Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Página 1 de 2. • Comparte
Página 1 de 2. • 1, 2
Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Satisfacción...
Finalmente apareció la hermosa oscuridad, desapareciendo las sombras y dando paso a un misterioso destino, el que se encargaría de terminar la noche. La niebla no tardó en aparecer, y a pesar de la multitud que seguía comprando objetos, aquel humo espeso se esparció por todos los rincones, incluso por los que nadie se atrevía a estar. Las confianza desapareció, aún más por la serie de personas sospechosas que entraron, robando cosas y escapando genialmente por las construcciones de los alrededores, usando los techos y objetos sólidos. Las personas no tenían otra opción que señalar a los delincuentes, y con un enojo sorprendente, esperar a que los guardianes de la ciudad los atraparan. Por otro lado, los magos estaban ganando popularidad, haciendo magia en los callejones; Desde la lejanía, se veían una silueta conocida. Las brisas se volvieron más impetuosas, derrumbando varios mercados. -Dios mío, creo que debemos guardar, una tormenta se aproxima.-Dijo una anciana, tomando sus canastas de frutas y sin más preámbulo, correr rápidamente hacia su hogar. Los hijos le seguían con muchos nervios y sin esperarlo, casi fueron fulminados por un trueno.
Para la mala suerte de las pobres familias, fueron atacados por una brusco diluvio, el cual no sucedía durante días en Lunargenta. Mientras la noventera corría, usando todos sus alientos, solamente para cuidar de su trabajo y de sus niños, chocó contra un cuerpo. -¡Lo siento tanto, fue mi cul...!-No alcanzó a terminar, cuando sintió una fría mano en su brazo, incluso hizo que se estremeciera. La mujer, de forma curiosa, levantó su cabeza, para ver a través de la capucha, notando un rostro bien formando, unos ojos azules claros y una mirada interesante, que la hizo sorprender de repente, y a pesar de su edad tan avanzada, aceptó que era un tipo guapo. -Déjeme ayudarle...-La voz fue tan penetrante, que respiró de manera agitada, pero de alguna manera, se sintió segura. -E...Está bien...-Tartamudeó, entregándole las cajas pesadas, las cuales llevó con facilidad y no duraron más de diez minutos.
Al llegar a la puerta, dejó las cosas en el suelo y sonrió levemente. -Que tenga buena noche...-Susurró Paul con serenidad. Cuando la anciana iba a sacar unas monedas para recompensarle, notó que su cuerpo había desaparecido, entre las gotas de agua y la espesa neblina. ¿Qué sucedió con el tipo?, ¿Dónde había ido?, nadie lo sabía, todo era un misterio. La lluvia sólo empeoraba y el frío era sorprendente. Entretanto, las calles quedaron solas, al igual que la ciudad, donde todos estaban dentro del calor de una casa, compartiendo y bebiendo.
Las tabernas también estaban desoladas, sin ningún visitante, ni siquiera de los famosos turistas. Los soldados estaban repartidos por todo los lugares, cuidando su punto. El hombre anterior, estaba pasando por la mitad de la villa, viendo el reflejo de su cuerpo en aquellos charcos, los cuales pisaba de manera aburrida. La tranquilidad era inmensa, aunque la tormenta pareciera que no deparase nada bonito. -Tengo sed...-Susurró el ojiazul, lamiendo sus colmillos, y teniéndolos humedecidos. Éstos estaban relucientes, y su saliva estaba concentrada en su boca. Sus labios estaban completamente rojos y respiraba hondo, dejando salir un hilo de su gruesa voz, por cada exhalación. Mientras caminaba, se quitó su capa, quedando con su camisa al aire, la que estaba adherida a su formado torso, y frente a su cuerpo empapado, podría verse su tonificado abdomen y su sonrisa pícara, preparándose para atacar, cuando sea el momento...
Para la mala suerte de las pobres familias, fueron atacados por una brusco diluvio, el cual no sucedía durante días en Lunargenta. Mientras la noventera corría, usando todos sus alientos, solamente para cuidar de su trabajo y de sus niños, chocó contra un cuerpo. -¡Lo siento tanto, fue mi cul...!-No alcanzó a terminar, cuando sintió una fría mano en su brazo, incluso hizo que se estremeciera. La mujer, de forma curiosa, levantó su cabeza, para ver a través de la capucha, notando un rostro bien formando, unos ojos azules claros y una mirada interesante, que la hizo sorprender de repente, y a pesar de su edad tan avanzada, aceptó que era un tipo guapo. -Déjeme ayudarle...-La voz fue tan penetrante, que respiró de manera agitada, pero de alguna manera, se sintió segura. -E...Está bien...-Tartamudeó, entregándole las cajas pesadas, las cuales llevó con facilidad y no duraron más de diez minutos.
Al llegar a la puerta, dejó las cosas en el suelo y sonrió levemente. -Que tenga buena noche...-Susurró Paul con serenidad. Cuando la anciana iba a sacar unas monedas para recompensarle, notó que su cuerpo había desaparecido, entre las gotas de agua y la espesa neblina. ¿Qué sucedió con el tipo?, ¿Dónde había ido?, nadie lo sabía, todo era un misterio. La lluvia sólo empeoraba y el frío era sorprendente. Entretanto, las calles quedaron solas, al igual que la ciudad, donde todos estaban dentro del calor de una casa, compartiendo y bebiendo.
Las tabernas también estaban desoladas, sin ningún visitante, ni siquiera de los famosos turistas. Los soldados estaban repartidos por todo los lugares, cuidando su punto. El hombre anterior, estaba pasando por la mitad de la villa, viendo el reflejo de su cuerpo en aquellos charcos, los cuales pisaba de manera aburrida. La tranquilidad era inmensa, aunque la tormenta pareciera que no deparase nada bonito. -Tengo sed...-Susurró el ojiazul, lamiendo sus colmillos, y teniéndolos humedecidos. Éstos estaban relucientes, y su saliva estaba concentrada en su boca. Sus labios estaban completamente rojos y respiraba hondo, dejando salir un hilo de su gruesa voz, por cada exhalación. Mientras caminaba, se quitó su capa, quedando con su camisa al aire, la que estaba adherida a su formado torso, y frente a su cuerpo empapado, podría verse su tonificado abdomen y su sonrisa pícara, preparándose para atacar, cuando sea el momento...
Última edición por Paul Brown Moreau el Dom Jun 07 2015, 10:39, editado 1 vez
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Había terminado el trabajo, había dejado a Niniel y a la adinerada mujer sanas y salvas, y ahora se dirigía hacia su casa. Aunque algo no iba bien. No era solo el cansancio o las heridas, era algo más. El polvo, la sangre que manchaba su vestido, destrozado hacía ya muchas horas, era diferente. Un terrible mareo comenzaba a afectar su sentido de la horientación. Su respiración se aceleraba y le subía la fiebre.
Mientras atravesaba.... ¿Qué era eso? ¿un callejón? No lo sabía, su vista empezaba a nublarse. Se sostuvo de una pared para poder andar y avanzar aunque fuera unos pasos más. El corte de la pierna, a pesar de ser poco profundo, le ardía. Su pecho subía y bajaba con su respiracíón acelerada. y sus pasos, normalmente ligeros, se volvían torpes.
Un trueno sonó en el cielo, "oh, no, truenos no por favor, que no llueva" suplicó en su mente mientras salía de la calle hasta una especie de plaza, ¿era un mercado? no, o si ¿que era? ¿dónde estaba? Le pareció ver figuras moviendose, como recogiendo cosas pero.... no sentia ya casi nada, excepto frío, la lluvia, que se había vuelto fuerte, le calaba ya hasta los huesos, el pelo, mojado, se pegaba a su espalda, el vestido, raido, pesaba horrores. "esto debe ser veneno, este corte...", efectivamente, como la joven suponía, la habían envenenado.
Siguió avanzando soportando la fiebre, el mareo, el dolor, el frío, soportandolo todo, hasta que, sin poder más, camino cargando su peso sobre un muro. Tan concentrada estaba en no perder el equilibrio que, al tener una entrada la pared, dejó caer su peso abriendo la puerta.
Medio cuerpo de la joven entró de lleno, al suelo de una posada, mojando el suelo y dandose en la cabeza. Dejandola, finalmente inconsciente, mientras su respiración iba agitandose más y más. y sus parpados, a pesar de la inconsciencia, temblaban con cada estruendo de la tormenta. Aun en su sueño instantaneo la chica pensó, que era su fin, un fin muy triste para lo que había intentado lograr en vida...
Mientras atravesaba.... ¿Qué era eso? ¿un callejón? No lo sabía, su vista empezaba a nublarse. Se sostuvo de una pared para poder andar y avanzar aunque fuera unos pasos más. El corte de la pierna, a pesar de ser poco profundo, le ardía. Su pecho subía y bajaba con su respiracíón acelerada. y sus pasos, normalmente ligeros, se volvían torpes.
Un trueno sonó en el cielo, "oh, no, truenos no por favor, que no llueva" suplicó en su mente mientras salía de la calle hasta una especie de plaza, ¿era un mercado? no, o si ¿que era? ¿dónde estaba? Le pareció ver figuras moviendose, como recogiendo cosas pero.... no sentia ya casi nada, excepto frío, la lluvia, que se había vuelto fuerte, le calaba ya hasta los huesos, el pelo, mojado, se pegaba a su espalda, el vestido, raido, pesaba horrores. "esto debe ser veneno, este corte...", efectivamente, como la joven suponía, la habían envenenado.
Siguió avanzando soportando la fiebre, el mareo, el dolor, el frío, soportandolo todo, hasta que, sin poder más, camino cargando su peso sobre un muro. Tan concentrada estaba en no perder el equilibrio que, al tener una entrada la pared, dejó caer su peso abriendo la puerta.
Medio cuerpo de la joven entró de lleno, al suelo de una posada, mojando el suelo y dandose en la cabeza. Dejandola, finalmente inconsciente, mientras su respiración iba agitandose más y más. y sus parpados, a pesar de la inconsciencia, temblaban con cada estruendo de la tormenta. Aun en su sueño instantaneo la chica pensó, que era su fin, un fin muy triste para lo que había intentado lograr en vida...
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
La noche sólo seguía empeorando, manteniendo a la ciudad en un color oscuro, el que relucía en los rincones y el sólido asfalto. El final del día deparaba bastantes cosas y varias preguntas surgían en el transcurso de ésta. ¿Dónde se encontraban los secuaces?, ¿Por qué Paul se encontraba sólo?. Pudimos notar que el vampiro estaba aburrido, buscando alguna presa. Sus movimientos eran veloces, que parecía un espectro o un simple fantasma, el cual rondaba por cada parte. Su piel estaba completamente blanca y empapada, gracias al diluvio tan agresivo que estaba sucediendo. Las personas miraban lo que sucedía desde sus puertas, algo curiosos de cualquier acto anormal que se atreviera a pasar. Los guardias seguían atentos, manteniendo sus armas en las manos y revisando cada zona con seguridad, asegurándose de que todo estuviese en orden. Los truenos eran bastante fuertes, y cuando impactaban el suelo, o más bien, subían a las nubes, hacían que los árboles se prendieran fuego, pero milagrosamente se apagaban gracias a las gotas que bajaban las llamaradas.
Sin esperarlo, el ojiazul notó un olor anormal, muy diferente a las de otras personas... Era un olor dulce como las golosinas que suelen digerir los niños y a la vez, suave, que no hastiaba la nariz. Su lengua se ensalivó rápidamente, dirigiéndose por el lugar donde su olfato estaba sensible. Con rapidez y agilidad, subió a un techo, parándose de manera imponente, pasando su mirada por todas las construcciones, tratando de pillar el lugar. Se ubicó velozmente, notando a una mujer que parecía tambalear, como si estuviera a punto de caer. Una sonrisa apareció en su rostro, y pegó un salto, amortiguando el golpe con sus pies, los que tocaron el asfalto de una manera seca. -Allí voy, querida...-Susurró hacia si mismo, notándose su actitud sarcástica. Su cuerpo estaba completamente mojado, y al llegar hacia la posada, donde la chica estaba en la entrada, inevitablemente cansada de su esfuerzo por sobrevivir.
Al estar a pocos metros, se acercó y se arrodilló, preparando su boca para estampar aquella en su cuello, pero no fue así, si no que incluso, tuvo que frenar sus instintos, aunque el hambre lo consumiese lentamente. -No...-Murmuró, y le tomó de las mejillas, estando preocupado de las reacciones que está teniendo. -No cierres los ojos, guapa... Debes mantenerlos abiertos.-Habló con serenidad, teniendo conocimiento de lo que hacía. Su piel estaba pálida y de alguna forma, podía sentir calor en ella. Era claro, la dama estaba envenenada y algún decrépito lo había hecho. Su ceño se frunció, imaginando la escena del que lo hizo.
Vas a estar bien...-Con atención, revisó todo su cuerpo, sabiendo que debía cuidar de su dramático estado. Acto seguido, pasó sus uñas por aquella piel tan suave, que simplemente, se dejaba someter ante la fuerza de los dedos. Después, notó una especie de cicatriz, exactamente en su muslo. Levantó un poco la ceja, teniendo pensamientos desconcertantes. -No te duermas, tendré que sacar tu...-Se lamió los labios, colocando éstos en la pierna. Para ayudar en el tratamiento, clavó sus colmillos en la herida, tratando de llegar hasta la parte donde circula la sangre. Comenzó a succionar, manteniendo el líquido carmesí en su boca, haciendo un esfuerzo por no tragarlo. Después de unos minutos, cuando su muslo estaba húmedo gracias la saliva que le otorgaba Paul (Haciendo más fácil la curación), sintió que el sabor no era el mismo, logrando conocer el horrible gusto del veneno. Al asegurarse que todo quedó en su boca, lo escupió al suelo. Después, le vendó la pierna y entró con ella hacia la posada.
La recostó en sus brazos y esperó a que despertarse, sonriendo de manera ladina, disfrutando de su hermoso rostro. -*Maldición, además de tener una sangre tan dulce, eres atractiva. ¿Acaso me están seduciendo?.*-Pensó el colmilludo, apartándole el cabello del rostro.
Sin esperarlo, el ojiazul notó un olor anormal, muy diferente a las de otras personas... Era un olor dulce como las golosinas que suelen digerir los niños y a la vez, suave, que no hastiaba la nariz. Su lengua se ensalivó rápidamente, dirigiéndose por el lugar donde su olfato estaba sensible. Con rapidez y agilidad, subió a un techo, parándose de manera imponente, pasando su mirada por todas las construcciones, tratando de pillar el lugar. Se ubicó velozmente, notando a una mujer que parecía tambalear, como si estuviera a punto de caer. Una sonrisa apareció en su rostro, y pegó un salto, amortiguando el golpe con sus pies, los que tocaron el asfalto de una manera seca. -Allí voy, querida...-Susurró hacia si mismo, notándose su actitud sarcástica. Su cuerpo estaba completamente mojado, y al llegar hacia la posada, donde la chica estaba en la entrada, inevitablemente cansada de su esfuerzo por sobrevivir.
Al estar a pocos metros, se acercó y se arrodilló, preparando su boca para estampar aquella en su cuello, pero no fue así, si no que incluso, tuvo que frenar sus instintos, aunque el hambre lo consumiese lentamente. -No...-Murmuró, y le tomó de las mejillas, estando preocupado de las reacciones que está teniendo. -No cierres los ojos, guapa... Debes mantenerlos abiertos.-Habló con serenidad, teniendo conocimiento de lo que hacía. Su piel estaba pálida y de alguna forma, podía sentir calor en ella. Era claro, la dama estaba envenenada y algún decrépito lo había hecho. Su ceño se frunció, imaginando la escena del que lo hizo.
Vas a estar bien...-Con atención, revisó todo su cuerpo, sabiendo que debía cuidar de su dramático estado. Acto seguido, pasó sus uñas por aquella piel tan suave, que simplemente, se dejaba someter ante la fuerza de los dedos. Después, notó una especie de cicatriz, exactamente en su muslo. Levantó un poco la ceja, teniendo pensamientos desconcertantes. -No te duermas, tendré que sacar tu...-Se lamió los labios, colocando éstos en la pierna. Para ayudar en el tratamiento, clavó sus colmillos en la herida, tratando de llegar hasta la parte donde circula la sangre. Comenzó a succionar, manteniendo el líquido carmesí en su boca, haciendo un esfuerzo por no tragarlo. Después de unos minutos, cuando su muslo estaba húmedo gracias la saliva que le otorgaba Paul (Haciendo más fácil la curación), sintió que el sabor no era el mismo, logrando conocer el horrible gusto del veneno. Al asegurarse que todo quedó en su boca, lo escupió al suelo. Después, le vendó la pierna y entró con ella hacia la posada.
La recostó en sus brazos y esperó a que despertarse, sonriendo de manera ladina, disfrutando de su hermoso rostro. -*Maldición, además de tener una sangre tan dulce, eres atractiva. ¿Acaso me están seduciendo?.*-Pensó el colmilludo, apartándole el cabello del rostro.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
En la marea de su inconsciencia sintió que alguien se acercaba. Asustada por no tener fuerza para defenderse, intentó, en vano, alzarse para huir de quien pensaba, era un atacante. Su esfuerzo le costó caro, su respiración se aceleró incluso más, la joven tenía tanta fiebre comparada con el aire frío de la noche que salió vaho de sus suspiro. "Por favor, vete, no me hagas daño" pensó sin ser capaz de moverse.
Entonces un susurro, que parecía preocupado, la hizo entre abrir los ojos, ¿es que acaso se conocían? No lo sabía, pero es que en ese momento no habría reconocido a nadie. Con la piel enrojecida por la calentura intentó obedecer lo que decía quien se había acercado, no cerrar los ojos, cierto, tenía razón, no debía dormirse, si se dormía... pero tenía tanto sueño, estaba tan cansada, solo quería dormir, descansar... Sentía demasiada presión, la cabeza iba a estallarle y el pecho le pesaba. Por mucho que intentó mantener los ojos abiertos le fue imposible.
Notó que le recorrían el cuerpo y quiso gritar, ¿qué le estaban haciendo? no le gustaba eso, se sentía demasiado indefensa, demasiado niña y no en el buen sentido, inútil y torpe, pesada, no quería que la tocaran "No me toques, por favor no me toques" pensó con miedo, si tan solo pudiera sacar una de sus dagas, o simplemente apartarse, pero no, no podía, respirar ya era un trabajo titánico para ella. Y sin más, dos pinchazos en el muslo.
- ¡AH!- gritó dolorida sin notar que ningún sonido salía de sus labios a pesar de que había sido perfectamente audible.
Tras el primer pinchazo sintió sorbos, que le extraían la sangre, eso era demasiado para su cuerpo y su mente, ya agotados. Y aunque intentó mantenerse atenta, poco tiempo le duró, sabía que el rojo de su piel comenzaba a bajar, ya que, de repente, el calor dio paso a un terrible fío, seguía teniendo fiebre, pero mucho menor.
Aun asustada, intentó mantenerse despierta, no podía permitirse dormir, le habían enseñado a permanecer atenta, a no dejarse llevar, no podía permitirse un desmayo, sería le vergüenza de la guardia. Cómo había llegado hasta ese punto, se suponía que estaba entrenada para soportar ese tipo de cosas, cortes venenos, no podían ser nada para ella. Pero el cansancio le había pasado factura. Lo último que sintió antes de caer dormida fue como la elevaban del suelo sin dificultad, la chica era ligera, pero no es fácil coger un cuerpo prácticamente inmóvil, así que supuso que quien la llevaba era fuerte.
Sonrojada por la calentura logró alzar la cabeza con un esfuerzo enorme y mirar la cara del hombre, con ojos afiebrados antes de que el sueño cediese con un último pensamiento. "Por los dioses, que no me pase nada..."
Entonces un susurro, que parecía preocupado, la hizo entre abrir los ojos, ¿es que acaso se conocían? No lo sabía, pero es que en ese momento no habría reconocido a nadie. Con la piel enrojecida por la calentura intentó obedecer lo que decía quien se había acercado, no cerrar los ojos, cierto, tenía razón, no debía dormirse, si se dormía... pero tenía tanto sueño, estaba tan cansada, solo quería dormir, descansar... Sentía demasiada presión, la cabeza iba a estallarle y el pecho le pesaba. Por mucho que intentó mantener los ojos abiertos le fue imposible.
Notó que le recorrían el cuerpo y quiso gritar, ¿qué le estaban haciendo? no le gustaba eso, se sentía demasiado indefensa, demasiado niña y no en el buen sentido, inútil y torpe, pesada, no quería que la tocaran "No me toques, por favor no me toques" pensó con miedo, si tan solo pudiera sacar una de sus dagas, o simplemente apartarse, pero no, no podía, respirar ya era un trabajo titánico para ella. Y sin más, dos pinchazos en el muslo.
- ¡AH!- gritó dolorida sin notar que ningún sonido salía de sus labios a pesar de que había sido perfectamente audible.
Tras el primer pinchazo sintió sorbos, que le extraían la sangre, eso era demasiado para su cuerpo y su mente, ya agotados. Y aunque intentó mantenerse atenta, poco tiempo le duró, sabía que el rojo de su piel comenzaba a bajar, ya que, de repente, el calor dio paso a un terrible fío, seguía teniendo fiebre, pero mucho menor.
Aun asustada, intentó mantenerse despierta, no podía permitirse dormir, le habían enseñado a permanecer atenta, a no dejarse llevar, no podía permitirse un desmayo, sería le vergüenza de la guardia. Cómo había llegado hasta ese punto, se suponía que estaba entrenada para soportar ese tipo de cosas, cortes venenos, no podían ser nada para ella. Pero el cansancio le había pasado factura. Lo último que sintió antes de caer dormida fue como la elevaban del suelo sin dificultad, la chica era ligera, pero no es fácil coger un cuerpo prácticamente inmóvil, así que supuso que quien la llevaba era fuerte.
Sonrojada por la calentura logró alzar la cabeza con un esfuerzo enorme y mirar la cara del hombre, con ojos afiebrados antes de que el sueño cediese con un último pensamiento. "Por los dioses, que no me pase nada..."
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Las gotas seguían bajando por el techo, manteniendo las puertas húmedas. El hombre estaba sereno, manteniendo aquel cuerpo en sus brazos, confiado en sus fuerzas. Se relamió los labios y con un leve esfuerzo, tragó saliva. Luego de ésto, miró a su alrededor, esperando encontrar un lugar para llevarla, al menos para que la chica pudiera descansar del día tan pesado que debió tener. El frío no ayudaba en absolutamente nada, y las glaciales brisas eran tenebrosas, hasta el punto que el collar tuvo que funcionar perfectamente, para que Paul no sintiese frío. Sin rechistar, usó su abrigo para cubrirle el cuerpo a ella, tratando de mantenerla en calor, o tristemente, podría agarrar un resfriado al día siguiente. Sin más preámbulo, salió de nuevo a las calles, buscando un lugar para mantenerla fuera de peligro. Para su mala suerte, absolutamente todo estaba cerrado y a pesar de que los guardias veían toda la escena, preferían no hacer nada y mantener el pensamiento de "La muchacha y su novio". De manera ágil, saltó algunos obstáculos, llegando rápidamente a una especie de puerta, la que estaba hecha de madera y en un escrito tallado, decía "Posada".
Golpeó de manera cordial, esperando a que le abriesen. Lamentablemente, no sucedía nada, y la sonrisa del vampiro desapareció, haciendo que con una patada, la madera quede algo rota pero al menos, ya se podía entrar. Entretanto, un señor salió con una espada, notando un bigote bastante largo y sus labios hinchados. -Hey, ¿qué diablos cree que hace?.-Le colocó el arma en el cuello al chupasangre, pero éste no tenía ninguna reacción, sólo estaba completamente serio. Mire...-Apartó el acero con un dedo, dejándolo desarmado. -Le voy a dar dos opciones, ancianito...-Sacó una bolsa de monedas, colocándoselas en el rostro, mientras que no dejaba de mantener a la dama, que estaba bastante nerviosa, y seguramente se encontraría desconcertada.
-O toma amablemente las monedas, como una persona normal o...-Hizo una pausa, agarrando el cuello del hombre, apretando levemente su yugular, logrando que el tipo se sienta ahogado. Paul sonrió sarcásticamente e hizo gala de sus ojos azules. -Le mataré... Y de la manera más dolorosa que pueda imaginar... Usted decide.-Le guiño de manera cómica. El barbudo estaba bastante asustado y, con seguridad, abrió su mano. El chupasangre le colocó las monedas en su extremidad y siguió hacia una habitación, preparando para decir su última frase. -Buena decisión, abuelito...-.
Al entrar a la pieza, encontró una cama bien tendida y al lado, una silla bien cómoda. Acto seguido, recostó a la rubia en el colchón, y el colmilludo se acomodó a unos metros, pensando en varias cosas. Tomó bastante aire y la tapó con las sabanas, esperando que ella se recupere pronto. Entretanto, se quitó la camisa y dejó sus armas en un rincón, quedando con su torso desnudo y dejando que sus ropas se sequen. -Qué día...-Murmuró hacia si mismo, pegando un sonoro suspiro.
Golpeó de manera cordial, esperando a que le abriesen. Lamentablemente, no sucedía nada, y la sonrisa del vampiro desapareció, haciendo que con una patada, la madera quede algo rota pero al menos, ya se podía entrar. Entretanto, un señor salió con una espada, notando un bigote bastante largo y sus labios hinchados. -Hey, ¿qué diablos cree que hace?.-Le colocó el arma en el cuello al chupasangre, pero éste no tenía ninguna reacción, sólo estaba completamente serio. Mire...-Apartó el acero con un dedo, dejándolo desarmado. -Le voy a dar dos opciones, ancianito...-Sacó una bolsa de monedas, colocándoselas en el rostro, mientras que no dejaba de mantener a la dama, que estaba bastante nerviosa, y seguramente se encontraría desconcertada.
-O toma amablemente las monedas, como una persona normal o...-Hizo una pausa, agarrando el cuello del hombre, apretando levemente su yugular, logrando que el tipo se sienta ahogado. Paul sonrió sarcásticamente e hizo gala de sus ojos azules. -Le mataré... Y de la manera más dolorosa que pueda imaginar... Usted decide.-Le guiño de manera cómica. El barbudo estaba bastante asustado y, con seguridad, abrió su mano. El chupasangre le colocó las monedas en su extremidad y siguió hacia una habitación, preparando para decir su última frase. -Buena decisión, abuelito...-.
Al entrar a la pieza, encontró una cama bien tendida y al lado, una silla bien cómoda. Acto seguido, recostó a la rubia en el colchón, y el colmilludo se acomodó a unos metros, pensando en varias cosas. Tomó bastante aire y la tapó con las sabanas, esperando que ella se recupere pronto. Entretanto, se quitó la camisa y dejó sus armas en un rincón, quedando con su torso desnudo y dejando que sus ropas se sequen. -Qué día...-Murmuró hacia si mismo, pegando un sonoro suspiro.
Última edición por Paul Brown Moreau el Lun Mayo 25 2015, 00:57, editado 1 vez
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Inconsciente como estaba, la joven no supo cuanto tiempo pasó hasta que se despertó, bien podrían haber sido solo un par de minutos como dos semanas. Seguía sintiéndose pesada y afiebrada, pero nada en comparación a lo de antes. Podía notar sus extremidades, ya no se sentía rota. No le costaba abrir los ojos, solo le quedaba algo de fiebre, incluso su respiración era ahora más normal y acompasada.
Abrió los ojos dando un suspiro y lo primero que vio fue un techo. Que extraño, ¿no había lluvia? ¿Dónde estaba? Era un sitio mullido, suave y, a pesar de que ella estaba mojada y fría, cálido. Era un cuarto, ¿Cómo había llegado hasta allí? La cabeza le daba vueltas.
Despacio, intentó levantarse, usando los brazos como apoyo, poco a poco se sentó en la cama, sintiendo resvalar la sábana hasta su cintura y se tocó la cabeza, mareada. Seguía muy floja. Miró a su alrededor y, con la vista algo nublada por su alta temperatura creyó ver a un chico sentado en una especie de silla. Incapaz de mantenerse erguida sin marearse volvió a tumbarse pero se giró para confirmas lo que había visto.
Respirando hondo, por el esfuerzo que le resultaba el mero hecho de alzarse miró de nuevo, intentando aclarar su vista. Un joven moreno, de pecho torneado y aspecto fuerte, sin camisa, se sentaba en un sillón, de cara a ella, ¿la habría ayudado él? Quería hablar para preguntarle, para agradecerle, solo quería hablar, saber donde estaba y cómo había acabado en ese sitio, pero no le salía la voz, seguía tan cansada. Tragó saliva varias veces hasta que, finalmente le volvió a funcionar la garganta y con un susurro apenas audible, con la voz suave de la joven, sonrió un poco y escogió decir:
- Gracias- antes de volver a caer dormida.
Fuera, en la calle, se escuchó un nueo trueno que hizo estremecer a la chica, incluso en sueños las tormentas le davan pavor. Ojala amainase pronto y le bajara la fiebre, debía volver a casa y entregar el informe de lo sucedido durante la noche, debía visitar a sus padrastros, debía investigar el paradero de su hermana, debía.... debía.... debía hacer tantas cosas...
Abrió los ojos dando un suspiro y lo primero que vio fue un techo. Que extraño, ¿no había lluvia? ¿Dónde estaba? Era un sitio mullido, suave y, a pesar de que ella estaba mojada y fría, cálido. Era un cuarto, ¿Cómo había llegado hasta allí? La cabeza le daba vueltas.
Despacio, intentó levantarse, usando los brazos como apoyo, poco a poco se sentó en la cama, sintiendo resvalar la sábana hasta su cintura y se tocó la cabeza, mareada. Seguía muy floja. Miró a su alrededor y, con la vista algo nublada por su alta temperatura creyó ver a un chico sentado en una especie de silla. Incapaz de mantenerse erguida sin marearse volvió a tumbarse pero se giró para confirmas lo que había visto.
Respirando hondo, por el esfuerzo que le resultaba el mero hecho de alzarse miró de nuevo, intentando aclarar su vista. Un joven moreno, de pecho torneado y aspecto fuerte, sin camisa, se sentaba en un sillón, de cara a ella, ¿la habría ayudado él? Quería hablar para preguntarle, para agradecerle, solo quería hablar, saber donde estaba y cómo había acabado en ese sitio, pero no le salía la voz, seguía tan cansada. Tragó saliva varias veces hasta que, finalmente le volvió a funcionar la garganta y con un susurro apenas audible, con la voz suave de la joven, sonrió un poco y escogió decir:
- Gracias- antes de volver a caer dormida.
Fuera, en la calle, se escuchó un nueo trueno que hizo estremecer a la chica, incluso en sueños las tormentas le davan pavor. Ojala amainase pronto y le bajara la fiebre, debía volver a casa y entregar el informe de lo sucedido durante la noche, debía visitar a sus padrastros, debía investigar el paradero de su hermana, debía.... debía.... debía hacer tantas cosas...
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
El cuarto estaba impecable, aunque un poco desordenado. Lamentablemente, las mesas y los objetos que estaban alrededor, se encontraban envueltos en polvo sucio, el que se encontraba dañino para personas sensibles al olfato, como los presentes. El diluvio no dejaba de seguir, tomándose toda Lunargenta, manteniendo las calles resbalosas. Por otro lado, dentro de la posada, se encontraba el joven tipo, ordenando cada objeto y colocando éstos en su posición, sabiendo que se quedaría allí por algunos días, mientras se prepara para volver a Sacrestic Ville, lugar donde siempre ha habitado, incluso en su niñez. Las brisas no se atrevían a entrar por la puerta principal y la pieza estaba consumida por el calor, ni siquiera se extrañaban el clima de afuera. El barbudo que había recibido las monedas, se encontraba en el pasillo, asustado por la escena anterior.
-Menudo clima...-Susurró hacia si mismo, terminando de arreglar el pequeño hogar y, acto seguido, se dirigió hasta la mujer, la cual despertó al instante, sin dejar que pasase media hora. Sonrío ladinamente e hizo un saludo con sus cejas. -Eh, guapa. Por lo veo que veo, has despertado muy rápido.-Se iba a acercar aún más, notando que ella trataba de levantarse pero... Simplemente respondió con un "Gracias", algo que sorprendió al chupasangre. Éste, de manera pícara, volvió a darle la espalda, apilando sus cosas en un pequeño sofá. -Agradéceme después...-Murmuró con cierta seguridad, tratando de predecir el futuro de aquel encuentro, aunque pareciera muy sorprendente. Cuando notó que ella volvió a caer dormida, exhaló bastante aire, aliviado de que finalmente ella estuviera bien.
Después de acabar con la limpieza, fue a sentarse cerca de ella, mientras que en escondidas, sacaba una botella de vino, tallada en madera. Con decisión, le dio un sorbo, el cual pasó con ganas, saboreando el delicioso manjar de éste, y con maestría, lo regresó a su lugar. Mientras pensaba en varios lugares para visitar, notó que la dama estaba teniendo pesadillas o se sentía muy asustada. Caminó hacia ella y colocó la palma de su mano en la mejilla, notando que estaba tibia. ¿Por qué sucedía aquello si el veneno estaba fuera de su sistema?.
-Estás muy caliente...-Habló en tono bajo, solamente para que ella lo escuchara. Sus ojos estaban fijos en los de ella, quedando a pocos centímetros.
-Menudo clima...-Susurró hacia si mismo, terminando de arreglar el pequeño hogar y, acto seguido, se dirigió hasta la mujer, la cual despertó al instante, sin dejar que pasase media hora. Sonrío ladinamente e hizo un saludo con sus cejas. -Eh, guapa. Por lo veo que veo, has despertado muy rápido.-Se iba a acercar aún más, notando que ella trataba de levantarse pero... Simplemente respondió con un "Gracias", algo que sorprendió al chupasangre. Éste, de manera pícara, volvió a darle la espalda, apilando sus cosas en un pequeño sofá. -Agradéceme después...-Murmuró con cierta seguridad, tratando de predecir el futuro de aquel encuentro, aunque pareciera muy sorprendente. Cuando notó que ella volvió a caer dormida, exhaló bastante aire, aliviado de que finalmente ella estuviera bien.
Después de acabar con la limpieza, fue a sentarse cerca de ella, mientras que en escondidas, sacaba una botella de vino, tallada en madera. Con decisión, le dio un sorbo, el cual pasó con ganas, saboreando el delicioso manjar de éste, y con maestría, lo regresó a su lugar. Mientras pensaba en varios lugares para visitar, notó que la dama estaba teniendo pesadillas o se sentía muy asustada. Caminó hacia ella y colocó la palma de su mano en la mejilla, notando que estaba tibia. ¿Por qué sucedía aquello si el veneno estaba fuera de su sistema?.
-Estás muy caliente...-Habló en tono bajo, solamente para que ella lo escuchara. Sus ojos estaban fijos en los de ella, quedando a pocos centímetros.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
La Gata volvió a despertar al notar el frescor en las mejillas, abrió los ojos despacio para encontrar la mirada de unos ojos azules que se encontraban a escasa distancia de los propios, y le susurraba algo acerca del calor de su piel. En su fiebre, algo delirante, que no la dejaba ser ella misma del todo se rio aguantando la mano del hombre en su mejilla, el frío le sentaba bien, notaba arder la cabra:
- Vos estáis muy frío, sir- río con suavidad cerrando los ojos.
Volvió a dormirse, el agotamiento y la fiebre no le permitían permanecer despierta demasiado tiempo, si abría los ojos durante demasiado tiempo, se mareaba. A medida que pasaron los minutos, el cuerpo de la chica fue bajando de temperatura, los musculos, tensos y atontados, se relajaron y cesó su mareo. La joven ya solo sentía frío por el vestido mojado. Con un suave suspiro se levantó despacio para sentarse de nuevo en la cama, ya no tenia sueño, se sentía más cómoda.
Se retiró el pelo de la cara tocándose la frente, le había bajado la temperatura por fin, suspiró aliviada con una ligera sonrisa. Recordó que había habido alguien con ella y se giró a buscar a esa persona para encontrarse con un hombre con barba, y la mirada azul que se había cruzado con sus ojos más o menos una hora antes.
- ¿Sois vos quien me ha ayudado?- preguntó sabiendo ya la respuesta- muchas gracias, creo que esta no ha sido mi mejor noche- comentó con una ligera sonrisa, algo lánguida- ¿puedo preguntar donde me hayo?
Mientras preguntaba e intentaba mantener una compostura que, en la debilidad que aun le restaba no tenía, sonó un trueno haciéndola abrir los ojos y respirar hondo para controlar el miedo. No era momento para mostrarse más frágil de lo que ya parecía y se sentía, mordiéndose el labio, controlándose, esperó una respuesta.
- Vos estáis muy frío, sir- río con suavidad cerrando los ojos.
Volvió a dormirse, el agotamiento y la fiebre no le permitían permanecer despierta demasiado tiempo, si abría los ojos durante demasiado tiempo, se mareaba. A medida que pasaron los minutos, el cuerpo de la chica fue bajando de temperatura, los musculos, tensos y atontados, se relajaron y cesó su mareo. La joven ya solo sentía frío por el vestido mojado. Con un suave suspiro se levantó despacio para sentarse de nuevo en la cama, ya no tenia sueño, se sentía más cómoda.
Se retiró el pelo de la cara tocándose la frente, le había bajado la temperatura por fin, suspiró aliviada con una ligera sonrisa. Recordó que había habido alguien con ella y se giró a buscar a esa persona para encontrarse con un hombre con barba, y la mirada azul que se había cruzado con sus ojos más o menos una hora antes.
- ¿Sois vos quien me ha ayudado?- preguntó sabiendo ya la respuesta- muchas gracias, creo que esta no ha sido mi mejor noche- comentó con una ligera sonrisa, algo lánguida- ¿puedo preguntar donde me hayo?
Mientras preguntaba e intentaba mantener una compostura que, en la debilidad que aun le restaba no tenía, sonó un trueno haciéndola abrir los ojos y respirar hondo para controlar el miedo. No era momento para mostrarse más frágil de lo que ya parecía y se sentía, mordiéndose el labio, controlándose, esperó una respuesta.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
No pasaron más de unos minutos, cuando las miradas se cruzaron, transmitiendo varios sentimientos desde el color de aquellos. Por otro lado, la chica se rió, haciendo que Paul parpadeé y un hoyuelo se le forme en su mejilla, mostrando su sonrisa tan cautivadora. Después, comenzó a reír junto a ella, gracias a las palabras que la señorita se decidió a pronunciar, diciendo que él se encontraba muy frío. Apenas se vieron sus colmillos, mostrando un hermoso resplendor en éstos, los cuales podía notarse muy bien, aún en la penumbra de la oscuridad. Su gesto se quedó adherido en la cercanía, dejando que los segundos sucedan, sin darle mucha importancia, ni la que debería.
-¿Será que no soy humano?...-Habló cerca de su rostro, y luego, se alejó, dejando que ella descansase. -Qué misterio...-Susurró hacia si mismo, para después, caminar hacia el pasillo del señor barbudo, el que seguía recostado en un muro. La espalda del pobre anciano estaba en la pared, con las monedas en la mano, tratando de olvidar el pequeño trauma que el vampiro le dejó. Nadie dijo nada, dado que fue un largo e incómodo silencio, donde la tensión predominaba la escena, logrando que los pasos del otro ser, sonaran en un eco. El diluvio comenzaba a parar, desapareciendo los truenos que habían en las calles. Algunas personas estaban dispuestas en sacar sus mercados y volver a vender, para conseguir más dinero. Entretanto, los tres tipos se quedaron en el hogar, sin abrirle a nadie, ni mucho menos, dejar entrar a otro cliente que quiera comprar una posada.
-N...No me mates, por favor...-Habló nervioso el tipo del bigote, tratando de levantarse, pero el miedo no le dejaba reaccionar, ni siquiera un poco. -No te preocupes... A mi me pagan por asesinar personas importantes, no desconocidos como tú.-Murmuró el chupasangre, acercándose hasta su alrededor, y sin musitar nada más, se sentó junto al abuelo, el cual se alivió un poco. Los dos se quedaron pensando, uno mirando al suelo, y el otro, colocando sus ojos en el techo, como si quisiera buscar respuestas de todo lo que sucedía.
Todo estaba tranquilo, hasta que apareció la muchacha de repente, manifestando si ellos la ayudaron. -Mmmm... Seguramente.-Pronunció aburrido, para luego levantarse y cruzarse de brazos, emitiendo una observación interesante, como si revisara todo su exterior, y en ocasiones, su interior. La dama respondió que no había sido su mejor noche, y acto seguido, preguntó su ubicación. Paul, aclarando levemente su garganta, caminó alrededor de ella, con sus manos en la cintura y con su torso aún desnudo, sin importar lo que podría radiar con esa actitud. -Estamos en Lunargenta, en una de las posadas. Estabas en un estado deplorable y...-Fingió tragar saliva, colocando sus ojos hacia el barbudo, que estaba nervioso de lo que sucedía.
-Y éste maravilloso, perfecto, humilde hombre nos dejó entrar...-Habló sarcástico, frunciendo el ceño, pero sin dejar que su sonrisa desapareciera de su rostro. -Muchas gracias, señor Gutier...-Terminó de usar su voz, haciendo énfasis en el nombre del ochentero, que obviamente, se quedó atónito. ¿Cómo logró saber su verdadero nombre?, ¿Acaso era un profeta?.
-En fin... ¿Cómo te sientes, querida?.-Le regaló un gesto coqueto a la dama, quien seguramente estaba confundida.
-¿Será que no soy humano?...-Habló cerca de su rostro, y luego, se alejó, dejando que ella descansase. -Qué misterio...-Susurró hacia si mismo, para después, caminar hacia el pasillo del señor barbudo, el que seguía recostado en un muro. La espalda del pobre anciano estaba en la pared, con las monedas en la mano, tratando de olvidar el pequeño trauma que el vampiro le dejó. Nadie dijo nada, dado que fue un largo e incómodo silencio, donde la tensión predominaba la escena, logrando que los pasos del otro ser, sonaran en un eco. El diluvio comenzaba a parar, desapareciendo los truenos que habían en las calles. Algunas personas estaban dispuestas en sacar sus mercados y volver a vender, para conseguir más dinero. Entretanto, los tres tipos se quedaron en el hogar, sin abrirle a nadie, ni mucho menos, dejar entrar a otro cliente que quiera comprar una posada.
-N...No me mates, por favor...-Habló nervioso el tipo del bigote, tratando de levantarse, pero el miedo no le dejaba reaccionar, ni siquiera un poco. -No te preocupes... A mi me pagan por asesinar personas importantes, no desconocidos como tú.-Murmuró el chupasangre, acercándose hasta su alrededor, y sin musitar nada más, se sentó junto al abuelo, el cual se alivió un poco. Los dos se quedaron pensando, uno mirando al suelo, y el otro, colocando sus ojos en el techo, como si quisiera buscar respuestas de todo lo que sucedía.
Todo estaba tranquilo, hasta que apareció la muchacha de repente, manifestando si ellos la ayudaron. -Mmmm... Seguramente.-Pronunció aburrido, para luego levantarse y cruzarse de brazos, emitiendo una observación interesante, como si revisara todo su exterior, y en ocasiones, su interior. La dama respondió que no había sido su mejor noche, y acto seguido, preguntó su ubicación. Paul, aclarando levemente su garganta, caminó alrededor de ella, con sus manos en la cintura y con su torso aún desnudo, sin importar lo que podría radiar con esa actitud. -Estamos en Lunargenta, en una de las posadas. Estabas en un estado deplorable y...-Fingió tragar saliva, colocando sus ojos hacia el barbudo, que estaba nervioso de lo que sucedía.
-Y éste maravilloso, perfecto, humilde hombre nos dejó entrar...-Habló sarcástico, frunciendo el ceño, pero sin dejar que su sonrisa desapareciera de su rostro. -Muchas gracias, señor Gutier...-Terminó de usar su voz, haciendo énfasis en el nombre del ochentero, que obviamente, se quedó atónito. ¿Cómo logró saber su verdadero nombre?, ¿Acaso era un profeta?.
-En fin... ¿Cómo te sientes, querida?.-Le regaló un gesto coqueto a la dama, quien seguramente estaba confundida.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
La tormenta empezaba a despejarse, los truenos dejaban de sonar, la lluvia cesaba su canto y las nubes se apartaban dando paso a la luna. Así que seguía siendo de noche. Lanzó un suspiro desde la escalera, se seguía sintiendo débil. Bajó las escaleras despacio, sosteniendose con cuidado, de la baranda, intentando mantener la cabeza alta y mientras aun seguía en las escaleras el joven de ojos de cielo se acercó a responder a sus preguntas.
Así que seguía en Lunargenta... cierto, mirando hacia fuera, esa era la zona de mercado, los comerciantes volvían a sacar sus puestos tras el paso de la tormenta, esperando el amanecer. Miró de nuevo al atractivo hombre de barba con ojos entrecerrados. Recordaba vagamente haber visto una sonrisa algo diferente a las de los humanos normales, ¿se habría imaginado los colmillos? No era la primera vez que es encontraba con un vampiro, pero si era la primera vez que se encontraba con alguien como él. Desprendía un alo de sensualidad que resultaba atrayente, tan atrayente como peligroso.
- Estoy... bien, creo...- respondió a la pregunta del chico, lanzó un suspiro, estaba algo mareada aun- creo que aun no le he agradecido la ayuda- comentó mientras empezaba a bajar las escaleras.- Le debo una- dijo antes de tropezar con un escalón, por su estado decaido.
Definitivamente, esa no era su noche, primero la velada pasaba de una gradable visita al teatro a una carrera contra reloj que, entre asesinatos y golpes, pasaba a un recorrido, no precisamente turistico, bajo las calles de la ciudad de lunargenta y terminaba con ella, en ese estado deplorable, en una posada extraña junto a un desconocido que le había salvado la vida y, para colmo, no había logrado recuperar sus reflejos. Aun debía agradecer el haber cortado el vestido. Visto desde fuera debía parecer una mujer que había sido atacada por un peligroso maleante, cuando, en relaidad, la peligrosa era ella, al menos normalmente, por que en ese momento, de peligroso, no tenía nada, excepto la posibilidad de caerse sobre alguien, o, como parecía que iba a suceder en ese momento, irse de morros al suelo.
Así que seguía en Lunargenta... cierto, mirando hacia fuera, esa era la zona de mercado, los comerciantes volvían a sacar sus puestos tras el paso de la tormenta, esperando el amanecer. Miró de nuevo al atractivo hombre de barba con ojos entrecerrados. Recordaba vagamente haber visto una sonrisa algo diferente a las de los humanos normales, ¿se habría imaginado los colmillos? No era la primera vez que es encontraba con un vampiro, pero si era la primera vez que se encontraba con alguien como él. Desprendía un alo de sensualidad que resultaba atrayente, tan atrayente como peligroso.
- Estoy... bien, creo...- respondió a la pregunta del chico, lanzó un suspiro, estaba algo mareada aun- creo que aun no le he agradecido la ayuda- comentó mientras empezaba a bajar las escaleras.- Le debo una- dijo antes de tropezar con un escalón, por su estado decaido.
Definitivamente, esa no era su noche, primero la velada pasaba de una gradable visita al teatro a una carrera contra reloj que, entre asesinatos y golpes, pasaba a un recorrido, no precisamente turistico, bajo las calles de la ciudad de lunargenta y terminaba con ella, en ese estado deplorable, en una posada extraña junto a un desconocido que le había salvado la vida y, para colmo, no había logrado recuperar sus reflejos. Aun debía agradecer el haber cortado el vestido. Visto desde fuera debía parecer una mujer que había sido atacada por un peligroso maleante, cuando, en relaidad, la peligrosa era ella, al menos normalmente, por que en ese momento, de peligroso, no tenía nada, excepto la posibilidad de caerse sobre alguien, o, como parecía que iba a suceder en ese momento, irse de morros al suelo.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Gutier se levantó más seguro, y con una sonrisa fingida, guardó aquellas monedas, bostezando de la manera más exagerada que existe. -Bueno...-Sus ojos estaban decaídos, notándose en sus ojeras que seguramente llevaba más de tres o cuatro días despierto. -Me voy a dormir... Hagan lo que apetezcan, pero espero que cuiden la posada de los ladrones, por favor.-Susurró el tipo, abriendo una de las puertas que habían en la sala, para luego entrar con lentitud, y finalmente, cerrar con fuerza. Por otro lado, la mujer manifestó de que estaba bien, pero el vampiro alcanzó a notar que estaba mintiendo, gracias a que pronunció la típica palabra "creo", la cual manifestaba un "quizá". Después, habló la rubia por segunda vez, diciendo que aún no había agradecido la ayuda. Paul tenía una idea, pero cuando ella pronunció aquellas palabras con cordialidad, se quedó en silencio, asintiendo con la cabeza.
-No te preocupes...-Musitó con lentitud, haciendo una pausa en cada palabra. Acto seguido, sacudió su propio cuerpo para secar su torso empapado, dado que la lluvia aún estaba adherida a su morena piel, la que resaltaba bastante por las velas a los alrededores, las cuales ayudaban a mantener el pasillo envuelto en pequeñas llamaradas de fuego. Sus pensamientos volvieron a invadir su cabeza, preguntándose varias cosas similares a sus secuaces. ¿Dónde estarían?, ¿Se encontrarían bien?, ¿Lograron cumplir la misión?. Así es, Talia, Máyic y Andy estaban buscando al otro de los pertenecientes del grupo de los humanos, quienes eran caza vampiros. Su trabajo era exterminar a Lara, una de las participantes. La mujer es buena con las dagas y las armas de filo, así que no sería fácil para los secuaces del colmilludo.
Todo parecía en calma, hasta que la dama quiso bajar los escalones y, por error, tropezó con un escalón. Paul alcanzó a ver todo, como si se ralentizara el tiempo. El hombre tuvo tiempo de reaccionar y sin más preámbulos, lo hizo. Su cuerpo se movió a una velocidad impresionante, notando que sus músculos se contraían ante el movimiento tan brusco e inesperado. Cada uno de sus tendones se puso en funcionamiento, viendo que hasta sus huesos trabajaban. El ojiazul alcanzó a llegar hasta el lado de la atractiva señorita. Con astucia, la tomó de su brazo y le jaló con algo de brusquedad, haciendo que ella quede recostado a su desnudo pecho. El vampiro sonrió ladinamente, y cuando vio que la joven logró recuperar el equilibrio, se decidió a hacer un comentario.
-Uhmm... Estuvo cerca...-Opinó en voz baja, usando su voz seductora. Eventualmente, el tipo se hizo en frente de ella, señalando la salida del hogar.. -Veo que aún no estás muy bien... ¿Quieres ir a alguna parte?, yo puedo acompañarte, si deseas...-Susurró en un tono muy humilde.
-No te preocupes...-Musitó con lentitud, haciendo una pausa en cada palabra. Acto seguido, sacudió su propio cuerpo para secar su torso empapado, dado que la lluvia aún estaba adherida a su morena piel, la que resaltaba bastante por las velas a los alrededores, las cuales ayudaban a mantener el pasillo envuelto en pequeñas llamaradas de fuego. Sus pensamientos volvieron a invadir su cabeza, preguntándose varias cosas similares a sus secuaces. ¿Dónde estarían?, ¿Se encontrarían bien?, ¿Lograron cumplir la misión?. Así es, Talia, Máyic y Andy estaban buscando al otro de los pertenecientes del grupo de los humanos, quienes eran caza vampiros. Su trabajo era exterminar a Lara, una de las participantes. La mujer es buena con las dagas y las armas de filo, así que no sería fácil para los secuaces del colmilludo.
Todo parecía en calma, hasta que la dama quiso bajar los escalones y, por error, tropezó con un escalón. Paul alcanzó a ver todo, como si se ralentizara el tiempo. El hombre tuvo tiempo de reaccionar y sin más preámbulos, lo hizo. Su cuerpo se movió a una velocidad impresionante, notando que sus músculos se contraían ante el movimiento tan brusco e inesperado. Cada uno de sus tendones se puso en funcionamiento, viendo que hasta sus huesos trabajaban. El ojiazul alcanzó a llegar hasta el lado de la atractiva señorita. Con astucia, la tomó de su brazo y le jaló con algo de brusquedad, haciendo que ella quede recostado a su desnudo pecho. El vampiro sonrió ladinamente, y cuando vio que la joven logró recuperar el equilibrio, se decidió a hacer un comentario.
-Uhmm... Estuvo cerca...-Opinó en voz baja, usando su voz seductora. Eventualmente, el tipo se hizo en frente de ella, señalando la salida del hogar.. -Veo que aún no estás muy bien... ¿Quieres ir a alguna parte?, yo puedo acompañarte, si deseas...-Susurró en un tono muy humilde.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
El tabernero se marchó a domir desapareciendo tras una puerta pidiendo que cuidasemos el lugar de ladrones, dejando solo a los dos desconocidos. La chica, que había tropezado, al contrario de lo que pensaba, no acabó en el suelo de bruces. El joven de ojos azules le paró la caida tomandola del brazo y acercandola a su pecho desnudo. No acostumbraba a esas cosas, a esas cercanías ni mucho menos a la piel descubierta, así que el sonrojo subió a las mejillas de la chica que se apartó con suavidad del hombre, avergonzada y ruborizada quedando frente a frente del desconocido.
- Gracias, de nuevo...- dijo ruborizada sin mirarlo después de que é le preguntase si se dirigía a algun lado- No yo... ¿Dónde...?- se encontraba confundida, esa noche casi en blanco por la fiebre no le había sentado bien, intentó hacer un repaso de los sucesos en voz alta para poder aclararse.- La dama..., el teatro..., el asalto..., la huida..., el contrataque y...-musitó mientras empezaba a entender- a casa, iba a casa.- suspiró de forma profunda, ya solo podría ir para cambiarse, debía llevar el reporte de los sucesos a la capitanía. Alzó la cara para volver a hablar con el chico.- Se lo agradezco, pero no puedo permitirme ir con alguien de quien no conozco siquiera el nombre, ademas, ya me ha ayudado mucho esta noche, no me sentiría bien haciendo que, a demás, me acompañse a casa.
Era cierto, ese... ¿era un vampiro? seguía preguntandoselo, la había salvado, no podía, encima, pedirle que la acompañase, ya había sido lo bastante molesta.
- Si puedo hacer algo para agradecerle su ayuda, dígamelo, al fin y al cabo me ha savado, y me han educado para devolver los favores.- comentó con una pequeña sonrisa.
A cada momento se encontraba mejor, la debilidad comenzaba a desaparecer dando paso a, simplemente, el cansancio, pero eso era algo con lo que ella podía lidiar a la perfección. Ahora que la tormenta había menguado hasta desaparecer le resultaba más fácil sentirse capaz de volver a casa. Recordando la herida de la pierna, que posiblemente era la que había causado todo, alzó el vestido un poco, poniendose en alerta pero allí no vio nada excepto dos pinchazos, finos y pequeños, como de dos colmillos. ¿Qué... cómo...? Bajando la tela miró al chico con cara suspicaz y tomó aire para preguntar:
- Sois... es decir... no sois humano, ¿verdad?- desvió la mirada, dudosa y volvió a alzarla- habeis extraido un veneno, ¿cierto? Por eso antes estaba sin fuerza alguna y ahora me siento mejor.- se miró la mano abriendo y cerrando los dedos- no todos beben veneno por alguien a quien no conocen- dijo con sonriendo con un toque de dulzura- os debo más de lo que pensaba, me temo.
- Gracias, de nuevo...- dijo ruborizada sin mirarlo después de que é le preguntase si se dirigía a algun lado- No yo... ¿Dónde...?- se encontraba confundida, esa noche casi en blanco por la fiebre no le había sentado bien, intentó hacer un repaso de los sucesos en voz alta para poder aclararse.- La dama..., el teatro..., el asalto..., la huida..., el contrataque y...-musitó mientras empezaba a entender- a casa, iba a casa.- suspiró de forma profunda, ya solo podría ir para cambiarse, debía llevar el reporte de los sucesos a la capitanía. Alzó la cara para volver a hablar con el chico.- Se lo agradezco, pero no puedo permitirme ir con alguien de quien no conozco siquiera el nombre, ademas, ya me ha ayudado mucho esta noche, no me sentiría bien haciendo que, a demás, me acompañse a casa.
Era cierto, ese... ¿era un vampiro? seguía preguntandoselo, la había salvado, no podía, encima, pedirle que la acompañase, ya había sido lo bastante molesta.
- Si puedo hacer algo para agradecerle su ayuda, dígamelo, al fin y al cabo me ha savado, y me han educado para devolver los favores.- comentó con una pequeña sonrisa.
A cada momento se encontraba mejor, la debilidad comenzaba a desaparecer dando paso a, simplemente, el cansancio, pero eso era algo con lo que ella podía lidiar a la perfección. Ahora que la tormenta había menguado hasta desaparecer le resultaba más fácil sentirse capaz de volver a casa. Recordando la herida de la pierna, que posiblemente era la que había causado todo, alzó el vestido un poco, poniendose en alerta pero allí no vio nada excepto dos pinchazos, finos y pequeños, como de dos colmillos. ¿Qué... cómo...? Bajando la tela miró al chico con cara suspicaz y tomó aire para preguntar:
- Sois... es decir... no sois humano, ¿verdad?- desvió la mirada, dudosa y volvió a alzarla- habeis extraido un veneno, ¿cierto? Por eso antes estaba sin fuerza alguna y ahora me siento mejor.- se miró la mano abriendo y cerrando los dedos- no todos beben veneno por alguien a quien no conocen- dijo con sonriendo con un toque de dulzura- os debo más de lo que pensaba, me temo.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
La chica estaba algo incómoda, dado que después de ser salvada, se alejó rápidamente del vampiro, quien seguía mirándola. Ella manifestó varios sucesos en un orden con sentido, y también le contó sobre su destino, diciendo que se dirigía a casa, efectivamente. El vampiro lo suponía desde un principio y cuando se decidió a ir por su camisa, la muchacha manifestó que no era necesario, dado que eventualmente, era bastante extraño que fuese acompañada por un tipo, el cual, no conocía ni su nombre. Se quedó inmóvil, con un pie arriba del escalón y el otro abajo, pareciendo una escultura tallada en cera. Sus manos tuvieron un movimiento involuntario, en el que tronaron sus huesos, en el momento en que los movió. Sus gestos desaparecieron rápidamente, y con bastante lentitud, dio una vuelta, colocando su mirada en los ojos de la chica. -¿Mi nombre?...-Susurró en un tono bajo, donde a pesar del minúsculo ruido, logró resonar por toda la construcción, similar a una bola de nieve cuando baja por una montaña gélida.
Su rostro se acercó al de ella y en un hilo de voz bastante grueso, pronunció lo que debía. -Paul...-Su pupila estaba tan conectada con la de la dama, que parecía una especie de engaño u hipnosis. El silencio de tornó incómodo de repente y el vampiro alejó su rostro, sin dejar de quitarle la vista. Por otro lado, la rubia preguntó si había alguna forma de recompensar la ayuda y sin problemas, lo haría. La reacción del colmilludo fue levantar sus cejas mientras que tomaba un gran fragmento de aire y luego, lo silbó en un resonante sonido que penetraba cualquier oído que se encontraba en su alrededor. -Haz lo que desees... Eso podría pagarme la hospitalidad mía, no te preocupes.-Murmuró con un gesto bastante coqueto, manteniendo su serenidad. La tormenta había terminado, y la luz de la oscuridad estaba acompañando las calles de Lunargenta.
Después de tan incómoda conversación, Paul notó que ella se revisó la pierna, donde justo tenía las marcas de una mordida, finas y bastante hermosas para ser de una "bestia". -*Ya se ha dado cuenta... Qué mala suerte...*-Pensó algo nervioso, pero sus respiraciones se mantenían hondas, y su actitud tan interesante no desaparecía, es más, aumentaba con el paso del tiempo. La señorita pareció algo confundida y cuestionó de manera acertada, obligando inconscientemente a que el moreno tuviera que responder.
-Vampiro, querida... Soy uno...-Lo dijo con bastante tranquilidad, más de la que debería. Acto seguido, abrió su húmeda boca, que mantenía sus labios completamente rojos y ruborizados. Entre éstos, se encontraban dos finos y blancos colmillos, que parecían dos espadas. Su mirada se colocó interesante y en un movimiento lento, tomó su mano y se la colocó en su boca, para que la dama pudiera sentir la dureza y su grosor de éstas. -Reales...-Habló con una lentitud impresionante, y luego, soltó su extremidad, quedándose viéndola con una sonrisa ladina, donde se notaba aún más el hoyuelo de su mejilla.
-Y no me debes nada a mi...-Su perfecto vocabulario era imposible de omitir. -Te debes a ti misma... ¿Han sido días muy difíciles y nada relajantes?.-Terminó su pequeño discurso, haciendo bastante énfasis en la palabra "Nada".
Su rostro se acercó al de ella y en un hilo de voz bastante grueso, pronunció lo que debía. -Paul...-Su pupila estaba tan conectada con la de la dama, que parecía una especie de engaño u hipnosis. El silencio de tornó incómodo de repente y el vampiro alejó su rostro, sin dejar de quitarle la vista. Por otro lado, la rubia preguntó si había alguna forma de recompensar la ayuda y sin problemas, lo haría. La reacción del colmilludo fue levantar sus cejas mientras que tomaba un gran fragmento de aire y luego, lo silbó en un resonante sonido que penetraba cualquier oído que se encontraba en su alrededor. -Haz lo que desees... Eso podría pagarme la hospitalidad mía, no te preocupes.-Murmuró con un gesto bastante coqueto, manteniendo su serenidad. La tormenta había terminado, y la luz de la oscuridad estaba acompañando las calles de Lunargenta.
Después de tan incómoda conversación, Paul notó que ella se revisó la pierna, donde justo tenía las marcas de una mordida, finas y bastante hermosas para ser de una "bestia". -*Ya se ha dado cuenta... Qué mala suerte...*-Pensó algo nervioso, pero sus respiraciones se mantenían hondas, y su actitud tan interesante no desaparecía, es más, aumentaba con el paso del tiempo. La señorita pareció algo confundida y cuestionó de manera acertada, obligando inconscientemente a que el moreno tuviera que responder.
-Vampiro, querida... Soy uno...-Lo dijo con bastante tranquilidad, más de la que debería. Acto seguido, abrió su húmeda boca, que mantenía sus labios completamente rojos y ruborizados. Entre éstos, se encontraban dos finos y blancos colmillos, que parecían dos espadas. Su mirada se colocó interesante y en un movimiento lento, tomó su mano y se la colocó en su boca, para que la dama pudiera sentir la dureza y su grosor de éstas. -Reales...-Habló con una lentitud impresionante, y luego, soltó su extremidad, quedándose viéndola con una sonrisa ladina, donde se notaba aún más el hoyuelo de su mejilla.
-Y no me debes nada a mi...-Su perfecto vocabulario era imposible de omitir. -Te debes a ti misma... ¿Han sido días muy difíciles y nada relajantes?.-Terminó su pequeño discurso, haciendo bastante énfasis en la palabra "Nada".
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
El joven se situó muy cerca de ella, sus caras practicamente se rozaban. Alanna, nerviosa, intentó aguantar el tipo cuando la voz del joven pronunció su nombre en un susurro, para, tras un silencio, alejar el rostro de la guardia que respiró hondo, nerviosa, ¿hacer lo que deseara? bonita forma de devolver un favor...
El chico de ojos azules se acercó nuevamente y tomó su mano para ponerla sobre los labios, colmillos, como habia supuesto, era un vampiro. Sin alejar la mano frunció el ceño con suavidad, no siempre tenía la oportunidad de ver colmillos de vampiro tan de cerca. Iba a acercarse, atontada, al chico, cuando esté soltó su mano y Alanna despertó de ese momento tan extraño que acababa de experimentar. Un vampiro, tal vez pudiera contarle cosas sobre las actividades ilegales que los de su especie practicaban en Lunargenta y, por las acciones del joven, estaba claro como era su forma de actuar y convencer a los demás...
-Tienes razón, Paul- pasó a llamarlo de "tú"- Mis días no son relajantes, y el de ayer fue especialmente raro...- Dijo sonriendo. No sabía hacer esas cosas, ella no sonsacaba información así, sin saber lo que buscaba exactamente, y, además, el la había salvado, no iba a hacerle un interrogatorio.
Alanna dió un suspiro cansado apartandose los mechones de pelo de la cara. Se sentía cansada como para volver sola, no le gustaba sentirse indefensa, pero poco más podía hacer en ese momento, se giró a su salvador y con una sonrisa avergonzada dijo:
- Si sigue en pie lo de acompañarme... creo que aceptaré la oferta- No le importaba que un vampiro supiera su dirección, de todos modos, casi nunca había nadie en su casa y no tenía ningun dato personal alli guardado, todo lo importante estaba en casa de sus padrastros.
El chico de ojos azules se acercó nuevamente y tomó su mano para ponerla sobre los labios, colmillos, como habia supuesto, era un vampiro. Sin alejar la mano frunció el ceño con suavidad, no siempre tenía la oportunidad de ver colmillos de vampiro tan de cerca. Iba a acercarse, atontada, al chico, cuando esté soltó su mano y Alanna despertó de ese momento tan extraño que acababa de experimentar. Un vampiro, tal vez pudiera contarle cosas sobre las actividades ilegales que los de su especie practicaban en Lunargenta y, por las acciones del joven, estaba claro como era su forma de actuar y convencer a los demás...
-Tienes razón, Paul- pasó a llamarlo de "tú"- Mis días no son relajantes, y el de ayer fue especialmente raro...- Dijo sonriendo. No sabía hacer esas cosas, ella no sonsacaba información así, sin saber lo que buscaba exactamente, y, además, el la había salvado, no iba a hacerle un interrogatorio.
Alanna dió un suspiro cansado apartandose los mechones de pelo de la cara. Se sentía cansada como para volver sola, no le gustaba sentirse indefensa, pero poco más podía hacer en ese momento, se giró a su salvador y con una sonrisa avergonzada dijo:
- Si sigue en pie lo de acompañarme... creo que aceptaré la oferta- No le importaba que un vampiro supiera su dirección, de todos modos, casi nunca había nadie en su casa y no tenía ningun dato personal alli guardado, todo lo importante estaba en casa de sus padrastros.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Finalmente, la luna comenzaba a bailar en el cielo, como si estuviese bajando para dar espacio al sol, que ya estaba a punto de volver a aparecer, frente a los movimientos de la esfera blanquecina. La noche ya estaba finalizando, y daba los últimos rayos de oscuridad, los suficientes para que el dúo pudiera salir sin ningún problema. Los ruidos de las afueras comenzaban a aparecer, y dentro de las casas, justo en las posadas, los vendedores comenzaban a alistar sus mercados, preparándolos para llevarlos al centro de Lunargenta, así hacen su trabajo diario. Por otro lado, el vampiro esperaba la respuesta de la muchacha, con una mirada interesante, sin mover ni siquiera un dedo, estaba completamente inmóvil.
La dama manifestó que sus días se habían vuelto bastante extraños, especialmente el de ayer. Paul asintió con la cabeza, haciendo un gesto alegre, y luego pegó un suspiro acompañado de algunas palabras. -Lo típico en la vida de un chupasangre... Gente desconocida que quiere matarte, familias que ni conoces... Cosas así.-Habló en un tono arrogante, alejándose lentamente de la muchacha, para quedar mirándola desde la distancia, esperando a que decidiese, sea ser acompañada o simplemente, caminar hasta su hogar sola. Después de subir unos escalones, ella decidió que sería buena idea que le siguiese hacía sus aposentos. El hombre sonrió y sin más preámbulos, extendió su mano, mostrando la palma de éste, pidiéndole que se espere unos minutos.
En ese instante, subió hacia la antigua habitación, arreglando la pieza con seguridad, buscando sus objetos para llevarlos. Primeramente, reposó su arma en la cintura, luego se colocó la camisa, y finalmente, colocó las mochilas en su espalda, sin dejar alguna cosa más. Pero después de terminar, cuando ya estaba a punto de bajar las escaleras, miró hacia la habitación de Gutier, donde se supone que estaría durmiendo. El vampiro levantó una ceja y caminó hacia allí, abriendo lentamente la puerta y mirando desde una esquina, notando que su cama estaba tendida y no había nadie. Frunció exageradamente el ceño, notando que su mirada se volvió diabólica. Entró al cuarto y vio que el tipo estaba saliendo por la ventana, y estaba tratando de llamar a los guardias, con su voz gruesa.
-¡Qué demonios crees que haces...!-Se acercó lentamente, logrando que el barbudo se asuste y trate de saltar, pero infortunadamente, fue agarrado de su prenda, hasta quedar en el suelo, pidiendo piedad. -N...No me mates... Tengo una familia en el Este y debo llevarles dinero... No lo hagas...-Tartamudeó Gutier, pareciendo que su cuerpo convulsionaba, gracias a sus impresionantes temblores.
Acto seguido, el colmilludo inhaló y exhaló aire. Te perdono...-Susurró sereno. El hombre se sintió alegre por unos minutos, hasta que Paul le colocó el pie en su frente. -Ups... Disculpa...-De manera agresiva, ejerció toda su fuerza en la pierna, empujándola hacia adelante. En cuestión de tiempo, se oyó que la cabeza explotó, similar a un globo. Su rostro quedó aplastado y la infinidad de sangre inundó la pieza. Los sesos quedaron repartidos en todos los lugares, incluso en la pared. Todo lo hizo en silencio, así la señorita no escucharía los alaridos que él soltó antes de morir.
A partir de ahí, el vampiro se dirigió de nuevo a los escalones y los bajó, encontrándose con la rubia, la cual lo estaba esperando. Sonrió ladinamente y fingió que no sucedía nada.
-Entonces... ¿Nos vamos?.-
La dama manifestó que sus días se habían vuelto bastante extraños, especialmente el de ayer. Paul asintió con la cabeza, haciendo un gesto alegre, y luego pegó un suspiro acompañado de algunas palabras. -Lo típico en la vida de un chupasangre... Gente desconocida que quiere matarte, familias que ni conoces... Cosas así.-Habló en un tono arrogante, alejándose lentamente de la muchacha, para quedar mirándola desde la distancia, esperando a que decidiese, sea ser acompañada o simplemente, caminar hasta su hogar sola. Después de subir unos escalones, ella decidió que sería buena idea que le siguiese hacía sus aposentos. El hombre sonrió y sin más preámbulos, extendió su mano, mostrando la palma de éste, pidiéndole que se espere unos minutos.
En ese instante, subió hacia la antigua habitación, arreglando la pieza con seguridad, buscando sus objetos para llevarlos. Primeramente, reposó su arma en la cintura, luego se colocó la camisa, y finalmente, colocó las mochilas en su espalda, sin dejar alguna cosa más. Pero después de terminar, cuando ya estaba a punto de bajar las escaleras, miró hacia la habitación de Gutier, donde se supone que estaría durmiendo. El vampiro levantó una ceja y caminó hacia allí, abriendo lentamente la puerta y mirando desde una esquina, notando que su cama estaba tendida y no había nadie. Frunció exageradamente el ceño, notando que su mirada se volvió diabólica. Entró al cuarto y vio que el tipo estaba saliendo por la ventana, y estaba tratando de llamar a los guardias, con su voz gruesa.
-¡Qué demonios crees que haces...!-Se acercó lentamente, logrando que el barbudo se asuste y trate de saltar, pero infortunadamente, fue agarrado de su prenda, hasta quedar en el suelo, pidiendo piedad. -N...No me mates... Tengo una familia en el Este y debo llevarles dinero... No lo hagas...-Tartamudeó Gutier, pareciendo que su cuerpo convulsionaba, gracias a sus impresionantes temblores.
Acto seguido, el colmilludo inhaló y exhaló aire. Te perdono...-Susurró sereno. El hombre se sintió alegre por unos minutos, hasta que Paul le colocó el pie en su frente. -Ups... Disculpa...-De manera agresiva, ejerció toda su fuerza en la pierna, empujándola hacia adelante. En cuestión de tiempo, se oyó que la cabeza explotó, similar a un globo. Su rostro quedó aplastado y la infinidad de sangre inundó la pieza. Los sesos quedaron repartidos en todos los lugares, incluso en la pared. Todo lo hizo en silencio, así la señorita no escucharía los alaridos que él soltó antes de morir.
A partir de ahí, el vampiro se dirigió de nuevo a los escalones y los bajó, encontrándose con la rubia, la cual lo estaba esperando. Sonrió ladinamente y fingió que no sucedía nada.
-Entonces... ¿Nos vamos?.-
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Al parecer la oferta seguía en pie, ya que, tras levantar la mano en señal de que esperase, el hombre subió las escaleras dejando a una Alanna bastante confusa en medio de una enorme sala vacía. Estaba siendo una noche demasiado extraña, no acababa de entender que era todo lo que sucedía, ni como había llegado de una fiesta con vestido de gala a estar con la ropa rota, junto a un vampiro desconocido y, lo cierto es, que bastante atractivo.
Negando con la cabeza dio un suspiro, era todo demasiado raro. Y no es que nunca le hubieran sucedido cosas raras, al contrario, parecía que únicamente vivía ese tipo de sucesos, extraños e inconexos en apariencia y a cada paso las cosas tenían menos sentido. Siempre le habían dicho que los vampiros eran malvados, desalmados, y que, si tenían la oportunidad, te romperían el cuello con tal de probar tu sangre, pero todo eran calumnias, era el segundo vampiro que conocía y el segundo que la ayudaba, este sin conocerla de absolutamente nada.
Un sonido se escuchó en el piso de arriba haciendo que la chica, girase la cabeza y subiera unos cuantos escalones para comprobar que sucedía, que extraño, si lo pensaba, no estaba tardando mucho el vam... Paul, después de haberla socorrido, lo mínimo que podía hacer era ofrecerle algo de respeto llamándolo por su nombre y no por un apelativo que bien podría considerarse ofensivo dependiendo del tono.
Había subido los primeros peldaños, esos que llevaban a la esquina de las escaleras y que, después seguían subiendo hacia el segundo piso, se dirigía a subir el siguiente tramo cuando el chico de ojos azules bajó, ya vestido, y le preguntó si se marchaban ya, el sol pronto comenzaría a despuntar en el horizonte, pero la noche no duraría mucho, ¿podría él salir sin problemas? Si se lo había dicho, sería por algo.
- Ah.... si,... vamos- dijo volviendo a bajo, para abrir la puerta a la calle y salir no sin antes volver a mirar atrás, intrigada por el sonido que había creído escuchar, sus sentidos le fallaban pocas veces, y en ese momento le decían que algo no andaba bien. Se giró a mirar a su acompañante con la sensación de que era mucho más peligroso de lo que aparentaba y fingía ser.
Negando con la cabeza dio un suspiro, era todo demasiado raro. Y no es que nunca le hubieran sucedido cosas raras, al contrario, parecía que únicamente vivía ese tipo de sucesos, extraños e inconexos en apariencia y a cada paso las cosas tenían menos sentido. Siempre le habían dicho que los vampiros eran malvados, desalmados, y que, si tenían la oportunidad, te romperían el cuello con tal de probar tu sangre, pero todo eran calumnias, era el segundo vampiro que conocía y el segundo que la ayudaba, este sin conocerla de absolutamente nada.
Un sonido se escuchó en el piso de arriba haciendo que la chica, girase la cabeza y subiera unos cuantos escalones para comprobar que sucedía, que extraño, si lo pensaba, no estaba tardando mucho el vam... Paul, después de haberla socorrido, lo mínimo que podía hacer era ofrecerle algo de respeto llamándolo por su nombre y no por un apelativo que bien podría considerarse ofensivo dependiendo del tono.
Había subido los primeros peldaños, esos que llevaban a la esquina de las escaleras y que, después seguían subiendo hacia el segundo piso, se dirigía a subir el siguiente tramo cuando el chico de ojos azules bajó, ya vestido, y le preguntó si se marchaban ya, el sol pronto comenzaría a despuntar en el horizonte, pero la noche no duraría mucho, ¿podría él salir sin problemas? Si se lo había dicho, sería por algo.
- Ah.... si,... vamos- dijo volviendo a bajo, para abrir la puerta a la calle y salir no sin antes volver a mirar atrás, intrigada por el sonido que había creído escuchar, sus sentidos le fallaban pocas veces, y en ese momento le decían que algo no andaba bien. Se giró a mirar a su acompañante con la sensación de que era mucho más peligroso de lo que aparentaba y fingía ser.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Al parecer, se había tornado bastante rudo con el difunto hombre, que yacía en el suelo, con su cabeza aplastada, y seguramente en los cielos o rondando simplemente en Lunargenta, como un alma en pena. La noche había durado muchísimo teimpo, inclusive, probablemente era el día en que la esfera blanquecina se había mantenido en los cielos, acompañando a las suaves brisas que comenzaban desde las afueras, justo en las faunas, donde duermen las feroces bestias de pelaje en sus cuerpos. Antes de que el vampiro se encontrara con la dama, para asegurarse de que pudieran iniciar el recorrido para dirigirse al hogar, él se encargó de cerrar la ventana de la pieza proveniente del barbudo, que anteriormente trató escaparse desde allí, pero lamentablemente no pudo y por su rebeldía, el pobre Gutier no podrá mantener a su supuesta familia, la que lo espera en el Este.
Ya se conocía el comportamiento del vampiro, y lo que más aborrecía era el engaño o la traición (que vienen a significar lo mismo). Las veces anteriores había acabado a sus rivales de una manera tortuosa, a causa de sus actitudes tan despreocupadas y bastante similares al del pobre anciano. Luego de que ella respondiese, tartamudeando de forma extraña, decidieron salir de la posada, abriendo bruscamente las puertas. Paul se encargó de cerrar con seguros, también usando algunos palos de madera, para trancar cualquier método de entrada. Después, pensó en una excusa para que la rubia no sospechara, aunque notaba que desde que se dirigió a la pieza del dueño, ella comenzó a comportarse raro. -El hombre me pidió que cerrase la entrada... Ya sabes, por los problemas de ladrones y esas cosas...-Susurró, fingiendo desinterés. La oscuridad seguía en la cima, y no tardó en seguir descendiendo.
A partir de ahí, el dúo empezó a caminar, viendo que el chupasangre se dejaba guiar por las direcciones de la señorita, que lucía bastante hermosa, incluso para los ojos del guapetón, que le colocaba la vista cuando ella no lo veía. Infortunadamente, cruzaron las miradas, y él, ni corto ni perezoso, rompió el hielo. -Bueno... Es algo injusto que tu sepas ni nombre y yo no sepa el tuyo...-Lanzó una indirecta. Esperó a que respondiese, y después de que lo hiciera, miraría las estrellas, que comenzaban a desaparecer y aquella parte comenzaba a tonarse de un color anaranjado, que combatía con la azulada noche. Pegó un suspiro de nervios, pero cuando las vistas entre la señorita y él se conectaban, el vampiro no podía evitar sonreír de manera ladina, entrecerrando suavemente los ojos, enarcando los extremos de sus cejas y logrando que el color radien aquel pícaro gesto, que se debatía en lo atractivo y en lo interesante, o más bien...
En lo misterioso...
-¿Conoces historias de vampiros?...-Finalizó, atento en las impresiones que tendría la humana frente a los de su raza...
Ya se conocía el comportamiento del vampiro, y lo que más aborrecía era el engaño o la traición (que vienen a significar lo mismo). Las veces anteriores había acabado a sus rivales de una manera tortuosa, a causa de sus actitudes tan despreocupadas y bastante similares al del pobre anciano. Luego de que ella respondiese, tartamudeando de forma extraña, decidieron salir de la posada, abriendo bruscamente las puertas. Paul se encargó de cerrar con seguros, también usando algunos palos de madera, para trancar cualquier método de entrada. Después, pensó en una excusa para que la rubia no sospechara, aunque notaba que desde que se dirigió a la pieza del dueño, ella comenzó a comportarse raro. -El hombre me pidió que cerrase la entrada... Ya sabes, por los problemas de ladrones y esas cosas...-Susurró, fingiendo desinterés. La oscuridad seguía en la cima, y no tardó en seguir descendiendo.
A partir de ahí, el dúo empezó a caminar, viendo que el chupasangre se dejaba guiar por las direcciones de la señorita, que lucía bastante hermosa, incluso para los ojos del guapetón, que le colocaba la vista cuando ella no lo veía. Infortunadamente, cruzaron las miradas, y él, ni corto ni perezoso, rompió el hielo. -Bueno... Es algo injusto que tu sepas ni nombre y yo no sepa el tuyo...-Lanzó una indirecta. Esperó a que respondiese, y después de que lo hiciera, miraría las estrellas, que comenzaban a desaparecer y aquella parte comenzaba a tonarse de un color anaranjado, que combatía con la azulada noche. Pegó un suspiro de nervios, pero cuando las vistas entre la señorita y él se conectaban, el vampiro no podía evitar sonreír de manera ladina, entrecerrando suavemente los ojos, enarcando los extremos de sus cejas y logrando que el color radien aquel pícaro gesto, que se debatía en lo atractivo y en lo interesante, o más bien...
En lo misterioso...
-¿Conoces historias de vampiros?...-Finalizó, atento en las impresiones que tendría la humana frente a los de su raza...
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Al salir a la calle, el chico cerró la puerta con, como suele decirse, mil llaves, la atrancó de todos los modos posibles y, ante la mirada inquisitiva de la joven explicó que el hombre le había pedido que cuidase que no entraran ladrones. "Que extraño" pensó la joven, ¿no sería más fácil que el hombre cerrase la puerta con llave por si mismo?
Intentando ignorar su mal presentimiento, al fin y al cabo no estaba de servicio, comenzó a andar en silencio contemplando como empezaban a montarse las paradas del mercado y comenzó a girar por las calles, no conocía demasiado esa parte de la ciudad.Debía encontrar un punto de referencia. Mientras andaban Paul le pregunto por su nombre, cierto, aun no se había presentado.
- Lo siento, se me ha ido de la cabeza, tienes razón.- dijo con una pequeña sonrisa- Soy Alanna. Encantada.
Volvió a implantarse el silencio cuando la luz anaranjada del sol le comenzaba a ganar terreno a la oscuridad de la noche tiñendo el ambiente de colores rojizos y azules que luchaban por su terreno, daban un aire extraño al ambiente, atrayente y sugerente con esa mezcla de frío y calor de los tonos. Pero Alanna a penas se daba cuenta de eso, ella estaba más preocupada por buscar algún sitio que le sonara para saber como regresar a casa, cuando su acompañante le lanzó una nueva pregunta.
- ¿Historias de vampiros? pues..... no demasiadas, se lo que he escuchado en el trabajo- dijo sin demasiados detalles.- aunque si es cierto que ya me he cruzado en el camino de unos cuantos vampiros, no puedo tener queja alguna, me da la impresión de que, al fin y al cabo, todo depende de personalidades, más que de razas.- contestó la chica pensativa mientras se mordía el labio con una sonrisa.- no creo que pueda hacer como otros de meter a todos en un mismo saco.
Siguió andando hasta localizar una fuente que le era familiar, por fin un lugar que reconocía, estaba algo lejos, pero ya no sería problema llegar, ¿no?
Intentando ignorar su mal presentimiento, al fin y al cabo no estaba de servicio, comenzó a andar en silencio contemplando como empezaban a montarse las paradas del mercado y comenzó a girar por las calles, no conocía demasiado esa parte de la ciudad.Debía encontrar un punto de referencia. Mientras andaban Paul le pregunto por su nombre, cierto, aun no se había presentado.
- Lo siento, se me ha ido de la cabeza, tienes razón.- dijo con una pequeña sonrisa- Soy Alanna. Encantada.
Volvió a implantarse el silencio cuando la luz anaranjada del sol le comenzaba a ganar terreno a la oscuridad de la noche tiñendo el ambiente de colores rojizos y azules que luchaban por su terreno, daban un aire extraño al ambiente, atrayente y sugerente con esa mezcla de frío y calor de los tonos. Pero Alanna a penas se daba cuenta de eso, ella estaba más preocupada por buscar algún sitio que le sonara para saber como regresar a casa, cuando su acompañante le lanzó una nueva pregunta.
- ¿Historias de vampiros? pues..... no demasiadas, se lo que he escuchado en el trabajo- dijo sin demasiados detalles.- aunque si es cierto que ya me he cruzado en el camino de unos cuantos vampiros, no puedo tener queja alguna, me da la impresión de que, al fin y al cabo, todo depende de personalidades, más que de razas.- contestó la chica pensativa mientras se mordía el labio con una sonrisa.- no creo que pueda hacer como otros de meter a todos en un mismo saco.
Siguió andando hasta localizar una fuente que le era familiar, por fin un lugar que reconocía, estaba algo lejos, pero ya no sería problema llegar, ¿no?
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
[Cambio a Primera Persona]
Después de intercambiar bastantes palabras, ella hizo caso a la cuestión planteada anteriormente, diciéndome su nombre, al que a decir verdad, me pareció bastante dulce, o incluso lindo. "Alanna"... Radiaba muchas cosas. Al principio, quedé algo atónito porque todo cuadraba con una dama perfecta, la que solamente conquistaba con sonrisas, o gestos bastante coquetos. Rápidamente, subí mi mirada hasta el cielo, asegurándome del tiempo que me quedaba, entre el cambio de la luna y el sol, que estaba bastante cerca. Las nubes grisáceas comenzaban a agarrar color, manteniendo la blanquecina forma. Las estrellas ya habían desaparecido y, lamentablemente, no se podían ver. Los rayos de luz comenzaron a dar contra el asfalto, haciendo que éstos se pinten de amarillo. Para la buena suerte mía, la esfera de fuego no llegaba a dar contra mi cuerpo, dado que las construcciones eran tan altas, que impedían el paso de éstas, aunque, en minutos, toda la ciudad sería consumida por una calor extrema, la cual sería dañina para su piel.
La guapa muchacha se encargó de contarme sobre las cosas que había oído sobre los malvados chupasangre, que al final, no eran tan homicidas como parecen ser. Según ella, me musitó que ya tenía conocimiento con otros vampiros, antes que yo, pero afortunadamente le ayudaron y dijo que las personalidades de los colmilludos eran diferentes, y variaban frente a las actitudes que posean. Vaya, me había sorprendido en gran manera, y no tuve otra opción que asentir lentamente con la cabeza, haciendo pequeños gestos con las cejas, que bailaban lentamente, gracias a las reacciones que me provocaba la señorita.
Después, Alanna finalizó, manifestado que no era capaz de "meter a todos en un mismo saco". Me pareció bastante inteligente, y respiré tranquilamente. Acto seguido, acaricié mi mentón y coloqué mi mirada en un punto desconocido. Tienes razón, Alanna...-Murmuré, entrecerrando los ojos, como si estuviera pensando, pero sin esforzarme demasiado. Di unos largos segundos de silencio, hasta que volví a hablar. -Todos tienen comportamientos muy diferentes a los normales, si es que existe la normalidad...-Tragó un poco de saliva, y al instante, dirigió unas ultimas palabras.
-Pero algunos pueden ser más o menos peligrosos de lo que aparentan... Por eso hay que tener cuidado.-Vociferé misteriosamente, para luego hacer un recorrido por todo su cuerpo, notando que llevaba una daga en su pierna, la cual le serviría de ayuda si le llegasen a atacar.
-¿Sabes defenderte contra un vampiro?...-
Después de intercambiar bastantes palabras, ella hizo caso a la cuestión planteada anteriormente, diciéndome su nombre, al que a decir verdad, me pareció bastante dulce, o incluso lindo. "Alanna"... Radiaba muchas cosas. Al principio, quedé algo atónito porque todo cuadraba con una dama perfecta, la que solamente conquistaba con sonrisas, o gestos bastante coquetos. Rápidamente, subí mi mirada hasta el cielo, asegurándome del tiempo que me quedaba, entre el cambio de la luna y el sol, que estaba bastante cerca. Las nubes grisáceas comenzaban a agarrar color, manteniendo la blanquecina forma. Las estrellas ya habían desaparecido y, lamentablemente, no se podían ver. Los rayos de luz comenzaron a dar contra el asfalto, haciendo que éstos se pinten de amarillo. Para la buena suerte mía, la esfera de fuego no llegaba a dar contra mi cuerpo, dado que las construcciones eran tan altas, que impedían el paso de éstas, aunque, en minutos, toda la ciudad sería consumida por una calor extrema, la cual sería dañina para su piel.
La guapa muchacha se encargó de contarme sobre las cosas que había oído sobre los malvados chupasangre, que al final, no eran tan homicidas como parecen ser. Según ella, me musitó que ya tenía conocimiento con otros vampiros, antes que yo, pero afortunadamente le ayudaron y dijo que las personalidades de los colmilludos eran diferentes, y variaban frente a las actitudes que posean. Vaya, me había sorprendido en gran manera, y no tuve otra opción que asentir lentamente con la cabeza, haciendo pequeños gestos con las cejas, que bailaban lentamente, gracias a las reacciones que me provocaba la señorita.
Después, Alanna finalizó, manifestado que no era capaz de "meter a todos en un mismo saco". Me pareció bastante inteligente, y respiré tranquilamente. Acto seguido, acaricié mi mentón y coloqué mi mirada en un punto desconocido. Tienes razón, Alanna...-Murmuré, entrecerrando los ojos, como si estuviera pensando, pero sin esforzarme demasiado. Di unos largos segundos de silencio, hasta que volví a hablar. -Todos tienen comportamientos muy diferentes a los normales, si es que existe la normalidad...-Tragó un poco de saliva, y al instante, dirigió unas ultimas palabras.
-Pero algunos pueden ser más o menos peligrosos de lo que aparentan... Por eso hay que tener cuidado.-Vociferé misteriosamente, para luego hacer un recorrido por todo su cuerpo, notando que llevaba una daga en su pierna, la cual le serviría de ayuda si le llegasen a atacar.
-¿Sabes defenderte contra un vampiro?...-
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
El día comenzaba a destilar por la ciudad dando paso a sus primeros y tímidos rayos tiñendo las calles con sus colores, las nubes que habían estado cubriendo el cielo se retiraban con presteza ante los rayos de la aurora. Aunque, afortunadamente para el vampiro que la acompañaba, su paso por callejuelas evitaba que estos le rozasen la piel. El suelo, mojado aun por el chaparrón nocturno, dejaba ese aroma a piedra húmeda que resultaba tan refrescante. Le imagen que podía verse era propia de un cuadro.
"Tienes razón" Escuchó Alanna que le respondía el vampiro ante su anterior razonamiento con aire sorprendido. Alanna le dio una sonrisa. Sus razonamientos acerca de las personas rara vez se equivocaban, solía calar a la gente. Y como en todos lados, también entre los vampiros había de todo. Se había cruzado con algunos que hacían "trata" de niños, pero también algunos la habían ayudado y sabía de sobra, que muchos vampiros eran atacados y perseguidos muchas veces sin demasiada razón.
En cierta forma, los vampiros le parecían más razonables que los humanos, ellos mataban personas para comer, algunos por mero descontrol, pero las personas.... ¿las personas por qué mataban? Ella misma había sesgado algunas vidas, no por gusto, no por ira, ni siquiera por trabajo, siempre en defensa propia o de otros. No era una vengadora, ni una heroína, al final por mucho que le gustase ayudar, por mucho que lo hiciera en nombre de la paz, no era más que una asesina. Pero no podía dejarse afectar, porque ella sabía que vivía en una jungla, una jungla rodeada de juegos, falsedades y tretas, animales políticos, que, al final, eran más peligrosos que cualquier otro animal.
La pregunta del chico de ojos azules la sacó de su ensimismamiento, ¿defenderse de vampiros? Extrañada, Alanna se mordió el labio, pensativa, recordando las ocasiones en las que se las había tenido que ver con los colmilludos. Miró al hombre, que se había detenido, con ojos entrecerrados, que pasaría si le respondiese, lo único que podía hacer, era comprobarlo. Dándole una media sonrisa, lo miró respondió:
- Mejor de lo que crees.
"Tienes razón" Escuchó Alanna que le respondía el vampiro ante su anterior razonamiento con aire sorprendido. Alanna le dio una sonrisa. Sus razonamientos acerca de las personas rara vez se equivocaban, solía calar a la gente. Y como en todos lados, también entre los vampiros había de todo. Se había cruzado con algunos que hacían "trata" de niños, pero también algunos la habían ayudado y sabía de sobra, que muchos vampiros eran atacados y perseguidos muchas veces sin demasiada razón.
En cierta forma, los vampiros le parecían más razonables que los humanos, ellos mataban personas para comer, algunos por mero descontrol, pero las personas.... ¿las personas por qué mataban? Ella misma había sesgado algunas vidas, no por gusto, no por ira, ni siquiera por trabajo, siempre en defensa propia o de otros. No era una vengadora, ni una heroína, al final por mucho que le gustase ayudar, por mucho que lo hiciera en nombre de la paz, no era más que una asesina. Pero no podía dejarse afectar, porque ella sabía que vivía en una jungla, una jungla rodeada de juegos, falsedades y tretas, animales políticos, que, al final, eran más peligrosos que cualquier otro animal.
La pregunta del chico de ojos azules la sacó de su ensimismamiento, ¿defenderse de vampiros? Extrañada, Alanna se mordió el labio, pensativa, recordando las ocasiones en las que se las había tenido que ver con los colmilludos. Miró al hombre, que se había detenido, con ojos entrecerrados, que pasaría si le respondiese, lo único que podía hacer, era comprobarlo. Dándole una media sonrisa, lo miró respondió:
- Mejor de lo que crees.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Estaba bastante entusiasmado por la siguiente respuesta, que se acercaba en cualquier momento. Tenía una idea contra la humana, la cual me diría todo sobre ella, que era lo que buscaba durante todo éste tiempo. No iban a ser unas simples palabras, o unas palabras que se llevaría el viento... Su manera de hablar y razonar me daba curiosidad de varias cosas, en las que cada una podría catalogarse como algo que no se vería bien visto. Sigilosamente, revisaba perfectamente su cuerpo, hallando armas filosas y bueno, apreciando su piel. Las ventiscas se volvieron fuertes ráfagas, similares al de un tornado agresivo. Mi mente se estaba consumiendo en su olor, y la manera en que se comportaba, como si yo fuera el seducido. Había algo que me llamaba la atención, y eran sus gestos... Verdaderamente, era muy buena para los gestos.
Mis ojos repasaron sus piernas con más precisión, leyendo el filo de las dagas que reposaban ahí. Acto seguido, subí lentamente mi mirada hasta el rostro de ella, fingiendo que no hacía absolutamente nada... Solo estar concentrado en la conversación que ocurría entre los dos, frente a una desolada calle, donde los papeles eran movidos por las brisas que recorrían toda el área. El frío no tardó en helar de manera sorprendente el asfalto, y con éste, los muros pertenecientes a las construcciones. Por otro lado, Alanna decidió responder, haciendo que me quedara bastante atento a su boca. "Mejor de lo que crees", la frase resonó por mi mente, danzando por toda mi cordura y seguridad de mi mismo. Así es, la chica sabía defenderse contra los colmillos del que podría ser un enemigo. Ahora estaba decidido, quería llevar a cabo mi siguiente movimiento.
-Ya veo...-Di un pisotón al cielo, quedándome inmóvil por unos segundos, mientras que mi cuerpo se mantenía recto y fornido. Acaricié la empuñadura de mi espada, usando las uñas para crear un ruido algo ensordecedor, sólo para mi y las personas que tuvieran un oído sensible. -Bueno, Alanna...-Musité con serenidad, pegando un suspiro en medio de la pronunciación.... "Manos a la obra", Pensé en mi propia mente.
Con velocidad me dirigí hasta su eje, en ese instante, llevé mi mano hasta su muslo, la cual hizo un contacto contra su piel, rozando las diferentes temperaturas de los cuerpos. Relamí mis labios, y saqué la arma de allí. Mientras tanto, coloqué mi mano en su abdomen, empujándola suavemente hacia uno de las construcciones, donde quedó sin movimiento alguno... Solamente con su espalda reposaba contra la vasta pared. Mi torso no tardó en rozarse contra el de la dama. -¿Sabes?...-Subí la extremidad donde llevaba la daga de la hermosa rubia, para luego colocársela bastante cerca de su piel, pero sin lastimar. Mi rostro volvió a estar bastante cerca de la dama, y mis ojos estaban bien clavados en ella, mostrando serenidad y emitiendo un gesto bastante interesante.
Después, me acerqué peligrosamente hasta su mejilla, y mis labios lograron rozar contra ésta, hasta llegar a su oreja, la cual era testigo de mis calurosos alientos. Mi voz despertó, sonando gravemente, pero a la vez, era bastante relajante, como si fuera un momento para que la señorita se sintiera segura. Mi comisura se abrió lentamente, dejando salir unas frases. -La mayoría tratará de morderte, antes de atacarte...-Susurré en su oído, y con sorpresa, le señale la parte donde le enterrarían los colmillos, exactamente en el borde del cuello.
-Pero habrán otros que no buscarán beber tu sangre, o matarte...-Sin más preámbulo, me alejé de su lóbulo, volviendo a mirarla, pero esta vez con una sonrisa, mientras que mi vista estaba hipnotizada frente a la suya... -Ahora, quiero ver cómo te defenderías...-Rumoreé desafiante...
Mis ojos repasaron sus piernas con más precisión, leyendo el filo de las dagas que reposaban ahí. Acto seguido, subí lentamente mi mirada hasta el rostro de ella, fingiendo que no hacía absolutamente nada... Solo estar concentrado en la conversación que ocurría entre los dos, frente a una desolada calle, donde los papeles eran movidos por las brisas que recorrían toda el área. El frío no tardó en helar de manera sorprendente el asfalto, y con éste, los muros pertenecientes a las construcciones. Por otro lado, Alanna decidió responder, haciendo que me quedara bastante atento a su boca. "Mejor de lo que crees", la frase resonó por mi mente, danzando por toda mi cordura y seguridad de mi mismo. Así es, la chica sabía defenderse contra los colmillos del que podría ser un enemigo. Ahora estaba decidido, quería llevar a cabo mi siguiente movimiento.
-Ya veo...-Di un pisotón al cielo, quedándome inmóvil por unos segundos, mientras que mi cuerpo se mantenía recto y fornido. Acaricié la empuñadura de mi espada, usando las uñas para crear un ruido algo ensordecedor, sólo para mi y las personas que tuvieran un oído sensible. -Bueno, Alanna...-Musité con serenidad, pegando un suspiro en medio de la pronunciación.... "Manos a la obra", Pensé en mi propia mente.
Con velocidad me dirigí hasta su eje, en ese instante, llevé mi mano hasta su muslo, la cual hizo un contacto contra su piel, rozando las diferentes temperaturas de los cuerpos. Relamí mis labios, y saqué la arma de allí. Mientras tanto, coloqué mi mano en su abdomen, empujándola suavemente hacia uno de las construcciones, donde quedó sin movimiento alguno... Solamente con su espalda reposaba contra la vasta pared. Mi torso no tardó en rozarse contra el de la dama. -¿Sabes?...-Subí la extremidad donde llevaba la daga de la hermosa rubia, para luego colocársela bastante cerca de su piel, pero sin lastimar. Mi rostro volvió a estar bastante cerca de la dama, y mis ojos estaban bien clavados en ella, mostrando serenidad y emitiendo un gesto bastante interesante.
Después, me acerqué peligrosamente hasta su mejilla, y mis labios lograron rozar contra ésta, hasta llegar a su oreja, la cual era testigo de mis calurosos alientos. Mi voz despertó, sonando gravemente, pero a la vez, era bastante relajante, como si fuera un momento para que la señorita se sintiera segura. Mi comisura se abrió lentamente, dejando salir unas frases. -La mayoría tratará de morderte, antes de atacarte...-Susurré en su oído, y con sorpresa, le señale la parte donde le enterrarían los colmillos, exactamente en el borde del cuello.
-Pero habrán otros que no buscarán beber tu sangre, o matarte...-Sin más preámbulo, me alejé de su lóbulo, volviendo a mirarla, pero esta vez con una sonrisa, mientras que mi vista estaba hipnotizada frente a la suya... -Ahora, quiero ver cómo te defenderías...-Rumoreé desafiante...
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Las miradas volaban entre ellos cuando el chico pronunció una escueta respuesta a la afirmación de la guarda, durante un segundo no dijeron nada, hasta que el joven pronunció su nombre y, congiendola por el muslo la aceró a él arrebatandole una de sus dagas. Ella, para no perder el equilibrio, se apoyó en su pecho, estaba tan frío, sus pieles tenían una enorme diferencia de temperatura...
La mano del chico la empujó con suavidad contra una pared y el cuerpo de él la siguió en el movimiento, acorralandola sin que ella tuviera tiempo de reaccionar. El pechó de él se pegó al de ella, que subía y bajaba alterado, la situación la ponía nerviosa, no acostumbraba a ese tipo de situaciones, y, cuando lo había intentado, era ella quien había "atacado" no la habían atacado a ella. Mordiendose el labio inferior con suavidad le devolció una mirada entrecerrada que decía que no entedía lo que estaba haciendo. Pero al sentir el aliento en su oido, su nerviosismo aumento, ¿La mordería? Había bajado demasiado la guardia, y le iba a costar caro.
Su propia daga le acarició la piel mientras, pasando por su pierna, su cinura y llegando finalmente a su cuello. La joven lanzó un suspiro, nerviosa, con el aliento tembloroso. Mientras sonaba la voz del vampiro, se le puso la piel de gallina, sobretodo cuando señaló donde podría morderla. Quería defenderse, pero no tenía sus dagas, incluso una estaba en su propio cuello. Entondes, aun con el aliento rozando el cuello de La Gata, el joven explicó los problemas que podía llegar a tener una joven sola e indefensa, no obstante, se apartó de ella afirmando que quería ver como se defendía.
Las miradas de ambos se entrelazaron una vez más y la chica sonrió como raras veces lo hacía, una sonrisa decidida, de quien está dispuesta a seguir el juego. Así que buscaba que ella se defendiera.... tal vez no esperaría que atacase... Bajó la daga que tenía en su cuello con un dedo, despacio y sin prisa y se pegó más al chico, alzando su cabeza, aun con esa sonrisa decidida:
- Te gusta jugar... eso, está claro... pero... ¿sabes jugar con gatos...? te advierto de que se arañar...- con esta frase arrebató la daga que el chico tenía en la mano y la puso en el cuello del provocativo hombre de ojos azules- no deberías menospreciar mis uñas... susurró acercando su cara a la de él para que supiera que no bromeaba
La mano del chico la empujó con suavidad contra una pared y el cuerpo de él la siguió en el movimiento, acorralandola sin que ella tuviera tiempo de reaccionar. El pechó de él se pegó al de ella, que subía y bajaba alterado, la situación la ponía nerviosa, no acostumbraba a ese tipo de situaciones, y, cuando lo había intentado, era ella quien había "atacado" no la habían atacado a ella. Mordiendose el labio inferior con suavidad le devolció una mirada entrecerrada que decía que no entedía lo que estaba haciendo. Pero al sentir el aliento en su oido, su nerviosismo aumento, ¿La mordería? Había bajado demasiado la guardia, y le iba a costar caro.
Su propia daga le acarició la piel mientras, pasando por su pierna, su cinura y llegando finalmente a su cuello. La joven lanzó un suspiro, nerviosa, con el aliento tembloroso. Mientras sonaba la voz del vampiro, se le puso la piel de gallina, sobretodo cuando señaló donde podría morderla. Quería defenderse, pero no tenía sus dagas, incluso una estaba en su propio cuello. Entondes, aun con el aliento rozando el cuello de La Gata, el joven explicó los problemas que podía llegar a tener una joven sola e indefensa, no obstante, se apartó de ella afirmando que quería ver como se defendía.
Las miradas de ambos se entrelazaron una vez más y la chica sonrió como raras veces lo hacía, una sonrisa decidida, de quien está dispuesta a seguir el juego. Así que buscaba que ella se defendiera.... tal vez no esperaría que atacase... Bajó la daga que tenía en su cuello con un dedo, despacio y sin prisa y se pegó más al chico, alzando su cabeza, aun con esa sonrisa decidida:
- Te gusta jugar... eso, está claro... pero... ¿sabes jugar con gatos...? te advierto de que se arañar...- con esta frase arrebató la daga que el chico tenía en la mano y la puso en el cuello del provocativo hombre de ojos azules- no deberías menospreciar mis uñas... susurró acercando su cara a la de él para que supiera que no bromeaba
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
De repente, todo se detuvo en el momento, como si el sol dejara de seguir ascendiendo, y la luna deseaba regresarse, literalmente. Las brisas comenzaron a ralentizarse de manera exagerada, haciendo que no se sienta ni un fragmento de viento, dejando que la ciudad comience a consumirse en una calor bastante sofocante. El suelo no tardó en secarse de cualquier charco, líquidos regados, y el aroma tan suave, proveniente de una dama que estaba en frente a mi, mezclándose con la fragancia mía, logrando que éstas se entrelacen y creen un nuevo olor. Ahora la relajación era lo primordial, o por lo menos, así pensaba yo en ese entonces, donde aquellos ojos marrones me dedicaban unas radiantes escenas en mi mente, que si no fuera por la cercanía, estaría ladeando frecuentemente cabeza.
La daga seguía acariciando su sedosa piel, pareciendo que el filo le gustaba estar allí. Los suspiros se volvieron más sonoros, y nuestros cuerpos estaban tan inmóviles, que parecíamos perfectas estatuas, en medio de una tensión bastante atrayente. Pero, varias preguntas rondaban por mi pensamiento, como ¿Qué estaba a punto de suceder?, ¿El sol ya estaba a punto de cubrir todo el cielo?, ¿Acaso ella me estaba controlando a mi?. Todo era confuso, pero me encantaba sentirme así, y era bastante interesante que fuese con la señorita, que rápidamente había despertado mis instintos vampíricos.
Aún esperaba que ella se moviera, y finalmente lo hizo, dejándome atónito con la tranquilidad que tenía. Sin más preámbulo, apartó la arma, para luego, junto a un movimiento veloz, diciéndome algunas palabras, adivinando que me encanta jugar y además, me cuestionó si sabía jugar con los gatos. No pude reaccionar en ese momento, y lamentablemente perdí el arma, gracias a su rápido desplazamiento.
Después, sentí sus uñas en mi cuello, que parecían perforarme, pero a la vez no. Manteniendo mi actitud tranquila, vi que ella se acercaba bastante... No me importó lastimarme, así que también me hice cerca, viendo que mi nariz alcanzó a tocarse con la suya. Los gestos eran bastantes coquetos y cuando ella trató de referirse a que no la subestimase, sonreí de la manera más pícara. -Me encanta el peligro, entonces...-Susurré coqueto, tomando sus muñecas con cada mano, y acto seguido, estampé sus extremidades contra la pared, dejándola con los brazos extendidos, aunque a la vez, sumisos gracias a mi fuerza.
Mi rostro volvió hacia su posición anterior, estando a pequeños milímetros contra los labios de ella. Para asegurarme de cualquier decisión de la chica, incliné mi cabeza hacia la izquierda, calculando que mi comisura podría encajarse con la de ella. Mi frente estaba pegaba con el de la señorita, y mis ojos estaban entrecerrados, concentrados en el rubor de sus mejillas, notando que estaba sonrojada... Algo que me encantaba demasiado, cuando se torna de un color rojo. Mi cuerpo estaba tan pegado con el de ella, que con dificultad, podíamos respirar gracias al calor tan inmenso que estaba sucediendo. Las inhalaciones no eran las mismas y había una sensación de que nos ahogábamos en una escena seductiva.
-¿Alguna otra palabra qué decir?...-Sepulté la conversación, mientras que el color azul de mis ojos se conectaban con los de la dama, dando paso a las acciones...
La daga seguía acariciando su sedosa piel, pareciendo que el filo le gustaba estar allí. Los suspiros se volvieron más sonoros, y nuestros cuerpos estaban tan inmóviles, que parecíamos perfectas estatuas, en medio de una tensión bastante atrayente. Pero, varias preguntas rondaban por mi pensamiento, como ¿Qué estaba a punto de suceder?, ¿El sol ya estaba a punto de cubrir todo el cielo?, ¿Acaso ella me estaba controlando a mi?. Todo era confuso, pero me encantaba sentirme así, y era bastante interesante que fuese con la señorita, que rápidamente había despertado mis instintos vampíricos.
Aún esperaba que ella se moviera, y finalmente lo hizo, dejándome atónito con la tranquilidad que tenía. Sin más preámbulo, apartó la arma, para luego, junto a un movimiento veloz, diciéndome algunas palabras, adivinando que me encanta jugar y además, me cuestionó si sabía jugar con los gatos. No pude reaccionar en ese momento, y lamentablemente perdí el arma, gracias a su rápido desplazamiento.
Después, sentí sus uñas en mi cuello, que parecían perforarme, pero a la vez no. Manteniendo mi actitud tranquila, vi que ella se acercaba bastante... No me importó lastimarme, así que también me hice cerca, viendo que mi nariz alcanzó a tocarse con la suya. Los gestos eran bastantes coquetos y cuando ella trató de referirse a que no la subestimase, sonreí de la manera más pícara. -Me encanta el peligro, entonces...-Susurré coqueto, tomando sus muñecas con cada mano, y acto seguido, estampé sus extremidades contra la pared, dejándola con los brazos extendidos, aunque a la vez, sumisos gracias a mi fuerza.
Mi rostro volvió hacia su posición anterior, estando a pequeños milímetros contra los labios de ella. Para asegurarme de cualquier decisión de la chica, incliné mi cabeza hacia la izquierda, calculando que mi comisura podría encajarse con la de ella. Mi frente estaba pegaba con el de la señorita, y mis ojos estaban entrecerrados, concentrados en el rubor de sus mejillas, notando que estaba sonrojada... Algo que me encantaba demasiado, cuando se torna de un color rojo. Mi cuerpo estaba tan pegado con el de ella, que con dificultad, podíamos respirar gracias al calor tan inmenso que estaba sucediendo. Las inhalaciones no eran las mismas y había una sensación de que nos ahogábamos en una escena seductiva.
-¿Alguna otra palabra qué decir?...-Sepulté la conversación, mientras que el color azul de mis ojos se conectaban con los de la dama, dando paso a las acciones...
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
La chica, con las uñas colocadas de forma que arañasen suavemente el cuello del chico, notó como la frente de él se ponía sobre la suya haciendo que sus labios casi se rozasen, no sabía como iba a continuar eso, pero se estaba tensando, ya le había pasado antes que un vampiro le robase un beso, esperaba que no se repitiese.
Con un susurro provocador, el joven le tomó las muñecas, primero de forma suave, después, con más fuerza y la llevó de nuevo hasta la pared con los brazos extendidos y pegándola al muro de piedra con el peso de su cuerpo. Alanna miró los ojos del chico, que brillaban divertidos y devolvió la sonrisa que el joven tenía a pocos milímetros de sus labios. A ella le habían enseñado a seguir ese tipo de cosas hasta que lograse la información o pudiera escapar, así que, de momento, ella seguiría el juego. No obstante, su inexperiencia en ese tipo de cosas era imposible de ocultar por completo, por esa razón sus mejillas se habían teñido de rojo.
Las respiraciones de ambos eran aceleradas, cálidas, y se entrelazaban a escasísima distancia la una de la otra. La Gata se mordió el labio con una sonrisa de ojos entrecerrados mientras el le preguntaba si tenía algo más que decir, una ligera respiración de diversión salió de los labios de ella, rozando los del joven mientras los pechos pegados subían y bajaban acompasados, con cierta presión en la garganta.
La pregunta del chico le sacó una nueva sonrisa, claro que tenía más que decir. Alanna aprovechó que tenía la espalda en la pared y que el joven le sostenía con fuerza manos y torso para elevar la cadera y empujar al chico hacia el suelo, cayendo ella sentada sobre el. Ahora era ella quien llevaba ventaja. El chico estaba tendido en la calle, mientras ella se sentaba sobre su estomago, mirandolo desde arriba con gesto suave y divertido, mientras dejaba reposar su daga en el cuello del chico.
- Ya está todo dicho...., como ves, a mi parece que también me gusta el peligro...- susurró agachándose para decírselo desde más cerca, mirandolo fijamente a sus ojos azules, si quisiera podría cortarle el cuello y estaba segura de que él lo sabía tan bien como ella.
Con un susurro provocador, el joven le tomó las muñecas, primero de forma suave, después, con más fuerza y la llevó de nuevo hasta la pared con los brazos extendidos y pegándola al muro de piedra con el peso de su cuerpo. Alanna miró los ojos del chico, que brillaban divertidos y devolvió la sonrisa que el joven tenía a pocos milímetros de sus labios. A ella le habían enseñado a seguir ese tipo de cosas hasta que lograse la información o pudiera escapar, así que, de momento, ella seguiría el juego. No obstante, su inexperiencia en ese tipo de cosas era imposible de ocultar por completo, por esa razón sus mejillas se habían teñido de rojo.
Las respiraciones de ambos eran aceleradas, cálidas, y se entrelazaban a escasísima distancia la una de la otra. La Gata se mordió el labio con una sonrisa de ojos entrecerrados mientras el le preguntaba si tenía algo más que decir, una ligera respiración de diversión salió de los labios de ella, rozando los del joven mientras los pechos pegados subían y bajaban acompasados, con cierta presión en la garganta.
La pregunta del chico le sacó una nueva sonrisa, claro que tenía más que decir. Alanna aprovechó que tenía la espalda en la pared y que el joven le sostenía con fuerza manos y torso para elevar la cadera y empujar al chico hacia el suelo, cayendo ella sentada sobre el. Ahora era ella quien llevaba ventaja. El chico estaba tendido en la calle, mientras ella se sentaba sobre su estomago, mirandolo desde arriba con gesto suave y divertido, mientras dejaba reposar su daga en el cuello del chico.
- Ya está todo dicho...., como ves, a mi parece que también me gusta el peligro...- susurró agachándose para decírselo desde más cerca, mirandolo fijamente a sus ojos azules, si quisiera podría cortarle el cuello y estaba segura de que él lo sabía tan bien como ella.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]
Como si fuera una mecha, todo se encendió al instante, sin tener que esperar ni siquiera unos minutos. ¿Era odio?, ¿alegría?, ¿deseo...?. Todo comenzaba a volverse una tensión bastante cómoda, en la que sucedería cualquier cosa, sea buena o incluso mala. No pasaron más de unos minutos, cuando ya estaba deseando inmensamente sus labios, porque al fin y al cabo, era irresistible ante una perfección, como lo era aquella señorita, que me coqueteaba con sus inconscientes movimientos tan maestrales. Todo se convirtió en una especie de peligroso desafío, donde los gestos hacían parte de tan candentes escenas, como si una llamarada hubiera en la mitad de nosotros. Aunque trataba de aguantar y no dejarme llevar por mis instintos. Empecé a sentir una especie de nostalgia, que me invadía todo el cuerpo, a la vez que mi piel trataba de acalorarse. De alguna manera, quería deshacerme del collar por unos minutos, dado que me encantaría sentir una temperatura bastante fría, dado que era bastante cálido en el interior de mis ropas, hasta mi pecho estaba algo resbaloso.
La provocación de dejarse llevar, era impresionante, incluso para un conocedor de la seducción... Estar consumido en una especie de sofocante sensación podría volverse más tedioso de lo que pensaba. Quería tomar el control, pero el comportamiento de la señorita no me dejaba, era imposible mantenerlo. Mis extremidades la sostenía con tal fuerza, que sus nudillos estaban enterrados contra el agujereado muro, que se encontraba bastante encajado. La cercanía era tanta, que podía saborear el gusto de sus labios, al igual que el aroma de éstos acariciaban mi sistema respiratorio.
No pude reaccionar, cuando la dama hizo un movimiento tan veloz, en el que me dejó en el suelo, con mi espalda recostada en el gélido pavimento, con mis ojos puestos en el cielo, en el cual aún no se veía el sol, pero si se notaban los rayos aclarando la zona, y dando color a las nubes grisáceas, que tomaban el azul de mis ojos. Después, sentí su cuerpo reposando en el mío, algo que me llenó de tantos pensamientos, y logró que una mirada interesante se repasara por todo su cuello, mentón y sobre todo, la comisura. Tragué saliva con cautela, manteniendo mi sigilosa vista en todo lo que respectaba a su gran figura, que se veía aún mejor, amenazándome...
La chica manifestó que también le gustaba el peligro, al igual que yo... Me decidí en ese momento, sin importar que el filo de un arma estuviera en mi garganta, cerca de la yugular. Sin más preámbulo, mi boca se curvó hacia la derecha, subiéndose lentamente, pareciendo una "sonrisa de serpiente", y acto seguido, ascendí nada más con mi torso, mi mano izquierda le tomó suavemente de la nuca, y el filo de la daga me cortó, haciéndome salir un poco de sangre, al que hace caso omiso, aunque no pude aguantar el pequeño quejido discreto. No me interesó mi muerte en lo absoluto, ¿Ella quería matarme?, perfecto, que lo hiciera, podría y tendría éxito.
-Si vas a acabar con mi vida, que tengas una razón y...-Al estar posicionado exactamente al frente de su rostro. -Quiero que sea ésta, Alanna...-Al estar tan cerca, lentamente mi boca estuvo colocada en la suya, dándole un beso suave y tranquilo, que no duró varios segundos, pero me dio el suficiente tiempo para pasar cuidadosamente mis colmillos por ahí, absorbiendo su labio inferior, para estirarlo de manera flexible, y éste se hizo sumiso frente al suave contacto. Luego de disfrutarlo, lo solté sin aviso, dejando que éste regrese a la posición normal, y mi mirada siga clava en la de ella, después de tan provocativa escena... Me fui recostando lentamente en el suelo, y extendí mi manos en el asfalto, colocando las cejas en modo de suplica...
-No me mates...-Dije sarcásticamente, luego de cometer lo que sería un gran error, que a decir verdad, me gustó. -Por favor...-Terminé con un susurro, y con mi ceño levemente fruncido...
La provocación de dejarse llevar, era impresionante, incluso para un conocedor de la seducción... Estar consumido en una especie de sofocante sensación podría volverse más tedioso de lo que pensaba. Quería tomar el control, pero el comportamiento de la señorita no me dejaba, era imposible mantenerlo. Mis extremidades la sostenía con tal fuerza, que sus nudillos estaban enterrados contra el agujereado muro, que se encontraba bastante encajado. La cercanía era tanta, que podía saborear el gusto de sus labios, al igual que el aroma de éstos acariciaban mi sistema respiratorio.
No pude reaccionar, cuando la dama hizo un movimiento tan veloz, en el que me dejó en el suelo, con mi espalda recostada en el gélido pavimento, con mis ojos puestos en el cielo, en el cual aún no se veía el sol, pero si se notaban los rayos aclarando la zona, y dando color a las nubes grisáceas, que tomaban el azul de mis ojos. Después, sentí su cuerpo reposando en el mío, algo que me llenó de tantos pensamientos, y logró que una mirada interesante se repasara por todo su cuello, mentón y sobre todo, la comisura. Tragué saliva con cautela, manteniendo mi sigilosa vista en todo lo que respectaba a su gran figura, que se veía aún mejor, amenazándome...
La chica manifestó que también le gustaba el peligro, al igual que yo... Me decidí en ese momento, sin importar que el filo de un arma estuviera en mi garganta, cerca de la yugular. Sin más preámbulo, mi boca se curvó hacia la derecha, subiéndose lentamente, pareciendo una "sonrisa de serpiente", y acto seguido, ascendí nada más con mi torso, mi mano izquierda le tomó suavemente de la nuca, y el filo de la daga me cortó, haciéndome salir un poco de sangre, al que hace caso omiso, aunque no pude aguantar el pequeño quejido discreto. No me interesó mi muerte en lo absoluto, ¿Ella quería matarme?, perfecto, que lo hiciera, podría y tendría éxito.
-Si vas a acabar con mi vida, que tengas una razón y...-Al estar posicionado exactamente al frente de su rostro. -Quiero que sea ésta, Alanna...-Al estar tan cerca, lentamente mi boca estuvo colocada en la suya, dándole un beso suave y tranquilo, que no duró varios segundos, pero me dio el suficiente tiempo para pasar cuidadosamente mis colmillos por ahí, absorbiendo su labio inferior, para estirarlo de manera flexible, y éste se hizo sumiso frente al suave contacto. Luego de disfrutarlo, lo solté sin aviso, dejando que éste regrese a la posición normal, y mi mirada siga clava en la de ella, después de tan provocativa escena... Me fui recostando lentamente en el suelo, y extendí mi manos en el asfalto, colocando las cejas en modo de suplica...
-No me mates...-Dije sarcásticamente, luego de cometer lo que sería un gran error, que a decir verdad, me gustó. -Por favor...-Terminé con un susurro, y con mi ceño levemente fruncido...
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» [CERRADO] Tras los muros de Lunargenta [Interpretativo] - Alanna + libre
» Empezando con mal pie [Interpretativo][Privado][Cerrado]
» Tal vez son comestibles [Privado] [Interpretativo] [CERRADO]
» Neblina [Interpretativo] [Privado, Keira Bravery] [CERRADO]
» Marcas del pasado [Interpretativo][Privado - Vincent][CERRADO]
» Empezando con mal pie [Interpretativo][Privado][Cerrado]
» Tal vez son comestibles [Privado] [Interpretativo] [CERRADO]
» Neblina [Interpretativo] [Privado, Keira Bravery] [CERRADO]
» Marcas del pasado [Interpretativo][Privado - Vincent][CERRADO]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 04:27 por Zagreus
» Una sombra sobre Lunargenta: 2ª parte. [Privado]
Hoy a las 04:03 por Níniel Thenidiel
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Ayer a las 21:35 por Cohen
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 20:55 por Aylizz Wendell
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Ayer a las 20:16 por Seraphine Valaryon
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 16:30 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Miér Nov 20 2024, 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Miér Nov 20 2024, 16:18 por Mina Harker
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr