Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Acabó encogiéndose de hombros y sonrió ante las palabras de Alanna, lo cierto era que la guarda tenía razón, por lo que sin modo alguno para rebatir la lógica que su compañera acababa de mostrarle asintió con la cabeza ante las modificaciones que hizo a su plan.
En si lo único que iban a hacer era intercambiarse los papeles, él sabía dónde se encontraban los aldeanos encerrados y a ella se le daba mejor pasar desapercibida.
Una vez la guarda abandonó el edifició echó un últmo vistazo al pasadizo por el que iban a escapar, aunque no era muy espacioso, era lo suficientemente ancho como para escapar por ahí, quizás se construyó teniendo en mente una situación como la que se encontraban.
Después de dejar caer la ostentosa cazadora roja a un lado Eltrant se arrancó parte de la manga de la camisa de seda que le había quitado a su doble y se la ató en torno al corte que tenía en la pierna, no era gran cosa, pero serviría de momento.
Sin tiempo que perder Eltrant abandonó el edificio siguiendo los pasos de su aliada de igual manera que antes, se encaminó hacia el edificio en el que se había deshecho de los tres guardias justo cuando un fuerte estruendo le distrajo.
-“¡Los carros!”- Gritó uno de los bandidos mientras señalaba el mencionado vehículo volcado en mitad del pueblo –“¡El jefe nos va a matar!” – Gritó otro - “¡Que alguien controle los malditos caballos!” – Eltrant miró a su alrededor, la gran mayoría de los bandidos, confusos, corrían de un lado a otro tratando de atrapar a los animales que hacía escasos minutos estaban atados en los carromatos, dejando el pueblo sin vigilancia.
Eltrant sonrió, había sido buena idea intercambiarse los papeles, a diferencia de lo que él tenía pensado hacer, la guarda había creado una distracción útil para ambos, no pudo evitar sentirse un poco inútil al ver como la guarda afrontaba la situación sin dejarse llevar por sus emociones, probablemente el entrenamiento de guarda tenía mucho que ver con aquello, pero no se permitió dudar, ahora que no había nadie que se interpusiese en su camino empezó a correr hacia su destino lo más rápido que pudo.
Irrumpió en el edificio solo para encontrarse con la tétrica escena que había dejado momentos atrás, frunció el ceño y se agachó junto al cadáver decapitado para rebuscar en sus bolsillos algún tipo de llave, según podía recordar los aldeanos estaban encadenados, no iban a llegar muy lejos con la cadenas.
Como había sospechado encontró un juego de llaves parcialmente oxidadas en uno de los bolsillos de la capa del bandido, dejando escapar una ligera exclamación de jubiló bajó por las escaleras hacía el sótano para encontrarse de nuevo con los aldeanos.
Los lugareños abrieron mucho los ojos al ver de nuevo al líder de los bandidos con la cara manchada y con una venda empapada en sangre seca en la pierna, Eltrant les dedicó una sonrisa tranquilizadora y le lanzó las llaves a la persona que tenía más cerca.
-“Nos vamos de aquí” – Dijo –“Desatarse los unos a los otros y escapad por el pasadizo del ayuntamiento, rápido” – Ordenó, murmullos confusos inundaron la sala, Eltrant distinguió un par de “Es una trampa” y algún que otro “No podemos fiarnos de él, nos ha encerrado aquí” se volvió de nuevo hacia los aldeanos –“…No sé cómo explicaros exactamente que no soy la persona que creéis que soy… me parezco mucho a él, pero Isobelle…” – Una mujer de cabellos rojizos dejó escapar un sollozo y aun encadenada se levantó sobre la multitud –“¿Dónde está mi hija?” – Preguntó al mercenario, sus ojos decían que la mujer había llorado hasta quedarse sin lágrimas –“Esta bien, a salvo en el ayuntamiento, sé que mi apariencia no inspira confianza pero… pero creedme”
Un hombre alto, de barba poblada y con el pelo tan negro como el carbón se levantó y le quitó las llaves al aldeano que las tenía, para deshacerse seguidamente de sus ataduras–“No tenemos mucho más que perder, supongo...” – Dijo mientras empezaba a hacer lo mismo con los demás lugareños, Eltrant sonrió al hombre y asintiendo se giró hacia las escaleras –“El pueblo está prácticamente sin vigilancia, pero no durará mucho, así que daos prisa” – Dicho esto volvió por dónde había llegado y salió del edificio, a los bandidos no les había dado tiempo a reagruparse y muchos de ellos se habían internado en el bosque siguiendo a los corceles.
Dos siluetas junto a lo que quedaba de la gran fogata captaron su atención, la claridad había disminuido bastante, por lo que no pudo vislumbrar bien lo que sucedía, pero le pareció distinguir como un individuo apuntaba a otro con una daga, frunció el ceño y desenvainó su espada –“¡Eh tú!” – Gritó autoritariamente para hacerse oír mientras se acercaba. –“¿Quién te ha dicho que puedes matar a los…? Oh…” – Dejó escapar el mercenario cuando supo que el tipo de la daga, no era otro sino su doble.
En si lo único que iban a hacer era intercambiarse los papeles, él sabía dónde se encontraban los aldeanos encerrados y a ella se le daba mejor pasar desapercibida.
Una vez la guarda abandonó el edifició echó un últmo vistazo al pasadizo por el que iban a escapar, aunque no era muy espacioso, era lo suficientemente ancho como para escapar por ahí, quizás se construyó teniendo en mente una situación como la que se encontraban.
Después de dejar caer la ostentosa cazadora roja a un lado Eltrant se arrancó parte de la manga de la camisa de seda que le había quitado a su doble y se la ató en torno al corte que tenía en la pierna, no era gran cosa, pero serviría de momento.
Sin tiempo que perder Eltrant abandonó el edificio siguiendo los pasos de su aliada de igual manera que antes, se encaminó hacia el edificio en el que se había deshecho de los tres guardias justo cuando un fuerte estruendo le distrajo.
-“¡Los carros!”- Gritó uno de los bandidos mientras señalaba el mencionado vehículo volcado en mitad del pueblo –“¡El jefe nos va a matar!” – Gritó otro - “¡Que alguien controle los malditos caballos!” – Eltrant miró a su alrededor, la gran mayoría de los bandidos, confusos, corrían de un lado a otro tratando de atrapar a los animales que hacía escasos minutos estaban atados en los carromatos, dejando el pueblo sin vigilancia.
Eltrant sonrió, había sido buena idea intercambiarse los papeles, a diferencia de lo que él tenía pensado hacer, la guarda había creado una distracción útil para ambos, no pudo evitar sentirse un poco inútil al ver como la guarda afrontaba la situación sin dejarse llevar por sus emociones, probablemente el entrenamiento de guarda tenía mucho que ver con aquello, pero no se permitió dudar, ahora que no había nadie que se interpusiese en su camino empezó a correr hacia su destino lo más rápido que pudo.
Irrumpió en el edificio solo para encontrarse con la tétrica escena que había dejado momentos atrás, frunció el ceño y se agachó junto al cadáver decapitado para rebuscar en sus bolsillos algún tipo de llave, según podía recordar los aldeanos estaban encadenados, no iban a llegar muy lejos con la cadenas.
Como había sospechado encontró un juego de llaves parcialmente oxidadas en uno de los bolsillos de la capa del bandido, dejando escapar una ligera exclamación de jubiló bajó por las escaleras hacía el sótano para encontrarse de nuevo con los aldeanos.
Los lugareños abrieron mucho los ojos al ver de nuevo al líder de los bandidos con la cara manchada y con una venda empapada en sangre seca en la pierna, Eltrant les dedicó una sonrisa tranquilizadora y le lanzó las llaves a la persona que tenía más cerca.
-“Nos vamos de aquí” – Dijo –“Desatarse los unos a los otros y escapad por el pasadizo del ayuntamiento, rápido” – Ordenó, murmullos confusos inundaron la sala, Eltrant distinguió un par de “Es una trampa” y algún que otro “No podemos fiarnos de él, nos ha encerrado aquí” se volvió de nuevo hacia los aldeanos –“…No sé cómo explicaros exactamente que no soy la persona que creéis que soy… me parezco mucho a él, pero Isobelle…” – Una mujer de cabellos rojizos dejó escapar un sollozo y aun encadenada se levantó sobre la multitud –“¿Dónde está mi hija?” – Preguntó al mercenario, sus ojos decían que la mujer había llorado hasta quedarse sin lágrimas –“Esta bien, a salvo en el ayuntamiento, sé que mi apariencia no inspira confianza pero… pero creedme”
Un hombre alto, de barba poblada y con el pelo tan negro como el carbón se levantó y le quitó las llaves al aldeano que las tenía, para deshacerse seguidamente de sus ataduras–“No tenemos mucho más que perder, supongo...” – Dijo mientras empezaba a hacer lo mismo con los demás lugareños, Eltrant sonrió al hombre y asintiendo se giró hacia las escaleras –“El pueblo está prácticamente sin vigilancia, pero no durará mucho, así que daos prisa” – Dicho esto volvió por dónde había llegado y salió del edificio, a los bandidos no les había dado tiempo a reagruparse y muchos de ellos se habían internado en el bosque siguiendo a los corceles.
Dos siluetas junto a lo que quedaba de la gran fogata captaron su atención, la claridad había disminuido bastante, por lo que no pudo vislumbrar bien lo que sucedía, pero le pareció distinguir como un individuo apuntaba a otro con una daga, frunció el ceño y desenvainó su espada –“¡Eh tú!” – Gritó autoritariamente para hacerse oír mientras se acercaba. –“¿Quién te ha dicho que puedes matar a los…? Oh…” – Dejó escapar el mercenario cuando supo que el tipo de la daga, no era otro sino su doble.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Mientras la daga pinchaba su camisa, sin llegar a cortar la piel, escuchó la voz de Eltrant que acababa de acercarse al ver la escena. Alanna respiró hondo, algo asustada, la respiración le tembló mientras la cabeza le volaba de un lado a otro intentando encontrar una solución a esa situación tan terrible. Pero cómo escapar, si intentaba moverse para atacarlo, Evan le clavaría el cuchillo, si intentaba huir, se lo lanzaría y acabaría igualmente ensartada.
Sin atreverse siquiera a mirar a su atacante, intentó vislumbrar a Eltrant, estando él allí igual se les podía ocurrir algo, pero no podían comunicarse, ni siquiera con la mirada, la joven estaba de espaldas y, entre ellos una especie de dopelganguer, corpóreo, se interponía.
- Vaya, así que no estás sola...- rió el doble malvado- ¿sabes? El chico es atractivo, será que me recuerda a alguien- comentó tomando el brazo de la joven y doblandolo de forma dolorosa tras la espalda de la chica- así que por esto es por lo que no me has matado, te recuerdo a tu amigo, que emotivo, lástima que vaya a costarte caro- Susurró el hombre, con mandíbula tensa junto al oído de la chica.
La guardia, por su parte, intentaba no quejarse ni hacer demasiado ruido, no quería llamar la atención de los centinelas, eso solo acabaría de complicar la situación. Apretando los dientes, pretendiendo fingir que no existía daga, seguía pensando cual era la mejor opción. Lo único que tenía a su frente eran lo que quedaba del fuego, y una enorme explanada de bosque, pero estaba tan alejada de ambos sitios que de poco le serviría de nada. tenía sus armas cerca, pero no era capaz de cogerlas y si miraba de soslayo, solo estaba el capitán de los ladrones.
- Siempre puedes rendirte, disculparte, tu valor es interesante, si eres buena, puedo perdonarte la vida.- Sonrió irónicamente el tipo que parecía bastante seguro de que, mientras tuviese a "la campesina" amenazada, no sería atacado por el otro joven.
En la mente de la chica se encendió una ligera chispa, eso era una opción, si decía que quería disculparse era posible que el tipo la soltara y tanto Eltrant como ella pudieran atacar, pero su orgullo... De guardia y de persona honrada no se lo permitía con tanta facilidad, además, si lo hiciera descolocaría a su compañero, antes de hacer nada necesitaba, al menos, poder mirarlo a la cara para que él entendiera lo que pensaba.
Sin atreverse siquiera a mirar a su atacante, intentó vislumbrar a Eltrant, estando él allí igual se les podía ocurrir algo, pero no podían comunicarse, ni siquiera con la mirada, la joven estaba de espaldas y, entre ellos una especie de dopelganguer, corpóreo, se interponía.
- Vaya, así que no estás sola...- rió el doble malvado- ¿sabes? El chico es atractivo, será que me recuerda a alguien- comentó tomando el brazo de la joven y doblandolo de forma dolorosa tras la espalda de la chica- así que por esto es por lo que no me has matado, te recuerdo a tu amigo, que emotivo, lástima que vaya a costarte caro- Susurró el hombre, con mandíbula tensa junto al oído de la chica.
La guardia, por su parte, intentaba no quejarse ni hacer demasiado ruido, no quería llamar la atención de los centinelas, eso solo acabaría de complicar la situación. Apretando los dientes, pretendiendo fingir que no existía daga, seguía pensando cual era la mejor opción. Lo único que tenía a su frente eran lo que quedaba del fuego, y una enorme explanada de bosque, pero estaba tan alejada de ambos sitios que de poco le serviría de nada. tenía sus armas cerca, pero no era capaz de cogerlas y si miraba de soslayo, solo estaba el capitán de los ladrones.
- Siempre puedes rendirte, disculparte, tu valor es interesante, si eres buena, puedo perdonarte la vida.- Sonrió irónicamente el tipo que parecía bastante seguro de que, mientras tuviese a "la campesina" amenazada, no sería atacado por el otro joven.
En la mente de la chica se encendió una ligera chispa, eso era una opción, si decía que quería disculparse era posible que el tipo la soltara y tanto Eltrant como ella pudieran atacar, pero su orgullo... De guardia y de persona honrada no se lo permitía con tanta facilidad, además, si lo hiciera descolocaría a su compañero, antes de hacer nada necesitaba, al menos, poder mirarlo a la cara para que él entendiera lo que pensaba.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant apretó su mano en torno a la empuñadura de su espada y frunciendo el ceño, observó cómo su doble retenía a su amiga mientras mantenía el puñal peligrosamente cerca del cuello de la joven.
Sin dejar de vigilar las acciones del líder de los bandidos escuchó desde una distancia prudente lo que le decía a su compañera –“¿Pedir clemencia a aquel tipo?” – Pensó incrédulo cuando el bandido terminó de hablar, no habrían pasado apenas unas semanas desde el reencuentro con su amiga de la infancia, y no estaba seguro de que partes de su personalidad habían cambiado a lo largo de los años, pero estaba seguro de que aquello no era una opción para la guarda.
De todos modos escrutó a cara de su compañera en busca de alguna posible respuesta a la amenaza de su doble. - “Para ser alguien que está amenazando a otra persona en ropa interior” – Le dijo a su doble, tratando de ganar tiempo –“Creo que exiges demasiadas cosas” – El tipo se volvió hacia él. –“Tienes mi misma cara pero lo cierto es que eres un imbécil” – Contestó apuntándole con el cuchillo – “¿Sabes que no tienes muchas posibilidades de que tu amiga siga viva mientras tengas esa espada en la mano?” – El bandido zarandeó de nuevo a Alanna y Eltrant tragó saliva, claro que lo sabía, un paso en falso y se encontraría el puñal que tenía su doble alojado en el cuello de su compañera, pero no podía abalanzarse contra él y tampoco podía permitir que aquel tipo pensase demasiado todo aquello.
-“¿Sabes qué?” – Dijo finalmente –“Tienes razón, tú ganas” – El mercenario dejó caer la espada un lado –“Lo cierto es que la chica ni siquiera es de este pueblo, la encontré vagando por el bosque y le pedí que me ayudase” – Se encogió de hombros, no era un buen orador, pero trató de parecer convincente–“Por eso de que saqueas tierra, las quemas, esclavizas a gente… tenemos la misma cara, no viene bien para los negocios.”
El doble que parecía haber estado reprimiéndose dejó escapar una carcajada –“Dioses, ¿De verdad te crees que soy tan estúpido?” – Evan le arrebató la espada a Alanna del cinto, y después de asegurarse de que quedaba desarmada y la empujó a un lado –“Descuida, enseguida vuelvo a por ti, pero creo que matare a tu amigo, quizás así entiendas realmente lo que significa rendirse, sin trucos.” – Dijo sonriéndole a la guarda mientras desenvainaba la espada que acababa de arrebatarle y se volvía hacia el mercenario. -“Una lástima, matar a alguien con mi misma cara…" – Eltrant sonrió sarcásticamente ante este comentario –“Eres consciente de que no impones mucho con esa vestimenta ¿Verdad?”
Miró a Alanna y sonrió, se había quedado sin vigilancia tras Evan, estaba desarmada, sí, pero al menos estaba fuera de “peligro”, su doble podía ser más inteligente que él, pero era fácil hacerle enfadar.
Esquivó el primer tajo que su gemelo lanzó contra él fácilmente al retroceder un par de pasos, no obstante el bandido consiguió acertar la segunda estocada, un fino corte del cual comenzó a manar sangre apareció en el pecho del mercenario al poco, Eltrant reprimió un gemido de dolor y miró la espada que tenía su gemelo en la mano, poco iba a poder hacer si seguía desarmado.
Los gritos de los bandidos que volvían con los caballos empezaron a ser audibles, la sonrisa de Evan se ensanchó al oírlos mientras seguía atacando a mercenario que hacia todo lo que estaba en su mano para evitar una muerte bastante segura.
-“¡Una mano no me vendría mal Alanna!” – Gritó a su compañera mientras volvía a evitar una estocada que de haber acertado no habría vivido para contarlo –“Oh, pidiendo ayuda a la mujer que acaba de conocer en el bosque, ¡Muere como un hombre!”
Por otro lado, los bandidos que iban llegando estaban comenzando a rodear a los allí presentes, habían tardado bastante, y ahora confusos observaban cautelosamente como dos hombres idénticos y una mujer peleaban junto a lo que quedaba de la fogata.
-“¡Haced algo útil y encargaos de la mujer, pero no la matéis, es mía!” – Gritó Evan a los recién llegados furioso mientras seguía atacando sin tregua. Los lacayos no dudaron en desenvainar las espadas y obedecer, no sin contemplar cómo se desarrollaba la pelea durante unos segundos hasta que estuvieron totalmente seguros de que el que les había dado la orden era su jefe.
Evan pateó la herida vendada que tenía Eltrant en la pierna y aprovechando el súbito dolor que recorrió el cuerpo del mercenario dirigió su espada a su cuello, hábilmente pudo evitar la hoja al resbalar con la tierra suelta que había bajo sus pies y caer de espaldas contra el suelo. No pudo evitar sentir un escalofrió cuando se vio a si mismo levantando la espada para darle el golpe final.
-“¡Recuperad el pueblo!” – Gritó una voz que conocía a su espalda, el hombre con barba poblada, el que había sido el primero en liberarse de las ataduras, armado con una hoz encabezaba a una multitud de campesinos que a su vez estaban armados con otros tipos de herramientas.
-“¿¡Quien ha liberado a los esclavos?!” – Preguntó Evan perplejo antes de que los campesinos, enarbolando sus herramientas, cargasen contra los bandidos.
Sin dejar de vigilar las acciones del líder de los bandidos escuchó desde una distancia prudente lo que le decía a su compañera –“¿Pedir clemencia a aquel tipo?” – Pensó incrédulo cuando el bandido terminó de hablar, no habrían pasado apenas unas semanas desde el reencuentro con su amiga de la infancia, y no estaba seguro de que partes de su personalidad habían cambiado a lo largo de los años, pero estaba seguro de que aquello no era una opción para la guarda.
De todos modos escrutó a cara de su compañera en busca de alguna posible respuesta a la amenaza de su doble. - “Para ser alguien que está amenazando a otra persona en ropa interior” – Le dijo a su doble, tratando de ganar tiempo –“Creo que exiges demasiadas cosas” – El tipo se volvió hacia él. –“Tienes mi misma cara pero lo cierto es que eres un imbécil” – Contestó apuntándole con el cuchillo – “¿Sabes que no tienes muchas posibilidades de que tu amiga siga viva mientras tengas esa espada en la mano?” – El bandido zarandeó de nuevo a Alanna y Eltrant tragó saliva, claro que lo sabía, un paso en falso y se encontraría el puñal que tenía su doble alojado en el cuello de su compañera, pero no podía abalanzarse contra él y tampoco podía permitir que aquel tipo pensase demasiado todo aquello.
-“¿Sabes qué?” – Dijo finalmente –“Tienes razón, tú ganas” – El mercenario dejó caer la espada un lado –“Lo cierto es que la chica ni siquiera es de este pueblo, la encontré vagando por el bosque y le pedí que me ayudase” – Se encogió de hombros, no era un buen orador, pero trató de parecer convincente–“Por eso de que saqueas tierra, las quemas, esclavizas a gente… tenemos la misma cara, no viene bien para los negocios.”
El doble que parecía haber estado reprimiéndose dejó escapar una carcajada –“Dioses, ¿De verdad te crees que soy tan estúpido?” – Evan le arrebató la espada a Alanna del cinto, y después de asegurarse de que quedaba desarmada y la empujó a un lado –“Descuida, enseguida vuelvo a por ti, pero creo que matare a tu amigo, quizás así entiendas realmente lo que significa rendirse, sin trucos.” – Dijo sonriéndole a la guarda mientras desenvainaba la espada que acababa de arrebatarle y se volvía hacia el mercenario. -“Una lástima, matar a alguien con mi misma cara…" – Eltrant sonrió sarcásticamente ante este comentario –“Eres consciente de que no impones mucho con esa vestimenta ¿Verdad?”
Miró a Alanna y sonrió, se había quedado sin vigilancia tras Evan, estaba desarmada, sí, pero al menos estaba fuera de “peligro”, su doble podía ser más inteligente que él, pero era fácil hacerle enfadar.
Esquivó el primer tajo que su gemelo lanzó contra él fácilmente al retroceder un par de pasos, no obstante el bandido consiguió acertar la segunda estocada, un fino corte del cual comenzó a manar sangre apareció en el pecho del mercenario al poco, Eltrant reprimió un gemido de dolor y miró la espada que tenía su gemelo en la mano, poco iba a poder hacer si seguía desarmado.
Los gritos de los bandidos que volvían con los caballos empezaron a ser audibles, la sonrisa de Evan se ensanchó al oírlos mientras seguía atacando a mercenario que hacia todo lo que estaba en su mano para evitar una muerte bastante segura.
-“¡Una mano no me vendría mal Alanna!” – Gritó a su compañera mientras volvía a evitar una estocada que de haber acertado no habría vivido para contarlo –“Oh, pidiendo ayuda a la mujer que acaba de conocer en el bosque, ¡Muere como un hombre!”
Por otro lado, los bandidos que iban llegando estaban comenzando a rodear a los allí presentes, habían tardado bastante, y ahora confusos observaban cautelosamente como dos hombres idénticos y una mujer peleaban junto a lo que quedaba de la fogata.
-“¡Haced algo útil y encargaos de la mujer, pero no la matéis, es mía!” – Gritó Evan a los recién llegados furioso mientras seguía atacando sin tregua. Los lacayos no dudaron en desenvainar las espadas y obedecer, no sin contemplar cómo se desarrollaba la pelea durante unos segundos hasta que estuvieron totalmente seguros de que el que les había dado la orden era su jefe.
Evan pateó la herida vendada que tenía Eltrant en la pierna y aprovechando el súbito dolor que recorrió el cuerpo del mercenario dirigió su espada a su cuello, hábilmente pudo evitar la hoja al resbalar con la tierra suelta que había bajo sus pies y caer de espaldas contra el suelo. No pudo evitar sentir un escalofrió cuando se vio a si mismo levantando la espada para darle el golpe final.
-“¡Recuperad el pueblo!” – Gritó una voz que conocía a su espalda, el hombre con barba poblada, el que había sido el primero en liberarse de las ataduras, armado con una hoz encabezaba a una multitud de campesinos que a su vez estaban armados con otros tipos de herramientas.
-“¿¡Quien ha liberado a los esclavos?!” – Preguntó Evan perplejo antes de que los campesinos, enarbolando sus herramientas, cargasen contra los bandidos.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Mientras Alanna intentaba pensar en algo, Eltrant comenzó a provocar al tipo, que acercó el puñal aun más a su cuello, haciendo salir un diminuto hilillo de sangre. "Eltrant, ¿qué pretendes?" se preguntó mientras trataba de no respirar. Se notaba que a cada momento, Evan estaba más enfadado. Un nuevo zarandeo hizo que le doliera el hombro, si seguía así, se lo dislocaría.
Soltó un gemido de dolor mientras contemplaba como los centinelas empezaban a controlar a los caballos, se les acababa el tiempo. Cuando escuchó la caída de la espada de Eltrant, ¿Qué hacía? no debería arriesgarse, ella ya se las apañaría, pero él al menos, debía permanecer a salvo. Sus palabras parecieron molestar al atacante, que sacó la espada del cinto de Alanna dejándola sola y se acercó a Eltrant.
La guardia no se atrevía a moverse aun, ¿y si al hacerlo provocaba que los ataques contra su compañero fueran más letales? Se giró a mirar la escena y vio la sonrisa de Eltrant, que le preocupó todavía más, se había rendido, pues ella no. Tras la primera estocada fue hasta Evan para subirse a su espalda. Pero el tipo se deshizo de ella sin problemas haciéndola chocar contra el tronco de un árbol golpeándose la cabeza.
Algo atontada contempló como Eltrant esquivaba a duras penas los ataques de quien parecía ser su gemelo y, en un momento, le pidió ayuda a la chica, que se levantó algo mareada por el golpe mientras los asaltantes empezaban a rodearlos. Con una orden de su capitán, iniciaron un ataque sobre la joven, que, aunque algo mareada, logró esquivar dos de los golpes y cuando uno estaba por darle, una pala se interpuso entre el puño y la cara de la chica. Un hombre alto le sonrió mientras atizaba a quien había intentado golpear a la joven y un grito sonó desde el bosque. Los aldeanos volvían a recuperar su hogar.
Mientras la gente atacaba con armas improvisadas, la chica comenzó a recuperarse del mareo y aprovechando el despiste del jefe, se lanzó a por él. Derrapó por el suelo para hacerle perder el equilibrio y lo vio caer a su lado, soltando la espada que le hizo un corte a la chica cuando se clavo en la tierra, a escasos milímetros de su cara. Suerte que solo le había rozado la mejilla. Tragándose el susto, se levantó tomando su espada y situándose frente a Eltrant, que seguía desarmado:
- Tú- pronunció ella con enfado- Has atacado a inocentes, has intentado traficar con vidas humanas y has amenazado a un amigo- se fue acercando al hombre que retrocedía con espanto- La condena en Lunargenta sería la muerte, pero yo no soy jjuez, por lo que no puedo matarte, y no puedo detenerte fuera de la ciudad. así que te voy a dar una única opción.- Amenazó con la espada en el cuello del tipo y la cara a escasos centímetros de la suya- lárgate, lárgate de aquí y no vuelvas a acercarte al reino humano, porque te aseguro que como sepa de ti, o te vuelva a ver no me importará nada el lugar o la situación, te juro que no lo contarás, lárgate y llévate contigo a tus inútiles.- Gritó clavando el filo en el árbol donde él se encontraba acorralado haciéndole un corte en el cuello.
El tipo se levantó y empezó a correr gritando a sus hombres que era momento de la retirada. En cuanto desaparecieron entre la maleza Alanna se acercó a su amigo, preocupada y comenzó hablar sin poder parar:
- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? ¿Dónde te ha dado? ¿Es qué estás tonto, y si llega a pasarte algo grave? ¿Y si no hubieras podido esquivar sus estocadas? Y encima me sonríes, ¿tu te crees que es normal?- el alivio al ver que no tenía heridas graves consiguió que se calmara y, después se enfadase, ella podía correr esos riesgos, era su trabajo, su obligación moral, pero Eltrant no tendría que haberse arriesgado tanto.
En realidad, pensaba lo mismo de sus compañeros de la guardia, no le importaba arriesgarse ella, pero no le gustaba ver que los demás si lo hacía, pensar que podían estar en peligro y que ella no podría hacer nada la ponía nerviosa. Dio un suspiro y miró al chico, que tenía más heridas que ella, ella lo más que tenía eran moretones y algún que otro corte. Si Alanna no hubiera sido como era, le daría un abrazo a su amigo, más porque lo necesitaba ella, que porque lo necesitara él, acababa de reencontrarse con un buen amigo de la infancia y de poco no lo perdía, pero no lo haría, nunca aceptaría que ella era de las personas que necesitaban esas cosas de vez en cuando, Debía ser fuerte.
Soltó un gemido de dolor mientras contemplaba como los centinelas empezaban a controlar a los caballos, se les acababa el tiempo. Cuando escuchó la caída de la espada de Eltrant, ¿Qué hacía? no debería arriesgarse, ella ya se las apañaría, pero él al menos, debía permanecer a salvo. Sus palabras parecieron molestar al atacante, que sacó la espada del cinto de Alanna dejándola sola y se acercó a Eltrant.
La guardia no se atrevía a moverse aun, ¿y si al hacerlo provocaba que los ataques contra su compañero fueran más letales? Se giró a mirar la escena y vio la sonrisa de Eltrant, que le preocupó todavía más, se había rendido, pues ella no. Tras la primera estocada fue hasta Evan para subirse a su espalda. Pero el tipo se deshizo de ella sin problemas haciéndola chocar contra el tronco de un árbol golpeándose la cabeza.
Algo atontada contempló como Eltrant esquivaba a duras penas los ataques de quien parecía ser su gemelo y, en un momento, le pidió ayuda a la chica, que se levantó algo mareada por el golpe mientras los asaltantes empezaban a rodearlos. Con una orden de su capitán, iniciaron un ataque sobre la joven, que, aunque algo mareada, logró esquivar dos de los golpes y cuando uno estaba por darle, una pala se interpuso entre el puño y la cara de la chica. Un hombre alto le sonrió mientras atizaba a quien había intentado golpear a la joven y un grito sonó desde el bosque. Los aldeanos volvían a recuperar su hogar.
Mientras la gente atacaba con armas improvisadas, la chica comenzó a recuperarse del mareo y aprovechando el despiste del jefe, se lanzó a por él. Derrapó por el suelo para hacerle perder el equilibrio y lo vio caer a su lado, soltando la espada que le hizo un corte a la chica cuando se clavo en la tierra, a escasos milímetros de su cara. Suerte que solo le había rozado la mejilla. Tragándose el susto, se levantó tomando su espada y situándose frente a Eltrant, que seguía desarmado:
- Tú- pronunció ella con enfado- Has atacado a inocentes, has intentado traficar con vidas humanas y has amenazado a un amigo- se fue acercando al hombre que retrocedía con espanto- La condena en Lunargenta sería la muerte, pero yo no soy jjuez, por lo que no puedo matarte, y no puedo detenerte fuera de la ciudad. así que te voy a dar una única opción.- Amenazó con la espada en el cuello del tipo y la cara a escasos centímetros de la suya- lárgate, lárgate de aquí y no vuelvas a acercarte al reino humano, porque te aseguro que como sepa de ti, o te vuelva a ver no me importará nada el lugar o la situación, te juro que no lo contarás, lárgate y llévate contigo a tus inútiles.- Gritó clavando el filo en el árbol donde él se encontraba acorralado haciéndole un corte en el cuello.
El tipo se levantó y empezó a correr gritando a sus hombres que era momento de la retirada. En cuanto desaparecieron entre la maleza Alanna se acercó a su amigo, preocupada y comenzó hablar sin poder parar:
- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? ¿Dónde te ha dado? ¿Es qué estás tonto, y si llega a pasarte algo grave? ¿Y si no hubieras podido esquivar sus estocadas? Y encima me sonríes, ¿tu te crees que es normal?- el alivio al ver que no tenía heridas graves consiguió que se calmara y, después se enfadase, ella podía correr esos riesgos, era su trabajo, su obligación moral, pero Eltrant no tendría que haberse arriesgado tanto.
En realidad, pensaba lo mismo de sus compañeros de la guardia, no le importaba arriesgarse ella, pero no le gustaba ver que los demás si lo hacía, pensar que podían estar en peligro y que ella no podría hacer nada la ponía nerviosa. Dio un suspiro y miró al chico, que tenía más heridas que ella, ella lo más que tenía eran moretones y algún que otro corte. Si Alanna no hubiera sido como era, le daría un abrazo a su amigo, más porque lo necesitaba ella, que porque lo necesitara él, acababa de reencontrarse con un buen amigo de la infancia y de poco no lo perdía, pero no lo haría, nunca aceptaría que ella era de las personas que necesitaban esas cosas de vez en cuando, Debía ser fuerte.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
El sonido del metal entrechocando, gritos, todo pasaba demasiado rápido como para que el mercenario pudiese captar algo de lo que sucedía a su alrededor. Se había golpeado la cabeza contra el suelo al caer de espaldas y todo daba vueltas ¿Qué estaba pasando?
Aturdido, su mirada permanecía clavada en lo único que tenía frente a él, la espada que su doble sujetaba con fuerza en su mano derecha, alzada sobre su cabeza, solo tenía que dejar caer la espada y todo acabaría para él de una forma muy simple, probablemente dolorosa y quizás, si tenía suerte, bastante rápida.
Apretó los dientes y cerró los ojos, anticipando el espadazo que estaba seguro que iba a recibir, justo para encontrarse con que este nunca llegó. Abrió los ojos.
El ruido a su alrededor era ensordecedor, una pequeña batalla, entre los aldeanos que acababa de liberar y los bandidos restantes se estaba llevando a cabo, y por simple cuestión de números, los aldeanos estaban ganando. No estaba seguro de como un grupo de bandidos había conseguido a capturar a tantas personas, supuso que el miedo habría tenido mucho que ver de todos modos.
Lo primero que vio cuando empezó a percibir su entorno adecuadamente fue a Alanna, ahora armada con su espada, amenazando a un desarmado líder de los bandidos. No escuchó bien lo que le dijo desde dónde estaba, pero después de que la guarda clavase la espada en un árbol a escasos centímetros de su cabeza, el líder de los bandidos le lanzó una profunda mirada de odio a su compañera y empezó a correr en dirección al bosque, gritando a sus hombres que se retiraran.
Los lugareños comenzaron a vitorear y a festejar en cuanto los bandidos emprendieron la retirada, se abrazaron unos a los otros, empezaron a descargar sus pertenencias de las carretas y los más valientes, salieron en persecución de los bandidos, atando a los que se quedaban rezagados, probablemente para entregarlos a la guarda, al menos eso esperaba Eltrant.
Eltrant suspiró y recogió su espada del suelo, y después de limpiarla en los ropajes que llevaba la envainó de nuevo justo en el momento en el cual Alanna se giró hacia él y empezó a hacerle preguntas muy rápido y con una mirada en su rostro que decía que había muchas probabilidades de que la guarda iba abofetearle al acabar de hablar.
El mercenario se encogió de hombros y después despeinó a la muchacha con ambas manos sonriendo – “Relájate” – Dijo - “El tipo estaba en calzoncillos, no voy a permitir que me mate nadie en calzoncillos” – Bromeó. –“Seria… sería muy ridículo”
Había sido imprudente, por mucho que intentase camuflarlo con chistes eso era un hecho y aunque al final no había sucedido nada que le hubiese hecho arrepentirse de sus actos, realmente estado peligrosamente cerca de morir, volvió a sonreír a su amiga y se aclaró la garganta – “Esto… gracias por la ayuda“– Pudo articular después de varios intentos.
Poco a poco a su alrededor los lugareños comenzaron a reunirse dónde estaban ellos trayendo consigo a los bandidos que habían capturado, Eltrant no estaba seguro de cómo iban a reaccionar dado su parecido con el líder de los bandidos, por lo pronto todo eran caras alegres, pero por si acaso, mantuvo la mano apoyada en la empuñadura de su espada, aunque fuese para espantarlos en el caso el que se pusiesen las cosas tensas.
Aturdido, su mirada permanecía clavada en lo único que tenía frente a él, la espada que su doble sujetaba con fuerza en su mano derecha, alzada sobre su cabeza, solo tenía que dejar caer la espada y todo acabaría para él de una forma muy simple, probablemente dolorosa y quizás, si tenía suerte, bastante rápida.
Apretó los dientes y cerró los ojos, anticipando el espadazo que estaba seguro que iba a recibir, justo para encontrarse con que este nunca llegó. Abrió los ojos.
El ruido a su alrededor era ensordecedor, una pequeña batalla, entre los aldeanos que acababa de liberar y los bandidos restantes se estaba llevando a cabo, y por simple cuestión de números, los aldeanos estaban ganando. No estaba seguro de como un grupo de bandidos había conseguido a capturar a tantas personas, supuso que el miedo habría tenido mucho que ver de todos modos.
Lo primero que vio cuando empezó a percibir su entorno adecuadamente fue a Alanna, ahora armada con su espada, amenazando a un desarmado líder de los bandidos. No escuchó bien lo que le dijo desde dónde estaba, pero después de que la guarda clavase la espada en un árbol a escasos centímetros de su cabeza, el líder de los bandidos le lanzó una profunda mirada de odio a su compañera y empezó a correr en dirección al bosque, gritando a sus hombres que se retiraran.
Los lugareños comenzaron a vitorear y a festejar en cuanto los bandidos emprendieron la retirada, se abrazaron unos a los otros, empezaron a descargar sus pertenencias de las carretas y los más valientes, salieron en persecución de los bandidos, atando a los que se quedaban rezagados, probablemente para entregarlos a la guarda, al menos eso esperaba Eltrant.
Eltrant suspiró y recogió su espada del suelo, y después de limpiarla en los ropajes que llevaba la envainó de nuevo justo en el momento en el cual Alanna se giró hacia él y empezó a hacerle preguntas muy rápido y con una mirada en su rostro que decía que había muchas probabilidades de que la guarda iba abofetearle al acabar de hablar.
El mercenario se encogió de hombros y después despeinó a la muchacha con ambas manos sonriendo – “Relájate” – Dijo - “El tipo estaba en calzoncillos, no voy a permitir que me mate nadie en calzoncillos” – Bromeó. –“Seria… sería muy ridículo”
Había sido imprudente, por mucho que intentase camuflarlo con chistes eso era un hecho y aunque al final no había sucedido nada que le hubiese hecho arrepentirse de sus actos, realmente estado peligrosamente cerca de morir, volvió a sonreír a su amiga y se aclaró la garganta – “Esto… gracias por la ayuda“– Pudo articular después de varios intentos.
Poco a poco a su alrededor los lugareños comenzaron a reunirse dónde estaban ellos trayendo consigo a los bandidos que habían capturado, Eltrant no estaba seguro de cómo iban a reaccionar dado su parecido con el líder de los bandidos, por lo pronto todo eran caras alegres, pero por si acaso, mantuvo la mano apoyada en la empuñadura de su espada, aunque fuese para espantarlos en el caso el que se pusiesen las cosas tensas.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
La joven se puso de morros cuando el chico la despeino mientras bromeaba, ella no se reía había sido peligroso. Por mucho que el tipejo fuera en ropa interior. Lo miró desde abajo con mala cara mordiendose el labio, molesta, pero cuando el chico le dió las gracias, con un suspiro, le sonrió, no valía de nada enfadarse cuando, al final, todo había salido bien.
Los aldeanos se acercaron a ellos para agradecerles lo hecho, y en comparación a la chica, que se sentía aliviada de que todo hubiera pasado, vió que Eltrant seguía tenso. No tardó en comprender la razón, se parecía demasiado al ladrón, y eso lo ponía en peligro. O eso pensaban. Los aldeanos, sabedores de que él era quien los había liberado, los subieron a hombros mientras iniciaban los preparativos de una gran fiesta.
Dejandolos en el suelo, cerca del ayuntamiento, comenzaron los preparativos mientras Isobell se acercaba con un hombre y una mujer que los invitaron a pasar allí la noche. La niña, por primera vez desde que la vieron, se acercó a ellos para abrazar, no a Alanna, sino a Etrant. Con una ligera sonrisa Alanna respondió:
- Nos encantaría descansar aquí lo que queda de noche, pero mañana partiremos pronto.
Sin esperarse a ver lo que hcían de fiesta la la joven siguió a la mujer que los guiaría hacia dos dormitorios donde poder descansar. Estaba claro que los hogares necesitarían reconstrucción, pero todo el pueblo unido no tardaría en devolver el esplendor a la aldea. Agradeció a la mujer el sitio de descanso y en la puerta del dormitorio le dio las buenas noches a su compañero:
- Nos tenemos merecido un buen descanso. Mañana intentaré madrugar para poder irnos pronto, el que se despierte primero, que levante al otro, ¿te parece?- con una sonrisa se giró hacia el interior del cuarto diciendo- Buenas noches.
Fue cerrar la puerta, tocar la cama y caer dormida de forma instantanea. Mañana seguirían su viaje para llegar a Lunargenta.
Los aldeanos se acercaron a ellos para agradecerles lo hecho, y en comparación a la chica, que se sentía aliviada de que todo hubiera pasado, vió que Eltrant seguía tenso. No tardó en comprender la razón, se parecía demasiado al ladrón, y eso lo ponía en peligro. O eso pensaban. Los aldeanos, sabedores de que él era quien los había liberado, los subieron a hombros mientras iniciaban los preparativos de una gran fiesta.
Dejandolos en el suelo, cerca del ayuntamiento, comenzaron los preparativos mientras Isobell se acercaba con un hombre y una mujer que los invitaron a pasar allí la noche. La niña, por primera vez desde que la vieron, se acercó a ellos para abrazar, no a Alanna, sino a Etrant. Con una ligera sonrisa Alanna respondió:
- Nos encantaría descansar aquí lo que queda de noche, pero mañana partiremos pronto.
Sin esperarse a ver lo que hcían de fiesta la la joven siguió a la mujer que los guiaría hacia dos dormitorios donde poder descansar. Estaba claro que los hogares necesitarían reconstrucción, pero todo el pueblo unido no tardaría en devolver el esplendor a la aldea. Agradeció a la mujer el sitio de descanso y en la puerta del dormitorio le dio las buenas noches a su compañero:
- Nos tenemos merecido un buen descanso. Mañana intentaré madrugar para poder irnos pronto, el que se despierte primero, que levante al otro, ¿te parece?- con una sonrisa se giró hacia el interior del cuarto diciendo- Buenas noches.
Fue cerrar la puerta, tocar la cama y caer dormida de forma instantanea. Mañana seguirían su viaje para llegar a Lunargenta.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Sin que pudiese hacer nada para remediarlo los aldeanos que les rodeaban subieron al mercenario y a su compañera a hombros, este, que no supo muy cómo reaccionar forcejeó un poco y al final acabó dejándose llevar –“Esto, no es… necesario, de veras” - Dijo incómodo.
Los llevaron hasta el ayuntamiento, dónde les dejaron en el suelo, Eltrant observó que se habían reunido todos en la pequeña explanada que había frente a él, habían encendido una hoguera y todo el mundo festejaba que los bandidos se habían marchado, era curioso, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de aquella gente estaba encerrada en un sótano apenas unas horas antes, si aquellos aldeanos podían presumir de algo, era de energía.
El abrazo de la pequeña Isobelle le pilló desprevenido, como momentos antes cuando la muchedumbre le levantó, no supo cómo reaccionar –“Eh… ¿Gracias?” – Dijo mientras alzaba a la chiquilla sobre su cabeza y la dejaba a un lado, quien simplemente se rió y se fue a corretear por ahí –“Una chica valiente…” – dijo para sí mismo cuándo se perdió entre la multitud.
La mujer pelirroja y el hombre que se habían acercado junto a la chica invitaron a ambos a pasar la noche en el lugar, Alanna accedió a ello de buena gana y Eltrant asintió segundos después, la idea de dormir en una cama después de todo lo que había pasado era tentadora.
Junto con su compañera siguió a los aldeanos que se habían ofrecido a hospedarles hasta una casa no muy grande cercana al ayuntamiento, allí subieron a un segundo piso, donde les indicaron cuales eran sus habitaciones, las cuales no eran para nada ostentosas, sobre todo después de la búsqueda exhaustiva que habían hecho los bandidos por algo de valor.
-“Te doy permiso para tirarme un cubo de agua si no me despierto” – Dijo rascándose la barba, el buen humor que de pronto se podía respirar en el ambiente del pueblo se le estaba contagiando, eso y que se le hacía más llevadero el saber que había alguien por ahí con su cara que estaba dispuesto a matar sin remordimiento alguno si enmascaraba su preocupación con humor.
Tras esto su compañera se perdió en el interior de su habitación –“Buenas noches” – susurró Eltrant, aunque la muchacha se perdió con tanto apremió que no supo si le oyó, el mercenario se encogió de hombros y tras bostezar, procedió a imitarla, quizás perdería un poco el tiempo leyendo alguno de sus libros antes de caer dormido del todo. Sin embargo,[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] llegó hasta sus oídos, por lo que intrigado, se asomó por la ventana del pasillo para observar como muchos de los aldeanos bailaban en torno al fuego y otros simplemente observaban, comían y bebían alrededor, festejando que habían sido liberados.
No pudo reprimir la curiosidad por ver como se desarrollaba la fiesta, e incluso estuvo tentado de avisar a Alanna, pero dada la prisa que se había dado por irse a su habitación supuso que estaría cansada o enfadada, o ambas cosas. No todo el mundo era tan cabezota como él, quien aun con la pierna herida y un corte en el pecho, iba a ir a ver como se desarrollaba todo aquello.
Siguió el mismo recorrido que había hecho hasta allí y cuando salió del edificio se encontró con la gran fogata central otra vez encendida, todo el mundo caminaba de un lado para otro, bailaba, hablaba, reía o incluso cargaba pesados tablones de madera, dispuestos a hacer los arreglos esenciales aquella misma noche.
Sin dejar de sonreír ante aquella visión se sentó a una distancia prudencial de la hoguera y se dedicó a observar lo que sucedida, no pudo evitar sentirse de nuevo en la granja, en las fiestas que se celebraban en el pueblo cuando llegaba el verano.
El lugar parecía haberse transformado completamente, y aunque aún la luna estaba bastante alta y las casas seguían en el mismo estado que las habían dejado los bandidos, la aldea estaba perfectamente iluminada, la mayoría de las viviendas poseían ahora una tenue luz pálida emanando por sus ventanas, aunque realmente dudaba que hubiese mucha gente dentro, el pueblo entero parecía estar allí afuera.
Bostezó otra vez, realmente debía de haber hecho caso a Alanna y haberse ido a la cama, algo le decía que al día siguiente le iba a despertar un cubo de agua gélida.
Siguió contemplando como los aldeanos festejaban y se divertían hasta que un grupo de adolescentes se acercaron hasta el mercenario y le invitaron a que se uniese a la fiesta, Eltrant sonrió y negó con la cabeza, pero después de que insistieran varias veces acabó desistiendo, se quitó la camisa de seda de su doble, aún manchada con sangre seca y se unió a la fiesta. Antes de que se diese cuenta alguien que no conocía le había entregado una jarra de cerveza.
Se movió de un lado para otro sin saber muy bien a dónde dirigirse y asintió educadamente sonriendo a varias personas que agradecieron su ayuda con los bandidos, pronto y aunque no supo cómo, se vio envuelto en una especie de baile multitudinario en el cual no solo demostró que estaba borracho, sino que también tenía un sentido del ritmo bastante singular.
Ahora unos chiquillos, seguidos por Isobelle, se acercaron al mercenario y le sacaron del extraño bucle de dos pasos en el que había entrado, Eltrant riendo agarró a Isobelle y comenzó a dar vueltas en círculos siguiendo la música hasta que se cansó. –“¡Buena fieshta!” – Dijo casi gritando para hacerse oír, aunque realmente no supo si los críos entendieron la curiosa adaptación de la palabra fiesta que acababa de hacer.
–“¿Dónde está Alanna?” – Preguntó la niña riendo –“Durmiendo, creo” – Contestó el mercenario dándole otro trago a la bebida que, milagrosamente, había sobrevivido al baile sin derramarse –“¡Baila más!” – Dijo otro de los chiquillos, Eltrant le dio una colleja y empezó a reírse –“¡¿Esh que quieres que se me abran las heridas?!” – Isobelle zarandeó al mercenario de un lado a otro –“¡Despiértala!” – Le ordenó–“¡Vale, vale, vale! ¡Conducidme hashta la ventana de su habitación!” – Ordenó ahora el adulto –“Esta aquí al lado, junto a la tuya… se supone que lo sabes” – Dijo Isobelle ahora seria –“Tú lógica me ashombra” – Contestó Eltrant dirigiéndose hacia la ventana, Isobelle por su parte, volvió a reirse de nuevo.
Una vez estuvo bajo la ventana, buscó entre todas las piedras una cualquiera y después de apuntar durante unos instantes,la lanzó contra la ventana; Quizás fuese por sus reflejos mermados a causa del alcohol, o porque la puntería del mercenario siempre había dejado mucho que desear, pero la piedra impactó contra el quicio de la ventana y al rebotar contra esta eligió como nuevo objetivo su propia cabeza – “¿¡Quien ha shido?!” – Dijo el mercenario a los críos llevándose la mano a un posible futuro chichón, los presentes empezaron a reírse inmediatamente, sin hacer ningún comentario más, Eltrant agarró otra piedra, una quizás demasiado grande para lo que pretendía y la lanzó contra la ventana, rompiendo los cristales de paso.
–“¿Era eso lo que pretendías?” – Preguntó Isobelle mirando la ventana rota boquiabierta –“En parte, shí” – Contestó Eltrant atusándose la barba –“¿Crees que le habrá dado a ella?” – Preguntó otro de los niños, Eltrant frunció el ceño y miró varios segundos el agujero que había hecho en la ventana de la habitación de su amiga hasta que cayó en la cuenta de lo que acababa de hacer–“¡Disimulad!” – Ordenó mientras empezaba a bailar de nuevo.
Los llevaron hasta el ayuntamiento, dónde les dejaron en el suelo, Eltrant observó que se habían reunido todos en la pequeña explanada que había frente a él, habían encendido una hoguera y todo el mundo festejaba que los bandidos se habían marchado, era curioso, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de aquella gente estaba encerrada en un sótano apenas unas horas antes, si aquellos aldeanos podían presumir de algo, era de energía.
El abrazo de la pequeña Isobelle le pilló desprevenido, como momentos antes cuando la muchedumbre le levantó, no supo cómo reaccionar –“Eh… ¿Gracias?” – Dijo mientras alzaba a la chiquilla sobre su cabeza y la dejaba a un lado, quien simplemente se rió y se fue a corretear por ahí –“Una chica valiente…” – dijo para sí mismo cuándo se perdió entre la multitud.
La mujer pelirroja y el hombre que se habían acercado junto a la chica invitaron a ambos a pasar la noche en el lugar, Alanna accedió a ello de buena gana y Eltrant asintió segundos después, la idea de dormir en una cama después de todo lo que había pasado era tentadora.
Junto con su compañera siguió a los aldeanos que se habían ofrecido a hospedarles hasta una casa no muy grande cercana al ayuntamiento, allí subieron a un segundo piso, donde les indicaron cuales eran sus habitaciones, las cuales no eran para nada ostentosas, sobre todo después de la búsqueda exhaustiva que habían hecho los bandidos por algo de valor.
-“Te doy permiso para tirarme un cubo de agua si no me despierto” – Dijo rascándose la barba, el buen humor que de pronto se podía respirar en el ambiente del pueblo se le estaba contagiando, eso y que se le hacía más llevadero el saber que había alguien por ahí con su cara que estaba dispuesto a matar sin remordimiento alguno si enmascaraba su preocupación con humor.
Tras esto su compañera se perdió en el interior de su habitación –“Buenas noches” – susurró Eltrant, aunque la muchacha se perdió con tanto apremió que no supo si le oyó, el mercenario se encogió de hombros y tras bostezar, procedió a imitarla, quizás perdería un poco el tiempo leyendo alguno de sus libros antes de caer dormido del todo. Sin embargo,[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] llegó hasta sus oídos, por lo que intrigado, se asomó por la ventana del pasillo para observar como muchos de los aldeanos bailaban en torno al fuego y otros simplemente observaban, comían y bebían alrededor, festejando que habían sido liberados.
No pudo reprimir la curiosidad por ver como se desarrollaba la fiesta, e incluso estuvo tentado de avisar a Alanna, pero dada la prisa que se había dado por irse a su habitación supuso que estaría cansada o enfadada, o ambas cosas. No todo el mundo era tan cabezota como él, quien aun con la pierna herida y un corte en el pecho, iba a ir a ver como se desarrollaba todo aquello.
Siguió el mismo recorrido que había hecho hasta allí y cuando salió del edificio se encontró con la gran fogata central otra vez encendida, todo el mundo caminaba de un lado para otro, bailaba, hablaba, reía o incluso cargaba pesados tablones de madera, dispuestos a hacer los arreglos esenciales aquella misma noche.
Sin dejar de sonreír ante aquella visión se sentó a una distancia prudencial de la hoguera y se dedicó a observar lo que sucedida, no pudo evitar sentirse de nuevo en la granja, en las fiestas que se celebraban en el pueblo cuando llegaba el verano.
El lugar parecía haberse transformado completamente, y aunque aún la luna estaba bastante alta y las casas seguían en el mismo estado que las habían dejado los bandidos, la aldea estaba perfectamente iluminada, la mayoría de las viviendas poseían ahora una tenue luz pálida emanando por sus ventanas, aunque realmente dudaba que hubiese mucha gente dentro, el pueblo entero parecía estar allí afuera.
Bostezó otra vez, realmente debía de haber hecho caso a Alanna y haberse ido a la cama, algo le decía que al día siguiente le iba a despertar un cubo de agua gélida.
Siguió contemplando como los aldeanos festejaban y se divertían hasta que un grupo de adolescentes se acercaron hasta el mercenario y le invitaron a que se uniese a la fiesta, Eltrant sonrió y negó con la cabeza, pero después de que insistieran varias veces acabó desistiendo, se quitó la camisa de seda de su doble, aún manchada con sangre seca y se unió a la fiesta. Antes de que se diese cuenta alguien que no conocía le había entregado una jarra de cerveza.
Se movió de un lado para otro sin saber muy bien a dónde dirigirse y asintió educadamente sonriendo a varias personas que agradecieron su ayuda con los bandidos, pronto y aunque no supo cómo, se vio envuelto en una especie de baile multitudinario en el cual no solo demostró que estaba borracho, sino que también tenía un sentido del ritmo bastante singular.
Ahora unos chiquillos, seguidos por Isobelle, se acercaron al mercenario y le sacaron del extraño bucle de dos pasos en el que había entrado, Eltrant riendo agarró a Isobelle y comenzó a dar vueltas en círculos siguiendo la música hasta que se cansó. –“¡Buena fieshta!” – Dijo casi gritando para hacerse oír, aunque realmente no supo si los críos entendieron la curiosa adaptación de la palabra fiesta que acababa de hacer.
–“¿Dónde está Alanna?” – Preguntó la niña riendo –“Durmiendo, creo” – Contestó el mercenario dándole otro trago a la bebida que, milagrosamente, había sobrevivido al baile sin derramarse –“¡Baila más!” – Dijo otro de los chiquillos, Eltrant le dio una colleja y empezó a reírse –“¡¿Esh que quieres que se me abran las heridas?!” – Isobelle zarandeó al mercenario de un lado a otro –“¡Despiértala!” – Le ordenó–“¡Vale, vale, vale! ¡Conducidme hashta la ventana de su habitación!” – Ordenó ahora el adulto –“Esta aquí al lado, junto a la tuya… se supone que lo sabes” – Dijo Isobelle ahora seria –“Tú lógica me ashombra” – Contestó Eltrant dirigiéndose hacia la ventana, Isobelle por su parte, volvió a reirse de nuevo.
Una vez estuvo bajo la ventana, buscó entre todas las piedras una cualquiera y después de apuntar durante unos instantes,la lanzó contra la ventana; Quizás fuese por sus reflejos mermados a causa del alcohol, o porque la puntería del mercenario siempre había dejado mucho que desear, pero la piedra impactó contra el quicio de la ventana y al rebotar contra esta eligió como nuevo objetivo su propia cabeza – “¿¡Quien ha shido?!” – Dijo el mercenario a los críos llevándose la mano a un posible futuro chichón, los presentes empezaron a reírse inmediatamente, sin hacer ningún comentario más, Eltrant agarró otra piedra, una quizás demasiado grande para lo que pretendía y la lanzó contra la ventana, rompiendo los cristales de paso.
–“¿Era eso lo que pretendías?” – Preguntó Isobelle mirando la ventana rota boquiabierta –“En parte, shí” – Contestó Eltrant atusándose la barba –“¿Crees que le habrá dado a ella?” – Preguntó otro de los niños, Eltrant frunció el ceño y miró varios segundos el agujero que había hecho en la ventana de la habitación de su amiga hasta que cayó en la cuenta de lo que acababa de hacer–“¡Disimulad!” – Ordenó mientras empezaba a bailar de nuevo.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
A pesar del jaleo que creaba la fiesta algo acabo por despertarla. Llevaba durmiendo como una hora cuando comenzó a escuchar jaleo bajo su ventana, en un principio se giró para taparse la cabeza con la almohada pero, de pronto, algo rompió su cristal, el sonido la hizo despertar rápido y dio un grito, ¿es que acaso habían vuelto los asaltantes?
Se alzó corriendo para abrir la ventana que acababa de romperse y pudo ver a un grupo de adolescentes y un Eltrant claramente borracho, se alejaban de allí intentando esconderse de la furia de la chica. Alanna, divertida por la situación, se apoyó en el marco de la ventana y miró como intentaban escapar del lugar los responsables de la rotura. Cuando hubieron desaparecido bajó rápido, riendose por lo bajo y salió directamente a la plaza.
Buscó a Eltrant, que ya iba borracho, pero se vio sumergida en un aire de alegría y vino.Le ofrecieron copas varias veces, pero las rechazó a sabiendas de que el alcohol no le sentaba bien, le subía demasiado rápido a la cabeza y se despertaba mareada, si saber que había sucedido tras la segunda copa. En un principio se sentó en un tocón que la arrastró a un baile junto al fuego, escuchar las canciones y reir con los chistes y las historias que contaban los hombres que se sentaban a su lado.
Isobell se acercó a ella poco después, mientras tras ella llegaba el grupo de adolescentes y se sentó en sus piernas con una sonrisa:
- Vamos a bailar.- propuso la chiquilla bajando de las piernas de la guardia y tirando de las manos de la chica.
- Vamos a bailar- accedió ella levantándose y tomando a Isobell en brazos para, con un paso, unirse a los giros del baile.
Parecía que allí la música y el alcohol nunca dejarían de correr, Isobell reía con alegría mientras ambas daban vueltas junto a las otras parejas de baile. Sabía que mañana se despertaría agotada, pero hacía mucho que no celebraba nada, que no participaba de una fiesta que parecía, casi, familiar. Como cuando era pequeña, como cuando estaba en la granja, como cuando aun tenía familia.
Sin dejar que esos pensamientos le empañasen el humor, siguió girando al rededor de la hoguera mientras las parejas iban camiando e Isobell pasaba de sus brazos al suelo, riendo para salir corriendo y dejar allí a Alanna, bailando con los aldeanos.
Se alzó corriendo para abrir la ventana que acababa de romperse y pudo ver a un grupo de adolescentes y un Eltrant claramente borracho, se alejaban de allí intentando esconderse de la furia de la chica. Alanna, divertida por la situación, se apoyó en el marco de la ventana y miró como intentaban escapar del lugar los responsables de la rotura. Cuando hubieron desaparecido bajó rápido, riendose por lo bajo y salió directamente a la plaza.
Buscó a Eltrant, que ya iba borracho, pero se vio sumergida en un aire de alegría y vino.Le ofrecieron copas varias veces, pero las rechazó a sabiendas de que el alcohol no le sentaba bien, le subía demasiado rápido a la cabeza y se despertaba mareada, si saber que había sucedido tras la segunda copa. En un principio se sentó en un tocón que la arrastró a un baile junto al fuego, escuchar las canciones y reir con los chistes y las historias que contaban los hombres que se sentaban a su lado.
Isobell se acercó a ella poco después, mientras tras ella llegaba el grupo de adolescentes y se sentó en sus piernas con una sonrisa:
- Vamos a bailar.- propuso la chiquilla bajando de las piernas de la guardia y tirando de las manos de la chica.
- Vamos a bailar- accedió ella levantándose y tomando a Isobell en brazos para, con un paso, unirse a los giros del baile.
Parecía que allí la música y el alcohol nunca dejarían de correr, Isobell reía con alegría mientras ambas daban vueltas junto a las otras parejas de baile. Sabía que mañana se despertaría agotada, pero hacía mucho que no celebraba nada, que no participaba de una fiesta que parecía, casi, familiar. Como cuando era pequeña, como cuando estaba en la granja, como cuando aun tenía familia.
Sin dejar que esos pensamientos le empañasen el humor, siguió girando al rededor de la hoguera mientras las parejas iban camiando e Isobell pasaba de sus brazos al suelo, riendo para salir corriendo y dejar allí a Alanna, bailando con los aldeanos.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant se escabulló de debajo de la ventana de la guarda junto a sus jóvenes compañeros mientras se reía , el mercenario nunca se había sentido tan sigiloso como en aquel momento, bueno, en realidad sí lo había hecho, y casualmente la última vez también se encontraba bajo los efectos del alcohol.
-“Un plan perflecto, sin fisuras” – Dijo cruzándose de brazos y asintiendo conforme cuando vio a su amiga salir de la vivienda en la que se hospedaban escondido entre la multitud.
Isobell se apartó de su lado y se dirigió hacia a Alanna con una sonrisa en su rostro en cuanto la guarda entró en su campo de visión, Eltrant contempló como lo hacía mientras daba otro largo trago de la bebida que tenía en la mano para después encogerse de hombros y seguir vagando por el lugar, contando chistes y, en definitiva, relajándose. Desde que había abandonado la ciudad de humanos se había enfrentado a vampiros, un troll de lago, licántropos y un tipo que se parecía demasiado a él, en su opinión tenía todo el derecho del mundo a disfrutar de aquella noche.
Ya un poco cansado de tantas vueltas Eltrant acabó sentándose en un tocón desde dónde podía ver perfectamente todo lo que ocurría en la pequeña plaza, le pareció vislumbrar a Alanna yendo de aquí para allá, pero no estaba seguro de que fuese ella. Su mano derecha seguía sujetando firmemente la jarra que de algún modo parecía no vaciarse nunca, bebió de nuevo del recipiente y sonriendo siguió el ritmo de la música con la cabeza.
Los jóvenes con los que había roto la ventana de Alanna aparecieron al poco e invitaron al mercenario una vez más a que se uniese al baile, quien negó con la cabeza y sonrió –“Demashiado baile para mí por hoy” – Dijo despeinando al que tenía más cerca –“¡Enséñanos la espada entonces!” – Exclamó otro con apremió, Eltrant frunció el ceño y miró el arma, bien sujeta de su cinto, puede que estuviese borracho, pero no hasta el punto de entregarle un arma a unos críos –“En otra ocasión pequeño…” –Se dio cuenta tarde de que no recordaba los nombres de los muchachos –“…niño”
Los muchachos murmuraron inconformes y se sentaron a su alrededor –“¿Y qué hacemos?” – Eltrant se encogió de hombros mientras observaba como se desarrollaba la fiesta, tenían a todo el pueblo riendo y divirtiéndose ¿No podían simplemente seguir el ambiente?
Se fijó entonces en una mujer de cabellos dorados que bailaba cerca del fuego, sonrió, se volvió hacia los presentes y después de dejar la jarra junto al tocón se levantó –“Observad muchlachos” – Dijo mientras se giraba hacia la campesina con su mejor sonrisa. –“Os voy a enseñar como seducir a una dama”
***
La música había cesado y el canto de los pájaros anunciaban que llegaba un nuevo día, gimiendo el mercenario ocultó su cabeza bajo la almohada, tratando de frenar el sonido que emitían los pájaros, que de algún modo, parecían ser dignos del mayor de los dragones.
¿Qué había pasado? La noche anterior todo había pasado muy rápido, o muy lento, o quizás ambas cosas ¿Por qué recordaba que tenía una jarra mágica que nunca se vaciaba? Maldijo por lo bajo su poca tolerancia al alcohol mientras se giraba en la cama, buscando una posición más cómoda, había prometido a Alanna que quien se despertase primero avisaría al otro, pero simplemente le faltaban fuerzas para levantarse, no dejaba de ser irónico que la única vez que había tratado de relajarse en mucho tiempo acabase de aquel modo.
Fue al girarse cuando se percató de que no estaba solo, un bulto oculto entre las sabanas indicaba que no había dormido solo aquella noche –“No…” – Dijo como si no se terminase de creer lo que estaba pasando, la silueta se movió un poco ante la reacción de Eltrant, quien se calló enseguida y se alejó de esta –“Espera… ¿Quién?¿Cómo?¿Por qué?”
-“Un plan perflecto, sin fisuras” – Dijo cruzándose de brazos y asintiendo conforme cuando vio a su amiga salir de la vivienda en la que se hospedaban escondido entre la multitud.
Isobell se apartó de su lado y se dirigió hacia a Alanna con una sonrisa en su rostro en cuanto la guarda entró en su campo de visión, Eltrant contempló como lo hacía mientras daba otro largo trago de la bebida que tenía en la mano para después encogerse de hombros y seguir vagando por el lugar, contando chistes y, en definitiva, relajándose. Desde que había abandonado la ciudad de humanos se había enfrentado a vampiros, un troll de lago, licántropos y un tipo que se parecía demasiado a él, en su opinión tenía todo el derecho del mundo a disfrutar de aquella noche.
Ya un poco cansado de tantas vueltas Eltrant acabó sentándose en un tocón desde dónde podía ver perfectamente todo lo que ocurría en la pequeña plaza, le pareció vislumbrar a Alanna yendo de aquí para allá, pero no estaba seguro de que fuese ella. Su mano derecha seguía sujetando firmemente la jarra que de algún modo parecía no vaciarse nunca, bebió de nuevo del recipiente y sonriendo siguió el ritmo de la música con la cabeza.
Los jóvenes con los que había roto la ventana de Alanna aparecieron al poco e invitaron al mercenario una vez más a que se uniese al baile, quien negó con la cabeza y sonrió –“Demashiado baile para mí por hoy” – Dijo despeinando al que tenía más cerca –“¡Enséñanos la espada entonces!” – Exclamó otro con apremió, Eltrant frunció el ceño y miró el arma, bien sujeta de su cinto, puede que estuviese borracho, pero no hasta el punto de entregarle un arma a unos críos –“En otra ocasión pequeño…” –Se dio cuenta tarde de que no recordaba los nombres de los muchachos –“…niño”
Los muchachos murmuraron inconformes y se sentaron a su alrededor –“¿Y qué hacemos?” – Eltrant se encogió de hombros mientras observaba como se desarrollaba la fiesta, tenían a todo el pueblo riendo y divirtiéndose ¿No podían simplemente seguir el ambiente?
Se fijó entonces en una mujer de cabellos dorados que bailaba cerca del fuego, sonrió, se volvió hacia los presentes y después de dejar la jarra junto al tocón se levantó –“Observad muchlachos” – Dijo mientras se giraba hacia la campesina con su mejor sonrisa. –“Os voy a enseñar como seducir a una dama”
***
La música había cesado y el canto de los pájaros anunciaban que llegaba un nuevo día, gimiendo el mercenario ocultó su cabeza bajo la almohada, tratando de frenar el sonido que emitían los pájaros, que de algún modo, parecían ser dignos del mayor de los dragones.
¿Qué había pasado? La noche anterior todo había pasado muy rápido, o muy lento, o quizás ambas cosas ¿Por qué recordaba que tenía una jarra mágica que nunca se vaciaba? Maldijo por lo bajo su poca tolerancia al alcohol mientras se giraba en la cama, buscando una posición más cómoda, había prometido a Alanna que quien se despertase primero avisaría al otro, pero simplemente le faltaban fuerzas para levantarse, no dejaba de ser irónico que la única vez que había tratado de relajarse en mucho tiempo acabase de aquel modo.
Fue al girarse cuando se percató de que no estaba solo, un bulto oculto entre las sabanas indicaba que no había dormido solo aquella noche –“No…” – Dijo como si no se terminase de creer lo que estaba pasando, la silueta se movió un poco ante la reacción de Eltrant, quien se calló enseguida y se alejó de esta –“Espera… ¿Quién?¿Cómo?¿Por qué?”
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Mientras Alanna bailaba vió aparecer a Eltrant con unos muchachos, y sentarse en el sitio donde había estado ella poco antes. La chica, tranquila por ve que, a pesar de la notable borrachera, el chico estaba bien, siguió bailando al rededor de la hoguera durante bastante tiempo, hasta que, cansada se retiró a un rincón para recuperar el aire.
Hacía tanto que no se permitía descansar y relajarse que esa fiesta era como un soplo de aire fresco. Le renovaba las energias y lograba que sonriese como hacía mucho que no sonreía. La música siguió y cuando hubo descansado un poco Alanna se unió a bailar con un grupo de mujeres que se encontraban cerca del fuego, de forma animada. Era un baile interesane, tenía muchos movimientos bruscos que, no obstante, parecían suaves. Pasaron unos minutos moviendose al ritmo de la tonada hasta que, un Eltrant muy muy muy borracho tocó el hombro de su amiga, que se sorprendió mucho. Sus intentos de ligue fueron... dado su estado, cómicos.
- Oye guapa, ¿te hash preldido? ¿te dol.lio al carterte del shuelo, digo... ciellll.lo?- Definitivamente iba como una cuba, Alanna se puso su mano en la frente, negando con la cabeza mientras reía, menudo pelotazo llevaba el chico. Aguantó unos minutos sus intentos infructuosos de ligoteo, riendose por dentro para finalmente, decidir que el mercenario ya había tenido bastante fiesta para una noche.
- Venga Eltrant, ya has bebido demasiado por hoy, te llevaré a tu cuarto.- Comentó ella intentando no reirse. A la mañana siguiente el chico tendría un buen dolor de cabeza.
Mientras subía las escaleras con un brazo de su amigo, boracho como una cuba al hombro, y este no paraba de gritar cosas acerca de que se había llevado el premio gordo no pudo evitar pensar en alguna maldad para tomarle el pelo, mira que beber hasta el punto de no reconocerla. Entró al cuarto del chico y lo tumbó en la cama mientras él, medio dormido, murmuraba cosas como "Ven guapa,ven a mi lado"
- Si, si, ahora mismo- rió ella más divertida que otra cosa mientras tapaba al chico con las sabanas.
Eltrant no duró mucho despierto y ella pudo irse a dormir tranquila, menuda cogorza llevaba el chico.
***
Se despertó tarde, con la cabeza despejada y una sonrisa en los labios, el dormitorio seguía con la ventana rota, pero gracias a las mantas no había tenido frío. Se desperezó y, como habían quedado la noche anterior, fue a despertar a su compañero.
Abrió la puerta con cuidado y lo vió dormido, todo despatarrado y babeando, aguantó una risa y reconsideró su venganza, entre dejarse atacar para apartar a evan de ella, darle un susto rompiendo la ventana mientras ella dormía y, encima, ligar con ella visiblemente borracho, no podia no gastarle una broma.
Se metió bajo las sabanas y movió un poco al chico para que se despertara. Lo hizo, y, al ver el bulto a su lado, murmuró un "no" e hizo unas preguntas que cualquier persona que no recordase nada de la pasada noche haría, "Quién, cómo y por qué" Alanna se mordió el labio aguantando una risa y tomó aire, era momento de empezar la broma.
Se removió destapandose la cabeza y dió un bostezo como si acabase de despertar, luego se giró y dijo:
- Buenos días- con voz adormilada mientras trataba de mantener la farsa, esperaba que se diera un buen susto, al menos ya tenía la respuesta a su primera pregunta, "Quién", aunque en realidad no hubiera necesidad de pregunta o contestación alguna.
Hacía tanto que no se permitía descansar y relajarse que esa fiesta era como un soplo de aire fresco. Le renovaba las energias y lograba que sonriese como hacía mucho que no sonreía. La música siguió y cuando hubo descansado un poco Alanna se unió a bailar con un grupo de mujeres que se encontraban cerca del fuego, de forma animada. Era un baile interesane, tenía muchos movimientos bruscos que, no obstante, parecían suaves. Pasaron unos minutos moviendose al ritmo de la tonada hasta que, un Eltrant muy muy muy borracho tocó el hombro de su amiga, que se sorprendió mucho. Sus intentos de ligue fueron... dado su estado, cómicos.
- Oye guapa, ¿te hash preldido? ¿te dol.lio al carterte del shuelo, digo... ciellll.lo?- Definitivamente iba como una cuba, Alanna se puso su mano en la frente, negando con la cabeza mientras reía, menudo pelotazo llevaba el chico. Aguantó unos minutos sus intentos infructuosos de ligoteo, riendose por dentro para finalmente, decidir que el mercenario ya había tenido bastante fiesta para una noche.
- Venga Eltrant, ya has bebido demasiado por hoy, te llevaré a tu cuarto.- Comentó ella intentando no reirse. A la mañana siguiente el chico tendría un buen dolor de cabeza.
Mientras subía las escaleras con un brazo de su amigo, boracho como una cuba al hombro, y este no paraba de gritar cosas acerca de que se había llevado el premio gordo no pudo evitar pensar en alguna maldad para tomarle el pelo, mira que beber hasta el punto de no reconocerla. Entró al cuarto del chico y lo tumbó en la cama mientras él, medio dormido, murmuraba cosas como "Ven guapa,ven a mi lado"
- Si, si, ahora mismo- rió ella más divertida que otra cosa mientras tapaba al chico con las sabanas.
Eltrant no duró mucho despierto y ella pudo irse a dormir tranquila, menuda cogorza llevaba el chico.
***
Se despertó tarde, con la cabeza despejada y una sonrisa en los labios, el dormitorio seguía con la ventana rota, pero gracias a las mantas no había tenido frío. Se desperezó y, como habían quedado la noche anterior, fue a despertar a su compañero.
Abrió la puerta con cuidado y lo vió dormido, todo despatarrado y babeando, aguantó una risa y reconsideró su venganza, entre dejarse atacar para apartar a evan de ella, darle un susto rompiendo la ventana mientras ella dormía y, encima, ligar con ella visiblemente borracho, no podia no gastarle una broma.
Se metió bajo las sabanas y movió un poco al chico para que se despertara. Lo hizo, y, al ver el bulto a su lado, murmuró un "no" e hizo unas preguntas que cualquier persona que no recordase nada de la pasada noche haría, "Quién, cómo y por qué" Alanna se mordió el labio aguantando una risa y tomó aire, era momento de empezar la broma.
Se removió destapandose la cabeza y dió un bostezo como si acabase de despertar, luego se giró y dijo:
- Buenos días- con voz adormilada mientras trataba de mantener la farsa, esperaba que se diera un buen susto, al menos ya tenía la respuesta a su primera pregunta, "Quién", aunque en realidad no hubiera necesidad de pregunta o contestación alguna.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Eltrant miró con su rostro congelado en una extraña mezcla entre asombro y miedo a la mujer con la que, según creía, había pasado la noche. Su compañera, Alanna, le miraba en cambio con una curiosa expresión divertida en su rostro desde la cama, sin dejar tiempo para añadir nada más a la mujer, el mercenario balbuceó un cumulo de palabras incompresibles seguidas por una especie de gemido lastimero y salió de la habitación cerrando la puerta tras él.
-“¿Qué pasó anoche? ” – Pensó una y otras vez mientras, la pared frente a él, se volvía poco a poco un objetivo ejemplar contra el que golpear su cabeza. – “No es posible, no es posible… ¿Lo es? … No, no lo es. Rompí su ventana… sí, seguro que es por eso, en esta zona hace frio como para dormir sin cristales, espera ¿rompí su ventana? ¿Por qué lo hice? Es una guarda, seguro que eso va contra la ley, ¿Estará vigilándome? Va a encarcelarme, sí, eso es, le rompí la ventana y se ha asegurado de que no me escape, no, espera, eso no tiene sentido, ¿O sí lo tiene?” – El dolor de cabeza no facilitaba mucho las cosas para Eltrant, cada vez que trataba de recordar algo el dolor volvía con más fuerza y la mayor parte de la noche anterior era una extraña neblina.
No podía estar más tiempo fuera de la habitación murmurando sin sentidos, tenía que afrontar lo que había hecho, o al menos, tratar de recordarlo. Eltrant se aclaró la garganta y, dibujando la mejor sonrisa que en aquel estado de semi inconsciencia en el que se entraba podía poner, entro de nuevo a la habitación.
Sonriendo a su amiga recogió sus pertenencias del suelo poco a poco –“Que noche, ¿Eh?” – Le dijo a su compañera simulando recordarlo todo –“Vamos… vamos a partir para Lunargenta ¿De acuerdo? Aquí ya hemos cumplido.” – Estuvo a punto de salir del dormitorio una vez más, pero acabó recobrando la compostura –“Después de una noche… tan… tranquila, porque por supuesto, como ambos sabemos, ha sido tranquila, ventana rota… y… cosas… te espero abajo” – Rió nerviosamente y se colgó su bolsa de viaje a la espalda para salir de la habitación tan rápido como había entrado.
Bajo las escaleras rápidamente y aguardó a su compañera junto a ellas. –“No estaba tan borracho… creo. ¿Lo estaba?” – Pensó tratando de rememorar de nuevo lo sucedido.
-“¿Qué pasó anoche? ” – Pensó una y otras vez mientras, la pared frente a él, se volvía poco a poco un objetivo ejemplar contra el que golpear su cabeza. – “No es posible, no es posible… ¿Lo es? … No, no lo es. Rompí su ventana… sí, seguro que es por eso, en esta zona hace frio como para dormir sin cristales, espera ¿rompí su ventana? ¿Por qué lo hice? Es una guarda, seguro que eso va contra la ley, ¿Estará vigilándome? Va a encarcelarme, sí, eso es, le rompí la ventana y se ha asegurado de que no me escape, no, espera, eso no tiene sentido, ¿O sí lo tiene?” – El dolor de cabeza no facilitaba mucho las cosas para Eltrant, cada vez que trataba de recordar algo el dolor volvía con más fuerza y la mayor parte de la noche anterior era una extraña neblina.
No podía estar más tiempo fuera de la habitación murmurando sin sentidos, tenía que afrontar lo que había hecho, o al menos, tratar de recordarlo. Eltrant se aclaró la garganta y, dibujando la mejor sonrisa que en aquel estado de semi inconsciencia en el que se entraba podía poner, entro de nuevo a la habitación.
Sonriendo a su amiga recogió sus pertenencias del suelo poco a poco –“Que noche, ¿Eh?” – Le dijo a su compañera simulando recordarlo todo –“Vamos… vamos a partir para Lunargenta ¿De acuerdo? Aquí ya hemos cumplido.” – Estuvo a punto de salir del dormitorio una vez más, pero acabó recobrando la compostura –“Después de una noche… tan… tranquila, porque por supuesto, como ambos sabemos, ha sido tranquila, ventana rota… y… cosas… te espero abajo” – Rió nerviosamente y se colgó su bolsa de viaje a la espalda para salir de la habitación tan rápido como había entrado.
Bajo las escaleras rápidamente y aguardó a su compañera junto a ellas. –“No estaba tan borracho… creo. ¿Lo estaba?” – Pensó tratando de rememorar de nuevo lo sucedido.
Eltrant Tale
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
Divertida, observó la cara del chico, que parecía un cuadro, totalmente descolocado, los ojos abierto igual que la boca, era más divertido de lo que la chica había pensado. Iba a confesarlo todo cuando el chico salió corriendo fuera del cuarto cerrando la puerta. No pudo evitar reírse, luchó contra las carcajadas y se retorció de risa en la cama recuperando la compostura a tiempo de que el chico entrase.
El pobre tenía una sonrisa temblorosa, que forzaba con claridad, su cabeza debía estar hecha un lío. Alanna lo miró con cara seria, estaba claro que no recordaba nada de nada pues habló de una noche tranquila entre dudas y salió de allí. El pobre estaba tan nervioso que ni siquiera se había dado cuenta de que ambos estaban totalmente vestidos. Era demasiado divertido, ¿podría mantenerlo un poco más? era muy gracioso ver al chico tan nervioso y asustado.
Alanna salió del cuarto y se dirigió al dormitorio en el que había dormido para recoger sus cosas, ató el cinto con la espada a su cadera y se colgó la bolsa del hombro para bajar la escaleras y salir a la calle en dirección a Lunargenta. Se despidieron de los aldeanos y empezaron su marcha con un silencio que a la guardia le resultaba de lo más cómico, pero ya empezaba a darle pena su amigo, así que decidió ser buena y explicarselo, pero tenía que asustarlo un poco más antes
- Eltrant...- dijo con voz que aparentaba tristeza y con cara de niña inocente- No te acuerdas de... bueno, de nada, verdad... ni siquiera de....- lo miró de reojo con un sonrojo finjido, que útil era que la hubieran enseñado a finjir ciertas cosas en sus entrenamientos, y que divertido resultaba- de que.... bueno..., te acercaste a tontear conmigo mientras estábamos en la fiesta... y... y te acompañé al cuarto porque parecías borracho, y...- hizo una pausa larga mirando al chico de reojo y acabó confesando sacando la lengua- Y no pasó nada, tonto, pero te merecías un susto. te dejé dormido y yo me fui a mi cuarto.- rió ella por lo bajo- Iba a decírtelo antes, pero era muy divertido verte asustado, lo siento- volvió a reírse y echó a correr hacia delante, por si el chico decidía tomar una pequeña revancha, el camino de vuelta, a partir de ese momento, pintaba más interesante que antes.
El pobre tenía una sonrisa temblorosa, que forzaba con claridad, su cabeza debía estar hecha un lío. Alanna lo miró con cara seria, estaba claro que no recordaba nada de nada pues habló de una noche tranquila entre dudas y salió de allí. El pobre estaba tan nervioso que ni siquiera se había dado cuenta de que ambos estaban totalmente vestidos. Era demasiado divertido, ¿podría mantenerlo un poco más? era muy gracioso ver al chico tan nervioso y asustado.
Alanna salió del cuarto y se dirigió al dormitorio en el que había dormido para recoger sus cosas, ató el cinto con la espada a su cadera y se colgó la bolsa del hombro para bajar la escaleras y salir a la calle en dirección a Lunargenta. Se despidieron de los aldeanos y empezaron su marcha con un silencio que a la guardia le resultaba de lo más cómico, pero ya empezaba a darle pena su amigo, así que decidió ser buena y explicarselo, pero tenía que asustarlo un poco más antes
- Eltrant...- dijo con voz que aparentaba tristeza y con cara de niña inocente- No te acuerdas de... bueno, de nada, verdad... ni siquiera de....- lo miró de reojo con un sonrojo finjido, que útil era que la hubieran enseñado a finjir ciertas cosas en sus entrenamientos, y que divertido resultaba- de que.... bueno..., te acercaste a tontear conmigo mientras estábamos en la fiesta... y... y te acompañé al cuarto porque parecías borracho, y...- hizo una pausa larga mirando al chico de reojo y acabó confesando sacando la lengua- Y no pasó nada, tonto, pero te merecías un susto. te dejé dormido y yo me fui a mi cuarto.- rió ella por lo bajo- Iba a decírtelo antes, pero era muy divertido verte asustado, lo siento- volvió a reírse y echó a correr hacia delante, por si el chico decidía tomar una pequeña revancha, el camino de vuelta, a partir de ese momento, pintaba más interesante que antes.
Alanna Delteria
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Re: Entre la niebla [Libre][Interpretativo][Eltrant Tale][Cerrado]
El mercenario sonrió amablemente de nuevo a su compañera cuando la vio salir de la casa, no podía decir que aquella sonrisa fuese completamente sincera, pero tampoco era una falsa.
Antes de partir varios aldeanos, entre los cuales se encontraba el tipo corpulento que había tomado la iniciativa a la hora de liberarse, el cual resultó ser el alcalde de la pequeña localidad, se acercaron a ellos y una vez más agradecieron la ayuda prestada a la pequeña aldea.
A su alrededor los pocos aldeanos que se habían levantado lo suficientemente pronto como para demostrar que no tenían secuelas por la fiesta de la noche anterior cargaban herramientas y tablones, dispuestos a reparar lo que los bandidos se habían encargado de destruir, otros, en cambio se internaban en el bosque portando sendas hachas, probablemente dispuestos a conseguir más madera con la que fabricar nuevos muebles.
Eltrant estrechó la mano del alcalde y después de intercambiar unas palabras de amabilidad con los presentes se giró hacia su compañera y emprendieron de nuevo el viaje hacia la ciudad de los humanos.
En un principio, incomodo, avanzó a través del bosque siguiendo a su compañera sin decir nada, tan pronto como se alejaron un poco de la aldea lo único audible era el canto de los pájaro y el murmullo del viento al mecer las copas de los árboles.
Cuando hubieron avanzado un poco, la guarda se giró sin previo aviso y le miró fijamente a los ojos con aquellos enormes y expresivos ojos marrones, Eltrant tragó saliva.
Sintió como se le paraba el corazón cuando su compañera comenzaba a hablar e incluso se sonrojaba a mitad de la frase, para después sacarle la lengua y confesarle que todo había sido una falsa
–“No… espera, sí, espera… ¿Qué?” – Pudo decir antes de que su compañera, risueña, se girase para adelantarse corriendo, dejando atrás al confuso muchacho.
El mercenario la siguió de cerca estupefacto sin saber exactamente que decir solo dejó escapar una carcajada nerviosa –“Sí, ya sabía que era broma… por supuesto que me acuerdo… de todo, sí.” – Volvió a reírse de nuevo y se colocó al lado de la guarda.
Seguía sin acordarse de lo sucedido aquella noche, realmente estaba empezando a dudar de que alguna vez lo hiciese, de todos modos creyó las palabras de su amiga, no servía de nada preocuparse por algo que acababa de ser desmentido.
Miró a Alanna junto a él y sonriendo entrecerró los ojos, todo había sido una broma. En ese caso, en algún momento, no sabía cuándo, se iba a cobrar su merecida venganza.
El mercenario se aclaró la garganta y le dio una palmada amigable a la guarda en la espalda, quedaban dos días de viaje para Lunargenta, por fin podría descansar un poco.
Antes de partir varios aldeanos, entre los cuales se encontraba el tipo corpulento que había tomado la iniciativa a la hora de liberarse, el cual resultó ser el alcalde de la pequeña localidad, se acercaron a ellos y una vez más agradecieron la ayuda prestada a la pequeña aldea.
A su alrededor los pocos aldeanos que se habían levantado lo suficientemente pronto como para demostrar que no tenían secuelas por la fiesta de la noche anterior cargaban herramientas y tablones, dispuestos a reparar lo que los bandidos se habían encargado de destruir, otros, en cambio se internaban en el bosque portando sendas hachas, probablemente dispuestos a conseguir más madera con la que fabricar nuevos muebles.
Eltrant estrechó la mano del alcalde y después de intercambiar unas palabras de amabilidad con los presentes se giró hacia su compañera y emprendieron de nuevo el viaje hacia la ciudad de los humanos.
En un principio, incomodo, avanzó a través del bosque siguiendo a su compañera sin decir nada, tan pronto como se alejaron un poco de la aldea lo único audible era el canto de los pájaro y el murmullo del viento al mecer las copas de los árboles.
Cuando hubieron avanzado un poco, la guarda se giró sin previo aviso y le miró fijamente a los ojos con aquellos enormes y expresivos ojos marrones, Eltrant tragó saliva.
Sintió como se le paraba el corazón cuando su compañera comenzaba a hablar e incluso se sonrojaba a mitad de la frase, para después sacarle la lengua y confesarle que todo había sido una falsa
–“No… espera, sí, espera… ¿Qué?” – Pudo decir antes de que su compañera, risueña, se girase para adelantarse corriendo, dejando atrás al confuso muchacho.
El mercenario la siguió de cerca estupefacto sin saber exactamente que decir solo dejó escapar una carcajada nerviosa –“Sí, ya sabía que era broma… por supuesto que me acuerdo… de todo, sí.” – Volvió a reírse de nuevo y se colocó al lado de la guarda.
Seguía sin acordarse de lo sucedido aquella noche, realmente estaba empezando a dudar de que alguna vez lo hiciese, de todos modos creyó las palabras de su amiga, no servía de nada preocuparse por algo que acababa de ser desmentido.
Miró a Alanna junto a él y sonriendo entrecerró los ojos, todo había sido una broma. En ese caso, en algún momento, no sabía cuándo, se iba a cobrar su merecida venganza.
El mercenario se aclaró la garganta y le dio una palmada amigable a la guarda en la espalda, quedaban dos días de viaje para Lunargenta, por fin podría descansar un poco.
Eltrant Tale
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