijo nada, solo miró al que era su marido y asintió nerviosa. El hombre se levantó de la cama confuso, es entonces cuando procedieron a entrar Alward y Rischer.
-¿T-tenéis...?
Rischer asintió y se sacó de un bolsillo un frasco. Una sonrisa en el rostro de la mujer y del hombre se hicieron notables, parecían estallar de emoción en ese momento. El elfo entonces le entregó el frasco.
-Que se tome un sorbo corto tres veces al día; por la mañana, tarde y noche. En más o menos un mes estará recuperada, según nos han contado-Dijo esbozando una sonrisa
-Hemos dejado el resto de la caja en el recibidor, tienes para un mes seguro. Si alguien presenta los mismos síntomas que ella, no dudes en compartirla-Se cruzó de brazos
-Muchas gracias...-Dijo la mujer apoyando una mano sobre el hombro del joven Sevna
-No ha sido nada-Negó con la cabeza
-El hombre miró al elfo-Rischer...-Ahora dirigió su mirada a Alward-Stelliazos...-Sorbió con su nariz-Os debo la vida
-El trabajo no solo ha sido nuestro
-Un joven nos ayudó. Su nombre es Reiko... No sabemos mucho más de él, pero quiero que lo tengáis en cuenta de que hay alguien más que ayudo, sin pedir nada a cambio también.
-Juro que mis próximas plegarias irán dirigidas hacia él, al igual que a vosotros-Asintió sonriente
Alward sintió como su corazón se le encogía ante tal muestra de afecto y agradecimiento. Esta era la parte buena de su trabajo, el ayudar a los demás sin nada a cambio no era muy común entre mercenarios, por eso su grupo era especial, por eso él era especial. Y se sentía bien así, se sentía alegre, lleno... Vivo. Aunque pasase algunas penurias y cada días pudiese ser el último, estas pequeñas cosas recompensaban con creces todo lo que pudiera ocurrirle.
Alward Sevna
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Re: Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
En pocos movimientos salen del alcantarillado y avanzan con trote medio por las calles, siempre cuidando los flancos para evitar emboscadas. Finalmente tienen un golpe de suerte pues no encuentran resistencia alguna.
Se detienen aun destinando algo de cuidado a las esquinas, en un callejón oscuro reponen el aliento perdido. Sin duda Alward es el más agotado de todos por haber tenido que llevar la pesada carga aunque no se queja de ninguna manera.
Acto seguido Reiko suelta algunos vistazos tácticos por los bordes y llega a la conclusión final de que están seguros, lograron sortear cualquier tipo de contramedida montada por los mercenarios contrarios… si es que organizaron algo.
Con el trabajo completado viene la despedida, vale destacar que resulta más amena que el reclutamiento. Reiko se ha ganado la confianza del grupo e incluso puede recurrir a ellos en un futuro si necesita ayuda, suficiente recompensa para un acto altruista.
Fue un buen trabajo, tienen mucha habilidad.
Expresa con un rostro más amistoso esta vez, lo de la confianza funciona en ambos sentidos con él. Los soldados de alquiler debaten un poco más sobre cómo llevar la carga y se despiden con una invitación cordial a su reducto en Lunargenta, el Jäger sonríe mientras formula cierta respuesta apropiada.
Me pasare alguna vez, tengan cuidado y que esas medicinas lleguen a su destino.
Sin duda la última acotación es un tanto redundante luego de lo vivido aunque para él no está de más aclarar, Reiko suele cuidar sus palabras pero a veces comete tales errores por su falta de experiencia acumulada.
Se retira con un leve gesto de cabeza y pasa a cubrir más terreno, cuando supera la cuadra reduce su velocidad. Esta amaneciendo así que ya no vale la pena gastar dinero en una habitación, ahora buscara un buen sitio donde comer que le pille en las afueras para no tentar su suerte.
Los mercenarios estarán en alerta pero sabe cómo pasar desapercibido, al menos fue por una buena causa. Eso sin mencionar que tiene un nuevo par de contactos a los cuales recurrir en caso de verse superado por las fuerzas de Exos.
Su facción no es especialmente numerosa y actualmente están necesitados, cualquier apoyo por minúsculo que sea ayuda en un mundo cubierto por la red del personaje que Reiko juro destruir a como dé lugar.
Se detienen aun destinando algo de cuidado a las esquinas, en un callejón oscuro reponen el aliento perdido. Sin duda Alward es el más agotado de todos por haber tenido que llevar la pesada carga aunque no se queja de ninguna manera.
Acto seguido Reiko suelta algunos vistazos tácticos por los bordes y llega a la conclusión final de que están seguros, lograron sortear cualquier tipo de contramedida montada por los mercenarios contrarios… si es que organizaron algo.
Con el trabajo completado viene la despedida, vale destacar que resulta más amena que el reclutamiento. Reiko se ha ganado la confianza del grupo e incluso puede recurrir a ellos en un futuro si necesita ayuda, suficiente recompensa para un acto altruista.
Fue un buen trabajo, tienen mucha habilidad.
Expresa con un rostro más amistoso esta vez, lo de la confianza funciona en ambos sentidos con él. Los soldados de alquiler debaten un poco más sobre cómo llevar la carga y se despiden con una invitación cordial a su reducto en Lunargenta, el Jäger sonríe mientras formula cierta respuesta apropiada.
Me pasare alguna vez, tengan cuidado y que esas medicinas lleguen a su destino.
Sin duda la última acotación es un tanto redundante luego de lo vivido aunque para él no está de más aclarar, Reiko suele cuidar sus palabras pero a veces comete tales errores por su falta de experiencia acumulada.
Se retira con un leve gesto de cabeza y pasa a cubrir más terreno, cuando supera la cuadra reduce su velocidad. Esta amaneciendo así que ya no vale la pena gastar dinero en una habitación, ahora buscara un buen sitio donde comer que le pille en las afueras para no tentar su suerte.
Los mercenarios estarán en alerta pero sabe cómo pasar desapercibido, al menos fue por una buena causa. Eso sin mencionar que tiene un nuevo par de contactos a los cuales recurrir en caso de verse superado por las fuerzas de Exos.
Su facción no es especialmente numerosa y actualmente están necesitados, cualquier apoyo por minúsculo que sea ayuda en un mundo cubierto por la red del personaje que Reiko juro destruir a como dé lugar.
Reiko
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