Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
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Re: Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
El acero enemigo la había alcanzado, y aun así la elfa temía más por la vida de su compañero que por la suya propia, hecho que la llevó a desviar la mirada del grandullón para dirigirla hacia el brujo. Por suerte, Demian parecía estar dominando claramente el enfrentamiento que mantenía con el otro asesino, cuyo rostro deformado por el dolor, indicaba que el muchacho lo había logrado envenenarlo. En ese estado ya no supondría un problema para el chico, así que volvió a centrarse en el individuo que se acercaba a ella, aprovechando los escasos segundos que tardaría en alcanzarla para levantarse y utilizar su don sobre el corte del antebrazo.
Aquella acción consumiría parte de su energía, pero prefirió hacerlo de todos modos, antes que seguir perdiendo sangre. El fortachón no perdió el tiempo, aceleró el paso y trató de embestirla, obligando a la de cabellos negros a adoptar una posición defensiva y esquivar en repetidas ocasiones. Pero la corpulencia del hombre también resultaba una desventaja, pues a pesar de que sus golpes tuviesen más fuerza, perdía en velocidad con respecto a la elfa.
Gracias a ello la hija del bosque consiguió desarmarlo, con un profundo tajo en la parte interior del brazo, lo suficientemente doloroso para que dejase caer el arma que portaba. Pero ni siquiera eso detuvo al grandullón, que enfurecido por la acción de la sanadora se lanzó contra ella, derribándola. Ésta vez la de ojos azules no tuvo tanta suerte al caer, la daga se le resbaló de entre los dedos y fue a parar unos metros más allá de su cuerpo, donde ya no podría recuperarla hasta haberse librado del asesino.
Durante un par de minutos se produjo un forcejeo entre ambos, pero finalmente la fuerza se impuso, y las grandes manos del fortachón se cernieron en torno al delicado cuello de la joven. ¿Iba a ser aquel su final? Después de todo lo que había superado para llegar allí, enfrentándose a vampiros y bestias de lo más peligrosas, resultaba difícil de creer que un criminal estuviese a punto de arrebatarle la vida.
Eärwen trató de defenderse, pero con cada segundo que pasaba la presión aumentaba, y pronto comenzó a faltarle el aire. Abrió desmesuradamente los ojos e hizo acopio de todas sus fuerzas para revolverse, sin poder creer que ninguno de los habitantes que se habían detenido a ver la pelea interviniese para ayudarla. Tampoco había rastro alguno de los caballeros dragones, que probablemente llegarían tarde, cuando ya solo quedasen un par de cadáveres sobre la fría piedra.
Sin energías para seguir luchando, la visión de la elfa empezó a volverse borrosa, pero cuando ya estaba a punto de perder el conocimiento, las manos que comprimían su cuello perdieron su fuerza, terminando por soltarla. Sin poder entender lo que había pasado, tomó una honda bocanada de aire y tosió por el dolor, profiriendo un quejido mientras la escena que tenía ante sus ojos tomaba forma.
Una mezcla entre sorpresa y terror había quedado grabada en el rostro del grandullón, que cayó pesadamente hacia un lado, dejando a la vista la brillante empuñadura que sobresalía en su espalda. Eärwen conocía bien el arma, cerró los ojos por un momento y volvió a tomar aire, antes de incorporarse hasta quedar sentada y llevarse una mano al cuello, para sanarlo antes de que aparecieran las marcas. Freddy extrajo la fina hoja élfica del cuerpo del asesino, para acto seguido tenderle una mano a la de cabellos negros y ayudarla a levantarse del suelo.
- Gracias. - consiguió articular la elfa, con algo de esfuerzo. Buscó con la mirada a su compañero, que tal como esperaba había vencido a su oponente, una vez más habían salido airosos. - Volvamos a la casa de enfermos. - musitó, antes de recoger la daga que se le había caído para devolverla a su funda, junto con la que Freddy acababa de entregarle.
Eärwen jamás habría imaginado la multitud de peligros que aguardaban fuera de su hogar Sandorai, pero pronto todo terminaría, en cuanto se instalase en Dundarak para cumplir la misión que la había llevado hasta allí. Aunque antes de eso aún quedaba un asunto pendiente, Demian. El brujo la había acompañado hasta la mismísima ciudad de los dragones, pero probablemente no quisiera quedarse, así que la despedida se acercaba.
Aquella acción consumiría parte de su energía, pero prefirió hacerlo de todos modos, antes que seguir perdiendo sangre. El fortachón no perdió el tiempo, aceleró el paso y trató de embestirla, obligando a la de cabellos negros a adoptar una posición defensiva y esquivar en repetidas ocasiones. Pero la corpulencia del hombre también resultaba una desventaja, pues a pesar de que sus golpes tuviesen más fuerza, perdía en velocidad con respecto a la elfa.
Gracias a ello la hija del bosque consiguió desarmarlo, con un profundo tajo en la parte interior del brazo, lo suficientemente doloroso para que dejase caer el arma que portaba. Pero ni siquiera eso detuvo al grandullón, que enfurecido por la acción de la sanadora se lanzó contra ella, derribándola. Ésta vez la de ojos azules no tuvo tanta suerte al caer, la daga se le resbaló de entre los dedos y fue a parar unos metros más allá de su cuerpo, donde ya no podría recuperarla hasta haberse librado del asesino.
Durante un par de minutos se produjo un forcejeo entre ambos, pero finalmente la fuerza se impuso, y las grandes manos del fortachón se cernieron en torno al delicado cuello de la joven. ¿Iba a ser aquel su final? Después de todo lo que había superado para llegar allí, enfrentándose a vampiros y bestias de lo más peligrosas, resultaba difícil de creer que un criminal estuviese a punto de arrebatarle la vida.
Eärwen trató de defenderse, pero con cada segundo que pasaba la presión aumentaba, y pronto comenzó a faltarle el aire. Abrió desmesuradamente los ojos e hizo acopio de todas sus fuerzas para revolverse, sin poder creer que ninguno de los habitantes que se habían detenido a ver la pelea interviniese para ayudarla. Tampoco había rastro alguno de los caballeros dragones, que probablemente llegarían tarde, cuando ya solo quedasen un par de cadáveres sobre la fría piedra.
Sin energías para seguir luchando, la visión de la elfa empezó a volverse borrosa, pero cuando ya estaba a punto de perder el conocimiento, las manos que comprimían su cuello perdieron su fuerza, terminando por soltarla. Sin poder entender lo que había pasado, tomó una honda bocanada de aire y tosió por el dolor, profiriendo un quejido mientras la escena que tenía ante sus ojos tomaba forma.
Una mezcla entre sorpresa y terror había quedado grabada en el rostro del grandullón, que cayó pesadamente hacia un lado, dejando a la vista la brillante empuñadura que sobresalía en su espalda. Eärwen conocía bien el arma, cerró los ojos por un momento y volvió a tomar aire, antes de incorporarse hasta quedar sentada y llevarse una mano al cuello, para sanarlo antes de que aparecieran las marcas. Freddy extrajo la fina hoja élfica del cuerpo del asesino, para acto seguido tenderle una mano a la de cabellos negros y ayudarla a levantarse del suelo.
- Gracias. - consiguió articular la elfa, con algo de esfuerzo. Buscó con la mirada a su compañero, que tal como esperaba había vencido a su oponente, una vez más habían salido airosos. - Volvamos a la casa de enfermos. - musitó, antes de recoger la daga que se le había caído para devolverla a su funda, junto con la que Freddy acababa de entregarle.
Eärwen jamás habría imaginado la multitud de peligros que aguardaban fuera de su hogar Sandorai, pero pronto todo terminaría, en cuanto se instalase en Dundarak para cumplir la misión que la había llevado hasta allí. Aunque antes de eso aún quedaba un asunto pendiente, Demian. El brujo la había acompañado hasta la mismísima ciudad de los dragones, pero probablemente no quisiera quedarse, así que la despedida se acercaba.
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Re: Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
Normalmente no sentía nada en especial cuando veía el sufrimiento en otra persona, al fin y al cabo había sido entrenado para eso, para asesinar, pero esa imagen tuvo un impacto distinto en él.
Ver a Eärwen en esa posición, siendo estrangulada, a punto de dar su último aliento gatilló algo en él, algo que hizo que perdiera la calma y esa fría mirada que tenía cuando se encontraba en un combate y dentro de su cabeza calculaba todas las opciones. Ahora su rostro estaba lleno de una mezcla de furia y espanto.
Se abalanzó a toda prisa para reducir la distancia que había entre ambos, levantando sus dagas, aún manchadas en sangre, para sostenerlas frente a sí. Esta vez no tendría compasión, no de quien actuara de manera tan brutal contra una mujer de tan buen corazón.
Pero no alcanzaría a llegar.
Al estar tan cegado por la premura no reparó en el la patada que recibía en las canillas. Si hubiera estado más atento a su entorno podría haberla esquivado de un salto, pero ni siquiera había visto a la figura que se abalanzaba desde un costado. Tardó instantes que en esas circunstancias resultaban eternos en darse cuenta de por qué su boca se llenaba de tierra y hielo.
Era la segunda vez en el día que se encontraba inmovilizado por un adulto. No, no era sólo uno, al menos uno sostenía sus piernas y otros dos lo retenían por los brazos y los hombros, uno por cada lado. ¿Aliados de los asesinos?, se preguntó desesperado.
—Señorita, otro asesino iba por usted, lo hemos detenido —le dijo uno de ellos a Eärwen.
—Puede parecer pequeño, pero le hemos visto asesinar a un hombre a sangre fría, mire sus manos, están llenas de sangre —aclaró otro.
Una mujer pateó el suelo, salpicando algo más de tierra sobre Demian, quien no podía mover más que los dedos.
—Le he visto con mis propios ojos aparecer de la nada a atacar por la espalda a ese hombre, el pobre no tuvo oportunidad... este niño debe ser alguna especie de demonio, mire sus ojos, llenos de odio
Demian bufó furioso ante la impotencia de la situación en que se encontraba, pero al menos pudo luego dar un suspiro de alivio al notar que Eärwen ya no estaba en problemas. Pudo ver que el herido había tenido algo que ver en todo ello, el único valiente allí que hizo algo útil, en lugar de la multitud que ahora le retenía.
—Pronto llegarán los caballeros dragón —aclaró el sujeto que había hablado primero— lo entregaremos a las autoridades, seguro ellos sabrán qué hacer con un asesino de su calaña... no hemos tenido ejecuciones públicas en un buen tiempo, aunque quizás los jueces se apiadan por su edad.
Distintas voces resonaban, algunas en aprobación, otras proponiendo algún castigo allí mismo, otros tanto tratando de lucir como héroes frente a la elfa, explicándole que habían tratado de ayudarla en cuanto tuvieron oportunidad, pero la pelea había sido muy rápida.
Todo le sonaba a Demian como sólo ruido, como estar en un chiquero donde cada cerdo emite su sonido una y otra vez, de seguro llevando a cabo algún tipo de comunicación con sus pares, pero para uno no es más que ruidos, todos similares, que no dicen nada.
Demian
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Re: Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
Eärwen, aún dolorida por el violento enfrentamiento con el asesino, no tuvo apenas tiempo de relajarse. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al levantar la vista y encontrar ante sí la imagen del brujo, completamente inmovilizado por varios individuos, que debían sentirse muy valientes ante un niño, pero que durante la pelea no fueron capaces de mover ni un dedo. Todos coincidían en acusarlo como asesino, cosa que no podía ser discutida dada la escena en que se encontraban, pero ninguno se preocupaba por conocer los detalles de la situación, ni el posible motivo que lo había llevado a hacer aquello.
- ¡Soltadlo ahora mismo! - exclamó con tono severo, para casi de inmediato llevarse la mano a la garganta, por las molestias que aún persistían. - Estos hombres eran asesinos, vinieron a la ciudad para entrar a la casa de enfermos y rematar a un herido, al que ya habían atacado en la llanura. - dijo tras una breve pausa, para que comenzaran a entender lo que había ocurrido y liberasen al muchacho. - Y vosotros en vez de intervenir os limitáis a retener a la única persona que me ha ayudado a mantener con vida a este hombre, él no intentaba matarme sino auxiliarme, dejadlo libre ya. - ordenó, con el ceño fruncido.
Puede que ocultase parte de la historia, como el detalle de que Freddy también fuera un asesino, y que por ello justamente lo hubiesen ido a buscar, pero por el momento era mejor mantener una versión que los dejase a los tres como los buenos. Observó a quienes sujetaban a Demian con expresión seria, hasta que empezaron a mirarse unos a otros y decidieron soltar al mago. - Será mejor que volvamos al edificio, antes de que lleguen los caballeros dragones y se pongan a hacer preguntas. - musitó hacia Freddy, antes de avanzar hasta acercarse a Demian.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó, preocupada por los cortes que le había visto antes en el torso, y la sangre que manchaba su camisa. Sin duda necesitaría algunos cuidados para que los cortes cerrasen y pudieran cicatrizar, pero debían salir de la zona a la mayor brevedad posible, para evitarse más problemas. Eärwen podría tratarlo en cuanto llegasen a la casa de enfermos, y también tendría que revisar a Freddy, para comprobar que su herida no hubiese empeorado a causa del esfuerzo.
En cuanto obtuviese respuesta por parte del muchacho, se acercaría a uno de los hombres que lo habían retenido y le diría con tono firme que repitiese a los caballeros dragones la historia que ella había contado, y que si decidían no creerla o querían más datos, preguntasen por ella a las enfermeras de la ciudad. No dudaba de lo convincente que sonarían sus palabras, más aún cuando llegaba a Dundarak para ofrecer sus servicios a los más necesitados.
Sin embargo, haría cuanto estuviese en su mano porque Freddy abandonase el lugar totalmente repuesto lo más pronto posible, para que no se metiese en más líos. También intentaría que viese aquella como una segunda oportunidad que le daba la vida, para cambiar y abandonar el peligroso sendero que había llevado hasta el momento, pero no podía obligarlo a nada, solo aconsejarle.
Con Demian sería diferente, tenía sentimientos encontrados. Por un lado quería alejarlo de la gente que lo veía como un asesino y deseaba castigarlo por ello, pero por otro sabía que despedirse de él resultaría duro, más que cuando su camino les separó de Eltrant y Alanna. El brujo se había ganado su cariño, pero tal como Elessar le había dicho tantas veces, alguien de su raza debía tener claro que relacionarse con miembros de otras significaba irremediablemente la tristeza de verlas envejecer y morir.
Tenía que dejarlo ir, era lo mejor y la joven lo sabía, así que se mentalizaría para la despedida.
Off: Demian tienes permiso para manejar un poco a Eärwen y avanzar.
- ¡Soltadlo ahora mismo! - exclamó con tono severo, para casi de inmediato llevarse la mano a la garganta, por las molestias que aún persistían. - Estos hombres eran asesinos, vinieron a la ciudad para entrar a la casa de enfermos y rematar a un herido, al que ya habían atacado en la llanura. - dijo tras una breve pausa, para que comenzaran a entender lo que había ocurrido y liberasen al muchacho. - Y vosotros en vez de intervenir os limitáis a retener a la única persona que me ha ayudado a mantener con vida a este hombre, él no intentaba matarme sino auxiliarme, dejadlo libre ya. - ordenó, con el ceño fruncido.
Puede que ocultase parte de la historia, como el detalle de que Freddy también fuera un asesino, y que por ello justamente lo hubiesen ido a buscar, pero por el momento era mejor mantener una versión que los dejase a los tres como los buenos. Observó a quienes sujetaban a Demian con expresión seria, hasta que empezaron a mirarse unos a otros y decidieron soltar al mago. - Será mejor que volvamos al edificio, antes de que lleguen los caballeros dragones y se pongan a hacer preguntas. - musitó hacia Freddy, antes de avanzar hasta acercarse a Demian.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó, preocupada por los cortes que le había visto antes en el torso, y la sangre que manchaba su camisa. Sin duda necesitaría algunos cuidados para que los cortes cerrasen y pudieran cicatrizar, pero debían salir de la zona a la mayor brevedad posible, para evitarse más problemas. Eärwen podría tratarlo en cuanto llegasen a la casa de enfermos, y también tendría que revisar a Freddy, para comprobar que su herida no hubiese empeorado a causa del esfuerzo.
En cuanto obtuviese respuesta por parte del muchacho, se acercaría a uno de los hombres que lo habían retenido y le diría con tono firme que repitiese a los caballeros dragones la historia que ella había contado, y que si decidían no creerla o querían más datos, preguntasen por ella a las enfermeras de la ciudad. No dudaba de lo convincente que sonarían sus palabras, más aún cuando llegaba a Dundarak para ofrecer sus servicios a los más necesitados.
Sin embargo, haría cuanto estuviese en su mano porque Freddy abandonase el lugar totalmente repuesto lo más pronto posible, para que no se metiese en más líos. También intentaría que viese aquella como una segunda oportunidad que le daba la vida, para cambiar y abandonar el peligroso sendero que había llevado hasta el momento, pero no podía obligarlo a nada, solo aconsejarle.
Con Demian sería diferente, tenía sentimientos encontrados. Por un lado quería alejarlo de la gente que lo veía como un asesino y deseaba castigarlo por ello, pero por otro sabía que despedirse de él resultaría duro, más que cuando su camino les separó de Eltrant y Alanna. El brujo se había ganado su cariño, pero tal como Elessar le había dicho tantas veces, alguien de su raza debía tener claro que relacionarse con miembros de otras significaba irremediablemente la tristeza de verlas envejecer y morir.
Tenía que dejarlo ir, era lo mejor y la joven lo sabía, así que se mentalizaría para la despedida.
Off: Demian tienes permiso para manejar un poco a Eärwen y avanzar.
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Re: Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
Cuando por fin lo soltaron, gracias a la intervención de Eärwen, Demian sintió un extraño relajo. No era alivio porque lo liberaran, ni tampoco porque ya todo parecía al fin en orden. Era algo más, algo que le costaba entender.
Se puso de pie con calma, limpiando sus ropas y su rostros del frío material del suelo, recogiendo sus dagas y guardándolas en sus respectivas fundas. Todo estaba en orden. Las personas poco a poco se retiraban o al menos guardaban una distancia prudente, cuchicheando entre ellos, otros buscando algo mejor que hacer. Nada de eso era relevante para Demian.
Miró sus manos, había sangre en ellas. Miró sus ropas y notó que los cortes aún sangraban. Ninguno era especialmente peligroso, pero como si se los acabaran de hacer de pronto sintió el dolor. Apretó los dientes y no se quejó, no dijo nada. Muy pronto llegaría el momento de decir adiós y no iba a poder depender de la magia de la elfa, debía aprender a tener más cuidado o acabaría sus días muy joven.
—Sí, estoy bien —le dijo con una sonrisa.
Los pasos que siguieron al camino de vuelta a la casa de los enfermos fueron especialmente silenciosos de parte del niño. Nunca había sido alguien de muchas palabras, pero bastaba con mirarle para saber que había mucho pasando por su cabeza.
Internamente contemplaba la idea de dejar todo su viaje y simplemente quedarse allí, junto a Eärwen, a simplemente llevar una vida normal. Seguro habría otros niños en esa ciudad para poder al fin tener amigos y aunque hacía mucho frío, podía acostumbrarse a ello. ¿Qué tan malo podía ser simplemente quedarse en un lugar?
A cada paso que daba la idea se hacía más y más atrayente, al punto que cuando vio a un niño en el camino alteró su rumbo para acercarse. Sonrió y estiró su mano en señal de saludo al chico, que debía tener unos diez años de edad. Pero no obtuvo la reacción que esperaba. El jovenzuelo lo miró con unos ojos que conocía bien, los mismos ojos de los niños de la villa que quedaba cerca del templo donde había crecido. Esos ojos de miedo y rechazo. La madre se acercó presta a tomar los hombros de su hijo y hacerlo girarse, alejándose del lugar. Tras unos pasos ella miró hacia atrás y, aunque no dijo nada, supo lo que decían sus ojos '¿sigues allí?'.
La gente lo había visto matar a sangre fría y aún estaba cubierto en sangre, tanto propia como sobre todo ajena. Cargaba un pequeño arsenal que incluía veneno, dagas y cuchillos ocultos. Lo peor de todo es que cayó en cuenta de por qué se sentía relajado, no era por la victoria, era la sensación de matar que, aunque había progresado mucho en todo su viaje, aún le resultaba placentera.
No, no iba a poder quedarse al lado de Eärwen, menos aún cerca de gente herida. Era un peligro tanto para ella como para el resto, de alguna manera siempre se las ingeniaba para encontrar enemigos y el peor de todos era él mismo.
Llegaron finalmente al edificio en lo que a Demian le pareció un largo viaje y se detuvo en la entrada. Tomó la mano de la elfa para hacerla detenerse, porque aún no encontraba la manera de comenzar con palabras.
—Eärwen —dijo tras una pequeña espera— , has sido una gran compañera, est-toy muy agradecido de t-ti, pero es hora de que siga mi v-v-viaje.
La miró directo a los ojos, gesto que no hacía casi con nadie.
Demian
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Re: Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
No tardaron en ponerse en marcha, pero a pesar de que avanzaban a paso ligero, el camino se les hizo largo, a causa del cansancio y los nervios a los que habían estado sometidos por culpa del par de asesinos. Eärwen se llevaba la mano al cuello de vez en cuando, mientras por su mente rondaba la idea de lo cerca que había estado de terminar todo allí, tirada en el frío suelo y asfixiada. Freddy había demostrado algo de valentía finalmente, y ella se lo agradecería a su manera, ocupándose de sanarle por completo para que pudiese abandonar la ciudad cuanto antes.
Pasarían algunos días antes de que las cosas se calmasen, pero la joven confiaba en poder dejar atrás ese episodio y seguir con la misión que la había llevado hasta Dundarak. Caminó junto al brujo hasta que éste se desvió para acercarse a un niño del lugar, con la intención de saludarlo. Para la elfa fue triste ver cómo lo rechazaban por miedo, muchos habían sido testigos de lo ocurrido fuera de la taberna pero nadie se dignaba a darle una oportunidad, a pesar de que ella misma hubiese explicado el porqué de sus acciones.
Siguieron el camino hacia la casa de enfermos en silencio, pero Eärwen podía notar que su compañero tenía algo que decir, así que no se extrañó al notar que la tomaba de la mano para detenerla, justo en la entrada del edificio. El momento había llegado, pensó para sí la de cabellos negros, antes de que Demian empezara a hablar. Con un sutil gesto, indicó a Freddy que pasara al interior y esperase allí, al menos quería despedirse del que consideraba su amigo sin que las miradas de otros lo pusieran más nervioso.
El brujo se tomó unos instantes antes de comenzar, con aquel leve tartamudeo que a veces le daba, y clavando los azules ojos en los de la elfa. - Me alegro mucho de haberte conocido Demian, no podría haber pedido un compañero de viaje mejor. - respondió con tono suave, al tiempo que colocaba la mano libre en el hombro del muchacho y dejaba que su don se ocupase de las heridas que tenía en el torso.
- Te deseo suerte en tu viaje, cuídate mucho. - añadió, aunque sabía de sobra que el chico sería capaz de superar los peligros que fuese encontrando a su paso. Una vez dicho esto, abrazó al mago como había hecho horas antes, cuando se reencontraron en la plaza tras separarse en la llanura. - Quizá volvamos a vernos. - musitó, para luego soltarlo y esperar, por si decidía añadir algo antes de marcharse.
La joven no conocía el rumbo que tomaría, pero dadas las inhóspitas condiciones de las tierras del norte supuso que se dirigiría hacia el sur, quizá de vuelta a las islas que poblaban los de su raza o a Lunargenta. Ella tenía por delante varios años de trabajo, en los que esperaba conseguir que aquel modesto lugar que convirtiese a efectos prácticos en un verdadero hospital, donde todos los habitantes de la ciudad y viajeros pudiesen recibir una atención adecuada y rápida.
Pasarían algunos días antes de que las cosas se calmasen, pero la joven confiaba en poder dejar atrás ese episodio y seguir con la misión que la había llevado hasta Dundarak. Caminó junto al brujo hasta que éste se desvió para acercarse a un niño del lugar, con la intención de saludarlo. Para la elfa fue triste ver cómo lo rechazaban por miedo, muchos habían sido testigos de lo ocurrido fuera de la taberna pero nadie se dignaba a darle una oportunidad, a pesar de que ella misma hubiese explicado el porqué de sus acciones.
Siguieron el camino hacia la casa de enfermos en silencio, pero Eärwen podía notar que su compañero tenía algo que decir, así que no se extrañó al notar que la tomaba de la mano para detenerla, justo en la entrada del edificio. El momento había llegado, pensó para sí la de cabellos negros, antes de que Demian empezara a hablar. Con un sutil gesto, indicó a Freddy que pasara al interior y esperase allí, al menos quería despedirse del que consideraba su amigo sin que las miradas de otros lo pusieran más nervioso.
El brujo se tomó unos instantes antes de comenzar, con aquel leve tartamudeo que a veces le daba, y clavando los azules ojos en los de la elfa. - Me alegro mucho de haberte conocido Demian, no podría haber pedido un compañero de viaje mejor. - respondió con tono suave, al tiempo que colocaba la mano libre en el hombro del muchacho y dejaba que su don se ocupase de las heridas que tenía en el torso.
- Te deseo suerte en tu viaje, cuídate mucho. - añadió, aunque sabía de sobra que el chico sería capaz de superar los peligros que fuese encontrando a su paso. Una vez dicho esto, abrazó al mago como había hecho horas antes, cuando se reencontraron en la plaza tras separarse en la llanura. - Quizá volvamos a vernos. - musitó, para luego soltarlo y esperar, por si decidía añadir algo antes de marcharse.
La joven no conocía el rumbo que tomaría, pero dadas las inhóspitas condiciones de las tierras del norte supuso que se dirigiría hacia el sur, quizá de vuelta a las islas que poblaban los de su raza o a Lunargenta. Ella tenía por delante varios años de trabajo, en los que esperaba conseguir que aquel modesto lugar que convirtiese a efectos prácticos en un verdadero hospital, donde todos los habitantes de la ciudad y viajeros pudiesen recibir una atención adecuada y rápida.
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Re: Cuando el sol brille lo más alto [Interpretativo] [CERRADO]
Cerró un instante sus ojos mientras la magia de Eärwen le sanaba. Sabía bien que sería la última oportunidad para recibirla y que en adelante debía tener más cuidado si no quería acabar con una infección y una lenta recuperación luego de la siguiente batalla. ¿Era por eso que se sentía así por dentro?.
No era fácil una despedida, no después de tantas aventuras juntos, de tantos peligros, de haber enfrentado la muerte juntos en tantas oportunidades y salido airosos, de haber manchado sus manos en la misma sangre. Y era esa justamente la razón por la que debía seguir su camino, sus manos y las de Eärwen conocerían nuevamente la sangre, eso era seguro, sin embargo las de la elfa lo harían sanando... ¿y las suyas?, no es necesario entrar en detalles, ¿no?.
Sintió su abrazo y fue como si algo le ahogara la garganta, mas no tosía. Le costaba respirar, pero no porque nada le obstruyera la respiración ni porque estuviera enfermo. Los ojos le ardieron, pero no había entrado nada en ellos.
Sintió ganas de abrazarla, de aferrar sus dedos en ella como si quisiera enterrarlos en su carne, pero por algún motivo no lo hizo, no al menos como era su impulso, sino que se quedó allí y apenas levantó un poco sus brazos para devolver el gesto, pero sin la misma intensidad. No emitía sonido alguno, pero un par de lágrimas corrieron por sus mejillas a gran velocidad, hasta incluso gotear sobre la que hasta ese momento fuera su compañera de viaje.
No fue difícil generar una ilusión para cubrir el líquido en su rostro antes de que ella lo soltara, aunque no se preocupó mucho por el rojo de sus ojos. Sonrió.
—Iré a conocer Lunargenta, he estado leyendo el libro que me prestó Eltrant y quiero conocer la ciudad de los humanos, sus torres y castillos. Si algún día andas por allí di fuerte mi nombre y seguro acabarás dando conmigo... o yo contigo.
Retrocedió un par de pasos y una corriente de viento movió sus cabellos. ¿Lo había dejado crecer tanto o era otra ilusión?, como fuera, le cubrió los ojos al bajar la vista y poner su capucha sobre su cabeza.
—Si hubiera tenido una madre, me habría gustado que fuera como tú... pero sin orejas puntiagudas, claro —añadió girándose.
Lo siguiente que harían sus pies sería iniciar el largo camino, algo presurosos, aún cuando no había motivo para ello.
***
Perdón por la tardanza, he estado un poco alejado por estar haciendo muchas cosas estos días.
Demian
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