Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
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Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Un poco mareado por la gran cantidad de luz, se sentó sobre la gran raíz de árbol a varios metros de la entrada. Habiéndose acostumbrado los ojos, contemplaba anonadado el brillante nuevo mundo. Todo brilla, ¡parece magia! pensó Mogu emocionado por la diferencia entre lo que conocía y lo que ahora conoce. ¡Y cuanta diferencia! Mogu caminó un pequeño tramo en una dirección desconocida, acercándose y toqueteando cuanta cosa peculiar veía. Imitaba la marcha militar y mostrandose firme y decidido, para que cuando alguien lo mirara se dijese: oye, ese es alguien decidido. – e impusiese respeto como los caballeros.
Mogury aunque curioso, mantenía cierta cautela: si es de un color incandescente, no comer; si es un hoyuelo o cueva oscura no entrar sin verificar si es seguro; no comer muchas nueces porque se acaban y no crecen más arboles; si escuchas un ruido raro escóndete y después ve que fue; sujetar bien las provisiones… Así continuaba una gran lista de cosas por hacer y no hacer.
Mogu después de una larga caminata buscó un lugar tranquilo cerca de un arroyo donde descansar y meditar sobre qué haría ahora que finalmente estaba aquí arriba. Descubrió las provisiones que mamá y papá le dieron, exponiendo varias nueces bastante grandes. Buscaba el lugar indicado para golpear y romper, para comer una rica merienda. Lo encontró y puso la nuez sobre la tela. Tomó su martillo con las dos manos y… ¡Pum! Duro contra la cascara, ahora resquebrajada. Recogió las cosas del piso y se sentó sobre una roca con los pies colgando sobre el agua. Movía su pies por separado adelante y atrás mientras apartaba la parte comestible de la otra que no. Cogió un pequeño trozo y comenzó a roerlo con total placidez. Observaba su alrededor con un aire infantil e inocente.
Mogury aunque curioso, mantenía cierta cautela: si es de un color incandescente, no comer; si es un hoyuelo o cueva oscura no entrar sin verificar si es seguro; no comer muchas nueces porque se acaban y no crecen más arboles; si escuchas un ruido raro escóndete y después ve que fue; sujetar bien las provisiones… Así continuaba una gran lista de cosas por hacer y no hacer.
Mogu después de una larga caminata buscó un lugar tranquilo cerca de un arroyo donde descansar y meditar sobre qué haría ahora que finalmente estaba aquí arriba. Descubrió las provisiones que mamá y papá le dieron, exponiendo varias nueces bastante grandes. Buscaba el lugar indicado para golpear y romper, para comer una rica merienda. Lo encontró y puso la nuez sobre la tela. Tomó su martillo con las dos manos y… ¡Pum! Duro contra la cascara, ahora resquebrajada. Recogió las cosas del piso y se sentó sobre una roca con los pies colgando sobre el agua. Movía su pies por separado adelante y atrás mientras apartaba la parte comestible de la otra que no. Cogió un pequeño trozo y comenzó a roerlo con total placidez. Observaba su alrededor con un aire infantil e inocente.
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
“Ugh” pensé para mis adentros mientras me veía obligada a caminar por el lugar de esos horribles seres de orejas en punta. “Odio Sandorai” mi voz interna no dejaba de repetir esas palabras que eran una especie de mantra. Recordaba muy bien mis interacciones con los elfos en sus tierras y aquella necesidad de retenerme con ellos hasta que aprendiera a amar aunque sea un poquito todas esas cosas que a ellos les hacen brillar los ojos. “Iuuuughhhrrrrr” volví a quejarme. Iba por la vida en mi forma de lobo y no era para menos. Se me ponían los pelos de punta cuando pensaba en volver a caer reclusa de esos amantes de la naturaleza.
Chy volaba sobre mi cabeza, iba y veía alertándome de cualquier posible peligro. Su voz aguda y rasgada podría ser reconocida a la distancia y sus ojos eran tan buenos como mi olfato. No se nos podía escapar nada. De pronto escuché ese Chiii chichi característico. Levanté la vista y pronto lo divisé haciendo círculos sobre algo. “Comida” pensé con la boca hecha agua, sacando el hacha larga, lista para saltar sobre cualquier presa que se encontrara en mi camino, más nunca esperé que fuera un conejo superdesarrollado. Tras los arbustos sólo pude percibir su dulce aroma, aroma a presa, a pequeña bestia que pide ser asada sobre una parrilla a fuego lento. ¡No! Que pide ser devorada brutalmente mientras el algodón de su blanco pelo es teñido con flujos carmesí de sangre hirviente.
Era una loba desesperada, con hambre. Cualquiera en mi lugar le habría saltado a esa pequeña criatura para comérsela, pero antes de darle la mordida fatal en su cuello, me di cuenta que era uno de esos hombres bestia. Para entonces ya habíamos rodado por el suelo y él estaba un poquito babeado, pero no debería de presentar mayores lesiones… Por unos momentos pensé en ignorar el hecho de que me había percatado de mi error, mi lado lobuno me decía que me lo tragara así, que de esa forma sabían más rico… pero mi lado domesticado me obligó a sentarme a su lado y ofrecer una disculpa. Owo guarg auuu comencé a decir con una mano en la nuca, pero me di cuenta que nadie me entendería así.
Respiré profundamente y me puse frente a él para que no tratara de huir. Gesticulé con mis brazos que se quedara quieto de la manera más amigable posible y decidida a no transformarme decidí hacer uso de la poción que me permitía hablar en mi forma licántropa. Lo siento conejito, creí que eras comida… ¿Estás bien? pregunté agachándome a su lado. Pero si eres una ternura. Podría comerte a besos dije estirando mi diestra para cuidadosamente tocar sus orejas. Demasiado liiiiiiiiiiiindo exclamé a punto de abrazarle, más pronto me di cuenta de que no estábamos solos. ¿Estás acompañado? pregunté poniéndome alerta.
Chy volaba sobre mi cabeza, iba y veía alertándome de cualquier posible peligro. Su voz aguda y rasgada podría ser reconocida a la distancia y sus ojos eran tan buenos como mi olfato. No se nos podía escapar nada. De pronto escuché ese Chiii chichi característico. Levanté la vista y pronto lo divisé haciendo círculos sobre algo. “Comida” pensé con la boca hecha agua, sacando el hacha larga, lista para saltar sobre cualquier presa que se encontrara en mi camino, más nunca esperé que fuera un conejo superdesarrollado. Tras los arbustos sólo pude percibir su dulce aroma, aroma a presa, a pequeña bestia que pide ser asada sobre una parrilla a fuego lento. ¡No! Que pide ser devorada brutalmente mientras el algodón de su blanco pelo es teñido con flujos carmesí de sangre hirviente.
Era una loba desesperada, con hambre. Cualquiera en mi lugar le habría saltado a esa pequeña criatura para comérsela, pero antes de darle la mordida fatal en su cuello, me di cuenta que era uno de esos hombres bestia. Para entonces ya habíamos rodado por el suelo y él estaba un poquito babeado, pero no debería de presentar mayores lesiones… Por unos momentos pensé en ignorar el hecho de que me había percatado de mi error, mi lado lobuno me decía que me lo tragara así, que de esa forma sabían más rico… pero mi lado domesticado me obligó a sentarme a su lado y ofrecer una disculpa. Owo guarg auuu comencé a decir con una mano en la nuca, pero me di cuenta que nadie me entendería así.
Respiré profundamente y me puse frente a él para que no tratara de huir. Gesticulé con mis brazos que se quedara quieto de la manera más amigable posible y decidida a no transformarme decidí hacer uso de la poción que me permitía hablar en mi forma licántropa. Lo siento conejito, creí que eras comida… ¿Estás bien? pregunté agachándome a su lado. Pero si eres una ternura. Podría comerte a besos dije estirando mi diestra para cuidadosamente tocar sus orejas. Demasiado liiiiiiiiiiiindo exclamé a punto de abrazarle, más pronto me di cuenta de que no estábamos solos. ¿Estás acompañado? pregunté poniéndome alerta.
Off: La parte donde le salto a Mogu la hice con autorización por privado con él. Luego te apapachugaré cosita linda >o<
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
La mitad de la nuez y una hoja danzaba hasta posarse sobre el agua del arroyo en una parte estancada y serena. Mogu seguía la travesía de la pequeña hojita, imaginando que ese era él, iniciando el viaje a un mundo nuevo y desconocido. Levantó de un respingo sus orejitas con la llegada de una idea brillante y detuvo su roer. Bajó sus manitas a sus piernas sosteniendo la merienda y fijó la vista a donde iban las aguas. ¡Kupó! Exclamó emocionado por descubrir a donde iría y por el modo en que lo descubrió. Tomó el martillo que estaba recostado en su hombro con una mano y lo dejó sobre la roca a un lado junto a las provisiones. Saltó de la roca al arroyo empapándose y salpicando todo, con una risa cómplice y divertido. Mamá estaría regañándolo por saltar y mojar la ropa. Mamá se preocupa mucho. pensó Mogu, cuando recogía la hojita en el agua agitada, una hojita mágica de buena suerte, intuía.
Mogury debía volver arriba pero las dos manos ocupadas con la nuez a medio roer y la hoja, impedían subir trepando. Mogu pensaba en una solución mientras comía de nuevo. Miró al cielo, al agua y a los bichitos voladores. Mogu comenzaba a entristecerse porque perdería las cosas que con tanto cariño le obsequiaron en casa. La nuez se había acabado y el tiempo pasaba muy lento ya que no hacía nada. Después de un pequeño momento de meditación, finalmente se percató de que se comió la nuez y podría subir sin sacrificar una de las dos cosas. Con cuidado trepó y trepó por la larga pared de un metro. En la cima sentado al borde, se felicitaba por resolver cada inconveniente de manera satisfactoria, y eso ameritaba un premio.
En algún lugar del saquito de provisiones aguardaba un caramelo de árbol. Cuando hurgaba en búsqueda de aquel premio, un ‘’ ¡crac! ’’ se escuchó claramente. Mogu giro sus largas orejas al origen del sonido inmóvil y repentinamente se abalanzó algo sobre él por detrás, apresando su cuello violentamente. ¿Q-qu…? Mogu antes de entrar en shock, deseaba ir a casa, ya no quería ir a la superficie, daba miedo y-y… no era valiente nada.
Dieron tres vueltas en el suelo, y Mogury enfocaba al lobo gigante con la mirada perdida. El pobre corazoncito de Mogu latía fuerte y perdía el contacto con la realidad, estaba por desmayarse en cualquier momento. Lo único en sus oídos era un pitido, no lograba escuchar lo que intentaba decirle. Y el cambio insospechado de conducta del bicho gigante avivaba sus temores. No entendía nada de nada y se le aguaron los ojos cuando la monstruo puso las garras en sus orejitas. Quería resistirse y hacerle frente pero no podía. S-s-suéltame, kupó... Dijo con un hilillo de voz haciendo uso de toda su fuerza y coraje disponible, fingiendo fortaleza y cayendo inconsciente justo después.
Off: ¡Moguuu! D:
Mogury debía volver arriba pero las dos manos ocupadas con la nuez a medio roer y la hoja, impedían subir trepando. Mogu pensaba en una solución mientras comía de nuevo. Miró al cielo, al agua y a los bichitos voladores. Mogu comenzaba a entristecerse porque perdería las cosas que con tanto cariño le obsequiaron en casa. La nuez se había acabado y el tiempo pasaba muy lento ya que no hacía nada. Después de un pequeño momento de meditación, finalmente se percató de que se comió la nuez y podría subir sin sacrificar una de las dos cosas. Con cuidado trepó y trepó por la larga pared de un metro. En la cima sentado al borde, se felicitaba por resolver cada inconveniente de manera satisfactoria, y eso ameritaba un premio.
En algún lugar del saquito de provisiones aguardaba un caramelo de árbol. Cuando hurgaba en búsqueda de aquel premio, un ‘’ ¡crac! ’’ se escuchó claramente. Mogu giro sus largas orejas al origen del sonido inmóvil y repentinamente se abalanzó algo sobre él por detrás, apresando su cuello violentamente. ¿Q-qu…? Mogu antes de entrar en shock, deseaba ir a casa, ya no quería ir a la superficie, daba miedo y-y… no era valiente nada.
Dieron tres vueltas en el suelo, y Mogury enfocaba al lobo gigante con la mirada perdida. El pobre corazoncito de Mogu latía fuerte y perdía el contacto con la realidad, estaba por desmayarse en cualquier momento. Lo único en sus oídos era un pitido, no lograba escuchar lo que intentaba decirle. Y el cambio insospechado de conducta del bicho gigante avivaba sus temores. No entendía nada de nada y se le aguaron los ojos cuando la monstruo puso las garras en sus orejitas. Quería resistirse y hacerle frente pero no podía. S-s-suéltame, kupó... Dijo con un hilillo de voz haciendo uso de toda su fuerza y coraje disponible, fingiendo fortaleza y cayendo inconsciente justo después.
Off: ¡Moguuu! D:
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Ku ¿qué? pregunté, pero para ese momento el pequeño ser ya había estirado la pata. Me volví hacia él cuando sentí la flacidez de su cuerpo, al parecer sólo habían sido ilusiones mías y no había nadie más cerca de nosotros. Observé al conejo… Vaya que se ven bien con ropa y así de crecidos… me pregunto cómo sabran… comenté por lo bajo. Suspiré y mirando hacia todos lados no pude evitar tomarlo entre mis brazos y apapacharle. Levanté la vista Chy, esto es un secreto le dije al ave con tono serio, pero pronto sentí que la poción dejaba de surtir su efecto. Respiré profundamente y negué con la cabeza. Tendría que volverme humana o esa pequeña criatura realmente moriría de un ataque al corazón la próxima vez que me viera.
Le recosté contra un árbol y expulsé el lobo de mi interior. Volví a suspirar, el territorio de los elfos era por lejos el que sentía más hostil y me ponía la piel de gallina sentirme tan desprotegida. Me preguntaba qué haría ese pequeño en ese lugar y tan solo… Pero mirándole me di cuenta que estaba mojado. No te habrás orina… no… el olor no era de ese tipo. Se trataba de agua. Tomé aire y decidí ir por algo de leña para encender una pequeña fogata. Mi estómago no dejaba de rugir cada vez con más violencia, sin embargo sabía que no debía comerme algo tan lindo. Era la cosa más abrazable que jamás había tenido cerca. Que me temiera era un problema… que pronto solucionaría. Decidida le chiflé a Furia para saber si se encontraba cerca. El sonido hizo eco en los árboles cercanos y pronto recibí una respuesta a modo de relincho. Sonreí de medio lado y me puse a recoger algunas ramas secas esperando su llegada.
La yegua llegó a mi poco después de que había encendido el fuego. Tenía una sutil capa de sudor en su pescuezo. Estiré mi mano hasta su hocico a modo de saludo y rápidamente me acerqué para desensillarla y lavarla en el río. Antes de partir me quité la armadura y me puse el único vestido de mi inventario, luego le eché una última mirada al pobre inocente que yacía dormido. Una vez en la orilla pensé en mi encuentro con el pequeño y lo mal que debería de haberse sentido… - “ugh” me sentía como el monstruo que era. En el suelo vi unas cáscaras de esas cosas que comen los que no comen carne y pensé que no sería una mala opción buscar ese tipo de almuerzo a modo de disculpa. Terminando escuché unos sonidos provenientes de donde había dejado al susodicho. Quizás esté despertando comenté a Furia saliendo del agua y encaminando hacia allá, justo cuando Chy comenzaba a gritar.
Le recosté contra un árbol y expulsé el lobo de mi interior. Volví a suspirar, el territorio de los elfos era por lejos el que sentía más hostil y me ponía la piel de gallina sentirme tan desprotegida. Me preguntaba qué haría ese pequeño en ese lugar y tan solo… Pero mirándole me di cuenta que estaba mojado. No te habrás orina… no… el olor no era de ese tipo. Se trataba de agua. Tomé aire y decidí ir por algo de leña para encender una pequeña fogata. Mi estómago no dejaba de rugir cada vez con más violencia, sin embargo sabía que no debía comerme algo tan lindo. Era la cosa más abrazable que jamás había tenido cerca. Que me temiera era un problema… que pronto solucionaría. Decidida le chiflé a Furia para saber si se encontraba cerca. El sonido hizo eco en los árboles cercanos y pronto recibí una respuesta a modo de relincho. Sonreí de medio lado y me puse a recoger algunas ramas secas esperando su llegada.
La yegua llegó a mi poco después de que había encendido el fuego. Tenía una sutil capa de sudor en su pescuezo. Estiré mi mano hasta su hocico a modo de saludo y rápidamente me acerqué para desensillarla y lavarla en el río. Antes de partir me quité la armadura y me puse el único vestido de mi inventario, luego le eché una última mirada al pobre inocente que yacía dormido. Una vez en la orilla pensé en mi encuentro con el pequeño y lo mal que debería de haberse sentido… - “ugh” me sentía como el monstruo que era. En el suelo vi unas cáscaras de esas cosas que comen los que no comen carne y pensé que no sería una mala opción buscar ese tipo de almuerzo a modo de disculpa. Terminando escuché unos sonidos provenientes de donde había dejado al susodicho. Quizás esté despertando comenté a Furia saliendo del agua y encaminando hacia allá, justo cuando Chy comenzaba a gritar.
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Desorientado y con la vista ligeramente nublada el pequeño Mogury recobraba la conciencia. Permanecía en silencio mientras determinaba en donde estaba, que hacía y que sucedió, hasta separar su espalda del árbol. Apretó los ojos y los frotó con sus manos. Recordó a la cosa que lo había tomado por sorpresa y sintió miedo y escalofríos. Mogu pensaba si estaría cerca preparando un estofado de Moguri, así que ojeó todo al alcance sin moverse de su lugar. Tenía un árbol detrás y la piedra donde estuvo, al frente y a la derecha, aun con el saquito y el martillo tirados ahí pero ahora desordenados. Dos seres se bañaban en el rio, demasiado próximos a las pertenencias de Mogu. Con la aterradora experiencia anterior, prefería evitar toparse con habitantes de la superficie pero abandonar todo los obsequios, dolería mucho y se llenó de coraje. Conseguiría sus pertenencias de un modo u otro, pero antes, una retirada estratégica.
Gateando se escabulle por el lado izquierdo del árbol y se oculta entre los arbustos cercanos, sin notar como sus orejas sobresalían. Un ave chilló y Mogu apresuró el paso asustado y muy nervioso. Giró a la derecha y se escondió dentro de un tronco caído y vacío, respiró hondo y continuó hasta otro árbol desde donde tendría vista libre a sus cosas. Suplicaba para sus adentros que no se dieran cuenta de su presencia y que el bicho malo no apareciera otra vez.
Off: dejo a tu interpretación si llegó al árbol o si va en camino a él, Wood.
Gateando se escabulle por el lado izquierdo del árbol y se oculta entre los arbustos cercanos, sin notar como sus orejas sobresalían. Un ave chilló y Mogu apresuró el paso asustado y muy nervioso. Giró a la derecha y se escondió dentro de un tronco caído y vacío, respiró hondo y continuó hasta otro árbol desde donde tendría vista libre a sus cosas. Suplicaba para sus adentros que no se dieran cuenta de su presencia y que el bicho malo no apareciera otra vez.
Off: dejo a tu interpretación si llegó al árbol o si va en camino a él, Wood.
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Chy voló hacia mi, estiré el brazo para recibirle y allí se posó, sin quitar la vista del frente. Noté como unas orejas extremadamente grandes se movían sigilosamente, más me quedé parada, observando lo que el pequeño conejo intentaba hacer. Siempre era divertido mirar a tus presas en sus vanos intentos por escapar, pero era la primera vez que intentaba comprender la forma en la que pensaban, y ¡demonios! ese conejo me la estaba poniendo difícil. Estaba descalza, el sonido de mis pisadas apenas si se distinguía del ruido del arroyuelo y del bosque que nos rodeaba, por lo que dudaba que la pequeña criatura pomposa me hubiera escuchado llegar.
Me detuve a un par de metros del tronco en el que se había metido. Recordaba que varias de mis presas habían hecho lo mismo. ¿Lo harían para sentirse más apretados? no podía entenderlo por más que lo intentara y recontra intentara. Mi cabeza comenzaba a dar vueltas, por lo que intenté dejarlo de lado y entablar conversación. ¿Hay alguien ahí? pregunté agachándome sin asomarme al tronco hueco. Solamente fui acercándome lentamente para hacer sonar los nudillos de mi mano diestra contra la superficie de madera tres veces. Al no escuchar una respuesta clara –estaba segura que él estaba allí, podía sentirlo, olerle, escucharle- me di la media vuelta y caminé hacia el lugar donde estaban sus pertenencias, parándome junto a ellas y analizándolas.
Es una lástima, creí que el dueño de estas cosas podría estar cerca… En fin, las recogeré e iré a comer unas ricas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y luego tomaré una rica siesta dije en voz alta y mirando hacia el cielo con los brazos en las caderas, como esperando que lloviera. Esperaba que el pequeñín mordiera el anzuelo, aunque no estaba del todo segura a qué atenerme con él. Era la primera vez que estaba cerca de una criatura así, ni siquiera sabía si era un erudito dentro de su clan, pueblo o lo que fuere… sólo sabía que era pachoncito y nada más me importaba.
Me detuve a un par de metros del tronco en el que se había metido. Recordaba que varias de mis presas habían hecho lo mismo. ¿Lo harían para sentirse más apretados? no podía entenderlo por más que lo intentara y recontra intentara. Mi cabeza comenzaba a dar vueltas, por lo que intenté dejarlo de lado y entablar conversación. ¿Hay alguien ahí? pregunté agachándome sin asomarme al tronco hueco. Solamente fui acercándome lentamente para hacer sonar los nudillos de mi mano diestra contra la superficie de madera tres veces. Al no escuchar una respuesta clara –estaba segura que él estaba allí, podía sentirlo, olerle, escucharle- me di la media vuelta y caminé hacia el lugar donde estaban sus pertenencias, parándome junto a ellas y analizándolas.
Es una lástima, creí que el dueño de estas cosas podría estar cerca… En fin, las recogeré e iré a comer unas ricas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y luego tomaré una rica siesta dije en voz alta y mirando hacia el cielo con los brazos en las caderas, como esperando que lloviera. Esperaba que el pequeñín mordiera el anzuelo, aunque no estaba del todo segura a qué atenerme con él. Era la primera vez que estaba cerca de una criatura así, ni siquiera sabía si era un erudito dentro de su clan, pueblo o lo que fuere… sólo sabía que era pachoncito y nada más me importaba.
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Mogu escapó del tronco hueco y caído antes de que la malvada Woodpecker intentase amedrentar al pobre cosito. Escuchó golpeteo a sus espaldas, justo en donde estaba hace unos segundos, y sentía que podía volver a desmayarse en cualquier momento. Corría a dos piernas deprisa, y una voz nada temible llegó a sus grandes orejas. Kupó. Expresó pensado en la posibilidad equivocarse al considerar malo a ese ser. Mogury, confías demasiado en los demás, le decía papá. Eres muy bueno hijo y me enorgulleces, pero eres muy inocente y me preocupas. De vez en cuando está bien desconfiar hijo. Mogu temblaba mientras veía desde allí, al ave y la mujer. Enseguida puso la vista en sus cosas, un ser de cuatro patas las custodiaba. Era complicado, son tres criaturas desconocidas y que jamás había visto. ¿Qué podía hacer Mogu? Un pequeño muchacho. Acorralado como un animalito, se debatía entre abandonar sus preciadas posesiones junto a lo estas significaban o sufrir un desconocido destino.
La presión emocional del pobre mitad conejo se arremolinaban en su interior. La mujer iba de vuelta al arroyo y Mogu se desplazó tras otro árbol, indispuesto a renunciar pero tampoco a actuar. Otra vez la voz, y menciona llevárselas. En ese instante, casi salta de su escondite. Muy mala idea, y lo sabía. Quizás debería esperar a que durmiese y tomarlas entonces. ¿Y la criatura mala, que fue de ella? No había rastro, nada. ¿Habrá sido un sueño? Reflexionaba el pequeñito.
De repente, como un acto de magia, una idea brillante se le ocurrió al pequeño Mogury, la bestia mala daba mucho miedo y seguro, si ellos la conocieran, saldrían asustados también. Pero el artefacto capaz de realizarlo lo dejó en casa. Mmm, si creara algo similar… no, imposible. Se lamentó y apoyó su frente en la corteza.
Aunque la idea fue un fracaso, reavivó su ánimo y dio paso a otra. Con hojas de plantas cercanas y un árbol medio hueco creó una especie de distorsionador de voz. Su voz con esto, seria transformada en una aguda y más adorable, contrario a lo que deseaba Mogu. Tuuu. Dijo con actitud dura y misteriosa pero con la vocecita. ¿kupó? ¿Qué pasa? Kupó. Decia sin la intencion de que se escuchara por el aparato. El plan falló y-y… Soltad e iros de aquí, Kupó. Solo quedaba oír su respuesta, huir sería muy peligroso ahora. Puedo verte, Kupó. A todos. Concluyó amenazador.Si no obedecen soltaré a la bestia y os aniquilará, kupó.
La presión emocional del pobre mitad conejo se arremolinaban en su interior. La mujer iba de vuelta al arroyo y Mogu se desplazó tras otro árbol, indispuesto a renunciar pero tampoco a actuar. Otra vez la voz, y menciona llevárselas. En ese instante, casi salta de su escondite. Muy mala idea, y lo sabía. Quizás debería esperar a que durmiese y tomarlas entonces. ¿Y la criatura mala, que fue de ella? No había rastro, nada. ¿Habrá sido un sueño? Reflexionaba el pequeñito.
De repente, como un acto de magia, una idea brillante se le ocurrió al pequeño Mogury, la bestia mala daba mucho miedo y seguro, si ellos la conocieran, saldrían asustados también. Pero el artefacto capaz de realizarlo lo dejó en casa. Mmm, si creara algo similar… no, imposible. Se lamentó y apoyó su frente en la corteza.
Aunque la idea fue un fracaso, reavivó su ánimo y dio paso a otra. Con hojas de plantas cercanas y un árbol medio hueco creó una especie de distorsionador de voz. Su voz con esto, seria transformada en una aguda y más adorable, contrario a lo que deseaba Mogu. Tuuu. Dijo con actitud dura y misteriosa pero con la vocecita. ¿kupó? ¿Qué pasa? Kupó. Decia sin la intencion de que se escuchara por el aparato. El plan falló y-y… Soltad e iros de aquí, Kupó. Solo quedaba oír su respuesta, huir sería muy peligroso ahora. Puedo verte, Kupó. A todos. Concluyó amenazador.Si no obedecen soltaré a la bestia y os aniquilará, kupó.
- Off: mapa de como imagino la disposicion espacial aproximadamente.:
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Última edición por viktor petrenko el Vie Mayo 29 2015, 00:29, editado 3 veces
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
El miembro 'viktor petrenko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
“No te voltees no te voltees no te…” me repetía a mi misma una y otra vez como un mantra. Era una terrible sensación, odiaba eso de prohibirme cosas porque me hacían desearla más. Pero al escuchar aquella vocesita, esa tierna, aguda, hermosa vocesita de un pequeño ser indefenso… era todo lo que hubiera deseado la voz era la adecuada para aquél cuerpecito apachable, suave y calientito. Tuve que darme la vuelta, girarme y buscarle con mi vista, pero la nariz me decía que no se encontraba en el mismo lugar que le había visto la última vez.
Incluso parecía tener problemas con algo y sentía que debía ir a ver qué pasaba. Tenía tanta curiosidad con él. Además sentía que me pertenecía, era mi pequeño juguete nuevo y nada por nada del mundo me apartaría de él. Escuché que dijo que podía verme y por algún motivo sentí que un sonrojo alcanzó levemente mis mejillas. “A todos dijo” y ya dejé de sentirme especial. Respiré profundamente y miré para los lados buscando algún peligro, pero solo encontré a Furia y a Chy. Enarqué una ceja involuntariamente y miré al halcón con expresión de pregunta. El animal me devolvió una mirada transparente, como si me entendiera. “¿Será que lee los pensamientos? me pregunté. Crucé mis brazos a la altura del pecho y seguí escuchando. Aún no entendía que era esa palabra que había escuchado más temprano “Kupó” la repetí en voz baja Kupó y sonreí, definitivamente sonaba mejor con una voz más aguda, en la voz de una conejita.
Cuando escuché lo de aniquilar y bestia casi me eché a reír, pero tras apretar mis puños y morderme los labios pude reprimir las carcajadas más no las lágrimas. Está bien, está bien… nos rendimos dije en tono formal, soltando las cosas y levantando las manos en alto para que pudiera distinguirlas desde la distancia. Me sentía como una especie de espía en una mega batalla en la supremacía por el bien y el mal, como en una negociación de la que dependiese la vida de toda la aldea. Y claro, estaba perdiendo. Pero no sueltes a la bestia por favor ¡soy una mujer indefensa y en aprietos! dije bajando las manos y la cabeza, fingiendo desgracia. Ya había visto a los zorros actuar de esa manera y me sentía muy baja, pero haría cualquier cosa por capturar a esa pequeña coneja. Mi coneja.
¡oh!¿Qué será de mi? exclamé llevándome la palma de la diestra a la frente y echando la cabeza hacia atrás. Soy una desgraciada continué, ahora sentándome en el suelo. La yegua se unió al acto olfateando mi cabeza y poniendo sus orejas hacia mí.
Incluso parecía tener problemas con algo y sentía que debía ir a ver qué pasaba. Tenía tanta curiosidad con él. Además sentía que me pertenecía, era mi pequeño juguete nuevo y nada por nada del mundo me apartaría de él. Escuché que dijo que podía verme y por algún motivo sentí que un sonrojo alcanzó levemente mis mejillas. “A todos dijo” y ya dejé de sentirme especial. Respiré profundamente y miré para los lados buscando algún peligro, pero solo encontré a Furia y a Chy. Enarqué una ceja involuntariamente y miré al halcón con expresión de pregunta. El animal me devolvió una mirada transparente, como si me entendiera. “¿Será que lee los pensamientos? me pregunté. Crucé mis brazos a la altura del pecho y seguí escuchando. Aún no entendía que era esa palabra que había escuchado más temprano “Kupó” la repetí en voz baja Kupó y sonreí, definitivamente sonaba mejor con una voz más aguda, en la voz de una conejita.
Cuando escuché lo de aniquilar y bestia casi me eché a reír, pero tras apretar mis puños y morderme los labios pude reprimir las carcajadas más no las lágrimas. Está bien, está bien… nos rendimos dije en tono formal, soltando las cosas y levantando las manos en alto para que pudiera distinguirlas desde la distancia. Me sentía como una especie de espía en una mega batalla en la supremacía por el bien y el mal, como en una negociación de la que dependiese la vida de toda la aldea. Y claro, estaba perdiendo. Pero no sueltes a la bestia por favor ¡soy una mujer indefensa y en aprietos! dije bajando las manos y la cabeza, fingiendo desgracia. Ya había visto a los zorros actuar de esa manera y me sentía muy baja, pero haría cualquier cosa por capturar a esa pequeña coneja. Mi coneja.
¡oh!¿Qué será de mi? exclamé llevándome la palma de la diestra a la frente y echando la cabeza hacia atrás. Soy una desgraciada continué, ahora sentándome en el suelo. La yegua se unió al acto olfateando mi cabeza y poniendo sus orejas hacia mí.
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Aunque de lejos, Mogu alcanzó a atisbar una ligera coloración en las mejillas de la chica. No entendía porque sucedía eso, y era extraño, tal vez estaba enfermita. Continuaba el plan y en la parte más intimidante, siente remordimiento. Iba a llorar, lo sabía, sus ojitos brillosos lo decían. Se encogió de hombros y se arrodillo dejando caer el aparato de hojas. No estaba bien lo que hacía pese a resultar favorable: había conseguido su rendición y con ello, sus preciadas cosas. – Podía reconocerlo, ella… - Pero los otros no me escuchaban, seguían ahí como si nada, tal vez solo eran animales.
Pero no sueltes a la bestia por favor ¡soy una mujer indefensa y en aprietos! Exclamó y Mogury se puso de pie. Sus orejitas caían al frente y recordaba lo feo que era estar asustado, tal vez ella se había topado con la bestia también. Tomó una piedrita lo suficientemente grande para que sonara al chocar contra la madera. Camino en dirección al pequeño grupo atravesando varios arbustos que se movían a su paso mientras ella sentada era consolador por el más grandote. Mogu antes no había prestado atención a la semejanza de sus pieles, ambos eran blancos muy blancos y un poco rosaditos. Dejó escapar una tímida risita.
Kupó, no te haré daño, tranquila. Comentó ya fuera de las plantas, con un tono triste pero con una actitud de ''Yo tengo el control''. Se acuclilló. No llores, ¿vale? Sonríe amistosamente. Te daré uno de mis caramelos. Dijo yendo con calma a donde ella. Pero no hagas nada raro, kupó. Le daba cosita verla allí, tirada en el piso y-y… le hace cariñito en la cabeza. A los otros dos no, porque daban miedo. Va a recoger y organizar todo con calma. ¿Por qué tomas algo que no es tuyo? Kupó. Eso está mal… Y así se extendió varios minutos sermoneando a la pobre chica a la vez que acomodaba las cosas para llevárselas. … y por eso está mal, ¿comprendes, kupó?
Pero no sueltes a la bestia por favor ¡soy una mujer indefensa y en aprietos! Exclamó y Mogury se puso de pie. Sus orejitas caían al frente y recordaba lo feo que era estar asustado, tal vez ella se había topado con la bestia también. Tomó una piedrita lo suficientemente grande para que sonara al chocar contra la madera. Camino en dirección al pequeño grupo atravesando varios arbustos que se movían a su paso mientras ella sentada era consolador por el más grandote. Mogu antes no había prestado atención a la semejanza de sus pieles, ambos eran blancos muy blancos y un poco rosaditos. Dejó escapar una tímida risita.
Kupó, no te haré daño, tranquila. Comentó ya fuera de las plantas, con un tono triste pero con una actitud de ''Yo tengo el control''. Se acuclilló. No llores, ¿vale? Sonríe amistosamente. Te daré uno de mis caramelos. Dijo yendo con calma a donde ella. Pero no hagas nada raro, kupó. Le daba cosita verla allí, tirada en el piso y-y… le hace cariñito en la cabeza. A los otros dos no, porque daban miedo. Va a recoger y organizar todo con calma. ¿Por qué tomas algo que no es tuyo? Kupó. Eso está mal… Y así se extendió varios minutos sermoneando a la pobre chica a la vez que acomodaba las cosas para llevárselas. … y por eso está mal, ¿comprendes, kupó?
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Le escuché aproximarse… sí, el plan estaba dando resultado. Podía sentir que mis cuerpo temblaba de la emoción y la expectativa. Pronto lo tendría entre mis brazos y le apapacharía. Quería a esa conejita y la quería en ese mismo momento. Había llegado a sorprenderme de mí misma, pero rápidamente lo había superado y ahora estaba allí sentada, escuchando a la pequeña criatura con aquellas tiernas palabras. Se me hacía la boca agua por olfatearle y apretarle toda todita.
Levanté la vista y le miré de lleno con ojos muy grandes. En ese momento me di cuenta que no era una conejita, sino un conejito… Lo pensé por unos momentos ¡Era doblemente tierno! Aquella sonrisilla conejuna, y sus lindas palabras. Era demasiado puro. Demasiado entrecerré los ojos. ¿En qué mundo se ha criado? no podía ser un asesino sigiloso… ese cuerpecito no daba para ello, aunque esos incisivos bien podrían cortar una yugular en vez de zanahorias si se lo proponía. Me gustaba, me gustaba mucho. Era peligrosamente genial.
Cuando me acarició la cabeza me tensé un poco. No recordaba la última vez que me habían hecho eso, probablemente había sido mi madre en su lecho de muerte hacía demasiados años ya. ¿Y ese sermón? ¿Acaso creía que era mi papá?, aunque me deleitaba escuchar sus razones, sin dudas era un animalito demasiado lindo y ahora más que nada estaba intrigada con él. Me convertiría en su guardiana hasta devolverle a su casa. Había llegado el momento de responder, y aunque aún no sabía lo que era “kupó” de buen grado le devolví algunas palabras.
No lo haré más, lo prometo. ¿Eres de alguien? pregunté intentando no tomarlo para mí con sus cosas y todo. Esperé su respuesta y asentí con el ceño fruncido. Mi nombre es Feith y estoy perdida, quiero ir a mi casa y dormir calientita expliqué, fingiendo inocencia. También tengo hambre. ¿Vives por aquí? pregunté acercándome a él. Pareces muy valiente, ¿puedo quedarme contigo y abrazarte? pregunté poniéndome en cuatro patas y acercándome a él para estar frente a frente. Era tan pequeñito…
Off:Siento la tardanza, ya he puesto mis cosas en su lugar >o<
Levanté la vista y le miré de lleno con ojos muy grandes. En ese momento me di cuenta que no era una conejita, sino un conejito… Lo pensé por unos momentos ¡Era doblemente tierno! Aquella sonrisilla conejuna, y sus lindas palabras. Era demasiado puro. Demasiado entrecerré los ojos. ¿En qué mundo se ha criado? no podía ser un asesino sigiloso… ese cuerpecito no daba para ello, aunque esos incisivos bien podrían cortar una yugular en vez de zanahorias si se lo proponía. Me gustaba, me gustaba mucho. Era peligrosamente genial.
Cuando me acarició la cabeza me tensé un poco. No recordaba la última vez que me habían hecho eso, probablemente había sido mi madre en su lecho de muerte hacía demasiados años ya. ¿Y ese sermón? ¿Acaso creía que era mi papá?, aunque me deleitaba escuchar sus razones, sin dudas era un animalito demasiado lindo y ahora más que nada estaba intrigada con él. Me convertiría en su guardiana hasta devolverle a su casa. Había llegado el momento de responder, y aunque aún no sabía lo que era “kupó” de buen grado le devolví algunas palabras.
No lo haré más, lo prometo. ¿Eres de alguien? pregunté intentando no tomarlo para mí con sus cosas y todo. Esperé su respuesta y asentí con el ceño fruncido. Mi nombre es Feith y estoy perdida, quiero ir a mi casa y dormir calientita expliqué, fingiendo inocencia. También tengo hambre. ¿Vives por aquí? pregunté acercándome a él. Pareces muy valiente, ¿puedo quedarme contigo y abrazarte? pregunté poniéndome en cuatro patas y acercándome a él para estar frente a frente. Era tan pequeñito…
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Ganaba confianza en sí mismo con cada palabra en su discurso sermonero y como no era interrumpido, aún más. La imagen de la desvalida criatura cruzaba su mente también, reforzando ese sentimiento de ‘’proteger’’ y cuidar, a pesar de sus dudas. Tomó parte de sus nueces desperdigadas, unas bolsitas chicas de tela y las juntó sobre la tela grande, con tal cuidado semejante a un ladrón abriendo una cerradura. Pero dentro del torbellino de pensamientos e ideas mientras hablaba, olvidó por completo la impresión y casi seguro trauma de la bestia.
Antes de terminar de acomodar las cosas, se asegura de que la pobre de vestido haya entendido preguntándole si lo hizo. Irguió las orejas y una de ellas se torció ligeramente en dirección de la chica. En ese momento cae en cuenta de que desconoce si es hombre o mujer. A juzgar por los dos bultos en su pecho la consideró inmediatamente mujer. Pero eso no interesaba a Mogu. La bichito esponjoso con ojos negros, muy negros, daba miedo y con esas garras, esa cosa en su boca. Se estremecía con solo recordar. Y el grandototote… intimidaba mucho con los músculos, el color oscuro, los huesos en los pies, los dientes y los ojos penetrantes y perturbadores. Al menos el otro tenía otros colores, pero este era oscuridad total.
Movió el martillo a una distancia próxima a sus rodillas escuchándola hablar, prometiendo portarse bien. Mogury arrodillado gira torpemente sin levantarse y alrededor de los corotos. La observa con los ojos entre cerrados mostrando una obvia duda sobre la respuesta. Esa prueba la enseñó mamá, Mogu raras veces la pasaba. Reía si cuando mentía y le hacían esa cara. – Así me gusta, kupó. Las niñas deben portarse bien. Bueno, todos debemos portarnos bien, kupó. Pero una niña que se porte bien, es muy lindo. – Comentó con su armoniosa voz original. En eso, la del vestido pregunta algo extraño. – ¿Kupó? ¿De quién soy? No entiendo, kupó. Pero supongo de mamá y papá, kupó. – Limitándose en decir algo más. Realmente no entendía. ¿Uno puede pertenecerle a alguien?
Ya las preciadas posesiones del mitad conejo yacían en donde debían. La chica se presentaba y exponía su situación. – Feith, yo soy Mogury, kupó. Aunque muchos me llaman Mogu, dicen que es más corto y mono. – Involuntariamente deja ver una expresión de inconformismo al respecto. – ¡Estamos casi igual, kupó! – Dijo con cierta emoción. – Si, nada como el hogar de uno, kupó. La cama, la frazada, la comodidad y seguridad. – Respiró hondo mientras su mirada se perdía entre los arboles durante ese instante. Añoraba a la madriguera incluso habiendo pasado solo unas horas desde su partida. Lo siguiente que ella dice lo hizo reflexionar. Si le daba el dulce, tendría un hambre mayor. – Puedo darte una nuez, pero eres muy grande. Tal vez no te llene, pero es algo. – Hurga en la bolsa un momento hasta sacar de ella una bolsita. – Y aquí está el caramelo. Te lo daré después de comer, sino tendrás mucha más hambre y de paso lombrices. – Sacó una de las nueces, rompió la cascara con el martillo como antes y las partes comestibles se las ofreció. Transcurrido un segundo responde a la pregunta con una mentira sin titubear. – No, no vivo por aquí, kupó. – Comprometer a la comunidad definitivamente superaba los esfuerzos por ser honesto. Le advirtieron, aconsejaron y pidieron muchas veces callar sobre su lugar de origen con los seres de la superficie. Tampoco ahondó en dar explicaciones de donde provenía entonces.
El comentario de Wood enalteció a Mogu y fue inevitablemente notable por su respingo. Y se sonrojó por la proposición. Sonreía con la mirada gacha y nerviosa. – ¡¿A-a-a-abrazarme,kupó?! – Faltaban otras cosas por mencionar pero no podía pensar con claridad. Pensaba tan deprisa, y se tambaleaba de un lado a otro alertando de su confusión-sorpresa y otro posible desmayo. Era demasiado raro, difícil de creer. Finalmente alguien dependía de su fuerza y protección, de él. Estaba tan cerca el uno del otro que temeroso y emocionado a la vez dijo. – S-sí. – Apartando la mirada a un lado y abriendo sus brazos para recibirla. – Te protegeré, kupó. Nadie te hará daño. No lo permitiré, kupó. – Acariciaba con su mejilla la piel descubierta de la chica. Le agradecía por tener fe en él. Las nuevas experiencias alimentaban al inocente e inexperto Mogu, abrumado y a la par contento. Inconscientemente buscaba consuelo en la chica. Intentando motivarse y reponerse con mayor velocidad, se dice con seriedad y severidad mentalmente. – Solo esta vez podrás portarte así, kupó. Luego serás firme y duro cual roca. Ser fuerte, significa ser fuerte mentalmente. –
Antes de terminar de acomodar las cosas, se asegura de que la pobre de vestido haya entendido preguntándole si lo hizo. Irguió las orejas y una de ellas se torció ligeramente en dirección de la chica. En ese momento cae en cuenta de que desconoce si es hombre o mujer. A juzgar por los dos bultos en su pecho la consideró inmediatamente mujer. Pero eso no interesaba a Mogu. La bichito esponjoso con ojos negros, muy negros, daba miedo y con esas garras, esa cosa en su boca. Se estremecía con solo recordar. Y el grandototote… intimidaba mucho con los músculos, el color oscuro, los huesos en los pies, los dientes y los ojos penetrantes y perturbadores. Al menos el otro tenía otros colores, pero este era oscuridad total.
Movió el martillo a una distancia próxima a sus rodillas escuchándola hablar, prometiendo portarse bien. Mogury arrodillado gira torpemente sin levantarse y alrededor de los corotos. La observa con los ojos entre cerrados mostrando una obvia duda sobre la respuesta. Esa prueba la enseñó mamá, Mogu raras veces la pasaba. Reía si cuando mentía y le hacían esa cara. – Así me gusta, kupó. Las niñas deben portarse bien. Bueno, todos debemos portarnos bien, kupó. Pero una niña que se porte bien, es muy lindo. – Comentó con su armoniosa voz original. En eso, la del vestido pregunta algo extraño. – ¿Kupó? ¿De quién soy? No entiendo, kupó. Pero supongo de mamá y papá, kupó. – Limitándose en decir algo más. Realmente no entendía. ¿Uno puede pertenecerle a alguien?
Ya las preciadas posesiones del mitad conejo yacían en donde debían. La chica se presentaba y exponía su situación. – Feith, yo soy Mogury, kupó. Aunque muchos me llaman Mogu, dicen que es más corto y mono. – Involuntariamente deja ver una expresión de inconformismo al respecto. – ¡Estamos casi igual, kupó! – Dijo con cierta emoción. – Si, nada como el hogar de uno, kupó. La cama, la frazada, la comodidad y seguridad. – Respiró hondo mientras su mirada se perdía entre los arboles durante ese instante. Añoraba a la madriguera incluso habiendo pasado solo unas horas desde su partida. Lo siguiente que ella dice lo hizo reflexionar. Si le daba el dulce, tendría un hambre mayor. – Puedo darte una nuez, pero eres muy grande. Tal vez no te llene, pero es algo. – Hurga en la bolsa un momento hasta sacar de ella una bolsita. – Y aquí está el caramelo. Te lo daré después de comer, sino tendrás mucha más hambre y de paso lombrices. – Sacó una de las nueces, rompió la cascara con el martillo como antes y las partes comestibles se las ofreció. Transcurrido un segundo responde a la pregunta con una mentira sin titubear. – No, no vivo por aquí, kupó. – Comprometer a la comunidad definitivamente superaba los esfuerzos por ser honesto. Le advirtieron, aconsejaron y pidieron muchas veces callar sobre su lugar de origen con los seres de la superficie. Tampoco ahondó en dar explicaciones de donde provenía entonces.
El comentario de Wood enalteció a Mogu y fue inevitablemente notable por su respingo. Y se sonrojó por la proposición. Sonreía con la mirada gacha y nerviosa. – ¡¿A-a-a-abrazarme,kupó?! – Faltaban otras cosas por mencionar pero no podía pensar con claridad. Pensaba tan deprisa, y se tambaleaba de un lado a otro alertando de su confusión-sorpresa y otro posible desmayo. Era demasiado raro, difícil de creer. Finalmente alguien dependía de su fuerza y protección, de él. Estaba tan cerca el uno del otro que temeroso y emocionado a la vez dijo. – S-sí. – Apartando la mirada a un lado y abriendo sus brazos para recibirla. – Te protegeré, kupó. Nadie te hará daño. No lo permitiré, kupó. – Acariciaba con su mejilla la piel descubierta de la chica. Le agradecía por tener fe en él. Las nuevas experiencias alimentaban al inocente e inexperto Mogu, abrumado y a la par contento. Inconscientemente buscaba consuelo en la chica. Intentando motivarse y reponerse con mayor velocidad, se dice con seriedad y severidad mentalmente. – Solo esta vez podrás portarte así, kupó. Luego serás firme y duro cual roca. Ser fuerte, significa ser fuerte mentalmente. –
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Sentía aquella sensación familiar del temblor antes de transformarme, era puro fuego, pura pasión, pero esta vez la fiera no surgió de mi, sino infinitas ganas de abrazar y tocar aquella colita tan esponjosita, ese cuerpito redondeado y por supuesto tan juvenil. Era un niño y seguramente estaba perdido, solo eso podría ser, o bien se había escapado. Tenía demasiados sentimientos encontrados, pero quería llevar la farsa de ser buena hasta el final. No pasé por alto sus miradas hacia Furia y Chy y no pude dejar de preguntarme qué pasaba con él… además, me había tratado de niña que se portaba bien. Me estaba tocando el corazón esa criatura, podía sentirlo. Era tan difícil contenerme…
Poco a poco corroboraba la historia que me había figurado en la cabeza, Mogu probablemente había huido. Iuuug lombrices dejando que un veradero temblor recorriera mis extremidades. Odiaba esas cosas y hacían mal, claro que no comería el dulce primero, pero una nuez no llenaría esa barriga, eso jamás. Se me apetecía un buen asado, algo gordo y tierno a lo que clavarle el diente, pero claro, no podía. Entrecerré los ojos tratando de pensar en qué hacer mientras escuchaba lo que el pequeño decía con esa pose tan desconcertante. Dudaba mucho que realmente no fuera de por allí, quizás quisiera irse realmente… porque dudaba mucho que hubiese sobrevivido solo por mucho tiempo, pero no traje el tema a colación. Parecía muy orgulloso de las palabras que luego le dije, por lo que no pude más que sonreír con cierta inocencia.
Era tan tierno, juraría que de no tener tanto pelo estaría completamente sonrojado. Cuando abrió sus bracitos no pude más que abrazarle fuertemente cubriéndole todo todito. Recordé que se trataba de un herbívoro e intenté contenerme y no volver a asustarle, pero mientras duró lo disfruté mucho. Olía ligeramente a hierba y tierra. También a humedad, pero eso era normal luego de estar en ese riachuelo. Su blanca piel era tan suave como parecía y aquellos pequeños músculos no hacían más que despertar un lado protector que no recordaba poseer. Luego de eso Mogury me acarició la mejilla y le devolví una mirada llena de angustia a sus ojos. “Por todos los dioses niño, deberías de estar con tu familia” grité en mis pensamientos buscando alguna forma de pensar en como mantenerle lejos de los peligros.
Aquellos ojos grandes y negros eran tan profundos como el lago de la luna en plena noche de luna llena. Hermosos, brillantes, transparentes e inocentes. Mogury, ¡eres tan bueno! Gracias… gacias le dije apartándome de el y poniéndome lentamente en pie. Por algún motivo sentía que debía ralentizar todos mis movimientos. ¿Por qué no buscamos algo para comer? Si no vives por aquí puedo llevarte en mi yegua por donde me digas ofrecí mirando con cierto desconcierto el fruto que me había dado. Se olía como algo digerible, de hecho recordaba haberlo probado alguna que otra vez… pero tampoco sabía como sacar el contenido de su interior sin parecer una bestia rabiosa.
Pero qué torpe, no les he presentado comenté rascándome la nuca con cierta timidez. Furia dio un paso hacia adelante. Esta es mi amiga Furia y el que ves allí es Chy, mi halcón.
Esperaría a escuchar y ver las reacciones del pequeño y luego comenzaría a empacar mis cosas para ponernos en camino.
Poco a poco corroboraba la historia que me había figurado en la cabeza, Mogu probablemente había huido. Iuuug lombrices dejando que un veradero temblor recorriera mis extremidades. Odiaba esas cosas y hacían mal, claro que no comería el dulce primero, pero una nuez no llenaría esa barriga, eso jamás. Se me apetecía un buen asado, algo gordo y tierno a lo que clavarle el diente, pero claro, no podía. Entrecerré los ojos tratando de pensar en qué hacer mientras escuchaba lo que el pequeño decía con esa pose tan desconcertante. Dudaba mucho que realmente no fuera de por allí, quizás quisiera irse realmente… porque dudaba mucho que hubiese sobrevivido solo por mucho tiempo, pero no traje el tema a colación. Parecía muy orgulloso de las palabras que luego le dije, por lo que no pude más que sonreír con cierta inocencia.
Era tan tierno, juraría que de no tener tanto pelo estaría completamente sonrojado. Cuando abrió sus bracitos no pude más que abrazarle fuertemente cubriéndole todo todito. Recordé que se trataba de un herbívoro e intenté contenerme y no volver a asustarle, pero mientras duró lo disfruté mucho. Olía ligeramente a hierba y tierra. También a humedad, pero eso era normal luego de estar en ese riachuelo. Su blanca piel era tan suave como parecía y aquellos pequeños músculos no hacían más que despertar un lado protector que no recordaba poseer. Luego de eso Mogury me acarició la mejilla y le devolví una mirada llena de angustia a sus ojos. “Por todos los dioses niño, deberías de estar con tu familia” grité en mis pensamientos buscando alguna forma de pensar en como mantenerle lejos de los peligros.
Aquellos ojos grandes y negros eran tan profundos como el lago de la luna en plena noche de luna llena. Hermosos, brillantes, transparentes e inocentes. Mogury, ¡eres tan bueno! Gracias… gacias le dije apartándome de el y poniéndome lentamente en pie. Por algún motivo sentía que debía ralentizar todos mis movimientos. ¿Por qué no buscamos algo para comer? Si no vives por aquí puedo llevarte en mi yegua por donde me digas ofrecí mirando con cierto desconcierto el fruto que me había dado. Se olía como algo digerible, de hecho recordaba haberlo probado alguna que otra vez… pero tampoco sabía como sacar el contenido de su interior sin parecer una bestia rabiosa.
Pero qué torpe, no les he presentado comenté rascándome la nuca con cierta timidez. Furia dio un paso hacia adelante. Esta es mi amiga Furia y el que ves allí es Chy, mi halcón.
Esperaría a escuchar y ver las reacciones del pequeño y luego comenzaría a empacar mis cosas para ponernos en camino.
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Los ojitos del pequeño, ahora un poco desanimado y animado a la vez, contemplaban a los de Feith. Tenían algo distinto, algo que estaba mal. Se llenó de tristeza por ella y miedo, o algo así, sin saber por qué. Pero su reacción fue opuesta a lo esperado incluso por él mismo. Apretujó con fuerza a la delgada figura e incrustó el rostro en su pecho, pues hasta allí alcanzaba su corta estatura. ¿Qué sucede? ¿Qué es esto, Kupó? comentaba mentalmente confundido. Por un momento olvido todo, y se centró solo en ese sensación irreconocible e inquietante.
Unos segundos después, se separa por la iniciativa de ella y la sigue con la mirada desde el suelo. Mogu parecía encontrarse en un plano distinto, ajeno a la escena, como cuando te recién levantas y aun no estás del todo despierto. Los labios se movían y ningún sonido se escuchó cuando respondió. Tal vez ni siquiera ocurrió. Respiró hondo y despacio, despertando así a sus aletargados sentidos, alcanzando a oír sobre la comida. Siguiendo la corriente y mostrándose atontado dice. Claro… kupó… te… ayudaré. Amarra la gran tela con las cosas dentro, bostezando tiernamente, similar a un gatito y con los parpados caídos. Yo… no tengo… a donde ir… kupó. Expresó como si no tuviese importancia, a la par que tomaba asiento en el piso con las piernas abiertas y los brazos caídos con las manos entre ellas.
Notaba como desconcertada examinaba la nuez, quizás allí arriba no existía ese alimento. Entre bostezo y bostezo brotaban lágrimas que se perdían en su pelaje al caer. Pensaba en mostrarle como comerlo. Imposibilitado por la carencia de energía y el profundo sueño que le acechaba, la observaba en silencio tambaleándose e inclinándose finalmente a su costado derecho. Su atencion se dispersaba enormemente en mil y un cosas desconocidas pero lograba a entender la presentación de los acompañantes de la chica. Repitió los nombres de los animales despacio y melódicamente mientras intentaba alcanzar su martillo. ¿No… te… dan… miedo… kupó? Dijo cediendo y derrumbándose dormido justo al final. A la par un destello titilante azulado y de una forma rectangular tuvo aparición, proveniente del interior del saco de tela. (Es el coso metalico).
Unos segundos después, se separa por la iniciativa de ella y la sigue con la mirada desde el suelo. Mogu parecía encontrarse en un plano distinto, ajeno a la escena, como cuando te recién levantas y aun no estás del todo despierto. Los labios se movían y ningún sonido se escuchó cuando respondió. Tal vez ni siquiera ocurrió. Respiró hondo y despacio, despertando así a sus aletargados sentidos, alcanzando a oír sobre la comida. Siguiendo la corriente y mostrándose atontado dice. Claro… kupó… te… ayudaré. Amarra la gran tela con las cosas dentro, bostezando tiernamente, similar a un gatito y con los parpados caídos. Yo… no tengo… a donde ir… kupó. Expresó como si no tuviese importancia, a la par que tomaba asiento en el piso con las piernas abiertas y los brazos caídos con las manos entre ellas.
Notaba como desconcertada examinaba la nuez, quizás allí arriba no existía ese alimento. Entre bostezo y bostezo brotaban lágrimas que se perdían en su pelaje al caer. Pensaba en mostrarle como comerlo. Imposibilitado por la carencia de energía y el profundo sueño que le acechaba, la observaba en silencio tambaleándose e inclinándose finalmente a su costado derecho. Su atencion se dispersaba enormemente en mil y un cosas desconocidas pero lograba a entender la presentación de los acompañantes de la chica. Repitió los nombres de los animales despacio y melódicamente mientras intentaba alcanzar su martillo. ¿No… te… dan… miedo… kupó? Dijo cediendo y derrumbándose dormido justo al final. A la par un destello titilante azulado y de una forma rectangular tuvo aparición, proveniente del interior del saco de tela. (Es el coso metalico).
- Spoiler:
- Por si llegas a revisar sus cosas la bolsa contiene esto:
. – Nueces – Un ungüento – Una extraña esfera verde traslucida no mayor a una pelota de béisbol – Un trozo de metal sin identificar, que en realidad es un aparato pequeño – Varios caramelos de color ámbar en una bolsa pequeña de tela – Un cepillo –
Viktor Petrenko
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Algo andaba mal con la criatura, dejé de empacar mis cosas ¿miedo? repetí con una sonrisa y me volví a observarle, pero me di cuenta que sus movimientos eran lentos y poco naturales, incluso su voz parecía salir con cierta dificultad. Aquellas palabras que había dicho con anterioridad confirmaron mis sospechas, el pequeño había huido de su hogar aunque ahora se me ocurría una nueva interrogante “¿qué tal si al igual que con mi aldea también barrieron la de él?”, pensaba buscar la forma de preguntarle, más al ver su semblante lo descarté con preocupación. Sus grandes ojos parecían estar perdiendo el brillo y la luz mientras que el resto de su cuerpo se dormía lentamente. Pronto estaba tambaleándose de aquí para allá como una hoja a punto de caer al suelo desde donde se había sentado.
Furia resopló por el hocico emitiendo un largo “frrrrrr” estiró su pescuezo y paró las orejas hacia el cuerpecito inerte. Mientras que Chy solo se contentó con mirar con uno ojo y luego otro la pequeña figura. Todo parecía estar sucediendo muy deprisa, todo menos los movimientos de mi cuerpo que parecían ser cada vez mas lentos. No sabía qué hacer ni dónde meterme, ¿estaba muerto? eso no podía suceder ¿o si?. Me llevé las manos a la cabeza y olfatee el aire como simple acto reflejo. Miré a todos lados y al no ver a más testigos me acerqué lentamente al pequeño que con alivio comprobé aún respiraba. ¡Solamente dormía!. Me sentía como una idiota, pero una idiota feliz. ¿Quién se dormía en una situación así? O ¿quién se dormía mientras hablaba? ¡ese chico sí que tenía agallas para hacerme sufrir de ese modo!
Tomé todas mis pertenencias y las puse sobre Bravía, luego tomé al pequeño conejo en brazos y comencé a caminar hacia donde me dirigía el olfato. Luego de alrededor de media hora de camino limpio llegamos a lo que parecía ser una especie de paraíso frutívoro o lo que fuese. Entre los árboles había predominancia de árboles con frutas comestibles, un buen lugar para ese pequeño conejín. No era del todo de mi agrado… pero supuse que podría sobrevivir y que había pasado peor. No pensaba avanzar más hasta saber un poco más de ese chiquillo y a partir de allí tomar una decisión. Por lo pronto le había dejado en un pequeño hoyuelo en la tierra, entre las raíces de un árbol. Suponía que allí estaría cómodo en su siesta…
Yo me dediqué a explorar el lugar y recoger lo que era comestible. Tenía muchas dudas con respecto a levantar niños ajenos en el camino, sobre todo de esa naturaleza. ¿Cómo se lo tomaría el clan? no había forma de presentarle ante el gremio y tampoco creía que fuera bueno llevarle hasta el pueblo, mi lado licántropo no le habría dejado un buen gusto por la forma en la que nos conocimos ¿sería bueno dejarle mientras dormía? probablemente era el mejor curso de las cosas, pero no podía dejar de sentirme responsable. Me senté en el suelo, no muy lejos del conejo, para pensar. Casi podía sentir que se me veía una migraña encima. Respiré profundamente, le di una mordida a la manzana y observé a Furia y Chy divertirse en un pequeño claro.
Tendré que buscarle un hogar… susurré casi con tono de pregunta.
________________
Off:Lo siento u.u si ves que desaparezco así puedes patearme del hilo, o mandar un privado o suspender el tema. No tengo planeado volver a hacerlo, pero estás en todo tu derecho T///T me avergüenza haberte hecho esperar así
Furia resopló por el hocico emitiendo un largo “frrrrrr” estiró su pescuezo y paró las orejas hacia el cuerpecito inerte. Mientras que Chy solo se contentó con mirar con uno ojo y luego otro la pequeña figura. Todo parecía estar sucediendo muy deprisa, todo menos los movimientos de mi cuerpo que parecían ser cada vez mas lentos. No sabía qué hacer ni dónde meterme, ¿estaba muerto? eso no podía suceder ¿o si?. Me llevé las manos a la cabeza y olfatee el aire como simple acto reflejo. Miré a todos lados y al no ver a más testigos me acerqué lentamente al pequeño que con alivio comprobé aún respiraba. ¡Solamente dormía!. Me sentía como una idiota, pero una idiota feliz. ¿Quién se dormía en una situación así? O ¿quién se dormía mientras hablaba? ¡ese chico sí que tenía agallas para hacerme sufrir de ese modo!
Tomé todas mis pertenencias y las puse sobre Bravía, luego tomé al pequeño conejo en brazos y comencé a caminar hacia donde me dirigía el olfato. Luego de alrededor de media hora de camino limpio llegamos a lo que parecía ser una especie de paraíso frutívoro o lo que fuese. Entre los árboles había predominancia de árboles con frutas comestibles, un buen lugar para ese pequeño conejín. No era del todo de mi agrado… pero supuse que podría sobrevivir y que había pasado peor. No pensaba avanzar más hasta saber un poco más de ese chiquillo y a partir de allí tomar una decisión. Por lo pronto le había dejado en un pequeño hoyuelo en la tierra, entre las raíces de un árbol. Suponía que allí estaría cómodo en su siesta…
Yo me dediqué a explorar el lugar y recoger lo que era comestible. Tenía muchas dudas con respecto a levantar niños ajenos en el camino, sobre todo de esa naturaleza. ¿Cómo se lo tomaría el clan? no había forma de presentarle ante el gremio y tampoco creía que fuera bueno llevarle hasta el pueblo, mi lado licántropo no le habría dejado un buen gusto por la forma en la que nos conocimos ¿sería bueno dejarle mientras dormía? probablemente era el mejor curso de las cosas, pero no podía dejar de sentirme responsable. Me senté en el suelo, no muy lejos del conejo, para pensar. Casi podía sentir que se me veía una migraña encima. Respiré profundamente, le di una mordida a la manzana y observé a Furia y Chy divertirse en un pequeño claro.
Tendré que buscarle un hogar… susurré casi con tono de pregunta.
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
Aviso de advertencia por inactividad
El tema posee más de dos semanas sin actividad.
Se les recuerda que el abandono de temas corresponde a la resta de 5 puntos de la suma total de puntos del infractor.
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Johannes
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Re: Hola mundo, soy Mogury, un gusto conocerte [Abierto]
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Johannes
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