¿Fue buena idea escoger este sendero? [Interpretativo-Libre] [Cerrado]

Hacía varios días que habíamos dejado atrás la compañía de la señorita Hestia y su amiga la señorita Azeth. Habíamos llegado a un poblado y restablecido provisiones poco antes, más que nada armas para poder defender-nos, puesto que nos encontrábamos en un territorio desconocido para ambos. Uno de los pueblerinos, nos dijo que el camino más corto era cruzando las minas, pero también era uno de los más peligrosos. Habría que ir con mucha cautela.

Miles de túneles y rincones, se extendían en esa mina. Dudé de entrar, sobretodo por mi compañero, no deseaba exponer-lo a peligros, no más de los que ya había pasado. Cuando era más pequeño me habían llevado a una mina, así que me sabía algún que otro truco de mineros para sobrevivir, el jefe de los mercantes que me había adoptado era muy buen amigo del jefe de las minas en el sur.

— ¿Cómo se encuentra señor Cataxtrofe? Si desea descansar sólo dígalo, es preferible estar relajados en estos lugares por cualquier improviso que pudiese suceder.— Afirmé en voz baja.

La mina parecía ligeramente abandonada, sin embargo había unos pequeños hongos bioluminscientes que creaban un camino de luz y no parecían estar colocados de forma muy... ¿"natural"? Tendríamos que estar aún más alerta, nuestro camino era salir de la mina por el otro extremo, y a poder ser sin ningún percance. No me gustaría encontrarme en problemas de según que tipo aquí dentro.

Rió divertido ante lo que veían sus ya cansados ojos. – ¡Juguetes nuevos! – Susurró alegre como un joven muchacho que acaba de recibir un preciado regalo por su cumpleaños – Sí, sí, sí, juguetes, sí, me encantan los juguetes.  – El anciano enfundado en la raída capa de color oscuro avanzó, ayudándose de su bastón, a través de los oscuros pasadizos de las minas en las que llevaba viviendo más tiempo del que recordaba.

No había sido fácil sobrevivir allí abajo todo aquel tiempo, pero el hecho de que hubiese avanzado tanto en su investigación había sido gracias al lugar en el que se encontraba, gracias a la oscuridad congénita  de las minas que, como él, se arrastraba por las paredes en aquel preciso instante.

Riendo por lo bajo pronunció unas palabras en voz bajas, unas palabras que sabía muy bien, una palabras de su invención,  las cuales le convirtieron en algo similar a una sombra, un ente de color negro que flotaba a escasos metros del suelo. Si hubiese tenido cara se habría reído.

Entonces, pasó junto a los incautos visitantes sin que estos se percatasen siquiera de su existencia y, con un suave movimiento de manos, la entrada que tenían justo tras ellos se cerró.

-Vamos a jugar a un juego, ¿Vale? – Fue lo único que pudieron oír los presentes antes de que la más absoluta oscuridad les rodease.




Instrucciones:

• Alkar, has entrado por tu propia cuenta y riesgo en uno de los sitios más peligrosos de Aerandir. La oscuridad te rodea y puedes oír el movimiento de seres con bastante extremidades a tu alrededor, rodeándote. Tú y cualquier persona que ya haya contigo (Cataxtrofe, según veo) debéis escapar del lugar en el os encontráis; pero primero seria bastante conveniente para vosotros que encontrarais alguna fuente de luz.
  

La vida en los caminos no me desagradaba, podia ver cosas nuevas todos los dias, el aire que nos acompañaba era relajante... vamos que no me podia quejar. Hacia apenas unos días llegamos a un pueblo donde nos indicaron que el camino mas rápido era por las minas... bajo tierra... ESO ya no me hacia tanta gracia, pero mi compañero parecía estar tranquilo, eso me tranquilizo.

Al llegar a la entrada de la mina mi compañero me pregunto que si quería descansar, - No gracias, prefiero entrar ahora, cuanto antes entremos antes saldremos.- a decir verdad me ponía muy nervioso solo la idea de ir por unos túneles de a saber cuando, con los soportes casi seguro medio podridos y para colmo con varias toneladas de piedra sobre la cabeza, para colmo el aire que salia de dentro se notaba un poco como cargado, denso, en comparación al aire que me rodeaba, todo junto preparaba un cóctel que no quería yo probar... Pero al final un poco indeciso entre en la mina acompañado de mi compañero, lo primero que me llamo la atención fueron esos hongos brillantes, tenia que estudiar-los.

No tuve tiempo siquiera a dar unos pasos cuando se escucho una voz casi como un susurro que contaba que íbamos a jugar a un juego... acto seguido oscuridad absoluta, la entrada a la mina quedo cerrada, con esta cerrada ya no entraba ni un ápice del aire del exterior y en un segundo quedo todo inundado por ese aire apestoso, denso y sobrecargado, por un momento me ataco un mareo y el echo que estuviese todo oscuro no ayudaba en nada, me puse muy nervioso. - ¿Alkar... d-donde estas?- En ese instante deseaba ser un dragon de fuego y no uno de aire.

Extraños ruidos llegaban des del interior de la mina, a juzgar por la sonoridad se trataba de insectos o arañas. No era algo que me diese miedo, después de todo los sentidos de un cazador deben percibir a la presa no sólo con la vista, sino también con la oída y otros sentidos. Había aprendido a cazar de noche, cierto era que no podía ver en esa oscuridad... Pero por suerte teníamos unas linternas naturales a nuestro alcance.

Cuando hicimos unos pasos hacía dentro para comprobar el lugar, algo cerró nuestra única forma de redimir-nos de nuestra elección. Para bien o para mal, ya no podíamos volver hacia atrás.

— Tendremos que seguir hacía delante... — Afirmé cuando se cerró la puerta y me acerqué a uno de los hongos bioluminiscentes que se encontraba a mi derecha. — Estoy aquí señor Cataxtrofe. — Contesté de forma tranquila, e hice unas señas tapando y dejando salir la luz del hongo. — Acérquese siguiendo mi voz y la luz que va y viene.  

Alguien o algo habló tras nosotros, afirmó que deseaba jugar a un juego. Desearía que Dimobo estuviera aquí, él podría ver perfectamente en esta oscuridad. Cuando Cataxtrofe se acercó, cogí una pequeña botella de vidrio que llevaba y la llene de esos hongos, así podríamos ver un poco en esa oscuridad y calmaría un poco al niño que parecía agitado. Me fijé que los hongos dejaban ir un líquido fosforescente también, eso sería de gran ayuda.

— Vamos. No se separé de mi. — Afirmé y acerqué al niño hacía mí para tener-lo controlado en caso de que alguna criatura decidiera atacar-nos.

Seguimos tierra adentro, aun no me gustaba la idea de entrar en las entrañas del mundo pero ahora no había otra salida... por suerte el no estar solo me ayudaba a mantener la calma. Seguimos andando hasta una cámara con antiguos y oxidados artilugios de minería, tras unos estridentes ruidos mecánicos nos quedamos atrapados de nuevo... para colmo la cámara empezaba a inundarse.

Ahogue un grito mientras trataba de no perder la calma, la sala parecía llenarse a una buena marcha... no si ya lo sabia yo... meterse dentro de la tierra... MALA IDEA, para que quiere un dragón capaz de sobrevolar montañas si luego quiere meterse bajo tierra como si fuera una rata. Vi el tarro con los hongos brillantes y una idea se me pasó por la cabeza, hasta ahora habíamos seguido un camino de hongos que nos había conducido hasta esta sala, así que me puse a buscar por la sala hasta que encontré un hilillo brillante producto de los hongos, que crecía hasta llegar a una pared, - Allí Alkar mira, hay una brecha en la pared.- Me acerque casi corriendo hasta llegar, la corriente era notable, trate de empujar a ver si la pared cedía ayudado por la corriente no debería ser muy difícil, pero bajo mi fuerza no podía abrirme paso, - ¡Ayúdame!" Quizá con la fuerza de Alkar si consigamos abrir-nos paso, a parte que aun reservaba una carta.

La sala estaba bien abastecida de materiales y herramientas de minero, así que no dude en adueñarme de algunos hasta que la sala empezó a llenarse de agua y cambió mi prioridad. Observé detenidamente el lugar hasta que Cataxtrofe encontró algo que llamó su atención y me llamó para que le ayudara.

¡Voy! -fui rápidamente a dónde se encontraba el niño-

Intenté ayudarle con las manos desnudas pero resultaba inútil, y poco a poco la sala seguía llenándose de agua. Al poco recordé los picos que había colgados en la pared, cogí uno de ellos y me dirigí rápidamente al lado de Cataxtrofe.

¡Apartese! -dije mientras me dirigía con todas mis fuerzas hacía la grieta-

Dí varios golpes arrancando parte de la pared, hasta abrir un gran boquete por el que empezó a salir toda el agua que entraba y daba a una sala mayor dónde el cielo estaba descubierto. Después de recuperar el aliento por el momento de tensión observé los alrededores. Había rocas por todas partes, así que probablemente se habían desprendido hace tiempo del techo. El agujero era bastante grande, tan grande que hasta un dragón pequeño podría salir por él. La Luna se alzaba blanca, bañando toda esa zona con su velo blanco, tanto que las rocas parecían inmensas pepitas de plata. Al lado había un pequeño charco dónde iba a parar toda el agua que salía del almacén de minería. Miré a Cataxtrofe con culpabilidad, le había metido en problemas por meterle en ese sitio... Aún no estaba del todo preparado para vagar por el mundo acompañado, hubiese tenido que pensar antes de meterme en este sitio, ya des de un principio daba mala espina. Me fié demasiado de la gente y terminé involucrando a una persona en mis equivocaciones... Tan sólo quería atajar y llegar antes a un sitio conocido... Había olvidado que el camino más corto no es siempre el más fácil.

Siento mucho haberle metido en estos problemas... No pensaba que fuéramos a meternos en tantos problemas por coger un atajo.