Satisfacción [Privado/Alanna] [Interpretativo] [Cerrado]

Mientras ella se encontraba con el joven bajo su cadera, y su amenaza, con una sonrisa victoriosa en los labios, notó que él se movió alzando el cuerpo, logrando un fino corté en la garganta, sorprendida, apartó la daga, se suponía que debía demostrarle que sabía defenderse, no herirlo. Intentó alejarse para disculparse, pero no pudo, antes de que pudiera hacer movimiento alguno el chico la tomó por la nuca, dejándola cerca suyo.

El atractivo chico de ojos azules pronuncio entre susurros lo que pensaba que eran las intenciones de la chica, ¿matarlo? Un segundo, ¿eso no era una mera prueba? Iba a protestar, pero una vez más, no logró hacer su movimiento, los labios del chico, que tan cerca habían estado de los suyos hasta ese momento, cerraron la distancia que restaba. Con suavidad, la chica notó como el vampiro le mordía el labio inferior rozándolo con los colmillos, sin llegar a herirla, fue algo rápido y lento, todo a la vez, que sorprendió a la chica.

Cuando el se separó, con na sonrisa, y se dejó caer al suelo, Alanna estaba muda, era la segunda vez que un vampiro le robaba un beso, la segunda, ¿es que acaso tenía un imán? La chica sintió que le subía el sonrojo a la cara, que toda su piel se volvía rosa, hasta la raíz del cabello, la otra vez había podido disimularlo, malamente, pero lo había podido disimular, porque había tenido unos momentos para entenderlo, pero esta vez tenía a quien la había besado justo enfrente.

Se tapó la cara con las manos y lo miró por entre los dedos, no sabía que decir, ¿Qué les pasaba a los vampiros? ¿Matarlo? No iba a matarlo, pero si que quería salir corriendo, esto era demasiado para ella. había jugado con fuego, y se había quemado. Al parecer, el comportamiento de Paul no había sido mera fachada, como lo había sido el de ella. ¿Quien le mandaba meterse en esos líos? ¿Es que no había aprendido de la primera vez que se fue de Lunargenta? Era tonta, mucho, no cabía duda. Sabía que él esperaba que dijese algo, pero estaba muda.

Alanna vio al chico, que parecía de lo más divertido, mirandola, estaba.... ¿orgulloso? eso decían sus ojos, el sol empezaba a hacerse más patente en las calles de la ciudad adormecida, que no tardaría en iniciar su típico bullicio matinal, el suelo empezaba a calentarse, y el sol pronto alcanzaría todos los rincones.

Un sonoro suspiro hizo que Alanna volviese a fijar su mirada, destapandose la cara, aun con un ligero rojo en las mejillas y escuchó las palabras, completamente razonables, de Paul. Que, con un ligero movimiento de cadera, la bajó al suelo y la ayudó a levantarse junto a él. Alanna dio un suspiro y se quitó el polvo de la ropa, aunque se poco le servía, ese vestido no podía estar más hecho polvo.  

Miró a su alrededor, su casa ya estaba cerca. Giró la cara al escuchar la protesta ligera del chico, ¿mucho tiempo? Cierto, los vampiros no podían estar a la luz del sol. Con un "vamos" logró que Alanna reaccionase y se olvidase de la vergüenza, ya que la acompañaba, tendría que darle refugio, aunque tal, vez, se taparía los labios, por seguridad, más que nada... Recogió sus dagas y volvió a alzarse.

- Por aquí, ya estamos cerca.- comentó empezando a andar, intentando mantenerse por lugares en sombra para que el sol no tocase la piel del chico.

Tras cruzar por la plaza y un par de calles más, llegaron a su edificio, era una casa pequeña y baja, pero para lo que estaba allí y además, viviendo sola, no necesitaba más, estaba por abrir la puerta cuando se giró a mirar al vampiro.

- ¿Puedes darte la vuelta? - preguntó mordiendose el labio inferior.

Girandose ella también de espaldas al chico de ojos azules y sacó su llave del escote del vestido, era el único sitio en el que se le había ocurrido que no harían ruido y no lar perdería. abrió la puerta y entró con un suspiro, por fin en casa. Se giró a quien la había salvado y, más tarde, robado su segundo beso, y preguntó:

- ¿Quieres refugiarte aquí del sol?- No le preocupaba invitarlo a entrar, ella sabía defenderse, lo había dejado claro y, además, no tenía documento alguno de a guardia, esos los dejaba, a buen recaudo, en casa de su padrastro, a no ser, que fuera algo grave o urgente, y, que supiera, no había nada así esperandola.

Pero, ¿estaría realmente a salvo? Ese era un vampiro extraño, al que le rodeaba un aura de sensualidad dificil de ignorar, pero, claramente, no era lo único que se veía en sus ojos, peligro, y pasión se escondían tras esos ojos azules.

El chico se lo pensó un momento, acariciandose el mentón antes de, con una sonrisa diferente a las anteriores, con un toque... ¿avergonzado? ¿era posible? accedía a entrar quitandose el cinto, entregando su arma a Alanna. La chica lo tomó y cerró la puerta tras el chico. Las ventnas estaban cerradas, tal como las había dejado la noche anterior, con un suspiro dejó el cinto del chico colgado de una percha y, tomando un lazo, se anudó el pelo.

Se sentía agotada, desató las fundas de sus piernas y las guardó en un armario, el que le hubiera entregado el arma era señal de que no debía preocuparse. El paseo la había ayudado a calmarse después de que le robase ese beso, acabaría poniendose mascarilla. Quería cambiarse, estaba hasta las narices de ese vestido maltrecho, necesitaba un baño y su ropa normal.

- Sientate donde quieras, tranquilo, no abriré las ventanas, si no entra la luz estarás más cómodo, ¿verdad?- dijo con una ligera sonrisa. Se giró a su armario y tomó algo de ropa.- yo vengo en un momento, si quieres tomar algo, ahi tienes la despensa.

Cuando entró al baño se dio cuenta, no era, tal vez, ¿demasiado despreocupada? Empezó a llenar el baño de forma rápida, al fin y al cabo, era un vampiro. Cerró la puerta del baño con cerrojo y se metió en el agua, en cuanto estuvo limpia se vistió y salió del cuarto, sabía que era de mala educación dejar solo a un invitado, pero después de vagar por las catacumbas, de llenarse de sangre, y de estar en el suelo bajo la lluvia, de veras que lo necesitaba. Además, no había tardado demasiado.

- Perdona, llevaba vagando dese ayer.- Abrió un armarito y sacó dos tazas.- ¿quieres beber algo?- ya lo había dicho cuando se dio cuenta de lo malinterpretable que era y se giró a verle para, nerviosa, explicarse.- no quería decir... es decir que no... oh, por favor.- su puso una mano en la cara, avergonzada, ¿se podía ser más idiota?

Escuchó el arrastrar de una silla, pero no notó los pasos que se acercaban, mientras, de puntillas, intentaba coger una taza, su padrastro le había puesto los estantes demasiado altos para ella, que era más bien pequeña comparada a la altura del teniente. Cuando hubo conseguido la primera, y se giraba a dejarla sobre la mesa, notó la presencia de Paul a su lado, quien se acercó como lo había hecho antes. Alanna se puso nerviosa, e, instintivamente, se echó hacia atrás, moridiendose el labio mientras el chico la miraba a los ojos fijamente, ¿Iba a volver a besarla? No lo hizo, la mandó a sentarse con un susurro.

Ella asíntió y se sentó en una silla tapandose boca y nariz haciendo una cueba con las manos y lanzando un suspiro, o bajaba mucho la guardia, o la tenía demasiado alta, no tenía termino medio. Vio como el joven o de ojos hipnoticos dejaba una taza sobre la mesa, en frente de ella y la otra en una silla a su lado, para sentarse mientras le informaba de cuando se iría, ella le dió una sonrisa sosteniendo la taza con ambas manos, como acostumbraba a hacer.

- Está bien, cuando te sea más cómodo y no tengas demasiado riesgo, tranquilo. Me salvaste la vida, así que es lo mínimo que puedo hacer.- respondió tomando un sorbo de la bebida.

Durante un momento observó los gestos del chico, interesada y curiosa, ¿bebería? Si lo hacía, ¿le sentaría mal? lo siguió contemplando de reojo, volviendo a darse cuenta del aire de seducción y atracción que transmitía su aura, y, aunque ahora no era capaz de sentirlo tanto como en la posada, ese peligro seguía ahí, patente en sus ojos, que, aun azules, parecían destellar flamas.

- Nunca he entendido bien eso del vampirismo.- comentó distraida- m... siento curiosidad, ¿estaría bien si prenguto?- formuló con educación, intentando ocultar las ganas que tenía de tener respuestas, aunque poco funcionaba, sus ojos solían expresarse con claridad, y, en ese momento, estaban brillantes y expectantes, como los de una niña que ansia aprender cosas en la escuela.

La respuesta del joven la dejó pensativa, vampiros que solo bebían sangre de animales, como... ¿él? Que ella supiera nunca se había encontrado con un vampiro que no bebiera sangre humana, dio vueltas a la taza que tenía en las manos perdida en sus refleciones, ¿podría creerle? Sonaba, tal vez, demasiado bonito para ser cierto, un vampiro que no usaba a los humanos... dificil de creer.

Miró al chico fijamente, con ojos entrecerrados, y cabeza algo girada, mientras se mordía el labio, el había dicho que era de los primeros, pero, sinceramente, en su opinión, parecía más bien de los segundos. Su aura, puramente sensual, sus gestos sugerentes, y su actitud, todo en el gritaba que se acercase, y justo por eso resultaba tan peligroso. "El mayor peligro,, muchas veces, se esconde tras el más atractivo de los placeres" recordó haber leido en un libro. El

Soltó el mordisco de sus labios, y puso la barbilla sobre su mano con suavidad, sin dejar de mirar al chico. La había salvado, dado lugar donde resguardarse, pero, después, la había puesto a prueba. Era una persona extraña, contradictoria, o, tal vez, la contradictoria era ella.

- Eres extraño.- susurró sin apartar la vista del chico, con una ligera sonrisa.

De repente, llamaron a la puerta. Con un suspiro Alanna se levantó a abrir, dando paso a su padrastro que llevaba unos papeles, bastante urgentes en la mano. Su vista se fijó en el joven sentado a la mesa y el semblante del hombre se volvió blanco, Alanna pasó su mirada de su padre, al chico, sin entender nada y, desde el exterior, llegó un trueno que resonó por la casa y tensó el cuerpo de la chica. Con ese sonido, el teniente se lanzó a por el vampiro, siendo detenido, únicamente por que su hija se cogió al brazo del hombre, reteniendolo:

- Basta, ¿qué hace Teniente?.- Preguntó sin entender nada, evitando la confrotnación.

Sin recibir respuesta Alanna fue lanzada lejos por el hombre, y quedó en el suelo golpeandose la espalda con la pared, no era normal ver a su padrastro tan agresivo, solo cuando estaba en una misión se comportaba de esa manera, volvió a mirar al vampiro con ojos abiertos, ¿es que el era un criminal?

Mientras Alanna se encontraba en el suelo, contemplando la escena, con incredulidad, cuando tres personas entraron echando la puerta abajo. Uno de ellos, cuchillo en mano, amenazó al teniente haciendo que la joven incase la rodilla en el suelo preparandose para reaccionar, no obstante, el vampiro parecía tranquilo, había reaccionado con bastante rapidez cuando el teniente la había lanzado lejos, no obstante, paecía bastant seguro con esas personas ahí. ¿Conocería a esos individuos?

- ¡Padre!- Llamó Alanna preocupada, usando ese nombre por primera vez.

Con una tranquilidad sorprendente, el vampiro se acercó a ella y la ayudó a levantarse. Con ceño fruncido y ojos entrecerrados, Alanna le devolvió una mirada inquisitiva, ¿Quién era? Sintió que él se acercaba, que le acariciaba la espalda, como para comprobar que no se había hecho daño, no lo entendía, y tampoco tuvo tiempo para pensar pues el chico, por segunda vez en el día junto sus labios con los de ella. Esta vez más largo, era bueno besando no había duda, por eso la chica no pudo evitar cerrar los ojos saboreando la sensación. Los cuerpos, muy juntos, parecían coordinarse y las respiraciones se aunaban.

No obstante, al separarse, los ojos de la chica, a pesar del ligero sonrojo, seguían con la misma pregunta, ¿Quien era? y a qué se debía su actuación. Una sonrisa se asomó a los labios del chico, casi con mimo, y las miradas de ambos se entrecruzaron cuando el le pidió que no lo olvidase.

Aun con ceño fruncido, recibió otro beso del chico antes de que, separandose de ella, le dijera que se cuidase. De pie con sus sospechas reflejadas en la cara, lo vio alejarse llevandose consigo a los secuaces que, al parecer, estaban bajo sus ordenes. Así que, si el teniente no la cuidaba, ¿se la arrebataría? Eso sonaba interesante. Se giró para enfrentar a su padrastro que estaba claramente enfadado y, efectivamente, comenzó a gritarle.

- ¡¿QUÉ DEMONIOS HACES CON UN ASESINO?!- ¿asesino? - ¡¿ES QUE TE HAS VUELTO LOCA?! TE PUEDE COSTAR TU PUESTO EN LA GUARDIA- Alanna empezaba a enfadarse, mucho, ¿es que acaso no confiaba en ella? ¿Es que no la conocía? Sin poder resistirlo, ella también empezó a gritar, mientras el pueblo iba volviendo a quedarse muerto por lel diluvio. Los truenos sonaban fuera, pero la chica estaba tan sumamente molesta que ni siquiera los escuchaba.
- ¡NO ESTABA CON UN ASESINO, NO SABÍA QUE LO ERA, ME SALVÓ LA VIDA. ANOCHE ME SALVÓ LA VIDA, SI NO HUBIERA SIDO POR ÉL ESTARÍA MUERTA!- eso hizo cambiar el semblante del teniente.
- ¿Te salvo la vida? Pero... estabas bien...
- El corte que me hice fue con un arma envenenada, él me salvó, por eso estaba aquí, después de salvarme la vida, lo mínimo que podía hacer era ofrecerle un refugio del sol.- respondió intentando respirar con calma. era todo demasiado...
- Si sientes gratitud por él, mejor será que me lleve esto.- Alanna alzó la mirada para ver el informe, el nombre de "Paul Brown Moreau" relucía en letras rojas.- Además, te ha besado, debeis ser muy cercanos. Hija, ¿entiendes que he de reportarlo?
- No somos cercanos, y no será necesario, Teniente.- comentó posicinandose como guardia.- Es un trabajo, no dejaré que el hecho de que me ayudase influya en él, además, se ha llevado un par de cosas que pienso recuperar- Respondió tomando la carpeta con una sonrisa. Al parecer iban a seguir con el juego de antes. Pero, la proxima vez que se encontrasen, no sería en broma.

Miró a la puerta rota y la bolsa de monedas sobre la mesa y dio un suspiro, siempre que conocía a un vampiro, acababa con la puerta de casa por los suelos. Ojeó la carpeta leyendo su historial, como ella había sospechado durante todo el tiempo, efectivamente, era peligroso. Aunque no tenía sentido, ella había estado completamente indefensa en el dormitorio de la taberna, pero no le había hecho nada, en el callejón, con la daga de la chica, tampoco la había dañado, ¿era en realidad tan malvado? Tendría que preguntarselo la proxima vez que se encontraran sus caminos, ahora que él era su presa, no tardarían en volver a verse. Era como si la gata, intetara cazar a lobo. se rozo los labios sin darse cuenta mientras pasaba las ojas del documento, pensaba recuperar lo que era suyo. El teniente,mientras tanto, contemplaba a su hija pensativo, tal vez ese vampiro tenía razón y debía cuidar más de ella...