Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
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Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
- Off Rol:
- Aclaró que se supone que este tema sucede en el bosque de los humanos, antes de llegar a Lunargenta, a falta de una ubicación mejor, abro aquí
Ya habían pasado algunos días desde que Eltrant y Alanna separaran sus caminos de la elfa y el brujo. El día había sido claro y brillante, habían cambiado el Bosque del Este y el pantano por el Bosque de los humanos, lo que indicaba que pronto llegarían a la ciudad. El sol comenzó a decaer cuando pusieron sus pies en el bosque, allí, como mucho, se encontrarían algún bandido de poca monta con el que no sería un problema luchar. No pasaría nada por pasar allí la noche. Andando, ante ellos apareció un buen lugar donde dormir, era un claro, no muy grande, que se podía defender con facilidad, y donde se podían vigilar todos los flancos.
- ¿Qué te parece si dormimos aquí? parece un buen sitio, y no deben de quedarnos más de tres o cuatro jornadas para llegar a la ciudad.- Comentó antes de comenzar a reunir piedras para organizarlas, dentro iría la madera para hacer un pequeño fuego.
Dejó sus cosas y se sentó, cansada de andar tanto. Lo cierto es que, preocupada por salir pronto de la zona de licántropos, no había hablado demasiado con el chico, tal vez, ahora que estaban en su propio territorio, tuvieran más tiempo. Poniendo sus manos suavemente en el cuello, intentó relajar sus músculos.
Tomó unas piezas de fruta que tenía en la bolsa y le pasó una al chico antes de ponerse a encender la hoguera con un par de piedras, si no recordaba mal, fue el chico quien le enseñó a hacer eso hacía ya muchos años, cuando jugaban juntos de niños. Ese recuerdo sacó una sonrisa a la chica, era agradable recordar la época anterior al orfanato. Ese tiempo en el que había sido feliz. Recapacitando, se dio cuenta de que, al salir hacia la ciudad, no se despidió de nadie, ni siquiera de él, que había sido su amigo. En ese momento, que ya tenían un fuego y podían relajarse un poco, creyó que era momento de hacerlo:
- ¿Sabes?- comentó- siento haberme ido sin despedirme, hice mal, solo quería alejar de allí a mi hermana.-sonrió, aunque se daba cuenta de que había metido la pata, no por la disculpa, si no porque la chica, había intentado evitar el tema de la pequeña durante todo el viaje, pero ahora que lo había sacado, seguro que el chico le haría preguntas.
Última edición por Alanna Delteria el Jue Mayo 28 2015, 15:17, editado 3 veces
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Habían avanzado relativamente rápido tras dejar atrás el pequeño poblado y la tierra de los licántropos, cosa que en cierto modo sorprendió al mercenario, quien tras todos los eventos que se habían sucedido en prácticamente unos pocos días, agradecía encarecidamente que el viaje estuviese siendo tranquilo.
Gradualmente, la frondosidad característica de los bosques norteños fueron siendo reemplazados por, primero una extensa llanura que les desvelaba que estaban entrando en la península de Verisar y segundo, el extenso bosque de las afueras de Lunargenta. Para cuando el sol comenzó a decaer, aún seguían internos en el mismo por lo que, al llegar a un pequeño claro en el bosque la guarda propuso pasar allí la noche y descansar.
-“Claro” – Contestó Eltrant ojeando el lugar, aún quedaban varios días para llegar a la ciudad y realmente dudaba de que hubiese algún reducto de civilización por allí cerca, no tenían más opción que acampar y aquel era el mejor sitio que habían encontrado hasta el momento.
Imitando a la muchacha dejó en el suelo su bolsa de viaje y tras desatarse la espada del cinto se sentó apoyando la espalda en el tocón de un árbol. Tras tomar el trozo de fruta que le ofrecía su compañera agradeció el detalle con una sonrisa y mientras se la comía observó como Alanna improvisaba rápidamente una hoguera con las ramas de madera que había desperdigadas por allí.
Lo cierto era que no habían hablado mucho durante el viaje, la joven parecía tener prisa y él tampoco había estado muy comunicativo, de todas formas tampoco sabía exactamente qué decirle, estirando los brazos dejó escapar un bostezo y tras acomodarse de nuevo, siguió observando como Alanna encendía la pequeña hoguera.
Cuando su compañera se disculpó por haberse marchado años atrás sin despedirse Eltrant arqueó una ceja y se cruzó de brazos, no había pensado mucho en ello, sí que se le hizo extraño que desapareciese de la noche a la mañana sin avisar y durante algún tiempo se preguntó qué había pasado. Su conclusión final fue que, como todas las familias que aspiraban remotamente a una vida mejor, se habían marchado a la ciudad.
-“Ya hace bastante de eso…” – Dijo Eltrant rascándose la cabeza y haciendo memoria – “¿Dices que tienes una hermana…? Creo que no llegue a conocerla, salía poco de casa ¿No?” – Añadió después terminándose la fruta –“En cualquier caso, no eres la única que se marchó de allí sin avisar a nadie” – Dijo ahora más sombrío ¿Quién era él para juzgarla? Al fin y al cabo lo que él había hecho él para irse no era muy diferente, podía seguir mandando todos los paquetes anónimos con dinero a casa, pero no iba a cambiar el hecho de que los había dejado atrás. –“No te preocupes por eso” – Le dedicó una sonrisa, aunque no supo si le había salido demasiado forzada.
Se quedó en silencio durante unos segundos, mirando la extraña cara que había puesto Alanna y le sonrió de nuevo, ahora de forma sincera –“El sueldo de una guarda debe de ser bueno” – Dijo ahora tratando de cambiar de tema –“Seguro que te has podido permitir una buena casa en Lunargenta”
Segundos después el distintivo sonido de algo moviéndose entre los arbustos le alertó, aunque aquellos bosques no eran los más peligrosos de Aerandir, no estaban exentos de lobos y otras bestias, lentamente y haciendo el menor ruido posible alargó la mano hasta la espada que descansaba en el suelo junto a él.
Gradualmente, la frondosidad característica de los bosques norteños fueron siendo reemplazados por, primero una extensa llanura que les desvelaba que estaban entrando en la península de Verisar y segundo, el extenso bosque de las afueras de Lunargenta. Para cuando el sol comenzó a decaer, aún seguían internos en el mismo por lo que, al llegar a un pequeño claro en el bosque la guarda propuso pasar allí la noche y descansar.
-“Claro” – Contestó Eltrant ojeando el lugar, aún quedaban varios días para llegar a la ciudad y realmente dudaba de que hubiese algún reducto de civilización por allí cerca, no tenían más opción que acampar y aquel era el mejor sitio que habían encontrado hasta el momento.
Imitando a la muchacha dejó en el suelo su bolsa de viaje y tras desatarse la espada del cinto se sentó apoyando la espalda en el tocón de un árbol. Tras tomar el trozo de fruta que le ofrecía su compañera agradeció el detalle con una sonrisa y mientras se la comía observó como Alanna improvisaba rápidamente una hoguera con las ramas de madera que había desperdigadas por allí.
Lo cierto era que no habían hablado mucho durante el viaje, la joven parecía tener prisa y él tampoco había estado muy comunicativo, de todas formas tampoco sabía exactamente qué decirle, estirando los brazos dejó escapar un bostezo y tras acomodarse de nuevo, siguió observando como Alanna encendía la pequeña hoguera.
Cuando su compañera se disculpó por haberse marchado años atrás sin despedirse Eltrant arqueó una ceja y se cruzó de brazos, no había pensado mucho en ello, sí que se le hizo extraño que desapareciese de la noche a la mañana sin avisar y durante algún tiempo se preguntó qué había pasado. Su conclusión final fue que, como todas las familias que aspiraban remotamente a una vida mejor, se habían marchado a la ciudad.
-“Ya hace bastante de eso…” – Dijo Eltrant rascándose la cabeza y haciendo memoria – “¿Dices que tienes una hermana…? Creo que no llegue a conocerla, salía poco de casa ¿No?” – Añadió después terminándose la fruta –“En cualquier caso, no eres la única que se marchó de allí sin avisar a nadie” – Dijo ahora más sombrío ¿Quién era él para juzgarla? Al fin y al cabo lo que él había hecho él para irse no era muy diferente, podía seguir mandando todos los paquetes anónimos con dinero a casa, pero no iba a cambiar el hecho de que los había dejado atrás. –“No te preocupes por eso” – Le dedicó una sonrisa, aunque no supo si le había salido demasiado forzada.
Se quedó en silencio durante unos segundos, mirando la extraña cara que había puesto Alanna y le sonrió de nuevo, ahora de forma sincera –“El sueldo de una guarda debe de ser bueno” – Dijo ahora tratando de cambiar de tema –“Seguro que te has podido permitir una buena casa en Lunargenta”
Segundos después el distintivo sonido de algo moviéndose entre los arbustos le alertó, aunque aquellos bosques no eran los más peligrosos de Aerandir, no estaban exentos de lobos y otras bestias, lentamente y haciendo el menor ruido posible alargó la mano hasta la espada que descansaba en el suelo junto a él.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
- No, creo que no llegaste a conocerla, era... es, es muy dulce- rectificó- o eso creo, no la veo desde hace.. no se, unos 10 años? puede que más, nos separamos al poco de dejar la aldea.- dijo sin entrar en detalles para escuchar lo que le tenía que decir el chico.
Al parecer el también se había marchado sin despedirse, bueno, algo en común, y luego mencionó su sueldo, que debía tener una buena casa en lunargenta:
- No es demasiado, pero me permite vivir bastante bien, además, el teniente y su esposa me cuidaron mucho cuando me adoptaron y lo siguen haciendo. Si no fuese por ellos, posiblemente ahora no estaría aquí.- se dió cuenta, tarde, de que había confesado, en parte, lo del orfanato, pero ya estaba dicho, así que intentó cambiar de tema.- ¿Tu a qué te dedicas? Seguro que es algo que ayuda a la gente, desde pequeño fuiste un gran chico, muy bueno y amable.
Un sonido salió desde los arbustos, la chica giró la cabeza con rapidez y despacio tomó su arco con una flecha, al tiempo que veía de refilón como el chico tomaba su espada. Apuntó, muy concentrada, hacia el arbusto del que había salido el sonido, y cuando tuvo la flecha completamente tensada, el arbusto volvió a agitarse para dejar caer a una pequeña niña, con la ropa rota y raida y la cara sucia, tenía marcas de lágrimas. Alanna bajó el arco y lo dejó en el suelo para acercarse a la niña, que los miraba asustada:
- Ey, peque, no te preocupes, no te vamos a hacer nada, mira, ¿ves?- La chica le enseñó las manos vacías a la niña- ¿Qué ha pasado?- le preguntó cuando llegó a la niña, y se pudo agachar a su lado.- ¿Estás sola?- acercó una mano, cuidadosa, para secar una de las lágrimas de la niña- ¿Te has perdido?- la pequeña, de cabellos rojos, la miró con ojos muy abiertos- ¿Ibas con alguien?- la niña dió un paso para acercarse a Alanna- ¿Dónde están tus padres?
La pequeña, asustada, al ver que Alanna parecía inofensiva, la cogió por la camiseta y se echó a llorar desconsolada, de cerca, podían verse heridas que, probablemente, se había hecho al atravesar los árboles más bajos. La guardia abrazó a la pequeña sin saber que hacer y miró a Eltrant, desconcertada. ¿Qué le podría haber pasado a esa chiquilla? No parecía que nadie la siguiera, más bien daba la impresión de que había escapado de algo. ¿De dónde habría salido la pequeña?
Al parecer el también se había marchado sin despedirse, bueno, algo en común, y luego mencionó su sueldo, que debía tener una buena casa en lunargenta:
- No es demasiado, pero me permite vivir bastante bien, además, el teniente y su esposa me cuidaron mucho cuando me adoptaron y lo siguen haciendo. Si no fuese por ellos, posiblemente ahora no estaría aquí.- se dió cuenta, tarde, de que había confesado, en parte, lo del orfanato, pero ya estaba dicho, así que intentó cambiar de tema.- ¿Tu a qué te dedicas? Seguro que es algo que ayuda a la gente, desde pequeño fuiste un gran chico, muy bueno y amable.
Un sonido salió desde los arbustos, la chica giró la cabeza con rapidez y despacio tomó su arco con una flecha, al tiempo que veía de refilón como el chico tomaba su espada. Apuntó, muy concentrada, hacia el arbusto del que había salido el sonido, y cuando tuvo la flecha completamente tensada, el arbusto volvió a agitarse para dejar caer a una pequeña niña, con la ropa rota y raida y la cara sucia, tenía marcas de lágrimas. Alanna bajó el arco y lo dejó en el suelo para acercarse a la niña, que los miraba asustada:
- Ey, peque, no te preocupes, no te vamos a hacer nada, mira, ¿ves?- La chica le enseñó las manos vacías a la niña- ¿Qué ha pasado?- le preguntó cuando llegó a la niña, y se pudo agachar a su lado.- ¿Estás sola?- acercó una mano, cuidadosa, para secar una de las lágrimas de la niña- ¿Te has perdido?- la pequeña, de cabellos rojos, la miró con ojos muy abiertos- ¿Ibas con alguien?- la niña dió un paso para acercarse a Alanna- ¿Dónde están tus padres?
La pequeña, asustada, al ver que Alanna parecía inofensiva, la cogió por la camiseta y se echó a llorar desconsolada, de cerca, podían verse heridas que, probablemente, se había hecho al atravesar los árboles más bajos. La guardia abrazó a la pequeña sin saber que hacer y miró a Eltrant, desconcertada. ¿Qué le podría haber pasado a esa chiquilla? No parecía que nadie la siguiera, más bien daba la impresión de que había escapado de algo. ¿De dónde habría salido la pequeña?
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant, con la espada sin desenvainar en su mano, observó como una niña de aspecto harapiento abrazaba Alanna para después empezara llorar desconsoladamente.
Encogiéndose de hombros como toda respuesta ante la mirada de incredulidad de su compañera se ató de nuevo la espada al cinturón y esperó a ver como acababa la situación, estaba claro que por su aspecto, la niña estaba perdida. Eltrant suspiró y cruzándose de brazos se apoyó contra un árbol, esperando que terminase de llorar.
No paso mucho tiempo hasta que la chiquilla comenzara a calmarse y mientras hipaba descontroladamente mirara a Alanna con aquellos enormes y expresivos ojos verdes. –“Ba..bandidos” – fue lo primero que dijo, Eltrant frunció el ceño y se apartó del árbol. –“Mi… aldea” – La niña comenzó a llorar de nuevo abrazándose a Alanna tan fuerte como antes–“Mis padres no están, se los han llevado”
El mercenario se acercó a Alanna y cuando estuvo junto a ella se agachó para ponerse a la misma altura que la niña, quien seguía llorando, este sonrió a la chiquilla y como hacía con Demian le revolvió el pelo. –“¿Cómo te llamas?” – Le preguntó, esta dejó de llorar inmediatamente para mirar a Eltrant para después esconderse tras Alanna, al parecer ni siquiera se había percatado de su presencia –“¿Tengo pinta de ser un ladrón o algo?” – Le preguntó Eltrant un poco decaído a su amiga, sabiendo que la respuesta a esa pregunta solía ser afirmativa. –“En cualquier caso…” – Le dijo a Alanna –“…Isobelle” - Interrumpió la niña en un susurró desde su escondrijo tras la guarda.
Eltrant miró a la niña que le estudiaba cautelosa, no sabia por lo que había pasado, pero sus magulladuras, su ropa raída y los restos de hojas enredadas en su pelo indicaban que no había tenido un paseo agradable por el bosque hasta llegar allí.
No podía culpar a la chiquilla por mostrarse precavida ante los extraños, aunque extrañamente con Alanna era diferente, desde un principio se había abrazado a ella buscando protección.
Isobelle se tranquilizó al poco, Eltrant por su parte permaneció en silencio y sin hizo ninguna pregunta más dejó que Alanna se encargase de la situación, estaba claro que ella sabía desenvolverse mejor en estos casos que él, quien simplemente se quedó mirando como la niña susurraba a su compañera.
Eltrant se pasó la mano por el pelo y respiró profundamente, realmente quería un viaje de vuelta tranquilo, pero al parecer los dioses se negaban a proporcionárselo, no podía dejar que la niña siguiese vagando por el bosque sola, cuando según decía, sus padres habían sido apresados por bandidos.
Recogiendo sus cosas del suelo y asegurándose que no se dejaba nada allí se acercó a la guarda. –“Nunca he oído hablar de que hubiese un pueblo por aquí cerca… pero tampoco creo que este mintiendo” – Miró a la niña, quien se ocultó tras la guarda tan pronto como el joven se acercó –“Isobelle ¿Recuerdas como volver a casa?” – Le preguntó Eltrant, la niña asintió levemente como toda respuesta y volvió a mirar a Alanna, esperando que esta dijese algo.
Encogiéndose de hombros como toda respuesta ante la mirada de incredulidad de su compañera se ató de nuevo la espada al cinturón y esperó a ver como acababa la situación, estaba claro que por su aspecto, la niña estaba perdida. Eltrant suspiró y cruzándose de brazos se apoyó contra un árbol, esperando que terminase de llorar.
No paso mucho tiempo hasta que la chiquilla comenzara a calmarse y mientras hipaba descontroladamente mirara a Alanna con aquellos enormes y expresivos ojos verdes. –“Ba..bandidos” – fue lo primero que dijo, Eltrant frunció el ceño y se apartó del árbol. –“Mi… aldea” – La niña comenzó a llorar de nuevo abrazándose a Alanna tan fuerte como antes–“Mis padres no están, se los han llevado”
El mercenario se acercó a Alanna y cuando estuvo junto a ella se agachó para ponerse a la misma altura que la niña, quien seguía llorando, este sonrió a la chiquilla y como hacía con Demian le revolvió el pelo. –“¿Cómo te llamas?” – Le preguntó, esta dejó de llorar inmediatamente para mirar a Eltrant para después esconderse tras Alanna, al parecer ni siquiera se había percatado de su presencia –“¿Tengo pinta de ser un ladrón o algo?” – Le preguntó Eltrant un poco decaído a su amiga, sabiendo que la respuesta a esa pregunta solía ser afirmativa. –“En cualquier caso…” – Le dijo a Alanna –“…Isobelle” - Interrumpió la niña en un susurró desde su escondrijo tras la guarda.
Eltrant miró a la niña que le estudiaba cautelosa, no sabia por lo que había pasado, pero sus magulladuras, su ropa raída y los restos de hojas enredadas en su pelo indicaban que no había tenido un paseo agradable por el bosque hasta llegar allí.
No podía culpar a la chiquilla por mostrarse precavida ante los extraños, aunque extrañamente con Alanna era diferente, desde un principio se había abrazado a ella buscando protección.
Isobelle se tranquilizó al poco, Eltrant por su parte permaneció en silencio y sin hizo ninguna pregunta más dejó que Alanna se encargase de la situación, estaba claro que ella sabía desenvolverse mejor en estos casos que él, quien simplemente se quedó mirando como la niña susurraba a su compañera.
Eltrant se pasó la mano por el pelo y respiró profundamente, realmente quería un viaje de vuelta tranquilo, pero al parecer los dioses se negaban a proporcionárselo, no podía dejar que la niña siguiese vagando por el bosque sola, cuando según decía, sus padres habían sido apresados por bandidos.
Recogiendo sus cosas del suelo y asegurándose que no se dejaba nada allí se acercó a la guarda. –“Nunca he oído hablar de que hubiese un pueblo por aquí cerca… pero tampoco creo que este mintiendo” – Miró a la niña, quien se ocultó tras la guarda tan pronto como el joven se acercó –“Isobelle ¿Recuerdas como volver a casa?” – Le preguntó Eltrant, la niña asintió levemente como toda respuesta y volvió a mirar a Alanna, esperando que esta dijese algo.
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
La niña, al parecer, había tomado confianza con la joven, y se abrazaba a ella como si fuera un poste de salvación. La chica dio un suspiro y agradeció infinitamente que Eltrant se acercara a echarle una mano, ella no se atrevía a preguntarle nada a una niña pequeñita llorando, incluso le entraban ganas de llorar a ella.
Cuando el chico revolvió el pelo de la niña y esta se escondió tras Alanna, y el mercenario le preguntó si parecía un ladrón, la chica no pudo más que soltar una risilla mientras negaba con la cabeza. La niñita, desde su escondite, tras la espalda de la chica, pronunció su nombre con suavidad, Isobelle. Mientras el mercenario recogía sus cosas Alanna se giró a mirar a la niña:
- Bien, dices que tu pueblos está por aquí cerca, ¿verdad?, ahora iremos a ver que pasa, ¿Si? pero primero tienes que dejar que te curemos, y no llorar, eres una chica muy valiente- Le sonrió a la pequeña mientras le secaba las lagrimitas.- Y te voy a decir un secreto- susurró a la niña- Ese chico de ahí, se llama Eltrant, es muy fuerte y muy bueno, no has de tenerle miedo.- comentó señalando al mercenario- yo soy Alanna, venga, vamos a curarte esos raspones- Sonrió tomando a la pequeña de la mano
Con un asentimiento de Isobelle Alanna la tomó por la mano para acercarla a la hoguera y rebuscó en su bolsa algo para curarla, encontró algunas gasas, las mojó con alcohol, mojó un trapo y con pequeños toquecitos limpió las heridas de la niña y la dejó comiendo una manzana para recoger sus cosas y acercarse a Eltrant:
- Tenemos que ayudarla- propuso con aspecto preocupado- tal vez si vamos al pueblo encontremos algo o alguien que nos diga que ha pasado. Se que debemos llegar rápido a Lunargenta pero... - Lo miró pidiendo permiso para poder acudir en ayuda del pueblo sin llegar a pronunciar las palabras.
La niña, que ya había terminado su manzana, se acercó a ellos y cogió la mano de la chica, mirando a ambos adultos con enormes ojos verdes y brillantes, su cara, repleta de pecas, lo decía todo, quería ayuda, estaba desesperada por ella. Alanna se agachó junto a la niña la miró y miró a Eltrant desde esa posición.
Al poco empezaron a seguir a la niña, que no soltaba la mano de la chica, por el espesor del bosque.
Cuando el chico revolvió el pelo de la niña y esta se escondió tras Alanna, y el mercenario le preguntó si parecía un ladrón, la chica no pudo más que soltar una risilla mientras negaba con la cabeza. La niñita, desde su escondite, tras la espalda de la chica, pronunció su nombre con suavidad, Isobelle. Mientras el mercenario recogía sus cosas Alanna se giró a mirar a la niña:
- Bien, dices que tu pueblos está por aquí cerca, ¿verdad?, ahora iremos a ver que pasa, ¿Si? pero primero tienes que dejar que te curemos, y no llorar, eres una chica muy valiente- Le sonrió a la pequeña mientras le secaba las lagrimitas.- Y te voy a decir un secreto- susurró a la niña- Ese chico de ahí, se llama Eltrant, es muy fuerte y muy bueno, no has de tenerle miedo.- comentó señalando al mercenario- yo soy Alanna, venga, vamos a curarte esos raspones- Sonrió tomando a la pequeña de la mano
Con un asentimiento de Isobelle Alanna la tomó por la mano para acercarla a la hoguera y rebuscó en su bolsa algo para curarla, encontró algunas gasas, las mojó con alcohol, mojó un trapo y con pequeños toquecitos limpió las heridas de la niña y la dejó comiendo una manzana para recoger sus cosas y acercarse a Eltrant:
- Tenemos que ayudarla- propuso con aspecto preocupado- tal vez si vamos al pueblo encontremos algo o alguien que nos diga que ha pasado. Se que debemos llegar rápido a Lunargenta pero... - Lo miró pidiendo permiso para poder acudir en ayuda del pueblo sin llegar a pronunciar las palabras.
La niña, que ya había terminado su manzana, se acercó a ellos y cogió la mano de la chica, mirando a ambos adultos con enormes ojos verdes y brillantes, su cara, repleta de pecas, lo decía todo, quería ayuda, estaba desesperada por ella. Alanna se agachó junto a la niña la miró y miró a Eltrant desde esa posición.
Al poco empezaron a seguir a la niña, que no soltaba la mano de la chica, por el espesor del bosque.
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant siguió a Alanna cuando se volvieron a internar en la espesura, quien estaba siendo literalmente arrastrada por la niña a través del bosque. El sol continuaba su avance lento pero constante, lo cual hacía de la capacidad de orientación de Isobelle digna de elogio, dada la poca claridad que había, él mismo estaba empezando a tener problemas para caminar sin golpearse con ninguna rama.
Aún con las palabras de Alanna defendiéndole la chiquilla seguía sin confiar del todo en él, por lo que se mantuvo a una distancia prudencial de esta, no era la primera vez que le pasaba por lo que en realidad no le importó.
No había dudado en ningún instante que la guarda no propusiese ayudar a Isobelle por lo que aun habiéndose negado a ir con ella, se las habría apañado para ayudar a la niña por su cuenta, Eltrant sabía que Alanna era ese tipo de persona, por otro lado se dedicaba a mantener la paz en la ciudad por lo que estaba obligada a hacerlo, o quizás no, ¿Sus deberes como guardia acababan tan pronto como salía de la ciudad? ¿O estaba obligada a hacer cumplir la ley aunque fuese allí, en mitad del bosque? Eltrant arqueó una ceja y miró la espalda de la mujer, quien seguía avanzando entre los arboles frente a él.
-“Soy mercenario” – Dijo Eltrant contestando a la pregunta que le había hecho Alanna antes de que Isobelle irrumpiera, tratando de darle a su compañera algo de conversación –“Aunque creo que lo mencioné en la posada antes de partir…” – El mercenario chocó contra la rama de un árbol haciéndole maldecir en voz baja antes de continuar andando, el sol ya se había prácticamente puesto y el último vestigio que quedaba de él eran las suaves tonalidades anaranjadas en el cielo.
Minutos después, estaban envueltos en la más absoluta oscuridad en mitad del bosque. Sin nada mejor que hacer Eltrant agarró el hombro de Alanna –“No veo muy bien” – dijo como toda explicación, al menos de ese modo no se separarían por accidente.
Llegados a este punto el joven se dejó llevar por Isobelle, quien encabeza continuó caminando a través del bosque como si se conociese hasta la última hoja del mismo.
No tardaron mucho en vislumbrar una luz anaranjada en el horizonte, claramente visible incluso a través de los árboles, Isobelle dejó escapar un grito ahogado y empezó a correr en dirección a la luz.
Eltrant siguió a la chiquilla tan pronto como vio que esta se soltaba de la guarda, la encontró agazapada tras un arbusto mirando lo que parecía ver una pequeña aldea en la que había una gran fogata encendida que la ilumaba.
El mercenario se pasó la mano por el pelo y después de agacharse junto a la chiquilla, que dio un abrió los ojos asustada al notar la presencia del hombre, desenvainó la espada haciendo el menor ruido posible. Diferentes personas armadas caminaban de un lugar a otro cargando cajas y sacos a una carreta. Otras personas, que Eltrant supuso que eran los vecinos de aquel remoto pueblo, estaban atadas junto a la hoguera custodiados por un tipo pequeño armado con una ballesta.
No podía saber exactamente cuántos había, entre veinte y diez, aproximadamente, eso sin contar con que hubiese alguno dentro de las viviendas. Se giró hacia Alanna y frunció el ceño, esperaba que la guarda supiese que lanzarse contra ellos era una locura, necesitaban un plan.
En ese momento un individuo bien vestido y armado con dos espadas salió de una de las viviendas cargando una cajas y a gritos, les ordenó a varios de los presentes que entrasen a por más.
Eltrant abrió los ojos de par en par cuando pudo entrever la cara del que parecía ser el líder de los bandidos, aquel tipo se parecía ridículamente a él hasta tal punto que si se cambiase de ropa no habría mucha diferencia entre él mismo y el extraño.
Lentamente se giró hacia su compañera y aun confuso la miró –“Alanna…” – Dijo con un hilo de voz –“Dime que tú también lo estás viendo”
Aún con las palabras de Alanna defendiéndole la chiquilla seguía sin confiar del todo en él, por lo que se mantuvo a una distancia prudencial de esta, no era la primera vez que le pasaba por lo que en realidad no le importó.
No había dudado en ningún instante que la guarda no propusiese ayudar a Isobelle por lo que aun habiéndose negado a ir con ella, se las habría apañado para ayudar a la niña por su cuenta, Eltrant sabía que Alanna era ese tipo de persona, por otro lado se dedicaba a mantener la paz en la ciudad por lo que estaba obligada a hacerlo, o quizás no, ¿Sus deberes como guardia acababan tan pronto como salía de la ciudad? ¿O estaba obligada a hacer cumplir la ley aunque fuese allí, en mitad del bosque? Eltrant arqueó una ceja y miró la espalda de la mujer, quien seguía avanzando entre los arboles frente a él.
-“Soy mercenario” – Dijo Eltrant contestando a la pregunta que le había hecho Alanna antes de que Isobelle irrumpiera, tratando de darle a su compañera algo de conversación –“Aunque creo que lo mencioné en la posada antes de partir…” – El mercenario chocó contra la rama de un árbol haciéndole maldecir en voz baja antes de continuar andando, el sol ya se había prácticamente puesto y el último vestigio que quedaba de él eran las suaves tonalidades anaranjadas en el cielo.
Minutos después, estaban envueltos en la más absoluta oscuridad en mitad del bosque. Sin nada mejor que hacer Eltrant agarró el hombro de Alanna –“No veo muy bien” – dijo como toda explicación, al menos de ese modo no se separarían por accidente.
Llegados a este punto el joven se dejó llevar por Isobelle, quien encabeza continuó caminando a través del bosque como si se conociese hasta la última hoja del mismo.
No tardaron mucho en vislumbrar una luz anaranjada en el horizonte, claramente visible incluso a través de los árboles, Isobelle dejó escapar un grito ahogado y empezó a correr en dirección a la luz.
Eltrant siguió a la chiquilla tan pronto como vio que esta se soltaba de la guarda, la encontró agazapada tras un arbusto mirando lo que parecía ver una pequeña aldea en la que había una gran fogata encendida que la ilumaba.
El mercenario se pasó la mano por el pelo y después de agacharse junto a la chiquilla, que dio un abrió los ojos asustada al notar la presencia del hombre, desenvainó la espada haciendo el menor ruido posible. Diferentes personas armadas caminaban de un lugar a otro cargando cajas y sacos a una carreta. Otras personas, que Eltrant supuso que eran los vecinos de aquel remoto pueblo, estaban atadas junto a la hoguera custodiados por un tipo pequeño armado con una ballesta.
No podía saber exactamente cuántos había, entre veinte y diez, aproximadamente, eso sin contar con que hubiese alguno dentro de las viviendas. Se giró hacia Alanna y frunció el ceño, esperaba que la guarda supiese que lanzarse contra ellos era una locura, necesitaban un plan.
En ese momento un individuo bien vestido y armado con dos espadas salió de una de las viviendas cargando una cajas y a gritos, les ordenó a varios de los presentes que entrasen a por más.
Eltrant abrió los ojos de par en par cuando pudo entrever la cara del que parecía ser el líder de los bandidos, aquel tipo se parecía ridículamente a él hasta tal punto que si se cambiase de ropa no habría mucha diferencia entre él mismo y el extraño.
Lentamente se giró hacia su compañera y aun confuso la miró –“Alanna…” – Dijo con un hilo de voz –“Dime que tú también lo estás viendo”
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Mientras el sol cedía su puesto a la luna, y la luz daba paso a la oscuridad, la chiquilla arrastraba a la guardia por entre la espesura, la chica miraba a todos lados, sin saber hacia donde iban, comprobó que, tras ellas, Eltrant intentaba seguir el paso de la niña, que siendo de tan baja estatura no tenía demasiado problema en andar sin golpearse, no pasaba lo mismo con los dos adultos. Alanna se llevó más de un ramazo en la cara, al tercero decidió tapársela con el brazo.
Mientras avanzaban, el chico pareció querer dar conversación y respondió a la pregunta que se había quedado en el aire con la entrada de Isobelle, era mercenario, "cierto, no lo había mencionado ya?" pensó ella, que, distraída, se llevó otro ramazo en la cara. La luz del sol había desaparecido por completo y la guardia ya no veía por donde pisaba, aun así, la pequeña, que parecía conocer el terreno como la palma de su mano. Lo cierto es que había algo que preocupaba a Alanna, la insignia le abaría ciertas puertas por el echo de ser difícil de conseguir, pero no tenía jurisdicción fuera de la ciudad. Concentrada como estaba en esquivar ramas que no veía y en saber como actuar, dio un salto al sentir la mano de Eltrant en su hombro, que, por lo que decía, no veía nada.
No tardaron en ver, algo alejada, una fuerte luz anaranjada hacia la que se dirigían sin pausa. Al llegar al frente la pequeña se agachó con fuerza dando un tirón del brazo de la chica que cayó al suelo de bruces y se arrastró hasta el escondrijo de Isobelle, donde Eltrant ya se asomaba a ver lo que sucedía.
Al llegar la chica miró entre las ramas como un montón de gente esperaba junto a una enorme pira encendida mientras un hombre con ballesta vigilaba sus movimientos, un grupo de tipos se movían por la zona de un lado a otro y, de una casa un tipo salió gritando que entrasen a robar. Cuando el que daba las ordenes se dio la vuelta, Alanna no pudo más que sorprenderse, su pelo, su cara, la altura, era...
– Alanna…– Escuchó la voz de su compañero – Dime que tú también lo estás viendo- Sin girarse a mirar a chico y con la boca abierta por la sorpresa, asintió con la cabeza.
- Eres... tu...- Se giró a mirar a la niña que asustada, había apartado la mirada de su aldea- ¿Qué podemos hacer?- se giró a preguntar al chico- Yo no tengo jurisdicción fuera de Lunargenta, la insignia abre puertas porque impresiona, pero... no sirve de mucho fuera de la ciudad...- La chica se quedó pensativa, mirando de la niña a la aldea y se le ocurrió algo- Podría hacer de señuelo, si me cojén, podría distraerlos, no me costaría demasiado, además, soy difícil de atrapar, con algo de suerte podrías noquear al jefe y... bueno, hacerte pasar por él.- En cuanto terminó de hablar se dio cuenta de que era una tontería de plan- Por favor, dime que tienes una idea mejor- pidió lanzando un suspiro mientras la niña tomaba su camiseta.
También podría atacar desde lejos con su arco, pero estaba convencida de que, lo mejor, era distraer a esos tipejos de algún modo.
Mientras avanzaban, el chico pareció querer dar conversación y respondió a la pregunta que se había quedado en el aire con la entrada de Isobelle, era mercenario, "cierto, no lo había mencionado ya?" pensó ella, que, distraída, se llevó otro ramazo en la cara. La luz del sol había desaparecido por completo y la guardia ya no veía por donde pisaba, aun así, la pequeña, que parecía conocer el terreno como la palma de su mano. Lo cierto es que había algo que preocupaba a Alanna, la insignia le abaría ciertas puertas por el echo de ser difícil de conseguir, pero no tenía jurisdicción fuera de la ciudad. Concentrada como estaba en esquivar ramas que no veía y en saber como actuar, dio un salto al sentir la mano de Eltrant en su hombro, que, por lo que decía, no veía nada.
No tardaron en ver, algo alejada, una fuerte luz anaranjada hacia la que se dirigían sin pausa. Al llegar al frente la pequeña se agachó con fuerza dando un tirón del brazo de la chica que cayó al suelo de bruces y se arrastró hasta el escondrijo de Isobelle, donde Eltrant ya se asomaba a ver lo que sucedía.
Al llegar la chica miró entre las ramas como un montón de gente esperaba junto a una enorme pira encendida mientras un hombre con ballesta vigilaba sus movimientos, un grupo de tipos se movían por la zona de un lado a otro y, de una casa un tipo salió gritando que entrasen a robar. Cuando el que daba las ordenes se dio la vuelta, Alanna no pudo más que sorprenderse, su pelo, su cara, la altura, era...
– Alanna…– Escuchó la voz de su compañero – Dime que tú también lo estás viendo- Sin girarse a mirar a chico y con la boca abierta por la sorpresa, asintió con la cabeza.
- Eres... tu...- Se giró a mirar a la niña que asustada, había apartado la mirada de su aldea- ¿Qué podemos hacer?- se giró a preguntar al chico- Yo no tengo jurisdicción fuera de Lunargenta, la insignia abre puertas porque impresiona, pero... no sirve de mucho fuera de la ciudad...- La chica se quedó pensativa, mirando de la niña a la aldea y se le ocurrió algo- Podría hacer de señuelo, si me cojén, podría distraerlos, no me costaría demasiado, además, soy difícil de atrapar, con algo de suerte podrías noquear al jefe y... bueno, hacerte pasar por él.- En cuanto terminó de hablar se dio cuenta de que era una tontería de plan- Por favor, dime que tienes una idea mejor- pidió lanzando un suspiro mientras la niña tomaba su camiseta.
También podría atacar desde lejos con su arco, pero estaba convencida de que, lo mejor, era distraer a esos tipejos de algún modo.
Última edición por Alanna Delteria el Vie Mayo 22 2015, 19:30, editado 1 vez
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
No podía apartar la mirada del tipo que tenía enfrente, aquello no podía ser real, ¿Cómo era posible? ¿Casualidad? Negó con la cabeza, tenían que hacer algo, por el aspecto de la aldea tan pronto como los bandidos acabasen de cargar la mercancía arrasarían con todo.
-“No, nada de señuelos” – Le dijo a su compañera –“Hay muchos y es muy peligroso, tenemos que ser más listos que ellos” – Cerró los ojos y pensó, algo, algo que le fuese útil, la idea de su compañera parecía acertada, si de verdad eran tan parecidos podría hacerse pasar por el líder de los bandidos, pero ese porte, esa ropa, no era el de alguien que se había criado en una granja, no obstante, si querían ayudar a aquella gente y no morir en el intento, no podía pensar en una idea mejor que la que había dicho su compañera.
Eltrant se giró hacia Alanna y le miró muy serio –“Tienes que deshacerte de mí doble” – Se atusó la barba, estaba claro que si se acercaba al pueblo estando aquel tipo presente causaría un poco de confusión al principio, pero acabaría muerto de todas formas, tenía que hacerlo Alanna –“No se…” – Se rascó la cabeza –“Se te da bien hablar con los demás y esas cosas, hazte pasar por una aldeana o… o algo y llévatelo a un lugar apartado… le das con una piedra en la cabeza... o algo” - ¿Por qué se le daba tan mal hacer planes? Si fuese por él se lanzaría a pegar espadazos a diestro y siniestro a todos los bandidos que se encontrase, claro que si fuese por él ya habría muerto en un par de ocasiones.
Miró de nuevo el pueblo, los bandidos seguían cargando cajas, tenían que actuar rápido. –“¿Tienes alguna idea mejor?” – Preguntó deseando de verdad que la tuviese – “Si hacemos esto tienes que dejar las armas aquí, dudo que sea normal ver a una aldeana armada con una espada y un arco” – Sacó el pequeño cuchillo que guardaba en la bota –“Toma, escóndelo, por si acaso” – Miró el arco de Alanna y las flechas –“Yo te cubriría desde aquí, no he usado nunca un arco, pero solo tienes que poner la flecha aquí y soltarla ¿No?” – Aquel plan hacia aguas por todas partes.
En ese momento se percató de que Isobelle había desaparecido, ya no estaba tras los arbustos, Eltrant apretó los dientes y miró hacia la aldea, buscando a la niña –“¿Has visto a Isobelle?” – Preguntó a la guarda, se pasó la mano por el pelo, si era capaz de pasar desapercibida con la misma facilidad con la que se había desvanecido no habría ningún problema, a pesar de ello, siguió contemplando el pueblo iluminado solo por la luz de la enorme pira que había en el centro de la aldea, tratando de vislumbrar la pequeña figura de la niña.
-“¿Alguna idea mejor?” – Preguntó de nuevo.
-“No, nada de señuelos” – Le dijo a su compañera –“Hay muchos y es muy peligroso, tenemos que ser más listos que ellos” – Cerró los ojos y pensó, algo, algo que le fuese útil, la idea de su compañera parecía acertada, si de verdad eran tan parecidos podría hacerse pasar por el líder de los bandidos, pero ese porte, esa ropa, no era el de alguien que se había criado en una granja, no obstante, si querían ayudar a aquella gente y no morir en el intento, no podía pensar en una idea mejor que la que había dicho su compañera.
Eltrant se giró hacia Alanna y le miró muy serio –“Tienes que deshacerte de mí doble” – Se atusó la barba, estaba claro que si se acercaba al pueblo estando aquel tipo presente causaría un poco de confusión al principio, pero acabaría muerto de todas formas, tenía que hacerlo Alanna –“No se…” – Se rascó la cabeza –“Se te da bien hablar con los demás y esas cosas, hazte pasar por una aldeana o… o algo y llévatelo a un lugar apartado… le das con una piedra en la cabeza... o algo” - ¿Por qué se le daba tan mal hacer planes? Si fuese por él se lanzaría a pegar espadazos a diestro y siniestro a todos los bandidos que se encontrase, claro que si fuese por él ya habría muerto en un par de ocasiones.
Miró de nuevo el pueblo, los bandidos seguían cargando cajas, tenían que actuar rápido. –“¿Tienes alguna idea mejor?” – Preguntó deseando de verdad que la tuviese – “Si hacemos esto tienes que dejar las armas aquí, dudo que sea normal ver a una aldeana armada con una espada y un arco” – Sacó el pequeño cuchillo que guardaba en la bota –“Toma, escóndelo, por si acaso” – Miró el arco de Alanna y las flechas –“Yo te cubriría desde aquí, no he usado nunca un arco, pero solo tienes que poner la flecha aquí y soltarla ¿No?” – Aquel plan hacia aguas por todas partes.
En ese momento se percató de que Isobelle había desaparecido, ya no estaba tras los arbustos, Eltrant apretó los dientes y miró hacia la aldea, buscando a la niña –“¿Has visto a Isobelle?” – Preguntó a la guarda, se pasó la mano por el pelo, si era capaz de pasar desapercibida con la misma facilidad con la que se había desvanecido no habría ningún problema, a pesar de ello, siguió contemplando el pueblo iluminado solo por la luz de la enorme pira que había en el centro de la aldea, tratando de vislumbrar la pequeña figura de la niña.
-“¿Alguna idea mejor?” – Preguntó de nuevo.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Escuchó la negación del chico, nada de señuelos, al parecer el también debía pensar en algo. No obstante, al parecer el también pensaba que la chica era la mejor opción para distraer a los guardas, y, sobretodo, al cabecilla. Logíco, si era el quien se acercaba... no había opciones, la chica estaba segura de que su amigo acabaría bajo tierra. Dió un suspiro mientras el chico se atusaba la barba y se moridó el labio mirando hacia la hoguera, habían empezado a empujar a la gente, debían actuar con rapidez.
Acepto el plan del chico con un suspiro, anda que, menudas dos cabezas pensantes. Escuchó atentamente los razonamientos del chico, cierto, no podría llevar sus armas. cuando el chico le tendió su cuchillo, lo aceptó agradecida mientras el chico decía que el la cubriría con el arco, su explicación fue muy sencilla, pero no tenía tiempo para darle clases.
- Estiras, mantienes la posición y sueltas la cuerda mientras mantienes el arco. Ahora girate, si he de distraerlo, mejor será que use "otras armas"- pronunció la chica algo frustrada por lo que debía hacer, la idea no le parecía agradable para nada, pero no se les ocurría nada mejor.
Rebuscó en su bolsa y encontró una capa que aun no había usado. No tenía más remedio. Se quitó lo que llevaba y usó la capa en forma de vestido, la ropa que solía usar se notaba de demasiada calidad como para ser de aldeana, usó unos ganchos de la bolsa para anudar con fuerza esa improvisada vestimenta y luego anudó, rompiendo la correa de su mochila, la daga a su muslo. Cuando estuvo escuchó la pregunta de su compañero al tiempo que se soltaba el pelo y guardaba su ropa. ¿Que si había visto a Isobelle? Cierto no estaba, tal vez había salido hacia el pueblo, oh, por el amor de....
- No tengo ninguna idea mejor, así que me voy a meter allí a ver que consigo, por favor, cubreme.
Pidió antes de darle una sonrisa al chico, intentando tranquilizarlo y correr hacia donde estaban los otros aldeanos. Debía dejarse atrapar, si pensaban que lo había hecho a posta se descubriría todo. Cuando se encontraba justo junto a la pira, aun entre os arboles partió una rama haciendo que dos guardas se acercasen y la tomaran por los brazos. Ella se dejó llevar entre pataleos:
- ¡Soltadme os he dicho!- protesto mientras ellos se acercaban al doble de Eltrant. El tipo se giró a ver a que venía el escándalo y tiraron a Alanna al suelo- ouch, ¡sereis brutos!- se quejó ella desde el suelo.
- Mh, vaya, un dulce que no había visto- pronunció el tipo con aire soez, por los dioses, no podía ver a Eltrant hablando así...- ¿Quién eres pequeña?- La chica apartó la mano del tipo, que acababa de cogerla por la barbilla y miro sus ojos, ahí estaba, ese aire que ella tanto odiaba, su plan funcionaba.
Acepto el plan del chico con un suspiro, anda que, menudas dos cabezas pensantes. Escuchó atentamente los razonamientos del chico, cierto, no podría llevar sus armas. cuando el chico le tendió su cuchillo, lo aceptó agradecida mientras el chico decía que el la cubriría con el arco, su explicación fue muy sencilla, pero no tenía tiempo para darle clases.
- Estiras, mantienes la posición y sueltas la cuerda mientras mantienes el arco. Ahora girate, si he de distraerlo, mejor será que use "otras armas"- pronunció la chica algo frustrada por lo que debía hacer, la idea no le parecía agradable para nada, pero no se les ocurría nada mejor.
Rebuscó en su bolsa y encontró una capa que aun no había usado. No tenía más remedio. Se quitó lo que llevaba y usó la capa en forma de vestido, la ropa que solía usar se notaba de demasiada calidad como para ser de aldeana, usó unos ganchos de la bolsa para anudar con fuerza esa improvisada vestimenta y luego anudó, rompiendo la correa de su mochila, la daga a su muslo. Cuando estuvo escuchó la pregunta de su compañero al tiempo que se soltaba el pelo y guardaba su ropa. ¿Que si había visto a Isobelle? Cierto no estaba, tal vez había salido hacia el pueblo, oh, por el amor de....
- No tengo ninguna idea mejor, así que me voy a meter allí a ver que consigo, por favor, cubreme.
Pidió antes de darle una sonrisa al chico, intentando tranquilizarlo y correr hacia donde estaban los otros aldeanos. Debía dejarse atrapar, si pensaban que lo había hecho a posta se descubriría todo. Cuando se encontraba justo junto a la pira, aun entre os arboles partió una rama haciendo que dos guardas se acercasen y la tomaran por los brazos. Ella se dejó llevar entre pataleos:
- ¡Soltadme os he dicho!- protesto mientras ellos se acercaban al doble de Eltrant. El tipo se giró a ver a que venía el escándalo y tiraron a Alanna al suelo- ouch, ¡sereis brutos!- se quejó ella desde el suelo.
- Mh, vaya, un dulce que no había visto- pronunció el tipo con aire soez, por los dioses, no podía ver a Eltrant hablando así...- ¿Quién eres pequeña?- La chica apartó la mano del tipo, que acababa de cogerla por la barbilla y miro sus ojos, ahí estaba, ese aire que ella tanto odiaba, su plan funcionaba.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant se giró sin saber muy qué decir cuando Alanna habló de las “otras armas” que usaría contras su doble y aunque como todo varón de su edad estuvo tentado de girarse, no podía perder el tiempo tratando de espiar a su amiga en un momento como aquel.
-“Ten cuidado” – Le dijo a Alanna antes de que saliese de aquel escondite improvisado.
En cuanto su compañera se marchó en dirección a la aldea el mercenario tomó las pertenencias de Alanna, entre las cuales se incluian el arco, las flechas y la espada que siempre llevaba.
Colocándose el Carcaj y la espada de la guarda en la espalda, desde su escondite siguió a Alanna con la mirada, quien pronto fue apresada por los bandidos, Eltrant frunció el ceño y sacando una de las flechas del carcaj y no sin caérsele al suelo varias veces, la colocó en el arco.
No le gustaba aquel plan, y lo había pensado él, eran tantas las cosas que podían salir mal, sintió como le hervía la sangre en el mismo instante en el que su doble tomaba a su compañera por la barbilla y le hacía mirarle a los ojos, tensó el arcó y apuntó en dirección al impostor, había visto a Eärwen hacer ese gesto miles de veces, si soltaba la flecha, había muchas probabilidades de acertar, o al menos eso pensaba.
Destensó el arco y tras echarse la capucha de su capa sobre la cabeza se movió entre los arbustos, buscando una mejor posición, no podía atacar mientras Alanna estuviese en el centro de la aldea, tenía que ser paciente y esperar a que dejara fuera de combate al doble.
***
Miró a la muchacha que sus hombres acababan de encontrar a los ojos, era guapa, de ello no había duda, sonrió, podía serle útil. –“Disculpa los modales de mis subalternos” – Con un ligero movimiento de muñeca hizo que soltaran a la campesina, a quien sus hombres habían retenido de nuevo tan pronto como esta se hubo liberado del agarre del líder. –“Como el diamante en bruto que eres, dulce, supongo que eres consciente de que…” – Se giró y observó con los brazos cruzados como Wess mantenía a raya a los campesinos, que estaban atados, con su ballesta –“… En muchas ocasiones es necesario este tipo de acciones… un hecho lamentable, pero como ya he dicho, necesario”
Tenía que acabar rápido el trabajo y quemar la aldea hasta los cimientos, no había gris, solo blanco y negro, le pagaban por aquello e iba a hacer honor al contrato, se arregló la cuidada cazadora de color rojo que llevaba puesta y se volteó hacia sus hombres. –“Denzel, sigue cargando cajas, no tenemos tiempo que perder” – El hombre de tez oscura asintió y se desvaneció en el interior de uno de los edificios tan pronto como su líder hubo dado la orden.
Girándose sobre sí mismo volvió a agarrar a la campesina de nombre desconocido y de penetrantes ojos marrones por la barbilla y la miró fijamente. –“Es una pena que tengas que quedarte aquí… tú vales más que toda esta chusma junta…” – Atusándose la barba se quedó mirando la pira durante varios segundos–“Charles, hazme un favor, sé que es repentino pero llévala al ayuntamiento, nos iremos en una hora, asegúrate de que nuestra invitada este cómoda, en cuanto revise el cargamento quiero tener unas palabras con ella a solas.” – El otro hombre asintió y agarró a la campesina por un brazo para llevársela –“Mi nombre es Evan, por cierto” – Le dedicó una encantadora sonrisa –“Tú aún me debes el tuyo, dulce”
Mientras se llevaban a la joven, Evan desenvainó una de las dos brillantes espadas que llevaba atadas al cinto y se acercó hacia los aldeanos. –“¿Por dónde iba…? Ah sí” – Golpeó con el pomo de su espada al campesino que tenía más próximo a él y después suspiró –“Lo sencillo que seria esto si colaborarais…”
***
Eltrant miró como uno de los lugartenientes de su doble agarraba a Alanna por un brazo y la arrastraba por el pueblo. Frunció el ceño y, recorriendo la periferia de la aldea, siempre ocultándose tras algún arbusto o el grueso tronco de un árbol mantuvo a su compañera en su campo de visión, sin perderla de vista.
Con una de las flechas colocadas en el arco pensó en más de una ocasión el acabar con el tipo que la estaba arrastrando, al fin y al cabo su doble no estaba con ella, pero parecía estar pasando algo importante y la guarda dentro de lo que cabía estaba fuera de peligro, o eso esperaba. Apretó los dientes, estaban arriesgando demasiado.
No tardó mucho en llegar hasta el edificio más grande de toda la aldea, dos plantas y un acabado realmente majestuoso para ser un edificio en mitad de la nada. Eltrant vio como arrastraban a su compañera hasta el interior y después salía el mismo tipo que la había llevado hasta allí.
Aguardó unos minutos sin estar seguro de si acercarse hasta que su doble apareció quien, después de sacudirse el polvo de sus ropajes, entró en el edificio.
-----
Off: Si me metaroleado mucho o algo avísame y edito todo lo que haga falta. ^^
-“Ten cuidado” – Le dijo a Alanna antes de que saliese de aquel escondite improvisado.
En cuanto su compañera se marchó en dirección a la aldea el mercenario tomó las pertenencias de Alanna, entre las cuales se incluian el arco, las flechas y la espada que siempre llevaba.
Colocándose el Carcaj y la espada de la guarda en la espalda, desde su escondite siguió a Alanna con la mirada, quien pronto fue apresada por los bandidos, Eltrant frunció el ceño y sacando una de las flechas del carcaj y no sin caérsele al suelo varias veces, la colocó en el arco.
No le gustaba aquel plan, y lo había pensado él, eran tantas las cosas que podían salir mal, sintió como le hervía la sangre en el mismo instante en el que su doble tomaba a su compañera por la barbilla y le hacía mirarle a los ojos, tensó el arcó y apuntó en dirección al impostor, había visto a Eärwen hacer ese gesto miles de veces, si soltaba la flecha, había muchas probabilidades de acertar, o al menos eso pensaba.
Destensó el arco y tras echarse la capucha de su capa sobre la cabeza se movió entre los arbustos, buscando una mejor posición, no podía atacar mientras Alanna estuviese en el centro de la aldea, tenía que ser paciente y esperar a que dejara fuera de combate al doble.
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Miró a la muchacha que sus hombres acababan de encontrar a los ojos, era guapa, de ello no había duda, sonrió, podía serle útil. –“Disculpa los modales de mis subalternos” – Con un ligero movimiento de muñeca hizo que soltaran a la campesina, a quien sus hombres habían retenido de nuevo tan pronto como esta se hubo liberado del agarre del líder. –“Como el diamante en bruto que eres, dulce, supongo que eres consciente de que…” – Se giró y observó con los brazos cruzados como Wess mantenía a raya a los campesinos, que estaban atados, con su ballesta –“… En muchas ocasiones es necesario este tipo de acciones… un hecho lamentable, pero como ya he dicho, necesario”
Tenía que acabar rápido el trabajo y quemar la aldea hasta los cimientos, no había gris, solo blanco y negro, le pagaban por aquello e iba a hacer honor al contrato, se arregló la cuidada cazadora de color rojo que llevaba puesta y se volteó hacia sus hombres. –“Denzel, sigue cargando cajas, no tenemos tiempo que perder” – El hombre de tez oscura asintió y se desvaneció en el interior de uno de los edificios tan pronto como su líder hubo dado la orden.
Girándose sobre sí mismo volvió a agarrar a la campesina de nombre desconocido y de penetrantes ojos marrones por la barbilla y la miró fijamente. –“Es una pena que tengas que quedarte aquí… tú vales más que toda esta chusma junta…” – Atusándose la barba se quedó mirando la pira durante varios segundos–“Charles, hazme un favor, sé que es repentino pero llévala al ayuntamiento, nos iremos en una hora, asegúrate de que nuestra invitada este cómoda, en cuanto revise el cargamento quiero tener unas palabras con ella a solas.” – El otro hombre asintió y agarró a la campesina por un brazo para llevársela –“Mi nombre es Evan, por cierto” – Le dedicó una encantadora sonrisa –“Tú aún me debes el tuyo, dulce”
Mientras se llevaban a la joven, Evan desenvainó una de las dos brillantes espadas que llevaba atadas al cinto y se acercó hacia los aldeanos. –“¿Por dónde iba…? Ah sí” – Golpeó con el pomo de su espada al campesino que tenía más próximo a él y después suspiró –“Lo sencillo que seria esto si colaborarais…”
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Eltrant miró como uno de los lugartenientes de su doble agarraba a Alanna por un brazo y la arrastraba por el pueblo. Frunció el ceño y, recorriendo la periferia de la aldea, siempre ocultándose tras algún arbusto o el grueso tronco de un árbol mantuvo a su compañera en su campo de visión, sin perderla de vista.
Con una de las flechas colocadas en el arco pensó en más de una ocasión el acabar con el tipo que la estaba arrastrando, al fin y al cabo su doble no estaba con ella, pero parecía estar pasando algo importante y la guarda dentro de lo que cabía estaba fuera de peligro, o eso esperaba. Apretó los dientes, estaban arriesgando demasiado.
No tardó mucho en llegar hasta el edificio más grande de toda la aldea, dos plantas y un acabado realmente majestuoso para ser un edificio en mitad de la nada. Eltrant vio como arrastraban a su compañera hasta el interior y después salía el mismo tipo que la había llevado hasta allí.
Aguardó unos minutos sin estar seguro de si acercarse hasta que su doble apareció quien, después de sacudirse el polvo de sus ropajes, entró en el edificio.
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Off: Si me metaroleado mucho o algo avísame y edito todo lo que haga falta. ^^
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
La chica escuchó con repulsión las excusas del tipo que se parecía a Eltrant, sin entender como dos personas tan parecidas podían ser tan diferentes. Era algo que no llegaba a caberle en la cabeza, mientras el hombre hablaba, a pesar de tener unas inmensas ganas de darse la vuelta, librarse de los guardias y darle al tipo una patada en los mismísimos, fingió estar desvalida y dejó que sus ojos se llenasen de agua. Si pensaba que tenía miedo se confiaría, debía parecer asustada y desvalida.
Silenciosa, contempló los sucesos allí sentada, sabía que Eltrant no podía actuar, no todavía. Antes debía llevarse de allí a ese doble. Entonces el tipo volvió a tomarla por la barbilla, por mucho que lo intentaba, parecer desvalida no iba con ella, y sus ojos, a pesar de estar brillantes por las falsas lágrimas retenidas, seguían mostrando la fuerza de la joven. El tipo, que empezaba a tener interés por Alanna, ordenó que la llevasen al ayuntamiento.
La empezaron a arrastrar hasta una casa algo más grande que el resto y la lanzaron dentro sin compasión. Al entrar la chica no pudo evitar lanzar un sonido de dolor, no era agradable que hicieran esas cosas. Contempló la estancia, ya no había nada allí dentro, lo habían saqueado por completo. Las mesas y las sillas, que en algún momento habían decorado la estancia, estaban ahora completamente rotas, las alfombras rasgadas y sucias, las ventanas destrozadas. Se escucharía todo desde fuera... Eso sería una ventaja, si gritaba Eltrant podría entrar para ayudarla.
La puerta se abrió dejando pasar la figura del tipo, que miraba altanero mientras se desabrochaba su cinto. Lo dejó sobre la mesa y miró a la joven. La chica, aun desde el suelo, lo miró con furia y no se movió cuando se acercó con una sonrisa ladina, que, si no fuera por la personalidad y el significado, hasta habría sido bonita. Pero no era el caso.
- Vaya, no retrocedes- se sorprendió el tipo- eso no está bien, me gusta que mis juguetes me teman- comentó acercando la mano para acariciar la mejilla de su "juguete", que, de un manotazo, la apartó de ella- oh, también arañas....- una nueva sonrisa, más interesada que la anterior, cruzó el rostro del tipo- no te preocupes, acabarás tan cariñosa y servil como todas.
- Ni lo sueñes- soltó ella antes de escupirle a la cara.
- Oh, eso no es de damas. Pero veo que por dentro eres todo fuego. Eso lo arreglaremos pronto- comentó con fingida calma, lipiandose el escupitajo de la mejilla y después alzando la mano para abofetearla.
Perfecto, era el momento. La chica detuvo la mano del tipo y se la giró con fuerza al tiempo que se levantaba. Él comenzó a retorcerse al tiempo que intentaba coger su espada de encima de una mesa medio destrozada. Ella sacó la daga que le había prestado Eltrant y se la puso en el cuello al tipo.
- Ni se te ocurra, me has entendido? ahora vas a ser bueno y vas a mantenerte callado.- Amenazó haciendo que el tipo se tumbase en el suelo con la cara pegada a la roñosa moqueta y sentándose sobre su espalda- una sola palabra y el cuchillo te atraviesa.
De momento su parte ya había terminado, podía mantenerlo así sin demasiado problema y nadie entraría a molestar. Miró al exterior por una de las ventanas. Todo seguía igual, los guardias entraban y salían de las casas, el campesino que había sido noqueado continuaba en el suelo. Uno de los guardias se giró a mirar, posiblemente se preguntaba porqué no se escuchaba nada desde el interior de la casa, pero el miedo por la reacción que pudiera tener el bandido era demasiado como para atreverse a entrar. Alanna se mordió el labio, ¿tal vez el tipo la había dejado ganar y preparaba un nuevo movimiento? Debía ser cauta. Por otro lado y sobre todo, cómo le estaría yendo a Eltrant y dónde estaba Isobelle.
************
Fuera del ayuntamiento, los guardas seguían recorriendo los hogares y torturando a los aldeanos. Dos de ellos habían tomado unos maderos de la pira y los sostenían en alto, en el momento en que su líder terminara con sus juegos, quemarían la aldea y a sus habitantes. Las personas atadas aguantaban como podían para no llorar o salir corriendo, sabedores que, si lo intentaban, su destino solo empeoraría.
Mientras esto sucedía, una pequeña niña de ojos verdes y cabello rojizo, con una piedra afilada, se escondía tras una roca observando cual sería el mejor momento para cortar las cuerdas de sus conciudadanos. Era ella quien había llevado allí a los que iban a salvar la aldea, pero tenía que hacer algo también, ella también era grande, y la chica que la había curado la había llamado valiente. la niña quería ser valiente. Ella misma descubriría donde escondían a sus padres.
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Off-rol: No te preocupes, está bien que uno actue de master para el otro, nos da más pistas de lo que sucede y más posibilidad de movimiento n.n
Silenciosa, contempló los sucesos allí sentada, sabía que Eltrant no podía actuar, no todavía. Antes debía llevarse de allí a ese doble. Entonces el tipo volvió a tomarla por la barbilla, por mucho que lo intentaba, parecer desvalida no iba con ella, y sus ojos, a pesar de estar brillantes por las falsas lágrimas retenidas, seguían mostrando la fuerza de la joven. El tipo, que empezaba a tener interés por Alanna, ordenó que la llevasen al ayuntamiento.
La empezaron a arrastrar hasta una casa algo más grande que el resto y la lanzaron dentro sin compasión. Al entrar la chica no pudo evitar lanzar un sonido de dolor, no era agradable que hicieran esas cosas. Contempló la estancia, ya no había nada allí dentro, lo habían saqueado por completo. Las mesas y las sillas, que en algún momento habían decorado la estancia, estaban ahora completamente rotas, las alfombras rasgadas y sucias, las ventanas destrozadas. Se escucharía todo desde fuera... Eso sería una ventaja, si gritaba Eltrant podría entrar para ayudarla.
La puerta se abrió dejando pasar la figura del tipo, que miraba altanero mientras se desabrochaba su cinto. Lo dejó sobre la mesa y miró a la joven. La chica, aun desde el suelo, lo miró con furia y no se movió cuando se acercó con una sonrisa ladina, que, si no fuera por la personalidad y el significado, hasta habría sido bonita. Pero no era el caso.
- Vaya, no retrocedes- se sorprendió el tipo- eso no está bien, me gusta que mis juguetes me teman- comentó acercando la mano para acariciar la mejilla de su "juguete", que, de un manotazo, la apartó de ella- oh, también arañas....- una nueva sonrisa, más interesada que la anterior, cruzó el rostro del tipo- no te preocupes, acabarás tan cariñosa y servil como todas.
- Ni lo sueñes- soltó ella antes de escupirle a la cara.
- Oh, eso no es de damas. Pero veo que por dentro eres todo fuego. Eso lo arreglaremos pronto- comentó con fingida calma, lipiandose el escupitajo de la mejilla y después alzando la mano para abofetearla.
Perfecto, era el momento. La chica detuvo la mano del tipo y se la giró con fuerza al tiempo que se levantaba. Él comenzó a retorcerse al tiempo que intentaba coger su espada de encima de una mesa medio destrozada. Ella sacó la daga que le había prestado Eltrant y se la puso en el cuello al tipo.
- Ni se te ocurra, me has entendido? ahora vas a ser bueno y vas a mantenerte callado.- Amenazó haciendo que el tipo se tumbase en el suelo con la cara pegada a la roñosa moqueta y sentándose sobre su espalda- una sola palabra y el cuchillo te atraviesa.
De momento su parte ya había terminado, podía mantenerlo así sin demasiado problema y nadie entraría a molestar. Miró al exterior por una de las ventanas. Todo seguía igual, los guardias entraban y salían de las casas, el campesino que había sido noqueado continuaba en el suelo. Uno de los guardias se giró a mirar, posiblemente se preguntaba porqué no se escuchaba nada desde el interior de la casa, pero el miedo por la reacción que pudiera tener el bandido era demasiado como para atreverse a entrar. Alanna se mordió el labio, ¿tal vez el tipo la había dejado ganar y preparaba un nuevo movimiento? Debía ser cauta. Por otro lado y sobre todo, cómo le estaría yendo a Eltrant y dónde estaba Isobelle.
************
Fuera del ayuntamiento, los guardas seguían recorriendo los hogares y torturando a los aldeanos. Dos de ellos habían tomado unos maderos de la pira y los sostenían en alto, en el momento en que su líder terminara con sus juegos, quemarían la aldea y a sus habitantes. Las personas atadas aguantaban como podían para no llorar o salir corriendo, sabedores que, si lo intentaban, su destino solo empeoraría.
Mientras esto sucedía, una pequeña niña de ojos verdes y cabello rojizo, con una piedra afilada, se escondía tras una roca observando cual sería el mejor momento para cortar las cuerdas de sus conciudadanos. Era ella quien había llevado allí a los que iban a salvar la aldea, pero tenía que hacer algo también, ella también era grande, y la chica que la había curado la había llamado valiente. la niña quería ser valiente. Ella misma descubriría donde escondían a sus padres.
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Off-rol: No te preocupes, está bien que uno actue de master para el otro, nos da más pistas de lo que sucede y más posibilidad de movimiento n.n
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Se aseguró de que estaba completamente solo y esperó.
Ya habían pasado varios minutos desde que su doble se había internado en el interior del edificio, pero nada parecía indicarle si Alanna se había encargado de él o si al contrario, su aliada se encontraba en problemas.
Respiró hondo y siguió vigilando la entrada del ayuntamiento, si hubiesen sido medianamente listos habrían planeado como contactar entre ellos, maldiciendo su inteligencia y su iniciativa a la hora de desarrollar planes pudo contemplar como el mismo bandido que había arrastrado a Alanna hasta el interior de aquel lugar volvía sobre sus pasos.
Podía haber mil razones para no acercarse, y casi todas ellas se reducían al hecho de que un paso en falso podía acabar con su cabeza clavada en una pica, pero que su compañera tuviese que vérselas con dos individuos armada con una daga que podía pasar perfectamente como un cuchillo para el pan le hizo avanzar lentamente entre los arbustos.
Eltrant frunció el ceño y, cuando estuvo en un lugar en el que veía claramente a su objetivo, tensó el arco. Como le había dicho la guarda trató de moverse lo menos posible, cosa que dada la situación, le resultó difícil; Tomó aire una vez más y apuntó al bandido, el cual seguía avanzando a un paso firme pero constante, sin percatarse de que su vida pendía de un hilo, de que la habilidad del mercenario con el arco decidiría si vería un amanecer más.
Con la fogata que había en el centro de la aldea como única fuente de luz siguió la trayectoria de la flecha mentalmente, después de unos segundos en los que, indeciso, siguió contemplando como el bandido se acercaba más y más al ayuntamiento, dejó escapar la flecha.
La saeta Eltrant surcó el aire susurrando levemente para, como sospechaba el mercenario, clavarse en mitad de un árbol a varios metros del bandido, quién después de dejar escapar una exclamación de asombro al contemplar la flecha a pocos metros de él desenvainó su arma para seguidamente empezar a correr en dirección al edifico.
Eltrant insultó mentalmente a aquel tipo y tras colocarse el arco a la espalda comenzó a correr hacia él. Afortunadamente para él aquella parte de la aldea parecía estar completa o parcialmente desvalijada y el sonido del crepitar de la fogata y las voces de los asaltantes aplacaban el sonido de sus propios pasos, por lo que no tuvo muchos problemas a la hora de acercarse prácticamente a la carrera tratando de interceptar al salteador.
A pocos metros de las escaleras de la entrada el mercenario saltó sobre el bandido, quien sin tiempo suficiente para parar la envestida o gritar algo medianamente coherente cayó de espaldas sobre la tierra, momento en el que Eltrant, sin ningún arma corta a su alcance, clavó una de las flechas que llevaba en el carcaj en el pecho de aquel hombre; El bandido no pudo sino gritar de dolor ante esto, para ser después acallado velozmente por el brazo del mercenario.
Sentía que el corazón le iba a estallar, no sabía si algún otro había oído el grito, pero tan pronto como aquel hombre dejo de resistirse Eltrant se levantó y tras arrastrarlo hasta uno de los laterales de la casa desenvainó su arma, esperando que alguien viniese a comprobar el ruido.
***
-“Ahora me gustas incluso más” – Dijo Evan jovial desde el suelo, con la daga de la campesina peligrosamente cerca de su cuello –“Una bella campesina que arriesga su vida para salvar su aldea… ¡Adorable!” – Continuó diciendo –“Si pudiese aplaudir, lo haría, pero ya sabes, si me muevo, me matas” – Rió sarcásticamente y giró la cabeza para ver a la mujer que le estaba sujetando.
Sabía que causaba repulsión en aquella mujer, pero no había sido la primera que reaccionaba así ante él, todas acaban viendo la verdad sobre el mundo tarde o temprano, y entonces comprendían que los hombres como él, son necesarios.
-“Aún no me has dicho tu nombre, dulce” – Dijo el líder de los bandidos – “Eres toda una luchadora… ¿Sabes?” – Se aclaró la garganta – “Dime ¿Estarías dispuesta a unirte a mi pequeña cuadrilla de trabajadores?” – Continuó hablando mientras deslizaba su mano hacia el interior de su bota –“Pagamos bien, somos agradables y por supuesto, alguien tan bella como tú… solo puede ocupar posiciones importantes” – Sin que su captora se percatara de ello cerró su mano en torno al puñal que escondía en el interior de su bota. –“Entiendo que puedas tener tus dudas debido a… bueno, quemar aldeas y demás, pero te acabas acostumbrando y da dinero, mucho dinero. Y en cualquier caso, tampoco se pierde nada importante quemando estos estercoleros”
No era idiota, muchas personas le tenían como el típico mujeriego imbécil que haría cualquier cosa por pasar la noche con mujeres que acababa de conocer, y no se equivocaban al pensarlo, era consciente de que era él así la mayor parte del tiempo.Pero aquella mujer, aquella campesina estaba hecha de otra pasta, y eso le encantaba.
Aprovechando que tenía a la mujer encima suyo Evan se incorporó haciendo uso de toda su fuerza liberándose de su agarre fácilmente para después de abrocharse el cinto a toda prisa apuntar a la joven con el cuchillo sonriendo. – “No me hagas insistirte, por favor”
Ya habían pasado varios minutos desde que su doble se había internado en el interior del edificio, pero nada parecía indicarle si Alanna se había encargado de él o si al contrario, su aliada se encontraba en problemas.
Respiró hondo y siguió vigilando la entrada del ayuntamiento, si hubiesen sido medianamente listos habrían planeado como contactar entre ellos, maldiciendo su inteligencia y su iniciativa a la hora de desarrollar planes pudo contemplar como el mismo bandido que había arrastrado a Alanna hasta el interior de aquel lugar volvía sobre sus pasos.
Podía haber mil razones para no acercarse, y casi todas ellas se reducían al hecho de que un paso en falso podía acabar con su cabeza clavada en una pica, pero que su compañera tuviese que vérselas con dos individuos armada con una daga que podía pasar perfectamente como un cuchillo para el pan le hizo avanzar lentamente entre los arbustos.
Eltrant frunció el ceño y, cuando estuvo en un lugar en el que veía claramente a su objetivo, tensó el arco. Como le había dicho la guarda trató de moverse lo menos posible, cosa que dada la situación, le resultó difícil; Tomó aire una vez más y apuntó al bandido, el cual seguía avanzando a un paso firme pero constante, sin percatarse de que su vida pendía de un hilo, de que la habilidad del mercenario con el arco decidiría si vería un amanecer más.
Con la fogata que había en el centro de la aldea como única fuente de luz siguió la trayectoria de la flecha mentalmente, después de unos segundos en los que, indeciso, siguió contemplando como el bandido se acercaba más y más al ayuntamiento, dejó escapar la flecha.
La saeta Eltrant surcó el aire susurrando levemente para, como sospechaba el mercenario, clavarse en mitad de un árbol a varios metros del bandido, quién después de dejar escapar una exclamación de asombro al contemplar la flecha a pocos metros de él desenvainó su arma para seguidamente empezar a correr en dirección al edifico.
Eltrant insultó mentalmente a aquel tipo y tras colocarse el arco a la espalda comenzó a correr hacia él. Afortunadamente para él aquella parte de la aldea parecía estar completa o parcialmente desvalijada y el sonido del crepitar de la fogata y las voces de los asaltantes aplacaban el sonido de sus propios pasos, por lo que no tuvo muchos problemas a la hora de acercarse prácticamente a la carrera tratando de interceptar al salteador.
A pocos metros de las escaleras de la entrada el mercenario saltó sobre el bandido, quien sin tiempo suficiente para parar la envestida o gritar algo medianamente coherente cayó de espaldas sobre la tierra, momento en el que Eltrant, sin ningún arma corta a su alcance, clavó una de las flechas que llevaba en el carcaj en el pecho de aquel hombre; El bandido no pudo sino gritar de dolor ante esto, para ser después acallado velozmente por el brazo del mercenario.
Sentía que el corazón le iba a estallar, no sabía si algún otro había oído el grito, pero tan pronto como aquel hombre dejo de resistirse Eltrant se levantó y tras arrastrarlo hasta uno de los laterales de la casa desenvainó su arma, esperando que alguien viniese a comprobar el ruido.
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-“Ahora me gustas incluso más” – Dijo Evan jovial desde el suelo, con la daga de la campesina peligrosamente cerca de su cuello –“Una bella campesina que arriesga su vida para salvar su aldea… ¡Adorable!” – Continuó diciendo –“Si pudiese aplaudir, lo haría, pero ya sabes, si me muevo, me matas” – Rió sarcásticamente y giró la cabeza para ver a la mujer que le estaba sujetando.
Sabía que causaba repulsión en aquella mujer, pero no había sido la primera que reaccionaba así ante él, todas acaban viendo la verdad sobre el mundo tarde o temprano, y entonces comprendían que los hombres como él, son necesarios.
-“Aún no me has dicho tu nombre, dulce” – Dijo el líder de los bandidos – “Eres toda una luchadora… ¿Sabes?” – Se aclaró la garganta – “Dime ¿Estarías dispuesta a unirte a mi pequeña cuadrilla de trabajadores?” – Continuó hablando mientras deslizaba su mano hacia el interior de su bota –“Pagamos bien, somos agradables y por supuesto, alguien tan bella como tú… solo puede ocupar posiciones importantes” – Sin que su captora se percatara de ello cerró su mano en torno al puñal que escondía en el interior de su bota. –“Entiendo que puedas tener tus dudas debido a… bueno, quemar aldeas y demás, pero te acabas acostumbrando y da dinero, mucho dinero. Y en cualquier caso, tampoco se pierde nada importante quemando estos estercoleros”
No era idiota, muchas personas le tenían como el típico mujeriego imbécil que haría cualquier cosa por pasar la noche con mujeres que acababa de conocer, y no se equivocaban al pensarlo, era consciente de que era él así la mayor parte del tiempo.Pero aquella mujer, aquella campesina estaba hecha de otra pasta, y eso le encantaba.
Aprovechando que tenía a la mujer encima suyo Evan se incorporó haciendo uso de toda su fuerza liberándose de su agarre fácilmente para después de abrocharse el cinto a toda prisa apuntar a la joven con el cuchillo sonriendo. – “No me hagas insistirte, por favor”
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Desde su posición de ventaja escuchó, con molestia, como la voz del tipo hablaba sobre ella. Aunque intentaba ignorarlo, era imposible, el problema era que no podía confiar en él, pero la cara... era la cara de su amigo, le resultaba dificil herirle o hacerle daño. Seguramente si hubiera tenido un aspecto diferente al menos lo habría herido, pero no podía hacerlo.
-“Ahora me gustas incluso más” –La chica, que miraba por la ventana para ver si podía localizar a Eltrant se giró sorprendida, frunciendo el ceño–“Una bella campesina que arriesga su vida para salvar su aldea… ¡Adorable! Si pudiese aplaudir, lo haría, pero ya sabes, si me muevo, me matas” – la risa sarcastica del tipo la sacó de sus casillas. ¿Adorable? si le calavaba el cuchillo por la espalda si que iba a resultar "adorable"¿Cómo se atrevía a decir eso? no veía la situación en la que estaba?
Ignorandolo, pensando que simplemente intentaba distraerla, volvió a mirar por la ventana, ¿iría todo bien? Se las podría apañar Eltrant con tanto guardias. Esperaba que si, ella tenía entre manos su propio conflicto moral. respiró hondo mirando al techo, una enorme lampara de madera colgaba de él, y la duda de que hacer hacía que la chica no pudiera evitar intentar mirar a todos lados menos al chico a quien atrapaba, que, tras una breve pausa, siguió hablando.
“Aún no me has dicho tu nombre, dulce” – La joven ignoró la pregunta oculta tras esas palabras– “Eres toda una luchadora… ¿Sabes?” –tras una pausa volvió a hablar – “Dime ¿Estarías dispuesta a unirte a mi pequeña cuadrilla de trabajadores?” – Por el amor de.... ¿no se callaría? Alanna, aun con su preparación, comenaba a ponerse nerviosa, nunca se había enfrentado a un amigo. tuvo que negar con la cabeza, no, él no era un amigo, Eltrant estaba fuera, deshaciendose de los guardas–“Pagamos bien, somos agradables y por supuesto, alguien tan bella como tú… solo puede ocupar posiciones importantes. Entiendo que puedas tener tus dudas debido a… bueno, quemar aldeas y demás, pero te acabas acostumbrando y da dinero, mucho dinero. Y en cualquier caso, tampoco se pierde nada importante quemando estos estercoleros”
- ¿Estercoleros?- preguntó ya enfadada
Iba a , pseguir respondiendo, pero la fuerza del tipo pudo con su peso y las tornas se cambiaron, la chica, sin poder evitarlo soltó un grito sorprendido antes el movimiento del cabecilla. No pensaba que podría hacer eso, para la próxima misión al parecer debería engordar. El chico se levantó y tomó su cinto para apuntarla con un cuchillo. La chica, que a penas pudo reaccionar seguía en el suelo. Lo miró aun altanera y cerró la boca. no era buena idea. Pero poco aguantó con la boca cerrada:
- Poco debe importarte mi nombre, jamás, jamás me uniría a alguien que piensa que destruir aldeas es un "mal necesario" solo los cobardes atacan a los débiles. Para su mala suerte yo no soy debil y se perfectamente que usted tampoco.
Aprovechando la diferencia de altura dió una patada a la mano del mercenario que soltó el cuchillo. No tenía tiempo para conflictos internos, era momento de actuar. Tomó el cuchillo mientras estaba en el aire y aprovechó su rapidez para pasar por entre las piernas del tipo y golpearlo con el mango del puñal en el costado. Era patético de su parte. pero no podía herir a alguien que se parecía tanto a un amigo. Cuando el tipo se dobló, Alanna dió un salto para alzarse y darle en la nuca. el golpe fue efectivo, pues el tipo cayó al suelo, desplomado. Respirando con dificultad por los rápidos movimiento y el cansanció acumulado durante todo el día, miró por la ventana intentando vislumbrar aunque fuese, un poco del mercenario, ¿estaría bien? Rezaba porque así fuese.
***
Los guardas habían oido un grito al otro lado de la aldea, dudosos de como actuar, se miraron unos a otros par, finalmente, decidir que dos de ellos se dirigirían a ver que sucedía cerca del ayuntamiento, tal vez su lider estuviera en problemas. A medida que se acercaban, vieron como los aldeanos cuchicheaban entre si. Al parecer ellos tampoco entendían que suedía.
- ¡Callaos!- Gritó uno de los soldados al pasar por delante.
Los cuchicheos cesaron, y los dos tipos, granes como armarios, sgúian andando haciendo sonar sus armaduras. Las flechas poco harían contra esos tipos, que con sus manguales hacían sonar las cadenas. A su capitán no solía costarle tanto terminar con esas cosas, ¿se estaría tomando su tiempo o estaría en problemas? Con toda la ligereza que les permitían sus pesadas armaduras y armas empezaron a acercarse a la puerta para entrar.
-“Ahora me gustas incluso más” –La chica, que miraba por la ventana para ver si podía localizar a Eltrant se giró sorprendida, frunciendo el ceño–“Una bella campesina que arriesga su vida para salvar su aldea… ¡Adorable! Si pudiese aplaudir, lo haría, pero ya sabes, si me muevo, me matas” – la risa sarcastica del tipo la sacó de sus casillas. ¿Adorable? si le calavaba el cuchillo por la espalda si que iba a resultar "adorable"¿Cómo se atrevía a decir eso? no veía la situación en la que estaba?
Ignorandolo, pensando que simplemente intentaba distraerla, volvió a mirar por la ventana, ¿iría todo bien? Se las podría apañar Eltrant con tanto guardias. Esperaba que si, ella tenía entre manos su propio conflicto moral. respiró hondo mirando al techo, una enorme lampara de madera colgaba de él, y la duda de que hacer hacía que la chica no pudiera evitar intentar mirar a todos lados menos al chico a quien atrapaba, que, tras una breve pausa, siguió hablando.
“Aún no me has dicho tu nombre, dulce” – La joven ignoró la pregunta oculta tras esas palabras– “Eres toda una luchadora… ¿Sabes?” –tras una pausa volvió a hablar – “Dime ¿Estarías dispuesta a unirte a mi pequeña cuadrilla de trabajadores?” – Por el amor de.... ¿no se callaría? Alanna, aun con su preparación, comenaba a ponerse nerviosa, nunca se había enfrentado a un amigo. tuvo que negar con la cabeza, no, él no era un amigo, Eltrant estaba fuera, deshaciendose de los guardas–“Pagamos bien, somos agradables y por supuesto, alguien tan bella como tú… solo puede ocupar posiciones importantes. Entiendo que puedas tener tus dudas debido a… bueno, quemar aldeas y demás, pero te acabas acostumbrando y da dinero, mucho dinero. Y en cualquier caso, tampoco se pierde nada importante quemando estos estercoleros”
- ¿Estercoleros?- preguntó ya enfadada
Iba a , pseguir respondiendo, pero la fuerza del tipo pudo con su peso y las tornas se cambiaron, la chica, sin poder evitarlo soltó un grito sorprendido antes el movimiento del cabecilla. No pensaba que podría hacer eso, para la próxima misión al parecer debería engordar. El chico se levantó y tomó su cinto para apuntarla con un cuchillo. La chica, que a penas pudo reaccionar seguía en el suelo. Lo miró aun altanera y cerró la boca. no era buena idea. Pero poco aguantó con la boca cerrada:
- Poco debe importarte mi nombre, jamás, jamás me uniría a alguien que piensa que destruir aldeas es un "mal necesario" solo los cobardes atacan a los débiles. Para su mala suerte yo no soy debil y se perfectamente que usted tampoco.
Aprovechando la diferencia de altura dió una patada a la mano del mercenario que soltó el cuchillo. No tenía tiempo para conflictos internos, era momento de actuar. Tomó el cuchillo mientras estaba en el aire y aprovechó su rapidez para pasar por entre las piernas del tipo y golpearlo con el mango del puñal en el costado. Era patético de su parte. pero no podía herir a alguien que se parecía tanto a un amigo. Cuando el tipo se dobló, Alanna dió un salto para alzarse y darle en la nuca. el golpe fue efectivo, pues el tipo cayó al suelo, desplomado. Respirando con dificultad por los rápidos movimiento y el cansanció acumulado durante todo el día, miró por la ventana intentando vislumbrar aunque fuese, un poco del mercenario, ¿estaría bien? Rezaba porque así fuese.
***
Los guardas habían oido un grito al otro lado de la aldea, dudosos de como actuar, se miraron unos a otros par, finalmente, decidir que dos de ellos se dirigirían a ver que sucedía cerca del ayuntamiento, tal vez su lider estuviera en problemas. A medida que se acercaban, vieron como los aldeanos cuchicheaban entre si. Al parecer ellos tampoco entendían que suedía.
- ¡Callaos!- Gritó uno de los soldados al pasar por delante.
Los cuchicheos cesaron, y los dos tipos, granes como armarios, sgúian andando haciendo sonar sus armaduras. Las flechas poco harían contra esos tipos, que con sus manguales hacían sonar las cadenas. A su capitán no solía costarle tanto terminar con esas cosas, ¿se estaría tomando su tiempo o estaría en problemas? Con toda la ligereza que les permitían sus pesadas armaduras y armas empezaron a acercarse a la puerta para entrar.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
El característico sonido de una pelea proveniente del interior del edificio previno al mercenario.
Miró en dirección a la fogata, que desde dónde se encontraba estaba parcialmente escondida detrás de unos edificios, y apretó los dientes cuando dos tipos que perfectamente podrían haber pasado por gigantes se dirigían a investigar el alarido del bandido que acababa de despachar.
A aquellos dos no les había visto antes, armados con manguales y portadores de grandes y pesadas armaduras no iba a poder encararles como solía hacer, Eltrant no supo si era por la impresión que daban o si realmente sucedía así, pero con cada paso que aquellas bestias daban sentía como vibraba la tierra bajo sus pies.
Cada vez más nervioso miró a su alrededor buscando algo que le ayudase a salir de aquello, por fortuna para él, la lentitud con la que se movían le dejaba tiempo para pensar un plan más detenidamente, pero no había nada, piedras, muebles destrozados, nada remotamente útil.
Sin ninguna idea en la cabeza empezó a correr hacia la parte trasera del edificio, quizás hubiese algún modo de entrar en el mismo sin que los bandidos le viesen desde la entrada principal.
Reprimió una exclamación de jubiló cuando comprobó que una de las ventanas laterales del ayuntamiento estaba parcialmente abierta, aupándose gracias unas cajas medio carcomidas agarró firmemente el quicio de la ventana y usando toda la fuerza que tenía en los brazos cayó pesadamente sobre el suelo del edificio.
Inmediatamente se incorporó mientras trataba de obviar el intenso dolor que sentía en el brazo derecho a causa de tener que auparse con toda aquella carga extra encima. La guarda se encontraba junto a su doble, que gemía en el suelo, luchando por mantenerse consciente.
–“Alanna, ¿Estas bien?” –Preguntó a su compañera para que notase su presencia mientras se acercaba a ella. –“…Recuérdame que nunca te enfade” – Dijo tocando levemente al doble con la punta de su espada, quien solo se retorció un poco en el suelo hasta quedar bocabajo. El mercenario negó con la cabeza rápidamente, se estaba yendo por las ramas –“Dos tipos vienen hacia aquí, y no parecen ser simples maleantes, no he podido hacer nada por mi cuenta, lo siento” - Dejó las pertenencias de Alanna en el suelo, cerca de ella y suspiró. -"Resulta que usar un arco no es tan fácil como parece"
Despues de esto se asomó ligeramente a una de las ventanas para ver como aquellas moles seguían avanzando hacia el ayuntamiento, seguía siendo una locura enfrentarlos cara a cara, pero ahora eran dos y estaban dentro del ayuntamiento y aún tenían tiempo para pensar algo.
–“Al menos tenemos la certeza de que mientras esté aquí” – Señaló a Evan que seguía lamentándose el golpe que le había dado la guarda en la nuca –“No le harán nada los rehenes… o eso espero”
Miró en dirección a la fogata, que desde dónde se encontraba estaba parcialmente escondida detrás de unos edificios, y apretó los dientes cuando dos tipos que perfectamente podrían haber pasado por gigantes se dirigían a investigar el alarido del bandido que acababa de despachar.
A aquellos dos no les había visto antes, armados con manguales y portadores de grandes y pesadas armaduras no iba a poder encararles como solía hacer, Eltrant no supo si era por la impresión que daban o si realmente sucedía así, pero con cada paso que aquellas bestias daban sentía como vibraba la tierra bajo sus pies.
Cada vez más nervioso miró a su alrededor buscando algo que le ayudase a salir de aquello, por fortuna para él, la lentitud con la que se movían le dejaba tiempo para pensar un plan más detenidamente, pero no había nada, piedras, muebles destrozados, nada remotamente útil.
Sin ninguna idea en la cabeza empezó a correr hacia la parte trasera del edificio, quizás hubiese algún modo de entrar en el mismo sin que los bandidos le viesen desde la entrada principal.
Reprimió una exclamación de jubiló cuando comprobó que una de las ventanas laterales del ayuntamiento estaba parcialmente abierta, aupándose gracias unas cajas medio carcomidas agarró firmemente el quicio de la ventana y usando toda la fuerza que tenía en los brazos cayó pesadamente sobre el suelo del edificio.
Inmediatamente se incorporó mientras trataba de obviar el intenso dolor que sentía en el brazo derecho a causa de tener que auparse con toda aquella carga extra encima. La guarda se encontraba junto a su doble, que gemía en el suelo, luchando por mantenerse consciente.
–“Alanna, ¿Estas bien?” –Preguntó a su compañera para que notase su presencia mientras se acercaba a ella. –“…Recuérdame que nunca te enfade” – Dijo tocando levemente al doble con la punta de su espada, quien solo se retorció un poco en el suelo hasta quedar bocabajo. El mercenario negó con la cabeza rápidamente, se estaba yendo por las ramas –“Dos tipos vienen hacia aquí, y no parecen ser simples maleantes, no he podido hacer nada por mi cuenta, lo siento” - Dejó las pertenencias de Alanna en el suelo, cerca de ella y suspiró. -"Resulta que usar un arco no es tan fácil como parece"
Despues de esto se asomó ligeramente a una de las ventanas para ver como aquellas moles seguían avanzando hacia el ayuntamiento, seguía siendo una locura enfrentarlos cara a cara, pero ahora eran dos y estaban dentro del ayuntamiento y aún tenían tiempo para pensar algo.
–“Al menos tenemos la certeza de que mientras esté aquí” – Señaló a Evan que seguía lamentándose el golpe que le había dado la guarda en la nuca –“No le harán nada los rehenes… o eso espero”
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Fuera del ayuntamiento, unos fuertes y pesados pasos se escuchaban retumbar en el suelo de la plaza. Una ventana se abrió, haciendo que Alanna se girase asustada, poniendose en guardia, afortunadamente, quien entró en la estancia, era Eltrant, que preguntó si la joven estaba bien. Cuando vió el cuerpo del tipo pareció entender que el que había estado en peligro era el otro y comentó, haciendo sonreir a la chica, que le recordase que no debía enfadarla. Después advirtió de la llegada de dos guardas bien armados que se acercaban lentos pero seguros.
El joven dejó las cosas de la chica en el suelo mientras comentaba que el arco era más dificil de usar de lo que creía. Alanna se acercó a sus cosas para ver si tenía algo que le sirviera para luchar contra mastodontes, pero no era el caso, al escuchar el comentario de su amigo sobre el cabecilla una idea se le pasó por la cabeza y su cara seria pasó a una sonrisa brillante. Se acercó al tipo y comenzó a quitarle la camisa:
- Yo he tenido una muy buena idea. solo tienes que ponerte esto- dijo tirandole la prenda al chico- tu, ahora, serás él, si lo ven inconsciente no les hará ninguna gracia, pero si creen que está consiguiendo su objetivo, saldrán de aquí y tendremos tiempo para pensar. - le sonrió- Tendrás que fingir que eres mal, y yo que estoy indefensa, pero ganaremos tiempo y podremos atacarlos por la espalda cuando salgan. Así que rápido vistete antes de que vengan.- Sonrió ella mientras arrastraba al tipo para atarlo tras las escaleras.
Allí lo dejo, en calzoncillos, atado de pies y manos y con una mordaza en la boca. Esperaba que todo saliera bien. Si esos tipos eran tan grandes, solo podrían hacer algo si tenían a favor el factor sorpresa.
---
A las afueras del ayuntameinto, dos tipos grandes como pinos, pero más tontos que una maceta, se preguntaban si era buena idea molestar a su jefe, eso les hacía avanzar con lentitud, y una niña pequeña, aprovechaba para avnzar hasta una de las casas ya saqueadas donde el cabecilla había dejado cientos de papeles desparramados.
En ese mismo sitio había escuchado, dos días atrás, a los hombres hablar sobre el lugar donde escondían a quienes usarían de mercancía, y ahora se lo quería llevar a las personas que había llevado allí para que los sacaran. Los cogió con sus pequeñas manitas y salió por la ventana con cuidado, era tan diminuta que nadie la vería. Planos en mano, volvió a esconderse a entre los arbustos.
El joven dejó las cosas de la chica en el suelo mientras comentaba que el arco era más dificil de usar de lo que creía. Alanna se acercó a sus cosas para ver si tenía algo que le sirviera para luchar contra mastodontes, pero no era el caso, al escuchar el comentario de su amigo sobre el cabecilla una idea se le pasó por la cabeza y su cara seria pasó a una sonrisa brillante. Se acercó al tipo y comenzó a quitarle la camisa:
- Yo he tenido una muy buena idea. solo tienes que ponerte esto- dijo tirandole la prenda al chico- tu, ahora, serás él, si lo ven inconsciente no les hará ninguna gracia, pero si creen que está consiguiendo su objetivo, saldrán de aquí y tendremos tiempo para pensar. - le sonrió- Tendrás que fingir que eres mal, y yo que estoy indefensa, pero ganaremos tiempo y podremos atacarlos por la espalda cuando salgan. Así que rápido vistete antes de que vengan.- Sonrió ella mientras arrastraba al tipo para atarlo tras las escaleras.
Allí lo dejo, en calzoncillos, atado de pies y manos y con una mordaza en la boca. Esperaba que todo saliera bien. Si esos tipos eran tan grandes, solo podrían hacer algo si tenían a favor el factor sorpresa.
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A las afueras del ayuntameinto, dos tipos grandes como pinos, pero más tontos que una maceta, se preguntaban si era buena idea molestar a su jefe, eso les hacía avanzar con lentitud, y una niña pequeña, aprovechaba para avnzar hasta una de las casas ya saqueadas donde el cabecilla había dejado cientos de papeles desparramados.
En ese mismo sitio había escuchado, dos días atrás, a los hombres hablar sobre el lugar donde escondían a quienes usarían de mercancía, y ahora se lo quería llevar a las personas que había llevado allí para que los sacaran. Los cogió con sus pequeñas manitas y salió por la ventana con cuidado, era tan diminuta que nadie la vería. Planos en mano, volvió a esconderse a entre los arbustos.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Agarró la camisa que le tendía su compañera y la miró perplejo, sí que habían pensado con anterioridad el suplantar al doble, pero en aquel momento se le hacía tan irreal que no creía estar viviéndolo siquiera.
-“Eh, sí, claro, enseguida” – Contestó a la muchacha mientras examinaba la impoluta camisa de color blanco, aquella ropa parecía cara.
Atendió a como Alanna, después de atar a su doble, lo arrastraba hasta debajo de las escaleras, dónde quedaba fuera vista. El tipo recobró el conocimiento unos instantes para ver a Eltrant y abrir los ojos de par en par pero la guarda parecía haberle dado realmente fuerte, porque segundos después volvió a quedarse fuera de combate.
Tratando de no pensar en que acababa de verse a sí mismo siendo arrastrado por Alanna, se desvistió rápidamente y seguidamente se enfundó en las prendas del líder de los bandidos, irónicamente le quedaban un poco anchas, que tuviesen las mismas medidas quizás era tentar demasiado a la suerte.
Una vez finalizado el asunto de la ropa corrió hacia la mesa dónde las dos espadas bellamente forjadas de su gemelo descansaban, sin pensárselo dos veces se las ató al cinturón imitando la forma en la había visto a su doble portarlas, se le hacía raro aquel peso extra, pero lo cierto es que para ser dos eran bastante ligeras.
-“¿Como me queda?” – Le preguntó a su amiga una vez vestido mientras se sacudía el polvo de la cazadora roja que acababa de ponerse –“Un poco ostentoso para mi gusto… aunque no está del todo mal” – Dijo mirando al tipo noqueado bajo las escaleras.
Antes de que pudiese decir nada más los dos armarios que se hacían llamar personas entraron en el edificio estrepitosamente –“¡Jefe!” – Dijo uno de ellos levantando el visor de su yelmo –“Hemos oído un grito ¿Está bien?” – Dirigió una mirada de odio hacia Alanna, que estaba tras él y volvió a mirar al que creía que era su jefe, expectante.
Eltrant se quedó callado durante unos instantes mirando a aquellos dos hombres que, embutidos en armaduras esperaban una respuesta, para despues aclararse la garganta y cruzarse de brazos –“Eh, sí, perfectamente, no ha sido nada… estaba… estaba enseñándole a esta… esta campesina… que” – El otro emitió a su compañero y se levantó el visor del yelmo –“Evan… ¿seguro que va todo bien?” – Eltrant se giró hacia este y frunció el ceño –“¡Sí!” – Dijo todo lo firme que pudo, para después girarse hacia Alanna –“¡Mujer! Esto… A… ¿Arrollidate? ¡Arrollidate!” – Si el mercenario podía sacar algo en claro de aquello, era que no había nacido para ser actor.
Los dos hombres dejaron escapar leves carcajadas cuando vieron a su jefe dando órdenes a Alanna de esta manera –“Sí, supongo que por aquí va todo bien” – Dijo el que había hablado en primer lugar y se puso el yelmo de nuevo en su sitio. –“¡Volved… a… a vuestras posiciones predeterminadas!” – Dijo Eltrant señalándoles con el dedo –“Sed… ehm… productivos, amigos míos… ”
Los hombres volvieron a reírse y tras hacer una leve reverencia se marcharon –“Parece que al jefe le ha gustado esa campesina bastante, esta algo raro”
Una vez se hubieron marchado se volvió hacia Alanna y suspiró – “¿Qué tal?”
-“Eh, sí, claro, enseguida” – Contestó a la muchacha mientras examinaba la impoluta camisa de color blanco, aquella ropa parecía cara.
Atendió a como Alanna, después de atar a su doble, lo arrastraba hasta debajo de las escaleras, dónde quedaba fuera vista. El tipo recobró el conocimiento unos instantes para ver a Eltrant y abrir los ojos de par en par pero la guarda parecía haberle dado realmente fuerte, porque segundos después volvió a quedarse fuera de combate.
Tratando de no pensar en que acababa de verse a sí mismo siendo arrastrado por Alanna, se desvistió rápidamente y seguidamente se enfundó en las prendas del líder de los bandidos, irónicamente le quedaban un poco anchas, que tuviesen las mismas medidas quizás era tentar demasiado a la suerte.
Una vez finalizado el asunto de la ropa corrió hacia la mesa dónde las dos espadas bellamente forjadas de su gemelo descansaban, sin pensárselo dos veces se las ató al cinturón imitando la forma en la había visto a su doble portarlas, se le hacía raro aquel peso extra, pero lo cierto es que para ser dos eran bastante ligeras.
-“¿Como me queda?” – Le preguntó a su amiga una vez vestido mientras se sacudía el polvo de la cazadora roja que acababa de ponerse –“Un poco ostentoso para mi gusto… aunque no está del todo mal” – Dijo mirando al tipo noqueado bajo las escaleras.
Antes de que pudiese decir nada más los dos armarios que se hacían llamar personas entraron en el edificio estrepitosamente –“¡Jefe!” – Dijo uno de ellos levantando el visor de su yelmo –“Hemos oído un grito ¿Está bien?” – Dirigió una mirada de odio hacia Alanna, que estaba tras él y volvió a mirar al que creía que era su jefe, expectante.
Eltrant se quedó callado durante unos instantes mirando a aquellos dos hombres que, embutidos en armaduras esperaban una respuesta, para despues aclararse la garganta y cruzarse de brazos –“Eh, sí, perfectamente, no ha sido nada… estaba… estaba enseñándole a esta… esta campesina… que” – El otro emitió a su compañero y se levantó el visor del yelmo –“Evan… ¿seguro que va todo bien?” – Eltrant se giró hacia este y frunció el ceño –“¡Sí!” – Dijo todo lo firme que pudo, para después girarse hacia Alanna –“¡Mujer! Esto… A… ¿Arrollidate? ¡Arrollidate!” – Si el mercenario podía sacar algo en claro de aquello, era que no había nacido para ser actor.
Los dos hombres dejaron escapar leves carcajadas cuando vieron a su jefe dando órdenes a Alanna de esta manera –“Sí, supongo que por aquí va todo bien” – Dijo el que había hablado en primer lugar y se puso el yelmo de nuevo en su sitio. –“¡Volved… a… a vuestras posiciones predeterminadas!” – Dijo Eltrant señalándoles con el dedo –“Sed… ehm… productivos, amigos míos… ”
Los hombres volvieron a reírse y tras hacer una leve reverencia se marcharon –“Parece que al jefe le ha gustado esa campesina bastante, esta algo raro”
Una vez se hubieron marchado se volvió hacia Alanna y suspiró – “¿Qué tal?”
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Mientras el chico se cambiaba Alanna se asomó por una ventana para comprobar como de cerca estaban, se acercaban con lentitud, a pasos cortos y pesados, tenían un minuto por delante. Con un suspiro nervioso se giró al escuchar la pregunta de Eltrant de si le quedaba bien. Al parecer Evan era algo más ancho que su amigo a pesar de lo alto que era, eso lo hacía parecer algo pequeño si te fijabas, si no lo hacías no era posible darse cuenta. Se notaba que el joven estaba bastante incomodo, pero al menos ganarían algo de tiempo.
De pronto sonó la puerta y se abrió sin esperar respuesta, apresuradamente Alanna, que se encontraba tras Eltrant cambió sus semblante intentando poner ojos llorosos y asustados. Mientras los armarios hablaban, le costó mucho, sobretodo cuando el que se había levantado el yelmo la miró con odio, le daban ganas de clavarle la espada en los huecos de la coraza.
Eltrant se giró nervioso, mientras la chica, en su fuero interno, rezaba porque todo saliera bien. Tuvo que soportar la risa al escuchar como, temblando como una hoja, el chico le ordenaba que se arrodillara. Pero logró fingir con bastante credibilidad, con ojos grandes y llorosos puso las rodillas en el suelo y agachó la cabeza. Escuchó atenta la conversación sin alzar la cabeza y cuando escuchó cerrarse la puerta, suspiró aliviada y escuchó la pregunta del chico.
- Creo que esto no es lo tuyo- dijo riendo- demasiado adorable como para ser malo- bromeó entre risas contenidas para que no se escuchara- Con esto, al menos, hemos ganado algo de tiempo. ¿Qué hacemos ahora?
La chica comenzó a dar vueltas, recuperando la seriedad, habían llegado hasta allí, pero tenían enemigos como armarios, y ellos... bueno, no es que fueran precisamente grandes. Mordiendose el labio y andando de lado a lado del cuarto se detubo a suspirar, fuera, el pueblo ya estaba prácticamente desvalijado, hicieran lo que hicieran, debían hacerlo rápido.
Un sonido de la parte trasera advirtio a la chica de la llegada de alguien nuevo, con rapidez, sacó su espada de la bolsa de debajo de su mesa y apuntó al recien llegado. Una cabecita roja asomó desde la ventana y dejó caer un montón de papeles en el interior del edificio intentando entrar ella también.
Alanna se acercó a ella y la ayudó a entrar para, al momento que la pequeña estuvo dentro, agacharse a mirar los papeles, eran planos, y parećían ser de la aldea y alrededores. Miró a Isobell y los papeles y con una sonrisa corrió hacia Eltrant, si podían sacar algo de esos planos, un plan de ataque, lo que fuera, tendrían la partida ganada.
- Eltrant- llamó- a ver que podemos sacar de aquí.- Luego se giró a la niña y se agachó a darle un abrazo- Isobell, si conseguimos una buena estrategia de aquí, tu habrás salvado el pueblo.
De pronto sonó la puerta y se abrió sin esperar respuesta, apresuradamente Alanna, que se encontraba tras Eltrant cambió sus semblante intentando poner ojos llorosos y asustados. Mientras los armarios hablaban, le costó mucho, sobretodo cuando el que se había levantado el yelmo la miró con odio, le daban ganas de clavarle la espada en los huecos de la coraza.
Eltrant se giró nervioso, mientras la chica, en su fuero interno, rezaba porque todo saliera bien. Tuvo que soportar la risa al escuchar como, temblando como una hoja, el chico le ordenaba que se arrodillara. Pero logró fingir con bastante credibilidad, con ojos grandes y llorosos puso las rodillas en el suelo y agachó la cabeza. Escuchó atenta la conversación sin alzar la cabeza y cuando escuchó cerrarse la puerta, suspiró aliviada y escuchó la pregunta del chico.
- Creo que esto no es lo tuyo- dijo riendo- demasiado adorable como para ser malo- bromeó entre risas contenidas para que no se escuchara- Con esto, al menos, hemos ganado algo de tiempo. ¿Qué hacemos ahora?
La chica comenzó a dar vueltas, recuperando la seriedad, habían llegado hasta allí, pero tenían enemigos como armarios, y ellos... bueno, no es que fueran precisamente grandes. Mordiendose el labio y andando de lado a lado del cuarto se detubo a suspirar, fuera, el pueblo ya estaba prácticamente desvalijado, hicieran lo que hicieran, debían hacerlo rápido.
Un sonido de la parte trasera advirtio a la chica de la llegada de alguien nuevo, con rapidez, sacó su espada de la bolsa de debajo de su mesa y apuntó al recien llegado. Una cabecita roja asomó desde la ventana y dejó caer un montón de papeles en el interior del edificio intentando entrar ella también.
Alanna se acercó a ella y la ayudó a entrar para, al momento que la pequeña estuvo dentro, agacharse a mirar los papeles, eran planos, y parećían ser de la aldea y alrededores. Miró a Isobell y los papeles y con una sonrisa corrió hacia Eltrant, si podían sacar algo de esos planos, un plan de ataque, lo que fuera, tendrían la partida ganada.
- Eltrant- llamó- a ver que podemos sacar de aquí.- Luego se giró a la niña y se agachó a darle un abrazo- Isobell, si conseguimos una buena estrategia de aquí, tu habrás salvado el pueblo.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant se cruzó de brazos y arqueó ante la respuesta que le dio Alanna, no estaba equivocada, su imitación del doble no era muy buena estrictamente hablando, pero al menos había engañado a los dos tipos de las armaduras.
Un sonido proveniente de la misma ventana por la que el había entrado poco antes alertó al mercenario, quien desenvainó una de las espadas que llevaba atada al cinto, para descubrir que la causa del sonido era Isobelle.
Alanna se acercó a la chiquilla mientras el mercenario volvía a envainar la espada y la ayudó a entrar por la ventana en el edificio, quien parecía traer consigo numerosos papeles. Una vez la niña estuvo dentro, la guarda echó un vistazo rápido a los papeles y se volvió hacia el hombre con una sonrisa en su rostro, al parecer eran mapas detallados de toda la aldea y sus alrededores.
Después de que Alanna abrazase a la niña y se pusiese a examinar los mapas buscando algo que les fuese de ayuda Eltrant se acercó también a la chiquilla con una sonrisa, quien abrió mucho los ojos y tras dejar escapar un chillido volvió a esconderse tras la guarda. –“Ah, claro, la ropa” –Comprendió Eltrant, probablemente su parecido con el líder de los bandidos fuese la causa del recelo de la niña, no debía de ser muy agradable que hubiese una persona idéntica al tipo que estaba tratando de destruir tu hogar.
Tratando de no pensar mucho en aquello se acercó a su compañera y ojeó el plano por encima, indicaciones, número de viviendas, caminos… nada especial. Eltrant se pasó la mano por el pelo y después de suspirar siguió estudiando el trozo de papel, mientras tanto, por la ventana se podía ver como cargaban las últimas cajas en el carromato.
-“Esto” – Eltrant señaló lo único que le pareció digno de mención, una pequeña equis de color rojo dibujada sobre uno de los edificios más próximos a la hoguera, no tenía leyenda, ni nada que describiese de que se trataba, y el color con el que estaba pintada parecía mucho más reciente que los demás trazos del mapa.
-“Guardan algo ahí…” – Dijo a su compañera cruzándose de brazos fingiendo falsa seguridad, por lo que sabía esa marca podía ser cualquier cosa, pero el tiempo se les agotaba y no había nada más allí dibujado que pareciese remotamente de ayuda.
Sin decir nada más recogió sus cosas de debajo de la mesa se las entregó a la guarda –“Cambiamos los papeles” – Dijo sonriéndole –“Mi espada pesa un poco más que la tuya, si tienes que usarla tenlo en cuenta”
Sin decir nada más respiró hondo y salió del edificio, iba a tener que hacerlo bastante mejor que antes si quería engañar a los demás bandidos.
Un sonido proveniente de la misma ventana por la que el había entrado poco antes alertó al mercenario, quien desenvainó una de las espadas que llevaba atada al cinto, para descubrir que la causa del sonido era Isobelle.
Alanna se acercó a la chiquilla mientras el mercenario volvía a envainar la espada y la ayudó a entrar por la ventana en el edificio, quien parecía traer consigo numerosos papeles. Una vez la niña estuvo dentro, la guarda echó un vistazo rápido a los papeles y se volvió hacia el hombre con una sonrisa en su rostro, al parecer eran mapas detallados de toda la aldea y sus alrededores.
Después de que Alanna abrazase a la niña y se pusiese a examinar los mapas buscando algo que les fuese de ayuda Eltrant se acercó también a la chiquilla con una sonrisa, quien abrió mucho los ojos y tras dejar escapar un chillido volvió a esconderse tras la guarda. –“Ah, claro, la ropa” –Comprendió Eltrant, probablemente su parecido con el líder de los bandidos fuese la causa del recelo de la niña, no debía de ser muy agradable que hubiese una persona idéntica al tipo que estaba tratando de destruir tu hogar.
Tratando de no pensar mucho en aquello se acercó a su compañera y ojeó el plano por encima, indicaciones, número de viviendas, caminos… nada especial. Eltrant se pasó la mano por el pelo y después de suspirar siguió estudiando el trozo de papel, mientras tanto, por la ventana se podía ver como cargaban las últimas cajas en el carromato.
-“Esto” – Eltrant señaló lo único que le pareció digno de mención, una pequeña equis de color rojo dibujada sobre uno de los edificios más próximos a la hoguera, no tenía leyenda, ni nada que describiese de que se trataba, y el color con el que estaba pintada parecía mucho más reciente que los demás trazos del mapa.
-“Guardan algo ahí…” – Dijo a su compañera cruzándose de brazos fingiendo falsa seguridad, por lo que sabía esa marca podía ser cualquier cosa, pero el tiempo se les agotaba y no había nada más allí dibujado que pareciese remotamente de ayuda.
Sin decir nada más recogió sus cosas de debajo de la mesa se las entregó a la guarda –“Cambiamos los papeles” – Dijo sonriéndole –“Mi espada pesa un poco más que la tuya, si tienes que usarla tenlo en cuenta”
Sin decir nada más respiró hondo y salió del edificio, iba a tener que hacerlo bastante mejor que antes si quería engañar a los demás bandidos.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Mientras la chica seguia comprobando los planos notó que la niña se escondía tras sus piernas, pero sin hacerle caso se dedicó a mirar los mapas con dedicación. Eltrant, a quien la niña aun temía, se acercó a observar también, mientras la chica intentaba ver lo que no se veía a simple vista, el chico estuvo seguro de que, donde había una enorme equis en rojo, la tinta parecía reciente.
Dejando sus cosas en manos de la chica, y advirtiendo de la diferencia en el peso de sus espadas, se fue a investigar por su cuenta:
- Ten cuidado- Susurró ella antes de que la puerta se cerrase.
Los papeles se habían invertido, preocupada, la joven se acercó a la ventana llevandose con ella los planos para seguir investigando mientras vigilaba la posición de su amigo. Los papeles no tenían mas que marcas inconexas que marcaban zonas ya saqueadas, y desde allí poco podía hace rpor investigar si algo se escondía en alguna casa. Miró a la chiquilla que se las había apañado para llegar hasta allí, ella no podía hacer nada, pero la niña...
- Isobell, ¿estás dispuesta a ayudarme un poco? Vas a tener que correr, mucho, pero con algo de suerte quitaremos de en medio a uno de los peligrosos.
La niña con una sonrisa, escuchó el plan de la joven que, con una sonrisilla, explicó su plan, algo tonto y siemple, pero solían ser las cosas más sencillas las que mejor funcionaban.
La niña salió por la puerta de deltante para atraer a los guardias mientras la chica tomaba la espada de Eltrant, al ser más pesada, sería demucha ayuda, se subió a una mesa y dejó la espada sobre la lampara colgante para, después, subir ella. Se mantuvo arrodillada y dejó que la lampara dejara de moverse.
No tuvo que esperar mucho para que la puerta se abriera dejando pasar a Isobell a quien la segúa uno de los mastodontes de antes, quien, con una sonrisa maliciosa, cerró la puerta llamando a la pequeña, tan confiado había estado de poder con la niña que ni había tomado su bola ni se había dado cuenta de donde había entrado. Cuando se adentró en la sala y se situó bajo la lampara, Alanna cortó la cuerda y se dejó caer junto al pesado quinque. por muy fuerte que fuera no soportaría tanto peso.
Efectivamente, todo cayó sobre el tipo que quedó noqueado en el suelo. Con una ligera risilla, Alanna se levanto pisando al tipo, que, inconsciente como estaba soltó unos cuantos sonidos de dolor. Bueno, uno menos, ahora debían sacar de allí al mastodonte y a Evan.
Dejando sus cosas en manos de la chica, y advirtiendo de la diferencia en el peso de sus espadas, se fue a investigar por su cuenta:
- Ten cuidado- Susurró ella antes de que la puerta se cerrase.
Los papeles se habían invertido, preocupada, la joven se acercó a la ventana llevandose con ella los planos para seguir investigando mientras vigilaba la posición de su amigo. Los papeles no tenían mas que marcas inconexas que marcaban zonas ya saqueadas, y desde allí poco podía hace rpor investigar si algo se escondía en alguna casa. Miró a la chiquilla que se las había apañado para llegar hasta allí, ella no podía hacer nada, pero la niña...
- Isobell, ¿estás dispuesta a ayudarme un poco? Vas a tener que correr, mucho, pero con algo de suerte quitaremos de en medio a uno de los peligrosos.
La niña con una sonrisa, escuchó el plan de la joven que, con una sonrisilla, explicó su plan, algo tonto y siemple, pero solían ser las cosas más sencillas las que mejor funcionaban.
La niña salió por la puerta de deltante para atraer a los guardias mientras la chica tomaba la espada de Eltrant, al ser más pesada, sería demucha ayuda, se subió a una mesa y dejó la espada sobre la lampara colgante para, después, subir ella. Se mantuvo arrodillada y dejó que la lampara dejara de moverse.
No tuvo que esperar mucho para que la puerta se abriera dejando pasar a Isobell a quien la segúa uno de los mastodontes de antes, quien, con una sonrisa maliciosa, cerró la puerta llamando a la pequeña, tan confiado había estado de poder con la niña que ni había tomado su bola ni se había dado cuenta de donde había entrado. Cuando se adentró en la sala y se situó bajo la lampara, Alanna cortó la cuerda y se dejó caer junto al pesado quinque. por muy fuerte que fuera no soportaría tanto peso.
Efectivamente, todo cayó sobre el tipo que quedó noqueado en el suelo. Con una ligera risilla, Alanna se levanto pisando al tipo, que, inconsciente como estaba soltó unos cuantos sonidos de dolor. Bueno, uno menos, ahora debían sacar de allí al mastodonte y a Evan.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Con las manos en los bolsillos de la cazadora caminó por la aldea imitando el porte de su doble lo mejor que pudo, pronto sintió como las miradas se clavaban en él, tanto las de los bandidos como las de los lugareños.
Tragó saliva y frunciendo el ceño siguió avanzando, su gemelo debía de ser alguien bastante estricto con sus subordinados, pues poco se atrevieron a mirarle directamente a los ojos cuando se cruzó con ellos, solo los tipos de las armaduras quienes se dieron un codazo el uno al otro y señalaron a su líder sonriendo –“Eh, jefe ¿Has acabado ya con la campesina?” – Dejó escapar una carcajada mientras le daba una fuerte palmada a su compañero en la espalda, Eltrant se cruzó de brazos –“Me… me la estoy reservando para después, se viene con nosotros, la he dejado atada” – Afirmó con rotundidad, el gigante de la armadura se calló instantáneamente y sonrió a su jefe –“¿Por qué no la has llevado con los demás entonces?” – Preguntó mirándole fijamente a los ojos.Eltrant mantuvo la mirada de su supuesto subordinado sin pestañear –“Es… especial” – Dijo, tratando de salir al paso, el gigante volvió a carcajearse y le pasó la mano por encima del hombro a su amigo –“¿Ves? Te lo dije, me debes diez aeros”
Entonces una pequeña figura se cruzó corriendo entre él y los dos bandidos quienes tras varios segundos sin saber muy bien que hacer empezaron a correr tras la chiquilla –“¡No!” – Gritó Eltrant tan pronto como les vio preparar sus armas, estos se volvieron confundidos hacia el tipo que creían que era su jefe –“…No perdáis el tiempo, es… una cría, con uno de vosotros bastará… ” – Ambos asintieron, el que había empezado a correr antes y por tanto el que se hallaba más lejos fue el que la persiguió finalmente –“ La quiero… viva” – Añadió para asegurarse de que si la atrapaba no la mataba.
Miró en la dirección en la que se habían ido tanto Isobelle como aquel saqueador, ¿Qué estaba haciendo Alanna? ¿Estaría en problemas? –“¡Cargando las últimas cajas jefe!” – Oyó a uno de los bandidos decirle desde la espalda, este asintió, no tenía mucho tiempo para descubrir que había en el edificio marcado.
- “La niña es rápida, ese bruto es demasiado torpe como para atraparla” – Se dijo a sí mismo para tranquilizarse y como si nada de aquello hubiese pasado y con el semblante más estoico que la situación le permitía poner siguió avanzando.
No le fue muy difícil descubrir cuál de las casas que tenía frente a él era la indicada, una de tamaño mediano, en la línea de lo que había en el resto del pueblo, lo único particular que tenía esta era que estaba fuertemente protegida. Su memoria, aunque buena, no era perfecta, no había podido aprenderse el mapa con solo echarle un vistazo, era irónico pensar que, de no llegar a tener aquel par de bandidos armados en la entrada, habría pasado completamente desapercibida ante sus ojos.
Asintiendo con la cabeza como saludo ante los guardias de la entrada entró en el edificio, el interior estaba, como en el ayuntamiento, destrozado, mal iluminado y con pocos muebles, aquella vivienda había visto tiempos mejores.
Avanzó por los estrechos pasillos buscando algo que demostrase la importancia de aquel lugar hasta que dio con otro bandido, que aparentemente protegía una puerta –“¿Usted por aquí jefe?” – Preguntó con una sonrisa –“¿Quiere ver la mercancía antes de marcharnos?” – Eltrant asintió como toda respuesta, el hombre ensanchó su sonrisa y, tras extraer un juego de llaves del interior de uno de los bolsillos de su capa, abrió la puerta que tenía detrás de él.
Eltrant miró hacia el interior, no dijo nada, cuando menos hablase, menos sospechas levantaría entre los bandidos. Solo había unas escaleras que conducían a una especie de sótano, sin tiempo que perder bajó por ellas. Con cada paso que daba, la desvencijada madera bajo sus pies crujía, y con cada peldaño que bajaba, los sollozos que procedían de aquel lugar se hacían más y más audibles.
No pudo contar cuantas personas había, apiladas, encadenadas, como si de meras mercancías se tratasen, ¿Cien? ¿Cincuenta? Eran muchos y estaban muy juntos para poder contarlos. La mayoría de ellos, en cuanto vieron la cara del mercenario dejaron escapar gritos y gemidos y se arremolinaron en una esquina para apartarse del supuesto líder de los hombres que les estaban secuestrando.
Eltrant frunció el ceño y desenvainó una de las espadas que le había robado a su doble, la multitud que tenía frente a él clamó clemencia en cuanto el característico sonido del metal saliendo de su vaina fue audible, el mercenario se agachó junto a la persona que tenía más cerca y le sonrió –“No te preocupes” – Le dijo –“Todo va a salir bien” – Aquella frase, un cliché que había leído en más de una ocasión en uno de esos libros que siempre llevaba consigo, se le antojó verdad, por una vez.
Dejando atrás a los confusos campesinos subió las escaleras despacio, a su ritmo, era extraño, en aquel momento no tenía prisa.
-“¡Jefe!” – Le recibió el bandido que guardaba la puerta del sótano de buen humor –“¿Qué opina sob…?” – Antes de que pudiese terminar la frase la espada del mercenario ya le había cercenado la cabeza, un tajo limpió, usando toda la fuerza que le permitían sus brazos había acabado con aquel tipo en menos de un segundo, el arma en cambio, se incrustó en la pared de madera que el ahora decapitado bandido tenía tras él.
Tras dar varios tirones de la espada y comprobar que no había forma de extraerla dejó allí la hoja, goteando sangre. Y mientras caminaba hacía la salida desenvainó la otra espada que le había robado a su doble, se paró frente a la entrada y respiró hondo, ocultándose a un lado de la puerta preparó su espada –“¡Ayuda!” – Gritó –“¡La mercancía se escapa!”
Esperó.
El primero de los guardias que custodiaba la entrada no tardó en aparecer, Eltrant lo dejó pasar, lo oyó dejar escapar una exclamación cuando descubrió el cuerpo decapitado de su compañero en mitad del pasillo, segundos después apareció el segundo guardia, quien tan pronto como se cruzó en la línea de visión del mercenario se vio a si mismo siendo atravesado por la espada de su jefe para quedar empalado en la pared que tenía detrás de él.
No pudo evitar que este gritase de dolor por lo que rápidamente Eltrant le arrebató la espada de la mano a aquel bandido y lo dejó debatiéndose entre la vida y la muerte, clavado en la pared, para girarse al instante hacia el otro bandido que quedaba con vida en el edificio.
–“¿Por qué…?” – Fue lo único que pudo articular antes de que Eltrant se lanzase contra él. Este salteador, al contrario que sus compañeros, tuvo el tiempo suficiente como para evitar el primer ataque, e incluso pudo contraatacar, cortando parte de la cazadora e hiriendo al mercenario en el muslo de paso, pero desgraciadamente para el bandido, quien parecía no recuperarse del shock de estar combatiendo a su propio jefe, resbaló con la sangre que su compañero había dejado en el suelo descubriendo su pecho momentáneamente, instante que Eltrant aprovechó para clavar la espada.
Y el silenció inundó el edifico.
Se examinó la herida del muslo, sangraba bastante más de lo que le gustaba a admitir, no hacia tanto que se había separado de Eärwen, estaba mal acostumbrado. Minutos después se dirigió hacia la salida, tenía que contarle a Alanna lo que había descubierto allí, había que encontrar una forma segura de liberar a aquellas personas.
Tragó saliva y frunciendo el ceño siguió avanzando, su gemelo debía de ser alguien bastante estricto con sus subordinados, pues poco se atrevieron a mirarle directamente a los ojos cuando se cruzó con ellos, solo los tipos de las armaduras quienes se dieron un codazo el uno al otro y señalaron a su líder sonriendo –“Eh, jefe ¿Has acabado ya con la campesina?” – Dejó escapar una carcajada mientras le daba una fuerte palmada a su compañero en la espalda, Eltrant se cruzó de brazos –“Me… me la estoy reservando para después, se viene con nosotros, la he dejado atada” – Afirmó con rotundidad, el gigante de la armadura se calló instantáneamente y sonrió a su jefe –“¿Por qué no la has llevado con los demás entonces?” – Preguntó mirándole fijamente a los ojos.Eltrant mantuvo la mirada de su supuesto subordinado sin pestañear –“Es… especial” – Dijo, tratando de salir al paso, el gigante volvió a carcajearse y le pasó la mano por encima del hombro a su amigo –“¿Ves? Te lo dije, me debes diez aeros”
Entonces una pequeña figura se cruzó corriendo entre él y los dos bandidos quienes tras varios segundos sin saber muy bien que hacer empezaron a correr tras la chiquilla –“¡No!” – Gritó Eltrant tan pronto como les vio preparar sus armas, estos se volvieron confundidos hacia el tipo que creían que era su jefe –“…No perdáis el tiempo, es… una cría, con uno de vosotros bastará… ” – Ambos asintieron, el que había empezado a correr antes y por tanto el que se hallaba más lejos fue el que la persiguió finalmente –“ La quiero… viva” – Añadió para asegurarse de que si la atrapaba no la mataba.
Miró en la dirección en la que se habían ido tanto Isobelle como aquel saqueador, ¿Qué estaba haciendo Alanna? ¿Estaría en problemas? –“¡Cargando las últimas cajas jefe!” – Oyó a uno de los bandidos decirle desde la espalda, este asintió, no tenía mucho tiempo para descubrir que había en el edificio marcado.
- “La niña es rápida, ese bruto es demasiado torpe como para atraparla” – Se dijo a sí mismo para tranquilizarse y como si nada de aquello hubiese pasado y con el semblante más estoico que la situación le permitía poner siguió avanzando.
No le fue muy difícil descubrir cuál de las casas que tenía frente a él era la indicada, una de tamaño mediano, en la línea de lo que había en el resto del pueblo, lo único particular que tenía esta era que estaba fuertemente protegida. Su memoria, aunque buena, no era perfecta, no había podido aprenderse el mapa con solo echarle un vistazo, era irónico pensar que, de no llegar a tener aquel par de bandidos armados en la entrada, habría pasado completamente desapercibida ante sus ojos.
Asintiendo con la cabeza como saludo ante los guardias de la entrada entró en el edificio, el interior estaba, como en el ayuntamiento, destrozado, mal iluminado y con pocos muebles, aquella vivienda había visto tiempos mejores.
Avanzó por los estrechos pasillos buscando algo que demostrase la importancia de aquel lugar hasta que dio con otro bandido, que aparentemente protegía una puerta –“¿Usted por aquí jefe?” – Preguntó con una sonrisa –“¿Quiere ver la mercancía antes de marcharnos?” – Eltrant asintió como toda respuesta, el hombre ensanchó su sonrisa y, tras extraer un juego de llaves del interior de uno de los bolsillos de su capa, abrió la puerta que tenía detrás de él.
Eltrant miró hacia el interior, no dijo nada, cuando menos hablase, menos sospechas levantaría entre los bandidos. Solo había unas escaleras que conducían a una especie de sótano, sin tiempo que perder bajó por ellas. Con cada paso que daba, la desvencijada madera bajo sus pies crujía, y con cada peldaño que bajaba, los sollozos que procedían de aquel lugar se hacían más y más audibles.
No pudo contar cuantas personas había, apiladas, encadenadas, como si de meras mercancías se tratasen, ¿Cien? ¿Cincuenta? Eran muchos y estaban muy juntos para poder contarlos. La mayoría de ellos, en cuanto vieron la cara del mercenario dejaron escapar gritos y gemidos y se arremolinaron en una esquina para apartarse del supuesto líder de los hombres que les estaban secuestrando.
Eltrant frunció el ceño y desenvainó una de las espadas que le había robado a su doble, la multitud que tenía frente a él clamó clemencia en cuanto el característico sonido del metal saliendo de su vaina fue audible, el mercenario se agachó junto a la persona que tenía más cerca y le sonrió –“No te preocupes” – Le dijo –“Todo va a salir bien” – Aquella frase, un cliché que había leído en más de una ocasión en uno de esos libros que siempre llevaba consigo, se le antojó verdad, por una vez.
Dejando atrás a los confusos campesinos subió las escaleras despacio, a su ritmo, era extraño, en aquel momento no tenía prisa.
-“¡Jefe!” – Le recibió el bandido que guardaba la puerta del sótano de buen humor –“¿Qué opina sob…?” – Antes de que pudiese terminar la frase la espada del mercenario ya le había cercenado la cabeza, un tajo limpió, usando toda la fuerza que le permitían sus brazos había acabado con aquel tipo en menos de un segundo, el arma en cambio, se incrustó en la pared de madera que el ahora decapitado bandido tenía tras él.
Tras dar varios tirones de la espada y comprobar que no había forma de extraerla dejó allí la hoja, goteando sangre. Y mientras caminaba hacía la salida desenvainó la otra espada que le había robado a su doble, se paró frente a la entrada y respiró hondo, ocultándose a un lado de la puerta preparó su espada –“¡Ayuda!” – Gritó –“¡La mercancía se escapa!”
Esperó.
El primero de los guardias que custodiaba la entrada no tardó en aparecer, Eltrant lo dejó pasar, lo oyó dejar escapar una exclamación cuando descubrió el cuerpo decapitado de su compañero en mitad del pasillo, segundos después apareció el segundo guardia, quien tan pronto como se cruzó en la línea de visión del mercenario se vio a si mismo siendo atravesado por la espada de su jefe para quedar empalado en la pared que tenía detrás de él.
No pudo evitar que este gritase de dolor por lo que rápidamente Eltrant le arrebató la espada de la mano a aquel bandido y lo dejó debatiéndose entre la vida y la muerte, clavado en la pared, para girarse al instante hacia el otro bandido que quedaba con vida en el edificio.
–“¿Por qué…?” – Fue lo único que pudo articular antes de que Eltrant se lanzase contra él. Este salteador, al contrario que sus compañeros, tuvo el tiempo suficiente como para evitar el primer ataque, e incluso pudo contraatacar, cortando parte de la cazadora e hiriendo al mercenario en el muslo de paso, pero desgraciadamente para el bandido, quien parecía no recuperarse del shock de estar combatiendo a su propio jefe, resbaló con la sangre que su compañero había dejado en el suelo descubriendo su pecho momentáneamente, instante que Eltrant aprovechó para clavar la espada.
Y el silenció inundó el edifico.
Se examinó la herida del muslo, sangraba bastante más de lo que le gustaba a admitir, no hacia tanto que se había separado de Eärwen, estaba mal acostumbrado. Minutos después se dirigió hacia la salida, tenía que contarle a Alanna lo que había descubierto allí, había que encontrar una forma segura de liberar a aquellas personas.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Noqueado el armario, la joven guardia hizo lo que pudo por arrastrar el pesado cuerpo del tipo hasta sacarlo del lugar, para hcerlo, tuvo que quitarle la coraza, que añadía al tipo varios kilos de peso, y la chica no podía moverlo ni un centímetro con tanto hierro encima. Afortunadamente, parecía que el golpe había sido fuerte, pues el tipo no se despertó a pesar de todo el movimiento, bueno, era lógico, le había caido encima una enorme y pesada lámpara de madera con el peso sumado de la chica y sus armas, lo raro sería que se despertara.
Cuando el orondo tipejo estuvo fuera respiró hondo y volvió a entrar por la ventana. Uno listo, faltaba otro. Pensatiba se mordí el labio, ¿que podría usar? el único punto débil de esos tipos era el cuello, lo había podido ver al quitarle la coraza al tipo, necesitaba... ¿tal vez una cuerda? No, tela, una tela resistente. De su bolsa sacó una pañuelo que le había regalado la mujer del teniente y lo enrolló en sus manos tirando con toda su fuerza, eso serviria, era bastante largo y la tela era fuerte. Ahora debía atraer al tipo y lograr que fuera el quien se acercase.
- Isobell, te toca de nuevo, ¿ve rápido de acuerdo? que no te cojan.
La niña salió tras un asentimiento y Alanna se sentó en el suelo como si la hubieran dejado atada. Si conseguí que el tipo se aceercara, lo tendría todo solucionado. Pasados unos minutos entró la niña que subió las escaleras, y, tras ella, el energumeno numero dos, gritando improperios y preguntando por el otro. Alanna lenvantó la cabeza mientras los pasos del hombr eiban hacia ella:
- ¿Y la niña? ¿y mi hermano? ¿Qué ha pasado?- Silencio fue la única respuesta- ¡que me respondas!- gritó sin recibir respuesta- Si no fuera porque el jefe te quiere viva y sana... ahora mismo te rajaría la garganta- comentó con odio, agachandose.
Ahí estaba, su oportunidad. Una fugaz sonrisa pasó por la cara de la chica, que sacó sus manos de la espalda y saltó para pasar sobre la espalda del chico envolviendo la tela en el cuello del tipo y apretando con fuerza. Ahogandose, el monstruo comenzó a correr por el lugar intentando zafarse del agarre de la joven, que, colgando de la tela apretaba aun más para no caerse. Tras un rato de lucha el tipo se desplomó desmayado por falta de oxigeno.
Alanna se había llevado unos buenos golpes, en el costado le saldría un buen moreton, y la espalda no se había librado tampoco, pero por fin se había deshecho de esos tipos. Se secó el sudor de la frente y tomó la ropa de su bolsa, bien, ahora era momento de ponerse seria, y no podía hacerlo enrollada en una capa. Esperaría a Eltrant para planear algo. Cuando se anudó las botas, miró por la ventana, sabía que tenía que esperar allí, aunque no le gustara la idea.
- Isobell- llamó para que la niña saliera- ahora las cosas van a cambiar, ¿de acuerdo?- dijo agachada cuando la niña estuvo ante ella.- No te muevas de aquí, quiero que te quedes aquí oigas lo que oigas fuera, si pasa algo malo, vendré a recogerte.
Cuando la niña asintió y volvió a esconderse, repitió lo que había hecho con el otro mastodonte con este. Le sacó la coraza y el casco y, esta ve, lo dejó atado por cuello, manos y boca a una columna tapandole campien los ojos y anudando sus piernas, ese sitio, al estar tan destrozado, tenía miles de cuerdas y escombros por allí tirados. Era una verdadera suerte. Ahora ya solo le faltaba esperar.
Cuando el orondo tipejo estuvo fuera respiró hondo y volvió a entrar por la ventana. Uno listo, faltaba otro. Pensatiba se mordí el labio, ¿que podría usar? el único punto débil de esos tipos era el cuello, lo había podido ver al quitarle la coraza al tipo, necesitaba... ¿tal vez una cuerda? No, tela, una tela resistente. De su bolsa sacó una pañuelo que le había regalado la mujer del teniente y lo enrolló en sus manos tirando con toda su fuerza, eso serviria, era bastante largo y la tela era fuerte. Ahora debía atraer al tipo y lograr que fuera el quien se acercase.
- Isobell, te toca de nuevo, ¿ve rápido de acuerdo? que no te cojan.
La niña salió tras un asentimiento y Alanna se sentó en el suelo como si la hubieran dejado atada. Si conseguí que el tipo se aceercara, lo tendría todo solucionado. Pasados unos minutos entró la niña que subió las escaleras, y, tras ella, el energumeno numero dos, gritando improperios y preguntando por el otro. Alanna lenvantó la cabeza mientras los pasos del hombr eiban hacia ella:
- ¿Y la niña? ¿y mi hermano? ¿Qué ha pasado?- Silencio fue la única respuesta- ¡que me respondas!- gritó sin recibir respuesta- Si no fuera porque el jefe te quiere viva y sana... ahora mismo te rajaría la garganta- comentó con odio, agachandose.
Ahí estaba, su oportunidad. Una fugaz sonrisa pasó por la cara de la chica, que sacó sus manos de la espalda y saltó para pasar sobre la espalda del chico envolviendo la tela en el cuello del tipo y apretando con fuerza. Ahogandose, el monstruo comenzó a correr por el lugar intentando zafarse del agarre de la joven, que, colgando de la tela apretaba aun más para no caerse. Tras un rato de lucha el tipo se desplomó desmayado por falta de oxigeno.
Alanna se había llevado unos buenos golpes, en el costado le saldría un buen moreton, y la espalda no se había librado tampoco, pero por fin se había deshecho de esos tipos. Se secó el sudor de la frente y tomó la ropa de su bolsa, bien, ahora era momento de ponerse seria, y no podía hacerlo enrollada en una capa. Esperaría a Eltrant para planear algo. Cuando se anudó las botas, miró por la ventana, sabía que tenía que esperar allí, aunque no le gustara la idea.
- Isobell- llamó para que la niña saliera- ahora las cosas van a cambiar, ¿de acuerdo?- dijo agachada cuando la niña estuvo ante ella.- No te muevas de aquí, quiero que te quedes aquí oigas lo que oigas fuera, si pasa algo malo, vendré a recogerte.
Cuando la niña asintió y volvió a esconderse, repitió lo que había hecho con el otro mastodonte con este. Le sacó la coraza y el casco y, esta ve, lo dejó atado por cuello, manos y boca a una columna tapandole campien los ojos y anudando sus piernas, ese sitio, al estar tan destrozado, tenía miles de cuerdas y escombros por allí tirados. Era una verdadera suerte. Ahora ya solo le faltaba esperar.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant contuvo el aliento y salió del edificio, con la espada del bandido que había clavado a la pared aun en su mano, percibió como volvía a ser el centro de atención de todos los presentes, sin dirigir la mirada a ninguno y mucho menos hablarles se encaminó de nuevo al ayuntamiento.
-“Solo nos queda revisar un par de casas jefe” – Oyó a su espalda –“En menos de media hora hemos acabado y empezamos a trasladar la mercancia… ¿Esa es la espada de Matt?” – No perdió el tiempo parándose a contestar a aquel tipo, probablemente la nula visibilidad que había en la aldea, siendo ya la única fuente de luz más pequeña, era lo que impedía que viesen la sangre que cubría sus manos y su pierna.
Conociendo ya el camino de vuelta no le resultó muy complicado volver al ayuntamiento sin levantar muchas sospechas, aunque algo le decía que los bandidos estaban empezando a sospechar del comportamiento de su jefe y las extrañas desapariciones de algunos de sus compañeros no ayudaban a paliar la sensación de que algo no iba bien.
Abrió cuidadosamente la puerta del ayuntamiento, una vez dentro pudo ver que Alanna esperaba mientras custodiaba a los varios bandidos, por el tamaño de los mismos parecían ser los que minutos atrás habían seguido a la niña. Sonrió, no tenía que haberse preocupado por la seguridad de la guarda en primer lugar, estaba claro que era bastante capaz de apañárselas sola, la lámpara destrozada en el suelo lo dejaba claro.
Sin mediar palabra con su compañera se acercó al tipo que tenía más cerca, quien se encontraba despojado de su armadura y atado a una gruesa columna de madera, para colocarle la espada cerca del cuello, estaba inconsciente, no sabía que le había hecho Alanna pero aquel tipo no se iba a despertar en unos pocos minutos –“Están planeando llevarse a la gente del pueblo, para venderla… usarlos como esclavos… no lo sé, lo que sea que haya en las cajas es solo un aperitivo para ellos” – Dijo a la guarda sin apartar la espada del cuello de aquel tipo.
Un ligero movimiento de muñeca y se aseguraría de que aquel tipo no se levantase nunca más, algo tan simple, tan sencillo como aquello, y aquel malnacido no volvería a levantarse nunca –“He matado a los tres bandidos que custodiaban a los lugareños, sacarlos del edificio no será muy difícil...” – El ya habitual temblor de su brazo útil volvió –“ Pero no tardaran en descubrirlo, tenemos que movernos”
¿Este era él? ¿Estaba dispuesto a acabar con la vida de alguien indefenso? Era la primera vez que hacia algo así, le temblaba el brazo ¿Era por la herida mal curada o porque no se atrevía a acabar con aquel tipo?
No podía permitirse dudar, al fin y al cabo, ¿Qué opciones tenían? Eran dos contra un pequeño ejército, cada bandido muerto eran aumentar las probabilidades de sobrevivir, al pensar esto su mano se cerró más fuertemente alrededor de la empuñadura de la espada para después de unos segundos contemplando al bandido derrotado apretar los dientes y dejar caer la espada robada a un lado.
Inconscientemente se llevó las manos a la cara, manchándosela de sangre, no tenía madera de líder, no podía pedirle a Alanna que arriesgase su vida por un plan hecho a medias. Henchido de ira se giró hacia la mesa que tenia más cerca y gritando la pateó con todas sus fuerzas, volcándola. Curiosamente esto le ayudó a calmarse un poco, no estaba mal, era un comienzo – “Matarlos a todos está descartado” – Dijo después de unos largos segundos en silencio, simplemente era algo que estaba fuera de sus manos, tenían que actuar de otra forma.
Se acercó a la chiquilla, quien había salido de su escondite a ver quién llegaba, y antes de que esta pudiese volver a ocultarse detrás de Alanna la sujetó por los hombros y la miró a los ojos –“Isobelle, ¿Hay algún pasadizo en la aldea? ¿Alguna cueva? ¿Algo que nos ayude a salvar a tus amigos sin ser vistos?”- Aún quedaba pensar como rescatar a los que estaban siendo custodiados junto a la hoguera, pero aquello vendría después.
-“Solo nos queda revisar un par de casas jefe” – Oyó a su espalda –“En menos de media hora hemos acabado y empezamos a trasladar la mercancia… ¿Esa es la espada de Matt?” – No perdió el tiempo parándose a contestar a aquel tipo, probablemente la nula visibilidad que había en la aldea, siendo ya la única fuente de luz más pequeña, era lo que impedía que viesen la sangre que cubría sus manos y su pierna.
Conociendo ya el camino de vuelta no le resultó muy complicado volver al ayuntamiento sin levantar muchas sospechas, aunque algo le decía que los bandidos estaban empezando a sospechar del comportamiento de su jefe y las extrañas desapariciones de algunos de sus compañeros no ayudaban a paliar la sensación de que algo no iba bien.
Abrió cuidadosamente la puerta del ayuntamiento, una vez dentro pudo ver que Alanna esperaba mientras custodiaba a los varios bandidos, por el tamaño de los mismos parecían ser los que minutos atrás habían seguido a la niña. Sonrió, no tenía que haberse preocupado por la seguridad de la guarda en primer lugar, estaba claro que era bastante capaz de apañárselas sola, la lámpara destrozada en el suelo lo dejaba claro.
Sin mediar palabra con su compañera se acercó al tipo que tenía más cerca, quien se encontraba despojado de su armadura y atado a una gruesa columna de madera, para colocarle la espada cerca del cuello, estaba inconsciente, no sabía que le había hecho Alanna pero aquel tipo no se iba a despertar en unos pocos minutos –“Están planeando llevarse a la gente del pueblo, para venderla… usarlos como esclavos… no lo sé, lo que sea que haya en las cajas es solo un aperitivo para ellos” – Dijo a la guarda sin apartar la espada del cuello de aquel tipo.
Un ligero movimiento de muñeca y se aseguraría de que aquel tipo no se levantase nunca más, algo tan simple, tan sencillo como aquello, y aquel malnacido no volvería a levantarse nunca –“He matado a los tres bandidos que custodiaban a los lugareños, sacarlos del edificio no será muy difícil...” – El ya habitual temblor de su brazo útil volvió –“ Pero no tardaran en descubrirlo, tenemos que movernos”
¿Este era él? ¿Estaba dispuesto a acabar con la vida de alguien indefenso? Era la primera vez que hacia algo así, le temblaba el brazo ¿Era por la herida mal curada o porque no se atrevía a acabar con aquel tipo?
No podía permitirse dudar, al fin y al cabo, ¿Qué opciones tenían? Eran dos contra un pequeño ejército, cada bandido muerto eran aumentar las probabilidades de sobrevivir, al pensar esto su mano se cerró más fuertemente alrededor de la empuñadura de la espada para después de unos segundos contemplando al bandido derrotado apretar los dientes y dejar caer la espada robada a un lado.
Inconscientemente se llevó las manos a la cara, manchándosela de sangre, no tenía madera de líder, no podía pedirle a Alanna que arriesgase su vida por un plan hecho a medias. Henchido de ira se giró hacia la mesa que tenia más cerca y gritando la pateó con todas sus fuerzas, volcándola. Curiosamente esto le ayudó a calmarse un poco, no estaba mal, era un comienzo – “Matarlos a todos está descartado” – Dijo después de unos largos segundos en silencio, simplemente era algo que estaba fuera de sus manos, tenían que actuar de otra forma.
Se acercó a la chiquilla, quien había salido de su escondite a ver quién llegaba, y antes de que esta pudiese volver a ocultarse detrás de Alanna la sujetó por los hombros y la miró a los ojos –“Isobelle, ¿Hay algún pasadizo en la aldea? ¿Alguna cueva? ¿Algo que nos ayude a salvar a tus amigos sin ser vistos?”- Aún quedaba pensar como rescatar a los que estaban siendo custodiados junto a la hoguera, pero aquello vendría después.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Estaba esperando a Eltrant cuando este hizo su entrada. La luz de unos candelabros que alumbraban la estancia le permitieron ver que las manos del chico, así como una de las espadas que portaba y su pierna, estaban cubiertas de sangre. Mientras el chico explicaba lo que había descubieto, Alanna observó, en la distancia, como se acercaba al cabernicola a quien ella había dejado inconsciente y ponía su espada bajo el cuello del tipo.
Un aire de enorme tensión recorrió el cuarto. ¿De veras era Eltrant? Esa persona que amenazaba a una persona que no tenía forma de defenderse no era el chico que ella conoció en la granja, ni tampoco el que, hasta ese momento, la había ayudado a salvar a la aldea. La joven guarda no apartaba su mirada del filo sangrante de la espada que acariciaba el cuello del soldado mientras el mercenario explicaba lo sucedido. Había matado a unos guardias. Eso explicaba la sangre.
Un momentaneo alivio llegó a la chica, que se alegró de que no fuese del mercenario. Pero no duró demasiado, a medida que observaba la espada y la mirada del joven seguía preguntandose a que veía ese semblante. De la nada, con una ira que ella no conocía del joven, vio como, en un giro brusco, el chico tiraba al suelo una mesa. Eso pareció calmarlo y aclararle las ideas pues soltó el arma y se llevó las manos a la cara, manchandosela de sangre mientras decía que no podían matarlos a todos. Era cierto, es más, ella no quería matar a ninguno.
Sin que la guardia o la niña se lo esperasen, Eltrant instó con violencia a que Isobell le dijese de algún pasaje por el que rescatar a los que estaban encerrados. Intentando relajar la situación, con el pañuelo que había usado para atacar al armario, se acercó a la niña y al mercenario y, con una calma increible, dobló la tela y comenzó a quitar la sangre de la cara del chico con cuidado:
- Calmate- le pidió con suavidad- es cierto, tenemos prisa, pero no lograremos nada si la haces llorar.- explicó señalando a Isobell, que tenía los ojos llorosos- En una misión, si alguien pierde los nervios, se acabó, así solo conseguirás actuar con torpeza, y eso nos puede llevar a la ruina, así que respira hondo y piensa las cosas dos veces, no podemos hacer nada si no enfrías tu cabeza.- comentó en tono relajante mientras terminaba de retirar la sangre del rostro del chico y le daba una pequeña sonrisa.
- Si hay- dijo la pequeña algo asustada todavía, pero reconfortada al ver que la chica no temía acercarse al mercenario.
- Isobell- llamó la guardia con voz maternal- por favor, enseñanos como sacaros de aquí. Si hay un pasadizo, y lo conoces dinos donde esta. Puede que no podais volver a esta aldea, pero al menos estareis a salvo.
La pequeña asintió comenzando a andar hacia la chimenea que se encontraba en el lado izquierdo de la estancia y señaló el interior de la misma. Alanna, tras tomar sus cosas, la siguió para ver a donde llevaba todo eso. No tardó en comprobarlo, cuando la pequeña se metió dentro de las cenizas y empujo una piedra, los ladrillos grises que cubrían el fondo de la misma se vinieron a bajo. Ahí estaba su carta suerte, era momento de evacuar el pueblo.
Un aire de enorme tensión recorrió el cuarto. ¿De veras era Eltrant? Esa persona que amenazaba a una persona que no tenía forma de defenderse no era el chico que ella conoció en la granja, ni tampoco el que, hasta ese momento, la había ayudado a salvar a la aldea. La joven guarda no apartaba su mirada del filo sangrante de la espada que acariciaba el cuello del soldado mientras el mercenario explicaba lo sucedido. Había matado a unos guardias. Eso explicaba la sangre.
Un momentaneo alivio llegó a la chica, que se alegró de que no fuese del mercenario. Pero no duró demasiado, a medida que observaba la espada y la mirada del joven seguía preguntandose a que veía ese semblante. De la nada, con una ira que ella no conocía del joven, vio como, en un giro brusco, el chico tiraba al suelo una mesa. Eso pareció calmarlo y aclararle las ideas pues soltó el arma y se llevó las manos a la cara, manchandosela de sangre mientras decía que no podían matarlos a todos. Era cierto, es más, ella no quería matar a ninguno.
Sin que la guardia o la niña se lo esperasen, Eltrant instó con violencia a que Isobell le dijese de algún pasaje por el que rescatar a los que estaban encerrados. Intentando relajar la situación, con el pañuelo que había usado para atacar al armario, se acercó a la niña y al mercenario y, con una calma increible, dobló la tela y comenzó a quitar la sangre de la cara del chico con cuidado:
- Calmate- le pidió con suavidad- es cierto, tenemos prisa, pero no lograremos nada si la haces llorar.- explicó señalando a Isobell, que tenía los ojos llorosos- En una misión, si alguien pierde los nervios, se acabó, así solo conseguirás actuar con torpeza, y eso nos puede llevar a la ruina, así que respira hondo y piensa las cosas dos veces, no podemos hacer nada si no enfrías tu cabeza.- comentó en tono relajante mientras terminaba de retirar la sangre del rostro del chico y le daba una pequeña sonrisa.
- Si hay- dijo la pequeña algo asustada todavía, pero reconfortada al ver que la chica no temía acercarse al mercenario.
- Isobell- llamó la guardia con voz maternal- por favor, enseñanos como sacaros de aquí. Si hay un pasadizo, y lo conoces dinos donde esta. Puede que no podais volver a esta aldea, pero al menos estareis a salvo.
La pequeña asintió comenzando a andar hacia la chimenea que se encontraba en el lado izquierdo de la estancia y señaló el interior de la misma. Alanna, tras tomar sus cosas, la siguió para ver a donde llevaba todo eso. No tardó en comprobarlo, cuando la pequeña se metió dentro de las cenizas y empujo una piedra, los ladrillos grises que cubrían el fondo de la misma se vinieron a bajo. Ahí estaba su carta suerte, era momento de evacuar el pueblo.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant soltó a la niña en el mismo en el que Alanna le tocó la cara con el pañuelo, sin decirle nada se quedó mirándola por unos segundos y suspiró, tenía razón, no podía dejar que lo que había visto le afectase, al menos no en aquel momento, apartó la mano de la guarda de su cara con amabilidad y le sonrió.
-“Lo siento” – Dijo el mercenario cabizbajo como toda disculpa. –“No…suelo reaccionar así, culpa mía”- Se giró hacia Isobelle con intención de repetir lo que le había dicho a su amiga, pero esta, con los ojos llorosos se alejó de él tan pronto como este la hubo soltado, no la culpó.
Poco después, la chiquilla, que se encontraba más tranquila gracias a las palabras de la guarda se introdujo en la chimenea para, después de empujar una piedra, abrir un oscuro pasadizo que, hasta donde sabían, era el único modo que tenían de salvar a las personas de aquel lugar.
-“Isobelle” – Dijo manteniendo ahora una distancia prudencial de la joven, sabía que la chica no volvería a acercarse a él por voluntad propia –“Espéranos al otro lado del pasadizo, no vamos a tardar mucho”- Le pidió a Alanna sus pertenencias, él peso de su vieja espada le era reconfortante, aquella cosa podía ser vetusta y antiestética, pero le transmitía una sensación de seguridad que las ligeras e impolutas espadas que había usado hace poco no habían sido capaz de hacer.
Miró por la ventana, y frunció el ceño, nadie había entrado en el edificio en el que tenían a los aldeanos retenidos, quizás las cosas no saldrían tan mal. Se volvió hacia su compañera –“A falta de un plan mejor… me encargaré de liberar a los que retienen en el centro del pueblo” – Dijo sin apartar la vista de la ventana, seguidamente se atusó la barba –“Deberías encontrar el camino ligeramente despejado…” – Le seguía pareciendo demasiado peligroso mandar a Alanna sin ningún tipo de disfraz, pero entonces volvió a fijarse en los bandidos que atados a las vigas respiraban con dificultad –“No creo que tengas problemas” - Sonrió a la mujer y se ató su propia espada al cinto.
Revisó su ropa por encima y trató de, infructuosamente, limpiar la sangre cubría sus pantalones, con un poco de suerte ningún bandido lo notaria, ya que lo que antes era una enorme fogata en mitad del pueblo, se habían ido paulatinamente volviendo unas ascuas que iluminaban cada vez menos.
-“¿Alguna idea mejor?” – Preguntó antes de salir del edificio, no tenía seguro de cómo hacer que liberasen a los aldeanos -"Es bastante obvio que estoy improvisando todo esto, lo siento" - El mercenario se rasco la cabeza y dejó escapar una risa nerviosa, quizás les ordenaría a los bandidos que los llevasen con los demás, de ese modo le sería más fácil a Alanna salir con todos, pero dado el estado de su ropa y los cadáveres que había dejado en el interior de la casa, no parecía ser la mejor opción para pasar desapercibido, tendría que pensar algo sobre la marcha.
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Siento el retraso,mucho trabajo por aquí y poco tiempo D:
-“Lo siento” – Dijo el mercenario cabizbajo como toda disculpa. –“No…suelo reaccionar así, culpa mía”- Se giró hacia Isobelle con intención de repetir lo que le había dicho a su amiga, pero esta, con los ojos llorosos se alejó de él tan pronto como este la hubo soltado, no la culpó.
Poco después, la chiquilla, que se encontraba más tranquila gracias a las palabras de la guarda se introdujo en la chimenea para, después de empujar una piedra, abrir un oscuro pasadizo que, hasta donde sabían, era el único modo que tenían de salvar a las personas de aquel lugar.
-“Isobelle” – Dijo manteniendo ahora una distancia prudencial de la joven, sabía que la chica no volvería a acercarse a él por voluntad propia –“Espéranos al otro lado del pasadizo, no vamos a tardar mucho”- Le pidió a Alanna sus pertenencias, él peso de su vieja espada le era reconfortante, aquella cosa podía ser vetusta y antiestética, pero le transmitía una sensación de seguridad que las ligeras e impolutas espadas que había usado hace poco no habían sido capaz de hacer.
Miró por la ventana, y frunció el ceño, nadie había entrado en el edificio en el que tenían a los aldeanos retenidos, quizás las cosas no saldrían tan mal. Se volvió hacia su compañera –“A falta de un plan mejor… me encargaré de liberar a los que retienen en el centro del pueblo” – Dijo sin apartar la vista de la ventana, seguidamente se atusó la barba –“Deberías encontrar el camino ligeramente despejado…” – Le seguía pareciendo demasiado peligroso mandar a Alanna sin ningún tipo de disfraz, pero entonces volvió a fijarse en los bandidos que atados a las vigas respiraban con dificultad –“No creo que tengas problemas” - Sonrió a la mujer y se ató su propia espada al cinto.
Revisó su ropa por encima y trató de, infructuosamente, limpiar la sangre cubría sus pantalones, con un poco de suerte ningún bandido lo notaria, ya que lo que antes era una enorme fogata en mitad del pueblo, se habían ido paulatinamente volviendo unas ascuas que iluminaban cada vez menos.
-“¿Alguna idea mejor?” – Preguntó antes de salir del edificio, no tenía seguro de cómo hacer que liberasen a los aldeanos -"Es bastante obvio que estoy improvisando todo esto, lo siento" - El mercenario se rasco la cabeza y dejó escapar una risa nerviosa, quizás les ordenaría a los bandidos que los llevasen con los demás, de ese modo le sería más fácil a Alanna salir con todos, pero dado el estado de su ropa y los cadáveres que había dejado en el interior de la casa, no parecía ser la mejor opción para pasar desapercibido, tendría que pensar algo sobre la marcha.
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Siento el retraso,mucho trabajo por aquí y poco tiempo D:
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Cuando iban a avanzar por el pasillo Etrant intentó concretar un plan, ir solo a rescatar a los aldeanos de la plaza... Alanna frunció el ceño, no le parecía buena idea.
- No creo que debas ir solo a por los aldeanos- comentó frunciendo el ceño.- no es por nada, pero no eres precisamente sigiloso- intentó bromear- llamarías demasiado la atención, yo soy más pequeña y rápida, ni siquiera me notarían, y si lo hicieran no pdrían cogerme, soy demasiado escurridiza- le sonrió- Yo me encargo de la plaza, tu sabes donde están encerrados el resto, llévatelos al claro donde nos encontró Isobell, si no estoy allí 5 minutos despues de que vosotros llegeis, ven a buscarme.
Con una sonrisa decidida, sin permitir que el chico la dejase cambiar de idea, salió por la parte de atrás para, con sigilo, esconderse tras arbustos intentando acercarse todo lo posible a los que se encontraban atrapados en la plaza del pueblo sin hacer ruido. El menor temblor de hojas podía delatar su posición.
Los centinelas recorrían el lugar de un sitio a otro, algunos como simples vigilantes, otros cargando cajas en unos carromatos. "¿Carromatos? Claro, ¡los carros!" Con una sonrisa, que mostraba la diversión que iba a proporcionarle el plan, se acercó a los vehículos.
- ¿Ya están todas las cajas?- preguntó un tipo a otro que cargaba cajas.
- ¡Ya casi está, solo faltan 4!- respondió el otro mientras se alejaba.
Perfecto, no tenían vigilancia, ese era el momento. Se coló bajo las carretas que serían tiradas por los caballos a los que estaban enganchadas, ¿cómo podría desmontarlas? o, tal vez, no era necesario desmontarlas, salió rodando, debía darse prisa, no tardarían en subir las ultimas cajas. Se puso tras los caballos y los desengancho de los carromatos y, como colofón, le dió a uno una palmada y se escondió. El animal, nervioso, hizo caer la carreta y alteró al resto de corceles, que, escapando del lugar, recorrieron el pueblo al galope sorprendiendo a los ladrones que, dejando sus puestos, iniciaron una persecución de equinos. Desde su escondrijo, riendose por lo bajo, se dirigió a por los aldeanos.
Tan confusos estaban todos que, cuando la joven se acercó, solo uno se dio cuenta. La guardia con una ligera sonrisa se acercó a las cuerdas que ataban a la gente, y haciendo un gesto de silencio con las manos cortó las cuerdas:
- Un amigo está llevando al resto a un claro para que puedan huir, Isobell los guiará, está esperandolos en la parte de atrás del ayuntamiento.
Cuando el último de los aldeanos apareció, notó una daga en su espalda y se alzó despacio, con un nudo en la garganta. La habían descubierto.
- Vaya, así que el dulce, era ágrio- rió la voz de Evan en su oido.
- No creo que debas ir solo a por los aldeanos- comentó frunciendo el ceño.- no es por nada, pero no eres precisamente sigiloso- intentó bromear- llamarías demasiado la atención, yo soy más pequeña y rápida, ni siquiera me notarían, y si lo hicieran no pdrían cogerme, soy demasiado escurridiza- le sonrió- Yo me encargo de la plaza, tu sabes donde están encerrados el resto, llévatelos al claro donde nos encontró Isobell, si no estoy allí 5 minutos despues de que vosotros llegeis, ven a buscarme.
Con una sonrisa decidida, sin permitir que el chico la dejase cambiar de idea, salió por la parte de atrás para, con sigilo, esconderse tras arbustos intentando acercarse todo lo posible a los que se encontraban atrapados en la plaza del pueblo sin hacer ruido. El menor temblor de hojas podía delatar su posición.
Los centinelas recorrían el lugar de un sitio a otro, algunos como simples vigilantes, otros cargando cajas en unos carromatos. "¿Carromatos? Claro, ¡los carros!" Con una sonrisa, que mostraba la diversión que iba a proporcionarle el plan, se acercó a los vehículos.
- ¿Ya están todas las cajas?- preguntó un tipo a otro que cargaba cajas.
- ¡Ya casi está, solo faltan 4!- respondió el otro mientras se alejaba.
Perfecto, no tenían vigilancia, ese era el momento. Se coló bajo las carretas que serían tiradas por los caballos a los que estaban enganchadas, ¿cómo podría desmontarlas? o, tal vez, no era necesario desmontarlas, salió rodando, debía darse prisa, no tardarían en subir las ultimas cajas. Se puso tras los caballos y los desengancho de los carromatos y, como colofón, le dió a uno una palmada y se escondió. El animal, nervioso, hizo caer la carreta y alteró al resto de corceles, que, escapando del lugar, recorrieron el pueblo al galope sorprendiendo a los ladrones que, dejando sus puestos, iniciaron una persecución de equinos. Desde su escondrijo, riendose por lo bajo, se dirigió a por los aldeanos.
Tan confusos estaban todos que, cuando la joven se acercó, solo uno se dio cuenta. La guardia con una ligera sonrisa se acercó a las cuerdas que ataban a la gente, y haciendo un gesto de silencio con las manos cortó las cuerdas:
- Un amigo está llevando al resto a un claro para que puedan huir, Isobell los guiará, está esperandolos en la parte de atrás del ayuntamiento.
Cuando el último de los aldeanos apareció, notó una daga en su espalda y se alzó despacio, con un nudo en la garganta. La habían descubierto.
- Vaya, así que el dulce, era ágrio- rió la voz de Evan en su oido.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
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