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Mensaje  Paul Brown Moreau Dom Abr 26 2015, 02:30

Introducción...


Sacrestic Ville... Casa de los vampiros y lugar por excelencia de sus habitantes, los cuáles siempre están asegurados de un gran banquete de sangre, las cosas más deliciosas que puede ofrecer el lugar hecho exclusivamente para nuestros amigos, los colmilludos. Ya se avecinaba la hermosa noche, en la cuál los seres más extraños saldrían a recorrer con bastantes ganas de beber sangre o simplemente, buscar la forma de alimentarse. La luna ya se mostraba completa y el resplandor que daba, era tenaz y sorprendente, sin dejar un rincón que no sea iluminado por su color gris azulado. De todas maneras la oscuridad estaba presente y las siluetas de las criaturas que andaban por allí, podían notarse con facilidad gracias a sus cuerpos tan anchos. Habían rumores de que el día de hoy, iban a llegar varios turistas para ver la ciudad pero también algunos dragones y magos por venganzas o cosas parecidas, no era difícil adivinar.

-Así es, ciudadanos, visitantes y lugareños de la zona... ¡Les estamos ofreciendo una buena cantidad de Aeros!, ¡La suficiente para que cambie los estofados de perro, por una deliciosa langosta a la brasa!. ¡No estoy mintiendo y mucho menos lo haría con semejante gente presente aquí!.-Se escuchó a un tipo con una voz estruendosa, fuerte y resonante por todas las partes que tiene la villa. -Pero deben estar dispuestos a arriesgar su vida... No es fácil ser millonario en ésta década, aunque... ¡La fortuna de La Anciana te hará vivir como un honorable rey durante varias semanas!.-Levantó sus manos de manera teatral, dando saltos y girando de vez en cuando. -¡Sólo se deben dirigir a la entrada de éste lugar y encontrarán una casa formal pero no tan grande, ahí estará el hombre que les dará más instrucciones!.-Finalizó, moviendo sus manos de manera circular y prendiendo un aro de fuego, en el que saltaron dos animales adiestrados. -¡Los esperamos!, ¡Sean bendecidos!.-Y sin más, el hombre desapareció junto a sus leones, dejando el círculo en llamas, que tenía una nota para los interesados en el anuncio.

Un tipo bastante nervioso, se acercó en pasos silenciosos y tomó la hoja hecha a madera de roble, para leer lo que dice... La curiosidad lo estaba matando, pero al final pudo ver lo que se escribió:

"Saludos Aerandianos... Me llamo Marak, una señora vieja, con arrugas y lamentablemente, estoy en el último suspiro de mi vida. Muchos me conocen como "La Anciana", por mis torneos que hago cada décadas, de los que se tratan de robar documentos o atacar personas importantes en éste mundo. La competencia que haré, será la que finaliza estos eventos clandestinos porque... Mi tiempo en la tierra se acaba y... Es hora de que mi alma ronde por la villa. Hoy necesito que alguien cumpla mi deseo y será pagado con lo que queda de mi herencia, espero que puedas ser tú, o algún otro guerrero decidido.

Me gustaría que recuperen algo que es mío, algo que fue robado por unos malvados guardias hace varios años... Lo que contiene es la nota de mi amado... Me la entregó en mi juventud pero... Ya ha pasado mucho tiempo y alguien me hizo saber dónde se encontraba aquel carta. Si he vivido tanto tiempo, es por el valor sentimental que tiene el objeto, esperando recuperar algún día y después de tantas competencias con la misma temática y sin encontrarla, al fin estoy segura...

Entonces, sean bienvenidos al concluyente "Torneo de La Anciana". Los espero y espero que sobrevivan.

Firma: Marak Jublin "La Anciana"."


No pasaron más de unos minutos, para ver hombres caminando hacia la dirección del hogar con sus brazos musculosos y las armas en su espalda. Se podía notar que la competencia de la mujer era bastante conocida, pero gracias a su clandestinidad, no podía extenderse a otras ciudades, aunque ha pasado en varias ocasiones y ésta no es la excepción. Aquí es donde el preludio de la sangre iba a comenzar. Todos sabían a que se arriesgaban... Los torneos de Marak no eran de abrazos y estrechadas de manos. Sí amaban mucho la vida, no era recomendable que participaran porque todos ya veían que se avecinaban los ganadores de las competencias pasadas.

Cada uno estaba seguro a lo que se avecinaba, sea matanzas o desmembramientos. -Ya lo oíste, ¿no?... El torneo definitivo... El trabajo terminante y el cierre de éste famoso "juego". Va a estar interesante, quiero verlo.-Musitó un tipo, cruzado de brazos y mirando la cantidad de peleadores que se dirigían al evento, esperando ser inscritos. -Es verdad... Lo único que me entristece, es que se acabe, siempre lo disfrutaba.-Respondió uno del montón de personas que miraban la entrada de Sacrestic completamente llena.

Por otro lado, la noche finalmente se hizo completa y las brisas estaban pasando con muchísima fuerza, moviendo los arboles y dando paso a un clima fuerte, llamado lluvia. Desde lejos, podía verse que se acercaban cuatro tipos encapuchados, con una seriedad incomparable. No era difícil adivinar quiénes eran... Era nada más ni nada menos que Paul y [url=Sus Secuaces][Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

En resumen, era reclamar una carta y el trabajo podía catalogarse como "espía", sólo que tendrías que competir contra otros participantes en la competencia, que también podrían llamarse "Espías".

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Mensaje  Paul Brown Moreau Dom Mayo 03 2015, 09:33

El hogar se seguía llenando de varias personas, las cuales hacían gala de sus musculosos y otros simplemente contaban historias de sus luchas, sus viajes y sus hazañas. Por otro lado, también se veían hombres que habían participado en las competiciones pasadas, pero sobrevivieron gracias a sus talentos y la forma en que usaban las armas. La seguridad era bastante, dado que se veían guardias clandestinos parados alrededor la casa, con sus lanzas y haciendo gala de sus cicatrices de guerra que solamente intimidaban a los presentes. Los hombres que participaban de vigilancia, eran bien pagados por la anciana, quien poseía una grande fortuna, la que acabaría de terminar con el último torneo, para irse en paz hacia el cielo y simplemente dejarlos con sus pocos Aeros que le quedan de premio. Hubo un tiempo en que varios conspiraron para matarla, pero nunca sucedió, por los importantes amigos que tenía ella, desde hombres reconocidos por Aerandir, hasta lideres de guerras pasabas, que infundían miedo a cualquier macho que escuchara sus nombres.

La oscuridad estaba consumiendo toda la zona, y pocos minutos faltaban para que iniciase el evento. -Sólo debemos esperar a que la anciana haga su aparición...-Susurró uno de los espectadores, quienes estaban cruzados de brazos, mirando fijamente a la vieja puerta de Marak. Los que entraban al torneo, los llevaban a un especie de cuarto, donde iban a dejarlos descansar el tiempo necesario, para luego salir a presentarlos. Hombres y hombres se acercaban, diciendo sus nombres y pasando a la sala de los participantes, sin más preámbulo.

Desde lejos, se acercaban cuatro siluetas, con sus capuchas y con una sonrisa de oreja a oreja. Uno de ellos, era Paul, el conocido vampiro de Sacrestic ville. Por otro lado, los otros hombres eran los secuaces de él, no dejaban de acompañarle a cualquier lado que se dirigiera, todo por cuidarte la espalda de cualquier asesino que quiera quedarse con la cabeza del colmilludo. Ellos se acercaban a pasos agigantados, apartando las personas que se metían en su camino. -Sí que eres estúpido... Vas a salir muerto de ahí, tienes pocas posibilidades de ganarles a todos.-Pronunció Talia, completamente enojada, alistando sus armas por sí eran atacados.

Al estar cerca de los defensores de la casa, Paul se encargó de hablar pero... Fue empujado por un tipo fornido, el cual lo miró con ira. -Estás muy débil... Deberías irte a jugar con palos de madera.-Pronunció el fornido hombre, pero no alcanzó a decir otra palabra, cuando los secuaces lo agarraron y el chupasangre simplemente le dio una fuerte patada en la sien. Con seguridad, volvió a intercambiar palabras con el guardia. El colmilludo le preguntó si podían participar los cuatro pero... No fue así, sólo dos podían entrar al torneo, contra los otros enemigos.

Todos se miraron entre sí, inseguros de quién acompañaría a su jefe hacia el evento. La loba los sorteó, tomando una piedra y tallando la parte hasta que quede un cuadrado. En cada lado, Anotó las iniciales de los secuaces, y sin rechistar, la lanzó hacia el aire, dejándola saltar por el suelo y notando que había quedado uno de ellos... -Vaya... El que menos esperaba...-Murmuró el vampiro, colocando los ojos en su secuaz que le acompañaria, "M".

-Vamos jefe, estoy listo.-Una sonrisa se vio en su misterioso rostro, Máyic alistó su arco y sus flechas, sabiendo perfectamente que podría morir. Mientras tanto, Talia y Andy se despidieron de ellos, quedando solos, mirando la multitud que esperaba la aparición de Marak, la adinerada anciana. -Bueno... ¿Y qué hacemos nosotros?.-Respondió la licántropa, caminando junto al ruborizado Andy, que estaba nervioso y algo inseguro, por haber quedado sólo con la muchacha. -Ehm... C..Caminar.-Tartamudeó de manera asustada, dirigiéndose junto a ella hacia unas bancas que habían por allí.

Entretanto, el chupasangre se dirigía con el mago hacia el cuarto de los inscritos. Sus actitudes estaban tranquilas y al llegar, vieron bastantes hombres con aspectos fuertes, unos sonriendo y otros en un rincón, completamente aburridos. Máyic los miró de reojo y se sentó en una de las sillas vacías. Por otro lado, Paul se quedó con los brazos cruzados en la puerta, algo atónito por la escena de los vikingos, asiáticos, y seres extraños que estaban allí, todos por ganar los aeros que prometía la anciana.

Todo parecía estar controlado, hasta que de repente llegó uno de los organizadores, con una sonrisa de oreja a oreja y su vestimenta completamente limpia. -Ya los van a presentar, estén preparados. Mientras tanto, nuestra ama se encargará de dar el discurso y llamar sus nombres.-Dijo con astucia, para luego alejarse lentamente e irse a su lugar de trabajo. Los guerreros parecían desconcertados y simplemente siguieron con sus ejercicios.
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Mensaje  Paul Brown Moreau Lun Mayo 04 2015, 05:19

Ya se acercaba la hora, los guardias se alinearon y algunos brujos que hacían malabares o cualquier escena de magia, tuvieron que suspender sus actividades para introducirse junto a todos los espectadores, que miraban atentamente las puertas para que sean finalmente abiertas. La mayoría de los jóvenes, como también los ancianos, querían ver el aspecto de la anciana, cuánto podría haber envejecido desde la última vez que había hecho su aparición. Aunque pareciera exagerado, la gente comenzaba a tragar saliva de la manera más audible que exista. Los participantes estaban atentos a sus contrincantes y en poco ya se venían las presentaciones, para saber quiénes entrarían en la competencia. Solamente iban a escoger pocos, dado que las personas que visualizan esos eventos, no pueden recordar a cada uno de los luchadores que entran, así que, seguramente podrían ser 10, 9, o incluso 8. Sí no ven la capacidad suficiente en algunos guerreros, simplemente los dejarán descalificados para que vuelvan a sus hogares.

La multitud estaba murmurando en tono bajo, cansados de esperar a que saliese La Anciana. De repente, unas flautas comenzaron a sonar en unisono y los laúdes se unían ante los sonidos, completando acorde que se les pedía. Las personas comenzaron a quedar atónitos y el suelo se prendió en llamas, gracias a los poderes de los magos que habían, dando una magnífica entrada a Marak, quien aparecía desde las puertas, ayudada por dos gigantescos tipos con armaduras brillantes, que la subieron en su trono. El mundo pegaba gritos eufóricos y otros trataban de esquivar la seguridad, esperando saludar a la señora que estaba paciente, con una mirada tranquila. El aspecto de la mujer era bastante deteriorado... Sus manos estaban huesudas, al igual que su rostro. La mirada era de cansancio y su cabello blanco relucía ante su piel morada, donde podía verse las arrugas y las venas que se conectaban con sus ojos. Antes de hablar, lamió sus labios, haciendo notar la lengua rosada que llevaba, algo sucia y blanca... Sus dientes estaban amarillos.

Los espectadores guardaron silencio, no esperaban encontrar un estado tan horrible. A pesar de su edad, su voz resonó por cada rincón, traspasando las orejas de los hombres pendientes. -Su atención, por favor...-Todos quedaron mirándola, incluso los guardias que la cubrían, con el rabillo del ojo. -Estoy completamente emocionada por ésto... Mi último suspiro en la tierra. ¿Pero saben?... No estoy asustada. Bueno, sólo espero no morir, sin recuperar mi carta. El tiempo ha pasado desde esos días donde podía caminar, hacer mis típicos bailes pero... Al final mi cuerpo ya no está en condiciones para éso. Desgraciadamente, el dinero no puede llevarse al cielo, así que, prefiero terminar todo de la manera más divertida y alegre posible. Algunos me tienen como la reina de los héroes pero no es verdad, solamente soy una de muchas ancianas que están por acabar sus sueños... Mi última meta es morir. Como pueden ver, mi cuerpo ya se está deteriorando y mi belleza, ahora se encuentra en el alma, donde se dice que ustedes tienen sus sentimientos, sensaciones y deseos. Ahora nada más queda ver quién gana éste torneo, y quién logra traer la carta. Sé que ustedes tienen sus favoritos, pero no subestimen los poderes de los nuevos participantes, hay muchos que han vivido entrenando para ésta oportunidad. Entonces... Sin más preámbulos, quiero saludar a todas las personas, y... ¡Que sean presentados los competidores!.-Después de terminar su discurso, con la frase exclamada, todos comenzaron a gritar y levantar sus jarras de cerveza, otros subían sus armas, aunque algunos lloraban porque Marak ya estaba a punto de desaparecer de la tierra.

Los guardias la ayudaron para que vuelva a su cuarto. Las puertas se cerraron y dieron lugar a un payaso con la cara pintada, pero con un traje elegante. Cuándo todos le vieron, se quedaron algo sorprendidos por la clase de presentador que habían escogido, sólo que aquellos que abrieron sus ojos... Se convirtieron en animales, por unos segundos mientras que éste tipo se alistaba. -Ha llegado el momento... Me llamo Clown y con sumo respeto, les enseñaré a los guerreros más valientes que han clasificado.-En su voz se podía notar la actitud cómica que iba a tener... Era obvio que iba a ser comentarios sarcásticos al respecto de los hombres.

-¡El primero!, ¡Demos un gran aplauso al ganador de las ceremonias, el vencedor de Sacrestic, el señor valentía, EL GANADOR DE TRES TORNEOS CONSECUTIVOS, BELCH!-Musitó el payaso, haciendo una mímica por cada frase que decía, y finalmente haciendo sonar la "E" del nombre anteriormente dicho. Unos pasos se escucharon desde lo más lejos, dando lugar a una silueta de un tipo algo fornido... Su sonrisa lo delataba todo, y cuando llegó a la mitad de la tarima, hizo gala de sus pectorales.

Belch (Ganador de tres torneos seguidos):

La mayoría de las personas había aplaudido por esa majestuosa aparición, hasta que fueron silenciados por la estruendosa garganta del bromista, que preparaba otro de los héroes favoritas... O heroína. -¡Uhhhh!, sí creen que las mujeres no son fuertes... ¡Se equivocan!, ha clasificado la señorita más malvada, atractiva, pero... sádica de los mares. Así es... ¡Nuestra poderosa Mirrah, que ha entrenado por 2 décadas, esperando participar en éste evento!.-El hombre calló y todos quedaron confundidos, dado que la dama había aparecido tan rápido, que las bocas quedaron abiertas. Al verla, todos los machos comenzaron a salivar, pidiéndole muchísimas cosas.

Mirrah (Veloz):

Mientras los espectadores se recuperaban de ésa belleza, Clown comenzó a temblar de manera exagerada, hablando algo asustado. -Y... A...Ahora vamos a presentar a la otra muchacha. Infortunadamente, odia a los payasos y cada persona existente en Aerandir... Se le conoce por asesinar incontables personas inocentes y... Mantener la sangre de ellos en su cuerpo. ¡S...Su nombre es Shuka!.-Todos dieron un paso atrás cuando escucharon el nombre... La psicópata apareció de la nada y pegó un grito horroroso, haciendo tapar los oídos a cualquier que se encontrara cerca.

Shuka (Loca):

Después de que decidió desaparecer, el payaso recuperó su postura y caminó hasta la mitad, dando vueltas y señalando hacia el lugar donde aparecería el guerrero. -Los dioses lo han escogido... El ganador del torneo anterior, el hombre misterioso, y el estratega más famoso, ¡Bruzus!.-La euforia se creó y todos aplaudieron, dejando pasar al tipo más seguro en sus pensamientos.

Brazus o Bruzus (Ganador del torneo pasado):

Ya iban cuatro participantes, y según los rumores, los que entraban a la competencia de ésta vez, iban a ser ocho exactamente... ¿Quiénes faltaban para ser enseñados al público?. El payaso arregló su moño y tomó bastante aire, asegurándose de lo que iba a decir, lo escuchara cualquier persona cerca. -Aquí viene el tipo con más suerte del universo, ágil y respetado por cada ser humano que existe... Así es muchachos... ¡Thorm!-Todo el mundo guardó silencio, viendo el cuerpo fornido del tipo, que estaba serio, mirando a las personas con los brazos cruzados.

Thorm (Fuerza y agilidad):

Las personas se ponían más ansiosas mientras pasaba el tiempo, atentos por los últimos tres que quedaban... Todos estaban atentos. Clown de repente cambió su voz, tratando de hacerla algo seductora para presentar al siguiente concursante. -Aquí viene el guapetón, el favorito de las damas, el de los colmillos largos y el más conocido en Sacrestic... Ése mismo tipo que le gusta la sangre, y la bebe, sin antes darle una placentera muerte a sus victimas... ¡Paul!.-Se escucharon algunos gritos de vampiras, que aplaudían y silbaban de manera cómica. Su sonrisa ladina se vio, y todos se quedaron mirándola, de alguna manera parecía atractiva.

Paul (Resistencia):

Al finalizar la presentación, el payaso parecía cansarse pero abrió bastante los ojos, haciendo aparecer un arco en el suelo, tratando de mostrar una pista del que iban a mostrar. -Ahora, vamos a enseñar al tipo más talentoso, que usa las flechas en modo de combate... Es un mago oscuro y le encanta hacer sufrir a sus enemigos... ¡Máyic!.-Gritó con sus últimas fuerzas que tenía, mostrando al encapuchado que se acercaba, y apenas se le podía ver su barba...

Máyic (Secuaz de Paul):

En ese instante, todos quedaron completamente en silencio, ya sabían quién iba a aparecer... Era el tipo que nunca hacía falta en un torneo y por razones desconocidas, seguía vivo. Dicen que es el más fuerte de los presentes, y la mayoría de todos le tienen miedo. El payaso se puso serio por primera vez... Las personas lo esperaban y él era el que seguramente ganaría esa competencia... Todos lo sabían y la mayoría apostó por ese hombre. -Y bueno... Desde las tinieblas, el hombre que más ha matado, y el que ha sobrevivido en cada una de las competencias... El responsable de las muertes más perturbadoras y horrendas del grupo... Ésta vez si va en serio... ¡El magnífico Skiltron!.

Skiltron (Posee muchas habilidades):

Después de terminar de presentar a cada uno de los guerreros, las personas comenzaron a murmurar entre ellas, tratando de adivinar quién sería el ganador. Por otro lado, los participantes los llevaron a otra sala, donde los esperaría un tipo alto, con una mirada penetrante y sus brazos cruzados... El rostro del tipo no era de muchos amigos, así que sí les iba a hablar, no se refería a darle felicidades. -¡Buenas noches, Imbéciles!...-Dijo de la manera más grosera posible, haciendo que la mayoría se enoje, pero por respeto, no hicieron absolutamente nada para callarlo. -Soy la última persona que van a ver, antes de comenzar a matarse entre ustedes... Así que atentos y no quiero oír ningún suspiro de miedo, o juro que los atravesaré con el meñique de mi mano.-Todos cerraron su boca y lo miraron fijamente, esperando escuchar algo importante sobre lo que estaba a punto de iniciar.

Por lo que se sabe, se llama Chad, es el tipo que siempre deja claras las reglas del evento, antes de que sean comenzadas... Se le conoce por la fuerza que posee, y la cantidad de enemigos que ha derrotado, acabando casi con lugares enteros. Apenas pasó una pequeña brisa. -Antes que todo... La ley oficial es que hay que acabar con sus enemigos... Vale matar, descuartizar y hacer cualquier serie de torturas. Una de las reglas es... No escapar por nada en el mundo. La segunda se trata de mantener la tranquilidad, y no delatar sobre la clandestinidad de éstos eventos. Y bueno, la terminante, deben encargarse de una sola cosa... Ir a por el trabajo, o la misión... ¿Entendido, sabandijas?-La rudeza de Chad era bastante, incluso apenas todos asentaron con la cabeza sin decir nada más. El tipo chasqueó los dedos y desapareció misteriosamente...


Última edición por Paul Brown Moreau el Lun Mayo 18 2015, 23:51, editado 1 vez
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Mensaje  Paul Brown Moreau Miér Mayo 06 2015, 06:10

Todos esperaban que llegara el instante donde podrían salir a buscar. Unos tenían más experiencias que otros, pero de cualquier forma, cada uno de ellos había matado por lo menos una vez en su vida. Las miradas se cruzaban, de diferentes participantes, aunque nadie decía algo, simplemente mantenían el record de seguir en silencio. Entretanto, Máyic se encontraba al lado de Skiltron... El rostro que reflejaba el arquero, no era de tranquilidad, si no de miedo, pero también abrumado de una energía poderosa que emanaba ése extraño hombre. El vampiro logró captar éso, y se iba a levantar, en modo de reto hacia ése monstruo pero... Cruzó vista con Mirrah, la cual sonrió de la manera más coqueta que existe. Paul simplemente le siguió el juego, manteniendo la tensión, y guiñándole de manera pícara... La mujer abrió un poco su vestido, haciendo gala de sus voluptuosas proporciones. -*Vaya... Nunca pensé que superaran a Talia...*-Pensó con sus ojos desviados, tragando un poco de saliva y volviendo a su estado normal, quedando con el rostro hacia el vacío.

Brazus estaba mirando a Belch, haciendo medida de sus dientes, la forma en que podría moverse el sujeto y lo difícil que se convertiría en la competencia. Al fin y al cabo, el rubio sólo se encargaba de leer a sus enemigos, tener ideas de sus habilidades, y usarlas cuando se necesiten. Shuka estaba dormida, pero lo más tenebroso de ella, es que lo hacía con los ojos abiertos, con sus armas en las manos, y pendiente de cada uno que habitaba en la sala de espera. Thorm permanecía serio, dando puñetazos al aire, sin mostrar algo de agotamiento, suele estar más tranquilo que un tigre. La fuerza podía sentirse en el cuarto, los presentes manejaban una buena condición física, y las armas que poseían, estaban muy afiliadas. Por alguna razón, un animal se dirigió a la espada de Skiltron pero... Quedó cortada en dos, cuando apenas tocó el filo. Máyic notó ésto y se corrió al lado contrario de él. Había algo muy extraño en la situación, y era que el brujo estaba muy nervioso, nunca se le había visto de ésa manera, y debería ser mucho menos, cuando él mismo sabe manejar los poderes oscuros de la magia.

Paul se quedó mirando al hombre más tenebroso de ellos, alcanzando a discernir la extraña aurora que salía desde su cuerpo, en el modo que parecían unas alas negras. Tuvo en cuenta lo de atacar, pero no se decidió en hacerlo, es más, sería algo tonto sí lo hacía... Obviamente lo derrotaría el "Hombre de las Tinieblas". En fin, todos alcanzaron a captar unos pasos cerca de su actual residencia... Chad había llegado por segunda vez, con La Anciana que estaba deseosa en conocerlos a todos. Con respeto, la mayoría le besó su mano, otro simplemente hizo una figura de respeto, mientras que los más misteriosos de los participantes, se quedaron mirándola, con cara de asombro. Marak se quedó viendo a Paul por unos segundos, y sonrió levemente, acariciando su rostro y ganando su vista. -El seductor, Paul... Qué bueno verte participar en éstos torneos. Acabo de conocerte, y pareces ser el más guapo de todos los competidores que han existido... ¿Ha de ser uno de tus poderes?-Musitó la señora de edad, que recibió un beso en la mano, y luego fue invadida por el rostro del vampiro, que quedó a centímetros de ella.

-Aunque parezca una mentira, no estoy usando ninguna especie de engaño... Usted se sigue viendo muy hermosa, aunque los años pasen y su cuerpo se siga desvaneciendo de éste mundo.-Una sonrisa ladina se vio mostrada, y le tocó la mejilla con sus labios, para luego volverse a sentar y quedarse viéndola. La mujer se ruborizó, a pesar de que no se notaba demasiado. -Pues confío que usted sea el ganador de la carta... Ésa caballerosidad me hace creer en muchas cosas.-Después de terminar de intercambiar palabras, la mujer se dirigió a Skiltron. El raro ser apenas la miró y no hizo ningún gesto... La Anciana se acercó al oído del guerrero y le dijo algunas palabras, que por desagracia, nadie alcanzó a oír.

"El Hombre de las Tinieblas" quedó atónito, algo raro en personas como él, aunque luego asentó lentamente y se ganó la sonrisa de la señora. Después de la visita, Chad abrió las puertas y dejó salir a La Anciana, que se fue contenta después de conocer a sus competidores. Antes de haber subido las escaleras, Chad susurró algo para todos... -Traten de no morir... Sabandijas..-

Se acababa el tiempo de espera, los pocos minutos que iban a seguir ahí, era simplemente para organizar la salida. De repente, la sala comenzó a temblar de la manera más exagerada, haciendo caer las pocas bancas que habían dentro de ésta. Los guerreros no dudaron en levantarse, viendo que se levantaba una de las paredes del cuarto. Al principio, todos quedaron en silencio, aunque los gritos de los espectadores, rompieron el hielo. Desde lejos, estaba Clown, el payaso de las presentaciones, que se encontraba bien vestido. -Bueno, ha sido el momento, queridos...-Su rostro alegre se extendió por todo el lugar, al igual que la voz. -¡Es hora de que inicien el último Torneo de La Anciana!.-El grito resonó por todo Sacrestic, incluso en las afuera de allí.

-¡Comiencen!-

Nada más que decir... Esas fueron las palabras concluyentes para comenzar la competencia. Cada uno de los participantes abrió sus ojos y todos escaparon de allí, con una rapidez suprema que hasta incluso, dejó un especie de polvo en el aire, junto con las hojas. Todos cruzaron la puerta de la Villa, la que daba salida hacia la fauna y flora. Paul iba lo más veloz que se permitía, llevando a Máyic de manera arrastrada, dado que era el único luchador que no podía moverse rápidamente. La mayoría desapareció al instante, y cuando el vampiro supo que ya era suficientemente inapropiado correr, se acercó a un lago que había cerca, donde descansó su espalda junto a un roble. Máyic se subió de manera ágil en un árbol, tomando algunas flechas y vigilando que no se acercara nadie.

Por otro lado, el chupasangre pegó un suspiro de cansancio y no tardó en cerrar los ojos. La laguna no dejaba de moverse de un lado para otro, haciendo un ruido bastante relajante. -Aún es de noche... Eso significa que está a punto de amanecer, y bueno... Eso sería muy malo para mi.-Habló, mirándose las manos. El brujo apenas le vio con el rabillo del ojo. -Olvidó su capa, señor...-Musitó su secuaz.

Hubo tensión en ése instante... Ambos sabían del tema, del cual, hablarían ahora mismo. El mago estaba haciendo lo posible para evitarlo, pero su jefe aún lo seguía mirando, esperando que dijese algo en ese instante, y que sea ahora mismo. -¿Qué diablos ha pasado con Skiltron?... Dime, cuando estábamos allí, te noté abrumado. ¡Es una orden que me respondas!.-Nunca se ha visto tan enojado al vampiro, pero ésta vez, iba en serio, incluso en el momento donde aclaró que es el capitán. -Por lo que conozco de magia negra, espíritus malignos, y auroras de poder... E...Ése hombre no es normal. Tiene una inmensa cantidad de asesinados en su cuerpo, y lo peor, es que ha hecho rituales para fusionarlos con su alma. No sólo se puede sentir las tinieblas cuando estás cerca de él, si no también la fuerza y los gritos de las pobres personas que han muerto en sus manos.-Su voz temblaba exageradamente, parecía que contara una historia de terror.

Al entrar en ésto, ya nos hemos suicidado... Nadie le va a ganar a él, ni siquiera Belch junto con las estrategias de Bruzu, o la agilidad de Mirrah. Él quiere ganar ese torneo, y sí nos interponemos... Nos va a matar.-La última palabra resonó por la cabeza del vampiro, que estaba mirando la alberca, perdido en sus movimientos y en el agua... Parecía pensar, pero en verdad estaba muy confundido. -Pero... Debemos de tener alguna ventaja... Jaja... ¿no?..-Dijo inseguro, riendo de la forma mas nerviosa.

-No, no la hay...-
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El Torneo De La Anciana [Trabajo] [Espía] [Privado][+18] Empty Re: El Torneo De La Anciana [Trabajo] [Espía] [Privado][+18]

Mensaje  Paul Brown Moreau Jue Mayo 07 2015, 03:46

La sangre se les había helado, hasta el punto que parecían unos cadáveres en pie. Sus oportunidades para ganar el torneo, eran pocas, incluso podía decirse que ninguna. Al principio no parecía, pero sus contrincantes están a otro nivel. Sus poderes, velocidad, y habilidades estaban completamente entrenadas para que llegara éste día. Sin querer, terminaron enfrentando la experiencia contra un simple capricho. Podría ser un gran problema, es más, sólo se estaban enfocando en conseguir el correo, llevarlo a la anciana, y por consiguiente, ganar sin tener que matar a absolutamente nadie. El tiempo no dejaba de pasar, era como un rayo, así de rápido y reluciente. Las preguntas se multiplicaban demasiado. ¿Dónde estaban los otros?, ¿Qué estarán planeando?, ¿Alguien ya habrá muerto?. Todo era un simple misterio, el cual no se sabría hasta que un vencedor resulte.

Los ciudadanos trataban de abrirse paso, mirando desde la lejanía, y recibiendo noticias por espías que los vigilaban a cada uno de ellos de manera sigilosa. -¡Por el momento, Bruzus lleva la ventaja. Ha demostrado ser el hombre más astuto de los equipos!.-Escuchamos a Clown, con muchísima alegría. ¿Por qué decían aquello?, Fácil. El rubio ha estado rastreando a los guardias de una manera sorprendente, usando los pasos que han dejado, y también, las huellas en los árboles. Por el momento, nadie de los competidores se ha encontrado, excepto Paul y Máyic, que son un equipo.

Una sonrisa se reflejó en el bufón, que extendió sus manos e hizo una mirada graciosa. -Les tenemos una sorpresa...-Habló de manera susurrada, actuando como si no quisiera que escuchara nadie. -Los guardias que llevan la hoja... Tristemente saben que están siendo perseguidos... ¿Interesante, no?-Dijo con cierto humor, haciendo reír a los espectadores, que aplaudieron y gritaban los nombres de sus competidores favoritos. El secuaz del vampiro, alcanzó a oír la voz del hombre, quedando completamente perplejo. -Mierda... Al parecer, va a ser más difícil.-Con destreza, saltó de roble a roble, siendo seguido por su capitán, quienes cambiaban de lugar, tratando de introducirse más en el bosque, donde se supone que rondan los soldados que poseen el objeto.

Aunque el torneo se siga extendiendo, el trabajo no dejaba de ser trabajo. Todos iban por la carta, no importaba sí debían enfrentarse a sus contrincantes, pero ésa era la idea desde el inicio; El juego se extendía por toda la zona forestal, incluyendo todo el Reino del Oeste. Sacrestic Ville, Bosques Del Oeste, Lago de Luna, Minas Oscuras, Parte Oeste Del Lago.

El frío era tenaz, las brisas parecía que contuvieran nieve. Los animales salvajes estaban rondando con mucha hambre. Las plantas venenosas estaban posicionadas en lugares estratégicos, donde se puede predecir que estarán los participantes. Era horrible, dado que no habían escogido mejor hora, mejor día, y mejor clima para llevar a cabo el evento. Los pastizales frescos, ya se estaban secando, por la falta de agua que no han recibido durante días. El cielo estaba despejado, aunque unas inmensas nubes se acercaban con velocidad, tornadas en color gris. Una gota se atrevió a caer en Skiltron, quien estaba meditando bajo la sombra de un árbol. Apenas él abrió un ojo, sintiendo que su privacidad fue invadida.

Shuka apareció desde los arbustos, con su mirada psicópata. -¡Buenas noches, señor tinieblas!.-Dijo de la manera más sarcástica, para luego correr con sus navajas hacia Skiltron pero... Éste ya se había trasladado a otro lugar, haciendo que la loca muchacha termine estrellada contra el tronco de un ancho árbol. -¡Mierda!, se ha escapado... ¡Tengo ganas de matar a alguien!.-Gritó la asiática, ahuyentando las aves que se encontraban durmiendo.

Por otro lado, vemos a Paul junto con Máyic, escondidos en una oscura cueva, donde apenas usan una fogata para iluminar. El vampiro está algo alejado de la pequeña llama, dado que ésta puede herirlo gravemente. Lo peor de estar dentro de un lugar donde sólo hay una entrada, es la desinformación de lo que sucede afuera. Nadie quería salir, ni siquiera el pequeño osezno que habita en las profundidades, el cual, el chupasangre ya se percató, pero prefirió perdonarle la vida. Las gotas seguían cayendo al suelo, haciendo un ruido bastante familiar. De repente, un trueno cayó justo fuera de la caverna, que alumbró cada rincón. No pasaron más de dos minutos, cuando la lluvia inició, en pleno anochecer. Ahora sí estaban perdidos... Salir ya era muy peligroso. Los dos estaban tranquilos, mirando los pequeños insectos que caminaban por el asfalto. La calor de la fogata era suficiente para mantenerlos con buen temperatura, incluso no era necesario que se acercaran demasiado. El diluvio estaba muy agresivo, aunque era muy bueno para el vampiro, dado que sí seguía así el clima, la noche podría extenderse un poco más, y por consiguiente, el sol no saldría. Entretanto, la tensión entre el colmilludo y su secuaz, no paraba de aumentar, porque ninguno sabía qué decir o qué hacer. De alguna forma, Paul trataba de hacer un comentario cómico, pero al abrir la boca, salía un hilo de voz, nada más que éso.

El estómago del brujo había rugido, algo que estremeció al ojiazul. -Iré a por la com...-Fue interceptado. -No, yo lo haré. No tienes fuerzas, y además, aún sigues abrumado. Algo debe haber fuera, algo para cazar. No me tardo.-El vampiro se levantó, caminando lentamente hasta la salida, donde rápidamente quedó empapado por las gotas que presentaba la salvaje tempestad. Al principio, nada parecía extraño... Un ciervo estaba extraviado en la mitad de los robles. Con astucia, su cuerpo se movió tan rápidamente, que los colmillos los clavó en el cuello del animal y lo dejó paralizado. -Puaj... La sangre de bestia sabe horrible...-Susurró por lo bajo, arrastrando el cuerpo inmóvil. Al estar llegando de nuevo, escuchó unas pisadas no muy alejadas de él... Alguien estaba ahí.

De repente, todo pasó rápido, el ruido de una hoja siendo pisada, la presencia de un hombre detrás de él, y una daga ensangrentada. "Ughhh..." vociferó alguien, el cual cayó al suelo, herido. Una sonrisa se amplió, mostrando los dientes bien relucientes. -¡Dios mío!, cuánto lo siento...-El hombre pegó una carcajada, viendo a Paul en el suelo. -¿Quién lo diría?... El guapetón va a morir en manos de otro guapetón.-Dijo Thorm, para luego pegar un suspiro.

-Es que... No hay que ser tan estúpido para saber que tú y tu "novio" vendrían aquí. Oh, y por cierto... ¿Dónde está tu amado?.-Su voz era bastante arrogante. El musculoso no dejaba de decirlo, mientras que jugaba con su arma, para luego lanzar ésta hacia la frente del vampiro. Un sonido agudo se escuchó de repente. Una flecha había interceptado la daga, creando una chispa rara. El hombre se enojó y buscó al responsable, sin darse cuenta que estaba al frente suyo. -Un ataque por la espalda es muy grosero, ¿no lo crees?. Venga... No te enojes, así no te gustaría que se viera tu cadáver.-Los dos quedaron de frente, cada uno sintiendo la respiración del otro. Los puños fueron apretados, y los huesos empezaron a tronar, mientras que la lluvia los acompañaba.

Así es... Era el primer encuentro del torneo. Máyic vs Thorm.
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Mensaje  Paul Brown Moreau Dom Mayo 10 2015, 00:38

La batalla había comenzado. Finalmente se habían encontrado dos participantes, en los que se jugaba la vida o la muerte, cualquiera de las dos. Estaban completamente decididos en hacer todo lo posible por ganar, aunque tuviesen que eliminar a cada uno. Las miradas se mantenían, radiando bastante odio, ira e incluso, desprecio. Nadie se atrevía a apostar en quién sería el ganador, pero los rumores se extendían, diciendo que quizá aparecería otro de los competidores, dado que estaba rondando por los mismos lugares. -¿Qu...Qué diablos haces?... Vete. ¡Ése tipo es más fuerte que tú!.-Pronunció el jefe, tratando de levantarse. La lluvia no cesaba y las gotas caían con bastante agresividad, al punto que cada sonido de la naturaleza, desapareció. La sangre parecía mezclarse con la manifestación climática en ese instante. El pasto parecía limpiarse del líquido carmesí. Por otro lado, el vampiro apenas pudo apoyar su espalda en un tronco, con la palma de su mano en la herida. El olor embriagante de hierro, comenzó a desaparecer, dando paso al hedor de los charcos y las faunas de aquella ubicación.

Máyic fue el primero en decidirse, dando un salto hacia atrás, alistando más de 5 flechas en su mano derecha, sosteniéndolas con maestría. El arco estaba posicionado en su otra extremidad, esperando a ser usado. Thorn corrió hacia el arquero, lanzando ráfagas de puñetazos, que eran esquivadas de forma serena. El silbido del primer dardo había sonado, haciendo que la parte izquierda de su abdomen sea herido. El hombre se quedó inmóvil, dejando notar que no tenía ni siquiera un rasguño. El secuaz quedó sorprendido y vio sus flechas, notando que tenían filo. ¿Cómo rayos había resistido el ataque?, ¿Acaso es un hombre de acero?.

-Vamos... ¿En serio piensas que me harías daño?, yo no estoy aquí para jugar.-Aprovechó el instante de confusión para darle un mortífero puñetazo en el rostro, que lo lanzó directamente hacia un arbusto espinoso. De repente, un alarido se escuchó desde ahí, dando a entender que el pobre lanzador quedó herido. Mientras esperaba a su contrincante, Thorn se dirigió hacia el ojiazul con una sonrisa tan exagerada, que los huesos de su mentón se estiraban junto a ésta. -Vaya. ¿Clasificaron ustedes?. Dios, son más débiles que una mosca.-Sin más preámbulos, otro golpe fue dirigido en la herida de Paul, incrementando la sangre que emanaba de ésta. -¡Ogh!... M...Maldito.-La saliva coagulada no tardó en salir.

El chupasangre terminó en el suelo, con sus ojos casi en blanco. Las carcajadas descontroladas se oían en un eco. La lucha pareció terminarse pero... Thorm terminó con uno de los dardos en sus rotos vestidos. Al principio no le dio importancia, pero después, cuando una pequeña señal de fuego, quedó paralizado. -No subestimes a un mago... Créeme que son muy ingeniosos.-Desde la lejanía, vemos a Máyic, repleto de cortes y con su piel sajada. El musculoso trató de quitársela, pero ésta se adhirió tanto a su pantalón, que duraría unos cuantos minutos para hacerlo.

El colmilludo apenas levantó su quijada con esfuerzo, para ver la escena... -*Vaya... Máyic puede ser muy inteligente cuando se lo propone...*-Pensó detenidamente. El dardo se incendió, hasta el punto que sus pantalones quedaron en una llamarada. Después de ésto, el grito desgarrador lo dijo todo...

Una explosión consumió toda la zona forestal, haciendo que el cuerpo de Paul, salga volando a una dirección desconocida. Entretanto, las hojas se prendieron fuego, creando un humo grueso y oloroso. El brujo supo que Thorm aún seguía vivo, y así es, estaba completamente desnudo, con su cuerpo quemado y no podían verse sus cejas. Cuando trató de escaparse, el flechero se acercó con bastante velocidad, estirando las manos y cerrando sus ojos, vociferando algunas palabras en otro idioma, haciendo que los dolores comiencen a incrementarse. "¡AAAH!" fue lo que escuchó del musculoso, que trataba de levantarse y desgraciadamente, logró escapar de sus enemigos.

-Mierda... Lo voy a perseguir..-Susurró el arquero, pero fue ordenado por el vampiro. -No... Déjalo escapar... Ahora no estamos en condiciones para pelear. Debemos escapar, antes de que alguien se aproveche para asesinarnos.-La voz de la sabiduría había ganado, haciendo que traten de volver a la cueva pero, fueron sorprendidos por otra voz menos gruesa, aunque muy intimidatoria. -No lo recomiendo.-La lluvia pareció calmarse, dando lugar a los aullidos de los lobos y un gris amanecer, que comenzaba aparecer.

Máyic y Paul quedaron pálidos, no se lo esperaban, y ninguno estaba capacitado para pelear contra otro. El ojiazul apenas giró su cabeza, viendo un cabello rubio con el rabillo del ojo.... Así es, era el estratega Bruzus, que estaba en buenas condiciones. El hombre del filoso espadón, bajó de las ramas de un roble y se acercó a los pobres heridos, que literalmente se arrastraban por la tierra. -Tienen un aspecto horripilante. Sí mi intención fuera matarlos, créanme que ya lo habría hecho.-Susurró con una especie de sarcasmo, agarrando los cuerpos sin permiso y llevándolos en cada uno de sus brazos. -¿Qué demonios estás haciendo?...-Dijo Paul, con su ceño fruncido y tratando de soltarse, moviendo su cuerpo.

-Los estoy ayudando. Mi intención no es decapitarlos, no me interesa acabar con ustedes, pero... Pueden servirme de algo, al menos para acercarme a la carta.-Con agilidad, comenzó a alejarse de allí, saltando de un tronco a otro, siendo lo bastante silencioso. El sol estaba a punto de salir, y no era buena opción para el vampiro, así que Bruzus contactó su pequeña cabaña, hecha a elementos naturales, y lo introdujo en ésta.

La improvisada casa no se veía mal, incluso era muy sofisticada para haberla hecho en cuestión de 2 horas, lo que llevaba el evento iniciado. La madera estaba bien cortada, habían botellas y ollas de recipientes de bamboo. Usó las pieles de animales cazados para crear especies de alfombras y otras cobijas. En fin... No había perdido el tiempo.

Con bastante cuidado, recostó a Paul en una de las suaves camas que tenía y colocó a Máyic a unos centímetros de él, para que descansaran mientras que recuperaban sus fuerzas. -Descansen... Aquí no les pasará nada...


Última edición por Paul Brown Moreau el Jue Mayo 14 2015, 05:58, editado 1 vez
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Mensaje  Paul Brown Moreau Jue Mayo 14 2015, 05:53

La lluvia finalmente se había calmado, junto a los fuertes ruidos de la naturaleza. Ahora, el sol estaba mostrando sus hermosos colores, que daban vida a varias plantas y árboles. Era un mal momento para el vampiro, pero gracias a la bondad de Bruzus, está a salvo, durmiendo en un lugar cómodo, con una manta en su cuerpo, y quejándose por la herida que estaba a punto de curarse. Por otro lado, Máyic se encontraba posicionado en la ventana, con sus ojos perdidos en los arbustos, tratando de buscar una explicación para todo. La verdad, se sentía sin esperanzas... ¿Qué hubiera pasado si el rubio los hubiera matado?, ¿Acaso estaban listos para entrar a trabajos como éste?, por cada momento que pasaba, la fe se perdía, y no quedaba otra opción que seguir esperando, casi rezando para que ocurra algún milagro. Parecía que apenas hubieran iniciado la competencia, pero no. Las horas habían pasado y exactamente, ya llevaban varios minutos peleando por mantenerse en pie, y las afueras parecía solamente alegría y felicidad, gracias a la infinidad de animales que pasaban sin preocupaciones.

El mago parecía deslizarse por la pared, hasta quedar con su mentón recostado en el borde de la ventana, con su cejas bajas y parpadeando lentamente, como si estuviera a punto de quedar dormido. Era un hecho, en verdad los secuaces daban su vida para mantener a Paul a salvo, sea de la forma que sea. Aunque pareciera sorprendente, el brujo se ha quedado despierto, vigilando que nadie fuera acercarse a su amo, teniendo las flechas en sus manos, y cuidando el lugar donde él suele dormir. El único lado bueno de lo sucedido, es que el sol ya estaba a punto de esconderse, lo que quiere decir que viene otra ráfaga de lloviznas.

Entretanto, Bruzus se encontraba fuera de su cabaña, cazando comida y buscando algunos recipientes para poder reutilizar. Las horas seguían pasando y el hombre no aparecía. No era extraño, incluso si lo habían matado, no dejaba de ser extraordinario, dado que era normal perder la vida en momentos tan avanzados como ésos. Por el momento, no se sabía de alguien que haya sido asesinado, o masacrado. Todos estaban vivos. La hacienda no corría ningún peligro, hasta que comenzaron a escucharse pasos fuertes, cerca de la puerta. Máyic apenas giró su cabeza, frunciendo el ceño y apuntando hacia la entrada, con decisión de lanzar. Pero de repente, una mano apareció, avisando que era su aliado, el rubio,  el que llevaba una especie de manilla en su muñeca, que escogieron para poder diferenciarse entre si.

-Ha estado difícil, pero he traído carne.-Con un suspiro de cansancio, se sentó en el suelo y desparramó los cuerpos de bestias que había cazado. Había algo que destacar, y era que ese hombre tenía talento para atrapar presas. Al ver las comidas, se hizo una fogata, la cual fue usada para cocinar los animales y finalmente, comerlos, alimentando sus vacíos estómagos. La luz del sol seguía desapareciendo, y una gota fue la que avisó sobre la nueva tormenta venidera. El silencio era sublime, nadie se atrevía a decir una palabra, incluso les parecía mejor comer y luego irse a dormir.

El brujo estaba a punto de decaer y, finalmente, su cuerpo quedó tumbado en el suelo, junto con unos ronquidos con ganas, que emanaba desde su garganta. Bruzus rió y se dedicó a seguir comiendo. Cuando se levantó y giró la cabeza, notó que el vampiro no estaba en su cama, se había esfumado de repente... Fue una escena tenebrosa, hasta que en un rincón, podía verse a Paul, con su rostro pálido, y sus ojos brillando. -Oh, hasta que al fin despertaste...-musitó el de cabellos dorados, esperando una respuesta, pero ninguna fue oída. El tipo tenía un mal presentimiento... Algo no estaba bien, aunque menos ante la mirada penetrante del chupasangre.

No alcanzó a reaccionar, cuando fue atacado, y mordido en el cuello, el cual lo paralizó. Bruzus quedó tendido en el suelo, completamente atónito y siendo absorbido por el vampiro, que estaba dispuesto a vaciarle toda su sangre. -¡Suéltame, somos amigos!. ¡Te he salvado!, ¿Qué est...?-No alcanzó a terminar, cuando recordó que quizá el colmilludo no había bebido nada de líquido carmesí durante el torneo... Éso explicaba el comportamiento. Todo estaba en las peores condiciones, pero no mejoró, cuando un temible monstruo, gritó fuera del improvisado hogar.

Paul dejó de succionarle la sangre y lo dejó tirado en el suelo, para luego salir a ver qué vociferó esa horrenda voz. Era nada más ni nada menos que un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], que estaba expectante, aunque algo inmóvil, dado que pensaba que los dueños del hogar estaban durmiendo. Mal para la pobre bestia, dado que terminó siendo embestida por la fuerza del vampiro, que sin más preámbulo, le clavó los colmillos, acabando cada fragmento de sangre. El horrible monstruo trataba de soltarse, pero le era imposible. Los puños que alcanzaba a propinar, eran en vano, porque Paul no los sentía, y ni se quejaba... Estaba actuando como un animal. Cuando El Trasgo parecía perder las energías, y su piel se pegaba contra las costillas, dejándolo plano como una tabla, Thomas se limpió su comisura con la mano, haciendo su típica mirada.

-Dios mío... Qué horrible sabe. Al menos me devolvió el "alma".-Su sonrisa lo decía todo, e incluso volvió a entrar a la cabaña, viendo a Bruzus tirado en el suelo, aún inmóvil. -No es buen momento para estar descansando, ¿eh?.-Acto seguido, Paul le vendó el cuello al rubio y le pidió disculpas, a lo que éste aceptó, estando algo aturdido.

Al final, los dos se sentaron en las sillas, viendo al mago, que se encontraba completamente dormido. -En fin... Paul, tengo una noticia muy interesante.-Dijo el estratega, colocando sus ojos completamente serios, viendo al alimentado vampiro, que no dejaba de sonreír.

-Tengo varias trampas regadas por el bosque. Me he encargado de revisar cada una, en el tiempo en que tú estabas durmiendo. Me parecía una buena idea hacerlo, porque quizá podría encontrarme con pistas para el trabajo. Recordemos que en cualquier momento podemos ser atacados y... Si... Skiltron también me tiene muy nervioso, dado que no sé absolutamente nada de él, ni siquiera su paradero. Pero bueno, éso es historia de otro hilo. Lo que quería decirte, es que unos tipos sospechosos acababan de pisar la zona. Por lo que puedo deducir, iban con armaduras, corriendo, y algo nerviosos.-Tomó un fragmento de aire, pasando saliva.

El colmilludo estaba atento, esperando que siguiese hablando. Una brisa se coló por la hacienda, enfriando los cuerpos que se encontraban dentro, incluso el de Máyic, que roncaba como si no hubiera un mañana. Por otro lado, Bruzus se quedó callado por unos segundos, como si tratara de explicarlo. ¿Era bueno o malo?.

-Entonces, todo éso da una razón, una que es acertada y crearía un lío. Aquellos tipos armados, eran unos guardias, que estaban perdidos por el lago, pero por una razón extraña, estaban muy asustados.-Una leve sonrisa apareció en su boca. Todo comenzaba a tener sentido. Y para el colmo, el payaso que nos presentaba, había dicho que los portadores de la carta sabían sobre ésto, así que...-.

-Los guardias miedosos que pasaron, tenían la carta, y no están muy lejos de aquí...-

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Paul Brown Moreau
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Mensaje  Paul Brown Moreau Vie Mayo 15 2015, 06:46

La lluvia volvió, dando una tarde muy larga y aburrida, sin saber qué sucedía fuera de la cabaña. Aún nadie había perdido la vida, y los guardias que llevaban la carta, habían sido revelados, dado que pasaron anteriormente por las trampas de Bruzus. Todo indicaba algo, que podrían cumplir la misión sin tener que enfrentar a los otros competidores, quienes estaban atentos en que pasase alguien, incluso un animal. En fin, después del discurso del rubio, revelando varias cosas que podrían ser útiles, el vampiro simplemente se quedó en silencio, analizando la situación en su cabeza, como tratando de pensar en una idea, pero... El estratega obviamente no era él. -Ya, entiendo. Aunque es mejor esperar a que despierte mi secuaz, así podemos hacer una especie de plan entre los tres.-Murmuró, respirando hondo. El brujo parecía dar vueltas por el suelo, descansando plácidamente, como si nunca lo hubiera hecho en su vida, a punto de babear. Las gotas seguían cayendo, y los minutos avanzaban, haciendo que Paul y Bruzus se recuperen con el paso del tiempo, logrando recuperar las energías y con sus armas completamente listas. Relativamente, el que faltaba en curarse, era Máyic, quien se encontraba entre sueños.

Mientras alistaban varias cosas, organizando la cabaña, preparando bocados, arreglando objetos dañados, y finalmente, asegurando otras formas de entrada, el mago pegó un salto hacia atrás, abriendo los ojos al instante y quedando con su arco en el frente, con su ceño fruncido. -¡No me importa cuántos sean!, ¡Pueden atacar!.-Gritó el brujo, asustando a los otros dos, que luego al darse cuenta de la escena, comenzaron a reír a carcajadas, burlándose de la reacción que tuvo el pobre dormilón. Cuando Máyic logró caer en la realidad, se avergonzó y se enojó bastante, pidiéndoles reiteradamente que se callasen y dejaran de molestarle.

El de cabellos dorados casi ni podía respirar, imitando el momento que recordaría durante su vida. Por otro lado, Paul agregaba las voces, tratando de igualar la voz de su propio secuaz. -"Soy el hombre más fuerte de Aerandir, os patearé el trasero si osan desafiarme, Kyaaah", ¡Jajajajaja!.-Ni siquiera podía vocalizar de las enormes sonrisas que regalaba, haciendo que en pocos minutos, les duela el estómago. Después de unos minutos de felicidad, y cuando lograron superar las risas, todos fueron a la mesa, acomodados en las sillas, junto con unas tazas de té que había preparado el colmilludo.

Se encargaron de contarle todo lo que debía saber, desde las trampas, hasta donde podría estar la carta. Él lo tomó sin tanta sorpresa, como si lo supiera, y aunque acarició lentamente su barbilla, tenía bastantes dudas, las que no cuestionó, dado que no era el momento. Entretanto, Bruzus se adelantó, mostrando un punto de vista diferente, para idear la forma de conseguir el objeto, sin tener que tomar tanto tiempo. -Bueno, la manera es fácil. Ya estamos bien, literalmente. Nuestras heridas han sido sanadas y podemos pelear. Entonces...-Pegó un suspiro después de la última frase, éso significaba que iba a decir algo arriesgado, o un plan sin sentido. -Será mejor separarnos, por el bien de nosotros. De alguna manera, vamos a volvernos a reunir, y será en un lugar cerca.-Sus palabras resonaron por los oídos de los presentes, que quedaron algo sorprendidos, sin saber si negar aquella opinión, o simplemente aceptarla. Por más que no quisieran, tenía toda la razón.

-Ahora, es conveniente decir donde nos vamos a reunir. He pensado en un lugar bastante fuera de peligro, incluso para todos. nos vamos a ver en La Parte Oeste Del Lago, en un árbol que estará marcado por mi, con la letra B. Allí los esperaré. Ah, y por cierto... Si no logramos sobrevivir... Fue un placer haberlos conocido.-De manera pesimista, estrechó las manos de ellos. Ninguno fue capaz de decir algo al respecto, dado que es una tontería revocar al verdadero estratega del grupo.
Cuando el diluvio escampó, dando lugar a una suave llovizna. Bruzus, sin pena ni gloria, quemó su hacienda, dejando que el humo ascienda hasta las nubes... Ésa era la señal para escapar y separarse. Todos se vieron por última vez, incluso Máyic y Paul, que tardaron en separarse, sólo porque siempre han sido compañeros, desde que había iniciado el torneo. Todos desaparecieron del lugar, dejando una señal para el que se quiera acerca, como si quisiera matar.

Después de abandonar el lugar, Shuka apareció rápidamente, con sed de matar a alguien, pero cuando vio que nadie se encontraba allí, estampó un pisotón al suelo, pegando un grito al cielo. -¡Mierda!, ¡Mierda!. ¿Dónde están los malditos participantes?, quiero descuartizarlos...-Forzó la voz, haciéndose ver aun más psicópata de lo que era. Todos escogieron sus caminos, que llevaban a partes distintas. Nadie estaba tranquilo, porque ésta vez, no tenían a nadie que los respaldara, al menos para no tener que enfrentarse a una infinidad de enemigos.

Bruzus se encontraba en los frondosos bosques, con una especie de sigilo que él sólo sabe hacer. Estaba midiendo algunas cosas, armando nuevas trampas, cazando animales, y con su oído atento, diferenciando entre una pisada de humano, y la otra de las bestias. No corría peligro afortunadamente. Su espadón seguía filoso en su espalda. Se estremeció al sentir que pasaron un tipo con una velocidad incomparable, casi creando un tornado detrás de él... Rápidamente se escondió bajo un hueco que el mismo cavó, por si había un caso de emergencia. Al ver que no pasó nada, volvió a salir, y siguió con sus trabajos.

Por otro lado, vemos a Máyic, caminando por los alrededores del lago, con su arco en la mano, y teniendo un mal presentimiento sobre ésto. Sus pasos eran lentos, pero pensados, tratando de no hacer muchísimo ruido. Incluso, el frío lo tenía entumecido, quedando completamente pálido, luego de haber escuchado un movimiento detrás de su cuerpo, pero uno de alguien bastante veloz... Al principio, preparó las flechas, pendiente de los pasos que escuchaba, entre los árboles. -¿Quién está ahí?.-Preguntó con sumo nerviosismo, casi cruzando los dedos para que no fuera El Señor de las Tinieblas. Sus ojos no se perdían absolutamente nada, dado que estaba más que atento, con la mirada asegurada. De repente, el extraño ser pasó por su lado, quedando en su oído, exactamente. -Brujito... Me las vas a pagar... Muy caro.-Reconoció aquella voz, y tembló de sobremanera, tratando de clavar un dardo en su estómago, pero ya era tarde, porque el hombre lo tenía bajo su merced.

El tipo era Thorm, el mismo hombre con el que pelearon anteriormente, quien estuvo a punto de matarlos. En fin, se escuchó el ruido de un seco puñetazo, que sacudió todo el reino, literalmente. Máyic quedó en el suelo, completamente inconsciente, y con su sien sangrando. -¡Debió doler!, Jajajajaja... Vamos, imbécil.-Lo tomó de la prenda, arrastrándolo por el suelo, viéndose una genuina sonrisa en rostro. Al parecer, lo llevaba a su escondite, donde seguro lo torturaría y le haría pagar cada herida que le provocó.

Entetanto, vemos la situación de Paul, escondido bajo la zona forestal, la cual estaba siendo sometida por la radiante luna. La oscuridad era hermosa, inclusive para los pocos animales que habitaban en la noche. El frío que se sentía, era bastante fuerte, pero gracias al collar que llevaba el vampiro, no sentía nada. Nada parecía avecinarse, y la relajación era inmensa, gracias a los sonidos de la laguna que había cerca. Sin más preámbulos, el hombre se recostó en un roble, mirando el pasto, pensando en el final de la competencia. ¿Quién lograría ganar?, ¿Cómo lo harían?, ¿Cuándo entregarían la carta, y por consiguiente, ganar el trabajo?. Mientras estaba en un lío en su mente, alguien estaba al frente suyo... Llevaba un pantalón negro, unas piernas bastante grandes, una cintura ancha, un abdomen muy plano, y unos voluptuosos pechos, que no pasaban por alto.

El vampiro apenas levantó la mirada, algo sorprendido y desconcertado. Sorpresa, guapetón...-Se escuchó una voz femenina, haciendo que el chupasangre se levantara lentamente y tomara la empuñadura de su espada, mirándola fijamente, con una sonrisa ladina. Ella hizo lo mismo, haciendo gala a su cabello rubio... Era nada más ni nada menos que Mirrah, la mujer veloz. -No vengo a matarte... O ya lo hubiera hecho, sin que lo hubieses sabido.-Con seguridad, caminó alrededor de éste, para luego quedar detrás de él. -¿Sabes para qué vengo?...-Susurró de manera coqueta, con la daga en su mano, y luego, colocando ésa en su cuello, para intimidarlo.

-Lo sé...-En un acto rápido, le tomó de la muñeca, girando rápidamente y clavando la filosa arma en el tronco, dejándola pegada contra el árbol, a pocos centímetros de la boca, cruzando miradas, y diciéndose varias cosas en aquel momento tan ardiente, que apenas comenzaba a prenderse. La mujer se ruborizó de repente, pero no perdía su travesura. Con ganas, colocó sus brazos en el cuello de él, colgándose ahí, y dejando sus piernas al aire, las cuales abrazaron los glúteos del vampiro, estrellando éste contra el vientre de Mirrah.

-Entonces... ¿Qué esperas?...-Su voz se transformó en un hilo, jadeando por cada palabra que decía, completamente hipnotizada por los ojos azules del tipo. -Calla.-Dijo el colmilludo, agarrándola del cuello, para luego pegarle la cabeza contra el roble. La tensión apareció de repente, viendo los cuerpos tan cerca, cada uno respirando los alientos del otro. El sudor se volvió un acompañante... Parecía que estaban brillando bajo la luna. Luego de ésto, Paul le rompió la blusa, la cual estaba apretando sus gigantescos senos. Al fin, la desnudez podía apreciarse.

La agresividad apareció en ese instante, viendo a la rubia removiendo la camisa del vampiro, quien después de éso, le regalaba un beso bastante intenso, siendo muy brusca, y estrellando su frente con la de él. Después de la escena tan excitante, vemos como quedamos con los ojos en la luna, escuchando las ropas, que al parecer, estaban desapareciendo, para tener un mejor acercamiento.

Los gemidos no tardaron en escucharse por todo el bosque, oyéndose el choque de los cuerpos, como si tuvieran un ritmo escogido. Sólo se podía ver la ancha espalda de Paul, la cual estaba siendo arañada por Mirrah, quien tenía su cabeza elevada al cielo, quejándose de manera pícara...

De repente, la oscuridad se apodera del acto, y sólo prestamos atención a los ruidos... Del instante de deseo, de calor, y de las jadeadas incontrolables... La noche iba a ser muy larga.
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Off: La escena donde Mirrah y Paul tienen relaciones, simplemente la censuré... Disculpen.
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El Torneo De La Anciana [Trabajo] [Espía] [Privado][+18] Empty Re: El Torneo De La Anciana [Trabajo] [Espía] [Privado][+18]

Mensaje  Paul Brown Moreau Sáb Mayo 16 2015, 03:46

Desde la lejanía, podía verse un círculo amarillento y radiante, que trataba de salir desde las montañas, lanzando rayos brillantes por toda la zona, haciendo iluminar cada rincón, incluso en donde se suponía que se encontraría Máyic, pero tristemente no estaba. Las brisas pasaban por el bosque, removiendo varias hojas de donde se encontraban dos cuerpos, bajo la sombra de un árbol, que se encargaba de regalarle tranquilidad al vampiro, quien podría quemarse gracias a las luces que emanaba el sol. Mirrah se quedó con la manta, cubriendo su hermoso cuerpo. Por otro lado, vemos la desnudez de Paul, el cual se subía sus pantalones, viéndose su formada "V" que estaba marcada en su vientre plano. Su abdomen también estaba a la vista, y mientras buscaba su camisa, fue llamado por la rubia. -Guapetón... Aquí está...-Murmuró ella, tapándose sus senos con la misma prenda. El colmilludo sonrió, y le arrebató la blusa, colocándose ésta al instante, para quedarse mirando sus voluptuosos pechos, que lo hipnotizaban cada vez que lo hacía, aunque los haya probado la noche anterior. -Creo que deberías vestirte, ¿crees que puedes pelear así?.-Musitó, mientras que se arreglaba cada hilo de su ropa, quedando como nuevo. La mujer no tardó en levantarse, para luego abrazar al ojiazul, dándole un beso en la oreja.

-Pues ayer parecía que sí... ¿No te parece?.-Su actitud pícara estaba superando a la del chupasangre, que simplemente la miró de manera interesante. Haciendo caso omiso a sus comportamientos, miró hacia adelante, viendo que las horas pasaban y el tiempo de reunión estaba a punto de cumplirse. Los rostros faciales del hombre habían cambiado. Ahora, se veía más alegre, orgulloso, y amando la vida como siempre. Tristemente, ya debían separarse... La noche pudo haber sido completamente larga y llena de placer, excitación y otras cosas más, pero aún no se acababa la competencia. Luego de verse fijamente por unos minutos, como si se conectaran otra vez, sintiendo las mismas sensaciones que hace unas horas atrás, cuando sus cuerpos estaban empapados de sudor, moviéndose en un compás perfecto, donde no controlaba ni la lentitud, pero tampoco la rapidez.

-Trata de seguir viva...-Susurró el pálido, quien se despidió con su mano, y que por consiguiente, tomó un gran fragmento de aire, tratando de tranquilizarse. Mirrah simplemente asentó con su cabeza, para luego darse vuelta y caminar de la manera más atrayente que existe, moviendo las caderas como un péndulo. Después de ésto, los dos desaparecieron rápidamente, escabulléndose entre los árboles, pasando por el lago, y cada uno llevándose el recuerdo de un magnífico día. Entretanto, la competencia ya llevaba 2 noches, y con ésta, iba a ser la tercera. Nadie había muerto, por lo que se sabía. Mientras que Paul pisaba las ramas, tuvo un leve presentimiento, el que lo hizo sentir completamente mal, haciendo que su ceño se frunza, como si fuese a recibir una horrible noticia.

Mientras caminaba velozmente, notó una marca en un roble, donde aparecía la letra "B". Con seguridad, pegó un salto hacia allí, quedando en frente de ésta. Recorrió su alrededor con la mirada, encontrándose con Bruzus, quien estaba preocupado, acariciándose el mentón y cuando vio a su aliado, lo saludó nervioso, respirando de manera agitada. -Oh, has llegado. Pensé que ya te habían matado.-Una gota de sudor pasó por la frente del rubio, el cual estaba dando pasos de un lado a otro. -¿Dónde está Máyic?.-Preguntó el vampiro con seriedad, con los brazos bien cruzados, y viendo que no había ninguna señal.

El hombre de cabellos dorados se pasó la mano por la cabeza, pegando un suspiro muy sonoro, del que no se esperaba nada bueno. -No lo sé... Éso me tiene preocupado. Ya ha pasado mucho tiempo, y no aparece. ¿Será que se le ha olvidado?. No lo creo, él es más despierto que tú. ¿Qué hacemos?-Dijo con rapidez, notándose lo asustado que se encontraba. Nadie quería saber lo peor, y aunque no hubiera otra alternativa, debían actuar lo más pronto posible. El sol seguía saliendo, hasta el punto que el vampiro tuvo que hacerse bajo unos arbustos. -Mierda... Yo no puedo hacer nada, ya salió mi enemigo principal, del que no me puedo deshacer.-Respondió con enojo, esquivando los rayos de luz que querían estrellarse contra sus vestiduras.

Al principio, se quedaron vagando en sus mentes, tratando de conseguir una respuesta, tratando de conectar cada cosa que sucedió. Entonces, el dúo decidió trasladarse hacia el lago, el lugar donde estaba habitando en el anochecer. El vampiro siguió escondido bajo las sombras de cada objeto, mientras que Bruzus revisaba cada huella que hubiese en el pasto. Sus ojos estaban atentos a cualquier cosa que encontrase, y sabía perfectamente que no se equivocaría. Luego de unos minutos, el rubio apartó unos arbustos, y dio con sangre, y un dardo en el suelo, proveniente del mago... Se les heló el cuerpo de repente, luego de haber notado éso. No fue cuestión de unos minutos, para cuando encontraron un vello blanco, que pertenecía a alguien que sólo llevaría ése color... Thorm.

La sorpresa se dio, y un miedo tenaz apareció en cada uno, quedando estupefacto ante tal escena. -Demonios... Demonios... ¡Demonios!.-Le zampó un golpe al suelo, haciendo que éste quede hueco. Nadie se lo esperaba, ni siquiera el estratega, que se suponía que llevaba todo controlado. Era fácil de deducirlo... El brujo fue secuestrado y, posiblemente, ya lo habrán asesinado. En ese instante, los dos se miraron fijamente, esperando que a alguno se le ocurriera una idea. Nadie era capaz de hablar. Paul estaba muy enojado, mirando la laguna, casi rezando para que su secuaz no estuviese muerto.

De nuevo, el sol comenzó a apagarse, dando lugar a la tarde. Las nubes estaban más grises que ayer, y las gotas comenzaron a caer en la tierra, empezando a diluviar con mucha fuerza, como si fuera la última lluvia de todas. Ninguno de los dos se movía, sólo se limitaban a quedarse inmóviles, siendo empapados por el agua, que recorría sus tristes rostros. Por otro lado, Bruzus estaba tratando de hacer un plan para llegar a ellos, pero nada se le ocurría. Sus ropas comenzaron a ser pesadas, y Paul caminó por el lago, esperando alguna señal o milagro.

Todo parecía perdido, hasta que notó algo en el suelo, como una especie de signo. Con serenidad, se inclinó un poco para ver bien. Máyic había dejado las iniciales de un nombre, creando la figura con las flechas que tenía. Decía "S.V". Al principio, no se podía deducir qué significaba, hasta que el rubio duró unos minutos repasando en su cabeza, logrando descifrar el signo. -S.V... S.V... ¡Oh!, quizá se refería a... ¡A Sacrestic Ville!. Seguramente está allí.-Habló con astucia, haciendo que el colmilludo tratara de sonreír.

Así es, habían acertado. Ahora el destino se encargaría de escoger si el brujo viviría, o moriría en manos de Thorm, el gran asesino. ¿Cuánto tiempo tomarían para llegar hasta allí?, ¿Llegarían demasiado tarde?, ¿Sobrevivirían...?, nadie lo sabe, sólo los dioses...
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Mensaje  Paul Brown Moreau Dom Mayo 17 2015, 04:13

Mientras tanto - Sacrestic Ville - Andy y Talia (Los otros secuaces de Paul)

Sacrestic estaba muy eufórica, esperando que se conociese un ganador del torneo. Al principio, comenzaron a mostrar ilustraciones de sus favoritos, en los que se mostraba al magnífico Skiltron, aunque otros preferían al monstruo Belch. Por otro lado, unos mostraban dibujos de Thorm, Bruzus, Shuka, Mirrah y Paul junto a Máyic. A pesar de la fuerte lluvia, seguían afuera, haciendo malabares, gritando los nombres de los participantes, magos aprovechando la ocasión para ganar dinero con sus presentaciones. Clown seguía informando sobre las localizaciones de cada uno, incluso la del pobre secuaz del vampiro, quien se encontraba con Thorm, pero después dijo que se había perdido el lugar donde se encontraban.

Todos estaban preguntándose por Skiltron, quien no aparecía, ¿Acaso habría muerto?. La anciana seguía expectante, jugando con sus uñas, mientras se esforzaba para respirar, haciendo pequeños chillidos por cada suspiro. -*Demonios... Espero que traiga la carta... Estoy muriendo poco a poco...-Pensó con tristeza, sintiendo un temblor en sus manos, tratando de controlarlo, pero no podía, su edad la vencía, y por mucho. Los guardias estaban calmando la multitud que quería ir al bosque, para buscar a sus ídolos. Unos niños pasaban corriendo, jugando a ser los competidores, y varios querían ser "El señor de las Tinieiblas", e incluso se peleaban para serlos, eran sus héroes. El payaso seguía animando, jugando con sus cartas, haciendo que las personas sigan entusiasmadas por el gran torneo que se estaba presentando.

-Es sorprendente, Louis. Ya llevan 3 días de combate, nunca había sucedido.-Habló un tipo, pensativo y acariciando su abdomen, haciendo conversación con su amigo, quien estaba algo ebrio, pero no dejaba de dar sorbos a su cerveza. -¡Emocionante!... Yo sigo esperando a que Skiltron muestre sus poderes... ¡Todos saben que él ganará!.-Gritó como un borracho, para luego caer al suelo y quedar dormido, al instante. El hombre asentó con su cabeza, aún en su mente, tratando de adivinar sobre quién sería el ganador.

El trabajo no ha terminado, nunca terminaría a ése paso. Según las lenguas sabias de la villa, decían que en la noche comenzaría la matanza entre participantes, porque se encontrarían en un mismo lugar. Aunque nadie lo dijera, la gente quería sangre, quería ver espadas atravesando cuerpos, querían ver extremidades cortadas. Nadie se concentraba en la carta, absolutamente nadie, sólo Paul y sus secuaces, junto a Bruzus, quien actualmente les ayudaba. La oscuridad estaba a punto de aparecer, dado que un color morado se podía notar en el cielo, casi combinándose con un hermoso vino tinto. Después de ver a la multitud tan alegre, vemos a los otros protagonistas, que caminaban por las calles, cubriéndose de las gotas agresivas de lluvia.

-Así que lo supiste... Máyic está en problemas.-Susurró Andy de manera tímida, sonrojado por la presencia de la loba, quien le gustaba. -Es verdad. Pero en fin, nunca estuve de acuerdo de que fuera ése bueno para nada. Yo estaba más capacitada que todos ustedes, idiotas.-Habló Talia, mordiendo lo que parecía ser carne, para luego tragarla sin nada de cortesía y botar el hueso, después de haberlo chupeteado. El rubio no dijo nada, sólo se quedó mirando al suelo, con leve verguenza, sintiéndose débil y tonto a la vez.

No tenían un lugar a donde dirigirse, y aunque querían ir a ayudar a su jefe, no podían. El frío los estaba entumeciendo, aunque la morocha no le importaba mucho, dado que simplemente podría convertirse en loba y asunto arreglado. El enmascarado si se encontraba abrazado de sus hombros, por la razón de que no llevaba camisa. Inclusive, la neblina había aparecido en un humo bien espeso. Aunque no pareciera, la escena se mostraba bien triste, porque los dos no podían ocultar el miedo de que el mago muriese... Éso les daría muchísimos problemas. Cada uno recordaba al brujo, cuando adivinaba las emboscadas, cuando echaba lejos a espíritus malignos, cuando cazaba las comidas para ellos... Era un tesoro de imágenes, guardadas en la cabeza. El rubio, por consiguiente, la miró fijamente, sintiendo que se le subía la sangre en las mejillas, provocando una calor bastante sorprendente... Se estaba decidiendo a hacer algo.

La licántropa ni se daba por enterada, es más, seguía caminando de manera despreocupada. -Gente imbécil, cómo les odio...-No dejaba de hablar, insultando a cada uno que se le pasara por la cabeza. Andy se quedó inmóvil, respirando de manera agitada, casi tartamudeando, dado que estaba a punto de decir algo. -E...Espera.-Susurró algo preocupado, haciendo que Talia se quede como una estatua, mirándolo de manera desconcertada, pegando un suspiro. Según ella, ya era la centésima vez, sólo que él no era capaz de decir algo, sólo musitar "Nada" y seguir callado.

-Mira... Creo que éste es el mejor momento para hacerlo, porque no aguanto más.-Vociferó, haciendo un eco por la vacía calle, donde se encontraban. -¿Qué diablos quieres decir con és...?-No alcanzó a terminar, cuando fue invadida por un contacto severo de labios, viéndose el acto desde la lejanía, notando que Talia trató de corresponder el beso, pero no era capaz. La lluvia caía sobre sus rostros, haciendo que sus cabellos se peguen a sus mejillas, dejándolos empapados frente a un contacto de bocas, el cual aún no se terminaba de despegar. Todo parecía una hermosa historia, hasta que la loba frunció el ceño y, finalmente, se escuchó un resonante golpe, el cual se repitió por todo Sacrestic Ville. La tensión apareció de repente.

Andy se encontraba mirando al lado contrario, con su rostro caliente, sintiendo la bofetada que había acabado de recibir. Talia lo agarró de la camisa y lo estrelló contra una casa, mirándolo fijamente, estando bastante enojada. -¡Mira imbécil, espero que no lo vuelvas a hacer... No me importa sí eres de mi grupo, o no. Respétame.!-Lo soltó, dejándolo respirar. El tipo perdió su timidez, también radiaba furia.

-¡Lo siento mucho, pero no puedo aguantar decirte que me gustas!-Gritó mientras se acariciaba la mejilla. -Pero claro... No te importa porque a ti no te afecta, ¿verdad?. Creo que sería mejor que te pusieras en los zapatos de otros, así sabrías quién es el o ¡La! verdadera Imbécil.-Hizo énfasis en la palabra exclamada. Talia simplemente se quedó callada, algo sorprendida y cuando trató de explicarse, el rubio había desaparecido, quizá yendo a otro lado más alejado de la villa.

El silencio se apoderó del instante, haciendo que sólo se escuche la lluvia. El enmascarado simplemente se quedó apegado a un muro, mirando al vacío. Los caminos se separaron, y era cuestión de tiempo para saber si el grupo de Paul se separaría. Entretanto, la noche se seguía acercando, y el diluvio comenzaba a bajar, haciendo que las gotas comenzaran a ralentizarse, de una manera exagerada. Los sabios ya comenzaban a adivinar el final, y cuando sería... Según sus cálculos, la gran competencia terminaría en el siguiente día, cuando esté a punto de salir el sol. ¿Por qué?, fácil... Los participantes se dirigían a Sacrestic Ville, y todos se encontrarían allí, lo que formaría una matanza. Por otro lado, también se calculaba que los guardias de la carta estarían en ése lugar, dado que ellos piensan que ahí podrían estar tranquilos, pero no... Simplemente fueron engañados.

Los minutos pasaban y pasaban, dando lugar al final del evento, el cual ya estaba a punto de suceder. El objeto estaba en juego, y el primero que lo entregara a La Anciana, ganaría. Pero... ¿Quién sería el vencedor?.
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Mensaje  Paul Brown Moreau Dom Mayo 17 2015, 10:08

Los pasos eran apresurados, y la lluvia cesaba, haciendo que solamente quede una espesa neblina, en la que no se podía ver absolutamente nada, sólo las siluetas que pasaban con velocidad, tratando de llegar al lugar que quieren, que deben y que necesitan. El frío era un obstáculo gigante, hasta el punto que Bruzus tuvo que abrazarse sus hombros, aunque Paul no sentía nada, gracias a su collar que lo protegía de cualquier clima horrendo, como la nieve o el hielo. Nadie estaba tan seguro de lo que estaba a punto de suceder... Ni siquiera el propio estratega, que trataba de mantener la calma, pero no podía... Una vida estaba en juego. No era el momento de pensar, o de reflexionar. Los pasos se volvían más apresurados, incluso ya estaban yendo a toda su velocidad, barriendo el polvo. El vampiro superó al rubio, dejándolo muy atrás, para poder llegar rápido. Éste lo siguió, gracias a las huellas que dejaba en el asfalto, dado que lo delataban demasiado. Unos minutos más o menos, podría ser un gran peligro para el secuestrado, quien seguramente está sufriendo, siendo golpeado, o masacrado por los fuertes puñetazos del peliblanco.

Los movimientos eran certeros y, cuando el chupasangre oyó algo, no muy lejos de su dirección, acudió rápido, notando una especie de humo, y una cerca hecha a madera afilada, que podría cortar a cualquier intruso. Desde lejos, se escuchaban unos gritos familiares, de los que se podían deducir en un segundo. -Máyic...-Susurró con furia, buscando la forma de pasar al otro lado, para salvar a su secuaz. El de cabellos dorados había llegado junto a él, y al ver la cerca, no tardó en idear un obvio plan. -Es fácil... Sólo debemos hacer ésto.-Con decisión, sacó su espadón, sosteniéndolo con fuerza, y acto seguido, derrumbó el tronco, haciendo que éste quede clavado con el objeto cortante. Luego, el dúo se subió por encima del árbol y pasaron, entrando rápidamente al lugar, donde los alaridos se escuchaban con más frecuencia y más fuerza. No pudieron evitar sentir que su sangre se helaba. Al fin, ya era de noche y estaban en las afueras de Sacrestic Ville, apenas podían ser vistos por algunos espectadores, que gritaron de manera eufórica al ver a los 4 participantes, reunidos en un mismo lugar... Ya sabían que alguien iba a morir.

-¡Han llegado a tiempo!. Bueno... Pueden pasar y ver a su querido aliado.-Habló Thorm de manera sarcástica, lanzando al brujo delante de ellos, quien estaba en un estado completamente deplorable. Sus parpados estaban caídos y entrecerrados, gracias a la infinidad de golpes que recibió, y sus mejillas no pasaban por alto, incluso también estaban hinchadas, al igual que sus ropas estaban rasgadas y ensangrentadas... No podía decir absolutamente nada, ni siquiera un "ayuda". Decidí dejarlo vivo porque... Es mejor que tu grupito lidie con el trauma que le debió haber quedado... Jejeje...-Esas últimas palabras terminaron de desatar la ira de Paul, quien con una brusquedad incomparable, sacó su filosa y larga espada. Acto seguido, sus respiraciones comenzaron a ser agitadas y entró en un trance sorprendente, en el cual todo se incrementaba en un ser y en su físico, incluso sus músculos. ¡Calla y pelea, imbécil!.-Sin más preámbulo, las armas se estrellaron, y el vampiro no tardó en deshacer la defensa de su contrincante y, con mucha fuerza, clavar el filo en la costilla en el tipo, el cual entró sin ningún problema. -¿Pero qué?...-Thorm ni siquiera se lo creía, es más, cuando él fue invadido por la espada, pensó que había sido un engaño o una ilusión.

Por otro lado, Bruzus tomó a Máyic y trató de curarlo, usando sus conocimientos. La pelea entre el peliblanco y el ojiazul comenzaba a calentarse, lanzándose ráfagas de ataques, aunque algunos alcanzaban a hacer contacto con la piel, otros terminaban siendo bloqueados. Las personas no dejaban de gritar por su favorito, lanzando cosas y entusiasmados por la lucha tan sorprendente que les estaban regalando. Paul enredó las espadas, y aprovechó ese instante para zamparle un seco puñetazo a su enemigo en la cara, haciendo que los nudillos se le entierren en los ojos. Al principio, éste pegó un alarido y soltó su arma, quedando completamente desnudo en batalla. Sin rechistar, el vampiro usó el instante para apuñalarlo con agresividad, volviéndolo un "queso" en pocos minutos, viéndose los chorros de sangre y los sesos esparcidos por el suelo. El tipo gritaba y gritaba, pero afortunadamente quedó más que muerto, vuelto picadillo y en fragmentos pequeños.

Cuando el colmilludo acabó, se dirigió a su secuaz, al que ayudó pero... Había algo que no cuadraba, y era que no lo podía halar más. Cuando notaron, vieron que estaba amarrado a un árbol, el cual estaba a punto de caerse y por consiguiente, aplastaría el cuerpo de Máyic... Era una Trampa, y Paul debería usar sus conocimientos para ellos, al menos los básicos que conoce.

Con astucia, cortó la cuerda, siendo bastante cuidadoso, o el gran roble se vendría para abajo. Después de hacerlo, empujó el cuerpo del mago hacia un lado y dejó que cayese al suelo, haciendo un fuerte estruendo por todo lado. Después de arreglar el problema, se quedó mirando a su secuaz, quien estaba completamente inconsciente. Mientras trataban de regresarlo a la vida real, fueron sorprendidos por una silueta grande, quien estaba detrás de ellos, con un arma en su mano. -¡Belch gustar aplastar enanitos!.-El ganador de los tres torneos. Estuvo a punto de volverlos papilla, hasta que alcanzaron a esquivar y lo miraron con desprecio.

-Mierda... Ha llegado. Ahora si no tenemos escapatoria.-Dijo Bruzus, sacando su espadón y haciéndose al frente del grandullón, quien botaba espuma por la boca. No pasaron más de otros minutos, cuando se escuchó que alguien había pisado una rama... Sentían que los estaba mirando. -¡Mierda!, al fin. ¡Gente para descuartizar!.-Llegó Shuka, la loca morocha, quien no aguantó en atacar al gigante, clavando sus armas en el pecho. La abominación simplemente la quitó con una bofetada y siguió usando su hacha, para atacar a cualquiera que se acercara.

Como si fuera poco, Mirrah llegó, con una patada voladora hacia la asiática, quien salió disparatada contra un árbol. Al parecer, los sabios tenían razón... Todos los participantes se encontrarían en las afueras de Lunargenta. Todos se miraron fijamente, sabiendo que cada uno de los presentes era su posible enemigo. Paul aprovechó para alejar a Máyic del peligro, colocando su cuerpo en un arbusto, el cual lo tendría bien descansado. Cada uno de los presentes había sacado su arma, pero todos dispuestos a asesinar, sin importar quién fuera o lo lo que hayan compartido.

Faltaba uno de los competidores... Pero por la oscuridad y la sensación de que una aurora se acercaba, significaba que ya estaba a punto de llegar. -Uh... Viene el misterioso ogro... Ahora si, tengan miedo.-Dijo la rubia, estando bastante cómica, mientras que notaba que unos cuervos se quedaban en el asfalto, mordiendo los pedazos que quedaron del difunto cadáver de Thorm.

La gran guerra estaba a punto de estallar, y todo por deshacerse de sus contrincantes, para así, ganar la carta. Todos sabían qué hacer y absolutamente nadie tenía miedo, ni siquiera Bruzus, que era el que tenía más desventaja, por su falta de fuerza, pero su conocimiento lo ayuda bastante.

Fue cuestión de tiempo para que cada uno se quedara inmóvil, preparándose para lo peor... Alguien ya estaba apareciendo, y no era ningún polluelo en el arte de la matanza, es más, era el jefe de todos. Su presencia no tardó en intimidar a todos, y también, hacerlos retroceder por lo menos 20 metros. Al estar en la mitad de todos, simplemente desenvainó su espada, provocando una fuerte brisa, en la que cortó varias hojas en la mitad. Allí estaba, el magnífico Skiltron. En un momento, se vio como si abriera la boca, y efectivamente lo estaba haciendo... Iba a decir algo. -Merhz...-Fue lo único que pronunció, escuchándose una voz bastante gruesa, un gutural descomunal y una palabra que resonó por los tímpanos de cada presente. Al principio, los participantes se miraron desconcertados... Pero después... Sus ojos quedaron abiertos como platos.

La tierra estaba temblando y la aurora que llevaba, se convirtió en le rostro de un demonio, el cual creó un tornado, logrando que todos caigan al suelo y unos traten de agarrarse de algo sólido, para no ser absorbidos por la gran tormenta que se veía. Algunos lograron agarrarse, pero sólo una no pudo... Y simplemente salió volando hacia el torbellino, el cual no duró en absorberla. Sus gritos desgarradores fue lo único que se escucharon, notándose que el bosque se había convertido en un lugar bastante rojo, repleto de sangre y el pasto completamente lleno de extremidades, provenientes de Mirrah, la que anteriormente se había acostado con Paul... Había muerto.

El vampiro cerró los ojos y giró su cabeza. La escena fue tan repugnante que sólo pocos la quisieron ver. Luego de ésto, todos supieron la verdadera fuerza de El Señor de las Tinieblas, que sin ningún problema, podría matarlos a todos con sólo unos movimientos de dedos y unas que otros cortes. Dos muertes en una noche... Parecía un record.
Sólo quedaban seis, en los que se contaban a...

Belch (Ganador de seis torneos seguidos)
Shuka (Loca)
Skiltron (Posee muchas habilidades)
Paul (Resistencia)
Máyic (Secuaz de Paul)
Bruzus (Ganador del torneo Pasado)
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Mensaje  Paul Brown Moreau Lun Mayo 18 2015, 03:55

Ya estaban los participantes, mirándose fijamente, quedando los más fuertes, los que serían capaces de acabar con sus oponentes, en tan sólo unos minutos. Las armas permanecían quietas, notando que cada uno estaba decidido a enterrarla en quien sea, no importase si le conociese o no. Nadie decía algo, todos preferían actuar antes de pensar. La noche los estaba acompañando, dando una escena magnífica para luchar. Sin avisar, Belch corrió hacia Bruzus, enterrando su hacha en el suelo, donde se suponía que se encontraba su enemigo, pero no... Éste lo había esquivado con una velocidad imparable. Por otro lado, Shuka se lanzó hacia Paul, chocando sus garras contra la espada de él, haciendo un ruido horrible, en el que tuvieron que taparse los oídos. La felicidad de los espectadores era imparable, que hasta incluso llamaron la atención de Clown, que se encontraba en otra dirección. Sin avisar, el bufón llegó, para hablar de la pelea.

-¡Uhhhhh!, así es. ¡Qué peligro, gente!. Ahora si, están viendo la última guerra de todas. ¿Quién será el vencedor?. Apuesten, disfruten, ¡VEAN!.-Habló con bastante ánimo, colocando al publico de manera eufórica, como siempre lo ha hecho. Las chispas salían y salían, hasta el punto que parecía una lluvia de pedazos de acero. Skiltron se dignó a ver el combate, subido en una rama, mirando cada uno de los movimientos y su aurora no dejaba de incrementar. Por otro lado, el rubio estaba sudando, mientras miraba a su contrincante, el famoso grandulón, quien disfrutaba de la lucha. -Mierda... Es obvio que te gano en inteligencia... Pero... Tú me superas fuerza, ¿eh?.-Musitó, para luego, cambiar de estrategia, cortando la mayoría de los robles que habían a su alrededor, así aplastar a Belch, pero no funcionó en nada, por el pequeño problema de que éste también era muy rápido.

-¡Yo no ser estúpido!.-Su ira se desató y comenzó a atacar de manera alocada, tratando de rebanarlo con su gigantesco objeto, el cual pasaba y rozaba las ropas del inteligente. Acto seguido, cuando menos lo pensó, Bruzus tuvo que bloquear la hacha, que no le dejó tiempo de reaccionar para esquivarlo. -Ugh...-Su espadón comenzaba a tronar, hasta el punto que se rompió y dio un paso atrás, pero de igual forma, su pecho tuvo un largo corte. Las esperanzas de que ganara, eran pocas, incluso nadie creía que alguien como él, podría ganar ante el salvajismo del gran ogro.

Se quedó pensativo, mirando a la tremenda "vaca", mientras que sacaba una cuerda, algo que llevaba en una especie de su cinturón. Sin más preámbulo, comenzó a amarrar la soga en el suelo, en los arbustos y, finalmente, en los troncos. Cuando hizo ésto, llamó a su contrincante. -Eh... ¡Ven!.-Después de gritarle, Belch corrió como un toro y en el instante donde el rubio le prendió fuego al objeto, el colosal monstruo se enredó con las cuerdas y quedó amarrado frente a una red ardiendo, la cual se encarga de quemar su cuerpo y hacerlo quejar de forma desgarradora.

Una sonrisa se vio en el rostro del estratega, hasta que vio que el musculoso se soltó con furia, y sin poder hacer algo al respecto, perdió un brazo... y junto a ésto, la mitad de su hombro. -¡Ahhhhh!.-La sangre apareció a chorros, logrando que todos se sorprendan y la mayoría de niños, se tapen los ojos entre ellos mismos. Entretanto, Paul notó ésto y trató de ayudarle, pero estaba tan ocupado con Shuka, que no alcanzaba a esquivar o a evitar... Simplemente podía mantenerla a raya, peleando y chocando armas.

-¡Noooo!.-Paul simplemente estiró su mano, como si quisiera hacer algo. Bruzus cayó lentamente al suelo, quedando con su mirada perdida, viendo al pasto, con su boca abierta y sus ojos atónitos, como si no se lo esperara. El líquido carmesí no dejaba de brotar, y su cuerpo estaba inmóvil, teniendo movimientos involuntarios. Luego de ésto, sacó unas bombas, y las colocó en el suelo, tratando de crear una llamarada, la que necesitaba. Después, forzó su voz, tratando de hablar, muriendo por cada palabra que musitaba. -P...Paul... Llévate... A... Máyic... Escapen. ¡A-Ahora!. Tú debes entregar e...La Carta... ¡Corre!.-En la última frase, botó un coágulo de sangre y mientras Belch bajaba su hacha, para cortar la cabeza del rubio, se prendió fuego, quedando completamente en llamas.

Aunque fuera imposible, parecía que el vampiro estaba a punto de llorar... Pero sin rechistar, le zampó un puñetazo a Shuka y agarró al brujo, subiéndolo en su hombro, en donde se lo llevó con velocidad, saliendo de la escena, pero antes... Giró su cabeza, para ver el desenlace de la pequeña lucha que se desempeñaba allí. El grandullón cortó la cabeza de Bruzus, y después de éso, las bombas explotaron, logrando una destrucción masiva en aquel lugar, viendo que las siluetas desaparecían en cenizas, y el musculoso moría quemado. Todo se ralentizó, el acto estaba muy lento, y el ruido que deparaba desde allí, era inmenso, viéndose que Paul y Máyic habían sobrevivido.

Ahora se suponía que ellos eran los últimos dos participantes, y era cuestión de tiempo para saber lo que se deparaba. Pero, aunque no pareciera, el chupasangre estaba pensativo, mientras corría con el cuerpo de su secuaz, estando mirando al suelo, tratando de descifrar lo último que escuchó. ¿A qué se refería con que debía entregar la carta?, ¿Acaso había un plan sobre ésto?, ¿Las muertes sucedían sólo porque les apetecía morir, o lo estaban protegiendo de alguien?. Todo era confuso, y aquellos pasos ciegos que daban, lo llevaban a un lugar incierto, donde no sabría si podría ser atacado por una manada de bestias o no... Ya no le importaba, sólo quería que terminara y cuanto antes. Sobrevivir no era una opción, era un deber.

Minutos después, vemos a Skiltron, vivo y en frente de los cuatro guardias, que tienen la carta. Los soldados estaban completamente asustados, casi a punto de rezar, esperando que bajara algún milagro. Sin rechistar, El señor de las Tinieblas estiró la palma de su mano, provocando una brisa muy fuerte, haciendo que éstos salgan volando en pedazos, logrando otra escena de sangre. Ante ésto, tomó el preciado objeto, el cual se entregaría a La Anciana. De alguna forma, se quedó mirándola por unos segundos, viendo que estaba intacta e impecable. Luego, recordó lo que le dijo Marak, en la sala donde los competidores se habían visto. -Si que estás loca, jefa...-Susurró para si mismo, cerrando los ojos por un momento, y al abrirlos, desapareció en humo negro.

Mientras tanto, regresamos con el colmilludo, quien corría de manera desesperada. Ya había cruzado recorrido la laguna y algunos que otros bosques. Cuando menos pensó, fue sorprendido por Shuka, la que se hizo en frente, mientras mantenía sus garras bien afiladas, mirándolo de manera enojada, aunque sonriendo de la manera más psicópata que existe. -¡JA!, te he encontrado, imbécil. Ahora... Voy a descuartizarte.-El vampiro no alcanzó a reaccionar y cerró sus ojos, tratando de cubrirse el rostro, usando su antebrazo. En ese momento, escuchó lo que parecía ser un alarido. Su curiosidad se despertó, y miró lo que sucedía...

La asiática fue atravesada por una mano, partiendo su torso en dos, y viéndose el cadáver en el suelo, notando que se le salía su intestino y algunas que otras tripas. El responsable había sido Skiltron, quien se encontraba al frente de él, mirándolo fijamente. -¡Vale, me rindo!. No puedo más... Acaba conmigo y haz lo que quieras.-Vociferó Paul, quedando arrodillado en el suelo, con sus manos temblando, y en el cielo. El tipo sólo se dedicaba a mirarlo, alzando apenas una ceja y cuando lo vio bastante asustado, simplemente sacó la carta de sus vestiduras, mostrándola hacia el vampiro.

-Ten... Te lo regalo. Gana el torneo y, sé feliz.-Habló de una forma seria, haciendo roncar su voz, la cual ya sonaba bastante tenebrosa. Con agitación, la tomó, quedando aún más confundido que antes, tratando de decir algo, pero sólo salía un suspiro nervioso. -¿D...De qué hablas?... ¿No vas a matarme?...-Susurró, tratando de arrastrarse hacia atrás, pensando en escaparse, pero antes, quería oírlo.

-No puedo hacerlo. No se me permite.-Con serenidad, comenzó a irse, desapareciendo lentamente entre la neblina. -La Anciana quería que tú entregaras personalmente la carta... Bruzus lo sabía también, pero fue asesinado. Qué triste.-

-¡¿Entonces por qué mataste a Mirrah, si de igual forma no ganarías nada haciéndolo?!-Gritó enojado, casi dispuesto a levantarse para zamparle un puñetazo. -¿Acaso te falta sangre en el cerebro?. ¡Lo hice porque ella te iba a matar tarde o temprano!. ¡Belch y Shuka no sabían de éso, por eso fue que lo mataron!. ¿Por qué no les dijimos?, fácil... Porque nunca lo entenderían. Mira, Paul... Eres muy afortunado para ganar éste torneo, porque sinceramente nunca lo hubieras logrado. No sabes contra quiénes te enfrentabas, ni siquiera con la ayuda de tu secuaz y con la inteligencia del rubio ése. Si ésto fuera en serio, ¡YO LOS HUBIERA MATADO A TODOS USTEDES ANTES DE QUE PUDIERAN PARPADEAR!.-Éso silenció al colmilludo, y lo dejó completamente apenado.

Después de éso, Skiltron desapareció, diciendo una última palabra. -Ve a entregarla... Una sorpresa te espera...-
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El Torneo De La Anciana [Trabajo] [Espía] [Privado][+18] Empty Re: El Torneo De La Anciana [Trabajo] [Espía] [Privado][+18]

Mensaje  Paul Brown Moreau Lun Mayo 18 2015, 06:28

Aún estaba completamente oscuro, ni siquiera una pequeña señal del majestuoso sol. Los pasos eran cortos, cojeados, y parecía que tambaleara, tratando de superar el sueño y las ganas de comer. El cansancio también tenía que ver, y demasiado. Sus ojos comenzaban a volverse borrosos, hasta el punto que no tenía noción de donde iba. El humo lo lograba orientar, pero ni siquiera le ayudaba bastante... Es más, en ocasiones se perdía. El cuerpo de Máyic se volvía más pesado, haciendo que su hombro comenzara a dormirse, junto a su brazo, el cual perdía las fuerzas. La luna estaba acompañándolos, siguiendo sus pasos, mientras que éstos trataban de buscar la entrada de Sacrestic, donde terminaría tantos problemas y finalmente podrían llegar a salvarse, teniendo una hermosa recompensa. La cabeza de Paul tenía muchas preguntas, porque, todo de repente se había vuelto confuso, y más con el encuentro que tuvo con Skiltron, el cual reveló tantas cosas que apenas podía pensar. ¿Por qué todos quieren que lo entregue?, ¿Qué plan había detrás de todo ésto?... ¿Acaso una verdadera sorpresa le esperaba?.

Mientras corría, vio una puerta, la que seguramente sería las puertas para la villa. Por lo visto, habían personas esperando, con varias pancartas, gritando los nombres de los difuntos cadáveres, excepto el de Skiltron, dado que él quedó vivo, pero ¿A dónde se fue?, nadie lo sabe. Cuando se vio la silueta de que aparecía el vampiro, junto a su gran compañero, todos gritaron de la manera más fuerte que existe. Otros querían salir a ayudarlo, pero no dejaban que alguien se acercara, sólo verlo desde lejos. "¡Paul!, ¡Paul!, ¡Paul!" Musitaban las multitudes, corriendo alrededor de éstos. De alguna forma, Talia al notar que se acercaba su jefe, se escapó de entre el publico, para ayudar a su amo. -Lo has logrado... Imbécil... Déjame ayudarte.-Agarró el cuerpo de Máyic y se lo llevó, convertida en un licántropo.

Por otro lado, Andy apareció y se colgó la mano de él en el hombro, para hacerle ligero el peso. -G...Gracias, mi secuaz favorito...-Murmuró, parpadeando lentamente. El rubio se encargó de hacerlo pasar por el gran laberinto del vencedor, haciendo que todos traten de ganar un saludo de él. Ninguna de la gente pensaría que iba a ganar el colmilludo, es más, se extrañaron de no ver a los otros participantes, pasando por allí. La mayoría asumió que los otros estaba muertos y asesinados. Sin tanto problema, Sacó el objeto que pidió La Anciana y cuando ella notó que él trajo las letras, sonrió de una manera exagerada, dando sus últimos suspiros. -Ven, guapo...-Sin ayuda ni nada, Paul caminó hasta ella, y cuando llegó, quedó de rodillas, ante su presencia, estando completamente cansado.

Estiró la carta y Marak la tomó... Al parecer, la estaba abriendo de manera delicada y, cuando lo hizo, leyó lo que decía, sin gritarlo ni nada, sólo para que lo escuchara el vampiro, quien estaba cerca. Entretanto, Clown estaba diciendo barbaridades del colmilludo, como por ejemplo, diciendo que había asesinado a Thorm, se había enfrentado a Shuka, fue capaz de caminar por el sol, haciéndolo a escondidas, estuvo más horas despierto que sus otros contrincantes. -¡Así es, damas y caballeros!, ¡Éste hombre además de guapo, es un completo macho. Fue el que más se arriesgó, más peleó, más sangró, sólo por mantener la vida de su pobre secuaz, el que también se desempeño mucho!. ¡No hay absolutamente nada más qué decir, enhorabuena!. Yo de ustedes, no me volvería a burlar de él, ¡Jajajajaja!. ¡Un gran aplauso para el verdadero guerrero!.-La noche era bastante hermosa, enseñando una pequeña feria y algunas que otros seres que participaban en los juegos de clausura. Algunos lloraba porque se acabó la competencia y nunca existiría otra igual...

En fin, La Anciana terminó de leer la carta, y Paul estaba atónito, como si hubiese notado algo... -Y ésto, querido ganador, fue lo que escribió mi único amor.-Susurró con melancolía, donde se le bajaba una lagrima y miraba el cielo.

El vampiro estaba conmovido, y se levantó con mucho esfuerzo, para luego mirarla fijamente. -Y... ¿Cómo se llamaba el que lo escribió?...-Nombró atónito, quedando paralizado, como si sintiese que ocurría una especie de Deja Vu.

-Paul...-Fue lo que pronunció, mirándolo fijamente, con esos ojos oscuros tan penetrante, que lograban ver a través de él. Todos quedaron en silencio y las bocas se abrieron, tratando de tranquilizarse y asimilar lo que había dicho. -¿P...Paul?...-Tartamudeó inseguro, y también, respirando de manera agitada. La señora se trató de levantar, ayudándose del colmilludo y lo vio completamente cerca, como si estuviese a punto de darle un beso. -Tú me escribiste esto... ¿Acaso lo olvidaste?... Aún te sigo amando...-Nadie se sentía apropiado para musitar algo, ni siquiera el propio Paul, que estaba tan sorprendido, pero a la vez, tenía bastante recuerdos y remembranzas, las que llegaron en forma de fotos.

Por otro lado, el premio fue entregado a los secuaces, quienes ya tenían lo que necesitaban. Pero... Ahora lo explicaba todo. Ése momento en que Marak fue a decirle algo a Skiltron, le pidió que dejara al vampiro que ganase, diciéndole que él era el que escribió la carta. También tenía que ver las ganas de Bruzus por mantenerlo vivo, los suspiros de La Anciana cuando lo veía, ésos ojos azules que ella nunca pudo olvidar... En fin, fueron tantas cosas.

Todo tenía sentido, y ya no había vuelta atrás... La mujer, antes de morir, le dio un pequeño beso a Paul, y tristemente, comenzó a escurrirse por sus brazos, haciendo que la historia se acabara... Un amor eterno que simplemente se rompió por el olvido y la edad... Donde se dejaba una moraleja bastante grande, y demostraba que la edad si importa. La mujer dejó de respirar, y por lo tanto, su difunto cuerpo fue sostenido de la cintura, gracias a Paul, que aún la miraba, con ojos de suplica, esperando a que volviera a abrir los ojos... El hombre ya había recordado.

-No... No... No... Abre los ojos... Discúlpame, no fue mi intención...-Ya era demasiado tarde... Su alma ya estaba vagando por la villa, como ella dijo al principio...

Flashback... Hace 70 años


Era un día nevado... El suelo estaba pintado de un hermoso y espeso color blanco, el cual mantenía congelado el asfalto. Era un clima perfecto para hacer muñecos y jugar. Los niños corrían con felicidad, haciéndose los héroes y usando palos de madera, para combatir como unos buenos espadachines. El viento estaba congelando todo a su paso, logrando que una madre bastante furiosa, saliera y entrara a los críos, preocupada por los venideros resfriados que iban a ocurrir. Nadie parecía triste, incluso todos sonreían, a pesar de las tormentas que habían acabado con las cabañas. Todo parecía una historia de ficción, como las que suelen contar las abuelitas.

Una mujer se encontraba llorando, y al lado suyo, se veía a Paul, con su rostro completamente joven, tratando de calmarla y decirle que todo estaba bien. Sus colmillos no estaban allí, así que en ésa época, era un humano cualquiera. -No te vayas... No es necesario... Podríamos vivir juntos para siempre, sin complicaciones... Sólo quédate.-Decía Marak, quien tapaba su rostro, dejando caer sus gotas de lagrimas. El ojiazul no era capaz de decir algo, sólo darle un abrazo, el cual se demoró durante mucho tiempo, el necesario para calmarla un poco.

-Debo irme... Necesito ganar dinero. Aerandir es una aventura infinita y... Así como llegué, también volveré... Lo juro, por ti... Nunca te olvidaré, amor mío.-De la manera más dulce, subió su rostro, y le dio un beso duradero, y la joven correspondió, sintiendo que sus labios temblaban del miedo, de los nervios, y de las ganas de no dejarlo ir. -Vuelve... Por favor... Nunca me dejes.-Fue lo último que murmuró... El hombre simplemente sacó una carta, y se la entregó, regalando una última sonrisa, antes de irse.

-Adiós Marak... Que el destino te mantenga con vida...-Y sin más preámbulo, desapareció...

La mujer comenzó a llorar, y pasaron los años, sin leer el objeto que había recibido, pero con la esperanza de que su único amor volvería. Ella, eventualmente, rechazó a los hombres que trataban de tener algo con la muchacha, sólo porque confiaba en que aparecería y... Cuando perdió la esperanza, unos guardias la raptaron y le robaron la carta, haciendo que ella sufra por toda su vida, deseando leerla, antes de morir.

Carta...


"Amor... Discúlpame por tener que irme. Créeme, me duele más a mi que a ti. Yo siempre quise quedarme, pero Aerandir me llama, para que lo siga explorando. Quería llevarte conmigo, pero es muy peligroso, incluso para un verdadero guerrero, aunque lleve una filosa espada. Las bestias que rondan por éste inmenso mundo, son peligrosas. No soy capaz de protegerte... No ahora con mis débiles brazos. Quiero volverme fuerte, pero no te preocupes, nunca me volveré un ser de noche, es lo que menos quiero que suceda.

Las horas pasan y comienzo a sentirme impotente, como si me estuviera alejando de ti, pero a la vez, estuviera tan cerca de tu fragancia. Te amo, y porque lo hago, debo irme, así para cuando vuelva, seamos felices como una hermosa pareja en un verano, junto a unos hermosos niños, y una hermosa casa. Te prometo que no duraré más de dos años, o tres... Haré lo posible por regresar rápido. Mi vida, nunca te vayas a olvidar de mi, aunque muera. Todo se esfuma, al igual que mi alma, pero, los recuerdos quedan ahí, en donde nadie puede borrarlos, en tu mente.

Nunca vayas a hacer algo estúpido, nunca en tu vida. Yo estaré pidiendo a mi dios para que estés bien. Y bueno... Las palabras se me están acabando y... Un mundo de oportunidades me espera.... TE AMO.

Att: Paul Brown Moreau."

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Mensaje  Paul Brown Moreau Lun Mayo 18 2015, 06:29

FIN.



Agradecimientos a Thorn por entrenarme en la Escuela de Rol xD.
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Mensaje  Thorn Sáb Mayo 23 2015, 02:11

Vaya, una trama que no me esperaba, fue interesante y llena de acción. Entretenida también con un toque de romance muy a lo Paul. Muy buenas referencias y estructuración.

Recuerda:

- “ese” “esa” y sus plurales no llevan tilde.
-Las locaciones en Sacrestic y alrededores no las recorres en una noche
- Cuidado con pasarte con relación a las habilidades de los personajes, en algunos momentos me pregunté si realmente me mantenía en Aerandir.
-Cuidado con las adjetivaciones, algunas veces menos es mas.

Recompensas:

+400 aeros
+2 puntos por habilidad pasiva
+10 puntos base+7 puntos por buen desarrollo= 17 puntos.
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