[Cerrado] Carrera de Upeleros [Interpretativo - Libre - Noche]

Estaba caminando tranquilamente por la estrellada noche de la ciudad de Lunargenta, comprando una cantidad exagerada de comida para mi y mi fiel amigo Maximous. Tarde varias horas pero términe, al hacerlo, comencé a llevar a rastras mis bolsas —¡¿Nadie ayuda por aqui a una ''dama''?! Pensé con el ceño fruncido. Hasta me ardían las manos de tanto arrastrar las bolsas.
Tarde como 20 minutos en llegar a mi casa, abrí la puerta y entre sin observar el lugar. Encendí las velas con un chasquido de dedos, vaya, Vincent me enseño bien después de todo. —Buena esta ventaja de ser bruja, ¿podría yo...? inmediatamente observé las bolsas que yacían fuera de casa aun, y abrí las palmas de mis manos para hacerlas levitar con la telequinesis, dios, pesaban demasiado, pero era más fácil de esta manera, aun así, me provocaba dolor de cabeza. Tarde un poco pero por mucha concentración y esfuerzo  logre usar mi poder para meter las bolsas dentro de casa, y subirlas sobre la mesa.
Di saltos sobre mi eje de la emoción, había avanzado muchísimo, y todo gracias a Vincent y sus libros. Pero de pronto comencé a marearme, así que me puse a descansar en el sillón de la sala. Tenia los ojos entrecerrados pero algo había capturado mi atención, era un papel adherido a mi bota derecha. Lo tome y lo leí, una.. ¿¿¿carrera de Upeleros??? como detesto a esos animales, son una especie de gallinas mutantes, Hmmm.. no gracias, prefiero a Maximous. Estaba a punto de lanzar el folleto al suelo hasta que vi que detrás de él había algo escrito, y definitivamente era la letra de Vincent.

“Creo que es bueno que pasemos un día sin magia para variar. Me ha parecido interesante esta carrera de upeleros. Te veo allí si deseas venir. Atentamente Vincent.” decia atras de esta, ¿una cita? Nah, adoro a Vincent, pero es la persona más seria que he visto en mi vida, es aburrido y serio, aun así sentía afecto por el, es como el hermano mayor responsable que siempre necesite en mi vida.
Estaba muy exhausta, pero que más da, era Vincent, y quería que vaya. Di un suspiro y me levante de una vez en busca de Maximous, que yacía en mi patio trasero. Le di un beso en su frente y le puse su montadura, y cuando estábamos listos comenzamos a cabalgar a todo vapor hacia la granja que en mi opinión estaba lejos, pero gracias a mi gran caballo no tardaríamos en llegar.

Casi atropello a media ciudad esta noche, no es mi culpa que quieran retirar sus mercados a esta hora de la noche, pero bueno, creo que es mi culpa, yo soy la loca cabalgando por el medio de los mercados, que más da.
Tardé aproximadamente 20 minutos en llegar a la granja, y a lo lejos podía escuchar a un pregonero diendo las instrucciones, Maximous estaba muy inquieto a causa de tanta gente, así que lo deje atado a un tronco, no me preocupaba que lo quieran robar, porque conozco a la perfección la reacción de el cuando lo quiere montar otra persona que no sea yo.
A medida que avanzaba podía sentir a una cantidad insoportable de personas enredadose entre mis cabellos, estaba perdiendo la poca paciencia y cordura que me quedaba a causa del exceso de sueño que tenia esa noche, tenia unas profundas ganas de lanzar llamaradas por todas partes pero me contuve, no quería iniciar un escándalo en una noche tan tranquila.

A unos pasos de mi logro distinguir a Vincent, parado firmemente y observando el lugar, inmediatamente me brillaron los ojos y fui corriendo hacía el, dándole un amistoso abrazo.
—¡¿Listo para perder contra mi, Gallinita?! Quizá seas mi maestro, pero en cabalgada no me superas, abuelito dije en un tono encantador y burlón, dándole golpes en su brazo derecho para provocar sus ganas de competir.
Odio a estos animales, me parecen muy raros, pero que más da, es bueno probar cosas nuevas, y también es bueno humillar de vez en cuando a tu maestro.

Por fin, un día libre, Alanna no se creía que después de lo pasado esos días finalmente pudiera descansar. Ese día había escuchado hablar por la ciudad de una carrera, le paetecía ir a verla, se rumoreaba que sería como un festival, con apuestas, puestecitos y juegos. Llegó paseando, sin demasiada preocupación, un camino llevaba a la enorme mansión rodeada de bosques donde se celebraría el evento.

La noche era clara, de una luna inmensa, estrellas titilantes y aire fresco. No hacía frío, simplemente era una noche de en sueño,
en la que, además disfrutaría de una carrera de... como se llamaban esos bichos, lo había oido varias veces, upe.. ude... Upeleros, eso.

Llegó al recinto que, efectivamente, se asemejaba a una fiesta de la ciudad, llena de luces, tiendecitas de recuerdos, de bebidas y comida, un recinto donde ver a los animales, incluso había gradas rodeando una pista. Alanna avanzaba sonriente con las manos unidas en su espalda mirandolo todo embobada. Normalmente no tenía la oportunidad de disfrutar de las fiestas por estar vigilando, pero esta vez era diferente, allí no era una guardia, no era nada más que una persona que iba a disfrutar del ambiente.

Mientras contemplaba los animales escuchó, dentro del corral, una enorme discusión. Curiosa, se mordió el labio y, con una sonrisa, se decidió a saltar los postes y acercarse. Tras uno de esos animales tan altos, dos hombres discutian, al parecer uno de los participants había abandonado la carrera. Alanna, divertida, empezó a murmurar cosas como si hablase con el pajaro, que, curiosamente, parecía escucharla con atención.

- Son algo cortos ¿no?- susurró al pajaro mirando a los dos hombres de soslayo- podrían elegir a alguien que participase en su lugar, sería lo más facil, y cuanto más discutan menos tiempo, ¿a que si?
- Señorita, ¿se está burlando?- Preugntó uno de los hombres girandose a mirarla, indignado.
- Lo siento, es que estaban montando un escandalo y llamando la atención. ¿Que sucedes?-explicó y preguntó con una sonrisa.
- Un participante nos ha fallado, y ahora falta por cubrir un cupo, la carrera es por equipos y alguien se quedará solo.- explicó el otro.
- M... no se de pájaros, pero si se cabalgar, si les sirvo, puedo suplir esa plaza.- comentó pensativa, no era lo que tenía pensado, pero sería divertido.
- ¿De veras lo haría? En ese caso, está dentro.- La chica sonrió ante esto y se giró para buscar a alguien que fuera su compañero.


Salió de allí sabiendo que tendría que usar la montura de otra persona, pero sin preocuparse demasiado, le gustaba a los animales. y empezó a recorrer el lugar. Algo alejado, le pareció reconocer a alguien, y, sin pensarlo dos veces, aslió corriendo y tocó la espalda de la persona con suavidad, cuando le vio la cara no tuvo duda:

- Bio, volvemos a vernos.- Sonrió en forma de saludo.

Adoraba los abrazos de Vincent, por más que no eran seguidos, adoraba su aroma, su suave piel, lo adoraba a él en general, le tenia mucho afecto como profesor, por más que a veces sea testarudo y mandon conmigo; tenia un lado suave que se mostraba a la luz del sol en raras ocasiones, pero cuando lo hacia se convertía en mi persona favorita en el mundo. —¡Mejor deja de alardear anciano, que jamás has podido montar a Maximous aun, y créeme que si no tienes eso, no tienes nada!  dije para luego soltar una encantadora risa que resonaba el lugar, a pesar de estar repleto de personas.
Pero algo detuvo el momento, y fue una niña de cabello café, como el que tenia mi madre, solo que este era lacio. Esta me salto encima y tocaba mi cabello como si fuera una muñeca de trapo, sus ojos brillaban al verlo. —¿Me conocerá? ¿leyendas de las Black Lotus quizá? no lo creo, pero no voy a abrir la boca de todas formas. Pensé con el ceño fruncido, pero luego me tranquilice  y me levante del suelo escuchando las peticiones de la jovencita con una sonrisa, me recordaba un poco ami después de todo, tenia esa chispa de libertad que yo ansiaba tener a su edad, no cabía duda. —Sera todo un honor para mi ganar la competencia en su nombre, bella cumpleañera. dije haciendo una reverencia con una sonrisa, para luego acercarme más a su oído. —Los aplastaré como sabandijas. susurré a su odio. Que podía decir... adoraba a los niños, ojala tenga una familia algún día, ¡PERO NO MUY PRONTO!, quiero tantos niños que no pueda ni siquiera contemplar un minuto de silencio gracias a ellos.

La chica me sonrio de oreja a oreja ante mis comentarios, y yo comencé a alejarme junto con Vincent hacía los establos para elegir a un pollo mutante, luego recorde que.. ¡No le había dicho mi nombre!, me voltee a la par que caminaba y la salude con la mano —¡¡DAVINNA, SOY DAVINNA! grité mientras desaparecía entre la multitud.
Una vez que llegamos a los establos, mis ojos podian presenciar a varios competidores, unos calvos, otros enanos, gordos, flacos, y uno... muy pálido, algo bruto, subiéndose una y otra vez al mismo Upelero que lo tiraba reiteradas veces de el mismo, hasta que finalmente logro subirse. Luego estaba Vincent, que también tenia problemas con su animal, pero logro solucionarlo. Por otro lado, había una jovencita bastante... ¿perfecta?, al parecer conocía al pálido. Y por último, estaba yo, una pelirroja con el cabello desalineado, y una actitud de cualquier especie menos a la de una dama. —Bien por ti, Ravenwood. pensé con una ceja levantada.

En fin, debería estar buscando a un Upelero, ¡reacciona por el amor de los dioses Davinna!, así que finalmente di un giro sobre mi propio eje y comencé a mirar a los animales, gracias a mi distracción choque con la espalda de un hombre muy alto y musculoso, este se dio la vuelta algo apenado al verme chocar con el, al parecer no era bruto. —Jovencita, disculpa, no te he visto, ¿necesitas algo? me pregunto este algo preocupado.
—Jajaja, de hecho estoy bien, no te preocupes, la culpa ha sido mía. Estoy buscando un Upelero, ¿alguno disponible? pregunte enredando mis manos tras mi espalda.
—De hecho, solo nos queda esa, es una hembra, se llama Rayito de Luz, generalmente nadie lo toma porque prefieren a los mas gordos y grandes.
—Entonces es perfecta. dije algo confiada con una sonrisa de oreja a oreja. —¿Sabe que un animal es más rápido si este es más ligero? El peso y altura del jinete interfiere en la situación claro, pero la del animal también. comenté guiñándole un ojo al hombre, para luego avanzar hacía ''Rayito de Luz''. Esta se asusto ante mi presencia, moviendose con brusquedad. Por otro lado, yo intentaba calmarla. —¡Tranquila niña, tranquila!  dije acercándome más a ella con mis brazos, para finalmente alcanzar su pico y acariciarlo con mis pequeñas manos. —Tranquila... ya esta. dije en un tono muy calmado, implementando confianza en el Upelero.

Cuidadosamente me fui acercándome más a su torso, tomando la montadura que estaba colgada a un lado para ponérsela. Al hacerlo me subí al animal cuidadosamente, este se comportaba muy relajado, como si ya me conociera, pero a decir verdad... implemento mucha confianza en los animales por lo general... si es que no los estoy tratando de cazar, claro.
Cuando ya estaba lista me acerqué con una sonrisa al chico pálido, el del jinete rebelde y le extendí mi mano para saludarlo. —Buenas noches, soy Davinna, un gusto. El es mi maestro Vincent, pero al parecer ya se ha presentado. comente mirándolo a los ojos. —¿Y tu eres...? pregunté con el ceño amistosamente fruncido.

Las competencias ya pronto iban a comenzar, y estaba muy entusiasmada, jamás monte estos animales diabólicos, pero las nuevas experiencias me deslumbran, poniendo mi adrenalina al limite por cada segundo, quien sabe... quizá me convierta en la ganadora de la competencia.

Una vez más, Bio se equivocó con su nombre, haciendola sonreir, esaba claro que no lo recordaría en la vida. Al parecer el chico hablaba con un hombre, buscaba un upelero, pero el tipo no parecía convencido, al menos, hasta que la vio a ella. Que sonrió al hombre con educación con un amable "Hola, buenas noches"

La presencia de una chica, al parecer, suavizó las cosas, pues el hombre, con una enorme sonrisa, accedió a trato del vampiro y los guió hasta un establo, ellos serían sus jinetes y participarían en la carrera en nombre del padre de la joven, que, con pensamientos razonables, no pensaba que su hija estuviera lista para ello. Alanna lo entendía, esa chica había estado viviendo entre algodones y una montura, del tipo que fuera, le daría uan libertad que, llegada tan de repente, no sería demasiada buena idea. Era algo que debería hacerse con calma, poco a poco, o, había comprobado que, posiblemente, la cosa no acabaría bien.

Con un pequeño salto, siguió a Bio y al señor hasta los establos, allí, el vmapiro escogio montura y los hombre tenían preparado al upelero que había visto antes, no era de los más grandes, pero le resultaba perfecto, tampoco es que Alanna fuese demasiado alta.

- Este chico es muy obediente, y parece que le ha caido en gracia. No tendrá problemas en manejarlo, eso si, necesita mucha atención, es un animal cariñoso.- Dijo uno de ellos mientras Alanna se acercaba al pajaro, que, en cuanto la tuvo cerca, acercó el pico para rozar la mejilla de la joven.
- Ya lo veo.- rió ella acariciando la cabeza del animal- lo cuidaré mucho, lo prometo.- Se giró a mirar al animalito y con las manos sosteniendo el pico con suavidad, dijo.- vamós a ganar, pequeño.

Dicho estó, subió a él, y en cuanto Bio estuvo listo, se acercó junto a él a la linea de salida, allí, una chica peliroja, al lado del vampiro, le preguntó su nombre mientras la propia Alanna se concentraba en el terreno. Pista de tierra, arboles a su alrededor, se palpó el cinto, para comprobar que llevaba una cuerda. Solía usarlas bastante, siempre eran útiles. Miró de nuevo a los demás participantes. La chica peliroja, un hombre con barba, Bio, y ella misma. Les sonrió y con voz agradable, se presentó:

- Soy Alanna, encantada de conoceros a ambos, mucha suerte en la carrera.

Estaba impaciente por empezar y comprobar quien ganaba.

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Cuando el muchacho pálido me confirmo su nombre, aunque sin mucho entusiasmo, un hombre nos dio las ordenes de comenzar a correr, sin más preámbulo mi emplumada amiga comenzó a correr a gran velocidad y los gritos de la multitud reventaban mis tímpanos de forma desgarradadoras —Vamos muñeca, enseñadle de lo que eres capas. dije a mi Upelero con una sonrisa

Mi cabello se movía a la par del viento mientras montaba al animal, tenia suerte, porque esta era la primera vez que hacía esta locura, por otra parte, no todos la tenían, por ejemplo estaba Bio que accidentalmente casi se estrella con una tribuna, y la chica que nunca menciono su nombre, que honestamente, su estado con su Upelero era patético, pero de todas formas mejor no la subestimo, quien sabe a cuando mi Upelero se le ocurre hacer un ataque de rabieta y no avanzar.
A pesar de todo Bio logro dominar al animal y siguió avanzando, pero iba delante de él. Vincent y yo íbamos cabeza a cabeza, este alardeo de que iba a comprarme un subvenir cuando llegue a la meta y yo le saque la lengua y apropósito guié a mi Upelero para que se estrellara con el suyo. Por suerte el golpe no fue brusco y solo fue una leve advertencia, le sonreí al alejarme. —¡¡A que no me alcanzas!! grite hacia Vincent en modo desafiante y alegre, para luego guiñarle un ojo.

Sin más preámbulo ordenea mi Upelero avanzar, lo cual obedecio y de manera muy veloz. ¿Acaso los animales son asi con mi presencia? No, en realidad no, recuerdo que el animal que más pánico me da son los osos, recuerdo la noche en el campamento que una flecha mal lanzada a causa de Maximous por poco me juega la vida en el bosque.
Volteé mi mirada hacía atrás a ver a los competidores y vi a Vincent tras de mi, esto me causo demasiada risa, la cual resonaba en el lugar. —¡TRAGATE MI POLVO, PROFESOR VINCENT! grité entre risas.

Mi estómago comenzo a resonar en mi interior, joder, me estaba muriendo del hambre, sumando el cansancio, el paseo por lunargenta, y que no he cenado, me estaba causando un ruido intolerable en mi estómago. No veía la hora de que esto acabe para poder comer mi peso en pasteles, es un cumpleaños, ¡¡tiene que haber pastel!!
Y ahora es donde me agarra la nostalgia, extraño las noches de cumpleaños en familia, cuando todo era divertido, cuando no había muros, cuando mamá estaba ahi, cuando mi padre era alegre, cuando el día era siempre soleado para la familia. Si pudiera hacer las cosas de nuevo, juro que lo haría diferente para que mamá aun estuviera aqui.


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Off: Runa N° 1: Vincent. Runa N° 2: Davinna

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Allí situados, ya en posiciones, un hombre se acercó y, finalmente, se dió la señal de salida. Todos los upeleros salieron raudos desde detrás de la linea, el de Bio avanzaba veloz, auque no tanto como el de los otros dos participantes, que se movían como el viento. El suyo, en cambio....

Miró hacia abajo al pajaro sobre el que iba montada que no se movía, simplemente acariciaba su cabeza contra la pierna de la joven, ¿Cómo se doblaba tanto? Intentó azuzarlo, pero no hacía ni caso, empezaba a exasperarse, por lo que, con mofletes inchados, decidió intentar un truco viejo, sacó una galleta de su bolsillo y se la enseñó al pajaro, que empezó a dar vueltas en el sitio mareando a la joven. Que, nerviosa, gritaba:

- ¡Para ya pájaro loco!- gritó cogiendose con fuerza del cuello del animal que, a pesar de haber perdido de vista la galleta, seguía dando vueltas como un poseso

El eplo de la chica se enredaba en su cara mientras intentaba frenar al animal, no sabía que era peor, si, que no se moviera, o que diese vueltas en el chico, las risas de la gente que lo miraba, sin prestar atención al resto de corredores, la sacaba de quicio, molesta, haciendo un puchero, tiró del animal a ver si podía redirigirlo, pero parecía que se negaba, la guardia sentía que no había hecho buena elección, ¿es que había tomado al tonto? Daba la impresión de que era el caso, pero no podía hacer nada, y le gustase o no, todos merecían una oportunidad incluido ese upelero.

Cuando finalmente logró redirigirlo, fue en la dirección contraria. el upelero si seguía corriendo se encontraría de cara a los otros jinetes. Infló los mofletes de nuevo, no posía estar más molesta y con un grito, saltó de esa especie de gallina grande y se pantó delante haciendola frenar en seco y le empezó a gritar:

- ¡Que no es por ahí jolín, al otro lado, al otro lado! ¡No es tan complicado, jolín!- El pajaro, detenido, parecía apunto de echarse a llorar, Alanna, sintiendose culpable, se acercó a acariciarle el pico, por todos los santos, cuanto tiempo estaba perdiendo- Perdona, perdona, no quería gritarte.

Al animal, le dió igual, la chica pensó en empujarlo un poco para, aunque fuera con pena, corriese hacia donde cotaba, y disimuladamente, estiró del cuello del animal que se negaba a girarse, pasó a empujar su costado y, poco a poco, arrastrandolo y resvalandose, logró ponerlo de cara a la salida y volvió a abrazarle el cuello intentando consolar al pajaro que, sin más echó a correr entre piidos con la chica volando colgada de su cuello, gritando:

- ¡Pero ahora no corras pedazo de tonto!

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off: runa para siguiente movimiento

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Los dioses estaban de mi lado esta noche, dejaba todos atrás, al parecer los Upeleros no eran malos animales para cabalgar, por lo menos Rayito de Luz no lo era. Pero jamás reemplazaría a un animal por Maximous —¡¡Vamos muñeca!! falta poco Dije con una sonrisa.
Comencé a soltar aullidos y risas de entusiasmo a la gente a medida que avanzaba, iba ganando, no lo podía creerlo. La multitud gritaba de entusiasmo, muchos de ellos gritaban ''Pelirroja, pelirroja, pelirroja''  en modo de hinchada. Por otro lado volteé mi mirada hacia atrás a ver lo que ocurría... pobre profesor Vincent, al parecer el pálido Bio lo había saboteado. En tanto la joven ''Alana'', al menos así la llamo Bio desde lejos, al fin pudo dominar un poco a su Upelero, pero para su mala suerte no me alcanzaría. Finalmente luego de observar el espectáculo que yacía tras de mi volví a dirigir mirada hacia el frente como una persona normal, aunque... ¿QUÉ PERSONA NORMAL SE METE A UNA CARRERA DE POLLOS GIGANTES?

Comencé a estar a 10 metros de la meta, pero frente a mi había una tabla de madera de unos 2,30 metros como obstáculo, se suponía que debía saltar sobre el. El corazón volvió a acelerarme y le di ordenes a mi Upelero para que vaya más rápido. Al llegar pude saltar sobre él, pero por poco no me lo llevo por delante, fue demasiada suerte. —¿Y ahora que he hecho para que los dioses no quieran apuñalarme por la espalda cada vez que pongo un pie fuera de mi casa? Ojala toda mi vida fueran así conmigo, maldita sea. Pensé con los ojos en blanco.

Finalmente llegué a la meta con éxito. Me baje de mi adorado Rayito de Luz para luego abrazarla muy agradecida. Comencé a dar giros de ''medialunas'' en la linea de meta con el entusiasmo de una niña competitiva.  Luego me volteé hacía el público con una sonrisa de oreja a oreja —¡Yo soy Davinna Ravenwood! Con orgullo le otorgo a la hija del creador de esta carrera mi Upelero Dije en alta voz dirigiéndome hacia la muchacha de cabellos marrones que tanto me recordaba ami a su edad, le hice una pequeña reverencia, y ella corrió a abrazarme, besándome en la mejilla. Algo confianzuda en mi opinión. —Señor, ¿un consejo? Jamás le prive la libertad a un alma tan liberal como su hija, créeme, ella lo recompensará si no lo hace. Deje que aproveche que es joven para sufrir y divertirse todo lo que pueda.  Dije en modo desafiante al padre de la niña que se estaba acercando a nosotras, algo decepcionado por ver que su hija crecía tan rápido y sabiendo que pronto abandonaría el nido.

Por otra parte, el público al saber mi nombre lo gritaba con euforia, yo estaba más que feliz por mi resultado, y por el favor que le había hecho a la jovencita, ojala siga el camino de la libertad como yo, pero con un poco mas de calma y sabiduría, al menos que si vuelva con su padre, no como yo, que no me pude detener jamas.