Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
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Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Las voces de la multitud apelotonada en los tenderetes del mercando era algo digno de escuchar, un centenar de personas que, de un lado a otro peleaban por la mejor oferta y regateaban con los tenderos.
Eltrant no sabía exactamente por qué estaba allí, no le sobraban los aeros, eso era algo que se podía apreciar a simple vista; pero la ciudad, la gente, le gustaba salir de vez en cuando de la posada a estirar las piernas. Por otro lado desde que tenía la media luna bordada en la capa, sobre su hombro izquierdo, la gente lo confundía cada vez menos con un ladrón. El mercenario encontraba aquello divertido, era simplemente un bordado, seguía estando igual de polvoriento y descuidado que siempre, por no hablar de que aún llevaba al cinto, junto a la espada nueva, lo que quedaba de la antigua.
Sin prestar demasiada atención a las miradas de los guardas que vigilaban el lugar vagó entre los puestos sin rumbo fijo, espadas, armaduras, pociones, aquel lugar tenia de todo; ojeó los diferentes objetos que se fue encontrando sin que nada llamase demasiado su atención, no pudo evitar percatarse de que muchas de las espadas parecían haber sido forjadas con el simple propósito de permanecer sobre la chimenea de algún noble.
Entre todo aquel caos, empujones, gritos y personas que se bloqueaban las unas a las otras, Eltrant acabó fijándose casi exclusivamente en un puesto casi vacío, ligeramente apartado del resto, dónde no había nadie echando un vistazo. Atraído por el hecho de que aquel podía ser el primer puesto de aquel lugar en el que iba a poder pararse a mirar los objetos a la venta detenidamente se acercó.
Lo cierto es que no había realmente nada de interés en aquel lugar, un hombre anciano al que parecían quedarle menos de dos primaveras vendía diferentes objetos, los cuales en un principio no tenían nada en común entre ellos, libros, algún pesado candelabro de bronce e incluso un mandoble. Eltrant suspiró, el tendero pareció ver la cara de decepción del muchacho, pues sonrió y después de trastear el contenido de caja junto a él depositó una brillante piedra azul frente al muchacho.
-“Creo que esto te gustará” – Dijo sencillamente, Eltrant tomó la piedra, del tamaño de un puño, vista de cerca era ligeramente traslucida y emitía un tenue resplandor de su interior. –“¿Es algún… tipo de lámpara?” – Preguntó el mercenario enarcando una ceja a la vez que estudiaba el objeto aún más de cerca, era completamente lisa, como si alguien la hubiese trabajado concienzudamente, el anciano se encogió de hombros –“Lleva conmigo treinta años y aún no sé qué es, me la entregó un aventurero, de esos que viajan por todo Aerandir, como dices, sería una buena lámpara” – Eltrant tanteó de nuevo la gema que tenía entre sus manos –“¿Y por qué me la quiere vender entonces? ¿No es importante?” – El anciano volvió a encogerse de hombros y sonrió –“Bueno… ¿Cuánto pide por ella?” – Realmente no parecía ser nada más que una piedra que por alguna razón brillaba, pero la curiosidad era demasiado fuerte como para no comprarla, quizás en los libros que tenía en la posada hablaran sobre ella. –“Cincuenta Aeros” – Dijo el anciano –“¿¡Cincuenta Aeros por una piedra?!” – Exclamó el joven incrédulo –“Es una piedra que brilla…” – Se excusó el tendero –“¡Pero no es más que una piedra!” – “Pero brilla”
Eltrant apretó los dientes y dejó el dinero que pedía el hombre frente a él, sabía que le acababan de timar, se consoló pensado en que el anciano tenía razón, era una piedra que brillaba, podía llegar a ser de ayuda cuando vagase por los parajes de Aerandir una vez caída la noche.
Abandonó el lugar tan pronto como la gema fue de su propiedad, a paso ligero se dirigió hacia la posada en la que se estaba hospedando, ya había perdido demasiado tiempo en el mercando. –“Cincuentas Aeros por un cascote” – murmuró una vez estuvo en la posada, la cual por fortuna, no se encontraba muy lejos de la pequeña plaza en la que se hallaban los puestos.
Subió hasta su habitación y una vez se tumbó el cama jugueteó con la piedra que acaba de comprar, la cual seguía emitiendo aquel tenue resplandor azul, había dejado algo claro aquel día, no era bueno regateando precios.
Sin previo aviso, mientras seguía pasándose el objeto de una mano a otra tumbado en la cama, la temperatura de la piedra subió, Eltrant gritó dolorido y soltó la gema en cuanto esta se volvió incandescente, la cual rodó por el suelo hasta quedarse a pocos metros de él.
El mercenario se miró la mano aturdido, dónde una pequeña quemadura había aparecido y frunciendo el ceño miro el guijarro azul que yacía en el suelo no muy lejos de él - “¿Esta defectuosa?” - Aquella pregunta fue respondida cuando la extraña joya empezó a vibrar y a dar pequeños saltitos en el lugar donde se encontraba mientras que, gradualmente, el brillo azul aumentaba.
Eltrant observó atónito como esto sucedida, como después de varios segundos, un espeso humo azulado salía de la piedra y se iba volviendo una silueta poco a poco hasta que un hombre de avanzada edad, del mismo color que el humo, flotaba a pocos centímetros del suelo delante de él.
El muchacho no pudo reprimir el grito que salió de sus labios al ver esto, y después de desenvainar su espada en un alarde de reflejos, intentó acabar con el hombre que acababa de salir de la piedra.
La hoja le atravesó como si no fuese más que humo y el individuó comenzó a reírse a carcajadas–“Siempre lo mismo” – Dijo cruzándose de brazos, la voz de aquel tipo era realmente profunda para no ser mucho más que aire –“Al menos no has intentado inhalarme, el último hizo eso… fue bastante ridículo” – Dijo ahora atusándose la barba mientras, flotando, se acercaba al muchacho y le estudiaba detenidamente, este en cambio, trataba vanamente de acabar con el ente lanzando estocadas contra él.
El ente siguió flotando a pocos metros del mercenario quien, al cabo de un rato, acabó dándose por vencido y dejó de atacar. –“¡Por fin!” – Dijo de buen humor –“Normalmente tardan más en darse cuenta de que las espadas no me hacen nada” – “¿Qué eres?” – Pudo articular Eltrant, quien se había alejado varios pasos y seguía con la espada en la mano – “Un hombre de fuertes convicciones, directo al quid de la cuestión, me gusta” – La aparición asintió conforme cruzada de brazos –“Mi nombre es Arquímedes Mansel “– Sonrió al mercenario –“Y soy un aventurero”
Eltrant no sabía exactamente por qué estaba allí, no le sobraban los aeros, eso era algo que se podía apreciar a simple vista; pero la ciudad, la gente, le gustaba salir de vez en cuando de la posada a estirar las piernas. Por otro lado desde que tenía la media luna bordada en la capa, sobre su hombro izquierdo, la gente lo confundía cada vez menos con un ladrón. El mercenario encontraba aquello divertido, era simplemente un bordado, seguía estando igual de polvoriento y descuidado que siempre, por no hablar de que aún llevaba al cinto, junto a la espada nueva, lo que quedaba de la antigua.
Sin prestar demasiada atención a las miradas de los guardas que vigilaban el lugar vagó entre los puestos sin rumbo fijo, espadas, armaduras, pociones, aquel lugar tenia de todo; ojeó los diferentes objetos que se fue encontrando sin que nada llamase demasiado su atención, no pudo evitar percatarse de que muchas de las espadas parecían haber sido forjadas con el simple propósito de permanecer sobre la chimenea de algún noble.
Entre todo aquel caos, empujones, gritos y personas que se bloqueaban las unas a las otras, Eltrant acabó fijándose casi exclusivamente en un puesto casi vacío, ligeramente apartado del resto, dónde no había nadie echando un vistazo. Atraído por el hecho de que aquel podía ser el primer puesto de aquel lugar en el que iba a poder pararse a mirar los objetos a la venta detenidamente se acercó.
Lo cierto es que no había realmente nada de interés en aquel lugar, un hombre anciano al que parecían quedarle menos de dos primaveras vendía diferentes objetos, los cuales en un principio no tenían nada en común entre ellos, libros, algún pesado candelabro de bronce e incluso un mandoble. Eltrant suspiró, el tendero pareció ver la cara de decepción del muchacho, pues sonrió y después de trastear el contenido de caja junto a él depositó una brillante piedra azul frente al muchacho.
-“Creo que esto te gustará” – Dijo sencillamente, Eltrant tomó la piedra, del tamaño de un puño, vista de cerca era ligeramente traslucida y emitía un tenue resplandor de su interior. –“¿Es algún… tipo de lámpara?” – Preguntó el mercenario enarcando una ceja a la vez que estudiaba el objeto aún más de cerca, era completamente lisa, como si alguien la hubiese trabajado concienzudamente, el anciano se encogió de hombros –“Lleva conmigo treinta años y aún no sé qué es, me la entregó un aventurero, de esos que viajan por todo Aerandir, como dices, sería una buena lámpara” – Eltrant tanteó de nuevo la gema que tenía entre sus manos –“¿Y por qué me la quiere vender entonces? ¿No es importante?” – El anciano volvió a encogerse de hombros y sonrió –“Bueno… ¿Cuánto pide por ella?” – Realmente no parecía ser nada más que una piedra que por alguna razón brillaba, pero la curiosidad era demasiado fuerte como para no comprarla, quizás en los libros que tenía en la posada hablaran sobre ella. –“Cincuenta Aeros” – Dijo el anciano –“¿¡Cincuenta Aeros por una piedra?!” – Exclamó el joven incrédulo –“Es una piedra que brilla…” – Se excusó el tendero –“¡Pero no es más que una piedra!” – “Pero brilla”
Eltrant apretó los dientes y dejó el dinero que pedía el hombre frente a él, sabía que le acababan de timar, se consoló pensado en que el anciano tenía razón, era una piedra que brillaba, podía llegar a ser de ayuda cuando vagase por los parajes de Aerandir una vez caída la noche.
Abandonó el lugar tan pronto como la gema fue de su propiedad, a paso ligero se dirigió hacia la posada en la que se estaba hospedando, ya había perdido demasiado tiempo en el mercando. –“Cincuentas Aeros por un cascote” – murmuró una vez estuvo en la posada, la cual por fortuna, no se encontraba muy lejos de la pequeña plaza en la que se hallaban los puestos.
Subió hasta su habitación y una vez se tumbó el cama jugueteó con la piedra que acaba de comprar, la cual seguía emitiendo aquel tenue resplandor azul, había dejado algo claro aquel día, no era bueno regateando precios.
Sin previo aviso, mientras seguía pasándose el objeto de una mano a otra tumbado en la cama, la temperatura de la piedra subió, Eltrant gritó dolorido y soltó la gema en cuanto esta se volvió incandescente, la cual rodó por el suelo hasta quedarse a pocos metros de él.
El mercenario se miró la mano aturdido, dónde una pequeña quemadura había aparecido y frunciendo el ceño miro el guijarro azul que yacía en el suelo no muy lejos de él - “¿Esta defectuosa?” - Aquella pregunta fue respondida cuando la extraña joya empezó a vibrar y a dar pequeños saltitos en el lugar donde se encontraba mientras que, gradualmente, el brillo azul aumentaba.
Eltrant observó atónito como esto sucedida, como después de varios segundos, un espeso humo azulado salía de la piedra y se iba volviendo una silueta poco a poco hasta que un hombre de avanzada edad, del mismo color que el humo, flotaba a pocos centímetros del suelo delante de él.
El muchacho no pudo reprimir el grito que salió de sus labios al ver esto, y después de desenvainar su espada en un alarde de reflejos, intentó acabar con el hombre que acababa de salir de la piedra.
La hoja le atravesó como si no fuese más que humo y el individuó comenzó a reírse a carcajadas–“Siempre lo mismo” – Dijo cruzándose de brazos, la voz de aquel tipo era realmente profunda para no ser mucho más que aire –“Al menos no has intentado inhalarme, el último hizo eso… fue bastante ridículo” – Dijo ahora atusándose la barba mientras, flotando, se acercaba al muchacho y le estudiaba detenidamente, este en cambio, trataba vanamente de acabar con el ente lanzando estocadas contra él.
El ente siguió flotando a pocos metros del mercenario quien, al cabo de un rato, acabó dándose por vencido y dejó de atacar. –“¡Por fin!” – Dijo de buen humor –“Normalmente tardan más en darse cuenta de que las espadas no me hacen nada” – “¿Qué eres?” – Pudo articular Eltrant, quien se había alejado varios pasos y seguía con la espada en la mano – “Un hombre de fuertes convicciones, directo al quid de la cuestión, me gusta” – La aparición asintió conforme cruzada de brazos –“Mi nombre es Arquímedes Mansel “– Sonrió al mercenario –“Y soy un aventurero”
Última edición por Eltrant Tale el Mar Jul 14 2015, 18:01, editado 1 vez
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Su estancia en la ciudad ya empezaba a tomar peso, había recordado cómo era moverse por las calles, el esquivar a su gente...a los ladrones, y además a esquivar a quien menos quería volver a ver, aunque al parecer la buscaba, pues hacía un día atrás juró haber visto a alguien con un cartel con un ''garabato'' que se parecía a ella. Aún así había conseguido hacerse un hueco y, tras los encontronazos del primer día, ahora todo estaba en calma.
Era por la mañana y estaba paseando por el mercado, pues era el lugar en el que pasaba más tiempo, allí se apelotonaba todo el mundo, era donde la gente compraba y vendía, donde algunos también hacían su día robando a incautos que no vigilaban sus bolsillos y, además, el mejor lugar donde pasar desapercibida si se lo proponía.
Pero claro, bien tentador eran algunos puestos donde brillaban las gemas, otros en los que nuevas armas relucían recién salidas de la herrería y, sobre todo, algún que otro puesto que olía a pan recién hecho; ese olor le traía recuerdos a su infancia, muchas imágenes de cuando su madre la enseñó a amasar pan, entre tantas otras recetas. ''Qué buen sabor...''.
-¡Eh, señorita! ¡Eh! -Se escuchaba a alguien entre la multitud- ¡Disculpe!
Un chiquillo de unos diez o doce años como mucho se acercó a ella, la cogió del brazo para que se agachara un poco y le pudiera oír mejor y siguió diciendo:
-Mi padre la busca para un...servicio -''Servicio'', qué mal le sonó aquella palabra, ni que fuera una...-, dice que la espera en la posada más cercana al mercado.
No le dio tiempo a negarse, ni a aceptar, realmente no le dio tiempo a nada cuando el chiquillo echó a correr y se perdió entre la multitud como quien no quería la cosa. Había sido un visto y no visto, pero al fin y al cabo había cumplido su propósito de informarla.
Resulta que había perdido un tanto el ''miedo'' a que la reconocieran y supieran a lo que se dedicaba, pues comenzó a darse cuenta hacía no mucho que ayudar a los demás ofreciéndoles protección no era nada malo y que si algunos querían llamarla mercenaria...adelante; lo que no sabían era que a la mitad de los que la contrataban no les cobraba dinero por tal de ayudarles y que por ello muchos días no tenía ni un trozo de pan. Por esto mismo fue que algunas personas comenzaban a buscarla y a pedir su ayuda si la necesitaban, por lo cual la llegada de aquel chiquillo no la pilló por sorpresa pero normalmente era el interesado el que venía directamente.
Aún así, no tardó mucho tiempo en volver sobre sus pasos y dirigirse a la salida del mercado mientras recordaba dónde se encontraba la posada a la que tenía que ir, puesto que nunca había estado allí pero el vagar por la ciudad prácticamente día y noche daba ventaja para conocerlo bien todo:
-Bienvenida -La saludó una mujer en cuanto abrió la puerta, estaba bien entrada en carnes y detrás de una barra que al parecer también usaban para el pago de las habitaciones.
La parte de abajo según vio estaba dedicada a las comidas, aunque en aquel momento se encontraban algunos hombres bebiendo y conversando estaba muy lejos de ser una taberna como las demás. Dio las gracias por ello, pues no le apetecía encontrar borrachos.
-Disculpe, estoy buscando a...-Guardó silencio, no sabía a quién buscaba si ni siquiera tenía el nombre de quien quería contratarla.
Acto seguido de haber dejado la frase a medias, un hombre de unos cuarenta y tantos se levantó de su silla y le hizo un gesto para que se sentara justo en la que tenía delante; y así lo hizo, aunque su deseo de no encontrarse con un borracho no tuvo mucho éxito pues este parecía llevar ya unas copas de más.
-Dígame, ¿qué es lo que desea? -No tenía ganas de andarse con rodeos pues aun teniendo una ventana abierta a su lado, el olor a alcohol era bien notorio y no le agradaba nada.
-Necesito que me ayude a transportar una...mercancía un tanto especial -Odiaba que añadieran la palabra ''especial'', nunca era nada bueno.
-¿A qué se refiere con ''especial''? -El hombre la miró un tanto serio y estuvo a punto de soltarle un: ''Te voy a pagar, ¿qué leches te importa?'', pero optó por algo menos directo- Me refiero a que necesito transportar unas...personas hasta cierto lugar y no quiero que nada salga mal.
Y ahí empezó su indignación, su rostro comenzó a tornarse de un color rojo por la parte de las mejillas bastante curioso, principalmente por el enfado. ''¿Desde cuándo me dedico al transporte de esclavos?'', tomó aire lentamente mientras en sus pensamientos se preguntaba quién sería el que le dio aquel dato a ese tipo sobre su persona.
Era por la mañana y estaba paseando por el mercado, pues era el lugar en el que pasaba más tiempo, allí se apelotonaba todo el mundo, era donde la gente compraba y vendía, donde algunos también hacían su día robando a incautos que no vigilaban sus bolsillos y, además, el mejor lugar donde pasar desapercibida si se lo proponía.
Pero claro, bien tentador eran algunos puestos donde brillaban las gemas, otros en los que nuevas armas relucían recién salidas de la herrería y, sobre todo, algún que otro puesto que olía a pan recién hecho; ese olor le traía recuerdos a su infancia, muchas imágenes de cuando su madre la enseñó a amasar pan, entre tantas otras recetas. ''Qué buen sabor...''.
-¡Eh, señorita! ¡Eh! -Se escuchaba a alguien entre la multitud- ¡Disculpe!
Un chiquillo de unos diez o doce años como mucho se acercó a ella, la cogió del brazo para que se agachara un poco y le pudiera oír mejor y siguió diciendo:
-Mi padre la busca para un...servicio -''Servicio'', qué mal le sonó aquella palabra, ni que fuera una...-, dice que la espera en la posada más cercana al mercado.
No le dio tiempo a negarse, ni a aceptar, realmente no le dio tiempo a nada cuando el chiquillo echó a correr y se perdió entre la multitud como quien no quería la cosa. Había sido un visto y no visto, pero al fin y al cabo había cumplido su propósito de informarla.
Resulta que había perdido un tanto el ''miedo'' a que la reconocieran y supieran a lo que se dedicaba, pues comenzó a darse cuenta hacía no mucho que ayudar a los demás ofreciéndoles protección no era nada malo y que si algunos querían llamarla mercenaria...adelante; lo que no sabían era que a la mitad de los que la contrataban no les cobraba dinero por tal de ayudarles y que por ello muchos días no tenía ni un trozo de pan. Por esto mismo fue que algunas personas comenzaban a buscarla y a pedir su ayuda si la necesitaban, por lo cual la llegada de aquel chiquillo no la pilló por sorpresa pero normalmente era el interesado el que venía directamente.
Aún así, no tardó mucho tiempo en volver sobre sus pasos y dirigirse a la salida del mercado mientras recordaba dónde se encontraba la posada a la que tenía que ir, puesto que nunca había estado allí pero el vagar por la ciudad prácticamente día y noche daba ventaja para conocerlo bien todo:
-Bienvenida -La saludó una mujer en cuanto abrió la puerta, estaba bien entrada en carnes y detrás de una barra que al parecer también usaban para el pago de las habitaciones.
La parte de abajo según vio estaba dedicada a las comidas, aunque en aquel momento se encontraban algunos hombres bebiendo y conversando estaba muy lejos de ser una taberna como las demás. Dio las gracias por ello, pues no le apetecía encontrar borrachos.
-Disculpe, estoy buscando a...-Guardó silencio, no sabía a quién buscaba si ni siquiera tenía el nombre de quien quería contratarla.
Acto seguido de haber dejado la frase a medias, un hombre de unos cuarenta y tantos se levantó de su silla y le hizo un gesto para que se sentara justo en la que tenía delante; y así lo hizo, aunque su deseo de no encontrarse con un borracho no tuvo mucho éxito pues este parecía llevar ya unas copas de más.
-Dígame, ¿qué es lo que desea? -No tenía ganas de andarse con rodeos pues aun teniendo una ventana abierta a su lado, el olor a alcohol era bien notorio y no le agradaba nada.
-Necesito que me ayude a transportar una...mercancía un tanto especial -Odiaba que añadieran la palabra ''especial'', nunca era nada bueno.
-¿A qué se refiere con ''especial''? -El hombre la miró un tanto serio y estuvo a punto de soltarle un: ''Te voy a pagar, ¿qué leches te importa?'', pero optó por algo menos directo- Me refiero a que necesito transportar unas...personas hasta cierto lugar y no quiero que nada salga mal.
Y ahí empezó su indignación, su rostro comenzó a tornarse de un color rojo por la parte de las mejillas bastante curioso, principalmente por el enfado. ''¿Desde cuándo me dedico al transporte de esclavos?'', tomó aire lentamente mientras en sus pensamientos se preguntaba quién sería el que le dio aquel dato a ese tipo sobre su persona.
Lida Rothgar
Honorable
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
-“Oye, no me apuntes con eso que pincha” – Dijo Arquímedes señalando a la espada después de un largo e incómodo silencio, Eltrant balbuceó algo incomprensible, seguía sin tener claro que sucedía con aquel ser que se hacía llamar aventurero –“No, no quien eres, ¿Qué eres?” – El mercenario reformuló la pregunta después de envainar la espada, por mucho que quisiera aquel hombre era más ligero que el mismo aire, solo iba a conseguir enfadarle si seguía atravesándole con el arma.
El hombre sonrió y voló lentamente a través de la habitación –“Bueno, lo más acertado seria… un… ¿Fantasma? Sí, no creo que hoy día pueda ser llamado otra forma” – Eltrant arqueó una ceja -“Entonces ¿Estás muerto?” – Dijo mientras en su cabeza trataba de ordenar como buenamente podía lo que sucedía –“Yo no diría muerto…” – Se atusó la barba –“Más bien… atrapado” – Señaló al cristal y tomó aire, o hizo como que lo hacía, Eltrant dudaba que aquel hombre tuviese pulmones –“Es lo que tienen las maldiciones, un día entras en una cueva oculta repleta de esqueletos buscando un tesoro y una mujer con un sombrero raro encierra tu alma por toda la eternidad en una piedra”- Eltrant se acercó a la piedra que ahora brillaba con mucha fuerza y después de asegurarse de que no se iba a quemar la tomó. –“Entonces… ¿Estás ahí adentro?” - Arquímedes asintió –“Desde hace unos… ¿setecientos? Ochocientos años diría yo”
Eltrant miró ahora al fantasma con curiosidad, debía de saber y haber visto cosas inimaginables. –“Conozco muy bien esa cara muchacho, y estas equivocado” – Esto tomó por sorpresa al joven que no supo cómo reaccionar –“¿Cómo?” – “Verás… después de pasar varias generaciones dentro de… una piedra” – Le pareció percibir un sutil tono amargo en sus palabras –“Es inevitable olvidar… cosas” - ¿Tenía problemas de memoria? Bueno, no era de extrañar, el mismo tenía problemas recordando cosas que habían sucedido una semana atrás, no podía concebir que sucedería después de estar consciente durante tanto tiempo –“Apenas recuerdo mi propio nombre y alguna que otra tontería sin importancia…” – Susurró visiblemente abatido –“Pero eso es el pasado… ¿Estamos en Lunargenta?” – Dijo ahora de buen humor, cambiando de tema radicalmente –“Curioso, antes había más casas de madera, la última vez que salí de la piedra no había tanta gente por las calles…” – Arquímedes contempló la ciudad por la ventana, disfrutando de las vistas. –“Ni esas cosas tan curiosas” – El espectro señaló a un Bio-Cibernético que pasaba justo bajo la ventana.
No pudo evitar sentir pena por el hombre, casi un milenio encerrado dentro de una piedra, incapaz de acordarse de nada de su vida anterior. Sin embargo eso no le eximia de parecer alguien sumamente sabio, aquellos ojos habían visto mucho, aunque no lo recordasen.
-“¿Puedo hacer algo para ayudarte?” – Preguntó después de varios minutos contemplando como el fantasma miraba por la ventana claramente melancólico. Arquímedes se giró hacia el mercenario y sonrió –“No eres el primero que lo intenta, muchacho... y probablemente tampoco serás el último” – volvió a mirar los transeúntes de la calle –“¿Podría dar una vuelta por la ciudad?” – Acabó diciendo –“No te preocupes, puedo volver a la piedra y observar desde ahí, pasaran un par de días hasta que vuelva a estar completamente encerrado”
Eltrant se quedó mirando al hombre y acabó asintiendo. –“Muy bien” – el muchacho se guardó la piedra en uno de los bolsillos de la gabardina, tratando inútilmente de disimular el resplandeciente brillo azul y, una vez Arquímedes se hubo vuelto de nuevo una espesa neblina, abandonó la habitación.
Bajó hasta la planta baja, donde la mujer que estaba atendiendo a los clientes le sonrió. Según iba hacia la salida se percató del tipo que había intentado contratarle en numerosas veces las últimas semanas para transportar lo que en un principio creyó que eran esclavos, no estaba seguro del todo de que fuese así, pero la explicación que le daba el hombre había sido muy vaga y “transportar” personas secretamente invitaba a pensar que no era nada legal.
Eltrant frunció el ceño y después de asegurarse de que el brillo de la piedra no resaltaba demasiado, llevó su mano derecha a la empuñadura de la espada que no tenía rota y se acercó – “Creo haberte dicho que no iba a aceptar tu trabajo, deja de venir por aquí” – Dijo haciendo caso omiso a la mujer que estaba junto a él, ¿Una nueva guardaespaldas? siempre solían ser mujeres –“Se acabó Mathew, voy a llamar a la guardia”
El hombre sonrió y voló lentamente a través de la habitación –“Bueno, lo más acertado seria… un… ¿Fantasma? Sí, no creo que hoy día pueda ser llamado otra forma” – Eltrant arqueó una ceja -“Entonces ¿Estás muerto?” – Dijo mientras en su cabeza trataba de ordenar como buenamente podía lo que sucedía –“Yo no diría muerto…” – Se atusó la barba –“Más bien… atrapado” – Señaló al cristal y tomó aire, o hizo como que lo hacía, Eltrant dudaba que aquel hombre tuviese pulmones –“Es lo que tienen las maldiciones, un día entras en una cueva oculta repleta de esqueletos buscando un tesoro y una mujer con un sombrero raro encierra tu alma por toda la eternidad en una piedra”- Eltrant se acercó a la piedra que ahora brillaba con mucha fuerza y después de asegurarse de que no se iba a quemar la tomó. –“Entonces… ¿Estás ahí adentro?” - Arquímedes asintió –“Desde hace unos… ¿setecientos? Ochocientos años diría yo”
Eltrant miró ahora al fantasma con curiosidad, debía de saber y haber visto cosas inimaginables. –“Conozco muy bien esa cara muchacho, y estas equivocado” – Esto tomó por sorpresa al joven que no supo cómo reaccionar –“¿Cómo?” – “Verás… después de pasar varias generaciones dentro de… una piedra” – Le pareció percibir un sutil tono amargo en sus palabras –“Es inevitable olvidar… cosas” - ¿Tenía problemas de memoria? Bueno, no era de extrañar, el mismo tenía problemas recordando cosas que habían sucedido una semana atrás, no podía concebir que sucedería después de estar consciente durante tanto tiempo –“Apenas recuerdo mi propio nombre y alguna que otra tontería sin importancia…” – Susurró visiblemente abatido –“Pero eso es el pasado… ¿Estamos en Lunargenta?” – Dijo ahora de buen humor, cambiando de tema radicalmente –“Curioso, antes había más casas de madera, la última vez que salí de la piedra no había tanta gente por las calles…” – Arquímedes contempló la ciudad por la ventana, disfrutando de las vistas. –“Ni esas cosas tan curiosas” – El espectro señaló a un Bio-Cibernético que pasaba justo bajo la ventana.
No pudo evitar sentir pena por el hombre, casi un milenio encerrado dentro de una piedra, incapaz de acordarse de nada de su vida anterior. Sin embargo eso no le eximia de parecer alguien sumamente sabio, aquellos ojos habían visto mucho, aunque no lo recordasen.
-“¿Puedo hacer algo para ayudarte?” – Preguntó después de varios minutos contemplando como el fantasma miraba por la ventana claramente melancólico. Arquímedes se giró hacia el mercenario y sonrió –“No eres el primero que lo intenta, muchacho... y probablemente tampoco serás el último” – volvió a mirar los transeúntes de la calle –“¿Podría dar una vuelta por la ciudad?” – Acabó diciendo –“No te preocupes, puedo volver a la piedra y observar desde ahí, pasaran un par de días hasta que vuelva a estar completamente encerrado”
Eltrant se quedó mirando al hombre y acabó asintiendo. –“Muy bien” – el muchacho se guardó la piedra en uno de los bolsillos de la gabardina, tratando inútilmente de disimular el resplandeciente brillo azul y, una vez Arquímedes se hubo vuelto de nuevo una espesa neblina, abandonó la habitación.
Bajó hasta la planta baja, donde la mujer que estaba atendiendo a los clientes le sonrió. Según iba hacia la salida se percató del tipo que había intentado contratarle en numerosas veces las últimas semanas para transportar lo que en un principio creyó que eran esclavos, no estaba seguro del todo de que fuese así, pero la explicación que le daba el hombre había sido muy vaga y “transportar” personas secretamente invitaba a pensar que no era nada legal.
Eltrant frunció el ceño y después de asegurarse de que el brillo de la piedra no resaltaba demasiado, llevó su mano derecha a la empuñadura de la espada que no tenía rota y se acercó – “Creo haberte dicho que no iba a aceptar tu trabajo, deja de venir por aquí” – Dijo haciendo caso omiso a la mujer que estaba junto a él, ¿Una nueva guardaespaldas? siempre solían ser mujeres –“Se acabó Mathew, voy a llamar a la guardia”
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Estuvo a punto de dar un golpe en la mesa, como si fuera un padre que se planta indignado ante el hecho de que su hijo le desobedece, pero no era aquel el lugar adecuado para hacerlo ni montar jaleo, mucho menos después del agradable saludo que recibió por parte de la que supuso que sería en parte dueña del sitio.
-Todas las mujeres tenéis un precio, sólo dime el tuyo -Comenzó a decir, lo que provocó que el tono rojo de las mejillas de la muchacha se tornara aún más hacia ese color si cabía; además de que cambiara de repente de hablarle en un tono respetuoso a ese tono chulesco le molestó mucho.
-Mire...no tengo ningún trato que cerrar con alguien de su calaña.
Sus palabras fueron cortantes, tanto, que fue a levantarse de la silla y no pudo hacerlo ya que el hombre tiró de su brazo hacia sí mismo: ahora que le miraba bien, se le notaba bastante que iba bebido, pero seguramente sería mil veces peor persona estando consciente.
Apenas si le hizo falta sacudir un poco su brazo para ejercer la fuerza suficiente como para deshacerse de esa asquerosa mano y, tras ello, él comenzó a soltar una sarta de insultos y sandeces que sólo un borracho podía decir.
-Mathew...cálmate -Oyó decir a la mujer que seguía detrás de la barra, ahora la estaba limpiando con un pequeño trapo- ¡No digas que me calme! -Esa fue la contestación por parte del hombre justo antes de que se oyeran unos pasos, alguien bajaba las escaleras.
No pudo evitar dirigir la mirada hacia allí y percatarse de que quien bajaba era un muchacho, seguramente huésped de la posada, del cual habría apartado la mirada si no fuera porque suscitó cierta curiosidad en la muchacha y porque, además, se acercó hacia la mesa llevando su mano hacia la empuñadura de su espada. Ese gesto la hizo ponerse en tensión y la rojez de sus mejillas se disipó un poco al oír lo primero que dijo. Al parecer ella no era la primera que intentaba contratar para aquel propósito, lo que quería decir que aquel joven se dedicaba a lo mismo y...por suerte, parecía tener los mismos prejuicios ante tal encargo:
-Se acabó Mathew, voy a llamar a la guardia -Se le encogió por un segundo el corazón al escuchar aquello, lo que menos quería era que viniera la guardia, bueno, lo que no quería era encontrarse con ''ese'' guardia, por lo que se levantó de la silla con cierto gesto de alarma y dijo- Si me entero de que consigue que alguien acepte su encargo, le juro que no volverá a probar una sola gota de alcohol lo que le resta de vida.
Aquello de las amenazas no era lo suyo, y además al hombre pareció importarle más el hecho de que el muchacho quisiera llamar a los guardias, pues ella estaba a punto de salir por la puerta de la posada en cuanto oyó un:
-Maldita cobarde, mujer que no sabe de negocios...-A lo que siguió hablando como quien no quería la cosa-, vamos muchacho, tómate una conmigo y hablemos de las condiciones de tu contrato.
A ese hombre le gustaba tentar a la suerte, de veras le debía gustar, pues ni a ella se le ocurriría provocar a alguien que le amenazaba con desempuñar su espada y además con delatar lo que hacía a los guardias. ''Qué ilusos crea el alcohol...además de soltarles bien la lengua''.
-Todas las mujeres tenéis un precio, sólo dime el tuyo -Comenzó a decir, lo que provocó que el tono rojo de las mejillas de la muchacha se tornara aún más hacia ese color si cabía; además de que cambiara de repente de hablarle en un tono respetuoso a ese tono chulesco le molestó mucho.
-Mire...no tengo ningún trato que cerrar con alguien de su calaña.
Sus palabras fueron cortantes, tanto, que fue a levantarse de la silla y no pudo hacerlo ya que el hombre tiró de su brazo hacia sí mismo: ahora que le miraba bien, se le notaba bastante que iba bebido, pero seguramente sería mil veces peor persona estando consciente.
Apenas si le hizo falta sacudir un poco su brazo para ejercer la fuerza suficiente como para deshacerse de esa asquerosa mano y, tras ello, él comenzó a soltar una sarta de insultos y sandeces que sólo un borracho podía decir.
-Mathew...cálmate -Oyó decir a la mujer que seguía detrás de la barra, ahora la estaba limpiando con un pequeño trapo- ¡No digas que me calme! -Esa fue la contestación por parte del hombre justo antes de que se oyeran unos pasos, alguien bajaba las escaleras.
No pudo evitar dirigir la mirada hacia allí y percatarse de que quien bajaba era un muchacho, seguramente huésped de la posada, del cual habría apartado la mirada si no fuera porque suscitó cierta curiosidad en la muchacha y porque, además, se acercó hacia la mesa llevando su mano hacia la empuñadura de su espada. Ese gesto la hizo ponerse en tensión y la rojez de sus mejillas se disipó un poco al oír lo primero que dijo. Al parecer ella no era la primera que intentaba contratar para aquel propósito, lo que quería decir que aquel joven se dedicaba a lo mismo y...por suerte, parecía tener los mismos prejuicios ante tal encargo:
-Se acabó Mathew, voy a llamar a la guardia -Se le encogió por un segundo el corazón al escuchar aquello, lo que menos quería era que viniera la guardia, bueno, lo que no quería era encontrarse con ''ese'' guardia, por lo que se levantó de la silla con cierto gesto de alarma y dijo- Si me entero de que consigue que alguien acepte su encargo, le juro que no volverá a probar una sola gota de alcohol lo que le resta de vida.
Aquello de las amenazas no era lo suyo, y además al hombre pareció importarle más el hecho de que el muchacho quisiera llamar a los guardias, pues ella estaba a punto de salir por la puerta de la posada en cuanto oyó un:
-Maldita cobarde, mujer que no sabe de negocios...-A lo que siguió hablando como quien no quería la cosa-, vamos muchacho, tómate una conmigo y hablemos de las condiciones de tu contrato.
A ese hombre le gustaba tentar a la suerte, de veras le debía gustar, pues ni a ella se le ocurriría provocar a alguien que le amenazaba con desempuñar su espada y además con delatar lo que hacía a los guardias. ''Qué ilusos crea el alcohol...además de soltarles bien la lengua''.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
La mujer que acompañaba a Mathew se levantó y, tras dejarle bastante claro que se aseguraría de hacerle muy difícil la existencia si seguía tratando de contratar personal para aquel negocio, se marchó del local.
Eltrant frunció el ceño y siguió con la mirada a la mujer que se dirigía hacia la puerta, al parecer compartían vocación, no pudo decir que no le sorprendía; la mayoría de los mercenarios que conocía hubiesen aceptado ese trabajo tras oír la cuantiosa suma de dinero que aquel hombre ofrecía.
Antes de que mujer se hubiese marchado del local el mercenario se giró hacia el borracho que, ninguneando su advertencia, trató de convencerle de nuevo para que trabajara de esclavista. El mercenario apretó los dientes y soltó el pomo de su espada, para después mirar a la joven dueña del establecimiento que, con los ojos muy abiertos, miraba desde detrás del mostrador. El muchacho sonrió a la mujer, estaba claro que no quería una trifulca allí, no estaban en una taberna de los barrios pobres.
Eltrant suspiró y llevó su mano derecha hasta el cuello de la camisa del hombre, quien dejó escapar una exclamación aguda cuando vio al mercenario hacer esto –“… Tengo demasiadas cosas de las que preocuparme ahora para estar perdiendo el tiempo con esto” – Masculló mientras daba un fuerte tirón del borracho y lo arrastraba por el bar en dirección a la entrada.
Afortunadamente para Eltrant el hombre no era demasiado corpulento, eso sumado a que no era precisamente joven y a que estaba visiblemente ebrio le facilitó en gran medida el tirar de Mathew a través de la posada, quien no dejaba de quejarse y de tratar de zafarse del agarre del muchacho. –“¡Piensa en lo que haces chico!” – Gritó mientras, en vano, se revolvía. –“¡Tengo amigos importantes! ¡Es dinero fácil!” – Repetía como si aquello fuese un mantra le iba a salvar de aquella situación.
-“Échate a un lado” – Pidió Eltrant a la mercenaria que seguía mirando el espectáculo junto a la puerta, cuando esta lo hubo echo lanzó al hombre fuera y le siguió. –“Última advertencia, márchate de aquí” –
Aún no había terminado de recuperarse de la herida del hombro del último trabajo y ahora tenia que lidiar con aquel tipo, solo quería descansar por un tiempo.
Un par de guardias que volvían de mercado vieron esto y se acercaron, se notaba que estaban en la parte alta de la ciudad, la presencia de la ley en los lugares donde el solía pasar la noche era anecdótica –“¿Algún problema?” – Inquirió el más corpulento de los guardas, dispuesto a desenvainar su espada en caso de que el mercenario estuviese haciendo daño a un hombre de bien. –“Me estaba ofreciendo transportar personas en secreto, probablemente esclavos” – Contestó Eltrant señalando al hombre, aquella sinceridad podía costarle cara si Mathew no mentía sobre que tenía amigos importantes. El guarda por su parte frunció el ceño y miró al hombre que, tambaleándose, se había levantado –“Es una acusación muy seria… espero que tenga pruebas”
Sin que el mercenario tuviese tiempo a responder la dueña del local salió del mismo y aseguró que lo que decía el muchacho era cierto, era bastante obvio que no era la primera vez que Mathew se presentaba allí a contratar viajeros para sus negocios. Una vez la dueña hubo aclarado todo no pasaron ni cinco minutos antes de que los guardas se hubiesen llevado al hombre a rastras para interrogarle, por supuesto esto no significó que este lo hiciese por la buenas, durante todo el trayecto hasta la esquina por la que se perdió estuvo gritando y amenazando a Eltrant.
-“No se te da bien hacer amigos, muchacho” – Arquímedes, aprovechando que la calle se encontraba aparentemente desierta tras el incidente, había salido de la piedra y flotaba lentamente alrededor del joven–“¿¡Qué haces?!” – Murmuró Eltrant –“¡Vuelve a la piedra! Te va a ver alguien” – El fantasma rió de buena gana y se encogió de hombros. -“Relájate, tampoco es como si me importase mucho que me vea la gente. Vamos, quiero ver lo que ha cambiado mi ciudad” – Eltrant se llevó la palma de la mano a la cara y suspiró.
Eltrant frunció el ceño y siguió con la mirada a la mujer que se dirigía hacia la puerta, al parecer compartían vocación, no pudo decir que no le sorprendía; la mayoría de los mercenarios que conocía hubiesen aceptado ese trabajo tras oír la cuantiosa suma de dinero que aquel hombre ofrecía.
Antes de que mujer se hubiese marchado del local el mercenario se giró hacia el borracho que, ninguneando su advertencia, trató de convencerle de nuevo para que trabajara de esclavista. El mercenario apretó los dientes y soltó el pomo de su espada, para después mirar a la joven dueña del establecimiento que, con los ojos muy abiertos, miraba desde detrás del mostrador. El muchacho sonrió a la mujer, estaba claro que no quería una trifulca allí, no estaban en una taberna de los barrios pobres.
Eltrant suspiró y llevó su mano derecha hasta el cuello de la camisa del hombre, quien dejó escapar una exclamación aguda cuando vio al mercenario hacer esto –“… Tengo demasiadas cosas de las que preocuparme ahora para estar perdiendo el tiempo con esto” – Masculló mientras daba un fuerte tirón del borracho y lo arrastraba por el bar en dirección a la entrada.
Afortunadamente para Eltrant el hombre no era demasiado corpulento, eso sumado a que no era precisamente joven y a que estaba visiblemente ebrio le facilitó en gran medida el tirar de Mathew a través de la posada, quien no dejaba de quejarse y de tratar de zafarse del agarre del muchacho. –“¡Piensa en lo que haces chico!” – Gritó mientras, en vano, se revolvía. –“¡Tengo amigos importantes! ¡Es dinero fácil!” – Repetía como si aquello fuese un mantra le iba a salvar de aquella situación.
-“Échate a un lado” – Pidió Eltrant a la mercenaria que seguía mirando el espectáculo junto a la puerta, cuando esta lo hubo echo lanzó al hombre fuera y le siguió. –“Última advertencia, márchate de aquí” –
Aún no había terminado de recuperarse de la herida del hombro del último trabajo y ahora tenia que lidiar con aquel tipo, solo quería descansar por un tiempo.
Un par de guardias que volvían de mercado vieron esto y se acercaron, se notaba que estaban en la parte alta de la ciudad, la presencia de la ley en los lugares donde el solía pasar la noche era anecdótica –“¿Algún problema?” – Inquirió el más corpulento de los guardas, dispuesto a desenvainar su espada en caso de que el mercenario estuviese haciendo daño a un hombre de bien. –“Me estaba ofreciendo transportar personas en secreto, probablemente esclavos” – Contestó Eltrant señalando al hombre, aquella sinceridad podía costarle cara si Mathew no mentía sobre que tenía amigos importantes. El guarda por su parte frunció el ceño y miró al hombre que, tambaleándose, se había levantado –“Es una acusación muy seria… espero que tenga pruebas”
Sin que el mercenario tuviese tiempo a responder la dueña del local salió del mismo y aseguró que lo que decía el muchacho era cierto, era bastante obvio que no era la primera vez que Mathew se presentaba allí a contratar viajeros para sus negocios. Una vez la dueña hubo aclarado todo no pasaron ni cinco minutos antes de que los guardas se hubiesen llevado al hombre a rastras para interrogarle, por supuesto esto no significó que este lo hiciese por la buenas, durante todo el trayecto hasta la esquina por la que se perdió estuvo gritando y amenazando a Eltrant.
-“No se te da bien hacer amigos, muchacho” – Arquímedes, aprovechando que la calle se encontraba aparentemente desierta tras el incidente, había salido de la piedra y flotaba lentamente alrededor del joven–“¿¡Qué haces?!” – Murmuró Eltrant –“¡Vuelve a la piedra! Te va a ver alguien” – El fantasma rió de buena gana y se encogió de hombros. -“Relájate, tampoco es como si me importase mucho que me vea la gente. Vamos, quiero ver lo que ha cambiado mi ciudad” – Eltrant se llevó la palma de la mano a la cara y suspiró.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
No llegó a poner la mano en el pomo de la puerta para abrirlo, pues resultó ser mucho más interesante el observar lo que estaba ocurriendo con el borracho y aquel muchacho, además de que todavía se estaba pensando aquello de darle lo que se merecía al tipo.
También pudo notar la tensión de la mujer detrás de ese mostrador, a la cual no pudo evitar mirar y dirigir luego, casi de forma automática, la mirada hasta la escena en la que el muchacho tomó del cuello al hombre:
-Échate a un lado -Fue lo que le pidió, pues en apenas en un parpadeo y bajo gritos y amenazas del borracho ya estaba arrastrándole hacia el exterior y tirando de su camisa; ella por supuesto obedeció, no le faltó un segundo para quitarse mientras se le escapaba una media sonrisa. ''Se lo merece'', qué pena que no lo hubiera hecho antes.
El mal momento llegó en cuanto oyó las voces de los guardias en el exterior y, instintivamente, se echó hacia un lado de la puerta, evitando así que pudieran verla pues ésta seguía abierta. Tal vez habría sido mejor haberse quitado del medio cuanto tuvo la oportunidad.
-Me estaba ofreciendo transportar personas en secreto, probablemente esclavos -Escuchó, lo que significaba que aquel muchacho de verdad tenía lo que había que tener como para acusar a ese borracho y no dejarle salirse con la suya; a su vez este hecho la hizo darse cuenta de que en parte contribuyó a seguir con los planes de ese malnacido al haberle dejado impune por su parte.
La mujer de la posada decidió echar una mano y sacar valor también, por lo que ayudó al mercenario a confirmar la grave acusación y los guardias, para el alivio de la muchacha, se llevaron al hombre sin mucha dilación.
-Disculpe, ¿desea algo más? -Le preguntó la mujer con algo de preocupación al verla tan pegada a la pared aún y dentro de la posada.
Negó una vez con la cabeza y tras dar las gracias por preguntar, salió del lugar decidida a seguir con aquello con lo que pudiera continuar aquel día y, para su sorpresa, al salir tuvo una sensación extraña, como si hubiera atravesado algo, y realmente lo hizo:
-¡¿...pero qué?! -Tuvo que darse la vuelta para darse cuenta de que, bajo la mirada del mercenario, acababa de atravesar a una persona que flotaba en el aire. Sí, flotaba. ''Imposible''- ¿Qué...? ¡¿Qué pasa aquí?! -Preguntó en un tono de voz más alto del que realmente pretendía, pero hasta los ojos se le abrieron de par en par. Realmente se trataba de un fantasma, o algo parecido. No pensaba que esas cosas existieran, ni siquiera después de haber tenido un hombre lobo delante.
También pudo notar la tensión de la mujer detrás de ese mostrador, a la cual no pudo evitar mirar y dirigir luego, casi de forma automática, la mirada hasta la escena en la que el muchacho tomó del cuello al hombre:
-Échate a un lado -Fue lo que le pidió, pues en apenas en un parpadeo y bajo gritos y amenazas del borracho ya estaba arrastrándole hacia el exterior y tirando de su camisa; ella por supuesto obedeció, no le faltó un segundo para quitarse mientras se le escapaba una media sonrisa. ''Se lo merece'', qué pena que no lo hubiera hecho antes.
El mal momento llegó en cuanto oyó las voces de los guardias en el exterior y, instintivamente, se echó hacia un lado de la puerta, evitando así que pudieran verla pues ésta seguía abierta. Tal vez habría sido mejor haberse quitado del medio cuanto tuvo la oportunidad.
-Me estaba ofreciendo transportar personas en secreto, probablemente esclavos -Escuchó, lo que significaba que aquel muchacho de verdad tenía lo que había que tener como para acusar a ese borracho y no dejarle salirse con la suya; a su vez este hecho la hizo darse cuenta de que en parte contribuyó a seguir con los planes de ese malnacido al haberle dejado impune por su parte.
La mujer de la posada decidió echar una mano y sacar valor también, por lo que ayudó al mercenario a confirmar la grave acusación y los guardias, para el alivio de la muchacha, se llevaron al hombre sin mucha dilación.
-Disculpe, ¿desea algo más? -Le preguntó la mujer con algo de preocupación al verla tan pegada a la pared aún y dentro de la posada.
Negó una vez con la cabeza y tras dar las gracias por preguntar, salió del lugar decidida a seguir con aquello con lo que pudiera continuar aquel día y, para su sorpresa, al salir tuvo una sensación extraña, como si hubiera atravesado algo, y realmente lo hizo:
-¡¿...pero qué?! -Tuvo que darse la vuelta para darse cuenta de que, bajo la mirada del mercenario, acababa de atravesar a una persona que flotaba en el aire. Sí, flotaba. ''Imposible''- ¿Qué...? ¡¿Qué pasa aquí?! -Preguntó en un tono de voz más alto del que realmente pretendía, pero hasta los ojos se le abrieron de par en par. Realmente se trataba de un fantasma, o algo parecido. No pensaba que esas cosas existieran, ni siquiera después de haber tenido un hombre lobo delante.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
La cara del mercenario fue tornándose poco a poco en una exagerada mueca de incertidumbre cuando, la mujer que había visto en el interior de la posada, atravesó a Arquímedes como si este no estuviese ahí para justo después preguntar, con la misma cara que él acababa de poner, que era lo que estaba sucediendo allí.
Un sinfín de excusas pasaron por su cabeza sin orden aparente, ¿Era aquello una ilusión de un brujo? ¿Una nube de vapor de aspecto caprichoso? ¿Él no estaba viendo nada? Nada de lo que dijese iba a tener sentido, y la mirada de la mujer le indicaba que tampoco estaba muy dispuesta a creerse lo que estaba viendo.
Arquímedes, quien no había dicho nada, asimilaba lo que acababa de pasar con cierta curiosidad, para momentos después, de buen humor, dejar escapar una carcajada. – “Señorita, debo decirle que es usted lo mejor que me ha atravesado en años” – Dijo quitándose el sombrero y haciendo una reverencia en mitad del aire; Eltrant no podía creer lo que estaba viendo, si Arquímedes pretendía tranquilizar a la mujer aquella manera no le parecía la más indicada de hacerlo.
El mercenario balbuceó como buenamente pudo al espectro que volviese a la piedra antes de que lo viese otra persona, pero el fantasma se cruzó de brazos y sonriendo le restó importancia a las palabras de Eltrant para después girarse hacia la recién llegada –“Me temo que no puedo explicar con exactitud lo que soy, agradecería sin embargo, que no se altere por mi presencia” – Explicó con una sonrisa –“Muchacho, enséñale a nuestra encantadora amiga la piedra” – Eltrant quería protestar, pero lo cierto es que ya no tenía mucho sentido ocultarle a aquello a la mujer, principalmente por que la gema no era lo más extraño sobre aquel individuo.
Segundos después el mercenario tenía sobre la palma de la mano la brillante gema de color azul brillante que parecía resplandecer con vida propia –“La gema que sostiene el bueno de Eltrant…” – Comenzó a decir sonriente, Eltrant arqueó una ceja, no recordaba haberle dicho su nombre.
–“…Ese es mi hogar” – El mercenario pareció notar un deje de orgullo en las palabras del espectro, el muchacho miró con curiosidad a la joven a la que Arquímedes estaba tratando de calmar –“Arquímedes, vuelve a la piedra antes de que te vea alguien más” – Apremió el mercenario, el fantasma se giró hacia él sonriendo y negó con la cabeza.
– “Amigo mío, deberías relajarte, nos encontramos ante una dama” – Eltrant frunció el ceño y zarandeó la piedra de un lado a otro –“¡Vuelve dentro!” –Arquímedes volvió a carcajearse y miró de nuevo a la mujer, el joven por su parte tuvo la impresión de que estaba haciendo el ridículo –“Disculpa la impaciencia del joven Tale, se ha ofrecido voluntario para enseñarme la ciudad y parece realmente entusiasmado con ello” – Dijo con total naturalidad, como si no se encontrara flotando a un palmo del suelo –“Me preguntaba, si sería tan amable de acompañarnos, señorita”- Eltrant dejó escapar un suspiró ante esto y se pasó una mano por el pelo.
Un sinfín de excusas pasaron por su cabeza sin orden aparente, ¿Era aquello una ilusión de un brujo? ¿Una nube de vapor de aspecto caprichoso? ¿Él no estaba viendo nada? Nada de lo que dijese iba a tener sentido, y la mirada de la mujer le indicaba que tampoco estaba muy dispuesta a creerse lo que estaba viendo.
Arquímedes, quien no había dicho nada, asimilaba lo que acababa de pasar con cierta curiosidad, para momentos después, de buen humor, dejar escapar una carcajada. – “Señorita, debo decirle que es usted lo mejor que me ha atravesado en años” – Dijo quitándose el sombrero y haciendo una reverencia en mitad del aire; Eltrant no podía creer lo que estaba viendo, si Arquímedes pretendía tranquilizar a la mujer aquella manera no le parecía la más indicada de hacerlo.
El mercenario balbuceó como buenamente pudo al espectro que volviese a la piedra antes de que lo viese otra persona, pero el fantasma se cruzó de brazos y sonriendo le restó importancia a las palabras de Eltrant para después girarse hacia la recién llegada –“Me temo que no puedo explicar con exactitud lo que soy, agradecería sin embargo, que no se altere por mi presencia” – Explicó con una sonrisa –“Muchacho, enséñale a nuestra encantadora amiga la piedra” – Eltrant quería protestar, pero lo cierto es que ya no tenía mucho sentido ocultarle a aquello a la mujer, principalmente por que la gema no era lo más extraño sobre aquel individuo.
Segundos después el mercenario tenía sobre la palma de la mano la brillante gema de color azul brillante que parecía resplandecer con vida propia –“La gema que sostiene el bueno de Eltrant…” – Comenzó a decir sonriente, Eltrant arqueó una ceja, no recordaba haberle dicho su nombre.
–“…Ese es mi hogar” – El mercenario pareció notar un deje de orgullo en las palabras del espectro, el muchacho miró con curiosidad a la joven a la que Arquímedes estaba tratando de calmar –“Arquímedes, vuelve a la piedra antes de que te vea alguien más” – Apremió el mercenario, el fantasma se giró hacia él sonriendo y negó con la cabeza.
– “Amigo mío, deberías relajarte, nos encontramos ante una dama” – Eltrant frunció el ceño y zarandeó la piedra de un lado a otro –“¡Vuelve dentro!” –Arquímedes volvió a carcajearse y miró de nuevo a la mujer, el joven por su parte tuvo la impresión de que estaba haciendo el ridículo –“Disculpa la impaciencia del joven Tale, se ha ofrecido voluntario para enseñarme la ciudad y parece realmente entusiasmado con ello” – Dijo con total naturalidad, como si no se encontrara flotando a un palmo del suelo –“Me preguntaba, si sería tan amable de acompañarnos, señorita”- Eltrant dejó escapar un suspiró ante esto y se pasó una mano por el pelo.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Pasó un buen instante en el que en ningún momento apartó la mirada de aquella especie de ''fantasma'' flotante, hasta que volvió a hacer la misma pregunta, esta vez en un tono más bajo, sobre qué estaba pasando allí. Eso si, si hubiera sido una aficionada a la bebida, habría ido corriendo al sitio donde hubiera bebido porque lo que daban sería realmente fuerte como para que viese cosas así; pero no era el caso.
-Señorita, debo decirle que es usted lo mejor que me ha atravesado en años -Ante aquellas palabras su primer gesto fue de sorpresa, levantó las cejas de forma algo interrogante y puso una cara muy extraña, casi indefinible-,...habla y todo -Se le escapó en voz alta.
Realmente era una persona, aunque con cierta transparencia preocupante y ese inconveniente de que se le podría atravesar si te tropezabas o si, como ella, ibas distraído, pero había un aire en aquel hombre que le resultaba interesante, curioso, o tal vez es que hacía mucho tiempo que nadie la trataba de forma caballerosa.
-¿La piedra? -Quedó extrañada por unos segundos pero, en cuanto vio de lo que hablaba, no pudo creerse que el fantasma viviera en algo tan insignificante como era una piedra, por mucho que esta brillara de tal forma que si la mirabas mucho rato hasta molestaba- Pero no puede ser, ni los fantasmas existen ni viven en piedras -La primera cosa anulaba a la otra, se sintió algo tonta al decirlo y luego se percató de que era mejor no formar mucho jaleo y abrir un poco más su mente ante lo que estaba sucediendo.
Al fin y al cabo tenía al tal ''Arquímedes'' delante, lo había atravesado, el otro mercenario también le veía y ya parecía conocerlo, por lo que no estaba loca y en el caso de que lo estuviera, se había encontrado con otro de su misma condición. ''No...esto es real''.
-Me preguntaba, si sería tan amable de acompañarnos, señorita -La proposición la pilló por sorpresa y desde luego lo primero que querría haber soltado habría sido un ''no'' muy rotundo, pero algo le decía que si no iba la curiosidad podría con ella, por lo que aceptó, alegando eso si, que iría si no era problema para Eltrant-. Mi nombre es Lida, él ha dicho el tuyo por tanto es justo que sepas el mío también -Sonrió en la dirección del muchacho, intentando ser amable y recuperar la compostura, quería borrar esos pensamientos escépticos de su mente y además calmarse, porque no es que fuera lo común encontrar una ''persona'' así todos los días.
-Señorita, debo decirle que es usted lo mejor que me ha atravesado en años -Ante aquellas palabras su primer gesto fue de sorpresa, levantó las cejas de forma algo interrogante y puso una cara muy extraña, casi indefinible-,...habla y todo -Se le escapó en voz alta.
Realmente era una persona, aunque con cierta transparencia preocupante y ese inconveniente de que se le podría atravesar si te tropezabas o si, como ella, ibas distraído, pero había un aire en aquel hombre que le resultaba interesante, curioso, o tal vez es que hacía mucho tiempo que nadie la trataba de forma caballerosa.
-¿La piedra? -Quedó extrañada por unos segundos pero, en cuanto vio de lo que hablaba, no pudo creerse que el fantasma viviera en algo tan insignificante como era una piedra, por mucho que esta brillara de tal forma que si la mirabas mucho rato hasta molestaba- Pero no puede ser, ni los fantasmas existen ni viven en piedras -La primera cosa anulaba a la otra, se sintió algo tonta al decirlo y luego se percató de que era mejor no formar mucho jaleo y abrir un poco más su mente ante lo que estaba sucediendo.
Al fin y al cabo tenía al tal ''Arquímedes'' delante, lo había atravesado, el otro mercenario también le veía y ya parecía conocerlo, por lo que no estaba loca y en el caso de que lo estuviera, se había encontrado con otro de su misma condición. ''No...esto es real''.
-Me preguntaba, si sería tan amable de acompañarnos, señorita -La proposición la pilló por sorpresa y desde luego lo primero que querría haber soltado habría sido un ''no'' muy rotundo, pero algo le decía que si no iba la curiosidad podría con ella, por lo que aceptó, alegando eso si, que iría si no era problema para Eltrant-. Mi nombre es Lida, él ha dicho el tuyo por tanto es justo que sepas el mío también -Sonrió en la dirección del muchacho, intentando ser amable y recuperar la compostura, quería borrar esos pensamientos escépticos de su mente y además calmarse, porque no es que fuera lo común encontrar una ''persona'' así todos los días.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
-“Bueno, eso ha mejor de lo que esperaba” – Se dijo a si mismo sin cambiar cara de estupor que tenía cuando la mujer, que se presentó como Lida, aceptó acompañarle tanto a él como a Arquímedes, sin embargo, dejó bastante claro de que solo iría si tanto el ente como él mismo estaban de acuerdo.
Una parte de él esperaba que Lida desenvainase su espada y tratase de acabar con la aparición, como el mismo había hecho hacia menos de una hora, sorpresivamente había asimilado bastante rápido que se encontraba frente a ser incorpóreo; no iba a privar a nadie de conocer a un hombre de hace casi mil años.
-“Encantado Lida” – Dijo Eltrant ahora un poco más calmado y sonriendo, si la mujer hubiese querido acabar con su vida lo habría hecho ya, de todos modos se había tomado bastante bien el tener delante a un tipo flotando, por lo que había demostrado ser alguien capaz de mantener la cabeza fría.
–“¡Perfecto pues!” – Exclamó Arquímedes sonriendo –“Hay tantas cosas que han cambiado… ¡No perdamos tiempo amigos mios!” – Eltrant volvió a zarandear la piedra y la señaló, el ente se encogió de hombros y después de hacer una reverencia a Lida, volvió al interior de la gema –“Viejo verde…” – Murmuró el mercenario a la gema, la cual se encontraba ahora un poco más brillante debido a que el espectro se encontraba en su interior.
Una vez hecho esto Eltrant se giró hacia su compañera de profesión y se la guardó en el mismo bolsillo que la había tenido antes, no sabía cómo lo hacía, pero Arquímedes era capaz de percibir lo que sucedida a su alrededor incluso estando oculto en aquel bolsillo, no era brujo y no entendía aquel tipo de artes, por lo que tampoco se preocupó en preguntárselo.
El muchacho dejó escapar un suspiró y se giró hacia Lida, quien seguía parada junto a la puerta no muy lejos de él –“¿Algún lugar del que sepas que creas que le va a gustar a un tipo que flota por el aire?” – Inquirió rascándose la barba –“Aunque por lo que acabo de descubrir debería lanzar la piedra al interior de una taberna o algo” – Añadió en un murmullo –“Seguro que eso lo disfruta más”
Mientras esperaba la respuesta de su nueva aliada estudió el callejón en el que se encontraban, no había nada que no descartase que nadie les hubiese visto, y eso le ponía nervioso, él había conseguido la piedra por cincuenta aeros. ¿Pero quién sabía lo que la gente podía estar dispuesta a arriesgar por un ente como Arquímedes? No podía permitir que lo viese nadie más, había tenido mucha suerte con la reacción de Lida, quizás demasiada, pero nada le aseguraba que él siguiente no tratase de decapitarle para hacerse con el objeto.
Una parte de él esperaba que Lida desenvainase su espada y tratase de acabar con la aparición, como el mismo había hecho hacia menos de una hora, sorpresivamente había asimilado bastante rápido que se encontraba frente a ser incorpóreo; no iba a privar a nadie de conocer a un hombre de hace casi mil años.
-“Encantado Lida” – Dijo Eltrant ahora un poco más calmado y sonriendo, si la mujer hubiese querido acabar con su vida lo habría hecho ya, de todos modos se había tomado bastante bien el tener delante a un tipo flotando, por lo que había demostrado ser alguien capaz de mantener la cabeza fría.
–“¡Perfecto pues!” – Exclamó Arquímedes sonriendo –“Hay tantas cosas que han cambiado… ¡No perdamos tiempo amigos mios!” – Eltrant volvió a zarandear la piedra y la señaló, el ente se encogió de hombros y después de hacer una reverencia a Lida, volvió al interior de la gema –“Viejo verde…” – Murmuró el mercenario a la gema, la cual se encontraba ahora un poco más brillante debido a que el espectro se encontraba en su interior.
Una vez hecho esto Eltrant se giró hacia su compañera de profesión y se la guardó en el mismo bolsillo que la había tenido antes, no sabía cómo lo hacía, pero Arquímedes era capaz de percibir lo que sucedida a su alrededor incluso estando oculto en aquel bolsillo, no era brujo y no entendía aquel tipo de artes, por lo que tampoco se preocupó en preguntárselo.
El muchacho dejó escapar un suspiró y se giró hacia Lida, quien seguía parada junto a la puerta no muy lejos de él –“¿Algún lugar del que sepas que creas que le va a gustar a un tipo que flota por el aire?” – Inquirió rascándose la barba –“Aunque por lo que acabo de descubrir debería lanzar la piedra al interior de una taberna o algo” – Añadió en un murmullo –“Seguro que eso lo disfruta más”
Mientras esperaba la respuesta de su nueva aliada estudió el callejón en el que se encontraban, no había nada que no descartase que nadie les hubiese visto, y eso le ponía nervioso, él había conseguido la piedra por cincuenta aeros. ¿Pero quién sabía lo que la gente podía estar dispuesta a arriesgar por un ente como Arquímedes? No podía permitir que lo viese nadie más, había tenido mucha suerte con la reacción de Lida, quizás demasiada, pero nada le aseguraba que él siguiente no tratase de decapitarle para hacerse con el objeto.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Tras la presentación ahora ya formal, se preguntó a sí misma qué clase de persona sería ese tal Arquímedes y si llegó a ser una persona de carne y hueso alguna vez. ''Si fue humano...¿cuánto tiempo llevará viviendo en esa piedra?'', cosas como esas se preguntaba, hasta que al fin el que le estaba empezando a parecer ya sospechosamente caballeroso regresó a su ''hogar''.
-Pues...-Se alejó de la puerta de la posada, acercándose algo más a Eltrant, para luego mirar a su alrededor pensando dónde podrían ir-, ¿y si damos una vuelta por los barrios nuevos? -Hablaba de la parte por la que ahora vivía la gente más adinerada, casas que tiempo atrás no estaban y ahora en su mayoría no encajaban muy bien con la estética de la ciudad.
Pensaba que si el fantasma llevaba lo suyo sin estar por allí, sería curioso que viera el ambiente que tanto le asqueaba a la muchacha, esos aires que se daban quienes tenían las manos llenas de dinero. Además, también se libraría en parte de los guardias, pues muy pocas o escasas veces les había visto por allí, ya que había algunos que en cierto modo...pagaban por su propia protección.
-Si no te gusta la idea, podemos ir al mercado, aunque allí hay demasiado jaleo y si se le ocurre salir de la piedra...-No le hizo falta terminar la frase para que se supiera lo que podría suceder. Aparte de montar un escándalo, podrían acusarles de alterar el orden público y seguramente a alguna persona que otra le daría por intentar hacer algún daño a ''esa cosa flotante''-, Lunargenta tampoco tiene tantos lugares interesantes como lo pintan -Terminó por decir, intentando empezar la marcha dando unos pasos hacia delante para luego seguir un ritmo constante. Esperaba que antes de llegar al final de la calle Eltrant decidiera dónde acabarían yendo.
Según salieran, a la izquierda podrían ir hacia el mercado, a la derecha hacia los barrios nuevos que se encontraban en una parte algo más alta en el terreno y por el centro no estaba muy claro.
-Por cierto...¿cómo ha llegado esa piedra a tus manos? -Un poco antes de llegar a la salida de la calle no pudo evitar preguntarlo, esperaba que no le resultara incómodo ni pensara que quería inmiscuirse en sus asuntos, pero algo le decía que el encuentro entre Arquímedes y el joven había sido aún más inesperado que el hecho de que ella lo atravesara al salir de la posada.
-Pues...-Se alejó de la puerta de la posada, acercándose algo más a Eltrant, para luego mirar a su alrededor pensando dónde podrían ir-, ¿y si damos una vuelta por los barrios nuevos? -Hablaba de la parte por la que ahora vivía la gente más adinerada, casas que tiempo atrás no estaban y ahora en su mayoría no encajaban muy bien con la estética de la ciudad.
Pensaba que si el fantasma llevaba lo suyo sin estar por allí, sería curioso que viera el ambiente que tanto le asqueaba a la muchacha, esos aires que se daban quienes tenían las manos llenas de dinero. Además, también se libraría en parte de los guardias, pues muy pocas o escasas veces les había visto por allí, ya que había algunos que en cierto modo...pagaban por su propia protección.
-Si no te gusta la idea, podemos ir al mercado, aunque allí hay demasiado jaleo y si se le ocurre salir de la piedra...-No le hizo falta terminar la frase para que se supiera lo que podría suceder. Aparte de montar un escándalo, podrían acusarles de alterar el orden público y seguramente a alguna persona que otra le daría por intentar hacer algún daño a ''esa cosa flotante''-, Lunargenta tampoco tiene tantos lugares interesantes como lo pintan -Terminó por decir, intentando empezar la marcha dando unos pasos hacia delante para luego seguir un ritmo constante. Esperaba que antes de llegar al final de la calle Eltrant decidiera dónde acabarían yendo.
Según salieran, a la izquierda podrían ir hacia el mercado, a la derecha hacia los barrios nuevos que se encontraban en una parte algo más alta en el terreno y por el centro no estaba muy claro.
-Por cierto...¿cómo ha llegado esa piedra a tus manos? -Un poco antes de llegar a la salida de la calle no pudo evitar preguntarlo, esperaba que no le resultara incómodo ni pensara que quería inmiscuirse en sus asuntos, pero algo le decía que el encuentro entre Arquímedes y el joven había sido aún más inesperado que el hecho de que ella lo atravesara al salir de la posada.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Eltrant estudió tranquilamente la idea de la mujer –“Los barrios más nuevos…” – No era mala idea, la mayoría de las casas estaban prácticamente vacías debido a su elevado precio y era la zona que, según le habían dicho, más había cambiado con el paso de los años.
Llevarlo al mercando también era una buena opción, siempre y cuando no le diese por salir en mitad de toda la multitud, no obstante ya había cometido la imprudencia de abandonar su hogar en mitad de un lugar en el que fácilmente podrían verle, y en sí, le habían visto; no estaba dispuesto a dejar que Arquímedes cometiese ese error una vez más.
La mujer tenía razón, Lunargenta no poseía tantos lugares interesantes que visitar, no que el fantasma no hubiese visto, tanto el castillo como el palacio eran bastante antiguos, por lo que era bastante obvio que Arquímedes los conocía, y el resto de la ciudad no solía cambiar mucho, solamente lo hacían las casas, las cuales sencillamente se sustituían unas por otras.
Según se iban acercando al final de la calle Eltrant decidió hacer caso a la proposición principal de la mercenaria y fue hacia la derecha, las casas nuevas y lujosas le gustarían, al fin y a cabo, eran como pequeños palacios; para alguien como el mercenario, que se había criado en una granja no dejaban de ser maravillas arquitectónicas.
Cuando la recién llegada le preguntó cómo se había hecho con la gema Eltrant simplemente sonrió y se encogió de hombros –“La compre en el mercado… pensando que era una lámpara” – Dejó escapar una leve carcajada nerviosa –“Esta mañana justamente” – Añadió, notó como la piedra vibraba en el interior de su bolsillo, quizás Arquímedes querría decir algo, pero no salió de la piedra. –“Me costó solo cincuenta aeros, lo que no está mal si tenemos en cuenta que en su interior había un ser inmortal” – La piedra volvió a vibrar en su bolsillo, esta vez aumentando ligeramente de temperatura.
Siguió avanzando por las calles de la ciudad junto a Lida, Lunargenta era tan encantadora como de costumbre, empujones, insultos y un extraño olor en la mayoría de sus calles. Esto sin embargo, cambiaba según se iban a aproximando a los barrios más ostentosos.
Poco antes de llegar Eltrant se giró hacia la muchacha y sin dejar de andar sonrió –“¿Puedo preguntarte por qué decidiste hacerte mercenaria?” – Preguntó, lo cierto es que la mujer no tenía pinta de ser una; iba demasiado bien vestida, y tenía aspecto de no pasar demasiada hambre.
Minutos después se acercaban a la entrada de los barrios ricos de la ciudad, seguia sin estar completamente seguro de que iba a hacer con Arquimedes una vez le enseñara la ciudad, ¿Dejarlo en algún sitio para que otro lo encontrase? ¿Venderlo? Aunque no fuese exactamente una persona tenía consciencia, por lo tanto no podía permitirse hacer eso, no era mucho mejor que vender a un humano.
Llevarlo al mercando también era una buena opción, siempre y cuando no le diese por salir en mitad de toda la multitud, no obstante ya había cometido la imprudencia de abandonar su hogar en mitad de un lugar en el que fácilmente podrían verle, y en sí, le habían visto; no estaba dispuesto a dejar que Arquímedes cometiese ese error una vez más.
La mujer tenía razón, Lunargenta no poseía tantos lugares interesantes que visitar, no que el fantasma no hubiese visto, tanto el castillo como el palacio eran bastante antiguos, por lo que era bastante obvio que Arquímedes los conocía, y el resto de la ciudad no solía cambiar mucho, solamente lo hacían las casas, las cuales sencillamente se sustituían unas por otras.
Según se iban acercando al final de la calle Eltrant decidió hacer caso a la proposición principal de la mercenaria y fue hacia la derecha, las casas nuevas y lujosas le gustarían, al fin y a cabo, eran como pequeños palacios; para alguien como el mercenario, que se había criado en una granja no dejaban de ser maravillas arquitectónicas.
Cuando la recién llegada le preguntó cómo se había hecho con la gema Eltrant simplemente sonrió y se encogió de hombros –“La compre en el mercado… pensando que era una lámpara” – Dejó escapar una leve carcajada nerviosa –“Esta mañana justamente” – Añadió, notó como la piedra vibraba en el interior de su bolsillo, quizás Arquímedes querría decir algo, pero no salió de la piedra. –“Me costó solo cincuenta aeros, lo que no está mal si tenemos en cuenta que en su interior había un ser inmortal” – La piedra volvió a vibrar en su bolsillo, esta vez aumentando ligeramente de temperatura.
Siguió avanzando por las calles de la ciudad junto a Lida, Lunargenta era tan encantadora como de costumbre, empujones, insultos y un extraño olor en la mayoría de sus calles. Esto sin embargo, cambiaba según se iban a aproximando a los barrios más ostentosos.
Poco antes de llegar Eltrant se giró hacia la muchacha y sin dejar de andar sonrió –“¿Puedo preguntarte por qué decidiste hacerte mercenaria?” – Preguntó, lo cierto es que la mujer no tenía pinta de ser una; iba demasiado bien vestida, y tenía aspecto de no pasar demasiada hambre.
Minutos después se acercaban a la entrada de los barrios ricos de la ciudad, seguia sin estar completamente seguro de que iba a hacer con Arquimedes una vez le enseñara la ciudad, ¿Dejarlo en algún sitio para que otro lo encontrase? ¿Venderlo? Aunque no fuese exactamente una persona tenía consciencia, por lo tanto no podía permitirse hacer eso, no era mucho mejor que vender a un humano.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Que hubiera decidido ir hacia los barrios nuevos le pareció la mejor idea también, ya que aparte de ser lo primero que había propuesto, era la ''más'' segura siempre y cuando al ser flotante no le apeteciera darse un paseo en medio de la calle.
-¿Pensabas que era una lámpara? -Repitió, incrédula, seguramente el muchacho cuando fue a comprarla brillaría de alguna forma especial, porque ella ni tenía cincuenta aeros para gastar ni se los gastaría en una piedra. Aunque puede que él tampoco estuviera muy de acuerdo en gastarlo en alguna que otra arma- Por un momento llegué a pensar que ya os conocíais desde hace tiempo -Y ciertamente por ver cómo le había tratado Arquímedes a Eltrant podría decirse que lo parecía de verdad, ya que el ser conocía hasta su apellido e imaginaba que un apellido no es algo que se fuera diciendo a todo el mundo.
Conforme caminaban, se fue dando cuenta de que Lunargenta no era tan elegante como muchos decían que era. Si no fuera porque llevaba allí bastantes años y conocía a sus gentes, el olor de las calles y sobre todo la mala educación de algunos, no volvería a aquella ciudad para visitarla ni de broma; a no ser, claro estaba, que el trabajo lo requiriese.
-¿Puedo preguntarte por qué decidiste hacerte mercenaria? -Y pensando en el trabajo, ahí llegaba la pregunta del muchacho, que justamente la pilló algo desprevenida pero cuando se dio cuenta le devolvió la sonrisa mientras le miraba a los ojos- Claro, decidí dejar que me llamaran así porque quería ayudar a la gente -La respuesta no podía ser más sencilla y a la vez más corta, no había una gran historia detrás ni tampoco un motivo familiar, pero sí un noble corazón cuyo propósito era hacer bien a los demás-, pero siendo fiel a mis principios...por eso no acepté el trabajo de ese borracho -Concluyó, recordando los gritos e improperios que ese hombre soltó por la boca en el momento en el que Eltrant lo entregó a la autoridad.
Tras pasar por el marco arquitectónico que señalaba la entrada a los barrios nuevos, los aires eran totalmente distintos y la gente que caminaba por allí lo hacía incluso de diferente forma. La joven que había estado allí como mucho una o dos veces, no conocía demasiado bien la extensión de aquellas casas, es decir hasta qué parte de la ciudad llegaban, pero era muy interesante mirar qué formas tomaban las casas. Muchas no coincidían con la siguiente, por no decir que la mayoría tenían su propio carácter.
-Esta gente puede permitirse casi cualquier cosa...-Y era en ese ''casi'' donde estaban escondidos muchos, pero que muchos matices sociales-. Ahora es mi turno, ¿por qué decidiste tú hacerte mercenario? -Le devolvió la pregunta con la misma sonrisa amable, y además añadió-...jamás me había encontrado con alguien de la misma profesión cuyas intenciones no fueran...pedirme ''amablemente'' que me apartara de sus asuntos -Ironizó.
Conforme hablaban estaba claro que al fantasma no le hacía mucha gracia no poder interactuar de forma tan natural como ellos dos lo hacían, por lo que protestaba en el bolsillo de Eltrant a cada vez de forma más notoria, pero ella era totalmente ajena pues no podía notarlo de ninguna forma.
-¿Pensabas que era una lámpara? -Repitió, incrédula, seguramente el muchacho cuando fue a comprarla brillaría de alguna forma especial, porque ella ni tenía cincuenta aeros para gastar ni se los gastaría en una piedra. Aunque puede que él tampoco estuviera muy de acuerdo en gastarlo en alguna que otra arma- Por un momento llegué a pensar que ya os conocíais desde hace tiempo -Y ciertamente por ver cómo le había tratado Arquímedes a Eltrant podría decirse que lo parecía de verdad, ya que el ser conocía hasta su apellido e imaginaba que un apellido no es algo que se fuera diciendo a todo el mundo.
Conforme caminaban, se fue dando cuenta de que Lunargenta no era tan elegante como muchos decían que era. Si no fuera porque llevaba allí bastantes años y conocía a sus gentes, el olor de las calles y sobre todo la mala educación de algunos, no volvería a aquella ciudad para visitarla ni de broma; a no ser, claro estaba, que el trabajo lo requiriese.
-¿Puedo preguntarte por qué decidiste hacerte mercenaria? -Y pensando en el trabajo, ahí llegaba la pregunta del muchacho, que justamente la pilló algo desprevenida pero cuando se dio cuenta le devolvió la sonrisa mientras le miraba a los ojos- Claro, decidí dejar que me llamaran así porque quería ayudar a la gente -La respuesta no podía ser más sencilla y a la vez más corta, no había una gran historia detrás ni tampoco un motivo familiar, pero sí un noble corazón cuyo propósito era hacer bien a los demás-, pero siendo fiel a mis principios...por eso no acepté el trabajo de ese borracho -Concluyó, recordando los gritos e improperios que ese hombre soltó por la boca en el momento en el que Eltrant lo entregó a la autoridad.
Tras pasar por el marco arquitectónico que señalaba la entrada a los barrios nuevos, los aires eran totalmente distintos y la gente que caminaba por allí lo hacía incluso de diferente forma. La joven que había estado allí como mucho una o dos veces, no conocía demasiado bien la extensión de aquellas casas, es decir hasta qué parte de la ciudad llegaban, pero era muy interesante mirar qué formas tomaban las casas. Muchas no coincidían con la siguiente, por no decir que la mayoría tenían su propio carácter.
-Esta gente puede permitirse casi cualquier cosa...-Y era en ese ''casi'' donde estaban escondidos muchos, pero que muchos matices sociales-. Ahora es mi turno, ¿por qué decidiste tú hacerte mercenario? -Le devolvió la pregunta con la misma sonrisa amable, y además añadió-...jamás me había encontrado con alguien de la misma profesión cuyas intenciones no fueran...pedirme ''amablemente'' que me apartara de sus asuntos -Ironizó.
Conforme hablaban estaba claro que al fantasma no le hacía mucha gracia no poder interactuar de forma tan natural como ellos dos lo hacían, por lo que protestaba en el bolsillo de Eltrant a cada vez de forma más notoria, pero ella era totalmente ajena pues no podía notarlo de ninguna forma.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Eltrant escuchó la escueta explicación de Lida sin hacer ningún comentario, una causa un tanto extraña para vender su espada por dinero; pero no dejaba de ser menos noble, si existiesen más personas como aquella mujer probablemente no trabajaría en un sector tan vilipendiado.
Cruzaron el enorme arco que anunciaba que entraban a la parte noble de la ciudad, frente a ellos, enormes adornadas con gárgolas, todas similares pero a la vez diferentes, amplios jardines y ventanales a la par, estaba claro que los dueños de aquellas viviendas no escatimaban en gastos.
Mientras caminaban por las calles del barrio más ostentoso de la urbe, prácticamente desérticas, Lida le hizo la misma pregunta que él le había formulado minutos antes. Lo primero que hizo Eltrant al oír esto fue arquear una ceja, aunque momentos atrás se había atrevido a preguntar a la mercenaria sobre su profesión no había pensado una respuesta en caso de que ella decidiese imitarle, al cabo de unos minutos andando en silencio, buscando algo con sentido que decir, se acabó encogiendo de hombros –“Quizás…” – Se paró y se atusó la barba mientras miraba fijamente una enorme mansión –“Por qué es la excusa perfecta para viajar… y conocer cosas nuevas”
No era la mejor respuesta que había dado en su vida, pero no dejaba de ser verdad, mientras fuese una espada a sueldo podría viajar a cualquier lugar que seguiría teniendo trabajo, hay bandidos en todas partes, la gente necesita protección en todas partes; y cuando no hay ni una cosa ni la otra, siempre se podía permitir hacer alguna chapuza que otra.
Sonrió a la mujer y siguió avanzando durante un tiempo en silenció por aquel lugar, para después de un rato, sacar la piedra del bolsillo interior de la capa y tendérsela a la mercenaria –“Toma, lleva al bueno de Arquímedes un rato” – Dijo sencillamente –“La gema no deja de vibrar y me está poniendo nervioso”
–“Esta parte de la ciudad es muy bonita, creo que hace un par de siglos hubo un gran incendio por aquí, no me acuerdo bien” – La voz de Arquímedes salió de la piedra –“La señorita Rothgar ha sido muy amable al sugerir traerme aquí” – Eltrant se cruzó de brazos ¿Rothgar? Miró a Lida junto a él, ¿El apellido de la mercenaria? ¿Es que lo había dicho en algún momento?
–“¿Puedes hablar sin salir de la piedra?” – Preguntó observando más de cerca la gema, hasta el punto de verse reflejado en el suave resplandor de la misma –“Claro que si muchacho, hay muchas cosas que puedo hacer ¿No pensareis que mi única facultad es flotar y ser traslucido?” – Eltrant no pudo sino sonreír ante esto, era un tipo realmente extraño, pero no dejaba de ser alguien interesante.
Eltrant sonrió y dejó escapar un suspiro para, con un gesto, hacerle saber a la joven que seguían caminando –“Trata de ser sutil Arquímedes, tienes suerte de que aquí no haya casi nadie, te habrían oído” – Dijo – “Debes admitir que tengo una voz bonita, digna de ser escuchada, un torrente de voz poderoso y seductor” – “Lo de ser humilde a ti se te escapa ¿No?” – “Llevó siendo consciente de mí mismo casi un milenio chico, dame un poco de margen” – La risa de Arquímedes salió de la piedra, Eltrant se llevó la palma de la mano a la cara y miró a Lida – “Lo que tú digas”
Sin que nadie se percatase de ella hasta el momento, una anciana que vestía una raída capa de color rojo se acercó a los dos mercenarios por la espalda y después de llamar la atención de la joven con tres suaves toques en su hombro una sonrisa cruzó su cara.
Eltrant llevó su mano derecha hasta el pomo de la espada del sobresalto que causo la mujer, había aparecido literalmente de la nada, la habría oído acercarse, estaba totalmente seguro de que la calle estaba vacía hasta hace unos segundos.
–“Sé lo que escondéis” – dijo.
Cruzaron el enorme arco que anunciaba que entraban a la parte noble de la ciudad, frente a ellos, enormes adornadas con gárgolas, todas similares pero a la vez diferentes, amplios jardines y ventanales a la par, estaba claro que los dueños de aquellas viviendas no escatimaban en gastos.
Mientras caminaban por las calles del barrio más ostentoso de la urbe, prácticamente desérticas, Lida le hizo la misma pregunta que él le había formulado minutos antes. Lo primero que hizo Eltrant al oír esto fue arquear una ceja, aunque momentos atrás se había atrevido a preguntar a la mercenaria sobre su profesión no había pensado una respuesta en caso de que ella decidiese imitarle, al cabo de unos minutos andando en silencio, buscando algo con sentido que decir, se acabó encogiendo de hombros –“Quizás…” – Se paró y se atusó la barba mientras miraba fijamente una enorme mansión –“Por qué es la excusa perfecta para viajar… y conocer cosas nuevas”
No era la mejor respuesta que había dado en su vida, pero no dejaba de ser verdad, mientras fuese una espada a sueldo podría viajar a cualquier lugar que seguiría teniendo trabajo, hay bandidos en todas partes, la gente necesita protección en todas partes; y cuando no hay ni una cosa ni la otra, siempre se podía permitir hacer alguna chapuza que otra.
Sonrió a la mujer y siguió avanzando durante un tiempo en silenció por aquel lugar, para después de un rato, sacar la piedra del bolsillo interior de la capa y tendérsela a la mercenaria –“Toma, lleva al bueno de Arquímedes un rato” – Dijo sencillamente –“La gema no deja de vibrar y me está poniendo nervioso”
–“Esta parte de la ciudad es muy bonita, creo que hace un par de siglos hubo un gran incendio por aquí, no me acuerdo bien” – La voz de Arquímedes salió de la piedra –“La señorita Rothgar ha sido muy amable al sugerir traerme aquí” – Eltrant se cruzó de brazos ¿Rothgar? Miró a Lida junto a él, ¿El apellido de la mercenaria? ¿Es que lo había dicho en algún momento?
–“¿Puedes hablar sin salir de la piedra?” – Preguntó observando más de cerca la gema, hasta el punto de verse reflejado en el suave resplandor de la misma –“Claro que si muchacho, hay muchas cosas que puedo hacer ¿No pensareis que mi única facultad es flotar y ser traslucido?” – Eltrant no pudo sino sonreír ante esto, era un tipo realmente extraño, pero no dejaba de ser alguien interesante.
Eltrant sonrió y dejó escapar un suspiro para, con un gesto, hacerle saber a la joven que seguían caminando –“Trata de ser sutil Arquímedes, tienes suerte de que aquí no haya casi nadie, te habrían oído” – Dijo – “Debes admitir que tengo una voz bonita, digna de ser escuchada, un torrente de voz poderoso y seductor” – “Lo de ser humilde a ti se te escapa ¿No?” – “Llevó siendo consciente de mí mismo casi un milenio chico, dame un poco de margen” – La risa de Arquímedes salió de la piedra, Eltrant se llevó la palma de la mano a la cara y miró a Lida – “Lo que tú digas”
Sin que nadie se percatase de ella hasta el momento, una anciana que vestía una raída capa de color rojo se acercó a los dos mercenarios por la espalda y después de llamar la atención de la joven con tres suaves toques en su hombro una sonrisa cruzó su cara.
Eltrant llevó su mano derecha hasta el pomo de la espada del sobresalto que causo la mujer, había aparecido literalmente de la nada, la habría oído acercarse, estaba totalmente seguro de que la calle estaba vacía hasta hace unos segundos.
–“Sé lo que escondéis” – dijo.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
La respuesta del joven le pareció igual de válida que la suya, puesto que cada uno se dedicaba a lo que quería por motivos propios, cualquier motivo valía y lo cierto es que aquello de viajar sonaba tan bien como se imaginaba, por lo que le entró la curiosidad por saber dónde habría estado:
-¿Hasta dónde has podido viajar? O mejor dicho...¿hasta dónde te ha llevado este trabajo? -Bien cierto era que gracias a trabajar de eso podías ir de un lugar a otro, pero ella que hasta ahora había tenido limitados los encargos a solamente Lunargenta y sus afueras, sabía poca cosa de lo que había más allá. ''Sería interesante conocer otros sitios''.
Tomó la piedra ente sus manos y lo primero que la sorprendió fue que al tacto era mucho más suave que cualquier piedra que podías encontrar por la calle, además de que parecía emitir cierta calidez que era agradable para las manos; seguía sosteniéndola cuando Arquímedes comenzó a hablar desde la misma.
-La señorita Rothgar...-Escuchar eso le resultó suficiente como para poner gesto de incertidumbre, pensando en si algún momento había dicho su apellido, pero en absoluto, no lo había hecho y ahora ambos jóvenes sabían sus nombres completos cuando ninguno de los dos lo había mencionado por su propia voluntad.
Aún así no quiso concederle mucha importancia por el momento, pues le resultó más gracioso el hecho de que el fantasma hubiera podido estar callado tanto rato anteriormente si parecía que cada vez que abría la boca no se callaba. Y no es que fuera molesto, no le culpaba, si había estado encerrado hasta que Eltrant fue sorprendido por su presencia...aquello de poder hablar le animaría en cierto modo.
-Eso si...he de preguntarlo, ¿no hay forma mediante la cual puedas salir de ahí? -Puede que la pregunta que hiciera fuese algo tonta, o tal vez no tanto, pero si pudieran ayudarlo no sería una mala idea, claro que si hablaba de haber estado casi un milenio ahí, las intenciones de sacarlo no servirían de mucho.
Fue entonces cuando notó unos leves pero insistentes toques en su hombro y a base de un acto reflejo, lo primero que hizo, como Eltrant y además de guardar la piedra en uno de sus bolsillos, fue llevar la mano a la empuñadura de su espada y girarse. Al darse cuenta de que se trataba de una anciana algo la hizo calmarse, pero pudo observar unos ojos de un tono grisáceo en esa mujer que no le resultaron precisamente seguros.
-Sé lo que escondéis -Dijo, esbozaba una sonrisa y Lida se preguntaba cómo ninguno de los dos se habían dado cuenta de la presencia de la anciana antes. ''¿Lo sabe? No es posible''- ¿Esconder? ¿Nosotros? ¿A qué se refiere señora? Está claro que dinero no llevamos encima y ni mucho menos escondido -Quiso sonreír de forma amable y dio un disimulado paso hacia atrás tomando cierta distancia, pues no le agradaba que una desconocida estuviera tan cerca y mucho menos cuando empezaba a ponerse nerviosa-...sé lo que escondéis -Repitió, y con uno de sus dedos ya arrugados, concretamente el índice, señaló el bolsillo de la muchacha donde había guardado la piedra, la cual por algún motivo que desconocía comenzó a emitir una temperatura ciertamente incómoda-. Mire, señora, lo que llevo en los bolsillos no es más que suciedad de hace mucho tiempo -Disimuló, esperando que a Arquímedes no se le ocurriera salir ni hablar en una situación como aquella.
-¿Hasta dónde has podido viajar? O mejor dicho...¿hasta dónde te ha llevado este trabajo? -Bien cierto era que gracias a trabajar de eso podías ir de un lugar a otro, pero ella que hasta ahora había tenido limitados los encargos a solamente Lunargenta y sus afueras, sabía poca cosa de lo que había más allá. ''Sería interesante conocer otros sitios''.
Tomó la piedra ente sus manos y lo primero que la sorprendió fue que al tacto era mucho más suave que cualquier piedra que podías encontrar por la calle, además de que parecía emitir cierta calidez que era agradable para las manos; seguía sosteniéndola cuando Arquímedes comenzó a hablar desde la misma.
-La señorita Rothgar...-Escuchar eso le resultó suficiente como para poner gesto de incertidumbre, pensando en si algún momento había dicho su apellido, pero en absoluto, no lo había hecho y ahora ambos jóvenes sabían sus nombres completos cuando ninguno de los dos lo había mencionado por su propia voluntad.
Aún así no quiso concederle mucha importancia por el momento, pues le resultó más gracioso el hecho de que el fantasma hubiera podido estar callado tanto rato anteriormente si parecía que cada vez que abría la boca no se callaba. Y no es que fuera molesto, no le culpaba, si había estado encerrado hasta que Eltrant fue sorprendido por su presencia...aquello de poder hablar le animaría en cierto modo.
-Eso si...he de preguntarlo, ¿no hay forma mediante la cual puedas salir de ahí? -Puede que la pregunta que hiciera fuese algo tonta, o tal vez no tanto, pero si pudieran ayudarlo no sería una mala idea, claro que si hablaba de haber estado casi un milenio ahí, las intenciones de sacarlo no servirían de mucho.
Fue entonces cuando notó unos leves pero insistentes toques en su hombro y a base de un acto reflejo, lo primero que hizo, como Eltrant y además de guardar la piedra en uno de sus bolsillos, fue llevar la mano a la empuñadura de su espada y girarse. Al darse cuenta de que se trataba de una anciana algo la hizo calmarse, pero pudo observar unos ojos de un tono grisáceo en esa mujer que no le resultaron precisamente seguros.
-Sé lo que escondéis -Dijo, esbozaba una sonrisa y Lida se preguntaba cómo ninguno de los dos se habían dado cuenta de la presencia de la anciana antes. ''¿Lo sabe? No es posible''- ¿Esconder? ¿Nosotros? ¿A qué se refiere señora? Está claro que dinero no llevamos encima y ni mucho menos escondido -Quiso sonreír de forma amable y dio un disimulado paso hacia atrás tomando cierta distancia, pues no le agradaba que una desconocida estuviera tan cerca y mucho menos cuando empezaba a ponerse nerviosa-...sé lo que escondéis -Repitió, y con uno de sus dedos ya arrugados, concretamente el índice, señaló el bolsillo de la muchacha donde había guardado la piedra, la cual por algún motivo que desconocía comenzó a emitir una temperatura ciertamente incómoda-. Mire, señora, lo que llevo en los bolsillos no es más que suciedad de hace mucho tiempo -Disimuló, esperando que a Arquímedes no se le ocurriera salir ni hablar en una situación como aquella.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Miró nervioso a Lida, la anciana seguía frente a ellos repitiendo lo mismo uno y otra vez, convencida de que conocía lo que estaban escondiendo.
Aunque no podía negar que aquella mujer le ponía nervioso, no era la primera vez que se cruzaba con alguien así, a base de encontronazos desafortunados a lo largo de los años, había aprendido por las mañas que lo mejor era simplemente seguir caminando y no hacer ningún comentario –“Ignórala” – Dijo mientras comenzaba a andar en dirección opuesta a la mujer, a quien dejando pronto dejaron tras ellos, gritando de que no tendrían escapatoria.
No dejaba de sorprenderle que una anciana con un aspecto tan demacrado como el de la mujer hubiese llegado hasta aquella parte de la ciudad sin hacerse notar, no habían sido pocas las veces las que él se había visto obligado a salir de allí escoltado por guardas que creían que no era sino otro ladronzuelo más.
Continuó caminando en silencio, pensando en lo que acababa de pasar ¿De verdad la anciana sabía que tenían con ellos a Arquímedes? Si lo que decía era verdad habían desperdiciado una oportunidad única para conocer un poco más sobre el origen del fantasma, no obstante no era como si la mujer demostrara ser digna de confianza.
-“Creo que deberíamos volver a los barrios bajos” – Recomendó Eltrant a Lida después de un rato vagando por las calles sin rumbo fijo, el espectro llevaba también un buen rato callado, cosa que no había pasado inadvertida para el mercenario.
El mercenario recorrió mentalmente el camino que tenían que recorrer para llegar de nuevo hacia las calles más transitadas y se giró para indicar a su compañera de oficio que calle debían de tomar, justo cuando, una vez más, tras ellos se encontraba aquella mujer.
-“Se lo que escondéis” – Volvió a repetir –“No tenéis escapatoria”
-“¿Cuándo ha…?” - Eltrant tragó saliva y llevó su mano a la empuñadura de su espada sin disimular un ápice sus intenciones, era imposible que aquella mujer hubiese llegado allí antes que ellos, o les hubiese seguido, había estado vigilando que nadie lo hacía durante un buen rato. –“¿Y según usted que es lo que escondemos?” – Dijo sin soltar el pomo de su arma.
La sonrisa de la mujer se ensanchó y señaló a Lida, quien en aquel momento cargaba con Arquímedes, Eltrant desenvainó la espada, aquel gesto en aquel barrio podía meterle en más problemas de los que se imaginaba, pero no podía pasar por alto el hecho de que aquella mujer le seguía poniendo los pelos de punta.
La mujer pareció encontrar divertido aquella reacción, ya que, sin dejar que la visión de la espada perturbase su sonrisa, se cruzó de brazos.
–“Iluso…” – Dijo a la vez que, por algún extraño motivo, todo alrededor del mercenario empezó a volverse más y más oscuro. Eltrant se giró sobre sí mismo nervioso, aquello era impensable, era de día, el sol estaba bien alto, ¿Qué estaba sucediendo?
-“¡Lida!” – Gritó a la oscuridad que tenía frente a él, buscando una respuesta por parte de la mercenaria que había conocido apenas unas horas antes.
Aunque no podía negar que aquella mujer le ponía nervioso, no era la primera vez que se cruzaba con alguien así, a base de encontronazos desafortunados a lo largo de los años, había aprendido por las mañas que lo mejor era simplemente seguir caminando y no hacer ningún comentario –“Ignórala” – Dijo mientras comenzaba a andar en dirección opuesta a la mujer, a quien dejando pronto dejaron tras ellos, gritando de que no tendrían escapatoria.
No dejaba de sorprenderle que una anciana con un aspecto tan demacrado como el de la mujer hubiese llegado hasta aquella parte de la ciudad sin hacerse notar, no habían sido pocas las veces las que él se había visto obligado a salir de allí escoltado por guardas que creían que no era sino otro ladronzuelo más.
Continuó caminando en silencio, pensando en lo que acababa de pasar ¿De verdad la anciana sabía que tenían con ellos a Arquímedes? Si lo que decía era verdad habían desperdiciado una oportunidad única para conocer un poco más sobre el origen del fantasma, no obstante no era como si la mujer demostrara ser digna de confianza.
-“Creo que deberíamos volver a los barrios bajos” – Recomendó Eltrant a Lida después de un rato vagando por las calles sin rumbo fijo, el espectro llevaba también un buen rato callado, cosa que no había pasado inadvertida para el mercenario.
El mercenario recorrió mentalmente el camino que tenían que recorrer para llegar de nuevo hacia las calles más transitadas y se giró para indicar a su compañera de oficio que calle debían de tomar, justo cuando, una vez más, tras ellos se encontraba aquella mujer.
-“Se lo que escondéis” – Volvió a repetir –“No tenéis escapatoria”
-“¿Cuándo ha…?” - Eltrant tragó saliva y llevó su mano a la empuñadura de su espada sin disimular un ápice sus intenciones, era imposible que aquella mujer hubiese llegado allí antes que ellos, o les hubiese seguido, había estado vigilando que nadie lo hacía durante un buen rato. –“¿Y según usted que es lo que escondemos?” – Dijo sin soltar el pomo de su arma.
La sonrisa de la mujer se ensanchó y señaló a Lida, quien en aquel momento cargaba con Arquímedes, Eltrant desenvainó la espada, aquel gesto en aquel barrio podía meterle en más problemas de los que se imaginaba, pero no podía pasar por alto el hecho de que aquella mujer le seguía poniendo los pelos de punta.
La mujer pareció encontrar divertido aquella reacción, ya que, sin dejar que la visión de la espada perturbase su sonrisa, se cruzó de brazos.
–“Iluso…” – Dijo a la vez que, por algún extraño motivo, todo alrededor del mercenario empezó a volverse más y más oscuro. Eltrant se giró sobre sí mismo nervioso, aquello era impensable, era de día, el sol estaba bien alto, ¿Qué estaba sucediendo?
-“¡Lida!” – Gritó a la oscuridad que tenía frente a él, buscando una respuesta por parte de la mercenaria que había conocido apenas unas horas antes.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
No tenía precisamente intenciones de dañar una anciana, no era de esas, pero aquello de que sonriera de esa forma y hubiera señalado con tanta insistencia la piedra que llevaba en el bolsillo no podía traer nada bueno.
-Ignórala -Eso fue lo que decidió Eltrant, y lo cierto es que le siguió con todo el gusto.
Escuchó los gritos durante un rato hasta que se alejaron lo suficiente como para que dejaran de oírse, claro que la muchacha juró que en cierto momento y por curiosidad se giró para ver si seguía, y no volvió a verla. ''Se habrá cansado'', pensó, nada más lejos de la realidad.
-Sólo espero no volver a encontrarme con esa mujer -Añadió a la idea de volver sobre sus pasos, ya llevaban allí bastante tiempo y Arquímedes no parecía estar por la labor de hablar ni volver a salir, cosa que no sabía si resultaba sospechosa, extraña o normal.
Siguió todo el rato a su compañero de profesión, el cual parecía tener muy claro por dónde debían coger, le inspiraba cierta confianza aunque aquello de estar dando paseos sin más se estaba convirtiendo en algo un poco aburrido:
-¿Arquím...? -Estuvo a punto de pronunciar el nombre del fantasma y calló al instante porque al girar hacia la calle que ya formaba parte de los barrios bajos, volvieron a encontrarse con la anciana, volvían a tenerla detrás y otra vez insistía en que sabía lo que escondían.
La muchacha tomó la posición al lado derecho de Eltrant viendo que él desenvainaba la espada, pero pronto todo se volvió extraño y algo raro estaba tramando la vieja, que sonreía de forma suficiente y además tenía una actitud cuanto menos impropia de una señora de su edad.
-Iluso...-Tras las palabras de la mujer, algo en el cuerpo de la joven la avisó de que no se avecinaba nada bueno y, estando en tensión, desenvainó a Dolin y la apuntó con ella- ¡Lida! -Se le abrieron los ojos de par en par ante el grito de Eltrant, no pudo evitar dirigir su atención a él y no veía nada que fuera alarmante pero el muchacho parecía muy agitado y nervioso, como si pudiera ver algo que la morena no podía- ¿Eltrant? ¡¿Qué ocurre?! -Espada en mano se acercó al mercenario, pero al intentar tocarle un escalofrío recorrió su cuerpo, como si lo rodeara algo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la autora de tal nerviosismo en su compañero era la vieja, no podía tener otra explicación- ¡Tú! ¿Qué le estás haciendo? -Levantó la voz más de lo debido y cuando fue a amenazar con su arma a la vieja esta ya no estaba, y lo que tampoco estaba era la piedra en su bolsillo, ya no la notaba.
Alarmada, miró a su alrededor en busca de la mujer pero había desaparecido sin dejar rastro y pasaron unos eternos minutos hasta que pudo acercarse a Eltrant y notar con ello que lo que quiera que fuera que le estuviera rodeando antes ya no estaba:
-Se lo ha llevado -Le dijo, su rostro era una mezcla entre pena y culpabilidad-, no sé cómo ha podido hacerlo, de verdad -Continuó diciendo- ¿Qué es lo que te ha hecho? -Ella que nunca se había encontrado con alguien que supiera manejar algún tipo de magia ni semejantes, no entendía muy bien qué acababa de ocurrir.
-Ignórala -Eso fue lo que decidió Eltrant, y lo cierto es que le siguió con todo el gusto.
Escuchó los gritos durante un rato hasta que se alejaron lo suficiente como para que dejaran de oírse, claro que la muchacha juró que en cierto momento y por curiosidad se giró para ver si seguía, y no volvió a verla. ''Se habrá cansado'', pensó, nada más lejos de la realidad.
-Sólo espero no volver a encontrarme con esa mujer -Añadió a la idea de volver sobre sus pasos, ya llevaban allí bastante tiempo y Arquímedes no parecía estar por la labor de hablar ni volver a salir, cosa que no sabía si resultaba sospechosa, extraña o normal.
Siguió todo el rato a su compañero de profesión, el cual parecía tener muy claro por dónde debían coger, le inspiraba cierta confianza aunque aquello de estar dando paseos sin más se estaba convirtiendo en algo un poco aburrido:
-¿Arquím...? -Estuvo a punto de pronunciar el nombre del fantasma y calló al instante porque al girar hacia la calle que ya formaba parte de los barrios bajos, volvieron a encontrarse con la anciana, volvían a tenerla detrás y otra vez insistía en que sabía lo que escondían.
La muchacha tomó la posición al lado derecho de Eltrant viendo que él desenvainaba la espada, pero pronto todo se volvió extraño y algo raro estaba tramando la vieja, que sonreía de forma suficiente y además tenía una actitud cuanto menos impropia de una señora de su edad.
-Iluso...-Tras las palabras de la mujer, algo en el cuerpo de la joven la avisó de que no se avecinaba nada bueno y, estando en tensión, desenvainó a Dolin y la apuntó con ella- ¡Lida! -Se le abrieron los ojos de par en par ante el grito de Eltrant, no pudo evitar dirigir su atención a él y no veía nada que fuera alarmante pero el muchacho parecía muy agitado y nervioso, como si pudiera ver algo que la morena no podía- ¿Eltrant? ¡¿Qué ocurre?! -Espada en mano se acercó al mercenario, pero al intentar tocarle un escalofrío recorrió su cuerpo, como si lo rodeara algo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la autora de tal nerviosismo en su compañero era la vieja, no podía tener otra explicación- ¡Tú! ¿Qué le estás haciendo? -Levantó la voz más de lo debido y cuando fue a amenazar con su arma a la vieja esta ya no estaba, y lo que tampoco estaba era la piedra en su bolsillo, ya no la notaba.
Alarmada, miró a su alrededor en busca de la mujer pero había desaparecido sin dejar rastro y pasaron unos eternos minutos hasta que pudo acercarse a Eltrant y notar con ello que lo que quiera que fuera que le estuviera rodeando antes ya no estaba:
-Se lo ha llevado -Le dijo, su rostro era una mezcla entre pena y culpabilidad-, no sé cómo ha podido hacerlo, de verdad -Continuó diciendo- ¿Qué es lo que te ha hecho? -Ella que nunca se había encontrado con alguien que supiera manejar algún tipo de magia ni semejantes, no entendía muy bien qué acababa de ocurrir.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Oía la voz de Lida, claramente, junto a él, pero parecía como si la mujer estuviese en una habitación muy lejana y solo pudiese escuchar el murmullo de su voz a través de las paredes.
Por suerte, el sonido parecía proceder del mismo lugar dónde la mujer se encontraba momentos atrás, antes de que el velo de oscuridad lo cubriese todo, seguía sin verla, pero al menos podía saber aproximadamente donde se encontraba. Distinguió como la mercenaria encaraba a la anciana recibiendo como toda respuesta un escalofriante silencio por parte de esta –“¿Lida?” – Tanteó su alrededor, tratando de encontrar algo con lo que guiarse.
La voz de la joven junto a él volvió a darle una situación de su entorno, según comprendió después de unos segundos, la mujer se había hecho con la gema sin que Lida pudiese hacer nada para protegerla, distinguió un sutil tono de culpa tras aquellas palabras, Eltrant se esforzó por sonreir.
–“No te preocupes por eso, recuperaremos la piedra, ese charlatán no puede haber ido muy lejos” – Dijo , casi gritando, para hacerse oír por encima del murmullo que por algún motivo emitía la oscuridad; tratando de mantener la calma como buenamente podía, aquella mujer era una bruja, debería de haberlo sabido antes de desenvainar la espada, nadie de su edad se desplaza tan rápido, no sin tener algún as bajo la manga.
–“Primero tenemos que encontrar la manera librarnos de la oscuridad – Seguía escuchando a la mercenaria muy lejos, pero un poco mejor, distinguió alguna que otra palabra, lo suficiente para saber que la anciana había abandonado el lugar.
Le parecía extraño que la muchacha no hubiese reaccionado de igual manera que él a aquello, todo seguía cubierto de tinieblas, como si hubiese decidido meterse la más profunda de las cuevas.
–“Tú… ¿Puedes ver?” – Preguntó al cabo de unos segundos en silencio, no le agradaba la idea de ser el único objetivo de lo que fuera que fuese aquello, pero si la mercenaria podía ver algo más allá de sus propias manos quizás la cosa no estuviese tan mal después de todo.
Tras varios intentos, logró volver a guardar la espada en su vaina, por lo que –“¿Dónde estás?” – Dijo alargando el brazo frente a él, tratando de tocar algo que claramente no podía ver –“No puede andar muy lejos” – Agregó –“Los brujos también se cansan”
Dio varios pasos lentamente, temiendo el chocarse con algo, mientras maldecía a la bruja con todas las palabras malsonantes que conocía. –“Busca…” – Volvió a gritar para hacerse oír, el murmullo que le rodeaba se hacía más fuerte o más débil según dónde estuviese –“… alguna señal de ella, no puede haber desaparecido sin más” – Aquellos susurros volvieron a una vez más, a bajar de intensidad.
Una vez más, extendió su brazo en busca de algún obstáculo, pues no fueron pocas las veces que estuvo a punto de tropezarse con algún adoquín saliente o algo similar, después de varios intentos se quedó quieto, esperando que su aliada encontrase algo útil.
Por suerte, el sonido parecía proceder del mismo lugar dónde la mujer se encontraba momentos atrás, antes de que el velo de oscuridad lo cubriese todo, seguía sin verla, pero al menos podía saber aproximadamente donde se encontraba. Distinguió como la mercenaria encaraba a la anciana recibiendo como toda respuesta un escalofriante silencio por parte de esta –“¿Lida?” – Tanteó su alrededor, tratando de encontrar algo con lo que guiarse.
La voz de la joven junto a él volvió a darle una situación de su entorno, según comprendió después de unos segundos, la mujer se había hecho con la gema sin que Lida pudiese hacer nada para protegerla, distinguió un sutil tono de culpa tras aquellas palabras, Eltrant se esforzó por sonreir.
–“No te preocupes por eso, recuperaremos la piedra, ese charlatán no puede haber ido muy lejos” – Dijo , casi gritando, para hacerse oír por encima del murmullo que por algún motivo emitía la oscuridad; tratando de mantener la calma como buenamente podía, aquella mujer era una bruja, debería de haberlo sabido antes de desenvainar la espada, nadie de su edad se desplaza tan rápido, no sin tener algún as bajo la manga.
–“Primero tenemos que encontrar la manera librarnos de la oscuridad – Seguía escuchando a la mercenaria muy lejos, pero un poco mejor, distinguió alguna que otra palabra, lo suficiente para saber que la anciana había abandonado el lugar.
Le parecía extraño que la muchacha no hubiese reaccionado de igual manera que él a aquello, todo seguía cubierto de tinieblas, como si hubiese decidido meterse la más profunda de las cuevas.
–“Tú… ¿Puedes ver?” – Preguntó al cabo de unos segundos en silencio, no le agradaba la idea de ser el único objetivo de lo que fuera que fuese aquello, pero si la mercenaria podía ver algo más allá de sus propias manos quizás la cosa no estuviese tan mal después de todo.
Tras varios intentos, logró volver a guardar la espada en su vaina, por lo que –“¿Dónde estás?” – Dijo alargando el brazo frente a él, tratando de tocar algo que claramente no podía ver –“No puede andar muy lejos” – Agregó –“Los brujos también se cansan”
Dio varios pasos lentamente, temiendo el chocarse con algo, mientras maldecía a la bruja con todas las palabras malsonantes que conocía. –“Busca…” – Volvió a gritar para hacerse oír, el murmullo que le rodeaba se hacía más fuerte o más débil según dónde estuviese –“… alguna señal de ella, no puede haber desaparecido sin más” – Aquellos susurros volvieron a una vez más, a bajar de intensidad.
Una vez más, extendió su brazo en busca de algún obstáculo, pues no fueron pocas las veces que estuvo a punto de tropezarse con algún adoquín saliente o algo similar, después de varios intentos se quedó quieto, esperando que su aliada encontrase algo útil.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Tampoco se había ido tan lejos en sus pensamientos al imaginar por un momento que podría tratarse de una bruja, porque su acompañante estaba totalmente seguro de que era una. Tal vez se habría encontrado con alguna otra vez, o simplemente era de sentido común. Eso no quitaba que se habían llevado al pobre Arquímedes y no sabía lo que hacer, sobre todo porque veía cómo el pobre Eltrant aunque parecía mejor seguía sin ver prácticamente nada.
-Puedo ver, pero no sé qué te ha podido hacer esa mujer y porqué te lo ha hecho solamente a ti -Y en parte tenía razón, no notaba nada raro ni se encontraba mal físicamente, al contrario que él-. Estoy aquí -Tocó su brazo izquierdo para señalar al muchacho su posición, esperando que sirviera de algo.
Minutos después comenzó a observar la calle en la que se encontraban detenidamente. Primero se centró en la gente que les rodeaba, que no eran pocos pero no tenían nada que ver con las grandes multitudes que se formaban en el mercado, luego en el suelo, buscando alguna pista, alguna pertenencia que se le pudiera haber caído a la vieja, pero nada...hasta que al final del todo de la calle, con cierta dificultad y guiñando un poco los ojos, distinguió la capucha de la mujer entre el gentío. Estaba claro que era ella y aunque su primer impulso era el de querer correr para cogerla, no podía dejar a Eltrant en su estado allí solo, lo último que quería era que tuviera un encontronazo con la pared.
-Eltrant -Le llamó, se acercó y volvió a tocar su brazo para advertirle de dónde se encontraba-, la he localizado, no está lejos de aquí y no se me ocurre otra cosa mejor que seguirla, sólo nos queda esperar que de verdad piense que ha conseguido pararnos con lo que te ha hecho -Qué poco le gustaba decir eso último, pero al fin y al cabo no podían salir corriendo a por ella, y no solo por el mercenario, si no porque llamarían la atención y seguramente alertarían a los demás, por lo que al final acabarían armando un jaleo y perdiendo a su objetivo.
Así pues y con la respuesta positiva, o eso pensaba, de su compañero de profesión, colocó una mano en su hombro para poder ayudarle conforme caminaban a un ritmo medianamente rápido y que así no se chocara con nadie ni tuviera las mismas dificultades que si fuese solo sin ver nada. ''Que no sea nada grave...''.
-¿Qué crees que querrá del pobre Arquímedes? -Preguntó, intentando darle algún tipo de distracción mientras caminaban y ya habían pasado unas dos calles siguiendo a la anciana que cada vez se alejaba más de los barrios bajos.
Llegó un punto en el que pensaba que iba a salirse de la ciudad, que tendría alguna choza en las afueras, seguramente eso le pegaría a una bruja como era esa anciana, pero por suerte se metió en una de las últimas casas de Lunargenta, de las que veías a izquierda y derecha nada más entrar a la misma.
-...bien, ha entrado en una casa -Le avisó, había tenido cuidado de que se pararan en una esquina donde no llamaban mucho la atención y podían tener una vista decente de si salía o entraba del edificio-, pero, ¿cómo te encuentras? ¿No ves algo mejor? -Esperaba que la respuesta fuera positiva, si no de verdad algo grave le estaría ocurriendo.
-Puedo ver, pero no sé qué te ha podido hacer esa mujer y porqué te lo ha hecho solamente a ti -Y en parte tenía razón, no notaba nada raro ni se encontraba mal físicamente, al contrario que él-. Estoy aquí -Tocó su brazo izquierdo para señalar al muchacho su posición, esperando que sirviera de algo.
Minutos después comenzó a observar la calle en la que se encontraban detenidamente. Primero se centró en la gente que les rodeaba, que no eran pocos pero no tenían nada que ver con las grandes multitudes que se formaban en el mercado, luego en el suelo, buscando alguna pista, alguna pertenencia que se le pudiera haber caído a la vieja, pero nada...hasta que al final del todo de la calle, con cierta dificultad y guiñando un poco los ojos, distinguió la capucha de la mujer entre el gentío. Estaba claro que era ella y aunque su primer impulso era el de querer correr para cogerla, no podía dejar a Eltrant en su estado allí solo, lo último que quería era que tuviera un encontronazo con la pared.
-Eltrant -Le llamó, se acercó y volvió a tocar su brazo para advertirle de dónde se encontraba-, la he localizado, no está lejos de aquí y no se me ocurre otra cosa mejor que seguirla, sólo nos queda esperar que de verdad piense que ha conseguido pararnos con lo que te ha hecho -Qué poco le gustaba decir eso último, pero al fin y al cabo no podían salir corriendo a por ella, y no solo por el mercenario, si no porque llamarían la atención y seguramente alertarían a los demás, por lo que al final acabarían armando un jaleo y perdiendo a su objetivo.
Así pues y con la respuesta positiva, o eso pensaba, de su compañero de profesión, colocó una mano en su hombro para poder ayudarle conforme caminaban a un ritmo medianamente rápido y que así no se chocara con nadie ni tuviera las mismas dificultades que si fuese solo sin ver nada. ''Que no sea nada grave...''.
-¿Qué crees que querrá del pobre Arquímedes? -Preguntó, intentando darle algún tipo de distracción mientras caminaban y ya habían pasado unas dos calles siguiendo a la anciana que cada vez se alejaba más de los barrios bajos.
Llegó un punto en el que pensaba que iba a salirse de la ciudad, que tendría alguna choza en las afueras, seguramente eso le pegaría a una bruja como era esa anciana, pero por suerte se metió en una de las últimas casas de Lunargenta, de las que veías a izquierda y derecha nada más entrar a la misma.
-...bien, ha entrado en una casa -Le avisó, había tenido cuidado de que se pararan en una esquina donde no llamaban mucho la atención y podían tener una vista decente de si salía o entraba del edificio-, pero, ¿cómo te encuentras? ¿No ves algo mejor? -Esperaba que la respuesta fuera positiva, si no de verdad algo grave le estaría ocurriendo.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Como había sospechado a Lida no le fe difícil localizar a la bruja entre la multitud, dejándose llevar por su compaña, la siguió a través del pasillo de oscuridad que eran las calles de Lunargenta, no fueron pocas veces las que estuvo a punto de caerse, no dejo que eso influyese en la velocidad de la mercenaria, no podían permitirse perder de vista a la bruja.
-“No… no lo sé” – Contestó a la pregunta que le había hecho la mujer, el murmullo de la oscuridad seguía siendo lo suficientemente alto como para oírla con total claridad, pero podía entenderla sin problemas –“Arquímedes no es precisamente normal, no es de extrañar que sea del interés de un brujo”
Al cabo de un tiempo Lida se paró en seco por lo que el mercenario se limitó a imitarla, la bruja había entrado en una casa, no podía verla, pero por la descripción que le dio su compañera no era sino una pequeña casa cerca de las afueras de la ciudad, no era una mansión macabra y ostentosa, pero parecía ser lo suficientemente grande como para resguardar a más de una persona.
Cansado de no ver nada, suspiró y decidió sacar un largo pañuelo de uno de los bolsillos internos de la capa el cual se ató en torno a los ojos, no veía, pero así al menos se ahorraría las miradas que estaba seguro que le habían lanzado, ahora solo era un ciego más en una ciudad en las que no era extraño verlos, no alguien con los ojos de, como se enteró más tarde, un color tan negro como la misma noche.
Curiosamente esto alivió en gran medida el susurro de la oscuridad, permitiéndole oír mejor lo que decía su compañera. De alguna forma, seguía viendo, no estaba ciego, pero de algún modo la bruja le había rodeado de una oscuridad que solo parecía ver él y que lo cubría todo, como si le hubiesen colocado una pared frente a los ojos.
-“Lida” – Dijo una vez hubo acabado de atarse la venda –“Estas casas suelen tener sótano, una trampilla en uno de los laterales, podríamos entrar por ahí” – La pequeña visita que le hizo a una vampiresa en Sacrestic volvió a su cabeza, la forma que el pequeño brujo les introdujo en la mansión fue por una de estas entradas, aunque lo que se encontraron en el sótano no fue agradable, fue una buena idea; aunque por supuesto aquella casa era una mansión y según le había dicho Lida aquello no era más que una casa mediana, tirando a pequeña incluso.
Siguió a la mujer hasta la entrada que esta creyó mejor y una vez estuvo junto a esta desenvainó la espada, la cual susurró al salir de la vaina –“No puedo hacer mucho en mi estado, pero supongo que dos personas armadas imponen más que una” – Forzó una sonrisa, tratando de no sentirse como un completo inútil.
Agudizó el oído todo lo que pudo, la venda seguía funcionando, el caótico murmullo de los transeúntes cercanos, el sonido metálico de las pesadas armaduras que portaban los guardas que no pasaban muy lejos de ellos, el canto de alguna gaviota que otra que volaba en círculos para conseguir algo de comida y después volver al puerto.
Incluso le parecieron distinguir pasos dentro de la vivienda, y no solo los de una única persona. –“Creo que alguien más dentro de este lugar” – Dijo a su compañera mientras se agachaba y colocaba una de sus manos en la fría pared que tenía frente a él, aunque por supuesto, esto lo tenía que saber mejor ella, era ella quien veía y hasta dónde él sabía, podían estar junto a una ventana, o incluso junto a la puerta principal.
-“No… no lo sé” – Contestó a la pregunta que le había hecho la mujer, el murmullo de la oscuridad seguía siendo lo suficientemente alto como para oírla con total claridad, pero podía entenderla sin problemas –“Arquímedes no es precisamente normal, no es de extrañar que sea del interés de un brujo”
Al cabo de un tiempo Lida se paró en seco por lo que el mercenario se limitó a imitarla, la bruja había entrado en una casa, no podía verla, pero por la descripción que le dio su compañera no era sino una pequeña casa cerca de las afueras de la ciudad, no era una mansión macabra y ostentosa, pero parecía ser lo suficientemente grande como para resguardar a más de una persona.
Cansado de no ver nada, suspiró y decidió sacar un largo pañuelo de uno de los bolsillos internos de la capa el cual se ató en torno a los ojos, no veía, pero así al menos se ahorraría las miradas que estaba seguro que le habían lanzado, ahora solo era un ciego más en una ciudad en las que no era extraño verlos, no alguien con los ojos de, como se enteró más tarde, un color tan negro como la misma noche.
Curiosamente esto alivió en gran medida el susurro de la oscuridad, permitiéndole oír mejor lo que decía su compañera. De alguna forma, seguía viendo, no estaba ciego, pero de algún modo la bruja le había rodeado de una oscuridad que solo parecía ver él y que lo cubría todo, como si le hubiesen colocado una pared frente a los ojos.
-“Lida” – Dijo una vez hubo acabado de atarse la venda –“Estas casas suelen tener sótano, una trampilla en uno de los laterales, podríamos entrar por ahí” – La pequeña visita que le hizo a una vampiresa en Sacrestic volvió a su cabeza, la forma que el pequeño brujo les introdujo en la mansión fue por una de estas entradas, aunque lo que se encontraron en el sótano no fue agradable, fue una buena idea; aunque por supuesto aquella casa era una mansión y según le había dicho Lida aquello no era más que una casa mediana, tirando a pequeña incluso.
Siguió a la mujer hasta la entrada que esta creyó mejor y una vez estuvo junto a esta desenvainó la espada, la cual susurró al salir de la vaina –“No puedo hacer mucho en mi estado, pero supongo que dos personas armadas imponen más que una” – Forzó una sonrisa, tratando de no sentirse como un completo inútil.
Agudizó el oído todo lo que pudo, la venda seguía funcionando, el caótico murmullo de los transeúntes cercanos, el sonido metálico de las pesadas armaduras que portaban los guardas que no pasaban muy lejos de ellos, el canto de alguna gaviota que otra que volaba en círculos para conseguir algo de comida y después volver al puerto.
Incluso le parecieron distinguir pasos dentro de la vivienda, y no solo los de una única persona. –“Creo que alguien más dentro de este lugar” – Dijo a su compañera mientras se agachaba y colocaba una de sus manos en la fría pared que tenía frente a él, aunque por supuesto, esto lo tenía que saber mejor ella, era ella quien veía y hasta dónde él sabía, podían estar junto a una ventana, o incluso junto a la puerta principal.
Última edición por Eltrant Tale el Vie Jul 10 2015, 03:15, editado 1 vez
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Qué mal se sintió en el momento en el cual el pobre Eltrant tuvo que colocarse aquel pañuelo en los ojos, pero estaba claro que así llamaban menos la atención y seguramente le resultaría menos molesto a la vista. Aunque esperaba, de verdad lo esperaba, que la recuperara pronto y que no se hubiera equivocado de persona al seguir a la anciana hasta aquella casa:
-Estas casas suelen tener sótano, una trampilla en uno de los laterales, podríamos entrar por ahí -Sugirió el mercenario, se encontraban en la esquina todavía y fue entonces cuando comenzó a observar como buenamente podía cuál sería el lugar por el que podrían entrar sin problemas.
Ciertamente el muchacho tenía razón, por pequeña que fuera la casa que lo era, había unas escaleras para subir hasta la que era la puerta principal y justo al lado de las mismas había una trampilla que parecía no tener ningún tipo de candado. Y aunque lo tuviera tampoco sería muy difícil de forzar.
-Ten cuidado -Le avisó, no dejó que se chocara contra nada ni nadie en el trayecto que tuvieron que recorrer hasta dicha trampilla y se le escaparon unas palabras de reproche cuando él dijo que no serviría de mucho, no estaba de acuerdo.
Ambos estaban disimulando para no llamar la atención de la gente, pero por ese entonces no había demasiadas personas paseando por allí, cosa que les resultaría ventajosa para que nadie pensara que se estaban colando en una casa así por las buenas; que era la verdad, pero mejor que nadie lo supiera.
Donde Eltrant se apoyó fue en la pared de la propia casa, tenían la trampilla prácticamente a sus pies y la muchacha colocó ambas manos en el enganche que habría para abrirla y con todo el tiento que pudo, consiguió que se abriera sin hacer mucho ruido.
-¿Alguien...? ¿Te refieres a más brujos? -Bajó la voz, no quería que ahora que estaban a punto de entrar a la casa les pillaran y encima fueran ellos los que irían a la cárcel por allanadores-...tranquilo, recuperaremos a Arquímedes y haremos que tu vista vuelva a ser normal -No tenía muy claro si esos ánimos iban para él o para su propia persona, pero así lo soltó y sonrió aunque no podía verla.
Ante ellos se encontraba la trampilla abierta, se veía todo muy oscuro y en principio se distinguían unas escaleras para bajar gracias a la luz que entraba de fuera. La primera que entró fue Lida, no sin antes desenvainar su espada y prepararse por si se encontraban con algo o alguien ahí abajo. El segundo fue Eltrant, al cual le advirtió que pisara bien firme y tuviera cuidado para no chocarse, no le consideraba ningún estorbo ni de ninguna utilidad, al contrario, pero tampoco quería que saliera mal parado.
-¿Qué es eso...? -Se encontraban en un sótano que aparentemente parecía normal ya que estaba abarrotado de muebles viejos y alguna que otra tela de araña, claro que lo que no era tan normal es que lo que permitía la iluminación de la estancia eran unas cuantas velas, encendidas y colocadas en una disposición intencionada, que formaban una especie de altar-...madre mía, dónde nos hemos metido...
Justo tras esas palabras comenzaron a oír pasos procedentes de la escalera interior de la casa que también dirigía al sótano y no tuvo otra cosa mejor que hacer que proponer a su compañero que se escondieran antes de que los pillaran y así poder observar cuáles eran sus intenciones y, si era necesario, tener el factor sorpresa de su parte. ''La trampilla...'', se acordó de que la podrían haber dejado abierta cuando ya estaban escondidos detrás de uno de los muebles más anchos del sitio, obviamente estaban agazapados y por suerte Eltrant se había ocupado de cerrar dicha entrada.
-Estas casas suelen tener sótano, una trampilla en uno de los laterales, podríamos entrar por ahí -Sugirió el mercenario, se encontraban en la esquina todavía y fue entonces cuando comenzó a observar como buenamente podía cuál sería el lugar por el que podrían entrar sin problemas.
Ciertamente el muchacho tenía razón, por pequeña que fuera la casa que lo era, había unas escaleras para subir hasta la que era la puerta principal y justo al lado de las mismas había una trampilla que parecía no tener ningún tipo de candado. Y aunque lo tuviera tampoco sería muy difícil de forzar.
-Ten cuidado -Le avisó, no dejó que se chocara contra nada ni nadie en el trayecto que tuvieron que recorrer hasta dicha trampilla y se le escaparon unas palabras de reproche cuando él dijo que no serviría de mucho, no estaba de acuerdo.
Ambos estaban disimulando para no llamar la atención de la gente, pero por ese entonces no había demasiadas personas paseando por allí, cosa que les resultaría ventajosa para que nadie pensara que se estaban colando en una casa así por las buenas; que era la verdad, pero mejor que nadie lo supiera.
Donde Eltrant se apoyó fue en la pared de la propia casa, tenían la trampilla prácticamente a sus pies y la muchacha colocó ambas manos en el enganche que habría para abrirla y con todo el tiento que pudo, consiguió que se abriera sin hacer mucho ruido.
-¿Alguien...? ¿Te refieres a más brujos? -Bajó la voz, no quería que ahora que estaban a punto de entrar a la casa les pillaran y encima fueran ellos los que irían a la cárcel por allanadores-...tranquilo, recuperaremos a Arquímedes y haremos que tu vista vuelva a ser normal -No tenía muy claro si esos ánimos iban para él o para su propia persona, pero así lo soltó y sonrió aunque no podía verla.
Ante ellos se encontraba la trampilla abierta, se veía todo muy oscuro y en principio se distinguían unas escaleras para bajar gracias a la luz que entraba de fuera. La primera que entró fue Lida, no sin antes desenvainar su espada y prepararse por si se encontraban con algo o alguien ahí abajo. El segundo fue Eltrant, al cual le advirtió que pisara bien firme y tuviera cuidado para no chocarse, no le consideraba ningún estorbo ni de ninguna utilidad, al contrario, pero tampoco quería que saliera mal parado.
-¿Qué es eso...? -Se encontraban en un sótano que aparentemente parecía normal ya que estaba abarrotado de muebles viejos y alguna que otra tela de araña, claro que lo que no era tan normal es que lo que permitía la iluminación de la estancia eran unas cuantas velas, encendidas y colocadas en una disposición intencionada, que formaban una especie de altar-...madre mía, dónde nos hemos metido...
Justo tras esas palabras comenzaron a oír pasos procedentes de la escalera interior de la casa que también dirigía al sótano y no tuvo otra cosa mejor que hacer que proponer a su compañero que se escondieran antes de que los pillaran y así poder observar cuáles eran sus intenciones y, si era necesario, tener el factor sorpresa de su parte. ''La trampilla...'', se acordó de que la podrían haber dejado abierta cuando ya estaban escondidos detrás de uno de los muebles más anchos del sitio, obviamente estaban agazapados y por suerte Eltrant se había ocupado de cerrar dicha entrada.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Después de dejar caer la tapa que tenía tras él suavemente, bajó detrás de Lida por los peldaños que supuestamente conducían hacia el sótano, uno a uno.
El crujido de las tablas medio carcomidas por el paso del tiempo le indicaba que ponía los pies en el lugar indicado, tras una metódica bajada en la que estuvo a punto de resbalar en dos ocasiones el sonido del suelo de granito recibió al mercenario.
Inspiró hondo, olía a una mezcla de azufre e incienso, y a otra cosa que no llegaba a identificar. -“Brujos…” – Murmuró volviendo a expulsar el aire de sus pulmones, aún sin poder ver nada de lo que sucedía podía apreciar que se trataba de un lugar húmedo y angosto.
Algún tipo de líquido goteaba desde el techo, posiblemente agua, podía percibir con claridad cada gota que se precipitaba contra el suelo, así como los pasos de las personas que vagaban por el piso superior.
-“¿Qué? ¿Qué pasa?” – Susurró cuando su compañera hizo el comentario acerca del lugar en el que habían entrado.
No le sorprendía la reacción de la mujer, la última vez que entro en un lugar como aquel descubrió una especie de sala de tortura que deseaba no haber visitado nunca, el olor y la reacción de la mujer le hacían imaginar que alrededor había une espectáculo similar, aunque afortunadamente, no detecto el característico aroma a sangre que impregnaba el sótano de la vampiresa.
Los pasos del piso superior se desplazaron paulatinamente hasta lo que Eltrant supuso que eran las escaleras que conducían a la planta principal, el fuerte tirón que Lida dio de uno de sus brazos, probablemente para esconderle, acabó confirmando aquello.
Según las pisadas se iban volviendo más notorias, una voz que ya conocía llegó hasta sus oídos, la bruja estaba bajando hasta allí y traía consigo a otra mujer, por el tono de voz alguien mucho más joven que la bruja que le había dejado ciego, probablemente incluso más joven que él.
-“Después de tantos años, tengo la gema otra vez Serah, esta vez no escapará” – La anciana rió divertida ante esto en el momento exacto en el cual entraron definitivamente al sótano, el mercenario se agazapó lo más que pudo en el sitio en el cual Lida le había colocado, no podía saber de ninguna forma si alguna parte de su cuerpo era visible por las personas que estaban allí, así que simplemente se limitó a tratar de hacerse lo más pequeño posible.
Las pisadas de ambas personas continuaron hasta que estuvieron aproximadamente en el mismo lugar en el cual Eltrant había estado poco antes – “Discúlpeme el atrevimiento maestra pero… ¿Cómo ha llegado la gema hasta su poder Lady Claudia? ¿Cómo sabe que es la correcta y no una sin valor como tantas que ha traído?” – La voz de la chica joven resonó en el sótano –“Un par de idiotas la tenían y estaban hablando con él” – Contestó Claudia quitándole importancia al asunto –“Les he dado una lección que no olvidaran... no nos molestaran” – La mujer, riendo aun más fuerte, depositó la piedra sobre el altar, Eltrant que seguía sin ver, estuvo tentado de saltar y acabar con la bruja en aquel momento, pero se contuvo como mejor pudo. –“Ya veo..”
-“Esos idiotas tienen nombre Claudia, te agradecería que los usases, Eltrant Tale y la bella Lida Rothgar, personas ejemplares” – La voz de Arquímedes sonó en la habitación, imponente, claramente enfadado. Eltrant sabía que, de haber tenido el fantasma un cuerpo corpóreo, tras aquellas palabras habría seguido el suave sonido de una hoja saliendo de su vaina, pero Arquímedes carecía de algo como tal, así que no le pilló por sorpresa que sencillamente siguiera hablando
–“El tiempo no te ha tratado bien vieja amiga, pareces un libro viejo…de estos, arrugados... no se si me entiendes” – Claudia chasqueó la lengua –“Nada de eso va a importar cuando te use, recuperaré todo el tiempo perdido ¡Todo!” – Arquímedes dejó escapar un algo y lastimero suspiro –“¿Cuánto tiempo hace? ¿Sesenta años? ¿Setenta?” - Varios segundos de silencio en los que el mercenario no supo que pasaba se sucedieron uno tras otro, lentamente – “Bueno, al menos ahora te rodeas de buena compañía, buen día señorita” – Eltrant sabía exactamente a quien iban dirigidas aquellas palabras, dejó escapar una exhalación -"Incluso en una situación así..." –“Bu… buenos días” - Contestó tímidamente la bruja más joven.
A Eltrant le estaba costando bastante figurarse que estaba sucediendo en aquel sótano, solo podía oír, nada más, por lo que tuvo un pequeño sobresalto cuando oyó el particular sonido de una bofetada - “¡Nadie te ha ordenado que hables…!"" - Gritó la anciana, para justo en seguida volver a poner un tono cariñoso y paternal - "…Ahora, querida Serah… ve a por los materiales y no te olvides de nada… ya sabes lo que pasa si te olvidas…” – “S…sí maestra” – La joven abandonó rápidamente el lugar.
-“¿Así tratas a tus alumnas? Lamentable…” – “Es mi alumna, me pertenece” – La bruja dijo esto con toda la naturalidad el mundo mientras todo el ruido que hacia indicaba que estaba concibiendo algo cerca del lugar en donde había depositado la piedra, el olor a azufre del lugar se acrecentó.
Eltrant apretó los dientes y cerró firmemente el puño en torno a la empuñadura de su espada, eran dos contra uno y tenían el factor sorpresa de su lado, alargó la mano hasta dónde que creía que estaba y la tocó, y haciendo el mínimo ruido, alzó la espada esperando que la mujer comprendiese lo que pretendía hacer.
El crujido de las tablas medio carcomidas por el paso del tiempo le indicaba que ponía los pies en el lugar indicado, tras una metódica bajada en la que estuvo a punto de resbalar en dos ocasiones el sonido del suelo de granito recibió al mercenario.
Inspiró hondo, olía a una mezcla de azufre e incienso, y a otra cosa que no llegaba a identificar. -“Brujos…” – Murmuró volviendo a expulsar el aire de sus pulmones, aún sin poder ver nada de lo que sucedía podía apreciar que se trataba de un lugar húmedo y angosto.
Algún tipo de líquido goteaba desde el techo, posiblemente agua, podía percibir con claridad cada gota que se precipitaba contra el suelo, así como los pasos de las personas que vagaban por el piso superior.
-“¿Qué? ¿Qué pasa?” – Susurró cuando su compañera hizo el comentario acerca del lugar en el que habían entrado.
No le sorprendía la reacción de la mujer, la última vez que entro en un lugar como aquel descubrió una especie de sala de tortura que deseaba no haber visitado nunca, el olor y la reacción de la mujer le hacían imaginar que alrededor había une espectáculo similar, aunque afortunadamente, no detecto el característico aroma a sangre que impregnaba el sótano de la vampiresa.
Los pasos del piso superior se desplazaron paulatinamente hasta lo que Eltrant supuso que eran las escaleras que conducían a la planta principal, el fuerte tirón que Lida dio de uno de sus brazos, probablemente para esconderle, acabó confirmando aquello.
Según las pisadas se iban volviendo más notorias, una voz que ya conocía llegó hasta sus oídos, la bruja estaba bajando hasta allí y traía consigo a otra mujer, por el tono de voz alguien mucho más joven que la bruja que le había dejado ciego, probablemente incluso más joven que él.
-“Después de tantos años, tengo la gema otra vez Serah, esta vez no escapará” – La anciana rió divertida ante esto en el momento exacto en el cual entraron definitivamente al sótano, el mercenario se agazapó lo más que pudo en el sitio en el cual Lida le había colocado, no podía saber de ninguna forma si alguna parte de su cuerpo era visible por las personas que estaban allí, así que simplemente se limitó a tratar de hacerse lo más pequeño posible.
Las pisadas de ambas personas continuaron hasta que estuvieron aproximadamente en el mismo lugar en el cual Eltrant había estado poco antes – “Discúlpeme el atrevimiento maestra pero… ¿Cómo ha llegado la gema hasta su poder Lady Claudia? ¿Cómo sabe que es la correcta y no una sin valor como tantas que ha traído?” – La voz de la chica joven resonó en el sótano –“Un par de idiotas la tenían y estaban hablando con él” – Contestó Claudia quitándole importancia al asunto –“Les he dado una lección que no olvidaran... no nos molestaran” – La mujer, riendo aun más fuerte, depositó la piedra sobre el altar, Eltrant que seguía sin ver, estuvo tentado de saltar y acabar con la bruja en aquel momento, pero se contuvo como mejor pudo. –“Ya veo..”
-“Esos idiotas tienen nombre Claudia, te agradecería que los usases, Eltrant Tale y la bella Lida Rothgar, personas ejemplares” – La voz de Arquímedes sonó en la habitación, imponente, claramente enfadado. Eltrant sabía que, de haber tenido el fantasma un cuerpo corpóreo, tras aquellas palabras habría seguido el suave sonido de una hoja saliendo de su vaina, pero Arquímedes carecía de algo como tal, así que no le pilló por sorpresa que sencillamente siguiera hablando
–“El tiempo no te ha tratado bien vieja amiga, pareces un libro viejo…de estos, arrugados... no se si me entiendes” – Claudia chasqueó la lengua –“Nada de eso va a importar cuando te use, recuperaré todo el tiempo perdido ¡Todo!” – Arquímedes dejó escapar un algo y lastimero suspiro –“¿Cuánto tiempo hace? ¿Sesenta años? ¿Setenta?” - Varios segundos de silencio en los que el mercenario no supo que pasaba se sucedieron uno tras otro, lentamente – “Bueno, al menos ahora te rodeas de buena compañía, buen día señorita” – Eltrant sabía exactamente a quien iban dirigidas aquellas palabras, dejó escapar una exhalación -"Incluso en una situación así..." –“Bu… buenos días” - Contestó tímidamente la bruja más joven.
A Eltrant le estaba costando bastante figurarse que estaba sucediendo en aquel sótano, solo podía oír, nada más, por lo que tuvo un pequeño sobresalto cuando oyó el particular sonido de una bofetada - “¡Nadie te ha ordenado que hables…!"" - Gritó la anciana, para justo en seguida volver a poner un tono cariñoso y paternal - "…Ahora, querida Serah… ve a por los materiales y no te olvides de nada… ya sabes lo que pasa si te olvidas…” – “S…sí maestra” – La joven abandonó rápidamente el lugar.
-“¿Así tratas a tus alumnas? Lamentable…” – “Es mi alumna, me pertenece” – La bruja dijo esto con toda la naturalidad el mundo mientras todo el ruido que hacia indicaba que estaba concibiendo algo cerca del lugar en donde había depositado la piedra, el olor a azufre del lugar se acrecentó.
Eltrant apretó los dientes y cerró firmemente el puño en torno a la empuñadura de su espada, eran dos contra uno y tenían el factor sorpresa de su lado, alargó la mano hasta dónde que creía que estaba y la tocó, y haciendo el mínimo ruido, alzó la espada esperando que la mujer comprendiese lo que pretendía hacer.
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Podía palpar la tensión en el ambiente conforme los pasos en dirección al sótano en el que se encontraban aumentaban, desde luego aquella situación no era apta para problemas de corazón, además había que decir que estaba preocupada por el mercenario, que al seguir sin poder ver no sería consciente, visualmente, de lo que estaba por suceder.
-Después de tantos años, tengo la gema otra vez Serah, esta vez no escapará -Sabía de quién era esa voz, y además pudo confirmarlo en cuanto la vio aparecer al terminar de bajar las escaleras, pero no estaba sola: una muchacha joven, bruja también supuso y llamada Serah la acompañaba, tenía el pelo de un tono cobrizo bien acentuado por la luz de las velas y la piel levemente más pálida de lo normal en una persona. A primera vista nadie sospecharía que se trataba de una bruja más y menos que se relacionaba con aquella ''cegadora'', porque además tenía cara de ser buena persona.
Mientras ambas mujeres mantenían una conversación, le hirvió la sangre ante aquel comentario sobre su falta de inteligencia, pero estuvo de acuerdo ante la falta de cuidado del pobre Arquímedes habiéndose atrevido a hablar en medio de la calle, claro que no merecía que lo hubieran robado de aquella forma, ni tampoco que fuesen a hacerle nada malo.
-Esos idiotas tienen nombre Claudia, te agradecería que los usases, Eltrant Tale y la bella Lida Rothgar, personas ejemplares -Si hubiera sido el momento adecuado se habría emocionado por aquellas palabras, pero el tono de enfado del fantasma dejaba claro que lo decía totalmente en serio y que les defendía; les defendía aún cuando la morena era la culpable de no haber podido protegerle. ''Tiene muy buen corazón...''.
Al resto no quiso prestar gran atención, pero cada vez le quedaba más claro que la muchacha, supuestamente aprendiz de la bruja, no tenía malas intenciones, no era como su maestra, mentora, como quisiera llamarla. Qué poco adecuado le pareció que usara una bofetada contra ella, fue totalmente innecesario.
-¿...? -Después de que el olor a azufre aumentara en una cantidad notoria, casi molesta a la respiración, notó cómo su compañero se colocó en posición como para salir a pelear.
No tuvo ninguna duda en seguir sus pasos, al fin y al cabo la bruja anciana se encontraba totalmente sola en aquel momento, tenían el factor sorpresa de su parte y probablemente si el ritual comenzaba o había comenzado ya, que tenía toda la pinta, no les quedaría mucho tiempo para actuar.
-¡Ahora! -Fue un susurro más alto de lo habitual y con ello dejó claro al muchacho que era el momento de salir, justo cuando la mujer había comenzado a levantar la piedra del altar una y otra vez repetidas veces mientras pronunciaba unas palabras en una lengua desconocida para Lida- ¡Suelta esa piedra!
Para su sorpresa a Eltrant no le costó demasiado plantar cara y apuntar a la vieja con su arma como lo hacía ella y, la misma, sorprendida y sin esperar que aquello fuese a ocurrir, se le escurrió la piedra con el pobre Arquímedes dentro:
-Estúpidos humanos...arrogantes y descuidados...¿no te ha bastado con que llenara tu visión de oscuridad? -Aunque las primeras palabras iban dirigidas para los dos, las últimas fueron como una flecha en dirección al pobre Eltrant, que llevaba el pañuelo en los ojos, lo que reafirmó la culpabilidad de la vieja- No tenéis nada que hacer aquí, ¡fuera!
El último grito de la mujer resonó en toda la estancia e hizo que las velas se movieran violentamente, provocando que dos de ellas se apagaran y menguara la visilibidad, sería mucho más difícil encontrar así la piedra pero primero tenían que deshacerse de ''Lady Claudia'', la cual no estaba dispuesta a rendirse.
En cuanto la mercenaria se lanzó a por ella para asestarle un espadazo, como quien no quería la cosa la enfrentó cogiendo un cuchillo que estaba colocado en el altar a saber con qué propósito. Ahora ambas se encontraban chocando esas dos armas, era Eltrant quien tenía la oportunidad de atacarla mientras estuvieran en esa posición, tenía que ayudarlo para que acertara el golpe:
-¡Eltrant! -Lo llamó, una y otra vez, para que en su mente resonara su voz y con ello supiera dónde se encontraba exactamente. Esperaba que aquello saliera bien, de lo contrario iba a ser un desastre porque había que añadir que los pasos de Serah que se oían desde allí, comenzaron a tornarse más nerviosos y continuados, lo que significaba que quedaba poco para que bajara.
-Después de tantos años, tengo la gema otra vez Serah, esta vez no escapará -Sabía de quién era esa voz, y además pudo confirmarlo en cuanto la vio aparecer al terminar de bajar las escaleras, pero no estaba sola: una muchacha joven, bruja también supuso y llamada Serah la acompañaba, tenía el pelo de un tono cobrizo bien acentuado por la luz de las velas y la piel levemente más pálida de lo normal en una persona. A primera vista nadie sospecharía que se trataba de una bruja más y menos que se relacionaba con aquella ''cegadora'', porque además tenía cara de ser buena persona.
Mientras ambas mujeres mantenían una conversación, le hirvió la sangre ante aquel comentario sobre su falta de inteligencia, pero estuvo de acuerdo ante la falta de cuidado del pobre Arquímedes habiéndose atrevido a hablar en medio de la calle, claro que no merecía que lo hubieran robado de aquella forma, ni tampoco que fuesen a hacerle nada malo.
-Esos idiotas tienen nombre Claudia, te agradecería que los usases, Eltrant Tale y la bella Lida Rothgar, personas ejemplares -Si hubiera sido el momento adecuado se habría emocionado por aquellas palabras, pero el tono de enfado del fantasma dejaba claro que lo decía totalmente en serio y que les defendía; les defendía aún cuando la morena era la culpable de no haber podido protegerle. ''Tiene muy buen corazón...''.
Al resto no quiso prestar gran atención, pero cada vez le quedaba más claro que la muchacha, supuestamente aprendiz de la bruja, no tenía malas intenciones, no era como su maestra, mentora, como quisiera llamarla. Qué poco adecuado le pareció que usara una bofetada contra ella, fue totalmente innecesario.
-¿...? -Después de que el olor a azufre aumentara en una cantidad notoria, casi molesta a la respiración, notó cómo su compañero se colocó en posición como para salir a pelear.
No tuvo ninguna duda en seguir sus pasos, al fin y al cabo la bruja anciana se encontraba totalmente sola en aquel momento, tenían el factor sorpresa de su parte y probablemente si el ritual comenzaba o había comenzado ya, que tenía toda la pinta, no les quedaría mucho tiempo para actuar.
-¡Ahora! -Fue un susurro más alto de lo habitual y con ello dejó claro al muchacho que era el momento de salir, justo cuando la mujer había comenzado a levantar la piedra del altar una y otra vez repetidas veces mientras pronunciaba unas palabras en una lengua desconocida para Lida- ¡Suelta esa piedra!
Para su sorpresa a Eltrant no le costó demasiado plantar cara y apuntar a la vieja con su arma como lo hacía ella y, la misma, sorprendida y sin esperar que aquello fuese a ocurrir, se le escurrió la piedra con el pobre Arquímedes dentro:
-Estúpidos humanos...arrogantes y descuidados...¿no te ha bastado con que llenara tu visión de oscuridad? -Aunque las primeras palabras iban dirigidas para los dos, las últimas fueron como una flecha en dirección al pobre Eltrant, que llevaba el pañuelo en los ojos, lo que reafirmó la culpabilidad de la vieja- No tenéis nada que hacer aquí, ¡fuera!
El último grito de la mujer resonó en toda la estancia e hizo que las velas se movieran violentamente, provocando que dos de ellas se apagaran y menguara la visilibidad, sería mucho más difícil encontrar así la piedra pero primero tenían que deshacerse de ''Lady Claudia'', la cual no estaba dispuesta a rendirse.
En cuanto la mercenaria se lanzó a por ella para asestarle un espadazo, como quien no quería la cosa la enfrentó cogiendo un cuchillo que estaba colocado en el altar a saber con qué propósito. Ahora ambas se encontraban chocando esas dos armas, era Eltrant quien tenía la oportunidad de atacarla mientras estuvieran en esa posición, tenía que ayudarlo para que acertara el golpe:
-¡Eltrant! -Lo llamó, una y otra vez, para que en su mente resonara su voz y con ello supiera dónde se encontraba exactamente. Esperaba que aquello saliera bien, de lo contrario iba a ser un desastre porque había que añadir que los pasos de Serah que se oían desde allí, comenzaron a tornarse más nerviosos y continuados, lo que significaba que quedaba poco para que bajara.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
La mercenaria dio la señal para salir y enfrentar a la bruja, momento en el cual Eltrant se levantó y después de esquivar la caja tras la que se habían escondido, se colocó junto a su compañera.
Una vez junto a Lida, apuntó con su espada hacía el lugar en el que intuyó que estaba la bruja, por la voz de la anciana y el grito que dejó escapar después, no se había equivocado de dirección, lo cual en cierto modo no dejaba de sorprenderle.
La intensa brisa que removió de pronto todo lo que había en el sótano, los pasos que siguieron después y el sonido metálico de dos armas entrechocando indicó a Eltrant efectivamente que había comenzado el combate.
Trató de localizar a la bruja, algo que no consiguió hasta que Lida gritó su nombre, frunció el ceño y dejando escapar un grito lanzo una estocada hacía dónde la joven había indicado. Cortó dos velas, atravesó a Arquímedes, su hoja pasó peligrosamente cerca de la cara de su compañera y por último, acabó alojada en una de las estanterías.
-“¡Maldita sea!” – Exclamó el mercenario cuando se percató de lo sucedido, momento en el que comenzó a dar tirones del arma en un inútil intento de extraerla de la estantería, la risa de la bruja junto a él demostró que no servía de mucho en aquel momento, y después de dar una fuerte palmada el mercenario voló por los aires y cayó pesadamente contra unas cajas. –“Brujos…” – Dijo ahora con un apreciable desdén en su tono de voz.
Se levantó todo lo rápido que sus piernas le permitieron, ahora lo tenía peor pues estaba desarmado, pero no dejó que eso le distrajese, tanteó el suelo a su alrededor hasta que localizó el mango de algo que no identificó en un principio, se levantó y volvió a tratar de situar la pelea.
Lida y la bruja continuaban enzarzadas en un combate, ¿Era tan inútil que no se estaba preocupando por tratar de acabar con él? Sin embargo lo que más le sorprendía de todo era que la mujer estuviese plantándole caras a ellos dos, bueno, contra él realmente no estaba peleando, pero debía de estar en una condición física encomiable para mantener a raya a la mercenaria.
Apretó los dientes y con el objeto que había tomado del suelo en alto se lanzó contra el origen de todo sonido apreciable en el pequeño sótano, gritando golpeó con fuerza contra todo lo que tenía frente a él, deseando no darle a su amiga, un sonoro “Clonk” seguido de otro fuerte sonido similar le dijeron que había acertado, no sabía a quien pero lo había hecho.
Pero no sonaba como un arma, palpó lo que tena en la mano –“¿Una sartén?” –Diferentes y maldiciones e insultos por parte de la bruja le dijo que le habia acertado a ella, al menos una vez, sonrió.
- “¿Qué te parece? No está nada mal para no ver nada” – Dijo en voz alta poniéndose en guardia para combatir a la mujer que tenía frente a él,- “Eltrant, a tu izquierda” – Oyó decir a Arquímedes junto a él, ya que se encontraba mirando a una pared en la que solo había una gran macha de humedad –“Oh, gracias” – Dijo mientras ahora sí, encaraba a la bruja.
En ese momento unos pasos suaves e indecisos volvieron a hacerse audibles junto a la habitación –“¿Qué… qué está pasando… maestra?” – La voz de la joven junto a las escaleras indicó que acaba de regresar –“¡Perfecto querida! Llegas en buen momento, ayúdame, tu que eres un prodigio usando el fuego, hazme el favor e incinéralos” – Dijo Claudia riendo entre dientes.
Eltrant no podía verla, pero lo hubiese podido hacer, habría visto que la cara de la joven era un mar de dudas –“Pero... no creo que…” – “¡No repliques y hazlo, ya sabes lo que pasa si desobedeces”
Una vez junto a Lida, apuntó con su espada hacía el lugar en el que intuyó que estaba la bruja, por la voz de la anciana y el grito que dejó escapar después, no se había equivocado de dirección, lo cual en cierto modo no dejaba de sorprenderle.
La intensa brisa que removió de pronto todo lo que había en el sótano, los pasos que siguieron después y el sonido metálico de dos armas entrechocando indicó a Eltrant efectivamente que había comenzado el combate.
Trató de localizar a la bruja, algo que no consiguió hasta que Lida gritó su nombre, frunció el ceño y dejando escapar un grito lanzo una estocada hacía dónde la joven había indicado. Cortó dos velas, atravesó a Arquímedes, su hoja pasó peligrosamente cerca de la cara de su compañera y por último, acabó alojada en una de las estanterías.
-“¡Maldita sea!” – Exclamó el mercenario cuando se percató de lo sucedido, momento en el que comenzó a dar tirones del arma en un inútil intento de extraerla de la estantería, la risa de la bruja junto a él demostró que no servía de mucho en aquel momento, y después de dar una fuerte palmada el mercenario voló por los aires y cayó pesadamente contra unas cajas. –“Brujos…” – Dijo ahora con un apreciable desdén en su tono de voz.
Se levantó todo lo rápido que sus piernas le permitieron, ahora lo tenía peor pues estaba desarmado, pero no dejó que eso le distrajese, tanteó el suelo a su alrededor hasta que localizó el mango de algo que no identificó en un principio, se levantó y volvió a tratar de situar la pelea.
Lida y la bruja continuaban enzarzadas en un combate, ¿Era tan inútil que no se estaba preocupando por tratar de acabar con él? Sin embargo lo que más le sorprendía de todo era que la mujer estuviese plantándole caras a ellos dos, bueno, contra él realmente no estaba peleando, pero debía de estar en una condición física encomiable para mantener a raya a la mercenaria.
Apretó los dientes y con el objeto que había tomado del suelo en alto se lanzó contra el origen de todo sonido apreciable en el pequeño sótano, gritando golpeó con fuerza contra todo lo que tenía frente a él, deseando no darle a su amiga, un sonoro “Clonk” seguido de otro fuerte sonido similar le dijeron que había acertado, no sabía a quien pero lo había hecho.
Pero no sonaba como un arma, palpó lo que tena en la mano –“¿Una sartén?” –Diferentes y maldiciones e insultos por parte de la bruja le dijo que le habia acertado a ella, al menos una vez, sonrió.
- “¿Qué te parece? No está nada mal para no ver nada” – Dijo en voz alta poniéndose en guardia para combatir a la mujer que tenía frente a él,- “Eltrant, a tu izquierda” – Oyó decir a Arquímedes junto a él, ya que se encontraba mirando a una pared en la que solo había una gran macha de humedad –“Oh, gracias” – Dijo mientras ahora sí, encaraba a la bruja.
En ese momento unos pasos suaves e indecisos volvieron a hacerse audibles junto a la habitación –“¿Qué… qué está pasando… maestra?” – La voz de la joven junto a las escaleras indicó que acaba de regresar –“¡Perfecto querida! Llegas en buen momento, ayúdame, tu que eres un prodigio usando el fuego, hazme el favor e incinéralos” – Dijo Claudia riendo entre dientes.
Eltrant no podía verla, pero lo hubiese podido hacer, habría visto que la cara de la joven era un mar de dudas –“Pero... no creo que…” – “¡No repliques y hazlo, ya sabes lo que pasa si desobedeces”
Eltrant Tale
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
No paró ni un momento de ejercer fuerza en contra de la bruja, la cual parecía estar devolviéndosela sin ningún problema, ya querrían algunos estar en tan buena forma a la edad que tenía esa vieja, cosa que tampoco les venía bien a ambos mercenarios. La muchacha no paró de llamar a su compañero para que con ello acertara en su ataque, pero lo cierto es que no dio ni una, menuda situación en la que estaban y pobre de él que seguía sin ver nada; no podía culparle por haber fallado y por casi dejarle marcada la cara.
-¡No! -Su grito fue lo suficientemente audible como para que la otra bruja que estaba en el piso superior la escuchara. Se le había escapado porque la vieja se había desecho del forcejeo y de un sólo movimiento había mandado a Eltrant por los aires.
Ese gesto sólo provocó rabia en la morena, la cual continuó su lucha contra la mujer: una estocada, otra, y otra,...todas parecían ser inútiles y estaba temiendo que pudiera acabar como su compañero, ya que si había cegado a alguien una vez, podría hacerlo otra sin ningún tipo de problema. Pero nada de eso sucedió, sólo intentaba devolverle los golpes y el cuchillo de Lady Claudia llegó a un punto que parecía estar a punto de quebrarse. No tenía ni la anchura ni la longitud suficiente como para resistir un combate contra Dolin, el arma de la mercenaria.
-Eltrant...¡por favor! -Pidió a su compañero que de nuevo la ayudara, pero cuando dirigió la mirada hasta el joven quedó perpleja al ver que, sartén en mano, acababa de golpear una pared y se encontraba todo orgulloso de haberlo hecho. Por suerte Arquímedes le señaló la dirección correcta y pronto se encontró encarando de nuevo a la vieja, la cual Lida tuvo que esquivar en un último momento que le permitió que sólo dejara un rasgón en una de las mangas de su atuendo.
Al parecer el peor momento no había llegado pero estaba a punto y venía de la mano de la otra joven, que en cuanto terminó de bajar las escaleras al sótano y se encontró con aquello, todos los materiales que traía se le cayeron y quedó bastante sorprendida ante la situación:
-¡Perfecto querida! Llegas en buen momento, ayúdame, tu que eres un prodigio usando el fuego, hazme el favor e incinéralos -La maestra con una tranquilidad pasmosa le había dado una orden que se suponía que tenía que obedecer, pero no estaba muy por la labor, la pobre tenía un gesto de duda que la estaba comiendo, y no tuvo otra cosa mejor que hacer que preparar su ataque y lanzarlo con los ojos cerrados: para favor y por suerte de los ''rescatadores'', la bola de fuego fue a parar a la sartén de Eltrant, de la cual rebotó y al encontrarse encarando a la vieja fue a parar directamente sobre el pecho de la misma.
El sonido que produjo la mujer al caer al suelo fue el sonido de la victoria, aunque no lo fue tanto la cara de pena y el grito que dio la llamada Serah al abrir los ojos y ver lo que acababa de hacer.
-No puede ser...-Murmuraba la pobre que había ido corriendo hasta su víctima, a la cual le tomó varias veces el pulso, como si quisiera asegurarse de que no respiraba ni su corazón latía-...sí puede ser, y con buena puntería además -Mencionó la morena, que en ese entonces estaba recogiendo a Arquímedes del suelo y se acercó a Eltrant para retirarle la sartén de las manos-...dime, ¿ves algo? ¿Has recuperado la vista? -Esperaba ansiosa que la respuesta fuera que si, un sí rotundo y sin dudas, al fin y al cabo se habían librado de la causante de su problema, era casi imposible que siguiera sin ver.
-¡No! -Su grito fue lo suficientemente audible como para que la otra bruja que estaba en el piso superior la escuchara. Se le había escapado porque la vieja se había desecho del forcejeo y de un sólo movimiento había mandado a Eltrant por los aires.
Ese gesto sólo provocó rabia en la morena, la cual continuó su lucha contra la mujer: una estocada, otra, y otra,...todas parecían ser inútiles y estaba temiendo que pudiera acabar como su compañero, ya que si había cegado a alguien una vez, podría hacerlo otra sin ningún tipo de problema. Pero nada de eso sucedió, sólo intentaba devolverle los golpes y el cuchillo de Lady Claudia llegó a un punto que parecía estar a punto de quebrarse. No tenía ni la anchura ni la longitud suficiente como para resistir un combate contra Dolin, el arma de la mercenaria.
-Eltrant...¡por favor! -Pidió a su compañero que de nuevo la ayudara, pero cuando dirigió la mirada hasta el joven quedó perpleja al ver que, sartén en mano, acababa de golpear una pared y se encontraba todo orgulloso de haberlo hecho. Por suerte Arquímedes le señaló la dirección correcta y pronto se encontró encarando de nuevo a la vieja, la cual Lida tuvo que esquivar en un último momento que le permitió que sólo dejara un rasgón en una de las mangas de su atuendo.
Al parecer el peor momento no había llegado pero estaba a punto y venía de la mano de la otra joven, que en cuanto terminó de bajar las escaleras al sótano y se encontró con aquello, todos los materiales que traía se le cayeron y quedó bastante sorprendida ante la situación:
-¡Perfecto querida! Llegas en buen momento, ayúdame, tu que eres un prodigio usando el fuego, hazme el favor e incinéralos -La maestra con una tranquilidad pasmosa le había dado una orden que se suponía que tenía que obedecer, pero no estaba muy por la labor, la pobre tenía un gesto de duda que la estaba comiendo, y no tuvo otra cosa mejor que hacer que preparar su ataque y lanzarlo con los ojos cerrados: para favor y por suerte de los ''rescatadores'', la bola de fuego fue a parar a la sartén de Eltrant, de la cual rebotó y al encontrarse encarando a la vieja fue a parar directamente sobre el pecho de la misma.
El sonido que produjo la mujer al caer al suelo fue el sonido de la victoria, aunque no lo fue tanto la cara de pena y el grito que dio la llamada Serah al abrir los ojos y ver lo que acababa de hacer.
-No puede ser...-Murmuraba la pobre que había ido corriendo hasta su víctima, a la cual le tomó varias veces el pulso, como si quisiera asegurarse de que no respiraba ni su corazón latía-...sí puede ser, y con buena puntería además -Mencionó la morena, que en ese entonces estaba recogiendo a Arquímedes del suelo y se acercó a Eltrant para retirarle la sartén de las manos-...dime, ¿ves algo? ¿Has recuperado la vista? -Esperaba ansiosa que la respuesta fuera que si, un sí rotundo y sin dudas, al fin y al cabo se habían librado de la causante de su problema, era casi imposible que siguiera sin ver.
Lida Rothgar
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Re: Alma de Guerrero[Interpretativo][Libre][Cerrado]
Algo salido de la nada golpeó con fuerza contra la sartén que tenía en la mano y le tiró de espaldas al suelo, Eltrant masculló varios insultos mientras rodaba por el polvoriento en un sutil intento de evitar un nuevo ataque.
Esta especie de espectáculo terminó con el dándose de bruces contra una de las paredes y con un fuerte gemido de dolor, en el cual el mercenario vislumbro cierto atisbo de duda, como si la voz que precedía un fuerte golpe contra el suelo no terminase de creerse lo que estaba pasando.
-“No puede ser…” – Susurró Serah a punto de empezar a sollozar. –“¿Hemos ganado?” – Preguntó enseguida Eltrant, zarandeando la sartén de un lado a otro, dispuesto a asestar el golpe de gracia a la bruja, la cual, por alguna razón, había sido herida y salvo el gruñido que había dejado escapar no había vuelto a decir nada más.
El hecho de que Lida le arrebatase su improvisada arma decía mucho del resultado del combate, que después la mercenaria preguntarse sobre el estado de su visión le indicó que efectivamente, de alguna forma, habían acabado con la bruja.
Sin perder tiempo se quitó la venda de los ojos para encontrarse con que aún no podía ver nada, Eltrant sintió como el mundo se le venía encima, habían derrotado a la bruja, aquello por extensión debía de haber acabado con lo que fuera que le hubiese hecho. Pero no, seguía sin poder ver más absolutamente nada, el mismo tapiz de color oscuro lo tapaba todo.
Pesarosamente negó con la cabeza, respondiendo así la pregunta su compañera; ¿Qué iba a hacer ahora? Si apenas había podido plantar cara a una bruja que le triplicaba en edad, lo único que había hecho para ayudar a Lida era golpear una pared.
Suspiró y se sentó en el suelo.
El sonido de los ágiles y ligeros pasos de Serah frente a él captaron su atención –“Lo… lo siento…” – Dijo la muchacha antes de colocar una de sus manos frente al muchacho, Eltrant escuchó como esta murmuraba unas palabras para, después de unos segundos apartar la mano.
Volvía a ver.
No podía decir que tenía una vista de lince en aquel momento, pues todo estaba borroso y el efecto era similar al que tendría si tratase de mirar algo a través de una cascada, pero era un comienzo –“… Volverás… a ver bien en unas horas…” – Dijo la joven que tenía frente a él, no era capaz de captar detalles, pero podía apreciar que la muchacha tenía los ojos enrojecidos. –“Si fuese… mejor con mis habilidades que la…” Su mirada se posó en el cadáver de la bruja –“Podría haberte quitado la ilusión al momento, lo siento” – Volvió a disculparse.
Eltrant se giró hacia su compañera y sonrió, levantando un pulgar le indicó que todo iba bien, o al menos, mejor que hacía varios minutos. Volviendo a incorporarse arrancó su espada de la estantería y la envainó, Lida no había errado mucho describiéndole el lugar, se encontraba en un sótano pequeño y húmedo.
-“¿Qué hacemos con Arquímedes?” – Preguntó ahora Eltrant a su compañera la pregunta que creía que estaba en la cabeza de todos los presentes, el fantasma que había estado a punto de ser usado en una especie de ritual flotó sobre las cabezas de los presentes sin decir nada.
-“La ma…maestra lo quería para recuperar años de vida” – Volvió a decir Serah en un susurró, agachada ahora junto a la bruja –“No era… una mala persona” – Eltrant dudaba que aquella mujer que le había dejado ciego tuviese algo remotamente parecido a sentimientos, pero por algún motivo la aprendiz le tenía cariño.
-“Ah, el clásico dame la esencia de tu vida, no es la primera vez que me pasa” – Dijo Arquímedes a la muchacha –“Claudia y yo coincidimos hacia años y se volvió obsesiva con mi persona, no me malinterpretéis, sé que soy un ser entrañable y siempre me gusta entablar conversaciones interesantes, pero todos tenemos un límite”
Eltrant se rascó la barba y contempló el cadáver de la bruja –“¿Sabes hacer tú ese ritual?” – Preguntó después de unos segundos a Serah, la joven negó con la cabeza y se giró hacia los mercenarios –“No… era un secreto… de la maestra… lo hizo ella misma a lo largo de los años”
El mercenario se giró y sonrió a Lida –“¿Por qué no le enseñas tú la ciudad a Arquímedes? Estoy seguro de que disfrutara tu compañía” – Sabía que la maestra de Serah carecía de lo que las personas comunes llaman “sentimientos” pero aquella chica, por el contrario, no parecía ser mucho más peligrosa que el propio Arquímedes y, en cierto modo, parecían llevarse bien. Al decir estas palabras notó como una extraña sonrisa cruzo el rostro del fantasma –“Viejo verde…”
-"Yo... creo que voy a volver a Beltrexus y..." - Contestó la muchacha indecisa -"... La ciudad de los brujos, hace tiempo que no la veo" - Interrumpió Arquímedes, Serah dibujo una tímida sonrisa y no dijo nada, sólo jugueteó con un trozo de hilo que tenia medio descosido de su túnica.
Mientras veía como se resolvía aquello se pasó la mano por el pelo, él solo quería volver a la posada y dormir lo que quedaba de día, quizás después encontrar trabajo, cruzándose de brazos se giró hacia la mercenaria y le tendió la mano.
–“Supongo que aquí acaba nuestra pequeña aventura” – Sonrió, lo cierto es que no era muy común encontrarse a personas como Lida en aquella profesión no podía sino afirmar que se había alegrado de conocerla.
Esta especie de espectáculo terminó con el dándose de bruces contra una de las paredes y con un fuerte gemido de dolor, en el cual el mercenario vislumbro cierto atisbo de duda, como si la voz que precedía un fuerte golpe contra el suelo no terminase de creerse lo que estaba pasando.
-“No puede ser…” – Susurró Serah a punto de empezar a sollozar. –“¿Hemos ganado?” – Preguntó enseguida Eltrant, zarandeando la sartén de un lado a otro, dispuesto a asestar el golpe de gracia a la bruja, la cual, por alguna razón, había sido herida y salvo el gruñido que había dejado escapar no había vuelto a decir nada más.
El hecho de que Lida le arrebatase su improvisada arma decía mucho del resultado del combate, que después la mercenaria preguntarse sobre el estado de su visión le indicó que efectivamente, de alguna forma, habían acabado con la bruja.
Sin perder tiempo se quitó la venda de los ojos para encontrarse con que aún no podía ver nada, Eltrant sintió como el mundo se le venía encima, habían derrotado a la bruja, aquello por extensión debía de haber acabado con lo que fuera que le hubiese hecho. Pero no, seguía sin poder ver más absolutamente nada, el mismo tapiz de color oscuro lo tapaba todo.
Pesarosamente negó con la cabeza, respondiendo así la pregunta su compañera; ¿Qué iba a hacer ahora? Si apenas había podido plantar cara a una bruja que le triplicaba en edad, lo único que había hecho para ayudar a Lida era golpear una pared.
Suspiró y se sentó en el suelo.
El sonido de los ágiles y ligeros pasos de Serah frente a él captaron su atención –“Lo… lo siento…” – Dijo la muchacha antes de colocar una de sus manos frente al muchacho, Eltrant escuchó como esta murmuraba unas palabras para, después de unos segundos apartar la mano.
Volvía a ver.
No podía decir que tenía una vista de lince en aquel momento, pues todo estaba borroso y el efecto era similar al que tendría si tratase de mirar algo a través de una cascada, pero era un comienzo –“… Volverás… a ver bien en unas horas…” – Dijo la joven que tenía frente a él, no era capaz de captar detalles, pero podía apreciar que la muchacha tenía los ojos enrojecidos. –“Si fuese… mejor con mis habilidades que la…” Su mirada se posó en el cadáver de la bruja –“Podría haberte quitado la ilusión al momento, lo siento” – Volvió a disculparse.
Eltrant se giró hacia su compañera y sonrió, levantando un pulgar le indicó que todo iba bien, o al menos, mejor que hacía varios minutos. Volviendo a incorporarse arrancó su espada de la estantería y la envainó, Lida no había errado mucho describiéndole el lugar, se encontraba en un sótano pequeño y húmedo.
-“¿Qué hacemos con Arquímedes?” – Preguntó ahora Eltrant a su compañera la pregunta que creía que estaba en la cabeza de todos los presentes, el fantasma que había estado a punto de ser usado en una especie de ritual flotó sobre las cabezas de los presentes sin decir nada.
-“La ma…maestra lo quería para recuperar años de vida” – Volvió a decir Serah en un susurró, agachada ahora junto a la bruja –“No era… una mala persona” – Eltrant dudaba que aquella mujer que le había dejado ciego tuviese algo remotamente parecido a sentimientos, pero por algún motivo la aprendiz le tenía cariño.
-“Ah, el clásico dame la esencia de tu vida, no es la primera vez que me pasa” – Dijo Arquímedes a la muchacha –“Claudia y yo coincidimos hacia años y se volvió obsesiva con mi persona, no me malinterpretéis, sé que soy un ser entrañable y siempre me gusta entablar conversaciones interesantes, pero todos tenemos un límite”
Eltrant se rascó la barba y contempló el cadáver de la bruja –“¿Sabes hacer tú ese ritual?” – Preguntó después de unos segundos a Serah, la joven negó con la cabeza y se giró hacia los mercenarios –“No… era un secreto… de la maestra… lo hizo ella misma a lo largo de los años”
El mercenario se giró y sonrió a Lida –“¿Por qué no le enseñas tú la ciudad a Arquímedes? Estoy seguro de que disfrutara tu compañía” – Sabía que la maestra de Serah carecía de lo que las personas comunes llaman “sentimientos” pero aquella chica, por el contrario, no parecía ser mucho más peligrosa que el propio Arquímedes y, en cierto modo, parecían llevarse bien. Al decir estas palabras notó como una extraña sonrisa cruzo el rostro del fantasma –“Viejo verde…”
-"Yo... creo que voy a volver a Beltrexus y..." - Contestó la muchacha indecisa -"... La ciudad de los brujos, hace tiempo que no la veo" - Interrumpió Arquímedes, Serah dibujo una tímida sonrisa y no dijo nada, sólo jugueteó con un trozo de hilo que tenia medio descosido de su túnica.
Mientras veía como se resolvía aquello se pasó la mano por el pelo, él solo quería volver a la posada y dormir lo que quedaba de día, quizás después encontrar trabajo, cruzándose de brazos se giró hacia la mercenaria y le tendió la mano.
–“Supongo que aquí acaba nuestra pequeña aventura” – Sonrió, lo cierto es que no era muy común encontrarse a personas como Lida en aquella profesión no podía sino afirmar que se había alegrado de conocerla.
Eltrant Tale
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